diff --git "a/poemas.txt" "b/poemas.txt" deleted file mode 100644--- "a/poemas.txt" +++ /dev/null @@ -1,5122 +0,0 @@ -En el parque confusoQue con lánguidas brisas el cielo sahúma,El ciprés, como un huso,Devana un ovillo de de bruma.El telar de la luna tiende en plata su urdimbre;Abandona la rada un lúgubre corsario,Y después suena un timbreEn el vecindario.Sobre el horizonte malvaDe una mar argentina,En curva de frente calvaLa luna se inclina,O bien un vago nácar diseminaComo la valvaDe una madreperla a flor del agua marina.Un brillo de lóbrego frascoAdquiere cada ola,Y la noche cual enorme peñascoVa quedándose inmensamente sola.Forma el tic-tac de un reloj accesorio,La tela de la vida, cual siniestro pespunte.Flota en la noche de blancor mortuorioUna benzoica insispidez de sanatorio,Y cada transeúnteParece una silueta del Purgatorio.Con emoción prosaica,Suena lejos, en canto de lúgubre alarde,Una voz de hombre desgraciado, en que ardeEl calor negro del rom de Jamaica.Y reina en el espíritu con subconsciencie arcaica,El miedo de lo demasiado tarde.Tras del horizonte abstracto,Húndese al fin la luna con lúgubre abandono,Y las tinieblas palpan como el tactoDe un helado y sombrío mono.Sobre las lunares huellas,A un azar de eternidad y desdicha,Orión juega su fichaEn problemático dominó de estrellas.El frescor nocturnoTriunfa de tu amoroso empeño,Y domina tu frente con peso taciturnoEl negro racimo del sueño.En el fugaz desvaríoCon que te embargan soñadas visiones,Vacilan las constelaciones;Y en tu sueño formado de aroma y de estío,Flota un antiguo cansancioDe Bizancio...Languideciendo en la íntima baranda,Sin ilusión algunaContestas a mi trémula demanda.Al mismo tiempo que la luna,Una gran perla se apaga en tu meñique;Disipa la brisa retardados sonrojos;Y el cielo como una barca que se va a pique,Definitivamente naufraga en tus ojos. -Porque si tú no velas, vendré como ladrón;he de llegar a ti sin que sepas la hora.Estate alerta, pues; vigila cada acción,y lo que has recibido y escuchado, memora.Aunque nombre de vivo posees, estás muerto;perfectas, ante Dios, no he encontrado tus obras.Consolídalas pronto o han de morir por cierto,si es que no te arrepientes y de otro modo obras.Yo soy El de las siete estrellas a su diestra;El que en los siete Espíritus de Dios, único, arde.Vestirá el que venciere de blancas vestiduras.Del libro de la vida, su nombre "santa muestra"jamás he de borrar, lo diré en las alturas.Vendré como ladrón: igual, temprano o tarde.Vendré como ladrón, de improviso o a oscuras. -Pequeña de mis sueños, por tu piel las palomas,la pálida presencia de la luna en el bosqueo la nieve recién caída de los astros.por esa piel sin mácula, por su tersura suave,tronché columnas firmes, derrumbé la techumbrede la más alta noche: la de mis sueños puros.Pan del amanecer tu blanco cuello, frente,osamenta querida, veta, venero nobleAquí tengo los brazos abiertos como un río,las venas descansadas, todo el amor del mundodispuesto a consumir en un beso glorioso.Pequeña mía, amada, no olvides que por ti,una noche de julio, olvidé la aventurade salir a buscar la belleza cautiva. -Los dedos de la nieverepiquetearonen el tamborildel espacio.Parábolas de nubesforman un halode cristal,sobre el monte nevado.Una líneay un plano.Quiero poner mi vistasólo en el espacio,que es sencilloy a la vez complicado. -Naciste en Armenia,pero te fuiste a vivir al mundo.Tres nombres: José Vasconcelos, Enrique Gómez Carrillo y Antoine de Saint-Exupéry.Tres camas, seis piernas.Para mí, eres la mujer más bella del mundo,la insigne guanaquita que pude amar el resto de la vida.Ah, Consuelo Suncín, Condesa de Sonsonate,te comiste el mundo,para enseñarnos su esqueleto. -Oscuridad nieve buitres desespero oscuridad nueve buitres nievebuitres castillos (murciélagos) oscuridad nueve buitres desespero nieve lobos casasabandonadas ratas desespero oscuridad nueve buitres des"buitres", "caballos", "el monstruo es verde", "desespero"bien planeada oscuridadDecapitaciones. -Siento mi corazón en la dulzurafundirse como ceras:son un óleo tardoy no un vino mis venas,y siento que mi vida se va huyendocallada y dulce como la gacela. -Cien sonetos de amorTrajo el amor su cola de dolores,su largo rayo estático de espinasy cerramos los ojos porque nada,porque ninguna herida nos separe.No es culpa de tus ojos este llanto:tus manos no clavaron esta espada:no buscaron tus pies este camino:llegó a tu corazón la miel sombría.Cuando el amor como una inmensa olanos estrelló contra la piedra dura,nos amasó con una sola harina,cayó el dolor sobre otro dulce rostroy así en la luz de la estación abiertase consagró la primavera herida. -¿Y por qué no es tu guerra más pujantecontra el Tirano tiempo sanguinario;y contra el decaer no te asegurasmejores medios que mi rima estéril?En el cenit estás de horas risueñas.Los incultos jardines virginalesdarían para ti vivientes flores,a ti más semejantes que tu efigie.Tendrías vida nueva en vivos trazos,pues ni mi pluma inhábil ni el pincelharán que tu nobleza y tu hermosuraante los ojos de los hombres vivan.Si a ti mismo te entregas, quedaráspor tu dulce destreza retratado. -El espino prende a una rocasu enloquecida contorsión,y es el espíritu del yermo,retorcido de angustia y sol.La encina es bella como Júpiter,y es un Narciso el mirto en flor.A él lo hicieron como a Vulcano,el horrible dios forjador.A él lo hicieron sin el encajedel claro álamo temblador,porque el alma del caminanteni le conozca la aflicción.De las greñas le nacen flores.(Así el verso le nació a Job.)Y como el salmo del leproso,es de agudo su intenso dolor.Pero aunque llene el aire ardientede las siestas su exhalación,no ha sentido en su greña oscuratemblarle un nido turbador...Me ha contado que me conoce,que en una noche de doloren su espeso millón de espinasmagullaron mi corazón.Le he abrazado como a una hermana,cual si Agar abrazara a Job,en un nudo que no es ternura,porque es más ¡desesperación! -Salí, señor don Pedro, esta mañanaA ver un toro que en un NacimientoCon mi mula estuviera más contentoQue alborotando a Córdoba la llana.Romper la tierra he visto en su abesanaMis prójimos con paso menos lento,Que él se entró en la ciudad tan sin aliento,Y aún más, que me dejó en la barbacana.No desherréis vuestro Zagal, que un clavoNo ha de valer la causa, si no mienteQuien de la cuerda apela para el rabo.Perdonadme el hablar tan cortésmenteDe quien, ya que no alcalde por lo Bravo,Podrá ser, por lo Manso, presidente. -Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello5 x 5 entonces no eran todavía 25ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.Yo te juro a la luna no ser cocinero,tú me juras a la luna no ser cocinera,él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.¿Quién ha muerto?La oca está arrepentida de ser pato,el gorrión de ser profesor de lengua china,el gallo de ser hombre,yo de tener talento y admirar lo desgraciadaque suele ser en el invierno la suela de un zapato.A una reina se le ha perdido su corona,a un presidente de república su sombrero,a mí...Creo que a mí no se me ha perdido nada,que a mí nunca se me ha perdido nada,que a mí...¿Qué quiere decir buenos días? -Arriba canta el pájaroy abajo canta el agua.(Arriba y abajo,se me abre el alma).¡Entre dos melodías,la columna de plata!Hoja, pájaro, estrella;baja flor, raíz, agua.¡Entre dos conmociones,la columna de plata!(¡Y tú, tronco ideal,entre mi alma y mi alma!)Mece a la estrella el trino,la onda a la flor baja.(Abajo y arriba,me tiembla el alma). -Sobre tus hombros inclinar mi rostro.Un lirio aún vivo que encontré, contarte.Soy la culpable de tus versos lúgubresdonde una llama ciega y negra arde."El pino en las neblinas" es un verso,y todo cuanto muere o cuanto nace,la ropa de la flor, la carne blancade las orquídeas que al amor se abren.Mirarte amado y verme en tu mirada,besar tu anillo gris, pero abrazartecomo si el tiempo fuera a despedirse.¿Qué es esto de perderse y encontrarse?Por un camino de furiosas hojasllegaron los fantasmas de la tarde.Tú, mi alma sola, y yo, también, tu alma,si rondan ya los últimos amantes. -A pesar de mí misma te amo; eres tan vanocomo hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo;no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,de abrirte un ancho tajo por donde tu murmullovital fuera colado... Sólo muerto mi arrullomás dulce te envolviera, buscando boca y mano.?¿Salomé rediviva? ?Son más pobres mis gestos.Ya para cosas trágicas malos tiempos son éstos.Yo soy la que incompleta vive siempre su vida.Pues no pierde su línea por una fiesta griegay al acaso indeciso, ondulante, se pliegacon los ojos lejanos y el alma distraída. -Ahora estás aquí.¿Pero puedes estar?Tú dices que te llamas... Pero no, no te llamas...Desde que tengas nombre comienzo a no respirarte,a confirmar que no existes,y es probable que desde entonces no te nombre,porque cualquier detalle, una línea, una curva,es material de fuga;porque cada palabra es un poco de forma,un poco de tu muerte.Tu puro ser se muere de presente.Se muere hacia el contorno.Se muere hacia la vida. -Todo es cuestiónde un segundo.Me asomo al abismodel sueño.Respiro sin trabasel aire del invierno.Me imagino el estruendodel alfiler contra un imány su viajesin goce ni dolor.Pienso en la piedraque cae desde lo altode una montañay es ilocalizablepara siempre.Pienso en la manzanaque cae del árbol,y en los pequeños bichosque mastican la fruta caídallevados por la leydel hambre.Mi abismo es un espejo.Siento un rumor de hojasalrededor de mi camastro.Veo en el cristal, junto a mi rostro,un almacén de miradas perdidas.Me pregunto si acasosoy yo el archivero. -En las manos te traigoviejas señalesson mis manos de ahorano las de antesdoy lo que puedoy no tengo vergüenzadel sentimientosi los sueños y ensueñosson como ritosel primero que vuelvesiempre es el mismosalvando murosse elevan en la tardetus pies desnudosel azar nos ofrecesu doble víavos con tus soledadesyo con las míasy eso tampocosi habito en tu memoriano estaré solotus miradas insomnesno dan abastodónde quedó tu lunala de ojos clarosmírame prontoantes que en un descuidome vuelva otrono importa que el paisajecambie o se rompame alcanza con tus vallesy con tu bocano me deslumbresme basta con el cielode la costumbreen mis manos te traigoviejas señalesson mis manos de ahorano las de antesdoy lo que puedoy no tengo vergüenzadel sentimiento. -Este noble poeta, que ha escuchadolos ecos de la tarde y los violinesdel otoño en Verlaine, y que ha cortadolas rosas de Ronsard en los jardinesde Francia, hoy, peregrinode un Ultramar de Sol, nos trae el orode su verbo divino.¡Salterios del loor vibran en coro!La nave bien guarnida,con fuerte casco y acerada prora,de viento y luz la blanca vela henchidasurca, pronta a arribar, la mar sonora.Y yo le grito: ¡Salve! a la banderaflamígera que tieneesta hermosa galera,que de una nueva España a España viene. -Nada o muy poco sé de mis mayoresportugueses, los Borges: vaga genteque prosigue en mi carne, oscuramente,sus hábitos, rigores y temores.Tenues como si nunca hubieran sidoy ajenos a los trámites del arte,indescifrablemente forman partedel tiempo, de la tierra y del olvido.Mejor así. Cumplida la faena,son Portugal, son la famosa genteque forzó las murallas del Orientey se dio al mar y al otro mar de arena.Son el rey que en el místico desiertose perdió y el que jura que no ha muerto. -EN el martormentosode Chilevive el rosado congrio,gigante anguilade nevada carne.Y en las ollaschilenas,en la costa,nació el caldillográvido y suculento,provechoso.Lleven a la cocinael congrio desollado,su piel manchada cedecomo un guantey al descubierto quedaentoncesel racimo del mar,el congrio tiernoreluceya desnudo,preparadopara nuestro apetito.Ahorarecogesajos,acaricia primeroese marfilprecioso,huelesu fragancia iracunda,entoncesdeja el ajo picadocaer con la cebollay el tomatehasta que la cebollatenga color de oro.Mientras tantose cuecencon el vaporlos regioscamarones marinosy cuando ya llegarona su punto,cuando cuajó el saboren una salsaformada por el jugodel océanoy por el agua claraque desprendió la luz de la cebolla,entoncesque entre el congrioy se sumerja en gloria,que en la ollase aceite,se contraiga y se impregne.Ya sólo es necesariodejar en el manjarcaer la cremacomo una rosa espesa,y al fuegolentamenteentregar el tesorohasta que en el caldillose calientenlas esencias de Chile,y a la mesalleguen recién casadoslos saboresdel mar y de la tierrapara que en ese platotú conozcas el cielo. -Con una cucharaarrancaba los ojos a los cocodrilosy golpeaba el trasero de los monos.Con una cuchara.Fuego de siempre dormía en los pedernales,y los escarabajos borrachos de anísolvidaban el musgo de las aldeas.Aquel viejo cubierto de setasiba al sitio donde lloraban los negrosmientras crujía la cuchara del reyy llegaban los tanques de agua podrida.Las rosas huían por los filosde las últimas curvas del aire,y en los montones de azafránlos niños machacaban pequeñas ardillascon un rubor de frenesí manchado.Es preciso cruzar los puentesy llegar al rubor negropara que el perfume de pulmónnos golpee las sienes con su vestidode caliente piña.Es preciso matar al rubio vendedor de aguardientea todos los amigos de la manzana y de la arena,y es necesario dar con los puños cerradosa las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,para que los cocodrilos duerman en largas filasbajo el amianto de la luna,y para que nadie dude de la infinita bellezade los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas.¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.Tenía la noche una hendidura y quietas salamandras de marfil.Las muchachas americanasllevaban niños y monedas en el vientrey los muchachos se desmayaban en la cruz del desperezo.Ellos son.Ellos son los que beben el whisky de plata junto a los volcanesy tragan pedacitos de corazón por las heladas montañas del oso.Aquella noche el rey de Harlem con una durísima cucharaarrancaba los ojos a los cocodrilosy golpeaba el trasero de los monos.Con una cuchara.Los negros lloraban confundidosentre paraguas y soles de oro,los mulatos estiraban gomas, ansiosos de llegar al torso blanco,y el viento empañaba espejosy quebraba las venas de los bailarines.Negros, Negros, Negros, Negros.La sangre no tiene puertas en vuestra noche boca arriba.No hay rubor. Sangre furiosa por debajo de las pieles,viva en la espina del puñal y en el pecho de los paisajes,bajo las pinzas y las retamas de la celeste luna de cáncer.Sangre que busca por mil caminos muertes enharinadas y ceniza de nardo,cielos yertos, en declive, donde las colonias de planetasrueden por las playas con los objetos abandonados.Sangre que mira lenta con el rabo del ojo,hecha de espartos exprimidos, néctares de subterráneos.Sangre que oxida el alisio descuidado en una huellay disuelve a las mariposas en los cristales de la ventana.Es la sangre que viene, que vendrápor los tejados y azoteas, por todas partes,para quemar la clorofila de las mujeres rubias,para gemir al pie de las camas ante el insomnio de los lavabosy estrellarse en una aurora de tabaco y bajo amarillo.Hay que huir,huir por las esquinas y encerrarse en los últimos pisos,porque el tuétano del bosque penetrará por las rendijaspara dejar en vuestra carne una leve huella de eclipsey una falsa tristeza de guante desteñido y rosa química.*Es por el silencio sapientísimocuando los camareros y los cocineros y los que limpian con la lengualas heridas de los millonariosbuscan al rey por las calles o en los ángulos del salitre.Un viento sur de madera, oblicuo en el negro fango,escupe a las barcas rotas y se clava puntillas en los hombros;un viento sur que llevacolmillos, girasoles, alfabetosy una pila de Volta con avispas ahogadas.El olvido estaba expresado por tres gotas de tinta sobre el monóculo,el amor por un solo rostro invisible a flor de piedra.Médulas y corolas componían sobre las nubesun desierto de tallos sin una sola rosa.*A la izquierda, a la derecha, por el sur y por el norte,se levanta el muro impasiblepara el topo, la aguja del agua.No busquéis, negros, su grietapara hallar la máscara infinita.Buscad el gran sol del centrohechos una piña zumbadora.El sol que se desliza por los bosquesseguro de no encontrar una ninfa,el sol que destruye números y no ha cruzado nunca un sueño,el tatuado sol que baja por el ríoy muge seguido de caimanes.Negros, Negros, Negros, Negros.Jamás sierpe, ni cebra, ni mulapalidecieron al morir.El leñador no sabe cuándo expiranlos clamorosos árboles que corta.Aguardad bajo la sombra vegetal de vuestro reya que cicutas y cardos y ortigas turben postreras azoteas.Entonces, negros, entonces, entonces,podréis besar con frenesí las ruedas de las bicicletas,poner parejas de microscopios en las cuevas de las ardillasy danzar al fin, sin duda, mientras las flores erizadasasesinan a nuestro Moisés casi en los juncos del cielo.¡Ay, Harlem, disfrazada!¡Ay, Harlem, amenazada por un gentío de trajes sin cabeza!Me llega tu rumor,me llega tu rumor atravesando troncos y ascensores,a través de láminas grisesdonde flotan tus automóviles cubiertos de dientes,a través de los caballos muertos y los crímenes diminutos,a través de tu gran rey desesperadocuyas barbas llegan al mar. -¿Recuerdas que querías ser una MargaritaGautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,cuando cenamos juntos, en la primera cita,en una noche alegre que nunca volverá.Tus labios escarlatas de púrpura malditasorbían el champaña del fino baccarat;tus dedos deshojaban la blanca margarita,«Sí... no... sí... no...» ¡y sabías que te adoraba ya!Después, ¡oh flor de Histeria! llorabas y reías;tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.Y en una tarde triste de los más dulces días,la Muerte, la celosa, por ver si me querías,¡como a una margarita de amor, te deshojó! -A Carlos González PeñaLos circos trashumantes,de lamido perrillo enciclopédicoy desacreditados elefantes,me enseñaron la cómica frioleray las magnas tragedias hilarantes.El aeronauta previo,colgado de los dedos de los pies,era un bravo cosmógrafo al revésque, si subía hasta asomarse al PoloNorte, o al Polo Sur, también teníacuestiones personales con Eolo.Irrumpía el payasocomo una estridenciaambigua, y era a un tiempomanicomio, niñez, golpe contuso,pesadilla y licencia.Amábanlo los niñosporque salía de una bodega mágicade azúcares. Su faz sólo era trágicapor dos lágrimas sendas de carmín.Su polvorosa apariencia tolerabatenerlo por muy limpio o por muy sucio,y un cónico bonete era la gloriainestable y procaz de su occipucio.El payaso tocaba a la amazonay la hallaba de almendra,a juzgar por la mímica fehacientede toda su personacuando llevaba el dedo temerariohasta la lengua cínica y glotona.Un día en que el payaso dio a probarsu rastro de amazona al ejemplarseñor Gobernador de aquel Estado,comprendí lo que esPoder Ejecutivo aturrullado.¡Oh remoto payaso: en el umbralde mi infancia derechay de mis virtudes recién nacidasyo no puedo tener una sospechade amazonas y almendras prohibidas!Estas almendras raudashechas de terciopelos y de trinosque no nos dejan ni tocar sus caudas...Los adioses baldíosa las augustas Evas redivivasque niegan la migaja, pero inculcanen nuestra sangre briosa una patéticamendicidad de almendras fugitivas...Había una menuda cuadrumanade enagüilla de céfiroque, cabalgando por el redondelcon azoros de humana,vencía los obstáculos de inquinay los aviesos aros de papel.Y cuando a la eruditacavilación de Darwinse le montaba la enagüilla obscena,la avisada monitase quedaba serena.como ante un espejismo,despreocupada lastimosamentede su desmantelado transformismo.La niña Bell cantaba:«Soy la paloma errante»;y de botellas y de cascabelessurtía un abundantesurtidor de sonidosacuáticos, para la sed acuáticade papás aburridos,nodriza inverecunday prole gemebunda.¡Oh memoria del circo! Tú te vasadelgazando en el frecuente síncopedel latón sin compás;en la apesadumbradasomnolencia del gas;en el talento neciodel domador aquel que molestabaa los leones hartos, y en el viudooscilar del trapecio... -La palma que está en el pationació sola;creció sin que yo la viera,creció sola;bajo la luna y el sol,vive sola.Con su largo cuerpo fijo,palma sola;sola en el patio sellado,siempre sola,guardián del atardecer,sueña sola.La palma sola soñando,palma sola,que va libre por el viento,libre y sola,suelta de raíz y tierra,suelta y sola,cazadora de las nubes,palma sola,palma sola,palma. -Es igual que reír dentro de una campana:sin el aire, ni oírte, ni saber a qué hueles.Con gesto vas gastando la noche de tu cuerpoy yo te transparento: soy tú para la vida.No se acaban tus ojos; son los otros los ciegos.No te juntan a mí, nadie sabe que es tuyaesta mortal ausencia que se duerme en mi boca,cuando clama la voz en desiertos de llanto.Brotan tiernos laureles en las frentes ajenas,y el amor se consuela prodigando su alma.Todo es luz y desmayo donde nacen los hijos,y la tierra es de flor y en la flor hay un cielo.Solamente tú y yo (una mujer al fondode ese cristal sin brillo que es campana caliente),vamos considerando que la vida..., la vidapuede ser el amor, cuando el amor embriaga;es sin duda sufrir, cuando se está dichosa;es, segura, la luz, porque tenemos ojos.Pero ¿reír, cantar, estremecernos libresde desear y ser mucho más que la vida...?No. Ya lo sé. Todo es algo que supey por ello, por ti, permanezco en el Mundo. -¿Es verdad que te gusta verte hundidaen el mar de la música; dejartellevar por esas alas, abismarteen esa luz tan honda y escondida?Si no es así, no ames más; dame tu vida,que ella es la esencia y el clamor del arte;herida estás de Dios de parte a parte,y yo quiero escuchar solo esa herida.Mares, alas, intensas luces libres,sonarán en mi alma cuando vibres,ciega de amor, tañida entre mis brazos.Y yo sabré la música ardorosade unas alas de Dios, de una luz rosa,de un mar total con olas como abrazos. -A Federico G. LorcaLaderacubierta de hierba.Arroyosin fondo.Un lentiscoextiende sus ramasen círculo.El mirlose deja caercon un vuelo rítmicoy clava su flecha negraen un planoverde, liso.Retamasde filamentos griseserguidos.Piedrascon moho amarillo.Una cabray sus dos cabritillostransponen el viso.El silencio girabuscando un ruido. -The nightmare, mare of the night...La pesadilla, yegua de la noche...Robert GravesCarne que carne fueY amada fueY hoy es literatura.Muerte que pudo serY no llegó, al menos hasta ahoraQue su dibujo hagoSobre este papel, efímero.Esplendor que no me estaba destinado.Hombres que no fui y no seré ya nunca,Horas que sin venir me habían antes abandonado.De día y de noche veo el alto caballo,Negro de tanto contener estas cosas,Que me observa y lo hace sin cuidarseDe papeles y de manos.La franca pesadilla, su yegua pasta en míY tú me entiendes, Robert Graves,Bajo el suelo que guarda tu apellido. -Frescos airecillos,Que a la PrimaveraLe tejéis guirnaldasY esparcís violetas,Ya que os han tenidoDel Tajo en la vegaAmorosos hurtosY agradables penas,Cuando del estíoEn la ardiente fuerzaÁlamos os dabanFrondosas defensas;Álamos crecidosDe hojas inciertas,Medias de esmeraldas,Y de plata medias;De donde a las ninfasY a las zagalejasDel sagrado TajoY de sus riberasMil veces llamastesY vinieron ellasA ocupar del ríoLas verdes cenefas;Y vosotros luegoCalándoos apriesaCon lascivos soplosY alas lisonjeras,Sueño les trajistesY descuido a vueltas,Que en pago os valieronMil vistas secretas,Sin tener del veloEnvidia ni queja,Ni andar con la faldaLuchando por fuerza;Ahora, pues, aires,Antes que las sierrasCoronen sus cumbresDe confusas nieblas,Y que el AquilónCon dura inclemenciaDesnude las plantas,Y vista la tierraDe las secas hojas,Que ya fueron treguaEntre el Sol ardienteY la verde yerba;Y antes que las nievesY el hielo conviertanEn cristal las rocas,En vidrio las selvas,Batid vuestras alas,Y dad ya la vueltaAl templado senoQue alegre os espera.Veréis de caminoUna Ninfa bella,Que pisa orgullosaDel Betis la arena,Montaraz, gallarda,Temida en la sierraMás por su mirarQue por sus saetas;Ahora la halléisEntre la malezaDel fragoso monteSiguiendo las fieras;Ahora en el llanoCon planta ligeraFatigando al corzo,Que herido vuela;Ahora clavandoLa armada cabezaDel antiguo ciervoEn la encina vieja;Cuando ya cansadaDe la caza vuelvaA dejar al ríoEl sudor en perlas;Y al pie se recuesteDe la dura peña,De quien ella tomaLección de dureza;Llegaos a orealla,Pero no muy cerca,Que lleváis suspirosY ha corrido ella.Si está calurosa,Soplad desde afuera,Y cuando la ingrataMejor os entienda,Decidle, airecillos:«Bellísima Leda,Gloria de los bosques,Honor de la aldea,Enfermo DalisoJunto al Tajo quedaCon la muerte al ladoY en manos de ausencia;Suplícate humildeAntes que le vuelvanSu fuego en ceniza,Su destierro en tierra,En premio gloriosoDe su amor, merezca,Ya que no suspiros,A lo menos letraCon la punta escritaDe tu aguda flecha,En el campo duroDe una dura peña(Porque no es razónQue razón se leaDe mano tan duraEn cosa más tierna),Adonde le digas:"Muere allá, y no vuelvasA adorar mi sombraY a arrastrar cadenas". -A veces, en la niebla, -adivinando sólo sombras-toda la lejanía se ha encogido alrededor de ti,un círculo sofocante para tus ojos que buscan,tu sentido que busca.Estás en medio de ruidos, apagados sin embargo,en medio del campo que humea frío,en medio de angustia y de preguntas.Feliz aquel a quien de pronto se le desvanecela niebla, cortina diáfana en todas partesretrocediendo simultáneamente.La claridad penetra cuidadosa hasta la primera casa gris,hasta los árboles, hasta las torres y la ciudad.Entonces, de pronto,allá arriba brilla claro el azul celeste.La casa se hace ladrillo, rojo,el árbol se hace pino y verde.Delante de ti, detrás de ti, por doquier contemplasla lejanía de la tierra, el aire, las torres,la luz nueva, la vida risueña.Jurarías: por allá-detrás del horizonte, siempre en el horizonte-ríe y vitorea y hace señas el tiempo nuevo,el año nuevo de pronto,y no tienes que hacer nadasino ser pregunta y deseoy esperar el cumplimiento. -Ignoran los problemas esenciales.Vivir es vegetar. La Cofradíaregala a los jubilados el díade la Patrona distintos valesque se pueden canjear por unos realeshechos bollo y vino. La anarquíaduerme entonces como dormiríaun enfermo inyectado por sus males.Nada. Aire. La vejez los invadecomo el corte de secular guadañaque cercenara sus preocupaciones.Es barato el engaño del cofrade:«Te soleas, ríes y vives». Dañamirar tan inservibles corazones. -Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,menos bien las estudias que las vendes;lo que te compran solamente entiendes;más que Jasón te agrada el Vellocino.El humano derecho y el divino,cuando los interpretas, los ofendes,y al compás que la encoges o la extiendes,tu mano para el fallo se previno.No sabes escuchar ruegos baratos,y sólo quien te da te quita dudas;no te gobiernan textos, sino tratos.Pues que de intento y de interés no mudas,o lávate las manos con Pilatos,o, con la bolsa, ahórcate con Judas. -Céfiro blando que mis quejas tristestantas veces llevaste, claras fuentesque con mis tiernas lágrimas ardientesvuestro dulce licor ponzoña hicistes;selvas que mis querellas esparcistes,ásperos montes a mi mal presentes,ríos que de mis ojos siempre ausentes,veneno al mar, como a tirano distes;pues la aspereza de rigor tan fierono me permite voz articulada,decid a mi desdén que por él muero.Que si la viere el mundo transformadaen el laurel que por dureza espero,della veréis mi frente coronada. -¿Que como crin hirsuta de espantadoCaballo que en los troncos secos miraGarras y dientes de tremendo lobo,Mi destrozado verso se levanta...?Sí; ¡pero se levanta! ?a la maneraComo cuando el puñal se hunde en el cuelloDe la res, sube al cielo hilo de sangre:?Sólo el amor engendra melodías. -Homenaje a Vicente Aleixandre.La sombra del nogal es peligrosaTupido en el octubre como bóvedacomo cúpula inmóvilnos cobija e invitaa su caricia frescay van cayendo frutos uno a unotorturados cerebros nueces nuecesPor las nochessombra de luna muerta de el nogaly van sucidándose una a unasus hojas quejumbrosasy pies desconocidos invisibleslas huellan las quebrantan las sepultanlibrándolas asídel torbellino eólicoque azota a lo mortal abandonadosobre la haz funesta de la tierraimpenetrablePero ¿quién pasa quién posa?¿De quién los pies piadosos redentores? -«¿Líbranos de la fiera tiraníade los humanos, Jove omnipotente¡una oveja decía,entregando el vellón a la tijera?que en nuestra pobre gentehace el pastor más dañoen la semana, que en el mes o el añola garra de los tigres nos hiciera.Vengan, padre común de los vivientes,los veranos ardientes;venga el invierno frío,y danos por albergue el bosque umbrío,dejándonos vivir independientes,donde jamás oigamos la zampoñaaborrecida, que nos da la roña,ni veamos armadodel maldito cayadoal hombre destructor que nos maltrata,y nos trasquila, y ciento a ciento mata.Suelta la liebre pacede lo que gusta, y va donde le place,sin zagal, sin redil y sin cencerro;y las tristes ovejas ¡duro caso!si hemos de dar un paso,tenemos que pedir licencia al perro.Viste y abriga al hombre nuestra lana;el carnero es su vianda cuotidiana;y cuando airado envías a la tierra,por sus delitos, hambre, peste o guerra,¿quién ha visto que corra sangre humana?en tus altares? No: la oveja solapara aplacar tu cólera se inmola.Él lo peca, y nosotras lo pagamos.¿Y es razón que sujetas al gobiernode esta malvada raza, Dios eterno,para siempre vivamos?¿Qué te costaba darnos, si ordenabasque fuésemos esclavas,menos crüeles amos?Que matanza a matanza y robo a robo,harto más fiera es el pastor que el lobo» .Mientras que así se quejala sin ventura ovejala monda piel fregándose en la grama,y el vulgo de inocentes baladores¡vivan los lobos! clamay ¡mueran los pastores!y en súbito rebatocunde el pronunciamiento de hato en hatoel senado ovejuno«¡ah!» dice, «todo es uno». -Se acarician. Se bastan.Están colmados por ellos mismoscolmados por la sed sensual del otro.Se conocieron ayer:llevan siglos de parecersede abrazarse en las paredes siempre únicasde reconocerse en todos los lugaresdonde el sueño esconde su tesorodonde la dicha deja a la nostalgiadonde nunca estuvierondonde están.Aroma de piel ramajes íntima penumbralabios que besan por la heridarostro asomado al secreto del rostro que lo reflejapalabras que se derriten por los dedossemejanzas descubiertas con deliciaapetencias de olvido y de sabores no probadosmientras se inventan paraísos sin castigoy se cuentan a tientas el almamientras asumen el destino de las frutasy la vida fulgura en elloscon sus "siempre" y sus "nunca" efímeroscon sus "primera vez" repetido hasta el finalcon sus partes confundidas cual miembros que el amor enlaza.Hasta ellos no alcanza el rumor de la urbeo será más bien que no lo oyenque lo cubre el susurro con que se amanque lo dispersa el soplo que se dan.Se huelen se gustan se desean.La libertad que encuentran los deslumbra.Ascienden en una isla espacial entre los astros.Pareja sin Historiapareja constelada.Se miran a sí mismos en el otro.Ella aparece abierta impúdica ojerosa tremulanteél: enhiesto obsceno avisor posesivoella: contráctil húmeda gimiente umbríaél: herido llameante solar fulminado.¡Cuánto abandono momentáneo!¡Cuánto triunfo!Pueden equivocarse gozosamenteconfundir las imágenes del deseo espejadofundir los sabores de sus bocasperderse juntos en el placer del otrofluir de manantiales en arroyosde arroyos en raudales de raudales en ríoshasta el mar hasta volcarse en la unidad del origenen el espacio pletórico y vibrantedonde cada movimiento se transmite de polo a polodonde flotarán donde están flotandocomo dos hipocampos entregados al rito nupcial.Aflojan las redes y los nudos milenariosarrojan de sí el pasado las cáscaras los traposviento propicio borra las huellas mezcla arenas y estrellasle dan la espalda a la memoria huecapara ser cresta de una olapara ser cresta espuma sortilegiocielo de mar espacio palpitante que rompe en salesy en la cresta de esa ola de caballos tornasoladosque recorre de punta a punta el tiempo como una playame arrojo contigo!¡la corro contigo hasta el final del día!¡sobre su filo tú y yo somos jabalina y destello!¡vivan este esfuerzo estos besos esta presencia única!¡vivan este júbilo del mar los cuerpos aparejados!¡nuestro almizcle que huele a marisco y a gato montés!¡el relámpago en que nos dormimos juntos! -La tarde paga en oro divino las faenas.Se ven limpias mujeres vestidas de percales,trenzando sus cabellos con tilos y azucenaso haciendo sus labores de aguja, en los umbrales.Zapatos claveteados y báculos y chales...Dos mozas con sus cántaros se deslizan apenas.Huye el vuelo sonámbulo de las horas serenas.Un suspiro de Arcadia peina los matorrales.Cae un silencio austero... Del charco que se nimbaestalla una gangosa balada de marimba.Los lagos se amortiguan con espectrales lampos,las cumbres, ya quiméricas, corónanse de rosas.Y humean a lo lejos las rutas polvorosaspor donde los labriegos regresan de los campos. -Estoy en Rijmenam entre montañas.En el tiempo en que ejecutabandos veces el concierto para trompetay trombón de Peter Cabus,he quitado el polvo en el salón,he pasado por las aguafuertesde Karel Mechiels y Frida Duverger,al lado de cuadros deLily e Ingrid de Voldery retratos de René Smits.'Ja ja', pienso en voz alta para mí mismo,estoy mirando a mi alrededor con la mano en la cintura'todo arte, todas obras de arte,nuestra casa reluce con ellas,'y pienso de nuevo.Para mi asombro me oigodeclarándome respetuosamente a mí mismo:"¡santo cielo! cómo por todo lo altoestoy aquí, colmado, entre ecos,entre montañas, mis amigos,maestros, el apogeo,mi admiración." -Las he visto desnudarse y vestirseY comoEl Callao Santa Fe TrinidadSe simplifican y diversifican.Y me presento de corbata en otras ciudadesAl toque finalA la modaDel oro Del cuero De la desesperanzaY poco importa el estiloSi vas de sabor en mejor sabor. -Como la vida es nada en tu filosofía,brindemos por el cierto no ser de nuestros cuerpos.Brindemos por la nada de tus sensuales labiosque son ceros sensuales en tus azules besos;como todo azul, quimérica mentirade los blandos océanos y de los blancos cielos.Brindemos por la nada del material reclamoque se hunde y se levanta en tu carnal deseo;como todo lo carne, relámpago, chispazo,en la verdad mentira sin fin del Universo.Brindemos por la nada, bien nada de tu alma,que corre su mentira en un potro sin freno;como todo lo nada, buen nada, ni siquierase asoma de repente en un breve destello.Brindemos por nosotros, por ellos, por ninguno;por esta siempre nada de nuestros nunca cuerpos;por todos, por los menos; por tantos y tan nada;por esas sombras huecas de vivos que son muertos.Si del no ser venimos y hacia el no ser marchamos,nada entre nada y nada, cero entre cero y cero,y si entre nada y nada no puede existir nada,brindemos por el bello no ser de nuestros cuerpos. -Juro que no recuerdo ni su nombre,Mas moriré llamándola María,No por simple capricho de poeta:Por su aspecto de plaza de provincia.¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,Ella una joven pálida y sombría.Al volver una tarde del LiceoSupe de la su muerte inmerecida,Nueva que me causó tal desengañoQue derramé una lágrima al oírla.Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!Y eso que soy persona de energía.Si he de conceder crédito a lo dichoPor la gente que trajo la noticiaDebo creer, sin vacilar un punto,Que murió con mi nombre en las pupilas.Hecho que me sorprende, porque nuncaFue para mí otra cosa que una amiga.Nunca tuve con ella más que simplesRelaciones de estricta cortesía,Nada más que palabras y palabrasY una que otra mención de golondrinas.La conocí en mi pueblo (de mi puebloSólo queda un puñado de cenizas),Pero jamás vi en ella otro destinoQue el de una joven triste y pensativaTanto fue así que hasta llegué a tratarlaCon el celeste nombre de María,Circunstancia que prueba claramenteLa exactitud central de mi doctrina.Puede ser que una vez la haya besado,¡Quién es el que no besa a sus amigas!Pero tened presente que lo hiceSin darme cuenta bien de lo que hacía.No negaré, eso sí, que me gustabaSu inmaterial y vaga compañíaQue era como el espíritu serenoQue a las flores domésticas anima.Yo no puedo ocultar de ningún modoLa importancia que tuvo su sonrisaNi desvirtuar el favorable influjoQue hasta en las mismas piedras ejercía.Agreguemos, aún, que de la nocheFueron sus ojos fuente fidedigna.Mas, a pesar de todo, es necesarioQue comprendan que yo no la queríaSino con ese vago sentimientoCon que a un pariente enfermo se designa.Sin embargo sucede, sin embargo,Lo que a esta fecha aún me maravilla,Ese inaudito y singular ejemploDe morir con mi nombre en las pupilas,Ella, múltiple rosa inmaculada,Ella que era una lámpara legítima.Tiene razón, mucha razón, la genteQue se pasa quejando noche y díaDe que el mundo traidor en que vivimosVale menos que rueda detenida:Mucho más honorable es una tumba,Vale más una hoja enmohecida.Nada es verdad, aquí nada perdura,Ni el color del cristal con que se mira.Hoy es un día azul de primavera,Creo que moriré de poesía,De esa famosa joven melancólicaNo recuerdo ni el nombre que tenía.Sólo sé que pasó por este mundoComo una paloma fugitiva:La olvidé sin quererlo, lentamente,Como todas las cosas de la vida. -Como esplende un sesentón cuando logra vencer por dospulgadas al bisoño que intentó conseguir el únicoasiento librecomo bienquiere el contribuyente silvestre a la cajera númerocuatro en el momento de enfrentarla tras doshoras de colacomo acoge el deudor la noticia de que ha fallecido suacreedor más implacablecomo suele compungirse la buena gente si el locutor noadvierte a tiempo la traicionera errata que lo acechaen el cable llagdo a última hora.como el prójimo que permanece enjabonado bajo la duchaa causa de un corte imprevisto y al cabo de tresminutos se solaza al advertir que el agua vuelve amanar sin usuracomo el chofer que se reconcilia con la vida tras esquivarlimpiamente un desbocado camión con tres containerscomo el adolescente que ama los decibeles más que a símismoasí trifena mía aproximadamente así suelo quererte -A José Lemose Cristina BrancoNada sabemos de su química,de cómo se combinanintimidade con penumbra,la infancia en las moreras,la altura con el agua;de cómo sobreviene, protegido, el espacio,envolvente el barullo;de cómo se articula lo sensible.Tuvo que manar de la anónima corriente,al pie del acueducto,pulida en su rectángulola fórmula impensable.Debió de acontecer el privilegio,tan secreta y voraz,tan frágil la razón de lo evidente,que apenas si supimoslembrar as descobertas,aos quatro ventos, ficar com o esquivo,porque nada sabemos de la químicay el gusano de la seda siempre se aparecedel lado de lo incierto. -Madre: cuéntame un cuento de ésos que se relatande un curioso enanito o de una audaz sirena;tantos que de los genios maravillosos tratan.Esas lindas historias que conoces. ¡Sé buena!Dime de caballeros que a princesas rescatandel dominio de monstruos "dragón, buitre, ballena";donde nadie se muere y los hombres no matan,historias en países que no saben de pena.Cuéntame un cuento, madre, que me quiero dormirescuchando tu voz, asido de tu mano;como Hansel y Gretel, seré en sueños tu hermano,aunque en sombra andaremos tras de la misma senday escribiremos juntos nuestra propia leyenda,y, tal vez, como chicos, dejarás de sufrir. -En dos lucientes estrellas,Y estrellas de rayos negros,Dividido he visto el SolEn breve espacio de cielo.El luciente oficio hacenDe las estrellas de Venus,Las mañanas como el alba,Las noches como el lucero,Las formas perfilan de oro,Milagrosamente haciendo,No las bellezas oscuras,Sino los oscuros bellos;Cuyos rayos para élSon las llaves de su puerto,Si tiene puertos un marQue es todo golfos y estrechos.Pero no son tan piadosos,Aunque sí lo son, pues vemosQue visten rayos de lutoPor cuantas vidas han muerto. -Ven hacia mí en silencio, con la sonrisa abierta,absorbiendo en los ojos la noche iluminada;deslízame en la mano la imperceptible ofertadel rayo que la luna depositó en tu almohada.Reclínate en la alfombra y oye el rumor del fuegocuyas lenguas nerviosas erotizan el leño;que su calor tu cuerpo revitalice, y luegoencienda tu mirada y acaricie mi sueño.A tu lado en el suelo veré los diablos rojosde las llamas inquietas, con tu mano en mi mano,y las chispas revueltas danzarán en tus ojoscomo estrellas fugaces en un cielo lejano.Descenderá mi brazo de tu hombro a tu cintura,despertando temblores en tu piel descubierta,y acercarás el rostro bañado de ternurapara aspirar los besos de mi boca entreabierta.Las cien lenguas del fuego se deslizan lascivasen torno al tronco envuelto por el abrazo ardiente,y tus trémulas manos se arrastrarán furtivasasiendo el miembro erecto gentil y firmemente.En tu mirar directo flotan complicidadesque acercan a mi mundo tu intensidad de amante,y percibo tu entrega y calmo tus ansiedades,mientras entre tus dedos me retienes vibrante.Lame incesante el fuego, y es cálida tu boca,en aquel, sequedades, y humedades en ésta;labios que se resbalan, y paladar que toca,y relieves e impulsos que el amor manifiesta.Arde el leño sin tregua, con ligeros chasquidos,y se elevan las llamas en ondas desiguales;y en tu ascenso y descenso hay rítmicos sonidosde profundos y tensos contactos guturales.El leño se retuerce bajo el calor intensoy explota en la alegría de una amplia llamarada;y tus ojos revelan el repentino y densofluir de surtidores en garganta infiltrada.La lumbre ya se extingue, y el tronco está deshecho;ven, mujer, y sonríe, y abrázame apacible,reposa tu cabeza gentil sobre mi pecho,y soñemos el sueño de un futuro tangible. -Recabarren, hijo de Chile,padre de Chile, padre nuestro,en tu construcción, en tu líneafraguada en tierras y tormentosnace la fuerza de los díasvenideros y vencedores.Tú eres la patria, pampa y pueblo,arena, arcilla, escuela, casa,resurrección, puño, ofensiva,orden, desfile, ataque, trigo,lucha, grandeza, resistencia.Recabarren, bajo tu miradajuramos limpiar las heridasmutilaciones de la patria.Juramos que la libertadlevantará su flor desnudasobre la arena deshonrada.Juramos continuar tu caminohasta la victoria del pueblo. -Ay, ya sé, no deberla reconocerque tiemblo cuando su mano me toca.Ay, qué me ha sucedidoque rezo para que me seduzca.¡Ay, ni cien caballos me arrastrarían al pecado!¡Si al menos no me apeteciese tanto!Si me resisto tanto al amorsólo me he resistido realmente en el fondoporque sé que si estuviera ante él en camisónme dejaría hasta sin camisa.¡Como que le van a importar a él mis reproches!¡Si al menos no me apeteciese tanto!Dudo que valga tanto como yoy que para él sea amor de verdad.Cuando todos mis ahorros se hayan gastado,¿tirará el cacharro a la basura?¡Ay, ya sé por qué le opuse tanta resistencia!¡Si al menos no me apeteciese tanto!Si tuviera dos dedos de sentidonunca le habría concedido lo que por desgracia me pidió,sino que le habrla pegado una palizaen cuanto se me acercó demasiado, como hizo.¡Ay, ojalá se fuera al infierno!(��Si al menos no me apeteciese tanto!) -Entre mariposas negrasva una muchacha morenajunto a una blanca serpientede niebla.Tierra de luz,cielo de tierra.Va encadenada al temblorde un ritmo que nunca llega;tiene el corazón de platay un puñal en la diestra.¿Adónde vas, siguiriya,con un ritmo sin cabeza?¿Qué luna recogerátu dolor de cal y adelfa?Tierra de luz,cielo de tierra. -Cuando el amor es gesto del amor y quedavacío un signo solo.Cuando está el leño en el hogar,mas no la llama viva.Cuando es el rito más que el hombre.Cuando acaso empezamosa repetir palabras que no puedenconjurar lo perdido.Cuando tú y yo estamos frente a frentey una extensión desierta nos separa.Cuando la noche cae.Cuando nos damosdesesperadamente a la esperanzade que solo el amorabra tus labios a la luz del día. -Cuerda de guitarraque se rompeal templarla.La punta de la flechafue untadade tristeza.Gira la estrellaen el vacío,y deja deslumbradala caverna.Silencio de silencio.Ni abriendo nuevos caucesal momento,quita sus letaníasdel desierto desierto.El sentimientose vuelve más espeso. -A Hilda, mi centaura.Más que por la A de amor estoy por la Ade asma, y me ahogode tu no aire, ábremealta mía única anclada ahí, no es buenoel avión de palo en el que yaces convidrio y todo en esas tablas precipicias, adentrode las que ya no estás, tu esbeltezya no está, tus grandespies hermosos, tu espinazode yegua de Faraón, y es tan difícileste resuello, túme entiendes: asmaes amor. -A la Abuela, a mis Hermanas, a mi MadrePalomas.Todo es reposo en el hogarla puerta sin discordia, el pansale de sus manos tan llenas de nosotrossiempre a cobijarlas mañanas de sus dedos que relucenpalomas olorosas.Ángeles.Guarda como nadiela destreza de ensartar agujasarcángel esponjososuma de su amar,amar dotado en trazos de merengue,ángeles recién horneadosen la efímera paciencia de la vida.Gota.Yo que no tengo estrellas que contarme vuelvo adentro a sus adentroslos míos que recuerdanel vaivén de sus pulmones,sus arterias calientesella se agita, me sabegota pura;blanda gota de sus ojos concebidatravesía verticalhasta el mar de toda horaen reposo.Isótopos.Allá afuera se mueven mis hermanascolmadas de extensiones purísimas,isótoposde mi misma suerte a devanarhilo comenzable en mi nostalgia.Riesgo.Ella entiende la torpeza, el riesgo de su vidadesde antes de nacer desdoblado su fantasmasurcado con su nombre toca en míyo no respondo sin saber qué hacer.Mido la muerte desde allíDios es hoy mi padre tranquilamente amarillo y azotado. -Esperando que el vientodoble tus ramasque el nivel de las aguasllegue a tu arenaesperando que el cieloforme tu barroy que a tus pies la tierrase mueva solapuebloestás quietocómono sabescómo no sabestodavíaque eres el vientola mareaque eres la lluviael terremoto. -Ayer soñé contigo, Dios. Tú erasel trueno de las doce y la alta lunaen una vieja noche entumecida.La fiebre, pobre Dios, se te hizo furia.Venías a decirme que me dicon mi gorrión amado a alegre fuga.Y yo ni arrepentida ni miedosasentí que no era más tu rosa única.Oíamos al mar golpear su pechocontra la blanca estatua de la espuma.Veíamos el cielo derramarsecomo un amor de luz que no se cura.Por un instante el grillo de una ramacalló a otro grillo de las flores muchas.Con lámpara en la mano te miré:¡y vi en tu rostro un llanto de criatura! -Te amo sueño del vientoconfluyes con mis dedos olvidado del norteen las dulces mañanas del mundo cabeza abajocuando es fácil sonreír porque la lluvia es blandaEn el seno de un río viajar es deliciaoh peces amigos decidme el secreto de los ojos abiertosde las miradas mías que van a dar en la marsosteniendo la quilla de los barcos lejanosYo os amo "viajadores del mundo" los que dormís sobre el aguahombres que van a América en busca de sus vestidoslos que dejan en la playa su desnudez doliday sobre las cubiertas del barco atraen el rayo de la lunaCaminar esperando es risueño es hermosola plata y el oro no han cambiado de fondobotan sobre las ondas sobre el lomo escamadoy hacen música o sueño para los pelos más rubiosPor el fondo de un río mi deseo se marchade los pueblos innúmeros que he tenido en las yemasesas oscuridades que vestido de negrohe dejado ya lejos dibujadas en espaldaLa esperanza es la tierra es la mejillaes un inmenso párpado donde yo sé que existo¿Te acuerdas? Para el mundo he nacido una nocheen que era suma y resta la clave de los sueñosPeces árboles piedras corazones medallassobre vuestras concéntricas ondas "sí" detenidasyo me muevo y si giro me busco oh centro oh centrocamino "viajadores del mundo" del futuro existentemás allá de los mares en mis pulsos que laten -Tengo sueño pero nunca duermo.Te miro.Duermes a mi lado.Ronroneas bajito y haces ruidos de ángel.De pronto despiertas,tus brazos se abren en un largo bostezo.Mis manos pasan por tu cuello y tú preguntas.No hablo, sigo leyendo tu cuello.Te miro sin cansarme.Tomas mi mano y desenredas tu silencio con la orillade mis dedos.Comienza a hablar tu respiración,tú lenguaje de gestos y suspiros.Te mueves como si te acariciara un aire lento.Te recuestas otra vez y me hundes en tus labios, lentamente.Te acaricio el rostro como si en él latiera el corazón del mundo,mientras tus ojos, lentos, guardan la luz dentro de tu alma."No te duermas", me dicescon una voz que viene desde lejos;y yo te lo prometo,te prometo que no voy a dormirme,y aún cuando caes dormida,te lo sigo prometiendo. -EN mi patria hay un monte.En mi patria hay un río.Ven conmigo.La noche al monte sube.El hambre baja al río.Ven conmigo.Quiénes son los que sufren?No sé, pero son míos.Ven conmigo.No sé, pero me llamany me dicen "Sufrimos".Ven conmigo.Y me dicen: "Tu pueblo,tu pueblo desdichado,entre el monte y el río,con hambre y con dolores,no quiere luchar solo,te está esperando, amigo".Oh tú, la que yo amo,pequeña, grano rojode trigo,será dura la lucha,la vida será dura,pero vendrás conmigo. -Monsieur Dupont te llama inculto,porque ignoras cuál era el nietopreferido de Víctor Hugo.Herr Müller se ha puesto a gritar,porque no sabes el día(exacto) en que murió Bismark.Tu amigo Mr. Smith,inglés o yanqui, yo no lo sé,se subleva cuando escribes shell.(Parece que ahorras una ele,y que además pronuncias chel.)Bueno ¿y qué?Cuando te toque a ti,mándales decir cacarajícara,y que donde está el Aconcagua,y que quién era Sucre,y que en qué lugar de este planetamurió Martí.Un favor:Que te hablen siempre en español. -Tu espejo es un sagazte sabe poro a porote desarruga el ceñote bienquierete pule las mejillaste despeina los añoso te mira a los ojoste bienquierete depura los gestoste pone la sonrisate transmite confianzate bienquierehasta que sin avisosin pensarlo dos vecesse descuelga del clavote destroza -Un deseo de ríos y palmerasme tiembla entre los dedosenredándoseen la voz del tiempotan cansadoque va nombrando las callesdonde nadie ha pasado llorando desde entoncesy está en juego el recuerdo de la piñafermentándose en las venas,en mis labios que desean el azúcar,o ese tiempo del regresoal amarillo de un girasol despiertocentro de fieltroencrucijando tiempos. -Bien puedo yo pintar una hermosura,y de otras cinco retratar a Elena,pues a Filis también, siendo morena,ángel Lope llamó de nieve pura.Bien puedo yo fingir una escultura,que disculpe mi amor, y en dulce venaconvertir a Filene en Filomenabrillando claros en la sombra escura.Mas puede ser que algún letor extrañeestas musas de Amor hiperboleas,y viéndola después se desengañe.Pues si ha de hallar algunas partes feas,Juana, no quiera Dios que a nadie engañe,basta que para mí tan linda seas. -Por hechizo Por artificio Por dar en el hitoTu país te persigue y te avasalla.Esas cosas ha dicho el versátilY aún másEl otro desdichado.Ya de mayorPor calles de breve estanciaPor esta nueva My GenerationPor no poder abandonar el recuerdoPor esta identidad nacionalEn esta carrera mirando atrásYa no temo a la hoja en blanco y al papel histórico.Ya mi cabeza esNómada no remunerada. -En el cuarto en penumbra, el cerco de la lámparaarde sobre la página, en los dedosque aferran el cuaderno, recogidos,y trazan nuevos signos con serena mudez.La calle es la moldura de otro silencio. Nadiebajo los sauces, bajo la farolatibiamente alumbrada, en el frescorde esta noche de junio, de esta noche en que velas.Deslumbra, más que el foco, el blanco de la página.Tu mano absorta ha detenido el tiempo.Y más allá del cuarto está la nocheque imanta cuanto escribes, cuanto vino a escribirte. -Ya el sol esconde sus rayos,el mundo en sombras se vela,el ave a su nido vuela.Busca asilo el trovador.Todo calla: en pobre camaduerme el pastor venturoso:en su lecho suntüosose agita insomme el señor.Se agita; mas ¡ay! reposaal fin en su patrio suelo;no llora en mísero duelola libertad que perdió.Los campos ve que a su infanciahoras dieron de contento,su oído halaga el acentodel país donde nació.No gime ilustre cautivoentre doradas cadenas,que si bien de encanto llenas,al cabo cadenas son.Si acaso, triste lamenta,en torno ve a sus amigos,que, de su pena testigos,consuelan su corazón.La arrogante erguida palmaque en el desierto florece,al viajero sombra ofrece,descanso y grato manjar.Y, aunque sola, allí es queridadel árabe errante y fiero,que siempre va placenteroa su sombra a reposar.Mas ¡ay triste! yo cautiva,huérfana y sola suspiro,el clima extraño respiro,y amo a un extraño también.No hallan mis ojos mi patria;humo han sido mis amores;nadie calma mis doloresy en celos me siento arder.¡Ah! ¿Llorar? ¿Llorar?... no puedoni ceder a mi tristura,ni consuelo en mi amargurapodré jamás encontrar.Supe amar como ninguna,supe amar correspondida;despreciada, aborrecida,¿no sabré también odiar?¡Adiós, patria! ¡adiós, amores!La infeliz Zoraida ahorasólo venganzas implora,ya condenada a morir.No soy ya del castellanola sumisa enamorada:soy la cautiva cansadaya de dejarse oprimir. -Ese espléndido encaje de terrores lujosos,esa trágica risa que viste en los díassobre hombres y cosas, no abandonóel mundo contigo, Marcel Schwob.Evocarte es una tarde en tus libros, mía,y una noche de escritorio, tuya:el tiempo, que es el mismo, confunde oscuridades.Nadie descubre nada, tan sólo desentierrasecretos olvidados, verdades descartadas.¿Ves? Esta es la mujer que amo:no ha leído tu Monelle que es su hermana,no conoce tus Vidas y como la de todos,la suya es imaginaria.Sus horas completan mis tardes, tus palabras.Entre nosotros tres hemos pactado:ninguno sabe qué, cómo ni cuándo. -No encuentro la razón de esta tristezaque viene sigilosa a la ventana,ni entiendo que en las tardes de domingose atreva sin aviso a visitarme,pasteles bajo el brazo, acicaladacual fuera un familiar.Es la presenciaestéril de la estatua que no mira.Se sienta junto a mí. Ante la mesalas tazas de café sorbe despacio,las copas de licor que difuminanla blanca realidad en los espejos.La oigo musitar sin entenderla,apenas sin saber que me acompañavestida de amarillo y perlas grisescayéndole hacia el seno perfumado.Me vierte la resina de su alientoantiguo en la redoma de las horasy lléname la sala de humo dulce:aroma de capilla y de cadalso.Después me besa fría en las mejillasy vuelve a los cristales de la nochecolmando de vacío los fragmentosde vida que conducen a la nada. -Entro en mí mismo para verme, y dentrohallo, ¡ay de mí!, con la razón postrada,una loca república alterada,tanto que apenas los umbrales entro.Al apetito sensitivo encuentro,de quien la voluntad mal respetadase queja al cielo, y de su fuerza armadaconduce el alma al verdadero centro.La virtud, como el arte, hallarse suelecerca de lo difícil, y así piensoque el cuerpo en el castigo se desvele.Muera el ardor del apetito intenso,porque la voluntad al centro vuele,capaz potencia de su bien inmenso. -Estoy llorando en el paño roto de la nochey mi niñez que ahora no me entiendereniega de mi llanto.Estoy inmóvil y desnudafrente a la oscuridad del vientoencendiendo una vela blancaal alma de mis viejos zapatos muertos.Estoy enferma de sueños sin fuentescontagiada, de esa terrible y blanca penade saberme ciertasin vestidos de ayer en pleno vuelo.Estoy llorando ahorapor la sombra increíble de mi propia lágrimapor la hoja en blanco sin sonrisapor la ausencia de todos los discursosviajando en el tren de tan poca memoria.Estoy alumbrándome de antiguas lunasdel sucio brillo en aquellas farolas.Estoy llorando la fijeza del tiempoposada en el renglón que me aprisiona. -Eva colgaba sus muertos de la ventanapara que el aire lamiera los rostrospreñados de cicatricesElla miraba esos rostros y sonreíamientras el viento empujaba sus senoshacia la noche agusanadaUna orgía de aromas sacudía el silenciodonde ella se deseaba a sí mismay entre suspiros y adiosesun grillo ciego desmalezabasus antiguos violinesNadie se acercaba a Evacuando daba de mamar a sus muertosla cólera y el fríose disputaban su adolescenciael orgasmo daba paso al horrorel deseo a la sangrey pequeñas criaturas violentasdespegaban de su vientrepoblando los amaneceresde luto y de pesadillasLuegocuando todo quedaba en calmay las sombras por finregresaban a su origenEva guardaba sus muertosbesándolos en la bocay dormía desnuda sobre elloshasta la próxima luna llena -Me pregunto cómo será mi vida junto a ti.Cómo serán tus zapatillasde noche o tu pijama,cómo colocarás la ropa en el armarioo en qué lugar de la mesa preferirás sentarte,cómo dirás mi nombre en los momentosdulces o en los amargos,si dormirás de costado o bocarriba,cómo será el hueco en la cama al despertaro tras habernos amado,si seremos capaces de sumaro dispondremos los números para la resta.Preguntas y preguntascuya respuesta no recogeningún manual de supervivenciay que no es tan preciso sabersi día a día las respondes conmigo. -hay un dragón a los pies de mi camaesperando que un díame levante con mal pieentonces ñam ñamhay un tiburón dentro de mi bañeraesperando que un díame resbale y caiga dentroentonces ñam ñamhay un oso polar metido en mi neveraesperando que un díame beba una cervezaentonces ñam ñamhay un zoológico metido en mi cabezaesperando que un díate metas en mi camaentonces ñam ñam -Sola por el plano de su planta,del amanecer a la fatiga,Habiba arregla camasy repone las toallassin faltarle la sonrisa. -Je soutenais l'éclat de la mort toute pure.VALÉRYAlguna vez me angustia una certeza,Y ante mí se estremece mi futuro.Acechándolo está de pronto un muroDel arrabal final en que tropiezaLa luz del campo. ¿Mas habrá tristezaSi la desnuda el sol? No, no hay apuroTodavía. Lo urgente es el maduroFruto. La mano ya lo descorteza....Y un día entre los días el más tristeSerá. Tenderse deberá la manoSin afán. Y acatando el inminentePoder diré sin lágrimas: embiste,Justa fatalidad. El muro canoVa a imponerme su ley, no su accidente. -Sea bien matizada la librea,Las plumas de un color, negro el bonete,La manga blanca, no muy de roquete,Y atada al brazo prenda de Niquea;Cifra que hable, mote que se lea,Bien guarnecida espada de jinete,Borceguí nuevo, plata y tafilete,Jaez propio, bozal no de Guinea;Caballo valenzuela bien tratado,Lanza que junte el cuento con el hierro,Y sin veleta al Amadís, que esperaEntrar cuidosamente descuidado,Firme en la silla, atento en la carrera...Y quiera Dios que se atraviese un perro. -Tenemos una paciencia verde y sólida como un caimánuna paciencia a prueba de balas y promesassabemos aguantar con los delirios en acechohacer almácigos con nuestros odios mejorestenemos una esperanza blanca y prójimacomo una paloma que ya no es mensajeratenemos una esperanza a pruebade terremotos y congojassabemos esperar rodeados por la muertesabemos desvelarnos por la vidatenemos una alegría temprana como un gallouna alegría convicta maniatada y rabiosasabemos cómo desatarla y sabemosque al alba cantarán los gallísimos sueños. -El camino, despacio,retrocede a nuestras espaldas.Todos los árboles se han alejadohacia el poniente.Todo en la tierrase aleja alguna vez.La luna y el paisaje.El amor y la vida.El reloj, en mi muñeca,dice que son las cinco de la tarde.La hora de los adioses,la hora en que la misma tardeagita nubecillas en despedida. -Persistentecontinua tu cuerposu gotear sobre el mío. -Cuando en un accidenteuna explosiónun terremotoun atentadose salvan cuatro o cincocreemosinsensatosque derrotamos a la muertepero la muerte nuncase impacientaseguramente porquesabe mejor que nadieque os sobrevivientestambién muerten. -Fui un loco enamorado,pero un día atendí a razonesy ahora soyla sombra airadaque recorre mi desconsuelo. -1. Lo sé, amada: ahora se me cae el pelo por mi vida salvaje,y me tumbo en las piedras. Me veis beber el aguardiente másbarato, y camino desnudo al viento.2. Pero hubo un tiempo, amada, en que fui puro.3. Tuve una mujer que era más fuerte que yo, como la hierbaes más fuerte que el toro: se vuelve a erguir.4. Ella vio que yo era malo, y me amó.5. No preguntó a dónde conducía el camino, que era su camino,y quizás iba hacia abajo. Cuando me dio su cuerpo, dijo:esto es todo. Y fue mi cuerpo.6. Ahora ya no está en ningún lado, desapareció como unanube cuando ha llovido, la abandoné y cayó, pues ése era su camino.7. Pero de noche, a veces, cuando me veis beber, veo su cara,pálida en el viento, fuerte y vuelta hacia mí, y me inclino anteel viento. -A Juan Ramón JiménezEstabas en el aguaEstabas que yo te viTodas las ciudadeslloraban por tiLas ciudades desnudasbalando como bestias en manadaA tu pasolas palabras eran gestoscomo estos que ahora te ofrezcoCreían poseerteporque sabían teclear en tu abanicoPeroNono estabas allíEstabas en el aguaque yo te vi -Yo no digo que ponga fin a nadaNo me hago ilusiones al respectoYo quería seguir poetizandoPero se terminó la inspiración.La poesía se ha portado bienYo me he portado horriblemente mal.Qué gano con decirYo me he portado bienLa poesía se ha portado malCuando saben que yo soy el culpable.¡Está bien que me pase por imbécil!La poesía se ha portado bienYo me he portado horriblemente malLa poesía terminó conmigo. -Cuando resido en este país que no sueñacuando vivo en esta ciudad sin párpadosdonde sin embargo mi mujer me entiendey ha quedado mi infancia y envejecen mis padresy llamo a mis amigos de vereda a vereday puedo ver los árboles desde mi ventanaolvidados y torpes a las tres de la tardesiento que algo me cerca y me oprimecomo si una sombra espesa y decisivadescendiera sobre mí y sobre nosotrospara encubrir a ese alguien que siempre aflojael viejo detonador de la esperanza.Cuando vivo en esta ciudad sin lágrimasque se ha vuelto egoísta de puro generosaque ha perdido su ánimo sin haberlo gastadopienso que al fin ha llegado el momentode decir adiós a algunas presuncionesde alejarse tal vez y hablar otros idiomasdonde la indiferencia sea una palabra obscena.Confieso que otras veces me he escapado.Diré ante todo que me asomé al Arnoque hallé en las librerías de Charing Crosscierto Byron firmado por el vicario Bullen una navidad de hace setenta años.Desfilé entre los borrachos de Boweryy entre los Brueghel de la Pinacotecacomprobé cómo puede trastornarseel equipo sonoro del Chateau de Langeaisexplicando medallas e incensarioscuando en verdad había sólo armaduras.Sudé en Dakar por solidaridadvi turbas galopando hasta la Monna Lisay huyendo sin mirar a Botticellivi curas madrileños abordando a ramerasy en casa de Rembrandt turistas de Dallasque preguntaban por el comedorsuecos amontonados en dos metros de soly en Copenhague la embajada rusay la embajada norteamericanaseparadas por un lindo cementerio.Vi el cadáver de Lídice cubierto por la nievey el carnaval de Río cubierto por la sambay en Tuskegee el rabioso optimismo de los negrosprobé en Santiago el caldillo de congrioy recibí el Año Nuevo en Times Squaresacándome cornetas del oído.Vi a Ingrid Bergman correr por la Rue Blanchey salvando las obvias diferenciasvi a Adenauer entre débiles aplausos vienesesvi a Kruschev saliendo de Pennsylvania Stationy salvando otra vez las diferenciasvi un toro de pacífico abolengoque no quería matar a su torero.Vi a Henry Miller lejos de sus trópicoscon una insolación mediterráneay me saqué una foto en casa de Jan Nerudadormí escuchando a Wagner en Florenciay oyendo a un suizo entre Ginebra y Tarascónvi a gordas y humildes artesanas de Pomairey a tres monjitas jóvenes en el Carnegie Hallmarcando el jazz con negros zapatonesvi a las mujeres más lindas del planetacaminando sin mí por la Vía Nazionale.Miréadmirétraté de comprendercreo que en buena parte he comprendidoy es estupendotodo es estupendosólo allá lejos puede uno saberloy es una linda vacaciónes un rapto de imágeneses un alegre diccionarioes una fácil recorridaes un alivio.Pero ahora no me quedan más excusasporque se vuelve aquísiempre se vuelve.La nostalgia se escurre de los librosse introduce debajo de la piely esta ciudad sin párpadoseste país que nunca sueñade pronto se convierte en el único sitiodonde el aire es mi airey la culpa es mi culpay en mi cama hay un pozo que es mi pozoy cuando extiendo el brazo estoy segurode la pared que toco o del vacíoy cuando miro el cieloveo acá mis nubes y allí mi Cruz del Surmi alrededor son los ojos de todosy no me siento al margenahora ya sé que no me siento al margen.Quizá mi única noción de patriasea esta urgencia de decir Nosotrosquizá mi única noción de patriasea este regreso al propio desconcierto. -Se me escapa la nocheentre encajes de sombrasSe me escapan "despacio-los latidos del pecho.Se me escapa la dicha;se me escapa la calmaY,aunque yo me resista-con profusión de lágrimas-¡se me escapa hasta el alma! -Día y noche, peroMás noche que día,Eunice dialoga y riñeCon los altos mastines.De arriba abajo,De abajo arriba.A una hora ciertaTriunfa green eyes Eunice.Los hocicos se cierran.Eunice duerme.La noche se eterniza.Salimos de su casaCon un alba rabiosaMordiéndonos las nalgas. -Fuera: el trueno juega y corre con su inmenso monolito.El huracán, monstruo asmático, lanza pavorosa tos;los relámpagos alumbran, atraviesan lo infinito.Como el fósforo encendido del gran cerebro de Dios!Montmartre, Sol en Sagitario, M.C.M. -A Dafne ya los brazos le crecían,y en luengos ramos vueltos se mostraba;en verdes hojas vi que se tornabanlos cabellos que el oro escurecían.De áspera corteza se cubríanlos tiernos miembros, que aún bullendo estaban:los blancos pies en tierra se hincaban,y en torcidas raíces se volvían.Aquel que fue la causa de tal daño,a fuerza de llorar, crecer hacíaeste árbol que con lágrimas regaba.¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!¡Que con llorarla crezca cada díala causa y la razón porque lloraba! -Una larga carreteraentre grises peñascales,y alguna humilde praderadonde pacen negros toros. Zarzas, malezas,jarales.Está la tierra mojadapor las gotas del rocío,y la alameda dorada,hacia la curva del río.Tras los montes de violetaquebrado el primer albor:a la espalda la escopeta,entre sus galgos agudos, caminando un cazador. -Carne de yugo, ha nacidomás humillado que bello,con el cuello perseguidopor el yugo para el cuello.Nace, como la herramienta,a los golpes destinado,de una tierra descontentay un insatisfecho arado.Entre estiércol puro y vivode vacas, trae a la vidaun alma color de olivovieja ya y encallecida.Empieza a vivir, y empiezaa morir de punta a puntalevantando la cortezade su madre con la yunta.Empieza a sentir, y sientela vida como una guerray a dar fatigosamenteen los huesos de la tierra.Contar sus años no sabe,y ya sabe que el sudores una corona gravede sal para el labrador.Trabaja, y mientras trabajamasculinamente serio,se unge de lluvia y se alhajade carne de cementerio.A fuerza de golpes, fuerte,y a fuerza de sol, bruñido,con una ambición de muertedespedaza un pan reñido.Cada nuevo día esmás raíz, menos criatura,que escucha bajo sus piesla voz de la sepultura.Y como raíz se hundeen la tierra lentamentepara que la tierra inundede paz y panes su frente.Me duele este niño hambrientocomo una grandiosa espina,y su vivir cenicientorevuelve mi alma de encina.Lo veo arar los rastrojos,y devorar un mendrugo,y declarar con los ojosque por qué es carne de yugo.Me da su arado en el pecho,y su vida en la garganta,y sufro viendo el barbechotan grande bajo su planta.¿Quién salvará a este chiquillomenor que un grano de avena?¿De dónde saldrá el martilloverdugo de esta cadena?Que salga del corazónde los hombres jornaleros,que antes de ser hombres sony han sido niños yunteros. -Un castillo de arena. Lleno el foso de espuma,subterráneos cruzándose en unión con el mar,portal de caracoles, en la cresta una plumaque acaso una gaviota dejara al revolar.Moldes por centinelas en muralla alineadoscircuyen tal alcázar, diseño en redondel,y a través de los túneles, torcida por dos lados,pronta ya para el fuego, la mecha de papel.El hábil constructor "que es un niño pequeño"enciende de la tira el extremo que asoma,a la espera que brote el humo, por instantes.Tras lo cual dando brincos continúa la bromay entre risas exclama: "¡Adiós, castillo y dueño!¡Yo me voy a las olas, a saltarlas como antes!" -Unas veces me sientocomo pobre colinay otras como montañade cumbres repetidas.Unas veces me sientocomo un acantiladoy en otras como un cieloazul pero lejano.A veces uno esmanantial entre rocasy otras veces un árbolcon las últimas hojas.Pero hoy me siento apenascomo laguna insomnecon un embarcaderoya sin embarcacionesuna laguna verdeinmóvil y pacienteconforme con sus algassus musgos y sus peces,sereno en mi confianzaconfiando en que una tardete acerques y te mires,te mires al mirarme. -La cebolla es escarchacerrada y pobre:escarcha de tus díasy de mis noches.Hambre y cebolla:hielo negro y escarchagrande y redonda.En la cuna del hambremi niño estaba.Con sangre de cebollase amamantaba.Pero tu sangre,escarchada de azúcar,cebolla y hambre.Una mujer morena,resuelta en luna,se derrama hilo a hilosobre la cuna.Ríete, niño,que te tragas la lunacuando es preciso.Alondra de mi casa,ríete mucho.Es tu risa en los ojosla luz del mundo.Ríete tantoque en el alma al oírte,bata el espacio.Tu risa me hace libre,me pone alas.Soledades me quita,cárcel me arranca.Boca que vuela,corazón que en tus labiosrelampaguea.Es tu risa la espadamás victoriosa.Vencedor de las floresy las alondras.Rival del sol.Porvenir de mis huesosy de mi amor.La carne aleteante,súbito el párpado,el vivir como nuncacoloreado.¡Cuánto jilguerose remonta, aletea,desde tu cuerpo!Desperté de ser niño.Nunca despiertes.Triste llevo la boca.Ríete siempre.Siempre en la cuna,defendiendo la risapluma por pluma.Ser de vuelo tan alto,tan extendido,que tu carne parececielo cernido.¡Si yo pudieraremontarme al origende tu carrera!Al octavo mes ríescon cinco azahares.Con cinco diminutasferocidades.Con cinco dientescomo cinco jazminesadolescentes.Frontera de los besosserán mañana,cuando en la dentadurasientas un arma.Sientas un fuegocorrer dientes abajobuscando el centro.Vuela niño en la dobleluna del pecho.Él, triste de cebolla.Tú, satisfecho.No te derrumbes.No sepas lo que pasani lo que ocurre. -El pie del niño aún no sabe que es pie,y quiere ser mariposa o manzana.Pero luego los vidrios y las piedras,las calles, las escaleras,y los caminos de la tierra duravan enseñando al pie que no puede volar,que no puede ser fruto redondo en una rama.El pie del niño entoncesfue derrotado, cayóen la batalla,fue prisionero,condenado a vivir en un zapato.Poco a poco sin luzfue conociendo el mundo a su manera,sin conocer el otro pie, encerrado,explorando la vida como un ciego.Aquellas suaves uñasde cuarzo, de racimo,se endurecieron, se mudaronen opaca substancia, en cuerno duro,y los pequeños pétalos del niñose aplastaron, se desequilibraron,tomaron formas de reptil sin ojos,cabezas triangulares de gusano.Y luego encallecieron,se cubrieroncon mínimos volcanes de la muerte,inaceptables endurecimientos.Pero este ciego anduvosin tregua, sin pararhora tras hora,el pie y el otro pie,ahora de hombreo de mujer,arriba,abajo,por los campos, las minas,los almacenes y los ministerios,atrás,afuera, adentro,adelante,este pie trabajó con su zapato,apenas tuvo tiempode estar desnudo en el amor o el sueño,caminó, caminaronhasta que el hombre entero se detuvo.Y entonces a la tierrabajó y no supo nada,porque allí todo y todo estaba oscuro,no supo que había dejado de ser pie,si lo enterraban para que volarao para que pudieraser manzana. -Abejaruco.En tus árboles oscuros.Noche de cielo balbucientey aire tartamudo.Tres borrachos eternizansus gestos de vino y luto.Los astros de plomo giransobre un pie.Abejaruco.En tus árboles oscuros.Dolor de sien oprimidacon guirnalda de minutos.¿Y tu silencio? Los tresborrachos cantan desnudos.Pespunte de seda virgentu canción.Abejaruco.Uco uco uco uco.Abejaruco. -Del color del lirio tiene Gerineldosdos grandes ojeras;del color del lirio, que dicen locurasde amor de la reina.Al llegar la tarde,pobre pajecillo,con labios de rosa,con ojos de idilio;al llegar la noche,junto a los macizosde arrayanes, vaga,cerca del castillo.Cerca del castillo,vagar vagamentela reina le ha visto.De sedas cubierto,sin armas al cinto,con alma de nardo,con talle de lirio. -Noche final, si al fin tengo que verte,sé una duelista noble y dame el sablecon el que en nuestro duelo inevitableno esté dejado yo sólo a mi suerte.Si la naturaleza no subviertesu orden por más lucha que se entable,déjame por lo menos la improbableocasión de intentar matar mi muerte.Mientras me agujereas el jersey,con el aroma aún del largo abrazoque tú reducirás a signo puro,sólo se negará a tu única leyla intemporalidad a la que emplazoamando hacia el pasado y el futuro.(De 'Ser sin sitio', 2014) -Cada vivir ha de tener su espacio,su dolor y su fiebre,su ramo de congojas.También su propio aire hecho a medida,aunque a mares le sobre, porque encoge,aunque a trozos le falte, si tallece.Pero es la vestimenta que lo tapay la caricia fresca que lo aroma.No debemos robar aires ajenosni pisarles la sombra que les duele,más bien dejar que pasen,y en su manoponer en flor abierta nuestros dedospara sembrar la paz en los rastrojos:unánimes al canto y a la pena.Dejemos respirar, y respiremos,y así cada respiro tenga un huecoy una estancia feliz donde posarse.Entonces ya podremos perdonarnosla inconsolable culpa de estar vivos. -Ma tu perché ritorni a tanta noia?Dice Virgilio a Dante, "Inferno", I, 76.Los destructores siempre van delante,Cada día con más poder y saña,Sin enemigo ya que los espante.Triunfa el secuestro con olor de hazaña,Que pone en haz la hez del bicho humano.Ni el más iluso al fin la historia engaña.El infierno al alcance de la mano. -Sólo tu voz es dulce, poesía,porque por ella he sido yo narrada.Con tierna obstinación tus ojos ponesdonde clavé, vencida, mi mirada.Ya te mandaron a morir, mas túcomo una flor del campo te levantas.La hoguera preparada para tien tus lozanos pétalos se lava.Porque eres mustia entre las bestias todas,garza de invierno, yo te siento hermana.Vestimos un amor desesperado,que nos desnuda el pecho y las espaldas.Debajo de borrascas vas y vienescomo una cabellera de palabrasy enferma caes de capullos nuevos,de aroma fresco y pena enamorada. -Pero la vida, ¡ah!,pero la vida...,tacto del tiempo, túmulo de instantes:un respiro,una muerte,otro respiro.Qué saberse, sin más, sobre la tarde.Ni lágrimas ni risas hacen falta.Para la vida, el aire.Sólo el aire. -Ahí están los gimnastasgastando inútilmente su energía.¡Cuánto mejor seríaahorrar tanta destreza!Se esfuerzan cada día,en un una nueva marca.Recorren mil metros al minutomientras atisban a lo lejos la metay se mofan de nosotros,los poetas holgazanes sin honra.No saben estos gimnastas puristasque también a ellos se les va la ollacon tanto estimulante que se toman.No saben estos analistasde mentiras,cuánto hay de miseria en sus axilas.Cuánto sudor desprenden del sobaco. -No os acongojéis por falta de comiday menos todavía por lo que el cuerpo cubre,ya que más que el comer vale la propia viday más aún el cuerpo que lo que lo recubre.Mirad las azucenas, no hilan pero creceny nadie se ha ataviado como ellas hasta ahora;si Dios así las viste y de nada adolecen,qué no os dará a vosotros cuando llegue la hora.Son las gentes del mundo las que corren en posde tantas de estas cosas que el mundo les procura,mas sabe vuestro Padre lo que habéis menester.Buscad primero entrar en el reino de Diospara que a Su Presencia podáis comparecery todo lo demás tendréis de añadidura. -Quis tam patiens ut teneat se?(JUVENAL)Déjame, Arnesto, déjame que llorelos fieros males de mi patria, dejaque su ruïna y perdición lamente;y si no quieres que en el centro obscurode esta prisión la pena me consuma,déjame al menos que levante el gritocontra el desorden; deja que a la tintamezclando hiel y acíbar, siga indócilmi pluma el vuelo del bufón de Aquino.¡Oh cuánto rostro veo a mi censurade palidez y de rubor cubierto!Ánimo, amigos, nadie tema, nadie,su punzante aguijón, que yo persigoen mi sátira al vicio, no al vicioso.¿Y qué querrá decir que en algún verso,encrespada la bilis, tire un rasgoque el vulgo crea que señala a Alcinda,la que olvidando su orgullosa suerte,baja vestida al Prado, cual pudierauna maja, con trueno y rascamoñoalta la ropa, erguida la caramba,cubierta de un cendal más transparenteque su intención, a ojeadas y meneosla turba de los tontos concitando?¿Podrá sentir que un dedo malicioso,apuntando este verso, la señale?Ya la notoriedad es el más nobleatributo del vicio, y nuestras Julias,más que ser malas, quieren parecerlo.Hubo un tiempo en que andaba la modestiadorando los delitos; hubo un tiempoen que el recato tímido cubríala fealdad del vicio; pero huyóseel pudor a vivir en las cabañas.Con él huyeron los dichosos días,que ya no volverán; huyó aquel sigloen que aun las necias burlas de un maridolas Bascuñanas crédulas tragaban;mas hoy Alcinda desayuna al suyocon ruedas de molino; triunfa, gasta,pasa saltando las eternas nochesdel crudo enero, y cuando el sol tardíorompe el oriente, admírala golpeando,cual si fuese una extraña, al propio quicio.Entra barriendo con la undosa faldala alfombra; aquí y allí cintas y plumasdel enorme tocado siembra, y siguecon débil paso soñolienta y mustia,yendo aún Fabio de su mano asido,hasta la alcoba, donde a pierna sueltaronca el cornudo y sueña que es dichoso.Ni el sudor frío, ni el hedor, ni el rancioeructo le perturban. A su horadespierta el necio; silencioso dejala profanada holanda, y guarda atentoa su asesina el sueño mal seguro.¡Cuántas, oh Alcinda, a la coyunda uncidastu suerte envidian! ¡Cuántas de Himeneobuscan el yugo por lograr tu suerte,y sin que invoquen la razón, ni pesesu corazón los méritos del novio,el sí pronuncian y la mano alarganal primero que llega! ¡Qué de malesesta maldita ceguedad no aborta!Veo apagadas las nupciales teaspor la discordia con infame soploal pie del mismo altar, y en el tumulto,brindis y vivas de la tornaboda,una indiscreta lágrima prediceguerras y oprobrios a los mal unidos.Veo por mano temeraria rotoel velo conyugal, y que corriendocon la impudente frente levantada,va el adulterio de una casa en otra.Zumba, festeja, ríe, y descaradocanta sus triunfos, que tal vez celebraun necio esposo, y tal del hombre honradohieren con dardo penetrante el pecho,su vida abrevian, y en la negra tumbasu error, su afrenta y su despecho esconden.¡Oh viles almas! ¡Oh virtud! ¡Oh leyes!¡Oh pundonor mortífero! ¿Qué causate hizo fiar a guardas tan infielestan preciado tesoro? ¿Quién, oh Temis,tu brazo sobornó? Le mueves crudacontra las tristes víctimas, que arrastrala desnudez o el desamparo al vicio;contra la débil huérfana, del hambrey del oro acosada, o al halago,la seducción y el tierno amor rendida;la expilas, la deshonras, la condenasa incierta y dura reclusión. ¡Y en tantoves indolente en los dorados techoscobijado el desorden, o le sufressalir en triunfo por las anchas plazas,la virtud y el honor escarneciendo!¡Oh infamia! ¡Oh siglo! ¡Oh corrupción! Matronascastellanas, ¿quién pudo vuestro claropundonor eclipsar? ¿Quién de Lucreciasen Lais os volvió? ¿Ni el procelosoocéano, ni lleno de peligros,el Lilibeo, ni las arduas cumbresde Pirene pudieron guarecerosde contagio fatal? Zarpa, preñadade oro, la nao gaditana, aportaa las orillas gálicas, y vuelvellena de objetos fútiles y vanos;y entre los signos de extranjera pompaponzoña esconde y corrupción, compradascon el sudor de las iberas frentes.Y tú, mísera España, tú la esperassobre la playa, y con afán recogesla pestilente carga y la repartesalegre entre tus hijos. Viles plumas,gasas y cintas, flores y penachos,te trae en cambio de la sangre tuya,de tu sangre ¡oh baldón! y acaso, acasode tu virtud y honestidad. Reparacuál la liviana juventud los busca.Mira cuál va con ellos engreídala imprudente doncella; su cabeza,cual nave real en triunfo empavesada,vana presenta del favonio al soplola mies de plumas y de agrones y andaloca, buscando en la lisonja el premiode su indiscreto afán. ¡Ay triste, guarte,guarte, que está cercano el precipicio!El astuto amador ya en asechanzate atisba y sigue con lascivos ojos;la educación y la caricia el lazote van a armar, do caerás incauta,en él tu oprobrio y perdición hallando.¡Ay, cuánto, cuánto de amargura y llorote costarán tus galas! ¡Cuán tardíoserá y estéril tu arrepentimiento!Ya ni el rico Brasil, ni las cavernasdel nunca exhausto Potosí nos bastana saciar el hidrópico deseo,la ansiosa sed de vanidad y pompa.Todo lo agotan: cuesta un sombrerillolo que antes un estado; y se consumeen un festín la dote de una infanta.Todo lo tragan; la riqueza unidava a la indigencia; pide y pordioseael noble, engaña, empeña, malbarata,quiebra y perece, y el logrero gozalos pingües patrimonios, premio un díadel generoso afán de altos abuelos.¡Oh ultraje! ¡Oh mengua! Todo se trafica:Parentesco, amistad, favor, influjo,y hasta el honor, depósito sagrado,o se vende o se compra. Y tú, Belleza,don el más grato que dio al hombre el cielo,no eres ya premio del valor, ni pagadel peregrino ingenio; la floridajuventud, la ternura, el rendimientodel constante amador ya no te alcanzan.Ya ni te das al corazón, ni sabesde él recibir adoración y ofrendas.Ríndeste al oro. La vejez hedionda,la sucia palidez, la faz adusta,fiera y terrible, con igual derechovienen sin susto a negociar contigo.Daste al barato, y tu rosada frente,tus suaves besos y sus dulces brazos,corona un tiempo del amor más puro,son ya una vil y torpe mercancía. -Plata encendida tus pasos de romero al solmis pasosbruma y montaña el mundo nuestroaposento en que te ríesreímos la extensión de transvelarnuestras naves al desvelovolar volar volar��nica circunstanciade ti sin ti descarnadotan tuyo, tan mío sin tisin aquel que nunca fuisteno vale un astro, no vale marno vale cielo cegándonos. -Beso indeleble, beso insuficiente,compendio de inseguras realidadesy perspectivas de fugacidades,entre ayer y mañana estrecho puente.A tu vida amarrada, dependientede tan inciertas eventualidades,y víctima de mis perplejidades,por no hacerme en tu vida permanente.Hacia ti van mis aguas encauzadas,con fuerza torrencial, o sosegadas,pero siempre abocando a lo imposible.Cómo duele en el alma esta distancia,cómo me duele ser tu circunstancia,amor de lejanía, inasequible. -Vengan a ver mi poesíano está hecha de material ligeroaguantará perfectamente el inviernoy en verano refrescarálas mentes y los cuerposHay poderosas vigas entre cada versohay listones apuntalando mis palabrasY si la lluvia desea entrarpondré mis sueños en el techoy taparé las goterascon mi propio dolo -Mientras por competir con tu cabelloOro bruñido al sol relumbra en vano,Mientras con menosprecio en medio el llanoMira tu blanca frente al lilio bello;Mientras a cada labio, por cogello,Siguen más ojos que al clavel temprano,Y mientras triunfa con desdén lozanoDel luciente cristal tu gentil cuello,Goza cuello, cabello, labio y frente,Antes que lo que fue en tu edad doradaOro, lilio, clavel, cristal luciente,No sólo en plata o vïola troncadaSe vuelva, más tú y ello juntamenteEn tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. -El bosque que se acercaes un bosque sin lluviay es un bosque de viento,frío y muerto.Su arena secanos encierra en el olvido.Bosque de mugre y de tristeza.Cada vez que lloramoshumedecemos la tierra.La hierba que florece no sobrevive.Comemos tierra.Dormimos.Observamosel movimiento del bosquebajo las estrellas.El bosque que se acercaes un desiertodonde duermen al sol, por las mañanas,lagartijas e insectos. -No recuerdoeste lunarque hoyaparece en uno de mis brazos.Estuve tomando café, ayer, hasta muy tarde.Y quizá sea eso: un pequeño náufrago de caféque no pudo llegar hasta mis labios.Mañana, lo interrogaré más despacio:de qué planeta vino,quién lo trajo,que busca en mí;si sabe algo de poesíao conoce sobre las bellas artes;si está aquí de vacacioneso piensa quedarse. -E P I S O D I ODIJISTE Libertad antes que nadie,cuando el susurro iba de piedra en piedra,escondido en los patios, humillado.Dijiste Libertad antes que nadie.Liberaste al hijo del esclavo.Iban como las sombras mercaderesvendiendo sangre de mares extraños.Liberaste al hijo del esclavo.Estableciste la primera imprenta.Llegó la letra al pueblo oscurecido,la noticia secreta abrió los labios.Estableciste la primera imprenta.Implantaste la escuela en el convento.Retrocedió la gorda telarañay el rincón de los diezmos sofocantes.Implantaste la escuela en el convento.C O R OConózcase tu condición altiva,Señor centelleante y aguerrido.Conózcase lo que cayó brillandode tu velocidad sobre la patria.Vuelo bravío, corazón de púrpura.Conózcanse tus llaves desbocadasabriendo los cerrojos de la noche.Jinete verde, rayo tempestuoso.Conózcase tu amor a manos llenas,tu lámpara de luz vertiginosa.Racimo de una cepa desbordante.Conózcase tu esplendor instantáneo,tu errante corazón, tu fuego diurno.Hierro iracundo, pétalo patricio.Conózcase tu rayo de amenazadestrozando las cúpulas cobardes.Torre de tempestad, ramo de acacia.Conózcase tu espada vigilante,tu fundación de fuerza y meteoro.Conózcase tu rápida grandeza.Conózcase tu indomable apostura.E P I S O D I OVa por los mares, entre idiomas,vestidos, aves extranjeras,trae naves libertadoras,escribe fuego, ordena nubes,desentraña sol y soldados,cruza la niebla en Baltimoregastándose de puerta en puerta,créditos y hombres lo desbordan,lo acompañan todas las olas.Junto al mar de Montevideoen su habitación desterrada,abre una imprenta, imprime balas.Hacia Chile vive la flechade su dirección insurgente,arde la furia cristalinaque lo conduce, y enderezala cabalgata del rescatemontando en las crines ciclónicasde su despeñada agonía.Sus hermanos aniquiladosle gritan desde el paredónde la venganza. Sangre suyatiñe como una llamaradaen los adobes de Mendozasu trágico trono vacío.Sacude la paz planetariade la pampa como un circuitode luciérnagas infernales.Azota las ciudadelascon el aullido de las tribus.Ensarta cabezas cautivasen el huracán de las lanzas.Su poncho desencadenadorelampaguea en la humareday en la muerte de los caballos.Joven Pueyrredón, no relatesel desolado escalofríode su final, no me atormentescon la noche del abandono,cuando lo llevan a Mendozamostrando el marfil de su máscarala soledad de su agonía.C O R OPatria, presérvalo en tu manto,recoge este amor peregrino:no lo dejes rodar al fondode su tenebrosa desdicha:sube a tu frente este fulgor,esta lámpara inolvidable,repliega esta rienda frenética,llama a este párpado estrellado,guarda el ovillo de esta sangrepara tus telas orgullosas.Patria, recoge esta carrera,la luz, la gota mal herida,este cristal agonizante,esta volcánica sortija.Patria, galopa y defiéndelo,galopa, corre, corre, corre.É X O D OLo llevan a los muros de Mendoza,al árbol cruel, a la vertientede sangre inaugurada, al solitariotormento, al final frío de la estrella.Va por las carreteras inconclusas,zarza y tapiales desdentados,álamos que le arrojan oro muerto,rodeado por su orgullo inútilcomo por una túnica harapientaa la que el polvo de la muerte llega.Piensa en su desangrada dinastía,en la luna inicial sobre los roblesdesgarradores de la infancia,la escuela castellana y el escudorojo y viril de la milicia hispana,su tribu asesinada, la dulzuradel matrimonio, entre los azahares,el destierro, las luchas por el mundo.O'Higgins el enigma abanderado,Javiera sin saber en los remotosjardines de Santiago.Mendoza insulta su linaje negro,golpea su vencida investidura,y entre las piedras arrojadas subehacia la muerte.Nunca un hombre tuvoun final más exacto. De las ásperasembestidas, entre viento y bestias,hasta este callejón donde sangrarontodos los de su sangre.Cada gradadel cadalso lo ajusta a su destino.Ya nadie puede continuar la cólera.La venganza, el amor cierran sus puertas.Los caminos ataron al errante.Y cuando le disparan, y a travésde su paño de príncipe del puebloasoma sangre, es sangre que conocela tierra infame, sangre que ha llegadodonde tenía que llegar, al suelode lagares sedientos que esperabanlas uvas derrotadas de su muerte.Indagó hacia la nieve de la patria.Todo era niebla en la erizada altura.Vio los fusiles cuyo hierrohizo nacer su amor desmoronado,se sintió sin raíces, pasajerodel humo, en la batalla solitaria,y cayó envuelto en polvo y sangrecomo en dos brazos de bandera.C O R OHúsar infortunado, alhaja ardiente,zarza encendida en la patria nevada.Llorad por él, llorad hasta que mojen,mujeres, vuestras lágrimas la tierra,la tierra que él amó, su idolatría.Llorad, guerreros ásperos de Chile,acostumbrados a montaña y ola,este vacío es como un ventisquero,esta muerte es el mar que nos golpea.No preguntéis por qué, nadie diríala verdad destrozada por la pólvora.No preguntéis por qué, nadie diríael crecimiento de la primavera,nadie mató la rosa del hermano.Guardemos, cólera, dolor y lágrimas,llenemos el vacío desoladoy que la hoguera en la noche recuerdela luz de las estrellas fallecidas.Hermana, guarda tu rencor sagrado.La victoria del pueblo necesitala voz de tu ternura triturada.Extended mantos en su ausenciapara que pueda -frío y enterrado-con su silencio sostener la patria.Más de una vida fue su vida.Buscó su integridad como una llama.La muerte fue con él hasta dejarlopara siempre completo y consumido.A N T I S T R O F AGuarde el laurel doloroso su extrema substancia de invierno.A su corona de espinas llevemos arena radiante,hilos de estirpe araucana resguarden la luna mortuoria,hojas de boldo fragante resuelvan la paz de su tumba,nieve nutrida en las aguas inmensas y oscuras de Chile,plantas que amó, toronjiles en tazas de greda silvestre,ásperas plantas amadas por el amarillo centauro,negros racimos colmados de eléctrico otoño en la tierra,ojos sombríos que ardieron bajo sus besos terrestres.Levante la patria sus aves, sus alas injustas, sus párpados rojos,vuele, hacia el húsar herido la voz del queltehue en el agua,sangre la loica su mancha de aroma escarlata rindiendo tributoa aquél cuyo vuelo extendiera la noche nupcial de la patriay el cóndor colgado en la altura inmutable corone con plumassangrientasel pecho dormido, la hoguera que yace en las gradas de lacordillera,rompa el soldado la rosa iracunda aplastada en el muroabrumado,salte el paisano al caballo de negra montura y hocico de es-puma,vuelva al esclavo del campo su paz de raíces, su escudoenlutado,levante el mecánico su pálida torre tejida de estaño nocturno:el pueblo que nace en la cuna torcida por mimbres y manosdel héroe,el pueblo que sube de negros adobes de minas y bocas sul-fúricas,el pueblo levante el martirio y la urna y envuelva el recuerdodesnudocon su ferroviaria grandeza y su eterna balanza de piedras yheridasbasta que la tierra fragante decrete copihues mojados y librosabiertos,al niño invencible, a la ráfaga insigne, al tierno temible yacerbo soldado.Y guarde su nombre en el duro dominio del pueblo en su luchacomo el nombre en la nave resiste el combate marino:la patria en su proa lo inscriba y lo bese el relámpagoporque así fue su libre y delgada y ardiente materia. -Cien sonetos de amorHay que volar en este tiempo, a dónde?Sin alas, sin avión, volar sin duda:ya los pasos pasaron sin remedio,Vno elevaron los pies del pasajero.Hay que volar a cada instante comolas águilas, las moscas y los días,hay que vencer los ojos de Saturnoy establecer allí nuevas campanas.Ya no bastan zapatos ni caminos,ya no sirve la tierra a los errantes,ya cruzaron la noche las raíces,y tú aparecerás en otra estrelladeterminadamente transitoriaconvertida por fin en amapola. -Todos los días yo soyyo. Pero ¡qué pocos díassoy yo!Todos los días el cielovive en mis ojos. Mas ¿cuándoes dios?Todos los días me hablas.Y ¡qué pocas veces oigotu voz! -20 poemas de amor y una canción desesperadaInclinado en las tardes tiro mis tristes redesa tus ojos oceánicos.Allí se estira y arde en la más alta hoguerami soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.Hago rojas señales sobre tus ojos ausentesque olean como el mar a la orilla de un faro.Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía,de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.Inclinado en las tardes echo mis tristes redesa ese mar que sacude tus ojos oceánicos.Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellasque centellean como mi alma cuando te amo.Galopa la noche en su yegua sombríadesparramando espigas azules sobre el campo. -Cien sonetos de amorYa eres mía. Reposa con tu sueño en mi sueño.Amor, dolor, trabajos, deben dormir ahora.Gira la noche sobre sus invisibles ruedasy junto a mí eres pura como el ámbar dormido.Ninguna más, amor, dormirá con mis sueños.Irás, iremos juntos por las aguas del tiempo.Ninguna viajará por la sombra conmigo,sólo tú, siempreviva, siempre sol, siempre luna.Ya tus manos abrieron los puños delicadosy dejaron caer suaves signos sin rumbo,tus ojos se cerraron como dos alas grises,mientras yo sigo el agua que llevas y me lleva:la noche, el mundo, el viento devanan su destino,y ya no soy sin ti sino sólo tu sueño. -Altos muros del agua, torres altas,aguas de pronto negras contra nada,impenetrables, verdes, grises aguas,aguas de pronto blancas, deslumbradas.Aguas como el principio de las aguas,como el principio mismo antes del agua,las aguas inundadas por el agua,aniquilando lo que finge el agua.El resonante tigre de las aguas,las uñas resonantes de cien tigres,las cien manos del agua, los cien tigrescon una sola mano contra nada.Desnudo mar, sediento mar de mares,hondo de estrellas si de espumas alto,prófugo blanco de prisión marinaque en estelares límites revienta,¿qué memorias, qué rocas, yelos, islas,informe confusión de aguas y nada,qué mares, encendidos prisioneros,dentro de ti, bajo tu pecho, cantan?¿Qué violencias recónditas, qué labios,conmueven a tu piel de verdes llamas?,¿qué desoladas aguas, costas solas,qué mares invisibles, mar, alías?,¿dónde principias, mar, dónde te viertes?,¿dónde principias, tiempo, vida mía,ejército de humo y de mentira,adónde vas, latido, carne, sueño?¿Dónde te viertes, avidez de nada?No soy la piedra que se precipita,soy su caída, y más, soy el abismo,el círculo de sombra en que se ahonda.Tiempo que se congela, mar y témpano,vampiro de la luna ?o se despeña:madre furiosa, inmensa res hendida,mar que te comes vivas las entrañas. -¿Qué hemos de hacer nosotros los negrosque no sabemos ni leer?Fregar escupideras en los grandes hotelesencerar y barrermanejar ascensoresen el Gran Club servirles de bebero hacer que el cadillac sea más lujosovistiendo la librea de chofer.Tenemos la respuesta siempre lista:en París "oui, monsieur"y en Georgia, en Lousiana o en Virginiaun eterno "yes sir..."Los negros, pobres negros de este mundo¿qué cosa hemos de hacerdebiendo de comer todos los días(y a veces sin comer)?Bajar la testa reverentey a lo mismo de ayer.Hasta que llega un blanco y "nos descubre"nos mete al ringy aquí comienza para mal de malesel principio del finFooting, training, sombra;saco, pera, soga;upper cutahookcross.Duchazos, masajes,fotos, reportajes.¡Okey, boss...!El cañaveral de mi lejana tierrame dio estos fuertes bíceps.Los buques cargueros de todos los muellesme dieron envidiable complexión.Y corriendo, voceando millones de diariosfortalecímuslopiernaypie.Ahora, en el Madison Square Gardende New York,dice mi manager:¡No whisky!¡No tobacco!¡No girls!(No money)Negros acomodadoresubican a los blancos en ring side.Perder esta peleasignifica volver con ellos:Con Blackie de Maniatan.Con Brown de AlabamaCon "Nando" Rodríguez de Puerto Rico...y entoncesno whiksyno tobaccono girlsno moneyand¡knock-out!My challengeres negro, como yoSi pierde le espera lo mismo(Aquí los únicos que nunca pierdenson nuestros managers y el promotor).Comienza el round, voy hacia el centro"en este plan voy a perder"este es el round numero trece¡voy a demostrarle quién es quién!Me está llevando hacia una esquina,si caigo aquí me cuentan diez.¡Virgen del Cobre estoy perdido!No puedo verNo... pue.. do... ver...EPÍLOGOLa gente aplaude al que me mataEl referee no dice "break".Que mi mujer no sepa nada...Mi nombre es BENNY "KID" PARET. -La gente de símbolos ojerosos y rutinariosLos payasos Los acróbatas Los equilibristasLa población de estrellasLos que se retocan Los que saltan Los que bailan.Todos viajanPor el hechizo Por el artificio Por el motorDe buscar placer.YoPor las noches camino hacia mi ciudadY despierto con el pasaporte sin timbrar. -Estoy sola, Señor, y hay mucha gente en torno,estoy triste "no obstante la riente algazara"y mi imagen es débil, perdida, sin contorno,bien que la luz del sol le dé sobre la cara.Temerosa, Señor, del más humilde adornoy de otras tantas cosas que el mundo nos depara,pienso en la noche próxima del viaje sin retorno,el instante postrero que a todos nos separa.Mas te siento, Señor, junto a mí por momentos,tu divina presencia ilumina el ambientey percibo que vuelven a su ritmo mis días,para que así se acaben entonces mis lamentos,renaciendo a mi propia existencia sonrientepues que Tú me regalas con nuevas alegrías. -Como un ángel social de alto velamen,lejano de la angustia y capitánde nueva clorofila,como una flor indomeñableque falta haríale al maíz en la coronación de su significado,como un lejano caracol que huyó del pecho rojo,caminaré desde hoygritando que conozco,aunque resulte heridami bondad y mi sangrePorque cual repentino rayo de raíces secretasuno cae en la cuenta que no respira solo,que hay hermanos dormidos,cortadas ramas retoñables,pianos de primer piso, dulcesrosas descoloridas sin morir.Además, es este siglo obligatorioque en airada espesura nos reúne,el que regala al ojo la cumbre y el camino,el que pregunta al alma por sus puños finales,el que deja vibrando la fiel liquidación de las preguntas.El panorama es un cuchillo rudo: uno nace entre todoslos hombres y los árboles,pariendo el junco responsable que el huracán penetra:posee uno la lámpara que con su luz idénticadescubre donde nace la lágrimadigna de ser borrada en lo que nos rodea. -Esta mañana escribí dos poemas.No me pregunto ya por el sentidoque tiene o no tiene este oficio oscuro.Simplemente es otra manera, posible, de estar vivo.Me pregunto por el origende esas dos cosas que ahora están sobre la mesa,no exactamente hechas de papel y de pigmentos.Por los hombres que lo han dicho mejory hoy están muertos.Por los siglos de guerras y de pacesque entre las palabras han corrido.Me pregunto los nombres y el semblantedel que en otra parte del globo ha dejadosobre su mesa otras dos cosas igualesy que duda también de mi existencia.Me pregunto por los miles de días y de nochesque han debido transcurrir para que hiciéramos esto.Por los cientos de personasque han donado los versos.Me pregunto por qué, hace un rato,se ha modificado dos veces este mundo. -Cual parece al romper de la mañanaAljófar blanco sobre frescas rosas,O cual por manos hecha, artificiosas,Bordadura de perlas sobre grana,Tales de mi pastora soberanaParecían las lágrimas hermosasSobre las dos mejillas milagrosas,De quien mezcladas leche y sangre mana.Lanzando a vueltas de su tierno llantoUn ardiente suspiro de su pecho,Tal que el más duro canto enterneciera,Si enternecer bastara un duro canto,Mirad qué habrá con un corazón hecho,Que al llanto y al suspiro fue de cera. -LAS piedrecitas puras,olivas ovaladasfueron antespoblaciónde las viñasdel océano,racimos agrupados,uvas de los panalessumergidos:la ola las desgranaba,caían en el viento,rodaban al abismo abismo abismoentre lentos pescados,sonámbulas medusas,colas de lacerantes tiburones,corvinas como balas!las piedras transparentes,las suavísimas piedras,piedrecitas,resbalaronhacia el fondo del húmedo reinado,más abajo, hacia dondesale otra vez el cieloy muere el mar sobre sus alcachofas.Rodaron y rodaronentre dedos y labios submarinoshasta la suavidad inacabable,hasta ser sólo tacto,curva de copa suave,pétalo de cadera.Entonces arreció la marejaday un golpe de ola dura,una mano de piedraaventó los guijarros,los desgranó en la costay allí en silencio desaparecieron:pequeños dientes de ámbar,pasas de miel y sal, porotos de agua,aceitunas azules de la ola,almendras olvidadas de la arena.Piedras para María!Piedras de honor para su laberinto!Ella, como una arañade piedra transparente,tejerá su bordado,hará de piedra pura su bandera,fabricará con piedras plateadasla estructura del día,con piedras azufradasla raíz de un relámpago perdido,y una por una subirá a su muro,al sistema, al decoro, al movimiento,la piedra fugitiva,la uva del mar ha vuelto a los racimos,trae la luz de su estupenda espuma.Piedras para María!Ágatas arrugadas de Isla Negra,sulfúricos guijarrosde Tocopilla, como estrellas rotas,caídas del infierno mineral,piedras de La Serena que el océanosuavizó y luego estableció en la altura,y de Coquimbo el negro poderío,el basalto rodantede Maitencillo, de Toltén, de Niebla,del vestido mojadode Chiloé marino,piedras redondas, piedras como huevosde pilpilén austral, dedos translúcidosde la secreta sal, del congeladocuarzo, o durísima herenciade Los Andes, navesy monasteriosde granito.Alabadaslas piedrasde María,las que coloca como abeja a claraen el panal de su sabiduría:las piedrasde sus muros,del libro que construyeletra por letra,hoja por hojay piedra a piedra!Hay que ver y leer esta hermosuray amar sus manosde cuya energíasale, suavísima,unalecciónde piedra. -Callabas.Bajo la blanca noche de agostotemblaban estériles y ausenteslas sombras de nuestras figuras,como el rumor del vientoque nacía de los árbolesy moría en nuestros labiossin decir nada.Una bandada de pájaros negroscruzó por nuestros ojos,sin saber a dónde ir,dónde esconderse.Me invadió un aire frío,un llanto de cenizas.No supe que decirte.Tú te alejabas.Ladraban unos perrosal fondo de la noche. -Hoy me mira la lunablanca y desmesurada.Es la misma de anoche,la misma de mañana.Pero es otra, que nuncafue tan grande y tan pálida.Tiemblo como las lucestiemblan sobre las aguas.Tiemblo como en los ojossuelen temblar las lágrimas.Tiemblo como en las carnessabe temblar el alma.¡Oh! la luna ha movidosus dos labios de plata.¡Oh! la luna me ha dicholas tres viejas palabras:«Muerte, amor y misterio...»¡Oh, mis carnes se acaban!Sobre las carnes muertasalma mía se enarca.Alma ?gato nocturno?sobre la luna salta.Va por los cielos largostriste y acurrucada.Va por los cielos largossobre la luna blanca. -Yo ya no séqué se puede decir y estoy hablandoque se puede alentar y estoy pensandoen no sé qué figuras desvaídas,en no sé qué quimeras obsoletasde galopes cayendo hacia la nada.Y me pongo a cantar pero el sollozoel sollozo que anuda tu gargantaese oscuro sollozo que del fondosube entre lutos y geranios tristespara anegarme como a ti en el llanto.Yo ya no sémas quisiera ensayar en diez mil tubosesa estúpida pugna de hacia dónde ?el último clamor de los envitesy huracanar las bambalinas agriasde este circo del llanto y destrozado.Tal vez sean las últimas amarraslas flatosas trompetas de un juicioTócame pues muy loca levementedame vino locura y qué que importay me pondré a vivir e iré muriendo. -Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de misojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como unabanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la másdesnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos. -Fundé con pájaros y gritos de sol la morada:temprano a la hora del manantial, salí al fríoa ver los materiales del crecimiento: oloresde lodo y sombra, medallas que la noche dejósobre los temblorosos follajes y la hierba.Salí vestido de agua, me extendí como un ríohacia el horizonte que los más antiguos geógrafostomaron como final del presupuesto terrestre:yo fuí entre las raíces, bañando con palabraslas piedras, resonando como un metal del mar.Hablé con el escarabajo y aprendísu idioma tricolor, de la tortugaexaminé paciencia convexa y albedrío, encontréun animal recién invitado al silencio:era un vertebrado que venía de entonces,de la profundidad, del tiempo sumergido.Tuve que reunir los pájaros, cercarterritorios a fuerza de plumajes, de voceshasta que pude establecerme en la tierra.Si bien mi profesión de campanase probó a la intemperie, desde mi nacimientoesta experiencia fue decisiva en mi vida:dejé la tierra inmovil: me repartí en fragmentosque entraban y salían de otras vidas,formé parte del pan y la madera,del agua subterránea, del fuego mineral:tanto aprendí que puse mi moradaa la disposición de cuanto crece:no hay edificación como la mía en la selvano hay territorio con tantas ventanas,no hay torre como la que tuve bajo la tierra.Por eso, si me encuentras ignominiosamentevestido como todos los demás, en la calle,si me llamas desde una mesa en un caféy observas que soy torpe, que no te reconozco,no pienses, no, que soy tu mortal enemigo:respeta mi remota soberanía, déjametitubeante, inseguro, salir de las regionesperdidas, de la tierra que me enseñó a llover,déjame sacudir el carbón, las arañas,el silencio: y verás que soy tu hermano. -Escucha, escúchame, nada de vidrios verdes o doscientos díasde historia, o de librosabiertos como heridas abiertas, o de lunas de Jonia y cosas así,sino sólo beber yedra mala, y zarzas, y erizadas anémonasparecidas a flores.Escucha, dime, siempre fue de este modo,algo falta y hay que ponerle nombre,creer en la poesía, y en la intolerancia de la poesía, y decir niñao decir nube, adelfa,sufrimiento,decir desesperada vena sola, cosas así, casi reliquias, casi lejos.Y no es únicamente por el órgano tiempo que cesa y no cesa,por lo crecido, para lo sonriente,para mi soledad hecha esquina, hecha torre, hecha leve notario,hecha párvula muerta,sino porque no hay otra forma más violenta de alejarse. -Yo te miré a los ojoscuando era niño y bueno.Tus manos me rozaronY me diste un beso.(Los relojes llevan la misma cadencia,Y las noches tienen las mismas estrellas.)Y se abrió mi corazónComo una flor bajo el cielo,Los pétalos de lujuriaY los estambres de sueño.(Los relojes llevan la misma cadencia,Y las noches tienen las mismas estrellas.)En mi cuarto sollozabaComo el príncipe del cuentoPor Estrellita de oroQue se fue de los torneos.(Los relojes llevan la misma cadencia,Y las noches tienen las mismas estrellas.)Yo me alejé de tu ladoQueriéndote sin saberlo.No sé cómo son tus ojos,Tus manos ni tus cabellos.Sólo me queda en la frenteLa mariposa del beso.(Los relojes llevan la misma cadencia,Y las noches tienen las mismas estrellas.) -Te distraenEl extranjero en tu ciudadLos asociados entre sí de corazónTu gente en los símbolosLa ciencia La ideología El sortilegio La teoríaDe la Evolución universal que engendró el TerrorEl rescate de la memoria históricaY el sentimiento de haber sido observadoEntre tanto disperso. -Quizás te diga un día que dejé de quererte,aunque siga queriéndote más allá de la muerte;y acaso no comprendas, en esa despedida,que, aunque el amor nos une, nos separa la vida.Quizás te diga un día que se me fue el amor,y cerraré los ojos para amarte mejor,porque el amor nos ciega, pero, vivos o muertos,nuestros ojos cerrados ven más que estando abiertos.Quizás te diga un día que dejé de quererte,aunque siga queriéndote más allá de la muerte;y acaso no comprendas, en esa despedida,que nos quedamos juntos para toda la vida. -Vamos juntos es admitido el tren de amorEl humo unido de los cigarrillosBendita sea nuestra trinitariaY mañana los tres campearemosen no se sabe cuál rincón rinconocidoHe conocido a un amigo con quien vivoEs una pesadilla tocar su alma naqueEs un sueño agitado tenerlo cerca menteporque tiene arrebatos de batracioalmanaque es su alma que registra locurassu mente fría inventa incendiosYo creador ella mi llave blancay el amigo es un pintor ocultoVivo en su casa y ella viene a estarVemos caer la noche y no decimos nadaYo vil creador con una musa al ladoy el otro trasgo hacemos tres¿Qué harán de nosotros los demonioscuando nos separemos algún díadejando en su ataúd la juventud? -AQUÍ viene el árbol, el árbolde la tormenta, el árbol del pueblo.De la tierra suben sus héroescomo las hojas por la savia,y el viento estrella los follajesde muchedumbre rumorosa,hasta que cae la semilladel pan otra vez a la tierra.Aquí viene el árbol, el árbolnutrido por muertos desnudos,muertos azotados y heridos,muertos de rostros imposibles,empalados sobre una lanza,desmenuzados en la hoguera,decapitados por el hacha,descuartizados a caballo,crucificados en la iglesia.Aquí viene el árbol, el árbolcuyas raíces están vivas,sacó salitre del martirio,sus raíces comieron sangrey extrajo lágrimas del suelo:las elevó por sus ramajes,las repartió en su arquitectura.Fueron flores invisibles,a veces, flores enterradas,otras veces iluminaronsus pétalos, como planetas.Y el hombre recogió en las ramaslas caracolas endurecidas,las entregó de mano en manocomo magnolias o granadasy de pronto, abrieron la tierra,crecieron hasta las estrellas.Éste es el árbol de los libres.El árbol tierra, el árbol nube,el árbol pan, el árbol flecha,el árbol puño, el árbol fuego.Lo ahoga el agua tormentosade nuestra época nocturna,pero su mástil balanceael ruedo de su poderío.Otras veces, de nuevo caenlas ramas rotas por la cóleray una ceniza amenazantecubre su antigua majestad:así pasó desde otros tiempos,así salió de la agoníahasta que una mano secreta,unos brazos innumerables,el pueblo, guardó los fragmentos,escondió troncos invariables,y sus labios eran las hojasdel inmenso árbol repartido,diseminado en todas partes,caminando con sus raíces.Éste es el árbol, el árboldel pueblo, de todos los pueblosde la libertad, de la lucha.Asómate a su cabellera:toca sus rayos renovados:hunde la mano en las usinasdonde su fruto palpitantepropaga su luz cada día.Levanta esta tierra en tus manos,participa de este esplendor,toma tu pan y tu manzana,tu corazón y tu caballoy monta guardia en la frontera,en el límite de sus hojas.Defiende el fin de sus corolas,comparte las noches hostiles,vigila el ciclo de la aurora,respira la altura estrellada,sosteniendo el árbol, el árbolque crece en medio de la tierra. -El Cuarto Enrico yace mal heridoY peor muerto de plebeya mano;El que rompió escuadrones y dio al llanoMás sangre que agua Orión humedecido,Glorïoso francés, esclarecidoConducidor de ejércitos; que en vanoDe lilios de oro el ya cabello canoY de guarda real iba ceñido.Una temeridad astas desprecia,Una traición cuidados mil engaña,Que muros rompe en un caballo Grecia.Archas burló el fatal cuchillo. ¡Oh España,Belona de dos mundos, fiel te precia,Y armada tema la nación extraña! -Lo ausente no está ausente,sólo apenas distante del instante.Al poner el oído fantasiosojunto a la laminilla que separalo presente y lo ausente,una vaga corriente se incorpora,flor que surge del fondo del latido,y así ya no es posible distinguirlo que está y lo que estuvo,y ya la ausencia duerme entre mis sienesy la presencia es este don distante. -Bajo la luz aquélla que en la acera oscilaba,me la encontré en París. La tarde era muy fríay en el viejo café lloraban los velones.Me asaltó por la espalda en Leningrado,una mañana cruel, soñando con el roncoborbotear del samovar panzudo.También estaba allí, bajando la avenidade frente a Times Square, mientras la nochedevanaba un aroma a vómito de fresas.Y, enfebrecida, aún la hallé una tardede la acre primavera madrileña.Ahora está aquí y me guía. Acompañándome,lleva mis libros y me frena el paso,y me dicta el discurso de los sueñoscuando el vértigo impone el ritmo de la muerte. -Nerviosa la hora parpadeaante el tiempo que se ahorcame rodea me cava me lameuna dicha sin tamaño ni fondomis dedos agonizandoen tus costadosse pierden con el mundoen un suspiro -Un hombre y una mujer llegan a Belén de Judá...Sus rostros lucen cansados, en sus ojos se puede verel esfuerzo realizado por llegar.Son ellos María y José...Han venido desde Nazaret cumpliendo en humildadcon un edicto que ha sido promulgado,y firmado por Augusto César, el emperador romano.El ha decidido los tributos aumentar,y los judíos viajan cansados -hasta su ciudad natal-para ser empadronados.María, que está embarazada, de momento es percatadaque el Hijo de sus entrañas está pidiendo nacer,¡Y aún no tienen posada!¡No hay lugar en el mesón!Mas ella no siente temor -ella está confiadaen su Señor y su Dios.-En ese Dios Onminpotente que le hizo sombra a suvientre y en ella un Hijo engendró,mediante su Espíritu Santo y no por obra de varón;ese Dios Todopoderoso en esta noche Suprematambién hará provisión.Y prosiguen su camino en espera de ese albergueque los ha de cobijar.Sus pasos van silenciosos... sus mentes en oración,suplicándole a su Dios que El haga fuerte lo endeble.Y caminando sin rumbo... y cansados de caminar,pero con fe y esperanza ardiendo en su corazón,de pronto se han detenido ante un humilde pesebre...¡Dios ha hecho provisión!Y en aquel humilde pesebre, comedero de ganado,oliente a naturaleza y pobremente alumbrado;en aquella noche fría...entre el ruido de animales y unos dolores de partoque le causan agonía...a las doce de la noche nace el Hijo de María.Nace el Hijo de María que nueve meses atrásfue anunciado por Gabriel...¡Es su Hijo primogénito!¡Es Hijo del Dios Altísimo!¡El esperado Mesías y Salvador de Israel!Y María sonriente, olvidado ya el dolor,lo toma entre tus brazos y lo arrulla tiernamentecon ternura y con amor...Los ángeles del cielo han inundado el pesebrede alabanzas y loor...¡Es una noche de Hosanna, noche de Salvación!Lo que el ángel Gabriel a María no le dijo,es que perversos jinetes han salido tras su Hijo.Cabalgan en pos de El, y no hay nada en este mundoque los pueda detener.Cabalga un Getsemaní, cabalga un Calvario,cabalga una espada, un Judas y una Cruz;y en su cabalgar constante,en un futuro no distante alcanzarán a Jesús.Pero esta noche de Hosanna, en esta noche de Paz,el corazón de María no lo pueden perturbarni plañideras, ni endechas, ni jinetes que cabalgan,ni espada o lamentación...¡No! ¡Todo eso puede esperar!En el humilde pesebre el tiempo se ha detenidoen un éxtasis profundo...María contempla a su Niño embelesada de amor.Ella lo envuelve en pañales, lo arrulla contra su pecho,y sus brazos maternales lo protegen de la Cruz...¡Es su Hijo primogénito!¡Es Hijo de Dios Altísimo!¡Es el Salvador del mundo!Y su nombre, su nombre es Jesús... -Tengo la convicción de que no existesy sin embargo te oigo cada nochete invento a veces con mi vanidado mi desolación o mi modorradel infinito mar viene su asombrolo escucho como un salmo y pese a todotan convencido estoy de que no existesque te aguardo en mi sueño para luego. -Permíteme explorar tu geografíay aprender los secretos de tu historia.Yo te abriré el caudal de mi memoria,me guardarás en ti, y tú serás mía.Contemplaré de cerca tu paisaje,observándolo dulce y lentamente,y con el gesto alegre y sonrienteaprestaré mi cuerpo para el viaje.Desataré en mis manos diez corcelespara escalar las cumbres de tus senos.Cabalgarán sin bridas y sin frenos,y volverán cargados de laureles.Se adentrarán en la espesura densade tus cabellos ondeando al viento,y con un galopar raudo y violentodescenderán a la llanura inmensa.Sus cascos herirán la superficiede tu vientre desnudo, terso y suave,y en un trote solemne, firme y grave,llegarán al confín de la planicie.Pasarán por tus muslos temblorososflotando de sus crines las banderas,y lanzarán al aire en sus carrerasrelinchos estridentes y furiosos.Yo soltaré las águilas realesde mis labios en torno a tus montañas,y rondarán las verdes espadañasen manso vuelo y suaves espirales.Y buscarán el nido de tu bocay las laderas de tu esbelto cuello,y en su revuelo fulgurante y bellosentirás su aleteo que te toca.Sus plumas rozarán tu piel caliente,despertando en tu cuerpo la agoníade un más, y un más aún, y un todavía,y un ansia de alargar este presente.Libertaré al león que ruge dentro,y con rítmicos saltos elegantes,y el poder de un rebaño de elefantes,se lanzará hacia el misterioso centro.Irá con furia atávica y salvaje,buscará la recóndita caverna,penetrará con fuerza de galerna,a través de la fronda y el ramaje.Y tras la caza audaz y agotadorareposará su cuerpo fatigado,tendido al interior, aletargado,pero alerta su mente cazadora.Permíteme explorar tu geografíay aprender los secretos de tu historia.Yo te abriré el caudal de mi memoria,me guardarás en ti, y tú serás mía. -Quejosas, Dorotea, están las flores,que las colores las habéis hurtado;y la frígida nieve se ha quejadode que mayores son vuestros rigores.Quejoso está el amor, que los amoresse han remitido a vuestro pecho helado,y el sol, que en vuestros ojos abrasadodesprecia los laureles vencedores.Quejosa está de vos naturalezapor vuestra condición áspera y dura,que para humana os dio tanta belleza.O menos perfección o más blandura;que, a presumir de vos tanta dureza,¿cómo os pudiera dar tanta hermosura? -Vuela, pensamiento, y dilesA los ojos que te envíoQue eres mío.Celosa el alma te envíaPor diligente ministro,Con poderes de registroY con malicias de espía;Trata los aires de día,Pisa de noche las salasCon tan invisibles alasCuanto con pasos sutiles.Vuela, pensamiento, y dilesA los ojos que te envíoQue eres mío.Tu vuelo con diligenciaY silencio se concluya,Antes que venzan la suyaLas condiciones de ausencia;Que no hay fiar resistenciaDe una fe de vidrio tal,Tras de un muro de cristal,Y batido de esmeriles.Vuela, pensamiento, y dilesA los ojos que te envíoQue eres mío.Mira que su casa escombrosDe unos soldados fiambres,Que perdonando a sus hambresAmenazan a los hombres;De los tales no te asombres,Porque, aunque tuercen los talesMostachazos criminales,Ciñen espadas civiles.Vuela, pensamiento, y dilesA los ojos que te envíoQue eres mío.Por tu honra y por la mía,De esta gente la descartes,Que le serán estos MartesMás aciagos que el día;Pues la lanza de ArgalíaEs ya cosa averiguadaQue pudo más por doradaQue por fuerte la de Aquiles.Vuela, pensamiento, y dilesA los ojos que te envíoQue eres mío.Si a músicos entrar dejas,Ciertos serán mis enojos,Porque aseguran los ojosY saltean las orejas;Cuando ellos ajenas quejasCanten, ronda, pensamiento,Y la voz, no el instrumentoLes quiten tus alguaciles.Vuela, pensamiento, y dilesA los ojos que te envíoQue eres mío. -Verde brillor sobre el oscuro verde.Nido profundo de hojas y rumor,donde el pájaro late, el agua vive,y el hombre y la mujer callan, tapados(el áureo centro abierto en tornode la desnudez única)por el azul redondo de luz solaen donde está la eternidad.Pabellón vivo, firme plenitud,para descanso natural del ansia,con todo lo que es, fue, puede ser,abierto en concentrada suma;abreviatura de edén sur,fruta un poco mayor (amparo solode la desnudez única)en donde está la eternidad.Color, jugo, rumor, curva, olor ricoscolman con amplitud caliente y fresca,total de gloria y de destino,la entrada casual a un molde inmenso(encontrado al azar de horas y siglos,para la desnudez única)mina libre de luz eterna y solaen donde está la eternidad. -Qué distinto el amor es junto al marque en mi tierra nativa, cautiva, a la que siemprecantaré,a la orilla del temple de sus ríos,con su inocencia y su clarividencia,con esa compañía que estremece,viendo caer la verdadera lágrimadel cielocuando la noche es largay el alba es clara.Nunca sé por qué sientocompañero a mi cuerpo, que es augurio y refugio.Y ahora, frente al mar,qué urdimbre la del trigo,la del oleaje,qué hilatura, qué plena cosechaencajan, sueldan, curvanmi amor.El movimiento curvo de las olas,por la mañana,tan distinto al nocturno,tan semejante al de los sembrados,se va entrando enel rumor misterioso de tu cuerpo,hoy que hay mareas vivasy el amor está gris perla, casi mate,como el color del álamo en octubre.El soñar es sencillo, pero no el contemplar.Y ahora, al amanecer, cuando convienesaber y obrar,cómo suena contigo esta desnuda costa.Cuando el amor y el marson una sola marejada, sin que el viento nordestepueda romper este recogimiento,esta semilla sobrecogedora,esta tierra, este aguaaquí, en el puerto,donde ya no hay adiós, sino ancla pura. -Echado está por tierra el fundamentoque mi vivir cansado sostenía.¡Oh cuánto bien se acaba en solo un día!¡Oh cuántas esperanzas lleva el viento!¡Oh cuán ocioso está mi pensamientocuando se ocupa en bien de cosa mía!A mi esperanza, así como a baldía,mil veces la castiga mi tormento.Las más veces me entrego, otras resistocon tal furor, con una fuerza nueva,que un monte puesto encima rompería.Aquéste es el deseo que me lleva,a que desee tornar a ver un díaa quien fuera mejor nunca haber visto. -Algunas tardes de domingo tienenlos ojos tristes.Es como si en ellasse hubiera detenido la vida para siempre.Lirios azules, pensamientos,silenciosa enredadera de las madreselvas;las humildes flores de la estación tiemblan.Un tren se pierde borroso en la lejaníay es la imagen de un tiempo que no existe;un cuadro, una inquietante eternidad.Otro silba y pasa como el vértigo.El universo se precipita en su abismo.Pero los rostros de los viajerosno se inmutan, todo parece irreal,extrañas figurasen un tren absurdo como la vida.Y dan pena los campos, su verde esplendorcomo dispuesto para algo, algo hermoso,algo feliz. Da pena el verde solitario.Y nadie sabe qué luz extraña se posa en las paredes.Y nadie sabe 1o que busca en esas tardes,ni la razón de su maniática tristeza.Y nadie sabe por quéle ahoga su corazón sin nadie. -A Félix del Olmo, in memoriamCede el cuerpo a la fuerza del sol sobre la arena, a la fatiga. Humilla mansamente la testuz ante el vilo de la vida y reclama "inerme ruego" exactitud, limpieza, brevedad.Amaga su fulgor la luna sola. Expira el hombre en paz como paloma breve. -De chinches y de mulas voy comido,Las unas culpa de una cama vieja,Las otras de un Señor que me las dejaVeinte días y más, y se ha partido.De vos, madera anciana, me despido,Miembros de algún navío de vendeja,Patria común de la nación bermeja,Que un mes sin deudo de mi sangre ha sido.Venid, mulas, con cuyos pies me ha dadoTal coz el que quizá tendrá mancillaDe ver que me coméis el otro lado.A Dios, Corte envainada en una villa,A Dios, toril de los que has sido prado,Que en mi rincón me espera una morcilla. -Solos de nuevosolossin palabrassin gestossin adornoscon un sabor a frutaen nuestros cuerpos. -¿Existirá? ¡Quién sabe!Mi instinto la presiente;dejad que yo la alabepreviamente.Alerta el violíndel querubíny susceptible almanzano terrenal,será a la vez risueñay gemebunda,como el agua profunda.Su índice y su pulgar,con una esbelta cruz,esbelto persignar.Diagonal de su busto,cadena alternativade mirtos y nardos,mientras viva.Si en el nardo canónicoo en el mirto me ofusco,Ella adivinarála flor que busco;y, convicta e invicta,esforzará su celoen serme, llanamente,barro para mi barroy azul para mi cielo.Próvida cual ciruela,del profano compássiempre ha de pedir más.Retozará en el césped,cual las fieras del Bacode Rubens;y luego... la palomaque baja de las nubes.Riéndose, solemne;y quebrándose, indemne.Que me sea totaly parcial,periférica y central;y que al soltar mi manola antorcha de la vida,con la antorcha caídaprenda fuego a mis lacioscabellos, que han sido antesludibrio de las uñasde las bacantes.Que me rece con rezos abundantesy con lágrimas pocas;más negra de su almaque de sus tocas. -A Ulpiano Ros, en su búsqueda insomne.ISe apaga, envejecido,el párpado de un diosque en otro tiempo derrochaba ira.Se arrepiente,mendigo de sí mismo,del antiguo vigor de su soberbia.IIAusencia sólo ofrezco a los humanos,mi palabra no es luz: era vacuo lenguaje.Soy un ilustre muertoque se hospeda en la nada.Mi primitivo ejército de ángelesse degrada en saqueos;mi voz se devalúa en los hogaresen otros tiempos fieles y felices...IIILas manos de los huérfanosemergen del vacío temblorosas y enfermas.Dardos que hienden, rasgan, desmenuzanel aspecto de penumbraque esa muerte inaugura.La divina renuncia es un velo que cae,es un desvelo:la hiedra en los altares, los iconos inertes,la soledad del tiempo devastándolo todo.IVNo guardan devoción las sacrílegas almasbajo la inmensa cúpula del templo:calladamente tiemblan como cirios.No congregan su fe los pecadoresen rituales carentes de emociónpara elevar sus cánticos al cielo.Audaces, de tan solos, nos hallamos:nadie responde ya a la letanía,ya nadie nos separa del abismo.VLa génesis del mundo es una cuevadonde llueve el silencio:el humo de los bosques es ceniza,los pájaros se arrastran por el fango,las noches se apoderan de la vida.La horadan. Nos la devuelven ciega.VINo hay una dulce manoque nos reparta el panen la tarde del sábado.VIIFue una larga enfermedad,un fuego que colmaba la vida de los hombresy mermaba su gozo: una llama incorpórea,el balbuceo lento de unos dioses cansados. -Metro mágico y rico que al alma expresasllameantes alegrías, penas arcanas,desde en los suaves labios de las princesashasta en las bocas rojas de las gitanas.Las almas armoniosas buscan tu encanto,sonora rosa métrica que ardes y brillas,y España ve en tu ritmo, siente en tu cantosus hembras, sus claveles, sus manzanillas.Vibras al aire alegre como una cinta,el músico te adula, te ama el poeta;Rueda en ti sus fogosos paisajes pintacon la audaz policromía de su paleta.En ti el hábil orfebre cincela el marcoen que la idea-perla su oriente acusa,o en tu cordaje armónico formas el arcocon que lanza sus flechas la airada musa.A tu voz en el baile crujen las faldas,los piececitos hacen brotar las rosase hilan hebras de amores las Esmeraldasen ruecas invisibles y misteriosas.La andaluza hechicera, paloma arisca,por ti irradia, se agita, vibra y se quiebra,con el lánguido gesto de la odaliscao las fascinaciones de la culebra.Pequeña ánfora lírica de vino llenacompuesto por la dulce musa Alegríacon uvas andaluzas, sal macarena,flor y canela frescas de Andalucía.Subes, creces, y vistes de pompas fieras;retumbas en el ruido de las metrallas,ondulas con el ala de las banderas,suenas con los clarines de las batallas.Tienes toda la lira: tienes las manosque acompasan las danzas y las canciones;tus órganos, tus prosas, tus cantos llanosy tus llantos que parten los corazones.Ramillete de dulces trinos verbales,jabalina de Diana la Cazadora,ritmo que tiene el filo de cien puñales,que muerde y acaricia, mata y enflora.Las Tirsis campesinas de ti están llenas,y aman, radiosa abeja, tus bordoneos;así riegas tus chispas las nochebuenascomo adornas la lira de los Orfeos.Que bajo el sol dorado de Manzanillaque esta azulada concha del cielo baña,polítona y triunfante, la seguidillaes la flor del sonoro Pindo de España. -Mi corazón percibe, sueña y presume.Y como envuelta en oro tejido en gasa,la tristeza de Verdi suspira y pasaen la cadencia fina como un perfume.Y frío de alta zona hiela y entume;y luz de sol poniente colora y rasa:y fe de gloria empírea pugna y fracasa,¡como en ensayos torpes un ala implume!El sublime concierto llena la casa;y en medio de la sorda y estulta masa,mi corazón percibe, suena y presume.Y como envuelta en oro tejido en gasa,la tristeza de Verdi suspira y pasaen la cadencia fina como un perfume. -"¡Donc bon soir, mon mignon et a demain!"( Palabras que Ana me dejó escritas una nocheen que tuvimos que separarnos. )¡Buenas noches, mi amor, y hasta mañana!Hasta mañana, sí, cuando amanezca,y yo, después de cuarenta añosde incoherente soñar, abra y estrieguelos ojos del espíritu,como quien ha dormido mucho, mucho,y vaya lentamente despertando,y, en una progresiva lucidez,ate los cabos del ayer de mi alma( antes de que la carne la ligara )y del hoy prodigiosoen que habré de encontrarme, en este planoen que ya nada es ilusión y todoes verdad...¡Buenas noches, amor mío,buenas noches! Yo quedo en las tinieblasy tú volaste hacia el amanecer...¡Hasta mañana, amor, hasta mañana!Porque, aun cuando el destinoacumulara lustro sobre lustrode mi prisión por vida, son fugacesesos lustros; sucédense los díascomo rosarios, cuyas cuentas magnasson los domingos...Son los domingos, en que, con mis floresvoy invariablemente al cementeriodonde yacen tus formas adoradas.¿Cuántos ramos de floreshe llevado a la tumba? No lo sé.¿Cuántos he de llevar? Tal vez ya pocos.¡Tal vez ya pocos! ¡Oh, que perspectivadeliciosa!¡Quizás el carcelerose acerca con sus llaves resonantesa abrir mi calabozo para siempre!¿Es por ventura el eco de sus pasosel que se oye, a través de la ventana,avanzar por los quietos corredores?¡Buenas noches, amor de mis amores!Hasta luego, tal vez..., o hasta mañana. -Mira: a punto estás de penetrar en el bosque.Vas a dejar la casa blanca de la cima,tan plácida, tan llena de música y sosiego,y ahí te espera el bosque impenetrable.Irremediablemente deberás cruzarlo:el bosque que desciende por ladera escabrosa,el bosque en que no hay nadiey el bosque en el que puede haber de todo,el bosque de humedades venenosas,morada de lo negroy de una luz que enturbia la mirada,Entra en él con cuidado y sal sin prisas,mas nunca se te ocurra abandonar la sendaque desciende y desciende y desciende.Mira mucha hacia arriba y no te olvidesde que este tiempo nuestro va pasandocomo la hoz por el trigo.Allá arriba, en las ramas,no hay luces que te cieguen si es de día.Y si fuese de noche,la negrura más honda la sierran faros ciertos.Todo lo que está arriba guía siempre.Mira, te espera el bosque impenetrable.Recuerda que la senda que lo cruza"la senda como río que te lleva"debe ser dulce cauce y no boa untuosaque repta y extravía en la maraña.Que te guíe la música que dejas"la música que es número y medida"y que más alta música te saqueal fin, tras dura prueba a mar de luz. -Como una cinta de vídeo desgastada por el usoel recuerdo que tengo de tiha perdido el sonidoy algunas líneas.París te cubrió de tiempo,como una nevada de años que borra tus faccionesy al pensar en Rue Cambonmis manos se llenan de cenizasque no logro componery que ya no queman.Seguramente te amé.Mi naturaleza es débil como el versoy, a veces, -perdona-,confundo pasión con fuego,amor con Pablo Neruda.Es mejor olvidar el regreso,dejar que la memoria se pose rígida sobre nosotros.Nuestros labios aún se besan, sin sabernos,sobre un puente al que jamássupimos dar nombre. -Tal vez es culpa mía que haga frío,que rija ya el otoño, y que las hojasse borren de las ramas como pájaros,o se largue a llover a cualquier hora.O es sólo culpa nuestra. Por querernosun fuerte viento por las calles sopla.¿Cuál mariposa recibió una piedray mana sangre limpia de paloma?Un trébol por un beso, y un poemapara quedarse triste en tu memoria.Me diste lo mejor de tu tristezay te clavé en el pecho una amapola.Los pasos de la lluvia suenan lentos.Acaso quien camina es tu persona.Soy hojarasca que otro paso esparce.A mi favor tan sólo el viento sopla. -Ver en todas las cosasde un espíritu incógnito las huellas;contemplarsin cesaren las diáfanas noche misteriosas,la santa desnudez de las estrellas...¡Esperar!¡Esperar!¿Qué? ¡Quién sabe! Tal vez una futuray no soñada paz... Sereno y fuerte,correr esa aventurasublime y portentosa de la muerte.Mientras, amarlo todo, y no amar nada,sonreír cuando hay sol y cuando hay brumas;cuidar de que en el áspera jornadano se atrofien las alas, ni oleadade cieno vil ensucie nuestras plumas.Alma: tal es la orientación mejor,tal es el instintivo derroteroque nos muestra un lucerointerior.Aunque nada sepamos del destino,la noche a no temerlo nos convida.Su alfabeto de luz, claro y divino,nos dice: «Ven a mí: soy el Camino,la Verdad y la Vida». -Querido manso mío, que venistespor sal mil veces junto aquella roca,y en mi grosera mano vuestra bocay vuestra lengua de clavel pusistes,¿por qué montañas ásperas subistesque tal selvatiquez al alma os toca?¿Qué furia os hizo condición tan locaque la memoria y la razón perdistes?Paced la anacardina, porque os vuelvade ese cruel y interesable sueño,y no bebáis del agua del olvido.Aquí está vuestra vega, monte y selva;yo soy vuestro pastor, y vos mi dueño;vos mi ganado, y yo vuestro perdido. -A. C. Pontuleno,que vivió cinco años,once meses y veintinueve días,de sus padres, Délficoy Pontulena PrepusaDebéis guardar silencio: Se ha dormidotan dulcemente el Tiempo entre mis brazos. -No arriesgue el mármol temerariogárrulas transgresiones al todopoder del olvido,enumerando con prolijidadel nombre, la opinión, los acontecimientos, la patria.Tanto abalorio bien adjudicado está a la tinieblay el mármol no hable lo que callan los hombres.Lo esencial de la vida fenecida-la trémula esperanza,el milagro implacable del dolor y el asombro del goce-siempre perdurará.Ciegamente reclama duración el alma arbitrariacuando la tiene asegurada en vidas ajenas,cuando tú mismo eres el espejo y la réplicade quienes no alcanzaron tu tiempoy otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra. -Porque dejaste el mundo de doloresbuscando en otro cielo la alegríaque aquí, si nace, sólo dura un día,y eso entre sombras, dudas y temores.Porque en pos de otro mundo y de otras floresabandonaste esta región sombría,donde tu alma gigante se sentíacondenada a continuos sinsabores.Yo vengo a decir mi enhorabuenaal mandarte la eterna despedidaque de dolor el corazón me llena;que aunque cruel y muy triste tu partida,si la vida a los goces es ajena,mejor es el sepulcro que la vida. -Cien sonetos de amorDetrás de mí en la rama quiero verte.Poco a poco te convertiste en fruto.No te costó subir de las raícescantando con tu sílaba de savia.Y aquí estarás primero en flor fragante,en la estatua de un beso convertida,hasta que sol y tierra, sangre y cielo,te otorguen la delicia y la dulzura.En la rama veré tu cabellera,tu signo madurando en el follaje,acercando las hojas a mi sed,y llenará mi boca tu sustancia,el beso que subió desde la tierracon tu sangre de fruta enamorada. -Alta esperanza, gloria del estado,No sólo de Ayamonte mas de España,Si quien me da su lira no me engaña,A más os tiene el cielo destinado.De vuestra Fama oirá el clarín dorado,Émulo ya del Sol, cuanto el mar baña;Que trompas hasta aquí han sido de cañaLas que memorias han solicitado.Alma al tiempo dará, vida a la historiaVuestro nombre inmortal ¡oh digno esposoDe beldad soberana y peregrina!Corónense estos muros ya de gloria,Que serán cuna y nido generosoDe sucesión real, si no divina. -Ahora queno estoy contigo,que no estarécontigo nuncamás,es bueno quete diga varias cosas:te engañéun montón de vecescon algunos hombresmucho más jóvenesque túporque sabía queeso era lo que máste dolía,y lo volvería a hacercréeme-te lo aseguro-que fue uno delos momentosmás felices demi vida.Cuando esos hombresme abrían lapuerta, y mehacían pasara la habitacióny nos desvestíamoscon impaciencia.Entonces me quitabala camiseta negra,¡aquélla, sí!y el sujetador.Algunos me decían:"espera, déjate uninstante las bragaspuestas".Y nos besábamoscon pasión,era auténtica lapasión.Fueraen el patio dela casase oía a una mujerbatir los huevos cerca deltelevisor.Y volvíamos a besarnoscon ardoraplastandolo que quedabade nuestros cuerpos.Algunos huesudoscuerpos, otrosdebilitados,o rasuradosqué más da.Y mientras tantopensaba cómo tesentirías de habersabidotodo esto.Pero siemprehe tenido buenascoartadas¿aún las recuerdas?Nunca sospechasteque todoaquello eramentira,que lo que verdaderamentehacía eraengañarte conhombres muchomás jóvenesque tú.Y esa-te lo aseguro-fue la épocamás feliz demi vida. -Mientras que acaso piensa tu tristezaen la patria distante y sientes fríoal mirar donde estás, y el desvaríode la fiebre conmueve tu cabeza,yo soñando en tu amor y en tu belleza,amor jamás por mi desgracia míode la profundidad de mi alma, envíoa la pena un saludo de terneza.Si cuando va mi pensamiento errantea buscarte en parejas de otro mundocon la nostalgia se encontrara a solassobre las aguas de la mar giganteentre el cielo purísimo y profundoy el vaivén infinito de las olas. -Nada másDejar la cabezasobre la mesillaY dormir con el sueño de Holofernes -TODO el invierno, toda la batalla,todos los nidos del mojado hierro,en tu firmeza atravesada de aire,en tu ciudad silvestre se levantan.La cárcel renegada de las piedras,los hilos sumergidos de la espina,hacen de tu alambrada cabelleraun pabellón de sombras minerales.Llanto erizado, eternidad del agua,monte de escamas, rayo de herraduras,tu atormentada casa se construyecon pétalos de pura geología.El alto invierno besa tu armaduray te cubre de labios destruidos:la primavera de violento aromarompe su sed en tu implacable estatua:y el grave otoño espera inútilmentederramar oro en tu estatura verde. -No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.No duerme nadie.Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñany el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinasal increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.No duerme nadie.Hay un muerto en el cementerio más lejanoque se queja tres añosporque tiene un paisaje seco en la rodilla;y el niño que enterraron esta mañana lloraba tantoque hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmedao subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.Pero no hay olvido, ni sueño:carne viva. Los besos atan las bocasen una maraña de venas recientesy al que le duele su dolor le dolerá sin descansoy al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.Un díalos caballos vivirán en las tabernasy las hormigas furiosasatacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.Otro díaveremos la resurrección de las mariposas disecadasy aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudosveremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puenteo a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,donde espera la dentadura del oso,donde espera la mano momificada del niñoy la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.No duerme nadie.Pero si alguien cierra los ojos,¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!Haya un panorama de ojos abiertosy amargas llagas encendidas.No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.Ya lo he dicho.No duerme nadie.Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,abrid los escotillones para que vea bajo la lunalas copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros. -Pero se ve, pero se mira e, incluso,aunque sólo sea sombra, se respira.Lo sé al compás del silencio y con madre lluvia.Lo sé y lo sé dormido. Detrás del cristal, de nuevo alcohollos astillados ojos y siendo otro en un bar griso absurdo: ahora es otro nombre de nunca,ahora te lo regalo, ahora es mentira,acaso para mí ya no tú sino nadie abrazay aunque ceniza es cada amor, cada palabra,aún se ve o se mira, se ve, mira, se miray acaso mañana descubra similares castigosen la infamia de una vidaque incansablementeme atardece. -El sin cesar ha terminado en flores,en largo tiempo que extiende su caminoen cinta, en la novedad del aire,y si por fin hallamos bajo el polvoel mecanismo del próximo futurosimplemente reconozcamos la alegríaasí como se presenta! Como una espigamás,de tal manera que el olvido contribuyaa la claridad verdadera que sin duda noexiste. -¡Belleza, flor de sueño, al fin alientasdespués de tanto espanto y tanto llanto!Porque también tu gracia puede tanto,Tanto más que el crujir de las afrentas.Después de la dolencia del espanto,Cómo surgen tus músicas sedientas:Surtidores que ayer fueron tormentasMurmullos que mañana serán canto.Se escondió tu vigilia donde pudo,Durmió entre los escombros hecha un nudo,Se ocultó en un rincón de la cornisa.Pero ha venido el tiempo del sosiego.¡Y tú, belleza, manantial de fuego,renaces otra vez de la ceniza! -Mientras hayaalguna ventana abierta,ojos que vuelven del sueño,otra mañana que empieza.Mar con olas trajineras"mientras haya"trajinantes de alegrías,llevándolas y trayéndolas.Lino para la hilandera,árboles que se aventuren,"mientras haya"y viento para la vela.Jazmín, clavel, azucena,donde están, y donde noen los nombres que los mientan.Mientras hayasombras que la sombra niegan,pruebas de luz, de que es luztodo el mundo, menos ellas.Agua como se la quiera"mientras haya"voluble por el arroyo,fidelísima en la alberca.Tanta fronda en la sauceda,tanto pájaro en las ramas"mientras haya"tanto canto en la oropéndola.Un mediodía que aceptaserenamente su sinoque la tarde le revela.Mientras hayaquien entienda la hoja seca,falsa elegía, preludiodistante a la primavera.Colores que a sus ausencias"mientras haya"siguiendo a la luz se marchany siguiéndola regresan.Diosas que pasan ligeraspero se dejan un alma"mientras haya"señalada con sus huellas.Memoria que le convenzaa esta tarde que se muerede que nunca estará muerta.Mientras hayatrasluces en la tiniebla,claridades en secreto,noches que lo son apenas.Susurros de estrella a estrella"mientras haya"Casiopea que preguntay Cisne que la contesta.Tantas palabras que esperan,invenciones, clareando"mientras haya"amanecer de poema.Mientras hayalo que hubo ayer, lo que hay hoy,lo que venga. -PAZ para los crepúsculos que vienen,paz para el puente, paz para el vino,paz para las letras que me buscany que en mi sangre suben enredandoel viejo canto con tierra y amores,paz para la ciudad en la mañanacuando despierta el pan, paz para el ríoMississippi, río de las raíces:paz para la camisa de mi hermano,paz en el libro como un sello de aire,paz para el gran koljós de Kíev,paz para las cenizas de estos muertosy de estos otros muertos, paz para el hierronegro de Brooklyn, paz para el carterode casa en casa como el dia,paz para el coreógrafo que gritacon un embudo a las enredaderas,paz para mi mano derecha,que sólo quiere escribir Rosario:paz para el boliviano secretocomo una piedra de estaño, pazpara que tú te cases, paz para todoslos aserraderos de Bío Bío,paz para el corazón desgarradode España guerrillera:paz para el pequeño Museo de Wyomingen donde lo más dulcees una almohada con un corazón bordado,paz para el panadero y sus amoresy paz para la harina: pazpara todo el trigo que debe nacer,para todo el amor que buscará follaje,paz para todos los que viven: pazpara todas las tierras y las aguas.Yo aquí me despido, vuelvoa mi casa, en mis sueños,vuelvo a la Patagonia en dondeel viento golpea los establosy salpica hielo el Océano.Soy nada más que un poeta: os amo a todos,ando errante por el mundo que amo:en mi patria encarcelan minerosy los soldados mandan a los jueces.Pero yo amo hasta las raícesde mi pequeño país frío.Si tuviera que morir mil vecesallí quiero morir:si tuviera que nacer mil vecesallí quiero nacer,cerca de la araucaria salvaje,del vendaval del viento sur,de las campanas recién compradas.Que nadie piense en mí.Pensemos en toda la tierra,golpeando con amor en la mesa.No quiero que vuelva la sangrea empapar el pan, los frijoles,la música: quiero que vengaconmigo el minero, la niña,el abogado, el marinero,el fabricante de muñecas,que entremos al cine y salgamosa beber el vino más rojo.Yo no vengo a resolver nada.Yo vine aquí para cantary para que cantes conmigo. -«Voy pesar"me dije el otro día"una lágrima mía.»y saqué del armario una balanzade suma precisión.«Ya sé cuál escoger: la no lloradadura y concrecionadaque, cual badajo de campana rota,yace en mi corazón.¡Qué peso va a tener! amor Sincero,con desdén traicioneropagado, la cuajó el aciago díaen que perdí mi fe.Ea, arriba, a salirse por los ojos,con el esfuerzo rojos»para hacerle más fácil la salidala escena recordé.Asomose, por fin, a mi semblantepero en el mismo instantese evaporó; mi espíritu inundandode dulce beatitud.Llorad los que el dolor tenéis por centro;vertida fuera o centro,una lágrima es gota de rocíoo plomo de ataúd. -¡Bien hayas oh lejanoy glorioso contentode volver a mirarla!¡Qué desganoel del viaje de ahora, que me cubrede una angustia de pésame!Presientola fuga del amor en este octubre.Corre la antigua posta en la llanurabarrida por los cierzos de contino;el sol avaro apenas si fulgurasobre la paz de otoño del camino,y con fúnebres sonesque se dilatan por la carreteravan entonando en la mañana austeracoplas de desamor los postillones.(Fuensanta: cuando ingreso a tu azul vallela ternura de ayer se me alborota,pero yo le aconsejo que se calle.Mi corazón es una cuerda rota).Y te miro por fin... ¡Pero qué rarosse le aparecen a mi fe taimadatu faz risueña y tus vestidos claros!¡Oh, qué lejos te fuiste, enlutada!Haces bien en reír de mis locuelasilusiones, ¡ay Dios!, de hacerte mía,y en darlas un adiós, que es alegríaen el augurio de tus blancas telas.En la zona en que muertas a cuchillomis esperanzas yacen hoy deshechas¿no miras, dulce amada,la pagana visión de un amorcilloque me dispara sus ardidas flechas,pero que va volando en retirada? -Ni amarillo jaramago ni mármoles vencidoscon su espalda quebrada de abandono;un tropel de invasores derriban al silencioen su alta clausura de pájaro exiliado,avanzando hacia el mar que se tiñe de guerra.Una brisa de hielo les derrota en la orillasus pies petrificados, cegada por los dardos de salsu mirada de barro, regresan, atrapados de bruma,arrastrando sus sombras congeladas,a las tiendas oscuras donde la luz ayunadolorida en cilicios vidriados.Visten las gaviotas su túnica pesada,monjes lentos camino de maitines,llamadas por las voces de una lluvia extranjeraque despoja a la ojiva de su claustro de olas.Alejados del mar, guerreros de otras guerras,los rostros del verano estrenan fruto ardienteque les hiere sus venas de un hondo escalofrío.Liberada de invierno su mirada,desnudos, se pierden en lo espesodonde el placer y el vicio habitanregresando mordidos para siemprepor el plomo veneno de sus ritossin saber que es la muerte quien les llama.Y sin más protección que tu mirada arbotanteque apuntala la niebla de mi piel, asustados,buscamos la salida entre tanto desorden.Los bárbaros han sido derrotados y el diluvio comienza.(¿O tal vez sí que saben que van hacia la muerte?). -Se calla la luzel sonido se apagael aleteo de un gritodeja caer sus plumasen nuestro lechotus ojos desplomándosesobre mi cuerpo vencidome están escoltando al delirio -Yo me he asomado a las profundas simasde la tierra y del cielo,y les he visto el fin o con los ojoso con el pensamiento.Mas ¡ay!, de un corazón llegué al abismoy me incliné un momento,y mi alma y mis ojos se turbaron:¡Tan hondo era y tan negro! -Juntos los dos reímos cierto día...¡Ay, y reímos tantoque toda aquella risa bulliciosase tornó pronto en llanto!Después, juntos los dos, alguna noche,reímos mucho, tanto,que quedó como huella de las lágrimasun misterioso encanto!Nacen hondos suspiros, de la orgíaentre las copas cálidasy en el agua salobre de los mares,se forjan perlas pálidas! -Sólo en ti, Lesbia, vemos que ha perdidoEl adulterio la vergüenza al cielo,Pues que tan claramente y tan sin veloHas los hidalgos huesos ofendido.Por Dios, por ti, por mí, por tu marido,Que no sepa tu infamia todo el suelo:Cierra la puerta, vive con recelo,Que el pecado nació para escondido.No digo yo que dejes tus amigos,Mas digo que no es bien que sean notadosDe los pocos que son tus enemigos.Mira que tus vecinos, afrentados,Dicen que te deleitan los testigosDe tus pecados más que tus pecados. -A Alfonso CraviotoFuérame dado remontar el ríode los años, y en una reconquistafeliz de mi ignorancia, ser de nuevola frente limpia y bárbara del niño...Volver a ser el arrebol, y el húmedopétalo, y la llorosa y pulcra infanciaque deja el baño por secarse al sol...Entonces, con instinto maternal,me subirías al regazo, parainterrogarme, Amor, si eras queridahasta el agua inmanente de tu pozoo hasta el penacho tornadizo y fágilde tu naranjo en flor.Yo, sintiéndome bien en la aromáticavecindad de tus hombros y en la limpiafragancia de tus brazos,te diría quererte más alláde las torres gemelas.Dejarías entonces en la bárbaranovedad de mi frenteel beso inaccesiblea mi experiencia licenciosa y fúnebre.¿Por qué en la tarde inválida,cuando los niños pasan por tu reja,yo no soy una casta pequeñezen tus manos adictasy junto a la eficacia de tu boca? -Ha vuelto a la maleza después de algunos años.Se han borrado caminos, el puente se ha caído,el agua corre espesa y parece más hondo el precipicio.Los cuerpos que ofrecieron su bellezahan desaparecido fulminados después de aquel veranoo muertos de cansancio y de vejez más tarde.Siguen las sombras cerrando el laberinto,oscureciendo el hilo que a algunos de nosotros nos salvó.Salvados sí pero bien muertosque desde entonces nadie ha vuelto su rostroa nuestro paso.Sigue también la vida:dos cuerpos con los torsos desnudos,dos carbones a punto de encenderse,abrazados se ocultan en lo oscurosin saber si saldrán victoriososo serán perfumados por el rosal de la espesura. -Dibujan en el aire un lenguaje que desconozco.Gaviotas de plumaje gris y blancosobrevuelan nuestros cuerpos sin sabernos.Invaden el cielo de palabras nacidas en una latitud lejana,como memoria azul que recorre la mareaen busca de una playa.Se alejan cuando cae la tarde. En ocasiones,parece que retroceden, pero se alejan.Se llevan nuestros ojos en sus alasy nos dejan los labios llenos de palabrasque intentamos pronunciary no sabemos. -Traigo una rosa en sangre entrelas manos...Blas de OteroLlevo la rosa a cuestas por un largo camino,por una vía estrecha, flanqueada de lágrimas.Llevo sobre la espalda los pétalos heridos,a punto de caer como lluvia de sangre.Traigo la rosa en alto, como un trofeo antiguo,la levanto y agito contra el viento de otoño.Traigo la rosa en brazos como si, desvalido,un niño temeroso me clavara las uñas.Con la rosa encarnada ando sin rumbo, y mirocómo avanzan las sombras devorando la vida.Con la rosa en la mano, camino hacia el olvido,con la rosa y su peso, entre la niebla. -¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío,a la reina con el rey!Este verde campo es tuyo.¿De quién más podría ser?Las oleadas de la alfalfapara ti se han de mecer.Este valle es todo tuyo.¿De quién más podría ser?Para que los disfrutemoslos pomares se hacen miel.(¡Ay! ¡No es cierto que tiritascomo el Niño de Belény que el seno de tu madrese secó de padecer!)El cordero está espesandoel vellón que he de tejer.Y son tuyas las majadas,¿De quién más podrían ser?Y la leche del establoque en la ubre ha de correr,y el manojo de las mieses¿de quién más podrían ser?(¡Ay! ¡No es cierto que tiritascomo el Niño de Belény que el seno de tu madrese secó de padecer!)¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío,a la reina con el rey! -Hay sol bueno y mar de espuma,Y arena fina, y PilarQuiere salir a estrenarSu sombrerito de pluma.?«¡Vaya la niña divina!»Dice el padre y le da un beso:?«¡Vaya mi pájaro presoA buscarme arena fina!»?«Yo voy con mi niña hermosa»,Le dijo la madre buena:«¡No te manches en la arenaLos zapaticos de rosa!»Fueron las dos al jardínPor la calle del laurel:La madre cogió un clavelY Pilar cogió un jazmín.Ella va de todo juego,Con aro, y balde, y paleta:El balde es color violeta:El aro es color de fuego.Vienen a verlas pasar:Nadie quiere verlas ir:La madre se echa a reír,Y un viejo se echa a llorar.El aire fresco despeinaA Pilar, que viene y vaMuy oronda: ?«¡Di, mamá!¿Tú sabes qué cosa es reina?»Y por si vuelven de nocheDe la orilla de la mar,Para la madre y PilarManda luego el padre el coche.Está la playa muy linda:Todo el mundo está en la playa:Lleva espejuelos el ayaDe la francesa Florinda.Está Alberto, el militarQue salió en la procesiónCon tricornio y con bastón,Echando un bote a la mar.¡Y qué mala, MagdalenaCon tantas cintas y lazos,A la muñeca sin brazosEnterrándola en la arena!Conversan allá en las sillas,Sentadas con los señores,Las señoras, como flores,Debajo de las sombrillas.Pero está con estos modosTan serios, muy triste el mar:¡Lo alegre es allá, al doblar,En la barranca de todos!Dicen que suenan las olasMejor allá en la barranca,Y que la arena es muy blancaDonde están las niñas solas.Pilar corre a su mamá:?«¡Mamá, yo voy a ser buena:Déjame ir sola a la arena:Allá, tú me ves, allá!»?«¡Esta niña caprichosa!No hay tarde que no me enojes:Anda, pero no te mojesLos zapaticos de rosa.»Le llega a los pies la espuma:Gritan alegres las dos:Y se va, diciendo adiós,La del sombrero de pluma.¡Se va allá, dónde ¡muy lejos!Las aguas son más salobres,Donde se sientan los pobres,Donde se sientan los viejos!Se fue la niña a jugar,La espuma blanca bajó,Y pasó el tiempo, y pasóUn águila por el mar.Y cuando el sol se poníaDetrás de un monte dorado,Un sombrerito calladopor las arenas venía.Trabaja mucho, trabajaPara andar: ¿qué es lo que tienePilar que anda así, que vieneCon la cabecita baja?Bien sabe la madre hermosaPor qué le cuesta el andar:?«¿Y los zapatos, Pilar,Los zapaticos de rosa?»?«¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?¡Di, dónde, Pilar!» ?«Señora»,Dice una mujer que llora:«¡Están conmigo: aquí están!»?«Yo tengo una niña enfermaque llora en el cuarto oscuro.Y la traigo al aire puroA ver el sol, y a que duerma.»Anoche soñó, soñócon el cielo, y oyó un canto:Me dio miedo, me dio espanto,Y la traje, y se durmió.»Con sus dos brazos menudosEstaba como abrazando;Y yo mirando, mirandoSus piececitos desnudos.»Me llegó al cuerpo la espuma,Alcé los ojos, y viEsta niña frente a míCon su sombrero de pluma».?«¡Se parece a los retratosTu niña!» dijo: «¿Es de cera?¿Quiere jugar? ¡Si quisiera!...¿Y por qué está sin zapatos?»Mira: ¡la mano le abrasa,Y tiene los pies tan fríos!¡Oh, toma, toma los míos;Yo tengo más en mi casa!»«No sé bién, señora hermosa,Lo que sucedió después:¡Le vi a mi hijita en los piesLos zapaticos de rosa!»Se vio sacar los pañuelosA una rusa y a una inglesa;El aya de la francesaSe quitó los espejuelos.Abrió la madre los brazos:Se echó Pilar en su pecho,Y sacó el traje deshecho,Sin adornos y sin lazos.Todo lo quiere saberDe la enferma la señora:¡No quiere saber que lloraDe pobreza una mujer!?«¡Sí, Pilar, dáselo! ¡y esoTambién! ¡Tu manta! ¡Tu anillo!»Y ella le dio su bolsillo:Le dio el clavel, le dio un beso.Vuelven calladas de nocheA su casa del jardín:Y Pilar va en el cojínDe la derecha del coche.Y dice una mariposaQue vio desde su rosalGuardados en un cristalLos zapaticos de rosa. -Haz que todas tus mañanas sean brillantes, llénate de optimismo, piensa que todo te saldrá bien y no precipites los acontecimientos.No te apresures a tomar decisiones, date tiempo para pensar.No dejes que otro piense por ti, porque tú tienes tu propia personalidad.Sé tú mismo, no dejes de serlo para complacer a otros.No busques amistades cuyos hábitos sean diferentes a los tuyos, pero si tienes buenos amigos, disfruta de su compañía y de su amistad.Comparte con tu familia, saca tiempo para compartir con ellos.Nunca trates de imponer tus propios criterios. Cada persona tiene derecho a opinar y tu deber es oirla. Si así lo haces tu palabra cobrará más fuerza.Sé paciente con los demás, así demostrarás tu alto grado de madurez.Haz buen uso de tu dinero para que tu mayordomía sea una responsable.No desperdicies tu tiempo, pues el tiempo bien usado es un reflejo de tu carácter.No comas con glotonería, sino para alimentarte. No lo hagas por llenar el vientre, sino por una necesidad.Saca tiempo para meditar y aprende a contemplar toda la hermosura que Dios creó a través de la Naturaleza.Respétate a ti mismo y verás que los demás te respetarán.Esfuérzate cada día por ser un buen ciudadano útil en la sociedad.Si practicas estas reglas, seguramente serás en el Nuevo Año un ser humano feliz porque con tu comportamiento estás aportando para una mejor convivencia y podrás ser de inspiración para otros. -Quisiera creerque te veré otra vezque nuestro amorflorecerá de nuevoquizá seas un átomo de luzquizá apenas existan tus cenizasquizá vuelvasy yo seré cenizasun átomo de luzo estaré lejana.No volverá a repetirsenuestro amor. -Ocurre que el olvido, antes de serlo,fue grande amor, dorado cataclismo;muchacha en el umbral de mi egoísmo,¿qué va a pasar? mejor es no saberlo.Muchacha con amor, ¿dónde ponerlo?Amar son cercanías de uno mismo.Como siempre, rodando en el abismo,se irá el amor, sin verlo ni beberlo.Tumbarse a ver qué pasa, eso es lo mío;cumpliendo años irás en mi memoria,viviendo para ayer, como una brasa,porque no llegará la sangre al río,porque un día seremos sólo historiay lo de uno es tumbarse a ver qué pasa. -Hoy he amanecidocomo siempre, perocon un cuchilloen el pecho. Ignoroquién ha sido,y también los posiblesmóviles del delito.Estoy aquítendidoy pesa verticalel frío.La noticia se divulgacon relativo sigilo.El doctor estuvo brillante, peroel interrogatorio ha sidoconfuso. El hechocarece de testigos.(Llamada de portera,dijoque el muerto no teníaantecedentes políticos.Es una obsesión que la persiguedesde la muerte del marido.)Por mi parte no tengonada que declarar.Se busca al asesino;sin embargo,tal vez no hay asesino,aunque se enrede así el final de la trama.Sencillamente yazgoaquí, con un cuchillo...Oscila, pendular ysolemne, el frío.No hay pruebas contra nadie. Nadieha consumado mi homicidio. -Tú eres el corazón con lo vivido;en ti está todo lo que atrás vamos dejando,lo que hemos ido con pasión amando,definitivamente ya perdido.En ti vemos las gracias que se han ido,los paisajes y el cielo de ayer, cuandolas cosas que ahora sigues recordandoflotan sobre las aguas del olvido.Pero vives y estás: claro y pequeño,miras aquellos prados, aquel sueñotan lejano, las rosas de aquel día.Crees que puedes cambiar toda la suertey, aunque vamos derechos a la muerte,vives de lo pasado todavía. -Todas íbamos a ser reinas,de cuatro reinos sobre el mar:Rosalía con Efigeniay Lucila con Soledad.En el valle de Elqui, ceñidode cien montañas o de más,que como ofrendas o tributosarden en rojo y azafrán,Lo decíamos embriagadas,y lo tuvimos por verdad,que seríamos todas reinasy llegaríamos al mar.Con las trenzas de los siete años,y batas claras de percal,persiguiendo tordos huidosen la sombra del higueral,De los cuatro reinos, decíamos,indudables como el Korán,que por grandes y por cabalesalcanzarían hasta el mar.Cuatro esposos desposarían,por el tiempo de desposar,y eran reyes y cantadorescomo David, rey de Judá.Y de ser grandes nuestros reinos,ellos tendrían, sin faltar,mares verdes, mares de algas,y el ave loca del faisán.Y de tener todos los frutos,árbol de leche, árbol del pan,el guayacán no cortaríamosni morderíamos metal.Todas íbamos a ser reinas,y de verídico reinar;pero ninguna ha sido reinani en Arauco ni en Copán.Rosalía besó marinoya desposado en el mar,y al besador, en las Guaitecas,se lo comió la tempestad.Soledad crió siete hermanosy su sangre dejó en su pan,y sus ojos quedaron negrosde no haber visto nunca el mar.En las viñas de Montegrande,con su puro seno candeal,mece los hijos de otras reinasy los suyos no mecerá.Efigenia cruzó extranjeroen las rutas, y sin hablar,le siguió, sin saberle nombre,porque el hombre parece el mar.Y Lucila, que hablaba a río,a montaña y cañaveral,en las lunas de la locurarecibió reino de verdad.En las nubes contó diez hijosy en los salares su reinar,en los ríos ha visto espososy su manto en la tempestad.Pero en el Valle de Elqui, dondeson cien montañas o son más,cantan las otras que vinierony las que vienen cantarán:?«En la tierra seremos reinas,y de verídico reinar,y siendo grandes nuestros reinos,llegaremos todas al mar». -Un día y otro día y otro día.No verte.Poderte ver, saber que andas tan cerca,que es probable el milagro de la suerte.No verte.Y el corazón y el cálculo y la brújula,fracasando los tres. No hay quien te acierte.No verte.Miércoles, jueves, viernes, no encontrarte,no respirar, no ser, no merecerte.No verte.Desesperadamente amar, amartey volver a nacer para quererte.No verte.Sí, nacer cada día. Todo es nuevo.Nueva eres tú, mi vida, tú, mi muerte.No verte.Andar a tientas (y era mediodía)con temor infinito de romperte.No verte.Oír tu voz, oler tu aroma, sueños,ay, espejismos que el desierto invierte.No verte.Pensar que tú me huyes, me deseas,querrías encontrarte en mí, perderte.No verte.Dos barcos en la mar, ciegas las velas.¿Se besarán mañana sus estelas? -a A. de W.Si en tus recuerdos ves algún díaentre la niebla de lo pasadosurgir la triste memoria míamedio borrada ya por los años,piensa que fuiste siempre mi anheloy si el recuerdo de amor tan santomueve tu pecho; nubla tu cielo,llena de lágrimas tus ojos garzos;¡ah! ¡no me busques aquí en la tierradonde he vivido, donde he luchado,sino en el reino de los sepulcrosdonde se encuentran paz y descanso! -Fue una pequeña muertetu partida.Una muerte pequeña que me crececuando imaginoa veces que estás cercay me obstino en dar vueltaspor las callesy regreso a mi casacon la lluviacayendoy me asalta tu vozen la nochesin horas. -Yo esperaba de niñofrente a la ventana de la tardeun cometa de flamante estelaazotando la cara del sol.Yo esperabaun caballito blancocon cola dorada, sobre el que cabalgaría hasta el fin de la tierra.Años después...Yo esperaba una muchacha calladaque en silencio leyera a Gustavo Adolfo Bécquer en un balcón rodeado de golondrinas.Yo esperaba un estado socialista,en donde el amor fuese la primera fuente de la felicidad.Yo esperaba saltar con Neil Armstrong en la cara almidonada de la luna.Pasaron los años...Cayó mi cometaestalló contra un planeta abandonado,me estrellaron una tarta de azufre en la cara en medio de la vía. Mi caballo blanco murió de brucelosis.El estado socialista ideal que visité, era una prisión tropical con un pequeño sátrapa, que caminaba en zancos durante los desfiles patrios,repartiendo caramelos de esperanza revolucionaria.Ya no espero,ya no rumio,ya no vuelo,ya no sueño,ya no planeo,tan solo trato de aterrizar;ya no alunizo, solo caigo sin parapente, caída libre dentro del abismo.Cometa-Prometeo,denso espectro de metal y fuego.Entonces en aquella ciudad...Esperaba casi magullado, (amaestrado por el dolor quizá...) dentro del túnel,el ultimo metro a la felicidad.Era como llegar de la jornadadel vagabundeo urbanoa la calidez de la cama calientela mesa servida,copa de vino y cigarro andaluz.Yo esperaba,que la cosa no se prolongase mucho tiempo, en medio del paro,que el problema se arreglase, que se pudiese al menos vivir,y salir del atascón."Nadie puede pedir peras al olmo,"(es decir yo hacía lo que se podía y en medio de la ciudad aprendí a moverme, como se debe mover un ladrón en la metrópoli; es decir como pez en el agua, como barracuda cerca al banco plateado, como tiburón blanco después del naufragio).Podría decir...Que en algún momentono faltaba nada,Malena y yo lo teníamos todoLa nevera estaba llena y mis manos eran ágiles y se deslizaban con alegría pasmosa dentro de los gabanes y pantalones de los turistas, en pos de sus carteras pletóricas de dólares.y eso es mucho para una persona que no pago el servicio militar,que nunca fue de burócrata,Que no fue de rodillas a la iglesia, ( la verdad es que mis padres no me habían bautizado.)Que nunca voto, ni marco papeleta alguna,porque a ellos les interesa que uno lea su basura, su mierda, sus engaños; que uno vote y se meta de cabeza en esas cosas.Lo único que pedía era cariño y fidelidad,fidelidad a la hora de los hechos,fidelidad a la hora de la verdad....Pero también eso falló, la doncella que leía a Bécquer, comenzó a leer las revistas corazón.(Aconsejo,... nunca dejéis que vuestras mujeres lean las revistas de corazón, si no queréis ver el vuestro, estrujado como un papel arrugado y viejo tirado en la basura.)La que bailaba como una sirena dentro de la piscina privada de nuestra felicidad de maleantes existencialistas.De poetas de la acción...Se fue... Se esfumó, se evaporo, se transmutó, se fue como un maniquí de plástico, con el pelo teñido y la sonrisa de vinilo rojo, con minifalda de cuero negra y el último botín...Ya no espero...Solo merodeo dentro de los túnelesBuscando la víctima propiciatoria.Esperando sin perder el cigarro de los labios, el ultimo tren de la felicidad.Puedo esperar hasta el alba,el busde los guardianes del centeno,los meticulosos trabajadores de la factoría de avispas,a los vendedores de shop-suey,y los ladrones y cabareteras de la Gran Vía.Viendo pasar a los talladores de cristales negros, a los maleantes de la Yakuza, a los marineros normandos, a los gitanos húngaros; a las mulatas de Abisinia, de Costa de Marfil, de Guinea y del Congo; los chulos de Madrid, las Drag-Quin de Barcelona; todos y todas caminando alegres en medio de los juegos pirotécnicos hacia la torre de Babel.Viendo los besos de chiclets de los cibernéticos amantesque caen con gesto robotizado sobre una callede soledad metálica.A veces voy a buscar a las trajinadas mujeres del puerto con aliento de maderas portuariasy aceite de cangrejos bermejosentre las piernas.Ya no es tiempo de la cuestión.Ya no es tiempo de la pregunta o de la duda.Era solo la pieza fundamental a la que yo le daba vueltas y más vueltas, ya ve usted,que venía buscándole respuesta, que venía siguiéndole los pasos,pisándole los talones y se escapó...Elemental, trascendental,accidental, occidental.Ya se fue la perra asiriaLa babilónica meretrizLa puta de Bangla Desh.La zorra de Estambul.La hetaira de RomaLa perra de Sodoma, la putilla de Sevillaya puedo llegar con el ataque de frío en la madrugada,después de mi trabajo de sombras chinescas en los extramuros del entorno.Al licor de los primeros minutos del alba,a la muerte lentacon beso de resaca en la mañana.Ya se puede llegar tranquilo.Nadie espera por mí, y yo no espero a nadie.El reloj negro,de tic-tac seco y metálico,...¡lo estrellécontra la pared de la miseria! -(A Silvia Elena Regalado)Misterio de piel,Flor sin nombre,Oruga de fuego,Vértigo de voces.Un ángel peinándose a oscuras,Con ese punto de luz que habitaEn silencio las miradas.Las sábanas de sus alasY el galope lento de su amor,No revelan secretos, ni caprichos.¡Es un ángel terrible!Que deja su espíritu,Y vuelve otro día,Con un abrazo que ciñeEl corazón desnudo. -Los dioses son estatuas de humo y vientoque se tuercen, alargan,y se cambian de sercomo cambian de blusa las muchachas.Alguna vez usaron cuernos, luegose envolvieron en carne de montaña,aprendieron a usar huesos de hombrey se vistieron una barba blanca.Una noche compraron zapatillasy perdieron sus prístinas sandalias.Y un día cualquiera rodearán la tierracharlando amables con los cosmonautas. -Sé que hay una personaque me busca en su mano, día y noche,encontrándome, a cada minuto, en su calzado.¿Ignora que la noche está enterradacon espuelas detrás de la cocina?Sé que hay una persona compuesta de mis partes,a la que integro cuando va mi tallecabalgando en su exacta piedrecilla.¿Ignora que a su cofreno volverá moneda que salió con su retrato?Sé el día,pero el sol se me ha escapado;sé el acto universal que hizo en su camacon ajeno valor y esa agua tibia, cuyasuperficial frecuencia es una mina.¿Tan pequeña es, acaso, esa persona,que hasta sus propios pies así la pisan?Un gato es el lindero entre ella y yo,al lado mismo de su tasa de agua.La veo en las esquinas, se abre y cierrasu veste, antes palmera interrogante...¿Qué podrá hacer sino cambiar de llanto?Pero me busca y busca. ¡Es una historia! -Horas alegres que pasáis volandoporque a vueltas del bien mayor mal sienta;sabrosa noche que en tan dulce afrentael triste despedir me vas mostrando;importuno reloj, que apresurandotu curso, mi dolor me representa;estrellas con quien nunca tuve cuenta,que mi partida vais acelerando;gallo que mi pesar has denunciado;lucero que mi luz va obscureciendo;y tú, mal sosegada y moza aurora;si en vos cabe dolor de mi cuidado,id poco a poco el paso deteniendo,si no puede ser más, siquiera un hora. -Te llamé. Me llamaste.Brotamos como ríos.Alzáronse en el cielolos nombres confundidos.Te llamé. Me llamaste.Brotamos como ríos.Nuestros cuerpos quedaronfrente a frente, vacíos.Te llamé. Me llamaste.Brotamos como ríos.Entre nuestros dos cuerpos,¡qué inolvidable abismo! -...y cuando salíapor toda aquella vegaya cosa no sabía...SAN JUAN DE LA CRUZEl primer surco de hoy será mi cuerpo.Cuando la luz impulsa desde arribadespierta los oráculos del sueñoy me camina, y antes que al paisajeva dándome figura. Así otra nuevamañana. Así ota vez y antes que nadie,aun que la brisa menos decidiera,sintiéndose vivir, solo, a luz limpia.Pero algún gesto hago, alguna varamágica tengo porque, ved, de prontolos seres amanecen, me señalan.Soy inocente. ¡Cómo se une todoy en simples movimientos hasta el límite,sí, para mi castigo: la solturadel álamo a cualquier mirada! Puertascon vellones de niebla por dintelesse abren allí, pasando aquella cima.¿Qué más sencillo que ese cabeceode los sembrados? ¿Qué más persuasivoque el heno al germinar? No toco nada.No me lavo en la tierra como el pájaro.Sí, para mi castigo, el día nacey hay que apartar su misma recaídade las demás. Aquí sí es peligroso.Ahora, en la llanada hecha de espacio,voy a servir de blanco a lo creado.Tibia respiración de pan recienteme llega y así el campo eleva formasde una aridez sublime, y un momentodespués, el que se pierde entre el misteriode un camino y el de otro menos ancho,somos obra de lo que resucita.Lejos estoy, qué lejos. ¿Todavíaagrio como el moral silvestre, el ritmode las cosas me daña? Alma del ave,yacerás bajo cúpula de árbol.¡Noche de intimidad lasciva, nochede preñez sobre el mundo, noche inmensa!Ah, nada está seguro bajo el cielo.Nada resiste ya. Sucede cuandomi dolor me levanta y me hace cumbreque empiezan a ocultarse las imágenesy a dar la mies en cada poro el actode su ligero crecimiento. Entonceshay que avanzar la vida de tan limpiocomo es el aire, el aire retador. -Me voy a maquillar para morir.Por la luna sabrán si estaba loca."Era llena de lluvia", contaráquien cambia los amores de mi alcoba.Me voy a maquillar para morir.Por la luna sabrán si estaba loca.Jugando a que me muero, muero.Ay, camalote que en el río flota.Sabré yo entonces quiénes me han amado,no por llorarme bajo lluvia en contra,ni por callar, o por decir de mípor estar muerta y buena, o tantas rosas.Alumbrarán mis noches los relámpagos.La cruz mayor proyectará mi sombra.Un río largo y limpio escribiré.Mi verso crecerá en las verdes hojas. -En medio de este hueco redondo y transparenteque me persigue siempre a través de la tierraretumban los hachazos que separan las ramasbrotadas en el tronco de mármol patinadopor el humo de pólvora y la luz de la lunafiltrada entre los dedos de tus manos de nieve.Tus brazos recogían en sus siete coloresla lluvia de mi frente y la espuma del aguaperdiéndose en las aguas tu cabellera rubiamientras que tu cabeza flotaba entre las olasverde entre verdes algas con los labios abiertospor la caricia última de mis labios de fuego. -Hay noticias que parecen versos:Un pistolero a sueldo asesina a una portera.El catedrático de química se bebe una probeta.El lingüista se atraganta en un fonema.Hay versos que parecen silogismos .Si llueve, diluvia.Se inundan los fonemas.Si se muere una portera,el pistolero recibe recompensa.Hay lingüistas tartajas,porteras muy finas que apenas se atragantany fonemas diluviando en cada letra.Hay versos que parecen probetas.Silogismos que matan a porteras.Hay porteras por todas partes.Hay pistoleros en todas las esquinas,al acechoesperando a que pasen los lingüistas,disparando a discreciónsobre sí mismos. -Aquí paz,y después gloria.Aquí,a orillas de Francia,en donde Cataluña no muere todavíay prolonga en carteles de «Toros à Ceret»y de «Flamenco's Show»esa curiosa España de las ganaderíasde reses bravas y de juergas sórdidas,reposa un español bajo una losa:pazy después gloria.Dramático destino,triste suertemorir aquí"pazy después..."perdido,abandonadoy liberado a un tiempo(ya sin tiempo)de una patria sombría e inclemente.Sí; después gloria.Al final del verano,por las proximidadespasan trenes nocturnos, subrepticios,rebosantes de humana mercancía:manos de obra barata, ejércitovencido por el hambre"paz...",otra vez desbandada de españolescruzando la frontera, derrotados"...sin gloria.Se paga con la muerteo con la vida,pero se paga siempre una derrota.¿Qué precio es el peor?Me lo preguntoy no sé qué pensarante esta tumba,ante esta paz"«Casinode Canet: spanish gipsy dancers»,rumor de trenes, hojas...",ante la gloria ésta"...de reseco laurel"que yace aquí, abatidabajo el ciprés erguido,igual que una bandera al pie de un mástil.Quisiera,a veces,que borrase el tiempolos nombres y los hechos de esta historiacomo borrará un día mis palabrasque la repiten siempre tercas, roncas. -Amigo, hablemos de las cosas raras.¿Tú crees en las ánimas, las sombrasde los asesinados y suicidasque vagan? Los fantasmas hacen rondasen torno a un niño gris. Los perros vagosentonces mueven fiestas con la cola.¡Nadir! ¡Nadir! Ayer soñé con ella.Hecha Dios Padre, espíritu y alondrame dijo mi Nadir que me soñabadesde su muerte, al dar, la flor, la hora.Yo le llevé recién cortadas brisas.Amigo, se me ocurre que hay curiosascriaturas de la tierra donde hay huesosy almas. Y también existen bocasde muertos insepultos convertidosen el enjambre de un amor que llora. -Si tus miradassalen a vagar por las nocheslas mariposas negras huyen despavoridastales son los terroresque tu belleza disemina en sus alas. -Noche más allá de la noche,cuando las palabrasno escriben el poema,y el poema sin palabrases el poema infinito. -Discípulo de Apeles,si tu pincel hermosoempleas por caprichoen este feo rostro,no me pongas ceñudo,con iracundos ojos,en la diestra el estoquede Toledo famoso,y en la siniestra el frenode algún bélico monstruo,ardiente como el rayo,ligero como el soplo;ni en el pecho la insigniaque en los siglos gloriososalentaba a los nuestros,aterraba a los moros;ni cubras este cuerpocon militar adorno,metal de nuestras Indias,color azul y rojo;ni tampoco me pongas,con vanidad de docto,entre libros y planos,entre mapas y globos.Reserva esta pinturapara los nobles locosque honores solicitanen los siglos remotos;a mí, que sólo aspiroa vivir con reposode nuestra frágil vidaestos instantes cortos,la quietud de mi pechorepresenta en mi rostro,la alegría en la frente,en mis labios el gozo.Cíñeme la cabezacon tomillo oloroso,con amoroso mirto,con pámpano beodo;el cabello esparcido,cubriéndome los hombros,y descubierto al aireel pecho bondadoso;en esta diestra un vasomuy grande, y lleno todode jerezano néctaro de manchego mosto;en la siniestra un tirso,que es bacanal adorno,y en postura de baileel cuerpo chico y gordo;o bien junto a mi Filis,con semblante amoroso,y en cadenas floridasprisionero dichoso.Retrátame, te pido,de este sencillo modo,y no de otra manera,si tu pincel hermosoempleas, por capricho,en este feo rostro. -Barajando recuerdosme encontré con el tuyo.No dolía.Lo saqué de su estuche,sacudí sus raícesen el viento,lo puse a contraluz:Era un cristal pulidoreflejando peces de colores,una flor sin espinasque no ardía.Lo arrojé contra el muroy sonó la sirena de mi alarma.¿Quién apagó su lumbre?¿Quién le quitó su filoa mi recuerdo-lanzaque yo amaba? -Al final pienso que tenía razón"todo el absurdo tinglado del poder,el cuchillo implacable de la inteligencia,las sórdidas, políticas palabras,los arañados proyectos imposibles",sí, tenía razón ese día. Me acuerdo biencuando pensé, echado junto a ella,que lo único real era una buena puta,una piel cálida, unos labios silenciosos, unas manosexpertas,en aquel burdel cerca Neuilly, al amanecer.Por eso, porque creo que tenía razón, soy más culpable"libros, declaraciones, ideas, lealtades,el secreto de todo, el revés de la nada",cuánto tiempo perdido para llegar a esto,para recordar, ya sin solución, sus largos muslos,el sabor espeso de su boca, los rosados pezones.Llegaba una luz gris sobre la cama,sobre su culo memorable, inmóvil,sí, tenía razón, aquella putacuyo nombre nunca supe o tal vez he olvidado,el humo de un cigarrillo, eso es todo, yo tenía razón,y si no la tenía, ¿qué importa ahora? -Sople rabiosamente conjuradoContra mi leño el Austro embravecido,Que me ha de hallar el último gemido,En vez de tabla, al áncora abrazado.¿Qué mucho, si del mármol desatadoDeidad no ingrata la esperanza ha sidoEn templo que de velas hoy vestidoSe venera, de mástiles besado?Los dos lucientes ya del cisne pollos,De Leda hijos, adoptó: mi entenaLo testifique dellos ilustrada.¿Qué fuera del cuitado, que entre escollos,Que entre montes, que cela el mar, de arena,Derrotado seis lustros ha que nada? -"...innumerables cuerposhermanadospor una herida fresca en todo el pecho"(Virgilio Garsaball)Grenobleera entonces la ciudad de los suicidas,pero nunca se supo,nadie dijopor qué extraña razón de parentescolos perros ladraban a la lunay el viejo clochard¡tan torpemente!preguntaba la edad de las palomas.Era ciertoque podríamos vender nuestra miseriaa cualquier transeúnte avaricioso,que una dama italiana compraríatus poemas a diez lirasy que AntonioFernando, el otro Antonio, Victoriano,los amigos comunes perfilabanuna tierra más allá del desencanto.Era ciertoy lo es que cada nochesubíamos de un modo inexplicableal punto más alto de la historia:allí Pablode Chile, allí Vallejo,Vladimiro Maiacovski boca arribacomo aquél que se cansa de ser hombrey es un muerto no más¡quién lo dijera!Cada nocheamigo, cada heridaque susurra quién sabe de qué modocuando toda la canción nos es extrañay el viejo clochard pasa de largocontando las estrellas con los dedospor ver de redimirtanto silencio. -PEQUEÑArosa,rosa pequeña,a veces,diminuta y desnuda,pareceque en una mano míacabes,que así voy a cerrartey a llevarte a mi boca,perode prontomis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,has crecido,suben tus hombros como dos colinas,tus pechos se pasean por mi pecho,mi brazo alcanza apenas a rodear la delgadalínea de luna nueva que tiene tu cintura:en el amor como agua de mar te has desatado:mido apenas los ojos más extensos del cieloy me inclino a tu boca para besar la tierra. -1¿Qué puedo hacer? Ellos te destruyeron,¡Qué encuentro más cruel que el separarse!Aquí hubo un surtidor, allá alamedas,más a lo lejos verdecía el parque...La aurora más rosada que ella mismafue aquél abril. Olor a húmeda tierra,a primer beso...2Las hojas de este sauce en el siglo pasado se murieron,para brillar cien veces más lozanas en la forma de un verso.Las rosas se trocaron en purpúreas rosaledas silvestres,pero los himnos de la escuela siguen brotando sin desánimo.¡Medio siglo pasó! Fui premiada por la divina suertey en los días violentos olvidé el fluir de los años.¡Ya no voy por allí! Pero a la orilla del río de la muerte,yo llevaré mis trémulos jardines de Tsárskoie Seló. -A la muerte de Luis Palés MatosEn pedestal de olael mar levanta el canto:... ... «¿hacia dóndetú, si no hay...... espacio donde puedas contenerte?»Incansable viajero sin navíorumbo de ala tendida hacia un paísde imaginaria geografíadonde tan quieto estás... ...------¿Oyes tu canto bajo la noche sola de los trópicosdesde un sinfín de estrellas y de islasy playas inasibles de silencioen la infinita orilla transitandoeco de oleajes de astros de palabras...¿Dónde toca tu voz?¿Dónde tu mano alcanzará su tiempo?Tu mano alucinante de poesíatu solo tiempo logrado al finen el hallazgo de tu rama y de tu puerta.¡Es el mar "Palés" que te abresus brazos constelados!Cruzado de silencio el roto puentedel amor al Amoren música de lágrimas tendido.Del amor al Amor penar penandocomo se pena el sueño y el olvido.¡Salvado estás de aquel atroz calmazo!De sal y sed tu corazón transido... ...¡Qué catedral de jazmines incensiadade tu pasión atroz oficia el salmo!Tremenda humanidad de corza herida.Tallo de luz-diamante esfuminado.Columbrada azucena de poesíaen palabra y oleaje tranformandola voz del mar que en mar de vozte canta un cielo abiertoen claridad del alba estremecido.Recuerdo... eternidad...Voz y silencio.En la hora de la islay la palabra«que es como un despedirsey una ausencia...»miras un niñoy tu mirar se vuelveDios y llantobrisa de nieve y nube en lejaníaremanso de huracán"ola vencida"tumbo en la orilla de la más sola soledadsin canto:...«tiran de ti con tenue hilo de estrella»Te llaman y te vas"ala rendida"y el amor y el Amorse van contigo...Salvado estés " Palésque el mar te canta su infatigable olade poesía. -La noche es movimiento de penumbrasluchando para ser eternas, ríode manos en los cuerpos que divagasobre el influjo de la sangre dulce.Silenciosos, los ángeles nos amancomo aman los caimanes, con la furiade un sexo desmedido, con lujuria.La noche es la simiente de los pasosque aniquilan las luces de los lechos,y son los cuerpos sombras de esa nocheque dominan la oscuridad tardía.Silenciosos, los ángeles nos amancomo aman los caballos, con ardor,reclamando sus alas el perdón.La piel anhela el roce de las sombrasque se desprenden ávidas, ventiscasde amores sofocados, tenues nieblasimposibles de aprehender, limosnas.Los ángeles nos odian por la carne,ésa que envuelta en noche se proclamaen la ofrenda del cuerpo que se ama. -20 poemas de amor y una canción desesperadaPuedo escribir los versos más tristes esta noche.Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»El viento de la noche gira en el cielo y canta.Puedo escribir los versos más tristes esta noche.Yo la quise, y a veces ella también me quiso.En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.La besé tantas veces bajo el cielo infinito.Ella me quiso, a veces yo también la quería.Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.Puedo escribir los versos más tristes esta noche.Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.La noche está estrellada y ella no está conmigo.Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.Mi alma no se contenta con haberla perdido.Como para acercarla mi mirada la busca.Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,Mi alma no se contenta con haberla perdido.Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. -Alfarero sobre el tapiz de los días,¿con qué barro modelé tu garganta de ídoloy tus piernas que se tuercen como arroyos?Mi pulgar afinó tu vientremás liso que la piel de los tambores nupciales.He puesto cuerdas al arco nuevo de tu sonrisay engarcé dos noches en el sitio de tus ojos...¡Ídolo de los alfareros!Yo se que redondeas el cántaro de la mañanay lo pintas de soly lo llenas con una luz rota de pájaros.Ídolo de los alfarerosque se sientan sobre el tapiz de los días...He quemado a tu piela madera fragante de mi palabra.El viento no deshojó todavíaun tulipán de música más bonito que tu nombre.¡Haz que maduren los frutosy que la lluvia deje su país de llanto,ídolo de los alfarerosque se sientan sobre el tapiz de los días!Si no mis odios bailaránsobre la tierra de tu carne... -En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,tras tanto varïar vida y destino,tras tanto de uno en otro desatino,pensar todo apretar, nada cogiendo;tras tanto acá y allá, yendo y viniendocual sin aliento, inútil peregrino;¡oh Dios!, tras tanto error del buen caminoyo mismo de mi mal ministro siendo,hallo, en fin, que ser muerto en la memoriadel mundo es lo mejor que en él se asconde,pues es la paga dél muerte y olvido;y en un rincón vivir con la vitoriade sí, puesto el querer tan sólo adondees premio el mismo Dios de lo servido. -Setenta balcones hay en esta casa,setenta balcones y ninguna flor.¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?¿Odian el perfume, odian el color?La piedra desnuda de tristeza¡dan una tristeza los negros balcones!¿No hay en esta casa una niña novia?¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?¿Ninguno desea ver tras los cristalesuna diminuta copia de jardín?¿En la piedra blanca trepar los rosales,en los hierros negros abrirse un jazmín?Si no aman las plantas no amarán el ave,no sabrán de música, de rimas, de amor.Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...¡Setenta balcones y ninguna flor! -Que a recibillo con sediento pasoDe su roca natal se precipita,Y mucha sal no sólo en poco vaso,Mas en su ruina bebe,Y a su fin, cristalina mariposa"No alada, sino undosa",En el farol de Tetis solicita.Muros desmantelando, pues, de arena,Centauro ya espumoso el océano"Medio mar, medio ría"Dos veces huella la campaña al día,Escalar pretendiendo el monte en vano,De quien es dulce venaEl tarde ya torrenteArrepentido, y aun retrocedente.Eral lozano así novillo tierno,De bien nacido cuernoMal lunada la frente,Retrógrado cedió en desigual luchaA duro toro, aun contra el viento armado:No, pues, de otra maneraA la violencia muchaDel padre de las aguas, coronadoDe blancas ovas y de espuma verde,Resiste obedeciendo, y tierra pierde.En la incierta ribera"Guarnición desigual a tanto espejo",Descubrió la alba a nuestro peregrinoCon todo el villanaje ultramarino,Que a la fiesta nupcial, de verde tejoToldado, ya capaz tradujo pino.Los escollos el sol rayaba, cuandoCon remos gemidores,Dos pobres, se aparecen, pescadores,Nudos al mar, de cáñamo, fiando.Ruiseñor en los bosques no más blando,El verde robre que es barquillo ahora,Saludar vio la Aurora,Que al uno en dulces quejas "y no pocas"Ondas endurecer, liquidar rocas.Señas mudas la dulce voz dolientePermitió solamenteA la turba, que dar quisiera vocesA la que de un ancón segunda haya"Cristal pisando azul con pies veloces"Salió improvisa, de una y de otra playaVínculo desatado, inestable puente.La prora diligenteNo sólo dirigió a la opuesta orilla,Mas redujo la música barquilla,Que en dos cuernos del mar caló no brevesSus plomos graves y sus corchos leves.Los senos ocupó del mayor leñoLa marítima tropa,Usando al entrar todosCuantos les enseñó corteses modosEn la lengua del agua ruda escuela,Con nuestro forastero, que la popaDel canoro escogió bajel pequeño.Aquél, las ondas escarchando, vuela;Éste, con perezoso movimiento,El mar encuentra, cuya espuma canaSu parda aguda proraResplandeciente cuelloHace de augusta Colla peruanaA quien hilos el Sur tributó cientoDe perlas cada hora.Lágrimas no enjugó más de la auroraSobre vïolas negras la mañana,Que arrolló su espolón con pompa vanaCaduco aljófar, pero aljófar bello.Dando el huésped licencia para ello,Recurren no a las redes que, mayores,Mucho océano y pocas aguas prenden,Sino a las que ambiciosas menos penden,Laberinto nudoso de marino.Dédalo, si de leño no, de lino,Fábrica escrupulosa, y aunque incierta,Siempre murada, pero siempre abierta.Liberalmente de los pescadoresAl deseo el estero corresponde,Sin valelle al lascivo ostión el justoArnés de hueso, dondeLisonja breve al gusto"Mas incentiva" esconde:Contagio original quizá de aquellaQue, siempre hija bellaDe los cristales, unaVenera fue su cuna.Mallas visten de cáñamo al lenguado,Mientras, en su piel lúbrica fiado,El congrio, que viscosamente lisoLas telas burlar quiso,Tejido en ellas se quedó burlado.Las redes califica menos gruesas,Sin romper hilo alguno,Pompa el salmón de las reales mesas,Cuando no de los campos de Neptuno,Y el travieso robalo,Guloso, de los cónsules, regalo.Éstos y muchos más, unos desnudos,Otros de escamas fáciles armados,Dio la ría pescados,Que, nadando en un piélago de nudos,No agravan poco el negligente robre,Espacïosamente dirigidoAl bienaventurado albergue pobre,Que, de carrizos frágiles tejido,Si fabricado no de gruesas cañas,Bóvedas lo coronan de espadañas.El peregrino, pues, haciendo en tantoInstrumento el bajel, cuerdas los remos,Al céfiro encomienda los extremosDeste métrico llanto:«Si de aire articuladoNo son dolientes lágrimas suavesEstas mis quejas graves,Voces de sangre, y sangre son del alma.Fíelas de tu calma¡Oh mar! quien otra vez las ha fiadoDe su fortuna aun más que de su hado.»¡Oh mar, oh tú, supremoModerador piadoso de mis daños!Tuyos serán mis años,En tabla redimidos poco fuerteDe la bebida muerte,Que ser quiso, en aquel peligro extremo,Ella el forzado y su guadaña el remo.»Regiones pise ajenas,O clima propio, planta mía perdida,Tuya será mi vida,Si vida me ha dejado que sea tuyaQuien me fuerza a que huyaDe su prisión, dejando mis cadenasRastro en tus ondas más que en tus arenas.»Audaz mi pensamientoEl cénit escaló, plumas vestidoCuyo vuelo atrevido"Si no ha dado su nombre a tus espumas"De sus vestidas plumasConservarán el desvanecimientoLos anales diáfanos del viento»Esta, pues, culpa míaEl timón alternar menos seguroY el báculo más duroUn lustro ha hecho a mi dudosa mano,Solicitando en vanoLas alas sepultar de mi osadíaDonde el Sol nace o donde muere el día.»Muera, enemiga amada,Muera mi culpa, y tu desdén le guarde,Arrepentido tarde,Suspiro que mi muerte haga leda,Cuando no le suceda,O por breve o por tibia o por cansada,Lágrima antes enjuta que llorada.»Naufragio ya segundo,O filos pongan de homicida hierroFin duro a mi destierro;Tan generosa fe, no fácil onda,No poca tierra esconda:Urna suya el océano profundo,Y obeliscos los montes sean del mundo.»Túmulo tanto debeAgradecido Amor a mi pie errante;Líquido, pues, diamanteCalle mis huesos, y elevada cimaSelle sí, mas no oprima,Esta que le fiaré ceniza breve,Si hay ondas mudas y si hay tierra leve».No es sordo el mar: la erudición engaña.Bien que tal vez sañudoNo oya al piloto, o le responda fiero,Sereno disimula más orejasQue sembró dulces quejas"Canoro labrador" el forasteroEn su undosa campaña.Espongïoso, pues, se bebió y mudoEl lagrimoso reconocimiento,De cuyos dulces números no pocaConcentuosa sumaEn los dos giros de invisible plumaQue fingen sus dos alas hurtó el viento;Eco "vestida una cavada roca"Solicitó curiosa y guardó avaraLa más dulce "si no la menos clara"Sílaba, siendo en tantoLa vista de las chozas fin del canto.Yace en el mar, si no continuadaIsla, mal de la tierra dividida,Cuya forma tortuga es perezosa:Díganlo cuantos siglos ha que nadaSin besar de la playa espacïosaLa arena, de las ondas repetida.A pesar, pues, del agua que la oculta,Concha, si mucha no, capaz ostentaDe albergues, donde la humildad contentaMora, y Pomona se venera culta.Dos son las chozas, pobre su artificioMás aún que caduca su materia:De los mancebos dos, la mayor, cuna;De las redes la otra y su ejercicio,Competente oficina.Lo que agradable más se determinaDel breve islote, ocupa su fortuna,Los extremos de fausto y de miseriaModerando. En la plancha los recibeEl padre de los dos, émulo canoDel sagrado Nereo, no ya tantoPorque a la par de los escollos vive,Porque en el mar preside comarcanoAl ejercicio piscatorio, cuantoPor seis hijas, por seis deidades bellas,Del cielo espumas y del mar estrellas.Acogió al huésped con urbano estilo,Y a su voz, que los juncos obedecen,Tres hijas suyas cándidas le ofrecen,Que engaños construyendo están de hilo.El huerto le da esotras, a quien debeSi púrpura la rosa, el lilio nieve,De jardín culto así en fingida gruta,Salteó al labrador pluvia improvisaDe cristales inciertos, a la seña,O a la que torció, llave, el fontanero:Urna de Acuario, la imitada peñaLe embiste incauto, y si con pie groseroPara la fuga apela, nubes pisa,Burlándolo aun la parte más enjuta.La vista saltearon poco menosDel huésped admiradoLas no líquidas perlas que, al momento,A los corteses juncos "por que el vientoNudos les halle un día, bien que ajenos"El cáñamo remiten, anudado.Y de Vertumno al término labradoEl breve hierro, cuyo corvo dienteLas plantas le mordía cultamente.Ponderador saluda afectuosoDel esplendor que admira el extranjeroAl Sol, en seis luceros dividido;Y "honestamente al fin correspondidoDel coro vergonzoso"Al viejo sigue, que prudente ordenaLos términos confunda de la cenaLa comida prolija de pescados,Raros muchos, y todos no comprados,Impidiéndole el día al forastero,Con dilaciones sordas le divierteEntre unos verdes carrizales, dondeArmonïoso número se escondeDe blancos cisnes, de la misma suerteQue gallinas domésticas al grano,A la voz concurrientes del anciano.En la más seca, en la más limpia aneaVivificando están muchos sus huevos,Y mientras dulce aquél su muerte anunciaEntre la verde juncia,Sus pollos éste al mar conduce nuevos,De Espío y de Nerea"Cuando más oscurecen las espumas"Nevada invidia, sus nevadas plumas. -AHORA me dejen tranquilo.Ahora se acostumbren sin mí.Yo voy a cerrar los ojosY sólo quiero cinco cosas,cinco raices preferidas.Una es el amor sin fin.Lo segundo es ver el otoño.No puedo ser sin que las hojasvuelen y vuelvan a la tierra.Lo tercero es el grave invierno,la lluvia que amé, la cariciadel fuego en el frío silvestre.En cuarto lugar el veranoredondo como una sandía.La quinta cosa son tus ojos,Matilde mía, bienamada,no quiero dormir sin tus ojos,no quiero ser sin que me mires:yo cambio la primaverapor que tú me sigas mirando.Amigos, eso es cuanto quiero.Es casi nada y casi todo.Ahora si quieren se vayan.He vivido tanto que un díatendrán que olvidarme por fuerza,borrándome de la pizarra:mi corazón fue interminable.Pero porque pido silenciono crean que voy a morirme:me pasa todo lo contrario:sucede que voy a vivirme.Sucede que soy y que sigo.No será, pues, sino que adentrode mí crecerán cereales,primero los granos que rompenla tierra para ver la luz,pero la madre tierra es oscura:y dentro de mí soy oscuro:soy como un pozo en cuyas aguasla noche deja sus estrellasy sigue sola por el campo.Se trata de que tanto he vividoque quiero vivir otro tanto.Nunca me sentí tan sonoro,nunca he tenido tantos besos.Ahora, como siempre, es temprano.Vuela la luz con sus abejas.Déjenme solo con el día.Pido permiso para nacer. -Resultará forzoso el cruel alejamientoy habrá que decidirse, como lo inevitable,lo mismo que aceptamos la violencia del viento,el rugido del mar o el tiempo inexorable.Habrá que tener ánimo en el fatal momentopara abdicar de todo lo que nos fue agradable,y saber resignarnos en el recogimientocon el gesto tranquilo ante lo inapelable.Los ojos en el cielo, frente al azul del día,serán dulce consuelo las venturas de otrora"el hogar de la infancia, juventud, poesía",y al alumbrar la luna, al filo de la sombra,tendré la paz ansiada, y llegará la horaen que cerca de Dios, tan sólo a Dios se nombra. -En las alas oscuras de la racha cortanteme das, al mismo tiempo, una pena y un goce:algo como la helada virtud de un seno blando,algo en que se confunden el cordial refrigerioy el glacial desamparo de un lecho de doncella.He aquí que en la impensada tiniebla de la mudaciudad, eres un lampo ante las fauces lóbregasde mi apetito: he aquí que en la húmeda tinieblade la lluvia, trasciendes a candor como un linorecién lavado, y hueles, como él, a cosa casa;he aquí que entre las sombras regando estás la esenciadel pañolín de lágrimas de alguna buena novia.Me embozo en la tupida oscuridad, y piensopara ti estos renglones, cuya rima recónditahas de advertir en una pronta adivinaciónporque son como pétalos nocturnos, que te llevanun mensaje de un singular clarosfrío;y en las tinieblas húmedas me recojo, y te mandoestas sílabas frágiles, en tropel, como ráfagade misterio, al umbral de tu espíritu en vela.Toda tú te deshaces sobre mí como unaescarcha, y el traslúcido meteoro prolóngasefuera del tiempo; y suenan tus palabras remotasdentro de mí, con esa intensidad quiméricade un reloj descompuesto que da horas y horasen una cámara destartalada... -El árbol se levanta sobre la tapia hundida.El viejo campanario "la paloma que habíahuyó bajo la guerra- está desierto:Todo es la sombra.El monte desolado invade el patio,el pozo seco,el niño destrozado por la yedra.Alguien recuerda "Antes estuve aquí,hoy ya no vuelvo- por los muros de adoba calcinados:¿Quién ha puesto el olivoenfrente del olivo?¿Quién ha dejado sangreenfrente de la sangre?¿Quién ha traído muerteen contra de la muerte?¿Quién, en fin, ha destruido al hombrecontra el hombre?Sobre la casa yerta ya nadie se levanta. -Vive conmigo no sé qué mujerinvisible y perfecta, que me encumbraen cada anochecer y amanecer.Sobre caricaturas y parodias,enlazado mi cuerpo con el suyo,suben al cielo como dos custodias...Dogma recíproco del corazón:¡ser, por virtud ajena y virtud propia,a un tiempo la Ascención y la Asunción!Su corazón de niebla y teología,abrochado a mi rojo corazón,traslada, en una música estelar,el Sacramento de la Eucaristía.Vuela de incógnito el fantasma de yeso,y cuando salimos del fin de la atmósferame da medio perfil para su diálogoy un cuarto de perfil para su beso...Dios, que me ve que sin mujer no atinoen lo pequeño ni en lo grande, diomede ángel guardián un ángel femenino.¡Gracias, Señor, por el inmenso donque transfigura en vuelo la caída,juntando, en la miseria de la vida,a un tiempo la Ascensión y la Asunción! -No dejes, pues, sin destilar tu savia,que la mano invernal tu estío borre:aroma un frasco y antes que se esfumeenriquece un lugar con tu belleza.No ha de ser una usura prohibidala que alegra a quien paga de buen grado;y tú debes dar vida a otro tú mismo,feliz diez veces, si son diez por uno.Más que ahora feliz fueras diez veces,si diez veces, diez hijos te copiaran:¿qué podría la muerte, si al partiren tu posteridad siguieras vivo?No te obstines, que es mucha tu hermosura -Si Amor entre las plumas de su nidoPrendió mi libertad, ¿qué hará ahora,Que en tus ojos, dulcísima señora,Armado vuela, ya que no vestido?Entre las vïoletas fui heridoDel áspid que hoy entre los lilios mora;Igual fuerza tenías siendo aurora,Que ya como sol tienes bien nacido.Saludaré tu luz con voz doliente,Cual tierno ruiseñor en prisión duraDespide quejas, pero dulcemente.Diré como de rayos vi tu frenteCoronada, y que hace tu hermosuraCantar las aves, y llorar la gente. -Sobre la sombra del viento, sangre, sangre, sangre.Fotografías de Macbeth y Lady Macbethen las ventanas del castillo.Con la sonrisa comida por los buitres.En sus hombros, el tiempo resbala suavemente,sobre los excrementos de los pájaros.El viento se arrastra como la serpienteque vuela y ataca sin piedadentre la piedra y el árbol (ventana y abismo).La noche vuela como el vientosobre figuras de piedraque se deshacen poco a poco. -Un hombrealegrees uno másen el corode hombresalegresun hombretristeno se parecea ningún otrohombretriste -Si el hombre pudiera decir lo que ama,si el hombre pudiera levantar su amor por el cielocomo una nube en la luz;si como muros que se derrumban,para saludar la verdad erguida en medio,pudiera derrumbar su cuerpo,dejando sólo la verdad de su amor,la verdad de sí mismo,que no se llama gloria, fortuna o ambición,sino amor o deseo,yo sería aquel que imaginaba;aquel que con su lengua, sus ojos y sus manosproclama ante los hombres la verdad ignorada,la verdad de su amor verdadero.Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguiencuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;alguien por quien me olvido de esta existencia mezquinapor quien el día y la noche son para mí lo que quiera,y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritucomo leños perdidos que el mar anega o levantalibremente, con la libertad del amor,la única libertad que me exalta,la única libertad por que muero.Tú justificas mi existencia:si no te conozco, no he vivido;si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. -Ha comenzado a llover,calladamente,como si diciembre amenazase con perdurar por siempreentre nosotros.Las calles se han salpicado de nombres propios,de recuerdos que discurren, como el agua,recuerdo abajo.Tal vez por eso,hoy he rememorado mi infancia,las páginas repetidas del pasado,una noche frente al fogón,calado de ingenuidad hasta los huesos,escuchando sobre el tejado de pizarraeste mismo sonido monótono de la lluviagolpeándolo todo,regresándolo todo,reprochándolo todo. -... Tántalo en fugitiva fuente de oro.F. DE QUEVEDOCuerpo de la mujer, río de orodonde, hundidos los brazos, recibimosun relámpago azul, unos racimosde luz rasgada en un frondor de oro.Cuerpo de la mujer o mar de orodonde, amando las manos, no sabemos,si los senos son olas, si son remoslos brazos, si son alas solas de oro...Cuerpo de la mujer, fuente de llantodonde, después de tanta luz, de tantotacto sutil, de Tántalo es la pena.Suena la soledad de Dios. Sentimosla soledad de dos. Y una cadenaque no suena, ancla en Dios almas y limos. -Quedó abrazada al muro, amante, la glicina,y grávido de frutos de oro, el limonero;la cola de tijera mostró una golondrinay el gorrión revolando, de píos mensajero.Debajo de los árboles era la hierba finaque peinara "amoroso, a diario" el jardinero;la estrella federal sangraba en cada esquinay, cual si fuera única, en su patita, el tero.Así pasó el jardín de mis juegos de otrora"paraíso de sueños, tierra de fantasía"para que la nostalgia lo añore tanto ahora.Aunque la vida mata, de a poco, acaso, es ciertoy queremos volver a la simple alegríade un jardín, unas flores, un vergel o algún huerto. -Dura ha de ser la vida hasta el instanteen que veles tu memoria en este espejo:tus labios fríos no tendrán ya refugioy en tus manos vacías abrazarás la muerte.J. L. PaneroII¿A qué hora, en cuál de estos espejos,recuperar la imagen de aquel niño?No la imagen del niño que se peinapara ir a la escuela, sino el otroque restriega los párpados y esparcelos restos de otras caras contra un número.Mi corazón da pistas. Pero el vidrio,¿me sabría orientar con vibracionesdirigidas al cuarto en que despierta?¡O el niño, abandonados los reflejosdeformes de su fiebre soñadora,espera, de esta forma, que le nombre?IIDetrás de este silencio, otro silencio.Pero, ¿dónde detrás de «otro silencio»?"«Y este gesto se graba?¿De qué modomi derecha está ahora en esa izquierda?»(Y seguirán fluyendo las palabraspor la boca de un niño delirante,o, tal vez, esta voz, y luego el diálogode los dos con la araña de costumbre:el reloj que nos resta y que nos sumahasta dar con la cifra del acuerdo.)IIITe buscas en los charcosde una ciudad llovida en el recuerdo.Te miras, y no creesni en el reflejo de tu cuerpo seco,ni en la ausencia del rostro de aquel niño.Aguardas a que lluevasobre estas mismas aguas estancadaspara que tu miradase superponga al rostro que fue tuyo;para que tus anhelosemerjan con la forma de otro tiempo,y, así, saber mañanaqué quedará de aquello que has perdido.IVEstáis muertos/ ...Os digo, pues,que la vida está en el espejo,y que vosotros sois el original, la muerte.C. VallejoAquí se mira un muerto,aquí se busca un niño,y ese niño eres tú.Pero, no, es mentira:el alcanfor preserva su recuerdode tus zarpas ansiosas, y no hay llaveque desvele un semblante que fue tuyo,porque nunca hubo máscara.Tú mismote has vestido de tiempo contra ti.Querrás ver tu ataúd en el armariodonde buscas tus huellas;sólo esun baúl invertido.No existe otra mortaja a tu medidaque la de ese propósito;tus trajesno podrán ocultar tanto desnudo.Volverás al espejo en el que antañose reflejó el que fuiste; sólo eso"tu imagen inmediata y la certezade que un niño la tuvo en otro tiempo"te hará cómplice suyo de la vida.Recitarás, entonces, esta estrofapara acabar con todas las doctrinas:«Yo soy ajeno a mi conocimiento,soy esa carne cruda que se exhibeante su propia historia,soy el original, la muerte.»IIIEn trocitos de vidrios recibíamos luz paralos juegos.Burlábamos, primero, la dirección del sol, luegolos rostrosde los ensimismados transeúntes,buscando el desconcierto.¿El sol, el hombre?Pero fuimos nosotros los que, al final, burlamosnuestros cuerposcuando al sol expusimos el deseo dormidohacia otros cuerpos.IIYo que sentí el horror de los espejos.J. L. BorgesDel tedio por los ritos más banales,los espejos oblicuosnos iban rescatando con un vértigohacia otra realidad insospechada.Una risa nerviosanegaba la patente del inventoa los que nos creíamos calzadospor las pequeñas cosas;y, a la puertadel mágico comercio, parecíanmás débiles las voces de las madres,más ágiles los pasos sobre un sueloque ya no se movía,mas los ojosmiraban a las cosas con el miedodel que se gusta ajeno mas sospechaque puede ver su imagen deformada. -Que el clavel y la rosa,¿cuál era más hermosa?El clavel, lindo en color,y la rosa todo amor;el jazmín de honesto olor,la azucena religiosa,¿Cuál es la más hermosa?La violeta enamorada,la retama encaramada,la madreselva mezclada,la flor de lino celosa.¿Cuál es la más hermosa?Que el clavel y la rosa,¿cuál era más hermosa? -Todavía tengo casi todos mis dientescasi todos mis cabellos y poquísimas canaspuedo hacer y deshacer el amortrepar una escalera de dos en dosy correr cuarenta metros detrás del ómnibuso sea que no debería sentirme viejopero el grave problema es que antesno me fijaba en estos detalles. -Cierro los ojos para disuadirme.Ahora no es, no puede ser la muerte.Está el escarabajo a tropezones,mi sed de ti, la baja tarde inmóvil.De veras está todo como antes:el cielo tan inerme,la misma soledad tan maciza,la luz que se devora y no comprende.Todo está como antesde tu rostro sin nubes,todo aguarda como antes la anunciadaestación en suspenso,pero también estaba entonces este pánicode no saber huir y no saberalejarme del odio.De veras todo estádestruido, indescifrable,como verdad caída inesperadamentedel cielo o del olvidoy si alguien, algo, me golpea los párpadoses una lenta gota empecinada.Ahora no es, no puede ser la muerte.Abro los ojos para convencerme. -¿Qué santo o qué gloriosavirtud, qué deidad que el cielo admira,oh Musa poderosaen la cristiana lira,diremos entretanto que retirael sol con presto vueloel rayo fugitivo en este día,que hace alarde el cielode su caballería?¿qué nombre entre estas breñas a porfíarepetirá sonandola imagen de la voz, en la manerael aire deleitandoque el Efrateo hicieradel sacro y fresco Hermón por la ladera?;a do, ceñido el orocrespo con verde hiedra, la montañacondujo con sonorolaúd, con fuerza y mañadel oso y del león domó la saña.Pues, ¿quién diré primero,que el Alto y que el Humilde?, y que, la vidapor el manjar groserorestituyó perdida,que al cielo levantó nuestra caída,igual al Padre Eterno,igual al que en la tierra nace y mora,de quien tiembla el infierno,a quien el sol adora,en quien todo el ser vive y se mejora.Después el vientre entero,la Madre desta Luz será cantada,clarísimo Luceroen esta mar turbada,del linaje humanal fiel abogada.Espíritu divino,no callaré tu voz, tu pecho opuestocontra el dragón malino;ni tú en olvido puestoque a defender mi vida estás dispuesto.Osado en la promesa,barquero de la barca no sumida,y a ti que la lucidanoche te traspasó de muerte a vida.¿Quién no dirá tu lloro,tu bien trocado amor, oh Magdalena;de tu nardo el tesoro,de cuyo olor la ajenacasa, la redondez del mundo es llena?Del Nilo moradora,tierna flor del saber y de pureza,de ti yo canto agora;que en la desierta alteza,muerta, luce tu vida y fortaleza.¿Diré el rayo Africano?¿diré el Stridonés sabio, elocuente?¿o el panal Romano?¿o del que justamentenombraron Boca de oro entre la gente?Columna ardiente en fuego,el firme y gran Basilio al cielo toca,mayor que el miedo y ruego;y ante su rica bocala lengua de Demóstenes se apoca.Cual árbol con los añosla gloria de Francisco sube y crece;y entre mil ermitañosel claro Antón pareceluna que en las estrellas resplandece.¡Ay, Padre! ¿y dó se ha idoaquel raro valor? ¡Oh!, ¿qué malvadoel oro ha destruidode tu templo sagrado?¿quién cizañó tan mal tu buen sembrado?Adonde la azucenalucía, y el clavel, do el rojo trigo,reina agora la avena,la grama, el enemigocardo, la sinjusticia, el falso amigo.Convierte piadosotus ojos y nos mira, y con tu manoarranca poderosolo malo y lo tirano,y planta aquello antiguo, humilde y llano.Da paz a aqueste pecho,que hierve con dolor en noche escura;que fuera deste estrechodiré con más dulzuratu nombre, tu grandeza y hermosura.No niego, dulce amparodel alma, que mis males son mayoresque aqueste desamparo;mas, cuanto son peores,tanto resonarán más tus loores. -No me aflige morir; no he rehusadoacabar de vivir, ni he pretendidoalargar esta muerte que ha nacidoa un tiempo con la vida y el cuidado.Siento haber de dejar deshabitadocuerpo que amante espíritu ha ceñido;desierto un corazón siempre encendido,donde todo el Amor reinó hospedado.Señas me da mi ardor de fuego eterno,y de tan larga y congojosa historiasólo será escritor mi llanto tierno.Lisi, estáme diciendo la memoriaque, pues tu gloria la padezco infierno,que llame al padecer tormentos, gloria. -a Agnes HazenboschLlevo contando el cierzo, el aire, el suelo,la bruma, los geranios y el rocío.Sumo la hierba, el sol, la sombra nuevade la cosecha convertida en trigo.Anoto auroras, tallos, ramas, fuego,crepúsculos, maderos y navíos.Procuro no olvidar ningún silencio,ninguna media voz, ningún testigo.Y ahora sé que aún estoy en faltacon tantos mundos. Este es mi libro:un transcurrir del día innumerable,de cuanto se han callado los espinospara que se dijeran los amantes.Más puede mi palabra que el olvido.Se escriben muchas cosas, pero olvidanel pueblo a media luz, algún ladrido,las sábanas recién desarregladas,aquel amor que nace clandestino. -Huid, contentos, de mi triste pecho;¿qué engaño os vuelve a do nunca pudistestener reposo ni hacer provecho?Tened en la memoria cuando fuistescon público pregón, ¡ay!, desterradosde toda mi comarca y reinos tristes,a do ya no veréis sino nublados,y viento, y torbellino, y lluvia fiera,suspiros encendidos y cuidados.No pinta el prado aquí la primavera,ni nuevo sol jamás las nubes dora,ni canta el ruiseñor lo que antes era.La noche aquí se vela, aquí se llorael dia miserable sin consueloy vence el mal de ayer el mal de agora.Guardad vuestro destierro, que ya el suelono puede dar contento al alma mía,si ya mil vueltas diere andando el cielo.Guardad vuestro destierro, si alegría,si gozo, y si descanso andáis sembrando,que aqueste campo abrojos solo cría.Guardad vuestro destierro, si tornandode nuevo no queréis ser castigadoscon crudo azote y con infame bando.Guardad vuestro destierro que, olvidadosde vuestro ser, en mí seréis dolores:¡tal es la fuerza de mis duros hados!Los bienes más queridos y mayoresse mudan, y en mi daño se conjuran,y son, por ofenderme, a sí traidores.Mancíllanse mis manos, si se apuran;la paz y la amistad, que es cruda guerra;las culpas faltan, más las penas duran.Quien mis cadenas más estrecha y cierraes la inocencia mía y la pureza;cuando ella sube, entonces vengo a tierra.Mudó su ley en mí naturaleza,y pudo en mí el dolor lo que no entiendeni seso humano ni mayor viveza.Cuanto desenlazarse más pretendeel pájaro captivo, más se enliga,y la defensa mía más me ofende.En mí la culpa ajena se castigay soy del malhechor, ¡ay!, prisionero,y quieren que de mí la Fama diga:«Dichoso el que jamás ni ley ni fuero,ni el alto tribunal, ni las ciudades,ni conoció del mundo el trato fiero.Que por las inocentes soledades,recoge el pobre cuerpo en vil cabaña,y el ánimo enriquece con verdades.Cuando la luz el aire y tierras baña,levanta al puro sol las manos puras,sin que se las aplomen odio y saña.Sus noches son sabrosas y seguras,la mesa le bastece alegrementeel campo, que no rompen rejas duras.Lo justo le acompaña, y la lucienteverdad, la sencillez en pechos de oro,la fee no colorada falsamente.De ricas esperanzas almo coro,y paz con su descuido le rodean,y el gozo, cuyos ojos huye el lloro.»Allí, contento, tus moradas sean;allí te lograrás, y a cada unode aquellos que de mi saber desean,les di que no me viste en tiempo alguno. -Si atraviesas las estacionesconservando en tus manos hechas cántarola lluvia de la infancia que debíamos compartir,nos reuniremos en el lugaren donde los sueños corren jubilososcomo ovejas liberadas del corraly en donde brillará sobre nosotrosla estrella que nos fuera prometida.Pero ahora te envío esta carta de lluviaque te lleva un jinete de lluviapor caminos acostumbrados a la lluvia.Ruega por mí, reloj,en estas horas monótonas como ronroneos de gato.He vuelto a la casa que conserva las cenizasque hacen renacer a los fantasmas que odio.Alguna vez salí al patio a decirles a los conejosque el amor había muerto.Aquí no debo recordar a nadie,aquí debo olvidar la colina de los aromosporque la mano que cortó aromosahora cava una fosa.El pasto ha crecido demasiado como para arrancarlo.En el techo de la casa vecinase pudre una pelota de trapodejada allí por un niño muerto.Entre las tablas del cerco me miran rostrosque creía olvidados,y mi amigo espera en vano que en el ríocentellee su buena estrella.Tú, como en mis sueños, vienes atravesando las estacionescon la lluvia de la infanciaen tus manos hechas cántaroEn el invierno nos reunirá el fuegoque encenderemos juntos.Nuestros cuerpos harán las noches tibiascomo el aliento de los bueyes,y al despertar veré que el pan sobre la mesatiene un resplandor más grande que el de los planetas enemigoscuando lo partan tus manos de adolescente.Pero ahora te envío una carta de lluviaque te lleva un jinete de lluviapor caminos acostumbrados a la lluvia. -A Antonio de ZayasNadie más cortesano ni pulidoque nuestro Rey Felipe, que Dios guarde,siempre de negro hasta los pies vestido.Es pálida su tez como la tarde,cansado el oro de su pelo undoso,y de sus ojos, el azul, cobarde.Sobre su augusto pecho generoso,ni joyeles perturban ni cadenasel negro terciopelo silencioso.Y, en vez de cetro real, sostiene apenascon desmayo galán un guante de antela blanca mano de azuladas venas. -Lo terreno, por ti,se hizo gustosoceleste.Luego,lo celeste, por mí,contento se hizohumano. -En la luna negrade los bandoleros,cantan las espuelas.Caballito negro.¿Dónde llevas tu jinete muerto?...Las duras espuelasdel bandido inmóvilque perdió las riendas.Caballito frío.¡Qué perfume de flor de cuchillo!En la luna negra,sangraba el costadode Sierra Morena.Caballito negro.¿Dónde llevas tu jinete muerto?La noche espoleasus negros ijaresclavándose estrellas.Caballito frío.¡Qué perfume de flor de cuchillo!En la luna negra,¡un grito! y el cuernolargo de la hoguera.Caballito negro.¿Dónde llevas tu jinete muerto? -Yo no quiero que a mi niñagolondrina me la vuelvan;se hunde volando en el Cieloy no baja hasta mi estera;en el alero hace el nidoy mis manos no la peinan.Yo no quiero que a mi niñagolondrina me la vuelvan.Yo no quiero que a mi niñala vayan a hacer princesa.Con zapatitos de oro¿cómo juega en las praderas?Y cuando llegue la nochea mi lado no se acuesta...Yo no quiero que a mi niñala vayan a hacer princesa.Y menos quiero que un díame la vayan a hacer reina.La subirían al tronoa donde mis pies no llegan.Cuando viniese la nocheyo no podría mecerla...¡Yo no quiero que a mi niñame la vayan a hacer reina! -A partir de nada comienzan el vueloLuego desnudosInician la acción imaginaria.Como los autorretratos que inventan alas a sus ángelesComo la guillotina que hipnotizó a CagliostroComo el piano que entró en dos patas a la musicoterapiaComo el norte que imantó a los presidentes de maderaComo los maravillas de la reacción comercial literaria.Los escritores mienten.Como el pulpo Como la telaraña.Como el poeta diplomáticoque importó té y como el que bebió en aquella cup. -Miro hacia atrás, hacia los años, lejos,Y se me ahonda tanta perspectivaQue del confín apenas sigue vivaLa vaga imagen sobre mis espejos.Aun vuelan, sin embargo, los vencejosEn torno de unas torres, y allá arribaPersiste mi niñez contemplativa.Ya son buen vino mis viñedos viejos.Fortuna adversa o próspera no auguro.Por ahora me ahínco en mi presente,Y aunque sé lo que sé, mi afán no taso.Ante los ojos, mientras, el futuroSe me adelgaza delicadamente,Más difícil, más frágil, más escaso. -Aljófares risueños de AlbïelaAl blanco alterno pie fue vuestra risa,En cuantos ya tejió coros Belisa,Undosa de cristal, dulce vihuela;Instrumento hoy de lágrimas, no os duelaSu epiciclo, de donde nos avisaQue rayos ciñe, que zafiros pisa,Que sin moverse, en plumas de oro vuela.Pastor os duela amante, que si tristeLa perdió su deseo en vuestra arena,Su memoria en cualquier región la asiste;Lagrimoso informante de su penaEn las cortezas que el alisio viste,En los suspiros cultos de su avena. -Garcilaso, que al bien siempre aspirastey siempre con tal fuerza le seguiste,que a pocos pasos que tras él corriste,en todo enteramente le alcanzaste,dime: ¿por qué tras ti no me llevastecuando de esta mortal tierra partiste?,¿por qué, al subir a lo alto que subiste,acá en esta bajeza me dejaste?Bien pienso yo que, si poder tuvierasde mudar algo lo que está ordenado,en tal caso de mí no te olvidaras:que o quisieras honrarme con tu ladoo a lo menos de mí te despidieras;o, si esto no, después por mí tornaras. -El sol se pierde "moneda de fuegoen su ciega alcancía.Duerme el tesoro, luego, en el pleno sosiego,hasta que lo descubre, de pronto, en el hondón,el picapedrero del día.(Tal le pasa al maduro corazón). -A la espalda, el ocaso,en los labios, estío,la renuncia en los ojos,y en las manos, el frío.Una sed de infinito, de infinitos instantesdonde ya no haya noches, ni mañanas, ni antes.En la fuente del tiempolos recuerdos cantaban:los deseos no mueren,las pasiones se acaban.Caracola ocarina de susurros remotosEn la orilla se lavan los amores ya rotos.En las olas que vienense encaraman empeños,en las olas que marchanjuguetean los sueños.Una sed que no cesa se ha colado en el alma,y no tiene veneros, ni vasijas, ni calma.Con la carne del trigose han dorado las eras,y se van los otoñosa buscar primaveras.Infinito el instante, infinito el anhelo.En el alma se aloja una esquirla del cielo. -«En tiempos de las hadas y de la hechicería...cuando la reina cruel consultaba su espejo...el duende Trasgolisto su sábana extendíay los siete enanitos pasaban en cortejo...»Cuando la Cenicienta perdía su zapato...cuando Caperucita visitaba a la abuela...cuando las botas mágicas calzábase el Gato...y, al par que Jack trepaba, crecía la habichuela...»La niña, ya impaciente, con la historia termina,colgándose amorosa del cuello de la madre:«Pero, Caperucita, ¿no tuvo padre?¿Por qué la Cenicienta se queda en la cocina?¿Y cómo a vivir sola no se va Blancanieves?¡No cuentes, madre mía, historias para bebes!» -Grandes, más que elefantes y que abadas,Títulos liberales como rocas,Gentiles hombres, sólo de sus bocas,Illustri cavaglier, llaves doradas;Hábitos, capas digo remendadas,Damas de haz y envés, viudas sin tocas,Carrozas de ocho bestias, y aun son pocasCon las que tiran y que son tiradas;Catarriberas, ánimas en pena,Con Bártulos y Abades la milicia,Y los derechos con espada y daga;Casas y pechos todo a la malicia;Lodos con perejil y yerbabuena:Esto es la Corte. ¡Buena pro le haga! -La Niña a quien dijo el Ángelque estaba de gracia llena,cuando de ser de Dios madrele trujo tan altas nuevas,ya le mira en un pesebre,llorando lágrimas tiernas,que obligándose a ser hombre,también se obliga a sus penas.¿Qué tenéis, dulce Jesús?,le dice la Niña bella;¿tan presto sentís mis ojosel dolor de mi pobreza?Yo no tengo otros palaciosen que recibiros pueda,sino mis brazos y pechos,que os regalan y sustentan.No puedo más, amor mío,porque si yo más pudiera,vos sabéis que vuestros cielosenvidiaran mi riqueza.El niño recién nacidono mueve la pura lengua,aunque es la sabiduríade su eterno Padre inmensa.Mas revelándole al almade la Virgen la respuesta,cubrió de sueño en sus brazosblandamente sus estrellas.Ella entonces desatandola voz regalada y tierna,así tuvo a su armoníala de los cielos suspensa.Pues andáis en las palmas,Ángeles santos,que se duerme mi niño,tened los ramos.Palmas de Belénque mueven airadoslos furiosos vientosque suenan tanto.No le hagáis ruido,corred más paso,que se duerme mi niño,tened los ramos.El niño divino,que está cansadode llorar en la tierrapor su descanso,sosegar quiere un pocodel tierno llanto,que se duerme mi niño,tened los ramos.Rigurosos yelosle están cercando,ya veis que no tengocon qué guardarlo.Ángeles divinosque vais volando,que se duerme mi niño,tened los ramos. -¡Oh sol! ¡Oh mar! ¡Oh monte! ¡Oh humildesanimalitos de los campos! Pongo a todas las cosaspor testigos de esta realidad tremenda: He vivido.MainCordero tranquilo, cordero que pacestu grama y ajustas tu ser a la eterna armonía:hundiendo en el lodo las plantas fugaceshuí de mis campos feracesun día...Ruiseñor de la selva encantadaque preludias el orto abrileño:a pesar de la fúnebre muerte, y la sombra, y la nada,yo tuve el ensueño.Sendero que vas del alcor campesinoa perderte en la azul lontananza:los dioses me han hecho un regalo divino:la ardiente esperanza.Espiga que mecen los vientos, espigaque conjuntas el trigo dorado:al influjo de soplos violentos,en las noches de amor, he temblado.Montaña que el sol transfigura.Tabor al febril mediodía,silente deidad en la noche estilífera y pura:¡nadie supo en la tierra sombríami dolor, mi temblor, mi pavura!Y vosotros, rosal florecido,lebreles sin amo, luceros, crepúsculos,escuchadme esta cosa tremenda: ¡He Vivido!He vivido con alma, con sangre, con nervios, con músculos,y voy al olvido... -Allá darás, rayo,En cas de Tamayo.De hospedar a gente extraña,O Flamenca o Ginovés,Si el huésped overo esY la huéspeda castaña,Según la raza de España,Sale luego el potro bayo.Allá darás, rayo,En cas de Tamayo.De muy grave la viuditaLlama padre al CapellánCon quien sus hijos están,Y Amor que la solicitaHace que por padre admitaAl que recibió por ayo.Allá darás, rayo,En cas de Tamayo.Alguno hay en esta vida,Que sé yo que es menesterQue a su querida mujer(¡Nunca fuera tan querida!)Tomen antes la medidaQue a él le corten el sayo.Allá darás, rayo,En cas de Tamayo.Con su lacayo en CastillaSe acomodó una casada;No se le dio al señor nada,Porque no es gran maravillaQue el amo deje la silla,Y que la ocupe el lacayo.Allá darás, rayo,En cas de Tamayo.Opilóse vuestra hermanaY diola el Doctor su acero;Tráela de otero en oteroMenos honesta y más sana;Diola por septiembre el mana,Y vino a purgar por mayo.Allá darás, rayo,En cas de Tamayo. -Vestía traje suelto de recamado bisoen voluptuosos pliegues de un color indeciso,y en el diván tendida, de rojo terciopelo,sus manos, como vivas parásitas de hielo,sostenían un libro de corte fino y largo,un libro de poemas delicioso y amargo.De aquellos dedos pálidos la tibia yema blandarozaba tenuemente con el papel de Holandapor cuyas blancas hojas vagaron los pincelesde los más refinados discípulos de Apeles:era un lindo manojo que en sus claros lucíalos sueños más audaces de la Crisografía:sus cuerpos de serpiente dilatan las mayúsculasque desde el ancho margen acechan las minúsculas,o trazan por los bordes caminos plateadoslos lentos caracoles, babosos y cansados.Para el poema heroico se veía allí la espadacon un león por puño y contera labrada,donde evocó las formas del ciclo legendariocon sus torres y grifos un pincel lapidario.Allí la dama gótica de rectilínea carapartida por las rejas de la viñeta rara;allí las hadas tristes de la pasión excelsa:la férvida Eloísa, la suspirada Elsa.Allí los metros raros de musicales timbres:ya móviles y largos como jugosos mimbres,ya diáfanos, que visten la idea levementecomo las albas guijas un río trasparente.Allí la vida llora y la muerte sonríey el tedio, como un ácido, corazones deslíe...Allí, cual casto grupo de núbiles Citeres,cruzaban en silencio figuras de mujeresque vivieron sus vidas, invioladas y solascomo la espuma virgen que circunda las olas:la rusa de ojos cálidos y de bruno cabello,pasó con sus pinceles de marta y de camello,la que robó al piano en las veladas fríasparejas voladoras de blancas armoníasque fueron por los vientos perdiéndose una a unamientras, envuelta en sombras, se atristaba la luna...Aquesa, el pie desnudo, gira como una sombraque sin hacer ruido pisara por la alfombrade un templo... y como el ave que ciega el astro diurnocon miradas nictálopes ilumina el Nocturnodo al fatigado beso de las vibrantes clinesun aire triste y vago preludian dos violines...* * *La luna, como un nimbo de Dios, desde el Orientedibuja sobre el llano la forma evanescentede un lánguido mancebo que el tardo paso guíacomo buscando un alma, por la pampa vacía.Busca a su hermana; un día la negra Segadorasobre la mies que el beso primaveral enflora"abatiendo sus alas, sus alas de murciélago,hirió a la virgen pálida sobre el dorado piélago,que cayó como un trigo... Amiguitas llorosasla vistieron de lirios, la ciñeron de rosas;céfiro de las tumbas, un bardo israelitale cantó cantos tristes de la raza malditaa ella, que en su lecho de gasas y de blondas,se asemejaba a Ofelia mecida por las ondas:por ella va buscando su hermano entre las brumas,de unas alitas rotas las desprendidas plumas,y por ella... «Pasemos esta doliente hojaque mi ser atormenta, que mi sueño acongoja»,dijo entre sí la dama del recamado bisoen voluptuosos pliegues, de color indeciso,y prosiguió del libro las hojas volteando,que ensalza en áureas rimas de son calino y blandolos perfumes de oriente, los vívidos rubíesy los joyeros mórbidos de sedas carmesíes.Leyó versos que guardan como gastados ecosde voces muertas; cantos a ramilletes secosque hacen crujir, al tacto, cálices inodoros;metros que reproducen los gemebundos corosde las locas campanas que en el día de difuntosdespiertan con sus voces los muertos cejijuntoslanzados en racimos entre las sepulturasa beberse la sombra de sus noches oscuras...* * *...Y en el diván tendida, de rojo terciopelo,sus manos, como vivas parásitas de hielo,doblaron lentamente la página postreraque, en gris, mostraba un cuervo sobre una calavera...y se quedó pensando, pensando en la amarguraque acendran muchas almas; pensando en la figuradel bardo, que en la calma de una noche sombría,puso fin al poema de su melancolía:exangüe como un mármol de la dorada Atenas,herido como un púgil de itálicas arenas,unión la faz de un Numen dulcemente atediadoa la ideal belleza del estigmatizado!...Ambicionar las túnicas que modelaba Grecia,y los desnudos senos de la gentil Lutecia;pedir en copas de ónix el ático nepentes;querer ceñir en lauros las pensativas frentes;ansiar para los triunfos el hacha de un Arminio;buscar para los goces el oro del triclinio;amando los detalles, odiar el universo;sacrificar un mundo para pulir un verso;querer remos de águila y garras de leonescon qué domar los vientos y herir los corazones;para gustar lo exótico que el ánimo idolatraesconder entre flores el áspid de Cleopatra;seguir los ideales en pos de Don Quijoteque en el azul divaga de su rocín al trote;esperar en la noche las trémulas escalasque arrebaten ligeras a las etéreas salas;oír los mudos ecos que pueblan los santuarios,amar las hostias blancas; amar los incensarios(poetas que diluyen en el espacio inmensosus ritmos perfumados de vagaroso incienso);sentir en el espíritu brisas primaveralesante los viejos monjes y los rojos misales;tener la frente en llamas y los pies entre lodo;querer sentirlo, verlo y adivinarlo todo:eso fuiste, ¡oh poeta! Los labios de tu heridablasfeman de los hombres, blasfeman de la vida,modulan el gemido de las desesperanzas,¡oh místico sediento que en el raudal te lanzas!* * *¡Oh Señor Jesucristo! por tu herida del pecho¡perdónalo! ¡perdónalo! desciénde hasta su lechode piedra a despertarlo! Con tus manos divinasenjuga de su sangre las ondas purpurinas...Pensó mucho: sus páginas suelen robar la calma;sintió mucho: sus versos saben partir el alma;¡amó mucho! circulan ráfagas de misterioentre los negros pinos del blanco cementerio...* * *No manchará su lápida epitafio doliente:tallad un verso en ella, pagano y decadente,digno del fresco Adonis en muerte de Afrodita:un verso como el hálito de una rosa marchita,que llore su caída, que cante su belleza,que cifre sus ensueños, ¡que diga su tristeza!...* * *¡Amor! dice la dama del recamado bisoen voluptuosos pliegues de color indeciso;¡Dolor! dijo el poeta: los labios de su heridablasfeman de los hombres, blasfeman de la vida,modulan el gemido de la desesperanza;fue el místico sediento que en el raudal se lanza;su muerte fue la muerte de una lánguida anémona,se evaporó su vida como la de Desdémona;ebrio del vino amargo con que el dolor embriagay a los fulgores trémulos de un cirio que se apaga...¡Así rindió su aliento, bajo un sitial de seda,el último nacido del viejo Cisne y Leda!... -a Vicente HuidobroEl gran poeta de las vanidadesse mira al espejo y diceno hay otro mejor que yono hay otro más hermoso y delicadomás burlón, paradojal e irresistibleY cuando voy por las callesme persiguen y me piden autógrafosse aglutinan en torno m��o o se desmayanporque soy más inmortal que las agujasy en mi boca suspiran las estrellasAsí, cada montaña es un pelo en mi orejay cada nube una escalera de emergenciadonde subo y bajo como un magopersiguiendo su conejosin darle jamás alcanceNo obstante los helicópteros me adoranme adoran también las escolares que diviso de reojome adora el trapecista de un circo desahuciadome adora la azafata de un vuelo imaginariome adoran los enanos, los duendes, los fantasmasy todos gritan "Ahí va Vicente, ahí vacon su cara encerrada en un sombreroahí va, el que se orina en los astrosel que respira copihuesy cambia de color hasta volverse inaguantable"Y yo me río como un buda chochocuando arrojan flores a mis piesy me lleno de números telefónicosy de mujeres que darían sus propios pechospor rozar mi frente de amante multitudinarioo por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de frutaTengo unos cuantos lunares en francésy un gato que me habla en un idioma póstumoy un perro que me muerde y me lame las antenasy un cilantro preguntando quién soyy yo le digo "No me busquesno hagas caso de la rosa deshojadatú tienes tu propia sabiduríatu propio olortu apellido en la cazuela del domingoy no necesitas ser tan hermosopara que ellos te respetencuando con sólo probartetienes ganado el cieloy un espacio en mi garganta"Ahora me marcho en mi paracaídasme marcho en mi aeronave de plumas anónimasme marcho a pellizcarle las nalgas a un pianoa dormir una siesta en un ataúd de huevo -Me enluto por ti, Mireya,y te rezo esta epopeya.Mis entrañables provincianas mías:no sospeché alabar vuestro suicidioen las facinerosas tropelías.Antes de sucumbir al bandolerose amortizaron las sonoras alasque aleteaban en el fiel alero.Cúspide del teatro pueblerino:en un martirologio de palomastú las viste volar a su destino.El novio llorará a su mártir perla,y que luego lo mate la nostalgiade no haber acertado a defenderla.La amó porque tejía, y por su trazade ángel custodio, cual la amó el gatitojuguetón con la bola de su hilaza.¡Pobre novio aldeano! ¡Ya no tejesu perla, ya no lee el Oficio Parvol¡El cabriolé del novio va sin eje!Me enluto por ti, Mireya,y te rezo esta epopeya.Honorable pajar de la cosechahonorable: tu incendio es la basílicaen que se ahoga la virgen deshecha.¡Morir al fuego, si olían tan bieny tenían su alma como el plúmbagoy un guardarropa como un almacén!Gemirán las cocinas en que anteslas Mireyas criollas fueron unabandeja de pozuelos humeantes.Gime también esta epopeya, escritaa golpes de inocencia, cuando Herodesa un niño de mi pueblo decapita.Santas de los terruños, cuerpos carosy gratas almas: ved que me he hecho añicosy azul celeste, y luz para rezaros.Me enluto por ti, Mireya,y te rezo esta epopeya. -¿Quién menoscaba mis bienes?¡Desdenes!Y ¿quién aumenta mis duelos?¡Los celos!Y ¿quién prueba mi paciencia?¡Ausencia!De este modo en mi dolencianingún remedio se alcanza,pues me matan la esperanza,desdenes, celos y ausencia.¿Quién me causa este dolor?¡Amor!Y ¿quién mi gloria repuna?¡Fortuna!Y ¿quién consiente mi duelo?¡El cielo!De este modo yo recelomorir deste mal extraño,pues se aúnan en mi dañoamor, fortuna y el cielo.¿Quién mejorará mi suerte?¡La muerte!Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?¡Mudanza!Y sus males, ¿quién los cura?¡Locura!Dese modo no es corduraquerer curar la pasión,cuando los remedios sonmuerte, mudanza y locura. -Si amada quieres ser, Lícoris, ama;que quien desobligando lo pretende,o las leyes de amor no comprehende,o a la naturaleza misma infama.Afectuoso el olmo a la vid llama,con ansias de que el néctar le encomiende,y ella lo abraza y sus racimos tiendeen la favorecida ajena rama.¿Querrás tú que a los senos naturalesse retiren avaros los favores,que (imitando a su Autor) son liberales?No en sí detengan su virtud las flores,no su benignidad los manantiales,ni su influjo las luces superiores. -Lo peor de estar sin tino es que tú no estés aquí,a mi lado,llenando mi espaciocon tus huellas;lo peor de estar sin ties no sabersi en este preciso instante,estás pensando en mícomo yo pienso,te está doliendo este dolorcomo a mí me duele. -Un simple abrazo nos enternece el corazón;nos da la bienvenida y nos hace más llevadera la vida.Un abrazo es una forma de compartir alegríasasí como también los momentos tristes que se nos presentan.Es tan solo una manera de decir a nuestros amigosque los queremos y que nos preocupamos uno por el otroporque los abrazos fueron hechos para darlos a quienes queremos.El abrazo es algo grandioso.Es la manera perfecta para demostrar el amor que sentimoscuando no conseguimos la palabra justa.Es maravilloso porque tan sólo un abrazo dado con mucho cariño,hace sentir bien a quien se lo damos, sin importar el lugar ni el idiomaporque siempre es entendido.Por estas razones y por muchas más...hoy te envío mi más cálido abrazo. -AMO las cosas loca,locamente.Me gustan las tenazas,las tijeras,adorolas tazas,las argollas,las soperas,sin hablar, por supuesto,del sombrero.Amotodas las cosas,no sólolas supremas,sinolasinfinita-mentechicas,el dedal,las espuelas,los platos,los floreros.Ay, alma mía,hermosoes el planeta,llenode pipaspor la manoconducidasen el humo,de llaves,de saleros,en fin,todolo que se hizopor la mano del hombre, toda cosa:las curvas del zapato,el tejido,el nuevo nacimientodel orosin la sangre,los anteojos,los clavos,las escobas,los relojes, las brújulas,las monedas, la suavesuavidad de las sillas.Ay cuántascosaspurasha construidoel hombre:de lana,de madera,de cristal,de cordeles,mesasmaravillosas,navíos, escaleras.Amotodaslas cosas,no porque seanardienteso fragantes,sino porqueno sé,porqueeste océano es el tuyo,es el mío:los botones,las ruedas,los pequeñostesorosolvidados,los abanicos encuyos plumajesdesvaneció el amorsus azahares,las copas, los cuchillos,las tijeras,todo tieneen el mango, en el contorno,la huellade unos dedos,de una remota manoperdidaen lo más olvidado del olvido.Yo voy por casas,calles,ascensores,tocando cosas,divisando objetosque en secreto ambiciono:uno porque repica,otro porquees tan suavecomo la suavidad de una cadera,otro por su color de agua profunda,otro por su espesor de terciopelo.Oh ríoirrevocablede las cosas,no se diráque sóloamélos peces,o las plantas de selva y de pradera,que no sóloamélo que salta, sube, sobrevive, suspira.No es verdad:muchas cosasme lo dijeron todo.No sólo me tocarono las tocó mi mano,sino que acompañaronde tal modomi existenciaque conmigo existierony fueron para mí tan existentesque vivieron conmigo media viday morirán conmigo media muerte. -En la noche, la música lejana,La amistad silenciosa de los astros,La sensación de estar en otro mundo,El mundo del poema. -¡Ay! ¡Ay!Somos una gran bestia salvajeque vive de miles de millones de células:se llaman hombres.A veces -¡Ay! ¡Ay!- a miles los contrae,manda a veintidós de ellos al campoy coloca a los otros alrededor en amplio óvalo.Con vehementes contracciones la olarecorre las células y tras mucha bataholala bestia en hordas las expulsa.A veces -¡Ay! ¡Ay!- a millones las arrastra,chillan hasta resquebrajarse la tierra yviolentamente una pata suciay sus pretensiones levantan.Pero cuando sus habladurías se derrumban,entran a gatas por pasillos, tubos,cavernas, tierra, Rijmenam,donde cada uno piensa de sí mismo:yo, lo otro es mierda, es mundoy eso tiene menos... ¡no!,no tiene ninguna importancia.¡Ay! ¡Ay! - ¡Ay! ¡Ay! Que seantres veces: ¡Ay! ¡Ay! -IMiro el aire en el aire, pasaránestos años cuántos de viento suciodebajo del párpado cuántosdel exilio,IIcomeré tierrade la Tierra bajo las tablasdel cemento, me haré ojo,oleaje me haré.IIIparadoen la roca de la identidad, estehueso y no otro me haré, estamúsica mía córneaIVpor hueca.Partosoy, parto seré.Parto, parto, parto. -Rosa completa en olor.Sol terminante en ardor.Serenidad de lo uno.(Rompevida del amor).Tú queriendo y sin poder.Yo pudiendo y sin querer.¡Pobre rosa con el hombre!¡Triste sol con la mujer! -¡Si fuera todo mar,para nunca salirme de tu senda!¡Si Dios me hiciera viento,para siempre encontrarme por tus velas!¡Si el universo acelerara el paso,para romper los ecos de esta ausencia!Cuando regreses, rodará en mi rostrola enternecida claridad que sueñas.Para mirarte, amado,en mis ojos hay público de estrellas.Cuando me tomes, trémulo,habrá lirios naciendo por mi tierra,y algún niño dormido de cariciaen cada nido azul que te detenga.Nuestras almas, como ávidas gaviotas,se tenderán al viento de la entrega,y yo, fuente de olas, te haré cósmico...¡Hay tanto mar nadando en mis estrellas!Recogeremos albas infinitas,las que duermen al astro en la palmera,las que prenden el trino en las alondrasy levantan el sueño de las selvas.En cada alba desharemos juntoseste poema exaltado de la espera,y detendremos de emoción al mundoal regalo nupcial de auroras nuestras. -No quiero, si es posibleque mi beneficio desaparezca,sino que viva y dure toda la vida de mi amigo.SénecaEn mi jardín hay rosas:Yo no te quiero darlas rosas que mañana...Mañana no tendrás.En mi jardín hay pájaroscon cantos de cristal:No te los doy, que tienenalas para volar...En mi jardín abejaslabran fino panal:¡Dulzura de un minuto...no te la quiero dar!Para ti lo infinitoo nada; lo inmortalo esta muda tristezaque no comprenderás...La tristeza sin nombrede no tener que dara quien lleva en la frentealgo de eternidad...Deja, deja el jardín...no toques el rosal:Las cosas que se muerenno se deben tocar. -Hoy he dejado abierta la nostalgiaa los fantasmas,mis seres más queridos,por si en mitad de la nochedeciden regresara enturbiar mis recuerdos,o a desvelarme el sueñocon preguntas que ya no sé responder,que ya no importan.Han entrado con sigiloy han desempolvadoel rostro de mi infancia,el camino aquelque nunca recorrimos juntos,una noche de agostoen que no te beséy agosto se perdió por siempre.Mis fantasmas ,en fin,han ordenado mis erroressegún las fechas,porque a ellos les gustaremover los recuerdos,hurgar en las derrotas,agitar mi mundo.A mí, de algún modo,también me tranquiliza su presencia,observar como recogen mi cenizacon fervor de centinela,esparciéndola aquí o allá,haciéndola, de nuevo, sensible.Agradezco que durante tanta eternidadhayan convertido en novedadlo resignado. -Del salón en el ángulo oscuro,de su dueña tal vez olvidada,silenciosa y cubierta de polvoveíase el arpa.¡Cuánta nota dormía en sus cuerdascomo el pájaro duerme en las ramas,esperando la mano de nieveque sabe arrancarlas!?¡Ay! ?pensé?; ¡cuántas veces el genioasí duerme en el fondo del alma,y una voz, como Lázaro, esperaque le diga: «¡Levántate y anda!». -1Desde el fondo de ti, y arrodillado,un niño triste, como yo, nos mira.Por esa vida que arderá en sus venastendrían que amarrarse nuestras vidas.Por esas manos, hijas de tus manos,tendrían que matar las manos mías.Por sus ojos abiertos en la tierraveré en los tuyos lágrimas un día.2Yo no lo quiero, Amada.Para que nada nos amarreque no nos una nada.Ni la palabra que aromó tu boca,ni lo que no dijeron las palabras.Ni la fiesta de amor que no tuvimos,ni tus sollozos junto a la ventana.3(Amo el amor de los marinerosque besan y se van.Dejan una promesa.No vuelven nunca más.En cada puerto una mujer espera:los marineros besan y se van.Una noche se acuestan con la muerteen el lecho del mar).4Amor el amor que se reparteen besos, lecho y pan.Amor que puede ser eternoy puede ser fugaz.Amor que quiere libertarsepara volver a amar.Amor divinizado que se acercaAmor divinizado que se va.5Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,ya no se endulzará junto a ti mi dolor.Pero hacia donde vaya llevaré tu miraday hacia donde camines llevarás mi dolor.Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimosun recodo en la ruta donde el amor pasó.Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy....Desde tu corazón me dice adiós un niño.Y yo le digo adiós. -Subes centelleante de labios y de ojeras!Por tus venas subo, como un can heridoque busca el refugio de blandas aceras.Amor, en el mundo tú eres un pecado!Mi beso en la punta chispeante del cuernodel diablo; mi beso que es credo sagrado!Espíritu en el horópter que pasa¡puro en su blasfemia!¡el corazón que engendra al cerebro!que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.¡Platónico estambreque existe en el cáliz donde tu alma existe!¿Algún penitente silencio siniestro?¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!... Y saber que donde no hay un Padrenuestro,el Amor es un Cristo pecador! -Ni tú ni yo estamosen disposiciónde encontrarnos.Tú... por lo que ya sabes.¡Yo la he querido tanto!Sigue esa veredita.En las manostengo los agujerosde los clavos.¿No ves cómo me estoydesangrando?No mires nunca atrás,vete despacioy reza como yoa San Cayetano,que ni tú ni yo estamosen disposiciónde encontrarnos. -Cuentan que la Bella Durmientenunca despertó de su sueño. -¿Quién dijo que se agotan la curva el oro el deseoel legítimo sonido de la luna sobre el mármoly el perfecto plisado de los élitrosdel cine cuando ejerce su tierno protectorado?Registrad mi bolsilloEncontraréis en él plumas en virtud de pájaromigas en busca de pan dioses apolilladospalabras de amor eterno sincarta de aterrizajey la escondida senda de las olas. -Las dulces mensajeras de la tristeza son...son avecillas negras, negras como la noche.¡Negras como el dolor!¡Las dulces golondrinas que en invierno se vany que dejan el nido abandonado y solopara cruzar el mar!Cada vez que las veo siento un frío sutil...¡Oh! ¡Negras avecillas, inquietas avecillasamantes de abril!¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscarcomo los emigrantes, a las tierras extrañas,la migaja de pan!¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!¡Venid primaverales, con las alas de lutollegaos hasta mí!Sostenedme en las alas... Sostenedme y cruzadde un volido tan sólo, eterno y más eternola inmensidad del mar...¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?...¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera,la fuente del amor?...¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!Yo soy una bohemia, una pobre bohemia¡Llevadme donde vais!¿No sabéis, golondrinas errantes, no sabéis,que tengo el alma enferma porque no puedo irmevolando yo también?¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!¡Venid primaverales! ¡Con las alas de lutollegaos hasta mí!¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!...¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alastejidas en azul! -¡Si os encerrara yo en mis estrofas,frágiles cosas que sonreíspálido lirio que te deshojasrayo de luna sobre el tapizde húmedas flores, y verdes hojasque al tibio soplo de mayo abrís,si os encerrara yo en mis estrofas,pálidas cosas que sonreís!¡Si aprisionaros pudiera el versofantasmas grises, cuando pasáis,móviles formas del Universo,sueños confusos, seres que os vais,ósculo triste, suave y perversoque entre las sombras al alma dais,si aprisionaros pudiera el versofantasmas grises cuando pasáis! -MADRID sola y solemne, julio te sorprendió con tu alegríade panal pobre: clara era tu calle,claro era tu sueno.Un hipo negrode generales, una olade sotanas rabiosasrompió entre tus rodillassus cenagales aguas, sus ríos de gargajo.Con los ojos heridos todavía de sueño,con escopeta y piedras, Madrid, recién herida,te defendiste. Corríaspor las callesdejando estelas de tu santa sangre,reuniendo y llamando con una voz de océano,con un rostro cambiado para siemprepor la luz de la sangre, como una vengadoramontaña, como una silbanteestrella de cuchillos.Cuando en los tenebrosos cuarteles, cuando en las sacristíasde la traición entró tu espada ardiendo,no hubo sino silencio de amanecer, no hubosino tu paso de banderas,y una honorable gota de sangre en tu sonrisa. -(Vía purgativa, iluminativa y unitiva)Sólo quien se entrega recibe.Huele, quien renuncia al olfato,un olor prodigioso. ¡Vive,misterïoso desacato!Y así de pronto asciende yade las rosas de primaverafragancias de lo que seráen la cima de lo que era.Y el alma, desde ese momento,puede, en la variedad del mundo,escuchar la canción del vientoy contemplar el mar profundo. -Y fue entoncesque con la lengua muerta y fría en la bocacantó la canción que le dejaron cantaren este mundo de jardines obscenos y de sombrasque venían a deshora a recordarlecantos de su tiempo de muchachoen el que no podía cantar la canción que quería cantarla canción que le dejaron cantarsino a través de sus ojos azules ausentesde su boca ausentede su voz ausente.Entonces, desde la torre más alta de la ausenciasu canto resonó en la opacidad de lo ocultadoen la extensión silenciosallena de oquedades movedizas como las palabras que escribo. -POETAS naturales de la tierra,escondidos en surcos,cantando en las esquinas,ciegos de callejón, oh trovadoresde las praderas y los almacenes,si al aguacomprendiéramostal vez corno vosotros hablaría,si las piedrasdijeran su lamentoo su silencio,con vuestra voz, hermanos,hablarían.Numerosossois, como las raíces.En el antiguo corazóndel pueblohabéis nacidoy de allí vienevuestra voz sencilla.Tenéis la jerarquíadel silencioso cántaro de gredaperdido en los rincones,de pronto cantacuando se desborday es sencillosu canto,es sólo tierra y agua.Así quiero que cantenmis poemas,que lleventierra y agua,fertilidad y canto,a todo el mundo.Por eso,poetasde mi pueblo,saludola antigua luz que salede la tierra.El eternohilo en que se juntaronpuebloypoesía,nuncase cortóeste profundohilo de piedra,vienedesde tan lejoscomola memoriadel hombre.Viocon los ojos ciegosde los vatesnacer la tumultuosaprimavera,la sociedad humana,el primer beso,y en la guerracantó sobre la sangre,allí estaba mi hermanobarba roja,cabeza ensangrentaday ojos ciegos,con su lira,allí estabacantandoentre los muertos,Homerose llamabao Pastor Pérez,o Reinaldo Donoso.Sus endechaseran allí y ahoraun vuelo blanco,una paloma,eran la paz, la ramadel árbol del aceite,y la continuidad de la hermosura.Más tardelos absorbió la calle,la campiña,los encontré cantandoentre las reses,en la celebracióndel desafío,relatando las penasde los pobres,llevando las noticiasde las inundaciones,detallando las ruinasdel incendioo la noche nefandade los asesinatos.Ellos,los poetasde mi pueblo,errantes,pobres entre los pobres,sostuvieronsobre sus cancionesla sonrisa,criticaron con sornaa los explotadores,contaron la miseriadel mineroy el destino implacabledel soldado.Ellos,los poetasdel pueblo,con guitarra harapientay ojos conocedoresde la vida,sostuvieronen su cantouna rosay la mostraron en los callejonespara que se supieraque la vidano será siempre triste.Payadores, poetashumildemente altivos,a travésde la historiay sus reveses,a travésde la paz y de la guerra,de la noche y la aurora,sois vosotroslos depositarios,los tejedoresde la poesía,y ahoraaquí en mi patriaestá el tesoro,el cristal de Castilla,la soledad de Chile,la pícara inocencia,y la guitarra contra el infortunio,la mano solidariaen el camino,la palabrarepetida en el cantoy transmitida,la voz de piedra y aguaentre raíces,la rapsodia del viento,la voz que no requiere librerías,todo lo que debemos aprenderlos orgullosos:con la verdad del pueblola eternidad del canto. -Hay ángeles caídos allí donde tú mirasFernando PessoaNegro temblor de orquídeas en la nocheVientodel esteQuietorelámpago que parte en dos el cieloque lo anonaday rasgaAnilloque aguarda su destinoinmóvil bajo el TámesisVirgen insomneVirgen silenciosaVirgenque surca las tinieblastemblorosos los labiosgritando profecíasRosaviolenta y roja y repentinaTorrede soledadGotade músicaIrrumpes en mi vidacomo el toro en la plazaVienescon ramos de narcisos en las manosracimos en la bocachorreanteslos cabellos de bálsamo y guirnaldasIsisCoreProserpina o Perséfonelo mismodasi cortascon igual maestríael hilo del destino(Bajo un telón de sangrelas pirámides sueñan con su muertese mecenen el tiempolos párpadosselladoslas cinturasceñidas por la bruma)Plantada ante el crepúsculotu frente se parecemuchísimo a la frente de Belonala que blande la antorcha y la alta lanzala diosa de la guerraAsísobre la faz del mundo eres el fuegocon que grabar los signos asesinosde una historia de amorY si me miras"si me miras, Dios santo"a la sombra de un árbol sestean cien leones. -Recuerdo el viento claro de otras tardes.Tocando castañuelas prodigiosasle daba larga cuerda a mi niñez.Yo le pasaba alegre mis cabellos,mi falda, y él, jugando, se los dabaal perro que ladraba tras de mí.Correr, reír, morir de golpe sobreel liso pasto, la colina aquella,el verdadero mundo a la intemperieen donde el sol echaba mil monedas.Después, de flores sucia todavía,volver a la casona mansamente.Mi voz quedó colgada de las ramas.Mis ojos se vaciaron en garúas.También perdí mi nombre. ¡Nada! ¡Nadie!Soy yo sin la niñez de mi alegría. -Éste que ves, engaño colorido,que, del arte ostentando los primores,con falsos silogismos de coloreses cauteloso engaño del sentido;éste en quien la lisonja ha pretendidoexcusar de los años los horroresy venciendo del tiempo los rigorestriunfar de la vejez y del olvido:es un vano artificio del cuidado;es una flor al viento delicada;es un resguardo inútil para el hado;es una necia diligencia errada;es un afán caduco, y, bien mirado,es cadáver, es polvo, es sombra, es nada. -Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman,parece como el viento que se mece en otoñosobre adolescentes mutilados,mientras las manos llueven,manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas,cataratas de manos que fueron un díaflores en el jardín de un diminuto bolsillo.Las flores son arena y los niños son hojas,y su leve ruido es amable al oídocuando ríen, cuando aman, cuando besan,cuando besan el fondode un hombre joven y cansadoporque antaño soñó mucho día y noche.Mas los niños no saben,ni tampoco las manos llueven como dicen;así el hombre, cansado de estar solo con sus sueños,invoca los bolsillos que abandonan arena,arena de las flores,para que un día decoren su semblante de muerto. -Si entré, si vi, si hablé, señora mía,ni tuve pensamiento de mudarme,máteme un necio a puro visitarme,y escuche malos versos todo un día.Cuando de hacerlos tenga fantasía,dispuesto el genio, para no faltarmecerca de donde suelo retirarme,un menestril se enseñe a chirimía.Cerquen los ojos que os están mirando,legiones de poéticos mochuelos,de aquellos que murmuran imitando.¡Oh si os mudasen de rigor los cielos!Porque no puede ser (o fue burlando)que quien no tiene amor pidiese celos. -Con mi yoy mil un yo y un yocon mi yo en míyo mínimolarva llama lacra ávidaalga de algomi yo antropoco soloy mi yo tumbo a tumbo canto rodado en sangreyo abismilloyo dédaloposyo del mico ancestro semirefluido en vilo ya lívido de líbidoyo tantan yopanyoyo raloyo voz mitopulpo yo en mudo nudo de saca y pon gozón en don más don tras donyo vampyo maramanteapenas yo ya otropoetudo yo tan buzotras voces niñas cálidas de tersos tensos hímenesyo gonggong yo sin sonun tanto yo San caries con sombra can viandantevidente no vidente de semiausentes yoes y coyoesno médiumnada yoguicon que me iré gas grasosin mí ni yo al despuéssin bisy sin después -Como escuchase un llanto, me paré en el repechoy me acerqué a la puerta del rancho del camino.Un niño de ojos dulces me miró desde el lecho.¡Y una ternura inmensa me embriagó como un vino!La madre se tardó, curvada en el barbecho;el niño, al despertar, buscó el pezón de la rosay rompió en llanto... Yo lo estreché contra el pecho,y una canción de cuna me subió, temblorosa...Por la ventana abierta la luna nos miraba.El niño ya dormía, y la canción bañaba,como otro resplandor, mi pecho enriquecido...Y cuando la mujer, trémula, abrió la puerta,me vería en el rostro tanta ventura cierta¡que me dejó el infante en los brazos dormido! -Yo solo me embarqué,adónde llegaré?Si el globo se perdiera,caería, en qué tierra?Si el barco naufragara,me hundiría, en qué agua?Yo solo me embarqué,nadie sabe porqué.¡Pero yo sí lo sé! -No me preguntes cómo pasa el tiempoLi Kiu LingNo me preguntes cómo pasa el tiempo.El caso es que ya estoy un poco sordoy el pelo me blanquea. Sin embargo,aún siento un no sé qué, algo muy tenue(como un temblor de luna en un estanque),aquí, justo en la boca del estómago,cada vez que te miro. Qué curioso,qué curioso, ¿verdad? Qué raro: el tiempo,que en Babilonia destruyó las rosas,que terminó con Júpiter y a polvoredujo los imperios y las caras(que todo se lo lleva por delantecomo un rinoceronte enloquecido),me parece que hoy se va a dejarlos dientes (por lo menos), en su inútilempeño de ir borrándote esos ojosque intactos "yo lo quiero" aquí se quedan. -(Arturo Borja Anderson)Es muy bueno y deliciosoHabitar en comunión;Es divino, es hermosoSer de un solo corazón.No buscando ya lo nuestroSino el bien de los demás;El ejemplo del Maestro,Imitarlo más y más.Perdonando las ofensasY olvidándolas tambiénDeben ya quedar suspensasProcurémonos el bien.Reduciendo a la memoriaAl Divino y buen Jesús:No buscó jamás su gloria,Prefiriendo aun la cruz.El pecado dividiónos,Tristes huellas nos dejó,Mas el Cristo restaurónos,Con su amor nos vinculó. -Pues tal veztodo resulte,sencillamente,un inmenso malentendido lírico. -Deténte, sombra de mi bien esquivo,imagen del hechizo que más quiero,bella ilusión por quien alegre muero,dulce ficción por quien penosa vivo.Si al imán de tus gracias atractivosirve mi pecho de obediente acero,¿para qué me enamoras lisonjero,si has de burlarme luego fugitivo?Mas blasonar no puedes satisfechode que triunfa de mí tu tiranía;que aunque dejas burlado el lazo estrechoque tu forma fantástica ceñía,poco importa burlar brazos y pechosi te labra prisión mi fantasía. -(A ISOLDITA ESPLÁ)¡Mira por los choposde plata cómo trepan al cielo niños de oro!Y van mirando al cieloy suben, los ojos en el azul, con frescos sueños.¡Mira por los choposde plata cómo llegan al cielo niños de oro!Y el azul de sus bellosojos y el cielo se tocan... ¡Son uno ojos y cielo!¡Mira, por los choposde plata, cómo cojen el cielo niños de oro! -In sé crede e nel vero chi dispera?Giuseppe UngarettiEsta es la hora más difícil. La hora en que el celajeestá incubando tu presencia sin que pueda tocarla.A veces, ahora lo sabes, imploro en la distanciacon el título de una balada de Brel.Y me quisiera ir, clara la noche respirable,hacia el milagro en ti evocadosin que el día acabe en aquel temblor.Pienso en Turner: el tren llega o parte,pero nada, nadie se va.No muy lejos de aquí tal vez sucedeque un poco de lluviavuele y te halle en un café o en la calle.¿Y si es la misma lluviaque hace poco ha mojado mi rostro?¿Habrá que creer entonces en el acasoo es sólo deseo, igual al que acercalos labios a las ansias del otro?Yo, como tú, también ansío la certeza.Pero algo nos lleva de lo que dura a lo que pasa.Lo adviertes, lo palpas, lo descubresen el vello, en la laringe, en el abdomen.No es tan atroz, tan alarmantesi crees en ti, como yo creo, y no desesperas,si sabes que somos sustancia liberadapor explosiones de quásares, polvode estrellas, vidaque esplende, que está ahí, que ocurre. -La causa de las palabras, que para nada sirven,o para vivir tan sólo, es una causa pequeña.Pero si cada día sabes con mayor certezaque no sólo repudias las coronassino que cada vez te dan más asco;si en verdad no quieres hacer de tu ya arruinada inteligenciauna prostituta mercenaria que venda sus pechos o su almaa cualquier hijastro del dinero o si, sencillamente,poco necesitas y tan sólo te importa soportarcon dignidad la vida y sus tristezasmejor será que asumas desde ahorala inevitable condena de la soledad y del fracasoy que como luminoso o ciego abandono de estrellasa esa pequeña, muy ridícula causa ya te abraces,que del todo lo hagas y que en tu habitación vacíalas palabras del fuego sean ceniza, que se asalteny persigan, que tengan frío, en su nochea solas, por decir tu nombre. -Ya en la mitad de mis días espigoesta verdad con frescura de flor:la vida es oro y dulzura de trigo,es breve el odio e inmenso el amor.Mudemos ya por el verso sonrienteaquel listado de sangre con hiel.Abren violetas divinas, y el vientodesprende al valle un aliento de miel.Ahora no sólo comprendo al que reza;ahora comprendo al que rompe a cantar.La sed es larga, la cuesta es aviesa;pero en un lirio se enreda el mirar.Grávidos van nuestros ojos de llantoy un arroyuelo nos hace sonreír;por una alondra que erige su cantonos olvidamos que es duro morir.No hay nada ya que mis carnes taladre.Con el amor acabóse el hervir.Aún me apacienta el mirar de mi madre.¡Siento que Dios me va haciendo dormir! -"Arría, chacho.y desciende la red hasta el panel."Va boya.Preludia el va boya la saliente cuerdadonde el corcho se ha de atar.Quedas plegada en el fondo,arrebujada como un monstruoso gato, redDel puerto zarpas hacia el dudoso mar.Reposan las manos en la espera inquietaavizorando el instante huidizo y breveen que el horizonte decapite el solpara alertadamentenerviosa deslizarte vertical,sorbiendo entonces tus escaquestodo el agua y sal del mar .Ha de ser cuando el sol expire;sólo entonces descenderásporque en ese sincronizado y efímero momentosi es posible que la sardina raudasature de aprisionadas agallasla red de Cimadevilla.La mirada de la red"ojos en rombo"puede quedar vacía,pero si el azar del mar es bondadosoy conduce bien la manada de sardinasentonces:¡Izad la red, marineros,que está llena de alegría! -TormentaÉrase una caverna de agua sombría el cielo;el trueno, a la distancia, rodaba su peñ��n;y una remota brisa de conturbado vuelo,se acidulaba en tenue frescura de limón.Como caliente polen exhaló el campo secoun relente de trébol lo que empezó a llover.Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco,se vio el cardal con vívidos azules florecer.Una fulmínea verga rompió el aire al soslayo;sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal;y el firmamento entero se derrumbó en un rayo,como un inmenso techo de hierro y de cristal.LluviaY un mimbreral vibrante fue el chubasco resueltoque plantaba sus líquidas varillas al trasluz,o en pajonales de agua se espesaba revuelto,descerrajando al paso su pródigo arcabuz.Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces,descolgó del tejado sonoro caracol;y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los sauces,transparente y dorada bajo un rayo de sol.CalmaDelicia de los árboles que abrevó el aguacero.Delicia de los gárrulos raudales en desliz.Cristalina delicia del trino del jilguero.Delicia serenísima de la tarde feliz.PlenitudEl cerro azul estaba fragante de romero,y en los profundos campos silbaba la perdiz. -Si alguna vez vivo otra vezserá de la misma maneraporque se puede repetirmi nacimiento equivocadoy salir con otra cortezacantando la misma tonada.Y por eso, por si sucede,si por un destino hindostánicome veo obligado a nacer,no quiero ser un elefante,ni un camello desvencijado,sino un modesto langostino,una gota roja del mar.Quiero hacer en el agua amargaIas mismas equivocaciones:ser sacudido por la olacomo ya lo fui por el tiempoy ser devorado por finpor dentaduras del abismo,así como fue mi experienciade negros dientes literarios.Pasear con antenas de cobreen las antárticas arenasdel litoral que amé y viví,deslizar un escalofríoentre las algas asustadas,sobrevivir bajo los pecesescondiendo el caparazónde mi complicada estructura,así es como sobrevivía las tristezas de la tierra. -Hundido, más que preso, en la fatigade estar vivo, sin haber hechootro merecimiento que señales de humodesde el pozo,sentirás descender sobre tu frentela placentera humedadde la indolencia, como si aceptarasque la vida es un reflejo en el cristal,un atisbo de música en la noche,un movimientoen el lindero del bosque que te hizo soñarcuando eras niño,un póstumo gorjeo que inaugura el silencio,un fuego breveque sin embargo sirve, lo mismo que un milagro,para olvidar,una vez y mil veces,el subterráneo frío de la muerte. -Tú eres la que llega siempre a lugares precisos en horas que no existen.Y yo soy el que acude puntual a esos lugares vacíos.Por eso nos encontramos, aurora,bajo el umbral de aquella puerta que no estaba y que nosotros descubrimos.Recuerdo que al mirarte,un aire lento me borro las grietas de los ojosy sobre mis ojos llegaron dos ventanasen las que amaneció de pronto lo que en ti anochecía.Tú tenías la expresión de la paloma quieta,el carácter de la efigie que aún no se construyey dijiste tu nombre en silencio para que nadie lo supiera.Pero yo escuché el temblor de tus uñas,el quebrar de los cabellos de tu alma,el andar tranquilo del viento y el agua en tus raíces.Tus grandes ojos me lo dijeron todo,como si al mirarme estornudaran secretos, palabrasy todo llegó hasta mí como el origen de una enfermedad curada.Ya te conocía yo.Ya te había vistoen algún lugar de esos en los que dejo mis ojos y sigo caminando.Esto no es casualidad.Alguien sabía de esta fecha.Baja la mirada, aurora, camina.Alguien nos está siguiendo. -Amor, amor, un hábito vestíel cual de vuestro paño fue cortado;al vestir ancho fue, más apretadoy estrecho cuando estuvo sobre mí.Después acá de lo que consentí,tal arrepentimiento me ha tomado,que pruebo alguna vez, de congojado,a romper esto en que yo me metí.Mas ¿quién podrá de este hábito librarse,teniendo tan contraria su natura,que con él ha venido a conformarse?Si alguna parte queda por venturade mi razón, por mí no osa mostrarse;que en tal contradicción no está segura. -Tierra le dieron una tarde horribledel mes de julio, bajo el sol de fuego.A un paso de la abierta sepultura,había rosas de podridos pétalos,entre geranios de áspera fraganciay roja flor. El cielopuro y azul. Corríaun aire fuerte y seco.De los gruesos cordeles suspendido,pesadamente, descender hicieronel ataúd al fondo de la fosalos dos sepultureros...Y al reposar sonó con recio golpe,solemne, en el silencio.Un golpe de ataúd en tierra es algoperfectamente serio.Sobre la negra caja se rompíanlos pesados terrones polvorientos...El aire se llevabade la honda fosa el blanquecino aliento.?Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,larga paz a tus huesos...Definitivamente,duerme un sueño tranquilo y verdadero. -¡Criollo, no: ¡Criollazo!Canta en el tono que rasques.Le llaman "El Amigazo",Su nombre: ¡PORFIRIO VÁSQUEZ!Escúcheme, por favor,escúcheme aunque no quiera:cómo canta marinera,yo lo creo un trovador.Soy su fiel admirador,lo oí y le di un abrazo;donde él fui pasito a pasopor sentir su melodía.Le digo, desde ese día¡criollo, no: ¡Criollazo...!Es el adjetivo justoque merece un decimista,zapateador, jaranista,compositor de buen gusto.Perdóname si te asustopero por Dios, no me atasques,que aunque la lengua me masquesrepetiré que es tan duchoque sin esforzarse muchocanta en el tono que rasques.Riqueza debía tenermas Dios le dará otro premio,pues por su alma de bohemiocomo si fuera un deber,gozó más con protegeral que le tendió su brazo.Hoy comentan este casolos que de él han recibido,y en un geto agradecidole llaman "El Amigazo".Cuando le llegue el momento..."y esto no es un mal presagio",como póstumo sufragiole haremos un monumento.Ruego al que grabe el cementoque con buen cincel recalquey en un ángulo le marque,donde la piedra resista,para que por siempre existasu nombre: ¡PORFIRIO VÁSQUEZ! -Dicen que los poetasse convierten en astroscuando la muerte fríaviene a apagar sus melodiosos cantos.Cuántas noches, mirando a las estrellas,a solas he exclamado:¡Oh! si es cierto, si es cierto lo que dicen¿cuál de aquellos luceros será Byron? -Cuando ya no nos queda nada,el vacío de no quedarpodría ser al cabo inútil y perfecto. -Que no me conocen y no comprendenLe dije a un amigo un día:Cuando leo No regreso Nada cambiaSi estamos a favor de signosO en contra del asedio de un villorrio.Con la realidad de las cosasO con terriblesTiranos Colaboradores CooperantesY digo que he protestado A los librosCon los cuales comparto mi rastroY los saludos que envía la madre naturaleza. -En su país de hierro vive el gran viejo,bello como un patriarca, sereno y santo.Tiene en la arruga olímpica de su entrecejoalgo que impera y vence con noble encanto.Su alma del infinito parece espejo;son sus cansados hombros dignos del manto;y con arpa labrada de un roble añejocomo un profeta nuevo canta su canto.Sacerdote, que alienta soplo divino,anuncia en el futuro, tiempo mejor.Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,y «¡Trabaja!», al robusto trabajador.¡Así va ese poeta por su caminocon su soberbio rostro de emperador! -¿Cómo vive esa rosa que has prendidojunto a tu corazón?Nunca hasta ahora contemplé en el mundojunto al volcán la flor. -IUn bello niño de junco,anchos hombros, fino talle,piel de nocturna manzana,boca triste y ojos grandes,nervio de plata caliente,ronda la desierta calle.Sus zapatos de charolrompen las dalias del aire,con los dos ritmos que cantanbreves lutos celestiales.En la ribera del marno hay palma que se le iguale,ni emperador coronado,ni lucero caminante.Cuando la cabeza inclinasobre su pecho de jaspe,la noche busca llanurasporque quiere arrodillarse.Las guitarras suenan solaspara San Gabriel Arcángel,domador de palomillasy enemigo de los sauces.San Gabriel: El niño lloraen el vientre de su madre.No olvides que los gitanoste regalaron el traje.IIAnunciación de los Reyes,bien lunada y mal vestida,abre la puerta al luceroque por la calle venía.El Arcángel San Gabriel,entre azucena y sonrisa,bisnieto de la Giralda,se acercaba de visita.En su chaleco bordadogrillos ocultos palpitan.Las estrellas de la nochese volvieron campanillas.San Gabriel: Aquí me tienescon tres clavos de alegría.Tu fulgor abre jazminessobre mi cara encendida.Dios te salve, Anunciación.Morena de maravilla.Tendrás un niño más belloque los tallos de la brisa.¡Ay, San Gabriel de mis ojos!¡Gabrielillo de mi vida!,Para sentarte yo sueñoun sillón de clavellinas.Dios te salve, Anunciación,bien lunada y mal vestida.Tu niño tendrá en el pechoun lunar y tres heridas.¡Ay, San Gabriel que reluces!¡Gabrielillo de mi vidal!En el fondo de mis pechosya nace la leche tibia.Dios te salve, Anunciación.Madre de cien dinastías.Áridos lucen tus ojos,paisajes de caballista.*El niño canta en el senode Anunciación sorprendida.Tres balas de almendra verdetiemblan en su vocecita.Ya San Gabriel en el airepor una escala subía.Las estrellas de la nochese volvieron siemprevivas. -Las pajas del pesebre,niño de Belén,hoy son flores y rosas,mañana serán hiel.Lloráis entre las pajasde frío que tenéis,hermoso niño mío,y de calor también.Dormid, cordero santo,mi vida, no lloréis,que si os escucha el lobo,vendrá por vos, mi bien.Dormid entre las pajas,que aunque frías las veis,hoy son flores y rosas,mañana serán hiel.Las que para abrigarostan blandas hoy se venserán mañana espinasen corona cruel.Mas no quiero deciros,aunque vos lo sabéis,palabras de pesaren días de placer.Que aunque tan grandes deudasen paja cobréis,hoy son flores y rosas,mañana serán hiel.Dejad el tierno llanto,divino Emanüel,que perlas entre pajasse pierden sin por qué.No piense vuestra madreque ya Jerusalénpreviene sus dolores,y llore con Joseph.Que aunque pajas no seancorona para Rey,hoy son flores y rosas,mañana serán hiel. -A fugitivas sombras doy abrazos;en los sueños se cansa el alma mía;paso luchando a solas noche y díacon un trasgo que traigo entre mis brazos.Cuando le quiero más ceñir con lazos,y viendo mi sudor, se me desvía,vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,y temas con amor me hacen pedazos.Voyme a vengar en una imagen vanaque no se aparta de los ojos míos;búrlame, y de burlarme corre ufana.Empiézola a seguir, fáltanme bríos;y como de alcanzarla tengo gana,hago correr tras ella el llanto en ríos. -Tú me levantas, tierra de Castilla,en la rugosa palma de tu mano,al cielo que te enciende y te refresca,al cielo, tu amo,Tierra nervuda, enjuta, despejada,madre de corazones y de brazos,toma el presente en ti viejos coloresdel noble antaño.Con la pradera cóncava del cielolindan en torno tus desnudos campos,tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcroy en ti santuario.Es todo cima tu extensión redonday en ti me siento al cielo levantado,aire de cumbre es el que se respiraaquí, en tus páramos.¡Ara gigante, tierra castellana,a ese tu aire soltaré mis cantos,si te son dignos bajarán al mundodesde lo alto! -Quien ve a las líneas del mundounir a la desdichacon la alegría sin tiempo ni motivo,a la ceguera del hombre con lo luminoso del hombre,al cobarde, al justo, al tonto(que asiste a la ceremonia del crepúsculoasombrado, muy quieto, flotando sobre el agua),nunca se vuelve altivoa contemplar la guerra que incendiael lugar donde vibra todo esto.Ya nunca sueña.Abre los ojos despierto, abre los ojos dormido.El que ve a las líneas del mundoservir de trampolín a los pájarosy de escalera a las almas,sabe por qué no vuelany se guarda de contarlo.Otro será su interés:él querrá trepar por ellasdisimuladamente, sin un solo comentario,sin que nadie note la ausencia del desertor.Feliz, ignorado por todos,vagará por la tierra sin nombrecon su precioso secreto, ese momento en que espió:él conoce signos que lo conocen,hace su propia ley.Y por fin, cuando se retira,como un oscuro bulto con corazones de tormenta,hacia la tierra oculta en esta misma tierra,que guarda de toda noche el sol,no olvida, ni por un momento,que el tiempo está en su red.Sabe que no hay milagros, sabe qué cosa son.Algún día todo será plenitud. -A Jesús B. GonzálezHe de encomiar en verso sinceristala capital bizarrade mi Estado, que es uncielo cruel y una tierra colorada.Una frialdad unánimeen el ambiente, y unas recatadasseñoritas con rostro de manzana,ilustraciones prófugasDe las cajas de pasas.Católicos de Pedro el Ermitañoy jacobinos de época terciaria.(Y se odian los unos a los otroscon buena fe.)Una típica montañaque, fingiendo un corcel que se encabrita,al dorso lleva una capilla, alzadaal Patrocinio de la Virgen.Altasy bajas del terreno, que son siempreuna broma pesada.Y una Catedral, y una campanamayor que cuando suena, simultáneacon el primer clarín del primer gallo,en las avemarías, me da lástimaque no la escuche el Papa.Porque la cristiandad entonces clamacual si fuese su queja mas urgidala vibración metálica,y al concurrir ese clamor concéntricodel bronce, en el ánima del ánima,se siente que las aguasdel bautismo nos corren por los huesosy otra vez nos penetran y nos lavan. -Cuando por fin recuerda, sella el hombresu borroso pasado, queda en vilo,venera lo que fue cuando esperaba.Es un hueso de ayer que cae al hueco. -No es tu final como una copa vanaque hay que apurar. Arroja el casco, y muere.Por eso lentamente levantas en tu manoun brillo o su mención, y arden tus dedos,como una nieve súbita.Está y no estuvo, pero estuvo y calla.El frío quema y en tus ojos nacesu memoria. Recordar es obsceno,peor: es triste. Olvidar es morir.Con dignidad murió. Su sombra cruza. -"Estoy perdido en el bosque de las comunicaciones" Miguel S. AparicioTodos se pierdenlos felices, los que tienen esperanzalos que engullen el pan de la pobrezalos que niegan, los que aciertanlos que se aprestan a destapar sus partículaslos que no escuchanlos que no hablanlos que hablan y los que escuchan¿y eso qué?todos se pierden, nos perdemos en las comunicacionesno hay regreso a las aristasCiegos de cables, sordos de bocinasno hay tiempo en la buscada soledad del díaen la encontrada copa de la nochepara beber la silueta olvidada del otro, de la otratragar su luz oxidada ya de lejosignorado fantasma inaccesibleen esta selva de tecnologíasin tronco y sin raíz que la entrañe a un orificio de la tierraNunca recuperada huella corrompidala franja por donde caminar desvía, retuerce, llevasiempre a nuevas distanciaspara encontrar la puerta, la llave que abra la puertaalguien detrás de la puerta,algo que alumbre el dónde hasta perderse -Vosotros, que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos hemos hundido, cuando habléis de vuestras debilidades, pensad también en los tiempos sombríos de los que os habéis escapado. Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella. Y sin embargo, sabíamos que también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, pensad en nosotros con indulgencia. -Así me voy de ti,como el estío,deslizando su mansa inmensidad de siestahacia la tibia umbría del otoñode colores maduros y aromados,y sabor a olvidanza.Así,después del sol a mediodía"plenilunio de luz y de latido",hacia el rubor más núbil de las hojas.Con el tiempo en las manos:lentamente a la ausencia. -Hay en la intimidad un límite sagradoque trasponer no puede aun la pasión más locasiquiera si el amor el corazón desgarray en medio del silencio se funden nuestras bocas.La amistad nada puede, nada pueden los añosde vuelos elevados, de llameante dicha,cuando es el alma libre y no la vencela dulce languidez del goce y la lascivia.Pretenden alcanzarlo mentes enajeadas,y a quienes lo trasponen los colma la tristeza.¿Comprendes tú ahora por qué mi corazónno late a ritmo debajo de tu diestra? -Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisajeimprevisto. Me sorprende verte en la desnudez juvenil,y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.Me ves pensando en la umbría vegetal de algunasgrutas, o en el agua del muslo donde brillan las venas.Me perderé en un bosque que cruzo con mis manos,y pediré una larga estepa donde los labios hablen.Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte.Y tú, mientras, te abandonas al cálido primor del aire.Te dejas en la luz, que te navega; y si miro tus ojosvuelvo al jardín oscuro donde es verano el verde.Te miro otra vez y casi no te creo posible. Fulges,encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra.Y despacio sonríes al irme yo acercando, atónito,hacia ti mientras el sol nos cubre con su luz, nos desdibuja,y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia de la tarde. -AQUÍen la islael mary cuánto marse sale de sí mismoa cada rato,dice que sí, que no,que no, que no, que no,dice que si, en azul,en espuma, en galope,dice que no, que no.No puede estarse quieto,me llamo mar, repitepegando en una piedrasin lograr convencerla,entoncescon siete lenguas verdesde siete perros verdes,de siete tigres verdes,de siete mares verdes,la recorre, la besa,la humedecey se golpea el pechorepitiendo su nombre.Oh mar, así te llamas,oh camarada océano,no pierdas tiempo y agua,no te sacudas tanto,ayúdanos,somos los pequeñitospescadores,los hombres de la orilla,tenemos frío y hambreeres nuestro enemigo,no golpees tan fuerte,no grites de ese modo,abre tu caja verdey déjanos a todosen las manostu regalo de plata:el pez de cada día.Aquí en cada casalo queremosy aunque sea de plata,de cristal o de luna,nació para las pobrescocinas de la tierra.No lo guardes,avaro,corriendo frío comorelámpago mojadodebajo de tus olas.Ven, ahora,ábretey déjalocerca de nuestras manos,ayúdanos, océano,padre verde y profundo,a terminar un díala pobreza terrestre.Déjanoscosechar la infinitaplantación de tus vidas,tus trigos y tus uvas,tus bueyes, tus metales,el esplendor mojadoy el fruto sumergido.Padre mar, ya sabemoscómo te llamas, todaslas gaviotas repartentu nombre en las arenas:ahora, pórtate bien,no sacudas tus crines,no amenaces a nadie,no rompas contra el cielotu bella dentadura,déjate por un ratode gloriosas historias,danos a cada hombre,a cadamujer y a cada niño,un pez grande o pequeñocada día.Sal por todas las callesdel mundoa repartir pescadoy entoncesgrita,gritapara que te oigan todoslos pobres que trabajany digan,asomando a la bocade la mina:"Ahí viene el viejo marrepartiendo pescado".Y volverán abajo,a las tinieblas,sonriendo, y por las callesy los bosquessonreirán los hombresy la tierracon sonrisa marina.Perosi no lo quieres,si no te da la gana,espérate,espéranos,lo vamos a pensar,vamos en primer términoa arreglar los asuntoshumanos,los más grandes primero,todos los otros después,y entoncesentraremos en ti,cortaremos las olascon cuchillo de fuego,en un caballo eléctricosaltaremos la espuma,cantandonos hundiremoshasta tocar el fondode tus entrañas,un hilo atómicoguardará tu cintura,plantaremosen tu jardín profundoplantasde cemento y acero,te amarraremospies y manos,los hombres por tu pielpasearán escupiendo,sacándote racimos,construyéndote arneses,montándote y domándotedominándote el alma.Pero eso será cuandolos hombreshayamos arregladonuestro problema,el grande,el gran problema.Todo lo arreglaremospoco a poco:te obligaremos, mar,te obligaremos, tierra,a hacer milagros,porque en nosotros mismos,en la lucha,está el pez, está el pan,está el milagro. -He vivido entre los arrabales, pareciendoun mono, he vivido en la alcantarillatransportando las heces,he vivido dos años en el Pueblo de las Moscasy aprendido a nutrirme de lo que suelto.Fui una culebra deslizándosepor la ruina del hombre, gritandoaforismos en pie sobre los muertos,atravesando mares de carne desconocidacon mis logaritmos.Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batallay que mis padres me sedujeron paraejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.He enseñado a moverse a las larvassobre los cuerpos, y a las mujeres a oírcómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que puedaser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»y «qué oscuro es tu nombre».He vivido los blancos de la vida,sus equivocaciones, sus olvidos, sutorpeza incesante y recuerdo sumisterio brutal, y el tentáculosuyo acariciarme el vientre y las nalgas y los piesfrenéticos de huida.He vivido su tentación, y he vivido el pecadodel que nadie cabe nunca nos absuelva. -¿Qué, si en otra parte es posiblede otra manera?La pesadilla de mis sueños,la jungla de mi odio y mi amor;la selva de copular, tragar, matar.Mi libertad; y en el centro yo,recogiéndome a mí mismode trozos memoria, de deseo,y, si es preciso, de invencionesde las rayas de mi mano,yo aquí en Rijmenam.Y qué, si en otra parte es posiblede otra manera. -Vestime de amorque estoy desnuda;que estoy como ciudad-deshabitada-sorda de ruidos,tiritando de trinos,reseca hoja quebradiza de marzo.Rodeame de gozoque no nací para estar tristey la tristeza me queda flojacomo ropa que no me pertenece.Quiero encenderme de nuevoolvidarme del sabor salado de las lágrimas-los huecos en los lirios,la golondrina muerta en el balcón-.Volver a refrescarme de brisa risa,reventada olamar sobre las peñas de mi infancia,astro en las manos,linterna eterna del camino hacia el espejodonde volver a mirarmede cuerpo entero,protegidatomada de la mano,de la luz,de grama verde y volcanes;lleno mi pelo de gorriones,dedos reventando en mariposasel aire enredado en mis dientes,retornando a su ordende universo habitado por centauros.Vestime de amorque estoy desnuda. -Hace unos segundosle pregunté a mi corazónque si aún latíay él me respondió con un latidoentonces interroguési era tu alma o la míarespondió con dos toc toccomprendí que tu alma y la míauna sola eran -La calva prematurabrilla sobre la frente amplia y severa;bajo la piel pálida tersurase trasluce la fina calavera.Mentón agudo y pómulos marcadospor trazos de un punzón adamantino;y de insólita púrpura manchadoslos labios que soñara un florentino.Mientras la boca sonreír parece,los ojos perspicaces,que un ceño pensativo empequeñece,miran y ven, profundos y tenaces.Tiene sobre la mesa un libro viejodonde posa la mano distraída.Al fondo de la cuadra, en el espejo,una tarde dorada está dormida.Montañas de violetay grasientos breñales,la tierra que ama el santo y el poeta,los buitres y las águilas caudales.Del abierto balcón al blanco murova una franja de sol anaranjadaque inflama el aire, en el ambiente obscuroque envuelve la armadura arrinconada. -Este hombre del casino provincianoque vio a Carancha recibir un día,tiene mustia la tez, el pelo cano,ojos velados por melancolía;bajo el bigote gris, labios de hastío,y una triste expresión, que no es tristeza,sino algo más y menos: el vacíodel mundo en la oquedad de su cabeza.Aún luce de corinto terciopelochaqueta y pantalón abotinado,y un cordobés color de caramelo,pulido y torneado.Tres veces heredó; tres ha perdidoal monte su caudal; dos ha enviudado.Sólo se anima ante el azar prohibido,sobre el verde tapete reclinado,o al evocar la tarde de un torero,la suerte de un tahúr, o si alguien cuentala hazaña de un gallardo bandolero,o la proeza de un matón, sangrienta.Bosteza de política banalesdicterios al gobierno reaccionario,y augura que vendrán los liberales,cual torna la cigüeña al campanario.Un poco labrador, del cielo aguarday al cielo teme; alguna vez suspira,pensando en su olivar, y al cielo miracon ojo inquieto, si la lluvia tarda.Lo demás, taciturno, hipocondriaco,prisionero en la Arcadia del presente,le aburre; sólo el humo del tabacosimula algunas sombras en su frente.Este hombre no es de ayer ni es de mañana,sino de nunca; de la cepa hispanano es el fruto maduro ni podrido,es una fruta vanade aquella España que pasó y no ha sido,esa que hoy tiene la cabeza cana. -Yo quiero que el agua se quede sin cauce.Yo quiero que el viento se quede sin valles.Quiero que la noche se quede sin ojosy mi corazón sin la flor del oro.Que los bueyes hablen con las grandes hojasy que la lombriz se muera de sombra.Que brillen los dientes de la calaveray los amarillos inunden la seda.Puedo ver el duelo de la noche heridaluchando enroscada con el mediodía.Resisto un ocaso de verde venenoy los arcos rotos donde sufre el tiempo.Pero no me enseñes tu limpio desnudocomo un negro cactus abierto en los juncos.Déjame en un ansia de oscuros planetas,¡pero no me enseñes tu cintura fresca! -Soy como un ciegoRUBÉN DARÍOY tú que tanto amas, tanto ríes,tanto adivinas y conoces tanto,¿dónde el escudo para que te fíes,dónde el pañuelo de enjugar tu llanto?¿Dónde el camino que no veo ahora?Dímelo o llora y el mirar suprime.¿Es ya la noche que no tiene aurora?Dímelo, dime.Y sin embargo tu vivir empañami vivir con un vaho que es ternura,que es caliente rumor que me acompañala noche oscura.Y sin embargo con tu mano guíasy a tientas toco lo que apenas veoy digo acaso para que sonríaslo que no creo.Y toco apenas y tu bulto aprendoy torpe sigo lo que tú me indicas.Lo que no miro, lo que no comprendo,tú multiplicas.Tú multiplicas, o quizás es tu inventoporque lo vea aunque quizá no exista.Entre la noche de mi pensamientodulce es tu vista.Dulce es tu vista, tu mirar risueñoque mira un llano donde estaba un montey que a mi alma de temblor pequeñollamó horizonte.Dulce es tu vista que miró aquel lagoy lo llamaba alegre mar bravío.Tu generoso corazón es mago.¡Lo fuese el mío! -Aquí los veintisiete niños y lasveintisiete doncellas entonaronel Canto Secular. Aquí la noche(a esa del tres de junio me refiero)se coronó de música. Aquí Horaciolloraría de júbilo (y de vértigo)al contemplar su gloria. Aquí olvidaroninmóviles procónsules triunfales"entornados los párpados, las carasencendidas de minio, indiferentes"su condición humana. Aquí un césarbromeó con su muerte. Aquí se amaroncenturias de parejas, superpuestascomo en selladas cajas, siglo a siglo.Y pasaron más cosas. Y quedaronquietas aquí sus huellas "¡cuántas huellas,cuántas huellas durmientes, madre, Virgen!Y sesudos doctores consiguieronclasificar muchísimas.Aquí,con comprensible (y culta) obstinación,los gatos italianos se desvivenpor dejar vero rastro de sus vidas. -Ojos tristes. Azules.No conocen, mas saben.No miran, pero duelen.Se derramangota a gota en el vasoíntimo de algún sueño.Fueron. -ARENA americana, solemneplantación, roja cordillera,hijos, hermanos desgranadospor las viejas tormentas,juntemos todo el grano vivoantes de que vuelva a la tierra,y que el nuevo maíz que nacehaya escuchado tus palabrasy las repita y se repitan.Y se canten de día y de noche,y se muerdan y se devoren,y se propaguen por la tierra,y se hagan, de pronto, silencio,se hundan debajo de las piedras,encuentren las puertas nocturnas,y otra vez salgan a nacer,a repartirse, a conducirsecomo el pan, como la esperanza,como el aire de los navíos.El maíz te lleva mi canto,salido desde las raícesde mi pueblo, para nacer,para construir, para cantar,y para ser otra vez semillamás numerosa en la tormenta.Aquí están mis manos perdidas.Son invisibles, pero túlas ves a través de la noche,a través del viento invisible.Dame tus manos, yo las veosobre las ásperas arenasde nuestra noche americana,y escojo la tuya y la tuya,esa mano y aquella otra mano,la que se levanta a luchary la que vuelve a ser sembrada.No me siento solo en la noche,en la oscuridad de la tierra.Soy pueblo, pueblo innumerable.Tengo en mi voz la fuerza purapara atravesar el silencioy germinar en las tinieblas.Muerte, martirio, sombra, hielo,cubren de pronto la semilla.Y parece enterrado el pueblo.Pero el maíz vuelve a la tierra.Atravesaron el silenciosus implacables manos rojas.Desde la muerte renacemos. -Que me traspasen dardos: no habré de defenderme;que me hiera cruel total indiferencia;que los rostros, impávidos, al no reconocermepasen sin advertir siquiera mi presencia.Que el desamor se infiltre mientras el amor duermey que a la tolerancia azuce la pendencia;que egoísmo y envidia me descubran inermey aun sin defensor me llegue la sentencia.Mas quiero hoy declarar, Señor, que no fui malapese a haber cometido dolorosos errores;nunca me envanecí y jamás hice galade lo que tal vez tuve, al pasar de mis días,pues mujer, también madre, sé de santos amoresque acorazan el alma contra las villanías. -DEL Norte trajo Almagro su arrugadacentella.Y sobre el territorio, entre explosión yocaso,se inclinó día y noche como sobre unacarta.Sombra de espinas, sombra de cardo y cera,el español reunido con su seca figura,mirando las sombrías estrategias del suelo.Noche, nieve y arena hacen la formade mi delgada patria,todo el silencio está en su larga línea,toda la espuma sale de su barba marina,todo el carbón la llena de misteriosos besos.Como una brasa el oro arde en sus dedosy la plata ilumina corno una luna verdesu endurecida forma de tétrico planeta.El español sentado junto a la rosa un día,junto al aceite, junto al vino, junto alantiguo cielono imaginó este punto de colérica piedranacer bajo el estiércol del águila marina. -No sé si con tu muertehas quedado a la zaga¿eres recuerdo?o has dado un saltorepentinoque yo tendré que hollarhasta alcanzarte. -Al son de los arroyueloscantan las aves de flor en flor,que no hay más gloria que amorni mayor pena que celos.Por estas selvas amenasal son de arroyos sonoroscantan las aves a corosde celos y amor las penas.Suenan del agua las venas,instrumento natural,y como el dulce cristalva desatando los yelos,al son de los arroyueloscantan las aves de flor en flor,que no hay más gloria que amorni mayor pena que celos.De amor las glorias celebranlos narcisos y claveles;las violetas y penselesde celos no se requiebran.Unas en otras se quiebranlas ondas por las orillas,y como las arenillasven por cristalinos velos,al son de los arroyueloscantan las aves de flor en flor,que no hay más gloria que amorni mayor pena que celos.Arroyos murmuradoresde la fe de amor perjura,por hilos de plata puraensartan perlas en flores.Todo es celos, todo amores;y mientras que lloro yolas penas que Amor me diocon sus celosos desvelos,al son de los arroyueloscantan las aves de flor en flor,que no hay más gloria que amorni mayor pena que celos. -Aud materia plîngînd...(Oigo llorar a la materia...)GEORGE BACOVIAMe tiendo gris en los metalescuando crecen callados en la nochey se adensan, y recogen los brevesdestellos de los astros. Sientosu filo frío que después será mar,su lamento de hielo y muda carne,el osario de un dios propicio, enormeen su tiniebla, un dios que festejamosen la señal de su venida. Escucha,estamos en el tiempo del renuevo,de los juncales cubiertos por rocío,de la hiedra que escala nuestro lecho,del animal que nos acecha, inmenso,detrás de las pupilas, oculto en otraexistencia infranqueable y ciega.El tiempo lento y turbio de la espora,de los metales mansos, del mineralcerrado que sospecha la luz, lavaque persigue la levedad del polvo.Entonces, desde una estación remotaregresan, entre brumas, las palabras,narraciones de hadas y de héroes,de resinas fragantes (el incienso,la mirra y el benjuí), y de madréporas.Los insectos describen amplios surcos,vueltos a lo indecible, y el granitorecupera la voz dura y siniestrade los astros. Venero en los metalessu permanencia muda, su oscura redde eternidad, su intacta persistenciade dureza semejante a la luz,su fría rigidez cuando en inviernorozan nuestras mejillas, el triste grisde su materia inmensa, de su abismo.Todo se encuentra atento a la llegadade una voz, de un dios o de un incendio.Y la sangre del hombre perseguidaen su país de níquel, vigilantedesde dentro del sueño, abandonadaa la quietud, aguardando otro ver,un despertar distinto, otras pupilasde facetas omnívoras, un nuevorespirar... (Los círculos voraces,la persistencia cerrada de los nombres.)Esperan mirar de nuevo el mundo.Comprendo a los metales, comparto su destinotan parecido al mío, su existencia sin mácula.(Toco su corazón, su savia detenidacuando logra la forma del crepúsculo.)Cristales indefensos que se quiebranbajo la luz del alba, (tantos siglosgestándose, poblados de simientes).Me agrada abandonarme a ellos, acariciarlosapretando mi mano contra su piel exacta,en su luz de reflejos, de semillas y aristas.Metal que es tiempo denso y generoso,agua limpia para la sed del hombre. -Hombres necios que acusáisa la mujer sin razón,sin ver que sois la ocasiónde lo mismo que culpáis:si con ansia sin igualsolicitáis su desdén,¿por qué queréis que obren biensi las incitáis al mal?Cambatís su resistenciay luego, con gravedad,decís que fue liviandadlo que hizo la diligencia.Parecer quiere el denuedode vuestro parecer locoel niño que pone el cocoy luego le tiene miedo.Queréis, con presunción necia,hallar a la que buscáis,para pretendida, Thais,y en la posesión, Lucrecia.¿Qué humor puede ser más raroque el que, falto de consejo,él mismo empaña el espejo,y siente que no esté claro?Con el favor y desdéntenéis condición igual,quejándoos, si os tratan mal,burlándoos, si os quieren bien.Siempre tan necios andáisque, con desigual nivel,a una culpáis por crüely a otra por fácil culpáis.¿Pues como ha de estar templadala que vuestro amor pretende,si la que es ingrata, ofende,y la que es fácil, enfada?Mas, entre el enfado y penaque vuestro gusto refiere,bien haya la que no os quierey quejaos en hora buena.Dan vuestras amantes penasa sus libertades alas,y después de hacerlas malaslas queréis hallar muy buenas.¿Cuál mayor culpa ha tenidoen una pasión errada:la que cae de rogada,o el que ruega de caído?¿O cuál es más de culpar,aunque cualquiera mal haga:la que peca por la paga,o el que paga por pecar?Pues ¿para qué os espantáisde la culpa que tenéis?Queredlas cual las hacéiso hacedlas cual las buscáis.Dejad de solicitar,y después, con más razón,acusaréis la aficiónde la que os fuere a rogar.Bien con muchas armas fundoque lidia vuestra arrogancia,pues en promesa e instanciajuntáis diablo, carne y mundo. -Muero de a poco, amorno es la muerte sorpresaque deseabala que liberay lanzaes la otrala lentala que corta en pedazosda estocadasy de perfil se escurre. -El alma vuela y vuelabuscándote a lo lejos,Rosa tú, melancólicarosa de mi recuerdo.Cuando la madrugadava el campo humedeciendo,y el día es como un niñoque despierta en el cielo,Rosa tú, melancólica,ojos de sombra llenos,desde mi estrecha sábanatoco tu firme cuerpo.Cuando ya el alto solardió con su alto fuego,cuando la tarde caedel ocaso deshecho,yo en mi lejana mesatu oscuro pan contemplo.Y en la noche cargadade ardoroso silencio,Rosa tú, melancólicarosa de mi recuerdo,dorada, viva y húmeda,bajando vas del techo,tomas mi mano fríay te me quedas viendo.Cierro entonces los ojos,pero siempre te veoclavada allí, clavandotu mirada en mi pecho,larga mirada fija,como un puñal de sueño. -?Como renuevos cuyos aliñosun cierzo helado destruye en florasí cayeron los héroes niñosante las balas del invasor.?Fugaz como un sueño, el plazofue, de su infancia ideal;mas los durmió en su regazola Gloria, madre inmortal.Pronto la patria queridasus vidas necesitó,y uno tras otro la vidasonriendo le entregó.En la risueña colinadel Bosque, uno de otro en poscayeron, con la divinamajestad de un joven dios.¿Quién, después que de tan píaoblación contar oyó,a la Patria negaríala sangre que ella le dio?Niñez que hallaste un calvariode la vida en el albor:que te sirva de sudariola bandera tricolor.Y que canten tus hazañascielo y tierra sin cesar,el cóndor de las montañasy las ondas de la mar... -Todo amor nuevo que aparecenos ilumina la existencia,nos la perfuma y enflorece.En la más densa oscuridadtoda mujer es refulgenciay todo amor es claridad.Para curar la pertinazpena, en las almas escondida,un nuevo amor es eficaz;porque se posa en nuestro malsin lastimar nunca la herida,como un destello en un cristal.Como un ensueño en una cuna,como se posa en la rüinala piedad del rayo de la luna.como un encanto en un hastío,como en la punta de una espinauna gotita de rocío...¿Que también sabe hacer sufrir?¿Que también sabe hacer llorar?¿Que también sabe hacer morir?-Es que tú no supiste amar... -A Gastón FigueiraLa mañana irisada, como fino cristalse curvó sobre el ancho campo reverdeciente.A la abismal succión del azul transparente,agriétase la carne de un ansia germinal.Y a la blondez purísima de su desnudez tierna,la mísera corteza se nos cuartea en congoja,y un sollozo nos sube desde la honda cisternaen sombra donde el párpado su penitencia moja.El dolor de las alas imposiblesnos curva más bajo el cansancio irredimibleque se adhiere a la carne dolorosa:y en la punta de una hoja, radiante y temblorosa,la gota de rocíonos finge aquella lágrima inefableen que, por fin, pudiera el alma miserablevolcar la última gota amarga del hastío. -Cerca de la ventana en Rijmenamcontemplo el campo,hasta el Mar del Nortemillares de años.El agua alcanza océanos;trazo una huella de navegación;millares de añosalrededor del mundo.Delante de mi ventana en Rijmenammuchedumbres pasan,mil millones los vencedores,mil millones los mártiresaherrojados y esclavos;millares, millares de añosalrededor del mundo.Delante de mi ventana en Rijmenamde la hierba brota la tumbasobre años de espantoy estoy mirando con los ojos fijosy me pregunto. -Qué agradable es sin duda,abrir el buzón, y encontrar tus lindas cartas.Qué agradable es saberque a pesar de tus ocupaciones,te tomes un minuto para dedicármelo.Qué agradable es sentirque en algún momento de tu rutina,te tomas tiempo para recordarme,haciendo un breve paréntesis y escribirme.Qué agradable es sentircon la calidez de esas letras,tu presencia a mi lado.Qué agradable es compartir nuestras ilusiones, hablando de diversos temas.confiándote mis cosas,y reírnos de las bromas que surgen,haciendo inolvidable nuestro encuentro virtual.QUE AGRADABLE ES SABER QUE EXISTES.QUE AGRADABLE ES SENTIRTE CERCA.QUE AGRADABLE ES CONTAR CONTIGO.QUE AGRADABLE ES QUERERTE ASI. -Aparente quietud ante tus ojos,aquí, esta herida "no hay ajenos límites",hoy es el fiel de tu equilibrio estable.La herida es tuya, el cuerpo en que está abiertaes tuyo, aun yerto y lívido. Ven, toca,baja, más cerca. ¿Acaso ves tu origenentrando por tus ojos a esta partecontraria de la vida? ¿Qué has hallado?¿Algo que no sea tuyo en permanencia?Tira tu daga. Tira tus sentidos.Dentro de ti te engendra lo que has dado,fue tuyo y siempre es acción continua.Esta herida es testigo: nadie ha muerto. -Vuelves, más que nada,para continuar, inexorable, esta cabalgatade silencio y polvo,de memoria y laberinto.Ciclos donde el tiempocorre en sentido contrarioy las manecillas del reloj son la lógica invenciónde un sueño sin ataduras.Incluso podrías convenceral solitario mojón de las ventajas que depara resbalarpor la sensualidad de la lluviay el erotismo amarillo de los fuegos estivales.Regresas, sobre todo,obedeciendo a un fuerte impulso de conciencia,consiguiendo, eso sí,salir al mundo con una alacridad magnífica,de gaviota contemplativadel azul. -Vino, me amó y partió; dejó a su pasoplenitudes, placeres y vacíos;se perdió como el sol en el ocaso,como se pierden en el mar los ríos.Ha de tener el sol otra alborada,y aunque el río se va, también se queda;pero de aquella fiera llamarada,ni el recuerdo quizá en su mente rueda.Mantúvose en silencio y lejaníacomo quien duerme en brazos de la muerte;y yo permanecí esperando el díaen que de nuevo su alma se despierte.Y si al abrir sus ojos al pasadose detienen en mí por un momento,tal vez vuelva su amor arrebatadoa producir un nuevo ofrecimiento.Y aquí estaré, en deseos y temblores,sin recriminaciones, ni exigencia,para dar nueva vida a aquellas floresque a punto estuvo de agostar la ausencia. -Al decir que las penas son fugacesen tanto que la dicha persevera,tu cara es sugestiva y hechiceray juegan a los novios los rapaces.Al escuchar la apología que hacesdel mejor de los mundos, se creyeraque lees a Abelardo...En voz parleradialogas con los pájaros locuaces.De pronto, sin que tú me lo adivines,cual por un sortilegio se contristami alma con la visión de los jardines,mientras oigo sonar plácidamentelos trinos de tu plática optimistay el irisado chorro de la fuente. -Con tal fuerza y vigor son concertadospara mi perdición los duros vientos,que cortaron mis tiernos pensamientosluego que sobre mí fueron mostrados.El mal es que me quedan los cuidadosen salvo destos acontecimientos,que son duros, y tienen fundamientosen todos mis sentidos bien echados.Aunque por otra parte no me duelo,ya que el bien me dejó con su partida,del grave mal que en mí está de contino;antes con él me abrazo y me consuelo;porque en proceso de tan dura vidaataje la largueza del camino. -Tus dedos lanzan oscuros sin leysobre las horas, granos de salcolmenas y alfileres. ¡Galgos!correr correr correrdioses como piñas dulces sin templovuelan juegan saben.Chambelanes como deliriosmagistralmentetus dedos, mis dedos, nuestrosfunden lingotes de animalescautivos de ti. Tus pies, tus manostocan pista; cal, estrellas rojas con agujas. -Yo nací un díaque Dios estuvo enfermo.Todos saben que vivo,que soy malo; y no sabendel diciembre de ese enero.Pues yo nací un díaque Dios estuvo enfermo.Hay un vacíoen mi aire metafísicoque nadie ha de palpar:el claustro de un silencioque habló a flor de fuego.Yo nací un díaque Dios estuvo enfermo.Hermano, escucha, escucha...Bueno. Y que no me vayasin llevar diciembres,sin dejar eneros.Pues yo nací un díaque Dios estuvo enfermo.Todos saben que vivo,que mastico... y no sabenpor qué en mi verso chirrían,oscuro sinsabor de ferétro,luyidos vientosdesenroscados de la Esfingepreguntona del Desierto.Todos saben... Y no sabenque la Luz es tísica,y la Sombra gorda...Y no saben que el misterio sintetiza...que él es la jorobamusical y triste que a distancia denunciael paso meridiano de las lindes a las Lindes.Yo nací un díaque Dios estuvo enfermo,grave. -Suspensa, en el aire de los parquescon sombra de ciudad,como los tuyos,en la proximidad del Largo,nas escadas, en las estrías húmedasdonde pululan libros viejos,a la hora contigua con el sol,sobre las pérgolas sin mástil,a merced del polen, poco a poco,nas margensdonde el viajero ayuna, nas igrejas,de acá para allá, por los oblicuosraíles de un paraguas,tibia a tiempo,la alzada lentitud del solitario. -Porque te tengo y noporque te piensoporque la noche está de ojos abiertosporque la noche pasa y digo amorporque has venido a recoger tu imageny eres mejor que todas tus imágenesporque eres linda desde el pie hasta el almaporque eres buena desde el alma a míporque te escondes dulce en el orgullopequeña y dulcecorazón corazaporque eres míaporque no eres míaporque te miro y mueroy peor que muerosi no te miro amorsi no te miroporque tú siempre existes dondequierapero existes mejor donde te quieroporque tu boca es sangrey tienes fríotengo que amarte amortengo que amarteaunque esta herida duela como dosaunque te busque y no te encuentrey aunquela noche pase y yo te tengay no. -Cien sonetos de amorRecordarás aquella quebrada caprichosaa donde los aromas palpitantes treparon,de cuando en cuando un pájaro vestidocon agua y lentitud: traje de invierno.Recordarás los dones de la tierra:irascible fragancia, barro de oro,hierbas del matorral, locas raíces,sortílegas espinas como espadas.Recordarás el ramo que trajiste,ramo de sombra y agua con silencio,ramo como una piedra con espuma.Y aquella vez fue como nunca y siempre:vamos allí donde no espera naday hallamos todo lo que está esperando. -Amarrado al duro bancoDe una galera turquesca,Ambas manos en el remoY ambos ojos en la tierra,Un forzado de DragutEn la playa de MarbellaSe quejaba al ronco sonDel remo y de la cadena:«¡Oh sagrado mar de España,Famosa playa serena,Teatro donde se han hechoCien mil navales tragedias!,»Pues eres tú el mismo marQue con tus crecientes besasLas murallas de mi patria,Coronadas y soberbias,»Tráeme nuevas de mi esposa,Y dime si han sido ciertasLas lágrimas y suspirosQue me dice por sus letras;»Porque si es verdad que lloraMi captiverio en tu arena,Bien puedes al mar del SurVencer en lucientes perlas.»Dame ya, sagrado mar,A mis demandas respuesta,Que bien puedes, si es verdadQue las aguas tienen lengua,»Pero, pues no me respondes,Sin duda alguna que es muerta,Aunque no lo debe ser,Pues que vivo yo en su ausencia.»¡Pues he vivido diez añosSin libertad y sin ella,Siempre al remo condenadoA nadie matarán penas!»En esto se descubrieronDe la Religión seis velas,Y el cómitre mandó usarAl forzado de su fuerza. -Quizás, cuando me muera,dirán: Era un poeta.Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.Quizás tú no recuerdesquién fui, mas en ti suenenlos anónimos versos que un día puse en ciernes.Quizás no quede nadade mí, ni una palabra,ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.Pero visto o no visto,pero dicho o no dicho,yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!Yo seguiré siguiendo,yo seguiré muriendo,seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto. -Están en algún sitio / concertadosdesconcertados / sordosbuscándose / buscándonosbloqueados por los signos y las dudascontemplando las verjas de las plazaslos timbres de las puertas / las viejas azoteasordenando sus sueños sus olvidosquizá convalecientes de su muerte privadanadie les ha explicado con certezasi ya se fueron o si nosi son pancartas o tembloressobrevivientes o responsosven pasar árboles y pájarose ignoran a qué sombra pertenecencuando empezaron a desaparecerhace tres cinco siete ceremoniasa desaparecer como sin sangrecomo sin rostro y sin motivovieron por la ventana de su ausencialo que quedaba atrás / ese andamiajede abrazos cielo y humocuando empezaron a desaparecercomo el oasis en los espejismosa desaparecer sin últimas palabrastenían en sus manos los trocitosde cosas que queríanestán en algún sitio / nube o tumbaestán en algún sitio / estoy seguroallá en el sur del almaes posible que hayan extraviado la brújulay hoy vaguen preguntando preguntandodónde carajo queda el buen amorporque vienen del odio -Vino, sentimiento, guitarra y poesía,hacen los cantares de la patria mía...Cantares...Quien dice cantares, dice Andalucía.A la sombra fresca de la vieja parra,un mozo moreno rasguea la guitarra...Cantares...Algo que acaricia y algo que desgarra.La prima que canta y el bordón que llora...Y el tiempo callado se va hora tras hora.Cantares...Son dejos fatales de la raza mora.No importa la vida, que ya está perdida.Y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...Cantares...Cantando la pena, la pena se olvida.Madre, pena, suerte; pena, madre, muerte;ojos negros, negros, y negra la suerte.Cantares...En ellos, el alma del alma se vierte.Cantares. Cantares de la patria mía...Cantares son sólo los de Andalucía.Cantares...No tiene más notas la guitarra mía. -Donde sienta mi caballo los piesno vuelve a nacer la hierba.Palabras de AtilaCORO¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.¡Hurra! ¡a caballo, hijos de la niebla!Suelta la rienda, a combatir volad:¿veis esas tierras fértiles?, las pueblagente opulenta, afeminada ya.Casas, palacios, campos y jardines,todo es hermoso y refulgente allí:son sus hembras celestes serafines,su sol alumbra un cielo de zafir.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.Nuestros sean su oro y sus placeres,gocemos de ese campo y ese sol;son sus soldados menos que mujeres,sus reyes viles mercaderes son.Vedlos huir para esconder su oro,vedlos cobardes lágrimas verter...¡Hurra! volad: sus cuerpos, su tesorohuellen nuestros caballos con sus pies.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.Dictará allí nuestro capricho leyes,nuestras casas alcázares serán,los cetros y coronas de los reyescual juguetes de niños rodarán.¡Hurra! ¡volad! a hartar nuestros deseos:las más hermosas nos darán su amor,y no hallarán nuestros semblantes feos,que siempre brilla hermoso el vencedor.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.Desgarraremos la vencida Europacual tigres que devoran su ración;en sangre empaparemos nuestra ropacual rojo manto de imperial señor.Nuestros nobles caballos relinchandoregias habitaciones morarán;cien esclavos, sus frentes inclinando,al mover nuestros ojos temblarán.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.Venid, volad, guerreros del desierto,como nubes en negra confusión,todos suelto el bridón, el ojo incierto,todos atropellándose en montón.Id en la espesa niebla confundidos,cual tromba que arrebata el huracán,cual témpanos de hielo endurecidospor entre rocas despeñados van.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.Nuestros padres un tiempo caminaronhasta llegar a una imperial ciudad;un sol más puro es fama que encontraron,y palacios de oro y de cristal.Vadearon el Tibre sus bridones,yerta a sus pies la tierra enmudeció;su sueño con fantásticas cancionesla fada de los triunfos arrulló.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.¡Qué! ¿No sentís la lanza estremecerse,hambrienta en vuestras manos de matar?¿No veis entre la niebla aparecersevisiones mil que el parabién nos dan?Escudo de esas míseras nacionesera ese muro que abatido fue;la gloria de Polonia y sus blasonesen humo y sangre convertidos ved.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.¿Quién en dolor trocó sus alegrías?¿Quién sus hijos triunfante encadenó?¿Quién puso fin a sus gloriosos días?¿Quién en su propia sangre los ahogó?¡Hurra, cosacos! ¡gloria al más valiente!Esos hombres de Europa nos verán:¡Hurra! nuestros caballos en su frentehondas sus herraduras marcarán.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.A cada bote de la lanza ruda,a cada escape en la abrasada lid,la sangrienta ración de carne crudabajo la silla sentiréis hervir.Y allá después en templos suntüosos,sirviéndonos de mesa algún altar,nuestra sed calmarán vinos sabrosos,hartará nuestra hambre blanco pan.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín.Y nuestras madres nos verán triunfantes,y a esa caduca Europa a nuestros pies,y acudirán de gozo palpitantesen cada hijo a contemplar un rey.Nuestros hijos sabrán nuestras acciones,las coronas de Europa heredarán,y a conquistar también otras regionesel caballo y la lanza aprestarán.¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!La Europa os brinda espléndido botín:sangrienta charca sus campiñas sean,de los grajos su ejército festín. -Dentro de mi alma fue de mí engendradoun dulce amor, y de mi sentimientotan aprobado fue su nacimientocomo de un solo hijo deseado;mas luego de él nació quien ha estragadodel todo el amoroso pensamiento:que en áspero rigor y en gran tormentolos primeros deleites ha tornado.¡Oh crudo nieto, que das vida al padre,y matas al abuelo! ¿por qué crecestan disconforme a aquel de que has nacido?¡Oh, celoso temor! ¿a quién pareces?¡que la envidia, tu propia y fiera madre,se espanta en ver el monstruo que ha parido! -(carta al padre)And fish to catch regeneration.Samuel Butler, Pescador de muertos.Solos tú y yo, e irremediablementeunidos por la muerte: torturados aún porfantasmas que dejamos con torpezaarañarnos el cuerpo y luchar por los despojosdel sudario, pero ambos muertos, y segurosde nuestra muerte; dejando al espectro proseguir en vanocon el turbio negocio de los datos: mudo,el cuerpo, ese impostor en el retrato, y los dos siguiendoese otro juego del alma que ya a nada responde,que lucha con su sombra en el espejo-solos,caídos frente a él y viendodetrás del cristal la vida como lluvia, tras del cristal asombradospor los demás, por aquellos Vous etes combien? que nos sobreviveny dicen conocernos, y nos llamanpor nuestro nombre grotesco, ¡ah el sórdido, elviscoso templo de lo humano!Y sin embargosolos los dos, y unidos por el fríoque apenas roza brillante envolturasolos los dos en esta pausaeterna del tiempo que nada sabe ni quiere, pero duracomo la piedra, solos los dos, y amándonossobre el lecho de la pausa, como se amanlos muertos«amó», dijiste, autorizado por la muerteporque sabías de ti como de una tercera personabebió dijiste, porque Dios estaba (Pound dixit)en tu vaso de whiskiamo bebió, dijiste, pero ahora espera¿espera? y en efecto la resurreccióndesde un cristal inválido te avisaque con armas nuestra muerte florecepara ti que sólosabías de la muerte. Aquí¿debajo o por encima?de esta piedratú que doraste la sobrenatural dureza y eldolor sobrenatural de los edificios desnudos¿en qué perspectiva"dime" acoger la muerte?en la mesa de diseccióntú que danzasteenloquecido en la plaza desiertatropezandohiriéndote las manos en el trapecio del silencioen pie contra las hojas muertas quese adherían a tu cuerpo, y contra la hiedra que tapabaobsesivamente tu boca hinchada de borracho,danzas, danzastesin espacio, caído, perono quiero errar en la mitologíade ese nombre del padre que a todos nos falta,porque somos tan sólo hermanos de una invasión de lo imposibley tus pasos repiten el eco de los míos en un largocorredor donderetrocedo infatigable, sinjamás moverme¡ah los hermanos, los hermanos invisibles que florecen,en el Terror! ¡Ah los hermanos, los hermanos que se defiendeninútilmente de la luz del mundo con las manos,que se guardan del mundo por el Miedo, y cultivan en la sombrade su huerto nefasto la amenaza de lo eterno, enel ruin mundo de los vivos! ¡Ah los hermanos,Y el ave,el ave que vuela sobre el mundo en llamas, diciendo soloa los mortales que se agitan debajo, diciendosolo: ABISMO, ABISMO!Abismo, sí, tibia guaridade nuestro amor de hermanos, padre.¡Pero tan solos!¡Tan solos! Fantasmas que hace visible la hiedra"como hiedramerlín como niñadecabezacortada comomujermurciélago la niña que ya es árbol"crecen hojasen la foto, y un florecer te arrancade los labios caníbales de nuestra madre Muerte, madrede nuestro rezoflorecen los muertos florecenunidos acaso por el sudor heladomuerto de muchas cabezas hambrientas de los vivoste esperamos ave, ave nacidade la cabeza que explotó al crepúsculoave dibujada en la piedra y llenade lo posible de la dulzura, de su saborajeno que es más que la vida, de su crueldadque es más que la vida¡irade la piedra, ira que a la realidad insulta,que apaleaa la cabaña torpe de la mentira con verbosque no son, resplandecen, irasuprema de lo mudo!(te esperamosen la delgada orilla de lo que cae, en el pradonocturno que atraviesan lentoslos elefantespercibís el fríolaconspiración de las algas,gelatina, escamas, manoque sobresale de la tumbamanos que surgen de la tierra como tallossurcos arados por la muerte,cabezas de ahorcados que echan flor:decapitados que dialogana la luz decreciente de las velas,¡oh quién nos traerá la rimala música, el sonido que rompa la campanade la asfixia, y el cristal borrosode lo posible, la música del beso!De ese beso, final, padre, en que desaparezcande un soplo nuestras sombras, paraasidos de ese metro imposible y feroz, quedarnosa salvo de los hombres para siempre,solos yo y tú, mi amada,aquí, bajo esta piedra. -Buscad, buscadlos:en el insomnio de las cañerías olvidadas,en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,unos ojos perdidos,una sortija rotao una estrella pisoteada.Porque yo los he visto:en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.Porque yo los he tocado:en el destierro de un ladrillo difunto,venido a la nada desde una torre o un carro.Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban,ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.En todo esto.Más en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,en esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,no a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en las paredes.Buscad, buscadlos:debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libroo la firma de uno de esos rincones de cartasque trae rodando el polvo.Cerca del casco perdido de una botella,de una suela extraviada en la nieve,de una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio. -Dices que tienes corazón, y sólolo dices porque sientes sus latidos.Eso no es corazón...; es una máquina,que, al compás que se mueve, hace ruido. -Como el viento sin alas encerrado en mis ojoses la llamada de la muerte.Sólo un ángel me enlazará al sol.Dónde el ángel,dónde su palabra.Oh perforar con vino la suave necesidad de ser. -ODAEste, que veis, carbón endurecido,yacer a mantos en terrestre fosa,rayos de claro sol un tiempo ha sido,A la voz de la Industria poderosa,abandona, cual Lázaro, su tumba,y a más vida resurge esplendorosa.Con su aliento, no hay miedo que sucumbala que es de nuestro siglo predilectahija febril, y cual abeja zumba.Que, a medida que avanza más perfecta,a la Ciencia siguiendo va anhelantey sobre el Arte su fulgor proyecta.Ella nos dice que llegó el instante,"aun cuando en la substancia son hermanos"de apreciar el carbón más que el díamante.De que cesen los míseros humanosde prosternarse ante el inútil fuego,y de tenderle codiciosas manosNunca su brillo me turbó el sosiego,mas del pan de la industria a la excelenciaférvido canto de mi lira entrego.Cantar quiero su enérgica potencialos bronces al fundir, nuncios de saña,defensores de patria independencia,Cuando caldea y en su lumbre bañaa la férrea fugaz locomotora,sierpe que tiene el silo en la montaña.Que, cual ave o Jóve vóladora,se encumbra a los más arduos peñascales,y el espacio famélica devora.Por él llega a los témpanos glacialesel buque, sin más trapo que su enseña,contrastando los recios vendavales.Reemplaza activo la fluvial aceña;vigor produce en la nerviosa pila;las creaciones artísticas diseña.Por él la roca su metal destila;por él dice el crisol la verdad pura;el átomo su afine se asimila.Hasta gérmenes ricos en dulzurala Química halla en él para su gloria,colores y matices la Pintura.Y, de fúlgido origen en memoria,demás que rasga de la noche el velo,despide lumbre en exprimida escoria.Solar emanación con vivo anhelo,la luz, la fuerza, y el calor prodiga.Como su padre que recorre el cielo.Y que"cual suele previsora hormiga,en la estación de abrasador verano,sin un punto ceder en la fatigatemiendo el filo del invierno cano,almacenar bajo escondidos techos,el robado a los trojes rubio granoen la época feraz de los helechospresintiendo el invierno del planeta,guardó el carbón en insondables lechos.La faz del globo de arbolado escueta,diera la Industria el postrimer suspiroa no surtirla tan copiosa veta.Ved al carbono en incesante girorecorrer los tres reinos naturales;ya inficionar la atmósfera le miro,ya, atraído por fibras vegetales,el germen de sabroso fruto,ya, salvando los límites florales,nutrir la grácil ave, el tardo bruto,ya tornar al espacio con empeño,de la muerte y la vida fiel tributo.Mas tú, sepulto en ataud roqueño,a ciclo tan fecundo substraído,dormiste largo, indiferente sueño.Te han pisado, mas no te han conocido;pasaron sobre ti, cual polvo leve,las varias razas que en el mundo han sido.Tocábale al gran siglo diez y nueve,explorar tus veneros con acierto,aun bajo la polar cándida nieve.¡Qué fuera de la Industria tú encubierto!con gratitud en su aflicción te nombranegro maná de su árido desierto.Un día fuiste gigantesca alfornbra;henchir hoy hallamos calor y luz radiantedonde otros seres disfrutaron sombra:Que Dios, previendo nuestro afán constante,para su hartura reservarnos quisoesa fecunda flora exuberante,que adorno fue quizá del Paraíso. -Una luna encarnadaallá en el airey solaEl repentino aromade un ramo de violetasal salirde un caféen vía ClazaiuoliAquellarosa heridade muerte entre los plieguesde seda del crepúsculoEl puenteEl fríoArnoFiésoleLos cipresessoñando en las colinasLa nochela de siemprela de todoslos díasésala que ya se te enreda en las pestañas -SE abrió también la noche de repente,la descubrí, y era una rosa oscuraentre un día amarillo y otro día.Pero, para el que llegadel Sur, de las regionesnaturales, con fuego y ventisquero,era la noche en la ciudad un barco,una vaga bodega de navío.Se abrían puertas y desde la sombrala luz nos escupía:bailaban hembra y hombre con zapatosnegros como ataúdes que brillabany se adherían uno a una comolas ventosas del mar, entre el tabaco,el agrio vino, las conversaciones,las carcajadas verdes del borracho.Alguna vez una mujer cayéndoseen su pálido abismo, un rostro impuroque me comunicaba ojos y boca.Y allí senté mi adolescencia ardiendoentre botellas rojas que estallabana veces derramando sus rubíes,constelando fantásticas espadas,conversaciones de la audacia inútil.Allí mis compañeros:Rojas Giménez extraviadoen su delicadeza,marino de papel, estrictamenteloco, elevandoel humo en una copay en otra copasu ternura errante,hasta que así se fue de tumbo en tumbo,como si el vino se lo hubiera llevadoa una comarca más y más lejana!Oh hermano frágil, tantascosas gané contigo, tantoperdí en tu desastrado corazóncomo en un cofre roto,sin saber que te irías con tu boca elegante,sin saber que debíastambién morir, tú que teníasque dar lecciones a la primavera!Y luego como un aparecidoque en plena fiesta estabaescondido en lo oscurollegó Joaquín Cifuentesde sus prisiones: pálida apostura,rostro de mando en la lluvia,enmarcado en las líneas del cabellosobre la frente abierta a los dolores:no sabía reír mi amigo nuevo:y en la ceniza de la noche cruelvi consumirse al Húsar de la Muerte. -Balnea, vina, Venus corrumpunt corpora nostra,sed vitam faciant balnea, vina, Venus.Bellísimos, desnudos, arrogantes,proclamando la fuerza de su sexo,marchan Quinta Avenida hacia la vida.Serenamente turbios, demacrados,veneno derretido por sus miembros,bajan Quinta Avenida hacia la muerte.Algunos tan hermosos, dioses sin paraíso,que hasta la misma Sombra se oscureceal asignarles sitio en la carroza.Su belleza les salva y son llamadosjunto con Ganimedes a servirvino añejo a los cuerpos prohibidos.(La mitra será polvo y lo será la rosa,las plumas césped seco, el oropel cenizay el torso iluminado un carbón apagado.)Viéndoles desfilar, cercano a tu frontera,nombrando aquel verano en que nos conocimos,mi sangre negativa se calcina, amenazada,sintiendo a la Guadaña que, arañando mi cuellocon su incesante herida, nos recuerdaque para algunos éste será el último desfile. -Cortina de los pilareses la enredadera verde.¡Cuál se amontonan pesarescuando la ilusión se pierde!¿Ya olvidaste la canciónque decía penas hondas?De un violín el grato sonse oía bajo las frondas.Suspendida del alarlucía mata de flores.¿Ya olvidaste aquel cantar,cantar de viejos amores?De noche en el corredorte hablaba siempre en voz baja.¡Cómo murió nuestro amor!¡Qué triste la noche baja!Por el patio van las hojas...en sombras está el salón...¡Qué tristes son las congojasde un herido corazón! -DiálogoPOETA-Escucha, amigo Cóndor, mi exorcismo;obedece a la voz del mago Mitre,que ha convertido en trípode el pupitre;apréstate a una espléndida misión.CÓNDOR-¡Poeta audaz, que de mi aéreo nidoen el silencio lóbrego derramascántico misterioso! ¿a qué me llamas?Yo sostengo de Chile el paladión.POETA-No importa; es caso urgente, es una empresadigna de ti, de tu encumbrado vuelo,y de tus uñas; subirás al cielo,escalarás la vasta esfera azul.CÓNDOR-¿Y qué será del paladión en tanto,cuya custodia la nación me fía?POETA-Puedes encomendarlo por un díaa las fieles pezuñas del Huemul.CÓNDORPero el camino del Olimpo ignoro.POETA-Mientes; tú hurtaste al cielo, ave altanera,en pro de nuestros padres, la primerachispa de libertad que en Chile ardió.CÓNDOR-¡Falaz leyenda! ¡Apócrifa patraña!Robaba entonces yo por valle y cumbre,según mi antigua natural costumbre;monarca de los buitres era yo.Años después, llamáronme, y conmigovino esa pobre, tímida alimaña,de los andinos valles ermitaña;y, el paladión nos dieron a guardar.Mal concertada yunta, que, algún día,recordando los hábitos de marras,estuve a punto de esgrimir las garras,y atroz huemulicidio ejecutar.POETA-¡Oh mente de los hombres adivina!¡Oh inspiración profética! No sabes,alado monstruo, espanto de las aves,el oculto misterio de esa unión.¡Junto a la mansa paz, atroz instintode pillaje y de sangre! ¡Incauto el uno,audaz el otro en tentador ayuno,y de la Patria en medio el paladión!Tremendo porvenir, yo te adivino,pero no tiemblo. Es fuerza te abras pasode la ilustrada Europa al rudo ocaso;está en el libro del destino así.Sus últimos destellos da la antorchaque el hijo de Japeto trajo al mundo;suceda al viejo faro moribundojoven tizón, ardiente, baladí.CÓNDOR-No sé, poeta, interpretar enigmas;no entiendo de tizones ni de faro.Deja los circunloquios, y habla claro.¿De qué se trata? Explícate una vez.POETA-De aquel fuego sagrado que trajiste¿niégaslo en vano? a un ínclito caudillo,apenas queda agonizante brillo;nos viene encima infausta lobreguez.Renovarlo es preciso.CÓNDOR-¿Cómo?POETA-Debesseguir del sol la luminosa huella,sorprenderle, robarle una centella,metértela en los ojos, y escapar.CÓNDOR-Muy bien; me guardo el fuego en las pupilas,cual si fueran volcánicas cavernas.¿Y qué haré luego de mis dos linternas?POETA-Quiero a Chile con ellas incendiar.CÓNDOR-¿Incendiarlo? ¿Estás loco? ¿De eso tratas?POETA-Incendiarlo pretendo en patriotismo;abrasarlo, molondro, no es lo mismo;quiero hacer una inmensa fundición.Quiero llamas que cundan pavorosas,descomunales llamas, llamas grandes,que derritan la nieve de los Andesy la de tanto helado corazón.¿Abrasar? ¡Linda flema! -¿Es tiempo ahorade contentarse con mezquinas brasasque den pálida luz, chispas escasas,como para el abrigo de un desván?No, señor; vasto incendio, llamas, llamas,que unas sobre las otras se encaramen,y levantando rojas crestas bramen,y les sirva de fuelle un huracán.Despacha, pues; arranca; desarrollael raudo vuelo; tiende el ala grave,como la parda vela de la navecuando silba en la jarcia el vendaval.Vuela, vuela, plumífero pirata;recuerda tu nativa felonía;asalta de improviso al rey del díaen su carroza de oro y de cristal.CÓNDOR-Ya te obedezco, y tiendo como mandas,el ala; aunque eso de tenderla un aveno ligera ni leve, sino grave,para tanto volar no es lo mejor.Y si de más a más tenderla debo,como la parda vela el navegantecuando oye la tormenta resonanteque amenazando silba, peor que peor.Que no despliega entonces el velamen,antes amaina el cauto marinero,y aguanta a palo seco el choque fiero,si salvar piensa al mísero bajel.Así lo vi mil veces, revolandoentre las nubes negras, cuando hinchabala Mar del Sur sus ondas, y bregabacontra la tempestad el timonel.POETA-No lo entiendes: la nave del Estadoes la que yo pintaba; y la maniobraa que apelamos hoy, cuando zozobra,no es amainar, estúpido ladrón.CÓNDOR-¿Pues qué ha de hacer entonces el piloto?POETA-Según doctrina de moderna escuela,debe correr fortuna a toda vela,sin bitácora, sonda, ni timón.Si tú leyeras, avechucho idiota,gacetas nacionales y extranjeras,la ignorancia en que vives conocieras;todo ha cambiado entre los hombres ya.Altos descubrimientos reservadostuvo el destino al siglo diecinueve;hoy en cualquiera charco un niño bebemás que en un hondo río su papá.¡Oh siglo de los siglos! ¡Cual machacases tu almirez decrépitas ideas!¡Qué de fantasmagorías coloreasen el vapor del vino y del café!¡No era lástima ver encandilarselos hombres estudiándose a sí mismos;y tras mil embrollados silogismos,salir con sólo sé que nada sé!¡Ea, pues! ¡A la empresa! Bate el ala,y apercibe también las corvas uñas,y guárdate de mí si refunfuñas,lobo rapaz, injerto de avestruz.CÓNDOR¿volando? -Ama aún el buitre robador su nido;Chile, a traerte voy, no la centellaque incendiando devora, sino aquellaque da calor vital y hermosa luz. -Le dije a la luz: no quieroque la noche me persiga.Y la luz me contestó:lo imposible, no lo pidas.Quiero que todos me veanporque estoy desconsolada;el amor que era mi vida,la noche siempre lo apaga.Ya no vendrá por la noche,sólo brillará en el día.Es un amor tan pequeñoque necesita alegría.Yo puedo quererle siempre,si hace sol o no lo hace.Pero, es un amor tan débilque necesita alumbrarse. -¡Cuando te marchas, qué inútilbuscar por dónde anduviste,seguirte!Si has pisado por la nievesería como las nubes"su sombra", sin pies, sin pesoque te marcara.Cuando andasno te diriges a nadani hay senda que luego diga:«Pasó por aquí.»Tú no sales del exactocentro puro de ti misma:son los rumbos confundidoslos que te van al encuentro.Con la risa o con las vocestan blandamentedescabalas el silencioque no le duele, que note siente:se cree que sigue entero.Si por los días te buscoo por los añosno salgo de un tiempo virgen:fue ese año, fue tal día,pero no hay señal:no dejas huella detrás.Y podrás negarme todo,negarte a todo podrás,porque te cortas los rastrosy los ecos y las sombras.Tan pura ya, tan sin pruebasque cuando no vivas másyo no sé en qué voy a verque vivías,con todo ese blanco inmensoalrededor, que creaste. -Piececitos de niño,azulosos de frío,¡cómo os ven y no os cubren,Dios mío!¡Piececitos heridospor los guijarros todos,ultrajados de nievesy lodos!El hombre ciego ignoraque por donde pasáis,una flor de luz vivadejáis;que allí donde ponéisla plantita sangrante,el nardo nace másfragante.Sed, puesto que marcháispor los caminos rectos,heroicos como soisperfectos.Piececitos de niño,dos joyitas sufrientes,¡cómo pasan sin veroslas gentes! -Sí, sí, dijo el niño, sí.Y nadie le preguntaba.¿Qué le ofrecías, la noche,tú, silencio, qué le dabaspara que él dijera a voces,tanto sí, que sí, que sí?Nadie le ofrecía nada.Un gran mundo sin preguntas,vacías las negras manos"ámbitos de madrugada",alrededor enmudece.Los síes "¡qué golpetazosde querer en el silencio!",las últimas negativasa la noche le quebraban.Sí, sí a todo, a todo sí,a la nada sí, por nada.Allá por los horizontessin que nadie "el sólo: nadie"la escuchara, sigilosade albor, rosa y brisa tierna,iba la pregunta muda,naciendo ya, la mañana. -Él leía cartas de amor a Rosaura.Ensalzaba su apacible hermosura.Ella,azorada,tras la falda,no perdona a Corinael infortunio que su mirada empaña.Él leía versos de amor y desamparo,mientras anuncia,tristesu delito:dar tregua a su juventud y su codicia.Mientras Corina avanza por la acera,Rosaura mira anhelante.Arrepentida esperahallar en cualquier partesu inocencia.Los negros de Oklahomaquebrantan su fraganciay como un capricho a Mesalinase inyectan en la vena la escritura de versos.Consumen cocaína adulterada.Recitan sonetosarmados de esa hermosa maníade orinar en las esquinas. -Tiempo que nos desunes y nos unes,tiempo que eres abstracto y tan concretoque, por mucho que guardes tu secreto,reaparece en las cosas más comunes:para que con tu norma no importunesel sitio sin lugar, te lanzo el retode intemporalidad al que me someto:al escribir y amar somos inmunes,amando y escribiendo rompo el pactode que tú, el invencible, vencerásun tiempo hecho de amor y nada más:alta inexactitud contra ti, exactopero que desconoces, tiempo idiota,esta inutilidad que te derrota.(De 'Ser sin sitio', 2014) -Un oso, con que la vidase ganaba un piamontés,la no muy bien aprendidadanza ensayaba en dos pies.Queriendo hacer de persona,dijo a una mona: «¿Qué tal?»Era perita la mona,y respondióle: «Muy mal».«Yo creo», replicó el oso,«que me haces poco favor.Pues ¿qué?, ¿mi aire no es garboso?¿no hago el paso con primor?».Estaba el cerdo presente,y dijo: «¡Bravo! ¡Bien va!Bailarín más excelenteno se ha visto, ni verá!».Echó el oso, al oír esto,sus cuentas allá entre sí,y con ademán modestohubo de exclamar así:«Cuando me desaprobabala mona, llegué a dudar;mas ya que el cerdo me alaba,muy mal debo de bailar».Guarde para su regaloesta sentencia el autor:si el sabio no aprueba, ¡malo!si el necio aplaude, ¡peor! -¿A un día de verano compararte?Más hermosura y suavidad posees.Tiembla el brote de mayo bajo el vientoy el estío no dura casi nada.A veces demasiado brilla el ojo solary otras su tez de oro se apaga;toda belleza alguna vez declina,ajada por la suerte o por el tiempo.Pero eterno será el verano tuyo.No perderás la gracia, ni la Muertese jactará de ensombrecer tus pasoscuando crezcas en versos inmortales.Vivirás mientras alguien vea y sientay esto pueda vivir y te dé vida.(Versión de Alejandro Araoz Fraser) -Todo lo muda el tiempo, Filis mía,todo cede al rigor de sus guadañas:ya transforma los valles en montañas,ya pone un campo donde un mar había.El muda en noche opaca el claro día,en fábulas pueriles las hazañas,alcázares soberbios en cabañas,y el juvenil ardor en vejez fría.Doma el tiempo al caballo desbocado,detiene el mar y viento enfurecido,postra al león y rinde al bravo toro.Sola una cosa al tiempo denodadoni cederá, ni cede, ni ha cedido,y es el constante amor con que te adoro. -Vivo sin vivir en míy de tal manera esperoque muero porque no muero.IEn mí yo no vivo yay sin Dios vivir no puedopues sin él y sin mí quedoéste vivir qué será?Mil muertes se me harápues mi misma vida esperomuriendo porque no muero.IIEsta vida que yo vivoes privación de viviry assí es contino morirhasta que viva contigo.Oye mi Dios lo que digoque esta vida no la quieroque muero porque no muero.IIIEstando ausente de tiqué vida puedo tenersino muerte padescerla mayor que nunca vi?Lástima tengo de mípues de suerte perseveroque muero porque no muero.IVEl pez que del agua saleaun de alibio no caresceque en la muerte que padesceal fin la muerte le vale.Qué muerte abrá que se ygualea mi vivir lastimeropues si más vivo más muero?VQuando me pienso alibiarde verte en el Sacramentoházeme más sentimientoel no te poder gozartodo es para más penarpor no verte como quieroy muero porque no muero.VIY si me gozo Señorcon esperança de verteen ver que puedo perdertese me dobla mi dolorviviendo en tanto pabory esperando como esperomuérome porque no muero.VIISácame de aquesta muertemi Dios y dame la vidano me tengas impedidaen este lazo tan fuertemira que peno por verte,y mi mal es tan enteroque muero porque no muero.VIIILloraré mi muerte yay lamentaré mi vidaen tanto que detenidapor mis pecados está.¡O mi Dios!, quándo seráquando yo diga de verovivo ya porque no muero? -Vino a mí en espiral,con vuelo de mañana,su voz hecha sonrisade lucero del alba.Mi sangre baña el ríoen aleteo de agallas;queda el cuerpo sin sangrey oye la voz del alba.Está mi cuerpo fríoya tendido en la playa,y huyendo de la luzdesaparece el alba.Su voz hecha sonrisavino a mí en espiral;mi gesto sin aristasfue a ella en espiral. -Los hombres en este país son como sus madrugadas:mueren siempre demasiado jóvenesy son propicios para la idolatría.Raza dañada.La estación de las lluvias es el único consuelo. -«Mirad: Un extranjero...» Yo los reconocía,siendo niño, en las calles por su no sé que ausente.Y era una extraña mezcla de susto y de alegríapensar que eran distintos al resto de la gente.Después crecí, soñando, sobre los libros viejos;corrí, de mapa en mapa, frenéticos azares,y al despertar, a veces, para viajar más lejos,inventaba a mi antojo más tierras y más mares.Entonces yo envidiaba, melancólicamente,a aquellos que se iban de verdad, en navíosde gordas chimeneas y casco reluciente,no en viajes ilusorios como los viajes míos.Y hoy, que quizás es tarde, con los cabellos grises,emprendo, como tantos, el viaje verdadero;y escucho que los niños de remotos paísesmurmuran al mirarme: «Mirad: Un extranjero...» -versión de un poema de Ted HughesDonde no había nadaalguien dispuso un lago amedrentadoDonde no había nadahombros de piedrase abrieron para sostenerloDe las estrellas vino un vientodescendió al agua olió el temblorCon ojos cerrados, con manosenlazadaslos árbolesse ofrecieron al mundoEl brezo se encogió, asustadoNada no hay nadahasta que una gaviotaRompeescapaDe la nada a la nada:un rasguño en la tela -Serrana celestial de esta montaña,por quien el sol, que sus peñascos dora,sale más presto a ver la blanca Auroraque a la noche venció, que el mundo engaña,a quien aquel Pastor santo acompaña,que en el cayado de su cruz adoracuanto ganado en estas sierras moray con su marca de su sangre baña.¿Cómo tenéis, si os llama electro y rosael Espejo, a quien dais tiernos abrazos,color morena, aunque de gracia llena?Pero aunque sois morena, sois hermosa,y ¿qué mucho si a Dios tenéis en brazos,que dándoos tanto sol, estéis morena? -Cimadevilla, ¿qué hubieran dicho de tiAntonio y Nicolás,Manuel del Cabra! y Blassi hubieran en ti vividoy probado lo que das?Digo: empapándose de lo salobre,de seres riendo sus miserias en tandas,de calles pinas, ropas azul mahón"desteñidas, desflecadas"o colgando en galeríascomo banderas humanas.Digo, Cimadevilla,si ellos hubieran henchido sus venasde mástiles y canciones,del dispendio de tus hombres"hormigas, fatalistas o rebeldes"gastando lo que no tienen:dinero;pero humor, humor negro,de eso si están nutridos(se lo aseguro yo a los nombresde los hombres que arriba cito ).Hay poetas que cantan a la luna,al jilguero y a la flor,pero que asimismo dicen, o piensan:«Si otros hombres sufren es como si sufriera yo». -La noche llora racimos de cieloen su pliegue, de su sangre,en el vértice mismo de su mantocon llamas negras como lágrimas.La noche besa en incierto pasoal tiempo que surge entre la niebla.Recóndita, la voz oscurase asoma al precipicio.Camina en círculos,abrasando el nivel del agua.Crea líquenesal respirar su mismo aire.Su piel es la fiebre que asola las luciérnagas,el latido mansode un árbol que cimbrea tempestades,el matorral confuso de las horas.Inclemente,se arroja al disturbio de las voces,palpa los pechos cenagosos del ayer,irrumpe con el gatillo de la nada.Y duerme,perdido el miedo a la tiniebla,en la pureza de sus días. -Si no temo perder lo que poseo,ni deseo tener lo que no gozo,poco de la Fortuna en mí el destrozovaldrá, cuando me elija actor o reo.Ya su familia reformó el deseo;no palidez al susto, o risa al gozole debe de mi edad el postrer trozo,ni anhelar a la Parca su rodeo.Sólo ya el no querer es lo que quiero;prendas de la alma son las prendas mías;cobre el puesto la muerte, y el dinero.A las promesas miro como a espías;morir al paso de la edad espero:pues me trujeron, llévenme los días. -El barco es más barcoen alta mar,entre las olasy el huracán.Y el águila, en el airesabe mejor mirar,embistiendo a las nubesque le impiden volar.Rompe los zancosy comienza a andar,sobre la tierra,sobre la tierra de verdad. -Flor de jazmín y toro degollado.Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba.La niña finge un toro de jazminesy el toro es un sangriento crepúsculo que brama.Si el cielo fuera un niño pequeñito,los jazmines tendrían mitad de noche oscura,y el toro circo azul sin lidiadores,y un corazón al pie de una columna.Pero el cielo es un elefante,y el jazmín es un agua sin sangrey la niña es un ramo nocturnopor el inmenso pavimento oscuro.Entre el jazmín y el toroo garfios de marfil o gente dormida.En el jazmín un elefante y nubesy en el toro el esqueleto de la niña. -Creo en mi corazón, ramo de aromasque mi Señor como una fronda agita,perfumando de amor toda la viday haciéndola bendita.Creo en mi corazón, el que no pidenada porque es capaz del sumo ensueñoy abraza en el ensueño lo creado:¡inmenso dueño!Creo en mi corazón, que cuando cantahunde en el Dios profundo el franco herido,para subir de la piscina vivarecién nacidoCreo en mi corazón, el que tremolaporque lo hizo el que turbó los mares,y en el que da la Vida orquestacionescomo de pleamares.Creo en mi corazón, el que yo exprimopara teñir el lienzo de la vidade rojez o palor y que le ha hechoveste encendida.Creo en mi corazón, el que en la siembrapor el surco sin fin fue acrecentando.Creo en mi corazón, siempre vertido,pero nunca vaciado.Creo en mi corazón, en que el gusanono ha de morder, pues mellará a la muerte;creo en mi corazón, el reclinadoen el pecho de Dios terrible y fuerte. -Manda Amor en su fatigaQue se sienta y no se diga;Pero a mí más me contentaQue se diga y no se sienta.En la ley vieja de AmorA tantas fojas se hallaQue el que más sufre y más calla,Ese librará mejor;¡Más triste del amadorQue, muerto a enemigas manos,Le hallaron los gusanosSecretos en la barriga!Manda Amor en su fatigaQue se sienta y no se diga;Pero a mí más me contentaQue se diga y no se sienta.Muy bien haré si culparePor necio cualquier que fuereQue como leño sufriereY como piedra callare;Mande Amor lo que mandare,Que yo pienso muy sin menguaDar libertad a mi lengua,Y a sus leyes una higa.Manda Amor en su fatigaQue se sienta y no se diga;Pero a mí más me contentaQue se diga y no se sienta.Bien sé que me han de sacarEn el auto con mordazaCuando Amor sacare a plazaDelincuentes por hablar;Mas yo me pienso quejar,En sintiéndome agraviado,Pues el mar brama alteradoCuando el viento le fatiga.Manda Amor en su fatigaQue se sienta y no se diga;Pero a mí más me contentaQue se diga y no se sienta.Yo sé de algún jovenetoQue tiene muy entendidoQue guarda más bien CupidoAl que guarda más secreto;Y si muere el indiscretoDe amoroso torozón,Morirá sin confesiónPor no culpar su enemiga.Manda Amor en su fatigaQue se sienta y no se diga;Pero a mí más me contentaQue se diga y no se sienta. -Si yo jamás hubiera salido de mi villa,con una santa esposa tendría el refrigeriode conocer el mundo por un solo hemisferio.Tendría, entre corceles y aperos de labranza,a Ella, como octava bienaventuranza.Quizá tuviera dos hijos, y los tendríasin un remordimiento ni una cobardía.Quizá serían huérfanos, y cuidándolos yo,el niño iría de luto, pero la niña no.¿No me hubieras vivido, tú, que fuiste una aurora,una granada roja de virginales gajos,una devota de María Auxiliadoray un misterio exquisito con los párpados bajos?Hacia tu pie, hermosura y alimento del día,recién nacidos, piando y piando de hambrerodaran los pollitos, como esferas de estambre.Quiero otra vez mis campos, mi villa y mi caballoque en el sol y en la lluvia lanza a mitad del viajesu relincho, penacho gozoso del paisaje.Corazón que en fatigas de vivir vas a nadoy que estás florecido, como está la caderade Venus, y ceniciento cual la maderaen que grabó su puño de ánima el condenado:tu tarde será simple, de ejemplar feligrésabsorto en el perfume de hogareños panquésy que en la resolana se santigua a las tres.Corazón; te reservo el mullido descansode la coqueta villa en que el señor mi abuelocontaba las cosechas con su pluma de ganso.La moza me dirá con su voz de alfeñiquemarchándose al rosario, que le abrace la faldaampulosa, al sonar el último repique.Luego resbalaré por las frutales tapiasen recuerdo fanático de mis yertas prosapias.Y si la villa, enfrente de la jocosa luna,me reclama la pérdida de aquel bien que me dio,sólo podré jurarle que con otra fortunael niño iría de luto, pero la niña no. -¡Oh hado ejecutivo en mis dolores,cómo sentí tus leyes rigurosas!Cortaste el árbol con manos dañosas,y esparciste por tierra fruta y flores.En poco espacio yacen los amores,y toda la esperanza de mis cosastornados en cenizas desdeñosas,y sordas a mis quejas y clamores.Las lágrimas que en esta sepulturase vierten hoy en día y se vertieron,recibe, aunque sin fruto allá te sean,hasta que aquella eterna noche oscurame cierre aquestos ojos que te vieron,dejándome con otros que te vean. -Por la noche, en el corral,el grillo va levantando,ladrillito a ladrillito,el paredón de su canto. -(Cuento Bohemio)La tarde era triste,la nieve caía,su blanco sudariolos campos cubría;ni un ave volaba,ni oíase rumor.Apenas la nievedejando su huella,pasaba muy triste,muy pálida y bella,la niña que ha sidodel valle la flor.Llevaba en el cintosu pobre calzado;su hermano pequeñoque marcha a su ladole dice: "«No sientenla nieve tus pies?»«Mis pies nada sienten»"responde con calma"«el frío que yo sientolo llevo en el alma;y el frío de la nievemás duro no es».Y dice el pequeñoque helado tirita:"«¡Más frío que el de nieve!...¿Cuál es, hermanita?¡No hay otro que puedadecirse mayor!...»"«Aquel que de muertelas almas taladre;aquel que en el almame puso mi madreel día que a mi esposome unió sin amor». -Maravillosamente danzaba. Los diamantesnegros de sus pupilas vertían su destello;era bello su rostro, era un rostro tan bellocomo el de las gitanas de Miguel Cervantes.Ornábase con rojos claveles detonantesla redondez obscura del casco del cabello,y la cabeza, firme sobre el bronce del cuello,tenía la pátina de las horas errantes.Las guitarras decían en sus cuerdas sonoraslas vagas aventuras y las errantes horas,volaban los fandangos, daba el clavel fragancia;la gitana, embriagada de lujuria y cariño,sintió cómo caía dentro de su corpiñoel bello luis de oro del artista de Francia. -¿Camino de partida o de venidaes éste en donde estoy desatinadacon un pañuelo ausente de señal?No sé si voy o vengo pues son vagaslas sombras de los hombres y mujeresque dejan tras mis huellas sus pisadas.Atiéndeme Señor y dime adóndebajo el chubasco voy descarriada.¿A cuál de tantas puertas llamaré?¿Por quién preguntaré? ¿Seré hospedadacuando el relámpago mi rostro alumbre?¿La gente me dará la tibia manta,el té, la charla y buena despedida?Yo sólo aguardo en estas horas vagasllegar a medianoche a mi destino.¡Mas heme aquí una estatua extraviada! -Descuartízamey luegoalmacena mis restosen la bodega de tus párpadospara queasírecuerdes tu flageloy te duelan más que a mílos cuchillos del sexo. -«"¿Apartaste, ingrata Filis,del amor que me mostrabaspara ponerlo en aquelque pensando en ti se enfada?¡Plegue a Dios no te arrepientascuando conozcas tu falta,mas no te conocerás,que aun para ti eres ingrata!¡Filis, mal hayanlos ojos que en un tiempo te miraban!Aguardando estoy a vertetanto cuanto ya te ensanchas,arrepentida llorandoel bien de que ahora te apartas;víspera suele el bien serdel mal que ahora no te halla,pero aguarda, que él vendrácuando estés más descuidada.¡Filis, mal hayanlos ojos que en un tiempo te miraban!¡Oh cuántas y cuántas vecesme acuerdo de las palabras,cruel, con que me engañastey con que a todos engañas!A ti te engañaste sola,pues te he de ver engañada,deste que tú tanto adorasy de mí sin esperanza.¡Filis, mal hayanlos ojos que en un tiempo te miraban!Miréte con buenos ojos,pensando que me mirabascomo te miraba yopor mi bien y tu desgracia;que en esto, bien claro está,eras tú la que ganabas,mas a fin no merecistetanto bien siendo tan mala"».¡Filis, mal hayanlos ojos que en un tiempo te miraban! -TemaDe mirarte tanto y tanto,de horizonte a la arena,despacio,del caracol al celaje,brillo a brillo, pasmo a pasmo,te he dado nombre; los ojoste lo encontraron, mirándote.Por las noches,soñando que te miraba,al abrigo de los párpadosmaduró, sin yo saberlo,este nombre tan redondoque hoy me descendió a los labios.Y lo dicen asombradosde lo tarde que lo dicen.¡Si era fatal el llamártelo!¡Si antes de la voz, ya estabaen el silencio tan claro!¡Si tú has sido para mí,desde el díaque mis ojos te estrenaron,el contemplado, el constanteContemplado! -Qué quieres que te diga,me gustas así, abierta,de par en par,a los ojos del mundo,como una verdadpura,desnuda. -Eres feliz. Saber no quieraslo que brilla en los ojos humanos.Sonríe tú como mañana fresca,como tarde colmada en su ocaso.Porque eres eso, sí: la tarde puraen que a veces yo mojo mis manos,en que a veces yo hundo mi rostro.¡La tarde pura en su placer dorado!La savia dulce de la primavera,toda la luz de la tarde en un cántico,sube entonces feliz y presurosadesde tu corazón hasta mis labios. -Él le cuenta falsas historias,viajes que nunca sucedieron,y le susurra al oídocuánto la quiere,mientras ella juega con sus anillostímida y nerviosa.Ella mira apasionadamentesu boca carnosa,y se deja seducirpor el cálido movimientoque producen sus labios al moverse.Le confiesaque al llegar la nochele mostrará su secreto.Y él le susurra al oídoque nunca dejará de amarla,que siempre la llevará entre sus venas;y se estrechan las manos con más fuerza,y bajan las miradas con vergüenza,y se besan, y sonríen,y de eso hace yamiles de años. -Prolóngase tu doncellezcomo una vacua intriga de ajedrez.Torneada como una reinade cedro, ningún jaque te despeina.Mis peones tantálicosal rondarte a deshora,fracasan en sus ímpetus vandálicos.La lámpara sonroja tu balcón;despilfarras el tiempo y la emoción.Yo despilfarro, en una absurda espera,fantasía y hoguera.En la velada incompatible,frústrase el yacimiento espiritualy de nuestras arterias el caudal.Los pródigos al usoque vengan a nosotros a aprendercómo se dilapida todo el ser.Tu destino y el mío, contrapuestos,vuelcan el apogeo de la vidafebril e insomne que se va, en la idade un cofre que rebosay se malgasta en una fecha ociosa.Las monedas excomulgadasde nuestro adulto corazóncaen al vacío, conlúgubre opacidad, cual si cayerauna irreparable sordera.Y frente al ínclito derrochede los tesoros que atesorael yacimiento de las almas, algomuy hondo en mí, se escandaliza y llora. -Homenaje a Rosalía de CastroSe fue en el viento,volvió en el aire.Le abrí en mi casala puerta grande.Se fue en el viento.Quedé anhelante.Se fue en el viento,volvió en el aire.Me llevó adondeno había nadie.Se fue en el viento,quedó en mi sangre.Volvió en el aire. -Sobre la falda teníael libro abierto;en mi mejilla tocabansus rizos negros;no veíamos letrasninguno creo;mas guardábamos amboshondo silencio.¿Cuánto duró? Ni aun entoncespude saberlo.Sólo sé que no se oíamás que el aliento,que apresurado escapabadel labio seco.Sólo sé que nos volvimoslos dos a un tiempo,y nuestros ojos se hallaron¡y sonó un beso!*Creación de Dante era el libro;era su Infierno.Cuando a él bajamos los ojos,yo dije trémulo:¿Comprendes ya que un poemacabe en un verso?Y ella respondió encendida:¡Ya lo comprendo! -Pensando que el camino iba derecho,vine a parar en tanta desventura,que imaginar no puedo, aún con locura,algo de que esté un rato satisfecho.El ancho campo me parece estrecho,la noche clara para mí es escura;la dulce compañía, amarga y dura,y duro campo de batalla el lecho.Del sueño, si hay alguno, aquella partesola, que es imagen de la muerte,se aviene con el alma fatigada.En fin que como quiera estoy de arte,que juzgo ya por hora menos fuerte,aunque en ella me vi, la que es pasada. -Aromada de amor, dulce y discreta,escondida en la hierba y vergonzosa,nace al sol de febrero que la esposa,semioculta al abrigo de una grieta.Eremita sin dueño y sin maceta,humildemente bella y olorosa,viene envuelta en verdor y es mariposaque aletea en los versos del poeta.Ramillete de añil, flor de lo umbrío,pincelada de cielo y de dulzurasin aderezos casi, ni atavío.Hoy puse en un jarrón tu esencia purapara empaparme en toda tu hermosuray soñarte alhajada de rocío. -Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...Pido a tus manos todopoderosas¡su cuerpo excelso derramado en fuegosobre mi cuerpo desmayado en rosas!La eléctrica corola que hoy despliegobrinda el nectario de un jardín de Esposas;para sus buitres en mi carne entregotodo un enjambre de palomas rosas.Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,mi gran tallo febril... Absintio, mieles,viérteme de sus venas, de su boca...¡Así tendida, soy un surco ardientedonde puede nutrirse la simientede otra Estirpe sublimemente loca! -De vez en cuando la alegríatira piedritas contra mi ventanaquiere avisarme que está ahí esperandopero me siento calmocasi diría ecuánimevoy a guardar la angustia en un esconditey luego a tenderme cara al techoque es una posición gallarda y cómodapara filtrar noticias y creerlasquién sabe dónde quedan mis próximas huellasni cuándo mi historia va a ser computadaquién sabe qué consejos voy a inventar aúny qué atajo hallaré para no seguirlosestá bien no jugaré al desahuciono tatuaré el recuerdo con olvidosmucho queda por decir y callary también quedan uvas para llenar la bocaestá bien me doy por persuadidoque la alegría no tire más piedritasabriré la ventanaabriré la ventana. -NO han muerto! Están en mediode la pólvora,de pie, como mechas ardiendo.Sus sombras puras se han unidoen la pradera de color de cobrecomo una cortina de viento blindado,como una barrera de color de furia,como el mismo invisible pecho del cielo.Madres! Ellos están de pie en el trigo,altos como el profundo mediodía,dominando las grandes llanuras!Son una campanada de voz negraque a través de los cuerpos de acero asesinadorepica la victoria.Hermanas como el polvocaído, corazonesquebrantados,tened fe en vuestros muertos!No sólo son raícesbajo las piedras teñidas de sangre,no sólo sus pobres huesos derribadosdefinitivamente trabajan en la tierra,sino que aun sus bocas muerden pólvora secay atacan como océanos de hierro, y aunsus puños levantados contradicen la muerte.Porque de tantos cuerpos una vida invisiblese levanta. Madres, banderas, hijos!Un solo cuerpo vivo como la vida:un rostro de ojos rotos vigila las tinieblascon una espada llena de esperanzas terrestres!Dejadvuestros mantos de luto, juntad todasvuestras lágrimas hasta hacerlas metales:que allí golpeamos de día y de noche,allí pateamos de día y de noche,allí escupimos de día y de nochehasta que caigan las puertas del odio!Yo no me olvido de vuestras desgracias, conozcovuestros hijosy si estoy orgulloso de sus muertes,estoy también orgulloso de sus vidas.Sus risasrelampagueaban en los sordos talleres,sus pasos en el Metrosonaban a mi lado cada día, y juntoa las naranjas de Levante, a las redes del Sur, juntoa la tinta de las imprentas, sobre el cemento de las arquitecturashe visto llamear sus corazones de fuego y energías.Y como en vuestros corazones, madres,hay en mi corazón tanto luto y tanta muerteque parece una selvamojada por la sangre que mató sus sonrisas,y entran en él las rabiosas nieblas del desvelocon la desgarradora soledad de los días.Peromás que la maldición a las hienas sedientas, al estertorbestialque aúlla desde el África sus patentes inmundas,más que la cólera, más que el desprecio, más que el llanto,madres atravesadas por la angustia y la muerte,mirad el corazón del noble día que nace,y sabed que vuestros muertos sonríen desde la tierralevantando los puños sobre el trigo. -Aunque a rocas de fe ligada veaCon lazos de oro la hermosa naveMientras en calma humilde, en paz süaveSereno el mar la vista lisonjea;Y aunque el céfiro esté (porque le crea)Tasando el viento que en las velas cabe,Y el fin dichoso del camino graveEn el aspecto celestial se lea,He visto blanqueando las arenasDe tantos nunca sepultados huesos,Que el mar de Amor tuvieron por seguro,Que dél no fío, si sus flujos gruesosCon el timón o con la voz no enfrenas,¡Oh dulce Arión, oh sabio Palinuro! -Sombra, trémula sombra de las voces.Arrastra el río negro mármoles ahogados.¿Cómo decir del aire asesinado,de los vocablos huérfanos,cómo decir del sueño?Sombra, trémula sombra de las voces.Negra escala de lirios llameantes.¿Cómo decir los nombres, las estrellas,los albos pájaros de los pianos nocturnosy el obelisco del silencio?Sombra, trémula sombra de las voces.Estatuas derribadas en la luna.¿Cómo decir, camelia,la menos flor entre las flores,cómo decir tus blancas geometrías?¿Cómo decir, oh Sueño, tu silencio en voces? -Para hacer funcionar a las estrellas es necesario apretar el botón azul.Las rosas están insoportables en el florero.¿Por qué me levanto a las tres de la mañana mientras todos duermen? ¿Mi corazón sonámbulo se pone a andar sobre las azoteas detectando los crímenes, investigando el amor?Tengo todas las páginas para escribir, tengo el silencio, la soledad, el amoroso insomnio; pero sólo hay temblores subterráneos, hojas de angustia que aplasta una serpiente en sombra. No hay nada que decir: es el presagio, sólo el presagio de nuestro nacimiento. -A través del follaje perenneQue oír deja rumores extraños,Y entre un mar de ondulante verdura,Amorosa mansión de los pájaros,Desde mis ventanas veoEl templo que quise tanto.El templo que tanto quise...Pues no sé decir ya si le quiero,Que en el rudo vaivén que sin treguaSe agitan mis pensamientos,Dudo si el rencor adustoVive unido al amor en mi pecho. -ESCLAVA mía, témeme. Ámame. Esclava mía!Soy contigo el ocaso más vasto de mi cielo,y en él despunta mi alma como una estrella fría.Cuando de ti se alejan vuelven a mí mis pasos.Mi propio latigazo cae sobre mi vida.Eres lo que está dentro de mí y está lejano.Huyendo como un coro de nieblas perseguidas.Junto a mí, pero dónde? Lejos, lo que está lejos.Y lo que estando lejos bajo mis pies camina.El eco de la voz más allá del silencio.Y lo que en mi alma crece como el musgo en las ruinas. -Supe de la neblinay salí al mundo.El miedo era un planeta extrañoverte venir desde la acera opuestatoda tu luz burlando el mediodía.Yo que apuré el asfaltotodo el viento del mundo reteniéndome.De qué sirve el amorqué extraña esencia nutre su llegadapara que se convierta en una esperaen una melodía.Calle para mis pasosy el mar que desemboca a la vuelta de tus ojoscomo el deseo de ser marencrucijada.Qué luz viene de ti que me enceguece.No puedo darte la felicidad sino su anverso.Voy a decir amor trazo de sombra y no te marches.El miedo es un planeta absurdo y cierto. -He aquí helados, cristalinos,sobre el virginal regazo,muertos ya para el abrazo,aquellos miembros divinos.Huyeron los asesinos.Qué soledad sin colores.Oh, Madre mía, no llores.Cómo lloraba María.La llaman desde aquel díala Virgen de los Dolores.¿Quién fue el escultor que pudodar morbidez al marfil?¿Quién apuró su burilen el prodigio desnudo?Yo, Madre mía, fui el rudoartífice, fui el profanoque modelé con mi manoese triunfo de la muertesobre el cual tu piedad viertecálidas perlas en vano. -No es que muera de amor, muero de ti.Muero de ti, amor, de amor de ti,de urgencia mía de mi piel de ti,de mi alma, de ti y de mi bocay del insoportable que yo soy sin ti.Muero de ti y de mi, muero de ambos,de nosotros, de ese,desgarrado, partido,me muero, te muero, lo morimos.Morimos en mi cuarto en que estoy solo,en mi cama en que faltas,en la calle donde mi brazo va vacío,en el cine y los parques, los tranvías,los lugares donde mi hombroacostumbra tu cabezay mi mano tu manoy todo yo te sé como yo mismo.Morimos en el sitio que le he prestado al airepara que estés fuera de mí,y en el lugar en que el aire se acabacuando te echo mi piel encimay nos conocemos en nosotros,separados del mundo, dichosa, penetrada,y cierto , interminable.Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimosentre los dos, ahora, separados,del uno al otro, diariamente,cayéndonos en múltiples estatuas,en gestos que no vemos,en nuestras manos que nos necesitan.Nos morimos, amor, muero en tu vientreque no muerdo ni beso,en tus muslos dulcísimos y vivos,en tu carne sin fin, muero de máscaras,de triángulos oscuros e incesantes.Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.En el pozo de amor a todas horas,inconsolable, a gritos,dentro de mi, quiero decir, te llamo,te llaman los que nacen, los que vienende atrás, de ti, los que a ti llegan.Nos morimos, amor, y nada hacemossino morirnos más, hora tras hora,y escribirnos y hablarnos y morirnos. -Atardece de nuevo y un día más ciudades diferentesnos enseñan sucesivos ocasos. Mañanavolveremos a encontrarnos, pero hoy, ¿cómo hablartede las horas que vendrán y otra vez no serán nuestras?Está tendido el horizonte y la penumbra se despliega.Dentro de poco llegará el momentoen que todo se detiene y cada cual,por su cuenta, cierra los ojos y muerde los labios.Con todo, ¿dejaremos que esto sea algo amargo y terrible,que el resto pierda su dulzuracomo un durazno al caer y pudrirse en el suelo?Asuntos que el atardecer diluye para así llenar su copao abrir una segunda luz, un camino, capazde orientarnos hacia la irisación de otra mañana. -Cuando éramos niñoslos viejos tenían como treintaun charco era un océanola muerte lisa y llanano existíaluego cuando muchachoslos viejos eran gente de cuarentaun estanque era océanola muerte solamenteuna palabraya cuando nos casamoslos ancianos estaban en cincuentaun lago era un océanola muerte era la muertede los otrosahora veteranosya le dimos alcance a la verdadel océano es por fin el océanopero la muerte empieza a serla nuestra. -Adiós para siempre, mitad de mi vida,un alma tan sólo teníamos los dos;mas hoy es preciso que esta alma dividala amarga palabra del último adiós.¿Por qué nos separan? ¿No saben acasoque pasa la vida cual pasa la flor?cruzamos el mundo como aves de paso...mañana la tumba, ¿por qué hoy el dolor?¿La dicha secreta de dos que se adoranenoja a los cielos, y es fuerza sufrir?¿Tan sólo son gratas las almas que lloranal torvo destino?... ¿La ley es morir?...¿Quién es el destino?... Te arroja a mis brazos,en mi alma te imprime, te infunde en mi ser,y bárbaro luego me arranca a pedazosel alma y la vida contigo... ¿por qué?Adiós... es preciso. No llores... y parte.La dicha de vernos nos quitan no más;pero un solo instante dejar de adorarte,hacer que te olvide, ¿lo pueden? ¡Jamás!Con lazos eternos nos hemos unido;en vano el destino nos hiere a los dos...¡las almas que se aman no tienen olvido,no tienen ausencia, no tienen adiós! -Detrás de mis paredes, feliz a mi manera,extraigo del azul la esencia de mi versoy escribo entre las nubes "¡añorante quimera!",con las letras del alma, un vocablo disperso.Ignorando el tropel que redobla en la acera,extraña a la vorágine que rige el universo,no turba mi interior el bullicio de afueray así conmigo misma, escribiendo, converso.Pero en el corazón no puede haber engaño,como dentro del alma no cabe la mentira"que en solitaria paz nos vemos al desnudo,sin vanidad ni orgullo, ajenos al cruel dañode la simulación que hipócrita conspira"y entonces a los cielos, para inspirarme, acudo. -Espera un momento aquí,volveré.Ante todo tengo que desapareceren mí mismo un rato, busco mi Creador,Dios, algo grandioso, algo eterno,algo que me satisfaga o que por lo menoscause la impresión de que para siemprepermanecerá y cumplirátotalmente.Un instante que comprendatodo y que nuncame abandone.Ese momento de que habléespera aquí,y mira, volveré,no regresaré jamásyo, que en este momentoestoy haciéndome.. -Sesenta y ocho y estoy sentado aquícon mi añoranza deantes de cincuenta años,como si ella llegara al fin,se desnudaray en ella metiera yomi beatitud.Sesenta y ocho y estoy sentado aquícon mi perspectiva demil millones de veces, mil quintillones de años,y de todo lo que he esperadoo creído o con lo que nunca he podido soñarni pizca, por muy poco que sea,es verdad.Sesenta y ocho. ¿Eones? ¡Ojalá!, años.La diferencia es un pelono más ancho que el que hay entre Rijmenamy el horizonte perceptible.Esa distancia con un gestoúnico se puede determinar:de aquí hasta allá.Sesenta y ocho años de preguntas,nada más que preguntasquién, cuándo, qué,dónde, cómo y por qué. -Esta es la noche de las lagartijas,al acecho en sus escondrijos.Esta es la noche de las cucarachasen el silencio del pasillo.Su canción se arrastra por el sueloy nos expulsa del paraíso. -Los caseros no atienden a sus ojos,pero detrás de sus negras pestañasoculta una tristeza tan redondaque apenas le permite la mirada.Por eso algunas veces con la cola,cuando escucha el sigilo de las vacas,dibuja sobre el barro en que reposaretazos de impotencia y de desgana.Y poco a poco el giro de las moscasque rondan sobre él noche y mañana,le han dado un parecido con las cosasque a la muerte se pudren olvidadas.Su hocico respingón ya tiene formadel aullido más último del alma,y de aquella nariz de caracolatan única en los rastros de la caza,cuelga la transparencia de una gotaque ya no puede secarse con la pata.Y aunque sigue esperando, de su bocasale de vez en cuando esa palabracon que expresan los perros su derrota;y lloriquea y cae y se levanta... -Para tu cumpleaños...Deseo que recibasestos regalos especiales.Felicidad, en lo profundo de tu ser.Serenidad, con cada amanecer.Exito, en cada respecto.Sinceridad, de amigos que te quieran.Amor, que sea eterno.Recuerdos entrañables, de momentos del ayer.Un presente esplendoroso repleto de bendiciones.Un sendero, que conduzca a un hermoso mañana.Anhelos, que se conviertan en realidad.Y reconocimientos, de todas las cosas maravillosasque hay en ti.¡Que tengas un cumpleaños muy feliz! -Máquina funeral, que desta vidaNos decís la mudanza, estando queda;Pira, no de aromática arboleda,Si a más gloriosa Fénix construida;Bajel en cuya gabia esclarecidaEstrellas, hijas de otra mejor Leda,Serenan la Fortuna, de su ruedaLa volubilidad reconocida,Farol luciente sois, que solicitaLa razón, entre escollos naufragante,Al puerto; y a pesar de lo luciente,Obscura concha de una MargaritaQue, rubí en caridad, en fe diamante,Renace a nuevo Sol en nuevo Oriente. -Quiero vivir cuando el amor muere;muere, muere pronto, amor mío.Abre como una cola la victoria purpúrea del deseo,aunque el amante se crea sepultado en un súbito otoño,aunque grite:Vivir así es cosa de muerte.Pobres amantes,clamáis a fuerza de ser jóvenes;sea propicia la muerte al hombre a quien mordió la vida,caiga su frente cansadamente entre las manosjunto al fulgor redondo de una mesa con cualquiertriste libropero en vosotros aún va fresco y fraganteel leve perejil que adorna un día al vencedor adolescente.Dejad por demasiado cierta la perspectiva de alguna nuevatumba solitaria.Aún hay dichas, terribles dichas a conquistar bajo la luzterrestre.Ante vuestros ojos, amantes,cuando el amor muere,vida de la tierra y la vida del mar palidecen juntamente;el amor, cuna adorable para los deseos exaltados,los ha vuelto tan lánguidos como pasajeramente suelehacerloel rasguear de una guitarra en el ocio marinoy la luz del alcohol, aleonado como una cabellera;vuestra guarida melancólica se cubre de sombrascrepuscularestodo queda afanoso y callado.Así suele quedar el pecho de los hombrescuando cesa el tierno borboteo de la melodía confiada,y tras su delicia interrumpidaun afán insistente puebla el nuevo silencio.Pobres amantes,¿de qué os sirvieron las infantiles arras que cruzasteis,cartas, rizos de luz recién cortada, seda cobriza o negraala?Los atardeceres de manos furtivas,el trémulo palpitar, los labios que suspiran,la adoración rendida a un leve sexo vanidoso,los ay mi vida y los ay muerte mía,todo, todo,amarillea y cae y huye con el aire que no vuelve.Oh, amantes,encadenados entre los manzanos del edén,cuando el amor muere,vuestra crueldad; vuestra piedad pierde su presa,y vuestros brazos caen como cataratas macilentas,vuestro pecho queda como roca sin ave,y en tanto despreciáis todo lo que no lleve un velo funerario,fertilizáis con lágrimas la tumba de los sueños,dejando allí caer, ignorantes como niños,la libertad, la perla de los días.Pero tú y yo sabemos,río que bajo mi casa fugitiva deslizas tu vida experta,que cuando el hombre no tiene ligados sus miembrospor las encantadoras mallas del amor,cuando el deseo es como una cálida azucenaque se ofrece a todo cuerpo hermoso que fluya anuestro lado,cuánto vale una noche como ésta, indecisaentre la primavera última y el estío primero,este instante en que oigo los leves chasquidos del bosquenocturno. Conforme conmigo mismo y con la indiferenciade los otros,solo yo con mi vida,con mi parte en el mundo.Jóvenes sátirosque vivís en la selva, labios risueñosante el exangüe Dios cristiano,a quien el comerciante adora para mejor cobrarsu mercancíapies de jóvenes sátiros,danzad más presto cuando el amante llora,mientras lanza su tierna endechade: Ah, cuando el amor muere.Porque oscura y cruel la libertad entonces ha nacido;vuestra descuidada alegría sabrá fortalecerla,y el deseo girará locamente en pos de los hermososcuerpos que vivifican el mundo un solo instante. -Después de romper el ásperocastrantehostilcerrojo de las atadurasapuñalé al pecadocayendo agónicasmis trabas y mis culpasDejé de pedir permiso para vivirDisponiendo conocerteabrí tus brazos en cruz"cristo de mis pasiones"y hundí el saborde mi presenciaen tus piesen tu cuelloen la blanca playa de tu espaldaRecorriéndote fui creciendohoja de tu ramarama de tu árbolárbol de tu bosquehoja loca al vaivénde tu tronco elocuenteEmpinando a la fiebremi despertarcaminé y rodé en tus cumbresy tu sexo brotódejando su vasta lluviaen mi rezumante tierra nueva. -En ese mundo sin siestaMuestran Ofrecen VendenLas postales que coleccionan turistasCerebro Sexo ColorY no saben que si se detienenDe noche o de díaLos robots Las turbinas Los motoresPueden escucharse los lamentos de los humanosY el timbre de voz de los inmigrantes. -Facilius in morbos inciduntadolescentes, gravius aegrobant,tristius curantur.De Senectute, CicerónDel esplendor de entonces nada queda.La nieve ha silenciado el fuego del jardín,las rosas bautizadas por la hermosa miradadel jardinero muerte, convirtieron su esenciaal deseo pagano, apóstata la espina de su agua.La casa se reviste de polvo venenosoy la hierba del ocio florece entre la plata:una lengua de ruina lamiendo los retratos.Se acerca a la ventana lentamentey descorre el visillo que tiembla polvoriento,mira el jardín helado y maldice su suerte.Siente un puño de sangre entre sus venas,una rosa de ira entre su pecho,un tiro entre la nuca despejaday cierra la ventana para siempre.De espaldas al jardín la luz es una gasaque le ciega su firma y su palabraabriéndole una deuda con la vida.Tan sucio está de soledad y barroque ya no ve la rosa del veranoque sentencia con fúnebre perfumesu desahuciado nombre en la navaja.La azada de su sexo ya oxidadano llegará a estrenar la primavera. -(MUERTE Y RECONOCIMIENTO)La soledad, en que hemos abierto los ojos.La soledad en que una mañana nos hemos despertado, caídos,derribados de alguna parte, casi no pudiendo reconocernos.Como un cuerpo que ha rodado por un terraplény, revuelto con la tierra súbita, se levanta y casi no puede reconocerse.Y se mira y se sacude y ve alzarse la nube de polvo que él no es, y ve aparecer sus miembros,y se palpa: «Aquí yo, aquí mi brazo, y este mi cuerpo, y esta mi pierna, e intacta está mi cabeza»;y todavía mareado mira arriba y ve por dónde ha rodado,y ahora el montón de tierra que le cubriera está a sus pies y él emerge,no sé si dolorido, no sé si brillando, y alza los ojos y el cielo destellacon un pesaroso resplandor, y en el borde se sientay casi siente deseos de llorar. Y nada le duele,pero le duele todo. Y arriba mira el camino,y aquí la hondonada, aquí donde sentado se absorbey pone la cabeza en las manos; donde nadie le ve, pero un cielo azul apagado parece lejanamente contemplarle.Aquí, en el borde del vivir, después de haber rodado toda la vida como un instante, me miro.Esta tierra fuiste tú, amor de mi vida? ¿Me preguntaré así cuando en el fin me conozca, cuando me reconozca y despierte,recién levantado de la tierra, y me tiente, y sentado en la hondonada, en el fin, mire un cielo piadosamente brillar?No puedo concebirte a ti, amada de mi existir, como solo una tierra que se sacude al levantarse, para acabar cuando el largo rodar de la vida ha cesado.No, polvo mío, tierra súbita que me ha acompañado todo el vivir.No, materia adherida y tristísima que una postrer mano, la mía misma, hubiera al fin de expulsar.No: alma más bien en que todo yo he vivido, alma por la que me fue la vida posibley desde la que también alzaré mis ojos finalescuando con estos mismos ojos que son los tuyos, con los que mi alma contigo todo lo mira,contemple con tus pupilas, con las solas pupilas que siento bajo los párpados,en el fin el cielo piadosamente brillar. -Ilustre honor del nombre de Cardona,décima moradora del Parnaso,a Tansillo, a Minturno, al culto Tasosujeto noble de inmortal corona;si en medio del camino no abandonala fuerza y el espirtu a vuestro Laso,por vos me llevará mi osado pasoa la cumbre difícil de Helicona.Podré llevar entonces, sin trabajo,con dulce son que el curso al agua enfrena,por un camino hasta agora enjuto,el patrio celebrado y rico Tajo,que del valor de su luciente arenaa vuestro nombre pague el gran tributo. -ESTA vez dejadmeser feliz,nada ha pasado a nadie,no estoy en parte alguna,sucede solamenteque soy felizpor los cuatro costadosdel corazón, andando,durmiendo o escribiendo.Qué voy a hacerle, soyfeliz.Soy más innumerableque el pastoen las praderas,siento la piel como un árbol rugosoy el agua abajo,los pájaros arriba,el mar como un anilloen mi cintura,hecha de pan y piedra la tierrael aire canta como una guitarra.Tú a mi lado en la arenaeres arena,tú cantas y eres canto,el mundoes hoy mi alma,canto y arena,el mundoes hoy tu boca,dejadmeen tu boca y en la arenaser feliz,ser feliz porque si, porque respiroy porque tú respiras,ser feliz porque tocotu rodillay es como si tocarala piel azul del cieloy su frescura.Hoy dejadmea mí soloser feliz,con todos o sin todos,ser felizcon el pastoy la arena,ser felizcon el aire y la tierra,ser feliz,contigo, con tu boca,ser feliz. -Sé que en el fondo debo cantar,debería vitorear: el avellanoestá brotando, el cerezo florece,y el melocotonero y el ciruelo; la primaverallega, temprana e impetuosa, todo florece a un tiempo.Todo florece y brilla el sol.Alarmado lo veo. Tanto esfuerzogatea por mis pensamientos ymi esperanza. Bajo el esfuerzose refugia la tristeza. De pronto somosla vieja generación, setenta y más.No me abandona la idea de que hayan pasado ya.¿Han pasado? Por excepcional que sea,la duda que de otra suerte te minaviene a consolarte. Todavía no hapasado. Aún el sol brilla, veoel avellano con hojas, el cerezo en flor.¿Pasado? Todavía no, vivo aún con tristeza.¿Piensas? Vivo bastante a menudo con gusto.Lo que es una lástima, me canso rápidamente y puedosoportar más sol en mi frío cuerpo.Arrugas y espaldas encorvadas de los otrosno son consuelo. Y dime ahora, ¿de dóndesaco mi gozo entonces?La verdadera alegría se encuentra en la estructuracióndel pensamiento. Eres estructurade células hechas de milesde millones de partículas, las mismas que el avellano,y el cerezo y el sol. Así son las cosas.Lo demás es cantar. Lo demás es luz. -Ya vengo con el voto y la cadena,desengaño santísimo, a tu casa,porque de la mayor coluna y basacuelgue de horror y de escarmiento llena.Aquí la vela y la rompida entenapondrá mi amor que el mar del mundo pasa,y no con alma ingrata y mano escasa,la nueva imagen de mi antigua pena.Pero aguárdame un poco, desengaño,que se me olvidan en la rota naveciertos papeles, prendas y despojos.Mas no me aguardes, que serás engaño,que si Lucinda a lo que vuelvo sabe,tendráme un siglo con sus dulces ojos. -Un puerquito rubioestaba muy triste,echado en la esquinade un sucio corral.Estaba muy triste,y su sueño eraque alguna mañanale nacieran alas de cristal...El puerquito rubiono tuvo la culpade que lo dejaran sin poder volar.Cuando repartieron aves para el aire,peces para el mary conchas de nácarpara el arenal, al puerquito rubiotocó el lodazal.Cuando quieres trinosel puerquito rubiotiene que hozar;y cuando se oyesu pru-pru tan trsite,el sueña que cantasobre el lodazal.No le dieron nombrepara la poesía;su nombre el poetano mencionaríacon las golondrinas, con las mariposas...Nadie le diría:"Puerquito de sueño,puerquito de rosas,eres de cristal.Esta mañanita,porque yo le cantosu sueño tan lindode querer volar,el puerquito rubiotodo enfangaditose ha echado a llorar."Puerquito, no llores,si tú eres de sueño,si tú eres de rosas,eres de cristal.!Que hermoso milagrohace mi cantar!El puerquito alegrese ha puesto a jugaren la triste esquinadel sucio corral:hoza asombraditoestrellas de aguasobre el lodazal.!Sobre su lomitoparece que nacen,parece que brillanalas de cristal!!Que hermoso milagroen el lodazal!... -A veces vivo un poco,y ostento la evidenciacomo un coleccionista.Algún trofeorutila en las escarchas de mi nombrey emerge la que eraen el engaño del verbo flagelado.Mi intemperiedescansa un instanteen el pedestal de hierba de sus ojos,hasta volver,crucificada,a la oración unitaria de la casa. -Yo vi del rojo sol la luz serenaturbarse, y que en un punto desaparecesu alegre faz, y en torno se oscureceel cielo, con tiniebla de horror llena.El Austro proceloso airado suena,crece su furia, y la tormenta crece,y en los hombros de Atlante se estremeceel alto Olimpo, y con espanto truena;Mas luego vi romperse el negro velodeshecho en agua, y a su luz primerarestituirse alegre el claro día,Y de nuevo esplendor ornado el cielomiré, y dije: ¿Quién sabe si le esperaigual mudanza a la fortuna mía? -A mi tía MargotSe diría que está aún en la balaustra del balcónmirando a nadie, llorando,Se diría que eres aún visto como siempreque eres aún en la tierra un niño difunto.Se diría, se arriesgael poema por alguiencomo un disparo de pistola,en la noche, en la noche sembradade ojos desiertos, los ojos solosde monstruos. Todos nosotros somosniños muertos, clavados en la balaustra como por encanto,como sólo saben esperar los muertos.Se diría que has muerto y eres alguien por fin,un retrato en la pared de los muertos,un retrato de cumpleaños con velas para los muertos.Pero a nadie le importan los niños, los muertos,a nadie los niños que viajan solos por el país de los muertos,y para qué, te dices, abrir los ojos al país de los ciegos,abrir los ojos hoy,mañana, para siempre. Era mejor Oeste, tierras vírgenes,héroes en los ojosde un cine desesperado, y los dioses que matan a loshombres feroces,los dioses más feroces que los hombreslos dioses crueles de la infancia, los diosesde la inocente crueldad, pensabas que se alimentan de ciegosy de quienes mendigan su ser en una picaresca sórdida,si hombres hay, homicida. Pero aventura no hay, lo sabes,más que por alguien, para alguien, como un poema,como el riesgo de un vuelo en el aire sin tránsito. Y es por ellopor lo que no hay infancia en el país desierto. Por ello tambiénpor lo que nadie podría jamás sospechar que conservas esabelleza demente de la infancia, ese furor contra lo útil de tu cuerpo,y esa mudez en los ojos, esa bellezasólo vendible al cielo del suicidio, sólo a esos ojos: esa existencia.Pero la vida sigue como el puente de Eliot,como un puente de muertos o un flujode sombras que se cogende la mano ciega en el lodo para saber que están muertos y viven.Esa vida de la que hablanen el infierno, entre sí los muertos, los alucinados, los absurdos,los orgullosos sonámbulos disputando con sangreuna certeza alucinante; es un fuerte dios pardo.Una basta tragedia que hacenpor navidades, los viejecitos, los difuntos,con personas de olvido, con máscaras y ritos de otros tiempos,rótulos de neón y fuegos fatuos: así obra desde entonces,desde entonces, esa razamisteriosa que pasa a tu lado sin mirarte o mirarse,desde entonces, desde el día primeroen que te asomaste con pánico a su delirio. Desde que viven, quizá,desde que no hay tiempo sino destino y trazode vida invulnerable a la decisión de una mirada fuerte.Quien es visto o quien cae en ese río sordoes lo mismo, es un muertoque se levanta día tras día paramendigar la mirada.Porque todos llevamos dentro un niño muerto, llorando,que espera también esta mañana, esta tarde como siemprefestejar con los Otros, los invisibles, los lejanosalgún día por fin su cumpleaños. -Calles, callejuelas tristesen las que todo es vereda.Encuentras la que no buscasy buscas la que no encuentras.Entra, tú, mira qué nombres:Tránsito de las Ballenas,Virgen de la Soledad,el Callejón de las Fieras.Si los quieres religiososhay Las Cruces y el Rosario;belicoso: Artillería;la Corrada es asturiano.Calles trazadas por undelineante loco quetras reír su locurainnominado se fue.Sube, baja, tuerce el pieno hay iguales ni dos losasni dos casas. Con las nasasno se cazan mariposas.Callejuelas, callejonesde Cimadevilla,que atenazáis corazones. -Nos íbamos a casar.Teníamos los anillos.La fecha fijada en Pascuas,y por supuesto, padrinos.Fue tras la misa del gallocuando a una cita nos fuimos.Estrellas ya trasnochadasentonces fueron testigos.Señor cura, nos queremoscomo mujer y marido.Señor juez, habrá una bodadentro de cuatro domingos.Cuánto gira la veletacuando el viento no es el mismo.Él guiñó el ojo a mi hermana,y yo a su mejor amigo.Se rompió como un espejomaléfico el compromiso,y un as de espadas llevóla carta de mi destino.Después del último besoal pie de un cielo sombrío,se puso triste la tarde,más triste por ser domingo.La plaza extendía sombray daba el reloj las cinco.Le devolví las alhajas,el chal y los abanicos,pero no le devolvíporque me daba lo mismo,las veinte cartas de amorquemadas con el olvido.La luna impar se dibujaen cielo de doble filo.Tirita buscando a ratosmantón que le dé cobijo.Las seis. Suenan las campanasdel ángelus vespertino,y el pueblo se va de fiestaal escuchar sus tañidos.Nos íbamos a casara la luz llena de cirios.Yo, con un traje muy largo.Él, con pañuelo de lino.Yo, con ajuar de mi madre.Él, de uniforme marino.Se rompió como un espejomaléfico el compromiso,y ajuar y traje rasgué,haciendo de él tres vestidos. -ANDUVE, San Martín, tanto y de sitio en sitioque descarté tu traje, tus espuelas, sabíaque alguna vez, andando en los caminoshechos para volver, en los finalesde cordillera, en la purezade la intemperie que de ti heredarnos,nos íbamos a ver de un día a otro.Cuesta diferenciar entre los nudosde ceibo, entre raíces,entre senderos señalar tu rostro,entre los pájaros distinguir tu mirada,encontrar en el aire tu existencia.Eres la tierra que nos diste, un ramode cedrón que golpea con su aroma,que no sabemos dónde está, de dóndellega su olor de patria a las praderas.Te galopamos, San Martín, salimosamaneciendo a recorrer tu cuerpo,respiramos hectáreas de tu sombra,hacemos fuego sobre tu estatura.Eres extenso entre todos los héroes.Otros fueron de mesa en mesa,de encrucijada en torbellino,tú fuiste construido de confines,y empezamos a ver tu geografía,tu planicie final, tu territorio.Mientras mayor el tiempo diseminacomo agua eterna los terronesdel rencor, los afiladoshallazgos de la hoguera,más terreno comprendes, más semillasde tu tranquilidad pueblan los cerros,más extensión das a la primavera.El hombre que construye es luego el humode lo que construyó, nadie renacede su propio brasero consumido:de su disminución hizo existencia,cayó cuando no tuvo más que polvo.Tu abarcaste en la muerte más espacio.Tu muerte fue un silencio de granero.Pasó la vida tuya, y otras vidas,se abrieron puertas, se elevaron murosy la espiga salió a ser derramada.San Martín, otros capitanesfulguran más que tú, llevan bordadossus pámpanos de sal fosforescentes,otros hablan aún como cascadas,pero no hay uno como tú, vestidode tierra y soledad, de nieve y trébol.Te encontramos al retornar del río,te saludamos en la forma agrariade la Tucumania florida,y en los caminos, a caballote cruzamos corriendo y levantandotu vestidura, padre polvoriento.Hoy el sol y la luna, el viento grandemaduran tu linaje, tu sencillacomposición: tu verdad eraverdad de tierra, arenoso amasijo,estable como el pan, lámina frescade greda y cereales, pampa pura.Y así eres hasta hoy, luna y galope,estación de soldados, intemperie,por donde vamos otra vez guerreando,caminando entre pueblos y llanuras,estableciendo tu verdad terrestre,esparciendo tu germen espacioso,aventando las páginas del trigo.Así sea, y que no nos acompañela paz hasta que entremosdespués de los combates, a tu cuerpoy duerma la medida que tuvimosen tu extensión de paz germinadora. -Deteniendo severo magistradosu pie ante las canéforas preciosas,mira en sus caras de puprpúreas rosasel pudor por carmines dibujado.El temblador ropaje replegadoles da esbeltez de vírgenes graciosasy llevan en las manos primorosasricas bandejas de oro cincelado.Sobre el metal que espejeando brilla,del sacrificio llevan la cuchillaque al magistrado, cándidas, ofrecen.Y le bridan también trigo flamante,que en las caneas de oro rutilanterubios granizos con el Sol parecen. -Señor, matadme, si queréis.(Pero, señor, ¡no me matéis!)Señor dios, por el sol sonoro,por la mariposa de oro,por la rosa con el lucero,los corretines del sendero,por el pecho del ruiseñor,por los naranjales en flor,por la perlería del río,por el lento pinar umbrío,por los recientes labios rojosde ella y por sus grandes ojos...¡Señor, Señor, no me matéis!(...Pero matadme, si queréis) -A ti la lira, a ti de Delfo y Delo,Juana, la voz, los versos y la fama,que mientras más tu hielo me desama,más arde Amor en su inmortal desvelo.Crióme ardiente salamandra el cielo,como sirena a ti, menos la escama,para ser mariposa no eres llama,fuerza será mariposear en hielo.Mi amor es fuego, elementar segundo,de Scitia tu desdén los hielos bebe;tal imposible a mi esperanza fundo.Pues a decir que fuéramos se atreve(cuando no los hubiere en todo el mundo)yo Amor, Juana desdén, su pecho nieve. -Un hombre trabajado por el tiempo,un hombre que ni siquiera espera la muerte(las pruebas de la muerte son estadísticasy nadie hay que no corra el alburde ser el primer inmortal),un hombre que ha aprendido a agradecerlas modestas limosnas de los días:el sueño, la rutina, el sabor del agua,una no sospechada etimología,un verso latino o sajón,la memoria de una mujer que lo ha abandonadohace ya tantos añosque hoy puede recordarla sin amargura,un hombre que no ignora que el presenteya es el porvenir y el olvido,un hombre que ha sido deslealy con el que fueron desleales,puede sentir de pronto, al cruzar la calle,una misteriosa felicidadque no viene del lado de la esperanzasino de una antigua inocencia,de su propia raíz o de un dios disperso.Sabe que no debe mirarla de cerca,porque hay razones más terribles que tigresque le demostrarán su obligaciónde ser un desdichado,pero humildemente recibeesa felicidad, esa ráfaga.Quizá en la muerte para siempre seremos,cuando el polvo sea polvo,esa indescifrable raíz,de la cual para siempre crecerá,ecuánime o atroz,nuestro solitario cielo o infierno. -A Francisco González LeónFuensanta, dulce amiga,blanca y leve mujer,dueña ideal de mi primer suspiroy mis copiosas lágrimas de ayer;enlutada que un día de entusiasmosoñé condecorar,prendiendo, en la alborada de las nupcias,en el gro mobiliario de tu pechouna fecunda rama de azahar;dime: ¿es verdad que ha muerto mi quimera,y el idólatra de tu palidezno volverá a soñar con el milagrode la diáfana rosa de tu tez?(Así interrogo en la profunda nochemientras las nubes vancual pesadillas lóbregas, y gimen,a distancia, unos huérfanos sin pan).De las cercanas torresbajo el fúnebre sonde un toque de difuntos, y Fuensantaclama en un gesto de desolación:«¿No escuchas las esquilas agoreras?»¡Tocan a muerto por nuestra ilusión!Me duele ser crüely quitar de tus labiosla última gota de la vieja miel.»Mas el cadáver del amor con alascon que en horas de infancia me quisiste,yo lo he de estrecharcontra mi pecho fiel, y en una urnapresidirá los lutos de mi hogar».(Hemos callado porque nuestras almasestán bien enclavadas en su cruz.Me despido... Ella guía,llevando, en un trasunto de Evangelio,en las frágiles manos una luz.Pero apenas llegados al umbral"suspiro de alma en penao soplo del Espíritu del mal",un golpe de aire mata la bujía...Aúlla un perro en la calma sepulcral).Fue así como Fuensanta y el idólatranos dijimos adiós en las tinieblasde la noche fatal... -Los goznes de los versos han cedidoal golpe de tu puño en carne viva."No debe ser así; la rosa enferma,la ronca voz de la melancolíaprimero están", dijeron los poetasde ayer que cabalgaban tras la brisa,y condenaron luego tus palabrasa las que dieron fuego por malditas.Y yo no sé . El hecho es que me gustael guiño siempre azul de la poesíade los antiguos vates y tambiénla lengua vivaracha de tu rima.¿Qué puedo yo decirte? Sé tan sóloque recogiste el mundo en la medidade un verso que unas veces fue un escándaloy a ratos una vieja maravilla.Neruda, porque fuiste de tu pueblo,y te llevaste a cuestas infinitas,pesadas cargas de sudor ajenoen los barrosos muelles o en las minas,nos queda de tu canto aquel trabajodel hombre y su mirada sorprendidaa un metro de distancia de su cielobuscando diariamente una alegría. -Si a unole danpalos de ciegola únicarespuesta eficazes darpalosde vidente. -De la boca asombrosa de la nada,que era el eco de un Alguienen busca de su espejohabía estallado el mundocomo un cuadro. Ni pincel ni color.Algodones de nubes poblaron el azuly un perfil encrestado de montañasse alzaba sin un nombre, una voz, un destino,la entrañable mirada que los llegara a serdefinitivamente.Las frutas aliviaban el verde de los árbolesrezumándose inútilesen espera de labios,y el mar, desde las rocasa nadie había amado aún.Dios silbaba en las ramas de los choposarias de solitarioy reía, escurriendo silencios,en el nadar incierto de los peces.0 era un trino depájaros no oídoso sorpresa ausentada de la nieve,o brisa juguetona por los pétalosque nunca nadie olió como a perfume.Todo el mundo era un huérfanocarente de palabra.Huían los caminos sin sentirse caminos.Soñaba la madera contransformarse en silla, en porche,en la mesa redonda con un jarro de floresque mira a la ventana,o en el arca con sombrapor cobijar al lino,que aún pendía,añorando el calor de una piel,del frágil ser del tallo.Era el mundo un edénsin el temblor de un dueño,un bosque sin pisadas,el hueco de un vacío sin tan siquiera el verbosoledad,brillante alumbramientopara nadie.El Creador se asomabaacodado en el marcoy, después de un suspiro, se decía:«Es hermoso el retrato, mas le faltael brillo de los ojos».Caía todo el ser en búsqueda del tiempo.Moría en sí el espacioperdido en el deseo de alcanzarsu conciencia. « ¡Qué sola -dijo Dioses la pura belleza! »«Vengamos de algún modoa gozar de la sombra de los roblesen las tardes de soly a dejar, con el paso, una forma de huellaen la arena mojada de las playas;a engendrar con las piedras los hogaresy a poblar a la nochede canciones.Que el jilguero se adorne con la risay el haya se haga cunay la rosa, recuerdo de la ausencia.Inclinose el Creador,miró su Sercopiándose en la paz de las aguas.Cogió en su mano tierray sopló hacia aquel mundosus sueños infinitos.Cuando Adán despertó,un azul transparente vibró en la savia ocultade las cosas.Ascendió a la montaña,se deslizó en la olay en el nervio secreto de los árboles.Un pedazo de El se paseaba nombrando al universo.Había amanecido.«Ya tenemos espejo»,exclamó el Hacedorsentado en su tertulia trinitaria.«Que sepa el hombre ahoradel gozo de mirarseprolongado.»Y tomando su forma, dejó surgirlo otro a la medida mismade su sueño. «Serás como la lomaredondamente tibiao la orilla de mar y el pecho relucientede paloma. Serás ella,para que Adán se abra al abismo del tú,su mitad mejoraday sepa al contemplar sus ausencias.»Eva abrió las pestañasigual que la obertura de una gran sinfonía.Y Adán supo que el mar, la lluvia entre la hierba y el rugidodel viento, tendrían para siempreun deje de infinito.Besó una mano a Evarompiendo con su beso el límite sabidode las cosas.«Ya sé, Señor, que soy.»En el umbral ardiente de su abrazosembraba ya su herencia,el mundo iluminado.Una sombra le urgía:«Ve a poseerlo.»Y otra íntima voz:«Sé solo, sé, y contémplalo.» -«Huele a salitre».Estas ellas y estos ellos también son personas,pero con sumisión, sexo, haraposy edad indefinible.Escasas de dineroy con más indigencia que descanso,trasladan los peces muertos"caja o cesto o balde de la cabeza en lo cimero"desde la Rula a las bodegasque pueblan las estrechas"y muy redondamente deshuesadas"calles del barrio.«Huele a salitre».Esas sí que son personas,tienen su despectivo apodo: focas.Focas de rostro buriladopor el menesteroso oficio,rostro que raramente ríela tristeza de su enfado.Ríen no obstante sus bolsosal son y peso metálicode las piececillasque justifican sus viajes grávidos."Toma y daca",en la bodega es el cambio.Cuando las focas regresan"de vacío e ilusionadas"las chapas rózanse con peso cálido.«Huele a salitre»:es la saya, el pantalón,la palma de la mano,el zueco y la alpargata;es el brillo de la escamay el hilillo salitrosoque por la cara resbala.Su oficio: "vaivén de focas"¿quién se lo compra? -Yo escribí de los muertossin saber de sus rudas zarabandas nocturnasFue cuando murió mi primer hijoy mi novia murió a su maneray mi madre se quedó sin morir pero no importaporque ya había barrido gritando de sus ojos la luzSin invitaciónsin desnudez apropiadasin miedo justo a mi medidallegué hasta sus territorios terriblescon el cabello roto y el hambre vocinglera:Reñían horriblemente, como hermanos.Sus uñas de aire rasgaban sus mejillas y sus pechos de airey su furia caía sobre los hombros de mis ojoscomo si la batalla solamente sirvierapara insultarme por vivirDe entre todos ellosOolgue hacía brillar como una lunasu ancha ferocidad que merecía el respaldo del mármolo de la peor espina.Golpeaba a los demás y a mi miedocon más crueldad que un niño,como si desde el principio del tiempohubiese recibido sin quererlola espantosa encomienda de vengar a Dios.Oh, amigos,es duro ver matando a los que descansan en paz,es más grave que quedarse solosabiendo que uno no sirve ni para que lo maten!Holgué me dejó escapar aquella nocheporque era evidente en mi temblor de manosel odio por la vida.Desde el más allá de la muerte sus tenues camaradasme miraron partir con un desprecio inmensoabsolutamente avergonzado de mi respiración -Cantar. Cante al dichoso día el vientoy a la mañana, el sol llene de luces;la pintada ala cante acompañando.La flor repose sobre la hoja. Atentoquedará el jardín. Solo. "Tú conduces,hermoso viento, un crespo mar, cantando."A la luz clara empiece el hilo sordoa tejer su ordenado mundo. Aguaausente. "El laurel a su favorvuelva. Si olvidos tuvo, hoy el tordosobre sus ramos canta. Voladorobscuro. Manso pico. (En la fraguadel día luce alegre. La calladainfancia del clavel lo mira.) Nadalo distrae. Cantar, dichoso día.Espacio. Cielo nuevo. El derramadorío a la onda encuentre, solo. Huertofresco. (Pimpollo dulce. Tú gobiernasuna provincia de agua y un pobladopaís. ¡Qué feliz eres! El desiertoduerme en tus ojos. Hojas tiernas.)Al jubiloso día cante el viento;la desatada trompa en esperanzassueñe: batalla hermosa. Soberanocielo. De amores siempre esté contentoel pecho; el libre corazón en danzasgoce, inconstante. Soledad. En vanoya no se muere, en la tierra dura.Laurel, callado vínculo, cinturade hojas; riberas. Encendido canto.5Ocioso canto. Cantaral día, que tiene nubesy soles y el ululardel aire entero. "Hoy subesa mí, canto, y soy dichosoporque me alejas de la muerteíntima. Sí. Silenciosoy puro. Alegre suerte.El navío brazo busqueun golfo claro. Ofrecidosueño, siempre. "No lo ofusquelo ausente, espere herido.El mar, el soñado marentre ondas, fértil. Esperar¡Espérame golfo frío!...Sosegada luz. Ociosocanto. La hoja sobre la hojaqué feliz, y el victoriosoclavel, tierno. "El día mojasu sombra en el mar. El marque entre ondas y peces nace.Eterno prado. Miraruna flor, qué hermoso. Tracemi soledad una bellasombra. Sola. Transparente.Qué importa el día. La estrellave el mundo, río luciente,sin apetecerlo. "Al míovuelva yo siempre. Navíoentre piedras. Soledad... -Retrocedemos por los caminos harapientosde la sombra, galopamos por los acantiladosde la miseria, ansiamos polvo, áspero polvo,y dichosos caemos hacia la masa informede los gérmenes. Ansiamos raíces, nosotros,los aéreos. Amamos polvo, oscuro, untoso polvo,el osario donde se tienden los nombres, lavagris de la hojarasca redimida, hacia el sueñoretrocedemos con nuestros cabellos enredadosen muérdagos. De nada sirve que la luznos envuelva con su manto espectral,volvemos hacia atrás, buscamos la caída a lo ignorado,necesitados de lo informe, avarientos de vértigos.Nada anuncian las flores del almendro, intactasy rojizas después de la nevada, ni el senoabierto de la mujer como un ave indefensa.Añoramos cada estallido de la herrumbre,cada cicatriz sobre el tronco del roble,los cascos del caballo sobre el légamocuando dispersan el tiempo, el sueñoque es olvido, y esa madre auríspiceque gime desde sus vísceras abiertasy nos llama a su sangre, a lo innombrable. -Yo toco el odio como pecho diurno,yo sin cesar, de ropa en ropa vengodurmiendo lejos.No soy, no sirvo, no conozco a nadie,no tengo armas de mar ni de madera,no vivo en esta casa.De noche y agua está mi boca llena.La duradera luna determinalo que no tengo.Lo que tengo está en medio de las olas.Un rayo de agua, un día para mí:un fondo férreo.No hay contramar, no hay escudo, no hay traje,no hay especial solución insondable,ni párpado vicioso.Vivo de pronto y otras veces sigo.Toco de pronto un rostro y me asesina.No tengo tiempo.No me busquéis entonces descorriendoel habitual hilo salvaje o lasangrienta enredadera.No me llaméis: mi ocupación es ésa.No preguntéis mi nombre ni mi estado.Dejadme en medio de mi propia luna,en mi terreno herido. -Si quejas y lamentos pueden tanto,que enfrenaron el curso de los ríos,y en los diversos montes y sombríoslos árboles movieron con su canto;si convertieron a escuchar su llantolos fieros tigres, y peñascos fríos;si, en fin, con menos casos que los míosbajaron a los reinos del espanto,¿por qué no ablandará mi trabajosavida, en miseria y lágrimas pasada,un corazón conmigo endurecido?Con más piedad debría ser escuchadala voz del que se llora por perdidoque la del que perdió y llora otra cosa. -Ahora sí que es de nochey tenebrosate acordás cuando el bando reclamabauna sola confianza por ambientey de pocas bujíasel apagón es grandey extendidoahora sí que es de nochey de noche todas las leyes son pardasla libertad está como boca de lobola justicia no se ve ni las manosel apagón es grandey extendidoprestame tu luciérnaga de pueblosu latido sin sombrasu foco inagotablemirá si estamos todoscomo perros guardianesy después apagalaapagala y despuéspensemos o rumiemos osoñemos con los ojos bien abiertoshasta que llegueinexorableel día. -(A Eduardo J. Correa)Tenías un rebozo en que lo blancoiba sobre lo gris con gentilezapara hacer a los ojos que te amabanun festejo de nieve en la maleza.Del rebozo en la seda me anegabacon fe, como en un golfo intenso y puro,a oler abiertas rosas del presentey herméticos botones del futuro.(En abono de mi sinceridadséame permitido un alegato:entonces era yo seminaristasin Baudelaire, sin rima y sin olfato).¿Guardas, flor del terruño, aquel rebozode maleza y de nieve,en cuya seda me adormí, aspirandola quintaesencia de tu espalda leve? -En la calle tomada por el fríoy por los compradores de regaloscruzamos unas palabras que me recuerdandías de paciencia y desventura.Una fotografía de entoncestiene un fondo de árboles incandescentesy una flor de humo deshaciéndose en el aire.Tal vez no sabían a nada aquellas navidadesy sin embargo algo de ellasse adhiere aún a los labiosparecido al sabor del desamparo.Recuerdo ahora las aceras plateadasalargando las noches como se alarga una espera;nunca nos sentimos tan solos, ni tan juntos. -Cuando en la noche oscura espero su llegada,se me antoja que todo pende de un hilo.¿Qué valen los honores, la libertad incluso,cuando ella acude presta y toca el caramillo?Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el veloy se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:"¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginassobre el infierno?"Y ella responde: "Yo soy aquella." -Sentados frente al fuego que envejecemiro su rostro sin decir palabra.Miro el jarro de greda donde aún queda vino,miro nuestras sombras movidas por las llamas.Esta es la misma estación que descubrimos juntos,a pesar de su rostro frente al fuego,y de nuestras sombras movidas por las llamas.Quizás si yo pudiera encontrar una palabra.Esta es la misma estación que descubrimos juntos:aún cae una gotera, brilla el cerezo tras la lluvia.Pero nuestras sombras movidas por las llamasviven más que nosotros.Sí, ésta es la misma estación que descubrimos juntos."Yo llenaba esas manos de cerezas, esasmanos llenaban mi vaso de vino".Ella mira el fuego que envejece. -NUEVOS puentes de Praga, habéis nacidoen la vieja ciudad, rosa y ceniza,para que el hombre nuevopase el río.Mil años gastaron los ojosde los dioses de piedraque desde el viejo Puente Carloshan visto ir y venir y no volverlas viejas vidas,desde Malá Strana los pies que hacia Moraviase dirigieron, los pesadospies del tiempo,los pies del viejo cementerio judíobajo veinte capas de tiempo y polvopasaron y bailaron sobre el puente,mientras las aguas color de humocorrían del pasado, hacia la piedra.Moldava, poco a pocote ibas haciendo estatua,estatua gris de un río que moríacon su vieja corona de hierro en la frente,pero de pronto el vientode la historia sacudetus pies y tus rodillas,y cantas, rio, y bailas, y caminascon una nueva vida.Las usinas trabajan de otro modo.El retrato olvidadodel pueblo en las ventanassonríe saludando,y he aquí ahoralos nuevos puentes:la claridad los llena,su rectitud invitay dice: "Pueblo, adelante,hacia todos los años que vienen,hacia todas las tierras del trigo,hacia el tesoro negro de la minarepartido entre todos los hombres".Y pasa el ríobajo los nuevos puentescantando con la historiapalabras purasque llenarán la tierra.No son pies invasores los que cruzanlos nuevos puentes, ni los crueles carrosdel odio y de la guerra:son pies pequeños de niños, firmespasos de obrero.Sobre los nuevos puentespasas, oh primavera,con tu cesta de pan y tu vestido fresco,mientras el hombre, el agua, el vientoamanecen cantando. -Preséntase San Goar y suspende la capaen un rayo de sol, al suponerlo un «palo»,pues que no advierte cómo desde un cristal escapa,satisfecho, después de encontrar tal regalo.Del haz de luz "entonces" el atavío cuelga,frente al mirar atónito de todo circunstanteque conviene en silencio, ya que la duda huelgaal ver aquel prodigio que tiene por delante.San Goar nada ve: obediente se inclinaante el Obispo trémulo que se ha quedado mudoy para quien el Santo la información termina.Luego "y mientras testigos lanzan voces a coro"de la percha de luz, toma, con un saludo,la capa que lo envuelve en un halo de oro. -Una flauta en la montaña...es la flauta del pastor...la luna los campos baña...¡Vuelve el antiguo dolor!Esa música que vieneun recuerdo a despertar,¡cuán honda tristeza tiene!¡cómo hace a solas llorar!Cogiendo en el huertoflores una mañana la vi.La misma canción de amores,cogiendo flores, le oí.Tocando, en la noche en calma,su flauta sigue el pastor.Llora el recuerdo en el alma...¡Volvió el antiguo dolor! -Decidme hijos hay MarxSí padre:Marx hayCuántos Marxes hay?Un solo Marx no +Dónde está Marx?En el culo*en la tierray en todo lugarAleluya?Aleluya!* dice culoléáse cielo -De pura honestidad templo sagrado,Cuyo bello cimiento y gentil muroDe blanco nácar y alabastro duroFue por divina mano fabricado;Pequeña puerta de coral preciado,Claras lumbreras de mirar seguro,Que a la esmeralda fina el verde puroHabéis para viriles usurpado;Soberbio techo, cuyas cimbrias de oroAl claro sol, en cuanto en torno gira,Ornan de luz, coronan de belleza;Ídolo bello, a quien humilde adoro,Oye piadoso al que por ti suspira,Tus himnos canta, y tus virtudes reza. -Es la segunda piel, la anónima fachada,enterrada y bien viva, palpitando,una envoltura frágilque encubre su obediente hidrografía.Sin mar donde llegarse desvía por montes y caminos,se enfrente a Polifemo, ruge,cruza sierras latiendo,se adentra en la memoria de la vena,se serena, se defiende si siente el aguijón,como aceite resbala,como gacela herida se retira.Igual que el mar tropieza, retrocedey está siempre naciendo, a veces, retrasada,asoma su algodón de escandaloso rojoen un delta de meses y recuentos.El cansancio la llena de salitrey en un osario de asombro milagrosocoagulada se asfixia al salir a la vida. -Sin dientes, pero con dientescomo sierra y a la noche no cierrael negro terciopelo que lo entierraentre el clavel y el clavón crujiente.Bailados sueños y las jácaras molientessacan el vozarrón Santiago de la tierra.Noctámbulo tizón traza en vuelo ardienteselipses en Nápoles donde el agua yerra.Muérdago en semilla hinchado por la brisarisota en el infierno, el tiburón quemadoescamas sueltas, tonsura yerto.En el fin de los fines ¿qué es esto?Roto maíz entuerto en el faisán barnizay en la horca se salva encaramado. -Vosotras, piedrasviolentamente deformadas,rotaspor el golpe preciso del cincel,exhibiréis aún durante siglosel último perfil que os dejaron:senos inconmovibles a un suspiro,firmespiernas que desconocen la fatiga,músculostensosen su esfuerzo inútil,cabelleras que el vientono despeina,ojos abiertos que la luz rechazan.Perovuestra arroganciainmóvil, vuestra fríabelleza,la desdeñosa fe del inmutablegesto, acabaránun día.El tiempo es más tenaz.La tierra esperapor vosotras también.En ella caeréis por vuestro peso,seréis,si no cenizas,ruinas,polvo, y vuestrasoñada eternidad será la nada.Hacia la piedra regresaréis piedra,indiferente mineral, hundidoescombro,después de haber vivido el duro, ilustre,solemne, victorioso, ecuestre sueñode una gloria erigida a la memoriade algo también disperso en el olvido. -Cien sonetos de amorSuave es la bella como si música y madera,ágata, telas, trigo, duraznos transparentes,hubieran erigido la fugitiva estatua.Hacia la ola dirige su contraria frescura.El mar moja bruñidos pies copiadosa la forma recién trabajada en la arenay es ahora su fuego femenino de rosauna sola burbuja que el sol y el mar combaten.Ay, que nada te toque sino la sal del frío!Que ni el amor destruya la primavera intacta.Hermosa, reverbero de la indeleble espuma,deja que tus caderas impongan en el aguauna medida nueva de cisne o de nenúfary navegue tu estatua por el cristal eterno. -Como jamás habíamos pensado que Dios podía ser tan pequeñocomo para dudar de su propia existencianos sorprendió encontrarlo con los dientes desnudosen las orillas del frío.Dichosos por saber que lo teníamos dentro,lo tendimos al sol, como si fuera una fiesta. -Morir soñando, sí, mas si se sueñamorir, la muerte es sueño; una ventanahacia el vacío; no soñar; nirvana;del tiempo al fin la eternidad se adueña.Vivir el día de hoy bajo la enseñadel ayer deshaciéndose en mañana;vivir encadenado a la desgana¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?¿Soñar la muerte no es matar el sueño?¿Vivir el sueño no es matar la vida?¿A qué poner en ello tanto empeño?:¿aprender lo que al punto al fin se olvidaescudriñando el implacable ceño-cielo desierto- del eterno Dueño? -Florecemos, aupados por la lumbre,con la inocencia de agua que respirael anónimo olor de los claveles.Nos embrujan las plantas y los pájaros,el desuello, las flores invernales,como una cantinela abovedadaque resurge del polvo de los días.La noche es una estrella sin raícesque ampara el canto triste de las horasen las que se suceden ansia y espejo.Es la naturaleza de la nocheescuchar el silencio de los búhos,atesorar el llanto del murciélago. -Mujeres no tan viejascomo la erosión inmemorial de tus sillares,Colegiata vieja;mas sí tanto como las indefectibles viejasacuclilladas en el escalónde tu siempre ¿por qué? cerrada puerta.Fuman a veces como fieras,dando viabilidad de huída al humosu sumida desdentadura"por la forzada desdentadurade sus faltriqueras".Agudo es el ángulo de sus rodillasporque no estiran las piernas.También su brazo se geometrizadoblando el codo y la muñeca;está aquél muy al sur de la manoque, plegada, sostiene el serio sur de la calPueden escupir chanzas,y la ofensiva gracia,pero, eso sí,siempre latirá en las viejasla pesadumbre abisal de su pobreza.«Quiero y no puedo».(Parece que sólo puedenlas que por dinerotienen ganado el cielo.Y a veces pasan cerca.) -El viento golpea la puertadel cuarto siempre cerrado.El viento llama a la puerta.El viento quiere abrirla puerta en que detiene su caminoese caballo blanco con ojos de cristal.El viento arañala puerta con su garra de dragón errabundo.Los sioux y comanchesvan tensando sus arcos.La paloma mecánicamueve sus alas frías.Pero el vientoderriba al fin la puerta.Y deja verla habitación de sombra y amargura. -¡Ah, cuando yo era niñosoñaba con los héroes de la Ilíada!Áyax era más fuerte que Diomedes,Héctor, más fuerte que Ayax,y Aquiles el más fuerte; porque erael más fuerte...¡Inocencias de la infancia!¡Ah, cuando yo era niñosoñaba con los héroes de la Ilíada! -Y no tendrá dominio la muerteDylan ThomasNo sé si este poema es el que tú necesitas,si sus sonidos dicen más que sus silencios.Tómalos como abrigo de lana, como plato caliente.Si no en ti, en alguna parte de ti habrán de sonar,aunque yo no sepa guiarlos.¿Quién puede, con palabras, guiar una vozcuando el decir y el sonar no son idénticos?Ahora pienso en ti. Es bondadoso este evocarvenido con el frío como el mejor regalo.¿Pensarás tú en mí? ¿En qué porcióndel espacio se unirán los recuerdos?Debe de existir algo sagradosi este pensar te trae y me lleva.Un dios manchado con mi misma carne,respirando con tu mismo aliento.Nada es firme, ya sé, los vientos pasantrayendo vientos de otras tierras.También este viento con pájarosque me estrecha contigo como si tuviera miedo.Miedo a nombrar y romper estos días,miedo de que te canses y vayas de pronto,miedo a no saber despedirmey a carecer de antídoto contra el miedo.Ya he dicho demasiadas veces adiósy todas esas veces he muerto un poco.No me digas adiós, quédate siempre,y no tendrá dominio la muerte.En la hora suprema sabremos por finlo que el tiempo ha hecho de nosotros. -Todo campoes el nuestropor ejemplo está ésteverde dispuesto verdelos surcos y los surcoslas nubes con sus gordaspantorrillas de lluviaestá tambien el otrocampo de pronto abismorecién nacidos muertossin haberse atrevidoa estrenar sus pavoresestá el amor de siempreel corazón del tactola noche de la piellos poros y los porosy la gloria y el besoestá la llamaradala hoguera de la pielel cuerpo brasa infameel hombre que no sabepor qué lo incendia el hombreverde dispuesto verdecampo de pronto abismolos surcos y los surcoslas nubes con sus gordaspantorrillas de lluviarecién nacidos muertossin haberse atrevidoa estrenar sus pavoresestá el amor de siempreestá la llamaradael corazón del tactola hoguera de la piella noche de la pielel cuerpo brasa infamelos poros y los porosy el hombre que no sabey la gloria y el besopor qué lo incendia el hombredesde un sitio cualquieramontañao selvao sótanohay alguien que hace señasagitando su vidatodo campoes el nuestro -Te hubiera dado el mundo,muchacho que surgisteal caer de la luz por tu Conquero,tras la colina ocre,entre pinos antiguos de perenne alegría.Eras emanación del mar cercano?Eras el mar aún másque las aguas henchidas con su aliento,encauzadas en río sobre tu tierra abierta,bajo el inmenso cielo con nubes que se orlaban derotos resplandores.Eras el mar aún mástras de las pobres telas que ocultaban tu cuerpo;eras forma primera,eras fuerza inconsciente de su propia hermosura.Y tus labios, de bisel tan terso,eran la vida misma,como una ardiente flornutrida con la saviade aquella piel oscuraque infiltraba nocturno escalofrío.Si el amor fuera un ala.La incierta hora con nubes desgarradas,el río oscuro y ciego bajo la extraña brisa,la rojiza colina con sus pinos cargados de secretos,te enviaban a mí, a mi afán ya caído,como verdad tangible.Expresión amorosa de aquel mismo paraje,entre los ateridos fantasmas que habitaban nuestromundo,eras tú una verdad,sola verdad que busco,mas que verdad de amor, verdad de vida;y olvidando que sombra y pena acechan de continuoesa cúspide virgen de la luz y la dicha,quise por un momento fijar tu curso ineluctable.Creí en ti, muchachillo.Cuando el amor evidente,con el irrefutable sol del mediodía,suspendía mi cuerpoen esa abdicación del hombre ante su dios,un resto de memorialevantaba tu imagen como recuerdo único.Y entonces,con sus luces el violento Atlántico,tantas dunas profusas, tu Conquero nativo,estaban en mí mismo dichos en tu figura,divina ya para mi afán con ellos,porque nunca he querido dioses crucificados,tristes dioses que insultanesa tierra ardorosa que te hizo y te hace. -Emboscado en mi escrituracantas en mi poema.Rehén de tu dulce vozpetrificada en mi memoria.Pájaro asido a su fuga.Aire tatuado por un ausente.Reloj que late conmigopara que nunca despierte. -La bruma espesa, eterna, para que olvide dóndeme ha arrojado la mar en su ola de salmuera.La tierra a la que vine no tiene primavera:tiene su noche larga que cual madre me esconde.El viento hace a mi casa su ronda de sollozosy de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,miro morir intensos ocasos dolorosos.¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venidosi más lejos que ella sólo fueron los muertos?¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yertocrecer entre sus brazos y los brazos queridos!Los barcos cuyas velas blanquean en el puertovienen de tierras donde no están los que no son míos;sus hombres de ojos claros no conocen mis ríosy traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.Y la interrogación que sube a mi gargantaal mirarlos pasar, me desciende, vencida:hablan extrañas lenguas y no la conmovidalengua que en tierras de oro mi pobre madre canta.Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;miro crecer la niebla como el agonizante,y por no enloquecer no encuentro los instantes,porque la noche larga ahora tan solo empieza.Miro el llano extasiado y recojo su duelo,que viene para ver los paisajes mortales.La nieve es el semblante que asoma a mis cristales:¡siempre será su albura bajando de los cielos!Siempre ella, silenciosa, como la gran miradade Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,descenderá a cubrirme, terrible y extasiada. -Vierte racimos la gloriosa palma,y sin amor se pone estéril luto;Dafnes se queja en su laurel sin fruto,Narciso en blancas hojas se desalma.Está la tierra sin la lluvia en calma,viles hierbas produce el campo enjuto,porque nunca el Amor pagó tributo,gime en su piedra de Anaxarte el alma.Oro engendra al amor de agua y de arenas,porque las conchas aman el rocío,quedan de perlas orientales llenas.No desprecies, Lucinda hermosa, el mío,que al trasponer del sol, las azucenaspierden el lustre, y nuestra edad el brío. -Yo sólo soy un hombre débil, un espontáneoque nunca tomó en serio los sesos de su cráneo.A medida que vivo ignoro más las cosas;no sé ni por qué encantan las hembras y las rosas,Sólo estuve sereno, como en un trampolín,para saltar las nuevas cinturas de las Martasy con dedos maniáticos de sastre, medir cuartasa un talle de caricias ideado por Merlín.Admiro el universo como un azul candado,gusto del cristianismo porque el Rabí es poeta,veo arriba el misterio de un único cometay adoro en la Mujer el misterio encarnado.Quiero a mi siglo; gozo de haber nacido en él;los siglos son en mi alma rombos de una pelotapara la dicha varia y el calosfrío cruelen que cesa la media y lo crudo se anota.He oído la rechifla de los demonios sobremis bancarrotas chuscas de pecador vulgar,y he mirado a los ángeles y arcángeles mojarcon sus lágrimas de oro mi vajilla de cobre.Mi carne es combustible y mi conciencia parda;efímeras y agudas refulgen mis pasionescual vidrios de botella que erizaron la bardadel gallinero, contra los gatos y ladrones.¡Oh, Rabí, si te dignas, está bien que me orientes:he besado mil bocas, pero besé diez frentes!Mi voluntad es labio y mi beso es el rito...¡Oh, Rabí, si te dignas, bien está que me encauces;como el can de San Roque, ha estado mi apetitocon la vista en el cielo y la antorcha en las fauces! -Habrá un silencio verdetodo hecho de guitarras destrenzadasLa guitarra es un pozocon viento en vez de agua. -De placeres carnales el abuso,de caricias y besos,goza, y ama con toda tu alma, iluso;agótate en excesos.Y si de la avariosis te librarala sabia profilaxia,al llegar los cuarenta, irás sintiendoun principio de ataxia.De la copa que guarda los olvidosbebe el néctar que agota:perderás el magín y los sentidoscon la última gota.Trabaja sin cesar, batalla, suda,vende vida por oro:conseguirás una dispepsia agudamucho antes que un tesoro.Y tendrás ¡oh placer! de la pesadadigestión en el lance,ante la vista ansiosa y fatigadalas cifras de un balance.Al arte sacrifícate: ¡combina,pule, esculpe, extrema!¡Lucha, y en la labor que te asesina,"lienzo, bronce o poema"pon tu esencia, tus nervios, tu alma toda!¡Terrible empresa vana!pues que tu obra no estará a la modade pasado mañana.No: sé creyente, fiel, toma otro giroy la razón prosternaa los pies del absurdo: ¡compra un girocontra la vida eterna!Págalo con tus goces; la fe aviva;ora, metida, impetra;y al morir pensarás: ¿Y si allá arribano me cubren la letra?Mas si acaso el orgullo se resistea tanta abdicación,si la fe ciega te parece triste,confía en la razón.Desprecia los placeres y, severo,a la filosofía,loco por encontrar lo verdadero,consagra noche y día.Compara religiones y sistemasde la Biblia a Stuart Mill,desde los escolásticos problemashasta lo más sutil.De Spencer y de Wundt, y consagradoa sondear ese abismolograrás este hermoso resultado:no creer ni en ti mismo.No pienses en la paz desconocida.¡Mira! al fin, lo mejoren el tumulto inmenso de la vidaes la faz interior.Deja el estudio y los placeres; dejala estéril lucha vana,y, como Çakia-Muni lo aconsejahúndete en el Nirvana.Excita del vivir los desengañosy en soledad contigocomo un yogui senil pasa los añosmirándote el ombligo.De la vida del siglo ponte aparte;del placer y el amigo,escoge para ti la mejor partey métete contigo.Y cuando llegues en postrera horaa la última morada,sentirás una angustia matadorade no haber hecho nada... -A Teresa. A DarsiYo nunca fui la luzyo sólo era la lámpara que su mano encendíao el fuego primigenio que ella me descubrió.Toda anticipación era ilusoriayo broté de su mano como una planta nuevame inflamé en esa llama torpe viento.Yo nunca fui la luzy nunca volverá a ser lo que erapolvo que se dispersa y me vacía.Veo llegar la muerte como un sueñoy el sueño es esa franja transparentedonde todo es mentira. -Como un rumor de aguas, la voz oí diciendo:«No te estés quieta ahí, por algo toma parte.Ni fría ni caliente, tal irás feneciendo.Según sean tus obras, así habremos de darte.»Ten prendida tu lámpara "la lámpara de fuego"pues que ya llega el tiempo y tu día es ahora.El que tiene la hoz, El que dice: Yo siego,dirá en cualquier momento que ha llegado tu hora.»Conozco tus trabajos y también tu paciencia,mas tengo contra ti ese dejarse estar.Arrepiéntete y vuelve a la obra emprendida,que si no vendré a ti por tu desobedienciapara, tu candelero, remover del lugar.Si vences, comerás del árbol de la vida.» -¿Qué fuego de tiniebla, qué círculo de trueno,cayó sobre tu frente cuando viste esta tierra?Pasaron costas negras, arbustos inflamados,barcas con piña, coco, bananas, chirimoyas,sobre un mar tenebroso con medusas y anémonas.Y pararon caminos, zamuros, caseríos,y un niño sin parientes pasar por la llanura,y un vaquero llamando la sombra del ganado.Una puerta caliente se abrió para tu vida.Te llamaron las aguas con sus lenguas oscuras,los pájaros con gritos, y animales dolientesque lloran largamente en el alto follaje.Y llegaste a la puerta de la casa del brujo,de cuyo techo cuelgan gruesas hojas moradas,semillas venenosas, corazones de pájaros.Y viste la melaza correr en los trapiches.Y el toro que en la tarde avanza hacia la muerte,atado a dos caballos,Y viste la serpiente de agua retorcida,que en la penumbra ahoga a la vaca sedienta.Y anduviste de noche entre las mariposasde luto, que visitan los ranchos tenebrosos,donde habita la fiebre de labios amarillos.Y viste danzar llamas, las llamas del Tirano,seguido por el canto del aguaitacamino,que avanza, misterioso, junto al paso del hombre.Y dormiste entre hormigas, arañas y escorpiones.Y grandes flores lilas, con brillos siderales,se abrieron en tu sueño de encendidos diamantes. -Corona de Ayamonte, honor del día,Estas piedras que dio un enfermo a un sanoHoy os tiro, mas no escondo la mano,Por que no digan que es cordobesía;Que dar piedras a Vuestra SeñoríaTirallas es por medio de ese llano,Pesadas señas de un deseo liviano,Lisonjas duras de la Musa mía.Término sean, pues, y fundamentoDe vuestro imperio, y de mi fe constanteTributo humilde, si no ofrecimiento.Camino, y sin pasar más adelante,A vuestra deidad hago el rendimientoQue al montón de Mercurio el caminante. -¿De qué se nutre la nostalgia?Uno evoca dulzurascielos atormentadostormentas celestialesescándalos sin ruidopaciencias estiradasárboles en el vientooprobios prescindiblesbellezas del mercadocánticos y alborotoslloviznas como penaescopetas de sueñoperdones bien ganadospero con esos mínimosno se arma la nostalgiason meros simulacrosla válida la únicanostalgia es de tu piel. -Mañana. Dormir. Despertar.La calle, las puertas. Unos peldaños.Otra puerta más. Y tú.A contraluz. Mañana. -Todo verdor perecerádijo la voz de la escrituracomo siempreimplacablepero también es ciertoque cualquier verdor nuevono podría existirsi no hubiera cumplido su cicloel verdor perecidode ahí que nuestro verdoresa conjunción un poco extrañade tu primaveray de mi otoñoseguramente repercute en otrosenseña a otrosayuda a que otrosrescaten su verdorpor esoaunque las escriturasno lo digantodo verdorrenacerá. -Recuerdos: la mano que rasuraba su vientre,la que oponía el éter a su boca,un rápido sopor, las voces,los contornos borrándoseNada después.Nada. Tres horas que un bisturíamputó a su vida.Nada hasta despertar tiritando de frío,la vía conectada a la vena, alguienque decía «ya está».Y el viaje de regreso hasta el cuarto:el acero del ascensor, un pasadizo interminable,dibujarse voces y contornos lentamente.Como otros días la luz en la alcoba,como tu cuerpo en el lecho,como las formas, los olores, los recuerdosde otras, tantas jornadas. -Yo vengo de un brumoso país lejano,regido por un viejo monarca triste...Mi numen sólo busca lo que es arcano,mi numen sólo adora lo que no existe.Tú lloras por un sueño que está lejano,tú aguardas un cariño que ya no existe,se pierden tus pupilas en el arcanocomo dos alas negras, y estás muy triste.Eres mía: nacimos de un mismo arcanoy vamos, desdeñosos de cuanto existe,en pos de ese brumoso país lejano,regido por un viejo monarca triste... -Y volver a dormir y despertar del sueñoy este soñar de nuevo envuelto en brumasy no saber si son lunas o espumaslo que mueve este mundo tan grande y tan pequeñoY este ver tristemente cada día encarnadanuestra vida en el tiempo y nuestro rastrode carne en el olvido y sólo queda el astroen todo este misterio del todo y de la nadaY la vida no es sólo una interrogaciónNo es sólo ese guarismo de serpiente lascivaque al morderse la cola una soga nos legaLa vida es una letra de inmenso corazónque levanta sus brazos frágiles hacia arribaclamando de continuo¡La vida es una Y! -¡Oh ya seguro puertode mi tan luengo error! ¡oh deseadopara reparo ciertodel grave mal pasado!¡reposo dulce, alegre, reposado!;techo pajizo, adondejamás hizo morada el enemigocuidado, ni se ascondeinvidia en rostro amigo,ni voz perjura, ni mortal testigo;sierra que vas al cieloaltísima, y que gozas del sosiegoque no conoce el suelo,adonde el vulgo ciegoama el morir, ardiendo en vivo fuego:recíbeme en tu cumbre,recíbeme, que huyo perseguidola errada muchedumbre,el trabajar perdido,la falsa paz, el mal no merecido;y do está más serenoel aire me coloca, mientras curolos daños del venenoque bebí mal seguro,mientras el mancillado pecho apuro;mientras que poco a pocoborro de la memoria cuanto impresodejó allí el vivir locopor todo su procesovario entre gozo vano y caso avieso.En ti, casi desnudodeste corporal velo, y de la asidacostumbre roto el ñudo,traspasaré la vidaen gozo, en paz, en luz no corrompida;de ti, en el mar sujetocon lástima los ojos inclinando,contemplaré el aprietodel miserable bando,que las saladas ondas va cortando:el uno, que surgíaalegre ya en el puerto, salteadode bravo soplo, guía,apenas el navío desarmado;el otro en la encubiertapeña rompe la nave, que al momentoel hondo pide abierta;al otro calma el viento;otro en las bajas Sirtes hace asiento;a otros roba el clarodía, y el corazón, el aguacero;ofrecen al avaroNeptuno su dinero;otro nadando huye el morir fiero.Esfuerza, opón el pecho,mas ¿cómo será parte un afligidoque va, el leño deshecho,de flaca tabla asido,contra un abismo inmenso embravecido?¡Ay, otra vez y cientootras seguro puerto deseado!no me falte tu asiento,y falte cuanto amado,cuanto del ciego error es cudiciado. -Bajé del sueño, del sol y el miedo.Bajé y seguí bajando. No había nada.Deseé volver. Pero en el descensohabía olvidado cómo a la infanciadel primer verso trepar de nuevo.Y así (niños y niñas) me quedé solo,de ninguna parte rey y en mi nochepor nadie abandonado. Y esta solahistoria verdadera es el poeta. -Siempre amanece por las calles del invierno.Arremete la lluvia tras los árbolescon rigores de lápida y frescura.Siempre amanece por los miradores del viento,en la lengua del Lima lamiéndonos la vista.De ahí la lejanía,la penumbra ojival que dan los pórticos,la bruma derretida,la piedra minuciosa.De ahí los peregrinos,los ángeles remisos, la iglesia diminuta;también los prosadores.Yo recuerdo la cuesta de las nubesen el seno infecundo de los funiculares.os poentes, sin duda, carregados de azul,entre vielas estreitas alumbrar las mansiones,traducir las cartelas bajo el pez fronterizode las gárgolas líquenes.También recuerdo,de la misma manera que la arena,el verdín y el escudo en los aleros,la cruz en las esquinas en huraña vigilia,el vaivén de un océano obsesivoa rasgar do nascente.Sobre la niebla entonces: un indicio,una aguda premisa para meses inéditosque cesar del hastío,un batir de vertientes, a babor de la tierracuando casi es Galiza;o tal vez la erosión, dilatando el prodigio,de este valle al final que adivina un auguriodonde siempre nos llueve. -Yace en esta tierra fría,Digna de toda crianza,La vieja cuya alabanzaTantas plumas merecía.No quiso en el cielo entrarA gozar de las estrellas,Por no estar entre doncellasQue no pudiese manchar. -Abril florecíafrente a mi ventana.Entre los jazminesy las rosas blancasde un balcón florido,vi las dos hermanas.La menor cosía,la mayor hilaba ...Entre los jazminesy las rosas blancas,la más pequeñita,risueña y rosada?su aguja en el aire?,miró a mi ventana.La mayor seguíasilenciosa y pálida,el huso en su ruecaque el lino enroscaba.Abril florecíafrente a mi ventana.Una clara tardela mayor lloraba,entre los jazminesy las rosas blancas,y ante el blanco linoque en su rueca hilaba.?¿Qué tienes ?le dije?silenciosa pálida?Señaló el vestidoque empezó la hermana.En la negra túnicala aguja brillaba;sobre el velo blanco,el dedal de plata.Señaló a la tardede abril que soñaba,mientras que se oíatañer de campanas.Y en la clara tardeme enseñó sus lágrimas...Abril florecíafrente a mi ventana.Fue otro abril alegrey otra tarde plácida.El balcón floridosolitario estaba...Ni la pequeñitarisueña y rosada,ni la hermana triste,silenciosa y pálida,ni la negra túnica,ni la toca blanca...Tan sólo en el husoel lino girabapor mano invisible,y en la oscura salala luna del limpioespejo brillaba...Entre los jazminesy las rosas blancasdel balcón florido,me miré en la claraluna del espejoque lejos soñaba...Abril florecíafrente a mi ventana. -Dulce soñar y dulce congojarme,cuando estaba soñando que soñaba;dulce gozar con lo que me engañaba,si un poco más durara el engañarme;dulce no estar en mí, que figurarmepodía cuanto bien yo deseaba;dulce placer, aunque me importunabaque alguna vez llegaba a despertarme:¡oh sueño, cuánto más leve y sabrosome fueras si vinieras tan pesadoque asentaras en mí con más reposo!Durmiendo, en fin, fui bienaventurado,y es justo en la mentira ser dichosoquien siempre en la verdad fue desdichado. -PADRE nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el airede toda nuestra extensa latitud silenciosa,todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:tu apellido la caña levanta a la dulzura,el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,la patata, el salitre, las sombras especiales,las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,todo lo nuestro viene de tu vida apagada,tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.Tu pequeño cadáver de capitán valienteha extendido en lo inmenso su metálica forma,de pronto salen dedos tuyos entre la nievey el austral pescador saca a la luz de prontotu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?Roja será la rosa que recuerde tu paso.Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?Es roja la semilla de tu corazón vivo.Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.Y otra mano que tú no conociste entoncesviene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,de la cárcel, del aire, de los muertos de Españallega esta mano roja que es hija de la tuya.Capitán, combatiente, donde una bocagrita libertad, donde un oído escucha,donde un soldado rojo rompe una frente parda,donde un laurel de libres brota, donde una nuevabandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.Los malvados atacan tu semilla de nuevo,clavado en otra cruz está el hijo del hombre.Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,el laurel y la luz de tu ejército rojoa través de la noche de América con tu mirada mira.Tus ojos que vigilan más allá de los mares,más allá de los pueblos oprimidos y heridos,más allá de las negras ciudades incendiadas,tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:tu ejército defiende las banderas sagradas:la Libertad sacude las campanas sangrientas,y un sonido terrible de dolores precedela aurora enrojecida por la sangre del hombre.Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,de nuestra joven sangre venida de tu sangresaldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.Yo conocí a Bolívar una mañana larga,en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:"Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo". -No olvides armarte con una libreta de notasy el lápiz que pacientemente domasteen tus largos ratos de ocio;los necesitarás en las horas vacías.Lleva la picadura del valorpara que resuelvas las eternas noches de insomnioy ahuyentes el miedo.¡Y la piel! ¡ay, la piel!cúbrete bienlas nevadas son fuertesy el verano es muy cortoni te darás cuenta cuando pase.En esos terrenos nórdicossólo tu coraje te salvará del naufragio.Échate encima toda la alegría del mundoy nunca bañes con sangre el sueño de los pájaros.Sigue tu viaje sin prisas ni descansohasta que puedas sentirte como el ríoconocedora absoluta de despeñaderos y praderas. -¿Cómo no amar la rosa? Pero faltadescubrirla entre tanta incertidumbre,entre tanta apariencia. ¿Quién no amala música si acierta a despojarsedel grito, rebotado por la sangre...?Conozco su existencia, la sostengoinevitablemente, como el pesotranquilo de la luz, belleza ausentepero cierta, que al hombre correspondesi busca su caricia en la esperanza.Esperamos, con hierros, más ferocesque los hambrientos tigres, y tan densoscomo dormidas aguas de pantano.Esperamos: vivimos esperandoel reino de la tierra libertada.De la tierra evidente, sudorosaen su preñez de muertos y metales;fecunda y triste tierra inacabable,que el hombre enreja, hasta cavar en ellauna profunda cárcel sin estrellas.Encerrados vivimos. La costumbrelevanta muros, aprisiona cielos,esparce sones, crucifica rosas,limita los caminos y reduceel verbo a pensamiento atormentado.¡Pensar! ¡Oh triste sino de lo humano!La altiva fuente de energía se hacepozo seco de horror, sima del odio;Porque sin viento, la agresiva navese pudre, quieta, sobre el mar inmenso.Mar de sargazo, omnipotente calmaque en prisiones azules nos retiene,en tanto el alto cielo transparecey una paloma bíblica, en el picotransporta del olivo su mensaje.¿Cómo no amar la rosa...? Pero faltadescubrirla entre tanta incertidumbre. -Es hielo abrasador, es fuego helado,es herida que duele y no se siente,es un soñado bien, un mal presente,es un breve descanso muy cansado.Es un descuido que nos da cuidado,un cobarde con nombre de valiente,un andar solitario entre la gente,un amar solamente ser amado.Es una libertad encarcelada,que dura hasta el postrero paroxismo;enfermedad que crece si es curada.Éste es el niño Amor, éste es su abismo.¿Mirad cuál amistad tendrá con nadael que en todo es contrario de sí mismo! -No conoció el encuentrodel hombre y la mujer.El amoroso vellono pudo florecer.Detuvo sus sentidosnegándose a sabery descendieron diáfanosante el amanecer.Vio turbio su mañanay se quedó en su ayer.No quiso ser. -Hay tanto amor en mi alma que no quedani el rincón más estrecho para el odio.¿Dónde quieres que ponga los rencoresque tus vilezas engendrar podrían?Impasible no soy: todo lo siento,lo sufro todo...Pero como el niñoa quien hacen llorar, en cuanto miraun juguete delante de sus ojosse consuela, sonríe,y las ávidas manostiende hacia él sin recordar la pena,así yo, ante el divino panoramade mi idea, ante lo inenarrablede mi amor infinito,no siento ni el maligno alfilerazoni la cruel afiladaironía, ni escucho la sarcásticarisa. Todo lo olvido,porque soy sólo corazón, soy ojosno más, para asomarme a la ventanay ver pasar el inefable Ensueño,vestido de violeta,y con toda la luz de la mañana,de sus ojos divinos en la quietalimpidez de la fontana... -Nada es más que un instante. Lo remotose quedó detenido en su minuto.La sucesiva flor soñó su frutopara prenderlo en el dorado exvoto.En el instante exprime el sol devotosu apuesta cotidiana al Absoluto.Y en esa ardiente vocación de lutose hunde hasta la más pura flor de loto.Todo es instante, entonces, resumidoen la hiriente ceniza del olvido,suma interior de todo lo deseante.Pero el instante nuestro "tuyo y mío"al compartir su huella de rocíosella la eternidad en el instante. -En tanto que de rosa y de azucenase muestra la color en vuestro gesto,y que vuestro mirar ardiente, honesto,con clara luz la tempestad serena;y en tanto que el cabello, que en la venadel oro se escogió, con vuelo prestopor el hermoso cuello blanco, enhiesto,el viento mueve, esparce y desordena:coged de vuestra alegre primaverael dulce fruto antes que el tiempo airadocubra de nieve la hermosa cumbre.Marchitará la rosa el viento helado,todo lo mudará la edad ligerapor no hacer mudanza en su costumbre. -Amo a una mujer de larga cabelleraComo en un lago me hundo en su rostro suaveEn su vientre mi frente boga con lentitudPalpo muerdo acaricio volúmenes sedososRegistro cavidades me esponjo de su zumoMujer pantano mío araña tenebrosaLaberinto infinito tambor palacio extrañoEres mi hermana única de olvido y abandonoTus pechos y tus nalgas de dobles montes gemelosme brindan la blancura de paloma giganteEl amor que nos damos es de noche en la nocheEn rotundas crudezas la cama nos reúneSe levantan columnas de olor y de respirosTrituro masco sorbo me despeñoEl deseo florece entre tumbas abiertasTumbas de besos bocas o moluscosEstoy volando enfermo de venenosReinando en tus membranas errante y enviciadoNada termina nada empieza todo es triunfode la ternura custodiada de silencioEl pensamiento ha huido de nosotrosSe juntan nuestras manos como piedras felicesEstá la mente quieta como inmóvil palmípedoLas horas se derriten los minutos se agotanNo existe nada más que agonía y placerPlacer tu cara no habla sino que va a caballosobre un mundo de nubes en la cueva del serSomos mudos no estamos en la vida ridículaHemos llegado a ser terribles y divinosFabricantes secretos de miel en abundanciaSe oyen los gemidos de la carne incansableEn un instante oí la mitad de mi nombresaliendo repentino e tus dientes unidosEn la luz puede ver la expresión de tu fazque parecías otra mujer en aquel éxtasisLa oscuridad me pone furioso no te veoNo encuentro tu cabeza y no sé lo que tocoCuatro manos se van con sus dueño dormidosy lejos de ellas vagan también los cuatro piesYa no hay dueños no hay más que suspenso y vacíoEl barco del placer encalla en alta mar¿Dónde estás? ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Quién eres?Para siempre abandono este interrogatorioEbrio hechizado loco a las puertas del morbograndiosa la pasión espero el turno fálicoDe nuevo en una habitación estamos juntosDesnudos estupendos cómplices de la Muerte. -Corro de las niñascorro de mil niñasa mi alrededor:¡oh Dios, yo soy dueñade este resplandor!En la tierra yerma,sobre aquel desiertomordido de sol,¡mi corro de niñascomo inmensa flor!En el llano verde,al pie de los montes,que hería la voz,¡el corro era un solodivino temblor!En la estepa inmensa,en la estepa yertade desolación,¡mi corro de niñasardiendo de amor!En vano quisieronquebrarme la estrofacon tribulación:¡el corro la cantadebajo de Dios! -Escondida debajo de tu armada,Gime la mar, la vela llama al viento,Y a las Lunas del Turco el firmamentoEclipse les promete en tu jornada.Quiere en las venas del Inglés tu espadaMatar la sed al Español sediento,Y en tus armas el Sol desde su asientoMira su lumbre en rayos aumentada.Por ventura la Tierra de envidiosaContra ti arma ejércitos triunfantes,En sus monstruos soberbios poderosa;Que viendo armar de rayos fulminantes,O Júpiter, tu diestra valerosa,Pienso que han vuelto al mundo los Gigantes. -Nombras el árbol, niña.Y el árbol crece, lento y pleno,anegando los aires,verde deslumbramiento,hasta volvernos verde la mirada.Nombras el cielo, niña.Y el cielo azul, la nube blanca,la luz de la mañana,se meten en el pechohasta volverlo cielo y transparencia.Nombras el agua, niña.Y el agua brota, no sé dónde,baña la tierra negra,reverdece la flor, brilla en las hojasy en húmedos vapores nos convierte.No dices nada, niña.Y nace del silenciola vida en una olade música amarilla;su dorada mareanos alza a plenitudes,nos vuelve a ser nosotros, extraviados.¡Niña que me levanta y resucita!¡Ola sin fin, sin límites, eterna! -Escribo este poema un domingo de abril.La tarde nublada, vocesde niños en la calle, al otro lado de la verja.Un árbol se agita con el viento.Ayer, a estas horas, estaba de viaje.Aún ahora sigo viajando, yendodesde estas palabras a otro lugar.Suena una canción,leo en un libro de Audenque las analogías son basurasobre la que nuestros sentidos basaron la fe.Si es verdad o no, apenas importa.He pasado estos días divisandoseñales que venían silenciosasy el recuerdo volvía más reales,como un fuelle aviva la lumbrebajo la ceniza que otras llamas han dejado.Y sé que la analogía es una argucia,un dilema que a veces seca la garganta,pero aún así el recuerdo traeun color que no cambia,un cuarto hospitalario,aire nuevo al aire.También estos deseos invariablesque se van con el tiempoy quedan. -¿Dónde estará mi vida, la que pudohaber sido y no fue, la venturosao la de triste horror, esa otra cosaque pudo ser la espada o el escudoy que no fue? ¿Dónde estará el perdidoantepasado persa o el noruego,dónde el azar de no quedarme ciego,dónde el ancla y el mar, dónde el olvidode ser quien soy? ¿Dónde estará la puranoche que al rudo labrador confíael iletrado y laborioso día,según lo quiere la literatura?Pienso también en esa compañeraque me esperaba, y que tal vez me espera. -¿Se va la poesía de las cosaso no la puede condensar mi vida?Ayer -mirando el último crepúsculo-yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.Las ciudades -hollines y venganzas-,la cochinada gris de los suburbios,la oficina que encorva las espaldas,el jefe de ojos turbios.Sangre de un arrebol sobre los cerros,sangre sobre las calles y las plazas,dolor de corazones rotos,podre de hastíos y de lágrimas.Un río abraza el arrabalcomo una mano helada que tienta en las tinieblas:sobre sus aguas se avergüenzande verse las estrellas.Y las casas que esconden los deseosdetrás de las ventanas luminosas,mientras afuera el vientolleva un poco de barro a cada rosa.Lejos... la bruma de las olvidanzas-humos espesos, tajamares rotos-,y el campo, ¡el campo verde!, en que jadeanlos bueyes y los hombres sudorosos.Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,mordiendo solo todas las tristezas,como si el llanto fuera una semillay yo el único surco de la tierra. -Amo las dichas del hogar sencilloApetezco su plácido cariñoYo quiero que descanse en mis rodillasLa rubia cabecita de algún niño.GUTIÉRREZ NÁJERA.Regresar fatigado del trabajode la diaria fäenae ir a mirarse en lo hondo retratadode sus pupilas negrascerca del rico piano "mientras vagasobre las blancas teclassu mano de marfil" soñar despiertofelicidad eterna.A la luz de la lámpara brillantever las rubias cabezasde los risueños niños" de infantilesilusiones llenos.¡La mirada tender sobre la cunaque cual flor entreabiertaentre sus hojas perfumadas guardauna existencia nueva!¡Oh cuadro del hogar! oh perspectivacariñosa y risueña,cuando en el paso por el falso mundoancha herida sangrienta,el desengaño abrió, cuando sentimoscaer mustias y secasde la primera juventud las rosas,qué mortal no deseadejar en tu silencio venturosodeslizar la existenciay guardar lo divino y delicadoque el alma herida encierraen tu seno feliz "¡como la conchalejos de las tormentasguarda en el fondo del movible océanolas nacaradas perlas! -Cien sonetos de amorNo estés lejos de mí un solo día, porque cómo,porque, no sé decirlo, es largo el día,y te estaré esperando como en las estacionescuando en alguna parte se durmieron los trenes.No te vayas por una hora porque entoncesen esa hora se juntan las gotas del desveloy tal vez todo el humo que anda buscando casavenga a matar aún mi corazón perdido.Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:no te vayas por un minuto, bienamada,porque en ese minuto te habrás ido tan lejosque yo cruzaré toda la tierra preguntandosi volverás o si me dejarás muriendo. -Desnuda al pie de la vetusta encinaalza los brazos en ofrecimiento,y el arroyo se acerca, claro y lento,roba sus formas y se arremolina.Desierto está el paisaje. En la colinarompe el amanecer, y en un momentoinvisibles tentáculos de vientola envuelven en espira clandestina.Oh, libertad del cuerpo despojadode vestimenta inútil, que ha logradorevestirse de luz y de color.Belleza de los senos descubiertos,de temblorosos muslos entreabiertos,y en los ojos azules el candor. -Me arrimo a tien una calle estrechay dejo pasar la sombraque nos viene siguiendo. -Mi hermana me despertó muy tempranoesa mañana y me dijo"Levántate, tienes que venir a ver estoel mar se ha llenado de estrellas"Maravillado por aquella revelaciónme vestí apresuradamente y pensé"Si el mar se ha llenado de estrellasyo debo tomar el primer avióny recoger todos los peces del cielo" -En este occidental, en este, oh Licio,Climatérico lustro de tu vida,Todo mal afirmado pie es caída,Toda fácil caída es precipicio.¿Caduca el paso? Ilústrese el juïcio.Desatándose va la tierra unida;¿Qué prudencia, del polvo prevenida,La ruina aguardó del edificio?La piel no sólo sierpe venenosa,Mas con la piel los años se desnuda,Y el hombre, no. ¡Ciego discurso humano!¡Oh aquel dichoso, que, la ponderosaPorción depuesta en una piedra muda,La leve da al zafiro soberano! -Puestos a desmitificarlos elementos románticos que acompañaronaquella pequeña historia,deberías obligarte a vaciar de recuerdoslas calles sombreadas por la lluviay el cansancio.Libre al finde la tarea harto fatigosade encajar perfectamente en los axiomas aprendidos,sometido al número siete,palpita muy cálido el corazón. -Unos cuerpos son como flores,otros como puñales,otros como cintas de agua;pero todos, temprano o tarde,serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en unhombre.Pero el hombre se agita en todas direcciones,sueña con libertades, compite con el viento,hasta que un día la quemadura se borra,volviendo a ser piedra en el camino de nadie.Yo, que no soy piedra, sino caminoque cruzan al pasar los pies desnudos,muero de amor por todos ellos;les doy mi cuerpo para que lo pisen,aunque les lleve a una ambición o a una nube,sin que ninguno comprendaque ambiciones o nubesno valen un amor que se entrega. -Innecesario, viéndome en los espejoscon un gusto a semanas, a biógrafos, a papeles,arranco de mi corazón al capitán del infierno,establezco cláusulas indefinidamente tristes.Vago de un punto a otro, absorbo ilusiones,converso con los sastres en sus nidos:ellos, a menudo, con voz fatal y fríacantan y hacen huir los maleficios.Hay un país extenso en el cielocon las supersticiosas alfombras del arco irisy con vegetaciones vesperales:hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga,pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos,yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa.Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes,vestido como un ser original y abatido:amo la miel gastada del respeto,el dulce catecismo entre cuyas hojasduermen violetas envejecidas, desvanecidas,y las escobas, conmovedoras de auxilios,en su apariencia hay, sin duda, pesadumbre y certeza.Yo destruyo la rosa que silba y la ansiedad raptora:yo rompo extremos queridos: y aún más,aguardo el tiempo uniforme, sin medidas:un sabor que tengo en el alma me deprime.Qué día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche,compacta, digital, me favorece!He oído relinchar su rojo caballodesnudo, sin herraduras y radiante.Atravieso con él sobre las iglesias,galopo los cuarteles desiertos de soldadosy un ejército impuro me persigue.Sus ojos de eucaliptos roban sombra,su cuerpo de campana galopa y golpea.Yo necesito un relámpago de fulgor persistente,un deudo festival que asuma mis herencias. -Volveremos a subir 'los peldaños granates de las tardes.Pero antes, deja que se vayatodo lo que te abandonó o abandonastey adivina quiénlee tus libros y escogepara ti palabrasque se pronuncian o se callansin olvidarse nunca.Flor de agua entre las manos,bolígrafo y papel, adivinaquién enamora la luz de inviernosobre el cesto de fruta de Caravaggio. -Ganado tengo el pan: hágase el verso,?Y en su comercio dulce se ejerciteLa mano, que cual prófugo perdidoEntre oscuras malezas, o quien llevaA rastra enorme peso, andaba ha pocoSumas hilando y revolviendo cifras.Bardo ¿consejo quieres? pues descuelgaDe la pálida espalda ensangrentadaEl arpa dívea, acalla los sollozosQue a tu garganta como mar en furiaSe agolparán, y en la madera ricaTaja plumillas de escritorio, y echaLas cuerdas rotas al movible viento.¡Oh alma! ¡oh alma buena! mal oficio¡Tienes!: póstrate, calla, cede, lameManos de potentado, ensalza, excusaDefectos, tenlos ?que es mejor maneraDe excusarlos, y mansa y temerosaVicios celebra, encumbra vanidades:Verás entonces, alma, cuál se truecaEn plato de oro rico tu desnudo¡Plato de pobre!Pero guarda ¡oh alma!¡Que usan los hombres hoy oro empañado!Ni de eso cures, que fabrican de oroSus joyas el bribón y el barbilindo:¡Las armas no, ?las armas son de hierro!Mi mal es rudo: la ciudad lo encona:Lo alivia el campo inmenso: ¡otro más vastoLo aliviará mejor! ?Y las oscurasTardes me atraen, cual si mi patria fueraLa dilatada sombra. ¡Oh verso amigo:Muero de soledad, de amor me muero!No de vulgar amor: estos amoresEnvenenan y ofuscan: no es hermosaLa fruta en la mujer, sino la estrella.La tierra ha de ser luz, y todo vivoDebe en torno de sí dar lumbre de astro.¡Oh, estas damas de muestra! ¡oh, estas copasDe carne! ¡Oh, estas siervas, ante el dueñoQue las enjoya o estremece echadas!¡Te digo, oh verso, que los dientes duelenDe comer de esta carne!Es de inefableAmor del que yo muero, ?del muy dulceMenester de llevar, como se llevaUn niño tierno en las cuidosas manos,Cuanto de bello y triste ven mis ojos.Del sueño, que las fuerzas no reparasino de los dichosos, y a los tristesEl duro humor y la fatiga aumenta,Salto, al Sol, como un ebrio. Con las manosMi frente oprimo, y de los turbios ojosBrota raudal de lágrimas. ¡Y miroEl Sol tan bello y mi desierta alcoba,Y mi virtud inútil, y las fuerzasQue cual tropel famélico de hirsutasFieras saltan de mí buscando empleo;?Y el aire hueco palpo, y en el muroFrío y desnudo el cuerpo vacilanteApoyo, y en el cráneo estremecido¡En agonía flota el pensamiento,Cual leño de bajel despedazadoQue el mar en furia a playa ardiente arroja!¡Sólo las flores del paterno pradoTienen olor! ¡Sólo las seibas patriasDel sol amparan! Como en vaga nubePor suelo extraño se anda: las miradasInjurias nos parecen, y el sol mismo,¡Más que en grato calor, enciende en ira!¡No de voces queridas puebla el ecoLos aires de otras tierras: y no vuelanDel arbolar espeso entre las ramasLos pálidos espíritus amados!De carne viva y profanadas frutasViven los hombres, ?¡ay! mas el proscriptoDe sus entrañas propias se alimenta!¡Tiranos: desterrad a los que alcanzanEl honor de vuestro odio: ?ya son muertos!Valiera más ¡oh bárbaros! que al puntoDe arrebatarlos al hogar, hundieraEn lo más hondo de su pecho honradoVuestro esbirro más cruel su hoja más dura!Grato es morir, horrible, vivir muerto.¡Mas no! ¡mas no! La dicha es una prendaDe compasión de la fortuna al tristeQue no sabe domarla: a sus mejoresHijos desgracias da Naturaleza:Fecunda el hierro al llano, el golpe al hierro! -Dejad que siga y bogue la galerabajo la tempestad, sobre las olas:va con rumbo a una Atlántida española,en donde el porvenir calla y espera.No se apague el rencor ni el odio mueraante el pendón que el bárbaro enarbola:si un día la justicia estuvo sola,lo sentirá la humanidad entera.Y bogue entre las olas espumeantes,y bogue la galera que ya ha vistocómo son las tormentas de inconstantes.Que la raza está en pie y el brazo listo,que va en el barco el capitán Cervantes,y arriba flota el pabellón de Cristo. -IComo caballo salvaje,saltando de nube en nube,corre inquieto, baja y subesin frenos y sin rendaje;tenido fue por mensajede celestiales enojos,pues, lanzando dardos rojos,el alto muro derrumba,y abre inesperada tumbaa polvorientos despojos.IICaudillo de la tormentaque agita los hondos mares,tronza robles secularesy al fuego voraz afrenta:¿quién tomará por su cuentadomeñar su furia brava?¿quién del torrente de lavapondrá dique a la carrera?El hombre, el hombre a la fieraconvierte en dócil esclava.IIIFranklin, con el rayo en guerra,en su empeño no decae, y, encadenado,lo atrae a los senos de la tierra;ya con su lampo río aterraa la ignara muchedumbre;ya con fatídica lumbrecentelleando no corre;ya no abate excelsa torreni perfora la techumbre.IVPero es poco: el hombre quieremostrar su egregio blasón,trocando la condicióndel rayo que mata o hiere;que ha de conseguirlo infierefrente a frente o de soslayo,y, in tregua ni desmayo,tan ardua tarea empieza,que se ha puesto en la cabezadar educación al rayo.VYa por hilos conductoresle dirige con cariño,como al inseguro niñoque camina entre andadores;tras luchas y sinsabores,tal enseñanza recibe,tanto por él se desvive,y sus facultades labraque transmite la palabra,y, andando el tiempo, la escribe.VIPero es poco: ya triunfantefijó la indecisa luzque, con signo de la cruz,saludaba el caminante;ya la luna vergonzantecasi a salir no se atreve,y, con pena que conmueve,lo contemplan desmedradas,esas luces decantadasdel gran siglo diez y nueve.VIIPero es poco: de los maresrugientes, al otro lado,la ambición ha transportadoparte de los patrios lares;los europeos hogaresenciende con fuego indiano,y, hendiendo del Oceanoel abismo bullidor, nos repitecon amor el saludo del hermano.VIIIEl convierte en fuerza viva,y con buen éxito explota,la fuerza que, por remota,permaneciera inactiva;en los alambres cautiva,es a otros puntos llevada,y, la soberbia cascada,de antes indolente arrullo,murmura con noble orgullo,al sentirse utilizada.IXHoy, si abate el muro fuerte,si, rompiendo pétreos lazos,arroja un monte en pedazos,libra al hombre de la muerte:en su auxilio se conviertesin miedo que se desmande,que aunque su energía es grande,la acción prudente retarda,y, esclavo sumiso, aguardaque su dueño se lo mande.XÉl, que un tiempo la avanzadafue de la tormenta ruda,hoy con su poder escudala cosecha amenazada;con índole transformada,contempladlo a todas horascómo en ansias protectorassiempre en vela se mantiene,y grita «la nube viene»a las barcas pescadoras.XISi en un día, no lejano,fuiste fatal atributo,precursor de infausto lutode Júpiter en la mano,sujeto al imperio humano,has sufrido tal mudanza,que ya no eres la venganzaque sepulta en los avernos:para los pueblos modernoseres lazo de alianza.XIIRayo que hiendes las olas,pase tu chispa que inspirapor las cuerdas de mi lira,y vibrarán por sí solas;crezca en tierras españolastu venidera importancia,yo cantaré tu arroganciay fuerza avasalladora,que lo que he cantado ahoraes la historia de tu infancia -Quiero morircon tu espuma carnalenvolviendomi pulso casi de polvopulpa y zumodel íntimo adióstrazarán la sonrisaque en tus labios de lutohabrás de repetirmientras el relojte aparte el recuerdo -Tendida,piedra hecha de mediodía,ojos entrecerrados donde el blanco azulea,entornada sonrisa.Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león.Luego te tiendes,delgada estría de lava en la roca,rayo dormido.Mientras duermes te acaricio y te pulo,hacha esbelta,flecha con que incendio la noche.El mar combate allá lejos con espadas y plumas. -Resulta que la historia estaba escritacuando yo quise hacerla a mi manera.Cuando yo no quería que volvieraresulta que la historia resucita.Resulta que en el tiempo de la citatendrán que hacer un banco de madera.Al corazón le viene bien la espera,quién sabe si además la necesita.Azafatas de vuelo alicortadovan del café a las piñas tropicalespor aires ciudadanos y ruidosos.Arriba el tiempo nuevo ha presentadosus fluorescentes luces credencialesy enrolla pergaminos luminosos. -Más allá de dondeaún se esconde la vida, quedaun reino, queda cultivarcomo un rey su agonía,hacer florecer como un reinola sucia flor de la agonía:yo que todo lo prostituí, aún puedoprostituir mi muerte y hacerde mi cadáver el último poema. -¡Panadero con pan! ¡Panadero sin pan!,alborozados niños exclaman. ¡Y que vuelva!,al tiempo que hacia el aire con infantil afánresoplan el vilano para que se disuelva.Otros, junto a la arcada entre patio y zaguán,constreñida en follaje una fragante selva,quebrando unos cabillos para deleite están:han de beber en néctar la dulce madreselva.Mientras, niñas mayores, los jazmines del cielodesmenuzan, prolijas, desuniendo las florespara obtener el vástago de glutinoso pelo;luego, entornan los ojos, por un instante, quietas,los pegan a sus párpados "pestañas de colores",y, pequeñas mujeres, se pasean coquetas. -Una lucha entre dos, como un abrazo,como una voz que se rompe.Carne sobre luz eléctrica,fuego sobre la carne, bajo una luz distinta,y el televisor en tus ojos, encendido.No quiero nada.Mi sonrisa es espumosa como la cerveza,pero yo nunca me doy cuenta"maldita sea, pobre inútil, inserviblecomo la letra de un tango.Seguir es dejarme llevar por el vientocuando el aire se muere,montar en las alas de un pájaro y volar (volar, volar)cuando el aire se muere. -Nunca más esta lluviani esa mancha de luzen el peñasconi el bordede esa nubeni tu inmóvil sonrisafugitiva.Nunca más este instanteque ya me dice adiósdesde tus ojos. -No entre las flores, no, señor don Diego,De vuestros años, áspid duerma breveEl ocio, salamandria más de nieveQue el vigilante estudio lo es de fuego:De cuantas os clavó flechas el ciego,A la que dulce más la sangre os bebeHurtadle un rato alguna pluma leve,Que el aire vago solicite luego.Quejáos, señor, o celebrad con ellaDel desdén, el favor de vuestra dama,Sirena dulce si no esfinge bella.Escribid, que a más gloria Apolo os llama:Del cielo la haréis tercero estrella,Y vuestra pluma vuelo de la Fama. -Cien sonetos de amorLa niña de madera no llegó caminando:allí de pronto estuvo sentada en los ladrillos,viejas flores del mar cubrían su cabeza,su mirada tenía tristeza de raíces.Allí quedó mirando nuestras vidas abiertas,el ir y ser y andar y volver por la tierra,el día destiñendo sus pétalos graduales.Vigilaba sin vernos la niña de madera.La niña coronada por las antiguas olas,allí miraba con sus ojos derrotados:sabía que vivimos en una red remotade tiempo y agua y olas y sonidos y lluvia,sin saber si existimos o si somos su sueño.Ésta es la historia de la muchacha de madera. -Canta pájaro amante en la enramadaselva a su amor, que por el verde suelono ha visto al cazador que con desvelole está escuchando, la ballesta armada.Tirale, yerra. Vuela, y la turbadavoz en el pico transformada en yelo,vuelve, y de ramo en ramo acorta el vuelopor no alejarse de la prenda amada.Desta suerte el amor canta en el nido;mas luego que los celos que recelale tiran flechas de temor de olvido,huye, teme, sospecha, inquiere, cela,y hasta que ve que el cazador es ido,de pensamiento en pensamiento vuela. -En aqueste enterramientoHumilde, pobre y mezquino,Yace envuelto en oro finoUn hombre rico avariento.Murió con cien mil doloresSin poderlo remediar,Tan sólo por no gastarNi aun gasta malos humores. -Brilláis como el oro, residuales peces.Metálico es vuestro torso verdeo amarillo. ¿En qué tono inaprensibley vuestro mi pupila ahora se pierde?Color de peces raudos bajo el agua;(en el estanque peces de colores);fantasmal color de peces en la lonjaallí donde mis ojos son deudores.Te subastan, humilde calamar,Y a ti también, sardina parabólica:de ojo bicolor, contorno azuladoy ya sin tu velocidad diabólica.Besugo, bruñido besugo, carade simple, dile con enfado a la mujerque no te arrastre ni tu lomo clave,asciende vengativo tu boca de besoy muerde a la mujer donde más pueda doler.Eres ancha, ancha raya;cartílago rosa, raya;aeroplano plano, raya;masa viscosa,pero graciosaen la resbaladiza losa, raya."Pero qué feo, pero qué feísimoes el pez que ahora veo."Si me insultas diré que son más feostu padre y tu madre, y no lo creo.Congrio "tiemble la voz", estu boca de rana y labios de risaestuche pluridentado y temidopor el pescador.Ya sin vida, québueno eres en tu circunferencia de nido.Una palidez de enfermotrasuda el lenguado liso.Bonito azul, ¿sabes que tu contornotan exacto y convergentelo envidia el geómetra más preciso?Juntos estáis, ¿por qué, rape y merluza?Mal compagina la gris eleganciajunto a la cabezota triangular"de caperuza".Sable, ¿qué enigma esbozas en el suelo?¿Qué murmura tu ondulación pringosa?Rígidamente quedas impávido cuandote dejan tendido sobre la losa.El suelo de la Rula parece una pecera hueca.En él ojos equidistantesoblicuados por la muerte.En brevísimas cimas, apiñados:cachalotes locos, arácnidos de mar,bondadosas tolinas, congrios ávidos,peces de Cristo, pulpos del demonioamedrentando un sueño de tentáculos.Ya no sois peces, oh peces. Sin vuestralibertad ácuea sólo sois seres ahogados.Por la baba resbaladizo el suelo.La alcantarilla rasgada bebe que bebeel limo residual de peces muertos.Vientre desnudo,sangrienta agalla,aleta y colamienten la playa. -Sueño y me pierdo, doble de ser yo y esa mujer.F. PessoaQuiero llegar a ti desde ti misma,mirándote desde tus ojos,besándote con esa boca que me besa.No puede ser que seamos dos, no puede serque seamosdos.J. CortázarIEl vaho de mi aliento en el espejo:dibujo un corazón.Sobre su centromi índice descubre lo que de ti no espero:un transito a mi imagen.Sin embargo,el vano de la calle no palpitacon el tono intermedio del reflejo.Dibujo un corazón.Sobre su centroel índice descubre que te has ido.IIViolaré el territorio de la rosaque has olido, la rosaque refleja tu ausencia en el espejo.Jamás podrás ser mía; con mi dedodibujaré la flor de tu siluetay dejaré mis huellas en el vidrio.Así, ya sin tu cuerpo,tu reflejo y tu ausencia en esa rosa,grabaré mi deseo.Mas, quién sabesi volverás aquí para ignorarme,desdeñando el reflejo y mi grabadoal saber que no espero ya tu cuerpo;o si, en cambio, querrás tocar la rosay añadir ese tacto a mi siluetacuando la flor no tenga ya sentido,cuando seas ausencia de ti misma,y tu presencia estorbe a mi deseo.IIRecuerdo ayer la imagen de una mujer hermosa"y yo, frente al cristal, su punto débil..."y hoy la imagen de un hombre que la quería.Grito:no se ha hecho pedazos. Me ha dejado,por mucho que mis ojos la proyecten.Ni en el engaño cruje el vidrio.Creoque nos hemos amado en otro ámbitoy no nos conocemos en persona.IIIPor fin, los dos materia de un espejo.Pero..."«Tú, ¿adónde miras?¿Hacia ti, hacia mí?¿Podremos vernos?»Quizás nuestros latidos se reflejendonde nosotros dos somos un crucey estamos enmarcados en el aire. -Malogrados los ojosOblicua la niña temerosa,deshechos los bucles.Los dientes, trizados.Cuerdas tensas subiéndome del cuello.Bruñidas las mejillas,sin facciones.Destrozada.Sólo me quedan los fragmentos.Se han gastado los trajes de entonces.Tengo otras uñas,otra piel,¿Por qué siempre el recuerdo?Hubo un tiempo de paisajes cuadriculados,de gentes con ojos mal puestos,mal puestas las narices.Lenguas saliendo como espinasde acongojadas bocas.Tampoco me encontré.Seguí buscandoen las conversaciones con los míos,en los salones de conferencia,en las bibliotecas.Todos como yorodeando el hueco.Necesito un espejo.No hay nada que me cubra la oquedad.Solamente fragmentos y el marco.Aristados fragmentos que me hierenreflejando un ojo,un labio,una oreja,Como si no tuviese rostro,como si algo sintético,movedizo,oscilara en las cuatro dimensionesescurriéndose a veces en las otrasaún desconocidas.He cambiado de formasy de danza.Voy a morirme un díay no sé de mi rostroy no puedo volverme. -Boca que arrastra mi boca:boca que me has arrastrado:boca que vienes de lejosa iluminarme de rayos.Alba que das a mis nochesun resplandor rojo y blanco.Boca poblada de bocas:pájaro lleno de pájaros.Canción que vuelve las alashacia arriba y hacia abajo.Muerte reducida a besos,a sed de morir despacio,das a la grama sangrantedos fúlgidos aletazos.El labio de arriba el cieloy la tierra el otro labio.Beso que rueda en la sombra:beso que viene rodandodesde el primer cementeriohasta los últimos astros.Astro que tiene tu bocaenmudecido y cerradohasta que un roce celestehace que vibren sus párpados.Beso que va a un porvenirde muchachas y muchachos,que no dejarán desiertosni las calles ni los campos.¡Cuánta boca enterrada,sin boca, desenterramos!Beso en tu boca por ellos,brindo en tu boca por tantosque cayeron sobre el vinode los amorosos vasos.Hoy son recuerdos, recuerdos,besos distantes y amargos.Hundo en tu boca mi vida,oigo rumores de espacios,y el infinito pareceque sobre mí se ha volcado.He de volverte a besar,he de volver, hundo, caigo,mientras descienden los sigloshacia los hondos barrancoscomo una febril nevadade besos y enamorados.Boca que desenterrasteel amanecer más clarocon tu lengua. Tres palabras,tres fuegos has heredado:vida, muerte, amor. Ahí quedanescritos sobre tus labios. -Déjame penetrar en tu memoriapara arrancar de cuajo con mis manoslos recuerdos crueles, inhumanos,que oscurecen el cielo de tu historia.He de restablecer toda la gloriade los tiempos felices, tan lejanos;y en tus jardines crecerán lozanosárboles de pasión, gozo y euforia.Entrarás en la tierra prometidalibre de soledad, dolor y llanto,y mi mano estará siempre tendida.Te cubrirá mi amor bajo su manto,y cuanto tengo y soy en esta vida,tuyo será, porque te quiero tanto. -Asomaba a sus ojos una lágrimay a mi labio una frase de perdón;habló el orgullo y se enjugó su llanto,y la frase en mis labios expiró.Yo voy por un camino; ella, por otro;pero, al pensar en nuestro mutuo amor,yo digo aún: ?¿Por qué callé aquel día?Y ella dirá: ?¿Por qué no lloré yo? -La claridad se agotasobre los pavimentos.Poco a poco se nos van las palabras,se elevan por encima de la línea de sombrasque hay sobre nosotros.La altura de la mano que sostiene una velaes la altura del mundo.Aún no tenemos nada, sólo el vaso de vidrioque hemos puesto en la mesa, y la esperanzaque hace mover el agua.Ya todo está tranquilo:la memoria vuelve verde las hojas;el frío da reflejosazules en los ojos; hay una flor oscura,que todavía no es nuestra, en el umbral.Un corazón que late vertical en el suelo,dispuesto a envejecer.Mi deuda con la vida es este hombredel tamaño de un puñado de tierraque ahora escribe. -Esa ceniza grisque invade los objetos,esta mano varada en mitad de la mesaaguardando tu mano,esa latitud sin vozque son las fotos,esos espejos que ignoranlo que fuimos,esta pluma sin sangreen las venas,este folio blancocomo el mar de los muertos,esta risa sin ti,este día de luna llena.Todo esto y otras cosas;los años imparables contra las rocas,el sabor de las puertasal cerrarse. -20 poemas de amor y una canción desesperadaHe ido marcando con cruces de fuegoel atlas blanco de tu cuerpo.Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,muñeca triste y dulce, para que no estuvieras triste.Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.La soledad cruzada de sueño y de silencio.Acorralado entre el mar y la tristeza.Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.Así como las redes no retienen el agua.Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.Cantar, arder, huir, como un campanario en las manos de un loco.Triste ternura mía, qué te haces de repente?Cuando he llegado al vértice más atrevido y fríomi corazón se cierra como una flor nocturna. -Por el campo tranquilo de septiembre,del álamo amarillo alguna hoja,como una estrella rota,girando al suelo viene.Si así el alma inconsciente,Señor de las estrellas y las hojas,fuese, encendida sombra,de la vida a la muerte. -YA LO SÉ. NO HACE FALTA que me escribas postales,ni me envíes esquejes de cristales oscuros.Hace tiempo que vivo con mis libros a solasy me invento aventuras en las islas lejanas.Ya lo sé. Bebo mucho y redacto poemasque se van al olvido en cajones heladosdonde guardo la magia de las nubes de inviernoy una bruma arenosa de veranos difusos.Aún conservo el espejo que en las tardes me hablade pezones rosados y caderas fugaces.Tengo mapas guardados de tesoros deshechosy las llaves del frío las escondo en el alma,como éstas que abren el caudal de los versosy el espectro agotado de cenizas furtivas.Te olvidaste un pañuelo y una blusa de encajesen el cuarto de baño, y una barra de labiosme dejaste en la silla donde nadie se sienta.Ya lo sé. No estoy solo. Tengo aún la memoriay una voz que dispersa sus espumas al viento,y unos versos ahogados en un mar de abandono,y unas pálidas manos que acarician mis horas.Ya lo sé. No hace falta que me escribas postales,ni me envíes las fotos de los ecos de un cuerpo.Tengo flores de sombras en jarrones sin aguay un sabor en la boca a cadáver hermoso. -Vestía traje de lino pajizo, panamá ladeado.Recuerdo que en su mano derechalucía un bastón con empuñadura de plata.Cada verano, los vecinos aguardábamos su llegadacomo aguardan las velasel viento que inventa latitudes.Paco el cubano, le llamaban.Una sonrisa torcida atravesaba su rostro de punta a punta,como un puerto carmesí que muestra a los navegantesuna ciudad con la que todos sueñan.Hablaba de Cuba, del color dorado de la Habana vieja.Sus palabras se quedaban grabadas en los oídoscomo humo que se queda impreso en las paredesy es imborrable.Un día se marchó definitivamente. Nadie supo jamásde sus miserias.Al preparar este viaje que ahora comienzo,recuerdo su figura escueta, casi invisible.Temo que también a míme trague tanto verbo y tanta distancia. -Insistió.La garganta en las verjas, las pendientes,los flancos rosas del derrumbe,el martillo del agua del envés,la madera sellada en el balcónde una larga clausura.Quién sabe,su soledad estaba plagada de refugios,levitaba en la cola de la niebla,rotaba aúnsin saber donde vuelven las corrientes.Formábanse la sombra rota,la pezuña del luto, el baúl, la maleza,la piel sustituida.Formábase lo repartido.- Permiso, licença,o rodopio do mardónde se olvida. -Hay un tropel de potros sobre la pampa inmensa.¿Es Pan que se incorpora? No: es un hombre que piensa,es un hombre que tiene una lira en la mano:él viene del azul, del sol, del Océano.Trae encendida en vida su palabra potentey concreta el decir de todo un continente...Tal vez es desigual... (¡El Pegaso da saltos!)Tal vez es tempestuoso... (¡Los Andes son tan altos!...)Pero hay en este verso tan vigoroso y tersouna sangre que apenas veréis en otro verso;una sangre que cuando en la estrofa circula,como la luz penetra y como la onda ondula...Pegaso está contento, Pegaso piafa y brinca,porque Pegaso pace en los prados del inca.Y este fuerte poeta de alma tan ardorosasabe bien lo que cuentan los labios de la rosa,comprende las dulzuras del panel y comprendelo que dice la abeja del secreto del duende...Pero su brazo es para levantar la trompetahacia donde se anuncia la aurora del Profeta;es hecho para dar a la virtud del vientola expresión del terrible clarín del pensamiento.Él sabe de Amazonas, Chimborazos y Andes.Siempre blande su verso para las cosas grandes.Va como Don Quijote en ideal campaña,vive de amor de América y de pasión de España;y envuelto en armonía y en melodía y canto,tiene rasgos de héroe y actitudes de santo.«¿Me permites, Chocano, que como amigo fiel,te ponga en el ojal esta hoja de laurel?»Tal dije cuando don J. Santos Chocano,último de los incas, se tornó castellano. -Amada: no has querido plasmarte jamáscomo lo ha pensado mi divino amor.Quédate en la hostia,ciega e impalpable,como existe Dios.Si he cantado mucho, he llorado máspor ti ¡oh mi parábola excelsa de amor!Quédate en el seso,y en el mito inmensode mi corazón!Es la fe, la fragua donde yo queméel terroso hierro de tanta mujer;y en un yunque impío te quise pulir.Quédate en la eternanebulosa, ahí,en la multicencia de un dulce no ser.Y si no has querido plasmarte jamásen mi metafísica emoción de amor,deja que me azote,como un pecador. -¿Y esta melancolía? ¿Por qué tanto abandonosi no hay una razón "o por lo menos nueva",si no existen rencores ni nos muerde el encono?¿De qué ese sentimiento que al ánimo subleva?¿A qué causa atribuir tan ciego pesimismo?¿Qué motivo encontrar a esta tenaz congojasi son nuestros estados un puro fatalismo?¿Qué es, por fin, lo que al alma tanto y tanto la enoja?La ansiedad de vivir en vértigo, de prisa,exacerba la mente a punto culminante,ya que ante el tiempo escaso en todo se improvisay el destino de un ser se juega en un instante.Y es eso lo que al cabo del día nos aplastapara cuyo consuelo la oración sólo basta. -Hablaba de prisa.Hablaba sin oír ni ver ni hablar.Hablaba como el que huye,emboscado de pronto entre falsos follajesde simpatía e irrealidad.Hablaba sin puntuación y sin silencios,intercalando en cada pausa gestos de ensayadaalegría para evitar acaso la furtiva pregunta,la solidaridad con su pasado,su desnuda verdad.Hablaba como queriendo borrar su vida ante untestigo incómodo,para lo cual se rodeaba de secundarios seresque de sus desprecios alimentabanuna grosera vanidad.Compraba así el silencio a duro precio,la posición estable a duro precio,el derecho a la vida a duro precio,a duro precio el pan.Metal noble tal vez que el martillo batierapara causa más pura.Poeta en tiempo de miseria, en tiempo de mentiray de infidelidad. -(En Orihuela, su pueblo y el mío, seme ha muerto como del rayo Ramón Sijé,con quien tanto quería.)Yo quiero ser llorando el hortelanode la tierra que ocupas y estercolas,compañero del alma, tan temprano.Alimentando lluvias, caracolasy órganos mi dolor sin instrumento.a las desalentadas amapolasdaré tu corazón por alimento.Tanto dolor se agrupa en mi costado,que por doler me duele hasta el aliento.Un manotazo duro, un golpe helado,un hachazo invisible y homicida,un empujón brutal te ha derribado.No hay extensión más grande que mi herida,lloro mi desventura y sus conjuntosy siento más tu muerte que mi vida.Ando sobre rastrojos de difuntos,y sin calor de nadie y sin consuelovoy de mi corazón a mis asuntos.Temprano levantó la muerte el vuelo,temprano madrugó la madrugada,temprano estás rodando por el suelo.No perdono a la muerte enamorada,no perdono a la vida desatenta,no perdono a la tierra ni a la nada.En mis manos levanto una tormentade piedras, rayos y hachas estridentessedienta de catástrofes y hambrienta.Quiero escarbar la tierra con los dientes,quiero apartar la tierra parte a partea dentelladas secas y calientes.Quiero minar la tierra hasta encontrartey besarte la noble calaveray desamordazarte y regresarte.Volverás a mi huerto y a mi higuera:por los altos andamios de las florespajareará tu alma colmenerade angelicales ceras y labores.Volverás al arrullo de las rejasde los enamorados labradores.Alegrarás la sombra de mis cejas,y tu sangre se irán a cada ladodisputando tu novia y las abejas.Tu corazón, ya terciopelo ajado,llama a un campo de almendras espumosasmi avariciosa voz de enamorado.A las aladas almas de las rosasdel almendro de nata te requiero,que tenemos que hablar de muchas cosas,compañero del alma, compañero. -El retorno a la tierra natal ha sido tansentimental, y tan mental, y tan divino,que aún las gotas del alba cristalinas estánen el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.Por el Anfión antiguo y el prodigio del cantose levanta una gracia de prodigio y encantoque une carne y espíritu, como en el pan y el vino.En el lugar en donde tuve la luz y el bien,¿qué otra cosa podría sino besar el mantoa mi Roma, mi Atenas o mi Jerusalén?Exprimidos de idea, y de orgullo y cariño,de esencia de recuerdo, de arte de corazón,concreto ahora todos mis ensueños de niñosobre la crín anciana de mi amado León.Bendito el dromedario que a través del desiertocondujera al Rey Mago, de aureolada sien,y que se dirigía por el camino ciertoen que el astro de oro conducía a Belén.Amapolas de sangre y azucenas de nievehe mirado no lejos del divino laurel,y he sabido que el vino de nuestra vida breveprecipita hondamente la ponzoña y la hiel.Mas sabe el optimista, religioso y pagano,que por César y Orfeo nuestro planeta gira,y que hay sobre la tierra que llevar en la mano,dominadora siempre, o la espada, o la lira.El paso es misterioso. Los mágicos diamantesde la corona o las sandalias de los piesfueron de los maestros que se elevaron antes,y serán de los genios que triunfarán después.Parece que Mercurio llevara el caduceode manera triunfal en mi dulce país,y que brotara pura, hecha por mi deseo,en cada piedra una mágica flor de lis.Por atavismo griego o por fenicia influencia,siempre he sentido en mí ansia de navegar,y Jasón me ha legado su sublime experienciay el sentir en mi vida los misterios del mar.¡Oh, cuántas veces, cuántas oí los sonesde las sirenas líricas en los clásicos mares!¡Y cuántas he mirado tropeles de tritonesy cortejos de ninfas ceñidas de azahares!Cuando Pan vino a América, en tiempos fabulososen que había gigantes y conquistaban Pany Baco tierra incógnita, y tigres y molososcustodiaban los templos sagrados de Copán,se celebraban cultos de estrellas y de abismos;se tenía una sacra visión de Dios. Y eraya la vital conciencia que hay en nosotros mismosde la magnificencia de nuestra Primavera.Los atlántidas fueron huéspedes nuestros. Sumarevelación un tiempo tuvo el gran Moctezuma,y Hugo vio en Momotombo órgano de verdad.A través de las páginas fatales de la historia,nuestra tierra está hecha de vigor y de gloria,nuestra tierra está hecha para la Humanidad.Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,y que reuniendo sus energías en hazportentoso, a la Patria vigoroso demuestraque puede bravamente presentar en su diestrael acero de guerra o el olivo de paz.Cuando Dante llevaba a la Sorbona cienciay su maravilloso corazón florentino,creo que concretaba el alma de Florencia,y su ciudad estaba en el libro divino.Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña.Mis ilusiones, y mis deseos, y misesperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.Y León es hoy a mí como Roma o París.Quisiera ser ahora como el Ulises griegoque domaba los arcos, y los barcos y losdestinos. Quiero ahora deciros ¡hasta luego!¡Porque no me resuelvo a deciros adiós! -A Pedro de AlbaCon planta imponderablecruzas el mundo y cruzas mi conciencia,y es tu sufrido rostro como un éxtasisque se dilata en una transparencia.¡Pobrecilla sonámbula!Pareces, en tu ruta de novicia,ir diciendo al azar: «No me hagáis daño;temo que me maltrate una caricia».Devuelves su matiz inmaculadoal paisaje ilusorio en que te posasy restituyes en su integridadinocente a los hombres y a las cosas.Así cruzas el mundo,con ingrávidos pies, y en transparenciade éxtasis se adelgaza tu perfil,y vas diciendo: «Marcho en la clemencia,soy la virginidad del panoramay la clara embriaguez de tu conciencia». -Javalambre con nieve. Sobre el pecho,como una inmensa herida,los Mansuetos se abren: Carne jovenen la vieja tierra. Gira el cielo.Pasan, camino de la mar,los enormes camiones de transporte:¡Adiós!¡Adiós!Hoy, San Martín mudéjar, me nostalgialos amigos que tuve, allá, en mi infancia.Miro hacia el fondo: Villaespesa.Todo lleva consigola tierra que surge desde dentro:Teruel:Áridas voces de mineros, asciendendel violento carmín de tu paisaje. -Él hizo mi mirada distraída,la llamarada añil de tu silencio,las seis en punto y el adiós más mustiofrente a las olas rubias de aquel puerto.Él hizo las primeras golondrinas,el frío de esa tarde y aquel miedode que llegaras tarde o no llegarascuando era una muchacha más del viento.Mi alma llena de gorriones mudosÉl hizo, y la hojarasca del infierno.También los pasos lejos de mi vida,y el rayo de este absurdo pensamiento.Yo escribo un verso torpe y distraído,que sucio, desvestido, perro fiel,es mi hijo amado, padre y madre míos,mientras la noche ladra contra Él. -Dejar atrás mi pueblo,el recuerdo elemental de cada amigolos paseos de domingo salvadoresy los almuerzos en mesa compartidaRodar por otros rumbos, ausente de los míosfijar nuevos sentidos impuestos por el llorodel agua vespertina que nunca me abandona.Cambiar el sol por nieve, y el calor por la heladavivir entre extraños una vida menos sustancialy tener como amiga la acacia siempre ausente.Otros seres se cruzan por mi vidasin poder saber nunca si están de mi parteo detrás de las máscaras me clavan su cuchillo...Todo lo que he dejadohoyse yergue como torre al centro de mí misma. -Quiero escribir, y el llanto no me deja,pruebo a llorar, y no descanso tanto,vuelvo a tomar la pluma, y vuelve el llanto,todo me impide el bien, todo me aqueja.Si el llanto dura, el alma se me queja,si el escribir, mis ojos, y si en tantopor muerte o por consuelo me levanto,de entrambos la esperanza se me aleja.Ve blanco al fin, papel, y a quien penetrael centro deste pecho que enciendele di (si en tanto bien pudieres verte),que haga de mis lágrimas la letra,pues ya que no lo siente, bien entiende,que cuanto escribo y lloro, todo es muerte. -Cien sonetos de amorPensé morir, sentí de cerca el frío,y de cuanto viví sólo a ti te dejaba:tu boca eran mi día y mi noche terrestresy tu piel la república fundada por mis besos.En ese instante se terminaron los libros,la amistad, los tesoros sin tregua acumulados,la casa transparente que tú y yo construimos:todo dejó de ser, menos tus ojos.Porque el amor, mientras la vida nos acosa,es simplemente una ola alta sobre las olas,pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puertahay sólo tu mirada para tanto vacío,sólo tu claridad para no seguir siendo,sólo tu amor para cerrar la sombra. -Como médanos de oro,que vienen y que vanen el mar de la luz,son los recuerdos.El viento se los lleva,y donde están están,y están donde estuvierony donde habrán de estar...(Médanos de oro).Lo llenan todo, martotal de oro insondable,con todo el viento en él...(Son los recuerdos). -Quisiera saber, madre, de San Marcos y el león;de San Roque y su perro, San Francisco y las aves;San Huberto y el ciervo, San Jorge y el dragón;de San Pedro y el gallo, con sus signos y claves.De San Martín de Porres, que barriendo su alcobaa las graciosas lauchas se prodigaba tiernopara que se durmieran tranquilas en la escoba,de sí mismo olvidándose, aterido en invierno.No me digas que no, ni te rías tampoco.Háblame de los Santos, di por qué se les reza;quisiera parecérmeles, conocerlos un poco,tener un corderito para mi compañía,llevar, lo mismo que ellos, un nimbo en la cabezay estar en los altares contigo, madre, un día. -Cantan los niñosEn la noche quieta:¡Arroyo claro,Fuente serena!LOS NIÑOS¿Qué tiene tu divinoCorazón en fiesta?YOUn doblar de campanas,Perdidas en la niebla.LOS NIÑOSYa nos dejas cantandoEn la plazuela.¡Arroyo claro,Fuente serena!¿Qué tienes en tus manosDe primavera?YOUna rosa de sangreY una azucena.LOS NIÑOSMójalas en el aguaDe la canción añeja.¡Arroyo claro,Fuente serena!¿Qué sientes en tu bocaRoja y sedienta?YOEl sabor de los huesosDe mi gran calavera.LOS NIÑOSBebe el agua tranquilaDe la canción añeja.¡Arroyo claro,Fuente serena!¿Por qué te vas tan lejosDe la plazuela?YO¡Voy en busca de magosY de princesas!LOS NIÑOS¿Quién te enseñó el caminoDe los poetas?YOLa fuente y el arroyoDe la canción añeja.LOS NIÑOS¿Te vas lejos, muy lejosDel mar y de la tierra?YOSe ha llenado de lucesMi corazón de seda,De campanas perdidas,De lirios y de abejas,Y yo me iré muy lejos,Más allá de esas sierras,Más allá de los maresCerca de las estrellas,Para pedirle a CristoSeñor que me devuelvaMi alma antigua de niño,Madura de leyendas,Con el gorro de plumasY el sable de madera.LOS NIÑOSYa nos dejas cantandoEn la plazuela.¡Arroyo claro,Fuente serena!Las pupilas enormesDe las frondas resecas,Heridas por el viento,Lloran las hojas muertas. -Gracias a la generosidad de la lluviahas mesurado esta tardelos extremos recónditos del jardín:un fotograma en blanco y negro. Lentitudque ennoblece la llanura del planoy te convoca a la calidezde otra historia, reduciéndolo todoa su última pasión nefanda.Como un amor adolescenteo un atentado terrorista,en cuya gravitación se mueve, inexorable,la palabra que conspira-desalmada-,puesta al servicio de unos dogmasque buscan equivalenciaentre el espíritu y la forma,entre el amanecer y el mar.Quizás,después de todo,la verdadera poesía estáfuera del tiesto. -La noche nace en espejos de luto.Sombríos ramos húmedosciñen su pecho y su cintura,su cuerpo azul, infinito y tangible.No la puebla el silencio: rumores silenciosos,peces fantasmas, se deslizan, fosforecen, huyen.La noche es verde, vasta y silenciosa.La noche es morada y azul.Es de fuego y es de agua.La noche es de mármol negro y de humo.En sus hombros nace un río que se curva,una silenciosa cascada de plumas negras.La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.Todo se funde en ese beso,todo arde en esos labios sin límites,y el nombre y la memoriason un poco de ceniza y olvidoen esa entraña que sueña.Noche, dulce fiera,boca de sueño, ojos de llama fija y ávida,océano,extensión infinita y limitada como un cuerpo acariciado a oscuras,indefensa y voraz como el amor,detenida al borde del alba como un venado a la orilla del susurro o del miedo,río de terciopelo y ceguera,respiración dormida de un corazón inmenso, que perdona:el desdichado, el hueco,el que lleva por máscara su rostro,cruza tus soledades, a solas con su alma.Tu silencio lo llama,rozan su piel tus alas negras,donde late el olvido sin fronteras,mas él cierra los poros de su almaal infinito que lo tienta,ensimismado en su árida pelea.Nadie lo sigue, nadie lo acompaña.En su boca elocuente la mentira se anida,su corazón está poblado de fantasmasy el vacío hace desiertos los latidos de su pecho.Dos perros amarillos, hastío y avidez, disputan en su alma.Su pensamiento recorre siempre las mismas salas deshabitadas,sin encontrar jamás la forma que agote su impaciencia,el muro del perdón o de la muerte.Pero su corazón aún abre las alascomo un águila roja en el desierto.Suenan las flautas de la noche.El mundo duerme y canta.Canta dormido el mar;ojo que tiembla absorto,el cielo es un espejo donde el mundo se contempla,lecho de transparencia para su desnudez.Él marcha solo, infatigable,encarcelado en su infinito,como un solitario pensamiento,como un fantasma que buscara un cuerpo. -Hacia la perspectiva de las dunas,esa ilusión comienza a dibujarse.Una mancha de lluvia en movimiento.Un volumen de insólitos cristales.Una escultura onírica de sal.Y un soplo de repente, humana ráfaga. -No me lleves a sombras de la muerteAdonde se hará sombra mi vida,Donde sólo se vive el haber sido.No quiero el vivir del recuerdo.Dame otros días como éstos de la vida.Oh no tan pronto hagasDe mí un ausenteY el ausente de mí.¡Que no te lleves mi Hoy!Quisiera estarme todavía en mí.Hay un morir si de unos ojosSe voltea la mirada de amorY queda sólo el mirar del vivir.Es el mirar de sombras de la Muerte.No es Muerte la libadora de mejillas,Esto es Muerte. Olvido en ojos mirantes. -Cuando el no ser queda en suspensose abre la vida ese paréntesiscon un vagido universal de hambresomos hambrientos desde el vamosy lo seremos hasta el vámonosdespués de mucho descubriry brevemente amar y acostumbrarnosa la fallida eternidadla vida se clausura en vidala vida ese paréntesistambién se cierra incurreen un vagido uiniversalel últimoy entonces sólo entoncesel no ser sigue para siempre -Por una vez quiero todos mis pensamientos juntos,una vida entera, mil quintillones de ficheros,que abarco de un vistazo.Temo que me cubran por completo,enano entre rascacielosque se espesan sobre mi cabeza.Entonces desde dentro se vuelven arenay se derrumban, una loma como una pirámide,y nadie nunca sabe ni qué ni por qué.Por consiguiente da perfectamente igual.En Rijmenam bajo un Himalaya de pensamientosde mí mismo, hasta yo mismo no sé qué ni por qué. -Esta campana rotaquiere sin embargo cantar:el metal ahora es verde,color de selva tiene la campana,color de agua de estanques en el bosque,color del día en las hojas.El bronce roto y verde,la campana de brucesy dormidafue enredada por las enredaderas,y del color oro duro del broncepasó a color de rana:fueron las manos del agua,la humedad de la costa,que dio verdura al metal,ternura a la campana.Esta campana rotaarrastrada en el brusco matorralde mi jardín salvaje,campana verde, herida,hunde sus cicatrices en la hierba:no llama a nadie más, no se congregajunto a su copa verdemás que una mariposa que palpitasobre el metal caído y vuela huyendocon alas amarillas. -Un día nos veremosal otro lado de la sombra del sueño.Vendrán a ti mis ojos y mis manosy estarás y estaremoscomo si siempre hubiéramos estadoal oro lado de la sombra del sueño. -Los días de Noé bien recelaraSi no hubiera, Señor, jurado el cieloEn su arco tu piedad, o hubiera el hieloDejado al arca ondas que surcara.Denso es mármol la que era fuente claraA ninfa que peinaba undoso pelo;Montes coronan de cristal el suelo;Atado el Betis a su margen para.A inclemencias, pues, tantas no perdonaEl Fénix de Austria, al mar fiando, al viento,No aromáticos leños, sino alados.Aun a tu Iglesia más que a su coronaImportan sus progresos acertados:Serena aquel, aplaca este elemento. -¿La certeza respecto al hombre?Hay una: morirá.Y por más que el mundo jure yrabie resistencia: ¡eso jamás!Probaremos a toda costaque somos inmortalesy, si no sale bien,salta, mozo, saltaen el pozo de la fe.Y saltar es lo que hacen, hombre,por centenares, a millares, en compañía;y están seguros de esto:cuanto más gente salta,tanto más segura se torna su fe. -Caminaba por callesdonde la luz se demoraba mucho,quizás contando gajos de San Carlos.Eran esos lugares apacibles,de inmóviles señoras a las puertasy costureras en un fondo de humo.Yo no nací para las avenidas-hago una salvedad: Campos Elíseos-,sino para los quietos callejones,para los caminitos con recodos.¡Es una ceremonia tan magnánimala de admirar antiguos adoquines,con ojos inocentes que nos siguendesde el gastado albor de los encajes!A la par de las verjas,los pequeños jardines eran reinosdonde una rosa siempre gobernaba.Una rosa distinta cada día:la de ayer más fragante,la de hoy más empinada,la de mañana casi con luz propia,la de después con tiernas telarañas.Era tan dulce el airecomo si hubiera hecho la siestajunto a la dulcería «Las Gardenias»;y yo, cuidándome de no ser visto,cortaba un ramo de aire,y lo iba saboreando hasta el cansancio,con la perseverancia del profeta.Alguna vez, las callesse llenaban de lluvia:era como si todas las cortinasse rebelaran tras de sus balcones,con un murmullo alegre y recatado,que le daba al ambienteesa ternura de filial crepúsculo.No sé por qué la lluviasiempre me sorprendió cuando la tardeya no tenía apenas resplandores.Era una lluvia viva, desde luego.Una lluvia caliente y vaporosa.La lluvia que sonaba entre los árbolescomo la antigua y auroral marimba,tocada por ancianos.Me enseñaron las callesla paciencia del río cotidiano,la claridad humilde del remansoque refleja una garza imaginaria.Supe después la fuerza de los ríos,brilló después se fue volviendo espaciodonde ya era posibleinventar una estrella.Pero nunca dejé de caminarpor las calles tranquilas, suburbanas,igual que el enlutado personajede Magritte, sin edad, siempre de espaldas.Quizás los muros se descascaraban,quizás las puertas eran más herméticas.Yo siempre caminaba por las callesdonde la luz se demoraba mucho,donde la vida era el indescifrado,sereno laberinto.Nunca dejé de andar por esas calles,porque sé que una de ellas desembocaen la Plaza del sueño. -Al hilo de la siesta las callejas se adensanen un silencio impenetrable; es entoncescuando, en este verano solícito, la luzensaya su apariencia más palpabley gravita tenaz sobre el asfalto,confirma las virtudes del sosiego.Crecen en esta hora extrañas formasde la belleza: el fardo demudado del aire,la quietud de metal de las ramas, la tercagrisalla de estos muros que la hierba puntea.Miro el conjunto con desganadesde el abrigo fiel de nuestro cuartoy me miro igualmente a su través:apenas una sombra en el cristal,un súbito estremecimiento,este molino en la cabezaque me recuerda el tiempo transcurrido.Tendida entre las sábanas, casi desnuda,te desperezas vacilante,con gestos tan fingidos que tú misma sonríes.Tomo conciencia entonces de mi cuerpoy me aguija esta rara semejanzacon las cosas que ahora nos rodean:así las calles o mi cuerpo, tanto da,la gris materia inertea manos de la luz o de tus manos,lo que espera a vivir, y a vivir con violencia,en el seguro pálpito que envuelve y enardece. -¡Qué dulce es una cama regalada!¡Qué necio, el que madruga con la aurora,aunque las musas digan que enamoraoír cantar un ave la alborada!¡Oh, qué lindo en poltrona dilatadareposar una hora, y otra hora!Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora,sin ser de nadie y sin pensar en nada!¡Salve, oh Pereza! En tu macizo temploya, tendido a la larga, me acomodo.De tus graves alumnos el ejemplome arrastra bostezando; y, de tal modotu estúpida modorra a entrarme empieza,que no acabo el soneto... de per... -Cien sonetos de amorEs hoy: todo el ayer se fue cayendoentre dedos de luz y ojos de sueño,mañana llegará con pasos verdes:nadie detiene el río de la aurora.Nadie detiene el río de tus manos,los ojos de tu sueño, bienamada,eres temblor del tiempo que transcurreentre luz vertical y sol sombrío,y el cielo cierra sobre ti sus alasllevándote y trayéndote a mis brazoscon puntual, misteriosa cortesía:Por eso canto al día y a la luna,al mar, al tiempo, a todos los planetas,a tu voz diurna y a tu piel nocturna. -Más de una vez me siento expulsado y con ganasde volver al exilio que me expulsay entonces me parece que ya no pertenezcoa ningún sitio, a nadie.¿Será en indicio de que nunca máspodré no ser un exiliado?¿Qué aquí o allá o en cualquier partesiempre habrá alguien que vigile y piense,éste a qué viene?Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigodesamparo y querenciatambién a recibir mi cuota de rencoresmi reflexiva comisión de amoren verdad a qué vengono lo sé con certezapero vengo. -Al pie de un roble escarchadodonde Belardo el amantedesbarató un tosco nidoque habían tejido las aves,de breves pasadas glorias,de presentes largos males,así se queja diciendo:quien tal hace, que tal pague.La bella Filis un día,al tiempo que el sol esparcesus rayos por todo el suelo,dorando montes y valles,sintiendo que el corazónse le divide en dos partes,así el [lo] mesmo decía:quien tal hace, que tal pague.Hice a los desdenes guerra,guerra desdenes me hacen;maté a Belardo con celos,celos es bien que me maten.No atendí siendo llamada,agora no me oye nadie;con justa causa padezco:quien tal hace, que tal pague.Desamé a Belardo un tiempo,y el amor para vengarse,quiere que le quiera agora,y que él me olvide y desame.Dejadme, pasiones frescas,frescas pasiones, dejadmevivir para que publique:quien tal hace, que tal pague.No le da pena el rigordel frío tiempo que hace,que el fuego de amor la amparaque dentro en su pecho nace.Dando de coraje voces,que revienta de coraje,dice por momentos Filis:quien tal hace, que tal pague.¿Do está, Belardo, la feque prometiste guardarme?más yo la quebré primero,tú puedes de mí quejarte.Diste primero en quererme,yo primero en olvidarte,tú harta disculpa tienes:quien tal hace, que tal pague.Sacó del seno un papely con mil ansias le abre,y antes de leerle todole arruga, rompe y deshacediciendo: «Yo soy la causa,no tengo de quién quejarme,quien dio la causa revienta:quien tal hace, que tal pague». -Solemne desgranasla contenida fascinación por las sombras, racimos,que jamás serán capaces de apresarel infortunio del otoño,el himno tan guardado.Banderas recónditas, pero implacables,que abren las ventanas de par en pary establecen un contrapunto de delicadezay malicia.Luegohas ido fermentandoargumentos de esplendor feliz,sutilísimas veredas interiores,limítrofes con el sueño.Arroyosque destilan esperanzaen un diálogo interminablecon los vidrios del ajuar, cerrado.(Alguna vezlos símbolos -erre que erre-fueron un modo singular de resistencia). -Cansado, con las inútiles estrellas de la tierra sólo llenoy cansado como únicamente puede estarloquien ha tenido en cada momento que soportar la vidacomo si fuera de otrobusca en un joven pasado tal vez inexistentelas señas y caminoscon los que edificar desde esta nocheunos proyectos más ligeros de prisionesy que un recobrado aire sin edad te traiga entoncesnombres, historias y retratos que juren que tuvistey que se dispongan por fin a silbarte entre la arena:has de ser el escritor y el cielo, esta no es tu vida,jamás lo ha sido y como ahoratu oficio van a ser los maleficioshas de volver a ser de nuevo el poeta extrañoque por su olvido busque las comisuras del cielo,sobre muerte palabra y risas tú, sobre tiempoy muerte un pájaro triste de violines magos,miradas en clave ya tú sobre la muerte. -Sol espléndido y radianteen la ancha esfera sujeto;no te pregunto el secretode tu esplendor rutilante.Ni por qué, nube distantetiñes de ópalo y rubí;pero perdóname site pregunto en mi querella,¿si estará pensando en mícomo estoy pensando en ella?Luna, brillante topacioque, entre nebuloso tul,cruzas la techumbre azulde las alas del espacio.Si se fijaron despaciosus bellos ojos en ti,y si la miraste, disi estaba doliente y bella,si estaba pensando en mícomo estoy pensando en ella.Mar inmenso que te agitassobre tu lecho de arena,y que ora en bonanza plenatus olas no precipitas;tú que bañas las benditasriberas donde viví,los sitios donde la vitan pura, tan dulce y bella,responde, si piensa en mí,como estoy pensando en ella.Brisa, que acaso pasandojugaste con sus cabellos,tú que besaste su cuellosu mejilla acariciando,Y que luego murmurandote fuiste lejos de allí,si eres la misma que aquípasas sin marcar tu huella,responde, si piensa en mí,como estoy pensando en ella.Noche apacible y serenapor más que te cause enojos,que sean más bellos sus ojosy más negra su melena,Presta un consuelo a mi penaya que sufriendo viví,y pues no llega hasta aquíel resplandor de esa estrella,responde, si piensa en mí,como estoy pensando en ella.Nubes que en blanco celajebordáis el manto del cielo,cual aves que alzan el vuelosobre el inmenso paisaje,decidme si en vuestro viajelejos, muy lejos de aquí,llegasteis a verla, y sirespondéis a mi querella,si estaba pensando en mí,como estoy pensando en ella.Sol y luna, mar y viento,nubes y noche, ayudadme,y en vuestro idioma contadmesi es mío su pensamiento;si es igual su sentimientoa este que mi pecho hiere,decid si mi amor prefierea la calma que perdió;¡decidme, en fin, si me quierelo mismo que la amo yo! -Yo, poeta decadente,español del siglo veinte,que los toros he elogiado,y cantadolas golfas y el aguardiente...,y la noche de Madrid,y los rincones impuros,y los vicios más oscurosde estos bisnietos del Cid:de tanta canalleríaharto estar un poco debo;ya estoy malo, y ya no bebolo que han dicho que bebía.Porque yauna cosa es la poesíay otra cosa lo que estágrabado en el alma mía...Grabado, lugar común.Alma, palabra gastada.Mía... No sabemos nada.Todo es conforme y según. -¿Escuchas cómo caen las estrellas?La rosa en mi costado dio su aroma,su ensangrentado aroma que me viste.Pasaron desde entonces muchas rosas,y vive aquella flor de mí salida,de mi infectada herida, siempre rojay siempre negra y llena ya de hormigas.Hay sólo una paloma migratoriadel sur volviendo en busca de su norte.Ya nunca más bandadas tan ruidosasni potros desbocados como ráfagas,ni escarcha titilando entre las rocas,ni el último silencio en la campana.Hay sólo una paloma migratoria.La dicha se deshace como un besoy calla la tristeza en una boca. -Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.Girando en torno a la torre y al caserón solitario,ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.Es una tibia mañana.El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.Pasados los verdes pinos,casi azules, primaverase ve brotar en los finoschopos de la carreteray del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.El campo parece, más que joven, adolescente.Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,y mística primavera!¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,espuma de la montañaante la azul lejanía,sol del día, claro día!¡Hermosa tierra de España! -Sed de ti me acosa en las noches hambrientas.Trémula mano roja que hasta su vida se alza.Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía.Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas......Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla.Cómo poder no amarte si he de amarte por eso.Si ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo.Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.Sed de ti, guirnalda atroz y dulce.Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos.La boca tiene sed, para qué están tus besos.El alma está incendiada de estas brasas que te aman.El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.Y en ella se aniquila como el agua en el fuego. -(Francisco E. Estrello)No es destino de hombresDisputar a los cerdos algarrobas y lodo;¡Los cerdos y los hombres difieren tanto, en todo!No es destino de hombresRevolcar en el barro una vida hilvanadacon puntadas de estrellas.Una vida que lleva vestidura sagradano ha de ser profanada con posturas plebeyas.No es destino de hombresarrastrar su grandeza por los viejos caminosde maldad enfangadosNo se plantan las rosas donde crece maleza,Ni jamás brota el agua de los pozos cegados.No es destino de hombresEnturbiar sus pupilasAl mirarse en el fondo de las charcas en sombras.¡Cómo se vive hondo en las tardes tranquilasCuando todo el paisaje lleva un claro ropaje!¡Cómo se vive hondo en las frescas mañanasQue se visten de novias entre luz y campanas!No es destino de hombresDisputar a los cerdos algarrobas y lodo;¡Los cerdos y los hombres difieren tanto en todo! ... -Marinero sin tierranáufrago sin velamenhuérfano de puertonave sin timón.Rodeado de agua y sedientorodeado de pescado y hambrientorodeado de olas y sin saludosrodeado de dólares y desnudo. -CantarTodos los díasCantarElla vendrá tan rápidaQue su sombra se quedará olvidadaSin poder encontrarEn el caminoLas nubes hidrófilasSe rasgan en las cimas de las hojasLa lluviaDetrás del aguaEl solAl final de una canciónAlguien doblará los añosY caerá en mis brazos. -Mariposa,VagarosaRica en tinte y en donaire¿qué haces tú de rosa en rosa?¿de qué vives en el aire?Yo, de floresY de olores,Y de espumas de la fuente,Y del sol resplandecienteQue me viste de colores¿Me regalastus dos alas?¡son tan lindas! ¡te las pido!deja que orne mi vestidocon la pompa de tus galasTú, niñitotan bonito,tú que tienes tanto traje,¿Por qué quieres un ropajeque me ha dado Dios bendito?¿De qué alitasnecesitassi no vuelas cual yo vuelo?¿qué me resta bajo el cielosi mi todo me lo quitas?Días sin cuentoDe contentoEl Señor a ti me envía;Mas mi vida es un solo día,No me lo hagas de tormento¿te diviertedar la muertea una pobre mariposa?¡ay¡ quizás sobre una rosaMe hallarás muy pronto inerte.Oyó el niñoCon cariñoEsta queja de amargura,Y una gota de miel puraLe ofreció con dulce guiñoElla, ansiosa,Vuela y posaEn su palma sonrosada,Y allí mismo, ya saciada,Y de gozo temblorosa,Expiró la mariposa. -Palacio, buen amigo,¿está la primaveravistiendo ya las ramas de los choposdel río y los caminos? En la estepadel alto Duero, Primavera tarda,¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...¿Tienen los viejos olmosalgunas hojas nuevas?Aún las acacias estarán desnudasy nevados los montes de las sierras.¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,allá, en el cielo de Aragón, tan bella!¿Hay zarzas florecidasentré las grises peñas,y blancas margaritasentre la fina hierba?Por esos campanariosya habrán ido llegando las cigüeñas.Habrá trigales verdes,y mulas pardas en las sementeras,y labriegos que siembran los tardíoscon las lluvias de abril. Ya las abejaslibarán del tomillo y el romero.¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?Furtivos cazadores, los reclamosde la perdiz bajo las capas luengas,no faltarán. Palacio, buen amigo,¿tienen ya ruiseñores las riberas?Con los primeros liriosy las primeras rosas de las huertas,en una tarde azul, sube al Espino,al alto Espino donde está su tierra... -¡Oh pobres almas nuestrasque perdieron el nidoy que van arrastradasen la falsa corriente del olvido!Y pensar que extraviamosla senda milagrosaen que se hubiera abiertonuestra ilusión, como perenne rosa.Pudieron deslizarse,sin sentir, nuestras vidascon el compás románticoque hay en las músicas desfallecidas.Y pensar que pudimosenlazar nuestras manosy apurar en un besola comunión de fértiles veranos.Y pensar que pudimos,al acercarse el fin de la jornada,alumbrar la vejez en una dulceconjunción de existencias,contemplando, en la noche ilusionada,el cintilar perenne del Zodíacosobre la sombra de nuestras conciencias...Mas en vano deliro y te recuerdo,oh virgen esperanza,oh ilusión que te quedasen no sé qué lejanas arboledasy en no sé qué remota venturanza.Sigamos sumergiéndonos... Mas, antesque la sorda corrientenos precipite a lo desconocido,hagamos un esfuerzo de agoníapara salir a flotey ver, la última vez, nuestras cabezassobre las aguas turbias del olvido. -Casi todo alma,vaga Gerineldospor esos jardinesdel rey, a lo lejos,junto a los macizosde arrayanes...Besosde la reina dicenlos morados cercosde sus ojos mustios,dos idilios muertos.Casi todo alma,se pierde en silencio,por el laberintode arrayanes... ¡Besos!Solo, solo, solo,lejos, lejos, lejos...Como una humareda,como un pensamiento...Como esa personaextraña que vemoscruzar por las callesoscuras de un sueño. -Siento llegar el día como un rumor de animales,a la orilla del pantano, de la fiebre, del junco,más allá, entre las colinas de viento oscuro,donde la luz se levanta con desgarradas banderas,como resplandor lejano de una montaña de cuarzo.He aquí la sombra en torno a mi existencia, el búho,el río que arrastra oro, la serpiente de coral,el esqueleto del explorador, el fango de mis pies.La noche ha quemado el maíz, ha apagado los metales,ha dado reposo a la adormidera, ha refrescado la sangre,ha libertado los reflejos azules de la selva, de la hoja.Una resonancia, una resonancia oscura es mi corazón:eco en el abismo, piedra que rueda por el monte,brillo en la puerta de la cueva, fosforescencia del hueso.En la infancia, al pie del arco iris o del relámpago,junto al cabrito que saltaba en torno a la madre,jugaba con un pequeño tigre de cálida voz ronca,de suave pelambre estrellada, como un signo del zodíaco,de rabia lenta y tensa, como el despertar de la furia.Ahora siento en el aire límpido del bambú y el helecho,surgir las formas de las doncellas, bajo la fronda,en la selva de árboles aromáticos, coronadas de orquídeasdescendiendo al río, a la cascada de transparente curva,que resuena en sus diamantes como una leyenda.Formas de la gracia, sus perfiles abandonan sus melenasa la brisa; formas de la vida y de la muerte,sus senos tiemblan en las penumbras de los juncos;formas del oscuro delirio, sus muslos se suavizancomo una fruta partida; formas del tiempo humano,sus pies hacen temblar las flores silvestres.Como el venado tras de su compañera en la colina,persigo a una joven diosa desnuda, bajo el sol.Viene el olor agrio de los árboles destrozadospor la ira de la noche; viene el olor de la sangre,del animal devorado, el olor de los minerales,el olor del río entre las raíces y las flexibles lianas.El día derrama su transparente maravilla, como un vuelo,como el color innumerable, como la crisálidade herméticos destellos, como el insecto plateado,como el hechizo en las formas relucientes,como el vuelo de mariposas que salen de una gruta incendiaday comienzan a temblar en el ardiente cristal.Acerco mis labios al claro manantial de íntima música,junto a la sardina y a la piedra limpia y pulida como una joya;mientras la nube pasa y el ave sale de su nido,y la serpiente muestra su lengua maldita, y se enrosca,y espera o avanza por la espalda sudorosa del día.Me hundo en las palpitaciones reverberantes, en las ondas,en el temblor divino, donde se abre la rosa de montaña,en los brillos fugaces, en la imagen insondable de Dios,que ha creado los cielos y la tierra, con esta geografía de fuego,y ha dado a mi corazón la forma del día y de la noche,mientras oigo correr los animales, persiguiéndose, amándose,devorándose, ensangrentando las yerbas, las flores y las peñas.Soy el día, y el viento levanta sus ramajes en mi alma. -Di, rapaz mentiroso, ¿es esto cuantome prometiste presto y a pie quedo?¿Andar mirlado entre esperanza y miedo,cercado de respetos, hecho un tanto?¡Sus!, tus varios favores, risa y llanto,dalos, Amor, a quien se lame el dedo;los que me diste a mí te vuelvo y cedo:no quiero soñar más cosa de espanto.Bien siento las heridas y que salgode tu poder para ponerme en cura,porque tengo aún abiertas las primeras.Y juro por la fe de hijodalgode si mi buen propósito me dura,dé en no partir contigo, de hoy más, peras. -Lámparas de cristaly espejos verdes.Sobre el tablado oscuro,la Parrala sostieneuna conversacióncon la muerte.La llama,no viene,y la vuelve a llamar.Las gentesaspiran los sollozos.Y en los espejos verdes,largas colas de sedase mueven. -Deste más que la nieve blanco toro,Robusto honor de la vacada mía,Y destas aves dos, que al nuevo díaSaludaban ayer con dulce lloro,A ti, el más rubio dios del alto coro,De sus entrañas hago ofrenda píaSobre este fuego, que vencido envíaSu humo al ámbar y su llama al oro,Por que a tanta salud sea reducidoEl nuestro sacro y docto pastor rico,Que aun los que por nacer están le vean,Ya que de tres coronas no ceñido,Al menos mayoral del Tajo, y seanGrana el gabán, armiños el pellico. -Hijo de la tierra,te arrojó el Jardín.Aunque veas sombrasno quieras lucir.Tu madre era bella,la secan los vientos.Tu madre era tierna,se quema en el yermo.Tu madre mordíala flor del manzano,cuando el hombre pusotu vida en su mano.Tu madre sembrabacontigo el centeno,cuando tú bebíasla leche en su cuenco.Hijo de la irade Dios implacable.No podrá salvartedel odio tu madre.No duermas, vigila.No duermas, despierta.Te amenaza fríala heredad desierta.Te persiguen ojossin dulce descanso.Te aborrece eternadel Creador la mano.Las gacelas corren:correrás tú más.Los leones saltan:tú debes saltar.Los arroyos huyen:tú tienes que huir.Aunque yo lo quiera,¡no puedes dormir!No duermas, escucha.No duermas, acecha.Silbarán las avessobre ramas ebriaspara hacerte leveesta oscura tierra.Escúchame, hijo:no duermas, no duermas...Por todos los siglos,¡no duermas,no duermas! -Árbol de Sangre riega la mañanapor donde gime la recién parida.Su voz deja cristales en la heriday un gráfico de hueso en la ventana.Mientras la luz que viene fija y ganablancas metas de fábula que olvidael tumulto de venas en la huidahacia el turbio frescor de la manzana,Adam sueña en la fiebre de la arcillaun niño que se acerca galopandopor el doble latir de su mejilla.Pero otro Adán oscuro está soñandoneutra luna de piedra sin semilladonde el niño de luz se irá quemando. -Acércate.Junto a la noche te espero.Nádame.Fuentes profundas y fríasavivan mi corriente.Mira qué puras son mis charcas.¡Qué gozo el de mi yelo! -Si tu madre quiere un rey,la baraja tiene cuatro:rey de oros, rey de copas,rey de espadas, rey de bastos.Corre que te pillo,corre que te agarro,mira que te llenola cara de barro.Del olivome retiro,del espartoyo me aparto,del sarmientome arrepientode haberte querido tanto. -En la seden el seren las psiquisen las equisen las exquisitísicas respuestasen los enlunamientosen lo erecto por los excesos lesos del erofrote etcéterao en el bisueño exhausto del "dame toma date hastael mismo testuz de tu tan gana"en la no fe que rumiaen lo vivisecante los cateos anímicos la metafisirrataen los resumiduendes del egogorgo cósmicoen todo gesto injertoen toda forma hundido polimellado adrroto a ras afaz subrripiococopleonasmo exotrosin lar sin can sin cala sin camastro sin coca sin historiaendosorbienglutidopor los engendros móviles del gravitar rotando bajo el pruritoastríferojunto a las musaslianas chupaporos pulposas y los no menospólipos hijos del hipo lutiovoluntarios del miasmareconculcadoopreso entre hueros jamases y garfios de escarmientopaso a pozo nadiando ante harto vagos piensos de finalescompuertas que anegan la esperanzacon la grismía el dubiolos bostezos leopardos la jerga lelaen llagaal desplegar la sangre sin introitos enanos en el plecoito latocon todo sueño insomne y todo espectro apuestogociferandoamenteen lo no noto nato. -A mis amigos de Santander que festejaronmi nombramiento profesional.Debiera hora deciros: "«Amigos,muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.Permitidme que os lo diga en tono lírico,en verso, sí, pero libre y de capricho.Amigos:dentro de unos días me veré rodeado de chicos,de chicos torpes y listos,y dóciles y ariscos,a muchas leguas de este Santander mío,en un pueblo antiguo,tranquiloy frío,y les hablaré de versos y de hemistiquios,y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),y de pluscuamperfectos y de participios,y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.Y otro, seguramente el más listo,me pondrá un alias definitivo.Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.Pero un día tendré un discípulo,un verdadero discípulo,y moldearé su alma de niñoy le haré hacerse nuevo y distinto,distinto de mí y de todos: él mismo.Y me guardará respeto y cariño.Y ahora os digo:amigos,brindemos por ese niño,por ese predilecto discípulo,por que mis dedos rígidosacierten a moldear su espíritu,y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,y por que siga su caminointacto y limpio,y porque este mi discípulo,que inmortalice mi nombre y mi apellido,... sea el hijo,el hijode uno de vosotros, amigos. -Apenas un recuerdo, un vago sueñode pasados domingos sin iluminariasdonde los camareros se aburríanen establecimientos de segunda categoría.Todo lo demás es un recuerdo nostálgicode prensados días escolaresen el juvenil guardapolvo de los lunes.Un sueño escaso de lluvias impares,de noches inconclusas en mi pijama a rayas,de furtivas huidas sin permisoy, quizás, de algún funeral sin esperanza.Años cautivos que huyeron de nosotrosa través de uno textos donde puede leerse:Hoy no llueve... Domingo...Quizás mañana muertos...Mi padre me ha pegado...Ya no hay amor... La una menos diez...Huimos...Y huimos para siempre. -Igual que no es ningún genio quien sospechaque la lentitud venenosa de un otoñotiene por testigo final a cualquier callela tinta de este papel también es la tinta últimay en la improbable forma con que consigaabrazarme a su mentira jamás podráser más cierta la vida. Pues noporque se repitan hasta la fatigadejo de saber que mis poemas no son másque los retratos de unos penúltimos suicidios,el puño que si se abre todas las llagasde la sombra tiene y también el corazón que suspirapor la sigilosa huida que se transfigura en las ventanas.Que juntos quizá forman un instante solo y tensoen lo rojo o en la noche, un pobre tiempo fieroen el que el corazón aprieta y muerde para que despuésla vida se descanse y con igual tristezaretome mi cintura; instantes de derrotasy de muros, desangelados arañazos o torpes ensayosque con insistente timidez anuncian despedidasestos mis ocres versos en silencio sabedoresde que si de la noche salgo no estoyen ningún sitio -Mil años ha que no cantoporque ha mil años que llorotrabajos de mi destierro,que fueran de muerte en otros.Sin cuerdas el instrumento,desacordado de loco,con cuatro clavijas menos,cubierto y lleno de polvo,ratones han hecho nidoen medio del lazo de oropor donde el aire salía,blando, agudo, grave y ronco.Muchos piensan, y se engañan,que pues callo piedras cojo,y mala landre me dési no es de pereza todo;fuera de que ha pocos díasque ciertos poetas mozosdan en llamarme Belardos,hurtándome el nombre solo.Substitutos de mis bienesy libres de mis enojos,revocan mis testamentos,de mi desdicha envidiosos.Un codicilo se canta,en que dicen que revocotodas las mandas pasadas:Dios sabe lo que me corro.Los estrelleros de Venusle dan más priesa que al moroque de Sidonia partíaa impedir el desposorio.En fe de mi nombre antiguocantan pensamientos de otros,quizá porque siendo malesyo triste los pague todos.Por algún pequeño hurtoechan de la casa a un mozoy si algo falta después.aquel se lo llevó todo.¡Oh Filis, cuán engañadate han tenido maliciosos,pues ha tres años y másque aun a solas no te nombro!Si escribo de ajenos gustosalgunos versos quejosos,gentilhombres de tu boca,te los pintan como propios;y con estar por tu causaque aun apenas me conozco,y con tres años de ausenciaquieren decir que te adoro;y plega a Dios que si hoy díaa su brazo poderosopara ti no pido un rayo,que a mí mate con otro.¿Soy por dicha Durandarte?¿Soy Leandro? ¿Soy Andronio;o soy discípulo suyoo tú del viento furioso?¡Mal hayan las tortolillas,mal haya el tronco y el olmode do salieron las varasque el vulgo ha tirado al toro!Lisardo, aquel ahogadocomo Narciso en el pozo,antes que a la guerra fuesedijo bien esto del olmo:¡Oh, guarde Dios a Riselo,guarda mayor de mi soto,que mi vega maldecíapor barbechar sus rastrojos!Todo el mundo dice y hace;yo lo pago y no lo como,y hecho Atlante de maliciassustento un infierno en hombros. -Deseando estar dentro de vos propia,Lucinda, para ver si soy querido,miré ese rostro que del cielo ha sidocon estrellas y sol natural copia;y conociendo su bajeza impropia,vime de luz y resplandor vestido,en vuestro sol como Faetón perdido,cuando abrasó los campos de Etiopia,Ya cerca de morir dije: «Tenéos,deseos locos, pues lo fuistes tanto,siendo tan desiguales los empleos».Mas fue el castigo, para más espanto,dos contrarios, dos muertes, dos deseos,pues muero en fuego y me deshago en llanto. -A Gabriela MistralAntes de echar mi cuerpo al ebrio río,muy ebria ya, entré por las abiertaspuertas del templo; oí a una rata huir.El atrio era una vieja madriguera.Y le dije a mi Dios, en cualquier parte,que pecar, no pequé, y ni siquiera...Un relámpago atroz iluminólas pocas velas y tronó la iglesia.No supe qué decir, mas las palabrasfluían de mis lágrimas, sinceras.Los santos parecían escucharmecon esa educación de gente vieja.Y por si ahí estaba, a Dios le dije,que amar, amé. Mis huesos di a las fieras.Jesucristo en la cruz olía a herrumbre.El río me aguardaba entre las piedras. -El paso innumerable de las olas.La inquietante presencia del crepúsculo.La noche en el sauzal, depositandosu voluntad de sombras.Pero no estabas tú, y aquel instanteen vano negarásu propensión a olvido. -No sé cuál es la cara que me miracuando miro la cara del espejo;no sé qué anciano acecha en su reflejocon silenciosa y ya cansada ira.Lento en mi sombra, con la mano exploromis invisibles rasgos. Un destellome alcanza. He vislumbrado tu cabelloque es de ceniza o es aún de oro.Repito que he perdido solamentela vana superficie de las cosas.El consuelo es de Milton y es valiente,Pero pienso en las letras y en las rosas.Pienso que si pudiera ver mi carasabría quién soy en esta tarde rara. -Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos.Se buscó debajo del aullido de la luz.Se quiso detener el avance de las manos enguantadasque estrangulaban a la inocencia.Y si se escondieron en la casa de mi sangre,¿cómo no me arrastro hasta el amadoque muere detrás de mi ternura?¿Por qué no huyoy me persigo con cuchillosy me deliro?De muerte se ha tejido cada instante.Yo devoro la furia como un ángel idiotainvadido de malezasque le impiden recordar el color del cielo.Pero ellos y yo sabemosque el cielo tiene el color de la infancia muerta. -Si yo te odiara, mi odio te daríaen las palabras, rotundo y seguro;pero te amo y mi amor no se confíaa este hablar de los hombres, tan oscuro.Tú lo quisieras vuelto en alarido,y viene de tan hondo que ha deshechosu quemante raudal, desfallecido,antes de la garganta, antes del pecho.Estoy lo mismo que estanque colmadoy te parezco un surtidor inerte.¡Todo por mi callar atribuladoque es más atroz que el entrar en la muerte! -Azul... azul... azul estaba el cielo.El hálito quemaste del estíocomenzaba a dorar el terciopelodel prado, en donde se remansa el río.A lo lejos, el humo de un bohío,tal de una novia el intocado velo,se alza hasta perderse en el vacíocon un ondulante y silencioso vuelo.De pronto me dijiste: "El amor míoes puro y blando, así como ese ríoque rueda allá sobre el lejano suelo"y me miraste al terminar, tranquila,con el alma asomada a tu pupila.Y estaba azul tu alma como el cielo. -A D. Ignacio I. GastélumMejor será no regresar al pueblo,al edén subvertido que se callaen la mutilación de la metralla.Hasta los fresnos mancos,los dignatarios de cúpula oronda,han de rodar las quejas de la torreacribillada en los vientos de fronda.Y la fusilería grabó en la calde todas las paredesde la aldea espectral,negros y aciagos mapas,porque en ellos leyese el hijo pródigoal volver a su umbralen un anochecer de maleficio,a la luz de petróleo de una mechasu esperanza deshecha.Cuando la tosca llave enmohecidatuerza la chirriante cerradura,en la añeja clausuradel zaguán, los dos púdicosmedallones de yeso,entornando los párpados narcóticos,se mirarán y se dirán: «¿Qué es eso?»Y yo entraré con pies advenedizoshasta el patio agoreroen que hay un brocal ensimismado,con un cubo de cuerogoteando su gota categóricacomo un estribillo plañidero.Si el sol inexorable, alegre y tónico,hace hervir a las fuentes catecúmenasen que bañábase mi sueño crónico;si se afana la hormiga;si en los techos resuena y se fatigade los buches de tórtola el reclamoque entre las telarañas zumba y zumba;mi sed de amar será como una argollaempotrada en la losa de una tumba.Las golondrinas nuevas, renovandocon sus noveles picos alfareroslos nidos tempraneros;bajo el ópalo insignede los atardeceres monacales,el lloro de recientes recentalespor la ubérrima ubre prohibidade la vaca, rumiante y faraónica,que al párvulo intimida;campanario de timbre novedoso;remozados altares;el amor amorosode las parejas pares;noviazgos de muchachasfrescas y humildes, como humildes coles,y que la mano dan por el postigoa la luz de dramáticos faroles;alguna señoritaque canta en algún pianoalguna vieja aria;el gendarme que pita......Y una íntima tristeza reaccionaria. -La aurora asomabalejana y siniestra.El lienzo de Orientesangraba tragedias,pintarrajeadascon nubes grotescas......................................................En la vieja plazade una vieja aldea,erguía su horriblepavura esqueléticoel tosco patíbulode fresca madera...La aurora asomabalejana y siniestra. -¡Aserrín!¡Aserrán!Los maderos de San Juan,piden queso, piden pan,los de Roquealfandoque,los de Riquealfeñique¡Los de triqui,triqui, tran!Y en las rodillas duras y firmes de la Abuela,con movimiento rítmico se balancea el niñoy ambos agitados y trémulos están;la abuela le sonríe con maternal cariñomas cruza por su espíritu como un temor extrañopor lo que en lo futuro, de angustia y desengañolos días ignorados del nieto guardarán.Los maderos de San Juanpiden queso, piden pan.¡Triqui, triqui,triqui, tran!Esas arrugas hondas recuerdan una historiade sufrimientos largos y silenciosa angustiay sus cabellos, blancos, como la nieve, están.De un gran dolor el sello marcó la frente mustiay son sus ojos turbios espejos que empañaronlos años, y que ha tiempos, las formas reflejaronde cosas y seres que nunca volverán.Los de Roque, alfandoque¡Triqui, triqui, triqui, tran!Mañana cuando duerma la Anciana, yerta y muda,lejos del mundo vivo, bajo la oscura tierra,donde otros, en la sombra, desde hace tiempo están,del nieto a la memoria, con grave son que encierratodo el poema triste de la remota infanciacruzando por las sombras del tiempo y la distancia,¡de aquella voz querida las notas vibrarán!Los de Rique, alfeñique¡Triqui, triqui, triqui, tran!Y en tanto en las rodillas cansadas de la Abuelacon movimiento rítmico se balancea el niñoy ambos conmovidos y trémulos están,la Abuela se sonríe con maternal cariñomas cruza por su espíritu como un temor extrañopor lo que en lo futuro, de angustia y desengañolos días ignorados del nieto guardarán.¡Aserrín!¡Aserrán!Los maderos de San Juanpiden queso, piden pan,los de Roquealfandoquelos de Riquealfeñique¡triqui, triqui, triqui, tran!¡triqui, triqui, triqui, tran! -El grajo que reposa en esta página"el mismo que ha graznado en tantas otras,profetizando noches, carencias, desengaños"no tiene constancia de su rango:el frío del norte enciende su instintoal azar por los caminos del aire,pendiente de los hitos del insecto y la semilla.Es grajo sin saberlo. No conocelas ropas que le cuelga mi superstición,los temores y equívocos que su vuelo despiertabajo la terca lividez del cielo.Vive ajeno de sí,absuelto por un clima sin clemencia:yo lo contemplo desde la ventanade mi vieja inquietud.El pulso punitivo de mi ensueñoconstruye un nido en esta página.No sé si el grajo viene o es su sombrala que ahora mira sin mirar, plegadas las alas,con ojos que me juzgan transparente,este grajo que trazo con mis dedosy en el frío de marzo grazna su indiferencia.El negro de sus alas rima con la pizarracuando de pronto tuerce el cuellobuscando no sé qué, tal vez una salida.Ignora que fabulo su reposoa fin de que él encarne mis temores. -Esta mañana desperté emocionadocon todas las cosas que tengo que hacerantes que el reloj sonara.Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante.Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.Hoy puedo quejarme porque el día esta lluviosoo puedo dar gracias a Dios porque las plantas están siendo regadas.Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dineroo puedo estar contento que mis finanzas me empujana planear mis compras con inteligencia.Hoy puedo quejarme de mi saludo puedo regocijarme de que estoy vivo.Hoy puedo lamentarme de todolo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendoo puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinaso puedo celebrar que las espinas tienen rosas.Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigoso puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajaro puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuelao puedo abrir mi mente enérgicamentey llenarla con nuevos y ricos conocimientos.Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogaro puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente, cuerpo y alma.Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy,soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mi,yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.Que tengas un gran día... a menos que tengas otros planes. -Confundes ese mar silencioso que adorocon la espuma instantánea del viento entre los árboles.Pero el mar es distinto.No es viento, no es su imagen.No es el resplandor de un beso pasajero,ni es siquiera el gemido de unas alas brillantes.No confundáis sus plumas, sus alisadas plumas,con el torso de una paloma.No penséis en el pujante acero del águila.Por el cielo las garras poderosas detienen el sol.Las águilas oprimen a la noche que nace,la estrujan -todo un río de último resplandor va a los mares-y la arrojan remota, despedida, apagada,allí donde el sol de mañana duerme niño sin vida.Pero el mar, no. No es piedra,esa esmeralda que todos amasteis en las tardes sedientas.No es piedra rutilante toda labios tendiéndose,aunque el calor tropical haga a la playa latir,sintiendo el rumoroso corazón que la invade.Muchas veces pensasteis en el bosque.Duros mástiles altos,árboles infinitosbajo las ondas adivinasteis poblados de unos pájaros de espumosa blancura.Visteis los vientos verdesinspirados moverlos,y escuhasteis los trinos de unas gargantas dulces:ruiseñor de los mares, noche tenue sin luna,fulgor bajo las ondas donde pechos heridoscantan tibios en ramos de coral con perfume.Ah, sí, yo sé lo que adorasteis.Vosotros pensativos en la orilla,con vuestra mejilla en la mano aún mojada,mirasteis esas ondas, mientras acaso pensabais en un cuerpo:un solo cuerpo dulce de un animal tranquilo.Tendisteis vuestra mano y aplicasteis su calora la tibia tersura de una piel aplacada.¡Oh suave tigre a vuestros pies dormido!Sus dientes blancos visibles en las fauces doradas,brillaban ahora en paz. Sus ojos amarillos,minúsculas guijas casi de nácar al poniente,cerrados, eran todo silencio ya marino.Y el cuerpo derramado, veteado sabiamente de una onda poderosa,era bulto entregado, caliente, dulce solo.Pero de pronto os levantasteis.Habíais sentido las alas oscuras,envío mágico del fondo que llama a los corazones.Mirasteis fijamente el empezado rumor de los abismos.¿Qué formas contemplasteis? ¿Qué signos, inviolados,qué precisas palabras que la espuma decía,dulce saliva de unos labios secretosque se entreabren, invocan, someten, arrebatan?El mansaje decía...Yo os vi agitar los brazos. Un viento huracanadomovió vuestros vestidos iluminados por el poniente trágico.Vi vuestra cabellera alzarse traspasada de luces,y desde lo alto de una roca instantáneapresencié vuestro cuerpo hendir los airesy caer espumante en los senos del agua;vi dos brazos largos surtir de la negra presenciay vi vuestra blancura, oí el último grito,cubierto rápidamente por los trinos alegres de los ruiseñores del fondo. -Es algo formidable que vio la vieja raza:robusto tronco de árbol al hombro de un campeónsalvaje y aguerrido, cuya fornida mazablandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,desjarretar un toro, o estrangular un león.Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,e irguióse la alta frente del gran Caupolicán. -Algo en mi sangre espera todavía.Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.Pero no. Inútilmente yo te llamo.Aquella voz que te llamaba es ésta.Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyendonde los tuyos la mañana aquella.Ven hacia mí. La tierra toda oscila,se mueve, cruje. Vístete. Despierta.Oh, qué encendida el almaen su secreto puro, si vinieras.Sin esperanza, entre la luz del día,mi voz te llama.El eco. La respuesta. -Igual que la de Bécquerel arpa de la arañaen un ángulo oscuroespera o desesperael aire de la siestamueve sin destruirlala seda de cordajehay una breve escalade silenciospor finuna mosca inocenteo quizá alucinadasucumbe ante el hechizoy paga con su vidael haber profanadoel hermetismode la sencillez. -Tus ojos son de dondela nieve no ha manchadola luz, y entre las palmasel aireinvisible es de claro.Tu deseo es de dondea los cuerpos se alíalo animal con la graciasecretade mirada y sonrisa.Tu existir es de dondepercibe el pensamiento,por la arena de maresamigos,la eternidad en tiempo. -Cómo voy a creer / dijo el fulanoque el mundo se quedó sin utopíascómo voy a creerque la esperanza es un olvidoo que el placer una tristezacómo voy a creer / dijo el fulanoque el universo es una ruinaaunque lo seao que la muerte es el silencioaunque lo seacómo voy a creerque el horizonte es la fronteraque el mar es nadieque la noche es nadacómo voy a creer / dijo el fulanoque tu cuerpo / menganano es algo más de lo que palpoo que tu amorese remoto amor que me destinasno es el desnudo de tus ojosla parsimonia de tus manoscómo voy a creer / mengana australque sos tan sólo lo que miroacaricio o penetrocómo voy a creer / dijo el fulanoque la útopia ya no existesi vos / mengana dulceosada / eternasi vos / sos mi utopía. -Yo no lo sé de cierto, pero supongoque una mujer y un hombreun día se quieren,se van quedando solos poco a poco,algo en su corazón les dice que están solos,solos sobre la tierra se penetran,se van matando el uno al otro.Todo se hace en silencio. Comose hace la luz dentro del ojo.El amor une cuerpos.En silencio se van llenando el uno al otro.Cualquier día despiertan, sobre brazos;piensan entonces que lo saben todo.Se ven desnudos y lo saben todo.(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.) -En los pinares de JúcarVi bailar unas serranas,Al son del agua en las piedrasY al son del viento en las ramas.No es blanco coro de ninfasDe las que aposentan el aguaO las que venera el bosque,Seguidoras de Dïana:Serranas eran de Cuenca,Honor de aquella montaña,Cuyo pie besan dos ríosPor besar de ellas las plantas.Alegres corros tejían,Dándose las manos blancasDe amistad, quizá temiendoNo la truequen las mudanzas.¡Qué bien bailan las serranas!¡Qué bien bailan!El cabello en crespos nudosLuz da al Sol, oro a la Arabia,Cuál de flores impedido,Cuál de cordones de plata.Del color visten del cielo,Si no son de la esperanza,Palmillas que menosprecianAl zafiro y la esmeralda.El pie (cuando lo permiteLa brújula de la falda)Lazos calza, y mirar dejaPedazos de nieve y nácar.Ellas, cuyo movimientoHonestamente levantaEl cristal de la columnaSobre la pequeña basa.¡Qué bien bailan las serranas!¡Qué bien bailan!Una entre los blancos dedosHiriendo negras pizarras,Instrumento de marfilQue las musas le invidiaran,Las aves enmudeció,Y enfrenó el curso del agua;No se movieron las hojas,Por no impedir lo que canta:Serranas de CuencaIban al pinar,Unas por piñones,Otras por bailar.Bailando y partiendoLas serranas bellas,Un piñón con otro,Si ya no es con perlas,De Amor las saetasHuelgan de trocar,Unas por piñones,Otras por bailar.Entre rama y rama,Cuando el ciego diosPide al Sol los ojosPor verlas mejor,Los ojos del SolLas veréis pisar.Unas por piñones,Otras por bailar. -Yo soy malo. ¿Recuerdas cuando Giname lo llamaba -Malo-, no con esacomplicidad coqueta tras mi típica bromacruel a costa de alguien, sino en serioy con la gravedad de lo que es ciertoy muy triste (ya estábamosa punto de dejarlo).Es curioso: de niños somos malossin más; después ser malose llena de matices: eres cínico(malo), rebelde (malo), contestón(malo).Llegas a adulto y las palabrasrecuperan su antigua contundencia:te miran con sorpresa y rebuscadoespanto y ¡Tú eres malo!, dice alguienresumiéndolo todo, tus traicionescotidianas, tus infidelidades,tu vicio: causar daño.Vicios: Bichos.Ninguna casa está libre de bichos.En cada grieta, bajo tu colchón.Huyen de ti, te pican, te dan miedo.Se alimentan de ti. -Cuando yo me muera,enterradme con mi guitarrabajo la arena.Cuando yo me muera,entre los naranjosy la hierbabuena.Cuando yo me muera,enterradme si queréisen una veleta.¡Cuando yo me muera! -En el gastado corazón del Tiempose clavan las agujas de todos los cuadrantes.Hay un pavor de soles que naufragan sin ruido:la noche se cansé de enterrar a sus mundos.¡Llora por los relojes que no saben dormir!Las campanas se niegan a morder el silencio.Tras un rebaño do horasgastaron sus colmillos de bronce las campanas...¡Ahora comprendo el viaje de tus cosas!El sol ya no quería romperse en tus banderas.Para mullir tu fuga, en el camino,se desplumaron todas las águilas del viento.Tus pasos claveteanun gran tapiz de lejanía...Son pájaros furtivos tus recuerdos:amaban grandes ríos arbolados de muerte.¡Estuche de palabrasdonde guardar el roto muñeco de los años!Nuestras anclas no muerden el fondo de las horas.Los péndulos cabeceantesdibujan negativas en la noche.¡Tierra que nunca se gastó en mis pasos!¿Qué historia contaremos a los días?¿Cómo arriar el velamende las mañanas, ávido remero?¡Todo está bien, ya soy un poco diosen esta soledad,con este orgullo de hombre que ha tendido a las cosasuna ballesta de palabras! -Versos de amor, conceptos esparcidos,engendrados del alma en mis cuidados,partos de mis sentidos abrasados,con más dolor que libertad nacidos;expósitos al mundo, en que perdidos,tan rotos anduvistes y trocados,que sólo donde fuistes engendradosfuérades por la sangre conocidos;pues que le hurtáis el laberinto a Creta,a Dédalo los altos pensamientos,la furia al mar, las llamas al abismo,si aquel áspid hermoso nos aceta,dejad la tierra, entretened los vientos,descansaréis en vuestro centro mismo. -Alguna vez la encuentro por el mundo,y pasa junto a mí;y pasa sonriéndose, y yo digo:?¿Cómo puede reír?Luego asoma a mi labio otra sonrisa,máscara del dolor,y entonces pienso: ?Acaso ella se ríe,como me río yo. -Ave real de plumas tan desnuda,Que aun de carne voló jamás vestida,Cuya garra, no en miembros dividida,Inexorable es guadaña aguda;Lisonjera a los cielos o sañudaContra los elementos de una vida,Florida en años, en beldad florida,Cuál menos piedad árbitra lo duda,No a deidad fabulosa hoy arrebataGarzón, que en vez del venatorio aceroCristal ministre impuro, si no aladoEspíritu que, en cítara de plata,Al Júpiter dirige verdaderoUn dulce y otro cántico sagrado. -(Arturo Gutierrez Martin)Dondequiera que pongas tu mirada,dondequiera que fijes tu atención,dondequiera que un átomo subsista,ENCONTRARAS A DIOS.En las formas diversas de las nubes,en los rayos dorados que da el sol,en el brillo que lanzan las estrellas,ENCONTRARAS A DIOS.En los dulces balidos que en los pradosel rebaño da al silbo del pastor,en los trinos cambiantes de las aves.ENCONTRARAS A DIOS.En la sangre que corre por tus venas,en la misma conciencia del tu YO,en los propios latidos de tu pecho,ENCONTRARAS A DIOS.En la santa figura de la madrecuyo seno la vida te donó,en la franca sonrisa de una hermana,ENCONTRARAS A DIOS.En las lindas pupilas de la jovenque de amores prendió tu corazón,en la grata visión de un ser querido,ENCONTRARAS A DIOS.En las horas de sombra y amarguracuando a solas estés con tu dolorsi le buscas en la sombría nocheENCONTRARAS A DIOS. -Voy a contarte un cuento que otras saben.Las menos como tú jamás supieron.Era un juego de a dos pues se enfrentabanun rey hermoso y una reina a besos.Y érase que ella alegre se moríacomo última tecla en cada beso.Y él riendo tomaba con su bocaun poco de su lengua y de su aliento.Pasó el verano bajo el puente chino,sopló el otoño y garuó el invierno,volvió la primavera y se marchódetrás de un par de niños aquel juego.Y érase esa mujer que aún lo amaba,y moría de pena, pero en serio.Y érase la tristeza en el ciprésla hora en que llovía en ese reino. -La calle es un burdel donde las horastoman cuenta.El vagabundo grisa un paso de anotar la despedidarecupera el mortecinobrillar de las farolas.Se alarga la calle, en su desdén se pierdela visión hasta tocar el fin del mundoa estribor, bordea la primera estrellalas grutas sin salida, el precipicioen que un fantasma envenenadoduele en la mujer que buscaun puente y la razón fracasa.La calle es un dolor, una punzadadonde confluyen las premonicionesun corazón cansado que envejece,su melodía sin vozse lleva las últimas raigambresSueña la calle su primer bostezoentre viejas fachadas de edificios. -No me contéis más cuentos,que vengo de muy lejosy sé todos los cuentos.No me contéis más cuentos.Contady recontadme este sueño.Romped,rompedme los espejos.Deshacedme los estanques,los lazos,los anillos,los cercos,las redes,las trampasy todos los caminos paralelos.Que no quiero,que no quiero,que no quiero,que no quiero que me arrullen con cuentos,Que no quiero,Que no quiero,Que no quiero,Que no quiero que me sellen la boca y los ojos con cuentos,que no quiero,que no quiero,que no quiero,que no quiero que me entierren con cuentos,que no quiero,que no quiero,que no quiero,que no quiero verme clavado en el tiempo,que no quiero verme en el agua,que no quiero verme en la tierra tampoco,que no quiero, a su ovillo, como un hilo de barba sujeto.Quiero verme en el viento,quiero verme en el viento,quiero verme en el viento,quiero verme en el viento...quiero... ¡quiero!... sueño... ¡sueño!Soy gusano que sueña... y sueñoverme un día volando en el viento. -Escrita en viejo dialecto eoliohallé esta página dentro un infolíoy entre los libros de un monasteriodel venerable San Agustín.Un fraile acaso puso el escolioque allí se encuentra; dómine seriode flacas manos y buen latín.Hay sus lagunas.... Cuando los torosde las campañas bajo los orosque vierte el hijo de Hiperión,pasan mugiendo, y en las eternasrocas salvajes de las cavernasesperezándose ruge el león;cuando en las vírgenes y verdes parrassus secas notas dan las cigarras,y en los panales de Himeto dejasu rubia carga la leve abejaque en bocas rojas chupa la miel,junto a los mirtos, bajo los lauros,en grupo lírico van los centauroscon la armonía de su tropel.Uno las patas rítmicas mueve,otro alza el cuello con gallardíacomo en hermoso bajorrelieveque a golpes mágicos Scopas haría;otro alza al aire las manos blancasmientras le dora las finas ancascon baño cálido la luz del sol;y otro, saltando piedras y troncos,va dando alegres sus gritos roncoscomo el ruido de un caracol.Silencio. Señas hace ligeroel que en la tropa va delantero;porque a un recodo de la campañallegan en donde Diana se baña.Se oye el ruido de claras linfasy la algazara que hacen las ninfas.Risa de plata que el aire riegahasta sus ávidos oídos llega;golpes en la onda, palabras locas,gritos joviales de frescas bocas,y los ladridos de la traíllaque Diana tiene junto a la orilladel fresco río, donde está ellablanca y desnuda como una estrella.Tanta blancura, que al cisne injuria,abre los ojos de la lujuria:sobre las márgenes y rocas áridasvuela el enjambre de las cantáridascon su bruñido verde metálico,siempre propicias al culto fálico.Amplias caderas, pie fino y breve;las dos colinas de rosa y nieve...¡Cuadro soberbio de tentación!¡Ay del cuitado que a ver se atrevelo que fue espanto para Acteón!Cabellos rubios, mejillas tiernas,marmóreos cuellos, rosadas piernas,gracias ocultas del lindo coro,en el herido cristal sonoro;seno en que hiciérase sagrada copa;tal ve en silencio la ardiente tropa.¿Quién adelanta su firme busto?¿Quirón experto? ¿Folo robusto?Es el más joven y es el más bello;su piel es blanca, crespo el cabello,los cascos finos, y en la miradabrilla del sátiro la llamarada.En un instante, veloz y listo,a una tan bella como Kalisto,ninfa que al alta diosa acompaña,saca de la onda donde se baña:la grupa vuelve, raudo galopa;tal iba el toro raptor de Europacon el orgullo de su conquista.¿A do va Diana? Viva la vista,la planta alada, la cabelleramojada y suelta; terrible, fiera,corre del monte por la extensión;ladran sus perros enfurecidos;entre sus dedos humedecidos;lleva una flecha para el ladrón.Ya a los centauros a ver alcanzala cazadora; ya el dardo lanza,y un grito se oye de hondo dolor:la casta diva de la venganzamató al raptor...La tropa rápida se esparce huyendo,forman los cascos sonoro estruendo.Llegan las ninfas. Lloran. ¿Qué ven?En la carrera la cazadoracon su saeta castigadoraa la robada mató también. -Lo mejor del recuerdo es el olvido...Málaga naufragaba y emergía...Manuel, junto a la mar, desentendido;yo era un niño jugando a la alegría.Ahora juego a todo lo que obligala impuesta profesión de ser humano,y a veces, al final de la fatiga,enseño a andar palabras de la mano.Ser hombre es ir andando hacia el olvidohaciéndose una patria en la esperanza;cuerpo a cuerpo con Dios se está vendidoy a gritos no se alcanza.( Dentro de poco se dirá que fuiste,que alguien llamado así, vivió y amaba...)Ser hombre es una larga historia tristey un buen día se acaba.Desde mis veinticinco historias vengo.Nada me importó nada.Pero cualquier capítulo lo tengominiado en letra triste y colorada.Un hombre hecho y deshechoos habla. Soy distinto cada año.Tengo un desconocido por el pecho.Sí. Miradme a los versos. No os engaño.Tengo el sombrío bosque de la frenteesperando que llueva;mientras, el alma suena bajo el puente,y cuando el alma suena es que a Dios lleva.Vuelvo a andar el camino desandadoy en mi paso resuenan las cadenas.Recuerda el corazón acostumbrado...,¡qué buen fisonomista de las penas!Unas pocas palabras me mantienen:duda, esperanza, amor... Siempre me pierdo...Amor, duda, esperanza... Siempre vienen...La ilusión, si la he visto, no me acuerdo.Lo mejor del recuerdo es el olvido...Málaga naufragaba y emergía...Manuel, junto a la mar, desentendido;hubo una vez un niño en la bahía.Y hay un hombre de pie sobre mis huellasindefenso y sonoro, a ras del suelo,que se irá mientras hacen las estrellaspropaganda de Dios allá en el cielo. -A mis pies la hoja seca viene y vacon el viento;hace tiempo que la miro,hecho un hilo, de fino, el pensamiento...Es una sola hoja pequeñita,la misma que antes vinojunto a mi pie y se fue y volvió temblando...¿Me enseñará un camino? -Te quiero...y me mueves el tiempo de mi vida sin horas.Te quieroen los arroyos pálidos que viajan en la noche,y no termina nunca de conducir estrellas a la mar.Te quieroen aquella mañana desprendida del vuelo de los siglosque huyó su nave blanca hasta el agua sin ondasdonde nadaban tristes, tu voz y mi canción.Te quieroen el dolor sin llanto que tanta noche ha recogido el sueñoen le cielo invertido en mis pupilas para mirarte cósmica,en la voz socavada de mi ruido de siglos derrumbándose.Te quiero(grito de noche blanca...)en el insomnio reflexivode donde ha vuelto en pájaros mi espíritu.Te quiero...Mi amor se escapa leve de expresiones y rutas,y va rompiendo sombras y alcanzando tu imagendesde el punto inocente donde soy yerba y trino. -País mío no existessólo eres una mala silueta míauna palabra que le creí al enemigoAntes creía que solamente eras muy chicoque no alcanzabas a tener de una vezNorte y Surpero ahora sé que no existesy que además parece que nadie te necesitano se oye hablar a ninguna madre de tiEllo me alegraporque prueba que me inventé un paísaunque me deba entonces a los manicomiosSoy pues un diosecillo a tu costa(Quiero decir: por expatriado yotú eres ex " patria) -Nace de mí, de mi sombra,amanece por mi piel,alba de luz somnolienta.Paloma brava tu nombre,tímida sobre mi hombro. -¿Cuándo seré infeliz sin mi gemido?¿Cuándo sin el ajeno fortunado?El desprecio me sigue desdeñado;la invidia, en dignidad constituido.U del bien u del mal vivo ofendido;y es ya tan insolente mi pecado,que, por no confesarme castigado,acusa a Dios con llanto inadvertido.Temo la muerte, que mi miedo afea;amo la vida, con saber es muerte:tan ciega noche el seso me rodea.Si el hombre es flaco y la ambición es fuerte,caudal que en desengaños no se emplea,cuanto se aumenta, Caridón, se vierte. -¿Recuerdas una tarde que estuvimos en ese bar que no me gusta, enFoncalada,entre viejos que leían periódicos temblones y una mujer absurdamerendando.Y tú firmabas sobre una servilleta, una vez y otra vez, una vez y otravez, como una autómata, silenciosa y mecánica.Era cualquier enfado. No recuerdo ni cuándo sucedió.Pero mi miedo y yo fingíamos mirar algo muy importante, un cartel,nada, más allá de la barra o en la puerta,para no ver el signo multiplicado de tu soledad,esa oscura manera en que tú te afirmabas sobre un mundo inseguroque te daba la espalda.Hoy confundo esa imagen y esa tarde con estos otros días, hostiles, enla crisis de lo nuestro;tu soledad de entonces, mi impotenciacon otra confusión de los dos juntos y a solas, como extraños, sin nadaque decir.Y ya no sé ordenar los trozos que componen el mapa de tú y yoqueriéndonos en días que preserva el recuerdo, yendo a sitios, char-lando,o en la cama, desnudos, conociéndonos bien.Sólo somos pareja:el vínculo por el que nos asocian los demás.Toda unión alimenta algún monstruo pequeño e invisible que formulapreguntas.Será porque creamos una identidad nueva, postiza y de los dos,y no somos nosotros sino ese monstruo insomne a cuyo ritmo nos aco-modamos.¿Qué dice el monstruo de esto?Querernos ignorándolo todo, sin intrusos,la naturalidad de las cosas sencillas que hacemos tan bien,parece formar parte de todo lo que escapa muy despacio,como un barco se aleja de la rada o como se acumulan días indiferen-tes tras un aniversario.Como una edad o un sueñodesprendido, olvidado en soledad.Y de qué nos sirve el mundo demasiado real al que nos sujetamos porsistema.Las cifras y los libros, la gente que discute en alta voz sobre todaslas cosas que en la vida no son nunca casuales;compromisos, las leyes que son nada en el reino ruidoso del amor.Todo grave, explicado civilizadamente,con la noción exacta de lo que puede hacerse y lo que no, de lo quehay que decir y no decir.¿Nos hizo más felices?¿Es más digno hablar tanto, tener gustos complejos y gastar el dinerocon prudencia según dónde y con quién?¿Dónde estamos aquellos que pudieron amarse con palabras sencillas?El final de un amor es un nuevo reparto de papeles.Por eso me he acordado de esa tarde en un bar, entre desconocidos(como nosotros), solos, con nuestra cobardía y nuestro miedo,mientras tú te buscabas a ciegas, confundiéndote, en la foto borrosa deese grupo de tres que hemos sido tú y yo,y yo buscaba y busco todavíaun culpable -una excusa- más allá de nosotros,por si ya no nos salvan ni razones ni besos y hay que enterrar almonstruoy dar explicaciones a parientes y amigos. -Noche blanca en que el agua cristalinaduerme queda en su lecho de lagunasobre la cual redonda llena lunaque ejército de estrellas encaminavela, y se espeja una redonda encinaen el espejo sin rizada alguna;noche blanca en que el agua hace de cunade la más alta y más honda doctrina.Es un rasgón del cielo que abrazadotiene en sus brazos la Naturaleza;es un rasgón del cielo que ha posadoy en el silencio de la noche rezala oración del amante resignadosólo al amor, que es su única riqueza. -Cien sonetos de amorPienso, esta época en que tú me amastese irá por otra azul sustituida,será otra piel sobre los mismos huesos,otros ojos verán la primavera.Nadie de los que ataron esta hora,de los que conversaron con el humo,gobiernos, traficantes, transeúntes,continuarán moviéndose en sus hilos.Se irán los crueles dioses con anteojos,los peludos carnívoros con libro,los pulgones y los pipipasseyros.Y cuando esté recién lavado el mundonacerán otros ojos en el aguay crecerá sin lágrimas el trigo. -Las memorias se venden bien, pero su precio oscila.Depende de si guardan árboles, lagos, travesuras de infancia,columpios o lunas, algo que se llamó idealesy también amores, abuelas tiernas, huesos, frutas.Sí: los sueños ya suben mucho, y sobre todo algunos.Y para poco gasto tenemos las de algunos que sólo cuentantiempos perdidos y que a los sumo fingenllagas de sombra con rostros de tarde o de tortuga.Nada es. Pero alcanza a cualquier bolsillo.Yo ya siempre lo había dicho: las memoriasde los poetas castradosnunca valdrán un duro. -He perdidola memoria de los siglos;sólo conservo alientosde papiros añejos.Y tengo la nostalgia de mí mismode cuando sabios eran mis consejos,del tiempo en que mi olorno era el de museo.No puedo resistirver correr de mis ojosarenales de lágrimasformados por escombros.Yo perdí la noción del calendarioy de días microbios,pero continuaré mi papel de hierático,con sonrisa de insomnio,en este film inacabado.Mi voz, mi signo indescifrado,no lo busquéis en el presente,buscadlo en el pasado. -Señor, Tú regaste los campos de floresque llenan el aire de aroma y frescor,cubriste los cielos de inmensos fulgoresy diste a los mares su eterno rumor.Doquier resplandece tu amor sin segundo;la tierra proclama tu gloria doquier;y en medio a esos himnos que brotan del mundo,yo quiero elevarte mi voz de placer. -Porque es áspera y fea,porque todas sus ramas son grises,yo le tengo piedad a la higuera.En mi quinta hay cien árboles bellos,ciruelos redondos,limoneros rectosy naranjos de brotes lustrosos.En las primaveras,todos ellos se cubren de floresen torno a la higuera.Y la pobre parece tan tristecon sus gajos torcidos que nuncade apretados capullos se viste...Por eso,cada vez que yo paso a su lado,digo, procurandohacer dulce y alegre mi acento:«Es la higuera el más bellode los árboles todos del huerto».Si ella escucha,si comprende el idioma en que hablo,¡qué dulzura tan honda hará nidoen su alma sensible de árbol!Y tal vez, a la noche,cuando el viento abanique su copa,embriagada de gozo le cuente:¡Hoy a mí me dijeron hermosa! -Mírate en el espejo que tu imagen proyecta,esperando un instante a que se muestre clara;verás, a pesar tuyo, la figura imperfectay las desarmonías patentes de la cara.Sin contemplarte pues como estampa dilecta,en tus propios defectos, exhaustiva, repara,para reconocer por fin lo que te afectacomo quien llanamente una verdad declara.A lo real concorde y en idéntico modohabrás de examinar prolija tu conciencia:sentimientos, virtudes, pasiones sobre todo;comprobarás errores y lagunas de olvidos,mas para tu consuelo "que es también una ciencia"piensa que Dios se vale de los arrepentidos. -En la torreamarilla,dobla una campana.Sobre el vientoamarillo,se abren las campanadas.En la torreamarilla,cesa la campana.El viento con el polvo,hace proras de plata. -Llegará un día en que la raza humanaSe habrá secado como planta vana,Y el viejo sol en el espacio seaCarbón inútil de apagada tea.Llegará un día en que el enfriado mundoSerá un silencio lúgubre y profundo:Una gran sombra rodeará la esferaDonde no volverá la primavera;La tierra muerta, como un ojo ciego,Seguirá andando siempre sin sosiego,Pero en la sombra, a tientas, solitaria,Sin un canto, ni un ¡ay!, ni una plegaria.Sola, con sus criaturas preferidasEn el seno cansadas y dormidas.(Madre que marcha aún con el venenode los hijos ya muertos en el seno.)Ni una ciudad de pie... Ruinas y escombrosSoportará sobre los muertos hombros.Desde allí arriba, negra la montañaLa mirará con expresión huraña.Acaso el mar no será más que un duroBloque de hielo, como todo oscuro.Y así, angustiado en su dureza, a solasSoñará con sus buques y sus olas,Y pasará los años en acechoDe un solo barco que le surque el pecho.Y allá, donde la tierra se le aduna,Ensoñará la playa con la luna,Y ya nada tendrá más que el deseo,Pues la luna será otro mausoleo.En vano querrá el bloque mover bocasPara tragar los hombres, y las rocasOír sobre ellas el horrendo gritoDel náufrago clamando al infinito:Ya nada quedará; de polo a poloLo habrá barrido todo un viento solo:Voluptuosas moradas de latinosY míseros refugios de beduinos;Oscuras cuevas de los esquimalesY finas y lujosas catedrales;Y negros, y amarillos y cobrizos,Y blancos y malayos y mestizosSe mirarán entonces bajo tierraPidiéndose perdón por tanta guerra.De las manos tomados, la redondaTierra, circundarán en una ronda.Y gemirán en coro de lamentos:¡Oh cuántos vanos, torpes sufrimientos!?La tierra era un jardín lleno de rosasY lleno de ciudades primorosas;?Se recostaban sobre ríos unas,Otras sobre los bosques y lagunas.?Entre ellas se tendían finos rieles,Que eran a modo de esperanzas fieles,?Y florecía el campo, y todo eraRisueño y fresco como una pradera;?Y en vez de comprender, puñal en manoEstábamos, hermano contra hermano;?Calumniábanse entre ellas las mujeresY poblaban el mundo mercaderes;?Íbamos todos contra el que era buenoA cargarlo de lodo y de veneno...?Y ahora, blancos huesos, la redondaTierra rodeamos en hermana ronda.?Y de la humana, nuestra llamarada,¡Sobre la tierra en pie no queda nada!* * *Pero quién sabe si una estatua mudaDe pie no quede aún sola y desnuda.Y así, surcando por las sombras, seaEl último refugio de la idea.El último refugio de la formaQue quiso definir de Dios la normaY que, aplastada por su sutileza,Sin entenderla, dio con la belleza.Y alguna dulce, cariñosa estrella,Preguntará tal vez: ¿Quién es aquélla?¿Quién es esa mujer que así se atreve,Sola, en el mundo muerto que se mueve?Y la amará por celestial instintoHasta que caiga al fin desde su plinto.Y acaso un día, por piedad sin nombreHacia esta pobre tierra y hacia el hombre,La luz de un sol que viaje pasajeroVuelva a incendiarla en su fulgor primero,Y le insinúe: Oh fatigada esfera:¡Sueña un momento con la primavera!?Absórbeme un instante: soy el almaUniversal que muda y no se calma...¡Cómo se moverán bajo la tierraAquellos muertos que su seno encierra!¡Cómo pujando hacia la luz divinaQuerrán volar al que los ilumina!Mas será en vano que los muertos ojosPretendan alcanzar los rayos rojos.¡En vano! ¡En vano!... ¡Demasiado espesasSerán las capas, ay, sobre sus huesas!...Amontonados todos y vencidos,Ya no podrán dejar los viejos nidos,Y al llamado del astro pasajero,Ningún hombre podrá gritar: ¡Yo quiero!... -Se distraen las penas en los cuartos de hotelescon el heterogéneo concurso divertidode yanquees, sacerdotes, quincalleros infieles,niñas recién casadas y mozas del partido.Media luz...Copia al huésped la desconchada lunaen su azogue sin brillo; y flota en calendarios,en cortinas polvosas y catres mercenariosla nómada tristeza de viajes sin fortuna.Lejos quedó el terruño, la familia distante,y en la hora gris del éxodo medita el caminanteque hay jornadas luctuosas y alegres en el mundo:que van pasando juntos por el sórdido hotelcon el cosmopolita dolor del moribundolos alocados lances de la luna de miel. -¡Qué hermoso es ver el díacoronado de fuego levantarse,y, a su beso de lumbre,brillar las olas y encenderse el aire!¡Qué hermoso es tras la lluviadel triste otoño en la azulada tarde,de las húmedas floresel perfume aspirar hasta saciarse!¡Qué hermoso es cuando en coposla blanca nieve silenciosa cae,de las inquietas llamasver las rojizas lenguas agitarse!Qué hermoso es cuando hay sueño,dormir bien... y roncar como un sochantrey comer... y engordar... ¡y qué desgraciaque esto sólo no baste!. -(El Enterrado)Allá en el fondo del pozo donde las florecillasdonde las lindas margaritas no vacilandonde no hay viento o perfume de hombredonde jamás el mar impone su amenazaallí allí está quedo ese silenciohecho como un rumor ahogado con un puñoSi una abeja si un ave voladorasi ese error que no se espera nuncase produceel frío permaneceEl sueño en vertical hundió la tierray ya el aire está libreAcaso una voz una mano ya sueltaun impulso hacia arriba aspira a lunaa calma a tibieza a ese venenode una almohada en la boca que se ahoga¡Pero dormir es tan sereno siempre!Sobre el frío sobre el hielo sobre una sombra de mejillasobre una palabra yerta y más ya idasobre la misma tierra siempre virgenUna tabla en el fondo oh pozo innúmeroesa lisura ilustre que compruebaque una espalda es contacto es frío secoes sueño siempre aunque la frente esté borradaPueden pasar ya nubes Nadie sabeEse clamor ¿Existen las campanas?Recuerdo que el color blanco o las formasrecuerdo que los labios, sí, hasta hablabanEra el tiempo caliente. Luz inmólameEra entonces cuando el relámpago de prontoquedaba suspendido hecho de hierroTiempo de los suspiros o de adóramecuando nunca las aves perdían plumasTiempo de suavidad y permanenciaLos galopes no daban sobre el pechono quedaban los cascos, no eran ceraLas lágrimas rodaban como besosY en el oído el eco era ya sólidoAsí la eternidad era el minutoEl tiempo sólo una tremenda manosobre el cabello largo detenidaOh sí. En este hondo silencio o humedadesbajo las siete capas de cielo azul yo ignorola música cuajada en hielo súbitola garganta que se derrumba sobre los ojosla íntima onda que se anega sobre los labiosDormido como una telasiento crecer la hierba verde suaveque inútilmente aguarda ser curvadoUna mano de acero sobre el céspedun corazón un juguete olvidadoun resorte una lima un beso un vidrioUna flor de cristal que así impasiblechupa de tierra un silencio o memoria. -NOCTURNO IIIUna nocheuna noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas,Una nocheen que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,muda y pálidacomo si un presentimiento de amarguras infinitas,hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,por la senda que atraviesa la llanura florecidacaminabas,y la luna llenapor los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,y tu sombrafina y lángiday mi sombrapor los rayos de la luna proyectadasobre las arenas tristesde la senda se juntaban.Y eran unay eran una¡y eran una sola sombra larga!¡y eran una sola sombra larga!¡y eran una sola sombra larga!Esta nochesolo, el almallena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,por el infinito negro,donde nuestra voz no alcanza,solo y mudopor la senda caminaba,y se oían los ladridos de los perros a la luna,a la luna páliday el chillidode las ranas,sentí frío, era el frío que tenían en la alcobatus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,¡entre las blancuras níveasde las mortüorias sábanas!Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,Era el frío de la nada...Y mi sombrapor los rayos de la luna proyectada,iba sola,iba sola¡iba sola por la estepa solitaria!Y tu sombra esbelta y ágilfina y lánguida,como en esa noche tibia de la muerta primavera,como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,se acercó y marchó con ella,se acercó y marchó con ella,se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!... -I. Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre el Universo.II. No hay arte ateo. Aunque no ames al Creador, lo afirmarás creando a su semejanza.III. No darás la belleza como cebo para los sentidos, sino como el natural alimento del alma.IV. No te será pretexto para la lujuria ni para la vanidad, sino ejercicio divino.V. No la buscarás en las ferias ni llevarás tu obra a ellas, porque la Belleza es virgen, y la que está en las ferias no es Ella.VI. Subirá de tu corazón a tu canto y te habrá purificado a ti el primero.VII. Tu belleza se llamará también misericordia, y consolará el corazón de los hombres.VIII. Darás tu obra como se da un hijo: restando sangre de tu corazón.IX. No te será la belleza opio adormecedor, sino vino generoso que te encienda para la acción, pues si dejas de ser hombre o mujer, dejarás de ser artista.X. De toda creación saldrás con vergüenza, porque fue inferior a tu sueño, e inferior a ese sueño maravilloso de Dios, que es la Naturaleza. -El primero es Gonzalo de Berceo llamado,Gonzalo de Berceo, poeta y peregrino,que yendo en romería acaeció en un prado,y a quien los sabios pintan copiando un pergamino.Trovó a Santo Domingo, trovó a Santa María,y a San Millán, y a San Lorenzo y Santa Oria,y dijo: Mi dictado non es de juglaría;escrito lo tenemos; es verdadera historia.Su verso es dulce y grave; monótonas hilerasde chopos invernales en donde nada brilla;renglones como surcos en pardas sementeras,y lejos, las montañas azules de Castilia.Él nos cuenta el repaire del romeo cansado;leyendo en santorales y libros de oración,copiando historias viejas, nos dice su dictado,mientras le sale afuera la luz del corazón. -¿Ves tú la interrelación?Para eso se necesita un corazón,eso es el primeroy después un amplio, un grande,un sanísimo sentido común,algo creciendo desde bajo la tierra,ortigas y cardos, la plena lozanía,algo naturalcomo el sol, como el instanteal lo que sigue otro instante,un trueno después del rayopara quien sobra.Eso no es tan difícil.Es tan sencillo como el filósofosentado al sol en la terrazatomándose un café.Unos cosechaban los granos,otros los transportaban, los tostaban,hervían el agua.Otros pronunciaban la palabray él la mordisqueay mordisquea y habla y construyey Babel crece sobre Babelel inconcebiblemente altoespejismo.Espera hasta que vuelva el atardecer,espera hasta la noche.Alrededor de la estrella polar el cielo gira,alrededor de su interrelación,alrededor de Rijmenam. -A Antonia MercéYa brotas de la escena cual guarismotornasol, y desfloras el mutismocon los toques undívagos de tu planta certeraque fiera se amanera al marcar hechiceralas multánimes giros de una sola quimera.Ya tus ojos entraron al combatecomo dos uvas de un goloso uvate;bajo tus castañuelas se rinden los destinos,y se cuelgan de ti los sueños masculinos,cual de la cuerda endeble de una lira, los trinos.Ya te adula la orquesta con servildejo libidinoso de reptil,y danzando lacónica, tu reojo me plagia,y pisas mi entusiasmo con una cruel magiacomo estrofa danzante que pisa una hemorragia.Ya vuelas como un rito por los planoslimítrofes de todos los arcanos;las almas que tu arrullo va limpiando de escoriaquisieran renunciar su futuro y su historia,por dormirse en la tersa amnistía de tu gloria.Guarismo, cuerda, y ejemplar figura:tu rítmica y eurítmica cinturanos roba a todos nuestra flama pura;y tus talones tránsfugas, que se salen del mundopor la tangente dócil de un celaje profundo,se llevan mis holgorios el azul pudibundo. -Dijiste: «Mar de vidrio», Señor, y es lo que quiero;un mar que te refleje en toda tu grandeza,por sobre el cual camines "tu lámpara, el lucero"para ver, al trasluz, del mundo la tristeza.Dijiste mar de vidrio, un cristal sin biselni resquebrajaduras, sólo un único trozo,en cuya superficie se reproduzca fielel que ríe feliz o el que ahoga un sollozo.Y el mar tuyo, Señor, ése al que te refieres,¿tendrá, al igual que el nuestro, arenas, caracoles?¿Ondularáse en olas, si es así que lo quieres?¿Revolarán gaviotas por verse en sus espejos?¿Dormirá en él un sol o acaso muchos soles,también vidrio sus crestas, de coral, con reflejos? -Escucha el ulular del viento contra el muro;la hiedra, las acacias baten la piedra sin descansoy dividen el tiempo como tiernas cuchillas.Yo te he visto en los intervalos: la luza rachas alumbraba tu rostro en la tormenta.Eras tú y no eras: pues en la oscuridadyo te llamaba y tú me respondías,y también era tuya esa negrura,tuya como el eco absurdo del viento. -Soy una amanecida del amor?Raro que no me sigan centenares de pájarospicoteando canciones sobre mi sombrilla blanca.(Será que van cercando, en vigilia de nubes,la claridad inmensa donde avanza mi alma).Raro que no me carguen pálidas margaritaspor la ruta amorosa que han tomado mis alas.(Será que están llorando a su hermana más triste,que en silencio se ha ido a la hora del alba).Raro que no me vista de novia la más levede aquellas brisas suaves que durmieron mi infancia.(Será que entre los árboles va enseñando a mi amadolos surcos inocentes por donde anduve, casta?)Raro que no me tire su emoción el rocío,en gotas donde asome risueña la mañana.(Será que por el surco de angustia del pasado,con agua generosa mis decepciones baña).Soy una amanecida del amor?En mí cuelgan canciones y racimos de pétalos,y muchos sueños blancos, y emociones aladas.Raro que no me entienda el hombre, conturbadopor la mano sencilla que recogió mi alma.(Será que en él la noche se deshoja más lenta,o tal vez no comprenda la emoción depurada?) -No le hables de la muerte, háblale de las flores,de la aurora dorada y el ocaso de fuego,del azul del océano y el arco de colores,de los ríos de plata y el astro sin sosiego.Cuéntale del amante los dichosos amores,del reír de los niños eternamente en juego,del canto del poeta y de los trovadores,del que con fe suplica y hace escuchar su ruego.Es criatura de amor: infúndele confianza,que es menester salvarla de la melancolía,guardarle para sí, indemne, la esperanza,sin que sepa de angustias, dolor ni sufrimiento.Sostenla, porque en su alma haya siempre alegría,al cielo la mirada, el espíritu al viento. -¡Ojos que quierenmirar alegresy miran tristes!¡Ay, no es posibleque un muro viejodé brillos nuevos;que un seco tronco(abra otras hojas)abra otros ojosque estos, que quierenmirar alegresy miran tristes!¡Ay, no es posible! -Pero ya sólo el hielo, en la fría noche, agrupabalos cuerpos blanquecinos en el bosque de alisos.Semidespiertos, escuchaban de noche, no susurros de amorsino, aislados y pálidos, el aullar de los perros helados.Ella se apartó por la noche el pelo de la frente, y se esforzópor sonreír,él miró, respirando hondo, mudo, hacia el deslucido cielo.Y por las noches miraban al suelo cuando sobre ellosinfinitos pájaros de gran tamaño en bandadas procedentesdel Sur se arremolinaban, excitado bullicio.Sobre ellos cayó una lluvia negra. -A Luis Camilo GuevaraUno tiene derecho a acongojarsea sentirse vencidopero en el mundo no quieren a los tristesUno está en el deber de levantarseagarrar su cayadoechar a andarOptar por esconderse entre sí mismoIrse a la misma mierdaDesamarrar sus diablosO simplemente hacerse el monigoteel salsero mayorel chicle más orondo de la fiesta. -Perder placer es tristeLuis CernudaCuando estoy en su casa duermo solo.No me he atrevido nunca a afrontar el pasilloque velan los ronquidos frágiles de sus padres.A veces, en la noche,noto el hueco invisible que no ocupamos juntos.Y entonces pienso siempre en el amorque no hicimos en díasde intimidad pospuesta y acaso sin saberlo.No en las húmedas noches ni en los prados borrososde calor ni en las playas soleadas:en el vagón sin ella y en las tardes de clasesy en los libros leídos y olvidadosy en las peleas tontas y en esas dos semanasde necia calentura hasta que dijo sí.Ah, las aguas paradas, el corazón inquieto.Perder placer es triste y el deseoirremplazable muere a cada instanteen un mundo de amantes silenciosos.Pero por la mañana,cuando se van sus padres -vermú dominical-,ella viene a mi cama, soñolienta y desnuda.Su ternura que es próspera llena un hueco en el mundoy deja al corazón sin argumentos. -HAY algo denso, unido, sentado en el fondo,repitiendo su número, su señal idéntica.Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo,en su fina materia hay olor a edad,y el agua que trae el mar, de sal y sueño.Me rodea una misma cosa, un solo movimiento:el peso del mineral, la luz de la miel,se pegan al sonido de la palabra noche:la tinta del trigo, del marfil, del llanto,envejecidas, desteñidas, uniformes,se unen en torno a mí como paredes.Trabajo sordamente, girando sobre mí mismo,como el cuervo sobre la muerte, el cuervo de luto.Pienso, aislado en lo extremo de las estaciones,central, rodeado de geografía silenciosa:una temperatura parcial cae del cielo,un extremo imperio de confusas unidadesse reúne rodeándome. -Pero es más triste todavía, mucho más triste.Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.Más triste, más. Como ese vahoque de la tierra exhala depués la pulpa muerta.Como esa mano que del cuerpo tendidose eleva y quiere solamente acariciar las luces,la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeandotan delicadamente sobre la triste forma abandonada.Alma de niebla dulce, suspendidasobre su ayer amante, cuerpo inermeque pálido se enfría con las nocturnas horasy queda quito, solo, dulcemente vacío.Alma de amor que vela y se separavacilando, y al fin se aleja tiernamente fría. -Por Tosca, a MargaritaTerminó la funcióny me he soñado arcángelcuando soy sólo un violinista dormido ante su atril.Vacía la tabernavacío el corazón como una plaza públicame encuentro frente a tifrente a mí misma.También yo fui una niña y luego fui un traidory luego un marinero naufragandoen el agua podrida de su charca.Y quise desnudarmeecharme sobre ti como sobre el abismoy después no ser yo sino tu pielel insalvable pozo de tus ojoso un violinista dormido ante su atrilsoñando que despierta y que te ama. -¡Qué milagrosa es la Naturaleza!Pues, ¿no da luz la nieve? Inmaculaday misteriosa, trémula y callada,paréceme que mudamente rezaal caer... ¡Oh nevada!:tu ingrávida y glacial eucaristíahoy del pecado de vivir me absuelvay haga que, como tú, mi alma se vuelvafúlgida, blanca, silenciosa y fría. -Pasásteis como pasan por el roblelas hojas que arrebata en primaverapedrisco intempestivo;pasásteis, hijos de mi raza noble,vestida el alma de infantil eusquera,pasásteis al archivode mármol funeral de una iglesiaque en el regazo recogido y verdeel Pirineo vascoal tibio sol del monte se acurruca.Abajo, el Bidasoa va y se pierdeen la mar; un peñascorecoge de sus olas el gemido,que pasan, tal las hojas rumorosas,tal vosotros, oscuroshijos sumisos del hogar henchidode silenciosa tradición. Las fosasque a vuestros huesos, puros,blancos, les dan de última cuna lecho,fosas que abrió el cañón en sorda guerra,no escucharán el cantode la materna lluvia que el helechodeja caer en vuestra patria tierracomo celeste llanto...No escucharán la esquila de la vacaque en la ladera, al pie del caserío,dobla su cuello al suelo,ni a lo lejos la voz de la resacade la mar que amamanta a vuestro ríoy es canto de consuelo.Fuísteis como corderos, en los ojosguardando la sonrisa doloridalágrimas del ocaso,de vuestras madres el alma de hinojos,¡y en la agonía de la paz la vidarendísteis al acaso..!.¿Por qué? ¿Por qué? Jamás esta preguntaterrible torturó vuestra inocencia;nacísteis... nadie sabepor qué ni para qué... ara la yunta,y el campo que ara es toda su conciencia,y canta y vuela el ave...¡Orhoit Gutaz! Pedís nuestro recuerdoy una lección nos dais de mansedumbre;calle el porqué..., vivamoscomo habéis muerto, sin porqué, es lo cuerdo...los ríos a la mar..., es la costumbrey con ella pasamos... -¿Qué firme arquitectura se levantadel paisaje, si urgente de belleza,ordenada, y penetra en la certezadel aire, sin furor y la suplanta?Las líneas graves van. Mas de su plantabrota la curva, comba su justezaen la cima, y respeta la cortezaintacta, cárcel para pompa tanta.El alto cielo luces meditadasreparte en ritmos de ponientes cultos,que sumos logran su mandato recto.Sus matices sin iris las moradasdel aire rinden al vibrar, ocultos,y el acorde total clama perfecto. -Al final de la tarde,después de un día oscurosu piel acartonada en los tejados,lluvia de madrugaday un viento suave de tiza humedecido,por un instante breve, nace una luz cansadaque bautiza de fiesta a las fachadas.Me acerco a la ventanay el paisaje nombrado tantas vecesme enmarca un lienzo nuevo,mientras la luz perfuma tus temblores.Al inclinarme lento a descifrarla piedra iluminada de tu valle,el tiempo me recibe con sus montescerrados, convirtiendo mis labiosen torpes espejismos donde el deseomuerde su enigma más helado.Y escuchando el sonido del incendiode nuestro antiguo fuego,confundido por códigos y signosque son indescifrables,me hundo en la ceniza de tu almohada,a que llegue la noche y me condenedesnudo entre la piel de tu paisaje. -Contra el cielo inespresable,el álamo, ya amarillo,instala la alta bellezade su éstasis vespertino.La luz se recoje en élcomo en el nido tranquilode su eternidad. Y el álamotermina bien en sí mismo. -En este deicidioAnimalista Analítico CientifistaDe pueblos sin moral porque no tuvieron esperanzaO porque la ilusión fue una ofrendaY el sacrificio pan de cada misterio.Al Homo erectus Al Homo habilisAl Homo sapiens Al Homo cum industriaEn todas sus frentes En todos sus frentesLe balbució y aún le tartalea la inteligencia.YoAterrizoEn ese sentidoPisoLa losa del aeropuerto y al calificativo vanguardista. -Siempre habrá nieve altaneraque vista el monte de armiñoy agua humilde que trabajeen la presa del molino.Y siempre habrá un sol también"un sol verdugo y amigo"que trueque en llanto la nievey en nube el agua del río. -20 poemas de amor y una canción desesperadaTe recuerdo como eras en el último otoño.Eras la boina gris y el corazón en calma.En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.Y las hojas caían en el agua de tu alma.Apegada a mis brazos como una enredadera,las hojas recogían tu voz lenta y en calma.Hoguera de estupor en que mi sed ardía.Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:boina gris, voz de pájaro y corazón de casahacia donde emigraban mis profundos anhelosy caían mis besos alegres como brasas.Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.Hojas secas de otoño giraban en tu alma. -Azor, Calatañazor,juguete.Tu puerta, ojiva menor,es tan estrecha,que no entra un moro, jinete,y a pie no cabe una flecha.Descabalga, Almanzor.Huye presto.Por la barranca brava,ay, y cómo rodaba,juguete,el atambor. -Los rayos le cuenta al SolCon un peine de marfilLa bella Jacinta un díaQue por mi dicha la viEn la verde orillaDe Guadalquivir.La mano oscurece al peine;Mas qué mucho, si el abrilLa vio oscurecer los liliosQue blancos suelen salirEn la verde orillaDe Guadalquivir.Los pájaros la saludan,Porque piensa (y es así)Que el Sol que sale en orienteVuelve otra vez a salirEn la verde orillaDe Guadalquivir.Por sólo un cabello el SolDe sus rayos diera mil,Solicitando invidiosoEl que se quedaba allíEn la verde orillaDe Guadalquivir. -Antes que los astronautas, los poetas llegaron a la luna. -Amor, hagamos cuentas.A mi edadno es posibleengañar o engañarnos.Fui ladrón de caminos,tal vez,no me arrepiento.Un minuto profundo,una magnolia rotapor mis dientesy la luz de la lunacelestina.Muy bien, pero, el balance?La soledad mantuvosu red entretejidade fríos jazminerosy entoncesla que llegó a mis brazosfue la reina rosadade las islas.Amor,con una gota,aunque caigadurante toda y todala nocturnaprimaverano se forma el océanoy me quedé desnudo,solitario, esperando.Pero, he aquí que aquellaque pasó por mis brazoscomo una olaaquellaque sólo fue un saborde fruta vespertina,de prontoparpadeó como estrella,ardió como palomay la encontré en mi pieldesenlazándosecomo la cabellera de una hoguera.Amor, desde aquel díatodo fue más sencillo.Obedecí las órdenesque mi olvidado corazón me dabay apreté su cinturay reclamé su bocacon todo el poderíode mis besos,como un rey que arrebatacon un ejército desesperadouna pequeña torre donde crecela azucena salvaje de su infancia.Por eso, Amor, yo creoque enmarañado y duropuede ser tu camino,pero que vuelvesde tu caceríay cuando enciendesotra vez el fuego,como el pan en la mesa,así, con sencillez,debe estar lo que amamos.Amor, eso me diste.Cuando por vez primeraella llegó a mis brazospasó como las aguasen una despeñada primavera.Hoyla recojo.Son angostas mis manos pequeñaslas cuencas de mis ojospara que ellas recibansu tesoro,la cascadade interminable luz, el hilo de oro,el pan de su fraganciaque son sencillamente, Amor, mi vida. -Alto día, en el flujodespacioso del aire,en el claro erigidopor el baile de acerosde la luz, en la ramacuya huraña negrurafija la piel del agua,fija la red del tiempo.El puente nos afincaentre riberas yermas.Salto petrificado,revuelan en sus arcosvencejos impacientes,el negro de los grajos:hilanderos sin hiloen el telar del mundo.Bajo el pretil las aguasdiscurren obedientes.Orillan los sentidos,la tierra del decir,cuando decir no importa,al pairo en el instante,desnudos de los nombresque yerran lo nombrado.Crece el día. Y arriba,fábula indescifrable,extrema su dominiola claridad que somos. -Cada vez que nos dan clases de amnesiacomo si nunca hubieran existidolos combustibles ojos del almao los labios de la pena huérfanacada vez que nos dan clases de amnesiay nos conminan a borrarla ebriedad del sufrimientome convenzo de que mi regiónno es la farándula de otrosen mi región hay calvarios de ausenciamuñones de porvenir/arrabales de duelopero también candores de mosquetapianos que arrancan lágrimascadáveres que miran aún desde sus huertosnostalgias inmóviles en un pozo de otoñosentimientos insoportablemente actualesque se niegan a morir allá en lo oscuroel olvido está tan lleno de memoriaque a veces no caben las remembranzasy hay que tirar rencores por la bordaen el fondo el olvido es un gran simulacronadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidarun gran simulacro repleto de fantasmasesos romeros que peregrinaran por el olvidocomo si fuese El Camino de Santiagoel día o la noche en que el olvido estallesalte en pedazos o crepite/los recuerdos atroces y los de maravillaquebrará los barrotes de fuegoarrastrarán por fin la verdad por el mundoy esa verdad será que no hay olvido. -Quien extravió la vida al recrearlacon secreta pasión, al hilo de palabrasque forjaron, tal vez, su limpio emblema,vuelve a mirarte desde su cansancio,donde la luz evita esas pupilasque un antiguo fulgor encaneció.El premio es la ceguera, el abandono.Creer tocar la luz y que calcine.No la paz satisfechaque pudo confundir en otro tiempocon la sabiduría o su inminencia,cuando saber es la palabraque nombra la derrota del deseo,el temblor de unas manos en el aire. -A la que España toda humilde estradoY su horizonte fue dosel apenas,El Betis esta urna en sus arenasMajestuosamente ha levantado.¡Oh peligroso, oh lisonjero estadoGolfo de escollos, playa de sirenas!Trofeos son del agua mil entenas,Que aun rompidas no sé si se han recordado,La Margarita, pues, luciente gloriaDel sol de Austria y la concha de Baviera,Más coronas ceñida que vio años,En polvo ya el clarín final espera:Siempre sonante a aquel cuya memoriaAntes peinó que canas desengaños. -IAl muy prepotente don Juan el segundo,aquél con quien Júpiter tuvo tal zelo,que tanta de parte le fizo del mundoquanta a sí mesmo se hizo del çielo;al grand rey d'España, al Çésar novelo,al que con Fortuna es bien fortunado,aquél en quien caben virtud e reinado;a él, la rodilla fincada por suelo, -Dos arañas en el lavabo:Dudar un momento.¿Salvarlas, llevarlas afuera?El viento, la lluvia, la escarcha.Las hormigas, los pájaros.Demasiados peligros.Una difícil supervivencia.Pero entonces, ¿qué hacer entonces?¿Aplastarlas entre los dedos,abrir el grifo?¡Claro, abrir el grifo!Bajo el chorro, luchan por salir.Un esfuerzo. Un último esfuerzo.Luego, casi al unísono, ovillanlas patas sobre el abdomen.¿Resignadas? ¿Afirmándose? ¿Muriendo?Como espirales del aguadesaparecen por el desagüe.Limpio. Limpio y sencillo.Pequeños crímenes. -Tienes que verlo:verde bajo sol, en todos los tonos;detrás, todo un campo de manzanillaen ondas blancas;y ahí dentro, una mancha acre rojo, más rojo, rojísimo,seis veces amapola.Tienes que verlo en Rijmenam:la alameda hacia nuestro campo bajo el sol,después de ella, la casa oculta;y ahí dentro, ella, Añés, el rojo ardiendoentre el rojo vivo de nosotros,cuatro veces amapola bajo solde cada niño nuestro.Tienes que verlo así:¡Dios, Dios!, cada uno de nosotros, estodo el planeta Tierra rojo,es amapola roja, es -total seis veces- el sol. -Las rosas están insoportables en el floreroJAIME SABINESTal vez haya un rigor para encontrarteel corazón de rosa rigurosaya que hablando en rigor no es poca cosaque tu rigor de rosa no te harte.Rosa que estás aquí o en cualquier partecon tu rigor de pétalos, qué sosaes tu fórmula intacta, tan hermosaque ya es de rigor desprestigiarte.Así que abandonándote en tus ramoso dejándote al borde del caminoaplicarte el rigor es lo mejor.Y el rigor no permite que te hagamosliras ni odas cual floreros, sinoapenas el soneto de rigor. -Y FUE a esa edad... Llegó la poesíaa buscarme. No sé, no sé de dóndesalió, de invierno o río.No sé cómo ni cuándo,no, no eran voces, no eranpalabras, ni silencio,pero desde una calle me llamaba,desde las ramas de la noche,de pronto entre los otros,entre fuegos violentoso regresando solo,allí estaba sin rostroy me tocaba.Yo no sabía qué decir, mi bocano sabíanombrar,mis ojos eran ciegos,y algo golpeaba en mi alma,fiebre o alas perdidas,y me fui haciendo solo,descifrandoaquella quemadura,y escribí la primera línea vaga,vaga, sin cuerpo, puratontería,pura sabiduríadel que no sabe nada,y vi de prontoel cielodesgranadoy abierto,planetas,plantaciones palpitantes,la sombra perforada,acribilladapor flechas, fuego y flores,la noche arrolladora, el universo.Y yo, mínimo ser,ebrio del gran vacíoconstelado,a semejanza, a imagendel misterio,me sentí parte puradel abismo,rodé con las estrellas,mi corazón se desató en el viento. -Tres moricas me enamoranen Jaén:Axa y Fátima y Marién.Tres moricas tan garridasiban a coger olivas,y hallábanlas cogidasen Jaén:Axa y Fátima y Marién.Y hallábanlas cogidasy tornaban desmaídasy las colores perdidasen Jaén:Axa y Fátima y Marién.Tres moricas tan lozanasiban a coger manzanasy hallábanlas tomadasen Jaén:Axa y Fátima y Marién.Díjeles: ¿Quién sois, señoras,de mi vida robadoras?Cristianas que éramos morasen Jaén:Axa y Fátima y Marién. -¡Qué dulce es querer mucho, pero también qué triste!¿Por qué esperamos tanto y obtenemos tan poco?¿Por qué si uno se entrega el otro se resiste?¿Por qué el amor es ciego, y sordo, y mudo, y loco?Llevamos en el alma la divina tendenciade ofrecer sin reservas nuestros cálidos brazos,y nos quedamos solos, con nuestra propia ausencia,y el corazón sangrante partido en mil pedazos. -Muerto me lloró el Tormes en su orilla,En un parasismal sueño profundo,En cuanto don Apolo el rubicundoTres veces sus caballos desensilla.Fue mi resurrección la maravillaQue de Lázaro fue la vuelta al mundo,De suerte que ya soy otro segundoLazarillo de Tormes en Castilla.Entré a servir a un ciego, que me envía,Sin alma vivo, y en un dulce fuego,Que ceniza hará la vida mía.¡Oh qué dichoso que sería yo luego,Si a Lazarillo le imitase un díaEn la venganza que tomó del ciego! -No intentes convencerme de torpezacon los delirios de tu mente loca:mi razón es al par luz y firmeza,firmeza y luz como el cristal de roca.Semejante al nocturno peregrino,mi esperanza inmortal no mira el suelo;no viendo más que sombra en el camino,sólo contempla el esplendor del cielo.Vanas son las imágenes que entrañatu espíritu infantil, santuario oscuro.Tu numen, como el oro en la montaña,es virginal y, por lo mismo, impuro.A través de este vórtice que crispa,y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,oruga enamorada de una chispao águila seducida por un astro.Inútil es que con tenaz murmulloexageres el lance en que me enredo:yo soy altivo, y el que alienta orgullolleva un broquel impenetrable al miedo.Fiando en el instinto que me empuja,desprecio los peligros que señalas.«El ave canta aunque la rama cruja,como que sabe lo que son sus alas».Erguido bajo el golpe en la porfía,me siento superior a la victoria.Tengo fe en mí; la adversidad podría,quitarme el triunfo, pero no la gloria.¡Deja que me persigan los abyectos!¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!La flor en que se posan los insectoses rica de matiz y de perfume.El mal es el teatro en cuyo forola virtud, esa trágica, descuella;es la sibila de palabra de oro,la sombra que hace resaltar la estrella.¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendidoserá el fuego voraz que me consuma!La perla brota del molusco heridoy Venus nace de la amarga espuma.Los claros timbres de que estoy ufanohan de salir de la calumnia ilesos.Hay plumajes que cruzan el pantanoy no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palmacrece en la orilla que el oleaje azota.El mérito es el náufrago del alma:vivo, se hunde; pero muerto, ¡flota!¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!¡Consuela el corazón del que te ama!Dios dijo al agua del torrente: ¡bulle!;y al lirio de la margen: ¡embalsama!¡Confórmate, mujer! Hemos venidoa este valle de lágrimas que abate,tú, como la paloma, para el nido,y yo, como el león, para el combate. -La cojita está embarazada.Se mueve trabajosamente,pero qué dulce miradamira de frente.Se le agrandaron los ojoscomo si su niñotambién le creciera en ellospequeño y limpio.A veces se queda viendoquién sabe qué cosasque sus ojos blancosse le vuelven rosas.Anda entre toda la gentetrabajosamente.No puede disimular,pero, a punto de llorar,la cojita, de repente,se mira el vientrey ríe. Y ríe la gente.La cojita está embarazadaahorita está en su balcóny yo creo que se alegracantándose una canción:«cojita del pie derechoy también del corazón». -Acaso es tarde.No importa yaque con favor del diablocoloque mis jazmines en la acera,mi zapato de tierraen la ventana,y me quedeen cuclillas,aguardando,que alguien golpee de una vez mi puerta.No importa yaque con las gotasde un día que en la fiesta fue lluvioso,yo moje mis cabellos y mejillas,y me quede sentada,parpadeando,sobre el sillón de mimbre, en la penumbra.Acaso es tarde.Acaso el tiempome llegó de golpepor andarme de madre,por andarme de hija,y este fuego nocturnoque sube por mis huesos,este aullido ferozque levanta mi sangre,ya no son señalespara llamar a nadie. -El cantar de los pájaros, al alba,cuando el tiempo es más tibio,alegres de vivir, ya se deslizaentre el sueño, y de gozocontagia a quien despierta al nuevo día.Alegre sonriendo a su juguetepobre y roto, en la puertade la casa juega solo el niñitoconsigo, y en dichosaignorancia, goza de hallarse vivo.El poeta, sobre el papel soñandosu poema inconcluso,hermoso le parece, goza y piensacon razón y locuraque nada importa: existe su poema. -Por tu vida yo soy...en tus ojos yo vivo la armonía de lo eterno.La emoción se me riega,y se ensancha mi sangre por las venas del mundo.No doy ecos partidos.Lo inmutable me sigueresbalando hasta el fondo de mi propia conciencia.En ti yo amo las últimas huidas virginalesde las manos del alba,y armando lo infinitote quiero entre las puertas humanas que te enlazan.En ti aquieto las ramas abiertas del espacio,y renuevo en mi arteria tu sangre con mi sangre.¡Te multiplicas!¡Creces!¡Y amenazas quedartecon mi prado salvaje!Eres loca carrera donde avanzan mis pasos,atentos como albasal sol germinativo que llevas en tu impulso.Por tu vida yo soyalta mar y gaviota:en ella vibroy crezco... -Fácil, en la meseta castellanaes el cielo, francoel espacio, sin puertas, extendido,país puro del águila... Perohondamente aquíoxígeno mortal llevan sus airesy un moho la libertad que quema el ámbitode su llanura, ¡tanta contraria leymarchitó a quien la puebla!Y así encina y pinar ofrecen siemprerecogimiento, mas la acidia y la envidiano abandonan sus hojasque la lluvia no arrastra, ni lo mezquinosu corazón que poseído hubieralas vastas galerías donde nacela luz que cerca habita.No pudo ser, por eso vengo ahoraa contemplar este abierto ofertorio dondesobre aquella hermosura"que acaso no merezcansus hombres"el más hondo pensar aquí se inicia. -Hervías la lechey seguías las aromosas costumbres del café.Recorrías la casacon una medida sin desperdicios.Cada minucia un sacramento,como una ofrenda al peso de la noche.Todas tus horas están justificadasal pasar del comedor a la sala,donde están los retratosque gustan de tus comentarios.Fijas la ley de todos los díasy el ave dominical se entreabrecon los colores del fuegoy las espumas del puchero.Cuando se rompe un vaso,es tu risa la que tintinea.El centro de la casavuela como el punto en la línea.En tus pesadillasllueve interminablementesobre la colección de matasenanas y el flamboyán subterráneo.Si te atolondraras,el firmamento rotoen lanzas de mármol,se echaría sobre nosotros. -Después de mucho, después de vagas leguas,confuso de dominios, incierto de territorios,acompañado de pobres esperanzasy compañías infieles y desconfiados sueños,amo lo tenaz que aún sobrevive en mis ojos,oigo en mi corazón mis pasos de jinete,muerdo el fuego dormido y la sal arruinada,y de noche, de atmósfera oscura y luto prófugo,aquel que vela a la orilla de los campamentos,el viajero armado de estériles resistencias,detenido entre sombras que crecen y alas que tiemblan,me siento ser, y mi brazo de piedra se defiende.Hay entre ciencias de llanto un altar confuso,y en mi sesión de atardeceres sin perfume,en mis abandonados dormitorios donde habita la luna,y arañas de mi propiedad, y destrucciones que me son queridas,adoro mi propio ser perdido, mi substancia imperfecta,mi golpe de plata y mi pérdida eterna.Ardió la uva húmeda, y su agua funeralaún vacila, aún reside,y el patrimonio estéril, y el domicilio traidor.Quién hizo ceremonia de cenizas?Quién amó lo perdido, quién protegió lo último?El hueso del padre, la madera del buque muerto,y su propio final, su misma huida,su fuerza triste, su dios miserable?Acecho, pues, lo inanimado y lo doliente,y el testimonio extraño que sostengo,con eficiencia cruel y escrito en cenizas,es la forma de olvido que prefiero,el nombre que doy a la tierra, el valor de mis sueños,la cantidad interminable que dividocon mis ojos de invierno, duranda cada día de este mundo. -Soy una gaviotasolitariacon el ala tronchadaabro un surco en la arena. -Escriboen defensa del reinodel hombre y su justicia. Pidola pazy la palabra. He dicho«silencio»,«sombra»,«vacío»etcétera.Digo«del hombre y su justicia»,«océano pacífico»,lo que me dejan.Pidola paz y la palabra. -El Viejo Patriarca,Que todo lo abarca,Se riza la barba de príncipe asirio;Su nívea cabeza parece un gran lirio,Parece un gran lirio la nívea cabeza del viejo Patriarca.Su pálida frente es un mapa confuso:La abultan montañas de hueso.Que forman lo raro, lo inmenso, lo espesoDe todos los siglos del tiempo difuso.Su frente de viejo ermitañoParece el desierto de todo lo antaño:En ella han carpido la hora y el año,Lo siempre empezado, lo siempre concluso,Lo vago, lo ignoto, lo iluso, lo extraño,Lo extraño y lo iluso...Su pálida frente es un mapa confuso:La cruzan arrugas, eternas arrugas,Que son cual los ríos del vago país de lo abstrusoCuyas olas, los años, se escapan en rápidas fugas.¡Oh, las viejas, eternas arrugas;Oh los surcos oscuros:Pensamientos en formas de orugasDe donde saldrán los magníficos siglos futuros! -Bramaba la ola del cielo,caía sobre los bordes de las losascomo una pequeña lluviaque despertara con el rumor del agua.La muerte sucedía de nochecomo un piélago lleno de amor,con las cucarachas escarbandola madera de los ataúdes,hinchados por la humedad del aire.Golosos, los gusanos se apresurabana terminar con las flores mojadas.De las rendijassurgía un canto hiriente,una caricia de huesos,la esperanza muda de los cadáveresque respiraban luzcon pulmones de arcilla.Era de noche,la llama de los amantes vibraba con los muertos. -El día que me quieras tendrá más luz que junio;la noche que me quieras será de plenilunio,con notas de Beethoven vibrando en cada rayosus inefables cosas,y habrá juntas más rosasque en todo el mes de mayo.Las fuentes cristalinasirán por las laderassaltando cristalinasel día que me quieras.El día que me quieras, los sotos escondidosresonarán arpegios nunca jamás oídos.Éxtasis de tus ojos, todas las primaverasque hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,luciendo golas cándidas, irán las margaritaspor montes y praderas,delante de tus pasos, el día que me quieras...Y si deshojas una, te dirá su inocentepostrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!Al reventar el alba del día que me quieras,tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,florecerán las místicas corolas de los lotos.El día que me quieras será cada celajeala maravillosa; cada arrebol, mirajede "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,cada árbol una lira, cada monte un altar.El día que me quieras, para nosotros doscabrá en un solo beso la beatitud de Dios. -Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por bebertela leche de los senos como de un manantial,por mirarte y sentirte a mi lado y tenerteen la risa de oro y la voz de cristal.Por sentirte en mis venas como Dios en los ríosy adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,porque tu ser pasara sin pena al lado míoy saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabríaamarte, amarte como nadie supo jamás!Morir y todavíaamarte más.Y todavíaamarte másy más. -Breves lapsos de tiempo se atesoranen la estable marea de la vida,cuando no trunca el río su crecidahacia esas aguas que lo enamoran.Es una ola el lugar de la partidadonde juegan aquellos que se ignoran,y con puños la espuma rememorancomo dados que ciernen una herida.Camino del océano va luna,desprendida la noche de su amante,iluminando a muerte y a locura.Sin entrañas, sin sangre, sin venturay con el porvenir espeluznantetransita en cada mar hacia la cuna. -¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?,¡Lluvia en el lago!¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre?¡Viento en la cumbre!¿Cómo tu vida, mi alma, se renueva?,¡Sombra en la cueva!,¡Lluvia en el lago!,¡Viento en la cumbre!,¡Sombra en la cueva!Lágrimas es la lluvia desde el cielo,y es el viento sollozo sin partida,pesar, la sombra sin ningún consuelo,y lluvia y viento y sombra hacen la vida. -No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico de pazpero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas contra la pacificacióny hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificadoscuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificary a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiroes claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espaldao algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lentoen realidad somos un país tan peculiarque quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será. -Con tal vehemencia el vientoviene del mar, que sus soneselementales contagianel silencio de la noche.Solo en tu cama le escuchasinsistente en los cristalestocar, llorando y llamandocomo perdido sin nadie.Mas no es él quien en desvelote tiene, sino otra fuerzade que tu cuerpo es hoy cárcel,fue viento libre, y recuerda. -Madrecita mía,madrecita tierna,déjame decirtedulzuras extremas.Es tuyo mi cuerpoque juntaste en ramo;deja revolverlosobre tu regazo.Juega tú a ser hojay yo a ser rocío:y en tus brazos locostenme suspendido.Madrecita mía,todito mi mundo,déjame decirtelos cariños sumos. -De pasión sobrante y sueños de cenizaun pálido palio llevo, un cortejo evidente,un viento de metal que vive solo,un sirviente mortal vestido de hambre,y en lo fresco que baja del árbol, en la esencia del solque su salud de astro implanta en las flores,cuando a mi piel parecida al oro llega el placer,tú, fantasma coral con pies de tigre,tú, ocasión funeral, reunión ígnea,acechando la patria en que sobrevivocon tus lanzas lunares que tiemblan poco.Porque la ventana que el mediodía vacío atraviesatiene un día cualquiera mayor aire en sus alas,el frenesí hincha el traje y el sueño al sombrero,una abeja extremada arde sin tregua.Ahora, qué imprevisto paso hace crujir los caminos?Qué vapor de estación lúgubre, qué rostro de cristal,y aún más, qué sonido de carro viejo con espigas?Ay, una a una, la ola que llora y la sal que se triza,y el tiempo del amor celestial que pasa volando,han tenido voz de huéspedes y espacio en la espera.De distancias llevadas a cabo, de resentimientos infieles,de hereditarias esperanzas mezcladas con sombra,de asistencias desgarradoramente dulcesy días de transparente veta y estatua floral,qué subsiste en mi término escaso, en mi débil producto?De mi lecho amarillo y de mi substancia estrellada,quién no es vecino y ausente a la vez?Un esfuerzo que salta, una flecha de trigotengo, y un arco en mi pecho manifiestamente espera,,y un latido delgado, de agua y tenacidad,como algo que se quiebra perpetuamente,atravies hasta el fondo mis separacionesapaga mi dolor y propaga mi duelo. -A Patricio LumumbaMi madre parió un negritoal divorciarse de su hombre,es congo, congo, conguito,Y Congo tiene por nombre.Todos piden que caminey lo parieron ayer.Otros, que se eliminesin acabar de nacer...¡Ay Congo,Yo sí me opongo!El mundo te mira absortopor tu nacimiento obscuro.Te consideran abortopor tu gatear inseguro.¡Ay Congo,Cuánto rezongo!Yo he visto blancos naceren condiciones iguales,y sus tropiezos de ayerse consideran normales.Mi Congo, congolesitoque Congo tiene por nombre,hoy día es sólo un negritomañana será un gran hombre:A las Montañas Mitumballegará su altiva frente,Y el caudaloso LuabaTendrá en sanguíneo torrente.¡Sí Congo,Y no supongo!África ha sido la madreque pariera en un camastroAl niño Congo, sin padre,Que no desea padastro.¡África, tierra sin frío,madre de mi obscuridad;cada amanecer ansío,cada amanecer ansío,cada amanecer ansíotu completa libertad! -El vuelo de esta avispaen el azul del aire, contra un fondode cipreses y falsascolumnas medievales, mientras Pauladesanuda con pasoazorado el jardíny advierte fugazmente cada tronco,la trama ensimismadade setos y empedrados,viene tal vezde muy lejos, de un tiempoanterior a los tiempos que recuerdo,cuando el simple existirde las cosasse imprimía en los ojoscon limpieza, y el vuelo rectoy absorto de la avispaera tan sólo acción y asombro,humilde acontecercomo este fondo azulque afirma a los cipresesde repente crecidos,igual que ahora Paulacon andar más tranquilose acerca hasta sus troncosy levanta los brazos(niña avispada)respondiendo feliz a su saludo. -Algo fluye cuando ya nada se agita.Y su paso inadvertido por las tinieblas que duermen con nosotrostrocará en una luz exasperada cuanto de ciega tiene la miseria.Desde el fondo, pozo o pantano de números,donde hostigados por el mundo y sus miles de cabezascaímos quince lenguas dentro de la carne,algo que sólo puede tocarse munido de los guantes de la desesperación,algo fluye, cuando creemos que ya nada se agita.Obliga al dolorido músculo del corazóny al cerrado hueso de la mentea comer y beber, aún dentro de sus celdas.Es una fuerza que nos lleva rudamente de la manoe inventa un camino de color insólito,por donde huimos desnudos de los ciegos.Obediente, ella agitará los párpados de los muertosy hará huir a la mosca-heraldo, que espera paciente,colgada de la gula.Colgará de nuevo el sol, cuando la luna caiga.Podremos verla latir en medio de nuestras negras sombras,aún cuando boquiabiertos, observemos día a díapasar nuestros propios funerales.Algo fluye cuando ya nada se agita.Por su gracia habrá fruto en las flores marchitas(su magia gruñirá en la vértebra)lanzará por el aire ancianos y guadañas con pasos de diluvio;nuestras jóvenes canas se ennegrecen,ante el silbato de plata besado a último momentocon manos temblorosas que arrojan al viento de los lechos.Y cuando nuestros pálidos huesosden fuerza y vigor a las margaritas, aún palpitarándesde la tumba.Porque algo fluye, cuando creemos que ya nada se agita. -Es voz común que a más del mediodía,en ayunas la Zorra iba cazando;halla una parra, quédase mirandode la alta vid el fruto que pendía.Causábala mil ansias y congojasno alcanzar a las uvas con la garra,al mostrar a sus dientes la alta parranegros racimos entre verdes hojas.Miró, saltó y anduvo en probaduras,pero vio el imposible ya de fijo.Entonces fue cuando la Zorra dijo:«No las quiero comer. No están maduras».No por eso te muestres impaciente,si se te frustra, Fabio, algún intento:aplica bien el cuento,y di: No están maduras, frescamente. -A J. de j. Núñez y DomínguezA mi paso y al azar te desprendistecomo el fruto más profanoque pudiera concederme la benévolaactitud de este verano.(Blonda Sara, uva en sazón: mi apego francoa tu persona, hoy me incitaa burlarme de mi ayer, por la inauditabuena fe con que creí mi sospechosavocación, la de un levita).Sara, Sara: eres flexible cual la hondade David y contundentecomo el lírico guijarro del mancebo;y das, paralelamente,una tortura de hielo y una combustión de pira;y si en vértigo de abismo tu pelo se desmadeja,todavía, con brazo heroicoy en caída acelerada, sostienes a tu pareja.Sara, Sara, golosina de horas muelles;racimo copioso y magno de promisión, que fatigas.el dorso de dos hebreos:siempre te sean amigasla llamarada del sol y del clavel; si tu bravaarquitectura se rompe como un hilo inconsistente,que bajo la tierra lóbregaesté incólume tu frente;y que refulja tu blonda melena, como tesoroescondido; y que se guarden indemnes como real sellotus brazos y la columnade tu cuello. -a PaulinaUn castillo de naipes que se vinoabajo, para siempre; tu pasado:horas que fueron tristes; el transcursode un ebrio atardecer; días fugacescomo guirnaldas súbitas, honrandolas sienes de tus hijas. Qué de erroresal cabo de los años. Qué de errores.(Pero ella está contigo, con su raroademán que tú amaste para siempre,desde la vez primera.) Hay tantas cosasque quieres olvidar. Puedes, no obstante,decir que tú también fuiste dichoso,pese a todo y a todos, en algunaocasión. (Recuerda aquellos íntimosregalos de la noche, en la cercanaprolijidad del mar: dones perdidosen la inquietud del tiempo.)Tu vida.Una vida cualquiera. Semejantea la de tantos otros. Tan inútil. -Si fuera de mi amor verdad el fuego,él caminara a tu divina esfera;pero es cometa que corrió ligeracon resplandor que se deshizo luego.¡Qué deseoso de tus brazos llegocuando el temor mis culpas considera!mas si mi amor en ti no persevera,¿en qué centro mortal tendrá sosiego?Voy a buscarte, y cuanto más te encuentro,menos reparo en ti, Cordero manso,aunque me buscas tú del alma adentro.Pero dime, Señor: si hallar descansono puede el alma fuera de su centro,y estoy fuera de ti, ¿cómo descanso? -Detrás del tiempo un animal me mira:él sabe lo que escribo porque antes de míya ha sido un nombre. Es el uro.Fantasea quien lo toma por el toro.A veces es un pájaro, un río, el vientoy a veces es un algo que deja en las ramasgrandes manchas de sangre y un pasoque se aleja, macizo e invisible.No lo vulnera el hacha ni la piedrade una arcaica Europa que aún no sueñacon forjar metales y la Historia.Es el uro. A veces es un hombreque huye de sí mismo.Un animal pensante que añora volver al bosquedel eterno presente, a las pasiones soberbias,a la ira, la furia y la muerte violentadel dominio y el celo.Es el uro. En sus ojos rojizoshay un algo execrable.Nos aterra que vuelva y que vuelvaDionisios con su corte de faunosy el terror y la noche derrumbando ciudades,sumiéndonos en el fuego de los dioses hambrientosque reclaman la tierra, la luz, el aire. Las imaginaciones.Es el uro, En el linde de las ciudadestodo esto cabe entre sus cuernos.Allí donde recuerda, una por una,las traiciones del hombre.No rumia venganzas, no planeasurgir en la cómplice noche a cobrarseel desquite con sus dos puñales, si el terrordel retorno no bastara para matar a un hombre.No se mata a los muertos. "Soy el uro.Zeus usó mi forma para raptar a Europa.He visto, inmutable, en el rodar de las estacionespasar a los fenicios, los partos y los griegos.El tiempo es un solo día. Maté a un inmortalen la aurora y en Sumeria y a mediodíame describió Plinio el Viejo, entusiasmado.Cartago duró una hora; Roma, quizá dos.El niño Lutero me temía: ya era una leyenda.Creyó extinguirme un cortesano del siglo diecisiete:la tierra que lo cubre tienen a su estirpe,su esposa y su palacio. Ése es el hombre:polvo que tragan las colinas.Soy el uro, lo real. Él es imaginario". -Por qué te precipitas hacia la maternidad y verificastu ácido oscuro con gramos a menudo fatales?El porvenir de las rosas ha llegado! El tiempode la red y el relámpago! Las suaves peticionesde las hojas perdidamente alimentadas!Un río roto en desmesurarecorre habitaciones y canastosinfundiendo pasiones y desgraciascon su pesado líquido y su golpe de gotas.Se trata de una súbita estaciónque puebla ciertos huesos, ciertas manos,ciertos trajes marinos.Y ya que su destello hace variar las rosasdándoles pan y piedras y rocío,oh madre oscura, ven,con una máscara en la mano izquierday con los brazos llenos de sollozos.Por corredores donde nadie ha muertoquiero que pases, por un mar sin peces,sin escamas, sin náufragos,por un hotel sin pasos,por un túnel sin humo.Es para ti este mundo en que no nace nadie,en que no existenni la corona muerta ni la flor uterina,es tuyo este planeta lleno de piel y piedras.Hay sombra allí para todas las vidas.Hay círculos de leche y edificios de sangre,y torres de aire verde.Hay silencio en los muros, y grandes vacas pálidascon pezuñas de vino.Hay sombra allí para que continúeel diente en la mandíbula y un labio frente a otro,y para que tu boca pueda hablar sin morirse,y para que tu sangre no se derrumbe en vano.Oh madre oscura, hiéremecon diez cuchillos en el corazón,hacia ese ladi, hacia ese tiempo claro,hacia esa primavera sin cenizas.Hasta que rompas sus negras maderasllama en mi corazón, hasta que un mapade sangre y de cabellos desbordadosmanche los agujeros y la sombra,hasta que lloren sus vidrios golpea,hasta que se derramen sus agujas.La sangre tiene dedos y abre túnelesdebajo de la tierra. -Mariposa, no sólo no cobarde,Mas temeraria, fatalmente ciega,Lo que la llama al Fénix aun le niega,Quiere obstinada que a sus alas guarde,Pues en su daño arrepentida tarde,Del esplendor solicitada, llegaA lo que luce, y ambiciosa entregaSu mal vestida pluma a lo que arde.Yace gloriosa en la que dulcementeHuesa le ha prevenido abeja breve,¡Suma felicidad a yerro sumo!No a mi ambición contrario tan luciente,Menos activo sí, cuanto más leve,Cenizas la hará, si abrasa el humo. -IItus casos falaçes, Fortuna, cantamos,estados de gentes que giras e trocas;tus grandes discordias, tus firmezas pocas,y los qu'en tu rueda quexosos fallamos.Fasta que al tempo de agora vengamosde fechos pasados cobdicia mi plumay de los presentes fazer breve suma,y dé fin Apolo, pues nos començamos. -Despierta, tiemblo al mirarte;dormida, me atrevo a verte;por eso, alma de mi alma,yo velo mientras tú duermes.Despierta, ríes, y al reír tus labiosinquietos me parecenrelámpagos de grana que serpeansobre un cielo de nieve.Dormida, los extremos de tu bocapliega sonrisa leve,suave como el rastro luminosoque deja un sol que muere.¡Duerme!Despierta, miras y al mirar tus ojoshúmedos resplandecencomo la onda azul en cuya crestachispeando el sol hiere.Al través de tus párpados, dormida,tranquilo fulgor vierten,cual derrama de luz, templado rayo,lámpara transparente.¡Duerme!Despierta, hablas y al hablar vibrantestus palabras parecenlluvia de perlas que en dorada copase derrama a torrentes.Dormida, en el murmullo de tu alientoacompasado y tenue,escucho yo un poema que mi almaenamorada entiende.¡Duerme!Sobre el corazón la manome he puesto porque no suenesu latido y de la nocheturbe la calma solemne.De tu balcón las persianascerré ya porque no entreel resplandor enojosode la aurora y te despierte.¡Duerme! -Es una tarde mustia y desabridade un otoño sin frutos, en la tierraestéril y raídadonde la sombra de un centauro yerra.Por un camino en la árida llanura,entre álamos marchitos,a solas con su sombra y su locurava el loco, hablando a gritos.Lejos se ven sombríos estepares,colinas con malezas y cambrones,y ruinas de viejos encinares,coronando los agrios serrijones.El loco vociferaa solas con su sombra y su quimera.Es horrible y grotesta su figura;flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,ojos de calenturailuminan su rostro demacrado.Huye de la ciudad... Pobres maldades,misérrimas virtudes y quehaceresde chulos aburridos, y ruindadesde ociosos mercaderes.Por los campos de Dios el loco avanza.Tras la tierra esquelética y sequiza?rojo de herrumbre y pardo de ceniza?hay un sueño de lirio en lontananza.Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!?¡carne triste y espíritu villano!?.No fue por una trágica amarguraesta alma errante desgajada y rota;purga un pecado ajeno: la cordura,la terrible cordura del idiota. -Antes de echar el ancla en el tesorodel amor postrimero, yo quisieracorrer el mundo en fiebre de carrera,con juventud, y una pepita de oroen los rincones de me faltriquera.Abrazar a una culebra del Niloque de Cleopatra se envuelva en la clámide,y oír el soliloquio intranquilode la Virgen María en la Pirámide.Para desembarcar en mi país,hacerme niño y trazar con mi gis,en la pizarra del colegio anciano,un rostro de perfil guadalupano.Besar al Indostán y a la Oceanía,a las fieras rayadas y rodadas,y echar el ancla a una paisana míade oreja breve y grandes arracadas.Y decir al Amor: "«De mis pecados,los mas negros están enamorados;un miserere se alza en mis cartujasy va hacia ti con pasos de bebé,como el cándido islote de burbujasnavega por la taza de café.Porque mis cinco sentidos vehementespenetraron los cinco Continentes,bien puedo, Amor final, poner la manosobre tu corazón guadalupano...» -Tu pupila es azul y, cuando ríes,su claridad süave me recuerdael trémulo fulgor de la mañanaque en el mar se refleja.Tu pupila es azul y, cuando lloras,las transparentes lágrimas en ellase me figuran gotas de rocíosobre una vïoleta.Tu pupila es azul, y si en su fondocomo un punto de luz radia una idea,me parece en el cielo de la tardeuna perdida estrella. -IMuerte,fatal término, ausencia por siempre.Sólo el campo yermo que nos recibe,de su tierra, nuevo abono.Nunca más la fragancia de la brizna de hierbani el arder de encendidos leños;tampoco la fina llovizna de la ola rompienteen el rostro de frescura ávido.II«Era nuestra madre», dirán después los hijoscon ternura en los ojos.El dolor de la ausencia, olvidados objetosmañana joyas auténticas.«Ella decía...», repetirán las frasesantes molestasa causa de desganoo ansias de silencioo sueños de libertad.Sílabas musicales enhebrarán palabras en recuerdos imperiosos,desesperación de volver a vivir en el tiempo...Tarda respuesta a un canto de amor.«¿Recuerdas aquel gesto?»¿Y su sonrisa triste?»¿Y su pensamiento fijo en nosotros?»¿Sus manos, suavidad de alas rozando nuestros rostros?»¿El paso quedo junto a nuestro lecho en la alta nochey el murmullo de plegaria para encomendarnos a Dios?»IIIPoco a poco el ausentemás lejos cada vez en el recuerdo"que alguien siempre lo reemplaza";sus cosas van perdiendo la fragancia que de él se desprendía,impregnándolas;la manera de inclinarlas no es la mismay en el tiempova cambiándoselas de sitio.Cada día su nombre acude menos al labio.Las lágrimas en manantial ya no brotan;tan sólo de a unaque se enjuga furtiva.Hasta que todas secanagotada la fuente de dolor.Un velo cubre entonces la imagen en la retina,la maleza oculta la antes nítida figura en todo paisaje,visten los ambientes colores de seres distintosque distraen,va el alma tras vivencias nuevas.Y un díase llora el olvido.(Tú, Muerte tan temida,sólo eres un pretexto:el olvido es más cruel que tu guadaña.) -¡Cuán plácidas al alma las horas de tristezaen que la tarde muere, al toque de oración!Del sol en el cenit, da el rayo en la cabeza,al ponerse en ocaso, nos da en el corazón. -Tomaste mi mano entre la tuyade un modo casuale inocente,y, lentamente,nos fuimos alejando del grupo,unidos de ese modo invisibleen que dosson uno.Ocultos entre los almendrosbuscamos la complicidadde las miradas.Yo, por un instante,creí en la vida,en el amor a pesar de los años.Tú sonreías.Alguien, tras varias horas,vino a buscarnos,y separamos las manoscon el vértigo dolorosocon que se separael sueño de la vida.Volvimos a vernos en días sucesivos,pero ya el aireera distinto.Fue hermoso. Aún lo recuerdo;apenas unas horas para el mundo.Tus manos, sin embargo,aún acarician las mías en recuerdos,como si tus huellasquedaran ancladas a mis huellas,como si no se hubiesen sucedido, al fin,los instantes, las olas y los siglos. -Aquí, tranquilamente,voy a decirte una palabra,la última palabradonde quedó tu corazón antiguo...Aquí, tranquilamente:Dios era carne entoncesy tú lo recreabas en tu espíritu.Ay, arrodíllate,no volverás dos veces a ser niño. -La luna era distinta hace un segundote iluminabaentraba por la hendija como un sorbo.Moriremos de amor amiga míapresiento que un tropel desciende de las cumbressiento su oleada tibia presionando mi espalda.Moriremos de amortodos los vientos llegan como una manotaday yo cubro tu cuerpo lo incorporoquiero aliviarme en ti.Hace un segundo la luna era distintay no había ese susto en tu mirada.Algo nos viene encimaese sordo rumor es un presagio.Cierra los ojos pronto amiga mía.Es el amor que llega. -Las cosas viejas, tristes, desteñidas,sin voz y sin color, saben secretosde las épocas muertas, de las vidasque ya nadie conserva en la memoria,y a veces a los hombres, cuando inquietoslas miran y las palpan, con extrañasvoces de agonizante dicen, paso,casi al oído, alguna rara historiaque tiene oscuridad de telarañas,són de laúd, y suavidad de raso.¡Colores de anticuada miniatura,hoy, de algún mueble en el cajón, dormida;cincelado puñal; carta borrosa,tabla en que se deshace la pinturapor el tiempo y el polvo ennegrecida;histórico blasón, donde se pierdela divisa latina, presuntuosa,medio borrada por el liquen verde;misales de las viejas sacristías;de otros siglos fantásticos espejosque en el azogue de las lunas fríasguardáis de lo pasado los reflejos;arca, en un tiempo de ducados llena,crucifijo que tanto moribundo,humedeció con lágrimas de penay besó con amor grave y profundo;negro sillón de Córdoba; alacenaque guardaba un tesoro peregrinoy donde anida la polilla sola;sortija que adornaste el dedo finode algún hidalgo de espadín y gola;mayúsculas del viejo pergamino;batista tenue que a vainilla hueles;seda que te deshaces en la tramaconfusa de los ricos brocateles;arpa olvidada que al sonar, te quejas;barrotes que formáis un monogramaincomprensible en las antiguas rejas,el vulgo os huye, el soñador os amay en vuestra muda sociedad reclamalas confidencias de las cosas viejas!El pasado perfuma los ensueñoscon esencias fantásticas y añejasy nos lleva a lugares halagüeñosen épocas distantes y mejores,por eso a los poetas soñadores,les son dulces, gratísimas y caras,las crónicas, historias y consejas,las formas, los estilos, los coloreslas sugestiones místicas y rarasy los perfumes de las cosas viejas! -Verdes hermanas del audaz mozueloPor quien orilla el Po dejastes presosEn verdes ramas ya y en troncos gruesosEl delicado pie, el dorado pelo,Pues entre las rüinas de su vueloSus cenizas bajar en vez de huesos,Y sus errores largamente impresosDe ardientes llamas vistes en el cielo,Acabad con mi loco pensamiento,Que gobernar tal carro no presuma,Antes que le desate por el vientoCon rayos de desdén la beldad suma,Y las reliquias de su atrevimientoEsconda el desengaño en poca espuma. -Ya el pobre corazón eligió su camino.Ya a los vientos no oscila, ya a las olas no cede,al azar no suspira, ni se entrega al Destino...Ahora sabe querer, y quiere lo que puede.Renunció al imposible y al sin querer divino. -Vireno, aquel mi manso regaladodel collarejo azul; aquel hermosoque con balido ronco y amorosollevaba por los montes mi ganado;aquel del vellocino ensortijado,de alegres ojos y mirar gracioso,por quien yo de ninguno fui envidioso,siendo de mil pastores envidiado;aquel me hurtaron ya, Vireno hermano;ya retoza otro dueño y le provoca;toda la noche vela y duerme el día.Ya come blanca sal en otra mano;ya come ajena mano con la bocade cuya lengua se abrasó la mía. -Quiero una casa edificarcomo el sentido de mi vida.Quiero en piedra mi alma dejarerigida.Quiero labrar mi eremitorioen medio de un huerto latino,latín horaciano y grimoriobizantino.Quiero mi honesta varoníatransmitir al hijo y al nieto,renovar en la vara míael respeto.Mi casa como una pirámideha de ser templo funerario.El rumor que mueve mi clámidees de Terciario.Quiero hacer mi casa aldeanacon una solana al oriente,y meditar en la solanadevotamente.Quiero hacer una casa estoicamurada en piedra de Barbanza,la casa de Séneca, heroicade templanza.Y sea labrada de piedra;mi casa Karma de mi clan,y un día decore la hiedraSOBRE EL DOLMEN DE VALLE-INCLÁN. -Mi corazón retrógradoama desde hoy la temerosa fechaen que surgiste con aquel vestidode luto y aquel rostro de ebriedad.Día 13 en que el filo de tu rostrollevaba la embriaguez como un relámpagoy en que tus lúgubres arreos dabanuna luz que cegaba al sol de agosto,así como se nubla el sol ficticioen las decoracionesde los Calvarios de los Viernes Santos.Por enlutada y ebria simulaste,en la superstición de aquel domingo,una fúlgida cuenta de abaloriohumedecida en un licor letárgico.¿En qué embriaguez bogaban tus pupilaspara que así pudiesennarcotizarlo todo?Tu tinieblaguiaba mis latidos, cual guiabala columna de fuego al israelita.Adivinaba mi acucioso espíritutus blancas y fulmíneas paradojas:el centelleo de tus zapatillas,la llamarada de tu falda lúgubre,el látigo incisivo de tus cejasy el negro luminar de tus cabellos.Desde la fecha de supersticiónen que colmaste el vaso de mi júbilo,mi corazón oscurantista clamaa la buena bondad del mal agüero,que si mi sal se riega, irán sus granostrazando en el mantel tus iniciales;y si estalla mi espejo en un gemido,fenecerá diminutivamentecomo la desinencia de tu nombre.Superstición, consérvame el radiosovértigo del minuto perdurableen que su traje negro devorabala luz desprevenida del cénit,y en que su falda lúgubre era un bólidopor un cielo de hollín sobrecogido... -A Melchor Fernández Almagro.Yo pastor de bulevaresdesataba los bancosy sentado en la orilla corriente del paseodejaba divagar mis corderos escolaresTodo había cesadoMi cuademoúnica fronda del inviernoy el quiosco bien anclado entre la espumaYo pensaba en los lechos sin rumbo siempre frescospara fumar mis versos y contar las estrellasYo pensaba en mis nubesolas tibias del cieloque buscan domicilio sin abatir el vueloYo pensaba en los pliegues de las mañanas bellasplanchadas al revés que mi pañueloPero para volares menester que el sol penduley que gire en la mano nuestra esfera armilarTodo es distinto yaMi corazón bailando equivoca a la estrellay es tal la fiebre y la electricidadque alumbra incandescente la botellaNi la torre silvestredistribuye los vientos girando lentamenteni mis manos ordeñan las horas recipientesHay que esperar el desfilede las borrascas y las profecíasHay que esperar que nazca de la lunael pájaro mesíasTodo tiene que llegarEl oleaje del cine es igual que el del marLos días lejanos cruzan por la pantallaBanderas nunca vistas perfuman el espacioy el teléfono trae ecos de batallaLas olas dan la vuelta al mundoYa no hay exploradores del polo y del estrechoy de una enfermedad desconocidase mueren los turistasla guía sobre el pechoLas olas dan la vuelta al mundoYo me iría con ellasEllas todo lo han vistoNo retornan jamás ni vuelven la cabezaalmohadas desahuciadas y sandalias de CristoDejadme recostado eternamenteYo fumaré mis versos y llevaré mis nubespor todos los caminos de la tierra y del cieloY cuando vuelva el sol en su caballo blancomi lecho equilibrado alzaré al cielo. -Cien sonetos de amor«Vendrás conmigo» ?dije? sin que nadie supieradónde y cómo latía mi estado doloroso,y para mí no había clavel ni barcarola,nada sino una herida por el amor abierta.Repetí: ven conmigo, como si me muriera,y nadie vio en mi boca la luna que sangraba,nadie vio aquella sangre que subía al silencio.Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas!Por eso cuando oí que tu voz repetía«Vendrás conmigo» ?fue como si desatarasdolor, amor, la furia del vino encarceladoque desde su bodega sumergida subieray otra vez en mi boca sentí un sabor de llama,de sangre y de claveles, de piedra y quemadura. -Un tiempo hollaba por alfombras rosas;y nobles vates, de mentidas diosasprodigábanme nombres;mas yo, altanera, con orgullo vano,cual águila real a vil gusano,contemplaba a los hombres.Mi pensamiento "en temerario vuelo"ardiente osaba demandar al cieloobjeto a mis amores,y si a la tierra con desdén volvíatriste mirada, mi soberbia impíamarchitaba sus flores.Tal vez por un momento caprichosaentre ellas revolé, cual mariposa,sin fijarme en ninguna;pues de místico bien siempre anhelante,clamaba en vano, como tierno infantequiere abrazar la luna.Hoy, despeñada de la excelsa cumbredo osé mirar del sol la ardiente lumbreque fascinó mis ojos,cual hoja seca al raudo torbellino,cedo al poder del áspero destino...¡Me entrego a sus antojos!Cobarde corazón, que el nudo estrechogimiendo sufres, dime: ¿qué se ha hechotu presunción altiva?¿Qué mágico poder, en tal bajezatrocando ya tu indómita fiereza,de libertad te priva?¡Mísero esclavo de tirano dueño,tu gloria fue cual mentiroso sueño,que con las sombras huye!Di, ¿qué se hicieron ilusiones tantasde necia vanidad, débiles plantasque el aquilón destruye?En hora infausta a mi feliz reposo,¿no dijiste, soberbio y orgulloso:"¿Quién domará mi brío?¡Con mi solo poder haré, si quiero,mudar de rumbo al céfiro ligeroy arder al mármol frío!¡Funesta ceguedad! ¡Delirio insano!Te gritó la razón... Mas ¡cuán en vanote advirtió tu locura!...¡Tú mismo te forjaste la cadena,que a servidumbre eterna te condena,y a duelo y amargura!Los lazos caprichosos que otros días"por pasatiempo" a tu placer tejías,fueron de seda y oro;los que ahora rinden tu valor primero,son eslabones de pesado acero,templados con tu lloro.¿Qué esperaste, ¡ay de ti!, de un pecho heladode inmenso orgullo y presunción hinchado,de víboras nutrido?Tú "que anhelabas tan sublime objeto"¿cómo al capricho de un mortal sujetote arrastras abatido?¿Con qué velo tu amor cubrió mis ojos,que por flores tomé duros abrojos,y por oro la arcilla?...¡Del torpe engaño mis rivales ríen,y mis amantes, ay, tal vez se engríendel yugo que me humilla!¿Y tú lo sufres, corazón cobarde?¿Y de tu servidumbre haciendo alardequieres ver en mi frenteel sello del amor que te devora?...¡Ah! Velo, pues, y búrlese en buen horade mi baldón la gente.¡Salga del pecho "requemando el labio"el caro nombre de mi orgullo agravio,de mi dolor sustento!...¿Escrito no le ves en las estrellasy en la luna apacible que con ellasalumbra el firmamento?¿No le oyes, de las auras al murmullo?¿No le pronuncia "en gemidor arrullo"la tórtola amorosa?¿No resuena en los árboles, que el vientohalaga con pausado movimientoen esa selva hojosa?De aquella fuente entre las claras linfas,¿no le articulan invisibles ninfascon eco lisonjero?...¿Por qué callar el nombre que te inflama,si aún el silencio tiene voz, que aclamaese nombre que quiero?...Nombre que un alma lleva por despojo;nombre que excita con placer enojo,y con ira ternura;nombre más dulce que el primer cariñode joven madre al inocente niño,copia de su hermosura;y más amargo que el adiós postreroque al suelo damos, donde el sol primeroalumbró nuestra vida,nombre que halaga y halagando mata;nombre que hiere "como sierpe ingrata"al pecho que le anida.¡No, no lo envíes, corazón, al labio!¡Guarda tu mengua con silencio sabio!¡Guarda, guarda tu mengua!¡Callad también vosotras, auras, fuente,trémulas hojas, tórtola doliente,como calla mi lengua! -Doy a los cuatro vientos los looresde tus dedos de clásica finuraque preparan el pan sin levadurapara el banquete de nuestros amores.Saben de las domésticas labores,lucen en el mantel su composturay apartan, de la verde, la maduraproducción de los meses fructidores.Para gloria de Dios, en homenajea tu excelencia, mi soneto adornade tus manos preclaras el linaje,y el soneto dichoso, en las esbeltasfalanges de mis índices se tornauna sortija de catorce vueltas. -Algún día hallaremos la fórmulaque nos indique la vastedad del universoy la amplitud de nuestro corazón.Algún día hallaremos la claveen que ha sido compuesta la músicade las esferas y la encerraremos tambiénen nuestro corazón, levitadoscanturreando satisfechos:¡lo hemos conseguido!Algún día hallaremos a Dios,ya sabes, el Todo, a secas.Sigo esperando para anotarloaquí en Rijmenamcon la fecha de mañana,dentro de mil quintillones de años, hoycon mi nombre y función, yo,Fa Claes, notario del universo. -Se mira en el espejo que ya no le refleja,todo, menos él, aparece en la fría superficie,la habitación, muebles y cuadros, la variable luz del día.Así aprende, con terror silencioso, a verse,no en los gestos teatrales "aún rasgos humanos" de la muerte,sino en los días de después, en el vacío de la nada.Inútil cerrar los ojos, estúpido romper el terco espejo,buscar otro más fiel o más amable.Es él sólo, el hombre invisible, el que desaparece,es sólo él, una huella borrada,que no contempla a nadie, porque es nadie,la nada en el cristal indiferente de la vida. -Haber perdido la vida ya muy pronto,y en cualquier esquina; haber sentidocómo escapaba poco a pocoel agua de los ojos,haber tenido tanto miedo y tanto fríocomo para acabar siendo nada másque miedo y frío. Haber tenidosombra y garganta seca, habertenido o no haber tenidoy no haber sido nunca nada fuera de unos dedos,no haber, no, no haber conseguido jamás salirde esta ciudad oscura y siendo sóloque de la derrota el herederoúnicamente arrepentirme por no haber compuesto,cuando sobraba el tiempo, un poema que no tuvieracristal en exceso, un poema sencillo y sin motivopero en el cual vaciara el agua su sentidoy que una vez enviado por el invisible correo de los huesospudieras para siempre ya tenerlo como olvidado amigoo azulado perro que te dierabuenas noches con la irreprochablepuntualidad de las ausencias. -Ha muchos años que busco el yermo,ha muchos años que vivo triste,ha muchos años que estoy enfermo,¡y es por el libro que tú escribiste!¡Oh Kempis, antes de leerte amabala luz, las vegas, el mar Océano;mas tú dijiste que todo acaba,que todo muere, que todo es vano!Antes, llevado de mis antojos,besé los labios que al beso invitan,las rubias trenzas, los grandes ojos,¡sin acordarme que se marchitan!Mas como afirman doctores graves,que tú, maestro, citas y nombras,que el hombre pasa como las naves,como las nubes, como las sombras...huyo de todo terreno lazo,ningún cariño mi mente alegra,y con tu libro bajo del brazovoy recorriendo la noche negra...¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,pálido asceta, qué mal me hiciste!¡Ha muchos años que estoy enfermo,y es por el libro que tú escribiste! -En tierras de Suecia vivía una condesaque era tan pálida y tan bella.«¡Señor guarda, señor guarda, mi liga se soltó,se soltó, se soltó!¡Guarda, arrodíllate, pronto, y átamela!»«Señora condesa, señora condesa, no me miréis así,yo os sirvo por mi pan.¡Vuestros pechos son blancos pero el hacha es fría,es fría, es fría!Dulce es el amor, pero amarga la muerte.»El guarda escapó aquella misma noche.Cabalgó monte abajo hasta que llegó al mar.«¡Señor barquero, señor barquero, acógeme en tu barca,en tu barca, en tu barca!Barquero, tengo que ir hasta el fin del mar.»Entre el gallo y la zorra brotó el amor.«Oh, dorado, ¿me amas de verdad?»y fina fue la noche, pero el alba llegó,llegó, llegó:todas sus plumas cuelgan del zarzal. -Dos especies de manos se enfrentan en la vida,brotan del corazón, irrumpen por los brazos,saltan, y desembocan sobre la luz heridaa golpes, a zarpazos.La mano es la herramienta del alma, su mensaje,y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.Alzad, moved las manos en un gran oleaje,hombres de mi simiente.Ante la aurora veo surgir las manos purasde los trabajadores terrestres y marinos,como una primavera de alegres dentaduras,de dedos matutinos.Endurecidamente pobladas de sudores,retumbantes las venas desde las uñas rotas,constelan los espacios de andamios y clamores,relámpagos y gotas.Conducen herrerías, azadas y telares,muerden metales, montes, raptan hachas, encinas,y construyen, si quieren, hasta en los mismos maresfábricas, pueblos, minas.Estas sonoras manos oscuras y lucienteslas reviste una piel de invencible corteza,y son inagotables y generosas fuentesde vida y de riqueza.Como si con los astros el polvo peleara,como si los planetas lucharan con gusanos,la especie de las manos trabajadora y claralucha con otras manos.Feroces y reunidas en un bando sangrientoavanzan al hundirse los cielos vespertinosunas manos de hueso lívido y avariento,paisaje de asesinos.No han sonado: no cantan. Sus dedos vagan roncos,mudamente aletean, se ciernen, se propagan.Ni tejieron la pana, ni mecieron los troncos,y blandas de ocio vagan.Empuñan crucifijos y acaparan tesorosque a nadie corresponden sino a quien los labora,y sus mudos crepúsculos absorben los sonoroscaudales de la aurora.Orgullo de puñales, arma de bombardeoscon un cáliz, un crimen y un muerto en cada uña:ejecutoras pálidas de los negros deseosque la avaricia empuña.¿Quién lavará estas manos fangosas que se extiendenal agua y la deshonran, enrojecen y estragan?Nadie lavará manos que en el puñal se enciendeny en el amor se apagan.Las laboriosas manos de los trabajadorescaerán sobre vosotras con dientes y cuchillas.Y las verán cortadas tantos explotadoresen sus mismas rodillas. -Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyoy eso en verdad no es nada extraordinariovos lo sabés tan objetivamente como yo.Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,cuando digo todas las parcelas,no me refiero solo a esto de ahora,a esto de esperarte y aleluya encontrarte,y carajo perderte,y volverte a encontrar,y ojalá nada más.No me refiero a que de pronto digas, voy a llorary yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llorá.Y que un lindo aguacero invisible nos amparey quizás por eso salga enseguida el sol.Ni me refiero a solo a que día tras día,aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,o que yo pueda o creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.No.La cosa es muchísimo más grave.Cuando digo todas las parcelasquiero decir que además de ese dulce cataclismo,también estas reescribiendo mi infancia,esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnesy los solemnes adultos las celebran,y vos en cambio sabés que eso no sirve.Quiero decir que estás rearmando mi adolescencia,ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,y vos sabés en cambio extraer de ese páramo,mi germen de alegría y regarlo mirándolo.Quiero decir que estás sacudiendo mi juventud,ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos,esa sombra que nadie arrimó a su sombra,y vos en cambio sabés estremecerlahasta que empiecen a caer las hojas secas,y quede la armazón de mi verdad sin proezas.Quiero decir que estás abrazando mi madurezesta mezcla de estupor y experiencia,este extraño confín de angustia y nieve,esta bujía que ilumina la muerte,este precipicio de la pobre vida.Como ves es más grave,Muchísimo más grave,Porque con estas y con otras palabras,quiero decir que no sos tan solo,la querida muchacha que sos,sino también las espléndidas o cautelosas mujeresque quise o quiero.Porque gracias a vos he descubierto,(dirás que ya era hora y con razón),que el amor es una bahía linda y generosa,que se ilumina y se oscurece,según venga la vida,una bahía donde los barcos llegan y se van,llegan con pájaros y augurios,y se van con sirenas y nubarrones.Una bahía linda y generosa,Donde los barcos llegan y se van.Pero vos,Por favor,No te vayas -Nadie vio la hermosura de las calleshasta que pavoroso en clamorse derrumbó el cielo verdosoen abatimiento de agua y de sombra.El temporal fue unánimey aborrecible a las miradas fue el mundo,pero cuando un arco bendijocon los colores del perdón la tarde,y un olor a tierra mojadaalentó los jardines,nos echamos a caminar por las callescomo por una recuperada heredad,y en los cristales hubo generosidades de soly en las hojas lucientesdijo su trémula inmortalidad el estío. -A la entrada de un valle, en un desierto,do nadie atravesaba, ni se vía,vi que con extrañeza un can hacíaextremos de dolor con desconcierto;agora suelta el llanto al cielo abierto,ora va rastreando por la vía;camina, vuelve, para, y todavíaquedaba desmayado como muerto.Y fue que se apartó de su presenciasu amo, y no le hallaba; y esto siente;mirad hasta do llega el mal de ausencia.Movióme a compasión ver su accidente;díjele, lastimado: «Ten paciencia,que yo alcanzo razón, y estoy ausente». -Ya viene la noche.Golpean rayos de lunasobre el yunque de la tarde.Ya viene la noche.Un árbol grande se abrigacon palabras de cantares.Ya viene la noche.Si tú vinieras a vermepor los senderos del aire.Ya viene la noche,Me encontrarías llorandobajo los álamos grandes.¡Ay morena!bajo los álamos grandes. -20 poemas de amor y una canción desesperadaPara que tú me oigasmis palabrasse adelgazan a vecescomo las huellas de las gaviotas en las playas.Collar, cascabel ebriopara tus manos suaves como las uvas.Y las miro lejanas mis palabras.Más que mías son tuyas.Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.Ellas trepan así por las paredes húmedas.Eres tú la culpable de este juego sangriento.Ellas están huyendo de mi guarida oscura.Todo lo llenas tú, todo lo llenas.Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.Ahora quiero que digan lo que quiero decirtepara que tú las oigas como quiero que me oigas.El viento de la angustia aún las suele arrastrar.Huracanes de sueños aún a veces las tumban.Escuchas otras voces en mi voz dolorida.Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.Voy haciendo de todas un collar infinitopara tus blancas manos, suaves como las uvas. -Entonces se enviaban suspiros en las rosas,besos-palomas de balcón a balcón.Pero la sucia noche revolvía alfileres,sábanas, rezos, cruces, luto de amor.Caras agrias, en sombra, el deseo encendió.(Cuántos hijos tirados en paredes,pañuelos, muslos, manos, por Dios!)muro de agua, la angustia, se levantó.Humo rojo en mis venas. Transfigurado cielo.De polvo a polvo soy. -LA mariposa voloteay arde "con el sol" a veces.Mancha volante y llamarada,ahora se queda paradasobre una hoja que la mece.Me decían: "No tienes nada.No estás enfermo. Te parece.Yo tampoco decía nada.Y pasó el tiempo de las mieses.Hoy una mano de congojallena de otoño el horizonte.Y hasta de mi alma caen hojas.Me decían: "No tienes nada.No estás enfermo. Te parece.Era la hora de las espigas.El sol, ahora,convalece.Todo se va en la vida, amigos.Se va o perece.Se va la mano que te induce.Se va o perece.Se va la rosa que desates.También la boca que te bese.El agua, la sombra y el vaso.Se va o perece.Pasó la hora de las espigas.El sol, ahora, convalece.Su lengua tibia me rodea.También me dice: "Te parece.La mariposa volotea,revolotea,y desaparece. -Eres hermosa como la piedra,oh difunta;Oh viva, oh viva, eres dichosa como la nave.Esta orquesta que agitamis cuidados como una negligencia,como un elegante bendecir de buen tono,ignora el vello de los pubis,ignora la risa que sale del esternón como una gran batuta.Unas olas de afrecho,un poco de serrín en los ojos,o si acaso en las sienes,o acaso adornando las cabelleras;unas faldas largas hechas de colas de cocodrilos;unas lenguas o unas sonrisas hechas con caparazones de cangrejos.Todo lo que está suficientemente vistono puede sorprender a nadie.Las damas aguardan su momento sentadas sobre una lágrima,disimulando la humedad a fuerza de abanico insistente.Y los caballeros abandonados de sus traserosquieren atraer todas las miradas a la fuerza hacia sus bigotes.Pero el vals ha llegado.Es una playa sin ondas,es un entrechocar de conchas, de tacones, de espumas o de dentaduras postizas.Es todo lo revuelto que arriba.Pechos exuberantes en bandeja en los brazos,dulces tartas caídas sobre los hombros llorosos,una languidez que revierte,un beso sorprendido en el instante que se hacía «cabello de ángel»,un dulce «sí» de cristal pintado de verde.Un polvillo de azúcar sobre las frentesda una blancura cándida a las palabras limadas,y las manos se acortan más redondeadas que nunca,mientras fruncen los vestidos hechos de esparto querido.Las cabezas son nubes, la música es una larga goma,las colas de plomo casi vuelan, y el estrépitose ha convertido en los corazones en oleadas de sangre,en un licor, si blanco, que sabe a memoria o a cita.Adiós, adiós, esmeralda, amatista o misterio;adiós, como una bola enorme ha llegado el instante,el preciso momento de la desnudez cabeza abajo,cuando los vellos van a pinchar los labios obscenos que saben.Es el instante, el momento de decir la palabra que estalla,el momento en que los vestidos se convertirán en aves,las ventanas en gritos,las luces en ¡socorro!y ese beso que estaba (en el rincón) entre dos bocasse convertirá en una espinaque dispensará la muerte diciendo:Yo os amo. -La tarde está muriendocomo un hogar humilde que se apaga.Allá, sobre los montes,quedan algunas brasas.Y ese árbol roto en el camino blancohace llorar de lástima.¡Dos ramas en el tronco herido, y unahoja marchita y negra en cada rama!¿Lloras?... Entre los álamos de oro,lejos, la sombra del amor te aguarda. -Vaciarme de paisajes, olvidarme caminos,reedificar el arco de tu desnudo día.Borrar tus ojos, sendas de mi llagado sueño,y engriar en mi sangre tus dos terribles manos.(...La estatua que he vaciado en soledad, volverlaraíz y musgo en tierra, canto y ala en el aire)....O, en la antípoda lluvia de mi aherrojada llanto,hacer cantar el muerto pájaro de tu beso.Tornar a las cenizas las flechas de la llama,reenhebrar en las venas el hilo del suspiro.Y del dolor crecido, monstruo y criatura mía,hacer de nuevo aquella sonrisa que en tus labiosme bautizaba tuya, con el nombre más mío.1939 -Soy el que sabe que no es menos vanoque el vano observador que en el espejode silencio y cristal sigue el reflejoo el cuerpo (da lo mismo) del hermano.Soy, tácitos amigos, el que sabeque no hay otra venganza que el olvidoni otro perdón. Un dios ha concedidoal odio humano esta curiosa llave.Soy el que pese a tan ilustres modosde errar, no ha descifrado el laberintosingular y plural, arduo y distinto,del tiempo, que es uno y es de todos.Soy el que es nadie, el que no fue una espadaen la guerra. Soy eco, olvido, nada. -Insoslayable para la vida,la nueva vida me amanece: es un pequeñosol con raíces que habré de regar muchoe impulsar a que jueguesu propio ataque contra la cizaña.Pequeño y pobre pan de la solidaridad,bandera contra el frío, agua fresca para la sangre:elementos maternos que no deben alejarsedel corazón.Y contra la melancolía, la confianza; contrala desesperación,la voz del pueblovibrando en las ventanas de esta casa secreta.Descubrir,descifrar,articular,poner en marcha:viejos oficios de los libertadores y los mártiresque ahora son nuestras obligacionesy que andan por allí contándonos los pasos:del desayuno al sueño,del sigilo en sigilo,de acción en acción,de vida en vida. -A Antonio Moreno y Oviedo.Mujer que recogiste los primerosfrutos de mi pasión, ¡con qué alegríacomo una santa esposa te veríallegar a mis floridos jazmineros!Al mirarte venir, los placenteroscantares del amor desgranaría,colgada en la risueña galería,la jaula de canarios vocingleros.Si a mis abismos de tristeza bajasy si al conjuro de tu labio cuajasde botones las rústicas macetas,te aspiraré con gozo temerariocomo se aspira en un devocionarioun perfume de místicas violetas. -Es la mujer del hombre lo más bueno,y locura decir que lo más malo,su vida suele ser y su regalo,su muerte suele ser y su veneno.Cielo a los ojos, cándido y sereno,que muchas veces al infierno igualo,por raro al mundo su valor señalo,por falso al hombre su rigor condeno.Ella nos da su sangre, ella nos cría,no ha hecho el cielo cosa más ingrata:es un ángel, y a veces una arpía.Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,y es la mujer al fin como sangría,que a veces da salud, y a veces mata. -No hay más vida ni más muertesolo lluvia en las manos;no hay más voz que su vozen los cristales de agua vivani más cuerpoque su cuerpo en el deleitede esta estrofa mojadaacariciando tréboles.No hay más vuelo ni más risaque beber sus esmeraldas;ni otro hechizo que no sea la sorpresaen el húmedo poema de su llantoni alegría ni dolor...en las plantas de este cielo hay luzcobijándome.No hay más barcos ni más puertosque esta lluvia en las manosentre verdes diluidos y azabaches que ruedanpor el frío receloso de las fuentesdonde la luz del agua esclavapalidece ante otra luzdel agua libre que rueda.No hay más día ni más nochesolo lluviay los corceles del viento en jubileosus llameantes flores, sus metalesvagan seducidos en el tiempoy este ramo de lluvia en mis manosse abre de miradas.No hay más reino ni más reinani más corona ni cetroque la gloria indefinida de la lluviade alabastro, de violinesde pisadas y de espejosy la mano del aguaacariciándome. -Sitio de amor, lugar en que he vividode lejos, tú, ignorada,amada que he callado, mirada que no he visto,mentira que me dije y no he creído:en esta hora en que los dos, sin ambos,a llanto y odio y muerte nos quisimos,estoy, no sé si estoy, ¡si yo estuviera!,queriéndote, llorándome, perdido.(Esta es la última vez que yo te quiero.En serio te lo digo.)Cosas que no conozco, que no he aprendido,contigo, ahora, aquí, las he aprendido.En ti creció mi corazón.En ti mi angustia se hizo.Amada, lugar en que descanso,silencio en que me aflijo.( Cuando miro tus ojospienso en un hijo. )Hay horas, horas, horas, en que estás tan ausenteque todo te lo digo.Tu corazón a flor de piel, tus manos,tu sonrisa perdida alrededor de un grito,ese tu corazón de nuevo, tan pobre, tan sencillo,y ese tu andar buscándome por donde yo no he ido:todo eso que tu haces y no haces a veceses como para estarse peleando contigo.Niña de los espantos, mi corazón caído,ya ves, amada, niña, que cosas digo. -Este donquijotescodon Miguel de Unamuno, fuerte vasco,lleva el arnés grotescoy el irrisorio cascodel buen manchego. Don Miguel camina,jinete de quimérica montura,metiendo espuela de oro a su locura,sin miedo de la lengua que malsina.A un pueblo de arrieros,lechuzos y tahúres y logrerosdicta lecciones de Caballería.Y el alma desalmada de su raza,que bajo el golpe de su férrea mazaaún durme, puede que despierte un día.Quiere enseñar el ceño de la duda,antes de que cabalgue, el caballero;cual nuevo Hamlet, a mirar desnudacerca del corazón la hoja de acero.Tiene el aliento de una estirpe fuerteque soñó más allá de sus hogares,y que el oro buscó tras de los mares.Él señala la gloria tras la muerte.Quiere ser fundador, y dice: Creo;Dios y adelante el ánima española...Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:sabe a Jesús y escupe al fariseo. -Los que abonan con su óxidolos rojos incendiados de octubretambién fueron felicescontemplando el otoño en estecementerio de New England,cercano al mar y en fuego.Al gozar de esta luz de vidriera,clausurada de niebla, se sublevóel azogue de sus hermosos cuerposy se encendió el deseo entre sus ramasque se abrieron de pájaros y hojas.(Dulce como este sol era su amor.)Ahora permanecen debajo de la piedra,que el rayo del olvido partió por la mitad,conquistando de polvo a los castaños,secando con la sangre de su nocheal robledal. Barro ciego en sus ojos.Mientras que acorralados por la lluvia,el temblor de tu agua por mi cuerpo,me haces la propuesta que yo espero,siento cómo la tarde traduce su vidrieray recibo señales de óxido y de fuegoen el seco azulejo y me pregunto:¿Cómo guardar la clave de tus ojosen la piedra caliza de mi historia?¿cómo crear un código ignoradopara el vocabulario de la nada?¿cómo herir a la muerte ilimitadasi ha de robar tu nombre y mis preguntas? -Miro la espuma, su delicadezaque es tan distinta a la de la ceniza.Como quien mira una sonrisa, aquellapor la que da su vida y le es fatigay amparo, miro ahora la modestaespuma. Es el momento bronco y bellodel uso, el roce, el acto de la entregacreándola. El dolor encarceladodel mar, se salva en fibra tan ligera;bajo la quilla, frente al dique, dondeexiste amor surcado, como en tierrala flor, nace la espuma. Y es en elladonde rompe la muerte, en su madejadonde el mar cobra ser, como en la cimade su pasión el hombre es hombre, fuerade otros negocios: en su leche viva.A este pretil, brocal de la materiaque es manantial, no desembocadura,me asomo ahora, cuando la mareasube, y allí naufrago, allí me ahogomuy silenciosamente, con enteraaceptación, ileso, renovadoen las espumas imperecederas. -Cada rosa gentil ayer nacida,cada aurora que apunta entre sonrojos,dejan mi alma en el éxtasis sumida...¡Nunca se cansan de mirar mis ojosel perpetuo milagro de la vida!Años ha que contemplo las estrellasen las diáfanas noches españolasy las encuentro cada vez mas bellas.Años ha que en el mar, conmigo a solas,de las olas escucho las querellas,y aun me pasma el prodigio de las olas!Cada vez hallo la Naturalezamás sobrenatural, más pura y santa,Para mí, en rededor, todo es belleza;y con la misma plenitud me encantala boca de la madre cuando rezaque la boca del niño cuando canta.Quiero ser inmortal, con sed intensa,porque es maravilloso el panoramacon que nos brinda la creación inmensa;porque cada lucero me reclama,diciéndome, al brillar: «Aquí se piensa,también aquí se lucha, aquí se ama». -Las chicas como tú se ríen en las barbasdel mismísimo Hammurabi.«Ojo por ojoy diente por diente»(lo hizo escribir en Babilonia,hace cuatro mil años).Las chicas como tú respondenal amor con desdény al desdén con amor.Por fastidiar a Hammurabi. -Soy como esa isla que ignorada,late acunada por árboles jugosos,en el centro de un marque no me entiende,rodeada de nada,"sola sólo".Hay aves en mi isla relucientes,y pintadas por ángeles pintores,hay fieras que me miran dulcemente,y venenosas flores.Hay arroyos poetasy voces interioresde volcanes dormidos.Quizá haya algún tesoromuy dentro de mi entraña.¡Quién sabe si yo tengodiamante en mi montaña,o tan sólo un pequeñopedazo de carbón!Los árboles del bosque de mi isla,sois vosotros mis versos.¡Qué bien sonáis a vecessi el gran músico vientoos toca cuando viene el mar que me rodea!A esta isla que soy, si alguien llega,que se encuentre con algo es mi deseo;"manantiales de versos encendidosy cascadas de paz es lo que tengo".Un nombre que me sube por el almay no quiere que llore mis secretos;y soy tierra feliz "que tengo el artede ser dichosa y pobre al mismo tiempo".Para mí es un placer ser ignorada,isla ignorada del océano eterno.En el centro del mundo sin un librosé todo, porque vino un mensajeroy me dejó una cruz para la vida"para la muerte me dejó un misterio. -He venido mi Dios a agradecerteLa salud y el amor que me has brindado,Y los días que he vivido y disfrutado,Ya que creo en tu bien y no en la suerte.Considera que soy joven y fuertePara ser albañil desocupado.Y que merezco ser remuneradoHasta que me sorprendas con la muerte.De rodillas te ruego, por lo bajo...Que consiga una changa por lo menos.(Le temo más al hambre que a estropajo).Decile a los que aún son patrones buenosQue si llegan a darme algún trabajoPecados que les cuentes serán menos. -Maldiciendo su destinocomo Glauco, el dios marino,mira, turbia la pupilade llanto, el mar, que le debe su blanca virgen Scyla.Él sabe que un Dios más fuertecon la sustancia inmortal está jugando a la muerte,cual niño bárbaro. Él piensaque ha de caer como rama que sobre las aguas flota,antes de perderse, gotade mar, en la mar inmensa.En sueños oyó el acento de una palabra divina;en sueños se le ha mostrado la cruda ley diamantina,sin odio ni amor, y el fríosoplo del olvido sabe sobre un arenal de hastío.Bajo las palmeras del oasis el agua buenamiró brotar de la arena;y se abrevó entre las dulces gacelas, y entre los fierosanimales carniceros...Y supo cuánto es la vida hecha de sed y dolor.Y fue compasivo para el ciervo y el cazador,para el ladrón y el robado,para el pájaro azorado,para el sanguinario azor.Con el sabio amargo dijo: Vanidad de vanidades,todo es negra vanidad;y oyó otra voz que clamaba, alma de sus soledades:sólo eres tú, luz que fulges en el corazón, verdad.Y viendo cómo lucíanmiles de blancas estrellas,pensaba que todas ellasen su corazón ardían.¡Noche de amor!Y otra nochesintió la mala tristezaque enturbia la pura llama,y el corazón que bosteza,y el histrión que declamaY dijo: Las galeríasdel alma que espera estándesiertas, mudas, vacías:las blancas sombras se van.Y el demonio de los sueños abrió el jardín encantado deayer. ¡Cuán bello era!¡Qué hermosamente el pasadofingía la primavera,cuando del árbol de otoño estaba el fruto colgado,mísero fruto podrido,que en el hueco acibaradoguarda el gusano escondido!¡Alma, que en vano quisiste ser más joven cada día,arranca tu flor, la humilde flor de la melancolía! -Dejaron un pan en la mesa,mitad quemado, mitad blanco,pellizcado encima y abiertoen unos migajones de ampo.Me parece nuevo o como no visto,y otra cosa que él no me ha alimentado,pero volteando su miga, sonámbula,tacto y olor se me olvidaron.Huele a mi madre cuando dio su leche,huele a tres valles por donde he pasado:a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,y a mis entrañas cuando yo canto.Otros olores no hay en la estanciay por eso él así me ha llamado;y no hay nadie tampoco en la casasino este pan abierto en un plato,que con su cuerpo me reconocey con el mío yo reconozco.Se ha comido en todos los climasel mismo pan en cien hermanos:pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,pan de Santa Ana y de Santiago.En mis infancias yo le sabíaforma de sol, de pez o de halo,y sabía mi mano su migay el calor de pichón emplumado...Después le olvidé, hasta este díaen que los dos nos encontramos,yo con mi cuerpo de Sara viejay él con el suyo de cinco años.Amigos muertos con que comíaloen otros valles, sientan el vahode un pan en septiembre molidoy en agosto en Castilla segado.Es otro y es el que comimosen tierras donde se acostaron.Abro la miga y les doy su calor;lo volteo y les pongo su hálito.La mano tengo de él rebosaday la mirada puesta en mi mano;entrego un llanto arrepentidopor el olvido de tantos años,y la cara se me envejeceo me renace en este hallazgo.Como se halla vacía la casa,estemos juntos los reencontrados,sobre esta mesa sin carne y fruta,los dos en este silencio humano,hasta que seamos otra vez unoy nuestro día haya acabado... -Me viene, hay días, una gana ubérrima, política,de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,y me viene de lejos un quererdemostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza,al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito,a la que llora por el que lloraba,al rey del vino, al esclavo del agua,al que ocultóse en su ira,al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma.Y quiero, por lo tanto, acomodarleal que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado;su luz, al grande; su grandeza, al chico.Quiero planchar directamenteun pañuelo al que no puede llorary, cuando estoy triste o me duele la dicha,remendar a los niños y a los genios.Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de maloy me urge estar sentadoa la diestra del zurdo, y responder al mundo,tratando de serle útil enlo que puedo, y también quiero muchísimolavarle al cojo el pie,y ayudarle a dormir al tuerto próximo.¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial,interhumano y parroquial, proyecto!Me viene a pelodesde el cimiento, desde la ingle pública,y, viniendo de lejos, da ganas de besarlela bufanda al cantor,y al que sufre, besarle en su sartén,al sordo, en su rumor craneano, impávido;al que me da lo que olvidé en mi seno,en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.Quiero, para terminar,cuando estoy al borde célebre de la violenciao lleno de pecho el corazón, querríaayudar a reír al que sonríe,ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca,cuidar a los enfermos enfadándolos,comprarle al vendedor,ayudar a matar al matador ?cosa terrible?y quisiera yo ser bueno conmigoen todo. -TRUENA sobre los pinos.La nube espesa desgranó sus uvas,cayó el agua de todo el cielo vago,el viento dispersó su transparencia,se llenaron los árboles de anillos,de collares de lágrimas errantes.Gota a gotala lluvia se reúneotra vez en la tierra.Un solo trueno vuelasobre el mar y los pinos,un movimiento sordo:un trueno opaco, oscuro,son los muebles del cieloque se arrastran.De nube en nube caenlos pianos de la altura,los armarios azules,las sillas y las camas cristalinas.Todo lo arrastra el viento.Canta y cuenta la lluvia.Las letras de agua caenrompiendo las vocalescontra los techos. Todofue crónica perdida,sonata dispersada gota a gota:el corazón del agua y su escritura.Terminó la tormenta.Pero el silencio es otro. -¡Alto pinar!Cuatro palomas por el aire van.Cuatro palomasvuelan y tornan.Llevan heridassus cuatro sombras.¡Bajo pinar!Cuatro palomas en la tierra están. -Si los mínimos dedos de la lluviatiemblan sobre tu rostro y se deslizan;si te envuelve el embozode la ligera capa de la brisa;si el espejo sonríecada vez que le miras;y se elevan del mar múltiples senoshacia la clara luz de manos tibias;deja a mis dedos dibujar tu imagenen prolongada, trémula caricia;deja a mis brazos circundar los hombrosen actitud tajante, posesiva;a mi rostro flotar en los radiantes,oscuros círculos de tus pupilas;y entera libertad en estas manos,que anhelantes están de hacerte mía. -Esta manera de esparcir su aromade azahar silencioso en mi tiniebla;esta manera de envolver en lutosu marfil y su nácar; esta únicamanera con que porta la golillade encaje; esta manera de tornarsu mutismo en venero de palabrasy su boca en ahorro...Esta maneraque es reservada y que es acogedora,con que viene a encontrar mis panegíricos;esta manera de decir mi nombrecon mofa y mimo, en homenaje y burla,como que sabe que mi interno dramaes, a la vez, sentimental y cómico;esta manera con que en la honda noche,de sobremesa en vagos parlamentos,se abate su sonrisa desmayadasobre el mantel; esta feliz maneracon que niega su brazo y con que otorgala emoción, cuando vamos de paseopor la alameda colonial y adusta...Por este suspitante y sobrio estilode amor, te reverencio, estrella fielque gustas de enlutarte; generosoy escondido azahar; caritativamadurez que presides mis treinta añoscon la abnegada castidad de un búcarocuyas rosas adultas embalsamanla cebecera de un convaleciente;enfermera medrosa; cohibidaescanciadora; amiga que te turbascon turbación de niña al repasarnuestra común lectura; asustadizocomensal de mi fiesta; aliada tímida;torcaz humilde que zureas al alba,en un tono menor, para ti sola.¡Bien hayas, creatura pequeñitay suprema; adueñada de la cumbredel corazón; artista a un mismo tiempomínima y prócer; que en las manos llevasmi vida como objeto de tu arte!Estrella y azahar: que te marchitesmecida en una paz celibatariay que agonices como un luceroque se extinguiese en el verdor de un pradoo como flor que se transfiguraseen el ocaso azul, como en un lecho. -¿Cómo va el mundo, Rijmenam?¿Matan a golpes a los hutus en Ruanda todavía?Los cadáveres salían de la pantalla,medio millón de esqueletos en una semana,cómo apestaba allí con ese calor,nadie para enterrar muertos durantela fiesta de larvas.Los Salvajes de Europa han dejadola matanza, Vukovar, Sarajevo,bastante se tiñeron de sangre.¿Chechenia? ¿Y Pakistán?¿Y Corea del Norte? ¿Y Vietnam?El hambre en Somalia se ha pasado de moda ya,Guatemala ya no está en la lista, San Salvadorparece muy , muy feliz, y Argentina, Brasil,México, volcanes, pero apagadosen la miseria y en la sangre.Ayer Irán tembló: una pequeña parcela,no es para tanto, ni siquiera tres mil muertosen uno o dos minutos.En Japón fue más duro en la Bahía de Sagami,casi cien mil, un número razonable;pero hace demasiado tiempo,y la sensación está olvidada.¿Qué importa? ¡Es sensación!La tierra tiembla para tantoscuando viene su tiempoy se los sacude de sí.Sacudirse unas cuantas veces,no importa,incluso sin sacudir las cosas van-un eufemismo de 'tropiezan'-empeorándose.Sé lo que me espera,la puerta está entornada en una muecaque odio voluptuosamente, peropor donde pasaré a su tiempo,y no importa cómo el universo,el mundo y mi Rijmenamestén ahora y estén después. -Profunda es esta guerra y combate, porque la paz que esperaha de ser muy profunda;y el dolor muy delgadoporque el amor de su esperanzadelgado es, e íntimo.Y como el alma ha de venir a posesión de dones,conviene que primeropobre y vacía de ellos sea.Pobre, como garganta con sed de muchas aguas,vacía, como el mundo.Y como la tiniebla se aposenta en el ojo vacíodel alma vaciaday en la substancia misma de la dudaterrible del que dudatiniebla substancial parece y es.Y como toda tiniebla y toda dudahace a quien duda de tiniebla y duda,éste se queda en la tiniebla,en la tapiada oscuridad,caído en la trampa, sin salida,cogido para siempre, temeroso, asustado,giñapo agazapado en un rincón.(Así en el fondo del calabozo el prisioneroespera el alzado patíbulo, la horca,el irrisorio tormento,o bien, en oscura mazmorra no esperasino la definitiva soledadquien ha asaltado el camino,o violentado a la doncella, o acaso asesinadoa quien la defendió.)Como con pies atados y amordazada bocay mano encarcelada y ojo ciego,violador, asesino, ladrón de camino real,así está Juan, sin nada o nadienunca,purificado por amora nadie,a nada,nunca,crucificado, muerto, tenebrosoy en la tiniebla.Así. -Salmo 5He apurado la copia hasta el fondo. Es decir, he sido seducido.Era un niño, y me amaron.El mundo se desesperaba, pues yo me mantenía puro. Ellase revolcó por el suelo ante mí, con miembros tiernosy atrayente trasero. Me mantuve firme.Para calmarla, cuando se excitó demasiado, yací con ellay me volví impuro.El pecado me satisfizo. La filosofía me ayudaba al amanecer,cuando velaba. Me convertí en lo que querían.Miré largo tiempo hacia arriba y pensé que el cielo estabatriste sobre mí. Pero veía que le era indiferente.Él se amaba a sí mismo.Ahora hace tiempo que me ahogué. Yazgo hinchado sobreel fondo.Los peces viven dentro de mí. El mar se está agotando. -20 poemas de amor y una canción desesperadaMe gustas cuando callas porque estás como ausente,y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.Parece que los ojos se te hubieran voladoy parece que un beso te cerrara la boca.Como todas las cosas están llenas de mi almaemerges de las cosas, llena del alma mía.Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,y te pareces a la palabra melancolía.Me gustas cuando callas y estás como distante.Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:déjame que me calle con el silencio tuyo.Déjame que te hable también con tu silencioclaro como una lámpara, simple como un anillo.Eres como la noche, callada y constelada.Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.Me gustas cuando callas porque estás como ausente.Distante y dolorosa como si hubieras muerto.Una palabra entonces, una sonrisa bastan.Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. -Si siempre ha sido florde un día la esperanzay hasta la piel que tocasmañana será nada;si todos somos nadiey nadie supo nuncaque fuera más que sombra,que fuera más que duda;si ni siquiera sési aún nos queda tiempo,¿qué me quieres pedir?Para darte, ¿qué tengo?Por no decirte amor,dolor, ¿te digo olvido?Por no decirte vida,herida, ¿qué te digo? -Se retrocede con seguridadpero se avanza a tientasuno adelanta manos como un ciegociego imprudente por añadidurapero lo absurdo es que no es ciegoy distingue el relámpago la lluvialos rostros insepultos la cenizala sonrisa del necio las afrentasun barrunto de pena en el espejola baranda oxidada con sus pájarosla opaca incertidumbre de los otrosenfrentada a la propia incertidumbrese avanza a tientas / lentamentepor lo común a contramanode los convictos y confesosen búsqueda tal vezde amores residualesque sirvan de consuelo y recompensao iluminen un pozo de nostalgiasse avanza a tientas / vacilanteno importan la distancia ni el horarioni que el futuro sea una vislumbreo una pasión deshabitadaa tientas hasta que una nochese queda uno sin cómplices ni tactoy a ciegas otra vez y para siemprese introduce en un túnel o destinoque no se sabe dónde acaba. -La diaria trashumancia del barro,esta deletérea sensación humanade saberse nómadas del tiempoque nos roba la sombra, nos recuerdala ira de los dioses, la venganzapor el hurtoancestral del fuego.Es esto:caminar sin rumbo hacia el olvido,sortear las tumbas del deseoy del fracaso,compartir la incertidumbrecon las tribus hermanasoliendo el aire y sus serpienteslo mismo que una loba.Nada más solitario que el hombrey su condición de hombrefugaz y trashumanteque pasa las tardes mirando las veletas.Nada más soloque un poblador del desiertonecesitado y áspero.Observa, y no lo pienses,cómo te excluyen los planetas.Van llegando al estanque las últimas palomasmientras tiendes los brazos a la nocheen atávico rito de estrellas incipientes.Mas ya nada te salva.No hay más remedio, tú eliges:Nietzsche, el alcohol, la demencia, el suicidio. -Por el hierro injuriado, por los ojos del yesopasa una lengua de años diferentesdel tiempo. Es una colade ásperas crines, unas manos de piedra llenas de ira,y el color de las casa enmudece, y estallanlas decisiones de la arquitectura,un pie terrible ensucia los balcones:con lentitud, con sombra acumulada,con máscaras mordidas de invierno y lentitud,se pasean los días de alta frenteentre casas sin luna.El agua y la costumbre y el lodo blancoque la estrella despide, y en especialel aire que las campanas han golpeado con furia,gastan las cosas, tocanlas ruedas, se detienenen las cigarrerías,y crece el pelo rojo en las cornisascomo un largo lamento, mientras a lo profundocaen llaves, relojes,flores asimiladas al olvido.Dónde está la violeta recién parida? Dóndela corbata y el virginal céfiro rojo?Sobre las poblacionesuna lengua de polvo podrido se adelantarompiendo anillos, royendo pintura,haciendo aullar sin voz las sillas negras,cubriendo los florones del cemento, los baluartes de metaldestrozado,el jardín y la lana, las ampliaciones de fotografías ardientesheridas por la lluvia, la sed de las alcobas, y los grandescarteles de los cines en donde luchanla pantera y el trueno,las lanzas del geranio, los almacenes llenos de miel perdida,la tos, los trajes de tejido brillante,todo se cubre de un sabor mortala retroceso y humedad y herida.Tal vez las conversaciones anudadas, el roce de los cuerpos,la virtud de las fatigadas señoras que anidan en el humo,los tomates asesinados implacablmente,el paso de los caballos de un triste regimiento,la luz, la presión de muchos dedos sin nombregastan la fibra plana de la cal,rodean de aire neutro las fachadascomo cuchillos: mientrasel aire del peligro roe las circunstancias,los ladrillos, la sal se derraman como aguasy los carros de gordos ejes tambalean.Ola de rosas rotas y agujeros! Futurode la vena olorosa! Objetos sin piedad!Nadie circule! Nadie abra los brazosdentro del agua ciega!Oh movimiento, oh nombre malherido,oh cucharada de viento confusoy color azotado! Oh herida en donde caenhasta morir las guitarras azules! -De todo comienza a hacer bastante tiempo.Y en una habitación cerradahay un niño que aún juega con cristales y agujasbajo la mortandad hipnótica de la tarde.Comienza a hacer de todo muchos años.Y la noche, sobrecogida de sí misma,abre ya su navaja de alta estrellaante la densa rosa carnal de la memoria.Comienza a ser el tiempo un lugar arrasadodel que vamos cerrando las fronteraspara cumplir las leyesde esa cosa inexacta que llamamos olvido.Y llega la propia vida hasta su orillacomo lleva el azar la maleta de un náufragoa la playa en que alguien la abre con extrañeza"y esa ridiculez de disfraz desamparadoque adquieren los vestidos de la gente al morir.Lejano y codiciable,el tiempo es territorio del que sóloregresa, sin sentido y demente,el viento sepulcral de la memoria,devuelto como un eco.Como devuelve el mar su podredumbre.Todas nuestras maletasreflejan la ordenación desvanecidade un viajeque siempre ha sucedido en el pasado.Y las abrimoscon la perplejidad de quien se encuentrauna maleta absurdaen esa soledad de centinelaque parecen tener las playas en invierno. -Yo escribí cinco versos:uno verde,otro era un pan redondo,el tercero una casa levantándose,el cuarto era un anillo,el quinto verso eracorto como un relámpagoy al escribirlome dejó en la razón su quemadura.Y bien, los hombres,las mujeres,vinieron y tomaronla sencilla materia,brizna, viento, fulgor, barro, maderay con tan poca cosaconstruyeron paredes, pisos, sueños.En una línea de mi poesíasecaron ropa al viento.Comieronmis palabras,las guardaronjunto a la cabecera,vivieron con un verso,con la luz que salió de mi costado.Entoncesllegó un crítico mudoy otro lleno de lenguas,y otros, otros llegaronciegos o llenos de ojos,elegantes algunoscomo claveles con zapatos rojos,otros estrictamentevestidos de cadáveres,algunos partidariosdel rey y su elevada monarquía,otros se habíanenredado en la frentede Marx y pataleaban en su barba,otros eran ingleses,y entre todosse lanzaroncon dientes y cuchillos,con diccionarios y otras armas negras,con citas respetables,se lanzarona disputar mi pobre poesíaa las sencillas gentesque la amaban:y la hicieron embudos,la enrollaron,la sujetaron con cien alfileres,la cubrieron con polvo de esqueleto,la llenaron de tinta,la escupieron con suavebenignidad de gatos,la destinaron a envolver relojes,la protegieron y la condenaron,le arrimaron petróleo,le dedicaron húmedos tratados,la cocieron con leche,le agregaron pequeñas piedrecitas,fueron borrándole vocales,fueron matándolesílabas y suspiros,la arrugaron e hicieronun pequeño paqueteque destinaron cuidadosamentea sus desvanes, a sus cementerios,luegose retiraron uno a unoenfurecidos hasta la locuraporque no fue bastantepopular para elloso impregnados de dulce menospreciopor mi ordinaria falta de tinieblasse retirarontodosy entonces,otra vez,junto a mi poesíavolvieron a vivirmujeres y hombres,de nuevo hicieron fuego,construyeron casas,comieron pan,se repartieron la luzy en el amor unieronrelámpago y anillo.Y ahora,perdonadme, señores,que interrumpa este cuentoque les estoy contandoy me vaya a vivirpara siemprecon la gente sencilla. -Cien sonetos de amorEn medio de la tierra apartarélas esmeraldas para divisartey tú estarás copiando las espigascon una pluma de agua mensajera.Qué mundo! Qué profundo perejil!Qué nave navegando en la dulzura!Y tú tal vez y yo tal vez topacio!Ya no habrá división en las campanas.Ya no habrá sino todo el aire libre,las manzanas llevadas por el viento,el suculento libro en la enramada,y allí donde respiran los clavelesfundaremos un traje que resistala eternidad de un beso victorioso. -Cuando era como vos me enseñaron los viejosy también las maestras bondadosas y miopesque libertad o muerte era una redundanciaa quien se le ocurría en un paísdonde los presidentes andaban sin capangas.Que la patria o la tumba era otro pleonasmoya que la patria funcionaba bienen las canchas y en los pastoreos.Realmente no sabían un cornopobrecitos creían que libertadera tan solo una palabra agudaque muerte era tan solo grave o llanay cárceles por suerte una palabra esdrújula.Olvidaban poner el acento en el hombre.La culpa no era exactamente de ellossino de otros más duros y siniestrosy estos sícómo nos ensartaronen la limpia república verbalcómo idealizaronla vidurria de vacas y estancierosy cómo nos vendieron un ejércitoque tomaba su mate en los cuarteles.Uno no siempre hace lo que quiereuno no siempre puedepor eso estoy aquímirándote y echándotede menos.Por eso es que no puedo despeinarte el joponi ayudarte con la tabla del nueveni acribillarte a pelotazos.Vos ya sabés que tuve que elegir otros juegosy que los jugué en serio.Y jugué por ejemplo a los ladronesy los ladrones eran policías.Y jugué por ejemplo a la escondiday si te descubrían te matabany jugué a la manchay era de sangre.Botija aunque tengas pocos añoscreo que hay que decirte la verdadpara que no la olvides.Por eso no te oculto que me dieron picanaque casi me revientan los riñonestodas estas llagas, hinchazones y heridasque tus ojos redondosmiran hipnotizadosson durísimos golpesson botas en la carademasiado dolor para que te lo ocultedemasiado suplicio para que se me borre.Pero también es bueno que conozcasque tu viejo callóo puteó como un locoque es una linda forma de callar.Que tu viejo olvidó todos los números(por eso no podría ayudarte en las tablas)y por lo tanto todos los teléfonos.Y las calles y el color de los ojosy los cabellos y las cicatricesy en qué esquinaen qué barqué paradaqué casa.Y acordarse de vosde tu caritalo ayudaba a callar.Una cosa es morirse de dolory otra cosa es morirse de vergüenza.Por eso ahorame podés preguntary sobre todopuedo yo responder.Uno no siempre hace lo que quierepero tiene el derecho de no hacerlo que no quiere.Llora nomás botijason macanasque los hombres no lloranaquí lloramos todos.Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimosporque es mejor llorar que traicionarporque es mejor llorar que traicionarse.Llorápero no olvides. -Me contó el campanero esta mañanaque el año viene mal para los trigos.Que Juan es novio de una prima hermanarica y hermosa. Que murió Susana.El campanero y yo somos amigos.Me narró amores de sus juventudesy con su voz cascada de hombre fuerte,al ver pasar los negros ataúdesme hizo la narración de mil virtudesy hablamos de la vida y de la muerte."¿Y su boda, señor?"Cállate, anciano."¿Será para el invierno?"Para entonces,y si vives, aún cuando su manome dé la Muerte, campanero hermano,haz doblar por mi ánima tus bronces. -Todo fue maravilla de armoníasen el gesto inicial que se nos dabaentre impulsos celestes y telúricosdesde el fondo de amor de nuestras almas.Hasta el aire espigóse en levedadescuando caí rendida en tu mirada;y una palabra, aún virgen en mi vida,me golpeó el corazón, y se hizo llamaen el río de emoción que recibía,y en la flor de ilusión que te entregaba.Un connubio de nuevas sensacioneselevaron en luz mi madrugada.Suaves olas me alzaron la concienciahasta la playa azul de tu mañana,y la carne fue haciéndose siluetaa la vista de mi alma libertada.Como un grito integral, suave y profundoestalló de mis labios la palabra;Nunca tuvo mi boca mas sonrisas,ni hubo nunca más vuelo en mi garganta!En mi suave palabra, enternecida,me hice toda en tu vida y en tu alma;y fui grito impensado atravesandolas paredes del tiempo que me ataba;y fui brote espontáneo del instante;y fui estrella en tus brazos derramada.Me di toda, y fundiéndome por siempreen la armonía sensual que tu me dabas;y la rosa emotiva que se abríaen el tallo verbal de mi palabra,uno a uno fue dándote sus pétalos,mientras nuestros instintos se besaban. -Se va de ti mi cuerpo gota a gota.Se va mi cara en un óleo sordo;se van mis manos en azogue suelto;se van mis pies en dos tiempos de polvo.¡Se te va todo, se nos va todo!Se va mi voz, que te hacía campanacerrada a cuanto no somos nosotros.Se van mis gestos que se devanaban,en lanzaderas, debajo tus ojos.Y se te va la mirada que entrega,cuando te mira, el enebro y el olmo.Me voy de ti con tus mismos alientos:como humedad de tu cuerpo evaporo.Me voy de ti con vigilia y con sueño,y en tu recuerdo más fiel ya me borro.Y en tu memoria me vuelvo como esosque no nacieron ni en llanos ni en sotos.Sangre sería y me fuese en las palmasde tu labor, y en tu boca de mosto.Tu entraña fuese, y sería quemadaen marchas tuyas que nunca más oigo,¡y en tu pasión que retumba en la nochecomo demencia de mares solos!¡Se nos va todo, se nos va todo! -A Veleta. A PiriAlza la tapa.Escucha.La música será como un aliviocomo un bálsamo azulcomo un portazo y luego este silencio.Los amigos se fueronperdieron el camino y los recuerdos.Sólo queda esa música.Alza la tapa y oye.Piensa que ellos han vuelto y empujarán la puertaque traen los rones viejos y la inconformidadque bailarán de nuevo aquella melodíaaunque no sea igualaunque no lleguen nuncaaunque alces la tapa y no suene la música. -Cien sonetos de amorNo te toque la noche ni el aire ni la aurora,sólo la tierra, la virtud de los racimos,las manzanas que crecen oyendo el agua pura,el barro y las resinas de tu país fragante.Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojoshasta tus pies creados para mí en la Fronteraeres la greda oscura que conozco:en tus caderas toco de nuevo todo el trigo.Tal vez tú no sabías, araucana,que cuando antes de amarte me olvidé de tus besosmi corazón quedó recordando tu boca,y fui como un herido por las calleshasta que comprendí que había encontrado,amor, mi territorio de besos y volcanes. -(1926-1948)Había suficientes parras en tus párpadospara dormir al sol, si así te parecía:yo sé que sabías eso y también que yo recorrolas mismas calles que cruzaste intentandoconvertirlas en múltiple escenario de ti mismo,las noches que volviste mosaico de ocios o de sueños,antiguas piezas únicas hechas de alcantarillas dominadas,de cementerios asaltados, un solo desierto o arcotensado para extremar, para extremar en lo posibley hasta el fin la vida. Y yo sé, yo te acompañoo te conozco sabiendo sobre todo que quisisteser hijo de un pretor de Tarragona,llamarte Creso Libio, nacer de una uva azuly ser el sátiro y el mago y varios faunosy que a través de extraños poemas sólo tuyosconseguiste serlo antes que el aguaa los veintiún años te negarala vida y las palabras. (No sabes cuántas veceshe repasado tus ojos y tus manos mientrasinútilmente buscaban salir de la cisternani cómo he maldecido el por qué no pensasteque había llovido quizá demasiado).Y aunque cuarenta años pasan como nadacuarenta forma el estúpido espacioque nos separa "cuarenta de tu alumbramientoal mío, casi cuarenta de tu muerte a ahora.Pero mentirá quien diga que no nos hemos conocido.Porque más allá de las ciudades y la sangre,de verso en verso alguna vezse anula el tiempo "o quizá soy yo, que te recuerdo. -No hay más. Sólo mujer para alegrarnos,sólo ojos de mujer para reconfortarnos,sólo cuerpos desnudos,territorios en que no se cansa el hombre.Si no es posible dedicarse a Diosen la época del crecimiento,¿qué darle al corazón afligidosino el círculo de muerte necesariaque es la mujer?Estamos en el sexo, belleza pura,corazón solo y limpio. -A fuerza de quererteme he convertido, Amor,en alma en pena.¿Por qué, Fuensanta mía,si mi pasión de ayer está ya muertay en tu rostro se anuncian los estragosde la vejez temida que se acerca,tu boca es una invitación al besocomo lo fue en lejanas primaveras?Es que mi desencanto nada puedecontra mi condición de ánima en penasi a pesar de tus párpados exangüesy las blancuras de tu faz anémica,aún se tiñen tus labioscon el color sangriento de las fresas.A fuerza de quererteme he convertido, Amor, en alma en pena,y en el candor angélico de tu almaseré una sombra eterna... -Siempre he sido débil,inútil para descifrar el mundo,para mantener creenciasque me tuviesen en pie,firme frente al viento.A veces dudo,y suelo cometer la locurade creermesólo si tú me nombras,como si tu vozfuese el soly yo la niebla.Tan solo eso me bastaríapara creerme;introducirme en tus noches,observarte mientras te pones el pijamao recoges tu ropa,mientras apagas la luzadormilada,y sabersi alguna vez,aunque sea sin querer,aunque sea equivocadamente,si alguna vezme nombras. -Escribiendoestasodasenesteaño milnovecientoscincuenta y cinco,desplegando y tañendomi lira obligatoria y rumorosasé lo que soyy adonde va mi canto.Comprendoque el comprador de mitosy misteriosentreen mi casa de odas,hechacon adobe y madera,y odielos utencilios,los retratosde padre y madre y patriaen las paredes,la sencillezdel pany el salero.Pero es así la casa de mis odas.Yo destroné la negra monarquía,la cabellera inútil de los sueños,pisé la coladel reptil mental,y dispuse las cosas"agua y fuego"de acuerdo con el hombre y con la tierra.Quiero que todotengaempuñadura,que todo seataza o herramienta.Quiero que por la puerta de mis odasentre la gente a la ferretería.Yo trabajocortandotablas frescas,acumulando mielen las barricas,disponiendoherraduras, arneses,tenedores:que entre aquí todo el mundo,que pregunte,que pida lo que quiera.Yo soy del Sur, chileno,naveganteque volvió de los mares.No me quedé en las islas,coronado.No me quedé sentadoen ningún sueño.Regresé a trabajar sencillamentecon todos los demás y para todos.Para que todos vivanen ellahago mi casacon odastransparentes. -Ni salir Ni entrar EstarEn una población cautiva por la melancolíaO en el conglomerado prisionero de la desconfianzaO en la cronología de la comunidad que toca los CielosO en el dinamismo de la masa de animales molidosO en el país de la fiera que controla esta historiaO en pragmatismo antipoético de mi odio.Luego de estar IrAcurrucarse Girar PujarPor un verso hasta encontrarseCon los listos animales Que partieron Que se quedaronCon los muy amigos y con los muy enemigos. -Besitos y mordisquitos en las orejitas era lo que escribíamosal final de unas postales no tan obscenas como horteras,también en los hociquitos y Viva el Mejillón Peludocuando las enviábamos a niñas adorablemente estúpidasy Gola Pola Amapola qué tal las misiones en Angolao de mayor yo también quiero ser curasi iban dirigidas al gris colegio horrible,besitos y mordisquitos o cabramozabigote!en la época de la continuada borracheraque un estómago medio buzón medio prodigioaún digería, besitos, mordisquitos y no sé por quéahora también recuerdo ininterrumpidos veranosy sobre todo a Javier borracho, cayéndose y cantandoa las seis de la madrugada en la Plaza Artós,Javier parando a un repartidor para enseñarlecómo en el infantil cuaderno de dibujoque alguien había ideado regalarle a Anael elefante coloreado de amarilloquedaba superlativamente cojonudo y fíjese usted,no me he salido para nada de los bordes, ¿verdadque a la señorita ha de encantarle?: besitos, cervezas,mordisquitos, noches, desiertos o Javier o la Plaza Artósen la cara del pobre hombre: inconcebibles cosas asíson las que me vuelven y las que tengo que anotarpara cuando tenga tiempo o ganas de escribiren falso verso un inservible catálogode antigüedades. Y en los márgenes del papelno puedo olvidarme de apuntar que ya muy al principiode una adolescencia extremada me acostumbréa coleccionar en los descosidos bolsillos de mis ojoshuidizas madrugadas, a coleccionar o robar al tiempopequeñas muertes, azúcar de piernas, adioses,pañuelos y lunas, pozos, cuchillos, ternurasy que esa temprana afición por las cosas que no sirven para nadasin duda tuvo la primera y quizá más grave culpade que acabara aceptando complacido, y sin más,el convertir en una completa inutilidad mi propia vida,muy irresponsablemente sonriendo ante los infinitoslo que hay que ver, un chico de sus posibilidades,mira que deja el Derecho para perder el tiempoescribiendo versitos, lo peor es que asíes como acaban comunistas y ya es lástimaque mi particular ejército de abuelasresignadamente recitaba. -Rompí, corté, abollé, y dije e hicemás que en el orbe caballero andante;fui diestro, fui valiente y arrogante,mil agravios vengué, cien mil deshice.Hazañas di a la fama que eternice;fui comedido y regalado amante;fue enano para mí todo gigante,y al duelo en cualquier punto satisfice.Tuve a mis pies postrada la Fortunay trajo del copete mi corduraa la calva ocasión al estricote.Mas, aunque sobre el cuerno de la lunasiempre se vio encumbrada mi ventura,tus proezas envidio, ¡oh, gran Quijote! -Afuera hay sol.No es más que un solpero los hombres lo mirany después cantan.Yo no sé del sol.Yo sé la melodía del ángely el sermón calientedel último viento.Sé gritar hasta el albacuando la muerte se posa desnudaen mi sombra.Yo lloro debajo de mi nombre.Yo agito pañuelos en la nochey barcos sedientos de realidadbailan conmigo.Yo oculto clavospara escarnecer a mis sueños enfermos.Afuera hay sol.Yo me visto de cenizas. -Cuando no queda tiempo,Cuando por la memoria va cayendo la lluvia del 80,Cuando la soledad parte mi vida en la niñez, la adolescencia, ahora,Cuando es inevitable que la nieve bloquee los caminosEn los helados páramos del tiempo,Cuando el sol ilumina los rincones,Cuando a los quince escribo tres poemas vacíos que llenan mi existencia,Cuando de todos los futuros posibles recorro por mis sueños el más afortunadoEn busca de la fuente de la eterna alegría. -Fresca, lozana, pura y olorosa,gala y adorno del pensil florido,gallarda puesta sobre el ramo erguido,fragancia esparce la naciente rosa.Mas si el ardiente sol lumbre enojosavibra, del can en llamas encendido,el dulce aroma y el color perdido,sus hojas lleva el aura presurosa.Así brilló un momento mi venturaen alas del amor, y hermosa nubefingí tal vez de gloria y de alegría.Mas, ay, que el bien trocóse en amargura,y deshojada por los aires subela dulce flor de la esperanza mía. -A veces caigo en mí, como viniendo de ti,y me recojo en una tristeza inmóvil,como una bandera que ha olvidado el viento.Por mis sentidos pasan ángeles del crepúsculoy lentos me aprisionan los círculos nocturnos.Venimos de la noche y hacia la noche vamos.Escucha. Yo te llamo desde un reloj de piedra,donde caen las sombras, donde el silencio cae. -Te vi un punto y, flotando ante mis ojos,la imagen de tus ojos se quedó,como la mancha oscura orlada en fuegoque flota y ciega si se mira al sol.Adondequiera que la vista clavo,torno a ver las pupilas llamear;mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,unos ojos, los tuyos, nada más.De mi alcoba en el ángulo los mirodesasidos fantásticos lucir;cuando duermo los siento que se ciernen,de par en par abiertos sobre mí.Yo sé que hay fuegos fatuos que en la nochellevan al caminante a perecer;yo me siento arrastrado por tus ojos,pero adónde me arrastran, no lo sé. -El pobre Juan de Dios, tras de los éxtasisdel amor de Aniceta, fue infeliz.Pasó tres meses de amarguras graves,y, tras lento sufrir,se curó con copaiba y con las cápsulasde Sándalo Midy.Enamorado luego de la histérica Luisa,rubia sentimental,se enflaqueció, se fue poniendo tísicoy al año y medio o másse curó con bromuro y con las cápsulasde éter de Clertán.Luego, desencantado de la vida,filósofo sutil,a Leopardi leyó, y a Schopenhauery en un rato de spleen,se curó para siempre con las cápsulasde plomo de un fusil. -EN lo alto, el cristal, invisible, perfectodonde hasta el sol se equivoca y tropieza.Y la mano de plinto le sirve.Por la mano se acerca la tierrahecha sueño de hombre a travésde la sangre vivida. y revientaen la espuma con que ahora brindamos:La pleamar, el final de la oscura marea.Encontrar superficie, salir.Libertad, soledad. La experienciasiempre inocente, siempre limpiaes el límite, flor siempre abiertaen la gracia ideal del espíritucristal sobre el que hiere la luz su presencia. -Donde hoy una ventana,hubo ayer una puertade par en par abiertaal sol de la mañana.Donde hubo una campanatocando a vida cierta,hoy sólo se despiertami pena y se desgrana.Ansiar tanto el encuentro.Correr sin que se acabe.Llegar bajo la luna.Y está mi infancia dentro.Y he perdido la llave.Y no hay puerta ninguna. -Siempre yo penetrándote,pero tú siempre virgen,sombra; como aquel díaen que primero vinellamando a tu secreto,cargado de afán libre.¡Virgen oscura y plena,pasada de hondos irisque apenas se ven; todanegra, con las sublimesestrellas, que no llegan(arriba) a descubrirte! -Cerca del rumorosocereal, de las olasdel viento en las avenas,el olivode volumen plateado,severo en su linaje,en su torcidocorazón terrestre;las grácilesolivaspulidaspor los dedosque hicieronla palomay el caracolmarino:verdes,innumerables,purísimospezonesde la naturaleza,y allíenlos secosolivaresdondetan sólocielo azul con cigarras,y tierra duraexisten,allíel prodigio,la cápsulaperfectade la olivallenandocon sus constelaciones el follaje:más tardelas vasijas,el milagro,el aceite.Yo amolas patrias del aceite,los olivaresde Chacabuco, en Chile,en las mañanaslas plumas de platinoforestalescontra las arrugadascordillerasen Anacapri, arriba,sobre la luz tirrena,la desesperación de los olivos,en el mapa de Europa,España,cesta negra de aceitunasespolvoreada por los azaharescomo una ráfaga marina.Aceite,recóndita y supremacondición de la olla,pedestal de perdices,llave celeste de la mayonesa,suave y sabrososobre las lechugasy sobrenatural en el infiernode los arzobispales pejerreyes.Aceite, en nuestra voz, ennuestro coro,coníntimasuavidad poderosacantas;eres idioma castellano:hay sílabas de aceite,hay palabrasútiles y olorosascomo tu fragante materia.No sólo canta el vino,también canta el aceite,vive en nosotros con su luz maduray entre los bienes de la tierraaparto,aceite,tu inagotable paz, tu esencia verde,tu colmado tesoroque desciendedesde los manantiales del olivo. -Se me va de los dedos la caricia sin causa,se me va de los dedos... En el viento, al pasar,la caricia que vaga sin destino ni objeto,la caricia perdida ¿quién la recogerá?Pude amar esta noche con piedad infinita,pude amar al primero que acertara a llegar.Nadie llega. Están solos los floridos senderos.La caricia perdida, rodará... rodará...Si en los ojos te besan esta noche, viajero,si estremece las ramas un dulce suspirar,si te oprime los dedos una mano pequeñaque te toma y te deja, que te logra y se va.Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,si es el aire quien teje la ilusión de besar,oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,en el viento fundida, ¿me reconocerás? -Su luna de pergaminoPreciosa tocando vienepor un anfibio senderode cristales y laureles.El silencio sin estrellas,huyendo del sonsonete,cae donde el mar bate y cantasu noche llena de peces.En los picos de la sierralos carabineros duermenguardando las blancas torresdonde viven los ingleses.Y los gitanos del agualevantan por distraerse,glorietas de caracolasy ramas de pino verde.*Su luna de pergaminoPreciosa tocando viene.Al verla se ha levantadoel viento que nunca duerme.San Cristobalón desnudo,lleno de lenguas celestes,mira la niña tocandouna dulce gaita ausente.Niña, deja que levantetu vestido para verte.Abre en mis dedos antiguosla rosa azul de tu vientre.*Preciosa tira el panderoy corre sin detenerse.El viento-hombrón la persiguecon una espada caliente.Frunce su rumor el mar.Los olivos palidecen.Cantan las flautas de umbríay el liso gong de la nieve.¡Preciosa, corre, Preciosa,que te coge el viento verde!¡Preciosa, corre, Preciosa!¡Míralo por dónde viene!Sátiro de estrellas bajascon sus lenguas relucientes.*Preciosa, llena de miedo,entra en la casa que tiene,más arriba de los pinos,el cónsul de los ingleses.Asustados por los gritostres carabineros vienen,sus negras capas ceñidasy los gorros en las sienes.El inglés da a la gitanaun vaso de tibia leche,y una copa de ginebraque Preciosa no se bebe.Y mientras cuenta, llorando,su aventura a aquella gente,en las tejas de pizarrael viento, furioso, muerde. -Vive en este volumen el que yaceEn aquel mármol, Rey siempre glorioso;Sus cenizas allí tienen reposo,Y dellas hoy él mismo aquí renace.Con vuestra pluma vuela, y ella os hace,Culto Cabrera, en nuestra edad famoso;Con las suyas le hacéis victorïosoDel Francés, Belga, Lusitano, Trace.Plumas de un Fénix tal, y en vuestra mano,¿Qué tiempo podrá haber que las consuma,Y qué invidia ofenderos, sino en vano?Escriba lo que vieron, tan gran pluma,De los dos mundos, uno y otro plano,De los dos mares, una y otra espuma. -SEGISMUNDO¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!ROSAURA¡Qué triste voz escucho!Con nuevas penas y tormentos lucho.CLARÍNYo con nuevos temores.ROSAURA¡Clarín!CLARÍN¡Señora!ROSAURAHuygamos los rigoresdesta encantada torre.CLARÍNYo aún no tengoánimo de huir, cuando a eso vengo.ROSAURA¿No es breve luz aquellacaduca exhalación, pálida estrella,que en trémulos desmayos,pulsando ardores y latiendo rayos,hace más tenebrosala obscura habitación con luz dudosa?Sí, pues a sus reflejospuedo determinar (aunque de lejos)una prisión obscura,que es de un vivo cadáver sepultura,y porque más me asombre,en el traje de fiera yace un hombrede prisiones cargadoy sólo de la luz acompañado.Pues huir no podemos,desde aquí sus desdichas escuchemos;sepamos lo que dice.Descúbrese Segismundo con una cadena y la luz, vestido de pieles.SEGISMUNDO¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!Apurar, cielos, pretendo,ya que me tratáis asíqué delito cometícontra vosotros naciendo;aunque si nací, ya entiendoqué delito he cometido.Bastante causa ha tenidovuestra justicia y rigor;pues el delito mayordel hombre es haber nacido.Sólo quisiera saberpara apurar mis desvelos(dejando a una parte, cielos,el delito de nacer),qué más os pude ofenderpara castigarme más.¿No nacieron los demás?Pues si los demás nacieron,¿qué privilegios tuvieronqué yo no gocé jamás?Nace el ave, y con las galasque le dan belleza suma,apenas es flor de plumao ramillete con alas,cuando las etéreas salascorta con velocidad,negándose a la piedaddel nido que deja en calma;¿y teniendo yo más alma,tengo menos libertad?Nace el bruto, y con la pielque dibujan manchas bellas,apenas signo es de estrellas(gracias al docto pincel),cuando, atrevida y crüella humana necesidadle enseña a tener crueldad,monstruo de su laberinto;¿y yo, con mejor instinto,tengo menos libertad?Nace el pez, que no respira,aborto de ovas y lamas,y apenas, bajel de escamas,sobre las ondas se mira,cuando a todas partes gira,midiendo la inmensidadde tanta capacidadcomo le da el centro frío;¿y yo, con más albedrío,tengo menos libertad?Nace el arroyo, culebraque entre flores se desata,y apenas, sierpe de plata,entre las flores se quiebra,cuando músico celebrade las flores la piedadque le dan la majestaddel campo abierto a su huida;¿y teniendo yo más vidatengo menos libertad?En llegando a esta pasión,un volcán, un Etna hecho,quisiera sacar del pechopedazos del corazón.¿Qué ley, justicia o razón,negar a los hombres sabeprivilegio tan süave,excepción tan principal,que Dios le ha dado a un cristal,a un pez, a un bruto y a un ave?ROSAURATemor y piedad en mísus razones han causado.SEGISMUNDO¿Quién mis voces ha escuchado?¿Es Clotaldo?CLARÍNDi que sí.ROSAURANo es sino un triste (¡ay de mí!),que en estas bóvedas fríasoyó tus melancolías.(Ásela)SEGISMUNDOPues la muerte te daré,porque no sepas que séque sabes flaquezas mías.Sólo porque me has oído,entre mis membrudos brazoste tengo de hacer pedazos.CLARÍNYo soy sordo, y no he podidoescucharte.ROSAURASi has nacidohumano, baste el postrarmea tus pies para librarme.SEGISMUNDOTu voz pudo enternecerme,tu presencia suspenderme,y tu respeto turbarme.¿Quién eres? que aunque yo aquítan poco del mundo sé,que cuna y sepulcro fueesta torre para mí;y aunque desde que nací(si esto es nacer) sólo adviertoeste rústico desiertodonde miserable vivo,siendo un esqueleto vivo,siendo un animado muerto;y aunque nunca vi ni hablésino a un hombre solamenteque aquí mis desdichas siente,por quien las noticias séde cielo y tierra; y aunquéaquí, porque más te asombresy monstruo humano me nombres,entre asombros y quimeras,soy un hombre de las fierasy una fiera de los hombres.Y aunque en desdichas tan gravesla política he estudiado,de los brutos enseñado,advertido de las aves;y de los astros süaveslos círculos he medido:tú sólo, tú, has suspendidola pasión a mis enojos,la suspensión a mis ojos,la admiración al oído.Con cada vez que te veonueva admiración me das,y cuando te miro más,aún más mirarte deseo.Ojos hidrópicos creoque mis ojos deben ser,pues cuando es muerte el beberbeben más, y desta suerte,viendo que el ver me da muerteestoy muriendo por ver.Pero véate yo y muera,que no sé, rendido ya,si el verte muerte me dael no verte qué me diera.Fuera más que muerte fiera,ira, rabia y dolor fuerte;fuera muerte, desta suertesu rigor he ponderado,pues dar vida a un desdichadoes dar a un dichoso muerte.ROSAURACon asombro de mirarte,con admiración de oírte,ni sé qué pueda decirte,ni qué pueda preguntarte.Sólo diré que a esta partehoy el cielo me ha guiadopara haberme consolado,si consuelo puede serdel que es desdichado, vera otro que es más desdichado.Cuentan de un sabio, que un díatan pobre y mísero estaba,que sólo se sustentabade unas yerbas que cogía.¿Habrá otro, entre sí decía,más pobre y triste que yo?Y cuando el rostro volvió,halló la respuesta, viendoque iba otro sabio cogiendolas hojas que él arrojó.Quejoso de la fortunayo en este mundo vivía,y cuando entre mí decía:¿habrá otra persona algunade suerte más importuna?piadoso me has respondido,pues volviendo en mi sentidohallo que las penas míaspara hacerlas tú alegríaslas hubieras recogido.Y por si acaso, mis penaspueden aliviarte en parte,óyelas atento, y tomalas que de ellas me sobraren.Yo soy... -Por encima del agua heladael patito se resbalaba.Por encima del agua dura,el patito de la laguna.Por encima del agua fría,el patito silba que silba.Silba que silba se resbalabay en vez de llorar silbaba. -6Cuanto nosotros somos y tenemosForma un curso que va a su desenlace:La pérdida total.No es un fracaso.Es el término justo de una Historia,Historia sabiamente organizada.Si naces, morirás. ¿De qué te quejas?Sean los dioses, ellos, inmortales.Natural que, por fin, decline y me consuma.Haya muerte serena entre los míos.Algún día "¿tal vez penosamente?"Me moriré, tranquilo, sosegado.No me despertaré por la mañanaNi por la tarde. ¿Nunca?¿Monstruo sin cuerpo yo?Se cumpla el orden.No te entristezca el muerto solitario.En esa soledad no está, no existe.Nadie en los cementerios.¡Qué solas se quedan las tumbas! -de Vicente CazcarraHoy he visto a tus padres, cuando volvía a casa.Él me miró en silencio,con los ojos perdidos del hombre que trabaja,día y noche, en los trenes. Ella, tu madre,me anunció tus treinta años "igual que yo- cumplidos,y tu hermana tenía ardor y rabia en las palabras.Repetimos la historia, tu silencio;la voz que conocimos ya no existey sin embargo, sabemos que envejeces, igual que yo-soy calvo y apunto para padre-, día a día.Me hablaron de tus manos, de tus pies...Los días pasan lentos, uno a uno,pero dañan y llagan y hacen huecoy sombra sobre el alma.Recuérdotesentado en el pupitre, allá en la vieja aula,hablando sobre Dios y la justicia,viendo llegar el cierzo. Cada día que pasase te marca "también a mí- la llagadel hombre acorralado.Es doloroso, ya ves,saberte casi muerto en medio dela vida.Tu padre dijo adiós. Tu madrerepitió tus treinta años, y tu hermaname aviolentó de golpe con tu hombría. -No siento yo, dulcísima María,con no veros dolor, porque deseoy amor os representan, y así os veoy está en vos gozando el alma mía.En mí juego con vos con osadíay gozo por verdad lo que no creo,y en este libre estado que poseono hallo quien me turbe el alegría.Pero buscan mis ojos su derechoy aléganme con lágrimas y fierosque no veros con ellos es mal hecho.Que, pues fueron autores de quereros,no he de usurparme yo todo el provecho,y así, por darles parte, acuerdo veros. -Silencio de barreras coralinas en el Fort du RocherEscasea el bucán en los depósitos de la Cofradía.Venías de los Mabinogion.You lov'd me like a mist junto a los pumas de la noche.Entre el estruendo de las baterías españolas.El látigo del ron en la garganta.La vergonzosa fuga del enemigo.El fin de un gobernador cobarde.Feliz balance en Puerto Bello.Consumar con el sol una jornada victoriosa.Enarbolaste la bandera negra de Némesis.Me sentía orgulloso de tu valor.Y en la choza besar tus labiosy sentirme otra vez marooned. -Así como en la roca nunca vemosLa clara flor abrirse,Entre un pueblo hosco y duroNo brilla hermosamenteEl fresco y alto ornato de la vida.Por esto te mataron, porque erasVerdor en nuestra tierra áridaY azul en nuestro oscuro aire.Leve es la parte de la vidaQue como dioses rescatan los poetas.El odio y destrucción perduran siempreSordamente en la entrañaToda hiel sempiterna del español terrible,Que acecha lo cimeroCon su piedra en la mano.Triste sino nacerCon algún don ilustreAquí, donde los hombresEn su miseria sólo sabenEl insulto, la mofa, el recelo profundoAnte aquel que ilumina las palabras opacasPor el oculto fuego originario.La sal de nuestro mundo eras,Vivo estabas como un rayo de sol,Y ya es tan sólo tu recuerdoQuien yerra y pasa, acariciandoEl muro de los cuerposCon el dejo de las adormiderasQue nuestros predecesores ingirieronA orillas del olvido.Si tu ángel acude a la memoria,Sombras son estos hombresQue aún palpitan tras las malezas de la tierra;La muerte se diríaMás viva que la vidaPorque tú estás con ella,Pasado el arco de tu vasto imperio,Poblándola de pájaros y hojasCon tu gracia y tu juventud incomparables.Aquí la primavera luce ahora.Mira los radiantes mancebosQue vivo tanto amasteEfímeros pasar junto al fulgor del mar.Desnudos cuerpos bellos que se llevanTras de sí los deseosCon su exquisita forma, y sólo encierranAmargo zumo, que no alberga su espírituUn destello de amor ni de alto pensamiento.Igual todo prosigue,Como entonces, tan mágico,Que parece imposibleLa sombra en que has caído.Mas un inmenso afán oculto advierteQue su ignoto aguijón tan sólo puedeAplacarse en nosotros con la muerte,Como el afán del agua,A quien no basta esculpirse en las olas,Sino perderse anónimaEn los limbos del mar.Pero antes no sabíasLa realidad más honda de este mundo:El odio, el triste odio de los hombres,Que en ti señalar quisoPor el acero horrible su victoria,Con tu angustia postreraBajo la luz tranquila de Granada,Distante entre cipreses y laureles,Y entre tus propias gentesY por las mismas manosQue un día servilmente te halagaran.Para el poeta la muerte es la victoria;Un viento demoníaco le impulsa por la vida,Y si una fuerza ciegaSin comprensión de amorTransforma por un crimenA ti, cantor, en héroe,Contempla en cambio, hermano,Cómo entre la tristeza y el desdénUn poder más magnánimo permite a tus amigosEn un rincón pudrirse libremente.Tenga tu sombra paz,Busque otros valles,Un río donde del vientoSe lleve los sonidos entre juncosY lirios y el encantoTan viejo de las aguas elocuentes,En donde el eco como la gloria humana ruede,Como ella de remoto,Ajeno como ella y tan estéril.Halle tu gran afán enajenadoEl puro amor de un dios adolescenteEntre el verdor de las rosas eternas;Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,Tras de tanto dolor y dejamiento,Con su propia grandeza nos advierteDe alguna mente creadora inmensa,Que concibe al poeta cual lengua de su gloriaY luego le consuela a través de la muerte. -La hora todavíase dejaba tocar en la cabeza.Qué descanso: estar vivoera seguir durmiendo. -A José Lezama Lima (1910-1976)Respiras por palabras diez mil veces al día,juras por el amor y le hermosuray diez mil veces purificas tus pulmonesmordiendo el soplo de la ráfaga extranjera,pero todo es en vano, la muerte, el paladar,el pájaro verbal que vuela de tu lengua. -A Carmen BragaDesde aquí yo contemplo, tendido, sin memoriael campo. Piedra y campo, y cielo, y lejanía.Mis ojos miran montes donde sembró la historiael dulce sueño amargo que sueñan todavía.Pero el amor fundido en piedra, día a día;pero el amor mezclado con monte, o con escoria,es duradero y te amo, oh patria, oh serraníacrespa, que te levantas, bajo el cielo, ilusoria.Campos que yo conozco, cielos donde he existido;piedras donde he amasado mi corazón pequeño;bosques donde he cantado; sueños que he padecido.Os amo, os amo, campos, montañas, terco empeñode mi vivir, sabiendo que es vano mi latidode amor. Mas te amo, patria, vapor, fantasma, sueño. -Viento, viento de nuevo en la tarde de octubre.Mirando la calle pensaba en la muerte.La muerte y él. Dos trazos paralelosque no habrían de cruzarseni en el más improbable infinito.Los fármacos, la fiebre, la tos.La ventisca, la hojarasca.Las convulsiones de fuera y las de dentro.Señales de vida tan ciertascomo el viento en la tarde de octubrey ese olor a almendras amargas en su alcobaantes y después de su fallecimiento. -Dormir en ti, desnuda de abalorios,amada por la calma de tus horas,en tus ciénagas, en tus ciegos páramos,con los ojos de sístole y penumbraque arrancan alaridos al invierno.Dormir en ti; los pájaros nocturnosse enamoran de besos y cuartelesdonde reposar del vuelo, del findel nido y del estrago, y el helechogotea agua, lluvia mensajera.Dormir en ti, en el canchal del ríodonde arrasas, en el enigma tristede los lirios oscuros, en océanoenloquecido por tus manos dulcesque penetra la casa en donde moro.Dormir en ti, tras los acordes blancosde tu silencio, que adormila búhosy lechuzas encarnados en piel,con sueños habitados de un futurolleno de soledad y de catástrofe.Dormir en ti, al ángel de los hielos,en tus pechos de diosa primigenia,con roces de la rosa ensangrentaday el murmullo del águila triunfante,dormir, dormir en ti, sí, para siempre. -No te tardes que me muero,carcelero,no te tardes que me muero.Apresura tu venidaporque no pierda la vida,que la fe no está perdida,carcelero,no te tardes que me muero.Bien sabes que la tardançatrae gran desconfiança;ven y cumple mi esperança,carcelero,no te tardes que me muero.Sácame desta cadena,que recibo muy gran pena,pues tu tardar me condena.Carcelero,no te tardes que me muero.La primer vez que me vistesin te vencer me venciste;suéltame, pues me prendiste.Carcelero,no te tardes que me muero.La llave para soltarmeha de ser galardonarme,proponiendo no olvidarme.Carcelero,no te tardes que me muero.FinY siempre cuanto vivieresharé lo que tú quisieressi merced hacerme quieres.Carcelero,no te tardes que me muero. -Sin el prodigio deseo de mi venaSin la cualidad del ópaloSin la terapia que divide el donSin el pretendido purismoSin contar que amo mis manosSin denunciar que el hombre nos castigaO que anoche escribí pateando una tapa.Que no era primavera Que no había lunaY que me he encontrado con la forma y el temaQue nada pretenden. -Cien sonetos de amorUn signo tuyo busco en todas las otras,en el brusco, ondulante río de las mujeres,trenzas, ojos apenas sumergidos,pies claros que resbalan navegando en la espuma.De pronto me parece que diviso tus uñasoblongas, fugitivas, sobrinas de un cerezo,y otra vez es tu pelo que pasa y me parecever arder en el agua tu retrato de hoguera.Miré, pero ninguna llevaba tu latido,tu luz, la greda oscura que trajiste del bosque,ninguna tuvo tus diminutas orejas.Tú eres total y breve, de todas eres una,y así contigo voy recorriendo y amandoun ancho Mississippi de estuario femenino. -¿Quién eres tú, Boliche, que con azules lágrimasme asaltas en la hora del olvido obstinado?De tu postal, al dorso, las palmeras se cuelgancomo arañas sombrías en un cielo azul-acre,rodeando, acechantes, al cenachero enclenque-garabato de bronce sobre el Mediterráneo-.Aún puedo recordar la vieja cantilena.Entre juegos, jadeos y risas, la cantabanniños de ayer, paseando la merienda-pan de centeno y negro chocolate-:Bolíiiche, gritan los niños del pueblo,Bolíiiche, si te he visto no me acuerdo...¿Quién eres tú, Boliche? Si alguna vez te he visto,se me escapa tu rostro por el hilo de letras,desemboca en la rúbrica -lazo azul de misterios-,y el viaje fatigoso, remando a contra/tiempo,me estrella en el fracaso de un nombre sin memoria.El llamarte Boliche me robó tu figuray me dejó sentada ante el mar del olvido,mirando cómo avanza la ola de la firma,larga lengua de asombros que me borra tu imagen. -Qué debo hacer para cantarsi a veces se me pierde el grilloque llevo adentrose me desprende la campanael timbre, el avey sólo me queda el latidode algún jilguero en la memorialuchando por desatar su melodíasobre las alas del abecedarioY cuando encuentro al fin mi flautaen un estanque del tiempose me oscurece la gargantade pensar a quiéna quién, a quiéndirigiré las notasde este arcoiris sin luzde esta ampolleta mal colocaday casi siempre insatisfechaPreferiría escuchar por las tardesa una gaviota sentada en mi cuadernojugando a ser paracaídasen los espacios en blancoo repetir el grito de unos bigotesal ser arrancadosde su lugar de origenPreferiría el sonido de un huevosacando la lengua al aceiteapresurado por entrar a la bocade mil mujeres sin dentaduraEntonces recuerdoque llevo pegada una moscaal tímpano del almaella se reproduce en mis sueñosy no es violínporque en la muerte desafinay se le rompen las cuerdasal detenerse en la sangre. -(Gaspar Melchor de Jovellanos,por Francisco de Goya)Como un lento, oscuro, inmensomar que anega el corazón,crece mi desolaciónhoy, más cuanto más lo pienso.Tan débil, tan indefensome hallo ante la soledad,la responsabilidad,los ataques, las intrigas...Y carcomidas mis vigaspor la pobreza y la edad.Y la sombra me aniquila.No me queda ni la lumbredel amor ni mi costumbrede vida dulce y tranquila.Sólo la luna vigilael enjambre de mis sienes.¿Y me dices tú que vienesa pintarme? Goya, amigo,si aún te vale este mendigode la dicha, aquí me tienes.Deja, Gaspar, encendidala luz de la inteligencia.Ignora toda presencia.Acomódate y olvidacuanto no sea tu vida.Y ahora al fin, amigo fiel,que, para siempre, la hielmás honda de tu amargurase funda con mi pinturaen la llama del pincel. -Junto al negro palacio del rey de la isla de Hierro ?(¡Oh, cruel, horrible, destierro!)? ¿Cómo es quetú, hermana armoniosa, haces cantar al cielo gris, tu pajarera de ruiseñores, tu formidable caja musical?¿No te entristece recordar la primavera en que oíste a un pájaro divino y tornasolen el país del sol?En el jardín del rey de la isla de Oro ?(¡oh, mi ensueño que adoro!)? fuera mejor que tú, armoniosahermana, amaestrases tus aladas flautas, tus sonoras arpas; tú que nacistes donde más lindos nacen el clavel de sangre y la rosa de arrebol,en el país del sol!O en el alcázar de la reina de la isla de Plata ?(Schubert, solloza la Serenata...)? pudieras también, hermanaarmoniosa, hacer que las místicas aves de tu alma alabasen, dulce, dulcemente, el claro de luna, los vírgenes lirios, la monja paloma y el cisne marqués. La mejor plata se funde en un ardiente crisol,en el país del sol!Vuelve, pues a tu barca, que tiene lista la vela ?(resuena, lira, Céfiro, vuela)? y parte, armoniosahermana, a donde un príncipe bello, a la orilla del mar, pide liras, y versos y rosas, y acaricia sus rizos deoro bajo un regio y azul parasol,en el país del sol! -Por débil y pequeña,oh flor de paraíso,cabías en el vérticedel corazón en fiesta que te quiso.Salíamos al campoy tu cuerpo minúsculose destacaba airosoen la grana y el oro del crepúsculo.¡Oh noches enlunadasoh provinciana orquesta,oh, tu alma piadosa!¡Oh mi incansable corazón en fiesta!Y una noche moristecon la paz de un lamentoque se va con la brisaal brocado ideal del firmamento.Se derramó tu espíritucual vaso de ambrosía,y en tu mano difuntapuso mi amor una azucena pía.Sorda estás para siempre,el recuerdo me abrasay al tocar en la puertaturba el ruido el silencio de la casa.¡Oh ilusión fallecidaen abril! ¡Oh alma prestaa todos los ensueñosdel incansable corazón en fiesta! -La luz vaga... opaco el día,la llovizna cae y mojacon sus hilos penetrantes la ciudad desierta y fría.Por el aire tenebroso ignorada mano arrojaun oscuro velo opaco de letal melancolía,y no hay nadie que, en lo íntimo, no se aquiete y se recojaal mirar las nieblas grises de la atmósfera sombría,y al oír en las alturasmelancólicas y oscuraslos acentos dejativosy tristísimos e inciertoscon que suenan las campanas¡las campanas plañideras que les hablan a los vivosde los muertos!¡Y hay algo angustioso e inciertoque mezcla a ese sonido su sonido,e inarmónico vibra en el conciertoque alzan los bronces al tocar a muerto,por todos los que han sido!Es la voz de una campanaque va marcando la hora,hoy lo mismo que mañana,rítmica, igual y sonora,una campana se queja,y la otra campana llora,ésa tiene voz de vieja,ésta de niña que ora.Las campanas más grandes, que dan un doble reciosuenan con acento de místico desprecio,mas la campana que da la horaríe, no llora.Tiene en su timbre seco sutiles ironías,su voz parece que habla de goces, de alegrías,de placeres, de citas, de fiestas y de bailes,de las preocupaciones que llenan nuestros días,es una voz del siglo entre un coro de frailes,y con sus notas se ríe,escéptica y burladora,de la campana que ruegade la campana que imploray de cuanto aquel coro conmemora,y es porque con su retintínella midió el dolor humanoy marcó del dolor el fin;por eso se ríe del grave esquilónque suena allá arriba con fúnebre són,por eso interrumpe los tristes conciertoscon que el bronce santo llora por los muertos...¡No la oigáis, oh bronces! ¡no la oigáis, campanas,que con la voz grave de ese clamoreo,rogáis por los seres que duermen ahoralejos de la vida, libres del deseo,lejos de las rudas batallas humanas!¡Seguid en el aire vuestro bamboleo,no la oigáis, campanas!¿Contra lo imposible qué puede el deseo?Allá arriba suena,rítmica y serena,esa voz de öroy sin que lo impidan sus graves hermanasque rezan en coro,la campana del relósuena, suena, suena ahoray dice que ella marcócon su vibración sonorade los olvidos la hora,que después de la velada,que pasó cada difunto,en una sala enlutaday con la familia juntoen dolorosa actitudmientras la luz de los ciriosalumbraba el ataúdy las coronas de lirios,que después de la tristurade los gritos de dolor,de las frases de amargura,del llanto desgarrador,marcó ella misma el momentoen que con la languidezdel luto huyó el pensamientodel muerto, y el sentimiento...seis meses más tarde o diez...Y hoy, día de muertos, ahora que flota,en las nieblas grises la melancolía,en que la llovizna cae, gota a gota,y con sus tristezas los nervios embota,y envuelve en un manto de la ciudad sombría,ella que ha medido la hora y el díaen que a cada casa, lúgubre y vacíatras del luto breve volvió la alegría;ella que ha marcado la hora del baileen que al año justo, un vestido aéreo,estrena la niña, cuya madre duermeolvidada y sola, en el cementeriosuena indiferente a la voz de frailedel esquilón grave y a su canto serio;ella que ha medido la hora precisa,en que a cada boca, que el dolor sellaba,como por encanto volvió la sonrisa,esa precursora de la carcajada,ella que ha marcado la hora en que el viudohabló de suicidio y pidió el arsénicocuando aun en la alcoba, recién perfumada,flotaba el aroma del ácido fénicoy ha marcado luego la hora en que, mudopor las emociones con que el goce agobia,para que lo unieran con sagrado nudo,a la misma iglesia fue con otra novia;¡ella no comprende nada del misteriode aquellas quejumbres que pueblan el aire,y lo ve en la vida todo jocoserioy sigue marcando con el mismo modoel mismo entusiasmo y el mismo desgairela huida del tiempo que lo borra todo!Y eso es lo angustioso y lo inciertoque flota en el sonidoésa es la nota irónica que vibra en el conciertoque alzan los bronces al tocar a muerto.¡Por todos los que han sido!ésa es la voz fina y sutil,de vibraciones de cristal,que con acento juvenilindiferente al bien y al mal,mide lo mismo la hora vil,que la sublime o la fataly resuena en las alturas,melancólicas y oscurassin tener en su tañidoclaro, rítmico y sonoro,los acentos dejativosy tristísimos e inciertosde aquel misterioso coro,con que ruegan las campanas, las campanas,¡las campanas plañiderasque les hablan a los vivosde los muertos! -Los jóvenes homosexuales y las muchachas amorosas,y las largas viudas que sufren el delirante insomnio,y las jóvenes señoras preñadas hace treinta horas,y los roncos gatos que cruzan mi jardín en tinieblas,como un collar de palpitantes ostras sexualesrodean mi residencia solitaria,como enemigos establecidos contra mi alma,como conspiradores en traje de dormitorioque cambiaran largos besos espesos por consigna.El radiante verano conduce a los enamoradosen uniformes regimientos melancólicos,hechos de gordas y flacas y alegres y tristes parejas:bajo los elegantes cocoteros, junto al océano y la lunahay una continua vida de pantalones y polleras,un rumor de medias de seda acariciadas,y senos femeninos que brillan como ojos.El pequeño empleado, después de mucho,después del tedio semanal, y las novelas leídas de noche,en cama,ha definitivamente seducido a su vecina,y la lleva a los miserables cinematógrafosdonde los héroes son potros o príncipes apasionados,y acaricia sus piernas llenas de dulce vellocon sus ardientes y húmedas manos que huelen a cigarrillo.Los atardeceres del seductor y las noches de los espososse unen como dos sábanas sepultándome,y las horas después del almuerzo en que los jóvenes estudiantes,y los jóvenes estudiantes, y los sacerdotes se masturban,y los animales fornican directamente,y las abejas huelen a sangre, y las moscas zumban coléricas,y los primos juegan extrañamente con sus primas,y los médicos miran con furia al marido de la joven paciente,y las horas de la mañana en que el profesor, como por des-cuido,cumple con su deber conyugal, y desayuna,y, más aún, los adúlteros, que se aman con verdadero amorsobre lechos altos y largos como embarcaciones:seguramente, eternamente me rodeaeste gran bosque respiratorio y enredadocon grandes flores como bocas y dentadurasy negras raíces en forma de uñas y zapatos. -X, el más implacable cazador de autógrafos de Asturias, siempre acechante ante cualquier popular, famoso o importante que aterrice en nuestra región, consiguió cobrarse varias piezas en la fiesta de...(Leído en la prensa)Vestido con mal gusto y ese aspectode perro triste, eres mi pesadillay también una incógnita. Quisierasaber cómo es el mundo cuando abreslos ojos para ver la gloria ajena,y si serás feliz y todo eso.E intento comprender y, elucubrando,empiezo a imaginar más amplias miraspara lo tuyo: mención en el Guinnes,congresos de cazadores de autógrafos,un mundo clandestino -como el nuestro-con revistas, no sé, correspondencia...O tu fascinación sencillamentepor gentes que han de serte tan extrañasy complicadas como tú lo erespara mí, o lo que dirán tus padres,una forma cualquiera de pasar,de haber estado aquí.Mientras nosotrosfingimos no escuchar, tú cuentas otrahistoria a uno que finge que te escucha(cómo dijo y el gesto de las manosy el ambiente que había) y luego exhibescon orgullo las pruebas indudablesdel contacto (la firma y una foto),y de eso vives, de eso te alimentas.Ojalá no tuviera la sospechade que nos parecemos demasiadoy que compadecerte es un pretexto.Acaso tú eres más sabio que yo:Un perdedor sin más. Todos perdemos. -¿Adónde fuiste, Amor; adónde fuiste?Se extinguió del poniente el manso fuego,y tú que me decías: «hasta luego,volveré por la noche»... ¡no volviste!¿En qué zarzas tu pie divino heriste?¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?¿Qué nieve supo congelar tu apegoy a tu memoria hurtar mi imagen triste?...Amor, ¡ya no vendrás! En vano, ansioso,de mi balcón atalayando vivoel campo verde y el confín brumoso;y me finge un celaje fugitivonave de luz en que, al final reposo,va tu dulce fantasma pensativo. -En cuanto a la imaginación de las piedras casi todo lo de carácter copioso es poco fidedigno:de lejos sin discusión su preñez animal es otra,coetáneas de las altísimas no vienen de las estrellas,su naturaleza no es alquímica sino música,pocas son palomas, casi todas son bailarinas, de ahí su encanto;por desfiguradas o selladas, su majestad es la única que comunica con la Figura,pese a su fijeza no son andróginas,respiran por pulmones y antes de ser lo que son fueron máquinas de aire,consta en libros que entre ellas no hay Himalayas,ni rameras,no usan manto y su único vestido es el desollamiento,son más mar que el mar y han llorado,aun las más enormes vuelan de noche en todas direcciones y no enloquecen,son ciegas de nacimiento y ven a Dios,la ventilación es su substancia,no han leído a Wittgenstein pero saben que se equivoca,no entierran a sus muertos,la originalidad en materia de rosas les da asco,no creen en la inspiración ni comen luciérnagas,ni en la farsa del humor,les gusta la poesía con tal que no suene,no entran en comercio con los aplausos,cumplen 70 años cada segundo y se ríen de los peces,lo de los niños en probeta las hace bostezar,los ejércitos gloriosos les parecen miserables,odian los aforismos y el derramamiento,son geómetras y en las orejas llevan aros de platino,viven del ocio sagrado. -Este largo cansancio se hará mayor un díay el alma dirá al cuerpo que no quiere seguirarrastrando su masa por la rosada víapor donde van los hombres, contentos de vivir...Sentirás que a tu lado cavan briosamente,que otra dormida llega a la quieta ciudad.Esperaré que me hayan cubierto totalmente...¡y después hablaremos por una eternidad!Sólo entonces sabrás el por qué, no madurapara las hondas huesas tu carne todavía,tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.Se hará luz en la zona de los sinos, oscura:sabrás que en nuestra alianza signo de astros habíay, roto el pacto enorme, tenías que morir... -AY la mentira que vivimosfue el pan nuestro de cada día.Señores del siglo veintiuno,es necesario que se sepalo que nosotros no supimos,que se vea el contra y el por,porque no lo vimos nosotros,y que no coma nadie másel alimento mentirosoque en nuestro tiempo nos nutría.Fue el siglo comunicativode las incomunicaciones:los cables debajo del marfueron a veces verdaderoscuando la mentira llegóa tener mayor latitudy longitudes que el océano:los lenguajes se acostumbrarona aderezar el disimulo,a sugerir las amenazas,y las largas lenguas del cableenrollaron como serpientesel mentidero colosalhasta que todos compartimosla batalla de la mentiray después de mentir corriendosalimos mintiendo a matar,llegamos mintiendo a morir.Mentíamos con los amigosen la tristeza o el silencioy el enemigo nos mintiócon la boca llena de odio.Fue la edad fría de la guerra.La edad tranquila del odio.Una bomba de cuando en cuandoquemaba el alma de Viet Nam.Y Dios metido en su esconditeacechaba como una arañaa los remotos provincianosque con soñolienta pasióncaían en el adulterio. -Todos te desean pero ninguno te ama.Nadie puede quererte, serpiente,porque no tienes amor,porque estás seca como la paja secay no das fruto.Tienes el alma como la piel de los viejos.Resígnate. No puedes hacer mássino encender las manos de los hombresy seducirlos con las promesas de tu cuerpo.Alégrate. En esa profesión del deseonadie como tú para simular inocenciay para hechizar con tus ojos inmensos. -Quisiera ser tu propio pensamiento,la inseparable sombra que te sigasi no ya como amante, como amiga,en sol, en luna, en luz de apartamento.Quisiera ser el vaho de tu aliento,la inquietud afectiva que te intriga,de tu edificio columnata y viga,de tus heridas oloroso ungüento.Tanto quiero ser tuya, hacerte mío,que dejaré mi espíritu vacíopara que lo satures de tu esencia.Remolca mi silueta en tu sendero,sombra adherida a tu vagar ligero,y absórbeme en tu piel y en tu existencia. -Aunque los pasos toquen mil años este sitio,no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.Y no se extinguirá la hora en que caísteis,aunque miles de voces crucen este silencio.La lluvia empapará las piedras de la plaza,pero no apagará vuestros nombres de fuego.Mil noches caerán con sus alas oscuras,sin destruir el día que esperan estos muertos.El día que esperamos a lo largo del mundotantos hombres, el día final del sufrimiento.Un día de justicia conquistada en la lucha,y vosotros, hermanos caídos, en silencio,estaréis con nosotros en ese vasto díade la lucha final, en ese día inmenso. -La pata desplumada,cua, cua, cua,como es patosa,cua, cua, cua,ha metido la pata,cua, cua, cua,en una poza.-¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!En la poza había un Cerditovivito y guarreando,con el barro de la poza,el cerdito jugando.El cerdito le dijo:-Saca la pata,pata hermosa.Y la pata paterale dio una rosa.Por la granja paseancomiendo higos.¡El cerdito y la patase han hecho amigos! -Muevo los brazosen el aire fríocomo un cuerpo de pajapintarrajeadoPrendedme fuegoMuevo los labiosVosotros Eh VosotrosPrendedme fuegoPero no se oyeVosotros Eh VosotrosPrendedme fuegoPero no se oyeMuevo los brazosY me dejo llevar por la furia del vientoque arrastra tierra y hojarascaMuevo los brazosEl agua de los ríos desapareceLos gorriones picotean mis manosLa lluvia moja mis huesosLa muerte duerme a mis piesPrendedme fuego -La noche es una copa de mal. Un silbo agudodel guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste,la onda aún es negra y me hace aún arder?La tierra tiene bordes de féretro en la sombra.Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver.Mi carne nada, nadaen la copa de sombra que me hace aún doler;mi carne nada en ellacomo en un pantanoso corazón de mujer.Ascua astral... He sentidosecos roces de arcillasobre mi loto diáfano caer.¡Ah, mujer! Por ti existela carne hecha de instinto. ¡Ah, mujer!Por eso ¡oh negro cáliz! aun cuando ya te fuiste,me ahogo con el polvo¡y piafan en mis carnes más ganas de beber! -Rosa de nube de carneOfelia de Dinamarca,tu mirada, sueñe o duerma,es de Esfinge la mirada.En el azul del abismode tus niñas - todo o nada,?ser o no ser?-, ¿es espumao poso de vida tu alma?No te vayas monja, espéramecantando viejas baladas,suéñame mientras te sueño,brízame la hora que falta.Y si los sueños se esfuman- ?el resto es silencio? -, almohadahazme de tus muslos, virgen. -El río Guadalquivirva entre naranjos y olivos.Los dos ríos de Granadabajan de la nieve al trigo.¡Ay, amorque se fue y no vino!El río Guadalquivirtiene las barbas granates.Los dos ríos de Granadauno llanto y otro sangre.¡Ay, amorque se fue por el aire!Para los barcos de vela,Sevilla tiene un camino;por el agua de Granadasólo reman los suspiros.¡Ay, amorque se fue y no vino!Guadalquivir, alta torrey viento en los naranjales.Dauro y Genil, torrecillasmuertas sobre los estanques,¡Ay, amorque se fue por el aire!¡Quién dirá que el agua llevaun fuego fatuo de gritos!¡Ay, amorque se fue y no vino!Lleva azahar, lleva olivas,Andalucía, a tus mares.¡Ay, amorque se fue por el aire! -Hoy son las manos la memoria.El alma no se acuerda, está dolidade tanto recordar. Pero en las manosqueda el recuerdo de lo que han tenido.Recuerdo de una piedraque hubo junto a un arroyoy que cogimos distraídamentesin darnos cuenta de nuestra ventura.Pero su peso áspero,sentir nos hace que por fin cogimosel fruto más hermoso de los tiempos.A tiempo sabeel peso de una piedra entre las manos.En una piedra estála paciencia del mundo, madurada despacio.Incalculable sumade días y de noches, sol y aguala que costó esta forma torpe y duraque acariciar no sabe y acompañatan sólo con su peso, oscuramente.Se estuvo siempre quieta,sin buscar, encerrada,en una voluntad densa y constantede no volar como la mariposa,de no ser bella, como el lirio,para salvar de envidias su pureza.¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas grácileslibélulas se han muerto, allí, a su ladopor correr tanto hacia la primavera!Ella supo esperar sin pedir nadamás que la eternidad de su ser puro.Por renunciar al pétalo, y al vuelo,está viva y me enseñaque un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,soltar las falsas alas de la prisa,y derrotar así su propia muerte.También recuerdan ellas, mis manos,haber tenido una cabeza amada entre sus palmas.Nada más misterioso en este mundo.Los dedos reconocen los cabelloslentamente, uno a uno, como hojasde calendario: son recuerdosde otros tantos, también innumerablesdías felicesdóciles al amor que los revive.Pero al palpar la forma inexorableque detrás de la carne nos resistelas palmas ya se quedan ciegas.No son caricias, no, lo que repitenpasando y repasando sobre el hueso:son preguntas sin fin, son infinitasangustias hechas tactos ardorosos.Y nada les contesta: una sospechade que todo se escapa y se nos huyecuando entre nuestras manos lo oprimimosnos sube del calor de aquella frente.La cabeza se entrega. ¿Es la entrega absoluta?El peso en nuestras manos lo insinúa,los dedos se lo creen,y quieren convencerse: palpan, palpan.Pero una voz oscura tras la frente,"¿nuestra frente o la suya?"nos dice que el misterio más lejano,porque está allí tan cerca, no se tocacon la carne mortal con que buscamosallí, en la punta de los dedos,la presencia invisible.Teniendo una cabeza así cogidanada se sabe, nada,sino que está el futuro decidiendoo nuestra vida o nuestra muertetras esas pobres manos engañadaspor la hermosura de lo que sostienen.Entre unas manos ciegasque no pueden saber. Cuya fe únicaestá en ser buenas, en hacer cariciassin casarse, por ver si así se ganancuando ya la cabeza amada vuelvaa vivir otra vez sobre sus hombros,y parezca que nada les queda entre las palmas,el triunfo de no estar nunca vacías. -¿Ves ese roble que abatir no pudoayer el huracán que asoló el montey que finge en el monte un alto y rudocentinela que mira el horizonte?El rayo apenas lo agrietó; serenosobre su vieja alfombra de hojarascase yergue aún como retando al truenoque la furia azuzó de la borrasca.Se tú como ese roble: que la heridaque abra en tu pecho el dardo de la suertesin causarte escozor sane enseguida.Labora y triunfa como sano y fuertepara que el lauro que te da la vidaflote sobre el remanso de la muerte. -Qual è l'incarnato dell`onda?Valerio Magrelli¿Qué es en definitiva el mar?¿por qué seduce? ¿por qué tienta?suele invadirnos como un dogmay nos obliga a ser orillanadar es una forma de abrazarlode pedirle otra vez revelacionespero los golpes de agua no son magiahay olas tenebrosas que anegan la osadíay neblinas que todo lo confundenel mar es una alianza o un sarcófagodel infinito trae mensajes ilegiblesy estampas ignoradas del abismotrasmite a veces una turbadoratensa y elemental melancolíael mar no se avergüenza de sus náufragoscarece totalmente de concienciay sin embargo atrae tienta llamalame los territorios del suiciday cuenta historias de final oscuro¿qué es en definitiva el mar?¿Por qué fascina? ¿por qué tienta?es menos que un azar / una zozobra /un argumento contra dios / seducepor ser tan extranjero y tan nosotrostan hecho a la medidade nuestra sinrazón y nuestro olvidoes probable que nunca haya respuestapero igual seguiremos preguntando¿qué es por ventura el mar?¿por qué fascina el mar? ¿qué significaese enigma que quedamás acá y más allá del horizonte? -Yo ya me despedía.... y palpitantecerca mi labio de tus labios rojos,«Hasta mañana», susurraste;yo te miré a los ojos un instantey tú cerraste sin pensar los ojosy te di el primer beso: alcé la frenteiluminado por mi dicha cierta.Salí a la calle alborozadamentemientras tu te asomabas a la puertamirándome encendida y sonriente.Volví la cara en dulce arrobamiento,y sin dejarte de mirar siquiera,salté a un tranvía en raudo movimiento;y me quedé mirándote un momentoy sonriendo con el alma entera,y aún más te sonreí... Y en el tranvíaa un ansioso, sarcástico y curioso,que nos miró a los dos con ironía,le dije poniéndome dichoso:-«Perdóneme, Señor esta alegría.» -A LAS RUINAS DE ITÁLICA, QUE AHORAN LLAMAN SEVILLA LA VIEJA, JUNTO DE LAS QUALES ESTÁ SU EREDAMIENTO MIRARBUENOEstos de pan llevar campos ahora,fueron un tiempo Itálica. Este llanofue templo. Aquí a Teodosio, allí a Trajanopuso estatuas su patria vençedora.En este çerco fueron Lamia y Florallama y admiraçión deel vulgo vano;en este cerco el luchador profanodeel aplauso esperó la voz sonora.¡Cómo feneçió todo, ay!; mas erguidas,a pesar de fortuna y tiempo, vemosestas y aquellas piedras combatidas.Pues si vencen la edad y los estremosdeel mal, piedras calladas y sufridas,suframos, Amarilis, y callemos. -Mirar desde la altura de un padrenuestro las azoteas envueltasen la niebla, los amores furtivos, las peleas de vecinos y lascabezas de los paseantes, es un oficio que se pierde en losbalcones de las viejas usureras y escurridizas como lentejas endías de hambre.No hay nada como ir en pos de la puerta deseada sobre los piesdesarmados de cadenas, libres de pisar las colonias dehormigas que acampan y duermen debajo de los árboles;caminar sin tiempo y sin penitencias para dejar en la tierra, almenos una leve huella de pisadas. -Esta en forma elegante, oh peregrino,De pórfido luciente dura llaveEl pincel niega al mundo más süave,Que dio espíritu a leño, vida a lino.Su nombre, aun de mayor aliento dinoQue en los clarines de la Fama cabe,El campo ilustra de ese mármol grave.Venérale, y prosigue tu camino.Yace el Griego. Heredó NaturalezaArte, y el Arte, estudio; Iris, colores;Febo, luces "si no sombras, Morfeo."Tanta urna, a pesar de su dureza,Lágrimas beba y cuantos suda oloresCorteza funeral de árbol sabeo. -Lo que me quita en fuego, me da en nieveLa mano que tus ojos me recata;Y no es menos rigor con el que mata,Ni menos llamas su blancura mueve.La vista frescos los incendios bebe,Y volcán por las venas los dilata;Con miedo atento a la blancura trataEl pecho amante, que la siente aleve.Si de tus ojos el ardor tiranoLe pasas por tu mano por templarle,Es gran piedad del corazón humano;Mas no de ti, que puede al ocultarle,Pues es de nieve, derretir tu mano,Si ya tu mano no pretende helarle. -Sacro pastor de pueblos, que en floridaEdad, pastor, gobiernas tu ganado,Más con el silbo que con el cayadoY más que con el silbo con la vida;Canten otros tu casa esclarecida,Mas tu Palacio, con razón sagrado,Cante Apolo de rayos coronado,No humilde Musa de laurel ceñida.Tienda es gloriosa, donde en lechos de oroVictorïosos duermen los soldadosQue ya despertarán a triunfo y palmas;Milagroso sepulcro, mudo coroDe muertos vivos, de ángeles callados,Cielo de cuerpos, vestuario de almas. -Hoy de nuevo he buscadola mesa de un cafépara leer,para escribir este poema,para no entenderlo que no entiendo,para imaginartecomo tantas veces,en la penumbrade las horas lentas,entre las páginasde un libroy otro libro,paseando bajo la lluvia,en los museosde Viena, de París, de Roma...en el amarillo toscanade una paredde la Toscana,en el prau carballaluuna tarde de yerbay de tormenta,en las noches azules de lavanda,una mañana de campanasen la abadía de Melk,en las clases de francés,quels étaient son nom,sa demeure, sa vie, son passé,il souhaitait connaitreles meubles de sa chambre,toutes les robes qu'elle avait portées,delante de un gran cuadro de Marc Rothko,en Monteverdi y en Beethoven,en los horizontes cercanos del invierno,y dondequieraque mis ojos se posaranera siempre el mismo mi deseo:tus manos cerca, tu voz,volver a casay que estuvieras tú. -Sulca del mar de Amor las rubias ondas,barco de Barcelona, y por los belloslazos navega altivo, aunque por ellostal vez te muestres y tal vez te escondas.Ya no flechas, Amor, doradas ondasteje de sus espléndidos cabellos;tú con los dientes no le quites dellospara que a tanta dicha correspondas.Desenvuelve los rizos con decoro,los paralelos de mi sol desata,boj o colmillo de elefante moro;y en tanto que esparcidos los dilata,forma por la madeja sendas de oroantes que el tiempo los convierta en plata. -¿Qué son las fuentes en que el oro brilla,y el mármol de colores,a par del Nilo, y de esta verde orillaesmaltada de flores?No es tan grato el incienso que consumeen el altar la llama,como entre los aromos el perfumeque el céfiro derrama.Ni en el festín real me gozo tanto,como en oír la orquestaalada, que, esparciendo dulce canto,anima la floresta.¿Véis cuál se pinta en la corriente clarael puro azul del cielo?El cinto desatadme, y la tïara,y el importuno velo.¿Véis en aquel remanso trasparentezabullirse la garza?Las ropas deponed; y al blando ambiente,el cabello se esparza. -A mi profesor el distinguido ingenieroROGELIO DE INCHAURRANDIETAODAÁbreme, Tierra, las profundas hojasque muestran de tu vida los afanes,y, nuevamente, las antorchas rojasenciende de tus hórridos volcanes;que, a su luz, quiero recorrer tu historia,cantar tus hechos, ensalzar tu gloria.¡Cuántos siglos y siglos han pasadoen que sólo la bárbara codiciaabrió tu seno, de metal preñado!¡Cuántos siglos, de un polo al otro polo,indiferente el hombre, pedestal suyo te creyó tan sólo!Bien comprendo la pena que sufristecuando a los sabios visterasgar el velo azul del firmamento,astros y soles reducir a cuento,y, desprendidos de tus dulces brazos,de otros planetas estudiar los lazos,y perseguir el vago movimiento.Doliote ver a tus ansiosos hijosen otros mundos los anhelos fijos;pero tú, como madre cariñosa,perdonaste su amante desvarío,y, llorando a tus solas su desvío,hacinabas prudente y afanosapreciosos materiales para el díaen que viera la luz la Geología:y aquel día llegó; por fin el sabiobajó hacia el suelo los alzados ojos,reemplazó la piqueta al astrolabio,y removió tus fósiles despojos.Y él, que del primer librobuscara ansioso la edición primera,miró impresas con hondos caractereslas formas primitivas de los seresque a Dios plugo lanzar a nuestra esfera.Con sorpresas crecientes,a la luz de la Ciencia,en sobrepuestas losas funerarias,descubrió la existenciade ya perdidas razas embrionarias,y de razas que aún están presentes:vio en tus hondas heridasel paso de unas vidas a otras vidas,y te abarcó en conjunto,desde el sublime puntoen que Dios te llamó con voz de trueno,y el caos arrojote de su seno.Lloraste ya al nacer, ¡quién no ha llorado!tus lágrimas copiosas desprendidasel monte abandonaron por el llano.en los cóncavos senos recogidas,rellenaron el férvido Oceano:flotó en la nada tu gigante cuna,la gravedad colgote en el espacio,pabellones de nácar y topaciote dio el Sol en las gasas de sus nieblas,y, rasgando las lóbregas tinieblas,para tus noches encendió la luna.La materia candentese enfrió de las aguas al contacto,como el dolor que sientedel llanto amigo silencioso tacto;formada la película primerasintió del fuego el ardoroso brío,y a ondular comenzó, de igual maneraque las mieses ondulan en estío;pero vencido y encerrado luegopor nuevas capas el hirviente fuego,desahogó su furor lanzando al altocolumnas mil de lava y de basalto.Como sencilla virgen ruborosa,al vislumbrar el sol entre celajes,con florecientes y verdosos trajescubrió su desnudez la tierra hermosa;y, mientras las erráticas estrellasla ley fijaban de sus claras huellas,arrebatando al iris los colores,pintó la Flora sus primeras flores:la Fauna apareció; vida rastreratuvieron los primeros moradores,que terminó en el cieno;el aire impuro, irrespirable era,y nunca vieron el azul sereno:no bastó de las conchas la defensade los arrastres a evitar la ofensa;y en pétreas fosas yacen,que ni al golpe del hierro se deshacen;el sabio, al ascender de prole en prole,dic con la de hulla portentosa mole,profeta de la industria de estos días,y, al vislumbrar plausibles armoníasentre aquel mineral y nuestra fragua,y estudiar de su enlace la potencia,bendijo a la divina Providenciaque, antes de darnos sed, dionos el agua.En oscuras cavernas hacinadosanimales halló tan asombrosos,que, aunque muertos están y destrozados,ponen miedo en los pechos animosos:aves que al sol lucieron sendas galas,que, en rastreante vuelo,recorrían el suelo,y que de piedra tienen hoy las alas:sepultos en el lodo,los escualos y saurios devorantes,los mamutes gigantes,que de rehacer la Ciencia encuentra modo;razas que un día el orbe dominaron,y, por fortuna, a no volver pasaron:tan sólo allá en las márgenes del Nilo,recuerdo vivo, asoma el cocodrilo.Cual madre cariñosaque, presintiendo de otro ser la vida,apercibe afanosacuanto al reposo y al placer convida;así, Naturalezacon diligente mano,ya la morada a preparar empiezapara el huésped cercano;apaga los volcanescuya luz le ofendiera;de los raudos inquietos huracanesamengua la carrera;y, en sus antros ignotos,encierra los terribles terremotos.Con valladar de arena,del mar soberbio la pujanza enfrena;cuelga del árbol el añal tributode su sabroso fruto;con incienso de flores embalsamalas brisas regaladas,pajarillos cantores pululanpor las verdes enramadasy, templando el ardor del seco estío,llueve sobre las hojas el rocío.En la espaciosa frente la clara inteligencia por diadema, feliz y sonriente, del quebrajado seno de la ancha esfera en la tardía calma, brotó de vida lleno un cuerpo hermoso atesorando un alma; y en sus ojos rayó la luz primera que iluminara al mundo, contemplando con éxtasis fecundo gentil cuanto amorosa compañera.Las capas del plioceno diéronle debatida sepultura que acorde no está el sabio en si es figura humana la que encierra aquel terreno,Bien presto por la mísera existencia comenzó el hombre la batalla ruda, que aumenta con los siglos en vehemencia, de lo futuro ante la negra duda; que hállanse, en formas raras, hachas labradas por sus propias manos, pregonando á las clarasque, nacidos á un tiempo, el trabajo y el hombre son hermanos.De entonces, sin notable sacudida paso á paso siguió lenta la vida; tan sólo un día, de recuerdo triste, que en erráticos bloques está escrito, para lavar el mundo de un delito, Dios rompió el freno que á la mar resiste.Las aguas se cernieron sobre el monte, y, al arrastrar con ímpetu salvaje, para que más á su Hacedor no afronte, casi en conjunto el humanal linaje, ¡ tanta hez en su curso recogieron, que amargas á sus Senos se volvienMas ya todo acabó; con nuevo bríoretoñó el árbol áa cercén cortado,volvió a hacer nido el pajarillo alado,volvió a su cauce el abundoso río,y, del sol a la luz y de la luna,volvió el mar a mecerse en su ancha cuna.Geología esplendente,peana de la historia que en ti fijala planta prepotente,y recibe de ti blasón y gloria;tu luz es la tan puraque presidió del mundo el nacimiento,y, en las ondas del viento,dic un ósculo a su virgen hermosura.Tuyo es el sacro fuegoque mantienen incógnitas Vestalesde la tierra en el centro, sin sosiego.Ciencia nacida ayer, ya eres gigante;para a tu arbitrio manejar la tierra,y remover cuanto su fondo encierra,heredaste los músculos de Atlante.Hasta en Nerón el hombre has convertido;pues, rasgando los senos de su madre,sus entrañas has hecho que taladrepara ver el lugar donde ha nacido.Tú miras otras ciencias de estos díascomo al sol del saber raudas se elevan,mas de improviso caen, porque llevanalas de cera, débiles teorías.Tú buscas en la muerte caminos de verdad,y de esta suerte, con firme planta,subes por escalas de piedra, hasta las nubes.Colección tienes ordenada y ricade fósiles y huellas naturales,(medallas que ninguno falsifica),tus teorías son fijas e inmortales,que en mármoles se basan y en granitos;tus antiguos analespor el dedo de Dios están escritos -(Zaida C. de Ramón)JESUS dice en su Palabraun dicho muy acertado:"Yo soy el Pan de la vida,cree en mí y serás saciado."Como fuente de agua vivaque siempre estará saltandoes el agua que Yo doy," Pruébala, te la estoy dando"Si tienes sed, ven y bebe,dijo JESUS dando un pasoSi crees en mi Palabranunca vivirás frustrado.¿Sabes lo que necesitaspara que vivas triunfando?Es un grano de mostaza,es la FE, mi Pueblo amado.Si tú sabes que te amo,que siempre estoy a tu ladoSi lo que tenía que hacerlo hice hace 2000 años.Derramé toda mi sangreen la cruz, en el Calvariopara que tuvieras pazy fueras justificado.¿Por qué entonces te lamentas?¿Por qué te sientes cargado?¿Por qué no ensalzas mi Nombreen vez de estarte quejando?Mantén tus ojos en míy la FE te estaré dandoy verás que con pacienciapodrás seguir caminando.Háblale a todos de mí,testifica a los no salvosDa por gracia a los demáslo que por gracia te he dado.Entonces tú tendrás gozo,siempre estarás preparadopara aquel grandioso díaen que yo vendré a buscarlos.Por eso gózate en mí;gusta de mí, Pueblo amado,Deléitate en mi Palabray confiesa que has triunfado. -DE tantos hombres que soy, que somos,no puedo encontrar a ninguno:se me pierden bajo la ropa,se fueron a otra ciudad.Cuando todo está preparadopara mostrarme inteligenteel tonto que llevo escondidose toma la palabra en mi boca.Otras veces me duermo en mediode la sociedad distinguiday cuando busco en mí al valiente,un cobarde que no conozcocorre a tomar con mi esqueletomil deliciosas precauciones.Cuando arde una casa estimadaen vez del bombero que llamose precipita el incendiarioy ése soy yo. No tengo arreglo.Qué debo hacer para escogerme?Cómo puedo rehabilitarme?Todos los libros que leocelebran héroes refulgentessiempre seguros de sí mismos:me muero de envidia por ellos,en los filmes de vientos y balasme quedo envidiando al jinete,me quedo admirando al caballo.Pero cuando pido al intrépidome sale el viejo perezoso,y así yo no sé quién soy,no sé cuántos soy o seremos.Me gustaría tocar un timbrey sacar el mí verdaderoporque si yo me necesitono debo desaparecerme.Mientras escribo estoy ausentey cuando vuelvo ya he partido:voy a ver si a las otras gentesles pasa lo que a mí me pasa,si son tantos como soy yo,si se parecen a sí mismosy cuando lo haya averiguadovoy a aprender tan bien las cosasque para explicar mis problemasles hablaré de geografía. -Pocas cosasmás elocuentes que los silencios de las gárgolas,cuando las noticias meteorológicasconfirman una tendencia imparablede fatuos relámpagos,si flamean las rodillas y la lengua demanda peces,pues no es extraño que seanotros labios cercanosquienes cultiven la semilla robada a la noche,su madurez preinstaladacomo voz que rebota por dentro-aún lectora tardía-,y sale al paso del truenoo crece en elasticidad.El ojo de la aguja.La mirada de la aguja.Los belfos del viento por las arcadas. -Con todo el yesode los malos camposeras junco de amor, jazmín mojado.Con sur y llamade los malos cieloseras rumor de nieve por mi pecho.Cielos y camposanudaban cadenas en mis manos.Campos y cielosazotaban las llagas de mi cuerpo. -Un mundo como un árbol desgajado.Una generación desarraigada.Unos hombres sin más destino queapuntalar las ruinas.Romper el maren el mar, como un himen inmenso,mecen los árboles el silencio verde,las estrellas crepitan, yo las oigo.Sólo el hombre está solo. Es que se sabevivo y mortal. Es que se siente huir"ese río del tiempo hacia la muerte".Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,subir, a contramuerte, hasta lo eterno.Le da miedo mirar. Cierra los ojospara dormir el sueño de los vivos.Pero la muerte, desde dentro, ve.Pero la muerte, desde dentro, vela.Pero la muerte, desde dentro, mata....El mar "la mar", como un himen inmenso,los árboles moviendo el verde aire,la nieve en llamas de la luz en vilo... -Hubiera podido serhermoso como un jacintocon tus ojos y tu bocay tu piel color de trigo,pero con un corazóngrande y loco como el mío.Hubiera podido ir,las tardes de los domingos,de mi mano y de la tuya,con su traje de marino,luciendo un ancla en el brazoy en la gorra un nombre antiguo.Hubiera salido a tien lo dulce y en lo vivo,en lo abierto de la risay en lo claro del instinto,y a mí... tal vez que salieraen lo triste y en lo lírico,y en esta torpe manerade verlo todo distinto.¡Ay, qué cuarto con juguetes,amor, hubiera tenido!Tres caballos, dos espadas,un carro verde de pino,un tren con cuatro estaciones,un barco, un pájaro, un nido,y cien soldados de plomo,de plata y oro vestidos.¡Ay, qué cuarto con juguetes,amor, hubiera tenido!¿Te acuerdas de aquella tarde,bajo el verde de los pinos,que me dijiste: "¡Qué gloriacuando tengamos un hijo! ?Y temblaba tu cinturacomo un palomo cautivo,y nueve lunas de sombrabrillaban en tu delirio.Yo te escuchaba, distante,entre mis versos perdido,pero sentí por la espaldacorrer un escalofrío...Y repetí como un eco:«¡Cuando tengamos un hijo!...»Tú, entre sueños, ya cantabasnanas de sierra y tomillo,e ibas lavando pañalespor las orillas de un río.Yo, arquitecto de ilusioneslevantaba un equilibriouna torre de esperanzascon un balcón de suspiros.¡Ay, qué gloria, amor, qué gloriacuando tengamos un hijo!En tu cómoda de cedronuestro ajuar se quedó frío,entre azucena y manzana,entre romero y membrillo.¡Qué pálidos los encajes,qué sin gracia los vestidos,qué sin olor los pañuelosy qué sin sangre el cariño!Tu velo blanco de novia,por tu olvido y por mi olvido,fue un camino de Santiago,doloroso y amarillo.Tú te has casado con otro,yo con otra hice lo mismo;juramentos y palabrasestán secos y marchitosen un antiguo almanaquesin sábados ni domingos.Ahora bajas al paseo,rodeada de tus hijos,dando el brazo a... la levitaque se pone tu marido.Te llaman doña Manuela,llevas guantes y abanico,y tres papadas te cortanen la garganta el suspiro.Nos saludamos de lejos,como dos desconocidos;tu marido sube y bajala chistera; yo me inclino,y tú sonríes sin gana,de un modo triste y ridículo.Pero yo no me doy cuentade que hemos envejecido,porque te sigo queriendoigual o más que al principio.Y te veo como entonces,con tu cintura de lirio,un jazmín entre los dientes,de color como el del trigoy aquella voz que decía:«¡Cuando tengamos un hijo!...»Y en esas tardes de lluvia,cuando mueves los bolillos,y yo paso por tu callecon mi pena y con mi librodices, temblando, entre dientes,arropada en los visillos:«¡Ay, si yo con ese hombrehubiera tenido un hijo!...» -Cien sonetos de amorNo sólo por las tierras desiertas donde la piedra salinaes como la única rosa, la flor por el mar enterrada,anduve, sino por la orilla de ríos que cortan la nieve.Las amargas alturas de las cordilleras conocen mis pasos.Enmarañada, silbante región de mi patria salvaje,lianas cuyo beso mortal se encadena en la selva,lamento mojado del ave que surge lanzando sus escalofríos,oh región de perdidos dolores y llanto inclemente!No sólo son míos la piel venenosa del cobreo el salitre extendido como estatua yacente y nevada,sino la viña, el cerezo premiado por la primavera,son míos, y yo pertenezco como átomo negroa las áridas tierras y a la luz del otoño en las uvas,a esta patria metálica elevada por torres de nieve. -IEn el principio moravael Verbo y en Dios vivíaen quien su felicidadinfinita posseýa.El mismo Verbo Dios eraque el principio se dezíaél morava en el principioy principio no tenía.Él era el mismo principiopor eso dél carecíael Verbo se llama Hijoque del principio nacía.Ale siempre concevidoy siempre le concevíadale siempre su sustanciay siempre se la tenía.Y assí la gloria del Hijoes la que en el Padre avíay toda su gloria el Padreen el Hijo posseýa.Como amado en el amanteuno en otro residíay aquese amor que los uneen lo mismo convenía.Con el uno y con el otroen ygualdad y valíatres personas y un Amadoentre todos tres avía,Y un amor en todas ellasun amante los hazíay el amante es el amadoen que cada qual vivía.Que el ser que los tres posseencada cual le posseýay cada qual de ellos amaa la que este ser tenía.Este ser es cada unay éste solo las uníaen un inefable nudoque dezirse no savía.Por lo qual era infinitoel amor que los uníaporque un solo amor tres tienenque su esencia se dezíaqu'el amor, quanto más unetanto más amor hazía.De la comunicación de las tres Personas.IIEn aquel amor inmensoque de los dos procedíapalabras de gran regaloel Padre al Hijo dezíade tan profundo deleiteque nadie las entendíasólo el Hijo lo gozabaque es a quien pertenecía.Pero aquello que se entiendedesta manera dezía"Nada me contenta, Hijo,fuera de tu compañía.Y si algo me contentaen ti mismo lo queríael que a ti más se parecea mi más satisfazía.Y el quen nada te semejaen mí nada hallaríaen ti solo me e agradado¡o vida de vida mía!.Eres lumbre de mi lumbreeres mi sabiduríafigura de mi substanciaen quien bien me complazía.Al que a ti te amare Hijoa mí mismo le daríay el amor que yo te tengoésse mismo en él pondríaen razón de aver amadoa quien yo tanto quería.De la creaciónIII"Una esposa que te amemi Hijo darte queríaque por tu valor merezcatener nuestra compañíay comer pan a una mesadel mismo que yo comíaporque conozca los bienesque en tal Hijo yo teníay se congracie conmigode tu gracia y loçanía."Mucho lo agradezco Padre,"el Hijo le respondía"a la esposa que me dieresyo mi claridad daríapara que por ella veaquánto mi Padre valíay cómo el ser que posseode su ser lo recevía.Reclinarla e yo en mi braçoy en tu amor se abrasaríay con eterno deleitetu bondad sublimaría.ProsigueIV"Hágase pues "dixo el Padre",que tu amor lo merecía.Y en este dicho que dixoel mundo criado avía.Palacio para la esposa,hecho en gran sabiduríael qual en dos aposentosalto y baxo dividía.El baxo de differenciasinfinitas componíamas el alto hermoseavade admirable pedrería.Porque conozca la esposael Esposo que teníaen el alto colocavala angélica jerarchíapero la natura humanaen el baxo la poníapor ser en su composturaalgo de menor valía.Y aunque el ser y los lugaresdesta suerte los poníapero todos son un cuerpode la esposa que dezía:Que el amor de un mismo Esposouna esposa los hazía.Los de arriva posseýanal Esposo en alegríalos de abaxo en esperançade fee que les infundíadiziéndoles que algún tiempoél los engrandeceríay que aquella su baxezaél se la levantaríade manera que ningunoya la vituperaríaporque en todo semejanteél a ellos se haríay se vendría con ellosy con ellos moraríay que Dios sería hombrey que el hombre Dios seríay trataría con elloscomería y beberíay que con ellos continoél mismo se quedaríahasta que se consumaseeste siglo que corríaquando se gozaran juntosen eterna melodíaporque él era la cabeçade la esposa que teníaa la qual todos los miembrosde los justos juntaríaque son cuerpo de la esposa,a la qual él tomaríaen sus braços tiernamentey allí su amor le daríay que assí juntos en unoal Padre la llevaríadonde del mismo deleiteque Dios goza gozaríaque como el Padre y el Hijoy el que dellos procedíael uno vive en el otroassí la esposa seríaque dentro de Dios absortavida de Dios viviría.ProsigueVCon esta buena esperançaque de arriva les veníael tedio de sus trabajosmás leve se les hazíapero la esperança largay el deseo que crecíade gozarse con su Esposocontino les affligía.Por lo qual con oracionescon suspiros y agoníacon lágrimas y gemidosle rogavan noche y díaque ya se determinasea les dar su compañía.Unos dezían: ¡O, si fuesseen mi tiempo el alegría!Otros: Acava Señoral que as de embiar embía.Otros: ¡O si ya rompiesesessos cielos y veríacon mis ojos que baxasesy mi llanto cessaría!Regad nuves de lo altoque la tierra lo pedíay ábrase ya la tierraque espinas nos produzíay produzga aquella florcon que ella florecería.Otros dezían: ¡O dichosoel que en tal tiempo seríaque merezca ber a Dioscon los ojos que teníay tratarle con sus manosy andar en su compañíay gozar de los misteriosque entonces ordenaría!ProsigueVIEn aquestos y otros ruegosgran tiempo pasado avíapero en los postreros añosel fervor mucho crecía,quando el viejo Simeónen deseo se encendíarogando a Dios que quisiesedexalle ver este día.Y assí el Espíritu Sanctoal buen viejo respondíaque le dava su palabraque la muerte no veríahasta que la vida viesseque de arriva descendíay que él en sus mismas manosal mismo Dios tomaríay le tendría en sus braçosy consigo abraçaría.Prosigue la Encarnación.VIIYa que el tiempo era llegadoen que hazerse conveníael rescate de la esposaque en duro yugo servíadebaxo de aquella leyque Moysés dado le avíael Padre con amor tiernodesta manera dezía:"Ya ves Hijo que a tu esposaa tu ymagen hecho avíay en lo que a ti se parececontigo bien conveníapero diffiere en la carneque en tu simple ser no avía.En los amores perfectosesta ley se requeríaque se haga semejanteel amante a quien queríaque la mayor semejançamás deleite contenía;el qual sin duda en tu esposagrandemente creceríasi te viere semejanteen la carne que tenía."Mi voluntad es la tuya"el Hijo le respondía"y la gloria que yo tengoes tu voluntad ser míay a mí me conviene Padrelo que tu Alteza dezíaporque por esta maneratu vondad más se veríaveráse tu gran potenciajusticia y sabiduríayrélo a dezir al mundoy noticia le daríade tu belleza y dulçuray de tu soberaníayré a buscar a mi esposay sobre mí tomaríasus fatigas y trabajosen que tanto padecíay porque ella vida tengayo por ella moriríay sacándola del lagoa ti te la bolvería.ProsigueVIIIEntonçes llamó a un archángelque Sant Gabriel se dezíay embiólo a una donzellaque se llamava Maríade cuyo consentimientoel misterio se hazíaen el qual la Trinidadde carne el Verbo vestía.Y aunque tres hazen la obraen el uno se hazíay quedó el Verbo encarnadoen el bientre de María.Y el que tiene sólo Padreya también madre teníaaunque no como qualquieraque de varón concevíaque de las entrañas de ellaél su carne recevíapor lo qual Hijo de Diosy del hombre se dezía.Del NacimientoIXYa que era llegado el tiempoen que de nacer avíaassí como desposadode su tálamo salía,abraçado con su esposaque en sus braços la traýaal qual la graciosa madreen un pesebre poníaentre unos animalesque a la sazón allí avíalos hombres dezían cantareslos ángeles melodíafestejando el desposorioque entre tales dos avíapero Dios en el pesebreallí llorava y gimíaque eran joyas que la esposaal desposorio traýay la madre estava en pasmode que tal trueque veýael llanto del hombre en Diosy en el hombre el alegríalo qual del uno y del otrotan ajeno ser solía. -No he buscado poder ni metal,mas viví en una marcha nupcial...Me parece que por amar tantovoy bebiendo una copa de espanto.Claroscuro de noche y de día;corazón y cabeza y hombría,los tres nudos que tiene mi sera la buena y la mala mujer.En mi pecho feliz no hubo cosade cristal, terracota o madera,que abrazada por mí, no tuvieramovimientos humanos de esposa.¡Desdichado el que en la hora lunaren su lecho no huele azahar!Desposémonos con la sencillaavestruz, con la liebre y la ardilla. -Francisco a Pedro Salinas:Si el arte es fuego,será con sombras divinas,juego de manos de ciego. -Cuando Dios desaparece contigoO cuando Dios se te apareceO cuando la tierra nos siente partirEn estos países que se disputanLa materia y no el espíritu.Cuando dejamos estas regiones del absurdoSiempre construidasEn la arista de otro siglo de cosasCon su masa Con el hombreLa existencia La soledad La vejez La muerte.Alguien levanta un poemaY las ciudades de Europa no iluminan."Tiens, il est 9 heures." -Cuando yo me haya ido-qué triste que me vaya-de esta madera míaque me hagan una guitarra.Cuando termine la muerte,si dicen: "¡A levantarse!",a mí que no me despierten.Que por mucho que lo piense,yo no sé lo que me esperacuando termine la muerte.Que yo me conformo siempre,y una vez acostumbradoa mí que no me despierten.Para encontrarme conmigovuelvo a salir a la calle,calle del tiempo perdido.Para encontrarme contigoestoy buscando en el suelolas huellas de su sonido.Para encontrarme con nadieme pongo a mirar arriba,¡Auxilio, que Dios me ampare!Mis cuentas no están cabales:me falta una golondrinay me sobran tres cristales.Mira qué cosa tan rara:pasé la noche contigoestando solo en mi cama.En este día cualquierapárate a ver cómo canta,antes que me vaya fuera,mi corazón en tu manoy tu boca en mi gargantapor la mañana temprano.Ponte a vivir como loco:ama, ríe, bebe, olvida.Puesto a vivir todo es pocopor más que dure la vida.El mar no puede morir,se quedará navegandoaunque no haya nadie aquí.Si otros no buscan a Diosyo no tengo más remedio:me debe una explicación.No digo que sí o que no.Digo que si Dios existeno tiene perdón de Dios.No digo que no o que sí.Digo que me gustaríaque Él también creyera en mí.Yo no le guardo rencor.Si le encuentro alguna veznos perdonamos los dos.Mi pobre tierra no puededarme lo que estoy buscando.Nadie da lo que no tiene.Yo no culpo a Andalucía,sé muy bien que a su esperanzale pasó lo que a la mía.Averigua quién te dioesas ganas de morirte.Ha tenido que ser Dios.Ha tenido que ser Diosun día que estaba triste.No tiene otra explicación. -¡Oh! ¡Y luego estar con uno mismo!¡Estos enmudecimientos! ¡Este andar a la deriva!Gottfried BennCuando la tomamos demasiado en serio,la poesía empieza a tomarnos en broma:Dónde es el papel, en qué otro cielovuela este insecto porque yo lo escribo.Por qué cadencias la madurez de su ausenciase troca en lo que ya antes sin yo saberlo erauna agregada catástrofe, quizá feliz,sin que sea del todo aquí la falta del volumeny del peso, casi inconsistente pero yamedianamente cierto, ésteque revolotea entre el cuarto y aquel cielo,sin duda tan entero como nosotroslo estamos de su lado.Y si no, certidumbre dimede dónde viene y adónde vasu desafiante respiraciónque señalas como ajena y es suyaaunque lejana, en trayecto.De igual modo allí estáncuantos y cuanto no veo,adonde el insecto va y donde vuela...¿Quieres cuál insecto, dime, tras esos bordes?Nadie conjura nada que no lo haya evocado.Y leer que es buscarlo que más se teme,el otro acto tan indivisiblecomo el caballo o el hombre del centauro,no es atravesar ningún bordesino en la misma vigilia otra repentina forma;las manos que vuelven cada páginaabren la maleza de una ambigua selva.Atardece, es de noche en la ciénaga,ya ves como obediente a la luz que declinase ha posado a cantar en la orilla vecina,las alas contra el cuerpo, inocente de todo.Nada puede ocurrir si le acierta esta piedra.I.¿Qué otro río es éste bajo el nombresino el mismo río que te mata, Heráclito, en sus aguas?Las saladas y las dulces son el idénticocaudal que las transporta:una orilla es el Hudson, otra es el Gangesy hay otra orilla, además, para otros nombres.Ancho y angosto, largo y corto río del mundoal que tomamos por sus meandros:incluso el que gotea en sus sótanos profundos.Todo es la orilla: ni la rueda ni el fuego ni el lenguajesalieron jamás hacia otras tierras que no fueran esta azul Mesopotamia.Siempre atrás, siempre adelante,nunca supiste, Almirante,cuán interioreseran las aguas que cruzaste.Así es de noche y es de día en cada mitad del río.II.Qué ingenuo, viejo Hudson, el que creyóque iba a hablar de ti y del Rin y del Danubio,cuando esta noche he bebido tus metáforascomo allá enfrente ¿es New Jersey? alguien bebesu vodka, su arak, su whisky, el usho de las Cícladas,el vino negro y espeso de un fuerte mediodía.El trago de tus aguas que emborrachan llevaal centro mismo de tu corriente múltiple:cuanto más quito de ella, más le devuelvo.¿Qué relación habrá, íntimo Hudson, entre túy este río al que veo escurrirse entre los puentes,este sí, seguro, de la estirpe del río único del que habla el primer canto?Cuánto se aclararía y se enturbiaría de saberlo,entre un juego del mundo y un juego de palabras.Pero tenía que engañarte a ti que lees o a ti que escuchas(¿dónde, en qué lugar correrá ahora, después de escrito,el poema-río?) para que con menos desconfianzame acompañaras a estos movedizos remolinos,donde como en el desorden de una sopa de letrasmuchos nombres se asoman y se esconden.Me pregunto también qué pasaría si estuviera a mi ladoun poderoso policía, un hombre bueno,y tuviera que explicarle todo esto paso a paso,la intoxicación con agua que no estápero que sí, también ella deja su huella en el alientoy un andar trémulo y distante,es esto ya una experiencia rara en el mundopero igualmente fácil de confundir con otras dilatadas pupilas,con otros pulsos alterados, con otras alucinaciones ¿más baratas?Ni hablar de las secuelas. Crea un hábito incontenible.En otros tiempos seguramente había quien mataba para proporcionársela(¿Me escuchas Gilles de Rais? ¿Me escuchas gran Tiberio debajo de la tierra?)O nunca hubo nadie en ese trance. Ni siquiera alguien que muriera por ella;viejo Hudson de la mente, tú que eres su objeto y su riegotendrías que saberlo y que decírmelo.Ya nadie dice "caballo"y hay un potrillo nuevo sobre el mundo.Maldice, bendice, de ahora en másel pan que lleves a tu boca sabrá a contradicción -¡Oh, de alto valor, de virtud raraSacro esplendor, en toda edad luciente,Cuya fama los términos de OrienteEcos los hace de su trompa clara!Vuestro cayado pastoral, hoy vara,Dará flores, y vos gloriosamente,Del pellico a la púrpura ascendiente,Subiréis de la mitra a la tiara.No es voz de fabulosa deidad ésta,Consultada en oráculo profano,Sino de la razón muda respuesta.Deja su urna el Betis, y lozanoCuantos engendra toros la florestaPor vos fatiga el hábito africano. -¡Frío, frío, frío!Pieles, nostalgias y dolores mudos.Flotan sobre el esplín de la campañauna jaqueca sudorosa y fría,y las ranas celebran en la umbríauna función de ventriloquía extraña.La Neurastenia gris de la montañapiensa, por singular telepatía,con la adusta y claustral monomaníadel convento senil de la Bretaña.Resolviendo una suma de ilusiones,como un Jordán de cándidos vellonesLa majada eucarística se integra;y a lo lejos el cuervo pensativosueña acaso en un Cosmos abstractivocomo una luna pavorosa y negra. -VALPARAÍSO,qué disparateeres,qué loco,puerto loco,qué cabezacon cerros,desgreñada,no acabasde peinarte,nuncatuvistetiempo de vestirte,siemprete sorprendióla vida,te despertó la muerte,en camisa,en largos calzoncilloscon flecos de colores,desnudocon un nombretatuado en la barriga,y con sombrero,te agarró el terremoto,corristeenloquecido,te quebraste las uñas,se movieronlas aguas y las piedras,las veredas,el mar,la noche,tú dormíasen tierra,cansadode tus navegaciones,y la tierra,furiosa,levantó su oleajemás tempestuosoque el vendaval marino,el polvote cubríalos ojos,las llamasquemaban tus zapatos,las sólidascasas de los banquerostrepidabancomo heridas ballenas,mientras arribalas casas de los pobressaltabanal vaciocomo avesprisionerasque probando las alasse desploman.Pronto,Valparaíso,marinero,te olvidasde las lágrimas,vuelvesa colgar tus moradas,a pintar puertasverdes,ventanasamarillas,todolo transformas en nave,eresla remendada proade un pequeño,valerosonavío.La tempestad coronacon espumatus cordeles que cantany la luz del océanohace temblar camisasy banderasen tu vacilación indestructible.Estrellaoscuraeresde lejos,en la altura de la costaresplandecesy prontoentregastu escondido fuego,el vaivénde tus sordos callejones,el desenfadode tu movimiento,la claridadde tu marinería.Aquí termino, es estaoda,Valparaíso,tan pequeñacomo una camisetadesvalida,colgandoen tus ventanas harapientasmeciéndoseen el vientodel océano,impregnándosede todoslos doloresde tu suelo,recibiendoel rocíode los mares, el besodel ancho mar coléricoque con toda su fuerzagolpeándose en tu piedrano pudoderribarte,porque en tu pecho australestán tatuadasla lucha,la esperanza,la solidaridady la alegríacomo anclasque resistenlas olas de la tierra. -Segadores, afuera, afuera,dejen llegar a la espigaderuela.Quién espiga se tornaray costara lo que costaraporque en sus manos gozaralos rosas que hacen su carapor agosto primavera.Segadores, afuera, afuera,dejen llegar a la espigaderuela.Si en las manos que bendigofuera yo espiga de trigo,que me hiciera harina digoy luego torta o bodigoporque después me comiera.Segadores, afuera, afuera,dejen llegar a la espigaderuela.Si yo me viera en sus manosperlas volviera los granos,porque en anillos galanosen sus dedos soberanoseternamente anduviera.Segadores, afuera, afuera,dejen llegar a la espigaderuela. -Debajo del poema"laborioso mecánico",apretaba las tuercas a un epíteto.Luego engrasó un adverbio,dejó la rima a punto,afinó el ritmoy pintó de amarillo el artefacto.Al fin lo puso en marcha, y funcionaba."No lo toques ya más,se dijo.Perono pudo remediarlo:volvió a empezar,rompió los octosílabos,los juntó todos,cambio por sinestesias las metáforas,aceleró...mas nada sucedía.Soltó un tropo,dejó todas las piezasen una lata malva,y se marchó,cansado de su nombre. -Oh marineoh boyuna de tus dificultades consiste en que no sabesdistinguir el ser del estarpara ti todo es to beasí que probemos a aclarar las cosaspor ejemplouna mujer es buenacuando entona desafinadamente los salmosy cada dos años cambia el refrigeradory envía mensualmente su perro al analistay sólo enfrenta el sexo los sábados de nocheen cambio una mujer está buenacuando la miras y pones los perplejos ojos en blancoy la imaginas y la imaginas y la imaginasy hasta crees que tomando un martini te vendrá el corajepero ni asípor ejemploun hombre es listocuando obtiene millones por teléfonoy evade la conciencia y los impuestosy abre una buena póliza de segurosa cobrar cuando llegue a sus setentay sea el momento de viajar en excursión a capri y a parísy consiga violar a la gioconda en pleno louvrecon la vertiginosa polaroiden cambioun hombre está listocuando ustedesoh marineoh boyaparecen en el horizontepara inyectarle democracia. -ILa joven madre perdió a su hijo,se ha vuelto loca y está en su lecho.Eleva un brazo, descubre un pecho,suma las líneas de un enredijo.El dedo en alto y el ojo fijo,cuenta las curvas que ornan el techoy muestra un rubro pezón, derechocomo en espasmo y ardor de rijo.En la vidriera, cortina rala,tensa y purpúrea cierne curiosalumbre, que tiñe su tenue gala.¡Y roja lengua cae y se posa,y con delicia treme y resbalaen el erecto botón de rosa!IICerca, el marido forma concierto:¡ofrece el torpe fulgor del díadesesperada melancolía;y en la cintura prueba el desierto!¡Ah! Los olivos del sacro huertoguardan congoja ligera y pía.El hombre sufre doble agonía:¡la esposa insana y el niño muerto!Y no concibe suerte más dura,y con el puño crispado azotala sien, y plañe su desventura.¡Llora en un lampo la dicha rota;y el rayo juega con la torturay enciende un iris en cada gota!IIIAsí la lira. ¿Qué grave duelorima el sollozo y enjoya el luto,y a la insolencia paga tributoy en la jactancia procura vuelo?¿Qué mano digna recama el veloy la ponzoña del triste fruto,y al egoísmo del verso brutoinmola el alma que mira al cielo?¡La poesía canta la historia;y pone fértil en pompa espuria;a mal de infierno burla de gloria!¡Es implacable como una furia,y pegadiza como una escoria,e irreverente como una injuria! -VENTANA de los cerros! Valparaíso, estañofrío,roto en un grito y otro de piedras populares!Mira conmigo desde mi esconditeel puerto gris tachonado de barcas,agua lunar apenas movediza,inmóviles depósitos del hierro.En otra hora lejana,poblado estuvo tu mar, Valparaíso,por los delgados barcos del orgullo,los Cinco Mástiles con susurro de trigo,los diseminadores del salitre,los que de los océanos nupcialesa ti vinieron, colmando tus bodegas.Altos veleros del día marino,comerciales cruzados, estandarteshenchidos por la noche marinera,con vosotros el ébano y la puraclaridad del marfil, y los aromasdel café y de la noche en otra luna,Valparaíso, a tu paz peligrosavinieron envolviéndote en perfume.Temblaba el "Potosí" con sus nitratosavanzando en el mar, pescado y flecha,turgencia azul, ballena delicada,hacia otros negros puertos de la tierra.Cuánta noche del Sur sobre las velasenrolladas, sobre los empinadospezones de la máscara del buque,cuando sobre la Dama del navío,rostro de aquellas proas balanceadas,toda la noche de Valparaíso,la noche austral del mundo, descendía. -¿Quieres que de ese néctar deliciosono te amargue la hez?Pues aspírale, acércale a tus labiosy déjale después.¿Quieres que conservemos una dulcememoria de este amor?Pues amémonos hoy mucho, y mañanadigámonos: ?¡Adiós! -Nadie rebaje a lágrima o reprocheesta declaración de la maestríade Dios, que con magnífica ironíame dio a la vez los libros y la noche.De esta ciudad de libros hizo dueñosa unos ojos sin luz, que sólo puedenleer en las bibliotecas de los sueñoslos insensatos párrafos que cedenlas albas a su afán. En vano el díales prodiga sus libros infinitos,arduos como los arduos manuscritosque perecieron en Alejandría.De hambre y de sed (narra una historia griega)muere un rey entre fuentes y jardines;yo fatigo sin rumbo los confinesde esta alta y honda biblioteca ciega.Enciclopedias, atlas, el Orientey el Occidente, siglos, dinastías,símbolos, cosmos y cosmogoníasbrindan los muros, pero inútilmente.Lento en mi sombra, la penumbra huecaexploro con el báculo indeciso,yo, que me figuraba el Paraísobajo la especie de una biblioteca.Algo, que ciertamente no se nombracon la palabra azar, rige estas cosas;otro ya recibió en otras borrosastardes los muchos libros y la sombra.Al errar por las lentas galeríassuelo sentir con vago horror sagradoque soy el otro, el muerto, que habrá dadolos mismos pasos en los mismos días.¿Cuál de los dos escribe este poemade un yo plural y de una sola sombra?¿Qué importa la palabra que me nombrasi es indiviso y uno el anatema?Groussac o Borges, miro este queridomundo que se deforma y que se apagaen una pálida ceniza vagaque se parece al sueño y al olvido. -Servía en Orán al ReyUn español con dos lanzas,Y con el alma y la vidaA una gallarda africana,Tan noble como hermosa,Tan amante como amada,Con quien estaba una nocheCuando tocaron al arma.Trescientos Cenetes eranDe este rebato la causa,Que los rayos de la lunaDescubrieron sus adargas;Las adargas avisaronA las mudas atalayas,Las atalayas los fuegos,Los fuegos a las campanas;Y ellas al enamorado,Que en los brazos de su damaOyó el militar estruendoDe las trompas y las cajas.Espuelas de honor le picanY freno de amor le para;No salir es cobardía,Ingratitud es dejalla.Del cuello pendiente ella,Viéndole tomar la espada,Con lágrimas y suspirosLe dice aquestas palabras:«Salid al campo, señor,Bañen mis ojos la cama,Que ella me será también,Sin vos, campo de batalla.Vestíos y salid apriesa,Que el general os aguarda;Yo os hago a vos mucha sobraY vos a él mucha falta.Bien podéis salir desnudo,Pues mi llanto no os ablanda,Que tenéis de acero el pecho,Y no habéis menester armas.»Viendo el español briosoCuánto le detiene y habla,Le dice así: «Mi señora,Tan dulce como enojada,«Porque con honra y amorYo me quede, cumpla y vaya,Vaya a los moros el cuerpo,Y quede con vos el alma.Concededme, dueño mío,Licencia para que salgaAl rebato en vuestro nombre,Y en vuestro nombre combata.» -¡Oh qué gratas las horas de los tiempos lejanosen que quiso la infancia regalarnos un cuento!Dormida por centurias en un bosque opulento,despertaste a la blanda caricia de mis manos.Y después, sin que fueran los barbudos enanoso las almas en pena a turbar el contentodel señorial palacio, en dulce arrobamientounimos nuestras vidas como buenos hermanos.Hoy se ha roto el encanto: ya la Bella Durmienteno eres tú; la ilusión de trinos musicalesse fue para otros climas, y pacíficamentecelebraré contigo mis regios esponsales,al rendir el espíritu, de rostro hacia el poniente,en la paz evangélica de los campos natales. -(Elvira Vila Massana)Los cielos cuentan la gloriaY la majestad de Dios,Haciendo de El memoriaAunque no se oiga su voz.El sol que tanta alegríaDa a toda la humanidad,¿No nos muestra cada díaSu clemencia y su bondad?La Ley de Dios es perfecta,Que vuelve el alma hacia El,Y la cambia en pura y rectaAunque haya sido infiel.Sus mandamientos son rectos,Que alegran el corazón:Y el que quiera obedecerlosHallará gran galardón.Deseables más que el oro,Señor, tus palabras son,Pues no existe otro tesoroQue dé tal satisfacción.Son más dulces tus palabrasQue la miel al paladar,Por eso yo quiero amarlasY ensalzarlas sin cesar. -Como los dioses en su audaz vigilia,me asombro de estar vivo y de estar muerto.La palabra revienta en el silencioy el silencio se nutre de palabras.¿Cuál es la diferencia entre estar vivoy estar muerto? "Los dioses son balanzas. -Gracias por todos los momentosque hemos compartidomomentos llenos de sentimientosy pensamientos compartidos,sueños y anhelos,secretos, risas y lágrimas,y sobre todo, amistad.Cada preciado segundo quedará atesoradoeternamente en mi corazón.Gracias por dedicarme tiempotiempo para demostrar tu preocupación por mí,tiempo para escuchar mis problemasy ayudarme a buscarles solución,y sobre todo,tiempo para sonreir y mostrarme tu afecto.Gracias por ser lo que eresuna persona maravillosa.Pude contar contigocuando necesitaba en quien confiary pedir consejo.Gracias a ti comencéa conocermee incluso a apreciar lo que soy.¿Cómo podré expresartetodo el cariño que te tengo?Muchas gracias por tu amistad. -Ya aspiro los aromas de su huerto;Las brisas gimen y las hojas tiemblan.Cuán bella ¡oh luna! a nuestra cita vienes...Sueña, alma mía... ¡sueña!Herido traigo el corazón... ¿Deliro?¿Es el canto del ave que se queja?Es su voz... ¡y me llama! ¿Por qué tardas?Ven, mis brazos te esperan.¿Son mentira tus besos?... ¡No me engañes!Ábreme tu alma y cuéntame tus penas.¿Lloras?... ¿por qué ?... Si nuestro amor es crimen,Crimen, bendito seas;Traigo para tu sien una corona,Para ensalzarte mi arpa de poeta.Yo haré en mis cantos, alma de mi alma,¡Nuestra pasión, eterna!Jura otra vez que me amas, que eres mía;Jura... ¡nadie ríos oye! ¡Nada temas!"«¡Tuya! bien mío... ¡para siempre tuya!»¡Sueña, alma mía... sueña! -De vez en cuando hay que haceruna pausacontemplarse a sí mismosin la fruición cotidianaexaminar el pasadorubro por rubroetapa por etapabaldosa por baldosay no llorarse las mentirassino cantarse las verdades. -Lo que el salvaje que con torpe manohace de un tronco a su capricho un dios,y luego ante su obra se arrodilla,eso hicimos tú y yo.Dimos formas reales a un fantasma,de la mente ridícula invención,y hecho el ídolo ya, sacrificamosen su altar nuestro amor. -El hada más hermosa ha sonreídoal ver la lumbre de una estrella pálida,que en hilo suave, blanco y silenciosose enrosca al huso de su rubia hermana.Y vuelve a sonreír porque en su ruecael hilo de los campos se enmaraña.Tras la tenue cortina de la alcobaestá el jardín envuelto en luz dorada.La cuna, casi en sombra. El niño duerme.Dos hadas laboriosas lo acompañan,hilando de los sueños los sutilescopos en ruecas de marfil y plata. -Fatigada del baile,encendido el color, breve el aliento,apoyada en mi brazo,del salón se detuvo en un extremo.Entre la leve gasaque levantaba el palpitante seno,una flor se mecíaen compasado y dulce movimiento.Como en cuna de nácarque empuja el mar y que acaricia el céfiro,tal vez allí dormíaal soplo de sus labios entreabiertos.¡Oh, quién así ?pensaba?dejar pudiera deslizarse el tiempo!¡Oh, si las flores duermen,qué dulcísimo sueño! -Por la memoria vagamos descalzosseguimos el garabato de la lluviahasta la tristeza que es el hogar destinola tristeza almacena los desastres del almao sea lo mejorcito de nosotros mismosdigamos esperanzas sacrificios amores.A la tristeza no hay quien la despojees transparente como un rayo de lunafiel a determinadas alegrías.Nacemos tristes y morimos tristespero en el entretiempo amamos cuerposcuya triste belleza es un milagro.Vamos descalzos en peregrinacióntriste tristeza llena eres de graciatu savia dulce nos acepta tristes.El garabato de la lluvia nos conducehasta el hogar destino que siempre has sidotristeza enamorada y clandestinaY allí rodeada de tus frágiles dogmasde tus lágrimas secas / de tu siglo de sueñosnos abrazas como anticipo del placer. -POINTRE-À-PITRELos negros, trabajandojunto al vapor. Los árabes, vendiendo,los franceses, paseando y descansando,y el sol, ardiendo.En el puerto se acuestael mar. El aire tuestalas palmeras... Yo grito: ¡Guadalupe!, pero nadie contesta.Parte el vapor, arandolas aguas impasibles con espumoso estruendo.Allá quedan los negros trabajando,los árabes vendiendo,los franceses, paseando y descansando,y el sol, ardiendo... -SI pudiera llorar de miedo en una casa sola,si pudiera sacarme los ojos y comérmelos,lo haría por tu voz de naranjo enlutadoy por tu poesía que sale dando gritos.Porque por ti pintan de azul los hospitalesy crecen las escuelas y los barrios marítimos,y se pueblan de plumas los ángeles heridos,y se cubren de escamas los pescados nupciales,y van volando al cielo los erizos:por ti las sastrerías con sus negras membranasse llenan de cucharas y de sangrey tragan cintas rotas, y se matan a besos,y se visten de blanco.Cuando vuelas vestido de durazno,cuando ríes con risa de arroz huracanado,cuando para cantar sacudes las arterias y los dientes,la garganta y los dedos,me moriría por lo dulce que eres,me moriría por los lagos rojosen donde en medio del otoño vivescon un corcel caído y un dios ensangrentado,me moriría por los cementeriosque como cenicientos ríos pasancon agua y tumbas,de noche, entre campanas ahogadas:ríos espesos como dormitoriosde soldados enfermos, que de súbito crecenhacia la muerte en ríos con números de mármoly coronas podridas, y aceites funerales:me moriría por verte de nochemirar pasar las cruces anegadas,de pie llorando,porque ante el río de la muerte llorasabandonadamente, heridamente,lloras llorando, con los ojos llenosde lágrimas, de lágrimas, de lágrimas.Si pudiera de noche, perdidamente solo,acumular olvido y sombra y humosobre ferrocarriles y vapores,con un embudo negro,mordiendo las cenizas,lo haría por el árbol en que creces,por los nidos de aguas doradas que reúnes,y por la enredadera que te cubre los huesoscomunicándote el secreto de la noche.Ciudades con olor a cebolla mojadaesperan que tú pases cantando roncamente,y silenciosos barcos de esperma te persiguen,y golondrinas verdes hacen nido en tu pelo,y además caracoles y semanas,mástiles enrollados y cerezasdefinitivamente circulan cuando asomantu pálida cabeza de quince ojosy tu boca de sangre sumergida.Si pudiera llenar de hollín las alcaldíasy, sollozando, derribar relojes,sería para ver cuándo a tu casallega el verano con los labios rotos,llegan muchas personas de traje agonizante,llegan regiones de triste esplendor,llegan arados muertos y amapolas,llegan enterradores y jinetes,llegan planetas y mapas con sangre,llegan buzos cubiertos de ceniza,llegan enmascarados arrastrando doncellasatravesadas por grandes cuchillos,llegan raíces, venas, hospitales,manantiales, hormigas,llega la noche con la cama en dondemuere entre las arañas un húsar solitario,llega una rosa de odio y alfileres,llega una embarcación amarillenta,llega un día de viento con un niño,llego yo con Oliverio, NorahVicente Aleixandre, Delia,Maruca, Malva Marina, María Luisa y Larco,la Rubia, Rafael Ugarte,Cotapos, Rafael Alberti,Carlos, Bebé, Manolo Altolaguirre,Molinari,Rosales, Concha Méndez,y otros que se me olvidan.Ven a que te corone, joven de la saludy de la mariposa, joven purocomo un negro relámpago perpetuamente libre,y conversando entre nosotros,ahora, cuando no queda nadie entre las rocas,hablemos sencillamente como eres tú y soy yo:para qué sirven los versos si no es para el rocío?Para qué sirven los versos si no es para esa nocheen que un puñal amargo nos averigua, para ese día,para ese crepúsculo, para ese rincón rotodonde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?Sobre todo de noche,de noche hay muchas estrellas,todas dentro de un ríocomo una cinta junto a las ventanasde las casas llenas de pobres gentes.Alguien se les ha muerto, tal vezhan perdido sus colocaciones en las oficinas,en los hospitales, en los ascensores,en las minas,sufren los seres tercamente heridosy hay propósito y llanto en todas partes:mientras las estrellas corren dentro de un río interminablehay mucho llanto en las ventanas,los umbrales están gastados por el llanto,las alcobas están mojadas por el llantoque llega en forma de ola a morder las alfombras.Federico,tú ves el mundo, las calles,el vinagre,las despedidas en las estacionescuando el humo levanta sus ruedas decisivashacia donde no hay nada sino algunasseparaciones, piedras, vías férreas.Hay tantas gentes haciendo preguntaspor todas partes.Hay el ciego sangriento, y el iracundo, y eldesanimado,y el miserable, el árbol de las uñas,el bandolero con la envidia a cuestas.Así es la vida, Federico, aquí tieneslas cosas que te puede ofrecer mi amistadde melancólico varón varonil.Ya sabes por ti mismo muchas cosas.Y otras irás sabiendo lentamente. -No te olvides, temprana, de los besos un día.De los besos alados que a tu boca llegaron.Un instante pusieron su plumaje encendidosobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,En tu boca latiendo su celeste plumaje.Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.Ah, los picos delgados entre labios se hunden.Ah, picaron celestes, mientras dulce sentisteque tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,que te rozan. revuelan, mientras ciega tú brillas.No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran. -No detenerse.Y cuando ya parezcaque has naufragado para siempre en los ciegos meandrosde la luz, beber aún en la desposesión oscura,en donde sólo nace el sol radiante de la noche.Pues también está escrito que el que subehacia ese sol no puede detenersey va de comienzo en comienzopor comienzos que no tienen fin. -Codiciada, prohibida,cercana estás, a un paso, hechicera.Te ofreces con los ojos al que pasa,al que te mira, madura, derramante,al que pide tu cuerpo como una tumba.Joven maligna, virgen,encendida, cerrada,te estoy viendo y amando,tu sangre alborotada,tu cabeza girando y ascendiendo,tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.Eres perfecta, deseada.Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.Ella es hermosa todavía y tienelo que tú no sabes.No sé a quién prefierocuando te arregla el vestidoy te suelta para que busques el amor. -Aunque sopló tus párpados la muerteel aire de tus odas sigue puro,por eso te converso en esta tardeNeruda, hermano, y traigo en mi saludola letra titilante de la brisa,la hiedra vigorosa de los muros,las siete vanidades del zafiro,y las pestañas de mi amor desnudo.La paja de las cosas más sencillassubió por tu palabra haciendo un humocon que llenaste casas y poblados.Y a aquella hoguera no faltó ninguno.Y a quien no fue me puse a hablar de ti.Le sigo hablando en este soplo y pulso.Ya todos aprendieron tu lecciónde rosa roja en un cerrado puño.Los niños te saludan. Canta el aguacon tu canción. Y luego le hace dúoaquel silbido de las verdes piedraspor las que sopla el cuerno de los juncos.Adiós. Buen día. Que descanses, Pablo.Tu amigo y tu enemigo están de lutopor ti calientemente muerto ayer.¡Y sin embargo vivo cual ninguno! -¿Qué me copiaste en ti,que cuando falta en míla imagen de la cima,corro a mirarme en ti? -En el chisporreo del remolinoel guerrero japonés pregunta por su silencio,le responden, en el descenso a los infiernos,los huesos orinados con sangrede la furiosa divinidad mexicana.El mazapán con las franjas del presagiose iguala con la placenta de la vaca sagrada.El pabellón de la vacuidad oprime una brisa altay la convierte en un caracol sangriento.En Río el carnaval tira de la sogay aparecemos en la sala recién iluminada.En la Isla de San Luis la conversación,serpiente que penetra en el costado como la lanza,hace visible las farolas de la ciudad tibetanay llueve, como un árbol, en los oídos.El murciélago trinitario,extraño sosiego en la tau insular,con su bigote lindo humeando.Todo aquí y allí en acecho.Es el ciervo que ve en las respuestas del ríoa la sierpe, el deslizarse naturalezacon escamas que convocan el ritmo inaugural.Nombrar y hacer el nombre en la ceguera palpatoria.La voz ordenando con la máscara a los reyes de Grecia,la sangre que no se acostumbra a la tenaza nocturnaly vuelve a la primigenia esfera en remolino.El sacerdote, dormido en la terraza,despierta en cada palabra que flechaa la perdiz caída en su espejo de metal.El movimiento de la palabraen el instante del desprendimiento que comienzaa desfilar en la cantidad resistente,en la posible ciudad creadapara los moradores increados, pero ya respirantes.Las danzas llegaron con sus disfracesal centro del bosque, pero ya el fuegohabía desarraigado el horizonte.La ciudad dormida evapora su lenguaje,el incendio rodaba como aguapor los peldaños de los brazos.La nueva ordenanza indescrifrablelevantó la cabeza del náufrago que hablaba.Sólo el incendio espejeabael tamaño silencioso del naufragio. -El viejo pozo de mi vieja casasobre cuyo brocal mi infancia tantas vecesse clavaba de codos, buscando el vaticiniode la tortuga, o bien el iris de los peces,es un compendio de ilusióny de históricas pequeñeces.Ni tortuga, ni pez; sólo el veneroque mantiene su estrofa concéntrica en el aguay que dio fe del ósculo primeroque por 1850 unió las bocasde mi abuelo y mi abuela... ¡Recurso lisonjerocon que los generosos hadosdejan caer un galardón fraganteencima de los desposados!Besarse, en un remedo bíblico, junto al pozo,y que la boca amada trascienda a fresco gozode manantial, y que el amor se profundice,en la pareja que lo siente,como el hondo venero providente...En la pupila líquida del pozoespejábanse, en años remotos, los clavelesde una maceta; más la arquitecturaágil de las cabezas de dos o tres corceles,prófugos del corral; más la rama encorvadade un durazno; y en época de mayor lejaníatambién se retrataban en el pozoaquellas adorables señoras en que ardíala devoción católica y la brasa de Eros;suaves antepasadas, cuyo pecho lucíadescotado, y que iban, con tiesura y remilgo,a entrecerrar los ojos a un palco a la zarzuela,con peinados de torre y con vertiginosaspeinetas de carey. Del teatro a la VelaPerpetua, ya muy lisas y muy arrebujadasen la negrura de sus mantos.Evoco, todo trémulo, a estas antepasadasporque heredé de ellas el afán temerariode mezclar tierra y cielo, afán que me ha metidoen tan graves aprietos en el confesionario.En una mala noche de saqueo y de políticaque los beligerantes tuvieron como normaequivocar la fe con la rapiña, al gritode «¡Religión y Fueros!» y «¡Viva la Reforma!»,una de mis geniales tías,que tenía sus ideas prácticas sobre aquellasintempestivas griterías,y que en aquella lucha no siguió otro partidoque el de cuidar los cortos ahorros de mi abuelo,tomó cuatro talegas y con un decididobrazo las arrojó en el pozo, perturbandola expectación de la hora ingratacon un estrépito de plata.Hoy cuentan que mi tía se aparece a las oncey que, cumpliendo su destinode tesorera fiel, arroja sus talegascon un ahogado estrépito argentino.Las paredes del pozo, con un tapiz de lamay con un centelleo de gotas cristalinas,eran como el camino de esperanza en que todoshemos llorado un poco... Y aquellas peregrinasveladas de mayo y juniomostráronme del pozo el secreto de amor:preguntaba el durazno: «¿Quién es Ella?»,y el pozo, que todo lo copiaba, respondíano copiando más que una sola estrella.El pozo me quería senilmente; aquel pozoabundaba en lecciones de fortaleza, de altadiscreción, y de plenitud...Pero hoy, que su enseñanza de otros tiempos me falta,comprendo que fui apenas un alumno vulgarcon aquel taciturno catedrático,porque en mi diario empeño no he podido lograrhacerme abismo y que la estrella amada,al asomarse a mí, pierda pisada. -Si al mecer las azules campanillasde tu balcón,crees que suspirando pasa el vientomurmurador,sabe que, oculto entre las verdes hojas,suspiro yo.Si al resonar confuso a tus espaldasvago rumor,crees que por tu nombre te ha llamadolejana voz,sabe que, entre las sombras que te cercan,te llamo yo.Si se turba medroso en la alta nochetu corazón,al sentir en tus labios un alientoabrasador,sabe que, aunque invisible, al lado tuyo,respiro yo. -Un pasajero de este viajeMe solicitaUna hoja.Quiere hacer No respondo.Se entierra en el asiento...Recoge sus pies Y queda en su lugar.No me inquieta no contestarCuando es ficciónCuando no hay evoluciónY no siento nada cuando recreo a un desconocido. -Ya no puedo dudar... Diste muerte a mi cándidaniñez, toda olorosa a sacristía, y tambiéndiste muerte al liviano chacal de mi cartuja.Que sea para bien...Ya no puedo dudar... Consumaste el prodigiode, sin hacerme daño, sustituir mi agua claracon un licor de uvas... Y yo beboel licor que tu mano me depara.Me revelas la síntesis de mi propio Zodíaco:el León y la Virgen. Y mis ojos te venapretar en los dedos "como un haz de centellas"éxtasis y placeres. Que sea para bien...Tu palidez denuncia que en tu rostrose ha posado el incendio y ha corrido la lava...Día último de marzo; emoción, aves, sol...Tu palidez volcánica me agrava.¿Ganaste ese prodigio de pálida vehemenciaal huir, con un viento de ceniza,de una ciudad en llamas? ¿O hiciste penitenciarevolcándote encima del desierto? ¿O, quizá,te quedaste dormida en la vertientede un volcán, y la lava corrió sobre tu bocay calcinó tu frente?¡Oh tú, reveladora, que traes un saborcabal para mi vida, y la entusiasmas:tu triunfo es sobre un motín de satiresasy un coro plañidero de fantasmas!Yo estoy en la vertiente de tu rostro, esperandolas lavas repentinas que me denun fulgurante goce. Tu victorial y pálidoprestigio ya me invade... ¡Que sea para bien! -Buey que vi en mi niñez echando vaho un díabajo el nicaragüense sol de encendidos oros,en la hacienda fecunda, plena de la armoníadel trópico; paloma de los bosques sonorosdel viento, de las hachas, de pájaros y torossalvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.Pesado buey, tú evocas la dulce madrugadaque llamaba a la ordeña de la vaca lechera,cuando era mi existencia toda blanca y rosada,y tú, paloma arrulladora y montañera,significas en mi primavera pasadatodo lo que hay en la divina Primavera. -Vuestro amigo, es la respuesta a vuestras necesidades.Es vuestro campo, que sembrais con amor,y cosechais con gratitud.Y es vuestra mesa,y el fuego de vuestro hogar.Porque acudís a él para saciar vuestra hambre.y lo buscais en procura de paz.Cuando vuestro amigo revela sus pensamientos,no temeis el " no " en vuestra propia mente,ni reteneís el " sí ".Y cuando el guarda silencio,vuestro corazón no cesa de escuchar a su corazón.Porque en la Amistad,todos los pensamientos,todos los deseos,todas las expectativas,nacen sin palabras,y son compartidas con callado gozo.Cuando os separais de vuestro amigo,lo haceis sin aflixión.Porque lo que más amais en él,puede ser más diáfano aún en su ausencia,como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.Y dejad que en la Amistadno exista otro propósitoque el de profundizar el espíritu.Porque el amor que busca otra cosa,que no sea la revelación de su propio misterio,no es amor, sino una red tendida,y solamente lo inútil es pecado.Y procurad que lo mejor de vosotros,sea para vuestro amigo.Si debe conocer vuestra bajamar,dejadlo conocer también vuestra pleamar.Porque ¿qué amigo es aquélque tuvierais que buscar para matar las horas?Buscadlo con horas para vivir.Porque es misión suyallenar vuestras necesidades,pero no vuestra vaciedad.Y, que en la dulzura de la amistadhaya lugar para la risa, y,para los placeres compartidos.Porque en el rocío de las pequeñas cosas,el corazón encuentra su mañana,y, toma su frescura. -La hoguera pone al campo de la tarde,unas astas de ciervo enfurecido.Todo el valle se tiende. Por sus lomos,caracolea el vientecillo.El aire cristaliza bajo el humo.?Ojo de gato triste y amarillo?.Yo en mis ojos, paseo por las ramas.Las ramas se pasean por el río.Llegan mis cosas esenciales.Son estribillos de estribillos.Entre los juncos y la baja tarde,¡qué raro que me llame Federico! -Estoy continuo en lágrimas bañado,rompiendo el aire siempre con sospiros;y más me duele el no osar decirosque he llegado por vos a tal estado;que viéndome do estoy, y lo que he andadopor el camino estrecho de seguiros,si me quiero tornar para huiros,desmayo, viendo atrás lo que he dejado;y si quiero subir a la alta cumbre,a cada paso espántanme en la vía,ejemplos tristes de los que han caído.sobre todo, me falta ya la lumbrede la esperanza, con que andar solíapor la oscura región de vuestro olvido. -Si no tienes nada que decir cállatedeja que hable Ezra Pounddesde las sombras el espléndido ancianodesde la fina línea de aguael magnífico ancianote muestra los genuinos billetes de su fortunay todos brillan legítimos pecesde un río infinito que síése nunca se detiene.Si no tienes nada que decir cállatelos altos caballeros las damas abigarradasque vivieron y murieron y nacieron por esta sola causano pueden tener al ladoel tartamudeo de un enanola cojera de un monedero falsoque delata que el oro de sus verboscarece de aquella delgada línea de aguaesa finesse salvaje la impecable manchaque no adorna la cabeza del animal escrito-que cruza sólo un instante por el papel-sino que sale de adentro del animal desfondadode las vísceras vivas donde corre la sangre real-ésa de donde proviene el color del colorado-y palpita afuera como un monstruo de luzcomo una imagen sin otra capilla que cada cosade cada universo posible e imposiblela que podría muy bien ser adoradade pie y sin velos sin altares ni nada-ni siquiera acólitos-bajo el nombre de nuestra señora de los verbosnimbada de estiércoles y nerviosde eclipses y novas oh túalta y baja sublime maliciosapoesía que reinas sobre la amplia nochey el delgado día. -Cuando el amor se ajase marchitase te vuelve amarillono hay remediosólo te quedala sonrisa.Cuando te sientes solaentre sus brazosy tu piel es fronteray no te brota el llantosólo te quedala sonrisa.Cuando te sientes solaentre sus brazosy tu piel es fronteray no te brota el llantosólo te quedala sonrisa.Cuando el canto se oxiday el paisajey todo lo vividoes un espectrotu único refugioes la sonrisa:ese muro cerradoimpenetrablesin ayeressin hoyy sin mañanasdonde todos los sueñosse hacen trizas. -Al fin de la batalla,y muerto el combatiente, vino hacia él un hombrey le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Se le acercaron dos y repitiéronle:«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Le rodearon millones de individuos,con un ruego común: «¡Quédate hermano!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Entonces todos los hombres de la tierrale rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;incorporóse lentamente,abrazó al primer hombre; echóse a andar... -Si de nuestros agravios en un librose escribiese la historia,y se borrase en nuestras almas cuantose borrase en sus hojas.¡Te quiero tanto aún! ¡Dejó en mi pechotu amor huellas tan hondas,que sólo con que tú borrases una,las borraba yo todas! -¡Oh excelso muro, oh torres coronadasDe honor, de majestad, de gallardía!¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,De arenas nobles, ya que no doradas!¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,Que privilegia el cielo y dora el día!¡Oh siempre glorïosa patria mía,Tanto por plumas cuanto por espadas!Si entre aquellas rüinas y despojosQue enriquece Genil y Dauro bañaTu memoria no fue alimento mío,Nunca merezcan mis ausentes ojosVer tu muro, tus torres y tu río,Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España! -Árbol de cuyos ramos fortunadosLas nobles moras son quinas reales,Teñidas en la sangre de lealesCapitanes, no amantes desdichados;En los campos del Tajo más doradosY que más privilegian sus cristales,A par de las sublimes palmas sales,Y más que los laureles levantados.Gusano, de tus hojas me alimentes,Pajarilla, sosténganme tus ramas,Y ampáreme tu sombra, peregrino.Hilaré tu memoria entre las gentes,Cantaré enmudeciendo ajenas famas,Y votaré a tu templo mi camino. -Un día me verás, en la distanciade los años ya idos, como siempresentado en mi escritorio o dedicadoa comentarte cosas. A mi ladotambién te verás tú, perenne niñade avizorados ojos sonrientes.Pero no seré yo, ni tu miradatendrá el calor de antaño: serás viejay, en torno a ti, otros niños de insondablesmiradas jugarán y será alegre,y habrá melancolía en tu mirada,y el tiempo habrá borrado estos momentosen que escribo un poema y me preguntas¿juegas al ajedrez? "Estoy llorandoporque sé que esto es cierto y, algún día,querrás jugar "¿con quién?" inútilmente. -Aunque no nos muriéramos al morirnos,le va bien a ese trance la palabra: Muerte.Muerte es que no nos miren los que amamos,muerte es quedarse solo, mudo y quietoy no poder gritar que sigues vivo. -Su cuerpo resonaba en el espejovertebrado en imágenes distantes:uno y múltiple, espeso, de reflejoreverso ahora de inmediato antes.Entraba de anterior huida al dejode sí mismo, en retornos palpitantes,retenido, disperso, al entrecejode dos voces, dos ojos, dos instantes.Toda su asencia estaba "en su presencia"dilatada hasta el próximo asiderodel comienzo inminente de otra ausencia:rumbo intacto de espacio sin senderoal inmóvil azar de su querencia,¡estatua de su cuerpo venidero! -¿Te cojí? Yo no sési te cojí, pluma suavísima,o si cojí tu sombra. -Doliente cierva, que el herido ladode ponzoñosa y cruda yerba lleno,buscas el agua de la fuente pura,con el cansado aliento que en el senobello de la corriente sangre hinchado,débil y decaída tu hermosura;¡ay!, que la mano duraque tu nevado pechoha puesto en tal estrecho,gozosa va con tu desdicha cuandocierva mortal, viviendo, estás penandotu desangrado y dulce compañero,el regalado y blandopecho pasado del veloz montero.Vuelve, cuitada, vuelve al valle dondequeda muerto tu amor, en vano dandotérminos desdichados a tu suerte.Morirás en su seno, reclinandola beldad, que la cruda mano escondedelante de la nube de la muerte.Que el paso duro y fuerte,ya forzoso y terrible,no puede ser posibleque le excusen los cielos, permitiendocrudos astros que muera padeciendolas asechanzas de un montero crudoque te vino siguiendopor los desiertos de este campo mudo.Mas, ¡ay!, que no dilatas la inclementemuerte, que en tu sangriento pecho llevas,del crudo amor vencido y maltratado;tú con el fatigado aliento pruebasa rendir el espíritu dolienteen la corriente de este valle amado.Que el ciervo desangrado,que contigo la vida,tuvo por bien perdida,no fue tampoco de tu amor queridoque habiendo tan cruelmente padecidoquisieras vivir sin él, cuando pudieraslibrar el pecho heridode crudas llagas y memorias fieras.Cuando por la espesura deste pradocomo tórtolas solas y queridas,solos y acompañados anduvisteis;cuando de verde mirto y de floridasvioletas, tierno acanto y lauro amado,vuestras frentes bellísimas ceñistes;cuando las horas tristes,ausentes y queridos,con mil mustios bramidosensordecisteis la ribera umbrosadel claro Tajo, rica y venturosacon vuestro bien, con vuestro mal sentidacuya muerte penosano deja rastro de contenta vida.Agora el uno, cuerpo muerto llenode desdén y de espanto, quien solíaser ornamento de la selva umbrosa;tú, quebrantada y mustia, al agoníade la muerte rendida, el bello senoagonizando, el alma congojosa;cuya muerte gloriosa,en los ojos de aquelloscuyos despojos bellosson victorias del crudo amor furioso,martirio fue de amor, triunfo gloriosocon que corona y premia dos amantesque del siempre rabiosotrance mortal salieron muy triunfantes.Canción, fábula un tiempo, y caso agora,de una cierva doliente, que la duraflecha del cazador dejó sin vida,errad por la espesuradel monte que de gloria tan perdidano hay sino lamentar su desventura. -Aquella noche el mar no tuvo sueño.Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,quiso vivir hacia lo lejos,donde supiera alguien de su color amargo.Con una voz insomne decía cosas vagas,barcos entrelazados dulcementeen un fondo de noche,o cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvidoviajando hacia nada.Cantaba tempestades, estruendos desbocadosbajo cielos con sombra,como la sombra misma,como la sombra siemprerencorosa de pájaros estrellas.Su voz atravesando luces, lluvia, frío,alcanzaba ciudades elevadas a nubes,cielo Sereno, Colorado, Glaciar del infierno,todas puras de nieve o de astros caídosen sus manos de tierra.Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.Allí su amor tan sólo era un pretexto vagocon sonrisa de antaño,ignorado de todos.Y con sueño de nuevo se volvió lentamenteadonde nadiesabe de nadie.Adonde acaba el mundo. -De nuevo escucho que cantanY veo venir de los cerros los bailarines.Ya nos asombrarán...El frenético carnaval de golpesLos autoritarios estilistas de futuras culturasLos misioneros que planifican una estatua al mestizaje.Ya nos buscarán Ya no será lo mismoE intentaremos alejarnosDe Valparaíso De Vancouver De San FranciscoDe los muelles del AtlánticoY de toda esta inseparable tierra. -Si nombras este fuego, el límite es el margen,pero no se han quemado las hojas ni la pluma.Si nombras este llanto, no se moja la mesani se esfuma la tinta en lágrimas de luto.Pero si no clamaras al cielo, a grito abierto,un azote continuo de varillas metálicasarañará tu piel, sembrando arrugas.Si no dices amor, si no escribierasni verdad ni alegría, no te quejesde que brote a tu lado una rosa encarnaday no sepas llamarla por su nombre. -Dicen: La Barquera,y ya se sabe,es la solana del ocio;marineros a la espera,conjeturas, casi nada,calafates que entretienena jubilados caducoscon la boina comiendo su miradaporque el neto sol de Junioresbala más allá.La Barquera: barcas sobre las losas,agua próxima y menestrales de la ciudad.Allí están "cotidiano reloj, mañana y tarde"los curtidos hombres elementalesgramaticando frases ya subversivasya claudicantes.Vana esperanza;las reivindicacionesen La Barquerasólo son inertes diálogosque diariamente huyen"en retahíla de vésperos"tan anodinamentecomo el sol primaveral.En La Barquerapintan las barcas;el color verdees de Esperanza."¿Qué esperáis, hombresde La Barquera?"Que el mar nos délo que no da la tierra. -Las selvas conmoviera,las fieras alimañas, como Orfeo,si ya mi canto fueraigual a mi deseo,cantando el nombre santo Zebedeo;y fueran sus hazañaspor mí con voz eterna celebradas,por quien son las Españasdel yugo desatadasdel bárbaro furor, y libertadas;y aquella Nao dichosa,del cielo esclarecer merecedora,que joya tan preciosanos trujo, fuera agoracantada del que en Citia y Cairo mora.Osa el cruel tiranoensangrentar en ti su injusta espada;no fue consejo humano;estaba a ti ordenadala primera corona, y consagrada.La fe que a Cristo distecon presta diligencia has ya cumplido;de su cáliz bebiste,apenas que subidoal cielo retornó, de ti partido.No sufre larga ausencia,no sufre, no, el amor que es verdadero;la muerte y su inclemenciatiene por muy ligeromedio por ver al dulce campanero.[¡Oh viva fe constante!¡oh verdadero pecho, amor crecido!un punto de su amanteno vive dividido;síguele por los pasos que había ido.]Cual suele el fiel sirviente,si en medio la jornada le han dejado,que, haciendo prestamentelo que le fue mandado,torna buscando al amo ya alejado,ansí, entregado al viento,del mar Egeo al mar de Atlante vuelado, puesto el fundamentode la cristiana escuela,torna buscando a Cristo a remo y vela.Allí por la malditamano el sagrado cuello fue cortado:¡camina en paz, benditaalma, que ya has llegadoal término por ti tan deseado!A España, a quien amaste(que siempre al buen principio el fin responde),tu cuerpo le inviastepara dar luz adondeel sol su claridad cubre y esconde;por los tendidos maresla rica navecilla va cortando;Nereidas a millaresdel agua el pecho alzando,turbadas entre sí la van mirando;y dellas hubo algunaque, con las manos de la nave asida,la aguija con la unay con la otra tendidaa las demás que lleguen las convida.Ya pasa del Egeo,y vuela por el Jonio; atrás ya dejael puerto Lilibeo;de Córcega se alejay por llegar al nuestro mar se aqueja.Esfuerza, viento, esfuerza;hinche la santa vela, enviste en popa;el curso haz que no tuerza,do Abila casi topacon Calpe, hasta llegar al fin de Europa.Y tú, España, seguradel mal y cautiverio que te espera,con fe y voluntad puraocupa la ribera:recebirás tu guarda verdadera;que tiempo será cuando,de innumerables huestes rodeada,del cetro real y mandote verás derrocada,en sangre, en llanto y en dolor bañada.De hacia el Mediodíaoye que ya la voz amarga suena;la mar de Berberíade flotas veo llena;hierve la costa en gente, en sol la arena;con voluntad conformelas proas contra ti se dan al viento,y con clamor deformede pavoroso acentoavivan de remar el movimiento;y la infernal Meguera,la frente de ponzoña coronada,guía la delanterade la morisca armada,de fuego, de furor, de muerte armada.Cielos, so cuyo amparoEspaña está: ¡merced en tanta afrenta!Si ya este suelo caroos fue, nunca consientavuestra piedad que mal tan crudo sienta.Mas, ¡ay!, que la sentenciaen tabla de diamante está esculpida;del Godo la potenciapor el suelo caída,España en breve tiempo es destruida.¿Cuál río caudaloso,que los opuestos muelles ha rompidocon sonido espantoso,por los campos tendidotan, presto y tan feroz jamás se vido?Mas cese el triste llanto,recobre el Español su bravo pecho;que ya el Apóstol santo,un otro Marte hecho,del cielo viene a dalle su derecho:vesle de limpio acerocercado, y con espada relumbrante;como rayo, ligero,cuanto le va delantedestroza y desbarata en un instante;de grave espanto herido,los rayos de su vista no sostieneel Moro descreído;por valiente se tienecualquier que para huir ánimo tiene.Huye, si puedes tanto;huye, mas por demás, que no hay huida;bebe dolor y llantopor la mesma medidacon que ya España fue de ti medida.Como león hambriento,sigue, teñida en sangre espada y mano,de más sangre sediento,al Moro que huye en vano;de muertos queda lleno el monte, el llano.¡Oh gloria, oh gran prez nuestra,escudo fiel, oh celestial guerrero!vencido ya se muestrael Africano fieropor ti, tan orgulloso de primero;por ti del vituperio,por ti de la afrentosa servidumbrey triste cautiveriolibres, en clara lumbrey de la gloria estamos en la cumbre.Siempre venció tu espada,o fuese de tu mano poderosa,o fuese meneadade aquella generosa,que sigue tu milicia religiosa.[Las enemigas hacesno sufren de tu nombre el apellido;con sólo aquesto hacesque el Español oídosea, y de un polo a otro tan temido.]De tu virtud divinala fama, que resuena en toda parte,siquiera sea vecina,siquiera más se aparte,a la gente conduce a visitarte.El áspero caminovence con devoción, y al fin te adorael Franco, el peregrinoque Libia descolora,el que en Poniente, el que en Levante mora. -Acalla ya la voz de los traidores,que nunca más musiten en tu senograndes palabras con que armar la historia.Redúcelos a polvo, a destino,a ceniza intangible y dislocada,a sombra entre tinieblas permanentes.Tuya es la poderosa senda inmóvilque se ancla en la verdad más primigenia,desnuda de motivos y arrebatos.Tañerán tus campanas milenariascon el fuego de las mismas estrellasque borrará los pasos de sus nombres.No hay más verdad que tú, la noche oscura,que aprende a bendecir la madrugadacon acopio de piel y de deseo. -De la Merced, Señores, despedido,Pues lo ha querido así la suerte mía,De mis deudos iré a la Compañía,No poco de mis deudas oprimido.Si haber sido del Carmen culpa ha sido,Sobra el que se me dio hábito un día:Huélgome que es templada Andalucía,Ya que vuelvo descalzo al patrio nido.Mínimo, pues, si capellán indinoDel mayor Rey, Monarca al fin de cuantoPisa el sol, lamen ambos oceanos,La fuerza obedeciendo del destino,El cuadragesimal voto en tus manos,Desengaño haré, corrector santo. -IIITú, Calïope, me sey favorable,dándome alas de don virtuoso,y por que discurra por donde non oso,conbida mi lengua con algo que fable.Levante la Fama su boz inefable,por que los fechos que son al presentevayan de gente sabidos en gente;olvido non prive lo que es memorable. -ARAUCANÍA, ramo de robles torrenciales,oh Patria despiadada, amada oscura,solitaria en tu reino lluvioso:eras sólo gargantas minerales,manos de frío, puñosacostumbrados a cortar peñascos:eras, Patria, la paz de la durezay tus hombres eran rumor,áspera aparición, viento bravío.No tuvieron mis padres araucanoscimeras de plumaje luminoso,no descansaron en flores nupciales,no hilaron oro para el sacerdote:eran piedra y árbol, raícesde los breñales sacudidos,hojas con forma de lanza,cabezas de metal guerrero.Padres, apenas levantasteisel oído al galope, apenas en la cimade los montes, cruzó el rayode Araucanía.Se hicieron sombra los padres de piedra,se anudaron al bosque, a las tinieblasnaturales, se hicieron luz de hielo,asperezas de tierras y de espinas,y así esperaron en las profundidadesde la soledad indomable:uno era un árbol rojo que miraba,otro un fragmento de metal que oía,otro una ráfaga de viento y taladro,otro tenía el color del sendero.Patria, nave de nieve,follaje endurecido:allí naciste, cuando el hombre tuyopidió a la tierra su estandartey cuando tierra y aire y piedra y lluvia,hoja, raíz, perfume, aullido,cubrieron como un manto al hijo,lo amaron o lo defendieron.Así nació la patria unánime:la unidad antes del combate. -AMIGA, no te mueras.Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,y que nadie diría si yo no las dijera.Amiga, no te mueras.Yo soy el que te espera en la estrellada noche.El que bajo el sangriento sol poniente te espera.Miro caer los frutos en la tierra sombría.Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.En la noche al espeso perfume de las rosas,cuando danza la ronda de las sombras inmensas.Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuandoel aire de la tarde como una boca besa.Amiga, no te mueras.Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldespara el lecho selvático fragante a sol y a selva.El que trajo en los brazos jacintos amarillos.Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.Racimos refregados. Mordeduras bermejas.El que te llama desde las llanuras brotadas.Yo soy el que en la hora del amor te desea.El aire de la tarde cimbra las ramas altas.Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.El río desatado rompe a llorar y a vecesse adelgaza su voz y se hace pura y trémula.Retumba, atardecida, la queja azul del agua.Amiga, no te mueras!Yo soy el que te espera en la estrellada noche,sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera! -No estoy, no soy, no pertenezcovago de lado a lado como un gran gusano negroMi corazón tiene sus propios piojosmi historia es un collage de perros viejosque no ladran por temor a desaparecerMi infancia me persigue con un cuchillome persigue con un palo sin golpearmeme persigue con retratos y con floresque se pegan a mi sombra sofocándolaSerá que todavía piensoque los árboles crecen de nocheque la pluma canta más que el mismo pájaroy que el pájaro mataría por ser plumaSerá que en mí la vida se deshuesa como un sapocomo un sapo pero no saltase arrastraaúlla como un quiltro desgarradomientras la muerte le lame las axilasy las ánimas rasuran el umbral del miedoLa muerte me persigue con su carretilla al hombrose desviste lentamente para que yo la veay me saluda de vez en cuandodando gritos de vieja ardienteLa muerte tiene cuerda para ratoy yo que conozco sus trucosyo que conozco su vozyo que le sé hasta el ladridoyo que me parezco a ellacomo un mellizo fiel y resignadoyo soy la muerte tambiény desde ahora soy eterno. -Anoche, estando solo y ya medio dormido,mis sueños de otras épocas se me han aparecido.Los sueños de esperanzas, de glorias, de alegríasy de felicidades que nunca han sido mías,se fueron acercando en lentas procesionesy de la alcoba oscura poblaron los rinconeshubo un silencio grave en todo el aposentoy en el reloj la péndola detúvose al momento.La fragancia indecisa de un olor olvidado,llegó como un fantasma y me habló del pasado.Vi caras que la tumba desde hace tiempo esconde,y oí voces oídas ya no recuerdo dónde.Los sueños se acercaron y me vieron dormido,se fueron alejando, sin hacerme ruidoy sin pisar los hilos sedosos de la alfombray fueron deshaciéndose y hundiéndose en la sombra. -A una Culebra que, de frío yerta,en el suelo yacía medio muertaun labrador cogió; mas fue tan bueno,que incautamente la abrigó en su seno.Apenas revivió, cuando la ingrataa su gran bienhechor traidora mata. -Avanzan solos gris andrajo de nubesgris pesadilla bronce herido llamaradas grisesterco pedernal de fantasmastierra terracota mineralinsomnes avanzan furor heladobronce herrumbre ira petrificadacuerpos sombras sombras cuerposballet de muerte astillas de sueñosavanzan solitarios remotosciegos árboles andando atraviesanpuertas piedras palabrasplata roñosa paredes de espejoslágrimas sin ojos avanzanreclaman mendigan sueñanotro infierno distintootro infiernootro. -No puede ser.Esta ciudad es de mentira.No puede ser que las palmeras se doblena acariciar la crin de los caballosy los ojos de las putas sean tiernoscomo los de una Venus de Lucas Cranachno puede ser que el viento levante las pollerasy que todas las piernas sean lindasy que los consejales vayan en bicicletadel otoño al verano y viceversa.No puede ser.Esta ciudad es de mentira.No puede ser que nadie sienta rubor de mi perezay los suspiros me entusiasmen tanto como los hurrasy pueda escupir con inocencia y alegríano ya en el retrato sino en un señorno puede ser que cada azotea con antenasencuentre al fin su rayo justiciero y puntualy los suicidas miren el abismo y se arrojencomo desde un recuerdo a una piscina.No puede ser.Esta ciudad es de mentira.No puede ser que las brujas sonrían a quemarropay que mi insomnio cruja como un huesoy el subjefe y el jefe de policía llorencomo un sauce y un cocodrilo respectivamenteno puede ser que yo esté corrigiendo las pruebasde mi propio elogiosísimo obituarioy la ambulancia avance sin hacerse notary las campanas suenen sólo como campanas.No puede ser.Esta ciudad es de mentira.O es de verdady entoncesestá bienque me encierren. -Estimado Hóspede:Temos ao seu dispormesas antigas,cuadros brumosos de pasado idílico,alfombrasde anudado soportras los visillos, calmas imprevistasy para cada ofuscación una vidriera,o algún pavo real entre los ficus.Temos tambémpontes que vuelan sobre el faroestremecido de las cúpulas,miradores al Tejo,rejas, retratos, lámparas de seda,rosados mármoles donde olvidar la suerte,espejos que el reloj ya no arruina.Sobretudo para os sentidoshay además blandos salonessustraídosa la voracidad del viento;contra el gris de diciembrealtas janelas, cálidas techumbres,madera donde acompasar los pasos,veladores, cojines, candelabroscon que mullir silencios,rincones de licor para endulzaro cheiro de las flores frescas,cómodas en las que doblar recuerdos,telas cuando se apaga la armonía.Além do maistemos en el jardín estatuas,um pavilhão chinésde un rojo acristaladopara los versos tibios,Hermes solícitos,planos verdes de sosegada vista,caminhos curvosdonde olvidar naufragios,tapias que aíslan,frondas exóticas, bancos de sombra,pajareras.E caso necesitela paz del cirio,la luz redonda de las vírgenes,temos também reclinatorios,terciopelo y cristalpintado en la capilladonde rebosan las estrelas,como era de bom tomnaqueles tempos.Todo heredado para usted,Boa estadía. -La oveja bala,(a base de balidoslas ovejas se comunicacon sus vecinos).La oveja es torpe,sólo se sabe una letrala be.Me dice: -Be,Be,Be. -Para coger un pan sobre el morrilloDando pecho y axila a los pitones,Juan, anónimo Juan, Juan TorerilloNo recibiste clásicas lecciones.Para llevar a casa veinte durosEntre la chifla de inhumano coroBebiste golpes, aspiraste apurosY al aire al suelo al aire y siempre al toro.Del miedo, que es ingénito en el hombre,Nació el valor, congénito en el hambre;Así en la tauromaquia, Juan Sin NombreFue antítesis del gran José Raigambre.José, nieto de Venus y VulcanoFue un semidiós con la esbeltez de Apolo(Frecuencia tuvo aquel Teseo hispanoEn liquidar seis Minotauros, solo).Mas Juan, el pobre Juan de carne y hueso,El más mortal de todos los mortalesOpuso a sal valor, arrojo al sesoY "molinetes" contra "naturales".Tres siglos en la historia del toreoSe derrumbaron ante dos colosos:Del morisco e hispánico alanceoHasta el futuro en los taurino cosos.Y Joselito muestra al horizonteToda una enciclopedia en su percal.Y remata sus lances Juan BelmonteCon su "media verónica" renal...La Muerte se disfraza de capricho,Y en la más increíble paradojaSubsiste quien vivió a merced del bichoY muere quien "¡no hay toro que lo coja!"...Quedan atrás los años de la infancia:Sevilla y su noctámbula capea...Como un Jasón, Juan, en su rica estanciaMira en la tauromaquia una Medea.Porque si en su niñez fue Juan Sin SuerteY fue en su adolescencia Juan Sin Pan,Hoy, ya casi un anciano, es Juan Sin MuertePorque la Muerte tuvo miedo a Juan.Y quien burló a la muerte en tantos ruedos,Mil veces sentenciado por suicida,Sólo cuando lo quiso, y con sus dedosMató su muerte y se quitó la vida...A Juan, que no toreó por soleares,Muerto, no he de llorarlo en seguiriyas.Sean por martinetes mis cantares,Cante de yunque y fragua y herrerías:Cristo de la ExpiraciónCachorro de los trianeros,Bríndale tu absoluciónAl mejor de los torerosCachorro, si en Viernes SantoTe faltara un penitente,Asóciate a nuestro llantoQue es Juan Belmonte el ausente... -Verdad que la mujer tiene siempre deseos¡Oh rito infranqueable la mujer tiene brazos!Con frecuencia la miro deseando comprenderlacuando zumba el ataúd diurno del amor.La corriente de sed se aplaca en sus dos pechosLa mujer con su costra de silencio se embarcaen una triste y lenta marejada de olvidoLa noche es otra tumba que en su ser se colocaCon frecuencia la miro con frecuencia la tocoy sus ropas de llanto me despiertan la muerteY sus ropas de tela y sus telas de almíbarme despiertan la vida me despiertan y duermen¡Oh cortina furiosa constante y enemiga!No puedes ya volar sin un temblor debajoQuiero apretar tus dedos melosos y algo turbiosQuiero besar sus besos y quiero estar tus noches.Nos separa una vida de color del desiertoNos espera una historia de sollozos y gozosYa me ves ya me oyes nos estamos amandoNunca están separados los lejanos lejanos.Los lejanos se encuentran y tus grandes suspiroslloverán como ampos azules sobre el polvoOdio los besos dados odio el ancla en los cuerposPorque espero la boca repitiendo tus labios.Pero te veo plena de lujos misteriososTe cubre a ti una negra y transparente nubeNo miras a esta clase de seres más que lejosMientras sola debates tu pálida locura.Verdad que la mujer tiene siempre deseosMentira que me quieres oh reina de la dichaOh reina de la dicha oh misérrima madreOh misérrima dicha oh desolado imperio. -Suspende, mi caro amigo,tus pasos por un instante:no está la ermita distante,y apenas las cinco son.Ven a admirar "bajo el toldode aquellos verdes ramajes"los pintorescos paisajesde esta encantada región.Mira a tus pies ese río,cuyas herbosas orillasmillones de florecillascubren, difundiendo olor;y desde el borde escarpadooye las mansas corrientesdeslizarse transparentescon soñoliento rumor.Hileras de álamos blancos,que el hondo cauce sombrean,sus altas copas cimbreandel viento al soplo fugaz;mientras pescan silenciosos,con luengas cañas y anzuelos,dos vigorosos chicuelosde viva y morena faz.Mira en torno cuál se extiendencuadros de trigos dorados,por ricas franjas cortadosde verde-oscuro maíz;y esos tan varios helechos"fieles hijos de las sombras"que prestan al bosque alfombrasde primoroso matiz.¿Ves allá los caseríos"que siembran el valle a trechos"levantar sus rojos techosde entre el verde castañar?¿Ves cuál visten sus paredesde parra lindos festones,y cómo van los gorrionessus racimos a picar?Mas que ya las chimeneasdespiden humo, repara,anunciando se preparala cena del segador;y a las vacas lentamentemira bajar de esos cerros,llamando con sus cencerrosal perezoso pastor.Mas, ¡oh, ve! también desciende,saltando por entre breñas,turba de niñas risueñasque acá parece venir.Sí; no hay duda, ramilletesnos ofrecen con empeño...¿Comprendes tú, caro dueño,lo que nos quieren decir?¡Ah!, sabe que esos perfumes,que rinden cual homenaje,solo son mudo lenguajede un triste y constante afán;pues "con rara poesía"el mendigo guipuzcoano,cubre de flores la manoque tiende pidiendo pan.Acepta al punto, ¡querido!¿quién hay que negarse puedaa cambiar una monedapor cada hermoso clavel?Venid, niñas, cada tarde;yo en el trueque me intereso,y si al ramo unís un besogarante os salgo de él.¡Pero no entienden!... ¡Se alejan!Mira por esos barrancossaltar, desnudos y blancos,sus breves y lindos pies...Se detienen, se sonríenviendo en mi pecho sus ramos,y ligeras como gamosdesaparecen después.Mientras tanto las montañassus picachos desigualesvan envolviendo en cendalesde gualda, azul y arrebol,y en su carro majestuoso"surcando el tibio occidente"hunde a su espalda la frente,cansado de vida, el sol.A su postrera miraday a su postrera sonrisa,suspiros vuelve la brisa,perfumes vuelve la flor,y llanto puro los cielosvierten en el valle umbrío,que lo convierte en rocíode delicioso frescor.¡Oh, mira! Ya por las faldas,que cubren altos castaños,bajando van los rebañospara acogerse al redil...Ya los niños sus anzueloshan recogido y su pesca,y se van armando grescacon regocijo infantil. -Valparaíso esperaAmarrado a la ilusión de la lluviaY a la greda que lavará su contaminación.Si una vez más aprendíEn Sololá En Misiones En Cienfuegos En La PazFue luchando contra mi memoria.Si no te leo en Montreal es porque dueleSi te leo es porque te sospecho de desafectoEs porque ya demasiadas veces he improvisadoEs porque resisto a una nueva integración socialEs porque eres los cosquilleos de mi próxima evasiónY no eres túQuien convierte mi exilio en este otro exilio. -Esta mujer angélica de ojos septentrionales,que vive atenta al ritmo de su sangre europea,ignora que lo hondo de ese ritmo golpeaun negro al parche duro de roncos atabales.Bajo la línea escueta de su nariz aguda,la boca, en fino trazo, traza una raya breve,y no hay cuervo que manche la solitaria nievede su carne, que fulge temblorosa y desnuda.¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;boga en el agua viva que allá dentro te fluye,y ve pasando lirios, nelumbios, lotos, rosas;que ya verás, inquieta, junto a la fresca orillala dulce sombra oscura del abuelo que huye,el que rizó por siempre tu cabeza amarilla. -¿Mar desde el huerto,huerto desde el mar?¿Ir con el que pasa cantando,oírlo desde lejos cantar? -Un sueño: cargas cajas en un coche.Otro más: peldaños que nos alejan y aproximan.Un tercero: en algún lugar me abrazasmientras dices "tranquilo, tranquilo".¿Cuál de los tres inicia la secuencia?Busco interpretarlos. Nada. Nada.Tengo treinta y nueve años, muchas dudasy no es lo mismo ir al adiós o al encuentro.No, no es lo mismo.Y, como ante un tren que no sé si parteo regresa, dispongo sólo de un cuerpoque arrojar a las víase interponer a su marcha.Tranquila, tranquila: es nada más que una metáfora,y éstas no buscan cumplirsea diferencia de, a veces, los sueños.A veces, no siempre.Y no es lo mismo. -¿Son de Tolú, o son de Puertorrico,Ilustre y hermosísima María,O son de las montañas de BujíaLa fiera mona y el disforme mico?Gracioso está el balcón, yo os certifico;Desnudadle de hoy más de celosía.Goce Cuenca una y otra monería,Den a unos de cola, a otros de hocico.Un papagayo os dejaré, señora(Pues ya tan mal se corresponde a ruegosY a cartas de señoras principales),Que os repita el parlero cada horaComo es ya mejor Cuenca para ciegos,Habiéndose de ver fierezas tales. -Talara, no digas "yes",Mira al mundo cara a cara;soporta tu desnudez... y no digas "yes", Talara.Mi raza, al igual que tútiene sus zonas ajenas:tú por petróleo en tus venas,yo por ser como Esaú.A veces no es el Perúlo que está bajo tus pies.Yo a veces cojo la miespara que otro se la coma.Si sólo es nuestro el idiomaTalara, no digas "yes".Lo que ganas y te danrecíbelo sin orgullo:es un diezmo de lo tuyo,es migaja de tu pan.Y si acaso un holgazána patriota te retara,deja que siga la piaraen su cuadrúpeda insidia;si el mundo entero te envidiamira al mundo cara a cara.Pero cuando tus entrañasya no tengan más que dary no haya qué perforaren tu mar ni en tus montañas;cuando lagartos y arañasa la "rotaria" hagan prez;cuando la actual fluidezse extinga como el ocaso,contra el viento de "El Tablazo"soporta tu desnudez.Ese día está lejanoy ojalá no llegue nunca,más como todo se truncapensemos en todo, hermano:Si te dedicas al granoyo te traeré agüita clara,y si en el desierto se arate serviré de semilla,... y no dobles la rodilla,... y no digas "yes", Talara. -Es noche. La inmensapalabra es silencio...Hay entre los árbolesun grave misterio...El sonido duerme,el color se ha muerto.La fuente está loca,y mudo está el eco.¿Te acuerdas?... En vanoquisimos saberlo...¡Qué raro! ¡Qué oscuro!¡Aún crispa mis nervios,pasando ahora mismotan sólo el recuerdo,como si rozadome hubiera un momentoel ala peludade horrible murciélago!...Ven, ¡mi amada! Inclinatu frente en mi pecho;cerremos los ojos;no oigamos, callemos...¡Como dos chiquillosque tiemblan de miedo!La luna aparece,las nubes rompiendo...La luna y la estatuase dan un gran beso. -(Zaida C. de Ramón)Señor, ¡qué bueno es amarte!Oh, ¡qué bueno es serte fiel!¡Qué bueno es en todo tiempouna alabanza tener!Quiero alabarte, adorarteen espíritu y verdady así poder compartirtu amor con la humanidad.Es necesario entregarsesin reservas, mi Señorpara poder conocerese verdadero Amor.Aquel que Tú nos mostrasteen aquella cruenta cruzmanifestándolo al mundoen tu Hijo amado: JESUS.Perfeccióname, Dios mío;perfeccióname en tu amorpara guardar siempre puroy santo mi corazón.Ese amor que es sufrido,que en vez de recibir, da;no se goza en la injusticia,mas se goza en la verdad.Aquel que no tiene envidia,no sabe de vanidad,todo lo cree y soporta,que es y siempre será.Es el camino excelente,también es la Ley real,es mayor que la esperanzay que la fe: la Caridad.Ese es el amor, Dios mío,que quiero manifestara este mundo que se pierdeporque no sabe amar.Llena de amor a tu pueblo;se establezca la unidad;para que entonces podamosal mundo testificarque el REY de Reyes hoy reinay por siempe reinará. -Venimos de la noche y hacia la noche vamos.Atrás queda la tierra envuelta en sus vapores,donde vive el almendro, el niño y el leopardo.Atrás quedan los días, con lagos, nieves, renos,con volcanes adustos, con selvas hechizadasdonde moran las sombras azules del espanto.Atrás quedan las tumbas al pie de los cipreses,solos en la tristeza de lejanas estrellas.Atrás quedan las glorias como antorchas que apaganráfagas seculares.Atrás quedan las puertas quejándose en el viento.Atrás queda la angustia con espejos celestes.Atrás el tiempo queda como drama en el hombre:engendrador de vida, engendrador de muerte.El tiempo que levanta y desgasta columnas,y murmura en las olas milenarias del mar.Atrás queda la luz bañando las montañas,los parques de los niños y los blancos altares.Pero también la noche con ciudades dolientes,la noche cotidiana, la que no es noche aún,sino descanso breve que tiembla en las luciérnagaso pasa por las almas con golpes de agonía.La noche que desciende de nuevo hacia la luz,despertando las flores en valles taciturnos,refrescando el regazo del agua en las montañas,lanzando los caballos hacia azules riberas,mientras la eternidad, entre luces de oro,avanza silenciosa por prados siderales. -Como la nieve fluye y va sonorade haber sido silencio, así mi olvidode las cumbres del ser en que ha dormidobaja al tiempo natal y fluye ahora.Ya es celeste el hollín en la herreríay el chirriar de la rueda con estopadel cordelero y riza la garlopauna miel inmortal de todavía.Vuelve la yunta de ganar el vallecon su lanza arrastrada y la campanavuelve a pasar entre la luz y el puente.Vuelve el mercado a empavesar la callecon soportales. Vuelve todo y manael para siempre ayer eternamente. -Mirringa Mirronga, la gata candongava a dar un convite jugando escondite,y quiere que todos los gatos y gatasno almuercen ratones ni cenen con ratas."A ver mis anteojos, y pluma y tintero,y vamos poniendo las cartas primero.Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas,y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas."Ahora veamos qué tal la alacena.Hay pollo y pescado, ¡la cosa está buena!Y hay tortas y pollos y carnes sin grasa.¡Qué amable señora la dueña de casa!"Venid mis michitos Mirrín y Mirrón.Id volando al cuarto de mamá Fogónpor ocho escudillas y cuatro bandejasque no estén rajadas, ni rotas ni viejas."Venid mis michitos Mirrón y Mirrín,traed la canasta y el dindirindín,¡y zape, al mercado! que faltan lechugasy nabos y coles y arroz y tortuga."Decid a mi amita que tengo visita,que no venga a verme, no sea que se enfermeque mañana mismo devuelvo sus platos,que agradezco mucho y están muy baratos."¡Cuidado, patitas, si el suelo me embarran¡Que quiten el polvo, que frieguen, que barran¡Las flores, la mesa, la sopa!... ¡Tilín!Ya llega la gente. ¡Jesús, qué trajín!".Llegaron en coche ya entrada la nocheseñores y damas, con muchas zalemas,en grande uniforme, de cola y de guante,con cuellos muy tiesos y frac elegante.Al cerrar la puerta Mirriña la tuertaen una cabriola se mordió la cola,mas olió el tocino y dijo "¡Miaao!¡Este es un banquete de pipiripao!"Con muy buenos modos sentáronse todos,tomaron la sopa y alzaron la copa;el pescado frito estaba exquisitoy el pavo sin hueso era un embeleso.De todo les brinda Mirringa Mirronga:" "¿Le sirvo pechuga?" " "Como usted disponga,y yo a usted pescado, que está delicado"." "Pues tanto le peta, no gaste etiqueta:"Repita sin miedo". Y él dice: " "Concedo".Mas ¡ay! que una espina se le atasca indina,y Ñoña la hermosa que es habilidosametiéndole el fuelle le dice: "¡Resuelle!"Mirriña a Cuca le golpeó en la nucay pasó al instante la espina del diantre,sirvieron los postres y luego el café,y empezó la danza bailando un minué.Hubo vals, lanceros y polka y mazurca,y Tompo que estaba con máxima turca,enreda en las uñas el traje de Ñoñay ambos van al suelo y ella se desmoña.Maullaron de risa todos los danzantesy siguió el jaleo más alegre que antes,y gritó Mirringa: "¡Ya cerré la puerta!¡Mientras no amanezca, ninguno deserta!"Pero ¡qué desgracia! entró doña Engraciay armó un gatuperio un poquito seriodándoles chorizo de tío Pegadizopara que hagan cenas con tortas ajenas. -Todos lo que amoestán en tiy túen todo lo que amo. -Hay una luz en el claustro. Es unaliento del sol en las rendijas delánimo.La sombra se alarga hundida enlos arcos ojivales, dejando elalma colgantede la tarde lacerada, roja y malvaen los cristales. Vago con Dios ami espalda. -Milagro de la luz: la sombra nace,choca en silencio contra las montañas,se desploma sin peso sobre el suelodesevelando a las hierbas delicadas.Los eucaliptos dejan en la tierrala temblorosa piel de su alargadasilueta, en la que vuelan fríospájaros que no cantan.Una sombra más leve y más sencilla,que nace de tus piernas, se adelantapara anunciar el último, el más puromilagro de la luz: tú contra el alba. -Cuando la virgen benditalo parió,todo el mundo lo sintió.Los coros angelicalestodos cantan nueva gloria;los tres reyes, la vitoriade las almas humanales.En las tierras principalesse sonócuando nuestro Dios nasció. -Tú despertaste el alma descreídaDel pobre que tranquilo y sin ventura,en el Gólgota horrible de la vidaagotaba su cáliz de amargura.Indiferente a mi fatal castigome acercaba a la puerta de la parcaMás infeliz que el último mendigo,más orgulloso que el primer monarca.Pero te amé; que a tu capricho plugoennegrecer mi detestable historia...quien nació con entrañas de verdugosólo dando tormento encuentra gloria.Antes de que te amara con delirioviví con mis pesares resignado;hoy mi vida es de sombra y de martirio;hoy sufro lo que sufre un condenado.Perdió la fe mi vida pesarosa;sólo hay abismos a mis pies abiertos...quiero morir... ¡feliz el que reposaen el húmedo lecho de los muertos!...Nacer, crecer, morir. He aquí el destinode cuanto el orbe desgraciado encierra;¿qué importa si al fin de mi caminovoy a aumentar el polvo de la tierra?¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?¿Ni qué importa mi futuro incierto,si ha muerto el corazón, y la esperanzadentro del corazón también ha muerto?...¿Sabes por qué te amé?... Creí que el destinote condenaba como a mí, al quebranto,y ebrio de amor, inmaterial, divino.quise mezclar mi llanto con tu llanto.¡Ah!... ¡coqueta!... ¡coqueta!... yo veíaen ti de la virtud excelsa palma...¿ignoras que la vil coqueteríaes el infame lupanar del alma?Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?¡Por qué me haces sufrir?... Alma de roble,buscar el corazón de un desgraciadopara jugar con él, eso es... ¡innoble!¿Me hiciste renacer al sentimientopara burlarte de mi ardiente llama?...Te amo hasta el odio, y, al odiarte sientoque más y más el corazón te ama.Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,te idolatró mi corazón rendido.con la natura mística del ángel,con el vigor de Lucifer caído,Que tengo un alma ardiente y desgraciadaalma que mucho por amar padece;no sé si es miserable o elevada,sólo sé que a ninguna se parece.Alma infeliz, do siempre se encontraronel bien y el mal en batallar eterno;alma que Dios y Satanás forjaroncon luz de gloria y lumbre del infierno.Esta alma es la mitad de un alma errante,que en mis sueños febriles reproduzco,y esa mitad que busco delirante,nunca la encontraré: pero... ¡la busco!Soy viejo ya, mi vida se derrumbay sueño aún con plácidos amores,que en vez del corazón llevo una tumba,y los sepulcros necesitan flores.Te creí la mitad de mi ser mismo;pero eres la expiación, y me parecever en tu faz un atrayente abismo,lleno de luz que ciega y desvanece.No eres mujer, porque la mente locate ve como faceta de brillanteeres vapor que embriaga y que sofoca.aérea visión, espíritu quemante.Yo que lucho soberbio con la suerte;y que luchar con el demonio puedo,siento latir mi corazón al verte...ya no quiero tu amor... me causas miedo.Tú me dejas, mujer, eterno luto;pero mi amor ardiente necesitoarrancar de raíz; porque su frutoes fruto de dolor, fruto maldito.Quiero a los ojos arrancar la venda,quiero volver a mi perdida calma,quiero arrancar mi amor, aunque comprendaque al arrancar mi amor, me arranque el alma. -Sigue en piela ciudad. Sólo pudieradecirte que las piedras endurecenel silencio más hondoy sin embargohay árboles aún cerca de casa,un estruendo vegetal cuando los niñoscorren a la escuela y se disputanel dominio primero de las cosas.Es ciertoque no estás y que llegabascomo llega un abrazo y se reparte;hablábamos de páramos sedientos,de un mar desconocidoy entretantola tarde se nos iba de las manosremontando catedrales, amparabasu derrota más alta en el Teleno.Allíla palabra, la continuaaparición de la sorpresa,pero ¿dóndeel límite capaz, hasta qué puntonos supimos vertebrados de esperanzasi tan sólo la tierra nos acogecuando el cuerpo perfila su naufragio?¿Dónde los amigos, aquel fuegoque apenas nos cabía en la estatura?Es asíque la distancia tiene nombrey toda la memoria me persigueal borde de estas calles si pretendohundirme en la verdad pacientemente,si ocurre, de pronto, que la ausencianos ha hecho de raíz y añadidura. -Mon ame a son secret...ARVERSPasarás por mi vida sin saber que pasaste.Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,fingiré una sonrisa como un dulce contrastedel dolor de quererte... y jamás lo sabrás.Soñaré con el nácar virginal de tu frente,soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,soñaré con tus labios desesperadamente,soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.Quizás pases con otro que te diga al oídoesas frases que nadie como yo te dirá;y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás.Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible,como un sueño que nunca lograré realizar;y el lejano perfume de mi amor imposiblerozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,"el tormento infinito que te debo ocultar",te diré sonriente: «No es nada... ha sido el viento».Me enjugaré una lágrima... ¡y jamás lo sabrás! -«Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustiasin que yo me angustie y llore;ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,¡oh Cristo!»En vano busco en los hondos escondrijos de mi serpara encontrar algún odio: nadie puede herirme yasino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,¡oh Cristo!»¡Qué importan males o bienes! Para mí todos son bienes.El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia,purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,¡oh Cristo!» -(Zaida C. de Ramón)Nunca olvidaré aquel díacuando a mi vida llegasteen tinieblas yo me hallaba,mas Tú mi senda alumbraste.Entre multitud de gentevagaba sin esperanzacomo un barco a la derivanaufragando, iba mi alma.A inquirir comencé un día¿qué pasaba? no sabíaentre temores y dudas,existía mas no vivía.¿Qué pasa conmigo, Dios?¿Qué es lo que me está pasando?Quiero reir y no puedo;siempre termino llorando.""Ayúdame mi buen Dios; "ayúdame, te lo pidosana ya mi corazóny llena hoy mi vacío."Al momento algo ocurrió;Su Palabra El enviaba"Soy la luz", dijo el Señor;por una piedra me hablabaMi corazón se alumbró;comprendí lo que pasabaAl instante me rendípues JESUS me visitaba.Desde entonces soy feliz;tengo paz y tengo gozosi me persiguen y ofenden,como JESUS, yo perdono.Hoy oro, canto y alaboa mi Salvador benditono me canso de adorar a mi Dios,pues El lo hizo.¡Gloria doy a mi Señor!¡Gloria al Espíritu Santo!¡Gloria al Padre que me diólo que yo estaba anhelando.¿Quieres tú también lo mismo?¿Ansías vivir un cambio?Ven hoy a mi Salvador,mi JESUS te está esperando. -Lluvia eterna¡cómo azotasel cristal de mi ventana!si pareceque tus gotasson el llantode una pena sobrehumana! -Ya no se dice oh rosa, niapenas rosa sino con vergüenza; ¿con vergüenzaa qué? ¿a exagerarunos pétalos, lahermosura de unos pétalos?Serpiente se dice en todas las lenguas, esoes lo que se dice, serpientepara traducir mariposa porque también lafrágil está proscritadel paraíso. Computadorse dice con soltura en las fiestas, computadorpor pensamiento.Lira, ¿qué serálira?, ¿huboalguna vez algo parecidoa una lira? ¿una muchachade cinco cuerdas por ejemplo rubia, alta, ebria, levísima,posesa de la hermosura cuyatransparencia bailaba?Qué canto ni canto, ahora se exige otrabelleza: menos alucinacióny más droga, mucho más droga. ¿Qué es eso deacentuar la E de Érato, o de Perséfone? Aquí se tratade otro cuarzo más coherente sinfarsa fáustica, niCoro de las Madres, se acabóel coro, el ditirambo, el célebreéxtasis, lo Otro, conMaldoror y todo, lo sedoso yvoluptuoso del pulpo, no hay másepifanía que el orgasmo.Tampoco es posible nombrar más a las estrellas, vaciadascomo han sido de su fulgor, muertas,errantes, ya sin enigma,descifradas hasta las vísceras por losinstrumentos que vuelan de galaxia engalaxia.Ni es tan fácil leer en el humo loDesconocido; no hay Desconocido. Abrieron latapa del prodigio delseso, no hay nada sino un pocode pestilencia en el coágulo delGénesis alojado ahí. Voló el espermadel asombro. -¿Oyes el mar?Eternamente estaremos escuchándolo.Lo llevaremos dentro como la sangre, como la pazcomo te llevo a ti misma.Todo, todo irá acabando: la tristeza, la vida,la soledad tan grande en que me has dejado.Sólo el mar, amor mío, el mar sigue existiendo.Me asomo: lo contemplo desde esta tarde lenta,desde esta fría y herrumbrosa barandaadonde no te asomas.Amor, no estás conmigo. ¿Ves el silencio en torno?Baja como las olas,me roza como el río de tu piel,se aleja para siempre.Tú, mar, eterno mar de mi sueño,sueño ya tú, lejana, irremediable.El viento te acaricia. Yo soy el viento.Pero estoy solo.Y tú, tú estás lejana.Sólo el mar te recuerda, te vive, te arrebata.Siento tus labios, que es sentirte entera;siento tu carne, calladamente mía.Mis manos en el aire te dan vida,y la playa, ya inútil sin tu huella,deshabitada y torpe se aleja como el día.Sólo la tarde existe;existe y va muriendo. Unos dedos de espumame agitan los cabellos;unas hojas doradas por el sol van cayendo.Quizá son tus palabras,quizá el cerco ya inútil de tus brazos.Escucha, amor, te voy nombrandocomo te nombra el mar. Algún abismose quiebra no sé dónde, y este mar que respirono es el míocon capiteles rotos y con mirto.Es tu terrible mar, tu ecuatoriana selva,como tú, tormentosa; como tú, quieta, insospechada, dulce,y otra vez angustiosa y arrebatada. Amor,me vas muriendo. Este mar que era nuestrome mira indiferente. Quisiera levantarmecomo un viento tremendoy sacudir las velas, descerrojar los brazos,morirme a chorros.Pero sólo el silencio. Yo, acodado en en el aire,contemplo tu recuerdo.No hay más que arena.La ciudad, a lo lejos, se desdibuja.Es un humo borroso como el olvido.Ahora estiro los brazos y te busco.Aquí están nuestras rocas. El mar se mira en ellas;también te busca.Una estrella de mar va acariciando mi sombra:mi sombra que, sin la tuya, no es más que un pozo seco.Esta tarde es como media vida: la media que me falta.La que tú te has llevado.No, no has venido.Eternamente no vendrás. Caerán constelaciones,se hundirán montes, siglos, tempestades,y no vendrás. Y yo estaré mirandolo que nos une todavía: el mar.Un buque remotísimo buscará el horizonte;pasará una pescador con sus cañas al hombro.Sólo tú no vendrás.No vendrás nunca. -Juan Arturo Nicolás Rimbaud:¿junto a qué sagrado terrorpor lo entrevisto, navegó por tu almala certeza atroz de perder para siemprela visión, al abandonar la Ciencia?Ya no hubo tiempo, ni otra oportunidadde contemplar aturdido el incendio de las estrellas,para traducirlo al hombre ya no hubo tiempo. -Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabotirando todo al fuego: poemas incompletos,pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,fotografías, besos guardados en un libro,renuncio al peso muerto de mi terco pasado,soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,y así atizo las llamas, y salto la fogata,y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,¿no es la felicidad lo que me exalta?Cuando salgo a la calle silbando alegremente"el pitillo en los labios, el alma disponible"y les hablo a los niños o me voy con las nubes,mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,las muchachas estrenan sus escotes, sus brazosdesnudos y morenos, sus ojos asombrados,y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,salpican la alegría que así tiembla reciente,¿no es la felicidad lo que se siente?Cuando llega un amigo, la casa está vacía,pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,y yo asisto al milagro "sé que todo es fiado",y no quiero pensar si podremos pagarlo;y cuando sin medida bebemos y charlamos,y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,y lo somos quizá burlando así la muerte,¿no es la felicidad lo que trasciende?Cuando me he despertado, permanezco tendidocon el balcón abierto. Y amanece: las avestrinan su algarabía pagana lindamente:y debo levantarme pero no me levanto;y veo, boca arriba, reflejada en el techola ondulación del mar y el iris de su nácar,y sigo allí tendido, y nada importa nada,¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?¿No es la felicidad lo que amanece?Cuando voy al mercado, miro los abridoresy, apretando los dientes, las redondas cerezas,los higos rezumantes, las ciruelas caídasdel árbol de la vida, con pecado sin dudapues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,regateo, consigo por fin una rebaja,mas terminado el juego, pago el doble y es poco,y abre la vendedora sus ojos asombrados,¿no es la felicidad lo que allí brota?Cuando puedo decir: el día ha terminado.Y con el día digo su trajín, su comercio,la busca del dinero, la lucha de los muertos.Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,sencillamente limpio y pese a todo, indemne,¿no es la felicidad lo que me envuelve?Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:«Estaba justamente pensando en ir a verte».Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,sino de cómo van las cosas en Jordania,de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,y al marcharme me siento consolado y tranquilo,¿no es la felicidad lo que me vence?Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;pasar por un camino que huele a madreselvas;beber con un amigo; charlar o bien callarse;sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,¿no es esto ser feliz pese a la muerte?Vencido y traicionado, ver casi con cinismoque no pueden quitarme nada más y que aún vivo,¿no es la felicidad que no se vende? -¡Seis meses ya de muerta! Y en vano he pretendidoun beso, una palabra, un hálito, un sonido...y, a pesar de mi fe, cada día evidencioque detrás de la tumba ya no hay más que silencio...Si yo me hubiese muerto, ¡qué mar, qué cataclismos,qué vértices, qué nieblas, qué cimas ni qué abismosburlaran mi deseo febril y omnipotentede venir por las noches a besarte en la frente,de bajar con la luz de un astro zahorí,a decirte al oído: No te olvides de mí.Y tú, que me querías tal vez más que te amé,callas inexorable, de suerte que no sésino dudar de todo, el alma, del destino,¡y ponerme a llorar en medio del camino!Pues con desolación infinita evidencioque detrás de la tumba ya no hay más que silencio... -Pajarillos de jaula me van pareciendo a mí misma mis sueños.Si los suelto, perecen o regresan. Y es que el grano y el cielohay que ganarlos; pero el grano es demasiado pequeño y elcielo es demasiado grande..., y las alas, como los pies, tambiénse cansan. -Ya todos los caciques probaron el madero.«¿Quién falta», y la respuesta fue un arrogante: «¡Yo!»«¡Yo!», dijo; y, en la forma de una visión de Homero,del fondo de los bosques Caupolicán surgió.Echóse el tronco encima, con ademán ligero,y estremecerse pudo, pero doblarse no.Bajo sus pies, tres días crujir hizo el sendero,y estuvo andando... andando... y andando se durmió.Anduvo, así, dormido, vio en sueños al verdugo:él muerto sobre un tronco, su raza con el yugo,inútil todo esfuerzo y el mundo siempre igual.Por eso, al tercer día de andar por valle y sierra,el tronco alzó en los aires y lo clavó en la tierra¡como si el tronco fuese su propio pedestal! -Lo queramos o noSólo tenemos tres alternativas:El ayer, el presente y el mañana.Y ni siquiera tresPorque como dice el filósofoEl ayer es ayerNos pertenece sólo en el recuerdo:A la rosa que ya se deshojóNo se le puede sacar otro pétalo.Las cartas por jugarSon solamente dos:El presente y el día de mañana.Y ni siquiera dosPorque es un hecho bien establecidoQue el presente no existeSino en la medida en que se hace pasadoY ya pasó...,como la juventud.En resumidas cuentasSólo nos va quedando el mañana:Yo levanto mi copaPor ese día que no llega nuncaPero que es lo únicoDe lo que realmente disponemos. -Cuando asedien tu faz cuarenta inviernosy ahonden surcos en tu prado hermoso,tu juventud, altiva vestidura,será un andrajo que no mira nadie.Y si por tu belleza preguntaran,tesoro de tu tiempo apasionado,decir que yace en tus sumidos ojosdará motivo a escarnios o falsías.¡Cuánto más te alabaran en su empleosi respondieras : - « Este grácil hijomi deuda salda y mi vejez excusa »,pues su beldad sería tu legado!Pudieras, renaciendo en la vejez,ver cálida tu sangre que se enfría. -Tres jóvenes parejas subieron al tren.Una se abraza e ignora al inspectorLa otra se amarra de las manosLa tercera se acaricia y baja la cortina.El vehículo avanza a toda velocidadHacia la estación que me interesa. -Ya toda me entregué y dí,y de tal suerte he trocado,que mi Amado es para míy yo soy para mi Amado.Cuando el dulce Cazadorme tiró y dejó herida,en los brazos del amormi alma quedó rendida;y, cobrando nueva vida,de tal manera he trocado,que mi Amado es para míy yo soy para mi Amado.Hirióme con una flechaenherbolada de amor,y mi alma quedó hechauna con su Criador;Ya yo no quiero otro amor,pues a mi Dios me he entregado,y mi Amado es para míy yo soy para mi Amado. -Fuera mozuela y me salieran frescasmejillas y ahí bajara algún lunar.Oliera a cesta nueva como huelenlas niñas acabadas de peinar.El cura y el juez me enviaran cartas:"Como una verde hoguera es el pinar.Ensaya siempre el lirio a ser la rosa".A veces me quisiera enamorar.Soltara cada tarde mis vestidos,mis alas nacaradas sin lavar.Partiera envuelta en luces de un navío.Volviera atardecida y sin casar.Callada cual luciérnaga es la nocheque en el espejo suele desmontar.Fuera mozuela y me salieran frescasmejillas si me vuelvo a encandilar. -Pues me hacéis casamentero,Ángela de Mondragón,escuchad de vuestro esposolas grandezas y el valor.Él es un Médico honrado,por la gracia del Señor,que tiene muy buenas letrasen el cambio y el bolsón.Quien os lo pintó cobardeno lo conoce, y mintió,que ha muerto más hombres vivosque mató el Cid Campeador.En entrando en una casatiene tal reputación,que luego dicen los niños:«Dios perdone al que murió».Y con ser todos mortaleslos Médicos, pienso yoque son todos venïales,comparados al Dotor.Al caminante, en los pueblosse le pide información,temiéndole más que a la pestede si le conoce, o no.De Médicos semejanteshace el Rey nuestro Señorbombardas a sus castillos,mosquetes a su escuadrón.Si a alguno cura, y no muere,piensa que resucitó,y por milagro le ofrecela mortaja y el cordón.Si acaso estando en su casaoye dar algún clamor,tomando papel y tintaescribe: «Ante mí pasó».No se le ha muerto ningunode los que cura hasta hoy,porque antes que se mueranlos mata sin confesión.De envidia de los verdugosmaldice al Corregidor,que sobre los ahorcadosno le quiere dar pensión.Piensan que es la muerte algunos;otros, viendo su rigor,le llaman el día del juicio,pues es total perdición.No come por engordar,ni por el dulce sabor,sino por matar la hambre,que es matar su inclinación.Por matar mata las luces,y si no le alumbra el sol,como murciégalo vivea la sombra de un rincón.Su mula, aunque no está muerta,no penséis que se escapó,que está matada de suerteque le viene a ser peor.Él, que se ve tan famosoy en tan buena estimación,atento a vuestra belleza,se ha enamorado de vos.No pide le deis más dotede ver que matáis de amor,que en matando de algún modopara en uno sois los dos.Casaos con él, y jamásvïuda tendréis pasión,que nunca la misma muertese oyó decir que murió.Si lo hacéis, a Dios le ruegoque os gocéis con bendición;pero si no, que nos librede conocer al Dotor. -En mi letargo estoy, adormecido,flotando en sueños lánguidos y oscuros,confinado a la sombra de dos muros,y relegado a transitorio olvido...Tu perfume me indica que has venido,la mano percibió tus senos duros,y al roce de tus dedos insegurosse irguió mi cuerpo firme y decidido.Enciendes en mi carne rebeldías,incitándome a dulces agresionesal abrazar tus labios mi contorno.Habré de hacer tus cavidades mías,y tuyas han de ser mis vibraciones,con cada avance y con cada retorno. -Hoy comienzo a escribir como quien llora.No de rabia, o dolor, o pasión.Comienzo a escribir como quien llorade plenitud saciado,como quien lleva un mar dentro del pecho,como si el ojo contuviera todaesa inmensa colmena que es el firmamentoen su breve pupila.Me enciendo por pasadas plenitudesy por estas presentes enmudezco.Lloro por tener cerca una mujer,por el agua de un monteque suena entre cipreses en un lugar de Grecia;lloro porque en los ojos de mi perrohallo la humanidad, por la arrebatadoramúsica que quizá no merecemos,por dormir tantas noches en sosiego profundobajo el icono y en su luz d oro,y por la mansedumbre de la vela,que sólo es eso, llama.Comienzo a escribir y también la escriturallora, porque respira y quema, porque pasa.Qué gran gozo sentirmeyo mismo esa palabra que va ardiendo.(Porque yo también ardo y también paso.)Contemplo una llama muy quieta en la penumbrade suaves jardines,a la orilla de un mar calmo y antiguo,y me voy encendiendo con la dichade saber que no existe otra verdadque no sea esa llama, es decir,la del amor que es don y que es condena.Son llamas las palabras y son llamas los ojos,que lloran sin llorar por el ser que yo fui(aquel fuego cansado que temblabajunto a otros jardines de otro mar)y por el ser que ahora está mirandofijamente una llama,y que es, en soledad, la llama más gozosa. -El mundo entero se me ha quedado vacío, dejado por loshombres que se olvidaron de llevarme.Sola estoy en esta vasta tierra, sin más compañía que losanimales que tampoco los hombres necesitan, que los árbolesque no creen necesitar.Y mañana, cuando les falte el canto de la alondra o el perfumede la rosa, se acordarán de que hubo una flor y que hubo unpájaro. Y pensarán acaso que era bueno tenerlos.Pero cuando les falte mi verso tímido, nadie sabrá que algunavez yo anduve entre ellos. -¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas,dulces y alegres cuando Dios quería,Juntas estáis en la memoria mía,y con ella en mi muerte conjuradas!¿Quién me dijera, cuando las pasadashoras que en tanto bien por vos me vía,que me habiáis de ser en algún díacon tan grave dolor representadas?Pues en una hora junto me llevastestodo el bien que por términos me distes,lleváme junto el mal que me dejastes;si no, sospecharé que me pusistesen tantos bienes, porque deseastesverme morir entre memorias tristes. -No te quedes inmóvilal borde del caminono congeles el júbilono quieras con desganano te salves ahorani nuncano te salvesno te llenes de calmano reserves del mundosólo un rincón tranquilono dejes caer los párpadospesados como juiciosno te quedes sin labiosno te duermas sin sueñono te pienses sin sangreno te juzgues sin tiempopero sipese a todono puedes evitarloy congelas el júbiloy quieres con desganay te salvas ahoray te llenas de calmay reservas del mundosólo un rincón tranquiloy dejas caer los párpadospesados como juiciosy te secas sin labiosy te duermes sin sueñoy te piensas sin sangrey te juzgas sin tiempoy te quedas inmóvilal borde del caminoy te salvasentoncesno te quedes conmigo. -En nada hay más mentira que en los aniversarios,que en creer que Dios o el tiempopara el vivir trabajany que en las calles aún quedanminutos para todos.Sólo la derrota puede llegar a tener forma de plaza,y quizá por eso no hago más que pedir prestadoel miedoso yeso de unos ojospara romperlo mientras finjograbar versos ahogadosen el escondido corazón de las pizarras. -Bebiendo un perro en el Niloal mismo tiempo corría."Bebe quieto"le decíaun taimado cocodrilo.Díjole el perro prudente:"Dañoso es beber y andar,¿pero es sano el aguardara que me claves el diente?.¡Oh, qué docto perro viejo!Yo venero tu sentiren esto de no seguirdel enemigo el consejo. -¡Cuántas veces sabiendoque eras tú, yo caíaen tu misma sonrisa,mar abierta, mar plana,estival, pez, sacandotus palabras conmigo!¡Qué nadar! Tú no sabesque ese mar tan arribaes ya cielo, y que el aireme sostiene tan líquido,tan cristal, que yo en élpor tus ojos tan verdesafilado me pierdo.¡Qué nadar! Algas, vivasindecisas miradas.¡Agua mía, si helada,aguzándome siempre!¿No te clavo? ¿No sientesque un trayecto, una herida"¡qué lanzada!" en tu pecho,agua verde, te dejo?Con justeza te hiendo,agua suya, y palpitas,en tu pecho, mar grande,en tu carne clavado.Sin sangrar. Las espumaste resbalan, qué piel,qué agonía, y me guardasen tu inmenso destino,oh pasión, oh mar cárdeno.Surto. Cesa tu aliento,desfalleces, mar último,y te olvidas de todopara ser, sólo estar.¡Y qué muerto! Tu verdetan profundo, reposahasta el lento horizonte,que te cierra parado.En la orilla te miro,oh cadáver, mar mío,y te peso despacioen tu carne, y mis labiosalzo fríos y secos. -¿En año quieres que plural cometaInfausto corta a las coronas luto,Los vestigios pisar del Griego astuto?Por cuerdo te juzgaba, aunque poeta.Salga a otro con lanza y con trompetaMosquito antonïano resoluto,Y aun a pesar del tiempo más enjuto,Amor con botas, Venus con bayeta;Fresco verano, clavos y canela,Nieve mal de una Estrella dispensada,Aposento en las gavias el más bajo;El primer día folïón y pela,El segundo, en cualquier encrucijada,Inundaciones del nocturno Tajo. -IMi hija es una hoja de nievedesde los pies a la cabezaEn Delfos se me dijo por la Pitiaque iba a ser mío un blondo bebéy no un cachorro como engendro oscuroPues yo no soy ni perro ni elefantesino animal con alas y sueñoanimal que espera el mañanay lava el mundo con la lunaque me cayó en la manoEl suelo de mi casa está limpiocomo el cabello de mi esposaCon ella subí a una torrepor las escalas de la lunay a ti te dimos nombreNacer es ya un principio del finY a ti te dimos nombreIIAbuela de los pétalosya tiene un año de airehabla canta y se diviertey nos columpia el almaQuerube de abolengo eresy eres vida día y nocheCada pestañeo tuyoes como un pez que crece¿Quién soy yo que me prestanlos ángeles sus muñecas?Plomo en los pies quiero ponertecuando me vaya al país nataldonde no hay rastro de polvopara que no te corra sin mi irael huracán del mundoIIIMi niña es tallola flor de la superaciónMi niña es levaduraElla también es yemay sobre todo llama o fuego del cieloNada temas padre cantorella es ella es lo que esángel continuo y de raízy carne desnuda de viento ligeroDulce algodón visible y muscularpirámide de moléculaque a la fuerza interviene y se sitúadesde los brazos de su madre"mi esposa llena de cucharas limpias"en la úlcera del mundoEl mundo can que aúlla catástrofeciego en los arrecifescojo entre los escollosla cola entre las piernasIVNada temas Solveig pasala pluma de su mano por tu temblor paternoEse peso de lágrimas y de risallena el saco de nuestra vidaYa trota y huella la tierraYa nos llama con su hato de sílabasYa su mímica vale la vidaYa la vida vale su músicaYa sus gritos de gran óperasacuden los árboles del silencioVOigo su voz sin nido todavíaen la laringe armónicaY tu madre se mete en la cocinapara inventar pastelesDios firme la paz sobre nuestras cabezasy tú que no eres sino un relámpagoun relámpago en mis brazosyerba humana crecida en el alba de oroy viceversa alba de orocrecida en la yerba humaname has vuelto al reino invenciblede inocencia y bondadVIElla es la piel de mi almacomo su madre es la carneToda ella es mía y ella es mi mitadLa otra mitad es de cosa míaEntonces tiene que vivirEstrella de pelo doradoPitiminí del universoLuz de todas mis letaníasy de todas mis metáforas -Cien sonetos de amorAquí está el pan, el vino, la mesa, la morada:el menester del hombre, la mujer y la vida:a este sitio corría la paz vertiginosa,por esta luz ardió la común quemadura.Honor a tus dos manos que vuelan preparandolos blancos resultados del canto y la cocina,salve! la integridad de tus pies corredores,viva! la bailarina que baila con la escoba.Aquellos bruscos ríos con aguas y amenazas,aquel atormentado pabellón de la espuma,aquellos incendiaron panales y arrecifesson hoy este reposo de tu sangre en la mía,este cauce estrellado y azul como la noche,esta simplicidad sin fin de la ternura. -He renunciado a ti. No era posibleFueron vapores de la fantasía;son ficciones que a veces dan a lo inaccesibleuna proximidad de lejanía.Yo me quedé mirando cómo el río se ibaponiendo encinta de la estrella...hundí mis manos locas hacia ellay supe que la estrella estaba arriba...He renunciado a ti, serenamente,como renuncia a Dios el delincuente;he renunciado a ti como el mendigoque no se deja ver del viejo amigo;Como el que ve partir grandes navíoscomo rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;como el perro que apaga sus amorosos brioscuando hay un perro grande que le enseña los dientes;Como el marino que renuncia al puertoy el buque errante que renuncia al faroy como el ciego junto al libro abiertoy el niño pobre ante el juguete caro.He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;como esos granujillas otoñales,con los ojos estáticos y las manos vacías,que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...He renunciado a ti, y a cada instanterenunciamos un poco de lo que antes quisimosy al final, !cuantas veces el anhelo menguantepide un pedazo de lo que antes fuimos!Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.La renuncia es el viaje de regreso del sueño... -Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero.Ahora que no me oyes, ya no debo callar.Tú seguirás tu vida y olvidarás primero...Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte,y un amor tempestuoso que no puede durar.Acaso aquella noche no quise retenerte...y ahora estoy recordándote a la orilla del mar.Tú, que nunca supiste lo que yo te quería,quizás entre otros brazos lograrás olvidar...Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día...Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.El rumor de mi sangre va cantando tu nombre,y el viento de la noche lo repite al pasar.Quizás en este instante tú besas a otro hombre...Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar... -El acto simple de la araña que teje una estrellaen la penumbra,el paso elástico del gato hacia la mariposa,la mano que resbala por la espalda tibia del caballo,el olor sideral de la flor del café,el sabor azul de la vainilla,me detienen en el fondo del día.Hay un resplandor cóncavo de helechos,una resonancia de insectos,una presencia cambiante del agua en los rincones pétreos.Reconozco aquí mi edad hecha de sonidos silvestres,de lumbre de orquídea,de cálido espacio forestal,donde el pájaro carpintero hace sonar el tiempo.Aquí el atardecer inventa una roja pedrería,una constelación de luciérnagas,una caída de hojas lúcidas hacia los sentidos,hacia el fondo del día,donde se encantan mis huesos agrestes. -No olvidaste jamás la impenetrable claridad de aquella tarde.Llovía y navegaban hacia el Sur los navíos con algo de tristeza en las miradas:las cariátides de proa, suaves y melancólicas como una antigua canción,y las vinosas llanuras del recuerdo en la voz áspera del contramaestre.Tierra firme y rojiza, patíbulos hirsutos, fortalezas insommes de Basse-Terre,como espectros surgidos de la más ambiciosa ghost story;alineados delfines, disciplinadas orcas en el pulcro despacho de Levasseur,y un viejo cielo añil entreverado de ángeles vudú.Te alimentabas de cazabe y de naipes entonces,revolvías en tu cabeza la idea del suicidio,y el deseado cargamento de mujeres francesas no llegaba a alcanzar las costas de tu isla.Amigo de los desolados octubres,pensabas un acantilado de esquirlas azuladas y de secretos.Rumbo a Jamaica todos los hombres son iguales:arabescos de encaje en las camisas de lino puro,desnudo el pecho selvático, risueño el corazón;la furia de los vientos apresada en el istmo por argonautas holandeses,sobre lujosos alambiques marinos destilando la Historia.Dibujaste simbólicos desdenes de piedra, de cristal,ensenadas umbrías, altivos promontorios de silencio.Era triste el lamento de tus pinceles en la bahía,como una expedición a Maracaibo (sable desnudo, pólvora,ese antiguo clamor resucitando la belleza del instantecon la fatalidad de los oráculos imprevistos).Apenas llego a distinguir el perfil de tu críptica escritura.No hay patente de corso que permanezca siempre.El timón acelera los pulsos de tus sienes:sólo queda morir de fiebre o de alegría en las heladas playas del misterio. -Cien sonetos de amorDesnuda eres tan simple como una de tus manos,lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente,tienes líneas de luna, caminos de manzana,desnuda eres delgada como el trigo desnudo.Desnuda eres azul como la noche en Cuba,tienes enredaderas y estrellas en el pelo,desnuda eres enorme y amarillacomo el verano en una iglesia de oro.Desnuda eres pequeña como una de tus uñas,curva, sutil, rosada hasta que nace el díay te metes en el subterráneo del mundocomo en un largo túnel de trajes y trabajos:tu claridad se apaga, se viste, se deshojay otra vez vuelve a ser una mano desnuda. -Flor de Mayo, como un rayode la tarde, se moría...Yo te quise, Flor de Mayo,tú lo sabes; ¡pero Dios no lo quería!Las olas vienen, las olas van,cantando vienen, cantando irán.Flor de Mayo ni se visteni se alahaja ni atavía;¡Flor de Mayo está muy triste!¡Pobrecita, pobrecita vida mía!Cada estrella que palpita,desde el cielo le habla asi:«Ven conmigo Florecita,brillarás en la extensión igual a mí.»Flor de Mayo, con desmayo,le responde: «¡Pronto iré!».. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..Se nos muere Flor de Mayo,¡Flor de Mayo, la Elegida, se nos fue!Las olas vienen, las olas van,cantando vienen, llorando irán...«¡No me dejes!», yo le grito;«¡No te vayas, dueño mío:el espacio es infinitoy es muy negro y hace frío, mucho frío!»Sin curarse de mi empeño,Flor de Mayo se alejó,y en la noche, como un sueño,misteriosamente triste se perdió.Las olas vienen, las olas van,cantando vienen, ¡ay cómo irán!Al amparo de mi huertouna sola flor crecía:Flor de Mayo, y se me ha muerto...Yo la quise, ¡pero Dios no lo quería! -Oh mar, enorme mar, corazón fieroDe ritmo desigual, corazón malo,Yo soy más blanda que ese pobre paloQue se pudre en tus ondas prisionero.Oh mar, dame tu cólera tremenda,Yo me pasé la vida perdonando,Porque entendía, mar, yo me fui dando:«Piedad, piedad para el que más ofenda».Vulgaridad, vulgaridad me acosa.Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.Hazme tener tu cólera sin nombre:Ya me fatiga esta misión de rosa.¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,Me falta el aire y donde falta quedo,Quisiera no entender, pero no puedo:Es la vulgaridad que me envenena.Me empobrecí porque entender abruma,Me empobrecí porque entender sofoca,¡Bendecida la fuerza de la roca!Yo tengo el corazón como la espuma.Mar, yo soñaba ser como tú eres,Allá en las tardes que la vida míaBajo las horas cálidas se abría...Ah, yo soñaba ser como tú eres.Mírame aquí, pequeña, miserable,Todo dolor me vence, todo sueño;Mar, dame, dame el inefable empeñoDe tornarme soberbia, inalcanzable.Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza.¡Aire de mar!... ¡Oh, tempestad! ¡Oh enojo!Desdichada de mí, soy un abrojo,Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.Y el alma mía es como el mar, es eso,Ah, la ciudad la pudre y la equivoca;Pequeña vida que dolor provoca,¡Que pueda libertarme de su peso!Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...La vida mía debió ser horrible,Debió ser una arteria incontenibleY apenas es cicatriz que siempre duele. -El que a su mujer procuraDar remedio al mal de madre,Y ve que no la comadreSino que el Cura la cura,Si piensa que el Padre CuraTrae la virtud en la estola,Mamóla.Soldado que de la armadaPartió a casarse doncelCon la que lo es menos que él(Aunque mucho más soldada),Si la vitoria ganadaAtribuye a la pistola,Mamóla.La dama que llama el pajeDejó en la cama a su esposoY le halló, de celoso,Más helado que el potaje;Si ella dijo era mensajeDe su madre, y él creyóla,Mamóla.Si abierta la puerta tieneTodo el año la casada,No es bien la halle cerradaEl marido cuando viene;Y si en abrir se detieneY piensa que estaba sola,Mamóla.El padre que no replicaViendo gastar a las hijasGalas, copete y sortijas,Desde la grande a la chica,Si piensa no usan de picaCuando ya saben de gola,Mamóla.El que da mil alabanzasA su mujer, porque sabeHacer con estremo graveMil diferencias de danzas,Si el que pagó estas mudanzasPiensa no hizo cabriola,Mamóla.Si piensa el que vio amarillaA su dama de contino,Cuando el rojo sobrevinoEn una y otra mejilla,Que no es ajena semillaLa que causa esta amapola,Mamóla.La dama que en su retreteSólo al tenderete juega,Y para jugarlo alegaSer la cama buen bufete,Si piensa que el «tenderete»No es juego de pirinola,Mamóla.Si piensa el que a doña InésEn conversación la halló,Donde sólo se tratóDe la toma de Calés,Que no fue sarao francésNi acabó en justa española,Mamóla.El que, por más que espolee,No endereza el acicate(Quizá porque mejor bateOtro el vientre), si no creeQue, porque no se mosquee,Le han castigado la cola,Mamóla. -1. Lo que pasa con el gran lárico es que nació muerto de sedy no la ha saciado,ni aun muriéndose la ha saciado, ni aun yéndosebarranco abajo en Valparaíso este lunes, ni aun asíla ha saciadodipso y mágico hasta el fin entre los últimosalerces que nos van quedando, "¡yotambién soy alerce y sé lo que digo!": lo que nos pasa con este JorgeTeillier es que ha muerto.2. Y yo aquí sin nadie, vagamundo sin él, en el carruselde la Puerta del Sol, vacíoentre el gentío, errandopor error, andando-llorandocomo habrá que llorar hombremente en seco "la penaaraucana al fondo" a un metrodel mentidero de Madrid bajandopor la calle del Arenal a la siga de Quevedoque algo supo de la peripeciadel perdedor, y algo y algode las medulas que han gloriosamente ardido.3. Ay, polvo enamorado, ya este loco habráentrado en la eternidad de su alcoholque era como su niñez, ya habrá bebidootra vez sangre de cordero bajo la lluviaa cántaros de Lautaro que fue su reino de reypor parición y aparición, ya Lihnle habrá llenado la copa, ya Esenínle habrá abierto la puerta alta al gran despiadadode sí mismo. Aquí le dejomi pacto que no firmamos a tiempo, la danzade Isadora le dejo, el beso,la risa fresca de Mafalda que no está, lafigura de lo instantáneode la que pende el Mundo. -(1984)MOMENTO IY la música ardiendo, estallando,araña es de cristal, o una bengala;el limón sobre un vaso teñido de violeta,vigilante; y el blanco pantalón,que en medio de la noche resplandece,arrogante y magnífico como un corcel de Uccello,hasta la madrugada perseveran.MOMENTO IIY la larga experiencia "femineidad rapazdel ojo" ha descifrado en cierta boca tristeo impaciente ademán, o en tráslucida cerade una carne vencida, al tasador más alto.Lentos dedos resbalan, por la cadena, un dije,del escote el confín, yerta gota cayendo,amenazando al torso que se ahueca.MOMENTO IIIY ese instante: la puerta traspasadaque se cierra apresando,y el peligro contiguo y el abrazo inminentepues la luz ha prendido por sorpresa la estanciay una ajena presencia, radiante entre las joyas,devuelven las vitrinas.Y quizás la belleza sea sólo desconcierto.MOMENTO IVY después, las arrugadas sábanaspor entre las baldosas serpentean;los cajones volcados, vacíos los estantesy roto el estilete tras obstinado estupro.Mas si él tuvo la fruta del veranoy la ilusión de amor casi duró una hora,quién fue el depredador y qué lo más valioso.SIEMPRE NOCTURNOCada noche implacable, cada noche,la ginebra cimbrea visiones y deseos,y un lamento de intolerable ansia"dice llamarse música" exhausta se sucede.Y el neón carmesí, cordoncillo enredadoen la pálida estrella de la aurorasólo es sangre delgada. Despedida. -Largas tardes campestres;alamedas rosadas;aire delgado que el aroma apenassostiene de la acacia;huerto, pinar... Llanuras de oro viejo,azul de la montaña...Esquilas del arambrey balido, sin fin, de la majada,en el silencio claro...¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!Maravillosa noche estremecidapor el rumor del aguay el fulgor de los astros"imán de la miradaperdida en lo insondablede la eterna pregunta". (El grillo canta,corre la estrella, el airesuspira entre las ramas).Sueño tranquilo y sano,velado por las plantashumildes de la tierra y por el bravoeucalipto que asoma a mi ventana...Noche de paz y de salud y sueño...¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!Allegro matinal, tímida gloriay milagro de nácar,a las corolas risa,trino a las aves y delicia del alma,aire en las sienes, despertar, eternajuventud "¡oh mañanaque abres los ojos y las rosas!", dulcey poderosa gracia...Mañana de mi huerto, suave y pura...¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!¡Me llama la ciudad "que ignora el cieloy la tierra y el aguay el sol y las estrellas",febril y jadeante, apresurada,con su aliento mefítico,y su llanto y sus máquinas,sonora de metalesinfecta de palabras! -Cien sonetos de amorTienes del archipiélago las hebras del alerce,la carne trabajada por los siglos del tiempo,venas que conocieron el mar de las maderas,sangre verde caída de cielo a la memoria.Nadie recogerá mi corazón perdidoentre tantas raíces, en la amarga frescuradel sol multiplicado por la furia del agua,allí vive la sombra que no viaja conmigo.Por eso tú saliste del Sur como una islapoblada y coronada por plumas y maderasy yo sentí el aroma de los bosques errantes,hallé la miel oscura que conocí en la selva,y toqué en tus caderas los pétalos sombríosque nacieron conmigo y construyeron mi alma. -Mi memoria conserva apenas soloel eco vacilante de su alta melodía:lamento de metal, rumor de alambre,voz de junco, tambiénlatido, vena.Recuerdo claramente su erre temblorosa,su estremecida erre suspendidasobre un abismo de silencio y ámbar,desprendiéndose caside la música oscura que por detrás la asía,defendiéndose apenasdel cálido misterio que la alzaba en el airecreando un solo cuerpo de luz y de belleza.Luminosa y precisa,yo la sentía en mi ser profundamente,sabía su sentido,descifraba sin llanto su mensaje,porque acaso ella fuese"o sin acaso: cierto"la única palabra irrefrenableque mi sangre entendía y pronunciaba:una palabra para estar seguro,talismán infaliblesignificando aquello que nombraba.Como un perfume que lo explica todo,como una luz inesperada,su presencia de viento y melodíahería los sentidos, golpeabael corazón,estremecía la carnecon el presentimiento verdaderode la honda realidad que descubría.Pronunciarla despacio equivalíaa ver, a amar, a acariciar un cuerpo,a oler el mar, a oír la primavera,a morder una fruta de piel dulce.Todo ocurría así, hasta que un díala dije bien, y no entendí su cántico.La grité clara, la repetí dura,y esperé avidamente,y percibí, lejano,un eco inexplicable, infielreflejoque en vez de iluminar, oscurecía,que en vez de revelar, cubrió de tierrala imprecisa nostalgia de su antiguo mensaje.Cuando un nombre no nombra, y se vacía,desvanece también, destruye, matala realidad que intenta su designio. -DEJO mis viejos libros, recogidosen rincones del mundo, veneradosen su tipografía majestuosa,a los nuevos poetas de América,a los que un díahilarán en el ronco telar interrumpidolas significaciones de mañana.Ellos habrán nacido cuando el agreste puñode leñadores muertos y mineroshaya dado una vida innumerablepara limpiar la catedral torcida,el grano desquiciado, el filamentoque enredó nuestras ávidas llanuras.Toquen ellos infierno, este pasadoque aplastó los diamantes, y defiendanlos mundos cereales de su canto,lo que nació en el árbol del martirio.Sobre los huesos de caciques, lejosde nuestra herencia traicionada, en plenoaire de pueblos que caminan solos,ellos van a poblar el estatutode un largo sufrimiento victorioso.Que amen como yo amé mi Manrique, mi Góngora,mi Garcilaso, mi Quevedo:fuerontitánicos guardianes, armadurasde platino y nevada transparencia,que me enseñaron el rigor, y busquenen mi Lautréamont viejos lamentosentre pestilenciales agonías.Que en Maiakovsky vean cómo ascendió la estrellay cómo de sus rayos nacieron las espigas. -Pronto hemos de separarnosy de decirnos adiós.Uno seguirá camino,el otro no.Quiero quedarme y que sigascomo si te fuera en pos;pero no vuelvas la cara,mujer de Lot.Irás sola, ¿y por qué triste?,con mi recuerdo y con Dios.Será posible que encuentresalguna flor.Si en cambio tú te quedaras,¿cómo podré seguir yo?Las noches me encontraríanen donde estoy. -XMas bien acatada tu varia mudança,por ley te goviernas, maguer discrepante,ca tu firmeza es non ser constante,tu temperamento es distemperança,tu más cierta orden es desordenança,es la tu regla seer muy enorme,tu conformidat es non ser confforme,tú desesperas a toda sperança. -Yo no sé muchas cosas, es verdad.Digo tan sólo lo que he visto.Y he visto:que la cuna del hombre la mecen con cuentos,que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,que los huesos del hombre los entierran con cuentos,y que el miedo del hombre...ha inventado todos los cuentos.Yo no sé muchas cosas, es verdad,pero me han dormido con todos los cuentos...y sé todos los cuentos. -Tras de un amoroso lancey no de esperança faltovolé tan alto tan altoque le di a la caça alcance.IPara que yo alcance diessea aqueste lance divinotanto bolar me convinoque de vista me perdiessey con todo en este tranceen el buelo quedé faltomas el amor fue tan altoque le di a la caça alcance.IIQuanto más alto suvíadeslumbróseme la vistay la más fuerte conquistaen escuro se hazíamas, por ser de amor el lancedi un ciego y oscuro saltoy fuy tan alto tan altoque le di a la caça alcance.IIICuanto más alto llegavade este lance tan subidotanto más baxo y rendidoy abatido me hallavadixe: No abrá quien alcance.Abatíme tanto tantoque fuy tan alto tan altoque le di a la caça alcance.IVPor una estraña maneramil buelos pasé de un bueloporque esperança de cielotanto alcança quanto esperaesperé solo este lancey en esperar no fuy faltopues fuy tan alto tan alto,que le di a la caça alcance. -Se apuesta en el cafélas últimas partidas de baraja.Din, dan. Din, dan:Las campanas domingo en la ciudadtarde que avienta el vientohasta la orilla.Y los muchachossueñan, en las paredes,con posters que se clavantrayéndoles recuerdos de Parísy de su audacia:Melenas,pantalones, largos jerseys,tristeza, vacío en las espaldas.Y un guateque moralatardece el domingoen las casas lujosas.El resto,la ciudad, los chicos y las chicasde ordinario, pasean vagamentepor los porches. -¡Allá va el olorde la rosa!¡Cójelo en tu sinrazón!¡Allá va la luzde la luna!¡Cójela en tu plenitud!¡Allá va el cantardel arroyo!¡Cójelo en tu libertad! -Clarísimo Marqués, dos veces claro,Por vuestra sangre y vuestro entendimiento,Claro dos veces otras, y otras cientoPor la luz, de que no me sois avaro,De los dos soles que el pincel más raroDio de su luminoso firmamentoA vuestro seno ilustre (atrevimientoQue aun en cenizas no saliera caro);¿Qué águila, señor, dichosamenteLa región penetró de su hermosuraPor copiaros los rayos de su frente?Cebado vos los ojos de pintura,En noche camináis, noche luciente,Que mal será con dos soles obscura. -Aquíel noray y la maromasimulando inútil horca"él es hierro, ella soga"Luego el bote al albedríodel agua por la luz rota;breves lomas de carbóny pluralidad de boyas.Cercaremendadoras de redesque sutiles trampas tejen;culonas popas de barcossolemnemente bautizados ;costillares de la grúaquietos sobre una falúa.Más allá,borrosos por la bruma densalos urbanos almacenes, tejados:ásperos tinglados fabrilesy enhiestas chimeneas"de una brota improvisadochorro de humo que aletea"El moribundo díadeja caer el telón de sus párpadosen la móvil luz del agua.Desdibújansenubes compactas que rasganpostrimeras rojas vetas.Sólo el vuelo en adiós de la gaviota"recelosa e insolidaria"inquieta el apesadumbrado atardecerLa giba de Cimadevilla calla. -El otoño se acerca con muy poco ruido:apagadas cigarras, unos grillos apenas,defienden el reductode un verano obstinado en perpetuarse,cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.Se diría que aquí no pasa nada,pero un silencio súbito ilumina el prodigio:ha pasadoun ángelque se llamaba luz, o fuego, o vida.Y lo perdimos para siempre. -Esto que se termina soy yo. No puedo pasar de mí.He llegado hasta mis propios bordes;rebosaría, derramándome, si quisieraa la Puerta de Dios llamar.Una mirada en sí; unos sentidos todosdentro de ellos mismos... Soy ahorael límite total de la criatura.Voy a afirmarme ante el No, a gritar que vinehenchida de un latido inexpresable;y que espero me sostengan unas manossin pulpa de la tierra.Todo llegó conmigo;fabulosas miserias traje absortay un delgadísimo ramaje de venturasque soñaba bosque de amor en el mundo.De aquí no espero brotar.Nadie me llama.¿Voy a persistir cual una sombradelante de tu voz jamás oída?Atiéndeme, misterio; no te alcanzo.¿Eres la quietud, eres violenciade quietud...?¿Eres yo misma? -¿Cómo será el mundo cuando no pueda yo mirarloni escucharlo ni tocarlo ni olerlo ni gustarlo?¿cómo serán los demás sin este servidor?¿o existirán tal como yo existosin los demás que se me fueron?sin embargo¿por qué algunos de éstos son una foto en sepiay otros una nobe en los ojosy otros la mano de mi brazo?¿cómo seremos todos sin nosotros?¿qué color qué ruidos qué piel suave qué sabor qué aromatendrá el ben(mal)dito mundo?¿qué sentido tendrá llegar a ser protagonista del silencio?¿vanguardia del olvido?¿qué será del amor y el sol de las oncey el crepúsculo triste sin causa valedera?¿o acaso estas preguntas son las mismascada vez que alguien llega a los sesenta?ya sabemos cómo es sin las respuestasmas ¿cómo será el mundo sin preguntas? -Tú llorarás a marestres negros días, ya pulverizadapor mi recuerdo, por mis ojos fijosque te verán llorar detrás de las cortinas de tu alcoba,sin inmutarse, como dos espinas,porque la espina es la flor de la nada.Y me estarás llorando sin saber por qué lloras,sin saber quién se ha ido:si eres tú, si soy yo, si el abismo es un beso.Todo será de golpecomo tu llanto encima de mi cara vacía.Correrás por las calles. Me mirarás sin vermeen la espalda de todos los varones que marchan al trabajo.Entrarás en los cines para oírme en la sombra del murmullo. Abrirásla mampara estridente: allí estarán las mesas esperando mi risatan ronca como el vaso de cerveza, servido y desolado. -Desde Rijmenam lanzo pensamientos,lazos por el espacio;y, mira, flotan sueltosse tornan aros y¿qué?, ¿dónde?; no vuelven a mí.Estoy sentado aquí y pienso ¿dónde estánmis aros, dónde mis lazos?Y presumo que mispensamientos muy allá lejos preguntan¿qué? ¿dónde?: es Fa Claes en Rijmenam. -Los desengaños del MundoCristela LozanoLos poderosos centellean en su oro pálido,las clases pudientes aman su dialéctica,no su ignominia,vituperan la edad de oro totémicapero creen en su plenitud.Como titanes que emergen del asfalto,esbeltos testimonios de obcecación temporal,no los salva el amor, sino el dinero,de la tierra, del caos, de donde exhuman laplata.Niegan la resurrección de la carne.Buscan sus paraísos en estado amorfo,sus huríes descamisadas,y encuentran su némesis, su noche ebria,sus dardos adventicios.que traspasan su sombra cuando entrevén eldesamparo.Pero es sólo un instante.Reconciliados con las flores,con voz atronadora, claman, chapoteanen la soledad,viven en lo hueco del mundo.Ya les ha cicatrizado la herida intemporal de lausura. -Ilustre y hermosísima María,Mientras se dejan ver a cualquier horaEn tus mejillas la rosada aurora,Febo en tus ojos, y en tu frente el día,Y mientras con gentil descortesíaMueve el viento la hebra voladoraQue la Arabia en sus venas atesoraY el rico Tajo en sus arenas cría;Antes que de la edad Febo eclipsado,Y el claro día vuelto en noche obscura,Huya la aurora del mortal nublado;Antes que lo que hoy es rubio tesoroVenza a la blanca nieve su blancura,Goza, goza el color, la luz, el oro. -No temo el arraigo de la soledaden el derrumbadero de las tardes,ni el desvalimiento de la cóleraque destruye a traición nuestra esperanza,ni el agudo entrechocar de la erosiónen la conciencia alerta de mis huesos,sino tu eterna ausencia repentina,más grave y más amarga que la muerte. -PoesíaPerdóname por haberte ayudado a comprenderque no estás hecha sólo de palabras. -Mana recuerdos tibiosla tarde de noviembremientras sobre la camame acostumbro a la muerte.Acodado y absorto,un niño, desde el puente,contempla, al sol, las barcas.Con ojos transparentesel niño mira, y tiemblael agua en las paredes.Con las aguas del río,del mar y de la fuente,con las aguas del cielolo que se fue nos vuelve.Sigue lloviendo y sigohaciéndome a la muerte.Con la lluvia verdeanlos recuerdos de siempre.Humeante y velozpasa un tren bajo el puentey en su estela de humoa lo lejos se pierdesin dejar lejanía.En mi pecho inocente,de niño, qué milagro,qué alegría, qué suerteno saber cuánta vidase nos va con los trenes.Y después, cuánta lumbreapagada en la nieve.Como un perro de sombra,¿quién una, algunas vecesno dejó vagabundael alma en los andenes?Se empañan los cristalesdel recuerdo. Me venceel sueño. El niño vacayendo en la corriente.Nada. Nada despuésmás triste. Lentamente,en las aguas del tiempo,como el gozo fue hundiéndose.La lluvia va amainando,apenas casi llueve. -En los dientes, la mañana,y la noche en el pellejo.¿Quién será, quién no será?"El negro.Con ser hembra y no ser bella,harás lo que ella te mande.¿Quién será, quién no será?"El hambre.Esclava de los esclavos,y con los dueños tirana.¿Quién será, quién no será?"La caña.Escándalo de una manoque nunca ignora la otra.¿Quién será, quién no será?"La limosna.Un hombre que está llorandocon la risa que aprendió.¿Quién será, quién no será?"Yo. -En la región oculta de las ninfasEl sesgo rayo a penetrar alcanzaY alumbra al pie de despeñadas linfasDe las ondinas la nocturna danza.DIEGO FALLÓN, La lunaEs la hora en que los muertos se levantanmientras que duerme el mundo de los vivos,en que el alma abandona el frágil cuerpoy sueña con lo santo y lo infinitoVierte la luna plateados rayosque reflejan las ondas en el ríoy que iluminan, con sus tintes vagoslos medrosos despojos de un Castillo.Todo es silencio allí, do en otro tiempohubo bullicio y locas alegrías...¡Pero mirad! son vaporosas sombraslas que en la oscura selva se deslizan.¡Ah! no temáis no son aterradoresfantasmas de otros tiempos "son ondinas;mirad cómo se abrazan y confundencómo raudas por el aire giran,apenas tocan con el pie ligerodel prado la mullida superficie.Ya se avanzan... girando en la espesurao se sumergen en las ondas límpidas;y al compás de una música que suenacomo el lejano acorde una liraelévanse, empujadas por el leveviento que sus cabellos acaricia...Pero callad... alumbra el horizontecon sus primeros tintes nuevo día,y las sombras se pierden al borrarsedel bosque entre las húmedas neblinas. -Marea de mi corazóndéjame iren las ligustrinascomo un insecto o como lamisma ligustrina en el rumoren el rasantevuelo de lasgolondrinas alrededorde los aleros en la músicaminimal donde se hundemi vecino mientras tapizacon golpecitos los respaldosde las sillas en el solrasgado por la brisano ser lo otrolo que mira. Desligarmedel ser hacia aquelestar mayestático dela dicha. Alfombrade orquídeas diminutassobre el pasto florecenantes que la máquinacortadora de céspedlas arrase ¿aprendieron?Corolas violáceasenjoyadas que emergenen cinco días de sus tallosaprendieron la brevedad?de la vida sin serlo otro que del origennos aparta -Cuando los hombres alzan los hombros y pasano cuando dejan caer sus nombreshasta que la sombra se asombracuando un polvo más fino aún que el humose adhiere a los cristales de la vozy a la piel de los rostros y las cosascuando los ojos cierran sus ventanasal rayo del sol pródigo y prefierenla ceguera al perdón y el silencio al sollozocuando la vida o lo que así llamamos inútilmentey que no llega sino con un nombre innombrablese desnuda para saltar al lechoy ahogarse en el alcohol o quemarse en la nievecuando la vi cuando la vid cuando la vidaquiere entregarse cobardemente y a oscurassin decirnos siquiera el precio de su nombrecuando en la soledad de un cielo muertobrillan unas estrellas olvidadasy es tan grande el silencio del silencioque de pronto quisiéramos que hablarao cuando de una boca que no existesale un grito inauditoque nos echa a la cara su luz vivay se apaga y nos deja una ciega sorderao cuando todo ha muertotan dura y lentamente que da miedoalzar la voz y preguntar "quién vive"dudo si respondera la muda pregunta con un gritopor temor de saber que ya no existoporque acaso la voz tampoco vivesino como un recuerdo en la gargantay no es la noche sino la cegueralo que llena de sombra nuestros ojosy porque acaso el grito es la presenciade una palabra antiguaopaca y muda que de pronto gritaporque vida silencio piel y bocay soledad recuerdo cielo y humonada son sino sombras de palabrasque nos salen al paso de la noche -Vuelves, día de siempre,rompiendo el aire justamente dondeel aire había crecido como muros.Pero nos iluminas brutalmentey en la sencilla náusea de tu claridadsabemos cuándo se nos caerán los ojos,el corazón, la piel de los recuerdos.Claro, mientras tantohay oraciones, hay pétalos, hay ríos,hay la ternura como un viento húmedo.Sólo mientras tanto. -Nuestros cabellos flotan en la curva del airey en la curva del agua flota un barco pirataque lleva en su cubierta entre cercos de breatus miradas de ámbar y el ámbar de tus manos.Nuestros cabellos flotan en aire enrojecidomientras su cuerpo pende hecha color su carnede los siete colores tendidos en un arcosobre el cielo de hule herido por sus ojos.¿Por qué siempre rehúyes el encerrar tu carneen mi carne cuajada de flores y de heridasabiertas con puñales en madrugadas blancasllegadas del desierto entre nubes de polvo?Nuestros cabellos flotan en la curva del aireenvueltos entre ráfagas de crímenes violentosy manos inocentes quieren lavar la sangrederramada en la tierra por el primer amor. -Estoy completo de naturaleza,en plena tarde de áurea madurez,alto viento en lo verde traspasado.Rico fruto recóndito, contengolo grande elemental en mí (la tierra,el fuego, el agua, el aire), el infinito.Chorreo luz: doro el lugar oscuro,trasmito olor: la sombra huele a dios,emano son: lo amplio es honda música,filtro sabor: la mole bebe mi alma,deleito el tacto de la soledad.Soy tesoro supremo, desasido,con densa redondez de limpio iris,del seno de la acción. Y lo soy todo.Lo todo que es el colmo de la nada,el todo que se basta y que es servidode lo que todavía es ambición. -No busco la verdad, pero persigosu estela cautivante, su aleteoque es la réplica infiel de lo que creoy el huidizo fulgor de lo que digo.La verdad absoluta es un castigoque quizás no merezca mi deseo.Y su ausencia es el último trofeoque desvela mi angustia de testigo.Me quedo con la flor de la pregunta,aspirando el aroma sin respuesta,dejando que el silencio apenas hable.Y al sentir que la lágrima despunta,la verdad, como un grillo, me contestadesde el jardín del vértigo insondable. -Jamás, ma soeur, te he amado tantocomo cuando me fui de ti en aquel crepúsculo.Me engulló el bosque, el bosque azul, ma soeur,sobre el que los pálidos astros quedaban para siempre ya al oeste.No me reí ni lo más mínimo, nada nada, ma soeur,yo, que jugando me dirigía a mi oscuro destino-mientras que ya los rostros tras de mílentos palidecían en el atardecer del bosque azul.Todo fue hermoso en aquella tarde única, ma soeur,y nunca más después; tampoco antes-claro que sólo me quedaban ya los grandes pájarosque al atardecer tienen hambre en el oscuro cielo. -Sentirse solo en medio de la vidacasi es reinar, pero sentirse soloen medio del olvido, en el oscurocampo de un corazón, es estar preso,sin que siquiera una avecilla trinepara darme noticias de la aurora.Y el estar preso en varios corazones,sin alcanzar conciencia de cuál seala verdadera cárcel de mi alma,ser el centro de opuestas voluntades,si no es morir, es envidiar la muerte. -Mira los aires, alma solitaria,alma triste que sola vas gimiendo.Asciende, sube. Amor te espera.La cima es alta. Escaso, el aparejo.Aleteante, temblorosa y blanca,te veo subir con retenido esfuerzo.Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna.Llega la luna donde ayer el cierzo.Al fin la vida con la luz se aclara.Al fin la muerte con la luz ya se muerto.¡Cantan las cumbres y los valles! ¡Cantanlos siempre vivos a los nunca muertos!Cara con cara junto a Dios, escuchasvibrar los aires y vivir los sueños.Vida con vida, luz con luz amada,y cielo, humano, en el amor, con Cielo.Bajar la luz de amor, la luz de vidalenta en los aires minuciosos siento.Fundida luz de Dios con luz del alma.Qué claridad de pronto. Qué silencio. -Al caos me asomo...El caos y yopor no ser unono somos dos.Vida de nadie,de nada... "No:entre dos vidasviviendo en dos,víspera únicade doble hoy.Muere en la máscaraquien la miró,yo "por dos vidas"me muero en dos... -Ponzoña que se bebe por los ojos,dura prisión, sabrosa al pensamiento,lazo de oro crüel, dulce tormento,confusión de locuras y de antojos;bellas flores mezcladas con abrojos,manjar que al corazón trae hambriento,daño que siempre huye el escarmiento,minero de placer lleno de enojos;esperanzas inciertas, engañosas,tesoro que entre el sueño se parece,bien que no tiene en sí más que la sombra;inútiles riquezas trabajosas,puerto que no se halla aunque parece;son efectos de aquel que Amor se nombra. -¡Bien haya quien hizocadenitas, cadenas;bien haya quien hizocadenas de amor!¡Bien haya el acerode que se formaron,y los que inventaronamor verdadero!¡Bien haya el dinerode metal mejor!¡Bien haya quien hizocadenas de amor! -Cuando todos se vayan a otros planetasyo quedaré en la ciudad abandonadabebiendo un último vaso de cerveza,y luego volveré al pueblo donde siempre regresocomo el borracho a la tabernay el niño a cabalgaren el balancín roto.Y en el pueblo no tendré nada que hacer,sino echarme luciérnagas a los bolsilloso caminar a orillas de rieles oxidadoso sentarme en el roído mostrador de un almacénpara hablar con antiguos compañeros de escuela.Como una araña que recorrelos mismos hilos de su redcaminaré sin prisa por las callesinvadidas de malezasmirando los palomaresque se vienen abajo,hasta llegar a mi casadonde me encerraré a escuchardiscos de un cantante de 1930sin cuidarme jamás de mirarlos caminos infinitostrazados por los cohetes en el espacio. -Hermano cuerpo estás cansadodesde el cerebro a la misericordiadel paladar al valle del deseocuando me dices / alma ayúdamesiento que me conmuevo hasta el agobioque el mismísimo aire es vulnerablehermano cuerpo has trabajadoa músculo y a estómago y a nerviosa riñones y a bronquios y a diafragmacuando me dices / alma ayúdamesé que estás condenado / eres materiay la materia tiende a desfibrarsehermano cuerpo te conoscofui huésped y anfitrión de tus doloresmodesta rampa de tu sexo ávidocuando me pides / alma ayúdamesiento que el frío me envileceque se me van la magia y la dulzurahermano cuerpo eres fugazcoyuntural efímero instantáneotras un jadeo acabarás inmovily yo que normalmente soy la vidame quedaré abrazada a tus huesitosincapaz de ser alma sin tus vísceras. -¿Quién creerá en el futuro a mis poemassi los colman tus méritos altísimos?Tu vida, empero, esconden en su tumbay apenas la mitad de tus bondades.Si pudiera exaltar tus bellos ojosy en frescos versos detallar sus gracias,diría el porvenir: «Miente el poeta,rasgos divinos son, no terrenales».Desdeñarían mis papeles mustios,como ancianos locuaces, embusteros;«métrico exceso» de un «antiguo» canto.Mas si entonces viviera un hijo tuyo,mi rima y él dos vidas te darían.para darla a la muerte y los gusanos. -"Boscán, tarde llegamos "¿Hay posada?"Llamad desde la posta, Garcilaso."¿Quién es? "Dos caballeros del Parnaso."No hay donde nocturnar palestra armada."No entiendo lo que dice la criada.Madona, ¿qué decís? "Que afecten paso,que obstenta limbos el mentido ocasoy el sol depinge la porción rosada."¿Estás en ti, mujer? "Negóse al tinoel ambulante huésped". ¡Que en tan pocotiempo tal lengua entre cristianos haya!Boscán, perdido habemos el camino,preguntad por Castilla, que estoy loco,o no habemos salido de Vizcaya. -Cien sonetos de amorMatilde, dónde estás? Noté, hacia abajo,entre corbata y corazón, arriba,cierta melancolía intercostal:era que tú de pronto eras ausente.Me hizo falta la luz de tu energíay miré devorando la esperanza,miré el vacío que es sin ti una casa,no quedan sino trágicas ventanas.De puro taciturno el techo escuchacaer antiguas lluvias deshojadas,plumas, lo que la noche aprisionó:y así te espero como casa solay volverás a verme y habitarme.De otro modo me duelen las ventanas. -Tierra mojada de las tardes líquidasen que la lluvia cuchicheay en que se reblandecen las señoritas, bajoel redoble del agua en la azotea...Tierra mojada de las tardes olfativasen que un afán misántropo remonta las lascivassoledades del éter, y en ellas se desposacon la ulterior paloma de Noé;mientras se obstina el tableteodel rayo, por la nube cenagosa...Tarde mojada, de hálitos labriegos,en la cual reconozco estar hecho de barro,porque en sus llantos veraniegos,bajo el auspicio de la media luz,el alma se licúa sobre los clavosde su cruz...Tardes en que el teléfono preguntapor consabidas náyades arteras,que salen del baño al amora volcar en el lecho las fatuas cabellerasy a balbucir, con alevosía y con ventaja,húmedos y anhelantes monosílabos,según que la llovizna acosa las vidrieras...Tardes como una alcoba submarinacon su lecho y su tina;tardes en que envejece una doncellaante el brasero exhausto de su casa,esperando a un galán que le lleve una brasa;tardes en que desciendenlos ángeles, a arar surcos derechosen edificantes barbechos;tardes de rogativa y de cirio pascual;tardes en que el chubascome induce a enardecer a cada unade las doncellas frígidas con la brasa oportuna;tardes en que , oxidadala voluntad, me sientoacólito del alcanfor,un poco pez espaday un poco San Isidro Labrador.... -Éste es el corrido del caballo blancoque en un día domingo feliz arrancara.José Alfredo JiménezOlor de solitario y soledad, cama deshecha,cegados ceniceros en esta tarde de domingo,helado soplo de noviembre en el cristaly un vaso medio lleno de cansancio.Te escribo por hacer algo más inútil aúnque pensar en silencio o imaginar tu voz,o escuchar una música herida de recuerdoso pedir al teléfono un absurdo milagro."Éste es el corrido del caballo blancoque en un día domingo feliz arrancara".Éste es el corrido, pero nadie canta,y un muerto con mi nombre, vestido con mis trajes,me saluda y observa por los cuartos vacíos,me mira en la distancia como si fuera un niñoy acaricia en sus dedos un rastro de ternura.Sobre su frente inmóvil va cayendo tu nombrey humedece sus labios una lluvia perdida.Olor de soledad y humo de aniversariomientras busco, dolorosamente trato de recordartus ojos insomnes con su vaho de mendigo,devorando su luz, ahogando su locura.Tus dos ojos como picos de presa que se clavany rasgan y desgarran la piel de nuestro amor.Soplo de embriagado recuerdo, agria melancolía,rescoldo que tu lengua aún enciendeen estas horas de strip-tease solitarioen que celebro en tu derrota todas las derrotas.Un año después y tu pelo, tu largo peloardiendo desbocado entre mis manos,clavado para siempre en esta almohada,recorriendo esta casa, sus rincones y puertascomo un viento insaciable que buscase su fin.Un año después de ya no verte,definitivamente talando en tu memoria,qué real sigues siendo, qué difícil herirte.La sosegada certidumbre de esta mesa en que escribopuede tener la pasión estremecida de tu piely la ropa que el sillón desordenapuede ahora ocultar el temblor de tus pechos.Sobre tu seco abierto y tus muslos de arena,sobre tus manos ciegas que persiguen la noche,qué triste es el cuchillo, qué aciaga la hoja.Un muerto con mi nombre y mis uñas mordidas,un cadáver grotesco, me dicta estas palabras,me señala en los cuadros, en la pared manchada,el destino de hoy, de este día cualquiera,al borde de mi vida, al borde del invierno,al borde de otro año que empieza con tu ausencia,al borde de mis ojos y tu voz que ahora escucho.Un año después de ya no verte,mientras te escribo, odiando hasta la tinta,en esta tarde de noviembre, olor de solitario y soledad,helado soplo en el cristal vacío. Un muerto. -"sombra sentimental"L. Cernuda.¿Dónde están esos trenes que pasaronllevando tanta vida en sus vagones,tanta sangre velozde jóvenes nocturnosque huyendo del suburbiobajaban perfumadoslos fines de semana a la ciudaden busca de otro amor?¿Qué silencio escogióel ruido de sus cuerpos,que vestidos de fiestamurieron un domingocuando de madrugadavolvían a su casa?Mejor hubiera sido haber perdido el tren. -IEste amor que quiere seracaso pronto será;pero ¿cuándo ha de volverlo que acaba de pasar?Hoy dista mucho de ayer.¡Ayer es Nunca jamás!IIMoneda que está en la manoquizá se deba guardar:la monedita del almase pierde si no se da. -Cien sonetos de amorDe noche, amada, amarra tu corazón al míoy que ellos en el sueño derroten las tinieblascomo un doble tambor combatiendo en el bosquecontra el espeso muro de las hojas mojadas.Nocturna travesía, brasa negra del sueñointerceptando el hilo de las uvas terrestrescon la puntualidad de un tren descabelladoque sombra y piedras frías sin cesar arrastrara.Por eso, amor, amárrame el movimiento puro,a la tenacidad que en tu pecho golpeacon las alas de un cisne sumergido,para que a las preguntas estrelladas del cieloresponda nuestro sueño con una sola llave,con una sola puerta cerrada por la sombra. -La media puesta de soltiñe con su grana de oromi otro medio corazón. -Mi pobre alma pálidaera una crisálida.Luego, mariposade color de rosa.Un céfiro inquietodijo mi secreto...?¿Has sabido tu secreto un día?¡Oh Mía!Tu secreto es unamelodía de un rayo de luna...?¿Una melodía? -IVComo no creo que fuessen menoresque los d'Afrricano los fechos del Çid,nin que feroçes menos en la lidentrasen los nuestros que los agenores,las grandes façañas de nuestros señores,la mucha constançia de quien los más ama,yaze en teniebras, dormida su fama,dañada d'olvido por falta de auctores. -Al principio ella fue una serena conflagraciónun rostro que no fingía ni siquiera su bellezaunas manos que de a poco inventaban un lenguajeuna piel memorable y convictauna mirada limpia sin traicionesuna voz que caldeaba la risaunos labios nupcialesun brindises increíble pero a pesar de todoél tuvo tiempo para decirsequé sencillo y tambiénno importa que el futurosea una oscura malezala manera tan poco suntuariaque escogieron sus mutuas tentacionesfue un estupor alegresin culpa ni disculpaél se sintió optimistanutridorenovadotan lejos del sollozo y la nostalgiatan cómodo en su sangre y en la de ellatan vivo sobre el vértice de musgotan hallado en la esperaque después del amor salió a la nochesin luna y no importabasin gente y no importabasin dios y no importabaa desmontar la anécdotaa componer la euforiaa recoger su parte del botínmas su mitad de amorse negó a ser mitady de pronto él sintióque sin ella sus brazos estaban tan vacíosque sin ella sus ojos no tenían qué mirarque sin ella su cuerpo de ningún modo erala otra copa del brindisy de nuevo se dijoqué sencillopero ahoralamentó que el futuro fuera oscura malezasólo entonces pensó en ellaeligiéndolay sin dolor sin desesperacionessin angustia y sin miedodócilmente empezócomo otras nochesa necesitarla. -Mi carne pesa, y se intimidaporque su peso fabulosoes la cadena estremecidade los cuerpos universalesque se han unido con mi vida.Ámbar, canela, harina y nubeque en mi carne al tejer sus mimos,se eslabonan con el efluvioque ata los náufragos racimossobre las crestas del Diluvio.Mi alma pesa, y se acongojaporque su peso es el arcanosinsabor de haber conocidola Cruz y la floresta rojay el cuchillo del cirujano.Y aunque todo mi ser gravitacual un orbe vaciado en plomo,que en la sombra paró su rueda,estoy colgado en la infinitaagilidad del éter, comode un hilo escuálido de seda.Gozo... Padezco... Y mi balanzavuela rauda con el beleñode las esencias del rosal:soy un harén y un hospitalcolgados juntos de un ensueño.Voluptuosa Melancolía:en tu talle mórbido enroscael Placer su caligrafíay la Muerte su garabato,y en un clima de ala de moscala Lujuria toca a rebato.Mas luego las samaritanas,que para mí estuvieron prestasy por mí dejaron sus fiestas,se irán de largo al ver mis canas,y en su alborozo, rumbo a Sión,buscarán el torrente endrinode los cabellos de Absalón.¡Lumbre divina, en cuyas lenguascada mañana me despierto:un día, al entreabrir los ojos,antes que muera estaré muerto!Cuando la última odalisca,ya descastado mi vergel,se fugue en pos de una nueva miel¿qué salmodia del pecho míoserá digna de suspirara través del harén vacío?Si las victorias opulentasse han de volver impedimentas,si la eficaz y viva rosaqueda superflua y estorbosa,¡oh, Tierra ingrata, poseídaa toda hora de la vida:en esa fecha de ese mal,hazme humilde como un pelelea cuya mecánica dueleser solamente un hospital! -A mi padre, como corresponde, de Coquimbo a Lebu, todo el mar,a mi madre la rotación de la Tierra,al asma de Abraham Pizarro aunque no se me entienda un tren de humo,a don Héctor el apellido May que le robaron,a Débora su mujer el tercero día de las rosas,a mis 5 hermanas la resurrección de las estrellas,a Vallejo que no llega, la mesa puesta con un solo servicio,a mi hermano Jacinto, el mejor de los conciertos,al Torreón del Renegado donde no estoy nunca: Dios,a mi infancia, ese potro colorado,a la adolescencia, el abismo,a Juan Rojas, un pez pescado en el remolino con su paciencia de santo,a las mariposas los alerzales del sur,a Hilda, l'amour fou, y ella está ahí durmiendo,a Rodrigo Tomás mi primogénito el número áureo del coraje y el alumbramiento,a Concepción un espejo roto,a Gonzalo hijo el salto de la Poesía por encima de mi cabeza,a Catalina y Valentina las bodas con hermosura y espero que me inviten,a Valparaíso esa lágrima,a mi Alonso de 12 años el nuevo automóvil siglo veintiuno listo para el vuelo,a Santiago de Chile con sus 5 millones la mitología que le falta,al año 73 la mierda,al que calla y por lo visto otorga el Premio Nacional,al exilio un par de zapatos sucios y un traje baleado,a la nieve manchada con nuestra sangre otro Nüremberg,a los desaparecidos la grandeza de haber sido hombres en el suplicio y haber muerto cantando,al Lago Choshuenco la copa púrpura de sus aguas,a las 300 a la vez, el riesgo,a las adivinas, su esbelteza la calle 42 de New York City el paraíso,a Wall Street un dólar cincuenta,a la torrencialidad de estos días, nada,a los vecinos con ese perro que no me deja dormir, ninguna cosa,a los 200 mineros de El Orito a quienes enseñé a leer en el silabario de Heráclito, el encantamiento,a Apollinaire la llave del infinito que le dejó Huidobro,al surrealismo, él mismo,a Buñuel el papel de rey que se sabía de memoria,a la enumeración caótica el hastío,a la Muerte un crucifijo grande de latón. -Español del éxodo de ayery español del éxodo de hoy:te salvarás como hombre,pero no como español.No tienes patria ni tribu. Si puedes,hunde tus raíces y tus sueñosen la lluvia ecuménica del sol.Y yérguete... ¡Yérguete!Que tal vez el hombre de este tiempo...es el hombre movible de la luz,del éxodo y del viento. -No le digas a Cristo:"He de ir, mas espera.Me falta, todavía, algo que me he propuesto;el mundo me reclama, complacerle quisiera.Ten paciencia, he de ir. Un poco y ya me apresto.No le digas a Cristo:"He de ir, aunque esperasolamente a que acabe lo que tengo dispuesto;me conoces devota y me sabes sincera.He de ir. Sí; después que termine con esto.No le digas a Cristo:"Espera, o bien: "Aguarda.¿Hay algo más urgente que Sus pasos seguir?¿No es, El mismo, la fuerza que te conforta hoy?(¡Pobre alma confundida! Sabiendo que retardael encuentro con El "tan sólo por vivir",decirle que se espere en lugar de ¡Ya voy!) -Hoy te contemplo en el piano, señora mía, Fuensanta,las manos sobre las teclas, en los pedales la planta,y ambiciona santamente la dicha de los pedalesmi corazón, por estar bajo tus pies ideales.Porque yo sé de tu planta ser de todas la más pura,tu planta sabe las rutas sangrientas de la Pasión,que por ir tras Jesucristo por calles de la Amarguradejó el sendero de lirios de Belkis y Salomón.Y así te imploro, Fuensanta, que en mi corazón caminespara que tus pies aromen la pecaminosa entraña,cuyos senderos polvosos y desolados jardineste han de devolver en rosas la más estéril cizaña.En las tertulias de noches de prolongada vigilia,en el piano me pareces moderna Santa Ceciliaque cual solícita novia, con sus armónicos pies,con la magia de los ojos y el milagro del sonido,venciendo horas y distancia me lleva siempre a travésde los valles lacrimosos, al Paraíso Perdido. -Si con un libro me dan en la cabeza.Mi manoSe observa en el espejo para contar sus diez dedos.Si un país me abandona por su bienestar.Me pongo su reflejo en la orejaY si los contestatarios que se escondenDetrás de un puebloMe entregan la definición de la alegría colectiva...Desde mi juego de imágenesSaco conejosQue van a asistir a todos los caminos. -De lo poco de vida que me restadiera con gusto los mejores años,por saber lo que a otrosde mí has hablado.Y esta vida mortal, y de la eternalo que me toque, si me toca algo,por saber lo que a solasde mí has pensado. -En los montes, los valles y collados,de animales poblados,se introdujo la peste de tal modo,que en un momento lo inficiona todo.Allí donde su corte el león tenía,mirando cada díalas cacerías, luchas y carrerasde mansos brutos y de bestias fieras,se veían los campos ya cubiertosde enfermos miserables y de muertos.«Mis amados hermanos»,exclamó el triste rey, «mis cortesanos,ya veis que el justo cielo nos obligaa implorar su piedad, pues nos castigacon tan horrenda plaga;tal vez se aplacará con que se le hagasacrificio de aquel más delincuente,y muera el pecador, no el inocente.Confiese todo el mundo su pecado.Yo crüel, sanguinario, he devoradoinocentes corderos,ya vacas, ya terneros,y he sido, a fuerza de delito tanto,de la selva terror, del bosque espanto».«Señor», dijo la zorra, «en todo esono se halla más excesoque el de vuestra bondad, pues que se dignade teñir en la sangre ruin, indigna,de los viles cornudos animaleslos sacros dientes y las uñas reales».Trató la corte al rey de escrupuloso.Allí del tigre, de la onza y osose oyeron confesionesde robos y de muertes a millones;mas entre la grandeza, sin lisonja,pasaron por escrúpulos de monja.El asno, sin embargo, muy confuso,prorrumpió: «Yo me acusoque al pasar por un trigo este verano,yo hambriento y él lozano,sin guarda ni testigo,caí en la tentación: comí del trigo».«¡Del trigo! ¡y un jumento!»gritó la zorra, «¡horrible atrevimiento!».Los cortesanos claman: «Este, ésteirrita al cielo, que nos da la peste».Pronuncia el rey de muerte la sentencia,y ejecutóla el lobo a su presencia.Te juzgarán virtuososi eres, aunque perverso, poderoso;y aunque bueno, por malo detestablecuando te miran pobre y miserable.Esto hallará en la corte quien la vea,y aun en el mundo todo. ¡Pobre Astrea! -A un cruzado caballero,garrido y noble garzón,en el palenque guerrerole clavaron un acerotan cerca del corazón,que el físico al contemplarle,tras verle y examinarle,dijo: «Quedará sin vidasi se pretende sacarleel venablo de la herida».Por el dolor congojado,triste, débil, desangrado,después que tanto sufrió,con el acero clavadoel caballero murió.Pues el físico decíaque, en dicho caso, quienuna herida tal tenía,con el venablo moría,sin el venablo también.¿No comprendes, Asunción,la historia que te he contado,la del garrido garzóncon el acero clavadomuy cerca del corazón?Pues el caso es verdadero;yo soy el herido, ingrata,y tu amor es el acero:¡si me lo quitas, me muero;si me lo dejas, me mata! -A Florentino GonzálezMe he sentado frente al silenciodel atardecer -donde no llegael graznido de la modernidad-a indagar en el sentido de la vida,a contemplar la bellezade las piernas que pasan, distraídas,por mi puerta, ajenas al alboroto que levantan.Como si fueran pájaros que emigran. -Le comenté:"Me entusiasman tus ojos.Y ella dijo:"¿Te gustan solos o con rimel?"Grandes,respondí sin dudar.Y también sin dudarme los dejó en un plato y se fue a tientas. -Cuando muerenpor un instantelas palabrasque tanta muerte dan siempre a la vidacuando descubrimos el actor que somosy lo exponemosdespojado de sus trajes crepuscularescuando nos despierta el sueño de soñaro arrancados del sueñodespertamos atónitoscomo extraño celeste caídocuando se quiebran los espejosal soplo de una necesidad desconocidacuando vaciadas quedan las odresy sea aquieta la fiera de la sedcuando se acepta el desierto por jardínbrota del resplandeciente vacíouna repentina crestay el levante impera en ellafilo puro netoneutroque se abatey nos degüella. -Una rata corrió a un venadoy los venados al jaguar,y los jaguares a los búfalos,y los búfalos a la mar...¡Pillen, pillen a los que se van!¡Pillen a la rata pillen al venado,pillen a los búfalos y a la mar!Miren que la rata de la delanterase lleva en las patas lana de bordar,y con la lana bordo mi vestido,y con el vestido me voy a casar.¡Suban y pasen la llanada,corran sin aliento, sigan sin parar.Vuelen por la novia, y por el cortejo,y por la carroza y el velo nupcial. -Por las nochesen sueñosmás de un amigo muertoresucitaal despertarme preguntosi ellos tambiénme han soñado. -Mis albarcoques sean de Toledo,Cultísimo Doctor; lo damasquinoA un alfanje se quede sarracino,Que en albarcoques aun le tengo miedo.Vengan (aunque es la voz antigua) cedo,No a manos del señor don Bernardino,Que por negarle un cuesco al más vecino,Degollaré sin cadahalso un pedo.Si espiró el cigarral, barbo lucienteSupla las frutas de que se corona,Cuando no anguila que sus tactos miente:De parte de don Luis se les perdonaLa calidad de entre una y otra puente,Como sean del golfo de Narbona. -Bonjour buon giorno guten morgen,despabílate amor y toma nota,sólo en el tercer mundomueren cuarenta mil niños por día,en el plácido cielo despejadoflotan los bombarderos y los buitres,cuatro millones tienen sidala codicia depila la amazonia.Buenos días good morning despabílate,en los ordenadores de la abuela ONUno caben más cadáveres de Ruandalos fundamentalistas degüellan aextranjeros,predica el papa contra los condones,Havelange estrangula a Maradonabonjour monsieur le maireforza Italia buon giornoguten morgen ernst jungeropus dei buenos díasgood morning Hiroshima,despabílate amorque el horror amanece. -¡Oh, qué dulce canción! Límpida brotaEsparciendo sus blandas armonías,Y parece que lleva en cada nota¡Muchas tristezas y ternuras mías!¡Así hablara mi alma... si pudiera!Así dentro del seno,Se quejan, nunca oídos, mis dolores!Así, en mis luchas, de congoja lleno,Digo a la vida: "¡Déjame ser bueno!"Así solllozan todos mis amores!¿De quién es esa voz? Parece alzarseJunto del lago azul, noche quieta,Subir por el espacio, y desgranarseAl tocar el cristal de la ventanaQue entreabre la novia del poeta...¿No la oís como dice: «hasta mañana»?¡Hasta mañana, amor! El bosque espesoCruza, cantando, el venturoso amante,Y el eco vago de su voz distanteDecir parece: «hasta mañana, beso!»¿Por qué es preciso que la dicha acabe?¿Por qué la novia queda en la ventana.Y a la nota que dice: «¡Hasta mañana!»El corazón responde: «¿quién lo sabe?»¡Cuántos cisnes jugando en la laguna!¡Qué azules brincan las traviesas olas!En el sereno ambiente ¡cuánta luna!Mas las almas ¡qué tristes y qué solas!En las ondas de plataDe la atmósfera tibia y transparente,Como una Ofelia náufraga y doliente,¡Va flotando la tierna serenata...!Hay ternura y dolor en ese canto,Y tiene esa amorosa despedidaLa transparencia nítida del llanto,¡Y la inmensa tristeza de la vida!¿Qué tienen esas notas? ¿Por qué lloran?Parecen ilusiones que se alejan...Sueños amantes que piedad imploran,Y como niños huerfanos, ¡se quejan!Bien sabe el trovador cuán inhumanaAra todos los buenos es la suerte...Que la dicha es de ayer... y que «mañana»Es el dolor, la obscuridad, !la muerte!El alma se compunge y estremeceAl oír esas notas sollozadas...¡Sentimos, recordamos, y pareceQue surgen muchas cosas olvidadas!¡Un peinador muy blanco y un piano!Noche de luna y de silencio agfuera...Un volumen de versos en mi mano,Y en el aire ¡y en todo! ¡primavera!¡Qué olor de rosas grescas! en la alfombra¡Qué claridad de luna! ¡qué reflejos!...¡Cuántos besos dormidos en la sombra,Y la muerte, la pálida, qué lejos!En torno al velador, niños jugando...La anciana, que en silencio nos veía...Schubert en su piano sollozando,Y en mi libro, Musset con su «Lucía».¡Cuántos sueños en mi alma y en tu alma!¡Cuántos hermosos versos! ¡cuántas flores!En tu hogar apacible ¡cuánta calma!Y en mi pecho ¡qué inmensa sed de amores!¡Y todo ya muy lejos! ¡todo ido!¿En dónde está la rubia soñadora?...¡Hay muchas aves muertas en el nido,Y vierte muchas lágrimas la aurora!...Todo lo vuelvo a ver... ¡pero no existe!Todo ha pasado ahora... ¡y no lo creo!Todo está silencioso, todo triste...¡Y todo alegre, como entonces, veo!...Esta es la casa... ¡su ventana aquélla!Ese, el sillón en que bordar solía...La reja verde... y la apacible estrellaQue mis nocturnas pláticas oía!Bajo el cedro robusto y arrogante,Que allí domina la calleja obscura,Por la primera vez y palpitanteEstreché con mis brazos, su cintura!¡Todo presente en mi memoria queda!La casa blanca, y el follaje espeso...El lago azul... el huerto... la arboleda,Donde nos dimos, sin pensarlo, un beso!Y te busco, cual antes te buscaba,Y me parece oírte entre las flores,Cuando la arena del jardín rozabaEl percal de tus blancos peinadores!¡Y nada existe ya! Calló el piano...Cerraste, virgencita, la ventana...Y oprimiendo mi mano con tu mano,Me dijiste también: «¡hasta mañana!»¡Hasta mañana!... Y el amor risueñoNo pudo en tu camino detenerte!...Y lo que tú pensaste que era el sueño,Fue sueño, ¡pero inmenso! ¡el de la muerte!........................................................¡Ya nunca volveréis, noches de plata!Ni unirán en mi alma su armonía,Schubert, con su doliente serenataY el pálido Musset con su «Lucía». -Como un gigante ciegolevanta el mar sus brazoscargados de esmeraldaschorreantesal cielo indiferenteCírculosde gaviotas se agitan en el airepiensansin duda huir al interiorEl vientomuerde las banderolasgiraenloquecido en torno a los cordajesy una luna muy pálida se borra lentamentesobre un rumor de árbolesY yoque voy por este largo paseo de la playamuy cerca de la arenacon el marde tu pelo temible ondeando allá lejosconlas negras gaviotas de tus ojosvenga y venga a gritarsin otro pensamiento que irse de mi ladoconel tono de tu vozquemándome los tímpanosy la pálida luna de tu frentetan remota e impasible como la luna aquella que moríatranquila entre las copasde los pinosCon un poco de brumapor toda compañía. -Otro aquí no se ve que frente a frenteanimoso escuadrón moverse guerra,sangriento humor teñir la verde tierray tras honroso fin correr la gente.Este es el dulce son que acá se siente:«¡España, Santïago, cierra, cierra!»y por süave olor que el aire atierrahumo que azufre dar con llama ardiente.El gusto envuelto va tras corrompidaagua, y el tacto sólo apalpa y halladuro trofeo de acero ensangrentado,hueso en astilla, en él carne molida,despedazado arnés, rasgada malla...¡Oh sólo, de hombres, digno y noble estado! -Una tarde parda y fríade invierno. Los colegialesestudian. Monotoníade lluvia tras los cristales.Es la clase. En un cartelse representa a Caínfugitivo, y muerto Abel,junto a una mancha carmín.Con timbre sonoro y huecotruena el maestro, un ancianomal vestido, enjuto y seco,que lleva un libro en la mano.Y todo un coro infantilva cantando la lección:«mil veces ciento, cien mil;mil veces mil, un millón».Una tarde parda y fríade invierno. Los colegialesestudian. Monotoníade la lluvia en los cristales. -¿Y a ti qué te diré, río del alma, cántaro de mi sed,jardín cerrado?¿Y a ti qué te diré, mujer que dejas tu corazón al bordede mi vida?Hasta ti llegaré y, entre las manos, tomaré viento y agua;luz y tierra,y amasaré nuestros dos nombres juntos.Qué nuestra es la esperanza, que nos gana y nos pierdecada día.Qué nuestra es la tristeza, que se escurre a lo largo de loshombros y nos deja indefensos, solitarios.Qué nuestro es el recuerdo, que nos une lo mismo que unabrazo.Qué nuestro es nuestro amor. Con él estamos igual queun niño con zapatos nuevos.Qué nuestro es nuestro mundo: isla de guerra y paz,isla profundahecha a la dimensión de nuestras almas.Qué nuestro es nuestro amor,Qué indescifrable, qué remoto, qué míoQué mía que eres tú, qué mío el mundo, que mía mi verdadcuando te tengo.Encontrándome en ti, me hallo a mí mismo. Mi vida empiezadonde tú terminas.Mi vida es despeñarse, como un toro por las encrucijadasdel misterio.Mi vida es caminar, morirse a ratos, y comenzar de nuevola jornada.Pero tú eres la paz. La paz ganada a pulso, a fuerza dehuracanes y batallas.No hay victoria que valga si no arriesgamos nuestra propiavidaY la nuestra aquí está. Sin burladeros, jugando con el mundoa cuerpo limpio.Amor es bello si la herida es honda. Horademos la piedragota a gota.Hay que aprender la paz de cada día. Yo la aprendíen tus ojos.Aprenderla y vivirla. Yo he aprendido a vivir a tu manera.No hay paz para quien lleva sus dos manos vacías deesperanzaNo hay paz para quien niega sombra o luz á su hermano.No hay paz para quien cierra el corazón, y calla si alguienllama a su puerta.Ni hay paz para la fuente que no mana, para el árbolsin fruta,para el labio sin beso, sin perdón y sin fuego...No, no hay paz para el hombre vacío de esperanza.Haya paz para el hombre que te busca, como el campola lluvia de setiembre.Haya paz para el hombre que está solo, con su destinoa cuestasHaya paz y haya amor. Romped los diques de la fe y de losbesos, y ahogadme en sus dulces huracanes.Yo te llamo mujer, y te llamo ternura y fortaleza; y alegríay dolor a un mismo tiempo.¡Oh, región fabulosa de tus brazos! Aprenderemos a vivirde nuevo.Dame tú luz, tu cumbre, tu destino. Dame más, mucho más:tu propia vida, pues sabes darlo todo a manos llenas.Eres incalculable como un mundo. Y tiernísima y frágil comoun niño.Me sorprendes, me empujas, me acorralas, y entre los labioste me mueres dócil.Eres tú y eres yo. Todo es a un tiempo rabia de destruccióny de ternura,de inexplicable y de gozoso hallazgo, de generoso enconode caricia.Nuestra vida se suma y se desborda. Mi encarnizadasoledad es tuya.Tu terquedad dulcísima y el agua de tu mirada triste son yasangre en mi piel, ya son cascada.Somos un viento que en la vida clama, abriendo puertas,derribando muros,levantando la niebla de los turbios callejones del hombre.Aquí está nuestra lluvia de esperanza. Somos la vida.Detened el brazo que amenaza y conmina. ..Nada podéis, porque la tierra muere, pero nace otra vez.Somos la tierra que nos forma, nos une y nos libera.Tierra de Dios, con fuego en el costado que incendiaun corazón para dos vidas.¡Qué terrible esperanza! ¡Qué delirante gozol ¡Qué vértigoen el alma!¡Qué insumisión, qué cólera, qué fuego...!Si fuimos dos, ya somos uno mismo. -Bogaba por alta marun marinero en su barca,velas eran sus deseos,y su pensamiento, el viento.Si yo fuera marinerosólo tendría en mi pechouna hélice y un remo.Como marinero no soy,cuando me embarque en el marsólo llevaré el recuerdodel ritmo de los remeros. -1Amo las cosas que nunca tuvecon las otras que ya no tengo.Yo toco un agua silenciosa,parada en pastos friolentos,que sin un viento tiritabaen el huerto que era mi huerto.La miro como la miraba;me da un extraño pensamieto,y juego, lenta, con esa aguacomo con pez o con misterio.2Pienso en umbral donde dejépasos alegres que ya no llevo,y en el umbral veo una llagallena de musgo y de silencio.3Me busco un verso que he perdido,que a los siete años me dijeron.Fue una mujer haciendo el pany yo su santa boca veo.4Viene un aroma roto en ráfagas;soy muy dichosa si lo siento;de tan delgado no es aroma,siendo el olor de los almendros.Me vuelve niños los sentidos;le busco un nombre y no lo acierto,y huelo el aire y los lugaresbuscando almendros que no encuentro...5Un río suena siempre cerca.Ha cuarenta años que lo siento.Es canturía de mi sangreo bien un ritmo que me dieron.O el río Elqui de mi infanciaque me repecho y me vadeo.Nunca lo pierdo; pecho a pecho,como dos niños, nos tenemos.6Cuando sueño la Cordillera,camino por desfiladeros,y voy oyéndoles, sin tregua,un silbo casi juramento.7Veo al remate del Pacíficoamoratado mi archipiélagoy de una isla me ha quedadoun olor acre de alción muerto...8Un dorso, un dorso grave y dulce,remata el sueño que yo sueño.Es el final de mi caminoy me descanso cuando llego.Es tronco muerto o es mi padreel vago dorso ceniciento.Yo no pregunto, no lo turbo.Me tiendo junto, callo y duermo.9Amo una piedra de Oaxacao Guatemala, a que me acerco,roja y fija como mi caray cuya grieta da un aliento.Al dormirme queda desnuda;no sé por qué yo la volteo.Y tal vez nunca la he tenidoy es mi sepulcro lo que veo... -Te vi al pasar, una tarde,ébano, y te saludé;duro entre todos los troncos,duro entre todos los troncos,tu corazón recordé.Arará, cuévano,arará sabalú."Ébano real, yo quiero un barco,ébano real, de tu negra madera...Ahora no puede ser,espérate, amigo, espérate,espérate a que me muera.Arará, cuévano,arará sabalú."Ébano real, yo quiero un cofre,ébano real, de tu negra madera...Ahora no puede ser,espérate, amigo, espérate,espérate a que me muera.Arará, cuévano,arará sabalú."Ébano real, yo quiero un techo,ébano real, de tu negra madera...Ahora no puede ser,espérate, amigo, espérate,espérate a que me muera.Arará, cuévano,arará sabalú."Quiero una mesa cuadraday el asta de mi bandera;quiero mi pesado lecho,quiero mi lecho pesado,ébano, de tu madera,ay, de tu negra madera...Ahora no puede ser,espérate, amigo, espérate,espérate a que me muera.Arará, cuévano,arará sabalú.Te vi al pasar, una tarde,ébano, y te saludé:Duro entre todos los troncos,duro entre todos los troncos,tu corazón recordé. -...¿Desde cuándo marchabas a mi lado,desde cuándo...? Tus pasos¿desde cuándo, en la noche, aproximándose,ocultos tras de cada latido...? ¿Desde cuándo...?¿Desde cuándo, en la noche, por los valles sin nombre,rastreando mi angustia?Y tras de cada puerta abriéndose, y de cadarecodo el camino, ¿desde cuándo?¿Desde cuándo tus sienes en las salviasdel reposo tranquilo?¿Desde cuándo tus brazos en los cálidos ramosdel viril eucalipto, bajo las siestas altas?...¿Y desde cuándo el pedregal desnudo;desde cuándo el desierto irredimible?¿Desde cuándo la brasa los párpados;esta sed, desde cuándo?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . ....¿Desde cuándo este siempre irrevocable;esta muerte creciendo, desde cuándo...?1953 -De un tiempo a esta parteel infinitose ha encogidopeligrosamente.Quién iba a suponerque segundo a segundocada migajade su pan sin límitesiba así a despeñarsecomo canto rodadoen el abismo. -Y si no partí Y si no sé adónde voy...Y si alguna vez estuve en guerraPor un poco másDe papel Por el grito de mi tinta Porque sí.Es porque soy un hombre que caminaY el poeta que no viaja para juzgar su brevedad.Sino para descubrirQue la tierra es madre a sí misma...Y no fue porfía Ni nobleza Ni espíritu poéticoSino porEsta incertidumbre Este salir Este sueñoO quizás por este lenguaje oscuroDe fin de Siglo XVIII. -Cuando vuelvas,tocá mi puerta.Si no abro,tocá mis labios.Si no hablo,tocá mis ojos.Si no veo,tocá mi pecho.Si no respiro,Reza por mí. -Margaritas, petunias, geranios,vacas, grillos, cordeles, cestos,mariquitas de Dios, maíz, telas de araña.Las golondrinas dibujansobre la pared encaladaidénticos e irrepetibles vuelos.Sombrero de paja, pantalón corto,camisa vieja, alpargatas; un día másen el ajetreo feliz de la casay de los días sin fin.Sábanas blancas de algodónrevolotean en el aire.Pero un día, blancas sábanas de algodóny de infancia y de madre...¿qué haré yo sin eternidad? -Simón el bobito llamó al pastelero:¡a ver los pasteles, los quiero probar!-Sí, repuso el otro, pero antes yo quierover ese cuartillo con que has de pagar.Buscó en los bolsillos el buen Simoncitoy dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.A Simón el bobito le gusta el pescadoY quiere volverse también pescador,Y pasa las horas sentado, sentado,Pescando en el balde de mamá Leonor.Hizo Simoncito un pastel de nieveY a asar en las brasas hambriento lo echó,Pero el pastelito se deshizo en breve,Y apagó las brasas y nada comió.Simón vio unos cardos cargando viruelasY dijo: -¡qué bueno! las voy a coger.Pero peor que agujas y puntas de espuelasLe hicieron brincar y silbar y morder.Se lavó con negro de embolar zapatosPorque su mamita no le dio jabón,Y cuando cazaban ratones los gatosEspantaba al gato gritando: ¡ratón!Ordeñando un día la vaca pintadaLe apretó la cola en vez del pezón;Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patadaQue como un trompito bailó don Simón.Y cayó montado sobre la terneraY doña ternera se enojó tambiénY ahí va otro brinco y otra pateaderaY dos revolcadas en un santiamén.Se montó en un burro que halló en el mercadoY a cazar venados alegre partió,Voló por las calles sin ver un venado,Rodó por las piedras y el asno se huyó.A comprar un lomo lo envió taita Lucio,Y él lo trajo a casa con gran precauciónColgado del rabo de un caballo rucioPara que llegase limpio y sabrosón.Empezando apenas a cuajarse el hieloSimón el bobito se fue a patinar,Cuando de repente se le rompe el sueloY grita: ¡me ahogo! ¡vénganme a sacar!Trepándose a un árbol a robarse un nido,La pobre casita de un mirlo cantor,Desgájase el árbol, Simón da un chillido,Y cayó en un pozo de pésimo olorVe un pato, le apunta, descarga el trabuco:Y volviendo a casa le dijo a papá:Taita yo no puedo matar pajarucoPorque cuando tiro se espanta y se va.Viendo una salsera llena de mostazaSe tomó un buen trago creyéndola miel,Y estuvo rabiando y echando babazaCon tamaña lengua y ojos de clavel.Vio un montón de tierra que estorbaba el pasoY unos preguntaban ¿qué haremos aquí?Bobos dijo el niño resolviendo el caso;Que abran un grande hoyo y la echen allíLo enviaron por agua, y él fue volanditoLlevando el cedazo para echarla en élAsí que la traiga el buen SimoncitoSeguirá su historia pintoresca y fiel. -(fragmento)[...] Rocas,islas que no llegan a islas,reticentes de erizos;buceasy sales luego al aire del rompeolas,con cara de saber secretamente,oculta tras tus gafas de buceo.Me veo en su transparencia,sumergido en tu fondo en superficiecomo en un agua oscura.Tú y yodescendemos al fondo, un cielo hundido.Buceamos. Hay algo en este vértigoparecido a volar por aire de agua,amenazados, protegidos de aguasobre campos que oscilan silenciosos.Se abren en el fondo abismos, grietas,las montañas del mar, los valles lentosde macizos de algas y de peces,el mar como una savia sobre el mundo,agua hundida en el agua,mar que pesasobre tu espalda que huye en cada abrirsetus brazos que te apartan mar, más hondoy cada vez más lejos de la luz,mojado el sol como una luna arribaen el techo de agua y de silencio.El día se transforma desde abajo.No se oyen las voces. No se oyenlas olas o bramar de espuma el tiempo.Aquí está el latir vivo, la presencia.Habitar en el agua nada más,densidad del final y del principio.En qué valle de instante ya no somos.Donde el agua se canse empieza el mundo.Queda lejos ser junio y ser nosotros.Aquí se desactiva nuestra muerte.Flotamos entre el agua, no en el tiempo,y se refugia aquí la eternidad.(De 'El río de agua', 2005) -Lo fácil es establecer comparacionescon el emboscado silencio.El silenciono es cosa de esquivar en los labios,como ríos que vienen de la cima del mundo.Lo fácil es abandonarsea ese instante, mortalen el templo de la carne,que te acaricia con sus párpadosy te crucifica con su cereal hermoso.Lo eficazes acompasarte al movimiento circular,y aferrar con las dos manos el timóndonde todos los ecosdeberán florecer definitivamente.Lo malo es haber venido a naceren esta oscuridad luminosa,apéndice de lujode tardes fingidas en el agua,secreta,según confirman los cien espejos vueltosde la casa. -Pasaba arrolladora en su hermosuray el paso le dejé;ni aun a mirarla me volví y, no obstante,algo a mi oído murmuró: ?Esa es.¿Quién reunió la tarde a la mañana?Lo ignoro; sólo séque en una breve noche de veranose unieron los crepúsculos, y... fue. -Cien sonetos de amorAmo el trozo de tierra que tú eres,porque de las praderas planetariasotra estrella no tengo. Tú repitesla multiplicación del universo.Tus anchos ojos son la luz que tengode las constelaciones derrotadas,tu piel palpita como los caminosque recorre en la lluvia el meteoro.De tanta luna fueron para mí tus caderas,de todo el sol tu boca profunda y su delicia,de tanta luz ardiente como miel en la sombratu corazón quemado por largos rayos rojos,y así recorro el fuego de tu forma besándote,pequeña y planetaria, paloma y geografía. -Equivocar el caminoes llegar a la nievey llegar a la nievees pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.Equivocar el caminoes llegar a la mujer,la mujer que no teme la luz,la mujer que no teme a los gallosy los gallos que no saben cantar sobre la nieve.Pero si la nieve se equivoca de corazónpuede llegar el viento Austroy como el aire no hace caso de los gemidostendremos que pacer otra vez las hierbas de los cementerios.Yo vi dos dolorosas espigas de ceraque enterraban un paisaje de volcanesy vi dos niños locos que empujaban llorando las pupilas de un asesino.Pero el dos no ha sido nunca un númeroporque es una angustia y su sombra,porque es la guitarra donde el amor se desespera,porque es la demostración de otro infinito que no es suyoy es las murallas del muertoy el castigo de la nueva resurrección sin finales.Los muertos odian el número dos,pero el número dos adormece a las mujeresy como la mujer teme la luzla luz tiembla delante de los gallosy los gallos sólo saben votar sobre la nievetendremos que pacer sin descanso las hierbas de los cementerios. -Niños del mundo,si cae España ?digo, es un decir?si caedel cielo abajo su antebrazo que asen,en cabestro, dos láminas terrestres;niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!¡qué temprano en el sol lo que os decía!¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!¡Niños del mundo, estála madre España con su vientre a cuestas;está nuestra madre con sus férulas,está madre y maestra,cruz y madera, porque os dio la altura,vértigo y división y suma, niños;está con ella, padres procesales!Si cae ?digo, es un decir? si caeEspaña, de la tierra para abajo,niños ¡cómo vais a cesar de crecer!¡cómo va a castigar el año al mes!¡cómo van a quedarse en diez los dientes,en palote el diptongo, la medalla en llanto!¡Cómo va el corderillo a continuaratado por la pata al gran tintero!¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabetohasta la letra en que nació la pena!Niños,hijos de los guerreros, entre tanto,bajad la voz que España está ahora mismo repartiendola energía entre el reino animal,las florecillas, los cometas y los hombres.¡Bajad la voz, que estáen su rigor, que es grande, sin saberqué hacer, y está en su manola calavera, aquella de la trenza;la calavera, aquella de la vida!¡Bajad la voz, os digo;bajad la voz, el canto de las sílabas, el llantode la materia y el rumor menos de las pirámides, y aunel de las sienes que andan con dos piedras!¡Bajad el aliento, y siel antebrazo baja,si las férulas suenan, si es la noche,si el cielo cabe en dos limbos terrestres,si hay ruido en el sonido de las puertas,si tardo,si no veis a nadie, si os asustanlos lápices sin punta, si la madreEspaña cae ?digo, es un decir?,salid, niños, del mundo; id a buscarla!... -Soñé la muerte y era muy sencillo;una hebra de seda me envolvía,y a cada beso tuyo,con una vuelta menos me ceñíay cada beso tuyoera un día;y el tiempo que mediaba entre dos besosuna noche. La muerte era muy sencilla.Y poco a poco fue desenvolviéndosela hebra fatal. Ya no la reteníasino por solo un cabo entre los dedos...Cuando de pronto te pusiste fríay ya no me besaste...y solté el cabo, y se me fue la vida. -Niño indio, si estás cansado,tú te acuestas sobre la Tierra,y lo mismo si estás alegre,hijo mío, juega con ella...Se oyen cosas maravillosasal tambor indio de la Tierra:se oye el fuego que sube y bajabuscando el cielo, y no sosiega.Rueda y rueda, se oyen los ríosen cascadas que no se cuentan.Se oyen mugir los animales;se oye el hacha comer la selva.Se oyen sonar telares indios.Se oyen trillas, se oyen fiestas.Donde el indio lo está llamando,el tambor indio le contesta,y tañe cerca y tañe lejos,como el que huye y que regresa...Todo lo toma, todo lo cargael lomo santo de la Tierra:lo que camina, lo que duerme,lo que retoza y lo que pena;y lleva vivos y lleva muertosel tambor indio de la Tierra.Cuando muera, no llores, hijo:pecho a pecho ponte con ella,y si sujetas los alientoscomo que todo o nada fueras,tú escucharás subir su brazoque me tenía y que me entrega,y la madre que estaba rotatú la verás volver entera. -Egofluidoéter vagoecocidaergonadaen el plespacioprófugoflujo fatuono soplosin nexo anexo al éxodoen el coespacioafluidonubífagopreseudoheliomitosubceroparialapsus de exilioen el no espacioido -Yo sería un gran muerto.Mis vicios entonces lucirían como joyas antiguascon esos deliciosos colores del veneno.Habría flores de todos los aromas en mi tumbae imitarían los adolescentes mis gestos de júbilo,mis ocultas palabras de congoja.Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno.Pero solamente tú recordaríasmi manera de mirar a los ojos. -Una vaca pasta en nuestra memoriala sangre escapa de las ubresel paisaje es muerto de un disparoLa vaca insiste con su rutinasu cola espanta el aburrimientoel paisaje resucita en cámara lentaLa vaca abandona el paisajecontinuamos escuchando los mugidosnuestra memoria pasta ahoraen esa inmensa soledadEl paisaje deja nuestra memorialas palabras cambian de nombrenos quedamos llorandosobre la página en blancoLa vaca pasta ahora en el vacíolas palabras están montadas sobre ellael lenguaje se burla de nosotros -A este que admiramos en luciente,Émulo del diamante, limpio acero,Igual nos le dio España caballeroQue de la guerra Flandes rayo ardiente.Laurel ceñido, pues, debidamente,Las coyundas le fían del severoSuave yugo, que al lombardo fieroLe impidió sí, no le oprimió la frente.¿Qué mucho si frustró su lanza arneses,Si fulminó escuadrones ya su espada,Si conculcó estandartes su caballo?Del Cambresí lo digan los franceses:Mas no lo digan, no, que en trompa aladaMusa aun no sabrá heroica celebrallo. -"Niña invicta,te he visto ya en las onzas españolas"Medardo MejíaMis manos tocan, niña mía, tu rumorosa piel,tu dulcísima carne que tranquilos ángeles habitan,tu cabellera suave,tu corazón pequeño.Oye la campana del díaapagando el luto de la nochemira la luz que si lenciosamente nos cubre,mira el cielo:ese jardín sobre tu pecho;respira el aire quietoque el ruiseñor anuncia con su lanza,conduce tu desamora un lago sepultadoy háblame con tus labios excelsos.Llegué a sentir sobre las manosel agua efímera,el verano derribando sus torres,el abismo cerrando uss ventanas,el fruto abandonado,el mar abriiéndose las venas,el fuego hundido,hasta que tú, niña mía,perfecta virgen repetida,me entregaste tu rostro.Veo de cerca la copaconfusa de las aguas,busco tu claro nombre entre las rosas,tu dulzura en la esencia de los árboles,tu vigilia en el beso,tu olor en los duraznos,tu luz en el rocíoy me doy cuenta sorprendidoque todo me lo traes, niña mía,con tu mano sagrada. -Sólo en sueños,sólo en el otro mundo del sueño te consigo,a ciertas horas, cuando cierro puertasdetrás de mí.¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,y ahora estoy preso en su sortilegio,atrapado en su red!¡Con qué morboso deleite te introduzcoen la casa abandonada, y te amo mil vecesde la misma manera distinta!Esos sitios que tú y yo conocemosnos esperan todas las nochescomo una vieja camay hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.Me gusta decirte lo de siemprey mis manos adoran tu peloy te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.A veces lo recuerdo. A vecessólo el cuerpo cansado me lo dice.Al duro amanecer estás desvaneciéndotey entre mis brazos sólo queda tu sombra. -Son tus labios un rubípartido por gala en dos,arrancado para tide la corona de un dios. -Ándeme yo calienteY ríase la gente.Traten otros del gobiernoDel mundo y sus monarquías,Mientras gobiernan mis díasMantequillas y pan tierno,Y las mañanas de inviernoNaranjada y aguardiente,Y ríase la gente.Coma en dorada vajillaEl príncipe mil cuidados,Cómo píldoras dorados;Que yo en mi pobre mesillaQuiero más una morcillaQue en el asador reviente,Y ríase la gente.Cuando cubra las montañasDe blanca nieve el enero,Tenga yo lleno el braseroDe bellotas y castañas,Y quien las dulces patrañasDel Rey que rabió me cuente,Y ríase la gente.Busque muy en hora buenaEl mercader nuevos soles;Yo conchas y caracolesEntre la menuda arena,Escuchando a FilomenaSobre el chopo de la fuente,Y ríase la gente.Pase a media noche el mar,Y arda en amorosa llamaLeandro por ver a su Dama;Que yo más quiero pasarDel golfo de mi lagarLa blanca o roja corriente,Y ríase la gente.Pues Amor es tan cruel,Que de Píramo y su amadaHace tálamo una espada,Do se junten ella y él,Sea mi Tisbe un pastel,Y la espada sea mi diente,Y ríase la gente -¡Oh sombra vaga, oh sombra de mi primera novia!Era como el convólvulo "la flor de los crepúsculos",y era como las teresitas: azul crepuscular.Nuestro amor semejaba paloma de la aldea,grato a todos los ojos y a todos familiar.En aquel pueblo, olían las brisas a azahar.Aún bañan, como a lampos, mi recuerdo:su cabellera rubia en el balcón,su linda hermana Julia,mi melodía incierta... y un lirio que me dio...y una noche de lágrimas...y una noche de estrellasfulgiendo en esas lágrimas en que moría yo...Francisco, hermano de ellas, Juan-de-Dios y Ricardoamaban con mi amor las músicas del río;las noches blancas, ceñidas de luceros;las noches negras, negras, ardidas de cocuyos;el son de las guitarras,y, entre quimeras blondas, el azahar volando...Todos teníamos noviay un lucero en el alba diáfana de las ideas.La Muerte horrible "¡un tajo silencioso!"tronchó la espiga en que granaba mi alegría:¡murió mi madre!... La cabellera rubia de Teresame iluminaba el llanto.Después... la vida... el tiempo... el mundo,¡y al fin, mi amor desfalleció como un convólvulo!No ha mucho, una mañana, trajéronme una carta.¡Era de Juan-de-Dios! Un poco acerba,ingenua, virilmente resignada:refería querellasdel pueblo, de mi casa, de un amigo:«Se casó; ya está viejo y con seis hijos...La vida es triste y dura; sin embargo,se va viviendo... Ha muerto mucha gente:Don David... don Gregorio... Hay un colegioy hay toda una generación nueva.Como cuando te fuiste, hace veinte años,en este pueblo aún huelen las brisas a azahar...»¡Oh Amor! Tu emblema sea el convólvulo,la flor de los crepúsculos! -Cien sonetos de amorDesdichas del mes de Enero cuando el indiferentemediodía establece su ecuación en el cielo,un oro duro como el vino de una copa colmadallena la tierra hasta sus límites azules.Desdichas de este tiempo parecidas a uvaspequeñas que agruparon verde amargo,confusas, escondidas lágrimas de los díashasta que la intemperie publicó sus racimos.Sí, gérmenes, dolores, todo lo que palpitaaterrado, a la luz crepitante de Enero,madurará, arderá como ardieron los frutos.Divididos serán los pesares: el almadará un golpe de viento, y la moradaquedará limpia con el pan fresco en la mesa. -Ah, si el pueblo fuera tan pequeñoque todas sus calles pasaran por mi puerta.Yo deseo tener una ventanaque sea el. centro del mundo,y una penacomo la de la flor de la magnolia,que si la tocan se obscurece.Por qué no tendrá el pueblo una cinturaamuralladahasta el día de su muerte,o un río turbulento que lo rodeepara guardar a la niña velazqueña.Ah, sus pasos son como los de la paloma,remansados;para la amistad yo siempre la pinto sin pareja;en una de sus manos lleva un globode agua,en el que se ve lo frágil del destinoy lo continuado del vivir.Su vozes tan suave, que en su atmósfera convalecela pena desgraciada,y como en las coplas:de su cabelleranace la nochey de sus manos el alba.En qué piedad o dulzura se irán aclimatandolas cosas que ella mirao le son familiares,como el incienso,la goma de limóny la tardanzacon que siempre la miro.Por qué no tendrá el pueblo alláen su fondo,un acueducto,para que el paisaje que ven sus ojosesté húmedo,y nunca se fatigue de mirarlo.Yo sé que su bondadtiene más horas que el día,y que todos sus pensamientos van entre el albay el atardecerconmoviéndola.Los días que se van la agrandan.Qué horizonte estará más cercanode su corazón,para encaminar todos mis pasoshacia él,aunque se quede descalza la esperanza.Quién la rescatará de la castidad,mientras yo sólo anheloque en su voz,algún día, llegue a oírme... -¡Damas altas, calandrias!Junten su elevaciónalgazara y montaña,todavía crecientesgracias a la mañanatrémula del rocío,tan cándida y sin tasa,bajo el cielo inventorde distancias, de fábulas.¡Libertad de la luz,damas altas, calandrias,lo rubio, lo ascendente!Sean así la traza,tan simple aún, clarísima,de las profundas Nadasgozosas de los aires,con un alma inmediata,sí, visible, total,¡ah!, para la miradade los siempre amadores¡Damas altas, calandrias! -Cien sonetos de amorDe las estrellas que admiré, mojadaspor ríos y rocíos diferentes,yo no escogí sino la que yo amabay desde entonces duermo con la noche.De la ola, una ola y otra ola,verde mar, verde frío, rama verde,yo no escogí sino una sola ola:la ola indivisible de tu cuerpo.Todas las gotas, todas las raíces,todos los hilos de la luz vinieron,me vinieron a ver tarde o temprano.Yo quise para mí tu cabellera.Y de todos los dones de mi patriasólo escogí tu corazón salvaje. -LOS hombres oceánicos despertaron, cantabanlas aguas en las islas, de piedra en piedra verde:las doncellas textiles cruzaban el recintoen que el fuego y la lluvia entrelazadosprocreaban diademas y tambores.La luna melanésicafue una dura madrépora, las flores azufradasvenían del océano, las hijasde la tierra temblaban como olasen el viento nupcial de las palmerasy entraron a la carne los arponespersiguiendo las vidas de la espuma.Canoas balanceadas en el día desierto,desde las islas como puntos de polen haciala metálica masa de América nocturna:diminutas estrellas sin nombre, perfumadascomo manantiales secretos, rebosantesde plumas y corales, cuandolos ojos oceánicos descubrieron la alturasombría de la costa del cobre, la escarpadatorre de nieve, y los hombres de arcillavieron bailar los estandartes húmedosy los ágiles hijos atmosféricosde la remota soledad marina,llegó la ramadel azahar perdido, vino el vientode la magnolia oceánica, la dulzuradel acicate azul en las caderas,el beso de las islas sin metales,puras como la miel desordenada,sonoras como sábanas del cielo. -En el rincón de la edad de la razónMe pongo el espejo en la orejaLa editorial La biblioteca La libreríaEl caracol y su estructuraSu grito Su voluntad Su proyecto.El continente es tan grandeQue no debemos dejarlo exclusivamenteA simples A grandes O a mediocres.Porque cada hombre envía la copia de otro. -En el taller del alma maduran los deseos,crece, fresca y lozana, la ternura,imitando tu sombra,inventando tu ausenciatan honda y sostenida.Hoy te sueño,amante:estrella en alto, huellade una violeta lenta.Oscuramente bella la soledad germina en torno de mi cuerpo.Hoy te sueño, amante:jugamos a la brisa y al frío.Tu nombre suena como tibia pureza inimitable.Y del cielo a la tierra,de aquella estrella en alto al dulce ruido de tu pecho,bajan con inefable rapidezy como espuma rojaapresurados besos,recios besos,crueles besos de hielo en mi memoria.Un grito de agonía, una blasfemiavuelve grises tus senos,y mi sueño,y esa noble fragancia de tu sexo.¿Qué esperamos, hermana,de esta reciente auroraque nos fatiga tanto?Mira la estrella,es blanca, no es azul.Mírala, y que tus ojos perduren como rosas perfectas. -¿Cuál del Ganges marfil, o cuál de ParoBlanco mármol, cuál ébano luciente,Cuál ámbar rubio, o cuál oro excelente,Cuál fina plata, o cuál cristal tan claro,Cuál tan menudo aljófar, cuál tan caroOrïental safir, cuál rubí ardiente,O cuál, en la dichosa edad presente,Mano tan docta de escultor tan raroBulto de ellos formara, aunque hicieraUltraje milagroso a la hermosuraSu labor bella, su gentil fatiga,Que no fuera figura al Sol de cera,Delante de tus ojos, su figura,Oh bella Clori, oh dulce mi enemiga? -Soñamos juntosjuntos despertamosel tiempo hace o deshacemientras tantono le importan tu sueñoni mi sueñosomos torpeso demasiado cautospensamos que no caeesa gaviotacreemos que es eternoeste conjuroque la batalla es nuestrao de ningunojuntos vivimossucumbimos juntospero esa destrucciónes una bromaun detalle una ráfagaun vestigioun abrirse y cerrarseel paraísoya nuestra intimidades tan inmensaque la muerte la escondeen su vacíoquiero que me relatesel duelo que te callaspor mi parte te ofrezcomi última confianzaestás solaestoy solopero a vecespuede la soledadser una llama. -Nunca nos amaremos,jamás llegarás a quererme,es imposible que algún díaestemos juntos.A pesar de todo,te espero a la mismahora de la noche,en el lugar de siempre,aunque no llegués. -Es el hospicio, el viejo hospicio provinciano,el caserón ruinoso de ennegrecidas tejasen donde los vencejos anidan en veranoy graznan en las noches de invierno las cornejas.Con su frontón al Norte, entre los dos torreonesde antigua fortaleza, el sórdido edificiode grietados muros y sucios paredones,es un rincón de sombra eterna. ¡El viejo hospicio!Mientras el sol de enero su débil luz envía,su triste luz velada sobre los campos yermos,a un ventanuco asoman, al declinar el día,algunos rostros pálidos, atónitos y enfermos,a contemplar los montes azules de la sierra;o, de los cielos blancos, como sobre una fosa,caer la blanca nieve sobre la fría tierra,¡sobre la tierra fría la nieve silenciosa!... -Al cabo de los añosseres milagrosos e inexplicablesse te han hospedado en la memoria,más allá de las apariencias,más allá de las convenciones sociales.Ellos son, a menudo,el fondo mismo de "los inconvenientes",los álamos que han dejadosu pompa y su circunstancia al margeny te inyectan el deseode inmortalizar los viejos héroesdel día.Lo cual no obstapara estar dispuesto a mascar las raícesde unas páginas admirables,tan ajenas y a la vez tan próximas:partículas elementales de la mañana estéril.Te refieresa la pescadilla que se muerde la cola,todavía,al cabo de los años. -Las montañas se deshacen,el ganado se ha perdido;el sol regresa a su fragua:todo el mundo se va huido.Se va borrando la huerta,la granja se ha sumergidoy mi cordillera sumesu cumbre y su grito vivo.Las criaturas resbalande soslayo hacia el olvido,y también los dos rodamoshacia la noche, mi niño. -No preciso conceptos.No más divagacionesni teólogos discursosque anestesien mi herida.Tus palabras preciso,la imagen de tu rostroentre las sábanas,tu último estertoren mis oídos. -y se entregó a la muerteencantado de la vidaL.E.Autela vida le dijoa la muerte¡vive!pero esta no viviónuncala muerte le dijoa la vida¡muere!y esta muriósiemprepara siempre -IYo vi un aveque süavesus cantaresentonóy voló...Y a lo lejos,los reflejosde la luna en alta cumbreque, argentando las espumasbañaba de luz sus plumasde tisú...¡y eras tú!Y vi un almaque, sin calma,sus amorescantaba en tristes rumores;y su serconmovera las rocas parecía;miró la azul lejanía...tendió la vista anhelante,suspiró, y cantando amanteprosiguió...¡y erayo!II¿Vistetristesol?Tan tristecomo él,¡sufromuchoyo!Yo en unadoncellami estrellamiré...Y dile,amante,constantefe.Pero ingrataolvidóme,y no sabeque padezcocual no puedenunca, nuncacomprender...¡Que mi pechono suspira,ni mi liratiene acordesde placer!Yo vi en la nocheplácida lunaque en la lagunase retrató;y vi una nube,que allá en el cielo,con denso velola obscureció.Yo vi a la aurora,bañada en rosa,dorar la hermosafaz de la mar...Y vi los rayosde un sol ardienteque rudamenteborraron luego,con rojo fuego,su bella faz...Así vi que bellanaciera en un día,con dulce alegría,la aurora lucientede un plácido amor;¡mas hoy yo contemplo,no más en mi vida,de negro vestida,la estatua tremendade amargo dolor!¡Hoy sólo me complaceoír la queja amarga,que al cielo envía tiernala tórtola del montecon moribundo son!Sentir cómo susurrala brisa entre las hojas...¡Mirar el arroyueloque al eco de la selvaconfunde su rumor!Canto cuando las estrellasesparcen su claridad:cuando argentan las espumas;¡las espumas de la mar!Canto cuando el ancho ríomurmurando triste va...Cuando el ruiseñor encanta¡con su arpegio celestial!Y al ronco mugir de las olas;la noche con su lobreguez;y el trueno que silva en los aires,¡me encanta y embriaga a la vez!Me place lo triste y lo alegre;me gusta la selva y el mar,y a todos saludo contento...¡Y algunos se ríen al verme!...Y, a veces, ¡me pongo a llorar!Yo adoré a una mujer con el fuegode mi joven y audaz corazón:mas ya he dicho que aquélla olvidóme,y que vivo en tremendo dolor.¿Estoy loco? No sé: lo que siento,no lo puedo jamás explicar.Es un rudo y feroce tormento...Nada más; nada más... ¡nada más!¿Qué soy? ¡Gota de agua desprendidadel raudal turbulento de la vida!Soy... algo doloroso cual lamento...Arista débil que arrebata el viento!Soy ave de los bosques solitaria!...Deshojada y marchita pasionaria!...Pasionaria, ave, arista, llanto, espuma...¡perdido de este mundo entre la bruma!¡Felices aquellos que nunca han amado!¡Felices!... ¡Felices que no han apuradoel cáliz terrible de un fiero dolor!Y ¿qué es el amor?¿Amor?... Germen fecundo de la dolencia humana...Origen venturoro de sin igual placer...con algo de la tarde y algo de la mañana...¡Con algo de la dicha y algo del padecer!¿No veis a la luna, que brilla fulgente en el cielo?¿No oís del arroyo el süave y callado rumor?¡Pues eso que brinda la luna tranquila, es consuelo!¡Pues eso que dice el arroyo en el bosque, es amor!¡Y amé! Tal vez mi vida no fuera dolorosasi hubiera conservado por siempre mi niñez,si nunca hubiera visto los ojos de una hermosa,lo rojo de sus labios, lo blanco de su tez!¡Felices aquellos que nunca han amado!¡Felices!... ¡Felices que no han apuradoel cáliz terrible de un fiero dolor!¡Qué amargo es el amor!¡Qué amargo es el amor! ¡Así exclamando,yo cruzaré el desierto de mi vida,mostrando a todos mi profunda herida,que lágrimas y sangre está manando!Y al compás de canciones sombrías,cantaré de mi amor la memoria...Y sin gloria,llorando siempre, pasaré mis días¡entre polvo, entre lodo, entre escoria!Y al ronco mugir de las olas;la noche con su lobreguez;y el trueno que silva en los aires,serán mi tormento también.Me place lo triste y lo alegre:me gusta la selva y el mar...Yo siempre estaréme contento;y algunos, reirán al mirarme,¡y a veces, pondréme a llorar!Cantaré si el ancho ríomurmurando triste va;si el ruiseñor me encantarecon su arpegio celestial;cuando mire a las estrellasesparcir su claridadsobre las peñas negruzcasy las espumas del mar.¿Por qué?... Porque sin amor,vuelan dolientes, sin calma,las avecillas del almaentre el viento del dolor.¡Daré dulces cancionesa los fugaces vientos,para que entre sus alaslas lleven lejos, lejos,del mundo hasta el confín!Iréme a las montañas...iréme a los oteros...y allí tal vez, ¡Dios santo!,tal vez seré feliz.¡Y en las alas del viento,oirá mis cancionesla ingrata!... La ingrataa quien adoré.Aquélla que riósede ver mi desgracia...Aquélla a quien dilemi amor y mi fe!¡Triste es la noche!Triste es la selva...Y del arroyolo es el rumor;pero es más tristeque el arroyueloy que la noche,mi corazón.Mis acentos,en los vientoscual lamentosmoribundossonarán,como el ecoque en el huecodel árbol seco,tiernos formanlos Favoniosal pasar.¡Aprendanlos bardosmi historiade amor;y cántelatodoel que esTrovador!¿Vistetristesol?¡Tan tristecomo él,sufromuchoyo! -Dulce arroyuelo de la nieve fríaBajaba mudamente desatado,Y del silencio que guardaba heladoEn labios de claveles se reía.Con sus floridos márgenes partíaSi no su amor Fileno, su cuidado;No ha visto a su Belisa, y ha doradoEl sol casi los términos del día.Con lágrimas turbando la corriente,El llanto en perlas coronó las flores,Que ya bebieron en cristal la risa.Llegó en esto Belisa,La alba en los blancos lirios de su frente,Y en sus divinos ojos los amores,Que de un casto venenoLa esperanza alimentan de Fileno. -¡Dolor! ¡Dolor! eterna vida mía,Ser de mi ser, sin cuyo aliento muero!* * *Goce en buen hora espíritu mezquinoAl son del baile animador, y prendaSu alma en las flores que el flotante linoDe mujeres bellísimas engasta:?Goce en buen hora, y su cerebro enciendaEn la rojiza lumbre de la incastaHoguera del deseo:?Yo, ?embriagado de mis penas,? me devoro,Y mis miserias lloro,Y buitre de mí mismo me levanto,Y me hiero y me curo con mi canto,Buitre a la vez que altivo Prometeo. -Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigocomo queda un perfume donde había una flor.Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo;y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor.La vida nos acerca y la vez nos separa,como el día y la noche en el amanecer...Mi corazón sediento ansía tu agua clara,pero es un agua ajena que no debo beber...Por eso puedes irte, porque, aunque no te sigo,nunca te vas del todo, como una cicatriz;y mi alma es como un surco cuando se corta el trigo,pues al perder la espiga retiene la raíz.Tu amor es como un río, que parece más hondo,inexplicablemente, cuando el agua se va.Y yo estoy en la orilla, pero mirando al fondo,pues tu amor y la muerte tienen un más allá.Para un deseo así, toda la vida es poca;toda la vida es poca para un ensueño así...Pensando en ti, esta noche, yo besaré otra boca;y tú estarás con otro... ¡pero pensando en mí! -Si el aire se dijera un día:"Estoy cansado,rendido de mi nombre... Ya no quieroni mi inicial para firmar el bucledel clavel, el rizado de la rosa,el pliegecillo fino del arroyo,el gracioso volante de la mar y el hoyueloque ríe en la mejilla de la vela...Desorientado, subo de las blandas,dormidas superficiesque dan casa a mi sueño.Fluyo de las paradas enredaderas, calolos ciegos ajimeces de las torres;tuerzo, ya pura delgadez, las callesde afiladas esquinas, penetrando,roto y herido de los quicios, hondoszaguanes que se van a verdes patiosdonde el agua elevada me recuerda,dulce y desesperada, mi deseo...Busco y busco llamarme¿con qué nueva palabra, de qué modo?¿No hay soplo, no hay aliento,respiración capaz de poner alasa esa desconocida voz que me denomine?Desalentado, busco y busco un signo,un algo o alguien que me sustituyaque sea como yo y en la memoriafresca de todo aquello, susceptiblede tenue cuna y cálido susurro,perdure con el mismotemblor, el mismo hálitoque tuve la primeramañana en que al nacer, la luz me dijo:"Vuela. Tú eres el aire.Si el aire se dijera un día eso... -Cuando dejamos estas ciudadesQue parecen bellas y neutrasCon sus delgadas columnas Con sus rectas conquistadorasCon sus chimeneas de fe Con sus gigantes petrificadosCon su itinerario lineal Con el olvido que se permitenCada región que nos siente partirNos promete un cese de fuego. -el hipódromo de unicornioses un sitio especial y bien discretosólo pueden entrar en éllos aficionados a soñar despiertoslos que aún llevan un niño dentrolos que nunca hayan pisado la colaa un gatoaquellos que cada noche le dan un besoa su viejalos que escriben con el corazónlos que besan a las feaslos nacidos en año bisiestoquienes duermen con la luz encendidalos que dan sin recibirlos pieles rojas del asfaltoy los de las llanurasaquellos que siempre dicen nolos que apuestan por lo desconocidoy sobre todolos que aún creen en la magia -Hermana Marica,Mañana, que es fiesta,No irás tú a la amigaNi yo iré a la escuela.Pondraste el corpiñoY la saya buena,Cabezón labrado,Toca y albanega;Y a mí me podránMi camisa nueva,Sayo de palmilla,Media de estameña;Y si hace buenoTrairé la monteraQue me dio la PascuaMi señora abuela,Y el estadal rojoCon lo que le cuelga,Que trajo el vecinoCuando fue a la feria.Iremos a misa,Veremos la iglesia,Darános un cuartoMi tía la ollera.Compraremos dél(Que nadie lo sepa)Chochos y garbanzosPara la merienda;Y en la tardecica,En nuestra plazuela,Jugaré yo al toroY tú a las muñecasCon las dos hermanas,Juana y Madalena,Y las dos primillas,Marica y la tuerta;Y si quiere madreDar las castañetas,Podrás tanto delloBailar en la puerta;Y al son del adufeCantará Andrehuela:No me aprovecharon,madre, las hierbas.Y yo de papelHaré una libreaTeñida con morasPorque bien parezca,Y una caperuzaCon muchas almenas;Pondré por penachoLas dos plumas negrasDel rabo del gallo,Que acullá en la huertaAnaranjeamosLas Carnestolendas;Y en la caña largaPondré una banderaCon dos borlas blancasEn sus tranzaderas;Y en mi caballitoPondré una cabezaDe guadamecí,Dos hilos por riendas;Y entraré en la calleHaciendo corvetas,Yo y otros del barrio,Que son más de treinta;Jugaremos cañasJunto a la plazuela,Porque BarbolillaSalga acá y nos vea;Bárbola, la hijaDe la panadera,La que suele darmeTortas con manteca,Porque algunas vecesHacemos yo y ellaLas bellaqueríasDetrás de la puerta. -Es mediodía. Un parque.Invierno. Blancas sendas;simétricos montículosy ramas esqueléticas.Bajo el invernadero,naranjos en maceta,y en su tonel, pintadode verde, la palmera.Un viejecillo dice,para su capa vieja:«¡El sol, esta hermosurade sol!...» Los niños juegan.El agua de la fuenteresbala, corre y sueñalamiendo, casi muda,la verdinosa piedra. -Refugia su hermosura como si fuera un espejismo.Pero no puede evitar tanta belleza.Hay en su cuerpo llanuras y colinas.Bosques misteriosos,lúcidos torrentes,grandes cataratas entre sombras,poderosos campos repletos de amapolas.Así que leve y suavementeilumina cuanto toca. -Amor, no es para mí ya tu ejercicio,porque cosa que importa no la hago;antes, lo que tu intentas yo lo estrago,porque no valgo un cuarto en el oficio.Hazme, pues, por tu fe, este beneficio:que me sueltes y des carta de pago.Infamia es que tus tiros den en vago:procura sangre nueva en tu servicio.Ya yo con solas cuentas y buen vinoholgaré de pasar hasta el extremo;y si me libras de prisión tan fiera,de aquí te ofrezco un viejo, mi vecino,que te sirva por mí en el propio remo,como quien se rescata de galera. -¿Quién me llama, quién me enciende los ojos de leopardosen la noche de los tamarindos?Callan las guitarras el soplo misterioso de la muerte,y las voces callan, y sólo los niños aún no pueden descansar.Ellos son los habitantes de la noche,cuando el silencio se difunde en las estrellas,y el animal doméstico se mueve por los corredores,y los pájaros nocturnos visitan la iglesia de la aldea,por donde pasan todos los muertos,donde moran santos ensangrentados.Por las sombras corren caballos sin cabeza,y las arenas de la calle van hasta el confín,donde el espanto reúne sus animales de fuego.Y es la noche que ampara la existencia a solas,en el niño insomne, en el buey cansado,en el insecto que se defiende en la hojarasca,en la curva de las colinas, en los resplandoresde las rocas y los helechos frente a los astros,en el misterio en que te escuchocon una vasta soledad de mi corazón.Padre mío, padre de mis sombras.Y de mi poesía. -¡Que no quiero verla!Dile a la luna que venga,que no quiero ver la sangrede Ignacio sobre la arena.¡Que no quiero verla!La luna de par en par.Caballo de nubes quietas,y la plaza gris del sueñocon sauces en las barreras.¡Que no quiero verla!Que mi recuerdo se quema.¡Avisad a los jazminescon su blancura pequeña!¡Que no quiero verla!La vaca del viejo mundopasaba su triste lenguasobre un hocico de sangresderramadas en la arena,y los toros de Guisando,casi muerte y casi piedra,mugieron como dos sigloshartos de pisar la tierra.No.¡Que no quiero verla!Por las gradas sube Ignaciocon toda su muerte a cuestas.Buscaba el amanecer,y el amanecer no era.Busca su perfil seguro,y el sueño lo desorienta.Buscaba su hermoso cuerpoy encontró su sangre abierta.¡No me digáis que la vea!No quiero sentir el chorrocada vez con menos fuerza;ese chorro que iluminalos tendidos y se vuelcasobre la pana y el cuerode muchedumbre sedienta.¡Quién me grita que me asome!¡No me digáis que la vea!No se cerraron sus ojoscuando vio los cuernos cerca,pero las madres terribleslevantaron la cabeza.Y a través de las ganaderías,hubo un aire de voces secretasque gritaban a toros celestesmayorales de pálida niebla.No hubo príncipe en Sevillaque comparársele pueda,ni espada como su espadani corazón tan de veras.Como un río de leonessu maravillosa fuerza,y como un torso de mármolsu dibujada prudencia.Aire de Roma andaluzale doraba la cabezadonde su risa era un nardode sal y de inteligencia.¡Qué gran torero en la plaza!¡Qué buen serrano en la sierra!¡Qué blando con las espigas!¡Qué duro con las espuelas!¡Qué tierno con el rocío!¡Qué deslumbrante en la feria!¡Qué tremendo con las últimasbanderillas de tiniebla!Pero ya duerme sin fin.Ya los musgos y la hierbaabren con dedos segurosla flor de su calavera.Y su sangre ya viene cantando:cantando por marismas y praderas,resbalando por cuernos ateridos,vacilando sin alma por la niebla,tropezando con miles de pezuñascomo una larga, oscura, triste lengua,para formar un charco de agoníajunto al Guadalquivir de las estrellas.¡Oh blanco muro de España!¡Oh negro toro de pena!¡Oh sangre dura de Ignacio!¡Oh ruiseñor de sus venas!No.¡Que no quiero verla!Que no hay cáliz que la contenga,que no hay golondrinas que se la beban,no hay escarcha de luz que la enfríe,no hay canto ni diluvio de azucenas,no hay cristal que la cubra de plata.No.¡¡Yo no quiero verla!! -He puesto cuanto tengo a plazo fijo,y renovable por el tiempoque Dios quiera, en la nueva sucursalbancaria de mi calle;que, tal y como están las cosas hoy,es mucho desaliento para llevarlo encimay demasiada sombra para tenerla en casa.Así que, cada dos o tresmelancolías,me paso por el banco dondeuna hermosa muchachaatiende en ventanillae ingreso mi salariode rutina, reviso el saldode mi historia y retirouna pequeña suma de ilusiones.Para cubrir mis sueños semanalesme basta con mirarel color del dinerode sus ojos. -Variedad de la vida,en los nudos del aire, en el bulliciofebril de los insectosque un vencejo devorabajo el pálido azul de la mañana,en los setos y frondasque humedecen, abajo,el taller de cerámica, el camino de gravadonde pastan los líquenes, los rescoldos del agua,donde también la edad, como la lluvia,ha posado su aliento, nublando la materia,hurtando a la materiasu más secreto pulso,livianamente,al hilo de las formasque la rueda del aire sostiene en limpias órbitas. -Cierro los ojos para ver la luzque sobrevive al íntimo terrorde disolverse en la total conciencia;y hay primero una ráfaga difusa,una explosión serena y ambarinaque tiembla como el fluido de los sueñosen la frontera de la madrugada.Doy un paso, y la frágil claridadse abre como llamándome,como invitándome a su intimidadaterradora y dulce:es una sensación desesperaday sosegada al mismo tiempo,el inicio quizásde la aventura del entendimiento,pero no por la sed de la razónsino por la fragancia deliciosadel ser y el olvidar entrelazados.¡Yo he soñado esta gracia tantas veces,y sin embargo sientola torpeza descalza del primateque comprende el milagro de la flor,después de estar en vela por milenios!Es una fantasía tan fecundaque por los poros me gotea música,y soy de pronto un semidiós perladoen una mutación arrolladoraque desgasta los genes como fósforosy alumbra las estancias más profundas,esas que el pensamientose figuró vacías,o a lo más ocupadas por fantasmas.Y no: el jardín existe,el paraíso es un temblor que habitalas voluptuosidades más anónimas;y la verdad difusa del anhelo,sentido humanamente hasta la médula,transforma al pensador en habitantede su cielo enterrado y sin memoria.Y de su indefensión que se confiesaen el orgullo de la vida impune,de ese brillo de espumaque congrega en los ojosla marejada ausente de la sangre,va abriéndose un espaciode pájaros que vuelan sin descansoen la embriaguez de la nocturnidad,de muchachas desnudas que se enredanen sus velos sangrantes,de nubes que se bañan en el fuegoy liberan los aires ateridos.¡Y esa es la tierra ocultapor la luz terminal de la palabra,el sitio en que el jilgueroderrama en una gotade alucinada muertemi corazón eterno y sin salida!Esa es la fantasía planetariaa la que volveré una y cien veces,mientras alumbren en la luz secretalos maduros jazminesdel amor inminenteen un ciego perfume inagotable. -Rosas rosadas y blancas, ramas verdes,corolas frescas y frescosramos, Alegría!Nidos en los tibios árboles,huevos en los tibios nidos,dulzura, Alegría!El beso de esa muchacharubia, y el de esa morena,y el de esa negra, Alegría!Y el vientre de esa pequeñade quince años, y sus brazosarmoniosos, Alegría!Y el aliento de la selva virgen,y el de las vírgenes hembras,y las dulces rimas de la Aurora,Alegría, Alegría, Alegría! -El cántaro que tiene la supremarealidad de la forma,creado de la tierrapara que el ojo puedacontemplar la frescura.El cántaro que existe conteniendo,hueco de contener se quebraríainánime. Su formaexiste solo así,sonora y respirada.El hondo cántarode clara curvatura,bella y servil:el cántaro y el canto. -CREO EN UN + ALLÁDONDE SE CUMPLEN TODOS LOS IDEALESAMISTADIGUALDADFRATERNIDADEXCEPCIÓN HECHA DE LA LIBERTADÉSA NO SE CONSIGUE EN NINGUNA PARTESOMOS ESCLAVOS X NATURALEZA -...Y, de pronto, el viajerosurgió. Sobre el senderosus pies dejaban pálido,fosforente reguero.Vio mi mano en oferta,y dijo: -¿Es para mí?-(Yo no sé si despiertao en ensueños le oí)....Extasiado, mirándolelos ojos, se lo di...¡Poder no pensar,poderse abandonar,como el pétalo al viento,como al fuego el sarmiento,como la astilla al mar!Caminito escondidoCaminito escondidoque te embozas en sombray con grama te alfombras,y al silencio haces nido:Caminito escondido:eres humilde y breve,y tu surco es muy leveentre el bosque tupido.Medio sol de mañana,un poquito de luna,un hilo de fontana,son toda tu fortuna...¡Poco tienes, senderoenflecado de sauces,mas tú sabes, camino,que breve, pobre, austero,en sombra, eres el caucede un designio divino.También yo sé, caminoque, aunque corto y umbroso,te vio el dolor celosoy el amor adivino;que alguna vez, acaso,pudo encontrarte al pasoel hada de la suerte,y que, en noche sombríao en el claror del día,te sabrá hallar la muerte! -«Dime, Padre común, pues eres justo,¿por qué ha de permitir tu providencia,que, arrastrando prisiones la inocencia,suba la fraude a tribunal augusto?»¿Quién da fuerzas al brazo, que robustohace a tus leyes firme resistencia,y que el celo, que más la reverencia,gima a los pies del vencedor injusto?»Vemos que vibran vitoriosas palmasmanos inicas, la virtud gimiendodel triunfo en el injusto regocijo.»Esto decía yo, cuando, riendo,celestial ninfa apareció, y me dijo:«¡Ciego!, ¿es la tierra el centro de las almas?» -Es una antorcha al aire esta palmera,verde llama que busca al sol desnudopara beberle sangre; en cada nudode su tronco cuajó una primavera.Sin bretes ni eslabones, altaneray erguida, pisa el yermo seco y rudo;para la miel del cielo es un embudola copa de sus venas, sin madera.No se retuerce ni se quiebra al suelo;no hay sombra en su follaje; es luz cuajadaque en ofrenda de amor se alarga al cielo;La sangre de un volcán que enamoradadel padre sol se revistió de anheloy se ofrece, columna, a su morada. -Te espero cuando la noche se haga día,suspiros de esperanzas ya perdidas.No creo que vengas, lo sé,sé que no vendrás.Sé que la distancia te hiere,sé que las noches son más frías,Sé que ya no estás.Creo saber todo de ti.Sé que el día de pronto se te hace noche:sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,sé que soy un idiota al esperarte,Pues sé que no vendrás.Te espero cuando miremos al cielo de noche:tu allá, yo aquí, añorando aquellos díasen los que un beso marcó la despedida,Quizás por el resto de nuestras vidas.Es triste hablar así.Cuando el día se me hace de noche,Y la Luna oculta ese sol tan radiante.Me siento sólo, lo sé,nunca supe de nada tanto en mi vida,solo sé que me encuentro muy sólo,y que no estoy allí.Mis disculpas por sentir así,nunca mi intención ha sido ofenderte.Nunca soñé con quererte,ni con sentirme así.Mi aire se acaba como agua en el desierto.Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.Mi esperanza de vivir eres tu,y no estoy allí.¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.Porque todas las noches me torturo pensando en ti.¿Por qué no solo me olvido de ti?¿Por qué no vivo solo así?¿Por qué no solo.... -A los espacios entregarme quieroDonde se vive en paz, y con un mantoDe luz, en gozo embriagador henchido,Sobre las nubes blancas se pasea, ?Y donde Dante y las estrellas viven.Yo sé, yo sé, porque lo tengo vistoEn ciertas horas puras, cómo rompeSu cáliz una flor,? y no es diversoDel modo, no, con que lo quiebra el alma.Escuchad, y os diré: ?viene de prontoComo una aurora inesperada, y comoA la primera luz de primaveraDe flor se cubren las amables lilas...Triste de mí: contároslo queríaY en espera del verso, las grandiosasImágenes en fila ante mis ojosComo águilas alegres vi sentadas.Pero las voces de los hombres echanDe junto a mí las nobles aves de oro:Ya se van, ya se van: ved cómo ruedaLa sangre de mi herida.Si me pedís un símbolo del mundoEn estos tiempos, vedlo: un ala rota.Se labra mucho el oro, el alma apenas!?Ved cómo sufro: vive el alma míaCual cierva en una cueva acorralada:?¡Oh, no está bien:me vengaré, llorando! -1. De noche junto al río en el oscuro corazón de los arbustosa veces vuelvo a ver su rostro, el de la mujer que amé: mimujer, que murió.2. Hace ya muchos años, y a ratos ya no sé nada de ella, laque antes lo fue todo, pero todo se marchita.3. Y ella era en mí como un pequeño enebro en las estepas deMongolia, cóncavas, con el cielo amarillo pálido y de gran tristeza.4. Vivíamos en una cabaña negra junto al río, Los mosquitossolían perforar su blanco cuerpo, y yo leía el periódicosiete veces o decía: tu pelo tiene un color sucio. O: no tienes corazón.5. Pero un día, cuando estaba yo lavando mi camisa en lacabaña, ella se acercó a la puerta y me miró y quería salir.6. Y quien le había pegado hasta cansarse, dijo: ángel mío.7. Y quien le había dicho te quiero la condujo fuera yriendo miró al aire y alabó el buen tiempo y le dio la mano.8. Como ya estaban afuera, al aire libre, y la cabaña estabadesierta, cerró la puerta y se sentó tras el periódico.9. Desde entonces no la he vuelto a ver, y de ella sólo quedóel gritito que dio cuando por la mañana volvió a la puerta queya estaba cerrada.10. Ahora la cabaña se ha podrido y mi pecho está relleno depapel de periódico y por las noches tumbado junto al río enel oscuro corazón de los arbustos me acuerdo de ella.11. El viento lleva olor a hierba en el pelo y el agua grita sinfin pidiendo calma a Dios, y en mi lengua tengo un sabor amargo. -Las tierras, las tierras, las tierras de España,las grandes, las solas, desiertas llanuras.Galopa, caballo cuatralbo,jinete del pueblo,al sol y a la luna.¡A galopar,a galopar,hasta enterrarlos en el mar!A corazón suenan, resuenan, resuenanlas tierras de España, en las herraduras.Galopa, jinete del pueblo,caballo cuatralbo,caballo de espuma.¡A galopar,a galopar,hasta enterrarlos en el mar!Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;que es nadie la muerte si va en tu montura.Galopa, caballo cuatralbo,jinete del pueblo,que la tierra es tuya.¡A galopar,a galopar,hasta enterrarlos en el mar! -Amanece la noche con su piel,en la orilla cercana del regreso,donde crecen libélulas oscurascon aromas de chocolate amargo.La noche se desnuda con el día,olvidado el gabán de las estrellastras el vil torbellino de murciélagos.Es el beso cautivo de la siervaque quebrantó con furia sus cordonescomo un toro obligado a renacer.Es el parto continuo de la sangre. -He vuelto a media noche a mi casa, y un cantocomo vena de agua que solloza, me acoge...Es el músico célibe, es el solista dócily experto, es el zenzontle que mece los cansanciosseniles y la incauta ilusión con que sueñanlas damitas... No cabe duda que el prisionerosabe cantar. Su lengua es como aquellas otrasque el candor de los clásicos llamó lenguas arpadas.No serían los clásicos minuciosos psicólogos,pero atinaban con el mundo elementaly daban a las cosas sus nombres...Sigo oyendola musical tarea del zenzontle, y lo admiropor impávido y fuerte, porque no se amilanaen el caos de las lóbregas vigilias, y no temedespertar a los monstruos de la noche. Su picorepasa el cuerpo de la noche, como el de unaamante; el valeroso pico de este zenzontleva recorriendo el cuerpo de la noche: las cejas,y la nuca, y el bozo. Súbitamente, irrumpeel arpegio animoso que reta en su guaridaa todas las hostiles reservas de la amante...¿Hay acaso otro solo poeta que, como éste,desafíe a las incógnitas potestades, y hieracon su venablo lírico el silencio despótico?Respondamos nosotros, los necios y cobardesque en la noche tememos aventurar la manoafuera de las sábanas...El zenzontle me llevahasta los corredores del patio solariegoen que había canarios, con el buche teñidocon un verde inicial de lechuga, y las alascomo onzas acabadas de troquelar. Tambiénhabía por aquellos corredores, las roncaspalomas que se visten de canela y se ajustanlos collares de luto... Corredores propiciosen que José Manuel y Berta platicabany en que la misma Berta, con un gentil descoco,me dijo alguna vez: «Si estos corredorescomo tumbas, hablaran ¡qué cosas no dirían!»Mas en estos momentos el zenzontle repiteun silbo montaraz, como un pastor llamandoa una pastora; y caigo en la lúgubre cuentade que el zenzontle vive castamente, y su limpiavirtud no ha de obtener un premio en Josafat.Es seguro que al pobre cantor, que da su músicaa la erótica letra de las lunas de miel,lo aprisionaron virgen en su monte; y me apenaque ignore que la dicha de amar es un galopedel corazón sin brida, por el desfiladerode la muerte. Deploro su castidad reclusay hasta le cedería uno de mis placeres.Mas ya el sueño me vence... El zenzontle prolongasu confesión melódica frente a las potestadesenemigas, y corto aquí mi panegíricopara el zenzontle impávido, virgen y confesor. -«Las madres las hicieron miles de Blancanieves,cientos de Cenicientas y alguna Rapunzel;y por eso son lindas y de pisadas leves,y tienen la frescura de la col en la piel.»Las madres las hicieron... o rubias o morenas,sus cabellos oscuros "alféizar de ventana"o con trenzas de oro; pero siempre tan llenasde besos en los labios, de noche y de mañana.»Las madres las hicieron las buenas hadas juntascon la varita puesta sobre sus corazones,por eso nos contestan difíciles preguntasy todo lo adivinan, y a todo dan razones.Las madres las hicieron de esta manera, así,con la varita mágica: ¡como te han hecho a ti!» -Cuando éramos niñoslos viejos tenían como treintaun charco era un océanola muerte lisa y llanano existía.luego cuando muchachoslos viejos eran gente de cuarentaun estanque era un océanola muerte solamenteuna palabraya cuando nos casamoslos ancianos estaban en los cincuentaun lago era un océanola muerte era la muertede los otros.ahora veteranosya le dimos alcance a la verdadel océano es por fin el océanopero la muerte empieza a serla nuestra. -Silvio a una blanca corderilla suya,de celos de un pastor, tiró el cayado,con ser la más hermosa del ganado;¡oh amor!, ¿qué no podrá la fuerza tuya?Huyó quejosa, que es razón que huya,habiéndola sin culpa castigado;lloró el pastor buscando el monte y prado,que es justo que quien debe restituya.Hallóla una pastora en esta afrenta,y al fin la trajo al dueño, aunque tirano,de verle arrepentido enternecida.Diole sal el pastor y ella, contenta,la tomó de la misma injusta mano;que un firme amor cualquier agravio olvida. -¿Por qué el alma establece alternativaEntre el buen obrar y el mortal pecado?Sería más fácil que mientras vivaSe inclinara siempre hacia el mismo lado.¿Por qué no se escabulle fugitivaHasta arrodillarse ante el Dios amado?Y deja de negarse a ser soldadoDe la sangre de Cristo rediviva.Pero Tú la has querido traicioneraQue cada vez que pueda te ofendieseComo si fuera por la vez primeraY al encontrarte tu perdón pidiese.Dejaste que se afirme en la quimeraPara que luego a tu redil volviese. -Te llaman porvenirporque no vienes nunca.Te llaman: porvenir,y esperan que tú lleguescomo un animal mansoa comer en su mano.Pero tú permanecesmás allá de las horas,agazapado no se sabe dónde.... Mañana!Y mañana será otro día tranquiloun día como hoy, jueves o martes,cualquier cosa y no esoque esperamos aún, todavía, siempre. -Mi alma es una ramerita, Dios.No quiero amar al prójimo. La fiestade la alegría ajena añade gotasde hiel al ojo. Crece la malezade mi maldad si otros son felices.Mi corazón al colmo siempre llega.Yo peco, sí, yo pronto me extravío.Me gusta darme al vicio y la pereza.Yo canto maldiciones en mi cuarto.El mal hablar de alguna pobre viejaasmática se eleva por mi voz.La perdición de otros me contenta.Pasada ya de copas me derrumbosobre mi lecho componiendo un himno:"Mi Dios, lejano Dios, perfecto Padre,soy esa oveja que perdió tu Hijo". -La verdad quiere cetro. El verso míoPuede, cual paje amable, ir por lujosasSalas, de aroma vario y luces ricas,Temblando enamorado en el cortejoDe una ilustre princesa o gratas nievesRepartiendo a las damas. De espadinesSabe mi verso, y de jubón violetaY toca rubia, y calza acuchillada.Sabe de vinos tibios y de amoresMi verso montaraz; pero el silencioDel verdadero amor, y la espesuraDe la selva prolífica prefiere:¡Cuál gusta del canario, cuál del águila! -¡Qué alegría este tirarde mi freno, cada instante;este volver a ponerel pie en el lugar cercano,(casi otro, casi el mismo),de donde aprisa se iba;este hacer la seña leve,segundamente, inmortal! -¡Háblame! Que tu voz, eco del cielo,sobre la tierra por doquier me siga...con tal de oír tu voz, nada me importaque el desdén en tu labio me maldiga.¡Mírame!... Tus miradas me quemaron,y tengo sed de ese mirar, eterno...por ver tus ojos, que se abrase mi almade esa mirada en el celeste infierno.¡Ámame!... Nada soy... pero tu diestrasobre mi frente pálida un instante,puede hacer del esclavo arrodilladoel hombre rey de corazón gigante.*Tú pasas... y la tierra voluptuosase estremece de amor bajo tus huellas,se entibia el aire, se perfuma el pradoy se inclinan a verte las estrellas.Quisiera ser la sombra de la nochepara verte dormir sola y tranquila,y luego ser la aurora... y despertartecon un beso de luz en la pupila.Soy tuyo, me posees... un solo átomono hay en mi ser que para ti no sea:dentro de mi corazón eres latido,y dentro de mi cerebro eres idea.*¡Oh! por mirar tu frente pensativay pálido de amores tu semblante;por sentir el aliento de tu bocami labio acariciar un solo instante;por estrechar tus manos virginalessobre mi corazón, yo de rodillas,y devorar con mis tremente besoslágrimas de pasión en tus mejillas;yo te diera... no sé... ¡no tengo nada!..."el poeta es mendigo de la tierra"¡toda la sangre que en mis venas arde!¡todo lo grande que mi mente encierra!*Mas no soy para ti... ¡Si entre tus brazosla suerte loca me arrojara un día,al terrible contacto de tus labiostal vez mi corazón... se rompería!Nunca será... para mi negra vidala inmensa dicha del amor no existe...sólo nací para llevar en mi almatodo lo que hay de tempestuoso y triste.Y quisiera morir... ¡pero en tus brazos,con la embriaguez de la pasión más loca,y que mi ardiente vida se apagaraal soplo de los besos de tu boca! -Tengo miedo. La tarde es gris y la tristezadel cielo se abre como una boca de muerto.Tiene mi corazón un llanto de princesaolvidada en el fondo de un palacio desierto.Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeñoque reflojo la tarde sin meditar en ella.(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueñoasí como en el cielo no ha cabido una estrella.)Sin embargo en mis ojos una pregunta existey hay un grito en mi boca que mi boca no grita.¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja tristeabandonada en medio de la tierra infinita!Se muere el universo de una calma agoníasin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.Agoniza Saturno como una pena mía,la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.Y por la vastedad del vacío van ciegaslas nubes de la tarde, como barcas perdidasque escondieran estrellas rotas en sus bodegas.Y la muerte del mundo cae sobre mi vida. -Te he visto, por el parque cenicientoque los poetas amanpara llorar, como una noble sombravagar, envuelto en tu levita larga.El talante cortés, ha tantos añoscompuesto de una fiesta en la antesala,?¡qué bien tus pobres huesosceremoniosos guardan!?Yo te he visto, aspirando distraído,con el aliento que la tierra exhala?hoy, tibia tarde en que las mustias hojashúmedo viento arranca?,del eucalipto verdeel frescor de las hojas perfumadas.Y te he visto llevar la seca manoa la perla que brilla en tu corbata. -PRIMERO resistió la tierra.La nieve araucana quemócomo una hoguera de blancurael paso de los invasores.Caían de frío los dedos,las manos, los pies de Almagroy las garras que devorarony sepultaron monarquíaseran en la nieve un puntode carne helada, eran silencio.Fue en el mar de las cordilleras.El aire chileno azotabamarcando estrellas, derribandocodicias y caballerías.Luego el hambre caminó detrásde Almagro como una invisiblemandíbula que golpeaba.Los caballos eran comidosen aquella fiesta glacial.Y la muerte del Sur desgranóel galope de los Almagros,hasta que volvió su caballohacia el Perú donde esperabaal descubridor rechazado,en el camino, con un hacha. -Caen sobre él los actos inútiles del día.John Keats recuerda y es también de otros el recuerdo:humillaciones, rostros y palabrashacen de un pozo la noche repetida."Fanny Brawne me has alejado,tú me has acercado a Keats y era lo mismo".Suena tan distante el Mar del Nortepara ser cada segundo todos los mares,pero si lo que fue y será mañana brillaen su oscura hora presente, ese hombre pequeño,inclinado sobre el verso, lo adivina.Presiente que será uno y va a ser todoscuando es tan caro el precio de eso múltiple:ya no lo amparará el primer fervor por las palabras,no aliviará sus horas la furia, perdida, de estar vivoni lo protegerá la noche pedida de ningún olvido;nada lo salvará de tantoque es, en su medida, tan un poco.John Keats será John Keats, será nosotros. -No sé lo que he soñadoen la noche pasada.Triste, muy triste debió ser el sueño,pues despierto la angustia me duraba.Noté al incorporarmehúmeda la almohada,y por primera vez sentí al notarlo,de un amargo placer henchirse el alma.Triste cosa es el sueñoque llanto nos arranca,mas tengo en mi tristeza una alegría...¡Sé que aún me quedan lágrimas! -Cuánta tristeza en una hoja del otoño,dudosa siempre en último extremo si presentarse como cuchillo.Cuánta vacilación en el color de los ojosantes de quedar frío como una gota amarilla.Tu tristeza, minutos antes de morirte,sólo comparable con la lentitud de una rosa cuando acaba,esa sed con espinas que suplica a lo que no puede,gesto de un cuello, dulce carne que tiembla.Eras hermosa como la dificultad de respirar en un cuarto cerrado.Transparente como la repugnancia a un sol ubérrimo,tibia como ese suelo donde nadie ha pisado,lenta como el cansancio que rinde al aire quieto.Tu mano, bajo la cual se veían las cosas,cristal finísimo que no acarició nunca otra mano,flor o vidrio que, nunca deshojado,era verde al reflejo de una luna de hierro.Tu carne, en que la sangre detenida apenas consentíauna triste burbuja rompiendo entre los dientes,como la débil palabra que casi ya es redondadetenida en la lengua dulcemente de noche.Tu sangre, en que ese limo donde no entra la luzes como el beso falso de unos polvos o un talco,un rostro en que destella tenuemente la muerte,beso dulce que da una cera enfriada.Oh tú, amoroso poniente que te despides como dos brazos largoscuando por una ventana ahora abierta a ese fríouna fresca mariposa penetra,alas, nombre o dolor, pena contra la vidaque se marcha volando con el último rayo.Oh tú, calor, rubí o ardiente pluma,pájaros encendidos que son nuncio de la noche,plumaje con forma de corazón coloradoque en lo negro se extiende como dos alas grandes.Barcos lejanos, silbo amoroso, velas que no suenan,silencio como mano que acaricia lo quieto,beso inmenso del mundo como una boca sola,como dos bocas fijas que nunca se separan.¡Oh verdad, oh morir una noche de otoño,cuerpo largo que viaja hacia la luz del fondo,agua dulce que sostienes un cuerpo concedido,verde o frío palor que vistes un desnudo! -Olor acre de axilas depiladas, de pefume pasado de rosas, de estiércol pisoteado de caballos.Sé, me lo han contado, que las murallas de la ciudad ya no pueden resistir al infiel. Todas las defensas han fracasado.El pobre emperador, nuestro bien amado Constantino XI, intenta inútilmente salvar la ciudad de su nombre, pactar con el enemigo, firmar desesperados tratados de paz. Pero todo, lo sé, es completamente inútil.Escucho griterío de mujeres, carreras enloquecidas, golpes de puertas, aullidos de la soldadesca, mandobles y agonías, eructos de borrachos.Aún podría escapar, ocultarme en el húmedo sótano disimulado, como aquella otra vez. Pero ahora todo está perdido. Sé bien que esto es el fin.Salgo a la calle, maldiciones, estruendo, sollozos, humo pestilente.En la hoja, con gotas de sangre, de un alfanje afilado, miro, tercamente, por última vez, el rostro de este pobre pecador abandonado. -IVEl amores un fantasmahediondoentre tu bocay la mía.VITegucigalpa es unafruta de navajasque se deshacenerviosaen mis brazos.IXQué puedohacer con esta mujertibia, firme, desnudaque no quiere salirdel televisor.XIINo sépor quéme duelela cabezasi ya nola uso.XIVPongámonos de acuerdo por favor,son los cuerpos los que van sobre las camas,no las camas sobre ellos,son los muertos los que visitan a Dios,no los vivos,soy yo el que te ama,no vos. -La mejor obra de Dios... túCuántas veces viene a mi recuerdoQue no permitiste jamás que la soledad fuera mi compañera.Cuántas veces preferiste no dormirhasta saber que estaba sano o fuera de peligro.Cuántas veces sacrificaste tu tiempo, tu figura, tus gustosPara derivarlos en mí.Cuántas veces tu mirada refulgía de orgullo y de amorCuando de mí te referías.Cuántas veces preferiste mil veces ser señalada por mi causa,y me tuviste.Cuántos años se hacen, sumando todos los momentosQue no viviste más que para míCuántas veces de una mansa palomaTe convertiste en una loba,defendiendo a tus cachorros aún a costa de tu vida.Cuántas veces tuviste que afrentarla indiferencia de tu compañero hacia ti,Refugiándote en lo que tú sí creías completamente tuyo.Cuántas veces esto y cuántas veces aquelloLos números nunca se han usado para contarLos actos de servicio que has regalado a los tuyos.¡Oh cuánto abandono, olvido e ingratitud,Perdonas por una simple llamada, por una sonrisa, por una visita.Las preocupaciones nunca se han acabado,antes por los intentos de pasitos,ahora para que no anden en malos pasos o en penas de amores.Si embargo es una vida que bendicen,Que no cambiarían por nada,Y que todavía tienen fuerzas para revitalizarse en los nietos.Han pasado muchos años y aún cuando hoy miran,tienen fresca en su memoria cuando una manito se aferraba,dando los primeros pasos y necesitando apoyo.Cuántas veces ante la culpa manifiestaTu voz reflejaba amor y perdón.Y ante los arrebatos esperanza, pero jamás condena, ni abandono.Hoy y todos los días deposito un beso en tu frente,en nombre de ese hijo que ya no está a tu lado.Hoy y todos los días te doy un abrazo,En nombre del hijo que tienes en otro país...Hoy y todos los días comparto tus lágrimas por ese hijo,que te fue arrebatado, secuestrado o robado y que jamás has sabido de él.Hoy y todos los días bendigo, el gran privilegiode haber venido de una simple mujer,que se transformó en algo casi divino al ser madre,y al haber también creado la luz.Hoy y todos los días confieso mi asombro ante el milagro de la maternidad,donde la mujer sacrifica salud, figura y su tranquilidad actual por ser llamada mamá!Hoy y todos los días les digo, en nombre de los que aún balbucean un incompleto mamá.En nombre de los que ya pueden decirlo fuerte para pedir atención,pero no están conscientes.En nombre del que está muy enfermo o en su lecho de muerte.Hoy en nombre de todos te digo:¡ te quiero mamá ! -Entréme donde no supey quedéme no sabiendo,toda ciencia tracendiendo.IYo no supe dónde entraba,pero cuando allí me visin saver dónde me estabagrandes cosas entendíno diré lo que sentíque me quedé no sabiendotoda sciencia trascendiendo.IIDe paz y de piedadera la sciencia perfecta,en profunda soledadentendida vía rectaera cosa tan secretaque me quedé balbuciendotoda sciencia trascendiendo.IIIEstava tan embebidotan absorto y ajenadoque se quedó mi sentidode todo sentir privadoy el espíritu dotadode un entender no entendiendotoda sciencia tracendiendo.IVEl que allí llega de verode sí mismo desfallescequanto sabía primeromucho baxo le parescey su sciencia tanto cresceque se queda no sabiendo,toda sciencia tracendiendo.VCuanto más alto se suvetanto menos se entendíaque es la tenebrosa nuveque a la noche esclarecíapor eso quien la sabíaqueda siempre no sabiendo,toda sciencia tracendiendo.VIEste saber no sabiendoes de tan alto poderque los sabios arguyendojamás le pueden vencerque no llega su sabera no entender entendiendotoda sciencia tracendiendo.VIIY es de tan alta excelenciaaqueste summo saber,que no ay facultad ni scienciaque la puedan emprenderquien se supiere vencercon un no saber sabiendo,yrá siempre tracendiendo.VIIIY si lo queréis oýrconsiste esta summa scienciaen un subido sentirde la dibinal esenciaes obra de su clemenciahazer quedar no entendiendotoda sciencia tracendiendo. -¿Mi tierra?Mi tierra eres tú.¿Mi gente?Mi gente eres tú.El destierro y la muertepara mi están adondeno estés tú.¿Y mi vida?Dime, mi vida,¿qué es, si no eres tú? -Es la piedra y el reino de la piedralo que sobre los hombres permanece "de niñoescondí en esta tierra mi inocencia- despuésde que la lluvia haya cesado. Aquí,el águila no importa,no importa la víbora ni el sarrio.Sólo la roca aupada contra un cielo azuladoes lo que importa.Preguntad por el río,la nieve, por el hielo. Preguntadpor la vida "yo la cogí por estos precipicios-y nadie sabrá que responderos.Es tan sólo la roca, lo repito,lo que señala el valle y la vaguada.El pueblo, monótono, se aburre,se emborracha. No existe el horizonte. La roca,esa mano de Dios petrificada, es la única señalque al hombre aguarda. -Érase una Gallina que poníaun huevo de oro al dueño cada día.Aun con tanta ganancia mal contento,quiso el rico avarientodescubrir de una vez la mina de oro,y hallar en menos tiempo más tesoro.Matóla, abrióla el vientre de contado;pero, después de haberla registrado,¿qué sucedió? que muerta la Gallina,perdió su huevo de oro y no halló la mina.¡Cuántos hay que teniendo lo bastanteenriquecerse quieren al instante,abrazando proyectosa veces de tan rápidos efectosque sólo en pocos meses,cuando se contemplaban ya marqueses,contando sus millones,se vieron en la calle sin calzones. -A Araceli, desde la vidaSientotus raíces en el pecho, una evidenciamuy honda de que existes, la innegableverdad con que me habitasa la par que te tengo tan distante.Tus raícesen el pecho, acaso tronco, y en la pielimborrable el tatuaje de aquel vientoque trajiste de tu mano a mis adilesen el tiempo más yermo de tu tacto.En el tiempoen que apenas ignoraba cómo y cuándopalparte por tus huecos, hasta dóndellegaban los perfiles, las aristasdel amor que describías.Y en el cuencode tus manos, en tus dedos,el polen primero de mi ausencia,un ansia vertical apuntalandolos andamios con que tapio esta esperanzaque las lluvias no derrumban, ni los añosque dejan su constancia en el recuerdo.Lejano,tu olor es de una tierra que penetroy aparcelo en sus partes más pequeñaspara hacerte más extensa en posesiones,para hacer de ti mi piel y, bien surcada,cubrirte de amor en la intemperie. -IEn lo alto de aquel montehay un arbolillo verde.Pastor que vas,pastor que vienes.Olivares soñolientosbajan al llano caliente.Pastor que vas,pastor que vienes.Ni ovejas blancas ni perroni cayado ni amor tienes.Pastor que vas.Como una sombra de oroen el trigal te disuelves.pastor que vienes. -Aquí tenéis, en canto y alma, al hombreaquel que amó, vivió, murió por dentroy un buen día bajó a la calle: entoncescomprendió: y rompió todos su versos.Así es, así fue. Salió una nocheechando espuma por los ojos, ebriode amor, huyendo sin saber adónde:a donde el aire no apestase a muerto.Tiendas de paz, brizados pabellones,eran sus brazos, como llama al viento;olas de sangre contra el pecho, enormesolas de odio, ved, por todo el cuerpo.¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atrocesen vuelo horizontal cruzan el cielo;horribles peces de metal recorrenlas espaldas del mar, de puerto a puerto.Yo doy todos mis versos por un hombreen paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,mi última voluntad. Bilbao, a oncede abril, cincuenta y uno. -Cuando estuve en el mar era marinoeste dolor sin prisas.Dame ahora tu boca:me la quiero comer con tu sonrisa.Cuando estuve en el cielo era celesteeste dolor urgente.Dame ahora tu alma:quiero clavarle el diente.No me des nada, amor, no me des nada:yo te tomo en el viento,te tomo del arroyo de la sombra,del giro de la luz y del silencio,de la piel de las cosasy de la sangre con que subo al tiempo.Tú eres un surtidor aunque no quierasy yo soy el sediento.No me hables, si quieres, no me toques,no me conozcas más, yo ya no existo.Yo soy sólo la vida que te acosay tú eres la muerte que resisto. -Atravesé las dudas de los otros;las señales absurdas y el asombro.Me colmé de atavíos nocturnales para hallarte.Te vi pasar por el ángulo justodonde se parten el tiempo y las memorias.Yo apagaba la búsqueda de un ángel de la guarda.Ya el blanco de mi infanciahabía resbalado por un túnel prohibido.El otro que esperaba,se quedó acorazadocon las alas mojadas y el enojo.El sendero empezó a mostrarlas formas triangulares de la profecía.Tú no viste mis huellasni el caer de mis parques bajo los zapatos.Pasaste muy de prisa,y obstinado,ensayaste un caminocon tus propios reflejos. -ILo mataron en Granada,una tarde de veranoy todo el cielo gitanorecibió la puñalada...Sangre en verso derramada,poesía dulce y rojaque toda la vega mojaen amargo desconsuelo«sin paño de terciopeloni cáliz que la recoja».(Por cielos de cenizase va el poeta;la frente se le rizacomo veleta.Toda Granadaes una plazoletadeshabitada)II«Por el olivar venían,bronce y sueño, los gitanos».En la plama de sus manoscomo un niño lo traían...Las mujeres se rompíanlos volantes de la enagua,y el Darro bailaba el aguaen un triste soniqueteque sonaba a martinetey a cante grande de fragua...(¡Encended los faroles;romped el velo;cantad por "caracoles",que viene el duelo!¡Como una espada,llevadlo, así, entre "oles"por su Granada)IIINo te vayas buen amigoquédate aquí con nosotros;están soltando los potrosjunto a lo verde del trigo...Están soñando contigotemblando de calentura,gitanas de piel oscuray brillante cabelleray hay una boca que esperamorderte labio y cintura...(Desnúdate deprisa,que vengo herido;quédate con la risacomo vestido...Quiero bebertey que luego dormidovenga la muerte...)IV«Rosa de los Camboriosgime sentada a la puerta»medio viva y medio muertaentre paños mortuorios.A la luz de los velorios,con pena de jazmín chico,cual dos palomas sin picomuestra sus pechos helados,heridos y acuchilladoslo mismo que Federico.(¡Que doble, bronce y plata,la Vela, Vela,que se ha muerto la natade la canela!Mi bien amadode limón y ciruelava amortajado...)V«Ignacio Sánchez Mejíascon toda su muerte al hombro»sale pálido de asombroa las barandas sombrías...Todas las ganaderíasmugen a la misma horay en el filo de la aurora,junto a los bravos erales,sobre el mar de los trigales,la brisa también lo llora...(¡Ignacio, dame el vasocon el ungüento;no puedo dar un paso,ya no me siento!Quiero abrazarte,pero me ciega un vientode parte a parte...)VIDentro de su traje oscurote nombra Bernarda Alba...la tarde pinta de malvala rosa blanca del muro.En la calle pisa duroun caballo sin jinete;dan en la torre las sietey Angustias, con voz sombría,solloza un Ave Maríaderrumbada el el poyete.(Por la tapia del huertote llamé en vano..."¡Dime que no está muertoPepe, el Romano!"Ciego de zambra,con un Ángel gitanova por la Alhambra...)VII"¿De quién es ese lamentoque sobre la noche rueda?..."De Marianita Pineda,que está bordando en el viento...Con hilos de sentimiento,a la vez que borda y cantay con mano fina plantaentre sangrientos jardinesuna rosa de carminesque enjoyará su garganta...(¿Qué bordas, Marianita,sobre esa tela?La flor para una citaque me desvela...¡En seda cuajalo que Granada gritaque es su mortaja...)VIII«¡Hijo con un cuchillitoque apenas cabe en la mano»,de tu romance gitanocortaron la flor del grito!¡Ay, qué dolor infinitode pedernal y de rosa;voy y vengo como locasin que consolarme puedaporque ni un hijo me quedapara llevarme a la boca!(Aquel traje de panaque se ponía...Aquella faja granaque se ceñía...¡Tanto cuidarlo,y una flor de cananapara matarlo!).IXDesde su balcón volado,pálida, triste y mocita,te llama Doña Rosita,con el aliento apagado...Un heliotropo moradole acuchilla las ojerasy corta con sus tijerasadormecidas de herrumbresu corazón hecho lumbrepor cincuenta primaveras...(¿Quién cambió los papelesen el piano?¿Quién secó los clavelesde mi verano...?¡Ay, qué tormento!¿Dónde estás, primo hermano,que no te siento?)XSobre el hoyo de la camadonde su flor se le mustiaigual que un río de angustiauna mujer se derrama...Llama en vano, llama y llamaal hijo que se le esconde..."¿En qué jardines, en dónde,hallar mi nardo de esperma...?Grito preñado de Yermaal que el hijo no responde...(¡A la nana, mi niño,que es madrugada...!¡A la nana, cariño,flor de Granada!¡Si yo pudieraquedarme embarazadayo te pariera!)XI«Antonio Torres HerediaCamborio de dura crin»,llora al filo de la medianoche por el Albaicín...Suena la voz de un muecíncomo una fuente delgada,y desde Sierra Nevada,una paloma doliente,baja a besarle la frenteal poeta de Granada...(¿A dónde vas, amigo,con tu secreto?Te llevarás conmigovoz y soneto...¡Cómo gemíadentro de tu esqueletola poesía!) -No pegas ojo,ni te internas en galeríasde lunáticos minotauros.La vista reposa en los planos de colorcomo en los descansillos de una escalera,y se reúne, con las demás flores en el patio,fino igual que una puntada.Son figuras de aguaque se devanan en superficies de azogue,hermosas, resplandecientes,como una gata en una covachuela.Y al fin, la voz,dejándose envolver en la ligereza de la luz,herencia de párpados inicuosy brumosas noticias de última hora. -Y te busqué por pueblos,Y te busqué en las nubes,Y para hallar tu almaMuchos lirios abrí, lirios azules.Y los tristes llorando me dijeron:?¡Oh, qué dolor tan vivo!¡Que tu alma ha mucho tiempo que vivíaEn un lirio amarillo!?***Mas dime ?¿cómo ha sido?¿Yo mi alma en mi pecho no tenía?Ayer te he conocido,Y el alma que aquí tengo no es la mía. -Oro no rayó así flamante granaComo vuestra purpúrea edad ahoraLas dos que admitió estrellas vuestra aurora,Y soles expondrá vuestra mañana.Ave (aunque muda yo) émula vanaDe la más culta, de la más canora,En este, en aquel sauce que decoraVerdura sí, bien que verdura cana,Insinuaré vuestra hermosura: cuantaContiene vuestro albor, y dulce esperaEn horas no caducas vuestro día.Responda, pues, mi voz a beldad tanta;Mas no responderá, aunque Apolo quiera,Que la beldad es vuestra, la voz mía. -Buscaba mi alma con afán tu alma,buscaba yo la virgen que mi frentetocaba con su labio dulcementeen el febril insomnio del amor.Buscaba la mujer pálida y bellaque en sueño me visita desde niño,para partir con ella mi cariño,para partir con ella mi dolor.Como en la sacra soledad del templosin ver a Dios se siente su presencia,yo presentí en el mundo tu existencia,y, como a Dios, sin verte, te adoré.Y demandando sin cesar al cielola dulce compañera de mi suerte,muy lejos yo de ti, sin conocerteen la ara de mi amor te levanté.No preguntaba ni sabía tu nombre,¿en dónde iba a encontrarte? lo ignoraba;pero tu imagen dentro el alma estaba,más bien presentimiento que ilusión.Y apenas te miré... tú eras ángelcompañero ideal de mi desvelo,la casta virgen de mirar de cieloy de la frente pálida de amor.Y a la primera vez que nuestros ojossus miradas magnéticas cruzaron,sin buscarse, las manos se encontrarony nos dijimos «te amo» sin hablarUn sonrojo purísimo en tu frente,algo de palidez sobre la mía,y una sonrisa que hasta Dios subía...así nos comprendimos... nada más.¡Amémonos, mi bien! En este mundodonde lágrimas tantas se derraman,las que vierten quizá los que se amantienen yo no sé que de bendición,dos corazones en dichoso vuelo;¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alasamar es ver el entreabierto cieloy levantar el alma en asunción.Amar es empapar el pensamientoen la fragancia del Edén perdido;amar es... amar es llevar heridocon un dardo celeste el corazón.Es tocar los dinteles de la gloria,es ver tus ojos, escuchar tu acento,en el alma sentir el firmamentoy morir a tus pies de adoración. -Sírvame la ópera Madame Butterflytérmino mediocon salsa de maní picantey un poco de gobierno españolcon trocitos de invierno.Después me trae a un soldado de la Primera Brigada de Artilleríaen completo estado de ebriedadun par de mirtosla erupción del Krakatoay el servicio postal a la luz de la filosofía.De beberalgo que no desmaye en su difícil pero honrosa tarea.Los postres se los pediré después.Ahy palillos de dientes. -Pastorcico nuevode color de azor,bueno sois, vida mía,para labrador.Pastor de la oveja,que buscáis perdida,y ya reducidaviles pastos deja;aunque vuelta abeja,pace vuestras flores.Si sembráis amoresy cogéis sudor;bueno sois, vida mía,para labrador. -Al llegar el momento,ha de llorar la luna con lágrimas de estrellashaciendo más oscuro en la noche el firmamento,pero serán las tuyas más tristes y más bellas.Cuando llegue el momento se aferrará tu manoa la mía, intentando retenerme a tu vera,y maldiciendo al tiempo, inflexible tirano,que no detuvo el paso en su carrera.Una serpiente amarga se enroscará en tu pecho,atenazando el alma con negra incertidumbre.Qué frío habrá en tu lecho,qué sola irás entre la muchedumbre.Mas quedará el recuerdo de los días brillantes,de las noches rojizasen que fuimos amantes,y el fuego estará vivo en las cenizas.Y habrá un faro en la costa destellandochorros de luces sobre el mar inquieto,penetrando en las sombras, y aventandola duda oculta y el temor secreto.Mira en la oscuridaddel sentimiento tristeel resplandor, no la fugacidad,de la entrega que di y que me ofreciste.Y cesará la lunade sollozar nostálgicos olvidos,porque no habrá ninguna,ninguna otra mujer en mis gemidos. -OH Chile, largo pétalode mar y vino y nieve,ay cuándoay cuándo y cuándoay cuándome encontraré contigo,enrollarás tu cintade espuma blanca y negra en mi cintura,desencadenaré mi poesíasobre tu territorio.Hay hombresmitad pez, mitad viento,hay otros hombres hechos de agua.Yo estoy hecho de tierra.Voy por el mundocada vez más alegre:cada ciudad me da una nueva vida.El mundo está naciendo.Pero si llueve en Lotasobre mí cae la lluvia,si en Lonquimay la nieveresbala de las hojasllega la nieve donde estoy.Crece en mí el trigo oscuro de Cautín.Yo tengo una araucaria en Villarrica,tengo arena en el Norte Grande,tengo una rosa rubia en la provincia,y el viento que derribala última ola de Valparaisome golpea en el pechocon un ruido quebradocomo si allí tuvierami corazón una ventana rota.El mes de octubre ha llegado hacetan poco tiempo del pasado octubreque cuando éste llegó fue como sime estuviera mirando el tiempo inmóvil.Aquí es otoño. Cruzola estepa siberiana.Día tras día todo es amarillo,el árbol y la usina,la tierra y lo que en ella el hombre nuevo crea:hay oro y llama roja,mañana inmensidad, nieve, pureza.En mi país la primaveraviene de norte a sur con su fragancia.Es como una muchachaque por las piedras negras de Coquimbo,por la orilla solemne de la espumavuela con pies desnudoshasta los archipiélagos heridos.No sólo territorio, primavera,llenándome, me ofreces.No soy un hombre solo.Nací en el sur. De la fronteratraje las soledades y el galopedel último caudillo.Pero el Partido me bajó del caballoy me hice hombre, y anduvelos arenales y las cordillerasamando y descubriendo.Pueblo mío, verdad que en primaverasuena mi nombre en tus oídosy tú me reconocescomo si fuera un ríoque pasa por tu puerta?Soy un río. Si escuchaspausadamente bajo los salaresde Antofagasta, o bienal sur, de Osornoo hacia la cordillera, en Melipilla,o en Temuco, en la nochede astros mojados y laurel sonoro,pones sobre la tierra tus oídos,escucharás que corrosumergido, cantando.Octubre, oh primavera,devuélveme a mi pueblo.Qué haré sin ver mil hombres,mil muchachas,qué haré sin conducir sobre mis hombrosuna parte de la esperanza?Qué haré sin caminar con la banderaque de mano en mano en la filade nuestra larga luchallegó a las manos mías?Ay Patria, Patria,ay Patria, cuándoay cuándo y cuándocuándome encontraré contigo?Lejos de timitad de tierra tuya y hombre tuyohe continuado siendo,y otra vez hoy la primavera pasa.Pero yo con tus flores me he llenado,con tu victoria voy sobre la frentey en ti siguen viviendo mis raíces.Ay cuándoencontraré tu primavera dura,y entre todos tus hijosandaré por tus campos y tus callescon mis zapatos viejos.Ay cuándoiré con Elías Laffertepor toda la pampa dorada.Ay cuándo a ti te apretaré la boca,chilena que me esperas,con mis labios errantes?Ay cuándopodré entrar en la sala del Partidoa sentarme con Pedro Fogonero,con el que no conozco y sin embargoes más hermano mío que mi hermano.Ay cuándome sacará del sueño un trueno verdede tu manto marino.Ay cuándo, Patria, en las eleccionesiré de casa en casa recogiendola libertad temerosapara que grite en medio de la calle.Ay cuándo, Patria,te casarás conmigocon ojos verdemar y vestido de nievey tendremos millones de hijos nuevosque entregarán la tierra a los hambrientos.Ay Patria, sin harapos,ay primavera mía,ay cuándoay cuándo y cuándodespertaré en tus brazosempapado de mar y de rocío.Ay cuando yo esté cercade ti, te tomaré de la cintura,nadie podrá tocarte,yo podré defendertecantando,cuandovaya contigo, cuandovayas conmigo, cuándoay cuándo. -Jura Pisuerga a fe de caballeroQue de vergüenza corre coloradoSólo en ver que de Esgueva acompañadoHa de entrar a besar la mano a Duero.Es sucio Esgueva para compañero(Culpa de la mujer de algún privado),Y perezoso para dalle el lado,Y así ha corrido siempre muy trasero.Llegados a la puente de Simancas,Teme Pisuerga, que una estrecha puenteTemella puede el mar sin cobardía.No se le da a Esguevilla cuatro blancas;Mas ¿qué mucho, si pasa su corrientePor más estrechos ojos cada día? -Oh dulce niña pálida, que como un montón de orode tu inocencia cándida conservas el tesoro;a quien los más audaces, en locos devaneosjamás se han acercado con carnales deseos;tú, que adivinar dejas inocencias extrañasen tus ojos velados por sedosas pestañas,y en cuyos dulces labios "abiertos sólo al rezo"jamás se habrá posado ni la sombra de un beso...Dime quedo, en secreto, al oído, muy paso,con esa voz que tiene suavidades de raso:si entrevieras en sueños a aquél con quien tú sueñastras las horas de baile rápidas y risueñas,y sintieras sus labios anidarse en tu bocay recorrer tu cuerpo, y en su lascivia locabesar todos sus pliegues de tibio aroma llenosy las rígidas puntas rosadas de tus senos;si en los locos, ardientes y profundos abrazosagonizar soñaras de placer en sus brazos,por aquel de quien eres todas las alegrías,¡oh dulce niña pálida!, di, ¿te resistirías?... -A Alexander BlokLlegué a visitar al poetaexactamente al mediodía, un domingo.En el cuarto espacioso reinaba el silencioafuera, en la calle, hacía frío.Un sol agradable se paseabasobre el tupido humo grisazul...El poeta me miraba fijamente,en silencio, como un gran anfitrión.Es mejor ser cuidadosay no mirar nunca a sus ojos;son ojos tan extrañosque jamás se pueden olvidar.No olvidaré ese encuentroaquel brumoso mediodía de domingoa las orillas del Nevaen una casa grande y gris. -ILa reina Til desnuda una risa de fragua.Todos los pájaros de la danza nacen en su pie volátil.Sus ojos parecen dos lebreles recién castigados...Desde un país en donde se abre el huevo de las mañanasvino el Príncipe a caballo de su alegría:"¡Busco tu risa forjada por herreros musicalesy alegre como la sal gema que hacen arder los brujos!Tu reír es el asta donde flamean los días asoleados;yo soy un hondero que soñó con el pájaro de tu risa...Pero no busco tu danzani tus ojos más tristes que dos viudas.El Príncipe se fue a caballo de su alegría:la reina Til desnuda una risa de fragua...IIDesde su río que se estira como un lagarto bajo el solllega el rey Bamb:"¡Amo tu pie gracioso como el de un elefantey más grato que la muerte de los tíos ilustres!Las abuelas textiles no poseen dos agujas como tus pies;amo el viento de tu danza que te hace girar, linda veleta...Pero no busco tu reír inútilni tus ojos de gata soltera.El rey Bamb se fue a su país de lunas incautas:la reina Til ha quedado sola...IIIMas, he ahí que Sir Olaf llegó en trineodesde su estepa geográficamente sentimental:"¡Quiero tus ojos iguales a dos mediodías con lluviay helados como dos focas en el mismo témpano!En tu mirar, oh Reina, se posan las golondrinas cansadas;busco tus ojos más largos que la noche de seis meses...Pero no amo tu risa de loboni la danza que incendia tu pie.Sir Olaf huyó en su trineohacia un país de soles resfriados...IVLa reina Til se ha convertido en una cisternay ha de dormir por muchos días;hasta que llegue un Rey que busquelos pies bailarineslos ojos que llueven,la risa de fragua. -Llego a tus costascomo al reverso menos cruel de la moneday tengo todo el tiempo para amarteaunque el amor no sea más que alguna cartaa veces una espera.Me desvisto en el muelleme deslumbrotiendo mi mano para hallar otra respuestay allí estás túallí vuelvo a encontrartetoda tu firma voluntad sobre mis huesos.La Habanaal otro ladoes una manchauna extensa muchacha de luces en la espaldasiempre llena de veredas y centauros.Porque no soy igual a los demás es que te amocuando la muerte es una rosa de los vientosun golpe de suerteuna limpia palmada sobre el hombro.Porque no soy igual a los demás es que te cantoque asciende mi canción buscando un puertoun balcón frente al mardonde dejar mi manodonde dejar toda mi voz a buen recaudosobre el reverso menos cruel de la moneda. -¡Oh, Señor! Dios de los ejércitos,eterno Padre, eterno Rey,por este mundo que creastecon la virtud de tu poder;porque dijiste: la luz sea,y a tu palabra la luz fue;porque coexistes con el Verbo,porque contigo el Verbo esdesde los siglos de los siglosy sin mañana y sin ayer,requiem aeternam dona eis, Domine,el lux perpetua luceat eis!¡Oh Jesucristo, por el fríode tu pesebre de Belem,por tus angustias en el Huerto,por el vinagre y por la hiel,por las espinas y las varascon que tus carnes desgarré,y por la cruz en que borrastetodas las culpas de Israel;Hijo del Hombre, desolado,trágico Dios, tremendo Juez:requiem aeternam dona eis, Domine,el lux perpetua luceat eis!¡Divino Espíritu, Paráclito,aspiración del gran Iaveh,que unes al Padre con el Hijo,y siendo el Uno sois los Tres;por la paloma de alas níveas,por la inviolada doncellezde aquella Virgen que en su vientrellevó al Mesías Emmanuel;por las ardientes lenguas rojascon que inspiraste ciencia y fea los discípulos amadosde Jesucristo, nuestro bien:requiem aeternam dona eis, Domine,el lux perpetua luceat eis! -Vida de Santo Domingo de Silos - versos 1 a 36IEn el nomne del Padre, que fizo toda cosa,Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa,Et del Spíritu Sancto, que egual d'ellos posa,De un confesor sancto quiero fer una prosa.Quiero fer una prosa en román paladino,En qual suele el pueblo fablar a su vecino,Ca non so tan letrado por fer otro latino:Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.Quiero que lo sepades luego de la primeraCuya es la ystoria, metervos en carrera:Es de Sancto Domingo toda bien verdadera,El que diçen de Silos, que salva la frontera.En el nomne de Dios, que nombramos primeroSuyo sea el preçio, yo seré su obrero,Galardón del laçerio yo en él lo espero,Que por poco serviçio da galardón larguero.Señor Sancto Domingo, dizlo la escritura,Natural fue de Cañas, non de basa natura,Lealmente fue fecho a toda derechura,De todo muy derecho, sin nula depresura.Parientes ovo buenos, del Criador amigos,Que siguíen los ensiemplos de los padres antigos.Bien sabíen escusarse de ganar enemigos:Bien les veníe en mientes de los buenos castigos.Juhán avíe nomne, el su padre ondrado,Del liñaje de Mans un omne señalado,Amador de derecho, de seso acabado,No l'falsaríe su dicho por aver monedado.El nombre de la madre deçir non lo sabría.Como non fue escripto non l'devinaría;Mas váyala el nombre de Dios, e Sancta María:Prosigamos el curso, tengamos nuestra vía.La çepa era buena, emprendió buen sarmiento,Non fue como caña, que la torna el viento,Ca luego así prendió, como de buen çimiento,De oír vanidades non le prendíe taliento. -Sentado sobre los muertosque se han callado en dos meses,beso zapatos vacíosy empuño rabiosamentela mano del corazóny el alma que lo sostiene.Que mi voz suba a los montesy baje a la tierra y truene,eso pide mi gargantadesde ahora y desde siempre.Acércate a mi clamor,pueblo de mi misma leche,árbol que con tus raícesencarcelado me tienes,que aquí estoy yo para amartey estoy para defendertecon la sangre y con la bocacomo dos fusiles fieles.Si yo salí de la tierra,si yo he nacido de un vientredesdichado y con pobreza,no fue sino para hacermeruiseñor de las desdichas,eco de la mala suerte,y cantar y repetira quien escucharme debecuanto a penas, cuanto a pobres,cuanto a tierra se refiere.Ayer amaneció el pueblodesnudo y sin qué comer,y el día de hoy amanecejustamente aborrascadoy sangriento justamente.En su mano los fusilesleones quieren volverse:para acabar con las fierasque lo han sido tantas veces.Aunque le faltan las armas,pueblo de cien mil poderes,no desfallezcan tus huesos,castiga a quien te malhieremientras que te queden puños,uñas, saliva, y te quedencorazón, entrañas, tripas,cosas de varón y dientes.Bravo como el viento bravo,leve como el aire leve,asesina al que asesina,aborrece al que aborrecela paz de tu corazóny el vientre de tus mujeres.No te hieran por la espalda,vive cara a cara y muerecon el pecho ante las balas,ancho como las paredes.Canto con la voz de luto,pueblo de mí, por tus héroes:tus ansias como las mías,tus desventuras que tienendel mismo metal el llanto,las penas del mismo temple,y de la misma maderatu pensamiento y mi frente,tu corazón y mi sangre,tu dolor y mis laureles.Antemuro de la nadaesta vida me parece.Aquí estoy para vivirmientras el alma me suene,y aquí estoy para morir,cuando la hora me llegue,en los veneros del pueblodesde ahora y desde siempre.Varios tragos es la viday un solo trago es la muerte. -Y aunque la vida murió,nos dejó harto consuelosu memoria.Jorge ManriqueSi como afirma Borges todos los hombresson el mismo hombre, aurora y agonía,y poco importan sus nombres y sus rasgos,yo quisiera "olvidando la anécdota banal de mi destino"buscar en otro rostro a ese único hombre,otra sombra, otro sueño mejor, igualmente perdido.Un caballero dispone sus armas,sus escuderos ajustan la armadura,se coloca el yelmo, sujeta con firmeza el escudo,la luz de la mañana es un reflejo metálico del sol,el tiempo se ha detenido en las gualdrapas del caballo.Todo esto ocurre en 1479 y aún sigue ocurriendofrente a las almenas del castillo de Garci-Muñoz.El caballero blande su espadaen defensa de su lealtad y de su reina,aún no sabe que su destino termina allí,en el campo de Calatrava, que no verá otro día.Entre rasgar de flechas y cascos de caballos,oliendo a tierra seca y sangre sucia,quizá recuerde el nombre de Guiomar de Castañeday piense, con justicia o con odio, en su enemigo,el marqués de Villena que le aguarda.Estruendo de hierro, crujido de huesos, carne desgarrada,las huestes innumerables, pendones y estandartes y banderas,los castillos impunables, los muros, baluartes y barreras.Ha caído la noche sobre el campo arrasado,la mano que sujetó una lanza, una pluma, un cuerpo demujer,está quieta, su mundo se ha borrado,mientras se escuchan maldiciones y lamentos.Ahora la muerte le atierra y le deshace.Si todos los hombres somos el mismo,elijo, pues es igual uno que otro,aquel rostro en un campo de batalla,la máscara del último rictus de su agonía,el eco de sus palabras que aún se escucha,un reflejo más digno de la tierra y la nada. -A Carlos PellicerIremos a buscarhojas de plátano al platanar.Se alegra el mar.Iremos a buscarlas en el camino,padre de las madejas de lino.Se alegra el mar.Porque la luna (cumple quince años a pena)se pone blanca, azul, roja, morena.Se alegra el mar.Porque la luna aprende consejo del mar,en perfume de nardo se quiere mudar.Se alegra el mar.Siete varas de nardo desprenderépara mi novia de lindo pie.Se alegra el mar.Siete varas de nardo; sólo un aroma,una sola blancura de pluma de paloma.Se alegra el mar.Vida "le digo" blancas las desprendí, yo bien lo sé,para mi novia de lindo pie.Se alegra el mar.Vida "le digo" blancas las desprendí.¡No se vuelvan oscuras por ser de mí!Se alegra el mar. -Aramís ordena que los danzarinesCuenten sus historias. (Comienza el andante;Gimen los oboes, lloran los violines.«Rabelais se ríe de un cuento picante»).(Cien pajes anuncian: «Monsieur Sagitario,Madame Virgo y Taurus con un unicornio;Géminis y Cáncer, Piscis, Leo, Acuario,Escorpión y Aries, Libra y Capricornio»).Un pueblo de estrellas sus brillos expande;La orquesta derrama torrentes de notas.(Entran Quasimodo, Federico el Grande,Y el rey Pulgarcillo con sus grandes botas).Canta el Rey Enero de circuncisiones,De pascuas alegres, de reyes, de heraldos.(Llueve blancos lirios, felicitaciones;Confites, muñecos, ramos y aguinaldos).Liliput envía castañas de nieve,Gulliver regala cartuchos de enanos;El gorro de Enero golosinas llueve,(Se besan las bocas, se juntan las manos).Febrero el alegre canta y payaseaCanciones borrachas, ebrias cavatinas.(Arlequín solloza, Clown carnavalea;Mil pierrots se abrazan con sus colombinas).Entra el Rey de Kioto con frac de adúcar.Baco está dormido y un bufón lo roba;Cenicienta muerde sus botas de azúcar;(Napoleón es Jockey de un palo de escoba).Se anuncian Tom-Pouce. Montados en cebras,Entran saludando Narciso y Pepino.(Llueve cascabeles, diablos y culebras,Botellas, harinas y affiches de vino).Marzo, Rey de Ayuno, canta la plegariaDe todas las témporas, hambres y abstinencias.(Se ven: una ermita triste y solitaria,Fray en la garita de las penitencias).Entra el Rey Otoño, de gris adornado,Muy pálido y triste. (Llueve agua bendita);El Otoño quiere llorar un pecado,Y habla con el fraile que está en la garita.«Cortaos el verde cabello» "le diceEl fraile al oído fingiendo congojas.(Mueren Julia, Elena, Flora, Cleo y Bice)Los árboles llueven su lluvia de hojas.Los árboles lloran su calvicie blanca;El Otoño llora; (llueve agua bendita).El Coiffeur aéreo las hojas arranca.(Llora la campana de la triste ermita).Abril, el sagrado Rey de los olivos,Canta el Evangelio de las buenas almas,(Lucen en el ara los corderos vivos;Se agitan pañuelos, túnicas y palmas).Abril, el sagrado Rey de los Calvarios,Canta de suplicios y llagas divinas;(Los frailes rezongan Patres y rosarios,Y llueve vinagre, sudores y espinas).Abril, el sagrado Rey de los rituales,Entona maitines de notas opacas;(De pronto anochecen los claros vidriales,Se apagan los lirios, ladran las matracas).El Rey Abril canta de Resurrecciones,De la alegre danza de los incensarios;(Las misas cantadas gritan sus canciones,Y laten los pechos de los Campanarios).El Rey Abril canta su alegría suma,Llamando a los fieles para sus convites;(Las campanas bailan, el incienso fuma:Llueve cera, cohetes, flores y confites).Mayo, el caminante de la buena ruta,Canta los rastrillos, la sierra y el zoclo.(San José fabrica trenzas de viruta;San Isidro peina sus barbas de choclo).Junio, Rey de estufas, canta los rondelesQue hacen cuando bailan, los raudos patines,(Entra el rey Invierno, vestido de pieles,Con blanco paraguas y blancos botines).Junio, el Rey más blanco de los doce Meses,Canta el aleluya de los reyes místicos:(Llueven lenguas rojas los Pentecosteses;Corpus Christi llueve panes eucarísticos).Junio, el Rey más blanco, blanco néctar bebe;Bebe blanca nieve; nieva blanca harina;Toma blancas hostias; llueve leve nieve;Canta las nevadas de la fe divinaEl monarca Julio canta las concordiasDe las caridades y visitaciones.(San Vicente llora sus misericordias,Y la Virgen llora sus revelaciones).Agosto, el furioso Rey de turbulencias,Canta la sonata de los huracanes.(Los ángeles juegan a las indulgencias:Santa Rosa llora llanto de volcanes).El joven Setiembre trina las cancionesQue hablan de bohemias, flores y zagalas;Que hablan de los bailes de los corazones,Y los cuchicheos de las colegialas.Setiembre, el mimado de las reinas rosas,Echa en su casaca mágicos olores;(Llora el Arco Iris flores, mariposas.Ríe Primavera, ríen los amores).Ríen los amores, ríe Primavera;(Llueve mariposas, flores peregrinas)Los amores ríen en su real literaLlevada por hadas y por golondrinas.Octubre, el Rey dandy, canta de las blondasQue en el aire dejan dulce de fragancia.Del beso que ritman las formas redondasQue atesoran opios y magias de Francia.Noviembre se signa y hace funerales,Y responsos mudos, de mudos misterios:Noviembre es el mudo de los carnavales,De los carnavales de los cementerios.Noviembre, el Rey Negro del ceño fruncido,Canta los lamentos de una viuda alouette;A todos los santos les hace un cumplido,cuando no lo espía Madame Squelette.Noviembre a quien aman las negras Gorgonas,Es Rey de cipreses y de golondrinas.(Las bellas floristas le labran coronas;Los sepultureros le piden propinas).Diciembre, el rey Fauno, canta barcarolasQue elogian los raptos de blancas primicias,Que hacen en la playa las lúbricas olasBabeadas de besos y suaves caricias.Diciembre el ardiente canta el ritorneloDe blancas Kermesses y fiestas del río(Llueve brin, zaraza, sudores y hielo.Vestido de rojo penetra el Estío).Diciembre el ardiente sus pasiones narra,Y habla de indiscretos, suaves esperezos.(Pulsa su bordona la inquieta cigarra,Y el grillo armoniza collares de rezos).Diciembre, el alegre Rey de nacimientos,Habla de pesebres, bueyes y cayados(Los abuelos cuentan sus más lindos cuentos,Y llueve pan dulce, castañas y helados).Alegres saludos y aplausos cortesesVibran en los aires. (Una bella hazañaCuenta un duque. Ríen, amables, los MesesHaciéndole gracias al noble Champaña).Resuenan los Coros:«Amemos al viejo Patriarcaque todo lo abarca;Su pálida frente es un mapa confuso;La abultan montañas de huesoQue forman lo raro, lo inmenso, lo espeso,De todos los siglos del tiempo difuso». -Este asombro de ser apenas unaparte del universo, y ser sin dudatan vasto como el orbe, y ser gemido,e instante, y eco, y dardo sin destinoni otra cosa que un rumbo me depare.Este ser una sombra que no sabeni puede comprender, que olvida acasoporque es su condición. Este atareadoafán, que no concibo, del complejomundo por explicar las causas, ciertode que no hay explicación o hay tantasque es vano todo empeño. Esta insensatacostumbre de mirarte en la secretacerteza de saber que no hay respuesta... -Mi tristeza es un mar; tiene su brumaque envuelve densa mis amargos días;sus olas son de lágrimas; mi plumaestá empapada en ellas, hijas mías.Vosotras sois las inocentes floresnacidas de ese mar en la ribera;la sorda tempestad de mis doloressirve de arrullo a vuestra edad primera.Nací para luchar; sereno y fuertecobro vigor en el combate rudo;cuando pague mi audacia con la muerte,caeré cual gladiador sobre mi escudo.Llévenme así a vosotras; de los hombresni desdeño el poder ni el odio temo;pongo todo mi honor en vuestros nombresy toda el alma en vuestro amor supremo.Para salir al mundo vais de prisa.¡Ojalá que esa vez nunca llegara!Pues hay que ahogar el llanto con la risa,para mirar al mundo cara a cara.No me imitéis a mí: yo me consuelocon abrir más los bordes de mi herida;imitad en lo noble a vuestro abuelo:¡Sol de virtud que iluminó mi vida!Orad y perdonad; siempre es inmensadespués de la oración la interna calma,y el ser que sabe perdonar la ofensasabe llevar a Dios. dentro del alma.Sea vuestro pecho de bondades nido,no ambicionéis lo que ninguno alcanza,coronad el perdón con el olvidoy la austera virtud con la esperanza.Sin dar culto a los frívolos placeresque la pureza vuestra frente ciña,buscad alma de niña en las mujeresy buscad alma de ángel en la niña.Nadie nace a la infamia condenado,nadie hereda la culpa de un delito,nunca para ser siervas del pecadoos disculpéis clamando: estaba escrito.¡Existir es luchar! No es infelicequien luchando, de espinas se corona;abajo, todo esfuerzo se maldice,arriba, toda culpa se perdona.Se apaga la ilusión cual lumbre fatuay la hermosura es flor que se marchita;la mujer sin piedad es una estatuadañosa al mundo y del hogar proscrita.No fijéis en el mal vuestras pupilasque víbora es el mal que todo enferma,y haced el bien para dormir tranquilascuando yo triste en el sepulcro duerma.Nunca me han importado en este suelorenombre, aplausos, oropeles, gloria:procurar vuestro bien, tal es mi anhelo;amaros y sufrir tal es mi historia.Cuando el sol de mi vida tenga ocasorecordad mis consejos con ternura,y en cada pensamiento, en cada paso,buscad a Dios tras de la inmensa altura.Yo anhelo que, al morir, por premio santo,tengan de vuestro amor en los excesos:las flores de mi tumba vuestro llanto,las piedras de mi tumba vuestros besos. -Era el crepúsculo de la iguana.Desde la arcoirisada cresteríasu lengua como un dardose hundía en la verdura,el hormiguero monacal pisabacon melodioso pie la selva,el guanaco fino como el oxígenoen las anchas alturas pardasiba calzando botas de oro,mientras la llama abría cándidosojos en la delicadezadel mundo lleno de rocío.Los monos trenzaban un hilointerminablemente eróticoen las riberas de la aurora,derribando muros de poleny espantando el vuelo violetade las mariposas de Muzo.Era la noche de los caimanes,la noche pura y pululantede hocicos saliendo del légamo,y de las ciénagas soñolientasun ruido opaco de armadurasvolvía al origen terrestre.El jaguar tocaba las hojascon su ausencia fosforescente,el puma corre en el ramajecomo el fuego devoradormientras arden en él los ojosalcohólicos de la selva.Los tejones rascan los piesdel río, husmean el nidocuya delicia palpitanteatacarán con dientes rojos.Y en el fondo del agua magna,como el círculo de la tierra,está la gigante anacondacubierta de barros rituales,devoradora y religiosa. -Como una vela sobre el marresume ese azulado afán que se levantahasta las estrellas futuras,hecho escala de olaspor donde pies divinos descienden al abismo,también tu forma misma,ángel, demonio, sueño de un amor soñado,resume en mí un afán que en otro tiempo levantabahasta las nubes sus olas melancólicas.Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,yo, el más enamorado,en las orillas del amor,sin que una luz me veadefinitivamente muerto o vivo,contemplo sus olas y quisiera anegarme,deseando perdidamentedescender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto. -De la infancia no llegan postalesapenas algasy un cierto olor a nubeque el viento disimula.alguien discurre sobre el diluvio.el telégrafo se calla.distinto se hizo el ejercicio de la aurora,ornada por un sol de pobres.de algún paísllegan las convocatoriaspero ya no basta estar entre los navegantespara sobrevivir(lo que fue el amorno nos escolta).nos quedamos solos,con el día desvaneciéndose,en el humo.día espeso, espeso,en el que aún no es posible penetrar. -A LAS tierras sin nombres y sin númerosbajaba el viento desde otros dominios,traía la lluvia hilos celestes,y el dios de los altares impregnadosdevolvía las flores y las vidas.En la fertilidad crecía el tiempo.El jacarandá elevaba espumahecha de resplandores transmarinos,la araucaria de lanzas erizadasera la magnitud contra la nieve,el primordial árbol caobadesde su copa destilaba sangre,y al Sur de los alerces,el árbol trueno, el árbol rojo,el árbol de la espina, el árbol madre,el ceibo bermellón, el árbol caucho,eran volumen terrenal, sonido,eran territoriales existencias.Un nuevo aroma propagadollenaba, por los intersticiosde la tierra, las respiracionesconvertidas en humo y fragancia:el tabaco silvestre alzabasu rosal de aire imaginario.Como una lanza terminada en fuegoapareció el maíz, y su estaturase desgranó y nació de nuevo,diseminó su harina, tuvomuertos bajo sus raíces,y luego, en su cuna, mirócrecer los dioses vegetales.Arruga y extensión, diseminabala semilla del vientosobre las plumas de la cordillera,espesa luz de germen y pezones,aurora ciega amamantadapor los ungüentos terrenalesde la implacable latitud lluviosa,de las cerradas noches manantiales,de las cisternas matutinas.Y aun en las llanurascomo láminas del planeta ,bajo un fresco pueblo de estrellas,rey de la hierba, el ombú deteníael aire libre, el vuelo rumorosoy montaba la pampa sujetándolacon su ramal de riendas y raíces.América arboleda,zarza salvaje entre los mares,de polo a polo balanceabas,tesoro verde, tu espesura.Germinaba la nocheen ciudades de cáscaras sagradas,en sonoras maderas,extensas hojas que cubríanla piedra germinal, los nacimientos.Útero verde, americanasabana seminal, bodega espesa,una rama nació como una isla,una hoja fue forma de la espada,una flor fue relámpago y medusa,un racimo redondeó su resumen,una raíz descendió a las tinieblas. -De cuando en cuando y a lo lejoshay que darse un baño de tumba.Sin duda todo está muy bieny todo está muy mal, sin duda.Van y vienen los pasajeros,crecen los niños y las calles,por fin compramos la guitarraque lloraba sola en la tienda.Todo está bien, todo está mal.Las copas se llenan y vuelvennaturalmente a estar vacíasy a veces en la madrugada,se mueren misteriosamente.Las copas y los que bebieron.Hemos crecido tanto que ahorano saludamos al vecinoy tantas mujeres nos amanque no sabemos cómo hacerlo.Qué ropas hermosas llevamos!Y qué importantes opiniones!Conocí a un hombre amarilloque se creía anaranjadoy a un negro vestido de rubio.Se ven y se ven tantas cosas.Vi festejados los ladronespor caballeros impecablesy esto se pasaba en inglés.Y vi a los honrados, hambrientos,buscando pan en la basura.Yo sé que no me cree nadie.Pero lo he visto con mis ojos.Hay que darse un baño de tumbay desde la tierra cerradamirar hacia arriba el orgullo.Entonces se aprende a medir.Se aprende a hablar, se aprende a ser.Tal vez no seremos tan locos,tal vez no seremos tan cuerdos.Aprenderemos a morir.A ser barro, a no tener ojos.A ser apellido olvidado.Hay unos poetas tan grandesque no caben en una puertay unos negociantes velocesque no recuerdan la pobreza.Hay mujeres que no entraránpor el ojo de una cebollay hay tantas cosas, tantas cosas,y así son, y así no serán.Si quieren no me cran nada.Sólo quise enseñarles algo.Yo soy profesor de la vida,vago estudiante de la muertey si lo que sé no les sirveno he dicho nada, sino todo. -Silencio. Aquí se ha hecho ya de noche,ya tras del cementerio se fue el sol;aquí se está llorando a mil pupilas:no vuelvas; ya murió mi corazón.Silencio. Aquí ya todo está vestidode dolor riguroso; y arde apenas,como un mal kerosene, esta pasión.Primavera vendrá. Cantarás «Eva»desde un minuto horizontal, desde unhornillo en que arderán los nardos de Eros.¡Forja allí tu perdón para el poeta,que ha de dolerme aún,como clavo que cierra un ataúd!Mas... una noche de lirismo, tubuen seno, tu mar rojose azotará con olas de quince años,al ver lejos, aviado con recuerdosmi corsario bajel, mi ingratitud.Después, tu manzanar, tu labio dándose,y que se aja por mí por la vez última,y que muere sangriento de amar mucho,como un croquis pagano de Jesús.Amada! Y cantarás;y ha de vibrar el femenino en mi alma,como en una enlutada catedral. -Un soneto me manda hacer Violanteque en mi vida me he visto en tanto aprieto;catorce versos dicen que es soneto;burla burlando van los tres delante.Yo pensé que no hallara consonante,y estoy a la mitad de otro cuarteto;mas si me veo en el primer terceto,no hay cosa en los cuartetos que me espante.Por el primer terceto voy entrando,y parece que entré con pie derecho,pues fin con este verso le voy dando.Ya estoy en el segundo, y aun sospechoque voy los trece versos acabando;contad si son catorce, y está hecho. -No vayas a creer lo que te cuentan del mundoen realidad el mundo es incontableen todo caso es provincia de tino vayas a creer lo que te cuentan del mundoaun los que te aman mienten sobreprobablemente sin saber que mientenen la vigilia te sentirás lejanotestigo de tu mundo desde el mundosin nubes de tu aliento en los cristalesla humareda del hombre se elevar en la nochey no sabrás de donde viene el fuegopero la expectativa te volver humildeen el mundo el abismo es un oficiolas preguntas en vano / una vieja costumbrelos desatinos / marca de abolengono vayas a creer lo que te cuentan del mundo(ni siquiera esto que te estoy contando)ya te dije que el mundo es incontable. -En la mañanala luz hablaba a gritos,la sombra muda.En el atardecerel miedo a reflejarsesin sabersi es la sombra del cuerpola que quemao es el fuego del almaque se extingue.Ya con la oscuridad te haces la preguntaque no tiene respuesta:¿Ha sido siempre la sombra tan pesada?Noche clara del cuerpo. -Caminamos a tientas,el aire de la nocheempuja las palabras que nos cuesta decir,las conduce de tu boca a la mía.Tal vez el mismo aire que eleva las plegarias,los temores legítimos,esa llama atrapada todavíaen el estrecho círculo de la conciencia.Cae a un lado y a otro la oscuridad en copos de los árboles.Por encima del hilo donde un pájaro calla,sobre un cielo tan bajo que reflejatodo lo desvalido de este mundo,va pasando el silencio de una nube,su poco de agua dulce.A esta hora,cuando los hombres duermen,el silencio de las casas habitadascae sobre el silencio de las casas deshabitadas.La calle brilla entoncescomo los días de lluvia,quizá como los ojos de los muertos recientes. -AL bosque mío entro con raíces,con mi fecundidad: De dóndevienes?, me preguntauna hoja verde y ancha como un mapa.Yo no respondo. Allíes húmedo el terrenoy mis botas se clavan, buscan algo,golpean para que abran,pero la tierra calla.Callará hasta que yo comience a sersubstancia muerta y viva, enredadera,feroz tronco del árbol erizadoo copa temblorosa.Calla la tierra para que no sepansus nombres diferentes, ni su extendido idioma,calla porque trabajarecibiendo y naciendo:cuanto muere recogecomo una anciana hambrienta:todo se pudre en ella,hasta la sombra,el rayo,los duros esqueletos,el agua, la ceniza,todo se une al rocío,a la negra lloviznade la selva.El mismo sol se pudrey el oro interrumpidoque le arrojacae en el saco de la selva y prontose fundió en la amalgama, se hizo harina,y su contribución resplandecientese oxidó como un arma abandonada.Vengo a buscar raíces,las que hallaronel alimento mineral del bosque,la substanciatenaz, el cinc sombrío,el cobre venenoso.Esa raíz debe nutrir mi sangre.Otra encrespada, abajo,es parte poderosadel silencio,se impone como paso de reptil:avanza devorando,toca el agua, la bebe,y sube por el árbolla orden secreta:sombrío es el trabajopara que las estrellas sean verdes. -1¿La ola no tiene forma?En un instante se esculpey en otro se desmoronaen la que emerge, redonda.Su movimiento es su forma.2Las olas se retiran?ancas, espaldas, nucas?pero vuelven las olas?pechos, bocas, espumas?.3Muere de sed el mar.Se retuerce, sin nadie,en su lecho de rocas.Muere de sed de aire. -A Don LoarteCuando contemplo el cielode innumerables luces adornado,y miro hacia el suelode noche rodeado,en sueño y en olvido sepultado,el amor y la penadespiertan en mi pecho un ansia ardiente;despiden larga venalos ojos hechos fuente;Loarte y digo al fin con voz doliente:«Morada de grandeza,templo de claridad y hermosura,el alma, que a tu altezanació, ¿qué desventurala tiene en esta cárcel baja, escura?¿Qué mortal desatinode la verdad aleja así el sentido,que, de tu bien divinoolvidado, perdidosigue la vana sombra, el bien fingido?El hombre está entregadoal sueño, de su suerte no cuidando;y, con paso callado,el cielo, vueltas dando,las horas del vivir le va hurtando.¡Oh, despertad, mortales!Mirad con atención en vuestro daño.Las almas inmortales,hechas a bien tamaño,¿podrán vivir de sombra y de engaño?¡Ay, levantad los ojosaquesta celestial eterna esfera!burlaréis los antojosde aquesa lisonjeravida, con cuanto teme y cuanto espera.¿Es más que un breve puntoel bajo y torpe suelo, comparadocon ese gran trasunto,do vive mejoradolo que es, lo que será, lo que ha pasado?Quien mira el gran conciertode aquestos resplandores eternales,su movimiento ciertosus pasos desigualesy en proporción concorde tan iguales;la luna cómo muevela plateada rueda, y va en pos dellala luz do el saber llueve,y la graciosa estrellade amor la sigue reluciente y bella;y cómo otro caminoprosigue el sanguinoso Marte airado,y el Júpiter benino,de bienes mil cercado,serena el cielo con su rayo amado;"rodéase en la cumbreSaturno, padre de los siglos de oro;tras él la muchedumbredel reluciente corosu luz va repartiendo y su tesoro":¿quién es el que esto miray precia la bajeza de la tierra,y no gime y suspiray rompe lo que encierrael alma y destos bienes la destierra?Aquí vive el contento,aquí reina la paz; aquí, asentadoen rico y alto asiento,está el Amor sagrado,de glorias y deleites rodeado.Inmensa hermosuraaquí se muestra toda, y resplandececlarísima luz pura,que jamás anochece;eterna primavera aquí florece.¡Oh campos verdaderos!¡Oh prados con verdad frescos y amenos!¡Riquísimos mineros!¡Oh deleitosos senos!¡Repuestos valles, de mil bienes llenos!» -Tiene el alma del poetaExtrañeza singular:Si en su paso encuentra al hombreEl poeta da en llorar.Con la voz de un niño tiembla,Es de amor, y al amor va"Un amor que no se estrechaEn un límite carnal.La corteza corrompidaEl fruto corromperá.Del amor de hembra no fíoSi su hoguera han de alumbrarEl quemante sol de estíoO el sol pálido autumnal:¡Primavera "primavera,Madre de felicidad! -Pintad un hombre joven... con palabras lealesy puras; con palabras de ensueño y de emoción:que haya en la estrofa el ritmo de los golpes cordialesy en la rima el encanto móvil de la ilusión.Destacad su figura, neta, contra el azuldel cielo, en la mañana florida, sonreída:que el sol la bañe al sesgo y la deje bruñida,que destelle en los ojos una luz encendida,que haga temblar las carnes un ansia conteniday que el torso, y la frente, y los brazos nervudos,y el cándido mirar, y la ciega esperanza,compendien el radiante misterio de la vida... -En el telar de la trastienda,de todos los colores,en todos los idiomas,de todas las medidas,Ahmed ofrece alfombras:las extiende, las cubre, las explica,con el último precio las enrolla.Altivo tras los fardosAhmed come a escondidas.Sólo él sabe el valor que regatea,la miseria que dan catorce horas,la vida que se pierde en siete días. -Con su ritual de acerosus grandes chimeneassus sabios clandestinossu canto de sirenassus cielos de neónsus ventas navideñassu culto de dios padrey de las charreterascon sus llaves del reinoel norte es el que ordenapero aquí abajo abajoel hambre disponiblerecurre al fruto amargode lo que otros decidenmientras el tiempo pasay pasan los desfilesy se hacen otras cosasque el norte no prohibecon su esperanza durael sur también existecon sus predicadoressus gases que envenenansu escuela de chicagosus dueños de la tierracon sus trapos de lujoy su pobre osamentasus defensas gastadassus gastos de defensacon sus gesta invasorael norte es el que ordenapero aquí abajo abajocada uno en su esconditehay hombres y mujeresque saben a qué asirseaprovechando el soly también los eclipsesapartando lo inútily usando lo que sirvecon su fe veteranael Sur también existecon su corno francésy su academia suecasu salsa americanay sus llaves inglesascon todos su misilesy sus enciclopediassu guerra de galaxiasy su saña opulentacon todos sus laurelesel norte es el que ordenapero aquí abajo abajocerca de las raíceses donde la memorianingún recuerdo omitey hay quienes se desmuereny hay quienes se desviveny así entre todos logranlo que era un imposibleque todo el mundo sepaque el Sur también existe -En los prados de tu huertoa la luz del pleniluniose moría cada flor;y concurriendo a una extrañacomplicidad de infortunio,en el rosal de mi vidase deshojaba el amor.Bien pudiera el peregrinohacer estación románticaa la mitad del camino,y desgranar un rosariode cuentas sentimentalespor aquel deshojamientodel alma y de los rosales.¡Oh novia siempre querida,cuyas pupilas llorosascontemplaron la caídade pétalos y esperanzassobre la faz de las cosas,cuando en la calma nocturnase deshojaban a un tiempolas quimeras y las rosas! -IAMORBaja del cielo la endiablada puntaCon que carne mortal hieres y engañas.Untada viene de divinas mañasy cielo y tierra su veneno junta.La sangre de hombre que en la herida apuntaflorece en selvas: sus crecidas cañasde sombras de oro, hienden las entrañasdel cielo prieto, y su ascender pregunta.En su vano aguardar de la respuestalas cañas doblan la empinada testa.Flamea el cielo sus azules gasas.Vientos negros, detrás de los cristalesde las estrellas, mueven grandes masasde mundos muertos, por sus arrabales.IIOBRA DE AMORRosas y lirios ves en el espino;juegas a ser: te cabe en una mano,esmeralda pequeña, el océano;hablas sin lengua, enredas el destino.Plantas la testa en el azul divinoy antípodas, tus pies, en el lejanorevés del mundo; y te haces soberano,y desatas al sol de tu camino.Miras el horizonte y tu miradahace nacer en noche la alborada;sueñas y crean hueso tus ficciones.Muda la mano que te alzaba en vuelo,y a tus pies cae, cristal roto, el cielo,y polvo y sombra levan sus talones.IIIPAISAJE DE AMOR MUERTOYa te hundes, sol; mis aguas se colorande llamaradas por morir; ya caemi corazón desenhebrado, y trae,la noche, filos que en el viento lloran.Ya en opacas orillas se avizoranmanadas negras; ya mi lengua atraebetún de muerte; y ya no se distraede mí, la espina; y sombras me devoran.Pellejo muerto, el sol, se tumba al caboComo un perro girando sobre el rabo,la tierra se echa a descansar, cansada.Mano huesosa apaga los luceros:Chirrían, pedregosos sus senderos,con la pupila negra y descarnada. -DETRÁS de los libertadores estaba Juantrabajando, pescando y combatiendo,en su trabajo de carpintería o en su mina mojada.Sus manos han arado la tierra y han medidolos caminos.Sus huesos están en todas partes.Pero vive. Regresó de la tierra. Ha nacido.Ha nacido de nuevo como una planta eterna.Toda la noche impura trató de sumergirloy hoy afirma en la aurora sus labios indomables.Lo ataron, y es ahora decidido soldado.Lo hirieron, y mantiene su salud de manzana.Le cortaron las manos, y hoy golpea con ellas.Lo enterraron, y viene cantando con nosotros.Juan, es tuya la puerta y el camino.La tierraes tuya, pueblo, la verdad ha nacidocontigo, de tu sangre.No pudieron exterminarte. Tus raíces,árbol de humanidad,árbol de eternidad,hoy están defendidas con acero,hoy están defendidas con tu propia grandezaen la patria soviética, blindadacontra las mordeduras del lobo agonizante.Pueblo, del sufrimiento nació el orden.Del orden tu bandera de victoria ha nacido.Levántala con todas las manos que cayeron,defiéndela con todas las manos que se juntan:y que avance a la lucha final, hacia la estrellala unidad de tus rostros invencibles. -Crece el insano ardor, crece el engañodel que en las aguas vio su imagen bella;y él, sola causa en su mortal querella,busca el remedio y acrecienta el daño.Vuelve a verse en la fuente ¡caso extraño!:del'agua sale el fuego; mas en ellatemplarlo piensa, y la enemiga estrellasus ojos cierra al fácil desengaño.Fallecieron las fuerzas y el sentidoal ciego amante amado, que a su suertela costosa beldad cayó rendida.Y ahora, en flor purpúrea convertido,l'agua, que fue principio de su muerte,hace que crezca, y prueba a darle vida. -El negrojunto al cañaveral.El yanquisobre el cañaveral.La tierrabajo el cañaveral.¡Sangreque se nos va! -A mis soledades voy,de mis soledades vengo,porque para andar conmigome bastan mis pensamientos.No sé qué tiene el aldeadonde vivo y donde muero,que con venir de mí mismo,no puedo venir más lejos.Ni estoy bien ni mal conmigo;mas dice mi entendimientoque un hombre que todo es almaestá cautivo en su cuerpo.Entiendo lo que me basta,y solamente no entiendocómo se sufre a sí mismoun ignorante soberbio.De cuantas cosas me cansan,fácilmente me defiendo;pero no puedo guardarmede los peligros de un necio.Él dirá que yo lo soy,pero con falso argumento;que humildad y necedadno caben en un sujeto.La diferencia conozco,porque en él y en mí contemplosu locura en su arrogancia,mi humildad en mi desprecio.O sabe naturalezamás que supo en este tiempo,o tantos que nacen sabioses porque lo dicen ellos.«Sólo sé que no sé nada»,dijo un filósofo, haciendola cuenta con su humildad,adonde lo más es menos.No me precio de entendido,de desdichado me precio;que los que no son dichosos,¿cómo pueden ser discretos?No puede durar el mundo,porque dicen, y lo creo,que suena a vidrio quebradoy que ha de romperse presto.Señales son del juiciover que todos le perdemos,unos por carta de más,otros por carta de menos.Dijeron que antiguamentese fue la verdad al cielo;tal la pusieron los hombres,que desde entonces no ha vuelto.En dos edades vivimoslos propios y los ajenos:la de plata los estraños,y la de cobre los nuestros.¿A quién no dará cuidado,si es español verdadero,ver los hombres a lo antiguoy el valor a lo moderno?Todos andan bien vestidos,y quéjanse de los precios,de medio arriba romanos,de medio abajo romeros.Dijo Dios que comeríasu pan el hombre primeroen el sudor de su carapor quebrar su mandamiento;y algunos, inobedientesa la vergüenza y al miedo,con las prendas de su honorhan trocado los efectos.Virtud y filosofíaperegrinan como ciegos;el uno se lleva al otro,llorando van y pidiendo.Dos polos tiene la tierra,universal movimiento,la mejor vida el favor,la mejor sangre el dinero.Oigo tañer las campanas,y no me espanto, aunque puedo,que en lugar de tantas cruceshaya tantos hombres muertos.Mirando estoy los sepulcros,cuyos mármoles eternosestán diciendo sin lenguaque no lo fueron sus dueños.¡Oh, bien haya quien los hizo!Porque solamente en ellosde los poderosos grandesse vengaron los pequeños.Fea pintan a la envidia;yo confieso que la tengode unos hombres que no sabenquién vive pared en medio.Sin libros y sin papeles,sin tratos, cuentas ni cuentos,cuando quieren escribir,piden prestado el tintero.Sin ser pobres ni ser ricos,tienen chimenea y huerto;no los despiertan cuidados,ni pretensiones ni pleitos;ni murmuraron del grande,ni ofendieron al pequeño;nunca, como yo, firmaronparabién, ni Pascuas dieron.Con esta envidia que digo,y lo que paso en silencio,a mis soledades voy,de mis soledades vengo. -¿Quién habló de que un día hubiera de perderte?¿Quién dijo que tu sombra, al fin, quedará quieta?¿Es que ignoras acaso lo que aprendió a quererteel alma ennoblecida de ternura secreta?Un amor que es amor no termina en la muerte,pues no tiene principio ni término ni meta;sometido al don mágico que todo lo convierte,y todo lo transforma, y todo lo interpreta.Teniéndote a mi lado, la vida es vida-vida,pero sin ti transcurre en tiempo de amarguras;mi lámpara no arde, ¿a qué estar encendida?y en el balcón el viento siempre gime por triste,que a tientas tras tu imagen, por voluntad a oscuras,en tu recuerdo sólo, el corazón subsiste. -Siempre, después, qué contentocuando me quedo conmigo.Lo que iba a ser mi minuto,es, corazón, mi infinito. -No me quites las canasQue son mi nobleza:Cada cana es la huella de un rayoQue pasó, sin doblar mi cabeza.Dame un beso en las canas, mi niña:¡Que son mi nobleza! -Hoy es noche de sombrasde recuerdos-espadala soledad me tumba.Nadie que aguarde mi llegadacon un besoy un rony mil preguntas.La soledad retumba.Quiere estallar de rabiael corazónpero le brotan alas. -¿Será verdad que, cuando toca el sueño,con sus dedos de rosa, nuestros ojos,de la cárcel que habita huye el espírituen vuelo presuroso?¿Será verdad que, huésped de las nieblas,de la brisa nocturna al tenue soplo,alado sube a la región vacíaa encontrarse con otros?¿Y allí desnudo de la humana forma,allí los lazos terrenales rotos,breves horas habita de la ideael mundo silencioso?¿Y ríe y llora y aborrece y amay guarda un rastro del dolor y el gozo,semejante al que deja cuando cruzael cielo un meteoro?.Yo no sé si ese mundo de visionesvive fuera o va dentro de nosotros.Pero sé que conozco a muchas gentesa quienes no conozco. -Estás vivo en mi pechoy sólo yo te siento.Eres el alquimistaque tranforma en poesíanuestro llanto. -Matilde, años o díasdormidos, afiebrados,aquí o allá,clavandorompiendo el espinazo,sangrando sangre verdadera,despertando tal vezo perdido, dormido:camas clínicas, ventanas extranjeras,vestidos blancos de las sigilosas,la torpeza en los pies.Luego estos viajesy el mío mar de nuevo:tu cabeza en la cabecera,tus manos voladorasen la luz, en mi luz,sobre mi tierra.Fue tan bello vivircuando vivías!El mundo es más azul y más terrestrede noche, cuando duermoenorme, adentro de tus breves manos. -Tardíamente, en el jardín sombrío,tardíamente entró una mariposa,transfigurando en alba milagrosael deprimente anochecer de estío.Y, sedienta de miel y de rocío,tardíamente en el rosal se posa,pues ya se deshojó la última rosacon la primera ráfaga de frío.Y yo, que voy andando hacia el poniente,siento llegar maravillosamente,como esa mariposa, una ilusión;pero en mi otoño de melancolía,mariposa de amor, al fin del día,qué tarde llegas a mi corazón... -Flor de las adormideras:engáñame y no me quieras.¡Cuánto el aroma exageras,cuánto extremas tu arrebol,flor que te pintas ojerasy exhalas el alma al sol!Flor de las adormideras.Una se te parecíaen el rubor con que engañas,y también porque tenía,como tú, negras pestañas.Flor de las adormideras.Una se te parecía...Y tiemblo sólo de vertu mano puesta en la mía:¡Tiemblo no amanezca un díaen que te vuelvas mujer! -Entre un romper de olas descubro el monumentode la que fue poeta y ante todo mujer.La luz va declinando en apagarse lentoy ya en el horizonte muere el atardecer.Como dulce canción me llegan con el vientolas palabras de otrora, recuerdos del ayer,y todo cobra vida, mágico, en un momento,igual que si de nuevo hoy la volviera a ver.Me encuentro allá en la infancia junto a ella sentada,personaje irreal para mi ingenuo asombro,que apenas a nombrarla me resuelvo: «¡Alfonsina!»A mi débil susurro responde embelesada,acercando "amorosa" mi cabeza a su hombro:«¡Y tú eres Marilina y serás Marilina!» -La garza vuela sobre el agua inmóvil.Desde la orilla, un bosque de álamosse empina para ver el pozo ciegodonde se acaba de ocultar la luna.En el entorno, suelta una cocinatres pañuelos de humo,para decirle adiós al sol noctámbulo.Campos de trigo y de manzanavan emergiendo en la frescura quieta.Y el día sólo encuentra afinidaden la garza y el humo. -Ni el corazón cortado por un vidrioen un erial de espinas,ni las aguas atroces vistas en los rinconesde ciertas casas, aguas como párpados y ojos,podrían sujetar tu cintura en mis manoscuando mi corazón levanta sus encinashacia tu inquebrantable hilo de nieve.Nocturno azúcar, espíritude las coronas,redimidasangre humana, tus besosme destierran,y um golpe de agua con restos del margolpea los silencios que te esperanrodeando las gastadas sillas, gastando puertas.Noches con ejes claros,partida, material, únicamentevoz, únicamentedesnuda cada día.Sobre tus pechos de corriente inmóvil,sobre tus piernas de dureza y agua,sobre la permanencia y el orgullode tu pelo desnudo,quiero estar, amor mío, ya tiradas las lágrimasal ronco cesto donde se acumulan,quiero estar, amor mío solo con una sílabade plata destrozada, solo con una puntade tu pecho de nieve.Ya no es posible, a vecesganar sino cayendo,ya no es posible, entre dos serestemblar, tocar la flor del río:hebras de hombre vienen como agujas,tramitaciones, trozos,familias de coral repulsivo, tormentasy pasos duros por alfombrasde invierno.Entre labios y labios hay ciudadesde gran ceniza y húmeda cimera,gotas de cuándo y cómo, indefinidascirculaciones:entre labios y labios como por una costade arena y vidrio, pasa el viento.Por eso eres sin fin, recógeme como si fuerastoda solemnidad, toda nocturnacomo una zona, hasta que te confundascon las líneas del tiempo.Avanza en la dulzura,ven a mi lado hasta que las digitaleshojas de los violineshayan callado, hasta que los musgosarraiguen en el trueno, hasta que del latidode mano y mano bajen las raíces. -Donde el agua se espesa, una palabraque se queda en los labios es un hilo de nieve.Donde la voz se pierde está el secretode las manos del frío,de todas las pequeñas hojas cristalizadas.Una estrella oscilante se detienepara la intimidad de la vigilia.La calle está mojada, el paseanteva pisando la luna bajo la indiferencia de los árboles,bajo la indiferencia de una nocheque ahora mismo se ordenasobre las previsiones de sus lámparas.Como un faro en lo alto,la luz en la ventana de una mujer que duermeilumina los ojosde otra mujer que, al borde de la cama,permanece despierta mientras crecela sombra de sus manos,su invisible soledad de otro mundo.La herida del invierno te ha llevado a creer.Para entrar en lo blanco, vas a necesitar el corazón. -Caricia,Leve soplo,Festín de pájarosQue alborota al invierno,Tierno lago que inunda mis placeres,La ruta en que me pierdo al trópico,Olas salvajes,Que se niegan a estrellarseEn el acantilado,Una jauría de fierasAl acecho.Muelle en que me embarcoAl sur de mis pecados,Brújula que jadeanteMe arrastra hasta tu cuerpo. -¡Ah del convento! ¿Nadie me responde?Busco a un hombreque un día llegó aquísin otra causa, al parecer,que haberle dado nombre a su dolory no callar por más que con el dedoel peso del silencio le impusieran.Se llamaFrancisco de Quevedoy suele, por más señas,dar abrazos a sombras fugitivas,socorrerse de ajenas desnudecese incendiarse el corazón de mucho amorcuando se mira al fondo de sí mismoy no halla cosa en que poner los ojosque no sea recuerdo de la muerte.Decidle, si lo veis,que guardamos su memoria en este parquedonde hoy pudieratemplar de cuerdas ruiseñoressu fatiga dulce y su inquietud preciosa;resbalarse secreto entre las flores;aliviar sus furias y sus penasentre álamos y acacias,entre tilos, arces y magnolios,enebros, tamarindos, sauces y cipreses,pinos centenariosque en agrietadas cortezas testimonianel tiempo que ni mueve ni tropieza,aquella herida que duele y no se siente...Por él,estos troncos ya sin vidaque una mano insensible condenóa ser asiento de su propia negación;aquel banco en que un anciano,vencido de sí mismo,pone al sol el alma a media tarde;los juegos de los niños que aún no sabende otros duelos de labores y esperanzasy afirman la vida con sus risas.Por él,la súplica callada de un faisánque no recuerda el límite del bosque;la oscura humildad de los gorriones,que nunca soñaron otro vueloy se arraciman al borde del asfalto;la irisada vanidad del pavo realcondenado de por vida a la belleza.Por él,el agua de un estanque detenidaa fin de que el cisne se reflejeen curvada ostentación de su figura;el agua en cascada de la fuenteque tal vez quisiera ser espumapor no verse a diario repetida;o el agua del río con que fluyela sumisa, callada, inexorablecanción de más allá de la ribera.Por él,este busto de piedra y el recuerdoque, insurrecto contra el tiempo y su dureza,al borde de su verso se detiene:«De piedra es hombre duro; de diamantetu corazón, pues muerte tan severano anega con tus ojos tu semblante.Mas no es de piedra, no, que si lo fuera,de lástima de ver a Dios amanteentre las otras piedras se rompiera.».8 "Enero- 94 -Quiza fue una hecatombe de esperanzasun derrumbe de algun modo previstoah pero mi tristeza solo tuvo un sentidotodas mis intuiciones se asomaronpara verme sufriry por cierto me vieronhasta aqui habia hecho y rehechomis trayectos contigohasta aqui habia apostadoa inventar la verdadpero vos encontraste la manerauna manera tiernay a la vez implacablede desahuciar mi amorcon un solo pronostico lo quitastede los suburbios de tu vida posiblelo envolviste en nostalgiaslo cargaste por cuadras y cuadrasy despacitosin que el aire nocturno lo advirtieraahi nomas lo dejastea solas con su suerteque no es muchacreo que tenes razonla culpa es de uno cuando no enamoray no de los pretextosni del tiempohace mucho muchisimoque yo no me enfrentabacomo anoche al espejoy fue implacable como vosmas no fue tiernoahora estoy solofrancamentesolosiempre cuesta un poquitoempezar a sentirse desgraciadoantes de regresara mis lobregos cuarteles de inviernocon los ojos bien secospor si acasomiro como te vas adentrando en la nieblay empiezo a recordarte. -Amor...única llama que me queda de Diosen el sendero cierto de lo incierto.Aquí,desesperada,me contemplo la vida en un hueco del tiempo.Entrecortando pasa el sendero de luzque esperancé de sueño.¡Oh mañanas azules que se quedaron muertas,volando en el espacio!¡Oh anudada caricia que amaneces dispersa,cuando despierta el cuerpo!¡Oh querer desterrarme de mis pasos turbados...!¡Multiplican en ecos!Aquí, junto al continuo gravitar de la nada,¡cómo asaltan mi espíritu los silencios más yermos!Mi esperanza es un viaje flotando entre sí misma...Es una sombra vaga sin ancla y sin regreso.Mis espigas no quieren germinar al futuro.¡Oh el peso del ambiente!¡Oh el peso del destierro!¡Amor...!Hasta la leve ronda de tu voz perturbada,me partió la ola blanca que quedaba en mi pecho. -Sentada en mis rodillas y a mi cuello abrazada,se ha detenido el tiempo, la palabra dormita,el pensamiento inmóvil no se ocupa de nada,e ignoran los oídos a quien murmura o grita.Qué lejanas las sombras que las nubes proyectan,y las dudas qué absurdas y qué insignificantes,que aún estando en el fondo del alma, no la infectan,y aún hiriendo sus teclas no suenan discordantes.Flota la mente ausente en exótico nirvana,el sentimiento fluye profundo pero lento,y en la quietud serena ni el sentido se afana,ni la ansiedad destruye la magia del momento.La cabeza en el hombro resuelve los dilemas,evade los conflictos y el horizonte amplía;susurraré a tu oído uno de mis poemas,y te amaré esta noche que es joven todavía. -Tierra, tierra, tierra, tierra.Y ahora yo, yo, yo, yo.¡Cielo puro, día libre,sostenedme en mi ilusión! -Es el amor. Tendré que cultarme o que huir.Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre selevanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.Ya los ejércitos me cercan, las hordas.(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)El nombre de una mujer me delata.Me duele una mujer en todo el cuerpo. -Cállate, por Dios, que túno vas a saber decírmelo.Deja que abran todos missueños y todos tus lirios.Mi corazón oye bienla letra de tu cariño.El agua lo va temblandoentre los juncos del río,lo va estendiendo la niebla,lo están meciendo los pinos(y la luna opaca) y elcorazón de tu destino...¡No apagues por dios, la llamaque arde dentro de mí mismo!¡Cállate por dios, que túno vas a poder decírmelo! -No tienes tú la culpa si en tus manosmi amor se deshojó como una rosa:Vendrá la primavera y habrá flores...El tronco seco dará nuevas hojas.Las lágrimas vertidas se harán perlasde un collar nuevo; romperá la sombraun sol precioso que dará a las venasla savia fresca, loca y bullidora.Tú seguirás tu ruta; yo la míay ambos, libertos, como mariposasperderemos el polen de las alasy hallaremos más polen en la flora.Las palabras se secan como ríosy los besos se secan como rosas,pero por cada muerte siete vidasbuscan los labios demandando aurora.Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!¡Y toda primavera que se esbozaes un cadáver más que adquiere viday es un capullo más que se deshoja! -Percibo tu presencia sin estar a mi lado,y oigo tu breve paso hallándote tan lejos;siento tu escalofrío sin haberte tocado,y aún cerrando los ojos me ciegan tus reflejos.Veo pasar las sombras y en ellas te adivino;cuando me roza el aire sé que son tus cabellos;si me azota la lluvia, tus besos imagino,y por ti son mis sueños inmensamente bellos.Pero no reconozco tu risa entre las risas,porque amarga tristeza te cubre con su manto;y en el tropel de gentes ruidosas y con prisasno estás, porque te encuentras en soledad y llanto.Un aura te rodea solemne y misteriosaque fascina mis ojos aunque nunca te han visto;es quizá la nostalgia gentil y silenciosaque permea tu vida y en que yo mismo existo.No obstante, ambos sabemos que ha de llegar el díaen que la luz disipe la sombra en que vivimos;y al resurgir pujante nuestra innata alegría,hemos de ser de nuevo como otro tiempo fuimos.Tú encontrarás un hombre que te bese y te cante,y no habrá en vuestra entrega ni exigencia ni ruego;yo volveré a mis sueños, inventando una amantey escribiéndola versos, sentado junto al fuego.Y al mirar al pasado desde el nuevo presentede ilusiones azules y de esperanzas verdes,una estrella en el cielo y una luz en tu mentemusitarás mi nombre y quizá me recuerdes. -Un día para extirpar del almanaque. Uno de esosen que ya levantarse se convierte en una cargay después todo transcurre como un cólico.Algo a tachar de la agenda, una cita inoportuna.Sentado en la cocina, fumo y pienso:¿Y si hubiera muerto años atrás?Durante la infancia, caído del árbol.Ahogado aquella tarde en el mar.En el quirófano.Los almendros desnudos de ayer hoy no floreceríanni un sol vacilante avivará despacio las cosas.No nos habríamos conocidoni compartido una charla, un café, un abrazo.Tampoco ahora fumaría mientras piensoque ha sido todo un regalo desde entonces.La vida, los almendros y tú.Cada minuto, cada día. Este día.Un fascinante regalo. -Decid cuando yo muera... (¡y el día esté lejano!)soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento,en el vital deliquio por siempre insaciado,era la llama al viento...Vagó, sensual y triste, por las islas de su América;en un pinar de Honduras vigorizó el aliento;la tierra mexicana le dio su rebeldía,su libertad, su fuerza... Y era una llama al viento.De simas no sondadas subía a las estrellas;un gran dolor incógnito vibraba por su acento;fue sabio en sus abismos, y humilde, humilde, humilde,porque no es nada una llamita al viento.Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,que nunca humana lira jamás esclareció,y nadie ha comprendido su trágico lamento...Era una llama al viento y el viento la apagó. -Presentes sucesiones de difuntosQUEVEDOPasa el tiempo y suspiro porque paso,aunque yo quede en mí, que sabe y cuenta,y no con el reloj, su marcha lenta"nunca es la mía" bajo el cielo raso.Calculo, sé, suspiro "no soy casode excepción" y a esta altura, los setenta,mi afán del día no se desalienta,a pesar de ser frágil lo que amaso.Ay, Dios mío, me sé mortal de veras.Pero mortalidad no es el instanteque al fin me privará de mi corriente.Estas horas no son las postrimeras,y mientras haya vida por delante,serás mis sucesiones de viviente. -Hoy me gusta la vida mucho menos,pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.Casi toqué la parte de mi todo y me contuvecon un tiro en la lengua detrás de mi palabra.Hoy me palpo el mentón en retiraday en estos momentáneos pantalones yo me digo:¡Tánta vida y jamás!¡Tántos años y siempre mis semanas!...Mis padres enterrados con su piedray su triste estirón que no ha acabado;de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,y, en fin, mi ser parado y en chaleco.Me gusta la vida enormementepero, desde luego,con mi muerte querida y mi caféy viendo los castaños frondosos de Parísy diciendo:Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!Dije chaleco, dijetodo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al ladoy está bien y está mal haber miradode abajo para arriba mi organismo.Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,porque, como iba diciendo y lo repito,¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,y siempre, mucho siempre, siempre, siempre! -Para qué me preguntas. Todos moriremos.Eso no me ayuda. No, realmente no.Gunnard EkelofLo que importaes estar vivoy entrar a la casaen el desolado mediodía de la vida.El río pasa recogiendo la calle polvorienta.Los satélites artificiales pueden rodear la tierra,pero nada saben de ellos los bueyes enyugados a las carretas.Es el mismo de otro siglo el gesto del campesino al descargar un saco de trigo,el polvillo de la molienda danza en el sol sin memoria,escuchamos el trote de los ratones entre los sacos dormidos en la bodega,y el oculto resplandor de las cosastiene un secreto revelado por los aromos.Escucho el pitazo del trencortando en dos al pueblo.El pueblo donde pedí tres deseos al comer las primeras cerezas,donde me regalaron una lámpara humilde que no he vuelto a hallar,el pueblo que tenía unos pocos miles de habitantes cuando nací,y fue fundado como un Fuertepara defenderse de los mapuches(todo eso era nuestro Far West).El pueblo donde aún humean mantas junto a cocinas a leñay el invierno es la travesía de un tempestuoso océano.Si me pidieran recordaralgo más allá de las calles donde di los primeros pasosno sabría mucho que decir.Creo que he estado en otros paíseshe visto día a día en las ciudades vehículos iluminados como trasatlánticosllevar rostros fatigados de un matadero a otro."La vida es un pretexto para escribir dos o tres versoscantantes y luminosos", escribió un poeta,pero tal vez yo no sea de verdad un poeta.Me amo a mí mismo tanto como a mi prójimopero estoy dispuesto a desaparecer junto a todo mi prójimo.Puedo rezar sin creer en dios,a las noticias del díasuelo preferir leer memorias de oscuros personajes de otras épocaso contemplar los gorriones picoteando maravillas.De nuevo alguien ve derrocharlos yuyos su oro al viento.Alguien va a temer cada mañana que el sol no regrese,alguien tal vez aprenderá a leer en diarios que anuncian nuevas guerras,alguien en la nocheva a tomar un carbón encendido para trazar círculos de fuegoque lo protegen de todo mal.Quedaré solo en un bosque de pinos.De pronto veré alzarse los muros al canto de los gallos.Podré pronunciar mi verdadero nombre.Las puertas del bosque se abrirán,mi espacio será el mismo que el de las aves inmortalesque entran y salen de él,y los hermanos desconocidos sabrán que ya pueden reemplazarme.Debo enfrentar de nuevo al río.Busco una moneda.El río ha cambiado de color.Veo sin temorla canoa negra esperando en la orilla. -Raya, dorado Sol, orna y coloraDel alto monte la lozana cumbre;Sigue con agradable mansedumbreEl rojo paso de la blanca Aurora;Suelta las riendas a Favonio y Flora,Y usando, al esparcir tu nueva lumbre,Tu generoso oficio y real costumbre,El mar argenta, las campañas dora,Para que desta vega el campo rasoBorde saliendo Flérida de flores;Mas si no hubiere de salir acaso,Ni el monte rayes, ornes, ni colores,Ni sigas de la Aurora el rojo paso,Ni el mar argentes, ni los campos dores. -¡Te adoré tanto anoche!-Me adoraste en ausencia.-¡Te besé tanto anoche!-Me besaste en ausencia.-¡Te miré tanto anoche !-Me miraste en ausencia.-¡Te adorésin pensarte en la forma.Te besésin sentirme en tu rostro.Te mirésin mirada y sin sol.-¿Y eso es posible, amada?-Pregúntalo a la nubeque cruzó por mi sueño y se posó en tu alma.-¿Qué se posó en mi alma?-Cargada por la brisa, con la última notade mi vida en canción...-Y la brisa ¿qué hizoal sentirte en sus prados?-Con los ojos turbadospresenció mi invasión...-¿Y no quiso besarte?-Sus labios no alcanzaronmi corazón en flor.Hubo de ver mi rostroen sonrisa de agua,contigo en la emoción...-¿Y así llegaste, amada?-Así miré tu alma,te besé en la sonrisa,y adoré tu ilusión... -Una clara nochede fiesta y de luna,noche de mis sueños,noche de alegría?era luz mi almaque hoy es bruma toda,no eran mis cabellosnegros todavía?,el hada más jovenme llevó en sus brazosa la alegre fiestaque en la plaza ardía.So el chisporroteode las luminarias,amor sus madejasde danzas tejía.Y en aquella nochede fiesta y de luna,noche de mis sueños,noche de alegría,el hada más jovenbesaba mi frente...con su linda manosu adiós me decía...Todos los rosalesdaban sus aromas,todos los amoresamor entreabría. -Mira tu mano, que despacio se mueve,transparente, tangible, atravesada por la luz,hermosa, viva, casi humana en la noche.Con reflejo de luna, con dolor de mejilla, con vaguedad de sueñomírala así crecer, mientras alzas el brazo,búsqueda inútil de una noche perdida,ala de luz que cruzando en silenciotoca carnal esa bóveda oscura.No fosforece tu pesar, no ha atrapadoese caliente palpitar de otro vuelo.Mano volante perseguida: pareja.Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.Sois las amantes vocaciones, los signosque en la tiniebla sin sonido se apelan.Cielo extinguido de luceros que, tibios,campo a los vuelos silenciosos te brindas.Manos de amantes que murieron, recientes,manos con vida que volantes se buscany cuando chocan y se estrechan enciendensobre los hombres una luna instantánea. -AQUELLA guerra! El tiempoun año y otro y otrodeja caer como si fueran tierrapara enterraraquelloque no quiere morir: claveles,agua,cielo,la España, a cuya puertatoqué, para que abrieran,entonces, allá lejos,y una rama cristaliname acogió en el estíodándome sombra y claridad,frescurade antigua luz que corredesgranadaen el canto:de antiguo canto frescoque solicitanuevaboca para cantarlo.Y allí llegué para cumplir mi canto.Ya he cantado y contadolo que con manos llenas me dio España,y lo que me robó con agonía,lo que de un rato a otrome quitó de la vidasin dejar en el huecomás que llanto,llanto del viento en una cueva amarga,llanto de sangre sobre la memoria.Aquella guerra! No faltó la luzni la verdad,no hizo falta la dicha sino el pan,estuvo allí el amor, pero no los carbones:había hombre, frente, ojos, valorpara la más acribillada gestay caían las manos como espigas cortadassin que se conociera la derrota,esto es, había poder de hombre y de alma,pero no había fusilesy ahora les preguntodespués de tanto olvido:qué hacer? qué hacer? qué hacer?Respóndanme, callados,ebrios de aquel silencio, soñadoresde aquella falsa paz y falso sueño,qué hacer con sólo cólera en las cejas?con sólo puños, poesía, pájaros,razon, dolor, qué hacer con las palomas?qué hacer con la pureza y con la irasi delante de ti se te desgranael racimo del mundoy ya la muerteocupala mesael lechola plazael teatrola casa vecinay blindada se acerca desde Albacete y Soria,por costa y páramo, por ciudad y río,calle por calle,y llega,y no hay sino la piel para pelearle,no hay sino las banderas y los puñosy el triste honor ensangrentadocon los pies rotos,entre polvo y piedra,por el duro camino catalánbajo las balas últimascaminandoay! hermanos valientes, al destierro! -Me destierro a la memoria,voy a vivir del recuerdo.Buscadme, si me os pierdo,en el yermo de la historia,que es enfermedad la viday muero viviendo enfermo.Me voy, pues, me voy al yermodonde la muerte me olvida.Y os llevo conmigo, hermanos,para poblar mi desierto.Cuando me creáis más muertoretemblaré en vuestras manos.Aquí os dejo mi alma-libro,hombre-mundo verdadero.Cuando vibres todo entero,soy yo, lector, que en ti vibro. -Vuelve a tu memoriaaquella aldea de humo, su cabello,y el rumor de la brisa entre las ramas.Fue un día feliz.Y recuerdas que ya entoncessupiste que hoy te iba a dolersu eterno esplendor, tu imposible regreso.Y aprendes que de nada te sirve cuanto sabes. -Boscán, las armas y el furor de Marte,que con su propria fuerza el africanosuelo regando, hacen que el romanoimperio reverdezca en esta parte,han reducido a la memoria del artey el antiguo valor italïano,por cuya fuerza y valerosa manoÁfrica se aterró de parte a parte.Aquí donde el romano encendimiento,donde el fuego y la llama licenciosasólo el nombre dejaron a Cartago,vuelve y revuelve amor mi pensamiento,hiere y enciende el alma temerosa,y en llanto y en ceniza me deshago. -Mi patria es dulce por fuera,y muy amarga por dentro;mi patria es dulce por fuera,con su verde primavera,con su verde primavera,y un sol de hiel en el centro.¡Qué cielo de azul calladomira impasible tu duelo!¡Qué cielo de azul callado,ay, Cuba, el que Dios te ha dado,ay, Cuba, el que Dios te ha dado,con ser tan azul tu cielo!Un pájaro de maderame trajo en su pico el canto;un pájaro de madera.¡Ay, Cuba, si te dijera,yo que te conozco tanto,ay, Cuba, si te dijera,que es de sangre tu palmera,que es de sangre tu palmera,y que tu mar es de llanto!Bajo tu risa ligera,yo, que te conozco tanto,miro la sangre y el llanto,bajo tu risa ligera.Sangre y llantobajo tu risa ligera;sangre y llantobajo tu risa ligera.Sangre y llanto.El hombre de tierra adentroestá en un hoyo metido,muerto sin haber nacido,el hombre de tierra adentro.Y el hombre de la ciudad,ay, Cuba, es un pordiosero:Anda hambriento y sin dinero,pidiendo por caridad,aunque se ponga sombreroy baile en la sociedad.(Lo digo en mi son entero,porque es la pura verdad.)Hoy yanqui, ayer española,sí, señor,la tierra que nos tocósiempre el pobre la encontrósi hoy yanqui, ayer española,¡cómo no!¡Qué sola la tierra sola,la tierra que nos tocó!La mano que no se aflojahay que estrecharla en seguida;la mano que no se afloja,china, negra, blanca o roja,china, negra, blanca o roja,con nuestra mano tendida.Un marino americano,bien,en el restaurant del puerto,bien,un marino americanome quiso dar con la mano,me quiso dar con la mano,pero allí se quedó muerto,bien,pero allí se quedó muertoel marino americanoque en el restaurant del puertome quiso dar con la mano,¡bien! -NECESITO del mar porque me enseña:no sé si aprendo música o conciencia:no sé si es ola sola o ser profundoo sólo ronca voz o deslumbrantesuposición de peces y navios.El hecho es que hasta cuando estoy dormidode algún modo magnético circuloen la universidad del oleaje.No son sólo las conchas trituradascomo si algún planeta temblorosoparticipara paulatina muerte,no, del fragmento reconstruyo el día,de una racha de sal la estalactitay de una cucharada el dios inmenso.Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,incesante viento, agua y arena.Parece poco para el hombre jovenque aquí llegó a vivir con sus incendios,y sin embargo el pulso que subíay bajaba a su abismo,el frío del azul que crepitaba,el desmoronamiento de la estrella,el tierno desplegarse de la oladespilfarrando nieve con la espuma,el poder quieto, allí, determinadocomo un trono de piedra en lo profundo,substituyó el recinto en que crecíantristeza terca, amontonando olvido,y cambió bruscamente mi existencia:di mi adhesión al puro movimiento. -Yo soymi propia secretariami propiacocinerami propiamodista.Yo soy la queescribe mis poesíasy mis relatos.No tengoningún ayudanteque haga mis recados,que ordene mis papelesque ponga al díami trabajo,que mande loscorreos electrónicos,que conteste a mis mensajeso que hablecon quien haya que hablar.Soy autosuficientey voy a seguirsiéndolo,soy una mujer, ¡vale! -Llénate de mí.Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,Soy el que pasó saltando sobre las cosas,el fugante, el doliente.Pero siento tu hora,la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,la hora de las ternuras que no derramé nunca,la hora de los silencios que no tienen palabras,tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,tu hora, medianoche que me fue solitaria.Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.No, no quiero ser esto.Ayúdame a romper estas puertas inmensas.Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.Así crucificaron mi dolor una tarde.Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.Mi corazón no debe callar hoy o mañana.Debe participar de lo que toca,debe ser de metales, de raíces, de alas.No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.Entonces gritaría, lloraría, gemiría.No puede ser, no puede ser.Quién iba a romper esta vibración de mis alas?Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra?No puede ser, no puede ser, no puede ser.Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.Tienes de mí ese sello de avidéz no saciada.Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,inundando las tierras como un río terrible,desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,destrozando,quemando,arrasandocomo una lava loca lo que existe,correr fuera de mi mismo, perdidamente,libre de mí, Curiosamente libre.¡Irme, Dios mío, irme! -I¡Ea! apretad esas cinchasy apercibid los overos;y que ya tasquen los potrosel bocado de los frenos.Preparad las jabalinas,poned traílla a los perros;sonad las trompas de cazay azores llevad dispuestos.¿Ya estáis listos? Pues aprisa,vamos al bosque siniestro.?IIQuien tal dice es un altivo,noble y alto caballeroque, con sus alrededores,tiene la comarca en feudo.Es Don Pedro de Almendares,el infanzón altaneroa quien, por lo valeroso,ninguno venció en el duelo.El que ha astillado sus lanzasen las justas y torneos,siempre sereno y triunfante,sin temores ni recelos.IIIEs Violante una doncellacon unos ojos muy negros,con unos oscuros rizosque cuando le caen sueltospor la garganta blanquísima,por la espalda y por el seno,fingen en fondo de mármolmallas finísimas de ébano.Don Pedro adora a Violantey Violante ama a Don Pedro;y ambos gozan en deliquiosde ardorosos embelesos.IVPero Violante, la hermosa,se enciende en llamas de celos,sin que nada de sus ansiaspueda aminorar el fuego.La linda Violante buscapara sus males remedio,y a un nigromante interrogacontándole sus secretos.El nigromante medita;y luego, fruncido el ceño,busca en yerbas misteriosasfiltros; y ve los luceros;y en caballísticos signosquiere hallar el verdaderomodo de que sus retortaspuedan curar aquel pecho.Por fin, después de logrardescifrar aquel misterio,y ya encontrada la clavedel enigma, dijo luegoa Violante: ?Que el que os amaos traiga el ala de un cuervo;y con el oscuro copodel suave plumaje negro,podréis curar la dolencia,llevándole junto al pecho.VPor eso va en su corcelel valeroso Don Pedro,y con sus gentes al bosque,con jaurías y pertrechos.Ese es el bosque maldito,ese es el bosque siniestro,del que mil supersticionesandan en boca del pueblo.Con temor van caminandoojeadores y monteros,que a ese bosque nunca lleganporque les ataja el miedo.?Don Pedro, el bosque es terrible?....Don Pedro se ríe de eso;que no teme ese hijodalgoni a los vivos ni a los muertos.?Ese bosque está maldito.?No importa?dice Don Pedro.Y siguen andando, andando;y ya están del bosque dentro;y ya los toques de cazarepiten sonoros cuernos,y van los genios del airedesparramando los ecos.Don Pedro no busca fierasni sigue la pista a ciervos,ni a cerdosos jabalíes;él busca un nido de cuervos.VIIba la noche empezando;el día iba oscureciendo;cuando en un árbol robustomedio destroncado y seco,graznó un cuervo enorme echadoen unos grietosos huecos;sus ojos fosforescentes,su corvo pico entreabierto.VIIDon Pedro fuese hacia élafanoso ya y contento;puso en comba un arco entonces,y disparó... cuando el cuervocomo una flecha velozvoló donde el caballero;hincó en los hombros robustossus largas uñas de acero,y con picotazos rápidosle sacó los ojos negros...Don Pedro dio un hondo grito,mas mató al pájaro; y luegole sacaron aterradosservidores y pecherosde aquel lugar tenebroso,de en medio el bosque siniestro.Fue al castillo de Violante,con un ala entre sus dedosdel pájaro, y a la hermosale dijo: ?Mira, estoy ciego;por ti he perdido mis ojosángel de mis dulces sueños...Yo llegué al bosque malditoy me castigó el infierno.VIIILa niña miróle entoncesy le dijo: ?Buen mancebo,yo ya no puedo quererte:primero, porque eres ciego;y después, porque el de Alcántara,noble señor extranjero,pidió a mi padre mi manoy nos casamos hoy mesmo.IXDio un grito de horror terrible,y tornado loco el ciego,en carrera desatada,fue tropezando y cayendopor los bosques; y apretandocontra el dolorido pecho,entre los puños crispados,la espantosa ala del cuervo. -y nada sino yo es el precipicio:sobre los desvencijados telares de los sueñosno hay polvo ni sombra que pudiéramostrabajosamente arañar ahorapara encontrar razonesque la vida hicieran fácil,razones, espejos con nombres o tan sóloalguna memoria y algún bache.No hay razones, espejos o siluetas de muchachaso de nombres. No hay nada aquí, aquíno hay nadie. Las virutas de unas voces oigo,de unas oscuras voces que son muchas peroque sobre un mismo abismo forman una:el desierto de mis ojos les da nombre. -Antonio Torres Heredia,hijo y nieto de Camborios,con una vara de mimbreva a Sevilla a ver los toros.Moreno de verde lunaanda despacio y garboso.Sus empavonados buclesle brillan entre los ojos.A la mitad del caminocortó limones redondos,y los fue tirando al aguahasta que la puso de oro.Y a la mitad del camino,bajo las ramas de un olmo,guardia civil camineralo llevó codo con codo.*El día se va despacio,la tarde colgada a un hombro,dando una larga torerasobre el mar y los arroyos.Las aceitunas aguardanla noche de Capricornio,y una corta brisa, ecuestre,salta los montes de plomo.Antonio Torres Heredia,hijo y nieto de Camborios,viene sin vara de mimbreentre los cinco tricornios.Antonio, ¿quién eres tú?Si te llamaras Camborio,hubieras hecho una fuentede sangre con cinco chorros.Ni tú eres hijo de nadie,ni legítimo Camborio.¡Se acabaron los gitanosque iban por el monte solos!Están los viejos cuchillostiritando bajo el polvo.A las nueve de la nochelo llevan al calabozo,mientras los guardias civilesbeben limonada todos.Y a las nueve de la nochele cierran el calabozo,mientras el cielo relucecomo la grupa de un potro. -TU nombre era Recabarren.Bonachón, corpulento, espacioso,clara mirada, frente firme,su ancha compostura cubría,como la arena numerosa,los yacimientos de la fuerza.Mirad en la pampa de América(ríos ramales, clara nive,cortaduras ferruginosas)a Chile con su destrozadabiología, como un ramajearrancado, como un brazocuyas falanges dispersóel tráfico de las tormentas.Sobre las áreas muscularesde los metales y el nitrato,sobre la atlética grandezadel cobre recién excavado,el pequeño habitante vive,acumulado en el desorden,con un contrato apresurado,lleno de niños andrajosos,extendidos por los desiertosde la superficie salada.Es el chileno interrumpidopor la cesantía o la muerte.Es el durísimo chilenosobreviviente de las obraso amortajado por la sal.Allí llegó con sus panfletoseste capitán del pueblo.Tomó al solitario ofendidoque, envolviendo sus mantas rotassobre sus hijos hambrientos,aceptaba las injusticiasencarnizadas, y le dijo:"Junta tu voz a otra voz","Junta tu mano a otra mano".Fue por los rincones aciagosdel salitre, llenó la pampacon su investidura paternay en el escondite invisiblelo vio toda la minería.Llegó cada "gallo" golpeado,vino cada uno de los lamentos:entraron como fantasmasde pálida voz trituraday salieron de sus manoscon una nueva dignidad.En toda la pampa se supo.Y fue por la patria enterafundando pueblo, levantandolos corazones quebrantados.Sus periódicos recién impresosentraron en las galeríasdel carbón, subieron al cobre,y el pueblo besó las columnasque por primera vez llevabanla voz de los atropellados.Organizó las soledades.Llevó los libros y los cantoshasta los muros del terror,juntó una queja y otra queja,y el esclavo sin voz ni boca,el extendido sufrimiento,se hizo nombre, se llamó Pueblo,Proletariado, Sindicato,tuvo persona y apostura.Y este habitante transformadoque se construyó en el combate,este organismo valeroso,esta implacable tentativa,este metal inalterable,esta unidad de los dolores,esta fortaleza del hombre,este camino hacia mañana,esta cordillera infinita,esta germinal primavera,este armamento de los pobres,salió de aquellos sufrimientos,de lo más hondo de la patria,de lo más duro y más golpeado,de lo más alto y más eternoy se llamó Partido.PartidoComunista.Ése fue su nombre.Fue grande la lucha. Cayeroncomo buitres los dueños del oro.Combatieron con la calumnia."Este Partido Comunistaestá pagado por el Perú,por Bolivia, por extranjeros".Cayeron sobre las imprentas,adquiridas gota por gotacon sudor de los combatientes,y las atacaron quebrándolas,quemándolas, desparramandola tipografía del pueblo.Persiguieron a Recabarren.Le negaron entrada y paso.Pero él congregó su semillaen los socavones desiertosy fue defendido el baluarte.Entonces, los empresariosnorteamericanos e ingleses,sus abogados, senadores,sus diputados, presidentes,vertieron la sangre en la arena,acorralaron, amarraron,asesinaron nuestra estirpe,la fuerza profunda de Chile,dejaron junto a los senderosde la inmensa pampa amarillacruces de obreros fusilados,cadáveres amontonadosen los repliegues de la arena.Una vez a Iquique, en la costa,hicieron venir a los hombresque pedían escuela y pan.Allí confundidos, cercadosen un patio, los dispusieron para la muerte.Dispararoncon silbante ametralladora,con fusiles tácticamentedispuestos, sobre el hacinadomontón de dormidos obreros.La sangre llenó como un ríola arena pálida de Iquique,y allí está la sangre caída,ardiendo aún sobre los añoscomo una corola implacable.Pero sobrevivió la resistencia.La luz organizada por las manosde Recabarren, las banderas rojasfueron desde las minas a los pueblos,fueron a las ciudades y a los surcos,rodaron con las ruedas ferroviarias,asumieron las bases del cemento,ganaron calles, plazas, alquerías,fábricas abrumadas por el polvo,llagas cubiertas por la primavera:todo cantó y luchó para venceren la unidad del tiempo que amanece.Cuánto ha pasado desde entonces.Cuánta sangre sobre la sangre,cuántas luchas sobre la tierra.Horas de espléndida conquista,triunfos ganados gota a gota,calles amargas, derrotadas,zonas oscuras como túneles,traiciones que parecíancortar la vida con su filo,represiones armadas de odio,coronadas militarmente.Parecía hundirse la tierra.Pero la lucha permanece. -Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo,tú lo tienes.El puño de mi corazón está golpeando, llamando.Te agradezco a los cuentos,doy gracias a tu madre y a tu padre,y a la muerte que no te ha visto.Te agradezco al aire.Eres esbelta como el trigo,frágil como la línea de tu cuerpo.Nunca he amado a una mujer delgadapero tú has enamorado mis manos,ataste mi deseo,cogiste mis ojos como dos peces.Por eso estoy a tu puerta, esperando. -Ahí está lo que fue: la terca espadadel sajón y su métrica de hierro,los mares y las islas del destierrodel hijo de Laertes, la doradaluna del persa y los sin fin jardinesde la filosofía y de la historia,el oro sepulcral de la memoriay en la sombra el olor de los jazmines.Y nada de eso importa. El resignadoejercicio del verso no te salvani las aguas del sueño ni la estrellaque en la arrasada noche olvida el alba.Una sola mujer es tu cuidado,igual a las demás, pero que es ella. -Marco con las migas de mi cuerpoel camino del espejoen que los bailarines de la noche danzan.Pongo las canciones polvorientas de los huesoshasta el último renglónde madrugadaen la lengua de unos ojos que no duermencon el hierro de la carneclavado en el ocaso del vestidoy un pedazo de fuego en la cuchara.Llego hasta el último suspiroderramando las estrellas de los brazosdonde se hallan enjauladoslos leones amarillos de los labios.Beso de quimeras cada ausenciacon las últimas lagunas de azafrán y escarchas. -Cien sonetos de amorDe viajes y dolores yo regresé, amor mío,a tu voz, a tu mano volando en la guitarra,al fuego que interrumpe con besos el otoño,a la circulación de la noche en el cielo.Para todos los hombres pido pan y reinado,pido tierra para el labrador sin ventura,que nadie espere tregua de mi sangre o mi canto.Pero a tu amor no puedo renunciar sin morirme.Por eso toca el vals de la serena luna,la barcarola en el agua de la guitarrahasta que se doblegue mi cabeza soñando:que todos los desvelos de mi vida tejieronesta enramada en donde tu mano vive y vuelacustodiando la noche del viajero dormido. -En invernales horas, mirad a Carolina.Medio apelotonada, descansa en el sillón,envuelta con su abrigo de marta cibelinay no lejos del fuego que brilla en el salón.El fino angora blanco junto a ella se reclina,rozando con su hocico la falda de Aleçón,no lejos de las jarras de porcelana chinaque medio oculta un biombo de seda del Japón.Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño:entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris;voy a besar su rostro, rosado y halagüeñocomo una rosa roja que fuera flor de lis.Abre los ojos; mírame con su mirar risueño,y en tanto cae la nieve del cielo de París. -Unos meses la sangre se vistió con tu hermosafigura de muchacha, con tu pelotorrencial, y el sonidode tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinasde la tristeza. El mundose me empezó a morir como un niño en la noche,y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángelciego, terrestre, oscuro,con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justiciasacándome los ojos por haberte mirado.Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,segura, perfumada,porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegríasalía por tu boca como vertiente purade marfil, y bailabascon tus pasos felices de loba, y en el vértigodel día, otra muchachaque salía de ti, como otra maravillade lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,porque estábamos lejos, y decíasque me amabas.Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelanen un vuelo sin fin las tempestades,pues nadie sabe nada de nada, y es confusotodo lo que elegimos hasta que nos quedamossolos, definitivos, completamente solos.Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el girodel baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.Quiero seguirte viendo muchos años, venirimpalpable, profunda,girante, así, perfecta, con tu negro vestidoy tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,y esa cintura.Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aireo en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:con éste que ahora te habla de vivir para siempretú subirás al sol, tú volveráscon él y no con otro, una tarde de junio,cada trescientos años, a la orilla del mar,eterna, eternamente con él y no con otro. -A José Juan Tablada.Hasta el ángulo en sombra en que, al soñar los levessueños de la mañana,funjo interinamente de árabe sin hurí,llega la dulce voz de una dulce paisana.La alondra me despiertacon un tímido ensayo de canción balbucientey un titubeo de sol en el ala inexperta.¡Gracias, Padre del día,oh buen Pastor de estrellas cantando por Banville!Gracias por el saludo en que esta embajadoradel alba, me ha traído un mensaje de abril;gracias porque el temblor de su canto se fundecon las madrugadoras esquilas de mi tierra,y porque el sol que tiembla en sus alas no es otroque el que baña la casa en que nací, y el valleazul, y la azul sierra.¡Gracias porque en el trinode la alondra, me llega,por primer don del día, este don femenino! -Déjenme entrar allídonde pastan las hormigas de otros cuerpos.No me cierren las puertasdonde muerosin olor a poemasin relojsentada en el último banco de mis versos.Déjenme entrar allídonde no hay bruma en la palabradonde mi cuerposiente el equilibrio de los ojos despiertos;allí, donde los muertostienen su propio corazón latiendo.Déjenme entrar allíno me nieguen el agua de una estrofapara calmar la sed de tantos sueños. -Cantamos.Cantamos por las calles "avenidas a medias-con nuestro amor -¿amor aquello?- sobrela espalda recién cicatrizada aún.Y tardes enterasen las vespertinas sesiones de cines humildescogidos de la mano -¿amor aquello?- inútilmentehoras y más horas. Hasta casi las nueve de lanoche.Y luego el reverendo padreen el púlpito barroco y torturadoacusándonos a todos -¿amor aquello?-por unos besos nunca omitidos.Y a pesar de todocantamos hasta abordar tus labioscon mis labios desesperadamente hartosdel silencio no vida tantas horas paradasante un escaparate iluminado.¿Amor aquello?Sí amor aquellounido abrazo pleno hasta saciar la seddel dedo la palabra el llantola agonía de los besos furtivosen un baile aséptico domingo por la tardeen la ciudad. -Cuando sobre el pecho inclinasla melancólica frente,una azucena tronchadame pareces.Porque al darte la purezade que es símbolo celeste,como a ella te hizo Diosde oro y nieve. -Una religión que te dice que sólo hay que mirar hacia arribay que en la vida terrenal todo es bajeza y ruindadque no debe ser mirado con atenciónes la mejor garantía para que tropieces a cada pasoy te rompas los dientes y el almacontra las piedras rotundamente terrenales. -Quiero ir con aquel a quien amo.No quiero calcular lo que cuesta.No quiero averiguar si es bueno.No quiero saber si me ama.Quiero ir con aquél a quien amo. -Detrás de la máscarade rey de las pirateríasestá el espejoy también está detrás de la máscaradel seductorque añeja su adolescenciay tras de las abigarradas máscarasrutinariaslas del héroela víctimael estoicoel justoEntoncesaparece a la intemperiela seca reflexión de su caraen el espejo de su sombra. -Si es que me quieres matar,no esperes a que me duerma,pues no podré despertar.Muerto,ay, muerto y también dormido,no es ni morir ni soñar,no es ni recuerdo no olvido.Muerto,ay, muerto y también dormido.Mátame al amanecer,o de noche, si tú quieres;pero que te pueda verla mano;pero que te pueda verlas uñas;pero que te pueda verlos ojos,pero que te pueda ver. -Voy a poner la fecha, y me asalta otro día,otro mes, otro año... Un tiempo ya vivido.Voy a escribir presente, y en el papel se cruzaun ayer sin remedio que no conoce nadie.Es en este momento cuando veo unos cárdenosatardeceres lánguidos, rotos por rojos fuegos.Es en este momento cuando oigo los rumoresde un agua que se escapa, que fluye y va, que riegalas hortensias azules de jardines umbríos.Voy a decir ahora, y las horas pasadasse curvan y retuercen, mientras vuelven la vista.Me miran con piedad y ¡adiós! me dicen,derramando en su vuelo, por el camino en sombra,ásperas rosas pétreas. -Relámpago extasiado entre dos noches,pez que nada entre nubes vespertinas,palpitación del brillo, memoria aprisionada,tembloroso nenúfar sobre la oscura nada,sueño frente a la sombra: eso somos.Por el agua estancada va taciturno el día,doblegando los juncos hacia barcas de olvido.El alma silenciosa en las violetas tiembla.¿No somos un secreto guardado por las horas?Mirad cómo en el césped de la tardela mirada es un brillo de azahares,cómo se esconde el seren el suspiro leve de las frondas.Algo se cierra siempre en torno a nuestra frente.El frío de las piedras corre por nuestra sangre.Un susurrar de nardo desciende por los valles.Y siempre el hombre solo, bajo el sol y los truenos,perseguido por voces y látigos y dientes.El hombre siempre solo, con su mirada, suya,con sus recuerdos, suyos, y con sus manos, suyas.El hombre interrogando a sus calladas sombras.Escucha: yo te llamo desde mis soledades,desde mis suspirantes comarcas de palmeras,abiertas a los signos luminosos del cielo.El viento se te enreda con nieblas siderales,y te detiene al pie de negros abedules.Venados de la luna van corriendopor la antigua memoria,y en tu silencio caen llamas del corazón. -No la llevamos en oscuros amuletos,ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,no perturba nuestro amargo sueño,ni nos parece el paraíso prometido.En nuestra alma no la convertimosen objeto que se compra o se vende.Por ella, enfermos, indigentes, errantesni siquiera la recordamos.Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.Y molemos, arrancamos, aplastamosesa tierra que con nada se mezcla.Pero en ella yacemos y somos ella,y por eso, dichosos, la llamamos nuestra. -A Francisco Álvarez VelascoVencido por la erosión, conforme con el triunfode la edad, qué paradoja,abrirá al azar (desvanecido ya el presagiode una tarde tan triste) el viejo tomoque arrastra a sus espaldasveinte años de olvido.Verá caer, como un velo de tiempo,de las hojas carcomidas un papelcasi polvo, unos versos muy fríos.Un vago resplandor avivará en las sienesel recuerdo.Quizá puedan brotaren ese instante, como si se tratarade un milagroque aguardaba su hora,las palabras exactas, las palabras perdidasque no supo ganar, en estos años, a la vida. -Cuando vas silenciosa"quieto silencio rojo del rubícauta serenidad de los felinos"bajo la sombra verde de los árbolesy pisas las acerasy pasas circunspecta entre la gentecon el periódico en la manoy una bolsa de pany los cabelloscomo de oroatónitouno no puede más que preguntarsecómo es posible que todas esas cosasque componen el mundoen este instante"la realidadtu realidadla mía"sigan como si talindiferentes"el tenderodelante de su tiendael martranquiloesta leve molestia en un zapatoel guardia que dormitaen una esquina"y no haya un verdadero cataclismoni pase nadanadade nadacoimes(Salvo clarola debacle que armas en mi cuerpoy en este mirar mío que te acechaobsesionadotorpedetrás de una retina y unas gafas.) -Despacio cae la lluviaSe confunde con las lágrimas.¿Será la muerte que ronda?¿El abrigo de la vida errónea que envuelve?Una bruma densa y oscuraBorra los pensamientos.Pasos perdidos se deslizan en las paredes.El aire es más denso.No es nadie, no es nadaSólo el otoño ansioso de la primavera.La muerte seduce,No encuentra su guadaña,"Las pasiones ciegan el corazón"Reprocha―La lluvia acaba, se esfuma la nieblaEntre cenizas y tortuosos senderos,Este corazón añun sigue latiendo. -Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!El canto frente a frente al mismo Satanás,dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,anoche «Dios» llevaba entre mundos que vanasí, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.El hombre y la mujer tienen olor a tumba,El cuerpo se me cae sobre la tierra brutaLo mismo que el ataúd rojo del infeliz.Enemigo total, aúllo por los barrios,un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaroque el hipo de cien perros botados a morir. -1Hubo un tiempo en que creía, cuando aún era inocente,y lo fui hace tiempo igual que tú:quizás también me llegue uno a míy entonces tengo que saber qué hacer.Y si tiene dineroy si es amabley su cuello está limpio también entre semanay si sabe lo que le corresponde a una señoraentonces diré «No».Hay que mantener la cabeza bien altay quedarse como si no pasara nada.Seguro que la luna brilló toda la noche,seguro que la barca se desató de la orilla,pero nada más pudo suceder.Sí, no puede una tumbarse simplemente,sí, hay que ser fría y sin corazón.Sí, tantas cosas podrían suceder,ay, la única respuesta posible: No.2El primero que vino fue un hombre de Kentque era como un hombre debe ser.El segundo tenía tres barcos en el puertoy el tercero estaba loco por mí.Y al tener dineroy al ser amablesy al llevar los cuellos limpios incluso entre semanay al saber lo que le corresponde a una señora,les dije a todos: «No».Mantuve la cabeza bien altay me quedé como si no pasara nada.Seguro que la luna brilló toda la noche,seguro que la barca se desató de la orilla,pero nada más pudo suceder.Sí, no puede una tumbarse simplemente,sí, hay que ser fría y sin corazón.Sí, tantas cosas podrían suceder ,ay, la única respuesta posible: No.3Sin embargo un buen día, y era un día azul,llegó uno que no me rogóy colgó su sombrero en un clavo en mi cuartoy yo ya no sabía lo que hacía.Y aunque no tenía dineroy aunque no era amableni su cuello estaba limpio ni siquiera el domingoni sabía lo que le corresponde a una señora,a él no le dije «No».No mantuve la cabeza bien altay no me quedé como si no pasara nada.Ay, la luna brilló toda la noche,y la barca permaneció amarrada a la orilla,¡y no pudo ser de otra forma!Sí, no hay más que tumbarse simplemente,sí, no puede una permanecer fría ni carecer de corazón.Ay, tuvieron que pasar tantas cosas,sí, no pudo haber ningún No. -RECUERDAS cuandoen inviernollegamos a la isla?El mar hacia nosotros levantabauna copa de frío.En las paredes las enredaderassusurraban dejandocaer hojas oscurasa nuestro paso.Tú eras también una pequeña hojaque temblaba en mi pecho.El viento de la vida allí te puso.En un principio no te vi: no supeque ibas andando conmigo,hasta que tus raíceshoradaron mi pecho,se unieron a los hilos de mi sangre,hablaron por mi boca,florecieron conmigo.Así fue tu presencia inadvertida,hoja o rama invisibley se pobló de prontomi corazón de frutos y sonidos.Habitaste la casaque te esperaba oscuray encendiste las lámparas entonces.Recuerdas, amor mío,nuestros primeros pasos en la isla:las piedras grises nos reconocieron,las rachas de la lluvia,los gritos del viento en la sombra.Pero fue el fuegonuestro único amigo,junto a él apretamosel dulce amor de inviernoa cuatro brazos.El fuego vio crecer nuestro beso desnudohasta tocar estrellas escondidas,y vio nacer y morir el dolorcomo una espada rotacontra el amor invencible.Recuerdas,oh dormida en mi sombra,cómo de ti crecíael sueño,de tu pecho desnudoabierto con sus cúpulas gemelashacia el mar, hacia el viento de la islay cómo yo en tu sueño navegabalibre, en el mar y en el vientoatado y sumergido sin embargoal volumen azul de tu dulzura.O dulce, dulce mía,cambió la primaveralos muros de la isla.Apareció una flor como una gotade sangre anaranjada,y luego descargaron los colorestodo su peso puro.El mar reconquistó su transparencia,la noche en el cielodestacó sus racimosy ya todas las cosas susurraronnuestro nombre de amor, piedra por piedradijeron nuestro nombre y nuestro beso.La isla de piedra y musgoresonó en el secreto de sus grutascomo en tu boca el canto,y la flor que nacíaentre los intersticios de la piedracon su secreta sílabadijo al pasar tu nombrede planta abrasadora,y la escarpada roca levantadacomo el muro del mundoreconoció mi canto, bienamada,y todas las cosas dijerontu amor, mi amor, amada,porque la tierra, el tiempo,el mar, la isla,la vida, la marea,el germen que entreabresus labios en la tierra,la flor devoradora,el movimiento de la primavera,todo nos reconoce.Nuestro amor ha nacidofuera de las paredes,en el viento,en la noche,en la tierra,y por eso la arcilla y la corola,el barro y las raícessaben cómo te llamas,y saben que mi bocase juntó con la tuyaporque en la tierra nos sembraron juntossin que sólo nosotros lo supiéramosy que crecemos juntosy florecemos juntosy por esocuando pasamos,tu nombre está en los pétalosde la rosa que crece en la piedra,mi nombre está en las grutas.Ellos todo lo saben,no tenemos secretos,hemos crecido juntospero no lo sabíamos.El mar conoce nuestro amor, las piedrasde la altura rocosasaben que nuestros besos florecieroncon pureza infinita,como en sus intersticios una bocaescarlata amanece:así conocen nuestro amor y el besoque reunen tu boca y la míaen una flor eterna.Amor mio,la primavera dulce,flor y mar, nos rodean.No la cambiamospor nuestro invierno,cuando el vientocomenzó a descifrar tu nombreque hoy en todas las horas repite,cuandolas hojas no sabíanque tú eras una hoja,cuandolas raícesno sabían que tú me buscabasen mi pecho.Amor, amor,la primaveranos ofrece el cielo,pero la tierra oscuraes nuestro nombre,nuestro amor pertenecea todo el tiempo y la tierra.Amándonos, mi brazobajo tu cuello de arena,esperaremoscómo cambia la tierra y el tiempoen la isla,cómo caen las hojasde las enredaderas taciturnas,cómo se va el otoñopor la ventana rota.Pero nosotrosvamos a esperara nuestro amigo,a nuestro amigo de ojos rojos,el fuego,cuando de nuevo el vientosacuda las fronteras de la islay desconozca el nombrede todos,el inviernonos buscará, amor mío,siempre,nos buscará, porque lo conocemos,porque no lo tememos,porque tenemoscon nosotrosel fuegopara siempre.Tenemosla tierra con nosotrospara siempre,la primavera con nosotrospara siempre,y cuando se desprendade las enredaderasuna hojatú sabes, amor mío,qué nombre viene escritoen esa hoja,un nombre que es el tuyo y es el mío,nuestro nombre de amor, un soloser, la flechaque atravesó el invierno,el amor invencible,el fuego de los días,una hojaque me cayó en el pecho,una hoja del árbolde la vidaque hizo nido y cantó,que echó raíces,que dio flores y frutos.Y así ves, amor mío,cómo marchopor la isla,por el mundo,seguro en medio de la primavera,loco de luz en el frío,andando tranquilo en el fuego,levantando tu pesode pétalo en mis brazos,como si nunca hubiera caminadosino contigo, alma mía,como si no supiera caminarsino contigo,como si no supiera cantarsino cuando tú cantas. -IEs la tierra de Soria árida y fría.Por las colinas y las sierras calvas,verdes pradillos, cerros cenicientos,la primavera pasadejando entre las hierbas olorosassus diminutas margaritas blancas.La tierra no revive, el campo sueña.Al empezar abril está nevadala espalda del Moncayo;el caminante lleva en su bufandaenvueltos cuello y boca, y los pastorespasan cubiertos con sus luengas capas.IILas tierras labrantías,como retazos de estameñas pardas,el huertecillo, el abejar, los trozosde verde obscuro en que el merino pasta,entre plomizos peñascales, siembranel sueño alegre de infantil Arcadia.En los chopos lejanos del camino,parecen humear las yertas ramascomo un glauco vapor ?las nuevas hojas?y en las quiebras de valles y barrancasblanquean los zarzales florecidos,y brotan las violetas perfumadas.IIIEs el campo undulado, y los caminosya ocultan los viajeros que cabalganen pardos borriquillos,ya al fondo de la tarde arreboladaelevan las plebeyas figurillas,que el lienzo de oro del ocaso manchan.Mas si trepáis a un cerro y veis el campodesde los picos donde habita el águila,son tornasoles de carmín y acero,llanos plomizos, lomas plateadas,circuidos por montes de violeta,con las cumbres de nieve sonrosado.IV¡Las figuras del campo sobre el cielo!Dos lentos bueyes aranen un alcor, cuando el otoño empieza,y entre las negras testas doblegadasbajo el pesado yugo,pende un cesto de juncos y retama,que es la cuna de un niño;y tras la yunta marchaun hombre que se inclina hacia la tierra,y una mujer que en las abiertas zanjasarroja la semilla.Bajo una nube de carmín y llama,en el oro fluido y verdinosodel poniente, las sombras se agigantan.VLa nieve. En el mesón al campo abiertose ve el hogar donde la leña humeay la olla al hervir borbollonea.El cierzo corre por el campo yerto,alborotando en blancos torbellinosla nieve silenciosa.La nieve sobre el campo y los caminos,cayendo está como sobre una fosa.Un viejo acurrucado tiembla y tosecerca del fuego; su mechón de lanala vieja hila, y una niña coseverde ribete a su estameña grana.Padres los viejos son de un arrieroque caminó sobre la blanca tierra,y una noche perdió ruta y sendero,y se enterró en las nieves de la sierra.En torno al fuego hay un lugar vacíoy en la frente del viejo, de hosco ceño,como un tachón sombrío?tal el golpe de un hacha sobre un leño?.La vieja mira al campo, cual si oyerapasos sobre la nieve. Nadie pasa.Desierta la vecina carretera,desierto el campo en torno de la casa.La niña piensa que en los verdes pradosha de correr con otras doncellitasen los días azules y dorados,cuando crecen las blancas margaritas.VI¡Soria fría, Soria pura,cabeza de Extremadura,con su castillo guerreroarruinado, sobre el Duero;con sus murallas roídasy sus casas denegridas!¡Muerta ciudad de señoressoldados o cazadores;de portales con escudosde cien linajes hidalgos,y de famélicos galgos,de galgos flacos y agudos,que pululanpor las sórdidas callejas,y a la medianoche ululan,cuando graznan las cornejas!¡Soria fría! La campanade la Audiencia da la una.Soria, ciudad castellana¡tan bella! bajo la luna.VII¡Colinas plateadas,grises alcores, cárdenas roquedaspor donde traza el Duerosu curva de ballestaen torno a Soria, obscuros encinares,ariscos pedregales, calvas sierras,caminos blancos y álamos del río,tardes de Soria, mística y guerrera,hoy siento por vosotros, en el fondodel corazón, tristeza,tristeza que es amor! ¡Campos de Soriadonde parece que las rocas sueñan,conmigo vais! ¡Colinas plateadas,grises alcores, cárdenas roquedas!...VIIIHe vuelto a ver los álamos dorados,álamos del camino en la riberadel Duero, entre San Polo y San Saturio,tras las murallas viejasde Soria ?barbacanahacia Aragón, en castellana tierra?.Estos chopos del río, que acompañancon el sonido de sus hojas secasel son del agua, cuando el viento sopla,tienen en sus cortezasgrabadas iniciales que son nombresde enamorados, cifras que son fechas.¡Álamos del amor que ayer tuvisteisde ruiseñores vuestras ramas llenas;álamos que seréis mañana lirasdel viento perfumado en primavera;álamos del amor cerca del aguaque corre y pasa y sueña,álamos de las márgenes del Duero,conmigo vais, mi corazón os lleva!IX¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria,tardes tranquilas, montes de violeta,alamedas del río, verde sueñodel suelo gris y de la parda tierra,agria melancolíade la ciudad decrépita.Me habéis llegado al alma,¿o acaso estabais en el fondo de ella?¡Gentes del alto llano numantinoque a Dios guardáis como cristianas viejas,que el sol de España os llenede alegría, de luz y de riqueza! -Los recuerdos de mi infanciacaminan sobre las baldosas frías de esta casaque parece enferma,arrugada como un anciano invadido de inviernoque aguarda con último quejidola cálida luz de los veranos.El abandono ha invadido las paredescon alma de asesino y dibuja sobre las habitacionesuna cartografía gris, húmedaque oscurece los recuerdos que apenas permanecen.Por algún vidrio rotose cuela furtivo el viento y revuelve la memoriacon voz desconocida.Duele mirar esta casa,su imagen aturdida, desangrada,como nos duelen los añosen los cuerpos de aquellosque nos son queridos. -Padres: aunque intuyo un vacíoque sólo con dolor podrá el tiempo llenar,estos últimos años vuestrosson, en verdad, los más bellos años míos;porque, aunque hay un final que puede amenazarlos,los va intensificando el verdadero amor.Sí, por maduros y temibles sonlos instantes más bellos de mi vida,porque al irse abriendo en mí el vacíode vuestra ausenciadefinitivamente cierro cada dudadel ser y del no ser.(No hay dudas ya en el tiempo del amor).¿Y qué daría yo por deteneresta luz de los últimos veranos,las auroras de oro en nuestras vegas?Todo es verde y dorado en esa luz.Así es que esperadme en el fuego o la nievede aquellos cielos fríos,de aquellos cielos puros.Sabed que ya no quedanespinos en los nidos de otro días(son tan sólo las zarzas que rodeanlos huertos y los prados de León;los que tienen un fondo de espadañas,de cicatrices de piedras ferrosas,de adobe enfebrecido,y humedades de tréboles y juncosflotando en madrugadas de silencio).Esperad y que sientatemblar un día más vuestras dos vidascomo temblaban álamos de junio(jóvenes y con pájaros)junto a los ríos de mi adolescencia.No vayáis más allá.Que perdure este instanteperfumado de muerte y de amor verdadero.No atraveséis aún la frontera infinita. -Melodía de la sombra penetra la durezade la piel acompañante y ya me pideun anhelar pasivo que la inclineal borde níveo donde el aire empieza.Dulce secreto la gaviota o ya se afinela sombra que extendía la perezade la piel, negando que al irse se descuelguede la sonrisa en que muere su destreza.No es melodía ni fuga en la marinaonda rota que recuerda el sueño salpicadode pluma y pleamar en piel que el aire olvida.Corvo vidrio en la mano destrenzado.Frío dardo cayendo más afinael humo hacia la flauta y olvido deseado. -Este galapaguitono tiene mare;lo parió una gitana,lo echó a la calle.No tiene mare, sí;no tiene mare, no:no tiene mare,lo echó a la calle.Este niño chiquitono tiene cuna;su padre es carpinteroy le hará una. -Esperando todos los días para que venga el cierzopara que venga el ciervoazul como el poema, como el gamoque corre fugitivo sobre el poemay que sea la nada mi último poemababa de los labios para que el hombre mueraazul sobre la página" victorieusment fuit le suicide beau" Mallarmé lo dijooh belleza húmeda del suicidioúnica rosa, única florrosa cúbica de la páginapara que el hombre descubraque no es un hombre. -Dame, llama invisible, espada fría,tu persistente cólera,para acabar con todo,oh mundo seco,oh mundo desangrado,para acabar con todo.Arde, sombrío, arde sin llamas,apagado y ardiente,ceniza y piedra viva,desierto sin orillas.Arde en el vasto cielo, laja y nube,bajo la ciega luz que se desplomaentre estériles peñas.Arde en la soledad que nos deshace,tierra de piedra ardiente,de raíces heladas y sedientas.Arde, furor oculto,ceniza que enloquece,arde invisible, ardecomo el mar impotente engendra nubes,olas como el rencor y espumas pétreas.Entre mis huesos delirantes, arde;arde dentro del aire hueco,horno invisible y puro;arde como arde el tiempo,como camina el tiempo entre la muerte,con sus mismas pisadas y su aliento;arde como la soledad que te devora,arde en ti mismo, ardor sin llama,soledad sin imagen, sed sin labios.Para acabar con todo,oh mundo seco,para acabar con todo. -Eres la compañía con quien hablode pronto, a solas.te forman las palabrasque salen del silencioy del tanque de sueño en que me ahogolibre hasta despertar.Tu mano metálicaendurece la prisa de mi manoy conduce la plumaque traza en el papel su litoral.Tu voz, hoz de ecoes el rebote de mi voz en el muro,y en tu piel de espejome estoy mirando mirarme por mil Argos,por mí largos segundos.Pero el menor ruido te ahuyentay te veo salirpor la puerta del libroo por el atlas del techo,por el tablero del piso,o la página del espejo,y me dejassin más pulso ni voz y sin más cara,sin máscara como un hombre desnudoen medio de una calle de miradas. -Ya no más, ceguezuelo hermano,Ya no más.Baste lo flechado, Amor,Más munici��n no se pierda;Afloja al arco la cuerdaY la causa a mi dolor;Que en mi pecho tu rigorEscriben las plumas juntas,Y en las espaldas las puntasDicen que muerto me has.Ya no más, ceguezuelo hermano,Ya no más.Para el que a sombras de un robreSus rústicos años gasta,El segundo tiro basta,Cuando el primero no sobre;Basta para un zagal pobreLa punta de un alfiler;Para Bras no es menesterLo que para Fierabrás.Ya no más, ceguezuelo hermano,Ya no más.Tan asaeteado estoy,Que me pueden defenderLas que me tiraste ayerDe las que me tiras hoy;Si ya tu aljaba no soy,Bien a mal tus armas echas,Pues a ti te faltan flechasY a mí donde quepan más.Ya no más, ceguezuelo hermano,Ya no más. -Desgajado de mí,fue arena movediza y desvarío.Por las nuevas llanurasinauguró confines sin espigasy se hundióen desarraigos.Algún recuerdolo desvelade la piel para adentroy provoca la huelladel camino primero.El río de la sangre recupera su cauce.Surge un estallidoentre la desmemoriay vuelve su caudala confluir en mi tierra.Todas las semillas son de fuegoy yo arrojo los paisajes mancilladosal impacto certerode su vuelta. -¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor. -Hoja que marca el curso de la nocheel filo de una esquina traicioneravendedora de historias trashumantesdisueltas en la bruma.Nadie pasa a través de la murallanadie espera ya el soplo de la brisaa las cinco de la tarde.La arena te ha poblado los recuerdosdevuelve el bofetón a los alisiosenciende la linterna.Ayer éramos másun ejército de desesperanzadoscómplices de la nochealcohol en el paseo y 23ramas absurdas y árboles caídos ebrios tambiéndesencantados.Ayer éramos niñosde milagro escondido en los bolsillosy canción recitada como un himno.Ayer pintamos muros o creímos hacerloescribimos consignas en el forro de los libros de historiaal pie del alma mater.Soñábamos soldados pastelitos caravanasy éramos más.Llovía a cántaros sobre la suciedad de las fachadassiglos de polvo hollínconspiración del tiempo.Luego la desbandadahoja que marca el curso del olvidolinterna que se enciende o que se apagasegún quien le haga el guiño. -Bajo la tela de la nochey sus linternas diminutas.La puerta abierta.La remetida claridad del cuartotras las ventanas.La humedad en reposo de la tierra.Y el ruido de unos pasos en la gravaque anuncian tu llegada,tu saludo abstraído,tu calor.Imaginé esta escena alguna vez,antes de conocerte:hueco en el aire del deseoque tú ocupaste.¿O fue, tal vez,que tú la imaginaste para mí,que me diste tu anhelo antes de hallarnospara arrimar a su temblorla común extensión de nuestras vidas? -Me cuentan que te vieron,que llevabas un traje sastre,un traje estilo en la edaddel remordimiento.Yo que no tengo esa edad,pero sí el remordimiento-de lo que no te he sabido decir,de lo que no me he sabido callar-,decido que debosalir al sol,ver dos o tres películas,plantar azaleasy comprarmeuna camisa de muchos coloresestilo estaba la pájara pintasentada en el verde limón. -Oh temps évanouis! O splendeur éclipsées,Oh soleils descendus derrière l'horizon!VICTOR HUGOAl frente de un balcón, blanco y dorado,obra de nuestro siglo diez y nuevehay en la estrecha calle una muy viejaventana colonial. Bendita ramaadorna la gran reja,de barrotes de hierro colosales,que tiene en lo más alto un monogramahecho de incomprensibles iniciales.A la lumbre postreradel sol en occidente, ¿quién no espera,mirar allí, sombría,medio perdida en la rizada gola,la cabeza severade algún oidor, o los oscuros ojosde una dama españolade nacarada tez y labios rojos,que al venir de la hermosa Andalucíaa la colonia nuevael germen de letal melancolíapor el recuerdo de la patria lleva?¡Pero no, ni las sombras le han quedadode los que vio perderse en el pasado;loca turba infantil la invade ahora,uno ríe, otro llora;a la palma benditala niña arranca retejida rama,y mientras uno al compañero llamacon incansable afán el otro grita.No guarda su memoriade la ventana la vetusta historiay sólo en ella fijala atención el poeta,para quien tienen una voz secretalos líquenes grisososque al nacer en la estatua alabastrina,del beso de los siglos son señales,y a quien narran poemas misteriososlas sombras de las viejas catedrales!Hoy hace más de un siglo, ha muchos años,ella escuchó la cántiga españolaque tristes desengaños,o desventuras amorosas narrade la alta noche en la quietud serena,acompañada en la gentil guitarra,por noble caballeroa quien tornara con la estrofa gratael recuerdo de alegre serenatadada en la aristocrática Sevilla,cabe el Guadalquivir, do en claras nochesla calada Giralda se retratay la luz de la luna limpia brilla.La brisa, dulce y leve,como las vagas formas del deseo,llevó al pasar por los barrotes duros,aroma de azahares y de lirios,en las risueñas fiestas de himeneo,juramentos de amor, santos y puros,de mortuörios ciriosel triste olor, las plácidas historias,conque la noble abuelaal rubio nieto adormeció en la cunay la oración que hacia los cielos vuelasuave como los rayos de la luna.Inútil, allí, a solas,ella miró pasar generaciones,como pasan, con raudo movimiento,sobre la playa las marinas olasen la sombra los coros de visionesy las aristas leves en el viento;y ora mira la turba de los niñosde risueñas mejillas sonrosadas,que al asomar tras de la fuerte rejasonriente semejaun ramo de camelias encarnadas!¡Ay! todo pasará, "niñez risueña,juventud sonrïente,edad viril que en el futuro sueña,vejez llena de afán......Tal vez mañana,cuando de aquellos niños queden sólolas ignotas y viejas sepulturasaún tenga el mismo sitio la ventana. -Mucho te quise y con dolor te mirocuando aquí pasas con tu sueño a cuestas.Mas para siempre, desde lejos, hondosmis ojos te recuerdan.Aquí en la tarde te contemplopasar hostil y sin clemencia.Vas dura con tu sueño amargo y triste.Ingrato sueño que el amor te veda. -Feliciano me adora y le aborrezco;Lisardo me aborrece y yo le adoro;por quien no me apetece ingrato, lloro,y al que me llora tierno, no apetezco:a quien más me desdora, el alma ofrezco;a quien me ofrece víctimas, desdoro;desprecio al que enriquece mi decoroy al que le hace desprecios enriquezco;si con mi ofensa al uno reconvengo,me reconviene el otro a mí ofendidoy al padecer de todos modos vengo;pues ambos atormentan mi sentido;aquéste con pedir lo que no tengoy aquél con no tener lo que le pido. -YO no recuerdoa qué edad,ni dónde,si en el gran Sur mojadoo en la costatemible, bajo el brevegrito de las gaviotas,toqué una mano y erala mano de Walt Whitman:pisé la tierracon los pies desnudos,anduve sobre el pasto,sobre el firme rocíode Walt Whitman.Durantemi juventudtodame acompañó esa mano,ese rocío,su firmeza de pino patriarca, su extensión depradera,y su misión de paz circulatoria.Sindesdeñarlos donesde la tierra,la copiosacurva del capitel,ni la inicialpurpúreade la sabiduría,me enseñastea ser americano,levantastemis ojosa los libros,haciael tesorode los cereales:ancho,en la claridadde las llanuras,me hiciste verel altomontetutelar. Del ecosubterráneo,para mírecogistetodo,todo lo que nacía,cosechastegalopando en la alfalfa,cortando para mí las amapolas,visitandolos ríos,acudiendo en la tardea las cocinas.Pero no sólotierrasacó a la luztu pala;desenterrasteal hombre,y elesclavohumilladocontigo, balanceandola negra dignidad de su estatura,caminó conquistandola alegría.Al fogonero,abajo,en la caldera,mandasteun canastitode frutillas,a todas las esquinas de tu puebloun versotuyo llegó de visitay era como un trozode cuerpo limpioel verso que llegaba,comotu propia barba pescadorao el solemne camino de tus piernas de acacia.Pasó entre los soldadostu siluetade bardo, de enfermero,de cuidador nocturnoque conoceel sonidode la respiración en la agoníay espera con la aurorael silenciosoregresode la vida.Buen panadero!Primo hermano mayorde mis raíces,cúpulade araucaria,haceyacienañosque sobre el pasto tuyoy sus germinaciones,el vientopasasin gastar tus ojos.Nuevosy crueles años en tu patria:persecuciones,lágrimas,prisiones,armas envenenadasy guerras iracundas,no han aplastadola hierba de tu libro,el manantial vitalde su frescura.Y, ay!losque asesinarona Lincolnahorase acuestan en su cama,derribaronsu sitialde olorosa maderay erigieron un tronopor desventura y sangresalpicado.Perocanta enlas estacionessuburbanastu voz,enlosdesembarcaderosvespertinoschapoteacomoun agua oscuratu palabra,tu puebloblancoy negro,pueblode pobres,pueblo simplecomotodoslos pueblos,no olvidatu campana:se congrega cantandobajola magnitudde tu espaciosa vida:entre los pueblos con tu amor caminaacariciandoel desarrollo purode la fraternidad sobre la tierra. -Boscán, vengado estáis, con mengua mía,de mi rigor pasado y mi asperezacon que reprehenderos la ternezade vuestro blando corazón solía.Agora me castigo cada díade tal salvatiquez y tal torpeza:mas es a tiempo que de mi bajezacorrerme y castigarme bien podría.Sabed que en mi perfecta edad y armado,con mis ojos abiertos me he rendidoal niño que sabéis, ciego y desnudo.De tan hermoso fuego consumidonunca fue corazón: si preguntadosoy lo demás, en lo demás soy mudo. -Ay mi más mimo míomi bisvidita te andosí todaasíte tato y topo tumbo y te arpoy libo y libo tu haloah la piel cal de luna de tu trascielo mío que me levitabismami tan todita lumbrecátame tu evapulposé sed sé sedsé lianaanuda másmás nudo de musgo de entremuslos de seda que me cedentu muy corola míaoh su rocíoqué limboízala tú mi tumbaasíya en ti mi teatoda mi llama tuyadestiérramealetealava ya emana el almate hisopotoda míaayentremuerovidame cremaste edenizo. -Pienso en el parco cielo puritanode solitarias y perdidas lucesque Emerson miraría tantas nochesdesde la nieve y el rigor de Concord.Aquí son demasiadas las estrellas.El hombre es demasiado. Las innúmerasgeneraciones de aves y de insectos,del jaguar constelado y de la sierpe,de ramas que se tejen y entretejen,del café, de la arena y de las hojasoprimen las mañanas y prodigansu minucioso laberinto inútil.Acaso cada hormiga que pisamoses única ante Dios, que la precisapara la ejecución de las puntualesleyes que rigen su curiosos mundo.Si así no fuera, el universo enterosería un error y un oneroso caos.los espejos del ébano y del agua,el espejo inventivo de los sueños,los líquenes, los peces, las madréporas,las filas de tortugas en el tiempo,las luciérnagas de una sola tarde,las dinastías de las araucarias,las perfiladas letras de un volumenque la noche no borra, son sin dudano menos personales y enigmáticasque yo, que las confundo. no me atrevoa juzgar la lepra o a Calígula. -Verde verderol¡endulza la puesta del sol!Palacio de encanto,el pinar tardíoarrulla con llantola huida del río.Allí el nido umbríotiene el verderol.Verde verderol¡endulza la puesta del sol!La última brisaes suspiradora,el sol rojo irisaal pino que llora.¡Vaga y lenta horanuestra, verderol!Verde verderol¡endulza la puesta del sol!Soledad y calma,silencio y grandeza.La choza del almase recoje y reza.De pronto ¡belleza!canta el verderol.Verde verderol¡endulza la puesta del sol!Su canto enajena(¿se ha parado el viento?)el campo se llenade su sentimiento.Malva es el lamento,verde el verderol.Verde verderol¡endulza la puesta del sol! -Oh ciego sin guitarray con envidia,cocidoentuveneno,desdeñadocomoesoszapatosentreabiertos y raídosque a vecesabren la boca como si quisieranladrar, ladrar desde la acequia sucia.Oh atadode lo que nunca fue, no pudo serlo,de lo que no será, no tendrá boca,ni voz, ni voto,ni recuerdo,porque así suma y restala vida en su pizarra:al inocente el don,al nudo ciegosu cuerda y su castigo.Yo pasé y no sabíaque allí estaba esperandocon su brasa,y como no podíaquemarmey me buscabaadentro de su sombra,me fuicon mis cancionesa la luzde la vida.Pobre!Allí transcurre,allí estaba transcurrido,preparandosu sopa de vinagre,su queso de escorbuto,cociéndoseen su nata corrosiva,en esa oscura ollaen que cayóy fue condenadoa consumir su propiovitalicio brebaje. -La historia de las constelacionesgrabada en el brillo de una hoja:quisiera leer la hojay recordar aquella formade donde nos desprendimoslos seres y las cosas.Y antes de que nos devore la Gran Nocheoír su nombre,por empañar la orgullosa oscuridadcon el ardiente sonido de la luz, al quebrantarse. -Rey de los hidalgos, señor de los tristes,que de fuerza alientas y de ensueños vistes,coronado de áureo yelmo de ilusión;que nadie ha podido vencer todavía,por la adarga al brazo, toda fantasía,y la lanza en ristre, toda corazón.Noble peregrino de los peregrinos,que santificaste todos los caminoscon el paso augusto de tu heroicidad,contra las certezas, contra las concienciasy contra las leyes y contra las ciencias,contra la mentira, contra la verdad...¡Caballero errante de los caballeros,varón de varones, príncipe de fieros,par entre los pares, maestro, salud!¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes,entre los aplausos o entre los desdenes,y entre las coronas y los parabienesy las tonterías de la multitud!¡Tú, para quien pocas fueron las victoriasantiguas y para quien clásicas gloriasserían apenas de ley y razón,soportas elogios, memorias, discursos,resistes certámenes, tarjetas, concursos,y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón!Escucha, divino Rolando del sueño,a un enamorado de tu Clavileño,y cuyo Pegaso relincha hacia ti;escucha los versos de estas letanías,hechas con las cosas de todos los díasy con otras que en lo misterioso vi.¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida,con el alma a tientas, con la fe perdida,llenos de congojas y faltos de sol,por advenedizas almas de manga ancha,que ridiculizan el ser de la Mancha,el ser generoso y el ser español!¡Ruega por nosotros, que necesitamoslas mágicas rosas, los sublimes ramosde laurel Pro nobis ora, gran señor.¡Tiembla la floresta de laurel del mundo,y antes que tu hermano vago, Segismundo,el pálido Hamlet te ofrece una flor!Ruega generoso, piadoso, orgulloso;ruega casto, puro, celeste, animoso;por nos intercede, suplica por nos,pues casi ya estamos sin savia, sin brote,sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,sin piel y sin alas, sin Sancho y sin Dios.De tantas tristezas, de dolores tantosde los superhombres de Nietzsche, de cantosáfonos, recetas que firma un doctor,de las epidemias, de horribles blasfemiasde las Academias,¡líbranos, Señor!De rudos malsines,falsos paladines,y espíritus finos y blandos y ruines,del hampa que saciasu canallocraciacon burlar la gloria, la vida, el honor,del puñal con gracia,¡líbranos, Señor!Noble peregrino de los peregrinos,que santificaste todos los caminos,con el paso augusto de tu heroicidad,contra las certezas, contra las concienciasy contra las leyes y contra las ciencias,contra la mentira, contra la verdad...¡Ora por nosotros, señor de los tristesque de fuerza alientas y de ensueños vistes,coronado de áureo yelmo de ilusión!¡que nadie ha podido vencer todavía,por la adarga al brazo, toda fantasía,y la lanza en ristre, toda corazón! -Vendrán una mañana los abrazos que amagué,los labios,las manos que entre mis manosfueron espuma,las palabras de vinomatriz del polvo.Vendrán una mañana con su vacío,dejarán sobre mis sábanasel hueco inútil,la muda caligrafía de todo lo incompleto.Se quebrarán con la fragilidad de mi voztodos mis miedos.Mudo quedaré, inerte.En vano intentarédecir una palabra que desbarate vuestra ausencia,pero será en vano,ya no seré yo tampocoabrazos ni manos para otros. -¡Oh qué malquisto con Esgueva quedo,Con su agua turbia y con su verde puente!Miedo le tengo: hallará la genteEn mis calzas los títulos del miedo.¿Quiere ser río? Yo se lo concedo;Corra, que necesaria es su corriente,Con orden y ruido, el que consienteAntonio en su reglilla de ordo pedo.Camine ya con estos pliegos míosPeón particular, quitado el parte,Y ejecute en mis versos sus enojos;Que le confesaré de cualquier arteQue, como el más notable de los ríos,Tiene llenos los márgenes de ojos. -¿Dónde está el ÁngelQue habitaba en mí?Sonrisa inocente,Escuálida delgadez,Jugando sin censuraEntre sábanas y almohadasA ser capitán.Manos intentandoTocar la torre de marfil,Ombligo de la tierra,Fuego de mi sangre.El tiempo pasó,Y aún tengo sueñosInsolentes,Lienzos fogosos,Envueltos en madejasDe araña. -Para inventar a Dios, nuestra palabrabusca, dentro del pecho,su propia semejanza y no la encuentra,como las olas de la mar tranquila,una tras otra, iguales,quieren la exactitud de lo infinitomedir, al par que cantan...Y Su nombre sin letras,escrito a cada instante por la espuma,se borra a cada instantemecido por la música del agua;y un eco queda solo en las orillas.¿Qué número infinitonos cuenta el corazón?Cada latido,otra vez es más dulce, y otra y otra;otra vez ciegamente desde dentrova a pronunciar Su nombre.Y otra vez se ensombrece el pensamiento,y la voz no le encuentra.Dentro del pecho está.Tus hijos somos,aunque jamás sepamosdecirte la palabra exacta y Tuya,que repite en el alma el dulce y fijogirar de las estrellas. -La soledad, el miedo y el silencioviven en esta casa respetada,principal y feliz en otro tiempo.Familia virtuosa en ejerciciode ejemplares conductas, concibieroncinco hermosos varones que vivierondentro de la moral más absoluta.Nada queda de aquello; desoladoscorredores y vacíos salonescon historias de prisas y de llantos,tiempo sucio en lámparas cegadaspor el polvo de una lluvia mortaja,un agrio olor a crisantemo barromal cocido en el jardín del sexoy el dragón del deseo destruyendola clausura de plata del silencio.Queda sólo la mancha de unos dedosen el visillo, como una mariposadisecada que al contacto del airese deshace, y en el vidrio el reflejo,la huella de unos ojos que furtivosmiraban bellos cuerpos oferentes,convidando al carpe diem de la vida.Hubiera dado algo por ser fuertey marcharse con ellos a otras tierrasdonde morir y no pasar el tiempoen aquellas paredes que le ahogaban. -Cuando escribes, tu letra se parece a tu calmaal colgar la ternura de la mórbida errey al achicar los nombres hasta el mismo tamañode la voz de retoño con que pides, preguntas.Es tu letra un riachuelo, peregrino de mares,un manantial que brota sin pedirte permisode un oculto venero con verdades antiguas.Son amigas del orden tus graves consonantesy la vocal te nace con olor a violeta.Se desparrama un mundo en tus eses finalesy todo se hace limpio cuando escribes un punto.Déjame que acurruque mi dolor en tu letray que subido al cuenco de la uve graciosaescudriñe el misterio de esas olas marinascon que las emes caen rendidas en la arena.¡Qué mimado misterio ocultan tus palabras,esas flores azules de tu tinta secreta! -Viento furioso, mano quieta,manantial de agua clara.Duele aún la presencia tangibledel amigo muerto.Es un temblor,un desajuste.Alivia la concienciasaber que no existeolvido. -Soy el desconocido que se aparta.El que se queda solo y en silencio, más allá del aplauso.El que busca en la nocheUnas pocas palabras, ajenas casi siempre.El que quemó las naves en silencioY aguarda todavía.El que también soñaba.El que también creía en tantas cosas. -Frotó el indio la yesca,el pedernal, el pinocon otro pino viejo,la madera, las hojasde roble, la cortezade los ceibos caídos,el cuerpo del animalsalvaje, el carbónmineral endurecido.El mundo cambió entoncesotro espejo movibleque no era el del agua,alzó su brazo rojoen la espesa maleza,en el ámbito crudode miles de añosa la sombra, iluminadossolamente por el rayoo por el centelleode los lúcidos ojosde las fieras.Tú te callaste entoncesviendo crecer la lenguaclarísima, la llamaque levantó su lanza,su corona de espinasy que lamió la nochecomo animal salvaje.Ante tu limpio rostrode indígena doncellanacía otro milagro:el milagro del fuego. -Esta mano que tiendoy que te aguardaes otro vano prodigio,otro milagro inútilde la serie infinitaque nos rodea en silencio.En la mañana que ha dejadoatrás las dos vigilias,la del insomnio y la del sueño,que también es posible,la contemplo a veces con ese solo asombroque reservamos para lo extraño.Ha viajado conmigo toda la noche.Quizá, no lo recuerdo, ha palpadocosas que no tienen forma.A su tacto se han abiertopuertas y se han opuesto murosque tal vez no existen.Ha temblado de frío o ha sudadobajo climas que no cambian. Posiblementeha sido cortada, como en una nochede 1676, y permanece intacta.Ha de viajar conmigo por todo el día.Es mi remedo: hará girar cerraduras,tocará lo que ha sido tocado y tocarán los otros.Todo es un infinito pasamanos.Aceptará la alevosa amistad e intentarádisuadir las amenazas, que no son otra cosaque equívocos de amor entre los hombres.Y no desdeño que las horas de luzla obliguen a papeles menores:encender un cigarrillo o dejarla humillación de la limosnason parte del misterio donde actúa la mano.Como yo, mi mano es algo que estáen el mundo para aceptarlo todo.Ahora, que en la tarde,cuando contemplo lo que escribeestas voces sin el honor de algunas precisiones,oscuramente comprendojirones de su metáfora. Como un libro sagrado,celosamente guardado por el enigma de su lengua,se ha desgajado otra díapor el paso de la mano. -Como las antes tan respetadas plañiderashan sido prohibidas en los días y en los cuadros-pues cada vez se hizo más persistente el rumorde que su oficio hacía cosquillas a los muertos-quizá sí podría asegurarles que nunca como ahoraestuvo tan en suspenso el mundo. Y como acasotambién es verdad que ya hemos pasado todoel miedo que nos dijeronque tendríamos que pasary como puede que también sea ciertoque por las rendijas de una tardepor fin llueva ya otro tiempocomo llueve un duelo o llueve un besotímidamente ahora se me ocurreque tú y yo podríamos jugara parchís con el silencioobligando a nuestro amora que hiciera de tablero.Pero no. Es verdad: no estoy seguro,no me atrevo. ¿Qué quieres?. Como túbien dices, alguien puedeestar mirando. -Quiero, a la sombra de un ala,contar este cuento en flor:la niña de Guatemala,la que se murió de amor.Eran de lirios los ramos;y las orlas de reseday de jazmín; la enterramosen una caja de seda...Ella dio al desmemoriadouna almohadilla de olor;él volvió, volvió casado;ella se murió de amor.Iban cargándola en andasobispos y embajadores;detrás iba el pueblo en tandas,todo cargado de flores...Ella, por volverlo a ver,salió a verlo al mirador;él volvió con su mujer,ella se murió de amor.Como de bronce candente,al beso de despedida,era su frente -¡la frenteque más he amado en mi vida!...Se entró de tarde en el río,la sacó muerta el doctor;dicen que murió de frío,yo sé que murió de amor.Allí, en la bóveda helada,la pusieron en dos bancos:besé su mano afilada,besé sus zapatos blancos.Callado, al oscurecer,me llamó el enterrador;nunca más he vuelto a vera la que murió de amor. -Qué puedo hacer ahoracuando la lluvia se derramasobre mi cuerpo congeladocon furia y estruendoy es de noche ya para salir corriendohacia la calle.No tengo llaves,no recuerdo la dirección,todo lo he perdidoy al alba retorna el silencioy mi piel, en el aire caliente,se ha secado. Poco a poco,recuerdo los nombres de las callesy los objetos perdidosreaparecen. -Después que acabó Belardode distribuir sus bienes,estando presente Filispor cuya causa padece,mandó que su testamentosegunda vez se leyese,porque quiere confirmallopor si desta vez muriese;dijo, después de leído:«"Pido a Filis, si quisiere,que después de sepultadojamás de mi no se acuerde,porque podrá su memoriaa aqueste siglo volverme,a recebir por un gustodos mil desabridas muertes;que se olvide de mi amor,aunque mi amor no merece,por ser amor verdadero,paga tan torpe y aleve;y que se olvide tambiénque me dijo muchas veces:"Belardo, si te olvidarecielos y tierra me dejen";y que rompa por su gustolos desdichados papelesdo la descubrí mi pecho,o por mejor, que los queme;y que no tenga memoriade los pasados placeres,de que fue Belardo autor,porque después no le pese.Que se olvide de mis cosas,pues que la enfadaron siempre,y que se acuerde que dijo:"Belardo, vivo con verte".De aquesto tenga memoria,que pues vivía con verme,no ha sido razón de amora tanto extremo traerme"».No puede la bella Filisdisimular, aunque quiere,el amor mucho que brotade lo que en el alma tiene.Sin querer lo han descubiertounas lágrimas que viertede su lastimado pechoadonde amor vivió siempre.Llorando llegó al pastor,y como el pastor la siente,procura recebillaen el alma antes que llegue.Y levantando sus brazosespera ver lo que quiere,y las lágrimas suaveslengua y palabras detienen;y estando las lenguas mudasbien por los ojos la entiendeBelardo que dice Filis:«Tuya soy mientras viviere». -Esta iluminación de la materia,con su costumbre y con su armonía,con sol madurador,con el toque sin calma de mi pulso,cuando el aire entra a fondoen la ansiedad del tacto de mis manosque tocan sin recelo,con la alegría del conocimiento,esta pared sin grietas,y la puerta maligna, rezumando,nunca cerrada,cuando se va la juventud, y con ella la luz,salvan mi deuda.Salva mi amor este metal fundido,este lino que siempre se devanacon agua miel,y el cerro con palomas,y la felicidad del cielo,y la delicadeza de esta lluvia,y la música delcauce arenoso del arroyo seco,y el tomillo rastrero en tierra ocre,la sombra de la roca a mediodía,la escayola, el cemento,el zinc, el níquel,la calidad del hierro, convertido, afinadoen acero,los pliegues de la astucia, las avispas del odio,los peldaños de la desconfianza,y tu pelo tan dulce,tu tobillo tan fino y tan bravío,y el frunce del vestido,y tu carne cobarde...Peligrosa la huella, la promesaentre el ofrecimiento de las cosasy el de la vida.Miserable el momento si no es canto. -Qué poco durala huella de una páginao el sabor de un verso,o el saber de tan débil arquitectura;poesía;mezcla de tejidos y piel y memoria,alquimia de fluidos y sangre y fotos y nadasobre la palma inerte de esta hojaque mide su tiempoen ausencias al cuadrado. -La mirada interior se despliega y un mundo de vértigo y llama nace bajo la frente del que sueña:soles azules, verdes remolinos, picos de luz que abren astros como granadas,tornasol solitario, ojo de oro girando en el centro de una explanada calcinada,bosques de cristal de sonido, bosques de ecos y respuestas y ondas, diálogo de transparencias,¡viento, galope de agua entre los muros interminables de una garganta de azabache,caballo, cometa, cohete que se clava justo en el corazón de la noche, plumas, surtidores,plumas, súbito florecer de las antorchas, velas, alas, invasión de lo blanco,pájaros de las islas cantando bajo la frente del que sueña!Abrí los ojos, los alcé hasta el cielo y vi cómo la noche se cubría de estrellas.¡Islas vivas, brazaletes de islas llameantes, piedras ardiendo, respirando, racimos de piedras vivas,cuánta fuente, qué claridades, qué cabelleras sobre una espalda oscura,cuánto río allá arriba, y ese sonar remoto de agua junto al fuego, de luz contra la sombra!Harpas, jardines de harpas.Pero a mi lado no había nadie.Sólo el llano: cactus, huizaches, piedras enormes que estallan bajo el sol.No cantaba el grillo,había un vago olor a cal y semillas quemadas,las calles del poblado eran arroyos secosy el aire se habría roto en mil pedazos si alguien hubiese gritado: ¿quién vive?Cerros pelados, volcán frío, piedra y jadeo bajo tanto esplendor, sequía, sabor de polvo,rumor de pies descalzos sobre el polvo, ¡y el pirú en medio del llano como un surtidor petrificado!Dime, sequía, dime, tierra quemada, tierra de huesos remolidos, dime, luna agónica,¿no hay agua,hay sólo sangre, sólo hay polvo, sólo pisadas de pies desnudos sobre la espina,sólo andrajos y comida de insectos y sopor bajo el mediodía impío como un cacique de oro?¿No hay relinchos de caballos a la orilla del río, entre las grandes piedras redondas y relucientes,en el remanso, bajo la luz verde de las hojas y los gritos de los hombres y las mujeres bahándose al alba?El dios-maíz, el dios-flor, el dios-agua, el dios-sangre, la Virgen,¿todos se han muerto, se han ido, cántaros rotos al borde de la fuente cegada?¿Sólo está vivo el sapo,sólo reluce y brilla en la noche de México el sapo verduzco,sólo el cacique gordo de Cempoala es inmortal?Tendido al pie del divino árbol de jade regado con sangre, mientras dos esclavos jóvenes lo abanican,en los días de las grandes procesiones al frente del pueblo, apoyado en la cruz: arma y bastón,en traje de batalla, el esculpido rostro de silex aspirando como un incienso precioso el humo de los fusilamientos,los fines de semana en su casa blindada junto al mar, al lado de su querida cubierta de joyas de gas neón,¿sólo el sapo es inmortal?He aquí a la rabia verde y fría y a su cola de navajas y vidrio cortado,he aqui al perro y a su aullido sarnoso,al maguey taciturno, al nopal y al candelabro erizados, he aquí a la flor que sangra y hace sangrar,la flor de inexorable y tajante geometría como un delicado instrumento de tortura,he aquí a la noche de dientes largos y mirada filosa, la noche que desuella con un pedernal invisible,oye a los dientes chocar uno contra otro,oye a los huesos machacando a los huesos,al tambor de piel humana golpeado por el fémur,al tambor del pecho golpeado por el talón rabioso,al tam-tam de los tímpanos golpeados por el sol delirante,he aqui al polvo que se levanta como un rey amarillo y todo lo descuaja y danza solitario y se derrumbacomo un árbol al que de pronto se le han secado las raíces, como una torre que cae de un solo tajo,he aquí al hombre que cae y se levanta y come polvo y se arrastra,al insecto humano que perfora la piedra y perfora los siglos y carcome la luz,he aquí a la piedra rota, al hombre roto, a la luz rota.¿Abrir los ojos o cerrarlos, todo es igual?Castillos interiores que incendia el pensamiento porque otro más puro se levante, sólo fulgor y llama,semilla de la imagen que crece hasta ser árbol y hace estallar el cráneo,palabra que busca unos labios que la digan,sobre la antigua fuente humana cayeron grandes piedras,hay siglos de piedras, años de losas, minutos espesores sobre la fuente humana.Dime, sequía, piedra pulida por el tiempo sin dientes, por el hambre sin dientes,polvo molido por dientes que son siglos, por siglos que son hambres,dime, cántaro roto caído en el polvo, dime,¿la luz nace frotando hueso contra hueso, hombre contra hombre, hambre contra hambre,hasta que surja al fin la chispa, el grito, la palabra,hasta que brote al fin el agua y crezca el árbol de anchas hojas de turquesa?Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos,soñemos sueños activos de río buscando su cauce, sueños de sol soñando sus mundos,hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros,cantar hasta que el sueño engendre y brote del costado del dormido la espiga roja de la resurrección,el agua de la mujer, el manantial para beber y mirarse y reconocerse y recobrarse,el manantial para saberse hombre, el agua que habla a solas en la noche y nos llama con nuestro nombre,el manantial de las palabras para decir yo, tú, él, nosotros, bajo el gran árbol viviente estatua de la lluvia,para decir los pronombres hermosos y reconocernos y ser fieles a nuestros nombreshay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay que remar siglos arriba,más allá de la infancia, más allá del comienzo, más allá de las aguas del bautismo,echar abajo las paredes entre el hombre y el hombre, juntar de nuevo lo que fue separado,vida y muerte no son mundos contrarios, somos un solo tallo con dos flores gemelas,hay que desenterrar la palabra perdida, soñar hacia dentro y también hacia afuera,descifrar el tatuaje de la noche y mirar cara a cara al mediodía y arrancarle su máscara,bañarse en luz solar y comer los frutos nocturnos, deletrear la escritura del astro y la del río,recordar lo que dicen la sangre y la marea, la tierra y el cuerpo, volver al punto de partida,ni adentro ni afuera, ni arriba ni abajo, al cruce de caminos, adonde empiezan los caminos,porque la luz canta con un rumor de agua, con un rumor de follaje canta el aguay el alba está cargada de frutos, el día y la noche reconciliados fluyen como un río manso,el día y la noche se acarician largamente como un hombre y una mujer enamorados,como un solo río interminable bajo arcos de siglos fluyen las estaciones y los hombres,hacia allá, al centro vivo del origen, más allá de fin y comienzo. -Los ojos, almacén de imágenes,van perdiendo lentamentela nítida luz de los instantes.También la piel recuerda,como una hoja en blanco que se llena de voces, de roces,de cálidas figuras.También a esa hoja habrá de llegar la sentencia.Lo que ayer fue un árbol es hoyun pedazo de papel que adivina la ceniza.Todo lo nacido surge de una matriz de polvo.También mi cuerpo, joven, erguido,como un árbol recio que se viste de palabras.He aquí el espejo.He aquí el cadáver. -"Soy la Muerte" me dijo. No sabíaque tan estrechamente me cercara,al punto de volcarme por la carasu turbadora vaharada fría.Ya no intento eludir su compañía:mis pasos sigue, transparente y claray desde entonces no me desamparani me deja de noche ni de día."¡Y pensar "confesé", que de mil modosquise disimularte con apodos,entre miedos y errores confundida!«Más tienes de caricia que de pena».Eras alivio y te llamé cadena.Eras la muerte y te llamé la vida. -No basta que en su cueva se encadeneel uno y otro proceloso viento,ni que Neptuno mande a su elementocon el tridente azul que se serene;ni que Amaltea el fértil campo llenede fruta y flor, ni que con nuevo alientoal eco den las aves dulce acento,ni que el arroyo desatado suene.En vano anuncias, verde primavera,tu vuelta de los hombres deseada,triunfante del invierno triste y frío.Muerta Filis, el orbe nada espera,sino niebla espantosa, noche helada,sombras y susto como el pecho mío. -Te estoy haciendo un destino aquí mismo.Lo estoy dibujando en las alas de un pájaro.Lo estoy pintando en la pared de mi cuarto.Ahora el pájaro vuela con furia,ahora lanza su grito de guerray se dispara contra la pared.Sus plumas están flotando en el espacio.Sus plumas mojándose en su sangre.Coge una y te escribe este poema. -Bajo la sensación del cloroformome hacen temblar con alarido interno,la luz de acuario de un jardín moderno.y el amarillo olor del yodoformo.Cubista, futurista y estridente,por el caos febril de la modorravuela la sensación, que al fin se borra,verde mosca, zumbándome en la frente.Pasa mis nervios, con gozoso frío,el arco de lunático violín;de un si bemol el transparente píotiembla en la luz acuaria del jardín,y va mi barca por el ancho ríoque divide un confín de otro confín. -A Radhis CuríSaltó desde mi ojo a la ventanadesnuda está en la acera mojada a la intemperiebajo una luna extraña.De pronto ya no bailame sigue el rastro ajeno taciturnola ira del zapato sobre el lomo.Salta la bailariname recorre la espaldahabla de Irlanda en mis hombros y no entiendola hago saltar a punta de pistoladolor para gritar malas palabrasy no aguantar ni un pocoy no tener piedad.Gritar para que salte disparary ver su cuerpecito llevado por el airedanzando a contraluz. -Primero.Duelen las farolas. Un papelvolante gris escapala calle que me lleva al parqueregresa a mial ojo de mi padreabriéndome la puerta.Segundo.Alrededor las formasque vagaronla vida más queriblecuando aún no la sabía.Después todos los bancoslánguidamente recostados a mi espaldafueron tibio hospedaje del adiós.Tercero.Eran tus manos de azahardormidas sobre mí,besé llorada la pinturaque rompió la noche-dos mitades como dos fantasmasaplazaron el mar-nosotros sombra tumbadaen el instante en que te pierdo.Cuarto.Y así reconocimos el amorque habíamos usadotanto tiempo tanto tantoajado en los cajones a limpiarenjabonados aposentossoy aún el cuadro a remozarQuinto.Quedamos olvidadosen las tablas,apenas un galeónnos mira y pasa. El cascohundido no nos vecubiertos de salitre¿a quienes reclamarnuestra verdad? -Albor. El horizonteentreabre sus pestañas,y empieza a ver. ¿Qué? Nombres.Están sobre la pátinade las cosas. La rosase llama todavíahoy rosa, y la memoriade su tránsito, prisa.Prisa de vivir más.A lo largo amor nos alceesa pujanza agrazdel Instante, tan ágilque en llegando a su metacorre a imponer Después.Alerta, alerta, alerta,yo seré, yo seré.¿Y las rosas? Pestañascerradas: horizontefinal. ¿Acaso nada?Pero quedan los nombres. -Por una negra señoraun negro galán dolientenegras lágrimas derramade un negro pecho que tiene.Hablóla una negra noche,y tan negra, que pareceque de su negra pasiónel negro luto le viene.Lleva una negra guitarra,negras las cuerdas que tiene,negras también las clavijas,pues negro es el que las tuerce."«Negras pascuas me dé Dios,si más negros no me tienenlos negros amores tuyosque el negro color de allende.»Un negro favor te pido,si negros favores vendes,y si con negros favoresun negro pagarse debe.»La negra señora entonces,entafada del negrete,con estas negras razonesal galán negro entristece:"«Vaya muy en hora negrael negro que tal pretende,que para galanes negrosse hicieron negros desdenes.»El negro señor entonces,no queriendo ennegrecersemás de lo negro, quitóseel negro sombrero y fuese. -Cien sonetos de amorCantas y a sol y a cielo con tu cantotu voz desgrana el cereal del día,hablan los pinos con su lengua verde:trinan todas las aves del invierno.El mar llena sus sótanos de pasos,de campanas, cadenas y gemidos,tintinean metales y utensilios,suenan las ruedas de la caravana.Pero sólo tu voz escucho y subetu voz con vuelo y precisión de flecha,baja tu voz con gravedad de lluvia,tu voz esparce altísimas espadas,vuelve tu voz cargada de violetasy luego me acompaña por el cielo. -Vendrá el deshielo y se llevará consigotodo el agua del amanecer que sobra.Con una jeringuilla de manzana,inoculará paz a los cadáveresque sollozan pan con manos de arcilla. -Fui la nubey la lluviay el mary quiero ser la tardey la murallay tú. -Virtud, hija del cielo,la más ilustre empresa de la vida,en el escuro sueloluz tarde conocida,senda que guía al bien, poco seguida;tú dende la hogueraal cielo levantaste al fuerte Alcides,tú en la más alta esferacon las estrellas midesal Cid, clara victoria de mil lides.Por ti el paso desvíade la profunda noche, y resplandecemuy más que el claro díade Leda el parto, y creceel Córdoba a las nubes, y florece;y por su senda agoratraspasa luengo espacio con ligeropie y ala voladorael gran Portocarrero,osado de ocupar el bien primero.Del vulgo se descuesta,hollando sobre el oro; firme aspiraa lo alto de la cuesta;ni violencia de ira,ni blando y dulce engaño le retira.Ni mueve más ligera,ni más igual divide por derechael aire, y fiel carrera,o la traciana flechao la bola tudesca un fuego hecha.En pueblo inculto y duroinduce poderoso igual costumbrey, do se muestra escuroel cielo, enciende lumbre,valiente a ilustrar más alta cumbre.Dichosos los que bañael Miño, los que el mar monstruoso cierra,dende la fiel montañahasta el fin de la tierra,los que desprecia de Eume la alta sierra. -Estáis ahí:tú, Maximino, tocas el laúd,tu vieja madre, ex-artistacanta con voz cascada"estrangulada e íntima".La Traga y otras dos vacas marinas,bajo el parlante mirar de La Muda,atienden el bar.¿El bar?Ángulo de habitacióncon marineros de mirada erecta,hombres de profesión indefiniday un niño en andadorque come sesos y son las tres de la mañana.Maximino,como todas las noches,una voz de abeja y misteriosate cita por teléfono"en el muelle";no vayas,tu madre diceque quien te llama es un m. -Tenía aquel camino un horizonte abiertoy, sobre los ribazos, pequeñas flores cándidas.¿Cómo encontrar ahora en el mapa su huella,si se apagan las luces sobre el telón de fondo? -Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.No es buenoquedarse en la orillacomo el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca.Sino que es puro y sereno arrasarse en la dichade fluir y perderse,encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso,y le he visto bajar por unas escalerasy adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo,con silenciosa humildad, allí él tambiéntranscurría.Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.Y era el serpear que se movíacomo un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,con los ojos extraños y la interrogación en la boca,quisieras algo preguntar a tu imagen,no te busques en el espejo,en un extinto diálogo en que no te oyes.Baja, baja despacio y búscate entre los otros.Allí están todos, y tú entre ellos.Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,introduce primero sus pies en la espuma,y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,y avanza y levanta espumas, y salta y confía,y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latirpara ser él también el unánime corazón que le alcanza! -Hay un instante del crepúsculoen que las cosas brillan más,fugaz momento palpitantede una morosa intensidad.Se aterciopelan los ramajes,pulen las torres su perfil,burila un ave su siluetasobre el plafondo de zafir.Muda la tarde, se concentrapara el olvido de la luz,y la penetra un don süavede melancólica quietud,como si el orbe recogiesetodo su bien y su beldad,toda su fe, toda su graciacontra la sombra que vendrá...Mi ser florece en esa horade misterioso florecer;llevo un crepúsculo en el alma,de ensoñadora placidez;en él revientan los renuevosde la ilusión primaveral,y en él me embriago con aromasde algún jardín que hay ¡más allá!... -Por la noche, con la luz apagada,miraba a través de los cristales,entre los conocidos huecos de la persiana.Como un rito o una extraña costumbrela escena se repetía, día tras día,igual siempre a sí misma.Frente a frente su ventana,la veía aparecer y bajo la tenue claridad de la luz,lentamente, irse haciendo desnuda.Sus ropas caían sobre la silla,primero grandes, luego más pequeñas,hasta llegar al ocre color de su cuerpo.Andando o sentada, sus movimientos teníanla inútil inocencia del que no se cree observadoy la imprevista ternura del cansancio.Cuando todo volvía a la oscuridad,los apresurados golpes del corazónse aquietaban con una sosegada plenitud.De quien así, ocultamente deseé,nunca supe su nombrey el romper de su risa es aún el vacío.Sin embargo allí, en la perdida frontera de los catorce años,por encima del Latín imposibley de los misteriosos números de la Química,el temblor detenido de mis manos,la turbia fijeza de mis ojos sobre ella, permanecen,dando fe de aquel tiempo, memoria de la carne. -Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,y en traje de cañón, las paramerasdonde cultiva el hombre raíces y esperanzas,y llueve sal, y esparce calaveras.Verdura de las eras,¿qué tiempo prevalece la alegría?El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzasy hace brotar la sombra más sombría.El dolor y su mantovienen una vez más a nuestro encuentro.Y una vez más al callejón del llantolluviosamente entro.Siempre me veo dentrode esta sombra de acíbar revocada,amasado con ojos y bordones,que un candil de agonía tiene puesto a la entraday un rabioso collar de corazones.Llorar dentro de un pozo,en la misma raíz desconsoladadel agua, del sollozo,del corazón quisiera:donde nadie me viera la voz ni la mirada,ni restos de mis lágrimas me viera.Entro despacio, se me cae la frentedespacio, el corazón se me desgarradespacio, y despaciosa y negramentevuelvo a llorar al pie de una guitarra.Entre todos los muertos de elegía,sin olvidar el eco de ninguno,por haber resonado más en el alma mía,la mano de mi llanto escoge uno.Federico Garcíahasta ayer se llamó: polvo se llama.Ayer tuvo un espacio bajo el díaque hoy el hoyo le da bajo la grama.¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!Tu agitada alegría,que agitaba columnas y alfileres,de tus dientes arrancas y sacudes,y ya te pones triste, y sólo quieresya el paraíso de los ataúdes.Vestido de esqueleto,durmiéndote de plomo,de indiferencia armado y de respeto,te veo entre tus cejas si me asomo.Se ha llevado tu vida de palomo,que ceñía de espumay de arrullos el cielo y las ventanas,como un raudal de plumael viento que se lleva las semanas.Primo de las manzanas,no podrá con tu savia la carcoma,no podrá con tu muerte la lengua del gusano,y para dar salud fiera a su pomaelegirá tus huesos el manzano.Cegado el manantial de tu saliva,hijo de la paloma,nieto del ruiseñor y de la oliva:serás, mientras la tierra vaya y vuelva,esposo siempre de la siempreviva,estiércol padre de la madreselva.¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,pero qué injustamente arrebatada!No sabe andar despacio, y acuchillacuando menos se espera su turbia cuchillada.Tú, el más firme edificio, destruido,tú, el gavilán más alto, desplomado,tú, el más grande rugido,callado, y más callado, y más callado.Caiga tu alegre sangre de granado,como un derrumbamiento de martillos feroces,sobre quien te detuvo mortalmente.Salivazos y hocescaigan sobre la mancha de su frente.Muere un poeta y la creación se sienteherida y moribunda en las entrañas.Un cósmico temblor de escalofríosmueve temiblemente las montañas,un resplandor de muerte la matriz de los ríos.Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,veo un bosque de ojos nunca enjutos,avenidas de lágrimas y mantos:y en torbellino de hojas y de vientos,lutos tras otros lutos y otros lutos,llantos tras otros llantos y otros llantos.No aventarán, no arrastrarán tus huesos,volcán de arrope, trueno de panales,poeta entretejido, dulce, amargo,que al calor de los besossentiste, entre dos largas hileras de puñales,largo amor, muerte larga, fuego largo.Por hacer a tu muerte compañía,vienen poblando todos los rinconesdel cielo y de la tierra bandadas de armonía,relámpagos de azules vibraciones.Crótalos granizados a montones,batallones de flautas, panderos y gitanos,ráfagas de abejorros y violines,tormentas de guitarras y pianos,irrupciones de trompas y clarines.Pero el silencio puede más que tanto instrumento.Silencioso, desierto, polvorientoen la muerte desierta,parece que tu lengua, que tu aliento,los ha cerrado el golpe de una puerta.Como si paseara con tu sombra,paseo con la míapor una tierra que el silencio alfombra,que el ciprés apetece más sombría.Rodea mi garganta tu agoníacomo un hierro de horcay pruebo una bebida funeraria.Tú sabes, Federico García Lorca,que soy de los que gozan una muerte diaria. -Vinieras y te fueras dulcemente,de otro caminoa otro camino. Verte,y ya otra vez no verte.Pasar por un puente a otro puente."El pie breve,la luz vencida alegre".Muchacho que sería yo mirandoaguas abajo la corriente,y en el espejo tu pasajefluir, desvanecerse. -Cien sonetos de amorCuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:quiero la luz y el trigo de tus manos amadaspasar una vez más sobre mí su frescura:sentir la suavidad que cambió mi destino.Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,que huelas el aroma del mar que amamos juntosy que sigas pisando la arena que pisamos.Quiero que lo que amo siga vivoy a ti te amé y canté sobre todas las cosas,por eso sigue tú floreciendo, florida,para que alcances todo lo que mi amor te ordena,para que se pasee mi sombra por tu pelo,para que así conozcan la razón de mi canto. -Contemplar las palabrassobre el papel escritas,medirlas, sopesarsu cuerpo en el conjuntodel poema, y después,igual que un artesano,separarse a mirarcómo la luz emergede la sutil textura.Así es el viejo oficiodel poeta, que comienzaen la idea, en el soplosobre el polvo infinitode la memoria, sobrela experiencia vivida,la historia, los deseos,las pasiones del hombre.La materia del cantonos lo ha ofrecido el pueblocon su voz. Devolvamoslas palabras reunidasa su auténtico dueño. -Este, que Babia al mundo hoy ha ofrecidoPoema, si no a números atado,De la disposición antes limadoY de la erudición después lamido,Historia es culta, cuyo encanecidoEstilo, si no métrico, peinado,Tres ya pilotos del bajel sagradoHurta al tiempo y redime del olvido.Pluma, pues, que claveros celestialesEterniza en los bronces de su historia,Llave es ya de los tiempos, y no pluma.Ella a sus nombres puertas inmortalesAbre, no de caduca, no, memoria,Que sombras sella en túmulos de espuma. -En la muerte de José Enrique Rodó.En la quieta impostura virginal de la nocheque cobija al amor con un tenue derrochede luceros, padrinos del erótico abrazo,el mundo de Rubén Darío se contristapor el cordial filósofo que sembró en el regazode América esperanzas, por el espectro artistaque hoy arroba al Zodíaco con su arenga optimista.Yo alabo al confesor de la Santa Esperanzay a la doncella verde en la misma alabanza.Esperanza, doncella verde, tu vestiduraes el matiz de una corteza prematura.Esperanza, en el arco iris, tu cabelleraameniza los cielos como una enredadera.Esperanza, los astros en que titila el verdeson el feudo en que moras y en que tu luz se pierde.Los ojos vegetales con que miras y salvasparodian a la felpa rústica de las malvas.En la luz teologal de tus dos ojos clarosse surten las luciérnagas, las joyas y los faros.Rayan la oscuridad del más oscuro meslas puntas de esmeralda de tus ínclitos pies.Y tapizas el antro submarino, y la armónicacuita de los cipreses, y la paleta agónica.¡Oh doncella, que guardas los suspiros más gravesdel hombre, como guarda un llavero sus llaves:un relámpago anuncia que el instante se acercaen que tiñas de ti las aguas de mi alberca,y a tu paso, fosfórica e inviolable mujer,mi corazón se abre, pronto a reverdecer!Y bajo la impostura virginal de la nocheque cobija al amor con un tenue derrochede luceros, un mito saludable me afianzay alabo al confesor de la santa Esperanzay a la doncella verde en la misma alabanza. -A los locos no nos quedan bien los nombres.Los demás seresllevan sus nombres como vestidos nuevos,los balbucean al fundar amigos,los hacen imprimir en tarjetitas blancasque luego van de mano en manocon la alegría de las cosas simples.Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,los Alejandros con olor a mar!Todos extienden, desde la misma garganta con que cantansus nombres envidiables como banderas bélicas,tus nombres que se quedan en la tierra sonandoaunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.Pero los locos, ay señor, los locosque de tanto olvidar nos asfixiamos,los pobres locos que hasta la risa confundimosy a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,cómo vamos a andar con los nombres a rastras,cuidándolos,puliéndolos como mínimos animales de plata,viendo con estos ojos que ni el sueño someteque no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?Los locos no podemos anhelar que nos nombrenpero también lo olvidaremos -¡Ay! ¿Cómo quieres que tu madre encuentreen este mundo bienhechora calma,si le desgarras, al nacer, el vientre,y le desgarras, al morir, el alma?¡Y esa madre infeliz, cómo a porfíaquiere darte, en el mundo, horas serenas,si en la leche fetal con que te cría,bebes tú... todo el zumo de sus penas!¿Cómo quieres, mortal, que en la existenciatu esposa guarde fiel tus atributos...si tú mismo, al robarle la inocencia,le enseñas el deleite de los brutos?Hombre, eres pasto de un rencor violento:al mal te empujan invisibles manos;vives, y te devora el sufrimiento;mueres, y te devoran los gusanos. -Cuando en la noche te envuelvenlas alas de tul del sueñoy tus tendidas pestañassemejan arcos de ébano,por escuchar los latidosde tu corazón inquietoy reclinar tu dormidacabeza sobre mi pecho,diera, alma mía,cuanto posea:¡la luz, el airey el pensamiento!Cuando se clavan tus ojosen un invisible objetoy tus labios iluminade una sonrisa el reflejo,por leer sobre tu frenteel callado pensamientoque pasa como la nubedel mar sobre el ancho espejo,diera, alma mía,cuanto deseo:¡la fama, el oro,la gloria, el genio!Cuando enmudece tu lenguay se apresura tu alientoy tus mejillas se enciendeny entornas tus ojos negros,por ver entre sus pestañasbrillar con húmedo fuegola ardiente chispa que brotadel volcán de los deseos,diera, alma mía,por cuanto espero,la fe, el espíritu,la tierra, el cielo. -Tu paz "¡oh paz de cada día!"y mi dolor que es inmortal,se han de casar, Amada mía,en una noche cuaresmal.Quizá en un Viernes de Dolores,cuando se anuncian ya las floresy en el altar que huele a liriosel casto pecho de Maríasufre por nos siete martirios;mientras la luna, Amada mía,deja caer sus tenues franjasde luz de ensueño sideralsobre las místicas naranjasque, por el arte virginalde las doncellas de la aldea,lucen banderas de papele irisaciones de oropelsobre la piel que amarillea.Fuensanta: al amor aventurerode cálidas mujeres, azafatassúbditas de la carne, te prefieropor la frescura de tus manos gratas.Yo te convido, dulce Amada,a que te cases con mi penaentre los vasos de cebadala última noche de novena.Te ha de cubrir la luna llenacon luz de túnica nupcialy nos dará la Dolorosala bendición sacramental.Y así podré llamarte esposa,y haremos juntos la dichosaruta evangélica del bienhasta la eterna gloria.AMÉN. -Yo, como tú,amo el amor, la vida, el dulce encantode las cosas, el paisajeceleste de los días de enero.También mi sangre bulley río por los ojosque han conocido el brote de las lágrimas.Creo que el mundo es bello,que la poesía es como el pan, de todos.Y que mis venas no terminan en mísino en la sangre unánimede los que luchan por la vida,el amor,las cosas,el paisaje y el pan,la poesía de todos. -¡Me jiedin los hombrisque son medio jembras!Cien vecis te ijeque no se lo dieras,que al chinquín lo jacían maricalas gentis aquellas.Ahora ya lo vide, y a mí no me mandismás vecis que güelva.Te largas tú a velo,que pue que no creasque tu cuerpo ha parío aquel mozu,ni que lo cebasti con tu lechi mesma,ni que tieni metía en la entrañasangri de mis venas.N'amás de mimarrosy delicaezasque ha queao lo mesmo que un jilopaliúcho y sin chispa de juerza.Ca instanti se lava,ca instanti se peina,ca instanti se múatoa la vestimenta,y se encrespa los pelos con jierrosque se lo retuestan,y en los dientis se da con boticasde unos cacharrinos que tieni en la mesa,y remoja el moquero con pringuisn'amás pa que güela¡Jiedi a señoritadendi media lengua!Se levanta a las nuevi corríasy a las doci lo mesmo se acuesta.¡Va a ponersi pochusi acotina de aquella manera!¡Güeno está pa mandalo a bellotas,pa ayualmi a escuajal en la jesa,pa jacel un carguju de tarmasy traelo a cuestas,u pa estalsi cavando canchalisdende que amaneci jasta que escurezca!Los muchachos de acá me esconfíoque mos lo apedreancuantis venga jaciendo pinturasu jablando de aquella manera:y verás cómo el mozu no tienini agallas ni juerzapa el primero que quiera molarsirompeli la jeta.Ya no dici padri,ni madri, ni agüela.«Mi papá, mi mamá, mi abuelita...»así chalrotea,como si el mocoso juesi un señorucode los de nacencia.Ni mienta del pueblo, ni jaci otro oficioque dil a una escuelay palral de bobás que allí aprendí,que pa na le sirvin cuantis que se venga.Pa sabel sus saberis le ije:«Sácame la cuentadel aceiti que hogaño mos tocadel lagal po la parti que es nuestra.Se maquilan sesenta cuartillosp'acá parti entera,y nosotros tenemos, ya sabis,una media terciaque tu madre heredó de una quintaque tenía tu agüela Teresa».¡Ya ves tú que se jaci en un verbo!Sesenta la entera,doci pa la quinta,cuatru pa la tercia,quita dos pa una media, y resultandos pa la otra media.Pues el mozu empringó tres papelisde rayas y letras,y pa ensenrearside aquella maeja,ijo que el aceiti que a mí me tocabaera «pi menus erre», ¿te enteras?¡Pus pués dil jacindulas sopas con ella!¿Y esos son saberis?¡Esas son fachendas!No le quise mental del guarraponi icile siquieraque hogañazo vendimus el churrupa comprar un cachuju de tierra.¡Allí no se jablade esas cosas ni en ellas se piensa!N'amás que se jaci comel confituras,melcal vestimentas,dirse a los cafesis,dirse a las comediasy palral de bobás que no valinni siquiá una perra¡Jolgacián como el nuestro muchachono va a haberlo, si aquí no se enmienda!Yo no lo distingo de otros señorinosque con él se ajuntan y jolgacianean.¡Son como maricas!¡Juy, qué vestimentas!Ves una personapor detrás, en la calle, tan tiesay endi lejus no sabis de ciertosi es macho u es jembra.Güelin a lo mesmucomo las ovejas,y p'aquí no es asín, que ca cosagüeli a su manera:güeli a macho la carni de hombre,y la carni de jembra da a jembra.Hay que dil a buscar al muchachocuantis que se puea,y le dicis a aquellos señorisque esu no quita pa que se agraeza,pero que a su padri le jaci ya falta;y asín se la enreas.No lo quió jolgacián, aunque muchossaberis trujiera.Y no es esu solu lo que a mí me enrita,que otras cosas me jacin más mella...Hay que dil a buscalo ca y cuando:que venga, que venga;porque, mira: ¡me jiedin los hombresque son medio jembras!... -Esos hombres del violín llevan su voz en el brazocomo la vena firme de una canción muchacha.Van celándola dulces, con los ojos cerrados,todos brasa y suspiro del ensueño que lluevediminuto rocío de aprisionadas floresen los cuerpos fragrantes de sus violines músicos,aun con hojas y aromas del encendido bosque.Un violín es la voz de una fuente con vientoa la que brizan ásperos y dulcísimos soplos.Lo sabe quien lo pulsa, y flotan sus cabelloscomo yerba que sube por el tronco de un árbol,mientras la mano empuja hacia el cielo las cuerdasy la otra recorre con el arco un zodíaco.En rubio; huele a nardo en la noche con luna,y de jazmines siembra la abandonada tarde.Tan delgado y ligero como fueron las ninfas,sinuoso y con algas, como verde sirena.Es la voz que prefiere la Primavera fría.Y al Otoño le cuenta que se fueron las aves.Los cipreses la exhalan. El calor de los vuelosen los violines junta con las plumas los nidos. -Érase una viejaDe gloriosa fama,Amiga de niñas,De niñas que labran.Para su contentoAlquiló una casaDonde sus vecinasHagan sus coladas.Con la sed de amorCorren a la balsaCien mil sabandijasDe natura varia,A que con sus manos,Pues tiene tal graciaComo el unicornio,Bendiga las aguas.También acudíaLa viuda honrada,Del muerto maridoSintiendo la falta,Con tan grande extremo,Que allí se juntabaA llorar por élLágrimas cansadas. -Mi sombra va silenciosapor el agua de la acecia.Por mi sombra están las ranasprivadas de las estrellas.La sombra manda a mi cuerporeflejos de cosas quietas.Mi sombra va como inmensocínife color violeta.Cien grillos quieren dorarla luz de la cañavera.Una luz nace en mi pecho,reflejado, de la acequia. -Dejad que el viento me traspase el cuerpoy lo ilumine. Viento sur, salino,muy soleado y muy recién lavadode intimidad y redención, y deimpaciencia. Entra, entra en mi lumbre,ábreme ese caminonunca sabido: el de la claridad.Suena con sed de espacio,viento de junio, tan intenso y libreque la respiración, que ahora es deseome salve. Venconocimiento mío, a través detanta materia deslumbrada por tu hondagracia.Cuán a fondo me asaltas y me enseñasa vivir, a olvidar,tú, con tu clara música.Y cómo alzas mi vidamuy silenciosamente,muy de mañana y amorosamentecon esa puerta luminosa y ciertaque se me abre serenaporque contigo no me importa nuncaque algo me nuble el alma. -Todos los intermedios pudresienes de espera de esqueleto de lluvia sin personacuando no neutros lapsus micropulpos engendros del sotediopueden antes que cóncavos ausentes en seminal yacenciaser otros flujos ácidos del diurno sueño insomneotros sorbos de páramotan viles vivas bilis de nonadas carcomas diametralesaunque el sabor no cambiey Ofelia pura costa sea un pescado reflejo de rocío de esclerosada túnica sin lastreun fósil loto amóvil entre remansos muslos puros juncos de espasmoun maxilar de luna sobre un canto rodadotierno espectro fluctuante del novilunio arcaico dromedariolejos ya de su neuro dubitabundo exnovio psiquisauceaunque el sabor no cambiey cualquier lacio cuajo invista nuevos huecos ante los ídem lodos expartos bostezantespeste con veste huéspedes del macrobarro grávido de muertey hueros logros de horas lagrimalesaunque el sabor no cambiey el menos yo del uno en el total por nadabeato saldo de excoito amodorrado malentetando el ascoexplore los estratos de su ámbito si sinocada vez menos cráteraunque el sabor no cambiecada vez más burbúja de algánima no náyademás amplio menos tránsfugatras sus estancas sienes de mercurioo en las finales radas de lo obsceno de marismas de pelvis bajo el aguacon su no llanto arena y sus mínimas muertes navegablesaunque el sabor no cambiey sólo erecto espeso mascaduda insaciado en progresiva restaante el incierto ubicuo muy quizás equis deífico se malciña la angustia interroganteaunque el sabor no cambie. -Cien sonetos de amorDos amantes dichosos hacen un solo pan,una sola gota de luna en la hierba,dejan andando dos sombras que se reúnen,dejan un solo sol vacío en una cama.De todas las verdades escogieron el día:no se ataron con hilos sino con un aroma,y no despedazaron la paz ni las palabras.La dicha es una torre transparente.El aire, el vino van con los dos amantes,la noche les regala sus pétalos dichosos,tienen derecho a todos los claveles.Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte,nacen y mueren muchas veces mientras viven,tienen la eternidad de la naturaleza. -Llegó la sangre al río.Todos los ríos eran una sangre,Y por las carreterasDe soleado polvo"O de luna olivácea"Corría en río sangre ya fangosaY en las alcantarillas invisiblesEl sangriento caudal era humilladoPor las heces de todos.Entre las sangres todos siempre juntos,Juntos formaban una red de miedo.También demacra el miedo al que asesina,Y el aterrado rostro palidece,Frente a la cal de la pared postrera,Como el semblante de quien es tan puroQue mata.Encrespándose en viento el crimen sopla.Lo sienten las espigas de los trigos,Lo barruntan los pájaros,No deja respirar al transeúnteNi al todavía oculto,No hay pecho que no ahogue:Blanco posible de posible bala.Innúmeros, los muertos,Crujen triunfantes odiosDe los aún, aún supervivientes.A través de las llamasSe ven fulgir quimeras,Y hacia un mortal vacíoClamando van dolores tras dolores.Convencidos, solemnes si son juecesSegún terror con cara de justicia,En baraúnda de misión y crimenSe arrojan muchos a la gran hogueraQue aviva con tal saña el mismo viento,Y arde por fin el viento bajo un humoSin sentido quizá para las nubes.¿Sin sentido? Jamás.No es absurdo jamás horror tan grave.Por entre los vaivenes de sucesos"Abnegados, sublimes, tenebrosos,Feroces"La crisis vocifera su palabraDe mentira o verdad,Y su ruta va abriéndose la Historia,Allí mayor, hacia el futuro ignoto,Que aguardan la esperanza, la concienciaDe tantas, tantas vidas. -Mientras tiene luz el mundoy despierto está mi niño,por encima de su cara,todo es un hacerse guiños.Guiños le hace la alamedacon sus dedos amarillos,y tras de ella vienen nubesen piruetas de cabritos...La cigarra, al mediodía,con el frote le hace guiño,y la maña de la brisaguiña con su pañalito.Al venir la noche haceguiño socarrón el grillo,y en saliendo las estrellas,me le harán sus santos guiños...Yo le digo a la otra Madre,a la llena de caminos:"¡Haz que duerma tu pequeñopara que se duerma el mío!".Y la muy consentidora,la rayada de caminos,me contesta: «¡Duerme al tuyopara que se duerma el mío!». -La luna se me murióaunque no creo en los ángeles.La copa final transcurreantes de la sed que sufro.La grama azul se ha perdidohuyendo tras tu velamen.La mariposa incendiandosu color, fue de ceniza.La madrugada fusilarocío y pájaros mudos.La desnudez me avergüenzay me hace heridas de niño.El corazón sin tus manoses mi enemigo en el pecho. -Hasta aquí, amor. Aquí. Fauce abisalde mi propio deseo, encadenadoy libre como el ancla entre sus limos.Aquí, ferviente explorador de gozos.No temas, cuerpo mío, arquitecturasumergida, ciudad imaginada.Gusta breve solaz, toca su lumbre,admira su contorno, prevalece.Tiniebla en la tiniebla, pez de sombra,no hay heraldo que horade tu silenciocon dulce, memorable, dulce canto.No hay heraldo. Detente, alado brillodel sueño, resplandor de los cobardes.Oscura vida, ven, y tus panopliasde soledad nocturna, tus escudosheráldicos, tu faz de terciopelo,cristal anochecido del abandono.Ven, oh tú, palpitante enredaderade destrucción y plenitud, oh vida.Y no la selva familiar, ni el húmedocontacto de tu quilla con la proadel mar, no el espolón entre los senosme ofrezcas, artificio o salvaciónfinal, sí deslizante carabela,submarino solar y travesíanostálgica y feliz, hermosa y triste,lejos de Transilvania, de los ojostan suaves, del cabello, de las manosque tanto amé y se han ido para siempre. -Llegó la noche y no encontré un asilo;y tuve sed ... ¡mis lágrimas bebí!¡Y tuve hambre! ¡Los hinchados ojoscerré para morir!¿Estaba en un desierto? Aunque a mi oídode las turbas llegaba el ronco hervir,yo era huérfano y pobre... El mundo estabadesierto... ¡para mí! -Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,Como nace un deseo sobre torres de espanto,Amenazadores barrotes, hiel descolorida,Noche petrificada a fuerza de puños,Ante todos, incluso el más rebelde,Apto solamente en la vida sin muros.Corazas infranqueables, lanzas o puñales,Todo es bueno si deforma un cuerpo;Tu deseo es beber esas hojas lascivasO dormir en esa agua acariciadora.No importa;Ya declaran tu espíritu impuro.No importa la pureza, los dones que un destinoLevantó hacia las aves con manos imperecederas;No importa la juventud, sueño más que hombre,La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestadDe un régimen caído.Placeres prohibidos, planetas terrenales,Miembros de mármol con sabor de estío,Jugo de esponjas abandonadas por el mar,Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.Soledades altivas, coronas derribadas,Libertades memorables, manto de juventudes;Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,Es vil como un rey, como sombra de reyArrastrándose a los pies de la tierraPara conseguir un trozo de vida.No sabía los límites impuestos,Límites de metal o papel,Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,Adonde no llegan realidades vacías,Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.Extender entonces una manoEs hallar una montaña que prohíbe,Un bosque impenetrable que niega,Un mar que traga adolescentes rebeldes.Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,Ávidos dientes sin carne todavía,Amenazan abriendo sus torrentes,De otro lado vosotros, placeres prohibidos,Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,Tendéis en una mano el misterio.Sabor que ninguna amargura corrompe,Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.Abajo, estatuas anónimas,Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;Una chispa de aquellos placeresBrilla en la hora vengativa.Su fulgor puede destruir vuestro mundo. -Amada, en esta noche tú te has crucificadosobre los dos maderos curvados de mi beso;y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.En esta noche clara que tanto me has mirado,la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.En esta noche de setiembre se ha oficiadomi segunda caída y el más humano beso.Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;ni volveré a ofenderte. Y en una sepulturalos dos nos dormiremos, como dos hermanitos. -Entré a la vasta veleidad del piélagocon humos de pirata...Y me sentía ya un poco delfíny veía la platade los flancos de la última sirena,cuando mi devaneoanacrónico viose reducidoa un amago humillante de mareo.Mas no guardo rencora la inestable eternidad de espumay efímeros espejos.Porque sobre ella fui como una sumade nostalgias y arraigos, y sobre ellame sentí, en alta mar,más de viaje que nunca y más fincadoen la palma de aquella mano impar. -Las miradas son árboles que se deshojan.Hay que penetrar lo compacto,que taladrar el misterio para descubrir el suelocubierto de álamos, de olmos,de palmípedos cedros.La prieta vegetación humilla bajo el peso del tiemposu copiosidad radiante, de éteres húmeda...¡Ah el precipitado ímpetude las ramas, de las miradascortándose de sus troncos!Apenas algo, apenas el ácido vaho que dilatanlos dientes del rebaño implacablecuando muerde el pasto...Humarada invisible de verdor desgarrado,cálido penacho de olores.Las perdemos, cortándonoslas inconscientesde larga contemplación.Y nos quedamos en tierras desiertas,en arrasadas orillas,en fingidos oasis sin agua ni palmeras.¿Por qué, hasta cuándo, en qué momentose reunirán todas esas miradas en haz trepidante,para hacerse breve rayo definitivo?¡Este viscoso suelo resbaladizo,las mareas de hojas que eran ojosagarrándose a las cosas, a los seres, a la ilusión de ver! -A Thomas Chatterton(1752-1770)Y tan pronto amanece,cada vez más intensa, la roja cabelleramana sobre su rostro.(Encantadora curvala del cuello que emerge del entreabierto escote).La arrugada blancura de la amplia camisamuestra el brazo que pende hasta el entarimadodonde, pálidamente,se fruncen, rotos, todos los poemas.(La usada tela, tan lisa como el hombroque descubre, dulce resbala).Excepto los papeles por el suelo esparcidosestá la habitación en riguroso orden:incluso se acostó sin deshacer la cama.(Parece muy cansado, tan minuciosamente,con tanta saña y con tanta penadesgarró cada línea de escritura...)Ya desde el tragaluz desciende el ámbar.Se afilan y se encrespan los contornosy el color justo adquieren.Y al fin sabe que, salvo la bocatan horrorosamente contraída,que salvo el tinte azul de sus mejillas ralas,el muchacho es hermoso. -Éste del cabello cano,como la piel del armiño,juntó su candor de niñocon su experiencia de anciano;cuando se tiene en la manoun libro de tal varón,abeja es cada expresiónque, volando del papel,deja en los labios la miely pica en el corazón. -ODAAun cuando es gigantesca la Natura,a paso de gigante no camina;desde la sombra oscuraal sol, que los espacios ilumina;desde la ingente mole de granito,al aire, que en su falda juguetea;desde el cristal de roca al aerolito;del caos a la idea;desde la esponja al ruiseñor alado;¡cuántas imperceptibles transiciones,cuántos y cuán variados eslabonesla cadena sin fin de lo creado!¡Quién a marcar se atrevela línea divisoriaentre el ser y el no ser, si el polvo leverecibe, en la mortuoriamorada, nueva forma transitoria,y así la tumba aleve,que a mentido reposo nos convida,es semillero de fecunda vida!¡Quién dirá con fijeza,al contemplar el iris franjeado,donde un color acaba y otro empieza!¡á qué mortal es dadoseñalar el momentocuando, transformación maravillosa,la crisálida pasa a mariposa!¡De qué se ufana la moderna Cienciasi precisar no sabela grande o la pequeña diferenciaentre el bruto y el ave!Desde el son al silencio hay el murmullo;entre la yema y el abierto broche,el virginal capullo;entre el día y la noche,la lumbre del crepúsculo indecisa;entre el gozo y el llanto la sonrisa,y, de mi tesis en potente ayuda,entre la fe, que arroba y extasía,y la temosa negación impíaexiste la penumbra de la duda.Estas cavilaciones y otras tantasa mi mente acudieron,el primer día que mis ojos vieroninsectívoras plantas,Era una tarde de apacible Mayo;atmósfera de amor se respiraba,y un espléndido sol amamantabala hermosa tierra con fecundo rayo.Después de larga libación de flores,y de admirar su gama de colores,una infeliz abeja,cuando el sol trasponía los alcores,en la planta voraz caer se deja.Como pequeñas trompas de elefante,como de un pulpo los mucosos brazos,se alzaron sus tentáculos dormidos,y al insecto apresaron en ceñidosinextricables lazos.¡Quién te dijera, zumbadora abeja,encanto del vergel,que, cerca de tu fábrica de miel,habías de tener tras dura reja,en cárcel natural muerte cruel.Quizá buscabas cariñoso amante,que te ofreciera sus nectáreos dones;y hallaste, ¡pobre insecto agonizante!un vegetal estómago anhelante,que ejercitó sus gástricas funciones.Natura, de tres moldes poseedora,en que fundir el átomo errabundo;que ceba, al despuntar la clara aurora,de de rosa el gusanillo inmundo;que ha convertido en piedralos saurios colosales;que nutre de aire la lasciva yedra;te ha destinado a pasto de una planta,donde quizá halle jugo sustentosoel pajarillo que en la selva canta.La fábula de Dafne me recuerdas,en lauro convertida;hoy es forzoso que tu vida pierdasy otro ser tome el ser que en ti se anida.Tú, que del seno de las gayas floresextraes con afán la blanda cera,que, en el ara sagrada,foco de luz, de incienso perfumada,evoca la plegaria que redime;o extendida en fonógrafo inconsciente,donde la voz se imprime,los sones remedando,las flores en palabras vas cambiando;hoy tu existencia exhalaspara alimento de una planta ignota,la trama de tu vida ha sido rota,hojas serán tus palpitantes alas.¿Volverás a nacer? ¿Lucirá un díaen que surques de nuevo el firmamento,águila real de esbelta gallardía,O ruiseñor de melodioso acento?¿Serás un grano de la espiga de oro?¿pez de escamas de plataque desaova en el raudal sonoro?¿libélula gentil que el lago besa,en donde su hermosura se retrata?¿molécula de nube caprichosa?¿célula, en el cerebro de los sabios?¿chispa de luz en matutina estrella;o esperarás en labios de doncellael amoroso beso de otros labios?¡Quién cree en el no ser! La mente humanano resiste a tamaña desventura;y en esta baja cárcel ya se afanaen conquistar la vida que perdura.Si tiene la materia su mañana;si eternamente flotay al través de los tiempos se transmuda,será del alma la existencia ignotade condición más miserable y ruda?¡Verdad por cierto rarado la mente se abisma;que lacten pechos yertos lo que nacey que los seres por fatal enlacetengan la muerte misma,que tan sensiblemente los separa!Vendrá mañana el balador corderoy, con diente aguzado,para un día vivir, tronchará fierola planta que a morir te ha condenado.Que en la larga cadena de los serescuya íntima estructuraes y será al mortal desconocida,alterna sabiamente la Naturaun eslabón de muerte, otro de vida. -Viví, y en dura piedra convertida,labrada por la mano artificiosade Praxíteles, Niobe hermosa,vuelvo segunda vez a tener vida.A todo me dejó restituida,mas no al sentido, l'arte poderosa;que no le tuve yo, cuando furiosalos altos dioses desprecié atrevida.¡Ay triste! Cuán en vano me consuelo,si ardiente llanto mana el mármol fríosin que mi antigua pena el tiempo cure;Pues ha querido el riguroso cielo,porque fuese perpetuo el dolor mío,que faltándome l'alma, el llanto dure. -Y esa Nada, ha causado muchos llantos,Y Nada fue instrumento de la Muerte,Y Nada vino a ser muerte de tantos.FRANCISCO DE QUEVEDOYa maduró un nuevo ceroque tendrá su devoción.ANTONIO MACHADOIInvitación al llanto. Esto es un llanto,ojos, sin fin, llorando,escombrera adelante, por las ruinasde innumerables días.Ruinas que esparce un cero "autor de nadas,obra del hombre", un cero, cuando estalla.Cayó ciega. La soltó,la soltaron, a seis milmetros de altura, a las cuatro.¿Hay ojos que le distingana la Tierra sus primoresdesde tan alto?¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,que se tejen, se destejen,mariposas, hombres, tigres,amándose y desamándose?No. Geometría. Abstractoscolores sin habitantes,embuste liso de atlas.Cientos de dedos del vientouna tras otra pasabanlas hojas"márgenes de nubes blancas"de las tierras de la Tierra,vuelta cuaderno de mapas.Y a un mapa distante, ¿quiénle tiene lástima? Lástimade una pompa de jabónirisada, que se quiebra;o en la arena de la playaun crujido, un caracolrotosin querer, con la pisada.Pero esa altura tan altaque ya no la quieren pájaros,le ciega al querer su causacon mil aires transparentes.Invisibles se le vuelvenal mundo delgadas gracias:La azucena y sus estambres,colibríes y sus alas,las venas que van y vienen,en tierno azul dibujadas,por un pecho de doncella.¿Quién va a quererlassi no se las ve de cerca?Él hizo su obligación:lo que desde veinte esferasinstrumentos ordenaban,exactamente: soltarlaal momento justo.Nada.Al principiono vio casi nada. Unamancha, creciendo despacio,blanca, más blanca, ya cándida.¿Arrebañados corderos?¿Vedijas, copos de lana?Eso sería...¡Qué peso se le quitaba!Eso sería: una imagenque regresa.Veinte años, atrás, un niño.Él era un niño "allá atrás"que en estíos campesinoscon los corderos jugabapor el pastizal. Carreras,topadas, risas, caídasde bruces sobre la grama,tan reciente de rocíoque la alegría del mundoal verse otra vez tan claro,le refrescaba la cara.Sí; esas blancuras de ahora,allá abajoen vellones dilatadas,no pueden ser nada malo:rebaños y más rebañosserenísimos que pastanen ancho mapa de tréboles.Nada malo. Ecos redondosde aquella inocencia dobleveinte años atrás: infanciatriscando con el corderoy retazos celestiales,del sol niño con las nubesque empuja, pastora, el alba.Mientras,detrás de tanta blancuraen la Tierra "no era mapa"en donde el cero cayó,el gran desastre empezaba.IIMuerto inicial y víctima primera:lo que va a ser y expira en los umbralesdel ser. ¡Ahogado coro de inminencias!Heráldicas palabras voladoras"«¡pronto!», «¡en seguida!», «¡ya!»" nuncios de dichascolman el aire, lo vuelven promesa.Pero la anunciación jamás se cumple:la que aguardaba el éxtasis, doncella,se quedará en su orilla, para siempreentre su cuerpo y Dios alma suspensa.¡Qué de esparcidas ruinas de futuropor todo alrededor, sin que se vean!Primer beso de amantes incipientes.¡Asombro! ¿Es obra humana tanto gozo?¿Podrán los labios repetirlo? Vuelanhacia el segundo beso; más que beso,claridad quieren, buscan la certezaalegre de su don de hacer milagrosdonde las bocas férvidas se encuentran.¿ Por qué si ya los hálitos se juntanlos labios a posarse nunca llegan?Tan al borde del beso, no se besan.Obediente al ardor de un mediodíala moza muerde ya la fruta nueva.La boca anhela el más celado jugo;del anhelo no pasa. Se le niegacuando el labio presiente su dulzurala condensada dentro, primavera,pulpas de mayo, azúcares de junio,día a día sumados a la almendra.Consumación feliz de tanta ruta,último paso, amante, pie en el aire,que trae amor adonde amor espera.Tiembla Julieta de Romeos próximos,ya abre el alma a Calixto, Melibea.Pero el paso final no encuentra suelo.¿Dónde, si se hunde el mundo en la tiniebla,si ya es nada Verona, y si no hay huerto?De imposibles se vuelve la pareja.¿Y esa mano "¿de quién?", la mano truncablanca, en el suelo, sin su brazo, huérfana,que buscas en el rosal la única abierta,y cuando ya la alcanza por el tallose desprende, dejándose a la rosa,sin conocer los ojos de su dueña?¡Cimeras alegrías tremolantes,gozo inmediato, pasmo que se acerca:la frase más difícil, la penúltima,la que lleva, derecho, hasta el acierto,perfección vislumbrada, nunca nuestra!¡Imágenes que inclinan su hermosurasobre espejos que nunca las reflejan!¡Qué cadáver ingrávido: una mañanaque muere al filo de su aurora cierta!Vísperas son capullos. Sí, de dichas;sí, de tiempo, futuros en capullos.¡Tan hermosas, las vísperas!¡Y muertas!III¿Se puede hacer más daño, allí en la Tierra?Polvo que se levanta de la ruina,humo del sacrificio, vaho de escombrosdice que sí se puede. Que hay más pena.Vasto ayer que se queda sin presente,vida inmolada en aparentes piedras.¡Tanto afinar la gracia de los fustescontra la selva tenebrosa alzadosde donde el miedo viene al alma, pánico!Junto a un altar de azul, de ola y espuma,el pensar y la piedra se desposan;el mármol, que era blanco, es ya blancura.Alborean columnas por el mundo,ofreciéndole un orden a la aurora.No terror, calma pura da este bosque,de noble savia pórtico.Vientos y vientos de dos mil otoñoscon hojas de esta selva inmarcesiblequisieran aumentar sus hojarascas.Rectos embisten, curvas les engañan.Sin botín huyen. ¿Dónde está su fronda?No pájaros, sus copas, procesionesde doncellas mantienen en lo alto,que atraviesan el tiempo, sin moverse.Este espacio que no era más que espacioa nadie dedicado, aire en vacío,la lenta cantería lo redimepiedras poniendo, de oro, sobre piedras,de aquella indiferencia sin plegaria.Fiera luz, la del sumo mediodía,claridad, toda hueca, de tan clarava aprendiendo, ceñida entre altos murosmansedumbres, dulzuras; ya es misterio.Cantan coral callado las ojivas.Flechas de alba cruzan por los santosincorpóreos, no hieren, les traen vidade colores. La noche se la quita.La bóveda, al cerrarse abre más cielo.Y en la hermosura vasta de estos límitessiente el alma que nada la termina.Tierra sin forma, pobre arcilla; ahorael torno la conduce hasta su auge:suave concavidad, nido de dioses.Poseidón, Venus, Iris, sus siluetasen su seno se posan. A esta cráteraojos, siempre sedientos, a abrevarsevienen de agua de mito, inagotable.Guarda la copa en este fondo oscurocallado resplandor, eco de Olimpo.Frágil materia es, mas se acomodanlos dioses, los eternos, en su círculo.Y así, con lentitud que no descansa,por las obras del hombre se hace el tiempoprofusión fabulosa. Cuando ruedael mundo, tesorero, va sumando"en cada vuelta gana una hermosura"a belleza de ayer, belleza inédita.Sobre sus hombros gráciles las horasdádivas imprevistas acarrean.¿Vida? Invención, hallazgo, lo que eshoy a las cuatro, y a las tres no era.Gozo de ver que si se marchan unastrasponiendo la ceja de la tarde,por el nocturno alcor otras se acercan.Tiempo, fila de gracias que no cesa.¡Qué alegría, saber que en cada horaalgo que está viniendo nos espera!Ninguna ociosa, cada cual su don;ninguna avara, todo nos lo entregan.Por las manos que abren somos ricosy en el regazo, Tierra, de este mundodejando van sin pausanovísimos presentes: diferencias.¿Flor? Flores. ¡Qué sinfín de flores, flor!Todo, en lo igual, distinto: primavera.Cuando se ve la Tierra amanecersese siente más feliz. La luz que llegaa estrecharle las obras que este díala acrece su plural. ¡Es más diversa!IVEl cero cae sobre ellas.Ya no las veo, a las muchas,las bellísimas, deshechas,en esa desgarradoraunidad que las confunde,en la nada, en la escombrera.Por el escombro busco yo a mis muertos;más me duele su ser tan invisibles.Nadie los ve: lo que se ve son formastruncas; prodigios eran, singulares,que retornan, vencidos, a su piedra.Muertos añosos, muertos a lo lejos,cadáveres perdidos,en ignorado osario perfeccionala Tierra, lentamente, su esqueleto.Su muerte fue hace mucho. Esperanzadaen no morir, su muerte. Ánima dierona masas que yacían en canteras.Muchas piedras llenaron de temblores.Mineral que camina hacia la imagen,misteriosa tibieza, ya corriendopor las vetas del mármol,cuando, curva tras curva, se le empujahacia su más, a ser pecho de ninfa.Piedra que late así con un latidode carne que no es suya, entra en el juego"ruleta son las horas y los días":el jugarse a la nada, o a lo eternoel caudal de sus formas confiado:el alma de los hombres, sus autores.Si es su bulto de carne fugitivo,ella queda detrás, la salvadoraroca, hija de sus manos, fidelísima,que acepta con marmóreo silencioaugusto compromiso: eternizarlos.Menos morir, morir así: transbordode una carne terrena a bajel pétreoque zarpa, sin más aire que le impulseque un soplo, al expirar, último aliento.Travesía que empieza, rumbo a siempre;la brújula no sirve, hay otro norteque no confía a mapas su secreto;misteriosos pilotos invisibles,desde tumbas los guían, mareantespor aguja de fe, según luceros.Balsa de dioses, ánfora.Naves de salvación con un polícromovelamen de vidrieras, y sus cuentosmármol, que flota porque vista de Venus.Naos prodigiosas, sin cesar hendiendoinmóviles, con proas tajadorasauroras y crepúsculos, espumasdel tumbo de los años; años, olaspor los siglos alzándose y rompiendo.Peripecia suprema día y noche,navegar tesoneroempujado por racha que no atregua:negación del morir, ansia de vida,dando sus velas, piedras, a los vientos.Armadas extrañísimas de afanes,galeras, no de vivos, no de muertos,tripulaciones de querencias puras,incansables remeros,cada cual con su remo, lo que hizo,soñando en recalar en la celesteensenada segura, la que estádetrás, salva, del tiempo.V¡Y todos, ahora, todos,qué naufragio total, en este escombro!No tibios, no despedazados miembrosme piden compasión, desde la ruina:de carne antigua voz antigua, oigo.Desgarrada blancura, torso abierto,aquí, a mis pies, informe.Fue ninfa geométrica, columna.El corazón que acaban de matarle,Leucipo, pitagórico,calculador de sueños, arquitecto,de su pecho lo fue pasando a mármoles.Y así, edad tras edad, en estas cándidashijas de su diseñosu vivir se salvó. Todo invisible,su pálpito y su fuego.Y ellas abstractos bultos se fingían,pura piedra, columnas sin misterio.Más duelo, más allá: serafín trunco,ángel a trozos, roto mensajero.Quebrada en seis pedazossonrisa, que anunciaba, por el suelo.Entre el polvo guedejasde rubia piedra, pelo tan sedeñoque el sol se lo atusaba a cada auroracon sus dedos primeros.Alas yacen usadas a lo altísimo,en barro acaba su plumaje célico.(A estas plumas del ángel desaladoencomendó su vuelosobre los siglos el hermano Pablo,dulce monje cantero.)Sigo escombro adelante, solo, solo.Hollando voy los restosde tantas perfecciones abolidas.Años, siglos, por siglos acudieronaquí, a posarse en ellas; rezumabanarcillas o granitos,linajes de humedad, frescor edénico.No piso la materia; en su pedrizapiso al mayor dolor, tiempo deshecho.Tiempo divino que llegó a ser tiempopoco a poco, mañana tras su aurora,mediodía camino de su véspero,estío que se junta con otoño,primaveras sumadas al invierno.Años que nada saben de sus números,llegándose, marchándose sin prisa,sol que sale, sol puesto,artificio diario, lenta ruedaque va subiendo al hombre hasta su cielo.Piso añicos de tiempo.Camino sobre anhelos hechos trizas,sobre los días lentosque le costó al cincel llegar al ángel;sobre ardorosas noches,con el ardor ardidas del desveloque en la alta madrugada da, por fin,con el contorno exacto de su empeño...Hollando voy las horas jubilares:triunfo, toque final, remate, términocuando ya, por constancia o por milagro,obra se acaba que empezó proyecto.Lo que era suma en un instante es polvo.¡Qué derroche de siglos, un momento!No se derrumban piedras, no, ni imágenes;lo que se viene abajo es esa huestede tercos defensores de sus sueños.Tropa que dio batalla a las miliciasmudas, sin rostro, de la nada; ejércitoque matando a un olvido cada díaconquistó lentamente los milenios.Se abre por fin la tumba a que escaparon;les llega aquí la muerte de que huyeron.Ya encontré mi cadáver, el que lloro.Cadáver de los muertos que vivíansalvados de sus cuerpos pasajeros.Un gran silencio en el vacío oscuro,un gran polvo de obras, triste incienso,canto inaudito, funeral sin nadie.Yo sólo le recuerdo, al impalpable,al NO dicho a la muerte, sostenidocontra tiempo y marea: ése es el muerto.Soy la sombra que busca en la escombrera.Con sus siete dolores cada unamil soledades vienen a mi encuentro.Hay un crucificado que agonizaen desolado Gólgota de escombros,de su cruz separado, cara al cielo.Como no tiene cruz parece un hombre.Pero aúlla un perro, un infinito perro"inmenso aullar nocturno ¿desde dónde?",voz clamante entre ruinas por su Dueño. -Como continentes inexplorados,transfigurados por la mirada,los ojos visten, hasta el infinito,la dialéctica desnudade la nostalgia.Embates de deseo que a veces te acercanal borde de la sima,a esa pulpa iluminada donde resucitanlos temblores más inverosímiles.Huecos solemnes,jardines destartalados,edificios aquejados de abandono.Y Joyce, Kafka, Faulkner,agazapados fantasmaspor la nave deleitosa del patio,tímidosarquetipos trágicos que denotan una mentiraprofunda. -Mirad: el arco de la vida trazael iris sobre el campo que verdea.Buscad vuestros amores, doncellitas,donde brota la fuente de la piedra.En donde el agua ríe y sueña y pasa,allí el romance del amor se cuenta.¿No han de mirar un día, en vuestros brazos,atónitos, el sol de primavera,ojos que vienen a la luz cerrados,y que al partirse de la vida ciegan?¿No beberán un día en vuestros senoslos que mañana labrarán la tierra?¡Oh, celebrad este domingo claro,madrecitas en flor, vuestras entrañas nuevas!.Gozad esta sonrisa de vuestra ruda madre.Ya sus hermosos nidos habitan las cigüeñas,y escriben en las torres sus blancos garabatos.Como esmeraldas lucen los musgos de las peñas.Entre los robles muerdenlos negros toros la menuda hierba,y el pastor que apacienta los merinossu pardo sayo en la montaña deja. -Finalmente data en el abrazouna tonelada de papel sin nombrey tus pies corren blandos ejerciciosde mañanas tan viejasde tan nuevas mañanas que ya son el fin del mundoen el infierno desde el árbol no sembrado en el acoso.Inmensos viscerales siguenno recuerdan el caminolo que quedaen la mirada que no se ha vuelto locami mirada tu mirada nuestra;siguen siguen siguendespilfarro de impulsarse a secas,cruzan los puentes, los parqueslas veredas, los edificios, pasancada día la costumbre, las campanas.Sobreviven la carrera, el papellas letras asustadas desde allíel ojo el rayo el fuegoque te toca que me tocaprorrogan atraviesanmesas estantes cuadrosocurra el sol la lluvia de destino fracturado,esa pisada sin mediar desvelo esa pisada,la que no medita barrancos;tu barranco, mi barranco, nuestroronda el cierre, evade los semáforoslo escrito por mí, lo escrito por tipor nosotros que no sabemosadónde. -Tengo la dicha fiely la dicha perdida:la una como rosa,la otra como espina.De lo que me robaronno fui desposeída;tengo la dicha fiely la dicha perdida,y estoy rica de púrpuray de melancolía.¡Ay, qué amante es la rosay qué amada la espina!Como el doble contornode dos frutas mellizastengo la dicha fiely la dicha perdida. -No me mirarán diciendo: «¿Qué eres?»,sino sin curiosidad y noblemente.Porque yo seré también de los quietos,y ya no tendré difíciles los pensamientos.Mis ojos serán, tranquilos, los suyos.Los miraré sin preguntas, uno en lo uno. -Saldrán de mis costillas las violetas,hijas mejores de mi propio fin.Se curará mi muerte en las raíces.Se apagarán las llamas de arboledas.Yo dormiré cantando en el silenciodel camposanto que olvidó la gente."Es una voz muy negra y muy lejanaque a medianoche en el lugar se oye",dirá el sepulturero a los amantesque orinan sobre tumbas descuidadas.Si hubiera yo sabido no naciera,mas ya que de una bruma fui nacida,Dios mío no me mandes a un destinodonde hay mayor espanto todavíaque en esta vida seria, pero perra,y apenas divertida si enloquece. -La esperanza tan dulcetan pulida tan tristela promesa tan leveno me sirveno me sirve tan mansala esperanzala rabia tan sumisatan débil tan humildeel furor tan prudenteno me sirveno me sirve tan sabiatanta rabiael grito tan exactosi el tiempo lo permitealarido tan pulcrono me sirveno me sirve tan buenotanto truenoel coraje tan docilla bravura tan chirlela intrepidez tan lentano me sirveno me sirve tan fríala osadíasi me sirve la vidaque es vida hasta morirseel corazon alertasi me sirveme sirve cuando avanzala confianzame sirve tu miradaque es generosa y firmey tu silencio francosi me sirveme sirve la medidade tu vidame sirve tu futuroque es un presente librey tu lucha de siempresi me sirveme sirve tu batallasin medallame sirve la modestiade tu orgullo posibley tu mano segurasi me sirveme sirve tu senderocompañero. -A M. Leo RouanetEl lobo blanco del invierno,el lobo blanco viene,con los feroces ojos inyectadosen sangre helada, fijos y crueles.¡Maldito lobo invierno, que te llevaslos viejos y los débiles!¡Reunámonos, que todostengan una familia,un libro y fuego alegre!Y mientras, fuera, el hachael tronco seco hiende,que será rojo en el hogar, cerremosla puerta y el balcón... ¡Dios no nos quiere!¡Tregua! Seamos amigos...La tibia paz entre nosotros reineen torno de la lámpara, que esparcela tranquila poesía del presente.Y tú, mi amada, cuyos rojos labiosson ya la sola flor, dámelos..., ¡quiéreme!...¡Que el lobo blanco del inviernoel lobo blanco viene! -Es la hiedra negra, en las raíces, entre las hojasdel invierno, caídas hojas bajo la nieve, en las estrellasdel invierno, estrellas gastadas.Yo lo recuerdo de la misma manera que el inviernocuando con sus grandes botas pisotea la tierra,como la sombra que divide así yo lo recuerdoentre arbotantes y grandes maderos, en tanto el vientoescapa hacia el altar.Yo recuerdo la luz de su fría república,-sin duda la luna u otra materia maléfica.Yo recuerdo su luz mientras el viento escapay una sombra torcida cruza hacia el altar.Qué señor de las noches, qué guerreros, qué ausentes,qué silencio crecido en un secreto como las ramas ylas catedralescuando la música de marzo tiene la verdad a sus pies.Qué estaciones donde nada hay y ningún mensajerorecuerdaaquella música lejana, aquellos ojos que brillan en laoscuridadcomo dos animales vivos.Sobre la niebla, entonces, propagaba su pensamientoy relaciones y analogías relucían semejantes a peces,recuerdos refulgiendo sobre el lomo del mar, hurañospasillos de la memoria, entonces -los últimossentimientos, negros como la sombra en la bodega,se saben todavía mal interpretados- qué astrolabioy qué brújula, qué viento del noroestepara el sombrío capitán Elphistone, para su miradacuando saluda a las constelaciones, el Boyero y lasCabrillascontra el incendio de las tempestadeso bien qué mueca definitivamente fría como un hueso.Gesto de sable pájaro, ademán de orgullocuando con los días contadosfinges, te creces, injurias con la voz que va derecha.Fugaces cortesías de los mares se disputan tu honory cierto género de noticias o silencios muy elocuentes,espías del recuerdo las estrellas evocadoras, oleajesde postrimerías, bendiciones, cuando-bajo la advocación del Holandés- te desposas con elaparejoy el viento oficiante murmurasobre el podrido tálamo de lonamientras que la madera entona el réquiem. -«"Amada pastora mía,tus descuidos me maltratan,tus desdenes me fatigan,tus sinrazones me matan.A la noche me aborrecesy quiéresme a la mañana;ya te ofendo a medio día,ya por la tarde me llamas;agora dices que quieres,y luego que te burlabas,ya ríes mis tibias obras,ya lloras por mis palabras.Cuando te dan pena celosestás más contenta y cantas;y cuando estoy más seguroparece que te desgracias.A mi amigo me maldicesy a mi enemigo me alabas;si no te veo me buscas,y si te busco te enfadas.Partíme una vez de ti,lloraste mi ausencia larga,y agora que estoy contigocon la tuya me amenazas.Sin mar ni montes en medio,sin peligro ni sin guardas,mar, montes y guardas tienescon una palabra airada.Las paredes de tu chozame parecen de montaña,un mar el llegar a vellasy mil gracias tus desgracias.Como tienes en un puntoel amor y la mudanza,pero bien le pintan niño,poca vista y muchas alas.Si Filis te ha dado celos,el tiempo te desengaña,que como ella quiere a unopudo por otra dejalla.Si el aldea lo murmura,siempre la gente se engaña,y es mejor que tú me quierasaunque ella tenga la fama.Con esto me pones miedoy me celas y amenazas:si lloras, ¿cómo aborreces?y si burlas, ¿cómo amas?"».Esto Belardo decíahablando con una carta,sentado al pie de un olivoque el dorado Tajo baña. -Se llega a mil, señora, con la verjaque cerca a su jardín, de doce metros.Las estrellas que el ojo no ha contadonada quitan ni añaden a estos versos.Porque casada cambia de maridos:un Dios te salve y nueve Padrenuestros.A tanta cifra agrego aquí los guiñosromances, citas, y piropos cientos.Es siempre doce el número mejor.Morenas doce rosas, por ejemplo.Un paraguas abierto y una lluviano dejan ver a una mujer de duelo.El resto es saldo de ochocientos perlas,así como cincuenta y dos dineros,pañuelo con que abulto mi corpiño.A mil llegué señora y firmo el verso. -Así es mi vida,piedra,como tú. Como tú,piedra pequeña;como tú,piedra ligera;como tú,canto que ruedaspor las calzadasy por las veredas;como tú,guijarro humilde de las carreteras;como tú,que en días de tormentate hundesen el cieno de la tierray luegocentelleasbajo los cascosy bajo las ruedas;como tú, que no has servidopara ser ni piedrade una lonja,ni piedra de una audiencia,ni piedra de un palacio,ni piedra de una iglesia;como tú,piedra aventurera;como tú,que tal vez estás hechasólo para una honda,piedra pequeñayligera... -Pureza amada, que mis ojos nuncallegaron a gozar. ¡Pureza absurda!Yo sé que estabas en la carne un día,cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.Pureza en falda neutra de colegio;y leche azul dentro del trigo tiernoa la tarde de lluvia, cuando el almaha roto su puñal en retirada,cuando ha cuajado en no sé qué probetasin contenido una insolente piedra,cuando hay gente contenta; y cuando lloranpárpados ciegos en purpúreas bordas.Oh, pureza que nunca ni un recadome dejaste, al partir el triste barro,ni una migaja de tu voz; ni un nerviode tu convite heroico de luceros.Alejaos de mí, buenas maldades,dulces bocas picantes...Yo la recuerdo al veros ¡oh mujeres!Pues de la vida, en la perenne tarde,nació muy poco ¡pero mucho muere! -A Jorge Guillén1Dejad que la palabra haga su presa lóbrega,se encarnice en la horrenda miseriaprimaveral, hoce del destino, cual negra teologíacorrupta.Súbitas, algunas formas mortales,dentro del soplo de airepermanente e invicto.La palabra del hombre, honradamentepronunciada, es hermosa, aunque oscura,es clara, aunque aprisioneel terror venidero.Hagamos entre todos la palabragrácil y fugitiva que salve el desconsuelo.... Como burbuja leve la palabrase alza en la noche, y permanececual una estrella fija entre las sombras2Y así fue la palabraligero soplo de airedetenido en el viento,en el espanto,entre la movediza realidad y el ríode las sombras. Ahí está detenidala palabra vivaz, salvado este momentoúnicoentre las dos historias.... De pronto el caminar fue duraderoy el hombre inmortal fue,y las bocas que juntas estuvieronjuntas están por siempre.Y el árbol se detuvo en su verdorextraño, y la quejaardió en una zarzamisteriosa.3Allí estamos nosotros.Allí dentro del hálito.Tú que me lees estás allícon un libro en la mano.Y yo también estoy.Tú de niño, cual hombre, como anciano,estás allí.Tu corazon está con su amargura,ennoblecido y muerto.Y vivo estás.Y hermoso estás.Y lúcido.4Todo se mueve alrededor de ti.Cruje el armario de nogal, salpicael surtidor del jardín.Un niño corre tras una mariposa.Adolescente, das tu primer besoa una muchacha que huye.Y huyendo así, huye nada,quieto en el soplo tenue.5Y así fue la palabra entre los hombressilenciosa, en el ruidomiserabley la pena,arca donde está el viento detenidoy suelto,acorde suspendido y desatado,leve son que se escuchacomo más que silencio, en el reposode la luz, de la sombra.Así fue la palabra,así fue y así seadonde el hombre respira,porque respire el hombre. -Me besaba mucho, como si temierairse muy temprano... Su cariño erainquieto, nervioso. Yo no comprendíatan febril premura. Mi intención groseranunca vio muy lejos¡Ella presentía!Ella presentía que era corto el plazo,que la vela herida por el latigazodel viento, aguardaba ya..., y en su ansiedadquería dejarme su alma en cada abrazo,poner en sus besos una eternidad. -A Ch....¿Quieres oír un sueño?...Pues anochevi la brisa fugaz de la espesuraque al rozar con el brochede un lirio que se alzaba en la praderagrabó sobre él un «beso»,perdiéndose después rauda y ligerade la enramada entre el follaje espeso.Este es mi sueño todo,y si entenderlo quieres, niña bella,une tus labios en los labios míos,y sabrás quién es «él», y quién es «ella». -El astuto animal fue ingenuo dos horas por la casa:antes del polvo de las cosas tocó los helechos salvajes,los gruesos valles del jardín diminuto,la piedra que es llanura de lava para su ojo infinito:un viajero aprensivo por las habitaciones casi desiertasalentó inútilmente las plantas prisioneras,rondó la cabeza del perro semidormidoque lo espantó como a un remordimiento.La antesala fue el Cañón del Colorado:antes sus poderosos antepasados visitaronotras comarcas ausentes de follaje.Fue curiosidad: Rousseau no pensóen la avispa negra que anida sólo en tierracuando labró la cara del salvaje conveniente, bondadoso;curiosidad de ver dónde desova su estirpey cómo amasa el barro de sus habitaciones el gran animal blancoque le teme y espanta desde el origen del tiempo.Armado activista de otra casa,antigua, abandonada,donde fuimos el intruso,curioso, como una avispa negra. -A Antonio CarvajalMar en calma. Con energíadesafiante asume el retode entender la sabiduríainmortal de quedarse quieto.Más allá de pena y de goce,¡infinitud en que te enrolas!,el corazón, al fin, conocela ciencia de no tener olas.La ciencia en que no vuela un aveni se escucha un sonido leve.(Luego, sin nadie, el sueño grave.Sin nadie, la estepa, la nieve.) -Un año más... Pasa sin casi darnos cuenta... La vida va pasando poco a poco y llega un día en que recordamos el momento en que comenzó un largo camino: en este caso, el matrimonio. No es fácil ni sencillo una relación tan especial y complicada como es el la del esposo y la esposa. Pero cada vez que llega ese día de aniversario, (a pesar de que por lo general con el pasar del tiempo la vamos olvidando y celebrando con menos entusiasmo),es como un atleta cuando llega a su meta... Solo que en ese mismo instante comienza otro reto, cada vez más alto. ¿Recuerdas tu primer aniversario? ¡Lo celebraron muy felices los dos! Así debe ser cada nuevo aniversario: llenos de amor y felicidad porque van rompiendo records, alcanzando metas, rompiendo barreras... Dios los bendice. -Con diferencia tal, con gracia tantaAquel ruiseñor llora, que sospechoQue tiene otros cien mil dentro del pechoQue alternan su dolor por su garganta;Y aun creo que el espíritu levanta"Como en información de su derecho"A escribir del cuñado el atroz hechoEn las hojas de aquella verde planta.Ponga, pues, fin a las querellas que usaPues ni quejarse ni mudar estanzaPor pico ni por pluma se le veda,Y llore sólo aquel que su MedusaEn piedra convirtió, por que no puedaNi publicar su mal ni hacer mudanza. -Color azul de exterminadas fotografías,color azul con pétalos y paseos al mar,nombre definitivo que cae en las semanascon un golpe de acero que las mata.Qué vestido, qué primavera cruza,qué mano sin cesar busca senos, cabezas?El evidente humo del tiempo cae en vano,en vano las estaciones,las despedidas donde cae el humo,los precipitados acontecimientos que esperan con espada:de pronto hay algo,como un confuso ataque de pieles rojas,el horizonte de la sangre tiembla, hay algo,algo sin duda agita los rosales.Color azul de párpados que la noche ha lamido,estrellas de cristal desquiciado, fragmentosde piel y enredaderas sollozantes,color que el río cava golpeándose en la arena,azul que ha preparado las grandes gotas.Tal vez sigo existiendo en una calle que el aire hace llorarcon un determinado lamento lúgubre de tal maneraque todas las mujeres visten de sordo azul:yo existo en ese día repartido,existo allí como una piedra pisada por un buey,como un testigo sin duda olvidado.Color azul de ala de pájaro de olvido,el mar completamente ha empapado las plumas,su ácido degradado, su ola de peso pálidopersigue las cosas hacinadas en los rincones del alma,y en vano el humo golpea las puertas.Ahí están, ahí estánlos besos arrastrados por el polvo junto a un triste navío,ahí están las sonrisas desaparecidas, los trajes que una manosacude llamando el alba:parece que la boca de la muerte no quiere morder rostros,dedos, palabras, ojos:ahí están otra vez como grandes peces que completan el cielocon su azul material vagamente invencible. -Tengo un huésped muy inquietoDel lado del corazón.?¡Muy celoso, muy celoso!?Dormir no sabe mi huésped: no.?Como una sierpe se enroscaMas no como sierpe, no:?Como hoguera que consumeEl lado donde está mi corazón!? -Ahora en buena horacon cielo transparente y suave climael mundo conmemoraaunque el pasado oprimaestos cuarenta agostos de Hiroshima.Los nipones hicieronun survey escolar de varios usosy los niños dijeronsin mostrarse confusosla bomba fue arrojada por los rusos.Si se atiende al alcaldede la misma ciudad a la que exhumanquizá todo fue en baldesus palabras abrumanmas no menciona ni una vez a Truman.Los muertos son cenizaOccidente da dólares y apoyoOriente olvida aprisaya salvado el escollola bomba es un factor de desarrollo. -Diciembre herido se congela entrealgodones sucios de una nieve extranjera,mientras el viejo Bill se muere en Brooklyn.Perros de soledad ladran a su miradade cartón mordiendo envenenadoslos cristales vidriados de su vida.Renegando ser viejo, Bill, tiritay el zumo de manzana le condecorasu pecho lleno de óxido y metralla.Un visitante misterioso entra,se detiene en la ribera de la camafulminando la decadente escenacon su hermosa presencia.Trae consigo la fuerza de la calle,el ruido del vivir, la juventud,la agresiva insolencia de su sexo,el gozo más urgente del amory entre el azul lejía de su blusados volcanes de lava se desbordan.Bill le mira por un instante, tiembla,(la toma de París, la muerte de su hijacalcinada, el divorcio de Peggy...)maldice ser un muerto, estar amortajadoy lucha inútilmente por romperlas cadenas de oxigeno y de sangreque encarcelan sus huesos de carbón.Desaparece el cuerpo y huele a azufre,infierno y carne achicharradaen la habitación 308del Kings Highway Hospital en Brooklyn,donde Billy se abrasa lentamenterodeado de tubos y de cablesen la fría mañana de diciembre. -SE llamaba Miguel. Era un pequeñopastor de las orillasde Orihuela.Lo amé y puse en su pechomi masculina mano,y creció su estatura poderosahasta que en la asperezade la tierra españolase destacó su cantocomo una brusca encinaen la que se juntarontodos los enterrados ruiseñores,todas las aves del sonoro cielo,el esplendor del hombre duplicadoen el amor de la mujer amada,el zumbido olorosode las rubias colmenas,el agrio olor maternode las cabras paridas,el telégrafo purode las cigarras rojas.Miguel hizo de todo-territorio y abeja,novia, viento y soldado-barro para su estirpe vencedorade poeta del pueblo,y así saliócaminandosobre las espinas de Españacon una voz que ahorasus verdugostienen que oír, escuchan,aquellosque conservan las manosmanchadascon su sangre indeleble,oyen su cantoy creenque es sólo tierray agua.No es cierto.Es sangre,sangre,sangre de España, sangrede todos los pueblos de España,es su sangre que cantay nombray llama,nombra todas las cosasporque él todo lo amaba,pero esa voz no olvida,esa sangre no olvidade dónde vieney para quiénes canta.Cantapara que se abran las cárcelesy ande la libertad por los caminos.A mi me llamapara mostrarme todos los lugarespor donde lo arrastraron,a él, luz de los pueblos,relámpago de idiomas,para mostrarmeel presidio de Ocaña,en donde gota a gotalo sangraron,en donde cercenaronsu garganta,en donde lo mataron siete añosencarnizándoseen su cantoporque cuando mataron esos labiosse apagaron las lámparas de España.Y así me llama y me dice:"Aquí me ajusticiaron lentamente."Así el que amó y llevababajo su pobre ropatodos los manantiales españolesfue asesinado bajola sombra de los murosmientras tocaban todas las campanasen honor del verdugo,perolos azaharesdieron olor al mundo aquellos díasy aquel aroma erael corazón martirizadodel pastor de Orihuelay era Miguel su nombre.Aquellos días y añosmientras agonizaba,en la historiase sepultó la luz,pero allí palpitabay volverá mañana.Aquellos días y siglosen que a Miguel Hernández,los carcelerosdieron tormento y agonía,la tierra echó de menossus pasos de pastor sobre los montesy el guerrillero muerto,al caer, victorioso,escuchó de la tierralevantarse un rumor, un latido,como si se entreabrieran las estrellasde un jazmín silencioso:era la poesía de Miguel.Desde la tierra hablaba,desde la tierrahablará para siempre,es la voz de su pueblo,él fue entre los soldadoscomo una torre ardiente.Él erafortalezade cantos y estampidos,fue como un panadero:con sus manos hacíasus sonetos.Toda su poesíatiene tierra porosa,cereales, arena,barro y viento,tiene formade jarra levantina,de cadera colmada,de barriga de abeja,tiene olora trébol en la lluvia,a ceniza amaranto,a humo de estiércol, tarde,en las colinas.Su poesíaes maíz agrupadoen un racimo de oro,es viña de uvas negras, es botellade cristal deslumbrantellena de vino y agua, noche y día,es espiga escarlata,estrella anunciadora,hoz y martillo escritos con diamantesen la sombra de España.Miguel Hernández, todala anaranjada greda o levadurade tu tierra y tu pueblorevivirá contigo.Tú la guardastecon la mano más torpe, en la agonía,porque tú estabas hechopara el amanecer y la victoria,estabas hecho de agua y tierra virgen,de estupor insaciable,de plantas y de nidos.Erasla germinación invenciblede la materia que canta,eraspatria de la entereza y dispusistecontra los enemigos,el moro y el franquista,una mano pesadallena de enredaderas y metales.Con tu espada en los brazos, invisible,morías,pero no estabas solo.No sólo la hierba quemadaen las pobres colinas de Orihuelaesparcieron tu voz y tu perfumepor el mundo.Tu pueblo parecíamudo,no mirabatu muerte,no oíalas misas del despreciopero, anda,anda y pregunta,anda y ve sí hay algunoque no sepa tu nombre.Todos sabían,en las cárceles,mientras los carceleroscenaban con Cossío,tu nombre.Era un fulgor mojadopor las lágrimastu voz de miel salvaje.Tu revolucionariapoesíaera, en silencio, en celdas,de una cárcel a otra,repetida,atesorada,y ahoradespunta el germen,sale tu grano a la luz,tu cereal violentoacusa,en cada calle,tu voz toma el caminode las insurrecciones.Nadie, Miguel, te ha olvidado.Aquí te llevamos todosen mitad del pecho.Hijo mío, recuerdascuandote recibí y te pusemi amistad de piedra en las manos?Y bien, ahora,muerto,todo me lo devuelves.Has crecido y crecido,eres,eres eterno,eres España,eres tu pueblo,ya no pueden matarte.Ya has levantadotu pecho de granero,tu cabezallena de rayos rojos,ya no te detuvieron.Ahoraquieren hincarsecomo frailes tardíosen tu recuerdo,quieren regar con babatu rostro, guerrillero comunista.No pueden.No los dejaremos.Ahoraquédate puro,quédate silencioso,permanece sonoro,dejaque recen,dejaque caiga el hilo negrode sus catafalcos podridosy bocas medievales.No saben otra cosa.Ya llegarátu viento,el viento del pueblo,el rostro de Dolores,el paso victoriosode nuestra nunca muertaEspaña,y entonces,arcángel de las cabras,pastor caído,gigantesco poeta de tu pueblo,hijo mío,verásque tu rostro arrugadoestará en las banderas,vivirá en la victoria,revivirá cuando reviva el pueblo,marchará con nosotros sin que nadiepueda apartarte más del regazo de España. -Muchos son los rostros que habitanel enorme país de la distancia.Largas caravanas han partido y luego otras,las guiadas por dioses imprevistos,han colocado extranjeros a nuestro lado:ellos nos han mostradosus telas multicolores, sus palabras,los exóticos animales de la infanciay algunos, sólo algunos,flores de oro irremediablemente perdidasentre vagas memorias y sentencias.Trabajadas lejos, en vidas asombrosas.Quién lograra cubrir a grandes pasosel enorme país de la distancia,ver el conjunto de los rostrosy oír en la noche sin asombroel coro de las voces,el coro de las voces que retumban allá lejos,en los ignotos campamentosque preparan sus caravanas para venir a vernos.Ir más allá de sus fuegos,de sus distantes señales,llegar antes que Diosal pecho de los hombres. -Salpiqué los rincones de gotas de esperanza,y a la alcándara mudaencadené los trinos del pájaro encantado.Sólo allí renacía,allí sólo, en silencio,la mágica certeza de la vida que canta.Emborroné las horas de luces y de espigas,y en los huecos del airedejé escurrir la lava del oro del poniente.Sólo allí se resume,allí sólo, albergada,la lasitud que expira sobre el sur de la noche.Despegué de los ojos la flor de las aliagas,y en un campo espinadoquise enredar las almas errantes del poema.Sólo allí quedé ciega.Allí sólo, asombrada,pude ver desde dentro la luz de los tesoros. -A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaroy una voz desusada. Tú me esperas: un río,una pasión y un fruto. Y tiene nuestro encuentroel vuelo, la corriente, seguros, proclamados.He venido a tu orilla con los brazos tendidosy ahora ya soy la hierba que no termina nunca,el barro donde el agua sujeta sus mensajesy la cuna del cauce para mecer tu sueño.Dime si estoy pendiente de mi diario trabajo,si basta a tus oídos mi tristísimo versoo si a mi sombra vive mejor mayo tu carne.De tu orilla me iría si ahora me dijerasque te amo solamente como los hombres amano que mi voz te suena como todas las voces. -Arrojáronlos, sí, pero en sus ojosquedó impreso el hermoso panoramadel Paraíso, y la siniestra llamade aquella espada, fulminando enojos.Por eso al contemplarse todo amanteen las pupilas de su dueño amado,ve en el fondo el Paraíso reflejado,y chispas de la espada fulgurante. -151Gaspar, si enfermo está mi bien, decidleque yo tengo de amor el alma enferma,y en esta soledad desierta y yerma,lo que sabéis que paso persuadilde.Y para que el rigor temple, advertildeque el médico también tal vez enferma,y que segura de mi ausencia duerma,que soy leal cuanto presente humilde.Y advertilde también, si el mal porfía,que trueque mi salud y su accidente,que la tengo el alma se la envía.Decilde que del trueco se contente,mas ¿para qué le ofrezco salud mía?Que no tiene salud quien está ausente. -La luna se puede tomar a cucharadaso como una cápsula cada dos horas.Es buena como hipnótico y sedantey también aliviaa los que se han intoxicado de filosofía.Un pedazo de luna en el bolsilloes mejor amuleto que la pata de conejo:sirve para encontrar a quien se ama,para ser rico sin que lo sepa nadiey para alejar a los médicos y las clínicas.Se puede dar de postre a los niñoscuando no se han dormido,y unas gotas de luna en los ojos de los ancianosayudan a bien morir.Pon una hoja tierna de la lunadebajo de tu almohaday mirarás lo que quieras ver.Lleva siempre un frasquito del aire de la lunapara cuando te ahogues,y dale la llave de la lunaa los presos y a los desencantados.Para los condenados a muertey para los condenados a vidano hay mejor estimulante que la lunaen dosis precisas y controladas. -A Pedro GarfiasEn este río lácteolos navíos no sueñan sobre el álveoComo un guante famélicoel día se me escapa de los dedosMe voy quedando exhaustopero en mi torso canta el mármolUna rueda lejaname esconde y me suavizalas antiguas palabrasCae el líquido fértil de mi estatuay los navíos cabeceanamarrados al alba -Porque la palabra,la libertady el espectáculo de las cosas,se deciden en secreto. -Puerto Rico, Patria mía,la de los blancos almenares,la de los verdes palmares,la de la extensa bahía:¡Qué hermosa estás en las brumasdel mar que tu playa azota,como una blanca gaviotadormida entre las espumas!En vano, patria, sin calma,muy lejos de ti suspiro:yo siempre, siempre te mirocon los ojos de mi alma:En vano me trajo Diosa un suelo extraño y distante:en vano está el mar de adelanteinterpuesto entre los dos:En vano se alzan los montescon su manto de neblina:en vano pardas colinasme cierran los horizontes:con un cariño profundoen ti la mirada fijo:¡para el amor de tu hijono hay distancia en el mundo!Y brota a mi deseocomo espléndido miraje,ornada con el ropajedel amor con que te veo.Te miro, si, placenterade la Isla separada,como una barquilla ancladamuy cerca de la ribera.Do el viento sobre las olaste lleva en son lastimero,del errante marinerolas sentidas barcarolas;Y céfiros voladoresque bajan de tus montañas,los murmullos de tus cañas,los perfumes de tus flores.El mar te guarda, te encierraen un círculo anchuroso,y es que el mar está celosodel cariño de la tierra;Y yo, patria, que te quiero,yo que por tu amor deliro,que lejos de ti suspiro,que lejos de ti me muero.Tengo celos del que miratus alboradas serenas,del que pisa tus arenas,del que tu aliento respira.Tu das vida a la doncellaque inspira mi frenesí,a ella la quiero por ti,y a ti te quiero por ella.Ella es la perla brillante,en tus entrañas formada,tú, la concha nacaradaque guarda la perla amante.Es paloma, que en la lomalanza su arrullo sentido,y tu, patria, eres el nidodonde duerme la paloma:Si yo te vi indiferente,si mi amor no te decía,¡ay patria, yo no sabíalo que es el llorar ausente!Mas hoy que te ven mis ojosde tu mar entre las brumas,como una ciudad de espumaforjada por mis antojos:Hoy que ya sé lo que vales,hija del sol y del viento,que helare mi sangre sientocon las brisas invernales;Hoy diera, en la tierra hispana,el oro que el mundo encierra,por un puño de tierrade mi tierra Borincana. -A la guerra me llevami necesidad;si tuviera dinerosno fuera en verdad. -Estaba allí, exacto, sin hora,a toda hora, en el sitio asignado,existiendo en la existencia pasajera.¿Dónde está ahora, cuando vencidoel tiempo de tocar corriendo,deslumbrado por el sol del juego,acosa el tiempo de escribir su nombre?"Nombres y cosas pertenecen a países diferentes."Nacieron en distintas edades."Las cosas fueron primero."Hay cosas creadas después.¿Era la casa tan grande, tan desconocida,que en ella, al recordar, se perdíanlas palabras que estuvieron ligadas a las cosas?¿Y las cosas permanecían, sin nombre,manifiestas, persistentesen la memoria?Cosas y nombres, sueltos, nublados.Damos vuelta en la memoriaa términos inmateriales, a formas innominadas,dueños de un espacio que nos abarcay nos oculta. -Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios. -Cuando estos labios míos pegados a la lunadejen ya de ser poma voz de arena y misteriobailaré como un ángel sabe solo bailar¿Qué hago aquí tanto tiempo? Gran deshollinadorSobre esta luz dorada del día que lamento¿A quién debo ofrecer el manto de mis llantos?¿A quién la lamedura que me lacra la voz?Dolor cuando tú pisas los párpados del hombreExtraño corazón con una espada en medioNadie sabe decir por qué vuelan los pájarosmuy por encima de nuestra frente mortalAlguien puede mirarme Yo le enseño mis dedosDiez dedos ¿por qué diez? Manos son dosUna escribe una carta a un niño tristeLa otra mano espera siempre esperaEl pecho que respira y sangra esel futuro tambor del topo abajo¿Qué hago yo aquí más tiempo me preguntoborracho de salud y borracho de muerte? -Leopardi : un troncoQue siente y sufre,Evocando en silencio la retama.Keats : una sombra apenasQue erraba por EuropaCon los mejores versos de su tiempo.Bécquer : tan sólo el huéspedEterno de las nieblasPerdido entre el dolor y la miseria.Vidas vanas, insulsas.Qué extraño que sus librosAhora formen parte de nosotros. -Hoy hace un año, justamente un año.Y llueve como entonces en el atardecer.Y es una lluvia lenta, tan lenta que hace daño,porque casi no llueve ni deja de llover.Mi pena es una pena sin tamaño,en el tamaño triste de un nombre de mujer,aunque la gente pasa sin saber que hace un año,y aunque la lluvia ignora que llueve como ayer... -Éstos, amada, son sitios vulgaresen que en el ruido mundanal se asustael alma fidelísima, que gustade evocar tus encantos familiares.Añoro dulcemente los lugaresen donde imperas cual señora justa,tu voz real y tu mirada augustaque ungieron con su gracia mis pesares.Y recuerdo que en época lejana,por tus raras virtudes milagrosasy tu amable modestia provinciana,ebrio de amor te comparó el poetacon la mejor de las piedras preciosasoculta en pobres hojas de violeta.*Tuviste, en la delicia de mi sueño,fuerza de mano que se da al caídoy la piedad de un pájaro agreñoque en la rama caduca pone el nido.De tu falda al seráfico pergeñocual párvulo medroso estoy asido,que en la infantil iglesia de mi ensueñolas imágenes rotas han caído.Yo sé que en mis catástrofes internasno más quedas tú en pie, señora alta,de frente noble y de miradas tiernas.Condúceme en las noches inclementesporque sin ti para marchar me faltael óleo de las vírgenes prudentes. -Tras los llantos o el último gesto del solnada queda. Nada tras los llantos, los versos,los retratos. Y una sombra dice que fue ella.(Las sombras, ya se sabe, no quieren tener la culpade ser sombras y por eso buscan amantes, asesinas).Una sombra dice que fue ella, sin cesar lo dice.Al mismo sol, al papel mismo, a quien lo escuche.Pero quizá no fue nadie y quizá fue nada.Tras los llantos, versos y retratos quizáfue sólo eso. Un nombre triste que se hizo pequeño.Un nombre sin padres a quien extravió la vida.Un nombre solo, no vaya a preocuparse nadie,si fue la sombra de un nombre, la pobrecita,la sombra de la nada aquella. Mas si nada fue,y lugar no tuvo, dice que no quiere últimas patrias,hechas con epitafios de yeso, la sombra ésta.La sombra que en cada espejo con mi rostro aún veo,la pobre y ésta que aborrece los epitafios y el yeso,la que nada fue y la que nada pide. Nada.Sólo nada. ¿No lo oís? Dejadla quieta. -La vida mágica se vive enteraen la mano viril que gesticulaal evocar el seno o la cadera,como la mano de la Trinidadteológicamente se atribulasi el Mundo parvo, que en tres dedos toma,se le escapa cual un globo de goma.Idolatremos todo padecer,gozando en la mirífica mujer.Idolatríade la expansiva y rútila garganta,esponjado liceoen que una curva eterna se suplantay en que se instruye el ruiseñor de Alfeo.Idolatríade los dos pies lunares y solaresque lunáticos fingen el crecienteen la mezquita azul de los Omares,y cuando van de oro son un bañopara la Tierra, y son preclaramentelos dos solsticios de un único año.Idolatríade la grácil rodilla que soporta,a través de los siglos de los siglos,nuestra cabeza en la jornada corta.Idolatríade las arcas, que sony fueron y serán horcas caudinasbajo las cuales rinde el corazónsu diadema de idólatras espinas.Idolatríade los bustos eróticos y místicosy los netos perfiles cabalísticos.Idolatríade la bizarra y música cintura,guirnalda que en abril se transfigura,que sirve de medidaa los más filarmónicos afanes,y que asedian los raucos gavilanesde nuestra juventud embravecida.Idolatríadel peso femenino, cesta ufanaque levantamos entre los rosalespor encima de la primera cena,en la columna de nuestros felicesbrazos sacramentales.Que siempre nuestra noche y nuestro díaclamen: ¡Idolatría! ¡Idolatría! -Para el muro de un hospital de sangre.IPor los campos luchados se extienden los heridos.Y de aquella extensión de cuerpos luchadoressalta un trigal de chorros calientes, extendidosen roncos surtidores.La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.Y las heridas suenan, igual que caracolas,cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,esencia de las olas.La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.La bodega del mar, del vino bravo, estallaallí donde el herido palpitante se anega,y florece, y se halla.Herido estoy, miradme: necesito más vidas.La que contengo es poca para el gran cometidode sangre que quisiera perder por las heridas.Decid quién no fue herido.Mi vida es una herida de juventud dichosa.¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se sienteherido por la vida, ni en la vida reposaherido alegremente!Si hasta a los hospitales se va con alegría,se convierten en huertos de heridas entreabiertas,de adelfos florecidos ante la cirugía.de ensangrentadas puertas.IIPara la libertad sangro, lucho, pervivo.Para la libertad, mis ojos y mis manos,como un árbol carnal, generoso y cautivo,doy a los cirujanos.Para la libertad siento más corazonesque arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,y entro en los hospitales, y entro en los algodonescomo en las azucenas.Para la libertad me desprendo a balazosde los que han revolcado su estatua por el lodo.Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,de mi casa, de todo.Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,ella pondrá dos piedras de futura miraday hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcanen la carne talada.Retoñarán aladas de savia sin otoñoreliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.Porque soy como el árbol talado, que retoño:porque aún tengo la vida. -Gaita galaica, sabes cantarlo que profundo y dulce nos es.Dices de amor, y dices despuésde un amargor como el de la mar.Canta. Es el tiempo. Haremos danzaral fino verso de rítmicos pies.Ya nos lo dijo el Eclesiastés:tiempo hay de todo: hay tiempo de amar,tiempo de ganar, tiempo de perder,tiempo de plantar, tiempo de coger,tiempo de llorar, tiempo de reír,tiempo de rasgar, tiempo de coser,tiempo de esparcir y de recoger,tiempo de nacer, tiempo de morir. -A mi hermano Juan de Dios Peza.Cuando todo era flores tu camino,cuando todo era pájaros tu ambiente,cediendo de tu curso a la pendientetodo era en ti fugaz y repentino.Vino el invierno con sus nieblas, vinoel hielo que hoy estanca tu corriente,y en situación tan triste y diferenteni aún un pálido sol te da el destino.Y así en la vida el incesante vuelomientras que todo es ilusión, avanzaen sólo una hora cuanto mide un cielo.Y cuando el duelo asoma en lontananzaentonces como tú cambiada en hielono puede reflejar ni la esperanza. -Sobre unas altas rocas,Ejemplo de firmezaQue encuentra noche y díaEl mar, estando quedas,Aquel pescadorcillo,A quien su ninfa bellaDejó el año pasado,La red sobre la arena,¡Oh, cómo se lamenta!De una parte las aguas,De otra parte las fieras,Y de entrambas el vientoLe escuchan y se enfrenan;Que a todas ellas hacenIgual sabrosa fuerza,Lo dulce de la voz,La razón de las quejas.¡Oh, cómo se lamenta!«¿Hasta cuándo, enemiga,Competirá en durezaTu duro corazónCon las más duras piedras?¿Hasta cuándo harásAl son de mis querellasLo que al latido hace,De los canes, la cierva?»¡Oh, cómo se lamenta!«Hoy hace, ingrata, un añoQue huyendo ligera,No te conoce el suelo,Y atrás el aire dejas;Hoy hace un año, ingrata,Que el mar, como por penaDe que tú no las pisas,Azota estas riberas».¡Oh, cómo se lamenta!«Tu vuelo en todo el mundo,Por olas o por tierra,Lo más ligero alcanza,Lo más libre sujeta.Si aquesta se te escapa,Di, Amor: ¿qué te aprovechanLos vuelos de tus alas,Las puntas de tus flechas?»¡Oh, cómo se lamenta! -Ciertos andares levemente hombrunos;un diente que ahí está descolocado;la nariz regordeta, o bien, alzadosu arco un poco más de lo que algunospuristas (pienso en Fidias) aconsejan.Aquella piel tan pálida que muertosya sus pies te parecen; los inciertospasos adolescentes que se alejan(¡y, oh Dios, con qué torpeza!) de ti; esadiabólica sonrisa Cuántos añosy no entender aún de qué extrañosardides usa el Ciego con su presa.¿Tras qué desastre, pues, tras qué imposturate esperará la fiera, insomne, dura? -Padre nuestro que estás en los cieloscon las golondrinas y los misilesquiero que vuelvas antes de que olvidescómo se llega al sur de Río GrandePdre nuestro que estás en el exiliocasi nunca te acuerdas de los míosde todos modos dondequiera que estéssantificado sea tu nombreno quienes santifican en tu nombrecerrando un ojo para no ver las uñassucias de la miseriaen agosto de mil novecientos sesentaya no sirve pedirtevenga a nos el tu reinoporque tu reino también está aquí abajometido en los rencores y en el miedoen las vacilaciones y en la mugreen la desilusión y en la modorraen esta ansia de verte pese a todocuando hablaste del ricola aguja y el camelloy te votamos todospor unanimidad para la Gloriatambién alzó su mano el indio silenciosoque te respetaba pero se resistíaa pensar hágase tu voluntadsin embargo una vez cada tantotu voluntad se mezcla con la míala dominala enciendela duplicamás arduo es conocer cuál es mi voluntadcuándo creo de veras lo que digo creerasí en tu omniprescencia como en mi soledadasí en la tierra como en el cielosiempreestaré más seguro de la tierra que pisoque del cielo intratable que me ignorapero quién sabeno voy a decidirque tu poder se haga o se deshagatu voluntad igual se está haciendo en el vientoen el Ande de nieveen el pájaro que fecunda a la pájaraen los cancilleres que murmullan yes siren cada mano que se convierte en puñoclaro no estoy seguro si me gusta el estiloque tu voluntad elige para hacerselo digo con irreverencia y gratituddos emblemas que pronto serán la misma cosalo digo sobre todo pensando en el pan nuestrode cada día y de cada pedacito de díaayer nos lo quitastedánosle hoyo al menos el derecho de darnos nuestro panno sólo el que era símbolo de Algosino el de miga y cáscarael pan nuestroya que nos queda pocas esperanzas y deudasperdónanos si puedes nuestras deudaspero no nos perdones la esperanzano nos perdones nunca nuestros créditosa más tardar mañanasaldremos a cobrar a los fallutostangibles y sonrientes forajidosa los que tienen garras para el arpay un panamericano temblor con que se enjuganla última escupida que cuelga de su rostropoco importa que nuestros acreedores perdonenasí como nosotrosuna vezpor errorperdonamos a nuestros deudorestodavíanos deben como un siglode insomnios y garrotecomo tres mil kilómetros de injuriascomo veinte medallas a Somozacomo una sola Guatemala muertano nos dejes caer en la tentaciónde olvidar o vender este pasadoo arrendar una sola hectárea de su olvidoahora que es la hora de saber quiénes somosy han de cruzar el ríoel dólar y su amor contrarrembolsoarráncanos del alma el último mendigoy líbranos de todo mal de concienciaamén. -Mis mujercitas pensadoras, mustias,que llevan por sombreros dos palomas:un taciturno verso las persigueporque los lirios por su herida aroman.Yo sé la nada pálida que cantany la estrellada noche que no nombran.Sus versos son relámpagos quebradosy flores arrancadas como bocas.Yo sé, yo supe que se van muriendopues ya no son las mismas sino sombrasde algún querer lejano y maldecido.En sus miradas caen mariposas.Si fueran aves de alegría y frutas,pero ya secas llamas las devoran.¡Ay! silenciosas, hijas del espantoy del decir más triste que enamora. -Lo más duro de esta vidaTodavía no ha llegado.Que lo peor ha pasadoJamás lo podrás decir,Jamás lo podrás sentirAunque te duela lo andado.Que sólo viniste aquíAl arte de caminar,Al juego de deambularSin ruta, y sin más destinoQue las piedras del camino.Cuánto queda por andar.No pienses que es soluciónLo de quitarse de en medio.Frente al dolor, frente al tedio,Procura quedarte en pie,Que al menos quede la feCuando termine el asedio.Que aunque a veces a la vidaCon razón la llaman perraY aunque todo es una guerraSin vencedor ni vencido,Por algo habremos venidoA recorrer esta tierra.Y no digas que es venirAl torturado con cuentos.A veces, los sufrimientosLos quita cambiarlo todo.Vivir, pero de otro modo,Sin arrancar los cimientos.Estar con gente distintaEn otro tiempo y lugar,Y sentir que, al despertar,Alguien quiere estar contigoY que el mundo es un amigoCon quien vas a conversar. -¿A qué ese vano afán? ¿Es que no sabesel fin para el que estás determinado?:andar, andar sin rumbo, andar en ciertomodo como si ciego, por lugaresque nunca podrás ver. Piensa un instante:¿de qué te sirve el oro? No te quiso. -Generoso esplendor, sino luciente,No sólo es ya de cuanto el Duero bañaToro, mas del Zodíaco de España,Y gloria vos de su murada frente.¿Quién, pues, región os hizo diferentePisar amante? Mal la fuga engañaMortal saeta, dura en la montaña,Y en las ondas más dura de la fuente:De venenosas plumas os lo digaCorcillo atravesado. RestituyaSus trofeos el pie a vuestra enemiga.Tímida fiera, bella ninfa huya:Espíritu gentil, no sólo siga,Mas bese en el arpón la mano suya. -En medio del camino de la Vida...dijo Dante. Su verso se convierte:En medio del camino de la Muerte.Y no hay que aborrecer a la ignoradaemperatriz y reina de la Nada.Por ella nuestra tela esta tejida,y ella en la copa de los sueños vierteun contrario nepente: ¡ella no olvida! -Estábamos tan bien ahí...el árbol, el agua y nosotros tres.Comíamos juntos toda la semana,nos reíamos repartiendo disparates en la mesa.A ellas las vi desde niño...jugábamos a brincar en las camas y a escuchar detrás de las paredes.El árbol hacía magias que nosotros descubríamos:"Ya vimos la moneda, cayó detrás de la cama".Y el árbol se caía sobre sus ramasmientras el agua dejaba su mirada en el paisaje.Un día salí para mirar el cielo,y cuando volví ya habían cambiado.Pasaban horas frente al espejo,hablando de cosas que yo no entendía.Después llegaron dos hombresque venían a conquistarlas.Ellas llevaban el rostro diferente,y aquellos jóvenes mostraban rostro de hombres afeitados.Después las raíces dispersaron su semilla,y otros fueron agregándose a la casa.Hubo que volver a ser niño,porque llegaban a la mesanuevas voces de infancia.Así la casa tuvo un nuevo brillo,y otra vez hubo risillas que brincaban en las camas.Pero el tiempo, siempre el tiempo...pasó la vida...tuvimos que hacer un silencio prolongado,para entender que no todo es para siempre...quedamos solos,abandonados de algo,alejados de nuestro centro.El árbol se quedó sin agua,"muriendo de pie", como dicen.La casa lleva meses callada.Pero el árbol, lleno de silencios y memorias,dice que a veces,sólo a veces,nos mira en ella,escuchando detrás de las paredes. -Por un camino de oro van los mirlos... ¿Adónde?Por un camino de oro van las rosas... ¿Adónde?Por un camino de oro voy...¿Adónde,otoño? ¿Adónde, pájaros y flores? -"Muchas cosas sabe Onánque nunca supo Don Juan"( A. Machado )Me despierta el crujido de la sedaliberando la piel efervescente,y entre mis dedos el temblor se enredade una suave atrevida mano ausente.Dedos que saben recorrer caminosque ignora el más experto viajero,y en espiral de lentos remolinosfabrica el toque lánguido y certero.Y al arquear la espalda se endurecenlas puntas de los senos, ofrecidosa invisibles amantes, que parecenquedar indiferentes o dormidos.Oh desnudez del vientre, suave y cálida,humedad de los muslos tentadora,línea de la cadera, curva y pálidamanos lejanas, ¿dónde estáis ahora?No me dejéis en soledad de tacto,que hay tristeza en placer sin asistencia;dadme la compañía y el contacto,aunque vengáis con vuestra inexperiencia. -Cantan los pájaros, cantansin saber lo que cantan:todo su entendimiento es su garganta. -El haber sido,la duda al menos;pizca, señal, asomo, idea...la muerte que tuvo sus rasgos de vidala pisada que no ha dejado huellas,aún la palabra que nunca se dijoo la humedad de cuandoen una misma ansia de dejarse acompañarla oscuridad y el tiempo se colmaronfranqueando el perfil de la luz que no había muerto,es este siempre dispuesto silencio.¿Quién guarda otra palabraotra piedrasi ya no son la piedra o la palabra que se quiere guardar?o respetar en el oídoen la memoria:esa rebelde inconciencia que cita las respiracionesy las coloca debajo de sus nombres propiosen la indecible ilación de tantos sueños.¿Quién ordenalos sudores, los pasos, los jadeos...en sus cajones adecuados?Las cosas en su vacíoguardan rotunda severidad o la indiferencia,pero nadie quiere un recuerdo vacíocomo nadie quiere una memoria de la nieblao del hambreporque la niebla y el hambre, incluso la sedcruzan con su guante blancoel rostro de quienes las nombran.Si por ejemplo,canto el timbre o el gritocanto la vozcanto la palabra en su mudez,el recuerdo intenta,intensa la intención valiente;luego tal vez se desvanecesin haber rozado apenas el órgano de Cortiaunque no ha muerto para siempre,entonces callay tardará mucho tiempo en encontrar de nuevouna chispa de fuego.Mientras tantosigue siendo la palabra desoída,respetando solamente, un pequeño espacio de la sombraen el sueño indiferente, en la respiración acompasada;sin calidad, pero sin miedo...Una fruta que seguramente vendrá en su momentoa poner aroma y color en el mantel de la fiesta,un ligero calor de madrugadajustamente al borde de la lumbre sin ser vistasobre el pie derecho,despuntando siempre en el diamante de cada silencioconservado apenas debajo de la lengua. -Nada tienes que decir, despuésde tantos años de inútiles esfuerzospor nombrar lo indeciso.Te ayudan a saberlo un puñadode libros, la atroz benevolenciaque adiestra tu mirada,los continuos achaques, la soledady los amigos.Tu corazón pervivecomo aguardan las piedrasen la orilla del río.Son hermosas y limpias como tardes de otoño.La suave tolerancia que propicia la edadte permite mirarlas con un restode emoción, te inducea compartir su invisible desgastecon indiferencia. -La mitad de las chicas con las que me he acostado eran lesbianas.He querido a mujeres con las que días antes no me hubiera atrevido nia soñar.No sé, les atraíami aspecto de vampiro que bebe la sangre entre sus piernas,de adolescente enfermo que mira fijamente,tiene oscuras costumbres y el pulso tembloroso.Yo no era un gran amante pero eso no importaba.A menudo,en mitad de una noche de copas o de hogueraso en mañanas inmensas en que nadie parece querer irse a comer,he sabido de pronto que los dos a la vez descorremos el velo.Era siempre una amigay añadiré que tengo una fe inquebrantable en las ventajas de la asi-duidad.(Porque en ojos abiertos como librostiene gracia leer también, mientras su manocruza el mantel del mundo hacia mi mano).De cualquier forma, uno no sabe nunca cómo ha ocurrido todo,cuáles son las razones que la animan a ella y eso de la ocasión que pro-sigue al deseo,y he llegado a mi casa muchas noches oliéndome aún incrédulo lasmanos y los labios.Pienso en cuartos prestados, mientras enero empaña los cristales,y un lugar junto a un río y un portal de paredes desconchadas enPalacio Valdés,un libro dedicado y una nota furtiva entre los dedos,los sonetos y el humo de las nochesy la peca estratégica y el adorno del vello en vientres blancos, blancos:escenarios, reliquias que atesoro con la codicia de un ladrón deespejos,diciéndome a mí mismo -y es mentira-que nunca abarataba todos aquellos besos que en el fondo jamás hemerecido.Las mujeres (haciéndonos regalos),qué extrañas las mujeres.Incluso si miramos atrás, a donde pacencomo sanos corderos los primeros recuerdos de las niñas.Olían siempre bien, te gustaban sus juegos con canciones y sus cabe-zas juntas contándose quién sabe.Hay un jardín de niñas en la memoria de todos nosotros; simple-mentenosotros no teníamos un maldito jardín sino un patio con gravay porterías,y de ahí ser brutales y levantar las faldas de las chicas de 8º y escu-pir en el suelo mientras las niñas corren.Luego pasan los años de mal entendimiento y palabras difíciles;las chicas nos enseñan lo que sabeny nosotros creemos que ya hemos ocupado su jardín.Nos han dejado entrar pero no es nuestro.Se desnudan delante de nosotros, respiramos su olor y dejamos enellas la alegre convulsión del perro amaestrado,pero volvemos solos a ese patio con grava donde nosotros no somosmujeres.A dos velas, heridos de tener todo y nada.Y por esoquisiera ser mujer en alguna otra vida o en un sueño posible yaprender el secreto.No sé por qué se acuestan con los hombres-se tienen a sí mismas- si despuéstan sólo nos instruyen en lo más evidente.Aunque luego -lo admito- yo mismo me he acostado con unoscuantos hombres,y he recordado siempre lo que aprendí con ellas:presta mucha atencióna las cosas pequeñas que adornan cualquier cuerpoe, igual que en casa, cómetelo todo. -"En la distancia inabarcablese funden los adioses"Teodoro LecmanEn el adiós se moldeaba el desafectocon blancura terrible...No supimos naufragar en la distanciacon el vuelo apagadoy la noche cubierta de banderasreclamando el paisaje de los cuerposla luzpor donde debió pasar el rostro alegretal vez una niña, un pez, un aguaceropero nunca el negro contrafuerte de la esperaen que no hubo recuerdo.El adiós tiene un sabor inconfundibleno hay lugar para canelas ni membrillosno hay lugar para almíbares ni flores...los pájaros, las frutas y los sueñosse hacen de sal y espumade un incierto aroma complicadoy no hay lugarpara atisbar las callesni paisajes con ventanas encendidas. -Lo triste es así...Peter AltenbergDos lánguidos camellos, de elásticas cervices,de verdes ojos claros y piel sedosa y rubia,los cuellos recogidos, hinchadas las narices,a grandes pasos miden un arenal de Nubia.Alzaron la cabeza para orientarse, y luegoel soñoliento avance de sus vellosas piernas"bajo el rojizo dombo de aquel cénit de fuego"pararon silenciosos, al pie de las cisternas...Un lustro apenas cargan bajo el azul magnífico,y ya sus ojos quema la fiebre del tormento;tal vez leyeron, sabios, borroso jeroglíficoperdido entre las ruinas de infausto monumento.Vagando taciturnos por la dormida alfombra,cuando cierra los ojos el moribundo día,bajo la virgen negra que los llevó en la sombra,copiaron el desfile de la Melancolía...Son hijos del desierto: prestóles la palmeraun largo cuello móvil que sus vaivenes finge,y en sus marchitos rostros que esculpe la Quimera¡sopló cansancio eterno la boca de la Esfinge!Dijeron las Pirámides que el viejo sol rescalda:«Amamos la fatiga con inquietud secreta...»y vieron desde entonces correr sobre su espalda,tallada en carne viva, su triangular silueta.Los átomos de oro que el torbellino esparcequisieron en sus giros ser grácil vestidura,y unidos en collares por invisible engarcevistieron del giboso la escuálida figura...Todo el fastidio, toda la fiebre, toda el hambre,la sed sin agua, el yermo sin hembras, los despojosde caravanas... huesos en blanquecino enjambre...todo en el cerco bulle de sus dolientes ojos.Ni las sutiles mirras, ni las leonadas pieles,ni las volubles palmas que riegan sombra amiga,ni el ruido sonoroso de claros cascabelesalegran las miradas del rey de la fatiga.¡Bebed dolor en ellas, flautistas de Bizancio,que amáis pulir el dáctilo al son de las cadenas;sólo esos ojos pueden deciros el cansanciode un mundo que agonia sin sangre entre las venas!¡Oh, artistas! ¡Oh, camellos de la llanura vastaque vais llevando a cuestas el sacro monolito!¡Tristes de esfinge! ¡Novios de la palmera casta!¡Sólo calmáis vosotros la sed de lo infinito!¿Qué pueden los ceñudos? ¿Qué logran las melenasde las zarpadas tribus cuando la sed oprime?Sólo el poeta es lago sobre este mar de arenas,sólo su arteria rota la Humanidad redime.Se pierde ya a lo lejos la errante caravanadejándome "camello que cabalgó el Excidio..."¡Cómo buscar sus huellas al sol de la mañana,entre las ondas grises del lóbrego fastidio!¡No! Buscaré dos ojos que he visto, fuente purahoy a mi labio exhausta, y aguardaré pacientehasta que suelta en hilos de mística dulzurarefresque las entrañas del lírico doliente.Y si a mi lado cruza la sorda muchedumbremientras el vago fondo de esas pupilas miro,dirá que vio un camello con onda pesadumbremirando, silencioso, dos fuentes de zafiro. -Michín dijo a su mamá:"Voy a volverme Pateta,y el que a impedirlo se metaen el acto morirá.Ya le he robado a papádaga y pistolas; ya estoyarmado y listo; y me voya robar y matar gente,y nunca más (¡ten presente!)verás a Michín desde hoy".Yéndose al monte, encontróa un gallo por el camino,y dijo: "A ver qué tal tinopara matar tengo yo".Puesto en facha disparó,retumba el monte al estallo,Michín maltr��tase un calloy se chamusca el bigote;pero tronchado el cogote,cayó de redondo el gallo.Luego a robar se encarama,tentado de la gazuza,al nido de una lechuzaque en furia al verlo se inflama,mas se le rompe la rama,vuelan chambergo y puñal,y al son de silba infernalque taladra los oídoscae dando vueltas y aullidosel prófugo criminal.Repuesto de su caídave otro gato, y da el asalto"¡Tocayito, haga usted alto!¡Déme la bolsa o la vida!"El otro no se intimiday antes grita: "¡Alto el ladrón!"Tira el pillo, hace explosiónel arma por la culata,y casi se desbarataMichín de la contusión.Topando armado otro díaa un perro, gran bandolero,se le acercó el marrullerocon cariño y cortesía:"Camarada, le decía,celebremos nuestra alianza";y así fue: diéronse chanza,baile y brandy, hasta que al fincayó rendido Michíny se rascaba la panza."Compañero", dijo el perro,"debemos juntar caudalesy asegurar los realeshaciéndoles un entierro".Hubo al contar cierto yerroy grita y gresca se armó,hasta que el perro empuñóa dos manos el garrote:Zumba, cae, y el amigotemedio muerto se tendió.Con la fresca matinalMichín recobró el sentidoy se halló manco, impedido,tuerto, hambriento y sin unreal.Y en tanto que su rivalva ladrando a carcajadas,con orejas agachadasy con el rabo entre piernas,Michín llora en voces tiernastodas sus barrabasadas.Recoge su sombrerito,y bajo un sol que lo abrasa,paso a paso vuelve a casacon aire humilde y contrito."Confieso mi gran delitoy purgarlo es menester",dice a la madre; "has de verque nunca más seré malo,¡oh mamita! dame palo¡pero dame qué comer!" -Habrá un día en mi vidaun espacio para ti al que siemprepodrás volver sin que te haga daño;allí donde yo te haya olvidadoy tú no me recuerdes.Entretanto, no temas.Ya sabes que el invierno es solamenteun sortilegio de aire y lluviasobre los díasy en esas nochesen las que pasa de largo nuestra soledad. -Una selva suntuosaen el azul celeste su rudo perfil calca.Un camino. La tierra es de color de rosa,cual la que pinta fra Doménico Cavalcaen sus Vidas de santos. Se ven extrañas floresde la flora gloriosa de los cuentos azules,y entre las ramas encantadas, papemorescuyo canto extasiara de amor a los bulbules.(Papemor: ave rara; Bulbules: ruiseñores.)* * *Mi alma frágil se asoma a la ventana obscurade la torre terrible en que ha treinta años sueña.La gentil Primavera primavera le augura.La vida le sonríe rosada y halagüeña.Y ella exclama: «¡Oh fragante día! ¡Oh sublime día!Se diría que el mundo está en flor; se diríaque el corazón sagrado de la tierra se muevecon un ritmo de dicha; luz brota, gracia llueve.¡Yo soy la prisionera que sonríe y que canta!»Y las manos liliales agita, como infantareal en los balcones del palacio paterno.* * *¿Qué són se escucha, són lejano, vago y tierno?Por el lado derecho del camino adelantael paso leve una adorable teoríavirginal. Siete blancas doncellas, semejantesa siete blancas rosas de gracia y de harmoníaque el alba constelara de perlas y diamantes.¡Alabastros celestes habitados por astros:Dios se refleja en esos dulces alabastros!Sus vestes son tejidos del lino de la luna.Van descalzas. Se mira que posan el pie brevesobre el rosado suelo, como una flor de nieve.Y los cuellos se inclinan, imperiales, en unamanera que lo excelso pregona de su origen.Como al compás de un verso su suave paso rigen.Tal el divino Sandro dejara en sus figurasesos graciosos gestos en esas líneas puras.Como a un velado són de liras y laúdes,divinamente blancas y castas pasan esassiete bellas princesas. Y esas bellas princesasson las siete Virtudes.* * *Al lado izquierdo del camino y paralela-mente, siete mancebos ?oro, seda, escarlata,armas ricas de Oriente? hermosos, parecidosa los satanes verlenianos de Ecbatana,vienen también. Sus labios sensuales y encendidos,de efebos criminales, son cual rosas sangrientas;sus puñales, de piedras preciosas revestidos?ojos de víboras de luces fascinantes?,al cinto penden; arden las púrpuras violentasen los jubones; ciñen las cabezas triunfantesoro y rosas; sus ojos, ya lánguidos, ya ardientes,son dos carbunclos mágicos del fulgor sibilino,y en sus manos de ambiguos príncipes decadentesrelucen como gemas las uñas de oro fino.Bellamente infernales,llenan el aire de hechiceros veneficiosesos siete mancebos. Y son los siete vicios,los siete poderosos pecados capitales.* * *Y los siete mancebos a las siete doncellaslanzan vivas miradas de amor. Las Tentaciones.De sus liras melifluas arrancan vagos sones.Las princesas prosiguen, adorables visionesen su blancura de palomas y de estrellas.* * *Unos y otras se pierden por la vía de rosa,y el alma mía queda pensativa a su paso.?¡Oh! ¿Qué hay en ti, alma mía?¡Oh! ¿Qué hay en ti, mi pobre infanta misteriosa?¿Acaso piensas en la blanca teoría?¿Acasolos brillantes mancebos te atraen, mariposa?* * *Ella no me responde.Pensativa se aleja de la obscura ventana?pensativa y risueña,de la Bella-durmiente-del-bosque tierna hermana?,y se adormece en dondehace treinta años sueña.* * *Y en sueño dice: «¡Oh dulces delicias de los cielos!¡Oh tierra sonrosada que acarició mis ojos!?¡Princesas, envolvedme con vuestros blancos velos!?¡Príncipes, estrechadme con vuestros brazos rojos!» -Se desgrana un cristal finosobre el sueño de una flor;trina el poeta divino...¡Bien trinado, Ruiseñor!Bottom oye ese cristalcaer, y bajo la brisase siente sentimental.Titania toda es sonrisa.Shakespeare va por la floresta,Heine hace un lied de la tarde...Hugo acompaña la FiestaChez Thérèse. Verlaine ardeen las llamas de las rosas,alocado y sensitivo,y dice a las ninfas cosasentre un querubín y un chivo.Aubrey Beardsley se deslizacomo un silfo zahareño;con carbón, nieve y cenizada carne y alma al ensueño.Nerval suspira a la Luna,Laforgue suspira demales de genio y fortuna.Va en silencio Mallarmé. -Por amiga, por amiga.Sólo por amiga.Por amante, por querida.Sólo por querida.Por esposa, no.Sólo por amiga. -Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)Caminante, son tus huellasel camino y nada más;Caminante, no hay camino,se hace camino al andar.Al andar se hace el camino,y al volver la vista atrásse ve la senda que nuncase ha de volver a pisar.Caminante no hay caminosino estelas en la mar. -Por los corredores de la imaginación ir caminando,libre y solo para siempre, como cuando eray no sabía que era un niño,hasta olvidar que estoy imaginando.Que esta carne pesada, que orina y suda,en una o dos ideas se resumao vuelva bien atrás, a esa casi nadaque casi nada ve en su cielo nublado.Devuélveme al chimpancé o hazme sólo literatura,mas no me dejes la condición de hombre.Esto que todo lo pesa en míafuera no pesa nada. -sobre la mesa un cenicerocon siete colillassobre las colillas sietemarcas rojas de lápiz de labiossobre las siete marcas rojasel recuerdo dealgún beso -Cuando es de noche, expulso mis pensamientos,mis sueños, y me duermo...al alba me despierto otra persona.Llegan al rato, lleganuno por uno y los reconozco,no los reconozco.Tengo que arreglarlos. Los arreglo.Se adaptan a mí o no,y ocurre que entiendo.Vuelvo a acogerlos, los animocon una palabra, con un gestoen mi orgulloso ojal, Rijmenam.Mira, dicen, extraños, vueltos a casa,de nuevo la flor de tu meditación,nosotros, clavel del intelectual. -Solamente por oírla campana de la Velate puse una corona de verbena.Granada era una lunaahogada entre las yedras.Solamente por oírla campana de la Veladesgarré mi jardín de Cartagena.Granada era una corzarosa por las veletas.Solamente por oírla campana de la Velame abrasaba en tu cuerposin saber de quién era. -No necesito bellas sirenasdeslumbrantes y desnudasque conduzcan con sus cantos de espumami débil embarcaciónhacia las rocas:yo solo me bastopara fracasar en el intento.Navego con un trozo de marbajo los brazos, con una llave de salitreque abre mi infanciay me roba el sueño,recojo con celo los pedazosde geografía mudaque a modo de pielhe ido perdiendo con los años,y giro hasta esa coordenada como un remolino enrabietado,como un niño atolondradoque no sabe de derrotas,o como un globo terráqueoen una clase de cienciasque rueda sin control mesa abajoy llena el suelo de países y de espuma,de espanto y carcajadas. -(COMPOSTELA)Una viejallama y pide:ruega.Nadie escucha.Sólo el aguasuena.Agua impuraque se escurreciega.Agua mudao agua ronca.Besalo que duermeo lo que sigue:tierra.Una sombra,una pisada.Piedra.Piedra o siglos,siglos lentos.¡Ea! -La muchacha doradase bañaba en el aguay el agua se doraba.Las algas y las ramasen sombra la asombrabany el ruiseñor cantabapor la muchacha blanca.Vino la noche clara,turbia de plata mata,con peladas montañasbajo la brisa parda.La muchacha mojadaera blanca en el agua,y el agua, llamarada.Vino el alba sin mancha,con mil caras de vaca,yerta y amortajadacon heladas guirnaldas.La muchacha de lágrimasse bañaba entre llamas,y el ruiseñor llorabacon las alas quemadas.La muchacha doradaera una blanca garzay el agua la doraba. -Después de la nevada, entre la nieve,quizá se abra una rosa, de improviso,como milagro súbito de amor o de bellezaque sobrevuele el aire del inviernode este nuestro vivir menesteroso.Cuando ya todo ardor nos haya abandonadoy el frío nos imponga sus perfiles azules,la rosa encenderá la hoguera última,y se alzará la llama de su aromacomo mano agitada en una despedida.La rosa y su dolor -su espina aleve-prenderán la sonrisa de la vida,desplegando su rastro luminosoen el instante mismo del adiós. -Que viajo Que pasa el tiempo.Que existe el agua y el hombreQue firman la paz Que no duermen Que chocanQue se preparan para la posguerra.Mientras la orilla se transforma en continenteY nuestro germen se desvanece. -Se ven desde las barandas,por el monte, monte, monte,mulos y sombras de muloscargados de girasoles.Sus ojos en las umbríasse empañan de inmensa noche.En los recodos del aire,cruje la aurora salobre.Un cielo de mulos blancoscierra sus ojos de azoguedando a la quieta penumbraun final de corazones.Y el agua se pone fríapara que nadie la toque.Agua loca y descubiertapor el monte, monte, monte.*San Miguel lleno de encajesen la alcoba de su torre,enseña sus bellos muslos,ceñidos por los faroles.Arcángel domesticadoen el gesto de las doce,finge una cólera dulcede plumas y ruiseñores.San Miguel canta en los vidrios;efebo de tres mil noches,fragante de agua coloniay lejano de las flores.*El mar baila por la playa,un poema de balcones.Las orillas de la lunapierden juncos, ganan voces.Vienen manolas comiendosemillas de girasoles,los culos grandes y ocultoscomo planetas de cobre.Vienen altos caballerosy damas de triste porte,morenas por la nostalgiade un ayer de ruiseñores.Y el obispo de Manila,ciego de azafrán y pobre,dice misa con dos filospara mujeres y hombres.*San Miguel se estaba quietoen la alcoba de su torre,con las enaguas cuajadasde espejitos y entredoses.San Miguel, rey de los globosy de los números nones,en el primor berberiscode gritos y miradores. -Cuando enferma la niña todavíasalió cierta mañanay recorrió, con inseguro pasola vecina montaña,trajo, entre un ramo de silvestres floresoculta una crisálida,que en su aposento colocó, muy cercade la camita blanca...Unos días después, en el momentoen que ella expiraba,y todos la veían, con los ojosnublados por las lágrimas,en el instante en que murió, sentimosleve rumor de älasy vimos escapar, tender al vuelopor la antigua ventanaque da sobre el jardín, una pequeñamariposa dorada...La prisión, ya vacía, del insectobusqué con vista rápida;al verla vi de la difunta niñala frente mustia y pálida,y pensé ¿si al dejar su cárcel tristela mariposa alada,la luz encuentra y el espacio inmenso,y las campestres auras,al dejar la prisión que las encierraqué encontrarán las almas? -Soy como aquel que vive en el desierto,del mundo y de sus cosas olvidado,y a descuido veis donde le ha llegadoun gran amigo, al cual tuvo por muerto.Teme luego de un caso tan incierto;pero, después que bien se ha asegurado,comienza a holgar pensando en lo pasado,con nuevos sentimientos muy despierto.Mas cuando ya este amigo se le parte,al cual partirse presto le conviene,la soledad empieza a selle nueva;con las yerbas del monte no se aviene,para el yermo le falta toda el arte,y tiembla cada vez que entra en su cueva. -(Tonadilla pastoril)Ya alegra la campiñala fresca primavera;el bosque y la praderarenuevan su verdor.Con silbo de las ramaslos árboles vecinosacompañan los trinosdel dulce ruiseñor.Este es el tiempo, Silvio,el tiempo del amor.Escucha cual susurrael arroyuelo manso;al sueño y al descansoconvida su rumor.¡Qué amena está la orilla!¡Qué clara la corriente!¿Cuándo exhaló el ambientemás delicioso olor?Este es el tiempo, Silvio,el tiempo del amor.Más bulla y más tempranaalumbra ya la aurora;el sol los campos doracon otro resplandor.Desnúdanse los montesdel duro y triste hielo,y vístese ya el cielode más vario color.Este es el tiempo, Silvio,el tiempo del amor.Las aves se enamoran,los peces, los ganados,y aun se aman enlazadosel árbol y la flor.Naturaleza toda,cobrando nueva vida,aplaude la venidade mayo bienhechor.Este es el tiempo, Silvio,el tiempo del amor. -Lento, amargo animalque soy, que he sido,amargo desde el nudo de polvo y agua y vientoque en la primera generación del hombre pedía a Dios.Amargo como esos minerales amargosque en las noches de exacta soledad?maldita y arruinada soledadsin uno mismo?trepan a la gargantay, costras de silencio,asfixian, matan, resucitan.Amargo como esa voz amargaprenatal, presubstancial, que dijonuestra palabra, que anduvo nuestro camino,que murió nuestra muerte,y que en todo momento descubrimos.Amargo desde dentrodesde lo que no soy?mi piel como mi lengua?desde el primer viviente,anuncio y profecía.Lento desde hace siglos,remoto ?nada hay detrás?,lejano, lejos, desconocido.Lento, amargo animalque soy, que he sido. -Peinaba al sol Belisa sus cabellosCon peine de marfil, con mano bella;Mas no se parecía el peine en ellaComo se escurecía el sol en ellos.En cuanto, pues, estuvo sin cogellos,El cristal sólo, cuyo margen huella,Bebía de una y otra dulce estrellaEn tinieblas de oro rayos bellos.Fileno en tanto, no sin armonía,Las horas acusando, así invocabaLa segunda deidad del tercer cielo:«Ociosa, Amor, será la dicha mía,Si lo que debo a plumas de tu aljabaNo lo fomentan plumas de tu vuelo». -¡Y bien! Aquí estás ya..., sobre la planchadonde el gran horizonte de la cienciala extensión de sus límites ensancha.Aquí, donde la rígida experienciaviene a dictar las leyes superioresa que está sometida la existencia.Aquí, donde derrama sus fulgoresese astro a cuya luz desaparecela distinción de esclavos y señores.Aquí, donde la fábula enmudecey la voz de los hechos se levantay la superstición se desvanece.Aquí, donde la ciencia se adelantaa leer la solución de ese problemaque solo al anunciarse nos espanta.Ella, que tiene la razón por lema,y que en tus labios escuchar ansíala augusta voz de la verdad suprema.Aquí está ya... tras de la lucha impíaen que romper al cabo conseguistela cárcel que al dolor te retenía.La luz de tus pupilas ya no existe,tu máquina vital descansa inertey a cumplir con su objeto se resiste.¡Miseria y nada más!, dirán al vertelos que creen que el imperio de la vidaacaba donde empieza el de la muerte.Y suponiendo tu misión cumplidase acercarán a ti, y en su miradate mandarán la eterna despedida.¡Pero no!..., tu misión no está acabada,que ni es la nada el punto en que nacemos,ni el punto en que morimos es la nada.Círculo es la existencia, y mal hacemoscuando al querer medirla le asignamosla cuna y el sepulcro por extremos.La madre es solo el molde en que tomamosnuestra forma, la forma pasajeracon que la ingrata vida atravesamos.Pero ni es esa forma la primeraque nuestro ser reviste, ni tampocoserá su última forma cuando muera.Tú sin aliento ya, dentro de pocovolverás a la tierra y a su senoque es de la vida universal el foco.Y allí, a la vida, en apariencia ajeno,el poder de la lluvia y del veranofecundará de gérmenes tu cieno.Y al ascender de la raíz al grano,irás del vergel a ser testigoen el laboratorio soberano.Tal vez para volver cambiado en trigoal triste hogar, donde la triste esposa,sin encontrar un pan sueña contigo.En tanto que las grietas de tu fosaverán alzarse de su fondo abiertola larva convertida en mariposa,que en los ensayos de su vuelo inciertoirá al lecho infeliz de tus amoresa llevarle tus ósculos de muerto.Y en medio de esos cambios interiorestu cráneo, lleno de una nueva vida,en vez de pensamientos dará flores,en cuyo cáliz brillará escondidala lágrima tal vez con que tu amadaacompañó el adiós de tu partida.La tumba es el final de la jornada,porque en la tumba es donde queda muertala llama en nuestro espíritu encerrada.Pero en esa mansión a cuya puertase extingue nuestro aliento, hay otro alientoque de nuevo a la vida nos despierta.Allí acaban la fuerza y el talento,allí acaban los goces y los malesallí acaban la fe y el sentimiento.Allí acaban los lazos terrenales,y mezclados el sabio y el idiotase hunden en la región de los iguales.Pero allí donde el ánimo se agotay perece la máquina, allí mismoel ser que muere es otro ser que brota.El poderoso y fecundante abismodel antiguo organismo se apoderay forma y hace de él otro organismo.Abandona a la historia justicieraun nombre sin cuidarse, indiferente,de que ese nombre se eternice o muera.Él recoge la masa únicamente,y cambiando las formas y el objetose encarga de que viva eternamente.La tumba sólo guarda un esqueletomas la vida en su bóveda mortuoriaprosigue alimentándose en secreto.Que al fin de esta existencia transitoriaa la que tanto nuestro afán se adhiere,la materia, inmortal como la gloria,cambia de formas; pero nunca muere. -Cuantas al Duero le he negado ausente,Tantas al Betis lágrimas le fío,Y, de centellas coronado, el ríoFuego tributa al mar de urna ya ardiente.Volcán desta agua y destas llamas fuenteEs, ingrata señora, el pecho mío;Los suspiros lo digan que os envío,Si la selva lo calla, que lo siente.Cenefas de este Erídano segundoCenizas son; igual mi llanto tiernoA la de Faetón loca experiencia.Arde el río, arde el mar, humea el mundo;Si del carro del Sol no es mal gobierno,Lágrimas y suspiros son de ausencia. -Somos el río que invocaste, Heráclito.Somos el tiempo. Su intangible cursoacarrea leones y montañas,llorado amor, ceniza del deleite,insidiosa esperanza interminable,vastos nombres de imperios que son polvo,hexámetros del griego y del romano,lóbrego un mar bajo el poder del alba,el sueño, ese pregusto de la muerte,las armas y el guerrero, monumentos,las dos caras de Jano que se ignoran,los laberintos de marfil que urdenlas piezas de ajedrez en el tablero,la roja mano de Macbeth que puedeensangrentar los mares, la secretalabor de los relojes en la sombra,un incesante espejo que se miraen otro espejo y nadie para verlos,láminas en acero, letra gótica,una barra de azufre en un armario,pesadas campanadas del insomnio,auroras, ponientes y crepúsculos,ecos, resaca, arena, liquen, sueños.Otra cosa no soy que esas imágenesque baraja el azar y nombra el tedio.Con ellas, aunque ciego y quebrantado,he de labrar el verso incorruptibley (es mi deber) salvarme. -Árbol hermano, que clavadopor garfios pardos en el suelo,la clara frente has elevadoen una intensa sed de cielo;hazme piadoso hacia la escoriade cuyos limos me mantengo,sin que se duerma la memoriadel país azul de donde vengo.Árbol que anuncias al viandantela suavidad de tu presenciacon tu amplia sombra refrescantey con el nimbo de tu esencia:haz que revele mi presencia,en las praderas de la vida,mi suave y cálida influenciade criatura bendecida.Árbol diez veces productor:el de la poma sonrosada,el del madero constructor,el de la brisa perfumada,el del follaje amparador;el de las gomas suavizantesy las resinas milagrosas,pleno de brazos agobiantesy de gargantas melodiosas:hazme en el dar un opulento¡para igualarte en lo fecundo,el corazón y el pensamientose me hagan vastos como el mundo!Y todas las actividadesno lleguen nunca a fatigarme:¡las magnas prodigalidadessalgan de mí sin agotarme!Árbol donde es tan sosegadala pulsación del existir,y ves mis fuerzas la agitadafiebre del mundo consumir:hazme sereno, hazme sereno,de la viril serenidadque dio a los mármoles helenossu soplo de divinidad.Árbol que no eres otra cosaque dulce entraña de mujer,pues cada rama mece airosaen cada leve nido un ser:dame un follaje vasto y denso,tanto como han de precisarlos que en el bosque humano, inmenso,rama no hallaron para hogar.Árbol que donde quiera alientetu cuerpo lleno de vigor,levantarás eternamenteel mismo gesto amparador:haz que a través de todo estado?niñez, vejez, placer, dolor?levante mi alma un invariadoy universal gesto de amor! -Cien sonetos de amorAmor, ahora nos vamos a la casadonde la enredadera sube por las escalas:antes que llegues tú llegó a tu dormitorioel verano desnudo con pies de madreselva.Nuestros besos errantes recorrieron el mundo:Armenia, espesa gota de miel desenterrada,Ceylán, paloma verde, y el Yang Tsé separandocon antigua paciencia los días de las noches.Y ahora, bienamada, por el mar crepitantevolvemos como dos aves ciegas al muro,al nido de la lejana primavera,porque el amor no puede volar sin detenerse:al muro o a las piedras del mar van nuestras vidas,a nuestro territorio regresaron los besos. -En villa humilde sí, no en vida ociosa,Vasallos riges con poder no injusto,Vasallos de tu dueño, si no augusto,De estirpe en nuestra España generosa.Del bárbaro ruido a curïosaDulce lección te hurta tu buen gusto;Tal del muro abrasado hombro robustoDe Anquises redimió la edad dichosa.No invidies, oh Villegas, del privadoEl palacio gentil, digo el convento,Adonde hasta el portero es Presentado.De la tranquilidad pisas contentoLa arena enjuta, cuando en mar turbadoAmbicioso bajel da lino al viento. -Cerca de Tablada,la sierra passada,falléme con Alda,a la madrugada.Ençima del puertocuydéme ser muertode nieue e de fríoe dese rruçíoe de grand' elada.Ya a la decidady una corrida:fallé una sserranafermosa, loçanae byen coloradadixel' yo a ella:«Omíllome, bella.»,Diz': «Tú, que bien corres,aquí non t' engorres,anda tu jornada.»Yo l' dix: «Frío tengo,e por eso vengoa vos, fermosura:quered por mesuraoy darme posada.»Díxome la moça:«Pariente, mi choçael qu' en ella posaconmigo desposae dame soldada,»Yo l' dixe: «De grado;mas yo so cassadoaquí en Ferreros;mas de mis dinerosdarvos he, amada»,Diz: «Vente comigo»;Levóme consigo,diome buena lunbre,com' era costunbrede sierra nevada.Diom' pan de centenotyznado, moreno,diome vino malo,agrillo e ralo,e carne salada,Diom' queso de cabras:Diz: «Fidalgo, abrasese blaço, tomaun canto de soma,que tengo guardada»,Diz: «Uéspet, almuerça,e bev' e esfuerça,caliéntat' e pagade mal no s' te fagafasta la tornada.»Quien donas me diere,quales yo pediere,avrá buena çenae lichiga buena,que no l' cueste nada.»«Vos, qu' eso desides,¿por qué non pedidesla cosa çertera?»Ella diz: «¡Maguera!¿Sy me será dada?»Pues dame una çintabermeja, byen tynta,e buena camisafecha a mi guisacon su collarada»Dame buenas sartasd' estaña e hartas,e dame halíade buena valya,pelleja delgada.»Dame buena toca,lystada de cota,e dame çapatas,bermejas byen altas,de pieça labrada.»Con aquestas joyas,quiero que lo oyas,serás byen venido:serás mi maridoe yo tu velada».«Sserrana señora,tant' algo agoranon trax' por ventura;faré fladurapara la tornada.»Díxome la heda:«Do non ay moneda,non ay merchandíanin ay tan buen díanin cara pagada.»Non ay mercaderobueno sin dinero,e yo non me pagodel que non da algonin le dó posada.»Nunca d' omenajepagan ostelaje;por dineros fazeome quanto'l plase:cosa es provada.» -El silencio del marbrama un juicio infinitomás concentrado que el de un cántaromás implacable que dos gotasya acerque el horizonte o nos entreguela muerte azul de las medusasnuestras sospechas no lo dejanel mar escucha como un sordoes insensible como un diosy sobrevive a los sobrevivientesnunca sabré que espero de élni que conjuro deja en mis tobillospero cuando estos ojos se hartan de baldosasy esperan entre el llano y las colinaso en calles que se cierran en más callesentonces sí me siento náufrago y sólo el mar puedesalvarme -La niña se sienta en la orilla de la noche,no hay fronteras clarasentre la realidad y el sueño,su piel muestra marcas de fatiga,enfebrecida le pesa el tiempoque retarda su fuga de vida.Triste llora bajo una higuera desnuda,y se acompaña de vocesque parecen salir de entre las ramasElla sabe de quien se tratasiente el abrazo sombrío de sus alas,a oscuras hace memoriade sus largos silencios,lava sus sueños empapados de luz,y sus pies mojados le estorban ,desesperada cobija sus ansiasy con sus pestañas,rompe los cristales de su calma.La niña que nunca se va,se esconde en cortina de dudas,y queda desnuda en un paisaje durolleno de ocasos;sus ojos enrojecidos por falta de sueñosmiran su ira estacionada,las piedras le tapan el paso,se aferra al mástil de una estrellafundida con su dolor,araña el cielo para regalarloen pedacitos a quien lo necesitey en vasijas, guarda sus secretospara enjugarlos con lágrimas de luna.Confundida esconde su corazón entre rejasy se adorna el pecho con poemaspara que nadie avise su vacíotoma entre sus manos la tierra,y escupe sus esperanzas sepultadas en polvocomo si buscara la resurrección.Así hurga en los pasillos de la muerte,camina muy despaciopara no despertar a los duendesy teje con sus labiostelarañas de esperanzasen un silencio mal amaestrado,tararea su canción,perfilando una huidaque en otro tiempo ya ensayó,en eso, se acerca la muerte,pronuncia su nombreque pareciera salir de un grito sucio,y la lumbre alimenta el espacio.Ilusa ella intenta el dialogo,queriendo lavar nostalgiasy en una dolencia sin prisa le dice:te trajo el viento, muerte?el arrollo de luz?mis angustias imprecisas ?-siempre te sentí-nunca lograste engañarmetu sombra mancho mis díascuando escuchaba como arrullo,tu palabra sin sabor,tu sangrar de vida,que me venció en mis eclipsesy mis viajes por tus huesos-aquí no hay cobardía-solo un fuego que nunca se agotalágrimas aprisionadas,y el latir de un cuerpoaislado de criaturasque nunca me dejaron,creerleLa muerte se cansa,le toma su mano,y se van por un senderocallado e invisible -YO soy el constructor de las estatuas. No tengonombre.No tengo rostro. El mío se desvió hasta corrersobre la zarza y subir impregnando las piedras.Ellas tienen mi rostro petrificado, la gravesoledad de mi patria, la piel de Oceanía.Nada quieren decir, nada quisieronsino nacer con todo su volumen de arena,subsistir destinadas al tiempo silencioso.Tú me preguntarás si la estatua en que tantasuñas y manos, brazos oscuros fui gastando,te reserva una sílaba del cráter, un aromaantiguo, preservado por un signo de lava?No es así, las estatuas son lo que fuimos, somosnosotros, nuestra frente que miraba las olas,nuestra materia a veces interrumpida, a vecescontinuada en la piedra semejante a nosotros.Otros fueron los dioses pequeños y malignos,peces, pájaros que entretuvieron la mañana,escondiendo las hachas, rompiendo la estaturade los más altos rostros que concibió la piedra.Guarden los dioses el conflicto, si lo quieren,de la cosecha postergada, y alimentenel azúcar azul de la flor en el baile.Suban ellos y bajen la llave de la harina:empapen ellos todas las sábanas nupcialescon el polen mojado que imperceptible danzaadentro de la roja primavera del hombre,pero hasta estas paredes, a este cráter, no vengassino tú, pequeñito, mortal, picapedrero.Se van a consumir esta carne y la otra,la flor perecerá tal vez, sin armadura,cuando estéril aurora, polvo reseco, un díavenga la muerte al cinto de la isla orgullosa,y tú, estatua, hija del hombre, quedarásmirando con los ojos vacíos que subierondesde una mano y otra de inmortales ausentes.Arañarás la tierra hasta que nazcala firmeza, hasta que caiga la sombra en la estructuracomo sobre una abeja colosal que devorasu propia miel perdida en el tiempo infinito.Tus manos tocarán la piedra hasta labrarladándole la energía solitaria que puedasubsistir, sin gastarse los nombres que noexisten,y así desde una vida a una muerte, amarradosen el tiempo como una sola mano que ondula,elevamos la torre calcinada que duerme.La estatua que creció sobre nuestra estatura.Miradlas hoy, tocad esta materia, estos labiostienen el mismo idioma silencioso que duermeen nuestra muerte, y esta cicatriz arenosa,que el mar y el tiempo como lobos han lamido,eran parte de un rostro que no fue derribado,punto de un ser, racimo que derrotó cenizas.Así nacieron, fueron vidas que labraronsu propia celda dura, su panal en la piedra.Y esta mirada tiene más arena que el tiempo.Más silencio que toda la muerte en su colmena.Fueron la miel de un grave designio quehabitabala luz deslumbradora que hoy resbala en lapiedra. -36La mortal lluvia se propaga; no puedo detener el lenguaje sangriento de las aguas, un patriarca muy viejo introduce su bastón en el cuenco del destino; hay asfixia en los boscajes de la roca, un animalillo estrangulado yace con los ojos primaverales hacia el cielo, el filo de la nube corta el sistema nervioso de los soles. estoy resfriado, de mi nariz llueve una gran cantidad de mentiras, huesos polvorientos, peces sonámbulos que caminan por las bahías escupiendo naufragios y piratas con patas de palo y parches eclipsados que cubren otro negro mar como el de las encanecidas barbas de los labriegos, leñadores, amigos proletarios que piden limosnas en las puertas del gobierno, en los ministerios episcopales y en lugares donde se pasea algún desconocido con un cancerbero que vende boletos para la entrada a los infiernos. Amo tanto esta ciudad prolija, odio tanto sus edificios como puedo odiar las cosas que amo y a todos los seres que me miran con cierta indiferencia. Muchas cosas pueden acontecer en una pregunta sin signos de interrogación, es la hora de cortar sombrillas y sembrar hongos en cualquier sitio de donde dispararemos brumas y enfermedades, alimentos eternos que a nadie sacian y algún tipo de espiritualidad que diferencie sexos, religiones y maneras de vestir a las horas rutinarias de hacer el amor o de dar un beso en el lugar equivocado. Nadie interroga, sólo hay mundos que convergen con la boca ensangrentada. La sensación del invierno es como una casa deshabitada en las entrañas, una hora falsa de amor por alquiler, una mirada lujuriosa de un desconocido y una caricia arrebatada a aquellos seres que se fueron sin amar a una mujer o tocar las paredes del útero de una infeliz madre. Muchos han jugado con mis nervios, antes he comido la misma ración de inclemencia antes de acostarme. La miserable ausencia compartida con las ratas y con las palomas deja mensajes de humanos despojos en los hombros. La celda de meditación está a oscuras, las oraciones del claustro dan vueltas y sueño una muerte imaginada; preparo la mesa, enciendo un dedo, sobre la erosión de la tierra está la rosa, instrumento general para el cultivo de los grandes poemas y piezas clásicas. Ahora mismo llueve y de mi nariz siguen lloviendo vestigios de un mundo despertado. Sueño? Pesadilla? Traedme el abrigo, el paraguas y que lluevan poemas por doquier...! -Qué extraña toda esa gente.Llenan los comercios, las calles, las oficinas,amables, bien vestidos, sonrientes.Qué extraña toda esa gentea la que el corazón sólo obligaa dejar de fumar yhacer ejercicio moderado. -En Ronda, donde resido,vive don Diego de Sosa,y diréte, Inés, la cosamás brava dél que has oído.Tenía este caballeroun criado portugués,pero cenemos, Inés,si te parece, primero.La mesa tenemos puesta;lo que se ha de cenar, junto;y el vino y tazas y a punto:falta comenzar la fiesta.Rebana pan. Bueno está.La ensaladilla es del cieloy el salpicón, con su ajuelo,¿no miras qué tufo da?Esto, Inés, ello se alaba;no es menester alaballo;sola una falta le hallo:que con la priesa se acaba.Echa vino, y por tu vida,que le des tu bendición:yo tengo por devociónde santiguar la bebida.Bueno fue, Inés, ese toque;franco fue, mas yo, ¿qué hago?Vale un florín cada tragode este vinillo aloque.La taberna del esquinalo suele a veces vender;grande consuelo es tenerla taberna por vecina.Echa otra vez, serán dos,ya que la cosa va rota.¡Quién dél tuviere una botapara más servir a Dios!La ensalada y salpicónhizo fin; ¿qué viene agora?La morcilla, ¡oh, gran señora,digna de veneración!¡Qué oronda viene y qué bella!¡Qué bizarro garbo tiene!Yo sospecho, Inés, que vienepara que demos en ella.Pues, ¡sus!, encójase y entre,que es algo angosto el camino.No eches agua, Inés, al vino,no se escandalice el vientre.Ande apriesa el trasaniejo,porque con más gusto comas;Dios te guarde, que así tomas,como sabia, el buen consejo.Mas di: ¿no adoras y preciasla morcilla ilustre y rica?¡Cómo la traidora pica!Tal debe de estar de especias.¡Qué llena está de piñones!Morcilla de cortesanosy asada por esas manoshechas a cebar lechones.Vive Dios, que se podíaponer al lado del Rey,al fin, puerco a toda ley,que hinche tripa vacía.Probemos lo del pichel,alto licor celestial:no es el aloquillo tal,ni tiene que ver con él.¡Qué suavidad! ¡Qué clareza!¡Qué cuerpo rancio y olor!¡Qué paladar! ¡Qué color,todo con tanta fineza!El corazón me revientade placer y a ti te veocómo te va. Yo, por mí,que debes de estar contenta.Mas el queso sale a plaza,la moradilla va entrando,y ambos vienen preguntandopor el pichel y la taza.Prueba el queso, que es extremo:el de Pinto no le iguala;y la aceituna no es mala:bien puede bogar su remo.Pues haz, Inés, lo que sueles;daca de la bota llena.Bebamos. Hecha es la cena,levántense los manteles.Ya, Inés, que habemos cenadotan bien y con tanto gusto,parece que será justovolver al cuento pasado.Pues sabrás, Inés hermana,que el portugués cayó enfermo...Las once dan; yo me duermo;quédese para mañana. -QUIERO que sepasuna cosa.Tú sabes cómo es esto:si mirola luna de cristal, la rama rojadel lento otoño en mi ventana,si tocojunto al fuegola impalpable cenizao el arrugado cuerpo de la leña,todo me lleva a ti,como si todo lo que existe,aromas, luz, metales,fueran pequeños barcos que naveganhacia las islas tuyas que me aguardan.Ahora bien,si poco a poco dejas de querermedejaré de quererte poco a poco.Si de prontome olvidasno me busques,que ya te habré olvidado.Si consideras largo y locoel viento de banderasque pasa por mi viday te decidesa dejarme a la orilladel corazón en que tengo raíces,piensaque en ese día,a esa horalevantaré los brazosy saldrán mis raícesa buscar otra tierra.Perosi cada día,cada horasientes que a mí estás destinadacon dulzura implacable.Si cada día subeuna flor a tus labios a buscarme,ay amor mío, ay mía,en mí todo ese fuego se repite,en mí nada se apaga ni se olvida,mi amor se nutre de tu amor, amada,y mientras vivas estará en tus brazossin salir de los míos. -En tus ojos de lluviacrecen pálidos árbolesde hieloEntre sus ramastiemblalabrada en roca vivala imagen de un ansiosodios que sonríey mata. -Tejes. Callamos. Yo leo,que es mi modo de tejer.La casa empieza a tenerfrialdad de mausoleo."Hace frío."Sí; hace frío."Pon otro poco de leña.En el cuadro un árbol sueñay frente a él corre un río."Rafael no viene más."Ya no viene más Irene."¿Y Dora?"¿Y Pedro?"¿Y Tomás?"Ya ninguno de ellos viene.Además, ¡cuántos se han idopor éste o aquel sendero!Otros nacieron, perotambién los hemos perdido.Transcurren unos minutosen una quietud tan puraque el tejido y la lecturason perfectos y absolutos."¿Oyes? Salen de la escuelalos chicos."Pues, ¿qué hora es?Hablan y cantan. Despuéssólo queda una estela."¿Han llamado?"Sí, han llamado.Nadie ha llamado a la puerta.Está la calle desiertacomo un camino olvidado.El reloj marca una horacualquiera en la eternidad.Esta sí es la soledad.Nunca la sentí hasta ahora."Es tarde."Es tarde.Cerramosla llave de luz. Salimos."Hasta luego.Y nos dormimos.Y después despertamos. -IAhoraComienzas a vivir de otra manera.Días que terminaron para siempre,Caminos que se pierden en la noche...Y es justamente ahoraEl antes y el después en la vida de un hombre.Un cambio, sólo un cambio.Ni ganancia, ni pérdida.No temas al futuro que se acerca.Sombras que vienen, sombras que se van,Cómo se pierde un mundo cuando pierdes a alguien.Y vas entrando en otro territorio.IIQue se acaben los sueños.La juventud con ellos se termina.Buenos tiempos, aquéllos,Con gente que te quiso y que querías...Ha llegado la hora de cruzar la frontera.De atravesar un puente.Si los demás llegaron, nosotros llegaremos.Es cuestión de paciencia.No tienes vuelta atrás.Has quemado las naves.Has perdido el camino de regreso.III...porque su vida fueron las palabras.G. SuárezPara qué las palabrasSi no consiguen darte la alegríani llenan el vacío.Imagínateun mundo sin palabras.Días que han terminado para siempre,Caminos que se pierden en la noche...Con la verdad te encuentras,Después de tantos años de cegueraDetrás de unas palabras.IVCaminamos a solas por el mundo.Caminamos a solas.Quisimos encontrar el porqué de las cosas.Si somos algo, somosUna generación cuyo destinoEs recorrer las calles en silencio.Mil calles que no van a parte alguna. -Quizá mis lentos ojos no verán más el surde ligeros paisajes dormidos en el aire,con cuerpos a la sombra de ramas como floreso huyendo en un galope de caballos furiosos.El sur es un desierto que llora mientras canta,y esa voz no se extingue como pájaro muerto;hacia el mar encamina sus deseos amargosabriendo un eco débil que vive lentamente.En el sur tan distante quiero estar confundido.La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.Su oscuridad, su luz son bellezas iguales. -Como guarda el avaro su tesoro,guardaba mi dolor;quería probar que hay algo eternoa la que eterno me juró su amor.Mas hoy le llamo en vano y oigo, al tiempoque le acabó, decir:¡Ah, barro miserable, eternamenteno podrás ni aun sufrir! -Señol jues, pasi usté más alantiy que entrin tos esos,no le dé a usté ansiano le dé a usté mieo...Si venís antiayel a afligilasos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!¡Embargal, embargal los avíos,que aquí no hay dinero:lo he gastao en comías pa ellay en boticas que no le sirvieron;y eso que me quea,porque no me dio tiempo a vendello,ya me está sobrando,ya me está gediendo!Embargal esi sacho de pico,y esas jocis clavás en el techo,y esa segurejay ese cacho e liendro...¡Jerramientas, que no quedi una!¿Ya pa qué las quiero?Si tuviá que ganalo pa ella,¡cualisquiá me quitaba a mí eso!Pero ya no quio vel esi sacho,ni esas jocis clavás en el techo,ni esa segurejani ese cacho e liendro...¡Pero a vel, señol jues: cuidaítosi alguno de ésoses osao de tocali a esa camaondi ella s'ha muerto:la camita ondi yo la he queríocuando dambos estábamos güenos;la camita ondi yo la he cuidiau,la camita ondi estuvo su cuerpocuatro mesis vivoy una nochi muerto!¡Señol jues: que nenguno sea osaode tocali a esa cama ni un pelo,porque aquí lo jincodelanti usté mesmo!Lleváisoslo todu,todu, menus eso,que esas mantas tieninsuol de su cuerpo...¡y me güelin, me güelin a ellaca ves que las güelo!... -He construido un jardín como quien hacelos gestos correctos en el lugar errado.Errado, no de error, sino de lugar otro,como hablar con el reflejo del espejoy no con quien se mira en él.He construido un jardín para dialogarallí, codo a codo en la belleza, con la siempremuda pero activa muerte trabajando el corazón.Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpoatisba las dos orillas, no hay nada, másque los gestos precisosdejarse ir para cuidarloy ser, el jardín.Atesora lo que pierdes, decía, esta muertehablando en perfecto y distanciado castellano.Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañíaque te allega, a la orilla lejana de la muerte.Ahora la lengua puede desatarse para hablar.Ella que nunca pudo el escalpelo del horrorprovista de herramientas para hacer, maravillosode ominoso. Sólo digerible al ojo el terrorsi la belleza lo sostiene. Mira el agujerociego: los gestos precisos y amorosos sin reflejoen el espejo frente al cual, la operatoria carecede sentido.Tener un jardín, es dejarse tener por él y sueterno movimiento de partida. Flores, semillas yplantas mueren para siempre o se renuevan. Haypoda y hay momentos, en el ocaso dulce de unatarde de verano, para verlo excediéndose de sí,mientras la sombra de su caída anunciaen el macizo fulgor de marzo, o en el dormirsin sueño del sujeto cuando muere, mientrasla especie que lo contiene no cesa de forjarse.El jardín exige, a su jardinera verlo morir.Demanda su mano que recorte y modifiquela tierra desnuda, dada vuelta en los canterosbajo la noche helada. El jardín matay pide ser muerto para ser jardín. Pero hacergestos correctos en el lugar errado,disuelve la ecuación, descubre páramo.Amor reclamado en diferencia comocielo azul oscuro contra la pena. Gotaregia de la tormenta en cuyo abrazo llegasa la orilla más lejana. I wish youwere here amor, pero sos, jardinera y nojardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero. -Cien sonetos de amorEn los bosques, perdido, corté una rama oscuray a los labios, sediento, levanté su susurro:era tal vez la voz de la lluvia llorando,una campana rota o un corazón cortado.Algo que desde tan lejos me parecíaoculto gravemente, cubierto por la tierra,un grito ensordecido por inmensos otoños,por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas.Pero allí, despertando de los sueños del bosque,la rama de avellano cantó bajo mi bocay su errabundo olor trepó por mi criteriocomo si me buscaran de pronto las raícesque abandoné, la tierra perdida con mi infancia,y me detuve herido por el aroma errante. -Un leve mordisco se transformó en aguay lamió tu cuerpo. -IDe lo que fue un amor, una dulzurasin par, hecha de ensueño y de alegría,sólo ha quedado la ceniza fríaque retiene esta pálida envoltura.La orquídea de fantástica hermosura,la mariposa en su policromíarindieron su fragancia y gallardíaal hado que fijó mi desventura.Sobre el olvido mi recuerdo impera;de su sepulcro mi dolor la arranca;mi fe la cita, mi pasión la espera,y la vuelvo a la luz, con esa francasonrisa matinal de primavera:¡Noble, modesta, cariñosa y blanca!IIQue te amé, sin rival, tú lo supistey lo sabe el Señor; nunca se ligala errátil hiedra a la floresta amigacomo se unió tu ser a mi alma triste.En mi memoria tu vivir persistecon el dulce rumor de una cantiga,y la nostalgia de tu amor mitigami duelo, que al olvido se resiste.Diáfano manantial que no se agota,vives en mí, y a mi aridez austeratu frescura se mezcla, gota a gota.Tú fuiste a mi desierto la palmera,a mi piélago amargo, la gaviota,¡y sólo morirás cuando yo muera! -LXVIHubo un rico en Madrid (y aun dicen que eramás necio que rico),cuya casa magnífica adornabanmuebles exquisitos.«¡Lástima que en vivienda tan preciosa»le dijo un amigo,«falte una librería!, bello adorno,útil y preciso.»«Cierto», responde el otro. «¡Que esa ideano me haya ocurrido!...A tiempo estamos. El salón del Nortea este fin destino.»Que venga el ebanista, y haga estantescapaces, pulidos,a toda costa. Luego trataremosde comprar los libros.»Ya tenemos estantes. Pues, ahora»,el buen hombre dijo,«¡echarme yo a buscar doce mil tomos!¡No es mal ejercicio!»Perderé la chaveta, saldrán caros,y es obra de un siglo...Pero ¿no era mejor ponerlos todosde cartón fingidos?»Ya se ve: ¿por qué no? Para estos casostengo yo un pintorcilloque escriba buenos rótulos e imitepasta y pergamino.»¡Manos a la labor!» Libros curiososmodernos y antiguosmandó pintar, y a más de los impresos,varios manuscritos.El bendito señor repasó tantosus tomos postizos,que aprendiendo los rótulos de muchos,se creyó erudito.Pues ¿qué más quieren los que sólo estudiantítulos de libros,si con fingirlos de cartón pintadoles sirven lo mismo? -De los hermosos el retoño ansiamospara que su rosal no muera nunca,pues cuando el tiempo su esplendor marchiteguardará su memoria su heredero.Pero tú, que tus propios ojos amas,para nutrir la luz, tu esencia quemasy hambre produces en donde hay hartura,demasiado cruel y hostil contigo.Tú que eres hoy del mundo fresco adorno,pregón de la radiante primavera,sepultas tu poder en el capullo,dulce egoísta que malgasta ahorrando.Del mundo ten piedad: que tú y la tumba,ávidos, lo que es suyo no devoren. -Los más oscuros estremecimientos a míentre las extremidades de la nochelos abandonos que crepitancuanto vino a mí acompañadopor los espejismos del deseolo enteramente terso en la penumbralas crecidas menores ya con lunaaunque el ensueño ulule entre mandíbulas transitoriaslas teclas que nos tocan hasta el hueso del gritolos caminos perdidos que se encuentranbajo el follaje del llanto de la tierrala esperanza que espera los trámites del trancepor mucho que se apoye en las coyunturas de lo fortuitoa mí a mí la plena íntegra bella a mí hórrida vida -Elisa, ya el preciadocabello, que del oro escarnio hacía,la nieve ha variado;¡ay! ¿yo no te decía:"Recoge, Elisa, el pie, que vuela el día?Ya los que prometíandurar en tu servicio eternamente,ingratos se desvíanpor no mirar la frentecon rugas afeada, el negro diente.¿Qué tienes del pasadotiempo sino dolor? ¿cuál es el frutoque tu labor te ha dado,si no es tristeza y luto,y el alma hecha sierva a vicio bruto?¿Qué fe te guarda el vano,por quien tú no guardaste la debidaa tu bien soberano,por quien mal proveídaperdiste de tu seno la queridaprenda, por quien velaste,por quien ardiste en celos, por quien unoel cielo fatigastecon gemido importuno,por quien nunca tuviste acuerdo algunode ti mesma? Y agora,rico de tus despojos, más ligeroque el ave, huye, adoraa Lida el lisonjero;tú quedas entregada al dolor fiero.¡Oh cuánto mejor fuerael don de hermosura, que del cielote vino, a cuyo erahabello dado en velosanto, guardado bien del polvo y suelo!Mas hora no hay tardía,tanto nos es el cielo piadoso,mientras que dura el día;el pecho hervorosoen breve del dolor saca reposo;que la gentil señorade Mágdalo, bien que perdidamentedañada, en breve horacon el amor fervientelas llamas apagó del fuego ardiente,las llamas del malvadoamor con otro amor más encendido;y consiguió el estado,que no fue concedidoal huésped arrogante en bien fingido.De amor guiada, y pena,penetra el techo estraño, y atrevidaofrécese a la ajenapresencia, y sabia olvidael ojo mofador; buscó la vida;y, toda derrocadaa los divinos pies que la traían,lo que la en sí fiadagente olvidado habían,sus manos, boca y ojos lo hacían.Lavaba larga en lloroal que su torpe mal lavando estaba;limpiaba con el oro,que la cabeza ornaba,a su limpieza, y paz a su paz daba.Decía: «Solo amparode la miseria extrema, medicinade mi salud, reparode tanto mal, inclinaaqueste cieno tu piedad divina.¡Ay! ¿Qué podrá ofrecertequien todo lo perdió? aquestas manososadas de ofenderte,aquestos ojos vanoste ofrezco, y estos labios tan profanos.Lo que sudó en tu ofensatrabaje en tu servicio, y de mis malesproceda mi defensa;mis ojos, dos mortalesfraguas, dos fuentes sean manantiales.Bañen tus pies mis ojos,límpienlos mis cabellos; de tormentomi boca, y red de enojos,les dé besos sin cuento;y lo que me condena te presento:preséntate un sujetotan mortalmente herido, cual conviene,do un médico perfetode cuanto saber tienedé muestra, que por siglos mil resuene.» -Vuestro amigo, es la respuesta a vuestras necesidades.Es vuestro campo, que sembrais con amor,y cosechais con gratitud.Y es vuestra mesa,y el fuego de vuestro hogar.Porque acudís a él para saciar vuestra hambre.y lo buscais en procura de paz.Cuando vuestro amigo revela sus pensamientos,no temeis el " no " en vuestra propia mente,ni reteneís el " sí ".Y cuando el guarda silencio,vuestro corazón no cesa de escuchar a su corazón.Porque en la Amistad,todos los pensamientos,todos los deseos,todas las expectativas,nacen sin palabras,y son compartidas con callado gozo.Cuando os separais de vuestro amigo,lo haceis sin aflixión.Porque lo que más amais en él,puede ser más diáfano aún en su ausencia,como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.Y dejad que en la Amistadno exista otro propósitoque el de profundizar el espíritu.Porque el amor que busca otra cosa,que no sea la revelación de su propio misterio,no es amor, sino una red tendida,y solamente lo inútil es pecado.Y procurad que lo mejor de vosotros,sea para vuestro amigo.Si debe conocer vuestra bajamar,dejadlo conocer también vuestra pleamar.Porque ¿qué amigo es aquélque tuvierais que buscar para matar las horas?Buscadlo con horas para vivir.Porque es misión suyallenar vuestras necesidades,pero no vuestra vaciedad.Y, que en la dulzura de la amistadhaya lugar para la risa, y,para los placeres compartidos.Porque en el rocío de las pequeñas cosas,el corazón encuentra su mañana,y, toma su frescura. -El vehículo avanza a toda velocidadY deja atrásA la ciudadA la poblaciónUtópica Desnuda AbiertaA la piedra del desarrolloA la quijada del progresoAl polvo de la emancipación humanista.YoQue digo no estar en guerraTomo la inspiración que está al alcanceDe todosEl lápizUna hojaY construyo mi fortaleza. -Es verdad, no es un cuento;hay un Ángel Guardiánque te toma y te lleva como el vientoy con los niños va por donde van.Tiene cabellos suavesque van en la venteada,ojos dulces y gravesque te sosiegan con una miraday matan miedos dando claridad.(No es un cuento, es verdad.)Él tiene cuerpo, manos y pies de alasy las seis alas vuelan o resbalan,las seis te llevan de su aire batidoy lo mismo te llevan de dormido.Hace más dulce la pulpa maduraque entre tus labios golosos estrujas;rompe a la nuez su taimada envolturay es quien te libra de gnomos y brujas.Es quien te ayuda a que cortes las rosas,que están sentadas en trampas de espinas,el que te pasa las aguas mañosasy el que te sube las cuestas más pinas.Y aunque camine contigo apareado,como la guinda y la guinda bermeja,cuando su seña te pone el pecadorecoge tu alma y el cuerpo te deja.Es verdad, no es un cuento:hay un Ángel Guardiánque te toma y te lleva como el vientoy con los niños va por donde van. -Queda curvo el firmamento,Compacto azul, sobre el día.Es el redondeamientoDel esplendor: mediodía.Todo es cúpula. Reposa,Central sin querer, la rosa,A un sol en cénit sujeta.Y tanto se da el presenteQue al pie caminante sienteLa integridad del planeta. -No fue mi intención,disculpa.No se elige el amor,es como una marea...No sé cuándodevolverá a la playami tembloroso corazóndesnudo y roto. -Que otras veces amé negar no puedo,pero entonces amor tomó conmigola espada negra, como diestro amigo,señalando los golpes en el miedo.Mas esta vez que batallando quedo,blanca la espada y cierto el enemigo,no os espantéis que llore su castigo,pues al pasado amor amando excedo.Cuando con armas falsas esgremía,de las heridas truje en el vestido(sin tocarme en el pecho) las señales;mas en el alma ya, Lucinda mía,donde mortales en dolor han sido,y en el remedio heridas inmortales. -Juegan, juegan.Agachados, arrugados, decrépitos.Este hombre torvojunto a los mares de su patria, más lejana que el sol,cantó bellas canciones.Canción de la belleza de la tierra,canción de la belleza de la Amada,canción, canciónque no precisa fin.Este otro de la mano en la frente,pálido como la última hoja de un árbol,debe tener hijas rubiasde carne apretada,granada,rosada.Juegan, juegan.Los miro entre la vaga bruma del gas y el humo.Y mirando estos hombres sé que la vida es triste. -I¡Viejos olivos sedientosbajo el claro sol del día,olivares polvorientosdel campo de Andahicía!¡El campo andaluz, peinadopor el sol canicular,de loma en loma rayadode olivar y de olivar!Son las tierrassoleadas,anchas lomas, lueñes sierrasde olivares recamadas.Mil senderos. Con sus machos,abrumados de capachos,van gañanes y arrieros.¡De la venta del caminoa la puerta, soplan vinotrabucaires bandoleros!¡Olivares y olivaresde loma en loma prendidoscual bordados alamares!¡Olivares coloridosde una tarde anaranjada;olivares rebruñidosbajo la luna argentada!¡Olivares centelladosen las tardes cenicientas,bajo los cielos preñadosde tormentas!...Olivares, Dios os délos enerosde aguaceros,los agostos de agua al pie,los vientos primaverales,vuestras flores racimadas;y las lluvias otoñalesvuestras olivas moradas.Olivar, por cien caminos,tus olivitas iráncaminando a cien molinos.Ya darántrabajo en las alqueríasa gañanes y braceros,¡oh buenas frentes sombríasbajo los anchos sombreros!...¡Olivar y olivareros,bosque y raza,campo y plazade los fieles al terruñoy al arado y al molino,de los que muestran el puñoal destino,los benditos labradores,los bandidos caballeros,los señoresdevotos y matuteros!...¡Ciudades y caseríosen la margen de los ríos,en los pliegues de la sierra!...¡Venga Dios a los hogaresy a las almas de esta tierrade olivares y olivares!IIA dos leguas de Úbeda, la Torrede Pero Gil, bajo este sol de fuego,triste burgo de España. El coche ruedaentre grises olivos polvorientos.Allá, el castillo heroico.En la plaza, mendigos y chicuelos:una orgía de harapos...Pasamos frente al atrio del conventode la Misericordia.¡Los blancos muros, los cipreses negros!¡Agria melancolíacomo asperón de hierroque raspa el corazón! ¡Amuralladapiedad, erguida en este basurero!...Esta casa de Dios, decid hermanos,esta casa de Dios, ¿qué guarda dentro?Y ese pálido joven,asombrado y atento,que parece mirarnos con la boca,será el loco del pueblo,de quien se dice: es Lucas,Blas o Ginés, el tonto que tenemos.Seguimos. Olivares. Los olivosestán en flor. El carricoche lento,al paso de dos pencos matalones,camina hacia Peal. Campos ubérrimos.La tierra da lo suyo; el sol trabaja;el hombre es para el suelo:genera, siembra y labray su fatiga unce la tierra al cielo.Nosotros enturbiamosla fuente de la vida, el sol primero,con nuestros ojos tristes,con nuestro amargo rezo,con nuestra mano ociosa,con nuestro pensamiento?se engendra en el pecado,se vive en el dolor. ¡Dios está lejos!?.Esta piedad erguidasobre este burgo sórdido, sobre este basurero,esta casa de Dios, decid, oh santoscañones de von Kluck, ¿qué guarda dentro? -Quién pudiera aprender los largos versosque saben las oscuras golondrinas;ellas retornan al oír el cantode lo que fue un lejano Ave María.Quién dijera de pronto al recordarme:delante de una lámpara encendidadejaba en cada línea de papellos versos que las páginas perdían.Solía al ver crecidas su melena,su lágrima y su uña andar sombría.Y le han crecido por andarse tristeen vez de cualquier cosa, margaritas.Y que se diga un dulce cuento al niño:bajó la muerte a ella cierto díaen que la lluvia se volvió una gotasobre la rosa que perdió la vida. -Hoy viaja mi pensamiento hacia ticomo un tren en la noche.No dormía, se pasaba las horasescuchando, disperso como brasaaventada por todos los caminosdel mundo, con un nombre, un solo nombreque llevarse a los labios.A semejanza del viento, volvíacomo un tren en la noche,llamado por los rumores de un ecocintilante aún entre sombras,y de nuevo te traía a mi ladoinvocando el verano a través del invierno.Ha sido grato viajar contigo,rodeado de penumbra y silencio,salir limpio de tus ojos abiertoscomo grandes ventanales al sur,mirando como una casa encendida.Y puesto que mi pensamiento viaja,sea este poema que, ahora lo sé,comenzó mucho antes de escribirlo,quien lo lleve hacia ti. Veloz y cálido,como un tren en la noche. -Coge a uno de los siete de la manoy llévalo a Blancanieves.Tan pronto como concibe lo que ellatiene escondido bajo sujetador y braguitas,agarra la manzana y muerde.Cuando viene el príncipey la besa, sus entrañasse desgarran.Los otros esperan en Rijmenam,tienen su erección en la mano.En su reseca manita apretada. -Tus brazoscomo blancos animales nocturnosafluyen donde mi alma suavemente golpea.A mi lado,como un piano de plata profundaparpadea tu voz,sencilla como el mar cuando está soloy organiza naufragios de peces y de vinopara la próxima estación del agua.Luego,mi amor bajo tu voz resbala,Mi sexo como el mundodiluvia y tiene pájaros,Y me estallan al pecho palomas y desnudos.Y ya dentro de tiyo no puedo encontrarme,cayendo en el camino de mi cuerpo,Con sumergida y tiernavocación de espesura,Con derrumbado alientoy forma última.Tú me conduces a mi cuerpo,y llego,extiendo el vientrey su humedad vastísima,donde crecen benignos pesebres y azucenasy un animal pequeño,doliente y transitivo.IIAh,si yo siquiera te encontrara un díaplácidamente al borde de mi muerte,soliviantando con tu amor mi oídoy no retoñe...Si yo siquiera te encontrara un díaal borde de esta faldatan cerca de morir, y tan celesteque me queda de pronto con la tarde.Ah,Camarada,Cómo te amo a vecespor tu nombre de hombreY por mi cuello en que reposa tu alma. -LA tierra verde se ha entregadoa todo lo amarillo, oro, cosechas,terrones, hojas, grano,pero cuando el otoño se levantacon su estandarte extensoeres tú la que veo,es para mi tu cabellerala que reparte las espigas.Veo los monumentosde antigua piedra rota,pero si tocola cicatriz de piedratu cuerpo me responde,mis dedos reconocende pronto, estremecidos,tu caliente dulzura.Entre los héroes pasorecién condecoradospor la tierra y la pólvoray detrás de ellos, muda,con tus pequenos pasos,eres o no eres?Ayer, cuando sacaronde raíz, para verlo,el viejo árbol enano,te vi salir mirándornedesde las torturadasy sedientas raíces.Y cuando viene el sueñoa extenderme y llevarmea mi propio silenciohay un gran viento blancoque derriba mi sueñoy caen de él las hojas,caen como cuchillossobre mí desangrándome.Y cada herida tienela forma de tu boca. -ICajita míade Olinalá,palo-rosa,jacarandá.Cuando la abrode golpe dasu olor de reinade Sabá.¡Ay, bocanadatropical:clavo, caobay el copal!La pongo aquí,la dejo allá;por corredoresviene y va.Hierve de grecascomo un país:nopal, venado,codorniz,los volcanesde gran cervizy el indio aéreocomo el maíz.Así la pintan,así, así,dedos de indioo colibrí;y así la hacede cabalmano azteca,mano quetzal.IICuando la nocheva a llegar,porque me guardede su mal,me la pongode cabezaldonde otros ponensu metal.Lindos sueñosque hace soñar;hace reír,hace llorar:Mano a manose pasa el mar,sierras mellizascampos de arar.Se ve al Anáhuacrebrillar,la bestia-Ajuscoque va a saltar,y por el rumboque lleva al mar,a Quetzalcoaltse va a alcanzar.Ella es mi hálito,yo, su andar;ella, saber;yo, desvariar.Y paramoscomo el manádonde el caminose sobra ya,donde nos gritaun ¡halalá!el mujeríode Olinalá. -A TODOS, a vosotros,los silenciosos seres de la nocheque tomaron mi mano en las tinieblas, a vosotros,lámparasde la luz inmortal, líneas de estrella,pan de las vidas, hermanos secretos,a todos, a vosotros,digo: no hay gracias,nada podrá llenar las copasde la pureza,nada puedecontener todo el sol en las banderasde la primavera invencible,como vuestras calladas dignidades.Solamentepiensoque he sido tal vez digno de tantasencillez, de flor tan pura,que tal vez soy vosotros, eso mismo,esa miga de tierra, harina y canto,ese amasijo natural que sabede dónde sale y dónde pertenece.No soy una campana de tan lejos,ni un cristal enterrado tan profundoque tú no puedas descifrar, soy sólopueblo, puerta escondida, pan oscuro,y cuando me recibes, te recibesa ti mismo, a ese huéspedtantas veces golpeadoy tantas vecesrenacido.A todo, a todos,a cuantos no conozco, a cuantos nuncaoyeron este nombre, a los que vivena lo largo de nuestros largos ríos,al pie de los volcanes, a la sombrasulfúrica del cobre, a pescadores y labriegos,a indios azules en la orillade lagos centelleantes como vidrios,al zapatero que a esta hora interrogaclavando el cuero con antiguas manos,a ti, al que sin saberlo me ha esperado,yo pertenezco y reconozco y canto. -Recuerdo que tocamos puerto tras larga travesía,y dejando el navío y el muelle, por callejas(entre el polvo mezclados pétalos y escamas),llegué a la plaza, donde estaban los bazares.Era grande el calor, la sombra poca.Con el pecho desnudo iba, distraídocomo si familiares fuesen la villa y sus costumbres,y miré en un portal al mercader de sedasque desplegaba una, color de aurora, fría a los ojos,sintiendo sin tocarla la suavidad escurridiza.Ante un ciego cantor estuve largo espacio,único espectador, y parecía cantar para mí solo.Compré luego a una niña un ramo de jazminesamarillentos, pero en su olor ajado tuvo aliviola dejadez extraña que empezaba a aquejarme.Desanudada la faja en la cintura,unos muchachos que pasaban, reían,volviendo la cabeza. Acaso me creyeronEbrio. Los ojos de uno de ellos erancomo la noche, profundos y estrellados.La humedad de la piel pronto se disipabapor el aire ardoroso, a cuyo influjomi pereza crecía. Me detuve indeciso,acariciando el cuerpo, sintiendo su tibiezalisa, como si acariciara un cuerpo ajeno.Seguí, por parajes nunca vistos,mas presentidos, igual a quien caminahacia cita amistosa. Deponía la tardesu fuerza, cuando al fin quisebuscar reposo ante un umbral cerrado.Era un barrio tranquilo. Mis párpados pesaban(acaso dormí mucho), y al abrirlos de nuevoya el sol estaba bajo en el muro de enfrente.Una presencia ajena pareció despertarme,porque al volver la cara vi una mujer, y sonreía.Como si de mi anhelo fuese proyección, respuestaante demanda informulada, me miraba, insegura;aunque yo nada dije, con gesto silencioso,invitándome adentro, me tomó de la mano.La seguí, con recelo más débil que el deseo.La sala estaba oscura (ya caía la tarde).Sobre la estera había almohadas, un cestilloanidando manojos de magnolias mojadas,de excesiva fragancia. filtró la celosíaunas palabras de la calle: «Le encontraron muerto».Las pensé referidas a un camarada,quizá presagio de mi sino. Pero ella,atrayéndome a sí, sobre la alfombrael ropaje tiró, como cuchillo sin la vaina,fría, dura, flexible, escurridiza.Mis manos en sus pechos, su cinturaquebrarse pareció al extenderme sobre ella,y en el silencio circundante, al ritmode los cuerpos, oí su brazalete,queja del ave fabulosa que escapaba.La oscuridad llenó la sala todacuando saciado y satisfecho quise irme.En la puerta (ella como mi sombra me seguía),al cruzar su dintel, sentí que entre mis dedosquedaba el brazalete, ahora inerte y mudo.Mucho tiempo ha pasado. No aceptararevivir otra vez esta existencia.Mas no sé qué daría por sólo aquel instanterevivirlo. Bien sé que apenas tengo con qué tienteal destino, ni el destino tentarse dejaría.Cuando el recuerdo así vuelve sobre sus huellas(¿no es el recuerdo la impotencia del deseo?).Es que a él, como a mí, la vejez vence;y acaso ya no tengo lo único que tuve:Deseo, a quien rendida la ocasión le sigue. -¡Ya viene el cortejo!¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,la espada se anuncia con vivo reflejo;ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetasla gloria solemne de los estandartes,llevados por manos robustas de heroicos atletas.Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,los cascos que hieren la tierray los timbaleros,que el paso acompasan con ritmos marciales.¡Tal pasan los fieros guerrerosdebajo los arcos triunfales!Los claros clarines de pronto levantan sus sones,su canto sonoro,su cálido coro,que envuelve en su trueno de orola augusta soberbia de los pabellones.Él dice la lucha, la herida venganza,las ásperas crines,los rudos penachos, la pica, la lanza,la sangre que riega de heroicos carminesla tierra;de negros mastinesque azuza la muerte, que rige la guerra.Los áureos sonidosanuncian el advenimientotriunfal de la Gloria;dejando el picacho que guarda sus nidos,tendiendo sus alas enormes al viento,los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!Ya pasa el cortejo.Señala el abuelo los héroes al niño.Ved cómo la barba del viejolos bucles de oro circunda de armiño.Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;y la más hermosasonríe al más fiero de los vencedores.¡Honor al que trae cautiva la extraña banderahonor al herido y honor a los fielessoldados que muerte encontraron por mano extranjera!¡Clarines! ¡Laureles!Los nobles espadas de tiempos gloriosos,desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros?las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros?.Las trompas guerreras resuenan:de voces los aires se llenan...?A aquellas antiguas espadas,a aquellos ilustres aceros,que encaman las glorias pasadas...Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros,al que ama la insignia del suelo materno,al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,los soles del rojo verano,las nieves y vientos del gélido invierno,la noche, la escarchay el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!... -Y yo me iré. Y se quedarán los pájaroscantando.Y se quedará mi huerto con su verde árbol,y con su pozo blanco.Todas las tardes el cielo será azul y plácido,y tocarán, como esta tarde están tocando,las campanas del campanario.Se morirán aquellos que me amarony el pueblo se hará nuevo cada año;y lejos del bullicio distinto, sordo, rarodel domingo cerrado,del coche de las cinco, de las siestas del baño,en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,mi espíritu de hoy errará, nostáljico...Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbolverde, sin pozo blanco,sin cielo azul y plácido...Y se quedarán los pájaros cantando. -Clavar victorïoso y fatigadoAl español Adonis vio la AuroraAl tronco de una encina vividoraLas prodigiosas armas de un venado.Conducida llegó a pisar el prado,Del blanco cisne que en las aguas mora,Su venus alemana, y fue a tal hora,Que en sus brazos depuso su cuidado.«Este trofeo "dijo" a tu infinitaBeldad consagro»; y la lisonja creoQue en ambos labios se la dejó escrita.Silbó el aire y la voz de algún deseo,«¡Viva Filipo, viva Margarita,"Dijo" los años de tan gran trofeo!» -Hojas de inciertos chopos el nevadoCabello, oirá el Genil tu dulce avena,Sin invidiar al Dauro en poca arenaMucho oro de sus piedras mal limado;Y del leño vocal solicitado,Perdonará no el mármol a su venaOcioso, mas la siempre orilla amenaCanoro ceñirá muro animado.Camina, pues, oh tú, Anfión segundo,Si culto no, revocador süaveAun de los moradores del profundo;Que el Betis hoy, que en menos gruta cabe,Urna suya los términos del mundoLagrimoso hará en tu ausencia grave. -Un castillo de blancas azucenasdonde una mano levecoloque entre armonías y rumoresrocío transparente;un rayo misterioso de la lunaempapada en el éter;un eco de las arpas que resuenany el corazón conmueven;un beso de un querube en tus mejillas;algo apacible y leve,y escrita sobre la hoja de albo lirio,una rima de Bécquer. -La otra noche, después de la movida,en la mesa de siempre me encontrastey, sin mediar palabra, me quitasteno sé si la cartera o si la vida.Recuerdo la emoción de tu veniday, luego, nada más. ¡Dulce contraste,recordar el amor que me dejastey olvidar el tamaño de la herida!Muerto o vivo, si quieres más dinero,date una vuelta por la lenceríay salpica tu piel de seda oscura.Que voy a regalarte el mundo enterosi me asaltas de negro, vida mía,y me invaden tu noche y tu locura. -Apaga la ciudad y dejaesta calle de palabras deslucidascon sus noches de alfabetos y de moscasen los tejados un gatoy el chasquido de las sombrasque devoran los últimos despojosde las líneas que trazamos.Ya la luz es un recuerdodonde el claro abanico despuntabay el aroma del jazmínrueda del templode una hoja de papel.Es muy tarde en la ventanarodeando el cielo de mármoly las sombras que formamosse comban de frío en la pared. -"Mueve mi madreesta mi cuna.El mar da miedo,quiero laguna.Duérmete nenade Cimavilla;tu padre bogaal son de quilla.La caracolasuena en la playa;mueren tus ojos,la boca calla."No cantes madrela asturianada,dime la nanade la alborada.Marea que sube,marea que baja;tu sueño essuave mortaja.Párpados quietos,ala que duerme,tu cara besa, nena,marisco verde."Venga mi padrede la mar, ea;traiga su viday que me vea.Nana marinaque alivia penas;velan las madres,sueñan las nenas.La niña duerme.Lecho de red.Frágiles hálitos.Boca de pez. -Te desnudas frente al espejo "ciudad cansada-y caen como polvolas prendas que te visten y aquellas, invisibles,que te protegen.Te invade de repente el olor a callejón de medianoche,a vidrios rotos, a borrachos de aliento impertinenteque cantan la falsedad de los años.Gritas tu cansancio bajo la ducha y van desvaneciéndose como nubesla sangre podrida, la fe de erratas que ensucia tus páginas.Te sientes naciday al secar la piel de tanto asesinatodeseas cometer de nuevo la juventudy sus pecados. -DESCUBRIDOR, el ancho mar, mi espuma,latitud de la luna, imperio del agua,después de siglos te habla por boca mía.Tu plenitud llegó antes de la muerte.Elevaste hasta el cielo la fatiga,y de la dura noche de los árboleste condujo el sudor hasta la orillade la suma del mar, del gran océano.En tu mirada se hizo el matrimoniode la luz extendida y del pequeñocorazón del hombre, se llenó una copaantes no levantada, una semillade relámpagos llegó contigoy un trueno torrencial llenó la tierra.Balboa, capitán, qué diminutatu mano en la visera, misteriosomuñeco de la sal descubridora,novio de la oceánica dulzura,hijo del nuevo útero del mundo.Por tus ojos entró como un galopede azahares el olor oscurode la robada majestad marina,cayó en tu sangre una aurora arrogantehasta poblarte el alma, poseído!Cuando volviste a las hurañas tierras,sonámbulo del mar, capitán verde,eras un muerto que esperabala tierra para recibir tus huesos.Novio mortal, la traición cumplía.No en balde por la historiaentraba el crimen pisoteando, el halcón devorabasu nido, y se reunían las serpientesatacándose con lenguas de oro.Entraste en el crepúsculo frenéticoy los perdidos pasos que llevabas,aún empapado por las profundidades,vestido de fulgor y desposadopor la mayor espuma, te traíana las orillas de otro mar: la muerte. -¿Po qué te pone tan brabo,cuando te disen negro bembón,si tiene la boca santa,negro bembón?Bembón así como eretiene de to;Caridá te mantiene,te lo da to.Te queja todabía,negro bembón;sin pega y con harina,negro bembón,majagua de dri blanco,negro bembón;sapato de do tono,negro bembón...Bembón así como ere,tiene de to;Caridá te mantiene,te lo dá to. -El invierno pronuncia tu otro nombrey comienza el deshielo.Aventuras el miedo, tienes frío,atraviesas los primeros abrazos,reconoces la cuesta, los rostros y la curva,traduces la inscripción,resuelves el enigma de la piely, liberando la tela metálica de la serpienteque oscurece la transparencia de tu infancia,el paisaje recobra su dimensión real:dueño de tu mirada te ciega los sentidosy te ofrece el amargo sabor de la maleza,desde su oscuridad sonoracrecen voces que suben hasta el valle iluminado.Huye y mírate en el frío tabique del lago,recuerda su perfil,apriétate el cilicio del deseo,enséñale la llave al vigilante,no olvides la consigna,vuelve a casa y lávate las manos.Bien tú sabes que has de volver mañana. -Fue la esperanza larga. Estrecha y largacomo una jabalina. Por el airevolaba y se perdía entre las sombras,cuando el tiempo pesaba sobre el hombro.A veces me alcanzaba por la aceray marchaba delante de mis ansias;pero sólo una vez cogió mi manoy me obligó a seguirla a contraviento.Ahora ya, carcomida, adelgazada,intenta dar un paso y está a puntode partirse una pierna. Sin embargo,se escapa -toma un taxi- y se me pierdedías enteros sin volver a casa.La encontré ayer entre los Giacometti,después de tanto trago de mal tiempo,jugando, alegremente, a disfrazarsede acabada y audaz obra maestra. -Una mora de Trípoli teníaUna perla rosada, una gran perla:Y la echó con desdén al mar un día:?«¡Siempre la misma! ¡ya me cansa verla!»Pocos años después, junto a la rocaDe Trípoli... ¡la gente llora al verla!Así le dice al mar la mora loca:?«¡Oh mar! ¡oh mar! ¡devúelveme mi perla!» -Nadie fue ayer,ni va hoy,ni irá mañanahacia Diospor este mismo caminoque yo voy.Para cada hombre guardaun rayo nuevo de luz el sol...y un camino virgenDios. -Sobre el cielo negro,culebrinas amarillas.Vine a este mundo con ojosy me voy sin ellos.¡Señor del mayor dolor!Y luego,un velón y una mantaen el suelo.Quise llegar adondellegaron los buenos,¡Y he llegado, Dios mío!...Pero luego,un velón y una mantaen el suelo.Limoncito amarillolimonero.Echad los limoncitosal viento.¡Ya lo sabéis!... Porque luego,luego,un velón y una mantaen el suelo.Sobre el cielo negro,culebrinas amarillas. -A mi madreDicen que la muerte es solitariaque nos morimos solosaunque estemos rodeados de aquellos que nos amanpero tú me llamastey yo no estuve:no te cerré los ojosno te besé la frenteno te ayudé a pasaral otro ladoestuve lejoslejos de ti que me alumbrasteme nutristeeducaste mis alas.No cumplí con el ritoestuve lejoslejosy ese es el sollozo que me arrebata en olasen cúpulasen grutasy no puede saliry me persigue en sueñosy me ahoga.Perdóname/libéramenecesito aullarbatir tamboresun golpe en la cervizun estallidopara arrancar de cuajo este sollozoy no invocarte másen desoladosversos. -A partir de este puertoCamino hacia Salgo para Voy aUna tierra que es a sí misma como toda tierra.Donde me defenderéComo me defiendoEn el lugar del que jamás partí. -Este jueves depende de tu boca.Debes cuidarlo igual que un parque a un niño,como cuida el otoño cada hojay le procura el aire necesariopara que se reúna con las otras.Mira este jueves. No lo sabe. Míraloacercarse a nosotros entre sombras.y ocupar la ciudad como un ejércitoque no pensara nunca en su derrota.Será jueves en todo. Está de pasopero quiere vivir de luces propias.Entrará en la oficina de mañana,a mediodía contará sus horasy se quedará al norte de las cartasque desde que se escriben son remotas.Mira cómo se acerca hasta nosotros:viste de azul y herencias sigilosas,establece su número y su luna¡el tiempo siendo jueves en las cosas!Cuídalo tú que puedes, no le dejesque tal día haga un año en la memoria.Mira cómo se acerca a la ventanasin saber que depende de tu boca.Para pasar un día con nosotrosha salido este jueves de sus sombras. -Dejad que mi lamento se extiendacomo una lluvia fraterna,todo el ser divididoen un antes y un después,el tiempo y la mirada siempre dosy siempre divididos en dos.Queda el hueco visiblede las palabras ausentesque reclaman un eco y una vozen el caos informe del pensamiento.Queda la músicaflotando en el airecomo una caricia, como un aleteo,poco antes del último suspiro. -Morir es un momento, lo demás un vacíoque colmamos de tiempo y de silencio. Vivir, en cambio,es fácil: proseguir.Esta severa duda que atraviesa los cuerpos.Pisar la huella de otros pies sobre la grava,aprender con certero dolorel modo más sereno de enfrentar el instante:desnudo y sin aullar, apegado a la pazde quien conoce que no puede saberporque es partícula y no germen, fragmentoen el espacio, mojada brizna que se extinguey enmudece en silencio bajo el sol,sobre la piedra casi eterna que lo acoge. -Nunca te tengo tanto como cuando te buscosabiendo de antemano que no puedo encontrarte.Sólo entonces consiento estar enamorada.Sólo entonces me pierdo en la esmaltada junglade coches o tiovivos, cafés abarrotados,lunas de escaparates, laberintos de parqueso de espejos, pues corro tras de todolo que se te parece.De continuo te acecho.El alquitrán derrite su azabache,es la calle movible taraceade camisas y niquis, sus colores comparocon el azul celeste o el verde malaquitaque por tu pecho yo desabrochaba.Deliciosa congoja si creo reconocerteme hace desfallecer: toda mi piel nombrándote,toda mi piel alerta, pendiente de mis ojos.Indaga mi pupila, todo atisbo comprueba,todo indicio que me conduzca a ti,que te introduzca al ámbito donde sólo tu imagenprevalece y te coincida y funda,te acerque, te inaugure y para siempre estés. -El cuento es muy sencillousted nacecontempla atribuladoel rojo azul del cieloel pájaro que emigrael torpe escarabajoque su zapato aplastarávalienteusted sufrereclama por comiday por costumbrepor obligaciónllora limpio de culpasextenuadohasta que el sueño lo descalificausted amase transfigura y amapor una eternidad tan provisoriaque hasta el orgullo se le vuelve tiernoy el corazón proféticose convierte en escombrosusted aprendey usa lo aprendidopara volverse lentamente sabiopara saber que al fin el mundo es estoen su mejor momento una nostalgiaen su peor momento un desamparoy siempre siempreun líoentoncesusted muere. -También me gusta el amoral que le cierran la puertael que entra por la ventanavolando sobre una cuerda. -A Rafael PimentelYa la provincia todareconcentra a sus sanas hijas en las caducasavenidas, y Rut y Rebeca proclamanla novedad campestre de sus nucas.Las pobres desterradasde Morelia y Toluca, de Durango y San Luis,aroman la Metrópoli como granos de anís.La parvada maltrechade alondras, cae aquí con el esfuerzofragante de las gotas de un arbustobatido por el cierzo.Improvisan su tiendapara medir, cuadrantes pesarosos,la ruina de su paz y de su hacienda.Ellas, las que soñabanperdidas en los vastos aposentos,duermen en hospedajes avarientos.Propietarios de huertos y de huertas copiosas,regatean las frutas y las rosas.Con sus modas pasadasy sus luengos zarcillosy su mirar somero,inmútanse a los brillosde los escaparates de un joyero.Y después, a evocar la sandía tropade pavos, y su susto manifiestocuando bajaban por aquel recuesto...¡Oh siestas regalonas,melindre ante la jícara que humea,soponcio ante la recua intempestivaque tumba las macetas de las pardas casonas;lotería de nueces,y Tenorio que flecha el historiadopostigo de las rejas antañonas!Paso junto a las lentas fugitivas: no sabenen su desgarbo airoso y en su activo quietismo,la derretida y puracompensación que logra su ostracismosobre mi pecho, para ellas holgadamentehospitalario, aprensivo y munificente.Yo os acojo, anónimas y lentas desterradas,como si a mí viniesela lúcida familia de las hadas,porque oléis al opíparo destinoy al exaltado fuerode los calabazates que sazonael resol del Adviento, en la cornisarecoleta y poltrona. -Silencio de la noche, doloroso silencionocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?Oigo el zumbido de mi sangre,dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta.¡Insomnio! No poder dormir, y, sin embargo,soñar. Ser la auto-piezade disección espiritual, ¡el auto-Hamlet!Diluir mi tristezaen un vino de nocheen el maravilloso cristal de las tinieblas...Y me digo: ¿a qué hora vendrá el alba?Se ha cerrado una puerta...Ha pasado un transeúnte...Ha dado el reloj trece horas... ¡Si será Ella!... -Añoro la ceguera que es un punto de luz.Bebo de la memoria como otrosdel agua de las fuentes, de los vasosde la antigua liturgia.Después de mucho tiempoahora vivo despacio, sin intimidaciones,sin que pueda la noche ganarme en sutilezani la muerte en sigilo.Soy el hombre que no ha salido nuncade los alrededores de su mano, el que se ha hechoperdonar por la nievey el que anda por las habitacionespreservando en silencio la sustanciade su felicidad.Quien para guarecersenecesita los nombres de todos los que ha sido,recordar las palabras con las que cada díaha vivido o ha muerto. -Asomaba a sus ojos una lágrimay... mi labio una frase de perdón;habló el orgullo y enjugó un llanto,y la frase en mi labio expiró.Yo voy por un camino, ella por otro;pero al pensar en nuestro mutuo amor,yo digo aún: ¿Por qué calle aquel día?.Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?.Es cuestión de palabras, y, no obstante,ni tu ni yo jamás,después de lo pasado convendremosen quién la culpa está¡Lástima que el amor un diccionariono tenga donde hallarcuando el orgullo es simplemente orgulloy cuando es dignidad!Gustavo A. Bécquer -Todo ha florecido enestos campos, manzanos,azules titubeantes, malezas amarillas,y entre la hierba verde viven las amapolas.El cielo inextinguible, el aire nuevode cada día, el tácito fulgor,regalo de una extensa primavera.Sólo no hay primavera en mi recinto.Enfermedades, besos desquiciados,como yedras de iglesia se pegarona las ventanas negras de mi viday el sólo amor no basta, ni el salvajey extenso aroma de la primavera.Y para ti qué son en este ahorala luz desenfrenada, el desarrollofloral de la evidencia, el canto verdede las verdes hojas, la presenciadel cielo con su copa de frescura?Primavera exterior, no me atormentes,desatando en mis brazos vino y nieve,corola y ramo roto de pesares,dame por hoy el sueño de las hojasnocturnas, la noche en que se encuentranlos muertos, los metales, las raíces,y tantas primaveras extinguidasque despiertan en cada primavera. -Estabais las tres hermanas,las tres de todos los cuentos,las tres en el miradortejiendo encajes y sueños.Y yo pasé por la calley miré... Mis pasos secosresonaron olvidadosen el vesperal silencio.La mayor miró curiosa,y la mediana riendome miró y te dijo algo...Tú bordabas en silencio,como si no te importase,como si te diese miedo.Y después te levantastey me dijiste un secretoen una larga mirada,larga, larga... Los reflejosen las vidrieras borrosasdesdibujaban tu esbeltoperfil. Era tu figurala flor de un nimbo de ensueño.... Tres erais, tres, las hermanascomo en los libros de cuento. -De entre la mentiras una de las que prefieroes la luna. Antigua o perdida, ni los locosla creen, y con sus torpes palabras puedenfabricársele torpes vestiduras. Porqueel poeta -gata falsa- a veces no estápara cielos o pájaros es por los que os hagouna confesión última. De la nocheno hablo. Porque sin engaño o niñocómo osar decirteque la noche es mentira. -Murió de mal aroma.Rosa idéntica, exacta.Subsistió a su belleza,Sucumbió a su fragancia.No tuvo nombre: acasola llamarían Rosaura,O Rosa-fina, o Rosadel amor, o Rosalba;o simplemente Rosa,como la nombra el agua.Más le hubiera validoser siempreviva, Dalia,pensamiento con lunacomo un ramo de acacia.Pero ella será eterna:fue rosa; y eso basta;Dios la guarde en su reinoa la diestra del alba. -Omnicromía de la tarde amena...el alma, a la sordina,y la luz, peregrina,y la ventura, plena,y la Vida, una hadaque por amar está desencajada.Firmamento plomizo.En el ocaso, un rizode azafrán.Un ángel que derrama su tintero.La brisa, cual refránlastimero.En el áureo deliquio del collado,hálito verde, cual respiraciónde dragón.Y el valle fascinadoimpulsa al ósculo a que se remontepor los tragaluces del horizonte.Tiempo confidencial,como el dedalde las desahuciadas bordadorasque enredan su monólogo fatalen el ovillo de las huecas horas.Confidencia que fuisteen la mano de ayerveta de rosicler,un alpistey un perfume de Orsay.Tarde, como un ensayode dicha, entre los pétalos de mayo;tarde, disco de Newton, en que eraomnícroma la primaveray la Vida una hadaen un pasivo amor desencajada... -Entre mujeres alta ya, la niñaquiere llamarse Viento.Y el mundo es una rama que se doblacasi junto a sus manos,y la niña quisieratener filos de viento.Pero no es hora, y ríeya entre mujeres alta:sus dedos no soltaron todavíael nudo de la guerrani su palabra inauguró en las vivasregiones de dolor, campos de gozo.Su boca está cerradajunto a las grandes aguas.Y dicen los varones:«Elogios impacientes la maduran:cuando se llame Vientonos tocará su manorepleta de castigos.»Y las mujeres dicen:«Nadie quebró su risa:maneras de rayar le enseñaron los días.»La niña entre alabanzas amanece:cantado es su verdor,increíble su muerte. -Primero un aire tibio y lento que me ciñacomo la venda al brazo enfermo de un enfermoy que me invada luego como el silencio fríoal cuerpo desvalido y muerto de algún muerto.Después un ruido sordo, azul y numeroso,preso en el caracol de mi oreja dormiday mi voz que se ahogue en ese mar de miedocada vez más delgada y más enardecida.¿Quién medirá el espacio, quién me dirá el momentoen que se funda el hielo de mi cuerpo y consumael corazón inmóvil como la llama fría?La tierra hecha impalpable silencioso silencio,la soledad opaca y la sombra cenizacaerán sobre mis ojos y afrentarán mi frente. -¡Cuántas veces te me has engalanado,clara y amiga Noche! ¡Cuántas, llenade escuridad y espanto, la serenamansedumbre del cielo me has turbado!Estrellas hay que saben mi cuidado,y que se han regalado con mi pena;que entre tanta beldad, la más ajenade amor, tiene su pecho enamorado.Ellas saben amar, y saben ellasque he contado su mal llorando el mío,envuelto en los dobleces de tu manto.Tú, con mil ojos, Noche, mis querellasoye, y esconde; pues mi amargo llantoes fruto inútil que al amor envío. -Volando del vérticedel mal y del bien,es independientela saltapared.Y su principado,la ermita que fuegranero después.Sobre los tablerosde la ruina fiel,la saltaparedjuega su ajedrez,sin tumbar la reina,sin tumbar al rey...Ave matemática,nivelada escomo una ruletaque baja y que subefeliz, a cordel.Su voz vergonzantellora la doblezcon que el mercaderse llevó al canarioy al gorrión tambiéna la plaza pública,a sacar la suertedel señor burgués.Del tejado bebeagua olvidadizade los aguaceros,porque transparentesu cuerpo albañilgratuito nivel.Y al ángel que quierereconstruir la ermitadel eterno Rey,sirve de plomadala saltapared. -¿Qué noticiale da el sueloa tus piescuando te detienes? -A la desierta plazaconduce un laberinto de callejas.A un lado, el viejo paredón sombríode una ruinosa iglesia;a otro lado, la tapia blanquecinade un huerto de cipreses y palmeras,y, frente a mí, la casa,y en la casa la rejaante el cristal que levemente empañasu figurilla plácida y risueña.Me apartaré. No quierollamar a tu ventana... Primaveraviene ?su veste blancaflota en el aire de la plaza muerta?;viene a encender las rosasrojas de tus rosales... Quiero verla... -Por el Mar de las Antillasanda un barco de papel:Anda y anda el barco barco,sin timonel.De La Habana a Portobelo,de Jamaica a Trinidad,anda y anda el barco barcosin capitán.Una negra va en la popa,va en la proa un español:Anda y anda el barco barco,con ellos dos.Pasan islas, islas, islas,muchas islas, siempre más;anda y anda el barco barco,sin descansar.Un cañón de chocolatecontra el barco disparó,y un cañón de azúcar, zúcar,le contestó.¡Ay, mi barco marinero,con su casco de papel!¡Ay, mi barco negro y blancosin timonel!Allá va la negra negra,junto junto al español;anda y anda el barco barcocon ellos dos. -Será tal vez el alma lo que dueleporque siendo verano paso frío.Como una gota se cayó y rodómi alma en la escalera de un altillo.Ayer estaba alegre y contagiosa.Hoy mi ojo triste en el espejo espío.Por la salud de todas tus amanteshago sonar mi copa contra el piso.¡Noches de amor y ni una medianoche!Las penas se me van con los vestidos,mi maldición en balde y el venenoque bebo de mi cáliz los domingos.¡ Rodó la gota por las escaleras !No se me pasa el alma con suspiros.La pena es ese pájaro que trinasobre una rama y canta, a Dios, divino. -Largo es el arte; la vida en cambio cortacomo un cuchilloPero nada ya ahora"ni siquiera la muerte, por su parteinmensa"podrá evitarlo:exento, libre,como la niebla que al romper el díalos hondos valles del invierno exhalan,creciente en un espacio sin fronteras,este amor ya sin mí te amará siempre. -Paso a Nuestro Amo y Señorandas, lienzo y candelabros.Paso a Nuestro Salvadorel Señor de los Milagros.La calle es un río humanopor cuyo cauce, la gentemuy acompasadamentecamina desde temprano."Avancen, avancen hermanos,no estorben al cargador..."grita el Capataz Mayorque las cuadrillas comanda."Paso, que vienen las andas,paso a Nuestro Amo y Señor..."Por las calles se desbordaaquel torrente morado;gimen los pies maltratados,la Fe permanece sorda.La multitud que lo abordada marco al rey de los cuadros:Caídas y descalabrosen aquella mar mulata,y cual velero de plataandas, lienzo y candelabros.Una señora morenale ofrece todos sus hijos;una ciega de ojos fijospídele Luz Nazarena;azota una Magdalenasu vil cuerpo pecador.Al paso del Redentordoblan tristes las campanas"Avancen, avancen hermanas,paso a Nuestro Salvador..."Sobre el lienzo de Jesúsla tarde pinta una sombra.Sobre las frentes se nombraseñal dela Santa Cruz...Bajo un cirio "santa luz"A Ti, Señor, me consagro,y de tus perfiles magrosvenga a nos tu Redenciónque nunca negó perdónel Señor de los Milagros. -Nada, o muy poco,trae consigo esta lluvia.Un almanaquede recuerdos que has logrado convocar, envilecido,en lo magnético y lo geométricodel pequeño jardín,bien medido, bien rimado.(Cada teoría tienesu arquetipo,al que presta su justa encarnadura la fatiga,la ebriedad,el terciopelode algunas rosas).Todo por abandonarsea la deriva de los elementos,al índice de la flecha,sin ningún reparo ocasional,con fiebre, con ansia de gloria.Tu ebriedades tu música, tu adjetivo.Los porcentajes vienen a tener un fin idéntico:confesar el horrorante los intersticios del ser,los flacos hemistiquios de la memoriay las gotas.Juegasa dejarte libre.Ellas te van conduciendo. -Si a una parte miraran solamentevuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?Y si a diversas partes no miraran,se helaran el ocaso o el Oriente.El mirar zambo y zurdo es delincuente;vuestras luces izquierdas lo declaran,pues con mira engañosa nos disparanfacinorosa luz, dulce y ardiente.Lo que no miran ven, y son despojossuyos cuantos los ven, y su conquistada a l'alma tantos premios como enojos.¿Qué ley, pues, mover pudo al mal juristaa que, siendo monarcas los dos ojos,los llamase vizcondes de la vista? -Bailan las gitanas,míralas el rey;la reina, con celos,mándalas prender.Por Pascua de Reyeshicieron al reyun baile gitanoBelica e Inés.Turbada Belica,cayó junto al rey,y el rey la levantade puro cortés;mas como es Belillade tan linda tez,la reyna, celosa,mándalas prender. -Éste, que en traje le admiráis togado,Claro, no a luces hoy de lisonjeroPincel, sino de claro caballero,Esplendor del Buendía que le ha dado;Éste, ya de justicia, ya de estado,Oráculo en España verdadero,A quien por tan legal, por tan entero,Sus balanzas Astrea le ha fiado:Clava serán de Alcides en su diestra,Que de monstruos la edad purgue presente,Y a los siglos invidia sea futuros:Éste, pues, gloria de la nación nuestra,Don Juan de Acuña es, Buril valienteAl tiempo le vincule en bronces duros. -Te esperaría. Yo sería, amado,la primera en llegar hasta la vía,y la última en volver, con un paraguas,de la estación del tren que te traería.Iré hasta el mar como la lluvia, a veces,y pasaré del mar a la otra cita,en el muelle del puerto, frente al río.Seré la gris silueta que tirita.Inmensamente sola como noviasaldré a buscarte y volveré tardía.Del balcón a la plaza partiré.Seré una estatua de melancolía.Y a la hora puntual de nuestras muertes,si llegara primera a nuestra cita,te estaré ya aguardando para dartemi amor en una blanca margherita. -Se aleja el barco. Luz de madrugada.La aurora alumbra el peñascal sombrío,y de garzas el vuelo ligera bandadatiende en la quietud del río.En sus alas la luz se atornasola,y del oriente entre rosados velosparecen, blancas, en la orilla sola,un adiós silencioso de pañuelos. -Hay un lugar que yo me séen este mundo, nada menos,adonde nunca llegaremos.Donde, aun si nuestro piellegase a dar por un instanteserá, en verdad, como no estarse.Es ese sitio que se vea cada rato en esta vida,andando, andando de uno en fila.Más acá de mí mismo y demi par de yemas, lo he entrevistosiempre lejos de los destinos.Ya podéis iros a pieo a puro sentimiento en pelo,que a él no arriban ni los sellos.El horizonte color tése muere por colonizarlepara su gran Cualquiera parte.Mas el lugar que yo me sé,en este mundo, nada menos,hombreado va con los reversos.?Cerrad aquella puerta queestá entreabierta en las entrañasde ese espejo. ?¿Está?? No; su hermana.?No se puede cerrar. No sepuede llegar nunca a aquel sitiodo van en rama los pestillos.Tal es el lugar que yo me sé. -(De Th. Gautier.)Bajo los árboles viejoscuya sombra el suelo bañamiro perdida a lo lejosuna pequeña cabaña.Todo en quietud allí vese,la ventana no está abiertay el musgo grisoso crecesobre el umbral de la puerta.Cual tibio aliento aromadoque el frío condensa en nubehumo tenue y azuladoen espiral de ella sube.Del alma que allí reposanoticias a Dios le llevael humo que de la chozaen espirales se eleva. -Y pensar que extraviamosla senda milagrosaen que se hubiera abiertonuestra ilusión, como perenne rosa...Y pensar que pudimosenlazar nuestras manosy apurar en un besola comunión de fértiles veranos...Y pensar que pudimosen una onda secretade embriaguez, deslizarnos,valsando un vals sin fin, por el planeta...Y pensar que pudimos,al rendir la jornada,desde la sosegadasombra de tu portal y en una suaveconjunción de existencias,ver las cintilaciones del Zodíacosobre la sombra de nuestras conciencias... -1Los poemas épicos nos dan noticiade los grandes de este mundo:suben como astros,como astros caen.Resulta consolador y conviene saberlo.Pero para nosotros, los que tenemos que alimentarlos,siempre ha sido, ay, más o menos igual.Suben y bajan, pero ¿a costa de quién?Sigue la rueda girando.Lo que hoy está arriba no seguirá siempre arriba.Mas para el agua de abajo, ay, esto sólo significaque hay que seguir empujando la rueda.2Tuvimos muchos señores,tuvimos hienas y tigres,tuvimos águilas y cerdos.Y a todos los alimentamos.Mejores o peores, era lo mismo:la bota que nos pisa es siempre una bota.Ya comprendéis lo que quiero decir:no cambiar de señores, sino no tener ninguno.Sigue la rueda girando.Lo que hoy está arriba no seguirá siempre arriba.Mas para el agua de abajo, ay, esto sólo significaque hay que seguir empujando la rueda.3Se embisten brutalmente,pelean por el botín.Los demás, para ellos, son tipos avariciososy a sí mismos se consideran buena gente.Sin cesar los vemos enfurecersey combatirse entre sí. Tan sólocuando ya no queremos seguir alimentándolosse ponen de pronto de acuerdo.Ya no sigue la rueda girando,y se acaba la farsa divertidacuando el agua, por fin, libre su fuerza,se entrega a trabajar para ella sola. -Se vuelve al lugar de la dichapara saber que fue cierta,que mienten las pupilas rotas de febrero,el miedo en el reloj;el asfalto que brilla en la nochey se duermeen una esquina de tu cama. -Aquí tenéis mi vozalzada contra el cielo de los dioses absurdos,mi voz apedreando las puertas de la muertecon cantos que son duras verdades como puños.Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.Adelantando el paso a través de las ruinas,hermosa como un viaje alrededor del mundo.Mucho he sufrido: en este tiempo, todoshemos sufrido mucho.Yo levanto una copa de alegría en las manos,en pie contra el crepúsculo.Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,a fuerza de caricias, a puñetazos puros.Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.España, no te olvides que hemos sufrido juntos. -Lo que me gusta del cuadro es que el muertoda a la ventana y la ventanaestá abierta y el oxígenohace de las suyas con él, le canta yle baila, lo hace pensaren otro tiempo como si esto de yacerahí nadando en lo lívidofuera parte del insomnio. En cuantoa las rosas cuyos pecíolos no hacen sino crecerafuera, entre el pasto, ésas germinana la velocidad de sus uñas.Ventallede los muertos. -La voluntad de Dios por grillos tienes,Y escrita en la arena, ley te humilla;Y por besarla llegas a la orilla,Mar obediente, a fuerza de vaivenes.En tu soberbia misma te detienes,Que humilde eres bastante a resistilla;A ti misma tu cárcel maravilla,Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes.¿Quién dio al pino y la haya atrevimientoDe ocupar a los peces su morada,Y al Lino de estorbar el paso al viento?Sin duda el verte presa, encarcelada,La codicia del oro macilento,Ira de Dios al hombre encaminada. -Esos recuerdos con olor de helechoSon el idilio de la edad primera.G.G.G.Con el recuerdo vago de las cosasque embellecen el tiempo y la distancia,retornan a las almas cariñosas,cual bandadas de blancas mariposas,los plácidos recuerdos de la infancia.¡Caperucita, Barba Azul, pequeñosliliputienses, Gulliver giganteque flotáis en las brumas de los sueños,aquí tended las alas,que yo con alegríallamaré para haceros compañíaal ratoncito Pérez y a Urdimalas!¡Edad feliz! Seguir con vivos ojosdonde la idea brilla,de la maestra la cansada mano,sobre los grandes caracteres rojosde la rota cartilla,donde el esbozo de un bosquejo vago,fruto de instantes de infantil despecho,las separadas letras juntas pusobajo la sombra de impasible techo.En alas de la brisadel luminoso Agosto, blanca, inquietaa la región de las errantes nubeshacer que se levante la cometaen húmeda mañana;con el vestido nuevo hecho jirones,en las ramas gomosas del cerezoel nido sorprender de copetones;escuchar de la abuelalas sencillas historias peregrinas;perseguir las errantes golondrinas,abandonar la escuelay organizar horrísona batallaen donde hacen las piedras de metrallay el ajado pañuelo de bandera;componer el pesebrede los silos del monte levantados;tras el largo paseo bulliciosotraer la grama leve,los corales, el musgo codiciado,y en extraños paisajes peregrinosy perspectivas nunca imaginadas,hacer de áureas arenas los caminosy del talco brillante las cascadas.Los Reyes colocar en la colinay colgada del techola estrella que sus pasos encamina,y en el portal el Niño-Dios rientesobre el mullido lechode musgo gris y verdecino helecho.¡Alma blanca, mejillas sonrosadas,cutis de níveo armiño,cabellera de oro,ojos vivos de plácidas miradas,cuán bello hacéis al inocente niño!...Infancia, valle ameno,de calma y de frescura bendecidadonde es süave el rayodel sol que abrasa el resto de la vida.¡Cómo es de santa tu inocencia pura,cómo tus breves dichas transitorias,cómo es de dulce en horas de amarguradirigir al pasado la miraday evocar tus memorias! -En la clave del arco ruinosocuyas piedras el tiempo enrojeció,obra de cincel rudo campeabael gótico blasón.Penacho de su yelmo de granito,la yedra que colgaba en derredordaba sombra al escudo en que una manotenía un corazón.A contemplarle en la desierta plazanos paramos los dos;?Y ese ?me dijo? es el cabal emblemade mi constante amor.¡Ay! Es verdad lo que me dijo entonces;verdad que el corazónlo llevará en la mano..., en cualquier parte...pero en el pecho, no. -Por esta paz, esposa, que te ofrezco,ya madura en la sangre, hecha corteza,qué paciente tributo de tristezapagué día por día.¡No merezcotanto dolor!(El hombre, entre las manosa veces tiene un corazón y quieremorir con él intacto. Pero muerelleno de soledad).Ecos lejanostraen mi voz antigua de metales;mi fría voz de hielos transparentes.¡Que hasta tu nombre, esposa, fue en mis dientestallo de amargas hieles minerales...!Pero todo es ya campo sin orillas,lleno de paz. El sol se transfiguraen la ceniza gris de esta clausura,y abandona sus llamas amarillas.Yo soy para ti, esposa, como un vientoque humildemente llega y se deshacecontra tus ojos; en agua que renaceentre sus piedras, sin color ni acento.No es posible dar más de lo que he dadopara llenar el pozo al que me asomo.El pan que yo te traigo; el pan que comotiene sabor de trigo macerado.Trigo soy con sustancia. Pan en duelopara el desconocido.(El hombre quieregritar "Amor" a veces, pero muereen el silencio, en tanto el alto cielose llena de esta paz, esposa, de estaconsagración definitiva)."¡Tomami paz de sangre!¡Goce mi palomadel esplendor caliente de su fiesta...! -Un día, risa loca ,y otro, lágrimas;sin que medien caricias ni querellasSon estados del almao de la mente,que-en forma ya consciente o subconsciente-marcan el frágil rostro,para siempre,con el sello indeleble de sus huellas. -?Yo soy ardiente, yo soy morena,yo soy el símbolo de la pasión,de ansia de goces mi alma está llena.¿A mí me buscas??No es a ti, no.?Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:puedo brindarte dichas sin fin,yo de ternuras guardo un tesoro.¿A mí me llamas??No, no es a ti.?Yo soy un sueño, un imposible,vano fantasma de niebla y luz;soy incorpórea, soy intangible:no puedo amarte.?¡Oh ven, ven tú! -Milagros de Nuestra Señora - versos 1265 a 1316XIVSan Miguel de la Tumba es un grand monesterio,el mar lo cerca todo, elli yaze en medio,el logar perigloso do sufren grand lazeriolos monges que ý viven en essi ciminterio.En esti monesterio que avemos nomnado,avié de buenos monges buen convento provado,altar de la Gloriosa rico e muy onrrado,en él rica imagen de precio muy granado.Estava la imagen en su trono posada,so fijo en sus brazos, cosa es costumnada,los reïs redor ella, sedié bien compannada,como rica reína de Dios santificada.Tenié rica corona como rica reína,de suso rica impla en logar de cortina,era bien entallada, de lavor muy fina,valié más essi pueblo que la avié vezina.Colgava delant ella un buen aventadero,en el seglar lenguage dízenli moscadero;de alas de pavones lo fizo el obrero,luzié como estrellas, semejant de luzero.Cadió rayo del cielo por los graves peccados,encendió la eglesia de todos quatro cabos,quemó todos los libros e los pannos sagrados,por pocco que los monges que non foron quemados.Ardieron los armarios e todos los frontales,las vigas, las gateras, los cabrios, los cumbrales,ardieron las ampollas, cálizes e ciriales,sufrió Dios essa cosa como faz otras tales.Maguer que fue el fuego tan fuert e tan quemant,nin plegó a la duenna nin plegó al ifant,nin plegó al flabello que colgava delant,ni li fizo de danno un dinero pesant.Nin ardió la imagen nin ardió el flabello,nin prisieron de danno quanto val un cabello;solamiente el fumo non se llegó a ello,ni'l nució más que nuzo yo al obispo don Tello.Continens e contetu fue todo astragado,tornó todo carbones, fo todo asolado,mas redor de la imagen, quanto es un estado,non fizo mal el fuego ca non era osado.Esto tovieron todos por fiera maravella,que nin fumo nin fuego non se llegó a ella,que sedié el flabello más claro que estrella,el ninno muy fermoso, fermosa la ponzella.El precioso miraclo non cadió en oblido,fue luego bien dictado, en escripto metido;mientre el mundo sea será él retraído;algún malo por ello fo a bien combertido.La Virgo benedicta, reína general,como libró su toca de esti fuego tal,asín libra sus siervos del fuego perennal,liévalos a la Gloria do nunqua vean mal. -Amor de mis entrañas, viva muerte,en vano espero tu palabra escritay pienso, con la flor que se marchita,que si vivo sin mí quiero perderte.El aire es inmortal. La piedra inerteni conoce la sombra ni la evita.Corazón interior no necesitala miel helada que la luna vierte.Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,tigre y paloma, sobre tu cinturaen duelo de mordiscos y azucenas.Llena pues de palabras mi locurao déjame vivir en mi serenanoche del alma para siempre oscura. -Porque no está el Amado en el AmanteNi el Amante reposa en el Amado,Tiende Amor su velamen castigadoY afronta el ceño de la mar tonante.Llora el Amor en su navío erranteY a la tormenta libra su cuidado,Porque son dos: Amante desterradoY Amado con perfil de navegante.Si fuesen uno, Amor, no existiríaNi llanto ni bajel ni lejanía,Sino la beatitud de la azucena.¡Oh amor sin remo, en la Unidad gozosa!¡Oh círculo apretado de la rosa!Con el número Dos nace la pena. -La primera señal: te salen lágrimas,y escribes, sin querer, mejores versos.Se apagan los faroles de la cuadra,pero tus ojos brillan más atentos.Y hay dos señales: si con él te cruzases como si te diste vuelta a verlo.La cerrazón que cae sobre tu almate lleva a presumir que ya es invierno.Si habré escuchado historias en mi vida:Érase una que bajó al infiernodonde perdió a su amante. Y hubo un ánimapor siempre enamorada de un espectro.Y hay más relatos. Y éste es muy contado:Dirá que al bosque irá por un momento.Te besará como quien va por máscerillas. Nunca volverás a verlo. -¿De dónde la locura en nuestras cabezas?Ves a millones creyendoy no das crédito a tus ojos. A milloneslos ves listos para mordersela yugular unos a otros porqueno pertenecen a la misma tribu.Se desprecian unos a otros, renieganunos de otros, se asesinan unos a otros. ¿De dónde,de dónde esa locura en nuestras cabezas?Los ves negros, blancos, amarillos y de todas lasmezcolanzas. No puede servir de nada. Soncompletamente iguales, digamos de cuerpo y alma.Pobres y ricos, grandes, pequeños, letradoso analfabetos, cubierta su ropa con las mismasdesvergonzadas pruebas de su ilusión hipócrita.¿De dónde?, de donde no se puede averiguar.Mas no tienes que adivinar el resultado:esto -'esto' son los cuerpos- yace alrededor de ti.Pero ¿qué tiene eso que ver con Rijmenam?Se está apacible por aquí. Nadie agarraa otro por el cuello. ¿Y por qué no? Hay abundancia.Espárragos con bistec, por la noche tele,cortado a tiempo el césped, a tiempocopular un poco con la propia compañera otomas prestada a alguna, unas habladurías generalesy de noche cerrados los postigos. Locura,llegarías a jurar que no existes. -Más allá de los símbolos,más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,más allá de la aberración del gramáticoque ve en la historia del hidalgoque soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,no una amistad y una alegríasino un herbario de arcaísmos y un refranero,estás, España silenciosa, en nosotros.España del bisonte, que moriríapor el hierro o el rifle,en las praderas del ocaso, en Montana,España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,España del íbero, del celta, del cartaginés, y de Roma,España de los duros visigodos,de estirpe escandinava,que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,pastor de pueblos,España del Islam, de la cábalay de la Noche Oscura del Alma,España de los inquisidores,que padecieron el destino de ser verdugosy hubieran podido ser mártires,España de la larga aventuraque descifró los mares y redujo crueles imperiosy que prosigue aquí, en Buenos Aires,en este atardecer del mes de julio de 1964,España de la otra guitarra, la desgarrada,no la humilde, la nuestra,España de los patios,España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,España del inútil coraje,podemos profesar otros amores,podemos olvidartecomo olvidamos nuestro propio pasado,porque inseparablemente estás en nosotros,en los íntimos hábitos de la sangre,en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,España,madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,incesante y fatal. -Creo en tí amigo:Si tu sonrisa es como un rayo de luzque alegra mi existencia.Creo en ti amigo:Si tus ojos brillan de alegría al encontrarnos.Creo en ti amigo:Si compartes mis lágrimas ysabes llorar con los que lloran.Creo en ti amigo:Si tu mano está abierta para dar ytu voluntad es generosa para ayudar.Creo en ti amigo:Si tus palabras son sinceras yexpresan lo que siente tu corazón.Creo en ti amigo:Si sabes comprender bondadosamente mis debilidades yme defiendes cuando me calumnian.Creo en ti amigo:Si tienes valor para corregirme amablemente.Creo en ti amigo:Si sabes orar por mí,y brindarme buen ejemplo.Creo en ti amigo:Si tu amistad me lleva a amar más a Diosy a tratar mejor a los demás.Creo en tí amigo:Si no te avergüenzas de ser mi amigoen las horas tristes y amargas. -Se llama Marcel Schwob. Tiene veintitrés años.Su vida ha sido plana hasta el día de hoy.Pero el relieve acecha en forma de una putaa la que lo conduce, una noche, el azar.Se llama Louise. Es frágil, menuda y enfermiza,silenciosa y abyecta. Casi no se la ve.Sólo hay terror y angustia en los inmensos ojosque le invaden la cara, dignos de Lillian Gish.En sus brazos Marcel olvida que mañanacitó en la biblioteca a su amigo Villon.Se olvida hasta de Stevenson, su escritor favorito,de Shakespeare, de Moll Flanders y del Bien y del Mal.Qué tres soberbios años de amor irresistibleaguardan al judío en la paz del burdel.El cielo de París aún retiene sus vanaspromesas y las tiernas caricias de Louise.Pero lo bueno acaba. Ella muere de tisisy Marcel languidece, privado de su sol.«No queda más remedio que volver a los libros»,se dice, y da a las prensas El libro de Monelle. -Una niña que es inválidadijo: ?«¿Cómo danzo yo?»Le dijimos que pusieraa danzar su corazón...Luego dijo la quebrada:?«¿Cómo cantaría yo?»Le dijimos que pusieraa cantar su corazón...Dijo el pobre cardo muerto:?«¿Cómo danzaría yo?»Le dijimos: ?«Pon al vientoa volar tu corazón...»Dijo Dios desde la altura:?«¿Cómo bajo del azul?»Le dijimos que bajaraa danzarnos en la luz.Todo el valle está danzandoen un corro bajo el sol,y al que no entra se le hacetierra, tierra el corazón. -Nadi puede ser dichoso,señora, ni desdichado,sino que os haya mirado.Porque la gloria de verosen ese punto se quitaque se piensa en mereceros.Así que, sin conoceros,nadi puede ser dichoso,señora, ni desdichado,sino que os haya mirado. -Mía: así te llamas.¿Qué más harmonía?Mía: luz del día;mía: rosas, llamas.¡Qué aroma derramasen el alma míasi sé que me amas!¡Oh Mía! ¡Oh Mía!Tu sexo fundistecon mi sexo fuerte,fundiendo dos bronces.Yo triste, tú triste...¿No has de ser entoncesmía hasta la muerte? -(Calderon de la Barca)¿Qué quiero, mi Jesús?...Quiero quererte,quiero cuanto hay en mí del todo dartesin tener más placer que el agradarte,sin tener más temor que el ofenderte.Quiero olvidarlo todo y conocerte,quiero dejarlo todo por buscarte,quiero perderlo todo por hallarte,quiero ignorarlo todo por saberte.Quiero, amable JESUS, abismarmeen ese dulce hueco de tu herida,y en sus divinas llamas abrasarme.Quiero, por fin, en Tí transfigurarme,morir a mí, para vivir tu vida,perderme en Tí, JESUS, y no encontrarme. -Amor que llegas tarde,tráeme al menos la paz:Amor de atardecer, ¿por qué extraviadocamino llegas a mi soledad?Amor que me has buscado sin buscarte,no sé qué vale más:la palabra que vas a decirmeo la que yo no digo ya...Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:Tengo la muerte blanca y la verdadlejana... "No me des tus rosas frescas;soy grave para rosas. Dame el mar...Amor que llegas tarde, no me visteayer cuando cantaba en el trigal...Amor de mi silencio y mi cansancio,hoy no me hagas llorar. -A Víctor BotasNi siquiera la cita más humilde,Esa gracia que a veces conceden a los idos.Cuando llegó, ya estaban ocupados los asientos.Cuando llegó la hora de sentarse, él no supo o no quiso.Quedándose a las puertas,Viendo cómo los otros empujaban,Viendo cómo salían en silencio.Ya nada importa ahora. Igual que antesNi focos ni altavoces en su ausencia.Sólo un puñado de lectores fielesA unas pocas palabras verdaderas. -Antes que tú me moriré; escondidoen las entrañas yael hierro llevo con que abrió tu manola ancha herida mortal.Antes que tú me moriré; y mi espíritu,en su empeño tenaz,se sentará a las puertas de la muerte,esperándote allá.Con las horas los días, con los díaslos años volarán,y a aquella puerta llamarás al cabo...¿Quién deja de llamar?Entonces, que tu culpa y tus despojosla tierra guardará,lavándote en las ondas de la muertecomo en otro Jordán;allí donde el murmullo de la vidatemblando a morir va,como la ola que a la playa vienesilenciosa a expirar;allí donde el sepulcro que se cierraabre una eternidad,todo cuanto los dos hemos callado,allí lo hemos de hablar. -Dulce como el arroyo soñoliento,mansa como la lluvia distraída,pura como la rosa floreciday próxima y lejana como el viento.Esta mujer que siente lo que sientey está sangrando por mi propia heridatiene la forma justa de mi viday la medida de mi pensamiento.Cuando me quejo, es ella mi querella,y cuando callo, mi silencio es ella,y cuando canto, es ella mi canción.Cuando confío, es ella la confianza,y cuando espero, es ella la esperanza,y cuando vivo, es ella el corazón. -Cuando viajoDe festival en festivalPor rutas Senderos CaminosDe señal en señalDe pista en pistaDe aldea en aldeaDe capital en capitalLeo.Saco la cabezaPor la ventana del vehículoY el camino se simplificaDe luces De sombrasY la memoria recibe las sabrosas pinceladasDe los árboles. -Ya de mi dulce instrumentoCada cuerda es un cordel,Y en vez de vihuela, élEs potro de dar tormento;Quizá con celoso intentoDe hacerme decir verdades,Contra estados, contra edades,Contra costumbres al fin.No las comente el ruin,Ni las tuerza el enemigo,Y digan que yo lo digo.Si el pobre a su mujer bellaLe da licencia que vayaA pedir sobre la saya,Y le dan debajo della,¿Qué gruñe?, ¿qué se querellaQue se burlan dél los Ecos?¿Y qué teme en años secos,Si el necio a su casa llevaQuien en años secos llueva?Coja, pues, en paz su trigo,Y diga que yo lo digo.De veinte y cuatro quilatesEs como un oro la niña,Y hay quien le dé la basquiñaY la sarta de granates:Tiénelo por disparatesSu madre y búrlase dello;Mas él se los echa al cuello,Porque el mismo fruto esperaQue han de hacer, que en la higueraLa sarta del cabrahigo;Y digan que yo lo digo.Del mercader, si es lo mismo,Con vara y pluma en la mano,Condenarse en castellanoQue irse al infierno en guarismo,Desátenme el silogismoSus pulgadas y sus ceros,Su conciencia y sus dineros,Y tenga por cosa ciertaQue, si le cierran la puerta,En el Cielo no hay postigo;Y diga que yo lo digo.Ver sus tocas blanquearA la viuda, eso me mueveQue ver cubierto de nieveEl puerto del Muladar;Déjase a solas pasarDe cualquiera forastero,O peón o caballero;Y con sus amigas lloraA su esposo la señora,Como la Cava a Rodrigo;Y digan que yo lo digo.Viendo el escribano queDan a su legalidad(Por ser poco el de verdad),Nombre las leyes de fe,Su pluma sin ojos ve,Y su bolsa, aunque sin lengua,Por la boca crece o menguaLas razones del culpado,La bolsa hecha abogado,La pluma hecha testigo;Y digan que yo lo digo.Como consulta la damaCon el espejo su tez,¿No consultará una vezCon la honestidad su fama?Áspid al vecino llamaQue la muerde el calcañar,Cuando sale a visitarAl copete o la corona,Y a los dos no les perdonaDesde la joya al bodigo;Y digan que yo lo digo.Milagros hizo, por cierto,Un Alcalde, y lo vi yo,Que siendo vivo le dioAlmas de oro a un gato muerto;Y aun es de tanto conciertoQue se iguala y no se ajusta,Y si acaso a doña JustaAlgo entre platos le viene,Deja la verdad, y tieneA Platón por más amigo;Y digan que yo lo digo.Éntrase en vuestros rinconesComadreando la vieja,Bien como la comadrejaEn nido de gorriones;Con madejas y oracionesOs quiebra o degüella en suma,Ora en huevos, ora en pluma,La honra de vuestra hija;Destas terceras, clavijaSea la rama de un quejigo;Y digan que yo lo digo.El doctor mal entendido,De guantes no muy estrechos,Con más homicidios hechosQue un catalán forajido,Si son de puñal buidoLas hojas de su Galeno,Y si partir puede el frenoY el dinero con su mula,Mate, y sírvale de bulaLa carta que trae consigo;Y diga que yo lo digo. -No te conoce el toro ni la higuera,ni caballos ni hormigas de tu casa.No te conoce el niño ni la tardeporque te has muerto para siempre.No te conoce el lomo de la piedra,ni el raso negro donde te destrozas.No te conoce tu recuerdo mudoporque te has muerto para siempre.El otoño vendrá con caracolas,uva de niebla y montes agrupados,pero nadie querrá mirar tus ojosporque te has muerto para siempre.Porque te has muerto para siempre,como todos los muertos de la Tierra,como todos los muertos que se olvidanen un montón de perros apagados.No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.La madurez insigne de tu conocimiento.Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.La tristeza que tuvo tu valiente alegría.Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,un andaluz tan claro, tan rico de aventura.Yo canto su elegancia con palabras que gimeny recuerdo una brisa triste por los olivos. -¿Te importa mucho que Dios exista?¿te importa que una nebulosa te dibuje el destino?¿que tus oraciones carezcan de interlocutor?¿que el gran hacedor pueda ser el gran injusto?¿que los torturadores puedan ser hijos de Dios?¿que haya que amar a Dios sobre todas las cosasy no sobre todos los prójimos y prójimas?¿Has pensado que amar al Dios intangiblesuele producir un tangible sufrimientoy que amar a un palpable cuerpo de muchahaproduce en cambio un placer casi infinito?¿acaso creer en Dios te borra del humano placer?¿habrá Dios sentido placer al crear a Eva?¿habrá Adán sentido placer cuando inventó a Dios?¿acaso Dios te ayuda cuando tu cuerpo sufre,o no es ni siquiera una confiable anestesia?¿te importa mucho que Dios exista? ¿o no?¿su no existencia sería para tí una catástrofemás terrible que la muerte pura y dura?¿te importará si te enteras que Dios existepero está inmerso en el centro de la nada?¿te importará que desde el centro de la nadase ignore todo y en consecuencia nada cuente?¿te importaría la presunciónde que si bien tú existesDios quién sabe? -Cuando las secas encinas,álamos y robles altos,los secos ramillos vistende verdes hojas y ramos;y las fructíferas plantascon mil pimpollos preñadosbrotando fragantes floreshacen de lo verde blanco,para pagar el tributoal bajo suelo, ordinarionatural de la influenciaqu'el cielo les da cada año;y secas las yerbezuelasde los secretos contrariospor naturales efectosal ser primero tornando,de cuyos verdes renuevosnacen mil colores variosde miles distintas floresque esmaltan los verdes prados;los lechales cabritillosy los corderos balandocorren a las alcacelesya comiendo, ya jugando,cuando el pastor Albano suspirandocon lágrimas así dice llorando:«Todo se alegra, mi Belisa, ahora,solo tu Albano se entristece y llora».Los romeros y tomillos,de cuyos floridos ramoslas fecundas abejuelassacan licor dulce y claro;y con la mucha abundancia,su labor melificandohinchen el panal nativode poleo tierno y blanco,de cuyos preñados huevoslos hijuelos palpitandosalen por gracia divinaa poblar ajenos vasos;las laboriosas hormigasde sus provistos palaciosseguras salen a verel tiempo sereno y claro,y los demás animales,aves, peces, yerba o campodesechando la tristezatodos se alegran ufanos,previniste, tiempo alegre,mas triste el pastor Albano,a su querida Belisadice, el sepulcro mirando:Cuando el pastor Albano suspirandocon lágrimas así dice llorando:«Todo se alegra, mi Belisa, ahora,solo tu Albano se entristece y llora».Belisa, señora mía,hoy se cumple justo un añoque de tu temprana muertegusté aquel potaje amargo.Un año te serví enferma,¡ojalá fueran mil años,que así enferma te quisiera,contino aguardando el pago!Solo yo te acompañécuando todos te dejaron,porque te quise en la viday muerta te adoro y amo;y sabe el cielo piadosoa quien fiel testigo hago,si te querrá también muertaquien viva te quiso tanto.Dejásteme en tu cabañapor guarda de tu rebaño,con aquella dulce prendaque me dejaste del parto;que por ser hechura tuyame consolaba algún tantocuando en su divino rostrocontemplaba tu retrato,pero duróme tan pocoqu'el cielo por mis pecadosquiso que también siguiesemuerta tus divinos pasos,Cuando el pastor Albano suspirandocon lágrimas así dice llorando:«Todo se alegra, mí Belísa, ahora,solo tu Albano se entristece y llora». -Serrana hermosa, que de nieve heladafueras como en color en el efeto,si amor no hallara en tu rigor posada;del sol y de mi vista claro objeto,centro del alma, que a tu gloria aspira,y de mi verso altísimo sujeto;alba dichosa, en que mi noche espira,divino basilisco, lince hermoso,nube de amor, por quien sus rayos tira;salteadora gentil, monstruo amoroso,salamandra de nieve y no de fuego,para que viva con mayor reposo.Hoy, que a estos montes y a la muerte llego,donde vine sin ti, sin alma y vida,te escribo, de llorar cansado y ciego.Pero dirás que es pena merecidade quien pudo sufrir mirar tus ojoscon lágrimas de amor en la partida.Advierte que eres alma en los despojosdesta parte mortal, que a ser la mía,faltara en tantas lágrimas y enojos;que no viviera quien de ti partía,ni ausente ahora, a no esforzarle tantolas esperanzas de un alegría día.Aquella noche en su mayor espantoconsideré la pena del perderte,la duda soledad creciendo el llanto,y llamando mil veces a la muerte,otras tantas miré que me quitabala dulce gloria de volver a verte.A la ciudad famosa que dejaba,la cabeza volvía, que desde lejossus muros con sus fuegos me enseñaba,y dándome en los ojos los reflejos,gran tiempo hacia la parte en que vivíaslos tuvo amor suspensos y perplejos.Y como imaginaba que tendríasde lágrimas los bellos ojos llenos,pensándolas juntar crecí las mías.Mas como los amigos, desde ajenos,reparasen en ver que me parabaen el mayor dolor, fue el llanto menos.Ya, pues, que el alma y la ciudad dejaba,y no se oía del famoso ríoel claro son que con sus muros lava,«Adiós, dije mil veces, dueño mío,hasta que a verme en tu ribera vuelva,de quien tan tiernamente me desvío».No suele el ruiseñor en verde selvallorar el nido de uno en otro ramode florido arrayán y madreselva,con más doliente voz que yo te llamo,ausente de mis dulces pajarillos,por quien en llanto el corazón derramo,ni brama, si le quitan sus novillos,con más dolor la vaca, atravesandolos campos de agostados amarillos;ni con arrullo más lloroso y blandola tórtola se queja, prenda mía,que yo me estoy de mi dolor quejando.Lucinda, sin tu dulce compañía,y sin las prendas de tu hermoso pecho,todo es llorar desde la noche al día,que con sólo pensar que está deshechomi nido ausente, me atraviesa el alma,dando mil nudos a mi cuello estrecho;que con dolor de que le dejo en calma,y el fruto de mi amor goza otro dueño,parece que he sembrado ingrata palma».Llegué, Lucinda, al fin, sin verme el sueño,en tres veces que el sol me vio tan triste,a la aspereza de un lugar pequeño,a quien de murtas y peñascos visteSierra Morena, que se pone en mediodel dichoso lugar en que naciste.Allí me pareció que sin remediollegaba el fin de mi mortal camino,habiendo apenas caminado el medio,y cuando ya mi pensamiento vino,dejando atrás la Sierra, a imaginarte,creció con el dolor el desatino;que con pensar que estás de la otra parte,me pareció que me quitó la Sierrala dulce gloria de poder mirarte.Bajé a los llanos de esta humilde tierra,adonde me prendiste y cautivaste,y yo fui esclavo de tu dulce guerra.No estaba el Tajo con el verde engastede su florida margen cual solía,cuando con esos pies su orilla honraste;ni el agua clara a su pesar subíapor las sonoras ruedas ni bajaba,y en pedazos de plata se rompía;ni Filomena su dolor cantaba,ni se enlazaba parra con espino,ni yedra por los árboles trepaba;ni pastor extranjero ni vecinose coronaba del laurel ingrato,que algunos tienen por laurel divino.Era su valle imagen y retratodel lugar que la corte desampara,del alma de su espléndido aparato.Yo, como aquel que a contemplar se pararüinas tristes de pasadas glorias,en agua de dolor bañé mi cara.De tropel acudieron las memorias,los asientos, los gustos, los favores,que a veces los lugares son historias,y en más de dos que yo te dije amores,parece que escuchaba tus respuestas,y que estaban allí las mismas flores.Mas como en desventuras manifiestassuele ser tan costoso el desengañoy sus veloces alas son tan prestas,vencido de la fuerza de mi daño,caí desde mí mismo medio muertoy conmigo también mi dulce engaño.Teniendo, pues, mi duro fin por cierto,las ninfas de las aguas, los pastoresdel soto y los vaqueros del desierto,cubriéndome de yerbas y de flores,me lloraban, diciendo: «Aquí feneceel hombre que mejor trató de amores,y puesto que Lucinda le merece,que su vida consista en su presencia,él también con su muerte la engrandece».Entonces yo, que haciendo resistenciaestaba con tu luz al dolor mío,abrí los ojos, que cerró tu ausencia.Luego desamparando el valle fríolas ninfas bellas con sus rubias frentesrompieron el cristal del manso río,y en círculos de vidro transparenteslas divididas aguas resonaron,y en las peñas los ecos diferentes.Los pastores también desampararonel muerto vivo, y en la tibia arenapor sombra de quien era me dejaron.Yo solo, acompañado de mi pena,volviste al alma, del dolor quejoso,que de pensar en ti la tuvo ajena.Así ha llegado aquel pastor dichoso,Lucinda, que llamaban dueño tuyo,del Betis rico al Tajo caudaloso:éste que miras es retraso suyo,que así el esclavo que llorando pierdesa tus divinos ojos restituyo.O ya me olvides o de mí te acuerdes,si te olvidares mientras tengo vida,marchite amor mis esperanzas verdes.Cosa que al cielo por mi bien le pidajamás me cumpla, si otra cosa fuerede aquestos ojos, donde estás, querida.En tanto que mi espíritu rigiereel cuerpo que tus brazos estimaron,nadie los míos ocupar espere;la memoria que en ellos me dejarones alcalde de aquella fortalezaque tus hermosos ojos conquistaron.Tú conoces, Lucinda, mi firmeza,y que es de acero el pensamiento míocon las pastoras de mayor belleza.Ya sabes el rigor de mi desvíocon Flora, que te tuvo tan celosa,a cuyo fuego respondí tan frío;pues bien conoces tú que es Flora hermosa,y que con serlo, sin remedio vive,envidiosa de ti, de mí quejosa.Bien sabes que habla bien, que bien escribey que me solicita y me regala,por más desprecios que de mí recibe.Mas yo, que de tu pie, donaire y galaestimo más la cinta que desechaque todo el oro con que a Creso iguala,sólo estimo tenerte sin sospecha,que no ha nacido ahora quien desatede tanto amor lazada tan estrecha.Cuando de yerbas de Tesalia trate,y discurriendo el monte de la lunalos espíritus ínfimos maltrate,no hay fuerza en yerba ni en palabra algunacontra mi voluntad, que hizo el cielolibre en adversa y próspera fortuna.Tú sola mereciste mi desvelo,y yo también después de larga historiacon mi fuego de amor vencer tu hielo.Viva con esto alegre tu memoria,que como amar con celos es infierno,amar sin ellos es descanso y gloria,que yo, sin atender a mi gobierno,no he de apartarme de adorarte ausente,si de ti lo estuviese un siglo eterno.El sol mil veces discurriendo cuentedel cielo los dorados paralelos,y de su blanca hermana el rostro aumente,que los diamantes de sus puros velos,que viven fijos en su otava esfera,no han de igualarme aunque me maten celos.No habrá cosa jamás en la riberaen que no te contemplen estos ojos,mientras ausente de los tuyos muera;en el jazmín tus cándidos despojos;en la rosa encarnada tus mejillas,tu bella boca en los claveles rojos;tu olor en las retamas amarillas,y en maravillas que mis cabras pacencontemplaré también tus maravillas.Y cuando aquellos arroyuelos que hacentemplados, a mis quejas consonanciadesde la sierra, donde juntos nacen,dejando el sol la furia y arroganciade dos tan encendidos animales,volviere el año a su primera estancia,a pesar de sus fuentes naturales,del yelo arrebatadas sus corrientes,cuelguen por estas peñas sus cristales,contemplaré tus concertados dientes,y a veces en carámbanos mayoreslos dedos de tus manos transparentes.Tu voz me acordarán los ruiseñores,y de estas yedras y olmos los abrazosnuestros hermafrodíticos amores.Aquestos nidos de diversos lazos,donde ahora se besan dos palomas,por ver mis prendas burlarán mis brazos,Tú, si mejor tus pensamientos domas,en tanto que yo quedo sin sentido,dime el remedio de vivir que tomas,que aunque todas las aguas del olvidobebiese yo, por imposible tengoque me escapase de tu lazo asido,donde la vida a más dolor prevengo:¡triste de aquel que por estrellas ama,si no soy yo, porque a tus manos vengo!Donde si espero de mis versos fama,a ti lo debo, que tú sola puedesdar a mi frente de laurel la rama,donde muriendo vencedora quedes. -¡Ah, Miss X, Miss X: 20 años!Blusas en las ventanas,los peluqueroslloran sin tu melena"fuego rubio cortado".¡Ah, Miss X, Miss X sin sombrero,alba sin colorete,sola,tan libre,tú,en el viento!No llevabas pendientes.Las modistas, de blanco, en los balcones,perdidas por el cielo."¡A ver!¡Al fin!¿Qué?¡No!Sólo era un pájaro,no tú,Miss X niña.El barman, ¡oh, qué triste!(Cerveza.Limonada.Whisky.Cocktail de ginebra.)Ha pintado de negro las botellas.Y las banderas,alegrías del bar,de negro, a media asta.¡Y el cielo sin girar tu radiograma!Treinta barcos,cuarenta hidroavionesy un velero cargado de naranjas,gritando por el mar y por las nubes.Nada.¡Ah, Miss X! ¿Adónde?S. M. el Rey de tu país no come.No duerme el Rey.Fuma.Se muere por la costa en automóvil.Ministerios,Bancos del oro,Consulados,Casinos,Tiendas,Parques,cerrados.Y, mientras, tú, en el viento"¿te aprietan los zapatos?",Miss X, de los mares"di, ¿te lastima el aire?".¡Ah, Miss X, Miss X, qué fastidio!Bostezo.Adiós...Good bye...(Ya nadie piensa en ti. Las mariposasde acero,con las alas tronchadas,incendiando los aires,fijas sobre las daliasmovibles de los vientos.Sol electrocutado.Luna carbonizada.Temor al oso blanco del invierno.Veda.Prohibida la cazamarítima, celeste,por orden del Gobierno.Ya nadie piensa en ti, Miss X niña.) -Si solamente me tocaras el corazón,si solamente pusieras tu boca en mi corazón,tu fina boca, tus dientes,si pusieras tu lengua como una flecha rojaallí donde mi corazón polvoriento golpea,si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren con sueño,como aguas vacilantes,como el otoño en hojas,como sangre,con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,sonando como sueños o ramas o lluvias,o bocinas de puerto triste;si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar,como un fantasma blanco,al borde de la espuma,en mitad del viento,como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando.Como ausencia extendida, como campana súbita,el mar reparte el sonido del corazón,lloviendo, atardeciendo, en una costa sola,la noche cae sin duda,y su lúgubre azul de estandarte en naufragiose puebla de planetas de plata enronquecida.Y suena el corazón como un caracol agrio,llama, oh mar, oh lamento, oh derretido espantoesparcido en desgracias y olas desvencijadas:de lo sonoro el mar acusasus sombras recostadas, sus amapolas verdes.Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,rodeada por el día muerto,frente a una nueva noche,llena de olas,y soplaras en mi corazón de miedo frío,soplaras en la sangre sola de mi corazón,soplaras en su movimiento de paloma con llamas,sonarían sus negras sílabas de sangre,crecerían sus incesantes aguas rojas,y sonaría, sonaría a sombras,sonaría como la muerte,llamaría como un tubo lleno de viento o llantoo una botella echando espanto a borbotones.Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzasy la lluvia entraría por tus ojos abiertosa preparar el llanto que sordamente encierras,y las alas negras del mar girarían en tornode ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos.¿Quieres ser fantasma que sople, solitario,cerca del mar su estéril, triste instrumento?Si solamente llamaras,su prolongado són, su maléfico pito,su orden de olas heridas,alguien vendría acaso,alguien vendría,desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,alguien vendría, alguien vendría.Alguien vendría, sopla con furia,que suene como sirena de barco roto,como lamento,como un relincho en medio de la espuma y la sangre,como un agua feroz mordiéndose y sonando.En la estación marinasu caracol de sombra circula como un grito,los pájaros del mar lo desestiman y huyen,sus listas de sonido, sus lúgubres barrotesse levantan a orillas del océano solo. -Yo soy el Individuo.Primero viví en una roca(Allí grabé algunas figuras).Luego busqué un lugar más apropiado.Yo soy el Individuo.Primero tuve que procurarme alimentos,Buscar peces, pájaros, buscar leña,(Ya me preocuparía de los demás asuntos).Hacer una fogata,Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,Algo de leña para hacer una fogata,Yo soy el Individuo.Al mismo tiempo me pregunté,Fui a un abismo lleno de aire;Me respondió una voz:Yo soy el Individuo.Después traté de cambiarme a otra roca,Allí también grabé figuras,Grabé un río, búfalos,Grabé una serpiente,Yo soy el Individuo.Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,El fuego me molestaba,Quería ver más,Yo soy el Individuo.Bajé a un valle regado por un río,Allí encontré lo que necesitaba,Encontré un pueblo salvaje,Una tribu,Yo soy el Individuo.Vi que allí se hacían algunas cosas,Figuras grababan en las rocas,Hacían fuego, ¡también hacían fuego!Yo soy el Individuo.Me preguntaron que de dónde venía.Contesté que sí, que no tenía planes determinados,Contesté que no, que de ahí en adelante.Bien.Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un ríoY empecé a trabajar con ella,Empecé a pulirla,De ella hice una parte de mi propia vida.Pero esto es demasiado largo.Corté unos árboles para navegar,Buscaba peces,Buscaba diferentes cosas,(Yo soy el Individuo).Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.Las tempestades aburren,Los truenos, los relámpagos,Yo soy el Individuo.Bien. Me puse a pensar un poco,Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.Falsos problemas.Entonces empecé a vagar por unos bosques.Llegué a un árbol y a otro árbol,Llegué a una fuente,A una fosa en que se veían algunas ratas:Aquí vengo yo, dije entonces,¿Habéis visto por aquí una tribu,Un pueblo salvaje que hace fuego?De este modo me desplacé hacia el oesteAcompañado por otros seres,O más bien solo.Para ver hay que creer, me decían,Yo soy el Individuo.Formas veía en la obscuridad,Nubes tal vez,Tal vez veía nubes, veía relámpagos,A todo esto habían pasado ya varios días,Yo me sentía morir;Inventé unas máquinas,Construí relojes,Armas, vehículos,Yo soy el Individuo.Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,Apenas tenía tiempo para sembrar,Yo soy el Individuo.Años más tarde concebí unas cosas,Unas formas,Crucé las fronterasY permanecí fijo en una especie de nicho,En una barca que navegó cuarenta días,Cuarenta noches,Yo soy el Individuo.Luego vinieron unas sequías,Vinieron unas guerras,Tipos de color entraron en el valle,Pero yo debía seguir adelante,Debía producir.Produje ciencia, verdades inmutables,Produje tanagras,Di a luz libros de miles de páginas,Se me hinchó la cara,Construí un fonógrafo,La máquina de coser,Empezaron a aparecer los primeros automóviles.Yo soy el Individuo.Alguien segregaba planetas,¡Árboles segregaba!Pero yo segregaba herramientas,Muebles, útiles de escritorio,Yo soy el Individuo.Se construyeron también ciudades,Rutas,Instituciones religiosas pasaron de moda,Buscaban dicha, buscaban felicidad,Yo soy el Individuo.Después me dediqué mejor a viajar,A practicar, a practicar idiomas,Idiomas,Yo soy el Individuo.Miré por una cerradura,Sí, miré, qué digo, miré,Para salir de la duda miré,Detrás de unas cortinas,Yo soy el Individuo.Bien.Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,A esa roca que me sirvió de hogar,Y empiece a grabar de nuevo,De atrás para adelante grabarEl mundo al revés.Pero no: la vida no tiene sentido. -Tonante monseñor, ¿de cuándo acáFulminas jovenetos? Yo no séCuánta pluma ensillaste para el queSirviéndote la copa aún hoy está.El garzón frigio, a quien de bello daTanto la antigüedad, besara el pieAl que mucho de España esplendor fue,Y poca, mas fatal, ceniza es ya.Ministro, no grifaño, duro sí,Que en Líparis Estérope forjó(Piedra digo bezahar de otro Pirú)Las hojas infamó de un alhelí,Y los Acroceraunios montes no.¡Oh Júpiter, oh, tú, mil veces tú! -Ábreme las dos puertas de tu casaquiero besar tu boca que me dejaadivinar el aire cuando pasatu corazón envuelto en una abejaO bien decirme puedes qué te pasapálido rododendro triste y viejabajo la luna que te pone lasamientras te llueve el mundo en una orejaSin duda como sueles llorar llorasSin duda te desnudas a la lunaSin duda de costumbre te adormecesQuiero besar tu boca en esas horasmuertas que mueres tú también de unasupuración de amor algunas veces -Página en que la esfinge de la muertecon su enigma de sombrea nos provoca:¿Cómo poderte descifrar, si es pocatoda la luz del sol para leerte? -Cien sonetos de amorRadiantes días balanceados por el agua marina,concentrados como el interior de una piedra amarillacuyo esplendor de miel no derribó el desorden:preservó su pureza de rectángulo.Crepita, sí, la hora como fuego o abejasy es verde la tarea de sumergirse en hojas,hasta que hacia la altura es el follajeun mundo centelleante que se apaga y susurra.Sed del fuego, abrasadora multitud del estíoque construye un Edén con unas cuantas hojas,porque la tierra de rostro oscuro no quiere sufrimientossino frescura o fuego, agua o pan para todos,y nada debería dividir a los hombressino el sol o la noche, la luna o las espigas. -Dime, carácter mío de mierda,¡qué difícil vivir con él!;imagínate, desde que nacíte arrastro por todas partes.Mira, tan sosegado ahora, pecio debarco encallado. Apenas piensa,apenas respira con demacradotórax en quilla.Buenos días, tú, buenos días en la oscuridad.Vaya hombre, un error, nosotros juntos yo,nosotros los muchos los insoportables,quienes unos a otros se amargan las horas.Dime en la oscuridad: buenos días.Vida contigo arrastro por todas partesdesde mi nacimiento. Imagínatelainsoportablemente encallada.¡Vete a la mierda!, carácter. ¡Vete a la mierda!, pecio. -Si tú me dices «¡ven!», lo dejo todo...No volveré siquiera la miradapara mirar a la mujer amada...Pero dímelo fuerte, de tal modoque tu voz, como toque de llamada,vibre hasta el más íntimo recododel ser, levante el alma de su lodoy hiera el corazón como una espada.Si tú me dices «¡ven!», todo lo dejo.Llegaré a tu santuario casi viejo,y al fulgor de la luz crepuscular;mas he de compensarte mi retardo,difundiéndome ¡Oh Cristo! ¡como un nardode perfume sutil, ante tu altar! -La felicidad viene por la nochey acurruca su llanto entre las sábanas,su agonía perenne y verdadera.Los garfios de las rosas se declaran.La muchedumbre aspira a la tiniebla.Los huesos de la fe son dispersados.Clama el fuego del alba por su vida,solloza su inocencia quebrantada,el sino pluviforme de los ángeles.Y son las nubes llantos de los días,la ruptura de un cielo encadenadoa resurgir al alba y a la noche. -de mi padreHoy marzo y siete. ¿Recuerdas? Yo recuerdo.Soy vivo y te recuerdo: Íntegramente puro,siempre igual. Diste la mano a quien te dio la manoy arrancaste el odio a quien te odió de espaldas.¿Recuerdas? Ya casi primavera, olor a campo,en las viejas ventanas del colegio "alguien dijoque tu labor no fue importante.¡Hay cosas, padre, que son mejorguardarlas en silencio! "Alumnos con charangassaludaban tu paso. También tu muerte "fuimos todoscontigo al cementerio- y veían tu pureza totaly sentían tu voz contra sus frentes.Hoy ya marzo, otra vez, tanto tiempo te has idoque recuerdo el dolor que te produjoamar la libertad como la amaste. -La muerta resucita cuando a tu amor me asomo,la encuentro en tus miradas inmensas y tranquilas,y en toda tú... Sois ambas tan parecidas comotu rostro, que dos veces se copia en mis pupilas.Es cierto: aquélla amaba la noche radiosa,y tú siempre en las albas tu ensueño complaciste.(Por eso era más lirio, por eso eres más rosa.)Es cierto, aquélla hablaba; tú vives silenciosa,y aquélla era más pálida; pero tú eres más triste. -Una mujer desnuda y en lo oscurotiene una claridad que nos alumbrade modo que si ocurre un desconsueloun apagón o una noche sin lunaes conveniente y hasta imprescindibletener a mano una mujer desnuda.Una mujer desnuda y en lo oscurogenera un resplandor que da confianzaentonces dominguea el almanaquevibran en su rincón las telarañasy los ojos felices y felinosmiran y de mirar nunca se cansan.Una mujer desnuda y en lo oscuroes una vocación para las manospara los labios es casi un destinoy para el corazón un despilfarrouna mujer desnuda es un enigmay siempre es una fiesta descifrarlo.Una mujer desnuda y en lo oscurogenera una luz propia y nos enciendeel cielo raso se convierte en cieloy es una gloria no ser inocenteuna mujer querida o vislumbradadesbarata por una vez la muerte. -Cien sonetos de amorSabrás que no te amo y que te amopuesto que de dos modos es la vida,la palabra es un ala del silencio,el fuego tiene una mitad de frío.Yo te amo para comenzar a amarte,para recomenzar el infinitoy para no dejar de amarte nunca:por eso no te amo todavía.Te amo y no te amo como si tuvieraen mis manos las llaves de la dichay un incierto destino desdichado.Mi amor tiene dos vidas para armarte.Por eso te amo cuando no te amoy por eso te amo cuando te amo. -Era un cautivo beso enamoradode una mano de nieve, que teníala apariencia de un lirio desmayadoy el palpitar de un ave en la agonía.Y sucedió que un día,aquella mano suavede palidez de cirio,de languidez de lirio,de palpitar de ave,se acercó tanto a la prisión del beso,que ya no pudo más el pobre presoy se escapó; mas, con voluble giro,huyó la mano hasta el confín lejano,y el beso que volaba tras la mano,rompiendo el aire, se volvió suspiro. -¿Recuerdas una tarde en que te puse floresgranates en el pelo, allá en el Aventino?Parecías talmente una diosa pagana.O mejor, una ninfa: la Dafne legendariaque jamás tuvo Apolo, por obra de los dioses.Esa tarde aún espera su momento preciso,temblando en cierta página de un libro ¿Y aquellanoche antigua, su tibieza de estío, rodeadosde faunos y bacantes, de amorcillos inquietos,en un café de Vía Veneto? ¿La recuerdas? Reías,reíamos los dos, reíamos como antesno habíamos reído en nuestras vidas. "¡Oh Dios,qué sensación maldita de vivir, insoportable, extraña,de la que nadie me aliviaba! Fue,fue como si todo, todo, se hubiera ido borrando (el tráfico,la puerta Pinciana iluminada y ocre, el orgullosoExcelsior) y tan sólo tú y yo quedáramos en Roma;solos tú y yo y esa luna tranquila y silenciosade todos los amantes, una luna muy pálida y muy grande,una lunaque también se reía, redonda en su alto cielo cárdenoy cargado de astros, de estrellas y de dioses,mil veces más antiguo que el gran cielo de Júpiter.Solos tú y yo en el mundo, cogidos de la manopor el Campo dei Fiori. Solos tú y yo en el mundopor Vía del Babuino, por el Corso, al piedel viejo arco de Tito, bajo las rotas bóvedasdel Foro de Trajano. Y aquel lento vagar como embrujadospor la villa Borghese o arriba, en el Janículo,con la ciudad convulsa a nuestros pies,con la ciudad herida a nuestros pies,con la ciudad sufriendo a nuestros pies,adormecidaigual que si acabara de salirde un ataque epiléptico.¿Recuerdas todo eso?También hubo un paseo junto al río: mirábamossus aguas que arrastraron graves togas,cadáveres e imperios,y batallas y puentes. De uno de ellos te dije: esees el puente Emilio, Dafne. ¿Lo recuerdas?El púrpura del cielo flotará cada día en las colinasal caer el crepúsculo.Pero lo más curioso(lo más curioso, Dafne)es que nunca estuvimostú y yo juntos en Roma. -"No era nadie. El agua."¿Nadie?¿Que no es nadie el agua?"Nohay nadie. Es la flor."¿No hay nadie?Pero ¿no es nadie la flor?No es nadie. Era el viento."¿Nadie?¿No es el viento nadie?"Nohay nadie. Ilusión."¿No hay nadie?¿Y no es nadie la ilusión? -«Hijo, para descansar,es necesario dormir,no pensar,no sentir,no soñar...»«Madre, para descansar,morir». -Por fuera luz de plata,por dentro fuego rojo,como los cuerpos mundosdel eterno tesoro. -¿Me oyes, amor? Hay un fragor de trenes,o quizá de batanes o de espigasque te aleja de mí. No, no me digasque te irás para siempre. Los andenesse despoblaron. Yo, regreso. Penespor donde penes, corazón, no sigas,no te sigas marchando. Más fatigasy más amor perdido si no vienes.Ay, dolor, que yo sé lo que me pasa.Que mi casa sin ti ya no es mi casa,y el aire ni respira ni madura.Que estás dentro de mí, pero no bastaaunque te lleve hasta los huesos, hastala misma pena que hasta ti me dura. -Resbalo por tu tarde como el cansancio por la piedad de un declive.La noche nueva es como un ala sobre tus azoteas.Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente.Eres nuestra y fiestera, como la estrella que duplican las aguas.Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve.Claror de donde la mañana nos llega, sobre las dulces aguas turbias.Antes de iluminar mi celosía tu bajo sol bienaventura tus quintas.Ciudad que se oye como un verso.Calles con luz de patio. -¡Vendo nubes de colores:las redondas, coloradas,para endulzar los calores!¡Vendo los cirros moradosy rosas, las alboradas,los crepúsculos dorados!¡El amarillo lucero,cogido a la verde ramadel celeste duraznero!¡Vendo la nieve, la llamay el canto del pregonero! -En los extremos estásde ti, por ellos te busco.Amarte: ¡qué ir y venira ti misma de ti misma!Para dar contigo, cerca,¡qué lejos habrá que ir!Amor: distancias, vaivénsin parar.En medio del camino, nada.No, tu voz no, tu silencio.Redondo, terso, sin quiebra,como aire, las preguntasapenas le rizan,como piedras, las preguntasen el fondo se las guarda.Superficie del silencioy yo mirándome en ella.Nada, tu silencio, sí.O todo tu grito, sí.Afilado en el callar,acero, rayo, saeta,rasgador, desgarrador,¡qué exactitud repentinarompiendo al mundo la entraña,y el fondo del mundo arriba,donde él llega, fugacísimo!Todo, sí, tu grito, sí.Pero tu voz no la quiero. -Quién hubiera dichoque estos poemas de otrosiban a sermíosdespués de todo hay hombres que no fuiy sin embargo quise sersi no por una vida al menos por un ratoo por un parpadeoen cambio hay hombres que fuiy ya no soy ni puedo sery esto no siempre es un avancea veces es una tristezahay deseos profundos y nonatosque prolongué como coordenadashay fantasías que me prometiy desgraciadamente no he cumplidoy otras que me cumplí sin prometérmelashay rostros de verdadque alumbraron mis fábulasrostros que no vi más pero siguieronvigilándome desdela letra en que los pusehay fantasmas de carne otros de huesotambién hay los de lumbre y corazóno sea cuerpos en pena almas en júbiloque vi o toqué o simplemente pusea secara vivira gozara morirsepero además está lo qe advertí de lejosyo también escuché una palomaque era de otros diluviosyo tambén destrocé un paraísoque era de otras infanciasyo también gemí un sueñoque era de otros amoresasi puesdesde este misterioso confín de la existencialos otros me ampararon como árbolescon nidos o sin nidospoco importano me dieron envidia sino frutosesos otros estánaquisus poemasson mentiras de a puñoson verdades piadosasestán aquirodeándomejuzgandomecon las pobres palabras que les dihombres que miran tierra y cieloa través de la nieblao sin sus anteojostambién a mí me mirancon la pobre mirada que les dison otros que están fuera de mi reinoclaropero ademásestoy en ellosa veces tienen lo que nunca tuvea veces aman lo que quise amara veces odian lo que estoy odiandode pronto me parecen lejanostan remotosque me dan vértigo y melancolíay los veo minados por un duelo sin llantoy otras veces en cambiolos presiento tan cercaque miro por sus ojosy toco por sus manosy cuando odian me alegro de su rencory cuando aman me arrimo a su alegríaquién hubiera dichoque estos poemas míosiban a serde otros. -Morena como tus ojos y tu cabellera.Tus ojos como tu piel y como tus ojos.Tus manos pequeñas y finas como tus manos.Tu cuello se parece a tu cuello.Tu cuello en el que quiero dejar, por siempre,el collar de mi tiempo a destiempo, a tu tiempo;a tu tiempo que vas trazando con tus piernas,a tu ritmo, a tu tono.A tu ritmo que sólo puede parecerse a tu ritmo.Como tu cadera pequeña tu cintura;tu cintura que quiero levantar para beber tu vida;tu vida simple y delgada como tus brazos,como el perfil de tus uñas,como las líneas de tus pestañas y las de tu mano.Morena.Morena como tus ojos y tu cabelleray tu cabellera alegre como tu voz que canta,que vuela como tus manos y como tu mirada.Tu mirada que mira como mira tu alma;tu alma discreta y escondida como tu cuerpo.Tu rostro igual a la luz de tu rostro,a la luz que gira y rueda como tu risa.Tu risa idéntica a tu risa,a tu alegre cabellera y a tu prisa.Tu frente alta como tu espalda.Tus hombros abismados como tu barbilla;tu barbilla graciosa y noble como tus pestañas,tus pestañas parecidas al recuerdo de cuando eras niña.Y tus labios, ah, tus labios,y el perfume que persigue a tu perfume,y la sombra que persigue a tu presencia.Eres un recuerdo tuyo;un recuerdo parecido a tu ausencia.Me recuerdas a ti cuando te miro,sola, simple,infinita en tu propia belleza. -Ser en la vida romero,romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.Ser en la vida romero,sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,ligero, siempre ligero.Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templospara que nunca recemoscomo el sacristán los rezos,ni como el cómico viejodigamos los versos.La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,decía el príncipe Hamlet, viendocómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempoun sepulturero.No sabiendo los oficios los haremos con respeto.Para enterrar a los muertoscomo debemoscualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.Un día todos sabemoshacer justicia. Tan bien como el rey hebreola hizo Sancho el escuderoy el villano Pedro Crespo.Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,ligero, siempre ligero.Sensibles a todo vientoy bajo todos los cielos,poetas, nunca cantemosla vida de un mismo puebloni la flor de un solo huerto.Que sean todos los pueblosy todos los huertos nuestros. -IEra un niño que soñabaun caballo de cartón.Abrió los ojos el niñoy el caballito no vio.Con un caballito blancoel niño volvió a soñar;y por la crin lo cogía...¡Ahora no te escaparás!Apenas lo hubo cogido,el niño se despertó.Tenía el puño cerrado.¡El caballito voló!Quedóse el niño muy seriopensando que no es verdadun caballito soñado.Y ya no volvió a soñar.Pero el niño se hizo mozoy el mozo tuvo un amor,y a su amada le decía:¿Tú eres de verdad o no?Cuando el mozo se hizo viejopensaba: Todo es soñar,el caballito soñadoy el caballo de verdad.Y cuando vino la muerte,el viejo a su corazónpreguntaba: ¿Tú eres sueño?¡Quién sabe si despertó!IIA D. Vicente Ciurana.Sobre la limpia arena, en el tartesio llanopor donde acaba España y sigue el mar,hay dos hombres que apoyan la cabeza en la mano;uno duerme, y el otro parece meditar.El uno, en la mañana de tibia primavera,junto a la mar tranquila,ha puesto entre sus ojos y el mar que reverbera,los párpados, que borran el mar en la pupila.Y se ha dormido, y sueña con el pastor Proteo,que sabe los rebaños del marino guardar;y sueña que le llaman las hijas de Nereo,y ha oído a los caballos de Poseidón hablar.El otro mira al agua. Su pensamiento flota:hijo del mar, navega ?o se pone a volar?Su pensamiento tiene un vuelo de gaviota,que ha visto un pez de plata en el agua saltar.Y piensa: "Es esta vida una ilusión marinade un pescador que un día ya no puede pescar."El soñador ha visto que el mar se le ilumina,y sueña que es la muerte una ilusión del mar.IIIÉrase de un marineroque hizo un jardín junto al mar,y se metió a jardinero.Estaba el jardín en flor,y el jardinero se fuepor esos mares de Dios.IVCONSEJOSSabe esperar, aguarda que la marea fluya?así en la costa un barco? sin que al partir te inquiete.Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;porque la vida es larga y el arte es un juguete.Y si la vida es cortay no llega la mar a tu galera,aguarda sin partir y siempre espera,que el arte es largo y, además, no importa.VPROFESIÓN DE FEDios no es el mar, está en el mar, rielacomo luna en el agua, o aparececomo una blanca vela;en el mar se despierta o se adormece.Creó la mar, y nacede la mar cual la nube y la tormenta;es el Criador y la criatura lo hace;su aliento es alma, y por el alma alienta.Yo he de hacerte, mi Dios, cual tú me hiciste,y para darte el alma que me disteen mí te he de crear. Que el puro ríode caridad que fluye eternamente,fluya en mi corazón. ¡Seca, Dios mío,de una fe sin amor la turbia fuente!VIEl Dios que todos llevamos,el Dios que todos hacemos,el Dios que todos buscamosy que nunca encontraremos.Tres dioses o tres personasdel solo Dios verdadero.VIIDice la razón: Busquemosla verdad.Y el corazón: Vanidad.La verdad ya la tenemos.La razón: ¡Ay, quién alcanzala verdad!El corazón: Vanidad.La verdad es la esperanza.Dice la razón: Tú mientes.Y contesta el corazón:Quien miente eres tú, razón.que dices lo que no sientes.La razón: Jamás podremosentendernos, corazón.El corazón: Lo veremos.VIIICabeza meditadora,¡qué lejos se oye el zumbidode la abeja libadora!Echaste un velo de sombrasobre el bello mundo y vascreyendo ver, porque midesla sombra con un compás.Mientras la abeja fabrica,melifica,con jugo de campo y sol,yo voy echando verdadesque nada son, vanidadesal fondo de mi crisol.De la mar al percepto,del percepto al concepto,del concepto a la idea?¡oh, la linda tarea!?,de la idea a la mar,¡Y otra vez a empezar! -Te quiero.Te lo he dicho con el viento,jugueteando como animalillo en la arenao iracundo como órgano impetuoso;Te lo he dicho con el sol,que dora desnudos cuerpos juvenilesy sonríe en todas las cosas inocentes;Te lo he dicho con las nubes,frentes melancólicas que sostienen el cielo,tristezas fugitivas;Te lo he dicho con las plantas,leves criaturas transparentesque se cubren de rubor repentino;Te lo he dicho con el agua,vida luminosa que vela un fondo de sombra;te lo he dicho con el miedo,te lo he dicho con la alegría,con el hastío, con las terribles palabras.Pero así no me basta:más allá de la vida,quiero decírtelo con la muerte;más allá del amor,quiero decírtelo con el olvido. -El tranvía transporta las velas soñolientas-hace ya mucho tiempo que los aires lo acunan-.Una campana triste le abre paso entre el tránsitoy el olor a fritanga.(Calamares, anillos de promesas inciertas).Domina en los jardines el pardo, y la pobreza.Abrigos humillados dejan a la intemperielos miembros ateridos.La esperanza se arropa con vergüenza y tristura.Domingo de dolor. (Casi toda la vida). -El temoratrapa lo que queda de tus ojosel destello fijo en la carreraterrible claridad sin muerte como aguaen la pureza de tus pies tan blancosconejos que saben huir. -IEn su grave rincón, los jugadoresrigen las lentas piezas. El tablerolos demora hasta el alba en su severoámbito en que se odian dos colores.Adentro irradian mágicos rigoreslas formas: torre homérica, ligerocaballo, armada reina, rey postrero,oblicuo alfil y peones agresores.Cuando los jugadores se hayan ido,cuando el tiempo los haya consumido,ciertamente no habrá cesado el rito.En el Oriente se encendió esta guerracuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.Como el otro, este juego es infinito.IITenue rey, sesgo alfil, encarnizadareina, torre directa y peón ladinosobre lo negro y blanco del caminobuscan y libran su batalla armada.No saben que la mano señaladadel jugador gobierna su destino,no saben que un rigor adamantinosujeta su albedrío y su jornada.También el jugador es prisionero(la sentencia es de Omar) de otro tablerode negras noches y de blancos días.Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.¿Qué Dios detrás de Dios la trama empiezade polvo y tiempo y sueño y agonía? -(Zaida C. de Ramón)Lo que no entiendes ahoralo comprenderás después ...Mis pensamientos son altosy mis caminos también.Tú miras lo que está al frente;Yo miro lo que ha de serMantente firme, no dudes,pues, mi gloria has de ver.Confía, sé muy paciente;no te inquietes, solo creeque el que lo ha dicho lo hará;nunca falla, El es fiel.Si se embravecen las olasy arremeten contra tí...Si la obscuridad te cubrey no sabes dónde ir,No temas, tú no estás solo;contigo siempre estaréEn esas densas tinieblastesoros te mostraré.Aprovecha este momentopues todo es para tu bienSacrifícame alabanza,canta, danza, seme fielQue el reino es para valientes;si crees, tú has de vencer.Lo que no entiendes ahora,lo comprenderás después. -Voy perdiendo tu nombrepor caminos y plazas,por cristales sin vidrios,por resquiciossin sol;hace frío en mis ojos"era hoguera tu nombre",y una lluvia de olvido,sin querer,lo apagó.Todo lo era tu nombre:los sabores, la fruta,el color de la tarde,la caricia,la flor...Sólo quedan dos letrasque tiritan, perdidas,en desvanes sin dueño,esperandoel adiós. -Te encontraré tal vezen esa esquina del paraísoo en el aire trivial de una playa nocturnadonde se ata la sombray se extenúa el infinito.Plenitud en que se abisma la atraccióndel violonchelo apenas oxidadojunto a una vida escorada a estriborpor no llorar con las manos crispadas.Ahora el reflector hurga en la opacidad,en la noche de las premonicionesdel triángulo adensadoen la ojiva polvorienta de un caliente desorden,pero todo se pudre en la trampa del tiempo.Sólo migajas de mentira,la imperceptible hoja, los hechos sinsignificación.Resurgen sombras falseadas,engañosos remordimientos de cicatricesadheridas,un peso hondode multitud desangeladaen el horizonte de la ceniza. -Lloverás en el tiempo de lluvia,harás calor en el verano,harás frío en el atardecer.Volverás a morir otras mil veces.Florecerás cuando todo florezca.No eres nada, nadie, madre.De nosotros quedará la misma huella,la semilla del viento en el agua,el esqueleto de las hojas en la tierra.Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,en el corazón de los árboles la palabra amor.No somos nada, nadie, madre.Es inútil vivirpero es más inútil morir. -No sé por qué tus labios me despiertanbesos lejanos que jamás me diste;no saben desterrarlos, o no aciertana dejarlos dormir. Cuando viniste,rozándome la carne, de puntillas,nadie te vio, nadie escuchó tu paso,sino un temblor ligero en mis rodillas,trémulo de enfrentarme a otro fracaso.Cuántas veces idéntico senderonos conduce a dispares objetivos,y en el nuevo, no vemos que el primeroaún nos mantiene en su poder cautivos.Y no sirve pensar que lo pasadopasado está, que nunca ha de volver;ayer, más que un diseño ya borrado,es espectro que vuelve a aparecerY así fluye la vida, una amalgamade incidentes que fueron, y que son,.que no se desvanecen; una tramade dolores, de olvidos, de ilusión;como rosa que cada primaveraasiduamente en el rosal florece,nube inquieta, incesante viajera,o estrella que a la aurora palidece.Quizá tus besos son evocadoresde nube transeúnte, antigua rosa,o estrella cuyos últimos fulgoresse extinguieron, y duerme silenciosa.Hay tanto nuevo en cada beso, hay tantoque arrastramos de antiguo, tanta vida,tanto de gozo, soledad y llanto,tanto de acogedor y despedida,que un beso no es un beso solo, aislado,es una larga historia enmarañadaaflorando a un presente arrebatado,que abraza todo, y que no olvida nada. -Sentada a media luz en mi rodilla,y una sonrisa tenue y luminosacomo las alas de una mariposa,me reclinó en el hombro la mejillay abandonóse inmóvil, silenciosa.Se me quedó dormida entre los brazos,niña interior, aunque mujer externa,un tiempo apasionada, luego tierna,frágil hoy con el alma hecha pedazos,mañana con impulsos de galerna.No me quise mover por no alterarla,y dejé transcurrir el tiempo lento,con el temor de que hasta el pensamientopudiera, al agitarse, despertarla,destruyendo la magia del momento.Y así quedó, colgada de mi cuello,dormida en mí, sin dudas y sin prisa,y hasta su soplo refrenó la brisa;y al fin, acariciando su cabello,hice anidar mi beso en su sonrisa. -El mar, el mar y tú, plural espejo,el mar de torso perezoso y lentonadando por el mar, del mar sediento:el mar que muere y nace en un reflejo.El mar y tú, su mar, el mar espejo:roca que escala el mar con paso lento,pilar de sal que abate el mar sediento,sed y vaivén y apenas un reflejo.De la suma de instantes en que creces,del círculo de imágenes del año,retengo un mes de espumas y de peces,y bajo cielos líquidos de estañotu cuerpo que en la luz abre bahíasal oscuro oleaje de los días. -Todos los días rezo esta oraciónal levantarme:Oh Dios,no me atormentes más.Dime qué significanestos espantos que me rodean.Cercado estoy de monstruosque mudamente me preguntan,igual, igual, que yo les interrogo a ellos.Que tal vez te preguntan,lo mismo que yo en vano perturboel silencio de tu invariable nochecon mi desgarradora interrogación.Bajo la penumbra de las estrellasy bajo la terrible tiniebla de la luz solar,me acechan ojos enemigos,formas grotescas que me vigilan,colores hirientes lazos me están tendiendo:¡son monstruos,estoy cercado de monstruos!No me devoran.Devoran mi reposo anhelado,me hacen ser una angustia que se desarrolla a sí misma,me hacen hombre,monstruo entre monstruos.No, ninguno tan horriblecomo este Dámaso frenético,como este amarillo ciempiés que hacia ti clama con todos sus tentáculos enloquecidos,como esta bestia inmediatatransfundida en una angustia fluyente;no, ninguno tan monstruosocomo esa alimaña que brama hacia ti,como esa desgarrada incógnitaque ahora te increpa con gemidos articulados,que ahora te dice:«Oh Dios,no me atormentes más,dime qué significanestos monstruos que me rodeany este espanto íntimo que hacia ti gime en la noche.» -(28 de enero de 1948. Santiago de Chile)YO no vengo a llorar aquí donde cayeron:vengo a vosotros, acudo a los que viven.Acudo a ti y a mí y en tu pecho golpeo.Cayeron otros antes. Recuerdas? Sí,recuerdas.Otros que el mismo nombre y apellidotuvieron.En San Gregorio, en Lonquimay lluvioso,en Ranquil, derramados por el viento,en Iquique, enterrados en la arena,a lo largo del mar y del desierto,a lo largo del humo y de la lluvia,desde las pampas a los archipiélagosfueron asesinados otros hombres,otros que como tú se llamaban Antonioy que eran como tú pescadores o herreros:carne de Chile, rostroscicatrizados por el viento,martirizados por la pampa,firmados por el sufrimiento.Yo encontré por los muros de la patria,junto a la nieve y su cristalería,detrás del río de ramaje verde,debajo del nitrato y de la espiga,una gota de sangre de mi puebloy cada gota, como el fuego, ardía. -(Puerto de Santa María, España).RAFAEL, antes de llegar a España me salió alcaminotu poesía, rosa literal, racimo biselado,y ella hasta ahora ha sido no para mí un recuerdo,sino luz olorosa, emanación de un mundo.A tu tierra reseca por la crueldad trajisteel rocío que el tiempo había olvidado,y España despertó contigo en la cintura,otra vez coronada de aljófar matutino.Recordarás lo que yo traía: sueñosdespedazadospor implacables ácidos, permanenciasen aguas desterradas, en silenciosde donde las raíces amargas emergíancomo palos quemados en el bosque.Cómo puedo olvidar, Rafael, aquel tiempo?A tu país llegué como quien caea una luna de piedra, hallando en todasparteságuilas del erial, secas espinas,pero tu voz allí, marinero, esperabapara darme la bienvenida y la fraganciadel alhelí, la miel de los frutos marinos.Y tu poesía estaba en la mesa, desnuda.Los pinares del Sur, las razas de la uvadieron a tu diamante cortado sus resinas,y al tocar tan hermosa claridad, muchasombrade la que traje al mundo, se deshizo.Arquitectura hecha en la luz, como lospétalos,a través de tus versos de embriagador aromayo vi el agua de antaño, la nieve hereditaria,y a ti más que a ninguno debo España.Con tus dedos toqué panal y páramo,conocí las orillas gastadas por el pueblocorno por un océano, y las gradasen que la poesía fue estrellandotoda su vestidura de zafiros.Tú sabes que no enseña sino el hermano. Y en esahora no sólo aquello me enseñaste,no sólo la apagada pompa de nuestra estirpe,sino la rectitud de tu destino,y cuando una vez más llegó la sangre a Españadefendí el patrimonio del pueblo que era mío.Ya sabes tú, ya sabe todo el mundo estas cosas.Yo quiero solamente estar contigo,y hoy que te falta la mitad de la vida,tu tierra, a la que tienes más derecho que unárbol,hoy que de las desdichas de la patria no sóloel luto del que amamos, sino tu ausencia cubrenla herencia del olivo que devoran los lobos,te quiero dar, ay!, si pudiera, hermano grande,la estrellada alegría que tú me diste entonces.Entre nosotros dos la poesíase toca como piel celeste,y contigo me gusta recoger un racimo,este pámpano, aquella raíz de las tinieblas.La envidia que abre puertas en los seresno pudo abrir tu puerta ni la mía. Es hermosocomo cuando la cólera del vientodesencadena su vestido afueray están el pan, el vino y el fuego con nosotrosdejar que aúlle el vendedor de furia,dejar que silbe el que pasó entre tus pies,y levantar la copa llena de ámbarcon todo el rito de la transparencia.Alguien quiere olvidar que tú eres el primero?Déjalo que navegue y encontrará tu rostro.Alguien quiere enterrarnos precipitadamente?Está bien, pero tiene la obligación del vuelo.Vendrán, pero quién puede sacudir la cosechaque con la mano del otoño fue elevadahasta teñir el mundo con el temblor del vino?Dame esa copa, hermano, y escucha: estoy rodeadode mi América húmeda y torrencial, a vecespierdo el silencio, pierdo la corola nocturna,y me rodea el odio, tal vez nada, el vacíode un vacío, el crepúsculode un perro, de una rana,y entonces siento que tanta tierra mía nos separe,y quiero irme a tu casa en que, yo sé, me esperas,sólo para ser buenos como sólo nosotrospodemos serlo. No debemos nada.Y a ti sí que te deben, y es una patria: espera.Volverás, volveremos. Quiero contigo un díaen tus riberas, ir embriagados de orohacia tus puertos, puertos del Sur que entonces noalcancé.Me mostrarás el mar donde sardinasy aceitunas disputan las arenas,y aquellos campos con los toros de ojos verdesque Villalón (amigo que tampocome vino a ver, porque estaba enterrado)tenía, y los toneles del jerez, catedralesen cuyos corazones gongorinosarde el topacio con pálido fuego.Iremos, Rafael, adonde yaceaquel que con sus manos y las tuyasla cintura de España sostenía.El muerto que no pudo morir, aquel a quien túguardas,porque sólo tu existencia lo defiende.Allí está Federico, pero hay muchos que, hundidos,enterrados,entre las cordilleras españolas, caídosinjustamente, derramados,perdido cereal en las montañas,son nuestros, y nosotros estamos en su arcilla.Tú vives porque siempre fuiste un dios milagroso.A nadie más que a ti te buscaron, queríandevorarte los lobos, romper tu poderío.Cada uno quería ser gusano en tu muerte.Pues bien, se equivocaron. Es tal vez la estructurade tu canción, intacta transparencia,armada decisión de tu dulzura,dureza, fortaleza, delicada,la que salvó tu amor para la tierra.Yo iré contigo para probar el aguadel Genil, del dominio que me diste,a mirar en la plata que navegalas efigies dormidas que fundaronlas sílabas azules de tu canto.Entraremos también en las herrerías: ahorael metal de los pueblos allí esperanacer en los cuchillos: pasaremos cantandojunto a las redes rojas que mueve el firmamento.Cuchillos, redes, cantos borrarán los dolores.Tu pueblo llevará con las manos quemadaspor la pólvora, como laurel de las praderas,lo que tu amor fue desgranando en la desdicha.Sí, de nuestros destierros nace la flor, la formade la patria que el pueblo reconquista con truenos,y no es un día solo el que elaborala miel perdida, la verdad del sueño,sino cada raíz que se hace cantohasta poblar el mundo con sus hojas.Tú estás allí, no hay nada que no muevala luna diamantina que dejaste:la soledad, el viento en los rincones,todo toca tu puro territorio,y los últimos muertos, los que caenen la prisión, leones fusilados,y los de las guerrillas, capitanesdel corazón, están humedeciendotu propia investidura cristalina,tu propio corazón con sus raíces.Ha pasado el tiempo desde aquellos días en quecompartimosdolores que dejaron una herida radiante,el caballo de la guerra que con sus herradurasatropelló la aldea destrozando los vidrios.Todo aquello nació bajo la pólvora,todo aquello te aguarda para elevar la espiga,y en ese nacimiento se envolverán de nuevoel humo y la ternura de aquellos duros días.Ancha es la piel de España y en ella tu acicatevive como una espada de ilustre empuñadura,y no hay olvido, no hay invierno que te borre,hermano fulgurante, de los labios del pueblo.Así te hablo, olvidando tal vez una palabra,contestando al fin cartas que no recuerdasy que cuando los climas del Este me cubrieroncomo aroma escarlata, llegaronhasta mi soledad.Que tu frente doradaencuentre en esta carta un día de otro tiempo,y otro tiempo de un día que vendrá.Me despidohoy, 1948, dieciséis de diciembre,en algún punto de América en que canto. -Si vieras, amiga,qué espacio transcurre mi lenta existenciala marcha inmutable del tiempo fatigami añeja dolencia;mis torvos fastidios apenas mitigala gloria que llevo:tu amor siempre nuevo,tu afecto sencillo...Y todas las noches mi dulce reclamoescucha en tus rejas el viejo estribillo:"¿Me quieres?"¡Te amo!Monótona corre mi vida, bien mío;sus páginas tristes me dicta el hastío.Los días son igualescomo ondulacionesque van de los lagos sobre los cristales.Prende la mañanasus fulguracionessobre la sabana.Y al morir el díaasoma la noche sus negros capucespor la serranía,y con sus arenas refleja el desiertolas últimas lucesdel astro ya muerto.En vanas quimerasconsumo mis días;tus horas que mueren pasan cual viajeras,con ellas las míasy ante tu venturate digo muy quedoque a veces hastiado medito con miedo,cariñosa hermana,en el día sombrío,en las inclemencias del invierno fríoque en tus bucles deje la primera cana.Tus páginas tristes me dicta el hastío...mis sueñospequeños,mi vidaescondida;y noche por noche con suave reposollegando a tu rejate digo amorosola frase de antaño, la cláusula vieja. -Hoy el Po copia reflejosde una tarde italianaque gris y rosa se vacon el pálido clarorde una mejilla de niñaque se descubre muchacha.Los árboles se adivinanya negros sobre un paisajede tibios verdes y ocres.Vienen detrás las montañas.La luz se va con el río,y me sueño allí uno más:uno sin tierra y sin casa,que ha descubierto en la tardelos secretos de su alma.La piel trémola del airetambién se lleva los versosy unas lluvia evanescenteborra el Po de mi ventana. -Ya llena de sí solo la literaMatón, que apenas anteyer hacía(flaco y magro malsín) sombra, y cabía,sobrando sitio, en una ratonera.Hoy, mal introducida con la esferasu casa, al sol los pasos le desvía,y es tropezón de estrellas; y algún día,si fuera más capaz, pocilga fuera.Cuando a todos pidió, le conocimos;no nos conoce cuando a todos toma;y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.Sóbrale tanto cuanto falta a Roma;y no nos puede ver, porque le vimos:lo que fue esconde; lo que usurpa asoma. -¡Oh bienaventuranza fértil de los que sabenir gimiendo y llorando desprecativamente,como en la Salve, que es un óleo y una fuente!Yo también supe antaño de la bondad del cieloque en mis acerbos pésames llovía,y compuse mi Salve, con la fe de un cruzadobajo los muros de Antioquía.Mas hoy es un vinagremi alma, y mi ecuménico dolor un holocaustoque en el desierto humea.Mi Cristo, ante la esponja de las hieles, jadea.con la árida agonía de un corazón exhausto.¡Señor, Tú que colocasresina en la corteza impenitentey agua entrañable en las adustas rocas,hazme casto y humilde para poder llorarla bienaventuranza de aquel llanto deshechoque fertiliza lava el pecho,y verás cómo mi alma se atavíay trueca su congoja en alborozopara escalar los muros de Antioquía! -Me deprimen los tíos que esperan en un coche,el codo necesario sobre la ventanillay la radio ofendiendo con la canción de moda.Quedan bien en las tardes de sol, y los veranos,por extensión, son suyos. Cuando cruzasla calle sola y pesanla calle, el sol, el día que te vive,ahí están ellos, fuma que te fuma,dueños del sol, del día, de la calle y del coche.No me gustan.¿Qué novias que no llegano qué esposas con bolsas o qué amigosesperan siempre? En otras circunstanciasde lugar y de tiempo harían un buen cuadrode Hopper. Pero no:aunque se les ve solos, simbolizanla compañía; siempre tiene premiosu paciencia contenta.Será eso en el fondo, una traiciónpequeña, involuntaria, como un miedo doméstico:la culpa de no ser más que costumbre. -"¡A la Mamora, militares cruces!¡Galanes de la Corte, a la Mamora!Sed capitanes en latín ahoraLos que en romance ha tanto que sois duces.¡Arma, arma, ensilla, carga! "¿Qué? ¿Arcabuces?"No, gofo, sino aquesa cantimplora.Las plumas riza, las espuelas dora."¿Ármase España ya contra avestruces?"Pica, Bufón. ¡Oh tú, mi dulce dueño!Partiendo me quedé, y quedando pasoA acumularte en Africa despojos."¡Oh tú, cualquier que la agua pisas leño!¡Escuche la vitoria yo, o el fracasoA la lengua del agua de mis ojos! -Todo adquiere en mi bocaun sabor persistente de lágrimas;el manjar cotidiano, la trovay hasta la plegaria.Yo no tengo otro oficiodespués del callado de amarte,que este oficio de lágrimas, duro,que tú me dejaste.¡Ojos apretadosde calientes lágrimas!,¡boca atribulada y convulsa,en que todo se me hace plegaria!¡Tengo una vergüenzade vivir de este modo cobarde!¡Ni voy en tu buscani consigo tampoco olvidarte!Un remordimiento me sangrade mirar un cieloque no ven tus ojos,¡de palpar las rosasque sustenta la cal de tus huesos!¡Carne de miseria,gajo vergonzante, muerto de fatiga,que no baja a dormir a tu lado,que se aprieta, trélmulo,al impuro pezón de la Vida! -Contemplando estaba Filisa la media noche solauna vela [a] cuya lumbrelabrando estaba una cofia,porque andaba en torno dellauna blanca mariposa,quemándose los extremosy quería arderse toda.Suspendióse, imaginandola avecilla animosa;tomóla en sus blancas manosy así le dice envidiosa:«"¿Adónde tienes los ojosque desta luz te enamoras,la boca con que la besasy el gusto con que la gozas?¿Adónde tienes tu ingenio,y dónde está la memoria?¿con qué lengua la requiebras?¿de qué despojos la adornas?¿Qué le dices cuando llegas,y en su fuego presurosale dejas alguna prendade la afición que le doras?Y sin haberte ido vienes,y después a volar tornashasta el punto que tu vidaentre las llamas despojas,viendo que no será justodilatar su muerte y gloria"».En diciendo estas razonesllegóse al fuego y quemóla.«"Dichosa fuiste, avecilla,Filis prosigue, pues gozasen los brazos de tu amigomuerte y vida gloriosa;que la vida sin contentomucha falta y poca sobra,y sólo el sosiego es buenoadonde el alma reposa.Mas ¿cómo yo con tu ejemplono me doy la muerte agora?Morir quiero, pues me anima,y acabar con tantas cosas.He sabido que Belardosu vida pasa con otra,porque le enojan mis celosy mis desdichas le enojan"».Del paño de su laborun corto cuchillo toma,y dijo toda turbada:«"Oh Belardo, aquí fue Troya"».Pero primero que fuesepuesto el intento por obra,quiso probar el dolor,que es mujer y temerosa.Con la aguja que labrabapicóse el dedo y turbólade su muy querida sangreel ver salir una gota.Pide un paño a la criada,intento y cuchillo arroja;lloró su sangre perdida,que su amante no la llora. -Por toda la hermosuranunca yo me perderé,sino por un no sé quéque se alcança por ventura.ISabor de bien que es finitolo más que puede llegares cansar el apetitoy estragar el paladary assí por toda dulçuranunca yo me perderésino por un no sé quéque se halla por ventura.IIEl coraçón generosonunca cura de parardonde se puede passarsino en más difficultosonada le causa harturay sube tanto su feeque gusta de un no sé quéque se halla por ventura.IIIEl que de amor adolescede el divino ser tocadotiene el gusto tan trocadoque a los gustos desfallececomo el que con calenturafastidia el manjar que vey apetece un no sé quéque se halla por ventura.IVNo os maravilléis de aquestoque el gusto se quede talporque es la causa del malajena de todo el restoy assí toda criaturaenajenada se veey gusta de un no sé quéque se halla por ventura.VQue estando la voluntadde divinidad tocadano puede quedar pagadasino con divinidadmas, por ser tal su hermosuraque sólo se vee por fee,gústala en un no sé quéque se halla por ventura.VIPues, de tal enamoradodezidme si abréis dolorpues que no tiene saborentre todo lo criadosolo sin forma y figurasin hallar arrimo y piegustando allá un no sé quéque se halla por ventura.VIINo penséis que el interiorque es de mucha más valíahalla gozo y alegríaen lo que acá da sabormas sobre toda hermosuray lo que es y será y fuegusta de allá un no sé quéque se halla por ventura.VIIIMás emplea su cuydadoquien se quiere aventajaren lo que está por ganarque en lo que tiene ganadoy assí, para más alturayo siempre me inclinarésobre todo a un no sé quéque se halla por ventura.IXPor lo que por el sentidopuede acá comprehendersey todo lo que entenderseaunque sea muy subidoni por gracia y hermosurayo nunca me perderésino por un no sé quéque se halla por ventura. -Presiento tus palabras a través de los murosde una habitación que será eterna.Hay un país que crececon la sustancia de los sueñosy una casa cerradaen la que se acumulan los escombrosde una luz suficiente.Quizá no fuera ésta la vida que esperábamos,pero sí es el lugar.Aquí donde se alzancontra un cielo de piedrauna pared caída y luego otra,serán nuestras palabras las que nos den cobijo.Lo poco que tenemos,lo mucho que tenemos está aquí, delante de nosotros.Yo pongo la ventana,tú los tallos, los zarcillos azules,las silenciosas bayas transparentes. -Compañerausted sabepuede contarconmigono hasta doso hasta diezsino contarconmigosi alguna vezadvierteque la miro a los ojosy una veta de amorreconoce en los míosno alerte sus fusilesni piense qué delirioa pesar de la vetao tal vez porque existeusted puede contarconmigosi otras vecesme encuentrahuraño sin motivono piense qué flojeraigual puede contarconmigopero hagamos un tratoyo quisiera contarcon ustedes tan lindosaber que usted existeuno se siente vivoy cuando digo estoquiero decir contaraunque sea hasta dosaunque sea hasta cincono ya para que acudapresurosa en mi auxiliosino para sabera ciencia ciertaque usted sabe que puedecontar conmigo. -Ya todo estaba escrito cuando Vallejo dijo: "Todavía.Y le arrancó esta pluma al viejo cóndordel énfasis. El tiempo es todavía,la rosa es todavía y aunque pase el verano, y las estrellasde todos los veranos, el hombre es todavía.Nada pasó. Pero alguien que se llamaba César en peruanoy en piedra más que piedra, dio en la cumbredel oxígeno hermoso. Las raíceslo siguieron sangrientas cada día más lúcido. Lo fueronsecando, y ni París pudo salvarle el hueso ni el martirio.Ninguno fue tan hondo por las médulas vivas del origenni nos habló en la música que decimos Américaporque éste únicamente sacó el ser de la piedra más oscuracuando nos vio la suerte debajo de las olasen el vacío de la mano.Cada cual su Vallejo doloroso y gozoso.No en Parísdonde lloré por su alma, no en la nube violentaque me dio a diez mil metros la certeza terrestre de su rostrosobre la nieve libre, sino en estode respirar la espina mortal, estoy segurodel que baja y me dice: "Todavía. -¿Oís?, es el cañón. Mi pecho hirviendoel cántico de guerra entonará,y al eco ronco del cañón venciendo,la lira del poeta sonará.El pueblo ved que la orgullosa frentelevanta ya del polvo en que yacía,arrogante en valor, omnipotente,terror de la insolente tiranía.Rumor de voces siento,y al aire miro deslumbrar espadas,y desplegar banderas;y retumban al son las escarpadasrocas del Pirineo;y retiemblan los murosde la opulenta Cádiz, y el deseocrece en los pechos de vencer lidiando;brilla en los rostros* el marcial contento,y dondequiera generoso acentose alza de PATRIA y LIBERTAD tronando.Al grito de la patriavolemos, compañeros,blandamos los acerosque intrépida nos da.A par en nuestros brazosufanos la ensalcemosy al mundo proclamemos:"España es libre ya".¡Mirad, mirad en sangre,y lágrimas teñidosreír los forajidos,gozar en su dolor!¡Oh!, fin tan sólo pongasu muerte a la contienda,y cada golpe enciendaaún más nuestro rencor.¡Oh siempre dulce patriaal alma generosa!¡Oh siempre portentosamagia de libertad!Tus ínclitos pendonesque el español tremola,un rayo tornasoladel iris de la paz.En medio del estruendodel bronce pavoroso,tu grito prodigiosose escucha resonar.Tu grito que las almasinunda de alegría,tu nombre que a esa impíacaterva hace temblar.¿Quién hay ¡oh compañeros!,que al bélico redobleno sienta el pecho noblecon júbilo latir?Mirad centelleantescual nuncios ya de gloria,reflejos de victorialas armas despedir.¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas!Y al mar se lancen con bramido horrendode la infiel sangre caudalosos ríos,y atónito contemple el océanosus olas combatidascon la traidora sangre enrojecidas.Truene el cañón: el cántico de guerra,pueblos ya libres, con placer alzad:ved, ya desciende a la oprimida tierra,los hierros a romper, la libertad. -Cual red que me retenga,dónde un mástil como a Ulises,dónde un muro de algas pérfidasque me corte este vuelo,que me imprima en la lenguaotra sed que no seaesta sed de tomartecon huracanes ciegos.No hay cuerda que me toque,no hay turbios arrecifes.Soy un rayo perfecto.Ardo en un girasoldelirante de celo.La sangre se me escapa,tornado adolescente.Una orquídea de orote he de poner por sexo.No hay ríos maniatados,no hay sal, no hay torceduraque me lacere el paso.Voy a beber el marque guardas retenido,a arrancarte la copa,el algodón de nieve,de la leche los lares,lentos linos, luceros.Cubro tu cielo tu espalda.Tú entre mi espalda y el cielo. -Desde mi cielo a despedirme llegasfino orvallo que lentamente bañaslos robledos que visten las montañasde mi tierra, y los maíces de sus vegas.Compadeciendo mi secura, riegasmontes y valles, los de mis entrañas,y con tu bruma el horizonte empañasde mi sino, y así en la fe me anegas.Madre Vizcaya, voy desde tus brazosverdes, jugosos, a Castilla enjuta,donde fieles me aguardan los abrazosde costumbre, que el hombre no disfrutade libertad si no es preso en los lazosde amor, compañero de la ruta. -Virgen de la Soledad,fiestas en el barrio alto.Vociferante y taimadaengatusa la música mecánica;y el oropel:rizados papeles de coloresde la bodega al balcón,del corredor al dintel.La pobreza se esconde avergonzada.Las sumidas arrugas de la anciana"sin ducha ni agua caliente"vibran atónitas su risapor la felicidadque gratuitamente le suponenlos forasteros en danza.La vieja: Un esposoo un hijo en la tabernay mañana al mar,al albur del mar.Evidente y muy durala recatada miseria"cohibida"tras el visillo vela.La vieja.¿Caliente? Nada de agua.Oscila la marea humana.Ya se sabe:día de mucho, víspera de nada. -A Francisco SalinasCatedrático de Música de la Universidad de SalamancaEl aire se serenay viste de hermosura y luz no usada,Salinas, cuando suenala música estremada,por vuestra sabia mano gobernada.A cuyo son divinoel alma, que en olvido está sumida,torna a cobrar el tinoy memoria perdidade su origen primera esclarecida.Y como se conoce,en suerte y pensamientos se mejora;el oro desconoce,que el vulgo vil adora,la belleza caduca, engañadora.Traspasa el aire todohasta llegar a la más alta esfera,y oye allí otro modode no perecederamúsica, que es la fuente y la primera.Ve cómo el gran maestro,aquesta inmensa cítara aplicado,con movimiento diestroproduce el son sagrado,con que este eterno templo es sustentado.Y como está compuestade números concordes, luego envíaconsonante respuesta;y entrambas a porfíase mezcla una dulcísima armonía.Aquí la alma navegapor un mar de dulzura, y finalmenteen él ansí se anegaque ningún accidenteestraño y peregrino oye o siente.¡Oh, desmayo dichoso!¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!¡Durase en tu reposo,sin ser restituidojamás a aqueste bajo y vil sentido!A este bien os llamo,gloria del apolíneo sacro coro,amigos a quien amosobre todo tesoro;que todo lo visible es triste lloro.¡Oh, suene de contino,Salinas, vuestro son en mis oídos,por quien al bien divinodespiertan los sentidosquedando a lo demás amortecidos! -Una libra de queso un metro de lecheSobre el mostrador las migas del pan se levantan rezongandoy el dependiente tiene unos ojos largosEtiquetas bebidas baratas las frutas aumentaron la leche tambiénEl panadero pone menos harina en el panQué pasa todo eso es un robo qué pasa nadie se enfadaSalgo del café silbando como los otros. -Tal vez tengas razóny sea una tonta maníala de intentar convencer a las palabraspara que escriban juntas un poemaque hable de ti, de mí...si todo lo que somos ya lo sabenestos días azulesy a nadie más le importa. -Parió la Reina; el Luterano vinoCon seiscientos herejes y herejías;Gastamos un millón en quince díasEn darles joyas, hospedaje y vino.Hicimos un alarde o desatino,Y unas fiestas que fueron tropelías,Al ánglico Legado y sus espíasDel que juró la paz sobre Calvino.Bautizamos al niño Dominico,Que nació para serlo en las Españas;Hicimos un sarao de encantamento;Quedamos pobres, fue Lutero rico;Mandáronse escribir estas hazañasA don Quijote, a Sancho, y su jumento. -¿Cómo compaginarla aniquiladoraidea de la muertecon ese incontenibleafán de vida?¿cómo acoplar el horrorante la nada que vendrácon la invasora alegríadel amor provisionaly verdadero?¿cómo desactivar la lápidacon el sembradío?¿la guadañacon el clavel?¿será que el hombre es eso?¿esa batalla? -En tus ojos un misterio;en tus labios un enigma.Y yo fijo en tus miradasy extasiado en tus sonrisas. -Para evitar que el hombre en el mundo se hastíe,cada día el Señor, atento, lo celebra,y a fin de que el paisaje se embellezca y varíe,desparrama colores y arcos iris enhebra.Que son de Dios pinturas "en las que Dios sonríe":las manchas del leopardo, las rayas de la cebra,en el tigre bordados, por que en rey se atavíe,y escamas de esmeralda dedica a la culebra.Tanto que a las vaquitas "esas de San Antonio"adornó con lunares como puntos en íes,blancos sobre las negras, negros en carmesíes.Su lápiz, Su pincel, siempre en ágil diseño,hasta en las cosas fútiles dejan el testimonio:todo lo glorifica. Para El nada hay pequeño. -Estrella que es error, yo soy los dientes,y solamente dientes, no la bocaque yerra, miente, injuria, a Dios calumnia,y cuando su áspid guarda queda roja.Ay, pobres bocas, lenguas enredadascon las malas palabras que hablan solas.Yo soy los dientes que castañeteancuando filosos muerden a las rocas.La bocas son carmín que en la intemperiepierden su fuego; en su lugar, las rosasen las muy frías noches, de sus frentesdejan caer sobre el amor sus gotas.Soy como Hefesto, dios que cojo y feo,pelea doy, mas llama que se llora,no sé qué frase mágica invocarapara una vez besarte oscura boca. -Esperanza,araña negra del atardecer.Tu parasno lejos de mi cuerpoabandonado, andasen torno a mí,tejiendo, rápida,inconsistentes hilos invisibles,te acercas, obstinada,y me acaricias casi con tu sombrapesaday leve a un tiempo.Agazapadabajo las piedras y las horas,esperaste, paciente, la llegadade esta tardeen la que nadaes ya posible...Mi corazón:tu nido.Muerde en él, esperanza. -¡Mi soledad sin descanso!Ojos chicos de mi cuerpoy grandes de mi caballo,no se cierran por la nocheni miran al otro lado,donde se aleja tranquiloun sueño de trece barcos.Sino que, limpios y durosescuderos desvelados,mis ojos miran un nortede metales y peñascos,donde mi cuerpo sin venasconsulta naipes helados.*Los densos bueyes del aguaembisten a los muchachosque se bañan en las lunasde sus cuernos ondulados.Y los martillos cantabansobre los yunques sonámbulos,el insomnio del jinetey el insomnio del caballo.*El veinticinco de juniole dijeron a el Amargo:Ya puedes cortar si gustaslas adelfas de tu patio.Pinta una cruz en la puertay pon tu nombre debajo,porque cicutas y ortigasnacerán en tu costado,y agujas de cal mojadate morderán los zapatos.*Será de noche, en lo oscuro,por los montes imantados,donde los bueyes del aguabeben los juncos soñando.Pide luces y campanas.Aprende a cruzar las manos,y gusta los aires fríosde metales y peñascos.Porque dentro de dos mesesyacerás amortajado.*Espadón de nebulosamueve en el aire Santiago.Grave silencio, de espalda,manaba el cielo combado.*El veinticinco de junioabrió sus ojos Amargo,y el veinticinco de agostose tendió para cerrarlos.Hombres bajaban la callepara ver al emplazado,que fijaba sobre el murosu soledad con descanso.Y la sábana impecable,de duro acento romano,daba equilibrio a la muertecon las rectas de sus paños. -(GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER)Mueve el viento.Mueve el veloquedo.Mueve el aire.Mueve el arce.Vase.Luz sin habla.Voz callada.Clara.Sombra justa.Suena muda.Luna.Y él la escucha. -No volverá jamás el mar de los antiguosa rebañar las costas creadas por sus olas.Un año de ancho, una vida de largo,se sumió en la honda bocanada del fondo.Con él las bandas de Erik el Violentoy la pacífica vela de otro ladrón, fenicio,doblaron para siempre ese horizonte blandoy abajo el precipicio que los tragóa todos como se cierra un libro.Ni el ceñudo pirata que un día fueestatura y bronceado y sombra,ni el traficante sofocado bajo tricornio y títulos,tuvieron el poder de deteneraquellas otras olas que se llaman horas;menos el múltiple ahogado, ése sin nombre,puede asomar la cabeza ahorapara su intrépido persistirbajo la luna, a solas.Ah mar de Eneas y de Ulisesque no eras éste y erasla cuna del delfín y las especiasy el camino del oro y siempre, lo Otro.Qué portugueses y españoles erancuando eran los que eran en el mar.¡Y el junco de esa otra historia, la ignorada,que salía a él bajando de los ríoscomo una rama armada de astrolabio,con hombres amarillos bajo la tensa sedaguardando sus secretos, sus caminos y sus signos!Veo entre peces voladorescabalgar la trirreme del romanoy al bajel del griego salir de la zozobra;todas esas ambiciones que iban tras las Hespéridesencalladas en el arrecife del Minuto.Y la Sirena, el paganismo de a bordorecubierto de escamas y colocado fuera,y el oficial Leviatán del Viejo Testamentocondensados en la ballena blancaque surcó todavía, en mil ochocientos y tantos,el querido inolvidable mar de los antiguos. -Hojita verde con sol,tú sintetizas mi afán;afán de gozarlo todo,de hacerme en todo inmortal. -Ha muerto Rubén Darío,¡el de las piedras preciosas!Hermano, ¡cuántas noches tu espíritu y el mío,unidos para el vuelo, cual dos alas ansiosas,sondar quisieron ávidas el Enigma sombrío,más allá de los astros y de las nebulosas!Ha muerto Rubén Darío,¡el de las piedras preciosas!¡Cuántos años intensos junto al Sena vivimos,engarzando en el oro de un común ideallos versos juveniles que, a veces, brotar vimoscomo brotan dos rosas a un tiempo de un rosal!Hoy tu vida, inquieta cual torrente bravío,en el Mar de las Causas desembocó; ya posaslas plantas errabundas en el islote fríoque pintó Böckin... ¡ya sabes todas las cosas!Ha muerto Rubén Darío,¡el de las piedras preciosas!Mis ondas rezagadas van de las tuyas; peropronto en el insondable y eterno mar del todose saciara mi espíritu de lo que saber quiero:del Cómo y del Porqué, de la Esencia y del Modo.Y tú, como en Lutecia las tardes misteriosasen que pensamos juntos a la orilla del Ríolírico, habrás de guiarme... Yo iré donde tu osas,para robar entrambos al musical vacíoy al coro de los orbes sus claves portentosas...Ha muerto Rubén Darío¡el de las piedras preciosas! -Ganar, abrir, cerrar,perder. Hoy el encuentrofeliz. Mañana la despedida.Todo es lo mismoy contrario. Como la lunay el día. Todo de luz y desombra. Como una nochemuy llena y una casatan vacía.Tomo un sorbo. Reconozco la fe.Amargamente sonrío:dulce veneno, la vida. -obviamente, a budDice mi amigo bud que los ovnis no vienende marte ni de la urss ni de cabo cañaberalsencillamente llegan de un remotísimo futurocon la peregrina intención de investigarcómo fue que los terrestres empezamos a jodernoses decir cuál fue el origen de la gran hecatombeque para ellos por supuesto es hisroriay en cambio para nosotros pecadoresuna mera y sombria posibilidaden el caso de que bud tenga razónlos osados ovnímodos seríanuna suerte de arqueólogos ideológicosalgo así como choznos de levi straussperdidos en alguna galaxia de reposono estaría de más intentar presuadirlosde que han confundido la ecuación y la rutay que en consecuencia aún nos pertenecela empalagosa opción de no estallary así mientras ellos computan y computansu eletrónica / gaseosa / ultramundanafe de erratasnosotros persignémosnoso respiremos hondoo bajemos al refugio más proximo -La piedra es una frente donde los sueños gimensin tener agua curva ni cipreses helados,La piedra es una espalda para llevar al tiempocon árboles de lágrimas y cintas y planetas.Yo he visto lluvias grises hacia las olaslevantando sus tiernos brazos acribillados,para no ser cazadas por la piedra tendidaque desata sus miembros sin empapar la sangre.Porque la piedra coge simientes y nublados,esqueletos de alondras y lobos de penumbra;pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.Ya se acabó; ¿que pasa? Contemplad su figura:la muerte le ha cubierto de pálidos azufresy le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.El aire como loco deja su pecho hundido,y el Amor, empapado con lágrimas de nieve,se calienta en la cumbre de las ganaderías.¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,con una forma clara que tuvo ruiseñoresy la vemos llenarse de agujeros sin fondo.¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:aquí no quiero más que los ojos redondospara ver ese cuerpo sin posible descanso.Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.Los que doman caballos y dominan los ríos:los hombres que les suena el esqueleto y cantancon una boca llena de sol y pedernales.Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.Yo quiero que me enseñen donde está la salidapara este capitán atado por la muerte.Yo quiero que me enseñen un llanto como un ríoque tenga dulces nieblas y profundas orillas,para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierdasin escuchar el doble resuello de los toros.Que se pierda en la plaza redonda de la lunaque finge cuando niña doliente res inmóvil;que se pierda en la noche sin canto de los pecesy en la maleza blanca del humo congelado.No quiero que le tapen la cara con pañuelospara que se acostumbre con la muerte que lleva.Vete Ignacio: No sientas el caliente bramido.Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar! -Hortelano era Belardode las huertas de Valencia,que los trabajos obligana lo que el hombre no piensa.Pasado el hebrero loco,flores para mayo siembra,que quiere que su esperanzadé fruto a la primavera.El trébol para las niñaspone al lado de la huerta,porque la fruta de amorde las tres hojas aprenda.Albahacas amarillas,a partes verdes y secas,trasplanta para casadasque pasan ya de los treinta;y para las viudas ponemuchos lirios y verbena,porque lo verde del almaencubre la saya negra.Torongil para muchachasde aquellas que ya comienzana deletrear mentiras,que hay poca verdad en ellas.El apio a las opiladas,y a las preñadas almendras;para melindrosas cardosy ortigas para las viejas.Lechugas para briosasque cuando llueve se queman,mastuerzo para las frías,y ajenjos para las feas.De los vestidos que un tiempotrujo en la Corte, de seda,ha hecho para las avesun espantajo de higuera.Las lechuguillazas grandes,almidonadas y tiesas,y el sombrero boleadoque adorna cuello y cabeza;y sobre un jubón de rasola más guarnecida cuera,sin olvidarse las calzasespañolas y tudescas.Andando regando un día,vióle en medio de la higueray riéndole de velle,le dice desta manera:«"¡Oh ricos despojosde mi edad primeray trofeos vivosde esperanzas muertas!¡Qué bien parecéisde dentro y de fuera,sobre que habéis dadofin a mi tragedia!¡Galas y penachosde mi soldadesca,un tiempo coloresy agora tristeza!Un día de Pascuaos llevé a mi aldea,por galas costosas,invenciones nuevas.Desde su balcónme vio una doncella,con el pecho blancoy la ceja negra.Dejóse burlar,caséme con ella,que es bien que se paguentan honrosas deudas.Supo mi delitoaquella morenaque reinaba en Troyacuando fue mi reina.Hizo de mis cosasuna grande hoguera,tomando venganzaen plumas y letras"». -A Ricardo CalvoFue valiente, fue hermoso, fue artista.Inspiró amor, terror y respeto.En pintarle giadiando desnudoilustró su pincel Tintoretto.Machiavelli nos narra su historiade asesino elegante y discreto.César Borgia lo ahorcó en Sinigaglia...Dejó un cuadro, un puñal y un soneto. -(Por P. F.)Ese vértigo-abajo de los días peoresal fin no es más terribleque ese vértigo-arriba de la infanciamientras alguien se inclina hacia nosotrosdesde torres monstruosas y nos dejaun pellizco de susto en la mejilla.Acaso tu problema fue quedarteen aquellas regiones tanto tiempoy no haber asumido esta estatura;ser siempre el niño atónitoal que cambiaban sustos y juguetespor miradas de pasmo y unas gracias.Apostaría a que fuiste un niño silencioso.De las mañanas tontas de cafés y sin clase(hace no muchos años) me han quedadounas cuantas imágenes sucesivas de ti:Pelayo en blanco y negro, muy de acuerdocon lo que ha dicho alguien y está claro.Pelayo un disparate de voces, consiguiendoque nos echen. Pelayocon la mirada fría y en silencio. Por fin,Pelayo desolado frente al vértigode sus peores días, ya inconexo y terrible,lejos de todos, roto.Lo confieso:Casi te aborrecí por habernos dejadosolos, por asumirese papel confuso, desgraciado, que hacíade nosotros inútiles testigosde tu dolor, figurones sin frase;y porque nos pusistefrente a frente con algo que se parece al miedo.Eras un ser extraño: un pez de charco,un comedor de tierra, un joker tristeperdido no sé dónde entre los naipes,y me acuerdo de díasen que te despedí ya para siemprey ya sin sentir nada.Vienen luegolas escenas cruentas: Un cristalque se rompe. Gritos en la escalera.Alguien que pide un taxi. Una bufandaempapada de sangre. La negruradel lobo en una cándida cama del hospital.No fueron buenos tiempos, quién lo duda.Pero hoy que, ya de vuelta de esos años,sano y salvo, te sientas junto a mí,pido café y charlamos tan a gusto,e incluso nos reímos al pensaren los viejos errores, yo quisierasaber más, comprenderlo.Preguntarte (quizá porque es precisosaber que hubo una justificaciónpara tanto dolor) qué te tentabadel lado oscuro, si valió la penay si aprendiste algo. O si fue sólouna forma egoísta de salvarte,o un ajuste de cuentas con la viday el ensayo de otra vida imposible.O simplemente eras como un niñorompiendo en mil pedazos el espejo,dando cuerda al reloj de tal maneraque aún le dicen dormido,sin escuela, y se ríen. -Cien sonetos de amorNi el color de las dunas terribles en Iquique,ni el estuario del Río Dulce de Guatemala,cambiaron tu perfil conquistado en el trigo,tu estilo de uva grande, tu boca de guitarra.Oh corazón, oh mía desde todo el silencio,desde las cumbres donde reinó la enredaderahasta las desoladas planicies del platino,en toda patria pura te repitió la tierra.Pero ni huraña mano de montes minerales,ni nieve tibetana, ni piedra de Polonia,nada alteró tu forma de cereal viajero,como si greda o trigo, guitarras o racimosde Chillán defendieran en ti su territorioimponiendo el mandato de la luna silvestre. -Cayó una hojay dosy tres.Por la luna nadaba un pez.El agua duerme una horay el mar blanco duerme cien.La damaestaba muerta en la rama.La monjacantaba dentro de la toronja.La niñaiba por el pino a la piña.Y el pinobuscaba la plumilla del trino.Pero el ruiseñorlloraba sus heridas alrededor.Y yo tambiénporque cayó una hojay dosy tres.Y una cabeza de cristaly un violín de papely la nieve podría con el mundosi la nieve durmiera un mes,y las ramas luchaban con el mundouna a una,dos a dos,y tres a tres.¡Oh duro marfil de carnes invisibles!¡Oh golfo sin hormigas del amanecer!Con el muuu de las ramas,con el ay de las damas,con el croo de las ranas,y el gloo amarillo de la miel.Llegará un torso de sombracoronado de laurel.Será el cielo para el vientoduro como una paredy las ramas desgajadasse irán bailando con él.Una a unaalrededor de la luna,dos a dosalrededor del sol,y tres a trespara que los marfiles se duerman bien. -Si tú me miras, yo me vuelvo hermosacomo la hierba a que bajó el rocío,y desconocerán mi faz gloriosalas altas cañas cuando baje al río.Tengo vergüenza de mi boca triste,de mi voz rota y mis rodillas rudas;ahora que me miraste y que viniste,me encontré pobre y me palpé desnuda.Ninguna piedra en el camino hallastemás desnuda de luz en la alboradaque esta mujer a la que levantaste,porque oíste su canto, la mirada.Yo callaré para que no conozcanmi dicha los que pasan por el llano,en el fulgor que da a mi frente toscaen la tremolación que hay en mi mano...Es noche y baja a la hierba el rocío;mírame largo y habla con ternura,¡que ya mañana al descender al ríolo que besaste llevará hermosura! -Olas gigantes que os rompéis bramandoen las playas desiertas y remotas,envuelto entre la sábana de espumas,¡llevadme con vosotras!Ráfagas de huracán que arrebatáisdel alto bosque las marchitas hojas,arrastrado en el ciego torbellino,¡llevadme con vosotras!Nube de tempestad que rompe el rayoy en fuego ornáis las sangrientas orlas,arrebatado entre la niebla oscura,¡llevadme con vosotras!.Llevadme, por piedad, a donde el vértigocon la razón me arranque la memoria.¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarmecon mi dolor a solas!. -La conversación fue monótona.Oí a Newton y a Einstein;luchando entre sí, se rompieron las uñas de los dedos.El resultado fue un mundo como éste,por todas partes hombres con largos cuchillos,con revólveres, con fusiles.Todos reivindicaron sangre.Si fuera necesario la suya propia.La latitud norte resultó ser la misma;la nebulosa Andrómeda, tan lejos como antes.Los creyentes encendían velas,quemaban incienso o se arrodillabancon credo.El rechinar de dientes puedo oírlohasta en Rijmenam. -Ciego que apuntas y atinas,Caduco dios, y rapaz,Vendado que me has vendido,Y niño mayor de edad,Por el alma de tu madre"Que murió, siendo inmortal,De envidia de mi señora",Que no me persigas más.Déjame en paz, Amor tirano,Déjame en paz.Baste el tiempo mal gastadoQue he seguido a mi pesarTus inquïetas banderas,Forajido capitán.Perdóname, Amor, aquí,Pues yo te perdono alláCuatro escudos de paciencia,Diez de ventaja en amar.Déjame en paz, Amor tirano,Déjame en paz.Amadores desdichados,Que seguís milicia tal,Decidme, ¿qué buena guíaPodéis de un ciego sacar?De un pájaro ¿qué firmeza?¿Qué esperanza de un rapaz?¿Qué galardón de un desnudo?De un tirano, ¿qué piedad?Déjame en paz, Amor tirano,Déjame en paz.Diez años desperdicié,Los mejores de mi edad,En ser labrador de AmorA costa de mi caudal.Como aré y sembré, cogí;Aré un alterado mar,Sembré una estéril arena,Cogí vergüenza y afán.Déjame en paz, Amor tirano,Déjame en paz.Una torre fabriquéDel viento en la raridad,Mayor que la de Nembrot,Y de confusión igual.Gloria llamaba a la pena,A la cárcel libertad,Miel dulce al amargo acíbar,Principio al fin, bien al mal.Déjame en paz, Amor tirano,Déjame en paz. -El hombre de estos campos que incendia los pinaresy su despojo aguarda como botín de guerra,antaño hubo raído los negros encinares,talado los robustos robledos de la sierra.Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;la tempestad llevarse los limos de la tierrapor los sagrados ríos hacia los anchos mares;y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,pastores que conducen sus hordas de merinosa Extremadura fértil, rebaños trashumantesque mancha el polvo y dora el sol de los caminos.Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,hundidos, recelosos, movibles; y trazadascual arco de ballesta, en el semblante enjutode pómulos salientes, las cejas muy pobladas.Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,esclava de los siete pecados capitales.Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;ni para su infortunio ni goza su riqueza;le hieren y acongojan fortuna y malandanza.El numen de estos campos es sanguinario y fiero:al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,veréis agigantarse la forma de un arquero,la forma de un inmenso centauro flechador.Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta?no fue por estos campos el bíblico jardín?:son tierras para el águila, un trozo de planetapor donde cruza errante la sombra de Caín. -Quien supiere, señores, de un pasanteque de Juana a esta parte anda perdido,duro de cama y roto de vestido,que en lo demás es blando como un guante;de cejas mal poblado, y de elefantede teta la nariz, de ojos dormido,despejado de boca y mal ceñido,Nerón de sí, de su fortuna Atlante;el que del dicho Bártulo supierepor las señas extrínsecas que digo,vuélvale al dueño y el hallazgo espere;mas ¿qué sirven las señas que prosigo?;si no le quiere el dueño, ni él se quiere,tan bien está con él, tan mal consigo. -Ángeles con espadascustodian el aire.Un toro de sombramugiendo en los árboles."Madre, tengo miedodel aire.Mira las estrellas.Aún no son de nadie;ni son del Obisponi son del Alcalde."Madre, quiero unaque hable.Patitas de cabrasiguen vacilantesal osito blancode la luna errante."Madre, quiero un osoque baile.Pandero de harina:luna en el estanque.Las cinco cabrillassin cesar, tocándole."Madre, se me hielanlas carnes.Floridas de escarchaya son como panes.La aurora las doray acorteza el aire."Madre, no te oigo.¡Tengo hambre!¡Uuuuuuuh...! Duerme, mi niño;que viene el airey se lleva a los niñosque tienen hambre. -Cuando me veo y toco,yo, Juan sin Nada no más ayer,y hoy Juan con Todo,y hoy con todo,vuelvo los ojos, miro,me veo y tocoy me pregunto cómo ha podido ser.Tengo, vamos a ver,tengo el gusto de andar por mi país,dueño de cuanto hay en él,mirando bien de cerca lo que antesno tuve ni podía tener.Zafra puedo decir,monte puedo decir,ciudad puedo decir,ejército decir,ya míos para siempre y tuyos, nuestros,y un ancho resplandorde rayo, estrella, flor.Tengo, vamos a ver,tengo el gusto de iryo, campesino, obrero, gente simple,tengo el gusto de ir(es un ejemplo)a un banco y hablar con el administrador,no en inglés,no en señor,sino decirle compañero como se dice en español.Tengo, vamos a ver,que siendo un negronadie me puede detenera la puerta de un dancing o de un bar.O bien en la carpeta de un hotelgritarme que no hay pieza,una mínima pieza y no una pieza colosal,una pequeña pieza donde yo pueda descansar.Tengo, vamos a ver,que no hay guardia ruralque me agarre y me encierre en un cuartel,ni me arranque y me arroje de mi tierraal medio del camino real.Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,no country,no jailáif,no tenis y no yacht,sino de playa en playa y ola en ola,gigante azul abierto democrático:en fin, el mar.Tengo, vamos a ver,que ya aprendí a leer,a contar,tengo que ya aprendí a escribiry a pensary a reír.Tengo que ya tengodonde trabajary ganarlo que me tengo que comer.Tengo, vamos a ver,tengo lo que tenía que tener. -Blancos, rosas... Azules casi en veta,retraídos, mentales.Puntos de luz latente dan señalesde una sombra secreta.Pero el color, infiel a la penumbra,se consolida en masa.Yacente en el verano de la casa,una forma se alumbra.Claridad aguzada entre perfiles,de tan puros tranquilosque cortan y aniquilan con sus filoslas confusiones viles.Desnuda está la carne. Su evidenciase resuelve en reposo.Monotonía justa: prodigiosocolmo de la presencia.¡Plenitud inmediata, sin ambiente,del cuerpo femenino!Ningún primor: ni voz ni flor. ¿Destino?¡Oh absoluto presente! -Yo tengo en el hogar un soberanoúnico a quien venera el alma mía;es su corona de cabello cano,la honra es su ley y la virtud su guía.En lentas horas de miseria y duelo,lleno de firme y varonil constancia,guarda la fe con que me habló del cieloen las horas primeras de mi infancia.La amarga proscripción y la tristezaen su alma abrieron incurable herida;es un anciano, y lleva en su cabezael polvo del camino de la vida.Ve del mundo las fieras tempestades,de la suerte las horas desgraciadas,y pasa, como Cristo el Tiberíades,de pie sobre las horas encrespadas.Seca su llanto, calla sus dolores,y sólo en el deber sus ojos fijos,recoge espinas y derrama floressobre la senda que trazó a sus hijos.Me ha dicho: «A quien es bueno, la amargurajamás en llanto sus mejillas moja:en el mundo la flor de la venturaal más ligero soplo se deshoja.»Haz el bien sin temer el sacrificio,el hombre ha de luchar sereno y fuerte,y halla quien odia la maldad y el vicioun tálamo de rosas en la muerte.»Si eres pobre, confórmate y sé bueno;si eres rico, protege al desgraciado,y lo mismo en tu hogar que en el ajenoguarda tu honor para vivir honrado.»Ama la libertad, libre es el hombrey su juez más severo es la conciencia;tanto como tu honor guarda tu nombre,pues mi nombre y mi honor forman tu herencia.»Este código augusto, en mi alma pudo,desde que lo escuché quedar grabado;en todas las tormentas fue mi escudo,de todas las borrascas me ha salvado.Mi padre tiene en su mirar serenoreflejo fiel de su conciencia honrada;¡Cuánto consejo cariñoso y buenosorprendo en el fulgor de su mirada!La nobleza del alma es su nobleza,la gloria del deber forma su gloria;es pobre, pero encierra su pobrezala página más grande de su historia.Siendo el culto de mi alma su cariño,la suerte quiso que al honrar su nombre,fuera el amor que me inspiró de niñola más sagrada inspiración del hombre.Quisiera el cielo que el canto que me inspirasiempre sus ojos con amor lo vean,y de todos los versos de mi liraestos dignos de su nombre sean. -¡No me recuerdes! ¡Siénteme!Hay un sólo trino entre tu amor y mi alma.Mis dos ojos naveganel mismo azul sin fin donde tú danzas.Tu arco-iris de sueños en mí tienesiempre pradera abierta entre montañas.Una vez se perdieron mis sollozos,y los hallé, abrigados, en tus lágrimas.¡No me recuerdes! ¡Siénteme!Un ruiseñor nos tiene en su garganta.Los ríos que me traje de mis riscos,desembocan tan sólo por tus playas.Hay confusión de vuelos en el aire?¡El viento que nos lleva en sus sandalias !¡No me recuerdes! ¡Siénteme!Mientras menos me pienses, más me amas. -Dicen que hablamos claro, y que la poesíano es comunicación, sino conocimiento,y que sólo conoce quien renuncia a este mundoy a sus pompas y obras "la amistad, la ternura,la decepción, el fraude, la alegría, el coraje,el humor y la fe, la lealtad, la envidia,la esperanza, el amor, todo lo que no seaintelectual, abstruso, místico, filosóficoy, desde luego, mínimo, silencioso y profundo".Dicen que hablamos claro, y que nos repetimosde lo claro que hablamos, y que la gente entiendenuestros versos, incluso la gente que gobierna,lo que trae consigo que tengamos accesoal poder y a sus premios y condecoraciones,ejerciendo un servil e injusto monopolio.Dicen, y menudean sus fieras embestidas.Defiéndenos, Tintín, que nos atacan. -DOLORAA ElmiraEra muy niña María,todavía,cuando me dijo una vez:"Oye, ¿por qué se sonríenlas flores tan dulcemente,cuando las besa el ambientesobre su aromada tez?"Ya lo sabrás más delanteniña amante,le contesté yo, y una mañana,la niña pura y hermosa,al entreabrir una rosame dijo: "¡Ya sé por qué es!Y la graciosa criaturablanca y purase ruborizó y después,ligera como las avesque cruzan por la campiña,corrió hacia el bosque la niñadiciendo: "¡Ya sé por qué es!"y yo la seguí jadeante,palpitantede ternura y de interés,y... oí un beso ducle y blando,que fue a perderse en lo espeso,diciendo: "¡Ya sé por qué es!Era muy joven María,todavíacuando me dijo una vez;"Oye, ¿por qué la azucenase abate y llora marchitacuando el aura no la agitani besa su blanca tez?"Ya lo sabrás mas delante,niña amante",le contesté yo... ¡después!Y más tarde ¡ay! una noche,la joven de angustia llena,al ver triste a una azucena,me dijo: "¡Ya sé por qué es!Y ahogando un suspiro ardiente,la inocenteme vio llorando... y después,corrió al bosque, y en el bosqueesperó mucho la bella,y al fin... se oyó una querelladiciendo: "¡Ya sé por qué es!".Era muy linda María,todavía,cuando me dijo una vez:"Oye, ¿Por qué se sonríeel niño en la sepultura,con una risa tan pura,con tan dulce sencillez?"Ya lo sabrás más delanteniña amante,"le contesté yo... ¡después!Y... murió la pobre niña,y en vez de llorar, sonriendo,voló hacia el azul diciendo,"¡Ya sé por qué es!Ya lo ves mi hermosa Elmira,quien delirasufre mucho, ¡ya lo ves!Y así, ilusiones y encanto,ni acaricies ni mantengas,para que, al llorar, no tengasque decir:"¡Ya sé por qué es! -( Alfistron )Y llegó la alegríamuy lejos del recuerdo cuando las gaviotascon vuelo olvidadizo traspasado de albaentre el viento y la lluvia y el granito y la arena,la soledad de los acantiladosy los manzanos en pleno conciertode prematura floración, la saviadel adiós de las olas ya sin mary el establo con nubesy la taberna de los peregrinos,vieja en madera de nogal negruzcoy de cobre con sol, y el contrabando,la suerte y servidumbre, pan de ángeles,quemadura de azúcar, de alcohol reseco y bello,cuando subía la ladera me ibanacompañando y orientando hacia...Y yo te veo porque yo te quiero.No era la juventud, era el amorcuando entonces viví sin darme cuentacon tu manera de mirar al viento,al fruto verdadero. Viste arañasdonde siempre hubo músicalejos de tantos sueños que iluminanesa manera de mirar las puertascon la sorpresa de su certidumbre,pálida el alma donde nunca hubooscuridad sino aguay danza.Alza tu cara más porque no es una imageny no hay recuerdo ni remordimiento,cicatriz en racimo, ni esperanza,ni desnudo secreto, libre ya de tu carne,lejos de la mentira solitaria,sino inocencia nunca pasajera,sino el silencio del enamorado,el silencio que dura, está durando.Y yo te veo porque yo te quiero.Es el amor que no tiene sentido.El polvo de la espuma de la alta mareallega a la cima, al nido de esta casa,a la armonía de la teja abiertay entra en la acacia ya recién llovidaen las alas en himno de las gaviotas,hasta en el pulso de la luz, en la altamano del viejo Terry en su taberna mientras,toca con alegría y con purezael vaso aquel que es suyo. Y llega ahorala niña Carol con su lucerío,y la beso, y me limpiacuando menos se espera.Y yo te veo porque yo te quiero.Es el amor que no tiene sentido.Alza tu cara ahora a medio vientocon transparencia y sin destino en tornoa la promesa de la primavera,los manzanos con júbilo en tu cuerpoque es armonía y es felicidad,con la tersura de la timidezcuando se hace de noche y crece el cieloy el mar se va y no vuelvecuando ahora vivo la alegría nueva,muy lejos del recuerdo, el dolor solo,la verdad del amor que es tuyo y mío. -Quién esconde palabras, quién escatima honra,quién calla como losa la condición del leño;y por culpa de todos hay mendigos de almendra,hay bocados de adán quepiden misericordia de un ladridoa las luces en forma de bombilla en bodega.Mas por detrás del mundo hay otras vecesen que ingresan miradas inocentes como manos de pez,desplazan en dos golpes de aleta dos nadas laterales,lo ignoran todo generosamentecon el gesto fraterno del jabón,y así se desgañitan en continuum.Por el camino manso de naturalidadprotenden su natura de ladrillo;si el reloj de ataúd da manchas de fatiga,ostentan más y más que son de arcillay de curiosidad truncada a medio asombro.Por fin, contentos, sevuelven atrás de su propósito,hacen el águila imperial a levante y poniente,suben el abrigado cuello de la indiferenciay profieren joviales sin desplegar los labios:"Landre, coma, landrú.Yo soy todo inocente. Mira si lo eres tú". -Llenos de lágrimas tristestiene Belardo los ojos,porque le muestra Belisagraves los suyos hermosos.Celos mortales han sidola causa injusta de todo,y porque lo aprenda dicecon lágrimas y sollozos:El cielo me condene a eterno lloro,si no aborrezco a Filis y te adoro.Mal haya el fingido amado,lisonjero y mentiroso,que juzgó mi voluntadpor la voz del vulgo loco;y a mí, necio, que dejépor el viejo lodo el oro,y por lo que es propio míolo que siempre fue de todos.El cielo me condene a eterno lloro,si no aborrezco a Filis y te adoro.Mis enemigos me venzanen pleitos más peligrosos,y mi amigo más queridome levante testimonio;jure falso contra mí,y el juez más rigurosode mis enemigos seadel lado parcial devoto.El cielo me condene a eterno lloro,si no aborrezco a Filis y te adoro,Y jamás del claro Tajovuelva a ver la orilla y soto,ni a ver enramar sus videspor los brazos de los olmos;enviuden las tortolillasviendo que gozas a otro;jamás tenga paz contigoy siempre guerra con todos.El cielo me condene a eterno lloro,si no aborrezco a Filis y te adoro.Cubra el cielo castellanolos más encumbrados sotos,porque el ganado no pazcay muerto lo coma el lobo.Llévese el viento mi choza,el agua falte a mis pozos,el fuego abrase mi parva,la tierra me trague solo.El cielo me condene a eterno lloro,si no aborrezco a Filis y te adoro. -¡Qué tristes almas en penason las viejas alegrías...Y qué fantasmas de díaslas noches de luna llena!...¡Qué lamentable cadenade pobres melancolíaslas horas largas y fríasde la barquilla en la arena!¡Qué broma absurda y pesadaes la aventura de amor,hoy sin amor evocada!...¡Dolor!... ¿Dónde lo hay mayorque recordar la pasadaalegría en el dolor? -De una visión de otro mundoLlegar a las peleas callejeras del cosmopolitismo.A la gran ciudad industrialA la cuña utópica del desarrolloAl realismo urbanoAl mundilloA la muchedumbre donde el día y la noche se derramanA la multitud que intenta no despertar a los niños.LlegarY saber que tu cabeza amanece en un mundo sin siesta. -Tengo el corazón pesadocon tantas cosas que conozco,es como si llevara piedrasdesmesuradas en un saco,o la lluvia hubiera caído,sin descansar, en mi memoria.No me pregunten por aquello.No sé de lo que están hablando.No supe yo lo que pasó.Los otros tampoco sabíany así anduve de niebla en nieblapensando que nada pasaba,buscando frutas en las calles,pensamientos en las praderasy el resultado es el siguiente:que todos tenían razóny yo dormía mientras tanto.Por eso agreguen a mi pechono sólo piedras sino sombra,no sólo sombra sino sangre.Así son las cosa, muchacho,y así también no son las cosas,porque, a pesar de todo, vivo,y mi salud es excelente,me crecen el alma y las uñas,ando por las peluquerías,voy y vengo de las fronteras,reclamo y marco posiciones,pero si quieren saber másse confunden mis derroterosy si oyen ladrar la tristezacerca de mi casa, es mentira:el tiempo claro es el amor,el tiempo perdido es el llanto.Así, pues, de lo que recuerdoy de lo que no tengo memoria,de lo que sé y de lo que supe,de lo que perdí en el caminoentre tantas cosas perdidas,de los muertos que no me oyerony que tal vez quisieron verme,mejor no me pregunten nada:toquen aquí, sobre el chaleco,y verán cómo me palpitaun saco de piedras oscuras. -Ni muy feliz, ni triste. Como tantas,parecerá insensible a cuanto puedaocurrir a su lado. Cada díaandará iguales calles y las mismassombras la mirarán pasar. No habrá ningunocapaz de distinguirla de las otras,así, a primera vista. Cada díase va muriendo un poco (no comulgacon esa triste rueda de molinode la moderna mística; el trabajo,rutinario y vulgar "bien lo comprende"la embrutece y anula). Y qué remedioqueda. Y qué remedio.Pero yo sé que guardaintacta esa frescura y delicadadel corazón ardiente y una innata,joven curiosidad. Estará sola,como solos están los que, de un modou otro, son acaso diferentes.Y no sospechará que hubo una tardeen la que fue dictándome un poema. -A Dios doy gracias por ser mi padre.Por tus reproches y consejos.Por el bien que me enseñastey de mi ser siempre cuidaste.Por ser padre bondadoso,lleno de paz y sabiduría.Porque amas la verdad.Justicia y rectitud en demasía.Por ser mi padre amadoy enseñarme la caridad.Sentimientos nobles te cubren.No conoces la maldad.Caballero noble y parco,me enseñaste a luchar.Aspirando siempre a lo más altoy a mis sueños no renunciar.Por aborrecer todo lo malo.Por tus celestiales valores.Por guiarme de la manoen senderos llenos de flores.Por tus palabras de alientoen mis momentos más tristes.Por tus silencios elocuentesque me calman dulcemente.Por tu mirada sabia y profunda.Por tu expresión tan serena.Por tu paciencia y tesón.Torbellino de cosas buenas.Por ser hombre testarudoaferrado a tu convicción.Por mantener en alto tus idealessin perder la calma o razón.Por instruirme en la viday enseñarme a no mentir.Por preocuparte por mis problemasy recompensa no pedir.Por enseñarme nobles valores:el amor, rectitud y compasión,justicia, desinterés, trabajo,caridad, verdad y el perdón.Por todos tus desvelos.Por tu amor paternal.Hombres como tú hay pocos.Eres un padre ideal.Por cumplir con tus deberes.porque nunca me fallaste.Porque contigo contar siempre puedo.Hoy y siempre mi amor te entrego.Porque siempre estás ahí,tendiéndome tu cálido abrazo.Por ser modelo en mi vida.Por siempre creer en mí.Por todo esto padre, te aprecio,y a Dios de nuevo agradezcopor en mi vida tenerte a tí. -Y de los replanteosy recontradiccionesy reconsentimientos sin o con sentimiento cansadoy de los repropósitosy de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezablesy del revés y del derechoy de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y remembranzas y remembranas de pegajosísimos labiosy de lo insípido y lo sípido de lo remucho y lo repoco y lo remenosrecansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductosrepletamente cansado de tanto retanteo y remasajey treta terca en tetasy recomienzo erectoy reconcubitedioy reconcubicórneo sin remedioy tara vana en ansia de alta resonanciay rato apenas nato ya árido tardo graso dromedarioy poro locoy parco espasmo enanoy monstruo torvo sorbo del malogro y de lo pornodrásticocansado hasta el estrabismo mismo de los huesosde tanto error errantey queja quenay desatino tísicoy ufano urbano bípedo hidefaloescombro caminantepor vicio y sino y tipo y líbido y oficiorecansadísimode tanta tanta estanca remetáfora de la náuseay de la revirgísima inocenciay de los instintitos perversitosy de las ideítas reputitasy de las ideonas reputonasy de los reflujos y resacas de las resecas circunstanciasdesde qué mares padresy lunares mareas de resonancias huecasy madres playas cálidas de hastío de alas calmassempiternísimamente archicansadoen todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo o sensitivo tibioremeditativo o remetafísico y reartístico típicoy de los intimísimos remimos y recaricias de la lenguay de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulasy sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabrassimplemente cansado del cansanciodel harto tenso extenso entrenamiento al engusanamientoy al silencio -"Si hija de mi amor mi muerte fuese..."QuevedoGladiolos rojos de sangrantes plumas,lenguas del campo, llamas olorosas,de las olas azules, amorosas,cartas os llegan, pálidas espumas.Flotan sobre las olas de las brumas,epístolas de polen numerosas,donde a las aguas piden por esposas,gladiolos rojos de sangrantes plumas.Movidas son las olas por el viento,y el pie de los gladiolos van besando,al son de un suave y blando movimiento.y en cada dulce flor de sangre inertela muerte va con piel de sal entrando,y entrando van las flores en la muerte. -Manzanas levemente heridaspor finos espadines de plata,nubes rasgadas por una mano de coralque lleva en el dorso una almendra de fuego,Peces de arsénico como tiburones,tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,rosas que hierenY agujas instaladas en los caños de la sangre,mundos enemigos y amores cubiertos de gusanoscaerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpulaque untan de aceite las lenguas militaresdonde un hombre se orina en una deslumbrante palomay escupe carbón machacadorodeado de miles de campanillas.Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,ni quien abra los linos del reposo,ni quien llore por las heridas de los elegantes.No hay más que un millón de herrerosforjando cadenas para los niños que han de venir.No hay más que un millón de carpinterosque hacen ataúdes sin cruz.No hay más que un gentío de lamentosque se abren las ropas en espera de la bala.El hombre que desprecia la paloma debía hablar,debía gritar desnudo entre las columnas,y ponerse una inyección para adquirir la lepray llorar un llanto tan terribleque disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.Pero el hombre vestido de blancoignora el misterio de la espiga,ignora el gemido de la parturienta,ignora que Cristo puede dar agua todavía,ignora que la moneda quema el beso de prodigioy da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.Los maestros enseñan a los niñosuna luz maravillosa que viene del monte;pero lo que llega es una reunión de cloacasdonde gritan las oscuras ninfas del cólera.Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;pero debajo de las estatuas no hay amor,no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.El amor está en las carnes desgarradas por la sed,en la choza diminuta que lucha con la inundación;el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotasy en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.Pero el viejo de las manos traslucidasdirá: amor, amor, amor,aclamado por millones de moribundos;dirá: amor, amor, amor,entre el tisú estremecido de ternura;dirá: paz, paz, paz,entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;dirá: amor, amor, amor,hasta que se le pongan de plata los labios.Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,los negros que sacan las escupideras,los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de losdirectores,las mujeres ahogadas en aceites minerales,la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,ha de gritar frente a las cúpulas,ha de gritar loca de fuego,ha de gritar loca de nieve,ha de gritar con la cabeza llena de excremento,ha de gritar como todas las noches juntas,ha de gritar con voz tan desgarradahasta que las ciudades tiemblen como niñasy rompan las prisiones del aceite y la música,porque queremos el pan nuestro de cada día,flor de aliso y perenne ternura desgranada,porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierraque da sus frutos para todos. -No fue pasión aquello,fue una ternura vagalo que inspiran los niños enfermizos,los tiempos idos y las noches pálidas.El espíritu soloal conmoverse canta:cuando el amor lo agita poderosotiembla, medita, se recoge y calla.Pasión hubiera sidoen verdad; estas páginasen otro tiempo más feliz escritasno tuvieran estrofas sino lágrimas. -Y en todo desnuda tú.He visto la aurora rosay la mañana celeste,he visto la tarde verdey he visto la noche azul.Y en todo desnuda tú.Desnuda en la noche azul,desnuda en la tarde verdey en la mañana celeste,desnuda en la aurora rosa.Y en todo desnuda tú. -Por los caminos florecidosva la caravana de los desvalidos,ciegos, leprosos y tullidos.No tienen albergue en la noche fría,no tienen yantar a la luz del día,por eso son hijos de Santa María.El polvo quema sus llagas rojas,sus oraciones son congojas:van entre el polvo como las hojas.Van por caminos de sementeras,caminos verdes entre las eras,en donde cantan las vaqueras.COMO CHOVE MIUDIÑO,COMO MIUDIÑO CHOVE,POL'A BANDA DE LAIÑO,POL'A BANDA DE LESTROVE. -No fueron tus divinos ojos, Ana,los que al yugo amoroso me han rendido;ni los rosados labios, dulce nidodel ciego niño, donde néctar mana;ni las mejillas de color de grana;ni el cabello, que al oro es preferido;ni las manos, que a tantos han vencido;ni la voz, que está en duda si es humana.Tu alma, que en todas tus obras se trasluce,es la que sujetar pudo la mía,porque fuese inmortal su cautiverio.Así todo lo dicho se reducea solo su poder, porque teníapor ella cada cual su ministerio. -¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,dulces y alegres cuando Dios quería!Juntas estáis en la memoria mía,y con ello en mi muerte conjuradas.¿Quién me dijera, cuando en las pasadashoras en tanto bien por vos me vía,que me habíades de ser en algún díacon tan grave dolor representadas?Pues en un hora junto me llevastestodo el bien que por términos no distes,llevadme junto al mal que me dejastes.Si no, sospecharé que me pusistesen tantos bienes, porque deseastesverme morir entre memorias tristes. -Tus lindos ojuelosme matan de amor.Ora vagos giren,o párense atentos,o miren exentos,o lánguidos miren,o injustos se aíren,culpando mi ardor,tus lindos ojuelosme matan de amor.Si al final del díaemulando ardientes,alientan clementesla esperanza mía,y en su halago fíami crédulo eror,tus lindos ojuelosme matan de amor.Si evitan arterosencontrar los míos,sus falsos desvíosme son lisonjeros.Negándome fierossu dulce favor,tus lindos ojuelosme matan de amor.Los cierras burlando,y ya no hay amores,sus flechas y ardorestu juego apagando;Yo entonces temblandoclamo en tanto horror:«¡Tus lindos ojuelosme matan de amor!».Los abres riente,y el Amor renacey en gozar se placede su nuevo oriente,cantando dementeyo al ver su fulgor:«¡Tus lindos ojuelosme matan de amor!».Tórnalos, te ruego,niña, hacia otro lado,que casi he cegadode mirar su fuego.¡Ay! tórnalos luego,no con más rigortus lindos ojuelosme maten de amor. -Como la brisa apareció en la tardede aquella tibia calle con naranjos.A mi encuentro venía lentamente,como si no quisiera llegar nuncao buscara quién sabe qué misterio.Por fin llegó a mi altura y se detuvo-justo cuando esperaba su preguntacon ese rubio acento de ojos clarosque tienen las muchachas extranjeras-a coger unas flores de azahar,hasta entonces tan lejos, de tan cerca.Después siguió despacio su paseosin mirarme siquiera, en sus asuntos.Y me alejé sabiendo que yo supepor ella que volvió la primavera. -Poema atribuido a Borges, pero cuyo real autor sería Don Herold o Nadine Stair.Si pudiera vivir nuevamente mi vida,en la próxima trataría de cometer más errores.No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.Sería más tonto de lo que he sido,de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.Sería menos higiénico.Correría más riesgos,haría más viajes,contemplaría más atardeceres,subiría más montañas, nadaría más ríos.Iría a más lugares adonde nunca he ido,comería más helados y menos habas,tendría más problemas reales y menos imaginarios.Yo fui una de esas personas que vivió sensatay prolíficamente cada minuto de su vida;claro que tuve momentos de alegría.Pero si pudiera volver atrás trataríade tener solamente buenos momentos.Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,sólo de momentos; no te pierdas el ahora.Yo era uno de esos que nuncaiban a ninguna parte sin un termómetro,una bolsa de agua caliente,un paraguas y un paracaídas;si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.Si pudiera volver a vivircomenzaría a andar descalzo a principiosde la primaveray seguiría descalzo hasta concluir el otoño.Daría más vueltas en calesita,contemplaría más amaneceres,y jugaría con más niños,si tuviera otra vez vida por delante.Pero ya ven, tengo 85 años...y sé que me estoy muriendo. -En tanto que el hoyo cavana donde la cruz asienten,en que el Cordero levantenfigurado por la sierpe,aquella ropa inconsútilque de Nazareth ausentelabró la hermosa Maríadespués de su parto alegre,de sus delicadas carnesquitan con manos aleveslos camareros que tuvoCristo al tiempo de su muerte.No bajan a desnudarlelos espíritus celestes,sino soldados que luegosobre su ropa echan suertes.Quitáronle la corona,y abriéronse tantas fuentes,que todo el cuerpo divinocubre la sangre que vierten.Al despegarle la ropalas heridas reverdecen,pedazos de carne y sangresalieron entre los pliegues.Alma pegada en tus vicios,si no puedes, o no quieresdespegarte tus costumbres,piensa en esta ropa, y puede.A la sangrienta cabezala dura corona vuelven,que para mayor dolorle coronaron dos veces.Asió la soga un soldado,tirando a Cristo, de suerteque donde va por su gustoquiere que por fuerza llegue.Dio Cristo en la cruz de ojos,arrojado de la gente,que primero que la abrace,quieren también que la bese.¡Qué cama os está esperando,mi Jesús, bien de mis bienes,para que el cuerpo cansadosiquiera a morir se acueste!¡Oh, qué almohada de rosaslas espinas os prometen!;¡qué corredores doradoslos duros clavos crueles!Dormid en ella, mi amor,para que el hombre despierte,aunque más dura se os hagaque en Belén entre la nieve.Que en fin aquella tendríaabrigo de las paredes,las tocas de vuestra Madre,y el heno de aquellos bueyes.¡Qué vergüenza le daríaal Cordero santo el verse,siendo tan honesto y casto,desnudo entre tanta gente!¡Ay divina Madre suya!,si agora llegáis a verleen tan miserable estado,¿quién ha de haber que os consuele?Mirad, Reina de los cielos,si el mismo Señor es éste,cuyas carnes parecíande azucenas y claveles.Mas, ¡ay Madre de piedad!,que sobre la cruz le tienden,para tomar la medidapor donde los clavos entren.¡Oh terrible desatino!,medir al inmenso quieren,pero bien cabrá en la cruzel que cupo en el pesebre.Ya Jesús está de espaldas,y tantas penas padece,que con ser la cruz tan dura,ya por descanso la tiene.Alma de pórfido y mármol,mientras en tus vicios duermes,dura cama tiene Cristo,no te despierte la muerte. -Se ha retirado el campoal ver abalanzarsecrispadamente al hombre.¡Qué abismo entre el olivoy el hombre se descubre!El animal que canta:el animal que puedellorar y echar raíces,rememoró sus garras.Garras que revestíade suavidad y flores,pero que, al fin, desnudaen toda su crueldad.Crepitan en mis manos.Aparta de ellas, hijo.Estoy dispuesto a hundirlas,dispuesto a proyectarlassobre tu carne leve.He regresado al tigre.Aparta, o te destrozo.Hoy el amor es muerte,y el hombre acecha al hombre. -Todo comenzó en el espejo.En la palma indiferente del aguala nube fingió islas, cimientos el arco iris.Todo comenzó en el espejo.En el cielo engañifa de la charcala rama empolló el huevo de la luna;cosió el pájaro un velo con costura perdida.Todo comenzó en el espejo.La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;la luna escribió música que no despertó a nadie.Y en el espejo una mañanareconoció el viajero su secreto fantasma,se vio pómulo y sien,pupilas de agua para siempre cautiva,frente como una lápida de sí mismo.Se vio por fuera, se olvidó por dentro.Y comenzó a clasificarsesegún color y pelo.Y los amantes murieron por él dos y tres veces,y los viejos gustaron anticipada la agonía,y el hombre del color perdió patria y amigos,y la belleza vendió a su esposo el sueño.-Todo comenzó en el espejo-. -Una gota de agua sobre un cristal se vuelve a vecesun borroso círculo de polvo. Yo no quiero que estalágrima -y por eso me la tragose convierta en otra cosa. -¿ SABÉIS? Sobre las aguas cerradas del sueño,en medio de la noche, la luna bailapletórica y obscena, gozada por los pájaros.La luna baila arriba,tras de ese tragaluz que da a la muerte. Bailapara el mundo invertido de la noche,circo negro y azul en que la tierradura es trapecio y trampolín. Y dondeun silencio final anuncia el número difícil.La luna está desnuda, sin enigma,y se tumba en las aguas, como un faquir.Desde la estrella el mito aplaude, aplaude.Los párpados aplauden, niños pobresa los que el triste muro separa.Aplauden a la estrella que ríe, a la luna que baila,a la luna que baila y que no vensino en su frío y luminoso eco. -soledad = tranquilidadtranquilidad = momentos de inspiraciónmomentos de inspiración = cartas con forma de mujermujer = inspiración tranquila con forma de cartas de soledad -La luz devasta las alturasManadas de imperios en derrotaEl ojo retrocede cercado de reflejosPaíses vastos como el insomnioPedregales de huesoOtoño sin confinesAlza la sed sus invisibles surtidoresUn último pirú predica en el desiertoCierra los ojos y oye cantar la luz:El mediodía anida en tu tímpanoCierra los ojos y ábrelos:No hay nadie ni siquiera tú mismoLo que no es piedra es luz. -Se puede oler la humedad en la piel,el agua salpicada en las baldosas frías;percibo incluso la temperaturaque te permite estar desnudadelante del espejo con puertas, la ventanaque se abre ante tu rostro satisfecho, jadeantetodavía; veo tu espalda larga, el hilo de sudor en la columnavertebral, tus piernas estiradas, el hermoso trasero. -No puede conmigola tristezala arrastro hacia la viday se evapora. -Caminito del indio,sendero coyasembrado de piedras.Caminito del indioque junta el vallecon las estrellas.Caminito que anduvode sur a nortemi raza viejaantes que en la montañala Pachamamase ensombreciera.Cantando en el cerrollorando en el río,se agranda en la nochela pena del indio.El sol y la lunay este canto míobesaron sus piedras,camino del indio.En la noche serranallora la quenasu honda nostalgia.Y el camino sabecuál es la coyaque el indio llama.Se levanta en la nochela voz dolientede la baguala.Y el camino lamentaser el culpablede la distancia. -Los amorosos son los que abandonan,son los que cambian, los que olvidan.Jaime SabinesCada ciudad puede ser otracuando el amor la transfiguracada ciudad puede ser tantascomo amorosos la recorrenel amor pasa por los parquescasi sin verlos amándolosentre la fiesta de los pájarosy la homilía de los pinoscada ciudad puede ser otracuando el amor pinta los murosy de los rostros que atardecenunos es el rostro del amory el amor viene y va y regresay la ciudad es el testigode sus abrazos y crepúsculosde sus bonanzas y aguacerosy si el amor se va y no vuelvela ciudad carga con su otoñoya que le quedan sólo el dueloy las estatuas del amo -El poeta cara a cara con la lunafuma su margarita emocionantebebe su dosis de palabras ajenasvuela con sus pinceles de rocíorasca su violincito pederasta.Hasta que se destroza los hocicosen el áspero muro de un cuartel. -La Aurora de azahares coronada,Sus lágrimas partió con vuestra bota,Ni de las peregrinaciones rota,Ni de sus conductores esquilmada.De sus risueños ojos desatada,Fragrante perla cada breve gota,Por seráfica abeja fue devota,A bota peregrina trasladada.Uvas os debe Clío, mas ceciales;Mínimas en el hábito, mas pasas,A pesar del perífrasis absurdo.Las manos de Alejandro hacéis escasas,Segunda la capilla del de AlesIzquierdo Esteban, si no Esteban zurdo. -No tengo más rebozo que la escarcha.Un pájaro se calla en el silenciode la tristeza niña de la tarde.Mi alma atardecida busca el fuegode los caminos breves de tu manodonde quedó la boca de mi beso.Te quiero, me decías y en mis hombrosvenías a morirte de silencio.Noche sin astros. Se enredó mi vozcon un silbido, y al hincharse el vientofue al río, fue a los campos, fue a las jaulasde trinos rotos que se mueren presos.¿Qué sombra mi figura así encorvó?¿Qué rayo ha ensombrecido mis cabellos?Llévate ya este amor por ti encendidoporque en lejanas celdas yo me quemo. -ALTA sobre la tierrate pusieron,dura, hermosa araucariade los australesmontes,torre de Chile, puntadel territorio verde,pabellón del invierno,navede la fragancia.Ahora, sin embargo,no por bellate canto,sino por el racimo de tu especie,por tu fruta cerrada,por tu piñón abierto.Antaño,antaño fuecuandosobre los indiosse abriócomo una rosa de maderael colosal puñadode tu puño,y dejósobrela mojada tierralos piñones:harina, pan silvestredel indomableArauco.Ved la guerra:armadoslos guerrerosde Castillay sus caballosde galvánicascrinesy frentea ellosel gritode losdesnudoshéroes,voz del fuego, cuchillode dura piedra parda,lanzas enloquecidasen el bosque,tambor,tamborsagrado,y adentrode la selvael silencio,la muertereplegándose,la guerra.Entonces, en el últimobastión verde,dispersaspor la fuga,las lanzasde la selvase reunieronbajo las araucariasespinosas.La cruz,la espada,el hambreiban diezmandola familia salvaje.Terror,terror de un golpede herraduras,latido de una hoja,viento,dolory lluvia.De prontose estremeció allá arribala araucariaaraucana,sus ilustresraíces,las espinashirsutasdel poderosopabellóntuvieronun movimientonegrode batalla:rugió como una olade leonestodo el follajede la selvaduray entoncescayóuna marejadade piñones:los anchosestuchesse rompieroncontra la tierra, contrala piedra defendiday desgranaronsu fruta, el pan postrerode la patria.Así la Araucaníarecompusosus lanzas de agua y oro,zozobraron los bosquesbajo el silbidodel valorresurrectoy avanzaronlas cinturasviolentas como rachas,lasplumasincendiarias del Cacique:piedra quemaday flecha voladoraatajaronal invasor de hierroen el camino.Araucaria,follajede bronce con espinas,graciaste diola ensangrentada estirpe,graciaste diola tierra defendida,gracias,pan de valientes,alimentoescondidoen la mojada aurorade la patria:corona verde,puramadre de los espacios,lámparadel fríoterritorio,hoydametuluz sombría,la imponenteseguridadenarboladasobre tus raícesy abandona en mi cantola herenciay el silbidodel viento que te toca,del antiguoy huracanado vientode mi patria.Deja caeren mi almatus granadaspara que las legionesse alimentende tu especie en mi canto.Árbol nutricio, entrégamela terrenal argolla que te amarraa la entraña lluviosade la tierra,entrégametu resistencia, el rostroy las raícesfirmescontra la envidia,la invasión, la codicia,el desacato.Tus armas deja y velasobre mi corazón,sobre los míos,sobre los hombrosde los valerosos,porque a la misma luz de hojas y aurora,arenas y follajes,yo voy con las banderasal llamadoprofundo de mi pueblo!Araucaria araucana,aquí me tienes! -¡Ayer deidad humana, hoy poca tierra:Aras ayer, hoy túmulo, oh mortales!Plumas, aunque de águilas reales,Plumas son; quien lo ignora, mucho yerra.Los huesos que hoy este sepulcro encierra,A no estar entre aromas orientales,Mortales señas dieran de mortales;La razón abra lo que el mármol cierra.La Fénix que ayer Lerma fue su ArabiaEs hoy entre cenizas un gusano,Y dé consciencia a la persona sabia.Si una urca se traga el oceano,¿Qué espera un bajel luces en la gavia?Tome tierra, que es tierra el ser humano. -Es cosa averiguada,por dos naturalistas comprobada,que influyen los coloresen el aroma de las gayas flores.Con germana paciencia,que no hasta dar con la evidencia,sometieron a ensayocuantas tributan el Abril y el Mayo,quedando, según reza la Memoria,a favor de las blancas la victoria;y no así como así, ventaja y muchaes la alcanzada en la florida lucha.Les siguen luego las de tintas rojas,las que amarillo tienen en las hojas,las violeta, las pardo-anaranjado,y cierran las azules el estado.Bien hayas ¡oh blancura!anidadora de la esencia pura;no era precisa, no, la voz del sabiopara mover en tu loor el labio:que nada afirma la preclara Cienciaque no está ya grabado en la conciencia;de blanco la natura soberanasus hijos predilectos engalana,y hasta la fantasía, cuando crea,de blanco viste la naciente idea.Blanca es la virgen nieveque, en los comienzos, el arroyo bebe;blancas las perlas que la fresca aurora,al despertar, sobre los campos, llora;blanca del agua la rizosa espuma;blanca del cisne la luciente pluma;blanca la leche que alimenta al niño,y son blancas las pieles del armiño.Blanco el vellón que la paciente ovejaentre las zarzas del camino deja;blanca la láctea vía;blanco el maná que sobre Israel llovía;candoroso el ensueño de la cuna;blanco es el rayo de la tibia luna;blanco el mármol de helénica belleza,y blanca del anciano la cabeza.Blanco el incienso que a los aires sube;blancas pintan las alas del querube;blancas son la inocencia y la alegría;blanca la fe que entre las sombras guía;blanco es el lirio, de pureza emblemaes blanca de la virgen la diadema;y, según dicen, es el blanco velotraje de recepción allá en el cielo.El rosa y el azul, pese al poeta,son blancura incompleta;que es el blanco la suma de coloresque miramos dispersos en las flores,o se ofrecen hermososdel iris en los rayos luminosos,cuando la lluvia mismahace las veces de gigante prisma.Bien hayas ¡oh blancura!Tú asumes colores y perfumes;armonioso conjunto,de la eterna Unidad débil trasunto;recreo del sentidoque en ti encuentra placer no dividido;antes que el fallo pronunciara el sabio,ya al corazón lo transmitía al labio,que nada afirma la preclara Cienciaque no haya anticipado la conciencia. -¡Encinares castellanosen laderas y altozanos,serrijones y colinasllenos de oscura maleza,encinas, pardas encinas;humildad y fortaleza!Mientras que llenándoos vael hacha de calvijares,¿nadie cantaros sabrá,encinares?El roble es la guerra, el robledice el valor y el coraje,rabia inmobleen su torcido ramaje;y es más rudoque la encina, más nervudo,más altivo y más señor.El alto roble pareceque recalca y ennudecesu robustez como atletaque, erguido, afinca en el suelo.El pino es el mar y el cieloy la montaña: el planeta.La palmera es el desierto,el sol y la lejanía:la sed; una fuente fríasoñada en el campo yerto.Las hayas son la leyenda.Alguien, en las viejas hayas,leía una historia horrendade crímenes y batallas.¿Quién ha visto sin temblarun hayedo en un pinar?Los chopos son la ribera,liras de la primavera,cerca del agua que fluye,pasa y huye,viva o lenta,que se emboca turbulentao en remanso se dilata.En su eterno escalofríocopian del agua del ríolas vivas ondas de plata.De los parques las olmedasson las buenas arboledasque nos han visto jugar,cuando eran nuestros cabellosrubios y, con nieve en ellos,nos han de ver meditar.Tiene el manzano el olorde su poma,el eucalipto el aromade sus hojas, de su florel naranjo la fragancia;y es del huertola eleganciael ciprés oscuro y yerto.¿Qué tienes tú, negra encinacampesina,con tus ramas sin coloren el campo sin verdor;con tu tronco cenicientosin esbeltez ni altiveza,con tu vigor sin tormento,y tu humildad que es firmeza?En tu copa ancha y redondanada brilla,ni tu verdioscura frondani tu flor verdiamarilla.Nada es lindo ni arroganteen tu porte, ni guerrero,nada fieroque aderece su talante.Brotas derecha o torcidacon esa humildad que cedesólo a la ley de la vida,que es vivir como se puede.El campo mismo se hizoárbol en ti, parda encina.Ya bajo el sol que calcina,ya contra el hielo invernizo,el bochorno y la borrasca,el agosto y el enero,los copos de la nevasca,los hilos del aguacero,siempre firme, siempre igual,impasible, casta y buena,¡oh tú, robusta y serena,eterna encina ruralde los negros encinaresde la raya aragonesay las crestas militaresde la tierra pamplonesa;encinas de Extremadura,de Castilla, que hizo a España,encinas de la llanura,del cerro y de la montaña;encinas del alto llanoque el joven Duero rodea,y del Tajo que serpeapor el suelo toledano;encinas de junto al mar?en Santander?, encinarque pones tu nota arisca,como un castellano ceño,en Córdoba la morisca,y tú, encinar madrileño,bajo Guadarrama frío,tan hermoso, tan sombrío,con tu adustez castellanacorrigiendo,la vanidad y el atuendoy la hetiquez cortesana!...Ya sé, encinascampesinas,que os pintaron, con lebreleselegantes y corceles,los más egregios pinceles,y os cantaron los poetasaugustales,que os asordan escopetasde cazadores reales;mas sois el campo y el lary la sombra tutelarde los buenos aldeanosque visten parda estameña,y que cortan vuestra leñacon sus manos. -Magia adormecedora vierte el ríoen la calma monótona del viajecuando borra los lejos del paisajela sombra que se extiende en el vacío.Oculta en sus negruras el bohíola maraña tupida y el follajesemeja los calados de un encajeal caer del crepúsculo sombrío.Venus se enciende en el espacio puro,la corriente dormida una piraguarompe en su viaje rápido y seguroy con sus nubes el poniente fraguaotro cielo rosado y verdeoscuroen los espejos húmedos del agua. -LLEGASTE a mí directamente del Levante. Me traías,pastor de cabras, tu inocencia arrugada,la escolástica de viejas páginas, un olora Fray Luis, a azahares, al estiércol quemadosobre los montes, y en tu máscarala aspereza cereal de la avena segaday una miel que medía la tierra con tus ojos.También el ruiseñor en tu boca traías.Un ruiseñor manchado de naranjas, un hilode incorruptible canto, de fuerza deshojada.Ay, muchacho, en la luz sobrevino la pólvoray tú, con ruiseñor y con fusil, andandobajo la luna y bajo el sol de la batalla.Ya sabes, hijo mío, cuánto no pude hacer, ya sabesque para mí, de toda la poesía, tú eras el fuegoazul.Hoy sobre la tierra pongo mi rostro y te escucho,te escucho, sangre, música, panal agonizante.No he visto deslumbradora raza como la tuya,ni raíces tan duras, ni manos de soldado,ni he visto nada vivo como tu corazónquemándose en la púrpura de mi propia bandera.Joven eterno, vives, comunero de antaño,inundado por gérmenes de trigo y primavera,arrugado y oscuro como el metal innato,esperando el minuto que eleve tu armadura.No estoy solo desde que has muerto. Estoy con los quete buscan.Estoy con los que un día llegarán a vengarte.Tú reconocerás mis pasos entre aquellosque se despeñarán sobre el pecho de Españaaplastando a Caín para que nos devuelvalos rostros enterrados.Que sepan los que te mataron que pagarán con sangre.Que sepan los que te dieron tormento que me veránun día.Que sepan los malditos que hoy incluyen tu nombreen sus libros, los Dámasos, los Gerardos, los hijosde perra, silenciosos cómplices del verdugo,que no será borrado tu martirio, y tu muertecaerá sobre toda su luna de cobardes.Y a los que te negaron en su laurel podrido,en tierra americana, el espacio que cubrescon tu fluvial corona de rayo desangrado,déjame darles yo el desdeñoso olvidoporque a mí me quisieron mutilar con tu ausencia.Miguel, lejos de la prisión de Osuna, lejosde la crueldad, Mao Tse-tung dirigetu poesía despedazada en el combatehacia nuestra victoria.Y Praga rumorosaconstruyendo la dulce colmena que cantaste,Hungría verde limpia sus granerosy baila junto al río que despertó del sueño.Y de Varsovia sube la sirena desnudaque edifica mostrando su cristalina espada.Y más allá la tierra se agiganta,la tierraque visitó tu canto, y el aceroque defendió tu patria están seguros,acrecentados sobre la firmezade Stalin y sus hijos.Ya se acercala luz a tu morada.Miguel de España, estrellade tierras arrasadas, no te olvido, hijo mío,no te olvido, hijo mío!Pero aprendí la vidacon tu muerte: mis ojos se velaron apenas,y encontré en mí no el llanto,sino las armasinexorables!· Espéralas! Espérame! -Fragoso monte, en cuyo basto senoDuras cortezas de robustas plantasContienen aquel nombre en partes tantasDe quien pagó a la tierra lo terreno,Así cubra de hoy más cielo serenoLa siempre verde cumbre que levantas,Que me escondas aquellas letras santasDe que a pesar del tiempo has de estar lleno.La corteza, do están, desnuda, o visteSu villano troncón de yerba verde,De suerte que mis ojos no las vean.Quédense en tu arboleda, ella se acuerdeDe fin tan tierno, y su memoria triste,Pues en troncos está, troncos la lean. -Ya se acerca, señor, o ya es llegadala edad gloriosa en que promete el cielouna grey y un pastor solo en el suelo,por suerte a vuestros tiempos reservada.Ya tan alto principio, en tal jornada,os muestra el fin de nuestro santo celoy anuncia al mundo, para más consuelo,un Monarca, un Imperio y una Espada.Ya el orbe de la tierra siente en partey espera en todo vuestra monarquía,conquistada por vos en justa guerra.Que a quien ha dado Cristo su estandarte,dará el segundo más dichoso díaen que, vencido el mar, venza la tierra. -A Saturnino HerránEn estos hiperbólicos minutosen que la vida sube por mi pechocomo una marea de tributosonerosos, la plétora de vidase resuelve en renuncia capitaly en miedo se liquida.Mi sufrimiento es como un gravamende rencor, y mi dicha como ceraque se derrite siempre en jubileos,y hasta mi mismo amor es como un tósigoque en la raíz del corazón prospera.Cobardemente clamo, desde el centrode mis intensidades corrosivas,a mi parroquia, el ave moderada,a la flor quieta y a las aguas vivas.Yo quisiera acogerme a la mesura,a la estricta conciencia y al recatode aquellas cosas que me hicieron bien...Anticuados relojes del Curatocuyas pesas de cobrese retardaban, con intención pura,por aplazarme indefinidamentela primera amargura.Obesidad de aquellas lunas que ibanrodando, dormilonas y coquetas,por un absorto azulsobre los árboles de las banquetas.Fatiga incierta de un incierto pianoen que un tema llorón se decantaba,con insomnio y desgano,en favor del obtuso centinelay contra la salud del hortelano.Santos de piedra que en el atrio exponensu casulla de piedra a la herejíadel recio temporal.Garganta criolla de Carmen Garcíaque mandaba su canto hasta las callesenvueltas en perfume vegetal.Cromos bobalicones,colgados por estímulo a la mesa,y que muestran sandías y viandascon exageracionespictóricas; exánimes gallinas,y conejos en quienes no hizo sangrelo comedido de los perdigones.Canteras cuyo vértice porosodestila el agua, con paciente escrúpulo,en el monjil reposodel comedor, a cada golpe netocon que las gotas, simples y tardías,acrecen el caudal noches y días.Acudo a la justicia originalde todas estas cosas;mas en mi pecho siguen germinandolas plantas venenosas,y mi violento espíritu se hallanostálgico de sus jaculatoriasy del pío metal de su medalla. -Zamira ama los lobos.Yo quisiera ir con ella a buscarlosa las tierras más altas,donde los robledales rojos de Sotillohan perdido sus hojas en las fuentes,allá donde los caballosbeben el agua helada de las cascadasy se espera la nievecomo una bendición.Tú y yo estamos en este hospitalesperando a la muerte.No la muerte tuya ni la muerte mía,sino la de aquellos que nos dieron la vida.Y éstos, ¿a quienes pasarán,cuando mueran, sus muertes?Tú y yo esperando el final,El vacío del límite,mientras la vida brilla y tiembla entre nosotroscomo un cuchillo inocente.Y es que, esperando la muerte de los otros,esperamos, un poco, la muerte nuestra.Quizá, por ello, Zamira ama los lobos.Quizá, por ello, yo deseo tambiénsalir a buscarlos con ella este mes de diciembrea los páramos altos,a los prados remotos.Y podríamos ver los espinos,y las brasas de sangre del solen mimbrales morados.Puesta ya en nuestros ojosla venda de la nieve,que no pensemos más, que ya no nos deslumbreel acre resplandor de los quirófanos.Zamira ama los lobos,quiere escapar del laberinto de piedra y cristaldel dolor.Zamira: partamos y no regresemos. -Lo único que pasa aquí es el tiempo.Canto en todas las tonalidades de poesía,dichoso estoy cuando cierro los ojosy dormito, ¿quién sabe?, duermo.Y sueño.Salimos de mañanamiramos a lo alto y elegimosel rumbo donde ninguna nubenos moleste.Ninguna nube. Hasta eso soloes motivo para cantar¡hurra! para lo que crece.Con garbo y banderaanchos y azules como el aire,pero inadvertidamente traslúcido cual tiempo,desfila ante nosotros.Adiós, queridos amigos. -Amado Nervo, suave perfil, labio sonriente;Amado Nervo, estrofa y corazón en paz:mientras te escribo, tienes losa sobre la frente,baja en la nieve tu mortaja inmensamentey la tremenda albura cayó sobre tu faz.Me escribías: «Soy triste como los solitarios,pero he vestido de sosiego mi temblor,mi atroz angustia de la mortaja y el osarioy el ansia viva de Jesucristo, mi Señor».¡Pensar que no hay colmena que entregue tu dulzura;que entre las lenguas de odio eras lengua de paz;que se va el canto mecedor de la amargura,que habrá tribulación y no responderás!De donde tú cantabas se me levantó el día.Cien noches con tu verso yo me he dormido en paz.Aun era heroica y fuerte, porque aún te tenía;sobre la confusión tu resplandor caía.¡Y ahora tú callas, y tienes polvo, y no eres más!No te vi nunca. No te veré. Mi Dios lo ha hecho.¿Quién te juntó las manos? ¿Quién dio, rota la voz,la oración de los muertos al borde de tu lecho?¿Quién te alcanzó en los ojos el estupor de Dios?Aún me quedan jornadas bajo los soles. ¿Cuándoverte, dónde encontrarte y darte mi aflicción,sobre la Cruz del Sur que me mira temblando,o más allá, donde los vientos van callando,y, por impuro, no alcanzará mi corazón?Acuérdate de mí ?lodo y ceniza triste?cuando estés en tu reino de extasiado zafir.A la sombra de Dios, grita lo que supiste:que somos huérfanos, que vamos solos, que tú nos viste.¡que toda carne con angustia pide morir! -Hoy como ayer, mañana como hoy,¡y siempre igual!Un cielo gris, un horizonte eternoy andar... andar.Moviéndose a compás, como una estúpidamáquina, el corazón.La torpe inteligencia del cerebro,dormida en un rincón.El alma, que ambiciona un paraíso,buscándole sin fe,fatiga sin objeto, ola que ruedaignorando por qué.Voz que, incesante, con el mismo tono,canta el mismo cantar,gota de agua monótona que caey cae, sin cesar.Así van deslizándose los días,unos de otros en pos;hoy lo mismo que ayer...; y todos ellos,sin gozo ni dolor.¡Ay, a veces me acuerdo suspirandodel antiguo sufrir!Amargo es el dolor, ¡pero siquierapadecer es vivir! -Cien sonetos de amorLa casa en la mañana con la verdad revueltade sábanas y plumas, el origen del díasin dirección, errante como una pobre barca,entre los horizontes del orden y del sueño.Las cosas quieren arrastrar vestigios,adherencias sin rumbo, herencias frías,los papeles esconden vocales arrugadasy en la botella el vino quiere seguir su ayer.Ordenadora, pasas vibrando como abejatocando las regiones perdidas por la sombraconquistando la luz con tu blanca energía.Y se construye entonces la claridad de nuevo:obedecen las cosas al viento de la viday el orden establece su pan y su paloma. -A don Porfirio Vásquez A.Ritmos de la esclavitudContra amarguras y penas.Al compás de las cadenasRitmos negros del Perú.De África llegó mi abuelavestida con caracoles,la trajeron lo` epañolesen un barco carabela.La marcaron con candela,la carimba fue su cruz.Y en América del Sural golpe de sus doloresdieron los negros tamboresritmos de la esclavitudPor una moneda solala revendieron en Limay en la Hacienda "La Molina"sirvió a la gente española.Con otros negros de Angolaganaron por sus faenaszancudos para sus venaspara dormir duro sueloy naíta`e consuelocontra amarguras y penas...En la plantación de cañanació el triste socavón,en el trapiche de ronel negro cantó la zaña.El machete y la guadañacurtió sus manos morenas;y los indios con sus quenasy el negro con tamboretecantaron su triste suerteal compás de las cadenas.Murieron los negros viejospero entre la caña secase escucha su zamacuecay el panalivio muy lejos.Y se escuchan los festejosque cantó en su juventud.De Cañete a Tombuctú,De Chancay a Mozambiquellevan sus claros repiquesritmos negros del Perú. -Dijo sus secretos el faisán de oro:"En el gabinete mi blanco tesoro,de sus claras risas el divino coro,las bellas figuras de los gobelinos,los cristales llenos de aromados vinos,las rosas francesas en los vasos chinos.(Las rosas francesas, porque fue allá en Franciadonde en el retiro de la dulce estanciaesas frescas rosas dieron su fragancia.)La cena esperaba. Quitadas las vendas,iban mil amores de flechas tremendasen aquella noche de Carnestolendas.La careta negra se quitó la niña,y tras el preludio de una alegre riñaapuró mi boca vino de su viña.Vino de la viña de la boca loca,que hace arder el beso, que el mordisco invoca.¡Oh los blancos dientes de la loca boca!En su boca ardiente yo bebí los vinos,y, pinzas rosadas, sus dedos divinosme dieron las fresas y los langostinos.Yo la vestimenta de Pierrot tenía,y aunque me alegraba y aunque me reía,moraba en mi alma la melancolía.La carnavalesca noche luminosadio a mi triste espíritu la mujer hermosa,sus ojos de fuego, sus labios de rosa.Y en el gabinete del café galanteella se encontraba con su nuevo amante,peregrino pálido de un país distante.Llegaban los ecos de vagos cantaresy se despedían de sus azaharesmiles de purezas en los bulevares.Y cuando el champaña me cantó su canto,por una ventana vi que un negro mantode nube, de Febo cubría el encanto.Y dije a la amada un día: "¿No vistede pronto ponerse la noche tan triste?¿Acaso la Reina de luz ya no existe?Ella me miraba. Y el faisán cubiertode plumas de oro: "«¡Pierrot, ten por ciertoque tu fiel amada, que la Luna ha muerto!» -Comer,olvidar,matar.Imágenes: desiertos y habitaciones.Cachorro de hocicos enrojecidos.Sangre hasta las orejas.Festín de la naturaleza,malestar en el pecho.No tristeza: malestar físico.Por el placer ante la sangre,por los brindis en medio de los muertos,por las canciones a través de los bosques:por el fuego.Malestar por el cansancio,por el abuso de las palabras de siempre.Composición exquisita de las imágenes:vómitos,paz,espacio vacío,felicidad,felicidad,felicidad.Ahora te sientes el creador de la muerte:sabes que no quedará nadiepara escuchar tu última risao tu último bostezo.Dormir.Dormir.Dormir. -Soy el hombre casado, soy el hombre casado que inventó el matrimonio;varón antiguo y egregio, ceñido de catástrofes, lúgubre;hace mil, mil años hace que no duermo cuidando los chiquillos y las estrellas desveladas;por eso arrastro mis carnes peludas de sueñoencima del país gutural de las chimeneas de ópalo.Dromedario, polvoroso dromedario,gran animal andariego y amarillo de verdades crepusculares,voy trotando con mi montura de amores tristes...Alta y ancha rebota la vida tremendasobre mi enorme lomo de toro ;el pájaro con tongo de lo cuotidiano se sonríe de mis guitarras tentaculares y absortas;acostumbrado a criar hijos y cantos en la montaña,degüello los sarcasmos del ave terrible con mis cuchillos inexistentes,y continúo mis grandes estatuas de llanto;los pueblos futuros aplauden la vieja chaqueta de verdugo de mis tonadas.Comparo mi corazón al preceptor de la escuela del barrio,y papiroteo en las tumbas usadasla canción oscura de aquel que tiene deberes y obligaciones con lo infinito.Además van, a orillas mías, los difuntos precipitados de ahora y sus andróginos en aceite ;los domino con la mirada muerta de mi corbata,y mi actitud continúa encendiendo las lámparas despavoridas.Cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida,y, desde la otra vida, gotean las aguas,yo estoy comiendo charqui asado en carbones rumorosos,los vinos maduros cantan en mis bodegas espirituales ;sueña la pequeña Winétt, acurrucada en su finura triste y herida,ríen los niños y las brasas alabando la alegría del fuego,y todos nos sentimos millonarios de felicidad, poderosos de felicidad,contentas de la buena pobreza,y tranquilos,seguros de la buena pobreza y la buena tristeza que nos torna humildes y emancipados,...entonces, cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida..."Bueno es que el hombre aguante, le digo",así le digo al esqueleto cuando se me anda quedando atrás, refunfuñando,y le pego un puntapié en las costillas.Frecuentemente voy a comprar avellanas o aceitunas al cementerio,voy con todos los mocosos, bien alegre,como un fabricante de enfermedades que se hiciese vendedor de rosas;a veces encuentro a la muerte meando detrás de la esquina,o a una estrella virgen con todos los pechos desnudos.Mis dolores cuarteladastienen un ardor tropical de orangutanes; poeta del Occidente,tengo los nervios mugrientos de fábricas y de máquinas,las dactilógrafas de la actividad me desparraman la cara trizada de abatimiento,y las ciudades enloquecieron mi tristezacon la figura trepidante y estridente del automóvil:civiles y municipales,mis pantalones continúan la raya quebrada del siglo;semejante a una inmensa oficina de notario,poblada de aburrimiento,la tinaja ciega de la voluntad llena de moscas.Un muerto errante llora debajo de mis canciones deshabitadas.Y un pájaro de pólvoracanta en mis manos tremendas y honorables, lo mismo que el permanganato,la vieja tonada de la gallina de los huevos azules. -Tarde de lluvia en que se agravanal par que una íntima tristezaun desdén manso de las cosasy una emoción sutil y contrita que reza.Noble delicia desdeñarcon un desdén que no se mide,bajo el equívoco nublado:alba que se insinúa, tarde que se despide.Sólo tú no eres desdeñada,pálida que al arrimo de la turbia vidriera,tejes en paz en la hora gristejiendo los minutos de inmemorial espera.Llueve con quedo sonsonete,nos da el relámpago luz de oroy entra un suspiro, en vuelo de ave fragante y húmeda,a buscar tu regazo, que es refugio y decoro.¡Oh, yo podría poner mis manossobre tus hombros de noviciay sacudirte en loco vértigopor lograr que cayese sobre mí tu caricia,cual se sacude el árbol prócer(que preside las gracias floridas de un vergel)por arrancarle la primiciade sus hojas provectas y sus frutos de miel!Pero pareces balbucir,toda callada y elocuente:«Soy un frágil otoño que teme maltratarse»e infiltras una casta quietud convalecientey se te ama en una tutela suave y leal,como a una párvula enfermizahallada por el bosque un día de vendaval.Tejedora: teje en tu hilola inercia de mi sueño y tu ilusión confiada;teje el silencio; teje la sílaba medrosaque cruza nuestros labios y que no dice nada;teje la fluida voz del Ángeluscon el crujido de las puertas;teje la sístole y la diástolede los penados corazonesque en la penumbra están alertas.Divago entre quimeras difuntas y entre sueñosnacientes, y propenso a un llanto sin motivo,voy, con el ánima dispersaen el atardecer brumoso y efusivo,contemplándote, Amor, a través de una nieblade pésame, a través de una cortina idealde lágrimas, en tanto que tejes dicha y lutoen un limbo sentimental. -¡Color que, un momento, el humotoma del sol que lo pasa;vida mía, vida mía,fugaz y coloreada! -Señora: llego a Tidesde las tenebrosas anarquíasdel pensamiento y la conducta, paraaspirar los naranjosde elección, que florecenen tu atrio, con unanieve nupcial... Y entroa tu Santuario, como un heridoa las hondas quietudes hospicianasen que sólo se escuchael toque saludable de una esquila.Vestida de luto eres,Nuestra Señora de la Soledad,un triángulo sombríoque preside la lúcida neblinadel valle; la arboleda que se arropade las cocinas en el humo lento;la familiaridad de las montañas;el caserío de estallante cal;el bienestar oscuro del rebaño,y la dicha radiante de los hombres.Señora: cuando ingreso a la comarcaque riges con tus lágrimas benévolas,y va la diligencia fatigosasobre la sierra, y van los postillonescantando bienandanza o desamor,súbita surge la lección esbeltay firme de tus torres, y saludodesde lejos tu altar.Tú me tienes comprado en alma y cuerpo.Cuando la pesarosadueña ideal de mi primer suspiro,recurre desoladaa tus plantas, y llora mansamente,nunca has dejado de envolverla en eldescanso de tus hijas predilectas.Me acuerdo de una tardeen que, como una reinaque acaba de abdicar,salía por el atrio de naranjosy llevaba en la frenteel lucero novísimode tu consolación.Confortándola a Ella, Tú me obligascomo si con la orladorada de tu manto,agitases un soplodel Paraíso a flor de mi conciencia.Porque siempre un lucerova a nacer de tus manospara la hora en que Ellate implore, Tú me tienescomprado en cuerpo y alma.En las noches profanasde novenario (orquestasdifusas, y cohetesvívidos, y tertuliasde los viejos, y estradosde señoritas sobrela regada banqueta)hay en tus torres ágilesuna policromía de farolesde papel, que simulanen la tiniebla comarcana un tenuey vertical incendio.Y yo anhelo, Señora,que en mi tiniebla pongas para siempreuna rojiza aspiración, hermanadel inmóvil incendio de tus torres,y que me dejes iren mi última décadaa tu nave, cardíacoo gotoso, y ya trémulo,para elevarte mi oración asmáticajunto al mismo cancelque oyó mi prez valiente,en aquella alborada en que soñéprender a un blanco pechouna fecunda rama de azahar. -Sencilla y grata vida de la aldealevantarse al nacer de la mañanacuando su luz en la extensión clareay se quiebra en la cúpula lejana,vagar a la ventura en el boscaje...Espiar en los recodos del caminoel momento en que el ave enamoradaoculta en el follajesus esperanzas y sus dichas canta.En rústica vasijacoronada de espumalibar la leche, contemplar la brumaque en el fondo del valle se levanta,el aire respirar embalsamadocon los suaves oloresde la savia y las flores,tomar fuerza en la calma majestuosadonde la vida universal germina,en ignotos lugaresque no ha hollado la vana muchedumbreen el bosque de cedros secularesdel alto monte en la empinada cumbre;después, tranquilamentebañarse en el remanso de la fuente.Con el rural trabajoque a los músculos da fuerza de aceroy que las fuentes abre de riquezaendurecer el brazo fatigadoy devolverle calma a la cabeza,sin fatigas, sin penas, sin engañosdejar correr los añosy en la postreradescansar, no en lujoso monumentosino bajo el follajedel verde sauce a su tranquila sombra,cabe la cruz piadosa. -Cien sonetos de amorMienten los que dijeron que yo perdí la luna,los que profetizaron mi porvenir de arena,aseveraron tantas cosas con lenguas frías:quisieron prohibir la flor del universo.«Ya no cantará más el ámbar insurgentede la sirena, no tiene sino pueblo.»Y masticaban sus incesantes papelespatrocinando para mi guitarra el olvido.Yo les lancé a los ojos las lanzas deslumbrantesde nuestro amor clavando tu corazón y el mío,yo reclamé el jazmín que dejaban tus huellas,yo me perdí de noche sin luz bajo tus párpadosy cuando me envolvió la claridadnací de nuevo, dueño de mi propia tiniebla. -IHoy mi piel despertó lisa;reclamando un silencio que debió,alguna vez, ser mi reposo;desmoronada, espero,y un frío ausenteacentúa tus expresiones,te dibuja con fugacidad sigilosay fascinación.En tu espacio un vacío languidece y reta;mi cuerpo se defiende,traduce gestos,mis manos bailan inquietas,fabrican imágenes,palpan humedad, muerte ajena,cuando las sábanas que me cubrenbuscan tus brazos,su fuerza,sabor que empieza a resecar mi boca,ritual solitariopecho inerte, montañas sin cielo,vientre lumbre,te repasa imaginario,lengua rosa textura,retrato enlutado.IIBajan los dedos por mi pierna,fantasma perdido en tus colinas,tormenta eléctricaaplaudida por mis muslos,ventana abiertaque advierte un cielo gélidoembestida ojo de ombligo,único presente,severidad ausencia,posesión sombría,sonrisa lastimosa ansia.Un sonido llega lejanía,confundiendo alma,distrayendo cuerpo,caja vacíaconvertida en lúgubre espaciode apariciones,que desfilan por mi pielen una procesión sin santo que la guíe.Tu rastro deja un olor parecido a las acacias,me llena de voces,seres orgullososriéndose de la realidad,intentando hacer un trato,alejarme de tu magia,desbaratar el milagro,pinceladas tuyasque salen montón de letras.IIIRechazo la imposiciónel mensaje en los callejones de mi cuerpoque siguen llenos de ti,preocupados de una irrealidadque se vuelve cada vez más complicada,cuerpo al que no le importa el texto,y afuera ignora la escena del dolor,y no entiende las voces que persiguen.Y así, tibiamente, con furia,vuelvo a sentir el choque que estremece,tu cuerpo y el míovolviendose batalla imaginaria... -Por ti sé que el remo que regresa del horizonte,y el hacha que al contacto del árbolllena de resonancia el día,y el martillo que aplasta el hierroy lo moldea como una llama densa,y la mano que amasa el barro, para la vivienda,y amasa la harina para los hijos,y para los hijos de nuestros hijos,y el escalpelo que transmite sangre a la piedra,elevando su suave gesto en la penumbra,y la frente inclinada sobre la maravilla,hacen la conclusión de la jornada.Por ti sé que el paso de cada uno es solitario,como un recuerdo, como un instante,como la muerte de cada uno.Por ti sé que el amigo es sagrado,y que más vale un árbol con frutosque brillantes monedas de oro.Pero aquí estoy debatiéndome con sangre, imagen y lamento,recogido en mi gesto como habitante que sale de la noche.Por ti me alejo de las ruedas del lujo,de la serpiente de oro, de la araña de cristal pulido,de la cortina de azules mariposas.La tierra nos reclama más cerca de sí misma,más cerca del sueño en que la vemos.Ráfagas solitarias se acercan a mi frente,donde la noche mora temblando en los jazmines.Fugaces resplandores pasan entre mis huesos,mientras voy escuchando mis pasos en el polvo.Avanzo, clamo, caigo, y yo mismo levantomi cuerpo abandonado.Agítanse las sombras al golpe de la sangre,con el trueno que enluta barrancos y montañas,y en la humedad enciende cuchillos, ojos, cuerpoy manos que socavan la soledad oscura.Camino por escombros, recojo un niño heridoque interminablemente llama hacia las paredes.Busco un pan, me persigueny mis rodillas sangran por largas madrugadas.Padre de mis huellas,padre de mi tristeza nocturna.Y de mi poesía. -Aquí Yace «Juan, el carpintero»; vivió setenta y tres años sobre la tierra, pobremente, vió grandes a sus nietos menores y amó, amó, amó su oficio con la honorabilidad del hombre decente, odió a la capitalista imbécil y al peón canalla, vil o utilitario; "juzgaba a los demás según el espíritu".* * *Las sencillas gentes honestas del pueblo veíanle al atardecer explicado a sus hijos el valor funeral de las cosas del mundo; anochecido ya, cantaba ingenuamente junto a la tumba del rorro, "un olor a lavirutas de álamo o quillay, maqui, litre, boldo y peumos geniales perfumaba el ambiente rústico de la casa, su mujer sonreía; no claudicó jamás, y así fue su existencia, así fue su existencia.* * *Ejerció diariamente el grande sacerdocio del trabajo desde el alba, pues quiso ser humilde e infantil, modesto en ambiciones; los Domingos leía a Kant, Crevantes o Job; hablaba poco y prefería las sanas legumbres del campo; vivió setenta y tres años sobre la tierra, falleció en el patíbulo, POR REVOLUCIONARIO. R.I.P. -(Francisco E. Estrello)La senda se va haciendo impenetrable,Es un velo de sombras el camino;A tientas va el viajero persiguiendoLa ilusión que se fue y que ya no vino ...¡Mantén tu fuego ardiendo!La noche se echa ya por las veredas,El silencio se tiende en los caminos,Y hay todavía esperanzas rezagadasQue en carrera agitada van volviendo ...¡Mantén tu fuego ardiendo!Hay tempestad arriba ... ni una estrella ...Los senderos están resbaladizosNo se distingue nada, ni una huella,Y un viajero perdido va cayendo ...¡Mantén tu fuego ardiendo!Mira cómo el ideal padece frío,La vida se ha enfermado de tinieblas;Y ese mal de las sombras va envolviendoTodo lo que es más bello, hermano mío ...¡Mantén tu fuego ardiendo!No te asuste la noche,La mañana vestirá luminosa en su alegría;Pero en tanto la luz va esclareciendo,¡Mantén tu fuego ardiendo!Mantén tu fuego ardiendo ...Defiéndelo del viento, ¡te lo apaga!Cúbrelo de la lluvia, ¡te lo ahoga!Y mientras cuesta arriba vas subiendoO cuesta abajo ya vas descendiendo,¡Mantén, siempre mantén, tu fuego ardiendo! -Vos una claridad y yo una sombraE. ROSTANDDama de las eternas palideces,con tu mirar tranquilo me pareces,irradiando destellos de purezael hada del país de la tristeza.Eres la imagen del dolor que implora,y por eso mi pecho que te adora,al mirar tu expresión contemplativate juzga una madona pensativa.Tú despertaste mi pasión temprana,y de mi juventud en la mañanacomo un ensueño bondadoso fuisteregando flores en mi senda triste.Únjame la caricia de tu manoy tus ojos que buscan el arcanobáñenme con tu luz, mientras me abismoen sueños de inefable misticismo.Pero ¡ay! que no podrá mi idolatríatener la suerte de llamarte mía,y seguiré tu amor a los reflejosde una esperanza que me mira lejos.Mas nunca te daré la despedida,que en el rudo combate de la vidame quedará, si tu cariño pierdo,la amorosa penumbra del recuerdo. -Yo canto, canto sin querer, necesariamente, irremediablemente, fatalmente, al azar de los sucesos, como quien come, bebe o anda y porque sí; moriría si NO cantase, moriría si NO cantase; el acontecimiento floreal del poema estimula mis nervios sonantes, no puedo hablar, entono, pienso en canciones, no puedo hablar, no puedo hablar; las ruidosas, trascendentales epopeyas me definen, e ignoro el sentido de mi flauta; aprendí a cantar siendo nebulosa, odio, odio las utilitarias, labores, zafias, cuotidianas, prosaicas, y amo la ociosidad ilustre de lo bello; cantar, cantar, cantar..."he ahí lo único que sabes, Pablo de Rokha!...* * *Los sofismas universales, las cosmicas, subterráneas leyes dinámicas, dinámicas me rigen, mi canción natural, polifónica se abre, se abre más allá del espíritu, la ancha belleza subconciente, trágica, matemática, fúnebre, guía mis pasos en la oscura claridad; cruzo las épocas cantando como un gran sueño deforme, mi verdad es la verdadera verdad, el corazón orquestal, musical, orquestal, dionysiaco, flota en la augusta perfecta, la eximia resonancia unánime, los fenómenos convergen a él, y agrandan su sonora sonoridad sonora, sonora; y estas fatales manos van, sonámbulas, apartando la vida externa, "conceptos, fórmulas, costumbres, apariencias,"mi intuición sigue los caminos de las cosas, vidente, iluminada y feliz; todo se hace canto en mis huesos, todo se hace canto en mis huesos.* * *Pus, llanto y nieblas lúgubres, dolor, solo dolor mamo en los roñosos pechos de la vida, no tengo casa y mi vestido es pobre; sin embargo, mis cantares absurdos, inéditos, modestísimos suman el pensamiento, TODO el pensamiento de la raza y la voz del instante; soy un país HECHO poeta, por la gracia de Dios; desprecio el determinismo de las ciencias parciales, convencionales, pues mi sabiduría monumental surje pariendo axiomas desde lo infinito, y su elocuencia errante, fabulosa y terrible crea mundos e inventa universos continuamente; afirmo o niego, y mi pasión gigante atraviesa tronando el pueblo imbécil del prejuicio, la mala aldea clerical de la rutina.* * *Atardeciendo me arrodillé junto a una inmensa y gris piedra humilde, democrática, trágica, y su oratoria, su elocuencia inmóvil habló conmigo en aquel sordo lenguaje cosmopolita e ingenuo del ritmo universal; hoy, tendido a la sombra de los lagos he sentido el llanto de los muertos flotando en las corolas; oigo crecer las plantas y morir, los viajeros planetas degollados igual que animales, el sol se pone al fondo de mis años lúgubres, amarillos, amarillos, amarillos, las espigas van naciéndome, a media noche los eternos ríos lloran a la orilla de mi tristeza y a mis dolores maximalistas se les caen las hojas;. . .«buenos días, buenos días árbol», dije al reventar la mañana sobre las rubias cumbres chilenas, y más tarde clamaba: «estrellas, SOIS estrellas, oh! prodigio...»* * *Mis pensamientos hacen sonar los siglos, todos los siglos; voy caminando, caminando, caminando musicalmente y mis actos son himnos, cánticos naturales, completamente naturales; las campanas del tiempo repican cuando me oyen sentirme; constituyo el principio y la razón primordial de todas las tonadas, el eco de mis trancos restalla en la eternidad, los triángulos paradójicos de mi actitud resumen el gesto, el gesto, la figura del super hombre loco que balanceó la cuna macabra del orbe e iba enseñándole a hablar.* * *Los cantos de mi lengua tienen ojos y pies, ojos y pies, músculos, alma, sensaciones, grandiosidad de héroes y pequeñas costumbres modestas, simplisísimas, mínimas, simplisísimas de recién nacidos, aullan y hacen congojas enormes, enormes, enormemente enormes, sonríen, lloran, sonríen, escupen al cielo infame o echan serpientes por la boca, obran, obran lomismo que gentes o pájaros, dignifican el reino animal, el reino vegetal, el reino mineral, y son bestias de mármol, bestias, bestias cuya sangre ardiendo y triste, triste, asciende a ellos desde las entrañas del globo, y cuyo ser poliédrico, múltiple, simultáneo está en los quinientos HORIZONTES geográficos; florecen gozosos, redondos, sonoros en Octubre, dan frutos rurales a principios de Mayo y Junio o a fines de Agosto, maduran todo el año y desde nunca, desde nunca; anarquistas, estridentes, impávidos, crean un individuo y una gigante realidad nueva, algo que antes, antes, algo que antes no estaba en la tierra, prolongan mi anatomía terrible hacia lo absoluto, aún existiendo independientemente; ¡tocad su cuerpo, tocad su cuerpo y os ensangrentareis los dedos MISERABLES!.. !..* * *Ariel y Calibán, Egipto, Grecia, Egipto y SOBRE TODO Chile, los cuadrados países prehistóricos, Jesús de Nazareth, los cielos, las montañas, el mar y los hombres, los hombres, las oceánicas multitudes, ciudades, campos, talleres, usinas, árboles, flores, sepulcros, sanatorios, hospicios u hospitales, brutos de piel terrosa y lejano mirar lleno de églogas, insectos y aves, pequeñas, arminosas mujeres pálidas; el cosmos idiota, maravilloso, maravilloso, maravilloso, maravilloso orienta mis palabras, y rodaré sonando eternamente, como el viejo nidal, como el viejo nidal, como el viejo nidal en donde anidan TODOS los gorjeos del mundo!... -Madre: esta noche se nos muere un año.En esta ciudad grande, todos están de fiesta;zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;claro, como todos tienen su madre cerca...¡Yo estoy tan solo, madre,tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un añopasado que se queda.Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombresvestidos de locura, con cacerolas viejas,tambores de sartenes,cencerros y cornetas;el hálito canallade las mujers ebrias;el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,anda por esas calles inventando piruetas,y por esta balumba en que da brincosla gran ciudad histérica,mi soledad y tu recuerdo, madre,marchan como dos penas.Esta es la noche en que todos se ponenen los ojos la venda,para olvidar que hay alguien cerrando un libro,para no ver la periódica liquidación de cuentas,donde van las partidas al Haber de la Muerte,por lo que viene y por lo que se queda,porque no lo sufrimos se ha perdidoy lo gozado ayer es una perdida.Aquí es de la tradición que en esta noche,cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,todos los hombres coman, al compas de las horas,las doce uvas de la Noche Vieja.Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,como en los pueblos de mi tierra;en este gozo hay menos caridad; la alegríade cada cual va sola, y la tristezadel que está al margen del tumulto acusalo inevitable de la casa ajena.¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes,sin conocerse, con la buena nueva!Las manos que se buscan con la efusión unánimede ser hormigas de la misma cueva;y al hombre que está solo, bajo un árbol,le dicen cosas de honda fortaleza:«¡Venid compadre, que las horas pasan;pero aprendamos a pasar con ellas!»Y el cañonazo en la Planicie,y el himno nacional desde la iglesia,y el amigo que viene a saludarnos:«feliz año, señores», y los criados que llegana recibir en nuestros brazosel amor de la casa buena.Y el beso familiar a medianoche:«La bendición, mi madre»«Que el Señor la proteja...»Y después, en el claro comedor, la familiacongregada para la cena,con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.¡Madre, cómo son ácidaslas uvas de la ausencia!¡Mi casona oriental! Aquella casacon claustros coloniales, portón y enredaderas,el molino de viento y los granados,los grandes libros de la biblioteca"mis libros preferidos: tres tomos con imágenesque hablaban de los reinos de la Naturaleza".Al lado, el gran corral, donde pareceque hay dinero enterrado desde la Independencia;el corral con guayabos y almendros,el corral con peonías y cerezasy el gran parral que daba todo el añouvas más dulces que la miel de las abejas.Bajo el parral hay un estanque;un baño en ese estanque sabe a Grecia;del verde artesonado, las uvas en racimos,tan bajas, que del agua se podría cogerlas,y mientras en los labios se desangra la uva,los pies hacen saltar el agua fresca.Cuando llegaba la sazón teníacada racimo un capuchón de tela,para salvarlo de la gulade las avispas negras,y tenían entoncesuna gracia invernal las uvas nuestras,arrebujadas en sus talas blancas,sordas a la canción de las abejas...Y ahora, madre, que tan sólo tengolas doce uvas de la Noche Vieja,hoy que exprimo las uvas de los mesessobre el recuerdo de la viña seca,siento que toda la acidez del mundose está metiendo en ella,porque tienen el ácido de lo que fue dulzuralas uvas de la ausencia.Y ahora me pregunto:¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudomás que tu amor, que me llevabaa la dulce aninomia de tu puerta?¡Oh miserable vara que nos mides!¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!Y esta es la lucha ante los hombres malosy ante las almas buenas;yo soy un hombre a solas en busca de un camino.¿Dónde hallaré camino mejor que la veredaque a ti me lleva, madre; la verdad que cortapor los campos frutales, pintada de hojas secas,siempre recién llovida,con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,hombres que dicen: «Buenos días, niño»,y el queso que me guardas siempre para merienda?Esa es la Gloria, madre, para un hombreque se llamó fray Luis y era poeta.¡Oh mi casa sin cítricos, mi casa donde puedemi poesía andar como una reina!¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,de metros y de escuela?Tú eres mi madre, que me dices siempreque son hermosos todos mis poemas;para ti, soy grande; cuando dices mis versos,yo no sé si los dices o los rezas...¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempotoda una vida absurda, la promesade vernos otra vez se va alargando,y el momento de irnos está cerca,y no pensamos que se pierde todo!¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiestay en la última uva libo la última gotadel año que se aleja,pienso en que tienes todavía, madre,retazos de carbón en la cabeza,y ojos tan bellos que por mí regaronsu clara pleamar en tus ojeras,y manos pulcras, y esbeltez de talle,donde hay la gracia de la espiga nueva;que eres hermosa, madre, todavía,y yo estoy loco por estar de vuelta,porque tú eres la Gloria de mis añosy no quiero volver cuando estés vieja!...Uvas del Tiempo que mi ser escanciaen el recuerdo de la viña seca,¡cómo me pierdo, madre, en los caminoshacia la devoción de tu vereda!Y en esta algarabía de la ciudad borracha,donde va mi emoción sin compañera,mientras los hombres comen las uvas de los meses,yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.Mi labio está bebiendo de tu seno,que es el racimo de la parra buena,el buen racimo que exprimí en el díasin hora y sin reloj de mi inconsciencia.Madre, esta noche se nos muere un año;todos estos señores tienen su madre cerca,y al lado mío mi tristeza mudatiene el dolor de una muchacha muerta...Y vino toda la acidez del mundoa destilar sus doce gotas trémulas,cuando cayeron sobre mi silenciolas doce uvas de la Noche Vieja. -Il va parmi ses fleurs;et les souffles de lairHölderlin(Similis factus sum pellicano solitudinis)No es la paciencia de la sangre la que llega a morir,ni el sueño ni el mármol de Delfos, sino el polvoque se calienta entre las uñas.Qué importa morir, que se borren las paredes como un río seco;que no quede una flor en la calle con su borde de luto en la frente,ni el viento sobre las piedras podridas.Qué haces allí, tronchado sin humedad,con tu dicha sin aliento, con tu muerte tendida a los pies.Con tu espuma llena de ceniza. Desdeñoso.Ya vendrán los hombres con el ruido, con los gestos;pero el odio seguirá intacto.Todos te habrán estrechado la mano alguna vez,y tú habrás bebido la cicuta en la soledad,como un vaso de leche.Adiós, país de nieve, de ventisca agria, sin gentes que digan malde ti. Eterno. Desnudo.La sangre metida en su canal de hielo"fuego sin aire" Jordán perdido. Si el tiempotuviera sentidocomo el Sol y la Luna presos;si fuera útil vivir,si fuera necesario,qué hermoso espanto: tengo la voluntad avergonzada.Yo soy menos feliz que tú. Me quedo combatiendosin honor,con un haz de ramas en las manos.Duerme. Dormir para siempre es bueno, junto al mar;los ríos secos debajo de la tierra con su rosa de sangre muerta.Duerme, lujo triste, en tu desierto solo.¡Esta palabra inútil! -El alba me sorprendebuscando entre los liriosla huella de tu paso.¡Imajen del naciente,que yerras en los hilosdel renacer temprano!¿En dónde el blanco tenueque luzca en el sol fino,por el frescor morado? -Ábrete sexocomo una flor que accede,descorre las aldabas de tu ermita,deja escaparal nadador transido,desiste, no retengassus frágiles cabriolas,ábrete con arrojo,como un balcón que emergey ostenta sobre el aire sus geranios.Desenfunda,oh poza de penumbra, tu misterio.No detengas su viaje al navegante.No importa que su adióste hiera como cierzo,como rayo de hielo que en la pelvisaloja sus astillas.Ábrete sexo,hazte cascada,olvida tu tristeza.Deja partir al niñoque vive en tu entresueño.Abre gallardamentetus cálidas compuertasa este copo de mieles,a este animal que tiemblacomo un jirón de viento,a este fruto rugosoque va a hundirse en la luz con arrebato,a buscar como un ciervo con los ojos cerradoslos pezones del aire, los dos senos del día. -¡Qué hermosa muestra eres, cielo azul del día,a los despiertos ojos,de lo despierto!¡Qué ejemplo hermoso eres, cielo azul nocturno,a los ojos dormidos,de lo que sueña! -Hoy mi vida no tiene peso alguno:es un viento, menos que un viento, menosque una raya de luz.Ahora ningunopuede serme oneroso.No hay terrenosresquemores debajo de mi alma.Mi sangre es una roja armonía viva.Estoy en armonía con la brasa y la calma,con la voz amorosa y la voz vengativa.Parece que mis manos no existieran, pareceque mi cuerpo nadara en un agua inocente.Como un viento desnudo de mi corazón se mecey hace sonar campanadas dulcemente. -En los húmedos bosques, en otoño,al llegar de los fríos, cuando rojas,vuelan sobre los musgos y las ramasen torbellinos, las marchitas hojas,la niebla al extenderse en el vacíole da al paisaje mustio un tono inciertoy el follaje do huyó la savia ardientetiene un adiós para el verano muertoy un color opaco y tristecomo el recuerdo borrosode lo que fue y ya no existe.En los antiguos cuartos hay armariosque en el rincón más íntimo y discreto,de pasadas locuras y pasionesguardan, con un aroma de secreto,viejas cartas de amor, ya desteñidasque obligan a evocar tiempos mejores,y ramilletes negros y marchitos,que son como cadáveres de floresy tienen un olor tristecomo el recuerdo borrosode lo que fue y ya no existe.Y en las almas amantes cuando piensanen perdidos afectos y ternurasque de la soledad de ignotos díasno vendrán a endulzar horas futuras,hay el hondo cansancio que en la lucha,acaba de matar a los heridos,vago como el color del bosque mustiocomo el olor de los perfumes idos,¡y el cansancio aquél es tristecomo el recuerdo borrosode lo que fue y ya no existe! -Que sopló el viento y se llevó las nubesy que en las nubes iba un pavo real,que el pavo real era para mi manoy que la mano se me va a secar,y que la mano le di esta mañanaal rey que vino para desposar.¡Ay que el cielo, ay que el viento, y la nubeque se van con el pavo real! -Cien sonetos de amorCon laureles del Sur y orégano de Lotate corono, pequeña monarca de mis huesos,y no puede faltarte esa coronaque elabora la tierra con bálsamo y follaje.Eres, como el que te ama, de las provincias verdes:de allá trajimos barro que nos corre en la sangre,en la ciudad andamos, como tantos, perdidos,temerosos de que cierren el mercado.Bienamada, tu sombra tiene olor a ciruela,tus ojos escondieron en el Sur sus raíces,tu corazón es una paloma de alcancía,tu cuerpo es liso como las piedras en el agua,tus besos son racimos con rocío,y yo a tu lado vivo con la tierra. -Extraño despertar.Abro el armario y encuentrola toalla de aquella lluviade verano contigo.Abro el armarioy encuentro ropa de entonces,tan tibia al amor de ayer.Y me parece extraña la vida.Acaso no perdonoque las cosas permanezcancuando tú y yonos vamos convirtiendoen difíciles recuerdos.Será que no comprendopor qué debemos irnossin árbol verde,sin pozo blanco... -Suena el tren en la noche"¿llamando a quién, a quiénes?",el tren abajo, en los cañaverales,como una larga serie de pañuelos llorados;y su llamar se junta al fuego de los perros,sofocando las luces pequeñas y amarillas,llamándonos, llamándonos,porque nosotros, madre, nos iremos en él,con la canasta virgen y la hermanita enfermay un envoltorio de pañalescomo dormidas mariposas,y el tren no espera, no, no espera nunca,y por eso corremos entre el polvo nocturnocomo fieles y nítidas luciérnagas... -El mar tú visitabas; le decíaslo que le dice el hombre a una muchacha.En tardes pasajeras del veranode novio te pusiste con sus algas.No se sorprenda nadie; es tan comúnque rompa su cadena, enamoradade algún poeta triste, alguna olapara tumbarse luego en libres playas.También tus novias fueron las estrellascaídas de su altura en la mañana,y la esmeralda noble de las minasque mira por los ojos de las gravas.Entonces los poetas eran noviosde las mujeres frágiles y blancas.Mas tú, morado de alegría distetu corazón al fuego y a la escarcha,a la cintura azul del universo,al fondo y las alturas de las aguas.Te fue muy lacio, muy sencillo amar,tan libres de las penas como estabas.Abrigo diste al cielo y a la tierracon la crujiente sal de tus palabras.Hubiera yo querido, dulce Pablo,por una vez, también, ser tu muchacha. -Si cada hora viene con su muertesi el tiempo es una cueva de ladroneslos aires ya no son los buenos airesla vida es nada más que un blanco móvilusted preguntará por qué cantamossi nuestros bravos quedan sin abrazola patria se nos muere de tristezay el corazón del hombre se hace añicosantes aún que explote la vergüenzausted preguntará por qué cantamossi estamos lejos como un horizontesi allá quedaron árboles y cielosi cada noche es siempre alguna ausenciay cada despertar un desencuentrousted preguntará por que cantamoscantamos por qué el río está sonandoy cuando suena el río / suena el ríocantamos porque el cruel no tiene nombrey en cambio tiene nombre su destinocantamos por el niño y porque todoy porque algún futuro y porque el pueblocantamos porque los sobrevivientesy nuestros muertos quieren que cantemoscantamos porque el grito no es bastantey no es bastante el llanto ni la broncacantamos porque creemos en la gentey porque venceremos la derrotacantamos porque el sol nos reconocey porque el campo huele a primaveray porque en este tallo en aquel frutocada pregunta tiene su respuestacantamos porque llueve sobre el surcoy somos militantes de la viday porque no podemos ni queremosdejar que la canción se haga ceniza. -Para ellos,eres el nombreque te dierondentro de su legalidad:un signo solamente.Tu otro nombre,el elegido en la nochede la boca de lobo,es solo mío.Un sonido animal.Y así te escucho. -"Pluma, las musas de mi genio autorasversos me piden hoy. ¡Alto, a escribillos!"Yo sólo escribiré, señor Burguillos,éstas que me dictó rimas sonoras."¿A Góngora me acota a tales horas?Arrojaré tijeras y cuchillos,pues en queriendo hacer versos sencillosarrímese dos musas cantimploras.Dejemos la campaña, el monte, el valle,y alabemos señores. "No le entiendo.¿Morir quiere de hambre? "Escriba y calle."A mi ganso me vuelvo en prosiguiendo,que es desdicha después de no premialle,nacer volando y acabar mintiendo. -Ojos hermososde mi Dorisa:yo os vi al reflejode luces tibias...¡Noche felice,no te me olvidas!Turbado y mudoquedé a su vista,susto de muerteme atemoriza,y sólo huyendopude evadirla.Ojos hermosos:yo así vivía,cuando amor fierogimió de envidia.Quiso que al yugola cerviz rinda,y os me presentacon pompa altiva,una mañana,cuando iluminaFebo los pradosque abril matiza.Vi que con nuevasflores se pintael suelo fértil,la cumbre fría;los arroyueloslibres salpican,sonando roncos,la verde orilla.Gratos aromasel viento espira,cantan amoreslas avecillas.Ojos hermosos:yo me aturdía,cuando me ciegaluz improvisa,con más incendiosy más rüinasque si centellasJúpiter vibra.Nunca posibleserá que digaque pena entoncesme martiriza.¡Qué feliz era,qué bien hacíamientras huyendosus fuegos iba!Ojos hermosos:si conocidaa vos os fuesevuestra luz misma,o en el espejola reflexivatanto mostrara,conoceríaisqué estrago al orbese le destina,bien con enojosbien con delicias.¡Ay cómo atraen,cómo desvían,cómo sujetan,cómo acarician!Piedad, hermosaslumbres divinas,de quien amanteos solemniza.Y si a mi versola suerte amigada, que en el mundodurable exista,aplauso eternoharé que os siga,y en otros siglosdaréis envidia. -Viendo a Garrik "actor de la Inglaterra"el pueblo al aplaudirle le decía:«Eres el mas gracioso de la tierray el más feliz...»Y el cómico reía.Víctimas del spleen, los altos lores,en sus noches más negras y pesadas,iban a ver al rey de los actoresy cambiaban su spleen en carcajadas.Una vez, ante un médico famoso,llegóse un hombre de mirar sombrío:«Sufro "le dijo", un mal tan espantosocomo esta palidez del rostro mío.»Nada me causa encanto ni atractivo;no me importan mi nombre ni mi suerteen un eterno spleen muriendo vivo,y es mi única ilusión, la de la muerte»."Viajad y os distraeréis." ¡Tanto he viajado!"Las lecturas buscad."¡Tanto he leído!"Que os ame una mujer."¡Si soy amado!"¡Un título adquirid!"¡Noble he nacido!"¿Pobre seréis quizá?"Tengo riquezas"¿De lisonjas gustáis?"¡Tantas escucho!"¿Que tenéis de familia?"Mis tristezas"¿Vais a los cementerios?"Mucho... mucho..."¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?"Sí, mas no dejo que me impongan yugos;yo les llamo a los muertos mis amigos;y les llamo a los vivos mis verdugos."Me deja "agrega el médico" perplejovuestro mal y no debo acobardaros;Tomad hoy por receta este consejo:sólo viendo a Garrik, podréis curaros."¿A Garrik?"Sí, a Garrik... La más remisay austera sociedad le busca ansiosa;todo aquél que lo ve, muere de risa:tiene una gracia artística asombrosa."¿Y a mí, me hará reír?"¡Ah!, sí, os lo juro,él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?"Así "dijo el enfermo" no me curo;¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.¡Cuántos hay que, cansados de la vida,enfermos de pesar, muertos de tedio,hacen reír como el actor suicida,sin encontrar para su mal remedio!¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,porque en los seres que el dolor devora,el alma gime cuando el rostro ríe!Si se muere la fe, si huye la calma,si sólo abrojos nuestra planta pisa,lanza a la faz la tempestad del alma,un relámpago triste: la sonrisa.El carnaval del mundo engaña tanto,que las vidas son breves mascaradas;aquí aprendemos a reír con llantoy también a llorar con carcajadas. -Cuando contemplo a vecesque plegando los labios enmudeces,mi adoración pretende en su locurabajar hasta tu alma a paso lentoy sorprender, en su mansión oscura,como nota de luz tu pensamiento.Cuando me miran, oh mujer, tus ojosluminosos cual sol de primavera,por oír anhelantelas pulsaciones de tus nervios flojosy el rumor de tu pecho palpitante,en mi pasión quisierael misterioso oído de los magosque en las nocturnas sombras escondidosescuchan, a la orilla de los lagos,hasta sus más recónditos murmullos,de las ramas los débiles crujidosy la reventazón de los capullos.Y al sospechar que los recuerdos llenasde otro amor ya pasado con la historia,me muerden el espíritu los celosy quieren mis anhelosextender con la sombra de mis penasla noche del olvido en tu memoria. -¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosaconjunción de los astros, en qué secreto díaque el mármol no ha salvado, surgió la valerosay singular idea de inventar la alegría?Con otoños de oro la inventaron. El vinofluye rojo a lo largo de las generacionescomo el río del tiempo y en el arduo caminonos prodiga su música, su fuego y sus leones.En la noche del júbilo o en la jornada adversaexalta la alegría o mitiga el espantoy el ditirambo nuevo que este día le cantootrora lo cantaron el árabe y el persa.Vino, enséñame el arte de ver mi propia historiacomo si ésta ya fuera ceniza en la memoria. -Pequeñísimaestrella,parecíaspara siempreenterradaen el metal: oculto,tu diabólicofuego.Un díagolpearonen la puertaminúscula:era el hombre.Con unadescargate desencadenaron,viste el mundo,salistepor el día,recorristeciudades,tu gran fulgor llegabaa iluminar las vidas,erasuna fruta terrible,de eléctrica hermosura,veníasa apresurar las llamasdel estío,y entoncesllegóarmadocon anteojos de tigrey armadura,con camisa cuadrada,sulfúricos bigotes,cola de puerco espín,llegó el guerreroy te sedujo:duerme,te dijo,enróllate,átomo, te parecesa un dios griego,a una primaveralmodista de París,acuéstateen mi uña,entra en esta cajita,y entoncesel guerrerote guardó en su chalecocomo si fueras sólopíldoranorteamericana,y viajó por el mundodejándote caeren Hiroshima.Despertamos.La aurorase había consumido.Todos los pájaroscayeron calcinados.Un olorde ataúd,gas de las tumbas,tronó por los espacios.Subió horrendala forma del castigosobrehumano,hongo sangriento, cúpula,humareda,espadadel infierno.Subió quemante el airey se esparció la muerteen ondas paralelas,alcanzandoa la madre dormidacon su niño,al pescador del ríoy a los peces,a la panaderíay a los panes,al ingenieroy a sus edificios,todofue polvoque mordía,aireasesino.La ciudaddesmoronó sus últimos alvéolos,cayó, cayó de pronto,derribada,podrida,los hombresfueron súbitos leprosos,tomabanla mano de sus hijosy la pequeña manose quedaba en sus manos.Así, de tu refugiodel secretomanto de piedraen que el fuego dormíate sacaron,chispa enceguecedora,luz rabiosa,a destruir vidas,a perseguir lejanas existencias,bajo el mar,en el aire,en las arenas,en el últimorecodo de los puertos,a borrarlas semillas,a asesinar los gérmenes,a impedir la corola,te destinaron, átomo,a dejar arrasadaslas naciones,a convertir el amor en negra póstula,a quemar amontonados corazonesy aniquilar la sangre.Oh chispa loca,vuelvea tu mortaja,entiérrateen tus manos minerales,vuelve a ser piedra ciega,desoye a los bandidos,colaboratú, con la vida, con la agricultura,suplanta los motores,eleva la energía,fecunda los planetas.Ya no tienessecreto,caminaentre los hombressin máscaraterrible,apresurando el pasoy extendiendolos pasos de los frutos,separandomontañas,enderezando ríos,fecundando,átomo,desbordadacopacósmica,vuelvea la paz del racimo,a la velocidad de la alegría,vuelve al recintode la naturaleza,ponte a nuestro servicio,y en vez de las cenizasmortalesde tu máscara,en vez de los infiernos desatadosde tu cólera,en vez de la amenazade tu terrible claridad, entréganostu sobrecogedorarebeldíapara los cereales,tu magnetismo desencadenadopara fundar la paz entre los hombres,y así no será infiernotu luz deslumbradora,sino felicidad,matutina esperanza,contribución terrestre. -Al término de tres generacionesvuelvo a los campos de los Acevedo,que fueron mis mayores. Vagamentelos he buscado en esta vieja casablanca y rectangular, en la frescurade sus dos galerías, en la sombracreciente que proyectan los pilares,en el intemporal grito del pájaro,en la lluvia que abruma la azotea,en el crepúsculo de los espejos,en un reflejo, un eco, que fue suyoy que ahora es mío, sin que yo lo sepa.He mirado los hierros de la rejaque detuvo las lanzas del desierto,la palmera partida por el rayo,los negros toros de Aberdeen, la tarde,las casuarinas que ellos nunca vieron.Aquí fueron la espada y el peligro,las duras proscripciones, las patriadas;firmes en el caballo, aquí rigieronla sin principio y la sin fin llanuralos estancieros de las largas leguas.Pedro Pascual, Miguel, Judas Tadeo...Quién me dirá si misteriosamente,bajo este techo de una sola noche,más allá de los años y del polvo,más allá del cristal de la memoria,no nos hemos unido y confundido,yo en el sueño, pero ellos en la muerte. -Luz...Cuando mis lágrimas te alcancenla función de mis ojosya no será llorar,sino ver. -Amor empieza por desasosiego,solicitud, ardores y desvelos;crece con riesgos, lances y recelos;susténtase de llantos y de ruego.Doctrínanle tibiezas y despego,conserva el ser entre engañosos velos,hasta que con agravios o con celosapaga con sus lágrimas su fuego.Su principio, su medio y fin es éste:¿pues por qué, Alcino, sientes el desvíode Celia, que otro tiempo bien te quiso?¿Qué razón hay de que dolor te cueste?Pues no te engañó amor, Alcino mío,sino que llegó el término preciso. -A lo fugaz perpetuoy sus hipoteseresa la deriva al vértigoal sublatir al máximo las reverberalíbidoal desensueño al alba a los cornubios dime sin titilar por ímpetu de bumerang de encelode gravitante acólito de tanto móvil tránsfuga cocoterráqueo efímeroy otros ripios del tránsitomeditaturbio exóvuloespiritado en Virgo en decúbito en trance en aluvión de incógnitascon más de un muerto huésped rondando la infraniebla del dédalo encefálicojunto a precoces ceros esterosentes dime al codeleite mudo del mimo mimo mixtoal desmelar los senoso al trasvestirme de ola de sótano de ausencia de caminos de pájaros que lindan con la infanciaanimamantemente me di por dar por tara por vocación de dadopor hacer noche solo entre amantes fogatas desinhalar lo hueco y encontrarme inhallablehora tras otra lacra más y más cavernosomenos volátil pariamás total seudo apoeta con esqueleto topo y suspensivas nueces de apetencias atávicasal azar dime al gusto a las adultas menguas a las escleropsiquisal romo tedio al pasmo al exprimir las equis a la veinteava esenciay degustar los filtros del desencantamientoo revertir mi arena en clepsidras sexuadasy sincopar la cópulame di me doy me he dado donde lleva la sangreprostitutivamentepor puro pleno pánico de adherir a lo inmóvildel yacer sin orillassin fe sin mí sin pauta sin sosías sin lastre sin máscara de esperani levitarme en busca del muy Señor nuestro ausente en todo caso y tiempo y modo y sexo y verbo que fecundó el vacíoobnubiladoinserto en el dislate cosmos, a todo todo dime alirrampantementepara abusar del aire del sueño de lo vivo y redarme y masdarmehasta el último denguey entorpecer la nada -Yo he vivido mi vida: si fue larga o fue corta,si fue alegre o fue triste, ya casi no me importa.Y aquí estoy, esperando. No sé bien lo que espero,si el amor o la muerte, -lo que pase primero.Algo tuve algún día; lo perdí de algún modo,y me dará lo mismo cuando lo pierda todo.Pero no me lamento de mi mala fortuna,pues me queda un palacio de cristal en la luna,y por andar errante, por vivir el momento,son tan buenos amigos mi corazón y el viento.Por eso y otras me deja indiferente,aquí, allá y dondequiera, lo que diga la gente."¿Trampas?" Pues sí, hice algunas;pero, mal jugador, yo perdí más que nadiecon mis trampas de amor."¿Pecados?" Sí, aunque leves, de esos que Dios perdona,porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona."¿Mentiras?" Dije muchas, y de bello artificio,pero que en un poeta son cosas del oficio.Y en los casos dudosos, si hice bien o mal,ya arreglaremos cuentas en el Juicio Final.Eso es todo. He vivido.La vida que me queda puede tener dos caras,igual que una moneda: una que es de oro puro"la cara del pasado" y otra "la del presente"que es de plomo dorado.Por lo demás, ya es tarde; pero no tengo prisa,y esperaré la muerte con mi mejor sonrisa,y seguiré viviendo de la misma manera,que es vivir cada instante como una vida entera,mientras siguen andando, de un modo parecido,los hombres con el tiempo y el tiempo hacia el olvido. -Así como del fondo de la músicabrota una notaque mientras vibra crece y se adelgazahasta que en otra música enmudece,brota del fondo del silenciootro silencio, aguda torre, espada,y sube y crece y nos suspendey mientras sube caenrecuerdos, esperanzas,las pequeñas mentiras y las grandes,y queremos gritar y en la gargantase desvanece el grito:desembocamos al silencioen donde los silencios enmudecen. -¡Oh libertad preciosa,no comparada al oroni al bien mayor de la espaciosa tierra!Más rica y más gozosaque el precioso tesoroque el mar del Sur entre su nácar cierra,con armas, sangre y guerra,con las vidas y famas,conquistado en el mundo;paz dulce, amor profundo,que el mal apartas y a tu bien nos llamas,en ti sola se anidaoro, tesoro, paz, bien, gloria y vida.Cuando de las humanastinieblas vi del cielola luz, principio de mis dulces días,aquellas tres hermanasque nuestro humano velotejiendo llevan por inciertas vías,las duras penas míastrocaron en la gloriaque en libertad poseo,con siempre igual deseo,donde verá por mi dichosa historiaquien más leyere en ellaque es dulce libertad lo menos della.Yo, pues, señor exento,de esta montaña y prado,gozo la gloria y libertad que tengo.Soberbio pensamientojamás ha derribadola vida humilde y pobre que entretengo;cuando a las manos vengocon el muchacho ciego,haciendo rostro embisto,venzo, triunfo y resistola flecha, el arco, la ponzoña, el fuego,y con libre albedríolloro el ajeno mal y canto el mío.Cuando el aurora bañacon helado rocíode aljófar celestial el monte y prado,salgo de mi cabañariberas de este río,a dar el nuevo pasto a mi ganado;y cuando el sol doradomuestra sus fuerzas graves,al sueño el pecho inclinodebajo un sauce o pino,oyendo el son de las parleras aves,o ya gozando el auradonde el perdido aliento se restaura.Cuando la noche fríacon su estrellado mantoel claro día en su tiniebla encierra,y suena en la espesurael tenebroso cantode los noturnos hijos de la tierra,al pie de aquesta sierracon rústicas palabrasmi ganadillo cuento;y el corazón contentodel gobierno de ovejas y de cabras,la temerosa cuentadel cuidadoso rey me representa.Aquí la verde peracon la manzana hermosade gualda y roja sangre matizada,y de color de cerala cermeña olorosatengo, y la endrina de color morada;aquí de la enramadaparra que al olmo enlaza,melosas uvas cojo;y en cantidad recojo,al tiempo que las ramas desenlazael caluroso estío,membrillos que coronan este río.No me da discontentoel hábito costosoque de lascivo el pecho noble inflamaes mi dulce sustentodel campo generosoestas silvestres frutas que derrama;mi regalada camade blandas pieles y hojasque algún rey la envidiara;y de ti, fuente clara,que bullendo el arena y agua arrojas,esos cristales puros,sustentos pobres, pero bien seguros.Estése el cortesanoprocurando a su gustola blanda cama y el mejor sustento;bese la ingrata manodel poderoso injusto,formando torres de esperanza al viento;viva y muera sedientopor el honroso oficio,y goce yo del sueloal aire, al sol y al hielo,ocupado en mi rústico ejercicio;que más vale pobrezaen paz que en guerra mísera riqueza.Ni temo al poderosoni al rico lisonjeo,ni soy camaleón del que gobierna;ni me tiene envidiosola ambición y deseode ajena gloria ni de fama eterna.Carne sabrosa y tierna,vino aromatizado,pan blanco de aquel día,en prado, en fuente fría,halla un pastor con hambre fatigado;que el grande y el pequeñosomos iguales lo que dura el sueño. -(RETRATO EN REDONDO)1Una sombra. Sólo unasombra justa. Sin penumbra.2Un perfil. Tan sólo un crudoperfil sobre el cielo puro.3Un torso. Un torso de plumaquieto, peinado de espumas.4(No hay que tocarlo. Una herida,sin saberse, quedaría.)5Una mano. ¿Blanca? ¿Negra?Sus dos manos verdaderas.6Una frente. ¿Y los luceros?Una frente hasta vencerlos.7(La noche, en comba, cerradasobre su negra mirada.)8El aire en su brazo. ¿El aire?(Una sierpe se contrae.)9Gime la luz. De su bocasurte, dolida, la aurora.10Inagotable la vierte,Cierra los ojos, y siente.11Se ha hecho ya el día. Completose le lanza contra el pecho.12Pero en el suelo, tendido,su pie lo pisa, infinito. -No hay para qué llamar, porque está francala puerta principal, de anciano cedro.Hace un leve chirridoal entreabrirse, a modo del lamentode la seda graciosa que se rasgapor el imperio de las manos diestras.Y de manos a boca está el vestíbulodonde se alza un oscuro paragüerode madera pulida,frente al que un gran espejo venecianova guardando la historiadel día "cada día",que en oblicuo lenguaje de reflejosle cuenta el tragaluz.Una hermosísimasala de muebles blancos, impecables,parece estar dispuestapara la fiel visita de la tarde,de seguro apacible y numerosa,aunque al ver ese espacio tan armónicouno presiente que alguienvendrá con la inquietud a flor del ánima,y acaso en algún gesto sin mesurapeligren las esbeltas porcelanas,que están por eso en sitios resguardados,como al amparo de los imprudentes.En contraste sutilcon el temor del hielo quebradizo,se reparten los búcaros repletos,sobre todo los nidos de jazmines,de los que sube el vuelo del aromacon timidez de pájaro extasiado.Adentro tiemblan ruidosde premura doméstica,algún roce instantáneo de cristales,una curiosa animación de lozas,como si dedos finos aprestaranlos ofertorios del café o del vino,según el temple de los allegadosy la tranquila veleidad del tiempo.La luz es tenue, huraña,repetida en cornisas y rincones,para que se diluya entre los rostrosuna gasa foliar, discreta y mágica.Al fondo, tras la puerta transparente,puede verse la pérgola arregladacon un esmero de jardín nostálgico,y más allá, la nitidez del campobordeado de cipreses,altos como los negros campanilesde una ciudad perdida en la memoria.En el clima interior todo reposa,como si el aire apenas recordaraque es fluido respetable;pero al sentir la paz del hondo alientoque adormece los pulsos de la sangre,casi se escucha un giro de vilanosen torno a la agonía del silencio.Se puede entrar, entonces,sin que se oigan los pasos.Está abiertala puerta, suave y sólida.Algo impulsa hacia adentro, aunque algo freneese impulso sensible y poderoso.Y es natural que haya un pavor inermeal trasponer la línea del umbral.Porque es antigua casa es el Olvido. -Cuando me tiene vistacomo presa seguraavanza tu falodescubriendo sus virtudestrae en su médulanéctar de un principioy palpitar de un finTímido meñique adormecidoal rozarmegallardo índice certeroVoz erguida articulando callada conquistaDevoto a la vigiliaarrastrapor los pliegues de mi sombrarumor de un anheloÁvido ofidiobuscando en mi selvala dulce fruta jugosaraíz de su ardorLlave que se acoplaa mi cerradurase abisma en mi secretoy me inunda y dobla mi frentecon su cálido soplo desgajante -Velas de amor en golfos de ternuravuela mi pobre corazón al vientoy encuentra, en lo que alcanza, su tormento,y espera, en lo que no halla, su ventura,viviendo en esta humana sepulturaengañar el pesar es mi contento,y este cilicio atroz del pensamientono halla un linde entre el genio y la locura.¡Ay! en la vida ruin que al loco embarga,y que al cuerdo infeliz de horror consterna,dulce en el nombre, en realidad amarga,sólo el dolor con el dolor alterna,y si al contarla a días es muy larga,midiéndola por horas es eterna. -¡De qué callada manerase me adentra usted sonriendo,como si fuerala primavera!(Yo, muriendo.)Y de qué modo sutilme derramó en la camisatodas las flores de abril.¿Quién le dijo que yo erarisa siempre, nunca llanto,como si fuerala primavera?(No soy tanto.)En cambio, ¡qué espiritualque usted me brinde una rosade su rosal principal!¡De qué callada manerase me adentra usted sonriendo,como si fuerala primavera!(Yo, muriendo.) -Pongo el oído atento al pecho,como, en la orilla, el caracol al mar.Oigo mi corazón latir sangrandoy siempre y nunca igual.Sé por qué late así, pero no puedodecir por qué será.Si empezara a decirlo con fantasmasde palabras y engaños al azar,llegaría, temblando de sorpresa,a inventar la verdad:¡Cuando fingí quererte, no sabíaque te quería ya! -Está su cielo azul en la taberna.Vino tinto se llama su Dios"desbrozador de telarañas"porque es baratoy alivia no sólo las gargantas.Un reguero de palabrasdiscurre sinovialen términos marineros que se desalan.En prosa y proa siempre el mar y lo marino:"mentirosos peces, ahítas nasas,redes rotas por la plétoray remo que no cía,del este traidor la vela preñada,el naufragio del 93, olasy la fantasmagoría del heridor pez espada..."Pleamar sin equinoccio en la taberna.Traspuesta en rutinarios diálogos"violentos o remisos"sube y baja la coloquial marea.Con un cuchillo sin filo apenasse dividiría el humano vahoque flota "que devala"sobre las testas marineras.Para que aviven el seso y despiertenpienso que necesitanalguien que los oriente. -(paisaje pasoliniano)Se colmulga también en templos de la sordidez:has de reconocerlospor los ojos de arcadas aturdidosque tienen en las plazas los patios de caballosy, en sus puertas, montantescon el cristal de medio real saltadoal modo guerra de la independenciapor turbas que convierten estaciones de tren abandonadasen catedral del vómito en ayunas.Entrado el sol en esos deambulatoriostodo lo hace el fervor,la mano como garra piadosa sobre el pecho,el rosario sonoro de las gotas pendientes,la mirada ascendente,la actitud recogida del cobarde,la salida gloriosa del que huye por la puerta grandea las afueras en que crece la hierba de la desconfianza,anhelando a barrunto los trazados termómetroy su camino alegre; y encontrarlocicatrizado por la violenciaen túmulos canela.Desolación. Desnorte. Mirada circular,y es sólo entonces cuando se despiertael hedor del baldío de la tierra. -A los hijos de Jerez, Zac.En la amplitud benigna del contornoy rompiendo el mutismo del paisajeflotan como poema de consuelolas estrofas metálicasde las torres parleras;retratan el matiz de la llanuraen su inmóvil pupilalas vacadas dispersas en la margendel río que abandona en su corrientesus vellones de armiñoy refleja del puente en las columnassu música de acentos virgilianos;y parece que el alma de las cosasmás imponentes del nativo suelome saluda con voces fraternales.El rumor de una interna clarinadaresucita del fondo de mi mentea los preclaros héroes del terruñoy me siento orgulloso de la sangreque hincha mis arterias juveniles;miro que están en pie los viejos murosde la casa paternay con los hilos frágiles del sueñoreconstruyo el momento de la dicha;las jardines fragantesdisipan con sus prados luminososlas obstinadas nieblas de mi invierno,y con su nota azul me torna alegrela familiaridad de las montañas.Vuelvo otra vez a tu clemente asilo,tierra de amor donde mis ojos vieronde la existencia las primeras luces,y al llegar a tu abrigo me confortocon el sano perfume de tus brisas;en el mudo jardín de mi tristezaevocan las escenas de la infanciade la dicha los pájaros locuaces;oigo la voz solemne del pasadosonar alegremente en el silenciode mis desolaciones interiores;y al ver el apiñado caseríoque guarda entre sus muros paternalesa la mujer que iluminó mi sendahaciendo que brotara mi cariñoen románticas flores,miro apuntar la aurora sonrienteen la noche sin fin de mi congoja,charlando en los aleros de mi almala errante golondrina del recuerdo.¡Oh tierra bendecida que idolatrocon el más reverente de los cultos,con qué júbilo inmenso reconozcola religiosidad de tus matronasy la hidalga nobleza de tus hijos!En tu regazo amante se mitigael rigor de mis duelos incurables,me das el dulce título de hermanoy con ansias anhelo,como en un insinuante panteísmo,ser el bronce que suena en tus esquilas,una roca prendida en tus picachoso un álamo llorón junto a las tapiasde tu dormido y grave cementerio. -Te rezo Jesús mío en largas tardesestando florecidas las estrellas.Y cuando a ti te rezo, vela en mano,el fósforo se apaga en su pureza,se enfrían como cierzos mis costillas,y la mirada se me vuelve tierra."Amén", me oigo decir y ya el silenciome envuelve como carta nunca abierta.Jesús, el de la cruz, que das la espina,el de la luz, que mueves a la piedra,a ti te pido en esta enferma horapara mis sueños mariposas nuevas.Señor, mi redentor, mi bienamado,yo sé en mi petición quedarme quietay va mi voz a ti como al aljibe.¿Mas qué piedad es ésta, de aguas secas? -Es la noche desamparode las sierras hasta el mar.Pero yo, la que te mece,¡yo no tengo soledad!Es el cielo desamparosi la Luna cae al mar.Pero yo, la que te estrecha,¡yo no tengo soledad!Es el mundo desamparoy la carne triste va.Pero yo, la que te oprime,¡yo no tengo soledad! -Filis, naturalezapide la ostentación y los olorespara sus nuevas floresa la fértil verdad de tu bellezay que en meses ajenospródigas abran su temor los senos.De tu cerviz recibacándido lustre el de la rosa pura,como animar procurasu carmesí en tu rostro la más viva;den tus labios cruelespúrpura más soberbia a los claveles.El cogollo más tiernocrezca con ambición de formar selva,tan firme, que, aunque vuelvaa herirla por asaltos el hibierno,ni le marchite el brío,ni agrave más sus hojas que el rocío.Por ti con los jardinesmás prósperos compiten estas peñas,que entre gramas risueñaste producen violetas y jazmines,para que de los donesque tu hermosura influye la corones.Ya, al favor de tus ojos,entre frutos pendientes, el otubresegunda flor descubre,y te ofrece esperanzas y despojos,porque en entrambas suertesanticipados regocijos viertes.Mas, ¡ay!, que cuando inspirasel no esperado honor con que se aprestapara ti la floresta,haciendo en el vigor de cuanto mirastan dichosa mudanza,mísera yace y sola mi esperanza. -Cuando puedas leer lo que hoy te escribo,Ya yo estaré muy lejosPor remotos caminos,En el último viaje sin regreso...Para entonces te digo:"Toma a tu hermosa madre de modelo;Ella es aire y es luz y es melodía,Y es levedad, ternura y sentimiento.De su mano, ligera cual la nube,Alada como el céfiro,Irás por claros mundos de armonía,Azules mundos de quimera y sueño.Y toma de tu padreSu gran bondad de corazón abierto,Su generoso espíritu de luchaQue infunde un goce límpido al esfuerzo.Flanqueada así, ya puedesDesafiar los abrojos del sendero,Pues tu padre y tu madre están contigo,Y la fe y el amor están con ellos. -Cuando, oh Poesía,¡Cuando en tu seno reposar me es dado!?Ancha es y hermosa y fúlgida la vida:¡Que éste o aquél o yo vivamos tristes,Culpa de éste o aquél será, o mi culpa!Nace el corcel, del ala más lejanoQue el hombre, en quien el ala encumbradoraYa en sus ingentes brazos se diseña:Sin más brida el corcel nace que el vientoEspoleador y flameador, ?al hombreLa vida echa sus riendas en la cuna!Si las tuerce o revuelve, y si tropiezaY da en atolladero, a sí se culpeY del incendio o del zarzal redimaLa destrozada brida: sin que al nobleSol y [ ..........manuscrito ilegible.............. ] vida desafíe.De nuestro bien o mal autores somos,Y cada cual autor de sí: la quejaA la torpeza y la deshonra añadeDe nuestro error: ¡cantemos, sí, cantemosAunque las hidras nuestro pecho roan,El Universo colosal y hermoso!Un obrero tiznado, una enfermizaMujer, de faz enjuta y dedos gruesos:Otra que al dar al sol los entumidosMiembros en el taller, como una egipciaVoluptuosa y feliz, la saya burdaCon las manos recoge, y canta, y danza:Un niño que sin miedo a la ventisca,Como el soldado con el arma al hombro,Va con sus libros a la escuela: el densoRebaño de hombres que en silencio tristeSale a la aurora y con la noche vuelve,Del pan del día en la difícil busca,?Cual la luz a Memnón, mueven mi lira.Los niños, versos vivos, los heroicosY pálidos ancianos, los oscurosHornos donde en bridón o tritón truecanLos hombres victoriosos las montañas.Astiánax son y Andrómaca mejores,Mejores, sí, que las del viejo Homero.Naturaleza, siempre viva: el mundoDe minotauro yendo a mariposaQue de rondar el sol enferma y muere:Dejad, por Dios, que la mujer cansadaDe amar, con leches y menjurjes híbleosSu piel rugosa y su beldad restaureRepíntense las viejas: la doncellaCon rosas naturales se corone:?La sed de luz, que como el mar saladoLa de los labios con el agua amargaDe la vida se irrita: la columnaCompacta de asaltantes, que sin miedo,Al Dios de ayer sobre los flacos hombrosLa mano libre y desferrada ponen,?Y los ligeros pies en el vacío,?Poesía son, y estrofa alada, y gritoQue ni en tercetos ni en octava estrechaNi en remilgados serventesios caben:Vaciad un monte, ?en tajo de sol vivo¡Tallad un plectro: o de la mar brillanteEl seno rojo y nacarado, el moldeDe la triunfante estrofa, nueva sea!Como nobles de Nápoles, fantasmasSin carnes ya y sin sangre, que en polvososPalacios muertos con añejas chupasDe comido blasón, a paso sordoAndan, y al mundo que camina enseñanComo un grito sin voz la seca encía,Así, sobre los árboles cansados,Y los ciriales rotos, y los huecosDe oxidadas diademas, duendecillos¡Con chupa vieja y metro viejo asoman!No en tronco seco y muerto hacen sus nidos,Alegres recaderos de mañana,Las lindas aves cuerdas y gentiles:Ramaje quieren suelto y denso, y troncoAlto y robusto, en fibra rico y savia.Mas con el sol se alza el deber: se poneMucho después que el sol: de la horneríaY su batalla y su fragor cansadaLa mente plena en el rendido cuerpo,¡Atormentada duerme, ?como el versoVivo en los aires, Por la lira rotaSin dar sonidos desolados pasa!Perdona, pues, oh estrofa nueva, el toscoAlarde de mi amor. Cuando, oh Poesía,Cuando en tu seno reposar me es dado. -A Beatriz de Laiglesia y Werner AspenströmDicen que murió un caballo.Contaron que pasó como una sombra, que galopabacomo noticia que va corriendotodos los días hasta la fuente -agua y sonidos blancos,jaurías blancas y galgo crepitar-todos los días entre la nieve y en el deshielo, sobre lahierba de mayo, año tras añohuía de los lobosese caballo que ahora está muertoatravesaba los bosques encendidos por la lunaquien lo saludaba fríamente.Era castaño -acaso era una yegua-ese caballo del que hablo. Nunca lo podré conocer.Me han dicho que pasó como una sombraque su vida no fue sino una sombra y sin embargo el caballoera luz.Era un caballo ateniense. En sus ojos brillaba el fuegode la verdad y la beneza,pero nadie lo conoció.Ese caballo que ahora viene vigilante hasta este poemacon los ojos agrandados por el insomnio de la muerte,con la mirada de mi hermano y la sonrisa de fábulaa veces miraba a los hombres,pero los hombres no sabían prestar atención a un caballo.Ni el sabio ni el indiferente se preocuparon de indagar.Y así el caballo pudo ir año tras añohasta la fuente aquella y dicenque se hicieron compañíadurante los durísimos tiempos.No hablaban más que de sus cosasen un lenguaje desconocido, más misterioso que el suecoaquel caballo y aquena fuente.La fuente era una comadre de las que todavía quedan,vividora, aficionadaa los chismes.El caballo era un caballero, no puede decirse otra cosa.Dicen que galopaba como noticia que va corriendoa propagar la prosperidad, como un mensajedel rojo del verano.Y nadie lo escuchó sino la fuente, nadie supo su signoni su símbolo,nadie quiso saber sino la fuente de aquel caballo color hoja seca.En el interior de un verso sueco descansa de su soledady ahora ha negado a este poema antes del amanecercon grandes ojos semejantes a los de un antiguo profeta,con ojos que no se preguntan si fue dios quien hizo lamuerte,con grandes ojos elevadosa la categoría de potencias.Sueño y sendero, sangre y oscuridadque suenan como campanadas.Hacia dónde vuelan. De su paso no quedavestigio alguno. Y el caballo -desde la noche- mira y apruebano los ojos de la desapaciblesino la última luz de una brizna de hierba. -(A Claudia Hérodier)Ella hace llover fuego del cieloY con madeja de nubes entrelaza los sonidos.Esculpe la palabra con fragua y martillo,En un ángel demoníaco que adora su libertad.Bálsamo que florece en mayo,Cáscara inexpugnable de las dudas,Guarida de pájaros heridos,Ciclón de cabellos largosSeñalada por índices acusadores.Mujer que juega a ser madre felina.Creadora de lo irreal,Dueña absoluta de la luz y la oscuridad.Para esta poeta no hay tiempo de morir,Lleva entre sus manosUn cargamento de flores silvestres,Una pieza de soledad ensayadaY ráfagas de incontenibles sueños. -Durante incontables nochesdurante días tan numerososcomo las leguas de vientoen su geografía o espantonavego ese mar que me entierrabusco la isla prometidala constelación de islaso incluso la tierra- esaque regresará sobre mi cuerpocual ciudadde cosas muertas o vencidascosas nacidas del limbocrecidas del limbopara cualquier mitologíaque desconozco. -Aunque Ovidio te dé más documentospara reírte, Cloe, no te rías,que de pez y de boj en tus encíastiemblan tus huesos flojos y sangrientos;y a pocos de esos soplos tan violentos,que con la demasiada risa envías,las dejarás desiertas y vacías,escupiendo sus últimos fragmentos.Huye, pues, de teatros, y a congojasde los lamentos trágicos te inclina,entre huérfanas madres lastimadas.Mas paréceme, Cloe, que te enojas;mi celo es pío; si esto te amohína,ríete hasta que escupas las quijadas. -Cien sonetos de amorAmor, amor, las nubes a la torre del cielosubieron como triunfantes lavanderas,y todo ardió en azul, todo fue estrella:el mar, la nave, el día se desterraron juntos.Ven a ver los cerezos del agua consteladay la clave redonda del rápido universo,ven a tocar el fuego del azul instantáneo,ven antes de que sus pétalos se consuman.No hay aquí sino luz, cantidades, racimos,espacio abierto por las virtudes del vientohasta entregar los últimos secretos de la espuma.Y entre tantos azules celestes, sumergidos,se pierden nuestros ojos adivinando apenaslos poderes del aire, las llaves submarinas. -De la mañana el resplandor incierto,cuando el órgano eleva sus cantares,te he visto comulgar entre azaharesde la iglesia en el ángulo desierto.Así también mi corazón ya muertollega de tu piedad a los altares,implorando les des a mis pesaresla comunión de tu cariño yerto.Pero tú te resistes, hostia ingrata,a venir al enfermo peregrino,y aunque tu eterna negación me mataaguardo humildemente, amada mía,de rodillas al borde del caminola luz de mi radiosa eucaristía. -Porque el cuerpo,todo el cuerpo albergándole a la vidasu oscura aunque preclara omnipotencia,siempre está aquí, estará siempre.Y quien ama y quien desea, quiereposeer y entregarse poseyendo.Tarde y noche, amanecer o mañana,al amor, el amar reclama al cuerpoen tenue caminar, o alborotadopor de lavas repleto sendero:la sombría eternidad que da a la vidauna muerte incrustada.Un helado volcán; ¿son océanoslúcidos y vertigonososcon furia de morirme mientras amo?Porque así es la entrega del que ama:una despótica catástrofe.¿Soy yo así, soy yo esto, se pregunta,creciendo de salvaje encrucijada,viviendo de mi muerte que rescato,con furia de morirme cuando amo?El cuerpo dócilmente escucha dentroy otro yo se le asfixia en la pregunta.Cuán intacto el despertar. Ya despojándosela invasión de sí mismo, gime el cuerpo.Vuelve el mar reclamándolo absorbentey otra vez se desploma y recupera. -Hoy que la indiferencia del siglo me desolasé que ayer tuve dones celestes de contino,y con los ejercicios de Ignacio de Loyolael corazón sangraba como al dardo divino.Feliz era mi alma sin que estuviese sola:había en torno de ella pan de hostias, el vinode consagrar, los actos con que Jesús se inmolay tesis de Boecius y de Tomás de Aquino.¿Amor a las mujeres? Apenas rememoroque tuve no sé cuáles sensaciones arcanasen las misas solemnes, cuando brillaba orode casullas y mitras, en aquellas mañanasen que vi muchas bellas colegialas: el coroque a la iglesia traían las monjas Teresianas. -Veo que no queréis bailar conmigoy hacéis muy bien. ¡Si hasta ahorano hice más que pisaros, si hasta ahorano moví al aire vuestro estos pies cojos!Tú siempre tan bailón, corazón mío.¡Métete en fiesta; pronto,antes de que te quedes sin pareja!¡Hoy no hay escuela! ¡Al río,a lavarse primero,que hay que estar limpios cuando llegue la hora!Ya están ahí, ya vienenpor el raíl con sol de la esperanzahombres de todo el mundo! Ya se ponena dar fe de su empleo de alegría¿Quién no esperó la fiesta?¿Quién los días del añono los pasó guardando bien la ropa,cuánto refajo de lanilla, cuántoCuánto manteo, cuánta media blanca,cuánto refajo de lanilla, cuántocorto calzón. ¡Bien a lo vivo, comoesa moza se pone su pañuelo,poned el alma así, bien a lo vivo!Echo de menos ahoraaquellos tiempos en los que a sus fiestasse unía el hombre como el suero al queso.Entonces sí que dabansu vida al sol, su aliento al aire, entoncessí que eran encarnados en la tierra.Para qué recordar. Estoy en mediode la fiesta y ya casicuaja la noche pronta de febrero.y aún sin bailar: yo solo.¡Venid, bailad conmigo, que ya puedoarrimar la cintura bien, que puedomover los pasos a vuestro aire hermoso!¡Águedas, aguedicas,decidles que me dejenbailar con ellos, que yo soy del pueblo,soy un vecino más, decid a todosque he esperado este díatoda la vida! Oídlo.Óyeme tú, que ahorapasas al lado mío y un momento,sin darte cuenta, miras a lo altoy a tu corazón bajael baile eterno de Águedas del mundo,óyeme tú, que sabesque se acaba la fiesta y no la puedesguardar en casa como un limpio apero,y se te va, y ya nunca...tú, que pisas la tierray aprietas tu pareja, y bailas, bailas. -Me he perdido muchas veces por el marcon el oído lleno de flores recién cortadas.Con la lengua llena de amor y de agoníamuchas veces me he perdido por el mar,como me pierdo en el corazón de algunos niños.No hay nadie que al dar un besono sienta la sonrisa de la gente sin rostro,ni nadie que al tocar un recién nacidoolvide las inmóviles calaveras de caballo.Porque las rosas buscan en la frenteun duro paisaje de huesoy las manos del hombre no tienen más sentidoque imitar a las raíces bajo tierra.Como me pierdo en el corazón de algunos niños,me he perdido muchas veces por el mar.Ignorante del agua, voy buscandouna muerte de luz que me consuma. -Dije: Todo ya pleno.Un álamo vibró.Las hojas plateadasSonaron con amor.Los verdes eran grises,El amor era sol.Entonces, mediodía,Un pájaro sumióSu cantar en el vientoCon tal adoraciónQue se sintió cantadaBajo el viento la florCrecida entre las mieses,Más altas. Era yo,Centro en aquel instanteDe tanto alrededor,Quien lo veía todoCompleto para un dios.Dije: Todo, completo.¡Las doce en el reloj! -Ajeno a mis pensamientoshuiste a un casto silencioHoyque sedienta mi sangre te buscani a golpes ni a ruegoste insinúasenajenado prosiguesriguroso y oprimido y largamente oscurocomo pasillo de convento desoladoángel de dura deliciaapático orgasmo rebeldeerizado temblorpólvora vulnerableregresa a míy aniquílame -¿Qué significa la cuestión del dispositivo?Entonces sí que no entiendo nada.Creo en los comienzosde una historia.En una mesa amarilla,teñida para asustarme.En cuatro rotuladores;verde, marrón, rojo y negro.Creo también en los papelesesparcidos sobre mi mesa,y en la botella semivacíaque dejé olvidada no sécuando.Podía ser todo más fácil,más humilde, mássencillo.Y quiero que te laves,que seas bueno,que no me interrumpassi digo algoincoherente.Quiero que meobserves mientrasduermo.¡Quiero unacontecimientomemorable de una vez!Pero nada de chistes,nada de muecas inútiles.Olvídalo.Esto es lo verdadero:GestosPalabrasTrazos yPompas de jabón. -Arbolé, arboléseco y verdé.La niña del bello rostroestá cogiendo aceituna.El viento, galán de torres,la prende por la cintura.Pasaron cuatro jinetessobre jacas andaluzascon trajes de azul y verde,con largas capas oscuras.«Vente a Córdoba, muchacha».La niña no los escucha.Pasaron tres torerillosdelgaditos de cintura,con trajes color naranjay espadas de plata antigua.«Vente a Sevilla, muchacha».La niña no los escucha.Cuando la tarde se pusomorada, con luz difusa,pasó un joven que llevabarosas y mirtos de luna.«Vente a Granada, muchacha».Y la niña no lo escucha.La niña del bello rostrosigue cogiendo aceituna,con el brazo gris del vientoceñido por la cintura.Arbolé arboléseco y verdé. -Mi soledad llevo dentro,torre de ciegas ventanas.Cuando mis brazos extiendoabro sus puertas de entraday doy camino alfombradoal que quiera visitarla.Pintó el recuerdo los cuadrosque decoran sus estancias.Allí mis pasadas dichascon mi pena de hoy contrastan.¡Qué juntos los dos estábamos!¿Quién el cuerpo? ¿Quién el alma?Nuestra separación última,¡qué muerte fue tan amarga!Ahora dentro de mí llevomi alta soledad delgada. -Con crestao candor niñoo envión varón habría que osar izar un yo flamante en gozoo autoengendrar hundido en el propio ego pozoun nimio virgo vicioun semi tic o trauma o trac o toc noviciosun novococo inédito por pocoun mero medio huevo al menos de algo nuevoe inmerso en el subyo intimísimovolver a ver reverdecer la fe de sery creer en creary croar y croarante todo ende o duende visiblemente real o inexistenteo hacer hacerdentro de un nido umbrío y tibioun hijo mitomixto de silbo ido y de hipo divo de ídoloo en rancia última instancia del cotidiano entreascoa escoplo y soplo magoremodelar habría los orificios psíquicos y físicos corrientesde tanto espectro diario que desnutre la mechao un lazariento anhelo que todavía se yergacomo si pudieray darle con la proa de la lenguay darle con las olas de la lenguay furias y reflujos y mareasal todo cráter cosmossin cráterde la nada -Son los trasfondos otros de la in extremis médiumque es la noche al entreabrir los huesoslas mitoformas otrasaliardidas presencias semimorfassotopausas sosoplosde la enllagada líbido posesaque es la noche sin vendasson las grislumbres otras tras esmeriles párpados videnteslos atónitos yesos de lo inmóvil ante el refluido herido interroganteque es la noche ya lívidason las cribadas voceslas suburbanas sangres de la ausencia de remansos omóplatoslas agrinsomnes dragas hambrientas del ahora con su limo de nadalos idos pasos otros de la incorpórea ubicua también otra escarbando lo inciertoque puede ser la muerte con su demente célibe muletay es la nochey deserta -En la noche, en tu manobrilló como luciérnagami reloj.su cuerda:como un susurro secosalíade tu mano invisible.Tu mano entoncesvolvió a mi pecho oscuroa recoger mi sueño y su latido.El relojsiguió cortando el tiempocon su pequeña sierra.Como en un bosquecaenfragmentos de madera,mínimas gotas, trozosde ramajes o nidos,sin que cambie el silencio,sin que la fresca oscuridad termine,asísiguió el reloj cortandodesde tu mano invisible,tiempo, tiempo,y cayeronminutos como hojas,fibras de tiempo roto,pequeñas plumas negras.Como en el bosqueolíamos raíces,el agua en algún sitio desprendíauna gotera gruesacomo una uva mojada.Un pequeño molinomolía noche,la sombra susurrabacayendo de tu manoy llenaba la tierra.Polvo,tierra, distanciamolía y molíami reloj en la noche,desde tu mano.Yo pusemi brazobajo tu cuello invisible,bajo su peso tibio,y en mi manocayó el tiempo,la noche,pequeños ruidosde madera y de bosque,de noche dividida,de fragmentos de sombra,de agua que cae y cae:entonces cayó el sueñodesde el reloj y desdetus dos manos dormidas,cayó como agua oscurade los bosques,del reloja tu cuerpo,de ti hacia los países,agua oscura,tiempo que caey correadentro de nosotros.Y así fue aquella noche,sombra y espacio, tierray tiempo,algo que corre y caey pasa.Y así todas las nochesvan por la tierra,no dejan sino un vagoaroma negro,cae una hoja,una gotaen la tierraapaga su sonido,duerme el bosque, las aguas,las praderas,las campanas,los ojos.Te oigo y respiras,amor mío,dormimos. -Soy ola de abandono,derribada, tendida,sobre un inmenso azul de sueños y de alas.Tú danzas por el agua redonda de mis ojoscon la canción más fresca colgando de tus labios.¡No la sueltes, que el viento todavía azota fuertepor mis brazos mojados,y no quiero perderte ni en la sílaba !Yo fui un día la gaviota más ave de tu vida.Mis pasos fueron siempre enigma de los pájaros.Yo fui un día la más honda de tus edades íntimas.El universo entero cruzaba por mis manos.¡Oh día de sueño y ola;Nuestras dos juventudes hacia el viento estallaron.Y pasó la mañana,y pasó la agonía de la tarde muriéndose en el fondo de un lirioy pasó la alba noche resbalando en los astros,exhibiéndose en pétalosy pasó mi letargo...Recuerdo que al mirarme con la voz derrotada,las dos manos del cielo me cerraron los párpados.Fue tan sólo una ráfaga,una ráfaga húmeda que cortó mi sonrisay me izó en los crepúsculos entre caras de espanto.Tú nadabas mis olas retardadas e inútiles,y por poco me parto de dolor esperando.Pero llegaste, fértil,más intacto y más blanco.Y me llevaste, épico,venciéndote en ti mismo los caminos cerrados.Hoy anda mi cariciaderribada, tendida,sobre un inmenso azul de sueños con mañana.Soy ola de abandono,y tus playas ya saltan certeras, por mis lágrimas.¡Amante, la ternura desgaja mis sentidos...Yo misma soy un sueño remando por tus aguas ! -(Daniel Nuño)Dios es Amor, Verdad inconfundible.Dios es Amor. Y es tal su inmensidad,que ante su Amor no existe el imposible,y al pecador le ofrece eterna Paz.Indigno soy de que El en mí pensara.Yo sé que no merezco su perdón.Mas con su Amor me limpia y fiel me ampara.Su Gracia tengo cual precioso don.Dios es Amor, y lo es, de tal manera,que a Su Hijo dio por mi alma redimir,y en cruz murió para que yo tuvieraen su mansión, eterno porvenir.Dios es Amor. Mas lo que no comprendo,es que el mortal rechace su Bondad.Desprecie el don de Dios, y esté escogiendosu perdición por propia voluntad.Dios es Amor, y mi alma lo celebradando alabanzas a mi Salvador.Por su Bondad cambió mi suerte negra,y hoy brilla en mí la lumbre de su Amor. -QUÉ esperanza considerar, qué presagio puro,qué definitivo beso enterrar en el corazón,someter en los orígenes del desamparo y la inteligencia,suave y seguro sobre las aguas eternamente turbadas?Qué vitales, rápidas alas de un nuevo ángel de sueñosinstalar en mis hombros dormidos para seguridad perpetua,de tal manera que el camino entre las estrellas de la muertesea un violento vuelo comenzado desde hace muchos días y meses y siglos?Tal vez la debilidad natural de los seres recelosos y ansiososbusca de súbito permanencia en el tiempo y límites en la tierra,tal vez las fatigas y las edades acumuladas implacablementese extienden como la ola lunar de un océano recién creadosobre litorales y tierras angustiosamente desiertas.Ay, que lo que soy siga existiendo y cesando de existir,y que mi obediencia se ordene con tales condiciones de hierroque el temblor de las muertes y de los nacimientos no conmuevael profundo sitio que quiero reservar para mí eternamente.Sea, pues, lo que soy, en alguna parte y en todo tiempo,establecido y asegurado y ardiente testigo,cuidadosamente destruyéndose y preservándos incesantemente,evidentemente empeñado en su deber original. -Superficie partida, invisibles triángulosdispuestos para su entrada en el ojo. Lástimaque debajo del triángulo principalque forman los pezones y el ombligo,centro mismo de un esplendoroso campo de carne, se ocultela selva de su pubis, el sexo imaginado, su olor y su pelo revueltoy satisfecho ahora, en el descanso. Lástimaque haya que desviar la vista un poco más, hacia una piedra gris,para ver otros cuerpos más desnudos aúny tocándose bajo una extraña niebla.Pero no sé qué hace ahí en medio, por cierto,ese niño gordo con la mano en el aguamientras la otra mujer, pulcra y remilgada, se hace la sorda:¡si al menos fuese posible imaginarel enjambre del sexo debajo de sus faldas! -Absorto tedio abiertoante la fosanoche inululadaque en seca grieta abierta subsonríe su más agrís recatoabierto insisto insomne a tantas muertesones de inciensosón revuelohacia un destiempo inmóvil de tan ya amargas manosabierto al eco cruento por costumbre de pulso no mal digopero mero nimio glóbulo abierto ante lo extrañoque en voraz queda herrumbre circunroe las parietales costasabiertas al murmurio del masombramientras se abren las puertas -Me voy de aquí, no quiero más oírme;de mi voz toda voz suéname a eco,ya falta así de confesor, si pecose me escapa el poder arrepentirme.No hallo fuera de mí en que me afirmenada de humano y me resulto hueco;si esta cárcel por otra al fin no truecoen mi vacío acabaré de hundirme.Oh triste soledad, la del engañode creerse en humana compañíamoviéndose entre espejos, ermitaño.He ido muriendo hasta llegar al díaen que espejo de espejos, soy me extrañoa mí mismo y descubro no vivía. -De qué sirve un ciervo sin cierva,de qué sirve un perro sin perra,una abeja sin su abejo,una tigresa sin su tigre,o una camella sin camello,o una ballena sin ballenoo un rinoceronte soltero ?De que sirve un gato sin gata,un ruiseñor sin ruiseñora,una paloma sin palomo,un caballito sin caballa,una cangreja sin cangrejo,un agujero sin raíces?A casarse, peces del mar,pumas de la pumería,zorros de cola engañosa,pulgas hambrientas deprovincia.A procrear! dice la tierracon una voz tan invisibleque todos la ven y la tocany todos la oyen, y esperan. -Lo palpable lo mórbidoel conco fondo ardido los tanturbioslas tensas sondas hondas los reflujos las ondas de la carney sus pistilos núbiles contráctilesy sus anexos nidoslos languiformes férvidos subsobornos innúmeros del tactosu mosto azul desnudocada vetacada vena del sueño del eco de la sangrelas somnilocuas noches del alto croar celeste que nos animabisman el soliloquio vértigocuanto adhiere sin costas al fluir el pulso al rojo cosmogozoy sus vaciados rostrosy sus cauceshasta morder la tierralo ignoto noto combo el ver del ser lo ososo los impactos del pasmo de más cuerdacualquier estar en llagalos dones dados donde se internieblan las órbitas los sorbos de la euforiacualquier velar velado con atento esqueleto que se piensala estéril lela estelael microazar del germen del móvil del encuentrolos entonces ya prófugosla busca en sí gratuitalos mititoshasta ingerir la tierratodo modo porosoel pozo lato solo del foso inmerso adentrola sed de sed sectaria los finitos abrazostoda bocalo tantoel amor terco a todoel amormor pleamante en colmo brote totem de amor de amorla lacraamor gorgóneo médium olavecabracobra deliquio erecto enteroque ulululululula y arpeialibaraña el ego soplo centrohasta exhalar la tierracon sus astroides trinos sus especies y multillamas lenguas y excrecreenciassus buzos lazo lares de complejos incestos entre huesos corrientes sin desagüessus convecinos muertos de memoriasu luz de mies desnudasus axilas de siestay su giro hondo lodo no menos menos que otros afines cogiranteshasta el destete entecohasta el destente neutrohasta morirla -Desde una tierra dondeEspaña yace comoen siglos arropada injustamente y dormida.Bajo mi juventudde potro y hombretriste, Alberti, amigo, compañero en la orillade la esperanza, oh, bajomi corazón te nombroeste silencio y esta durísima cenizade la patria:¿Quién pusola palabra comercio, o sangre, o muerte, unidaa la niñez? ¿ Quién hizoel miedo por las calles,quién despojo la limpiaternura de los niños? Porque recuerdo ahorade qué color la vidase ponía en la tarde,cómo calzaba a nuestros sueños, cómolos crecimientos ibansin luz. Era terrible.De repente y sin más, igual que un agua fríanos cayó la tristeza,para siempre, varonesacosados sin lágrimas, perdidala fe, perdidanuestra generación de larga espera.Acuso hoy como un hombre que tieneel pecho en alto y un viento verde atizasus espaldas. ¿Qué rasaatardecidanos abrirá los puentes del silencio, querrá darnosla voz, la juventud, el aireclaro y la alegríahumilde? Alberti, Alberti,si vieras las espigasde la patria, su cieloazul, el alcotán, el almamísera de Castilla, aún tan hermosa,pero tan apagada y tan vencida...Tomando la amistad por tu hombro izquierdosi estuvieses aquí, te llevaríauna mañana al campopara que vieras las palomas blancasy grises y zuritas.Y te hablaría como a un viejo padrede las cosas sencillas,a ver si con hablarte y con oírtelleno de amor, de sueño y metal puroen el alfar de España amanecía. -La barca se alejabaSobre las olas cóncavasDe qué garganta sin plumasbrotaban las cancionesUna nube de humo y un pañueloSe batían al vientoLas flores del solsticioFlorecen al vacíoY en vano hemos lloradosin poder recogerlasEl último verso nunca será cantadoLevantando un niño al vientoUna mujer decía adiós desde la playaTODAS LAS GOLONDRINAS SE ROMPIERON LAS ALAS -Se me ocurre que vas a llegar distintano exactamente más lindani más fuerteni más dócilni más cautatan solo que vas a llegar distintacomo si esta temporada de no vermete hubiera sorprendido a vos tambiénquizá porque sabescómo te pienso y te enumerodespués de todo la nostalgia existeaunque no lloremos en los andenes fantasmalesni sobre las almohadas de candorni bajo el cielo opacoyo nostalgiotu nostalgiasy cómo me revienta que él nostalgietu rostro es la vanguardiatal vez llega primeroporque lo pinto en las paredescon trazos invisibles y segurosno olvides que tu rostrome mira como pueblosonríe y rabia y cantacomo puebloy eso te da una lumbreinapagableahora no tengo dudasvas a llegar distinta y con señalescon nuevascon honduracon franquezasé que voy a quererte sin preguntassé que vas a quererme sin respuestas. -Los mozos de Monleónse fueron a arar temprano,ay, ay,para ir a la corrida,y remudar con despacio,ay, ay.Al hijo de la "Velluda",el remudo no le han dado,ay, ay.?Al toro tengo que iraunque vaya de prestado,ay, ay.Permita Dios, si lo encuentras,que te traigan en un carro,las albarcas y el sombrerode los siniestros colgando.Se cogen los garrochones,se van las navas abajo,preguntando por el toro,y el toro ya está encerrado.A la mitad del camino,al mayoral se encontraron,?Muchachos que vais al toro:mirad que el toro es muy malo,que la leche que mamóse la di yo por mi mano.Se presentan en la plazacuatro mozos muy gallardos,ay, ay.Manuel Sánchez llamó al toro;nunca lo hubiera llamado,ay, ay,por el pico de una albarcatoda la plaza arrastrando;ay, ay.Cuando el toro lo dejó,ya lo ha dejado sangrando,ay, ay.?Amigos, que yo me muero;amigos, yo estoy muy malo;tres pañuelos tengo dentroy este que meto son cuatro.?Que llamen al confesor,pa que venga a confesarlo.Cuando el confesor llegabaManuel Sánchez ha expirado.Al rico de Monleónle piden los bues y el carro,ay, ay,pa llevar a Manuel Sánchez,que el torito lo ha matado.ay, ay.A la puerta de la "Velluda"arrecularon el carro,ay, ay.?Aquí tenéis, vuestro hijocomo lo habéis demandado.ay, ay. -¡Helena!La anuncia el blancor de un cisne.¡Makheda!La anuncia un pavo real.¡Ifigenia, Electra, Catalina!Anúncialas un caballero con un hacha.¡Ruth, Lía, Enone!Anúncialas un paje con un lirio.¡Yolanda!Anúnciala una paloma.¡Clorinda, Carolina!Anúncialas un paje con un ramo de viña.¡Sylvia!Anúnciala una corza blanca.¡Aurora, Isabel!Anúncialas de prontoun resplandor que ciega mis ojos.¿Ella?(No la anuncian. No llega aún). -178Mi bien nacido de mis propios males,retrato celestial de mi Belisa,que en mudas voces y con dulce risa,mi destierro y consuelo hiciste iguales;Ciego, llorando, niña de mis ojos,segunda vez de mis entrañas sales,mas pues tu blanco pie los cielos pisa,¿por qué el de un hombre en tierra tan aprisaquebranta tus estrellas celestiales?sobre esta piedra cantaré, que es minadonde el que pasa al indio en propio suelo,hallé más presto el oro en tus despojos,las perlas, el coral, la plata fina;mas, ¡ay!, que es ángel y llevólo al cielo. -Queden estas palabras que no sési resistirán íntegras al tiempo.Y con ellas, una visión del mundodonde el recuerdo, si quiere, descifrelos antiguos mensajes ofrecidosdía a día por la vida.Palabras que hablan con voces diversas,como si al vaivén de cada momentopersonajes distintos concitaransueños tornados realidad concreta,quedamente ofrecida por la vida.Para que cuando sientas esos cantosde sirenas, sigas libre y consciente,común a la flor y al pájaro,del humano sueño en que nos buscamos.Y halles el quid de lo que somos,la verdad ofrecida por la vida. -Demasiados modos de interpretar la lluviaofrecen las películas; demasiados modos, demasiados ojosy del todo excesiva esa facilidad como de postal ridículacon que a medias entre copa y cigarrillolos maquillados gestos de una imagensopesan, trituran, absorben y administrandistancia de muchacha; excesiva y también ridícula, eso,más o menos eso es lo que me digocuando repaso el manual de adioses de mi viday desde él comprendo que es del todo cierto aquellode que no suicidarme es algo que siempre me dio mucho trabajo,que no suicidarme "ausencia, clínica y demás patéticosretratos desbocados- en verdad ha sido para míla diaria gran tareay que por causa del afónico equipajeque ha tenido a bien irme imponiendo el tiempoa estas altura ya sólo podría doctorarmecon una absurda colección de vaguedades que intentara hacer vera qué ruinosos extremos puede llevarnos la torpezasi desde siempre ha dominadola expresión de los afectos. -"No soy yo ni el otro soy,sino ¨ alguien intermedio:pilar del puente de tedioque va del ayer al hoy".(Enmienda de plana a Mário de Sá-Carneiro.)(He soñado que era otromás joven y más alegre,descubridor de amigos de ronco pico de pato,perdedor de papeles y de tiempo,comedor de hortalizas a la noche de juergay encontrador de hermanos no perdidos.Pero con la mañanapaso a ser una campa de feriadesierta en un rincón de Portugal:van cayendo las horasy justifican mi razón de ser,una tras otra, mantas,caballitos, ronquera de reyertas,tendidos de cerámica, zapatos,humo de hogueras, voces de pregones,tropezonesde compradores torpes contra vientos tensosde tendejones de campaña, imprecacionesy miradas al cielo de tormenta.Nunca estuve más lleno y habitadode gente ajena a mí. De pájaros de cuenta.) -Aquí estoy,desenfrenada estrella, desatada,buscando entre los hombres mi víctima de luz.A ti he llegado.Hay algo de universo en tu mirada,algo de mar sin playa desembocando cauces infinitos,algo de amanecida nostalgia entretenida en imitar palomas...Mirarte es verme entera de luzrodando en un azul sin barcos y sin puertos.Es inútil la sombra en tus pupilas...Algún soplo inocente debe haberse dormido en tus entrañas.Eres, entre las frondas, mi víctima de luz.Eso se llama amor, desde mis labios.Tienes que olvidar sendas,y disponerte a manejar el viento.¡A mis brazos, iniciado de luz,víctima mía!Pareces una espiga debajo de mi alma,y yo, pleamar tendida bajo tu corazón. -Aquí la envidia y mentirame tuvieron encerrado.Dichoso el humilde estadodel sabio que se retirade aqueste mundo malvado,y con pobre mesa y casaen el campo deleitosocon sólo Dios se compasay a solas su vida pasani envidiado ni envidioso. -No me preguntes más, es mi secreto,secreto para mí terrible y santo;ante él me velo con un negro mantode luto de piedad; no rompo el setoque cierra su recinto, me sometode mi vida al misterio, el desencantohuyendo del saber y a Dios levantocon mis ojos mi pecho siempre inquieto.Hay del alma en el fondo oscura simay en ella hay un fatídico recodoque es nefando franquear; allá en la cimabrilla el sol que hace polvo al sucio lodo;alza los ojos y tu pecho anima;conócete, mortal, mas no del todo. -Los discípulos se miraban unos a otros,pues no sabían de quién hablaba.Mt. 13, 22Largamente adiestrados en la sospecha, y hartosde mentirnos los unos a los otros,canallas que sonríenmientras sorben sus whiskys.Tiempo de contrición: nos hemos hecho daño.Y hoy, si intento mirarnos como quien desde fueraalcanza a ver el centro de las cosas,veo monstruos perfectos: moscas contra un cristal.Y sin embargo,hubo un tiempo de rosas salvajes en el mundoque habitamos a solas como amantes plurales,y era buena esa mano distraída en un hombro,beber del mismo vaso en lentas ceremonias de saliva,desnudos de verdadcontra el cielo borracho de una noche inventada.La noche es el salón que llenamos de humo casi a oscuras.Tengo miedo a la noche que nos quita lo poco que aún nos queda:esas rosas, las manos sobre el hombro.Amigos tantas veces traicionados:después de las mentiras, perdonémonosaún, mientras hay tiempo.En el fondo seguimos siendo aquellos amantes.Luego, si la verdad sólo nos hace daño,volvamos a mentirnos, pero esta vez en serio, como entonces.Refugiémonos juntos en una gran mentira redentora:la cascada salvaje donde nadar desnudos,las copas de cristal,cabezas reposando sobre pechos tranquilos.Ah, no quiero, no quieroque muera lo que acaso dura un día,su huella inolvidable frente al humo disperso de este bar.Porque la noche, el humo, nos asfixian;somos agua de hielo sin sabor,bultos entre la niebla. Nos estamos muriendoy qué poco os importa.Se hace tarde. Pensad en esa músicasilbada entre dos luces, cuando sonríe el aguay los cuerpos están en paz consigo.Juguetes de calor, islas agradecidas.¿Preferís la verdad de un destino automático?Adiós, mis traicionados amigos. Mucho tiempoamé vuestras facciones que ya otra luz afea y enrarece.Va a amanecer el día sobre las flores secas.Clausuremos el mundo con un beso. -en el que hablando con Dios desvive su secreto valimientoÁbreme, dios, el juego de tus venas,la voz de tus cartílagos contusos,la animación floral de tus abusos,tu cariñoso abismo de sirenas.No ese estupor de luz en que te entrenas,ni el salar de tus mares inconclusos,no, porque pese a crédulos ilusos,tienes de oscuridad las manos llenas.Sólo tu ser en mí que hable aprensible:o mejor esta lengua corrosivaque se encarna en un verbo remisible.Alto cuévano de agua fugitiva:si bebiéndote bebo lo imposible,no te asustes del dios que te derriba. -Soñaba en ese entonces en forjar un poema,de arte nervioso y nuevo obra audaz y suprema,escogí entre un asunto grotesco y otro trágicollamé a todos los ritmos con un conjuro mágicoY los ritmos indóciles vinieron acercándose,juntándose en las sombras, huyéndose y buscándose,ritmos sonoros, ritmos potentes, ritmos graves,unos cual choques de armas, otros cual cantos de aves,de Oriente hasta Occidente, desde el Sur hasta el Nortede metros y de formas se presentó la corte.Tascando frenos áureos bajo las riendas frágilescruzaron los tercetos, como corceles ágilesabriéndose ancho paso por entre aquella greyvestido de oro y púrpura llegó el soneto rey,y allí cantaron todos... Entre la algarabía,me fascinó el espíritu, por su coqueteríaalguna estrofa aguda que excitó mi deseo,con el retintín claro de su campanilleo.Y la escogí entre todas... Por regalo nupcialle di unas rimas ricas, de plata y de cristal.En ella conté un cuento, que huyendo lo serviltomó un carácter trágico, fantástico y sutil,era la historia triste, desprestigiada y ciertade una mujer hermosa, idolatrada y muerta,y para que sintieran la amargura, exprofesojunté sílabas dulces como el sabor de un beso,bordé las frases de oro, les di música extrañacomo de mandolinas que un laúd acompaña,dejé en una luz vaga las hondas lejaníasllenas de nieblas húmedas y de melancolíasy por el fondo oscuro, como en mundana fiesta,cruzan ágiles máscaras al compás de la orquesta,envueltas en palabras que ocultan como un velo,y con caretas negras de raso y terciopelo,cruzar hice en el fondo las vagas sugestionesde sentimientos místicos y humanas tentaciones...Complacido en mis versos, con orgullo de artista,les di olor de heliotropos y color de amatista...Le mostré mi poema a un crítico estupendo...Y lo leyó seis veces y me dijo... «¡No entiendo!». -Te celo de las niñas imposibles,rostros de brasa y lágrimas de nieve.Me encuentras a tu madre parecida,y de razón mudable cuando llueve.Te quiero y tú me quieres, mas no basta,ni esta promesa de quererse siempre.Mi amor lleva mi letra simple y triste.El tuyo es una carta que se enciende.A veces miras sin notar el cieloy dices, por ejemplo, que me quieres.Yo juego a que estoy muerta y me distraigomirando cómo el pasto se oscurece.Y por amarme y por besarme tanto,y por morderte y luego por lamerte,cayó el adiós, cayó después la lluvia,en esta última tarde de diciembre. -ISí:la realidad propone siempre sueños,mas sólo uno entre muchos elige la mirada.De quien madruga a verla,y no del sol,procede"aunque él no se lo crea"la luzque ordena y fija el mundoen sus formas más bellas:Damas altas, calandrias...Vistas así las cosas,iluminadas por amor tan claro¿cómo van a negarse?Dóciles, entregadasa su más alto vuelo,se demoran, esperan, se eternizan.IICazadoras al filo de la aurora.Cobrar la plenitud, guardar el cantocomo trofeo y ¡a volar las alas!Contra un mundo fugaz, esquivo y raudo,que salta a su «seré» de el «ya he sido»,pupilas aún más rápidaslanzan dardos certeros.Difícil blanco ofrece hoy la mañana:escorzo de cristal que pasa huyendode no sé qué jaurías invisibles.¿Un instante del iris?Rasga el silencio y...¡Luz ilesa!He ahí la eternidad, en dos palabras. -La silenciosa cosecha de todos estos añosse agosta en los cajones, envejece conmigo.De tarde en tarde, mi mano se distraequitándoles el polvo a esos vestigiosde emociónque se niegan a morir. Vuelven siempre,sumisos, al anónimo reposo de la espera.Se alinean al azar bajo inseguros rótulosque alivian, como huellas, mi paso por el tiempo.Austeros epitafios,sombras, murmuraciones vagasque se acogen, como gatos,a la escueta caricia de la melancolía. -1Un pastorcico solo está penadoageno de plazer y de contentoy en su pastora puesto el pensamientoy el pecho del amor muy lastimado.2No llora por averle amor llagadoque no le pena verse así affligidoaunque en el coraçón está heridomas llora por pensar que está olbidado.3Que sólo de pensar que está olbidadode su vella pastora con gran penase dexa maltratar en tierra agenael pecho del amor mui lastimado!4Y dize el pastorcito: ¡Ay desdichadode aquel que de mi amor a hecho ausenciay no quiere gozar la mi presenciay el pecho por su amor muy lastimado!5Y a cavo de un gran rato se a encumbradosobre un árbol do abrió sus braços vellosy muerto se a quedado asido dellosel pecho del amor muy lastimado. -(De Lord Tennyson.)¡Oh voces silenciosas de los muertos!Cuando la hora muday vestida de fúnebres crespones,desfilar haga ante mis turbios ojossus fantasmas inciertos,sus pálidas visiones...¡Oh voces silenciosas de los muertos!En la hora que aterrano me llaméis hacia el pasado oscuro,donde el camino de la vida cruzalos valles de la tierra.¡Oh voces silenciosas de los muertos!Llamadme hacia la alturadonde el camino de los astros cortala gélida negrura;hacia la playa donde el alma arriba,llamadme entonces, voces silenciosas,¡hacia arriba!... ¡hacia arriba!... -Sólo tu corazón caliente,Y nada más.Mi paraíso, un campoSin ruiseñorNi liras,Con un río discretoY una fuentecilla.Sin la espuela del vientoSobre la fronda,Ni la estrella que quiereSer hoja.Una enorme luzQue fueraLuciérnagaDe otra,En un campo deMiradas rotas.Un reposo claroY allí nuestros besos,Lunares sonorosDel eco,Se abrirían muy lejos.Y tu corazón caliente,Nada más. -Escrito está en mi alma vuestro gesto,y cuanto yo escribir de vos deseo;vos sola lo escribisteis, yo lo leotan solo, que aun de vos me guardo en esto.En esto estoy y estaré siempre puesto;que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,de tanto bien lo que no entiendo creo,tomando ya la fe por presupuesto.Yo no nací sino para quereros;mi alma os ha cortado a su medida;por hábito del alma mismo os quiero.Cuanto tengo confieso yo deberos;por vos nací, por vos tengo la vida,por vos he de morir, y por vos muero. -A veces, te preguntasQué será de tu vidaEn caso de que sigasY sigas solo.Asomado al balcónDe la plaza desiertaLas horas no son horas,Los días no son díasSi nadie los comparteContigo, si no sientesEl calor de otra manoJunto a la tuya.PeroCómo abrir esa puerta.La que quizá no existe. -Sucede que me canso de ser hombre.Sucede que entro en las sastrerías y en los cinesmarchito, impenetrable, como un cisne de fieltronavegando en un agua de origen y ceniza.El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.Sucede que me canso de mis pies y mis uñasy mi pelo y mi sombra.Sucede que me canso de ser hombre.Sin embargo sería deliciosoasustar a un notario con un lirio cortadoo dar muerte a una monja con un golpe de oreja.Sería belloir por las calles con un cuchillo verdey dando gritos hasta morir de frío.No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,vacilante, extendido, tiritando de sueño,hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,absorbiendo y pensando, comiendo cada día.No quiero para mí tantas desgracias.no quiero continuar de raíz y de tumba,de subterráneo solo, de bodega con muertos,aterido, muriéndome de pena.Por eso el día lunes arde como el petróleocuando me ve llegar con mi cara de cárcel,y aúlla en su transcurso como una rueda herida,y da pasos de sangre caliente hacia la noche.Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,a hospitales donde los huesos salen por la ventana,a ciertas zapater��as con olor a vinagre,a calles espantosas como grietas.Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinoscolgando de las puertas de las casas que odio,hay dentaduras olvidadas en una cafetera,hay espejosque debieran haber llorado de vergüenza y espanto,hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,con furia, con olvido,paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:calzoncillos, toallas y camisas que lloranlentas lágrimas sucias. -Mirar el río hecho de tiempo y aguay recordar que el tiempo es otro río,saber que nos perdemos como el ríoy que los rostros pasan como el agua.Sentir que la vigilia es otro sueñoque sueña no soñar y que la muerteque teme nuestra carne es esa muertede cada noche, que se llama sueño.Ver en el día o en el año un símbolode los días del hombre y de sus años,convertir el ultraje de los añosen una música, un rumor y un símbolo,ver en la muerte el sueño, en el ocasoun triste oro, tal es la poesíaque es inmortal y pobre. La poesíavuelve como la aurora y el ocaso.A veces en las tardes una caranos mira desde el fondo de un espejo;el arte debe ser como ese espejoque nos revela nuestra propia cara.Cuentan que Ulises, harto de prodigios,lloró de amor al divisar su Itacaverde y humilde. El arte es esa Itacade verde eternidad, no de prodigios.También es como el río interminableque pasa y queda y es cristal de un mismoHeráclito inconstante, que es el mismoy es otro, como el río interminable. -Entró y se inclinó hasta besarla porque de ella recibía la fuerza.(La mujer lo miraba sin respuesta)Había un espejo humedecido que imitaba la vida vagamente. Se apretó la corbata, el corazón, sorbió un café desvanecido y turbio,explicó sus proyectos para hoy,sus sueños para ayer y sus deseos para nunca jamás(Ella lo contemplaba silenciosa)Habló de nuevo. Recordó la lucha de tantos días y el amor pasado. La vida es algo inesperado, dijo. (Más frágiles que nunca las palabras.)Al fin calló con el silencio de ella,se acercó hasta sus labios y lloró simplemente sobre aquellos labios ya para siempre si respuesta. -Quietas, dormidas están,las treinta, redondas, blancas.Entre todassostienen el mundo.Míralas, aquí en su sueño,como nubes,redondas, blancas, y dentrodestinos de trueno y rayo,destinos de lluvia lenta,de nieve, de viento, signos.Despiértalas,con contactos saltarinesde dedos rápidos, leves,como a músicas antiguas.Ellas suenan otra música:fantasías de metalvalses duros, al dictado.Que se alcen desde siglostodas iguales, distintascomo las olas del mary una gran alma secreta.Que se crean que es la carta,la fórmula, como siempre.Tú alócatebien los dedos, y lasraptas y las lanzas,a las treinta, eternas ninfascontra el gran mundo vacío,blanco a blanco.Por fin a la hazaña pura,sin palabras, sin sentido,ese, zeda, jota, i... -En las tontas ciudades vírgenesDe cada instinto surge una ley...El por fin creo en algoLa puerta del psicólogoLa cola más cocaLos festivales estivalesLas melenas analíticas del ferrocarril subterráneoLos hombres imaginados que van a la guerraLos ángeles que nacen para perdonar al soldado.En esas bobas regionesEsperan las mujeres y los hombresQue dirán ser amados. -¡Qué radiosa es tu faz blanca y tranquilabajo el dosel de tu melena blonda!¡Qué abismo tan profundo tu pupila,pérfida y azulada como la onda!El fulgor soñoliento que destellaen tus ojos donde hay siempre un reprocheviene cual la mirada de la estrellade un cielo ennegrecido por la noche.Tu rojo labio en que la abeja saciasu sed de miel, de aroma y embeleso,ha sido modelada por la graciamás para la oración que para el beso.Tu voz que ora es aguda y ora grave,llena de gratitud suena en mi oído,como el saludo arrullador del aveal sol naciente que despierta el nido. -A DoraAl extremo del puente la luz es más intensaenceguece la luz cambia nociones.Las brújulas atrofian su certezalos mapas desdibujan sus contornosla noche apaga la verdad del firmamento.Sólo queda un camino lleva al final del puente.Basta extender las manos y preparar el saltocaer hacia el abismo luminoso de tus ojos. -Decir adiós... La vida es eso.Y yo te digo adiós, y sigo...Volver a amar es el castigode los que amaron con exceso.Amar y amar toda la vida,y arder en esa llama.Y no saber por qué se ama...Y no saber por qué se olvida...Coger las rosas una a una,beber un vino y otro vino,y andar y andar por un caminoque no conduce a parte alguna.Buscar la luz que se eterniza,la clara lumbre durarera,y al fin saber que en una hogueralo que más dura es la ceniza.Sentir más sed en cada fuentey ver más sombra en cada abismo,en este amor que es siempre el mismo,pero que siempre es diferente.Porque en sordo desacuerdode lo soñado y lo vivido,siempre, del fondo del olvido,nace la muerte de un recuerdo.Y en esta angustia que no cesa,que toca el alma y no la toca,besar la sombra de otra bocaen cada boca que se besa... -Alegre y errabundosales de pozos lóbregos,entrasal pañuelo del aire,que te torea, muy considerado,con flámula de sedaligeramente húmeda.Y cuando lo respiras, cuando embisteshacia adentro, bebiendosu sabor a placenta, a plaza lenta,a pureza corrupta,percibes que es verdad, que ahí estáel toro ensabanado de la mar,sus delicados dedos sudorososy su toque en la sien.Por la noche se encorva, se doblegaa entrar en la caverna de mi olfato(o convertido en cuervoda un apretón jovial de pico y alaa mi torso, a mi pecho, y un mantazode talante torero tolerantea mis pulmones) muy bienhumorado.Torero del calor aceitunadode la noche y la mar en Barcelona. -Tú no oprimas mis manos.Llegará el duraderotiempo de reposar con mucho polvoy sombra en los entretejidos dedos.Y dirías: «No puedoamarla, porque ya se desgranaroncomo mieses sus dedos».Tú no beses mi boca.Vendrá el instante llenode luz menguada, en que estaré sin labiossobre un mojado suelo.Y dirías: «La amé, pero no puedoamarla más, ahora que no aspirael olor de retamas de mi beso».Y me angustiara oyéndote,y hablaras loco y ciego,que mi mano será sobre tu frentecuando rompan mis dedos,y bajará sobre tu cara llenade ansia mi aliento.No me toques, por tanto. Mentiríaal decir que te entregomi amor en estos brazos extendidos,en mi boca, en mi cuello,y tú, al creer que lo bebiste todo,te engañarías como un niño ciego.Porque mi amor no es sólo esta gavillareacia y fatigada de mi cuerpo,que tiembla entera al roce del cilicioy que se me rezaga en todo vuelo.Es lo que está en el beso, y no es el labio;lo que rompe la voz, y no es el pecho:¡es un viento de Dios, que pasa hendiéndomeel gajo de las carnes, volandero! -Cada hora mía me pareceel agujero que una estrellaatraída a mi nada, con mi afán,quema en mi alma.Y ¡ay, cendal de mi vida,agujereado como un paño pobre,con una estrella viva viéndosepor cada májico agujero oscuro! -Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le dabaLa Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: "Caperucita,quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digastus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esoscolmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que sonpara oírte, olerte y verte mejor. No Caperucita, lo nuestro yano tiene remedio". Entonces Caperucita, desconcertada por aquellaconfesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en laclase de mujer que había conquistado el corazón de su amante."Es ella, tiene que ser ella", repetía la niña, mientras buscabadesesperadamente la casa de la anciana. "Abuelita", gritó al fin,cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, "¿Cómopudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba"."Lo siento", dijo la otra, "nunca pensé quedar embarazada a mi edad,y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecermematrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrásque buscarte otro. Después de todo, no es este el único loboen el mundo, ¿o no?". -Escapé de los tigresalimenté a las chinchescomido vivo fuipor las mediocridades. -Dos rojas lenguas de fuegoque a un mismo tronco enlazadasse aproximan y, al besarse,forman una sola llama.Dos notas que del laúda un tiempo la mano arranca,y en el espacio se encuentrany armoniosas se abrazan.Dos olas que vienen juntasa morir sobre una playay que al romper se coronancon un penacho de plata.Dos jirones de vaporque del lago se levantany, al juntarse allá en el cielo,forman una nube blanca.Dos ideas que al par brotan;dos besos que a un tiempo estallan,dos ecos que se confunden;eso son nuestras dos almas. -Ya sos mayor de edadtengo que despedirtepesimismoaños que te preparo el desayunoque vigilo tu tos de mal agüeroy te tomo la fiebreque trato de narrarte pormenoresdel pasado mediatoconvencerte de que en el fondo somosgallardos y lealesy también que al mal tiempo buena carapero como si nadaseguís malhumorado arisco e insociabley te repantigás en la averíacomo si fuese una butaca pullmanse te ve la fruición por el malogrotu viejo idilio con la mala sombratu manía de orar junto a las ruinastu goce ante el desastre inesperadoclaro que voy a despedirteno sé por qué no lo hice antesserá porque tenés tu propio métodode hacerte necesarioy a uno lo deja triste tu tristezaamargo tu amarguraalarmista tu alarmaya sé vas a decirme no hay motivospara la euforia y las celebracionesy claro cuandonó tenés razónpero es tan boba tu razón tan obviatan remendada y remedadatan igualita al pálpitoque enseguida se vuelve sinrazónya sos mayor de edadchau pesimismoy por favor andate despacitosin despertar al monstruo -Verla partir y amarla como nuncaNicolás GuillénLa quise sin querer, sin elegir,contra mí mismo,y ahora que se ha idosaber que está en el mundo no me deja dormir.Estoy perdido.Y recorro su calle a ver si hay suerte,que no me atrevoa llamarla y me juegola tarde en encontrarla, qué sé yo, casualmente.Y no la encuentro.He de hacer algo, o la pierdo o la amo,contra mí mismo,contra cualquier olvido,que es cobarde el olvido, que me atrevo y la llamo.Pero se ha ido. -A Silvio RebelloEl hada pequeñitade las piedras preciosasque vive en un coralbusca al gnomo que habitala corteza rugosade un antiguo nogal.Y, juntos, de la manopara hacer travesuras,aquella noche van,como hermana y hermano,por las sendas oscurasde la selva ideal...Detrás va su cortejode dudas y sospechas...Y una marcha triunfalsaluda al crimen, viejoque ruge y canta endechascon su voz de puñal.Van los presentimientosjunto a las intenciones...Con los recuerdos vanlos malos pensamientos,las locas tentacionesahogadas al brotar.Todo lo que hay de sueñosde otra vida perdido;lo que pasó o vendrá.Vagas curvas de ensueños:lo que casi no ha sido...,lo que tal vez será...Va, callado, cruzandoel cortejo discretopor la selva ideal...¡Viene el día temblando...;va a romper el secretola aurora al despuntar!...Mas sólo vio, al mostrarse,una burbuja sobrelas olas del mar...Y una cara borrarseen la corteza pobredel antiguo nogal. -El alba aún no aparece en su gloria de oro.Canta el mar con la música de sus ninfas en coroy el aliento del campo se va cuajando en bruma.Teje la náyade el encaje de su espumay el bosque inicia el himno de sus flautas de pluma.Es el momento en que el salvaje caballerose ve pasar. La tribu aúlla y el ligerocaballo es un relámpago, veloz como una idea.A su paso, asustada, se para la marea.La náyade interrumpe la labor que ejecutay el director del bosque detiene la batuta.?¿Qué pasa??desde el lecho pregunta Venus bella.Y Apolo: ?Es Sagitario que ha robado una estrella. -Levantarse y oírcorrer el agua en la ducha,el hervor del café.Subir la persianay ver huir dos pájaros.Salir a la calley notar el viento en el rostro.No es diferente lo que hallasafuera: un vallado, rosalesque rebrotan, una filade moreras en la acera contraria.Algo que tú ya conoces,nada que presagie peligrosni emboscadas,aunque pienses si el amoro la muerterondan, hoy,tras tus pasos. -Tus manossiempre encuentran en mi pieluna senda inexploradapara zarpar con rabiosa ganaa la apetecida bocadel relámpago carnaltus manossaben evadir la rutinacuando las piensose humedece mi memoriae impaciente las aguardo -Cada vez que te amovida y muerteestán presentes:amanecery nocheparaísosepulcro. -Si ya la vista, de llorar cansada,De cosa puede prometer certeza,Bellísima es aquella fortalezaY generosamente edificada.Palacio es de mi bella celebrada,Templo de Amor, alcázar de nobleza,Nido del Fénix de mayor bellezaQue bate en nuestra edad pluma dorada.Muro que sojuzgáis el verde llano,Torres que defendéis el noble muro,Almenas que a las torres sois corona,Cuando de vuestro dueño soberanoMerezcáis ver la celestial persona,Representadle mi destierro duro. -Hora tras hora, día tras día,Entre el cielo y la tierra que quedanEternos vigías,Como torrente que se despeñaPasa la vida.Devolvedle a la flor su perfumeDespués de marchita;De las ondas que besan la playaY que una tras otra besándola expiranRecoged los rumores, las quejas,Y en planchas de bronce grabad su armonía.Tiempos que fueron, llantos y risas,Negros tormentos, dulces mentiras,¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,En dónde, alma mía? -Si canto soy un cantuesoSi leo soy un leónSi emano soy una manoSi amo soy un amasijoSi lucho soy un serruchoSi como soy como soySi río soy un río de risaSi duermo enfermo de dormirSi fumo me fumo hasta el humoSi hablo me escucha el diabloSi miento invento una verdadSi me hundo me Carlos Edmundo -¿Recuerdas la playa de Poniente?.Tú, distante de mis ojos, contemplabaslos músculos atroces de aquel negro.Esperabas expectantela caída de la tarde.Absorta, mirabas, las olas de la playa de Poniente.El negro, en la distancia, contemplaba a otras bañistas.Eran sirenas varadas en la arena negra de occidente.Hay gaviotas por todas partes.Están al acecho , vigilantes.Dominan con los ojos todo el horizonte.Tienen las pupilas enormes, las garras imponentes.El negro de la playa de Ponientepone sus negras manos sobre el pecho dulce de una ninfa a punto de ahogarse.Se estremecen las gaviotas desde el aireque ven cómo el negro arrebata su presa.Chillan.Se desespera el resto de bañistas que quierentambién ahogarse en la playa de Poniente. -Tú le diste esa ardiente simetríade los labios, con brasa de tu hondura,y en dos enormes cauces de negrura,simas de infinitud, luz de tu día;esos bultos de nieve, que bullíaal soliviar del lino la tersura,y, prodigios de exacta arquitectura,dos columnas que cantan tu armonía.Ay, tú, Señor, le diste esa laderaque en un álabe dulce se derrama,miel secreta en el humo entredorado.¿A qué tu poderosa mano espera?Mortal belleza eternidad reclama.¡Dale la eternidad que le has negado! -El dragón es un animal quimérico, yo soy un dragóny te amo,es decir amo tu nariz, la sorpresadel zafiro de tus ojos,lo que más amo es el zafiro de tus ojos;pero lo que con evidencia me muslifica son tus musloslongilíneos cuyo formato me vuelasexo y cisne a la vez aclarándome lo perversoque puede ser la rosa, si hay rosaen la palpación, seda, olfatoo, más que olfato y seda, traslaciónde un sentido a otro, dado lo inabarcablede la pintura entiéndasepor lo veloz de la tersuragloriosa y gozosa que hay en ti, de la mariposa,así pasen los años como sonaba bajo el humo el célebrepiano de marfil en la película; ¿qué fuede Humphrey Bogart y aquella alta copa nórdicacuya esbeltez era como una trizadura: qué fuedel vestido blanco?Décadas de piel. De repente el hombre es décadas de piel, urnade frenesí yperdición, y la aortade vivir es tristeza,de repente yo mismo soy tristeza;entonces es cuando hablo con tus rodillas y me encomiendoa un vellocino así más durableque el amaranto, y ahondo en tu amapola conliturgia y desenfreno,entonces es cuando ahondo en tu amapola,y entro en la epifanía de la inmediatezventilada por la lozanía, y soy tactode ojo, apresúrate, y escribo fósforo siveo simultáneamente de la nuca al pieequa y alquimia. -Cantaba el ruiseñor su serenata.En el nocturno piélago se hundíadetrás de la imponente serraníala luna como góndola de plata.Cantaba el ruiseñor su melodía.En mi mente el recuerdo de la ingratamujer que en llanto mi dolor desata,como un rayo de sol resplandecía.Cantaba el ruiseñor bajo la umbría.Así como la niebla se delatase dilataba mi melancolía.Y en tanto que por la mujer ingrataen llanto mi dolor se deshacía,cantaba el ruiseñor su serenata. -Negros de sombra. Caudalesde lentitud. Impacientese esfuerza en armar la lunasobre la sombra sus puentes.(¿De plata? Son levadizoscuando, bizarro, de frente,de sus puertos despegadocruzar el día se siente.)Ahora los rayos desgarranla sombra espesa. Reciente,todo el paisaje se muestraabierto y mudo, evidente.Húmedos pinceles tocanlas superficies, se muevenágiles, brillantes; tensosbrotan a flor los relieves.Extendido ya el paisajeestá. Su mantel, no breve,flores y frutos de noche,en dulce peso, sostiene.La noche, madura toda,gravita sobre la nievehilada. ¿Qué zumos densosdará en mi mano caliente?Su pompa rompe la cárcelexacta, y la pulpa ardiente,constelada de pepitasiluminadas, se vierte.Mis rojos labios la sorben.Hundo en su yema mis dientes.Toda mi boca se llenade amor, de fuegos presentes.Ebrio de luces, de noche,de brillos, mi cuerpo extiendesus miembros, ¿pisando estrellas?,temblor pisando celeste.La noche en mí. Yo la noche.Mis ojos ardiendo. Tenue,sobre mi lengua naciendoun sabor a alba creciente. -Llega el invierno. Espléndido dictadome dan las lentas hojasvestidas de silencio y amarillo.Soy un libro de nieve,una espaciosa mano, una pradera,un círculo que espera,pertenezco a la tierra y a su invierno.Creció el rumor del mundo en el follaje,ardió después el trigo consteladopor flores rojas como quemaduras,luego llegó el otoño a establecerla escritura del vino:todo pasó, fue cielo pasajerola copa del estío,y se apagó la nube navegante.Yo esperé en el balcón tan enlutado,como ayer con las yedras de mi infancia,que la tierra extendierasus alas en mi amor deshabitado.Yo supe que la rosa caeríay el hueso del durazno transitoriovolvería a dormir y a germinar:y me embriagué con la copa del airehasta que todo el mar se hizo nocturnoy el arrebol se convirtió en ceniza.La tierra vive ahoratranquilizando su interrogatorio,extendida la piel de su silencio.Yo vuelvo a ser ahorael taciturno que llegó de lejosenvuelto en lluvia fría y en campanas:debo a la muerte pura de la tierrala voluntad de mis germinaciones. -La venta de Cidones está en la carreteraque va de Soria a Burgos. Leonarda, la ventera,que llaman la Ruipérez, es una viejecitaque aviva el fuego donde borbolla la marmita.Ruipérez, el ventero, un viejo diminuto?bajo las cejas grises, dos ojos de hombre astuto?,contempla silencioso la lumbre del hogar.Se oye la marmita al fuego borbollar.Sentado ante una mesa de pino, un caballeroescribe. Cuando moja la pluma en el tintero,dos ojos tristes lucen en un semblante enjuto.El caballero es joven, vestido va de luto.El viento frío azota los chopos del camino.Se ve pasar de polvo un blanco remolino.La tarde se va haciendo sombría. El enlutado,la mano en la mejilla, medita ensimismado.Cuando el correo llegue, que el caballero aguarda,la tarde habrá caído sobre la tierra pardade Soria. Todavía los grises serrijones,con ruina de encinares y mellas de aluviones,las lomas azuladas, las agrias barranqueras,picotas y colinas, ribazos y laderasdel páramo sombrío por donde cruza el Duero,darán al sol de ocaso su resplandor de acero.La venta se oscurece. El rojo lar humea.La mecha de un mohoso candil arde y chispea.El enlutado tiene clavado en el fuegolos ojos largo rato; se los enjuga luegocon un pañuelo blanco. ¿Por qué le hará llorarel son de la marmita, el ascua del hogar?Cerró la noche. Lejos se escucha el traqueteoy el galopar de un coche que avanza. Es el correo. -Todas las frutas eran de su cuerpo,las flores todas, de su alma.Y venía, y veníaentre las hojas verdes, rojas, cobres,por los caminos todosde cuyo fin con árboles desnudospasados en su fin a otro verdor,ella había salidoy eran su casa llena natural.¿Y a qué venía, a qué venía?Venía sólo a no acabar,a perseguir en sí toda la luz,a iluminar en sí toda la vidacon forma verdadera y suficiente.Era lo elemental más apretadoen redondez esbelta y elejida:agua y fuego con tierra y aire,cinta ideal de suma gracia,combinación y metamórfosis.Espejo de iris májico de sí,que viese lo de fuera desde fueray desde dentro lo de dentro;la delicada y fuerte realidadde la imajen completa.Mensajera de la estación total,todo se hacía vista en ella.(Mensajera,¡qué gloria ver para verse a sí mismo,en sí mismo,en uno mismo,en una misma,la gloria que proviene de nosotros!)Ella era esa gloria ¡y lo veía!Todo, volver a ella sola,solo, salir toda de ella.(Mensajera,tú existías. Y lo sabía yo.) -Verde que te quiero verde.Verde viento. Verdes ramas.El barco sobre la mary el caballo en la montaña.Con la sombra en la cinturaella sueña en su baranda,verde carne, pelo verde,con ojos de fría plata.Verde que te quiero verde.Bajo la luna gitana,las cosas le están mirandoy ella no puede mirarlas.*Verde que te quiero verde.Grandes estrellas de escarcha,vienen con el pez de sombraque abre el camino del alba.La higuera frota su vientocon la lija de sus ramas,y el monte, gato garduño,eriza sus pitas agrias.¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?Ella sigue en su baranda,verde carne, pelo verde,soñando en la mar amarga.*Compadre, quiero cambiarmi caballo por su casa,mi montura por su espejo,mi cuchillo por su manta.Compadre, vengo sangrando,desde los montes de Cabra.Si yo pudiera, mocito,ese trato se cerraba.Pero yo ya no soy yo,ni mi casa es ya mi casa.Compadre, quiero morirdecentemente en mi cama.De acero, si puede ser,con las sábanas de holanda.¿No ves la herida que tengodesde el pecho a la garganta?Trescientas rosas morenaslleva tu pechera blanca.Tu sangre rezuma y huelealrededor de tu faja.Pero yo ya no soy yo,ni mi casa es ya mi casa.Dejadme subir al menoshasta las altas barandas,dejadme subir, dejadme,hasta las verdes barandas.Barandales de la lunapor donde retumba el agua.*Ya suben los dos compadreshacia las altas barandas.Dejando un rastro de sangre.Dejando un rastro de lágrimas.Temblaban en los tejadosfarolillos de hojalata.Mil panderos de cristal,herían la madrugada.*Verde que te quiero verde,verde viento, verdes ramas.Los dos compadres subieron.El largo viento, dejabaen la boca un raro gustode hiel, de menta y de albahaca.¡Compadre! ¿Dónde está, dime?¿Dónde está mi niña amarga?¡Cuántas veces te esperó!¡Cuántas veces te esperara,cara fresca, negro pelo,en esta verde baranda!*Sobre el rostro del aljibese mecía la gitana.Verde carne, pelo verde,con ojos de fría plata.Un carámbano de lunala sostiene sobre el agua.La noche su puso íntimacomo una pequeña plaza.Guardias civiles borrachos,en la puerta golpeaban.Verde que te quiero verde.Verde viento. Verdes ramas.El barco sobre la mar.Y el caballo en la montaña. -Yo amaestré a las criaturasquedesde el suelose levantaban hasta tus ojosy permití que inventarasnuevas formas de usar mi cuerpo.Yo puse sobre tu frenteal padreal hijoy al espíritu santoperoaun asínecesitaba este poema. -Todos me piden que dé saltos,que tonifique y que futbole,que corra, que nade y que vuele.Muy bien.Todos me aconsejan reposo,todos me destinan doctores,mirándome de cierta manera.Qué pasa?Todos me aconsejan que viaje,que entre y que salga, que no viaje,que me muera y que no me muera.No importa.Todos ven las dificultadesde mis vísceras sorprendidaspor radioterribles retratos.No estoy de acuerdo.Todos pican mi poesíacon invencibles tenedoresbuscando, sin duda, una mosca,Tengo miedo.Tengo miedo de todo el mundo,del agua fría, de la muerte.Soy como todos los mortales,inaplazable.Por eso en estos cortos díasno voy a tomarlos en cuenta,voy a abrirme y voy a encerrarmecon mi más pérfido enemigo,Pablo Neruda. -¡Madre!, clama en voz queda mi ferviente mensaje;¡madre, mi madre, acude porque te necesito!La voz, primero tierna, va haciéndose salvaje:si al comenzar fue ruego, termina siendo grito.Todo ansias de amor el son de mi lenguaje,salvando las alturas en pos del infinito,desesperante, alcanza, tras impetuoso viaje,acento de mandato para aquel ser bendito.Sólo que a su momento la voz se pierde en eco;el sonido se expande con angustia de ausencia,y recuerdo, de pronto, el ¡Mamá! del muñeco.Yo también lo repito, como él lo repetía,y me siento el muñeco de trágica presenciaya que nadie responde, mi dulce madre mía. -Eras, instante, tan claro.Perdidamente te alejas,dejando erguido al deseocon sus vagas ansias tercas.Siento huir bajo el otoñopálidas aguas sin fuerza,mientras se olvidan los árbolesde las hojas que desertan.La llama tuerce su hastío,sola su viva presencia,y la lámpara ya duermesobre mis ojos en vela.Cuán lejano todo. Muertaslas rosas que ayer abrieran,aunque aliente su secretopor las verdes alamedas.Bajo tormentas la playaserá soledad de arenadonde el amor yazca en sueños.La tierra y el mar lo esperan. -Anoche cuando dormíasoñé ¡bendita ilusión!que una fontana fluíadentro de mi corazón.Dí: ¿por qué acequia escondida,agua, vienes hasta mí,manantial de nueva vidaen donde nunca bebí?Anoche cuando dormíasoñé ¡bendita ilusión!que una colmena teníadentro de mi corazón;y las doradas abejasiban fabricando en él,con las amarguras viejas,blanca cera y dulce miel.Anoche cuando dormíasoñé ¡bendita ilusión!que un ardiente sol lucíadentro de mi corazón.Era ardiente porque dabacalores de rojo hogar,y era sol porque alumbrabay porque hacía llorar.Anoche cuando dormíasoñé ¡bendita ilusión!que era Dios lo que teníadentro de mi corazón. -Torre de muros de ámbar,solitario laurel en una plaza de piedra,golfo imprevisto,sonrisa en un oscuro pasillo,andar de río que fluye entre palacios,dulce cometa que me ciega y se aleja...Puente bajo cuyos arcos corre siempre la vida. -el hambresu alquimia pertinaztransmutación violentaen la costillatener un hombre vivo entre los dedostirárselo a la muerteel hambre es una muerteque se hace la olvidadase demorafinge buscar su cita en la libretapero al final te tocay es una breainarrancableno deja cicatrizo sustrae al más pequeño de la casalo convidaal baile heladoel hambre ocurreesto lo escribo en Costa Ricaestamos en setiembre ochenta y cincopero resultala muerte aquí es católica apostólicael sueño en que moramos no resisteeste grilleteasí nadie comentael hambre queda en rasgo de mal gustola pazaquí la paz se nutre con la sangre -Dulce Filis, si me esperas,de favor has de ir mudando,que es mucho para burlando,y poco para de veras.Si fías en mis amores,pon en sus llamas sosiego,y si burlas de mi fuego,no le atices con favores.No es bien que encenderme quierassin favor de cuando en cuando,que es mucho para burlando,y poco para de veras.A las del infierno ardiendoes mi pena semejante,que con el manjar delanteestoy de hambre muriendo.Con tu esperar desesperas,pues el favor que vas dando,es mucho para burlando,y poco para de veras.Si mandas, ¿por qué no das?si lo has de dar, dalo junto,y si junto, dalo a punto,y si no, no mandes más.No es bien que engañarme quierascon favor de cuando en cuando,que es mucho para burlando,y poco para de veras. -Hombre mortal mis padres me engendraron,aire común y luz de los cielos dieron,y mi primera voz lágrimas fueron,que así los reyes en el mundo entraron.La tierra y la miseria me abrazaron,paños, no piel o pluma, me envolvieron,por huésped de la vida me escribieron,y las horas y pasos me contaron.Así voy prosiguiendo la jornadaa la inmortalidad el alma asida,que el cuerpo es nada, y no pretende nada.Un principio y un fin tiene la vida,porque de todos es igual la entrada,y conforme a la entrada la salida. -¿Y si Dios fuera mujer?pregunta Juan sin inmutarse,vaya, vaya si Dios fuera mujeres posible que agnósticos y ateosno dijéramos no con la cabezay dijéramos sí con las entrañas.Tal vez nos acercáramos a su divina desnudezpara besar sus pies no de bronce,su pubis no de piedra,sus pechos no de mármol,sus labios no de yeso.Si Dios fuera mujer la abrazaríamospara arrancarla de su lontananzay no habría que jurarhasta que la muerte nos separeya que sería inmortal por antonomasiay en vez de transmitirnos SIDA o pániconos contagiaría su inmortalidad.Si Dios fuera mujer no se instalaríalejana en el reino de los cielos,sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,con sus brazos no cerrados,su rosa no de plásticoy su amor no de ángeles.Ay Dios mío, Dios míosi hasta siempre y desde siemprefueras una mujerqué lindo escándalo sería,qué venturosa, espléndida, imposible,prodigiosa blasfemia. -Del alba a la agoníala vida es duda. ¿Acasopena? No viene al casohablar de la alegría.Solo o en compañíalo mismo, paso a paso:mañana, tarde, ocasoy nada cualquier día.Del alba a la amargurahay tal vez lo que durasólo la primavera.Después la vida pasade todo. Y no se casacon nadie aunque la quiera. -Gracias por la muerte de estos montesy por la de estos pueblos, en los que sólo las piedrasse mantienen con vida;gracias por estos negros páramos del inviernoen los que la tierra asciende a los cielosy las nubes descienden hasta tocar la tierra;gracias por esta hora de todos los vacíosen la que se intuye un final.De tanta pureza y soledad, de tanta muertesólo puede brotar una vida más cierta.Gracias por la noche, que a punto está de llegarcon la bondad de sus nieves,y por ese perro vagabundoque prueba a calentar con su hocicoel estanque heladopara extraer un poco de agua;gracias porque no nos hemos cruzadocon ningún ser humanopara pulsar el dolor,y por la pana remendada de parcelas y prados,que conservan como un tesorolas heridas de los disparos,los tizones de los últimos incendios;gracias por los frutales grises de los mínimos huertosy por las colmenas adormecidas,y por la casa cerrada desde hace muchos añosde la que no se conoce su dueño.Y, sin embargo, en este anochecer,yo quisiera ofrecer lo mejor de mi vidaa toda esta muerte;yo quisiera cambiar todo el gozo y el oroque hubo en mi vidapor la contemplación (desde estos páramos negros)de las montañas últimas.Porque aquí empezó todo para mí,porque cuanto he sido, y soy, y digo,nada sería sin las raíces de las luces frías,sin esos senderos impenetrablesque sólo han recibido la visitade los rayos amargos.Por eso, quiero ser esa lastra ferrosabajo la que duerme la víbora,o la yerba tan fuerte, o su escarcha,que el sol no logró deshacer a lo largo del día.Quisiera arrodillarme como tapia abatida,como pinar abrasado.No deseo ni puedo volver hacia atrás la mirada,desandar el camino (¡tan largo!) recorrido,pues ya sé que, vacío,en la hora en que todo ya parece morira punto está todo de nacer.La mirada vuela sobre la fosa del valle(sobre la fosa de la vida),hacia la gran mole coronada de silencio,hacia la cima que alberga los misterios.Gracias por este anocheceren el que me he quedado entre las manoscon las pobres, escasas semillasde las que habrá de germinar luz perpetua.En el anochecer de los páramos negrosestoy solo y profundamente en paz. -Soñé que la ciudad estaba dentrodel más bien muerto de los mares muertos.Era una madrugada del Inviernoy lloviznaban gotas de silencio.No más señal viviente, que los ecosde una llamada a misa, en el misteriode una capilla oceánica, a lo lejos.De súbito me sales al encuentro,resucitada y con tus guantes negros.Para volar a ti, le dio su vueloel Espíritu Santo a mi esqueleto.Al sujetarme con tus guantes negrosme atrajiste al océano de tu seno,y nuestras cuatro manos se reunieronen medio de tu pecho y de mi pecho,como si fueran los cuatro cimientosde la fábrica de los universos.¿Conservabas tu carne en cada hueso?El enigma de amor se veló enteroen la prudencia de tus guantes negros.¡Oh, prisionera del valle de México!Mi carne [... urna ...] de tu ser perfecto;quedarán ya tus huesos en mis huesos;y el traje, el traje aquel, con que su cuerpofue sepultado en el valle de México;y el figurín aquel, de pardo géneroque compraste en un viaje de recreo.Pero en la madrugada de mi sueño,nuestras manos, en un circuito eternola vida apocalíptica vivieron.Un fuerte [... ventarrón ...] como en un sueño,libre como cometa, y en su vuelo,la ceniza y [... la hez ...] del cementeriogusté cual rosa [... entre tus guantes negros ...]. -"la poesía es un espejo/que muerde"Jorge Arturootra vez la nochela soledad irrumpe con sus faucesno hay nadie que me dé un besoque se alegre porque he llegadono hay nadie... sólo el silencioespero la noticia que diga"Murió de soledad"suena el teléfonoa la una de la madrugadano hay quien contestepreguntan por Pedro ¿o Joaquín?de nuevo reina el silencioy me arropo con la soledadmientras la vida se evaporamás allá de mi ventana... -ODAWatt, Stéphenson, Crámpton, yo os conjuro;en premio a vuestro infatigable anhelo,dejad un punto el inmortal seguro,pisad de nuevo la región del suelo;y, al contemplar con ávida mirada,de metálicas venassu faz rugosa, por doquier surcada,gozaréis mayor dicha que en el cielo.La que sembrasteis válida semillano se aventó cual parva de las eras,en hoya vino a germinar profunda;hoy es árbol que brota a maravilla,y que, como las líbicas palmeras,al través de los aires se fecunda.Esa serpiente férrea y anillosa,que en la cabeza el corazón ostenta;que, inquieta y animosa,en su carrera al huracán afrenta,impávida como él, como él ruidosa,de vuestra mente es singular hechura:hipógrifo sin alas,viene a mostraros sus crecientes galas,su espléndido poder y su bravura.¡Quién os dijera en los aciagos añosde sórdida miseria,cuando bebíais hiel de desengaños,vuestro genio al luchar con vil materia,que aquel rudo naciente mecanismo,objeto de irrisión y de sarcasmo,ya en vuestro siglo mismo,en que hasta hay luces que proyectan sombra,despertara en el vulgo intenso pasmoy del hombre de ciencia el entusiasmo!Tal como el padre que en la cuna dejaal vástago infeliz, y a extraño clima,para labrar su porvenir se aleja,al regresar, con gozopor haber dado a su proyecto cima,contempla al niño convertido en mozo,y duda breve instante,al ver las sombras del negruzco bozo,si es aquel hombre el que dejara infante;así miráis con lógica extrañezaa la que os debe fulgurante vida;su, en apariencia, indómita fiereza,la efusión grata del amor no impida;vuestra es la savia que en su seno aniday son vuestras su gloria y su grandeza.Miradla con placer, con noble orgullo,ved cual su pecho jubiloso late,ved cual relincha en gárrulo murmullo,como corcel ganoso de combate.No la atajan altísimas fronteras,que, a contracurso remontando el río,el silboso Pirene, el Alpe frío,atraviesa en urdidas madrigueras.Pasa sobre los polders de la Holanda,como sobre las aguas del diluvio;se enfría de la nieve en los cristales;se caldea en los rojos arenales;por entre abismos pedregosos anda,y a las bocas se asoma del Vesubio.Recorre audaz la cordillera enhiesta;esquiva la corriente submarina,bajo el piélago abriendoimpermeable mina;elude la vorágine funestasobre tornátil puente que rechina;se solaza en la plácida floresta,y en la falda del monte se reclina.Vedla el túnel dejar de corvo techo,oculta en vaporosas espirales,cual virgen negra que, al salir del lecho,se envuelve en sus blanquísimos cendales;con profusión abonalos campos en la plétora esquilmados:transporta en peso desde zona a zonalos pueblos mal hallados,y las fuentes vitales eslabona.Imagen de la bíblica serpienteque, de dulces promesas al hechizo,gustar la fruta a nuestros padres hizo,que pendía del árbol omnisciente;nos ofrece afanosa,de Gutenberg por hábil artificioen el blanco papel reproducida,la fruta provechosadel saber, en los campos recogida.Cual paloma del Arcaes anuncio de paz; su hogar ardientedo la tea incendiaria se consume,las razas va fundiendo lentamente;hace, de polo a polo,del orbe entero una ciudad tan sólo;entierra con cariñoel cadáver del mísero expatriado,so el árbol do jugara cuando niño;uniforma el color del rostro humano;arrulla al mismo son del indio el sueñoy del rudo africanoque, dormidos, arrastra juntamente;el filo embota de sangrienta Parca;del libre esclavo con los hierros vilesfabrica sus carriles;y en todo cuanto su poder abarca,germen de amor desarrollar se siente.Si, subyugada por la fuerza bruta,cual caballo de Troya, en sus entrañastransporta a veces invasora hueste,vedla, por otra ruta,hendiendo sigilosa las montañas,conducir anhelante,para hacer frente al enemigo artero,con el carro el caballo y caballero.Atrás dejando blanquecina estela,cual nave de los mares del espacioque al fuego echó la perezosa vela,por doquiera que va vierte los donescon que nos brinda próvida natura;ya llevando a las cálidas regioneslas frutas que requieren la frescura,ya, a las tierras heladas,las del sol por los rayos sazonadas.Es del Comercio mensajera activa,de acopio signo, de riqueza augurio;con perpetuo vaivén de lanzadera,en este siglo de la fuerza viva,sustituye al alípede Mercurio.Del Egipto fue símbolo la Muerte,gastó en su culto la existencia entera;hoy con tenaz aliento,norma tomando de la térrea esfera,el hombre la consagra al movimiento.Por eso admira y entusiasta adora,realización de su ideal quimera,la audaz Locomotoraque, en rápida carrera,los espacios famélica devora,y va, con sus silbidos,despertando los pueblos adormidos.Por eso os rinde sin igual tributo,¡oh seres! que en la tierradías pasasteis de amargoso luto,de insólito desvelo,con lo arraigado, en trabajosa guerra,y que, al dejar el miserable suelo,tan sólo visteis verdear el fruto.Miradlo ya en sazón; pueblos virilesse nutren de su pródigo sustento:los yermos torna mágicos pensiles;Ceres moderna, va sembrando a mileslos prolíficos granos del fomento.¡Cuán brava a Tite los ojos se aparece!Férrea coraza la recubre entera,cual paladín que, con ardiente llama,por su patria luchara y por su dama;el más leve reposo la enardece;chispazos de la lumbre en que se inflamadespide, resoplando como fiera,y el viento vago, con orgullo,mece el vaporoso airón de su cimera.¿Oís? La hora sonó de la partida,ved cual se lanza con febril exceso;¡gloria a los Genios que te dieron vida!¡plaza, plaza al Caballo del progreso! -Muchas sendas hollé, muchos caminossolicitaron el afán creciente,de contrastar los usos de la gentey confundirme con los peregrinos.Mezclaba los sabores de los vinosen cada clima caprichosamente,y yo no sé si ello fue prudenteo si mis pasos fueron desatinos.Había que buscar la ruta ciertay ceñir el desborde con el dique.Volví cansado, procuré la puerta...Y déjame, poeta, que lo expliquecomo quien se despoja y se liberta:tú estabas a la puerta, claro Enrique. -Desprendo una hoja, cada día,del calendario, que me mira atónito ,y,en el desgarre que mi impaciencia deja,creo escuchardel número que fue, una débil queja.La culpa no es de nadie;no del día que pasa ,ni de la noche,que transcurreamparada en la luz ya mortecinade una lámpara antigua ,ni del mismo destino, quizá,ni de la vida¿De quién será?_me digo,mientras mis dedosarrancan una hoja cada día -Tiempo en profundidad: está en jardines.Mira cómo se posa. Ya se ahonda.Ya es tuyo su interior. ¡Qué trasparenciade muchas tardes, para siempre juntas!Sí, tu niñez: ya fábula de fuentes. -Mi madre vino a la Tierra,Con la esperanzaDe romper lo malo y coser lo bueno,Tijera y aguja en mano.Su afán por matizarArcoiris y ternura,Hizo un jardín de esperanzasDe donde brotaron tres espliegos,Que a fuerza de arrullos,Manos balsámicas,Sortearon las travesías del pasado.¡Qué cosas!Estos corazonesNo fueron humildesNi sencillos,Como ella hubiera soñado.Hoy,Los días grises han desaparecidoY nuestras almas se reencuentranMadre,¡Ya no te afanes!Ríete de la vida,Olvídate de las dietas,Y cosecha las flores con versos de amor,Que nunca se escriben en vano. -Entre las sábanas enfermas, madre,te duermes sin saber de mi vigilia.Escúchame callar en esta horade muerte, de silencio y de agonía.Cuán sana fluye la existencia afueracon su rumor de rosas encendidas.Tenía pocas cosas que decirte,y aquí me tienes vuelta piedra herida.¿Por qué tuviste la terrible culpade haberme dado leche de desdichas?Recuerdo mi terror a los relámpagos.Qué eternas esas noches se me hacían.Caían Dios y rayos pero tú,tardando, en mi rincón aparecías.Mi madre loba que te vas muriendo,he aquí, gimiendo, a tu pequeña cría. -Está el cielo tan bello,que parece la tierra.(Dan ganas de volverlos pies y la cabeza.) -A veces tengo ganas de ser un cursipara decir: La amo a usted con locura.A veces tengo ganas de ser tontopara gritar: ¡La quiero tanto!A veces tengo ganas de ser un niñopara llorar acurrucado en su seno.A veces tengo ganas de estar muertopara sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,que me crece una flor rompiéndome el pecho,una flor, y decir: Esta flor,para usted. -Mis ojos grandes, pegadosal aire, son los del cielo.Miran profundos, me miranme están mirando por dentro.Yo pensativo, sin ojos,con los párpados abiertos,tanto dolor disimulocomo desgracias enseño.El aire me está mirandoy llora en mi oscuro cuerpo;su llanto se entierra en carne,va por mi sangre y mis huesos,se hace barro y raíces buscacon las que brotar del suelo.Mis ojos grandes, pegadosal aire, son los del cielo.En la memoria del aireestarán mis sufrimientos. -"Clov: "lloraHamm: "Luego vive".(Diálogo de "Fin de Partida" de Beckett.)Tengo quince años y lloro por las noches.Yo sé que ello no es en manera alguna peculiary que antes bien hay otras cosas en el mundomás apropiadas para decíroslas cantando.Sin embargo hoy he bebido vino por primera vezy me he quedado desnudo en mis habitaciones para sorber la tardehecha minúsculos pedazospor el reloj.Pensar a solas duele. No hay nadie a quien golpear. No hay nadiea quien dejar piadosamente perdonado.Está uno y su cara. Uno y su carade santón farsante.Surge la cicatriz que nadie ha visto nunca,el gesto que escondemos todo el día,el perfil insepulto que nos hará llorar y hundirnosel día en que lo sepan todo las buenas gentesy nos retiren el amor y el saludo hasta los pájaros.Tengo quince años de cansarmey lloro por las noches para fingir que vivo.En ocasiones, cansado de las lágrimas,hasta sueño que vivo.Puede ser que vosotros no entendáis lo que son estas cosas.Os habla, más que yo, mi primer vino mientras la piel quesufro bebe sombra -¿Dónde está la estrella de los Nacimientos?La tierra, encabritada, se ha parado en el viento.Y no ven los ojos de los marineros.Aquel pez "¡seguidle!"se lleva, danzando,la estrella polar.El mundo es una slot-machine,con una ranura en la frente del cielo,sobre la cabecera del mar.(Se ha parado la máquina,se ha acabado la cuerda.)El mundo es algo que funcionacomo el piano mecánico de un bar.(Se ha acabado la cuerda,se ha parado la máquina...)Marinero,tú tienes una estrella en el bolsillo...¡Drop a star!Enciende con tu mano la nueva música del mundo,la canción marinera del mañana,el himno venidero de los hombres...¡Drop a star!Echa a andar otra vez este barco varado, marinero.Tú tienes una estrella en el bolsillo....una estrella nueva de palacio, de fósforo y de imán. -Aquel año visitamos todos los cines de la ciudad.Fue una locura.Los miércoles hacíamos cola para ver los estrenos.Los viernesocupábamos vacío en las duras butacas del Internacional; películas en blanco y negro, actores que lapidaban su amoren Cinemascope. Recuerdo el olor a cartón que desprendíael suelo, la lluvia de luz que inventaba tu rostro.En la oscuridad, tú y yo nos reíamos del mundocon bocas de futuro.La madrugada nos alcanzaba en el café Rivera,mientras revolvíamos películas a sorbos de caféo imitábamos con torpeza alguna escena.Luego yo te acompañaba a tu pensióny regresaba a la míacon aire de galán de los 50.Al llegar las primeras lluviasno quiso el cine, una noche, tenernos en cuenta.En la soledad de noches sucesivasfuimos día del espectadorpara otros. -¡Yambambó, yambambé!Repica el congo solongo,repica el negro bien negro;congo solongo del Songobaila yambó sobre un pie.Mamatomba,serembe cuserembá.El negro canta y se ajuma,el negro se ajuma y canta,el negro canta y se va.Acuememe serembó,yambó,aé.Tamba, tamba, tamba, tamba,tamba del negro que tumba;tumba del negro, caramba,caramba, que el negro tumba:¡yamba, yambó, yambambé! -Aut insanit homo, aut versus facitHOR., Sat. VII, lib. IIHabéis de saberQue en cuitas de amor,Por una mujerPadezco dolor.Esa mujer es la luna,Que en azar de amable guerra,Va arrastrando por la tierraMi esperanza y mi fortuna.La novia eterna y lejanaA cuya nívea bellezaMi enamorada cabezaVa blanqueando cana a cana.Lunar blancura que opresoMe tiene en dulce coyunda,Y si a mi alma vagabundaLa consume beso a beso,A noble cisne la iguala,Ungiéndola su ternuraCon toda aquella blancuraQue se le convierte en ala.En cárcel de tul,Su excelsa beldadCaptó el ave azulDe mi libertad.A su amante expectativaOfrece en claustral encanto,Su agua triste como el llantoLa fuente consecutiva.Brilla en lo hondo, entre el murmurio,Como un infusorio abstracto,Que mi más leve contactoDispersa en fútil mercurio.A ella va, fugaz sardina,Mi copla en su devaneo,Frita en el chisporroteoDe agridulce mandolina.Y mi alma, ante el flébil cauce,Con la líquida cadena,Deja cautivar su penaPor la dríada del sauce.Su plata sutilMe dio la pasiónDe un dardo febrilEn el corazón.Las guías de mi mostachoTrazan su curva; en mi yelmo,Brilla el fuego de San TelmoQue me erige por penacho.Su creciente está en el puñoDe mi tizona, en que rielaLa calidad paralelaDe algún ínclito don Nuño.Desde el azul, su poesíaMe da en frialdad abstrusa,Como la neutra reclusaDe una pálida abadía.Y más y más me aquerencioCon su luz remota y lenta,Que las noches trasparentaComo un alma del silencio.Habéis de saberQue en cuitas de amor,Padezco dolorPor esa mujer. -""Los poetas deberían casarse con mujeres delicadas para los menesteres olímpicos del lechofuertes y sabias en los oficios culinarios"",dijo un bardo cuyo nombre no recuerdoy es verdad, porque los poetas hechos de pintura, de barro o tintatrabajan hasta tarde, casi no duermen en las acostumbradas horas, y por las mañanas siempre sueñan.No gustan a las corrientes mujeres los alucinados ojosque emergen de recientes pesadillas; náufragos los ojos . Los ojos del poeta.Pero los poetas reconocen que hay oficios irremediables que se amontonan detrás de las puertas y dentro de los escaparatesseñalándolos día tras día, oficios terrenales que les muerden la garganta como un vampiroy no les dan tiempo libre para lo que más les gusta que es:El no hacer,... O la casi nada.Porque los oficios del poeta no se pueden contabilizar, por ellos no se paga la más irrisoria suma y con poemas no se puede pagar en las tabernas, en los burdeles, o en los restaurantes más humildes.Los poetas se tendrían que casar con mujeres de especial sensibilidadque los dejaran podrirse entre papeles,libros antiguos, y grimorios con las formulas exactas para seducir a la luna, esculturas y pinturas con olor a trementina, mientras ellas broncean sus pieles de iguanas recién restauradas a la orilla de una piscina azul.Por esto los poetas sin fortuna y sin suerte deberán ser sus propios y solícitos esclavos,lavar sus modestas ropas,sus calzoncillos de hilo blanco, preparar sus raciones de faquir en las horas despistadas.La disciplina draconiana no se hizo para ellosy la asepsia es cuestión de estética, más que de ética saludable.La soledad forja livianos y fuertes sus huesos,los hace altivos, pletóricos de canciones y poemas,además, en medio de este ascetismo siempre es posible una consignación seminal cada tres meses.Pero, hay poetas que se pierden en el laberinto de los crueles oficios contables y reales.No encuentran el camino hacia su guarida de sueños,pierden los callos de sus manosy a veces se dan cuentademasiado tarde. -Nada merece tanto un poemacomo todo lo que desprendes a mi ladoy aunque "posiblemente- necesites algo más sólidoque las palabrasen esta cuenta atrás de nuestra piel compartida,quiero que sepasque dejaré que me abras el corazón en páginas,que escupas sobre mi papel tus miserias,tu negra sombra.que dejaré que me leas por dentro y me imaginesy te escribasy me inventes.que hagas de mí, sin urgencias,tu libro de cabecera. -Ojos que nunca me veis,por recelo o por decoro,ojos de esmeralda y oro,fuerza es que me contempléis;quiero que me consoléishermosos ojos que adoro;¡estoy triste y os imploropuesta en tierra la rodilla!¡Piedad para el que se humilla,ojos de esmeralda y oro!Ojos en que reverberala estrella crepuscular,ojos verdes como el mar,como el mar por la ribera,ojos de lumbre hechiceraque ignoráis lo que es llorar,¡glorificad mi penar!¡No me desoléis así!¡Tened compasión de mí!¡Ojos verdes como el mar!Ojos cuyo amor anheloporque alegra cuanto alcanza,ojos color de esperanza,con lejanías de cielo:ojos que a través del veloradian bienaventuranza,mi alma a vosotros se lanzaen alas de la embriaguez,miradme una sola vez,ojos color de esperanza.Cese ya vuestro desvío,ojos que me dais congojas;ojos con aspecto de hojasempapadas de rocío.Húmedo esplendor de ríoque por esquivo me enojas.Luz que la del sol sonrojasy cuyos toques son besos,derrámate en mí por esosojos con aspecto de hojas. -Nadie sabe el silencioso peso de la sombrao siempre hay quien sufre más, quien con todo el doloren una estancada agua no sabe qué dios caídoo qué recuerdo logrará disiparla risa afilada y fría de la noche.Y nadie sabe el peso ingrato del otoñoo de la sombra, la nada envolvente y espesa nadie sabede quien siempre sufre más, a quien un dolorle asalta y jamás sabede dónde vino ni cómose le metió tan dentro, perezoso en marcharse,muy terco, dolor o demonio de mil carasque cada paso convierte en ciénaga,carcomido dolor de excomulgables dagasque te hace en la sombra ser más sombray clausurar nombres y ventanasen las inútiles procesiones de los díasnadie lo sabe, nadie anunciacómo se salva o cómo se le engaña. -El tacto y llama de aquelinstante, hoja de nieveentre mis dedos,corte y quemadura sobrela piel. Transcurren los díasy esta herida no cierra. A menudovuelve el frío o imagino que vuelve,y una voz nace al contacto. -Todavía te busco, mujer que busco en vano,mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,sin alcanzarte nunca cuando extendí la manoy sin que me escucharas cuando dije: «te quiero...»Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.Y ya llega el otoño, y espero todavía:De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,pero sigo soñando que he de encontrarte un día.Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,al comprender, de pronto, que lo que nunca lleganos entristece menos que lo que llega tarde.Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,más allá de la bruma de mis ojos huraños,la ansiedad de las horas convirtiéndose en díasy el horror de los días convirtiéndose en años...Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...Y al no decir: «¡Es ella!» "como diría ahora"seguiré mi camino, murmurando: «Era ella...» -De aquel rincón bañado por los fulgoresdel sol que nuestro cielo triunfante llena;de la florida tierra donde entre floresse deslizó mi infancia dulce y serena;envuelto en los recuerdos de mi pasado,borroso cual lo lejos del horizonte,guardo el extraño ejemplo, nunca olvidado,del sembrador más raro que hubo en el monte.Aún no se si era sabio, loco o prudenteaquel hombre que humilde traje vestía;sólo sé que al mirarle toda la gentecon profundo respeto se descubría.Y es que acaso su gesto severo y noblea todos asombraba por lo arrogante:¡hasta los leñadores mirando al roblesienten las majestades de lo gigante!Una tarde de otoño subí a la sierray al sembrador, sembrando, miré risueño;¡desde que existen hombres sobre la tierranunca se ha trabajado con tanto empeño!Quise saber, curioso, lo que el dementesembraba en la montaña sola y bravía;el infeliz oyóme benignamentey me dijo con honda melancolía:"Siembro robles y pinos y sicomoros;quiero llenar de frondas esta ladera,quiero que otros disfruten de los tesorosque darán estas plantas cuando yo muera."¿Por qué tantos afanes en la jornadasin buscar recompensa?" dije. Y el locomurmuró, con las manos sobre la azada:"«Acaso tú imagines que me equivoco;acaso, por ser niño, te asombre muchoel soberano impulso que mi alma enciende;por los que no trabajan, trabajo y lucho;si el mundo no lo sabe, ¡Dios me comprende!»Hoy es el egoísmo torpe maestroa quien rendimos culto de varios modos:si rezamos, pedimos sólo el pan nuestro.¡Nunca al cielo pedimos pan para todos!En la propia miseria los ojos fijos,buscamos las riquezas que nos convieneny todo lo arrostramos por nuestros hijos.¿Es que los demás padres hijos no tienen?...Vivimos siendo hermanos sólo en el nombrey, en las guerras brutales con sed de robo,hay siempre un fratricida dentro del hombre,y el hombre para el hombre siempre es un lobo.»Por eso cuando al mundo, triste, contemplo,yo me afano y me impongo ruda tareay sé que vale mucho mi pobre ejemploaunque pobre y humilde parezca y sea.¡Hay que luchar por todos los que no luchan!¡Hay que pedir por todos los que no imploran!¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan!¡Hay que llorar por todos los que no lloran!Hay que ser cual abejas que en la colmenafabrican para todos dulces panales.Hay que ser como el agua que va serenabrindando al mundo entero frescos raudales.Hay que imitar al viento, que siembra floreslo mismo en la montaña que en la llanura,y hay que vivir la vida sembrando amores,con la vista y el alma siempre en la altura».Dijo el loco, y con noble melancolíapor las breñas del monte siguió trepando,y al perderse en las sombras, aún repetía:"«¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!...» -Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,por entre oscuras calles molidas de nostalgia,o sobre las estrellas sonreídas de ritmosdonde mecen su historia tus más hondas miradas.Mis pasos desatados de rumbos y fronterasno encuentran las orillas que a tu vida se enlazan.Busca lo ilimitado mi amor, y mis cancionesde espalda a los estático, irrumpen en tu alma.Apacible de anhelos, cuando el mundo te lleve,me doblaré el instinto y amaré tus pisadas;y serán hojas simples las que iré deshilandoentre quietos recuerdos, con tu forma lejana.Atenta a lo infinito que en mi vida ya asoma,con la emoción en alto y la ambición sellada,te seguiré por siempre, callada y fugitiva,por entre oscuras calles, o sobre estrellas blancas. -Los montes que el pie se lavanEn los cristales del Tajo,Cuando las frentes se miranEn los zafiros del cielo,Tiranizados teníaUn cerdoso animal fiero,Terror del campo, y rüinaDe venablos y de perros.Buscándole errante un díaSe perdió un galán montero,Segunda envidia de Marte,Primer Adonis de Venus.Escalando la montaña,Y penetrando sus senos,Le dejó la blanca LunaY le halló el luciente Febo.¡Oh, perdido primeroTras un jabalí fiero,No te pierdas ahoraTras esa, que te huye, cazadora!La luz le ofreció una Ninfa,Que en duda pone a los cerros,A cuál se deban sus rayos,Al Sol o a sus ojos bellos.De tres arcos viene armada,El uno contra los ciervos,Contra los hombres los dos,Blanco el uno, los dos negros.De un cordón atrailladoUn diligente sabueso,El viento solicitaba,Y desafiaba al viento.Apenas vio al joven, cuandoLas cumbres vence huyendo;Él la sigue, ambos calzados,Ella plumas y él deseos.¡Oh, perdido primeroTras un jabalí fiero,No te pierdas ahoraTras esa, que te huye, cazadora!Flores le valió la fugaAl fragoso, verde suelo,Varias de color, y todasHijas de su pie ligero.A las malezas perdonaMal su fugitivo vuelo.Ellas, sí, al coturno de oroEngastes del cristal tierno.«¡Oh, cobarde hermosura!"Dice el garzón, sin asiento"No huyas de un hombre másQue sabes huir del tiempo.»Volviendo los ojos ellaPor flecharle más el pecho,De que le alcance aún su vozAcusa al aire con ceño.¡Oh, perdido primeroTras un jabalí fiero,No te pierdas ahoraTras esa, que te huye, cazadora! -¿Que no hay alma? ¡Insensatos!Yo la he visto: es de luz...(Se asoma a tus pupilascuando me miras tú.)¿Que no hay cielo? ¡Mentira!¿Queréis verle? Aquí está.(Muestra, niña gentil,ese rostro sin par,y que de oro lo bañeel sol primaveral.)¿Que no hay Dios? ¡Qué blasfemia!Yo he contemplado a Dios...(En aquel casto y puroprimer beso de amor,cuando de nuestras almaslas nupcias consagró.)¿Que no hay infierno? Sí, hay...(Cállate, corazón,que esto bien por desgracia,lo sabemos tú y yo.) -Es amor. Es esperanza. Es fe.Es alegría.Es principio de Redención.Es una etapa de nuestra historia de Salvación.Es encuentro con Cristo, Niño.Es conversión y renovación.Es paz interior.Es vida nueva.Es camino que se abre para el tiempoy para la eternidad.Es verdad que se alimenta del Amor.Es vida que fructifica y madura,sin dejar de nacer siempre. -Cansado estoy de haber sin Ti vivido,que todo cansa en tan dañosa ausencia;mas, ¿qué derecho tengo a tu clemencia,si me falta el dolor de arrepentido?Pero, Señor, en pecho tan rendidoalgo descubrirás de suficienciaque te obligue a curar como dolenciami obstinación y yerro cometido.Mi conversión es tuya y Tú la quieres;tuya es, Señor, la traza, tuyo el mediode conocerme yo y de conocerte.Aplícale a mi mal, por quien Tú eres,aquel eficacísimo remediocompuesto de tu sangre, vida y muerte. -Voy a cerrar los ojos en voz bajavoy a meterme a tientas en el sueño.En este instante el odio no trabajapara la muerte que es su pobre dueñola voluntad suspende su latidoy yo me siento lejos, tan pequeñoque a Dios invoco, pero no le pidonada, con tal de compartir apenaseste universo que hemos conseguidopor las malas y a veces por las buenas.¿Por qué el mundo soñado no es el mismoque este mundo de muerte a manos llenas?Mi pesadilla es siempre el optimismo:me duermo débil, sueño que soy fuerte,pero el futuro aguarda. Es un abismo.No me lo digan cuando me despierte. -Fresquísimas violas.Bandadas de rubores levantadospor este don de lágrimas que enlazala muchedumbre de las viejecillascon la niña y el niño de mi frente.Fresquísimas violas. Sí. Del aire,del aire por el aire sin tu cristal,coros en aspa fija en un punto. -Durante largos años estuve condenado a adorar a una mujer despreciableSacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento,Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla,Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas,A la luz de la luna realizar pequeños robos,Falsificaciones de documentos comprometedores,So pena de caer en descrédito ante sus ojos fascinantes.En horas de comprensión solíamos concurrir a los parquesY retratarnos juntos manejando una lancha a motor,O nos íbamos a un café danzanteDonde nos entregábamos a un baile desenfrenadoQue se prolongaba hasta altas horas de la madrugada.Largos años viví prisionero del encanto de aquella mujerQue solía presentarse a mi oficina completamente desnudaEjecutando las contorsiones más difíciles de imaginarCon el propósito de incorporar mi pobre alma a su órbitaY, sobre todo, para extorsionarme hasta el último centavo.Me prohibía estrictamente que me relacionase con mi familia.Mis amigos eran separados de mí mediante libelos infamantesQue la víbora hacía publicar en un diario de su propiedad.Apasionada hasta el delirio no me daba un instante de tregua,Exigiéndome perentoriamente que besara su bocaY que contestase sin dilación sus necias preguntas,Varias de ellas referentes a la eternidad y a la vida futuraTemas que producían en mí un lamentable estado de ánimo,Zumbidos de oídos, entrecortadas náuseas, desvanecimientos prematurosQue ella sabía aprovechar con ese espíritu práctico que la caracterizabaPara vestirse rápidamente sin pérdida de tiempoY abandonar mi departamento dejándome con un palmo de narices.Esta situación se prolongó por más de cinco años.Por temporadas vivíamos juntos en una pieza redondaQue pagábamos a medias en un barrio de lujo cerca del cementerio.(Algunas noches hubimos de interrumpir nuestra luna de mielPara hacer frente a las ratas que se colaban por la ventana).Llevaba la víbora un minucioso libro de cuentasEn el que anotaba hasta el más mínimo centavo que yo le pedía en préstamo;No me permitía usar el cepillo de dientes que yo mismo le había regaladoY me acusaba de haber arruinado su juventud:Lanzando llamas por los ojos me emplazaba a comparecer ante el juezY pagarle dentro de un plazo prudente parte de la deuda,Pues ella necesitaba ese dinero para continuar sus estudiosEntonces hube de salir a la calle a vivir de la caridad pública,Dormir en los bancos de las plazas,Donde fui encontrado muchas veces moribundo por la policíaEntre las primeras hojas del otoño.Felizmente aquel estado de cosas no pasó más adelante,Porque cierta vez en que yo me encontraba en una plaza tambiénPosando frente a una cámara fotográficaUnas deliciosas manos femeninas me vendaron de pronto la vistaMientras una voz amada para mí me preguntaba quién soy yo.Tú eres mi amor, respondí con serenidad.¡Ángel mío, dijo ella nerviosamente,Permite que me siente en tus rodillas una vez más!Entonces pude percatarme de que ella se presentaba ahora provista de un pequeño taparrabos.Fue un encuentro memorable, aunque lleno de notas discordantes:Me he comprado una parcela, no lejos del matadero, exclamó,Allí pienso construir una especie de pirámide.En la que podamos pasar los últimos días de nuestra vida.Ya he terminado mis estudios, me he recibido de abogado,Dispongo de buen capital;Dediquémonos a un negocio productivo, los dos, amor mío, agregóLejos del mundo construyamos nuestro nido.Basta de sandeces, repliqué, tus planes me inspiran desconfianza,Piensa que de un momento a otro mi verdadera mujerPuede dejarnos a todos en la miseria más espantosa.Mis hijos han crecido ya, el tiempo ha transcurrido,Me siento profundamente agotado, déjame reposar un instante,Tráeme un poco de agua, mujer,Consígueme algo de comer en alguna parte,Estoy muerto de hambre,No puedo trabajar más para ti,Todo ha terminado entre nosotros. -Todo el pasado se quiere apoderar de míy yo me quiero apoderar del futuro,me dislocan la cabeza para que mire atrásy yo quiero mirar adelante.No me asustan la soledad y el silencio,son los lugares preferidos de Diospara manifestarse.Mi eterna gratitud a los que me quieren,siempre les recordaré a la hora del sol.No puedo detenerme,perdonad, tengo prisa,soy un río de fuerza, si me detengomoriré ahogada en mi propio remanso. -Doña Primaveraviste que es primor,viste en limoneroy en naranjo en flor.Lleva por sandaliasunas anchas hojas,y por caravanasunas fucsias rojas.Salid a encontrarlapor esos caminos.¡Va loca de solesy loca de trinos!Doña Primaverade aliento fecundo,se ríe de todaslas penas del mundo...No cree al que le hablede las vidas ruines.¿Cómo va a toparlasentre los jazmines?¿Cómo va a encontralasjunto de las fuentesde espejos doradosy cantos ardientes?De la tierra enfermaen las pardas grietas,enciende rosalesde rojas piruetas.Pone sus encajes,prende sus verduras,en la piedra tristede las sepulturas...Doña Primaverade manos gloriosas,haz que por la vidaderramemos rosas:Rosas de alegría,rosas de perdón,rosas de cariño,y de exultación. -El tiempo crucificael callado río de mi infanciade la herida desciendenazoradas lunas fecundasque a compás de pausasdevastarán el rosa de mi vientrelo advierte mi vulvaconjugando leyes fulminantesen todo mi cuerpo -Misteriosas substancias emergen de la luz.Genésicas materias laboran en la noche.Una mañana amanecerá la muerterecolectando flores,subiendo por la savia y por la sangrepara besar al hombre.Y el tiempo llenaráde ojos los relojes,para ver el milagrodel hombre haciendo al hombre. -De aquel hidalgo de cetrina y secatez y de heroico afán se conjeturaque, en víspera perpetua de aventura,no salió nunca de su biblioteca.La crónica puntual que sus empeñosnarra y sus tragicómicos desplantesfue soñada por él, no por Cervantes,y no es más que una crónica de sueños.Tal es también mi suerte. Sé que hay algoinmortal y esencial que he sepultadoen esa biblioteca del pasadoen que leí la historia del hidalgo.Las lentas hojas vuelve un niño y gravesueña con vagas cosas que no sabe. -ICoches cerrados llegabana las orillas de juncosdonde las ondas alisanromano torso desnudo.Coches que el Guadalquivirtiende en su cristal maduro,entre láminas de floresy resonancias de nublos.Los niños tejen y cantanel desengaño del mundo,cerca de los viejos cochesperdidos en el nocturno.Pero Córdoba no tiemblabajo el misterio confuso,pues si la sombra levantala arquitectura del humo,un pie de mármol afirmasu casto fulgor enjuto.Pétalos de lata débilrecaman los grises purosde la brisa, desplegadasobre los arcos de triunfo.Y mientras el puente sopladiez rumores de Neptuno,vendedores de tabacohuyen por el roto muro.IIUn solo pez en el aguaque a las dos Córdobas junta:Blanda Córdoba de juncos.Córdoba de arquitectura.Niños de cara impasibleen la orilla se desnudan,aprendices de Tobíasy Merlines de cintura,para fastidiar al pezen irónica preguntasi quiere flores de vinoo saltos de media luna.Pero el pez, que dora el aguay los mármoles enluta,les da lección y equilibriode solitaria columna.El Arcángel aljamiadode lentejuelas oscuras,en el mitin de las ondasbuscaba rumor y cuna.*Un solo pez en el agua.Dos Córdobas de hermosura.Córdoba quebrada en chorros.Celeste Córdoba enjuta. -Cerro lomo inmenso tímpano dolientey en las perchas de los árboleslas casacas de los ángeles se pudrenPones puertas al desiertopantalones al espírituLava un poco tu esqueleto con jabónDe los muertos muertos de hambrepararrayos de oracionesel ciprésTengo sed de alcantarillasy de cerveza benditaDame prisión de campanascon tus rosarios mohososCon tus capas de torerohazme un traje funerarioun sudario de primeraY en mi tumba pon mañanaun cocido de garbanzos con chorizoFiesta digna de matracas y cohetesOh mi España de peluca y de tomateMatricúlame de muerto en la alcaldíay celebra un carnaval de escapulariosese día noche alba o madrugada -Uno habita una casa y está solo. Se han idolentamente los sonidoscomo aves de otras latitudes que alzan el vueloy sin previo avisose llevan el sabor a verano, el desordende la risa, los verbos que otros ofrecen a nuestros labios.Han vuelto las hojas a enredarse en el viento,a arrastrase con pereza sobre Septiembrey llenan de nombres la distancia.Uno habita una casa y está solo. En una habitación vacíaordena el airey pierde la precisión del lenguajedesangrándose, como el mar,en olas para nadie. -Si quiere Amor que siga sus antojosy a sus hierros de nuevo rinda el cuello;que por ídolo adore un rostro belloy que vistan su templo mis despojos,la flaca luz renueve de mis ojos,restituya a mi frente su cabello,a mis labios la rosa y primer vello,que ya pendiente y yerto es dos manojos.Y entonces, como sierpe renovada,a la puerta de Filis inclementeresistiré a la lluvia y a los vientos.Mas si no ha de volver la edad pasada,y todo con la edad es diferente,¿por qué no lo han de ser mis pensamientos? -Porque alguien fue un instante hermosoy de antiguos, nunca escritos libros rescatópalabras parecidas a piedad -o casi tan extrañas-ante la impasibilidad estéril de los muroscomo en un final cualquiera comprendimosque la única edad del hombre es la que calla. -Tienes ojos extraños.Palpitantes caderas con inquietud de río.Lentas ondas oscuras que tiemblan en tu frentecomo algas mecidas por las olas.Tus manos bien podrían alzar en vilo el mundo,frío cáliz de espanto ofrendado a los dioses.Suspiras y es mi pecho quien absorto suspira.Te mueves y soy yo quien se agita y disloca.Sonríes y provocas la muerte en quien te mira;una muerte instantánea: la muerte de los héroes.Eres, pues, peligrosa, como un tigre en la junglabajo la luna pálida. Eres más: eres todo,todo un peligro público. Y lo sabes, bandida.Te estoy diciendo esto desde el fondo del pozo,tieso ya, amortajado, la barba de diez díasy lleno de gusanos que me sueltan las uñas. -Estoy en la miseria Dios mío qué te importaYa mi casa es un dulce terraplén de locuraUn vuelo de lechuzas un río con el fondolacrados en mi semblante... ¡Dios mío que te importa!Mi casa es un relincho de muerto monocromocuna de remembranza gran rincón de dolorAllí ya no se duerme si no es para gritarcon una boca hambrienta de espesas esperanzasFlores ayer y hoy sus faldas son escombrosMi rostro de color negro aguanta la puertay al fin no sé qué hacer con tanta fotocopia¡Estoy en la miseria! Se dice la miseriay nada es la miseria... ¡Dios mío qué miseria!Por el resuelto abismo subo las escalerasdel torreón oculto para pedir limosnaEntro llamo ay ay ¡Señorito! ¡Ay! ¡Ay!No puede ser así usted no se parece¡Aparición! ¿Quién soy? Te pido yo una camapara abrigar mis labios con un sueño anticuadoNo te pongas así no te asustes de mí¡Ayaymiseñoritoustedyanoeselmismo!Parece usted de veras un cansado harapientoMe da pena su ombligo lleno de soledadRopa y candela diome y cené con la viejacon la comadre atónita que mientras como rezaRiendo yo le explico «Soy el rey de las ruinas»Y ella plasma un quejido «¿Qué es eso señorito?» -Por una espesa y hondaavenida de árboles que unenen lo alto su copa y pesadumbreel sueño avanza.Abre sus grandes alas,sus poderosos brazosde lenta sombra y noche grande: cierracontra todo horizonte.En el centro del airecabecea un navío,rodeado de enormesterritorios de sueño.El sueño avanza: ponesu silenciosa plantaen el umbral de nuestratransitoria vigilia.Acaricia y golpea,llama con voz suavey entra como un ríode seguro poder.El sueño halaga,porfía y nos rodea,hasta que al fin caemosen su seno girandocomo plumas, girandointerminablemente.Ésta es la inerme paz, la sosegadamentira de la sombra.El sueño multiplicasu rostro en un espejosin fin: vértigo quieto, inmóviltorbellino.¡Gritad! Pero no; el gritoes también sueño. Ahora su dominio.Potestad de la noche. -Tímidamente preguntopor mi carne de nardoa los hondos espejos de la noche,en la soledad de las alcobas.Como ríos inmóviles, naciendo de improviso,la imagen desolada me devuelven,en un oscuro grito sumergido:(Mi quebrada cintura, el amplio abrazo,que sostienen mis hombros;mis duros besos, la miradade doliente tigresay este mi vientre estérilque soporta su brío de mar encadenado.)Los encajes marchitan sus frescas azucenasentre olor de manzanas;y los oscuros cuencos que contendrán mis senosse esparcen como rosas quemadas en la espera.¿Qué tonos violentos, qué descrinados potrosromperán con sus cascos mis helados cristales,mi azorado silencio,mi soledad, poblada de nieblas y rubores?Me siento desvelada por manos de ceniza,recorrida por tristes miradas compasivas,evitada por sauces y ríos vigorososa quienes doy mi blanco desnudo palpitante.Lejanas voces claman.Cuerpos, como montañas, se golpean, se funden,y su lava se viertesobre la vida ávida, fecundando sus brotes...Rompen ríos de sangre sus oscuras cortezas,y entre bosques, se buscany mezclan sus furiosos caudales enemigoselevando a los cielos sus sangrientos despojos.Y yo, sola, me buscoentre espejos siniestros;sin encajes ni lágrimas, con mi triste desnudo"¡Oh fealdad doliente!",saltándome a los labioscomo un perro, en la triste soledad de mi alcoba... -Asómate a mi almaen momentos de calma,y tu imagen verás, sueño divino,temblar allí como en el fondo oscurode un lago cristalino. -no sufras por haberle perdidono te lamentes por las cosas que nohabéis podido hacerno maldigasno blasfemesno renieguesno te culpesno le culpesno decaigasno te rindasno lloresno recesno supliquesno implores perdónno te hundasno abandonesno te mueras con él -¿Quién es? -No sé: a veces cruzapor mi senda, como el hadadel ensueño: siempre sola...siempre muda... siempre pálida...¿Su nombre? No lo conozco.¿De dónde viene? ¿Do marcha?¡Lo ignoro! Nos encontramos,me mira un momento y pasa:¡Siempre sola...! ¡Siempre triste...!¡Siempre muda...! ¡Siempre pálida!Mujer: ha mucho que llevotu imagen dentro del alma.Si las sombras que te cercan,si los misterios que guardasdeben ser impenetrablespara todos, ¡calla, calla!¡Yo sólo demando amores:yo no te pregunto nada!¿Buscas reposo y olvido?Yo también. El mundo cansa.Partiremos lejos, lejosde la gente, a tierra extraña;y cual las aves que anidanen las torres solitarias,confiaremos a la sombranuestro amor y nuestras ansias... -Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.Trato de escribir que te amo.Trato de decir a oscuras todo esto.No quiero que nadie se entere,que nadie me mire a las tres de la mañanapaseando de un lado a otro de la estancia,loco, lleno de ti, enamorado.Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,lo grita mi corazón amordazado.Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,lo digo incansablemente,y estoy seguro que habrá de amanecer. -Una amistad como la nuestraes un regalo especial.Disfrutamos tantas cosas similares,y compartimos tantos momentosmaravillosos y divertidos.Me respetas por mi firmeza espiritualy yo te admiro por la tuya.Nos alentamos mutuamenteen los momentos difícilesy juntos reímos en los buenos momentos.Sé que contigo no tengo que fingir...Una amistad como la nuestra es un regalo precioso...Podemos contar nuestrosmás íntimos sueños y anhelos,alentarnos mutuamente para alcanzarmás éxitos y mayor felicidad,y enjugarnos nuestras lágrimasen los momentos de tristeza y frustración.Eres una luz que ilumina mi viday tienes un lugar muy especial en mi corazón.En el día de la amistadquiero desearte que todos tus mejoresanhelos se hagan realidady que tengas éxito y felicidad,un corazón alegre y risas.Y quiero decirte que para míeres lo más maravillosoy que atesoro nuestra amistad. -¿Cuantos insomnios me hacen falta paraderrumbar el muro de la duda?¿Cuántas sombras? ¿Cuántas luchas?Hoy tengo que saber -antes que despiertes-si la mañana es la que alumbra,o si eres tú la que alumbra la mañana. -A las doce de la noche, por las puertas de la gloriay al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre,sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria,San Silvestre.Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara,de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión;y el anillo de su diestra hecho cual si fuese paraSalomón.Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina,y su capa raras piedras de una ilustre Visapur;y colgada sobre el pecho resplandece la divinaCruz del Sur.Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barcodonde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero?Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arcodel Arquero.A la orilla del abismo misterioso de lo Eternoel inmenso Sagitario no se cansa de flechar;le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Inviernoy le cubre los riñones el vellón azul del mar.Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora;doce aljabas cada año para él trae el rey Enero;en la sombra se destaca la figura vencedoradel Arquero.Al redor de la figura del gigante se oye el vuelomisterioso y fugitivo de las almas que se van,y el ruido con que pasa por la bóveda del cielocon sus alas membranosas el murciélago Satán.San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes,del celeste Vaticano se detiene en los umbralesmientras himnos y motetes canta un coro de laúdesinmortales.Reza el santo y pontifica y al mirar que viene el barcodonde en triunfo llega Enero,ante Dios bendice al mundo y su brazo abarca el arcoy el Arquero. -La vejez en los pueblos.El corazón sin dueño.El amor sin objeto.La hierba, el polvo, el cuervo.¿Y la juventud?En el ataúd.El árbol, solo y seco.La mujer, como un leñode viudez sobre el lecho.El odio, sin remedio.¿Y la juventud?En el ataúd. -Pasa el cuervoen el temblor de un pierompe un vasosobre la colección de mesas.Es un filme de atolondrados,por orden cronológicosobre una casa heridamandan los retratos.La mano de la noche plantala mentira sin cobrarnos.Baja el tono del dolorbaja la ausenciade no vernos mirar,brota la sangre del relojtomo unas servilletas y me cubro.-no encuentro las llaves, la fecha,la campana de llamar al costureroque detenga este fluir de cuervosPero en el dorso del vasoque aún registra el cataclismose van rompiendo los tiempos. -Pueblo, aquí decidiste dar tu manoal perseguido obrero de la pampa, y llamaste,llamaste al hombre, a la mujer, al niño,hace un año, a esta Plaza.Y aquí cayó tu sangre.En medio de la patria fue vertida,frente al palacio, en medio de la calle,para que la mirara todo el mundoy no pudiera borrarla nadie,y quedaron sus manchas rojascomo planetas implacables.Fue cuando mano y mano de chilenoalargaron sus dedos a la pampa,y con el corazón enteroiría la unidad de sus palabras:fue cuando ibas, pueblo, a cantaruna vieja canción con lágrimas,con esperanza y con dolores:vino la mano del verdugoy empapó de sangre la plaza! -¡Oh vírgenes rebeldes y sumisas:convertidme en el fiel reclinatoriode vuestros codos y vuestras sonrisasy en la fragua sangrienta del holgorioen que quieren quemarse vuestras prisas!...¡Oh botones baldíos en el huertode una resignación llena de abrojos:lloráis un bien que, sin nacer, ha muerto,y a vuestra pura lápida conciertolos fraternales llantos de mis ojos!...¡Hermanas mías, todas,las que, contentas con el limpio dañode la virginidad, vais en las bodascelestes, por llevar sobre las finasy litúrgicas palmas y en el pañode la eterna Pasión, clavos y espinas;y vosotras también, las de la hogueracarnal en la vendimia y el chubasco,en el invierno y en la primavera;las del nítido viaje de Damascoy las que en la renuncia llana y lisade la tarde, salís a los balconesa que beban la brisalos sexos, cual sañudos escorpiones!¡El tiempo se desboca; el torbellinoos arrastra al fatal despeñaderode la Muerte; en las sombras adivinovuestro desnudo encanto volandero;y os quisieran ceñir mis manos fieles,por detener vuestra caída oscuracon un lúbrico lazo de claveleslazado a cada virginal cintura!¡Vírgenes fraternales: me consumoen el álgido, afán de ser el humoque se alza en vuestro aceitea hora y a deshora,y de encarnar vuestro primer deleitecuando se filtra la modesta aurora,por la jactancia de la bugambilia,en las sábanas de vuestra vigilia! -No de fino diamante o rubí ardiente(Luces brillando aquel, este centellas)Crespo volumen vio de plumas bellasNacer la gala más vistosamente,Que obscura el vuelo, y con razón doliente,De la perla católica que sellas,A besar te levantas las estrellas,Melancólica aguja, si luciente.Pompa eres de dolor, seña no vanaDe nuestra vanidad. Dígalo el viento,Que ya de aromas, ya de luces, tantoHumo te debe. ¡Ay, ambición humana,Prudente pavón hoy con ojos ciento,Si al desengaño se los das y al llanto! -Paso que pasarostro que pasabasqué más quiereste mirodespués me olvidarédespués y solosolo y despuésseguro que me olvidoPaso que pasasrostro que pasabasqué más quiereste quierote quiero sólo doso tres minutospara conocerte másno tengo tiempo.Paso que pasasrostro que pasabasqué más quieresay noay no me tientesque si nos tentamosno nos podremos olvidaradiós. -¡Oh corvas almas, oh facinorososespíritus furiosos!¡Oh varios pensamientos insolentes,deseos delincuentes,cargados sí, mas nunca satisfechos;alguna vez cansados,ninguna arrepentidos,en la copia crecidos,y en la necesidad desesperados!De vuestra vanidad, de vuestro vuelo,¿qué abismo está ignorado?Todos los senos que la tierra calla,las llanuras que borra el Oceanoy los retiramientos de la noche,de que no ha dado el sol noticia al día,los sabe la codicia del tirano.Ni horror, ni religión, ni piedad, juntos,defienden de los vivos los difuntos.A las cenizas y a los huesos llega,palpando miedos, la avaricia ciega.Ni la pluma a las aves,ni la garra a las fieras,ni en los golfos del mar, ni en las riberasel callado nadar del pez de plata,les puede defender del apetito;y el orbe, que infinitoa la navegación nos parecía,es ya corto distritopara las diligencias de la gula,pues de esotros sentidos acumulael vasallaje, y ella se levantacon cuanto patrimoniotienen, y los confunde en la garganta.Y antes que las desórdenes del vientresatisfagan sus ímpetus violentos,yermos han de quedar los elementos,para que el orbe en sus angustias entre.Tú, Clito, entretenida, mas no llena,honesta vida gastarás contigo;que no teme la invidia por testigo,con pobreza decente, fácil cena.Más flaco estará, ¡oh Clito!,pero estará más sano,el cuerpo desmayado que el ahíto;y en la escuela divina,el ayuno se llama medicina,y esotro, enfermedad, culpa y delito.El hombre, de las piedras descendiente(¡dura generación, duro linaje!),osó vestir las plumas;osó tratar, ardiente,las líquidas veredas; hizo ultrajeal gobierno de Eolo;desvaneció su presunción Apolo,y en teatro de espumas,su vuelo desatado,yace el nombre y el cuerpo justiciado,y navegan sus plumas.Tal has de padecer, Clito, si subesa competir lugares con las nubes.De metal fue el primeroque al mar hizo guadaña de la muerte:con tres cercos de aceroel corazón humano desmentía.Éste, con velas cóncavas, con remos,(¡oh muerte!, ¡oh mercancía!),unió climas extremos;y rotos de la tierralos sagrados confines,nos enseñó, con máquinas tan fieras,a juntar las riberas;y de un leño, que el céfiro se sorbe,fabricó pasadizo a todo el orbe,adiestrando el error de su caminoen las señas que hace, enamorada,la piedra imán al Norte,de quien, amante, quiere ser consorte,sin advertir que, cuando ve la estrella,desvarían los éxtasis en ella.Clito, desde la orillanavega con la vista el Oceano:óyele ronco, atiéndele tirano,y no dejes la choza por la quilla;pues son las almas que respira Traciay las iras del Noto,muerte en el Ponto, música en el soto.Profanó la razón, y disfamóla,mecánica codicia diligente,pues al robo de Oriente destinada,y al despojo precioso de Occidente,la vela desatada,el remo sacudido,de más riesgos que ondas impelido,de Aquilón enojado,siempre de invierno y noche acompañado,del mar impetüoso(que tal vez justifica el codicioso)padeció la violencia,lamentó la inclemencia,y por fuerza piadoso,a cuantos votos dedicaba a gritos,previno en la bonanzaotros tantos delitos,con la esperanza contra la esperanza.Éste, al sol y a la luna,que imperio dan, y templo, a la Fortuna,examinando rumbos y concetos,por saber los secretosde la primera madreque nos sustenta y cría,de ella hizo miserable anatomía.Despedazóla el pecho,rompióle las entrañas,desangróle las venasque de estimado horror estaban llenas;los claustros de la muerte,duro, solicitó con hierro fuerte.¿Y espantará que tiemble algunas veces,siendo madre y robadadel parto, a cuanto vive, preferido?No des la culpa al viento detenido,ni al mar por proceloso:de ti tiembla tu madre, codicioso.Juntas grande tesoro,y en Potosí y en Limaganas jornal al cerro y a la sima.Sacas al sueño, a la quietud, desvelo;a la maldad, consuelo;disculpa, a la traición; premio, a la culpa;facilidad, al odio y la venganza,y, en pálido color, verde esperanza,y, debajo de llave,pretendes, acuñados,cerrar los dioses y guardar los hados,siendo el oro tirano de buen nombre,que siempre llega con la muerte al hombre;mas nunca, si se advierte,se llega con el hombre hasta la muerte.Sembraste, ¡oh tú, opulento!, por los vasos,con desvelos de la arte,desprecios del metal rico, no escasos;y en discordes balanzas,la materia vencida,vanamente podrás después preciarteque induciste en la sed dos destemplanzas,donde tercera, aún hoy, delicia alcanzas.Y a la Naturaleza, pervertidacon las del tiempo intrépidas mudanzas,transfiriendo al licor en el estíoprisión de invierno frío,al brindis luego el apetito neciodel murrino y cristal creció ansí el precio:que fue pompa y grandezadisipar los tesorospor cosa, ¡oh vicio ciego!,que pudiese perderse toda, y luego.Tú, Clito, en bien compuestapobreza, en paz honesta,cuanto menos tuvieres,desarmarás la mano a los placeres,la malicia a la invidia,a la vida el cuidado,a la hermosura lazos,a la muerte embarazos,y en los trances postreros,solicitud de amigos y herederos.Deja en vida los bienes,que te tienen, y juzgas que los tienes.Y las últimas horasserán en ti forzosas, no molestas,y al dar la cuenta excusarás respuestas.Fabrica el ambiciosoya edificio, olvidadodel poder de los días;y el palacio, crecido,no quiere darse, no, por entendidodel paso de la edad sorda y ligera,que, fugitiva, calla,y en silencio mordaz, mal advertido,digiere la muralla,los alcázares lima,y la vida del mundo, poco a poco,o la enferma o lastima.Los montes invencibles,que la Naturalezaeminentes crió para sí sola(paréntesis de reinos y de imperios),al hombre inaccesibles,embarazando el suelocon el horror de puntas desiguales,que se oponen, erizo bronco, al cielo,después que les sacó de sus entrañasla avaricia, mostrándola a la tierra,mentida en el color de los metales,cruda y preciosa guerra,osó la vanidad cortar sus cimasy, desde las cervices,hender a los peñascos las raíces;y erudito ya el hierro,porque el hombre acompañecon magnífico adorno sus insultos,los duros cerros adelgaza en bultos;y viven los colladosen atrios y en alcázares cerrados,que apenas los cubríael campo eterno que camina el día.Desarmaron la orilla,desabrigaron valles y llanurasy borraron del mar las señas duras;y los que en pie estuvieron,y eminentes rompieronla fuerza de los golfos insolentes,y fueron objeción, yertos y fríos,de los atrevimientos de los ríos,agora navegados,escollos y collados,los vemos en los pórticos sombríos,mintiendo fuerzas y doblando pechos,aun promontorios sustentar los techos.Y el rústico linaje,que fue de piedra dura,vuelve otra vez viviente en escultura.Tú, Clito, pues le debesa la tierra ese vaso de tu vida,en tan poca ceniza detenida,y en cárceles tan frágiles y breveshospedas alma eterna,no presumas, ¡oh Clito!, oh, no presumasque la del alma casa, tan modernay de tierra caduca,viva mayor posada que ella vive,pues que en horror la hospeda y la recibe.No sirve lo que sobra,y es grande acusación la grande obra;sepultura imagina el aposento,y el alto alcázar vano monumento.Hoy al mundo fatiga,hambrienta y con ojos desvelados,la enfermedad antigaque a todos los pecadosadelantó en el cielo su malicia,en la parte mejor de su milicia.Invidia, sin color y sin consuelo,mancha primera que borró la vidaa la inocencia humana,de la quietud y la verdad tirana;furor envejecido,del bien ajeno, por su mal, nacido;veneno de los siglos, si se advierte,y miserable causa de la muerte.Este furor eterno,con afrenta del sol, pobló el infierno,y debe a sus intentos ciegos, vanos,la desesperación sus ciudadanos.Ésta previno, avara,al hombre las espinas en la tierra,y el pan, que le mantiene en esta guerra,con sudor de sus manos y su cara.Fue motín porfiadoen la progenie de Abraham eterna,contra el padre del pueblo endurecido,que dio por ellos el postrer gemido.La invidia no combatelos muros de la tierra y mortal vida,si bien la salud propria combatidadeja también; sólo pretende palmade batir los alcázares de l'alma;y antes que las entrañassientan su artillería,aprisiona el discurso, si porfía.Las distantes llanuras de la tierraa dos hermanos fueronangosto espacio para mucha guerra.Y al que Naturalezahizo primero, pretendió por doloque la invidia mortal le hiciese solo.Tú, Clito, doctrinadodel escarmiento amigo,obediente a los doctos desengaños,contarás tantas vidas como años;y acertará mejor tu fantasíasi conoces que naces cada día.Invidia los trabajos, no la gloria;que ellos corrigen, y ella desvanece,y no serás horror para la Historia,que con sucesos de los reyes crece.De los ajenos bienesten piedad, y temor de los que tienes;goza la buena dicha con sospecha,trata desconfiado la ventura,y póstrate en la altura.Y a las calamidadesinvidia la humildad y las verdades,y advierte que tal vez se justificala invidia en los mortales,y sabe hacer un bien en tantos males:culpa y castigo que tras sí se viene,pues que consume al proprio que la tiene.La grandeza invidiada,la riqueza molesta y espiada,el polvo cortesano,el poder soberano,asistido de penas y de enojos,siempre tienen quejosos a los ojos,amedrentado el sueño,la consciencia con ceño,la verdad acusada,la mentira asistente,miedo en la soledad, miedo en la gente,la vida peligrosa,la muerte apresurada y belicosa.¡Cuán raros han bajado los tiranos,delgadas sombras, a los reinos vanosdel silencio severo,con muerte seca y con el cuerpo entero!Y vio el yerno de Cerespocas veces llegar, hartos de vida,los reyes sin veneno o sin herida.Sábenlo bien aquellosque de joyas y orociñen medroso cerco a los cabellos.Su dolencia mortal es su tesoro;su pompa y su cuidado, sus legiones.Y el que en la variedad de las nacionesse agrada más, y crecelos ambiciosos títulos profanos,es, cuanto más se precia de monarca,más ilustre desprecio de la Parca.El africano duroque en los Alpes vencer pudo el invierno,y a la Naturalezade su alcázar mayor la fortaleza;de quien, por darle paso al señorío,la mitad de la vista cobró el frío,en Canas, el furor de sus soldados,con la sangre de venas consulares,calentó los sembrados,fue susto del imperio,hízole ver la cara al captiverio,dio noticia del miedo su osadíaa tanta presunción de monarquía.Y peregrino, desterrado y presopoco después por desdeñoso hado,militó contra sí desesperado.Y vengador de muertes y vitorias,y no invidioso menos de sus glorias,un anillo piadoso,sin golpe ni herida,más temor quitó en Roma que en él vida.Y ya, en urna ignorada,tan grande capitán y tanto miedopeso serán apenas para un dedo.Mario nos enseñó que los trofeosllevan a las prisiones,y que el triunfo que ordena la Fortuna,tiene en Minturnas cerca la laguna.Y si te acercas más a nuestros días,¡oh Clito!, en las historiasverás, donde con sangre las memoriasno estuvieren borradas,que de horrores manchadasvidas tantas están esclarecidas,que leerás más escándalos que vidas.Id, pues, grandes señores,a ser rumor del mundo;y comprando la guerra,fatigad la paciencia de la tierra,provocad la impaciencia de los marescon desatinos nuevos,sólo por emular locos mancebos;y a costa de prolija desventura,será la aclamación de su locura.Clito, quien no pretende levantarsepuede arrastrar, mas no precipitarse.El bajel que navegaorilla, ni peligra ni se anega.Cuando Jove se enoja soberano,más cerca tiene el monte que no el llano,y la encina en la cumbreteme lo que desprecia la legumbre.Lección te son las hojas,y maestros las peñas.Avergüénzate, ¡oh Clito!,con alma racional y entendimiento,que te pueda en Españallamar rudo discípulo una caña;pues si no te moderas,será de tus costumbres, a su modo,verde reprehensión el campo todo. -Yo era en mis sueños, don Ramón, viajerodel áspero camino, y tú, Carontede ojos de llama, el fúnebre barquerode las revueltas aguas de Aqueronte.Plúrima barba al pecho te caía.(Yo quise ver tu manquedad en vano.)Sobre la negra barca aparecíatu verde senectud de dios pagano.Habla, dijiste, y yo: cantar quisieraloor de tu Don Juan y tu paisaje,en esta hora de verdad sincera.Porque faltó mi voz en tu homenaje,permite que en la pálida riberate pague en áureo verso mi barcaje. -Sobre la nieve se oye resbalar la nocheLa canción caía de los árbolesY tras la niebla daban vocesDe una mirada encendí mi cigarroCada vez que abro los labiosInundo de nubes el vacíoEn el puertoLos mástiles están llenos de nidosY el vientogime entre las alas de los pájarosLAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTOYo en la orilla silbandoMiro la estrella que humea entre mis dedos -Una rosa en el alto jardín que tú deseas.Una rueda en la pura sintaxis del acero.Desnuda la montaña de niebla impresionista.Los grises oteando sus balaustradas últimas.Los pintores modernos en sus blancos estudios,cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.En las aguas del Sena un ice-berg de mármolenfría las ventanas y disipa las yedras.El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.Los cristales esquivan la magia del reflejo.El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.La máquina eterniza sus compases binarios.Una ausencia de bosques, biombos y entrecejosyerra por los tejados de las casas antiguas.El aire pulimenta su prisma sobre el mary el horizonte sube como un gran acueducto.Marineros que ignoran el vino y la penumbra,decapitan sirenas en los mares de plomo.La Noche, negra estatua de la prudencia, tieneel espejo redondo de la luna en su mano.Un deseo de formas y límites nos gana.Viene el hombre que mira con el metro amarillo.Venus es una blanca naturaleza muertay los coleccionistas de mariposas huyen.* * *Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,eleva escalinatas y oculta caracolas.Las flautas de madera pacifican el aire.Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.En alta mar les sirve de brújula una rosa.El horizonte virgen de pañuelos heridos,junta los grandes vidrios del pez y de la luna.Una dura corona de blancos bergantinesciñe frentes amargas y cabellos de arena.Las sirenas convencen, pero no sugestionan,y salen si mostramos un vaso de agua dulce.* * *¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!No elogio tu imperfecto pincel adolescenteni tu color que ronda la color de tu tiempo,pero alabo tus ansias de eterno limitado.Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.Huyes la oscura selva de formas increíbles.Tu fantasía llega donde llegan tus manos,y gozas el soneto del mar en tu ventana.El mundo tiene sordas penumbras y desorden,en los primeros términos que el humano frecuenta.Pero ya las estrellas ocultando paisajes,señalan el esquema perfecto de sus órbitas.La corriente del tiempo se remansa y ordenaen las formas numéricas de un siglo y otro siglo.Y la Muerte vencida se refugia temblandoen el círculo estrecho del minuto presente.Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,pides la luz que anima la copa del olivo.Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.Pides la luz antigua que se queda en la frente,sin bajar a la boca ni al corazón del bosque.Luz que temen las vides entrañables de Bacoy la fuerza sin orden que lleva el agua curva.Haces bien en poner banderines de aviso,en el límite oscuro que relumbra de noche.Como pintor no quieres que te ablande la formael algodón cambiante de una nube imprevista.El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.No quieres inventarlos en el mar o en el viento.Estilizas o copias después de haber mirado,con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.Amas una materia definida y exactadonde el hongo no pueda poner su campamento.Amas la arquitectura que construye en lo ausentey admites la bandera como una simple broma.Dice el compás de acero su corto verso elástico.Desconocidas islas desmiente ya la esfera.Dice la línea recta su vertical esfuerzoy los sabios cristales cantan sus geometrías.* * *Pero también la rosa del jardín donde vives.¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!Tranquila y concentrada como una estatua ciega,ignorante de esfuerzos soterrados que causa.Rosa pura que limpia de artificios y croquisy nos abre las alas tenues de la sonrisa(Mariposa clavada que medita su vuelo).Rosa del equilibrio sin dolores buscados.¡Siempre la rosa!* * *¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.No alabo tu imperfecto pincel adolescente,pero canto la firme dirección de tus flechas.Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,tu amor a lo que tiene explicación posible.Canto tu corazón astronómico y tierno,de baraja francesa y sin ninguna herida.Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua,el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.Canto la sirenita de la mar que te cantamontada en bicicleta de corales y conchas.Pero ante todo canto un común pensamientoque nos une en las horas oscuras y doradas.No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.Es primero el amor, la amistad o la esgrima.Es primero que el cuadro que paciente dibujasel seno de Teresa, la de cutis insomne,el apretado bucle de Matilde la ingrata,nuestra amistad pintada como un juego de oca.Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro,rayen el corazón de Cataluña eterna.Estrellas como puños sin halcón te relumbren,mientras que tu pintura y tu vida florecen.No mires la clepsidra con alas membranosas,ni la dura guadaña de las alegorías.Viste y desnuda siempre tu pincel en el airefrente a la mar poblada de barcos y marinos. -No sé de donde regresó el anheloDe volver a cantar como en el tiempoen que tenía entre mi puño el cieloY con una perla azul el pensamiento.De una enlutada nube, la centella,Súbito pez, hendió la noche cálidaY en mí se abrió de nuevo la crisálidaDel verso alado y su bruñida estrella.Ahora ya es el hino centelleanteQue alza hasta Dios la ofrenda poderosaDe su bruñida lanza de diamante.Unidad de la luz sobre la rosa.Y otra vez la conquista alucinanteDe la eterna poesía victoriosa. -Yo soy el anarquista de las bengalas,el anarquista único, el que permanece y pasa:he tenido nombres en los que dormían las frutasde los corazones raros. A todas horas trabajo,y en especial cuando la gente afirmaque no hago nada. Sé lavarme el almasobre papel y nada, colocar bombas de relojeríaen las ciudades que siento en las espaldas,buscarle y con olvido las cosquillas a un amorque prefiguro con distancia y a través de todo esoseguir estando en todas partes habiéndomemarchado.Porque yo soyel anarquista de las bengalas. Cada vezque enciendo una tu corazóny mi corazón se apagan. -Sin aumentar su poder,Júpier ya no merienda,y que el instante comprendala lucidez sin cederel rasguño de la venda.La naturaleza fascinala escama que se inclinatanto al aire que al cristal,cuando hiende el calamara la cipriota divina.Pregunta, deja el reversoel cumpleaño del verso,sonrisa de la toronjala amarilla luz esponja.Fiesta y final de la luz,brillan los huesos en cruz.Azul oscuro la trampa,la tapa sopla y levanta.Salta hasta los mismos ojos,clásicos ya sus antojos.Viene como los cantores,taburete, compás y fines.Silenciosa la sitiería,cumple la orden día por día.Felizmente su papeletatiene la fecha y la glorietade los cantores en la noche,condecorado va en un coche.Las mulas son cascabelesmascan mosquitos y papeles. -¿Pequeño? Aquí en Rijmenamtodo es pequeño.La plazuela es pequeña,las calles son pequeñas,los hombres son pequeños.En Rijmenam todo es pequeño.¿Pequeño? Aquí en la tierratodo es pequeño.El ansia del dinero es pequeña,la crueldad sanguinaria es pequeña,y sobre todo el amor es pequeño.En la tierra todo es pequeño.¿Pequeño? En el universotodo es pequeño.Los quarks son pequeños,los leptones son pequeños,e incluso en cualquier partelos siete enanos son pequeños.Entonces, ¿qué me importa a míque tenga que ser pequeño en el universoo en Rijmenam? -La gota de rocío que en el cálizduerme de la blanquísima azucena,es el palacio de cristal en dondevive el genio feliz de la pureza.Él la da su misterio y poesía,él su aroma balsámico le presta;¡ay de la flor si de la luz al besose evapora esa perla! -Mar armonioso.mar maravilloso,tu salada fragancia,tus colores y músicas sonorasme dan la sensación divina de mi infanciaen que suaves las horasvenían en un paso de danza reposadaa dejarme un ensueño o regalo de hada.Mar armonioso,mar maravillosode arcadas de diamante que se rompen en vuelosrítmicos que denuncian algún ímpetu oculto,espejo de mis vagas ciudades de los cielos,blanco y azul tumultode donde brota un cantoinextinguible,mar paternal, mar santo,mi alma siente la influencia de tu alma invisible.Velas de los Colonesy velas de los Vascos,hostigadas por odios de ciclonesante la hostilidad de los peñascos;o galeras de oro,velas purpúreas de bajelesque saludaron el mugir del toroceleste, con Europa sobre el lomoque salpicaba la revuelta espuma.Magnífico y sonorose oye en las aguas comoun tropel de tropeles,¡tropel de los tropeles de tritones!Brazos salen de la onda, suenan vagas canciones,brillan piedras preciosas,mientras en las revueltas extensionesVenus y el Sol hacen nacer mil rosas. -Tus cuerdas de oro en vibración sonoravuelve a agitar, ¡oh lira!,que en este ambiente, que aromado gira,su inercia sacudiendo abrumadorala mente creadora,de nuevo el fuego de entusiasmo aspira.¡Me hallo en Guernica! Ese árbol que contemplo,padrón es de alta gloria...de un pueblo ilustre interesante historia...,de augusta libertad sencillo templo,que "al mundo dando ejemplo"del patrio amor consagra la memoria.Piérdese en noche de los tiempos densasu origen venerable;mas ¿qué siglo evocar que no nos hablede hechos ligados a su vida inmensa,que en sí sola condensala de una raza antigua e indomable?...Se transforman doquier las sociedades;pasan generaciones;caducan leyes; húndense naciones...y el árbol de las vascas libertadesa futuras edadestrasmite fiel sus santas tradiciones.Siempre inmutables son, bajo este cielo,costumbres, ley, idioma...¡Las invencibles águilas de Romaaquí abatieron su atrevido vuelo,y aquí luctuoso velocubrió la media luna de Mahoma!Nunca abrigaron mercenarias greyeslas ramas seculares,que a Vizcaya cobijan tutelares;y a cuya sombra poderosos reyesdemocráticas leyesjuraban ante jueces populares.¡Salve, roble inmortal! Cuando te nombrarespetuoso mi acento,y en ti se fija ufano el pensamiento,me parece crecer bajo tu sombra,y en tu florida alfombracon lícita altivez la planta asiento.¡Salve! ¡La humana dignidad se encumbraen esta tierra nobleque tú proteges, perdurable roble,que el sol sereno de Vizcaya alumbra,y do el Cosnoaga inmoblellega a tus pies en colosal penumbra!¿En dónde hallar un corazón tan frío,que a tu aspecto no lata,sintiendo que se enciende y se dilata?¿Quién de tu nombre ignora el poderío,o en su desdén impío,tu vejez santa con amor no acata?Allá desde el retiro silenciosodonde del hombre huía"al par que sus derechos defendía",del de Ginebra pensador fogoso,con vuelo poderoso,llegaba a ti la inquieta fantasía;y arrebatado en entusiasmo ardiente"pues nunca helarlo pudode injusta suerte el ímpetu sañudo",postró a tu austera majestad la frentey en página elocuentesupo dejarte un inmortal saludo.La Convención Francesa, de su senove a un tribuno afamado,levantarse de súbito, inspirado,a bendecirte, de emociones lleno...Y del aplauso al truenoretiembla al punto el artesón dorado.Lo antigua que es la libertad proclamas..."¡Tú eres su monumento!"Por eso cuando agita raudo vientola secular belleza de tus ramas,pienso que en mí derramasde aquel genio divino el ígneo aliento.Cual signo suyo mi alma te venera,y cuando aquí me humillode tu vejez ante el eterno brillo,recuerdo, roble augusto, que doquieraque el numen sacro impera,un árbol es su símbolo sencillo.Mas, ¡ah, silencio!... El sol desaparecetras la cumbre vecina,que va envolviendo pálida neblina...se enluta el cielo..., el aire se adormece...tu sombra crece y crece...¡Y sola aquí tu majestad domina! -Te invito, sombra, al aire.Sombra de veinte siglos,a la verdad del aire,del aire, aire, aire.Sombra que nunca salesde tu cueva, y al mundono devolviste el silboque al nacer te dio el aire,del aire, aire, aire.Sombra sin luz, minerapor las profundidadesde veinte tumbas, veintesiglos huecos sin aire,del aire, aire, aire.¡Sombra, a los picos, sombra,de la verdad del aire,del aire, aire, aire! -Sacra planta de Alcides, cuya ramaFue toldo de la yerba, fértil sotoQue al tiempo mil libreas le habéis rotoDe frescas hojas, de menuda grama:Sed hoy testigos destas que derramaLágrimas Licio, y deste humilde votoQue al rubio Febo hace, viendo a ClotoDe su Clori romper la vital trama.Ardiente morador del sacro coro,Si libre a Clori por tus manos dejaDe alguna yerba algún secreto jugo,Tus aras teñirá este blanco toro,Cuya cerviz así desprecia el yugoComo el de Amor la enferma zagaleja. -Érase una viejecitaSin nadita que comerSino carnes, frutas, dulces,Tortas, huevos, pan y pezBebía caldo, chocolate,Leche, vino, té y café,Y la pobre no encontrabaQué comer ni qué beber.Y esta vieja no teníaNi un ranchito en que vivirFuera de una casa grandeCon su huerta y su jardínNadie, nadie la cuidabaSino Andrés y Juan y GilY ocho criados y dos pajesDe librea y corbatínNunca tuvo en qué sentarseSino sillas y sofásCon banquitos y cojinesY resorte al espaldarNi otra cama que una grandeMás dorada que un altar,Con colchón de blanda pluma,Mucha seda y mucho olán.Y esta pobre viejecitaCada año, hasta su fin,Tuvo un año más de viejaY uno menos que vivirY al mirarse en el espejoLa espantaba siempre allíOtra vieja de antiparras,Papalina y peluquín.Y esta pobre viejecitaNo tenía que vestirSino trajes de mil cortesY de telas mil y mil.Y a no ser por sus zapatos,Chanclas, botas y escarpín,Descalcita por el sueloAnduviera la infelizApetito nunca tuvoAcabando de comer,Ni gozó salud completaCuando no se hallaba bienSe murió del mal de arrugas,Ya encorvada como un tres,Y jamás volvió a quejarseNi de hambre ni de sed.Y esta pobre viejecitaAl morir no dejó másQue onzas, joyas, tierras, casas,Ocho gatos y un turpialDuerma en paz, y Dios permitaQue logremos disfrutarLas pobrezas de esa pobreY morir del mismo mal. -Pasan los días como barcos de tiempo. Dejan en su tránsito lentola estela mortal de horas que se alejan.Lo que habita bajo la piel del marcabe en un hombre:tesoros,naufragios.En mi interior de redes guardo restosde esas pequeñas cosas.A veces, al contacto con el vientola memoria azulse eriza en espuma y acuden a la isla que soyviejas heridas que el marno supo ahogar en la marea.Travesaños de agua: el mar. Siempre distancia.Zarpan los días como barcos de tiempo,llevan en su bodega " mira su tránsito lento y lejano-nuestros cuerpos. -De todo lo velado,tenue, lejana y misteriosa surgevaga melancolíaque del ideal al cielo nos conduce.He mirado reflejos de ese cieloen la brillante lumbrecon que ahuyenta las sombras, la miradade sus ojos azules.Leve cadena de oroque una alma a otra alma con sus hilos uneoculta simpatía,que en lo profundo de lo ignoto bulle,y que en las realidades de la vidase pierde y se consumecual se pierde una gota de rocíosobre las yerbas que el sepulcro cubren. -I¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyoy mío, allá en los días del éxtasis ardiente,en los que hasta mis huesos temblaron de tu arrulloy un ancho resplandor creció sobre mi frente.Decía: ¡un hijo!, como el árbol conmovidode primavera alarga sus yemas hacia el cielo.¡Un hijo con los ojos de Cristo engrandecidos,la frente de estupor y los labios de anhelo!Sus brazos en guirnalda a mi cuello trenzados;el río de mi vida bajando a él, fecundo,y mis entrañas como perfume derramadoungiendo con su marcha las colinas del mundo.Al cruzar una madre grávida, la miramoscon los labios convulsos y los ojos de ruego,cuando en las multitudes con nuestro amor pasamos.¡Y un niño de ojos dulces nos dejó como ciegos!En las noches, insomne de dicha y de visiones,la lujuria de fuego no descendió a mi lecho.Para el que nacería vestido de cancionesyo extendía mi brazo, yo ahuecaba mi pecho...El sol no parecíame, para bañarlo, intenso;mirándome, yo odiaba, por toscas, mis rodillas;mi corazón, confuso, temblaba al don inmenso;¡y un llanto de humildad regaba mis mejillas!Y no temí a la muerte, disgregadora impura;los ojos de él libraron los tuyos de la nada,y a la mañana espléndida o a la luz insegurayo hubiera caminado bajo de esa mirada...IIAhora tengo treinta años, y mis sienes jaspeala ceniza precoz de la muerte. En mis días,como la lluvia eterna de los polos, goteala amargura con lágrimas lentas, salobre y fría.Mientras arde la llama del pino, sosegada,mirando a mis entrañas pienso qué hubiera sidoun hijo mío, infante con mi boca cansada,mi amargo corazón y mi voz de vencido.Y con tu corazón, el fruto de veneno,y tus labios que hubieran otra vez renegado.Cuarenta lunas él no durmiera en mi seno,que sólo por ser tuyo me hubiese abandonado.Y en qué huertas en flor, junto a qué aguas corrienteslavara, en primavera, su sangre de mi pena,si fui triste en las landas y en las tierras clementes,y en toda tarde mística hablaría en sus venas.Y el horror de que un día, con la boca quemantede rencor, me dijera lo que dije a mi padre:«¿Por qué ha sido fecunda tu carne sollozantey se henchieron de néctar los pechos de mi madre?»Siento el amargo goce de que duermas abajoen tu lecho de tierra, y un hijo no mecierami mano, por dormir yo también sin trabajosy sin remordimientos, bajo una zarza fiera.Porque yo no cerrara los párpados, y locaescuchase a través de la muerte, y me hincara,deshechas las rodillas, retorcida la boca,si lo viera pasar con mi fiebre en su cara.Y la tregua de Dios a mí no descendiera:en la carne inocente me hirieran los malvados,y por la eternidad mis venas exprimieransobre mis hijos de ojos y de frente extasiados.¡Bendito pecho mío en que a mis gentes hundoy bendito mi vientre en que mi raza muere!¡La cara de mi madre ya no irá por el mundoni su voz sobre el viento, trocada en miserere!La selva hecha cenizas retoñará cien vecesy caerá cien veces, bajo el hacha, madura.Caeré para no alzarme en el mes de las mieses;conmigo entran los míos a la noche que dura.Y como si pagara la deuda de una raza,taladran los dolores mi pecho cual colmena.Vivo una vida entera en cada hora que pasa;como el río hacia el mar, van amargas mis venas.Mis pobres muertos miran el sol y los ponientescon un ansia tremenda, porque ya en mí se ciegan.Se me cansan los labios de las preces fervientesque antes que yo enmudezca por mi canción entregan.No sembré por mi troje, no enseñé para hacermeun brazo con amor para la hora postrera,cuando mi cuello roto no pueda sostenermey mi mano tantee la sábana ligera.Apacenté los hijos ajenos, colmé el trojecon los trigos divinos, y sólo a Ti espero,¡Padre nuestro que estás en los cielos!, recogemi cabeza mendiga, si en esta noche muero. -En la noche, tu mirada abolidaespía entre juncales de negrura:no acepta de las sombrassu indiferencia, su aparenteestar ajeno a quienlas mira. Piensa"como piensa el mirar, absortobajo los párpados"si es nada lo que no ve, o si nadason sus ojos porque no ven.¿Hay diferencia?Porque duda o no sabesigue buscando, y en la dudauna lumbre modesta se abre paso,pone su calal fondo de los ojos.Quien mira sabeque algo le está mirando.Porque la noche lo permite,no buscas en su negrura siluetasni bultos para desmentir la nada,buscas sus ojos que te están buscandosobre un hilo que entonces se ilumina. -Cien sonetos de amorCotapos dice que tu risa caecomo un halcón desde una brusca torrey, es verdad, atraviesas el follaje del mundocon un solo relámpago de tu estirpe celesteque cae, y corta, y saltan las lenguas del rocío,las aguas del diamante, la luz con sus abejasy allí donde vivía con su barba el silencioestallan las granadas del sol y las estrellas,se viene abajo el cielo con la noche sombría,arden a plena luna campanas y claveles,y corren los caballos de los talabarteros:porque tú siendo tan pequeñita como eresdejas caer la risa desde tu meteoroelectrizando el nombre de la naturaleza. -Profanas candelas te conducenpermanentemente a callejones sin salida,huecos donde pierden el perfil las cariciasy la sombra aborrece la salada fluidezde la almendra.Básicamentees el viento quien esta tardepone el dedo en la llaga,conscientede su poder evocador de bramidos y naufragios,cuando empieza a narcotizartela rutina, y los sonetosno aportan un grano de arena al espejoque se encorva al final del pasillo.!Qué lujo hubiera sidopoder atisbar ese mar azul,jardín de flores mestizascon los estambres cargados de poleny el diálogo siempre en clave! -Sentado Endimión al pie de Atlante,enamorado de la Luna hermosa,dijo con triste voz y alma celosa:«En tus mudanzas, ¿quién será constante?Ya creces en mi fe, ya estás menguante,ya sales, ya te escondes desdeñosa,ya te muestras serena, ya llorosa,ya tu epiciclo ocupas arrogante;ya los opuestos indios enamoras,y me dejas muriendo todo el día,o me vienes a ver con luz escasa».Oyóle Clicie, y dijo: «¿Por qué lloras,pues amas a la Luna que te enfría?¡Ay de quien ama al sol que solo abrasa!». -Crecen los gorriones en el aire,y la música infantil de alguna flautasostiene el mediodía.A duras penasel libro nos retiene.Algún amor vendráal zócalo azul de la ventanapara a un país más bello rescatarnos.A cada instanteel dedo de algún ángel desmoronala carne contenida. Tras el cristalla mirada de un pájaro "la alegríainfantil en los ojos del niño.Aire por todas partesrevolviendo los pliegues del hastío,elevando la falda enamoradade la mujer.Y tiembla el corazónen la dicha de la piel que imagina.Es aire.Y luz que cierra el libro y adormece los párpados,es sed de barcos,de bocas deliciosas.Es hambre de islas lejanísimas. -Inmóvil en la luz, pero danzante,tu movimiento a la quietud se críaen la cima del vértigo se alíadeteniendo, no al vuelo, sí al instante.Luz que no se derrama, ya diamante,detenido esplendor del mediodía,sol que no se consume ni se enfríade cenizas y fuego equidistante.Espada, llama, incendio cincelado,que ni mi sed aviva ni la mata,absorta luz, lucero ensimismado:tu cuerpo de sí mismo se desatay cae y se dispersa tu blancuray vuelves a ser agua y tierra oscura. -Arrecia en mí la vida con las primeras sombras.Al término del día, concluida la tarea,cuando la luz se inflama, anaranjada,en muros y parterres,cuando el limpio negror de la pizarrafinge la transparencia de un espejoque baña por igual a cuervos y gaviotas,algo insiste en mi ánimo,algo que azuza y dicta en mi silenciocon urgencia inequívoca.Semejante al deseo, aunque desnudade su terca ceguera,esa voz me conmina al desconcierto.Con la chaqueta puesta,abstraído testigo de mis pasos,desciendo la escalera.La frescura del aire de septiembreda en mi rostro y avivala quietud suburbanaque he aprendido, al fin, a llamar hogar:setos que encierran mínimos jardines,visillos cuya tenuidad suavizaesta fuga infinita de fachadas.Su nada no es hostil:más bien, permite ampliar el laberintocon que la soledad, atenta, nos regala.La calle es una ayuda,la escena pertinaz de mi impaciencia.Sus porches y ventanasdonde nadie se asoma,donde la luz husmea, tangencial,ciñendo el revolar de los gorriones,sirven de guía al círculo viciosodel pensamiento. Sigo su trayecto:el destino soy yo, la imposibilidadde hurtarme a la conciencia que me piensa.Camino, me contemplo caminarpor esta red de calles en penumbra,y vuelvo a ser el frutode una disociación: el gozo de vivir,la seca lucidez que me consume.Arriba, sobre el negro fulgente de las tejas,el cielo es un añil ultramarino.Lo descubren mis ojos por azar,llamados por el grito de los patos.Inquietos, se diría que escapan de la noche.O que corren con prisa su telón.Su rectitud me asombra,el fiel automatismo del instintoapuntalando las generaciones:son, están en su mundo,nada puede apartarlos del centro en que respiran.Por contraste, su sinrazón nos niega,desmiente cuanto somos y aprendemos a ser.La flor, el animal, son símbolos, no metas:si crecen sin error, no es por libre albedrío.Vira la luz a púrpura, de pronto.Abstraído testigo de mis rondas,me sorprendo en la orilla del pantano,junto al puente de hierro y los juncales.En la plata rugosa de sus aguasmi rostro no es mi rostrosino el de alguien, mudo,que al mirarse me piensa.Estoy entre dos centros, soy el tránsitoentre el gesto que es y el gesto que percibo.En ese hueco están mis muchos tiempos,las posibilidades de una vida,incluso si vivir es la amarguraque anticipa su término.Llegado a la raíz del laberinto"yo mismo",no dudo al elegir la voz de los sentidos,el temblor insidioso que recorre mi sangre.En la otra orilla, un bastidor de choposhurta la luz final del día, y en las aguasel viento eriza espumas fantasmales,volutas del otoño que no llega.Las sombras se apelmazan.Arrecia en mí la vida y me confirma. -De oleaje tú de entrega de redivivas muertesen el la maramorplenamente amadatu néctar piel de pétalo desnudatus bipanales senos de suave plena lunacon su eromiel y zumbos y ritmos y mareastus tús y más que tústan eco de eco míoy llamarada suya de la muy sacra cripta mía tuyadame tuBalaúa -Los amorosos callan.El amor es el silencio más fino,el más tembloroso, el más insoportable.Los amorosos buscan,los amorosos son los que abandonan,son los que cambian, los que olvidan.Su corazón les dice que nunca han de encontrar,no encuentran, buscan.Los amorosos andan como locosporque están solos, solos, solos,entregándose, dándose a cada rato,llorando porque no salvan al amor.Les preocupa el amor. Los amorososviven al día, no pueden hacer más, no saben.Siempre se están yendo,siempre, hacia alguna parte.Esperan,no esperan nada, pero esperan.Saben que nunca han de encontrar.El amor es la prórroga perpetua,siempre el paso siguiente, el otro, el otro.Los amorosos son los insaciables,los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.Los amorosos son la hidra del cuento.Tienen serpientes en lugar de brazos.Las venas del cuello se les hinchantambién como serpientes para asfixiarlos.Los amorosos no pueden dormirporque si se duermen se los comen los gusanos.En la oscuridad abren los ojosy les cae en ellos el espanto.Encuentran alacranes bajo la sábanay su cama flota como sobre un lago.Los amorosos son locos, sólo locos,sin Dios y sin diablo.Los amorosos salen de sus cuevastemblorosos, hambrientos,a cazar fantasmas.Se ríen de las gentes que lo saben todo,de las que aman a perpetuidad, verídicamente,de las que creen en el amorcomo una lámpara de inagotable aceite.Los amorosos juegan a coger el agua,a tatuar el humo, a no irse.Juegan el largo, el triste juego del amor.Nadie ha de resignarse.Dicen que nadie ha de resignarse.Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,la muerte les fermenta detrás de los ojos,y ellos caminan, lloran hasta la madrugadaen que trenes y gallos se despiden dolorosamente.Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,a mujeres que duermen con la mano en el sexo,complacidas,a arroyos de agua tierna y a cocinas.Los amorosos se ponen a cantar entre labiosuna canción no aprendida,y se van llorando, llorando,la hermosa vida. -Cayó el alma en el pozo de la nochey desde abajo, desde lo más hondo,ve la luna de junio maduraren la brisa, que trae enloquecidoscantos de ruiseñores africanos. -Yo quisiera salvar esa distanciaese abismo fatal que nos divide,y embriagarme de amor con la fraganciamística y pura que tu ser despide.Yo quisiera ser uno de los lazoscon que decoras tus radiantes sienes;yo quisiera en el cielo de tus brazosbeber la gloria que en los labios tienes.Yo quisiera ser agua y que en mis olas,que en mis olas vinieras a bañarte,para poder, como lo sueño a solas,¡a un mismo tiempo por doquier besarte!Yo quisiera ser lino y en tu lecho,allá en la sombra, con ardor cubrirte,temblar con los temblores de tu pecho¡y morir de placer al comprimirte!¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisierallevarte en mí como la nube al fuego,mas no como la nube en su carrerapara estallar y separarse luego!Yo quisiera en mí mismo confundirte,confundirte en mí mismo y entrañarte;yo quisiera en perfume convertirte,¡convertirte en perfume y aspirarte!¡Aspirarte en un soplo como esencia,y unir a mis latidos tus latidos,y unir a mi existencia tu existencia,y unir a mis sentidos tus sentidos!¡Aspirarte en un soplo del ambiente,y así verte sobre mi vida en calma,toda la llama de tu pecho ardientey todo el éter del azul de tu alma!Aspirarte, mujer... De ti llamarme,y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,y en ciego, y sordo, y mudo consagrarmeal deleite supremo de sentirte¡y a la dicha suprema de adorarte! -Abril, sin tu asistencia clara, fuerainvierno de caídos esplendores;mas aunque abril no te abra a ti sus flores,tú siempre exaltarás la primavera.Eres la primavera verdadera;rosa de los caminos interiores,brisa de los secretos corredores,lumbre de la recóndita ladera.¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,abrazados los dos, sea tu risael surtidor de nuestra sola fuente!Mi corazón recojerá tu rosa,sobre mis ojos se echará tu brisa,tu luz se dormirá sobre mi frente... -Una bestia terrible resbala sobre todo:terrible como decir "yo permanezco",de la tribu que puede cruzar sobre una hoja de afeitartomándose su tiempo,arrastrando su fuerza pausadamentesobre el agudo diminuto abismoque separa un lado de otro lado.Y no puedo ver la sonrisa de esta casi cosatras su hazaña que no puedo imitar,yo, frágil materia que sólo puede aplastarla,ella, como casi todas las cosas, fuerte gelatinadeterminada a seguir sin que yo exista.Para mí, la certeza es el brilloso camino de su nunca. -Llegué a Valladolid; registré luegoDesde el bonete al clavo de la mula;Guardo el registro, que será mi bulaContra el cuidado del señor don Diego.Busqué la Corte en él, y yo estoy ciego,O en la ciudad no está, o se disimula.Celebrando dïetas vi a la gula,Que Platón para todos está en griego.La lisonja hallé y la ceremoniaCon luto, idolatrados los caciques,Amor sin fe, interés con sus virotes.Todo se halla en esta Babilonia,Como en botica, grandes alambiques,Y más en ella títulos que botes. -Del gran Pompeyo el enemigo fuertellega en oscura noche al pobre techo,do Amiclas con seguro y libre pechoni teme daño ni recela muerte.Ya que llamar segunda vez advierte,rogado deja el mal compuesto lecho,y en frágil barca el peligroso estrechorompe, presagio de siniestra suerte.Brama furioso el mar sintiendo el pesoque sostiene, y al tímido pilotoCésar anima, y dice: «Rema amigo,»Rema; no temas infeliz sucesopor más que te contrasten Euro y Noto;la fortuna de César va contigo». -Oh piadosa pared, merecedoraDe que el tiempo os reserve de sus daños,Pues sois tela do justan mis engañosCon el fiero desdén de mi señora,Cubra esas nobles faltas desde ahora,No estofa humilde de flamencos paños(Do el tiempo puede más), sino, en mil años,Verde tapiz de yedra vividora;Y vos, aunque pequeño, fiel resquicio(Porque del carro del cruel destinoNo pendan mis amores por trofeos),Ya que secreto, sedme más propicioQue aquel que fue en la gran ciudad de NinoBarco de vistas, puente de deseos. -Por las ramas del laurelvi dos palomas oscuras.La una era el sol,la otra la luna.«Vecinita», les dije,«¿dónde está mi sepultura?»«En mi cola», dijo el sol.«En mi garganta», dijo la luna.Y yo que estaba caminandocon la tierra por la cinturavi dos águilas de nievey una muchacha desnuda.La una era la otray la muchacha era ninguna.«Aguilitas», les dije,«¿dónde está mi sepultura?»«En mi cola», dijo el sol.«En mi garganta», dijo la luna.Por las ramas del laurelvi dos palomas desnudas.La una era la otray las dos eran ninguna. -Vestida con mantos negrospiensa que el mundo es chiquitoy el corazón es inmenso.Vestida con mantos negros.Piensa que el suspiro tiernoy el grito, desaparecenen la corriente del viento.Vestida con mantos negros.Se dejó el balcón abiertoy el alba por el balcóndesembocó todo el cielo.¡Ay yayayayay,que vestida con mantos negros! -AMO, Valparaíso, cuanto encierras,y cuanto irradias, novia del océano,hasta más lejos de tu nimbo sordo.Amo la luz violeta con que acudesal marinero en la noche del mar,y entonces eres -rosa de azahares-luminosa y desnuda, fuego y niebla.Que nadie venga con un martillo turbioa golpear lo que amo, a defenderte:nadie sino mi ser por tus secretos:nadie sino mi voz por tus abiertashileras de rocío, por tus escalonesen donde la maternidad salobredel mar te besa, nadie sino mis labiosen tu corona fría de sirena,elevada en el aire de la altura,oceánico amor, Valparaíso,reina de todas las costas del mundo,verdadera central de olas y barcos,eres en mí como la luna o comola dirección del aire en la arboleda.Amo tus criminales callejones,tu luna de puñal sobre los cerros,y entre tus plazas la marineríarevistiendo de azul la primavera.Que se entienda, te pido, puerto mío,que yo tengo derechoa escribirte lo bueno y lo malvadoy soy como las lámparas amargascuando iluminan las botellas rotas. -No eran festones calcinados, ni salamandras, ni murciélagossino tus manos esperando la lluvia.Y la figura exprimida varias veces se te secaba al solen un sueño en que también se marchitaban otros sueños.Con tantas diferencias como granos de arroz, o como cáscarastus manos de pájaros sueltos,tus anillos de afilar los dedos,el torso opíparo de volúmenes,y los cabellos duros, como diablos disecados que ahuyentaban la brisa:la mirada de puñal también se te secaba.Te digo que nono eras todavía aquel adiós que profesabas, ni la idea imprecisaque se tiende a retomar el hilo que la puede acompañar.Con los pies impasibles al frente de todos los desdenes recordadoseras tú mismo sin tu yo,en una oscuridad casi distinta,en el punto más fiel de la prolongación,en la línea exacta entre los dos, o los tres, o los cien que ya no eraso que te habían abandonado tal vez para siempre.Y la sombra invisible que ansiaba levantarte inútilmenteentre mis grandes ganas de llorartese dejaba caer en tus pies asidos al veneno de tu transpiración.Te digo que no,no eran pedazos de recuerdo, ni puentes levadizos,ni siquiera esas serpientes que alguna vez se enredaron en la partidaque jugamos sin terminarnos aún las ganas de ganar la antiguaapuesta;eran tus pies, zapadores sin voz,los que nunca obtuvieron el recuerdo exacto del paisaje, de la salidadel interminable hilo de la planta que no deja de crecerte dentroa pesar de tantas muertes atroces y silenciosque alguna vez, en las casas subterráneas encontraron el bulboen que las viudas negras se escondieron en invierno.Te digo una vez más que noque no eran raíces, ni carajuelos encendidos,ni quelonios agujereados esculcando la arena; no,eran apenas tus pies desgajados y mudos esperpentos de arenaescrutando la tierra para desenterrar los bulbos de los lirios;para desplazar escarabajos de órganos duros y ardientesy profanar las venas crecidas de perdones que no habías cruzadonunca...No había visto tus muslos torcidos brillando al solpero los paseaba con la mano herida de recorrer tus espinascon el dolor de la piel cosida al momentosobre aquellas jicoteas puntiagudas y verdesque comenzaron a salírsete del cuerpo,tanteando el rastro de las bibijaguas por las grietasen que el amarillo de la carne se dejaba descubrirchorreado de sudores en la cicatriz errante de tus cristales,de aquellos cristales que por fin trajeron de una vez el aguapara dejar el brillo de tu cuerpo debajo de un árbol y hacerte de aire,un aire deforme, doblado en las puntas de todos tus dedosy traspasado el recuerdo de todos tus anillos...Un aire ceñido a la periferia recelosa de tu oído,de la masa inconforme que miramos perderse debajo de la sombra;un aire que suena en los huesos quebrados de los insectosy espanta las confesiones de todas tus bocas para dejarse llevaren la plaga de la lengua, con los acentos que burlan la sonrisa,hasta la débil esperanza de la lluvia. -Por los puentes de Zamora,sola y lenta, iba mi alma.No por el puente de hierro,el de piedra es el que amaba.A ratos miraba al cielo,a ratos miraba al agua.Por los puentes de Zamora,sola y lenta, iba mi alma. -Escasas fueron las noches que me gustaron.Cada mañana el humo del café calienteevocaba la bruma de la noche anterior,restos de demasiadas imágenes,lejanas como soles pasados,luces venidas de cosmos extintos.Heridos por el daño con que a solasinquieta lo que no consumamoso de ahogados fuegos se elevan fumarolas,¿qué diremos de la noche si aún goteanen el alba sus momentos,y en el nuevo despertarnos hablan en voz ronca,con algo más vivo aún que las palabras,de un rostro, una voz, una piely piden que palpitende nuevo por nosotros?Viajeros con una brújula antiguaque el rumbo equivoca, los díascaen heridos como pomas.Ley de la gravitación de un destinoque mira lentamente al poniente,como si la figura recostada en el troncohubiera de levantar la mano, asirel fruto, convertir el azar en creencia.Y sin embargo hoy vuelvo a la nochemaldiciendo la experiencia del día,y esta maldita luz, sobre todo,que tanta oscuridad deja en las cosas.De esta mañana sin importanciadesertan las luces como humollevado por el gran viento del norte,girando como un timónhacia las inexpresables ansias de la noche.Pero el humo es apenas una señal de las cosas.Y mientras asciende y se inclinala realidad se fragmentacomo un río que desciende sobre el mapa,como senderos al comenzarlos alcores, como brazos de estatuastallados con la fragilidad del tiempo,rotos como nieve abolidaen la sucesión congelada del tiempo.Después de todo no existe piedad en la vida.Apenas unas migajas de compasiónque a menudo llamamos amistad,ternura, consuelo, cariño. Díasque se cierran como puertas. ¿Podremosempujarlas y abrirlas? ¿Qué resistiráal recuerdo en cada uno de nosotros?Inútiles hipótesis sobre lo irremisible.He parado el reloj y desconectado el teléfono(en estricta observancia de un verso de Auden),cerrado la ventana y apagado los focosbajo la persuasión de esta músicay sus notas dentelleadas como frutosmordidos en otro lugar y a deshora.Y ya que no tenemos un destino asignado,que nadie nunca se preocupó de fijarnuestro lugar entre estrellas,baste el roce de una piel,el susurro de una voz para iluminarlotodo, aunque sea el destellode un brillo ilusorio y al alborse abra como tapón de desagüe.Quizá sólo esté entregado a apegos extraños,y en mis palabras haya un código oculto,algo que excede a sí mismo y se extiendecomo círculos concéntricos al caer una piedrasobre las aguas verdosas, o el sonarde un señuelo que convence a los pájarosantes de contagiarnos también la felizañagaza de sus cantos de viaje.Cruza la calle y el patio, pon la manoen el pomo, gira la llave. ¿Se ha abiertootra puerta? ¿Hacia dónde?¿Ha entrado luz o negrura en el aire?La pregunta es absurda.Tal vez tú sepas de qué habla este poema,versos que trazan su derivaentre la materia y el anhelo;versos descreídos buscando obtenerpermanencia de la brevedad,un don de lo caído como manzana en la vida.Versos que ahora, simplemente,recobran la ternurade una de las pocas noches que me gustaron. -Señora, Amor es violento,y cuando nos transfiguranos enciende el pensamientola locura.No pidas paz a mis brazosque a los tuyos tienen presos:son de guerra mis abrazosy son de incendio mis besos;y sería vano intentoel tornar mi mente obscurasi me enciende el pensamientola locura.Clara está la mente míade llamas de amor, señora,como la tienda del díao el palacio de la aurora.Y el perfume de tu ungüentote persigue mi ventura,y me enciende el pensamientola locura.Mi gozo tu paladarrico panal conceptúa,como en el santo Cantar:Mel et lac sub lingua tua.La delicia de tu alientoen tan fino vaso apura,y me enciende el pensamientola locura. -Cuba nos une en extranjero suelo,Auras de Cuba nuestro amor desea:Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo,Cuba en tu libro mi palabra sea. -Fuera del mundo que batalla y luceSin recordar a su infeliz cautivo,A un trabajo servil sujeto vivoQue a la muerte temprano me conduce.Mas hay junto a mi mesa una ventanaPor donde entra la luz; y no daríaEste rincón de la ventana mía¡Por la mayor esplendidez humana! -Homenaje a Fray Luis de LeónDel monte en la laderadel espíritu.Sedentario habitantedel espíritu.Orea el huerto el airedel espíritu.Tu plaza recogidadel espíritu.Abre Fray Luis el mundodel espírituy conozca la pazde la materia. -Una mujer en negro y blancodetiene el minuterose cruza de brazossin alfileressin tuercasno sabe lloraresperaque todo haya terminadoque sus zapatos la llevendonde no hay calumnia. -Esta es la canción del bongó:"Aquí el que más fino sea,responde, si llamo yo.Unos dicen: Ahora mismo,otros dicen: Allá voy.Pero mi repique bronco,pero mi profunda voz,convoca al negro y al blanco,que bailan el mismo son,cueripardos y almiprietosmás de sangre que de sol,pues quien por fuera no es de noche,por dentro ya oscureció.Aquí el que más fino sea,responde, si llamo yo.En esta tierra, mulatade africano y español(Santa Bárbara de un lado,del otro lado, Changó),siempre falta algún abuelo,cuando no sobra algún Dony hay títulos de Castillacon parientes en Bondó:Vale más callarse, amigos,y no menear la cuestión,porque venimos de lejos,y andamos de dos en dos.Aquí el que más fino sea,responde si llamo yo.Habrá quién llegue a insultarme,pero no de corazón;habrá quién me escupa en público,cuando a solas me besó...A ése, le digo:"Compadre,ya me pedirás perdón,ya comerás de mi ajiaco,ya me darás la razón,ya me golpearás el cuero,ya bailarás a mi voz,ya pasearemos del brazo,ya estarás donde yo estoy:ya vendrás de abajo arriba,¡que aquí el más alto soy yo! -Despójame del ansia desmedida...Ernestina de ChampourcínComo si deshojaras una rosa excesiva,despójame de tantos anhelos sin perfiles,del deseo roído, de los sueños voracesque avanzan galopantes.Como si desvelaras un enigma tozudo,despójame del llanto de las horas veloces,de la lluvia de ayer, de las aguas ocultasque aún fluyen golpeantes.Como si descalzaras de sus pasos el día,despójame del viento y sus torpezas.¿Será la paz?... Será que la memoria,desnuda ya, se sueña desmedida. -Sin saber que es domingo, ruidoso día de fiesta,va llevando su carga la minúscula hormiga:el trozo de una hoja en perfilada crestacolumpiase oscilante sin impedir que siga.Apenas se apresura, que caminar le cuesta,y se esfuerza consciente pues el deber la obliga,prosiguiendo el sendero, pese a tal lastre, enhiesta,pero sin detenerse ni demostrar fatiga.¿Cómo sigue su rumbo el portentoso insecto,conociendo infalible la dirección que toma?¿Qué indicios lo conducen por previsto trayectoy alcanzar sin perderse el lugar donde vive?¿Será acaso la brisa? ¿O tal vez el aroma?¿Quizá la propia tierra por su altura o declive?¿Cuál será la conciencia de un obrar tan perfecto? -Del León, que en la Silva apenas cabe,O ya por fuerte o ya por generoso,Que a dos Sarmientos, cada cual glorioso,Obedeció mejor que al bastón grave,Real cachorro y pámpano suaveEn este infante en tierna edad dichoso;Cupido con dos soles, que hermosoDe ángel tiene lo que el otro de ave.La alta esperanza en él se vea logradaDel claro padre y de la antigua casaQue a España le da héroes, si no leyes,Tal, que do el Norte yela al mar su espadaTemida, y donde el Sol la arena abrasa,Triunfador siempre, coma con sus reyes. -Cruza callada, y son sus movimientossilenciosa armonía:suenan sus pasos, y al sonar recuerdandel himno alado la cadencia rítmica.Los ojos entreabre, aquellos ojostan claros como el día;y la tierra y el cielo, cuanto abarcan,arden con nueva luz en sus pupilas.Ríe, y su carcajada tiene notasdel agua fugitiva;llora, y es cada lágrima un poemade ternura infinita.Ella tiene la luz, tiene el perfume,el color y la línea,la forma engendradora de deseos,la expresión, fuente eterna de poesía.¿Qué es estúpida? ¡Bah! Mientras callandoguarde oscuro el enigma,siempre valdrá lo que yo creo que callamás que lo que cualquiera otra me diga. -1Señores míos, con diecisiete añosllegué al mercado del amory mucho he aprendido.Malo hubo mucho,pero ése era el juego.Aunque hubo Cosas que sí me molestaron(al fin y al cabo también yo soy persona).Gracias a Dios todo pasa deprisa,la pena incluso; también el amor.¿Dónde están las lágrimas de anoche?¿Dónde la nieve del año pasado?2Claro que con los años una vamás ligera al mercado del amory los abraza por rebaños.Pero los sentimientosse vuelven sorprendentemente fríossi se escatiman tanto(al fin y al cabo no hay provisión que no se acabe).Gracias a Dios todo pasa deprisa,la pena incluso; también el amor.¿Dónde están las lágrimas de anoche?¿Dónde la nieve del año pasado?3Y aunque aprendas bien el tratoen la feria del amor,transformar el placer en calderillanunca resulta fácil.Pero, bien, se consigue.Aunque también envejeces mientras tanto(al fin y al cabo no siempre se tienen diecisiete.)Gracias a Dios todo pasa deprisa,la pena incluso; también el amor.¿Dónde están las lágrimas de anoche?¿Dónde la nieve del año pasado? -El zoco tiene toldosy cenefas azulessobre sacos abiertosque huelen a azafrán y a hierbabuena.El zoco es multitud.En sus paredes se hacinanla seda con la lana,la palma con la piel,la fruta con la sal y los aceites.De sus bóvedas pendela luz de los octógonos.A sus esquinas dan las caravanas.A sus puertas se asoma el zapatero. -La muerte es un jardín de armas oxidadas,frutas de latón corroídas por una lluvia eterna y sulfurosadonde no florece tu risani tu enredadera bruna ebastiana.La muerte es la frontera más allá de tu lechola muralla enferma donde se pudren/tus festivos y legres vestidos.Pensabas asistir a una fiesta,una deliciosa mascaradaPero la muerte es como una autopista negra de eterno dueloahora brilla tu carrito estrelladoulcerado hierrometeoro abandonadosobre una máscara blanca y rota como la carne.la muerte es otro firmamentodonde los pájaros de amarillos destellosno cantan y se desplomancarbonizados en su fuego. -Porque el instante es todo, el besoque se da es un lento disturbio,un fantasma de ceniza:si supiera durar sería fuego.Anega en un frescor inesperadola pasión de los amantes,su ciega soledad.Se disuelve sin másy se nos muerecontra la fría losa de los labios. -Nada a las fuerzas próvidas demando,pues mi propia virtud he comprendido.Me basta oír el perennal ruidoque en la concha marina está sonando.Y un lecho duro y un ensueño blando;y ante la luz, en vela mi sentidopara advertir la sombra que al olvidoel ser impulsa y no sabemos cuándo...Fijar las lonas de mi móvil tiendajunto a los calcinados precipiciosde donde un soplo de misterio ascienda;y al amparo de númenes propicios,en dilatada soledad tremendabruñir mi obra y cultivar mis vicios. -Un día tú dijiste: soy feliz.La tienda azul del mar es mi camisa.Junté en mi percha todo de este mundo:el torso del océano y la brisa.Te fuiste a caminar alegrementepor Chile entero dando Buenos díasal vendedor de anzuelos y pescados,a la mujer inmóvil de la esquina,que abrió, feliz, sus ojos, al oírte,y abrió, también, de golpe, su sombrillas,al sastre que lustraba un saco a cuadros,y a la virtuosa ronda de las niñas.Mas para ti no ha sido aquello mucho.Te diste a hablar también a las semillasde lo que luego fue un oscuro bosque,y aquel carbón del pobre vuelto chispa.Ah..., cuánto conversaste así Neruda.Qué alegre y corto se te puso el día.Y aún quisiste hablar con el silenciopara escuchar el oro de su risa.Después de hacerse tarde regresastea tu conciencia de una flor con firma.Cenaste. Te acostaste. Las estrellasen tu ventana, aguadas, sonreían. -¿Cuándo fue?No lo sé.Agua del recuerdovoy a navegar.Pasó una mulata de oro,y yo la miré al pasar:Moño de seda en la nuca,bata de cristal,niña de espalda reciente,tacón de reciente andar.Caña(febril le dije en mí mismo),cañatemblando sobre el abismo,¿quién te empujará?¿Qué cortador con su mochate cortará?¿Qué ingenio con su trapichete molerá?El tiempo corrió después,corrió el tiempo sin cesar,yo para allá, para aquí,yo para aquí, para allá,para allá, para aquí,para aquí, para allá...Nada sé, nada se sabe,ni nada sabré jamás,nada han dicho los periódicos,nada pude averiguar,de aquella mulata de oroque una vez miré al pasar,moño de seda en la nuca,bata de cristal,niña de espalda reciente,tacón de reciente andar. -«Espíritu que naufragaen medio de un torbellino,porque manda mi destinoque lo que no quiero haga;»frente al empuje brutalde mi terrible pasión,le pregunto a mi razóndónde están el bien y el mal;»quién se equivoca, quién yerra;la conciencia, que me grita:¡Resiste!, llena de cuita,o el titán que me echa en tierra.»Si no es mío el movimientogigante que me ha vencido,¿por qué, después de caído,me acosa el remordimiento?»La peña que fue de cuajoarrancada y que se abisma,no se pregunta a sí mismapor qué cayó tan abajo;»mientras que yo, ¡miserable!,si combato, soy vencido,y si caigo, ya caídoaún me encuentro culpable,»¡y en el fondo de mi mal,ni el triste consuelo sientode que mi derrumbamientofue necesario y fatal!»Así, lleno de ansiedadun hermano me decía,y yo le oí con piedad,pensando en la vanidadde toda filosofía...y clamé, después de oír«Oh mi sabio no saber,mi elocuente no argüir,mi regalado sufrir,mi ganancioso perder!» -Nació en mí, de mis sentimientos,de mi felicidad o de mis tormentos,como nace el pájaro, como nace la flor,como nace el odio o como nace el amor.Surgió así tan instantánea, tan de repente,al meditar las cosas que pasan por mi mente,quizá el pensar alguna idea locase apresuró a surgir, hasta llegar a mi boca.El sabor que tenía era entre dulce y salada,mas no emergió sola, muy pronto acompañadade otras, que parecían dirigir una cascadaque brotaron de mis ojos, sin decirme nada.Lágrima de amor, lágrima de alegría,lágrima de tristeza o de melancolía,si no estuvieras conmigo, mi alma gritaríapues eres desahogo para esta vida mía. -[a]En medio el corazón que ya no cuentaduermevelael tiempo tiempo tiempocamina sin pesquisa imaginable.[b]Me lleno, te llenode verdes sin reposotengocuajado tanto espacio tengoel paladar cansado de tu huidade mi huida: nuestra.[c]En tus manos abandono el sonidola barahúnda del orden que padezcopadeces, padecemoslimpios calzados olorososcalabazas dulces y zumbonas alládonde hallar lo que no tengolo que no tienes, no tenemosvuelapétalo de espejos[d]al norte norte, puro norte de tu espaciomío, tuyo, nuestro enrolladomadeja de aire y mundoen un pozo debajo de la cama[e]alma tuya yo mi alma mimada que no fue de tideja lagunasbruma fango polvopobre araña en el abrigo tan tarde renunciasin tejer amigos a quien no merece-de no llevar los ojos puestos-ser. -Un rato se levanta mi esperanza:mas, cansada de haberse levantado,torna a caer, que deja, mal mi grado,libre el lugar a la desconfianza.¿Quién sufrirá tan áspera mudanzadel bien al mal? ¡Oh corazón cansado!Esfuerza en la miseria de tu estado;que tras fortuna suele haber bonanza.Yo mesmo emprenderé a fuerza de brazosromper un monte, que otro no rompiera,de mil inconvenientes muy espeso.Muerte, prisión no pueden, ni embarazos,quitarme de ir a veros, como quiera,desnudo espirtu o hombre en carne y hueso. -He soñado que el mundo amanecíasin los rostros perversos y alzado sobre el viento:un ámbito dorado, sobre piedras ingrávidas,en donde frescas rosas perfumaban la vista.El horror y la furia, disueltos ya en aromasde viejos vinos y de flores nuevas.Anulado, vencido, había caducadoeste mundo cruel, reino del odio. -¿Por qué esos lirios que los hielos matan?¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?¿Por qué esos pajarillos que sin vuelose mueren en plumón?¿Por qué derrocha el cielo tantas vidasque no son de otras nuevas eslabón?¿Por qué fue dique de tu sangre puratu pobre corazón?¿Por qué no se mezclaron nuestras sangresdel amor en la santa comunión?¿Por qué tú y yo, Teresa de mi almano dimos granazón?¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?¿Por qué y para qué fuimos los dos?¿Por qué y para qué es todo nada?¿Por qué nos hizo Dios? -Al Conde de NieblaEstas que me dictó, rimas sonoras,Culta sí aunque bucólica Talía,Oh excelso Conde, en las purpúreas horasQue es rosas la alba y rosicler el día,Ahora que de luz tu niebla doras,Escucha, al son de la zampoña mía,Si ya los muros no te ven de HuelvaPeinar el viento, fatigar la selva.Templado pula en la maestra manoEl generoso pájaro su pluma,O tan mudo en la alcándara, que en vanoAun desmentir el cascabel presuma;Tascando haga el freno de oro canoDel caballo andaluz la ociosa espuma;Gima el lebrel en el cordón de seda,Y al cuerno al fin la cítara suceda.Treguas al ejercicio sean robusto,Ocio atento, silencio dulce, en cuantoDebajo escuchas de dosel augustoDel músico jayán el fiero canto.Alterna con las Musas hoy el gusto,Que si la mía puede ofrecer tantoClarín "y de la Fama no segundo",Tu nombre oirán los términos del mundo.IDonde espumoso el mar sicilïanoEl pie argenta de plata al Lilibeo,Bóveda o de las fraguas de VulcanoO tumba de los huesos de Tifeo,Pálidas señas cenizoso un llano,Cuando no del sacrílego deseo,Del duro oficio da. Allí una alta rocaMordaza es a una gruta de su boca.Guarnición tosca de este escollo duroTroncos robustos son, a cuya greñaMenos luz debe, menos aire puroLa caverna profunda, que a la peña;Caliginoso lecho, el seno obscuroSer de la negra noche nos lo enseñaInfame turba de nocturnas aves,Gimiendo tristes y volando graves.De este, pues, formidable de la tierraBostezo, el melancólico vacíoA Polifemo, horror de aquella sierra,Bárbara choza es, albergue umbríoY redil espacioso donde encierraCuanto las cumbres ásperas cabrío,De los montes esconde: copia bellaQue un silbo junta y un peñasco sella.Un monte era de miembros eminenteEste que "de Neptuno hijo fiero"De un ojo ilustra el orbe de su frente,Émulo casi del mayor lucero;Cíclope a quien el pino más valienteBastón le obedecía tan ligero,Y al grave peso junco tan delgado,Que un día era bastón y otro cayado.Negro el cabello, imitador undosoDe las oscuras aguas del Leteo,Al viento que lo peina procelosoVuela sin orden, pende sin aseo;Un torrente es su barba, impetuosoQue "adusto hijo de este Pirineo"Su pecho inunda" o tarde, o mal, o en vanoSurcada aun de los dedos de su mano.No la Trinacria en sus montañas, fieraArmó de crueldad, calzó de viento,Que redima feroz, salve ligeraSu piel manchada de colores ciento:Pellico es ya la que en los bosques eraMortal horror al que con paso lentoLos bueyes a su albergue reducía,Pisando la dudosa luz del día.Cercado es, cuando más capaz más lleno,De la fruta, el zurrón, casi abortada,Que el tardo otoño deja al blando senoDe la piadosa yerba encomendada:La serva, a quien le da rugas el heno;La pera, de quien fue cuna dorada,La rubia paja y "pálida turora"La niega avara y pródiga la dora.Erizo es, el zurrón, de la castaña;Y "entre el membrillo o verde o datilado"De la manzana hipócrita, que engaña,A lo pálido no, a lo arrebolado,Y de la encina honor de la montaña,Que pabellón al siglo fue dorado,El tributo, alimento, aunque grosero,Del mejor mundo, del candor primero.Cera y cáñamo unió "que no debiera"Cien cañas, cuyo bárbaro rüido,De más ecos que unió cáñamo y ceraAlbogues, duramente es repetido.La selva se confunde, el mar se altera,Rompe Tritón su caracol torcido,Sordo huye el bajel a vela y remo:¡Tal la música es de Polifemo!Ninfa, de Doris hija, la más bella,Adora, que vio el reino de la espuma.Galatea es su nombre, y dulce en ellaEl terno Venus de sus Gracias suma.Son una y otra luminosa estrellaLucientes ojos de su blanca pluma:Si roca de cristal no es de Neptuno,Pavón de Venus es, cisne de Juno.Purpúreas rosas sobre GalateaLa Alba entre lilios cándidos deshoja:Duda el Amor cuál más su color sea,O púrpura nevada, o nieve roja.De su frente la perla es, eritrea,Émula vana. El ciego dios se enoja,Y, condenado su esplendor, la dejaPender en oro al nácar de su oreja.Invidia de las ninfas, y cuidadoDe cuantas honra el mar deidades, era;Pompa del marinero niño aladoQue sin fanal conduce su venera.Verde el cabello, el pecho no escamado,Ronco sí, escucha a Glauco la riberaInducir a pisar la bella ingrata,En carro de cristal, campos de plata.Marino joven, las cerúleas sienes,Del más tierno coral ciñe Palemo,Rico de cuantos la agua engendra bienes,Del Faro odioso al promontorio extremo;Mas en la gracia igual, si en los desdenesPerdonado algo más que Polifemo,De la que, aún no le oyó, y, calzada plumas,Tantas flores pisó como él espumas.Huye la ninfa bella: y el marinoAmante nadador, ser bien quisiera,Ya que no áspid a su pie divino,Dorado pomo a su veloz carrera;Mas, ¿cuál diente mortal, cuál metal finoLa fuga suspender podrá ligeraQue el desdén solicita? ¡Oh cuánto yerraDelfín que sigue en agua corza en tierra!Sicilia, en cuanto oculta, en cuanto ofrece,Copa es de Baco, huerto de Pomona:Tanto de frutas ésta la enriquece,Cuanto aquél de racimos la corona.En carro que estival trillo parece,A sus campañas Ceres no perdona,De cuyas siempre fértiles espigasLas provincias de Europa son hormigas.A Pales su viciosa cumbre debeLo que a Ceres, y aún más, su vega llana;Pues si en la una granos de oro llueve,Copos nieva en la otra mil de lana.De cuantos siegan oro, esquilan nieve,O en pipas guardan la exprimida grana,Bien sea religión, bien amor sea,Deidad, aunque sin templo, es Galatea.Sin aras, no: que el margen donde paraDel espumoso mar su pie ligero,Al labrador, de sus primicias ara,De sus esquilmos es al ganadero;De la Copia a la tierra poco avaraEl cuerno vierte el hortelano, entero,Sobre la mimbre que tejió prolija,Si artificiosa no, su honesta hija.Arde la juventud, y los aradosPeinan las tierras que surcaron antes,Mal conducidos, cuando no arrastrados,De tardos bueyes cual su dueño errantes;Sin pastor que los silbe, los ganadosLos crujidos ignoran resonantesDe las hondas, si en vez del pastor pobreEl céfiro no silba, o cruje el robre.Mudo la noche el can, el día dormidoDe cerro en cerro y sombra en sombra yace.Bala el ganado; al mísero balido,Nocturno el lobo de las sombras nace.Cébase "y fiero deja humedecidoEn sangre de una lo que la otra pace.¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño,El silencio del can siga y el sueño!La fugitiva Ninfa en tanto, dondeHurta un laurel su tronco al Sol ardiente,Tantos jazmines cuanta yerba escondeLa nieve de sus miembros da una fuente.Dulce se queja, dulce le respondeUn ruiseñor a otro, y dulcementeAl sueño da sus ojos la armonía,Por no abrasar con tres soles el día.Salamandria del Sol, vestido estrellas,Latiendo el Can del cielo estaba, cuando"Polvo el cabello, húmidas centellas,Si no ardientes aljófares, sudando"Llegó Acis, y de ambas luces bellasDulce Occidente viendo al sueño blando,Su boca dio, y sus ojos, cuanto pudo,Al sonoro cristal, al cristal mudo.Era Acis un venablo de Cupido,De un Fauno "medio hombre, medio fiera",En Simetis, hermosa Ninfa, habido;Gloria del mar, honor de su ribera.El bello imán, el ídolo dormido,Que acero sigue, idólatra venera,Rico de cuanto el huerto ofrece pobre,Rinden las vacas y fomenta el robre.El celestial humor recién cuajadoQue la almendra guardó, entre verde y seca,En blanca mimbre se lo puso al ladoY un copo, en verdes juncos, de manteca;En breve corcho, pero bien labrado,Un rubio hijo de una encina hueca,Dulcísimo panal, a cuya ceraSu néctar vinculó la primavera.Caluroso, al arroyo da las manos,Y con ellas, las ondas a su frente,Entre dos mirtos que "de espuma canos",Dos verdes garzas son de la corriente.Vagas cortinas de volantes vanosCorrió Favonio lisonjeramente,A la de viento, cuando no sea camaDe frescas sombras, de menuda grama.La Ninfa, pues, la sonora plataBullir sintió del arroyuelo apenas,Cuando "a los verdes márgenes ingrata"Segur se hizo de sus azucenas.Huyera... mas tan frío se desataUn temor perezoso por sus venas,Que a la precisa fuga, al presto vueloGrillos de nieve fue, plumas de hielo.Fruta en mimbre halló, leche exprimidaEn juncos, miel en corcho, mas sin dueño;Si bien al dueño debe, agradecida,Su deidad culta, venerado el sueño.A la ausencia mil veces ofrecida,Este de cortesía no pequeñoIndicio la dejó "aunque estatua helada"Más discursiva y menos alterada.No al Cíclope atribuye, no, la ofrenda;No a Sátiro lascivo, ni a otro feoMorador de las selvas, cuya riendaEl sueño aflija, que aflojó el deseo.El niño dios, entonces, de la venda,Ostentación gloriosa, alto trofeoQuiere que al árbol de su madre seaEl desdén hasta allí de Galatea.Entre las ramas del que más se lavaEn el arroyo, mirto levantado,Carcaj de cristal hizo, si no aljaba,Su blanco pecho de un arpón dorado.El monstruo de rigor, la fiera bravaMira la ofrenda ya con más cuidado,Y aun siente que a su dueño sea devoto,Confuso alcaide más, el verde soto.Llamáralo, aunque muda; mas no sabeEl nombre articular que más querría,Ni lo ha visto; si bien pincel suaveLo ha bosquejado ya en su fantasía.Al pie "no tanto ya, del temor, grave"Fía su intento; y, tímida, en la umbríaCama de campo y campo de batalla,Fingiendo sueño al cauto garzón halla.El bulto vio y, haciéndolo dormido,Librada en un pie toda sobre él pende"Urbana al sueño, bárbara al mentidoRetórico silencio que no entiende":No el ave reina, así el fragoso nidoCorona inmóvil, mientras no desciende"Rayo con plumas" al milano pollo,Que la eminencia abriga de un escollo,Como la Ninfa bella "compitiendoCon el garzón dormido en cortesía"No sólo para, mas el dulce estruendoDel lento arroyo enmudecer querría.A pesar luego de las ramas, viendoColorido el bosquejo que ya habíaEn su imaginación Cupldo hechoCon el pincel que le clavó su pecho,De sitio mejorada, atenta mira,En la disposición robusta, aquelloQue, si por lo suave no la admira,Es fuerza que la admire por lo bello.Del casi tramontado Sol aspiraA los confusos rayos su cabello;Flores su bozo es cuyas colores,Como duerme la luz, niegan las flores.(En la rústica greña yace ocultoEl áspid del intonso prado ameno,Antes que del peinado jardín cultoEn el lascivo, regalado seno.)En lo viril desata de su vultoLo más dulce el Amor de su veneno:Bébelo Galatea, y da otro paso,Por apurarle la ponzoña al vaso.Acis "aún más, de aquello que dispensaLa brújula del sueño, vigilante",Alterada la Ninfa esté o suspensa,Argos es siempre atento a su semblante,Lince penetrador de lo que piensa,Cíñalo bronce o múrelo diamante:Que en sus Paladiones Amor ciego,Sin romper muros introduce fuego.El sueño de sus miembros sacudido,Gallardo el joven la persona ostenta,Y al marfil luego de sus pies rendido,El coturno besar dorado intenta.Menos ofende el rayo prevenido,Al marinero, menos la tormentaPrevista le turbó, o pronosticada:Galatea lo diga, salteada.Más agradable, y menos zahareña,Al mancebo levanta venturoso,Dulce ya conociéndole y risueña,Paces no al sueño, treguas sí al reposo.Lo cóncavo hacía de una peñaA un fresco sitial dosel umbroso,Y verdes celosías unas yedras,Trepando troncos y abrazando piedras.Sobre una alfombra, que imitara en vanoEl tirio sus matices "si bien eraDe cuantas sedas ya hiló gusanoY artífice tejió la Primavera",Reclinados, al mirto más lozanoUna y otra lasciva, si ligera,Paloma se caló, cuyos gemidos"Trompas de Amor" alteran sus oídos.El ronco arrullo al joven solicita;Mas, con desvíos Galatea suaves,A su audacia los términos limita,Y el aplauso al concento de las aves.Entre las ondas y la fruta, imitaAcis al siempre ayuno en penas graves:Que, en tanta gloria, infierno son no breveFugitivo cristal, pomos de nieve.No a las palomas concedió CupidoJuntar de sus dos picos los rubíesCuando al clavel el joven atrevidoLas dos hojas le chupa carmesíes.Cuantas produce Pafo, engendra Gnido,Negras víolas, blancos alhelíes,Llueven sobre el que Amor quiere que seaTálamo de Acis y de Galatea.IISu aliento humo, sus relinchos fuego"Si bien su freno espumas" ilustrabaLas columnas, Etón, que erigió el Griego,Do el carro de la luz sus ruedas lava,Cuando de amor el fiero jayán ciego,La cerviz oprimió a una roca brava,Que a la playa, de escollos no desnuda,Linterna es ciega y atalaya muda.Árbitro de montañas y ribera,Aliento dio, en la cumbre de la roca,A los albogues que agregó la cera,El prodigioso fuelle de su boca;La Ninfa los oyó, y ser más quisieraBreve flor, yerba humilde y tierra poca,Que de su nuevo tronco vid lasciva,Muerta de amor, y de temor no viva.Mas "cristalinos pámpanos sus brazos"Amor la implica, si el temor la anuda,Al infelice olmo, que pedazosLa segur de los celos hará, aguda.Las cavernas en tanto, los ribazosQue ha prevenido la zampoña ruda,El trueno de la voz fulminó luego:Referillo, Piérides, os ruego.«¡Oh bella Galatea, más süaveQue los claveles que tronchó la aurora;Blanca más que las plumas de aquel aveQue dulce muere y en las aguas mora;Igual en pompa al pájaro que, grave,Su manto azul de tantos ojos doraCuantas el celestial zafiro estrellas!¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!»Deja las ondas, deja el rubio coroDe las hijas de Tetis, y el mar vea,Cuando niega la luz un carro de oro,Que en dos la restituye Galatea.Pisa la arena, que en la arena adoroCuantas el blanco pie conchas platea,Cuyo bello contacto puede hacerlas,Sin concebir rocío, parir perlas.»Sorda hija del mar, cuyas orejasA mis gemidos son rocas al viento:O dormida te hurten a mis quejasPurpúreos troncos de corales ciento,O al disonante número de almejas"Marino, si agradable no, instrumento",Coros tejiendo estés, escucha un díaMi voz, por dulce, cuando no por mía.»Pastor soy, mas tan rico de ganados,Que los valles impido más vacíos,Los cerros desparezco levantadosY los caudales seco de los ríos;No los que, de sus ubres desatados,O derivados de los ojos míos,Leche corren y lágrimas; que igualesEn número a mis bienes son mis males.»Sudando néctar, lambicando olores,Senos que ignora aun la golosa cabraCorchos me guardan, más que abeja floresLiba inquïeta, ingenïosa labra;Troncos me ofrecen árboles mayores,Cuyos enjambres, o el abril los abra,O los desate el mayo, ámbar distilan,Y en ruecas de oro rayos del Sol hilan.»Del Júpiter soy hijo, de las ondas,Aunque pastor; si tu desdén no esperaA que el monarca de esas grutas hondasEn trono de cristal te abrace nuera,Polifemo te llama, no te escondas,Que tanto esposo admira la riberaCual otro no vio Febo más robusto,Del perezoso Volga al Indo adusto.»Sentado, a la alta palma no perdonaSu dulce fruto mi robusta mano;En pie, sombra capaz es mi personaDe innumerables cabras el verano.¿Qué mucho, si de nubes se coronaPor igualarme la montaña en vano,Y en los cielos, desde esta roca, puedoEscribir mis desdichas con el dedo?»Marítimo Alción, roca eminenteSobre sus huevos coronaba, el díaQue espejo de zafiro fue lucienteLa playa azul de la persona mía;Miréme, y lucir vi un sol en mi frente,Cuando en el cielo un ojo se veía:Neutra el agua dudaba a cuál fe preste:O al cielo humano o al cíclope celeste.»Registra en otras puertas el venadoSus años, su cabeza colmilludaLa fiera, cuyo cerro levantado,De helvecias picas es muralla aguda;La humana suya el caminante erradoDio ya a mi cueva, de piedad desnuda,Albergue hoy por tu causa al peregrino,Do halló reparo, si perdió camino.»En tablas dividida, rica naveBesó la playa miserablemente,De cuantas vomitó riquezas grave,Por las bocas del Nilo el Oriente.Yugo aquel día, y yugo bien suave,Del fiero mar a la sañuda frenteImponiéndole estaba, si no al viento,Dulcísimas coyundas mi instrumento,»Cuando, entre globos de agua, entregar veoA las arenas ligurina haya,En cajas los aromas del Sabeo,En cofres las riquezas de Cambaya:Delicias de aquel mundo, ya trofeoDe Escila, que, ostentado en nuestra playa,Lastimoso despojo fue dos díasA las que esta montaña engendra Harpías.»Segunda tabla a un ginovés mi grutaDe su persona fue, de su hacienda:La una reparada, la otra enjuta,Relación del naufragio hizo horrenda.Luciente paga de la mejor frutaQue en yerbas se recline, en hilos penda,Colmillo fue del animal que el GangesSufrir muros le vio, romper falanges:»Arco, digo, gentil, bruñida aljaba,Obras ambas de artífice prolijo,Y de Malaco rey a deidad JavaAlto don, según ya mi huésped dijo,De aquél la mano, de ésta el hombro agrava;Convencida la madre, imita al hijo:Serás a un tiempo, en estos horizontes,Venus del mar, Cupido de los montes».Su horrenda voz, no su dolor internoCabras aquí le interrumpieron, cuantas"Vagas el pie, sacrílegas el cuerno"A Baco se atrevieron en sus plantas.Mas, conculcado el pámpano más tiernoViendo el fiero pastor, voces él tantas,Y tantas despidió la honda piedras,Que el muro penetraron de las yedras.De los nudos, con esto, más suaves,Los dulces dos amantes desatados,Por duras guijas, por espinas gravesSolicitan el mar con pies alados:Tal redimiendo de importunas avesIncauto meseguero sus sembrados,De liebres dirimió copia así amiga,Que vario sexo unió y un surco abriga.Viendo el fiero Jayán con paso mudoCorrer al mar la fugitiva nieve(Que a tanta vista el Líbico desnudoRegistra el campo de su adarga breve)Y al garzón viendo, cuantas mover pudoCeloso trueno, antiguas hayas mueve:Tal, antes que la opaca nube rompaPreviene rayo fulminante trompa.Con violencia desgajó infinitaLa mayor punta de la excelsa roca,Que al joven, sobre quien la precipita,Urna es mucha, pirámide no poca.Con lágrimas la Ninfa solicitaLas deidades del mar, que Acis invoca:Concurren todas, y el peñasco duroLa sangre que exprimió, cristal fue puro.Sus miembros lastimosamente opresosDel escollo fatal fueron apenas,Que los pies de los árboles más gruesosCalzó el líquido aljófar de sus venas.Corriente plata al fin sus blancos huesos,Lamiendo flores y argentando arenas,A Doris llega que, con llanto pío,Yerno lo saludó, lo aclamó río. -Del rosal vengo, mi madre,vengo del rosale.A riberas de aquel vadoviera estar rosal granado:vengo del rosale.A riberas de aquel ríoviera estar rosal florido:vengo del rosale.Viera estar rosal florido.cogí rosas con sospiro:vengo del rosale.[Viera estar rosal granado,cogí rosas con cuidado:vengo del rosale.]Del rosal vengo, mi madre,vengo del rosale. -He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío:una blanca, otra roja, como tu amor y el mío.Y he aquí que, lentamente, las dos rosas deshojo:la roja, en vino blanco; la blanca, en vino rojo.Al beber, gota a gota, los pétalos flotantesme rozarán los labios, como labios de amante;y, en su llama o su nieve de idéntico destino,serán como fantasmas de besos en el vino.Ahora, elige tú, amiga, cuál ha de ser tu vaso:si éste, que es como un alba, o aquél, como un ocaso.No me preguntes nada: yo sé bien que es mejorembriagarse de vino que embriagarse de amor...Y así mientras tú bebes, sonriéndome "así,yo, sin que tú lo sepas, me embriagaré de ti... -Y ahora, aquí está frente a mí.Tantas luchas que ha costado,tantos afanes en vela,tantos bordes de fracasojunto a este esplendor serenoya son nada, se olvidaron.Él queda, y en él, el mundo,la rosa, la piedra, el pájaro,aquéllos , los del principio,de este final asombrados.¡Tan claros que se veían,y aún se podía aclararlos!Están mejor; una luzque el sol no sabe, unos rayoslos iluminan, sin noche,para siempre revelados.Las claridades de ahoralucen más que las de mayo.Si allí estaban, ahora aquí;a más transparencia alzados.¡Qué naturales parecen,qué sencillo el gran milagro!En esta luz del poema,todo,desde el más nocturno besoal cenital esplendor,todo está mucho más claro. -Por ásperos caminos he llegadoa parte que de miedo no me muevo;y si a mudarme a dar un paso pruebo,y allí por los cabellos soy tornado.Mas tal estoy, que con la muerte al ladobusco de mi vivir consejo nuevo;y conozco el mejor y el peor apruebo,o por costumbre mala o por mi hado.Por otra parte, el breve tiempo mío,y el errado proceso de mis años,en su primer principio y en su medio,mi inclinación, con quien ya no porfío,la cierta muerte, fin de tantos daños,me hacen descuidar de mi remedio. -Rota barquilla mía, que arrojadade tanta envidia y amistad fingida,de mi paciencia por el mar regidacon remos de mi pluma y de mi espada,una sin corte y otra mal cortada,conservaste las fuerzas de la vida,entre los puertos del favor rompida,y entre las esperanzas quebrantada;sigue tu estrella en tantos desengaños,que quien no los creyó sin duda es loco,ni hay enemigo vil ni amigo cierto.Pues has pasado los mejores años,ya para lo que queda, pues es poco,ni tema a la mar, ni esperes puerto. -Tu casa aparece en mi sueño.Un aire pequeño habita sus rinconesy a veces se duermey parece que no está.Yo paseo por ella descalza,cubierta apenaspor una camisa blancade algodón.Y hacemos a menudozumos de naranja y negros cafésy tostadas crujientes y mermeladasde ciruela de melocotón de fresa...Y son infinitamente dulcestus labios.Pero lo ciertoes que no existes y tu casaes un sueño de mentira,un antojo, este poema. -Si los niños viven con críticaAprenden a condenar.Si los niños viven con hostilidadAprenden a vivir luchando.Si los niños viven el ridículoAprenden a ser tímidos.Si los niños viven con vergüenzaAprenden a sentirse culpables.Si los niños viven con toleranciaAprenden a ser pacientes.Si los niños viven con estímuloAprenden a confiar.Si los niños viven con alabanzaAprenden a apreciar.Si los niños viven con honradezAprenden la justicia.Si los niños viven con seguridadAprenden a tener fe.Si los niños viven con aprobaciónAprenden autoestima.Si los niños viven con aceptación y amistadAprenden a hallar amor en el mundo. -Prolongado en el tiempotu signo permanecey, aunque esconde la llave de tu gozo,descifra cada nochela vieja adivinanza del silencio.La reina del Destino,descolgada en andamios de alabastro,traduciendo su mito de mármol malogrado,me expulsa enfurecida del Recintoporque sé las respuestasa sus envenenados acertijos.Cerrándome la puertame enfrenta al enemigoquien altera mi voz que queda presa.Destronada del frisose inmolará desnuda sobre el fuegosellando el pergaminoen su reino de cuero,victorioso tu nombre junto al mío. -1Amo las cosas que nunca tuvecon las otras que ya no tengo:Yo toco un agua silenciosa,parada en pastos friolentos,que sin un viento tiritabaen el huerto que era mi huerto.La miro como la miraba;me da un extraño pensamiento,y juego, lenta, con esa aguacomo con Pez o con misterio.2Pienso en umbral donde dejepasos alegres que ya no llevo,y en el umbral veo una llagallena de musgo y de silencio.3Me busco un verso que he perdido,que a los siete años me dijeron.Fue una mujer haciendo el pany yo su santa boca veo.4Viene un aroma roto en ráfagas;soy muy dichosa si lo siento;de tan delgado no es aroma,siendo el olor de los almendros.5Me vuelve niños los sentidos;le busco un nombre y no lo acierto,y huelo el aire y los lugaresbuscando almendros que no encuentro...6Un río suena siempre cerca.Ha cuarenta años que lo siento.Es canturía de mi sangreo bien un ritmo que me dieron.O el río Elqui de mi infanciaque me repecho y me vadeo.Nunca lo pierdo; pecho a pecho,como dos niños, nos tenemos.Cuando sueño la Cordillera,camino por desfiladeros,y voy oyendoles, sin tregua,un silbo casi juramento.7Veo al remate del Pacificoamoratado mi archipielago,y de una isla me ha quedadoun olor acre de alción muerto...8Un dorso, un dorso grave y dulce,remata el sueño que yo sueño.Es al final de mi caminoy me descanso cuando llego.Es tronco muerto o es mi padre,el vago dorso ceniciento.Yo no pregunto, no lo turbo.Me tiendo junto, callo y duermo.9Amo una piedra de Oaxacao Guatemala, a que me acerco,roja y fija como mi caray cuya grieta da un aliento.Al dormirme queda desnuda;no se por qué yo la volteo.Y tal vez nunca la he tenidoy es mi sepulcro lo que veo... -Sobre la mesa varias fotografías de Taliesin West,casa, taller y escuela hecha de lonas,madera pintada y piedra sin pulir, ydesde su dilatado espacio horizontalabierta en logia al sol, a la vegetación,y a los lagartos del desierto de Arizona.Nunca estuve allí.Frente al balcón la gata blancavigila el juego de sus críasentre las paredes resquebrajadasde la casa de Oliva.Mi madre me cuentaque tras una de sus ventanasOlivita cantaba, escondida del sol,hasta el día en que un viajerose la llevó a Madrid,y de Madrid al cielo.Nunca estuve allí. -Es tu lenguaacierto de vigiliadejándose llevarpor el lascivoinquietotraviesoviento morenode mis muslosHebra de agua tibiadescubriendomis pechos despiertospiruetea con la ganaque el espejo reflejaen una marejadade pulsos agitadosLápiz de filo diligenteperfilando mi aberturaque se explayaenardecey gritasoltando su venasalpicando los sentidosVoluntad de labiossometiendolabios a su voluntadAnzuelo que pescasujetayvuelacon mi carneal punto precisodonde el resuellodiceque terminayla quietudclamapor nace -Sin arrimo y con arrimo,sin luz y ascuras viviendotodo me voy consumiendo.IMi alma está desassidade toda cosa criaday sobre sí levantaday en una sabrosa vidasólo en su Dios arrimada.IIPor esso ya se dirála cosa que más estimoque mi alma se vee yasin arrimo y con arrimo.IIIY aunque tinieblas padezcoen esta vida mortalno es tan crecido mi malporque si de luz carezcotengo vida celestialporque el amor da tal vidaquando más ciego va siendoque tiene al alma rendidasin luz y ascuras viviendo.IVHaze tal obra el amordespués que le conocíque si ay bien o mal en mítodo lo haze de un sabory al alma transforma en síy assí en su llama sabrosala qual en mí estoy sintiendoapriessa sin quedar cosa,todo me voy consumiendo. -Un pastor pide teta por la nieve que ondulablancos perros tendidos entre linternas sordas.El Cristito de barro se ha partido los dedosen los tilos eternos de la madera rota.¡Ya vienen las hormigas y los pies ateridos!Dos hilillos de sangre quiebran el cielo duro.Los vientres del demonio resuenan por los vallesgolpes y resonancias de carne de molusco.Lobos y sapos cantan en las hogueras verdescoronadas por vivos hormigueros del alba.La luna tiene un sueño de grandes abanicosy el toro sueña un toro de agujeros y de agua.El niño llora y mira con un tres en la frente,San José ve en el heno tres espinas de bronce.Los pañales exhalan un rumor de desiertocon cítaras sin cuerdas y degolladas voces.La nieve de Manhattan empuja los anunciosy lleva gracia pura por las falsas ojivas.Sacerdotes idiotas y querubes de plumavan detrás de Lutero por las altas esquinas. -Marchita su belleza en esquinas oscuras,su cuerpo corrompido de gusanos de noche,asediado de heridas, temblores y tumoresya no quiere vivir, desnudo y desterradose aleja de los suyos. Agobiado de grietases difícil mirarse en el espejoy ver una carroña sin forma ni esplendor,pergamino sonoro su piel en "de profundis",la cicatriz de la barbarie iluminada.Imposible salvarse de esta guerranivelando sus dedos de ungüentos y pomadas,poniendo contrafuertes a su cuello,sus vidrieras borrosas de luz ronca,un nido de serpientes reptando por su nuca.¿Cómo vivir de ser el contemplado a contemplar,de vender su hermosura a tener que comprarla,de ser incendio a estar petrificado,rebosante de vida a sentirse cadáver?Se sienta en la muralla del recinto,antes fortificado y defendido,esconde los juguetes venenosos,acaricia la miel de las ventanasy mirando la torre enmudecida,la gran plaza vacía, espera al enemigo,ya perdida la llave del deseo,que regrese de noche y fusile a traiciónsu sangre sulfurada de metralla roída. -Alguien lanza el oscuro mandamientola muerte es el mejor de los anuncioscualquiera es el profeta.Yo aquí me siento a ver el mar cuando anochecea ver las horas regresar a su tumulto.Los buques se deshacen al final de la líneasin ver mi vela blanca ni mi hoguera.Los marineros señalan desde el puente y ríen.Un náufrago es un hombre en una piedraun hombre con su piedra y con su oscuridadun hombre solo.Otro lanza el oscuro mandamientoy soy un pedazo de tela desgarradaun profeta sentado en esta rocasin que nadie me escuche. -Reúne al sol,por caminos de polvo,las recuas sin estrépito.En caóticas filas se amontonancomo una multitud de patas sucias.La sombra del oasis los rezuma.Aplastados y viejos, de rodillas,en la gran explanadasu cuello balanceancon senil parsimonia.Lejos de su jaima, Alíconduce caravanashacia el plano de fiebre del poniente.Con sus manos de cobreles ajusta el turbante.Por diez dinares tira de las riendasy en las primeras dunaslos ayuda a bajar con sus chilabas.Cuando el nómada vuelvecojetea tozudo el dromedario. -Como la brisa que la sangre oreasobre el oscuro campo de batalla,cargada de perfumes y armoníasen el silencio de la noche vaga,Símbolo del dolor y la ternura,del bardo inglés en el horrible drama,la dulce Ofelia, la razón perdida,cogiendo flores y cantando pasa. -Plena de cien canciones ella avanza.Por lomadas o ríos ya se asoma.Con fulgor de blancura azul alcanzaLa oscuridad del alma cual paloma.Deja estela de gloria en la confianzaQue al corcel de la furia presto doma.Tras su paso gobierna la esperanzaConquistando a la brisa con su aroma.Se transforma el desierto en la praderaSi su tibia presencia ya es caricia.Trastoca al frío otoño en primavera.Al corazón, del odio y la avariciaCon sereno silencio ya libera.Puede hacerse real si hoy hay justicia. -Preciso tiempo necesito ese tiempoque otros dejan abandonadoporque les sobra o ya no sabenque hacer con éltiempoen blancoen rojoen verdehasta en castaño oscurono me importa el colorcándido tiempoque yo no puedo abriry cerrarcomo una puertatiempo para mirar un árbol un farolpara andar por el filo del descansopara pensar qué bien hoy es inviernopara morir un pocoy nacer enseguiday para darme cuentay para darme cuerdapreciso tiempo el necesario parachapotear unas horas en la viday para investigar por qué estoy tristey acostumbrarme a mi esqueleto antiguotiempo para escondermeen el canto de un galloy para reapareceren un relinchoy para estar al díapara estar a la nochetiempo sin recato y sin relojvale decir precisoo sea necesitodigamos me hace faltatiempo sin tiempo. -Belleza singular, ingenio raro,fuera del natural curso del cielo,Etna de amor, que de tu mismo hielodespides llamas entre mármol paro;sol de hermosura, entendimiento claro,alma dichosa en cristalino velo,norte del mar, admiración del suelo,emula el sol como a la luna el faro.Milagro del Autor de cielo y tierra,bien de naturaleza el más perfeto,Lucinda hermosa en quien mi luz se encierra;nieve en blancura y fuego en el efeto,paz de los ojos y del alma guerra;dame a escribir como a penar sujeto. -En el entusiasmo del dulce embeleco,nunca imaginara que tal vez un día,con peluca suelta quedara el muñeco,los ojos ausentes, la testa vacía.Sin fondo, un abismo, semejaba el huecodel cráneo desierto, y en esa agonía,a pesar de todo, resonaba el ecodel tierno «Mamá», que se repetía.La imagen, por siempre, del pequeño exánimeviva en mi memoria subsistió obstinada"era yo tan tierna y tan pusilánime",pero, temerosa de algún alboroto,le pedí a mi madre no dijera nada;y nunca nombramos el muñeco roto. -Cuando nací me pusieronuna pieza de Legoen mi manocon una nota que decía:sólo hay otra pieza- de entre un millón -que pueda encajar con la tuya,podrás encontrarlaa lo largo de tu vida,o no.Esa piezaestá hoy a mi lado,eres tú. -Las aves negrasQue de noche duermen en el tendido eléctricoAuguran tu final.Las que de día cantanTe distraen. -Ya la ceiba no existederrumbaron mi ceibase hicieron añicos los espejoseché a secar mi Ríoy se escondió la luna.Estoy vacía de deseosmi espadaen su estuche de satén.¿Por qué ahorapor québusca seducirmela poesía?Entró por la ventanay se posó en mi manola miré con nostalgiase entreabrieron mis labiosy con un leve soplola alejé. -Ha tanto ya que mi desdicha dura,que en esto solo tuve mi esperanza;esperé de fortuna su mudanza,que por mí no negara su natura.Entendióme, yo pienso, la ventura,y ha tornado al revés mi confianza;que por tenerme siempre so la lanza,firme se ha hecho, y de su ser no cura.Para bien destruirme, se destruye;deja de ser, por ser contra mí fuerte;sus leyes naturales en mí vence.Pensé do no hay razón, que hubiera suerte;agora sé que el mundo ya me huye;y es fuerza que otro mundo se comience. -La guitarra,hace llorar a los sueños.El sollozo de las almasperdidas,se escapa por su bocaredonda.Y como la tarántulateje una gran estrellapara cazar suspiros,que flotan en su negroaljibe de madera. -¿La conoces, musa mía?Es modelo soberanobosquejado por la manode la gran sabiduría.Es el más dulce buen verde tus visiones risueñas;es la mujer que tú sueñascuando sueñas la mujer.La discreta, la prudente,la letrada, la piadosa,la noble, la generosa,la sencilla, la indulgente,la süave, la severa,la fuerte, la bienhechora,la sabia, la previsora,la grande, la justiciera...la que crea y fortalece,la que ordena y pacifica,la que ablanda y dulcifica...,¡la que todo lo engrandece!La que es esclava y señora,la que gobierna y vigila,la que labra y la que hila,la que vela y la que ora...¡Hela, hela, musa ruda!¿No lo cantas?"No la canto."¿Por qué, si la admiras tanto?"Porque si admiro soy muda."¿Y cuál es la maravillaque así admiras muda y queda?¡O es Teresa de Cepedao es Isabel de Castilla! -¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua!Mozuelas las de mi barrio,Loquillas y confiadas,Mirad no os engañe el tiempo,La edad y la confianza.No os dejéis lisonjearDe la juventud lozana,Porque de caducas floresTeje el tiempo sus guirnaldas.¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua!Vuelan los ligeros años,Y con presurosas alasNos roban, como harpías,Nuestras sabrosas viandas.La flor de la maravillaEsta verdad nos declara,Porque le hurta la tardeLo que le dio la mañana.¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua!Mirad que cuando pensáisQue hacen la señal del albaLas campanas de la vida,Es la queda, y os desarmanDe vuestro color y lustre,De vuestro donaire y gracia,Y quedáis todas perdidasPor mayores de la marca.¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua!Yo sé de una buena viejaQue fue un tiempo rubia y zarca,Y que al presente le cuestaHarto caro el ver su cara,Porque su bruñida frenteY sus mejillas se hallanMás que roquete de obispoEncogidas y arrugadas.¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua!Y sé de otra buena vieja,Que un diente que le quedabaSe lo dejó este otro díaSepultado en unas natas,Y con lágrimas le dice:«Diente mío de mi alma,Yo sé cuándo fuistes perla,Aunque ahora no sois caña.»¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua!Por eso, mozuelas locas,Antes que la edad avaraEl rubio cabello de oroConvierta en luciente plata,Quered cuando sois queridas,Amad cuando sois amadas,Mirad, bobas, que detrásSe pinta la ocasión calva.¡Que se nos va la Pascua, mozas,Que se nos va la Pascua! -YO trabajo de noche, rodeado de ciudad,de pescadores, de alfareros, de difuntos quemadoscon azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata:bajo mi balcón esos muertos terriblespasan sonando cadenas y flautas de cobre,estridentes y finas y lúgubres silbanentre el color de las pesadas flores envenenadasy el grito de los cenicientos danzarinesy el creciente y monótono de los tamtamy el humo de las maderas que arden y huelen.Porque una vez doblado el camino, junto al turbio río,sus corazones, detenidos o iniciando un mayor movimientorodarán quemados, con la pierna y el pie hechos fuego,y la trémula ceniza caerá sobre el agua,flotará como ramo de flores calcinadaso como extinto fuego dejado por tan poderosos viajerosque hicieron arder algo sobre las negras aguas, y devoraronun aliento desaparecido y un licor extremo. -Una música íntima no cesa,porque transida en un abrazo de orola Caridad con el Amor se besa.¿Oyes el diapasón del corazón?Oye en su nota múltiple el estrépitode los que fueron y de los que son.Mis hermanos de todas las centuriasreconocen en mí su pausa igual,sus mismas quejas y sus propias furias.Soy la fronda parlante en que se meceel pecho germinal del bardo druidacon la selva por diosa y por querida.Soy la alberca lumínica en que nada,como perla debajo de una lente,debajo de las linfas, Scherezada.Y soy el suspirante cristianismoal hojear las bienaventuranzasde la virgen que fue mi catecismo.Y la nueva delicia, que acomodasus hipnotismos de color de tangoal figurín y al precio de la moda.La redondez de la Creación atruenocortejando a las hembras y a las cosascon un clamor pagano y nazareno.¡Oh Psiquis, oh mi alma: suena a sonmoderno, a son de selva, a son de orgíay a son marino, el son del corazón! -Sueña el león.Junto a las tres palmerasse amansa el sol. Existeel agua. Y Dios deja un momentoque los pobres camellos se arrodillen...Junto a las tres palmeras,el árabe, tendido, al fin, sonríey suspira... Damascolejos aún le aguarda. Los confinesdel horizonte brillan encendidos.Un silencio terriblellena el aire...En la arenatiembla la sombra elástica de un tigre. -Señor, yo te amoporque juegas limpio;sin trampas "sin milagros";porque dejas que salga,paso a paso,sin trucos "sin utopías",carta a carta,sin cambios,tu formidablesolitario. -Entre dos luces anda mi perfil desvelado,desde el atardecer hasta alcanzar el alba.De noche va mi senda, por la noche caminouna andadura torpe, braceando entre sombras.Retratando confusos volúmenes o masasque se despliegan, ágiles, burlando mi objetivo,recorro las cornisas y aleros, adoptandola postura del riesgo, mientras la ciudad duerme.Cuando la luz avanza y se fijan los límites,cuando el sol despereza los músculos dormidos,yo corro las cortinas de la niebla y me embozocon las estolas agrias de la melancolía. -A veces la gripe o la garganta venían a salvarme de un día de escuela y de un maestro con joroba que tuve. Mi madre me preparaba entonces una taza de leche caliente con miel y unas gotitas, bajaba las persianas de mi habitación con sigilo, como cuando moría alguien, y colocaba en mi mesilla un viejo transistor a pilas de color anaranjado.Una de aquellas mañanas dieron por la radio la muerte de Jonh Lennon. Yo escuché por vez primera una canción de Los Beattles, mientras la fiebre luchaba por borrarme el mundo de los ojos.Mi madre murió una mañana de Agosto. El sol entraba con violencia a través de las ventanas. Mi padre bajó las persianas, y el silencio, la oscuridad, iluminaron de pronto objetos que antes parecían no existir y que, aún hoy, siguen en esta casa conservando sus huellas.Desde entonces, siempre que alguien me la nombra o que Agosto se enturbia en fecha señalada recuerdo aquellos días de fiebre de mi infancia, recuerdo a mi maestro con joroba, a Los Beattles, a Jonh Lennon, y abro con premeditación y alevosía "disculpen las molestias- las persianas. -En el parque, yo solo...Han cerradoy, olvidadoen el parque viejo, solome han dejado.La hoja seca,vagamente,indolente,roza el suelo...Nada sé,nada quiero,nada espero.Nada...Soloen el parque me han dejadoolvidado,...y han cerrado. -Deja en paz el día, no, no lo cojas.Reniega de la luz que nos falsea,del tiempo que se desprende la pielreptando como sierpe contra el tiempo.Sea la claridad de esta mañanala irradiación oscura de la noche,que descienda con la llovizna el recuerdocomo el polvo dorado de una sombra.Si todo ha de cumplirse, si fugazel soplo de la brisa en el instante,que el instante nos brinde permanencia.Acaso un dios distinto se conduelay en el dulce fulgor de la penumbraotra noche nos dé de contrabando. -Voy a confiarte, amada,uno de los secretosque más me martirizan. Es el casoque a las veces mi ceñotiene en un punto un mismode cólera y esplín los fruncimientos.O callo como un mudo,o charlo como un necio,suplicando el discursode burlas, carcajadas y dicterios.¿Que me miran? Agravio.¿Me han hablado? Zahiero.Medio loco de atar, medio sonámbulo,con mi poco de cuerdo.¡Cómo bailan, en ronda y remolino,por las cuatro paredes del cerebrorepicando a compás sus consonantes,mil endiablados versosque imitan, en sus cláusulas y ritmos,las músicas macabras de los muertos!¡Y cómo se atropellan,para saltar a un tiempo,las estrofas sombrías,de vocablos sangrientosque me suele enseñar la musa pálida,la triste musa de los días negros!Yo soy así. ¡Qué se hace! ¡Boberíasde soñador neurótico y enfermo!¿Quieres saber acasola causa del misterio?Una estatua de carneme envenenó la vida con sus besos.Y tenía tus labios, lindos, rojosy tenía tus ojos, grandes, bellos... -Todo el otoño, rosa,es esa sola hoja tuyaque cae.Niña, todo el dolores esa sola gota tuyade sangre. -Decías unas cosas que me asustaban.En cubierta "el pelo ondeando al viento como una bandera-camino de Turquía.Hablabas distante de lo hermoso de lanzarse al mar,sentir en la piel el contacto permanente, ser distanciasin frontera.Esas cosas decías.Quise abrazarte, asustado, y tu cuerpo resbaló por la tardecomo un pedazo de mar entre mis brazos. -No es que yo viva para la añoranzani que, a menudo, ande cabizbajopero, si alguna vez se viene abajomi corazón y pierdo la esperanza,si retrocede la ilusión y avanzasombrío el desaliento, no hay atajomejor, para ponerme a salvo bajoel cielo, que volver a la bonanzade aquella luz, de aquella primavera,de aquel tiempo de sueños sin fronteracuando nada se sabe de la muerte.No es que yo viva para la memoria,pero el agua de ayer me sabe a gloriacuando mi corazón no está de suerte. -Eléctricas, desnudas en el mármol ardiente que pasa de la piel a los vestidos,turgentes, desafiantes, rápida la marea,pisan el mundo, pisan la estrella de la suerte con sus finos taconesy germinan, germinan como plantas silvestres en la calle,y echan su aroma duro verdemente.Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni rosasni arcángeles: muchachas del país, adivinasdel hombre, y algo más que el calor centelleante,algo más, algo más que estas ramas flexiblesque saben lo que saben como sabe la tierra.Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Caceríade ojos azules y otras llamaradas urgentes en el bailede las calles veloces. Hembras, hembrasen el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco sentidospara sacar apenas el beso de la espuma. -Suelta mi manso, mayoral extraño,pues otro tienes de tu igual decoro,deja la prenda que en el alma adoro,perdida por tu bien y por mi daño.Ponle su esquila de labrado estaño,y no le engañen tus collares de oro,toma en albricias este blanco toro,que a las primeras hierbas cumple un año.Si pides señas, tiene el vellocinopardo, encrespado, y los ojuelos tienecomo durmiendo en regalado sueño.Si piensas que no soy su dueño, Alcino,suelta, y verásle si a mi choza viene,que aun tienen sal las manos de su dueño. -Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,quiero saber por qué ahora eres un agua,esas orillas frescas donde unos pies desnudos se bañan con espuma.Dime por qué sobre tu pelo suelto,sobre tu dulce hierba acariciada,cae, resbala, acaricia, se vaun sol ardiente o reposado que te tocacomo un viento que lleva sólo un pájaro o mano.Dime por qué tu corazón como una selva diminutaespera bajo tierra los imposibles pájaros,esa canción total que por encima de los ojoshacen los sueños cuando pasan sin ruido.Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,cantas color de piedra, color de beso o labio,cantas como si el nácar durmiera o respirara.Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,ese rizo voluble que ignora el viento,esos ojos por donde sólo boga el silencio,esos dientes que son de marfil resguardado,ese aire que no mueve unas hojas no verdes...¡Oh tú, cielo riente, que pasas como nube;oh pájaro feliz, que sobre un hombro ríes;fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;césped blando que pisan unos pies adorados! -Dos o tres minutos, dos o tres horas¿Qué significan en nuestra vida?No mucho, pero sí contó como tiempo.Pero minutos de oro y horas sublimes.Si sólo las usaríamos de vez en cuandopara hacer feliz a alguien, hacer sonreir a alguien.Un minuto secaría las lágrimas de un niño.Una hora barrería problemas de años.Unos minutos de mi tiempo reanimarían un findesesperado en alguna parte, y me traería a un amigo. -Defender la alegría como una trincheradefenderla del escándalo y la rutinade la miseria y los miserablesde las ausencias transitoriasy las definitivasdefender la alegría como un principiodefenderla del pasmo y las pesadillasde los neutrales y de los neutronesde las dulces infamiasy los graves diagnósticosdefender la alegría como una banderadefenderla del rayo y la melancolíade los ingenuos y de los canallasde la retórica y los paros cardiacosde las endemias y las academiasdefender la alegría como un destinodefenderla del fuego y de los bomberosde los suicidas y los homicidasde las vacaciones y del agobiode la obligación de estar alegresdefender la alegría como una certezadefenderla del óxido y la roñade la famosa pátina del tiempodel relente y del oportunismode los proxenetas de la risadefender la alegría como un derechodefenderla de dios y del inviernode las mayúsculas y de la muertede los apellidos y las lástimasdel azary también de la alegría. -La lluvia, en alemán, es masculina.Penetra el ángel del manantial,caen sus racimos de medianochecon la furia y el clamor del inocente.La vigilia espera, la hora esperala silenciosa red del condenado,la soga, el fusil, la guillotina,por el odio ancestral de los vencidos.El silencio, en alemán, es femenino.Martillea la sangre de los muertosen una melodía eternizadapor cualquier grillo que plaña a la noche.Si la noche carece de sentidocuando es la última noche de la vidaporque después vendrá la noche eternay seremos noche encerrada en barrola noche, en alemán, es nombre neutro. -Pero si yo fuera aún más torpey un torpe poema te enviaraquizá sí conseguiría explicartepor qué sólo creo en quien fracasa,en el hombre pequeño que no sabe,en el triste hombre que es el miedoy también frío, en aquel que no hallasino nada y que si su nombre dice "un sol barrido-se ríe en su vacío. Y es que si yo fuera aún más torpey realizara un envío sí que te hablaría del que no odiay del que teme y también del que cuando repasalas inútiles sombras de su vida sabeque la soledad es una mordaza única, que en ellanunca fue mucho más que despedida y que a pesarde haber olvidado las ventanasa través de papeles y otros atentados diminutosaún recobra y muerde el rostrode aquel antiguo amor ridículo. -Pájaro del agua¿qué cantas, qué encantas?A la tarde nuevadas una nostalgiade eternidad fresca,de gloria mojada.El sol se desnudasobre tu cantata.¡Pájaro del agua!Desde los rosalesde mi jardín llamaa esas nubes bellas,cargadas de lágrima.Quisiera en las rosasver gotas de plata.¡Pájaro del agua!Mi canto tambiénes canto de agua.En mi primavera,la nube gris bajahasta los rosalesde mis esperanzas.¡Pájaro del agua!Amo el son errantey azul que desgranasen las hojas verdes,en la fuente blanca.¡No te vayas tú,corazón con alas!Pájaro del agua¿qué encantas, qué cantas? -Iba tocando mi flautaa lo largo de la orilla;y la orilla era un reguerode amarillas margaritas.El campo cristaleabatras el temblor de la brisa;para escucharme mejorel agua se detenía.Notas van y notas vienen,la tarde fragante y líricaiba, a compás de mi música,dorando sus fantasías,y a mi alrededor volaba,en el agua y en la brisa,un enjambre doble demariposas amarillas.La ladera era de miel,de oro encendido la viña,de oro vago el raso levedel jaral de flores níveas;allá donde el claro arroyoda en el río, se entreabríaun ocaso de esplendoressobre el agua vespertina...Mi flauta con sol llorabaa lo largo de la orilla;atrás quedaba un reguerode amarillas margaritas... -Ha bajado la nieve, divina criatura,el valle a conocer.Ha bajado la nieve, mejor que las estrellas.¡Mirémosla caer!Viene calla-callando, cae y cae a las puertasy llama sin llamar.Así llega la Virgen, y así llegan los sueños.¡Mirémosla llegar!Ella deshace el nido grande que está en los cielosy ella lo hace volar.Plumas caen al valle, plumas a la llanada,plumas al olivar.Tal vez rompió, cayendo y cayendo, el mensajede Dios Nuestro Señor.Tal vez era su manto, tal vez era su imagen,tal vez no más su amor. -Al oír tu dulce acentome subyuga la emoción,y en un mudo arrobamientose arrodilla el pensamientoy palpita el corazón...Al oír tu dulce acento.Canta, virgen, yo lo imploro;que tu voz angelicalsemeja el rumor sonorode leve lluvia de orosobre campo de cristal.Canta, virgen, yo lo imploro:es de alondra tu garganta,¡canta!¡Qué vagas melancolíashay en tu voz! Bien se veque son amargos tus días.Huyeron las alegrías,tu corazón presa fuede vagas melancolías.¡Por piedad! ¡No cantes ya,que tu voz al alma hiere!Nuestro amor, ¿en dónde está?Ya se fue... todo se va...Ya murió... todo se muere...Por piedad, no cantes ya,que la pena me avasalla...¡Calla! -Cuando el avión se alzó sobre La Habanay se perdió hacia el sur como una baratijaera otra vez el rito de las horasy el aullido del marotra vez esa música enterrada en la arena.Todavía te alzabas sobre mi dedo índicedesde allí me observabas aterradoramente.Pero aquella ciudad ya no sería mi límiteni colgaría en la puerta tus lluvias ternecitas.La píldora horadaba el iracundo vientrey la noche era un aveun halcón que se pierde con las alas desnudas. -Aquella noche de setiembre, fuistetan buena para mí... hasta dolerme!Yo no sé lo demás; y para eso,no debiste ser buena, no debiste.Aquella noche sollozaste al vermehermético y tirano, enfermo y triste.Yo no sé lo demás... y para eso,yo no sé por qué fui triste... tan triste...!Solo esa noche de setiembre dulce,tuve a tus ojos de Magdala, todala distancia de Dios... y te fui dulce!Y también fue una tarde de setiembrecuando sembré en tus brasas, desde un auto,los charcos de esta noche de diciembre. -Como el triste que a muerte está juzgado,y de esto es sabidor de cierta ciencia,y la traga y la toma en paciencia,poniéndose al morir determinado.Tras esto dícenle que es perdonado,y estando así se halla en su presenciael fuerte secutor de la sentenciacon ánimo y cuchillo aparejado:así yo, condenado a mi tormento,de tenelle tragado no me duelo,pero, después, si el falso pensamientome da seguridad de algún consuelo,volviendo el mal, mi triste sentimientoqueda envuelto en su sangre por el suelo. -Insisto en perdurar,como la huella de un pieque graba su tiempo sobre la arena,pero el futuro,vengativo y minucioso,no cesa de borrarme una y mil vecescon su cruel sucesión de minutosy de olas. -Un arcángel me ronda indiferente,oigo sus alas cerca de mi aliento;un arcángel me ronda, yo lo sientocon el peso del aire por mi frente.El me enseñó a decir "inútilmente"y a darle los propósitos al viento;su espada, del metal del desalientose hundió en mi voluntad desobediente.Arcángel rondador de la desgana,que se lleva el dolor que no me tomopara traerlo el día de mañana...Sujetas van las penas por las bridas,enjaezadas, dolientes, nobles, comolas mulas al final de las corridas.Sólo la ociosidad es mi tarea.Las morunas naranjas, gajo a gajo,vierten su antiguo zumo, y en el tajose ha vuelto perezosa la pelea.Si esto es vivir, que venga Dios y veacómo ando con la vida cuesta abajo...Que cuesta estar de pie mucho trabajopara después marcharse adonde sea.El naufragio que llevo entre las sienes,que es verdad que no cabe en cualquier río,me trae a mal traer... Y aquí me tienescontándole una historia a los desiertos,machacando la vida en hierro frío,hablando de la muerte con los muertos.Lo sabe el corazón. Que no se digaque el corazón no sabe lo que tiene.Sobre su propia muerte se sostienepero la sangre a veces se fatiga.Cansado y todo dice Dios que sigahabitando el vacío, que se llenede noches y de nada... Mientras vieneuno se echa a dormir. Pereza obliga.Con la genealogía de los trinoscantando está la antigua voz del artea la insegura sombra de la suerte,la memoria se llena de caminospero no llegaré a ninguna partecon este corazón de mala muerte. -De aquella vista buena y excelentesalen espirtus vivos y encendidos,y siendo por mis ojos recibidos,me pasan hasta donde el mal se siente.Entránse en el camino fácilmente,con los míos, de tal calor movidos,salen fuera de mí como perdidos,llamados de aquel bien que está presente.Ausente, en la memoria la imagino;mis espirtus, pensando que la vían,se mueven y se encienden sin medida;mas no hallando fácil el camino,que los suyos entrando derretían,revientan por salir do no hay salida. -¡Dormirse en el olvido del recuerdo,en el recuerdo del olvido,y que en el claustro maternal me pierdoy que en él desnazco perdido!¡Tú, mi bendito porvenir pasado,mañana eterno en el ayer;tú, todo lo que fue ya eternizado,mi madre, mi hija, mi mujer! -Oh Soria, cuando miro los frescos naranjalescargados de perfume, y el campo enverdecido,abiertos los jazmines, maduros los trigales,azules las montañas y el olivar florido;Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles;y al sol de abril los huertos colmados de azucenas,y los enjambres de oro, para libar sus mielesdispersos en los campos, huir de sus colmenas;yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares,barriendo el cierzo helado tu campo empedernido;y en sierras agrias sueño ?¡Urbión, sobre pinares!¡Moncayo blanco, al cielo aragonés, erguido!?Y pienso: Primavera, como un escalofríoirá a cruzar el alto solar del romancero,ya verdearán de chopos las márgenes del río.¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero?Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas,y la roqueda parda más de un zarzal en flor;ya los rebaños blancos, por entre grises peñas,hacia los altos prados conducirá el pastor.¡Oh, en el azul, vosotras, viajeras golondrinasque vais al joven Duero, rebaños de merinos,con rumbo hacia las altas praderas numantinas,por las cañadas hondas y al sol de los caminoshayedos y pinares que cruza el ágil ciervo,montañas, serrijones, lomazos, parameras,en donde reina el águila, por donde busca el cuervosu infecto expoliario; menudas sementerascual sayos cenicientos, casetas y majadasentre desnuda roca, arroyos y hontanaresdonde a la tarde beben las yuntas fatigadas,dispersos huertecillos, humildes abejares!...¡Adiós, tierra de Soria; adiós el alto llanocercado de colinas y crestas militares,alcores y roquedas del yermo castellano,fantasmas de robledos y sombras de encinares!En la desesperanza y en la melancolíade tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,por los floridos valles, mi corazón te lleva. -Es decir la miraba porque ellase ocultó tras el biombo de nubesy todo porque muchos amantes de este mundole dieron sutilmente el olivocon su brillo reticente la lunadurante siglos consiguió transformarel vientre amor en garufa cursilíneala injusticia terrestre en dolor lapizlázulicuando los amantes ricos la mirabandesde sus tedios y sus pabellonessatelizaba de lo lindo y oíaque la luna era un fenómeno culturalpero si los amantes pobres la contemplabandesde su ansiedad o desde sus hambrunasentonces la menguante entornaba los ojosporque tanta miseria no era para ellahasta que una noche casualmente de lunacon murciélagos suaves con fantasmas y todoesos amantes pobres se miraron a dúodijeron no va más al carajo selenese fueron a su cama de sábanas gastadascon acre olor a sexo deslunadosu camanido de crujiente vaivény libres para siempre de la luna lunáticafornicaron al fin como dios mandao mejor dicho como dios sugiere. -Un día estaba yo triste, muy tristementeviendo cómo caía el agua de una fuente.Era la noche dulce y argentina. Llorabala noche. Suspiraba la noche. Sollozabala noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,diluía la lágrima de un misterioso artista.Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,que mezclaba mi alma al chorro de la fuente. -Puede ajustarse al pecho coraza férrea y dura;puede regir la lanza, la rienda del corcel;sus músculos de atleta soportan la armadura...pero el busca en las bocas rosadas leche y miel.Artista, hijo de Capua, que adora la hermosura,la carne femenina prefiere su pincel;y en el recinto oculto de tibia alcoba oscuraagrega mirto y rosas a su triunfal laurel.Canta de los oaristis el delicioso instante,los besos y el delirio de la mujer amante,y en sus palabras tiene perfume, alma, color.Su ave es la venusina, la tímida paloma.Vencido hubiera en Grecia, vencido hubiera en Roma,en todos los combates del arte o del amor. -Ven, sombra feliz, tapa mis ojos:no seas muerte fría, sino sed saciadaque rehaga mi piel y reanime mis huesos.Cubre mis pies con lanas y algodones.Acaricia mi espalda con tus manoshasta sentir en ella el dolor suaveque te avisa de la subida de las aguasen los ríos y en los lagos de mi cuerpo.Ven a mí como un reflejo en grisbajo luces metálicas (despacio)y hazme respirar el aire de tus labioscomo en un pensamiento reconstruido. -Yo sin tipero contigollevando a cuestastu muerte.Mi soledad y la tuyaque ya han cerradosu escape. -Ya en los campos de Jaén,amanece. Corre el trenpor sus brillantes rieles,devorando matorrales,alcaceles,terraplenes, pedregales,olivares, caseríos,praderas y cardizales,montes y valles sombríos.Tras la turbia ventanilla,pasa la devanaderadel campo de primavera.La luz en el techo brillade mi vagón de tercera.Entre nubarrones blancos,oro y grana;la niebla de la mañanahuyendo por los barrancos.¡Este insomne sueño mío!¡Este fríode un amanecer en vela!...Resonante,jadeante,marcha el tren. El campo vuela.Enfrente de mí, un señorsobre su manta dormido;un fraile y un cazador?el perro a sus pies tendido?.Yo contemplo mi equipaje,mi viejo saco de cuero;y recuerdo otro viajehacia las tierras del Duero.Otro viaje de ayerpor la tierra castellana?¡pinos del amanecerentre Almazán y Quintana!?¡Y alegríade un viajar en compañía!¡Y la uniónque ha roto la muerte un día!¡Mano fríaque aprietas mi corazón!Tren, camina, silba, humea,acarreatu ejército de vagones,ajetreamaletas y corazones.Soledad,sequedad.Tan pobre me estoy quedandoque ya ni siquiera estoyconmigo, ni sé si voyconmigo a solas viajando. -Una moza de AlcobendasSobre su rubio tranzadoPidió la fe que le he dado,Porque eran de oro las prendas;Concertados sin contiendasNuestros dulces desenojos,Me pidió sobre sus ojosPor lo menos un doblón;Yo, aunque de esmeralda son,Se le libré en Tremecén.¿Hice bien?En el dedo de un doctorEngastado en oro viUn finísimo rubí,Porque es siempre este colorEl antídoto mejorContra la melancolía;Yo, por alegrar la mía,Un rubí desaté en oro;El rubí me lo dio Toro,El oro Ciudad Real.¿Hice mal? -No quiero ver más fotos de estropicios de guerra,sino, a lo sumo, lo que les ha hecho el temporala los troncos de pino:mandarlos crecer en bucle,dejarlos astillados hasta media cepapara que giman cautelosamente al acercarmey pueda yo mecerme sobre tal cautela;descuajarlos para que aromen a tierra humanitaria;tronchar un fuste para que perfumeen forma de cabeza tonsurada,un olor hemisférico a trasquileo humano.En vez de ramas, sus sombras con que ceñir la carreterapara que vaya pulsando humanamente hacia lo lejos.Contar la mitología metamórficadel raigón de pino que era torso humanoy confundido fue por la divinidaden escamosa grupa de marino monstruoque ladraba a los pinos.(Acabado el relato,sueltan todos a una la leyenda"dígase cabellera"y me sellan el juicio largamentecon bufanda de ovas. Inefable.) -Venimos de la noche y hacia la noche vamos.Los pasos en el polvo, el fuego de la sangre,el sudor de la frente, la mano sobre el hombro,el llanto en la memoria,todo queda cerrado por anillos de sombra.Con címbalos antiguos el tiempo nos levanta.Con címbalos, con vino, con ramos de laureles.Mas en el alma caen acordes penumbrosos.La pesadumbre cava con pezuñas de lobo.Escuchad hacia adentro los ecos infinitos,los cornos del enigma en vuestras lejanías.En el hierro oxidado hay brillos en que el almadesesperada cae,y piedras que han pasado por la mano del hombre,y arenas solitarias,y lamentos de agua en cauces penumbrosos.¡Reclamad, gritando hacia el abismo,el mirar interior que hacia la muerte avanza!En nuestras horas yacen reflejos de heliotropos,manos apasionadas, relámpagos del sueño.¡Venid a los desiertos y escuchad vuestra voz!¡Venid a los desiertos y gritad a los cielos!El corazón es una serena soledad.Sólo el amor descansa entre dos manos,y baja en la simiente con un rumor oscuro,como torrente negro, como aerolito azul,con temblor de luciérnagas volando en un espejo,o con gritos de bestias que se rompen las venasen las calientes noches de insomnes soledades.Mas la simiente trae a la visible e invisible muerte.¡Llamad, llamad, llamad vuestro rostro perdidoa orillas de la gran sombra! -La blanda primaveraderramando aparecesus tesoros y galaspor prados y vergeles.Despejado ya el cielode nubes inclementes,con luz cándida y puraríe a la tierra alegre.El alba de azucenasy de rosa las sienesse presenta ceñidas,sin que el cierzo las hiele.De esplendores más ricodescuella por orienteen triunfo el sol y a darlela vida al mundo vuelve.Medrosos de sus rayoslos vientos enmudecen,y el vago cefirillobullendo les sucede,el céfiro, de aromasempapado, que muevenen la nariz y el senomil llamas y deleites.Con su aliento en la sierraderretidas las nieves,en sonoros arroyossalpicando descienden.De hoja el árbol se viste,las laderas de verde,y en las vegas de floresves un rico tapete.Revolantes las avespor el aura enloquecen,regalando el oídocon sus dulces motetes;y en los tiros sabrososcon que el Ciego las hieresuspirando delicias,por el bosque se pierden,mientras que en la praderadóciles a sus leyespastores y zagalasfestivas danzas tejeny los tiernos cantaresy requiebros ardientesy miradas y juegosmás y más los encienden.Y nosotros, amigos,cuando todos los seresde tan rígido inviernodesquitarse parecen,¿en silencio y en ociodejaremos perderseestos días que el tiempoliberal nos concede?Una vez que en sus alasel fugaz se los lleve,¿podrá nadie arrancarlosde la nada en que mueren?Un instante, una sombraque al mirar desparece,nuestra mísera vidapara el júbilo tiene.Ea, pues, a las copas,y en un grato banquetecelebremos la vueltadel abril floreciente. -VIE ya, pues, desrama de tus nuevas fuentesen mí tu subçidio, inmortal Apolo;aspira en mi boca por que pueda sólovirtudes e viçios narrar de potentes.A estos mis dichos mostradvos presentes,o fijas de Tespis, con vuestro thesoro,y con armonía de aquel dulçe chorosuplid cobijando mis inconvenientes. -Todo queda en el camino:los brazos abiertosy este no ir a parte alguna;todas las inútiles preguntas,los pasos sin fin.Detrás de los cristales de la nochehay un horizonte eternoque ha vivido siemprecon nosotrosy no sabe decirnos nada. -Tu carnetan desnudaquietaen la oscuridadTus pechosdostembloresdoslunasen medio de la nocheMis brazoste rodeanviolentocuerpo a cuerpoluchaque sólo acabaráconmigosobre ticonmigoque me voy enredando en esas algas firmeshúmedassuaves como tentáculosHasta que alláen la callese acerque el alba de puntillassorbouna a una tus lágrimasgozosasmansamente te lamochupoigual que chuparíaun niño un caramelode frambuesaTu bocaahora me sabe a almíbarahoraa cortezas amargas de naranjaVeoa Diosjusto en ese momento en que mi cuerpose vacía de golpe entre tus piernasDices(y es muy cierto)que soy tímido y muy muy indecisoy que siempre consigo lo que quiero"lo maloes que tan sólo quieroun poco másde tiun pocomásen esta larga noche que se niega a morírsenosasí de cualquier modoentre las manosEstoy soloAmaneceUna campana salta como un gatosobre todas las cúpulaslas cópulasy todos los tejados humeantesLa brumasuelta su pedrería en la ventanaarañalos cristalesy me muerde la espalda con desgana. -De pechos sobre una torreque la mar combate y cerca,mirando las fuertes navesque se van a Inglaterra,las aguas crece Belisallorando lágrimas tiernas,diciendo con voces tristesal que se aparta y la deja:«Vete, cruel, que bien me quedaen quien vengame de tu agravio pueda».«"No quedo con solo el hierrode tu espada y de mi afrenta,que me queda en las entrañasretrato del mismo Eneas,y aunque inocente, culpado,si los pecados se heredan;mataréme por matarle,y moriré porque muera"».«Vete, cruel, que bien me quedaen quien vengarme de tu agravio pueda».«Mas quiero mudar de intentoy aguardar que salga fuerapor si en algo te parecematar a quien te parezca.Mas no le quiero aguardar,que será vívora fiera,que rompiendo mis entrañassaldrá dejándome muerta».«Vete, cruel, que bien me quedaen quien vengarme de tu agravío pueda».Así se queja Belisacuando la priesa se llega;hacen señal a las navesy todas alzan las velas.«Aguarda, aguarda, le dice,fugitivo esposo, espera...Mas, ¡ay! que en balde te llamo;¡plega a Dios que nunca vuelvas!"».«Vete, cruel, que bien me quedaen quien vengarme de tu agravio pueda». -Uno llegar e incorporarse el díaDos respirar para subir la cuestaTres no jugarse en una sola apuestaCuatro escapar de la melancolíaCinco aprender la nueva geografíaSeis no quedarse nunca sin la siestaSiete el futuro no será una fiestaY ocho no amilanarse todavíaNueve vaya a saber quién es el fuerteDiez no dejar que la paciencia cedaOnce cuidarse de la buena suerteDoce guardar la última monedaTrece no tutearse con la muerteCatorce disfrutar mientras se pueda. -Cien sonetos de amorAcostúmbrate a ver detrás de mí la sombray que tus manos salgan del rencor, transparentes,como si en la mañana del mar fueran creadas:la sal te dio, amor mío, proporción cristalina.La envidia sufre, muere, se agota con mi canto.Uno a uno agonizan sus tristes capitanes.Yo digo amor, y el mundo se puebla de palomas.Cada sílaba mía trae la primavera.Entonces tú, florida, corazón, bienamada,sobre mis ojos como los follajes del cieloeres, y yo te miro recostada en la tierra.Veo el sol trasmigrar racimos a tu rostro,mirando hacia la altura reconozco tus pasos.Matilde, bienamada, diadema, bienvenida! -DEJO a los sindicatosdel cobre, del carbón y del salitremi casa junto al mar de Isla Negra.Quiero que allí reposen los maltratados hijosde mi patria, saqueada por hachas y traidores,desbaratada en su sagrada sangre,consumida en volcánicos harapos.Quiero que al limpio amor que recorrierami dominio, descansen los cansados,se sienten a mi mesa los oscuros,duerman sobre mi cama los heridos.Hermano, ésta es mi casa, entra en el mundode flor marina y piedra consteladaque levanté luchando en mi pobreza.Aquí nació el sonido en mi ventanacomo en una creciente caracolay luego estableció sus latitudesen mi desordenada geología.Tu vienes de abrasados corredores,de túneles mordidos por el odio,por el salto sulfúrico del viento:aquí tienes la paz que te destino,agua y espacio de mi oceanía. -¡Ay del que llega sedientoa ver el agua correr,y dice: la sed que sientono me la calma el beber!¡Ay de quien bebe y, saciadala sed, desprecia la vida:moneda al tahúr prestada,que sea al azar rendida!Del iluso que suspirabajo el orden soberano,y del que sueña la lirapitagórica en su mano.¡Ay del noble peregrinoque se para a meditar,después de largo caminoen el horror de llegar!¡Ay de la melancolíaque llorando se consuela,y de la melomaníade un corazón de zarzuela!¡Ay de nuestro ruiseñor,si en una noche serenase cura del mal de amorque llora y canta sin pena!¡De los jardines secretos,de los pensiles soñados,y de los sueños pobladosde propósitos discretos!¡Ay del galán sin fortunaque ronda a la luna bella;de cuantos caen de la luna,de cuantos se marchan a ella!¡De quien el fruto prendidoen la rama no alcanzó,de quien el fruto ha mordidoy el gusto amargo probó!¡Y de nuestro amor primeroy de su fe mal pagada,y, también, del verdaderoamante de nuestra amada! -Ya por añejos vinos,corre sangre, corren caballos negros, corren sollozos, corre muerte,y el sol relumbra en materias extrañas.Sobre el fluir fluyente, abandonado, entre banderas fuertes,sujeto tu ilusión, como un pájaro rojo,a la orilla de los dramáticos océanos de números;y, cuando las viejas águilas,atardecen tus pupilas de otoño, llenas de pasado guerrero,y el escorpión del suceder nos troncha la espada,mi furiosa pasión,mi soberbia,mi quemada pasión,contra "la muerte inmortal", levantándose, frente a frente,enarbola sus ámbitos,la marcha contra la nada, a la vanguardia de aquellos ejércitos tremendos,en donde relucen las calaveras de los héroes.Si, el incendio en las últimas cumbres;guarda las lágrimas en su tinaja el vendimiador de dolores,y sopla un hálito como trágico,de tal manera ardido y helado, simultáneamente;suena el miedo, de ser, entonces.Encaramados a todos los símbolos,feas bestias, negras bestias nos arrojan fruta podrida, cocos de tontos y obscuras imágenes hediondas,y los degeneras de verula,vestidos de perras,largan amarga baba de lacayos sobre nosotros;es, amiga, la familia del mundo,no, es la flor del estiércol, es la flor, es la flor morada y rabiosa de la burguesía;pero a la medida que nos empequeñecemos de años y de llantos, para bajar hacia la montaña de abajo,y la figura de la verdad nos marca la cara,avanzan hijos e hijas, retozando la historia, derrochando, derramandograndes copas dulces, y el vino y la miel rosada de la juventud, se les caencomo la risa a la Rusia soviética;tú y yo nos miramos y envejecemos, porque nos miramos,y porque el arte patina las cosas,levantando su ataúd entre individuo e infinito.Ahora, si nosotros nos derrumbamos,con todo aquello que nos amamos y nos besamos, mutuamente, cargados de vida,y en lo cual radicó el honor de la existencia,va a ser ceniza la figura del sexo y de la lengua y del pecho y del corazón, que ya alumbra,y en los pies estará todo el peso del mundo,y ya nos vamos llegando, aproximando a la órbita, llenando de dispersión, colmando sombra,y tu belleza batalla contra tu belleza...Emigran las golondrinas desde tu pelo de pueblos;el tiempo de las cosechas del trigo y el vinoflamea en tu corazón cubierto de huevos de tiempo y manzanas,Emigran las golondrinas desde tu pelo de pueblos;el tiempo de las cosechas del trigo y el vinoflamea en tu corazón cubierto de huevos de tiempo y manzanas,es decir, como tarde, cuando la tarde arrea sus rebaños;nosotros dos, nosotros, cómo nos morimos, y cómo,en ti la niña marchita, tan linda,entristece de dignidad feliz a la mujer hermosa y profunda, como un carro de fuego,en mí, el adolescente agresivo y estusiasta,yace en este animal desesperado, con pecho tremendo, que agita la dialéctica;país de soledad, adentro del cual golpea y revienta el océano,y es una enorme isla, tan pequeña, que da espanto, y gira rugiendo,porque dos criaturas están abrazadas;huele a agua mojada, a paloma amarilla, a novela, a laguna, a vasija de otoño,y un horizonte de suspiros y sollozossuspende una gran tormenta sobre las nuestras cabezas;el pájaro pálido de las hojas cedasaletea a la ribera de los recuerdos, entre los braseros arrodillados,y retornan las viejas lámparas del pretérito,la angustia resplandece, como una virtud, en nosotros,y el terror de los proletarios abandonadosnos raja el pecho, desde adentro como con fuego tremendo.Imponente como la popa de un gran barco,amarillo y espantoso de presencia,el sol inicia la caída definitiva, tranco a tranco, como el buey de la tarde eterna;besos de piedra,todas las máscaras de dios se despluman,y caen destrozados los penachos;un ataúd de fuego grita desde el oriente. -Cuando el bueno de armstrong dio aquellos pasostodos registramos cómo se movíatosco / pesado / en un suelo blancuzco¿o era de piedra pómez? ¿quién se acuerda?durante un rato estuvo cavilandoy la escafandra o como se llamaseimpedía que viéramos sus ojospero juraría que su mirada erade pereza o abuliaalgo debió explicar a su regresoalgo diferente al discurso de gloriaque le ordenaron pronunciar eufóricoentre medallas flores vítores y guirnaldasalgo debió decir en privado a sus jefesalgo importante inesperadoverbigracia / cuando estaba allá arribacaminando como un zoombie en la lunami general mi coronel pensé en ustedesy se me ocurrió no sé por quéque debía matarlos con urgenciauno a uno / dos a dos / etcéterao verbigracia dos / cuando andaba allá / heroicopisando las feísimas arrugas del satéliteimaginé que así debía ser la muertees decir el paisaje de la muerteo verbigracia tres / cuando estaba en selenepaseando por la nada como un imbécilsetí el asco infinito de la ausencia del hombrey me dije qué mierda estoy haciendo aquíalgo así debe haber confesado a sus jefescon su estrenada voz de robot disidentey quizá por eso los dueños del poderpostergaron sine die los viajes a la luna. -Gracias os quiero dar sin cumplimiento,Dulce fray Diego, por la dulce caja;Tal sea el ataúd de mi mortaja,Y de mis guerras tal el instrumento.Consagrad, Musas, hoy vuestro talentoA la monja que almíbar tal le baja,Pues quien acabar suele en una pajaSella ahora el estómago contento.Cualquier regalo de durazno o peraAcoto suyo, si podrá un amigoEscotar un discípulo de Scoto.Confieso que de sangre entendí que eraCámara aquella, y si lo fue, yo digoQue servidor seáis, y no devoto. -Junto al dolor del mundo mi pequeño dolor,junto a mi arresto colegial la verdadera cárcel de los hombres sin voz,junto a mi sal de lágrimasla costra secular que sepultó montañas y oropéndolas,junto a mi mano desarmada el fuego,junto al fuego el huracán y los fríos derrumbes,junto a mi sed los niños ahogadosdanzando interminablemente sin noches ni estaturas,junto a mi corazón los duros horizontesy las flores,junto a mi miedo el miedo que vencieron los muertos,junto a mi soledad la vida que recorro,junto a la diseminada desesperación que me ofrecen,los ojos de los que amodiciendo que me aman. -El té, viniendo del imperio chino,se encontró con la salvia en el camino.Ella le dijo: «Adónde vas, compadre?»«A Europa voy, comadre,donde sé que me compran a buen precio.»«Yo», respondió la salvia, «voy a China,que allá con sumo apreciome reciben por gusto y medicina.En Europa me tratan de salvaje,y jamás he podido hacer fortuna.Anda con Dios. No perderás el viaje,pues no hay nación algunaque a todo lo extranjerono dé con gusto aplausos y dinero».La salvia me perdone,que al comercio su máxima se opone.Si hablase del comercio literario,yo no defendería lo contrario,porque en él para algunos es un viciolo que es en general un beneficio;y español que tal vez recitaríaquinientos versos de Boileau y el Tasso,puede ser que no sepa todavíaen qué lenguas los hizo Garcilaso. -Las campanadas escapan del pecho del reloj de péndulo.Huyen del pozoy resuenan en la memoria.La memoria,esa lechuza ciega huyendo a refugiarse en un árbol hueco. -Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,la resaca de todo lo sufridose empozara en el alma... ¡Yo no sé!Son pocos; pero son... Abren zanjas oscurasen el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;o los heraldos negros que nos manda la Muerte.Son las caídas hondas de los Cristos del almade alguna fe adorable que el Destino blasfema.Esos golpes sangrientos son las crepitacionesde algún pan que en la puerta del horno se nos quema.Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, comocuando por sobre el hombro nos llama una palmada;vuelve los ojos locos, y todo lo vividose empoza, como charco de culpa, en la mirada.Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! -Poco a pocohas tenido que ceder a la tentación de los recuerdos,a la tenue posibilidad de huir y revelartecon alguna garantía de éxito.Éxitopara sacudir el árbol venecianode la pasión que engendra la armonía,la combinación nómada de las rosas,la cristalización de una época;en cierto modo,un baile de palabras,un juego de labios,prácticamente nada.Una suave y familiar hojarasca.Un esfuerzo admirable y patéticoque se resuelve en polvo.Tú quisieras añadir a su argumentounas gotas de láudano esportilladoy mantener siempre la misma posiciónlabrada en largas nochesde insomnio y cine.(Al fin y al cabo,los períodos azulesafloran mejor en septiembre). -Los astros son ronda de niños,jugando la tierra a espiar...Los trigos son talles de niñasjugando a ondular..., a ondular...Los ríos son rondas de niñosjugando a encontrarse en el mar...Las olas son rondas de niñas,jugando la Tierra a abrazar... -Obligados a abandonarmuchos sueños ya rotos para siempre,con rotunda claridad,velan los ojos.Prácticamentesólo se ha quedado la playa con un catálogode aves y castillos,por el que la lluvia estaríaencantada de ofrecer una considerable recompensa.Por lo más hondo de su descampado tímido,de condición angelical,extiende su cortina el sol,que por momentos dobla meticulosa y efímeraeternidad. -Te he visto envejecer entre mis manos,mis caricias "tus manos me abrazabanun día y otro día- sin poder detenerte,detenernos.Tus ojos querían para mílas cosas dulces, suaves,aunque tú ya sabías lo violenta,dura y desolada,que está la vida. Y una vez,y otra vez, me hablabas del camino.Y ya hoy-Ana y Ángela, mis hijas,te recuerdan- te veo como nunca lo hice:Agobiada por años y más años,por palabras y ausencias,por dolores.Quisiera para titoda la paz del mundo. Toda la pazque no pudimos darte. -Cuelgan las nubes sobre el díacomo una sucia piel curtidao la panza de un animaldispuesto para turbios sacrificiosante los filos de la luz y el frío.Aún tiemblan los vidrioscon el impacto del pedriscoy en la aspereza del asfaltopalpita y se deshacela mínima blancura de los hielos,como siembra a destiempoque ni el cuervo siquieracodiciará.Pasajera furiaque sobrecoge, súbita, deslizasen el oído un fondo percusorsobre el que vuelve a florecer la vida,feraz como el vapor de los jardines,mientras arribalas inquietas puntadas de la luzabren en la grisallala imagen espectralde un asombro para dubitativos. -Un monte azul, un pájaro viajero,un roble, una llanura,un niño, una canción... Y, sin embargo,nada sabemos hoy, hermano mío.Bórranse los senderos en la sombra;el corazón del monte está cerrado;el perro del pastor trágicamenteaúlla entre las hierbas del vallado.Apoya tu fatiga en mi fatiga,que yo mi pena apoyaré en tu pena,y llora, como yo, por el influjode la tarde traslúcida y serena.Nunca sabremos nada...¿Quién puso en nuestro espíritu anhelante,vago rumor de mares en zozobra,emoción desatada,quimeras vanas, ilusión sin obra?Hermano mío, en la inquietud constante,nunca sabremos nada...¿En qué grutas de islas misteriosasarrullaron los Números tu sueño?¿Quién me da los carbones irrealesde mi ardiente pasión, y la resinaque efunde en mis poemas su fragancia?¿Qué voz suave, que ansiedad divinatiene en nuestra ansiedad su resonancia?Todo inquirir fracasa en el vacío,cual fracasan los bólidos nocturnosen el fondo del mar; toda preguntavuelve a nosotros trémula y fallida,como del choque en el cantil fragosola flecha por el arco despedida.Hermano mío, en el impulso errante,nunca sabremos nada...Y sin embargo...¿Qué mística influenciavierte en nuestros dolores un bálsamo radiante?¿Quién prende a nuestros hombrosmanto real de púrpuras gloriosas,y quién a nuestras llagasviene y las unge y las convierte en rosas?Tú, que sobre las hierbas reposabasde cara al cielo, dices de repente:"«La estrella de la tarde está encendida».Ávidos buscan su fulgor mis ojosa través de la bruma, y ascendemospor el hilo de luz...Un grillo cantaen los repuestos musgos del cercado,y un incendio de estrellas se levantaen tu pecho, tranquilo ante la tarde,y en mi pecho en la tarde sosegado... -Desnúdenme tus manos lentamentesobrenadando senos y caderas,y desliza tus dedos diligenteentre botones, lazos, cremalleras.Mira mis ojos y ábreme la blusa,y descuelga los pechos prisioneros,que mi deseo nada te rehusa,y ellos son del deseo mensajeros.Se abren a ti como dos rosas tiernas,esperando la lengua en los pezones,y percibo temblores en mis piernas,y un aire abrasador en los pulmones.No hay en mi ofrecimiento ambigüedades,va a ti sin desvergüenza o timidez,y aunque con tinte de frivolidades,parece siempre la primera vez.Besa con humedad mi boca hambrienta,y haz que ambas lenguas jueguen en contacto,no ha de haber nada a lo que no consienta ,mía es la voluntad, tuyo es el acto.En la espalda hay insólitos caminosque mi mano jamás ha transitado,y de tus dedos brotan remolinoserizando la piel de mi costado.En breve y delicada sacudidamis hombros de la blusa se desprenden;semidesnuda estoy, y enardecida,y alzo los brazos, que hacia ti se extienden.Detente brevemente en la cintura,rodéame en caricias circulares,y explora el resto de mi arquitectura,con paso franco a todos mis lugares.Cae la falda a los pies..., al fin desnuda...Qué libertad e independencia siento.No queda en mí vacilación ni duda,sólo serenidad..., y atrevimiento.Están mis ojos en tus ojos fijos,y tus manos me arropan insistentes;suaves contactos causan regocijos,lentas fricciones llegan más frecuentes.Aproxímate más, cúbreme entera,encadéname a ti, y abre mi rosa,dame un beso total, de tal maneraque resulte en fusión voluptuosa.Quédate en pie y recibe el doble abrazo,y al rodear tu cuerpo con mis piernas,introduce tu furia de un zarpazoanegando mis cámaras internas.El ímpetu, el gemido y los sudoresme dirán que soy tuya y eres mío;seremos mutuamente posesores,como el cauce y las aguas en el río.ElHay en tu rostro un gesto de embelesoal ajustar tu mano mi corbata;y me encuentro vestido con excesoal ver tu desnudez bajo la bata.De repente me asaltan intencionesque sacuden la fibra del sentido,y que encajan en las incitacionesque el brillo de tus ojos me ha tendido.Sin vacilar, toma hoy la iniciativay traduce en acciones la sonrisa,que tu mano sensual y decisivame arranque la corbata y la camisa.Deslízame los dedos sobre el pecho,y extiéndete a la espalda suavemente;mi instinto levantado está al acecho,todo mi voluntad te lo consiente.Hoy serás tú quien todo lo decida,seré el juguete, y tú serás quien juegue,tendrás autoridad indefiniday no encontrarás nada que te niegue.Ya el cinturón se siente relajado,y tu contacto excita mi impaciencia,siento el impulso desencadenado,pero a él, no a ti, he de hacerle resistencia.Es tu oportunidad, es tu momento,será tu desnudez junto a la mía,tus caricias tendrán el ritmo lentode inevitable, espléndida agonía.Y aunque te exija que me lo aceleres,no escuches mi clamor ni mi quejido,habré de recibir lo que me dieres,cuando, como y en donde hayas querido.Siento tus manos descendiendo lentasy tú también te inclinas y desciendes,y a mi virilidad la boca enfrentas,y una violencia emocional enciendes.Ese beso profundo y penetrante,me acerca a ti de singular manera;y aunque no puedo verlo en tu semblante,percibo toda tu pasión entera.Tus manos en mi piel clavan crispadaslas uñas, que de sangre se revisten;flota tu pelo en nuevas oleadas,los labios y la lengua no desisten.Qué catarata de placer provocasvolcándose en caída resonante,tal la furia del mar contra las rocasQué maravilla poder ser tu amante.Y al fin las aguas, blancas de la espuma,tras la caída, avanzan en el río;siento en la mente el sueño de la bruma,y en el cuerpo el postrer escalofrío.Levántate y abrázame, cariño,yace conmigo en silenciosa calma,manténme en tu regazo como a un niño,y toma posesión de cuerpo y alma. -Desde la nieve convertida en agua,desde el sucio periódico sin dueño,desde la niebla, desde el tren hundidocon sus cientos de manos que buscan asidero;desde la fantasía de los anuncios luminososy el ruido sin piedad de las bombas de incendio;desde la noche que nos cae encima"losa de cielo sin estrellas";desde cada momento perdido entre las callesdonde todos los solos del mundo pasan desconocidos;desde el árbol sin hojas y el camino sin gente,otra vez, como ayer, como mañana,acaso ya como todos los días que vendrán, si es que vienen,entro al silencio. -Kikirikí,estoy aquí,decía el galloColibrí.El gallo Colibríera pelirrojo,y era su trajede hernoso plumaje.Kikirikí.levántate campesino,que ya está el solde camino.-Kikiriki.levántate labrador,despierta con alegria,que viene el dia.-Kikiriki.Niños del pueblodespertad con el ole,que os esperan en el "cole'.El pueblo no necesita reloj,le vale el gallo despertador. -Amigo Blas de Otero: Porque sé que tú existes,y porque el mundo existe, y yo también existo,porque tú y yo y el mundo nos estamos muriendo,gastando nuestras vueltas como quien no hace nada,quiero hablarte y hablarme, dejar hablar al mundode este dolor que insiste en todo lo que existe.Vamos a ver, amigo, si esto puede aguantarse:El semillero hirviente de un corazón podrido,los mordiscos chiquitos de las larvas hambrientas,los días cualesquiera que nos comen por dentro,la carga de miseria, la experiencia "un residuo",las penas amasadas con lento polvo y llanto.Nos estamos muriendo por los cuatro costados,y también por el quinto de un Dios que no entendemos.Los metales furiosos, los mohos del cansancio,los ácidos borrachos de amarguras antiguas,las corrupciones vivas, las penas materiales...todo esto "tú sabes", todo esto y lo otro.Tú sabes. No perdonas. Estás ardiendo vivo.La llama que nos duele quería ser un ala.Tú sabes y tu verso pone el grito en el cielo.Tú, tan serio, tan hombre, tan de Dios aun si pecas,sabes también por dentro de una angustia rampante,de poemas prosaicos, de un amor sublevado.Nuestra pena es tan vieja que quizá no sea humana:ese mugido triste del mar abandonado,ese temblor insomne de un follaje indistinto,las montañas convulsas, el éter luminoso,un ave que se ha vuelto invisible en el viento,viven, dicen y sufren en nuestra propia carne.Con los cuatro elementos de la sangre, los huesos,el alma transparente y el yo opaco en su centro,soy el agua sin forma que cambiando se irisa,la inercia de la tierra sin memoria que pesa,el aire estupefacto que en sí mismo se pierde,el corazón que insiste tartamudo afirmando.Soy creciente. Me muero. Soy materia. Palpito.Soy un dolor antiguo como el mundo que aún dura.He asumido en mi cuerpo la pasión, el misterio,la esperanza, el pecado, el recuerdo, el cansancio,Soy la instancia que elevan hacia un Dios excelentela materia y el fuego, los latidos arcaicos.Debo salvarlo todo si he de salvarme entero.Soy coral, soy muchacha, soy sombra y aire nuevo,soy el tordo en la zarza, soy la luz en el trino,soy fuego sin sustancia, soy espacio en el canto,soy estrella, soy tigre, soy niño y soy diamanteque proclaman y exigen que me haga Dios con ellos.¡Si fuera yo quien sufre! ¡Si fuera Blas de Otero!¡Si sólo fuera un hombre pequeñito que mueresabiendo lo que sabe, pesando lo que pesa!Mas es el mundo entero quien se exalta en nosotrosy es una vieja historia lo que aquí desemboca.Ser hombre no es ser hombre. Ser hombre es otra cosa.Invoco a los amantes, los mártires, los locosque salen de sí mismos buscándose más altos.Invoco a los valientes, los héroes, los obreros,los hombres trabajados que duramente aguantany día a día ganan su pan, mas piden vino.Invoco a los dolidos. Invoco a los ardientes.Invoco a los que asaltan, hiriéndose, gloriosos,la justicia exclusiva y el orden calculado,las rutinas mortales, el bienestar virtuoso,la condición finita del hombre que en sí acaba,la consecuencia estricta, los daños absolutos.Invoco a los que sufren rompiéndose y amando.Tú también, Blas de Otero, chocas con las fronteras,con la crueldad del tiempo, con límites absurdos,con tu ciudad, tus días y un caer gota a gota,con ese mal tremendo que no te explica nadie.Irónicos zumbidos de aviones que pasany muertos boca arriba que no, no perdonamos.A veces me parece que no comprendo nada,ni este asfalto que piso, ni ese anuncio que miro.Lo real me resulta increíble y remoto.Hablo aquí y estoy lejos. Soy yo, pero soy otro.Sonámbulo transcurro sin memoria ni afecto,desprendido y sin peso, por lúcido ya loco.Detrás de cada cosa hay otra cosa que es la misma,idéntica y distinta, real y a un tiempo extraña.Detrás de cada hombre un espejo repitelos gestos consabidos, mas lejos ya, muy lejos.Detrás de Blas de Otero, Blas de Otero me mira,quizá me da la vuelta y viene por mi espalda.Hace a��n pocos días caminábamos juntosen el frío, en el miedo, en la noche de enerorasa con sus estrellas declaradas lucientes,y era raro sentirnos diferentes, andando.Si tu codo rozaba por azar mi costado,un temblor me decía: «Ese es otro, un misterio.»Hablábamos distantes, inútiles, correctos,distantes y vacíos porque Dios se ocultaba,distintos en un tiempo y un lugar personales,en las pisadas huecas, en un mirar furtivo,en esto con que afirmo: «Yo, tú, él, hoy, mañana»,en esto que separa y es dolor sin remedio.Tuvimos aún que andar, cruzar calles vacías,desfilar ante casas quizá nunca habitadas,saber que una escalera por sí misma no acaba,traspasar una puerta "lo que es siempre asombroso",saludar a otro amigo también raro y humano,esperar que dijeras "era un milagro": Dios al fin escuchaba.Todo el dolor del mundo le atraía a nosotros.Las iras eran santas; el amor, atrevido;los árboles, los rayos, la materia, las olas,salían en el hombre de un penar sin conciencia,de un seguir por milenios, sin historia, perdidos.Como quien dice «sí», dije Dios sin pensarlo.Y vi que era posible vivir, seguir cantando.Y vi que el mismo abismo de miseria medíacomo una boca hambrienta, qué grande es la esperanza.Con los cuatro elementos, más y menos que hombre,sentí que era posible salvar el mundo entero,salvarme en él, salvarlo, ser divino hasta en cuerpo.Por eso, amigo mío, te recuerdo, llorando;te recuerdo, riendo; te recuerdo, borracho;pensando que soy bueno, mordiéndome las uñas,con este yo enconado que no quiero que exista,con eso que en ti canta, con eso en que me extingoy digo derramado: amigo Blas de Otero. -En la soledad hiriente y absoluta a la que no he conseguidonunca darle nombres y entresus sábanas que tantas vecesrecuerdo son del miedo haytodavía una arrolladora, inexplicable, casivergonzosa ternura que creoque me asalta los ojos y quizáen ellos me devora. Pero me es difícil su sonido,por profundo. Nació acaso en mi luz primeray sé que estará también en mi noche última:luz y noche, esos polos simples del rincónestúpido que es mi vida, luz, noche y torsossin cuerpo y con ternuraque es quizá recuerdode la que por ella tuve y de la que por míquizá ella tuvo, este quedo alambre sobre el tonode una roñosa canción de radio o a travésde los silencios que en los versos se respiranluz y noche y la enfermedad extrañaque en mis ojos nacen telares sin sonidoy por la que jamás me bastó el mundoy por la que siempre estuvecomo suspenso en vida. -Respóndeme, político, ¿por quéquieres desfigurar la faz del mundo?¿Por qué quieres cortarlas cabezas azules de mis templos?¿Por qué quieressalpicar con mi sangrea tu pueblo inocente?¿No sabes que si envíasla muerte a visitarmevolverá sobre ti, boomerang en retorno?¿Por qué quieresmatar mi casaromper mi niñoquemar mi perro? -Sale en lo alto de un monte Rosaura en hábito de hombre, de camino, y en representando los primeros versos va bajando.ROSAURAHipogrifo violento,que corriste parejas con el viento,¿dónde, rayo sin llama,pájaro sin matiz, pez sin escama,y bruto sin instintonatural, al confuso laberintode esas desnudas peñaste desbocas, te arrastras y despeñas?Quédate en este monte,donde tengan los brutos su Faetonte;que yo, sin más caminoque el que dan las leyes del destino,ciega y desesperada,bajaré la cabeza enmarañadade este monte eminenteque arruga al sol el ceño de la frente.Mal, Polonia, recibesa un extranjero, pues con sangre escribessu entrada en tus arenas,y a penas llega, cuando llega apenas.Bien mi suerte lo dice;mas ¿donde halló piedad un infelice?Sale Clarín, gracioso.CLARÍNDi dos, y no me dejesen la posada a mí cuando te quejes;que si dos hemos sidolos que de nuestra patria hemos salidoa probar aventuras;dos los que, entre desdichas y locuras,aquí habemos llegado,y dos los que del monte hemos rodado,¿no es razón que yo sientameterme en el pesar, y no en la cuenta?ROSAURANo quise darte parteen mis quejas, Clarín, por no quitarte,llorando tu desvelo,el derecho que tienes al consuelo;que tanto gusto habíaen quejarse, un filósofo decía,que, a trueco de quejarse,habían las desdichas de buscarse.CLARÍNEl filósofo eraun borracho barbón; ¡oh, quién le dieramás de mil bofetadas!Quejárase después de muy bien dadas.Mas, ¿qué haremos, señora,a pie, solos, perdidos y a esta hora,en un desierto montecuando se parte el sol a otro horizonte?ROSAURA¿Quién ha visto sucesos tan extraños?Mas si la vista no padece engañosque hace la fantasía,a la medrosa luz que aún tiene el díame parece que veoun edificio.CLARÍNO miente mi deseo,o termino las señas.ROSAURARústico nace entre desnudas peñasun palacio tan breve,que el sol apenas a mirar se atreve.Con tan rudo artificiola arquitectura está de su edificio,que parece, a las plantasde tantas rocas y de peñas tantasque al sol tocan la lumbre,peñasco que ha rodado de la cumbre.CLARÍNVámonos acercando,que éste es mucho mirar, señora, cuandoes mejor que la genteque habita en ella, generosamentenos admita.ROSAURALa puerta(mejor diré funesta boca) abiertaestá, y desde su centronace la noche, pues la engendra dentro.Suena ruido de cadenas.CLARÍN¡Qué es lo que escucho, cielo!ROSAURAInmóvil bulto soy de fuego y hielo.CLARÍNCadenita hay que suena,mátenme, si no es galeote en pena;bien mi temor lo dice. -Era un vampiro que sorbía aguapor las noches y por las madrugadasal mediodía y en la cena.Era abstemio de sangrey por eso el bochornode los otros vampirosy de las vampiresas.Contra viento y marea se propusofundar una bandadade vampiros anónimos,hizo campaña bajo la menguante,bajo la llena y la crecientesus modestas pancartas proclamaban,vampiros beban aguala sangre trae cáncer.Es claro los quirópterosreunidos en su ágora de sombrasopinaron que eso era inaudito,aquel loco aquel alucinadopodía convencer a los vampiros flojos,esos que liban boldo tras la sangre.De modo que una nochecon nubes de tormenta,cinco vampiros fuertessedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos,rodearon al chiflado, al insurrecto,y acabaron con él y su imprudencia.Cuando por fin la lunapudo asomarsevio allá abajoel pobre cuerpo del vampiro anónimo,con cinco heridas que manaban,formando un gran charco de agua,lo que no pudo ver la lunafue que los cinco ejecutoresse refugiaban en un árboly a su pesar reconocíanque aquello no sabía mal.Desde esa noche que fue históricani los vampiros, ni las vampiresas,chupan más sangre,resolvieronpor unanimidad pasarse al agua.Como suele ocurrir en estos casosel singular vampiro anónimoes venerado como un mártir. -Mi poesíaes como la siemprevivapaga su precioa la existenciaen término de asperidad.Entre las piedras y el fuego,frente a la tempestado en medio de la sequía,por sobre las banderasdel odio necesarioy el hermosísimo empujede la cólera,la flor de mi poesía busca siempreel aire,el humus,la savia,el sol,de la ternura. -Que mi dedito lo cogió una almeja,y que la almeja se cayó en la arena,y que la arena se la tragó el mar.Y que del mar la pescó un balleneroy el ballenero llegó a Gibraltar;y que en Gibraltar cantan pescadores:«Novedad de tierra sacamos del mar,novedad de un dedito de niña:¡la que esté manca lo venga a buscar!» -Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)Digo vivir, vivir como si nadahubiese de quedar de lo que escribo.Porque escribir es viento fugitivo,y publicar, columna arrinconada.Digo vivir, vivir a pulso, airada-mente morir, citar desde el estribo.Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,abominando cuanto he escrito: escombrodel hombre aquel que fui cuando callaba.Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obramás inmortal: aquella fiesta bravadel vivir y el morir. Lo demás sobra. -La rosa coloradacogida ayer;el fuego y la canelaque llaman clavel;el pan horneadode anís con miel,y el pez de la redomaque la hace arder:todito tuyohijito de mujer,con tal que quierasdormirte de una vez.La rosa, digo:digo el clavel.La fruta, digo,y digo que la miel;y el pez de lucesy más y más también,¡con tal que duermashasta el amanecer! -Casi alba,como decir arroyo entre la fuente,como decir estrella,como decir paloma en cielo de alas.Esta noche se ha ido casi aurora,casi ronda de luna entre montañas,como una sensación de golondrinaal picar su ilusión en una rama.Amanecer, sin alas para huirse,regreso de emoción hasta su alma,palomitas de amor entre mis manosque al asalto de amor subieron castas.Noche rasgada al tiempo repetido,detenida ciudad de esencias altas,como una claridad rompes mi espíritu,circundas mi emoción como una jaula.Amor callado y lejos...tímida vocecita de una dalia,así te quiero, íntimo,sin saberte las puertas al mañana,casi sonrisa abierta entre las risas,entre juego de luces, casi alba... -(Vicente Aleixandre)Muy cerca de la vida. Así tu hablar.Llegaste a viejo cual se llega al mar.Azotado del viento y de los añosfuiste la vida, no sus desengaños.Tu voz sonaba a viento y caracolas,viejo de luz, hermano de las olas,Conocimiento fue tu reposar.Llegaste a viejo cual se llega al mar.Llegaste a viejo cual se llega a serla luz delgada del amanecer.La luz delgada del saber callar,del saber conocer y callar.Del saber esperar, callar, seguirhasta las olas del saber vivir.Hasta las olas del saber amarprofundamente y como es quieto el mar.Y como es quieto el mar se pone en piela insurrección del nunca moriré.Y así tu ser, escrito en agua y saly en viento fue, y en todo lo inmortal. -Dulce chopo,Dulce chopo,Te has puestoDe oro.Ayer estabas verde,Un verde locoDe pájarosGloriosos.Hoy estás abatidoBajo el cielo de agostoComo yo frente al cieloDe mi espíritu rojo.La fragancia cautivaDe tu troncoVendrá a mi corazónPiadoso.¡Rudo abuelo del prado!Nosotros,Nos hemos puestoDe oro. -Tantos siglos pasan en el mundoy el hombre va paso a paso arrastrando los piespor su historia,una lucha incesantecontra miedo y fábula.Se oyen vítores y triunfoEsplendidísimo: 'vae victis',¡mátalos!, no hay nadiemás poderoso que yo, Alejandro; que yo, Hitler;matamos el miedo.Se oye el convulsivo lloriqueode los creyentesy la cobardía del sumo sacerdote y del papa,ellos saben que su dios es imposibley lo predican.Y yo aquí, en Rijmenam.Veo cómo pasa la primavera,el verano. Siento mi otoño.Acercándose, el miedo. La fábula, asumiéndose.Pasando, arrastran mi historia arrastrando los pies. -Con tu puedo y con mi quierovamos juntos compañerocompañero te desvelala misma suerte que a míprometiste y prometíencender esta candelacon tu puedo y con mi quierovamos juntos compañerola muerte mata y escuchala vida viene despuésla unidad que sirve esla que nos une en la luchacon tu puedo y con mi quierovamos juntos compañerola historia tañe sonorasu lección como campanapara gozar el mañanahay que pelear el ahoracon tu puedo y con mi quierovamos juntos compañeroya no somos inocentesni en la mala ni en la buenacada cual en su faenaporque en esto no hay suplentescon tu puedo y con mi quierovamos juntos compañeroalgunos cantan victoriaporque el pueblo paga vidaspero esas muertes queridasvan escribiendo la historiacon tu puedo y con mi quierovamos juntos compañero. -Soy tu enemigo que no tendrá piedad. / Guerra te llamaré y tomaré / contigo las libertades de la guerra. / Y en mis manos tu rostro oscuro y atravesado, / en mi corazón el país que / ilumina la tormenta.Ives BonnefoyTempranamente nos lanzaba la nochesus grandes ojos de diosahabía en esas calles otra luzque no conoce el díay nada ni nadie sabía de la muertevenías detrás de ti larga y enigmáticapresencia donde me reconozcootros canten la gloria de lo evidentey harán lo justoyo viviré siempreen esta piel estas manos,y este cuerpobañado por otra luz otra presencia.Otra guerra hay que la del panotra embriaguez que la del vinootra tierra hay en esta tierra:Eterna es nuestra primavera. -Alguna vez creí hablar contigo,Neruda, allá en tu tierra; tú decíasque la primera música en Parralfue el soplo virtuoso de la espiga,y aquel silbido patriarcal del vientollevando sobre el lomo su familiade cartas sin destino, de hojarasca,de lágrimas y páginas escritas.Contabas que te hiciste compañerodel sol que madrugaba con la brisa.Sobre la miel y el pasto quebradizotendiste la frazada de tu vida.También contabas que al amor cantandodel hielo liberaste a la poesía.Jamás te perdonaron los poetasque honraban las estatuas de caliza,la musa muerta, la ya fría lágrimaque le quitó el pañuelo a la mejilla.Jamás te perdonaron los poetasTu nombre fue quemado en una pipa.Volviste, tan alegre, de la hoguera.Naciste, nuevamente, en tu ceniza.Una pleamar de estrellas en el nortelevanta cada noche tu poesía. -¡Qué esfuerzo!¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina!¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!Y el caballo,¡qué flecha aguda exprime de la rosa!,¡qué rosa gris levanta de su belfo!Y la rosa,¡qué rebaño de luces y alaridosata en el vivo azúcar de su tronco!Y el azúcar,¡qué puñalitos sueña en su vigilia!Y los puñales dimínutos,¡qué luna sin establos, qué desnudos,piel eterna y rubor, andan buscando!Y yo, por los aleros,¡qué serafín de llamas busco y soy!Pero el arco de yeso,¡qué grande, qué invisible, qué diminuto!,sin esfuerzo. -Ven, reina de los besos, flor de la orgía,amante sin amores, sonrisa loca...Ven, que yo sé la pena de tu alegríay el rezo de amargura que hay en tu boca.Yo no te ofrezco amores que tú no quieres;conozco tu secreto, virgen impura;Amor es enemigo de los placeresen que los dos ahogamos nuestra amargura.Amarnos... ¡Ya no es tiempo de que me ames!A ti y a mí nos llevan olas sin leyes.¡Somos, a un mismo tiempo, santos e infames;somos, a un tiempo mismo, pobres y reyes!¡Bah! Yo sé que los mismos que nos adoranen el fondo nos guardan igual desprecio.Y justas son las voces que nos desdoran...Lo que vendemos ambos no tiene precio.Así, los dos: tú, amores, yo poesía,damos por oro a un mundo que despreciamos...¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!...Ven y reiremos juntos mientras lloramos.Joven quiere en nosotros Naturalezahacer, entre poemas y bacanales,el imperial regalo de la belleza,luz, a la oscura senda de los mortales.¡Ah! Levanta la frente, flor siempre viva,que das encanto, aroma, placer, colores...Diles, con esa fresca boca lasciva...,¡que no son de este mundo nuestros amores!Igual camino en suerte nos ha cabido,un ansia igual nos lleva que no se agota,hasta que se confundan en el olvido,tu hermosura podrida, mi lira rota.Crucemos nuestra calle de la Amarguralevantadas las frentes, juntas las manos...¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura!¡Hetairas y poetas somos hermanos! -Tú no eres en mi huerto la paganarosa de los ardores juveniles;te quise como a una dulce hermanay gozoso dejé mis quince abrilescual un ramo de flores de purezaentre tus manos blancas y gentiles.Humilde te ha rezado mi tristezacomo en los pobres templos parroquialesel campesino ante la Virgen reza.Antífona es tu voz, y en los coralesde tu mística boca he descubiertoel sabor de los besos maternales.Tus ojos tristes, de mirar incierto,recuérdanme dos lámparas prendidasen la penumbra de un altar desierto.Las palmas de tus manos son ungidaspor mi, que provocando tus asombroslas beso en las ingratas despedidas.Soy débil, y al marchar por entre escombrosme dirige la fuerza de tu plantay reclino las sienes en tus hombros.Nardo es tu cuerpo y tu virtud es tantaque en tus brazos beatíficos me duermocomo sobre los senos de una Santa.¡Quién me otorgara en mi retiro yermotener, Fuensanta, la condescendenciade tus bondades a mi amor enfermocomo plenaria y última indulgencia! -Para el librode Enrique Fernández LedesmaÉramos aturdidos mozalbetes:blanco listón al codo, ayes agónicos,rimas atolondradas y juguetes.Sin la virtud frenética de Orfeo,fiados en la campánula y el cirio,fuimos a embelesar las alimañascual neófitos que buscan el martirio.En la misma espesura se extraviabala primeriza luz de nuestra frente,y ante la misma fiera, reacia y sorda,cesaba nuestro cántico inocente.De aquella planta que regamos juntoseran cofrades la senil vihuela,los pupitres manchados de la escuela,la bíblica muchacha que adoraste,los días uniformes, el contrastede un volumen de Bécquer y Fabiola,la soprano indeleble que aún nos mimacon el ahínco de su voz pretérita,y el prístino lucero que te indujoal apurado trance de la rima.¿Qué hicimos, camarada, del tanteofeliz y de los ripios venturosos,y de aquel entusiasta deletreo?Hoy la armonía adulta va de viajea reclamar a una centuria prófugael vellón de su casto aprendizaje.Mi maquinal dolencia es una cajade música falible que en lo grisde un tácito aposento se desgaja.Y el alma, cera ayer, se petrificacomo los rosetones colonialesde una iglesia con lama, que complicasu fachada borrosa con el humoinveterado de los temporales. -El noel no inóvuloel no nonatoel nooel no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noany nooany plurimono noan al morbo amorfo noono démonono deosin son sin sexo ni órbitael yerto inóseo noo en unisolo amódulosin poros ya sin nóduloni yo ni fosa ni hoyoel macro no ni polvoel no más nada todoel puro nosin no -EN esta hora recuerdo a todo y todos,fibradamente, hundidamente enlas regiones que -sonido y pluma-golpeando un poco, existenmás allá de la tierra, pero en la tierra. Hoycomienza un nuevo invierno.No hay en esa ciudad,en donde está lo que amo,no hay pan ni luz: un cristal frío caesobre secos geranios. De noche sueños negrosabiertos por obuses, como sangrientos bueyes:nadie en el alba de las fortificaciones,sino un carro quebrado: ya musgo, ya silencio de edadesen vez de golondrinas en las casas quemadas,desangradas, vacías, con puertas hacia el cielo:ya comienza el mercado a abrir sus pobres esmeraldas,y las naranjas, el pescado,cada día traídos a través de la sangre,se ofrecen a las manos de la hermana y la viuda.Ciudad de luto, socavada, herida,rota, golpeada, agujereada, llenade sangre y vidrios rotos, ciudad sin noche, todanoche y silencio y estampido y héroes,ahora un nuevo invierno más desnudo y más solo,ahora sin harina, sin pasos, con tu lunade soldados.A todos, a todos.Sol pobre, sangre nuestraperdida, corazón terriblesacudido y llorando. Lágrimas como pesadas balashan caído en tu oscura tierra haciendo sonidode palomas que caen, mano que cierrala muerte para siempre, sangre de cada díay cada noche y cada semana y cadames. Sin hablar de vosotros, héroes dormidosy despiertos, sin hablar de vosotros que hacéis temblar el aguay la tierra con vuestra voluntad insigne,en esta hora escucho el tiempo en una calle,alguien me habla, el inviernollega de nuevo a los hotelesen que he vivido,todo es ciudad lo que escucho y distanciarodeada por el fuego como por una espumade víboras, asaltada por unaagua de infierno.Hace ya más de un añoque los enmascarados tocan tu humana orillay mueren al contacto de tu eléctrica sangre:sacos de moros, sacos de traidores,han rodado a tus pies de piedra: ni el humo ni la muertehan conquistado tus muros ardiendo.Entonces,qué hay, entonces? Sí, son los del exterminio,son los devoradores: te acechan, ciudad blanca,el obispo de turbio testuz, los señoritosfecales y feudales, el general en cuya manosuenan treinta dineros: están contra tus murosun cinturón de lluviosas beatas,un escuadrón de embajadores pútridosy un triste hipo de perros militares.Loor a ti, loor en nube, en rayo,en salud, en espadas,frente sangrante cuyo hilo de sangrereverbera en las piedras malheridas,deslizamiento de dulzura dura,clara cuna en relámpagos armada,material ciudadela, aire de sangredel que nacen abejas.Hoy tú que vives, Juan,hoy tú que miras, Pedro, concibes, duermes, comes:hoy en la noche sin luz vigilando sin sueño y sin reposo,solos en el cemento, por la tierra cortada,desde los enlutados alambres, al Sur, en medio, en torno,sin cielo, sin misterio,hombres como un collar de cordones defiendenla ciudad rodeada por las llamas: Madrid endurecidapor golpe astral, por conmoción del fuego:tierra y vigilia en el alto silenciode la victoria: sacudidacomo una rosa rota: rodeadade laurel infinito! -La luna el firmamento plateabapálida y bella la serena frente,y el ruiseñor la orilla arrebatabade aquella mar tan música y doliente.E.G.La luna se avecinaa solas con su huellaespía de los trigosmártires hacia el albaAlejaba la flautalos durmientes fluvialeslos durmientes sin bríoque anhelaron violetasSe olvidaba la voza la sombra más lentay la almohada cedíasus oros desveladosVierais delfines limpiosarribar a lo débily entristecerse el pievislumbre de las avesVierais el ruiseñorcentro de los verdoresnivelar su plumajesin eco sobre el mar -Hay dulzura infantilEn la mañana quieta.Los árboles extiendenSus brazos a la tierra.Un vaho temblorosoCubre las sementeras,Y las arañas tiendenSus caminos de seda?Rayas al cristal limpioDel aire?.En la alamedaUn manantial recitaSu canto entre las hierbasY el caracol, pacíficoBurgués de la vereda,Ignorado y humilde,El paisaje contempla.La divina quietudDe la naturalezaLe dio valor y fe,Y olvidando las penasDe su hogar, deseóVer el fin de [la] senda.Echó andar e internóseEn un bosque de yedrasY de ortigas. En medioHabía dos ranas viejasQue tomaban el sol,Aburridas y enfermas.Esos cantos modernos,Murmuraba una de ellas,Son inútiles. Todos,Amiga, le contestaLa otra rana, que estabaHerida y casi ciega:Cuando joven creíaQue si al fin Dios oyeraNuestro canto, tendríaCompasión. Y mi ciencia,Pues ya he vivido mucho,Hace que no la crea.Yo ya no canto más...Las dos ranas se quejanPidiendo una limosnaA una ranita nuevaQue pasa presumidaApartando las hierbas.Ante el bosque sombríoEl caracol, se aterra.Quiere gritar. No puede,Las ranas se le acercan.¿Es una mariposa?,Dice la casi ciega.Tiene dos cuernecitos,La otra rana contesta.Es el caracol. ¿Vienes,Caracol, de otras tierras?Vengo de mi casa y quieroVolverme muy pronto a ella.Es un bicho muy cobarde,Exclama la rana ciega.¿No cantas nunca? No canto,Dice el caracol. ¿Ni rezas?Tampoco: nunca aprendí.¿Ni crees en la vida eterna?¿Qué es eso?Pues vivir siempreEn el agua más serena,Junto a una tierra floridaQue a un rico manjar sustenta.Cuando niño a mí me dijoUn día mi pobre abuelaQue al morirme yo me iríaSobre las hojas más tiernasDe los árboles más altos.Una hereje era tu abuela.La verdad te la decimosNosotras. Creerás en ella,Dicen las ranas furiosas.¿Por qué quise ver la senda?Gime el caracol. Sí, creoPor siempre en la vida eternaQue predicáis...Las ranas,Muy pensativas, se alejan,Y el caracol, asustado,Se va perdiendo en la selva.Las dos ranas mendigasComo esfinges se quedan.Una de ellas pregunta:¿Crees tú en la vida eterna?Yo no, dice muy tristeLa rana herida y ciega.¿Por qué hemos dicho entoncesAl caracol que crea?¿Por qué?... No sé por qué,Dice la rana ciega.Me lleno de emociónAl sentir la firmezaCon que llaman mis hijosA Dios desde la acequia...El pobre caracolVuelve atrás. Ya en la sendaUn silencio onduladoMana de la alameda.Con un grupo de hormigasEncarnadas se encuentra.Van muy alborotadas,Arrastrando tras ellasA otra hormiga que tieneTronchadas las antenas.El caracol exclama:Hormiguitas, paciencia.¿Por qué así maltratáisA vuestra compañera?Contadme lo que ha hecho.Yo juzgaré en conciencia.Cuéntalo tú, hormiguita.La hormiga medio muertaDice muy tristemente:Yo he visto las estrellas.¿Qué son estrellas? ?dicenLas hormigas inquietas.Y el caracol preguntaPensativo: ¿estrellas?Sí, repite la hormiga,He visto las estrellas.Subí al árbol más altoQue tiene la alamedaY vi miles de ojosDentro de mis tinieblas.El caracol pregunta:¿Pero qué son estrellas?Son luces que llevamosSobre nuestra cabeza.Nosotras no las vemos,Las hormigas comentan.Y el caracol, mi vistaSólo alcanza a las hierbas.Las hormigas exclamanMoviendo sus antenas:Te mataremos, eresPerezosa y perversa,El trabajo es tu ley.Yo he visto a las estrellas,Dice la hormiga herida.Y el caracol sentencia:Dejadla que se vaya,Seguid vuestras faenas.Es fácil que muy prontoYa rendida se muera.Por el aire dulzónHa cruzado una abeja.La hormiga agonizandoHuele la tarde inmensaY dice, es la que vieneA llevarme a una estrella.Las demás hormiguitasHuyen al verla muerta.El caracol suspiraY aturdido se alejaLleno de confusiónPor lo eterno. La sendaNo tiene fin, exclama.Acaso a las estrellasSe llegue por aquí.Pero mi gran torpezaMe impedirá llegar.No hay que pensar en ellas.Todo estaba brumosoDe sol débil y niebla.Campanarios lejanosLlaman gente a la iglesia.Y el caracol, pacíficoBurgués de la vereda,Aturdido e inquietoEl paisaje contempla. -20 poemas de amor y una canción desesperadaCasi fuera del cielo ancla entre dos montañasla mitad de la luna.Girante, errante noche, la cavadora de ojos.A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye.Fragua de metales azules, noches de las calladas luchas,mi corazón da vueltas como un volante loco.Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos,a veces fulgurece su mirada debajo del cielo.Quejumbre, tempestad, remolino de furia,cruza encima de mi corazón, sin detenerte.Viento de los sepulcros acarrea, destroza, dispersa tu raíz soñolienta.Desarraiga los grandes árboles al otro lado de ella.Pero tú, clara niña, pregunta de humo, espiga.Era la que iba formando el viento con hojas iluminadas.Detrás de las montañas nocturnas, blanco lirio de incendio,ah nada puedo decir! Era hecha de todas las cosas.Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos,es hora de seguir otro camino, donde ella no sonría.Tempestad que enterró las campanas, turbio revuelo de tormentaspara qué tocarla ahora, para qué entristecerla.Ay seguir el camino que se aleja de todo,donde no esté atajando la angustia, la muerte, el invierno,con sus ojos abiertos entre el rocío. -Tú que prendiste ayer los auroralesfulgores del amor en mi ventana;tú, bella infiel, adoración lejana,madona de eucologios y misales;tú, que ostentas reflejos sideralesen el pecho enjoyado, grave hermana,y en tus ojos, con lumbre sobrehumana,brillan las tres virtudes teologales:no pienses que tal vez te guardo enconopor tus nupcias de hoy. Que te bendigami señor Jesucristo. Yo perdonotu flaqueza, y esclavo de tu hechizo,de tu primer hijuelo, dulce amiga,celebraré en mis versos el bautizo. -Despréndese la nochedesde su astro más solo,y cae sobre el miedo de los techos quebrados.Noche de las esencias como espíritus de aire,que beben en los ojos abiertos de las bestias.Se despierta la noche, caída sobre el llano.Grita por el sonámbulo parado en la ventana.Pero el silencio es uno: su inocencia mayorcierra un abrazo de agua bebida o anhelada.Todos duermen: los pobres,los ricos, los ausentes,los árboles de grueso perfume abandonado,y hasta la piedra sorda con que la casa irrumpeen el polvo blanquísimo, soledad muerta en vida,y hasta donde comienza la luz dueña del humo,ánima respirable de los seres dormidos.Igual que la epidemiaque agiganta los ojos,este sabor deshechode la armonía que hablava siendo una gemelalibertad en la sangreuna manera grávida de aprender el sonidoporque tantas personas anónimas confluyena una sola medida de temblor en el tiempo:el pensador recorre cada sombra derruida,penetra en los armarios y en los aparadores,sopla sobre el ahogo de las ropas usadas,pone ceniza de oro en la boca de un niño.Estado de pureza granítica es el aire,velocidad de seres humanos sin concienciade su heroísmo lento como el sol sin pestañas,y en ese espacio escribemi mano este rescoldo:la personificadatortura del espíritu...Ya los antepasados revuelan por la noche,con sus máscaras de agua silbante y vanidosa;en la quietud del campo se rebela un candil,prende fuego a las nubes de insectos espaciales.Rompe un sol inocente su huevo prematuro:ha caído otra lluviade sal sobre esta página. -Me doy cuenta de que me faltasy de que te busco entre las gentes, en el ruido,pero todo es inútil.Cuando me quedo solome quedo más solosolo por todas partes y por ti y por mí.No hago sino esperar.Esperar todo el día hasta que no llegas.Hasta que me duermoy no estás y no has llegadoy me quedo dormidoy terriblemente cansadopreguntando.Amor, todos los días.Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.Puedes empezar a leer estoy cuando llegues aquí empezar de nuevo.Cierra estas palabras como un círculo,como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,en mi garganta como moscas en un frasco.Yo estoy arruinado.Estoy arruinado de mis huesos,todo es pesadumbre. -En un descuido el tiempotrazó de la ruina este triángulo,violó la noche ciega y, verticalcomo si nada,dejó que sobre el agualas olas fueran sólo superficie.El resto fue ya visto:los buzones macizos del escombro,as docas fechadas,rasante el avión sobre el mosaico. -Y sacaréme la nieblael turbio zumo oscuro del traspiensola pulpala soborra de mentetoda su gris resaca me sacaré hasta el meolloantes de que se asientela áspera espera arena que taté teté yo y lamíy tragué yo en la seda trago tardo largolo huecolo plenamente hueco y que no es más que huecopero crecesin fin ni sino o causa o pauta o pausa me sacaré yo el lastre que no lastrapor no saber a piedrapor no saber saberni saber no saberlos decesos del seso y sus desechos me sacaré yo de piejunto con tanta sombra sórdida que sobra de cuanto fue y no fueo fue fuey no se fueaunque retorne al árbol del primo primo simio me sacaré yo sin tino la marañademasiadísimo humanay mil y miles vueltas y revueltas y contras y recontrasy sus colasy sus entelequitas y emocioncitas nómadasy más y másde cuajo me sacaré el obtuso yo zurdo absurdo burdo que aún busca ser herido aunque sonríaentre otros obvios sordos escombros naturalesy restos casi muertos de algún yo otro propio que todavía ululaporque me cree su perro -¡Tengo rota la vida! En el combatede tantos años ya mi aliento cede,y al orgulloso pensamiento abatela idea de la muerte, que lo obsede.Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,poder hacer la cruz sobre mi frente,y sin saber de amigo ni enemigo,apartado, vivir devotamente.¿Dónde la verde quiebra de la alturacon rebaños y músicos pastores?¿Dónde gozar de la visión tan puraque hace hermanas las almas y las flores?¿Dónde cavar en paz la sepulturay hacer místico pan con mis dolores? -Sin armas. Ni las dulcessonrisas, ni las llamasrápidas de la ira.Sin armas. Ni las aguasde la bondad sin fondo,ni la perfidia, corvo pico.Nada. Sin armas. Sola.Ceñida en tu silencio.«Sí» y «no», «mañana» y «cuando»,quiebran agudas puntasde inútiles saetasen tu silencio lisosin derrota ni gloria.¡Cuidado!, que te mata"fría, invencible, eterna"eso, lo que te guarda,eso, lo que te salva,el filo del silencio que tú aguzas. -Los juncos se movían,las ramas de los álamos,la hojarasca,el agua en el estanque,las agujas del pino.Y más acála sangre de los hombresse mecía también,poseídade tanto movimiento.Y más, y aún más acá,ya en el centro del alma,temblaban las palabras,al golpear los labios,para nombrar, sin más,los juncos del arroyo,el rumor de los pinos,la sangre, la hojarasca. -No soy la que antes ibaniebla a través y a golpes con los sueños.No era verdad la luz. La marcha, falsa.Mentía el horizonte.Ahora recorro sola las callejas dudosas.Se levantó la niebla. Ya no sueño.Frente a mí, viejas máscaras triunfantes.Las rosas, mustias, entre la basura. -¡Ya su perfil zancudo en el regato,en el azul el cielo de ballesta,o, sobre el ancho nido de ginesta,en torre, torre y torre, el garabatode la cigüeña!... En la memoria míatu recuerdo a traición ha florecido;y hoy comienza tu campo empedernidoel sueño verde de la tierra fría.Soria pura, entre montes de violeta.Di tú, avión marcial, si el alto Dueroadonde vas, recuerda a su poetaal revivir su rojo Romancero;¿o es, otra vez, Caín, sobre el planeta,bajo tus alas, moscardón guerrero? -DÉJAME sueltas las manosy el corazón, déjame libre!Deja que mis dedos corranpor los caminos de tu cuerpo.La pasión "sangre, fuego, besos"me incendia a llamaradas trémulas.Ay, tú no sabes lo que es esto!Es la tempestad de mis sentidosdoblegando la selva sensible de mis nervios.Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!Es el incendio!Y estás aquí, mujer, como un madero intactoahora que vuela toda mi vida hecha cenizashacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!Déjame libre las manosy el corazón, déjame libre!Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,es precipitación de furias,acercamiento de lo imposible,pero estás tú,estás para dármelo todo,y a darme lo que tienes a la tierra viniste"como yo para contenerte,y desearte,y recibirte! -Tú (cuyo ilustre, entre una y otra almenaDe la Imperial Ciudad, patrio edificioAl Tajo mira en su húmido ejercicioPintar los campos y dorar la arena),Descuelga de aquel lauro enhorabuenaAquellas dos (ya mudas en su oficio),Reliquias dulces del gentil Salicio,Heroica lira, pastoral avena.Llégalas, oh clarísimo mancebo,Al docto pecho, a la süave boca,Poniendo ley al mar, freno a los vientos;Sucede en todo al castellano Febo(Que ahora es gloria mucha y tierra poca),En patria, en profesión, en instrumentos. -¡Hermano, hoy estoy en el poyo de casa,donde nos haces una falta sin fondo!................................................................Oye, hermano, no tardesen salir. ¿Bueno? Puede inquietarse mamá.César VallejoMiguel: Y caminamos.Aunque se hizo el silencioy no viniste, seguimos caminando.Atruena la ciudad.Los verduleros "sus voces tan hirientesya no hieren- bajo tu ventanalsuavizan a desgarros la mañana.Atruena la ciudady en su silencio, tu nombre lo ha evocadoun joven escritorde menos de mil añosal preguntar por dónde te has marchado.El resto,los señores de alegres corbatines,se agobian de queridas y de accionesy tu te quedassolo.Mamáquiere besarte sobre el rostro-se lo hemos permitido-y con su beso de lágrimas,de atroces tiempos y recuerdos,te has marchado de casaapenas comenzaba a atardecer.Ellate llora en los rinconesy la ciudad,que apesta a soledades y decoros,no puede olvidartus voces acusando,amando,señalando injustas manos rotasde jóvenes airadoscon potencia de águila paloma en las palabras.Miguel:mamá te vuelve a descubrircada mañanay mira tus camisas,tus viejos pantalones,tu boina de domingo,tus zapatos de campo y de paseoy te gesta de nuevo,esta vez a lágrimas y llanto.Mi hija-Ana pequeña ahijada tuya-me pregunta cuándo vas a nacerde nuevo,para volver aquí, a nuestro lado.Y todo el gesto durode la vida,se vuelca en mi costadodañándome la ausenciaconque nos has dejado -Cien sonetos de amorTal vez herido voy sin ir sangrientopor uno de los rayos de tu viday a media selva me detiene el agua:la lluvia que se cae con su cielo.Entonces toco el corazón llovido:allí sé que tus ojos penetraronpor la región extensa de mi dueloy un susurro de sombra surge solo:Quién es? Quién es? Pero no tuvo nombrela hoja o el agua oscura que palpitaa media selva, sorda, en el camino,y así, amor mío, supe que fui heridoy nadie hablaba allí sino la sombra,la noche errante, el beso de la lluvia. -Vi la tierra descalzay quise descalzarme yo también.Oí el agua desnuday quise desnudarme yo también.Sentí el aire indefensoy quise estar inerme yo también.Me habló el fuego en lo oscuroy quise hallarme solo yo también.Entonces escuché gemir al semejantey busqué convertirme en los cuatro elementospara la redención de ese gemido. -Levanta la tarde su espesura de silencio,sube el mar a las últimas cornisascon alas de graznido.Pliega la luz su rabo inevitable,una a una, por todas las fachadas.Más allá de la esquina del salitre,al viejo paredón desalojadolanza el mar su delirio de insistencia.Mantiene a casa do farolcolgada en sus ventanas la angustia de la espera.Nadie viene a falar a sus peldañosen ese idioma dulce de barcos y galerasque a veces sabe a sal,que a veces sabe a selva.Esconde a casa do farolen su zócalo azul, como un trofeo,horizontes de mapas y leyendas.Marca el viento su compás ensimismado:otra noche que aguantar en vilo el alma.Insensible a los augurios de las olas,ella espera en el refugio de las sábanas.Cerca, bajo el resplandor de su pavesa,nacen islas con la tinta de las sombras.¡Cuántas veces la marea y no llegaba!Tiene, a casa do farol,lamida la memoria por el agua.Nadie viene a encallar en su naufragio,nadie espera na falésia de la praia. -En la rama de un árbol,bien ufano y contento,con un queso en el pico,estaba el señor Cuervo.Del olor atraídoun Zorro muy maestro,le dijo estas palabras,a poco más o menos:«Tenga usted buenos días,señor Cuervo, mi dueño;vaya que estáis donoso,mono, lindo en extremo;yo no gasto lisonjas,y digo lo que siento;que si a tu bella trazacorresponde el gorjeo,juro a la diosa Ceres,siendo testigo el cielo,que tú serás el fénixde sus vastos imperios».Al oír un discursotan dulce y halagüeño,de vanidad llevado,quiso cantar el Cuervo.Abrió su negro pico,dejó caer el queso;el muy astuto Zorro,después de haberle preso,le dijo: «Señor bobo,pues sin otro alimento,quedáis con alabanzastan hinchado y repleto,digerid las lisonjasmientras yo como el queso».Quien oye aduladores,nunca espere otro premio. -Bajo el cielo contaminado de AméricaUn error de la chatarraCarga hacia la izquierda su volanteSe desliza entre un camión y un autobúsAcelera hacia la derecha para alcanzar la limosinaQue va adelanteDecidida a continuarCon la posesiónDel lujo De la Panamericana De las tres vías.En este continente han cumplido cinco siglosLos transterrados. -Era la alegre víspera del díaque la que sin igual nació en la tierra,de la cárcel mortal y humana guerrapara la patria celestial salía;y era la edad en que más viva ardíala nueva sangre que mi pecho encierra,cuando el consejo y la razón destierrala vanidad que el apetito guía,cuando Amor me enseñó la vez primerade Lucinda en su sol los ojos bellos,y me abrasó como si rayo fuera.Dulce prisión y dulce arder por ellos;sin duda que su fuego fue mi esfera,que con verme morir descanso en ellos. -El arte avanza de durmiente en durmienteSin saltosHay un ritmoDesde los faisanes en las escalerasDesde las columnas de la primera dinastía egipciaDesde las matemáticas Desde el atletismoDesdeEl viento El hueso La cuerda La piedra.Yo necesito este libro Estoy de acuerdoQue el hombre es un expulsado del Arte del CieloPorque le subyuga ese retorno imposible. -Desmayarse, atreverse, estar furioso,áspero, tierno, liberal, esquivo,alentado, mortal, difunto, vivo,leal, traidor, cobarde y animoso;no hallar fuera del bien centro y reposo,mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,enojado, valiente, fugitivo,satisfecho, ofendido, receloso;huir el rostro al claro desengaño,beber veneno por licor süave,olvidar el provecho, amar el daño;creer que un cielo en un infierno cabe,dar la vida y el alma a un desengaño;esto es amor, quien lo probó lo sabe. -Miro el espacio azul. Me crecen alasde oro. Paz de oro, espuma silenciosaviene hasta el corazón. En la espaciosainmensidad, en las enormes salasdel aire crece, extiende ya sus galasel sueño. No es sueño ¿Ser? No es ser ¿Fosaserá de mi deseo? No, no hay cosamás lejos de la muerte que estas alas.Hálito del albor que se originadesde un dentro de sol y permanenciacomo los robles, más, como la encina.Es un instante ¿Suficiente? Anhelo,ya hermandad absoluta, la existencia.Todo es un vuelo y más, es más que un vuelo. -¡Yo solo vivo dentrode la primavera!(Los que la veis por fuera,¿qué sabéis de mi centro,qué sabéis de su centro?Si salís a su encuentro,mi sangre no se altera...)¡Yo solo vivo dentrode la primavera! -Si para refrenar este deseoloco, imposible, vano, temeroso,y guarecer de un mal tan peligroso,que es darme a entender yo lo que no creo.No me aprovecha verme cual me veo,o muy aventurado o muy medroso,en tanta confusión que nunca osofiar el mal de mí que lo poseo,¿qué me ha de aprovechar ver la pinturade aquél que con las alas derretidascayendo, fama y nombre al mar ha dado,y la del que su fuego y su locurallora entre aquellas plantas conocidasapenas en el agua resfríado? -Yo me moriré, y la nochetriste, serena y callada,dormirá el mundo a los rayosde su luna solitaria.Mi cuerpo estará amarillo,y por la abierta ventanaentrará una brisa frescapreguntando por mi alma.No sé si habrá quien sollocecerca de mi negra caja,o quien me dé un largo besoentre caricias y lágrimas.Pero habrá estrellas y floresy suspiros y fragancias,y amor en las avenidasa la sombra de las ramas.Y sonará ese pianocomo en esta noche plácida,y no tendrá quien lo escuchesollozando en la ventana. -Quiero nombrar tu cuerpo, tu oscuridad, tu lumbre,el pecho que se inflama,tu savia azul, el río de tus astros.Quiero nombrar tu cuerpo, tus caminos,el laberinto tibio, las girándulas,el sexo umbrío, las vísceras ocultas,esa linfa secreta que va trenzando el tiempo.Quiero nombrar tu cuerpo, los murmullos,los labios cuando besan o nombran otros cuerpos,el fuego de la lengua, la humedad de la piel.Tu saliva que es áspera y amarga.Quiero narrar tu espalda añil que delimitacon un dios impreciso, inabarcable. -Voces de muerte sonaroncerca del Guadalquivir.Voces antiguas que cercanvoz de clavel varonil.Les clavó sobre las botasmordiscos de jabalí.En la lucha daba saltosjabonados de delfín.Bañó con sangre enemigasu corbata carmesí,pero eran cuatro puñalesy tuvo que sucumbir.Cuando las estrellas clavanrejones al agua gris,cuando los erales sueñanverónicas de alhelí,voces de muerte sonaroncerca del Guadalquivir.*Antonio Torres Heredia,Camborio de dura crin,moreno de verde luna,voz de clavel varonil:¿Quién te ha quitado la vidacerca del Guadalquivir?Mis cuatro primos Herediashijos de Benamejí.Lo que en otros no envidiaban,ya lo envidiaban en mí.Zapatos color corinto,medallones de marfil,y este cutis amasadocon aceituna y jazmín.¡Ay Antoñito el Camboriodigno de una Emperatriz!Acuérdate de la Virgenporque te vas a morir.¡Ay Federico García,llama a la Guardia Civil!Ya mi talle se ha quebradocomo caña de maíz.*Tres golpes de sangre tuvoy se murió de perfil.Viva moneda que nuncase volverá a repetir.Un ángel marchoso ponesu cabeza en un cojín.Otros de rubor cansado,encendieron un candil.Y cuando los cuatro primosllegan a Benamejí,voces de muerte cesaroncerca del Guadalquivir. -Tengo miedo, Señor, pero no de la noche,tampoco de la sombra, menos de la tiniebla;es miedo de la aurora "refulgente derroche"como miedo del mundo, cuando el mundo se puebla.Tengo miedo, Señor, no por valerme solani por triste aislamiento o apartado retiro,tengo miedo a la gente, a la imponente ola,el vaivén de los seres en asfixiante giro.Tengo miedo, Señor, de enfrentarme a la vidacon tantas exigencias, compromisos, deberes;de no cumplir Contigo, no ser agradecida,dejándome llevar de errados procederes.Y temiendo en el día naturales contiendas,te ruego: oye mi voz para que me defiendas. -En apariencia un actoveloz y rutinarioque a estas horas practicanotras muchas parejas.La luz recién nacida,escribiendo torcida en la persiana,se enreda entre tu manoque recorre mi cuerpohasta encontrar lo que te ofrezco.Sacas más luz de mí,un chorro plateadoque al chocar en mi pechose oscurece y se espesa.Oigo, desde la cama,cómo lavas tus manosy siento el agua tibiacorriendo en mi costado.Veloz el acto y fugaz el gozo,lento llega el metalque me clava sus dientes,flecha de plata fresca,en el pezón izquierdo.Cierras la puerta de la casay recuerdo que es lunes. -Esta tarde y parte de la nochevolví a sumergirme en el espeso mardonde flotamos los seres y las cosas.Bajé por perlas que mostrar a los hombresque temen siquiera el riesgo de la orilla.Esta tarde y parte de la nocheestuve en ese silencio, en esas profundidadesdonde el más infinito placer sería disolversey supe que en todos los caminoshay monstruos para quien los teme.Llegué nadando adonde no se ama ni se odia,sencillamente se flota sobre un eterno presentey todo lo que miras es tu contemporáneo:nada más traen las olas del atrás y el adelante.Tomé allí esta perla y ahora te la ofrezco.Pero cuando quise volver,no vi a ningún hombre en la orilla.No vi orilla. Todo es el mar.Esos que temen la orillano saben que caminan en el mar. -¡Cuán bienaventuradoaquel puede llamarse justamente,que sin tener cuidadode la malicia y lengua de la gente,a la virtud contraria,la suya pasa en vida solitaria!¡Dichoso el que no miradel altivo señor las altas casas,ni de mirar se admirafuertes colunas oprimiendo basas,en las soberbias puertas,a la lisonja eternamente abiertas!Los altos frontispicios,con el noble blasón de sus pasados,los bélicos oficios,de timbres y banderas coronados,desprecia y tiene en menosque en el campo los olmos, de hojas llenos.Ni sufre al confiadoen quien puede morir, y que al fin muere,ni humilde al levantadocon vanas sumisiones le prefiere,sin ver que no hay colunasegura en las mudanzas de fortuna.Ni va sin luz delantedel señor poderoso, que atropellasus fuerzas arrogante,pues es mejor de noche ser estrella,que por la compañíadel sol dorado no lucir de día.¡Dichoso el que apartadode aquellos que se tienen por discretos,no habla desveladoen sutiles sentencias y concetos,ni inventa voces nuevas,más de ambición que del ingenio pruebas!Ni escucha al maliciosoque todo cuanto ve le desagrada,ni al crítico en enfadosoteme la esquiva condición, fundadaen la calumnia sola,fuego activo del oro que acrisola.Ni aquellos arrogantespor el verde laurel de alguna ciencia,que llaman ignoranteslos que tienen por sabios la experiencia,porque la ciencia en sumano sale del laurel, mas de la pluma.No da el saber el gradosino el ingenio natural del artey estudio acompañado,que el hábito y los cursos no son parte,ni aquella ilustre rama,faltando lo esencial, para dar fama.¡Oh cuántos hay que vivena sus cortas esferas condenados!Hoy lo que ayer escriben,ingenios como espejos que quebradosmuestran siempre de un modolo mismo en cualquier parte que en todo.¡Dichoso pues mil vecesel solo que en su campo, descuidadode vanas altiveces,cuanto rompiendo va con el aradobaña con la corrientedel agua que destila de su frente.El ave sacra a Martele despierta del sueño perezoso,y el vestido sin artetraslada presto al cuerpo, temerosode que la luz del díapor las quiebras del techo entrar porfía.Revuelve la ceniza,sopla el humoso pino mal quemado;el animal se erizaque estaba entre las pajas acostado,ya a la tiniebla huyey lo que hurtó a la luz le restituye.El pobre almuerzo aliña,come y da de comer a los dos bueyes,y en el barbecho o viña,sin envidiar los patios de los reyes,ufano se paseaa vista de las casas de su aldea.Y son tan derribadas,que aun no llega el soldado a su aposento,ni sus armas colgadasde sus paredes vio, ni el corpulentocaballo estar atadoal humilde pesebre del ganado.Caliéntase el enero,alrededor de sus hijuelos todos,a un roble, ardiendo entero,y allí contando de diversos modos,de la estranjera guerraduerme seguro, y goza de su tierra.Ni deuda en plazo breve,ni nave por la mar su paz impide,ni a la fama se atreve,con el reloj del sol sus horas mide,y la incierta postrera,ni la teme cobarde, ni la espera. -Abarbanel, Farías o Pinedo,arrojados de España por impíapersecución, conservan todavíala llave de una casa de Toledo.Libres ahora de esperanza y miedo,miran la llave al declinar el día;en el bronce hay ayeres, lejanía,cansado brillo y sufrimiento quedo.Hoy que su puerta es polvo, el instrumentoes cifra de la diáspora y del viento,afín a esa otra llave del santuarioque alguien lanzó al azul cuando el romanoacometió con fuego temerario,y que en el cielo recibió una mano. -Valladolid, de lágrimas sois valle,Y no quiero deciros quién las llora,Valle de Josafat, sin que en vos hora,Cuanto más día de jüicio se halle.Pisado he vuestros muros calle a calle,Donde el engaño con la corte mora,Y cortesano sucio os hallo ahora,Siendo villano un tiempo de buen talle.Todos sois Condes, no sin nuestro daño;Dígalo el andaluz, que en un infiernoDebajo de una tabla escrita posa.No encuentra al de Buendía en todo el año;Al de Chinchón sí ahora, y el inviernoAl de Niebla, al de Nieva, al de Lodosa. -Cien sonetos de amorEl camino mojado por el agua de Agostobrilla como si fuera cortado en plena luna,en plena claridad de la manzana,en mitad de la fruta del otoño.Neblina, espacio o cielo, la vaga red del díacrece con fríos sueños, sonidos y pescados,el vapor de las islas combate la comarca,palpita el mar sobre la luz de Chile.Todo se reconcentra como el metal, se escondenlas hojas, el invierno enmascara su estirpey sólo ciegos somos, sin cesar, solamente.Solamente sujetos al cauce sigilosodel movimiento, adiós, del viaje, del camino:adiós, caen las lágrimas de la naturaleza. -1El beso que no te dise me ha vuelto estrella dentro...¡Quién lo pudiera tornar"y en tu boca..."otra vez beso!2Quién pudiera como el ríoser fugitivo y eterno:Partir, llegar, pasar siemprey ser siempre el río fresco...3Es tarde para la rosa.Es pronto para el invierno.Mi hora no está en el reloj...¡Me quedé fuera del tiempo!...4Tarde, pronto, ayer perdido...mañana inlogrado, inciertohoy... ¡Medidas que no puedenfijar, sujetar un beso!...5Un kilómetro de luz,un gramo de pensamiento...(De noche el reloj que latees el corazón del tiempo...)6Voy a medirme el amorcon una cinta de acero:Una punta en la montañaLa otra... ¡clávala en el viento! -Velloncito de mi carne,que en mis entrañas tejí,velloncito friolento,¡duérmete apegado a mí!La perdiz duerme en el trébolescuchándole latir:no te turben mis alientos,¡duérmete apegado a mí!Hierbecita temblorosaasombrada de vivir,no te sueltes de mi pecho:¡duérmete apegado a mí!Yo que todo lo he perdidoahora tiemblo hasta al dormir.No resbales de mi brazo:¡duérmete apegado a mí! -A José David Escobar Galindo,* «Perra de Hielo».En El Salvador la violencia no será tan sólola partera de la Historia.Será también la mamá del niño-pueblo,para decirlo con una figuraapartada por completo de todo paternalismo.Y como hay que ver la casa pobrela clase de barrio marginaldonde ha nacido y vive el niño-puebloesta activa mamá deberá ser tambiénla lavandera de la Historiala aplanchadora de la Historiala que busca el pan nuestro de cada díade la Historiala fiera que defiende el nido de sus cachorrosy no sólo la barrendera de la Historiasino también el Tren de Aseo de la Historiay el chofer de bulldozer de la Historia.Porque si noel niño-pueblo seguirá chulónapuñaleado por los ladrones más condecoradosahogado por tanta basura y tanta mierdaen esta patria totalmente a orillas del Acelhuatesin poder echar abajo el gran barrio fuerteza cuzcatlecosin poder aplanarle de una vez las cuestas y los bachesy dejar listo el espaciopara que vengan los albañiles y los carpinterosa parar las nuevas casas. -Vamos a guardar este díaentre las horas, para siempre,el cuarto a oscuras,Debussy y la lluvia,tú a mi lado, descansando de amar.Tu cabellera en que el humo de mi cigarrilloflotaba densamente, imantado, como una manoacariciando.Tu espalda como una llanura en el silencioy el declive inmóvil de tu costadoen que trataban de levantarse,como de un sueño, mis besos.La atmósfera pesadade encierro, de amor, de fatiga,con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.todo ese malestar del sexo ahíto,esa convalecencia en que nos buscaban los ojosa través de la sombra para reconciliarnos.Tu gesto de mujer de piedra,última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,domesticabas tu soledad.Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.Y más tarde tu mano apretando la mía,cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.Vamos a guardar este díaentre las horas para siempre. -Una mujer espera en el andény se asoma al hueco breve de su impronta.Cuando llegósin haberlo previstoel sol quebró su cápsula rojizay sorprendió un quejido de escorpiones.Quizá entonces no pensara en la estampiday fuera un simple juego comenzarpero hoy el sol es una moraleja.Con su abolida oscuridad de cobresoculta una nostalgia entre los hombrosy destruye el cascarónoyendo vocesquizás pasos ascendiendo la escalerao algún ruido inusualinesperado.Una mujer de lejos se convencedesdice sus arranques y sus dudacon tal de que alguien quiera responderlede que alquien quiera amarde que alguien pueda.Una mujer recoge caracolesinsuficientes como cuello de botellay cuelga en su cadena una angustia amarilla.Disfraza cuanto puede su estirpe de ermitañopidiendo a gritos una desbandaday el corazón se vuelve un rótulo imprecisoque dice ya no puedo. -A Maurice RaynalEl mantel jirón del cieloes mi estandartey el licor del ponienteda su reflejo al arteYo prefiero el mar cerradoy al sol le pongo sordinaMi poesía y las manzanashacen la atmósfera más finaEnmedio la guitarraAmémoslaElla recoge el aire circundanteEs el desnudo nuevovenus del siglo o madona sin infanteBajo sus cuerdas los ríos pasany los pájaros beben el agua sin mancharlaDespués de ver el cuadrola luna es más precisay la vida más bellaEl espejo doméstico ensaya una sonrisay en un transporte de pasióncanta el agua enjaulada en la botella. -El tiempo teje , y no cesaun instante de tejer,con los recuerdos de ayero el valor de una promesa.Ahora ha desenrolladosu ovillo de lana verde,para tejer "lentamente-las emociones del año.Y escogerá sentimientosarmoniosos o contrarios,con que adornará muestrariospara lanzar a los vientos.Mas si hubiese terminadoel muestrario de mi vida,no me sentiré aludida ,y me quedaré abstraídaacariciando un verano. -Oh marinero, tú que, cortesano,Al Palacio le fías tus entenas,Al Palacio Real, que de SirenasEs un segundo mar napolitano,Los remos deja, y una y otra manoDe las orejas las desvía apenas;Que escollo es, cuando no sirte de arenas,La dulce voz de un serafín humano.Cual su acento, tu muerte será claraSi espira suavidad, si gloria espiraSu armonía mortal, su beldad rara.Huye de la que, armada de una lira,Si rocas mueve, si bajeles para,Cantando mata al que matando mira. -Dice Rubén que quiere la eternidad, que pelea por esa memoria de los hombres para un siglo, o dos, o veinte. Y yo pienso que esa eternidad no es más que una prolongación, menguada y pobre, de nuestra existencia.Hay que estar frente a un muro. Y hay que saber que entre nuestros puños que golpean y el lugar del golpe, allí está la eternidad.Creer en la supervivencia del alma, o en la memoria de los hombres, es lo mismo que creer en Dios, es lo mismo que cargar su tabla mucho antes del naufragio. -A Ignacio Villa(Bola de Nieve)¡Ay canamas camandonga!¿qué tiene mi cocotín?mi neguito chiquitín,acuricuricandonga...Epéese a que le pongasu chupón y su sonaja.Meme meme, buenalhaja,pepita de tamarindo.Duéimase mi nego lindo:¡meme meme, há-ha há-ha...!Su mare no vino ayé,su mama se fue antianoche;dicen que subió enun coche...¡pero tiene que volvé!Su maire é buena mujé,-a veces medio marraja-.Yo no sé si nos ultraja¡pero si resutta cieito...!(Mejó tú no etés despieito)¡meme meme, há-ha há-ha...!¡Mi cocotín, mi coquito!si hay frío ¿po qué tu quemas?Con tu ojo abieito no duemas,¿Po qué tá quieto, neguito?¡Míame, nego bonito!¿Po qué tu cabeza baja...?¿Quele su leche con miaja?¿Quele jugá con lo michi?¿Qué le pasa? ¿quele pichi?¿meme meme? ¿há-ha há-ha...?¡Ay canamas camandonga!¿qué tiene mi cocotín?Mi neguito chiquitín,acuricuricandonga...Epéese que le ponga...que le ponga su motaja.Meme meme ahí en su cajaPepita de tamarindo.Duéimase mi nego lindo:¡Meme meme, há-ha... há ... ha... -Señora mía, si de vos ausenteen esta vida duro y no me muero,es porque como y duermo, y nada espero,ni pleiteante soy ni pretendiente.Esto se entiende en tanto que accidenteno siento de la falta del dinero,que entonces se me acuerda lo que os quiero,y estoy perjudicial y impertinente.Sin ver las armas ni sulcar los mares,mis pensamientos a las musas fío;sus liras son mis cajas militares.Rico en invierno y pobre en el estío,parezco en mi fortuna a Manzanares,que con agua o sin ella siempre es río. -El caballero Marcenacvino a verme al final del díacon más blancura en la cabezallena de pájaros aún.Tiene palomas amarillasadentro de su noble cráneo,estas palomas le circulandurmiendo en el anfiteatrode su palomar cerebelo,y luego el ibis escarlatapasea sobre su frenteuna ballesta ensangrentada.Ay qué opulento privilegio!Llevar perdices, codornices,proteger faisanes vistososplumajes de oro que rehúyenla terrenal cohetería,pero además gorriones, avesazules, alondras, canarios,y carpinteros, pechirrrojos,bulbules, diucas, ruiseñores.Adentro de su clara cabezaque el tiempo ha cubierto de luzel caballero Marcenaccon su celeste pajarerava por las calles. Y de prontola gente cree haber oídosúbitos cánticos salvajeso trinos del amanecer,pero como él no lo sabesigue su paso transeúntey por donde pasa lo siguenpálidos ojos asustados.El caballero Marcenacya se ha dormido en Saint Denis:hay un gran silencio en su casaporque reposa su cabeza. -Frágil como un pequeño espejo,el tiempo resbala por nuestras manoscon la inocencia de lo que no perduray estalla contra el sueloy se hace memoria.Una pareja sale del hospitaly se abraza. No hay amoren sus rostros.Lloran.Lloran a pesar de la gente que pasa,a pesar de este sol de agostoque abrasay que en sus ojosse congela. -Un cuerpo que se entrega no es difícil hallarlo.Eso eras tú, un hermoso cuerpo divino y vivo.Una breve cintura, un racimo doradoen tus ojos brillando entre los ríos de Agosto.Pero es fácil que un cuerpo fulja como una gemasi como amor se mira, con verdadero amor.Amor y no esa débil pasión que muere a un tiempocon el último goce de los cuerpos vencidos.Para mí la palabra, para ti la caricia;para mí la sonrisa y el arco de tus cejas,para mí el fruncimiento de tu labio rosado,superior, tibio, altivo, carnal, condescendiente.Pero el amor no muere porque nunca ha nacidoen ti, que languideces al tocar de los dedos.Tú buscas el secreto, la dulzura, el peligrodel momento robado al filo de las noches.La amistad para ti, o el amor, eran sólonombres a que invocar en las horas perdidas. -Entre la tiniebla densael mundo era negro: nada.Cuando de un brusco tirón"forma recta, curva forma"le saca a vivir la llama.Cristal, roble, iluminados,¡qué alegría de ser tienen,en luz, en líneas, seren brillo y veta vivientes!Cuando la llama se apaga,fugitivas realidades,esa forma, aquel color,se escapan.¿Viven aquí o en la duda?Sube lenta una nostalgiano de luna, no de amor,no de infinito. Nostalgiade un jarrón sobre una mesa.¿Están?Yo busco por donde estaban.Desbrozadora de sombrastantea la mano. A oscurasvagas huellas, sigue el ansia.De pronto, como una llamasube una alegría altísimade lo negro: la luz del tacto.Llegó al mundo de lo cierto.Toca el cristal, frío, duro,toca la madera, áspera.¡Están!La sorda vida perfecta,sin color, se me confirma,segura, sin luz, la siento:realidad profunda, masa. -Rosal, menos presuncióndonde están las clavellinas,pues serán mañana espinaslas que agora rosas son.¿De qué sirve presumir,rosal, de buen parecer,si aun no acabas de nacercuando empiezas a morir?Hace llorar y reírvivo y muerto tu arrebolen un dia o en un sol:desde el Oriente al ocasova tu hermosura en un paso,y en menos tu perfección.Rosal, menos presuncióndonde están las clavellinas,pues serán mañana espinaslas que agora rosas son.No es muy grande la ventajaque tu calidad mejora:si es tus mantillas la aurora,es la noche tu mortaja.No hay florecilla tan bajaque no te alcance de días,y de tus caballerías,por descendiente de la alba,se está rïendo la malva,cabellera de un terrón.Rosal, menos presuncióndonde están las clavellinas,pues serán mañana espinaslas que agora rosas son. -Leída en la sesión que el Liceo Hidalgo celebró en honor de Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda.De los tres cielos que recorre el hombrede la existencia en la medida impía,cuando la gloria me enseñó tu nombreyo estaba en el primero todavía.La pena que del pechohasta el abismo lóbrego desciende,y del cadáver de un amor deshechofinge flotando en derredor del lechola aparición bellísima de un duende;la sombra a cuyo peso aborrecidomuere el placer y el alma se acobarda,tratando de evocar en el olvidoel recuerdo dulcísimo y queridode los besos del ángel de la guarda;todo eso que en la frentedeja un sello de luto y desconsuelo,cuando en el alma pálida y dolienteno queda ni la fe. que es del creyentela última golondrina que alza el vuelo,todo eso que de nochebaja hasta el corazón como una sombra,y que terrible y sin piedad ninguna,sus ilusiones todas despedaza,aún no era sobre el cielo de mi cuna,ni la pálida nube que importunase levanta enseñando la amenaza.Dichoso con la dulce indiferenciadel que al amor de su callado asiloha vivido a la luz de la inocencia,acostumbrado a ver en la existenciala imagen de un azul siempre tranquilo,yo entonces ignorabaque, más allá de aquel humilde techoque sus caricias y su amor me daba,clamando al cielo y suspirando en vanodesde el rincón sin luz de la vigilia,hubiera en otro hogar una familiade la que yo también era un hermano...Mi amor no sospechaba que existieramás ilusión, ni cariñoso exceso,que la mirada dulce y hechicerade la santa mujer que la primeranos anuncia a la vida con un beso...Y hasta que al ducle y mágico sonidodel arpa que temblaba entre tus manos,dejé mi rama, abandoné mi nidoy te segué hasta ese árbol bendecido,donde todos los nidos son hermanos,fue cuando despertando de la calmaen que flotaba la existencia mía,sentí asomar en lo íntimo de mi almaalgo como la luz de un nuevo día.Tu voz fue la primeraque me habló en la dulzura de ese idiomaque canta como canta la palomay gime como gime la palmera...las cuerdas de tu lira,como la voz de la primera alondraque llama a las demás y las despierta,fueron las que al arrullo de tu acentosonaron sobre mi alma estremecida,como si siendo un pájaro la vidaquisieran despertarlo al sentimiento...Tu nombre va ligado en mi cariñocon los recuerdos santos y amorososde mis tiempos de niño,con los placeres dulces y sabrososde esa época sonriente,en la que es cada instante una promesay en la que el ángel de la fe aún no besalas primeras arrugas de la frente;tu nombre es la memoriadel pueblo y del hogar adonde un díafue a estremecerse el eco de tu gloriay el trino arrullador de tu poesía;la evocación de todo lo más santoen medio de mis noches desmayadas,que aún tiemblan a las dulces campanadas,de aquellas horas en que amaba tanto...Y así, cuando yo supeque abandonada a tu dolor morías,y que en tu muda y lánguida tristezarenunciabas a ver junto a tu lecho,quien, al rodar sin vida tu cabeza,recogiera el laurel de tu grandezay el último sollozo de tu pecho;cuando yo supe que en la huesa insanate inclinabas por fin pálida y sola,sin que el adiós de tu alma soberanase enlutara la cítara cubana,ni gimiera la cítara española;al darte mis adioses, los adiosesde la eterna y postrera despedida,sentí que algo de triste sollozabade mi dolor en el oscuro abismo,y que tu sombra que flotaba arriba,al extinguirse y al borrarse se iballevándose un pedazo de sí mismo,y entonces al poder de los recuerdos,borrando la distancia,tendí mis alas hacia el nido blandode los primeros sueños de la infancia;llegué al rincón modestodonde tus dulces páginas leía,a la fe y al amor siempre dispuesto,y allí de pie frente a la blanca cunadonde en sus flores me envolvió el destino,busqué en su fondo algunaque aún no cerrara su oloroso broche,y en él hallé dormida,esta con la que el alma agradecidaviene a aromar las sombras de la noche.Deuda en mi cariñocontraje desde niño con tu nombre,esa flor es el cántico del niñomezclada con las lágrimas del hombre;esta flor es el fruto de aquel germenque derramaste en mi niñez dichosa,y que al rodar sobre la humilde fosadonde tus restos duermen,entre sus piedras ásperas se arraigarecogiendo su jugo en tus cenizas,y esperando en su cáliz a que caigala gota de los cielos que le traigala esencia y el amor de tus sonrisas. -No trates de llevarme al mundo de los sabiospara hablar del origen de la criatura humana;canciones y sonrisas sólo quiero en tus labiosy agradecerle a Dios tu ser, cada mañana.No me ilustres la mente; prefiero no saber,conservar mi ignorancia hasta en dulces tonteras,que, como en la niñez, aún quisiera creeren magos, nigromantes, en elfos y hechiceras.Déjame porque guarde el candor de la infanciaaunque tal vez parezca desusado por bobo,sin buscar en el tiempo de remota distanciala explicación terrena de la divina obra.Sería tan sensible como pinchar el globo,cuando el niño, a momentos, lo suelta y lo recobra. -Inminencia, celeste inminenciade días que son pájaros,de pájaros que son venas.Frescas corolas que se imantanmás allá de mi abismo.Un ritmo aparte que mitigala ausencia en que me hallo.Algo como un dolor que acorta la distanciadel cielo.Tendré un nuevo ser.Un ritmo cenital que me hace librede todos los augurios de la tierra.Verdor incontenible.Verdor que saltahasta alcanzar el triunfode lo que ha sido en míla noche plena. -Nadie llegó hasta mí con este pasode tu esbeltez en mármoles reflejos.Tu sangre lio a sus vínculos espejosde imágenes ligeras al acaso.Cristal de sangre cuya luz traspaso,tu cuerpo enardecido de reflejos;tu cuerpo de reflejos circunflejos,tu cuerpo oscuro desenvuelto en raso.Tendí la voz al horizonte puestocomo el pan en el cielo de tu ausencia.Me envuelve tu llegar, tu voz, tu gesto,tu crueldad, tu tristeza y la terriblecertidumbre de estar en tu presencialleno de amor y muerte inextinguible. -Siempre desde abajo pudimos mirarley aun de nuestra altura miramos a Cristo,mas nunca hasta ahora pudo contemplarlealguien de lo alto, ni de allá fue visto.Pero así el artista consiguió pintarle,en tremendo escorzo con genio imprevisto,mirando de arriba, y supo evocarlede terreno ambiente al fin desprovisto.Brazos y cabeza en un primer planoprovocan sorpresa por su recio encuadrey el extraordinario grandor del proyecto.El cuerpo en su fuga termina lejano,el estar arriba nos acerca al Padrey de arriba vemos el terrible aspecto. -Soy un alma desnuda en estos versos,Alma desnuda que angustiada y solaVa dejando sus pétalos dispersos.Alma que puede ser una amapola,Que puede ser un lirio, una violeta,Un peñasco, una selva y una ola.Alma que como el viento vaga inquietaY ruge cuando está sobre los mares,Y duerme dulcemente en una grieta.Alma que adora sobre sus altares,Dioses que no se bajan a cegarla;Alma que no conoce valladares.Alma que fuera fácil dominarlaCon sólo un corazón que se partieraPara en su sangre cálida regarla.Alma que cuando está en la primaveraDice al invierno que demora: vuelve,Caiga tu nieve sobre la pradera.Alma que cuando nieva se disuelveEn tristezas, clamando por las rosascon que la primavera nos envuelve.Alma que a ratos suelta mariposasA campo abierto, sin fijar distancia,Y les dice: libad sobre las cosas.Alma que ha de morir de una fraganciaDe un suspiro, de un verso en que se ruega,Sin perder, a poderlo, su elegancia.Alma que nada sabe y todo niegaY negando lo bueno el bien propiciaPorque es negando como más se entrega.Alma que suele haber como deliciaPalpar las almas, despreciar la huella,Y sentir en la mano una caricia.Alma que siempre disconforme de ella,Como los vientos vaga, corre y gira;Alma que sangra y sin cesar deliraPor ser el buque en marcha de la estrella. -Un ropero, un espejo, una silla,ninguna estrella, mi cuarto, una ventana,la noche como siempre, y yo sin hambre,con un chicle y un sueño, una esperanza.Hay muchos hombres fuera, en todas partes,y más allá la niebla, la mañana.Hay árboles helados, tierra seca,peces fijos idénticos al agua,nidos durmiendo bajo tibias palomas.Aquí, no hay mujer. Me falta.Mi corazón desde hace días quiere hincarsebajo alguna caricia, una palabra.Es áspera la noche. Contra muros, la sombralenta como los muertos, se arrastra.Esa mujer y yo estuvimos pegados con agua.Su piel sobre mis huesosy mis ojos dentro de su mirada.Nos hemos muerto muchas vecesal pie del alba.Recuerdo que recuerdo su nombre,sus labios, su transparente falda.Tiene los pechos dulces, y de un lugara otro de su cuerpo hay una gran distancia:de pezón a pezón cien labios y una hora,de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas.Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos,hasta el último vuelo de la última ala,cuando la carne toda no sea carne, ni el almasea alma.Es preciso querer. Yo ya lo sé. La quiero.¡Es tan dura, tan tibia, tan clara!Esta noche me falta.Sube un violín desde la calle hasta mi cama.Ayer miré dos niños que ante un escaparatede maniquíes desnudos se peinaban.El silbato del tren me preocupó tres años,hoy sé que es una máquina.Ningún adiós mejor que el de todos los díasa cada cosa, en cada instante, altala sangre iluminada.Desamparada sangre, noche blanda,tabaco del insomnio, triste cama.Yo me voy a otra parte.Y me llevo mi mano, que tanto escribe y habla. -El dormir es como un puenteque va del hoy al mañana.Por debajo, como un sueño,pasa el agua, pasa el alma. -Mentira. Si lo hacía de engaños,y nada más. Ya está. De otro modo,también tú vas a vercuánto va a dolerme el haber sido así.Mentira. Calla.Ya está bien.Como otras veces tú me haces esto mismo,pero yo también he sido así.A mí, que había tanto atisbado si de verasllorabas,ya que otras veces sólo te quedasteen tus dulces pucheros,a mí, que ni soñé que los creyeses,me ganaron tus lágrimas.Ya está.Mas ya lo sabes: todo fue mentira.Y si sigues llorando, bueno, pues!Otra vez ni he de verte cuando juegues. -VenAmadoTe probaré con alegría.Tú soñarás conmigo esta noche.Tu cuerpo acabarádonde comience para míla hora de tu fertilidad y tu agonía;y porque somos llenos de congojami amor por ti ha nacido con tu pecho,es que te amo en principio por tu boca.VenComeremos en el sitio de mi alma.Antes que yo se te abrirá mi cuerpocomo mar despeñado y llenohasta el crepúsculo de peces.Porque tú eres bello,hermano mío,eterno mío dulcísimo,Tu cintura en que el día parpadeallenando con su olor todas las cosas,Tu decisión de amar,de súbito,desembocando inesperado a mi alma,Tu sexo matinalen que descansa el borde del mundoy se dilata.VenTe probaré con alegría.Manojo de lámparas será a mis pies tu voz.Hablaremos de tu cuerpocon alegría purísima,como niños desvelados a cuyo saltofué descubierto apenas, otro niño,y desnudado su incipiente arribo,y conocido en su futura edad, total, sin diámetro,en su corriente genital más próxima,sin cauce, en apretada soledad.VenTe probaré con alegría.Tú soñarás conmigo esta noche,y anudarán aromas caídos nuestras bocas.Te poblaré de alondras y semanaseternamente oscuras y desnudas. -El papagayo verde y amarillo,el papagayo verde y azafrán,me dijo «fea» con su habla gangosay con su pico que es de Satanás.Yo no soy fea, que si fuese fea,fea es mi madre parecida al sol,fea la luz en que mira mi madrey feo el viento en que pone su voz,y fea el agua en que cae su cuerpoy feo el mundo y Él que lo crió...El papagayo verde y amarillo,el papagayo verde y tornasol,me dijo «fea» porque no ha comidoy el pan con vino se lo llevo yo,que ya me voy cansando de mirarlosiempre colgado y siempre tornasol... -En vez, Señora, del cristal luciente,Licores nabateos espirante,Los faroles, ya luces de Levante,Las banderas, ya sombras de Occidente.Las fuerzas litorales, que a la frenteEran de África gémino diamante,Tanto disimulado al fin turbanteCon generosidad expulsó ardiente,Votos de España son, que hoy os consagraSufragios de Filipo: a cuya vidaAun los siglos del Fénix sean segundos.Fiebre, pues, tantas veces repetidaPerdone al que es católica bisagra,Para más gloria vuestra, de ambos mundos. -Como los años pasan y el recuerdoA veces no perdona, te preguntasSi el viaje que emprendisteMerecerá la pena, si al final del caminoHabrás de arrepentirte al mirar hacia atrás.Para entonces, acuérdate,Más que del resultado,De ese entusiasmo tuyo que le dabaMayor fuerza a la vidaCuando ibas descubriendo los trucos del oficio,Los caprichos del arte y sus fantasmas. -Las piquetas de los galloscavan buscando la aurora,cuando por el monte oscurobaja Soledad Montoya.Cobre amarillo, su carne,huele a caballo y a sombra.Yunques ahumados sus pechos,gimen canciones redondas.Soledad, ¿por quién preguntassin compaña y a estas horas?Pregunte por quien pregunte,dime: ¿a ti qué se te importa?Vengo a buscar lo que busco,mi alegría y mi persona.Soledad de mis pesares,caballo que se desboca,al fin encuentra la mary se lo tragan las olas.No me recuerdes el mar,que la pena negra, brotaen las tierras de aceitunabajo el rumor de las hojas.¡Soledad, qué pena tienes!¡Qué pena tan lastimosa!Lloras zumo de limónagrio de espera y de boca.¡Qué pena tan grande! Corromi casa como una loca,mis dos trenzas por el suelo,de la cocina a la alcoba.¡Qué pena! Me estoy poniendode azabache carne y ropa.¡Ay, mis camisas de hilo!¡Ay, mis muslos de amapola!Soledad: lava tu cuerpocon agua de las alondras,y deja tu corazónen paz, Soledad Montoya.*Por abajo canta el río:volante de cielo y hojas.Con flores de calabaza,la nueva luz se corona.¡Oh pena de los gitanos!Pena limpia y siempre sola.¡Oh pena de cauce ocultoy madrugada remota! -"Yo quiero llorar a veces furiosamentepor no sé qué, por algo,porque no es posible poseerte, poseer nada,dejar de estar solo."Jaime Sabines.El amor es perdernos;estar solos,solos sin nosotros mismos;es robarnos al otroy protegernos la espalda para que no noshagan lo mismo.El amor es ser huésped en otro,servir de refugio a otro,es invasión de privacía;por eso la culpa, la vergüenza,el regocijo propio.El amor es callar,es la palabra que grita el mudo en el oído delsordo,el paisaje que miran los ciegos,es la sombra que alumbra las sombras,la piedra empujando al viento,la fogata encendida en la corriente del río.El amor es el sentido, no el sexto, ni elséptimo, es el sentido;el único, el más confuso, el más vivo.El amor teje alas que se estrellan en lostechos y se van,se van volando rotas.Es nada, el amor es nada, ni siquieraeso. Es nada.El amor no completa, quita;por eso la búsqueda insaciable,la que no encuentra,por eso la necesidad, los celos, la rabia.El amor es estarse acabando el uno al otro como se acaba el mar,por eso los besos contra la pared,por eso el llanto sin sal, sin agua,ese llanto seco que golpea en la garganta.El amor es buscarnos donde nosabandonamos: en el otro. Por esohuimos, corremos,nos vamos como ciegos en medio de undesierto de gritos.El amor es soledad. Ante todo es soledad,porque estamos sin nosotros mismos;es soledad poblada por voces ajenas,por secretos que no nos pertenecen.¡Recoger ternura hasta que se nosdoblan las manos, eso es el amor!¡No existe el amor,por eso creemos en él!No hay nada detrás del amor,por eso es inútil cavar con caricias en sucuerpo.No hay nada,sólo queda la mecedora del recuerdo y elolvido,los ojos abiertos de la viudez,un insomnio,un alma tuerta,un corazón cojo,y la búsqueda final por nuestra soledad,la otra, la que perdimos,la que ofrecimos por amor al otro,la que regalamos,hasta que vuelve acompañada de ese llantocaudaloso,de agua, de sal, de hielo, de cascada libre;ese llanto que se hace en los que estánacompañados de sí mismos,sin amor, sin el otro,¡solos! -Linda Regia! Tus venas son fermentosde mi no ser antiguo y del champañanegro de mi vivir!tu cabello es la ignota raicilladel árbol de mi vid.tu cabello es la hilacha de una mitrade ensueño que perdí!Tu cuerpo es la espumante escaramuzade un rosado Jordán;y ondea, como un látigo beatíficoque humillara a la víbora del mal!Tus brazos dan la sed de lo infinito,con sus castas hespérides de luz,cual dos blancos caminos redentores,dos arranques murientes de una cruz.Y están plasmados en la sangre invictade mi imposible azul!Tus pies son dos heráldicas alondrasque eternamente llegan de mi ayer!Linda Regia! Tus pies son las dos lágrimasque al bajar del Espíritu ahogué,un Domingo de Ramos que entré al Mundo,ya lejos para siempre de Belén! -De mi infancia, sin embargo,no albergo memoria alguna,de tal modo que jamásfui niño.La vida tiene, al fin,este modo perversode vengarse de nosotros.Para reponer el huecode ese órgano sin vidaconstruí un niño semejante a mí,con mis ojos y mis miedos,un niño de papelteñido de recuerdosque otros me han contado.Tuvo una infancia feliz "aseguran-,así que le dibujé una cicatriza modo de sonrisa,lo invadí de amigos que no perduraron,lo rellené de sentimientos que no recuerda.A veces me levantocon las manos salpicadas de añosy de ausencias y de derrotas,agarro entonces mi muñeco infantilcomo si fuera un madero en mitad del abismo.Intento sobrevivir,nadar con rencor hacia una playay, al llegar,dibujo sobre mi rostro una sonrisa resignada,una larga y oscura cicatrizque viene a salvarme de lejos,una larga y oscura cicatriz del tiempoque el tiempo no borra. -Lucinda, yo me siento arder, y sigoel sol que deste incendio causa el daño,que porque no me encuentre el desengañotengo al engaño por eterno amigo.Siento el error, no siento lo que digo,a mí yo propio me parezco extraño;pasan mis años, sin que llegue un añoque esté seguro yo de mí conmigo.¡Oh dura ley de amor, que todos huyenla causa de su mal, y yo la esperosiempre en mi margen, como humilde río!Pero si las estrellas daño influyen,y con las de tus ojos nací y muero,¿cómo las venceré sin albedrío? -Ansia de estar un día en un puente de mando,recibir en el rostro el castigo del viento;sin ninguna arribada, por siempre navegando,sin dudas ni temores, cansancio o desaliento.Y no saber siquiera, en qué forma, ni cuándo,ha de concluir el viaje "en milagro de cuento";ni cuándo retornar a éste mi lecho blando,ni a la antigua ventana, ni al dorado aposento.Acres de sal los labios, ruda racha en la frente,perdido el horizonte, sin destino la nave,sin nada que la guíe, sin nadie que la oriente,mecida por las olas, columpiada en la cresta,apenas sobre el mástil las alas de algún ave;sólo el rumor del mar, y Dios como respuesta. -Calabó y bambú.Bambú y calabó.El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.Es la danza negra de Fernando Poo.El cerdo en el fango gruñe: pru-pru-prú.El sapo en la charca sueña: cro-cro-cró.Calabó y bambú.Bambú y calabó.Rompen los junjunes en furiosa u.Los gongos trepidan con profunda o.Es la raza negra que ondulando vaen el ritmo gordo del mariyandá.Llegan los botucos a la fiesta ya.Danza que te danza la negra se da.Calabó y bambú.Bambú y calabó.El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.La Gran Cocoroca dice: to-co-tó.Pasan tierras rojas, islas de betún:Haití, Martinica, Congo, Camerún;las papiamentosas antillas del rony las patualesas islas del volcán,que en el grave sondel canto se dan.Calabó y bambú.Bambú y calabó.Es el sol de hierro que arde en Tombuctú.Es la danza negra de Fernando Poo.El alma africana que vibrando estáen el ritmo gordo del mariyandá.Calabó y bambú.Bambú y calabó.El Gran Cocoroco dice: tu-cu-tú.La Gran Cocoroca dice: to-co-tó. -Señor, quiero ser yo, y sólo con lo mío,por humilde que sea, aun pobre y pequeño;nada de adornos vanos ni lujoso atavíoni aquello que deslumbra en ambicioso sueño.No quiero en devaneo, tampoco en desvarío,lo que no corresponda, aunque sea halagüeño;es triste lo ficticio, y mucho de vacíodisponer como propio de lo que no se es dueño.Quedar con nuestras cosas, lo que en verdad motivay es razón de vivir en el cabal sentido"unos viejos retratos, tal lámpara votivay la talla minúscula del antiguo San Roque",y conmigo ser yo es lo que quiero y pido,dentro de lo que fuera y lo que al fin me toque. -Quiso cantar, cantarpara olvidarsu vida verdadera de mentirasy recordarsu mentirosa vida de verdades. -Empieza el llantode la guitarra.Se rompen las copasde la madrugada.Empieza el llantode la guitarra.Es inútil callarla.Es imposiblecallarla.Llora monótonacomo llora el agua,como llora el vientosobre la nevada.Es imposiblecallarla.Llora por cosaslejanas.Arena del Sur calienteque pide camelias blancas.Llora flecha sin blanco,la tarde sin mañana,y el primer pájaro muertosobre la rama.¡Oh, guitarra!Corazón malheridopor cinco espadas. -Mis resacas, amigos,nunca fueron de alcohol,sólo de desesperanza y de tristeza.¿Debí tal vezconfiaros mi debilidady dejarme llevar,alegre y feliz,por lo vivido?Preferí tener sobre los hombros,mala o buena, pero la mía, mi cabeza.Cuando hice el idiotafue a conciencia. -Cobayolívido engendro digo de punaque enquena el airey en uniqueja isola su yo cotudo de ámbito telúricoYo cobayo de altura*Poco coco del todosino inórbito asombroacodado al reborde de su caries de nada*Con tedio y tiempo muerto cogitabundo exhumotibias lívidas líbidos invertebrados ociosrestos quizás de sueño del ensoñar trasueñossegismundiando digo*Tras desandar la noche sin un astro custodiocrece en alivio cierto el íntimo retorno a una sed sedentariapero aunque olvide el turbio angustiante bagajesu más desierto huésped destíñeme el llamadoy no encuentro la llave*Sípido hueco adulto con hipo de eco propiosobresuspenso acaso por invisibles térmicos hipertensos estambressobre mi mucho pelo y demasiado pozoaletea el silencio de mi chambergo cuervoaunque estoy vivo*Por tan mínima araña suspendida también de lo invisibleen el ínfimo tiempo del porqué dónde y cuándocon traslúcidos móviles grisgrices de centellar de párpadoy constancia de péndulotan solitariamente acompañadoy amigo de la noche*No la otra o la otrani la misma en la otra o en la otrala otrano la otra*Entre restos de restasy mi prole de ceros a la izquierdasólo la soledadde este natal país de nadie nadieme acompaña*En busca fui de todoy más y más y másparia voraz y soloy por demás demás*Estepandando sigolos anillos de médanoque dejan en mi arenamis bostezos camellos -Sin duda un ritmoalgo imprecisoen sus conchas,sabrá recordarlo que se escribe ahora,en la cinchaque el calor murmura,pero en contienda,sin otros lazosque el delito de esas flores,oh pobres, oh desguarnecidas,como el solde un tejado corroídobajo la piel.un ritmo: sin dudamuy pocoante el vestigiode lo que aquí se espera.de repente la hora callaen las marismas.el sentido duerme,la pasión indagala muerte, otra quimera. -When you are smilingocurre que tu sonrisa es la sobrevivientela estela que en ti dejo el futurola memoria del horror y la esperanzala huella de tus pasos en el marel sabor de la piel y su tristezaWhen you are smilingthe whole worldque también vela por su amargurasmiles whith you. -Cómo marcha el reloj sin darse prisacon tal seguridad que se come los años:los días son pequeñas y pasajeras uvas,los meses se destiñen descolgados del tiempo.Se va, se va el minuto hacia atrás, disparadopor la más inmutable artilleríay de pronto nos queda sólo un año para irnos,un mes, un día, y llega la muerte al calendario.Nadie pudo parar el agua que huye,no se detuvo con amor ni pensamiento,siguió, siguió corriendo entre el sol y los sseres,y nos mató su estrofa pasajera.Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos,y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,ni polvo, ni palabra, y allí se queda todoy en la ciudad en donde no viviremos másse quedaron vacíos los trajes y el orgullo. -Ayer estaba mi amorcomo aquella nube blancaque va tan sola en el cieloy tan alta,como aquellaque ahora pasajunto a la lunade plata.Nubeblanca,que vas tan sola en el cieloy tan alta,junto a la lunade plata,vendrás a pararmañana,igual que mi amor,en agua,en agua del maramarga.Mi amor tiene el ritornelodel agua, que, sin cesar,en nubes sube hasta el cieloy en lluvia baja hasta el mar.El agua, aquel ritornelo,de mi amor, que, sin cesar,en sueños sube hasta el cieloy en llanto baja hasta el mar. -¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,aunque es de noche!.IAquella eterna fonte está ascondida.¡Que bien sé yo do tiene su manidaaunque es de noche!IISu origen no lo sé pues no le tienemas sé que todo origen della vieneaunque es de noche.IIISé que no puede ser cosa tan bella,y que cielos y tierra beben dellaaunque es de noche.IVBien sé que suelo en ella no se hallay que ninguno puede vadeallaaunque es de noche.VSu claridad nunca es escureciday sé que toda luz de ella es venidaaunque es de noche.VISée ser tan caudalosos sus corrientes,que infiernos cielos riegan y a las gentesaunque es de noche.VIIEl corriente que nace desta fuentebien sé que es tan capaz y omnipotenteaunque es de noche.VIIIEl corriente que de estas dos procedesé que ninguna de ellas le precedeaunque es de noche.IXAquesta eterna fonte está escondidaen este vivo pan por darnos vidaaunque es de noche.XAquí se está llamando a las criaturasy de esta agua se hartan, aunque a escurasporque es de noche.XIAquesta viva fuente que deseoen este pan de vida yo la veoaunque es de noche. -Era mi dolor tan alto,que la puerta de la casade donde salí llorandome llegaba a la cintura.¡Qué pequeños resultabanlos hombres que iban conmigo!Crecí como una alta llamade tela blanca y cabellos.Si derribaran mi frentelos toros bravos saldrían,luto en desorden, dementes,contra los cuerpos humanos.Era mi dolor tan alto,que miraba al otro mundopor encima del ocaso. -Varia imaginación que, en mil intentos,A pesar gastas de tu triste dueñoLa dulce munición del blando sueño,Alimentando vanos pensamientos,Pues traes los espíritus atentosSólo a representarme el grave ceñoDel rostro dulcemente zahareño(Gloriosa suspensión de mis tormentos),El sueño (autor de representaciones),En su teatro, sobre el viento armado,Sombras suele vestir de bulto bello.Síguele; mostraráte el rostro amado,Y engañarán un rato tus pasionesDos bienes, que serán dormir y vello. -Cuando aprendí con lentituda hablarcreo que ya aprendí la incoherencia:no me entendía nadie, ni yo mismo,y odié aquellas palabrasque me volvían siempreal mismo pozo,al pozo de mi ser aún oscuro,aún traspasado de mi nacimiento,hasta que me encontré sobre un andéno en un campo recién estrenadouna palabra: orégano,palabra que me desenredócomo sacándome de un laberinto.No quise aprender más palabra alguna.Quemé los diccionarios,me encerré en esas sílabas cantoras,retrospectivas, mágicas, silvestres,y a todo grito por la orillade los ríos,entre las afiladas espadañaso en el cemento de la ciudadela,en minas, oficinas y velorios,yo masticaba mi palabra oréganoy era como si fuera una palomala que soltaba entre los ignorantes.Qué olor a corazón temible,qué olor a violetario verdadero,y qué forma de párpadopara dormir cerrando los ojos:la noche tiene oréganoy otras veces haciéndose revólverme acompañó a pasear entre las fieras:esa palabra defendió mis versos.Un tarascón, unos colmillos (ibansin duda a destrozarme)los jabalíes y los cocodrilos:entoncessaqué de mi bolsillomi estimable palabra:orégano, grité con alegría,blandiéndola en mi mano temblorosa.Oh milagro, las fieras asustadasme pidieron perdón y me pidieronhumildemente orégano.Oh lepidóptero entre las palabras,oh palabra helicóptero,purísima y preñadacomo una aparición sacerdotaly cargada de aroma,territorial como un leopardo negro,fosforescente oréganoque me sirvió para no hablar con nadie,y para aclarar mi destinorenunciando al alarde del discursocon un secreto idioma, el del orégano. -El rayo surca, sangriento,El lóbrego nubarrón:Echa el barco, ciento a ciento,Los negros por el portón.El viento, fiero, quebrabaLos almácigos copudos;Andaba la hilera, andaba,De los esclavos desnudos.El temporal sacudíaLos barracones henchidos:Una madre con su críaPasaba, dando alaridos.Rojo, como en el desierto,Salió el sol al horizonte:Y alumbró a un esclavo muerto,Colgado a un seibo del monte.Un niño lo vio: temblóDe pasión por los que gimen:¡Y, al pie del muerto, jurólavar con su vida el crimen! -Dejaste en mi existencia la nostalgia del mundo.Adoro las ventanas que tiñen los crepúsculos,contemplo las estampas de algún campo del norte,elevo las aldeas a nevadas del cieloy un reno silencioso se yergue en mi silencio.Muero contra los pinos por ráfagas heladas,a mis manos se acercan pájaros del invierno,y un aire de mendigo difunde coros tristes.No sé si alguna hora de copos solitarios,esos que a veces caen en grises cementerios,sobre harapientas sombras, en plazas vespertinas,me espera en algún sitio lejano de la tierra.Por ti, que caminabas con tus ropas pesadas,entre los esqueletos vegetales del frío,ya vago por la orilla de un lago taciturno,oyendo una campana de antiguos molineros. -Entre mi amor y yo han de levantarsetrescientas noches como trescientas paredesy el mar será una magia entre nosotros.No habrá sino recuerdos.Oh tardes merecidas por la pena,noches esperanzadas de mirarte,campos de mi camino, firmamentoque estoy viendo y perdiendo...Definitiva como un mármolentristecerá tu ausencia otras tardes. -De puños de hierro ayerEn este mismo lugar,Fui gran hombre en el sacarY hoy lo soy en el volver.Los dineros van a serRestituidos por vos,Y el «por la gracia de DiosDon Felipe», al de Guzmán;Que porque faltas haránLos quiero dejar a dos. -Trópico, para qué me distelas manos llenas de color.Todo lo que yo toquese llenará de sol.En las tardes sutiles de otras tierraspasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.Déjame un solo instantedejar de ser grito y color.Déjame un solo instantecambiar de clima el corazón,beber la penumbra de una cosa desierta,inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,ahondarme en el manto de pliegues finos,dispersarme en la orilla de una suave devoción,acariciar dulcemente las cabelleras laciasy escribir con un lápiz muy fino mi meditación.¡Oh, dejar de ser un solo instanteel Ayudante de Campo del sol!¡Trópico, para qué me distelas manos llenas de color! -Cuando ella se ha ido,es cuando yo la miro.Luego, cuando ella viene,ella desaparece. -Ella creía que la reflejaban los espejosque era esos dedos que hurgaban en el rostrolas lentas mutacionesque era su pulóver sus zapatoslo que recordaba y lo olvidadoque era una guirnalda detrás suyoque era su cabezaque era sus amigas sus trabajosun hombre en una esquina. Una mañana.Las casas que habitó sus cuatro barriosque era las que era tras el portón borroso de los sueñosque alcanzaba para ella el gentilicioy la historia de un país inciertoel hambre la sedo lo que amaba -A la madrugada en punto, antes de que despiertes, escribiré cuatro libros de poesía.Al quince a las sol, besaré tu boca, tu cuello y ejerceré mis versos en tu cuerpo.De ahí hasta las mediodía, nos esconderemos del tiempo.A las viento y tarde, bailaremos en el cielo, plantaremos un árbol, visitaremos al abuelo.A las sol y media, declararemos victoria frente a la televisión y el dinero.A las sombra de la tarde, nos fugaremos entre risas y juegos.Entre las sol y el ocaso, tomaremos nuestras manos, conversaremos con los perros, fumaremos un cigarro y preguntaremos cosas.A la luna exacta, bajo un cielo tupido de besos callados, mis manos, espejos de tu cuerpo, recogerán la lluvia que resbala por las mejillas del aire, tus mejillas; hablarán de caricias hasta que sea la madrugada en punto y retorne yo a mis versos.Así rodarán los días a partir de mañana. Te lo digo desde ahora, para que mandes al carajo los relojes. -Después de varias copas,de humo de cigarrillos, risas,alguien me preguntóinesperadamente¿qué es para ti la poesía?Contesté que, si bien,no creía en definiciones,la poesía se semejaba más a una enfermedadque a una ciencia.Hablé de rimas, de locuras y de autores.Mentí.Mentí, dolorosamente.La poesía no es másque esta lucha desigualcontra lo que nos hace el tiempo,esta manera de recordartea todas horas,el único modo de retenerteen el instante preciso,sin futuro ni pasado,junto a mi, eternamente.Es este modo de perderlo todoa manos llenas. -Las cosas que mueren jamás resucitan,las cosas que mueren no tornan jamás.¡Se quiebran los vasos y el vidrio que quedaes polvo por siempre y por siempre será!Cuando los capullos caen de la ramados veces seguidas no florecerán...¡Las flores tronchadas por el viento impíose agotan por siempre, por siempre jamás!¡Los días que fueron, los días perdidos,los días inertes ya no volverán!¡Qué tristes las horas que se desgranaronbajo el aletazo de la soledad!¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,las sombras creadas por nuestra maldad!¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,las cosas celestes que así se nos van!¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...-de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!...¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,corazón maldito que inquietas mi afán!¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!¡Adiós mi alegría llena de bondad!¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,las cosas celestes que no vuelven más! ... -A Paco SolanoUn tercio de siglo, si somos razonables,apenas es un soplo. Sentado en una piedra,pienso que soy un viejo y no sientotemor: miro a las nubes, solas, en lo altoy el alma, según gime, se serena.Otros dirán: se sume en el olvido. -Irrite la codiciapor rumbos ignoradosa la sonante Tetisy bramadores austros;el pino que habitabadel Betis fortunadolas márgenes amenasvestidas de amaranto,impunemente admirelos deliciosos camposdel Ganges caudaloso,de aromas coronado.Tú, verde y apacibleribera del Anauco,para mí más alegre,que los bosques idaliosy las vegas hermosasde la plácida Pafos,resonarás continuocon mis humildes cantos;y cuando ya mi sombrasobre el funesto barcovisite del Erebolos valles solitarios,en tus umbrías selvasy retirados antroserraré cual un día,tal vez abandonandola silenciosa margende los estigios lagos.La turba doloridade los pueblos cercanosevocará mis manescon lastimero llanto;y ante la triste tumba,de funerales ramosvestida, y olorosacon perfumes indianos,dirá llorando Filis:«Aquí descansa Fabio» .¡Mil veces venturoso!Pero, tú, desdichado,por bárbaras nacioneslejos del clima patriodébilmente vacilesal peso de los años.Devoren tu cadáverlos canes sanguinariosque apacienta Caribdisen sus rudos peñascos;ni aplaque tus cenizascon ayes lastimadosla pérfida consorteceñida de otros brazos. -Corría un manso arroyueloentre dos valles al alba,que sobre prendas de aljófarle prestaban esmeraldas.Las blancas y rojas floresque por las márgenes baña,dos veces eran narcisosen el espejo del agua.Ya se volvía el aurora,y en los prados imitabancelosos lirios sus ojos,jazmines sus manos blancas.Las rosas en verdes lazosvestidas de blanco y nácar,con hermosura de un díadaban envidia y venganza.Ya no bajaban las avesal agua, porque pensaban,como daba el sol en ella,que eran pedazos de plata.En esta sazón Lisardosalía de su cabaña,¿quién pensara que a estar triste,donde todos se alegraban?Por las mal enjutas sendasdelante el ganado baja,que a un mismo tiempo paciendo,come yelo y bebe escarcha.Por otra parte veníade sus tristezas la causa,hermosa como ella misma,pues ella sola se iguala.Leyendo viene una letraque a sus estrellas con almacompuso Lisardo un día,con más amor que esperanza.Vióle admirado de verla,y de unas cintas moradas,para matalle a lisonjas,el instrumento desata.Y por dos hilos de perlas,que dos claveles guardaban,dio la voz al manso vientoy repitió las palabras:«Madre, unos ojuelos vi,verdes, alegres y bellos.¡Ay, que me muero por ellos,y ellos se burlan de mí!»Las dos niñas de sus cieloshan hecho tanta mudanza,que la color de esperanzase me ha convertido en celos.»Yo pienso, madre, que vimi vida y mi muerte en ellos.¡Ay... !»¿Quién pensara que el colorde tal suerte me engañara?Pero ¿quién no lo pensaracomo no tuviera amor?»Madre, en ellos me perdí,y es fuerza buscarme en ellos.¡Ay, que... !» -Hay algas en la orilla, y un sol crudo, tenaz,lame las avenidas, abre los descampados,o se enrosca en los buenos días y los quetalesque puntean, ligeros, como insectos al vuelola llegada puntual de los oficinistas.La rosa de los vientos del día, la candenteveleta del verano inicia su deriva,se despereza y gira, gran noria bostezante,agitando sus flecos entre sombras de asombro,esparciendo en el aire su voz enronquecida,y una herida de sal se insinúa en la pielo crece hasta saciar el frescor de la noche,como tras las pupilas un destello devuelveotro verano antiguo, fundado en la inocencia,más allá del recuerdo o su remedo estéril.Julio siembra candiles que la mirada prende. -Que un sabio de mal humorllame locura al amor,ya lo veo;pero que no se enloquezcacuando otro humor prevalezca,no lo creo.Que una doncella guardadaesté del mundo apartada,ya lo veo;pero que no muera ellapor salir de ser doncella,no lo creo.Que un filósofo muy gravediga que de amor no sabe,ya lo veo;pero que no mienta el sabiocon el pecho y con el labio,no lo creo.Que una moza admita un viejopor marido o por cortejo,ya lo veo;mas que el viejo en confusionesno dé por cuernos doblones,no lo creo.Que un amante abandonadodiga que está escarmentado,ya lo veo;pero que él no se desdigasi encuentra grata a su amiga,no lo creo.Que una vieja ya se asombrehasta del nombre del hombreya lo veo;pero que ella no quisieraser de edad menos severa,no lo creo.Que una mujer a su amantejure ser siempre constante,ya lo veo;pero que se pase un díay ella quiera todavía,no lo creo.Que de todas las mujeresno importen los pareceres,ya lo veo;pero de que la que amamosel parecer no sigamos,no lo creo.Que la mujer, cual cristal,la quiebre un soplo fatal,ya lo veo;pero que pueda soldarsesi una vez llega a quebrarse,no lo creo.Que al espejo las coquetasestudien mil morisquetas,ya lo veo;pero que sea el cristalel objeto principal,no lo creo.Que bastante he murmuradoen lo que está criticado,ya lo veo;pero que mucho no puedacriticarse en lo que pueda,no lo creo.Que la novia moza y lindaal novio viejo se rinda,ya lo veo;pero que crea el barbónque ella rinde el corazón,no lo creo. -Antes de presentar una retrospectivaEl poetaDebe ser capaz de distinguirLa unidad estética La trayectoriaDe su lápiz negro De sus lápices de coloresY las muestras de sombras y rayadosDel pentagrama eléctrico que se extiendeDe poblado en poblado. -Musa, la máscara apresta,ensaya un aire jovialy goza y ríe en la fiestadel Carnaval.Ríe en la danza que gira,muestra la pierna rosada,y suene, como una lira,tu carcajada.Para volar más ligeraponte dos hojas de rosa,como hace tu compañerala mariposa.Y que en tu boca risueña,que se une al alegre coro,deje la abeja porteñasu miel de oro.Únete a la mascarada,y mientras muequea un clowncon la faz pintarrajeadacomo Frank Brown;mientras Arlequín revelaque al prisma sus tintes robay aparece Pulchinelacon su joroba,di a Colombina la bellalo que de ella pienso yo,y descorcha una botellapara Pierrot.Que él te cuente cómo rimasus amores con la Lunay te haga un poema en unapantomima.Da al aire la serenata,toca el auro bandolín,lleva un látigo de platapara el spleen.Sé lírica y sé bizarra;con la cítara sé griega;o gaucha, con la guitarrade Santos Vega.Mueve tu espléndido torsopor las calles pintorescas,y juega y adorna el Corsocon rosas frescas.De perlas riega un tesorode Andrade en el regio nido,y en la hopalanda de Guido,polvo de oro.Penas y duelos olvida,canta deleites y amores;busca la flor de las florespor Florida:Con la armonía te encantasde las rimas de cristal,y deshojas a sus plantas,un madrigal.Piruetea, baila, inspiraversos locos y joviales;celebre la alegre liralos carnavales.Sus gritos y sus canciones,sus comparsas y sus trajes,sus perlas, tintes y encajesy pompones.Y lleve la rauda brisa,sonora, argentina, fresca,¡la victoria de tu risafunambulesca! -Como la nieve cae aquí,nieva también dentro de mí.(Verlaine con nieve, ¿no es así?)De ti me acuerdo "ya sin ti.¿A qué llorar, me digo yo,por quien no llora ni lloró?Si estuve escrito, me borró,si ardí un instante, me apagó.Caiga la nieve, está muy bien.Mas no por eso va Guilléna entristecerse si no hay quiendel mismo mal muera también.Literatura, en realidad,nimia de toda nimiedad.¿Que está nevando en la ciudad?Al fin y al cabo es la verdad. -Crepita el glaciar del cielo,se anuda al pecho liso de la luzcomo una caracola incandescente.El glaciar alisa los cráteres malditosy se enfrenta al poder de la masacrecomo un halcón de pico congeladoy unas pequeñas alas de amuleto.Sortea las pavesas de la tardecon una pulsación estéril, vagapor los contornos de los cantos míserosque dan la bienvenida a la tiniebla.Se detiene con las anginas toscasde ese cielo que al despuntar el díadesangra amaneceres como un lápiz.Y sueña al derretirse con la nieve,enraizada en el espacio cósmico,por quien renacerá en la noche nueva. -No existe la muerte, no ha existido nunca.Aunque bajo su amenaza haya vivido el hombre,en su mentira, no existe la muerte, no existe,y si adivináis tras la luna el exacto rostrode la ausencia, si con olvido miráisla pupila oscura de la esperaentenderéis que no existe, que de verdad no existey que cómo iba a existir ella y qué nombrehubiéramos podido darle entonces a esta tierra. -Cuando volvemos las fugaces horasdel pasado a evocar,temblando brilla en sus pestañas negrasuna lágrima pronta a resbalar.Y, al fin, resbala y cae como gotade rocío al pensarque cual hoy por ayer, por hoy mañana,volveremos los dos a suspirar. -al Duque de BéjarPasos de un peregrino son, errante,Cuantos me dictó versos dulce MusaEn soledad confusa,Perdidos unos, otros inspirados.¡O tú que de venablos impedido"Muros de abeto, almenas de diamante",Bates los montes que de nieve armadosGigantes de cristal los teme el cielo,Donde el cuerno, del eco repetido,Fieras te expone, que " al teñido suelo,Muertas, pidiendo términos disformes"Espumoso coral le dan al Tormes!:Arrima a un frexno el frexno, cuyo acero,Sangre sudando, en tiempo hará brevePurpurear la nieve;Y, en cuanto da el solícito montero,Al duro robre, al pino levantado"Émulos vividores de las peñas"Las formidables señasDel oso que aun besaba, atravesado,La asta de tu luciente jabalina,"O lo sagrado supla de la encinaLo Augusto del dosel, o de la fuenteLa alta cenefa, lo majestuosoDel sitïal a tu Deidad debido",¡O Duque esclarecido!Templa en sus ondas tu fatiga ardiente,Y, entregados tus miembros al reposoSobre el de grama césped, no desnudo,Déjate un rato hallar del pie acertadoQue sus errantes pasos ha votadoA la real cadena de tu escudo.Honre suave, generoso nudo,Libertad, de Fortuna perseguida;Que, a tu piedad Euterpe agradecida,Su canoro dará dulce instrumento,Cuando la Fama no su trompa al viento. -Un poeta egregio del país de Francia,que con versos áureos alabó el amor,formó un ramo armónico, lleno de elegancia,en su Sinfonía en Blanco Mayor.Yo por ti formara, Blanca deliciosa,el regalo lírico de un blanco bouquet,con la blanca estrella, con la blanca rosaque en los bellos parques del azul se ve.Hoy que tú celebras tus bodas de nieve(tus bodas de virgen con el sueño son),todas sus blancuras Primavera lluevesobre la blancura de tu corazón.Cirios, cirios blancos, blancos, blancos lirios,cuello de los cisnes, margarita en flor,galas de la espuma, ceras de los ciriosy estrellas celestes tienen tu color.Yo, al enviarte versos, de mi vida arrancola flor que te ofrezco, blanco serafín.¡Mira cómo mancha tu corpiño blancola más roja rosa que hay en tu jardín! -A una boca vendida,a una infame boca,cuando sintió el impulso que en la vidaa locuras supremas nos provoca,dio el primer beso, hambriento de ternuraen los labios sin fuerza, sin frescura.No fue como Romeoal besar a Julieta;el cuerpo que estrechó cuando el deseoardiente aguijoneó su carne inquieta,fue el cuerpo vil de vieja cortesana,Juana incansable de la tropa humana.Y el éxtasis divinoque soñó con delicialo dejó melancólico y mohínoal terminar la lúbrica caricia.Del amor no sintió la intensa magiay consiguió... una buena blenorragia. -Rosa divina que en gentil culturaeres, con tu fragante sutileza,magisterio purpúreo en la belleza,enseñanza nevada a la hermosura.Amago de la humana arquitectura,ejemplo de la vana gentileza,en cuyo ser unió naturalezala cuna alegre y triste sepultura.¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,soberbia, el riesgo de morir desdeñas,y luego desmayada y encogidade tu caduco ser das mustias señas,con que con docta muerte y necia vida,viviendo engañas y muriendo enseñas! -Si alguna vez debe considerarseQue fuimos maltratados.Si finalmente no pasasPor la fuente de la honra y el honor.Si alguien te criticaPor no gritar... Viva la muerte.Si alguna vez cuentan a tu genteEl embeleso Los descuidos Las cosas naturalesY por miedo dudas de tus manosDel aire De la tierra Del agua.Pregúntate A quiénes o a quién EngañasY noQuién pretende en la inmensidad del mar vencerte. -Frente al lago una estatua de viejorecompone el pasado; mármol sus movimientos,la cicatriz del tiempo dueña de su mirada.Un desfile de gritos, de colores y fuerzapasan por su tribuna rindiéndole recuerdo.El también fue una flecha en aquel parquey recordó a Cavafis. No reproches,nada que lamentar. Cuando en amor,su vida fue un ejemplo, un gozo cotidianocon pocos compartido, deseo a cada instante.Para seguir viviendo, él bien lo sabe,necesita mirarse vivamenteen el río de vida que fluye frente a él;para reconocerse, el espejo del lago,su juventud, la gracia de su cuerpo,aquellos ojos, su flexible ternura...Un aire extraño le estremecey sabe que el invierno ha de llegarborrando este paisaje que le mantiene alerta.Esperar que la nieve le arrope suavemente,de la misma manera que su amor le abrazaba,y allí quedarse, viviendo para siempreentre estos cuerpos que, ahora inalcanzables,van buscando, ardientemente enamorados,un lugar en la noche. Como él lo buscara. -No son años la vida, sólo rápidas horas,ésas con sus momentos de placer o dolor,cuando el alma es dichosa o acongojada lloras,instantes de ternura o de cruel desamor.Instantes en que a veces, trémula, rememorasencuentros, despedidas, la ofrenda de una flor,inasibles minutos de ayeres y de ahoras,el beso de los hijos, las tristezas de amor.El «Te quiero mi vida» o el «Adiós, hasta pronto!»«¡Es varón! ¡Es varón!» «Nuestra madre se muere...»,palabras que en un soplo nos cambian la existencia;son apenas momentos, aunque parezca tonto,sentido que por fin todo vivir adquierey nos deja en el alma como una eterna esencia. -Amor de los incendios y de la perfección, amor entrela gracia y el crimen,como medio cristal y media viña blanca,como vena furtiva de paloma:sangre de ciervo antiguo que perfumelas cerraduras de la muerte. -Menos solicitó veloz saetaDestinada señal, que mordió aguda;Agonal carro en la arena mudaNo coronó con más silencio meta,Que presurosa corre, que secreta,A su fin nuestra edad. A quien lo duda(Fiera que sea de razón desnuda)Cada sol repetido es un cometa.Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras?Peligro corres, Licio, si porfíasEn seguir sombras y abrazar engaños.Mal te perdonarán a ti las horas,Las horas que limando están los días,Los días que royendo están los años. -A mi padre,Porque la muerte no interrumpe nadaGente que tú querías y que pierdes,Gente que tú querías y se pierdeEn medio de la noche.Otros ocuparán su lugar en el mundo.Otras hojas tendrán que brotar en la rama.Pero no te consuela.Cuántas cosas pudisteHaber hecho por ellos.Sabes que no podrás hacerlas nunca.Sombras que vienen, sombras que se van,mientras buscas la luz en medio de la noche. -Otro tiempo vendrá distinto a éste.Y alguien dirá:«Hablaste mal. Debiste haber contadootras historias:violines estirándose indolentesen una noche densa de perfumes,bellas palabras calificativaspara expresar amor ilimitado,amor al fin sobre las cosastodas».Pero hoy,cuando es la luz del albacomo la espuma suciade un día anticipadamente inútil,estoy aquí,insomne, fatigado, velandomis armas derrotadas,y cantotodo lo que perdí: por lo que muero. -A veces me invade el pasadocomo una enredadera que oxida mis paredesy sangra lágrimas ocultasque no puedes ver ni comprender ni apaciguar.No es fácil navegar en la oscuridad,adentrarse furtivo en el pretéritoy asesinar con rencorla voz de lo perdido.No te inquietes, no soy yo.Un niño llora por mis ojos. -Sombracanespregárgolas sangríascanes pluslagrimalesentre bastardos roces contelúricos de muy ausentes márgenesAscuacanes ninfómanos pregonocon ululado ahincoque malciernen inhímenes posueños de podrelengua amanteCanes viables apenas dilucido tras la yerta penumbra acribillada por sus arpones rabos al rojo interrogantecuando el gris hondo enhiedra sus muy amustios huéspedes en subpisos estrábicos -Los sonidos oscurosque llenaban la nocheserpenteaban sobre los cristales.Los hielos resolvíanun problema geométrico,disolviéndose en llanto.El saxo se alargaba,inundando los sueños,en un sordo lamento vacilante.Se aguzaba la agujade la herida trompeta,ahincándose en la carne.Y seguía, seguía,obsesionado y lento,el contrabajo.La sonrisa eran dientesgrandes y desasidos,brillando en la tiniebla. -Amargas lunas mates de estero hechizan, muertas,noches de frutos altos y de tácitos vuelos.Ríos de cocodrilos y de tortugas lentasdescaman las estrellas de un calcinado cielo.En urgencia arterial, por roja tierra tibiadiscurre el agua madre de las inundaciones,mientras corolas túrgidas como sexos enciendenla lámpara votiva de las insolaciones.Carnívoros estambres, piedras que encierran astros;troncos que se hacen nudo mortal bajo agua quieta;peces de aguda voz, aves de mudos rastros.La Cruz del Sur, guardiana de sus misterios, arde,cual cifrando en su acorde de siderales neonesla música del mundo en su primera tarde.1938 -lo que duele es aquíy es de maíz cascadopienso en mi madre que tenía una banderitapasó por esta casa"es preciso explicarlo: la casa ya no existo"pasó por esta casa fulgurantepasó por esta espléndidacasa fulguranteflamante refulgentecon maldita sealos ramos de heliotropola pascuitaárboles bordados pájaros varios peces pericoslos pájaros frutalesel gato sucumbiendo a la pasión(a las pasiones varias: pájaros peces)un amor de veraneras mal disimuladomi primer ramo de novios aromososese beso del cual nunca pienso sanarpasó pues por esta casay hacía de carruselde servilletade pajarito blancode puñetero Niño Diosera de azúcartocaba el té con la falange pequeñitayo sí me acuerdome parece refulgirme refulgente todavíaremojando el corazón en los granitiosyo sí me acuerdo aunque todos se olvidene insistan cortésmente en que total ya se murió"nadie se ofenda me refiero únicamentea sus seres más queridos"yo sí me acuerdoy si es necesarioyo por siempre jamás me acordaremos todospasó por esta casay yo soy el testigo:toque este huecoque dejó mi corazónen su tumba se agolpa un éxtasis de abejasme acordaremos todosaquí es lo que me dueley un carrusel de azúcar siempre nunca jamás -CUANDO entró San Martín, algo nocturnode camino impalpable, sombra, cuero,entró en la sala.Bolívar esperaba.Bolívar olfateó lo que llegaba.Él era aéreo, rápido, metálico,todo anticipación, ciencia de vuelo,su contenido ser temblabaallí, en el cuarto detenidoen la oscuridad de la historia.Venía de la altura indecible,de la atmósfera constelada,iba su ejército adelantequebrantando noche y distancia,capitán de un cuerpo invisible,de la nieve que lo seguía.La lámpara tembló, la puertadetrás de San Martín mantuvola noche, sus ladridos, un rumortibio de desembocadura.Las palabras abrieron un senderoque iba y volvía en ellos mismos.Aquellos dos cuerpos se hablaban,se rechazaban, se escondían,se incomunicaban, se huían.San Martín traía del Surun saco de números grises,la soledad de las monturasinfatigables, los caballosbatiendo tierras, agregándosea su fortaleza arenaria.Entraron con él los ásperosarrieros de Chile, un lentoejército ferruginoso,el espacio preparatorio,las banderas con apellidosenvejecidos en la pampa.Cuanto hablaron cayó de cuerpo a cuerpoen el silencio, en el hondo intersticio.No eran palabras, era la profundaemanación de las tierras adversas,de la piedra humana que tocaotro metal inaccesible.Las palabras volvieron a su sitio.Cada uno, delante de sus ojosveía sus banderas.Uno, el tiempo con flores deslumbrantes,otro, el roído pasado,los desgarrones de la tropa.Junto a Bolívar una mano blancalo esperaba, lo despedía,acumulaba su acicate ardiente,extendía el lino en el tálamo.San Martín era fiel a su pradera.Su sueño era un galope,una red de correas y peligros.Su libertad era una pampa unánime.Un orden cereal fue su victoria.Bolívar construía un sueño,una ignorada dimensión, un fuegode velocidad duradera,tan incomunicable, que lo hacíaprisionero, entregado a su substancia.Cayeron las palabras y el silencio.Se abrió otra vez la puerta, otra vez todala noche americana, el ancho ríode muchos labios palpitó un segundo.San Martín regresó de aquella nochehacia las soledades, hacia el trigo.Bolívar siguió solo. -Ángeles malos o buenos,que no sé,te arrojaron en mi alma.Sola,sin muebles y sin alcobas,deshabitada.De rondón, el viento hierelas paredes,las más finas, vítreas láminas.Humedad. Cadenas. Gritos.Ráfagas.Te pregunto:¿cuándo abandonas la casa,dime,qué ángeles malos, crueles,quieren de nuevo alquilarla?Dímelo. -Cuando llamaron a comerse abalanzaron los tiranosy sus cocotas pasajeras,y era hermoso verlas pasarcomo avispas de busto gruesoseguidas por aquellos pálidosy desdichados tigres públicos.Su oscura ración de pancomió el campesino en el campo,estaba solo y era tarde,estaba rodeado de trigo,pero no tenía más pan,se lo comió con dientes duros,mirándolo con ojos duros.En la hora azul del almuerzo,la hora infinita del asado,el poeta deja su lira,toma el cuchillo, el tenedory pone su vaso en la mesa,y los pescadores acudenal breve mar de la sopera.Las papas ardiendo protestanentre las lenguas del aceite.Es de oro el cordero en las brasasy se desviste la cebolla.Es triste comer de frac,es comer en un ataúd,pero comer en los conventoses comer ya bajo la tierra.Comer solos es muy amargopero no comer es profundo,es hueco, es verde, tiene espinascomo una cadena de anzuelosque cae desde el corazóny que te clava por adentro.Tener hambre es como tenazas,es como muerden los cangrejos,quema, quema y no tiene fuego:el hambre es un incendio frío.Sentémonos pronto a comercon todos los que no han comido,pongamos los largos maneles,la sal en los lagos del mundo,panaderías planetarias,mesas con fresas en la nieve,y un plato como la lunaen donde todos almorcemos.Por ahora no pido másque la justicia del almuerzo. -IDe D. Luis de Góngora y Argote a D. Diego de Silva VelázquezMientras el brillo de tu gloria auguraser en la eternidad sol sin poniente,fénix de viva luz, fénix ardiente,diamante parangón de la pintura,de España está sobre la veste oscuratu nombre, como joya reluciente,rompe la Envidia el fatigado diente,y el Olvido lamenta su amargura.Yo en equívoco altar, tú en sacro fuego,miro a través de mi penumbra el díaen que el calor de tu amistad, don Diego,jugando de la luz con la armonía,con la alma luz, de tu pincel el juegoel alma duplicó de la faz mía.IIDe D. Diego de Silva Velázquez a D. Luis de Góngora y ArgoteAlma de oro, fina voz de oro,al venir hacia mí, ¿por qué suspiras?Ya empieza el noble coro de las lirasa preludiar el himno a tu decoro;ya el misterioso son del noble corocalma el Centauro sus grotescas iras,y con nueva pasión que les inspirastornan a amarse Angélica y Medoro.A Teócrito y Possin la Fama dotecon la corona de laurel supremo;que en donde da Cervantes el Quijotey yo las telas con mis luces gemo,para son Luis de Góngora y Argotetraerá una nueva palma Polifemo.IIIEn tanto «pace estrellas» el Pegaso divino,y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna,en los celestes parques al Cisne gongorinodeshoja sus sutiles margaritas la Luna.Tu castillo, Velázquez, se eleva en el caminodel Arte como torre que de águilas es cuna,y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual unajaula de ruiseñores labrada en oro fino.Gloriosa la península que abriga tal colonia.¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia!Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles.De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas,y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas,salen las nueve musas de un bosque de laureles. -Palomas de repente en mis mejillas.Un sacudir de alas si regresas,amante, a mi presencia y me perdonasy arrancas de mi amor la sola queja.Me juras por tus muertos, yo te juropor Dios que a los demonios atormenta.Y en brasas se convierten las palabras.En pájaros sangrientos que peleanpor las migajas de las hostias últimas.Ámame hombre en esta noche negra.Mi historia es ésta: un lecho solitario,un despertarme atada siempre a hiedrasy una almohada llena de tu rostro.Mi vida toda es sólo sueño, niebla.Mas llegas y mi voz ya no es cautiva.Y aquella que te amó, se me asemeja. -Cualquiera llama a mi pequeña puerta.Cenar suelo con reyes y mendigos.Ay, cómo me atareo en repartiren dos iguales partes lo servido.Y es entre gente que a mi casa llegacontándome unos casos divertidos,cuando me acuerdo yo de tu anunciadavisita, bienamado, y ahorro el vino.Mi hogar aseo día a día y pongosobre la mesa aroma de jacintos.Mientras te aguardo, ¿quién también te aguarda?Y si tú llegas, ¿cena quién contigo?Señor, que me confundes o enternecescon tus palabras puestas en mi oído.¿Las cosas que me dices son las mismasque oyen las otras y les da lo mismo? -Vivo sin vivir en míy tan alta vida esperoque muero porque no muero.Vivo ya fuera de mí,después que muero de amor,porque vivo en el Señor,que me quiso para sí;cuando el corazón le dipuso en mí este letrero:«Que muero porque no muero».Esta divina unión,y el amor con que yo vivo,hace a mi Dios mi cautivoy libre mi corazón;y causa en mí tal pasiónver a mi Dios prisionero,que muero porque no muero.¡Ay, qué larga es esta vida!¡Qué duros estos destierros,esta cárcel y estos hierrosen que está el alma metida!Sólo esperar la salidame causa un dolor tan fiero,que muero porque no muero.Acaba ya de dejarme,vida, no me seas molesta;porque muriendo, ¿qué resta,sino vivir y gozarme?No dejes de consolarme,muerte, que ansí te requiero:que muero porque no muero. -El campode olivosse abre y se cierracomo un abanico.Sobre el olivarhay un cielo hundidoy una lluvia oscurade luceros fríos.Tiembla junco y penumbraa la orilla del río.Se riza el aire gris.Los olivos,están cargadosde gritos.Una bandadade pájaros cautivos,que mueven sus larguísimascolas en lo sombrío. -Este monte de cruces coronado,Cuya siempre dichosa excelsa cumbreEspira luz y no vomita lumbre,Etna glorioso, Mongibel sagrado,Trofeo es dulcemente levantado,No ponderosa grave pesadumbre,Para oprimir sacrílega costumbreDe bando contra el cielo conjurado.Gigantes miden sus ocultas faldas,Que a los cielos hicieron fuerza, aquellaQue los cielos padecen fuerza santa.Sus miembros cubre y sus reliquias sellaLa bien pasada tierra. VeneradlasCon tiernos ojos, con devota planta. -20 poemas de amor y una canción desesperadaEn mi cielo al crepúsculo eres como una nubey tu color y forma son como yo los quiero.Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,y viven en tu vida mis infinitos sueños.La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,el agrio vino mío es más dulce en tus labios:oh segadora de mi canción de atardecer,cómo te sienten mía mis sueños solitarios!Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisade la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.Cazadora del fondo de mis ojos, tu roboestanca como el agua tu mirada nocturna.En la red de mi música estás presa, amor mío,y mis redes de música son anchas como el cielo.Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.En tus ojos de luto comienza el país del sueño. -Volvió al mar Alción, volvió a las redesDe cáñamo, excusando las de hierro;Con su barquilla redimió el destierro,Que era desvío y parecía mercedes.Redujo el pie engañado a las paredesDe su alquería, y al fragoso cerroQue ya con el venablo y con el perroPisa Lesbín, segundo Gaminedes:Gallardo hijo suyo, que los remosMenospreciando con su bella hermana,La montería siguen importuna,Donde la Ninfa es Febo y es Diana,Que en sus ojos del Sol los rayos vemos,Y en su arco los cuernos de la Luna. -Muchachita que erasbrevedad, redondez y color,como las esferasque en las rinconerasde una sala ortodoxa mitigan su esplendor...Muchachita hemisférica y algo tristeque tus lágrimas púberes me diste,que en el mes del Rosarioa mis ojos fingíasamapola diciendo avemaríasy que dejabas en mi idilio proletarioy en mi corbata indigente,cual un aroma dúplice, tu ternura nacientey tu catolicismo milenario...En un día de báquicos desenfrenos,me dicen que preguntas por mí; te evocotan pequeña, que puedes bañar tus plenosencantos dentro de un pocode licor, porque cabe tu estatua píaen la última copa de la cristalería;y revives redonda, castiza y brevecomo las esferasque en las rinconerasdel siglo diecinueve,amortiguan su galaverde o azul o carmesí,y copian, en la curva que se parece a ti,el inventario de la muerta sala. -A Pedro García BatallaPasa la página final y se remueve.Apoya el tomo, despacio, sobre la mantaque cubre sus rodillas.Meditabundo,mira las brasas de la hoguerae incorpora su integridad al fuego, pone los ojosen la llama que, al arder,al unísono es y se consume.Cede a la noche,cautivo en el embrujo,y se adormila derrotado en el sillón.Cae al almala ceniza como extinguido resplandorde lo que tuvo luz, o la fingió.Como difuso polvo sobre el libro.Como pavesa fiel de lo concluso. -Dos miradas se amaron en secretodurante muchos años. Dos palabrasno dichas. Dos palabras que nadiehabrá de pronunciar. Pobres tesorosque guardan pobres páginas. (Lo mismoque este roto jardín, el delicadoamor de Abderrahmán.) -El nombre mío que he perdido,¿dónde vive, dónde prospera?Nombre de infancia, gota de leche,rama de mirto tan ligera.De no llevarme iba dichosoo de llevar mi adolescenciay con él ya no caminopor campos y por praderas.Llanto mío no conocey no la quemó mi salmuera;cabellos blancos no me ha visto,ni mi boca con acidia,y no me habla si me encuentra.Pero me cuentan que caminapor las quiebras de mi montañatarde a la tarde silenciosoy sin mi cuerpo y vuelto mi alma. -«Jois e Jovens n'es trichairee malvestatz es d'aqui»MARCABRÚUna cucaracha recorre el jardín húmedode mi chambre y circula por entre las botellas vacías:la miro a los ojos y veo tus dos ojosazules, madre mía.Y canta, cantas por las noches parecida a la locura,velascon tu maldición para que no me caiga dormido, para que no me olvidey esté despierto para siempre frente a tus dos ojos,madre mía. -De una casa a otra se enviaban saludos,las cintas de humo azul de los hogaresy, con las filtraciones de las primeras luces,algunas nubes lentas.Entre una casa y otra los silencioseran ruidos de platos,una flor esmaltada en unas tazas, el murmullode las copas de vidrio.Desde hace algunos añoses un pueblo vacío,uno de esos lugares que ya no necesita del crepúsculo.Los muros de las casasse han ido acostumbrandoal desfallecimiento, a los rigoresde las viejas moreras, de las parras silvestres.En medio de las plazas,al final de las calles, las sombras de las cosaspermanecen inmóviles,nos hablan desde fuera del tiempo.Ahora el cielo está quieto como un campo sin nada,como el hombre sentado que lo mira.Como el que en la malezabusca aún las canciones perdidas de los niños,algunas nubes lentas para la intimidad,para el regreso. -La cana y alta cumbrede Ilíberi, clarísimo Carrero,contiene en sí tu lumbreya casi un siglo entero,y mucho en demasíadetiene nuestro gozo y alegría;los gozos, que el deseofigura ya en tu vuelta y determina,a do vendrá el Lyeoy de la Cabalinafuente la moradoray Apolo con la cítara cantora.Bien eres generosopimpollo de ilustrísimos mayores;mas esto, aunque glorioso,son títulos menores,que tú, por ti venciendo,a par de las estrellas vas luciendo,y juntas en tu pechouna suma de bienes peregrinos,por donde con derechonos colmas de divinosgozos con tu presencia,y de cuidados tristes con tu ausencia;porque te ha salteadoen medio de la paz la cruda guerra,que agora el Marte airadodespierta en la alta sierra,lanzando rabia y sañasen las infieles bárbaras entrañas;do mete a sangre y fuegomil pueblos el Morisco descreído,a quien ya perdón ciegohubimos concedido,a quien en santo bañoteñimos para nuestro mayor daño,para que el nombre amigo(¡ay, piedad cruel!) desconocieseel ánimo enemigoy ansí más ofendiese:mas tal es la fortuna,que no sabe durar en cosa alguna.Ansí la luz, que agoraserena relucía, con nubladosveréis negra a deshora,y los vientos aladosamontonando luegonubes, lluvias, horrores, trueno y fuego.Mas tú que solamentetemes al claro Alfonso que, inducidode la virtud ardientedel pecho no vencido,por lo más peligrosose lanza discurriendo vitorioso:Como en la ardiente arenael líbico león las cabras sigue,las haces desordenay rompe y las persiguearmado relumbrando,la vida por la gloria aventurando.Testigo es la fragosaPoqueira, cuando él solo, y traspasadocon flecha ponzoñosa,sostuvo denodado,y convirtió en huidamil banderas de gente descreída;mas sobre todo cuando,los dientes de la muerte agudos fieraapenas declinando,alzó nueva bandera,mostró bien claramentede valor no vencible lo excelente.Él pues relumbre clarosobre sus claros padres; mas tú en tanto,dechado de bien raro,abraza el ocio santo;que mucho son mejoreslos frutos de la paz, y muy mayores. -Si tuviésemos la fuerza suficientepara apretar como es debido un trozo de madera,sólo nos quedaría entre las manosun poco de tierra.Y si tuviésemos más fuerza todavíapara presionar con toda la durezaesa tierra, sólo nos quedaríaentre las manos un poco de agua.Y si fuese posible aúnoprimir el agua,ya no nos quedaría entre las manosnada. -Te gustaba sentarte sobre una roca. Apoyabas el pechosobre las rodillas y te cubríasdel azul ilimitado del océano. Luego,te dejabas navegar como bote a la deriva.En silencio observábamosel tránsito inseguro de los barcos de pescaque se alejaban con lentitudde la costa de Cedeira.Tardábamos horas en regresar a nosotros.Bandadas de gaviotas surcaban nuestras cabezasy en el vuelo de sus alasnos dejábamos soñar por su lenguaje.Han pasado los años y la espuma de nuestros maresya duerme en la latitud de lo perdido,pero a veces sucede que al mirarnossentimos un rumor de caracolasy el espumoso cosquilleode sabernos agua. -Indiscutiblemente, en casas de arriendo,a la ribera del pan y su situación aldeana de sombrero de sol,contra empleados grandes o desesperadosy viudas terribles, que desprenden cabellos de estructura amarilla,así moriremos, tal vez, al bramar contra la montaña.Después de haber gastado electricidad y pantalones,sudando terror y dignidad de asesino al cual van a fusilar los aterrados soldados,y mirando, con la dentadura repleta de misterio,cómo la querida mujer ya estará ruinosa y rajada de años, y enormementegrandiosa de grandiosidad inútil,y aprieta su triste carne contra las murallas,o estará llena de llamas, como en la época del durazno que fue paloma, y cuando nos miramos ante un muerto.Se destruye la esperanza humana, la azucena,y su escudo va corroyéndose de herrumbre entre azules tiestos y serios difuntosen espectáculo,luego se gasta la gana llevada adentroy unos orines con cementerio azotan este sepulcro de condición boreal, que el catre parece,resonando.No haber bebido,¡ah!, no haber bebido más tinajas del principal vino tinto, del substancial elemento de abejaseternas,no haber tenido el cintunón del general de tribu,y aquella gran cama tirada de mundo a mundo,en donde creciesen bestias agrestes,abejas de funeral, panteras del tormento a la guitarra, relampagueando,y una gran espada rojacon la cual escribir la revolución proletaria,y, en aquellos millones de atardeceres,en los que nos sacamos los zapatos, sollozando,no haber venido la luna desnudaque florece, eternamente, a consolar a los moribundos.A la criatura, cómo se le despluma y cómo se le inunda, a la simultaneidad, el reflejode materia de sepulcro,porque es lúgubre cuando fallan las glándulas,y en lo hondo del hígado del hombre se deshojan las violetas.Hay que poseer el heroísmo de agonizar correctamente,clavando los dedos de los ojos y su puñal en la tiniebla acumulada,sin abandonar la voluntad de podrirse.Ahora, si sabemos de qué manera las plantas de los pies rajan la miseria solar y alguna vez le oímos la bala a la tumba,y el oro y el hecho en la garganta se nos va a atajar.Si catre de bronce adquiere, morirá el burócrata contento como gusano,con la lengua afuera entre la familia,enderezando su conciencia de bruto y de pájaro y de siervo,como quien levanta la casay la va a ubicar en donde concluyen las cosas.Se apagaron todas las lámparas, gotea el viento, y el sol toma la forma del embudo.En aquel entonces entenderemos al que asaltó y degolló a la humanidad para comprarlelaureles a su amiga,al que edificó su tribu en la plaza pública gritando como acero,al que desgarró mujeres y naciones y se revolcó con todos los relámpagos, en la sociedady sus potreros de desventura,y no nos entenderemos nosotros, porque todo ha sido inútil y se ha perdido:un traje, heroico de terrores, cubriendo tiempos eternos, y el infinito alimento provinciano,morir en colchón, enormemente estupendo y afligido,rempujando amargos carros de tercera, rempujando empeños, rempujandocantando, rempujando abismos, rempujando palomas, abandonados,porque el que se muere es él y su corazón, el que se muere, entonces,y a quien invaden las poderosas arenas, el mar océano, su caballo gris, y laperla obscura, que está dentro de la naranja,aunque se designe Lucho o Domingo o Pancho.Los que ardientes y alegres estábamos,cabelleras de sepultura arrastrando, nos iremos descomponiendo y haciendo aceite,haciendo narices, haciendo gusanos, haciendo historia,hasta que quedemos desnudos, sin carne, sin entrañas, sin huesos,nosotros, sin nosotros,solamente un agujero de lo que fuimos, cuando con esto éramos esta misma lengua,cuando ni siquiera el hombrenunca fue lo que quería y lo que podía, nunca,y toma, también, hacia la vida dispersa,cansado e insatisfecho, como los caballos del idealista.Allí, una sola uva será igual a una culebra y a una idea, o a un becerro de parafina,y el escorpión sobre muchachas en violeta,o anidará la araña religiosa en cuna de pájaro, desnudándose;deshojando sus árboles, los acontecimientoscubrirán el rol de la hoja caída, su silabario amarillo;a tal altura, miserables botellas de soldado,la espantosa necesidad de agarrarse a los propios suspiros, arañándolos colchón abajo,derrumbándose,cuando inicia la agonía su invasión de naufragio, de inundación tremenda,y pierden los muebles hecho, empieza a hacerse uno todo girando, gritando, rodando en vorágine,para que caiga ahí el difunto en su pellejo.Rosas sobre negro y negros pueblos de viento,amargura en fermentación de adioses, temporal de tripas a las lágrimas, creciendo los pelos en la obscuridad su alarido.No digamos el porvenir de sollozos,cuando la futura ciudad con nosotros cal y cemento organice,entonces, soledad colosal del átomo,contra nuestra forma y su ámbito: su ámbito, ¡oh! naufragado corazón,la intimidad desencadenada,su no oído grito, su grito tenaz, su grito de sangre que perece,recuperando el terror inicial.Solamente, no haber podido nunca comprender adentro, en los huesos,que lo substancial no somos nosotros, nuestro proceder, nuestros zapatos,nuestros amores, nuestros sentidos, nuestras costillas, nuestras ideas,sino el universo infinito y la sociedad aclamándolo,la energía histórico-dialéctica, expresándose por la persona y la transitoriedad de la persona,sobre estos atados turbios y polvorosos,que pudiesen ser manzanas o pólvora grande,la afligida costumbre, el héroe,lo abandonado, lo obscuro y copretérito en las burocracias acumuladas,el afán de afanes, tantas cosas duras con pecho rosado,en las que ubicamos nuestro poderoso amor y su látigo " y a alga marina su calzón echaba aroma-,porque la abrazábamos desnuda, se ponía más bonita,riéndose, blanca como plata o como agua, al agitar la bandera negra del pelo contra los desiertos,encima de éste, aquéste montón de terror en el que nos morimos.He ahí la conciencia y el ser, mezclándose de árboles incendiados y panoramas, a la canción pretérita,revolviendo sesos y versos en la memoria "un grande espacio", y entra el muertoa la izquierda, y aquel pájaro en cántico de los álamos del cementerio,peleando con nosotros, agusanados, como sardina podrida, o embalsamados en caricatura de almacén triste,Porque tiene gusto a muerte la comida,y olor a adiós y a muerte la piel y todos los negocios,la fruta, la plata, la ropa, la sepultura,y sólo la hoz y el martillo nos alumbran la materia,como grandes casas de hierro con incendio. -Mucho faz' el dinero, mucho es de amar:al torpe faze bueno e ome de prestar,faze correr al coxo e al mudo fablar,el que non tiene manos, dyneros quier' tomar.Sea un ome nesçio e rudo labrador,los dyneros le fazen fidalgo e sabydor,quanto más algo tiene, tanto es de más valor;el que non ha dineros, non es de sy señor.Sy tovyeres dyneros, avrás consolaçión,plazer e alegría e del papa ración,comprarás parayso, ganarás salvaçión:do son muchos dineros, es mucha bendiçión.Yo vy allá en Roma, do es la santidat,que todos al dinero fazianl' omilidat,grand onrra le fazían con grand solenidat:todos a él se omillan como a la magestat.Ffazíe muchos priores, obispos e abbades,arçobispos, dotores, patriarcas, potestades,e muchos clérigos nesçios dávales denidades.Ffacie verdat mentiras e mentiras verdades.Ffazíe muchos clérigos e muchos ordenados,muchos monges e mongas, rreligiosos sagrados:el dinero les dava por byen esaminados;a los pobres dezían que non eran letrados.Dava muchos juyzios, mucha mala sentencia:con malos abogados era su mantenençia,en tener malos pleitos e fer mal' abenencia;en cabo por dineros avya penitençia.El dinero quebranta las cadenas dañosas,tyra çepos e grillos, presiones peligrosas;al que non da dineros, échanle las esposas:por todo el mundo faze cosas maravillosas.Vy fazer maravillas a do él mucho usava:muchos meresçían muerte, que la vida les dava;otros eran syn culpa, que luego los matava:muchas almas perdía; muchas almas salvava.Faze perder al pobre su casa e su vyña;sus muebles e rayces todo lo desalyña,por todo el mundo cunde su sarna e su tyña,do el dinero juzga, ally el ojo guiña.Él faze cavalleros de neçios aldeanos,condes e ricos omes de algunos vyllanos;con el dinero andan todos omes loçanos,quantos son en el mundo, le besan oy las manos.Vy tener al dinero las mayores moradas,altas e muy costosas, fermosas e pyntadas,castillos, heredades, villas entorreadas:al dinero servían e suyas eran conpradas.Comía munchos manjares de diversas naturas,vistía nobles paños, doradas vestiduras,traya joyas preçiosas en vyçios e folguras,guarnimientos estraños, nobles cavalgaduras.Yo vi a muchos monges en sus predicaçionesdenostar al dinero e a sus temptaçiones;en cabo, por dyneros otorgan los perdones,asuelven los ayunos e fazen oraçiones.Peroque lo denuestan los monges por las plaças,guárdanlo en convento en vasos e en taças:con el dinero cunplen sus menguas e sus raças:más condedijos tiene que tordos nin picaças.Monges, clérigos e frayres, que aman a Dios servir,sy varruntan que el rrico está para moryr,quando oyen sus dineros, que comyençan rreteñir,quál dellos lo levará, comyençan a reñir.Como quier que los faryres non toman los dineros,bien les dan de la çeja do son sus parçioneros;luego los toman prestos sus omes despenseros:pues que se dizen pobres, ¿qué quieren thessoreros?Ally están esperando quál avrá el rrico tuero:non es muerto e ya dizen pater noster, ¡mal agüero!Como los cuervos al asno, quando le tiran el cuero:"cras nos lo levaremos, ca nuestro es por fuero".Toda muger del mundo e dueña de altezapágese del dinero e de mucha riqueza:yo nunca vy fermosa que qisyese pobreza:do son muchos dineros, y es mucha nobleza.El dinero es alcalle e juez mucho loado,éste es consejero e sotil abogado,Aguaçil e meryno, byen ardit, esforçado:de todos los ofiçios es muy apoderado.En suma te lo digo, tómalo tú mejor:el dinero, del mundo es grand rrebolvedor,señor faze del syervo e del siervo señor,toda cosa del siglo se faze por su amor.Por dineros se muda el mundo a su manera,toda muger, codiçiosa del algo, es falaguera.Por joyas e dineros salyrá de carrera:el dinero quiebra peñas, fyende dura madera.Derrueca fuerte muro e derriba grant torre,a coyta e a grand priessa el dinero acorre,non ha syervo cativo, que'l dinero non l'aforre:el que non tyene que dar, su cavallo non corre.Las cosas que son graves fázelas de lygero:por ende a tu vieja sé franco e llenero,que poco o que mucho, non vaya syn logrero:non me pago de juguetes, do non anda dinero.Sy algo non le dyeres, cosa mucha nin poca,sey franco de palabra, non le digas razón loca:quien no tiene miel en orça, téngala en la boca:mercader que esto faze, byen vende e byen troca.Sy sabes estrumentos byen tañer e tocar,sy sabes e avienes, en fermoso cantar,a las vegadas, poco, en onesto lugar,do la muger te oya, non dexes de provar.Sy una cosa sola a la muger non muda,muchas cosas juntadas façerte han ayuda:desque lo oye la dueña, mucho en ello cuyda,non puede ser que a tiempo a byen non te rrecuda.Con una flaca cuerda non alçarás grand tranca,nin por un solo "¡harre!" non corre bestia manca,a la peña pesada non mueve una palanca;con cuños e almadanas poco a poco s'arranca.Prueva fazer lygerezas e fazer balentía:quier lo vea o non, saberlo ha algund día;non será tan esquiva, que non ayas mejoría:non cansses de seguirla, vençerás su porfía.El que la mucho sigue, el que la mucho usa,en el coraçón lo tiene, maguer se le escusa;peroque todo el mundo por esto le acusa,en este cuyda syenpre, por este faz' la musa.Quanto es más sosañada, quanto es más corrida,quanto es más por ome magada e ferida,tanto más por él anda muerta, loca perdida:non cuyda ver la ora que con él sea yda.Cuyda la madre cara que por la sosañar,por correrla e ferirla e por la denostar,que por ende será casta e la fará estar;estos son aguijones que la fazen saltar.Devíe pensar su madre, quando era donçella,que su madre non quedava de ferirla e corrella,que más la ençendíe; pues devía por ellajuzgar todas las otras e a su fija bella.Toda muger nasçida es fecha de tal massa:lo que más le defienden, aquello ante passa,aquello la ençiende, aquello la traspassa;do non es tan seguida, anda floxa e lasa.A toda cosa brava gran tienpo lo amanssa:la çierva montesyna mucho segida canssa,caçador, que la sigue, tómala quando descanssa:la dueña mucho brava usando se faz' manssa.Por una vez del día, que el ome gelo pida,çient vegadas, de noche, de amor es rrequerida:doña Venus gelo pide por él toda su vyda,en lo que 'l mucho piden anda muy ençendida.Muy blanda es el agua; mas dando en piedra dura,muchas vegadas dando faze grand cavadura;por grand uso el rrudo sabe grande letura:muger mucho seguida olvida la cordura.Guárdete non te enbuelvas con la casamentera,donear non la quieras, ca es una manera,que perder te faría a la entendedera;una conblueça d' otra sienpre tyene dentera. -ENTRE plumas que asustan, entre noches,entre magnolias, entre telegramas,entre el viento del Sur y el Oeste marino,vienes volando.Bajo las tumbas, bajo las cenizas,bajo los caracoles congelados,bajo las últimas aguas terrestres,vienes volando.Más abajo, entre niñas sumergidas,y plantas ciegas, y pescados rotos,más abajo, entre nubes otra vez,vienes volando.Más allá de la sangre y de los huesos,más allá del pan, más allá del vino,más allá del fuego,vienes volando.Más allá del vinagre y de la muerte,entre putrefacciones y violetas,con tu celeste voz y tus zapatos húmedos,vienes volando.Sobre diputaciones y farmacias,y ruedas, y abogados, y navíos,y dientes rojos recién arrancados,vienes volando.Sobre ciudades de tejado hundidoen que grandes mujeres se destrenzancon anchas manos y peines perdidos,vienes volando.Junto a bodegas donde el vino crececon tibias manos turbias, en silencio,con lentas manos de madera roja,vienes volando.Entre aviadores desaparecidos,al lado de canales y de sombras,al lado de azucenas enterradas,vienes volando.Entre botellas de color amargo,entre anillos de anís y desventura,levantando las manos y llorando,vienes volando.Sobre dentistas y congregaciones,sobre cines, y túneles y orejas,con traje nuevo y ojos extinguidos,vienes volando.Sobre tu cementerio sin paredesdonde los marineros se extravían,mientras la lluvia de tu muerte cae,vienes volando.Mientras la lluvia de tus dedos cae,mientras la lluvia de tus huesos cae,mientras tu médula y tu risa caen,vienes volando.Sobre las piedras en que te derrites,corriendo, invierno abajo, tiempo abajo,mientras tu corazón desciende en gotas,vienes volando.No estás allí, rodeado de cemento,y negros corazones de notarios,y enfurecidos huesos de jinetes:vienes volando.Oh amapola marina, oh deudo mío,oh guitarrero vestido de abejas,no es verdad tanta sombra en tus cabellos:vienes volando.No es verdad tanta sombra persiguiéndote,no es verdad tantas golondrinas muertas,tanta región oscura con lamentos:vienes volando.El viento negro de Valparaísoabre sus alas de carbón y espumapara barrer el cielo donde pasas:vienes volando.Hay vapores, y un frío de mar muerto,y silbatos, y mesas, y un olorde mañana lloviendo y peces sucios:vienes volando.Hay ron, tú y yo, y mi alma donde lloro,y nadie, y nada, sino una escalerade peldaños quebrados, y un paraguas:vienes volando.Allí está el mar. Bajo de noche y te oigovenir volando bajo el mar sin nadie,bajo el mar que me habita, oscurecido:vienes volando.Oigo tus alas y tu lento vuelo,y el agua de los muertos me golpeacomo palomas ciegas y mojadas:vienes volando.Vienes volando, solo solitario,solo entre muertos, para siempre solo,vienes volando sin sombra y sin nombre,sin azúcar, sin boca, sin rosales,vienes volando. -Esta fabulilla,salga bien o mal,me ha ocurrido ahorapor casualidad.Cerca de unos pradosque hay en mi lugar,pasaba un borricopor casualidad.Una flauta en elloshalló, que un zagalse dejó olvidadapor casualidad.Acercóse a olerlael dicho animal,y dio un resoplidopor casualidad.En la flauta el airese hubo de colar,y sonó la flautapor casualidad.«¡Oh!», dijo el borrico,«¡qué bien sé tocar!¡y dirán que es malala música asnal!».Sin reglas del arte,borriquitos hayque una vez aciertanpor casualidad. -Rameras de la noche sin consuelolas notas del reloj que dibujabansus trípticos, pendientes de la horabuscaban el color desesperadasdonde el blancotajo en la piel de las estrellasllovía sobre el papely las mudas madreselvas lo miraban.Allá lejos, tan lejosen una arista lunar,donde la blancuraprosigue la ruptura incontrolableun tren esboza carrilerasbajo el pulso sin tregua de la noche. -Nadie le empuja Nadie lo retienenadie le advierte nadie le cede el paso ni le esperaIndiferentesle ven pasar con su sentenciaoculta como un zorro robado en la cinturaroyéndole hasta el hueco de los dientesNadie le impide el paso ni le esperaporque todos quisieran ser los últimos.Nadie le toca. Nadiele empuja. Llega solollenándose sin nadie del silenciode todos los que llegaron antestapiándose de nombres olvidadosy de palabras sin respuestaLlega solonadie le empuja nadie le retieneporque todos quisieran ser los últimos -La noche por ser triste carece de fronteras.Su sombra en rebelión como la espuma,rompe los muros débilesavergonzados de blancura;noche que no puede ser otra cosa sino noche.Acaso los amantes acuchillan estrellas,acaso la aventura apague una tristeza.Mas tú, noche, impulsada por deseoshasta la palidez del agua,aguardas siempre en pie quién sabe a cuáles ruiseñores.Más allá se estremecen los abismospoblados de serpientes entre pluma,cabecera de enfermosno mirando otra cosa que la nochemientras cierran el aire entre los labios.La noche, la noche deslumbrante,que junto a las esquinas retuerce sus caderas,aguardando, quién sabe,como yo, como todos. -(Mariano San León Herreras)¿De qué te sirve la lluviade oro que te visitay hace madurar el frutodel huerto que tú cultivas,si desconoces la Manoque tales dones te envía?¿De que te sirve la nubedeshecha en limpios cristalesque da canción a tu fuentey aromas a tus rosales,si muere de sed tu almacautiva en lazos carnales?¿De qué te sirve la nochecuajada de pedreríasi es mirada de los cielosque nunca del pobre olvidansi para tí tal miradaes inconsciente y es fría?¿De qué te sirve el pan blancoque nunca falta en tu mesay el vaso que cual topaciosliquidados centellea,si está el pobre desvalidomuriendo de hambre a tu puerta? -Cuantos forjare más hierros el hadoA mi esperanza, tantos oprimidoArrastraré cantando, y su rüidoInstrumento a mi voz será acordado.Joven mal de la invidia perdonado,De la cadena tarde redimido,De quien por no adorarle fue vendido,Por haberle vendido fue adorado.¿Qué piedra se le opuso al soberanoPoder, calificada aun de real sello,Que el remedio frustrase del que espera?Conducido alimenta, de un cabello,Uno a otro profeta. Nunca en vanoFue el esperar, aun entre tanta fiera. -Después de tantos días sin camino y sin casay sin dolor siquiera y las campanas solasy el viento oscuro como el del recuerdollega el de hoy.Cuando ayer el aliento era misterioy la mirada seca, sin resina,buscaba un resplandor definitivo,llega tan delicada y tan sencilla,tan serena de nueva levaduraesta mañana...Es la sorpresa de la claridad,la inocencia de la contemplación,el secreto que abre con moldura y asombrola primera nevada y la primera lluvialavando el avellano y el olivoya muy cerca del mar.Invisible quietud. Brisa oreandola melodía que ya no esperaba.Es la iluminación de la alegríacon el silencio que no tiene tiempo.Grave placer el de la soledad.Y no mires el mar porque todo lo sabecuando llega la horaadonde nunca llega el pensamientopero sí el mar del alma,pero sí este momento del aire entre mis manos,de esta paz que me esperacuando llega la hora"dos horas antes de la media noche"del tercer oleaje, que es el mío. -Cerraron sus ojosque aún tenía abiertos,taparon su caracon un blanco lienzo,y unos sollozando,otros en silencio,de la triste alcobatodos se salieron.La luz que en un vasoardía en el suelo,al muro arrojabala sombra del lecho;y entre aquella sombraveíase a intérvalosdibujarse rígidala forma del cuerpo.Despertaba el día,y, a su albor primero,con sus mil rüidosdespertaba el pueblo.Ante aquel contrastede vida y misterio,de luz y tinieblas,yo pensé un momento:?¡Dios mío, qué solosse quedan los muertos!*De la casa, en hombros,lleváronla al temploy en una capilladejaron el féretro.Allí rodearonsus pálidos restosde amarillas velasy de paños negros.Al dar de las Ánimasel toque postrero,acabó una viejasus últimos rezos,cruzó la ancha nave,las puertas gimieron,y el santo recintoquedóse desierto.De un reloj se oíacompasado el péndulo,y de algunos ciriosel chisporroteo.Tan medroso y triste,tan oscuro y yertotodo se encontrabaque pensé un momento:?¡Dios mío, qué solosse quedan los muertos!*De la alta campanala lengua de hierrole dio volteandosu adiós lastimero.El luto en las ropas,amigos y deudoscruzaron en filaformando el cortejo.Del último asilo,oscuro y estrecho,abrió la piquetael nicho a un extremo.Allí la acostaron,tapiáronle luego,y con un saludodespidióse el duelo.La piqueta al hombroel sepulturero,cantando entre dientes,se perdió a lo lejos.La noche se entraba,el sol se había puesto:perdido en las sombrasyo pensé un momento:?¡Dios mío, qué solosse quedan los muertos!*En las largas nochesdel helado invierno,cuando las maderascrujir hace el vientoy azota los vidriosel fuerte aguacero,de la pobre niñaa veces me acuerdo.Allí cae la lluviacon un son eterno;allí la combateel soplo del cierzo.Del húmedo murotendida en el hueco,¡acaso de fríose hielan sus huesos...!* * *¿Vuelve el polvo al polvo?¿Vuela el alma al cielo?¿Todo es sin espíritu,podredumbre y cieno?No sé; pero hay algoque explicar no puedo,algo que repugnaaunque es fuerza hacerlo,el dejar tan tristes,tan solos los muertos. -Es la historia de siempre y tambiénen la que hay más enredaderas: una veznos dieron la tierra, perocomo nos dio la sensación de que no erasino otra forma de engañarnos y hacernos perderel tiempo entretejiendola ilusión de que algún díaíbamos a poder hacer algo con elladejamos que se nos muriera.Sin llegar siquieraa ser un inútil consuelo nos quedala literatura como formade tomarle el pulso a las miserias. -En costa lejanay en mar de Pasión,dijimos adiosessin decir adiós.Y no fue verdadla alucinación.Ni tú la creísteni la creo yo,«y es cierto y no es cierto»como en la canción.Que yendo hacia el Surdiciendo iba yo:«Vamos hacia el marque devora al Sol».Y yendo hacia el Nortedecía tu voz:«Vamos a ver juntosdonde se hace el Sol».Ni por juego digaso exageraciónque nos separarontierra y mar, que sonella, sueño y elalucinación.No te digas soloni pida tu vozalbergue para unoal albergador.Echarás la sombraque siempre se echó,morderás la dunacon paso de dos...Para que ninguno,ni hombre ni dios,nos llame partidoscomo luna y sol;para que ni rocani viento errador,ni río con vadoni árbol sombreador,aprendan y diganmentira o errordel Sur y del Norte,del uno y del dos! -«"Después que rompiste, ingrata,de amor el estrecho nudo,pruebo a sujetar el cuelloy no consiente otro yugo.Gocé libertad tres años,si aquel es libre y seguroque de llorar tus mudanzasno tiene su rostro enjuto.Pensaba que era en amartecuando menos sin segundopero ya me dice el tiempoque han sido primeros muchos.Y que acuden a tu casamás galanes al descuidoque caben ríos ni arroyosen el reino de Neptuno.Y para más afrentarme,porque me escarnezca el vulgo,has dado en hacerme esclavocon los hierros a tu gusto.De agravio y desdenes talessólo a mi firmeza culpo,que no acierta a ser mudablecursando tanto en tu estudio.Mas ay, que es venir a menosaunque pueda hacer un hurtomás famoso que el de Elenanegarte mi alma tributo;y así le cuento a Cupidola vez que a su templo acudomás quejas que en el Senadoel villano del Danubio.Todos los amantes oye,para mí está sordo y mudo;no sé si el traidor procuralo que yo también procuro;que según es tu bellezaaunque tenga de Dios humos,no deja de ser quien esen ser de tus siervos uno;y si va a decir verdades,aunque de falsa te acuso,a manos de tu ira muerasi fuere de otra y no tuyo"». -Nada me importa vivircon tal de que tú suspires,(por tu imposible yo,tú por mi imposible)Nada me importa morirsi tú te mantienes libre(por tu imposible yo,tú por mi imposible) -Golpea el mar el casco del navíoque me aleja de ti, patria adorada.Es medianoche; el cielo está sombrío;negra la inmensidad alborotada.Desde la yerta proa, la miradahundo en las grandes sombras del vacío;mis húmedas pupilas no ven nada.Qué ardiente el aire; el corazón qué frío.Y pienso, oh patria, en tu aflicción, y piensoen que ya no he de verte. Y un gemidoprofundo exhalo entre el negror inmenso.Un marino despierta... se incorpora...aguza en las tinieblas el oídoy oigo que dice a media voz ¿Quién llora? -1.- Poca confianza en el XXI, en todo caso, algo pasará,morirán otra vez los hombres, nacerá algunodel que nadie sabe, otra físicaen materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierrade suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelomental, no habrá estaciones, con sólo abrirla llave del verano por ejemplo nos bañaremosen el sol, las muchachasperdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y graciade las galaxias y otros nuevepor añadidura después del parto mercedel crecimiento de los alerces de antes del Mundo, asílas mareas estremecidas bailarán airosas otroplazo, otro ritmo snguíneo más fresco, lo que por contradanza haráque el hombre entre en su humus de una vez y seamás humilde, másterrestre.2.- Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejeceránlas máquinas de la Realidad, no habrá drogasni películas míseras ni periódicos arcaicos, ni"disipación y estruendo" mercaderes del aplauso ignomioso, todo esoenvejecerá en la apuestade la creación, el ojovolverá a ser ojo, el tactotacto, la nariz éterde Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicionos hará libres, nopensaremos en inglés, como dijo Darío, leeremosotra vez a los griegos, volverá a hablarse etruscoen todas las plazas del Mundo, a la altura de la cuartadécada se unirán los continentesde modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinaciónde mariposa de turquesa, siete trenespasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida.3.- Hasta donde alcanzamos a ver a Jesucristo no vendráen la fecha, pájarosde aluminio invisible reemplazarán a los aviones, ya al cierredel XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremostestigos de la mudanza, dormiremosprogenitores en el polvo con nuestras madresque nos hicieron mortales, desde allícelebraremos el proyecto de durar, parar el sol,ser "como los divinos" de repente. -Aquel que tiene de escribir la llave,con gracia y agudeza en tanto estremo,que su ygual en el orbe no se sabees don Luis de Góngora, a quien temoagraviar en mis cortas alabanças,aunque las suba al grado más supremo. -¡Cima de la delicia!Todo en el aire es pájaro.Se cierne lo inmediatoResuelto en lejanía.¡Hueste de esbeltas fuerzas!¡Qué alacridad de mozoEn el espacio airoso,Henchido de presencia!El mundo tiene cándidaProfundidad de espejo.Las más claras distanciasSueñan lo verdadero.¡Dulzura de los añosIrreparables! ¡BodasTardías con la historiaQue desamé a diario!Más, todavía más.Hacia el sol, en volandasLa plenitud se escapa.¡Ya sólo sé cantar! -Ya no sé qué decirte, Señor: lo he dicho todo;mis lamentos se apagan en el labio callado,no doy con la manera, ni acierto con el modode dirigirme a Ti como en tiempo pasado.No puedo ni rezar, las palabras no encuentrode aquellas viejas preces de los años de infancia;me ahoga como un algo que se enraíza adentroy me torna impotente para expresar mi ansia.Mas se opera el prodigio: sin rezo ni plegariame dirijo al Señor lo más sencillamente.Le cuento que estoy triste, que estoy sola Le digo,que no tengo en la vida la fuerza necesariay Le oigo a mi lado contestar dulcemente:"Con sólo el corazón se conversa Conmigo! -Cien sonetos de amorNo te quiero sino porque te quieroy de quererte a no quererte llegoy de esperarte cuando no te esperopasa mi corazón del frío al fuego.Te quiero sólo porque a ti te quiero,te odio sin fin, y odiándote te ruego,y la medida de mi amor viajeroes no verte y amarte como un ciego.Tal vez consumirá la luz de Enero,su rayo cruel, mi corazón entero,robándome la llave del sosiego.En esta historia sólo yo me mueroy moriré de amor porque te quiero,porque te quiero, amor, a sangre y fuego. -Tan sólo los cocuyos para vertus ojos y esas largas manos tuyasdonde mi rostro pongo mientras caeun pronto atardecer que me desnuda.Porque este amor es noche sin su tálamo,y duerme solo y con su mal se cura:por eso es que te quiero. Yo acomodoeste querer sin madre en la pastura.Si un vendaval enreda mis cabellosenfermo de una fiebre que es locura,me quema el rostro la melancolía,y ya me da por muerta un ave oscura.Estando inmóvil, una solitariaestrella baja sobre mi cintura.Y doy a luz a niños cenicientosque a medianoche arropo con la bruma. -Noble desengaño,Gracias doy al cieloQue rompiste el lazoQue me tenía preso.Por tan gran milagroColgaré en tu temploLas graves cadenasDe mis graves yerros.Las fuertes coyundasDel yugo de acero,Que con tu favorSacudí del cuello,Las húmidas velasY los rotos remosQue escapé del marY ofrecí en el puerto,Ya de tus paredesSerán ornamento,Gloria de tu nombre,Y de Amor descuento.Y así, pues que triunfasDel rapaz arquero,Tiren de tu carroY sean tu trofeoLocas esperanzas,Vanos pensamientos,Pasos esparcidos,Livianos deseos,Rabiosos cuidados,Ponzoñosos celos,Infernales glorias,Gloriosos infiernos.Compóngante himnos,Y digan sus versosQue libras cautivosY das vista a ciegos.Ante tu deidadHónrense mil fuegosDel sudor preciosoDel árbol sabeo.Pero ¿quién me meteEn cosas de seso,Y en hablar de verasEn aquestos tiempos,Donde el que más trataDe burlas y juegos,Ese es quien se visteMás a lo moderno?Ingrata señoraDe tus aposentos,Más dulce y sabrosaQue nabo en Adviento,Aplícame un ratoEl oído atento,Que quiero hacer autoDe mis devaneos.¡Qué de noches fríasQue me tuvo el hieloTal, que por esquinaMe juzgó tu perro,Y alzando la pierna,Con gentil denuedo,Me argentó de plataLos zapatos negros!¡Qué de noches de éstas,Señora, me acuerdoQue andando a buscarChinas por el suelo,Para hacer la señaPor el agujero,Al tomar la chinaMe ensucié los dedos!¡Qué de días anduveCargado de aceroCon harto trabajo,Porque estaba enfermo!Como estaba flacoParecía cencerro:Hierro por de fuera,Por de dentro hueso.¡Qué de meses y añosQue viví muriendoEn la Peña PobreSin ser Beltenebros,Donde me acaecióMil días enterosNo comer sino uñas,Haciendo sonetos!¡Qué de necedadesEscribí en mil pliegos,Que las ríes tú ahora,Y yo las confieso!Aunque las tuvimosAmbos, en un tiempo,Yo por discrecionesY tú por requiebros.¡Qué de medias nochesCanté en mi instrumento:«Socorred, señora,Con agua a mi fuego!»Donde, aunque tú noSocorriste luego,Socorrió el vecinoCon un gran caldero.Adiós, mi señora,Porque me es tu gestoChimenea en veranoY nieve en invierno,Y el bazo me tienesDe guijarros lleno,Porque creo que bastanSeis años de necio. -Sombras, Propercio, sombras, gavilanesoscuros, imprecisos, niebla pura,cincha, brida y espuelas. No profanesel mástil del amor, la arboladuradel deseo, la ofrenda de los manes,con la triste verdad de tu locura,cosmética, veneno, miel, divanesy el perfume letal de la lectura.Conocerás un puente de cuchillos,la brisa del instante, el terciopeloremoto como el torso de una diosa.Sudor frío de muerte, tenues brillosde Cintia envuelta en luminoso velo,y, al fin, la presencia de la rosa. -Ni la intimidad de tu frente clara como una fiestani la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silenciosserán favor tan misteriosocomo el mirar tu sueño implicadoen la vigilia de mis brazos.Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes,Arrojado a quietuddivisaré esa playa última de tu sery te veré por vez primera, quizá,como Dios ha de verte,desbaratada la ficción del Tiemposin el amor, sin mí. -A veces empiezan bien mis sueños, y entoncespueden llegar a ser playas de Áfricao improbables pasajes de avión hacia el deseo.A veces empiezan bien mis sueños, a veces me recuerdanlugares que no he visto y en los que fuimos tan felices,lugares anónimos, antiguas cartas, aventuradas huidasy si hay suerte pueden llegar a ser inclusounas cuerdas vocales que afinan su vozentre unas piernas.Porque a veces empiezan bien mis sueños.Pero otras se despistan, por lo común se cansan y asísuelen acabar teniendo el mismo rostroque la casa Batlló, pues ociosos y torpes se recuestanen demasiados bares, en demasiadas tardes,estúpidamente llenos de Rambla Cataluña y Paseo de Gracia,hasta batiendo palmas los benditosmientras ni pueden evitar que de las gabardinasdel fracaso y del alcohol les crezcanabatidos pájarosque vagamente me recuerdana la hirsuta soledadde la que no he conseguido salir nunca.Quizá en esta tierra el hombre sólo puede amarse y detestarse,amarse y detestarse, sucesivamente, en el orden que prefiera.Pero esta materia da apenas para un cuento,y además cero que ya Borges "un fastidio-escribió mejor de todo esto. -Única criatura, la claridadextiende sus raíces en la líneahorizonte de la calle vacía,bautizando al color por su apellido:azules infantiles, verdes lluviosos,ocres enamorados, húmedos blancosque son frontera con la sábana tibia,el olor a café, la primera caricia,y el roce de la muerte que, temprana,teje precipitada la túnica del barro.Dando razón de luz al carbón de la sombra,el sol va señalando a la fachadasu destino de noche aún distante.Dormidas las persianas, amarillodespierto de septiembre, un visilloentretiene su frágil esqueletoen el lento columpio de la brisa,mientras Mrs. McLaughlin siente un escalofrío,protegida por Gato (y una buena ginebra)y comienza a leer la última edicióndel New York Times, cuando tan sólo sonlas siete menos cuarto, en la reciéncreada mañana del domingo. -Ella no fue, entre todas, la más bella,pero me dio el amor más hondo y largo.Otras me amaron más; y, sin embargo,a ninguna la quise como a ella.Acaso fue porque la amé de lejos,como una estrella desde mi ventana...Y la estrella que brilla más lejananos parece que tiene más reflejos.Tuve su amor como una cosa ajenacomo una playa cada vez más sola,que únicamente guarda de la olauna humedad de sal sobre la arena.Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,como el agua en cántaro sediento,como un perfume que se fue en el vientoy que vuelve en el viento todavía.Me penetró su sed insatisfechacomo un arado sobre llanura,abriendo en su fugaz desgarradurala esperanza feliz de la cosecha.Ella fue lo cercano en lo remoto,pero llenaba todo lo vacío,como el viento en las velas del navío,como la luz en el espejo roto.Por eso aún pienso en la mujer aquella,la que me dio el amor más hondo y largo...Nunca fue mía. No era la más bella.Otras me amaron más... Y, sin embargo,a ninguna la quise como a ella. -Si tu alma pura es un brocheque para abrirse a la vidaquiere la calma adormecidade las sombras de la noche;si buscas como un abrigolo más tranquilo y espeso,para que tu alma y tu besose encuentren sólo conmigo;y si temiendo en tus huellastestigos de tus amores,no quieres ver más que flores,más que montañas y estrellas;yo sé muchas grutas, y unadonde podrás en tu anhelo,ver un pedazo de cielocuando aparezca la luna.Donde a tu tímido oídono llegarán otros sonesque las tranquilas cancionesde algún ruiseñor perdido.Donde a tu mágico acentoy estremecido y de hinojos,veré abrirse ante mis ojoslos mundos del sentimiento.Y donde tu alma y la mía,como una sola estrechadas,se adormirán embriagadasde amor y melancolía.Ven a esta gruta y en ellayo te daré mis desvelos,hasta que se hunda en los cielosla luz de la última estrella.Y antes que el ave tempranasu alegre vuelo levante,y entre los álamos cantela vuelta de la mañana,yo te volveré al abrigode tu estancia encantadora,donde el recuerdo de esa horavendrás a soñar conmigo...Mientras que yo en el excesode la pasión que me inspirasiré a soñar que me miras,e iré a soñar que te beso. -Canta en la punta del pinoun pájaro detenido,trémulo, sobre su trino.Se yergue, flecha, en la rama,se desvanece entre alasy en música se derrama.El pájaro es una astillaque canta y se quema vivaen una nota amarilla.Alzo los ojos: no hay nada.Silencio sobre la rama,sobre la rama quebrada. -El día que mataron a Icarusel sol estaba en lo alto.Un discode oro que ardiera como un gran crisol...Icarusintentaba escapar del laberinto.Se había ejercitado en la aérea gimnasia del vuelo, con dedicación y celo.Tenía unos bíceps apolíneos y trapecios de bronce correoso,me dijeron los que vieron su cadáver tirado sobre la plaza, descoyuntado y arqueado sobre un gesto de dolor, que "temblaba como una lira rota"; agregaron.Lo mataron de dos tirosen la ciudad de la sabanaeste último verano, le dispararon con un rifle automático de mira telescópica.Rebotó sobre las cuerdas de la luz,se le chamuscaron las alas de plata lanzando destellosluminosos,con su parapente blancoperforado por las balas.No tendría más de veinte,cayó delgado en rizocomo un pájaro encendidoen el bronce de su cabellerauna antorcha desgarrada por el viento.Su rostro...,los que vieron su rostro,quedaron cegados por la luz. -Franz:Sé que no es tiempo de escribir cartas,afuera lluevey el papel con sus carterosse ha desleído una mancha gris como una tarde en el invierno de Praga.Los hombreshacen fogatas en los andenes de los almacenesdebajo de las vitrinasen donde hermosas mujeres de plástico mueren de tristeza.Es un noviembre salpicado de rostros blancos(máscaras de la gran tragicomedia)en la avenida de la historia.Es por estos días de metálicos sonidos y sonrisas infantilescuando orates armados de navajasasaltan a las señoras que van de compras,los maridos atacan ebrios a sus mujeresy las cuelgan de un alambre suspendido en la viga más robusta de sus casas, preferiblemente frente a la chimenea.Franz:Tus orejas de ratón zigzagueando por mi cuartome hicieron recordarla cloaca cósmica por donde ruedan los planetas.Tú que perdiste el caminocuando estabas a punto de encontrar a ese señor de extraño poderhabitante de un lejano castillo;agrimensor de la lunaconoces palmo a palmo la extensión de la soledad.Ya sabes cómo funciona esto;la gente se atropella en las callesexhibiendo sus tarjetas de créditoy los documentos que aseguran su existencia,con sus sacos roídos y gastados detrás de la nucay en los bolsillos el seguro firmadopor un nuevo día de esperanza.Franz:Tu boca de insectoya no espera la saliva dulce y espesa de ese besode Amantis eslava y religiosa,y no escuchas la carcajada de ese grosero clownque te golpeó bajo, y las risas de tu querida jauría de mercaderes señalándote.Cuántas veces cantaste solitario ante la muralla china,como un monje orientalantes de que llegaran las hordas de los bárbaros.Otro día en el calendario de los hombresmientras el computadorsuelta una carcajada fluorescente de pantalla...El amor,una quimera de nuestro tiempo, no será la redención...Mejor pensar en el silencio sabio del virtuoso del hambre.Todo afuera sigue igual,solo cosas más computarizadas,mientras recorremos el desierto de nuestras almas.Los diosesse desmoronancomo colosos de arenaen la solitaria avenida del retorno.El invierno arreciacontra las ventanasde nuestros corazones. -La plaza, un jardín fresco; los tablados,Un encañado de diversas flores;Los toros, doce tigres matadores,A lanza y a rejón despedazados;La jineta, dos puestos coronadosDe príncipes, de grandes, de señores;Las libreas, bellísimos colores,Arcos del cielo, o proprios o imitados;Los caballos, favonios andaluces,Gastándole al Perú oro en los frenos,Y los rayos al sol en los jaeces,Al trasponer de Febo ya las lucesEn mejores adargas, aunque menos,Pisuerga vio lo que Genil mil veces. -Si pudiera elegir mi paisajede cosas memorables, mi paisajede otoño desolado,elegiría, robaría esta calleque es anterior a mí y a todos.Ella devuelve mi mirada inservible,la de hace apenas quince o veinte añoscuando la casa verde envenenaba el cielo.Por eso es cruel dejarla recién atardecidacon tantos balcones como nidos a solasy tantos pasos como nunca esperados.Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos,los espías aleves de la soledad,las piernas de mujer que arrastran amis ojoslejos de la ecuación dedos incógnitas.Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte,hojas secas, bocinas y nombres desolados,nubes que van creciendo en mi ventanamientras la humedad trae lamentos y moscas.Sin embargo existe también el pasadocon sus súbitas rosas y modestos escándaloscon sus duros sonidos de una ansiedad cualquieray su insignificante comezón de recuerdos.Ah si pudiera elegir mi paisajeelegiría, robaría esta calle,esta calle recién atardecidaen la que encarnizadamente revivoy de la que sé con estricta nostalgiael número y el nombre de sus setenta árboles. -IDel aire al aire, como una red vacía,iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo,en el advenimiento del otoño la moneda extendidade las hojas, y entre la primavera y las espigas,lo que el más grande amor, como dentro de un guanteque cae, nos entrega como una larga luna.(Días de fulgor vivo en la intemperiede los cuerpos: aceros convertidosal silencio del ácido:noches desdichadas hasta la última harina:estambres agredidos de la patria nupcial.)Alguien que me esperó entre los violinesencontró un mundo como una torre enterradahundiendo su espiral más abajo de todaslas hojas de color de ronco azufre:más abajo, en el oro de la geología,como una espada envuelta en meteoros,hundí la mano turbulenta y dulceen lo más genital de lo terrestre.Puse la frente entre las olas profundas,descendí como gota entre la paz sulfúrica,y, como un ciego, regresé al jazmínde la gastada primavera humana.IISi la flor a la flor entrega el alto germeny la roca mantiene su flor diseminadaen su golpeado traje de diamante y arena,el hombre arruga el pétalo de la luz que recogeen los determinados manantiales marinosy taladra el metal palpitante en sus manos.Y pronto, entre la ropa y el humo, sobre la mesa hundida,como una barajada cantidad, queda el alma:cuarzo y desvelo, lágrimas en el océanocomo estanques de frío: pero aúnmátala y agonízala con papel y con odio,sumérgela en la alfombra cotidiana, desgárralaentre las vestiduras hostiles del alambre.No: por los corredores, aire, mar o caminos,quién guarda sin puñal (como las encarnadasamapolas) su sangre? La cólera ha extenuadola triste mercancía del vendedor de seres,y, mientras en la altura del ciruelo, el rocíodesde mil años deja su carta transparentesobre la misma rama que lo espera, oh corazón, oh frente trituradaentre las cavidades del otoño.Cuántas veces en las calles del invierno de una ciudad o enun autobús o un barco en el crepúsculo, o en la soledadmás espesa, la de la noche de fiesta, bajo el sonidode sombras y campanas, en la misma gruta del placer humano,me quise detener a buscar la eterna veta insondableque antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía.(Lo que en el cereal como una historia amarillade pequeños pechos preñados va repitiendo un númeroque sin cesar es ternura en las capas germinales,y que, idéntica siempre, se desgrana en marfily lo que en el agua es patria transparente, campanadesde la nieve aislada hasta las olas sangrientas.)No pude asir sino un racimo de rostros o de máscarasprecipitadas, como anillos de oro vacío,como ropas dispersas hijas de un otoño rabiosoque hiciera temblar el miserable árbol de las razas asustadas.No tuve sitio donde descansar la manoy que, corriente como agua de manantial encadenado,o firme como grumo de antracita o cristal,hubiera devuelto el calor o el frío de mi mano extendida.Qué era el hombre? En qué parte de su conversación abiertaentre los almacenes de los silbidos, en cuál de sus movimientos metálicosvivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?IIIEl ser como el maíz se desgranaba en el incansablegranero de los hechos perdidos, de los acontecimientosmiserables, del uno al siete, al ocho,y no una muerte, sino muchas muertes llegaba a cada uno:cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámparaque se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesasentraba en cada hombre como una corta lanzay era el hombre asediado del pan o del cuchillo,el ganadero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,o el roedor de las calles espesas:todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:y su quebranto aciago de cada día eracomo una copa negra que bebían temblando.IVLa poderosa muerte me invitó muchas veces:era como la sal invisible en las olas,y lo que su invisible sabor diseminabaera como mitades de hundimientos y alturao vastas construcciones de viento y ventisquero.Yo al férreo vine, a la angosturadel aire, a la mortaja de agricultura y piedra,al estelar vacío de los pasos finalesy a la vertiginosa carretera espiral:pero, ancho mar, oh muerte!, de ola en ola no vienes,sino como un galope de claridad nocturnao como los totales números de la noche.Nunca llegaste a hurgar en el bolsillo, no eraposible tu visita sin vestimenta roja:sin auroral alfombra de cercado silencio:sin altos enterrados patrimonios de lágrimas.No pude amar en cada ser un árbolcon su pequeño otoño a cuestas (la muerte de mil hojas)todas las falsas muertes y las resurreccionessin tierra, sin abismo:quise nadar en las más anchas vidas,en las más sueltas desembocaduras,y cuando poco a poco el hombre fue negándomey fue cerrando paso y puerta para que no tocaranmis manos manantiales su inexistencia herida,entonces fui por calle y calle y río y río,y ciudad y ciudad y cama y cama,y atravesó el desierto mi máscara salobre,y en las últimas casas humilladas, sin lámpara, sin fuego,sin pan, sin piedra, sin silencio, solo,rodé muriendo de mi propia muerte.VNo eras tú, muerte grave, ave de plumas férreas,la que el pobre heredero de las habitacionesllevaba entre alimentos apresurados, bajo la piel vacía:era algo, un pobre pétalo de cuerda exterminada:un átomo del pecho que no vio al combateo el áspero rocío que no cayó en la frente.Era lo que no pudo renacer, un pedazode la pequeña muerte sin paz ni territorio:un hueso, una campana que morían en él.Yo levanté las vendas del yodo, hundí las manosen los pobres dolores que mataban la muerte,y no encontré en la herida sino una racha fríaque entraba por los vagos intersticios del alma.VIEntonces en la escala de la tierra he subidoentre la atroz maraña de las selvas perdidashasta ti, Macchu Picchu.Alta ciudad de piedras escalares,por fin morada del que lo terrestreno escondió en las dormidas vestiduras.En ti, como dos líneas paralelas,la cuna del relámpago y del hombrese mecían en un viento de espinas.Madre de piedra, espuma de los cóndores.Alto arrecife de la aurora humana.Pala perdida en la primera arena.Ésta fue la morada, éste es el sitio:aquí los anchos granos del maíz ascendierony bajaron de nuevo como granizo rojo.Aquí la hebra dorada salió de la vicuñaa vestir los amores, los túmulos, las madres,el rey, las oraciones, los guerreros.Aquí los pies del hombre descansaron de nochejunto a los pies del águila, en las altas guaridascarniceras, y en la aurorapisaron con los pies del trueno la niebla enrarecida,y tocaron las tierras y las piedrashasta reconocerlas en la noche o la muerte.Miro las vestiduras y las manos,el vestigio del agua en la oquedad sonora,la pared suavizada por el tacto de un rostroque miró con mis ojos las lámparas terrestres,que aceitó con mis manos las desaparecidasmaderas: porque todo, ropaje, piel, vasijas,palabras, vino, panes,se fue, cayó a la tierra.Y el aire entró con dedosde azahar sobre todos los dormidos:mil años de aire, meses, semanas de aire,de viento azul, de cordillera férrea,que fueron como suaves huracanes de pasoslustrando el solitario recinto de la piedra.VIIMuertos de un solo abismo, sombras de una hondonada,la profunda, es así como al tamañode vuestra magnitudvino la verdadera, la más abrasadoramuerte y desde las rocas taladradas,desde los capiteles escarlata,desde los acueductos escalaresos desplomasteis como en un otoñoen una sola muerte.Hoy el aire vacío ya no llora,ya no conoce vuestros pies de arcilla,ya olvidó vuestros cántaros que filtraban el cielocuando lo derramaban los cuchillos del rayo,y el árbol poderoso fue comidopor la niebla, y cortado por la racha.Él sostuvo una mano que cayó de repentedesde la altura hasta el final del tiempo.Ya no sois, manos de araña, débileshebras, tela enmarañada:cuanto fuisteis cayó: costumbres, sílabasraídas, máscaras de luz deslumbradora.Pero una permanencia de piedra y de palabra:la ciudad como un vaso se levantó en las manosde todos, vivos, muertos, callados, sostenidosde tanta muerte, un muro, de tanta vida un golpede pétalos de piedra: la rosa permanente, la morada:este arrecife andino de colonias glaciales.Cuando la mano de color de arcillase convirtió en arcilla, y cuando los pequeños párpados se cerraronllenos de ásperos muros, poblados de castillos,y cuando todo el hombre se enredó en su agujero,quedó la exactitud enarbolada:el alto sitio de la aurora humana:la más alta vasija que contuvo el silencio:una vida de piedra después de tantas vidas.VIIISube conmigo, amor americano.Besa conmigo las piedras secretas.La plata torrencial del Urubambahace volar el polen a su copa amarilla.Vuela el vacío de la enredadera,la planta pétrea, la guirnalda durasobre el silencio del cajón serrano.Ven, minúscula vida, entre las alasde la tierra, mientras -cristal y frío, aire golpeado -apartando esmeraldas combatidas,oh agua salvaje, bajas de la nieve.Amor, amor, hasta la noche abrupta,desde el sonoro pedernal andino,hacia la aurora de rodillas rojas,contempla el hijo ciego de la nieve.Oh, Wilkamayu de sonoros hilos,cuando rompes tus truenos linealesen blanca espuma, como herida nieve,cuando tu vendaval acantiladocanta y castiga despertando al cielo,qué idioma traes a la oreja apenasdesarraigada de tu espuma andina?Quién apresó el relámpago del fríoy lo dejó en la altura encadenado,repartido en sus lágrimas glaciales,sacudido en sus rápidas espadas,golpeando sus estambres aguerridos,conducido en su cama de guerrero,sobresaltado en su final de roca?Qué dicen tus destellos acosados?Tu secreto relámpago rebeldeantes viajó poblado de palabras?Quién va rompiendo sílabas heladas,idiomas negros, estandartes de oro,bocas profundas, gritos sometidos,en tus delgadas aguas arteriales?Quién va cortando párpados floralesque vienen a mirar desde la tierra?Quién precipita los racimos muertosque bajan en tus manos de cascadaa desgranar su noche desgranadaen el carbón de la geología?Quién despeña la rama de los vínculos?Quién otra vez sepulta los adioses?Amor, amor, no toques la frontera,ni adores la cabeza sumergida:deja que el tiempo cumpla su estaturaen su salón de manantiales rotos,y, entre el agua veloz y las murallas,recoge el aire del desfiladero,las paralelas láminas del viento,el canal ciego de las cordilleras,el áspero saludo del rocío,y sube, flor a flor, por la espesura,pisando la serpiente despeñada.En la escarpada zona, piedra y bosque,polvo de estrellas verdes, selva clara,Mantur estalla como un lago vivoo como un nuevo piso del silencio.Ven a mi propio ser, al alba mía,hasta las soledades coronadas.El reino muerto vive todavía.Y en el Reloj la sombra sanguinariadel cóndor cruza como una nave negra.IXÁguila sideral, viña de bruma.Bastión perdido, cimitarra ciega.Cinturón estrellado, pan solemne.Escala torrencial, párpado inmenso.Túnica triangular, polen de piedra.Lámpara de granito, pan de piedra.Serpiente mineral, rosa de piedra.Nave enterrada, manantial de piedra.Caballo de la luna, luz de piedra.Escuadra equinoccial, vapor de piedra.Geometría final, libro de piedra.Témpano entre las ráfagas labrado.Madrépora del tiempo sumergido.Muralla por los dedos suavizada.Techumbre por las plumas combatida.Ramos de espejo, bases de tormenta.Tronos volcados por la enredadera.Régimen de la garra encarnizada.Vendaval sostenido en la vertiente.Inmóvil catarata de turquesa.Campana patriarcal de los dormidos.Argolla de las nieves dominadas.Hierro acostado sobre sus estatuas.Inaccesible temporal cerrado.Manos de puma, roca sanguinaria.Torre sombrera, discusión de nieve.Noche elevada en dedos y raíces.Ventana de las nieblas, paloma endurecida.Planta nocturna, estatua dc los truenos.Cordillera esencial, techo marino.Arquitectura de águilas perdidas.Cuerda del cielo, abeja de la altura.Nivel sangriento, estrella construida.Burbuja mineral, luna de cuarzo.Serpiente andina, frente de amaranto.Cúpula del silencio, patria pura.Novia del mar, árbol de catedrales.Ramo de sal, cerezo de alas negras.Dentadura nevada, trueno frío.Luna arañada, piedra amenazante.Cabellera del frío, acción del aire.Volcán de manos, catarata oscura.Ola de plata, dirección del tiempo.XPiedra en la piedra, el hombre, dónde estuvo?Aire en el aire, el hombre, dónde estuvo?Tiempo en el tiempo, el hombre, dónde estuvo?Fuiste también el pedacito rotode hombre inconcluso, de águila vacíaque por las calles de hoy, que por las huellas,que por las hojas del otoño muertova machacando el alma hasta la tumba?La pobre mano, el pie, la pobre vida...Los días de la luz deshilachadaen ti, como la lluviasobre las banderillas de la fiesta,dieron pétalo a pétalo de su alimento oscuroen la boca vacía?Hambre, coral del hombre,hambre, planta secreta, raíz de los leñadores,hambre, subió tu raya de arrecifehasta estas altas torres desprendidas?Yo te interrogo, sal de los caminos,muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura,roer con un palito los estambres de piedra,subir todos los escalones del aire hasta el vacío,rascar la entraña hasta tocar el hombre.Macchu Picchu, pusistepiedra en la piedra, y en la base, harapos?Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima?Fuego en el oro, y en él, temblando el rojogoterón de la sangre?Devuélveme el esclavo que enterraste!Sacude de las tierras el pan durodel miserable, muéstrame los vestidosdel siervo y su ventana.Dime cómo durmió cuando vivía.Dime si fue su sueñoronco, entreabierto, como un hoyo negrohecho por la fatiga sobre el muro.El muro, el muro! Si sobre su sueñogravitó cada piso de piedra, y si cayó bajo ellacomo bajo una luna, con el sueño!Antigua América, novia sumergida,también tus dedos,al salir de la selva hacia el alto vacío de los dioses,bajo los estandartes nupciales de la luz y el decoro,mezclándose al trueno de los tambores y de las lanzas,también, también tus dedos,los que la rosa abstracta y la línea del frío, losque el pecho sangriento del nuevo cereal trasladaronhasta la tela de materia radiante, hasta las duras cavidades,también, también, América enterrada, guardaste en lo más bajoen el amargo intestino, como un águila, el hambre?XIA través del confuso esplendor,a través de la noche de piedra, déjame hundir la manoy deja que en mí palpite, como un ave mil años prisionerael viejo corazón del olvidado!Déjame olvidar hoy esta dicha, que es más ancha que el mar,porque el hombre es más ancho que el mar y que sus islas,y hay que caer en él como en un pozo para salir del fondocon un ramo de aguas secretas y de verdades sumergidas.Déjame olvidar, ancha piedra, la proporción poderosa,la trascendente movida, las piedras del panal,y de la escuadra déjame hoy resbalarla mano sobre la hipotenusa de áspera sangre y silicio.Cuando, como una herradura de élitros rojos, el cóndor furibundome golpea las sienes en el orden del vueloy el huracán de plumas carniceras barre el polvo sombríode las escalinatas diagonales, no veo la bestia veloz,no veo el ciego ciclo de sus barras,veo el antiguo ser, servidor, el dormidoen los campos, veo el cuerpo, mil cuerpos, un hombre, mil mujeres,bajo la racha negra, negros de lluvia y noches,con la piedra pesada de la estatua:Juan Cortapiedras, hijo de Wiracocha,Juan Comefrío, hijo de estrella verde,Juan Piesdescalzos, nieto de la turquesa,sube a nacer conmigo, hermano.XIISube a nacer conmigo, hermano.Dame la mano desde la profundazona de tu dolor diseminado.No volverás del fondo de las rocas.No volverás del tiempo subterráneo.No volverá tu voz endurecida.No volverán tus ojos taladrados.Mírame desde el fondo de la tierra,labrador, tejedor, pastor callado:domador de guanacos tutelares:albañil del andamio desafiado:aguador de las lágrimas andinas:joyero de los dedos machacados:agricultor temblando en la semilla:alfarero en tu greda derramado:traed a la copa de esta nueva vidavuestros viejos dolores enterrados.Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,decidme: aquí fui castigado,porque la joya no brilló o la tierrano entregó a tiempo la piedra o el grano:señaladme la piedra en que caísteisy la madera en que os crucificaron,encendedme los viejos pedernales,las viejas lámparas, los látigos pegadosa través de los siglos en las llagasy las hachas de brillo ensangrentado.Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.A través de la tierra juntad todoslos silenciosos labios derramadosy desde el fondo habladme toda esta larga nochecomo si yo estuviera con vosotros anclado,contadme todo, cadena a cadena,eslabón a eslabón, y paso a paso,afilad los cuchillos que guardasteis,ponedlos en mi pecho y en mi mano,como un río de rayos amarillos,como un río de tigres enterrados,y dejadme llorar, horas, días, años,edades ciegas, siglos estelares.Dadme el silencio, el agua, la esperanza.Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.Apegadme los cuerpos como imanes.Acudid a mis venas y a mi boca.Hablad por mis palabras y mi sangre. -Cien sonetos de amorAmor, de grano a grano, de planeta a planeta,la red del viento con sus países sombríos,la guerra con sus zapatos de sangre,o bien el día y la noche de la espiga.Por donde fuimos, islas o puentes o banderas,violines del fugaz otoño acribillado,repitió la alegría los labios de la copa,el dolor nos detuvo con su lección de llanto.En todas las repúblicas desarrollaba el vientosu pabellón impune, su glacial cabelleray luego regresaba la flor a sus trabajos.Pero en nosotros nunca se calcinó el otoño.Y en nuestra patria inmóvil germinaba y crecíael amor con los derechos del rocío. -Érase el mes de más hermosos días,y por quien más los campos entretienen,señora, cuando os vi, para que penentantas necias de Amor filaterías.Imposibles esperan mis porfías,que como los favores se detienen,vos triunfaréis cruel, pues a ser vienenlas glorias vuestras, y las penas mías.No salió malo este versillo octavo,ninguna de las musas se alborotesi antes del fin el sonetazo alabo.Ya saco la sentencia del cogote,pero si como pienso no le acabo,echárele después un estrambote. -Tú que piensas que no creocuando argüimos los dos,no imaginas mi deseo,mi sed, mi hambre de Dios;ni has escuchado mi gritodesesperante, que pueblala entraña de la tinieblainvocando al Infinito;ni ves a mi pensamiento,que empeñado en producirideal, suele sufrirtorturas de alumbramiento.Si mi espíritu infecundotu fertilidad tuviese,forjado ya un cielo hubiesepara completar su mundo.Pero di, ¿qué esfuerzo cabeen un alma sin banderaque lleva por dondequieratu torturador ¿quién sabe?;que vive ayuna de fey, con tenaz heroísmo,va pidiendo a cada abismoy a cada noche un ¿por qué?De todas suertes, me escudami sed de investigación,mi ansia de Dios, honda y muda;y hay más amor en mi dudaque en tu tibia afirmación. -No sólo flor y mar, también es fuegoconstante el de tu carne, el de tu rosa,abeja zumbadora, mariposade pluma, silbo y sol, verano y juego.Derramas el caudal de nieve, y luego,liberas un volcán que, ciego, osaungir el corazón de mirto y fosa,de sábana, hoja azul, dulzor y espliego.Yo sé que en el silencio te han buscadolos pechos las palomas de la tardevezadas de tus labios al cuidado.Yo sé que en ti una flor de llamas arde,que tibia entre tus muslos ha anidadobuscando oscuridad la luz cobarde. -Padre Nuestro, que estás en los cielos,¡por qué te has olvidado de mí!Te acordaste del fruto en febrero,al llagarse su pulpa rubí.¡Llevo abierto también mi costado,y no quieres mirar hacia mí!Te acordaste del negro racimo,y lo diste al lagar carmesí;y aventaste las hojas del álamo,con tu aliento, en el aire sutil.¡Y en el ancho lagar de la muerteaun no quieres mi pecho oprimir!Caminando vi abrir las violetas;el falerno del viento bebí,y he bajado, amarillos, mis párpados,por no ver más enero ni abril.Y he apretado la boca, anegadade la estrofa que no he de exprimir.¡Has herido la nube de otoñoy quieres volverte hacia mí!Me vendió el que besó mi mejilla;me negó por la túnica ruin.Yo en mis versos el rostro con sangre,como Tú sobre el paño, le di,y en mi noche del Huerto, me han sidoJuan cobarde y el Ángel hostil.Ha venido el cansancio infinitoa clavarse en mis ojos, al fin:el cansancio del día que muerey el del alba que debe venir;¡el cansancio del cielo de estañoy el cansancio del cielo de añil!Ahora suelto la mártir sandaliay las trenzas pidiendo dormir.Y perdida en la noche, levantoel clamor aprendido deTi:¡Padre Nuestro, que estás en los cielos,por qué te has olvidado de mí! -¿ Qué historia cuenta, si el ciprés se arquea,y la higuera se rompe, el loco viento ?¿ Si las puertas se cierran de repente,es que ha estallado su terrible genio ?Ya sufrir pareciera cuando el loboaterra con su aullido, desde lejos,mientras la tos despierta al moribundo,y ladra sin dejar dormir el perro.Si las campanas suenan espantandodel viejo campanario a los murciélagos,se diría que él sale de un garitodonde ha apostado el alma de los muertos.En ocre caracol arrinconadoa nuestro oído sopla muy enfermo.Como él ninguno, de los libres dios,y espíritu, quien sabe, de los muertos. -A Jean MoreasEl conde, orgullo y gloria, las damas galanteay a los nobles zahiere "madrigal y epigrama",cuando un paje, de lejos y por señas, le llama.No lleva el paje escudo ni señorial librea.«Venid "le dice quedo"; seguidme... ¡a donde sea!Sólo deciros puedo que es hermosa la dama...Mas a oscuras el sitio está donde se os llama,y aún quiere que el camino desconocido os sea».Duda un momento el conde, y recela, no en vano,que siniestra emboscada aceche sus arrojos...Mas, aferrando al cinto los dorados puñales,al paje, que sonríe resuelto da la mano...Y el pajecillo rubio pone sobre sus ojosun pañuelo bordado con las armas reales. -¿Qué linfa esbelta, de los altos hieloshija y sepulcro, sobre el haz silenterompe sus fríos, vierte su corriente,luces llevando, derramando cielos?¿Qué agua orquestas bajo los mansos celosdel aire, muda, funde su crujienteespuma en anchas copias y consiente,terso el diálogo, signo y luz gemelos?La alta noche su copa sustantiva"árbol ilustre" yergue a la bonanza,total su crecimiento y ramas bellas.Brisa joven de cielo, persuasiva,su pompa abierta, desplegada, alcanzalargamente, y resuenan las estrellas. -No te acerques. Tu frente, tu ardiente frente, tu encendida frente,las huellas de unos besos,ese resplandor que aun de día se siente si te acercas,ese resplandor contagioso que me queda en las manos,ese río luminoso en que hundo mis brazos,en el que casi no me atrevo a beber, por temor después a ya una dura vida de lucero.No quiero que vivas en mí como vive la luz,con ese ya aislamiento de estrella que se une con su luz,a quien el amor se niega a través del espacioduro y azul que separa y no une,donde cada lucero inaccesiblees una soledad que, gemebunda, envía su tristeza.La soledad destella en el mundo sin amor.La vida es una vívida corteza,una rugosa piel inmóvil,donde el hombre no puede encontrar su descanso,por más que aplique su sueño contra un astro apagado.Pero tú no te acerques. Tu frente destellante, carbón encendido que me arrebata a la propia conciencia,duelo fulgúreo en que de pronto siento la tentación de morir,de quemarme los labios con tu roce indeleble,de sentir mi carne deshacerse contra tu diamante abrasador.No te acerques, porque tu beso se prolonga como el choque imposible de las estrellas,como el espacio que súbitamente se incendia,éter propagador donde la destrucción de los mundoses un único corazón que totalmente se abrasa.Ven, ven, ven como el carbón extinto oscuro que encierra una muerte;ven como la noche ciega que me acerca su rostro;ven como los dos labios marcados por el rojo,por esa línea larga que funde los metales.Ven, ven, amor mío; ven, hermética frente, redondez casi rodanteque luces como una órbita que va a morir en mis brazos;ven como dos ojos o dos profundas soledades,dos imperiosas llamadas de una hondura que no conozco.¡Ven, ven, muerte, amor; ven pronto, te destruyo;ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo;ven, que ruedas como liviana piedra,confundida como una luna que me pide mis rayos! -La mar ciñe a la noche en su regazoy la noche a la mar; la luna, ausente;se besan en los ojos y en la frente;los besos dejan misterioso trazo.Derrítense después en un abrazo,tiritan las estrellas con ardientepasión de mero amor, y el alma sienteque noche y mar se enredan en su lazo.Y se baña en la oscura lejaníade su germen eterno, de su origen,cuando con ella Dios amanecía,y aunque los necios sabios leyes fijen,ve la piedad del alma la anarquíay que leyes no son las que nos rigen.Horas serenas del ocaso breve,cuando la mar se abraza con el cieloy se despierta el inmortal anheloque al fundirse la lumbre, lumbre bebe.Copos perdidos de encendida nieve,las estrellas se posan en el suelode la noche celeste, y su consuelonos dan piadosas con su brillo leve.Como en concha sutil perla perdida,lágrima de las olas gemebundas,entre el cielo y la mar sobrecogidael alma cuaja luces moribundasy recoge en el lecho de su vidael poso de sus penas más profundas. -A Jacinto Benavente¡Qué bonita es la princesa!¡Qué traviesa!¡Qué bonita!¡La princesa pequeñitade los cuadros de Watteau!¡Yo la miro, yo la admiro,yo la adoro!Si suspira, yo suspiro;si ella llora, también lloro;si ella ríe, río yo.Cuando alegre la contemplo,como ahora, me sonríe...Y otras veces su miradaen los aires se deslíe,pensativa...¡Si parece que está vivala princesa de Watteau!Al pasar la vista hiere,elegante,y ha de amarla quien la viere.... Yo adivino en su semblanteque ella goza, goza y quiere,vive y ama, sufre y muere...¡Como yo! -Te fuiste de mi lado.En silencio fue tu partida.Mi corazón se ha desangradopor tan súbita despedida.Tu espíritu luchadora la vida se aferraba.Más Dios, desesperado,a su lado te llamaba.En ángel te has convertido.Velando por nosotros estás.Aguardando que se cumpla la citade reunirnos en la eternidad.Sin embargo, me parece tan lejos...Quisiera ahora poderte abrazar.Te busco, te llamo. No te encuentro.Dime... ¿Cómo me he de consolar?Tu amor incalculablemis faltas por alto pasó.Porque el querer de una madre,ese, no tiene comparación.Sé que en el cielo habitas.Al lado de Dios has de estar.Aguardaré paciente el díaen que nos volvamos a encontrar.Entonces será para siempre.Nada ni nadie nos podrá separar.No temeré cuando llegue mi momentopues tu presencia me confortará.Me esforzaré por ganar el cielopara no perderte nunca más.Mientras tanto, guía mis pasos.Ilumina mi senda, enséñame el camino.Que tu presencia me rodee siemprehasta que se cumpla mi destino. -Pasas por el abismo de mis tristezascomo un rayo de luna sobre los mares,ungiendo lo infinito de mis pesarescon el nardo y la mirra de tus ternezas.Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas;mas, salvando del tiempo los valladares,como un rayo de luna sobre los marespasas por el abismo de mis tristezas.No más en la tersura de mis cantaresdejará el desencanto sus asperezas;pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,quiso que atravesaras por mis tristezascomo un rayo de luna sobre los mares. -Heme aquí ya, profesorde lenguas vivas (ayermaestro de gay-saber,aprendiz de ruiseñor),en un pueblo húmedo y frío,destartalado y sombrío,entre andaluz y manchego.Invierno. Cerca del fuego.Fuera llueve un agua fina,que ora se trueca en neblina,ora se torna aguanieve.Fantástico labrador,pienso en los campos.¡Señorqué bien haces! Llueve, lluevetu agua constante y menudasobre alcaceles y habares,tu agua muda,en viñedos y olivares.Te bendecirán conmigolos sembradores del trigo;los que viven de cogerla aceituna;los que esperan la fortunade comer;los que hogaño,como antaño,tienen toda su monedaen la rueda,traidora rueda del año.¡Llueve, llueve; tu neblinaque se torne en aguanieve,y otra vez en agua fina!¡Llueve, Señor, llueve, llueve!En mi estancia, iluminadapor esta luz invernal?la tarde gris tamizadapor la lluvia y el cristal?,sueño y medito.Clareael reloj arrinconado,y su tic-tic, olvidadopor repetido, golpea.Tic-tic, tic-tic... Ya te he oído.Tic-tic, tic-tic... Siempre igual,monótono y aburrido.Tic-tic, tic-tic, el latidode un corazón de metal.En estos pueblos, ¿se escuchael latir del tiempo? No.En estos pueblos se luchasin tregua con el reló,con esa monotoníaque mide un tiempo vacío.Pero ¿tu hora es la mía?¿Tu tiempo, reloj, el mío?(Tic-tic, tic-tic...) Era un día(Tic-tic, tic-tic) que pasó,y lo que yo más queríala muerte se lo llevó.Lejos suena un clamoreode campanas...Arrecia el repiqueteode la lluvia en las ventanas.Fantástico labrador,vuelvo a mis campos. ¡Señor,cuánto te bendeciránlos sembradores del pan!Señor, ¿no es tu lluvia ley,en los campos que ara el buey,y en los palacios del rey?¡Oh, agua buena, deja vidaen tu huida!¡Oh, tú, que vas gota a gota,fuente a fuente y río a río,como este tiempo de hastíocorriendo a la mar remota,en cuanto quiere nacer,cuanto esperafloreceral sol de la primavera,sé piadosa,que mañanaserás espiga temprana,prado verde, carne rosa,y más: razón y locuray amargurade querer y no podercreer, creer y creer!Anochece;el hilo de la bombillase enrojece,luego brilla,resplandecepoco más que una cerilla.Dios sabe dónde andaránmis gafas... entre librotesrevistas y papelotes,¿quién las encuentra?... Aquí están.Libros nuevos. Abro unode Unamuno.¡Oh, el dilecto,predilectode esta España que se agita,porque nace o resucita!Siempre te ha sido, ¡oh Rectorde Salamanca!, lealeste humilde profesorde un instituto rural.Esa tu filosofíaque llamas diletantesca,voltaria y funambulesca,gran don Miguel, es la mía.Agua del buen manantial,siempre viva,fugitiva;poesía, cosa cordial.¿Constructora??No hay cimientoni en el alma ni en el viento?.Bogadora,marinera,hacia la mar sin ribera.Enrique Bergson: Los datosinmediatosde la conciencia. ¿Esto esotro embeleco francés?Este Bergson es un tuno;¿verdad, maestro Unamuno?Bergson no da como aquelImmanuelel volatín inmortal;este endiablado judíoha hallado el libre albedríodentro de su mechinal.No está mal;cada sabio, su problema,y cada loco, su tema.Algo importaque en la vida mala y cortaque llevamoslibres o siervos seamos:mas, si vamosa la mar,lo mismo nos ha de dar.¡Oh, estos pueblos! Reflexiones,lecturas y acotacionespronto dan en lo que son:bostezos de Salomón.¿Todo essoledad de soledades.vanidad de vanidades,que dijo el Eciesiastés?Mi paraguas, mi sombrero,mi gabán...El aguaceroamaina...Vámonos, pues.Es de noche. Se platicaal fondo de una botica.?Yo no sé,don José,cómo son los liberalestan perros, tan inmorales.?¡Oh, tranquilícese usté!Pasados los carnavales,vendrán los conservadores,buenos administradoresde su casa.Todo llega y todo pasa.Nada eterno:ni gobiernoque perdure,ni mal que cien años dure.?Tras estos tiempos vendránotros tiempos y otros y otros,y lo mismo que nosotrosotros se jorobarán.Así es la vida, don Juan.?Es verdad, así es la vida.?La cebada está crecida.?Con estas lluvias...Y vanlas habas que es un primor.?Cierto; para marzo, en flor.Pero la escarcha, los hielos...?Y, además, los olivaresestán pidiendo a los cielosaguas a torrentes.?A mares.¡Las fatigas, los sudoresque pasan los labradores!En otro tiempo...Llovíatambién cuando Dios quería.?Hasta mañana, señores.Tic-tic, tic-tic... Ya pasóun día como otro día,dice la monotoníadel reloj.Sobre mi mesa Los datosde la conciencia, inmediatos.No está maleste yo fundamental,contingente y libre, a ratos,creativo, original;este yo que vive y sientedentro la carne mortal¡ay! por saltar impacientelas bardas de su corral. -Latfi pregona chicles por los trenesdesde Sousse a Mahdia.Arrastra su bastónde primera a segunda:en la mano una cajade fresa y clorofila.¡Clorofile, clorofile!(el cuello sudoroso,sucio el vagón,la empuñadura sucia),impasible repite su romanza.La gente con que chocani compra ni le mira.La suerte le ha elegidotan sólo el sobresalto:la puerta que barrunta,el pícaro, los codos,el franco del turista.Del mar a las salinas(asceta de la luz),en vez de claridad el Sur le ofrecela noche más oscura. -Entre las olas que se obstinanen la arenay los tamarindos que se mecenen manos de la brisasurgesúbita como un saltode gacelala mirada temible de una niña. -A vecespor supuestousted sonríey no importa lo lindao lo fealo viejao lo jovenlo muchoo lo pocoque usted realmenteseasonríecual si fueseuna revelacióny su sonrisa anulatodas las anteriorescaducan al instantesus rostros como máscarassus ojos durosfrágilescomo espejos en óvalosu boca de mordersu mentón de caprichosus pómulos fragantessus párpadossu miedosonríey usted naceasume el mundomirasin mirarindefensadesnudatransparentey a lo mejorsi la sonrisa vienede muyde muy adentrousted puede llorarsencillamentesin desgarrarsesin deseperarsesin convocar la muerteni sentirse vacíallorarsólo llorarentonces su sonrisasi todavia existese vuelve un arco iris. -En la cintura trenzada de estos versosLlevo la joya banalLa mal ubicada ciudadLa tierra natalLa tierra que produce emigrantesLa tierra que se empobrece con el destierroLa tierra que te oprime dentro de sus murosLa tierra de exilio existencialLa tierra con su arenaY es otra la urbe donde aprendemosLa diferenciaY la necesidad de abandonar su lectura. -Los degenerados morales,los incorruptibles de delicadas maneras,los exquisitos de la usura,exigen a veces muy poca luna para morir deamor.Esto es obvio.Nadie lo reconoce con el plumaje de lavanagloriani como proveedores de la real casani como contribuyentes al erario público.Hasta que un día se marchitan de pronto.Entonces cae la lluvia sobre la ciudad grisy Dios no se arrepiente.Deja que se extravíen en el eclipse de susconcienciasy de sus harapos remendados de rojo.y todo empieza como siemprepor vagas reflexiones tardías,por quintaesencias, por arabescos de otro yodiscrepantepor violetas abatidas en el claroscuro,hasta que los cubre un acorde de nubes bajasjunto a recuerdos desconchados.Son los oportunistas de la miseria donde tododecae,oscuro asombro repentinocuando te agitan vientos mágicosy un antiguo orgullo resurge de sus ojosy del crujido de sus dientes.Nadie los reconocecuando pasan con sus almas enmohecidasbajando la escalera de escalones interminables. -En fin, a vuestras manos he venido,do sé que he de morir tan apretado,que aun aliviar con quejas mi cuidado,como remedio, me es ya defendido;mi vida no sé en qué se ha sostenido,si no es en haber sido yo guardadopara que sólo en mí fuese probadocuanto corta una espada en un rendido.Mis lágrimas han sido derramadasdonde la sequedad y la asperezadieron mal fruto dellas y mi suerte:¡basten las que por vos tengo lloradas;no os venguéis más de mí con mi flaqueza;allá os vengad, señora, con mi muerte! -Una ciudad y un hombre. Un hombre soloQue avanza por las calles atestadasEn busca de la paz. No encuentra a nadie.Pronto será de noche y siente frío.Busca su propio rostro, el rostro efímeroQue va cambiando el mundo, las razonesDe esta ciudad vacía de razones,Perdida en el espacio y en el tiempo.Entonces acompañan los recuerdos.Entonces las palabras acompañan.Sin nada por hacer, también entoncesSucede en ocasiones la ternura. -La más bella niñaDe nuestro lugar,Hoy viuda y solaY ayer por casar,Viendo que sus ojosA la guerra van,A su madre dice,Que escucha su mal:Dejadme llorarOrillas del mar.Pues me distes, madre,En tan tierna edadTan corto el placer,Tan largo el pesar,Y me cautivastesDe quien hoy se vaY lleva las llavesDe mi libertad,Dejadme llorarOrillas del mar.En llorar conviertanMis ojos, de hoy más,El sabroso oficioDel dulce mirar,Pues que no se puedenMejor ocupar,Yéndose a la guerraQuien era mi paz,Dejadme llorarOrillas del mar.No me pongáis frenoNi queráis culpar,Que lo uno es justo,Lo otro por demás.Si me queréis bien,No me hagáis mal;Harto peor fueraMorir y callar,Dejadme llorarOrillas del mar.Dulce madre mía,¿Quién no llorará,Aunque tenga el pechoComo un pedernal,Y no dará vocesViendo marchitarLos más verdes añosDe mi mocedad?Dejadme llorarOrillas del mar.Váyanse las noches,Pues ido se hanLos ojos que hacíanLos míos velar;Váyanse, y no veanTanta soledad,Después que en mi lechoSobra la mitad.Dejadme llorarOrillas del mar. -Me gustas cuando dices tonterías,cuando metes la pata, cuando mientes,cuando te vas de compras con tu madrey llego tarde al cine por tu culpa.Me gustas más cuando es mi cumpleañosy me cubres de besos y de tartas,o cuando eres feliz y se te nota,o cuando eres genial con una fraseque lo resume todo, o cuando ríes(tu risa es una ducha en el infierno),o cuando me perdonas un olvido.Pero aún me gustas más, tanto que casino puedo resistir lo que me gustas,cuando, llena de vida, te despiertasy lo primero que haces es decirme:«Tengo un hambre feroz esta mañana.Voy a empezar contigo el desayuno». -Las horas que gentiles compusierontal visión para encanto de los ojos,sus tiranos serán cuando destruyanuna belleza de suprema gracia:porque el tiempo incansable, en torvo invierno,muda al verano que en su seno arruina;la savia hiela y el follaje esparcey a la hermosura agosta entre la nieve.Si no quedara la estival esencia,en muros de cristal cautivo líquido,la belleza y su fruto moriríansin dejar ni el recuerdo de su forma.Mas la flor destilada, hasta en invierno,su ornato pierde y en perfume vive. -Sigosolo me sigoy en otro absorto otro beodo lodo baldíopor neuroyertos rumbos horas opio desfondesme persigojunto a tan tantas otras bellas concas corolas erolocasentre fugaces muertes sin memoriay a tantos otros otros grasos ceros costrudos que me opanmientras sigo y me sigoy me recontrasigode un extremo a otro esteroaridandantementesin estar ya conmigo ni ser un otro otro. -Sigo en piepor latidopor costumbrepor no abrir la ventana decisivay mirar de una vez a la insolentemuerteesa mansadueña de la esperasigo en piepor pereza en los adiosescierre y demoliciónde la memoriano es un méritootros desafíanla claridadel caoso la torturaseguir en piequiere decir corajeo no tenerdonde caersemuerto. -Rojo sol, que con hacha luminosacobras el purpúreo y alto cielo,¿hallaste tal belleza en todo el suelo,que iguale a mi serena Luz dichosa?Aura süave, blanda y amorosa,que nos halagas con tu fresco vuelo,¿cuando se cubre del dorado velomi Luz, tocaste trenza más hermosa?Luna, honor de la noche, ilustre corode las errantes lumbres y fijadas,¿consideraste tales dos estrellas?Sol puro, Aura, Luna, llamas de oro,¿oístes vos mis penas nunca usadas?¿Vistes Luz más ingrata a mis querellas? -Yo vinedel Sur, de la Frontera.La vida era lluviosa.Cuando llegué a Santiagome costó mucho cambiar de traje.Yo venía vestidode riguroso invierno.Flores de la intemperieme cubrían.Me desangré mudándomede casa.Todo estaba repleto,hasta el aire teníaolor a gente triste.En las pensionesse caía el papelde las paredes.Escribí, escribí sólopara no morirme.Y entoncesapenasmis versos de muchachodesterradoardieronen la calleme ladró Teodoricoy me mordió Ruibarbo.Yo me hundíen el abismode las casas más pobres,debajo de la cama,en la cocina,adentro del armario,donde nadie pudiera examinarme,escribí, escribí sólopara no morirme.Todo fue igual. Se irguieronamenazantescontra mi poesía,con ganchos, con cuchillos,con alicates negros.Crucé entonceslos maresen el horror del climaque susurraba fiebre con los ríos,rodeado de violentosazafranes y dioses,me perdí en el tumultode los tambores negros,en las emanacionesdel crepúsculo,me sepulté y entoncesescribí, escribí sólopara no morirme.Yo vivía tan lejos, era gravemi total abandono,pero aquí los caimanesafilabansus dentelladas verdes.Regresé de mis viajes.Besé a todos,las mujeres, los hombresy los niños.Tuve partido, patria.Tuve estrella.Se colgó de mi brazola alegría.Entonces en la noche,en el invierno,en los trenes, en mediodel combate,junto al mar o las minas,en el desierto o juntoa la que amabao acosado, buscándomela policía,hice sencillos versospara todos los hombresy para no morirme.Y ahora,otra vez ahí están.Son insistentescomo los gusanos,son invisiblescomo los ratonesde un navíovan navegandodonde yo navego,me descuido y me muerdenlos zapatos,existen porque existo.Qué puedo hacer?Yo creoque seguiré cantandohasta morirme.No puedo en este puntohacerles concesiones.Puedo, si lo desean,regalarlesuna paquetería,comprarles un paraguaspara que se protejande la lluvia inclementeque conmigo llegó de la Frontera,puedo enseñarles a andar a caballo,o darles por lo menosla cola de mi perro,pero quiero que entiendanque no puedoamarrarme la bocapara que ellossustituyan mi canto.No es posible.No puedo.Con amor o tristeza,de madrugada fría,a las tres de la tarde,o en la noche,a toda hora,furioso, enamorado,en tren, en primavera,a oscuras saliendode una boda,atravesando el bosqueo en la oficina,a las tres de la tardeo en la noche,a toda hora,escribiré no sólopara no morirme,sino para ayudara que otros vivan,porque parece que alguiennecesita mi canto.Seré,seré implacable.Yo les pido que sostengansin tregua el estandartede la envidia.Me acostumbré a sus dientes.Me hacen falta.Pero quiero decirlesque es verdad:me moriré algún día(no dejaré de darlesesa satisfacción postrera),no hay duda,pero moriré cantando.Y estoy casi seguro,aunque no les agrade esta noticia,que seguirámi cantomás acá de la muerte,en mediode mi patria,será mi voz, la vozdel fuego o de la lluviao la voz de otros hombres,porque con lluvia o fuego quedó escritoque la simplepoesíavivea pesar de todo,tiene una eternidad que no se asustatiene tanta saludcomo una ordeñadoray en su sonrisa tanta dentaduracomo para arruinar las esperanzasde todos los reunidosroedores. -Cien sonetos de amorEs bueno, amor, sentirte cerca de mí en la noche,invisible en tu sueño, seriamente nocturna,mientras yo desenredo mis preocupacionescomo si fueran redes confundidas.Ausente, por los sueños tu corazón navega,pero tu cuerpo así abandonado respirabuscándome sin verme, completando mi sueñocomo una planta que se duplica en la sombra.Erguida, serás otra que vivirá mañana,pero de las fronteras perdidas en la noche,de este ser y no ser en que nos encontramosalgo queda acercándonos en la luz de la vidacomo si el sello de la sombra señalaracon fuego sus secretas criaturas. -Los trenes pasana ambos lados de Diossin arruinar la muerteque lima cada paso.Ausentes de palabrade leyes, de constelacionescaminan lentamentemordiendo las arenas sin pudor.Se anaranjandescienden, almas en pena;después de las campanasanochecen.En la reservaen el gris empedradobajo el ocre desteñido de las casasno se detienenjunto al hambre, pasan.Van los trenesrumiando su dolormarcando el pasosin que nadie logre comprenderlos. -¿Qué aprovecha, señor, andar buscandohora el puerco montés cerdoso y fiero?,¿qué aprovecha seguir ciervo ligeroni con hierba crüel andar tirando?;¿qué aprovecha, señor, ir remontandola garza con halcón muy altanero?,¿qué aprovecha, señor, tirar certeroallí una liebre, aquí un faisán matando?;si va siempre tras vos vuestro cuidado,si en el alma lleváis el pensamiento,si estáis asido dél cuando más suelto,si traéis el pensar tan regaladoque donde estáis más libre y más contentoa las presas andáis con él envuelto. -Lejos, bastante lejos,del pueblo mío,encerrado en un montetriste y sombrío,hay un valle tan lindoque no hay quien halleun valle tan amenocomo aquel valle.Entre sus arboledas,por la espesurasolitaria y tranquila,corre y murmurauna fuente tranquilinay bullanguera,a que dieron por nombreFuente Vaquera.Está tan escondidabajo el follaje,guarda tanto sus aguasentre el ramaje,que cuando por el valleva murmurandotoda clase de hierbasva salpicando.Unas veces sonríedulce y sonora,y otras veces pareceque gime y llora,y siempre de sus aguasel dulce juegoarrullando, producegrato sosiego.Allí pasan las horasen dulce calma,allí meditar puedetranquila el alma,y todo son consuelospara el que lloraal pie de aquella fuentefresca y sonora.¡Todo es allí sosiego,calma, tristeza!Las auras, que suspiranen la maleza...Los pájaros, que cantanen la espesura...El agua, que en el vallecorre y murmura...Los arrullos del viento,gratos y mansos...Los juncos que vegetan,en los remansos...Los claros resplandoresdel sol naciente,que asoma entre vaporespor el Oriente...Las tórtolas que arrullancon armonía,convidando a una dulcemelancolía...¡Todo, en fin, allí alejapresentimientos,trayendo a la memoriamil pensamientos,y adormeciendo el almacon impresionesque convidan a dulcesmeditaciones!...Tal es Fuente Vaquera,la hermosa fuenteque murmura en el valletan sonriente,que en su margen tranquilacantan amorestórtolas, colorinesy ruiseñores.Una hermosa mañanade junio ardientesalió el sol como nuncade refulgente,y pájaros y florescon alegríala bienvenida dabanal nuevo día.Elevábase el astrocon gran sosiego,esparciendo sus rayosde luz de fuegosobre el fresco rocíode la mañana,que formaba en los vallesmantos de grana.Sacuden las ovejassus cencerrillos,y en el prado retozanlos corderillos,que del rústico vallesobre la hierbaforman jugueteandolinda caterva.Al cielo sube el humode los hogares,los gallos ya despiertancon sus cantares,y sacude la hermosaNaturalezael tranquilo letargode su pereza.* * *Dejé el mullido lechocon alegría,cuando apenas rayabala luz del día;carguéme diligentecon la escopeta,y como siempre ha sidomedio poeta,al nacer del gran Febola luz primera,ya estaba yo en la hermosaFuente Vaquera...Fuente en cuyas orillascantan amorestórtolas, colorinesy ruiseñores.Ocultéme en la margencon el follaje,y viendo las deliciasde aquel paisaje,esperé silenciosobajo la fronda,viendo correr las aguasonda tras onda...* * *Siguió el sol elevándoseresplandeciente,y era ya tan molestasu luz ardiente,que, a medida que el astromás se elevaba,todo se iba durmiendo,todo callaba.Se inclinan en su tallotodas las flores,rendidas por los rayosabrasadores,y las aves se escondenen las encinasque a la tranquila fuentecrecen vecinas.Sólo se escucha a veces,del fresco viento,las ráfagas que lanza,sonoro y lento...El agua, que su cursonunca suspende...El rumor de una hoja...que se desprende...El pïar apagadode alguna alondra,que entre las verdes matasbusca una sombra...,y los ecos lejanosde los zumbidosde insectos, que en los airesvagan perdidos...Lejos de la apacibleFuente Vaquera,que corre por el valletan placentera,existe un solitarioy oscuro monte,que encierra los confinesdel horizonte.Al compás de las auras,lenta se inclinaaltiva, corpulentay añosa encina,y entre sus verdes ramasaprisionadotiene una tortolillasu nido amado.En él está arrullando,dulce y sonora,a los amantes hijosa quien adora,gozando en su coloquiode las deliciasque sus hijos le endulzancon sus caricias.El calor la atormenta,la sed la abrasa,y dejando con penasu pobre casa,les dio con un arrullola despedidaa los hijos queridosque eran su vida;batió sus puras alastendió su vuelocruzó por los espaciosdel ancho cielo,y pensando en sus hijos,se fue ligeraa beber a la claraFuente Vaquera.¡Ay! ¡Dónde irá esa madretierna y sencilla!...¡Dónde irá tan ligerala tortolilla,mirando a todas partes,amedrentada,al verse sola y lejosde su morada!...¿Por qué deja sus hijosabandonados,y ella, cruzando espaciostan dilatados,va surcando los airesrápidamentea beber en las aguasde aquella fuente?...¡Pobre madre, si, ansiosa,vuelve a su nidoy sus amantes hijosya se han perdido!...¡Pobres hijos, si, a causade abandonarlos,no volviera su madrenunca a arrullarlos!...Por el verde follajecasi cubierto,yo, casi más que un vivo,parezco un muerto,y mudo y silenciosopresto mi oídoal eco que producecualquiera ruido.Al columpiar las hojasel viento blando,pájaros me parecenque van volando,y con mi diestra manonerviosa, inquieta,alzo la curva llavede la escopeta.Sobre la verde copade vieja encina,que cubre aquella fuentetan cristalina,una tórtola hermosaparó su vuelo,mirando la corrientedel arroyuelo.Lanza su blando pechotiernos arrullos,que no imita la fuentecon sus murmullos,y a los lados humildemira asustada,débil, inquieta, esquivay amedrentada.Tendió después su vuelopausadamente,y al llegar a la orillade la corriente,sobre la verde alfombralenta se posa,débil y acobardada,triste y medrosa.Dirige luego el pasotímidamentehasta tocar la margende la corriente,donde, el agua fingiendocuadros de plata,le recoge su imageny la retrata.Yo, silencioso, en tantoque la espiaba,mi artística escopetaya preparaba,y ocasión esperando,cual diestro espía,afiné cuanto quisela puntería.Disparé... ¡Sonó el tiroronco, tremendo!...El arroyuelo mansosiguió corriendo.El viento entre las hojassiguió sonandocon un eco apacible,sonoro y blando...¡Y vi la tortolilla,que ya sufríalas tristes convulsionesde la agonía!...Cogí tan apreciadotierno despojo;su hermoso pecho estabade sangre rojo,rojas las aguas purasdel arroyuelo,que corrían llorandocon triste duelo,y mis ardientes manostambién manchadasde sangre, enrojecidasy salpicadas.Con ellas oprimíasu pecho blando:sus latidos se ibanamortiguando,y cerraba sus ojospausadamente,su cabeza inclinandolánguidamente...Yo vi en sus turbios ojosel sentimientoy las fieras angustiasde su tormento,porque del nido lejosagonizabay a sus pobres hijuelossolos dejaba.Conocí en sus miradasbien claramenteesa inquieta agoníadel inocente,que sufre los rigoresde su destinomuriendo por las manosde un asesino.Aquella pobre madrecasi expiranteera la madre tierna,la madre amante,que a sus hijos no pudodarles en vidauna lágrima dulcede despedida.Y aquella tierna madre,cuando sufríala convulsión postrerade la agonía,me dijo con sus ojoscasi nubladosque dejaba dos hijosabandonados.Yo comprendí lo injustode aquella muerte;mas la víctima estabafría e inerte...y una lágrima amargapor mi mejillarodó, cuando vi muertala tortolilla.Desde entonces no quieroque un inocentede alguna injusta muertese me lamente,y diga con sus ojoscasi nubladosque deja sus hijuelosabandonados.Y en vez de estar cazandola tarde enterajunto a la cristalinaFuente Vaquera,voy a ver cómo en ellacantan amorestórtolas, colorinesy ruiseñores,y cómo de aquel montesobre las lomasarrullan solitariasblancas palomas. -Cuando me paro a contemplar mi estadoy a ver los pasos por dó me ha traído,hallo, según por do anduve perdido,que a mayor mal pudiera haber llegado;mas cuando del camino estoy olvidado,a tanto mal no sé por dó he venido:sé que me acabo, y mas he yo sentidover acabar conmigo mi cuidado.Yo acabaré, que me entregué sin artea quien sabrá perderme y acabarme,si quisiere, y aun sabrá querello:que pues mi voluntad puede matarme,la suya, que no es tanto de mi parte,pudiendo, ¿qué hará sino hacello? -Sobre dos urnas de cristal labradas,De vidrio en pedestales sostenidas,Llorando está dos ninfas ya sin vidas,El Betis en sus húmidas moradas,Tanto por su hermosura dél amadas,Que, aunque las demás ninfas doloridasSe muestran, de su tierno fin sentidas,Él, derramando lágrimas cansadas:«Almas», les dice, «vuestro vuelo santoSeguir pienso hasta aquesos sacros nidos,Do el bien se goza sin temer contrario;Que, vista esa belleza y mi gran llanto,Por el cielo seremos convertidos,En Géminis vosotras, yo en Acuario». -Porque contemplo aún albas radiosasy hay rosas, muchas rosas, muchas rosasen que tiembla el lucero de Belén,y hay rosas, muchas rosas, muchas rosasgracias, ¡está bien!Porque en las tardes, con sutil desmayo,piadosamente besa el sol mi sien,y aun la transfigura con su rayo:gracias, ¡está bien!Porque en las noches una voz me nombra(¡voz de quien yo me sél), y hay un edénescondido en los pliegues de mi sombra:gracias, ¡está bienIPorque hasta el mal en mí don es del cielo,pues que, al minarme va, con rudo celo,desmoronando mi prisión también;porque se acerca ya mi primer vuelo:gracias, ¡está bien! -La luz de media tarde entre la hiedra,la lumbre inextinguible de algún sueño,el niño que se ahoga de risa en su columpio,el temblor repentino de tus muslos,el calor que insinúan tus mejillasal despertarte embriagada de sueño,respirar el vaho gris de la escarcha,jugar al abandono en estas callesdonde la claridad nos perfila extranjeros,el cielo como un largo balbuceo de azul,las tormentas de julio, tan veloces,el aroma dulzón del descampadoCuánto nos pertenece, sin que importe escribirlo. -Te vi en el vórtice del remolinode luz, ceñido en torno a tus caderas,la túnica arrancada por el viento,sobre fondo de estrellas,rebaños de centauroschapoteando en juego en la ribera.Protegías los senos descubiertoscon ambas manos, y la cabelleralarga, sedosa,flotaba al aire suelta.Qué contraste de labios y mirada,sedientos y sensuales, con la enteraactitud de tu cuerpo,de virgen indefensa.Te vi como surgiendo de las olas,aunque los pies se anclaban en la tierra,y desaté el deseo en mis entrañas,y le envié a enroscarse entre tus piernas,sin advertir que en torno a los tobillosarqueaba su lomo la pantera.Y me quedé perdido en mi distancia,y tú quedaste en permanente ofrenda. -En el blanco infinito,nieve, nardo y salina,perdió su fantasía.El color blanco, anda,sobre una muda alfombrade plumas de paloma.Sin ojos ni ademán,inmóvil sufre un sueño.Pero tiembla por dentro.En el blanco infinito,¡qué pura y larga heridadejó su fantasía!En el blanco infinito.Nieve. Nardo. Salina. -Miss X, sí, la menuda Miss Equis,llegó, por fin, a mi esperanza:alrededor de sus ojos,breve, infinita, sin saber nada.Es ágil y limpia como el vientotierno de la madrugada,alegre y suave y hondacomo la yerba bajo el agua.Se pone triste a vecescon esa tristeza mural que en su carahace ídolos rápidosy dibuja preocupados fantasmas.Yo creo que es como una niñapreguntándole cosas a una anciana,como un burrito atolondradoentrando a una ciudad, lleno de paja.Tiene también una mujer maduraque le asusta de pronto la miraday se le mueve dentro y le deshacea mordidas de llanto las entrañas.Miss X, sí, la que me ríey no quiere decir cómo se llama,me ha dicho ahora, de pie sobre su sombra,que me ama pero que no me ama.Yo la dejo que mueva la cabezadiciendo no y no, que así me cansa,y mi beso en su mano le germinabajo la piel en paz semilla de alas.Ayer la luz estuvotodo el día mojada,y Miss X salió con una capasobre sus hombros, leve, enamorada.Nunca ha sido tan niña, nuncaamante en el tiempo tan amada.El pelo le cayó sobre la frente,sobre sus ojos, mi alma.La tomé de la mano, y anduvimostoda la tarde de agua.¡Ah, Miss X, Miss X, escondidaflor del alba!Usted no la amará, señor, no sabe.Yo la veré mañana. -I¿Por qué a mi helada soledad vinistecubierta con el último celajede un crepúsculo gris?... Mira el paisaje,árido y triste, inmensamente triste.Si vienes del dolor y en él nutristetu corazón, bien vengas al salvajedesierto, donde apenas un mirajede lo que fue mi juventud existe.Mas si acaso no vienes de tan lejosy en tu alma aún del placer quedan los dejos,puedes tornar a tu revuelto mundo.Si no, ven a lavar tu ciprio mantoen el mar amarguísimo y profundode un triste amor, o de un inmenso llanto. -Los silencios deben parir por endesilencios para permitirte sentado en el origennuevamente elegido tú mismo rey de tus melancolíasencontrarte.Una oscuridad nace en tus alaste amordaza los pulmones noviosbajo el humo en la basura trazadacon el pelaje disperso de las fieraspeleándose un pedazo de luzsombra raída abismo recorridomaletines con secas melodíaspor donde la voz ya no asoma.Y dejas de creer en el mendigoque va cubierto con tus ojos hasta el atardecerengullido en la rambla sobre el puente seco por el sol.Sin saberlo tú mismo caes de la cruz de tregua y evasivaen una mancha de tu abrigo muertoarrugándose todos tus silenciosen la distancia de incalculables brazos que te mienten.Atado lento a ciegasabrigas la sed y la mueca entrelazadascomo un ojo marchito en el anunciose te olvida el cómo el dóndey las garras del adiós dan el zarpazoen la cara de lo que viste partiral sucio de la espina clavadaque correrá de nuevo por tu sangre-puño que conoces-a exprimirte otra vez el corazón. -Pululando de culto, Claudio amigo,minotaurista soy desde mañana;derelinquo la frasi castellana,vayan las Solitúdines conmigo.Por precursora, desde hoy más me obligoal aurora llamar Bautista o Juana,chamelote la mar, la ronca ranamosca del agua, y sarna de oro al trigo.Mal afecto de mí, con tedio y murrio,cáligas diré ya, que no griguiescoscomo en el tiempo del pastor Bandurrio.Estos versos, ¿son turcos o tudescos?Tú, Letor Garibay, si eres bamburrio,apláudelos, que son cultidiablescos. -No en bronces, que caducan, mortal mano,Oh católico Sol de los Bazanes(Que ya entre gloriosos capitanesEres deidad armada, Marte humano),Esculpirá tus hechos, sino en vano,Cuando descubrir quiera tus afanesY los bien reportados tafetanesDel turco, del inglés, del lusitano.El un mar de tus velas coronado,De tus remos el otro encanecido,Tablas serán de cosas tan extrañas.De la inmortalidad el no cansadoPincel las logre, y sean tus hazañasAlma del tiempo, espada del olvido. -a Rafael de DiegoILa mecedora de la abuelaacunó mis años de infancia,horas del arrorró y «La Pájara Pinta»;después a su compás el corazón joven leyó los poetas,y al andar del tiempo, con llanto y canciones,me sorprendió en sus brazos, del amor, la dolencia.IIEstás lejos, amor: te cubre el follaje;la maleza de la distancia impide que te veay no puedo oírte "sólo ruidos de pájarosal despertar la aurora escucho",pero, más allá, tu voz amorosa suenay me penetra para que sueñe contigo.IIIEsta es mi reja, amor, y estas son mis cadenas,hechas con las horas, los días y los años"mi existencia cruel por lo que te he querido,ungida al deber en el tiempo sin límites.Esta es mi reja, obligación de ser lo que soy,aunque haya hojas más verdes temblando de rocío.Aquí te espero siempre hasta un día que nunca llegará,ese día de silencio que une a todos los que se aman;y repito tu nombre aunque nadie me oiga,imaginándome que me besas los párpados.IVEstoy sola en mi cuarto y bendigo el crepúsculocuyas sombras atenúan las cosas.Apenas, lejos, una luz se enciendey cubro con mis dedos los ojos fatigados.¿Dónde estarás ahora, amor?¡Cuánto, tú solo, me sostendrías consolándome!(Cruel me sacude el timbre del teléfono.)V¡Corazón! No sabes cómo ha cambiado tododesde aquellos días de los antiguos tiempos.El cuarto perdió su tinteal rayar de la aurora, aquel de cuando iba a verte.Y ahora, al leer, mi mente se extravía. ¿A quién contarle nada?En vano aspiro la fragancia del aire:mi piel no huele a alhucema,ese aroma que al irte me quedaba en las manos.VIMe he habituado a no verte pero no me resigno;evoco tu figura, una sombra,y al cerrar los ojos te oigo llamándome,y me aprietas las manos que te tiendoy las pones sobre las sienes para que sienta así tus latidos:mientras, me sumerjo en tu miraday mi alma se queda en ti.VIIPara estar tranquila he de sentirte vivir;a pesar de todo, quiero saber que vives,ajeno a mis dolores y a mi desconsuelo.Y aunque lejos, distante, respirando otro clima,mi espíritu adivinará trémuloel hálito de tu alma en el espacio.Y pensaré: «¡Dios mío, él existe!»VIIICada día despierto: «¡Hoy vendrá!», dice el alma,mas la noche me encuentra en soledad perenne.IXYa sé que no me quieres... mas no me apesadumbra;el amor no es perdido, lo absorben otras almas.Aunque a distancia, corazones amantesrecibirán la herencia tal vez de mi cariño.Tú mismo, sin saberlo, el día que declareslos hechos que marcaron jalones en tu vida,en un postrer esfuerzo para que Dios te escuche,dirás por vez primera: «¡Señor, ella me quiso!»,y sonriente el Señor habrá de perdonarte.XAunque no me quisiste, te ofrezco mi ternura.Todo suena distinto al correr de los años;tal vez un día escuches en cálida nostalgiael eco de una voz que te cantara siempre.Allá en los altos árboles anunciaba la alondra,la calidez del sol estirada en los campos,el frescor de los frutos en cestas rebosantes,los centelleantes trigos, espigas de oro.No me quisiste, amor; no importacómo vibraba entera el alma enamorada,ni que "alumbrando el camino del posible retorno"esperaran cien lámparas en la cerrada noche.Pero no me quisiste en horas de sazón;hoy queda mi ternura declinando en el tiempo.XIEntonces, como en los cuentos:«Fueron felices...» Pero tú no estarás,tampoco estaré yo, que nos habremos ido;miraremos los hijos desde una lejana estrellay ellos serán dichosos, pues nuestro sufrimientoles habrá deparado, de Dios, las gracias.XIITal el antiguo cuento: «La Reina de las Nieves»;a cada flor pregunto: «¿Dónde estará...?»«¿Alguien lo vio pasar...?» Y contestan campánulasque no le vieron nunca por el azul cercado.Dios bendiga al errante, a quien esperocon aroma a alhucema para el abrazo.XIIIUn día has de volver... ¡Dios mío! ¿Será tarde?Y he de recibirte con júbilo.Tan lejos los ayeres parecerán irreales,sueños de niño en feérica tierra.Será un país distinto, de habitaciones altas,jardines colgantes y vidrierías.Allí nuestras imágenes se mirarán de frentey "nuevas a los ojos" aparecerán nítidas.Tú vendrás a mi encuentro sin palabras.Y acaso un ave"como en las primaveras de ayer"cante, amor mío. -(Éxtasis de alta contemplación)No había ni rastro del día.(En la región veloz y fríaallí está inmóvil el verano.)Nada en el alma se sentíaque fuese dolor o alegría.Y aunque en la aldaba ya la mano,allá en la casa que dormía,quien iba a entrar se detenía.Y si mirabais por el vanode la escalera que allí había,nada subía ni bajaba,nada menguaba ni crecía.Todo parado y quieto estaba.Nada en el mundo se movía. -Lejos de tu jardín quema la tardeinciensos de oro en purpurinas llamas,tras el bosque de cobre y de ceniza.En tu jardín hay dalias.¡Malhaya tu jardín!... Hoy me parecela obra de un peluquero,con esa pobre palmerilla enana,y ese cuadro de mirtos recortados...y el naranjito en su tonel... El aguade la fuente de piedrano cesa de reír sobre la concha blanca. -Mi espejo, corriente por las noches,Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.Mi espejo, más profundo que el orbeDonde todos los cisnes se ahogaron.Es un estanque verde en la murallaY en medio duerme tu desnudez anclada.Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,Mis ensueños se alejan como barcos.De pie en la popa siempre me veréis cantando.Una rosa secreta se hincha en mi pechoY un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo. -Como sombras danzantes saliendo del telónazules los anillos te atenazanbajo una lluvia espesa.Era tibio tu cuerpoarañas asesinas sobre los vidrios rotosy el atrio de la iglesia donde jugaba un niño.Voces lejanas alegres pesadillasbailan sobre la inútil falange enfebrecidacolman como lamentos la noche del espejo.La luz no será alivioel sueño no vendrá. -Caen las hojas, caen las piedras...salgo a caminar para perdertequiero que te vayaspero vas conmigo,cambias de acera cuando yo lo hagome alcanzas, no te veome rebasas;te persigocaen las hojas, caen las piedras,caminas para que me pierdapero voy contigocambio de acera cuando tú lo haceste alcanzo, te rebasosigo caminando para que te pierdas. -Era una noche del mesde mayo, azul y serena.Sobre el agudo ciprésbrillaba la luna llena,iluminando la fuenteen donde el agua surtíasollozando intermitente.Sólo la fuente se oía.Después, se escuchó el acentode un oculto ruiseñor.Quebró una racha de vientola curva del surtidor.Y una dulce melodíavagó por todo el jardín:entre los mirtos tañíaun músico su violín.Era un acorde lamentode juventud y de amorpara la luna y el viento,el agua y el ruiseñor.«El jardín tiene una fuentey la fuente una quimera...»Cantaba una voz doliente,alma de la primavera.Calló la voz y el violínapagó su melodía.Quedó la melancolíavagando por el jardín.Sólo la fuente se oía. -¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,que a mi puerta cubierto de rocíopasas las noches del invierno escuras?¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,si de mi ingratitud el hielo fríosecó las llagas de tus plantas puras!¡Cuántas veces el Ángel me decía:«Alma, asómate agora a la ventana,verás con cuánto amor llamar porfía»!¡Y cuántas, hermosura soberana,«Mañana le abriremos», respondía,para lo mismo responder mañana! -"Vivir sin tus caricias es mucho desamparo;vivir sin tus palabras es mucha soledad;vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro,es mucha oscuridad..."Vuelvo pálida novia, que solíasmi retorno esperar tan de mañana,con la misma canción que preferíasy la misma ternura de otros díasy el mismo amor de siempre, a tu ventana.Y elijo para verte, en delicadacomplicidad con la Naturaleza,una tarde como ésta: desmayadaen un lecho de lilas, e impregnadade cierta aristocrática tristeza.¡Vuelvo a ti con los dedos enlazadosen actitud de súplica y anhelo-como siempre-, y mis labios no cansadosde alabarte, y mis ojos obstinadosen ver los tuyos a través del cielo!Recíbeme tranquila, sin encono,mostrando el deje suave de una hermana;murmura un apacible: "Te perdono",y déjame dormir con abandono,en tu noble regazo, hasta mañana... -Soñé que comulgaba, que brumas espectralesenvolvían mi pueblo, y que Nuestra Señorame miraba llorar y anegar su Santuario.Tanto lloré, que al fin mi llanto rodó afuerae hizo crecer las calles como en un temporal;y los niños echaban sus barcos papeleros,y mis paisanas, con la falda hasta el huesito,según se dice en la moda de la provincia,cruzaban por mi llanto con vuelos insensibles,y yo era ante la Virgen, cabizbaja y benévola,el lago de las lágrimas y el río de respeto...Casi no he despertado de aquella maravillaque enlazará mis Últimos óleos con mi Bautismo;un día quise ser feliz por el candor,otro día, buscando mariposas de sangre,mas revestido ya con la capa de polvode la santa experiencia, sé que mi corazón,hinchado de celestes y rojas utopías,guarda aún su inocencia, su venero de luz:¡el lago de lágrimas y el río del respeto! -A la cara de mi hijoque duerme, bajanarenas de las dunas,flor de la cañay la espuma que vuelade la cascada...Y es sueño nada máscuanto le baja;sueño cae a su boca,sueño a su espalda,y me roban su cuerpojunto con su alma.Y así lo van cubriendocon tanta maña,que en la noche no tengohijo ni nada,madre ciega de sombra,madre robada.Hasta que el sol benditoal fin lo baña:me lo devuelve en lindafruta mondada¡y me lo pone enterosobre la falda! -Yo cantara tus ojos en estrofas sutilporque el arte me ha dado su lira de marfil;pero al mirar tus ojos de un azul tan profundo,solo se la canción mas antigua del mundo...Yo podría decir el frescor de tu bocaforjando con mis rimas una hipérbole loca;pero cuando en la fiebre de tus labios me hundosolo se la canción mas antigua del mundo...Es la eterna canción del eterno embelesoy acompaña sus giros musicales el beso.Los pájaros la dicen y la flor no la olvida,porque es simple y es vieja lo mismo que la vida.Mas ¡ay! entre tus labios, que sentido profundoSi cantas la canción mas antigua del mundo!... -Góngora 1927Era el mes que aplicaba sus teoríascada vez que un amor nacía en tornocediendo dócil peso y caloríascuando por caridad ya para adornoen beneficio de esos amadoresque hurtan siempre relámpagos y floresElla llevaba por vestido comboun proyecto de arcángel en relieveDel hombro al pie su línea exacta un romboque a armonizar con el clavel se atreveA su paso en dos lunas o en dos frutosse abrían los espacios absolutosAmor amor obesidad hermanasoplo de fuelle hasta abombar las horasy encontrarse al salir una mañanaque Dios es Dios sin colaboradorasy que es azul la mano del grumete"amor amor amor" de seis a sieteAsí con la mirada en lo improvisobarajando en la mano alas remotasiba el galán lacrándole el avisode plumas blancas casi gaviotaspor las calles que huelen a pinturasiempre buscando a ella en cuadraturaY vedla aquí equipando en jabón tiernoglobos que nunca han visto las espumasvedla extrayendo de su propio inviernola nieve en tiras la pasión en sumasy en margaritas que pacerá el chivosu porvenir listado en subjuntivoDesde el plano sincero del diedroque se queja al girar su arista vivacontempla el amador nivel de cedrola amada que en su hipótesis estribay acariciando el lomo del instantedisuelve sus dos manos en menguante«A ti la bella entre las inicialesla más genuina en tinta verde impresaa ti imposible y lenta cuando salestangente cuando el céfiro regresaa ti envío mi amada caravanalarga como el amor por la mañanaSi tus piernas que vencen los compasessilencioso el resorte de sus gradossi más dificil que los cuatro asestelegrama en tu estela de venadosmis geometrías y mi sed desdeñasno olvides canjear mis contraseñasLuna en el horno tibio de aburridasbien inflada de un gas que silba apenascontempla mis rodillas doloridasasí no estallen tus mejillas llenascontempla y dime si hay otro infortuniocomparable al desdén y al plenilunioY tú inicial del más esbelto cuelloque a tu tacto haces sólida la esperano me abandones no Yo haré un camellodel viento que en tus pechos desalteraY para perseguir tu fuga en chasisyo te daré un desierto y un oasisYo extraeré para ti la presuntuosaraíz de la columna vespertinaYo en fiel teorema de volumen rosate expondré el caso de la mandolinaYo peces te traeré (entre crisantemos)tan diminutos que los dos lloremosPara ti el fruto de dos suaves nalgasque al abrirse dan paso a una monedaPara ti el arrebato de las algasy el alhelí de sálvese el que pueday los gusanos de pasar el ratopríncipes del azar en campeonatoPríncipes del azar Así el tecleoen ritmo y luz de mecanografíahace olvidar tu nombre y mi deseotu nombre que una estrella ama y enfríaPríncipes del azar gusanos levespara pasar el rato entre las nievesPero tú voladora no te obstinesPara cantar de ti dame tu huellaLa cruzaré de cuerdas de violinesy he de esperar que el sol se ponga en ellaYo inscribiré en tu rombo mi programaconocido del mar desde que ama»Y resumiendo el amador su dichorecogió los suspiros redondelesy abandonado al humo del caprichose dejó resbalar por dos rielesUna sesión de circo se iniciabaen la constelación decimoctava -Una vez máslos buitresdesgarrarán el centrode su figura rota.Desde la piedra falsa que grita y descontrola,se estremece la celdaque llaga sus espaldas.Entre los ojos de aguadel cautivo inocente,se postra una miradaperegrinay ancla una mueca sordaen el muelle de sus labios.Se agotaron las fuerzas,y el estuporha derribado el túnelque lo llevabaal día.Un labrador de tinieblasvendalos ojos de los atardeceres.Siempre es de noche sobre todas las noches.Una intención de fugase alerta entre derrotasy despojada de horizontesse extravía.El terror a la muertele trunca los caminosy escarba por raíces y pies de otros hermanos,el hueco de algún sueñoentre voces ajenas.En el templo ruinoso de la duda,brazos de fuego y golpeslo rodean.Alucinan recuerdossobre las horas lentasy la granadaexplotadel fondo de la tierra.En la selva los nidosapenasse sostienen.Desde el alma del montese levanta el aullido de la bestiaque amamantaen la metralla la hoguera del rencor .La espera se hace estéril,y una cornisa de vidrios astilladosdescompone la luz y la esperanza.Ya urge la agoníapor los negros espacios.El prisionero encubreretazos manoseadosy vuelven de la nadaa enredarseentre sobrassus dedos de ceniza.Busca hallar al que eraen el génesis lejanode sus días,para robar de sus propias entrañasotra silueta pura,una imagen decenteque logre levantarse.Entre pasos perdidos,clamaun hastío de tiemposy llora la impotencia. -DESEMBARQUÉ en Picasso a las seis de los días deotoño, reciénel cielo anunciaba su desarrollo rosa, miré alrededor,Picassose extendía y encendía como el fuego del amanecer.Lejos atrásquedaban las cordilleras azules y entre ellaslevantándose en el valle el Arlequín de ceniza.He aquí: yo venía de Antofagasta y de Maracaibo,yo venía de Tucumány de la tercera Patagonia, aquella de dientes heladosroídos por el trueno, aquella de banderasumergida en la nieve perpetua.Y yo entonces desembarqué, y vi grandes mujeresde color de manzanaen las orillas de Picasso, ojos desmedidos, brazosque reconocí:tal vez la Amazonia, tal vez era la Forma.Y al oeste eran titiriteros desvalidos rodando haciael amarillo,y músicos con todos los cuadros de la música, y aúnmás, allá la geografíase pobló de una desgarradora emigración de mujeres,de aristas,de pétalos y llamas,y en medio de Picasso entre las dos llanuras y elárbol de vidrio,vi una Guernica en que permaneció la sangre comoun gran río, cuya corrientese convirtió en la copa del caballo y la lámpara:ardiente sangre sube a los hocicos,húmeda luz que acusa para siempre.Así, pues, en las tierras de Picasso de Sur a Oeste,toda la vida y las vidas hacían de moraday el mar y el mundo allí fueron acumulandosu cereal y su salpicadura.Encontré allí el arañado fragmentode la tiza, la cáscara del cobre,y la herradura muerta que desde sus heridashacia la eternidad de los metales crece,y vi la tierra entrar como el pan en los hornosy la vi aparecer con un hijo sagrado.También el gallo negro de encefálica espumaencontré, con un ramo de alambre y arrabales,el gato azul con su abanico de uñas,el tigre adelantado sobre los esqueletos.Yo fui reconociendo las marcas que temblaronen la desembocadura del agua en que nací.Primero fue esta piedra con espinas, en dondesobresalió, ilusoria, la rama desgarrada,y la madera en cuya rota genealogíanacen las bruscas aves de mi fuego natal.Pero el toro asomó desde los corredoresen el centro terrestre, yo vi su voz, llegabaescarbando las tierras de Picasso, se cubríala efigie con los mantos de la tinta violeta,y vi venir el cuello de su oscura catástrofey todos los bordados de su baba invencible.Picasso de Altamira, Toro del Orinoco,torre de aguas por el amor endurecidas,tierra de minerales manos que convirtieroncomo el arado, en parto la inocencia del musgo.Aquí está el toro de cuya cola arrastrala sal y la aspereza, y en su ruedotiembla el collar de España con un sonido seco,como un saco de huesos que la luna derrama.Oh circo en que la seda sigue ardiendocomo un olvido de amapolas en la arenay ya no hay sino día, tiempo, tierra, destinopara enfrentarse, toro del aire desbocado.Esta corrida tiene todo el morado luto,la bandera del vino que rompió las vasijas:y aún más: es la planta de polvo del arrieroy las acumuladas vestiduras que guardanel distante silencio de la carnicería.Sube España por estas escaleras, arrugasde oro y de hambre, y el rostro cerrado de lacóleray aún más, examinad su abanico: no haypárpados.Hay una negra luz que nos mira sin ojos.Padre de la Paloma, que con elladesplegada en la luz llegaste al día,recién fundada en su papel de rosa,recién limpia de sangre y de rocío,a la clara reunión de las banderas.Paz o paloma, apostura radiante!Círculo, reunión de lo terrestre!Espiga pura entre las flechas rojas!Súbita dirección de la esperanza!Contigo estamos en el fondo revueltode la arcilla, y hoy en el duraderometal de la esperanza."Es Picasso",dice la pescadora, atando plata,y el nuevo otoño arañael estandartedel pastor: el cordero que recibe una hojadel cielo en Vallauris,y oye pasar los gremios a su colmena, cercadel mar y su corona de cedro simultáneo.Fuerte es nuestra medida cuandoarrojamos -amando al simple hombre-tu brasa en la balanza, en la bandera.No estaba en los designios del escorpión turostro.Quiso morder a veces y encontró tu cristaldesmedido,tu lámpara bajo la tierray entonces?Entonces por la orilla de la tierra crecemos,hacia la otra orilla de la tierra crecernos.Quien no escuche estos pasos oye tus pasos. Oyedesde la infinidad del tiempo este camino.Ancha es la tierra. No está tu mano sola.Ancha es la luz. Enciéndela sobre nosotros. -Mi Lumi lubiduliami golocidalovemi lu tan luz tan tu que me enlucielabismay descentrateluray venusafrodeay me nirvana el suyo la crucis los desalmescon sus melimeleossus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos ygormullosmi lumi luarmi mitodemonoave dea rosami pez hadami luvisita nimiami lubísneami lu más larmás lampomi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misteriomi lubella lusolami total lu plevidami toda lulumía. -A Melchor Fernández Almagro.Los días niños cantan en mi ventanaLas casas son todas de papely van y viven las golondrinasdoblando y desdoblando esquinasVioladores de rosasGozadores perpetuos del marfil de las cosasYa tenéis aquí el nidoque en la más ardua grúa se os ha construidoY desde él cantaréis todosen las manos del vientoMi vida es un limónpero no es amarilla mi canciónLimones y planetasen las ramas del solcuántas veces cobijasteisla sombra verde de mi amorla sombra verde de mi amorLa primavera nacey en su cuerpo de luz la lluvia paceEl arco iris brota de la cárcelY sobre los tejadosmi mano blanca es un hotelpara palomas de mi cielo infiel -Sin vacilar, tu sombra fugitivadesliza imperceptible su figurabajo mi puerta, cada noche oscura,abrazándose a mí, tensa y lasciva.Indiferentemente insensitivaal sueño de mi esposa, me procurael raudal de placeres de locurade esta pasión fatal que me cautiva.¡Qué deliciosa, ardiente mensajera,vibrante cual redoble de campana,yaciendo junto a mí la noche entera!¡Qué plenitud de sentimientos manade esta sombra gentil, al irse afueracon el primer albor de la mañana! -Si no fuera por la rosafrágil, de espuma, blanquísima,que él, a lo lejos se inventa,¿quién me iba a decir a míque se le movía el pechode respirar, que está vivo,que tiene un ímpetu dentro,que quiere la tierra entera,azul, quieto, mar de julio? -Cruza tu voz los círculos del sueño,como si un dios antiguo te cerrara la boca,¿detrás de qué otros cantossin estela en qué aguas?Es de día en tu sueño bajo un sol diferente,sonámbula a la vez en la orilla y el centro.Oh no despierten a la elegidaen las profundas gargantas de las cosas,que nadie, cruzando la habitación,salte dentro del sueñopor caer en sus huellas sobre cuáles caminos;nadie, ni los sonidos ni mi mano,que existen en donde existe el tiempo,agreguen sus llaves al enigma;no cantas, eres tú la cantada.En la mañana ardiente de los ojos cerrados,escucha los susurros, las vetas minerales,acaricia las sombras, reclama otra estatura,la trae hasta los hombres. -Cebolla,luminosa redoma,pétalo a pétalose formó tu hermosura,escamas de cristal te acrecentarony en el secreto de la tierra oscurase redondeó tu vientre de rocío.Bajo la tierrafue el milagroy cuando apareciótu torpe tallo verde,y nacierontus hojas como espadas en el huerto,la tierra acumuló su poderíomostrando tu desnuda transparencia,y como en Afrodita el mar remotoduplicó la magnolialevantando sus senos,la tierraasí te hizo,cebolla,clara como un planeta,y destinadaa relucir,constelación constante,redonda rosa de agua,sobrela mesade las pobres gentes.Generosadeshacestu globo de frescuraen la consumaciónferviente de la olla,y el jirón de cristalal calor encendido del aceitese transforma en rizada pluma de oro.También recordaré cómo fecundatu influencia el amor de la ensalada,y parece que el cielo contribuyedándole fina forma de granizoa celebrar tu claridad picadasobre los hemisferios del tomate.Pero al alcancede las manos del pueblo,regada con aceite,espolvoreadacon un poco de sal,matas el hambredel jornalero en el duro camino.Estrella de los pobres,hada madrinaenvueltaen delicadopapel, sales del suelo,eterna, intacta, puracomo semilla de astro,y al cortarteel cuchillo en la cocinasube la única lágrimasin pena.Nos hiciste llorar sin afligirnos.Yo cuanto existe celebré, cebolla,pero para mí eresmás hermosa que un avede plumas cegadoras,eres para mis ojosglobo celeste, copa de platino,baile inmóvilde anémona nevaday vive la fragancia de la tierraen tu naturaleza cristalina. -Como barcos anclados en un mar cerezoduermen sobre mi mesillaversos de Cavafis, Borges, Pavese.En las costas de Fisterra, al anochecer,las madres de los marineros encienden infinitas velaspara que iluminen con su luzla travesía de los barcosque se desvanecen sin memoriaen el horizonte.El tiempo palidece temblorosoenjaulado en quinqués cubiertos de herrumbre.Recuerdo unos versos;También la noche se te asemeja.Sobre mi mesilla surgen barcos en forma de palabrasque navegan de regresoy desbaratan la noche. -SEGISMUNDOEs verdad, pues: reprimamosesta fiera condición,esta furia, esta ambición,por si alguna vez soñamos.Y sí haremos, pues estamosen mundo tan singular,que el vivir sólo es soñar;y la experiencia me enseña,que el hombre que vive, sueñalo que es, hasta despertar.Sueña el rey que es rey, y vivecon este engaño mandando,disponiendo y gobernando;y este aplauso, que recibeprestado, en el viento escribey en cenizas le conviertela muerte (¡desdicha fuerte!):¡que hay quien intente reinarviendo que ha de despertaren el sueño de la muerte!Sueña el rico en su riqueza,que más cuidados le ofrece;sueña el pobre que padecesu miseria y su pobreza;sueña el que a medrar empieza,sueña el que afana y pretende,sueña el que agravia y ofende,y en el mundo, en conclusión,todos sueñan lo que son,aunque ninguno lo entiende.Yo sueño que estoy aquí,destas prisiones cargado;y soñé que en otro estadomás lisonjero me vi.¿Qué es la vida? Un frenesí.¿Qué es la vida? Una ilusión,una sombra, una ficción,y el mayor bien es pequeño;que toda la vida es sueño,y los sueños, sueños son. -Después de Azul... después de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia subterránea ?todo bella cosecha?, solicitaron lo que, en conciencia, no he creído fructuoso ni oportuno: un manifiesto.Ni fructuoso ni oportuno:a) Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es, entre nosotros, profesor, académico correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta, rastaquouer.b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran.c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo o de un código implicaría una contradicción.Yo no tengo una literatura «mía» ?como la ha manifestado una magistral autoridad?para marcar el rumbo de los demás: mi literatura es mía en mí?; quien siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea. Wágner, a Augusta Holmés, su discípula, dijo un día: «lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí». Gran decir.* * *Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas prosas.?Tiempo y menos fatigas de alma y corazón me han hecho falta para, como un buen monje artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (A través de los fuegos divinos de las vidrieras historiadas me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa). Tocad, campanas de oro, campanas de plata, tocad todos los días, llamándome a la fiesta en que brillan los ojos de fuego, y las rosas de las bocas sangran delicias únicas. Mi órgano es un viejo clavicordio pompadour, al son del cual danzaron sus gavotas alegres abuelos; y el perfume de tu pecho es mi perfume, eterno incensario de carne. Varona inmortal, flor de mi costilla.Hombres soy.* * *¿Hay en mi sangre alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano? Pudiera ser, a despecho de mis manos de marqués; mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos o imposibles: ¡qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer; y a un presidente de República no podré saludarle en el idioma en que te cantaría a ti, ¡oh Halagabal!, de cuya corte ?oro, seda, mármol? me acuerdo en sueños...(Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán, en el indio legendario, y en el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es tuyo, demócrata Walt Whitman).Buenos Aires; Cosmópolis.¡Y mañana!* * *El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: «Éste, me dice, es el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio y manco; éste es Lope de Vega; éste, Garcilaso; éste, Quintana». Yo le pregunto por el noble Gracián, por Teresa la Santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: ¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo...! (Y en mi interior: ¡Verlaine...!)Luego, al despedirme: «Abuelo, preciso es decíroslo; mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París».* * *¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo?Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces.* * *La gritería de trescientas ocas no te impedirá, silvano, tocar tu encantadora flauta, con tal de que tu amigo el ruiseñor esté contento de tu melodía. Cuando él no esté para escucharte, cierra los ojos y toca para los habitantes de tu reino interior. ¡Oh pueblo de desnudas ninfas, de rosadas reinas, de amorosas diosas!Cae a tus pies una rosa, otra rosa, otra rosa, ¡Y besos!* * *Y la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco. Cuando una musa te dé un hijo, queden las otras ocho encinta. -Hormigueanveinte millones en la ciudad de México.¿Cuántos millones en Nueva York?¿Cuántos millones en Pekín,en Shanghai, en Hong Kong,en Bangkok, en Hanoi?Hormiguean en París diez millones.¿Cuántos millones en Moscú?¿Cuántos en Buenos Aires, o en Río,cuántos en Londres?Hormiguean en Atenas tres millones.¿Cuántos en Roma, en Madrid,en Ankara? En Viena, a millones;en Amberes, a cientos de miles;en Malinas, a decenas de miles;en Rijmenam, unos miles.Y aquí con mucha cautela hormigueo yo también. -Grande y oblicua la corazonada,una flecha de basalto que se encarnasobre la floreciente plenitud del silencio.Cuchillada de cenizaen la cara de una ciudad que se va diluyendo,adentro, en su bruma de invierno.Solo queda la huella de la mano que arañaba contra el cristal empañado,la herida negra que no duele,adentro sí, y abajo, ...solo un poco de fríoen el prepucio del alma.Pasan los personajes de la madrugada envueltos en sus atuendos de lanas protectoras,bufandas de crisálidas nerviosas.Sus sonrisas,escaparatesde dentistas en invierno.Así congeladas las manos,dormido el arbolito,como si un hielo druida congelara el corazón,/ las dos bolas, el tuétano.Alguien dijo que estábamos en guerra... ¿Desde cuándo?.¿Ya no se firmó un armisticio? ... ¡Ah! es otra guerra...Es otra señal,...""Era un veneno de polvo rojizo en las trincheras...Yo recuerdo... Me parece recordar" "dijo el viejo asomándose detrás de la oreja, brotando como un espectro mueco, desde una ventana parietal, casi olvidada.""Yo recuerdo... El veneno rojizo de las trincheras revolviéndose contra la sangre,el pesado casco perforado y el muchacho loco que corría caballos eléctricos,sobre unas alambradas de metal negro...Solo teníamosripio de café y pan negro...Yo no sé, si fue primero ese muerto, al que recuerdo..."". Alguien dice: "Estamos en guerra..."De una espada, de un escudo de luna se derrumba una cabeza que da vueltas sobre el lomo de la gran bestia.Desde un caballo de madera,/unos barcos con velas incendiadasy guerreros con cascos de broncey penachos de crines de caballos negros.Luego, siglos más tarde,el grito y la bomba venían de otras latitudes, fueron traídos en barcos,sí en barquitos de maderas mediterráneasque no se hundieron porque eran conducidos por buenos y valientes marineros.Hasta estas tierras, el sable y el arcabuz,luego el cañón y la metralla.Muchas calaveras de niños indios, así dormidos como fetos, como si guardasen flores disecadas de los Andes...Con sus cabellos negros, lacios y brillantes, y mandíbulas de comedores de maíz y de guatín.Así desde la orilla del barro genésico, hasta el ánfora de dureza musical, se sigue la pista de esta guerra. Su caminito de no me olvides. Su cosecha de vasijas de barro con huesos apretados.Que ya venía la muy ingrata, que tenía amores en la lejana Europa, y ya eran muchos los degollados y se hacían invasiones y luego grandes homenajes con lanzas de breda y vino españoles.Luego cambió de carruaje y le dio por volar (una barca empotrada en el lomo de la gran sardina) y en dejar caer bombasunas más pequeñitas que otras,bombas que caían sobre caballos grises,y niñas que alumbraban con una vela temblorosa entre los subterráneos y las ruinas.La mujer se arranca los cabellos de dolor,una mano amputadaarácnea sobre el barro.Así de papel, de plano, fotocopiada, así como de conferencia... Así como impresa en los periódicos grises no da ni miedo.En cromáticas gestas, en libros de aventuras y batallas memorables de generales heroicos y soldados resueltos, como que parece natural, como que le dan a uno ganas de salirle adelante al paso, pero sigue derecho y ni saluda; y tritura si uno no se mueve. Mejor dicho ella sí se mueve, pero sin piernas,sobre muletas. Mendigo sobre una silla de ruedas de oruga, y de su gigantesco culo florece una trompeta de cobre oxidado.Así en películas en blanco y negro casi ni se siente, es un murmullo de cafetería o de taberna, la apreciación de un director, por un grupito de jóvenes que hablan de la matanza de celuloide en cenáculo de su cine-club.Pero ya está en la calle, tocándote los huesos,ya mordiéndote en el paseo del fuego,ya mirándote con los ojos de los desplazados,carbones negros que brillan bajo el frío de la lluvia.La perra sarnosa de la época;ella, la guerra, viene dando plomo,prendiendo fuego y aullandobebiendo sangre en grandes dosis y con reverberaciónde fanática-frenética-lunática.No tiene arreglo, la viciosa está dentro,muy adentrodel plasma,como una maromera de la sangre,que se hace invitar a la fiesta del circoy luego saca su facón.La rompe-víscerasla muy rompe-corazones,la muy innoble, la muy cerda,la meretriz emperatrizla muy indignaylujuriosa guerra. -Que pida a un galán MinguillaCinco puntos de jervilla,Bien puede ser;Mas que calzando diez Menga,Quiera que justo le venga,No puede ser.Que se case un don PeloteCon una dama sin dote,Bien puede ser;Mas que no dé algunos díasPor un pan las damerías,No puede ser.Que la viuda en el sermónDé mil suspiros sin son,Bien puede ser;Mas que no los dé, a mi cuenta,Porque sepan dó se sienta,No puede ser.Que esté la bella casadaBien vestida y mal celada,Bien puede ser;Mas que el bueno del maridoNo sepa quién dio el vestido,No puede ser.Que anochezca cano el viejo,Y que amanezca bermejo,Bien puede ser;Mas que a creer nos estrecheQue es milagro y no escabecheNo puede ser.Que se precie un don PelónQue se comió un perdigón,Bien puede ser;Mas que la biznaga honradaNo diga que fue ensalada,No puede ser.Que olvide a la hija el padreDe buscarle quien le cuadre,Bien puede ser;Mas que se pase el inviernoSin que ella le busque yerno,No puede ser.Que la del color quebradoCulpe al barro colorado,Bien puede ser;Mas que no entendamos todosQue aquestos barros son lodos,No puede ser.Que por parir mil loquillasEnciendan mil candelillas,Bien puede ser;Mas que, público o secreto,No haga algún cirio efeto,No puede ser.Que sea el otro LetradoPor Salamanca aprobado,Bien puede ser;Mas que traiga buenos guantesSin que acudan pleiteantes,No puede ser.Que sea médico más gravequien más aforismos sabe,Bien puede ser;mas que no sea más expertoel que más hubiere muerto,No puede ser.Que acuda a tiempo un galáncon un dicho y un refrán,Bien puede ser;mas que entendamos por esoque en Floresta no está impreso,No puede ser.Que oiga Menga una canciónCon piedad y atención,Bien puede ser;Mas que no sea más piadosaA dos escudos en prosa,No puede ser.Que sea el Padre PresentadoPredicador afamado,Bien puede ser;Mas que muchos puntos buenosNo sean estudios ajenos,No puede ser.Que una guitarrilla puedaMucho, después de la queda,Bien puede ser;Mas que no sea necedadDespertar la vecindad,No puede ser.Que el mochilero o soldadoDeje su tercio embarcado,Bien puede ser;Mas que le crean de la guerraPorque entró roto en su tierra,No puede ser.Que se emplee el que es discretoEn hacer un buen soneto,Bien puede ser;Mas que un menguado no seaEl que en hacer dos se emplea,No puede ser.Que quiera una dama esquivaLengua muerta y bolsa viva,Bien puede ser;Mas que halle, sin dar puerta,Bolsa viva y lengua muerta,No puede ser.Que el confeso al caballeroSocorra con su dinero,Bien puede ser;Mas que le dé, porque presta,Lado el día de la fiesta,No puede ser.Que junte un rico avarientoLos doblones ciento a ciento,Bien puede ser;Mas que el sucesor gentilNo los gaste mil a mil,No puede ser.Que se pasee NarcisoCon un cuello en paraíso,Bien puede ser;Más que no sea notorioQue anda el cuerpo en purgatorio,No puede ser. -Despuésde caminardieciséis kilómetrosen mi propio cuarto,descubroque sólo midedos metros de ancho,por tres de largo. -Alto soy de mirar a las palmeras,rudo de convivir con las montañas...Yo me vi bajo y blando en las acerasde una ciudad espléndida de arañas.Difíciles barrancos de escaleras,calladas cataratas de ascensores,¡qué impresión de vacío!,ocupaban el puesto de mis flores,los aires de mis aires y mi río.Yo vi lo más notable de lo míollevado del demonio, y Dios ausente.Yo te tuve en el lejos del olvido,aldea, huerto, fuenteen que me vi al descuido:huerto, donde me hallé la mejor vida,aldea, donde al aire y libremente,en una paz meé larga y tendida.Pero volví en seguidami atención a las puras existenciasde mi retiro hacia mi ausencia atento,y todas sus ausenciasme llenaron de luz el pensamiento.Iba mi pie sin tierra, ¡qué tormento!,vacilando en la cera de los pisos,con un temor continuo, un sobresalto,que aumentaban los timbres, los avisos,las alarmas, los hombres y el asfalto.¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!¡Orden!, ¡Orden! ¡Qué altivaimposición del orden una mano,un color, un sonido!Mi cualidad visiva,¡ay!, perdía el sentido.Topado por mil senos, embestidopor más de mil peligros, tentaciones,mecánicas jaurías,me seguían lujurias y claxones,deseos y tranvías.¡Cuánto labio de púrpuras teatrales,exageradamente pecadores!¡Cuánto vocabulario de cristales,al frenesí llevando los coloresen una pugna, en una competenciade originalidad y de excelencia!¡Qué confusión! ¡Babel de las babeles!¡Gran ciudad!: ¡gran demontre!: ¡gran puñeta!¡el mundo sobre rieles,y su desequilibrio en bicicleta!Los vicios desdentados, las ancianasechándose en las canas rosicleres,infamia de las canas,y aun buscando sin tuétano placeres.Árboles, como locos, enjaulados:Alamedas, jardinespara destuetanarse el mundo; y ladosde creación ultrajada por orines.Huele el macho a jazmines,y menos lo que es todo parecela hembra oliendo a cuadra y podredumbre.¡Ay, cómo empequeñeceandar metido en esta muchedumbre!¡Ay!, ¿dónde está mi cumbre,mi pureza, y el valle del sesteode mi ganado aquel y su pastura?Y miro, y sólo veovelocidad de vicio y de locura.Todo eléctrico: todo de momento.Nada serenidad, paz recogida.Eléctrica la luz, la voz, el viento,y eléctrica la vida.Todo electricidad: todo prestezaeléctrica: la flor y la sonrisa,el orden, la belleza,la canción y la prisa.Nada es por voluntad de ser, por gana,por vocación de ser. ¿Qué hacéis las cosasde Dios aquí: la nube, la manzana,el borrico, las piedras y las rosas?¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!¡Qué presunción los manda hasta el retirode Dios! ¿Cuándo será, Señor, que echestanta soberbia abajo de un suspiro?¡Ascensores!: ¡qué rabia! A ver, ¿cuál subea la talla de un monte y sobrepasael perfil de una nube,o el cardo, que de místico se abrasaen la serrana gracia de la altura?¡Metro!: ¡qué noche oscurapara el suicidio del que desespera!:¡qué subterránea y vasta gusanera,donde se cata y zumbala labor y el secreto de la tumba!¡Asfalto!: ¡qué impiedad para mi planta!¡Ay, qué de menos echael tacto de mi pie mundos de arcillacuyo contacto imanta,paisajes de cosecha,caricias y tropiezos de semilla!¡Ay, no encuentro, no encuentrola plenitud del mundo en este centro!En los naranjos dulces de mi río,asombros de oro en estas latitudes,oh ciudad cojitranca, desvarío,sólo abarca mi mano plenitudes.No concuerdo con todas estas cosasde escaparate y de bisutería:entre sus variedades procelosas,es la persona mía,como el árbol, un triste anacronismo.Y el triste de mí mismo,sale por su alegría,que se quedó en el mayo de mi huerto,de este urbano bulliciodonde no estoy de mí seguro cierto,y es pormayor la vida como el vicio.* * *He medio boquiabiertola soledad cerrada de mi huerto.He regado las plantas:las de mis pies impuras y otras santas,en la sequía breve de mi ausenciapor nadie reemplazada. Se derrama,rogándome asistencia,el limonero al suelo, ya cansino,de tanto agrio picudo.En el miembro desnudo de una rama,se le ve al ave el trinorecóndito, desnudo.Aquí la vida es pormenor: hormiga,muerte, cariño, pena,piedra, horizonte, río, luz, espiga,vidrio, surco y arena.Aquí está la basuraen las calles, y no en los corazones.Aquí todo se sabe y se murmura:No puede haber oculta la criaturamala, y menos las malas intenciones.Nace un niño, y enterala madre a todo el mundo del contorno.Hay pimentón tendido en la ladera,hay pan dentro del horno,y el olor llena el ámbito, rebasalos límites del marco de las puertas,penetra en toda la casay panifica el aire de las huertas.Con una paz de aceite derramado,enciende el río un lado y otro ladode su imposible, por eterna, huida.Como una miel muy lenta destilada,por la serenidad de su caídasube la luz a las palmeras: cadapalmera se disputala soledad suprema de los vientos,la delicada gloria de la frutay la supremacíade la elegancia de los movimientosen la más venturosa geografía.Está el agua que trina de tan fríaen la pila y la albercadonde aprendí a nadar. Están los pavos,la Navidad se acerca,explotando de broma en los tapiales,con los desplantes y los gestos bravosy las barbas con ramos de corales.Las venas manantialesde mi pozo serranome dan, en el pozal que les envío,pureza y lustración para la mano,para la tierra seca amor y frío.Haciendo el hortelano,hoy en este solaz de regadíode mi huerto me quedo.No quiero más ciudad, que me reducesu visión, y su mundo me da miedo.¡Cómo el limón reluceencima de mi frente y la descansa!¡Cómo apunta en el crucede la luz y la tierra el lilio puro!Se combate la pita, y se remansael perejil en un aparte oscuro.Hay az'har, ¡qué osadía de la nieve!y estamos en diciembre, que hasta enero,a oler, lucir y porfiar se atreveen el alrededor del limonero.Lo que haya de venir, aquí lo esperocultivando el romero y la pobreza.Aquí de nuevo empiezael orden, se reanudael reposo, por yerros alterado,mi vida humilde, y por humilde, muda.Y Dios dirá, que está siempre callado. -Qué alegre y fresca la mañanita!Me agarra el aire por la nariz:los perros ladran, un chico gritay una muchacha gorda y bonita,junto a una piedra, muele maíz.Un mozo trae por un senderosus herramientas y su morral:otro con caites y sin sombrerobusca una vaca con su terneropara ordeñarla junto al corral.Sonriendo a veces a la muchacha,que de la piedra pasa al fogón,un sabanero de buena facha,casi en cuclillas afila el hachasobre una orilla del mollejón.Por las colinas la luz se pierdebajo el cielo claro y sin fin;ahí el ganado las hojas muerde,y hay en los tallos del pasto verde,escarabajos de oro y carmín.Sonando un cuerno corvo y sonoro,pasa un vaquero, y a plena luzvienen las vacas y un blanco toro,con unas manchas color de oropor la barriga y en el testuz.Y la patrona, bate que bate,me regocija con la ilusiónde una gran taza de chocolate,que ha de pasarme por el gaznatecon la tostada y el requesón. -Zagalejo de perlas,hijo del Alba,¿dónde vais que bace fríotan de mañana?Como sois lucerodel alma mía,al traer el díanacéis primero;pastor y corderosin choza y lana,¿dónde vais que bace fríotan de mañana?Perlas en los ojos,risa en la boca,las almas provocaa placer y enojos;cabellitos rojos,boca de grana,¿dónde vais que bace fríotan de mañana?Que tenéis que hacer,pastorcito santo,madrugando tantolo dais a entender;aunque vais a verdisfrazado el alma,¿dónde vais que bace fríotan de mañana? -De vértices quemadosde subsueño de cauces de preausencia de huracanados rostros que trasmigrande complejos de niebla de gris sangrede soterráneas ráfagas de ratas de trasfiebre invadidacon su animal doliente cabellera de líbidosu satélite angoray sus ramos de sombras y su aliento que entrecorre las algas del pulso de lo inmóvildesde otra arena oscura y otro ahora en los huesosmientras las piedras comen su moho de anestesia y los dedos se apagan y arrojan su cenizadesde otra orilla prófuga y otras costas refluye a otro silencioa otras huecas arteriasa otra grisurarefluyey se desqueja. -La ventanacon vistas al desnudodonde aún sobrenada un seno solitario,se prolonga imposible la tristísimalongitud de una media abandonada,y los gatos erráticos,las pálidas botellas,la lámpara encendida, moribunda señora,en rigor para quién. -Va a seguir, pero duda, y se detienea saludar mejor. Acaso entiendeque la frecuencia obliga a cierto aumentoen lo que atañe a calidad y tiempo.Recuerdo que hace sólo unas semanasnos cruzábamos y él me saludabacon hastaluego y mínima sonrisa,sencillez que también se agradecíapor cómoda y ausente de embarazo(nunca he sido muy hábil en el tratosocial). Luego, y aunque en esta ocasióntodo queda en las frases de rigor,pienso en que se ha parado y ya lamentode este engorro de siempre el nuevo ascenso.Me inquieta no saber lo que pretende:resultarme simpático, imponersea ese miedo trivial, escandaloso,que tenemos los unos de los otros. -A Manuel Machado.Están todasTambién las que se encienden en las noches de modaNace del cielo tanto humoque ha oxidado mis ojosSon sensibles al tacto las estrellasNo sé escribir a máquina sin ellasEllas lo saben todoGraduar el mar febrily refrescar mi sangre con su nieve infantilLa noche ha abierto el pianoy yo las digo adiós con la mano -Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación,se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmonesuna semana más, los días van tan rápidosal invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguroy me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me esperanadie allá, voy corriendo a la materna honduradonde termina el hueso, me voy a mi semilla,porque está escrito que esto se cumpla en las estrellasy en el pobre gusano que soy, con mis semanasy los meses gozosos que espero todavía.Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírsede haber entrado en este juego delirante,pero el espejo cruel te lo descifra un díay palideces y haces como que no lo crees,como que no lo escuchas, m hermano, y es tu propio sollozo allá en el fondo.Si eres mujer te pones la máscara más bellapara engañarte, si eres varón pones más duroel esqueleto, pero por dentro es otra cosa,y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:así es que lo mejor es ver claro el peligro.Estemos preparados. Quedémonos desnudoscon lo que somos, pero quememos, no pudramoslo que somos. Ardamos. Respiremossin miedo. Despertemos a la gran realidadde estar naciendo ahora, y en la última hora. -Indio que asomas a la puertade esa tu rústica mansión,¿para mi sed no tienes agua?,¿para mi frío, cobertor?,¿parco maíz para mi hambre?,¿para mi sueño, mal rincón?¿breve quietud para mi andanza?..."¡Quién sabe, señor!Indio que labras con fatigatierras que de otro dueño son:¿ignoras tú que deben tuyasser, por tu sangre y tu sudor?¿Ignoras tú que audaz codicia,siglos atrás, te las quitó?¿Ignoras tú que eres el amo?"¡Quién sabe, señor!Indio de frente taciturnay de pupilas sin fulgor,¿qué pensamiento es el que escondesen tu enigmática expresión?¿Qué es lo que buscas en tu vida?,¿qué es lo que imploras a tu Dios?,¿qué es lo que sueña tu silencio?"¡Quién sabe, señor!¡Oh raza antigua y misteriosade impenetrable corazón,y que sin gozar ves la alegríay sin sufrir ves el dolor;eres augusta como el Ande,el Grande Océano y el Sol!Ese tu gesto, que parececomo de vil resignación,es de una sabia indiferenciay de un orgullo sin rencor...Corre en mis venas sangre tuya,y, por tal sangre, si mi Diosme interrogase qué prefiero,"cruz o laurel, espina o flor,beso que apague mis supiroso hiel que colme mi canción"responderíale dudando:"¡Quién sabe, Señor! -Si el sueño fuera (como dicen) unatregua, un puro reposo de la mente,¿por qué, si te despiertan bruscamente,sientes que te han robado una fortuna?¿Por qué es tan triste madrugar? La horanos despoja de un don inconcebible,tan íntimo que sólo es traducibleen un sopor que la vigilia dorade sueños, que bien pueden ser reflejostruncos de los tesoros de la sombra,de un orbe intemporal que no se nombray que el día deforma en sus espejos.¿Quién serás esta noche en el oscurosueño, del otro lado de su muro? -Tristeza, pues yo soy tuyo,tú no dejes de ser mía;mira bien que me destruyosólo en ver que el alegríapresume de hacerme suyo.¡Oh, tristeza!que apartarme de contigoes la más alta cruezaque puedes usar conmigo.No huyas ni seas talque me apartes de tu pena;soy tu tierra natural,no me dejes por la ajenado quizá te querrán mal.Pero, di:ya que estó en tu compañía,¿cómo gozaré de ti,que no goce de alegría?Que el placer de verte en mí,no hay remedio para echallo,¿quién jamás estuvo así?que de ver que en ti me hallo,me hallo que estoy sin ti.¡Oh ventura!¡Oh amor, que tú hicisteque el placer de mi tristurame quitase de ser triste!Pues me das por mi dolorel placer que en ti no tienes,porque te sienta mayor,no vengas, que si no vienes,entonces vernás mejor.Pues me places,vete ya, que en tu ausenciasentiré yo lo que hacesmucho más que en tu presencia. -Odio el mar, sólo hermoso cuando gimeDel barco domador bajo la hendenteQuilla, y como fantástico demonio,De un manto negro colosal tapado,Encórvase a los vientos de la nocheAnte el sublime vencedor que pasa:?Y a la luz de los astros, encerradaEn globos de cristales, sobre el puenteVuelve un hombre impasible la hoja a un libro.?Odio el mar: vasto y llano, igual y fríoNo cual la selva hojosa echa sus ramasComo sus brazos, a apretar al tristeQue herido viene de los hombres durosY del bien de la vida desconfía;No cual honrado luchador, en sueloFirme y pecho seguro, al hombre aguardaSino en traidora arena y movediza,Cual serpiente letal. ?También los mares,El sol también, también NaturalezaPara mover al hombre a las virtudes,Franca ha de ser, y ha de vivir honrada.Sin palmeras, sin flores, me pareceSiempre una tenebrosa alma desierta.Que yo voy muerto, es claro: a nadie importaY ni siquiera a mí: pero por bella,Ígnea, varia, inmortal, amo la vida.Lo que me duele no es vivir: me dueleVivir sin hacer bien. Mis penas amo,Mis penas, mis escudos de nobleza.No a la próvida vida haré culpableDe mi propio infortunio, ni el ajenoGoce envenenaré con mis dolores.Buena es la tierra, la existencia es santa.Y en el mismo dolor, razones nuevasSe hallan para vivir, y goce sumo,Claro como una aurora y penetrante.Mueran de un tiempo y de una vez los neciosQue porque el llanto de sus ojos surgeMás grande y más hermoso que los mares.Odio el mar, muerto enorme, triste muertoDe torpes y glotonas criaturasOdiosas habitado: se parecenA los ojos del pez que de harto expiraLos del gañán de amor que en brazos tiemblaDe la horrible mujer libidinosa:?Vilo, y lo dije: ?algunos son cobardes,Y lo que ven y lo que sienten callan:Yo no: si hallo un infame al paso mío,Dígole en lengua clara: ahí va un infame,Y no, como hace el mar, escondo el pecho.Ni mi sagrado verso nimio guardoPara tejer rosarios a las damasY máscaras de honor a los ladrones:Odio el mar, que sin cólera soportaSobre su lomo complaciente, el buqueQue entre música y flor trae a un tirano. -En mi familia no se dijo nunca "te quiero".Jamás oí decir "lo siento" a mi padre o a mi madre.No sé si era vergüenza: una ternura demasiado estridente para ensercotidiano.¡Incluso leer poemas! Eso sí que era algo sospechoso,tanto como una mancha repentina o un suspiro o una puerta cerradacon demasiada llave.Nunca "amor", "estoy triste" o "te echaré de menos", ¡podía uno reírsede esas cosas!Entiendo que hay un pacto tácito de pudor en algunos afectos, y noobstanteyo hoy llamo a eso la incomodidad con todo lo cercano.La amputación de lo sentimental, estoy de acuerdo, nos hace mane-jables los rituales difíciles de convivir; una pequeña argucia.Así el templo: las fórmulas, nada de desgarrarse.En el templo, en la casa, como en un hospital, es necesaria la asepsiade los gestos repetidos, seguros:Procura ser feliz de una forma privada.Y, como añadidura, está el saqueode palabras por parte de películas y canciones idiotas y esas niñas connovios revoltosos en un parque, entre arbustos enanos.Y hay a quien gustan mucho las escenasy tocar la guitarra sentimental de todos los salones y de todas las playasadolescentes, lánguidas igual que un veraneo despacioso,mientras algunos más nos quedamos a solas,bebiendo (y arrugados como estúpidos plátanos),pensando qué decir.En mi casa jamás se dijeron en alto las cosas importantes.Busca hoy dentro de ti una lágrima, un gesto de ternura:Ya se nos hizo tarde para esas tonterías. -Virgen con miriñaque,virgen de Soledad,abierta como un inmensotulipán.En tu barco de lucesvaspor la alta mareade la ciudad,entre saetas turbiasy estrellas de cristal.Virgen con miriñaquetú vaspor el río de la calle,¡hasta el mar! -Aquí en el ascensor, la torre arribay abajo, fuera y dentro "extraños-, yo amoque nuestros cuerpos vayan al reclamode este azar de botón y pasión viva.Mecánica carnal a la derivadescendente, ascendente, tramo a tramo,en la que me proclamas, te proclamodivinidad de sexo y de saliva.Fuera y dentro del mundo, arder a ciegasen la caja, rumor y espejo, instantecuyo destino va marcando el dedo.Me entrego al no lugar al que te entregas:fondo y cielo y acero terminantey temblor al que cedes y al que cedo.(De 'Ser sin sitio', 2014) -Mis zapatos rotososhoy andan por la casaexplorandouna estela de su euforia.En cada cosahay puntos vigilantesy un olor a presenciadesgastada.Yo sé que volverácon dureza en las manosy en los ojos,un tributo de estrellas.Buscará otras fronterasdonde agotar caminos.Será más alto el ejede su cuerpo fibroso.Pero la nieve hondaya habrá heladolas líneas taciturnasde mi armazón que sangra.Mi talle aún de pie,velará macilentolas remotas antorchas.Él no lo sabrá nunca. -Confusa la historiay clara la pena.ANTONIO MACHADOAquí estás, camino de siempre,hacia adelante, rotala aspiración rosada, lunaque empalidece toda cosa.Aquí estás y debes andar,caminar como el agua absortapor el torcido cauce, altoslos muros rojos, y a deshora.Como el agua inmóvil transcurreshacia un lejos, playa remota,ya confusas historia y pena,lejana la pena, la historia... -En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.«¡Oh, reina rubia! ?díjele?, mi alma quiere dejar su crisáliday volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar».El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar. -En el rincón aquel, donde dormimos juntostantas noches, ahora me he sentadoa caminar. La cuja de los novios difuntosfue sacada, o talvez que habrá pasado.Has venido temprano a otros asuntosy ya no estás. Es el rincóndonde a tu lado, leí una noche,entre tus tiernos puntosun cuento de Daudet. Es el rincónamado. No lo equivoques.Me he puesto a recordar los díasde verano idos, tu entrar y salir,poca y harta y pálida por los cuartos.En esta noche pluviosa,ya lejos de ambos dos, salto de pronto...Son dos puertas abriéndose cerrándose,dos puertas que al viento van y vienensombra a sombra. -El corazón de la Tierratiene hombres que le desgarran.La Tierra es muy anciana.Sufre ataques al corazón"en sus entrañas".Sus volcanes,laten demasiadopor exceso de odio y de lava.La Tierra no está para muchos trotesestá cansada.Cuando entierran en ellaniños con metrallale dan arcadas. -Mi cuateMi socioMi hermanoAparceroCamaradoCompañeroMi pataM´hijitoPaisano...He aquí mis vecinos.He aquí mis hermanos.Las mismas caras latinoamericanasde cualquier punto de America Latina:IndoblanquinegrosBlanquinegrindiosY negrindoblancosRubias bembonasIndios barbudosY negros laciosTodos se quejan:"¡Ah, si en mi paísno hubiese tanta política...!"¡Ah, si en mi paísno hubiera gente paleolítica...!"¡Ah, si en mi paísno hubiese militarismo,ni oligarquíani chauvinismoni burocraciani hipocresíani clerecíani antropofagia..."¡Ah, si en mi país...Alguien pregunta de dónde soy(Yo no respondo lo siguiente):Nací cerca del Cuzcoadmiro a Pueblame inspira el ron de las Antillascanto con voz argentinacreo en Santa Rosa de Limay en los orishás de Bahía.Yo no coloreé mi Continenteni pinté verde a Brasilamarillo Perúroja Bolivia.Yo no tracé líneas territorialesseparando al hermano del hermano.Poso la frente sobre Río Grandeme afirmo pétreo sobre el Cabo de Hornoshundo mi brazo izquierdo en el Pacíficoy sumerjo mi diestra en el Atlántico.Por las costas de oriente y occidentedoscientas millas entro a cada Océanosumerjo mano y manoy así me aferro a nuestro Continenteen un abrazo Latinoamericano. -Desde que viene la rosada Aurorahasta que el viejo Atlante esconde el día,lloran mis ojos con igual porfíasu claro sol que otras montañas dora;y desde que del caos adonde morasale la noche perezosa y fría,hasta que a Venus otra vez envía,vuelvo a llorar vuestro rigor, señora.Así que ni la noche me socorre,ni el día me sosiega y entretiene,ni hallo medio en extremos tan extraños.Mi vida va volando, el tiempo corre,y mientras mi esperanza con vos viene,callando pasan los ligeros años. -Pasan las horas de hastíopor la estancia familiarel amplio cuarto sombríodonde yo empecé a soñar.Del reloj arrinconado,que en la penumbra clarea,el tictac acompasadoodiosamente golpea.Dice la monotoníadel agua clara al caer:un día es como otro día;hoy es lo mismo que ayer.Cae la tarde. El viento agitael parque mustio y dorado...¡Qué largamente ha lloradotoda la fronda marchita! -Oh novia imposible,tan casta y hermosa, tan pura y tan buena,que tarde por tardeen la muda ventana me esperasy envejeces ansiando que prontotermine mi ausencia,me verás cuando pasen los años,retornar por la mustia vereday con inquietudesllamar a tu puerta;que en la austera quietud de tu alcobadonde todas las cosas conversande escenas pasadas,de dichas pretéritas,hallarán sempiterno reposomis fúnebres penas;y tus manos surcadas de arrugasme darán las caricias postreras,caricias que sabena miel de tristeza,caricias que sabena miel de colmenas,pero no de colmenas sabrosasque gusta la vida cuando es primaverasino miel en que endulzan sus maleslas almas enfermascuando ya la existencia tramontay la noche eternade las decepcionessu abanico de sombras despliega,y el amor es tan sólo un ocasode santas memorias, de ilusiones muertas.Oh novia imposible,tan pura y tan buena,en estos rengloneshallarás mi sagrada promesade ir a tus brazosque amantes me esperan.Llegado a tus lares,al volver a la casa risueñaen que envejeciendomeditas mi ausencia,ungirán las heridas de tu almamis frases ingenuasmis versos antiguos,al hablarte en la alcoba discretaque el dolor peculiar de otros díasen su ambiente amoroso conserva.Volveré... mas hoy no, que es precisodar también al cariño una tregua,y por eso de todos mis lutosla cruz llevo a cuestassin que alumbre la luz de tus ojosmi árida senda.La sola venturaque en la vía penosa me restaes creer que al llamar a tu casami mano de viejo que débil golpea,no hallará a mi piadoso reclamocerradas las puertas.No desmayes: espera y confía:que buscando la dicha perpetuade hospedar mi ternura en tu casame verás, apoyado en la reja,una tarde sombría de inviernoretornar por la mustia veredapara que se cumplala antigua promesa,y llena de canasla triste cabeza,llamar a tu alma,tocar a tu puerta. -Soy mi cuerpo. Y mi cuerpo está triste, está cansado. Me dispongo a dormir una semana, un mes; no me hablen.Que cuando abra los ojos hayan crecido los niños y todas las cosas sonrían.Quiero dejar de pisar con los pies desnudos el frío. Échenme encima todo lo que tenga calor, las sábanas, las mantas, algunos papeles y recuerdos, y cierren todas las puertas para que no se vaya mi soledad.Quiero dormir un mes, un año, dormirme. Y si hablo dormido no me hagan caso, si digo algún nombre, si me quejo. Quiero que hagan de cuenta que estoy enterrado, y que ustedes no pueden hacer nada hasta el día de la resurrección.Ahora quiero dormir un año, nada más dormir. -A los amantes de las bellas letrasHago llegar mis mejores deseosVoy a cambiar de nombre a algunas cosas.Mi posición es ésta:El poeta no cumple su palabraSi no cambia los nombres de las cosas.¿Con qué razón el solHa de seguir llamándose sol?¡Pido que se llame MicifuzEl de las botas de cuarenta leguas!¿Mis zapatos parecen ataúdes?Sepan que desde hoy en adelanteLos zapatos se llaman ataúdes.Comuníquese, anótese y publíqueseQue los zapatos han cambiado de nombre:Desde ahora se llaman ataúdes.Bueno, la noche es largaTodo poeta que se estime a sí mismoDebe tener su propio diccionarioY antes que se me olvideAl propio dios hay que cambiarle nombreQue cada cual lo llame como quiera:Ese es un problema personal. -¡Poeta!, ¡di pasolos furtivos besos!...¡La sombra! ¡Los recuerdos! La luna no vertíaallí ni un solo rayo... Temblabas y eras míaTemblabas y eras mía bajo el follaje espeso,una errante luciérnaga alumbró nuestro beso,el contacto furtivo de tus labios de seda...La selva negra y mística fue la alcoba sombría...En aquel sitio el musgo tiene olor de reseda...Filtró luz por las ramas cual si llegara el día,entre las nieblas pálidas la luna aparecía...¡Poeta, di pasolos íntimos besos!¡Ah, de las noches dulces me acuerdo todavía!En señorial alcoba, do la tapiceríaamortiguaba el ruido con sus hilos espesosdesnuda tú en mis brazos fueron míos tus besos;tu cuerpo de veinte años entre la roja seda,tus cabellos dorados y tu melancolíatus frescuras de virgen y tu olor de reseda...Apenas alumbraba la lámpara sombríalos desteñidos hilos de la tapicería.¡Poeta, di pasoel último beso!¡Ah, de la noche trágica me acuerdo todavía!El ataúd heráldico en el salón yacía,mi oído fatigado por vigilias y excesos,sintió como a distancia los monótonos rezos!Tú, mustia, yerta y pálida entre la negra seda,la llama de los cirios temblaba y se movía,perfumaba la atmósfera un olor de reseda,un crucifijo pálido los brazos extendíay estaba helada y cárdena tu boca que fue mía! -He querido querer, Señor, y no he podido,tal vez habré pecado por débil o indecisa,mas lo que sé de cierto es el deber cumplidoy que a tu Ley por siempre me mantuve sumisa.He querido morir, Señor, pero he vivido;harto pausadamente sin darme a loca prisa,pensando en los que estaban y en los que habían partido,como alguien que "de todos los que quiere" precisa.Desde hoy en adelante, estar Contigo quiero;amando u olvidada, viviendo o en la muerte,es mi única añoranza lo que a todo prefiero:ser Contigo, Señor, y conservarme fuerte,para que en el instante de mi postrer segundome lleves amoroso al verdadero mundo. -La primera mirada por la ventana al despertarse, el viejo libro vuelto a encontrar, rostros entusiasmados, nieve, el cambio de las estaciones, el periódico, el perro, la dialéctica, ducharse, nadar, música antigua, zapatos cómodos, comprender, música nueva, escribir, plantar, viajar, cantar, ser amable. -Y parados en pie. Tocan el clavecomo el que elige con sonrisa y manos entrela vasta gama de la pesebrera.Lo que escogen es prisma de anisados,lascivo desperezode humo azul en pijama,niebla constituiday olor de lumbre abril.Mientras tanto, ya el claverompe a trotar haciendo trenzas de agua,remolinos minúsculos,cantos ensimismados, como si no fueranlos hombres de Estremoz los que consiguenque se ponga talar hasta las barbas,a semejanza de ellosy de ciertos envueltos de tabacopara insistir revolcándose en los graves.Salen transfigurados del café:campaneando como cruz alzaday embarrancados en la culpa, al tiempoque redimidos de ella. No sé si me explico.Todo por obra y graciade unas hidroterapias al clave bien tostado.Salen al implacable frío de las placetonasanegadas de niebla,y no saben si han muerto en una de ésasy andan vagando por el trascastillocomo por el alfoz helado de la muerte.Todo por obra y graciade un café al autoclave tomado en Estremozun lunes de Pasión.Segunda feira,onze de abril de mil e novecentose setenta e seis. -No es bueno apretar el alma, por ver si sale tinta.El papel sigue siendo el asesino "el asesino de ti-y quizá es mejor que la sombra y que sus dagaspor antiguas voces descalzas vayan. Por antiguas voces,muy lejos del número y sus cárceles, entre nieblasolvidadas. Pero también pienso que con todo estotal vez puedas hacer algún día un cuadernillo;que con todo esto "rojos, nieblas y niñosque se dicen adiós por las esquinas- quizá sí puedasreunir unos ilegibles pedazos de diariopara con paciencia zurcirlos, tarde adentro,hasta que torpemente formen un libro hecho de frío.Y quizá sobre sus grises tapas de lluviapuedas tú poner también mi nombre antiguoy, justo debajo, las sabidas fechasde mi nacimiento y muerte. Y entoncesmi nombre pequeño allí, mi nombre "pobre-que no sé ya si da pena o si da risaasí grabado en unas tapasante las que puedas abrazar las evaporadas siluetasde unos tristes fantasmas sentimentales que no soypero que los viejos papeles tercamente dicen que sí fui. -(una historia verdadera)Cuando nos pasamos por vez primeraNos pareció un poco grande. No, hay que decirlo, muy grande...Era en realidad un aparta-estudio pequeñito,de cincuenta metros cuadrados y dijimos,...no tenemos nada, solo un colchóny dos maletas viejas, pero nos amábamos y eso era suficiente.Comíamos lechugas y atún de latay nos parecíaque ese manjar de supermercado nos iluminaba.Éramos adictos a la meditación trascendental y asistíamos a las conferencias de Suami Vedanta Krisnamurthi. Practicábamos el yoga y la magia sexual del lejano oriente.Tantra puro y duro.Cuerpo a cuerpo, cabellera contra cara,sin limite de tiempo.Kundalini exacerbado,de la noche a la mañana.El ayuno obligatorio nos hacía ligeros. Y nos daba poderes extrasensoriales, percibíamos un brillante futuro,caminábamos por el techo y estudiábamos en los parques aledaños y claro esta, escuchábamos un poco de música, (Rick Weimman, Alan Parsons, y Rabir Chankar,) en un radiecillo de tres bandas que conseguimos poco después con nuestros primeros sueldos dando clases y cuidando ancianos.Mientras mirábamos por las ventanascómo la gente caminaba de prisaa sus pequeñas actividades cotidianas.Nosotrospor nuestra parte, trabajamos horas extras y estudiábamos por la noche.Así pasamos casi un par de inviernos y cuatro primaveras.Mi esposa tenía una larga melena rubia con trenzas indias y yo lucía una barba de Jesucristo Super-star.De vez en cuando un cine o un concierto en el Central Park.La casa se comenzó a llenar de cosasLápices y cuadernosRefrigeradores y un televisor en blanco y negro de segunda,Luego llego un secador y una vajilla china.Y después, varios cuadros de pintores del Soho de los cuales nos habíamos echo amigos; mi mujer que era critica de arte les cambiaba artículos que escribía para las revistas universitarias por pequeñas obritas, que llevaban títulos como: "Revelación suprematista" o "Blanco sobre rojo" y "Rojo sobre rojo", (eran los tiempos del minimalismo y del expresionismo abstracto, que ahora está de moda casi veinte años después, como si acabaran de descubrir el agua tibia.). También habría que contar los jabones, las sábanas, las cortinas.Y claro está no podían faltar los libros.Una pequeña biblioteca alimentabaEl hambre insaciable de nuestros curioso espíritus.Comíamos recetas chinas y de vez en cuando preparábamos unos espaguetis rociados con paprika, que nos dejaban una sensación de napolitana placidez.Hablando de mi trabajo,un día se me fue la mano en las prescripciones de la medicina y se me murieron dos ancianos,posología involuntaria.Me echaron del trabajo.Afortunadamente mi mujertenía uno en un periódico(escribía para la columna de la reseña de libros).Eso nos permitió vivir del cuento por un tiempo.A los poco tiempo yo logré titularme ylas cosas comenzaron a ir mejor, así que decidimos cambiar de piso y tomamos uno grande con tres habitaciones por si venían los amigos, compramos muebles nuevos y claro está una cama grande, en donde realizábamos proezas sexuales acompañados de champañas importadas y música a todo volumen en el estereofónico.Íbamos a conciertos de música clásica y no faltábamos a la temporada de Broadway, cenábamos en los restaurantes italianos de moda y claro está la nouvele cousinEntro a la gama de nuestras apetencias gastronómicas, podíamos comer hasta doce platos en cada sentada.Íbamos al Moma de Nueva York, y aprendimos a relacionarnos con algunos famosillos de la farándula, mi esposa ya escribía con solvencia para las columnas sociales de los diarios capitalinos.Yo termine una segunda carrera, mis estudios de mercadotécnia con mucho éxito.Y me dije bueno habrá que hacer dineroTodo el mundo está dedicado a ello; entonces invente y patente una formula para hacer patatas fritas adictivas, utilizando ciertos ingredientes que me es imposible revelar y que se encuentran guardados en una bóveda secreta del Chasee Manhattan Bank.El éxito fue rotundo.Con las millonarias gananciascomencé a especular en la bolsa;el cuerno de la fortuna vomitó oro a manos llenas.Simultáneamente mi esposa publicó varios bets-sellers,sobre princesas que se enrollaban con sus guardaespaldas, espías que se enamoraban de clones cibernéticos-sexuados y que luego eran rescatados de parques jurásicos.Todos estos temas fruto de sus glamurosas experiencias con la creme de cultura, fueron alabados por la crítica y ubicados en los primeros puestos de las listas de las revistas especializadas.También se dedico a la decoración de interiores y a la jardinería y que no decir que cocinaba como una diosa.Necesitamos una casa con piscina. Nuestras comidas eran grandes bufetes de cincuenta y cien invitados,hijos no llegabanPero no perdíamos las esperanzasPara subsanar este vacío teníamos:La inseminación artificial.La fecundación in vitro.La clonación.Y los niños vietnamitas.Los negocios navegaban viento en popa.En todo el mundo se comían aquellas asquerosas papitas fritas, y nuestra cuenta corriente engrosaba y no paraba.Nosotros también subíamos de peso a pesar del yakussi y la sauna, y a pesar de tener una mesa de plata horizontal con varias líneas de nazca que aparecían y desaparecían con las visitas de curadores, escritores y actrices de la escalinata dorada de Hollywood; (es decir doncellas que subían trastabillando decididamente hasta el éxito).Llegue a pesar ciento cincuenta kilos, mi mujer me superaba por escaso treinta kilos. (Ya no queríamos hijos), después de haber dado dos vueltas alrededor del mundo,Utilizando vuelos charter,cruceros,y trenes, sabíamos que nuestro destino estaría marcado por la soledad de los hoteles cinco estrellas, la pesadez de las comidas y la resaca de los vinos italianos y las champañas francesas.Por esto, a estas alturas de nuestras vidas, estábamos más bien interesados, en que nuestras cenizas fueran a la luna. (Tal vez por aquello de la ingravidez.)Habíamos llegado a serun matrimonio peso pesadoCon mucha influencia dentro de la sociedad neoyorquina y logramos comprar algunas obras originales en la Cristhies de Nueva York.(Quinta avenida) antes de los escándalos y todo eso.Teníamos tres sirvientes, cuatro coches y dos casas de campo. Dos Modiglianis y un Renoir.Las cosas no han cambiado sustancialmente...Solo se amontonan, ...los Picassos ya no caben,las alfombras persas me dan alergia.Los vinos franceses me provocan agrieras.No me puedo subir al Ferrarri y mi mujer flota como una ballena en la piscinadesde aquí la observo, con mi viejo winchester de cañón cromado que compré en el club de tiro, (yo he firmado toda mi herencia al club de caza y pesca, mi mujer su parte a la sociedad protectora del babuino Ártico.)apuntó y disparó,... yerró por un metro o más,mi mujer no se entera, está sorda.Y yo me estoy quedando ciego,tomo mi vaso de whisky on the rocks,pero eso si, seguiré apuntando y disparando hasta que de en el blanco.Quiero vercómo se tiñe de rojo la piscina. -Desengañémonos:aquellos que más nos quierenno nos convienen nunca.Acaban siemprepor tener que tomar algunadecisión muy grave; nos dejan.Cuando unos días más tardenos caemos en medio de la calle,de dolor, de debilidad, de desamparo,alguien a quien ni siquiera conocemoses quien nos ayuda, y al despertaren cualquier camilla de hospital descubrimosen la enfermera de turno que nos cuidalos ojos más dulces de la tierra. -La vidaNo volverá a ser sombra o paraíso,Sino tan sólo un ordenEn el que no serás feliz ni desdichado,Acorde con los años que te quedan.Como una biblioteca arrinconadaCuyos últimos librosVerás casi por alto,Sin esperar ningún deslumbramiento.Aunque tal vez en esoEsté lo que tú buscas, en la pazDe la rutina y de la certidumbreAjena a la aventura.Serán días monótonosQue vayan preparandoLa sorpresa final que los disuelva. -Con la tardese alejanhacia lugares últimossolemneslentas naves anónimasque guardanesa misma certezaineludiblede los astrosinmunesy la muerte. La desnuda fraganciadel íntimo crepúsculo, en las tardesdolientes del jardín (nunca lo olvides),se debe, más que nada,a que un hombre vulgarpuso, en su día,el necesario estiércol. -Esta mañana -julio, sol, silencio-,amargamente hermosa, la he vividohace tiempo. No sé dóndeni cuándo.Los gatos a la sombra del castaño,espejismos de fuego en los caminos,la vida inabarcable y el eco intermitentede un tractor a lo lejos.No sé dónde ni cuándo. O todoera más hondo o yo no soyel mismo. -Entre italianoy flamenco,¿cómo cantaríaaquel Silverio?La densa miel de Italiacon el limón nuestro,iba en el hondo llantodel siguiriyero.Su grito fue terrible.Los viejosdicen que se erizabanlos cabellos,y se abría el azoguede los espejos.Pasaba por los tonossin romperlos.Y fue un creadory un jardinero.Un creador de glorietaspara el silencio.Ahora su melodíaduerme con los ecos.Definitiva y pura.¡Con los últimos ecos! -He vuelto por el camino sin yerba.Voy al río en busca de mi sombra.Qué soledad sellada de luna fría.Qué soledad de agua sin sirenas rojas.Qué soledad de pinos ácidos, errantes...Voy a recoger mis ojosabandonados en la orilla. -A Fernando VillalónVenid a oír de rosas y azucenasla alborotada esbelta risaVenid a ver las rosas sin cadenaslas azucenas en camisaVenid las amazonas del instintolos caballeros sin espuelasaquí al jardín injerto en laberintode girasoles y de bielasUna música en níquel sustentadacabellos curvos peina urgentey hay sólo una mejilla aceleraday una oropéndola que mienteAgria sazón la del febril minutotodo picado de favorescuando al jazmín le recomienda el lutoun ruiseñor de ruiseñoresCuando el que vuelve de silbar a solasel vals de «Ya no más Me muero»comienza a perseguir por las corolasla certidumbre del sombreroNo amigos míos Vuelva la armoníay el bienestar de los clavelesMi corazón amigos fue algún díatierno galope de corcelesQuiero vivir La vida es nuevo estilogrifo de amor grifo de llantoGirafa del vivir Tu cuello en viloyo te estimulo y te levantoPasad jinetes leves de la aurorahacia un oeste de violetasLejos de mí la trompa engañadoray al ralantí vuestras corvetasToman las nubes a extremar sus bordesmás cada día decisivosY a su contacto puéblense de acordeslos dulces nervios electivosRozan mis manos dádivas agudaslunas calientes y dichosasSabed que desde hoy andan desnudaslas azucenas y las rosas -También hay un silencio enamorado.Existe entre las cosas. Existe entre nosotros.En un patio con luz hipnotizada(las dos del día) yendo hacia septiembre.En el suspiro misericordiosodel pecho de un enfermo.En lo que hablan en voz baja los amantes:cuando callany no se oye ni pasar el viento,silencio enamorado.Silencio enamoradoel que dejan las horas del relojcuando verbera el toque entre suspiros.Silencio enamorado el que azotanlas alas de un ave pinariegasi entre agüero y agüero de su canto agrestepenetran las aristas resinosasde callar un perfume.De callar... y volver el aromacomo un dicho suertudo. -Mi alma es una princesa en su torre metida,con cinco ventanitas para mirar la vida.Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó.y tu alma, que desde antes de morirte volaba,es un ala magnífica, libre de toda traba...Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!¡Qué entiendo de las cosas! Las cosas se me ofrecen,no como son de suyo, sino como aparecena los cinco sentidos con que Dios limitómi sensorio grosero, mi percepción menguada.Tú lo sabes hoy todo..., ¡yo, en cambio, no sé nada!Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo! -Singbarer restPAUL CELANQUEDARen lo que quedadespués del fuego,residuo, solaraíz de lo cantable.(Fénix) -¡Venid, siglos venideros,tened! Y ahora, huid, volad,que ya os volveré a cojerantes de vuestro final. -¿Volver? Vuelva el que tenga,Tras largos años, tras un largo viaje,Cansancio del camino y la codiciaDe su tierra, su casa, sus amigos,Del amor que al regreso fiel le espere.Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,Sino seguir libre adelante,Disponible por siempre, mozo o viejo,Sin hijo que te busque, como a Ulises,Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.Sigue, sigue adelante y no regreses,Fiel hasta el fin del camino y tu vida,No eches de menos un destino más fácil,Tus pies sobre la tierra antes no hollada,Tus ojos frente a lo antes nunca visto. -Quiero abreviarvos, señores, la mi predicación,ca siempre me pagé de pequeño sermóne de dueña pequeña e de breve rrasón:ca lo poco e bien dicho finca en el coraçón.Del que mucho fabla rríen, quien mucho rríe es loco,tyene la dueña chica amor grand e non de poco:dueñas dy grandes por chicas, por grandes chicas non troco;mas las chicas por las grandes non se rrepiente del troco.De las chicas, que bien diga, el amor me fiso rruego,que diga de sus noblesas e quiérolas dezir luego:direvos de dueñas chicas, que lo tenedes en juego.Son frías como la nieve e arden más que'l fuego:son frías de füera; en el amor ardientes,en cama solaz, trebejo, plasenteras e rrientes.En casa cuerdas, donosas, sosegadas, bienfasyentes;muncho ál fallaredes, ado byen paredes mientes.En pequeña girgonça yase grand rresplandor,en açúcar muy poco yase mucho dulçor:en la dueña pequeña yase muy grand amor:pocas palabras cunple al buen entendedor.Es pequeño el grano de la buena pimienta;pero más que la nues conorta e más calyenta:así dueña pequeña, sy todo amor consienta,non ha plaser del mundo qu'en ella non se sienta.Como en chica rrosa está mucha color,e en oro muy poco grand preçio e grand valor,como en poco bálsamo yase grand buen olor:ansý en chica dueña yase muy grand amor.Como rroby pequeño tyene muncha bondad,color, vertud e precio, noblesa e claridad:asý dueña pequeña tiene muncha beldad,fermosura e donayre, amor e lealtad.Chica es la calandria e chico el rroysyñor;pero más dulçe canta, que otra ave mayor:la muger, por ser chica, por eso non es pior;con doñeo es más dulce, que açúcar nin flor.Son aves pequeñuelas papagayo e orior;pero cualquiera dellas es dulçe gritador,adonada, fermosa, preçiada, cantador:bien atal es la dueña pequeña con amor.En la muger pequena non ha conparación:terrenal paraýso es e consolaçión,solás e alegría, plaser e bendiçión,¡mijor es en la prueva qu'en la salutaçión!Ssyempre quis' muger chica, más que grand' nin mayor:¡non es desaguisado de grand mal ser foydor!Del mal, tomar lo menos: díselo el sabidor:¡ por end' de las mugeres la menor es mijor! -Lo que siento en mi sangre como un reloj de arena,cerca de algún retrato, del hilo y del salero;lo que escucho en mi sangre como un rumor del día,cuando una mariposa de la nocheviene a besar la sombra de nuestro corazón;lo que escucho en mi sangre como acordes de luto,cuando todo se apaga y todo es un ayer,con rostros, con cenizas y manos en la sombra;lo que escucho en mi sangre como grano que caeen la penumbra de los aposentos,donde el espejo de hundida confidenciadestruye vanamente las máscaras del hombre:lo que escucho en mi sangre como flautas del sol,cuando mis hijos danzan en torno a mi existenciacomo en una lejana colina de vendimias;cuando el pensamiento transforma mis secretosen abismos de yedras,y reclino mi frente sobre el vino nocturno;cuando siento mis pasos en la tierra,cuando digo: tierra,y sé que estoy aquí iluminándome,amándola y oyendo su mandato, que es el existir,en lo que desciende en secreto hacia mi muerte:rumor que me sostiene y me dibujaen mi retrato antiguo,con un halcón sobre el hombro,en la penumbra de tus olivares:marco de la conciencia,enigma de viejos muros,caída de la luz en la tristeza,heno en la tarde, nubes de soledad,higueras de la noche en forma de esqueletos,mirada hacia la sombra del jaguar.No somos habitantes de la luz.Hay lenguas de tinieblas y signos ardorososdanzando en torno nuestro.Se nos cae la mirada en anillos de luto,en juncales de miedo, en estrellas de plata.La frente va perdida, como ráfaga fríapor la humedad nocturna de los espantapájaros.¿Cuando sale de ti mi oscuro andar?Atrás quedan abismos en que mis ojos caen.El hombre es de la noche que lo sigue,sueño que el sol defiende,paréntesis de incierta maravilla,imagen que derriba la tiniebla.Aún mi madre contempla tu retratoy en su cabello blanco se hace un lejano resplandor.Aquí en la tierra estoy, aquí en la tierra,y en tu muerte, disperso en mis sentidos.Y persisten los ojos, las brasas del peligro.Y el hábito de andar por los sonidos,por la humedad, la risa, las tinieblas,donde las lumbres danzancomo reminiscencias de muertes familiares.Y todo avanza en mí y todo cae, y todo es un rumor,un acercarse y amar, y un sufrir por lo amado,y un llevarlo todo al sueñoy hacer de la tierra un sueño.Y es lo que viene ardiendo, sonando como un truenosobre un niño,desde tu vida dura, desde tu muerte sola,tu muerte semejante a una llanura,donde curva la noche su lentitud de estrellas,con un rumor de cascos, de piedras, de esqueletos,con guitarras caídas junto al corazón,con una copla del diablo,con el azufre del Tirano Aguirredanzando en las colinasy lejanos relámpagos antiguosen un denso horizonte con sombras de diluvio,y el viento que resuena sobre el sordo tamborde la tierra caliente,del agua del caimán y el venenoso diente.Padre mío, padre de mi huracán. Y de mi poesía. -Alargo enfermo el paso, y vuelvo, cuantoalargo el paso, atrás el pensamiento;no vuelvo, que antes siempre miro atentola causa de mi gozo y de mi llanto.Allí estoy firme y quedo, mas en tantollevado del contrario movimiento,cual hace el extendido en el tormento,padezco fiero mal, fiero quebranto.En partes, pues, diversas divididael alma, por huir tan cruda pena,desea dar ya al suelo estos despojos.Gime, suspira y llora dividida,y en medio del llorar sólo esto suena:"¿Cuándo volveré, Nise, a ver tus ojos? -Las novias pasadas son copas vacías;en ellas pusimos un poco de amor;el néctar tomamos... huyeron los días...¡Traed otras copas con nuevo licor!Champán son las rubias de cutis de azalia;Borgoña los labios de vivo carmín;los ojos obscuros son vino de Italia,los verdes y claros son vino del Rhin.Las bocas de grana son húmedas fresas;las negras pupilas escancian café;son ojos azules las llamas traviesas,que trémulas corren como almas del té.La copa se apura, la dicha se agota;de un sorbo tomamos mujer y licor...Dejemos las copas... ¡Si queda una gota,que beba el lacayo las heces de amor! -Con qué precisión de troquel me hablas, hombreSabes de la mar saladamás que el Emperador Celeste,más que los Coleccionistas,más que los Catedráticos,más que los Buzos y Directores de Museos;también más que las gaviotasque en el mar deyectan, comen, duermen.Continúa, continúa transvasándometu sabiduría marinera.¡Qué elocuencia resbaladiza de pez!¡Qué hábitos marisqueros me descubres!Como tu piel,tienes los ojos atezados de conocimientosmisteriosos para mí.No te afeites; es igual.Ahora vuelve a contarmelo de la lapa y el camarónsu lucha, esa rabiosa y continua peleade los seres húmedos que como en la tierrahuyen, abusan, se esconden,matan con recochinamiento.Pero calla un instante, hombreY déjame pensar. -Las manos de la diosano prodigancalor.Vale mil vecesmás la humilde ternura de esas otras,comunes y encontradasen la noche del puerto,que toda la destreza de Praxíteles. -Llévame nubecita a lo alto contigoy cúbreme amorosa con tu cendal de gasa;que tu orla de tul me sirva, leve abrigo,para que no me falte el amor de la casa.Llévame tú que eres, de mis ansias testigo,ceniciento vigía, fino polvo de brasa,incansable viajera detrás de mi postigo;llévame pero pronto, que tu momento pasa.No me llames poeta; sea a la hermana rosa,encendida de fuego, áureo halo de oro;o a la blanca, a la blanca de perfiles de hieloque entre albos pompones, toda nieve reposa.No me llames poeta que tus anhelos lloro,que soy "como el amor fugaz" sombra en el cielo. -"Duda como un griego pero actúa como un romano",acaba de decir hace un rato,perdido entre los pliegues del pasado,a un niño poderoso que dominasu suerte y la del mundo que lo escucha.Hace un rato, apenas: el tiempo es el tiempo que repitelas voces de Catón y otras maneras.Sobre el eco del aplauso se ha enroscado la hiedra,hoy otro Mediterráneo divide la tierra de la tierra.Pero él sigue envolviéndose en su manto,victorioso sobre el emperador y los mortales,huyendo hacia su villa donde el ánforay el pecho de dos adolescentes aún le escondenel peso del papel representado,las arduas consecuencias para otrosque son la duda griega, quién y cuándo. -Yo nunca he estado en Praga, pero le sueño jardines,escaparates llenos de temblorosos misterios y tambiénque los tranvías se alejan justo con la extraña formaque cursi como soy siempre me ha hechollorar por los falsos recuerdos.Si llega la noche populoso soy y la atraviesoo me pierdo en una fiesta y no entiendopor qué estoy ante las ventanasque se esconden en las anónimas piernaspreguntándome con insistencia cómo fueque le crecieron a nuestro amor tantos nenúfaresy a la vez dándome por fin perfecta cuentade que la soledad siempre ha sido una flor secaque alguien se dejó olvidada en un ojal.Y es que aunque yo nunca he estado en Pragale sueño "ya lo ves- jardines, tranvías,baile y despedida y cosas parecidas;y sueño también que con tan frágil materiaun día hago un poema, que tú lo leesy que con cualquier motivo me traes "sorpresa-dos billetes de tren para el sitioque me ha dado por llamar de esta maneray que entonces yo tengo que aunarafecto y paciencia para decirte aquellode no despertéis al amor con vuestros pasos,aquello que no sé ahora quién lo ha escritopero sí que dice distinto según el ánimo o el díay que quizá simplemente es -¿lo entiendesya, estúpida mía?- aquello mismo. -Estoy sentado frente a un vaso de agua.Es igual que sentarse ante un océano.La eternidad se ahoga en una gota,pero el tiempo es un pálido velero.Sentado en popa miro el sol que nace.Sentado en proa miro el sol que muere. -El poeta entra a contar su condición y predilecciones/Entre morir y no morirme decidí por la guitarray en esta intensa profesiónmi corazón no tiene tregua,porque donde menos me esperanyo llegaré con mi equipajea cosechar el primer vinoen los sombreros del Otoño.Entraré si cierran la puertay si me reciben me voy,no soy de aquellos navegantesque se extravían en el hielo:yo me acomodo como el viento,con las hojas más amarillas,con los capítulos caídosde los ojos de las estatuasy si en alguna parte descansoes en la propia nuez del fuego,en lo que palpita y crepitay luego viaja sin destino.A lo largo de los rengloneshabrás encontrado tu nombre,lo siento muchísimo poco,no se trataba de otra cosasino de muchísimas más,porque eres y porque no eresy esto le pasa a todo el mundo,nadie se da cuenta de todoy cuando se suman las cifrastodos éramos falsos ricos:ahora somos nuevos pobres.Habla de sus enemigos y les participa su herenciaHe sido cortado en pedazospor rencorosas alimañasque parecían invencibles.Yo me acostumbré en el mara comer pepinos de sombra,extrañas variedades de ámbary a entrar en ciudades perdidascon camiseta y armadurade tal manera que te matany tú te mueres de la risa.Dejo pues a los que me ladraronmis pestañas de caminante,mi predilección por la sal,la dirección de mi sonrisapara que todos lo llevencon discreción si son capaces:ya que no pudieron matarmeno puedo impedirles despuésque no se vistan con mi ropaque no aparezcan los domingoscon trocitos de mi cadáver,certeramente disfrazados.Si no dejé tranquilo a nadieno me van a dejar tranquilo,y se verá y eso no importa:publicarán mis calcetines.Se dirige a otros sectoresDejé mis bienes terrenalesa mi Partido y a mi pueblo,ahora se trata de otras cosas,cosas tan oscuras y clarasque son sin embargo una sola.Así sucede con las uvas,y sus dos poderosos hijos,el vino blanco, el vino rojo,toda la vida es roja y blanca,toda claridad es oscura,y no todo es tierra y adobe,hay en mi herencia sombra y sueños.Contesta a algunos bien intencionadosMe preguntaron una vezpor qué escribía tan oscuro,pueden preguntarlo a la noche,al mineral, a las raíces.Yo no supe qué contestarhasta que luego y despuésme agredieron dos desalmadosacusándome de sencillo:que responda el agua que correy me fui corriendo y cantando.Destina sus penasA quién dejo tanta alegríaque pululó por mis venasy este ser y no ser fecundoque me dio la naturaleza?He sido un largo río llenode piedras duras que sonabancon sonidos claros de noche,con cantos oscuros de díay a quién puedo dejarle tanto,tanto qué dejar y tan poco,una alegría sin objeto,un caballo solo en el mar,un telar que tejía viento?Dispone de sus regocijosMis tristezas se las destinoa los que me hicieron sufrir,pero me olvidé cuáles fueron,y no sé dónde las dejé,si las ven en medio del bosqueson como las enredaderassuben del suelo con sus hojasy terminan donde terminas,en tu cabeza o en el aire,y para que no suban máshay que cambiar de primavera.Se pronuncia en contra del odioAnduve acercándome al odio,son serios sus escalofríos,sus nociones vertiginosas.El odio es un pez espada,se mueve en el agua invisibley entonces se le ve venir,y tiene sagre en el cuchilo:lo desarma la transparencia.Entonces para qué odiara los que tanto nos odiaron?Allí están debajo del aguaacechadores y acostadospreparando espada y alcuza,telarañas y telaperros.No se trata de critianismos,no es oración ni sastrería,sino que el odio perdió:se le cayeron las escamasen el mercado del veneno,y mientras tanto sale el soly uno se pone a trabajary a comprar su pan y su vino.Pero lo considera en su testamentoAl odio le dejarémis herraduras de caballo,mi camiseta de navío,mis zapatos de caminante,mi corazón de carpintero,todo lo que supe hacery lo que me ayudó a sufrir,lo que tuve de duro y puro,de indisoluble y emigrante,para que se aprenda en el mundoque los que tienen bosque y aguapueden cortar y navegar,pueden ir y pueden volver,pueden padecer y amar,pueden temer y trabajar,pueden ser y pueden seguir,pueden florecer y morir,pueden ser sencillos y oscuros,pueden no tener orejas,pueden aguantar la desdicha,pueden esperar una flor,en fin, podemos existir,aunque no acepten nuestras vidasunos cuantos hijos de puta.Finalmente se dirige con arrobamiento a su amadaMatilde Urrutia, aquí te dejolo que tuve y lo que no tuve,lo que soy y lo que no soy.Mi amor es un niño que llora:no quiere salir de tus brazos,yo te lo dejo para siempre:eres para mí la más bella.Eres para mí la más bella,la más tatuada por el vientocomo un arbolito del sur,como un avellano en agosto.Eres para mí suculentacomo una panadería,es de tierra tu corazón,pero tus manos son celestes.Eres roja y eres picante,eres blanca y eres saladacomo escabeche de cebolla.Eres un piano que ríecon todas las notas del almay sobre mí cae la músicade tus pestañas y tu pelo.Me baño en tu sombra de oroy me deleitan tus orejascomo si las hubiera vistoen las mareas de coral:por tus uñas luché en las olascontra pescados pavorosos.De Sur a Sur se abren tus ojosy de Este a Oeste tu sonrisa,no se te pueden ver los piesy el sol se entretiene estrellandoel amanecer en tu pelo.Tu cuerpo y tu rostro llegaron,como yo, de regiones duras,de ceremonias lluviosas,de antiguas tierras y martirios,sigue cantando el Bío-Bíoen nuestra arcilla ensangrentada,pero tú trajiste del bosquetodos los secretos perfumesy esa manera de lucirun perfil de flecha perdida,una medalla de guerrero.Tú fuiste mi vencedorapor el amor y por la tierra,porque tu boca me traíaantepasados manantiales,citas en bosques de otra edad,oscuros tambores mojados:de pronto oí que me llamaban,era de lejos y de cuandome acerqué al antiguo follajey besé mi sangre en tu boca,corazón mío, mi araucana.Qué puedo dejarte si tienes,Matilde Urrutia, en tu contactoese aroma de hojas quemadas,esa fragancia de frutillasy entre tus dos pechos marinosel crepúsculo de Cauquenesy el olor de peumo de Chile?Es el alto otoño del marlleno de niebla y cavidades,la tierra se extiende y respira,se le caen al mes las hojas.Y tú inclinada en mi trabajocon tu pasión y tu pacienciadeletreando las patas verdes,las telarañas, los insectosde mi mortal caligrafía.Oh leona de pies pequeñitos,qué haría sin tus manos breves,dónde andaría caminandosin corazón y sin objeto,en qué lejanos autobuses,enfermo de fuego o de nieve?Te debo el otoño marinocon la humedad de las raícesy la niebla como una uvay el sol silvestre y elegante:te debo este cajón calladoen que se pierden los doloresy sólo suben a la frentelas corolas de la alegría.Todo te lo debo a ti,tórtola desencadenada,mi codorniza copetona,mi jilguero de las montañas,mi campesina de Coihueco.Alguna vez si ya no somos,si ya no vamos ni venimosbajo siete capas de polvoy los pies secos de la muerte,estaremos juntos, amor ,extrañamente confundidos.Nuestras espinas diferentes,nuestros ojos maleducados,nuestros pies que no se encontrabany nuestros besos indelebles,todo estará por fin reunido,pero de qué nos servirála unidad de un cementerio?Que no nos separe la viday se vaya al diablo la muerte! -La fuente trueca su cantata.Se mueven todos los caminos...Mar de la aurora, mar de plata,¡qué nuevo estás entre los pinos!Viento del sur ¿vienes sonorode granas? Ciegan los caminos...Mar de la siesta, mar de oro,¡qué loco estás sobre los pinos!Dice el verdón no sé qué cosa.Mi alma se va por los caminos...Mar de la tarde, mar de rosa,¡qué dulce estás bajo los pinos! -Deja la charla, Consuelo,que una moza casaderano debe estar en la erasi no está el Sol en el cielo.Tu hogar tendrás apagado,y al mozo que habla contigole está devorando el trigola yunta que ha abandonado.Mira que está oscureciendo,que en las riberas lejanasya están cantando las ranas,ya están las aves durmiendo.Que tocan a la oración,y hay gentes murmuradorascuyos ojos a estas horascristales de aumento son.Y es que los oscureceresson unas horas menguadasque han hecho ya desgraciadasa muchas pobres mujeres.Mira, muchacha, que ha sidola tarde muy bochornosay va a ser fresca y hermosala noche que ha producido.Mira que son muy contadaslas fuerzas de la memoria;mira que huelen a glorialas mieses amontonadas.Y está tu galán delante,y está tu hermanillo ausente,y está el amor en crecientey está la Luna en menguante.Y a luz tan débil yo creoque sola a salir no atinasdel laberinto de hacinasdonde metida te veo.Tal vez si el mozo me oyerapensara que esto es perfidia,creyera que tengo envidia,que tengo celos dijera.Pues con la venda de amorno viera que soy un viejoque solo con un consejopuedo acercarme a tu honor.Vete, muchacha, y no quierasllorar prematuros gozos,que sé lo que son los mozosy sé lo que son las eras.Y en tales oscurecerespláticas tales de amoresdicen los murmuradoresque son de tales mujeres...Y tienen razón, Consuelo,que una moza casaderano debe estar en la erasi no está el Sol en el cielo. -Avanzan, con los árboles que escoltan los raíles,los perros ululantes de la ira.Como avanzan las olas, se estrellan en los vidrioslas calimas tozudas que ocultan el paisaje.Rueda, rueda y, rodando, se remejen,con maletas y bolsas, los proyectos perdidosen la estación de la ciudad de piedra,donde el humo luchaba con la lluvia.Esto fue ayer. Entonces los trenes respetabanla líquida saudade del viajero,la alegría brumosa del retornoy la lágrima sola en la mejilla.Hoy su silbo se pierde por el mapade esta devoradora oquedad sin futuro.(La negra boca bajo el monte ásperose abre ante un horizonte sin salida). -Hace ya tiempo que habito este palacio.Duermo en la escalinata, al pie de los cipreses.Dicen que baña el sol de oro las columnas,las corazas color de tortuga, las flores.Soy dueño de un violín y de algunos harapos.Cuento historias de muerte y todos me abandonan.Iglesias y palacios, los bosques, los poblados,son míos, los vacía mi música que inflama.Salí del mar. Un hombre me ahogó cuando era niño.Mis ojos los comió un bello pez azuly en mis cuencas vacías habitan escorpiones.Un día quise ahorcarme de un espeso manzano.Otro día me até una víbora al cuello.Pero siempre termino dormido entre las flores,beodo entre las flores, ahogado por la músicaque desgrana el violín que tengo entre mis brazos.Soy como un ave extraña que aletea entre rosas.Mi amigo es el rocío. Me gusta echar al lagodiamantes, topacios, las cosas de los hombres.A veces, mientras lloro, algún niño se acercay me besa en las llagas, me roba el corazón. -Tu soledad de nieve reclinada,virginal y sencilla, en mi memoria,como agua fiel de fatigada noriaviene a regar mi voz enamorada.¡Cómo recrea el alma sosegadala penumbra y dulzor de aquella historiacon resplandores de tardía gloriaentre abejas y frutos constelada!¡Oh, delicada llama, ardor primerovelado en llanto y celestial mirada,par del trino, la fuente y la azucena!Mírame combatido y prisionerovolver a tu ilusión breve y tronchadacomo un temblor en la desierta arena. -¿Qué bien echas en falta si respiras,si cuelga en tu mirada la memoriade aquel fuego?No todos tuvieronen las manos la dádiva del gozoque dejaste escapar, torpe mortal,a sabiendas de que una vez tan sóloapoya su tibieza en nuestra puerta.¿Qué desgracia te aturde si viviste? -1Marie Farrar, nacida en abril,menor, sin señas particulares, raquítica, huérfana,hasta el presente no fichada, dice haberasesinado a un niño de la siguiente manera:Que ya en el segundo mes intentóen lo de una mujer que vivía en un sótanoabortarlo con dos inyecciones, que declarafueron dolorosas. Pero no quiso salir.Y a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.2A pesar de ello dice haber pagado en el actolo convenido y desde entonces haber usado faja,también bebió kerosen con pimienta molida;pero que todo eso no hizo sino provocarle diarrea.Que su cuerpo se hinchó a ojos vistas y que tuvodolores agudos, mientras lavaba los platos, muchas veces.Ella misma, dice, aún no había dejado de crecer.Que le rezó a la virgen, con mucha esperanza.En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgar,Pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.3Al parecer, las oraciones no dieron resultado.También, era mucho pedir. Cuando se puso más gruesale daban mareos durante la misa. Sentía el cuerpo húmedode miedo, cuando se arrodillaba al pie del altar.Sin embargo, mantuvo en secreto su estado,hasta que finalmente la sorprendió el parto.Pudo ocultarlo todo, seguramente porque nadie creía que ellatan sin gracia, hubiera caído en la tentación.Y a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPuesto toda criatura necesita ayuda de todas las demás.4Que ese día, según ella, muy de madrugadaal lavar la escalera sintió que le clavabanuñas en el vientre. El dolor la estremecía.Y, sin embargo, logró disimularlo.Todo el día. Mientras cuelga la ropala cabeza le estalla: de repente se da cuentaque va a parir y siente un gran pesosobre el corazón. Solo muy tarde sube al cuarto.Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.5La llamaron de nuevo cuando ya se había acostado,había nevado y tuvo que barrer.Así hasta las once. Aquel fue un largo día.Solo entrada la noche pudo parir en paz.Y dio a luz, así declara, a un niño varón,a un hijo que era igual a otros hijos,pero ella no era igual que otras madres, esoquiero aclararlo sin ironía y sin mayor motivo.En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.6Dejémosla que siga relatandolo que con ese hijo pasó(dijo que no pensaba guardarse una palabra)para que todos lo sepan y se ubiquen.Dice que a poco de acostarse sintió intenso malestar,sin saber qué podría ocurrir,pues estaba sola, y que se forzó a no gritar.Y yo a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.7Con sus últimas fuerzas, dice que luego,como su cuarto estaba helado, se arrastróhasta el retrete y allí (no recuerda exactamenteen qué momento), sin más vueltas, parióhacia el amanecer. Dice que entonces se sintiómuy confusa, y luego, ya medio congelada,porque en el baño de servicio entra la nieve,apenas tuvo fuerzas para alzar al niño.En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.8Luego, entre el baño y la pieza -dice que hasta entoncesno había pasado nada-, la criaturacomenzó a gritar, eso la alteró de tal manera,que la golpeó con ambos puños y con fuerza,ciegamente, dice, hasta que se calló.Luego de ello se llevó el cuerpito consigoa la cama por el resto de la nochey de mañana lo escondió en el lavadero.Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.9Marie Farrar, nacida en abril,muerta en la prisión de Meissenmadre soltera, sentenciada, quieremostrarles los sufrimientos de todas las criaturas.Ustedes que dan a luz en limpiascamas de maternidad y llaman"benditos" a sus vientres preñados quieranno condenar a los débiles perdidospues sus pecados fueron duros y su dolor fue grande.Por eso, les ruego, se abstengan de juzgarPues toda criatura necesita ayuda de todas las demás. -Tus ojos me recuerdanlas noches de veranonegras noches sin luna,orilla al mar salado,y el chispear de estrellasdel cielo negro y bajo.Tus ojos me recuerdanlas noches de verano.Y tu morena carne,los trigos requemados,y el suspirar de fuegode los maduros campos.Tu hermana es clara y débilcomo los juncos lánguidos,como los sauces tristes,como los linos glaucos.Tu hermana es un luceroen el azul lejano...Y es alba y aura fríasobre los pobres álamosque en las orillas tiemblandel río humilde y manso.Tu hermana es un luceroen el azul lejano.De tu morena gracia,de tu soñar gitano,de tu mirar de sombraquiero llenar mi vaso.Me embriagaré una nochede cielo negro y bajo,para cantar contigo,orilla al mar salado,una canción que dejecenizas en los labios...De tu mirar de sombraquiero llenar mi vaso.Para tu linda hermanaarrancaré los ramosde florecillas nuevasa los almendros blancos,en un tranquilo y tristealborear de marzo.Los regaré con aguade los arroyos claros,los ataré con verdesjunquillos del remanso...Para tu linda hermanayo haré un ramito blanco. -¿Dónde está la memoria de los díasque fueron tuyos en la tierra, y tejierondicha y dolor y fueron para ti el universo?El río numerable de los añoslos ha perdido; eres una palabra en un índice.Dieron a otros gloria interminable los dioses,inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;de ti sólo sabemos, oscuro amigo,que oíste al ruiseñor, una tarde.Entre los asfodelos de la sombra, tu vana sombrapensará que los dioses han sido avaros.Pero los días son una red de triviales miserias,¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza,de que está hecho el olvido?Sobre otros arrojaron los diosesla inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;contigo fueron más piadosos, hermano.En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,oyes la voz del ruiseñor de Teócrito. -El que sabe que es uno con Dios, logra el Nirvana:un Nirvana en que toda tiniebla se ilumina;vertiginoso ensanche de la conciencia humana,que es sólo proyección de la Idea Divinaen el Tiempo...El fenómeno, lo exterior, vano frutode la ilusión, se extingue: ya no hay pluralidad,y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto,¡y tiene como herencia toda la eternidad! -Yo me estava reposando,durmiendo como solía.Recordé, triste, llorandocon gran pena que sentía.Levantéme muy sin tientode la cama en que dormía,cercado de pensamiento,que valer no me podía.Mi passión era tan fuerteque de mí yo no sabía.Conmigo estava la Muertepor tenerme compañía.Lo que más me fatigavano era porque muría,mas era porque dexavade servir a quien servía.Servía yo una señoraque más que a mí la quería,y ella fue la causadorade mi mal sin mejoría.La media noche passada,ya que era cerca el día,salíme de mi posadapor ver si descansaría.Fui para donde moravaaquella que más quería,por quien yo triste penava,mas ella no parecía.Andando todo turbadocon las ansias que tenía,vi venir a mi Cuidadodando bozes, y dezía:«Si dormís, linda señora,recordad por cortesía,pues que fuestes causadorade la desventura mía.Remediad mi gran tristura,satisfazed mi porfía,porque si falta venturadel todo me perdería.»Y con mis ojos llorosos,un triste llanto hazíacon sospiros congoxosos,y nadie lo parecía.En estas cuitas estando,como vi que esclarecía,a mi casa sospirandome bolví sin alegría. -¿Qué nuevas esperanzasal mar te llevan? Torna,torna, atrevida nave,a la nativa costa.Aún ves de la pasadatormenta mil memorias,¿y ya a correr fortunasegunda vez te arrojas?Sembrada está de sirtesaleves tu derrota,do tarde los peligrosavisará la sonda.¡Ah! Vuelve, que aún es tiempo,mientras el mar las conchasde la ribera halagacon apacibles olas.Presto erizando cerrosvendrá a batir las rocas,y náufragas reliquiashará a Neptuno alfombra.De flámulas de sedala presumida pompano arredra los insultosde tempestad sonora.¿Qué valen contra el Euro,tirano de las ondas,las barras y leonesde tu dorada popa?¿Qué tu nombre, famosoen reinos de la aurora,y donde al sol recibesu cristalina alcoba?Ayer por estas aguas,segura de sí propia,desafiaba al vientootra arrogante proa;Y ya, padrón infaustoque al navegante asombra,en un desnudo escolloestá cubierta de ovas.¡Qué! ¿No me oyes? ¿El rumbono tuerces? ¿Orgullosadescoges nuevas velas,y sin pavor te engolfas?¿No ves, ¡oh malhadada!que ya el cielo se entolda,y las nubes bramandorelámpagos abortan?¿No ves la espuma cana,que hinchada se alborota,ni el vendaval te asusta,que silba en las maromas?¡Vuelve, objeto queridode mi inquietud ansiosa;vuelve a la amiga playa,antes que el sol se esconda! -He cerrado mi balcónporque no quiero oír el llantopero por detrás de los grises murosno se oye otra cosa que el llanto.Hay muy pocos ángeles que canten,hay muy pocos perros que ladren,mil violines caben en la palma de mi mano.Pero el llanto es un perro inmenso,el llanto es un ángel inmenso,el llanto es un violín inmenso,las lágrimas amordazan al vientoy no se oye otra cosa que el llanto. -El mundo está llorando RECIÉN nacido, oh! divinidad del sueño, y tú arrullas maternalmente, maternalmente al pequeño idiota RUBIO, con el problema azul de las últimas canciones...* * *A compas del minuto evolucionas, y eres eterna e INMUTABLE; tu actitud asciende al PULPITO ideal de las estrellas y SANTIFICA los excrementos del asno, nivela los fenómenos, el bien y el mal; y tus pies, llenos de claridad, caminan sobre el dolor mineral de los pueblos colmando de verdades la milenaria y vil, errante voz «del animal HUMANO»* * *Conmoción religiosa, trágica, dyonisiaca de la substancia INNUMERABLE, espíritu del universo y pan del TRISTE, pan del TRISTE, belleza, raíz de Dios, "el temblor de su dedo enorme, la nocturna luz MUERTA de sus pupilas inexistentes", mujer que enloqueciste con tus caricias al mas GRANDE de los poetas: Satanás.* * *Lo verdadero es múltiple y tú UNA y MUCHAS, MUCHAS; tus axiomas son absolutos frente a la vanidad del conocimiento, floreces por encima de la verdad y constituyes, sollozando, la VERDADERA sensación del COSMOS.* * *Ha treinta épocas, ha treinta épocas, tu ilusión temblaba en los ELEMENTOS del orbe. "ERES anterior a la materia,"hoy, iluminas el capullo irremediable de sus consecuencias, sus resultados conclusiones: el automovil A LA LUNA, la pálida locomotora hija de metales grises, la hulla y las aguas eximias y egregias, los aeroplanos errantes, y las oscuras multitudes, las oscuras multitudes, las oscuras multitudes revolucionarias conmoviendo LA SOCIEDAD con su ideal grandilocuente.* * *Belleza, prolongación de LO INFINITO y COSA inútil, belleza, belleza, madre de LA SABIDURIA, colosal lirio de aguas y humo, aguas y humo sobre un ATARDECER, extraordinario como el NACIMIENTO de un HOMBRE... "¿Qué quieres conmigo, belleza qué quieres conmigo?.. ... ... -Encallecido privilegio este orgulloso sufrir,no se rían.Yo, que he amado hasta tener sed de agua, luz sucia;yo que olvidé los nombres y no las humedades,ahora moriría fieramente por la palabrita de consuelo de un ángel,por los dones cantables de un murciélago triste,por el pan de la magia que me arrojara un brujodisfrazado de reo borracho en la celda de al lado... -Belisa enmudece.Recibe la noticia que ya espera.Ahuyenta su mirada con natural destreza.Aparta de su vistala hoguera que detesta,el fuego que la mira,la luz que la ilumina.Belisa palidece,sin matices.Belisa se desmaya,sin desorden.Belisa exhala estéril el invierno.Indómitae infecunda ofrecesu boca y sus pechosal océano furioso en que se baña.En la orilla,una multitud contempla el cuerpo desnudo de Belisa.Aplaude agitada su destreza.De repente,un débil devaneo en las miradas,confirma que Belisa ha muerto. -El que perdona restauraaunque solo parezca serlo en pequeña escala,la integridad de ser...La historia de cada personasin duda parte de la historia mundial,es historia mundial.En otras palabras,cualquier cosa que un hombre o una mujer hace,aunque fuera en secreto, toca,más aún, modela a la humanidad completa. -Qué bandada de horas hacia nunca más aprovecha el vientoa favor,qué brusco aleteo cuando todas las aves han callado,cuando de las acacias risas secas escapan huyendo hacia elfinalo ese hombre entre las estatuas entristecidas y las fuentes quevigilan su honramientras el agua desenreda su elocuenciay la luna quebrada juzga tu quehacer.Cuando callaron los vencejosun ladrón volvió al cruce de calles dirigiendo a la lunainéditas súplicas,llamándola hoja de olivo y sal de la noche,extrañas invocaciones que ignora el poeta,entre piedras, sobre el pavimento, caídoal costado del hotel Wellingtondonde declina su porvenir asombrado por la lunabajo un pálido claro de letra. Esta era la escena.Y vio cómo la flota de las horas naufragaba en la noche,en el agua oscura, entre las estrellas,con todas las velas sueltas se hundía entre las sábanas,negaba hasta tu lecho. -Recuerdo que una tarde de soledad y hastío,¡oh tarde como tantas!, el alma mía era,bajo el azul monótono, un ancho y terso ríoque ni tenía un pobre juncal en su ribera.¡Oh mundo sin encanto, sentimental inopiaque borra el misterioso azogue del cristal!¡Oh el alma sin amores que el Universo copiacon un irremediable bostezo universal!*Quiso el poeta recordar a solas,las ondas bien amadas, la luz de los cabellosque él llamaba en sus rimas rubias olas.Leyó... La letra mata: no se acordaba de ellos...Y un día ?como tantos?, al aspirar un díaaromas de una rosa que en el rosal se abría,brotó como una llama la luz de los cabellosque él en sus madrigales llamaba rubias olas,brotó, porque un aroma igual tuvieron ellos...Y se alejó en silencio para llorar a solas. -Junto a la cuna aún no está encendidala lámpara tibia, que alegra y reposa,y se filtra opaca, por entre cortinasde la tarde triste la luz azulosa.Los niños cansados suspenden los juegos,de la calle vienen extraños ruïdos,en estos momentos, en todos los cuartos,se van despertando los duendes dormidos.La sombra que sube por los cortinajes,para los hermosos oyentes pueriles,se puebla y se llena con los personajesde los tenebrosos cuentos infantiles.Flota en ella el pobre Rin Rin Renacuajo,corre y huye el triste Ratoncito Pérez,y la entenebrece la forma del trágicoBarba Azul, que mata sus siete mujeres.En unas distancias enormes e ignotas,que por los rincones oscuros suscita,andan por los prados el Gato con Botas,y el Lobo que marcha con Caperucita.Y, ágil caballero, cruzando la selva,do vibra el ladrido fúnebre de un gozque,a escape tendido va el Príncipe Rubioa ver a la Hermosa Durmiente del Bosque.Del infantil grupo se levanta leveargentada y pura, una vocecilla,que comienza: «Entonces se fueron al bailey dejaron sola a la Cenicentilla!»Se quedó la pobre triste en la cocina,de llanto de pena nublados los ojos,mirando los juegos extraños que hacíanen las sombras negras los carbones rojos.»Pero vino el Hada que era su madrina,le trajo un vestido de encaje y crespones,le hizo un coche de oro de una calabaza,convirtió en caballos unos seis ratones,»le dio un ramo enorme de magnolias húmedas,unos zapaticos de vidrio, brillantes,y de un solo golpe de la vara mágicalas cenizas grises convirtió en diamantes!»Con atento oído las niñas la escuchan,las muñecas duermen, en la blanda alfombramedio abandonadas, y en el aposentola luz disminuye, se aumenta la sombra!¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas,llenos de paisajes y de sugestiones,que abrís a lo lejos amplias perspectivasa las infantiles imaginaciones!Cuentos que nacisteis en ignotos tiemposy que vais, volando, por entre lo oscuro,desde los potentes Aryos primitivos,hasta las enclenques razas del futuro.Cuentos que repiten sencillas nodrizasmuy paso, a los niños, cuando no se duermen,y que en sí atesoran del sueño poéticoel íntimo encanto, la esencia y el germen.Cuentos más durables que las conviccionesde graves filósofos y sabias escuelas,y que rodeasteis con vuestras ficciones,Las cunas doradas de las bisabuelas.¡Fantásticos cuentos de duendes y hadasque pobláis los sueños confusos del niño,el tiempo os sepulta por siempre en el almay el hombre os evoca, con hondo cariño! -¿Cuánto me queda?¿siete? ¿diez? ¿quince setiembres?¿le pregunto al azaracaso porque séque el azar no responde?y así y todoel azar¿es realmente un azar?aún no he movido el reyy la torre está quietao sea que hasta aquípuedo enrocar mis riesgosno intriuí a mi relojpara mañanano hay por lo tanto garantíade despertar a tiempopor otra partesé proteger el sueñocon mis gastados párpadosde manera que puedo arrimarme soñandoa esa espléndida nadanada prometedorala misma nada en que se despeñaronmis hermanos de siempretambién los bienvenidosque un día se malfueronentre otros mi padre con su asfixiay su postrer miradade candoroso pánico¿qué diferencia podrá haberahí en tan hueco enigmaentre las vidas transparentesy las compactas de ascoentre los tiernos pechosde la hermosa lujuriay los verdugos con medallas?¿habrá acabado la noticia?¿terminado el pronóstico?¿borrada la memoria?¿degollado el futuro?la sobornable amnesiadel imposible dios¿será infinita?¿tal vez la única igualdad posibleentre yo mismo y la inminentecarava de prójimosserá el no serel no existir?¿nadie será ni más ni menosinexistente que otros?¿o por ventura o desventurahabrá tal vez un colmode oscura inexistencia?¿una nada más nadaque las otras?ante tan humillante incertidumbre¿no sería mejorconfiar tan sólo en nuestras huellasnuestro jadeo nuestro limoen el amor que desentrañandos vértices de musgoen los odios y los mitos que inventamosen las palabras como noriasen las palabras como sueños?antes que el indecenterasero igualitariodel no pensarel no existirno amarno disfrutarno padecer¿no será preferiblela sideral distanciaque separalo justo de lo injusto?francamente me asqueala rara vecindad de mi no sercon el canalla ahora inexistentemi próximo no prójimoen el amplio vacío¿cúanto me queda?¿siete? ¿diez? ¿quince setiembres?¿y qué es después de todoeso que espera?¿la noche interminable?¿un sol sin atenuantes ni crepúsculos?¿la calima tediosa?¿la noche? ¿alguna noche?¿la noche como muro?lo cierto es que no tengocon respecto a esa noche sin murciélagosninguna expectativa o esperanza¿o será que la muerteno es realmente mi noche predilecta?le pregunto al azaral mudosordociegole pregunto al azarle pregunto al azardesalentadamentele pregunto al azarque no responde¿estará mudo sordo ciego?¿opara nuesro escarniohabrá muertoel azar? -He soñado una fuga. Y he soñadotus encajes dispersos en la alcoba.A lo largo de un muelle, alguna madre;y sus quince años dando el seno a una hora.He soñado una fuga. Un "para siempre"suspirado en la escala de una proa;he soñado una madre;unas frescas matitas de verdura,y el ajuar constelado de una aurora.A lo largo de un muelle...Y a lo largo de un cuello que se ahoga! -«A los moros por dinero;a los cristianos de balde.»¿Quién es ésta que lo cumple?Dígasmelo tú, el romance.Yo, con mi fe de bautismo,tras ella bebo los aires;por moro me tienen todas:dinero quieren que gaste.En lenguaje de mujeres,que es diferente lenguaje,de balde es dos veces dé,cosa que no entendió nadie.Todas me llaman Antón,todas me cobran Azarque,y son, al daca y al pido,mis billetes Alcoranes.El sombrero que les quitose les antoja turbante,y mi prosa, algarabía,por más español que hable.Sin duda, romance aleve,que, por sólo el consonante,a los pordioseros fielesles diste alegrón tan grande.Y aquella maldita hembra,para burlar el linajede los Baldeses de paga,tocó a barato una tarde.Iuego que el romance oí,me llamaba por las callescristianísimo, sin miedodel rey de Francia y sus Pares.¿Adónde están los cristianosque gozan de aqueste lance?:que en el reino de Toledolos Pedros pagan por Tarfes.Si la que lo prometisteen esa cazuela yaces,más gente harás, si te nombras,que las banderas de Flandes.Doña Urraca diz que fuela del pregón detestable:que cosa tan mal cumplidano pudo ser de otras aves. -De hoy más las crespas sienes de olorosaverbena y mirto coronarte puedes,juncoso Manzanares, pues excedesdel Tajo la corriente caudalosa.Lucinda en ti bañó su planta hermosa;bien es que su dorado nombre heredes,y que con perlas por arenas quedes,mereciendo besar su nieve y rosa.Y yo envidiar pudiera tu fortuna,mas he llorado en ti lágrimas tantas,(tú, buen testigo de mi amargo lloro),que mezclada en tus aguas pudo algunade Lucinda tocar las tiernas plantas,y convertirse en tus arenas de oro. -No vayas, Gil, al SotilloQue yo séQuien novio al Sotillo fue,Que volvió después novillo.Gil, si es que al Sotillo vas,Mucho en la jornada pierdes;Verás sus álamos verdes,Y alcornoque volverás;Allá en el Sotillo oirásDe algún ruiseñor las quejas,Yo en tu casa a las cornejas,Y ya tal vez al cuclillo.No vayas, Gil, al Sotillo,Que yo séQuien novio al Sotillo fue,Que volvió después novillo.Al Sotillo florecienteNo vayas, Gil, sin temores,Pues mientras miras sus flores,Te enraman toda la frente;Hasta el agua transparenteTe dirá tu perdición,Viendo en ella tu armazón,Que es más que la de un castillo.No vayas, Gil, al SotilloQue yo séQuien novio al Sotillo fue,Que volvió después novillo.Mas si vas determinado,Y allá te piensas holgar,Procura no merendarDesto que llaman venado;De aquel vino celebradoDe Toro no has de beber,Por no dar en que entenderAl uno y otro corrillo.No vayas, Gil, al SotilloQue yo séQuien novio al Sotillo fue,Que volvió después novillo. -Vivas memorias, máquinas difundas,que cubre el tiempo de ceniza y hielo,formando cuevas, donde el eco al vuelosólo del viento acaba las preguntas.Basas, colunas y arquitrabes juntas,ya divididas oprimiendo el suelo,soberbias torres, que al primero cieloosastes escalar con vuestras puntas.Si desde que en tan alto anfiteatrorepresentastes a Sagunto muerta,de gran tragedia pretendéis la palma,mirad de sólo un hombre en el teatromayor rüina y perdición más cierta,que en fin sois piedras, y mi historia es alma. -PROEMIOYo que sólo canté de la exquisitapartitura del íntimo decoro,alzo hoy la voz a la mitad del foroa la manera del tenor que imitala gutural modulación del bajopara cortar a la epopeya un gajo.Navegaré por las olas civilescon remos que no pesan, porque vancomo los brazos del correo chuanque remaba la Mancha con fusiles.Diré con una épica sordina:la Patria es impecable y diamantina.Suave Patria: permite que te envuelvaen la más honda música de selvacon que me modelaste por enteroal golpe cadencioso de las hachas,entre risas y gritos de muchachasy pájaros de oficio carpintero.PRIMER ACTOPatria: tu superficie es el maíz,tus minas el palacio del Rey de Oros,y tu cielo, las garzas en deslizy el relámpago verde de los loros.El Niño Dios te escrituró un establoy los veneros del petróleo el diablo.Sobre tu Capital, cada hora vuelaojerosa y pintada, en carretela;y en tu provincia, del reloj en velaque rondan los palomos colipavos,las campanadas caen como centavos.Patria: tu mutilado territoriose viste de percal y de abalorio.Suave Patria: tu casa todavíaes tan grande, que el tren va por la víacomo aguinaldo de juguetería.Y en el barullo de las estaciones,con tu mirada de mestiza, ponesla inmensidad sobre los corazones.¿Quién, en la noche que asusta a la rana,no miró, antes de saber del vicio,del brazo de su novia, la galanapólvora de los juegos de artificio?Suave Patria: en tu tórrido festínluces policromías de delfín,y con tu pelo rubio se desposael alma, equilibrista chuparrosa,y a tus dos trenzas de tabaco sabeofrendar aguamiel toda mi briosaraza de bailadores de jarabe.Tu barro suena a plata, y en tu puñosu sonora miseria es alcancía;y por las madrugadas del terruño,en calles como espejos se vacíael santo olor de la panadería.Cuando nacemos, nos regalas notas,después, un paraíso de compotas,y luego te regalas toda enterasuave Patria, alacena y pajarera.Al triste y al feliz dices que sí,que en tu lengua de amor prueben de tila picadura del ajonjolí.¡Y tu cielo nupcial, que cuando truenade deleites frenéticos nos llena!Trueno de nuestras nubes, que nos bañade locura, enloquece a la montaña,requiebra a la mujer, sana al lunático,incorpora a los muertos, pide el Viático,y al fin derrumba las madereríasde Dios, sobre las tierras labrantías.Trueno del temporal: oigo en tus quejascrujir los esqueletos en parejas,oigo lo que se fue, lo que aún no tocoy la hora actual con su vientre de coco.Y oigo en el brinco de tu ida y venida,oh trueno, la ruleta de mi vida.INTERMEDIO(Cuauhtémoc)Joven abuelo: escúchame loarte,único héroe a la altura del arte.Anacrónicamente, absurdamente,a tu nopal inclínase el rosal;al idioma del blanco, tú lo imantasy es surtidor de católica fuenteque de responsos llena el victorialzócalo de cenizas de tus plantas.No como a César el rubor patriciote cubre el rostro en medio del suplicio;tu cabeza desnuda se nos queda,hemisféricamente de moneda.Moneda espiritual en que se fraguatodo lo que sufriste: la piraguaprisionera , al azoro de tus crías,el sollozar de tus mitologías,la Malinche, los ídolos a nado,y por encima, haberte desatadodel pecho curvo de la emperatrizcomo del pecho de una codorniz.SEGUNDO ACTOSuave Patria: tú vales por el ríode las virtudes de tu mujerío.Tus hijas atraviesan como hadas,o destilando un invisible alcohol,vestidas con las redes de tu sol,cruzan como botellas alambradas.Suave Patria: te amo no cual mito,sino por tu verdad de pan bendito;como a niña que asoma por la rejacon la blusa corrida hasta la orejay la falda bajada hasta el huesito.Inaccesible al deshonor, floreces;creeré en ti, mientras una mejicanaen su tápalo lleve los doblecesde la tienda, a las seis de la mañana,y al estrenar su lujo, quede llenoel país, del aroma del estreno.Como la sota moza, Patria mía,en piso de metal, vives al día,de milagros, como la lotería.Tu imagen, el Palacio Nacional,con tu misma grandeza y con tu igualestatura de niño y de dedal.Te dará, frente al hambre y al obús,un higo San Felipe de Jesús.Suave Patria, vendedora de chía:quiero raptarte en la cuaresma opaca,sobre un garañón, y con matraca,y entre los tiros de la policía.Tus entrañas no niegan un asilopara el ave que el párvulo sepultaen una caja de carretes de hilo,y nuestra juventud, llorando, ocultadentro de ti el cadáver hecho pomade aves que hablan nuestro mismo idioma.Si me ahogo en tus julios, a mí bajadesde el vergel de tu peinado densofrescura de rebozo y de tinaja,y si tirito, dejas que me arropeen tu respiración azul de inciensoy en tus carnosos labios de rompope.Por tu balcón de palmas bendecidasel Domingo de Ramos, yo desfilolleno de sombra, porque tú trepidas.Quieren morir tu ánima y tu estilo,cual muriéndose van las cantadorasque en las ferias, con el bravío pechoempitonando la camisa, han hechola lujuria y el ritmo de las horas.Patria, te doy de tu dicha la clave:sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;cincuenta veces es igual el AVEtaladrada en el hilo del rosario,y es más feliz que tú, Patria suave.Sé igual y fiel; pupilas de abandono;sedienta voz, la trigarante fajaen tus pechugas al vapor; y un tronoa la intemperie, cual una sonaja:la carretera alegórica de paja. -Déjame acariciarte lentamente,déjame lentamente comprobarte,ver que eres de verdad, un continuartede ti misma a ti misma extensamente.Onda tras onda irradian de tu frentey mansamente, apenas sin rizarte,rompen sus diez espumas al besartede tus pies en la playa adolescente.Así te quiero, fluida y sucesiva,manantial tú de ti, agua furtiva,música para el tacto perezosa.Así te quiero, en límites pequeños,aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,y tu unidad después, luz de mis sueños. -Tu lengua es el país de fuegodonde no hay relojes,donde la palabra dura y difícil,da vueltas y vueltasperegrinando a trancosdonde el salivajomancha los mantelessin cortarle el paso.Cuando un solo de tripas la sorprendeen el deseo de ahorcarseenvuelta en una tira de bacon,queso horadado suizoy un pedazo de pan,tu lengua de azúcarrompe las murallas de la mala palabra,se instala en el cafédespués de la certeza de ser diosprendido al paladarpor las diptongaciones.Tu lengua es un tambor,la gran detonación que estalla en el silencioy no transigeante el dolor de muelaso ante el sueño.Contigo dormirseya no es noble ejercicio de oidoren la vigilia de tu lenguaen la inquietud;es la resignación de oír el epitafioante la muerte.Cuando vengan a buscartecon la lengua desatadaa siete grados en la escala de Ritcher,estaré plantada en la casmodia de negarme,en la feroz rigidez de la sorderapara volver a la serenidad del hambre. -¿que te has enamorado de mí?buenoeso me hace sentir bienpero yo no estoy enamorado de tivayaeso me hace sentir mallo sientopor ti -Cisnes de Guadiana, a sus riberasLlegué, y a vuestra dulce compañía,Cuya suave métrica armoníaDesata montes y reduce fieras;No a escuchar vuestras voces lisonjeras,Sino al segundo ilustrador del díaConsagralle la humilde Musa mía,Que cantó burlas y eterniza veras,Al Apolo de España, al de AyamonteCulto honor. Si labraren vuestras plumasDigna corona a su gloriosa frente,Flores a vuestro estilo dará el monte,Candor a vuestros versos las espumasDe Helicona darán y de su frente. -La memoria sorprende en la blancurade corredores enfiladosy es un salto la sombra;precisa, ahondando los lugares,en esta mansión tan diurna,tan joven y ya ausente.No hay ruidoy el pasar de la doncella única,dura, todo se agita, las palmas,el agua de la pila, los destellos en el piso,la luz en las vidrieras,las cortinas de paño leve.Ella sigue pasando inmóvil,no asienta los pies, se desvanece,avanza, mientras el silencio de los relojesconfunde o apaga las horas."Fue ayer."No fue nunca."Sigue siendo. -Yo fui estallido fuerte de la selva y el río,y voz entre dos ecos, me levanté en las cuestas.De un lado me estiraban las manos de las aguas,y del otro, prendíanme sus raíces las sierras.Cuando mi río subía su caricia silvestreen aventuras locas con el rocío y la niebla,con el mismo amor loco que impulsaba mi sueño,lejos de sorprenderlo, me hospedaba en las sierras.Pero si alguna sombra le bajaba a los ojos,me repetía en sus aguas hasta dar en la arena,y era mi grito nuevo como un tajo en el monteque anegaba las calles y golpeaba las puertas.A veces la montaña se me vestía de florese iniciaba en mi talle curvas de primavera.Quién sabe en qué mañana se apretaron mis añossobre senos y muslos y caderas de piedra!Se treparon mis ojos al rostro de los árbolesy fueron mariposas sus vivas compañeras:así es como en los prados voy buscando las flores,y alas pido en las almas que a mi vida se acercan.Mis dedos arañaron la fuerza de los riscos,y juraron ser índices de mis futuras vueltas;por eso entre los cuerpos doblados de los hombres,como puntales puros de orientación se elevan.Yo fui estallido fuerte de la sierra y el río,y crecí amando el río e imitando la sierra...Una mañana el aire me sorprendió en el llano:ya mi raíz salvaje se soltaba las riendas!Pálidas ceremonias saludaron mi vida,y una fila de voces reclamaron la prenda...Mis labios continuaron el rumor de las fuentesdonde entrañé mis años y abastecí las venas.De ahí mi voz de ahora, blanca sobre el lenguaje,se tiende por el mundo como la dio la tierra! -Pudiera parecer, y aquí confluyen,coetáneos de la misma convulsiónla cantiga y la Praça da República,la mar y el puerto,desacoplados como estánen su estridencia íntima.Antes de que aterrice el avión sobre la ríahabremos incendiado la ciudady en terremoto el pulso del atlánticohabrá deshecho sus calzadas.Antes que se decida el calceteiroy desafine el muecínen el violín del shopping,se habrá oxidado el velador con su epopeyacamino de las Indias,más de mil veces.Antes que escampey el sol nos desordene las victorias,y el gato emigre,y encaje en una ruta, de perfil,tu carabela. -Ah soledad,Mi vieja y sola compañera,Salud.Escúchame tú ahoraCuando el amorComo por negra magia de la mano izquierdaCayó desde su cielo,Cada vez más radiante, igual que lluviaDe pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto, y quebrantaronAl fin todos sus huesos,Por una diosa adversa y amarillaY tú, oh alma,Considera o medita cuántas vecesHemos pecado en vano contra nadieY una vez más aquí fuimos juzgados,Una vez más, oh dios, en el banquilloDe la infidelidad y las irreverencias.Así pues, considera,Considérate, oh alma,Para que un día seas perdonada,Mientras ahora escuchas impasibleO desasida al caboDe tu mortal miseriaLa caída infinitaDe la sonata opusCiento veintiséisDe MozartQue apaga en tan insólitaSuspensión de los tiemposLa sucesiva imagen de tu culpaAh soledad,Mi soledad amiga, lávame,como a quien nace, en tus aguas australesy pueda yo encontrarte,descender de tu mano,bajar en esta noche,en esta noche séptuple del llanto,los mismos siete círculos que guardanen el centro del airetu recinto sellado. -ALLÁ voy, allá voy, piedras, esperen!Alguna vez o voz o tiempopodemos estar juntos o ser juntos,vivir, morir en ese gran silenciode la dureza, madre del fulgor.Alguna vez corriendopor fuego de volcán o uva del ríoo propaganda fiel de la frescurao caminata inmóvil en la nieveo polvo derribado en las provinciasde los desiertos, polvaredade metales,o aún más lejos, polar, patria de piedra,zafiro helado,antártica,en este punto o puerto o parto o muertepiedra seremos, noche sin banderas,amor inmóvil, fulgor infinito,luz de la eternidad, fuego enterrado,orgullo condenado a su energía,única estrella que nos pertenece. -Cuando me lleve mi contraria estrellalejos de ti, me soñaré contigo...Carolina CoronadoEsta tinta olorosa me retorna,con su aroma dulzón, a aquellos tiemposde latines ingenuos y azulados,de desinencias y conjugaciones:lupus, lupi, vederunt o vedere,ego nominor Leo... -¡qué difícil!-.A punto estaban de sonar las doce.Por la ventana abierta subía el voceríode un mediodía orondo, rodando calle abajo.Isolina y Chiruca berraban, desabridas,por el precio tan caro que hoxe ten o peixe.¡Qué bonus, bona, bonum! Pero pronto las horastocarán para mí eo, is, ire...-Las hojas olorosas, profesor, me las llevo-le dejo su latín- a la tierra resecaen donde apenas llueve. Ellas tienen la llavepara abrir la memoria de aquel dies, diei.Su aroma romperá el hormigón del tiempoy, con el corazón, -audio, audis, audire-oiré en La Berenguela dar las doce. -Tu mirada de amordescubre lo que otros no quieren ver.Tu noblezate hace apreciar lo que los demás desprecian.Tu amor desinteresadote hace defender a los pequeñosque otros atacan o menosprecian.Tu presenciadespierta confianza, amor a la viday esperanza en un futuro mejor. -¡Madre mía, tierra,otra vez más verde,más plena, más bella!(Y yo, mientras, hijotuyo, con más secashojas en las venas).¡Madre mía, tierra,sé tú siempre joven,y que yo me muera!(Y tú, mientras, madremía, con más frescashojas en las piernas). -Como si fuera cándida esculturaen lustroso marfil de Bonarrota,a Paris pide Venus en pelotala debida manzana a su hermosura.En perspectiva Palas su figuramuestra por más honesta, más remota;Juno sus altos méritos acotaen parte de la selva más escura;pero el pastor a Venus la manzanade oro le rinde, más galán que honesto,aunque saliera su esperanza vana.Pues cuarta diosa en el discorde puesto,no sólo a ti te diera, hermosa Juana,una manzana, pero todo un cesto. -Aún no pongáis las manos junto al fuego.Refresca ya, y las míasestán solas; que se me queden frías.Entonces qué rescoldo, qué alto leño,cuánto humo subirá, como si el sueño,toda la vida se prendiera. ¡Ramaque no dura, sarmiento que un instantees un pajar y se consume, nunca,nunca arderá bastantela lumbre, aunque se haga con estrellas!Este al menos es fuegode cepa y me calienta todo el día.Manos queridas, manos que ahora llegocasi a tocar, aquella, la más mía,¡pensar que es pronto y el hogar crepita,y está ya al rojo vivo,y es fragua eterna, y funde, y resucitaaquel tizón, aquel del que recibotodo el calor ahora,el de la infancia! Igual que el aire en tornode la llama también es llama, en tornode aquellas ascuas humo fui. La horadel refranero blanco, de la viejacuenta, del gran jornal siempre seguro.¡Decidme que no es tarde! Afuera dejasu ventisca el invierno y está oscuro.Hoy o ya nunca más. Lo sé. Creíapoder estar aún con vosotros, perovedme, frías las manos todavíaesta noche de enerojunto al hogar de siempre. Cuánto humosube. Cuánto calor habré perdido.Dejadme ver en lo que se convierte,olerlo al menos, ver dónde ha llegadoantes de que despierte,antes de que el hogar esté apagado. -En los claros domingos de mi pueblo es costumbreque en la Plaza descubran las gentiles cabezaslas mozas, y sus ojos reflejan dulcedumbrey la banda en el kiosko toca lánguidas piezas.Y al caer sobre el pueblo la noche ensoñadora,los amantes se miran con la mejor miraday la orquesta en sus flautas y violín atesoramil sonidos románticos en la noche enfiestada.Los días de guardar en los pueblos provincianosregalan al viandante gratos amaneceresen que frescos los rostros, el Lavalle en las manos,camino de la iglesia van las mozas aprisa;que en los días festivos, entre aquellas mujeresno hay una cara hermosa que se quede sin misa. -¡Qué difícil es unirel tiempo de frutecercon el tiempo de sembrar!(El mundo jira que jira,ruedas que nunca se unenen una rueda total)¡Un solo día de vida,un día completo y todo,que no se acabe jamás! -Los pájaros que en sus nidosmueren, ¿a dónde van?¿Y en que lugar escondidosestán, muertos o dormidos,los besos que no se dan?Nacen, y al punto traviesoshallar la salida quieren;¡pero como nacen presos,se enferman pronto mis besosy, apenas naces, se mueren!En vano con raudo giroéste a mis labios llegó.Si lejos los tuyos miro...¿sabes lo que es un suspiro?¡Un beso que no se dio!¡Que labios tan carceleros!¡Con cadenas y cerrojoslos aprisionan severos,y apenas los prisionerosse me asoman a los ojos!¡Pronto rompe la cadenade tan injusta prisión,y no mueran más de pena,que ya está de besos llenala tumba de mi corazón!¿Qué son las bocas? Son nidos.¿Y los besos? ¡Aves locas!Por eso, apenas nacidos,de sus nidos aburridossalen buscando otras bocas.��Por qué en cárcel sepulcralse trueca el nido del ave?¿Por qué los tratas tan mal,si tus labios de coralson los que tienen la llave?"Besos que apenas despiertos,volar del nido queréisa sus labios entreabiertos,en vuestra tumba, mis muertos,dice: ¡Resucitaréis! -Como un andar. Tal vezigual que un súbito y lejanoparpadeo o temblor de mies madura.Como esta tierra puestaal sol, al aire, a la mañana.Es nuestra vida,Mas, ¿quién llueve, quién es el que deshacela esperanza de junio?Como un andar. Como unagerminación que perderá su granodesvanecida, inútilmente, en el tiempo.Nunca igual que los túneles,que el viajero aquélque toma su billete a precio fijo.Es nuestra vida.Nunca como las aves,como aquellos vencejos que dan girosen el atardecer y llevanpara anidar, para incubar su puesta,un respaldo de sol o piedra dura.Es nuestra vida, comoese ventico gris de la mañana. -Nieve. Toda la tarde ha nevado.Empezó primero por manchar la verja,la acera, las ventanas.Ha cubierto después los rosales,los peldaños, las macetas.Una sucesión precisa, matemática casi,como las migrañas en la tarde:pulsos en las sienes, dolor, aplastamiento.Hasta que un calmante lo drogay quedo inmóvil como un móvil de Calderantes de que lo agiten unas manos o el viento.Cefalea, nevisca, muerte, ¿por qué se asocianen un motivo del arte contemporáneo?¿Por qué si estás, estoy completamente vivo?Pero anochece y sigue nevando. Una nieveajena a la de la infancia, cuandola habitación, el día no quedaban oscurosy el blanco era el blanco, lento deshacer del tiempo.No, esta nieve es otra. Nieve que aleja y separa,oculta los caminos, borra las huellas, ahuyentalos pájaros. Es el presagio, la contingencia terriblede que mañana no estés.Nieve. Desde tu ausencia sigue nevando. -La noche circuncinda madrugadascon un afán caníbal, encantado.Es la fiera que arrancará las florescon la espuma de las nubes y las bestias,asolando la yema de la lluvia,en un zigzag de escalofrío y carasmiserables.Caerá su aurora en redes escarlatas,junto al humo donde arden las estrellas,y su hambre será multiplicada.Se encerrará la luna en sus mitadesen un holocausto de la sangre.Voceará la luna sus volcanesen una fiera niebla inenarrable.Saciará los escombros de los temploscon la sed de cristales irredentos.Vencerá en los túneles inmensoscon sus rayos de nácar y de ajenjo.Las mariposas negras serán nocheque cautive la farsa de las horas. -A embestidas suaves y rosas, la madrugada te iba poniendo nombres:Sueño equivocado, Ángel sin salida, Mentira de lluvia en bosque.Al lindero de mi alma, que recuerda los ríos,indecisa, dudó, inmóvil:¿Vertida estrella, Confusa luz en llanto, Cristal sin voces?No.Error de nieve en agua, tu nombre. -Se equivocó la paloma,se equivocaba.Por ir al norte fue al sur,creyó que el trigo era el agua.Creyó que el mar era el cieloque la noche la mañana.Que las estrellas rocío,que la calor la nevada.Que tu falda era tu blusa,que tu corazón su casa.(Ella se durmió en la orilla,tú en la cumbre de una rama.) -Ojos claros, serenos,si de un dulce mirar sois alabados,¿por qué, si me miráis, miráis airados?Si cuanto más piadosos,más bellos parecéis a aquel que os mira,no me miréis con ira,porque no parezcáis menos hermosos.¡Ay tormentos rabiosos!Ojos claros, serenos,ya que así me miráis, miradme al menos. -Has entrado al otoñome dijistey me sentí temblarhoja encendidaque se aferra a su talloque se obstinaque es párpado amarilloy luz de veladanza de viday muerteclaridad suspendidaen el eterno instantedel presente. -Érase un hombre a una nariz pegado,Érase una nariz superlativa,Érase una alquitara medio viva,Érase un peje espada mal barbado;Era un reloj de sol mal encarado.Érase un elefante boca arriba,Érase una nariz sayón y escriba,Un Ovidio Nasón mal narigado.Érase el espolón de una galera,Érase una pirámide de Egito,Los doce tribus de narices era;Érase un naricísimo infinito,Frisón archinariz, caratulera,Sabañón garrafal morado y frito. -Vengo a verte pasar todos los días,vaporcito encantado siempre lejos...Tus ojos son dos rubios capitanes;tu labio es un brevísimo pañuelorojo que ondea en un adiós de sangre!Vengo a verte pasar; hasta que un día,embriagada de tiempo y de crueldad,vaporcito encantado siempre lejos,la estrella de la tarde partirá!Las jarcias; vientos que traicionan; vientosde mujer que pasó!Tus fríos capitanes darán orden;y quien habrá partido seré yo...! -Como quien bajo un árbol se guarecede la lluvia. Y se cala. Y así la lluvia entralloviendo en el paisaje de su espírituy hace su carne lo existente: el mundo.Luego, al lucir del sol, su pensamientoen íntimo arcoiris lo deslumbramás poderoso que la luz de fuera,y translúcido siente que le acosala realidad y la pasión, la vida.Y él es feliz, pues sabe que aquel orbeen la movilidad del tiempo esquivojamás enfriará la luz de invierno. -Se lo ha llevado el viento, esa mano de olvido,el pequeño mensaje que quedara en la puerta;se fue sobrevolando, como ebrio o perdido,la rumorosa calle, en la tarde desierta.Allá irá, todo alma de amor estremecido,náufrago diminuto con dirección incierta,agonizante espíritu, el que pudo haber sidoalegría del ser que lo aguardaba alerta.Diría: «¡Te recuerdo!» o, tal vez, «¡Hasta nunca!»«Te llevo por los días guardada en mi memoria».O quizá: «Amor mío, me voy con el crepúsculo...»Mas nada ha de saberse pues así queda truncatoda posible hipótesis sobre la dulce historia,que el papel se perdió, tan grande y tan minúsculo. -¿Cómo podrás volver a ser quién eres?Si la noche te coge de la mano,te lleva más allá de las estrellas,junto al país donde los niños lloran.¿Qué le explicarás a tu incierto amante?Cuando la bruma envuelva tu sagrarioy tus pechos estén áridos de alas,y hacia el norte no veas ningún trance:¿Qué aprenderás de las horas oscuras? -Cuando llegue la luna llenairé a Santiago de Cuba,iré a Santiago,en un coche de agua negra.Iré a Santiago.Cantarán los techos de palmera.Iré a Santiago.Cuando la palma quiere ser cigüefla,iré a Santiago.Y cuando quiere ser medusa el plátano,iré a Santiago.Iré a Santiagocon la rubia cabeza de Fonseca.Iré a Santiago.Y con la rosa de Romeo y Julietairé a Santiago.¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!Iré a Santiago.¡Oh cintura caliente y gota de madera!Iré a Santiago.¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!Iré a Santiago.Siempre he dicho que yo iría a Santiagoen un coche de agua negra.Iré a Santiago.Brisa y alcohol en las ruedas,iré a Santiago.Mi coral en la tiniebla,iré a Santiago.El mar ahogado en la arena,iré a Santiago,calor blanco, fruta muerta,iré a Santiago.¡Oh bovino frescor de calaveras!¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!Iré a Santiago. -(¡que reviente mi quilla, que por fin vaya a pique!)LE BATEAU IVRE. A. R.Después que el amor contranatura le dejase una herida negra y supurante,y que el castillo del albaSe derrumbase con el rayo de la tormenta;que la torre de Notre Dame, cayera sobre su cabeza rompiéndole los sueños, tres costillas y un par de poemas.Después de haber bebido el ponzoñoso brebaje de las flores del malregadas en el jardín de la nochepor Monsieur Baudelaire;Y haber asistido a la trepanaciónen la cabeza de un cadáver exquisitoque embriagado de verde ajenjose había ahogado en las aguas del Sena...El muchacho de Charleville(Carne de lujuria en la comuna)El del coeur supplicié.El muchacho del corazón atormentado y pisoteado por la soldadesca rebelde de la Comuna de París.Quiso ver el solY las estrellas y dormir a la plein etoile sobre las dunas del desierto."Yo regresaré con miembros de hierro, el rostro sombrío, la mirada furiosa, sobre mi rostro una máscara, me creerán de una raza fuerte. Tendré oro..."Después de haber arrastrado a Verlaine su poeta protector hasta las puertas del averno y que este con gesto de amante furioso le disparase hiriéndole en la mano...Después de haber veraneado una "Season en le enfer" ... De haber visto los rituales fabriles que cubrían de hollín los rostros de los niños ingleses; de ganarse el pan de la miseria con todo tipo de oficios portuarios y de bruma;Y haber conversado con Lucifer, el ángel caído,sobre su rebeldía iconoclasta.Después de que su formula mágica no funcionara y que el atanor alquímico solo le devolviese una arenilla negra, sin brillo. Que el esperado Rebis solo fuese una pequeña fiera, (homúnculo con cara de tigre) que comenzaba a tomar alas en el centro de su alma.Después de haber fumado un centenar de porros de hachís y embriagarse de absenta,hasta sentir en su hígado duendes con cuchillos apuñaleándole.Después de vomitar en las calles de París y ver la cara pálida y ulcerada de las prostitutas de la rue Campagne-Première y del hotel de Cluny.Después de atravesar a pie los Alpesen medio de una tormentapara llegar a Génova,...el señor de las semillas del viento,el señor del barco ebrioquiso ver el sol y quedarse ciegocomo un chaman del norte de África.Así que se fue tras el camino de los maleantes enlutadosCon su carabina al hombro.Nunca dejó de sentir cierto éxtasis por aquellos paisajes de lava rocosa y mares de sal.Se refugió en Harar la ciudad de barro rojo y piedras blancas. La ciudad del fuego de Abisinia.Entonces vio que todo el mundo estaba ocupado en traficar con armas,Luego con marfil.¿Pensó en algún libro brillante. En alguna prosa magistral,...En la cadencia musical de algún alejandrinoo un endecasílabo,o simplementeen la palabra poderosa de la muerteque flotaba como una presencia extrañasobre un lago negro?.A lo mejor, solo sentía el abanicar del viento sobre su torso desnudo y flotaba como un fantasma del oasis con sus pies helados sobre el agua."Es el silencio del desierto, lo único que llena mi soledad. La misteriosa mujer de cara pálida teje una falda negra. ¿Será mi mortaja?. He intentado que aprenda un poco de francés. ¿Pero para qué?... Para qué quiero que Asha hable esa lengua de miserables y piojosos tenderos y burgueses de camisas blancas y sombreros de copa. Será mejor dejarla que teja en silencio mi mortaja, mientras afuera de las murallas de barro y piedra de la ciudad de Harar, las hienas cantan con risas de hielo luminoso, bajo una luna de metal ulcerado."Poco se sabe.Solo leyendas,... muchos rumores,Algunas cartas a su hermana Isabelle en Francia.Andaba con sus ojos azules y claros,y su mechones rubios y velados, mirando más allá de la gente, de los esclavos, de los animales.Se acostaba con mujeres que le llevaban otros mercaderes o los traficantes de marfil, los comerciantes de café, los negociantes de almizcle..Una de ellas tenía una pústula de negro hollín detrás de la oreja y claro esta, no se le notaba. Dicen que fue eso,...Pero yo creo, que ya estaba envenenado desde Francia.Se dijo, no volveré escribir...La literatura, una noche se le presentócomo una princesa árabe de las mil y una noches...Después amaneció ahogada, flotando con una cuchillada en el pecho, sobre un charco de lodo rojo. No hubo flores, solo espinas y cardos secos. Ofelia ultrajada por el mago rudo. El poeta del silencio.Entonces comenzó el problema de la piernay los dolores; veía aparecer demonios creolés con acentos yorubas que le asaltaban en las noches.Fue donde un brujo que le administró un poderosos narcótico, las hienas le despertaban en mitad de sus fiebres con sus cantos aterradores. Un médico del ejercito egipcio le dijo, que esa hinchazón de la rodilla derecha le estaba matando,Por últimoregresó a Francia por el puerto de Marsellaen donde le amputaron la pierna, en el hospital "De La Inmaculada Concepción". "Ese embriagado duende, en tu sangre prisionero, que envenenaba tu mirada, te mordía los huesos y te paralizaba las alas...""He regresado de Charleville, pensaba curarme de la pierna pero veo que es inútil, ahora que no la tengo, es más pesada que un fardo de patatas. Estoy en el puerto de Marsella otra vez en el hospital de "La Inmaculada Concepción", al fondo el mar azul intenso y los barcos que zarpan, que se alejan. Anoche estuvo aquí, lo se; sentí su mano fría y delicada y su beso de fosa negra... Es el final."El jardinero de las flores de las flores del mal,Que había comido las semillas del fuego,y contagiado de poesíael territorio de la bohemia lunfarda de Mont Parnase.Que se enroló en la legión extranjera para desertar cuando le dijeron que tenía que matar nativos javaneses y de Sumatra.Que traficó con almas negras y marfilcomo demonio blanco,para terminar entregando toda su fortuna, a las plañideras y a las viudas preñadas de un amigo traficante al que habían matado los temerarios Danakil (los hombres de la piel de arcilla) en los desiertos de Abisinia.Se fue con una sola piernaDicen que fue un lobo negro de ojos rojos, el que le enseño su camino..."Isabelle, querida hermana haré las pases con Dios, pero ya me siento condenado, será solo una formalidad más..."Nadie perdonaría su exilio,ni siquiera su gloria parisinale había seducido para volver a escribir.¡Qué desperdicio!... dijeron unos¡Qué insensatez!... dijeron lo demás¡Pobre hombre!... dijeron en coro las musas de los salones capitalinos.Y él, con su amarga mordida de cat tagleespumeando en sus mandíbulasy su mueca de desprecio sobre el rostro broncíneo,cerca de la hoguera con ramas secas.Mis queridas cocottes,mis queridos poetas parnasianos y simbolistas de corbatincitos de seda roja y zapatitos de charol...MonsieurArthur Rimbaud está pasando una merecidas vacacionesA dos mil quinientos grados centígrados...¡Haciendo sonar, no su lira,sino aporreando un clavicordio con teclas de obsidiana...Y haciendo estallar su carabina belga,en las cálidas instalaciones del averno! -Montaña inaccesible, opuesta en vanoAl atrevido paso de la gente(O nubes humedezcan tu alta frente,O nieblas ciñan tu cabello cano),Caistro el mayoral, en cuya manoEn vez de bastón vemos el tridente,Con su hermosa Silvia, Sol lucienteDe rayos negros, serafin humano,Tu cerviz pisa dura; y la pastoraYugo te pone de cristal, calzadaCoturnos de oro el pie, armiños vestida.Huirá la nieve de la nieve ahora,O ya de los dos soles desatada,O ya de los dos blancos pies vencida. -(Elvira Vila Massana)Cual oveja descarriadaHuyendo de su Pastor,Asi andaba yo alejadaDel camino del Señor.Pero mi buen SalvadorMe miró y me vio perdidaY vino lleno de amorA salvarme y darme vida.Con tanto amor me buscóMi amantísimo Pastor,Que su sangre derramóPor librarme del dolor.En vez de darme castigoQue mi culpa mereció,Bondadoso y compasivoEn sus hombros me llevó.Ahora que me ha salvadoY me ha vuelto a su redil,Soy tan feliz a su ladoQue le adoro veces mil.Hasta que en la eterna gloriaSiempre le pueda mirarY cantar la dulce historiaDel que me vino a salvar.Amigo que no eres salvo:Jesús hoy te busca a tí;Ven pronto, ven a su lado,Que con El serás feliz. -IPor una de esas raras reflexionesde la luz, que los físicosexplicarán llenandode fórmulas un libro...Mirándome las manos"como hacen los enfermeros de continuo"veo en la faceta de un diamante, en unafaceta del diamante de mi anillo,reflejarse tu cara, mientras piensasque divago o meditoo sueño... He descubierto,por azar, este medio tan sencillode verte y ver tu corazón, que es otrodiamante puro y limpio.Cuando me muera, déjameen el dedo este anillo.IIEstoy muy mal... Sonríoporque el desprecio del dolor me asiste,porque aún miro lo bello en torno míoy... por lo triste que es el estar triste.Pero ya la fontanadel sentimiento manatan lenta y silenciosa, que su canto,sonoro, otrora, como risa, es llanto.IIIGuardo, entre mis tesoros de cordura,la nostalgia febril de la locura,como gaje de ayer... para un mañanaque no ha de venir ya.Mustia flor, que me recuerda la lozanaprimavera y la risa entre la granade los labios... Fontana de ternuraque se ha secado ya.Y así, no es en mí el canto, sino el cuento"que «ayer» nos da tan sólo el argumento";y la canción es cosa para el día,que ha declinado ya.Ha llenado la noche el alma míay la sombra ha ahuyentado a la poesía...Porque ya el día suspirado sientoque no amanecerá. -Nada, ni el sordo horror, ni la ruidosaverdad, ni el rostro amargo de la duda,ni este incendio en la selva de mi cuerpoque amenaza con no extinguirse nunca,ni la terrible imagen que golpeamis ojos y tortura mi cerebro,ni el juego cruel, ni el fuego que destruyeesa otra imagen de armonía y fuerza,ni tus palabras, ni tus movimientos,ni ese lado salvaje de tu calle,impedirán que encienda en tu costadola luz que da la vida y da la muerte:tarde o temprano sangrará tu herida,y no será momento de hacer frases. -CUANDO miro la formade América en el mapa,amor, a ti te veo:las alturas del cobre en tu cabeza,tus pechos, trigo y nieve,tu cintura delgada,veloces ríos que palpitan, dulcescolinas y praderasy en el frío del sur tus pies terminansu geografía de oro duplicado.Amor, cuando te tocono sólo han recorridomis manos tu delicia,sino ramas y tierra, frutas y agua,la primavera que amo,la luna del desierto, el pechode la paloma salvaje,la suavidad de las piedras gastadaspor las aguas del mar o de los ríosy la espesura rojadel matorral en dondela sed y el hambre acechan.Y así mi patria extensa me recibe,pequeña América, en tu cuerpo.Aún más, cuando te veo recostadaveo en tu piel, en tu color de avena,la nacionalidad de mi cariño.Porque desde tus hombrosel cortador de cañade Cuba abrasadorame mira, lleno de sudor oscuro,y desde tu gargantapescadores que tiemblanen las húmedas casas de la orillame cantan su secreto.Y así a lo largo de tu cuerpo,pequeña América adorada,las tierras y los pueblosinterrumpen mis besosy tu belleza entoncesno sólo enciende el fuegoque arde sin consumirse entre nosotros,sino que con tu amor me está llamandoy a través de tu vidame está dando la vida que me faltay al sabor de tu amor se agrega el barro,el beso de la tierra que me aguarda. -La edad del Cristo azul se me acongojaporque Mahoma me sigue tiñendoverde el espíritu y la carne roja,y los talla, el beduino y a la hurí,como una esmeralda en un rubí.Yo querría gustar del caldo de habas,mas en la infinidad de mi deseose suspenden las sílfides que veocomo en la conservera las guayabas.La piedra pómez fuera mi amuleto,pero mi humilde sino se contristaporque mi boca se instala en secretoen la feminidad del esqueletocon un crepúsculo de diamantista.Afluye la parábola y flameay gasto mis talentos en la luchade la Arabia Feliz con Galilea.Me asfixia, en una dualidad funesta,Ligia, la mártir de pestaña enhiesta,y de Zoraida la grupa bisiesta.Plenitud de cerebro y corazón;oro en los dedos y en las sienes rosas;y el Profeta de cabras se perfilamás fuerte que los dioses y las diosas.¡Oh, plenitud cordial y reflexiva:regateas con Cristo las mercedesde fruto y flor, y ni siquiera puedestu cadáver colgar en la impolutaatmósfera imantada de una gruta! -a mi hija que aún no naceCelebremos la nochela conquista de un nuevo díael verbo no conjugadola voz añeja perdida en el miasmael silencio vertiendo lo perdido...Mujer,veo tu vientre creciendoy en mi ansiedadpido diluyamos un nombre,la química de lo que no se hizo...Empujemos la noche...el grito atrapado en la gargantabebámonos las horashijaesta angustia crece¡ya es tiempo de ver tus pupilas!tu vocecita diciendo ¡papá! -Hay besos que pronuncian por sí solosla sentencia de amor condenatoria,hay besos que se dan con la miradahay besos que se dan con la memoria.Hay besos silenciosos, besos nobleshay besos enigmáticos, sinceroshay besos que se dan sólo las almashay besos por prohibidos, verdaderos.Hay besos que calcinan y que hieren,hay besos que arrebatan los sentidos,hay besos misteriosos que han dejadomil sueños errantes y perdidos.Hay besos problemáticos que encierranuna clave que nadie ha descifrado,hay besos que engendran la tragediacuantas rosas en broche han deshojado.Hay besos perfumados, besos tibiosque palpitan en íntimos anhelos,hay besos que en los labios dejan huellascomo un campo de sol entre dos hielos.Hay besos que parecen azucenaspor sublimes, ingenuos y por puros,hay besos traicioneros y cobardes,hay besos maldecidos y perjuros.Judas besa a Jesús y deja impresaen su rostro de Dios, la felonía,mientras la Magdalena con sus besosfortifica piadosa su agonía.Desde entonces en los besos palpitael amor, la traición y los dolores,en las bodas humanas se parecena la brisa que juega con las flores.Hay besos que producen desvaríosde amorosa pasión ardiente y loca,tú los conoces bien son besos míosinventados por mí, para tu boca.Besos de llama que en rastro impresollevan los surcos de un amor vedado,besos de tempestad, salvajes besosque solo nuestros labios han probado.¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;cubrió tu faz de cárdenos sonrojosy en los espasmos de emoción terrible,llenáronse de lágrimas tus ojos.¿Te acuerdas que una tarde en loco excesote vi celoso imaginando agravios,te suspendí en mis brazos... vibró un beso,y qué viste después...? Sangre en mis labios.Yo te enseñé a besar: los besos fríosson de impasible corazón de roca,yo te enseñé a besar con besos míosinventados por mí, para tu boca. -Ya no sé qué pensar de mi propia existencia,aun si he de poder soportar esta vida,que en viéndome al espejo descubro en tal presenciaun ser a todo hostil que extraño me intimida.Deslízanse las horas fuera de mi conciencia;todo se me aparece como cruel despedidapor no sé qué catástrofe de fatal evidenciay adolezco de idea, de noción y medida.Sólo en el pensamiento, Dios al cabo me salva;que si por El no fuera, torpe sucumbiría,al no importarme noche, crepúsculo ni alba.Menester es llevar a término el destinoy "con Dios en la mente como único guía"hacer, la cruz a cuestas, el humano camino. -Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.¿O son una las dos? No bien retirasu majestad el sol, con largos velosy un clavel en la mano, silenciosaCuba cual viuda triste me aparece.¡Yo sé cuál es ese clavel sangrientoque en la mano le tiembla! Está vacíomi pecho, destrozado está y vacíoen donde estaba el corazón. Ya es horade empezar a morir. La noche es buenapara decir adiós. La luz estorbay la palabra humana. El universohabla mejor que el hombre.Cual banderaque invita a batallar, la llama rojade la vela flamea. Las ventanasabro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendolas hojas del clavel, como una nubeque enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa... -Las campanas en flor no se han hecho para los senos de oficinani el tallo esbelto de los lápices remata en cáliz de condescendenciaLa presencia de la muertese hace cristal de roca discretapara no estorbar el intenso olor a envidia jovenque exhalan los impermeablesY yo quiero romper a hablar a hablaren palabras de nobles agujeros dominó del destinoYo quiero hacer del eterno futuroun limpio solo de clarinete con opción al aplausoque salga y entre libremente por mis intersticios de amor y de odioque se prolongue en el aire y más allá del airecon intenso reflejo en jaspe de concienciasAhora que van a caer oblicuamentelas últimas escamas de los llantos errantesahora que puedo descorrer la lluviay sorprender el beso tiernísimo de las hojas y el buen tiempoahora que las miradas de hembra y machochocan sonoramente y se hacen trizasmientras aguzan los árboles sus orejas de lobodejadme salir en busca de mis guantesperdidos en un desmayo de cielo acostumbrado a mudar de pecheraLa vida es favorable al vientoy el viento propicio al claro ascendiente de los frascos de esenciay a la iluminación transversal de mis dedosUn álbum de palomas rumoroso a efeméridesme persuade al empleo selecto de las uñas bruñidasTransparencia o reflejoel amor diafaniza y viaja sin billetede alma a alma o de cuerpo a cuerposegún todas las reglas que la mecánica cantaCiertamente las campanas maduras no saben que se cierran como los senos de oficinacuando cae el relenteni el tallo erguido de los lápices comprende que ha llegado el momento de coronarse de gloriaPero yo sí lo sé y porque lo sé lo canto ardientementeLos dioses los dioses miradlos han vuelto sin una sola cicatriz en la frente -No la veo, no me baña su doloroso color,ni la oigo correr sobre las piedras,ni mis manos la tocan,ni mis cabellos se oscurecen,ni siquiera mis huesos se ponen amarillos,ni aún mi saliva es verde, amarga y pálida.No la he visto. No. No la he sentidoen mi propia sangre revolotearcomo pájaro perdido, llorandoo nada más en busca de descanso.Es horrible que no llueva sangre españolasobre las ciudades de América,como sangre de toros embistiendoo lágrimas de águilas.Pero sí, sí la veo, sí correpor el cielo de mi ciudad,sí la tocan mis manos,sí mis cabellos oscurecen de miedo,sí mi boca es una herida espantosay mis huesos roja pesadumbre.La he visto, la he tocadocon mis propios asustadizos dedos,y todavía estoy quejándome de pena,de noche, de nostalgia.Yo soy testigo de esa sangre.Puedo decir que hablé con ellacomo un árbol ensangrentadocon una casa deshabitada;puedo decir a los incrédulosque en su corriente iban,secos, mudos ojos y ojos de jóvenes,ojos y ojos de niños,manos, manos de ancianos,y vientres prodigiosos de muchachas,y brazos prodigiosos de muchachos,y mucho, muchísimo dolor,y dientes españoles,y sangre, siempre sangre,Yo era. Yo era simplementeantes de ver esa sangre.Ahora soy, estoy, completo,desamparado, ensordecido,demasiado muerto para poder, después,ver con serenidad ramos de rosasy hablar de orquídeas.Yo soy testigo de esa sangre,de esas palomas, de esos geranios,de esos ojos con sal,de aquellos mustios vientresy sexos apagados.Yo soy, testigo muerto, testigo de la sangrederramada en España,reverdecida en Méxicoy viva en mi dolor. -Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente,derriban los instintos como flores,deseos como estrellaspara hacer sólo un hombre con su estigma de hombre.Que derriben también imperios de una noche,monarquías de un beso,no significa nada;que derriben los ojos, que derriben las manos como estatuasvacías.Mas este amor cerrado por ver sólo su forma,su forma entre las brumas escarlata,quiere imponer la vida, como otoño ascendiendo tantashojashacia el último cielo,donde estrellassus labios dan otras estrellas,donde mis ojos, estos ojos,se despiertan en otro. -Carne transida, opaco ventanal de tristeza,agua que huye del cielo en perpetuo temblor;vaso que no ha sabido colmarse de purezani abrirse ancho a los negros raudales del horror.¡Ojos que no sirvieron para mirar la muerte,boca que no ha rendido su gran beso de amor!Manos como dos alas heridas: ¡diestra inerteque no consigue alzarse a zona de fulgor!Planta errátil e incierta, cobarde ante el abrojo,reacia al duro viaje, esquiva al culto fiel;¡rodillas que el placer no hincó ante su altar rojo,mas que el remordimiento no ha logrado vencer!Garganta temerosa del entrañable gritoque desnuda la carne del último dolor:¡lengua que es como piedra al dulzor infinitode la verdad postrera dormida en la pasión!Haz de inútiles rosas, agostándose en sombra,pozo oculto que nunca abrevó una gran sed;prado que no ha podido amansarse en alfombra,¡pedazo de la muerte, que no se sabe ver! -...Tan sólo una mirada,una pupila sólo para todas las cosas.Para la aurora y el ocaso,para el amor y el odio,para el amante y el verdugo,la paloma y la víbora,la estrella y la luciérnaga.Solamente unas manospara el cáliz y el látigo,para la rosa y para el cacto.Solamente unas manospara la arena y el rocío,para mecer la cuna,y acariciar la sien del esperado,y abrir el último agujero.Una boca tan sólopara el beso y el gritoy para la oración y la blasfemia.Para el suspiro y la mentira,para el perdóny la condena.Y tan sólo una sangrepara escuchar el tiempo,para regar los sueños,para comprar la herida y la agonía,y destilar las lágrimas.Ah, tan sólo una sangreuna boca, unas manos,una mirada solo. -La cera viva de retales sabiosaviva, con el poso de las piedras,las naves acerosas del ayer.Insemina en la llama de la velael último perdón insobornable.Acrecienta el único dolorque verá su reverso circundado.Atrapa cien mil huellas borealesque insisten en vivir abigarradas.Sentencia la venida del corderocon la voz de una noche escandalosa.Coagula el esplendor sombríode las hojas cautivas en las alas.Apresa el litoral de la penínsulacon la nieve que borda tempestades.Aniquila el clamor que resucita,de hinojos, las rodillas golpeadas. -ALLÍ termina todoy no termina:allí comienza todo:se despiden los ríos en el hielo,el aire se ha casado con la nieve,no hay calles ni caballosy el único edificiolo construyó la piedra.Nadie habita el castilloni las almas perdidasque frío y viento fríoamedrentaron:es sola allí la soledad del mundo,y por eso la piedrase hizo música,elevó sus delgadas estaturas,se levantó para gritar o cantar,pero se quedó muda.Sólo el viento,el látigodel Polo Sur que silba,sólo el vacío blancoy un sonido de pájaro de lluviasobre el castillo de la soledad. -Ah, que tú escapes en el instanteen el que ya habías alcanzado tu definición mejor.Ah, mi amiga, que tú no querías creerlas preguntas de esa estrella recién cortada,que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,cuando en una misma agua discursivase bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados,parecen entre sueños, sin ansias levantarlos más extensos cabellos y el agua más recordada.Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioseshubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,pues el viento, el viento gracioso,se extiende como un gato para dejarse definir. -Yo os quiero confesar, don Juan, primero,que aquel blanco y color de doña Elvirano tiene de ella más, si bien se mira,que el haberle costado su dinero.Pero tras eso confesaros quieroque es tanta la beldad de su mentira,que en vano a competir con ella aspirabelleza igual de rostro verdadero.Mas ¿qué mucho que yo perdido andepor un engaño tal, pues que sabemosque nos engaña así Naturaleza?Porque ese cielo azul que todos vemos,ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grandeque no sea verdad tanta belleza! -Para matar al hombre de la pazpara golpear su frente limpia de pesadillastuvieron que convertirse en pesadillapara vencer al hombre de la paztuvieron que congregar todos los odiosy además los aviones y los tanquespara batir al hombre de la paztuvieron que bombardearlo hacerlo llamaporque el hombre de la paz era una fortalezapara matar al hombre de la paztuvieron que desatar la guerra turbiapara vencer al hombre de la pazy acallar su voz modesta y taladrantetuvieron que empujar el terror hasta el abismoy matar más para seguir matandopara batir al hombre de la paztuvieron que asesinarlo muchas vecesporque el hombre de la paz era una fortalezapara matar al hombre de la paztuvieron que imaginar que era una tropauna armada una hueste una brigadatuvieron que creer que era otro ejércitopero el hombre de la paz era tan sólo un puebloy tenía en sus manos un fusil y un mandatoy eran necesarios más tanques más rencoresmás bombas más aviones más oprobiosporque el hombre del paz era una fortalezapara matar al hombre de la pazpara golpear su frente limpia de pesadillastuvieron que convertirse en pesadillapara vencer al hombre de la paztuvieron que afiliarse para siempre a la muertematar y matar más para seguir matandoy condenarse a la blindada soledadpara matar al hombre que era un pueblotuvieron que quedarse sin el pueblo. -ASOMANDO a la nocheen la terrazade un rascacielos altísimo y amargopude tocar la bóveda nocturnay en un acto de amor extraordinariome apoderé de una celeste estrella.Negra estaba la nochey yo me deslizabapor la callecon la estrella robada en el bolsillo.De cristal temblorosoparecíay erade prontocomo si Ilevaraun paquete de hieloo una espada de arcángel en el cinto.La guardétemerosodebajo de la camapara que no la descubriera nadie,pero su luzatravesóprimerola lana del colchón,luegolas tejas,el techo de mi casa.Incómodosse hicieronpara mílos más privados menesteres.Siempre con esa luzde astral acetilenoque palpitaba como si quisieraregresar a la noche,yo no podíapreocuparme de todosmis deberesy así fue que olvidé pagar mis cuentasy me quedé sin pan ni provisiones.Mientras tanto, en la calle,se amotinabantranseúntes, mundanosvendedoresatraídos sin dudapor el fulgor insólitoque veían salir de mi ventana.Entoncesrecogíotra vez mi estrella,con cuidadola envolví en mi pañueloy enmascarado entre la muchedumbrepude pasar sin ser reconocido.Me dirigí al oeste,al río Verde,que allí bajo los sauceses sereno.Tomé la estrella de la noche fríay suavementela eché sobre las aguas.Y no me sorprendióque se alejaracomo un pez insolublemoviendoen la noche del ríosu cuerpo de diamante. -¡Ay! ¡Ay!Más cerca de mí te sientocuando más huyo de ti,pues tu imagen es en mí,es en mí,sombra de mi pensamiento,sombra de mi pensamiento.¡Ay! Vuélvemelo a decir,vuélvemelo a decirpues embelesado ayerte escuchaba sin oíry te miraba sin ver,y te miraba sin ver. ¡Ay! -No digáis que, agotado su tesoro,de asuntos falta, enmudeció la lira;podrá no haber poetas; pero siemprehabrá poesía.Mientras las ondas de la luz al besopalpiten encendidas,mientras el sol las desgarradas nubesde fuego y oro vista,mientras el aire en su regazo lleveperfumes y armonías,mientras haya en el mundo primavera,¡habrá poesía!Mientras la ciencia a descubrir no alcancelas fuentes de la vida,y en el mar o en el cielo haya un abismoque al cálculo resista,mientras la humanidad siempre avanzandono sepa a dó camina,mientras haya un misterio para el hombre,¡habrá poesía!Mientras se sienta que se ríe el alma,sin que los labios rían;mientras se llore, sin que el llanto acudaa nublar la pupila;mientras el corazón y la cabezabatallando prosigan,mientras haya esperanzas y recuerdos,¡habrá poesía!Mientras haya unos ojos que reflejenlos ojos que los miran,mientras responda el labio suspirandoal labio que suspira,mientras sentirse puedan en un besodos almas confundidas,mientras exista una mujer hermosa,¡habrá poesía! -Las vertientes las órbitas han perdido la tierra los espejos los brazos los muertos las amarrasel olvido su máscara de tapir no videnteel gusto el gusto el cauce sus engendros el humo cada dedolas fluctuantes paredes donde amanece el vino las raíces la frente todo canto rodadosu corola los muslos los tejidos los vasos el deseo los zumos que fermenta la esperalas campanas las costas los trasueños los huéspedessus panales lo núbil las praderas las crines la lluvia las pupilassu fanal el destinopero la luna intacta es un lago de senos que se bañan tomados de la mano -Soy una chispaen la tierraun desahogo fugazdel corazón que nos piensa. -A José María ChacónAceituneros del pío-pío,muertos de hambrey muertos de frío.El zagalejo encarnado,ciñe tu cuerpo arrecido."¿Mocita, quieres bailaren medio de los olivos?Yo cogeré tu tareay tu bailarás conmigo.¡Vente chiquilla hacia los olivos!Hoy cuando demos de mano,quisiera bailar contigo."¿Mocita, quieres cantardebajo de los olivos?Yo tocaré la guitarray tú cantarás bajito.¡Vente chiquilla hacia los olivos!Aceituneros del pío-pío,muertos de hambrey muertos de frío. -Sólo quien ama vuela. Pero ¿quién ama tantoque sea como el pájaro más leve y fugitivo?Hundiendo va este odio reinante todo cuantoquisiera remontarse directamente vivo.Amar... Pero ¿quién ama? Volar... Pero ¿quién vuela?Conquistaré el azul ávido de plumaje,pero el amor, abajo siempre, se desconsuelade no encontrar las alas que da cierto coraje.Un ser ardiente, claro de deseos, alado,quiso ascender, tener la libertad por nido.Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.Donde faltaban plumas puso valor y olvido.Iba tan alto a veces, que le resplandecíasobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.Ser que te confundiste con una alondra un día,te desplomaste otros como el granizo grave.Ya sabes que las vidas de los demás son losascon que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.A través de las rejas, libre la sangre afluya.Triste instrumento alegre de vestir: apremiantetubo de apetecer y respirar el fuego.Espada devorada por el uso constante.Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagaspor estas galerías donde el aire es mi nudo.Por más que te debatas en ascender, naufragas.No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.Los brazos no aletean. Son acaso una colaque el corazón quisiera lanzar al firmamento.La sangre se entristece de batirse sola.Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhalaun silencio de cárcel, de sueño que arde y lluevecomo un élitro ronco de no poder ser ala.El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve. -Al callar la orquesta, pasean veladassombras femeninas bajo los ramajes,por cuya hojarasca se filtran heladasquimeras de luna, pálidos celajes.Hay labios que lloran arias olvidadas,grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.Charlas y sonrisas en locas bandadasperfuman de seda los rudos boscajes.Espero que ría la luz de tu vuelta;y en la epifanía de tu forma esbelta,cantará la fiesta en oro mayor.Balarán mis versos en tu predio entonces,canturreando en todos sus místicos broncesque ha nacido el niño-Jesús de tu amor. -Ese beso de ayerme abrió la puertay todos los recuerdosque yo creí fantasmasse levantaron tercosa morderme. -¡Qué risueño contacto el de tus ojos,ligeros como palomas asustadas a la orilladel agua!!Qué rápido contacto el de tus ojoscon mi mirada!¿Quién eres tú? !Qué importa!A pesar de ti misma,hay en tus ojos una breve palabraenigmática.No quiero saberla. Me gustasmirándome de lado, escondida, asustada.Así puedo pensar que huyes de algo,de mí o de ti, de nada,de esas tentaciones que dicen que persiguena la mujer casada. -No tenías ninguna,yo sólo una,que amaba. -Con el dolor de la mortal herida,de un agravio de amor me lamentaba,y por ver si la muerte se llegabaprocuraba que fuese más crecida.Toda en el mal el alma divertida,pena por pena su dolor sumaba,y en cada circunstancia ponderabaque sobraban mil muertes a una vida.Y cuando, al golpe de uno y otro tirorendido el corazón, daba penososeñas de dar el último suspiro,no sé con qué destino prodigiosovolví a mi acuerdo y dije: ¿qué me admiro?¿Quién en amor ha sido más dichoso? -Malditos los que invocan a la nochepara admirar tan sólo su negrura.No ven la luz de las hojas tenuesque alumbran como pequeños dadosel dormitorio de las estrellas.Vendrá el cierzo que triste deambulapor los orificios de los pozos y murallas,a derribar el claustro de los cisnes.Se derrumbará el mar de madreselvascomo se quiebra el fuego entre zarzales,con el ímpetu ciego de la llama,con el grito constante de la luna.Se arqueará la loba que amamantalos vestigios de un mundo que se muerey su leche será bebida lejos,allá donde la noche siempre es noche. -En el paisaje nuevoEn el paisaje nuevo en que estarás conmigoreposará la tarde como una flor caída.Nos habremos deseadotanto, que el beso habrá muerto.Yo lo veré en tus ojos, maduros de otra sombra.Ojos de un valle ausente. Ojos con otra lunaEntre los dos corazonesllorará tu vozantigua....Una tarde peinada con una raya oscura.Tú tendrás la mitad más dulce de la vida.Las camelias de tu bocamorirán en otro tiempo....Y aquella tarde mía, ya no será la tuya.1936 -1De los cuatro mulerosque van al campo,el de la mula torda,moreno y alto.2De los cuatro mulerosque van al agua,el de la mula tordame roba el alma.3De los cuatro mulerosque van al río,el de la mula tordaes mi marío.4¿A qué buscas la lumbrela calle arriba,si de tu cara salela brasa viva? -Camino lentamente por la senda de acacias,me perfuman las manos sus pétalos de nieve,mis cabellos se inquietan bajo céfiro levey el alma es como espuma de las aristocracias.Genio bueno: este día conmigo te congracias,apenas un suspiro me torna eterna y breve...¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve?En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego,dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego,llenóseme la boca de mieles perfumadas.Tan frescas que en la limpia madrugada de Estíomucho temo volverme corriendo al caseríoprendidas en mis labios mariposas doradas. -Señores del surhe comprometido mis raíces con ustedesmi palabra llegará como un ríoa recoger la tierra y su origenLlámenme agricultorcuando el trigo se despiertecuando cruja la semillay el invierno se levante en una manoLlámenme soldadocuando el agua y la piedra se reúnanentonces seré el puñalque desgarre ceniza y envolturaNo digan al Maule como me llamome reconocerá por la vozpor los susurros que mis labiosllevarán hasta su lechoNo digan nada en Constitucióno en Pelluhue o en Chanco o en Curanipemi nombre fue encontrado en una olano es necesario que digan nadaSeñores del surmi casa es mi mejor emblemaPueden ver a través de las ventanaso a través de mis ojoslo que les tengo preparadoAbriré de una en una mis heridasy escupiré poemas en vez de sangrey a todos les diré mi nombrePorque no quiero ver a Pedroarrinconado en un museoo a Manuel Franciscoretenido en una bocaEllos sabían cantareran dos vientos de distinto oficiodos gotas que el Maulesacudió con violenciaY yo ¿quién soy?algo tengo de todoscara de pan o de hormigamuslos comprometidoscon el sabor de la tierrahombros de padredientes de inquilino o de patrónSoy una flor con espinasy pétalos de mármolun poema preparadocon la lluvia de cada día -Cuando un árbol gigante se suicida,harto de estar ya seco y no dar pájaros,sin esperar al hombre que le tale,sin esperar al viento,lanza su última música sin hojas"sinfónica explosión donde hubo nidos",crujen todos sus huecos de madera,caen dos gotas de savia todavíacuando estalla su tallo por el aire,ruedan sus toneladas por el monte,lloran los lobos y los ciervos tiemblan,van a su encuentro las ardillas todas,presintiendo que es algo de belleza que muere. -Hoy, como siempre,puse todas las esperanzasen que los dioses me fueran favorables.Hoy que amaneció lloviendo, hoysin paraguas, hoyque alimenté todas las ilusiones.Hoy que salí acicaladoporque no volvieran a irse de fiesta sin mí.El presagio empezó a insinuarse, hoy,cuando puse la radio al levantarmey apareció una niña cantandode pata negra. Hoyque la guerra sigue sin terminary el hombre sigue amandoel color de la sangre, la resina del odio,el hedor de las desdichas. Hoyel autobús ha pasado dos veces completo.Hoy la planta carnívora del deseoha vuelto a morderme el corazón.Entré en el supermercado, hoy,y han vuelto a subirme el whisky.Hoy me siento más fracasado que nunca,el cartero ha pasado de largoy tú no piensas volver. Hoypaseo de nuevo solo por las calles.Hoy sigo defendiéndome de mí,de ti, de la tristeza.Hoy de nuevo he perdido la partida,y son las horas muy largas,y no he leído ni un verso,y he despistado a las musas, y tengo la sangre quieta.Hoy ha faltado la alumna que me gusta,y ha oscurecido pronto,y he vuelto a casa un poco triste.Estaba la sala sola, desnuda y fríay el servicio contestador de Telefónicame informa de que no tengo mensajes. -Pasamos juntos. El sueñolame nuestros pies qué dulce;y todo se desplaza en pálidasrenunciaciones sin dulce.Pasamos juntos. Las muertasalmas, las que, cual nosotros,cruzaron por el amor,con enfermos pasos ópalos,salen en sus lutos rígidosy se ondulan en nosotros.Amada, vamos al bordefrágil de un montón de tierra.Va en aceite ungida el ala,y en pureza. Pero un golpe,al caer yo no sé dónde,afila de cada lágrimaun diente hostil.Y un soldado, un gran soldado,heridas por charreteras,se anima en la tarde heroica,y a sus pies muestra entre risas,como una gualdrapa horrenda,el cerebro de la Vida.Pasamos juntos, muy juntos,invicta Luz, paso enfermo;pasamos juntos las lilasmostazas de un cementerio. -Perdido ando, señora, entre la gente,sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida;sin vos, porque no sois de mí servida;sin mí, porque no estoy con vos presente;sin ser, porque de vos estando ausenteno hay cosa que del ser no me despida;sin Dios, porque mi alma a Dios olvidapor contemplar en vos continuamente;sin vida, porque ya que haya vivido,cien mil veces mejor morir me fueraque no un dolor tan grave y tan extraño.¡Que preso yo por vos, por vos herido,y muerto yo por vos d'esta manera,estéis tan descuidada de mi daño! -Padre viejo y triste, rey de las divinas canciones:son en mi camino focos de una luz enigmáticatus pupilas mustias, vagas de pensar y abstracciones,y el límpido y noble marfil de tu testa socrática.Flota, como el tuyo, mi afán entre dos aguijones:alma y carne; y brega con doble corriente simpáticapara hallar la ubicua beldad con nefandas uniones,y después expía y gime con lira hierática.Padre, tú que hallaste por fin el sendero, que, arcano,a Jesús nos lleva, dame que mi numen dolientevirgen sea, y sabio, a la vez que radioso y humano.Tu virtud lo libre del mal de la antigua serpiente,para que, ya salvos al fin de la dura pelea,laudemos a Cristo en vida perenne. Así sea. -Ninguna noche ha sido como anoche,Neruda, para ti; ¡los tibios besosque te ofreció Matilde, ya dormidaen el camino largo de tu pecho!Mas anteanoche hallaste extraña lenguaque te lamía con un duro fuego,y amaste a otra mujer, así, tumbadoencima de su bata y de su pelo.También tuviste noches solitarias."Que el hombre se halle solo es siempre bueno",dijiste entonces, y arrimaste un ojosin lágrimas al nácar del espejo.¡Amores que tuviste! No hubo nadiea la que tú negaras, Pablo, un beso.A todas alcanzó tu ardiente sangre.Y todas con tu fama se vistieron.Te derramaste en cuanta forma hubieray te quedabas siempre tan entero.La cita con tus novias noche a nocheno fue atrasada; tú estuviste a tiempo.Ufano y puntual llegaste a todas.Y aún hoy llegas con el sur del viento.Pues ése es tu deber: llegar, quitartebesando a tu querida, tu sombrero. -DESPEDIDAS Y QUEJAS. LLUEVE.DESFILE DE LA CONCURRENCIASuenan galanteos y besos y adioses:Se marchan los Papas de ceño fruncido.Las Brujas, los Duendes de acento fingido,Se marchan los Reyes, se marchan los Dioses,Y todos se marchan... Ya todos se han ido...!Pasaron volando las cuatro Estaciones,Los bellos Ocasos, las bellas Auroras,Endriagos, Quimeras, Esfinges, Dragones,Hidras y Centauros y Furias traidorasY Gnomos y Faunos y Meses y Horas.Se apagan las luces. El viejo CastilloSe esfuma, se borra. Cuatro campanadasDa el Reloj. (Sus botas perdió PulgarcilloY una bruja loca lo lleva a la grupa).Negras Amazonas pasan a horcajadasEn palos de escoba; y el negro corrilloDe sombras eternas zumbando se agrupa...!Zumbando se agrupa...!(Llueve). Los Ciclones tocan en sus flautasSu inmenso silbido.Los viejos Ciclones tocan en sus flautas,las Sirenas lloran, las Ninfas se quejan.(El viejo Patriarca se queda dormido).Pasan Unicornios, Monstruos y Argonautas...Ya todos se han ido, ya todos se alejan,Ya todos se alejan, ya todos se han ido...Se quejanse alejan...se han ido...! -Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:?Flor de mi seno, Homagno generosoDe mí y del mundo copia suma,Pez que en ave y corcel y hombre se torna,Mira estas dos, que con dolor te brindo,Insignias de la vida: ve y escoge.Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:Hace de manso buey, y como prestaServicio a los señores, duerme en pajaCaliente, y tiene rica y ancha avena.Ésta, oh misterio que de mí nacisteCual la cumbre nació de la montañaÉsta, que alumbra y mata, es una estrella:Como que riega luz, los pecadoresHuyen de quien la lleva, y en la vida,Cual un monstruo de crímenes cargado,Todo el que lleva luz se queda solo.Pero el hombre que al buey sin pena imita,Buey vuelve a ser, y en apagado brutoLa escala universal de nuevo empieza.El que la estrella sin temor se ciñe,¡Como que crea, crece!Cuando al mundoDe su copa el licor vació ya el vivo:Cuando, para manjar de la sangrientaFiesta humana, sacó contento y graveSu propio corazón: cuando a los vientosDe Norte y Sur virtió su voz sagrada,?La estrella como un manto, en luz lo envuelve,Se enciende, como a fiesta, el aire claro,Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,¡Se oye que un paso más sube en la sombra!?Dame el yugo, oh mi madre, de maneraQue puesto en él de pie, luzca en mi frenteMejor la estrella que ilumina y mata. -Milagros de Nuestra Señora - versos 525 a 564VEra un omne pobre que vivié de raziones,non avié otras rendas nin otras furcïonesfuera quanto lavrava, esto poccas sazones:tenié en su alzado bien poccos pepïones.Por ganar la Gloriosa que él mucho amava,partiélo con los pobres todo quanto ganava;en esto contendié e en esto punnava,por aver la su gracia su mengua oblidava.Quando ovo est pobre d'est mundo a passar,la Madre glorïosa vínolo combidar;fablóli muy sabroso, queriélo falagar,udieron la palavra todos los del logar.«Tú mucho cobdiciest la nuestra compannía,sopist pora ganarla bien buena maestría,ca partiés tus almosnas, diziés Ave María,por qué lo faziés todo yo bien lo entendía.»Sepas que es tu cosa toda bien acabada,ésta es en que somos la cabera jornada;el Ite, missa est, conta que es cantada,venida es la ora de prender la soldada.»Yo so aquí venida por levarte comigo,al regno de mi Fijo, que es bien tu amigo,do se ceban los ángeles del buen candïal trigo;a las Sanctas Virtutes plazerlis há contigo.»Quando ovo la Gloriosa el sermón acabado,desamparó la alma al cuerpo venturado,prisiéronla de ángeles, un convento onrrado,leváronla al Cielo, ¡Dios sea end laudado!Los omnes que avién la voz ante oída,tan aína vidieron la promesa complida:a la Madre gloriosa que es tan comedida,todos li rendién gracias, quisque de su partida.Qui tal cosa udiesse serié malventuradosi de Sancta María non fuesse muy pagado,si más no la onrrase serié desmesurado,qui de ella se parte es muy mal engannado.Aun más adelante queremos aguijar:tal razón como ésta non es de destajar,ca éstos son los árboles do devemos folgar,en cuya sombra suelen las aves organar. -20 poemas de amor y una canción desesperadaEmerge tu recuerdo de la noche en que estoy.El río anuda al mar su lamento obstinado.Abandonado como los muelles en el alba.Es la hora de partir, oh abandonado!Sobre mi corazón llueven frías corolas.Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!En ti se acumularon las guerras y los vuelos.De ti alzaron las alas los pájaros del canto.Todo te lo tragaste, como la lejanía.Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!Era la alegre hora del asalto y el beso.La hora del estupor que ardía como un faro.Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!En la infancia de niebla mi alma alada y herida.Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!Hice retroceder la muralla de sombra,anduve más allá del deseo y del acto.Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.Como un vaso albergaste la infinita ternura,y el infinito olvido te trizó como a un vaso.Era la negra, negra soledad de las islas,y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.Ah mujer, no sé cómo pudiste contenermeen la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,aún los racimos arden picoteados de pájaros.Oh la boca mordida, oh los besados miembros,oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzoen que nos anudamos y nos desesperamos.Y la ternura, leve como el agua y la harina.Y la palabra apenas comenzada en los labios.Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.De pie como un marino en la proa de un barco.Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.Pálido buzo ciego, desventurado hondero,descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!Es la hora de partir, la dura y fría horaque la noche sujeta a todo horario.El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.Abandonado como los muelles en el alba.Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.Es la hora de partir. Oh abandonado! -XXXVII¡Con qué artificio tan divino salesde esa camisa de esmeralda fina,oh rosa celestial alejandrina,coronada de granos orientales!Ya en rubíes te enciendes, ya en corales,ya tu color a púrpura se inclinasentada en esa basa peregrinaque forman cinco puntas desiguales.Bien haya tu divino autor, pues muevesa su contemplación el pensamiento,a aun a pensar en nuestros años breves.Así la verde edad se esparce al viento,y así las esperanzas son alevesque tienen en la tierra el fundamento... -Largo se le hace el día a quien no amay él lo sabe. Y él oye ese tañidocorto y duro del cuerpo, su cascadacanción, siempre sonando a lejanía.Cierra su puerta y queda bien cerrada;sale y, por un momento, sus rodillasse le van hacia el suelo. Pero el alba,con peligrosa generosidad,le refresca y le yergue. Está muy clarasu calle, y la pasea con pie oscuro,y cojea en seguida porque andasólo con su fatiga. Y dice aire:palabras muertas con su boca viva.Prisionero por no querer, abrazasu propia soledad. Y está seguro,más seguro que nadie porque nadaposeerá; y él bien sabe que nuncavivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,¿cómo podemos conocer o cómoperdonar? Día largo y aún más largala noche. Mentirá al sacar la llave.Entrará. Y nunca habitará su casa. -Llegamos ahora a la palabra más sabia y ambigua, el nombre inglés de la pesadilla: the nightmare... que significa para nosotros "la yegua de la noche"JORGE LUIS BORGESEl reloj cree que son las cuatro de la mañana.Lo escuchó sin mirarle.Mis ojos miran la pared de enfrentecomo si la pared de enfrente me mirara:y entre las miradasun puente lleno de advertencias.Hay un viento que no existe,hay libros de otra casa,hay una puerta que se abre y se cierra de golpeigual que el párpado asustado.Algo vienealgo suena,algo se acerca hasta mi cama;abro mis ojos pero están cerrados,muevo mis manos pero no se mueves.Otra vez el golpe de la puerta;abro mis ojos que ya estaban abiertos,se cierran otros ojos dentro de mí¡Pum!Todavía son las cuatro de la mañana. -Tengo unas ganas locas de gritarViva la Cordillera de los AndesMuera la Cordillera de la Costa.La razón ni siquiera la sospechoPero no puedo más:¡Viva la Cordillera de los Andes!¡Muera la Cordillera de la Costa!Hace cuarenta añosQue quería romper el horizonte,Ir más allá de mis propias narices,Pero no me atrevía.Ahora no señoresSe terminaron las contemplaciones:¡Viva la Cordillera de los Andes!¡Muera la Cordillera de la Costa!¿Oyeron lo que dije?¡Se terminaron las contemplaciones!¡Viva la Cordillera de los Andes!¡Muera la Cordillera de la Costa!Claro que no respondoSi se me cortan las cuerdas vocales(En un caso como ésteEs bastante probable que se corten)Bueno, si se me cortanQuiere decir que no tengo remedioQue se perdió la última esperanza.Yo soy un mercaderIndiferente a las puestas de solUn profesor de pantalones verdesQue se deshace en gotas de rocíoUn pequeño burgués es lo que soy¡Qué me importan a mí los arreboles!Sin embargo me subo a los balconesPara gritar a todo lo que doy¡Viva la Cordillera de los Andes!¡¡Muera la Cordillera de la Costa!!Perdonadme si pierdo la razónEn el jardín de la naturalezaPero debo gritar hasta morir¡¡Viva la Cordillera de los Andes!!¡¡¡Muera la Cordillera de la Costa!!! -Me acuerdo de las noches, siempre muy tarde, que tocaba tu timbrey me obligabas a subir.Y yo estaba borracho, como siempre, y traía mi lista de pecados mor-tales, y a lo mejor temía molestar y tú decías: venga, no seastonto, cuéntame qué te pasa. Y yo hablaba y hablaba, con la san-gre en la boca de pura adolescencia pisoteada,hasta que me dejaban sin palabras tus ojos y tu risa de certeza absolu-ta de las cosas, porque estabas a salvo del dolor.Y entonces, poco a poco, ibas desmenuzando mi lista de mentiras hastahacerme sentir demasiado pequeño y preocupado, pero a la vezel mundo ya no era aquel lugar resbaladizo, ya todo estaba bien,porque me habías salvado del dolor.A veces, en alguna de esas noches, cuando yo ya te amaba más que anada en el mundo, surgía de pronto el "pero" que había queesquivar mediante subterfugios, toda la noche hablando,y eso no era normal, siendo tú el implacable sabedor de las cosas queno deja pasar nada por alto.Y hoy entiendo que tú te dabas cuenta pero no decías nada y venga ahablar y a hablar, y era porque sabías que yo era demasiado vul-nerable y cobarde,y es que aquel "pero" éramos simplemente nosotros.Y luego tú te fuiste a otra ciudad.Y cuando regresaste nos mentimos.Y te volviste a ir.Y yo dejé las cosas como estaban.Y hoy has vuelto, después de varios años. Pero ahora la muerte va con-tigo en tu sangre, y esta vez es en serio, ya no es una palabra.Me lo cuentas, qué puedo decir yo.Y lo siento, lo siento. Tú sonríes: no puede hacerse nada, me consue-las a mí porque tú nuevamente vives con las certezas y no haymayor certeza que la muerte.Y yo he cambiado tanto, pero aún soy el mismo en las cosas peores:ya no soy vulnerable, sigo siendo un cobarde, oculto tras los mis-mos subterfugios, y como siempre tú ya lo has adivinado.Que he ido sustituyendo poco a poco mis sueños por una amuralladafortaleza de hábitos banales, que soy un egoísta e, igual que tan-tos otros, ya no sé hacer preguntas.Aunque cuando te vas se me ocurre, qué extraño, que ahora es cuan-do de veras me arrepiento de haber sido un cobarde y no haber-me acostado contigo entonces. Y ojalá lo supieses, pero no te lohe dicho, igual que entonces.Cómo me gustaría, ya es demasiado tarde, compensar tantos años deceguera, ser yo quien contestase a ese timbre en la noche, tenerlos ojos sobrios para ver tu dolor.Desmenuzar tu muerte y apuntalar el mundo, y decirte: Te quiero.Conmigo estás a salvo. Ya no sientes dolor. -Con letras ya borradas por los años,en un papel que el tiempo ha carcomido,símbolo de pasados desengaños,guardo una carta que selló el olvido.La escribió una mujer joven y bella.¿Descubriré su nombre? ¡no!, ¡no quiero!pues siempre he sido, por mi buena estrella,para todas las damas, caballero.¿Qué ser alguna vez no esperó en vanoalgo que si se frustra, mortifica?Misterios que al papel lleva la mano,el tiempo los descubre y los publica.Aquellos que juzgáronme felice,en amores, que halagan mi amor propio,aprendan de memoria lo que dicela triste historia que a la letra copio:«Dicen que las mujeres sólo llorancuando quieren fingir hondos pesares;los que tan falsa máxima atesoran,muy torpes deben ser, o muy vulgares.»Si cayera mi llanto hasta las hojasdonde temblando está la mano mía,para poder decirte mis congojascon lágrimas mi carta escribiría.»Mas si el llanto es tan claro que no pinta,y hay que usar de otra tinta más obscura,la negra escogeré, porque es la tintadonde más se refleja mi amargura.»Aunque no soy para sonar esquiva,sé que para soñar nací despierta.Me he sentido morir y aún estoy viva;tengo ansias de vivir y ya estoy muerta.»Me acosan de dolor fieros vestigios,¡qué amargas son las lágrimas primeras!Pesan sobre mi vida veinte siglos,y apenas cumplo veinte primaveras.»En esta horrible lucha en que batallo,aun cuando débil, tu consuelo imploro,quiero decir que lloro y me lo callo,y más risueña estoy cuanto más lloro.»¿Por qué te conocí? Cuando temblandode pasión, sólo entonces no mentida,me llegaste a decir: "te estoy amandocon un amor que es vida de mi vida".»¿Qué te respondí yo? Bajé la frente,triste y convulsa te estreché la mano,porque un amor que nace tan vehementees natural que muera muy temprano.»Tus versos para mí conmovedores,los juzgué flores puras y divinas,olvidando, insensata, que las florestodo lo pierden menos las espinas.»Yo, que como mujer, soy vanidosa,me vi feliz creyéndome adorada,sin ver que la ilusión es una rosa,que vive solamente una alborada.»¡Cuántos de los crepúsculos que admiraspasamos entre dulces vaguedades;las verdades juzgándolas mentiraslas mentiras creyéndolas verdades!»Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,me imaginaba estar dentro de un cielo,y al contemplar mis ojos y mi boca,tu misma sombra me causaba celo.»Al verme embelesada, al escucharte,clamaste, aprovechando mi embeleso:"déjame arrodillar para adorarte";y al verte de rodillas te di un beso.»Te besé con arrojo, no se asombreun alma escrupulosa y timorata;la insensatez no es culpa. Besé a un hombreporque toda pasión es insensata.»Debo aquí confesar que un beso ardiente,aunque robe la dicha y el sosiego,es el placer más grande que se sientecuando se tiene un corazón de fuego.»Cuando toqué tus labios fue precisosoñar que aquél placer se hiciera eterno.Mujeres: es el beso un paraísopor donde entramos muchas al infierno.»Después de aquella vez, en otras muchas,apasionado tú, yo enternecida,quedaste vencedor en esas luchastan dulces en la aurora de la vida.»¡Cuántas promesas, cuántos devaneos!el grande amor con el desdén se paga:Toda llama que avivan los deseospronto encuentra la nieve que la apaga.»Te quisiera culpar y no me atrevo,es, después de gozar, justo el hastío;yo que soy un cadáver que me muevo,del amor de mi madre desconfío.»Me engañaste y no te hago ni un reproche,era tu voluntad y fue mi anhelo;reza, dice mi madre, en cada noche;y tengo miedo de invocar al cielo.»Pronto voy a morir; esa es mi suerte;¿quién se opone a las leyes del destino?Aunque es camino oscuro el de la muerte,¿quién no llega a cruzar ese camino?»En él te encontraré; todo derrumbael tiempo, y tú caerás bajo su peso;tengo que devolverte en ultratumbatodo el mal que me diste con un beso.»Mostrar a Dios podremos nuestra historiaen aquella región quizá sombría.¿Mañana he de vivir en tu memoria...?Adiós... adiós... hasta el terrible día».Leí estas líneas y en eterna ausenciaesa cita fatal vivo esperando...Y sintiendo la noche en mi conciencia,guardé la carta y me quedé llorando. -1. El crimenSe le vio, caminando entre fusiles,por una calle larga,salir al campo frío,aún con estrellas de la madrugada.Mataron a Federicocuando la luz asomaba.El pelotón de verdugosno osó mirarle la cara.Todos cerraron los ojos;rezaron: ¡ni Dios te salva!Muerto cayó Federico?sangre en la frente y plomo en las entrañas?... Que fue en Granada el crimensabed ?¡pobre Granada!?, en su Granada.2. El poeta y la muerteSe le vio caminar solo con Ella,sin miedo a su guadaña.?Ya el sol en torre y torre, los martillosen yunque? yunque y yunque de las fraguas.Hablaba Federico,requebrando a la muerte. Ella escuchaba.«Porque ayer en mi verso, compañera,sonaba el golpe de tus secas palmas,y diste el hielo a mi cantar, y el filoa mi tragedia de tu hoz de plata,te cantaré la carne que no tienes,los ojos que te faltan,tus cabellos que el viento sacudía,los rojos labios donde te besaban...Hoy como ayer, gitana, muerte mía,qué bien contigo a solas,por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»3.Se le vio caminar...Labrad, amigos,de piedra y sueño en el Alhambra,un túmulo al poeta,sobre una fuente donde llore el agua,y eternamente diga:el crimen fue en Granada, ¡en su Granada! -La tarde se escurecíaentre la una y las dos,que viendo que el Sol se muere,se vistió de luto el sol.Tinieblas cubren los aires,las piedras de dos en dosse rompen unas con otras,y el pecho del hombre no.Los ángeles de paz llorancon tan amargo dolor,que los cielos y la tierraconocen que muere Dios.Cuando está Cristo en la cruzdiciendo al Padre, Señor,¿por qué me bas desamparado?¡ay Dios, qué tierna razón!,¿qué sentiría su Madre,cuando tal palabra oyó,viendo que su Hijo diceque Dios le desamparó?No lloréis Virgen piadosa,que aunque se va vuestro Amor,antes que pasen tres díasvolverá a verse con vos.¿Pero cómo las entrañas,que nueve meses vivió,verán que corta la muertefruto de tal bendición?«¡Ay Hijo!, la Virgen dice,¿qué madre vio como yotantas espadas sangrientastraspasar su corazón?¿Dónde está vuestra hermosura?¿quién los ojos eclipsó,donde se miraba el Cielocomo de su mismo Autor?Partamos, dulce Jesús,el cáliz desta pasión,que Vos le bebéis de sangre,y yo de pena y dolor.¿De qué me sirvió guardarosde aquel Rey que os persiguió,si al fin os quitan la vidavuestros enemigos hoy?»Esto diciendo la VirgenCristo el espíritu dio;alma, si no eres de piedrallora, pues la culpa soy. -Un gran amor, un gran amor lejanoes algo así como la enredaderaque no quisiera florecer en vanoy sigue floreciendo aunque no quiera.Un gran amor se nos acaba un díay es tristemente igual a un pozo seco,pues ya no tiene el agua que teníapero le queda todavía el eco.Y, en ese gran amor, aquel que amacompartirá el destino de la hoguera,que lo consume todo con su llamaporque no sabe arder de otra manera. -Estoy sencilla como la claridad...Nada me dice tanto como tu nombrerepetido de montaña a montañapor un eco sin tiempo que comienza en mi amory rueda hasta el infinito...¡Tú...!Casi paloma erguidasobre un mundo de alasque has creado en mi espíritu.Tú lo dominas todo para mi claridad.Y soy simple destello en albas fijasamándote...Ningún viento agitado seduce mi reposode ternuras naciendo y apretándoseentre tu manoy mi sollozo.Una afluencia de ríos por nacer, y golondrinas mudas,se estrecha contra míallí donde tu alma me dice al corazónla palabra más leve.Mis pies van despegados de rastros amarillosy escalan techos infatigados de mariposasdonde el sol, sin saberlo, se ha visto una mañana,deslumbrante...Para amarteme he desgarrado el mundo de los hombros,y he quedado desierta en mar y estrella,sencillacomo la claridad.Aquí no hay geografía para manos ni espíritu.Estoy sobre el silencio y en el silencio mismode una transmutacióndonde nada es orilla... -Mario, el ingrato amor, como testigode mi fe pura y de mi gran firmeza,usando en mí su vil naturaleza,que es hacer más ofensa al más amigo;teniendo miedo que si escribo o digosu condición, abato su grandeza;no bastando su fuerza a mi crüezaha esforzado la mano a mi enemigo.Y ansí, en la parte que la diestra manogobierna. y en aquella que declaralos conceptos del alma, fui herido.Mas yo haré que aquesta ofensa carale cueste al ofensor, ya que estoy sano,libre, desesperado y ofendido. -La soledad no sabetomar decisiones por su cuenta,llegar a un acuerdo, por ejemplo,con su legítima tristeza.Cuando todo lo perdidorebrota en la medianoche,amurallada y vencidabajo la persistente consigna del frío,se te acerca con los nervios arrasados,espera que tú consientas,necesita una vez másdormir contigo. -Mitomito míoacorde de luna sin piyamasaunque me hundas tus psíquicas espinasmujer pescada poco antes de la muerteaspirosorbo hasta el delirio tus magnolias calefaccionadascuanto decoro tu lujosísimo esqueletotodos los accidentes de tu topografíamientras declino en cualquier tiempotus titilaciones más secretasal precipitarteentre relámpagosen los tubos de ensayo de mis venas. -Llevo en los huesos tanto amor metidoque sólo en carne viva y a bandazos,voy capeando el mar de estos dos brazosentre los que me encuentro sometido.No, no basta gritar, tomar partido,morir hasta caerse uno a pedazos;hay que hundir a caricias y a zarpazostu corazón, tu corazón vencido.Quiero daros la vida que me sobra,y este amor que me arranca de los huesos.Vuestro mi corazón, vuestra mi obrade compartir lo vuestro y nuestro y mío,consumidos en cólera y en besos.Sólo a mi amor vuestro dolor confío. -Las montañas se doblan ante tamaña penay el gigantesco río queda inerte.Pero fuertes cerrojos tiene la condena,detrás de ellos sólo "mazmorras de la trena"y una melancolía que es la muerte.Para quién sopla la brisa ligera,para quién es el deleite del ocaso -Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,sólo oímos el odioso chirriar de llaves carcelerasy del soldado el pesado paso.Nos levantamos como para la misa de madrugada,caminábamos por la ciudad incierta,para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,mas la esperanza a lo lejos canta cierta...La sentencia... y las lágrimas brotan de repente,ya de todo separada,como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,como si hacia atrás la derribaran brutalmente,pero marcha... vacila... aislada...¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,de mis años de infierno desnudo?¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,qué imaginan en el círculo lunar?A vosotras os envío mi adiós y mi saludo -Y tener que explicar de nuevo el subjuntivo,acechante la tiza de la noche del encerado en luto,ahora que ellos entregan sus cuerpos a la hogueracuando lo que desean es sentir el mordiscoque tatúa con rosas coaguladas sus cuellos ofrecidosy olvidarse del viejo profesor que les robasu tiempo inútilmente.Mientras copian los signos del lenguaje,emotion, doubt, volition, fear, joy...,y usando el subjuntivo de mi lengua de humomi deseo es que tengan un amor como el nuestro,pero sé que no escuchan la fraseque les pongo para ilustrar su dudaansiosos como están de usar indicativo.Este será su más feliz veranoel que recordarán mañanacuando la soledad y la rutinales hayan destrozado su belleza,la rosa sin perfume, los cuerpos asaltados,ajadas las espinas de sus labios.Pero hoy tienen prisa, como la tuve yo,por salir a la noche, por disfrutar la vida,por conocer el rostro de la muerte. -No sóloel fofo fondolos ebrios lechos légamos telúricos entre fanales senosy sus líquenesno sólo el solicroolas prefugaslo impar idoel ahondeel tacto incauto sololos acordes abismos de los órganos sacros del orgasmoel gusto al riesgo en broteal rito negro al alba con su esperezo lleno de gorrionesni tampoco el regostolos suspiritos sóloni el fortuito dial sinoo los autosondeos en pleno plexo trópiconi las exellas menos ni el endédalosino la viva mezclala total mezcla plenala pura impura mezcla que me merme los machimbres el almamasa tensa las tercas hembras tuercasla mezclala mezcla con que adherí mis puentes -"Enseñarás a volar,pero no volarán tu vuelo.Enseñarás a soñar,pero no soñarán tu sueño.Enseñarás a vivir,pero no vivirán tu vida.Sin embargo...en cada vuelo,en cada vida,en cada sueño,perdurará siempre la huelladel camino enseñado."Madre Teresa De Calcuta -Vine aquícomo escribo estas líneas,sin idea fija:una mezquita azul y verde,seis minaretes truncos,dos o tres tumbas,memorias de un poeta santo,los nombres de Timur y su linaje.Encontré al viento de los cien días.Todas las noches las cubrió de arena,acosó mi frente, me quemó los párpados.La madrugada:dispersión de pájarosy ese rumor de agua entre piedrasque son los pasos campesinos.(Pero el agua sabía a polvo.)Murmullos en el llano,aparicionesdesapariciones,ocres torbellinosinsubstanciales como mis pensamientos.Vueltas y vueltasen un cuarto de hotel o en las colinas:la tierra un cementerio de camellosy en mis cavilaciones siemprelos mismos rostros que se desmoronan.¿El viento, el señor de las ruinas,es mi único maestro?Erosiones:el menos crece más y más.En la tumba del santo,hondo en el árbol seco,clavé un clavo,no,como los otros, contra el mal de ojo:contra mí mismo.(Algo dije:palabras que se lleva el viento.)Una tarde pactaron las alturas.Sin cambiar de lugarcaminaron los chopos.Sol en los azulejossúbitas primaveras.En el Jardín de las Señorassubí a la cúpula turquesa.Minaretes tatuados de signos:la escritura cúfica, más allá de la letra,se volvió transparente.No tuve la visión sin imágenes,no vi girar las formas hasta desvanecerseen claridad inmóvil,el ser ya sin substancia del sufí.No bebí plenitud en el vacíoni vi las treinta y dos señalesdel Bodisatva cuerpo de diamante.Vi un cielo azul y todos los azules,del blanco al verdetodo el abanico de los álamosy sobre el pino, más aire que pájaro,el mirlo blanquinegro.Vi al mundo reposar en sí mismo.Vi las apariencias.Y llame a esa media hora:Perfección de lo Finito. -Perdona ¡oh sombra augusta de Quintana!si es osada mi pluma,el tema a proseguir que con lozanainspiración trataste y gloria suma;humilde es el deseo que la mueve:pues loaste la Imprenta en sus albores,al comienzo del siglo diez y nueve,el de cantar su noble gallardía,su viril ardimiento;hoy que, merced a alambres conductores,vuela más rauda que la luz del día;hoy que, doquiera late,llevada por veloz locomotora,como en férreo caballo de combate.Cual ave errante que el agreste nidodeja, no bien presientela fuerza de sus alas temblorosas,y va despareciendo lentamenteen la extensión vacía,así el verbo, salidode los labios humanos, se perdía.¡Cuántos geniales frutos,emanación de mentes creadoras,!¡Cuántos claros principios absolutos!¡Cuántos brotes precocesque el cerebro animaron,germen de mil ideas redentoras,han nacido y han muertotristes clamantes vocesen árido desierto!¡Pobre Ciencia obligadaa comenzar de nuevo su carrera,al llegar a la meta codiciada;estéril lanzaderacon rompederos hilos preparada!Como de flor en flor la mariposa,la Tradición en vanode labio en labio sin cesar se posa,repitiendo acuciosael elemento sanola densa levaduraen que el hombre ha de hallar cumplida hartura.Del recogido polenlo mejor va perdiendo en el camino,y al acabar de la ímproba jornada,impura y desgastada,llega pequeña parte a su destino.¡Oh! bien haya quien tuvo la osadíade esculpir en la piedra el pensamiento,con fantásticas cifras cuneiformes,y moles erigió que, todavía,"como lenguas enormes"revelan el misteriodel más antiguo y colosal imperio!¡Oh, bien haya el fenicio comercianteque dio con el secreto de encarnarla palabra vacilanteen esas breves enlazables rayasque forman el histórico alfabeto!¡Bien haya el que pidió a la activa abejala virgen cera en que el estilo agudocon esfuerzo sutil la huella deja!¡Bien haya quien más suave mediosupo encontrar para su intento,en las plumas del ave,más propias al ligero pensamiento!¡Bien haya el que en crujientes pergaminos,nos transmitió jirones de la historia;héroes, fechas y nombres,que de pasados hombres eternizanla espléndida memoria!¡Bien haya quien en plácido cenobio,recopiando con mano presurosa,libertó del olvido y del oprobiotesoros de valía,preciosos elementoscon que dar pasto en no lejano día,a tórculos hambrientos!Ellos del fanatismo y la ignoranciadesanudaron la tupida venda,que el Genio omnipotente,logró al fin descorrer con maestría;y desbrozaron la escondida sendapor donde Gutenberg venir debía;que nunca ha sido la invención humanaa manera del rayo.que instantáneo fulgura,y enrojece las nieblas de la altura;es la nube preñada,gota a gota acrecida,con tributos del mar, del lago y río;por mil vientos contrarios combatida,que, rotas sus entrañas tormentosas,a un leve impulso de genial idea,se derrama en las mieses ardorosas.Del Rhin naciste en la risueña orilla,Imprenta veneranda,y, cual tabla que flota,seguiste su corrienteque «anda, te dijo en su murmurio,anda, Mesías esperado de la gente».No era ya suficiente,que el libro, fabricadopor laboriosos dedos monacales,cantara, como pájaro enjaulado,en los góticos claustros catedrales,Fecundidad y libertad ansía,osado Gutenberg exclama: «sea,vuele libre a la luz del claro día,que el ave encarcelada no procrea.»Y, con feliz empeño,del largo cautiverio lo redime,en sueltas letras con afán componela concebida idea;los tórculos oprime,rechina el artificio quejumbroso,y a cada golpe en el papel la imprime.¡Cuán hermoso después fue tu destino!De Elzeviro Manucio y de Plontinolas delicadas manos,con flores adornaron tu camino.Bien presto, como río caudaloso,creció y creció tu influjo,y merced a tu auxilio generoso,en millares de copias se produjola Biblia codiciada,antes objeto de imposible lujo.Reemplazaste al juglar en la veladadel castillo roqueño,y pudo la doncella enamoradapor ti ser consoladaen las tristes ausencias de su dueño.Árbol frondoso, tus lozanas hojascayeron, como dones bienhadados,en las comarcas al error sujetas;y medio concediste a los poetaspara fijar sus tétricas congojasy revivir decires ya olvidados.Diote el vapor su prepotente ayuda,al salvar los linderos de este siglo,y, con su fuerza ruda,los mismos hijos que engendró fecundoen ti, con la pujanza de su aliento,paseó por los ámbitos del mundoen el tren impetuoso,que deja atrás al incansable viento;y, al mediar la lucífera centuria,"de tantas maravillas semillero"el rayo, de los hombres prisionero,perdida ya su primitiva furiay domado su brío,vino a fianzar tu augusto poderío.¡Oh, nuevo hallazgo, rico y verdadero!El libro deshojosepara poder volar con más holguray arribar el primero,y, ya rota la añeja ligadura,apareció la prensa cotidiana,que en nuestros tiempos reina soberana.Con palanca tan firme,soliviantas las masas intranquilascual sus olas el piélago iracundo,y con ellas azotas y aniquilasy sepultas las glorias terrenales,y tornasa a erigir en un segundoestatuas en soberbios pedestales,y pones en la cumbrea hombres salidos de humildosas filas,dueños hoy de la ignara muchedumbre.Tú llamas a los reyes condenadosa mísero destierro;tú abates las antiguas dinastías;tú consagras las leyes;tú evidencias el yerro,aúnas los esfuerzos colosales,induces a la paz, la guerra mueves,que todo con tus bríos lo remueves.Tú publicas a voceslo que en secreto el rayo te transportaen sus alas veloces;eres Argos moderna,que todo lo escudriñas;nidal de las palomas mensasjeras,que de tu seno salen a bandadas,a llevar a naciones extranjeraslas nuevas deseadas.Ángel de caridad que con tus preceshasta en tierras extrañasconmueves los más duros corazones,cuando el orbe conmueve sus entrañas.El plomo entresacadode los hondos abismos de la tierra,bala tal vez ayer en cruda guerra,hoy útil del trabajo venerado,y el papel que nació de harapo aleve,se rozan ante ti rápido instante,y surge de ese beso fecundanteel expresivo signo portentosoque llevará la luz al pensamiento,como en el recio choque de un momentodel eslabón y el pedernal guijoso,brota chispa brillante,que la llama ocasiona fulgurante.Al mirarte en tu férvido trabajo,soñadora la mente,te juzga ser viviente,susceptible de goce y de dolores,y más aún cuando crujir te sientea dar a luz con maternales quejasy si percibe plácidos rumoresen los puros instantesen que, ébrio de placer, ansioso gimesen tanto que copioso centuplicaslas ideas sublimes,los conceptos gigantesde Calderón, de Lope o de Cervantes.¿No son acentos de dolor sombríolos que exhalas, sumido entre congojas,cuando te obligan a llenar las hojasde virginal blancura,con el error impío,con la vil imposturaque acrecen la terrena desventura?Alivio sean de tus fieros males,pensar que de tu fondo todavíahan de surgir tesoros inmortales,veneros de saber y de poesía.¡Oh Imprenta soberana! ¡Quién pudieracantar tu porvenir cual yo lo veo!Percibo, aunque velado,el nimbo de tu gloria venidera;lo que hoy es solamente balbuceoque hace vibrar el ánimo extasiado,será palabra firme y armoniosa;el rosado crepúsculo nacienteserá mañana sol resplandeciente.La voz, que prisionerase aduerme en el fonógrafo mañoso,tal vez sea el motor que, poderosocomo blanda cascada,logre, con soplo suave,"tal el que impulsa a la velera nave"imprimir a la máquina pesadael dulce movimientoque en cifra natural inveteradaconvierta el vibrador sonoro acento.Entonces podrá el labio,"haciendo doble oficio"a medida que brote la palabrameditada del sabio,deponerla en el dócil artificio,y el verbo, sin esfuerzo,irá por propio impulso,blandamente, en el blanco papel reproducido,a convertirse en rasgo permanente. -La luna reluce en espejos de agua.De ingenuo esplendor su grácil figura.De plata es la media faz que fulgura.Sutil navega en su eterna piragua.El sol aflora en carroza leoninaY de oro pinta la beldad oscuraLa noche de irse no lleva premura.La luna mana su luz mortecina.Mil trozos de prisma en cien mil guedejasAgobian, fluido de plata, el paisaje.La bruma la envuelve y ella se aleja.Un pobre está quieto y quedo murmura:"Si Dios no me amara ¿Haría que encajeMi esencia en medio de tanta hermosura?". -Cuando escuches el trueno me recordarásy tal vez pienses que amaba la tormenta...El rayado del cielo se verá fuertemente carmesíy el corazón, como entonces, estará en el fuego.Esto sucederá un día en Moscúcuando abandone la ciudad para siemprey me precipite hacia el puerto deseadodejando entre ustedes apenas mi sombra. -Malas manos tomaron tu vida desde el díaen que, a una señal de astros, dejara su plantelnevado de azucenas. En gozo florecía.Malas manos entraron trágicamente en él.Y yo dije al Señor: "Por las sendas mortalesle llevan, ¡sombra amada que no saben guiar!¡Arráncalo, Señor, a esas manos fataleso le hundes en el largo sueño que sabes dar!"¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!Su barca empuja un negro viento de tempestad.Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor".Se detuvo la barca rosa de su vivir...¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor! -Corazón negro.Enigma o sangre de otras vidas pasadas,suprema interrogación que ante los ojos me habla,signo que no comprendo a la luz de la luna.Sangre negra, corazón dolorido que desde lejos la envíasa latidos inciertos, bocanadas calientes,vaho pesado de estío, río en que no me hundo,que sin luz pasa como silencio, sin perfume ni amor.Triste historia de un cuerpo que existe como existe un planeta,como existe la luna, la abandonada luna,hueso que todavía tiene un claror de carne.Aquí, aquí en la tierra echado entre unos juncos,entre lo verde presente, entre lo siempre fresco,veo esa pena o sombra, esa linfa o espectro,esa sola sospecha de sangre que no pasa.¡Corazón negro, origen del dolor o la luna,corazón que algún día latiste entre unas manos.beso que navegaste por unas venas rojas,cuerpo que te ceñiste a una tapia vibrante! -A ti, de alegres vides coronado,Baco, gran padre, domador de Oriente,he de cantar; a ti que blandamentetiemplas la fuerza del mayor cuidadoOra castigues a Licurgo airadoo a Penteo en tus aras insolente,ora te mire la festiva genteen sus convites dulce y regalado,O ya de tu Ariadna al alto asientosubas ufano la inmortal corona,ven fácil, ven humano al canto mío;Que si no desmerezco el sacro alientomi voz penetrará la opuesta zona,y el Tibre envidiará al hispalio río. -¿Dónde está la identidad que no encontramos?.En la desposeída En la modesta En la consumistaEn ningún lugarO en la ciudadSuelta de cuerpo Portátil Traducida.¿Dónde la carne y el hueso de esta visiónDistinta a todo lo anterior?.Este otro poeta Este yo En otra LetraEn esfuerzo En ánimo En enfrentamientoPor segunda vezSale BuscaOtros hombres Otros antecedentes Otro miradorMontreal y el puenteDonde me detendré a meditar acerca de mí mismoY de los pequeños triunfos de mi pueblo perfecto. -La gallina sentada en lo alto mira pasar genteSi fuese fusil dispararía. -Por la manchega llanurase vuelve a ver la figurade Don Quijote pasar.Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,va cargado de amargura,que allá encontró sepulturasu amoroso batallar.Va cargado de amargura,que allá «quedó su ventura»en la playa de Barcino, frente al mar.Por la manchega llanurase vuelve a ver la figurade Don Quijote pasar.Va cargado de amargura,va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,en horas de desaliento así te miro pasar!¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu monturay llévame a tu lugar;hazme un sitio en tu montura,caballero derrotado, hazme un sitio en tu monturaque yo también voy cargadode amarguray no puedo batallar!Ponme a la grupa contigo,caballero del honor,ponme a la grupa contigo,y llévame a ser contigopastor.Por la manchega llanurase vuelve a ver la figurade Don Quijote pasar... -No comprendes, amor, cuál es mi sentimiento;en vano lo traduzco y en vano te lo explico.A veces me parece que ha llegado el momentode aclarártelo igual que obramos con un chico.No comprendes, amor, que todo lo que siento"y en esto, ya lo sabes, ni dudo ni claudico"es amor, todo amor, el dulce pensamientoque instante por instante, por siempre te dedico.Y... ¿comprendes ahora? Te quiero simplemente,como si mi destino ya lo hubiese dispuestoque nuestros corazones palpitaran iguales.Es toda mi alegría el reposar la frentesobre tu hombro, amor mío, ya que sólo con esto,feliz, siento el resguardo de peligros y males. -Tiemblan las ramas tenebrosas de los ángelesde una noche intensa,resguardada en los nidos, con las tórtolas,cambiante de su sino y su ventura.Las flamígeras alas del edén están partidas,quebradas en mil puntos llameantes,sembrando de ceniza el paraísocon el polvo de golondrinas muertas.La noche sacude su escudo y miente,odia la faz derruida de los templos,se ensaña contra el trinar de las estrellas.Levantado el altar incrédulo,se encrespa al roce de sus olas,se estremece su cuerpo por la lluvia.Llovía de noche, con la copa nítidade la nieve, con la conjura de los nardosy las rosas, sus tallos dulces, sus pétalosenvueltos en el mecer acuoso del océano,la hierba desnuda del sabor de la esmeralda.Llovía de noche, y colgaban cangrejos y culebrascomo si fueran tempestades mágicas,santuarios heredados, primigenios,amplia gama de oscuridad primera.Llovía de noche, y era la misma noche lluviade amores inocentes, de manos mojadasal cortar laurel, espliego y madreselva.Llovía de noche, y el acento de los cisnesse callaba, como el punto que adorna el labio.Llovía de noche, y la noche era regreso. -Que nada me invada de fuera,que sólo me escuche yo dentro.Yo diosde mi pecho.(Yo todo: poniente y aurora;amor, amistad, vida y sueño.Yo solouniverso).Pasad, no penséis en mi vida,dejadme sumido y esbelto.Yo unoen mi centro. -"... Desde tu corazón me dice adiós un niño.Y yo le digo adiós".Pablo Neruda.Sus labios eran como la espalda de lamuerte,y su cuerpoera fogata viva para mis manos de leña.Ella nunca lo supo,pero su espalda era mi luz,y en sus piernas yo renunciaba a todocobardemente.Ah, cuántas veces morimos ella y yo;los cuerpos como dos tumbas,y en ellas los besos, las olas, los suspiros.Qué ternura sus ojos cerrados,qué ternura sus ojos tranquilos.Aún la recuerdo cuando cae la lluvia, cuandopasa el viento, cuando llevo prisa.Nosotros, los que rompimos tormentas conlas manos,los que clavamos promesas en el aire,los que siempre, malditamente siempre,caíamos jurando sobre nuestras almas, tropezando con la misma huella,ya no estamos vivos.Ah, estos versos que ya se van.La recuerdo aunque no la recuerde,y sus labios eran la espalda de la muerte.Afuera ladra un perro, y los grillos hacen sucanto,y si presto atención, un tren se despide.Yo atravesaba sombras para recuperarla,juntaba los escombros para reconstruirlotodo;hoy sólo me quedo mirando al tiempo.En estos versos van los días en quecreímos poderlo todo;va su cabellera;va el agua en la que tantas veces arroje micorazón para que no tocara la piedra,el agua que erosionó la piedra.Ya no recuerdo su voz. Ya no la recuerdo.En medio de esta noche,no puedo negar que una espina de nieve tejemiedo en mis venasy que un escalofrío sube hasta mi voz.Porque ahora sí,estos versos se van,y yoles digo adiós. -¡Qué música del tactolas caricias contigo!¡Qué acordes tan profundos!¡Qué escalas de ternuras,de durezas, de goces!Nuestro amor silenciosoy oscuro nos elevaa las eternas nochesque separan altísimaslos astros más distantes.¡Qué música del tactolas caricias contigo! -La lluviacomo una lengua de prensiles musgosparece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar,lamer el eje vertical,contar el número de vértebras que me separande tu cuerpo ausente.Busco ahora despacio con mi lenguala demorada huella de tu lenguahundida en mis salivas.Bebo, te beboen las mansiones líquidasdel paladary en la humedad radiante de tus ingles,mientras tu propia lengua me recorrey baja,retráctil y prensil, como la lenguaoscura de la lluvia.La raíz del temblor llena tu boca,tiembla, se vierte en tiy canta germinal en tu garganta. -Cien sonetos de amorPobres poetas a quienes la vida y la muertepersiguieron con la misma tenacidad sombríay luego son cubiertos por impasible pompaentregados al rito y al diente funerario.Ellos ?oscuros como piedrecitas? ahoradetrás de los caballos arrogantes, tendidosvan, gobernados al fin por los intrusos,entre los edecanes, a dormir sin silencio.Antes y ya seguros de que está muerto el muertohacen de las exequias un festín miserablecon pavos, puercos y otros oradores.Acecharon su muerte y entonces la ofendieron:sólo porque su boca está cerraday ya no puede contestar su canto. -La espuma y altas proas en la espumade las playas de Italia y de Virgilio.Ese Eça de Queiroz "tan estirado,y toda la ironía que se trae en sus páginas.París, que se resume en las mañanasgrises de Simenon. My rose, my rose,tenue final de un soneto de Shakespeareque hoy quisiera olvidar.Ah, mis amigos,mis jóvenes amigos, tan cachondos.Mis amigos más fieles, los que nuncanunca, ni a bien ni a mal, me dejan solo.Nulos, anonadados, perfiles yaen brazos de la muerte y sin embargoaún conversan conmigo tan pimpantes.(Pero de qué me valen todos ellossi a mi rosa de júbilo y de espantola separan de mí, como la fiera,espacio y tiempo y ritos y temores.) -Aquí entre la verde junciaQuiero (como el blanco cisneQue envuelto en dulce armonía,La dulce vida despide)Despedir mi vida amargaEnvuelta en endechas tristes,Y querellarme de aquéllaTan hermosa como libre.Descanse entre tanto el arcoDe la cuerda que le aflige,Y pendiente de sus ramosOrne esta planta de Alcides,Mientras yo a la tortolillaQue sobre aquel olmo gime,Le hurto todo el silencioQue para sus quejas pide.Bellísima cazadora,Más fiera que las que siguesPor los bosques cruel verdugoDe mis años infelices:Tan grandes son tus extremosDe hermosa y de terrible,Que están los montes en dudaSi eres diosa o si eres tigre.Préciaste de tan soberbiaContra quien es tan humildeQue, considerados bien,Todos los monteros dicenQue los dos nos parecemosAl roble que más resisteLos soplos del viento airado:Tú en ser dura, yo en ser firme.En esto sólo eres roble,Y en lo demás flaca mimbre,No sólo a los recios vientos,Mas a los aires sutiles.Ya no persigues, cruel,Después que a mí me persigues,A los ciervos voladoresNi a los fieros jabalíes.Ni de tu dichoso albergueLas nobles paredes vistenLos despojos de las fierasQue, como a mí, muerte diste.No porque no gustes de ello,Sino porque no te obligueEl encontrarme en la cazaA que siquiera me mires.Los monteros te suspiranPor todos estos confines,Y el mismo monte se agraviaDe que tus pies no le pisen,Por el rastro que dejabanDe rosas y de jazmines,Tanto que eran a sus camposTus dos plantas dos abriles.Haz tu gusto, que yo quieroDejar (pues de ello te sirves)El espíritu cansadoQue mis flacos miembros rige.Conseguiremos en estoAmbos a dos nuestros fines:Tú el de cruel en dejarme,Yo el de leal en morirme.Tú, rey de los otros ríos,Que de las sierras sublimesDe Segura al OceanoEl fértil terreno mides,Pues en tu dichoso senoTantas lágrimas recibesDe mis ojos, que en el marEntran dos Guadalquivires,Ruégote que su crueldadY mi firmeza publiquesPor todo el húmedo reinoDe la gran madre de Aquiles,Porque no sólo en las selvas,Mas los que en las aguas vivenConozcan quién es DalisoY quién es la ingrata Nise. -Para el hombre hambreante y sepultadoen sed "salobre son de sombra fría",en nombre de la fe que he conquistado:alegría.Para el mundo inundadode sangre, engangrenado a sangre fría,en nombre de la paz que he voceado:alegría.Para ti, patria, árbol arrastradosobre los ríos, ardua España mía,en nombre de la luz que ha alboreado:alegría. -Quizá haya para mí un lugar al sol,un cubil de soledad donde extender,como mantel de olor, el fluir de la duda.Una sola palabra, un ademán, un ritoque diluya el murmullo del pavorque se acrece por dentro y disminuyela fuerza de los músculos, la sangreya gastada por el severo tránsitoque nos conduce, ciegos, de la vidaa la muerte, de la nadaa la nada. -Ni en este monte, este aire, ni este ríoCorre fiera, vuela ave, pece nada,De quien con atención no sea escuchadaLa triste voz del triste llanto mío;Y aunque en la fuerza sea del estíoAl viento mi querella encomendada,Cuando a cada cual de ellos más le agradaFresca cueva, árbol verde, arroyo frío,A compasión movidos de mi llanto,Dejan la sombra, el ramo y la hondura,Cual ya por escuchar el dulce cantoDe aquel que, de Strimón en la espesura,Los suspendía cien mil veces. ¡TantoPuede mi mal, y pudo su dulzura! -Es cuestión de palabras y, no obstante,ni tú ni yo jamás,después de lo pasado, convendremosen quién la culpa está.¡Lástima que el Amor un diccionariono tenga donde hallarcuándo el orgullo es simplemente orgulloy cuándo es dignidad!. -Parece mar, el cielodonde me he recostado a soñarte?Si vieras mi mirada,como un ave, cazando horizontes y estrellas.El universo es mío desde que tú te hicistetecho de mariposas para mi corazón.Es tan azul el aire cuando mueves tus alas,que el vuelo nace eterno en repetida ola sin cansancio.No sé si en ola o nube abrirme la ternurapara rodarme al sueño donde duermes.Es tan callado el viento,que he podido lograrte entre los ecos.Soy toda claridad para estrecharte?Te he visto con los ojos vivoscomo los ojos abiertos de los bosques,figurándome en risas y quebradas nadando hasta el océano.Te he recogido en huellas de canciones marinasdonde una vez dejaste corazones de agua enamorados.Te he sacado del tiempo?¡Cómo te he levantado en un lirio de luzque floreció mi mano al recordarte !¿Por qué me corre el mar ?Tú eres vivo universo contestándome? -Homenaje a San Juan de la CruzArrastrar largamente la cola del desmayosin miedo a una posible rebelión de fraganciaDejarse florecer durante el mes de mayode alelíes las manos los ojos de distanciaPerdonar a la lluvia su vocación profundasu amor de las estatuas su modelado egregioperdonarla aunque luego sepamos que se inundade torsos mutilados el jardín del colegioOlvidar los perfumes que lloran los coloresmerecer los escorzos que renuevan el aireDimitir abdicar coronas y esplendorescorbatas fabulosas perdidas al desgairePorque querido amigo ya todo se compensamis deudas tus jazmines trastornos sideralesel muerto que se estira el caracol que piensay el ala de la tórtola prolongando hospitales. -Quisiera una mujer de sangre y plata.Cualquier mujer. Una mujer cualquiera,cuando en las noches de la primaverase oye a lo lejos una serenata.Esa música es alma. Y aunque no fueraverdad tanta mentira sería gratoel saber que su voz siempre retratael corazón de una mujer cualquiera.Quiero querer con música. Y quieroque me quieran con tono verdaderoCasi en azul y casi eternamente.Será porque ese ritmo me arrebata,o tal vez porque oyendo serenatasme duele el Corazón musicalmente. -Para BohemioAmanece: se iluminanlos vetustos Lepontinos,los aldeanos llevan lecheen los jarros blanquecinos,y en los aires se dispersande los pájaros los trinos.Perezosos van remandolos ancianos gondoleros,de las vacas se percibenlos mugidos lastimeros,y las nieves se deshacenen los viejos ventisqueros.Las campánulas se mecende la brisa al tibio halago;y derrama el sol nacienteque matiza el cielo vago,un reguero de coloresen la clámide del lago. -La moza gallegaque está en la posada,subiendo maletasy dando cebada,penosa se sientaencima de un arca,por ver ir un huéspedque tiene en el alma,mocito espigado,de trenza de plata,que canta bonitoy tañe guitarra.Con lágrimas vivasque al suelo derrama,con tristes suspiros,con quejas amargas,del pecho rabiosodescubre las ansias.¡Mal haya quien fíade gente que pasa!«Pensé que estuvierados meses de estancia,y, cuando se fuera,que allá me llevara.»Pensé que el amory fe que cantaba,supiera rezadotenello y guardalla.»¡Pensé que eran ciertassus falsas palabras!¡Mal haya quien fíade gente que pasa!»Diérale mi cuerpo,mi cuerpo de grana,para que sobre élla mano probara»y jurara a medias,perdiera o ganara.¡Ay Dios! si lo sabe,¿qué dirá mi hermana?»Dirame que soyuna perdularia,pues di de mis prendasla más estimada,»y él va tan alegrey más que una Pascua.¡Mal haya quien fíade gente que pasa!»¿Qué pude hacer másque darle polainascon encaje y puntasde muy fina holanda;»cocerle su carney hacerle su salsa;encenderle velade noche, si llama,»y, en dándole gusto,soplar y matalla?¡Mal haya quien fíade gente que pasa!»En esto ya el huéspedla cuenta remata,y, el pie en el estribo,furioso cabalga,y, antes de partirse,para consolarla,de ella se despidecon estas palabras:«Isabel, no llores;no llores, amores.Si por dicha llorasporque yo no lloro,»sabrás que mi llorono es a todas horas,y, aunque me desdoras,otros hay peores.»Isabel, no llores;no llores, amores.» -He querido morir, Señor, pero he vividoy confieso ante Ti mi aleve cobardía.¿Qué dejo para aquellos semejantes que han sidoprobados en dolor a punto de agonía?Y por querer morir, Señor, he revividopuesto que Tú dispones que pase al nuevo día,retornada a mí misma, tras haber pretendidoordenar mi existencia como si fuera mía.Ya no habré de volver contra Ti aunque padezcani habré de lamentarme en la misma desgracia.Si no es tu voluntad que mi vida perezca,acepto de buen grado, Señor, tu santa graciay todos los misterios con que la tierra animas,que para nuestro bien, lo que haces, estimas. -Murió, como un niño, el hijode tu loco corazóny mi loco corazón.(¡Ay nuestro amor!)No sé si ríes o llorasmirando muerto tu amor,mirando muerto mi amor.(¡Ay nuestro amor!)Yo siento como si muertosestuviéramos tú y yo,estuviéramos los dos. -El Conde mi señor se fue a Cherela,Lio el volumen y picó el bagaje,Segovianos de a ocho, buen viaje,Que no os pienso ver más en mi escarcela.En lebrel convertidos, o en lebrela,Os llevará de la traílla un paje,Que en este ya canicular linajeGasta lo que a presbíteros repela.Perros vivos al hombre, perros muertosConcede a la mujer Su Señoría;Bobo he sido en prestarle mi dinero.Bien que si los refranes salen ciertos,Cuanto más bobo he sido, más esperoSe me aparecerá Sancta María. -De madrugada es cuando el borrachocruza su vaivén en la calle pinacon el adormilado marineroque va en busca del alba y la sardina.Alba que irremediablemente llega"ya cobre de sol ya tristura gris",desperezando suave al nuevo día"nodriza de las dudas del vivir".No tan indefectible es el pez queansia el marinero desvelado,pez en plural, pez agónico en elaire que lo ve renacer atadoa una muerte de mil rebrillos húmedosapagando su vida en los espasmos. -El tronco de ovas vestidode un álamo verde y blanco,que entre espadañas y juncosbañaba el agua de Tajo,y las puntas de su alturadel ardiente sol los rayos,y en todo el árbol dos videsentretejían mil lazos;y al son del agua y las ramashería el céfiro mansoen las plateadas hojas,tronco, punta, vides, árbol.Éste con llorosos ojosmirando estaba Belardopor qué fue un tiempo su gloriacomo agora es su cuidado.Vio de dos tórtolas bellastejido un nido en lo alto,y que con arrullo roncolos picos se están besando.Tomó una piedra el pastory esparció en el aire claroramas, tórtolas y nido,diciendo alegre y ufano:«-Dejad la dulce acogida,que la que el amor me dio,envidia me la quitó,y envidia os quita la vida.Piérdase vuestra amistad,pues que se perdió la míaque no ha de haber compañíadonde está mi soledad.Tan sólo pena me da,tórtola, el esposo tuyo,que tú presto hallarás cuyo,pues Filis le tiene ya-».Esto diciendo el pastor,desde el tronco está mirandoadónde irán a pararlos amantes desdichados.Y vio que en un verde pinootra vez se están besando;admiróse y prosiguióolvidado de su llanto:«-Voluntades que avasallas,Amor, con tu fuerza y arte,¿quién habrá que las aparte,que apartallas es juntallas?Pues que del nido os echéy ya tenéis compañía,quiero esperar que algún díacon Filis me juntaré-». -BELLA,como en la piedra frescadel manantial, el aguaabre un ancho relámpago de espuma,así es la sonrisa en tu rostro,bella.Bella,de finas manos y delgados piescomo un caballito de plata,andando, flor del mundo,así te veo,bella.Bella,con un nido de cobre enmarañadoen tu cabeza, un nidocolor de miel sombríadonde mi corazón arde y reposa,bella.Bella,no te caben los ojos en la cara,no te caben los ojos en la tierra.Hay países, hay ríosen tus ojos,mi patria está en tus ojos,yo camino por ellos,ellos dan luz al mundopor donde yo camino,bella.Bella,tus senos son como dos panes hechosde tierra cereal y luna de oro,bella.Bella,tu cinturala hizo mi brazo como un río cuandopasó mil años por tu dulce cuerpo,bella.Bella,no hay nada como tus caderas,tal vez la tierra tieneen algún sitio ocultola curva y el aroma de tu cuerpo,tal vez en algún sitio,bella.Bella, mi bella,tu voz, tu piel, tus uñasbella, mi bella,tu ser, tu luz, tu sombra,bella,todo eso es mío, bella,todo eso es mío, mía,cuando andas o reposas,cuando cantas o duermes,cuando sufres o sueñas,siempre,cuando estás cerca o lejos,siempre,eres mía, mi bella,siempre. -Dame una mentira enorme, que haga temblar los pulsos de la edadcon su pisada grave y significativa,que espante de mí los pájaros negros y los gusanosque cosecho sin proponérmelo en la dársena del miedoy se las arregle para hacerme creer que el hombre puede salir de sí,ser uno con la mujer y amarla sin destruirse.Algo que dure un momento y venga de tus labios,para que yo me esconda y los altivos y los necios no me vean.Detrás de esos frágiles decorados vivirá feliz y pequeñito,lejos del tedio y de los ojos que escrutan en la noche.Sin miedo al silencio y a las fieras,luego que la mentira fuese pronunciada,como por un hechizo efímero correrían los talones del infortunioy ni él, ni la miseria, pescarían ya nada en mis sentidos embotados.La angustia del hombre ardería como bruja-fénixy estos ojos y estas pobres manos que rezan sin llegaral rabo de Dios en las alturas, arrojarían al suelo,deshecho, el viejo corazón de la amargura,contentos en su careta nueva.Dame una mentira enorme,que haga girar al revés el tiempo en los relojesy arrúllame en ella,hasta que en mis labios aparezcala helada sonrisa del idiota. -¡Qué confiada duermesante mi vela, ausentede mi alma, en tu débilhermosura, y presentea mi cuerpo sin redes,que el instinto revuelve!(Te entregas cual la muerte).Tierna azucena eres,a tu campo celestetrasplantada y alegrepor el sueño solemne,que te hace aquí, imponente,tendida espada fuerte. -Convertir la palabra en la materiadonde lo que quisiéramos decir no puedapenetrar más alláde lo que la materia nos diríasi a ella, como un vientre,delicado aplicásemos,desnudo, blanco vientre,delicado el oído para oírel mar, el indistintorumor del mar, que más allá de ti,el no nombrado amor, te engendra siempre. -He amado las palabras con mi hambre más honda,sentí su piel de musgo muy cerca de mis labios,su ceniza y su luz coronando mis dientes,diluirse en mi lengua, caer hacia el profundoabismo de mi carne. Muy lenta, y torpemente,como a aves fugaces, perseguí las palabras. -No recuerdo exactamente las palabras:la nieve o el agua.Congelado y con los ojos abiertos: déjate de pájaros.Un idiota rodeado de idiotas. Nada más.Idiotas congelados con los ojos abiertos. Nada más.Construir el futuro.Construir el futuro.Construir el futuro. -En Viena hay diez muchachas,un hombro donde solloza la muertey un bosque de palomas disecadas.Hay un fragmento de la mañanaen el museo de la escarcha.Hay un salón con mil ventanas.¡Ay, ay, ay, ay!Toma este vals con la boca cerrada.Este vals, este vals, este vals,de sí, de muerte y de coñacque moja su cola en el mar.Te quiero, te quiero, te quiero,con la butaca y el libro muerto,por el melancólico pasillo,en el oscuro desván del lirio,en nuestra cama de la lunay en la danza que sueña la tortuga.¡Ay, ay, ay, ay!Toma este vals de quebrada cintura.En Viena hay cuatro espejosdonde juegan tu boca y los ecos.Hay una muerte para pianoque pinta de azul a los muchachos.Hay mendigos por los tejados.Hay frescas guirnaldas de llanto.¡Ay, ay, ay, ay!Toma este vals que se muere en mis brazos.Porque te quiero, te quiero, amor mío,en el desván donde juegan los niños,soñando viejas luces de Hungríapor los rumores de la tarde tibia,viendo ovejas y lirios de nievepor el silencio oscuro de tu frente.¡Ay, ay, ay, ay!Toma este vals del "Te quiero siempre".En Viena bailaré contigocon un disfraz que tengacabeza de río.¡Mira qué orilla tengo de jacintos!Dejaré mi boca entre tus piernas,mi alma en fotografías y azucenas,y en las ondas oscuras de tu andarquiero, amor mío, amor mío, dejar,violín y sepulcro, las cintas del vals. -Era la hora de la injuria la fugaz época de la maldicióncuando mi padre recomenzó en mí otra prueba.Yo era el único súbdito que le quedaba a su locuray aunque hasta entonces solía abofetearme de cuando en cuandome hizo el honor de confiarme la marca negra de la ceniza de la frente.Era noche para el gentío sin antorchaspor el clima propicio y el olor de la selvapero a la sazón estábamos solos y como con temor de avergonzarnosde tal manera que mi padre fue rápido en la consagración.Me abandonó antes de que me lavase el rostro en su presenciacon agua despaciosa del cenote sagrado.Decidí no destruir antes del amanecer la marca mágicadecidí descubrirla a mis ojos mirándome en el aguasabía que con ello pisaba en un terreno mortalpero más fascinábame la ascensión a la sabiduría.A los tres días me encontraron muertorodeado de aves de rapiña muertasmi padre fue por agua al pálido cenotey me lavó la cara sin llorar. -Este pichón del Turia que te mando,de dulces ojos y de blanca pluma,sobre laurel de Grecia vierte y sumallama lenta de amor do estoy pasando.Su cándida virtud, su cuello blando,en limo doble de caliente espuma,con un temblor de escarcha, perla y brumala ausencia de tu boca está marcando.Pasa la mano sobre tu blancuray verás qué nevada melodíaesparce en copos sobre tu hermosura.Así mi corazón de noche y día,preso en la cárcel del amor oscura,llora, sin verte, su melancolía. -La primavera tenga piel gitanay hable Dios con verso apasionado.De mí no quede ya sino aquel vientocon que voló la alondra de mi canto.Rugir de mar impuro y marineroscuya nostalgia culpan a los astros.Olor a sal, a crisantemos muertosy a tu partida tuvo aquel verano.Tan blanca como la mujer más blancayo me quedé y un viento desbocadome descalzó y bajó a mis pies la noche.El agua entonces era vino amargo.Mas tengan boca fresca las violetasy diga la mujer el nombre amado.Las rosas buscan trenzas que ponersey tanto amor, para acostarse, pasto. -...Hay en mi corazón furias y penas...QuevedoEn el fondo del pecho estamos juntos,en el cañaveral del pecho recorremosun verano de tigres,al acecho de un metro de piel fría,al acecho de un ramo de inaccesible cutis, con la boca olfateando sudor y venas verdes nos encontramos en la húmeda sombra que deja caer besos.Tú mi enemiga de tanto sueño roto de la misma manera que erizadas plantas de vidrio, lo mismo que campanas deshechas de manera amenazante, tanto como disparos de hiedra negra en medio del perfume, enemiga de grandes caderas que mi pelo ha tocado con un ronco rocío, con una lengua de agua, no obstante el mudo frío de los dientes y el odio de los ojos, y la batalla de agonizantes bestias que cuidan el olvido, en algún sitio del verano estamos juntos acechando con labios que la sed ha invadido.Si hay alguien que traspasauna pared con círculos de fósforoy hiere el centro de unos dulces miembros y muerde cada hoja de un bosque dando gritos, tengo también tus ojos de sangrienta luciérnaga capaces de impregnar y atravesar rodillas y gargantas rodeadas de seda general.Cuando en las reunionesel azar, la ceniza, las bebidas,el aire interrumpido,pero ahí están tus ojos oliendo a cacería,a rayo verde que agujerea pechos,tus dientes que abren manzanas de las que cae sangre,tus piernas que se adhieren al sol dando gemidos,y tus tetas de nácar y tus pies de amapola,como embudos llenos de dientes que buscan sombra,como rosas hechas de látigo y perfume, y aun,aun más, aun más,aun detrás de los trajes y los viajes, en las calles donde lagente orina,adivinas los cuerpos,en las agrias iglesias a medio destruir, en las cabinas que elmar lleva en las manos, acechas con tus labios sin embargo floridos, rompes a cuchilladas la madera y la plata, crecen tus grandes venas que asustan: no hay cáscara, no hay distancia ni hierro, tocan manos tus manos, y caes haciendo crepitar las flores negras.Adivinas los cuerpos!Como un insecto herido de mandatos, adivinas el centro de la sangre y vigilas los músculos que postergan la aurora, asaltas sacudidas, relámpagos, cabezas, y tocas largamente las piernas que te guían.Oh, conducida herida de flechas especiales!Hueles lo húmedo en medio de la noche?O un brusco vaso de rosales quemados?Oyes caer la ropa, las llaves, las monedas en las espesas casas donde llegas desnuda? Mi odio es una sola mano que te indica el callado camino, las sábanas en que alguien ha dormido con sobresalto: llegas y ruedas por el suelo manejada y mordida, y el viejo olor del semen como una enredadera de cenicienta harina se desliza a tu boca.Ay leves locas copas y pestañas,aire que inunda un entreabierto ríocomo una sol- paloma de colérico cauce,como atributo de agua sublevada,ay sustancias, sabores, párpados de ala vivacon un temblor, con una ciega flor temible,ay graves, serios pechos como rostros,ay grandes muslos llenos de miel verde,y talones y sombra de pies, y transcurridasrespiraciones y superficies de pálida piedra,y duras olas que suben la piel hasta la muertellenas de celestiales harinas empapadas.Entonces, este ríova entre nosotros, y por una riberavas tú mordiendo bocas?Entonces es que estoy verdaderamente, verdaderamente lejosy un río de agua ardiendo pasa en lo oscuro?Ay cuántas veces eres la que el odio no nombra,y de qué modo hundido en las tinieblas,y bajo qué lluvias de estiércol machacadotu estatua en mi corazón devora el trébol.El odio es un martillo que golpea tu trajey tu frente escarlata,y los días del corazón caen en tus orejascomo vagos buhos de sangre eliminada,y los collares que gota a gota se formaron con lágrimasrodean tu garganta quemándote la voz como un hielo.Es para que nunca, nuncahables, es para que nunca, nuncasalga una golondrina del nido de la lenguay para que las ortigas destruyan tu gargantay un viento de buque áspero te habite.En dónde te desvistes?En un ferrocarril, junto a un peruano rojoo con un segador, entre terrones, a la violentaluz del trigo?O corres con ciertos abogados de mirada terriblelargamente desnuda a la orilla del agua de la noche?Miras: no ves la luna ni el jacintoni la oscuridad goteada de humedades,ni el tren de cieno, ni el marfil partido:ves cinturas delgadas como oxígeno,pechos que aguardan acumulando pesoe idéntica al zafiro de lunar avariciapalpitas desde el dulce ombligo hasta las rosas.Por qué sí? Por qué no? Los días descubiertosaportan roja arena sin cesar destrozadaa las hélices puras que inauguran el día,y pasa un mes con certeza de tortuga,pasa un estéril día,pasa un buey, un difunto,una mujer llamada Rosalía,y no queda en la boca sino un sabor de peloy de dorada lengua que con sed se alimenta.Nada sino esa pulpa de los seres,nada sino esa copa de raíces.Yo persigo como en un túnel roto, en otro extremocarne y besos que debo olvidar injustamente,y en las aguas de espaldas, cuando ya los espejosavivan el abismo, cuando la fatiga, los sórdidos relojesgolpean a la puerta de hoteles suburbanos, y caela flor de papel pintado, y el terciopelo cagado por las ratasla camacien veces ocupada por miserables parejas, cuandotodo me dice que un día ha terminado, tú y yohemos estado juntos derribando cuerpos,construyendo una casa que no dura ni muere,tú y yo hemos hecho temblar otra vez las luces verdesy hemos solicitado de nuevo las grandes cenizas.Recuerdo sólo un díaque tal vez nunca me fue destinado,era un día incesante,sin orígenes, Jueves.Yo era un hombre trasportado al acasocon una mujer hallada vagamente,nos desnudamoscomo para morir o nadar o envejecery nos metimos uno dentro del otro,ella rodeándome como un agujero,yo quebrantándola como quiengolpea una campana,pues ella era el sonido que me heríay la cúpula dura decidida a temblar.Era una sorda ciencia con cabello y cavernasy machacando puntas de médula y dulzurahe rodado a las grandes coronas genitalesentre piedras y asuntos sometidos.Éste es un cuento de puertos adondellega uno, al azar, y sube a las colinas,suceden tantas cosas.Enemiga, enemigaes posible que el amor haya caído al polvoy no haya sino carne y huesos velozmente adoradosmientras el fuego se consumey los caballos vestidos de rojo galopan al infierno?Yo quiero para mí la avena y el relámpagoa fondo de epidermis,y el devorante pétalo desarrollado en furia,y el corazón labial del cerezo de junio,y el reposo de lentas barrigas que arden sin dirección,pero me falta un suelo de cal con lágrimasy una ventana donde esperar espumas.Así es la vida,corre tú entre las hojas, un otoñonegro ha llegado,corre vestida con una falda de hojas y un cinturón de metal amarillo,mientras la neblina de la estación roe las piedras.Corre con tus zapatos, con tus medias,con el gris repartido, con el hueco del pie, y con esas mannosque el tabaco salvaje adoraría,golpea escaleras, derribael papel negro que protege las puertas,y entra en medio del sol y la ira de un día de puñalesa echarte como paloma de luto y nieve sobre un cue4rpo.Es una sola hora larga como una vena,y entre el ácido y la paciencia del tiempo arrugadotranscurrimos,apartando las sílabas del miedo y la ternura,interminablemente exterminados. -Yo me quedé así recostado dejando que el tinto resbalara garganta abajo, buscando el estómago frío. Claro, no lo niego, también eran ganas de radio bemba, del chisme, del correveidile, de saber adónde se había ido la muchacha de la falda de flores, la muy espigada y siempre en flor, cosechera de la primavera del valle.La madrese quedó mirando la ventanacomo sin un barco lejanoalzara el vuelosobre nubes de cerúleos óleos espesos.Un lienzoembadurnado por un dios goyescoen la quinta del sordo estelar."Sí, cómo saberlo...,Mando una postal desde Londres...""Me dijo al fin". Era una postal bonita con esas casas antiguas de torres de piedra... ¿Cómo es que se llaman?."Castillos- le dijo él,Mejor dicho le dije yo, ...y se quedó mirando el humo del cigarro que se iba hacia una tarde, en donde la lluvia parecía entrar con música de primavera."No sé, a lo mejor era un castillo ". Le respondió la mujer, que siguió con su café sin dejar de mirar por la ventana" Me decía en sus cartas, que había fantasmas y vajillas de platas que se movían en la noche con sus reflejos de lunas quebradas.Y luego desde Italia. Ud. debe saber joven que ella era una mujer que no le gustaba quedarse quieta en un solo sitio, además su belleza se lo impedía, ¿cómo se iba a quedar una mujer tan bella ella, pelando papas y friendo filetes de cordero para un tendero?... Así fuese un granjero, ella no estaba para esas cosas. Ud. sabe cuando se tienen sueños y cosas así,...¿cómo decirle,..cómo decirlo...?Había una ciudad sobre un río o sobre el mar...-¿Venecia?"Sí Venecia...¿Cómo lo sabe?, ¿ella también le escribió?."No, nunca... Pero esas cosas están en los libros de geografía, usted sabe señora. No es que haya leído mucho, pero a veces, la curiosidad, señora..."Ah, sí, y luego desde un país del que sí recuerdo el nombre, desde Grecia...Yo de niña siempre soñé con ir a Grecia...No sé ni dónde queda pero me la imagino,bueno ella...Lucía pálida y delgada pero parecía feliz, me mandó unas fotos desde una playa rocosa con un mar de azul intenso,...No, mares por aquí no se ven así de azules, como de película.(y me pasó una foto en donde ella lucía como una sirena del Egeo, tal vez más delgada y pálida, pero a mí me parecía una sirena del Egeo, con sus cabellos largos y negros y sus piernas afiladas y bruñidas sobre una roca blanca. Y pensar que de niños comíamos tamarindos, mangos, chontaduros...)"Después desde Egipto.continuó su madre sin dejar de mirar por la ventana."¿Quiere más café joven?"No señora muchas gracias."Estaba con un hombre gordo de mostachos y ella ya estaba muy cambiada; mírela. (Me pasa una fotografía, está gorda y claro, mucho más morena.)Pero ahora..."continuó la madre" no sé,... hace dos años y ya no envía nada, ni una carta,ni una llamada, ni siquiera una postal con las pirámides de Memón."De Keops señora."Eso, de Keops.Luego ella (la señora) se quedó callada por varios minutos, como tejiendo una frase que nunca llegaba a engarzar en las agujas del tiempo. "¿Y usted?" Me preguntó por fin."Ahí en la fabrica usted sabe señora, casi diez años y bueno.... Ahí va uno envejeciendo como un animal de factoría, Doña Isabel.A estas alturas ya casi ni recuerdo. Es un buen puesto, no me puedo quejar..."Es mejor " me dijo ", es mucho mejor que olvide joven.""Sí señora es mucho mejor... Sí señora ". Le respondí.Y seguí mirando la fotografía de la sirena sobre la roca del mar Egeo. Parecía que sus cabellos ondearan por la brisa,...Al final creo que me sonreía. -Pensar que Spinoza murió puliendo lentes.Que Blake se fatigaba en una imprentaesperando la conversación de ese día con los ángeles.Que por vivir Baudelaire se humillaba ante su madre.Que Rimbaud fue silenciado por Rimbaud,para que este ingenuo me hable de la literatura.Como si posible fuera otra cosa que inventarante otros la forma de lo informey cobrar un salario. Qué persuadido estáde lo improbable. Esas palabrashan erigido congresos y simposiosy prestigios y famas quizá más perdurables.Y en el centro, el errante, de esta cosa mundana,ese brillo salvaje que por disfraz,por burlarse o por escapar aun másdel terco intento, ha inventadotambién estas criaturas, seguroríe en alguno desde el fondo de la sala.O mira con piedad su simulacro. -No me llames poeta "un nombre con laurel"porque mi voz apenas para cantar acierta;acaso suavizada por amorosa miel,tal vez unos acentos armoniosos concierta.Puede sí que me escurra por el alto dintelhacia regiones mágicas tras mi azulada puerta,o que salve los mares en barco de papelpara poblar de trinos la comarca desierta.Mi voz no fuera el tono para belleza tantani tienen mis adentros un germen de tal genio,el prodigio se opera por la fe simplemente,lo mismo que madura la minúscula plantaa los rayos del sol, milagroso conveniode la abeja y la flor, del ave con la fuente. -LAUTARO era una flecha delgada.Elástico y azul fue nuestro padre.Fue su primera edad sólo silencio.Su adolescencia fue dominio.Su juventud fue un viento dirigido.Se preparó como una larga lanza.Acostumbró los pies en las cascadas.Educó la cabeza en las espinas.Ejecutó las pruebas del guanaco.Vivió en las madrigueras de la nieve.Acechó la comida de las águilas.Arañó los secretos del peñasco.Entretuvo los pétalos del fuego.Se amamantó de primavera fría.Se quemó en las gargantas infernales.Fue cazador entre las aves crueles.Se tiñeron sus manos de victorias.Leyó las agresiones de la noche.Sostuvo los derrumbes del azufre.Se hizo velocidad, luz repentina.Tomó las lentitudes del otoño.Trabajó en las guaridas invisibles.Durmió en las sábanas del ventisquero.Igualó la conducta de las flechas.Bebió la sangre agreste en los caminos.Arrebató el tesoro de las olas.Se hizo amenaza como un dios sombrío.Comió en cada cocina de su pueblo.Aprendió el alfabeto del relámpago.Olfateó las cenizas esparcidas.Envolvió el corazón con pieles negras.Descifró el espiral hilo del humo.Se construyó de fibras taciturnas.Se aceitó como el alma de la oliva.Se hizo cristal de transparencia dura.Estudió para viento huracanado.Se combatió hasta apagar la sangre.Sólo entonces fue digno de su pueblo. -Idos, dulces ruiseñores.Quedó la selva callada,y a su ventana, entre flores,no sale mi enamorada.Notas, salid de puntillas;está la niñita enferma...Mientras duerme en mis rodillas,dejad, ¡oh notas!, que duerma.Luna, que en marco de platasu rostro copiabas antes,si hoy tu cristal lo retrataacas, luna, la espantes.Al pie de su lecho queday aguarda a que buena esté,coqueto escarpín de sedaque oprimes su blanco pie.Guarda tu perfume, rosa,guarda tus rayos, lucero,para decir a mi hermosa,cuando sane que la quiero. -A Francisco GuillénTendida en la madrugada,la firme guitarra espera:Voz de profunda maderadesesperada.Su clamorosa cintura,en la que el pueblo suspira,preñada de son, estirala carne dura.Arde la guitarra sola,mientras la luna se acaba;arde libre de su esclavabata de cola.Dejó al borracho en su coche,dejó el cabaret sombrío,donde se muere de frío,noche tras noche,y alzó la cabeza fina,universal y cubana,sin opio, ni mariguana,ni cocaína.¡Venga la guitarra vieja,nueva otra vez al castigocon que la espera el amigo,que no la deja!Alta siempre, no caída,traiga su risa y su llanto,clave las uñas de amiantosobre la vida.Cógela tú, guitarrero,límpiale de alcol la boca,y en esa guitarra, tocatu son entero.El son del querer maduro,tu son entero;el del abierto futuro,tu son entero;el del pie por sobre el muro,tu son entero. . .Cógela tú, guitarrero,límpiale de alcol la boca,y en esa guitarra, tocatu son entero. -Cuando el mirlo, en lo verde nuevo, un díavuelve, y silba su amor, embriagado,meciendo su inquietud en fresco de oro,nos abre, negro, con su rojo pico,carbón vivificado por su ascua,un alma de valores armoniososmayor que todo nuestro ser.No cabemos, por él, redondos, plenos,en nuestra fantasía despertada.(El sol, mayor que el sol,inflama el mar real o imajinario,que resplandece entre el azul frondor,mayor que el mar, que el mar.)Las alturas nos vuelcan sus últimos tesoros,preferimos la tierra donde estamos,un momento llegamos,en viento, en ola, en roca, en llama,al imposible eterno de la vida.La arquitectura etérea, delante,con los cuatro elementos sorprendidos,nos abre total, una,a perspectivas inmanentes,realidad solitaria de los sueños,sus embelesadoras galerías.La flor mejor se eleva a nuestra boca,la nube es de mujer,la fruta seno nos responde sensual.Y el mirlo canta, huye por lo verde,y sube, sale por lo verde, y silba,recanta por lo verde venteante,libre en la luz y la tersura,torneado alegremente por el aire,dueño completo de su placer doble;entra, vibra silbando, ríe, habla,canta... Y ensancha con su cantola hora parada de la estación viva.y nos hace la vida suficiente.¡Eternidad, hora ensanchada,paraíso de lustror único, abiertoa nosotros mayores, pensativos,por un ser diminuto que se ensancha!¡Primavera, absoluta primavera,cuando el mirlo ejemplar, una mañana,enloquece de amor entre lo verde! -La noche enteracon un hachame ha golpeado el dolor,pero el sueñopasó lavando como un agua oscurapiedras ensangrentadas.Hoy de nuevo estoy vivo.De nuevote levanto,vida,sobre mis hombros.Oh vida, copa clara,de prontote llenasde agua sucia,de vino muerto,de agonía, de pérdidas,de sobrecogedoras telarañas,y muchos creenque ese color de infiernoguardarás para siempre.No es cierto.Pasa una noche lenta,pasa un solo minutoy todo cambia.Se llenade transparenciala copa de la vida.El trabajo espaciosonos espera.De un solo golpe nacen las palomas.Se establece la luz sobre la tierra.Vida, los pobrespoetaste creyeron amarga,no salieron contigode la camacon el viento del mundo.Recibieron los golpessin buscarte,se barrenaronun agujero negroy fueron sumergiéndoseen el lutode un pozo solitario.No es verdad, vida,eresbellacomo la que yo amoy entre los senos tienesolor a menta.Vida,eresuna máquina plena,felicidad, sonidode tormenta, ternurade aceite delicado.Vida,eres como una viña:atesoras la luz y la repartestransformada en racimo.el que de ti reniegaque espereun minuto, una noche,un año corto o largo,que salgade su soledad mentirosa,que indague y luche, juntesus manos a otras manos,que no adopte ni halaguea la desdicha,que la rechace dándoleforma de muro,como a la piedra los picapedreros,que corte la desdichay se haga con ellapantalones.La vida nos esperaa todoslos que amamosel salvajeolor a mar y mentaque tiene entre los senos. -Discúlpame, si puedes, por mis versos,Neruda, de mil sábanas poeta,pues yo no sé escribir cantando al agua,a aquel frescor primero de la hierba,igual que tú, en tu Chile de araucarias.Yo sólo sé escribir palabras quietasen este pueblo donde todo muerevolviéndose en las manos simple piedra.Sucede, sin embargo, algunas veces,que el corazón procura alguna fiesta,y salgo a andar, alegre y bien vestida,por el camino y luego estoy de vuelta.Me ocurre que me río, que mi risa,igual al llanto mío desespera.De mi costado izquierdo sale un versoapasionado y triste que gotea.Ah... si entonara como tú, Neruda;si alzara por los vientos los poemasmejores de mi vida en dulce nota.Si el verso hablara a Dios sin una queja.Sollozo sin su madre, fuego triste.jardín quemado que no dio violeta,invierno sin cerilla, espectro fríoes todo lo que tengo por cosecha. -Toma el cuerpo que se entrega a tu cuerpocomo si eterna fuera la pasión que esgrime.Holla su carne hasta el abismo del clamorporque nunca sabrás en qué grieta del bosqueculminará su tránsito, se hundirá tu pisada. -En esta paz del corazón aladadescansa el horizonte de Castilla,y el vuelo de la nube sin orillaazula mansamente la llanada.Solas quedan la luz y la miradadesposando la mutua maravillade la tierra caliente y amarillay el verdor de la encina sosegada.¡Decir con el lenguaje la venturade nuestra doble infancia, hermano mío,y escuchar el silencio que te nombra!La oración escuchar del agua pura,el susurro fragante del estíoy el ala de los chopos en la sombra. -Trataron de casar a DoroteaLos vecinos con Jorge el extranjero,De mosca en masa gran sepultureroY el que mejor pasteles aporrea.Ella es verdad que es vieja, pero fea,Docta en endurecer pelo y sombrero;Faltó el ajuar y no sobró dinero,Mas trájole tres dientes de librea.Porque Jorge después no se alboroteY tabique ventanas y desvanes,Hecho tiesto de cuernos el cogote,Con un guante, dos moños, tres refranesY seis libras de zarza, llevó en doteTres hijas, una suegra y dos galanes. -Es extraño este huéspedeste amorcuanto más me despojamás me colma. -Todos los vientos llegan como una manotaday yo cubro tu cuerpo lo incorporoquiero aliviarme en ti.Hace un segundo la luna era distintay no había ese susto en tu mirada.Algo nos viene encimaese sordo rumor es un presagio.Cierra los ojos pronto amiga mía.Es el amor que llega. -Me duele una mujer en todo el cuerpoJORGE LUIS BORGESa Teresa1Desnuda, blanca, de nieve,de pan cálido, de mar, te quiero,mujer mía, en el costadosimiente de la noche.Ave, estela lunar,como de dios, como de ángel.Dánae de oro,mujer de arcilla tierna,(Limpia, blanca, crepuscular...)carne, saliva y sombra.2Mujer, desnuda, blanca mía,reguero lunar de orosy de insomnios.(De algas, de espadas que se incendian.)Hembra nocturna, mujer hambrientade raíces,de los tigres más dulces.(Piernas, voces, comarcas...)Densos senosde materia translúcida,mujer de días y de abismos,donde pudiera invocar el secreto,el solo nombrecon que incendias el mundo.3Real mujer que oculta la soñada,en su vaivén de tierra y luz,de vegetal y fuego, mujerde otra mujer más honda.Mía mujer, en el reversovacío de las horas.Con los párpados heridos por la sombra,(las raíces, los musgos, los lagartos...) -Entre los sueltos caballosDe los vencidos Cenetes,Que por el campo buscabanEntre la sangre lo verde,Aquel español de OránUn suelto caballo prende,Por sus relinchos lozano,Y por sus cernejas fuerte,Para que le lleve a él,Y a un moro cautivo lleve,Un moro que ha cautivado,Capitán de cien jinetes.En el ligero caballoSuben ambos, y él parece,De cuatro espuelas herido,Que cuatro alas le mueven.Triste camina el alarbe,Y lo más bajo que puedeArdientes suspiros lanzaY amargas lágrimas vierte.Admirado el españolDe ver cada vez que vuelveQue tan tiernamente lloreQuien tan duramente hiere,Con razones le pregunta,Comedidas y corteses,De sus suspiros la causa,Si la causa lo consiente.El cautivo, como tal,Sin excusas le obedece,Y a su piadosa demandaSatisface deste suerte:«Valiente eres, capitán,Y cortés como valiente:Por tu espada y por tu tratoMe has cautivado dos veces.Preguntado me has la causaDe mis suspiros ardientes,Y débote la respuestaPor quien soy y por quien eres.En los Gelves nací, el añoQue os perdistes en los Gelves,De una berberisca nobleY de un turco matasiete.En Tremecén me criéCon mi madre y mis parientesDespués que perdí a mi padre,Corsario de tres bajeles.Junto a mi casa vivía,Porque más cerca muriese,Una dama del linajeDe los nobles Melioneses,Extremo de las hermosas,Cuando no de las crueles,Hija al fin de estas arenas,Engendradoras de sierpes.Cada vez que la mirabaSalía un sol por su frente,De tantos rayos ceñidoCuantos cabellos contiene.Juntos así nos criamos,Y Amor en nuestras niñecesHirió nuestros corazonesCon arpones diferentes.Labró el oro en mis entrañasDulces lazos, tiernas redes,Mientras el plomo en las suyasLibertades y desdenes.Apenas vide trocadaLa dureza de esta sierpe,Cuando tú me cautivaste:¡Mira si es bien que lamente!»«Esta es la causa, español,Que a llanto pudo moverme;Mira si es razón que lloreTantos males juntamente.»Conmovido el capitánDe las lágrimas que vierte,Parando el veloz caballo,Pare sus males promete.«Gallardo moro, le dice,Si adoras como refieres,Y si como dices amas,Dichosamente padeces.¿Quién pudiera imaginar,Viendo tus golpes crueles,Cupiera un alma tan tiernaEn pecho tan duro y fuerte?Si eres del Amor cautivo,Desde aquí puedes volverte,Que me pedirán por votoLo que entendí que era suerte.Y no quiero por rescateQue tu dama me presenteNi las alfombras más finasNi las granas más alegres.Anda con Dios, sufre y ama,Y vivirás, si lo hicieres,Con tal que cuando la veasHayas de volver a verme.»Apeóse del caballo,Y el moro tras él desciende,Y por el suelo postradoLa boca a sus pies ofrece.«Vivas mil años, le dice,Noble capitán valiente,Pues ganas más con librarmeQue ganaste con prenderme.Alah se quede contigo,Y te dé victoria siemprePara que extiendas tu famaCon hechos tan excelentes». -No busques atrás de mis hombros,no hay nada, sólo yo,el que te habla.No busques,soy el mismo que siempre ha sido,el que soy.El que te mira a los ojos es el verdadero yo.No busques,aquí estoy.No hay navajas escondidas en mis dedos,no hay veneno en mi voz.Confía,no hay sombras detrás de mi;mírame a los ojos,soy yo,el de siempre, el mismo,el que te mira a los ojos,mintiéndote. -Canta tu estrofa, cálida cigarra,y baile al son de tu cantar la mosca,que ya la sierpe en el zarzal se enroscay lacia extiende su verdor la parra.Desde la yedra que a la vid se agarray en su cortina espléndida te embosca,recuerda el caño de la fuente toscay el fresco muro de la limpia jarra.No consientan tus élitros fatiga,canta del campo el productivo costo,ebria de sol y del trabajo amiga.Canta y excita al inflamado agostoa dar el grano de la rubia espigay el chorro turbio del ardiente mosto. -ENTRE sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,dotado de corazón singular y sueños funestos,precipitadamente pálido, marchito en la frentey con luto de viudo furioso por cada día de vida,ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamentey de todo sonido que acojo temblando,tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fríaun oído que nace, una angustia indirecta,como si llegaran ladrones o fantasmas,y en una cáscara de extensión fija y profunda,como un camarero humillado, como una campana un pocoronca,como un espejo viejo, como un olor de casa solaen la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores-posiblemente de otro modo aún menos melancólico-,pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,el ruido de un día que arde con sacrificiome piden lo profético que hay en mí, con melancolíay un golpe de objetos que llaman sin ser respondidoshay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso. -Seremos mutuo acuerdodespués del vientoy los jocotesdespués del pan y la ceniza.Seremos pieldespués de las arañasy los lagartosdespués de las preguntas necesariasy los eclipses indescifrables.Seremos minuto sostenidodespués de la poesíay sus fantasmasdespués de las almendrasy las hormigas.(Miel y aguadespués del sexoy sus prisiones)Pero ante todo:SEREMOS. -Ojos de puente los míospor donde pasan las aguasque van a dar al olvido.Sobre mi frente de aceromirando por las barandascaminan mis pensamientos.Mi nuca negra es el mar,donde se pierden los ríos,y mis sueños son las nubespor y para las que vivo.Ojos de puente los míospor donde pasan las aguasque van a dar al olvido. -Folgaba el Rey Rodrigocon la hermosa Cava en la riberadel Tajo, sin testigo;el río sacó fuerael pecho, y le habló desta manera:«En mal punto te goces,injusto forzador; que ya el sonidooyo, ya y las voces,las armas y el bramidode Marte, de furor y ardor ceñido.¡Ay! esa tu alegríaqué llantos acarrea, y esa hermosa,que vio el sol en mal día,a España ¡ay cuán llorosa!,y al cetro de los Godos ¡cuán costosa!Llamas, dolores, guerras,muertes, asolamientos, fieros malesentre tus brazos cierras,trabajos inmortalesa ti y a tus vasallos naturales;a los que en Constantinarompen el fértil suelo, a los que bañael Ebro, a la vecinaSansueña, a Lusitaña:a toda la espaciosa y triste España.Ya dende Cádiz llamael injuriado Conde, a la venganzaatento y no a la fama,la bárbara pujanza,en quien para tu daño no hay tardanza.Oye que al cielo tocacon temeroso son la trompa fiera,que en África convocael moro a la banderaque al aire desplegada va ligera.La lanza ya blandeael árabe crüel, y hiere el viento,llamando a la pelea;innumerable cuentode escuadras juntas veo en un momento.Cubre la gente el suelo,debajo de las velas desparecela mar; la voz al cieloconfusa y varia crece;el polvo roba el día y le escurece.¡Ay!, que ya presurosossuben las largas naves. ¡Ay!, que tiendenlos brazos vigorososa los remos, y enciendenlas mares espumosas por do hienden.El Éolo derechohinche la vela en popa, y larga entradapor el Hercúleo Estrechocon la punta aceradael gran padre Neptuno da a la armada.¡Ay, triste! ¿y aun te tieneel mal dulce regazo? ¿Ni llamadoal mal que sobreviene,no acorres? ¿Ocupado,no ves ya el puerto a Hércules sagrado?Acude, acorre, vuela,traspasa la alta sierra, ocupa el llano;no perdones la espuela,no des paz a la mano,menea fulminando el hierro insano.»¡Ay, cuánto de fatiga,ay, cuánto de sudor está presenteal que viste loriga,al infante valiente,a hombres y a caballos juntamente!Y tú, Betis divino,de sangre ajena y tuya amancillado,darás al mar vecino¡cuánto yelmo quebrado,cuánto cuerpo de nobles destrozado!El furibundo Martecinco luces las haces desordena,igual a cada parte;la sexta, ¡ay!, te condena,¡oh, cara patria!, a bárbara cadena. -Por una mirada, un mundo;por una sonrisa, un cielo;por un beso... ¡Yo no séqué te diera por un beso! -Cien sonetos de amorAmor mío, el invierno regresa a sus cuarteles,establece la tierra sus dones amarillosy pasamos la mano sobre un país remoto,sobre la cabellera de la geografía.Irnos! Hoy! Adelante, ruedas, naves, campanas,aviones acerados por el diurno infinitohacia el olor nupcial del archipiélago,por longitudinales harinas de usufructo!Vamos, levántate, y endiadémate y subey baja y corre y trina con el aire y conmigovámonos a los trenes de Arabia o Tocopilla,sin más que trasmigrar hacia el polen lejano,a pueblos lancinantes de harapos y gardeniasgobernados por pobres monarcas sin zapatos. -Regálame un beso de tus labiosque me haga vivir y me emocione,pero que no sea como el de Judasque me pueda mentir y me traicione.Un solo beso yo te pidocon el néctar que brota de tu boca,que despliegue mi ser y mi sentidocuando sienta tu piel que a mi me toca.Que sea un rico beso apasionadoque se una a mis labios suavemente,que me sepa a turrón azucaradoy me quede gravado eternamente. -Que incómodo es venirde un país que no tienedesfiladero de las termópilasni machu picchuni roca tarpeyani popocatépetlni galeria degli uffizini gran muralla chinani place des vosgesni barrio góticoni palenqueni paseo del praterni columnata de berninini cañon del coloradoni piramide de keopsni rijksmuseumni sainte chapelleni popul vuhni venus del espejoni cuevas de altamirani philosophenwegni tenochtitlánni manekken pisni tal mahaldiríase que es incómodono por complejo de inferioridadsino porque uno realmente no sabesi está viviendoantes del prólogoo después del epílogoy tampoco intuyesi es peor o mejor. -Por las orillas del ríose está la noche mojandoy en los pechos de Lolitase mueren de amor los ramos.Se mueren de amor los ramos.La noche canta desnudasobre los puentes de marzo.Lolita lava su cuerpocon agua salobre y nardos.Se mueren de amor los ramos.La noche de anís y platarelumbra por los tejados.Plata de arroyos y espejos.Anís de tus muslos blancos.Se mueren de amor los ramos. -Repróchate a ti mismo no haber ganadoun premioliterario.Eras un autor de éxito,un poeta en ciernes, te decíanlos críticos de versos.Acudías,cada invierno,a las justas poéticas de Oviedo.Y entre tanto ganado de escritorestú no eras más que un montón de huesosafilados.Un paquete de habanos apagadosen un cenicero cargado de estertores.Ella, sin embargo,encendía para ti la primavera. -Cien sonetos de amorLas tres aves del mar, tres rayos, tres tijerascruzaron por el cielo frío hacia Antofagasta,por eso quedó el aire tembloroso,todo tembló como bandera herida.Soledad, dame el signo de tu incesante origen,el apenas camino de los pájaros crueles,y la palpitación que sin duda precedea la miel, a la música, al mar, al nacimiento.(Soledad sostenida por un constante rostrocomo una grave flor sin cesar extendidahasta abarcar la pura muchedumbre del cielo.)Volaban alas frías del mar, del Archipiélago,hacia la arena del Noroeste de Chile.Y la noche cerró su celeste cerrojo. -e fia con lopre eterno anche il mio amore.M. BUONARROTTI (Son. xxxix).ODADe Paros en la pródiga canteraarranca Fidias un informe bloque,y, del cincel al choque,va, con mano certera,labrando blanca estatua portentosa,en el cielo del arte estrella hermosa.Cuando la Parca aviesa,que en romper lo vivaz encuentra goce,torna al artista en fúnebre pavesa,viendo el prodigio, cesaun momento en su bárbara porfía:a las claras conoceque aquel mármol su filo mellaría,y, merced a su obra, eterna vidael escultor recobra.Cual de náufrago el cuerpo mutiladoque el mar depone en la arenosa playaa saber quién fue el mísero conduce,restos que el mar de Grecia ha vomitado,aún hoy modelos de la ciencia gaya,que su armónica forma reproduce,nos revelan de Safo la existencia,y de su amor la cálida vehemencia.Homero vagabundo,en la mente la luz de su mirada,llena con su lijaday Odisea los ámbitos del mundo;inhumado el cantor, el orbe enteroal palpitar va repitiendo Homero.Rivales Miguel Ángel y Bramante,a quienes nada arredrajuntos alzan en Roma la triunfanteun poema de piedra;y bajo de sus cúpulas y arcadashoy vagan sus dos sombras veneradas.Pone Murillo entre su cielo y tierrala atmósfera indecisa, la belleza divisaque el alto empíreo encierra,y, mojando en el iris los pinceles,renombre alcanza dé moderno Apeles;al acabar de su fecunda vida,cual parte de su ser sus obras deja,ni toda su materia es desprendida,ni del todo su espíritu se aleja.Del Quijote las varias edicionesantiguas y modernas,formaran a la estatua de Cervantespedestal de titáneas dimensiones;de Egipto las pirámides gigantesmás altas podrán ser, no más eternas.Haydn, Mozart, Beethoven,vuestras célicas notas peregrinasno temáis que los tiempos nunca os roben;por ellas viviréis perennemente,que cual raudas aladas golondrinasvuelan de mente en mentey hacen vuestro recuerdo siempre joven.Prerrogativa inmensa del más fuerteel Ingenio hace escarnio de la Muerte;cual los héroes antiguos, su figurava creciendo en la negra sepultura;su aliento soberanoal través de los siglos se percibe;del ágil tiempo la invisible manoborrar cuanto produjo intenta en vano,en fácil copia nuevo ser recibey el autor a sus obras sobrevive.Si una flor ha aromado la existenciade escultores, poetas y pintores,con mágica influencia,al descender a la mortuoria tumba,le comunican su inmortal esencia;en mármoles, en letras y en coloresle transfieren la vida de ultratumba.Pues su belleza reflejó divina,vivirá con Rafael la Fornarina.De Friné la hetaira, Praxitelesdice a los siglos la belleza suma,con clásicos cinceles,en su Venus saliendo de la espuma;no es poderosa la terrible Parcapara anular el mágico amuleto:Beatriz y Laura, de su amor objeto,durarán cuanto el Dante y el Petrarca.Mas ¡cuán otra la suerte del dramático artista!Las pasiones más sórdidas traduce,en estatua animada se convierte,los héroes de la historia reproduce,y, cuando el lauro popular conquista,le torna polvo inerteel ponzoñoso aliento de la Muerte.¡Qué de Roscio nos quedaque a Plauto y a Terencio dio la gloria!¡Qué sabio habrá que pueda,por ímprobos que sean sus afanes,revelarnos su voz, sus ademanes!Sólo se hace memoriade su pródiga mano y sus riquezas;sólo mienta la historiasus caras gastronómicas rarezas;si Cicerón en su favor no hablaraquizá de su existencia se dudara.¡Qué se sabe de Kean, el saltabanco,en el papel de Shylock, tan famoso!¡qué de Talma gloriosoque el grande Napoleón colmó de honores!Vivieron ¡ay! la vida de las flores:abrirse, dar recreo a los sentidos,perfumar el ambiente,y morir tristemente,hoy olvidados cuanto ayer queridos;sólo en Shakespeare se admirael vario son de su humanada lira;del español actor Lope de Ruedahuyó el decir, sólo la farsa queda.¡Quién que aplauda la pléyade brillanteque Italia cariñosa nos envía,se acuerda ni siquiera breve instantede Módena, el insigne comedianteque lególes su sabia maestría!Máiquez, Guzmán, Latorre,ídolos de la hispana muchedumbre,todos caísteis cual soberbia torreque se rinde a su propia pesadumbre.Cayó como la piedra en la lagunatambién el gran Romea,que del arte moderno fue la cuna;hoy aun guardamos indecisa idea,las edades futurasse perderán en vagas conjeturas;y van con lento paso caminando al ocasocon Valero, Matilde y la Teodora,cuya luz no extinguida,mas vacilante ya, la patria llora,pues comprende angustiadaque en la tragicomedia de la vidaya representan la postrer jornada.¡Qué resta, pues, del más egregio artista,la muerte al ocultarlo a nuestra vista!un epitafio en polvorienta losaque nos dice, a lo más, «aquí reposa».Pensad por un momento, qué amargura,si, por ley de naturao por humana ley siempre acatada,al morir la criaturaarrastrara sus obras a la oscuramansión inescrutable de la nada;y los cuadros de Vinci, de Ticiano,de Coello, Velázquez, Juan de Juanes;los trazos que formó la experta manode los Van-Dyks, Riberas, Zurbaranes;la Eneida, la Iliada, de Klópstock la Mesiada,los poemas de Osián, de Palestrinalos seráficos sones, la Capilla Sixtina,las árabes labradas construcciones,de San Pedro la cúpula gigante,y la Venus de Milo,y el templo de Karnak cercano al Nilo,y el Escorial macizo y arrogante,con de quien los creó yertos despojosocultado se habrían a los ojos.Aciaga desventura al actor acaece,todo con él fenece,breve pasto de hambrienta sepultura;muere el artista al acabar el hombrey apenas queda rastro de su nombre.Hoy que la Ciencia lo pasado exhuma,que los arcanos de la mar revuelve,que segura resuelvelos más arduos problemas con la pluma,que fija el rayo, y con audacia sumarasga los velos en que el sol se envuelve,¿ha de sufrir la vergonzosa menguade ver que ante sus ojos lo presentese desvanece como sombra yana?¿juzgarase impotentepara lograr que el hoy tenga un mañana?¡Quién sabe! Ya el fotógrafofija las estatuarias actitudesdel dramático artista;presto quizá el fonógrafo,que a balbucir empieza,recoja los acentosde sus dulces y airados sentimientos;quizá no tarde la incansable Cienciacon invento asombrosoen prolongar su efímera existencia,y aquel que de Melpómene o Talíaal culto se -consagra generoso,si con fulgor de prepotente genioiluminó el proscenio,vencerá de la Muerte la porfía;huésped eterno de futura gente,con rasgos propios trazará su historiay la corona ceñirá esplendente,de inmarcesible gloria,hoy sólo de pasada, por su frente. -El Conde mi señor se fue a Napoles;El Duque mi señor se fue a Francía:Príncipes, buen viaje, que este díaPesadumbre daré a unos caracoles.Como sobran tan doctos españoles,A ninguno ofrecí la Musa mía;A un pobre albergue sí, de Andalucía,Que ha resistido a grandes, digo soles.Con pocos libros libres (libres digoDe expurgaciones) paso y me paseo,Ya que el tiempo me pasa como higo.No espero en mi verdad lo que no creo:Espero en mi conciencia lo que sigo:Mi salvación, que es lo que más deseo. -Allá por las remotasluces o aceros aun no usados,tigres del tamaño del odio,leones como un corazón hirsuto,sangre como la tristeza aplacada,se baten con la hiena amarilla que toma la forma del poniente insaciable.Largas cadenas que surten de los lutos,de lo que nunca existe,atan el aire como una vena, como un grito, como un reloj que se paracuando se estrangula algún cuello descuidado.Oh la blancura súbita,las ojeras violáceas de unos ojos marchitos,cuando las fieras muestran sus espadas o dientescomo latidos de un corazón que casi todo lo ignora,menos el amor,al descubierto en los cuellos allá donde la arteria golpea,donde no se sabe si es el amor o el odiolo que reluce en los blancos colmillos.Acariciar la fosca melenamientras se siente la poderosa garra en la tierra,mientras las raíces de los árboles, temblorosas,sienten las uñas profundascomo un amor que así invade.Mirar esos ojos que sólo de noche fulgen,donde todavía un cervatillo ya devoradoluce su diminuta imagen de oro nocturno,un adiós que centellea de póstuma ternura.El tigre, el león cazador, el elefante que en sus colmillos lleva algún suave collar,la cobra que se parece al amor más ardiente,el águila que acaricia a la roca como los senos duros,el pequeño escorpión que con sus pinzas sólo aspira a oprimir un instante la vida,la menguada presencia de un cuerpo de hombre que jamás podrá ser confundido con una selva,ese piso feliz por el que viborillas perspicaces hacen su nido en la axila del musgo,mientras la pulcra coccinellase evade de una hoja de magnolia sedosa...Todo suena cuando el rumor del bosque siempre virgense levanta como dos alas de oro,élitros, bronce o caracol rotundo,frente a un mar que jamás confundirá sus espumas con las ramillas tiernas.La espera sosegada,esa esperanza siempre verde,pájaro, paraíso, fasto de plumas no tocadas,inventa los ramajes más altos,donde los colmillos de música,donde las garras poderosas, el amor que se clava,la sangre ardiente que brota de la herida,no alcanzará, por más que el surtidor se prolongue,por más que los pechos entreabiertos en tierraproyecten su dolor o su avidez a los cielos azules.Pájaro de la dicha,azul pájaro o pluma,sobre un sordo rumor de fieras solitarias,del amor o castigo contra los troncos estériles,frente al mar remotísimo que como la luz se retira. -¡Cómo se van las horas,y tras ellas los díasy los floridos añosde nuestra frágil vida!La vejez luego viene,del amor enemiga,y entre fúnebres sombrasla muerte se avecina,que escuálida y temblando,fea, informe, amarilla,nos aterra, y apaganuestros fuegos y dichas.El cuerpo se entorpece,los ayes nos fatigan,nos huyen los placeresy deja la alegría.Si esto, pues, nos aguarda,¿para qué, mi Dorila,son los floridos añosde nuestra frágil vida?Para juegos y bailesy cantares y risasnos los dieron los cielos,las Gracias los destinan.Ven ¡ay! ¿qué te detiene?Ven, ven, paloma mía,debajo de estas parrasdo leve el viento aspira;y entre brindis suavesy mimosas deliciasde la niñez gocemos,pues vuela tan aprisa. -Me falta una palabra, una palabrasólo.Un niño pide pan; yo pido menos.Una palabra dadme, una sencillapalabra que haga juegocon...Qué torpesmujeres sucias me interrumpencon su lentollorar...Comprended: cualquiera de vosotros,olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,puede tener esa palabra.Cruza más gente rota, llegan milesde muertos.La necesito: ¿No veisque sufro?Casi la tenía ya y vino ese hombreceniciento.Ahora...¡Una vez más!Así no puedo. -Nunca, señor, pensé que el verso míocuando te hablara en él por vez primerala música filial de los veinte años,del huérfano infelice la voz fuera.Nada valió la familiar plegaria;moriste en plena vida, y ¡qué contrastetocóles a los tuyos, muerto amado,en la noche fatal que agonizaste!Noche con paz de luna; también fuistenoche más que ninguna tormentosa;tus horas de martirio florecieronen mi jardín, como sangrienta rosa.Todo lo evoco, Padre: tus quejidos;tus palabras postreras; la voz tristecon que te habló tu hermano sacerdote;la mañana de otoño en que moriste;los cirios "compañeros de velada";la madre y los hermanos, todos juntos;el ataúd que sale de la casa;el sollozante oficio de difuntos;y ¡oh infinita bondad la de los padres!los ojos muertos de tu faz piadosaque me vieron por último con lástimaen las orillas de la negra fosa.Supe después lo enormemente tristeque es la trsiteza del hogar vacíoy lloré con la marcha de la madrepara tierras del norte. Mas confíoque te he de ver, oh Padre, para siemprecon mis pupilas de resucitado.Aquel buen ángel que guardó el sepulcrode Jesucristo, y que miró extasiadola tierra redimida, y a las santasmujeres que buscaban al Amado,las consoló, verá concluir su oficiocuando el último Adán encuentre abiertoslos eternos lugares de victoriay no haya quien pregunte por sus muertos. -Da bienes Fortunaque no están escritos:cuando pitos flautas,cuando flautas pitos.¡Cuán diversas sendasSe suelen seguirEn el repartirHonras y haciendas!A unos da encomiendas,A otros sambenitos.Cuando pitos flautas,cuando flautas pitos.A veces despojaDe choza y aperoAl mayor cabrero,Y a quien se le antoja;La cabra más cojaPare dos cabritos.Cuando pitos flautas,cuando flautas pitos.Porque en una aldeaUn pobre manceboHurtó sólo un huevo,Al sol bambolea,Y otro se paseaCon cien mil delitos.Cuando pitos flautas,cuando flautas pitos. -Piano llorón de Genoveva, doliente pianoque en tus teclas resumes de la vida el arcano;piano llorón, tus teclas son blancas y son negras,como mis días negros, como mis blancas horas;piano de Genoveva que en la alta noche lloras,que hace muchos inviernos crueles que no te alegras,tu música es historia de poéticos males:habla de encantamientos y de princesas reales,de los pequeños novios que por robar los nidosuna tarde nublada se quedaron perdidosen el bosque; y nos cuenta de la niña agraciadaque recibió regalos de sus once madrinas,que no invitó a la otra a sus bodas divinasy que sufrió por ello los enojos del hada.Me pareces, oh piano, por tu voz lastimera,una caja de lágrimas, y tu oscura maderame evoca la visita del primer ataúdque recibí en mi casa en plena juventud.Piano de Genoveva, te amo por indiscreto;de tu alma a todo el mundo revelas el secreto;cuentas, uno por uno, todos tus desengaños.Piano llorón, la hermosa más hermosa del vallese nos ha vuelto triste por que tiene treinta añosy no hay por todo el pueblo quien ronde por su calle.Genoveva, regálame tu amor crepuscular:esos dulces treinta años yo los puedo adorar.¡Ruégala tú que al menos, pobre piano llorón,con sus plantas minúsculas me pise el corazón! -Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,late vivo en el sol y se prende al pinar.No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:¡le tendrás que escuchar!Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,ruegos tímidos, imperativos de mar.No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:¡lo tendrás que hospedar!Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.No te vale decirle que albergarlo rehúsas:¡lo tendrás que hospedar!Tiene argucias sutiles en la réplica fina,argumentos de sabio, pero en voz de mujer.Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:¡le tendrás que creer!Te echa venda de lino; tú la venda toleras.Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras¡que eso para en morir! -Como alcachofa que una a una se deshoja.Sin supuesta superioridad de sabiduríaSin el remordimiento del justicieroSin la baba del defensor del ordenSin calificativos como puntos de referenciaSin subentendidos que complican al lectorSin impunidad frente a la critica literariaSin el cansancio de la raízSin la ética pluralista del remolino.Todo ese corazón teórico mientras orinaen las puertas de los prostíbulos. -Otro milagro de la primavera...Antonio MachadoIQuizás olvidaremos, pues siempre hay que olvidar;pero escucha los remos cantando sobre el mar...Bajo este cielo claro tu alma llega a la mía,como la luz de un faro desde la lejanía.Así como la espuma pasará este momento,nuestra ilusión se esfuma, como la espuma al viento;pero en el alma sola, si un gran amor la llena,hay algo de la ola y hay algo de la arena.IINáufrago de su espanto, piloto de su hastío,el mar canta en su canto que ya tu amor es mío.Yo soy la vela rota que da al aire su duelo,y tú eres la gaviota que va a estrenar su vuelo.Pero aún quedan futuros que yo desconocíaen tus ojos oscuros, donde nunca es de día.Aún hay algo postrero mas allá del olvido,y en tu amor recupero todo lo que he perdido.IIINi digo que te quedes ni quiero que te vayas,pues soy como las redes tendidas en las playas.Arroyo de ternuras, hazme tuyo en lo mío,llenando de agua pura mi cántaro vacío.Ya mi voz tiene un eco; ya mi voz no se pierde...Por eso el tronco seco retoña la hoja verde.Y así mi vida espera la gracia de un retoño,como la primavera que ilumina un otoño.Por eso, aunque olvidemos que siempre hay que olvidar,¡oye cantar los remos sobre el dolor del mar! -Cuando abro en los objetos la puerta de mí mismo:¿quién me roba la sangre, lo mío, lo real?¿Quién me arroja al vacíocuando respiro? ¿Quiénes mi verdugo adentro de mí mismo?Oh Tiempo. Rostro múltiple.Rostro multiplicado por ti mismo.Sal desde los orígenes de la música. Saldesde mi llanto. Arráncate la máscara riente.Espérame a besarte, convulsiva belleza.Espérame en la puerta del mar. Espérameen el objeto que amo eternamente. -Cien sonetos de amorÁspero amor, violeta coronada de espinas,matorral entre tantas pasiones erizado,lanza de los dolores, corola de la cólera,por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?Por qué precipitaste tu fuego doloroso,de pronto, entre las hojas frías de mi camino?Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada?Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,el alba llenó todas las copas con su vinoy el sol estableció su presencia celeste,mientras que el cruel amor me cercaba sin treguahasta que lacerándome con espadas y espinasabrió en mi corazón un camino quemante. -Usted martín santomé no sabecómo querría tener yo ahoratodo el tiempo del mundo para quererlopero no voy a convocarlo junto a míya que aún en el caso de que no estuvieratodavía muriéndomeentonces moriríasólo de aproximarme a su tristeza.usted martín santomé no sabecuánto he luchado por seguir viviendocómo he querido vivir para vivirloporque me estoy muriendo santoméusted claro no sabeya que nunca lo he dichoni siquieraen esas noches en que usted me descubrecon sus manos incrédulas y libresusted no sabe cómo yo valorosu sencillo coraje de querermeusted martín santomé no sabey sé que no lo sabeporque he visto sus ojosdespejandola incógnita del miedono sabe que no es viejoque no podría serloen todo caso allá usted con sus añosyo estoy segura de quererlo así.usted martín santomé no sabequé bien, que lindo diceavellanedade algún modo ha inventadomi nombre con su amorusted es la respuesta que yo esperabaa una pregunta que nunca he formuladousted es mi hombrey yo la que abandonousted es mi hombrey yo la que flaqueousted Martín Santomé no sabeal menos no lo sabe en esta esperaqué triste es ver cerrarse la alegríasin previo avisode un brutal portazoes raropero sientoque me voy alejandode usted y de míque estábamos tan cercade mí y de ustedquizá porque vivir es esoes estar cercay yo me estoy muriendosantoméno sabe ustedqué oscuraqué lejosqué calladaustedmartínmartín cómo eralos nombres se me caenyo misma me estoy cayendousted de todos modosno sabe ni imaginaqué sola va a quedarmi muertesinsuvida. -Cien sonetos de amorAmor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,qué soledad errante hasta tu compañía!Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.En Taltal no amanece aún la primavera.Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,juntos desde la ropa a las raíces,juntos de otoño, de agua, de caderas,hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,la desembocadura del agua de Boroa,pensar que separados por trenes y nacionestú y yo teníamos que simplemente amarnos,con todos confundidos, con hombres y mujeres,con la tierra que implanta y educa los claveles. -Cantan. Cantan.¿Dónde cantan los pájaros que cantan?Ha llovido. Aún las ramasestán sin hojas nuevas. Cantan. Cantanlos pájaros. ¿En dónde cantanlos pájaros que cantan?No tengo pájaros en jaulas.No hay niños que los vendan. Cantan.El valle está muy lejos. Nada...Yo no sé dónde cantanlos pájaros -cantan, cantan-los pájaros que cantan. -Hábito: dudar de la esperanzay sentirla como carencia.Agonía sin crisis, declive, desgaste,lento derrumbe por trozos,memoria, ruinas, vestigios.Cuando impere el desasimiento¿Advendrá la resurgencia? -Para hallarte esta noche las pupilas distantes,he dominado cielos, altamares, y prados.He deshecho el sollozo de los ecos perdidos...tengo el hondo infinito jugando entre mis manos.Siénteme la sonrisa. Es el último sueñode una espiga del alba que se unió a mi reclamo...Yo quiero que adelantes en espíritu y alasmi canción enredada de trinos y de pájaros.Te esperaré la vida. Levántame el ensueño.Mírame toda en ascuas. Recuéstate en mis labios.¡Tan simple, que en mitades iguales de armonía,se rompieran a un tiempo tus lazos y mis lazos!Vuélvete la caricia. No quiero que limitestus ojos en mi cuerpo. Mi senda es el espacio.Recorrerme es huirse de todos los senderos...Soy el desequilibrio danzante de los astros. -Pastorcita perdió sus ovejas¡y quién sabe por dónde andarán!-No te enfades, que oyeron tus quejasy ellas mismas bien pronto vendrán.Y no vendrán solas, que traerán sus colas,Y ovejas y colas gran fiesta darán.Pastorcita se queda dormida,Y soñando las oye balar.Se despierta y las llama enseguida,Y engañada se tiende a llorar.No llores, pastora, que niña que lloraBien pronto la oímos reír y cantar.Levantóse contenta, esperandoQue ha de verlas bien presto quizás;Y las vio; mas dio un grito observandoQue dejaron las colas detrás.Ay mis ovejitas ¡pobres raboncitas!¿dónde están mis colas? ¿no las veré más?Pero andando con todo el rebañoOtro grito una tarde soltó,Cuando un gajo de un viejo castañoCargadito de colas halló.Secándose al viento, dos, tres, hasta ciento,Allí unas tras otra ¡colgadas las vio!Dio un suspiro y un golpe en la frente,Y ensayó cuanto pudo inventar,Miel, costura, variado ingrediente,Para tanto rabón remendar;Buscó la colita de cada ovejitaY al verlas como antes se puso a bailar. -Por sobre las terrazas alunadasdonde se aman cautelosamente los gatosy los brillos esquivan las chimeneascreo que nadie sabe lo que yo sé esta nochealgo aprendido a pedacitos y a pulsacionesy que integra mi pánico tradicional modesto¿cómo desmenuzar plácidamente el miedocomprender por fin que no es una excusasino un escalofrío parecido al disfrutesólo que amarguísimo y si atenuantes?los suicidas no tienen problemas al respectodeciden derrotarse y a veces lo consiguenentran en el miedo como en una piraguasin remos y con rumbo de cascadason los descubridores del aliviopero la paz les dura una milésimatampoco los homicidas se preocupan mucholimitan el miedo a una coyunturadesenvainan la furia o aprietan el gatilloy todo queda así simplificado y yertopero los demás o sea los que venimostironeados por la maravillay perseguidos por el horrorlos demás o sea los compinches de la dudalos candorosos los irresponsableslos violentos pero no tantolos tranquilos pero no mucholos deportados de la buena felos necesitados de alegríalos ambulantes y los turbadoslos omisos de la vanguardialos atrasados de la vislumbreésos qué haremos con el mundosino asediarlo a escaramuzasdesmenuzarlo con las uñasextinguirlo con el resuellodesmantelarlo a mordisconeshacerlo trizas con la miradadar cuenta de él con el amorestrangularlo. -Mientras muchachas que serán catequistas cantan y tocan la guitarracomo quien eleva una protesta sentimental a un dios tímido o comoquien se rasca la panza con mansedumbrey aquí en el tostadero ya son indiferentes las piernas y los brazos yasin dueño,mientras la fuente sigue siendo útil para fauces sedientas y espaldassonrientes de pura cariciay allí abajo en el pueblo tañe una canción de siseo de rezos total-mente impropia de la estacióny el agua en todas partes es sobre todo sonido y no frescurapero quizá humedad amiga para quien es lamido en el hombro duran-te un verano ideal,yo pienso:estoy oyendo el tañido de una campana y un zumbido de cancióny abrasándome al sol en el tostadero,lo que vale decir: solo en mitad del mundo.Ah, todo era perfectamente lógico hace apenas un minuto:las cosas nos venían solas y vivíamos el tiempo pequeño sin recono-cerlo ni siquiera en su tranquilo rumorHay algo doloroso en la conciencia súbita:como una interrupción de alguna paz del mundo o asumir una extra-ña condición entre cosas que son de pronto extrañas.Lógico: para poder vivir sin dañoy dejar que todo pase sobre nosotros mientras nosotros sólo estamostumbados en el tostadero,debemos no reconocer nada.O dicho de otra forma:es así como creemos obtener en el futuro el valor de lo que el tiempocon mayúsculas nos deja,acaso unas reliquias: los jirones del sol, pongo por caso,o un sonido de gotas, ¡casi nada!Recordado, no vivido,bueno o inútil, inofensivo;turistas agotados y obedientes en alguna excursión interminable.-Como en casa de Víctor, en aquellas veladas infinitas:De pronto comenzaba a amanecer;lo decía algún pájaro húmedo, un motor increíble o una gota insistien-do en un mármol remoto de la casa: era un aviso.Súbitamente diurnos, sin vino ni conversación, solos y diferentes,entrábamos a un mundo demasiado sonoro,emprendíamos calles cada vez más nítidas,y ya en casa buscábamos en el sueño el olvido de las cosas.¡Oh, Señor, protégenosa nosotros, los Turistas! -Se han marchado todosy nadie ha vueltopara cerrar la puerta.Esta, vieja y desguazada,golpea contra el vientoen las noches de asombrocomo si nadie la quisiera oír,como si todos los páramos del tiempose encerrasen aquí,sobre estas galerías de casas agrietadas.Y lejos,más allá de las últimas carrascas,alguien recuerda la camadonde fue concebido con tristeza. -Yo quisiera quererte como antes te quería,y sentirte, como antes, en todo consecuente,yo quisiera decirte: te quiero todavía...y recibirte, al fin, con ánimo sonriente.Yo quisiera tomar tu mano con la mía,y llevarlas fraternas, como antes, a mi frente,guardándote a mi lado, junto a mí todo el día,saber que estás conmigo, aunque te halles ausente.Pero ya no es posible que esta dicha suceda"desde que el desencanto se apoderó del alma"y pienso que vivir así, tampoco pueda...porque quiero querer y mi amor se resiste,porque quiero esperar, cuando no tengo calma,porque quiero reír y por siempre estoy triste. -El alto vuelo sigocon mis manos:honor del cielo, el pájaroatraviesala transparencia, sin manchar el día.Cruza el oeste palpitando y subepor cada grada hasta el desnudo azultodo el cielo es su torrey limpia el mundo con su movimiento.Aunque el ave violentabusque sangre en la rosa del espacioaquí está su estructura:flecha y flor es el pájaro en su vueloy en la luz se reúnensus alas con el aire y la pureza.¡Oh plumas destinadasno al árbol, ni a la hierba, ni alcombate,ni a la atroz superficie,ni al taller sudoroso,sino a la dirección y a la conquistade un fruto transparente!El baile de la alturacon los trajes nevadosde la gaviota, del petrel, celebro,como si yo estuvieraperpetuamente entre los invitados:tomo parteen la velocidad y en el reposo,en la pausa y la prisa de la nieve.Y lo que vuela en mí se manifiestaen la ecuación errante de sus alas.¡Oh viento junto al férreovuelo del cóndor negro, por la bruma!Silbante viento que traspuso el héroey su degolladora cimitarra:tú guardas el contactodel duro vuelo como una armaduray en el cielo repites su amenazahasta que todo vuelve a ser azul.Vuelo de la saetaque es la misión de cada golondrina,vuelo del ruiseñor con su sonatay de la cacatúa y su atavío!Vuelan en un cristal los colibríesconmoviendo esmeraldas encendidasy la perdiz sacudeel alma verdede la menta volando en el rocío.Yo que aprendía volar, con cada vuelode profesores purosen el bosque, en el mar, en lasquebradas,de espaldas en la arenao en los sueños.me quedé aquí, amarradoa las raíces,a la madre magnética, a la tierra,mintiéndome a mí mismoy volandosolo dentro de mí,solo y a oscuras.Muere la planta y otra vez se entierra,vuelven los pies del hombre alterritorio,sólo las alas huyen de la muerte.El mundo es una esfera de cristal,el hombre anda perdido si no vuelano puede comprender la transparencia.Por eso yo profesola claridad que nunca se detuvoy aprendí de las avesla sedienta esperanza,la certidumbre y la verdad del vuelo. -Esa pared me inhibe lentamentepiedra a piedra me agraviaya que no tengo tiempo de bajar hasta el mary escuchar su siniestra horadante alegríaya que no tengo tiempo de acumular nostalgiasdebajo de aquel pino perforador del cieloya que no tengo tiempo de dar la cara al vientoy oxigenar de veras el alma y los pulmonesvoy a cerrar los ojos y tapiar los oídosy verter otro mar sobre mis redesy enderezar un pino imaginarioy desatar un viento que me arrastrelejos de las intrigas y las máquinaslejos de los horarios ylos pelmaspero puertas adentro es un fracasoeste mar que me invento no me mojano tiene aroma el árbol que levantoy mi huracán suplente ni siquierasirve para barrer mis odios secos. -ITú fuiste el que encontraba a Dios en los aromas(pero no al diablo en los hedores), hasta el díaen que un dios descendió con su divina coimaa la Sé de Viseu, al sol del claustroy a los olfatos de humildes oledoresque andaban por allí a lo que cayese,o pedían a las bóvedas maná que contemplar,o zurcían exasperados la tardeo fregaban sus suelos cada hora:a todos vino a visitar la celestial parejay para todos tuvo palabras de consuelo en forma olfativa.Honraron los cuadros de santos con su sacra atención,y un componente del perfume en cada unoquedó:a cáscara de plátano en la Visitación,a cuello considerado en San Jerónimomás una asturia complementaria en San Cosme y San Damián.Cuando los visitantes quisieron gratificarse con un refrigerio de ambrosía,todo el museo se preguntaba por lo que había visto,por lo que había olido,y subió al cielo de Viseu, en la placidez de la tarde,un campaneo de lección mal aprendida por devotos torpes:«¿A qué olía? Olía a gloria:a cuero cabelludo,a coelho cabeludo,a cabelo coelhudo,a loiro cabeçudo», y fue muy poco edificanteel cisma de dos feligresas a la greñamientras el santo se les iba al cieloy la santa a la tierra.IILa ciudad tiene caminos para la tierray paraderos para estar en alto,abstraído por el kifi o el enigma.Tú prefieres mirar desde intramuroscómo desciende la divina,cada vez más menuda en la distancia:va a confraternizar con las mujeres de los molinerosy con las artesanas de ribera,y hasta a beberse un vinoen las ventas que quedan a la orilla del río.Entretanto, el sagradogravita junto a ti sentado en el mismo crucero,ciegos los ojos, como las estatuas,a todo lo que no sea su divina esencia,y puedes disociar sus ingredientes,tranquilo de que el dios no se dará por ofendido:el primer componentequiere decirte que está aquí el otoñoy no podrás parar el triste aromaa saliva secaque cobrarán las hojas de los árboles.El segundo, que perderéis este olor a papel que ahora os animay seréis todo lo más un desfilar de naipes con su hedor convincenteque golpea con los nudillos al pecho del olfato.El tercero, que cantará en el puñocon voz de bajo toda mata de peloy habrá que conformarse si el pañuelo de sedahuele a casa de hidalgo abandonada.IIIPero no te desconsueles: volverás a ver juntosal hombre y la mujer divinaesencia,juntos y sonrientes, gracejandocomo fuente de vida que es el reír de los santos,bravo de dentición, carente de márgenes,embistiendo sin reservas el trapo del aire bueno:te los encontrarás en los funiculares de Lisboa(que bajan envueltos en celofán merced a sus ilusionados),en los miracielos de Coimbra donde el río pasta tiempo,en los disparos ocurrentes del paisaje alentejano,y cada aparición querrá decir que dondequieraque un olor y una luz amachambradosden trapido al olfato,contigo estarán elloshaciéndote acertarlos hilos de la trenza de tu tiempo. -Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundopor qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?Queremos mirar las nubes,queremos tomar el sol y oler la sal,francamente no se trata de molestar a nadie,es tan sencillo: somos pasajeros.Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:pasa el mar, se despide la rosa,pasa la tierra por la sombra y por la luz,y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.Entonces qué les pasa?Por qué andan tan furiosos?A quién andan buscando con revólver?Nosotros no sabíamosque todo lo tenían ocupado,las copas, los asientos,las camas, los espejos,el mar, el vino, el cielo.Ahora resultaque no tenemos mesa.No puede ser, pensamos.No pueden convencernos.Estaba oscuro cuando llegamos al barco.Estábamos desnudos.Todos llegábamos del mismo sitio,Todos veníamos de mujer y de hombre.Todos tuvimos hambre y pronto dientes.A todos nos crecieron las manos y los ojospara trabajar y desear lo que existe.Y ahora nos salen con que no podemos,que no hay sitio en el barco,no quieren saludarnos,no quieren jugar con nosotros.Por qué tantas ventajas para ustedes?Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?Aquí no están contentos,así no andan las cosas.No me gusta en el viajehallar, en los rincones, la tristeza,los ojos sin amor o la boca con hambre.No hay ropa para este creciente otoñoy menos, menos para el próximo invierno.Y sin zapatos cómo vamos a dar la vueltaal mundo, a tanta piedra en los caminos?Sin mesa dónde vamos a comer,dónde nos sentaremos si no tenemos silla?Si es una broma triste, decídanse, señores,a terminarla pronto,a hablar en serio ahora.Después el mar es duro.Y llueve sangre. -«¡Voto a Dios que me espanta esta grandezay que diera un doblón por describilla!Porque ¿a quién no sorprende y maravillaesta máquina insigne, esta riqueza?»Por Jesucristo vivo, cada piezavale más de un millón, y que es mancillaque esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,Roma triunfante en ánimo y nobleza.»Apostaré que el ánima del muerto,por gozar este sitio, hoy ha dejadola gloria donde vive eternamente».Esto oyó un valentón y dijo: «Es ciertocuanto dice voacé, seor soldado,y el que dijere lo contrario miente».Y luego, in continente,caló el chapeo, requirió la espada,miró al soslayo, fuese y no hubo nada. -La noche no quiere venirpara que tú no vengasni yo pueda ir.Pero yo iréaunque un sol de alacranes me coma la sien.Pero tú vendráscon la lengua quemada por la lluvia de sal.El día no quiere venirpara que tú no vengasni yo pueda ir.Pero yo iréentregando a los sapos mi mordido clavel.Pero tú vendráspor las turbias cloacas de la oscuridad.Ni la noche ni el día quieren venirpara que por ti mueray tú mueras por mí. -No. ¡Basta!Basta siempre.Escapad, escapad: sólo quiero,sólo quiero tu muerte cotidiana.El busto erguido, la terrible columna.el cuello febricente, la convocación de los robles;las manos que son piedra, la luna de piedra sorday el vientre que es sol, el único extinto sol.¡Hierba seas! Hierba reseca, apretadas raíces,follaje entre los muslos donde ni gusanos ya vivenporque la tierra no puede ni ser grata a los labios,a esos que fueron "sí" caracoles de lo húmedo.Matarte a ti, pie inmenso, yeso escupidopie masticado días y días cuando los ojos sueñan,cuando hacen un paisaje azul cándido y nuevodonde una niña entera se baña sin espuma.Matarte a ti, cuajarón redondo, forma o montículo,materia vil, vomitadura o escarnio,palabra que pendiente de unos labios moradosha colgado en la muerte putrefacta o el beso.No. ¡No!Tenerte aquí corazón que latiste entre mis dientes larguísimos,en mis dientes o clavos amorosos o dardos,o temblor de tu carne cuando yacía inertecomo el vivaz lagarto que se besa y se besa.Tu mentira catarata de números,catarata de manos de mujer con sortijas,catarata de dijes donde pelos se guardan,donde ópalos u ojos están en terciopelos,donde las mismas uñas se guardan con encajes.Muere, muere como el clamor de la tierra estéril,como la tortuga machacada por un pie desnudo,pie herido cuya sangre, sangre fresca y novísima,quiere correr y ser como un río naciente.Canto el cielo feliz, el azul que despunta,canto la dicha de amar dulces criaturas,de amar a lo que nace bajo las piedras limpias,agua, flor, hoja, sed, lámina, río o viento,amorosa presencia de un día que sé existe. -Sale la estrella de Venusal tiempo que el sol se pone,y la enemiga del díasu negro manto descoge,y con ella un fuerte morosemejante a Rodamontesale de Sidonia airado,de Jerez la vega corre,por donde entra Guadaleteal mar de España, y por dondeSanta María del Puertorecibe famoso nombre.Desesperado camina,que siendo en linaje noble,le deja su dama ingrataporque se suena que es pobre;y aquella noche se casacon un moro feo y torpeporque es alcaide en Sevilladel Alcázar y la Torre.Quejándose tiernamentede un agravio tan inorme,y a sus palabras la vegacon dulces ecos responde:«"Zaida, dice, más airadaque el mar que las naves sorbe,más dura e inexorableque las entrañas de un monte,¿cómo permites, cruel,después de tantos favores,que de prendas de mi almaajena mano se adorne?¿Es posible que te abracesa las cortezas de un roble,y dejes el árbol tuyodesnudo de fruta y flores?Dejas tu amado Gazul,dejas tres años de amores,y das la mano a Albenzaide,que aun apenas le conoces.Dejas a un pobre muy ricoy un rico muy pobre escoges,pues las riquezas del cuerpoa las del alma antepones.Alá permita, enemiga,que te aborrezca y le adores,y que por celos suspiresy por ausencia le llores,y que de noche no duermas,y de día no reposes,y en la cama le fastidies,y que en la mesa le enojes,y en las fiestas, en las zambras,no se vista tus colores,ni aun para verlas permitaque a la ventana te asomes;y menosprecie en las cañas,para que más te alborotes,el almaizar que le labresy la manga que le bordes;y se ponga de su amigacon la cifra de su nombre,a quien le dé los cautivoscuando de la guerra torne;y en batalla de cristianosde velle muerto te asombres,y plegue a Alá que sucedacuando la mano le tomes,que si le has de aborrecer,que largos años le goces,que es la mayor maldiciónque pueden darte los hombres"».Con esto llegó a Jereza la mitad de la noche;halló el palacio cubiertode luminarias y voces,y los moros fronterizosque por todas partes corren,con sus hachas encendidasy con libreas conformes.Delante del desposadoen los estribos alzóse;arrojóle una lanzadade parte a parte pasóle;alborotóse la plaza,desnudó el moro un estoque,y por mitad de la gentehacia Sidonia volvióse. -Pongámonos los zapatos, la camisa listada,el traje azul aunque ya brillen los codos,pongámonos los fuegos de bengala y deartificio,pongámonos vino y cerveza entre el cuelloy los pies,porque debidamente debemos celebrareste número inmenso que costó tantotiempo,tantos años y días en paquetes,tantas horas, tantos millones de minutos,vamos a celebrar esta inauguración.Desembotellemos todas las alegríasresguardadasy busquemos alguna novia perdidaque acepte una festiva dentellada.Hoy es. Hoy ha llegado. Pisamos el tapizdel interrogativo milenio. El corazón, laalmendrade la época creciente, la uva definitivairá depositándose en nosotros,y será la verdad tan esperada.Mientras tanto una hoja del follajeacrecienta el comienzo de la edad:rama por rama se cruzará el ramaje,hoja por hoja subirán los díasy fruto a fruto llegará la paz:el árbol de la dicha se preparadesde la encarnizada raíz que sobrevivebuscando el agua, la verdad, la vida.Hoy es hoy. Ha llegado este mañanapreparado por mucha oscuridad:no sabemos si es claro todavíaeste mundo recién inaugurado:lo aclararemos, lo oscureceremoshasta que sea dorado y quemadocomo los granos duros del maíz:a cada uno, a los recién nacidos,a los sobrevivientes, a los ciegos,a los mudos, a mancos y cojos,para que vean y para que hablen,para que sobrevivan y recorran,para que agarren la futura frutadel reino actual que dejamos abiertotanto al explorador como a la reina,tanto al interrogante cosmonautacomo al agricultor tradicional,a las abejas que llegan ahorapara participar en la colmenay sobre todo a los pueblos recientes,a los pueblos crecientes desde ahoracon las nuevas banderas que nacieronen cada gota de sangre o sudor.Hoy es hoy y ayer se fue, no hay duda.Hoy es también mañana, y yo me fuicon algún año frío que se fue,se fue conmigo y me llevó aquel año.De esto no cabe duda. Mi osamentaconsistió, a veces, en palabras durascomo huesos al aire y a la lluvia,y pude celebrar lo que sucededejando en vez de canto o testimonioun porfiado esqueleto de palabras. -Tu cabellera es negra como el aladel misterio; tan negra como un lóbregojamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!»Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!Tus ojos son dos magos pensativos,dos esfinges que duermen en la sombra,dos enigmas muy bellos... Pero hay algo,pero hay algo más bello aún: tu boca.Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamentepara el amor, para la cálidacomunión del amor, tu boca joven;pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!Tu alma recogida, silenciosa,de piedades tan hondas como el piélago,de ternuras tan hondas...Pero hay algo,pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño! -Soy el mendigo cósmico y mi inopia es la sumade todos los voraces ayunos pordioseros;mi alma y mi carne trémulas imploran a la espumadel mar y al simulacro azul de los luceros.El cuervo legendario que nutre al cenobitavuela por mi Tebaida sin dejarme su pan,otro cuervo transporta una flor inaudita,otro lleva en el pico a la mujer de Adán,y sin verme siquiera, los tres cuervos se van.Prosigue descubriendo mi pupila famélicamás panes y más lindas mujeres y más rosasen el bando de cuervos que en la jornada célicasus picos atavía con las cargas preciosas,y encima de mi sacro apetito no bajasino un pétalo, un rizo prófugo, una migaja.Saboreo mi brizna heteróclita, y sientemi sed la cristalina nostalgia de la fuente,y la pródiga vida se derrama en el falsofestín y en el suplicio de mi hambre crecientecomo una cornucopia se vuelca en un cadalso. -Estoy pensando, es de noche,en el día que hará allídonde esta noche es de día.En las sombrillas alegres,abiertas todas las flores,contra ese sol, que es la lunatenue que me alumbra a mí.Aunque todo está tan quieto,tan en silencio en lo oscuro,aquí alrededor,veo a las gentes veloces"prisa, trajes claros, risa"consumiendo sin parar,a pleno goce, esa luzde ellos, la que va a ser míaen cuanto alguien diga allí«ya es de noche».La noche donde yo estoyahora,donde tú estás junto a mítan dormida y tan sin solen esanoche y luna del dormir,que pienso en el otro ladode tu sueño, donde hay luzque yo no veo.Donde es de día y paseas"te sonríes al dormir"con esa sonrisa abierta,tan alegre, tan de flores,que la noche y yo sentimosque no puede ser de aquí. -El día de los desventurados, el día pálido asomacon un desgarrador olor frío, con sus fuerzas en gris,sin cascabeles, goteando el alba por todas partes:es un naufragio en el vacío, con un alrededor de llanto.Porque se fue de tantos sitios la sombra húmeda, callada,de tantas cavilaciones en vano, de tantos parajes terrestresen donde debió ocupar hasta el designio de las raíces,de tanta forma aguda que se defendía.Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso,entre el sabor creciente, poniendo el oídoen la pura circulación, en el aumento,cediendo sin rumbo el paso a lo que arriba,a lo que surge vestido de cadenas y claveles,yo sueño, sobrellevando mis vestigios morales.Nada hay de precipitado ni de alegre, ni de forma orgullosa,todo aparece haciéndose con evidente pobreza,la luz de la tierra sale de sus párpadosno como la campanada, sino más bien como las lágrimas:el tejido del día, su lienzo débil,sirve para una venda de enfermos, sirve para hacer señasen una despedida, detrás de la ausencia:es el color que sólo quiere reemplazar,cubrir, tragar, vencer, hacer distancias.Estoy solo entre materias desvencijadas,la lluvia cae sobre mí, y se me parece,se me parece con su desvarío, solitaria en el mundo muerto,rechazada al caer, y sin forma obstinada. -A bautizarse acuden las gentes al Jordán.Preguntaban algunos: "¿Y qué haremos nosotros?"Quien tiene dos vestidos, respondíales Juan,dé uno al que no tenga. Y preguntaban otros(esta vez publicanos): "Y nosotros ¿qué haremos?"No exigir más, decíales, de lo que está ordenado."Y a nosotros, Maestro, dinos cómo obraremos"en nombre de los suyos, le requería un soldado."No hagáis nunca extorsiones, contentaos con el sueldo.Yo os bautizo con agua; mas Otro ha de venir,que ya está entre vosotros aunque no Lo hayáis visto,que con fuego bautiza. El usará del bieldopara limpiar la era de acuerdo a lo previsto:el trigo irá al granero, la paja a consumir.Lucas 3, 10-14, 16,17.Mateo 3, 11.Juan 1, 26. -Señor, me has dado una hijaes la reina del rosal,que sea mujer del bieny sepa su labor llevar.Que en el día de mañanala bendigas en el altary le concedas la graciaser la reina de su hogar.Que sea noble y generosahacendosa en su deberpara regar con amorlas flores de su vergel.Que sea madre completapara sus hijos arrullary le concedas la calmaen tiempos de tempestad.Y dale fe en los quebrantosque conlleva el ser mujere ilumina su senderocon resignación y miel.Gracias, Señor, graciasDios del inmenso poder. -Las flores del romero,Niña Isabel,Hoy son flores azules,Mañana serán mielCelosa estás, la niña,Celosa estás de aquelDichoso, pues le buscas,Ciego, pues no te ve,Ingrato, pues te enoja,Y confiado, puesNo se disculpa hoyDe lo que hizo ayer.Enjuguen esperanzasLo que lloras por él,Que celos entre aquéllosQue se han querido bien,Hoy son flores azules,Mañana serán miel.Aurora de ti misma,Que cuando a amanecerA tu placer empiezas,Te eclipsan tu placer,Serénense tus ojos,Y más perlas no des,Porque al Sol le está malLo que a la Aurora bien.Desata como nieblasTodo lo que no ves,Que sospechas de amantesY querellas después,Hoy son flores azules,Mañana serán miel. -Llegué, señora tía, a la Mamora,Donde entre nieblas vi la otra mañana,Desde el seguro de una partesana,Confusa multitud de gente mora.Pluma acudiendo va tremoladoraAndaluza, extremeña y castellana,Pidiendo, si vitela no mongana,Cualque fresco rumor de cantimplora.Allanó alguno la enemiga tierraEchándose a dormir; otro soldado,Gastador vigilante, con su picoBiscocho labra. Al fin, en esta guerraNo vi más fuerte, sino el levantado.De la Mamora. Hoy miércoles. Juanico. -Mi deseoes un nudo de noches largasY el tuyo?Minor Piedra(Carne...Placer.Sentido.Eternas paredes de excitación y música revolviéndose en simétricos mordiscos.(Desnudo).La cama.El cuarto.Tus manos hechas raíz en cada milímetro de mi cuerpo.Un nuevo placer.Nubes de piel y órganos rozándose. Abismos entre el sudor y el semen. Surcos de saliva y caminos lubricados.Más placer.Mis ojos penetrando tu vientre.Escapar del orgasmo en tu boca.(Jugar con las manchas de la pared. Con los precios detrás de la puerta).Saberme diminuto en tus costillas. Amamantado de corales. Abejones caminando sobre mis testículos. Una luna resquebrajada puesta para adornar tus quejidos. Tus uñas abriéndome espalda y deseo. Palabras. Látigos de cuerpo y pan en migajas. Gritos bajos. Noche...Amanecer con piel en las uñas). -Nada fue como dicen.Yo descubrí mi cuerpo mojado en la malezay lo empecé a palpar.Era mi cuerpo solo el que se hinchabainflamada mi vela.No supe qué corría por mi vientretrepaba hasta mi pechoenceguecía.Tuve miedo y gritétuve miedo y rodé por la maleza.Era fuego era sangre era lava de volcánera espejismo.No supe qué pasaba y tuve miedopero dejé rodar mi cuerpo y la lloviznay algo estalló vibrante quién sabe en qué recodo.Después dormí tranquilaun tiempo inexplicablemente largo.Después quizás llegara Adán pero ya no lo viotra vez la llovizna humedeció mi cuerpoy me sentí gritar. -Cien sonetos de amorFue luz el fuego y pan la luna rencorosa,el jazmín duplicó su estrellado secreto,y del terrible amor las suaves manos purasdieron paz a mis ojos y sol a mis sentidos.Oh amor, cómo de pronto, de las desgarradurashiciste el edificio de la dulce firmeza,derrotaste las uñas malignas y celosasy hoy frente al mundo somos como una sola vida.Así fue, así es y así será hasta cuando,salvaje y dulce amor, bienamada Matilde,el tiempo nos señale la flor final del día.Sin ti, sin mí, sin luz ya no seremos:entonces más allá del la tierra y la sombrael resplandor de nuestro amor seguirá vivo. -La hendidura polar se reencarnaen difusos remansos laterales.Los ciervos comen cólera bendita,venganza de una diosa inconsistente.Porque es ella la voz de las tinieblasque perfuma el cantar de sus quereres.Es ella el cuerpo anclado en la ternurade unas manos acariciando el pan.Si todos somos hijos de la noche,envueltos en martillos y brocales,viviremos en días sucesivosamamantando nuestra propia leche. -La tarde entra pronto en la cocina:a eso se reduce el misteriocada día.También hay razones suficientesPara pensar en la inútil existenciadel párpado que caey ensombrece las pupilas.Hay sueños que se olvidan.Otros se insinúan solamente.Algunos apenas se perciben.Casi todos se terminan.Los más se derrumban sin fortuna,-inútilmente-.Al final del día descansa la noche,soberbia,pero herida de muerte. -Te miré a los ojosy túrespondiste a mi miradacomo si ya me supiesesde otro tiempo.Durante aquel instantenos amamos,nos cubrimos el uno al otrode besos,escribimos nuestros nombressobre la arena de la playa,tuvimos miedo a perdernosy nos abrazamos,y nos hicimos promesasque perduraríaneternamente,y como el tiempo-a pesar de su ceniza-no puede borraraquello que se amatan apasionadamenteyo aún permanezco allí,en mitad de la plazuela,mirándote a escondidasmientras me observas,perdido ya por siempreen lo más profundo y lejanode tus ojos. -Ay de mi corazón que nadie quisotomar entre mis manos desoladas.Tú viniste a mirar sus llamaradasy le miraste arder claro y sumiso.(El pie profundo sobre el negro pisosangró de luces todas las jornadas.Ante los pies geográficos, calladas,tus puertas invisibles, Paraíso.)Tú que echaste a las brasas otro leñorecoge las cenizas y al pequeñocorazón que te mueve junta y deja.Alguna vez suspirarás, algunanoche de soledad oirás mi quejatuya hasta el corazón como ninguna. -Vuela mi corazónunido con los pájarosy deja entre los árbolesun invisible rastrode alegría y de sangre.Las gotas de rocíose helaron en las manosabiertas y floridasde los enamoradosperdidos en la brisa.Vuela mi corazón,mi corazón atadocon cadenas de estrellasa la sombra de un árbolatado con cadenasy con cantos de pájaros. -20 poemas de amor y una canción desesperadaAbeja blanca zumbas -ebria de miel- en mi almay te tuerces en lentas espirales de humo.Soy el desesperado, la palabra sin ecos,el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.En mi tierra desierta eres la última rosa.Ah silenciosa!Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.Tienes ojos profundos donde la noche alea.Frescos brazos de flor y regazo de rosa.Se parecen tus senos a los caracoles blancos.Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.Ah silenciosa!He aquí la soledad de donde estás ausente.Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.El agua anda descalza por las calles mojadas.De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.Ah silenciosa! -Algo llevó mis ojosa observary todos son jóvenes.Algo me recuerdan sus máscaras antigasesLas matracas Los lanzaguas Las botas negrasLos escudos transparentes Los mercenariosLas alambradas Los bastones eléctricosLas balas Las de caucho Las en la carneLos atrapadores Las calles en humo El gritoLa consigna Los pañuelos La sal El limónLas sirenas Las alarmas Las ambulanciasLos vehículos camuflados Las patadasLos periodistas Las cámaras de la policíaLas vitrinas entabladas Las lacrimógenasLos tanques Los aviones Los uniformesLos sindicalistas encuadrados Los cascosLos derechos humanos Los índices pacifistasLos carros blindados Las barricadasLos políticos partidos Los quebrados por la vidaLa marihuana Los discursos Los cortes de luzLas alianzas con moco La espera de la solidaridadEl movimiento de los lápices Las tomas de la manoLos clichés Los populistas La contraculturaLos cordones traicionados Las cuerdas en las manosLa caminata El tren La marcha La manifestaciónLas banderas Los póster Los murales La emboscadaEl amigo El compañero El hombre nuevo El humanoHasta luego Hasta siempre Hasta la victoriaeste cuerpo ya más pesadoy mis panfletos comprometidosen aprender de esos jóvenes. -Ya de un corintio templo cincela una metopa,ya de un morisco alcázar el capitel sutil,ya, como Benvenuto, del oro de una copaforma un joyel artístico, prodigio del buril.Pinta las dulces Gracias, o la desnuda Europa,en el pulido borde de un vaso de marfil,o a Diana, diosa virgen de desceñida ropa,con aire cinegético, o en grupo pastoril.La musa que al poeta sus cánticos inspirano lleva la vibrante trompeta de metal,ni es la bacante loca que canta y que delira,en el amor fogosa, y en el placer triunfal;ella al cantor ofrece la septicorde lira,o, rítmica y sonora, la flauta de cristal. -¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenasde temblor de astros, ni en las alboradasvírgenes, ni en las tardes inmoladas?¿Al margen de ningún sendero pálido,que ciñe el campo, al margen de ningunafontana trémula, blanca de luna?¿Bajo las trenzaduras de la selva,donde llamándolo me ha anochecido,ni en la gruta que vuelve mi alarido?¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde,en remansos de cielo o en vórtice hervidor,bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!¡Y ser con él todas las primaverasy los inviernos, en un angustiadonudo, en torno a su cuello ensangrentado! -"¿De dónde bueno, Juan, con pedorreras?"Señora tía, de Cagalarache."Sobrino, ¿y cuántos fuistes a Alfarache?"Treinta soldados en tres mil galeras."¿Tanta gente?"Tomámoslo de veras"¿Desembarcastes, Juan?"¡Tarde piache!Que al dar un Santiago de azabacheDio la playa más moros que veneras."¿Luego es de moros?"Sí, señora tía.Mucha algaraza, pero poca ropa."¿Hiciéronos los perros algún daño?"No, que en ladrando con su artillería,A todos nos dio cámaras de popa."¡Salud serían para todo el año! -Sucede que las sondas electromagnéticas temen a las aguas del océano.Y son entendibles sus razones. Por más alta que sea su frecuencia, éste las amortigua, las desvanece, las aniquila, como hace con los rayos de luz y con los náufragos irrecuperables. Ni siquiera el láser, tan pertinaz, puede traspasar la barrera de reflexiones, refracciones y absorciones de los fondos marinos, en donde anidan, tenaces y desvelados, los concertistas de las profundidades y las sombras eternas. Sólo por canales hasta ahora secretos pueden viajar las ondas acústicas llevando y trayendo los llamados de las centollas, el traqueteo de los crustáceos como si fueran ametralladoras disparadas al mismo tiempo en un cuarto de vidrio, los tambores de los peces errabundos, los silbidos de las grandes ballenas y la lengua dulce y entrañable de los delfines.Eso pasa con mi amor por ti, hasta ahora secreto, porque teme la incertidumbre de tus aguas. -Hablo, por hablar,hoy que está desierto el mary una paz agreste invadeestas turolenses llamaradasde fuego y de dolor.Hablo del día a día que sucede,de las tardes que adiós nos despedimos,de los hijos que llegan,de las tierras que acogen nuestros cuerposy de todo aquelloque va formando, al fin, nuestra figura.Del paso indefinidohablo tambiény hablo, para quedar en paz con mi conciencia,del tiempo jamás recuperado,huido entre sonrisas, adioses y lágrimas,que nadie reservó para el otoño.Hablo del campesino y de su hondura,del herrero que fragua su tristeza,del minero que invade las entrañas,del poeta que, a solas, agoniza.Hablo de mi mujer y su esperanza.Y hablo de este pequeño diosque ha entrado en casa,después de tantos días esperado.Hablo y habloy nunca sé por qué guardar silencio. -La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, InfantesEsquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,y del manchego heroico, el ama y la sobrina(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),la esposa de don Diego y la mujer de Panza,la hija del ventero, y tantas como estánbajo la tierra, y tantas que son y que seránencanto de manchegos y madres de españolespor tierras de lagares, molinos y arreboles.Es la mujer manchega garrida y bien plantada,muy sobre sí doncella, perfecta de casada.El sol de la caliente llanura vinariegaquemó su piel, mas guarda frescura de bodegasu corazón. Devota, sabe rezar con fepara que Dios nos libre de cuanto no se ve.Su obra es la casa ?menos celada que en Sevilla,más gineceo y menos castillo que en Castilla?.Y es del hogar manchego la musa ordenadora;alinea los vasares, los lienzos alcanfora;las cuentas de la plaza anota en su diario,cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.¿Hay más? Por estos campos hubo un amor de fuego,dos ojos abrasaron un corazón manchego.¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?¿No es el Toboso patria de la mujer ideadel corazón, engendro e imán de corazones,a quien varón no impregna y aun parirá varones?Por esta Mancha ?prados, viñedos y molinos?que so el igual del cielo iguala sus caminos,de cepas arrugadas en el tostado sueloy mustios pastos como raído terciopelo:por este seco llano de sol y lejanía,en donde el ojo alcanza su pleno mediodía(un diminuto bando de pájaros punteael índigo del cielo sobre la blanca aldea,y allá se yergue un soto de verdes alamillos,tras leguas y más leguas de campos amarillos),por esta tierra, lejos del mar y la montaña,el ancho reverbero del claro sol de España,anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día?amor nublóle el juicio: su corazón veía?.Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llanoeterna compañera y estrella de Quijano,lozana labradora fincada en tus terrones?oh madre de manchegos y numen de visiones?,viviste, buena Aldonza, tu vida verdaderacuando ta amante erguía su lanza justiciera,y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.Aquel amor de fuego era por ti y contigo.Mujeres de la Mancha con el sagrado motede Dulcinea, os salve la gloria de Quijote. -Tus dientes son el pulcro y nimio litoralpor donde acompasadas navegan las sonrisas,graduándose en los tumbos de un parco festival.Sonríes gradualmente, como sonríe el aguadel mar, en la rizada fila de la marea,y totalmente, como la tentativa de unFiat Lux para la noche del mortal que te vea.Tus dientes son así la más cara presea.Cuídalos con esmero, porque en ese cuidadohay una trascendencia igual a la de un Papaque retoca su encíclica y pule su cayado.Cuida tus dientes, cónclave de granizos, cortejode espumas, sempiterna bonanza de una mina,senado de cumplidas minucias astronómicas,y maná con que sacia su hambre y su retinala docena de Tribus que en tu voz se fascina.Tus dientes lograrían, en una rebelión,servir de proyectiles zodiacales al déspotay hacer de los discordes gritos, un orfeón;del motín y la ira, inofensivos juegos,y de los sublevados, una turba de ciegos.Bajo las sigilosas arcadas de tu encía,como en un acueducto infinitesimal,pudiera dignamente el más digno mortalapacentar sus crespas ansias... hasta que truenela trompeta del Ángel en el Juicio Final.Porque la tierra traga todo pulcro amuletoy tus dientes de ídolo han de quedarse mondosen la mueca erizada del hostil esqueleto,yo los recojo aquí, por su dibujo netoy su numen patricio, para el pasmo y la gloriade la humanidad giratoria. -Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina.Salen los tres reyes de adorar al rey,flor de infancia llena de una luz divinaque humaniza y dora la mula y el buey.Baltasar medita, mirando la estrellaque guía en la altura. Gaspar sueña enla visión sagrada. Melchor ve en aquellavisión la llegada de un mágico bien.Las cabalgaduras sacuden los cuelloscubiertos de sedas y metales. Fríomatinal refresca belfos de camelloshúmedos de gracia, de azul y rocío.Las meditaciones de la barba sabiavan acompasando los plumajes flavos,los ágiles trotes de potros de Arabiay las risas blancas de negros esclavos.¿De dónde vinieron a la Epifanía?¿De Persia? ¿De Egipto? ¿De la India? Es en vanocavilar. Vinieron de la luz, del Día,del Amor. Inútil pensar, Tertuliano.El fin anunciaban de un gran cautiverioy el advenimiento de un raro tesoro.Traían un símbolo de triple misterio,portando el incienso, la mirra y el oro.En las cercanías de Belén se parael cortejo. ¿A causa? A causa de queuna dulce niña de belleza rarasurge ante los magos, todo ensueño y fe.¡Oh, reyes! ?les dice?. Yo soy una niñaque oyó a los vecinos pastores cantar,y desde la próxima florida campiñamiró vuestro regio cortejo pasar.Yo sé que ha nacido Jesús Nazareno,que el mundo está lleno de gozo por El,y que es tan rosado, tan lindo y tan bueno,que hace al sol más sol, y a la miel más miel.Aún no llega el día... ¿Dónde está el establo?Prestadme la estrella para ir a Belén.No tengáis cuidado que la apague el diablo,con mis ojos puros la cuidaré bien.Los magos quedaron silenciosos. Bellade toda belleza, a Belén tornóla estrella y la niña, llevada por ellaal establo, cuna de Jesús, entró.Pero cuando estuvo junto a aquel infante,en cuyas pupilas miró a Dios arder,se quedó pasmada, pálido el semblante,porque no tenía nada que ofrecer.La Madre miraba a su niño lucero,las dos bestias buenas daban su calor;sonreía el santo viejo carpintero,la niña estaba temblando de amor.Allí había oro en cajas reales,perfumes en frascos de hechura oriental,incienso en copas de finos metales,y quesos, y flores, y miel de panal.Se puso rosada, rosada, rosada...ante la mirada del niño Jesús.(Felizmente que era su madrina un hada,de Anatole France o el doctor Mardrús).¡Qué dar a ese niño, qué dar sino ella!¿Qué dar a ese tierno divino Señor?Le hubiera ofrecido la mágica estrella,la de Baltasar, Gaspar y Melchor...Mas a los influjos del hada amorosa,que supo el secreto de aquel corazón,se fue convirtiendo poco a poco en rosa,en rosa más bella que las de Sarón.La metamorfosis fue santa aquel día(la sombra lejana de Ovidio aplaudía),pues la dulce niña ofreció al Señor,que le agradecía y le sonreía,en la melodía de la Epifanía,su cuerpo hecho pétalos y su alma hecha olor. -Será un día cualquiera, vacíocomo la habitación que amanecevacía, y las cortinas velarán el cielolimpio del alba.En las calles, otra vez, como hace tiempo,seremos unos desconocidos.Unos que la vida juntó en la vidacomo a viajeros que comparten vinoy posada antes de proseguir su ruta.Si volvemos a encontrarnos, si de pronto el azarpespunta sus sedas entre nosotros,¿cómo mirarte sin pensar que malgastamosel amor de tanto preocuparnos el amor?¿Y cómo despedirme e impedirque, más dentro aún que en las entrañas,algo se mueva, se inquiete, desgarremientras te vas, quién sabe dónde,calle adelante, tan fuera del tiempo?Después, de nuevo ya todo fundidoen la sombra, despertaré una mañanaen la claridad de un viejo sueño:un surco blanco atravesará las cortinasy entibiará el cuarto y mi pielcomo ascua lenta.El recuerdo, después, será la chispaque antes rutilaba en nuestros ojostras el cielo limpio del alba. -Castiga el cielo a Tántalo inhumano,que en impia mesa su rigor provoca,medir queriendo en competencia Iocasaber divino con engaño humano.Agua en las aguas busca, y con la manoel árbol fugitivo casi toca;huye el copioso Erídano a su bocay en vez de fruta aprieta el aire vano.Tú, qu'espantado de su pena admirasqu'el cercano manjar en largo ayunoal gusto falte y a la vista sobre,¿Cómo de muchos Tántalos no mirasejemplo igual? Y si cudicias uno,mira al avaro en sus riquezas pobre. -Mientras estáis allá con tierno celo,de oro, de seda y púrpura cubriendoel de vuestra alma vil terrestre velo,sayo de hierro acá yo estoy vistiendo,cota de acero, arnés, yelmo luciente,que un claro espejo al sol voy pareciendo.Mientras andáis allá lascivamentecon flores de azahar, con agua claralos pulsos refrescando, ojos y frente,yo de honroso sudor cubro mi caray de sangre enemiga el brazo tiñocuando con más furor muerte dispara.Mientras que a cada cual con su desiñourdiendo andáis allá mil trampantojos,manchada el alma más que piel de armiño,yo voy acá y allá, puestos los ojosen muerte dar al que tener se gloriadel ibero valor ricos despojos.Mientras andáis allá con la memoriallena de las blanduras de Cupido,publicando de vos llorosa historia,yo voy aca de furia combatido,de aspereza y desdén, lleno de ganaque Ludovico al fin quede vencido.Mientras cual nuevo sol por la mañanatodo compuesto andáis ventaneandoen haca, sin parar, lucia y galana,yo voy sobre un jinete acá saltandoel andén, el barranco, el foso, el lodo,al cercano enemigo amenazando.Mientras andáis allá metido todoen conocer la dama, o linda o fea,buscando introducción por diestro modo,yo reconozco el sitio y la trincheadeste profano a Dios vil enemigo,sin que la muerte al ojo estorbo sea. -Ya nadie grabaen las paredesen los troncosLuis y MaríaRaquel y CarlosMarta y Alfonsojunto a dos corazonesenlazadoshora las parejasleen esas vetustasincomodas ternurasen las paredesen los troncosy comentanque añosantes de separarsepara siempre. -Hoy me hicieron un test/ el decisivotengo alergia a la nuez al humo al polvoa la estremecedora belleza de la iguanay al concierto de piano de rachmáninofa las bruscas galernas de noviembrey al importuno celo de los oportunistasa la oculta violencia de los conciliadoresal papamóvil y a las pompas fúnebreshoy me hicieron el test/ todo está clarotengo alergia a la soja al ácaro y al mohoa risas y sonrisas de hienas y giocondasa la mano que esconde napoleón bonapartea la otan el usis el kgb y la ciay al inútil paraguas contra el vientoal débil sindicato de los zánganosy al matriarcado de la abeja reinahoy me hicieron el tes/ al fin me enterotengo alergia al coñac/ al tomate/ al taninoa los monos en jaulas/ al doblaje en el cinea la picana eléctrica/ a la hora del ángelusy hasta a los presidentes con pulcro bisoñéal opus dei y a los posmodernistasa los gaudeamus y a las cuchipandasy/ no faltaba más/ a los tests sobre alergias. -Tarde última y serena,corta como una vida,fin de todo lo amado¡yo quiero ser eterno!(Atravesando hojas,el sol ya cobre vienea herirme el corazón.¡Yo quiero ser eterno!)Belleza que yo he visto¡no te borres ya nunca!Porque seas eterna¡yo quiero ser eterno! -Camina mi pensión con pies de plomo,El mío, como dicen, en la huesa;A ojos yo cerrados, tenue o gruesa,Por dar más luz al mediodía la tomo.Merced de la tijera a punta o lomoNos conhorta aun de murtas una mesa;Ollai la mejor voz es portuguesa,Y la mejor ciudad de Francia, Como.No más, no, borceguí; mi chimenea,Basten los años que ni aun breve rajaDe encina la perfuma o de aceituno.¡Oh cuánto tarda lo que se desea!Llegue; que no es pequeña la ventajaDel comer tarde al acostarse ayuno. -Sobre mi pecho abatido por los golpesestá tu estrella tibia, dolorosamente azul,diríase un cielo toda ella.No quiebra el agua su perfecta dulzura,su sencillez es transparente y tieneel uniforme brillo de la lluvia alta.Déjame este lucero, este cuerpo celestesembrando sobre mi pecho lleno de golpes,estás ya tan humilde que tu nombrese puede decir con respeto y con pequeñasletras de amor, dios mío. -Haber escrito tan en la sombra como para que quieta sangre seala que duerma una obra; haber escrito la sombra o haberla sido,desde sus clausuradas ventanas haber dicho adiós las mismas vecesque huérfana es la tierra, vanamente haber hincadoen el papel silenciosque resultaron al finno ser llaves maestrasy que después de haber conseguidosoportar así la vida "procesiones de fracasosen las telarañas de la tinta- ya muertote publique algún poemasuna desconocida revista de provinciasy que entonces alguien los encuentre cualquier cosa,que alguien los encuentre "es un ejemplo- francamente divertidos. -A Claudio Rodríguez, recordando el día en que, con uncigarrillo temblándole en los labios, me dijo, en el Drugstorede Fuencarral, «a esta gente hay que ganarla».Aun cuando tejí mi armadura de aceroel terror en mis ojos muertos.Aun cuando con mano blanca y nulahice de silencio tus orinesy la nieve cae aún sobre mi cuerpopese a ello se impone un silencio aún más hondoa los clavos que habían horadado mi cráneo:aun cuando sean huesos quizá lo que no tiemblaaun cuando el musgo concluye mi pechoel terror remueve las cuencas vacías. -(Zaida C. de Ramón)Se oia un murmullo suave;me acerqué para escuchar¡Cuán grande fue mi sorpresaal ver las flores hablar!Observé que se miraban,comparándose tristementeno podían comprender,¿por qué eran diferentes?Con llanto desconsoladooi la rosa que decía:Yo no sé por qué razóntengo que tener espinas.De pronto y para mi asombrodel cielo se oyó una voz:"Eres rosa con espinasporque así te creó Dios"Nunca mires hacia abajoni tampoco alrededor;eleva tu rostro al cielodonde mora el Creador.Si el día en que te creóno te hubiese puesto espinasentonces no serías rosa;otro nombre tú tendrías.Piénsalo por un momento,¿por dalia te cambiarías?¿margarita, lirio, nardo? .....Yo sé que no aceptarías.En tu rostro puedo verno más llanto, sino alegríahas podido comprenderque así es que Dios te quería.Ahora sé que puedes verlo que antes no veías;estabas tan ofuscadaobservando las espinasque nunca se te ocurriómirarte en el lago un día.¡Cuán sorprendida quedaste!Absorta, hasta confundidaViste en tí tanta bellezaque lloraste agradecida!Quiero seguir siendo rosa;quiero ser lo que querías¡Gracias mi buen Creador!Tú sabías lo que hacías.Con amor Tú me creaste,¡Gracias por esas espinas!Al tallo dan fortalezay yo permanezco erguida.Te agradezco, Creador,haberme formado un díapues hoy sí que puedo verlo que antes no veía. -Y allí estabas, viva,venías de los candentes países que no recuerda nadiesino en el ultimo minuto, al inicio del tiempo estabasentre la sangre y la luz como una llorosa perla entre raíces,allí estabas luego de la larga agonía entre dos respiraciones,luego del largo túnel y el sueño donde eras una sola Humanidad,¿recuerdas? un minuto antes eran las calles de Ur,la turbia prehistoria, el ciclo de la savia a la sangre,la desnuda inocencia de un mezclado universo donde todo convivía;¿recuerdas? oh sí dime que lo recuerdas largo y centellante amor mío,dime que te acuerdas de tu rostro en un lago que se secó hace siglos,que memoras la sangrienta imagen del interior del úterodonde toda la historia pasaba veloz por las paredesy dime que te acuerdas de alguien que te amóy que no era yo y que era un fenicio, un tirio,un hombre de lejanas edades y de tu vestidodesgarrado en la cámara del rey.Yo hablaré del tiempo en que te he reconocido,.como reconociste al fuego, ese movedizo compañeroque te entibió las manos, que te quemó los dedos.Tenías dos años, ¿recuerdas? Dime que recuerdas,un pesado secreto puede hacerse pedazos tan sólo por ese olvido,dime que te acuerdas de hombres y mujeres gigantesy de paredes enormes y así sabré que es cierto:antes, en ese tiempo, danzaba el tiempoy tú corrías como corrimos todos detrás de duendes y de hadasque se tragó un lento movimiento hacia nosotros,hacia estas manos y rostros que insultan el espejo.¿Tienes presentes a tus muñecas? ¿Te acuerdas de la negraque odiabas y de la deshilachada rubia que veías,porque tú la veías, no es cierto, llorar sobre tu falda?Y los pequeños animales, los míticos y los otros,formaban el cortejo de una niña sola.Te acuerdas del miedo, ese viejo emisario,te acuerdas de la sombras en un rincón del cuarto,de la horrible lámpara que te hacía llorar.Allí del miedo nació tu risa, ésa que yo solo puedo ver,ese gesto infinito que borra la muerte de las edades,esa revancha del hombre sobre el polvo que será.Y allí seguías viva sobre un billón de muertos,sobre todos los muertos y nada detenía el pujar de los huesos,el avance del cuerpo entre los cuerpos, la lanzadamente hacia la luz corría, entre precipicios y sombrasy entre sangres y olvidos de lo que eras ayer, venías,sí, tú venías atravesando tu espacio, tu forma, tu materia,eras un universo en viaje a través del universo.Pero de dónde vino ese rostro a preocuparme de sí,de dónde ese olor que se ignora a sí mismo, desdequé entonces sutil ya te conocía.¿Te acuerdas de un aula donde ya eras callada y peregrinaentre papeles y canastos y mapas?Hoy la mitad de esos niños son fantasmasque erran por el mundo,ellos no te recuerdan y sin embargo envidiosu inútil privilegio:el haber visto en flor tus ocho añoscuando el inocente trazo del mundo era feliz.¿Recuerdas? ¿Recuerdas la jirafa de un domingo lluviosode la mano de tu padre? Bien, yo envidioa ese alto animal que se sonríe siempre,porque te vio una tarde, hace ya mucho.El amor es dadivoso: nos da lo irreparabley no se vuelve a ese ya nunca donde vivimos tanto,aunque por qué no gozar la fruta de la memoria.Todo es suponible y yo supongo que esa manchada,elevada arquitectura, desde su tiempo sin límiteses la misma que vio lo que ya jamás podrás mostrarme:esa alma primera que todavía, entonces,hablaba con todos los animales y el centro de las cosas.¿Pero de dónde vino este rostro a llamarmedesde un tiempo ido que ni él recuerdaaunque nunca lo olvida?¿Pero de dónde, dónde?Los objetos, las llaves, los cuadernos, las aves, los insectos,las nubes de los cielos que hubo, los paisajesdonde hoy se han derrumbado casas y se han sacado muertos,las noches y los días por los que has caminado sola,vuelven en cada medianoche, en cada mediodía,vamos a llorar sobre esas imágenes,vemos a gritar sobre esas imágenes y sobre el mismo llantoque no reconocemos: un hombre, una mujerque se han perdido son una victoria másde un cerrado círculo, la sombra sobre la luztraza su cono arduo, hemos perdido ambosesta guerra infinita. Hemos perdido ambos lo más preciado:a un desconocido.Yo imaginé tu infancia.Yo fui valiente. -Compañeros, enterradme en Isla Negra,frente al mar que conozco, a cada área rugosade piedras y de olas que mis ojos perdidosno volverán a ver.Cada día de océanome trajo niebla o puros derrumbes deturquesa,o simple extensión, agua rectilínea, invariable,lo que pedí, el espacio que devoró mi frente.Cada paso enlutado de cormorán, el vuelode grandes aves grises que amaban elinvierno,y cada tenebroso círculo de sargazoy cada grave ola que sacude su frío,y más aún, la tierra que un escondido herbariosecreto, hijo de brumas y de sales, roídopor el ácido viento, minúsculas corolasde la costa pegadas a la infinita arena:todas las llaves húmedas de la tierra marinaconocen cada estado de mi alegría,sabenque allí quiero dormir entre los párpadosdel mar y de la tierra . . .Quiero ser arrastradohacia abajo en las lluvias que el salvajeviento del mar combate y desmenuza,y luego por los cauces subterráneos, seguirhacia la primavera profunda que renace.Abrid junto a mí el hueco de la que amo, yun díadajadla que otra vez me acompañe en latierra. -Un poco de fiebre en la quinta vértebra.Tal vez esta línea imaginaria cercana a las desordenadoras,o el azur egostático por esos latidos anónimoso la terapia de vivir sin Dios por una la lectura en el Café.Hoy se hacen escuchar con sigiloso ritmoHoy están descascarándose los maceterosy los turistas tras la catarsis sólo son viajeros ilustres:De la rosa a la vena diferente a los puñosa todos los crímenes al silencio al espectáculoa los cursos de etiquetas al juego al tan-tana los sinónimos a las clases de sordera a la nadaa la voz catedrática al grito manual y al verso oficial.Una vez más a la prepotencia de los marionetosal bar latino a las tablas de la impunidada la divinidad de la transparencia al pañuelo largoal coqueteo minimalista al vicio del panfletoa los de la escuela de categoría al In Memoriama la predisposición de la medalla al plagio europeoal riesgo de las almas feroces al espejo que no condenaal letargo del absoluto a la probabilidad del cóctelal cosmético inglés a la técnica con su metaa los espíritus ajenos y al enfrentamiento con el reflejo.Otra vez de las cadenas al críptico de la intemperiea la venia de papel a las metáforas camaleónicasa las imágenes barrosas a las líneas de porcelanaal panfleto al trabajo voluntario al casto Don Juanal taurino barroco al franchutismo sin torrea la oda al verde oliva a la seguridad de la inspiraciónal goce de las renuncias a la armada ajenaal campanario del exilio al ya pasó el hambreal escondite pedante y a la aparición diversionista.A ese lugar un poco más intimistaAl altoparlante que imitó nuestro acentoA la fecha no indicada en la realidadA los champiñones proféticosA las pantallas curricularesAl canto a sí mismo que encerró a otrosy ahora a la globalización de la rosa.Porque es tiempo y tiempo fue la herida.Porque talento y cultura fueron dardos anecdóticos.La palabra soportó el peso metálico del boletoLa poesía no esperó al lenguaje en el horizonteLa voz viene entre el ritmo con sigilosa ancianidadY si este poeta se equivoca:Porque aquí no está Dios.Culpable será el pavo real,que con su forma simpáticaestá en vías de exterminio. -El alma llena de recogimiento,mudos los labios, me detengo en cadalugar de tu mansión, ensimismadacual si la fatigase un pensamiento.El naranjo medita. En el momentoen que estoy en tu alcoba, la almohadame dice que en la noche prolongadatu rostro tibio la dará contento.Honda es la paz... Pero la angustia creceal mirar que no vuelves. Hace ruidoel viento entre las hojas, y pareceque en el patio se quejan los difuntos...¡Es el naranjo, que al temer tu olvidome está invitando a que lloremos juntos! -Sobre la tierra,cae la simiente,que lleva en su cuerpo,el germende la vida,latente.La tierrase mueve.En el ovariode Dánae ardiente,Zeus,deposita el semen,que transformael grano en verde.Y la tierracrece. -«"¡Ay, amargas soledadesde mi bellísima Filis,destierro bien empleadodel agravio que la hice!Envejézcanse mis añosen estos montes que vistes,que quien sufre como piedraes bien que en piedras habite.¡Ay horas tristes,cuán diferente estoydel que me vistes!¡Con cuánta razón os lloro,pensamientos juvenilesque al principio de mis añoscerca del fin me trujistes!Retrato de mala mano,mudable tiempo me hecistesin nombre no me conocenaunque despacio me miren.¡Ay horas tristes,cuán diferente estoydel que me vistes!Letra ha sido sospechosa,que clara y escura sirve,que por no borrarla toda,encima se sobre escribe.Pienso a veces que soy otrohasta que el dolor me diceque quien le sufre tan grandeser otro fuera imposible"».¡Ay horas tristes,cuán diferente estoydel que me vistes! -A Sebastián ElcanoODA¿Qué insólita derrotaa seguir va la temeraria flotaque se apercibe a abandonar velera çde Sanlúcar la plácida ribera?¿Acaso quiere España,que otro dominio en apartada zonapara ella el sol"ya sin descanso"alumbre?¿No teme que, añadiendo a su coronapreciada joya de región extraña,se rinda a la soberbia pesadumbre?Cinco esbeltas armadas carabelasal aire dan las impacientes velas;un portugués las manda, Magallanes,que en. su tierra nativamirando mal pagados sus afanes,a trono que despide luz más vivaorgulloso ofreció sus arduos planes.Ya el mastil giganteo,cual caballo que, próximo el combate,siente agudo acicate,recibe de las lonas el golpeo.Rizosos gallardetes,formando coloridos ramilletes,en los topes se agitande las inquietas naves;parece que responden y que incitana los pañuelos que, cual blancas aves,desde la arena al nauta felicitan.Cadenciosas las olasentonan halagüeñas barcarolas:«Hurra» nutrido los espacios llena,que aquellos animosos navegantesla costa dejan sin amarga pena,y, cual en mar azul luna serena,la alegría riela en sus semblantes.Mas no todo es placer en la jornada:la mano en la obra muerta abandonadadel Concepción, un joven con intensodolor busca en la gaya muchedumbrealgún semblante amigoque en él encienda la prendida lumbre,y al no encontrarlo en el gentío denso,y al verse lejos de los patrios lares,dolido del quebranto,una gota de llantodeja caer en los undosos mares.Vivaz su fantasíavió que la gota errantela redondez del mundo recorríamarcando un derrotero,y un acento escuchó que le decía:«síguela, Sebastián, aquí te espero.».En línea avanzan las tajantes proas,hendiendo el ya tranquiloya sañudo elemento,con rumbo a las Canarias,que al paso les envían el saludoembriagador de mil esencias varias.Del fondo de una navesube insidiosa con sus roncas vocesla insurrección, que Magallanes sabeapagar en la cuna;raudo enfrena el rugidor tumultoy en solitaria arenaabandona al airado Cartagena;prende con mano fuertea Quesada, a Mendozay en brazos los entrega de la muerte,que no quiere que el crimen quede inulto,pues tiene por más fiera y más insanaque la del mar, una tormenta humana.Al descubrir de Santa Cruz el río,con grito de terror que el alma hiela,estréllase el Santiago en un bajío.Desderrota después el San Antonio,que a España vuelve la cansada velaa dar de los azares testimonio.Tierra lejana vislumbraron luegoque a plácido reposo les convidamoviendo cien y cien lenguas de fuego,y, tras duros afanes,al embocar el suspirado Estrecho,se ensancha al fin el angustiado pechodel grande Magallanes,que, acreciendo las glorias españolas,corta sereno sus virgíneas olas.No goza el alma puracuando rompe la angostacárcel del cuerpo y álzase a la altura,cual la flota, vencida la estrechura,navegando sin ver frontera costa,del Pacífico mar por la llanura.Mas ¡ay! veces sobradaslo que de encanto nuestro pecho inundasólo en su mal y en su dolor redunda.¡Cuán tétricas jornadas!cuán rudas privacioneshasta dar en las islas desdichadasy en las tierras abrigo de ladrones!Por fin al cielo plugoconducirles a costas abúndantesdo sacudieron el funesto yugo del hambrey escorbuto devorantes.¡A qué contar las islas perfumadasque, cual flores en loto,por el agua bañadas,vieron surgir en aquel mar remoto!Halagüeñas sus gentes colmábanles de expléndido tesoroy en arnero sutil aechaban, oro,an sólo en complacerles diligentes.A trueque de infantiles bagatelasllenaron de alcanfores y canelasde jengibre, de sándalo aromosode ruibarbo amargoso,los senos de las amplias carabelas.Mas en sus aguas plácidas debíala hueste exploradorauna baja sufrir que todavíala madre patria llora.Como en la siega con agudas hocesallí tribus ferocescon flechas"á lo bajo disparadasal ver que la armadura las embota"amenguan despiadadasla dotación de la ya escasa flota.Allí perdió la vidael grande Magallanes,Moisés que en galardón a sus afanesno pudo ver la tierra prometida.Porque muera la flor gala del pradono todo es acabado.Natura bienhechoraen la negra caverna de la nochenuevo ser elaboray halla la luz de la temprana aurorael capullo de ayer trocado en broche.La tempestad bravíaque, cual provista de acerado tajo,corta a cercén y llévase de cuajoel roble que los siglos desafía,no arrastra en su influenciaa la humilde semillaque entre mojada arcillaespera la oportuna florescencia.También, cuando dolientesin jefes y sin tinova la marina gentebuscando quien alumbre en su camino;cuando, arriado otra vez el estandarte,por muerte de Duarte,terror medroso cunde,el ánimo esforzado desfallece,y el desaliento crece,que en reflexión constante se difunde,cual águila ostentosaque, al escuchar insólito murmullo,se eleva poderosaElcano se presenta, y animosala Armada le saluda con orgullo,y él que ya siente el no lejano arrullode las alas batientes de la Famay el clamor de la trompa que le aclama,deja al surcar los mares de la gloriael buque Concepción, toma el Victoria.Empuñando la enseña castellana,y en la cabeza el herrumbroso yelmo,«triunfar o perecer», hincado jura,y es fama que, al llegar la noche oscura,el fuego de San Telmo,festejo de la nave capitana,contorneó su esbelta arboladura.Ya abandona la rada de Borneo,y hacia Timor intrépido se lanza,que vivo como el rayo es su deseogrande como el Oceano su esperanza.Mirad ya sólo el buque en que navegaa los azares de la mar se entrega;que, por adversos hados,los bravos tripulantes detenidosdel Trinidad, recuerdan angustiados,que a la fama son muchos los llamados,y pocos elegidos.Los ojos en la aguja palpitante,explota la pasión que, con transporte,la hacer tender amanteal escondido Norte,y con tosco instrumentofija el virgíneo puntodo se encuentra la nave,que a gran mengua tuviera y detrimentono dejar de su paso más trasuntoque aquel que deja el aveal cruzar la región del vago viento.Mas, celoso Neptunode la gloria pelágica de Elcano,auxilio pide al veleidoso Eolo,y empuñando el tridente,de consuno la nave empujan al terrible polo.Presto se cambia el bienestar en luto;el gusano asquerosocon el hombre comparte y devora afanosola mísera ración que se reparte.Diezmados por maléfico escorbuto,para esquivar del hambre la tortura,se apoderan de fétidos despojos,con socavados ojosque remedan la hueca sepultura.Agua piden al agua sus gargantasardiendo como fragua,y en la dura aflicción que les azotano descubre su vista acongojadani un pez siquiera en la mansión saladani en la mansión del aire una gaviota.La Muerte por las crestas del olaje,aterradora vieney penetra en el buque al abordaje.La superficie undosadel mar trocada en gigantesca losa,fosforece con brillo funerario;aspecto de sepulcro el casco tiene,y el velamen aspecto de sudario.Cierta noche en que Elcanoseca la boca, la mirada mustia,presa de horrible angustiala pensadora frente en la ancha mano,pedía ansioso al cieloel término a su amargo desconsuelo,vio brillar de repentela roja lumbre de la austral aurora,y asomar a deshoraun encarnado sol resplandeciente.Leve brisa suave,de aroma de azahares impregnada,flotó en la inficionada cubierta de la nave.Armonioso concento,llevado en alas de placible viento,puebla el azul espacio,y de entusiasmo llenasabandonando el húmedo palacioa escucharlo salieron las palacio sirenas.Alzó los ojos y miró asombradoel árbol giganteoen Genio transformado,aunque se cubre con marcial arreo,noble aspecto presenta de matrona;su vestido preciado,de emblemas tachonado,su cuna y su poder claro pregona.Las blancas velas, como propias alas,violentamente agita;tan raudo sobre el mar se precipitaque parejas corriera con las balas.Poco a poco su empujedisminuye y prosigue el camino,como albatros marino,que por la espuma de las olas huye.Un no olvidado acentollenó entonces los aires de armonía,y Elcano, que prestaba oído atento,percibió que vibrante le decía:«Aunque es el mar del Sur tu adversa suerte,y bajo de sus olasun día yacerá tu cuerpo inerte,en aumento de glorias españolas,hoy vengo a libertarte de la muerte.Acude presurosoa la playa tu punto de partida,de argonauta con fe nunca vencidacierra el circuito de tu paso honroso.Avanza siempre, avanza,con pecho fuerte y bravo;mira ya en lontananzase ve asomar el bendecido cabode la Buena Esperanza.Del Pisuerga en la orilla deleitosa,Carlos Quinto te esperay cuando sepa que a la densa esferahas, como Dux a la marina esposa,con anillo nupcial engalanado,en peregrino dotedaráte honroso moteque diga que «el primero la has cercado».Desparece el colosomira hacia atrás Elcano ya animoso;interminable estelava dejando su rauda carabela,y atónito se fija en la constanciacon que dibuja un nombre, el de Numancia.¿Por qué acude, al lucir la clara aurora,la gente de Sanlúcar a la playay"mientras con el labio a Dios bendice"del horizonte la dudosa rayacon la mirada explora?Gran agorero el corazón le diceque las plácidas velas,que del alba a los nítidos reflejosdestácanse a lo lejos,son de una de las raudas carabelasque la patria risueña abandonarony hacia mares sin rumbo navegaron.Vedla llegar, cual disparada flechaque consumió en el aire su energía,é indolente se abate;sin la jarcia, maltrecha,truncada la soberbia arboladuradel viento y mar bravíapor el furioso embate;en todo semejante a la armaduraque sostuvo lo recio del combate.Tremolando la enseña victoriosa,de proa en el alcázar aparecela figura de Elcano majestosa;la vocería, al divisarle, crece,las lanchas a la mar se precipitan;los pañuelos se agitan,roncos los bronces suenany vítores sin par el aire llenan." ¿Qué es lo que hizo ?"pregúntale a un ancianoun niño a quien conduce de la mano"¿qué promueve entusiasmo tan profundo?"Mira; con ese ceñidor de plataque, rastro de la nave se dilata,acaba de cercar el vasto mundo." -a Giovanna Pertile, hada que lleva mi sangre.Yo fui a nacer y el mundo enloqueció:atardecer de mares y naufragios.Las aves antes de alcanzar alturacaían en un bosque embalsamado.Un elefante triste en rojo circobrillaba en tantos ojos agrandadosdel público contento. ¡Cuánto éxito!Con sólo tropezarse los enanosreír hacían a la humanidad.El tigre, con rugir ¡causaba espanto!Y fui poetisa y acabé creyendolocura la razón de los humanos.Tejí una manta de alegría y luto.A quien me amó pedí llevarme al circoy ahí dejarme lejos de este mundopues sólo en los payasos vi juicio. -Vine a nacer con olas y tornadode sangre-españa fraternal y mía.Crecí en el miedo. Ahora, todavíarecuerdo el mar aquél que yo he heredado.Toda mi suerte ha sido mi pecadomayor y noble: la melancolía,junto a una profesión, que no queríay cien poemas que os he entregado.Tuve a la tierra así de compañera,la hembra por varón, y porque sueñotengo la humilde sencillez del leñoen llamas, que da todo y nada espera.Y amo la paz, y el viento, y la quimerade los hombres iguales, y es mi empeñola luz, la luz hermosa y perseguiday amo, tal como es, la puta vida. -Todavía recuerdo tu mirada fijay no 1a entiendo, ni sé qué decirde aquella primaverasitiada por los besos.A ti y a mí nos debe carta un sueñode orillas rotas y una nubedescubierta en la travesíainfinita del olvido.Todas las ciudades tienensemáforos que se abren y se cierran;son pequeños paréntesisdel rojo al verde (ni rojo de labios,ni verde de selva),pequeños paréntesis de espera.Y esperamosal borde de la calle, quietos,como inexistentes, un segundo antesde retomar el paso con un rencor ancladoen mitad del corazón.Nos debe carta un sueño, te repito;tú y yono nos debemos nada. -Señor Arcadio, hoy es la fiesta,Es la fiesta del Carnaval.Estalla al sol como una orquestaToda su cháchara jovial.Lindos están el mar y el cielo;Fermentan sátira y tonel;La mosca azul detiene el vueloEn tu saliva de hidromiel.Traza mi castañuela intrusaUn loco vals sobre el tapiz,Y mi ligero pie de musaUn arco bajo tu nariz.Mi vino es pálido y valienteComo un héroe, y va también,El flaco pollo decadenteFrito en mi mágica sartén.Mi sartén, reina de las ollas,Porque es la luna "gran perol"Donde frío como cebollasCráneos sabios en luz de sol.Ven, que en la danza, las parejasTe darán sitio principal,Porque tus plácidas orejasSon la mitra internacional. -En la mitad del barrancolas navajas de Albacete,bellas de sangre contraria,relucen como los peces.Una dura luz de naiperecorta en el agrio verde,caballos enfurecidosy perfiles de jinetes.En la copa de un olivolloran dos viejas mujeres.El toro de la reyertase sube por las paredes.Ángeles negros traíanpañuelos y agua de nieve.Ángeles con grandes alasde navajas de Albacete.Juan Antonio el de Montillarueda muerto la pendiente,su cuerpo lleno de liriosy una granada en las sienes.Ahora monta cruz de fuego,carretera de la muerte.*El juez, con guardia civil,por los olivares viene.Sangre resbalada gimemuda canción de serpiente.Señores guardias civiles:aquí pasó lo de siempre.Han muerto cuatro romanosy cinco cartagineses.*La tarde loca de higuerasy de rumores calientescae desmayada en los muslosheridos de los jinetes.Y ángeles negros volabanpor el aire del poniente.Ángeles de largas trenzasy corazones de aceite. -Podés querer el albacuando quierashe conservado intactotu paisajepodés querer el albacuando amesvenir a reclamartecomo erasaunque ya no seas vosaunque mi amor te esperequemándose en tu azary tu sueño sea esoy mucho másesta noche otra nocheaquí estarásy cuando gima el tiempogiratorioen esta paz ahoradirásquiero esta pazahora podésvenir a reclamartepenetrar en tu nochede alegre angustiareconocer tu tibiocorazón sin excusaslos cuadroslas paredessaberte aquíhe conservado intactotu paisajepero no sé hasta dóndeestá intacto sin vospodés querer el albacuando quierasvenir a reclamartecomo erasaunque el pasado seadespiadadoy hostilaunque contigo traigasdolor y otros milagrosaunque seas otro rostrode tu cielo hacia mí. -Cien sonetos de amorAmor mío, si muero y tú no mueres,no demos al dolor más territorio:amor mío, si mueres y no muero,no hay extensión como la que vivimos.Polvo en el trigo, arena en las arenasel tiempo, el agua errante, el viento vagonos llevó como grano navegante.Pudimos no encontrarnos en el tiempo.Esta pradera en que nos encontramos,oh pequeño infinito! devolvemos.Pero este amor, amor, no ha terminado,y así como no tuvo nacimientono tiene muerte, es como un largo río,sólo cambia de tierras y de labios. -Tu carta se quedó inacabadaen el último renglón de la melancolía.Llueve.La habitación, casi a oscuras,es una burbuja.Detrás de los cristalesun cielo impetuosogolpea lo que debiera deshojar;verdes ramasque hubieran debido ser nuestrasy son de la tempestad y de la lejanía.Crece la humedad entre las piedrasde la casa que guarda a contraluzotras vidas que fueronrealidad y sueño, prisioneras del tiempo.Ellas conocieron tambiénesta verde soledad mojada de frío;gotas de lluvia verde cayendo solas,mojándonos de ausencia, mojándonos de sueño.Mojadas están las cartas que escribióla melancolía de la vida que huyecuando tú no estás y la tardees tan sólo una tormenta de veranoy de nunca más. -PERO volvieron.(Pedro se llamaba.)Valdivia, el capitán intruso,cortó mi tierra con la espadaentre ladrones: "Esto es tuyo,esto es tuyo, Valdés, Montero,esto es tuyo, Inés, este sitioes el cabildo".Dividieron mi patriacomo si fuera un asno muerto."Llévateeste trozo de luna y arboleda,devórate este río con crepúsculo",mientras la gran cordilleraelevaba bronce y blancura.Asomó Arauco. Adobes, torres,calles, el silenciosodueño de casa levantó sonriendo.Trabajó con las manos empapadaspor su agua y su barro, trajola greda y vertió el agua andina:pero no pudo ser esclavo.Entonces Valdivia, el verdugo,atacó a fuego y a muerte.Así empezó la sangre,la sangre de tres siglos, la sangre océano,la sangre atmósfera que cubrió mi tierray el tiempo inmenso, como ninguna guerra.Salió el buitre iracundode la armadura enlutaday mordió al promauca, rompióel pacto escrito en el silenciode Huelén, en el aire andino.Arauco comenzó a hervir su platode sangre y piedras.Siete príncipesvinieron a parlamentar.Fueron encerrados.Frente a los ojos de la Araucanía,cortaron las cabezas cacicales.Se daban ánimo los verdugos. Todaempapada de vísceras, aullando,Inés de Suárez, la soldadera,sujetaba los cuellos imperialescon sus rodillas de infernal harpía.Y las tiró sobre la empalizada,bañándose de sangre noble,cubriéndose de barro escarlata.Así creyeron dominar Arauco.Pero aquí la unidad sombríade árbol y piedra, lanza y rostro,transmitió el crimen en el viento.Lo supo el árbol fronterizo,el pescador, el rey, el mago,lo supo el labrador antártico,lo supieron las aguas madresdel Bío Bío.Así nació la guerra patria.Valdivia entró la lanza goteanteen las entrañas pedregosasde Arauco, hundió la manoen el latido, apretó los dedossobre el corazón araucano,derramó las venas silvestresde los labriegos,exterminóel amanecer pastoril,mandó martirioal reino del bosque, incendióla casa del dueño del bosque,cortó las manos del cacique,devolvió a los prisioneroscon narices y orejas cortadas,empaló al Toqui, asesinóa la muchacha guerrilleray con su guante ensangrentadomarcó las piedras de la patria,dejándola llena de muertos,y soledad y cicatrices. -Derrochador de encanto, ¿por qué gastasen ti mismo tu herencia de hermosura?Naturaleza presta y no regala,y, generosa, presta al generoso.Luego, bello egoísta, ¿por qué abusasde lo que se te dio para que dieras?Avaro sin provecho, ¿por qué empleassuma tan grande, si vivir no logras?Al comerciar así sólo contigo,defraudas de ti mismo a lo más dulce.Cuando te llamen a partir, ¿qué saldopodrás dejar que sea tolerable?Tu belleza sin uso irá a la tumba;usada, hubiera sido tu albacea. -Siento tu aroma, íntegramente,desde los pies a la cabeza,y sé que cuando llegue hasta tu cuellodesharé tu lazo con los dientesy morderé tu orejay arrancaré la flor que llevas puestay extenderé tu pelo sobre la almohada,respiraré otra vez toda tu piel desnuda,me detendré en tus pechosy pasearé despacio por tu cuerpo,que será el escenario de mi sueño.(Vista de cerca, tu piel es una nieblaque me envuelve). -Cuando pongo el dedo en el gatilloel agua se detieneolvido responder tantas preguntasel gallo se desprende del relojse saltan todos los muelles del pianoy la vozse dispara de gargantas. -Culpable soy. Si solamente atiendoa mi engañoso antojo que no mira,ni ve, ni oye, de las culpas libreestoy. Yo me aconsejo con la prisade quien tan sólo divertirse quiere.De tantos sitios salgo con la risahorrible de sentirme sana y bella.Mas hoy subí los muros de la viday vi que soy culpable de las faltasque no se curan. Me encontré vestidacon piojos, sarna y pulgas de las necias.Perdón, te pido Dios. Si tú me citas,las aguas de mi río irán en pazal mar donde se ahogan las malditasmujeres que las leyes no obedecen.Yo soy culpable Dios de ser yo misma. -Escucha el rumor del hielo,cómo cierne el alud sobre la noche,cómo embarca el pesar en las astillasquebradas por la rotación del aire.Llega el ángel,y su boca lleva el estigma de la nieve,el miedo de la escarcha y de la aurora.Expande sus alasrompiendo el alquitrán de la marea,como un gran meteoro asesinado.Caen los árbolesy su fruto se quiebra en el descensoque arrolla el gravitar del agua.Insomnes, los cisnes velan el naufragio. -Lo que han envejecido los poemasEscritos hace años ( tres de ellosPodían ser entonces la razón de la vidaY ahora no los quiere ni el recuerdo ).También nosotros éramos mejores.También los días eran otra cosa...En su rincón perduran las fotos de aquel tiempoY guardan la verdad de aquella historia.Quizás en el futuro nuestros librosParezcan trasnochadosEn la memoria de alguien.Por lo menos,No hablábamos muy alto. -Para Julia de Burgos por Julia de BurgosSerá presente en ti tu manantial.Estarás en las ramas del universo entero.Déjame que te cante como cuando eras míaen la llovizna fresca del primer aguacero.Tu mano en semi-luna, en semi-sol y en todose refugiaba núbil, sobre la mano mía.Porque yo te cuidaba, hermanita silvestrey sabes que lloraba en tus claras mejillas.Será presente en ti tu manantial sin sombras.Estarás en las ramas del universo entero.Pero ¿dónde dejaste tu paz? « En cada herida»me contestan tus ojos anegados por dentro.Déjame que te cante como cuando eras mía,hermanita silvestre, como cuando trepamosel astro que salía a dormir soledadesentre nuestras pupilas destiladas de amor.Déjame que te cante como cuando eras mía,y era paz el silencio de mi profunda ola,y era paz la distancia de tu nombre y mi nombrey era paz el sollozo de la muerte que espera.Será presente en ti tu manantial sin sombras...Estarás en las ramas del universo míoy todas las estrellas se bajarán cantandola canción del espacio refugiada en un río. -Clavan su presencia palpitantesobre un oro cansado de ceniza,pájaros oscuros que se mecenen el dorso del agua estremecida.Silencios sus gargantas amontonan,inertes van las alas en sus flancos.Ni ojos que los miren ni una frenteque les piense. Sólo pájaros.La hora está en su fin. Todo se acabao todo va a empezar... Si se supieraque fin y que principio son lo mismoacaso este presente nos cedierala almendra de su luz, nos entregarala pulpa del saber a qué vinimos;si somos elegidos de otros mundoso somos sus esclavos, con destinode darnos en sustento de su vida.El oro es una ausencia, la cenizaresponde al acoso infatigable...Lo eterno se concentra en su manida. -Toda historia es simple y se me olvida.Quizá me fui a tomar café, quizá la amabay me perdí entre jardines de piernas esmaltadasque fueron juncos trenzados de palabrasy después retama que mi lengua de trapohabía hecho trizas. Quizá fue el amor,quizá el café, tal vez la noche. El recintosin madrugadas, con sangre y lunas rotas,el recinto, el barranco de dientes oxidadoso el valle de hojas de afeitar dulcísimasno hería o no existía. Quizá fue el caféo fueron sus piernas, o quizá la amaba.Toda historia es simple y se me olvidaen las axilas de mi ciudad tristísima.Sabedlo ya: mis ojos no se acuerdan de qué miran. -Andaluces de Jaén,aceituneros altivos,decidme en el alma: ¿quién,quién levantó los olivos?No los levantó la nada,ni el dinero, ni el señor,sino la tierra callada,el trabajo y el sudor.Unidos al agua puray a los planetas unidos,los tres dieron la hermosurade los troncos retorcidos.Levántate, olivo cano,dijeron al pie del viento.Y el olivo alzó una manopoderosa de cimiento.Andaluces de Jaén,aceituneros altivos,decidme en el alma: ¿quiénamamantó los olivos?Vuestra sangre, vuestra vida,no la del explotadorque se enriqueció en la heridagenerosa del sudor.No la del terratenienteque os sepultó en la pobreza,que os pisoteó la frente,que os redujo la cabeza.Árboles que vuestro afánconsagró al centro del díaeran principio de un panque sólo el otro comía.¡Cuántos siglos de aceituna,los pies y las manos presos,sol a sol y luna a luna,pesan sobre vuestros huesos!Andaluces de Jaén,aceituneros altivos,pregunta mi alma: ¿de quién,de quién son estos olivos?Jaén, levántate bravasobre tus piedras lunares,no vayas a ser esclavacon todos tus olivares.Dentro de la claridaddel aceite y sus aromas,indican tu libertadla libertad de tus lomas. -Miré los muros de la Patria mía,Si un tiempo fuertes, ya desmoronados,De la carrera de la edad cansados,Por quien caduca ya su valentía.Salíme al Campo, vi que el Sol bebíaLos arroyos del hielo desatados,Y del Monte quejosos los ganados,Que con sombras hurtó su luz al día.Entré en mi Casa; vi que, amancillada,De anciana habitación era despojos;Mi báculo más corvo y menos fuerte.Vencida de la edad sentí mi espada,Y no hallé cosa en que poner los ojosQue no fuese recuerdo de la muerte. -He de llamar aquí como si aquí estuvieran.Hermanos: sabed que nuestra luchacontinuará en la tierra.Continuará en la fábrica, en el campo,en la calle, en la salitrera.En el cráter del cobre verde y rojo,en el carbón y su terrible cueva.Estará nuestra lucha en todas partes,y en nuestro corazón, estas banderasque presenciaron vuestra muerte,que se empaparon en la sangre vuestra,se multiplicarán como las hojasde la infinita primavera. -No es nada de tu cuerponi tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,ni ese lugar secreto que los dos conocemos,fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.No es tu boca -tu bocaque es igual que tu sexo-,ni la reunión exacta de tus pechos,ni tu espalda dulcísima y suave,ni tu ombligo en que bebo.Ni son tus muslos duros como el día,ni tus rodillas de marfil al fuego,ni tus pies diminutos y sangrantes,ni tu olor, ni tu pelo.No es tu mirada -¿qué es una mirada?-triste luz descarriada, paz sin dueño,ni el álbum de tu oído, ni tus voces,ni las ojeras que te deja el sueño.Ni es tu lengua de víbora tampoco,flecha de avispas en el aire ciego,ni la humedad caliente de tu asfixiaque sostiene tu beso.No es nada de tu cuerpo,ni una brizna, ni un pétalo,ni una gota, ni un grano, ni un momento.Es sólo este lugar donde estuviste,estos mis brazos tercos. -Hay peligro de bombasy oyen desde la alcoba las sirenasque destrozan la luz en la ventana.Temerosos salen después al parquey sin rozarse se saben abrazados.¿Dónde irá, se preguntan, el temblor de la luzcuando llenos de sombra no vean la cometa,no oigan las sirenas, no tiemblen al roce de una bocay el parque les resulte impreciso y borroso?El rumor de las hojasextiende el miedo al atentado.Crece cerca el aviso metal de la sirena. -Hace ya diez añosque recorro el mundo.¡He vivido poco!¡Me he cansado mucho!Quien vive de prisa no vive de veras,quien no echa raíces no puede dar frutos.Ser río que recorre, ser nube que pasa,sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,es triste y más triste para quien se sientenube en lo elevado, río en lo profundo.Quisiera ser árbol mejor que ser ave,quisiera ser leño mejor que ser humo;y al viaje que cansaprefiero terruño;la ciudad nativa con sus campanarios,arcaicos balcones, portales vetustosy calles estrechas, como si las casastampoco quisieran separarse mucho...Estoy en la orillade un sendero abrupto.Miro la serpiente de la carreteraque en cada montaña da vueltas a un nudo;y entonces comprendo que el camino es largo,que el terreno es brusco,que la cuesta es ardua,que el paisaje es mustio...¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya sientonostalgia, ya ansío descansar muy juntode los míos!... Todos rodearán mi asientopara que les diga mis penas y mis triunfos;y yo, a la manera del que recorrieraun álbum de cromos, contaré con gustolas mil y una noches de mis aventurasy acabaré en esta frase de infortunio:"¡He vivido poco!¡Me he cansado mucho! -46Cuadro impecable:naturaleza muerta,memoria viva.54Fórmula mágicarespirar el silenciobajo la sábana.57Ventana abierta."Y el aire aún tratandode abrir la puerta.73Sólo un instantese encuentra la palabracon su habitante.212Mapa de hormigasen la espalda del árbol.¿Será otra América?229Por si alguien duda,la alborada "que es virgen"llega desnuda.230El mar en penaborra lo que está escritosobre la arena. -(Fragmento)Divina poesía,tú, de la soledad habitadora,a consultar tus cantos enseñadacon el silencio de la selva umbría;tú, a quien la verde gruta fue morada,y el eco de los montes compañía;tiempo es que dejes ya la culta Europa,que tu nativa rustiquez desama,y dirijas el vuelo adonde te abreel mundo de Colón su grande escena.También propicio allí respeta el cielola simple verde ramacon que al valor coronas;también allí la florecida vega,el bosque enmarañado, el sesgo río,colores mil a tus pinceles brinda;y céfiro revuelto entre las rosas;y fúlgidas estrellastachonan la carroza de la noche;y el Rey del cielo, entre cortinas bellasde nacaradas nubes, se levanta,y la avecilla en no aprendidos tonoscon dulce pico endechas de amor canta.¿Qué a ti, silvestre ninfa, son las pompasde dorados alcázares reales?¿A tributar también irás con ellos,en medio de la turba cortesana,el torpe incienso de servil lisonja?No tal te vieron tus más bellos díascuando en la infancia de la gente humana,maestra de los pueblos y los reyes,cantaste al mundo las primeras leyes.No te detenga, ¡oh diosa!,esta región de luz y de miseria,en donde tu ambiciosarival Filosofía,que la virtud a cálculo somete,de los mortales te ha usurpado el culto;donde la coronada hidra amenazatraer de nuevo al pensamiento esclavola antigua noche de barbarie y crimen;donde la libertad, vano delirio,fe la servilidad, grandeza el fasto,la corrupción cultura se apellida:descuelga de la encina carcomidatu dulce lira de oro, con que un tiempolos prados y las flores, el susurrode la floresta opaca, el apaciblemurmurar del arroyo transparente,las gracias atractivasde natura inocentea los hombres cantaste embelesados;y sobre el vasto Atlántico tendiendolas vigorosas alas, a otro cielo,a otro mundo, a otras gentes te encamina,do viste aún su primitivo trajela tierra, al hombre sometida apenas;y las riquezas de los climas todos,América, del sol joven esposa,del antiguo océano hija postreraen su seno feraz cría y esmera. -En la casa blanca, muerela perdición de los hombres.Cien jacas caracolean.Sus jinetes están muertos.Bajo las estremecidasestrellas de los velones,su falda de moaré tiemblaentre sus muslos de cobre.Cien jacas caracolean.Sus jinetes están muertos.Largas sombras afiladasvienen del turbio horizonte,y el bordón de una guitarrase rompe.Cien jacas caracolean.Sus jinetes están muertos. -Al que ingrato me deja, busco amante;al que amante me sigue, dejo ingrata;constante adoro a quien mi amor maltrata;maltrato a quien mi amor busca constante.Al que trato de amor, hallo diamante,y soy diamante al que de amor me trata;triunfante quiero ver al que me mata,y mato al que me quiere ver triunfante.Si a éste pago, padece mi deseo;si ruego a aquél, mi pundonor enojo:de entrambos modos infeliz me veo.Pero yo, por mejor partido, escojode quien no quiero, ser violento empleo,que, de quien no me quiere, vil despojo. -En las noches claras,resuelvo el problema de la soledad del ser.Invito a la luna y con mi sombra somos tres. -Entra el viejo Orfeo. Mil notas auroranEl aire de ruidos, mil notas confusas;Suspiran las Musas, las Sirenas lloran;Las Sirenas lloran, suspiran las Musas.Misteriosas flautas, que modulan gritosDe bacantes ebrias, de hetairas locas,Cantan las canciones de los tristes mitos;de los besos muertos en las regias bocas.Finas violas trinan los rondeles brevesQue en la danza regia dicen los encajes,Las suaves y amables carcajadas levesDe las suaves sedas de los leves trajes.Sistros marfilados hablan de las lidiasDe los viejos reyes; de su real decoro;De Judith y Esther cuentan las perfidias,Los asesinatos de sus besos de oro.Címbalos de plata cuentan las historiasDe reinas de Saba; de sangrientas misas,Y cascabelean las divinas gloriasDe los viejos bardos y las pitonisas.Suaves mandolinas desabrochan llantosDe Mignones ebrias y Lilís divinas,Y hacen las historias, de crueles encantosY dulces venenos, de las Florentinas.Cuernos y zampoñas, cobres y trompetas,(Que tienen el triunfo dorado del Sol)Aúllan y ladran y rujen y gritan,(Los himnos más rojos en tono i bemol).¡Hablando de guerras, de sangre, de atletas,De incendios, de muertes y cosas que excitan!Órganos tronantes murmuran canciones,De mística, vaga, celeste harmonía,Que hacen de las barbas de Jehová vellonesPara ornar la mesa de la eucaristía.Discretos violines hacen historietasDe pies diminutos, escotes y talles;De anillos traidores; de las Antonietas,De los galanteos del regio Versalles.Narran mil alegros, de collares ricos,De aleves conquistas, de alcobas doradas:Las conspiraciones de los abanicosY las aventuras de las estocadas.Timbales y oboes, panderos y gaitasSon gitanas tristes, ebrias bayaderasQue dan el almíbar de las chirigaitas,Sangre de cicutas, celos de panteras,Que sugieren dramas de placer y llanto,Risas y suspiros de Selikas locas,Sollozos de Aída, ramos de amaranto,Orgías de vasos, puñales y bocas.Graves clavicordios, tristes violoncelosSusurran amores de duques suicidas,Y hablan en la lengua de los terciopelos,Del vino que usaban las reinas queridas.Guitarras sensibles, en raudos alegros,Hablan de toreros, chulos y manolas;Fingen las tormentas de los ojos negros,Y hablan de los celos de las reinas Lolas.Ríen con la risa del castañeteo,Vuelan con el vuelo de la seguidilla,Y hablan del hechizo que en el culebreoPonen las sultanas de la manzanilla.Sugieren de pronto caderas ariscas,Gestos que provocan, y ligas que atan;¡Toros de lujurias, besos de odaliscas,Canelas, mantillas y piernas que matan!... -Yo no te conocía, tierra;con los ojos inertes, la mano aleteante,lloré todo ciego bajo tu verde sonrisa,aunque, alentar juvenil, sintiera a vecesun tumulto sediento de postrarse,como huracán henchido aquí en el pecho;ignorándote, tierra mía,ignorando tu alentar, huracán o tumulto,idénticos en esta melancólica burbuja que yo soya quien tu voz de acero inspirara un menudo vivir.Bien sé ahora que tú eresquien me dicta esta forma y este ansia;sé al fin que el mar esbelto,la enamorada luz, los niños sonrientes,no son sino tú misma;que los vivos, los muertos,el placer y la pena,la soledad, la amistad,la miseria, el poderoso estúpido,el hombre enamorado, el canalla,son tan dignos de mí como de ellos yo lo soy;mis brazos, tierra, son ya más anchos, ágiles,para llevar tu afán que nada satisface.El amor no tiene esta o aquella forma,no puede detenerse en criatura alguna;todas son por igual viles y soñadoras.Placer que nunca muerebeso que nunca muere,sólo en ti misma encuentro, tierra mía.Nimbos de juventud, cabellos rubios o sombríos,rizosos o lánguidos como una primavera,sobre cuerpos cobrizos, sobre radiantes cuerposque tanto he amado inútilmente,no es en vosotros donde la vida está, sino en la tierra,en la tierra que aguarda, aguarda siemprecon sus labios tendidos, con sus brazos abiertos.Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instanteseste mundo divino que ahora es mío,mío como lo soy yo mismo,como lo fueron otros cuerpos que estrecharon mis brazos,como la arena, que al besarla los labiosfinge otros labios, dúctiles al deseo,hasta que el viento lleva sus mentirosos átomos.Como la arena, tierra,como la arena misma,la caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira.Tú sola quedas con el deseo,con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío,sino el deseo de todos,malvados, inocentes,enamorados o canallas.Tierra, tierra y deseo.Una forma perdida. -Tus otoños me arrullanen coro de quimeras obstinadas;vas en mí cual la venda va en la herida;en bienestar de placidez me embriagas;la luna lugareña va en tus ojos¡oh blanda que eres entre todas blanda!y no sé todavíaqué esperarán de ti mis esperanzas.Si vas dentro de mí, como una inermedoncella por la zona devastadaen que ruge el pecado, y si las fierasatónitas se echan cuando pasas;si has sido menos que una melodíasuspirante, que flota sobre el ánima,y más que una pía salutación;si de tu pecho asciende una fraganciade limón, cabalmente refrescantee inicialmente ácida;si mi voto es que vivas dentro de unavirginidad perenne aromática,vuélvese un hondo enigmalo que de ti persigue mi esperanza.¿Qué me está reservadode tu persona etérea? ¿Qué es la arcanapromesa de tus ser? Quizá el suspirode tu propio existir; quizá la vagaanunciación penosa de tu rostro;la cadencia balsámicaque eres tú misma, incienso y voz de armóniumen la tarde llovida y encalmada...De toda ti me vienela melodiosa dádivaque me brindó la escuelaparroquial, en una hora ya lejana,en que unas voces núbilesy lentas ensayaban,en un solfeo cristalino y simple,una lección de Eslava.Y de ti y de la escuelapido el cristal, pido las notas llanas,para invocarte ¡oscuray rabiosa esperanza!con una a colmada de presentes,con una a impregnadadel licor de un banquete espiritual:¡ara mansa, ala diáfana, alma blanda,fragancia casta y ácida! -Caótico preludioquemando vocesopacando voluntadesa la vez que dos lenguas en pactoremueven hondo combate -La radiografía acusa animal rítmico, longevoirremediable. Adiósfanfarria y no es que estemosa salvo pasado el peligro del dos mil:el argumento de las células es otro, elespejo es el mismo pero vamos a ver la cara,la nariz, la perversión de la cara,los ojos encaramados ahí.Ni el Borgescon todo lo loco. -20 poemas de amor y una canción desesperadaHemos perdido aun este crepúsculo.Nadie nos vio esta tarde con las manos unidasmientras la noche azul caía sobre el mundo.He visto desde mi ventanala fiesta del poniente en los cerros lejanos.A veces como una monedase encendía un pedazo de sol entre mis manos.Yo te recordaba con el alma apretadade esa tristeza que tú me conoces.Entonces, dónde estabas?Entre qué gentes?Diciendo qué palabras?Por qué se me vendrá todo el amor de golpecuando me siento triste, y te siento lejana?Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.Siempre, siempre te alejas en las tardeshacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas. -Tienen suerte quienes miran la tragediadesde el cielo.En Colombia un terremoto ha matado a un millón de niños.En otro lugar del planeta,el dictador de turno se paseaentre tinieblas.Hay un gañán en alguna parte que escribe decretos de hambre.Hay un ingenieroque le ha tomado afición a los tálamosy se sube a los árbolescada vez que anuncian lluvias.Tiene suerte este ingeniero del verso.Casi nunca improvisa.Iluminado por una fúnebre linternacontempla los arcanos sin inmutarsey escribe letrillas al azar ,sin prisa,consternado,eso sí,por la ausencia de tiranosy porque hoy no televisanLa Champions League. -Eres la oscuridad de la sonrisaportando vida con tus siete muertessiete vidas nos dejas como suertesllama de humo en la greda de la brisa.Y no es la soledad, locura pisa;rabo y magia, las fábulas que ensuertesniñas y marionetas cuando sueltesacertijos de loca y nueva risa.Nos bullirá la creación enteray la inmemorial bruma en lejaníacuando tomes camino hacia la nadaescogiendo la nunca primaverade tus ojos, la tierra umbría, umbríanos deja como casa abandonada. -Me pongo a mirar las fotos al fondoDonde se erige el álbum de la nadaMujeres antiguas con vestimentasQue hoy se apolillan en baúles de caoba,Caballeros de sombrero y corbata que van y vienenA una boda que siempre asisten.Los abuelos que se fueron de uno en unoHasta desperdigar sus genes y la sangre de sus hijos.Leonardo con su ropa caqui deambulandoCon su caballo coloradoPor un potrero de maderamen y ceniza,Lucila con su pollera o pedaleando la máquina de coserMotivando la aguja que ha de coser los trajesInolvidables del invierno,Marcaria la loca que busca el refugio maternoDe las aguas,Celestino con su sombrero ensimismadoY el rostro de la vejez tan densoComo arboladuras animales,Ahora Reyes que se ha idoDejando una blanca cola de estrellasY un perfume perpetuo.La tierra se los tragó como el trabajoComo el agua de la lluvia, el pan y el sacrificioHoy ojeo estas fotos y me persigueEl canto de un gallo fantasma.Todos los recuerdos están como un guijarroEn la palma de la mano,Como una oración de un desconocido detrás del muro.Todas las abuelas me dan sus bendiciones.Hay algo que busco y se ensombrece.Es mi foto de muerto, que tarde o temprano, se ha de iluminar. -Nilo no sufre márgenes, ni murosMadrid, oh peregrino, tú que pasas,Que a su menor inundación de casasNi aun los campos del Tajo están seguros.Émula la verán siglos futurosDe Menfis no, que el término le tasas;Del tiempo sí, que sus profundas basasNo son en vano pedernales duros.Dosel de reyes, de sus hijos cunaHa sido y es; zodíaco lucienteDe la beldad, teatro de Fortuna.La invidia aquí su venenoso dienteCebar suele, a privanzas importuna.Camina en paz, refiérelo a tu gente. -... antes de tiempo y casi en flor cortada.G.DE LA V.Hubierais visto llorar a las yedras cuando el agua más triste se pasó toda una noche velando a un yelmo ya sin alma,a un yelmo moribundo sobre una rosa nacida en el vaho que duerme los espejos de los castillosa esa hora en que los nardos más secos se acuerdan de su vida al ver que las violetas difuntas abandonan sus cajasy los laúdes se ahogan por arrollarse a sí mismos.Es verdad que los fosos inventaron el sueño y los fantasmas.Yo no sé lo que mira en las almenas esa inmóvil armarnadura vacía.¿Cómo hay luces que decretan tan pronto la agonía de las espadassi piensan en que un lirio es vigilado por hojas que duran mucho más tiempo?Vivir poco y llorando es el sino de la nieve que equivoca su ruta.En el sur siempre es cortada casi en flor el ave fría. -Yo estaba en el salitre, con los héroes oscuros,con el que cava nieve fertilizante y finaen la corteza dura del planeta,y estreché con orgullo sus manos de tierra.Ellos me dijeron: "Mira,hermano, cómo vivimos,aquí en «Humberstone», aquí en «Mapocho»,en «Ricaventura», en «Paloma»,en «Pan de Azúcar», en «Piojillo»".Y me mostraron sus racionesde miserables alimentos,su piso de tierra en las casas,el sol, el polvo, las vinchucas,y la soledad inmensa.Yo vi el trabajo de los derripiadores,que dejan sumida, en el mangode la madera de la pala,toda la huella de sus manos.Yo escuché una voz que veníadesde el fondo estrecho del pique,como de un útero infernal,y después asomar arribauna criatura sin rostro,una máscara polvorientade sudor, de sangre y de polvo.Y ése me dijo: "Adonde vayas,habla tú de estos tormentos,habla tú, hermano, de tu hermanoque vive abajo, en el infierno". -Sabe, si alguna vez tus labios rojosquema invisible atmósfera abrasada,que el alma que hablar puede con los ojos,también puede besar con la mirada. -La calle está sola y yo voy soloy aunque mis pies están cubiertos, sus pasos suenan solos, descalzos:ecos de mis huellas, latidos de mi corazón que caen y se libran de mi cuerpo.Mis pasos van,y yo voymontado en ellos,dejándolos atrás, en el ayer,en el ahora,en este eterno caminar del tiempo sin tiempo: laberinto sin entrada.En esta calle sola,¿dónde está la gente,las ventanas abiertas de música,el jardín de pasos en el que jugaban mis pasos?Reconozco las grietas,las palabra del aire, las esquinas;Yo soñé con esta calle,yo soñé con este día,Antes de pensar sé lo que voy a pensarme miro las manos y reconozco el mapa que hay en ellas... sé hacia donde voy y no quiero...Mis pasos suenan como el segundero de un reloj. -A Manuel Reina. Gran poetaEl ciego sol se estrellaen las duras aristas de las armas,llaga de luz los petos y espaldaresy flamea en las puntas de las lanzas.El ciego sol, la sed y la fatiga.Por la terrible estepa castellana,al destierro, con doce de los suyos,"polvo, sudor y hierro" el Cid cabalga.Cerrado está el mesón a piedra y lodo...Nadie responde. Al pomo de la espaday al cuento de las picas, el postigova a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!A los terribles golpes,de eco ronco, una voz pura, de platay de cristal, responde... Hay una niñamuy débil y muy blanca,en el umbral. Es todaojos azules; y en los ojos, lágrimas.Oro pálido nimbasu carita curiosa y asustada.«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,arruinará la casay sembrará de sal el pobre campoque mi padre trabaja...Idos. El Cielo os colme de venturas...En nuestro mal, ioh Cid!, no ganáis nada».Calla la niña y llora sin gemido...Un sollozo infantil cruza la escuadrade feroces guerreros,y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»El ciego sol, la sed y la fatiga.Por la terrible estepa castellana,al destierro, con doce de los suyos"polvo, sudor y hierro", el Cid cabalga. -Se bebe el desayuno... Húmeda tierrade cementerio huele a sangre amada.Ciudad de invierno... La mordaz cruzadade una carreta que arrastrar pareceuna emoción de ayuno encadenada!Se quisiera tocar todas las puertas,y preguntar por no sé quién; y luegover a los pobres, y, llorando quedos,dar pedacitos de pan fresco a todos.Y saquear a los ricos sus viñedoscon las dos manos santasque a un golpe de luzvolaron desclavadas de la Cruz!Pestaña matinal, no os levantéis!¡El pan nuestro de cada día dánoslo,Señor...!Todos mis huesos son ajenos;yo talvez los robé!Yo vine a darme lo que acaso estuvoasignado para otro;y pienso que, si no hubiera nacido,otro pobre tomara este café!Yo soy un mal ladrón... A dónde iré!Y en esta hora fría, en que la tierratrasciende a polvo humano y es tan triste,quisiera yo tocar todas las puertas,y suplicar a no sé quién, perdón,y hacerle pedacitos de pan frescoaquí, en el horno de mi corazón...! -Piernaseternasque decísde Luisa La Vallièrey de Thaís...Piernas de rana,de ondinay de aldeana;en su vocabulariose fascinala caravana.Piernasen las cualesdanza la Teologíafuneralesy epifanía.Piernas:alborozo y lutosy parodias de los Atributos.Piernasen que exordiala Misericordiaen la derecha,y se iniciaen la otra la Justicia.Piernasque llevan del muslo al talónlos recados del corazón.Piernasdel reloj humano,certeras como manecillasdudosas como lo arcano,sobresaltadascon la coquetería de las hadas.Piernaspara que circuyasel espíritu, que se desarmaentre tus aleluyas;si la violeta de Parmatuviese piernas,serían las tuyas.Mística integral,melómano alfiler sin fe de erratas,que yendo de puntillas por el globolas libélulas atas y desatas.¡Te fuiste con mi rapto y con mi arrobo,agitando las ánimas eternasen los modismos de tus piernas! -El hijo de rana, Rinrín renacuajoSalió esta mañana muy tieso y muy majoCon pantalón corto, corbata a la modaSombrero encintado y chupa de boda.-¡Muchacho, no salgas!- le grita mamápero él hace un gesto y orondo se va.Halló en el camino, a un ratón vecinoY le dijo: -¡amigo!- venga usted conmigo,Visitemos juntos a doña ratonaY habrá francachela y habrá comilona.A poco llegaron, y avanza ratón,Estírase el cuello, coge el aldabón,Da dos o tres golpes, preguntan: ¿quién es?-Yo doña ratona, beso a usted los pies¿Está usted en casa? -Sí señor sí estoy,y celebro mucho ver a ustedes hoy;estaba en mi oficio, hilando algodón,pero eso no importa; bienvenidos son.Se hicieron la venia, se dieron la mano,Y dice Ratico, que es más veterano :Mi amigo el de verde rabia de calor,Démele cerveza, hágame el favor.Y en tanto que el pillo consume la jarraMandó la señora traer la guitarraY a renacuajo le pide que canteVersitos alegres, tonada elegante.-¡Ay! de mil amores lo hiciera, señora,pero es imposible darle gusto ahora,que tengo el gaznate más seco que estopay me aprieta mucho esta nueva ropa.-Lo siento infinito, responde tía rata,aflójese un poco chaleco y corbata,y yo mientras tanto les voy a cantaruna cancioncita muy particular.Mas estando en esta brillante funciónDe baile y cerveza, guitarra y canción,La gata y sus gatos salvan el umbral,Y vuélvese aquello el juicio finalDoña gata vieja trinchó por la orejaAl niño Ratico maullándole: ¡Hola!Y los niños gatos a la vieja rataUno por la pata y otro por la colaDon Renacuajito mirando este asaltoTomó su sombrero, dio un tremendo saltoY abriendo la puerta con mano y narices,Se fue dando a todos noches muy felicesY siguió saltando tan alto y aprisa,Que perdió el sombrero, rasgó la camisa,se coló en la boca de un pato tragóny éste se lo embucha de un solo estirónY así concluyeron, uno, dos y tresRatón y Ratona, y el Rana después;Los gatos comieron y el pato cenó,¡y mamá Ranita solita quedó! -Hombre, hombre, ¿qué haces cuando sabesque no puedes saber?Universo o Rijmenam, la autoconciencia,personalidad, el origen de la célula;toma cualquier punto quesirva de punto de partida,toma Dios si hace falta.Ningún punto es un 'iluminado' principio.Digo: cada punto de partidaes un centro.Estás en medio del desierto,inmensamente dilatado,no termina en ninguna parte, nadiesabe la medida.¿Un centro?Por todas partes sin perspectiva,distancia, lejanía, hasta el horizonte perceptible.Detrás se hallan - ¿quién sabe? - otros conocimientos.Nunca las tendremos:Tokio, Nueva York, México,Pekín, Calcuta, Rijmenam.¿Y entonces?¿Qué hacemos cuando sabemosque nunca sabremos, nunca?Como siempre. Continuamosaquello en lo que estamos ocupados.Comemos y bebemos, copulamos,criamos niños,codiciamos el dinero y el podery degollamos a aquelque estorba el paso. -En la pequeña iglesia de Biriatu, a orillas del Bidasoa, hay un mármol funerario con la lista de los once hijos de Biriatu que murieron por Francia en la gran guerra. En la cabecera dice: "A sus hijos que han muerto en la guerra, el pueblo de Biriatu". Luego, la lista de los muertos. Y debajo: Orhoit Gutaz, esto es, "Acordaos de nosotros"Pasasteis como pasan por el roblelas hojas que arrebata en primaverapedrisco intempestivo;pasasteis, hijos de mi raza noble,vestida el alma de infantil eusquera,pasasteis al archivode mármol funeral de una iglesiucaque en el regazo recogido y verdedel Pirineo vascoal tibio sol del monte se acurruca.Abajo, el Bidasoa va y se pierdeen la mar; un peñascorecoge de sus olas el gemido,que pasan, tal las hojas rumorosas,tal vosotros, oscuroshijos sumisos del hogar henchidode silenciosa tradición. Las fosasque a vuestros huesos, puros,blancos, les dan de última cuna lecho,fosas que abrió el cañón en sorda guerra,no escucharán el cantode la materna lluvia que el helechodeja caer en vuestra patria tierracomo celeste llanto...No escucharán la esquila de la vacaque en la ladera, al pie del caserío,dobla su cuello al suelo,ni a lo lejos la voz de la resacade la mar que amamanta a vuestro ríoy es canto de consuelo.Fuisteis como corderos, en los ojosguardando la sonrisa dolorida?lágrimas del ocaso?,de vuestras madres ?el alma de hinojos?,¡y en la agonía de la paz la vidarendisteis al acaso!...¿Por qué? ¿Por qué? Jamás esta preguntaterrible torturó vuestra inocencia;nacisteis... nadie sabepor qué ni para qué... ara la yunta,y el campo que ara es toda su conciencia,y canta y vuela el ave...¡Orhoit Gutaz! Pedís nuestro recuerdoy una lección nos dais de mansedumbre;calle el porqué..., vivamoscomo habéis muerto, sin porqué, es lo cuerdo...los ríos a la mar..., es la costumbrey con ella pasamos... -Antes de la peluca y la casacafueron los ríos, ríos arteriales,fueron las cordilleras, en cuya onda raidael cóndor o la nieve parecían inmóviles:fue la humedad y la espesura, el truenosin nombre todavía, las pampas planetarias.El hombre tierra fue, vasija, párpadodel barro trémulo, forma de la arcilla,fue cantaro caribe, piedra chibcha,copa imperial o silice araucana.Tierno y sangriento fue, pero en la empunadurade su arma de cristal humedecido,las iniciales de la tierra estaban escritas.Nadie pudorecordarlas después: el vientolas olvidó, el idioma del aguafue enterrado, las claves se perdierono se inundaron de silencio o sangre.No se perdió la vida, hermanos pastorales.Pero como una rosa salvajecayo una gota roja en la espesuray se apagó una lámpara de tierra.Yo estoy aquí para contar la historia.Desde la paz del búfalohasta las azotadas arenasde la tierra final, en las espumasacumuladas de la luz antártica,y por las madrigueras despenadasde la sombría paz venezolana,te busque, padre mío,joven guerrero de tiniebla y cobreo tú, planta nupcial, cabellera indomable,madre caimán, metálica paloma.Yo, incásico del legamo,toqué la piedra y dije:¿Quién me espera? Y aprete la manosobre un punado de cristal vacío.Pero anduve entre flores zapotecasy dulce era la luz como un venado,y era la sombra como un párpado verde.Tierra mía sin nombre, sin América,estambre equinoccial, lanza de púrpura,tu aroma me trepó por las raíceshasta la copa que bebía, hasta la más delgadapalabra aún no nacida de mi boca. -Quiero bajar al pozoquiero subir los muros de Granadapara mirar el corazón pasadopor el punzón oscuro de las aguas.El niño herido gemíacon una corona de escarcha.Estanques, aljibes y fuenteslevantaban al aire sus espadas.¡Ay qué furia de amor! ¡qué hiriente filo!¡qué nocturno rumor! ¡qué muerte blanca!,¡qué desiertos de luz iban hundiendolos arenales de la madrugada!El niño estaba solocon la ciudad dormida en la garganta.Un surtidor que viene de los sueñoslo defiende del hambre de las algas.El niño y su agonía, frente a frenteeran dos verdes lluvias enlazadas.El niño se tendía por la tierray su agonía se curvaba.Quiero bajar al pozoquiero morir mi muerte a bocanadasquiero llenar mi corazón de musgopara ver al herido por el agua. -Di que querías ser caballo esbelto, nombrede algún caballo mítico,o acaso nombre de tristán, y oscuro.Dilo, caballo griego, que querías ser estatua desde hace diez mil años,di sur, y di paloma adelfa blanca,que habrías querido ser en tales cosas,morirte en su substancia, ser columna.Di que demasiadas vecesastrolabios, estrellas, el nervio de los ángeles,vinieron a hacer música para Rilke el poeta,no para tus rodillas o tu alma de muro.Mientras la marihuana destila mares verdes,habla en las recepciones con sus lágrimas verdes,o le roba a la luz su luz más verde,te desconoces, te desconoces. -Él pasó con otra;yo le vi pasar.Siempre dulce el vientoy el camino en paz.¡Y estos ojos míserosle vieron pasar!Él va amando a otrapor la tierra en flor.Ha abierto el espino;pasa una canción.¡Y él va amando a otrapor la tierra en flor!El besó a la otraa orillas del mar;resbaló en las olasla luna de azahar.¡Y no untó mi sangrela extensión del mar!El irá con otrapor la eternidad.Habrá cielos dulces.(Dios quiera callar.)¡Y él irá con otrapor la eternidad! -He estado a puntode emblanquecer como los ángelescuando el labio con que soplo el talco de los díasborraba la esfera del relojcuerpo de pájaros que aún me late.He estado a punto de salir volandoen el ala lenta de las hojasque espera una mano sin nombrellenando crucigramas en la inercia,sin profanar la mansedumbreretenida en la blandura de la espalda.Un rumor de secretos detrás de cada puertame lleva por las callessobre pies de plegariascon zapatos de viento conmovidoapagando los pequeños incendios de la tarde...pero yo me niegome niego a ser un ángel. -Rodando a goterones solos,a gotas como dientes,a espesos goterones de mermelada y sangre,rodando a goterones,cae el agua,como una espada en gotas,como un desgarrador río de vidrio,cae mordiendo,golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras delalma,rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,un movimiento agudo,haciéndose, espesándose,cae el agua,a goterones lentos,hacia su mar, hacia su seco océano,hacia su ola sin agua.Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,bodegas, cigarras,poblaciones, estímulos,habitaciones, niñasdurmiendo con las manos en el corazón,soñando con bandidos, con incendios,veo barcos,veo árboles de médulaerizados como gatos rabiosos,veo sangre, puñales y medias de mujer,y pelos de hombre,veo camas, veo corredores donde grita una virgen,veo frazadas y órganos y hoteles.Veo los sueños sigilosos,admito los postreros días,y también los orígenes, y también los recuerdos,como un párpado atrozmente levantado a la fuerzaestoy mirando.Y entonces hay este sonido:un ruido rojo de huesos,un pegarse de carne,y piernas amarillas como espigas juntándose.Yo escucho entre el disparo de los besos,escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.Estoy mirando, oyendo,con la mitad del alma en el mar y la mitad del almaen la tierra,y con las dos mitades del alma miro al mundo.y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,veo caer un agua sorda,a goterones sordos.Es como un huracán de gelatina,como una catarata de espermas y medusas.Veo correr un arco iris turbio.Veo pasar sus aguas a través de los huesos. -Me someto a tus paredes:reviéntame contra ellas. -CVTanto anduvimos el cerco mirando,que nos fallamos con nuestro Macías,e vimos que estava llorando los díascon que su vida tomó fin amando.Lleguéme más çerca, turbado ya quandovi ser un tal ombre de nuestra nación,e vi que dezía tal triste canción,en elegíaco verso cantando. -El agua la manda el cielo,la tierra la puso dios.Viene el amo y me la quita,¡la p...ita que se partió!A ver, respóndame, hermano:si esta fue tierra ´e los incas¿de donde hay dueños de fincascon títulos en la mano?Pa mí que al pobre serranole vienen tomando el pelo.Acequia, puquio, riachuelotodo en títulos se fragua.¿De ´onde tiene dueño l´agua?¡el agua la manda el cielo!Y por último, los incasno han sido los más primeros;antes los huancas ´stuvierony antes que ellos los mochicas.Ora hay haciendas tan ricaspa sólo un dueño o pa dosy gritan a toda vozque heredaron de su padre...¡Que no me vengan, compadre,la tierra la puso Dios!Donde no hay minas de gringoshay tierras de gamonales,pagan míseros jornalesy te andan a los respingos.Se trabaja los domingosMás pior que en tiempo ´e la mita.Y hasta si tengo cholitapara mi pobre querer,por el gusto de ...poderviene el amo y me la quita.Creo que, ultimadamente,debiera ser propietarioquien fecunda el suelo agrariocon el sudor de su frente.Así espera nuestra gentey así mesmo espero yo.Y así ha de ser, pues si noa gringos y gamonalesvamo a recontrasacarle¡la p... ita que se partió! -Envolveré el ayer. Pondré mucho cuidadoen recoger las briznas de los viejos tesoros,también las horas llenas de un concierto de vocesansiosas por huir de los sueños dormidos.Recogeré uno a uno los cabos de los lápices,las miguitas de pan de las meriendas,las dulces y aromadas perrunillasy el ondear del humo del chocolate hirviente.Ordenaré aquel fuego entrecruzadode agilidad verbal -surtidor crepitante-,las vacuas sutilezas y juegos del ingenio,siempre con una gota de acíbar escondido.Pondré a secar al sol, en los balcones,sobre una extensa sábana de lágrimas,humores agrios, sangre desmediday la saliva espesa de la cólera....Enterraré el rencor en las macetas.Tras el febril trasiego en tarea tan ardua,abriré un libro antiguo con viñetas y "santos"y emprenderé un buen viaje al país en que todoslos ogros son cobardes, las brujas, feas,las madrastras, malas. Rubias y un poco tontaslas princesitas lucen cucuruchoy el rey es bonachón y regordete.Hay un enano saltarín, un pajeenamorado de una pizpireta,un chambelán estólido, un lacayo gomosoy un pastor que conversa con la luna.El héroe -siempre un poco afeminado-porta una flor oronda en la mano derechay, a la izquierda, le cuelga la espada como adorno...Hace tiempo que el sol se ha perdido. La sombraacecha tras el oro de la lámpara.Canta el reloj y en los cristales brillaun irisado adiós. Esto es la noche. -Cuando tú quieras, muerte.Te he vencido.¡Qué poquitopuedes ya contra mí! -Si en la cena se hablaba de la nocheme apuntaba a los planes en que estuvieran ellos:saberlos entre el grupoera la vida en orden de una forma inconsciente.Sus besos adornaban el verano.Juro que los amé sin yo quererlo,que no escogí el dolor ni la codiciani preguntarme cómo se querrían a solaso qué significaba yo en sus vidas.Hay una habitación en un lugar de Praga,allí se oye un tranvíay música que llega de los albergues próximos.Yo pasé tantas horas fumando en ese cuarto,luego, ¿a quién le interesan las vidas de los otros?Pero a veces,cuando el grupo importaba y el alcohol era bueno,se podía querer sin ser culpablespues tras cada cerveza sonreíaun confidente.¡Inmensas,fugaces amistades en los viajes de jóvenes!:el amor es la copa que va de mano en mano.Y ella, te acariciabansus ojos indefensos; junto al lagotuve la quemadura de su brazo en los hombrosy un susurro de arbustos. En él todoera la adolescencia, y esa vozsalvaje como un fruto o sudar o una isla.¿Me entendéis? Los amabaen el deseo inútilde haber querido ser cualquiera de los dosen vez de ser yo mismo: ese que miracomo un tonto los rostros, las ventanas,ese extraño en el reino de su secreto mundo.Vivir es cruzar ciegos ante puertas cerradas:cansados de nosotros, muy cansados,nos describe mejor todo lo que no somos,y amar es rebelarse, ¡qué intento más idiota!Adiós, adiós, Praga y los autopullmans,adiós, besos, adiós, Puente de Carlos,adiós, islas y ríos y cervezas de Pilsen,adiós a cualquier brindisy a todos los amantes del mundo, adiós, adiós.Que yo me voy al sueñode los libros que no conoceréis.A la vuelta, dormidos con las cabezas juntas,parecían las víctimas de un sangriento holocaustode risas y jadeos.Si algún díame olvidase de todo, de eso no. -Está bien que se mida con la duraSombra que una columna en el estíoArroja o con el agua de aquel ríoEn que Heráclito vio nuestra locuraEl tiempo, ya que al tiempo y al destinoSe parecen los dos: la imponderableSombra diurna y el curso irrevocableDel agua que prosigue su camino.Está bien, pero el tiempo en los desiertosOtra substancia halló, suave y pesada,Que parece haber sido imaginadaPara medir el tiempo de los muertos.Surge así el alegórico instrumentoDe los grabados de los diccionarios,La pieza que los grises anticuariosRelegarán al mundo cenicientoDel alfil desparejo, de la espadaInerme, del borroso telescopio,Del sándalo mordido por el opioDel polvo, del azar y de la nada.¿Quién no se ha demorado ante el severoY tétrico instrumento que acompañaEn la diestra del dios a la guadañaY cuyas líneas repitió Durero?Por el ápice abierto el cono inversoDeja caer la cautelosa arena,Oro gradual que se desprende y llenaEl cóncavo cristal de su universo.Hay un agrado en observar la arcanaArena que resbala y que declinaY, a punto de caer, se arremolinaCon una prisa que es del todo humana.La arena de los ciclos es la mismaE infinita es la historia de la arena;Así, bajo tus dichas o tu pena,La invulnerable eternidad se abisma.No se detiene nunca la caídaYo me desangro, no el cristal. El ritoDe decantar la arena es infinitoY con la arena se nos va la vida.En los minutos de la arena creoSentir el tiempo cósmico: la historiaQue encierra en sus espejos la memoriaO que ha disuelto el mágico Leteo.El pilar de humo y el pilar de fuego,Cartago y Roma y su apretada guerra,Simón Mago, los siete pies de tierraQue el rey sajón ofrece al rey noruego,Todo lo arrastra y pierde este incansableHilo sutil de arena numerosa.No he de salvarme yo, fortuita cosaDe tiempo, que es materia deleznable. -¿Fue en las islas de las rosas,en el país de los sueños,en donde hay niños risueñosy enjambre de mariposas?Quizá.En sus grutas doradas,con sus diademas de oro,allí estaban, como un corode reinas, todas las hadas.Las que tienen prisionerosa los silfos de la luz,las que andan con un capuzsalpicado de luceros.Las que mantos de escarlatalucen con regio donaire,y las que hienden el airecon su varita de plata.¿Era día o noche?El astrode la niebla sobre el tul,florecía en campo azulcomo un lirio de alabastro.Su peplo de oro la inciertaalba ya había tendido.Era la hora en que en su nidotoda alondra se despierta.Temblaba el limpio cristaldel rocío de la noche,y estaba entreabierto el brochede la flor primaveral.Y en aquella región que erade la luz y la fortuna,cantaban un himno, a una,ave, aurora y primavera.Las hadas ?aquella tropabrillante?, Delia, que he dicho,por un extraño caprichofabricaron una copa.Rara, bella, sin igual,y tan pura como bella,pues aún no ha bebido en ellaninguna boca mortal.De una azucena gentilhicieron el cáliz leve,que era de polvo de nievey palidez de marfil.Y la base fue formadacon un trémulo suspiro,de reflejos de zafiroy de luz cristalizada.La copa hecha se pensóen qué se pondría en ella(que es el todo, niña bella,de lo que te cuento yo).Una dijo: ?La ilusión;otra dijo: ?La belleza;otra dijo: ?La riqueza;y otra más: ?El corazón.La Reina Mab, que es discreta,dijo a la espléndida tropa:?Que se ponga en esa copala felicidad completa.Y cuando habló Reina tal,produjo aplausos y asombros.Llevaba sobre sus hombrossu soberbio manto real.Dejó caer la divinaReina de acento sonoro,algo como gotas de orode una flauta cristalina.Ya la Reina Mab habló;cesó su olímpico gesto,y las hadas tanto han puestoque la copa se llenó.Amor, delicia, verdad,dicha, esplendor y riqueza,fe, poderío, belleza...¡Toda la felicidad!...Y esta copa se guardópura, sola, inmaculada.¿Dónde?En una isla ignorada.¿De dónde?¡Se me olvidó!...¿Fue en las islas de las rosas,en el país de los sueños,en donde hay niños risueñosy enjambres de mariposas?... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...Esto nada importa aquí,pues por decirte escribíaque esta copa, niña mía,la deseo para ti. -La avispa exclamó:«¡Mi talle! ¡Mi talle!»,al ver al burritopaciendo en el valle.«¡Mis alas! ¡Mis alas!»:tal, la mariposale gritó al pasar,en más, orgullosa.Así, el picaflor:«¡Mi pico! ¡Mi pico!»,se rió del pobre,mísero borrico.Igual, la luciérnaga:«¡Mis luces! ¡Mis luces!»(Acá el borriquitoya se fue de bruces.)Pero las orejaslevantó al momento:«Ni de alas, de talle,ni pico, soy dueño,pero, pese a serun triste jumento,estoy muy feliz,estoy muy contento,porque allá en Beléncalentó mi alientoal Niño Jesús.¿Quién tiene más luz:la pobre luciérnagao yo? Lo descuento».«¡Corceles! ¡Corceles,que van a la guerra!»(Pasaron caballos,cascos dando en tierra.)«¡Corceles! ¡Corceles!¡Ni el mármol ni el bronceson para el jumento!»«No importa», se dijoel asno, contento,«pues ninguno de ellosLo llevó hasta Egipto.Ninguno "tampoco,como yo, tambiénportándole, entraráen Jerusalén». -La fuerza que infestando las ajenasArgentó luna de menguante plata,Puerto hasta aquí del bélgico pirata,Puerta ya de las líbicas arenas.A las señas de España sus almenasRindió al fiero león que en escarlataAltera el mar, y al viento que le trataImperioso aun obedece apenas.Alta haya de hoy más volante linoAl Euro dé y al seno gaditanoFlacas redes, seguro, humilde pinoDe que, ya deste o de aquel mar, tiranoLeño holandés disturbe su camino,Prenda su libertad bajel pagano. -Sí, yo amaba lo azul con ardimiento:las montañas excelsas, los sutilescrespones de zafir del firmamento,el piélago sin fin, cuyo lamentoarrulló mis ensueños juveniles.Callaba mi laúd cuando despliegacada estrella purísima su broche,el universo en la quietud navega,y la luna, hoz de plata, surge y siegael haz d'espesas sombras de la noche.Cantaba, si l'aurora descorríaen el Oriente sus rosados velos,si el aljófar al campo descendía,y el sol, urna de oro que se abría,inundaba de luz todos los cielos.Mas hoy amo la noche, la galana,de dulce majestad, horas tranquilasy solemnes, la nubia soberana,la d'espléndida pompa americana:¡la noche tropical de tus pupilas!Hoy esquivo del alba los sonrojos,su saeta de oro me maltrata,y el corazón, sin pena y sin enojos,tan sólo ante lo negro de tus ojoscomo el iris del búho se dilata.¿Qu'encanto hubiera semejante al tuyo,oh, noche mía? ¡Tu beldad me asombra!Yo, qu'esplendores matutinos huyo,¡dejo el alma que agite, cual cocuyo,sus alas coruscantes en tu sombra!Si siempre he de sentir esa miradafija en mi rostro, poderosa y tierna,¡adiós, por siempre adiós, rubia alborada!;doncella de la veste sonrosada:¡que reine en mi redor la noche eterna!¡Oh, noche! Ven a mí llena d'encanto;mientras con vuelo misterioso avanzas,nada más para ti será mi canto,y en los brunos repliegues de tu manto,su cáliz abrirán mis esperanzas... -Cascabel,cascabelín,para que duerma el lebrella Luna pone un cojíncampanóncampanería,la noche roba un ropónpara vestirse de día.violoncín,violoncelo,el sol deja su pañueloy se lleva su espadín,campanolín,campanada,el pájaro cantarínse bebe la madrugada. -Porque se llama Manuely Machado se apellida,en su verso Muerte y Vidajuegan partida y nivel.¿Quién vence? Tablas. Y él,banderillero de Apolo,supo, cantó y está solo:ese poeta chapadoque se apellida Machadoy le llamaban Manolo. -Por qué lloras mamá?Le preguntó un niñito a su madre...Porque soy una mujer le contestó ella.Pero no entiendo! dijo el niño.Su madre se inclinó hacia él y abrazándole le dijo:Y nunca lo entenderás mi amor.Más tarde el niñito le preguntó a su papá.Por qué mamá llora siempre sin ninguna razón?Todas las mujeres lloran siempre por ninguna razónera todo lo que el padre podía contestar.El pequeño niño creció y se convirtió en todo un hombre,preguntándose aun, por qué será que las mujeres lloraban sin razón?Un día el niño convertido en un hombre,se arrodilló y le preguntó a DIOS:DIOS... por qué lloran tan facilmente las mujeres?Y DIOS le dijo...Cuando hice a la mujer tenía que crear algo especial,ice sus hombros lo suficientemente fuertes,como para cargar el peso del mundo entero,pero a la vez lo suficientemente suaves como para confortarlole di una inmensa fuerza interior,para que pudiera soportar al dar a luz,y también hasta el rechazo que muchas veces proviene de sus propios hijos!le di la fortaleza que le permite seguir adelante cuidando de su familia sin quejarse,a pesar de las enfermedades y la fatiga, aun cuando otros se rindan!le di la sensibilidad para amar a sus hijos bajo cualquier circunstancia,aun cuando esos hijos la hayan lastimado muchoEsa misma sensibilidad, que hace que cualquier tristeza,llanto o dolor del niño desaparezca y que le hace compartir las ansiedades,dudas y miedos de la adolescenciale di la fuerza suficiente para que pudiera perdonar a su esposo de sus faltas,y la moldee de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su corazónle di la sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa,y también a veces le pongo a prueba para medir su fuerza y determinaciónpara mantenerse a su lado a pesar de todo.Pero hijo, para poder soportarlo todole di las LAGRIMAS y son de ella exclusivamentepara usarlas cuando las necesite,al derramarlas vierte un poquito de amor en cada una,que se desvanece en el aire y salva a la humanidad!GRACIAS DIOS! por haber creado a la mujerahora comprendo el sentir de mi madre, hermana o esposarespondió el hombre con un fuerte suspiro en sus labios -Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío? -Yo no soy demasiado sabio para negarte,Señor; encuentro lógica tu existencia divina;me basta con abrir los ojos para hallarte;la creación entera me convida a adorarte,y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.¿Qué son nuestras angustias para querer porargüirte de cruel? ¿Sabemos por venturasi tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,si los seres más altos, si las cosas más bellasse amasan con el noble barro de la amargura?Esperemos, suframos, no lancemos jamása lo Invisible nuestra negación como un reto.Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!La Muerte se aproxima... ¡De sus labios oirásel celeste secreto! -La señoritadel abanico,va por el puentedel fresco río.Los caballeroscon sus levitas,miran el puentesin barandillas.La señoritadel abanicoy los volantesbusca marido.Los caballerosestán casados,con altas rubiasde idioma blanco.Los grillos cantanpor el Oeste.(La señorita,va por lo verde).Los grillos cantanbajo las flores.(Los caballeros,van por el Norte). -(Zaida C. de Ramón)Oye joven, sé prudente;apártate para DiosEntrégate a El por completo;toma hoy la decisión.El mundo mucho te ofrece;se presenta en su esplendorPero al final del caminotodo es desilusión.La carne con sus pasionesprovoca a la tentaciónSi no la vences a tiempo,te lleva a la perdición.Es una trampa, no cedas;es lazo del tentadorRepréndelo en el momento,si no, te espera el dolor.Mira arriba, hacia el cielo;busca el rostro del SeñorEs el refugio seguro,el lugar de bendición.El es el Amigo fiel;conoce tu corazónEs el que llena el vacío;da plena satisfacción.Sé sabio, sigue a la meta;haz tú como el corredorse sacrifica a sí mismopor tener el galardón.Si así hacen los atletasque ejercitan con tesón,aprende el ejemplo, joven;el cielo es de más valor.Nunca, nunca menospreciesa tan grande salvaciónTe aconsejo que la guardescon temor y con temblor. -Las seis de la mañanapartiendo a gritos del reloj: de nuevola catedral de luz derribará sus murossobre mi caminante corazónque descansaba.Odio como a un burgués la fuga de las sábanas.No es por el frío, que no existe.No es por el miedo al ojo agazapadodonde el farol,anoche,crucificó la sombra.Ni siquiera es por ti,ni por tu sexo que estalla en las manos,tu descubierta grutarecién muerta en el agua.Es"oh indeterminaciónque un año azul y roto se merece"la sensación antigua como mi puño izquierdoo mi añorada comprensión de los pájaros:el ojo junto al hombro, sin suplicar siquiera,la mano hacia la cara de nueva piedra que alzo,la vida que me pide,la miserable savia que reconozco en mí.Habría tenido, digo yo, que venir,"no al mundo de los títeres, costureros de seda,rudas botellas de ginebra como hospitales de la sed,no al mundo que me das o al te doy,pan deleznable, campopara el cuchillo de la mermelada"habría tenido que venir, repito,como un desnudo incendiohasta el reseco bosque donde me aterro sin gritar,como un rudo torrente para la arena débil,como aquel árbol que exige sangre de la tierra dormida,reclamo de preñez contra la fuga,contra la inmóvil lágrimay la potente desesperaciónPero, tempranamente,vine como soy,con manos desangrables,con miedo,con amor,con cuatro lunes cada mes.Y creoque de no ser por este corazón,por este palpitante planeta musical,ya me habría marchado a tratar de morir.Con todo,no querría olvidarme de la risa -Cuando la muerte señala la fibra luminosa que somos,cómo tiembla su luz, cómo parpadea con el viento repentino,cómo se aterra al pensar en la oscuridad, el silencio,el dedo que elige antes, mientras las luces corren ardiendohacia el casi supremo resplandor, que es el número 1, antes del cero. -En que el mentido robador de Europa"Media luna las armas de su frente,Y el Sol todo los rayos de su pelo",Luciente honor del cielo,En campos de zafiro pace estrellas,Cuando el que ministrar podía la copaA Júpiter mejor que el garzón de Ida,"Náufrago y desdeñado, sobre ausente",Lagrimosas de amor dulces querellasDa al mar; que condolido,Fue a las ondas, fue al vientoEl mísero gemido,Segundo de Arïón dulce instrumento.Del siempre en la montaña opuesto pinoAl enemigo NotoPiadoso miembro roto"Breve tabla" delfín no fue pequeñoAl inconsiderado peregrinoQue a una Libia de ondas su caminoFió, y su vida a un leño.Del Océano, pues, antes sorbido,Y luego vomitadoNo lejos de un escollo coronadoDe secos juncos, de calientes plumas"Alga todo y espumas"Halló hospitalidad donde halló nidoDe Júplter el ave.Besa la arena, y de la rota naveAquella parte pocaQue le expuso en la playa dio a la roca;Que aun se dejan las peñasLisonjear de agradecidas señas.Desnudo el joven, cuanto ya el vestidoOcéano ha bebidoRestituir le hace a las arenas;Y al Sol le extiende luego,Que, lamiéndole apenasSu dulce lengua de templado fuego,Lento lo embiste, y con suave estiloLa menor onda chupa al menor hilo.No bien, pues, de su luz los horizontes"Que hacían desigual, confusamente,Montes de agua y piélagos de montes"Desdorados los siente,Cuando "entregado el mísero extranjeroEn lo que ya del mar redimió fiero"Entre espinas crepúsculos pisando,Riscos que aun igualara mal, volando,Veloz, intrépida ala,"Menos cansado que confuso" escala.Vencida al fin la cumbre"Del mar siempre sonante,De la muda campañaÁrbitro igual e inexpugnable muro",Con pie ya más seguroDeclina al vacilanteBreve esplendor de mal distinta lumbre:Farol de una cabañaQue sobre el ferro está, en aquel inciertoGolfo de sombras anunciando el puerto.«Rayos "les dice" ya que no de LedaTrémulos hijos, sed de mi fortunaTérmino luminoso.» Y "recelandoDe invidïosa bárbara arboledaInterposición, cuandoDe vientos no conjuración alguna"Cual, haciendo el villanoLa fragosa montaña fácil llano,Atento sigue aquella"Aun a pesar de las tinieblas bella,Aun a pesar de las estrellas clara"Piedra, indigna tïara"Si tradición apócrifa no miente"De animal tenebroso cuya frenteCarro es brillante de nocturno día:Tal, diligente, el pasoEl joven apresura,Midiendo la espesuraCon igual pie que el raso,Fijo "a despecho de la niebla fría"En el carbunclo, Norte de su aguja,O el Austro brame o la arboleda cruja.El can ya, vigilante,Convoca, despidiendo al caminante;Y la que desviadaLuz poca pareció, tanta es vecina,Que yace en ella la robusta encina,Mariposa en cenizas desatada.Llegó, pues, el mancebo, y saludado,Sin ambición, sin pompa de palabras,De los conducidores fue de cabras,Que a Vulcano tenían coronado.«¡Oh bienaventuradoAlbergue a cualquier hora,Templo de Pales, alquería de Flora!No moderno artificioBorró designios, bosquejó modelos,Al cóncavo ajustando de los cielosEl sublime edificio;Retamas sobre robreTu fábrica son pobre,Do guarda, en vez de acero,La inocencia al cabreroMás que el silbo al ganado.¡Oh bienaventuradoAlbergue a cualquier hora!»No en ti la ambición moraHidrópica de viento,Ni la que su alimentoEl áspid es gitano;No la que, en bulto comenzando humano,Acaba en mortal fiera,Esfinge bachillera,Que hace hoy a NarcisoEcos solicitar, desdeñar fuentes;Ni la que en salvas gasta impertinentesLa pólvora del tiempo más preciso:Ceremonia profanaQue la sinceridad burla villanaSobre el corvo cayado.¡Oh bienaventuradoAlbergue a cualquier hora!»Tus umbrales ignoraLa adulación, SirenaDe reales palacios, cuya arenaBesó ya tanto leño:Trofeos dulces de un canoro sueño,No a la soberbia está aquí la mentiraDorándole los pies, en cuanto giraLa esfera de sus plumas,Ni de los rayos baja a las espumasFavor de cera alado.¡Oh bienaventuradoAlbergue a cualquier hora!»No, pues, de aquella sierra "engendradoraMás de fierezas que de cortesía"La gente parecíaQue hospedó al forasteroCon pecho igual de aquel candor primero,Que, en las selvas contento,Tienda el fresno le dio, el robre alimento.Limpio sayal en vez de blanco linoCubrió el cuadrado pino;Y en boj, aunque rebelde, a quien el tornoForma elegante dio sin culto adorno,Leche que exprimir vio la Alba aquel día"Mientras perdían con ellaLos blancos lilios de su frente bella",Gruesa le dan y fría,Impenetrable casi a la cuchara,Del viejo Alcimedón invención rara.El que de cabras fue dos veces cientoEsposo casi un lustro "cuyo dienteNo perdonó a racimo aun en la frenteDe Baco, cuanto más en su sarmiento,Triunfador siempre de celosas lides,Le coronó el Amor; mas rival tierno,Breve de barba y duro no de cuerno,Redimió con su muerte tantas vides";Servido ya en cecina,Purpúreos hilos es de grana fina.Sobre corchos después, más regaladoSueño le solicitan pieles blandasQue al Príncipe entre HolandasPúrpura Tiria o Milanés brocado.No de humosos vinos agravadoEs Sísifo en la cuesta, si en la cumbreDe ponderosa vana pesadumbreEs, cuanto más despierto, más burlado.De trompa militar no, o destempladoSon de cajas, fue el sueño interrumpido;De can sí, embravecidoContra la seca hojaQue el viento repeló a alguna coscoja.Durmió, y recuerda al fin cuando las aves"Esquilas dulces de sonora plumaSeñas dieron suavesDel Alba al Sol, que el pabellón de espumaDejó, y en su carrozaRayó el verde obelisco de la choza.Agradecido, pues, el peregrino,Deja el albergue y sale acompañadoDe quien lo lleva donde, levantado,Distante pocos pasos del camino,Imperïoso mira la campañaUn escollo, apacible galería,Que festivo teatro fue algún díaDe cuantos pisan, Faunos, la montaña.Llegó, y a vista tantaObedeciendo la dudosa planta,Inmóvil se quedó sobre un lentisco,Verde balcón del agradable risco.Si mucho poco mapa le despliega,Mucho es más lo que, nieblas desatando,Confunde el Sol y la distancia niega. -En el pasillo el anciano se prepara para la peleateme particularmente los jabs al hígadoy no va dar razón a la colmena ávidaEs un hombre completamente de este sigloal albañil algebraico aguardentosoacostumbrado a saltar con ayuda del báculopor sobre las parejas que hacen como pichones caídosel amorEl pasillo le queda un tanto cortoporque al fin y al cabo el campeón es el campeónpero no todos pueden tocar el arcoirisLa peor es la colmena que ahora mismo en las callesrecoge como colillas de cigarro el rencorEs lo más que se me ocurre decir al respecto -Y PORQUE Amor combateno sólo en su quemante agricultura,sino en la boca de hombres y mujeres,terminaré saliéndole al caminoa los que entre mi pecho y tu fraganciaquieran interponer su planta oscura.De mí nada más malote dirán, amor mio,de lo que yo te dije.Yo viví en las praderasantes de conocertey no esperé el amor sino que estuveacechando y salté sobre la rosa.Qué más pueden decirte?No soy bueno ni malo sino un hombre,y agregarán entonces el peligrode mi vida, que conocesy que con tu pasión has compartido.Y bien, este peligroes peligro de amor, de amor completohacia toda la vida,hacia todas las vidas,y si este amor nos traela muerte o las prisiones,yo estoy seguro que tus grandes ojos,como cuando los besose cerrarán entonces con orgullo,en doble orgullo, amor,con tu orgullo y el mío.Pero hacia mis orejas vendrán antesa socavar la torredel amor dulce y duro que nos liga,y me dirán: -"Aquellaque tú amas,no es mujer para ti,por qué la quieres? Creoque podrías hallar una más bella,más seria, más profunda,más otra, tú me entiendes, mírala qué ligera,y qué cabeza tiene,y mírala cómo se vistey etcétera y etcétera."Y yo en estas líneas digo:así te quiero, amor,amor, así te amo,así corno te vistesy como se levantatu cabellera y comotu boca se sonríe,ligera como el aguadel manantial sobre las piedras puras,así te quiero, amada.Al pan yo no le pido que me enseñesino que no me faltedurante cada día de la vida.Yo no sé nada de la luz, de dóndeviene ni dónde va,yo sólo quiero que la luz alumbre,yo no pido a la nocheexplicaciones,yo la espero y me envuelve,y así tú, pan y luzy sombra eres.Has venido a mi vidacon lo que tú traías,hechade luz y pan y sombra te esperaba,y así te necesito,así te amo,y a cuantos quieran escuchar mañanalo que no les diré, que aquí lo lean,y retrocedan hoy porque es tempranopara estos argumentos.Mañana sólo les daremosuna hoja del árbol de nuestro amor, una hojaque caerá sobre la tierracomo si la hubieran hecho nuestros labios,como un beso que caedesde nuestras alturas invenciblespara mostrar el fuego y la ternurade un amor verdadero. -Vamos mengana a usar la maravillaesa vislumbre que no tiene dueñoafila tu delirio / arma tu sueñoen tanto yo te espero en la otra orillasi somos lo mejor de los peoresgastemos nuestro poco albedriorecupera tu cuerpo / hacelo míoque yo lo aceptare de mil amoresy ya que estamos todos en capillay dondequiera el mundo se equivocaaprendamos la vida boca a bocay usemos de una vez la maravilla. -Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,fieramente existiendo, ciegamente afirmado,como un pulso que golpea las tinieblas,cuando se miran de frentelos vertiginosos ojos claros de la muerte,se dicen las verdades:las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.Se dicen los poemasque ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,piden ser, piden ritmo,piden ley para aquello que sienten excesivo.Con la velocidad del instinto,con el rayo del prodigio,como mágica evidencia, lo real se nos convierteen lo idéntico a sí mismo.Poesía para el pobre, poesía necesariacomo el pan de cada día,como el aire que exigimos trece veces por minuto,para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejandecir que somos quien somos,nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.Estamos tocando el fondo.Maldigo la poesía concebida como un lujocultural por los neutralesque, lavándose las manos, se desentienden y evaden.Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufreny canto respirando.Canto, y canto, y cantando más allá de mis penaspersonales, me ensancho.Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,y calculo por eso con técnica qué puedo.Me siento un ingeniero del verso y un obreroque trabaja con otros a España en sus aceros.Tal es mi poesía: poesía-herramientaa la vez que latido de lo unánime y ciego.Tal es, arma cargada de futuro expansivocon que te apunto al pecho.No es una poesía gota a gota pensada.No es un bello producto. No es un fruto perfecto.Es algo como el aire que todos respiramosy es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.Son palabras que todos repetimos sintiendocomo nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos. -Cien sonetos de amorTu risa pertenece a un árbol entreabiertopor un rayo, por un relámpago plateadoque desde el cielo cae quebrándose en la copa,partiendo en dos el árbol con una sola espada.Sólo en las tierras altas del follaje con nievenace una risa como la tuya, bienamante,es la risa del aire desatado en la altura,costumbres de araucaria, bienamada.Cordillerana mía, chillaneja evidente,corta con los cuchillos de tu risa la sombra,la noche, la mañana, la miel del mediodía,y que salten al cielo las aves del follajecuando como una luz derrochadorarompe tu risa el árbol de la vida. -Quisiera un cantoque hiciera estallar en cien palabras ciegasla palabra intocable.Un canto.Mas nunca la palabra como ídolo obeso,alimentadode ideas que lo fueron y carcome la lluvia.La explosión de un silencio.Un canto nuevo, mío, de mi prójimo,del adolescente sin palabras que espera sernombrado,de la mujer cuyo deseo subeen borbotón sangriento a la pálida frente,de éste que me acusa silencioso,que silenciosamente me combate,porque acaso no ignoraque una sola palabra bastaríapara arrasar el mundo,para extinguir el odioy arrasarnos... -A través de la noche urbana de piedra y sequíaentra el campo a mi cuarto.Alarga brazos verdes con pulseras de pájaros,con pulseras de hojas.Lleva un río de la mano.El cielo del campo también entra,con su cesta de joyas acabadas de cortar.Y el mar se sienta junto a mí,extendiendo su cola blanquísima en el suelo.Del silencio brota un árbol de música.Del árbol cuelgan todas las palabras hermosasque brillan, maduran, caen.En mi frente, cueva que habita un relámpago...Pero todo se ha poblado de alas. -Sucede que mi boca es una heridaLos ojos de las monjas son medallas.Mirando al mar de espaldas a la vida.La espuma es una novia destrozada.Sucede que es muy tarde para todoLos niños saben cosas y se callanMirar el mar sin ti, me da tristeza.Soy la costra de un sueño, si me levanto sangro.Sucede que me duele aquí, en la tinta.La radio tiene manos y te abraza.Tengo que irme ya, me necesito.Copular con la luz de sombras me embaraza. -Estrella de alta mar, márcame el rumbo.Puerta del corazón, dame cobijo.Enamorada miel, tenme en tus labios.Arrebatada luz, ponme en tus ojos.Paloma en libertad, cédeme el vuelo.Palmera, cielo al fin, hazme a tu imagen.Ámbito de mi fe, cólmame el gozo.Mujer y nada más, sé toda mía.Tú, mi dolor, mi sed, mi sobresalto,mi júbilo y mi luz a manos llenas.Revelación total, regocijémonosLlave de mi ansiedad, dame la vida.Hoguera de cristal, torre encendida, ensimismadaalondra de la tarde,gloriosa claridad, lirio iniciado, milagro de lapaz y de la espiga.Dame la paz, la paz, tú siempre amada.Para siempre la paz y la esperanza. -"¿Qué tal, cómo has estado?"El tono de tu voz, un tanto indiferenteheló mi corazón.Subió mi pensamientopor la cuesta empinadadel olvido y la ausencia ,y me costó trabajo echar una miradaa la curva veredaque ya, para nosotros, permanece cerrada.Ya más serena, al fin,te respondí:"Muy bien, ¿y tú , qué tal, cómo has estado?"Y DESPACIO REGRESOSe me nublan los ojosal sentirte lejanoSe me aturde la menteal saberte imposible ,y en las alas del tiempome remonto a los díasen que hilvanamos "juntos-ilusiones sencillas.Y regreso a las tardes,iguales y tranquilasY regreso a las horasque ahora palpo vacíasY despacio,muy despacio regresoa los minutos todos de nuestras alegrías! -HAY QUE PAVIMENTAR la cordillerapero no con cemento ni con sangrecomo supuse en 1970hay que pavimentarla con violetashay que plantar violetashay que cubrirlo todo con violetashumildadigualdadfraternidadhay que llenar el mundo de violetas*EL JILGUERO CHILENO "creo yo"tiene la obligación de mantenerse en silenciomientras no recupere su libertady no pensar en nada que no seala libertadla puerta de la jaulaactos y no palabras deliciosaso recupera su nombre de pájaroque significa amor a la libertado se hace acreedor al de reptilel colmo de los colmoses ponerse a cantar versos de ciegocomo si en Chile no ocurriera nadaPOR SINCERO casi me jodopor optimista me embromépor compasivo "por humilderecibo mi buen puntapié:eso pasa por pelotudopor andar predicando el bienMenos mal que todo ha cambiadoahora que robo a granelmedallas de oro y de plataahora que como por cien:todos me respetan ahoraque no pido ni doy cuartelSoy el regalón de la Chimbaahora que perdí la feespero que me canonicende un momento a otro. Amén*17 ELEMENTOS SUBVERSIVOSfueron sorprendidos ayeren los alrededores de La Monedatransportando naranjasy un ejemplar de la Sagrada Biblia3 de ellos se dieron a la fugano sin antes batirse con la policíaque se vio obligada a actuar en defensa propialos delincuentes resultaron muertosDÍGASE LUPANAR y no prostíbulomeretriz en lugar de prostitutaNuestro Señoren vez de JesucristoVía Láctea "no Río Jordánla palabra es el hombreno diga nunca soldiga astro reydiga Pronunciamiento Military verá cómo le suben los bonossi dice golpe lo mirarán de reojofeo decir bachichadiga mejor ciudadano italianomás respetuosomucho más cristianolo que oyen señoras y señoresel que dice corcel en vez de caballotiene su porvenir asegurado*POESÍA POESÍA todo poesíahacemos poesíahasta cuando vamos a la sala de bañopalabras textuales del Cristo de Elquimear es hacer poesíatan poesía como tañer el laúdo cagar o poetizar o tirarse peosy vamos viendo qué es la poesíapalabras textuales del Profeta de Elqui*Y POR FAVOR destruye este papella poesía te sigue los pasosa mí tambiéna todos nosotros -A mis padresen la eternidadCiales...casi cieloCuenca de tierramante de lucerosentraña y corazón de Puerto RicoCorazón de la Patrianido y vueloDesde la austera meseta castellanaesta ocre luz en grises tamizandovelo de oro en la otoñal nostalgia¡altos los cielos!secas vastedades... ...:Por campos del olvido va el Quijotelas fablas de las piedrasrecaundando... ... ...Yo te recuerdo Ciales casi cielo...Sueño tu noche de café y de lunaen lírica nostalgia estremecidacon tu Marzo embriagado de azaharesbajo el prodigio de la florecida.Sueño tu aroma, tus campos y tus nombresFrontón, Pozas, Caliche, Montebelloy... ... algún amor cantando en el paisajeesta dolida copla del olvido:Camino de la Floridaíbamos los dos un día...en las altísimas copasde los robles florecidos¡el amor se nos perdióno encontramos más la vida!quedó la rama llorandoy las ropas desprendidas.En tajo vertical sobre el Cialitosmajestuosas montañas recortadaslevantan un castillo a tu paisajemansión de soledad y de hermosura.Rubí de Octubre el cafetal se cuajabajo el sinfónico silencio de tus noches...Bajo tu cielo "Ciales... casi cielo"reposa un corazón... brava semilla¡el más cialeño de los corazonesgerminando los sueños y la vida!Sí te recuerdo Ciales casi cielopuedo tocar tus brumas... tus neblinastu atmósfera de fronda y de hoja húmedatu cielo bajo... tu tristeza amigay las estrellas silvestres a la mano.Sentir la orquesta de La Sonadoradispersando sonatas en la nochemientras los ángeles custodios de las guabasguardianes de tu flor y de tu fruto "mecen la niebla bajo las estrellas.Embriagarme en tierras de Castillacon su trópico y flor, jazmín, gardenias¡rosas de los jardines de la infancia!La Voz de Dios en trinidad precisa¡triple en la yerba"! suelta sus tres notas:es el Coquí cantando desde Cialesla unidad de hermosura borinqueña:frondas de cafetal, aguas de músicaluna sobre el castillo en Cordillera.Monumentos de verde tus montañas,ungida tierra de rocío y helecho.Poetas contemplando tu hermosuraentraña y corazón de Puerto Rico.Y el hombre triste se consuela y sueñabajo el influjo del noble poderíoque da su tierra... su casa... su montaña.Jorge Luis madruga en su ventanay emite al aire de la Cordillerabreve discurso de morivivises:«La abeja liba la floryo libo, Patria, tu amor»En la Torre de Ciales, Juan Antonio"varón de la Poesía y de la Patria"clama en tierno rugido su alabanza:«Gloria a esas manos que trabajanesas manos negras, blancas, indiasDe entre esas manos nos salió la patriaalabanza alabanza alabanza». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Yo sólo tengo para ti "mi Ciales"este verso de amor y de recuerdoescrito en la nostalgia y la distancia...¡Te salve Dios "mi isla" Ciales mío!Yo te recuerdo Ciales desde Españacomo si dentro del corazón yo te tuvieradentro del corazón de la Isla mía¡tantos nombres clavados en tu suelo!Isla de la Palabra y la PoesíaPuerto Ricomi Cialescasi cielo. -Pongo estos seis versos en mi botella al marcon el secreto designio de que algún díallegue a una playa casi desiertay un niño la encuentre y la destapey en lugar de versos extraiga piedritasy socorros y alertas y caracoles. -Sólo tú y yo sabemos lo que ignora la genteal cambiar un saludo ceremonioso y frío,porque nadie sospecha que es falso tu desvío,ni cuánto amor esconde mi gesto indiferente.Sólo tú y yo sabemos por qué mi boca miente,relatando la historia de un fugaz amor��o;y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...Y aún nos arde en los labios algún beso reciente.Sólo tú y yo sabemos que existe una simientegerminando en la sombra de este surco vacío,porque su flor profunda no se ve, ni se siente.Y así dos orillas tu corazón y el mío,pues, aunque las separa la corriente de un río,por debajo del río se unen secretamente. -Poema a la memoria en lo astral(Yo todo lo voy diciendo para matar la muerte en "Ella")TESIS: Es más Cielo la Luna que el Cielo, si una Cordialidad de la Altura es lo que buscamos.Astro terranalicio de la luz segundaastro terranalicio de la luz dulceque con aventura extraña visitas las noches de la tierra, unas sí y otras no, pero siempre de una noche para otra con diversa libertad de visita, siempre o más breve o más deteniday cada serie de tus visitas comienzas tímidamente y mitad decreces noche a noche y mitad decreces noche a noche, haciéndote un visitante diferente de noche en noche, para en mínimo ser cual comenzaste partir a un no volver de algunos días.Astro terranalicio de un día sí y otro no, de una vez más y otra menos, pero que no dejas nunca de serlo.¿Para qué astro eres entonces visita de sus noches, pues no eres terrenal en tus ciertas ausencias, o es que los otros días piensas en ti sola como sólo en la tierra en las noches de tu plena luz?Dile a un poeta que no lo sabe todo, si está hecha tu ausencia con un pensar en ti, o quizá con un lucir a otro. Porque poeta es saberlo todo.Trechos de tu órbita la tierra no los sabe, y ella tan cierta está de algún imposible tuyo para tenerse en sus noches y este amor alternante no se enduda, en tanto en mí, hombre de continuidad en humano amor me puso incurablemente en sospecha.Pero te amamos tanto, astro de la luz segunda, tu dulce luz tanto amamos memorizando a la tierra el sol no presente con tu luz recuerdo; yo al menos te amo tanto, que cuando vuelves ceso de creer en tu ausencia de ayer y de otros días. También como la tierra, yo creo que sólo por imposible ayer no estabas.Astro memorioso que esmeras un día de cada dos en tocar de diurnidad la noche terrenal, cual si supieras que la memoria solar de la tierra solaricia es desfalleciente de un día a otro alternado día y si antes y después le has de hacer noches diurnales a la tierra y lo haces tú, tú que no tienes olvido por ausencia, tú que ausente por noches fías en la memoria de ti por la tierra, inquiétaste por la memoria solar de la tierra.Tutora de la fidelidad terrenal al recuerdo del sol, en eso eres solaricia; pero eres terranalicia en tu fidelidad de compañía a la órbita de la tierra.He comprendido un misterio tuyo pero éste no.Terranalicia tú, solaricia la tierra ¿es que velas por toda la memoria en el mundo y amas más las memorias, por más reales, que los presentes? Aquí callo sin comprender.¿O es que no nos vienes en tu amor sino en un menos amor y en principal cuida del amor solario de la tierra?Cuando te veo recién arribada, alcanzado por ti nuestro borde, pareciendo vacilar allí y como a emprender un rodar a lo largo del horizonte por gustarlo, y luego te pliegas a un ascenso ¿qué nos quieres decir así?Quedemos sin saberlo hoy también; mañana, más tarde "para qué son nuestros días sino para trabajar más y otra vez los misterios" más enérgicamente, en buena hora de mi espíritu contemplaré, escucharé el misterio de tu sentido en el misterio todo.Cuando tú quieres ser el ojo del ciprés y con un mirar obseso aferras nuestra contemplación debemos comprenderte dolorida, tanto como cuando nosotros en un no poder ya resistir nos revolvemos como tú ahoraoh único astro que mira(pues todos los otros saetan ásperos de chispas que nunca miraron).Oh único astro de mirada,nos revolvemos clamando hacia el no ser.Y ya ahora te desprendiste del follaje y tiendes hacia el horizonte,te serenas, vagasy cuando la nubecilla en gran viento flota, te aguzas flecha disparada de ella vertiginosapara detenerte, serenarte cunado huiste bastante de aquel pasajero copo al que le opusiste tu fuga, caprichosa tristey complacida de tu juego y nuestro asombro, nos encaras con ligerezay en fin vas cayendo con ladeado mirar distraído hacia el borde del mundo.Y ya te fuiste, con tus pobres dichas y quejas.En toda la andanza, sólo en el perfil de los cipreses lloraste, y tanto que pediste nuestra piedad.Y ahora por faltar tuyo un cielo sin mirada en las noches,ahora sólo habrá astros que agitan, no tú que acompañas.Oh, sí, acompañascon cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz a sombras.El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyoel chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.Heridos de ellas, corremos a ti cuando aparecesy con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotrospero es que tú, luna, que también sufres, miras y acompañas.Eres más sabia o afortunada en la mitigación participante.Qué es la luna no lo sabemos hombres y aun artistas y poetas, qué sentido tiene su ser y sus modos, su adhesión a la tierra, su seguimiento al sol, su mediación mnemónica entre la tierra y el sol y por qué quiere hacer diurnales unas y no otras de las noches terrenas, y tantas cosas más neciamente explicadas, que de ella ignoramos pero que sólo puede explicarlas la doctrina del misterio.Que el sol te atrae, que la tierra también, que recibes la luz del sol y sin amor, por fuerza la reflejas a la tierra, éstas no son explicaciones; no se nos dice por qué el sol brilla, por qué en torno suyo gira la luna en torno de la tierra, ya que pudo ser otramente; por qué hay una luz interceptable, por qué hay una luz que tiene sombras, por qué ceden a su paso unas cosas y otras no y hay lo opaco y lo traslúcido.Mecánica dirá por qué, pero yo no pregunto sino para qué razón para el alma, pues conciencia se anula si admite un mundo rígido, y todo el porqué físico no es más que decirme el antes de algo, o sea una evasión no una respuesta.Lo que anhelamos explicar es qué debemos sentir y adivinar ante estos hechos, ante el comportamiento lunar, qué nos quiere decir y de qué manera concierta con el misterio total único. La espontaneidad, el acontecer libre, no es una respuesta; es un renunciamiento explicativo.Todavía no poeta, no soy poeta, no hay poeta, pues de eso no se sabe. Hasta ahora, pues, sólo vivimos.Debió enseñarsenos y debimos entenderlo antes que nuestro saber ignorado innato y luego nuestro acto nos hicieran gustar por primera vez el pecho materno. ¿Pero cómo, se dirá, ha de esperar el niño a conocer el sentido de la luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? ¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el sentido de la luna y se ha de morir si deja lo uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo nunca tampoco, aún.Y yo miraré la próxima luna todavía sin entenderla.Oh luna, que puede amarse, bien me pareces pobrecita del cielo. -Como el primer poemaQuebrandoEl blanco de la página y la vidaTantos años atrás,Como el primer amorQue por completoFue pasto del olvido y se mantieneTan sólo en un rincón de la memoria,Como el primer amigo,Como el primer regalo,Como el primer encuentroCon el rumor del mar,Así quisieraVolver a hallar momentosDe goce inesperado, de esa mágica luzQue llega al corazónY sin remedio,Cuando menos lo esperas, te deslumbra. -Por diez centavos lo compré en la esquinay vendiómelo un ángel desgarbado;cuando a sacarle punta lo poníalo vi como un cañón pequeño y fuerte.Saltó la mina que estallaba ideasy otra vez despuntólo el ángel triste.Salí con él y un rostro de alto broncelo arrió de mi memoria. Distraídalo eché en el bolso entre pañuelos, cartas,resecas flores, tubos colorantes,billetes, papeletas y turrones.Iba hacia no sé dónde y con violenciame alzó cualquier vehículo, y golpeandoiba mi bolso con su bomba adentro. -Florido en años, en prudencia cano,Riberas del Sebeto, río que apenasObscurecen sus aguas sus arenas,Gran freno moderó tu cuerda mano;Donde mil veces escuchaste en vanoEntre los remos y entre las cadenas,No ya ligado al árbol, las sirenasDel lisonjero mar napolitano.Quede en mármol tu nombre esclarecido,Firme a las ondas, sordo a su armonía,Blasón del tiempo, escollo del olvido,Oh Águila de Castro, que algún díaSerá para escribir tu excelso nidoUn cañón de tus alas pluma mía. -Dos cuerpos frente a frenteson a veces dos olasy la noche es océano.Dos cuerpos frente a frenteson a veces dos piedrasy la noche desierto.Dos cuerpos frente a frenteson a veces raícesen la noche enlazadas.Dos cuerpos frente a frenteson a veces navajasy la noche relámpago.Dos cuerpos frente a frenteson dos astros que caenen un cielo vacío. -Te amo, infancia, te amoporque aún me guardas un césped con cabras,tardes con cielos de cometasy racimos de frutas en los pesados ramajes. -Amigala calle del sol tempranerose transforma de prontoen atajo bordeado de muros vegetalesel rascacielos de la visión despiadadade un acantilado de poderlos colectivos pasan raudoscomo benignos rinocerontesy en un remoto bastidor de cielolas nubes son sencillamente nubesla muchacha cargada de paqueteses una hormiga demasiado obviay en consecuencia la descartopero el lisiado de noble rostroése sí avanza como un cangrejola monjita joven de mejillas ardientescrece como un hongo sin permisoel hollín va siendo lentamente rocíoy el olor a petróleo se convierte en jazmíny todo eso por quésencillamente porqueen la primera líneapensé en vosamiga. -Una mujer de ojos verdes irá en estos momentospor Tottenham Court, hacia Oxford Street.Otra, de negra cabellera, estará ahora mismo cruzandola Via dei Fori Imperiali, el Coliseo al fondo.Una tercera, sale seguramente de la bocadel metro de París, justo frente a l'Etoile.En Madrid, habrá una jovencita que ligue emocionadamientras toma una caña en algún bar de Rosales,cerca del templo egipcio:¿Y tú, my rose, my rose?:a lo mejormiras en este instanteel mar y no comprendesque te lo llevas todo en las pupilas.Mientras,yo mato el tiempo tercamenteen este cuarto gris y ante esta hoja. -Ved en sombras el cuarto, y en el lechodesnudos, sonrosados, rozagantes,el nudo vivo de los dos amantesboca con boca y pecho contra pecho.Se hace más apretado el nudo estrecho,bailotean los dedos delirantes,suspéndese el aliento unos instantes...y he aquí el nudo sexual deshecho.Un desorden de sábanas y almohadas,dos pálidas cabezas despeinadas,una suelta palabra indiferente,un poco de hambre, un poco de tristeza,un infantil deseo de purezay un vago olor cualquiera en el ambiente. -Ingenuas provincianas: cuando mi vida se halledesahuciada por todos, iré por los caminospor donde vais cantando los más sonoros trinosy en fraternal confianza ceñiré vuestro talle.A la hora del Angelus, cuando vais por la calle,enredados al busto los chales blanquecinos,decora vuestros rostros "¡oh rostros peregrinos!"la luz de los mejores crepúsculos del valle.De pecho en los balcones de vetusta madera,platicáis en las tardes tibias de primaveraque Rosa tiene novio, que Virginia se casa;y oyendo los poetas vuestros discursos sanospara siempre se curan de males ciudadanos,y en la aldea la vida buenamente se pasa. -Cien sonetos de amorEl mes de Marzo vuelve con su luz escondiday se deslizan peces inmensos por el cielo,vago vapor terrestre progresa sigiloso,una por una caen al silencio las cosas.Por suerte en esta crisis de atmósfera errabundareuniste las vidas del mar con las del fuego,el movimiento gris de la nave de invierno,la forma que el amor imprimió a la guitarra.Oh amor, rosa mojada por sirenas y espumas,fuego que baila y sube la invisible escaleray despierta en el túnel del insomnio a la sangrepara que se consuman las olas en el cielo,olvide el mar sus bienes y leonesy caiga el mundo adentro de las redes oscuras. -Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento,hacia la luz primera que toma el alma pura,voy contigo, hijo mío, por el camino lentode este amor que me crece como mansa locura.Voy contigo, hijo mío, frenesí soñolientode mi carne, palabra de mi callada hondura,música que alguien pulsa no sé dónde, en el viento,no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura.Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada,me empujas levemente (ya casi siento el frío);me invitas a la sombra que se hunde en mi pisada,me arrastras de la mano... Y en tu ignorancia fío,y a tu amor me abandono sin que me quede nada,terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío. -Abro, de par en par, el viento, la ventanay te contemplo, amor, voy contemplando todo lo que fue mío:los almendros alegres todavía,y el mar en los almendros, la luz en los almendros,y más mar todavía allá a lo lejos.Quizá piense en tu piel,quizá vaya pasando la mano por la corteza de los pinos,quizá los años vayan cayendo como las gotas del grifo;quizá los siglos.Y quizá todavía te tenga entre los brazos,como ayer, como siempre.¿Oyes los montes? Puede que canten.Puede que se derrumben,que se acuerden de ti, que te nombren,que inventen la palabra burbujeantes, nueva, 'como el agua de los neveros despeñándose,como mi voz en medio de la noche.-¿Duermes, amor?No me contesta nadie. Sé que duermes.Bernia, como un gran perro bajo la luna,se acurruca a mis pies.Oigo su palpitar estremecido.Ifach, allá a lo lejos, se nos hunde en el mar,golpea las estrellas con su silencio.Más cerca, las luces chiquitinas, lentas y fieles de Guadalest.vuelvo a rozar tu sueñotu piel con luna,los dos ríos lejanos de tus piernas.Tú, montaña también, valle dormido,mar toda tú.-¿Duermes, amor?Gotea el grifo, ladra un perroinfinito, remoto como la eternidad.Voy a ciegas, tanteo las paredesy los acantilados y los vientos.Te amé, te estoy amando, te estoy llamando.Sólo un eco de piedra me contesta:Aytana, Chortá, Bernia...La casa está vacía.El silencio respira aquí, a mi lado. -No voy al mar en este ancho veranocubierto de calor, no voy más lejosde los muros, las puertas y las grietasque circundan las vidas y mi vida.En qué distancia, frente a cuál ventana,en qué estación de trenesdejé olvidado el mar y allí quedamos,yo dando las espaldas a lo que amomientras allá seguía la batallade blanco y verde y piedra y centelleo.Así fue, así parece que así fue:cambian las vidas, y el que va muriendono sabe que esa parte de la vida,esa nota mayor, esa abundanciade cólera y fulgor quedaron lejos,te fueron ciegamente cercenadas.No, yo me niego al mar desconocido,muerto, rodeado de ciudades tristes,mar cuyas olas no saben matar,ni cargarse de sal y de sonido:Yo quiero el mío mar, la artilleríadel océano golpeando las orillas,aquel derrumbe insigne de turquesas,la espuma donde muere el poderío.No salgo al mar este verano: estoyencerrado, enterrado, y a lo largodel túnel que me lleva prisionerooigo remotamente un trueno verde,un cataclismo de botellas rotas,un susurro de sal y de agonía.Es el libertador. Es el océano,lejos, allá, en mi patria, que me espera. -"No sé si puedo hablar,no sé si puedo pensar.No sé donde está África o Rijmenam,no sé que la tierra es esférica,ni que el sol no se levanta,ni que el agua es H2O,y tampoco que E es igual a mmultiplicado por c al cuadrado.Siento lo que es hambre y sed.Saboreo las raíces que como,las nueces y las bayas.Le huelo cuando se acerca,él a quien mi piel desea.Sé cuánto temor me asaltacuando tiembla el suelo,cuánto temor en la nochecuando las tinieblas gotean de los bosques.Me encojo, me arrastropor los suelos. El terrores terrible. El infiernoestalla alrededor de nosotrosy a ése lo llaman Dios." -Recórreme la ruta del recuerdo,tan desierta sin ti que nadie ha impresohuellas sobre tus huellas, y me pierdoen la niebla que impide tu regreso.El ángel del olvidocontra mi mente alzó espada de hielo,y amanecí en las sombras, abatido,mi pasado filtrándose en el suelo.¿En qué color tus ojos se perdían?¿Tu cabello era liso, u ondulado?¿Eran lentos tus pies, o parecíandanzar a un ritmo alegre, acelerado?No sé, porque me miro y no te veo,se me ha desvanecido tu figura,y lo único de ti que ahora poseoes un presagio: Nada más perdura.Quisiera recobrarteen todo el esplendor que hubo en ti un día;resucitar la idea y cincelartecon el mismo perfil que antes tenía.Mas no lo podré hacer si no regresaspor el sendero azul de la memoria,demostrando que cantas, lloras, besas,y borrando tu línea divisoria. -Vencidas de los Montes MarïanosLas altas cumbres, con rigor armadasDe calvos riscos, de hayas levantadas,Cunas inaccesibles de milanos,Y el río que a piratas africanosEspadañas opone en vez de espadas,Testigos son las torres coronadasDe Lepe, cuando no lo sean los llanos.Pisado el yugo al Tajo y sus espumas,Que salpicando os dorarán la espuela,El nido venerad humildementeDel Fénix hoy que reinos son sus plumas.¿Qué mucho si el Oriente es, cuando vuela,Una ala suya, y otra el Occidente? -Como raudas torcaces invisiblesuniendo con sus alas lejanías,sobre la mar brumosa del olvidomis pensamientos cada noche cruzanel tiempo que separa, para siempre,nuestras islas hundiéndose en las olas.En sus anillas llevan temblorososmensajes que son brasas, que son labios,que son besos soñados hondamente.Si alguna vez, ilesa, una palomaalcanza las arenas de tu pecho,por los veneros de mis venas subenpleamares de incendios y de soles.Otras veces, perdidas, su destinono es otro que las garras del azorde la desesperanza y la tristeza.Mas qué importa morir en la penumbracuando nada se espera ya del díay un recuerdo es tan sólo el horizonte. -La luna pudo detenerse al fin por la curva blanquísima de los caballos.Un rayo de luz violeta que se escapaba de la heridaproyectó en el cielo el instante de la circuncisión de un niño muerto.La sangre bajaba por el monte y los ángeles la buscaban,pero los cálices eran de viento y al fin llenaba los zapatos.Cojos perros fumaban sus pipas y un olor de cuero calienteponía grises los labios redondos de los que vomitaban en las esquinas.Y llegaban largos alaridos por el Sur de la noche seca.Era que la luna quemaba con sus bujías el falo de los caballos.Un sastre especialista en púrpurahabía encerrado a tres santas mujeresy les enseñaba una calavera por los vidrios de la ventana.Las tres en el arrabal rodeaban a un camello blanco,que lloraba porque al albatenía que pasar sin remedio por el ojo de una aguja.¡Oh cruz! ¡Oh clavos! ¡Oh espina!¡Oh espina clavada en el hueso hasta que se oxiden los planetas!Como nadie volvía la cabeza, el cielo pudo desnudarse.Entonces se oyó la gran voz y los fariseos dijeron:Esa maldita vaca tiene las tetas llenas de leche.La muchedumbre cerraba las puertasy la lluvia bajaba por las calles decidida a mojar el corazónmientras la tarde se puso turbia de latidos y leñadoresy la oscura ciudad agonizaba bajo el martillo de los carpinteros.Esa maldita vacatiene las tetas llenas de perdigones,dijeron los fariseos.Pero la sangre mojó sus pies y los espíritus inmundosestrellaban ampollas de laguna sobre las paredes del templo.Se supo el momento preciso de la salvación de nuestra vida.Porque la luna lavó con agualas quemaduras de los caballosy no la niña viva que callaron en la arena.Entonces salieron los fríos cantando sus cancionesy las ranas encendieron sus lumbres en la doble orilla del río.Esa maldita vaca, maldita, maldita, malditano nos dejará dormir, dijeron los fariseos,y se alejaron a sus casas por el tumulto de la calledando empujones a los borrachos y escupiendo sal de los sacrificiosmientras la sangre los seguía con un balido de cordero.Fue entoncesy la tierra despertó arrojando temblorosos ríos de polilla. -Vivimos en la violencia verde, disfrazada,como tranquilos visitantes de un pueblosujeto en el primer hervor del desafío;dignatarios sin plumas se pierden en las páginas;encomenderos, comerciantes, jueces,plenamente juiciosos, nos ahogan el juicio;por las veredas del país, las sombrasson verdes y encendidas también, huelen a piedra,como nosotros, seres de ciudad, clandestinosmerodeadores del presentimiento,porque con cada día que pasa, cada día,se agrega un rayo más al ambiente colmado,y hasta los chupamieles arden como pañuelos ofendidos.Nuestra profundidad es solitaria:cada quien con su duda y con su nombrebuscando "a cualquier hora" algún predio baldío,y arriba el cielo intensamente impúdico,azul y negro y rojo, como si los papelesestuvieran cambiados, y la tormenta fuera tierra firme,la pradera del sol tan trillado y rendido.¿Cómo se expresará toda esta fuerza acumuladay acumulándose hasta a través del estremecimientode la pluma y del pulso con que escribo?Vamos hacia otra herencia, con el ruido socialde símbolo, derrumbe y sal intacta:en esta contenida marea de penurias y de lujos vivimos. -Mariposa del aire,qué hermosa eres,mariposa del airedorada y verde.mariposa del aire,¡quédate ahí, ahí, ahí!...No te quieres parar,pararte no quieres.Mariposa del airedorada y verde.Luz de candil,mariposa del aire,¡quédate ahí, ahí, ahí!...¡Quédate ahí!Mariposa, ¿estás ahí? -Dejé la luz a un lado, y en el bordede la revuelta cama me senté,mudo, sombrío, la pupila inmóvilclavada en la pared.¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarmela embriaguez horrible del dolor,expiraba la luz y en mis balconesreía al sol.Ni sé tampoco en tan horribles horasen qué pensaba o qué pasó por mí;sólo recuerdo que lloré y maldije,y que en aquella noche envejecí. -Que yo estoy en la tierra,que yo soy calle oscura y mala,jaula fría y mohosa,campo cerrado siempre¿quién lo podrá negar?Que tú estás por el cielo,que tú eres nube de colores,pájaro errante y libre,brisa de última hora,¿quién lo podrá negar? -Una vez más reapareceel día de ayer, ya dadopor muerto y por enterrado.Otra vez desapareceel silencio y me amaneceotra vez a nuestro lado.No sé si será pecado.A mí no me lo parece.En este día cualquierapárate a ver cómo canta,antes que me vaya fuera,mi corazón en tu manoy tu boca en mi gargantapor la mañana temprano. -Vida:sella mi pacto contigo.Hunde tus brazos azulespor el arco de mi boca,derrámate como un ríopor las salobres galerías de mi cuerpo, llegacomo un ladrón, como aquelal que imprimen en la frente de improvisoel impacto quemante de la dicha,como quien no puede esconder más bajo el abrigouna noticia magnífica y quiere reírse solo,y está el amor que se le riega por los codosy todo se lo mancha,y no hay quien lo mire que no quierabesar dos veces las palmas de sus manos.Vida: asómate a mi carne, al laberintomarino de mi entraña,y atiende con arrobo irreprimiblea este niño infinitesimalurdido por el cruce de fuego de dos sexos.Por él he de partir en dos mi corazónpara calzar sus plantas diminutas.Vida: coloca en su cabeza de la altura de un aveel techo de tu mano. No abandones jamása este cachorro de hombre que te miradesde el sueño plateado de su tarro de luna.Coloca, con levedad silvestre, tu beso inauguralen sus costillas de barquito de nuez. No lo abandones,es tu animal terrestre, el puñado de plumasdonde se raja el viento.Vida: acoge a esta criaturaque cabe en un durazno.Yo te nombro en su nombre su madrina.Alzo por ti mi vientre.Vida: abre los brazos. -La caligrafía del amor está hecha de mariposas y de sangre,mientras se redondea una o masculla un lobo, en el palito de la t un tonto jazmín suspira,y asimismo hay que decir que la caligrafía del amor se parece a la de la vidaporque es bastante más que extraña, que la caligrafía y el amorson peores que la tristeza y que la lluvia, mucho peores, sí,y que ningún destino es tan horrible y tan hermosocomo el de quienes se envían sueños de pechos y cinturasaprisionados bajo sellos de diecisiete o sesenta y pico pesetas-eso depende de la urgencia, también del sitio-y que en los abortados celofanes del adiós y sus distanciascon gran terquedad fingen creer que para cosas como éstasaún resulta mínimamente útil el correo.Desde luego: la caligrafía del amor está hecha de mariposas y de sangre,mientras se redondea una o sí que más de una vez masculla un lobo, etcétera.Pero no me habléis de eso, de eso no me digáis nada, por favor,nada de nada. Porque en tiempos como ése yo llegué a estar muertovarias veces en un día, y por otra parte muy bien séque no existe mayor ruinaque la de saberse condenado al extrañísimo oficiodel ir sin ningún eco levantandoinnumerables actas de cómotu propia vida te fracasa. -El Ché Jesucristofue hecho prisionerodespués de concluir su sermón en la montaña(con fondo de tableteo de ametralladoras)por rangers bolivianos y judíoscomandados por jefes yankees-romanos.Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistascuyo portavoz fue Caifás Mongemientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manoshablando en inglés militarsobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de cocasin siquiera tener la alternativa de un Barrabás(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrillay enseñaron el camino a los rangers)Después le colocaron a Cristo Guevarauna corona de espinas y una túnica de locoy le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burlaINRI: Instigador Natural de la Rebelión de los InfelicesLuego lo hicieron cargar su cruz encima de su asmay lo crucificaron con ráfagas de M-2y le cortaron la cabeza y las manosy quemaron todo lo demás para que la cenizadesapareciera con el vientoEn vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro caminoque el de resucitary quedarse a la izquierda de los hombresexigiéndoles que apresuren el pasopor los siglos de los siglosAmén. -Muy graciosa es la doncella,¡cómo es bella y hermosa!Digas tú, el marineroque en las naves vivías,si la nave o la vela o la estrellaes tan bella.Digas tú, el caballeroque las armas vestías,si el caballo o las armas o la guerraes tan bella.Digas tú, el pastorcicoque el ganadico guardas,si el ganado o los valles o la sierraes tan bella. -a Nicolás Chávez"...también fue necesarioescribir la historiacon el proyectil de la palabra"L.A.CH.Es un jilguero posando en nuestros pechoscomo aroma de duraznos esparcidos por doquier.Es una copla endulzando los sentidoscual rayo certero en el alma de la urbe.Una canción en busca de metáforasen el escampado silencio de la noche.Es la ternura deambulando por las callesen un mundo de cataclismos y tormentas.Es la estrella indescifrable de la historiacual estela añorada por el hombre.Es lo onírico situado a nuestros ojos.Idea tránsfuga que llegó para quedarse.Luis Antonio ChávezEnero de 1992del libro inédito Poemas a la paz y otros escritos. -Ahora es diferente. Las tabernasgenuinas quedaron desbordadaspor bares de paredes decoradasy asientos para incomodar las piernas.En la noche, parejas nada eternasperseguidas por las ciegas miradasde otros, presentidamente envidiadaspor el futuro goce. Las alternascanciones culebrean las gargantasmientras las vibrátiles lenguas rosas"o beodamente oscuras por tantaslibaciones" se mueven perezosaso dulcemente bondadosas.Santasparecen los sábados las cosas. -De todo esto yo soy el único que parte.De este banco me voy, de mis calzones,de mi gran situación, de mis acciones,de mi número hendido parte a parte,de todo esto yo soy el único que parte.De los Campos Elíseos o al dar vueltala extraña callejuela de la Luna,mi defunción se va, parte mi cuna,y, rodeada de gente, sola, suelta,mi semejanza humana dase vueltay despacha sus sombras una a una.Y me alejo de todo, porque todose queda para hacer la coartada:mi zapato, su ojal, también su lodoy hasta el doblez del codode mi propia camisa abotonada. -A Alejandro QuijanoEn la cúspide radianteque el metal de mi personadilucida y perfecciona,y en que una mano celestey otra de tierra me fincansobre la sien la corona;en la orgía matinalen que me ahogo en azuly soy como un esmerily central y esencial como el rosal;en la gloria en que melifluosoy activamente castoporque lo vivo y lo inánimese me ofrece gozoso como pasto;en esta mística gulaen que mi nombre de pilaes una candente cábalaque todo lo engrandece y lo aniquila;he descubierto mi símboloen el candil en forma de bajelque cuelga de las cúpulas criollassu cristal sabio y su plegaria fiel.¡Oh candil, oh bajel, frente al altarcumplimos, en dúo recóndito,un solo mandamiento: venerar!Embarcación que iluminasa las piscinas divinas:en tu irisada presenciami humildad se esponja y se anaranja,porque en la muda eminenciaestán anclados contigoel vuelo de mis gaviotasy el humo sollozante de mis flotas.¡Oh candil, oh bajel: Dios ve tu pulsoy sabe que anonadasen las cúpulas sagradasno por decrépito ni por insulso!Tu alta oración animascon el genio de los climas.Tú conoces el espantode las islas de leprosos,el domicilio polarde los donjuanescos osos,la magnética bahíade los deliquios venéreos,las garzas ecuatorialescual escrúpulos aéreos,y por ello ante el Señorparalizas tu experienciacomo el olor que da tu mejor flor.Paralelo a tu quimera,cristalizo sin sofismaslas brasas de mi ígnea primavera,enarbolo mi júbilo y mi maly suspendo mis llagas como prismas.Candil, que vas como yoenfermo de lo absoluto,y enfilas la experta proaa un dorado archipiélago sin luto;candil, hermético esquife:mis sueños recalcitrantesenmudecen cual un ceroen tu cristal marinero,inmóviles excelsos y adorantes. -Oscuros,en la desierta noche por la sombra,habíamos llegado hasta el umbral.La mujer era un haz de súbitas serpientesque arrebataba el dios.Oh virgen, dime dóndeestá en el corazón del anegado bosqueel muérdago.Volaron las palomasa la rama dorada.Habíamos llegado hasta el umbral(de mares calcinados, del infinito ciclode la destrucción).Aquí desnudo estoy,ante el espasmo poderoso del dios.Aquí está el límite.Ya nunca,oscuros por la sombra bajo la noche sola,podríamos volver.Pero no cedas, bajaal antro dondese envuelve en sombras la verdad.Y bebe,de bruces, como animal herido, bebe su tiniebla,al fin. -A mi primo RosendoAgua verde, verde, verde,agua encantada del Júcar,verde del pinar serranoque casi te vio en la cuna"bosques de san sebastianesen la serranía oscura,que por el costado heridoresinas de oro rezuman";verde de corpiños verdes,ojos verdes, verdes lunas,de las colmenas, palaciosmenores de la dulzura,y verde "rubor tempranoque te asoma a las espumas"de soñar, soñar "tan niña"con mediterráneas nupcias.Álamos, y cuántos álamosse suicidan por tu culpa,rompiendo cristales verdesde tu verde, verde urna.Cuenca, toda de plata,quiere en ti verse desnuda,y se estira, de puntillas,sobre sus treinta columnas.No pienses tanto en tus bodas,no pienses, agua del Júcar,que de tan verde te añilas,te amoratas y te azulas.No te pintes ya tan prontocolores que no son tuyas.Tus labios sabrán a sal,tus pechos sabrán a azúcarcuando de tan verde, verde,¿dónde corpiños y lunas,pinos, álamos y torresy sueños del alto Júcar? -Como la tierna madre, que el dolientehijo le está con lágrimas pidiendoalguna cosa, de la cual comiendo,sabe que ha de doblarse el mal que siente.Y aquel piadoso amor no le consienteque considere el daño que, haciendolo que le pide hace, va corriendoy aplaca el llanto y dobla el accidente,así a mi enfermo y loco pensamiento,que en su daño os me pide, yo querríaquitarle este mortal mantenimiento.Mas pídemele y llora cada díatanto que cuanto quiere le consiento,olvidando su muerte, y aun la mía. -Mi vidaes un espacioen blanco;en ella sólo cabeel dorso de una hormigao el rostro miopede mi hermanodiciéndomeadiós. -¡Oh qué bien que baila Gil,Con las mozas de Barajas,La chacona a las sonajas,Y el villano al tamboril!Fue a Madrid por san MiguelY el demonio se soltó,Que chaconera volvió,Si iba villano él.Salgan cuatrocientas milQue con todas se hará rajas.La chacona a las sonajasY el villano al tamboril.Un olmo, que el son agudoEn medio el ejido oyó,Con las hojas le bailó,Ya que con el pie no pudo;,Ya que con el pie no pudo.Con airecillo sutilLas altas movió y las bajas.La chacona a las sonajasY el villano al tamborilBaile tan extraordinarioNadie le ha visto de balde;Varas le costó al AlcaldeY bodigos al Vicario;El capón del AlguacilHa gastado sus alhajas.La chacona a las sonajasY el villano al tamboril. -¡Oh claro honor del líquido elemento,Dulce arroyuelo de corriente plata,Cuya agua entre la yerba se dilataCon regalado son, con paso lento!,Pues la por quien helar y arder me siento(Mientras en ti se mira), Amor retrataDe su rostro la nieve y la escarlataEn tu tranquilo y blando movimiento,Vete como te vas; no dejes flojaLa undosa rienda al cristalino frenoCon que gobiernas tu veloz corriente;Que no es bien que confusamente acojaTanta belleza en su profundo senoEl gran Señor del húmido tridente. -Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta.Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra: ¡qué maravilla! ¡Soy un poeta! ¡Soy un poeta importante! ¡Soy un gran poeta!Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido. Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta de que es un poeta. ¿Por qué los poetas no tienen una estrella en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga de las orejas?¡Dios mío!, dice Jaime. Tengo que ser papá o marido, o trabajar en la fábrica como otro cualquiera, o andar, como cualquiera, de peatón.¡Eso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatón.Y esta vez se queda echado en la cama con una alegría dulce y tranquila. -Lento pero vieneel futuro se acercadespaciopero vienehoy está más alláde las nubes que eligey más allá del truenoy de la tierra firmedemorándose vienecual flor desconfiadaque vigila al solsin preguntarle nadailuminando vienelas últimas ventanaslento pero vienelas últimas ventanaslento pero vieneel futuro se acercadespaciopero vieneya se va acercandonunca tiene prisaviene con proyectosy bolsas de semillascon ángeles maltrechosy fieles golondrinasdespacio pero vienesin hacer mucho ruidocuidando sobre todolos sueños prohibidoslos recuerdos yacentesy los recién nacidoslento pero vieneel futuro se acercadespaciopero vieneya casi está llegandocon su mejor noticiacon puños con ojerascon noches y con díascon una estrella pobresin nombre todavíalento pero vieneel futuro realel mismo que inventamosnosotros y el azarcada vez más nosotrosy menos el azarlento pero vieneel futuro se acercadespaciopero vienelento pero vienelento pero vienelento pero viene -A Manuel AltolaguirreSí, sí, es verdad, es la única verdad;ojos entreabiertos, luz nacida,pensamiento o sollozo, clave o alma,este velar, este aprender la dicha,este saber que el día no es espina,sino verdad, oh suavidad. Te quiero.Escúchame. Cuando el silencio no existía,cuando tú eras ya cuerpo y yo la muerte,entonces, cuando el día.Noche, bondad, oh lucha, noche, noche.Bajo clamor o senos, bajo azúcar,entre dolor o sólo la saliva,allí entre la mentira sí esperada,noche, noche, lo ardiente o el desierto. -EN Cajamarca empezó la agonía.El joven Atahualpa, estambre azul,árbol insigne, escuchó al vientotraer rumor de acero.Era un confusobrillo y temblor desde la costa,un galope increíble-piafar y poderío-de hierro y hierro entre la hierba.Llegaron los adelantados.El Inca salió de la músicarodeado por los señores.Las visitasde otro planeta, sudadas y barbudas,iban a hacer la reverencia.El capellánValverde, corazón traidor, chacal podrido,adelanta un extraño objeto, un trozode cesto, un frutotal vez de aquel planetade donde vienen los caballos.Atahualpa lo toma. No conocede qué se trata: no brilla, no suena,y lo deja caer sonriendo."Muerte,venganza, matad, que os absuelvo",grita el chacal de la cruz asesina.El trueno acude hacia los bandoleros.Nuestra sangre en su cuna es derramada.Los príncipes rodean como un coroal Inca, en la hora agonizante.Diez mil peruanos caenbajo cruces y espadas, la sangremoja las vestiduras de Atahualpa.Pizarro, el cerdo cruel de Extremadurahace amarrar los delicados brazosdel Inca. La noche ha descendidosobre el Perú como una brasa negra. -... calzó de viento ...GÓNGORARubios, pulidos senos de Amaranta,por una lengua de lebrel limados.Pórticos de limones, desviadospor el canal que asciende a tu garganta.Rojo, un puente de rizos se adelantae incendia tus marfiles ondulados.Muerde, heridor, tus dientes desangrados,y corvo, en vilo, al viento te levanta.La soledad, dormida en la espesura,calza su pie de céfiro y desciendedel olmo alto al mar de la llanura.Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,y gladiadora, como un ascua impura,entre Amaranta y su amador se tiende. -¡Oh, Siddharta Gautama!, tú tenías razón:las angustias nos vienen del deseo; el edénconsiste en no anhelar, en la renunciacióncompleta, irrevocable, de toda posesión;quien no desea nada, dondequiera está bien.El deseo es un vaso de infinita amargura,un pulpo de tentáculos insaciables, que al parque se cortan, renacen para nuestra tortura.El deseo es el padre del esplín, de la hartura,¡y hay en él más perfidias que en las olas del mar!Quien bebe como el Cínico el agua con la mano,quien de volver la espalda al dinero es capaz,quien ama sobre todas las cosas al Arcano,¡ése es el victorioso, el fuerte, el soberano...y no hay paz comparable con su perenne paz! -No ya mi corazón desasosieganlas mágicas visiones de otros días.¡Oh Patria! ¡oh casa! ¡oh sacras musas mías!...Silencio! Unas no son, otras me niegan.Los gajos del pomar ya no dobleganpara mí sus purpúreas ambrosías;y del rumor de ajenas alegríassólo ecos melancólicos me llegan.Dios lo hizo así. Las quejas, el reprocheson ceguedad. ¡Feliz el que consultaoráculos más altos que su dueño!Es la Vejez viajera de la noche;y al paso que la tierra se le oculta,abrese amigo a su mirada el cielo. -Por las ondas del mar de unos cabellosun barco de marfil pasaba un díaque, humillando sus olas, deshacíalos crespos lazos que formaban de ellos;iba el Amor en él cogiendo en elloslas hebras que del peine deshacíacuando el oro lustroso dividía,que éste era el barco de los rizos bellos.Hizo de ellos Amor escota al barco,grillos al albedrío, al alma esposas,oro de Tíbar y del sol reflejos;y puesta de un cabello cuerda al arco,así tiró las flechas amorosasque alcanzaban mejor cuanto más lejos. -SONETOMantos de lumbre tiendes por los mares;guías la nave al suspirado puerto,y, abandonando el líquido desierto,por ti el marino encuentra sus hogares.Mas ¡qué miro! millares y millaresde hermosas aves a tus pies han muerto;atrájolas tu foco en vuelo incierto,y no verán los patrios palomares.¡Oh Faro colosal! tus vivas lucesson de la Libertad fúlgido emblema;al que bien te comprende, bien conduces;pero, al que mal conoce tu sistema,con atracción magnética seduces,y en ti las alas mísero se quema. -Mientras Corinto, en lágrimas deshecho,La sangre de su pecho vierte en vano,Vende Lice a un decrépito indïanoPor cient escudos la mitad del lecho.¿Quién, pues, se maravilla deste hecho,Sabiendo que halla ya paso más llano,La bolsa abierta, el rico pelicano,Que el pelícano pobre, abierto el pecho?Interés, ojos de oro como gato,Y gato de doblones, no Amor ciego,Que leña y plumas gasta, cient arponesLe flechó de la aljaba de un talego.¿Qué Tremecén no desmantela un trato,Arrimándole al trato cient cañones? -Sobre tema de Ella Wheeler, dedicado a mi amigo C. M. S.Como Fray Luis tras de su largo encierro«Decíamos ayer...» también digamos.¿Han pasado años? En la cuenta hay yerro,O nosotros con ellos no pasamos.Donde ayer lo dejamos, dulce dueño.Recomencemos. Recogiendo amantes.Los rotos hilos del antiguo sueño.Sigamos arrullándolo como antes.Respetuosa apartemos la miradade tumbas que haya entre partida y vuelta.Y si hubiere una lágrima ya heladaruede al calor del corazón disuelta.Olvidemos la herrumbre que en el orode la rica ilusión depuso el llanto,y los hielos que pálido, inodorodejaron el jardín que amamos tanto.Olvidemos el hado que hizo injustode nuestros corazones su juguete,y regalemos la orfandad del gustocon el añejo néctar del banquete.¡No es tarde, es tiempo! Olvida la ígnea huellaque al arador pesar cruzó en frente.Para mis ojos tú siempre eres bellayo para ti soy llama siempre ardiente:Llama que hoy mismo a mi pupila fríasurge desde el recóndito santuariopese a la nieve que en mi sien rocíael invierno precoz del solitario.Mírame en estos ojos que tu imagenextáticos copiaron tantas veces.Allí estas tú, sin lágrimas que te ajenni tiempo que interponga sus dobleces.Búscame sólo allí, que yo entretantoen los tiernos abismos de tus ojostorno a encontrar mi disipado encanto,la juventud que te ofrendé de hinojos.¡Mi juventud!, espléndida al intensoreverberar de tu alma ingenua y pura,con brisas de verano por incienso,y por palma de triunfo tu hermosura.¡Mi juventud!, por título divinoespigadora en todo lo creado;nauta en persecución del vellocinode cuanto fuese de tu culto agrado.Islas de luz del cielo, margaritasde colgantes jardines y hondos mares,néctar de espirituales sibaritas,soplos de Dios a humanos luminares:Las miradas del sabio más profundasy del tal vez más sabio anacoreta;las perlas de Arte, hijas de amor fecundas;la suma voz de todo gran poeta.Esas trombas de lírica armonía,infiernos de pasión divinizados,en que nos arrebatan a porfíatodos los embelesos conjurados:Auras de aquella cima do confluyenHermosura y Verdad, pareja santa,y las dos una misma constituyen,y espíritu de amor sus nupcias canta.Buscar palabra al silencioso dramade la contemplación, mística guerraentre Dios, Padre amante que reclamaal eterno extranjero de la tierra;y esta madre de muerte, inmensa y bellaVenus que al por nos nutre y nos devora,y presintiendo que escapamos de ellacon tanto hechizo nos abraza y llora.Leer amor en tanta ruda espinaque escarnece a la fe y angustia al bueno.Mostrar flores del alma en la ruïna,luz en la oscuridad, oro en el cieno.La flor de cuanto existe, oro celeste,único que halagando tu alma noblebrindara en vago esparcimiento agrestea nuestro doble ser regalo doble;tal era mi tributo. Una confianza,una sonrisa, una palabra tuya,retorno abrumador, que en mi balanzaDios, no un mortal, será quien retribuya.Pero todo en redor, la limpia esfera,el bosque, el viento, el pajarillo amablesemejaba, en tu obsequio, que quisierapagar por mí la dádiva impagable.Aún veo sobre el carbón de tus pupilasel arrebol fascinador de ocaso;veo la vacada, escucho las esquilas:va entrando en su redil paso entre paso.Escucha, recelosa de la sombra,la blanda codorniz que al nido llamay al sentirnos parece que te nombray que por verte se empinó en la rama.Escúchate a ti misma entre el concentode aquella fiesta universal de amores,cuando nos coronaba el firmamentociñéndonos de púrpura y de flores.Esas flores murieron. Pero ¿has muertotú, fragancia inmortal del alma mía?Años y años pasaron. Pero ¿es ciertoo es visión que existimos todavía?Juntos aquí como esa tarde estamos,y el mismo cielo es ara suntuosade aquel amor que entonces nos juramosy hoy, en los mismos dos, arde y rebosa.Ahí está el campo, el mirador collado,el pasmoso horizonte, el sol propicio;la cúpula y el templo no han variado.Vuelva el glorificante sacrificio.¿Y no ha herido tal vez tu fantasíaque aquella tarde insólita, imponente,fue sólo misteriosa profecíade este rnisteriosísimo presente. . . ?En aquel hinmo universal, un dejopercibí melancólico; y al fondode una lágrima tuya vi el bosquejodel duelo que hoy en lo pasado escondo.Pasó... Pero esa tarde en su misteriocitó para otra tarde nuestra vida.Y hela aquí. El alma recobró su imperiodel sol abrasador a la caída.¡La tarde!, la hora del perfecto aroma,la hora de fe, de intimidad perfecta,cuando Dios sobre el sol que se desplomael infinito incógnito proyecta.Cuanto es ya el suelo en fuego y tintes falto,es de ardiente el espíritu y profundo;y abiertas las esclusas de lo altoflotamos como en brisas de otro mundo.Ve cómo el blanco Véspero fulgura,pasando intacto el arrebol sangriento.¡Es la Amistad!, la roca firme y puraque sirve a nuestro amor de hondo cimiento.Nadie dejó de amar si amó de veras.Cuando en árido tronco te encarnicescon la segur, tal vez lo regenerassi son como las nuestras sus raíces.Y antes te sonará más dulcementetemplada en el raudal de los gemidos,la antigua voz que murmuraba ardientela música de mi alma en tus oídos.¿Han pasado años?... Puede ser. ¿Quién hallaque el Tiempo sólo arrumbe o dañe o borre?¡Cuánta espina embotó! ¡Qué de iras calla!¡Su olvido a cuántos míseros socorre!Para los dos el ministerio suyofue de ungido de Dios y extremo amigo.Te veo sagrada, y sacro cuanto es tuyo,y como de un cristal al casto abrigo.En torno a ti, y a cuanto es tuyo, encuentrohalo de luz, atmósfera de santo;como al santuario a visitarte hoy entroy algo hay solemne en tu adorable encanto.¡Dulce es sentir que hay almas, y que aman!Su amor... inerme el tiempo para ellas...Las vuelve, al Dios que férvidas aclaman,como Él las hizo... jóvenes y bellas.Han pasado años, sí... ¡por fin pasaron!¡Rudo tropel que atravesó el camino! -"Si yo fuera otro animal, ¿qué animal sería?"no dijo ella, nunca.Tú serías un cisne y por el camino del cisnese abrirían las aguas donde los hombreslloran abismos verticales.Si tú fueras un cisne,tal vez aquellos que conozco no morirían jamás,y estaría saciada esta sed memorablede presentir en las sombrasel paso de otra Sombra.El día, poblado de sentido,girando sobre sí mataría el lado que se ignorapara devorar en minutos la obra de los siglos.Y volvería a rodar la máquina necesariapara encontrar en los ojos la Primera Palabra.Cada piedra sería la de la locuray mi alma no andaría lejos,escondiéndose, como la de todos,para no ver en el claro donde la luna baña estos milagrosque apenas somos unas furtivas cáscaras de la alegre Nada:Adán es como lee el diablo, que mira al revés.Si tú fueras un cisne los veranos oceánicosse perderían lejos y un gestoque no termina de caer sería detenido.Pero tampoco vendría ninguna clase de inviernoa cambiar la piel de las serpientesni el sueño en la palabra.No iríamos más lejos, aunque fueras un cisne. -Carmen en estos casos se supera.Se dispone a sufrir sin una lágrima.No se golpea el pecho con la manos,ni gime, ni los ojos se le nublan.A su lado se sientan sus amigas,todas muy maquilladas, con modelosexclusivos y oscuros, lamentandola muerte de Ricardo entre sollozos,Carmen está tan triste que no llora.Tanto dolor le sube a la cabezaque no sabe qué hacer para alojarlo.Mientras, María rompe el fuego y dice:«No sé si va a servirte de consuelo,pero he sufrido mucho en esta vida.Mi familia murió en un accidentede coche, en pleno estado de embriaguez:mis dos maridos, hijos, hijas, todos.Me he quedado solísima en el mundo».Como Carmen seguía sin llorar,habló Julia, la de ojos transparentes,y entre lágrimas dijo estas palabras:«Más he sufrido yo. Mis siete hijosmurieron peleándose entre ellosy mis padres se ahogaron en la playael verano pasado, uno tras otro.Yo sola preparé los funeralesy encargué las guirnaldas de sus tumbas.Para mí ya no existe la alegría».Marta la triste habló, sumida en llanto:«A mí me odia Fernando, pero temequedarse sin dinero si me deja.Sale con una chica, últimamente,que no ha cumplido aún los veinte años.Me obliga a descalzarla cuando vieney a servirle en la cama el desayuno.¡No puedo más de fiestas y de drogasy de esa horrible gente de la noche!»Pero Carmen no llora. Se levanta,quita la tela que cubría al muerto,ve el pelo enmarañado por la sangre,ve los brillantes ojos apagados,ve el pecho roto, las mejillas frías,los labios negros y los pies blanquísimos,ve el despojo que ayer fuera Ricardo.Y Carmen ya no puede seguir viendo.Cae hacia atrás, como si aquello fuesea desaparecer si no lo mira,y sus amigas corren a atenderla.Y cuando su cabeza se refugiaen un cojín que apunta al cielorraso,no puede evitar Carmen que una lágrima,una caliente lágrima de amor,resbale de sus ojos. -Entre tú y yo no hay ningún no. -Delinquiríade leso corazónsi no anegara con mi idolatría,en lacrimosa ablución,la imagen de la párvula sombría.Retrato para quien mi llanto manaa la una de la mañana,reflejando en su sal, que va sin brida,la minúscula frente desmedida...Cejas, andamiodel alcázar del rostro , en las que ondulami tragedia mimosa, sin la bulapara un posible epitalamio...La niña del retratose puso seria, y se veló su frente,y endureció los dos ojos profundos,como una migajita de otros mundosque caída en brumoso interinato,toda la angustia sublunar presiente.Fiereza desvalida, hecha a mirarel mar...Boca en bisel, como un espejo afableque no hable...Medias de almo color; para que vayapor la cernida arena de la playa...Las deleznables manos,que cavan pozos enanos,son carceleras de los océanos...Linda congoja de la frente linda,la que inerme y tiránica se brindapor modelo de copa y de coyunday de lira rotunda...Retrato de iniciales sinfonías:tus cinco años son cinco bujíasa cuya luz el alma llora;por eso a ti me abrocomo a la honestidad versicolorade un diminutivo candelabro.Los invisibles hombros, cual quimeraen que un genio marítimo retoza,no columbran siquierala adoración venideraque los ha de rozar, como se rozael codo de una estricta compañera.Párvula del retrato;seriedad prematura;linda congoja de un juego nonatoque enfrente del fotógrafo se apura;pelo de enigma, como los edenesenigmáticos desde donde vienes;víspera bella que cantasen la Octava de mi más negra hora:hoy hice un alto por mojar tus plantascon sangre de mis ojos, y miréque salías del óvalo de bruma,como punto final que se incorporay como duende de relojería,a dar en los relojes de mi fela campanada de la dicha suma.Niña, venusto manual:yo te leía al borde de una estrella,leyéndote mortífera y vital;y absorto en el primor de la lecturapisé el vacío...Y voy en la centellade una nihilista locura. -Me dejaste -como ibas de pasada-lo más inmaterial que es tu mirada.Yo te dejé -como iba tan de prisa-lo más inmaterial, que es mi sonrisa.Pero entre tu mirada y mi risueñorostro quedó flotando el mismo sueño. -SIEMPRE FUISTE VIAJERA golondrina de tardesque cruzaba mi calle con sus alas de libros,la mirada perdida y la blusa celestede colegio de monjas.Golondrina de tardes,te miraba asomado por los vidrios de enero.Se imantaba mi pecho en aquellas ventanasapagadas de luces, telegramas de lluvias.Siempre fuiste viajera y cruzabas mi callehacia el blanco ciruelo y las cepas podadas,hacia un mundo de cañas y macetas azulesdonde estaba la casa, nido tibio de invierno.Vino un tiempo deleble, de siluetas lejanasy tu casa quedó atracada al olvidoy mecida en la niebla de los muelles borrosos.Viene el tiempo a su cauce, mariposa invisible,y volviste volando sin la blusa celeste,sin los libros del aire y tus alas son otras.Pero un nuevo temblor resucita en mis labiosy aún revienta la luz en la cal de la calledesde donde la tarde pensativa se asomaal balcón de las olas repetidas de entonces. -Nuestra pasión fue un trágico saineteen cuya absurda fábulalo cómico y lo grave confundidosrisas y llanto arrancan.Pero fue lo peor de aquella historiaque al fin de la jornadaa ella tocaron lágrimas y risasy a mí, sólo las lágrimas. -Y aunque parezco un hombre como tantos otrosy el aire que respiroparece ser suficiente para llenar mis pulmonesy cobrar vida,en realidad, vida,no soy más que un paisaje de ropasal que le falta tu cuerpo. -Amiga, mi larario está vacío:desde qu'el fuego del hogar no arde,nuestros dioses huyeron ante el frío;hoy preside en sus tronos el hastíolas nupcias del silencio y de la tarde.El tiempo destructor no en vano pasa;los aleros del patio están en ruinas;ya no forman allí su leve casa,con paredes convexas de argamasay tapiz del plumón, las golondrinas.¡Qué silencio el del piano! Su gemidoya no vibra en los ámbitos desiertos;los nocturnos y scherzos han huido...¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!¡Misterioso ataúd de trinos muertos!¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,ni lirios, ni libélulas de seda,ni cocuyos de luz, ni mariposas...Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;el viento sopla, la hojarasca rueda.Amiga, tu mansión está desierta;el musgo verdinegro que decoralos dinteles ruinosos de la puerta,parece una inscripción que dice: ¡Muerta!El cierzo pasa, suspirando: ¡Llora! -¡Qué tranquilidad violetapor el sendero a la tarde!A caballo va el poeta...¡Qué tranquilidad violeta!La dulce brisa del río,olorosa a junco y agua,le refresca el señorío...La brisa leve del río.A caballo va el poeta...¡Qué tranquilidad violeta!Y el corazón se le pierde,doliente y embalsamado,en la madreselva verde...Y el corazón se le pierde.A caballo va el poeta...¡Qué tranquilidad violeta!Se está la orilla dorando.El último pensamientodel sol la deja soñando...Se está la orilla dorando.¡Qué tranquilidad violetapor el sendero, a la tarde!A caballo va el poeta...¡Qué tranquilidad violeta! -Con diez cañones por banda,viento en popa a toda vela,no corta el mar, sino vuela,un velero bergantín:bajel pirata que llaman,por su bravura el Temido,en todo mar conocidodel uno al otro confín.La luna en el mar riela,en la lona gime el viento,y alza en blando movimientoolas de plata y azul;y ve el capitán pirata,cantando alegre en la popa,Asia a un lado; al otro, Europa;y allá a su frente, Estambul.«Navega, velero mío,sin temor;que ni enemigo navío,ni tormenta, ni bonanza,tu rumbo a torcer alcanza,ni a sujetar tu valor.Veinte presashemos hechoa despechodel inglés,y han rendidocien nacionessus pendonesa mis pies.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi Dios la libertad,mi ley la fuerza y el viento,mi única patria la mar.«Allá muevan feroz guerraciegos reyespor un palmo más de tierra;que yo tengo aquí por míocuanto abarca el mar bravío,a quien nadie impuso leyes.Y no hay playasea cualquiera,ni banderade esplendorque no sientami derechoy dé pechoa mi valor.»Que es mi barco mi tesoro...«A la voz de ¡Barco viene!es de vercómo vira y se previenea todo trapo escapar;que yo soy el rey del mar,y mi furia es de temer.En las presasyo dividolo cogidopor igual;sólo quieropor riquezala bellezasin rival.»Que es mi barco mi tesoro...«¡ Sentenciado estoy a muerte!Yo me río;no me abandone la suertey al mismo que me condenacolgaré de alguna entena,quizá en su propio navío.Y si caigo,¿qué es la vida?Por perdidaya la di,cuando el yugodel esclavocomo un bravosacudí.»Que es mi barco mi tesoro...«Son mi música mejoraquilones;el estrépito y temblorde los cables sacudidos,del negro mar los bramidosy el rugir de mis cañones.Y del truenoal son violentoy del vientoal rebramaryo me duermososegado,arrulladopor la mar.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi Dios la libertad,mi ley la fuerza y el viento,mi única patria la mar. -Quedó la noche vacíay no obstante estaba llenade siluetas y misterios.Fuimos palpando en su frentetodos nuestros pensamientos.Quedó la noche vacíaaún con los barcos del puerto,¿de dónde será este barcoy quiénes sus marineros?Quedó la noche vacía,¿y dónde irá este velero?¿qué mares desgarrará,y qué vientos?El mar crujía la luzdel faro, en el antepuerto.Cogidas de las cinturasque sus ritmos habían hecho,las canciones marinerasiban recorriendo el puerto,y salían por alta marentre las olas de viento.Quedó la noche vacíade cantos de marineros. -A ti, manzana,quierocelebrartellenándomecon tu nombrela boca,comiéndote.Siempreeres nueva como nadao nadie,siemprerecién caídadel Paraíso:plenay puramejilla arreboladade la aurora!Qué difícilessoncomparadoscontigolos frutos de la tierra,las celulares uvas,los mangostenebrosos,las huesudasciruelas, los higossubmarinos:tú eres pomada pura,pan fragante,quesode la vegetación.Cuando mordemostu redonda inocenciavolvemospor un instantea sertambién recién creadas criaturas:aún tenemos algo de manzana.Yo quierouna abundanciatotal, la multiplicaciónde tu familia,quierouna ciudad,una república,un río Mississipide manzanas,y en sus orillasquiero vera todala poblacióndel mundounida, reunida,en el acto más simple de la tierra:mordiendo una manzana.1956. -Hay países que yo recuerdocomo recuerdo mis infancias.Son países de mar o río,de pastales, de vegas y aguas.Aldea mía sobre el Ródano,rendida en río y en cigarras;Antilla en palmas verdi-negrasque a medio mar está y me llama;¡roca lígure de Portofino,mar italiana, mar italiana!Me han traído a país sin río,tierras-Agar, tierras sin agua;Saras blancas y Saras rojas,donde pecaron otras razas,de pecado rojo de atridasque cuentan gredas tajeadas;que no nacieron como un niñocon unas carnazones grasas,cuando las oigo, sin un silbo,cuando las cruzo, sin mirada.Quiero volver a tierras niñas;llévenme a un blando país de aguas.En grandes pastos envejezcay haga al río fábula y fábula.Tenga una fuente por mi madrey en la siesta salga a buscarla,y en jarras baje de una peñaun agua dulce, aguda y áspera.Me venza y pare los alientosel agua acérrima y helada.¡Rompa mi vaso y al beberlame vuelva niñas las entrañas! -Verso ajeno:Ardiendo en aguas muertas llamas vivasGLOSAEn tenebrosa noche, en mar airadoAl través diera un marinero ciego,De dulce voz y de homicida ruego,De sirena mortal lisonjeado,Si el fervoroso celador cuidadoDel grande Ignacio no ofreciera luego(Farol divino) su encendido fuegoA los cristales de un estanque helado.Trueca las velas el bajel perdidoY escollos juzga que en el mar se lavanLas voces que en la arena oye lascivas;Besa el puerto, altamente conducidoDe las que, para Norte suyo, estabanArdiendo en aguas muertas llamas vivas. -Sella el tronco sangriento, no lo oprime,De aquel dichosamente desdichado,Que de las inconstancias de su hadoEsta pizarra apenas le redime;Piedad común, en vez de la sublimeUrna que el escarmiento le ha negado,Padrón le erige en bronce imaginado,Que en vano el tiempo las memorias lime.Risueño con él, tanto como falso,El tiempo, cuatro lustros en la risa,El cuchillo quizá envainaba agudo.Del sitial después al cadahalsoPrecipitado, ¡oh cuánto nos avisa!,¡Oh cuánta trompa es su ejemplo mudo! -Todas las rosas son la misma rosa,amor, la única rosa.Y todo queda contenido en ella,breve imajen del mundo,¡amor!, la única rosa. -Dueña de la negra toca,la del morado monjil,por un beso de tu bocadiera a Granada Boabdil.Diera la lanza mejordel Zenete más bizarro,y con su fresco verdortoda una orilla del Darro.Diera la fiesta de toros,y si fueran en sus manos,con la zambra de los morosel valor de los cristianos.Diera alfombras orientales,y armaduras y pebetes,y diera... ¡que tanto vales!,hasta cuarenta jinetes.Porque tus ojos son bellos,porque la luz de la aurorasube al Oriente desde ellos,y el mundo su lumbre dora.Tus labios son un rubí,partido por gala en dos...Le arrancaron para tide la corona de Dios.De tus labios, la sonrisa,la paz de tu lengua mana...leve, aérea, como brisade purpurina mañana.¡Oh, qué hermosa nazarenapara un harén oriental,suelta la negra melenasobre el cuello de cristal,en lecho de terciopelo,entre una nube de aroma,y envuelta en el blanco velode las hijas de Mahoma!Ven a Córdoba, cristiana,sultana serás allí,y el sultán será, ¡oh sultana!,un esclavo para ti.Te dará tanta riqueza,tanta gala tunecina,que ha de juzgar tu bellezapara pagarle, mezquina.Dueña de la negra toca,por un beso de tu bocadiera un reino Boabdil;y yo por ello, cristiana,te diera de buena ganamil cielos, si fueran mil. -Purpúreo creced, rayo lucienteDel Sol de las Españas, que en doradoYa trono el Tíber os verá sagradoLeyes dar algún día a su corriente.De coronas entonces vos la frente,Vuestro Padre de orbes coronado,Deba el mundo un redil, deba un cayadoA vuestras llaves, a su espada ardiente.Creced a fines tan esclarecidos,Oh vos, a cuyo glorïoso mantoSombra son eritreos esplendores,Y en quien debidamente repetidosDe vuestros dos se ven progenitoresEl nombre, lo católico, lo santo. -Fatuos de la noche,Sierpe de lo desconocido,Provisorio de emociones.Los ángeles amantes,Llegan justo a la horaExacta de la soledad.La voz entrecortada del deseoY su órgano mudo de proezas,Es un valiente guerreroDispersando al enemigo,Enredándose hasta escucharLa dulce melodía del vientre.Y en ese inciertoPero cercano recorrido,Mienten hasta ceñirseCon hilos del amanecer.El corazón no aprende,Tampoco el cuerpo,(Ambos desconocenLa palabra mordaza).Y de nuevo la espera,Ávido anzuelo de congojas eternas. -Aquello.No eso.Ni"mucho menos" esto.Aquello.Lo que está en el umbralde mi fortuna.Nunca llamado, nuncaesperado siquiera;sólo presencia que no ocupa espacio,sombra o luz fiel al borde de mí mismoque ni el viento arrebata, ni la lluvia disuelve,ni el sol marchita, ni la noche apaga.Tenue cabo de brisaque me ataba a la vida dulcemente.Aquelloque quizá hubiese sidoposible,que sería posible todavíahoy o mañana si no fueseun sueño. -El ciego Amor se me posó en los ojosy te vi como sólo puede él ver a sus hijos:coronada en la noche de fragantes guirnaldasy danzando en silencio a la luz de la luna,en un temblor de sistros que agitaban tus manos.Tú misma te encargaste de romper el hechizo;tú misma, tú, esa magia, ese encanto, los donesque el azar impasible así nos ofrecía,como quien te regala sin motivo una rosa.Y el dios loco escapó: huyó espantado y solo,hacia alguna otra parte, los párpados sellados.He aquí tu grandeza, tu miseria, tu sino.Tu victoria también sobre un dios inocente:durante un breve tiempo las divinas miradasse fijaron en ti y me fueron dictandocosas que están aquí, que aquí se quedan "quietas"y me salvan de ser tan sólo un pobre imbécil,y a ti (no, no es necesario que me agradezcas nada)de ser sombra y ser polvo y ser nadie y olvido. -¿Las dimensiones de Rijmenam? ¿Qué piensas?Mira por mi ventana un instantey dónde terminahaz el favor de decírmelo.Siglos hace que miro por mi ventana:Nuevo México, Manila, Moscú, Londres;veo lo insignificante, Rijmenam,las aguas de la Dila, el océano.¿Y qué, cuando subo las montañas,las montañas desnudas y sus laderas?¿Y qué, a la vuelta?Todos vuelven descalzos.Pero, ¿y las dimensiones de Rijmenam? ¿Qué piensas?No terminan cruzando Manila.No terminan cruzando los agujeros negrosy el horizonte final. -Si me preguntáis en dónde he estadodebo decir "Sucede".Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,del río que durando se destruye:no sé sino las cosas que los pájaros pierden,el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.Por qué tantas regiones, por qué un díase junta con un día? Por qué una negra nochese acumula en la boca? Por qué muertos?Si me preguntáis de dónde vengo tengo que conversar concosas rotas,con utensilios demasiado amargos,con grandes bestias a menudo podridasy con mi acongojado corazón.No son recuerdos los que se han cruzadoni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,sino caras con lágrimas,dedos en la garganta,y lo que se desploma de las hojas:la oscuridad de un día transcurrido,de un día alimentado con nuestra triste sangre.He aquí violetas, golondrinas,todo cuanto nos gusta y apareceen las dulces tarjetas de larga colapor donde se pasean el tiempo y la dulzura.Pero no penetremos más allá de esos dientes,no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,porque no sé qué contestar:hay tantos muertos,y tantos malecones que el sol rojo partía,y tantas cabezas que golpean los buques,y tantas manos que han encerrado besos,y tantas cosas que quiero olvidar. -Amigo,levántate para que oigas aullaral perro asirio.Las tres ninfas del cáncer han estado bailando,hijo mío.Trajeron unas montañas de lacre rojoy unas sábanas duras donde estaba el cáncer dormido.El caballo tenía un ojo en el cuelloy la luna estaba en un cielo tan fríoque tuvo que desgarrarse su monte de Venusy ahogar en sangre y ceniza los cementerios antiguos.Amigo,despierta, que los montes todavía no respirany las hierbas de mí corazón están en otro sitio.No importa que estés lleno de agua de mar.Yo amé mucho tiempo a un niñoque tenía una plumilla en la lenguay vivimos cien años dentro de un cuchillo.Despierta. Calla. Escucha. Incorpórate un poco.El aullidoes una larga lengua morada que dejahormigas de espanto y licor de lirios.Ya vienen hacia la roca. ¡No alargues tus raíces!Se acerca. Gime. No solloces en sueños, amigo.¡Amigo!Levántate para que oigas aullaral perro asirio. -Esos cabellos en tu frente enjertos(por más que disimules y los rices)en otros cuerpos dejan las raíces,y por ventura en otros cuerpos muertos.¿Por qué pueblas, o Gala, los desiertosde la Libia? ¿Por qué con tus barnicesofendes nuestros ojos y narices,cual si viesen sepulcros descubiertos?Que aunque vuelvas a ser la que solías,no puedes competir con Galatea;oye, verás si la ventaja es poca:en ti son años los que en ella días;está en duda si el tiempo la hará fea,y está en verdad que nunca la hará loca. -Aquí estoy, solo estoy, despedazado.Ruge el cielo: las nubes se aglomeran,Y aprietan, y ennegrecen, y desgajan:Los vapores del mar la roca ciñen:Sacra angustia y horror mis ojos comen:A qué, Naturaleza embravecida,A qué la estéril soledad en torno¿De quién de ansia de amor rebosa y muere?¿Dónde, Cristo sin cruz, los ojos pones?¿Dónde, oh sombra enemiga, dónde el araDigna por fin de recibir mi frente?¿En pro de quién derramaré mi vida??Rasgóse el velo; por un tajo amenoDe claro azul, como en sus lienzos abreEntre mazos de sombra Díaz famoso,El hombre triste de la roca miraEn lindo campo tropical, galanesBlancos, y Venus negras, de unas floresFétidas y fangosas coronados:¡Danzando van: a cada giro nuevoBajo los muelles pies la tierra cede!Y cuando en ancho beso los gastadosLabios sin lustre ya, trémulos juntan,Sáltanles de los labios agorerasAves tintas en hiel, aves de muerte. -Gloria Fuertes que estás en los cielosCon el Dios del anciano del parque,con el Dios que tejiste en tus versos...Con el dios que te hizo payasoGloria Fuertes que estás en los cielos...Gloria Fuertes que estás en los niñosEn los hombres y mujeres del pueblo.Gloria Fuertes que un mes de noviembreTe escapaste sin boli y cuaderno.Gloria Fuertes que estás donde PhilipsDonde Chelo, Asunción y otros muertosGloria Fuertes que ya sabes todoLo que pasa después del silencioGloria Fuertes que estás en mi vidaTe has llevado un buen trozo del pecho.Gloria Fuertes que estás donde sea..No me basta la voz del recuerdo...Yo te quiero en tu casa y tus cosasCon un wiskhy un pitillo y un verso. -Que la finalidadsea provocar el sentimientode las palabras,y alcanzarel desafío de la expresión,perseguir objetosque se ajustan al sentimiento,hundirse en objetoshasta la emoción adecuada,está probado,y tanto, probado y probado,como no lo estáel que en esos tránsitosla tendencia madre seapor dónde va la inspiración,«si en frío o en caliente»,y no lo estáque haya que seguir a Homeroentre las Musas, su rogar que lo asistan,y a Platónsaludando hermosos versosmás en mediocres pero iluminadosque en sagaces y hábiles exclusivamenteal amparo de sus propias fuerzas,y a Dante, el reclamarla intervención de diosesacaso sin creer en ellos:O buono Apollo, all'ultimo lavorofammi del tuo valor...Pero tampoco ningunaterminante prueba hacia lo opuesto,que el poemase conduzca en la mente como unexperimento en una ciencia natural,y que la aptitudcombinatoria de la mente seala solo inspiración reconocible. -No te pierdas, Teseovuelve a mí.La playa está desiertatengo los pies sangrientosde correr en tu busca¿será que me engañastedejándome dormida en esta isla?Perdóname, Teseo¿Recuerdas nuestro encuentro?amor eterno me jurastey yo te di el ovilloy volviste a la luzdespués de haber destruidoal minotauro.¿Te secuestró algún diossintiéndose celoso?No me inspiran temorni Poseidónni Zeuses de fuego mi iray se alzarádesde estas aguashasta el cielo.Vuelve,vuelve, Teseono te pierdasen los laberintosde la muerteanda sueltoel ovillo de mi amoratrápalo, Teseovuelve a mísoy tu tierratu lunatu destino.Clava en mí tus raíces. -Quién iba a prever que el amor, ese informalse dedicara a ellos tan formalesmientras almorzaban por primera vezella muy lenta y él no tantoy hablaban con sospechosa objetividadde grandes temas en dos volúmenessu sonrisa, la de ella,era como un augurio o una fábulasu mirada, la de él, tomaba notade cómo eran sus ojos, los de ella,pero sus palabras, las de él,no se enteraban de esa dulce encuestacomo siempre o como casi siemprela política condujo a la culturaasí que por la noche concurrieron al teatrosin tocarse una uña o un ojalni siquiera una hebilla o una mangay como a la salida hacía bastante fríoy ella no tenía mediassólo sandalias por las que asomabanunos dedos muy blancos e indefensosfue preciso meterse en un bolichey ya que el mozo demoraba tantoellos optaron por la confidenciaextra seca y sin hielo por favorcuando llegaron a su casa, la de ella,ya el frío estaba en sus labios ,los de él,de modo que ella fábula y auguriole dio refugio y café instantáneosuna hora apenas de biografía y nostalgiashasta que al fin sobrevino un silenciocomo se sabe en estos casos es bravodecir algo que realmente no sobreél probó sólo falta que me quede a dormiry ella probó por qué no te quedasy él no me lo digas dos vecesy ella bueno por qué no te quedasde manera que él se quedó en principioa besar sin usura sus pies fríos, los de ella,después ella besó sus labios, los de él,que a esa altura ya no estaban tan fríosy sucesivamente asímientras los grandes temasdormían el sueño que ellos no durmieron. -Pienso en tu sexo.Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,ante el hijar maduro del día.Palpo el botón de dicha, está en sazón.Y muere un sentimiento antiguodegenerado en seso.Pienso en tu sexo, surco más prolíficoy armonioso que el vientre de la sombra,aunque la muerte concibe y parede Dios mismo.Oh Conciencia,pienso, si, en el bruto libreque goza donde quiere, donde puede.Oh escándalo de miel de los crepúsculos.Oh estruendo mudo.¡Odumodneurtse! -«Y me bendijo a mi mare;y me bendijo a mi mare.Diez séntimos le di a un pobrey me bendijo a mi mare.¡Ay! qué limosna tan chiquita,qué recompensa tan grande.¡Qué limosna tan chiquita,qué recompensa tan grande!»¿A dónde vas tan deprisasin desirme ni ¡con Dió!?Me puedes mirá de frente,que estoy enterao de tó.Me lo contaron ayerlas lenguas de doble filo,que te casaste hase un méy me quedé tan tranquilo.Otro cualquiera en mi caso,se hubiera echao a llorá,yo, crusándome de brasosdije que me daba iguá.Y ná de pegarme un tironi liarme a mardisionesni apedrear con suspiroslos vidrios de tus barcones.¿Que t'has casao? ¡Buena suerte!Vive sien años contentay a la hora de la muerte,Dios no te lo tenga en cuenta.Que si al pie de los artaresmi nombre se te borró,por la gloria de mi mareque no te guardo rencor.Porque sin sé tu marío,ni tu novio, ni tu amante,yo fui quien más t'ha querío,con eso tengo bastante.* * *"¿Qué tiene er niño, Malena?Anda como trastornao,tié la carilla de penay el colorsillo quebrao.Y ya no juega a la tropa,ni tira piedras al río,ni se destrosa la ropasubiéndose a coger níos.¿No te parese a ti extraño,no ves una cosa raraque un chaval de dose añoslleve tan triste la cara?Mira que soy perro viejoy estás demasiao tranquila.¿Quieres que te dé un consejo?Vigilia, mujé, ¡vigila!Y fueron dos sentinelalos ojitos de mi mare."Cuando sale de la escuelase va pa los olivare."Y ¿qué busca allí? "Una niña,tendrá el mismo tiempo que él.José Migué, no le riñas,que está empesando a queré.Mi pare ensendió un pitillo,se enteró bien de tu nombre,te regaló unos sarsillosy a mí un pantalón de hombre.Yo no te dije «te adoro»pero amarré en tu barcónmi laso de seda y orode primera comunión.Y tú, fina y orgullosa,me ofresiste en recompensados sintas color de rosaque engalanaban tus trensas."Voy a misa con mis primos."Bueno, te veré en la ermita.Y qué serios nos pusimosal darte el agua bendita.Mas luego en el campanario,cuando rompimos a hablar:"Dise mi tita Rosarioque la sigüeña es sagrá,y el colorín, y la fuente,y las flores, y el rosío,y aquel torito valienteque está bebiendo en el río;y el bronse de esta campana,y el romero de los montes,y aquella línea lejanaque la llaman... ¡horisonte!¡Todo es sagrao: tierra y sieloporque así lo quiso Dió!¿Qué te gusta más? "Tu pelo.¡Qué bonito me salió!"Pues, ¿y tu boca, y tus brasos,y tus manos reonditas,y tus pies fingiendo el pasode las palomas suritas?Con la puresa de un copode nieve te comparé;te revestí de piroposde la cabesa a los pié.A la vuerta te hise un ramode pitiminí,presiosoy a luego nos retratamosen las agüitas de un poso.Y hablando de estas pamplinasque inventan las criaturas,llegamos hasta tu esquinacogíos por la sintura.Yo te pregunté: "¿En qué piensas?Tú dijiste: "En darte un beso.Y yo sentí una vergüensaque me caló hasta los huesos.De noche, muertos de luna,nos vimos por la ventana."¡Chssss! Mi hermaniyo está en la cuna,le estoy cantando la nana.«Quítate de la esquina,chiquillo loco,que mi mare no quiereni yo tampoco».Y mientras que tú cantabasyo, inosente me penséque nos casaba la lunacomo a marío y mujé.¡Pamplinas! ¡Figurasionesque se inventan los chavales!Después la vida se impone:tanto tienes, tanto vales;por eso, yo al enterarmeque llevas un mes casá,no dije que iba a matarme,sino que me daba iguá.Mas como es rico tu dueño,te vendo esta profesía:tú, por la noche, entre sueñossoñarás que me querías,y recordarás la tardeque mi boca te besóy te llamarás «¡cobarde!»como te lo llamo yo.Y verás, sueña que sueña,que me morí siendo chicoy se llevó la sigüeñami corasón en su pico.Pensarás: «no es sierto ná,yo sé que lo estoy soñando»;pero allá en la madrugáte despertarás llorando,por el que no es tu marío,ni tu novio, ni tu amante,sino el que más te ha querío.Con eso tengo bastante.Por lo demás, tó se orvía.Verás cómo Dios te mandaun hijo como una estrella;avísame de seguía,me servirá de alegríacantarle la nana aquella:«Quítate de la esquina,chiquillo loco,que mi mare no quiereni yo tampoco».Pensarás: «no es sierto ná,yo sé que lo estoy soñando».Pero allá en la madrugáte despertarás llorando.Porque sin sé tu marío,ni tu novio, ni tu amante,yo soy... quien más t'ha querío...¡Con eso tengo bastante! -Afuera hay un ocaso, alhaja oscuraengastada en el tiempo,y una honda ciudad ciegade hombres que no te vieron.La tarde calla o canta.Alguien descrucifica los anhelosclavados en el piano.Siempre, la multitud de tu hermosura.A despecho de tu desamortu hermosuraprodiga su milagro por el tiempo.Esta en ti la venturacomo la primavera en la hoja nueva.Ya casi no soy nadie,soy tan solo ese anheloque se pierde en la tarde.En ti esta la deliciacomo esta la crueldad en las espadas.Agravando la reja esta la noche.En la sala severase buscan como ciegos nuestras dos soledades.Sobrevive a la tardela blancura gloriosa de tu carne.En nuestro amor hay una penaque se parece al alma.que ayer solo eras toda hermosuraeres tambien todo amor, ahora. -Lo mires por donde lo miresel fenómeno es siempre el mismo:muros ante la soledadque corren riesgo de hundimientoen los días plañideros.Ruina, araña y polvo.Noches trazadas con líneas borrachas,en las maderas que sopesanlo ofrecido con lo tomadoy velan.A veces, sin embargo, aparecenminúsculas invenciones,-llueve sobre mojado-la sustancia de ese adentramiento que esla hora más difícil.(Tú sabes apreciar estas cosas;nobleza obliga.)A menudo, están al alcance de la mano,entre la espada y la pared,primeros geranios del balcónque despiertan un legítimo delirio,legendario.El tópico se hace realidad cuandoel examen consiste en crear espacios ilusorios,postales, billetes, grifos y muñecas.Tiovivos salidos de tu bocaen el patinaje silencioso de los sueñosy las vidas,rutilantes, como rosassobre terciopelo negro.De la seria hostilidad de los ritmospara perder los papeles y las formasya tienes factura. -Miré, airado, tus ojos, cual mira agua un sedientomordí tus labios como muerde un reptil la flor;posé mi boca inquieta, como un pájaro hambriento,en tus desnudas fromas ya trémulas de amor.Cruel fue mi caricia como un remordimiento;y un placer amargo, con mezcla de dolor,se deshacía en ansias de muerte y de tormento,en frenesí morboso de angustias y de furor.Faunesa, tus espasmos fueron una agonía.¡Qué hermosa estabas ebria de deseo, y que míafue tu carne de mármol luminoso y sensual!Después, sobre mi pecho, tranquila te dormistecomo una dulce niña, graciosamente triste,que sueña ¡sobre el tibio regazo maternal! -(Zaida C. de Ramón)Cual águila es el cristiano,es fiel la comparación;se deleita en las alturasen Aquel que lo creó.Si alguna vez intentaraelevarse y no pudiera,es tiempo de renovartodas sus plumas ya viejas.A la Roca se dirije,contra ella se quebranta,voluntariamente sufrepero sale renovada.Si el mal tiempo se avecinay le alcanza la tormenta,No teme, no sale huyendo;nunca jamás se amedrenta.Esta es la oportunidad,el momento que esperaba;con voluntad y valorse dispone a traspasarla.No tarda en subir muy alto;alcanzó lo que anhelaba:que el huracán con su fuerzaa la cima le elevara.Se cumple ese hermoso versode la Escritura sagrada:"Todo obra para bienen aquellos que a Dios aman" -No pienses en mañanani me hagas promesasni tú serás el mismoni yo estaré presente.Vivamos juntos la cima de este amorsin engañossin miedotransparentes. -(Alfonso Camín)Alfonso, inquisidor estrafalario:te doy mi simpatía, porque tienesun aire de murciélago y canario.Tu capa de diabólicos vaivenesbrota del piso, en un conjunto doblede Venecias y de Jerusalenes.Equidistante del rosal y el robletrasnochas, y si busco en la florestade España un bardo de hoy, tu ave en fiestacasi es la única que me contesta. -Sobre la eterna piedra del mundo tan compactola traza débil, fresca, de tu desnudo cuerpo.Todo es muy duro y agrio, se rebela enemigo,y te alzas tan joven y segura, tan tierna...No es verdad que las flores luchen siempre calladas.Ellas gritan su olor y se mueren temprano,cuando tú, que eres más, sufres doble que ellasy además mueres tarde, porque ya te marchitas. -Tu cabello es de humo dorado,una copa con un jugo encendido,un caracol de ondeado vidrio,una flor de bronce tímido.Tu pelo existe, tiembla suavementecuando mi mano llega a su rocío,cuando lo beso entusiasmado,cuando llora como los niños.Tu cabello es un odre con frío,una estrella dulce, un pistiloque lucha por ser lirio.Es una paloma convertida en durazno,una corona que alumbra con sus ciriosy que calienta la sangre como el vino. -Hay una raíz amargay un mundo de mil terrazas.Ni la mano más pequeñaquiebra la puerta de agua.¿Dónde vas? ¿adónde? ¿dónde?Hay un cielo de mil ventanas?batalla de abejas lívidas?y hay una raíz amarga.Amarga.Duele en la planta del pie,el interior de la caray duele en el tronco frescode noche recién cortada.¡Amor! Enemigo mío¡muerde tu raíz amarga! -Pero, ¿alguien ha existido alguna vezque no se retorciera de dolor por la dicha pasada?John KeatsBien lo sé, somos criaturas del aire,de las corrientes aguas, puras, cristalinas,de los árboles que se están mirando en ellas.En un instante sube por nuestros brazos,salvaje y espléndida,la inmediatez de la vida;al siguiente algo nos diceque muy pronto será tarde y será octubre.Pero seamos cautos:a la sombra de otros díasesperanel dulce veneno de los versosy el mar abierto a la aventura.A un paso del infiernoacecha el paraíso. -Por las riberas famosasde las aguas de Jarama,junto del mesmo lugarque Tajo las acompaña,alegre sale Belardoa recibir justa pagade tantos años de amor,celos, temor y mudanza.¡Dichoso el pastor que alcanzatan regalado fin de su esperanza!Vase a casar a su aldeacon Filis su enamorada,que se la entrega su padredespués de tantas desgracias.Contento lleva el villano,por los ojos muestra el alma,que al fin de tanta fortunapromete el cielo bonanza.¡Dichoso el pastor que alcanzatan regalado fin de su esperanza!No va como suele a pie,ni lleva toscas abarcas,de pieles de lobo muertotintas en sangre de vaca,zapatos blancos picados,media verde lagartada,botones de vidrio y fuego,porque se los dio su dama.¡Dichoso el pastor que alcanzatan regalado fin de su esperanza!Va caballero briosoen una yegua alazana,la silla lleva de frisa,y de hiladillo la franja,sombrero nuevo de feria,capa de capilla larga,con un sayo verde escuro,agironado de grana¡Dichoso el pastor que alcanzatan regalado fin de su esperanza!Va amostrando en el vestidolas esperanzas del alma,tan cerca ya de cumplirlascomo tardías y largas.Guardadas lleva en el senode Filis todas las cartas,que si son obligacionesquiere pagar y borrallas.¡Dichoso el pastor que alcanzatan regalado fin de su esperanza!Llegó Belardo a la villay de su suegro a la casa,sale a tener el estribomientras de la yegua baja.Filis, abiertos los brazos,marido y señor le llama;él, señora y dulce esposa;besóla y ella lo abraza.¡Dichoso el pastor que alcanzatan regalado fin de su esperanza! -Cendal flotante de leve bruma,rizada cinta de blanca espuma,rumor sonorode arpa de oro,beso del aura, onda de luz:eso eres tú.Tú, sombra aérea, que cuantas vecesvoy a tocarte te desvaneces¡como la llama, como el sonido,como la niebla, como el gemidodel lago azul!En mar sin playas onda sonante,en el vacío cometa errante,largo lamentodel ronco viento,ansia perpetua de algo mejor,¡eso soy yo!Yo, que a tus ojos, en mi agonía,los ojos vuelvo de noche y día;yo, que incansable corro y demente¡tras una sombra, tras la hija ardientede una visión! -Qué importa que no me quieras;en la rama de un cerezola primavera se dejatocar el corazón. -Cumplo a mediodíacon el buen precepto de oír misa enteralos domingos, y a estas misas cenitalesconcurres tú, agudo perfil; cabelleratormentosa, nuca morena, ojos fijos;boca flexible, ávida de lo concienzudo,hecha para dar los besos prolijosy articular la sílaba lentade un minucioso idilio, y tambiénpara persuadir a un agonizantea que diga amén.Figura cortante y esbelta, escapadade una asamblea de oblongos vitraleso de la redoma de un alquimista:ignoras que en estas misas cenitales,al ver, con zozobra,tus ojos nublados en una secuenciade Evangelio, estuve cerca de tu llantocon una solícita condescendencia;y tampoco sabes que eres un peligroarmonioso para mi filosofíapetulante... Como los dedos rosadosde un párvulo para la torre baldíade naipes o dados. -Aquél pájaro que vuela por primera vezSe aleja del nido mirando hacia atrásCon el dedo en los labiosos he llamado.Yo inventé juegos de aguaEn la cima de los árboles.Te hice la más bella de las mujeresTan bella que enrojecías en las tardes.La luna se aleja de nosotrosY arroja una corona sobre el poloHice correr ríosque nunca han existidoDe un grito elevé una montañaY en torno bailamos una nueva danza.Corté todas las rosasDe las nubes del esteY enseñé a cantar a un pájaro de nieveMarchemos sobre los meses desatadosSoy el viejo marinoque cose los horizontes cortados -Yo os diré lo que lleva.Lleva este río crecido,Y llevará cada díaLas cosas que por la víaDe la cámara han salido,Y cuanto se ha proveídoSegún leyes de Digesto,Por jüeces que, antes desto,Lo recibieron a prueba.¿Qué lleva el señor Esgueva?Yo os diré lo que lleva.Lleva el cristal que le envíaUna dama y otra dama,Digo el cristal que derramaLa fuente de mediodía,Y lo que da la otra vía,Sea pebete o sea topacio;Que al fin damas de PalacioSon ángeles hijos de Eva.¿Qué lleva el señor Esgueva?Yo os diré lo que lleva.Lleva lágrimas cansadasDe cansados amadores,Que, de puro servidores,Son de tres ojos lloradas;De aquél, digo, acrecentadasQue una nube le da enojo,Porque no hay nube deste ojoQue no truene y que no llueva.¿Qué lleva el señor Esgueva?Yo os diré lo que lleva.Lleva pescado de mar,Aunque no muy de provecho,Que, salido del estrecho,Va a Pisuerga a desovar;Si antes era calamarO si antes era salmón,Se convierte en camarónLuego que en el río se ceba.¿Qué lleva el señor Esgueva?Yo os diré lo que lleva.Lleva, no patos realesNi otro pájaro marino,Sino el noble palominoNacido en nobles pañales;Colmenas lleva y panales,Que el río les da posada;La colmena es vidriadaY el panal es cera nueva.¿Qué lleva el señor Esgueva?Yo os diré lo que lleva.Lleva, sin tener su orillaÁrbol ni verde ni fresco,Fruta que es toda de cuesco,Y, de madura, amarilla;Hácese de ella en CastillaConserva en cualquiera casa,Y tanta ciruela pasa,Que no hay quien sin ella beba.¿Qué lleva el señor Esgueva?Yo os diré lo que lleva. -Rosario,En ti pensaba, en tus cabellosQue el mundo de la sombra envidiaría,Y puse un punto de mi vida en ellosY quise yo soñar que tú eras mía.Ando yo por la tierra con los ojos,Alzados ?¡oh mi afán!? a tanta alturaQue en ira altiva o míseros sonrojosEncendiólos la humana criatura.Vivir: ?Saber morir; así me aquejaEste infausto buscar, este bien fiero,Y todo el Ser en mi alma se refleja,¡Y buscando sin fe, de fe me muero! -Lisa, lisa es la barriga que enseñáis;os la tiñe o lame el sol,ese sol que se incrusta en la angostura de las canesiluminando vuestros sexos,sexos que por infantiles y opuestoshacen la delicia locuaz y procaz de tantas madres.Niños,testarudos o sonrientes, jugáismoviendo vuestras tiernas piernas de alambre.y con indiferencia paladina,niños de Cimadevilla,mostráis el culo al aire. -Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombreroy el humo de los barcos aun era humo de habanero.Mulata vuelta bajera.Cádiz se adormecía entre fandangos y habanerasy un lorito al piano quería hacer de tenor.Dime dónde está la flor que el hombre tanto venera.Mi tío Antonio volvía con su aire de insurrecto.La Cabaña y el Príncipe sonaban por los patios del Puerto.(Ya no brilla la Perla azul del mar de las Antillas.Ya se apagó, se nos ha muerto).Me encontré con la bella Trinidad.Cuba se había perdido y ahora era verdad.Era verdad, no era mentira.Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa eldinero...Calló, cayó el cañonero.Pero después, pero ¡ah! después...fue cuando al SÍ lo hicieron YES. -Cítara áurea de Apolo, a quien los dioseshicieron compañerade los regios banquetes, y ¡oh sagradamusa! que el bosque de Helicón venera,no es tiempo que reposes;alza el divino canto y la acordadavoz hasta el cielo osada,con eco que supere resonanteal estruendo confuso y vocería,popular alegría,y aplauso cortesano triünfante,que se escucha distanteen el sangriento coso matritense,en cuya arena intrépido se plantael vencedor circense,lleno de glorias que la fama canta.Otras quiere adquirir, y así de espantoy de placer se llenala Villa que domina entrambos mundos.Corre el vulgo anhelante, rumor suena,y se corona en tantode bizarros galanes sin segundosy atletas furibundosel ancho anfiteatro. Allí se asomatodo el reino de Amor, y la hermosuraque a Venus desfigura,y no hay humano pecho que no doma(baldón de Grecia y Roma),y en opulencia y aparato hesperiomuestra Madrid cuanto tesoro encierracorte de tanto imperio,del mayor soberano de la tierra.Pasea la gran plaza el animosomancebo, que la vistalleva de todos, su altivez mostrando,ni hay corazón que esquivo le resista.Sereno el rostro hermoso,desprecia el riesgo que le está esperando;le va apenas ornandoel bozo el labio superior, y el bríomuestra y valor en años juvenilesdel iracundo Aquiles.Va ufano al espantoso desafío,¡con cuánto señorío!¡qué ademán varonil! ¡qué gentileza!Pides la venia, hispano atleta, y salesen medio con braveza,que llaman ya las trompas y timbales.No se miró Jasón tan fieramenteen Colcos embestidopor los toros de Marte, ardiendo en llama,como precipitado y encendidosale el bruto valienteque en las márgenes corvas de Jaramarumió la seca grama.Tú le esperas, a un numen semejante,sólo con débil, aparente escudo,que dar más temor pudo;el pie siniestro y mano está delante;ofrécesle arrogantetu corazón que hiera, el diestro brazotirado atrás con alta gallardía;deslumbra hasta el recazola espada, que Mavorte envidiaría.Horror pálido cubre los semblantes,en trasudor bañados,del atónito vulgo silencioso;das a las tiernas damas mil cuidadosy envidia a sus amantes;todo el concurso atiende pavorosoel fin de este dudosotrance. La fiera que llamó el silbidoa ti corre veloz, ardiendo en ira,y amenazando mirael rojo velo al viento suspendido.Da tremendo bramido,como el toro de Fálaris ardiente,hácese atrás, resopla, cabecea,eriza la ancha frente,la tierra escarba y larga cola ondea.Tu anciano padre, el gladiator iberoque a Grecia España opone,con el silvestre olivo coronado,por quien la áspera Ronda ya se ponesobre Elis, y el ligeroAsopo el raudo curso ha refrenado,cediendo al despeñadoGuadalevín; tu padre, que el famosonombre y valor en ti ve renovarse,no puede serenarse,hasta que mira al golpe poderosoel bruto impetüosomuerto a tus pies, sin movimiento y frío,con temeraria y asombrosa hazaña,que por nativo bríosolamente no es bárbara en España.¿Quién dirá el grito y el aplauso inmensoque tu acción vocifera,si el precio de tus méritos pregonala envidia, con adorno a la extranjera,que dice: «En el extensomundo, ¿cuál rey que ciña la coronaentre hijos de Belonapodrá mandar a sus vasallos fieros(como el dueño feliz de las Españas)hacer tales hazañas?¿Cuál vencerán a indómitos guerrerosen lances verdaderos,si éstos sus juegos son y su alegría?»¡Oh, no conozca España qué varonestan invencibles cría!¡Rogádselo a los cielos, oh naciones!Y tú, por quien Vandalia nombre tomacual la aquiva Corinto(ni tal vio el circo máximo de Roma),si algo ofrece a mi verso el dios de Cinto,tu gloria llevaré del occidentea la aurora, pulsando el plectro de oro;la patria eternamentete dará aplauso, y de Aganipe el coro. -De las tantas cosas que no puedemostrar ciertamente la palabra,la primera imposible es el olortan propio y exacto de las cosas.La poesía también es como el aroma.Así quedan sin nombreel olor definitivo de la lluviay el efímero matiz que se respiraal asomarse a las sombras de un aljibe;el olor del primer mar, a los seis años,la fragancia, que nos asustaba, de los cielos nublados,y el olor a comida de una casaque nos fue querida.La memoria tal vez seasólo visión de olores olvidados,como este papel a donde llamoa la presencia ardiente de unas hojas quemadasy a la clave del enigma de la rosa;al olor de las sangresque no vi derramarse,al olor del incienso y al del alcanfor,un olor que resplandece;al de las jóvenes mujeres en los baños públicos,al de las monedas, que abandonan la manoy que retornan, al de la tierra de Pinzónuna mañana de octubre, al de los gatos,al olor milagroso de las cosas vulgares,de las que apenas se comprendeque emanan la noche poderosa,al de un río que corre lejosy al que sin razón evoco,al de la palabra marisma, al de retablo,a los de esta mañanaque partieron a un país sin dónde,al de una muchacha que se fue,el 2 de noviembre de 1982,para que mis palabraspidieran el perfume de unos versosy me quedaran la fecha y la balada,el de las ballenas que tiñenla espuma de aceite y de tamaño,el de un hombre que hablaba del origen del día,al de las tantas cosasa las que no pude acercarme y que me esperan.Son otro mundo más sobre este mundo,veo el bosque y entre el bosquela selva del aroma.Yo me voy de los hombres y las cosascomo un salvaje que marcha a las ciudadesy dice adiós a su mundo de olores;también a mí ellos vuelvenbellos y pesados como un remordimiento.Serán desde estos versos mi memoria,seguirán sobre el mundocuando me haya muerto. -No se me importa un pito que las mujerestengan los senos como magnolias o como pasas de higo;un cutis de durazno o de papel de lija.Le doy una importancia igual a cero,al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíacoo con un aliento insecticida.Soy perfectamente capaz de soportarlesuna nariz que sacaría el primer premioen una exposición de zanahorias;¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,tan locamente, de María Luisa.¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedoy sus miradas de pronóstico reservado?¡María Luisa era una verdadera pluma!Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,volaba del comedor a la despensa.Volando me preparaba el baño, la camisa.Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,de algún paseo por los alrededores!Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado."¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,ya me abrazaba con sus piernas de pluma,para llevarme, volando, a cualquier parte.Durante kilómetros de silencio planeábamos una cariciaque nos aproximaba al paraíso;durante horas enteras nos anidábamos en una nube,como dos ángeles, y de repente,en tirabuzón, en hoja muerta,el aterrizaje forzoso de un espasmo.¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo!Después de conocer una mujer etérea,¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?¿Verdad que no hay diferencia sustancialentre vivir con una vaca o con una mujerque tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?Yo, por lo menos, soy incapaz de comprenderla seducción de una mujer pedestre,y por más empeño que ponga en concebirlo,no me es posible ni tan siquiera imaginarque pueda hacerse el amor más que volando. -(Zaida C. de Ramón)¡Qué tristeza siento al verque está a tu lado y no adviertes!Me duele ver cuánto te amay que tú lo menosprecies.¡Cuánto anhela dirigirte,guiar tus pasos, tenerte!Mas tú sigues tan altivo,orgulloso, indiferente.¡Si supieras lo que espara tu vida su paz!¡Si solo reconocierasque hoy es tu oportunidad!Oigo su voz dulce y tierna;tocando a la puerta estáSolo espera le permitasa tu corazón entrar.Ríndele tu vida hoy;no resistas más, no esperesHoy es día de salvación;hoy debes de obedecerle. -Lo que yo no quieroes darte palabras de ensueño,ni propagar imagen con mis labiosen tu frente, ni con mi beso.La punta de tu dedo,con tu uña rosa, para mi gestotomo, y, en el aire hecho,te la devuelvo.De tu almohada, la gracia y el hueco.Y el calor de tus ojos, ajenos.Y la luz de tus pechossecretos.Como la luna en primavera,una ventananos da amarilla lumbre. Y un estrecholatirparece que refluye a ti de mí.No es eso. No será. Tu sentido verdaderome lo ha dado ya el resto,el bonito secreto,el graciosillo hoyuelo,la linda comisuray el mañanerodesperezo. -Pedimos que nos amen, que nos dejen amar,pedimos que nos hagan quedarnos solos atados a los ángeles,que no dejen testigos desde ahoraesperando la imagenhonda de nuestras lágrimas;pedimos que no insistan en herirnos el lugar de la ira,pedimos que las esposas doren el blanco pany nos conviden a la mesa del júbilo,que los muchachos y las muchachasrecuesten su frescura de musicales líquenessobre la llamarada que nos nació en las voces,pedimos la sonrisadesde nuestra lastimadura más presentey el escudo fraterno desde el opaco miedoque nos podría suceder;pedimos el abrazo,el ambulante nido para la desangrada palabraque un día descubrimos y que venimos ahora a repartir -Composición recitada por una niña en Tacubaya de los Mártires, el 11 de septiembre de 1873.Ante el recuerdo benditode aquella noche sagradaen que la patria alherrojadarompió al fin su esclavitud;ante la dulce memoriade aquella hora y de aquel día,yo siento que en el alma míacanta algo como un laúd.Yo siento que brota en floresel huerto de mi ternura,que tiembla entre su espesurala estrofa de una canción;y al sonoroso y ardientemurmurar de cada nota,siendo algo grande que brotadentro de mi corazón.¡Bendita noche de gloriaque así mi espíritu agitas,bendita entre benditasnoche de la libertad!Hora del triunfo en que el pueblovio al fin en su omnipotencia,al sol de la independenciarompiendo la oscuridad.Yo te amo... y al acercarmeante este altar de victoriadonde la patria y la historiacontemplan nuestro placer,yo vengo a unir al tributoque en darte el pueblo se afanami canto de mexicana,mi corazón de mujer. -Distancia refugiada sobre tubos de espuma,sal en rituales de olas y órdenes definidos,y un olor y rumor de buque viejo,de podridas maderas y hierros averiados,y fatigadas máquinas que aúllan y lloranempujando la proa, pateando los costados,mascando lamentos, tragando y tragando distancias,haciendo un ruido de agrias aguas sobre las agrias aguas,moviendo el viejo buque sobre las viejas aguas.Bodegas interiores, túneles crepusculares,que el día intermitente de los puertos visita:sacos, sacos que un dios sombrío ha acumuladocomo animales grises, redondos y sin ojos,dcon dulces orejas grises,y vientres estimables llenos de trigo o copra,sensitivas barrigas de mujeres encinta,pobremente vestidas de gris, pacientementeesperando en la sombra de un doloroso cine.Las aguas exteriores de repentese oyen pasar, corriendo como un caballo opaco,con un ruido de pies de caballo en el agua,rápidas, sumergiéndose otra vez en las aguas.Nada más hay entonces que el tiempo en las cabinas:el tiempo en el desventurado comedor solitario,inmóvil y visible como una gran desgracia.Olor de cuero y tela densamente gastados,y cebollas, y aceite, y aún más,olor de alguien flotando en los rincones del buque,olor a alguien sin nombreque baja como una ola de aire las escalas,y cruza corredores con su cuerpo ausente,y observa con sus ojos que la muerte preserva.Observa con sus ojos sin color, sin mirada,lento, y pasa temblando, sin presencia ni sombra:los sonidos lo arrugan, las cosas lo traspasan,su transparencia hace brillar las sillas sucias.Quién es ese fantasma sin cuerpo de fantasma,con sus pasos livianos como harina nocturnay su voz que sólo las cosas patrocinan?Los muebles viajan llenos de su ser silenciosocomo pequeños barcos dentro del viejo barco,cargados de su ser desvanecido y vago:los roperos, las verdes carpetas de las mesas,el color de las cortinas y del suelo,todo ha sufrido el lento vacío de sus manos,y su respiración ha gastado las cosas.Se desliza y resbala, desciende, transparente,aire en el aire frío que corre sobre el buque,con sus manos ocultas se apoya en las barandasy mira el mar amargo que huye detrás del buque.Solamente las aguas rechazan su influencia,su color y su olor de olvidado fantasma,y frescas y profundas desarrollan su bailecomo vidas de fuego, como sangre o perfume,nuevas y fuertes surgen, unidas y reunidas.Sin gastarse las aguas; sin costumbre ni tiempo,verdes de cantidad, eficaces y frías,tocan el negro estómago del buque y su materialavan, sus costras rotas, sus arrugas de hierro:roen las aguas vivas la cáscara del buque,traficando sus largas banderas de espumay sus dientes de sal volando en gotas.Mira el mar el fantasma con su rostro sin ojos:el círculo del día, la tos del buque, un pájaroen la ecuación redonda y sola del espacioy desciende de nuevo a la vida del buquecayendo sobre el tiempo muerto y la madera,resbalando en las negras cocinas y cabinas,lento de aire y atmósfera y desolado espacio. -("La hilandera de espaldas", del cuadro de Velázquez)Tanta serenidad es ya dolor.Junto a la luz del airela camisa ya es música, y está recién lavada,aclarada,bien ceñida al escorzorisueño y torneado de la espalda,con su feraz cosecha,con el amanecer nunca tardíode la ropa y la obra. Este es el campodel milagro: helo aquí,en el alba del brazo,en el destello de estas manos, tan acariciadorasdevanando la lana:el hilo y el ovillo,y la nuca sin miedo, cantando su viveza,y el pelo muy castañotan bien trenzado,con su moño y su cinta;y la falda segura; sin pliegues, color jugo de acacia.Con la velocidad del cielo ido,con el taller, conel ritmo de las mareas de las calles,está aquí, sin mentira,con un amor tan mudo y con retorno,con su celebración y con su servidumbre. -Cumpliendo con mi oficiopiedra con piedra, pluma a pluma,pasa el invierno y dejasitios abandonados,habitaciones muertas:yo trabajo y trabajo,debo substituirtantos olvidos,llenar de pan las tinieblas,fundar otra vez la esperanza.No es para mí sino el polvo,la lluvia cruel de la estación,no me reservo nadasino todo el espacioy allí trabajar, trabajar,manifestar la primavera.A todos tengo que dar algocada semana y cada día,un regalo de color azul,un pétalo frío del bosque,y ya de mañana estoy vivomientras los otros se sumergenen la pereza, en el amor,yo estoy limpiando mi campana,mi corazón, mis herramientas.Tengo rocío para todos. -Mansamente, insoportablemente, me dueles.Toma mi cabeza. Córtame el cuello.Nada queda de mí después de este amor.Entre los escombros de mi alma, búscame,escúchame.En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,pide tu asombro, tu iluminado silencio.Atravesando muros, atmósferas, edades,tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)viene desde la muerte, desde antesdel primer día que despertara al mundo.¡Qué claridad de rostro, qué ternurade luz ensimismada,qué dibujo de miel sobre hojas de agua!Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.Soy como el hijo de tus ojos,como una gota de tus ojos soy.Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,del suelo, de la sombra que pisas,del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.Levántame. Porque he caído de tus manosy quiero vivir, vivir, vivir. -Anoche te he tocado y te he sentidosin que mi mano huyera más allá de mi mano,sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:de un modo casi humanote he sentido.Palpitante,no sé si como sangre o como nubeerrante,por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,oscuridad que baja, corriste, centelleante.Corriste por mi casa de maderasus ventanas abristey te sentí latir la noche entera,hija de los abismos, silenciosa,guerrera, tan terrible, tan hermosaque todo cuanto existe,para mí, sin tu llama, no existiera. -¿Qué es poesía?, dices, mientras clavasen mi pupila tu pupila azul,¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?Poesía... eres tú. -Me arrancaré, mujer, el imposibleamor de melancólica plegaria,y aunque se quede el alma solitariahuirá la fe de mi pasión risible.Iré muy lejos de tu vista gratay morirás sin mi cariño tierno,como en las noches del helado inviernose extingue la llorosa serenata.Entonces, al caer desfallecidocon el fardo de todos mis pesares,guardaré los marchitos azaharesentre los pliegues del nupcial vestido. -Tres cosas me tienen presode amores el corazón,la bella Inés, el jamón,y berenjenas con queso.Esta Inés, amantes, esquien tuvo en mí tal poder,que me hizo aborrecertodo lo que no era Inés.Trájome un año sin seso,hasta que en una ocasiónme dio a merendar jamóny berenjenas con queso.Fue de Inés la primer palma;pero ya juzgarse ha malentre todos ellos cuáltiene más parte en mi alma.En gusto, medida y pesono le hallo distinción:ya quiero Inés, ya jamón,ya berenjenas con queso.Alega Inés su bondad,el jamón que es de Aracena,el queso y la berenjenala española antigüidad.Y está tan en fiel el pesoque, juzgado sin pasión,todo es uno, Inés, jamón,y berenjenas con queso.A lo menos este tratodestos mis nuevos amoreshará que Inés sus favoresnos los venda más barato.Pues tendrá por contrapesosi no hiciere razón,una lonja de jamóny berenjenas con queso. -a Diego GranadosLos días se parecen a los pájaros"vienen y luego van" y siempre dejanuna herida de luz. Huele a musgosu vuelo, a países de escarcha,a savia de madroños escondidos...(Hay una fuente oculta que derramablancos ríos de sed, y un campanarioazul, mecido por el viento).De qué cielo, de qué elevada dicha,los pájaros descienden. De qué amor.Los días se parecen a los pájaros,igual tristeza dejan cuando pasan,la misma oscuridad, igual silencio. -Cien sonetos de amorEra verde el silencio, mojada era la luz,temblaba el mes de Junio como una mariposay en el austral dominio, desde el mar y las piedras,Matilde, atravesaste el mediodía.Ibas cargada de flores ferruginosas,algas que el viento sur atormenta y olvida,aún blancas, agrietadas por la sal devorante,tus manos levantaban las espigas de arena.Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta,tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos,tu boca derramada por toda la alegría,pero, para mi casa vecina del abismo,dame el atormentado sistema del silencio,el pabellón del mar olvidado en la arena. -El 28 de julio de un año sin glorianací a la extrañeza,y al bienestar de los rincones familiares,discontinuo y sin sueñocomo el que no espera visitas.Nunca necesité afanes para diluirme,ni testigos para la emancipación al menudeo;sin transacciones ni pretextoshe rechazado el clima de esas horas inevitablesvana escoria de una imagen desenfocada.Condenado a negarme,ya firmar pactos de inactividad con maniquíessibilinos,he llegado a este mundocomo un puente tendido a la contradiccióno al nihilismo de los galeotes.Guiado por vilanos,desatrancando puertas cerradas al hastío de lostransportes,he desdeñado los mejores auspiciosy las frambuesas anexionadas por un devaneode otoño.Al paso del tiempo,apenas me doy cuenta del declive de la virtud,de la degradación paulatina de las tormentas deveranode las torres oblicuasque se tambaleanen el error de las actitudes imprevisibles.A veces prolongo las palabras con que juegosin gran conviccióny vagamente sigo la porfíade una nueva forma de vislumbre.Sálvese el que puedaen el cataclismo de la tristezao en las consolas donde naufragan los deseosimbricados en lo irrealaunque sin provecho de nadie.Poco se sabede los predestinados a la irreflexióny mucho menosde los que comparten su miseria en elaburrimiento.Más de trescientos años queman mi orgullo,mis gestos de pana marchitao cordobán raído, ahíto de polvo,sobre la prudencia anónimaque cede a la vanagloria de la luz.Ahora me asomo a los proyectos olvidadosy a las citas equivocadas en los planes delviento.Sólo una mano inadvertida repara la tramoya. -Suelta mi palomita pequeñuela,y déjamela libre, ladrón fiero;suéltamela, pues ves cuánto la quiero,y mi dolor con ella se consuela.Tú allá me la entretienes con cautela;dos noches no ha venido, aunque la espero.¡Ay!, si esta se detiene, cierto muero;suéltala, ¡oh crudo!, y tú verás cuál vuela.Si señas quieres, el color de nieve,manchadas las alitas, amorosala vista, y el arrullo soberano,lumbroso el cuello, y el piquito breve...mas suéltala y verásla bulliciosacuál viene y pica de mi palma el grano. -IResuelve tornar al padreNo temas, Cristo rey, si descarriadotras locos ideales he partido:ni en mis días de lágrimas te olvido,ni en mis horas de dicha te he olvidado.En la llaga crüel de tu costadoquiere formar el ánima su nido,olvidando los sueños que ha vividoy las tristes mentiras que ha soñado.A la luz del dolor, que ya me muestrami mundo de fantasmas vuelto escombros,de tu místico monte iré a la falda,con un báculo: el tedio, en la siniestra;con andrajos de púrpura en los hombros,con el haz de quimeras a la espalda.IIDe cómo se congratularán del retornoTornaré como el Pródigo dolientea tu heredad tranquila; ya no puedola piara cultivar, y al inclementeresplandor de los soles tengo miedo.Tú saldrás a encontrarme diligente;de mi mal te hablaré, quedo, muy quedo...y dejarás un ósculo en mi frentey un anillo de nupcias en mi dedo;y congregando del hogar en tornoa los viejos amigos del contorno,mientras yantan risueños a tu mesa,clamarás con profundo regocijo:«¡Gozad con mi ventura, porque el hijoque perdido llorábamos, regresa!»IIIPondera lo intenso de la futura vida¡Oh sí!, yo tornaré; tu amor estrujacon invencible afán al pensamiento,que tiene hambre de paz y de aislamientoen la mansa quietud de la cartuja.¡Oh sí!, yo tornaré; ya se dibujaen el fondo del alma, ya presientola plácida silueta del conventocon su albo domo y su gentil aguja...Ahí, solo por fin conmigo mismo,escuchando en las voces de Isaíastu clamor insinuante que me nombra,¡cómo voy a anegarme en el mutismo,cómo voy a perderme en las crujías,cómo voy a fundirme con la sombra! -Milagros de Nuestra Señora - versos 1 a 184Amigos e vassallos de Dios omnipotent,si vos me escuchássedes por vuestro consiment,querríavos contar un buen aveniment:terrédeslo en cabo por bueno verament.Yo maestro Gonçalvo de Verceo nomnado,yendo en romería caeçí en un prado,verde e bien sençido, de flores bien poblado,logar cobdiçiaduero pora omne cansado.Davan olor sovejo las flores bien olientes,refrescavan en omne las [carnes] e las mientes,manavan cada canto fuentes claras corrientes,en verano bien frías, en ivierno calientes.Avién y grand abondo de buenas arboledas,milgranos e figueras, peros e mazanedas,e muchas otras fructas de diversas monedas,mas no avié ningunas podridas [nin] azedas.La verdura del prado, la odor de las flores,las sombras de los árbores de temprados savores,refrescáronme todo e perdí los sudores:podrié vevir el omne con aquellos olores.Nunqua trobé en sieglo logar tan deleitoso,nin sombra tan temprada, [nin] olor tan sabroso:descargué mi ropiella por yazer más viçioso,poséme a la sombra de un árbor fermoso.Yaziendo a la sombra perdí todos cuidados,odí sonos de aves dulces e modulados:nunqua udieron omnes órganos más temprados,nin que formar pudiessen sones más acordados.Unas tenién la quinta e las otras doblavan,otras tenién el punto, errar no las dexavan:al posar [e] al mover, todas se esperavan,aves torpes nin roncas ý non se acostavan.Non serié organista nin serié vïolero,nin giga nin salterio nin mano de rotero,nin estrument nin lengua nin tan claro vocerocuyo canto valiesse con esto un dinero.Peroque [nos] dissiemos todas estas bondades,non contamos las diezmas, esto bien lo creades:que avié de noblezas tantas diversidadesque no las contarien priores [nin] abbades.El prado que vos digo avié otra bondat:por calor nin por frío non perdié su beltat,siempre estava verde en su entegredat,non [perdié] la verdura por nulla tempestat.Manamano que fui en tierra acostado,de todo el lazerio fui luego folgado;oblidé toda cuita, [e] lazerio passado:¡Qui allí se morasse serié bienventurado!Los omnes e las aves, quantos acaecién,levavan de las flores quantas levar querién,mas mengua en el prado ninguna non façién:por una que levavan tres e quatro nacién.Semeja esti prado egual de Paraíso,en qui Dios tan grand graçia, tan grand bendiçión miso;él que crió tal cosa maestro fue anviso:omne que ý morasse nunqua perdrié el viso.El fructo de los árbores era dulz e sabrido,si don Adam oviesse de tal fructo comido,de tan mala manera non serié decibido,nin tomarién tal danno Eva [nin] so marido.Sennores e amigos, lo que dicho avemospalavra es oscura, esponerla queremos:tolgamos la corteza, al meollo entremos,prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos.Todos quantos vevimos, que en piedes andamos,siquiere en [presión] o en lecho yagamos,todos somos romeos que camino [pasamos],San Peidro lo diz esto, por él vos lo provamos.Quanto aquí vivimos en ageno moramos;la ficança durable suso la esperamos;la nuestra romería estonz la acabamos,quando a Paraíso las almas envïamos.En esta romería avemos un buen pradoen qui trova repaire tot romeo cansado,la Virgin Glorïosa, madre del buen Criado,del qual otro ninguno egual non fue trobado.Esti prado fue siempre verde en onestat,ca nunca hobo mácula la su virginidat,post partum et in partu fue virgin de verdat,illesa, incorrupta en su entegredat.Las quatro fuentes claras que del prado manavan,los quatro evangelios, esso significavan,ca los evangelistas quatro que los dictavan,quando los escrivién, con ella se fablavan.Quanto escrivién ellos, ella lo emendava,esso era bien firme lo que ella laudava;parece que el riego todo d'ella manavaquando a menos d'ella nada non se guiava.La sombra de los árbores, buena, dulz e sanía,en qui ave repaire toda la romería,sí son las oraciones que fas Santa Maríaque por los peccadores ruega noch e día.Quantos que son en mundo, justos e peccadores,coronados e legos, reys e emperadores,allí corremos todos, vassallos e sennores,todos a la su sombra imos coger las flores.Los árbores que facen sombra dulz e donosason los santos miraclos que faz la Glorïosa,ca son mucho más dulzes que azúcar sabrosa,la que dan al enfermo en la cuita raviosa.Las aves que organan entre essos fructales,que han las dulzes vozes, dizen cantos leales,estos son Agustino, Gregorio, otros tales,[quantos] que escrivieron los sos fechos reales.Estos avién con ella amor e atenencia,en laudar los sos fechos metién toda femencia;todos fablavan d'ella, cascuno su sentencia,pero tenién por todo todos una creencia.El rosennor que canta por fin maestría,siquiere la calandria que faz grand melodía,mucho cantó mejor el barón Isaíae los otros prophetas, onrrada compannía.Cantaron los apóstolos muedo muy natural,confessores e mártires [facién otro] tal;las vírgenes siguieron la gran Madre caudal,cantan delante d'ella canto bien festival.Por todas las eglesias, esto es cada día,cantan laudes ant ella toda la clerecía:todos li façen cort a la Virgo María;estos son rossennoles de gran placentería.Tornemos ennas flores que componen el prado,que lo façen fermoso, apuesto e temprado;las flores son los nomnes que li da el dictadoa la Virgo María, madre del buen Criado.La benedicta Virgen es estrella clamada,estrella de los mares, guïona deseada,es de los marineros en las cuitas guardada,ca quando éssa veden es la nave guiada.Es clamada, y éslo de los cielos, reína,tiemplo de Jesu Christo, estrella matutina,sennora natural, pïadosa vezina,de cuerpos e de almas salud e medicina.Ella es vellocino que fue de Gedeón,en qui vino la pluvia, una grand vissïón;ella es dicha fonda de David el varóncon la qual confondió al gigant tan fellon.Ella es dicha fuent de qui todos bevemos,ella nos dio el cevo de qui todos comemos;ella es dicha puerto a qui todos corremos,e puerta por la qual entrada atendemos.Ella es dicha puerta en sí bien encerrada,pora nos es abierta pora darnos la entrada;ella es la palomba de fiel bien esmerada,en qui non cae ira, siempre está pagada.Ella con grand derecho es clamada Sïon,ca es nuestra talaya, nuestra defensïón:ella es dicha trono del reï Salomón,reï de grand justicia, sabio por mirazón.Non es nomne ninguno que bien derecho vengaque en alguna guisa a ella non avenga;non ha tal que raíz en ella no la tenga,nin Sancho nin Domingo, nin Sancha nin Domenga.Es dicha vid, es uva, almendra, malgranada,que de granos de graçia está toda calcada,oliva, cedro, bálssamo, palma bien ajumada,piértega en que sovo la serpiente alzada.El fust que Moïsés enna mano portavaque confondió los sabios que Faraón preciava,el que abrió los mares e depués los cerrava,si non a la Gloriosa ál non significava.Si metiéremos mientes en ell otro bastónque partió la contienda que fue por Aarón,ál non significava, como diz la lectión,si non a la Gloriosa, esto bien con razón.Sennores e amigos, en vano contendemos,entramos en grand pozo, fondo no'l trovaremos;más serién los sus nomnes que nos d'ella leemosque las flores del campo, del más grand que savemos.Desuso lo dissiemos que eran los fructalesen qui facién las aves los cantos generales,los sus sanctos miraclos, grandes e principales,los quales organamos ennas fiestas caubdales.Quiero dexar con tanto las aves cantadores,las sombras e las aguas, las devantdichas flores;quiero d'estos fructales tan plenos de dulzoresfer unos pocos viessos, amigos e sennores.Quiero en estos árbores un ratiello sobire de los sos miraclos algunos escrivir;la Gloriosa me guíe que lo pueda complir,ca yo non me trevría en ello a venir.Terrélo por miráculo que lo faz la Gloriosasi guiarme quisiere a mí en esta cosa;Madre, plena de gracia, reína poderosa,tú me guía en ello, ca eres piadosa. -En su cuerpo de espuma nacían las espigasque en ráfagas de viento llenan con sus rumoresmi corazón perdido en el mar de su lenguami corazón hallado en medio del desiertopor cadenas de voces en oasis de sangre.Mi corazón perdido busca entre sus encajesla llama que devore las ansias de su sombray las nieves que bajen de las altas montañas. -El Conde mi señor se va a Napoles;Con el gran Duque. Príncipes, a Dío;De acémilas de haya no me fío,Fanales sean sus ojos o faroles.Los más carirredondos girasolesImitará siguiéndoos mi albedrío,Y en vuestra ausencia, en el puchero míoSerá un torrezno la Alba entre las coles.En sus brazos Parténope festiva,De aplausos coronado Castilnovo,En clarines de pólvora os reciba;De las orejas yo teniendo al lobo,Incluso esperaré en cualque misivaBeneficio tan simple, que sea bobo. -¿Y dejas, Pastor santo,tu grey en este valle hondo, escuro,con soledad y llanto;y tú, rompiendo el puroaire, ¿te vas al inmortal seguro?Los antes bienhadados,y los agora tristes y afligidos,a tus pechos criados,de ti desposeídos,¿a dó convertirán ya sus sentidos?¿Qué mirarán los ojosque vieron de tu rostro la hermosura,que no les sea enojos?Quien oyó tu dulzura,¿qué no tendrá por sordo y desventura?Aqueste mar turbado,¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién conciertoal viento fiero, airado?Estando tú encubierto,¿qué norte guiará la nave al puerto?¡Ay!, nube, envidiosaaun deste breve gozo, ¿qué te aquejas?¿Dó vuelas presurosa?¡Cuán rica tú te alejas!¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! -Cien sonetos de amorOh Cruz del Sur, oh trébol de fósforo fragante,con cuatro besos hoy penetró tu hermosuray atravesó la sombra y mi sombrero:la luna iba redonda por el frío.Entonces con mi amor, con mi amada, oh diamantesde escarcha azul, serenidad del cielo,espejo, apareciste y se llenó la nochecon tus cuatro bodegas temblorosas de vino.Oh palpitante plata de pez pulido y puro,cruz verde, perejil de la sombra radiante,luciérnaga a la unidad del cielo condenada,descansa en mí, cerremos tus ojos y los míos.Por un minuto duerme con la noche del hombre.Enciende en mí tus cuatro números constelados. -No, esta dulce tardeno puedo quedarme;esta tarde libretengo que irme al aire.Al aire que ríeabriendo los árboles,amores a miles,profundo, ondeante.Me esperan las rosasbañando su carne.¡No me claves fines;no quiero quedarme! -Días negros cual los díasde parada indiferenciade dios antecreador.(Todo duro, entero todo,en mole de un orden negro,como un yo tan sólo yo.)De pronto, un día de gracia,todo me ve con mis ojos,me parto en mundos de amor. -En esta alargada sombraen que deriva la vidaaún queda un trozo de marazul e inmensoen el que podemos soñarque donde se extinguió el amoraún quedan frescos los labios,que donde secaron los labiosaún permanece,húmedo, fresco y rosado,el roce de su poesía. -"Bien puedes amarme aquí,que la luna yo encendí,tú, por ti, sí, tú, por ti."Sí, por mí."Bien puedes besarme aquí,faro, farol farolera,la más álgida que vi."Bueno, sí."Bien puedes matarme aquí,gélida novia luneradel faro farolerí."Ten. ¿Te di? -Duérmete mi niño,duérmete mi luna,que arde la estrella:esa estrella tuya.Parece que dice:«Sin duda, sin duda,yo soy de ese niño;él viene en mi busca».Duérmete mi niño,duérmete mi luna,duérmete mi estrellaque todo lo alumbras. -Toda evocación es posible de relatar, si se tiene en cuenta el poder subversivo de la mente-cuando no era posible hurgar en tus ojos-Y llenar de cachivaches o de materias futuristasLa casa que nos quedaLas habitaciones de hotel que llenábamos con las primaveras descalzas de EuropaCon un antiguo vaticinio de mago escanciando los dolores pasados en calderaY no era posible sobrevivir a tanta catástrofe, a tanta hecatombeA tanto olor de cementerio agriándose en el colmoDe esperar las provisiones a caballo,Ese condado que habitamos antes de nacer o desde siempreCorriendo entre los espantapájaros y las espigas de avenaMientras nos observaba desde la ventana los ojos inobjetables de Madame BovaryY desde algún lugar del campo, su esposo nos carraspeaba "cuidado con los sembradosQue ya pronto viene la cosecha"Y yo sólo quería acercarme a aquellos ojos de Emma y cosechar esa miel silvestreQue destila de sus cuencas, como un licor de rododentroTan hermoso y tan fatídico para las aguas poderosas del alma;Que nos unge con láudano la herida,Cuando horadábamos hacia delante sin medir el desahucio del deseo,La pisada del musgo en la tierra extranjeraLa luz podrida que se reflejaba en mi oscuridadY yo portando la bombilla de las acusacionesLa viña de las eras que era un diapasón a otra eternidadQue se repite en nuestras lágrimas,Estando a ciegas con los biógrafos o con los periodistasQue te succionan la tesis de la sobrevivencia hasta el cansancio,Llenando el vaso ultraístaHasta llegar a la última estocada de tu himno en el cuerpo,A ese langor de cruzadaQue penetra en la armadura,En el casco surreal y ante el sopor de la moneda entre la nieve;Una ofrenda forestal se erguirá por tus cabellos.Nos despediremos cantandoY los deseos quedarán terriblemente absueltos. -Madre mía, en el sueñoando por paisajes cardenosos:un monte negro que se contorneasiempre, para alcanzar el otro monte;y en el que sigue estás tú vagamente,pero siempre hay otro monte redondoque circundar, para pagar el pasoal monte de tu gozo y de mi gozo.Mas, a trechos tú misma vas haciendoel camino de burlas y de expolio.Vamos las dos sintiéndonos, sabiéndonos,mas no podemos vernos en los ojos, y nopodemos trocarnos palabra,cual la Eurídice y el Orfeo solos,las dos cumpliendo un voto o un castigo,ambas con pies y con acentos rotos.Pero a veces no vas al lado mío:te llevo en mí, en un peso angustiosoy amoroso a la vez, como pobre hijogaleoto a su padre galeoto,y hay que enhebrar los cerros repetidos,sin decir el secreto doloroso:que yo te llevo hurtada a dioses cruelesy que vamos a un Dios que es de nosotros.Y otras veces ni estás cerro adelante,ni vas conmigo, ni vas en mi soplo:te has disuelto con niebla en las montañas,te has cedido al paisaje cardenoso.Y me das unas voces de sarcasmodesde tres puntos, y en dolor me rompo,porque mi cuerpo es uno, el que me diste,y tú eres un agua de cien ojos,y eres un paisaje de mil brazos,nunca más lo que son los amorosos:un pecho vivo sobre un pecho vivo,nudo de bronce ablandado en sollozo.Y nunca estamos, nunca nos quedamos,como dicen que quedan los gloriosos,delante de su Dios, en dos anillosde luz, o en dos medallones absortos,ensartados en un rayo de gloriao acostados en un cauce de oro.O te busco, y no sabes que te busco,o vas conmigo, y no te veo el rostro;o en mí tú vas, en terrible convenio,sin responderme con tu cuerpo sordo,siempre por el rosario de los cerros,que cobran sangre por entregar gozo,y hacen danzar en torno a cada uno,¡hasta el momento de la sien ardiendo,del cascabel de la antigua demenciay de la trampa en el vórtice rojo! -Dolor el de la serpiente que no posee párpados.Cómo no tener el veneno de saludoignorando la fácil solución de incluirnos en la sombra? -Pálida restituye a su elementoSu ya esplendor purpúreo casta rosa,Que en planta dulce un tiempo, si espinosa,Gloria del Sol, lisonja fue del viento.El mismo que espiró suave alientoFresca, espira marchita y siempre hermosa;No yace, no, en la tierra, mas reposa,Negándole aun el hado lo violento.Sus hojas sí, no su fragancia, lloraEn polvo el patrio Betis, hojas bellas,Que aun en polvo el materno Tejo dora.Ya en nuevos campos una es hoy de aquellasFlores que ilustra otra mejor Aurora,Cuyo caduco aljófar son estrellas. -DE California traje un múrex espinoso,la sílice en sus púas, ataviada con humosu erizada apostura de rosa congelada,y su interior rosado de paladar ardíacon una suave sombra de corola carnosa.Mas tuve una cyprea cuyas manchas cayeronsobre su capa, ornando su terciopelo purocon círculos quemados de pólvora o pantera,y otra llevó en su lomo liso como una copauna rama de ríos tatuados en la luna.Mas la línea espiral, no sostenidasino por aire y mar, ohescalera, scalaria delicada,oh monumento frágil de la auroraque un anillo con ópalo amasadoenrolla deslizando la dulzura.Saqué del mar, abriendo las arenas,la ostra erizada de coral sangriento,spondylus, cerrando en sus mitadesla luz de su tesoro sumergido,cofre envuelto en agujas escarlatas,o nieve con espinas agresoras.La oliva grácil recogí en la arena,húmeda caminante, pie de púrpura,alhaja humedecida en cuya formala fruta endureció su llamarada,pulió el cristal su condición marinay ovaló la paloma su desnudo.La caracola del tritón retuvola distancia en la gruta del sonidoy en la estructura de su cal trenzadasostiene el mar con pétalos, su cúpula.Oh rostellaria, flor impenetrablecomo un signo elevado en una aguja,mínima catedral, lanza rosada,espada de la luz, pistilo de agua.Pero en la altura de la aurora asomael hijo de la luz, hecho de luna,el argonauta que un temblor dirige,que un trémulo contacto de la espumaamasó, navegando en una olacon su nave espiral de jazminero.Y entonces escondida en la marea,boca ondulante de la mar morada,sus labios de titánica violeta,la tridacna cerró como un castillo,y allí su rosa colosal devoralas azules estirpes que la besan:monasterio de sal, herencia inmóvilque encarceló una ola endurecida.Pero debo nombrar, tocando apenasoh Nautilus, tu alada dinastía,la redonda ecuación en que navegasdeslizando tu nave nacarada,tu espiral geornetría en que se funden,reloj del mar, el nácar y la línea,y debo hacia las islas, en el viento,irrne contigo, dios de la estructura. -Dando vueltas al globo de los mundos,asombrado un alumno así exclamaba«en torno a tan pequeños continentes:¡cuánta agua !»mientras yo, por las penas abrumado,murmuraba inconsciente estas palabras«en torno a escasas dichas de la tierra:¡cuánta lágrima !» -Ninguna era tan bella como túdurante aquel fugaz momento en que te amaba:mi vida entera. -Se enturbia la mirada, y el aire de la tardehumea como brasa contra un fondode velas sopladas y espuma rota.El mar es la respiración, la espera.Tomadas por el grueso sol de agosto,las rocas se deslizan hasta el agua.Un charco se consume entre destellos.La sal brilla en los flancos chorreantes.Verano, en tu temblor enceguecidoaprendo la constancia del azul.Bajo el vuelo tenaz de las gaviotas,soy uno con el tiempo del agua remansada. -Nacimos entre polvo y cenizas.Aprendimos a llorar el mismo día.No sé tu nombre, nunca te he visto;sin embargo me miras,me miras desde el fondo de mi corazón enque guardas tus semillas.Sabes mi nombre,desde los balcones de mi alma lo gritas.Andas por mi pensamiento,habitas mis entrañas,andas a tientas, buscas mi voz,hasta que quedas en las hojas, latiendo.Tu voz acude como nube lenta todas lasnoches;me creces por dentro como un árbol de luzy riegas hojas de fuego sobre mis manos,¡otoño de lumbre, eterno!¿Nacimos el mismo día?Sumerjo mi frente en ríos de preguntas,emerge repleta de lunas y estrellas, pero noencuentro respuesta;resbalo por mis lagrimas hasta el vientre demi madre y no sé nada;resbalo para recordarte a mi lado en ese díaen que morí al mundo y no veo nada.No sé si existías en aquel momento,o si me buscaste hasta después:En los jardines, en las montañas,en el techo de mi casa cuando miraba al cieloen las tardes y noches;cuando las niñas llevaban ojos de horizonte yen todas me perdía,y de todas me enamoraba.Entraste lenta por mi mente, casi inmóvilcomo el aire.Hiciste una fogata en mi alma,te convertiste en leño para mantenerlaencendida,fuiste viento que sopló hasta convertirme enfuego entero.Siempre juntos, desde el final hasta elprincipio;desde la tierra seca hasta el húmedo cielo;en todos los amores y en todos los corajes.Me enseñaste que no hay tiempo,sólo lágrimas y risas;sólo el tañer de una campana que dobla orepica al final de la jornada.Al principio, tímida, tierna,no hablabas. Ahora,tu voz de soledad inquieta cautiva mi alma atodas horas;tu voz, tu voz de soledad... sola, despoblada, desierta;tu voz de aguijón, de espuma,de historia dormida, memoria arrinconada, testamento abandonado.Te conocí antes de saber que los jardines secompran,que los amigos se contratan,que el amor desaparece en la mañana.Por eso no me separo de ti,¡qué haría sin ti! Brazo invisible, corazóndonado, doble de mi alma, sueño gemelo,destino mío, ¡a mi estás destinada!Todo lo has elaborado tú,todo lo has levantado tú.Polvo y cenizas, no somos carne;sólo polvo y cenizas abismadasintentando retornar al fuego,que no saben donde ir, pero conocen, reconocen el camino.¿Adónde vamos? No lo sabemos, noimporta. Ah, nunca habremos de llegar,quedaremos tendidos en la mitad de una idea;yo muerto, tú llena de vidasobreviviendo mi existencia finita;Yo me iré. Tú permaneces.Me explicaste que el tiempo no existe, ni elamor eterno;sólo sol y luna,sólo una campana que al final de la vidarepicará victoria o doblará a muerte.Todos se van cuando la noche acaba;todos han de marcharse, menos tú,que con la piel de mi destino estásencariñada.Ah, lo sabes todo, ah, lo tienes todo.Maestra, amiga, imagen, esposa que acariciami ansia cada noche,¿Dónde están tus manos?¿Dónde tus besos?¿Dónde tus alas?Me pierdo;no sé si eres mi destino o yo el tuyo;me pierdo.Sólo sé que cuando deba regresar,he de llevar conmigo el polvo y lascenizas,pero tu habrás de escuchar,ya hecha cuerpo,ya hecha alma,un lejano doblar,o repicar,de una campana. -Lo que hubo en ti de roca, sangre y sigilo,fue del último viento estéril,de la última nevada transitable, a los ojosya las banderas abatidas, solas.¿Por qué nuevos caminos vasacumulando noche, noche para siempre?En qué colinas toma rumbo a los cielostu fluir de testigo delgado, actitud del alba?Aquellas aguas grises,aquel tardío florecer de las tierras aradas,tu paso del otro lado de las lícitas aves,eran los simulacros de amor para el otoño.Todo fue inútil, inútil como una bocinaentre las losas del mundo y las cabellerascansadas,y ahora que un fusil me apunta a los ojosy sobre mi cabeza caen árboles tronchados,te necesito: háblame muy cerca del pie,muy cerca, sube lentamente en pudor deneblinahasta mi voz petrificada de emigrante celeste.Vanidades, humaredas, glorias humanas,no son tan inmóviles como yo mismo,como mis vagonetas cargadas de recuerdosque pasan sobre tus moldes terrenos,sobre los senderos que hollastey que conducen a ti,tan lejana de los viejos modos y de los días. -Adánicos y eváticas o ¿evánicas?Se privan de sus fronterasY contemplan la fanfarria Lo que la ciudad arrastraLes ocurre sin motivo sobrenaturalNi por amaneceres tibios en inviernoO porque a vecesEn verano despiertan bajo techo fresco.Pero cuando cae la noche a sus manos DudanEntre la prosa El verso de la vieja BabiloniaY el borrador terrenal del derecho al placer. -MI MUCHACHA salvaje, hemos tenidoque recobrar el tiempoy marchar hacia atrás, en la distanciade nuestras vidas, beso a beso,recogiendo de un sitio lo que dimossin alegría, descubriendo en otroel camino secretoque iba acercando tus pies a los míos,y así bajo mi bocavuelves a ver la planta insatisfechade tu vida alargando sus raíceshacia mi corazón que te esperaba.Y una a una las nochesentre nuestras ciudades separadasse agregan a la noche que nos une.La luz de cada día,su llama o su reposonos entregan, sacándolos del tiempo,y así se desentierraen la sombra o la luz nuestro tesoro,y así besan la vida nuestros besos:todo el amor en nuestro amor se encierra:toda la sed termina en nuestro abrazo.Aquí estamos al fin frente a frente,nos hemos encontrado,no hemos perdido nada.Nos hemos recorrido labio a labio,hemos cambiado mil vecesentre nosotros la muerte y la vida,todo lo que traíamoscomo muertas medallaslo echamos al fondo del mar,todo lo que aprendimosno nos sirvió de nada:comenzamos de nuevo,terminamos de nuevomuerte y vida.Y aquí sobrevivimos,puros, con la pureza que nosotros creamos,más anchos que la tierra que no pudo extraviarnos,eternos como el fuego que arderácuanto dure la vida. -"Se me murió el ayer de partoy lo velo cantando"Como a una guitarra solaa quien se le quebrara la sonrisa circular y la música,solo,sin desbocados animales interiores,hueso en actividad,reciente hueso,hacía como que caminaba entre los hombres casado con mi madre,pueblerino feliz, poblado de olas.Ah, estúpida frontera,municipal y en paz con los estómagos:cómo tenía que morderme los retratospara poder reírme hasta de mícon todo y tus pesares, tus costosísimos harapos,la franca suciedad que te conoces!Cómo tenía sola y atrozmenteque bajarme los pasos de los hombrosy caminar ! -Las campanas, el sol, el cielo clarome llenan de tristeza, y en los ojosllevo un dolor que el verso compasivo mira,un rebelde dolor que el verso rompe¡y es, oh mar, la gaviota pasajeraque rumbo a Cuba va sobre tus olas!Vino a verme un amigo, y a mí mismome preguntó por mí; ya en mí no quedamás que un reflejo mío, como guardala sal del mar la concha de la orilla.Cáscara soy de mí, que en tierra ajenagira, a la voluntad del viento huraño,vacía, sin fruta, desgarrada, rota.Miro a los hombres como montes; mirocomo paisajes de otro mundo, el bravocodear, el mugir, el teatro ardientede la vida en mi torno: ni un gusanoes ya más infeliz: ¡suyo es el aire,y el lodo en que muere es suyo!Siento la coz de los caballos, sientolas ruedas de los carros; mis pedazospalpo: ya no soy vivo: ¡ni lo eracuando el barco fatal levó las anclasque me arrancaron de la tierra mía! -"Aun muerto sin embargoel brillo de sus ojos,decían, revelabauna incurable soledad"(Alfonso Costafreda)Cayócomo del aire la sentenciay al ahorcado, entretanto, le brotabaninnumerables flores, innumerablesauroras boreales por el cuerpo.Unotras otro, le acusamosde extrañas maldiciones, de haber vistocon sus propios ojos más alláde los límites legales,de haber dichoque el hombre se compone solamentede incurable soledad y añadiduras.Se sabeque soñaba cada noche con los muertosque nunca conoció, que provocabadescaradamente a la lujuriarecitando versos a los pájarosy que apenas en vida fue capazde levantar un cierto testimonio.Ítem más,señores jueces, se suponeque vivía vulgarmente del recuerdo,que era un hombre de hechos constatados,sin hazañas que merezcan referirse.Por todolo cual solicitamosque no ofenda con el brillo de sus ojos. -Como estatuas de lluvia con los nervios azulesSecretos en sus leyes de llaves que abren túnelesSucios de fuego y de cansancio reyesHan guardado sus gritos ya no másCada uno en el otro engaceladosDe noches tiernas en atroz gimnasioViven actos de baile horizontalNo caminan de noche ya no másSe rigen de deseo y no se hablanY no se escriben cartas nada dicenJuntos se alejan y huyen juntos juntosOjos y pies dos cuerpos negros llaganFosforescentes olas animalesSe ponen a dormir y ya no más -¡Qué descansada vidala del que huye del mundanal ruïdo,y sigue la escondidasenda, por donde han idolos pocos sabios que en el mundo han sido;Que no le enturbia el pechode los soberbios grandes el estado,ni del dorado techose admira, fabricadodel sabio Moro, en jaspe sustentado!No cura si la famacanta con voz su nombre pregonera,ni cura si encaramala lengua lisonjeralo que condena la verdad sincera.¿Qué presta a mi contentosi soy del vano dedo señalado;si, en busca deste viento,ando desalentadocon ansias vivas, con mortal cuidado?¡Oh monte, oh fuente, oh río,!¡Oh secreto seguro, deleitoso!Roto casi el navío,a vuestro almo reposohuyo de aqueste mar tempestuoso.Un no rompido sueño,un día puro, alegre, libre quiero;no quiero ver el ceñovanamente severode a quien la sangre ensalza o el dinero.Despiértenme las avescon su cantar sabroso no aprendido;no los cuidados gravesde que es siempre seguidoel que al ajeno arbitrio está atenido.Vivir quiero conmigo,gozar quiero del bien que debo al cielo,a solas, sin testigo,libre de amor, de celo,de odio, de esperanzas, de recelo.Del monte en la ladera,por mi mano plantado tengo un huerto,que con la primaverade bella flor cubiertoya muestra en esperanza el fruto cierto.Y como codiciosapor ver y acrecentar su hermosura,desde la cumbre airosauna fontana purahasta llegar corriendo se apresura.Y luego, sosegada,el paso entre los árboles torciendo,el suelo de pasadade verdura vistiendoy con diversas flores va esparciendo.El aire del huerto oreay ofrece mil olores al sentido;los árboles meneacon un manso ruïdoque del oro y del cetro pone olvido.Téngase su tesorolos que de un falso leño se confían;no es mío ver el llorode los que desconfíancuando el cierzo y el ábrego porfían.La combatida antenacruje, y en ciega noche el claro díase torna, al cielo suenaconfusa vocería,y la mar enriquecen a porfía.A mí una pobrecillamesa de amable paz bien abastadame basta, y la vajilla,de fino oro labradasea de quien la mar no teme airada.Y mientras miserable-mente se están los otros abrazandocon sed insacïabledel peligroso mando,tendido yo a la sombra esté cantando.A la sombra tendido,de hiedra y lauro eterno coronado,puesto el atento oídoal son dulce, acordado,del plectro sabiamente meneado. -La luna vino a la fraguacon su polisón de nardos.El niño la mira mira.El niño la está mirando.En el aire conmovidomueve la luna sus brazosy enseña, lúbrica y pura,sus senos de duro estaño.Huye luna, luna, luna.Si vinieran los gitanos,harían con tu corazóncollares y anillos blancos.Niño déjame que baile.Cuando vengan los gitanos,te encontrarán sobre el yunquecon los ojillos cerrados.Huye luna, luna, luna,que ya siento sus caballos.Niño déjame, no pises,mi blancor almidonado.El jinete se acercabatocando el tambor del llano.Dentro de la fragua el niño,tiene los ojos cerrados.Por el olivar venían,bronce y sueño, los gitanos.Las cabezas levantadasy los ojos entornados.¡Cómo canta la zumaya,ay como canta en el árbol!Por el cielo va la lunacon el niño de la mano.Dentro de la fragua lloran,dando gritos, los gitanos.El aire la vela, vela.el aire la está velando. -Desgraciado de aquel que ante los muslos desnudosde la amante en el lechoes capaz de mandarse un discurso. -Niño pequeño, aparecido,que no viniste y que llegaste,te contaré lo que tenemosy tomarás de nuestra parte. -Una sombra en el aire se muevecomo una sombra en el aire.No es que seamos ciegos, hoy,es que no abrimos los ojos. -No sé si me olvidarás,ni si es amor este miedo;yo sólo sé que te vas,yo sólo sé que me quedo.ANDRÉS ELOY BLANCO1Como la espuma sutilcon que el mar muere deshecho,cuando roto el verde pechose desangra en el cantil,no servido, sí servil,sirvo a tu orgullo no más,y aunque la muerte me das,ya me ganes o me pierdas,sin saber que me recuerdasno sé si me olvidarás.2Flor que sólo una mañanaduraste en mi huerto amado,del sol herido y quemadotu cuello de porcelana:Quiso en vano mi ansia vanataparte el sol con un dedo;hoy así a la angustia cedoy al miedo, la frente mustia...No sé si es odio esta angustia,ni si es amor este miedo.3¡Qué largo camino anduvepara llegar hasta ti,y qué remota te vicuando junto a mí te tuve!Estrella, celaje, nube,ave de pluma fugaz,ahora que estoy donde estás,te deshaces, sombra helada:Ya no quiero saber nada;yo sólo sé que te vas.4¡Adiós! En la noche inmensay en alas del viento blando,veré tu barca bogando,la vela impoluta y tensa.Herida el alma y suspensate seguiré, si es que puedo;y aunque iluso me concedola esperanza de alcanzarte,ante esa vela que parte,yo sólo sé que me quedo. -Bésame la bocacon tu boca de rosas,con tu boca de mirtos,con tu boca de cáscara de naranja mandarina.Bésame la bocay ahuyenta mi tristeza de lata en la basura.Llévame al garaje,el día es frío y ando a tres pistones.Bésame.Famélico de labios me ato a la camillay fumo del recuerdo.Bésame la boca,píntate los labios de carmín oscuroy bésame la bocacon tu boca de cáscara de naranja mandarina. -Juventud, divino tesoro,¡ya te vas para no volver!Cuando quiero llorar, no lloro...y a veces lloro sin querer...Plural ha sido la celestehistoria de mi corazón.Era una dulce niña, en estemundo de duelo y de aflicción.Miraba como el alba pura;sonreía como una flor.Era su cabellera obscurahecha de noche y de dolor.Yo era tímido como un niño.Ella, naturalmente, fue,para mi amor hecho de armiño,Herodías y Salomé...Juventud, divino tesoro,¡ya te vas para no volver!Cuando quiero llorar, no lloro...y a veces lloro sin querer...Y más consoladora y máshalagadora y expresiva,la otra fue más sensitivacual no pensé encontrar jamás.Pues a su continua ternurauna pasión violenta unía.En un peplo de gasa purauna bacante se envolvía...En sus brazos tomó mi ensueñoy lo arrulló como a un bebé...Y te mató, triste y pequeño,falto de luz, falto de fe...Juventud, divino tesoro,¡te fuiste para no volver!Cuando quiero llorar, no lloro...y a veces lloro sin querer...Otra juzgó que era mi bocael estuche de su pasión;y que me roería, loca,con sus dientes el corazón.Poniendo en un amor de excesola mira de su voluntad,mientras eran abrazo y besosíntesis de la eternidad;y de nuestra carne ligeraimaginar siempre un Edén,sin pensar que la Primaveray la carne acaban también...Juventud, divino tesoro,¡ya te vas para no volver!Cuando quiero llorar, no lloro...y a veces lloro sin querer.¡Y las demás! En tantos climas,en tantas tierras siempre son,si no pretextos de mis rimasfantasmas de mi corazón.En vano busqué a la princesaque estaba triste de esperar.La vida es dura. Amarga y pesa.¡Ya no hay princesa que cantar!Mas a pesar del tiempo terco,mi sed de amor no tiene fin;con el cabello gris, me acercoa los rosales del jardín...Juventud, divino tesoro,¡ya te vas para no volver!Cuando quiero llorar, no lloro...y a veces lloro sin querer...¡Mas es mía el Alba de oro! -Vosotras, las familiares,inevitables golosas,vosotras, moscas vulgares,me evocáis todas las cosas.¡Oh, viejas moscas voracescomo abejas en abril,viejas moscas pertinacessobre mi calva infantil!¡Moscas del primer hastíoen el salón familiar,las claras tardes de estíoen que yo empecé a soñar!Y en la aborrecida escuela,raudas moscas divertidas,perseguidaspor amor de lo que vuela,-que todo es volar-, sonorasrebotando en los cristalesen los días otoñales...Moscas de todas las horas,de infancia y adolescencia,de mi juventud dorada;de esta segunda inocencia,que da en no creer en nada,de siempre... Moscas vulgares,que de puro familiaresno tendréis digno cantor:yo sé que os habéis posadosobre el juguete encantado,sobre el librote cerrado,sobre la carta de amor,sobre los párpados yertosde los muertos.Inevitables golosas,que ni labráis como abejas,ni brilláis cual mariposas;pequeñitas, revoltosas,vosotras, amigas viejas,me evocáis todas las cosas. -Espíritu sin nombre,indefinible esencia,yo vivo con la vidasin formas de la idea.Yo nado en el vacío,del sol tiemblo en la hoguera,palpito entre las sombrasy floto con las nieblas.Yo soy el fleco de orode la lejana estrella,yo soy de la alta lunala luz tibia y serena.Yo soy la ardiente nubeque en el ocaso ondea,yo soy del astro errantela luminosa estela.Yo soy nieve en las cumbres,soy fuego en las arenas,azul onda en los maresy espuma en las riberas.En el laúd, soy nota,perfume en la violeta,fugaz llama en las tumbasy en las ruïnas yedra.Yo atrueno en el torrentey silbo en la centella,y ciego en el relámpagoy rujo en la tormenta.Yo río en los alcores,susurro en la alta yerba,suspiro en la onda puray lloro en la hoja seca.Yo ondulo con los átomosdel humo que se elevay al cielo lento subeen espiral inmensa.Yo, en los dorados hilosque los insectos cuelganme mezco entre los árbolesen la ardorosa siesta.Yo corro tras las ninfasque, en la corriente frescadel cristalino arroyo,desnudas juguetean.Yo, en bosques de coralesque alfombran blancas perlas,persigo en el océanolas náyades ligeras.Yo, en las cavernas cóncavasdo el sol nunca penetra,mezclándome a los gnomos,contemplo sus riquezas.Yo busco de los sigloslas ya borradas huellas,y sé de esos imperiosde que ni el nombre queda.Yo sigo en raudo vértigolos mundos que voltean,y mi pupila abarcala creación entera.Yo sé de esas regionesa do un rumor no llega,y donde informes astrosde vida un soplo esperan.Yo soy sobre el abismoel puente que atraviesa,yo soy la ignota escalaque el cielo une a la tierra,Yo soy el invisibleanillo que sujetael mundo de la formaal mundo de la idea.Yo, en fin, soy ese espíritu,desconocida esencia,perfume misteriosode que es vaso el poeta. -Cuando me puse a pensarLa razón me dio a elegirEntre ser quien soy, o irEl ser ajeno a emprestar,Mas me dije: si el copiarFuera ley, no naceríaHombre alguno, pues haríaLo que antes de él se ha hecho:Y dije, llamando al pecho,¡Sé quien eres, alma mía!? -Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.El tren y la mujer que llena el cielo.Tu soledad esquiva en los hotelesy tu máscara pura de otro signo.Es la niñez del mar y tu silenciodonde los sabios vidrios se quebraban.Es tu yerta ignorancia donde estuvomi torso limitado por el fuego.Norma de amor te di, hombre de Apolo,llanto con ruiseñor enajenado,pero, pasto de ruina, te afilabaspara los breves sueños indecisos.Pensamiento de enfrente, luz de ayer,índices y señales del acaso.Tu cintura de arena sin sosiegoatiende sólo rastros que no escalan.Pero yo he de buscar por los rinconestu alma tibia sin ti que no te entiende,con el dolor de Apolo detenidocon que he roto la máscara que llevas.Allí, león, allí, furia del cielo,te dejaré pacer en mis mejillas;allí, caballo azul de mi locura,pulso de nebulosa y minutero,he de buscar las piedras de alacranesy los vestidos de tu madre niña,llanto de medianoche y paño rotoque quitó luna de la sien del muerto.Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.Alma extraña de mi hueco de venas,te he de buscar pequeña y sin raíces.¡Amor de siempre, amor, amor de nunca!¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme.No me tapen la boca los que buscanespigas de Saturno por la nieveo castran animales por un cielo,clínica y selva de la anatomía.Amor, amor, amor. Niñez del mar.Tu alma tibia sin ti que no te entiende.Amor, amor, un vuelo de la corzapor el pecho sin fin de la blancura.Y tu niñez, amor, y tu niñez.El tren y la mujer que llena el cielo.Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas.Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. -1En el café de Chinitasdijo Paquiro a su hermano:«Soy más valiente que tú,más torero y más gitano».2En el café de Chinitasdijo Paquiro a Frascuelo:«Soy más valiente que tú,más gitano y más torero».3Sacó Paquiro el relóy dijo de esta manera:«Este toro ha de morirantes de las cuatro y media».4Al dar las cuatro en la callese salieron del caféy era Paquiro en la calleun torero de cartel. -Tras un hombre que amé en la primaverase marchó mi vestido, enamorado.Él me abrazó diciendo "vuelvo pronto".La flor que me dejó arrugó mis manos.Mi chal de Cachemira se llevóquien me acostó a la sombra del verano,y mudó a sus mejillas mi color,y la sal de sus besos a mis labios.Mi abrigo beige que calentó un otoñome lo quitó, sobre el sofá, jugando,el hombre de otra, que me dijo hallarde soledades llenas nuestras manos.Que todo se llevaron. Fue muy fácilbajar el cierre de mis dos leopardos,arrugar mis vestidos, deshojar...A veces me sangraban los costados. -"Gaivotas na praiatempestade no mar"Navegaban las cintasal viento del penúltimo recuerdo,enredándose en el tronco de las oliveiras,después de abrir el cielosu escenario y su puente, su nostalgia y su nube.Marzo provisional de multitudesmecidas pelas ondas,março de mirador y de vigías.Afluían las aguas por todas las colinashacia la proa de tu estuario.Amenazaba el océanoun poco más atrás de las columnas,al pie de las estatuas."La Tierra en una carabela,el mundo más allá de un meridiano"."¿De cuántos regresos te hiciste:saudade de las brújulas,de cuántas tormentas naciste:ciudad del terremoto?"Naufragaban los roteiros, as cores,la altura en las varandas, o meio-día,Tejo abaixo os labirintoscon liviana memoria.Cambiaban las fachadas del malva al amarilloen la crema de tu nave sin áncora.Havia nomes de navegadores,vozes e cheiros escindidosen los cuadernos de bitácora,estrías como mapas a la luz de los mármoles.Colgaban datas con descobrimentosentre las alas de los aeroplanosmientras al otro lado de la Terraos eruditos inventabancolores para verte,vocales para pronunciar tu nombre,lojas da sal, docas, jardins, manuales de peces.Flotaba sobre el mar tu superficieamarrada a una torredonde velan las vírgenesde este reino de puertos("noutro tempo, bom tempo..."de gaivotas sem tempestade),aquel día reunidos, al flujo favorablede las mareas entregados,em Belém,mais ou menos. -Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,buscando los recodos de sombra, lentamente.A trechos me paraba para enjugar mi frentey dar algún respiro al pecho jadeante;o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelantey hacia la mano diestra vencido y apoyadoen un bastón, a guisa de pastoril cayado,trepaba por los cerros que habitan las rapacesaves de altura, hollando las hierbas montaracesde fuerte olor ?romero, tomillo, salvia, espliego?.Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelocruzaba solitario el puro azul del cielo.Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,y una redonda loma cual recamado escudo,y cárdenos alcores sobre la parda tierra?harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra?,las serrezuelas calvas por donde tuerce el Dueropara formar la corva ballesta de un arqueroen torno a Soria. ?Soria es una barbacana,hacia Aragón, que tiene la torre castellana?.Veía el horizonte cerrado por colinasoscuras, coronadas de robles y de encinas;desnudos peñascales, algún humilde pradodonde el merino pace y el toro, arrodilladosobre la hierba, rumia; las márgenes de ríolucir sus verdes álamos al claro sol de estío,y, silenciosamente, lejanos pasajeros,¡tan diminutos! ?carros, jinetes y arrieros?,cruzar el largo puente, y bajo las arcadasde piedra ensombrecerse las aguas plateadasdel Duero.El Duero cruza el corazón de roblede Iberia y de Castilla.¡Oh, tierra triste y noble,la de los altos llanos y yermos y roquedas,de campos sin arados, regatos ni arboledas;decrépitas ciudades, caminos sin mesones,y atónitos palurdos sin danzas ni cancionesque aún van, abandonando el mortecino hogar,como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!Castilla miserable, ayer dominadora,envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramadarecuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yertade un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.Castilla no es aquella tan generosa un día,cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,pedía la conquista de los inmensos ríosindianos a la corte, la madre de soldados,guerreros y adalides que han de tornar, cargadosde plata y oro, a España, en regios galeones,para la presa cuervos, para la lid leones.Filósofos nutridos de sopa de conventocontemplan impasibles el amplio firmamento;y si les llega en sueños, como un rumor distante,clamor de mercaderes de muelles de Levante,no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.Castilla miserable, ayer dominadora,envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.El sol va declinando. De la ciudad lejaname llega un armonioso tañido de campana?ya irán a su rosario las enlutadas viejas?.De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;me miran y se alejan, huyendo, y aparecende nuevo, ¡tan curiosas!... Los campos se obscurecen.Hacia el camino blanco está el mesón abiertoal campo ensombrecido y al pedregal desierto. -«Borradle. Labraremos la paz, la paz, la paz,a fuerza de caricias, a puñetazos puros...»Blas de OteroEl amor sube por la sangre. Quemala ortiga del recuerdo y reconquistael ancho campo abierto, la cenizafundadora, que la brasa sostiene.El amor es herencia de la sangre,como el odio, su amante, y se mantieneníntimos, besándose, nutriéndosede sus dobles sustancias transmitidas.Nada podrá arrancarles de su abrazo:La espada, el hielo, el tiempo, con sus filosmezclarán sangres, que, lluviosamente,germinarán odios, amor o nuevas sangres.¿Cómo decir:"«Aquéllos, que nunca conocieronla sangre derramada, que separenel odio del amor y reconstruyanlas viejas catedrales de la dicha...»¿«Aquéllos»?, ¿son acaso otros que los murientestrasvasados, hechos de sangre antigua?No es posible lavarse el alma ni las manoscuando fluye hacia ellas sangre y olor a sangre.Si ha de hacerse el amor, será con sangretrepadora, quemante, conocida,pura sangre del odio, amante impávidoque el amor fecundiza.Si ha de hacerse la paz..."¡Callad, campanas!,¡Ved la tierra, la tierra, que resumesu tempero sangriento y le convierteen paz, en paz, a puñetazos puros...! -El gato perpetuo en la mañana absolutaestá gritando que es bestia de la aurora,¿y quién oye al mínimo animal que encarna,sino el árbol de oro a cuyo pie repite,se desgañita?Está hecho de animalescomo una fábula antigua,pero ni aquellos frisos encanecidospor el polvo donde duermen los imperios,ni la fresca novia del amanecer alcanzanpara adelgazar el oído que duerme,que duerme aunque hace mucho es de día.Brutal sombra que vescon indiferencia la sombra de tu sombray la de todos hundirse lenta como un barcoen el océano que alardea de serla única, posible sombra,como todo lo terrible tú pareces pedir apenasuna caricia inconsciente de lo frágil,simulas ser un sirviente y eres el amo que distingueentre el árbol de oro y la raíz,por siempre hundida en la tierra,volumen apenas de la sombra. -Mi vida, enferma de fastidio, gustade irse a guarecer año por añoa la casa vetustade los nobles abueloscomo a refugio en que en la paz divinade las cosas de antañosólo se oye la voz de la madrinaque se repone del acceso de asmapara seguir hablando de sus muertosy narrar, al amparo del crepúsculo,la aparición del familiar fantasma.A veces, en los ámbitos desiertosde los viejos salones,cuando dialogas con la voz anciana,se oye también, sonora maravilla,tu clara voz, como la campanillade las litúrgicas elevaciones.Yo te digo en verdad, buena Fuensanta,que tu voz es un verso que se cantaa la Virgen, las tardes en que mayoinunda la parroquia con sus flores:que tu mirada viva es como el rayoque arranca el sol a la custodia ricaque dio para el altar mayor la esposade un católico Rey de las Españas;que tu virtud amable me edifica,y que eres a mis ósculos sabrosa,no como de los reyes los manjares,sino cual pan humilde que se amasaen la nativa casay se dora en los hornos familiares.¡Oh, Fuensanta!: mi espíritu ayudadode tus manos amigas,ha de exhumar las glorias del pasado:En el ropero arcaico están las ligasque en el día nupcial fueron ofrendadel abuelo amadora la novia de rostro placentero,y cada una tiene su leyenda:«Tú fuiste, Amada, mi primer amor,y serás el postrero».¡Oh, noble sangre, corazón puerilde comienzos del siglo diecinueve,para ti la mujer, por el decorode sus blancas virtudes,era como una Torre de Marfilen que después del madrigal sonorocolgabas los románticos laúdes!Yo obedezco, Fuensanta, al atavismode aquel alto querer, te llamo hermana,fiel a mi bautismo,sólo te ruego en mi amoroso malcon la prez lauretana.Tu llanto es para mí linfa lustralque por virtud divina se convierteen perlas eclesiásticas, bien mío,para hacerme un rosario contra el fríoy las hondas angustias de la muerte.Los vistosos mantones de Manilaque adornaron a las antepasadasy tienes en las manos delicadas,me sugieren la época intranquilade los días ferialesen que el pueblo se alegra con la Pascua,hay cohetes sonoros,tocan diana las músicas triunfales,y la tarde de torosy la mujer son una sola ascua.También tú, con las flores policromasque engalanan los clásicos mantonesde Manila, pudieras haber idoa la conquista de los corazones.Mas ¡oh Fuensanta!, al buen Jesús le pidoque te preserve con su amor profundo:tus plantas no son hechaspara los bailes frívolos del mundosino para subir por el Calvario,y exento de pagano sensualismoel fulgor de tus ojos es el mismoque el de las brasas en el incensario.Y aunque el alma atónita se quedacon las venustidades tentadorasa las que dan el fruto de su industrialos gusanos de seda,quiere mejor santificar las horasquedándose a dormir en la almohadade tus brazos sedeñospara ver, en la noche ilusionada,la escala de Jacob llena de ensueños.Y las alegres ropas,los antiguos espejos,el cristal empañado de las copasen que bebieron de los rancios vinoslos amantes de entonces, y los viejoscascabeles que hoy suenan apagadosy se mueren de olvido en los baúles,nos hablan de las noches de verbena,de horizontes azules,en que cobija a los enamoradosel sortilegio de la luna llena.Fuensanta: ha de ser locura gratala de bailar contigo a los compasesmágicos de una vieja serenataen que el ritmo travieso de la orquesta,embriagando los cuerpos danzadores,se acuerda al ritmo de la sangre en fiesta.Pero es mejor querertepor tus tranquilos ojos taumaturgos,por tu cristiana paz de mujer fuerte,porque me llevas de la mano a Sioncuya inmortal lucerna es el Cordero,porque la noche de mi amor primerola hiciste de perfume y transparenciacomo la noche de la Anunciación,por tus santos oficios de Verónica,y porque regalaste la pacienciadel Evangelio, a mi tristeza crónica.Los muebles están bien en la supremavetustez elegante del poema.Las arcas se conservan olorosasa las frutas guardadas;el sofá tiene huellas de los muslossalomónicos de las desposadas;entre un adorno artificial de rosassurgen, en un ambiente desteñido,las piadosas pinturas polvorientas;y el casto lecho que pudiera serpara las almas núbiles un nido,nos invita a las nupcias incruentasy es el mismo, Fuensanta, en que se amaronlas parejas eróticas de ayer.Dos fantasmas dolientesen él seremos en tranquilo amor,en connubio sin mácula yacentes;una pareja fallecida en flor,en la flor de los sueños y las vidas;carne difunta, espíritus en velaque oyen cómo cantapor mil años el ave de la Gloria;dos sombras dormidasen el tálamo estéril de una santa.ENVÍOA ti, con quien comparto la locurade un arte firme, diáfano y risueño;a ti, poeta hermano que eres curade la noble parroquia del Ensueño;va la canción de mi amoroso mal,este poema de vetustas cosasy viejas ilusiones milagrosas,a pedirte la gracia bautismal.Te lo dedicoporque eres para mí dos veces rico;por tus ilustres órdenes sagradasy porque de tu verso en la riquezala sal de la tristezay la azúcar del bien están loadas. -La aparición del pájaro que vuelay vuelve y que se posasobre tu pecho y te reduce a grano,a grumo, a gota cereal, el pájaroque vuela dentrode ti, mientras te vas haciendode sola transparencia,de sola luz,de tu sola materia, cuerpobebido por el pájaro. -A Rafael López.Mi corazón leal, se amerita en la sombra.Yo lo sacara al día, como lengua de fuegoque se saca de un ínfimo purgatorio a la luz;y al oírlo batir su cárcel, yo me anegoy me hundo en ternura remordida de un padreque siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego.Mi corazón leal, se amerita en la sombra.Placer, amor, dolor... todo le es ultrajey estimula su cruel carrera logarítmica,sus ávidas mareas y su eterno oleaje.Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.Es la mitra y la válvula... Yo me lo arrancaríapara llevarlo en triunfo a conocer el día,la estola de violetas en los hombros del alba,el cíngulo morado de los atardeceres,los astros, y el perímetro jovial de las mujeres.Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.Desde una cumbre enhiesta yo lo he de lanzarcomo sangriento disco a la hoguera solar.Asi extirparé el cáncer de mi fatiga dura,seré impasible por el este y el oeste,asistiré con una sonrisa depravadaa las ineptitudes de la inepta cultura,y habrá en mi corazón la llama que le presteel incendio sinfónico de la esfera celeste. -Amiga, mi larario esta vacío:desde que el fuego del hogar no arde,nuestros dioses huyeron ante el frío;hoy preside en sus tronos el hastíolas nupcias del silencio y de la tarde.El tiempo destructor no en vano pasa;los aleros del patio están en ruinas;ya no forman allí su leve casa,con paredes convexas de argamasay tapiz del plumón, las golondrinas.¡Qué silencio el del piano! Su gemidoya no vibra en los ámbitos desiertos;los nocturnos y scherzos han huido...¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!¡Misterioso ataúd de trinos muertos!¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,ni lirios, ni libélulas de seda,ni cocuyos de luz, ni mariposas...Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;el viento sopla, la hojarasca rueda.Amiga, tu mansión está desierta;el musgo verdinegro que decoralos dinteles ruinosos de la puerta,parece una inscripción que dice: ¡Muerta!El cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora! -Hay demasiada sombra en tus visiones,algo tiene de plácido la vida,no todo en la existencia es una heridadonde brote la sangre a borbotones.La lucha tiene sombra, y las pasionesagonizantes, la ternura huida,todo lo amado que al pasar se olvidaes fuente de angustiosas decepciones.Pero, ¿por qué dudar, si aún ofrecenen el remoto porvenir oscurocalmas hondas y vívidos cariñosla ternura profunda, el beso puroy manos de mujer, que amantes mecenlas cunas sonrosadas de los niños? -Incansableremuevo las arenas de tu cuerpo. -1Consagro a su memoria este Retablo:Un lucero nos guía hasta el establoDonde su numen "Niño Dios de cera"Junto al asno y al buey del Nacimiento,Que humildad y potencia diéranle con su aliento,De Reyes y pastores los tributos espera.*Pues las dádivas de monarcas y zagalesQue timbraron sus versos, adornaron su cuna:Joyas y flores, oro y marfil, mirra y panalesHechos de sol y magas perlas hechas de luna.2Leyenda del Retablo: «No se ha vistoPoeta de tan firme cristiandad.Murió a los treinta y tres años de CristoY en poético olor de santidad.*»Fue en la vida el agreste actor de pastorelaQue canta villancicos, todo música y miel,Y al fin, cambiado en ángel, sobre el torvo Luzbel,Con un verso de oro entre los labios... ¡vuela!*»La belleza le dio un ala; la otra el Bien.¡Viva así por los siglos de los siglos! Amén».3ESCOLIOHermano cuyos éxtasis veneroCobijados bajo tu gran sombreroNegro y tímidamente mosquetero.*El olor de azahar y los cocuyosDentro de las magnolias fueron tuyos.*Y tus metales que juzgaron vanos,Como engendros de luna, los insanos,Cuajaron oro virgen en mis manos.*Y tu poesía que dijeron rara,Rezumando emoción es agua claraEn botellones de Guadalajara.*(Pues con sudor de su barro mortalCuaja el Poeta prismas de cristalPara que el vulgo vea al triste mundoFrisado, misterioso y profundo).*Fue tu barro también un incensarioAnte Xochiquetzal; mas tu fervorCatólico, ciñó el escapularioY a la par desgranabas un rosarioPerfumado con ámbares de amor...*Tus júbilos ingenuos sobre la pena estánCual sobre negro lucen, ardientes y sencillas,Azules amapolas y rojas «maravillas»Las jícaras que bruñe Michoacán.*Así en la laca nítida y brillanteDe tus cóncavos versos turbadoresBebiendo el agua zarca, entre las flores,¡Mira su propio rostro el caminante!4Poeta municipal y rusticano,Tu Poesía fue la ApariciónMilagrosa en el árido peñón,Entre nimbos de rosas y de estrellas,Y hoy nuestras almas van tras de tus huellasA la Provincia en peregrinación...5¡Gracias!... Porque alargaste hasta la cunaRústica y pobre tu rayo de luna...Y le pusiste letra al pertinazCántico de la fuente abandonadaQue sintió los enigmas de tu fazEn su propio misterio reflejada.*(La fuente: compotera de azulejosDel silencioso patio de las monjas,Que los limones guarda y las toronjasEn dorada conserva de reflejos...*Y donde aún, tal vez, alma beataPero siempre golosa, en la oportunaMedianoche, hurga mieles con la plataCómplice de los rayos de la luna).*Porque brillo de séricos mantonesDe Manila, tendiste en los balconesDe la natal casona, pobre y fea,Al paso de las lentas procesiones.*Y en la plaza polvosa de la aldeaDespertaste un nidal de ruiseñores,Entre ígneas corolas de oro y plata,Dejando oír tu honda serenataY encendiendo tus luces de colores.*Pues florece en jardines de esperanzaDe la patria la gran noche sombría,Cuando en ardiente cornucopia lanzaTu cohete su luz de pedrería...*Y el clamor de la gente pueblerinaQue anhelados prodigios adivina,Oros llueve, como si desde el cielo¡Por darnos luz, el padre IlhuicaminaArrojara los astros a su duelo!*Por los poemas que con miel de floresAmasó tu alma "monja en penitencia"Y como los monjiles alfajoresHuelen a mirra y saben a indulgencia.*Por tus poemas tan sabrosos comoLas mulitas del Corpus, que en el lomoLlevaron hasta nuestra niñez, en sus huacales,Fragantes y jugosas las primicias frutales.*Porque entre albas cortinas y entre floresDe tu jardín y germinada chía,Y naranjas con oros voladores,Encuadras tu sentida poesíaEn un altar de Viernes de Dolores.*Porque en tus versos armonizas y unesCon el afán de indígenas telaresCopal de misas, ocios de San LunesY aromas de verbenas populares.*Porque colgaste de tus rimas rudasY con pólvora sabia, hasta la escoria,Quemaste a la Retórica, ese Judas,En jubiloso Sábado de Gloria...*¡Porque vestiste tu ímpetu, de charro,Y de china poblana tu alegría,Y a nuestra sed, en tu brillante jarroDe florecido y oloroso barro,Brindabas inebriante poesía!...6JACULATORIAUn gran cirio en la sombra llora y ardePor él... y entre murmullos feligresesDe suspiros, de llantos y de preces,Dice una voz al ánimo cobarde:«¡Qué triste será la tardeCuando a México regresesSin ver a López Velarde!»... -La pasión con que te adoro es la espléndida purezade las flores del altar, es el lánguido desmayoque domina a los amantes cuando sienten la cabezade la virgen desposada en su pecho descansar;la pasión con que te adoro es tan blanca como rayode la luna, que se mira en la vidriera atravesar.Son tan puros mis amores cual las ansias ignoradascon que besan a la espuma los nenúfares del ríoal brillar entre el boscaje las luciérnagas doradas;las ternuras que te guardo no se han muerto con el frío:son las únicas ternuras que han quedado inmaculadasen el fondo cenagoso de mi espíritu sombrío.Al sentir que vuela a ti mi fe última de niñote consagro la sublime floración de mi cariñoporque brillas con fulgores de divina refulgenciaen las sombras impalpables que han envuelto mi existenciacual destello cintilante de las luces de algún astroo cual nítida blancura de una estatua de alabastro.He mirado indiferente el amor de otras mujeresporque sólo tú no dejas el hastío de los placeres,porque sólo a tu mirada temblorosa de pasiónse arrodillan las más puras ilusiones de mi infancia,y quisiera saturar el marchito corazónde tu alma de querube con la púdica fragancia.De mi alma contemplé la blancura ya perdida,y al buscar amores castos por la senda del caminosólo tú le respondiste al doliente peregrino,pues mi espíritu manchado de tu espíritu es hermano,y embalsama tu pureza los dolores de mi vidacual perfuma la azucena el ambiente del pantano.Fe levantas, sueño de oro, en mi alma que te espera,cual se aleja en las mañanas de los días la primavera,cuando trinan las calandrias en las verdes enramadasla plegaria gemebunda de los bronces del santuario,cual la hostia se levanta en las ondas azuladasde los círculos ligeros que despide el incensario. -AMÉRICA, no invoco tu nombre en vano.Cuando sujeto al corazón la espada,cuando aguanto en el alma la gotera,cuando por las ventanasun nuevo día tuyo me penetra,soy y estoy en la luz que me produce,vivo en la sombra que me determina,duermo y despierto en tu esencial aurora:dulce como las uvas, y terrible,conductor del azúcar y el castigo,empapado en esperma de tu especie,amamantado en sangre de tu herencia. -Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realezade porte! ¡Qué formas bajo el fino tul...Pasó con su madre. Volvió la cabeza:¡me clavó muy hondo su mirada azul!Quedé como en éxtasis... Con febril premura,«¡Síguela!», gritaron cuerpo y alma al par....Pero tuve miedo de amar con locura,de abrir mis heridas, que suelen sangrar,¡y no obstante toda mi sed de ternura,cerrando los ojos, la dejé pasar! -Acompáñame, ven. Por el caminoencontraremos perros y cristales,semáforos en rojo y cerradas las verjasde los jardines secos donde la arena ahogalos linderos bordados de flores humilladas.Pero no importa. Ven. Encontraremosrostros adustos, dientes como garras,violentos gestos y feroces gritos...Con manotazos bruscos tratarán de alcanzarnos.Pero, juntos, tú y yo seguiremos la ruta,sonrosada y alegre, que no marcan los mapassobre el gris del asfalto. A cada instantenos propondrá el deseo un alto vuelo.Acompáñame, ven. Te invito a un largo viajecontra el viento, sin coche ni maletas.Dejaremos atrás placeres preceptivosy a tanto triunfador con las cartas marcadas.Buscaremos el norte. Buscaremos un altobosque frondoso y el rumor marino.Y, cercana la hora del silencio,cuando el sol se derrama como un ámbary encierra en su cristal rocas y espumas,brindaremos, alegres, con la mirada absortaante la inmensidad del mar y del olvido. -YO entré en Florencia. Erade noche. Temblé escuchandocasi dormido lo que el dulce ríome contaba. Yo no sélo que dicen los cuadros ni los libros(no todos los cuadros ni todos los libros,sólo algunos),pero sé lo que dicentodos los ríos.Tienen el mismo idioma que yo tengo.En las tierras salvajesel Orinoco me hablay entiendo, entiendohistorias que no puedo repetir.Hay secretos míosque el río se ha llevado,y lo que me pidió lo voy cumpliendopoco a poco en la tierra.Reconocí en la voz del Arno entoncesviejas palabras que buscaban mi boca,como el que nunca conoció la miely halla que reconoce su delicia.Así escuché las vocesdel río de Florencia,como si antes de ser me hubieran dicholo que ahora escuchaba:sueños y pasos que me uníana la voz del río,seres en movimiento,golpes de luz en la historia,tercetos encendidos como lámparas.El pan y la sangre cantabancon la voz nocturna del agua. -A Manuel Núñez Rguez.In memoriam.A muerto, la campana toca a muerto.Ha muerto con la tarde y sin billetede vuelta. Beberá pronto del Letecubierto de serrín y pez, cubierto.Navega el ataúd destino a un puertode sombras, carne muerta en el grumete;golpea hacia el vacío triste ariete,golpea hacia la nada, en el desierto.La vida en su destino es el destierrosalvaje, culminado cual si fueraun baile de relojes el entierro.Callado funeral de nieve y cera,qué golpe de azahar, de flor y hierromorir naciendo ya la primavera. -¡Ah, no penséis que su vozes un suspiro! Que tienemanos de sombra, y que essu mirada lenta gotalunar temblando de fríosobre una rosa.Su vozabre la piedra, y sus manosparten el hierro. Sus ojosllegan ardiendo a los bosquesnocturnos; los negros bosques.Tocadle: Veréis que os quema.Dadle la mano: Veréissu mano abierta en que cabeCuba como un encendidotomeguín de alas segurasen la tormenta. Miradlo:Veréis que su luz os ciega.Pero seguidlo en la noche:¡Oh, por qué claros caminossu luz en la noche os lleva! -Si nacieras Mi Niñoaquí en Guaynabo...Si tu Anuncio trajeranlos cucubanosSi nacieras Mi Niñoentre las guajanas¡qué mecida tan suaveflor te acunara!Si en presagio de aromalas sicilianascrecieron todas juntasdonde nacierasa la vera " a la verade la quebradaque se rompe en mil cuarzospor la mañanaSi nacieras Mi Niñoen Los Ruiseñores¡qué flautas de rocíopara tus dones!Si nacieras Mi Niñoen aquella lomadonde San Juan se mira«como gaviota»...Si nacieras Mi Niñoaquí en Guaynabo...Caminitos de sueñoen las alboradas"Manojito de albahacapara tus plantas"Pimpollitos de rudapara tus manos.... . . . . . . . . . . . . . .Ya bajan los caminosvioleta y aire"Ya bajan los caminosrosa y arcángel"¡bandadas de gabrieleslos cucubanos!¡Si el lucero del albafuera El Lucero"qué de manos en vuelohacia La Mañana!Nácete aquí Mi Niñoaquí en Guaynabo...Nácete aquí Mi Niñoentre las guajanas. -Mientras fuerzo el ejércitoDe mis huesosEn el aire inmóvil de la noche.A los tigres de Neruda A los felinos de WhitmanCon sus bastones Con sus sombreros Con sus gabardinasY sus marchas hacia mundos más justos.De díaEn alta marUn delfín lleva una presa entre sus 150 dientesY cumple con su régimen alimenticio. -A Enrique Fernández y Mayte GómezPorque no es buenoconfundir el aliento con el frío del alma,ni es bueno que el hombre viva solo,ni es amable la mesa arrinconada en el salóncon sólo un mustio plato en el mantel,y las migajas.Venid a ver el polvo de las cosas, sacadmede esta ciénaga sin luz. He perdidola costumbre de la amistad y me pesacomo mármol cada tarde en casa,sin salir de mí. Deseo vuestra vozentre los muros como lluvia común.El latido del silencio alrededor.La bondad de vuestra dulce compañía.Anhelo vuestra voz porque confundo ya,exhausto, el tembloroso aliento de mi bocacon el frío del alma. -El uno total menosplenicorrupto nones consentido apenas por el ceroque al ido tiempo torna con sus catervas súcubos sexuales y su fauna de olvidoEl uno yo subánimaaunque insepulto intacto bajo sus multicriptas con trasfondos de arcadasque auto nutre sus ecos de sumo experto en nadamientras crece en abismoEl uno solo en unores de azar que se orea ante la noche en busca de sus límites perrosy tornasol lamido por innúmeros podres se interllaga lo oscuro de su yo todo unocrucipendiente sólo de sí mismo -"Lo que pasa volando permanece."Porque se oculta."Y se vuelve a pasar, volando.En la habitación vacía,descuidada,cruzó la ráfaga de alguien.En el cuarto abandonadode la casa ruinosala luz encarnó en alguien que pasa.Eternidad del instante ahondado,escena fijada y sin tiempo."Pasa sin pisar, sin cuerpo cierto."Sale del vacío, vuelve a él."Y en el tránsito, la luz lo asume.Aparición de lo impreciso:ser, relámpago, ficción, reflejo,emanaciones de lo invisible.Nada y todo, movimiento efímerode la vida.El sol alumbró de prontode lo que se desvanece,lo que ya no es. -Al pasar por la calle, cae una mariposa.Revolando insegura se pierde entre la gente,tornadizo vilano o pétalo de rosa,burbuja de jabón, pajarita luciente.Tras ella acude el alma, como ella, temerosade que tanto ajetreo le cause un accidente,hasta que en tenue aleo detiénese y se posaal borde de la acera, sin resguardo, imprudente.Nadie ha visto la escena ni seguido la pistadel insecto, que, trémulo, no acierta a aventurarse"tan frágil", aferrado apenas a la aristade la desnuda piedra, ardiente, del verano.Mi corazón sensible no logra equilibrarse,mientras la lanza al aire, decidida, mi mano. -A FELIPE RUIZEn vano el mar fatigala vela portuguesa; que ni el senode Persia ni la amigaMaluca da árbol bueno,que pueda hacer un ánimo sereno.No da reposo al pecho,Felipe, ni la India, ni la raraesmeralda provecho;que más tuerce la caracuanto posee más el alma avara.Al capitán romanola vida, y no la sed, quitó el bebidotesoro persiano;y Tántalo, metidoen medio de las aguas, afligidode sed está; y más durala suerte es del mezquino, que sin tasase cansa ansí, y endurael oro, y la mar pasaosado, y no osa abrir la mano escasa.¿Qué vale el no tocadotesoro, si corrompe el dulce sueño,si estrecha el ñudo dado,si más enturbia el ceño,y deja en la riqueza pobre al dueño? -Blanca flor de los claustros, irrisoriocapricho de don Juan, me abraso en ganade platicar contigo, bella hermana,en la paz del oscuro locutorio.Mi cabeza en tus senos, el mortuoriorecuerdo evocarás de noche arcanaen que oíste la voz de la campana,en brazos del sacrílego tenorio.De tus monjiles hábitos, contritosabsolución demandan mis delitos;dales la luz de tu inviolada tocaa las tinieblas de mi noche oscuray haz llover en mi erótica locuralos besos conventuales de tu boca. -Enorme tronco que arrastró la ola,yace el caimán varado en la ribera;espinazo de abrupta cordillera,fauces de abismo y formidable cola.El sol lo envuelve en fúlgida aureola;y parece lucir cota y cimera,cual monstruo de metal que reverberay que al reverberar se tornasola.Inmóvil como un ídolo sagrado,ceñido en mallas de compacto acero,está ante el agua estático y sombrío,a manera de un príncipe encantadoque vive eternamente prisioneroen el palacio de cristal de un río. -De un Dios cansado de dictar el acto de crearDe los poetas hermanos del tiempoDe esta corta historia de RepúblicasDe piel De persianas De asfaltoDe la siempre ciudad de ayerEs la flor que llevamosEn los ojos En el corazón En la manoY sin esconderlaEn la frontera Dos países nos delatan -No a todo alcanza Amor, pues que no puedoromper el gajo con que Muerte toca.Mas poco Muerte puedesi en corazón de Amor su miedo muere.Mas poco Muerte puede, pues no puedeentrar su miedo en pecho donde Amor.Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte. -Álamos negrosjunto al arroyo fresco.Álamos blancosjunto al arroyo claro.Álamos blancosy negros,cogidos del brazo,van cantandoal son de la brisa,por el arroyo abajo. -Amor mío, mi amor, amor halladode pronto en la ostra de la muerte.Quiero comer contigo, estar, amar contigo,quiero tocarte, verte.Me lo digo, lo dicen en mi cuerpolos hilos de mi sangre acostumbrada,lo dice este dolor y mis zapatosy mi boca y mi almohada.Te quiero, amor, amor absurdamente,tontamente, perdido, iluminado,soñando rosas e inventando estrellasy diciéndote adiós yendo a tu lado.Te quiero desde el poste de la esquina,desde la alfombra de ese cuarto a solas,en las sábanas tibias de tu cuerpodonde se duerme un agua de amapolas.Cabellera del aire desvelado,río de noche, platanar oscuro,colmena ciega, amor desenterrado,voy a seguir tus pasos hacia arriba,de tus pies a tu muslo y tu costado. -Contigo, mano a mano. Y no retirola postura, Señor. Jugamos fuerte.Empeñada partida en que la muerteserá baza final. Apuesto. Mirotus cartas y me ganas siempre. Tirolas mías. Das de nuevo. Quiero hacertetrampas. Ya no es posible. Clara suertetienes, contrario en el que tanto admiro.Pierdo mucho, Señor. Y apenas quedatiempo para el desquite. Haz Tú que puedaigualar todavía. Si mi parteno basta ya por pobre y mal jugada,si de tanto caudal no queda nada,ámame más, Señor, para ganarte. -Cuando venga, ay, yo no sécon qué le envolveré yo,con qué.Ay, dímelo tú, la luna,cuando en tus brazos de hechizotomas al roble macizoy le acunas en tu cuna.Dímelo, que no lo sé,con qué le tocaré yo,con qué.Ay, dímelo tú, la brisaque con tus besos tan levesla hoja más alta remueves,peinas la pluma más lisa.Dímelo y no lo dirécon qué le besaré yo,con qué.Y ahora que me acordaba,Ángel del Señor, de ti,dímelo, pues recibítu mensaje: «he aquí la esclava».Sí, dímelo, por tu fe,con qué le abrazaré yo,con qué.O dímelo tú, si no,si es que lo sabes, José,y yo te obedeceré,que soy una niña yo,con qué manos le tendréque no se me rompa, no,con qué. -Yo fui la más calladade todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;mi ruta era la música salvaje de los pájarosque soltaba a los aires mi bondad en revuelo...No me cargaron buques pesados de opulencia,ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;encima de los buques mi rostro aparecíasilbando en la redonda sencillez de los vientos.No pesé la armonía de ambiciones trivialesque prometía tu mano colmada de destellos:sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágilel trágico abandono que ocultaba tu gesto.Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.Te parecías al mar, resonante y discreto.Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.Sobre mí te seguiste como el sol en los pétalos.Y caminé en la brisa de tu dolor caídocon la tristeza ingenua de saberme en lo cierto:tu vida era un profundo batir de inquietas fuentesen inmenso río blando corriendo hacia el desierto.Un día, por las playas amarillas de histeria,muchas caras ocultas de ambición te siguieron;por tu oleaje de lágrimas arrancadas al cosmosse colaron las voces sin cruzar tu misterio...Yo fui la más callada.La voz casi sin eco.La conciencia tendida en sílaba de angustia,desparramada y tierna, por todos los silencios.Yo fui la más callada.La que saltó la tierra sin más arma que un verso.¡Y aquí me veis, estrellas,desparramada y tierna, con su amor en mi pecho! -También la piedra, si hay estrellas, vuela.Sobre la noche biselada y fríacreced, mellizos lirios de osadía;creced, pujad, torres de Compostela.Campo de estrellas vuestra frente anhela,silenciosas maestras de porfía.En mi pecho "ay, amor" mi fantasíatorres más altas labra. El alma vela.Y ella "tú" aquí, conmigo, aunque no alcanzascon tus dedos mis torres de esperanzascomo yo estas de piedra con los míos,contempla entre mis torres las estrellas,no estas de otoño, bórralas; aquellasde nuestro agosto ardiendo en sueños fríos. -Conozco a un tipobastante vulgar, quedice ser unbuen padre.Es de esos quese levantany trabajan,aunque sólo paramedrarun poco másen la escalasocial.Una vez en casase vuelve cruel, duroy egoísta,y también amenazador.Para él no existeel término medio"o estás conmigo,o contra mí".He dejado,hace ya muchotiempo,de creeren sus discursos-impecables discursos-Y ese mismo tipoes el que ahoraintenta lavar suimagencomprándoles juguetesa mis hijosmientras buscasu autoestimaen mujeres quelo engañan,lo desprecian.Aunque él-yo lo sé-,se siente guapose siente orgullosode ser un buen"macho".Y ahora estoyaquí sentadapasando página,tratando deolvidar a esetipo desalmadointolerante,déspota.Estoy aquí sentaday veo el final;el de unauténtico fracasado. -La ceniza es un don, como el agua que fluye. Se detiene un instante en la tiniebla que habita las miradas. Arropa con su pátina, y apaga, la luz de los objetos. Hay un deleite imperceptible en esa fragilidad que va tejiendo ruina en nuestras vidas. La levedad de un soplo la esparce por el aire. Deja entonces de herir: nos reintegra a la inicial oscuridad, nos devuelve casi intacto el gozo del olvido.No hay culpabilidad -apenas erosión- en la ceniza. El día que se junte entraremos en el súbito ahogo de la muerte, en su vaga penumbra. De tal presentimiento, aunque dure un suspiro, extraemos la médula de la sabiduría.Será un día de bruma, como todos los días. Exhumará nuestra conciencia la turbación del miedo, la pesadumbre obscena de haber existido en el vacío. Y cesará la niebla de todo sentimiento. -Bailarinita, Año Nuevo,tan dulce, tan alegre, agachada todavía,y ella misma una lazadillapara que con una lazadillasus zapatillaspueda atar.Un momentito todavía,y me yergoy empiezo a bailarlazadilla tras lazadillapara que a todos, el uno al otroy a todos a mí, pueda atar. -Dialogar mal que bien cada mañanacon Cicerón y César.Descubrir el amor bajo la sacra especiedel junco más flexible y la melena al vientomientras las olas mueren en la playay es una fuga el tiempo, trepidante de twistquisiera ser y quiérememuy fuerte amor.Tener sólo presente"sin memoria ni fábula: perfecto"como una joya inquietaentre las manos.(Allá fuera las callesde Madrid se cubríande silenciosa nieve y yo enterrabael año y estos ojosen aquellos contrarios que no lo parecíande tan así que eran.)Ser yo mismo y no extrañosfantasmas en la noche.Y lo más importantelo más interesante a estas alturas: vivirpara contarlo. -ALEGR��Ahoja verdecaída en la ventana,minúsculaclaridadrecién nacida,elefante sonoro,deslumbrantemoneda,a vecesráfaga quebradiza,peromás bienpan permanente,esperanza cumplida,deber desarrollado.Te desdeñé, alegría.Fui mal aconsejado.La luname llevó por sus caminos.Los antiguos poetasme prestaron anteojosy junto a cada cosaun nimbo oscuropuse,sobre la flor una corona negra,sobre la boca amadaun triste beso.Aún es temprano.Déjame arrepentirme.Pensé que solamentesi quemabami corazónla zarza del tormento,si mojaba la lluviami vestidoen la comarca cárdena del luto,si cerrabalos ojos a la rosay tocaba la herida,si compartía todos los dolores,yo ayudaba a los hombres.No fui justo.Equivoqué mis pasosy hoy te llamo, alegría.Como la tierraeresnecesaria.Como el fuegosustentaslos hogares.Como el paneres pura.Como el agua de un ríoeres sonora.Como una abejarepartes miel volando.Alegría,fui un joven taciturno,hallé tu cabelleraescandalosa.No era verdad, lo supecuando en mi pechodesató su cascada.Hoy, alegría,encontrada en la calle,lejos de todo libro,acompáñame:contigoquiero ir de casa en casa,quiero ir de pueblo en pueblo,de bandera en bandera.No eres para mí solo.A las islas iremos,a los mares.A las minas iremos,a los bosques.No sólo leñadores solitarios,pobres lavanderaso erizados, augustospicapedreros,me van a recibir con tus racimos,sino los congregados,los reunidos,los sindicatos de mar o madera,los valientes muchachosen su lucha.Contigo por el mundo!Con mi canto!Con el vuelo entreabiertode la estrella,y con el regocijode la espuma!Voy a cumplir con todosporque deboa todos mi alegría.No se sorprenda nadie porque quieroentregar a los hombreslos dones de la tierra,porque aprendí luchandoque es mi deber terrestrepropagar la alegría.Y cumplo mi destino con mi canto. -(Pablo Insulidae Nigra)ME llamo pájaro Pablo,ave de una sola pluma,volador de sombra claray de claridad confusa,las alas no se me ven,los oídos me retumbancuando paso entre los árboleso debajo de las tumbascual un funesto paraguaso como una espada desnuda,estirado como un arcoo redondo como una uva,vuelo y vuelo sin saber,herido en la noche oscura,quiénes me van a esperar,quiénes no quieren mi canto,quiénes me quieren morir,quiénes no saben que llegoy no vendran a vencerme,a sangrarme, a retorcermeo a besar mi traje rotopor el silbido del viento.Por eso vuelvo y me voy,vuelo y no vuelo pero canto:soy el pájaro furiosode la tempestad tranquila. -Sólo lo hiciste un momento.Mas quedaste, como en piedra,haciéndolo para siempre. -Cómo querría otra suerte para esta pobre resecaque lleva todas las artes y los oficiosen cada uno de sus terronesy ofrece su matriz reveladorapara las semillas que quizá nunca lleguencómo querría que un desborde caudalviniera a redimirlay la empapara con su sol en hervoro sus lunas ondeadasy las recorriera palmo a palmoy la entendiera palma a palmao que descendiera la lluvia inaugurándolay le dejara cicatrices como zanjonesy un barro oscuro y dulcecon ojos como charcoso que en su biografíapobre madre resecairrumpiera de pronto el pueblo fértilcon azadones y argumentosy arados y sudor y buenas nuevasy las semillas de estreno recogieranel legado de viejas raícescomo querrían que se escucharansu verde gratitud y su orgasmo nutricioy que el alambrado recogiera sus púasya que por fin sería nuestra y unacomo querría esa suerte de tierray que vos muchachitaentre brotes o espigaso aliento vegetal o abejas mensajeraste extendieras allímirando por primera vez las nubesy yo tapara lentamente el cielo -Porque siempre esté la puerta abiertay sólo esperen ver siluetas.Porque la luz camine desnuday la vistan de sombras mudas.Porque lleva la mar en su frentey la resaca no le hiere.Porque si en tierra hunde su cabezasacan luego una calavera.Se permiten dudarde la isla y del oasis. -El hombre imaginariovive en una mansión imaginariarodeada de árboles imaginariosa la orilla de un río imaginarioDe los muros que son imaginariospenden antiguos cuadros imaginariosirreparables grietas imaginariasque representan hechos imaginariosocurridos en mundos imaginariosen lugares y tiempos imaginariosTodas las tardes tardes imaginariassube las escaleras imaginariasy se asoma al balcón imaginarioa mirar el paisaje imaginarioque consiste en un valle imaginariocircundado de cerros imaginariosSombras imaginariasvienen por el camino imaginarioentonando canciones imaginariasa la muerte del sol imaginarioY en las noches de luna imaginariasueña con la mujer imaginariaque le brindó su amor imaginariovuelve a sentir ese mismo dolorese mismo placer imaginarioy vuelve a palpitarel corazón del hombre imaginario. -El olímpico cisne de nievecon el ágata rosa del picolustra el ala eucarística y breveque abre al sol como un casto abanico.De la forma de un brazo de liray del asa de un ánfora griegaes su cándido cuello, que inspiracomo prora ideal que navega.Es el cisne, de estirpe sagrada,cuyo beso, por campos de seda,ascendió hasta la cima rosadade las dulces colinas de Leda.Blanco rey de la fuente Castalia,su victoria ilumina el Danubio;Vinci fue su varón en Italia;Lohengrín es su príncipe rubio.Su blancura es hermana del lino,del botón de los blancos rosalesy del albo toisón diamantinode los tiernos corderos pascuales.Rimador de ideal florilegio,es de armiño su lírico manto,y es el mágico pájaro regioque al morir rima el alma en un canto.El alado aristócrata muestralises albos en campo de azur,y ha sentido en sus plumas la diestrade la amable y gentil Pompadour.Boga y boga en el lago sonorodonde el sueño a los tristes espera,donde aguarda una góndola de oroa la novia de Luis de Baviera.Dad, condesa, a los cisnes cariño;dioses son de un país halagüeño,y hechos son de perfume, de armiño,de luz alba, de seda y de sueño. -Los rayos que a tu padre son cabello,Barba, Esculapio, a ti peinas en oro;Tu facultad en lira humilde imploro,Dicte números Clío para ello.Asiste al que dos mundos, garzón bello,Veneran Rey, y yo deidad adoro;Purpureará tus aras blanco toroQue ignore el yugo su lozano cuello.Piedras lavó ya el Ganges, yerbas IdaEscondió a otros la de tu serpiente,O más limada hoy o más lamida;En polvo, en jugo virtüosamenteSoliciten salud, produzcan vida;Humano primer Fénix siglos cuente. -Las ramas del ciprésse ven mejor en el estanque quieto.Es como si el reflejo definieramás hondamente su naturaleza.Y cuando hay un tembloren las aguas tocadas por la brisa,es aún más flagrante aquel reflejo.Acaso igual nos pasará a nosotros:nos veremos mejor cuando asomemosal estanque irisadopor el sutil asombro de la muerte. -Lumen, lumen. Me llega cuando nacenluces o sombras, revelación. Viva.Ese camino, esa ilusión es neta.Presión que sueña que la muerte miente.Muerte, oh vida, te adoro por espanto,porque existes en forma de culata.Donde no se respira. El frío sueñacon estampido - eternidad. La vidaes un instantejusto para decir María. Silencio.Una blancura, un rojo que no nace,ese roce de besos bajo el agua.Una orilla impasible donde rompencuerpo u ondas, mares, o la frente. -Ahora quiero amar algo lejano...Algún hombre divinoQue sea como un ave por lo dulce,Que haya habido mujeres infinitasY sepa de otras tierras, y florezcaLa palabra en sus labios, perfumada:Suerte de selva virgen bajo el viento...Y quiero amarlo ahora. Está la tardeBlanda y tranquila como espeso musgo,Tiembla mi boca y mis dedos finos,Se deshacen mis trenzas poco a poco.Siento un vago rumor... Toda la tierraEstá cantando dulcemente... LejosLos bosques se han cargado de corolas,Desbordan los arroyos de sus caucesY las aguas se filtran en la tierraAsí como mis ojos en los ojosQue estoy sonañdo embelesada...PeroYa está bajando el sol de los montes,Las aves se acurrucan en sus nidos,La tarde ha de morir y él está lejos...Lejos como este sol que para nuncaSe marcha y me abandona, con las manosHundidas en las trenzas, con la bocaHúmeda y temblorosa, con el almaSutilizada, ardida en la esperanzaDe este amor infinito que me vuelveDulce y hermosa... -a J. L. B.La luna que miramos desde el Tíbero aquí, bajo la noche de los astros,es única y común. Ritos y magiasde antiguos sacerdotes que oficiabanorgullosos misterios, la coronande fórmulas y flores fenecidas,de jóvenes efebos que salmodianolvidadas canciones, para siempre.Estas cosas pasaron. Son ahoramientras veo la luna y no comprendoqué estoy haciendo aquí, por qué es tan tristecontemplar esa luz, si se está solo. -Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve,cómo será así extraño,cuando tú ya no estés,la catedral del día,el claustro que condensa la gran edad de la luzy el carácter de las tormentas.Amor mío, amor mío, tú sin día para ti,enjambrado entre espejos y entre las cosas malas,muerta la plata trascendentaly las ya antiguas anémonas de égloga,muerta esta versión, que ahora oscuro, y declino, para leerla,más joven.Amor mío de nunca, afiebrado y pacífico,versos para el pequeño pulpo de la muerte,versos para la muerte rara que hace la travesía de los téléfonos,para mi mente debelada versos, para el circuito del violín,para el circuito de la garza,para el confín del sur, del sueño,versos que no me asilen ni sean causa de vida,que no me den la dulce serpiente umbilicalni la sala glucosa del útero. -A la señora Laura Martínez de AlbaResígnanse los novioscon subconsciente pánico,al soso parabiéndel concurso inórganico.Al fin, va la consorteal pecho del anciano, cuyo portepatriarcal solemnizalas bodas de su vástagoque lo trajeron de su hogar del Norte.Y la agobiada mano agricultorasumérgese en el raso de la espalda,como la Tradición en el dechadode la Aurora.Sobre la luz del rasose retarda y se engríela mano, como una rancia penaen un tablero vívido que ríe.Mano agrietada, rígida y terrosa,que en el vaso metálico se posa,cual si fuera una nuezsobre la nitidezde prístina bandeja inoficiosa... -la horeja se desbiblia de hoysale del libro perfumado de fantasmasde porfías ortográficasa tocar estatuas nuevas;tiembla en la lenguacon la virginidad intactacrecida y espumosaen el estribo feliz del laberinto óseode haches redondas y sin frenosagitada cognoscenciadel secreto en el órgano de Cortihoreja sin sombra rodea y amarespetando la voz de la caricia sin conjeturasdonde la mano se detienedonde la música acierta la estocadadonde emblanquece la risadonde al desnudo,el papel abre la puertahoreja de oír la calandria en celoentrando en el vestíbulo, deliciosafrutal en la humedad exacta de la playaen los canales semicircularesen el caracolsin envoltoriedades, holiendolas cinco estaciones sin quebrantoen el cielo amarillo de tantos solesespacio cóncavo que desordena y cantasueño convexoreclinado en la palabra destiladaCOMO EL RAYOhoreja nueva de caminosdonde aún está lo que no muereperfectamente combada en el ámbaren la letra de volumen y cuerpoen la sinestesia sinfín de los sentidoshoreja desdoblada en la sonrisadejándose llevarsin retruécanospor los pies descalzos del abrigo;tintineo inmortal de martillos y yunquesde trompas de Eustaquiode fina luz de tímpanos rumberosde prolongaciones alegresde nervios auditivos, viajeen las campanas clavecindras y sonerasremontadas horejasde párpados suavesvolando en la memoria de los astros. -Hay una cornetaque flota en el cielo,muy lejos del sueloligera y coqueta.Hay una cornetaque imita a una nube:ya baja, ya sube,jamás se está quieta.Hay una cornetade vivos reflejos:parecen espejosbuscando una meta.Hay una corneta,serpiente de espuma,que deja a la brumade sueños repleta. -La mujer que camina delante de su sombra.Aquella a quien precede la luz como las avesa las celebraciones del solsticio.La que nada ha guardado para sísalvo su juventudy la piedra engarzada de las lágrimas.Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbolque florece en otoño, la que es dócila las insinuaciones de sus hojas.La mujer cuyas manos son las manos de un niño.La que es visible ahora en el silencio,la que ofrece sus ojosal animal oscuro que mira mansamente.La que ha estado conmigo en el principio,la mujer que ha trazadola forma de las cosas con el agua que oculta. -Conozco perfectamente mi dolor:viene conmigo disfrazado en la sangrey se ha construido una risa especialpara que no pregunten por su sombra.Mi dolor, ah, queridos,mi dolor, ah, querida,mi dolor, es capaz de inventaros un pájaro,un cubo de maderade esos donde los niñosle adivinan un alma musical al alfabeto,un rincón entrañabley tibio como la geografía del vinoo como la piel que me dejó las manossin pronunciar el himno de tu ancha desnudez de marMi dolor tiene cara de rosa,de primavera personal que ha venido cantando.Tras ella esconde su violento cuchillo,su desatado tigre que me rompió las venas desde antes de nacery que trazó los díasde lluvia y de ceniza que mantengo.Amo profundamente mi dolor,como a un hijo malo. -Estrellas que entre lo sombrío,de lo ignorado y de lo inmenso,asemejáis en el vacío,jirones pálidos de incienso,nebulosas que ardéis tan lejosen el infinito que aterraque sólo alcanzan los reflejosde vuestra luz hasta la tierra,astros que en abismos ignotosderramáis resplandores vagos,constelaciones que en remotostiempos adoraron los Magos,millones de mundos lejanos,flores de fantástico broche,islas claras en los oceanos,sin fin, ni fondo de la noche,¡estrellas, luces pensativas!¡estrellas, pupilas inciertas!¿Por qué os calláis si estáis vivasy por que alumbráis si estáis muertas?... -Noche. Este viento vagabundo llevalas alas entumidasy heladas. El gran Andesyergue al inmenso azul su blanca cima.La nieve cae en copos,sus rosas transparentes cristaliza;en la ciudad, los delicados hombrosy gargantas se abrigan;ruedan y van los coches,suenan alegres pianos, el gas brilla;y si no hay un fogón que le caliente,el que es pobre tirita.Yo estoy con mis radiantes ilusionesy mis nostalgias íntimas,junto a la chimeneabien harta de tizones que crepitan.Y me pongo a pensar: ¡Oh! ¡Si estuvieseella, la de mis ansias infinitas,la de mis sueños locosy mis azules noches pensativas!¿Cómo? Mirad:De la apacible estanciaen la extensión tranquilavertería la lámpara reflejosde luces opalinas.Dentro, el amor que abrasa;fuera, la noche fría;el golpe de la lluvia en los cristales,y el vendedor que gritasu monótona y triste melopeaa las glaciales brisas.Dentro, la ronda de mis mil delirios,las canciones de notas cristalinas,unas manos que toquen mis cabellos,un aliento que roce mis mejillas,un perfume de amor, mil conmociones,mil ardientes caricias;ella y yo: los dos juntos, los dos solos;la amada y el amado, ¡oh Poesía!los besos de sus labios,la música triunfante de mis rimas,y en la negra y cercana chimeneael tuero brillador que estalla en chispas.¡Oh! ¡Bien haya el braserolleno de pedrería!Topacios y carbunclos,rubíes y amatistasen la ancha copa etruscarepleta de ceniza.Los lechos abrigados,las almohadas mullidas,las pieles de Astrakán, los besos cálidosque dan las bocas húmedas y tibias.¡Oh, viejo Invierno, salve!puesto que traes con las nieves frígidasel amor embriagantey el vino del placer en tu mochila.Sí, estaría a mi lado,dándome sus sonrisas,ella, la que hace falta a mis estrofas,esa que mi cerebro se imagina;la que, si estoy en sueños,se acerca y me visita;ella que, hermosa, tieneuna carne ideal, grandes pupilas,algo del mármol, blanca luz de estrella;nerviosa, sensitiva,muestra el cuello gentil y delicadode las Hebes antiguas;bellos gestos de diosa,tersos brazos de ninfa,lustrosa cabelleraen la nuca encrespada y recogiday ojeras que denuncianansias profundas y pasiones vivas.¡Ah, por verla encarnada,por gozar sus caricias,por sentir en mis labioslos besos de su amor, diera la vida!Entre tanto hace frío.Yo contemplo las llamas que se agitan,cantando alegres con sus lenguas de oro,móviles, caprichosas e intranquilas,en la negra y cercana chimeneado el tuero brillador estalla en chispas.Luego pienso en el corode las alegres liras.En la copa labrada, el vino negro,la copa hirviente en cuyos bordes brillancon iris temblorosos y cambiantescomo un collar de prismas;el vino negro que la sangre enciende,y pone el corazón con alegría,y hace escribir a los poetas locossonetos áureos y flamantes silvas.El Invierno es beodo.Cuando soplan sus brisas,brotan las viejas cubasla sangre de las viñas.Sí, yo pintara su cabeza canacon corona de pámpanos guarnida.El Invierno es galeoto,porque en las noches fríasPaolo besa a Francescaen la boca encendida,mientras su sangre como fuego correy el corazón ardiendo le palpita.?¡Oh crudo Invierno, salve!puesto que traes con las nieves frígidasel amor embriagantey el vino del placer en tu mochila.Ardor adolescente,miradas y caricias;cómo estaría trémula en mis brazosla dulce amada mía,dándome con sus ojos luz sagrada,con su aroma de flor, savia divina.En la alcoba la lámparaderramando sus luces opalinas;oyéndose tan sólosuspiros, ecos, risas;el ruido de los besos;vla música triunfante de mis rimas,y en la negra y cercana chimeneael tuero brillador que estalla en chispas.Dentro, el amor que abrasa;fuera, la noche fría. -Porque el mar,con su constante precisión de olas imparables,viene y va,se aleja o regresa,resuelve su singular lejaníacon unas palabras de espumaque bajo el solse desvanecen.Ese mar que alimenta fantasmas y retornos,ese mar que alimenta buques con pesadas cargasy caracolas en las manos de un niño,ese mar que desencadena tu rostro y mis labios,tu noche y mis miedos.Yo, inútil marinerode rocas en la orilla,siempre quise comprender el mar,su memoria azul,su mirada de vigía, la latitudde esos puertos donde descansarla atormentada vida,fatigada por salvarunos pocos restos del naufragio.Porque el mar, el siempre mar,es el lugar de todos los puertosy solo uno,es el oculto oleajedonde a un hombre le es devuelta, al fin,la voz de ese niñosumergidoen lo más profundo de la memoria. -Muere la vida, y vivo yo sin vida,ofendiendo la vida de mi muerte,sangre divina de las venas vierte,y mi diamante su dureza olvida.Está la majestad de Dios tendidaen una dura cruz, y yo de suerteque soy de sus dolores el más fuerte,y de su cuerpo la mayor herida.¡Oh duro corazón de mármol frio!,¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,y no te vuelves un copioso río?Morir por él será divino acuerdo,mas eres tú mi vida, Cristo mío,y como no la tengo, no la pierdo. -Ya yo me enteré, mulata,mulata, ya sé que diseque yo tengo la narisecomo nudo de cobbata.Y fíjate bien que túno ere tan adelantá,poqque tu boca é bien grande,y tu pasa, colorá.Tanto tren con tu cueppo,tanto tren;tanto tren con tu boca,tanto tren;tanto tren con tu sojo,tanto tren.Si tú supiera, mulata,la veddá;¡que yo con mi negra tengo,y no te quiero pa na! -Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,que es traer el mundo a las espaldas.Soy como un perro que ruge a solas, ladraa las fieras del odio y de la angustia,echa a rodar la vida en mitad de la noche.Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,democracias quebradas como cántaros,religiones mohosas hasta el alma,rebeliones en germen echando lenguas de humo,árboles que no tienensuficientes resinas amorosas.Estamos sin amor, hermano mío,y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra. -Cada segundo un siglo, una mirada,nunca la misma, siempre sin un centro decisivo,sin palabras mayúsculas, que son como humaredasde sangre y de dolor, látigo, muerte. -Más que yo vivirá lo que aquí vive,hasta los nidos de los estorninos,y este aire migratorio que cruzó,aire primaveral, la mar en vuelo.La voz eternidad de allá nos llama,del más allá con su invencible fuerza,y por encima del cerezo en flor,la luz lunar menguando se derrama.Parece que blanquea sin estorbo,a través de las verdes espesuras,la senda que no digo adónde lleva...Allí hay más claridad entre los troncosy todo se asemeja a la arboledaque circunda el estanque en Tsárkoie Seló. -a Nila LópezVoy caminando. Van mis plantas sobreel pasto con cristales de violetas.Yo sé que no soy libre, que la culpade algún delito infame me condena.Está en los viejos libros esa leypor mí quebrada de peor manera.Procuro, mientras tanto, no sabersino lo que a los otros fue a ocurrir:el homicidio y el suicidio al alba,la sangre de este mundo en su escurrir.Jamás fui tan feliz así penando.El hombre y su razón me hacen reír.Apuros ¿para qué? La hierba es largay el paso se hace oveja bajo el sol.Mañana es otro día y a horas altasapaga y prende el cielo un nuevo Dios. -Sube a nacer conmigo, hermano.Dame la mano desde la profundazona de tu dolor diseminado.No volverás del fondo de las rocas.No volverás del tiempo subterráneo.No volverá tu voz endurecida.No volverán tus ojos taladrados.Mírame desde el fondo de la tierra,labrador, tejedor, pastor callado:domador de guanacos tutelares:albañil del andamio desafiado:aguador de las lágrimas andinas:joyero de los dedos machacados:agricultor temblando en la semilla:alfarero en tu greda derramado:traed a la copa de esta nueva vidavuestros viejos dolores enterrados.Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,decidme: aquí fui castigado,porque la joya no brilló o la tierrano entregó a tiempo la piedra o el grano:señaladme la piedra en que caísteisy la madera en que os crucificaron,encendedme los viejos pedernales,las viejas lámparas, los látigos pegadosa través de los siglos en las llagasy las hachas de brillo ensangrentado.Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.A través de la tierra juntad todoslos silenciosos labios derramadosy desde el fondo habladme toda esta larga nochecomo si yo estuviera con vosotros anclado,contadme todo, cadena a cadena,eslabón a eslabón, y paso a paso,afilad los cuchillos que guardasteis,ponedlos en mi pecho y en mi mano,como un río de rayos amarillos,como un río de tigres enterrados,y dejadme llorar, horas, días, años,edades ciegas, siglos estelares.Dadme el silencio, el agua, la esperanza.Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.Apegadme los cuerpos como imanes.Acudid a mis venas y a mi boca,Hablad por mis palabras y mi sangre. -Una revolución.Luego una guerra.En aquellos dos años "que eranla quinta parte de toda mi vida",ya había experimentado sensaciones distintas.Imaginé más tardelo que es la lucha en calidad de hombre.Pero como tal niño,la guerra, para mí, era tan sólo:suspensión de las clases escolares,Isabelita en bragas en el sótano,cementerios de coches, pisosabandonados, hambre indefinible,sangre descubiertaen la tierra o las losas de la calle,un terror que durabalo que el frágil rumor de los cristalesdespués de la explosión,y el casi incomprensibledolor de los adultos,sus lágrimas, su miedo,su ira sofocada,que, por algún resquicio,entraban en mi almapara desvanecerse luego, pronto,ante uno de los muchosprodigios cotidianos: el hallazgode una bala aún caliente,el incendiode un edificio próximo,los restos de un saqueo"papeles y retratosen medio de la calle...Todo pasó,todo es borroso ahora, todomenos eso que apenas percibíaen aquel tiempoy que, años más tarde,resurgió en mi interior, ya para siempre:este miedo difuso,esta ira repentina,estas imprevisiblesy verdaderas ganas de llorar. -Tocotoco porosamarrascalas tocoteclas de nerviosmuellestejidos que me tocancicatricescenizastrópicos vientres tocosolos solosresacasestertorestoco y mastocoy nadaPrefiguras de ausenciainconsistentes troposqué túqué quéqué quenasqué hondonadasqué máscarasqué soledades huecasqué sí qué noqué sino que me destempla el toquequé reflejosqué fondosqué materiales brujosqué llavesqué ingredientes nocturnosqué fallebas heladas que no abrenqué nada tocoen todo -94Cuelga sangriento de la cama al sueloel hombro diestro del feroz tirano,que opuesto al muro de Betulia en vano,despidió contra sí rayos al cielo.Revuelto con el ansia el rojo velodel pabellón a la siniestra manodescubre el espectáculo inhumanodel tronco horrible convertido en hielo.Vertido Baco, el fuerte arnés afealos vasos y la mesa derribada,duermen las guardas, que tan mal emplea;y sobre la muralla coronadadel pueblo de Israel, la casta hebreacon la cabeza resplandece armada. -Ese vago clamor que rasga el vientoes la voz funeral de una campana;vano remedo del postrer lamentode un cadáver sombrío y macilentoque en sucio polvo dormirá mañana.Acabó su misión sobre la tierra,y dejó su existencia carcomida,como una virgen al placer perdidacuelga el profano velo en el altar.Miró en el tiempo el porvenir vacío,vacío ya de ensueños y de gloria,y se entregó a ese sueño sin memoria,¡que nos lleva a otro mundo a despertar!Era una flor que marchitó el estío,era una fuente que agotó el verano:ya no se siente su murmullo vano,ya está quemado el tallo de la flor.Todavía su aroma se percibe,y ese verde color de la llanura,ese manto de yerba y de frescurahijos son del arroyo creador.Que el poeta, en su misiónsobre la tierra que habita,es una planta malditacon frutos de bendición.Duerme en paz en la tumba solitariadonde no llegue a tu cegado oídomás que la triste y funeral plegariaque otro poeta cantará por ti.Ésta será una ofrenda de cariñomás grata, sí, que la oración de un hombre,pura como la lágrima de un niño,¡memoria del poeta que perdí!Si existe un remoto cielode los poetas mansión,y sólo le queda al sueloese retrato de hielo,fetidez y corrupción;¡digno presente por ciertose deja a la amarga vida!¡Abandonar un desiertoy darle a la despedidala fea prenda de un muerto!*Poeta, si en el no serhay un recuerdo de ayer,una vida como aquídetrás de ese firmamento...conságrame un pensamientocomo el que tengo de ti. -Párteme por la mitad:rómpemey olvídame -Era la época en que yo jurabaque la Coca Cola uruguaya era mejor que la Coca Cola chilenay que la nacionalidad era una cólera llameantecomo cuando una tipa de la calle Banderano me quiso vender otra cervezaporque dijo que estaba demasiado borrachoy que la prueba era que yo hablaba harto rarohaciéndome el extranjerocuando evidentemente era más chileno que los porotos. -Aquí pasaba a piepor estas calles,sin empleo ni puestoY sin un pesoSólo poetas, putasPerorecordadle cuandotengais puentes de concreto,Grandes turbinas,tractores, plateados graneros,buenos gobiernos.La guardia nacionalanda buscandoa un hombreun hombre esperaesta noche llegara la fronterael nombrede ese hombreno se sabehay muchoshombres másenterrados enuna zanjaEl número yel nombre de esoshombres no se sabe.Ni se sabe el lugarni el número de zanjas.La guardia nacionalanda buscando a un hombreUn hombre esperaesta noche salirde Nicaragua -Me vas a dejar triste otra vez como anocheY a ti te gusta estar pálida como anocheEl viento ulula ladran los perros como anocheVes que pongo en tu vientre mis manos como anocheHágase la locura dijo una voz anochePero este viento no es el mismo que el de anocheNo preguntes ahora si el mundo empezó anocheEsta noche nos traen los despojos de anochePero se han puesto negras las estrellas de anocheSigue chillando el pájaro que entró en el cuarto anocheYa juegan como anoche gimiendo como anochelas sombras que parecen bichos en agonía -Si la hojarasca en niebla se convierteyo dejo la ventana y voy, amado,en busca de tus sábanas. Me acuestocon paños de mi fiebre en tu costado.Qué amor tan taciturno es este sueño:llegar ya tarde a noches de relámpagos,ya tarde a los ocasos, no morirnoscual árbol de oro viejo al pie de un astro.Mi sueño es sólo un verso de crepúsculo,un lobo de ojos tristes reclinadosobre su mal pues se perdió en el bosquey el viento en sus oídos es engaño.Esta manera de quemarme el alma,este morirme sin haber sangrado,esta costumbre perra de quererte,este quedarme entera en tu costado. -Detrás de la palabra nadamiro la blancurade esta playa alargándosecomo un bello animal dormido(su piel de arena brilla).Desde este acantiladosuspendido en la nochecomprendo que no sé nada de mi vida(el mar dibuja espumas).La madrugada ha de ser lenta,traerá una luz muy débil,húmeda y lejanacomo la primera distancia. -En el eco de mis muertesaún hay miedo.¿Sabes tu del miedo?Sé del miedo cuando digo mi nombre.Es el miedo,el miedo con sombrero negroescondiendo ratas en mi sangre,o el miedo con labios muertosbebiendo mis deseos.Sí. En el eco de mis muertesaún hay miedo. -Rompo una rosa y no te encuentro.Al viento, así, columnas deshojadas,palacio de la rosa en ruinas.Ahora "rosa imposible" empiezas:por agujas de aire entretejidaal mar de la delicia intacta,donde todas las rosas"antes que rosas"belleza son sin cárcel de belleza. -Hoy quisiera olvidarme del mar,del mar en las ventanas,del dígale usted a todos buenos días,seguimos por aquí,así como siempre, muy buenos de saludy de agonía.Hoy quisierano saber las palabras,olvidarme los ritos, las maneras,ser tan libre como la mano de una niña,o el ojo de un pájaro en la niebla.Hoy quisiera-queremos siempre y para nada sirve-decir palabras lentas,melodías colgadas de la sombra,sueños que se entrecruzan, heroicas campanas.Pero somos de aquí,del billete señor,la carne va subiendoy el hígado del viejo se estropea.Somosde las tardes de fútbol.Hoy quisiera-quieres tantas cosas-cerrar de una vez esta ventanay descansar del ruido de allá afuera.Pero entran el mar,el ruido y el regusto brutalde toda esta tierra.Somos de ahí,de enfrente, justo al ladodonde se ama y crea.Somos-y hoy yo quisiera...-del urbano paisaje de la tierray aquí no hay quien se salvede la hoguera. -Los blancos lilios que de ciento en ciento,Hijos del Sol, nos da la Primavera,A quien del Tajo son en la riberaOro su cuna, perlas su alimento;Las frescas rosas, que ambicioso el vientoCon pluma solicita lisonjera,Como quien de una y otra hoja esperaPurpúreas alas, si lascivo aliento,A vuestro hermoso pie cada cual debeSu beldad toda. ¿Qué hará la mano,Si tanto puede el pie, que ostenta flores,Porque vuestro esplendor venza la nieve,Venza su rosicler, y porque en vano,Hablando vos, espiren sus olores? -¿Te acordás hermano que tiempos aquelloscuando sin cortedades ni temor ni vergüenzase podía decir impunemente pueblo?cada uno estaba donde correspondíalos capos allá arriba/ nosotros aquí abajoes cierto que no siemprelogró colarse el pueblo en las constitucioneso en las reformas de las constitucionespero sí en el espíritu de las constituciones/los diputados y los senadorestodos eran nombrados sin boatocomo representantes de ese puebloahora el requisito indispensablepara obtener curules en los viejos partidosy algunos de los nuevoses no pronunciar puebloes no arrimarse al pueblono soñar con el puebloincluso hubo un ministro mexicano(sabines dixit) que en el sesenta y ochounos meses después de tlatelolcodijo/ con el pueblo me limpio el culodespués de todo el tipo era sinceropor otra parte en las obras más doctasde los historiadores con oficioel pueblo aún figura en las notas al piey en el último tramo de la bibliografíapero el voquible pueblo/ en general/es contaseña de las catacumbasde los contactos clandestinosde las exhumaciones arqueológicasde vez en cuando surge un eruditoque descubre que engels dijo puebloque gramsci el che guevara y rosa luxemburgoque mariátegui y marx y pablo iglesiasdijeron pueblo alguna que otra vezy ciertos profesores que todavía tienenen sus armarios el pañuelo rojollevan a sus alumnos al museopara que tomen nota disimuladamentede cómo eran las momias y los pueblosy claro los muchachos que absorben como esponjasse levantan sonámbulos en mitad de la nochey trotan por los blancos corredoresdiciendo pueblo saboreando pueblomas como en la vigilia vigiladaya nadie grita ni murmura pueblohay en las calles y en plazoletasen los clubes y colegios privadosen las academias y en las autopistasuna paz algo densa/ a prueba de disturbiosy un silencio compacto/ sin fisurasalgo por el estilo del que encontró neil amstrongcuando anduvo paseando por la luna sin pueblo. -Bruscamente la tarde se ha aclaradoPorque ya cae la lluvia minuciosa.Cae o cayó. La lluvia es una cosaQue sin duda sucede en el pasado.Quien la oye caer ha recobradoEl tiempo en que la suerte venturosaLe reveló una flor llamada rosaY el curioso color del colorado.Esta lluvia que ciega los cristalesAlegrará en perdidos arrabalesLas negras uvas de una parra en ciertoPatio que ya no existe. La mojadaTarde me trae la voz, la voz deseada,De mi padre que vuelve y que no ha muerto. -Ya que tu voz, como un muelle vapor, me bañay mis ojos, tributos a la eterna guadaña,por ti osan mirar de frente el ataúd;ya que tu abrigo rojo me otorga una deliciaque es mitad friolenta, mitad cardenalicia,antes que en la veleta llore el póstumo alud;ya que por ti ha lanzado a la Muerte su retola cerviz animosa del ardido esqueletopredestinado al hierro del fúnebre dogal;te honro en el espanto de una perdida alcobade nigromante, en que tu yerta faz se arrobasobre una tibia, como sobre un cabezal;y porque eres, Amada, la armoniosa elegidade mi sangre, sintiendo que la convulsa vidaes un puente de abismo en que vamos tú y yo,mis besos te recorren en devotas hilerasencima de un sacrílego manto de calaverascomo sobre una erótica ficha de dominó. -Tu tez rosada y pura; tus formas grácilesde estatua de Tanagra; tu olor de lilas;el carmín de tu boca de labios tersos;las miradas ardientes de tus pupilas;el ritmo de tu paso; tu voz velada;tus cabellos que suelen, si los despeinatu mano blanca y fina, toda hoyuelada,cubrirte con un rico manto de reina;tu voz, tus ademanes, tú... no te asombre:todo eso está, ya a gritos, pidiendo un hombre. -Hay algo en ti que se parece al silencio,a pesar de tantas cosas que me dices.Hay algo en ti, y no es belleza.Hay algo.Me gusta estar solo para estar contigo.Logras que escuche la luz, mire al sonido.Me gusta verte para platicaraunque afuera los árboles lo sepan todo.Pero no te amo,si te amaratendría que robar por ti, matar por ti,quitarle a la noche su brillo.Yo deseo regresar lo robado,resucitar lo muerto,dejar a la noche en paz cuando estoy contigo.Me gusta cuando me sorprendes por la espalda,cuando ríes y me arrojas el cielo.Cuando tus ojos, navajas de ternura, me cortanlos talones.Me gusta que te enojes y me exijas un poema.No soy poeta -te digo-soy plagiario de la nocheladrón de las palabras que llevas escondidas.Entonces en mi alma te recuestas y me hacescerrar los ojos.Yo sé,podría llevar una guitarra a tu balcón,invadir de flores tu mirada,gritarte y recordarte lo que ya sabes.Pero ya ves,no soy de esa madera.Mas bien deseo mirarte,mirarte y no cansarme nunca,porque hay algo en ti que se parece el silencio. -Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,virgen como la nieve y honda como la mar;su espíritu es la hostia de mi amorosa misa,y alzo al són de una dulce lira crepuscular.Ojos de evocadora, gesto de profetisa,en ella hay la sagrada frecuencia del altar:su risa en la sonrisa suave de Monna Lisa;sus labios son los únicos labios para besar.Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;apoyada en mi brazo como convalecienteme mirará asombrada con íntimo pavor;la enamorada esfinge quedará estupefacta;apagaré la llama de la vestal intacta¡y la faunesa antigua me rugirá de amor! -Silencio. Sólo quedaun olor de jazmín.Lo único igual a entonces,a tántas veces luego...¡Sinfin de tanto fin! -Al tronco descansaba de una encinaQue invidia de los bosques fue lozana,Cuando segur legal una mañanaAlto horror me dejó con su rüina.Laurel que de sus ramas hizo dinaMi lira, ruda sí, mas castellana,Hierro luego fatal su pompa vana(Culpa tuya, Calíope) fulmina.En verdes hojas cano el de MinervaÁrbol culto, del Sol yace abrasado,Aljófar, sus cenizas, de la yerba.¡Cuánta esperanza miente a un desdichado!¿A qué más desengaños me reserva,A qué escarmientos me vincula el hado? -Antepasado mío, hoy te he vistogozoso, reencarnado en mis dos hijos.La tarde olía a madurez y a mango.Por las mejillas de mis niños"dulce y amadamente" resbalabas. -Me siento, a veces, tristecomo una tarde del otoño viejo;de saudades sin nombre,de penas melancólicas tan lleno...Mi pensamiento, entonces,vaga junto a las tumbas de los muertosy en torno a los cipreses y a los saucesque, abatidos, se inclinan... Y me acuerdode historias tristes, sin poesía... Historiasque tienen casi blancos mis cabellos. -Vengo del fondo oscuro de una noche implacabley contemplo los astros con un gesto de asombro.Al llegar a tu puerta me confieso culpabley una paloma blanca se me posa en el hombro.Mi corazón humilde se detiene en tu puertacon la mano extendida como un viejo mendigo;y tu perro me ladra de alegría en la huerta,porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.Al fin creció el rosal aquel que no crecíay ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:Yo también he cambiado mucho desde aquel día,pues no tienen estrellas las noches del destierro.Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada;pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,mírame dulcemente, sin preguntarme nada,y sabrás que no he vuelto... ¡porque estaba contigo! -Cien sonetos de amorMientras la magna espuma de Isla Negra,la sal azul, el sol en las olas te mojan,yo miro los trabajos de la avispa,empeñada en la miel de su universo.Va y viene equilibrando su recto y rubio vuelocomo si deslizara de un alambre invisiblela elegancia del baile, la sed de su cintura,y los asesinatos del aguijón maligno.De petróleo y naranja es su arco iris,busca como un avión entre la hierba,con un rumor de espiga vuela, desaparece,mientras que tú sales del mar, desnuda,y regresas al mundo llena de sal y sol,reverberante estatua y espada de la arena. -¡Epa! ¡Epa!a esa fiesta no me han convidado-dijo el hombre-no es necesariole respondierona tu fiesta vamos todos...cada dos de noviembre -No se ha meditado aún sobre estas tristes ruinas.Participo de la gran alegría que hace cantar con el vino,luego me hieren los lamentos como a un árbol la tempestad nocturna.Se pierden conmigo en la sombracomo se pierde la noche en el bálsamo misterioso de la muerte.Busco mi voz abandonada sobre los mares, en el aire de las islas,en las comarcas donde habitan los desterrados y los místicos,y vago bajo la lluvia de los bosques en la soledad.Como el árbol al borde del abismo, me salva la inquietud perenne,y me acerca a Dios que vigila tras las músicas terrestres.Alguien puede llamar a la puerta de alguna vivienda en la noche,mas solamente aparecerá el rostro del silencioen medio de la pesadumbre.No hemos meditado aun para amar y ser serenos.Oh, si tendiéramos la tristeza como niebla delgada,serenamente, sobre estos vastos dominios desolados. -¡Has de hacer un gran ramocon todas tus palabras, hilandera!Con las grandes palabras que llovieronmás redondas que frutas en un día sin hiel;con tus grandes palabrascaídas como soles hasta el silencio mío...Has de hacer un gran ramo con tus voces,y estarán las pequeñas,las que fueron semillas aventadas por tu carinio de cien manos;y estarán las que ardieron como sal en la llama de tu júbilo, amiga.Con todas tus palabrashas de hacer un gran ramopara el amor que ha muerto;para el amor que ha muerto a mediodía,junto a la fuente de los ocho cisnes... -Sueño que vienesa quererme, lento, y delicadamenteseparas mis piernas con tu pezuña izquierda.Me despierta el cabello de tus muslos(la explosión del volcánque has despertado con tu lengua).Te pido por favor que no te vayas nuncay que no pares, ahora, de moverte, hombre.Sueño que sueñocabalgando en tu sueñoy que tus dientesme despiertan del míoy que tu vellome hace cosquillas en el vientrey que no puedointerrumpir mi baileal son de tus caderas, mujer. -Señor, Dios mío: no vayasa querer desfigurarmi pobre cuerpo, pasajeromás que la espuma del mar.Ni me des enfermedad largaen mi carne, que fue la cargade la nave de los hechizos,del dolor el aposentoy la genuflexión verídicade tu trágico pavimento.No me hieras ningún costado,no me castigues a mi cuerpopor haber vivido endiosadoante la Naturalezay frente a los vertebralesespejos de la belleza.Yo reconozco mi osadíade haber vivido profesandola moral de la simetría.Amé los talles zalamerosy el virginal sacrificio;amé los ojos pendencierosy las frentes en armisticio.No tengo miedo de morir,porque probé de todo un poco,y el frenesí del pensamientotodavía no me vuelve loco.Mas con el pie en el estriboimploro rápida agoníaen mi final hostería.Para que me encomiende a Dios,en la hostería, una muchacha,con su peinado de bandós;y que de ir por los caminostenga la carne de luzde los peroles cristalinos.Y que en sus manos, inundadasde luz, mi vida quede rotaen un tiempo de gavota. -Imagen espantosa de la muerte,sueño cruel, no turbes más mi pecho,mostrándome cortado el nudo estrecho,consuelo sólo de mi adversa suerte.Busca de algún tirano el muro fuerte,de jaspe las paredes, de oro el techo,o el rico avaro en el angosto lecho,haz que temblando con sudor despierte.El uno vea el popular tumultoromper con furia las herradas puertas,o al sobornado siervo el hierro oculto.El otro sus riquezas, descubiertascon llave falsa o con violento insulto,y déjale al amor sus glorias ciertas. -Porfía la libélulaPor prender su cruz transparenteEn la rama desnuda y trémula...Juntos, en la tarde tranquilaVuelan notas de Angelus,Murciélagos y golondrinas.El pequeño mono me mira...¡Quisiera decirmeAlgo que se le olvida!¡Del verano, roja y fríaCarcajada,RebanadaDe sandía! -[Fragmento]IV.¡Agua, no huyas de la sed, detente!Detente, oh claro insomnio, en la llanurade este sueño sin párpados que apurael idioma febril de la corriente.No el tierno simulacro que te miente,entre rumores, viva; no, madura,ama la sed esa tensión de honduracon que saltó tu flecha de la fuente.Detén, agua, tu prisa, porque en tantote ciegue el ojo y te estrangule el canto,dictar debieras a la muerte zonas;que por tu propia muerte concebida,sólo me das la piel endurecida¡oh movimiento, sierpe! que abandonas. -Ellos tienen razónesa felicidadal menos con mayúsculano existeah pero si existiera con minúsculaseria semejante a nuestra brevepresoledaddespués de la alegría viene la soledaddespués de la plenitud viene la soledaddespués del amor viene la soledadya se que es una pobre deformaciónpero lo cierto es que en ese durable minutouno se sientesolo en el mundosin asiderossin pretextossin abrazossin rencoressin las cosas que unen o separany en es sola manera de estar soloni siquiera uno se apiada de uno mismolos datos objetivos son como siguehay diez centímetros de silencioentre tus manos y mis manosuna frontera de palabras no dichasentre tus labios y mis labiosy algo que brilla así de tristeentre tus ojos y mis ojosclaro que la soledad no viene solasi se mira por sobre el hombro mustiode nuestras soledadesse vera un largo y compacto imposibleun sencillo respeto por terceros o cuartosese percance de ser buenagentedespués de la alegríadespués de la plenituddespués del amorviene la soledadconformeperoque vendrá despuésde la soledada veces no me sientotan solosi imaginomejor dicho si seque mas allá de mi soledady de la tuyaotra vez estas vosaunque sea preguntándote a solasque vendrá despuésde la soledad. -Transmútase mi alma en tu presenciacomo un florecimiento,que se vuelve cosecha.Los amados espectros de mi ritopara siempre me dejan;mi alma se desazonacomo pobre chicuelaa quien prohíben en el mes de mayoque vaya a ofrecer flores en la iglesia.Mas contemplo en tu rostrola redecilla de medrosas venas,como una azul sospechade pasión, y camino en tu presenciacomo en campo de trigo en que latieseuna misantropía de violetas.Mis lirios van muriendo, y me dan pena;pero tu mano pródiga acumulasobre mí sus bondades veraniegas,y te respiro como a un ambientefrutal; como en la fiestadel Corpus respiraba hasta embriagarmela fruta del mercado de mi tierra.Yo desdoblé mi facultad de amoren liviana asperezay suave suspirar de monaguillo;pero tú me revelasel apetito indivisible, y cruzascon tu antorcha inefableincendiando mi pingüe sementera. -Escomo un siempre estar contigocuando la brisa me toca.Escomo el imposible olvidode la espiga a la rosa.Escomo vivir de nuevoen la caricia......la brisa...la espiga mecida en la alborada.¿ Sabes ?Amor es como siempre estar contigo. -Así, sire, en el aire de la Francia nos llegala paloma de plata de Suecia y de Noruega,que trae en vez de olivo una rosa de fuego.Un búcaro latino, un noble vaso griegorecibirá el regalo del país de la nieve.Que a los reinos boreales el patrio viento lleveotra rosa de sangre y de luz españolas;pues sobre la sublime hermandad de las olas,al brotar tu palabra, un saludo le envíaal sol de media noche el sol de Mediodía.Si Segismundo siente pesar, Hamlet se inquieta.El Norte ama las palmas; y se junta el poetadel fiord con el del carmen, porque el mismo oriflamaes de azur. Su divina cornucopia derramasobre el polo y el trópico la Paz; y el orbe giraen un ritmo uniforme por una propia lira:el Amor. Allá surge Sigurd que al Cid se aúna,cerca de Dulcinea brilla el rayo de luna,y la musa de Bécquer del ensueño es esclavabajo un celeste palio de luz escandinava.Sire de ojos azules, gracias: por los laurelesde cien bravos vestidos de honor; por los clavelesde la tierra andaluza y la Alhambra del moro;por la sangre solar de una raza de oro;por la arrnadura antigua y el yelmo de la gesta;por las lanzas que fueron una vasta florestade gloria y que pasaron Pirineos y Andes;por Lepanto y Otumba; por el Perú, por Flandes;por Isabel que cree, por Cristóbal que sueñay Velázquez que pinta y Cortés que domeña;por el país sagrado en que Herakles afianzasus macizas columnas de fuerza y esperanza,mientras Pan trae el ritmo con la egregia siringaque no hay trueno que apague ni tempestad que extinga;por el león simbólico y la Cruz, gracias, sire.¡Mientras el mundo aliente, mientras la esfera gire,mientras la onda cordial aliente un ensueño,mientras haya una viva pasión, un noble empeño,un buscado imposible, una imposible hazaña,una América oculta que hallar, vivirá España!¡Y pues tras la tormenta vienes de peregrinoreal, a la morada que entristeció el destino,la morada que viste luto su puerta abraal púrpureo y ardiente vibrar de tu palabra:y que sonría, oh rey Óscar, por un instante;y tiemble en la flor áurea el más puro brillantepara quien sobre brillos de corona y de nombre,con labios de monarca lanza un grito de hombre! -Cuando descorro las cortinas,toda la escena florece:magnolia, cerezos, melocotoneroy ahora las lilas estallancon suaves sonidos de púrpura,el golpe en el gong.Aquí estoy vanagloriándomeen medio del gran desperdicio:mil millones de flores de cerezo de mi jardínse hielan en una noche.Pero el mirlo exulta, sientelas lombrices de tierra creciendo bajo sus patasy las baila afuera.Así miles de flamencos registran minuciosamentelas lagunas buscando gambasy todos los días hay bastantes gambaspara dejarse tragar por miles de flamencoshasta que se tiñan de rosaa su gusto.Todo el desfile desfila,-quarks y leptones todos-y se transforma en otro desfile;ignoramos cuál sea.Estamos mirándolo,pertenecemos totalmente al mundo, ¡ay, peor!,en él consistimos y seguimoscon o sin deseo, gusto y fines .Y yo en cuanto a eso:no tengo que hacer nada,nada urge, todo ocurre por sí mismo.Soy hombre, es decir estoy de vacaciones.Por casualidad o no, en Rijmenamen el planeta Tierra.Pero significa también¡fuera, trabajo!, ¡fuera, política!Soy como un espectadoren el palco más privilegiado.¿Por dónde cae el Este, donde se levanta el telón?No te preocupes, la luz conoce cada senda.Cada alba gloriosamente brillaex oriente luxdesde todas las regiones celestes. -Mientras pasa la estrella fugazacopio este deseo instantáneomontones de deseos hondos y prioritariospor ejemplo que el dolor no me apague la rabiaque la alegría no desarme mi amorque los asesinos del pueblo se traguensus molares caninos e incisivosy se muerdan juiciosamente el hígadoque los barrotes de las celdasse vuelvan de azúcar o se curven de piedady mis hermanos puedan hacer de nuevoel amor y la revoluciónque cuando enfrentemos el implacable espejono maldigamos ni nos maldigamosque los justos avancenaunque estén imperfectos y heridosque avancen porfiados como castoressolidarios como abejasaguerridos como jaguaresy empuñen todos sus noespara instalar la gran afirmaciónque la muerte pierda su asquerosa puntualidadque cuando el corazón se salga del pechopueda encontrar el camino de regresoque la muerte pierda su asquerosay brutal puntualidadpero si llega puntual no nos agarremuertos de vergüenzaque el aire vuelva a ser respirable y de todosy que vos muchachita sigas alegre y doloridaponiendo en tus ojos el almay tu mano en mi manoy nada másporque el cielo ya está de nuevo torvoy sin estrellascon helicóptero y sin dios -ICuando, más tarde, me alejé de tial hoy enormevi, cuando empecé a ver,gente alegre y cabal.Y desde aquella hora tardía,tú sabes de cuál hablo,tengo una boca más hermosay unas piernas más ágiles.Más verde hay desde entoncesen árbol, ramo y pradoy es el agua más frescacuando me la echo encima.IICuando me haces pasármelotan bien, a veces pienso:si me muriera ahorahabría sido felizhasta el final.Cuando tú seas viejay me recuerdespiénsame como hoyy tendrás un amorque siga siendo joven.IIISiete rosas tiene el ramo,seis se lleva el viento,una queda para queme la encuentre yo.Siete veces te llamé,seis no respondiste,a la séptima prometeque me dirás algo.IVMi amada me dio una ramacon hojas amarillas.Se está acabando el añoy comienza el amor. -Los abruptospueden ser violentostozudosy hasta sectariospero losexabruptosson siempreresentidos. -A los pies de la luna y el planeta,cuando el viento pulula en el oasisde reguero en fogata.Al borde del desierto.A la hora en que irradian las alcobassu flama enfebrecida.Al sur del autobús,en la arenadonde agoniza el eucalipto.Al lado de las jaimas.Al final del teléfonoy del sueño partido en la farola.En el silencioy las maletas junto al agua.Cuando nadie transitael jardín abrasado de los cactus.Donde el dátil sedientoy la cal y el ladrilloy al viajero reciben con un vaso. -(Malatesta)Malatesta se quedó mirando el plato y dijo: "Nos están envenenando..."Yo le metí el diente al filete y luego a la rodaja de tomate y me supo a gloria. Bueno el hambre apretaba y no había por qué rechistar me dije.Pero Malatesta decía: ""Mire,... tomates con DDT. Y pescado con mercurio.Ya sabes ellos almacenan más el mercurio,...¿en dónde? En sus panzas por supuesto.Son pescados de cuatro cabezas.Tienen patas como hidras, pescados envenenados, densos en metales pesados, y claro luego las gaviotas, sin contar el petróleo, ya son miles las toneladas de petróleo lanzadas al mar, y por eso mueren los peces envenenados..." "Entonces vi al delfín negro envenenado,ya no podría saltarni ejercer sus piruetas del mar con la gracia de una bailarina de ola salada. Y me dio pesar.Volví a hincarle el diente a la lechuga,Pensé: ¿Estará bien lavadao tendrá gusanitos bailando una danza vermi-fuga?,Malatesta arrojó su filete a un perro, (que hacía tiempo merodeaba con su esqueleto cubierto por una piel sarnosa y amarilla y que trataba de tomar una bocanada de aire contra la tarde cenagosa). Luego, mascó el tomate sin la cáscara, de mala gana. Le chorreó la salsa por el gaznate.Pidió a la camarera una cebolla y un puerro, una calabaza y una zanahoria.""Mira cómo la cebolla se protege, con miles de hojitas, de capas "me dice- láminas delgadas, poderosas y elásticas. Transparentes como un libro de dureza vegetal...""Por un momento creí ver la emanación de un pequeño Dios reducido a esa mónada tuberosa y vegetal, pero el aliento de ajos de mi amigo fantasma Malatesta rompió el encanto."Sí" le digo yo, casi terminando,Casi atragantado, casi rompiendo el plato de plástico.Miró de repente Malatesta el plato de plástico. Dijo:""Veneno,... o cerámica o nada,y eso sí, sin esmaltes plúmbeos" ".Por la ventana del humilde restaurantela tarde amenazaba una tormenta.Dos mendigos nos mirabana través de una ventana sucia, con moscas Bogotanas.De sobremesacafé negro,y cigarrillo con menta. -A Cristina y AngélicaAhora que quizás, en un año de calma,piense: la poesía me sirvió para esto:no pude ser feliz, ello me fue negado,pero escribí.Escribí: fui la víctimade la mendicidad y el orgullo mezcladosy ajusticié también a unos pocos lectores;tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.Pero escribí: tuve esta rara certeza,la ilusión de tener el mundo entre las manos"¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barrococon toda su crueldad innecesaria"Escribí, mi escritura fue como la malezade flores ácimas pero flores en fin,el pan de cada día de las tierras eriazas:una caparazón de espinas y raícesDe la vida tomé todas estas palabrascomo un niño oropel, guijarros junto al río:las cosas de una magia, perfectamente inútilespero que siempre vuelven a renovar su encanto.La especie de locura con que vuela un ancianodetrás de las palomas imitándolasme fue dada en lugar de servir para algo.Me condené escribiendo a que todos dudaránde mi existencia real,(días de mi escritura, solar del extranjero).Todos los que sirvieron y los que fueron servidosdigo que pasarán porque escribíy hacerlo significa trabajar con la muertecodo a codo, robarle unos cuantos secretos.En su origen el río es una veta de agua"allí, por un momento, siquiera, en esa altura"luego, al final, un mar que nadie vede los que están braceándose la vida.Porque escribí fui un odio vergonzante,pero el mar forma parte de mi escritura misma:línea de la rompiente en que un verso se espumayo puedo reiterar la poesía.Estuve enfermo, sin lugar a dudasy no sólo de insomnio,también de ideas fijas que me hicieron leercon obscena atención a unos cuantos psicólogos,pero escribí y el crimen fue menor,lo pagué verso a verso hasta escribirlo,porque de la palabra que se ajusta al abismosurge un poco de oscura inteligenciay a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.Porque escribí no estuve en casa del verdugoni me dejé llevar por el amor a Diosni acepté que los hombres fueran diosesni me hice desear como escribienteni la pobreza me pareció atrozni el poder una cosa deseableni me lavé ni me ensucié las manosni fueron vírgenes mis mejores amigasni tuve como amigo a un fariseoni a pesar de la cóleraquise desbaratar a mi enemigo.Pero escribí y me muero por mi cuenta,porque escribí porque escribí estoy vivo. -Porque son, niña, tus ojosverdes como el mar, te quejas;verdes los tienen las náyades,verdes los tuvo Minerva,y verdes son las pupilasde las hourís del Profeta.El verde es gala y ornatodel bosque en la primavera;entre sus siete coloresbrillante el Iris lo ostenta,las esmeraldas son verdes;verde el color del que espera,y las ondas del océanoy el laurel de los poetas.Es tu mejilla tempranarosa de escarcha cubierta,en que el carmín de los pétalosse ve al través de las perlas.Y sin embargo,sé que te quejasporque tus ojoscrees que la afean,pues no lo creas.Que parecen sus pupilashúmedas, verdes e inquietas,tempranas hojas de almendroque al soplo del aire tiemblan.Es tu boca de rubíespurpúrea granada abiertaque en el estío convidaa apagar la sed con ella,Y sin embargo,sé que te quejasporque tus ojoscrees que la afean,pues no lo creas.Que parecen, si enojadatus pupilas centellean,las olas del mar que rompenen las cantábricas peñas.Es tu frente que corona,crespo el oro en ancha trenza,nevada cumbre en que el díasu postrera luz refleja.Y sin embargo,sé que te quejasporque tus ojoscrees que la afean:pues no lo creas.Que entre las rubias pestañas,junto a las sienes semejanbroches de esmeralda y oroque un blanco armiño sujetan.*Porque son, niña, tus ojosverdes como el mar te quejas;quizás, si negros o azulesse tornasen, lo sintieras. -Yo te untaré mis obras con tocinoporque no me las muerdas, Gongorilla,perro de los ingenios de Castilla,docto en pullas, cual mozo de camino;Apenas hombre, sacerdote indino,que aprendiste sin cristus la cartilla;chocarrero de Córdoba y Sevilla,y en la Corte bufón a lo divino.¿Por qué censuras tú la lengua griegasiendo sólo rabí de la judía,cosa que tu nariz aun no lo niega?No escribas versos más, por vida mía;aunque aquesto de escribas se te pega,por tener de sayón la rebeldía. -Ésta que era una niña de cera;pero no era una niña de cera,era una gavilla parada en la era.Pero no era una gavillasino la flor tiesa de la maravilla.Tampoco era la flor sino que eraun rayito de sol pegado a la vidriera.No era un rayito de sol siquiera:una pajita dentro de mis ojitos era.¡Alléguense a mirar cómo he perdido entera,en este lagrimón, mi fiesta verdadera! -Un viento inesperado hizo vibrar las puertasy nuestros labios eran de cristal en la nocheempapados en sangre dejada por los besosde las bocas perdidas en medio de los bosques.El fuego calcinaba nuestros labios de piedray su ceniza roja cegaba nuestros ojosllenos de indiferencia entre cuatro murallasamasadas con cráneos y arena de los trópicos.Aquella fue la última vez que nos encontramos,llevabas la cabeza de pájaros floriday de flores de almendro las sienes recubiertasentre lenguas de fuego y voces doloridas.El rumbo de los barcos era desconocidoy el de las caravanas que van por el desiertodejando sólo un rastro sobre el agua y la arenade mástiles heridos y de huesos sangrientos.Aquella fue la última noche que nuestros labiosde cristal y de sangre unieron nuestro alientomientras la libertad desplegaba sus alasde nuestra nuca herida por el último beso. -Segundas plumas son, oh lector, cuantasLetras contiene este volumen grave;Plumas siempre gloriosas, no del aveCuyo túmulo son aromas tantas:De aquel sí, cuyas hoy cenizas santasBreve pórfido sella en paz suave;Que en poco mármol mucho Fénix cabe,Si altamente negado a nuestras plantas.De sus hazañas, pues, hoy renacido,Debe a Cabrera el Fénix, debe el mundoCuantas segundas bate plumas bellas.A Cabrera español Livio segundoEternizado, cuando no ceñidoDe iguales hojas que Filipo estrellas. -Ahorael tiempo nos amamantala luz florece en las entrañasdisipando laberintos.Ahorame dices cosas tan distintascomo el sol o la hormiga.Ahora que la pureza de la sangre sigue siendo decisivael viento celebra en las acerasel momento mágicode tus manosen las calles de mi rostro. -Tengo el desesperante silencio de la angustiay el trino verde herido...¿Por qué persiste el aire en no darme el sepulcro?¿Por qué todas las músicas no se rompena un tiempo a recibir mi nombre?-¡Ah, sí, mi nombre, que me vistió de niñay que sabe el sollozoque me enamora el alma! -Tañe Orfeo su cítara y avanzacon pie seguro hacia el remoto oriente;canta y su voz desbórdase en torrentede fe y amor, de vida y esperanza.Camina... y la brumosa lontananzadespéjase ante el lírico potente,cuyo canto retumbaba en el ambienterindiendo todo cuanto a herir alcanza.Al vasto azul se asoman los querubes...El mago mira en torno , y sus sombríosojos le advierten que a distancia corta,hombres, fieras, reptiles, aves, nubes,montes y valles, piélagos y ríoslo van siguiendo en procesión absorta. -La línea recta cúrva-se inexorablementeen el espacio. El tiempose detiene en los pasosde la luz. Estamosdonde siempre. La magiade las cosas. No existela realidad. Existenmúltiples realidadeso ninguna. Existela mirada recíprocaque aguardo. El besoen mitad de la noche.La anciana que nos tiendela mano y pide un pocode limosna. El díade la increíble muerte.Tan íntima. Tan sola. -¿Y fue por este río de sueñera y de barroque las proas vinieron a fundarme la patria?Irían a los tumbos los barquitos pintadosentre los camalotes de la corriente zaina.Pensando bien la cosa, supondremos que el ríoera azulejo entonces como oriundo del cielocon su estrellita roja para marcar el sitioen que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaronpor un mar que tenía cinco lunas de anchuray aún estaba poblado de sirenas y endriagosy de piedras imanes que enloquecen la brújula.Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,pero son embelecos fraguados en la Boca.Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.Una manzana entera pero en mitá del campopresenciada de auroras y lluvias y sudestadas.La manzana pareja que persiste en mi barrio:Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.Un almacén rosado como revés de naipebrilló y en la trastienda conversaron un truco;el almacén rosado floreció en un compadre,ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.El primer organito salvaba el horizontecon su achacoso porte, su habanera y su gringo.El corralón seguro ya opinaba Yrigoyen,algún piano mandaba tangos de Saborido.Una cigarrería sahumó como una rosael desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,los hombres compartieron un pasado ilusorio.S��lo faltó una cosa: la vereda de enfrente.A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:La juzgo tan eterna como el agua y el aire. -Mi virtud de sentir se acoge a la divisadel barómetro lúbrico, que en su enagua violetalos volubles matices de los climas sujetacon una probidad instantánea y precisa.Mi única virtud es sentirme desolladoen el templo y la calle, en la alcoba y el prado.Orean mi bautismo, en alma y carnes vivas,las ráfagas eternas entre las fugitivas.Todo me pide sangre: la mujer y la estrella,la congoja del trueno, la vejez con su báculo,el grifo que vomita su hidráulica querella,y la lámpara, parpadeo del tabernáculo.Todo lo que a mis ojos es limpio y es agudobebe de mis droláticas arterias el saludo.Mi ángel guardián y mi demonio estrafalario,desgranando granadas fieles, siguen mi pistaen las vicisitudes de la bermeja listaque marca, en tierra firme y en mar, mi itinerario.Como aquel que fue herido en la noche agoreray denunció su paso goteando la acera,yo puedo desandar mi camino rubí,hasta el minuto y hasta la casa en que nacímísticamente armado contra la laica era.Dejo, sin testamento, su gota a cada clavoteñido con la savia de mi ritual madera;no recojo mi sangre, ni siquiera la lavo.Espiritual al prójimo, mi corazón se inmolapara hacer un empréstito sin usuras aciagasa la clorosis virgen y azul de los Gonzagasy a la cárdena quiebra del Marqués de Priola.¿En qué comulgatorio secreto hay que llorar?¿Qué brújula se imanta de mi sino? ¿Qué parde trenzas destronadas se me ofrecen por hijas?¿Qué lecho esquinal pide tibieza en su tramonto?Ánima adoratriz: a la hora que elijaspara ensalzar tus fieles granadas, estoy pronto.Mas será con el cálculo de una amena medida:que se acaben a un tiempo el arrobo y la viday que del vino fausto no quedando en la mesani la hez de una hez, se derrumbe en la huesael burlesco legado de una estéril pavesa. -La palabra es un pétaloque el viento desprendió de la magnolia.En el árbol, la florsigue estando completa,porque la herida es invisible.El pétalo que vuela solitarioal volar se convierte en otros pétalos,y así en la levedad del cielo abiertose dispersan magnolias incontables.Y la magnolia original asumela pasión de la víctima. -¿Tienes, joven amigo, ceñida la corazapara empezar, valiente, la divina pelea?¿Has visto si resiste el metal de tu ideala furia del mandoble y el peso de la maza?¿Te sientes con la sangre de la celeste razaque vida con los números pitagóricos crea?¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea,a los sangrientos tigres del mal darías caza?¿Te enternece el azul de una noche tranquila?¿Escuchas pensativo el sonar de la esquilacuando el Angelus dice el alma de la tarde?...¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.La belleza te cubra de luz y Dios te guarde. -Amar es una angustia, una pregunta,una suspensa y luminosa duda;es un querer saber todo lo tuyoy a la vez un temor de al fin saberlo.Amar es reconstruir, cuando te alejas,tus pasos, tus silencios, tus palabras,y pretender seguir tu pensamientocuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.Amar es una cólera secreta,una helada y diabólica soberbia.Amar es no dormir cuando en mi lechosueñas entre mis brazos que te ciñen,y odiar el sueño en que, bajo tu frente,acaso en otros brazos te abandonas.Amar es escuchar sobre tu pecho,hasta colmar la oreja codiciosa,el rumor de tu sangre y la mareade tu respiración acompasada.Amar es absorber tu joven saviay juntar nuestras bocas en un caucehasta que de la brisa de tu alientose impregnen para siempre mis entrañas.Amar es una envidia verde y muda,una sutil y lúcida avaricia.Amar es provocar el dulce instanteen que tu piel busca mi piel despierta;saciar a un tiempo la avidez nocturnay morir otra vez la misma muerteprovisional, desgarradora, oscura.Amar es una sed, la de la llagaque arde sin consumirse ni cerrarse,y el hambre de una boca atormentadaque pide más y más y no se sacia.Amar es una insólita lujuriay una gula voraz, siempre desierta.Pero amar es también cerrar los ojos,dejar que el sueño invada nuestro cuerpocomo un río de olvido y de tinieblas,y navegar sin rumbo, a la deriva:porque amar es, al fin, una indolencia. -La vejez (tal es el nombre que los otros le dan)puede ser el tiempo de nuestra dicha.El animal ha muerto o casi ha muerto.Quedan el hombre y su alma.Vivo entre formas luminosas y vagasque no son aún la tiniebla.Buenos Aires,que antes se desgarraba en arrabaleshacia la llanura incesante,ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,las borrosas calles del Oncey las precarias casas viejasque aún llamamos el Sur.Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;el tiempo ha sido mi Demócrito.Esta penumbra es lenta y no duele;fluye por un manso declivey se parece a la eternidad.Mis amigos no tienen cara,las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,las esquinas pueden ser otras,no hay letras en las páginas de los libros.Todo esto debería atemorizarme,pero es una dulzura, un regreso.De las generaciones de los textos que hay en la tierrasólo habré leído unos pocos,los que sigo leyendo en la memoria,leyendo y transformando.Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,convergen los caminos que me han traídoa mi secreto centro.Esos caminos fueron ecos y pasos,mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,días y noches,entresueños y sueños,cada ínfimo instante del ayery de los ayeres del mundo,la firme espada del danés y la luna del persa,los actos de los muertos,el compartido amor, las palabras,Emerson y la nieve y tantas cosas.Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,a mi álgebra y mi clave,a mi espejo.Pronto sabré quién soy. -Por las mañanasMi pequeñueloMe despertabaCon un gran beso.Puesto a horcajadasSobre mi pecho,Bridas forjabaCon mis cabellos.Ebrio él de gozo,De gozo yo ebrio,Me espoleabaMi caballero:¡Qué suave espuelaSus dos pies frescos!¡Cómo reíaMi jinetuelo!Y yo besabaSus pies pequeños,¡Dos pies que cabenEn solo un beso! -Cruzan el patio las palomas.Se cuelgan del alféizar, gorgotean,van y vienen por la penumbracon sus plumas raídas y su insolencia terca.Palomas de ciudad,vestidas del hollín que respiran,sirvientes del tendal y la basura.Las odio cordialmente desde mi ventana,busco espantarlas, cuelgo plásticos,pero es inútil.Vuelven al poco, o nunca se marcharon,y de nuevo me llega,burbuja sobre el limo de las horas,el émbolo sonoro de sus cuellos.Algo dice, tal vez, ese discurso de una sílaba,su gutural monotoníapoblando el patio de impaciencias.Algo que ignoro y no puedo ignorar,que insiste en el silencio de la casacon tonos de reproche y desafío.Traduzco un par de páginas, preparo café,se demora la tarde en su grisallay allí las veo, necias y abstraídas,con su grave zureo que me interroga.Algo dicen, tal vez, que mi sombra comprende,que mi sombra calló y ahora recuerda,porque es suyo. -Quisiera esta tarde divina de octubrepasear por la orilla lejana del mar;que la arena de oro, y las aguas verdes,y los cielos puros me vieran pasar.Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,como una romana, para concordarcon las grandes olas, y las rocas muertasy las anchas playas que ciñen el mar.Con el paso lento, y los ojos fríosy la boca muda, dejarme llevar;ver cómo se rompen las olas azulescontra los granitos y no parpadear;ver cómo las aves rapaces se comenlos peces pequeños y no despertar;pensar que pudieran las frágiles barcashundirse en las aguas y no suspirar;ver que se adelanta, la garganta al aire,el hombre más bello, no desear amar...Perder la mirada, distraídamente,perderla y que nunca la vuelva a encontrar:y, figura erguida, entre cielo y playa,sentirme el olvido perenne del mar. -Veo a una mujer maquillarse cualquier mujer y cambiaprimero está pensando en otra cosa (porque cuando una mujercomienza a maquillarse aún no ha separado este acto del resto del día)Pero luego disponiendo los objetos varios que la ceremoniadetermina preciosamente en su exacto lugar en torno de sus manosla mujer sabe que algo ha ingresado de nuevo a este mundoSe abstiene sin embargo de nombrar eso que vienePolvos cremas pinturas para la delicada construcciónlápices que escribirán otras palabras que estaspalabras que intentarán decir a la que escondeLa otra como ella se ve debe ser dibujada por esta la que se asomaal espejo para verlaElla está como tímida ante su hermana mayor que insiste insiste"sácame de la nada invócame haz que nuevamente seaentre los seres las horas y las cosashaz que sea nuevamente entre los hombressí sobre todo haz que nuevamente sea entre los hombres"Y la pequeña se somete al llamado de la grande y la saca y la dibuja en el spejoDel otro lado se queda ella colocada en el dibujoPolvos cremas pinturas lápices el instrumental es el mismode todas las ceremonias semejantesquien fabrica estas cosas sí que sabe lo que haceVeo a una mujer maquillarse y me fascinaPor su parte y como siempre la mujer sólo está fascinada por sí mismaNada ni nadie existe ni cuando se acerca al espejoni cuando está ante el espejo ni cuando se quita de élExtraña especie tan cantada y sordaNavega por la vida atada a su poder y lo puesto en sus oídoslo colocado ante sus ojos lo concentrado en su boca la salva de caerSerá por eso que ante una estamos siempre solosEnigmas de lo que no puede caerAhora traza una línea ha dudado no por no saber sino porqueconociendo el significado de la ceremonia goza de lo preliminarahora traza una línea y divide el día en dosYa fue hecho lo demás es desarrollo una línea azul oscura apenas un trazosobre el ojo izquierdo que ha sido completamente transformadoYa no es un ojo humano no es el ojo que vino con ella del vientre que sabíaque paría a una mujer sino un ojo de elladefinitivamente suyoEl ojo mira al resto en el espejo y está satisfechoparpadea para alentar a la mujerLa otra la mira desde ese ojo donde ya se asoma y vigilantela obliga a lo demásSin embargo la mujer hace una pausa a medias maquillada bebeuna taza de té hay un placer en eso de andara medias maquillada por el mundoParalelamente es como demostrarle todavía a la otra un diminuto poderuna ligera potencia que alcanza a diferirla pero que no podrá evitarlaCosa que ambas saben y agradecenPero finalmente también el ojo derecho cambia y la otra ya veperfectamente en el espejo ahora es ella la que vey la primera mujer se va yendo lentamente trazo a trazoHay unas cremas castañas untuosas con las que las mujeres cambian de pielno oscurecen la suya sino que sacan la otra piel de las mejillas la dejan asomarIgnoro por completo el nombre de ese ungüento como ignoro los nombresde los otros elementos de la ceremonia porque ellos y sus nombrespertenecen por completo al otro mundoEl que convive con el del hombre en esta tierra y en la historiaNombres cosas términos precisos que no podemos comprenderque vienen de otra lengua que son dichos en otra lenguamucho más sugestiva que la nuestrauna lengua que está hecha para usarla en voz baja casi susurrándolaPorque no pertenece al universo de las grandes expansiones sinoal de la reserva al de lo íntimo lo cerradoEn esa lengua hablan entre sí las mujeres y hablan ante el espejo con la otraDonde un gesto quiere decir otra cosa donde ninguna palabrase corresponde con las nuestras allí en esa lengua una mujer se maquillay nosotros creemos que se adornaAnte el espejo todo ha sido consumado y la otra ya está en este mundola mujer anterior se ha ido y esta es la que se mira enteraMueve alternativamente un músculo sonríe levanta o inclina la cabezacomo un actor que calcula sus fuerzas y ensaya previamente movimientosEsta mujer otra mide ante el espejo sinuosidades gestos pausasA solas previas únicas estas gesticulaciones son como los arquetiposque viven perfectos en el mundo de las ideas pero luego se plasman en númeroRepeticiones de cada uno de estos movimientos serán lanzadascon alevosa precisión sobre el mundo de las cosasSe incorporarán a él sin perder su condición de extrañasLa mujer no es sólo ella sino también sus gestos además del cuerpoocupa el alrededor del cuerpo la habitación el lugarentero donde se encuentreComo esta mujer la otra que todavía se mira un poco más en el espejomáscara de la máscara ficción se cree que completa -Con los ojos cerradosamplia de voces íntimasme detengo en el siglo de mi pena dormida.La contemplo en su sueño...Duerme su noche tristedespegada del suelo donde arranca mi vida.Ya no turba la mansa carrera de mi almani me sube hasta el rostro el dolor de pupilas.Encerrada en su forma,ya no proyecta el filo sensible de sus dedostumbándome alegrías,en la armonía perfecta de mi canción erguida.Ya no me parte el tiempo...Duerme su noche tristedesde que tú te anclaste en la luz de mis rimas.Recuerdo que las horas se rodaban en blancosobre mi pena viva,cuando corría tu sombra por entre extrañas sombras,adueñado de risas.Mi emoción esperaba....Pero tuve momentos de locura suicida.Un agitado viento de esperanzaparece que me anuncia tu regreso.Entre el fuego de luna que me invadealejando crepúsculos te siento.Estás aquí. Conmigo.Por mi sueño.¡A dormir se van ahora mis lágrimaspor donde tú cruzaste entre mi verso! -Giralda en prisma puro de Sevilla,nivelada del plomo y de la estrella,molde en engaste azul, torre sin mella,palma de arquitectura sin semilla.Si su espejo la brisa enfrente brilla,no te contemples "ay, Narcisa", en ella,que no se mude esa tu piel doncella,toda naranja al sol que se te humilla.Al contraluz de luna limonera,tu arista es el bisel, hoja barberaque su más bella vertical depura.Resbala el tacto su caricia vana.Yo mudéjar te quiero y no cristiana.Volumen nada más: base y altura. -Aquíen esta orilla blancadel lecho donde duermesestoy al borde mismode tu sueño. Si dieraun paso mas, caerlaen sus ondas, rompiéndolocomo un cristal. Me subeel calor de tu sueñohasta el rostro. Tu hálitote mide la andaduradel soñar: va despacio.Un soplo alterno, leveme entrega ese tesoroexactamente: el ritmode tu vivir soñando.Miro. Veo la estofade que está hecho tu sueño.La tienes sobre el cuerpocomo coraza ingrávida.Te cerca de respeto.A tu virgen te vuelvestoda entera, desnuda,cuando te vas al sueño.En la orilla se paranlas ansias y los besos:esperan, ya sin prisa,a que abriendo los ojosrenuncies a tu serinvulnerable. Buscotu sueño. Con mi almadoblada sobre tilas miradas recorren,traslúcida, tu carney apartan dulcementelas señas corporales,por ver si hallan detráslas formas de tu sueño.No lo encuentran. Y entoncespienso en tu sueño. Quierodescifrarlo. Las cifrasno sirven, no es secreto.Es sueño y no misterio.Y de pronto, en el altosilencio de la noche,un soñar mío empiezaal borde de tu cuerpo;en él el tuyo siento.Tú dormida, yo en vela,hacíamos lo mismo.No había que buscar:tu sueño era mi sueño. -Mientras anochecía, los cristalesestaban empañados.Se levantó y miró por la ventana,la frente en el cristal.Sus nalgas de muchachoy su espalda aún brillaban en la sombramucho, mucho después.Dónde estamos, qué ha sidode los dos, de nosotros. -Duérmete, niñito mío,que tu madre no está en casa;que se la llevó la Virgende compañera a su casa. -ELEGÍA¡Cuán solitaria la nación que un díapoblara inmensa gente!¡La nación cuyo imperio se extendíadel Ocaso al Oriente!Lágrimas viertes, infeliz ahora,soberana del mundo,¡y nadie de tu faz encantadoraborra el dolor profundo!Oscuridad y luto tenebrosoen ti vertió la muerte,y en su furor el déspota sañosose complació en tu suerte.No perdonó lo hermoso, patria mía;cayó el joven guerrero,cayó el anciano, y la segur impíamanejó placentero.So la rabia cayó la virgen puradel déspota sombrío,como eclipsa la rosa su hermosuraen el sol del estío.¡Oh vosotros, del mundo, habitadores!,contemplad mi tormento:¿Igualarse podrán ¡ah!, qué doloresal dolor que yo siento?Yo desterrado de la patria mía,de una patria que adoro,perdida miro su primer valía,y sus desgracias lloro.Hijos espurios y el fatal tiranosus hijos han perdido,y en campo de dolor su fértil llanotienen ¡ay!, convertido.Tendió sus brazos la agitada España,sus hijos implorando;sus hijos fueron, mas traidora sañadesbarató su bando.¿Qué se hicieron tus muros torreados?¡Oh mi patria querida!¿Dónde fueron tus héroes esforzados,tu espada no vencida?¡Ay!, de tus hijos en la humilde frenteestá el rubor grabado:a sus ojos caídos tristementeel llanto está agolpado.Un tiempo España fue: cien héroes fueronen tiempos de ventura,y las naciones tímidas la vieronvistosa en hermosura.Cual cedro que en el Líbano se ostenta,su frente se elevaba;como el trueno a la virgen amedrenta,su voz las aterraba.Mas ora, como piedra en el desierto,yaces desamparada,y el justo desgraciado vaga inciertoallá en tierra apartada.Cubren su antigua pompa y poderíopobre yerba y arena,y el enemigo que tembló a su bríoburla y goza en su pena.Vírgenes, destrenzad la cabelleray dadla al vago viento:acompañad con arpa lastimerami lúgubre lamento.Desterrados ¡oh Dios!, de nuestros lares,lloremos duelo tanto:¿quién calmará ¡oh España!, tus pesares?,¿quién secará tu llanto? -Nace el alba Maríay el sol tras ella,desterrando la nochede nuestras penas.Nace el alba clara,la noche pisa,del cielo la risasu paz declara;el tiempo se parapor sólo vella,desterrando la nochede nuestras penas.Para ser señoradel cielo, levantaesta niña santasu luz aurora;él canta, ella lloradivinas perlas,desterrando la nochede nuestras penas.Aquella luz puradel Sol procede,porque cuanto puedele da hermosura;el alba seguraque viene cerca,desterrando la nochede nuestras penas. -Mire papá,alguien pusouna hamaca blancaen mediode aquellasdos estrellas. -Me conmueven las horas de la noche,el vibrante rotar de sus aletas,el singular acento de sus párpados.Como un niño, rescatan la inocenciatransgredida entre soledad y nieve,la libertad del mundo de los sueños.¿O esclavos son los sueños, la memoriaque nos dirige atrás sin pasaporte,y nos revela a cámara encendidala terrible verdad de la mañana?De Jacob la escalera permaneceabierta a las ventanas de los ángeles,que bajan al dosel de los infiernospara entrever el mito del azogue. -Pues si huérfano estuvo del aire y fuequien le cercó la noche y no la sangrey por ser roja cruz el miedo y crepúsculoespeso ya su arteya no guardaba fuerzaspara levantar sobre el papelaspiraciones de ventanalas tierras del suicidano han de ser jamás las tierras muertas. -Los animales fueronimperfectos,largos de cola, tristesde cabeza.Poco a poco se fueroncomponiendo,haciéndose paisaje,adquiriendo lunares, gracia, vuelo.El gato,sólo el gatoapareció completoy orgulloso:nació completamente terminado,camina solo y sabe lo que quiere.El hombre quiere ser pescado y pájaro,la serpiente quisiera tener alas,el perro es un león desorientado,el ingeniero quiere ser poeta,la mosca estudia para golondrina,el poeta trata de imitar la mosca,pero el gatoquiere ser sólo gatoy todo gato es gatodesde bigote a cola,desde presentimiento a rata viva,desde la noche hasta sus ojos de oro.No hay unidadcomo él,no tienenla luna ni la flortal contextura:es una sola cosacomo el sol o el topacio,y la elástica línea en su contornofirme y sutil es comola línea de la proa de una nave.Sus ojos amarillosdejaron una solaranurapara echar las monedas de la noche.Oh pequeñoemperador sin orbe,conquistador sin patria,mínimo tigre de salón, nupcialsultán del cielode las tejas eróticas,el viento del amoren la intemperiereclamascuando pasasy posascuatro pies delicadosen el suelo,oliendo,desconfiandode todo lo terrestre,porque todoes inmundopara el inmaculado pie del gato.Oh fiera independientede la casa, arrogantevestigio de la noche,perezoso, gimnásticoy ajeno,profundísimo gato,policía secretade las habitaciones,insigniade undesaparecido terciopelo,seguramente no hayenigmaen tu manera,tal vez no eres misterio,todo el mundo te sabe y pertenecesal habitante menos misterioso,tal vez todos lo creen,todos se creen dueños,propietarios, tíosde gatos, compañeros,colegas,discípulos o amigosde su gato.Yo no.Yo no suscribo.Yo no conozco al gato.Todo lo sé, la vida y su archipiélago,el mar y la ciudad incalculable,la botánica,el gineceo con sus extravíos,el por y el menos de la matemática,los embudos volcánicos del mundo,la cáscara irreal del cocodrilo,la bondad ignorada del bombero,el atavismo azul del sacerdote,pero no puedo descifrar un gato.Mi razón resbaló en su indiferencia,sus ojos tienen números de oro. -Podrá nublarse el sol eternamente;Podrá secarse en un instante el mar;Podrá romperse el eje de la tierraComo un débil cristal.¡todo sucederá! Podrá la muerteCubrirme con su fúnebre crespón;Pero jamás en mí podrá apagarseLa llama de tu amor. -Estas aguas no son aquellas aguas,ni es esta la ribera. Y mis manos¿son las mismas que antaño acariciaronla estela de su cuerpo? Otro fulgorde acero incendió las pupilas.Que al fin todo es efímero. En el aguala muerte me reclama. En sus reflejosadivino un arrullo de sirenas.Pasan blancas muchachas, con su aromade adelfa, con su piel que hace temblarel mediodía. Como palomas pasan,y un instante, arrasan la memoria.Y este dolor de saberme perdidopasará. A la tarde, mis palabrassólo serán cenizas. Afligirmeno debo. Aunque en verdad, imaginé"más allá de este río" otro destino. -Hoy llueve todo el día y el termómetromarca fuera dos grados sobre cero.Seguramente valela pena que la humanidad,recorriendo a través de los siglos,las abominacionesy los millones de años luz en el caminoque lleva a la calefacción centralpueda ofrecer a un estorninoposado en la ventana, justo encimadel radiador,los dieciocho grados del confort.Lleva un buen rato tras el cristal. He abiertola ventana pero no quiere entrar. No deja de moverel pico emitiendo sonidos. ¿Qué debo hacer, LizTaylor? No sé ornitología, soy de letras y nacíen la ciudad. Cuando se vaya dentro de once minutosno sabré si cantaba feliz o chillaba desesperado.Ayúdame, Liz Taylor, tú que sabes de pájaros heridosen Big Sur. -Dineros son calidad¡Verdad!Más ama quien más suspira¡Mentira!Cruzados hacen cruzados,Escudos pintan escudos,Y tahúres muy desnudosCon dados ganan condados;Ducados dejan ducados,Y coronas majestad,¡Verdad!Pensar que uno sólo es dueñoDe puerta de muchas llaves,Y afirmar que penas gravesLas paga un mirar risueño,Y entender que no son sueñoLas promesas de Marfira,¡Mentira!Todo se vende este día,Todo el dinero lo iguala;La corte vende su gala,La guerra su valentía;Hasta la sabiduríaVende la Universidad,¡Verdad!En Valencia muy preñadaY muy doncella en Madrid,Cebolla en ValladolidY en Toledo mermelada,Puerta de Elvira en GranadaY en Sevilla doña Elvira,¡Mentira!No hay persona que hablar dejeAl necesitado en plaza;Todo el mundo le es mordaza,Aunque él por señas se queje;Que tiene cara de herejeY aun fe la necesidad,¡Verdad!Siendo como un algodón,Nos jura que es como un hueso,Y quiere probarnos esoCon que es su cuello almidón,Goma su copete, y sonSus bigotes alquitira¡Mentira!Cualquiera que pleitos trata,Aunque sean sin razón,Deje el río Marañón,Y entre el río de la Plata;Que hallará corriente grataY puerto de claridad¡Verdad!Siembra en una artesa berrosLa madre, y sus hijas todasSon perras de muchas bodasY bodas de muchos perros;Y sus yernos rompen hierrosEn la toma de Algecira,¡Mentira! -Solitario, triste y mudohállase aquel cementerio;sus habitantes no lloran...¡Qué felices son los muertos! -A vosotras, estrellas,alza el vuelo mi pluma temerosa,del piélago de luz ricas centellas;lumbres que enciende triste y dolorosaa las exequias del difunto día,güérfana de su luz, la noche fría;ejército de oro,que por campañas de zafir marchando,guardáis el trono del eterno corocon diversas escuadras militando;Argos divino de cristal y fuego,por cuyos ojos vela el mundo ciego;señas esclarecidasque, con llama parlera y elocuente,por el mudo silencio repartidas,a la sombra servís de voz ardiente;pompa que da la noche a sus vestidos,letras de luz, misterios encendidos;de la tiniebla tristepreciosas joyas, y del sueño heladogalas, que en competencia del sol viste;espías del amante recatado,fuentes de luz para animar el suelo,flores lucientes del jardín del cielo,vosotras, de la lunafamilia relumbrante, ninfas claras,cuyos pasos arrastran la Fortuna,con cuyos movimientos muda caras,árbitros de la paz y de la guerra,que, en ausencia del sol, regís la tierra;vosotras, de la suertedispensadoras, luces tutelaresque dais la vida, que acercáis la muerte,mudando de semblante, de lugares;llamas, que habláis con doctos movimientos,cuyos trémulos rayos son acentos;vosotras, que, enojadas,a la sed de los surcos y sembradosla bebida negáis, o ya abrasadasdais en ceniza el pasto a los ganados,y si miráis benignas y clementes,el cielo es labrador para las gentes;vosotras, cuyas leyesguarda observante el tiempo en toda parte,amenazas de príncipes y reyes,si os aborta Saturno, Jove o Marte;ya fijas vais, o ya llevéis delantepor lúbricos caminos greña errante,si amasteis en la viday ya en el firmamento estáis clavadas,pues la pena de amor nunca se olvida,y aun suspiráis en signos transformadas,con Amarilis, ninfa la más bella,estrellas, ordenad que tenga estrella.Si entre vosotras unamiró sobre su parto y nacimientoy della se encargó desde la cuna,dispensando su acción, su movimiento,pedidla, estrellas, a cualquier que sea,que la incline siquiera a que me vea.Yo, en tanto, desatadoen humo, rico aliento de Pancaya,haré que, peregrino y abrasado,en busca vuestra por los aires vaya;recataré del sol la lira míay empezaré a cantar muriendo el día.Las tenebrosas aves,que el silencio embarazan con gemido,volando torpes y cantando graves,más agüeros que tonos al oído,para adular mis ansias y mis penas,ya mis musas serán, ya mis sirenas. -MUNDO completo: Mirada entendida.La obra mayor consiste en dejar claroel espacio intermedio:dejar posible el beso.Si no asumiera su función letalla memoria intermedia, tenderíaa quedarse en su forma, no a escaparsepara repostar cielo en otros cuerposy conservar más tiempo la fe que le da el vuelo.Pero necesitamos encontramosel mundo y yo. y en ese cuerpo ancladoque repite y devuelve las señalesse nos cede un poder de soledadinconcebible aisladamente,una seguridad que nunca espejo algunopudo tener ni dar porque, pasivo,carente de nostalgia y de memoriacedía al espectáculo mortal.El mundo y yo, ya iguales y recíprocos.Varado en ese islote corporalen que la eternidad se transparenta,recibo las señales del universo plenoen mi propia mirada comprendida. -Uno a uno hablaré con ellos está tarde.Uno a uno, llegáis en el recuerdo,esta tarde, a esta plaza.Manuel Antonio López,camarada.Lisboa Calderón,otros te traicionaron, nosotros continuamos tujornada.Alejandro Gutiérrez,el estandarte que cayó contigosobre toda la tierra se levanta.César Tapia,tu corazón está en estas banderas,palpita hoy en el viento de la plaza.Filomeno Chávez,nunca estreché tu mano, pero aquí está tu mano:es una mano pura que la muerte no mata.Ramona Parra, jovenestrella iluminada,Ramona Parra, frágil heroína,Ramona Parra, flor ensangrentada,amiga nuestra, corazón valiente,niña ejemplar, guerrillera dorada:juramos en tu nombre continuar esta luchapara que así florezca tu sangre derramada. -En los ojos y otros muertos lento pesael mundo o el cansancio. Y quisiera yaolvidarlo simple, cegarme fiero y un todo adiósdecir lleno de noches o de ahogadas piedras o mendigosque no guardasen rabiahacia los infames engañoscon que en las mañanas del sonido ingenuoshabitable creímos esta vida. Pero del último adióshace ahora tiempos tan antiguoscomo el de los enterrados amores de las playasy sé que no puede haber ya piedra o nocheque mis mendigos no hayan con ahíncoinfinitamente carcomido. Porque lo que me ha dado más trabajosiempre ha sido el despedirme. Pero aún así,desvelado por los derrotados cafésen que acaba convirtiéndose el ir y venirde la soledad al miedo, sin saber bien quéen la nada persiguiendo aún sigo. -Para hacer bien por el almadel que van a ajusticiar!!!IReclinado sobre el suelocon lenta amarga agonía,pensando en el triste díaque pronto amanecerá;en silencio gime el reoy el fatal momento esperaen que el sol por vez postreraen su frente lucirá.Un altar y un crucifijoy la enlutada capilla,lánguida vela amarillatiñe en su luz funeral,y junto al mísero reo,medio encubierto el semblantese oye al fraile agonizanteen son confuso rezar.El rostro levanta el tristey alza los ojos al cielo,tal vez eleva en su duelola súplica de piedad.¡Una lágrima! ¿es acasode temor o de amargura?¡Ay! a aumentar su tristuravino un recuerdo quizá!!!Es un joven, y la vidallena de sueños de oro,pasó ya, cuando aún el llorode la niñez no enjugóel recuerdo es de la infancia,¡y su madre que le llora,para morir así ahoracon tanto amor le crió!Y a par que sin esperanzave ya la muerte en acecho,su corazón en su pechosiente con fuerza latir;al tiempo que mira al fraileque en paz ya duerme a su lado,y que, ya viejo y postradole habrá de sobrevivir.¿Mas qué rumor a deshorarompe el silencio? Resuenauna alegre cantilenay una guitarra a la par,y de gritos y botellasque se chocan el sonido,y el amoroso estallidode los besos y el danzar.Y también pronto en son tristelúgubre voz sonará:¡Para hacer bien por el almadel que van a ajusticiar!Y la voz de los borrachos,y sus brindis, sus quimeras,y el cantar de las rameras,y el desorden bacanalen la lúgubre capillapenetran, y carcajadas,cual de lejos arrojadasde la mansión infemal.Y también pronto en son tristelúgubre voz sonará:¡Para hacer bien por el almadel que van a ajusticiar!¡Maldición! al eco infausto,el sentenciado maldijola madre que como a hijoa sus pechos le crió;y maldijo el mundo todo,maldijo su suerte impía,maldijo el aciago díay la hora en que nació.IISerena la lunaalumbra en el cielo,domina en el sueloprofunda quietud;ni voces se escuchan,ni ronco ladrido,ni tierno quejidode amante laúd.Madrid yace envuelto en sueño,todo al silencio convida,y el hombre duerme y no cuidadel hombre que va a espirar;si tal vez piensa en mañana,ni una vez piensa siquieraen el mísero que esperapara morir, despertar:que sin pena ni cuidadolos hombres oyen gritar:¡Para hacer bien por el almadel que van a ajusticiar!¡Y el juez también en su lechoduerme en paz! ¡y su dineroel verdugo, placentero,entre sueños cuenta ya!tan sólo rompe el silencioen la sangrienta plazuelael hombre del mal que velaun cadalso a levantar.* * *Loca y confusa la encendida mente,sueños de angustia y fiebre y devaneo,el alma envuelven del confuso reo,que inclina al pecho la abatida frente.Y en sueñosconfundela muerte,la vida:recuerday olvida,suspira,respiracon hórrido afán.Y en un mundo de tinieblasvaga y siente miedo y frío,y en su horrible desvaríopalpa en su cuello el dogal:y cuanto más forcejea,cuanto más lucha y porfía,tanto más en su agoníaaprieta el nudo fatal.Y oye ruido, voces, gentes,y aquella voz que dirá:¡Para hacer bien por el almadel que van a ajusticiar!O ya libre se contempla,y el aire puro respira,y oye de amor que suspirala mujer que a un tiempo amó,bella y dulce cual solía,tierna flor de primavera,el amor de la praderaque el abril galán mimó.Y gozoso a verla vuela,y alcanzarla intenta en vano,que al tender la ansiosa manosu esperanza a realizar,su ilusión la desvanecede repente el sueño impío,y halla un cuerpo mudo y fríoy un cadalso en su lugar:y oye a su lado en son tristelúgubre voz resonar:¡Para hacer bien por el almadel que van a ajusticiar! -La rosa es real;la rosa es el mismo ser de la sombra,pues lo duradero es fondo,y ese fondo que recogen los labioses la memoria,la figura,las cicatrices de la rosa.Ellano se agota en la calidad de los vientosque destrozan coronas: se alimenta,insaciable, de la fragilidad que anidaen la hora augural de la nueva noche.Y contempla.Sobre todo, aguarda.Porque si no, no tendría nombrela presencia,la distancia,el susurro,ni la gota que resbala por su cuello. -Pero también cantaste a las muchachasde boca roja como una ciruela;tus versos las pintaba azucaradas,en el balcón, soplando una candela.De sus mejillas se nutrió la gota,la sal y la pleamar de tus poemas.Sus ojos eran lámparas en nochescuando no había espejos ni luciérnagas.Ninguno, como tú, cantó al amor.Ninguno, como tú, les hizo bellasa las mujeres de redondos pechos,de pies pequeños, de rojizas mechas.Nombraste a todas: quién no tuvo turnoen el elogio de tu voz contenta.Con dulces uvas de tu Chile amargobrindaste por la luz de sus caderas.Usaste, a veces, rosas de sus madres,geranios de sus hijas y violetas,con que alfombrando fuiste sus pisadas.Las últimas, se hicieron las primeras.Silbaste a la mujer. Silbando siguesaunque acostado y yerto en larga hierba.No dormirá tu voz, salada y larga.Ni habrán de apaciguarse tus poemas. -¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna??Es un rayo de luna que se baña en la fuente,es un rayo de luna...¿Quién gritando mi nombre la morada recorre?¿Quién me llama en las noches con tan trémulo acento??Es un soplo de viento que solloza en la torre,es un soplo de viento...Di, ¿quién eres, arcángel cuyas alas se abrasanen el fuego divino de la tarde y que subespor la gloria del éter? ?Son las nubes que pasan;mira bien, son las nubes...¿Quién regó sus collares en el agua, Dios mío?Lluvia son de diamantes en azul terciopelo...?Es la imagen del cielo que palpita en el río,es la imagen del cielo...¡Oh Señor! La belleza sólo es, pues, espejismo;nada más Tú eres cierto: ¡sé Tú mi último dueño!¿Dónde hallarte, en el éter, en la tierra, en mí mismo??Un poquito de ensueño te guiará en cada abismo,un poquito de ensueño... -He aquíel hombre que acontececotidiano como el pan o como el airealfarero de la luz, el que renacede su propia simiente hasta la eternacondición de la palabra.El hombrevertebrado de esperanzaque encuentra de repente entre las manosauroras boreales, la evidenciaprimera de las cosas y, alargandola verdad que le cabe en la estatura,derrumba las murallas del silenciocon su sola presencia, con el gritoque restalla empecinado por el pecho.El hombreque transe su cuerpo con la ausencia,el que raja el dolor como una hogazay habiendo de beber, incontenibles,los vinos que añejaron su crianzaen la honda oscuridad del desencanto,halla un límite capaz para el consuelo.El que un díacualquiera y sin historia-de tantos como quedan atrapadosen la redondez opaca de los años-desanda las calles del olvido,la avenida más larga del recuerdo,llamando a los amigos por su nombre.El que al bordedel amor -último gesto-es tan sólo quietud, tan sólo piedray se sabe de raíz y añadidura. -En otro poema El salvaje Y el civilizadoRecorren el vasto territorioDe nuestros 90.000 años. En ese mundo y en el míoExistenUna mala respuesta y una pregunta mal expuestaEl sentimiento y el reflejoEl instinto animal y el sentido del honorLos hombres que prefieren la patria a la humanidadLa provinciaQue después del estado de sitio será como otros paísesY los contestatarios Que cambianDe mano y de memoria. -Está la plaza sombría;muere el día.Suenan lejos las campanas.De balcones y ventanasse iluminan las vidrieras,con reflejos mortecinos,como huesos blanquecinosy borrosas calaveras.En toda la tarde brillauna luz de pesadilla.Está el sol en el ocaso.Suena el eco de mi paso.?¿Eres tú? Ya te esperaba...?No eras tú a quien yo buscaba. -Con Borges y Miguel d´ OrsEs esta misma lluvia.La lluvia de las calles de Calcuta.La lluvia de Gijón en la distancia.La lluvia que salpica el Capitolio, la Plaza de San Pedro y los tejados delKremlinEs esta misma lluvia interminable.La lluvia de después de tantos años.La lluvia que acompaña a tu recuerdo.La lluvia que caerá sobre nosotros cuando el mundo no exista.La lluvia de detrás de los cristales más tristes del otoño.La lluvia por sorpresa.La lluvia que he soñado tantas noches.La lluvia sobre un árbol muy lejano.La lluvia sobre el mar.Es esta misma lluvia. -a MartaIAhora me pregunto qué sería de aquel fuegoy de su noche, la ceniza.IIEl fuego es dios de nada, dijo el poeta, es nadaaunque a veces sople por las chimeneasun aire alemán.IIIAhora me pregunto qué fue de aquellos fuegosy de su norte, la ceniza.IVEl fuego es dios de nada -dijo el poeta- es naday jamás se controla por educacióno cualquier otrasino que obray porfía.VAhora me pregunto que será de aquel fuegoy su sepulcro, la ceniza. -Cabe una rama en flor busqué tu arrimo.La dorada serpiente de mis malescirculó por tus púdicos cendalescon la invasora suavidad de un mimo.Sutil vapor alzábase del limosulfurando las tintas otoñalesdel Poniente, y brillaba en los parralesla transparencia ustoria del racimo.Sintiendo que el azul nos impelíaalgo de Dios, tu boca con la míase unieron en la tarde luminosa,bajo el caduco sátiro de yeso.Y como de una cinta milagrosaascendí suspendido de tu beso. -Esta tarde llueve, como nunca; y notengo ganas de vivir, corazón.Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser?Viste de gracia y pena; viste de mujer.Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdolas cavernas crueles de mi ingratitud;mi bloque de hielo sobre su amapola,más fuerte que su "No seas así!"Mis violentas flores negras; y la bárbaray enorme pedrada; y el trecho glacial.Y pondrá el silencio de su dignidadcon óleos quemantes el punto final.Por eso esta tarde, como nunca, voycon este búho, con este corazón.Y otras pasan; y viéndome tan triste,toman un poquito de tien la abrupta arruga de mi hondo dolor.Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y notengo ganas de vivir, corazón! -TRENES del Sur, pequeñosentrelos volcanes,deslizandovagonessobrerielesmojadospor la lluvia vitalicia,entre montañascrespasy pesadumbrede palos quemados.Ohfronterade bosques goteantes,de anchos helechos, de agua,de coronas.Oh territoriofrescorecién salido del lago,del río,del mar o de la lluviacon el pelo mojado,con la cintura llenade lianas portentosas,y entoncesen el mediode las vegetaciones,en la rayade la multiplicada cabellera,un penacho perdido,el plumerode una locomotora fugitivacon un tren arrastrandocosas vagasen la solemnidad aplastadorade la naturaleza,lanzandoun gritode ansia,de humo,como un escalofríoen el paisaje!Asídesde sus olaslos trigalescon el tren pasajeroconversan comosi fuerasombra, cascada o avede aquellas latitudes,y el trensu chisperíode carbón abrasadorepartecon oscuramalignidadde diabloy sigue,sigue,sigue,trepa el alto viaductodel río Mallecocomo subiendopor una guitarray cantaen las alturasdel equilibrio azulde la ferretería,silba el vibrante trendel fin del mundocomosise despidieray se fuera a caer dondeterminael espacio terrestre,se fuera a despeñar entre las islasfinales del océano.Yo voy contigo,tren, trepidantetrende la frontera:voy a Renaico,espérame,tengo que comprar lana en Collipulli,espérame, que tengoque descender en Quepe,en Loncoche, en Osorno,buscar piñones, telasrecién tejidas, con olora oveja y lluvia...Corre,tren, oruga, susurro,animalito longitudinal,entre las hojasfríasy la tierra fragante,correcontaciturnoshombres de negra manta,con monturas,con silenciosos sacosde papas de las islas,con la maderadel alerce rojo,del oloroso coigue,del roble sempiterno.Oh trenexploradorde soledades,cuando vuelvesal hangar de Santiago,a las colmenasdel hombre y su cruzado poderío,duermes tal vezpor una noche tristeun sueño sin perfume,sin nieves, sin raíces,sin islas que te esperan en la lluvia.inmóvilentre anónimosvagones.Peroyo, entre un océanode trenes,en el cielode las locomotoras,te reconoceríaporcierto airede lejos, por tus ruedasmojadas allá lejos,y por tu traspasadocorazón que conocela indecible, salvaje,lluviosa,azul fragancia! -Tú, que estás la barba en la manomeditabundo,¿has dejado pasar, hermano,la flor del mundo?Te lamentas de los ayerescon quejas vanas:¡aún hay promesas de placeresen los mañanas!Aún puedes casar la olorosarosa y el lis,y hay mirtos para tu orgullosacabeza gris.El alma ahíta cruel inmolalo que la alegra,como Zingua, reina de Angola,lúbrica negra.Tú has gozado de la hora amable,y oyes despuésla imprecación del formidableEclesiastés.El domingo de amor te hechiza;mas mira cómollega el miércoles de ceniza;Memento, homo...Por eso hacia el florido montelas almas van,y se explican Anacreontey Omar Kayam.Huyendo del mal, de improvisose entra en el mal,por la puerta del paraísoartificial.Y no obstante la vida es bella,por poseerla perla, la rosa, la estrellay la mujer.Lucifer brilla. Canta el roncomar. Y se pierdeSilvano, oculto tras el troncodel haya verde.Y sentimos la vida pura,clara, real,cuando la envuelve la dulzuraprimaveral.¿Para qué las envidias vilesy las injurias,cuando retuercen sus reptilespálidas furias?¿Para qué los odios funestosde los ingratos?¿Para qué los lívidos gestosde los Pilatos?¡Si lo terreno acaba, en suma,cielo e infierno,y nuestras vidas son la espumade un mar eterno!Lavemos bien de nuestra vestela amarga prosa;soñemos en una celestemística rosa.Cojamos la flor del instante;¡la melodíade la mágica alondra cantela miel del día!Amor a su fiesta conviday nos corona.Todos tenemos en la vidanuestra Verona.Aun en la hora crepuscularcanta una voz:«Ruth, risueña, viene a espigarpara Booz!»Mas coged la flor del instante,cuando en Orientenace el alba para el fraganteadolescente.¡Oh! Niño que con Eros juegas,niños lozanos,danzad como las ninfas griegasy los silvanos.El viejo tiempo todo roey va de prisa;sabed vencerle, Cintia, Cloey Cidalisa.Trocad por rosas azahares,que suena el sonde aquel Cantar de los Cantaresde Salomón.Príapo vela en los jardinesque Cipris huella;Hécate hace aullar a los mastines;mas Diana es bella;y apenas envuelta en los velosde la ilusión,baja a los bosques de los cielospor Endimión.¡Adolescencia! Amor te doracon su virtud;goza del beso de la aurora,¡oh juventud!¡Desventurado el que ha cogidotarde la flor!Y ¡ay de aquel que nunca ha sabidolo que es amor!Yo he visto en tierra tropicalla sangre arder,como en un cáliz de cristal,en la mujerY en todas partes la que amay se consumecomo una flor hecha de llamay de perfume.Abrasaos en esa llamay respiradese perfume que embalsamala Humanidad.Gozad de la carne, ese bienque hoy nos hechiza,y después se tornará enpolvo y ceniza.Gozad del sol, de la paganaluz de sus fuegos;gozad del sol, porque mañanaestaréis ciegos.Gozad de la dulce armoníaque a Apolo invoca;gozad del canto, porque un díano tendréis boca.Gozad de la tierra que unbien cierto encierra;gozad, porque no estáis aúnbajo la tierra.Apartad el temor que os hielay que os restringe;la paloma de Venus vuelasobre la Esfinge.Aún vencen muerte, tiempo y hadolas amorosas;en las tumbas se han encontradomirtos y rosas.Aún Anadiódema en sus lidiasnos da su ayuda;aún resurge en la obra de FidiasFriné desnuda.Vive el bíblico Adán robusto,de sangre humana,y aún siente nuestra lengua el gustode la manzana.Y hace de este globo vivientefuerza y acciónla universal y omnipotentefecundación.El corazón del cielo latepor la victoriade este vivir, que es un combatey es una gloria.Pues aunque hay pena y nos agraviael sino adverso,en nosotros corre la saviadel universo.Nuestro cráneo guarda el vibrarde tierra y sol,como el ruido de la marel caracol.La sal del mar en nuestras venasva a borbotones;tenemos sangre de sirenasy de tritones.A nosotros encinas, lauros,frondas espesas;tenemos carne de centaurosy satiresas.En nosotros la vida viertefuerza y calor.¡Vamos al reino de la Muertepor el camino del Amor! -¿Sabes, rubia, qué gracia solicitocuando de ofrendas cubro los altares?No ricos muebles, no soberbios lares,ni una mesa que adule al apetito.De Aragua a las orillas un distritoque me tribute fáciles manjares,do vecino a mis rústicos hogaresentre peñascos corra un arroyito.Para acogerme en el calor estivo,que tenga una arboleda también quiero,do crezca junto al sauce el coco altivo.¡Felice yo si en este albergue muero;y al exhalar mi aliento fugitivo,sello en tus labios el adiós postrero! -Hoy cuando se me mueren los amigossólo mueren sus nombres.¿Cómo aspirar, desde el violento pozo,abarcar más que las tipografías,resplandor de negruras delicadas,flechas hasta las íntimas memorias?Sólo quien vive fuera de las cárcelespuede honrar los cadáveres, lavarsedel dolor de sus muertos con abrazos,rascar con uña y lágrima las lápidas.Los presos no: solamente silbamospara que el eco acalle la noticia. -Como en un libro abiertoleo de tus pupilas en el fondo.¿A qué fingir el labiorisas que se desmienten con los ojos?¡Llora! No te avergüencesde confesar que me quisiste un poco.¡Llora! Nadie nos mira.Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro. -Leía y meditaba. Era la horaEn que el alma en la carne se agiganta.El sol caía en la naciente sombra;La tarde se apagaba.Meditaba, y mi espíritu subía,Subía como al cielo se alza el águila;Me asomé al infinito, y vi tinieblas,Y me perdí en la nada.Sentí hervidero de astros en la sombra,Y pregunté al vacío ¿dónde se hallaEsa luz creadora que los mundosDe entre el caos levanta?Y subía, y subía... Lo impalpableA mis ojos abríase sin vallas;Y en la sombra, sondando lo infinito,Mi espíritu flotaba.De repente la luna alzó su disco.Brotaron las estrellas a miriadas;Y la noche me habló con su silencio,¡Y Dios habló a mi alma! -Me ha costado mis añosllegar a escribirsoysiento.Estoy aquí y percibola grandeza del día,su dimensión azul,mi transparencia.Se lo debo a los nombresque tanto me llamaron.Se lo debo a la infanciay a su fosforescencia.Se lo debo a los árbolesque crecieron conmigo.Y a los versos que un hombre,pastor en Orihuela,dejó sobre la vida,llegaron a mis manos,giraron en mis ojos,filtraron en mi voz.Y, corazón arriba,reconocimos juntosla belleza. -Il vostro passo di vellutoE il vostro sguardo di vergine violata.Dino CampanaEscuchadme, Señor, tengo los miembros tristes.Con la Revolución Francesa van muriendomis escasos amigos. Miradme, he recorridolos países del mundo, las cárceles del mundo,los lechos, los jardines, los mares, los conventos,y he visto que no aceptan mi buena voluntad.Fui abad entre los muros de Roma y era hermososer soldado en las noches ardientes de Corfú.A veces he sonado un poco el violíny vos sabéis, Señor, cómo trema Veneciacon la música y arden las islas y las cúpulas.Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscúhe viajado en vano, me persiguen los lobosdel Santo Oficio, llevo un huracán de lenguasdetrás de mi persona, de lenguas venenosas.Y yo sólo deseo salvar mi claridad,sonreír a la luz de cada nuevo día,mostrar mi firme horror a todo lo que muere.Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca,traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,sueño con los serallos azules de Estambul. -nunca olvidaréaquel día que amanecía tu ladorecuerdo que sin decirpalabranos besamosnos fundimosfuimos dos en unouno en dosnunca olvidaréaquel día que amanecía tu ladomáximesi se vuelve arepeti -20 poemas de amor y una canción desesperadaEbrio de trementina y largos besos,estival, el velero de las rosas dirijo,torcido hacia la muerte del delgado día,cimentado en el sólido frenesí marino.Pálido y amarrado a mi agua devorantecruzo en el agrio olor del clima descubierto,aún vestido de gris y sonidos amargos,y una cimera triste de abandonada espuma.Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,lunar, solar, ardiente y frío, repentino,dormido en la garganta de las afortunadasislas blancas y dulces como caderas frescas.Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besoslocamente cargado de eléctricas gestiones,de modo heroico dividido en sueñosy embriagadoras rosas practicándose en mí.Aguas arriba, en medio de las olas externas,tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazoscomo un pez infinitamente pegado a mi almarápido y lento en la energía subceleste. -Esquilones de plataLlevan los bueyes."¿Dónde vas, niña mía,De sol y nieve?"Voy a las margaritasDel prado verde."El prado está muy lejosY miedo tiene."Al airón y a la sombraMi amor no teme."Teme al sol, niña mía,De sol y nieve."Se fue de mis cabellosYa para siempre."Quién eres, blanca niña.¿De dónde vienes?"Vengo de los amoresY de las fuentes.Esquilones de plataLlevan los bueyes."¿Qué llevas en la bocaQue se te enciende?"La estrella de mi amanteQue vive y muere."¿Qué llevas en el pechoTan fino y leve?"La espada de mi amanteQue vive y muere."¿Qué llevas en los ojos,Negro y solemne?"Mi pensamiento tristeQue siempre hiere."¿Por qué llevas un mantoNegro de muerte?"¡Ay, yo soy la viuditaTriste y sin bienes!Del conde del LaurelDe los Laureles."¿A quién buscas aquíSi a nadie quieres?"Busco el cuerpo del condeDe los Laureles."¿Tú buscas el amor,Viudita aleve?Tú buscas un amorQue ojalá encuentres."Estrellitas del cieloSon mis quereres,¿Dónde hallaré a mi amanteQue vive y muere?"Está muerto en el agua,Niña de nieve,Cubierto de nostalgiasY de claveles."¡Ay! caballero erranteDe los cipreses,Una noche de lunaMi alma te ofrece."Ah Isis soñadora.Niña sin mielesLa que en bocas de niñosSu cuento vierte.Mi corazón te ofrezco,Corazón tenue,Herido por los ojosDe las mujeres."Caballero galante,Con Dios te quedes."Voy a buscar al condeDe los Laureles..."Adiós mi doncellita,Rosa durmiente,Tú vas para el amorY yo a la muerte.Esquilones de plataLlevan los bueyes."Mi corazón desangraComo una fuente. -La soledad es nuestra propiedad más privadaviejo rito de fuegos malabaresen ella nos movemos e inventamos paredescon espejos de los que siempre huimosla soledad es tiempo / veloz o detenido /reflexiones de noria / espirales de humo /con amores in vitro / desamores in pectore /y repaso metódico de la buena lujuriala soledad es noche con los ojos abiertosesbozo de futuro que escondió la memoriadesazones de héroe encerrado en su pánicoy un sentido de culpa / jubilado de olvidoes la tibia conciencia de cómo deberíanhaber sido los cruces de la vida y la muertey también el rescate de los breves chispazosnacidos del encuentro de la muerte y la vidala soledad se sabe sola en mundo de solosy se pregunta a veces por otras soledadesno como via crucis entre ánimo y ánimamás bien con interés entomológicotodavía hace un tiempo / en rigor no hace tantolas soledades / solas / cada una en su huecohablaban una sola deshilachada lenguaque en los momentos claves les servía de puenteo también una mano una señal un besoacercaban al solo la soledad contiguay una red solidaria de solos conectabalas geografías y las esperanzasen el amor y el tango los solos se abrazabany como era de todos el idioma del mundopodían compartir la tristeza y el gocey hasta se convencían de que no estaban solospero algo ha cambiado / está cambiandocada sólo estrenó su nueva cuevanuevo juego de llaves y candadosy de paso el dialecto de uno soloahora cuando bailan los solos y las solasya no se enlazan / guardan su distanciaen el amor se abrazan pero piensanen otro abrazo / el de sus soledadeslas soledades de babel ignoranqué soledades rozan su costadonunca sabrán de quién es el proyectode la torre de espanto que construyenasí / diseminados pero juntoscercanos pero ajenos / solos codo con codocada uno en su burbuja / insolidariosenvejecen mezquinos como islotesy aunque siga la torre cielo arribaen busca de ese pobre dios de siempreellos se desmoronan sin saberlosoledades abajo / sueño abajo -Este armazón de huesos y pellejos,de pasear una cabeza locase halla cansado al fin, y no lo extraño,pues, aunque es la verdad que no soy viejo,de la parte de vida que me tocaen la vida del mundo, por mi dañohe hecho un uso tal, que juraríaque he condensado un siglo en cada día.Así, aunque ahora muriera,no podría decir que no he vivido;que el sayo, al parecer nuevo por fuera,conozco que por dentro ha envejecido.Ha envejecido, sí, ¡pese a mi estrella!Harto lo dice ya mi afán doliente,que hay dolor que al pasar, su horrible huellagraba en el corazón, si no en la frente. -¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindadenvidiosa en mí clava los dardos de su inquina,esquívase en silencio mi planta, y se encamina,hacia más puro ambiente de amor y caridad.¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,y no prodiga savias en pinchos punzadores:si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,se llevará las rosas de más sutil esencia;y si notare en ellas algún rojo vivaz,¡será el de aquella sangre que su malevolenciade ayer, vertió, al herirme con encono y violencia,y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz! -La muerte es una madre nuestra antigua,nuestra primera madre, que nos quierea través de las otras, siglo a siglo,y nunca, nunca nos olvida;madre que va, inmortal, atesorando"para cada uno de nosotros sólo"el corazón de cada madre muerta;que esta más cerca de nosotros,cuantas más madres nuestras mueren;para quien cada madre sólo esun arca de cariño que robar"para cada uno de nosotros sólo";madre que nos espera,como madre final, con un abrazo inmensamente abierto,que ha de cerrarse, un día, breve y duro,en nuestra espalda, para siempre. -Fuensanta:dame todas las lágrimas del mar.Mis ojos están secos y yo sufrounas inmensas ganas de llorar.Yo no sé si estoy triste por el almade mis fieles difuntoso porque nuestros mustios corazonesnunca estarán sobre la tierra juntos.Hazme llorar, hermana,y la piedad cristianade tu manto inconsútilenjúgueme los llantos con que llore.el tiempo amargo de mi vida inútil.Fuensanta:¿tú conoces el mar?Dicen que es menos grande y menos hondoque el pesar.Yo no sé ni por qué quiero llorar:será tal vez por el pesar que escondo,tal vez por mi infinita sed de amar.Hermana:dame todas las lágrimas del mar... -Que no hayas existido,que no existas,que no hayas de existir jamás,nada importa;nunca sabré perderte. -Ojitos de las estrellasabiertos en un oscuroterciopelo: de lo alto,¿me veis puro?Ojitos de las estrellas,prendidos en el serenocielo, decid: desde arriba,¿me veis bueno?Ojitos de las estrellas,de pestañitas inquietas,¿por qué sois azules, rojosy violetas?Ojitos de la pupilacuriosa y trasnochadora,¿por qué os borra con sus rosasla aurora?Ojitos, salpicadurasde lágrimas o rocío,cuando tembláis allá arriba,¿es de frío?Ojitos de las estrellas,fijo en una y otra os juroque me habéis de mirar siempre,siempre puro. -Amor casi de un vuelo me ha encumbradoadonde no llegó ni el pensamiento;mas toda esta grandeza de contentome turba, y entristece este cuidado,que temo que no venga derrocadoal suelo por faltarle fundamento;que lo que en breve sube en alto asiento,suele desfallecer apresurado.mas luego me consuela y asegurael ver que soy, señora ilustre, obrade vuestra sola gracia, y que en vos fío:porque conservaréis vuestra hechura,mis faltas supliréis con vuestra sobra,y vuestro bien hará durable el mío. -¿Cuándo será que pueda,libre desta prisión volar al cielo,Felipe, y en la rueda,que huye más del suelo,contemplar la verdad pura sin duelo?Allí a mi vida junto,en luz resplandeciente convertido,veré distinto y juntolo que es y lo que ha sido,y su principio propio y ascondido.Entonces veré cómola soberana mano echó el cimientotan a nivel y plomo,dó estable y firme asientoposee el pesadísimo elemento.Veré las inmortalescolumnas do la tierra está fundada;las lindes y señalescon que a la mar hinchadala Providencia tiene aprisionada;por qué tiembla la tierra;por qué las hondas mares se embravecen,dó sale a mover guerrael cierzo, y por qué crecenlas aguas del Océano y descrecen;de dó manan las fuentes;quién ceba y quién bastece de los ríoslas perpetuas corrientes;de los helados fríosveré las causas, y de los estíos;las soberanas aguasdel aire en la región quién las sostiene;de los rayos las fraguas,dó los tesoros tienede nieve Dios, y el trueno dónde viene.¿No ves cuando aconteceturbarse el aire todo en el verano?El día se ennegrece,sopla el gallego insano,y sube hasta el cielo el polvo vano;y entre las nubes muevesu carro Dios, ligero y reluciente;horrible son conmueve,relumbra fuego ardiente,treme la tierra, humíllase la gente;la lluvia baña el techo;invían largos ríos los collados;su trabajo deshecho,los campos anegados,miran los labradores espantados.Y de allí levantado,veré los movimientos celestiales,ansí el arrebatadocomo los naturales,las causas de los hados, las señales.Quién rige las estrellasveré, y quién las enciende con hermosasy eficaces centellas;por qué están las dos Osasde bañarse en el mar siempre medrosas.Veré este fuego eterno,fuente de vida y luz, dó se mantiene;y por qué en el inviernotan presuroso viene,quien en las noches largas se detiene.Veré sin movimientoen la más alta esfera las moradasdel gozo y del contento,de oro y luz labradas,de espíritus dichosos habitadas. -Están así hasta hoy nuestras banderas.El pueblo las bordó con su ternura,cosió los trapos con su sufrimiento.Clavó la estrella con su mano ardiente.Y cortó, de camisa o firmamento,azul para la estrella de la patria.El rojo, gota a gota, iba naciendo. -Yo digo,que esa aguaes oscura,porque está triste. -No sabe qué es amor quien no te ama,celestial hermosura, esposo bello,tu cabeza es de oro, y tu cabellocomo el cogollo que la palma enrama.Tu boca como lirio, que derramalicor al alba; de marfil tu cuello;tu mano el torno y en su palma el selloque el alma por disfraz jacintos llama.¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejandotanta belleza y las mortales viendo,perdí lo que pudiera estar gozando?Mas si del tiempo que perdí me ofendo,tal prisa me daré, que un hora amandovenza los años que pasé fingiendo. -1Se recogió la vida para verme pasar.Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carney fui resbalándome poco a poco al alma.Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante.Me prolongué en el rumbo de aquel camino erranteque se abría en mi interior,y me llegué hasta mí, íntima.Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempoy me hice paisaje lejos de mi visión.Me conocí mensaje lejos de la palabra.Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas.Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde elhombre.2Ha sonado un reloj la hora escogida de todos.¿La hora? Cualquiera. Todas en una misma.Las cosas circundantes reconquistan color y forma.Los hombres se mueven ajenos a sí mismospara agarrar ese minuto índiceque los conduce por varias direcciones estáticas.Siempre la misma carne apretándose muda a lo ya hecho.Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión.Sigo siendo mensaje lejos de la palabra.La forma que se aleja y que fue mía un instanteme ha dejado íntima.Y me veo claridad ahuyentando la sombravaciada en la tierra desde el hombre. -Si tú fueras agua, yo quisiera serla copa de plata que te abrazaría;o en tus humedades me sumergiría,íntima, adaptable, profunda mujer.Si tú fueras tierra, yo sería el piedescalzo y ligero que no te oprimiera;y en tu surco haría ardiente sementeraque me diera un día lo que en ti sembré.Si tú fueras aire, yo seré la ramabajo tu caricia temblando en mis hojas,y si en recio soplo de ellas me despojas,verás que mi abrazo desnudo te llama.Y si fueras fuego, yo he de ser el leñoque tus lenguas lamen, que tu ardor calcina,y si mi ceniza el viento arremolinaen él dormiré el definitivo sueño. -LXVIIIBuscaba Madalena pecadoraun hombre, y Dios halló sus pies, y en ellosperdón, que más la fe que los cabellosata sus pies, sus ojos enamora.De su muerte a su vida se mejora,efecto en Cristo de sus ojos bellos,sigue su luz, y al occidente delloscanta en los cielos y en peñascos llora.«Si amabas, dijo Cristo, soy tan blandoque con amor a quien amó conquisto,si amabas, Madalena, vive amando».Discreta amante, que el peligro vistosúbitamente trasladó llorandolos amores del mundo a los [de] Cristo. -Vivo en una callecon nombre de Académicomundano,pero fino.Arriba,en la azotea,anidan todavíasus versosque jamás he leído. -Procura, Dios Bueno, que existas:procura que seas grande y bueno,tan grande y bueno que puedasocuparte un poco de los hombres,que puedas ocuparte un poco de mí,mira, allá por abajo en Rijmenam;recógeme de la dispersión depensamientos, sentimientos, instintos,-tú sabes- de toda la psicología;juntos recógenos todos de la diáspora,la inexplicada confusión;procura que domines el caos,porque algo tan horroroso no puede jamásestar procreado por un Dios. -Colecciono pronósticosanuncios y maticesy signosy sospechasy señalesimagino proyectos de promesasquisiera no perdermeun solo indicioayersin ir más lejosese ayer que empezó siendo aciagose convirtió en buen díaa las nueve y catorcecuando vosinocentedijiste así al pasarque no hallabas factiblela parejala pareja de amornaturalmenteno vacilé un segundome aferré a ese dictamenporque vos y yo somosla despareja. -No sé. Lo ignoro.Desconozco todo el tiempo que anduvesin encontrarla nuevamente.¿Tal vez un siglo? Acaso.Acaso un poco menos: noventa y nueve años.¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma,un tiempo enorme, enorme, enorme.Al fin, como una rosa súbita,repentina campánula temblando,la noticia.Saber de prontoque iba a verla otra vez, que la tendríacerca, tangible, real, como en los sueños.¡Qué explosión contenida!¡Qué trueno sordorodándome en las venas,estallando allá arribabajo mi sangre, en unanocturna tempestad!¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manerade saludarnos, de maneraque nadie comprendieraque ésa es nuestra propia manera?Un roce apenas, un contacto eléctrico,un apretón conspirativo, una mirada,un palpitar del corazóngritando, aullando con silenciosa voz.Después(ya lo sabéis desde los quince años)ese aletear de las palabras presas,palabras de ojos bajos,penitenciales,entre testigos enemigos.Todavíaun amor de «lo amo»,de «usted», de «bien quisiera,pero es imposible»... De «no podemos,no, piénselo usted mejor»...Es un amor así,es un amor de abismo en primavera,cortés, cordial, feliz, fatal.La despedida, luego,genérica,,en el turbión de los amigos.Verla partir y amarla como nunca;seguirla con los ojos,y ya sin ojos seguir viéndola lejos,allá lejos, y aun seguirlamás lejos todavía,hecha de noche,de mordedura, beso, insomnio,veneno, éxtasis, convulsión,suspiro, sangre, muerte...Hechade esa sustancia conocidacon que amasamos una estrella. -A veces nada ocurre y todo pasa,y la vida esdébil músicamojada por la lluvia-quizá tan sólo desconsuelo-;ella misma me tiendeno sé si una mano o una trampa;un papel en el que escriboun poema para huirde las manos oscuras del miedo. -Las que a otros negó piedras Oriente,Émulas brutas del mayor lucero,Te las expone en plomo su venero,Si ya al metal no atadas más luciente.Cuanto en tu camarín pincel valiente,Bien sea natural, bien extranjero,Afecta mudo voces, y parleroSilencio en sus vocales tintas miente.Miembros apenas dio al soplo más puroDel viento su fecunda madre bella,Iris, pompa del Betis, sus colores;Que fuego él espirando, humo ella,Oro te muerden en su freno duro,Oh esplendor generoso de señores. -El Mascarón. ¡Mirad el mascarón!¡Cómo viene del África a New York!Se fueron los árboles de la pimienta,los pequeños botones de fósforo.Se fueron los camellos de carne desgarraday los valles de luz que el cisne levantaba con el pico.Era el momento de las cosas secas,de la espiga en el ojo y el gato laminado,del óxido de hierro de los grandes puentesy el definitivo silencio del corcho.Era la gran reunión de los animales muertos,traspasados por las espadas de la luz;la alegría eterna del hipopótamo con las pezuñas de cenizay de la gacela con una siempreviva en la garganta.En la marchita soledad sin hondael abollado mascarón danzaba.Medio lado del mundo era de arena,mercurio y sol dormido el otro medio.El mascarón. ¡Mirad el mascarón!¡Arena, caimán y miedo sobre Nueva York!*Desfiladeros de cal aprisionaban un cielo vacíodonde sonaban las voces de los que mueren bajo el guano.Un cielo mondado y puro, idéntico a sí mismo,con el bozo y lirio agudo de sus montañas invisibles,acabó con los más leves tallitos del cantoy se fue al diluvio empaquetado de la savia,a través del descanso de los últimos desfiles,levantando con el rabo pedazos de espejo.Cuando el chino lloraba en el tejadosin encontrar el desnudo de su mujery el director del banco observaba el manómetroque mide el cruel silencio de la moneda,el mascarón llegaba al Wall Street.No es extraño para la danzaeste columbario que pone los ojos amarillos.De la esfinge a la caja de caudales hay un hilo tensoque atraviesa el corazón de todos los niños pobres.El ímpetu primitivo baila con el ímpetu mecánico,ignorantes en su frenesí de la luz original.Porque si la rueda olvida su fórmula,ya puede cantar desnuda con las manadas de caballos;y si una llama quema los helados proyectos,el cielo tendrá que huir ante el tumulto de las ventanas.No es extraño este sitio para la danza, yo lo digo.El mascarón bailará entre columnas de sangre y de números,entre huracanes de oro y gemidos de obreros paradosque aullarán, noche oscura, por tu tiempo sin luces,¡oh salvaje Norteamérica! ¡oh impúdica! ¡oh salvaje,tendida en la frontera de la nieve!El mascarón. ¡Mirad el mascarón!¡Qué ola de fango y luciérnaga sobre Nueva York!*Yo estaba en la terraza luchando con la luna.Enjambres de ventanas acribillaban un muslo de la noche.En mis ojos bebían las dulces vacas de los cielos.Y las brisas de largos remosgolpeaban los cenicientos cristales de Broadway.La gota de sangre buscaba la luz de la yema del astropara fingir una muerta semilla de manzana.El aire de la llanura, empujado por los pastores,temblaba con un miedo de molusco sin concha.Pero no son los muertos los que bailan,estoy seguro.Los muertos están embebidos, devorando sus propias manos.Son los otros los que bailan con el mascarón y su vihuela;son los otros, los borrachos de plata, los hombres fríos,los que crecen en el cruce de los muslos y llamas duras,los que buscan la lombriz en el paisaje de las escaleras,los que beben en el banco lágrimas de niña muertao los que comen por las esquinas diminutas pirámides del alba.¡Que no baile el Papa!¡No, que no baile el Papa!Ni el Rey,ni el millonario de dientes azules,ni las bailarinas secas de las catedrales,ni construcciones, ni esmeraldas, ni locos, ni sodomitas.Sólo este mascarón,este mascarón de vieja escarlatina,¡sólo este mascarón!Que ya las cobras silbarán por los últimos pisos,que ya las ortigas estremecerán patios y terrazas,que ya la Bolsa será una pirámide de musgo,que ya vendrán lianas después de los fusilesy muy pronto, muy pronto, muy pronto.¡Ay, Wall Street!El mascarón. ¡Mirad el mascarón!¡Cómo escupe veneno de bosquepor la angustia imperfecta de Nueva York! -Ay, mis esposos, todos mis espososse fueron a la mar, ayer, mañana.Guardé sus blancas ropas, la fortunade pobres con que hicimos las moradas.Viuda me quedé. Vestí de lutoy fui por pueblo esquivo saludada.Un perro, la comida justa, un lecho,es todo cuanto tengo por cordura,porque al romperse el viento de la noche,los búhos al rezar, y andar la lluvia,qué loca voy diciendo por las callesverdades, si vestida, mal desnuda.La espina ¿para qué? ¿Por qué la rosa?Amor y desamor no dan descanso.Pasar por esta vida y a esta hora,se paga con hastío, si no espanto. -Cuando el cierzo desciende y se alza la niebla,toda la ciudad "mi Zaragoza amada- se cubre de palabrasque surgen del silencio hacia la nada.Es entonces "el enorme Paseose hace suave y hermoso- cuando veo las cosascomo fueron: El niño, la explanada,la vieja que vendía cacahuetes y almendras.Pero cuando otra vezel aire del Moncayo violentamente baja,surgen los comerciantesen paños y en alhajasaupando a un tonto sabioque viene a hablar del alma.¡Ay mi ciudadcon tantos pedestalescubiertos de anónimas palabras!:¿A dónde te diriges?Sólo tu espesa nieblapermite ver las cosasigual que se veían en la infancia. -Niñita de pescadoresque con viento y olas puedes,duerme pintada de conchas,garabateada de redes.Duerme encima de la dunaque te alza y que te crece,oyendo la mar-nodrizaque a más loca mejor mece.La red me llena la falday no me deja tenerte,porque si rompo los nudosserá que rompo tu suerte...Duérmete mejor que lo hacenlas que en la cuna se mecen,la boca llena de saly el sueño lleno de peces.Dos peces en las rodillas,uno plateado en la frente,y en el pecho, bate y bate,otro pez incandescente... -Miró Celia una rosa que en el pradoostentaba feliz la pompa vanay con afeites de carmín y granabañaba alegre el rostro delicado;y dijo: Goza, sin temor del hado,el curso breve de tu edad lozana,pues no podrá la muerte de mañanaquitarte lo que hubieres hoy gozado.Y aunque llega la muerte presurosay tu fragante vida se te aleja,no sientas el morir tan bella y moza:mira que la experiencia te aconsejaque es fortuna morirte siendo hermosay no ver el ultraje de ser vieja. -Sentado en esta peña,donde mis tiernas lágrimas se imprimen,a imitación pequeñade las que el alma y corazón me oprimen,presumo enternecellacon soledades de mi Celia bella.¡Ay Dios!, si el Tormes fueraa dar a Manzanares sus despojos,y llevarle pudieralas lágrimas amargas de mis ojos,¡qué alegre las llorarade ver que alguna hasta sus pies llegara!Mas en pensar que llevael claro curso a parte diferente,no quiero que me debaque con el de mis lágrimas se aumente;que en tantas desventurasmejor es ablandar las peñas duras.Famosos muros de Alba,adonde hiere el sol cuando en la suyale hacen dulce salvalas aves de la verde selva tuya,¿por qué me tenéis preso,sin alma el cuerpo y sin razón el seso?Sierras de Béjar frías,adonde el Tormes nace, y cuyo vientocon esperanzas míasentretiene su fácil movimiento,no me mostréis las frentescon la nieve que el sol convierte en fuentes;que aún es temprano agorapara pensar que aquí estaré el invierno;que ya el ganado llora,quejoso de mi dicha y su gobierno,pensando que esta orillaha de pacer, no el hielo de Castilla.Pues si los animaleslloran por el extremo que desean,los tuyos celestiales,Celia, mi bien, mis tristes ojos vean,primero que el noviembrecoja estas flores y su escarcha siembre.La nieve de tus pechoses el invierno que sufrir deseo;queden allí deshechoslos que me matan cuando no te veo;allá quiero llegarmea ver si puedo entre su nieve hallarme.Vívase el rico Albanoestas montañas de asperezas llenas,llevando por la manoal dueño de sus glorias y sus penas;que con mi prenda carala Libia más estéril habitara.Corte a la parra hojosael pendiente racimo del sarmiento,preséntelo a su esposao esparza el vuelo del halcón al viento,y a la perdiz pintadadetenga el curso, de temor helada.Tire a la echada liebreque el cazador le enseña, y si le acierta,su gente lo celebre;cuelgue despojos a su antigua puerta,adonde mil ociososde ajenas vidas viven cuidadosos;del esperado hijo,con los pastores de su gran comarcacelebre el regocijo;y yo con pobre paño y rota abarcapise mi patrio suelo,donde espera mi bien benigno el cielo.Amada patria mía,no me neguéis vuestros alegres brazos,que presto espero el díaque goce de mi Celia los abrazos,de Celia, más hermosaque [el] jazmín blanco y la encarnada rosa.A vos, mi patria cara,el cuerpo que me distes llevar quiero;y aquella fénix rara,por cuyo amor tan justamente muero,el alma desta vidaal vivo fuego de su altar rendida. -Oh dama sin corazón, hija del cielo,auxíliame en esta solitaria horacon tu directa indiferencia de armay tu frío sentido del olvido.Un tiempo total como un océano,una herida confusa como un nuevo serabarcan la tenaz raíz de mi almamordiendo el centro de mi seguridad.Qué espeso latido se cimbra en mi corazóncomo una ola hecha de todas las olas,y mi desesperada cabeza se levantaen un esfuerzo de salto y de muerte.Hay algo enemigo temblando en mi certidumbre,creciendo en el mismo origen de las lágrimascomo una planta desgarradora y durahecha de encadenadas hojas amargas. -Son ya las seis y media y es domingo. Febrerotrae uno de sus días soleados y dulcesen los que ya se siente rozar la Primavera.Desde este mirador veo Córdoba: sus torresy sus casas bañadas en el sol de la tarde,con un silencio apenas roto por unos pájaroso por llantos de niños en las casas cercanas.A veces toda la ciudad vibra enteray el aire es dulcemente rasgadopor la campana de un convento que toca a Vísperas.Primero es el Císter, luego la Encarnación,lejos se oyen apenas Santa Isabel y el Corpus.Después viene el silencio a dominar de nuevo.Por la campiña se vuelve el aire tenuemente violetay en la sierra los montes oscuramente azules,¿acaso no es la tarde como una nueva aurora?San Jerónimo cubre su perfil de naranjas.Un rumor de caballos sube desde la calle.Las campanas repiten su llamada insistentey los pájaros huyen de las torres. El Ángelusse extiende en toda Córdoba entre sol y silencio.En la blanca azotea de un convento apartadodel mundo por ligeras celosías de madera,una monja recoge las ropas ya secadas.La última campana ha cesado. Imperceptiblementela tarde va dejando jirones de sí mismaen las cumbres más altas de Sierra Morena.Lejos hacia Granada las luces van huyendoy ni un rayo de sol queda ya en los tejados.Los jardines ocultos van despertando al fríoy de un balcón oscuro surge un rumor de música.La noche viene lenta casi como la muerteque se espera, no llega y de pronto ha llegado. -No dormía: vagaba en ese limboen que cambian de forma los objetos,misteriosos espacios que separanla vigilia del sueño.Las ideas que en ronda silenciosadaban vueltas en torno a mi cerebro,poco a poco en su danza se movíancon un compás más lento.De la luz que entra al alma por los ojoslos párpados velaban el reflejo;mas otra luz el mundo de visionesalumbraba por dentro.En este punto resonó en mi oídoun rumor semejante al que en el templovaga confuso al terminar los fielescon un Amén sus rezos.Y oí como una voz delgada y tristeque por mi nombre me llamó a lo lejos,¡y sentí olor de cirios apagados,de humedad y de incienso!Entró la noche y del olvido en brazoscaí cual piedra en su profundo seno.Dormí y al despertar exclamé: ?¡Algunoque yo quería ha muerto! -Por fin corazón, por finalienta con la esperanza,que entre nubes de carmín,del horizonte la confín,ya la tierra a ver se alcanza.Luce la aurora en orienterompiendo pardas neblinas,y la luz, como un torrente,se tiende por la ancha frentede verdísimas colinas.Ya se va diafanizandode la mar la espesa bruma;el buque sigue avanzando,y va la tierra brotandocomo Venus de la espuma.Y allá sobre el fondo oscuroque sus montañas le dan,bajo un cielo hermoso y puro,mi bellísimo San Juan.Y aunque es ciudad amadamis afecciones encierra,con el alma entusiasmada,yo no me acuerdo de nadasino de ver esa tierra.Perdonadle al desterradoese dulce frenesí;vuelo a mi mundo adorado,¡y yo estoy enamoradodel la tierra en que nací!Para poder conocerla,es preciso compararla,de lejos en sueños verla;y para saber quererlaes necesario dejarla.¡Oh!, no envidie tu belleza,de otra inmensa poblaciónel poder y la riquezaque allí vive la cabezay aquí vive el corazón.Y si vivir es sentir,y si vivir es pensar,yo puedo, patria, decirque no he sabido viviral dejarte de mirar.Que aunque templado y suaveno vive, no, en el ambienteel pez de las ondas naveni entre las ondas el ave,ni yo de mi patria ausente.¡Patria!, jardín del mar,la perla de las Antillas¡Tengo ganas de llorar!¡Tengo ganas de besarlas arenas de tus orillas!Si entre lágrimas te canto,patria mía, no te asombres,porque es de amor ese llanto,y ese amor es el más santode los amores del hombre.Tuya es la vida que aliento,es tuya mi inspiración,es tuyo mi pensamiento,tuyo, todo sentimientoque brote en mi corazón.Que haya en ti vida primero,cuanto ha de fijarse en mí,y en todo cuanto venero,y en todo cuanto yo quierohay algo patria de ti.No, nada importa la suertesi tengo que abandonarte,que yo solo aspiro a verte,a la dicha de querertey a la gloria de cantarte. -IMadame Lugones, J'ai commencé ces versen écoutant la voix d'un carillon d'Anvers...¡Así empecé, en francés, pensando en Rodenbachcuando hice hacia el Brasil una fuga... de Bach!En Río de Janeiro iba yo a proseguir,poniendo en cada verso el oro y el zafiry la esmeralda de esos pájaros-moscasque melifican entre las áureas siestas foscasque temen los que temen el cruel vómito negro.Ya no existe allá fiebre amarilla. ¡Me alegro!Et pour cause. Yo pan-americanicécon un vago temor y con muy poca feen la tierra de los diamantes y la dichatropical. Me encantó ver la vera machicha,mas encontré también un gran núcleo cordialde almas llenas de amor, de ensueños, de ideal.Y si había un calor atroz, también habíatodas las consecuencias y ventajas del día,en panorama igual al de los cuadros y hastaigual al que pudiera imaginarse... Basta.Mi ditirambo brasileño es ditiramboque aprobaría su marido. Arcades ambo.IIMas el calor de ese Brasil maravilloso,tan fecundo, tan grande, tan rico, tan hermoso,a pesar de Tijuca y del cielo opulento,a pesar de ese foco vivaz de pensamiento,a pesar de Nabuco, embajador, y delos delegados panamericanos quehicieron posible por hacer cosas buenas,saboreé lo ácido del saco de mis penas;quiero decir que me enfermé. La neurasteniaes un dón que me vino con mi obra primigenia.¡Y he vivido tan mal, y tan bien, cómo y tánto!¡Y tan buen comedor guardo bajo mi manto!¡Y tan buen bebedor tengo bajo mi capa!¡Y he gustado bocados de cardenal y papa!...Y he exprimido la ubre cerebral tantas veces,que estoy grave. Esto es mucho ruido y pocas nueces,según dicen doctores de una sapiencia suma.Mis dolencias se van en ilusión y espuma.Me recetan que no haga nada ni piense nada,que me retire al campo a ver la madrugadacon las alondras y con Garcilaso, y conel sport. ¡Bravo! Sí. Bien. Muy bien. ¿Y La Nación?¿Y mi trabajo diario y preciso y fatal?¿No se sabe que soy cónsul como Stendhal?Es preciso que el médico que eso recete, détambién libro de cheques para el Crédit Lyonnais,y envíe un automóvil devorador del viento,en el cual se pasee mi egregio aburrimiento,harto de profilaxis, de ciencia y de verdad.IIIEn fin, convaleciente, llegué a nuestra ciudadde Buenos Aires, no sin haber escuchadoa míster Root a bordo del Charleston sagrado;mas mi convalecencia duró poco. ¿Qué digo?Mi emoción, mi estusiasmo y mi recuerdo amigo,y el banquete de La Nación, que fue estupendo,y mis viejas siringas con su pánico estruendo,y ese fervor porteño, ese perpetuo arder,y el milagro de gracia que brota en la mujerargentina, y mis ansias de gozar de esa tierra,me pusieron de nuevo con mis nervios en guerra.Y me volví a París. Me volví al enemigoterrible, centro de la neurosis, ombligode la locura, foco de todo surmenagedonde hago buenamente mi papel de sauvageencerrado en mi celda de la rue Marivaux,confiando sólo en mí y resguardando el yo.¡Y si lo resguardara, señora, si no fueralo que llaman los parisienses una pera!A mi rincón me llegan a buscar las intrigas,las pequeñas miserias, las traiciones amigas,y las ingratitudes. Mi maldita visiónsentimental del mundo me aprieta el corazón,y así cualquier tunante me explotará a su gusto.Soy así. Se me puede burlar con calma. Es justo.Por eso los astutos, los listos, dicen queno conozco el valor del dinero. ¡Lo sé!Que ando, nefelibata, por las nubes... Entiendo.Que no soy hombre práctico en la vida... ¡Estupendo!Sí, lo confieso: soy inútil. No trabajopor arrancar a otro su pitanza; no bajoa hacer la vida sórdida de ciertos previsores.Y no ahorro ni en seda, ni en champaña, ni en flores.No combino sutiles pequeñeces, ni quieroquitarle de la boca su pan al compañero.Me complace en los cuellos blancos ver los diamantes.Gusto de gentes de maneras elegantesy de finas palabras y de nobles ideas.Las gentes sin higiene ni urbanidad, de feastrazas, avaros, torpes, o malignos y rudos,mantienen, lo confieso, mis entusiasmos mudos.No conozco el valor del oro... ¿Saben esosque tal dicen lo amargo del jugo de mis sesos,del sudor de mi alma, de mi sangre y mi tinta,del pensamiento en obra y de la idea encinta?¿He nacido yo acaso hijo de millonario?¿He tenido yo Cirineo en mi Calvario?IVTal continué en París lo empezado en Anvers.Hoy, heme aquí en Mallorca, la terra dels foners,como dice Mossen Cinto, el gran Catalán.Y desde aquí, señora, mis versos a ti van,olorosos a sal marina y azahares,al suave aliento de las islas Baleares.Hay un mar tan azul como el Partenopeo.Y el azul celestial, vasto como un deseo,su techo cristalino bruñe con sol de oro.Aquí todo es alegre, fino, sano y sonoro.Barcas de pescadores sobre la mar tranquiladescubro desde la terraza de mi villa,que se alza entre las flores de su jardín fragante,con un monte detrás y con la mar delante.VA veces me dirijo al mercado, que estáen la Plaza Mayor. (¿Qué Coppée, no es verdá?)Me rozo con un núcleo crespo de muchedumbreque viene por la carne, la fruta y la legumbre.Las mallorquinas usan una modesta falda,pañuelo en la cabeza y la trenza a la espalda.Esto, las que yo he visto, al pasar, por supuesto.Y las que no la lleven no se enojen por esto.He visto unas payesas con sus negros corpiños,con cuerpos de odaliscas y con ojos de niños;y un velo que les cae por la espalda y el cuello,dejando al aire libre lo obscuro del cabello.Sobre la falda clara, un delantal vistoso.Y saludan con un bon dia tengui gracioso,entre los cestos llenos de patatas y coles,pimientos de corales, tomates de arreboles,sonrosadas cebollas, melones y sandías,que hablan de las Arabias y las Andalucías.Calabazas y nabos para ofrecer asuntosa Madame Noailles y Francis Jammes juntos.A veces me detengo en la plaza de abastoscomo si respirase soplos de vientos vastos,como si se me entrase con el respiro el mundo.Estoy ante la casa en que nació RaimundoLulio. Y en ese instante mi recuerdo me cuentalas cosas que le dijo la Rosa a la Pimienta...¡Oh, cómo yo diría el sublime destierroy la lucha y la gloria del mallorquín de hierro!¡Oh, cómo cantaría en un carmen sonorola vida, el alma, el numen, del mallorquín de oro!De los hondos espíritus es de mis preferidos.Sus robles filosóficos están llenos de nidosde ruiseñor. Es otro y es hermano del Dante.¡Cuántas veces pensara su verbo de diamentedelante la Sorbona viaja del París sabio!¡Cuántas veces he visto su infolio y su astrolabioen una bruma vaga de ensueño, y cuántas vecesle oí hablar a los árabes cual Antonio a los peces,en un imaginar de pretéritas cosasque, por ser tan antiguas, se sienten tan hermosas!VIHice una pausa.El tiempo se ha puesto malo. El mara la furia del aire no cesa de bramar.El temporal no deja que entren los vapores. YUn yatch de lujo busca refugio en Porto-Pi.Porto-Pi es una rada cercana y pintoresca.Vista linda: aguas bellas, luz dulce y tierra fresca.¡Ah, señora, si fuese posible a algunos eldejar su Babilonia, su Tiro, su Babel,para poder venir a hacer su vida enteraen esa luminosa y espléndida ribera!Hay no lejos de aquí un archiduque austriacoque las pomas de Ceres y las uvas de Bacocultiva, en un retiro archiducal y egregio.Hospeda como un monje ?y el hospedaje es regio?.Sobre las rocas se alza la mansión señorialy la isla le brinda ambiente imperial.Es un pariente de Jean Orth. Es un atridaque aquí ha encontrado el cierto secreto de su vida.Es un cuerdo. Aplaudamos al príncipe discretoque aprovecha a la orilla del mar ese secreto.La isla es florida y llena de encanto en todas partes.Hay un aire propicio para todas las artes.En Pollensa ha pintado Santiago Rusiñolcosas de flor de luz y de seda de sol.Y hay villa de retiro espiritual famosa:la literata Sand escribió en Valldemosaun libro. Ignoro si vino aquí con Musset,y si la vampiresa sufrió o gozó, no sé*.¿Por qué mi vida errante no me trajo a estas sanascostas antes de que las prematuras canasde alma y cabeza hicieran de mí la mezcolanzaformada de tristeza, de vida y esperanza?¡Oh, qué buen mallorquín me sentiría ahora!¡Oh, cómo gustaría sal de mar, miel de aurora,al sentir como en un caracol en mi cráneoel divino y eterno rumor mediterráneo!Hay en mí un griego antiguo que aquí descansó un día,después de que le dejaron loco de melodíalas sirenas rosadas que atrajeron su barca.Cuanto mi ser respira, cuanto mi vista abarca,es recordado por mis íntimos sentidos;los aromas, las luces, los ecos, los ruidos,como en ondas atávicas me traen añoranzasque forman mis ensueños, mis vidas y esperanzas.Mas, ¿dónde está aquel templo de mármol, y la grutadonde mordí aquel seno dulce como una fruta?¿Dónde los hombres ágiles que las piedras redondasrecogían para los cueros de sus hondas?...Calma, calma. Esto es mucha poesía, señora.Ahora hay comerciantes muy modernos. Ahoramandan barcos prosaicos la dorada Valencia,Marsella, Barcelona y Génova. La cienciacomercial es hoy fuerte y lo acapara todo.Entretanto, respiro mi salitre y mi yodobrindados por las brisas de aqueste golfo inmenso,y a un tiempo, como Kant y como el asno, pienso.Es lo mejor.VIIY aquí mi epístola concluye.Hay un ansia de tiempo que de mi pluma fluyea veces, como hay veces de enorme economía.«Si hay, he dicho, señora, alma clara, es la mía».Mírame transparentemente, con tu marido,y guárdame lo que tú puedas del olvido. -¿Cómo ignorar, al fin,los avisos del día,el genio especular del díaal trazar nuestro fiel retratode nada o nadie,si el frío de esta mar al juntar nochetiene lugar para nosotros, vienecomo mano de sombra al corazón,atraviesa la destrucción que fuimos,que nunca hemos dejado de ser? -Pierde tras el laurel su noble alientoel héroe joven en la atroz milicia;supúltase en el mar por su avariciael necio, que engañaron mar y viento.Hace prisión su lúgrube aposentoel sabio por saber; y por codiciael que al duro metal de la maliciafio su corazón y su contento.Por su cosecha sufre el sol ardienteel labrador, y pasa noche y díael cazador de su familia ausente.Yo también llevaré con alegríacuantos sustos el orbe me presente,sólo por agradarte, Filis mía. -Ya viene la primavera.¡Lo ha dicho la estrella!La primavera sin mancha.¡Lo ha dicho la agua!Sin mancha y viva de gloria¡Lo ha dicho la rosa!De gloria, altura y pasión.¡Lo ha dicho tu voz! -137Noche fabricadora de embelecos,loca, imaginativa, quimerista,que muestras al que en ti su bien conquista,los montes llanos y los mares secos;habitadora de celebros huecos,mecánica, filósofa, alquimista,encubridora vil, lince sin vista,espantadiza de tus mismos ecos;la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,solícita, poeta, enferma, fría,manos del bravo y pies del fugitivo.Que vele o duerma, media vida es tuya;si velo, te lo pago con el día,y si duermo, no siento lo que vivo. -Hacía ya algún tiempo que el reloj era sombra.Tras los visillos caminaba el vértigoy el crepúsculo echaba los cerrojos.Cuando ya las paredes retorcían,entre gruñidos tiernos, sus espaldas-a punto de perderse los perfiles-,las columnas del sueño se alzaron luminosasy rebotaron entre las tinieblas.En la sombra, las rosas subrayabanla decisión final de algún camino.La mano encontró el hilo, tanteando,y la cara del tiempo dejó caer las once. -ILa tigre de Bengalacon su lustrosa piel manchada a trechos,está alegre y gentil, está de gala.Salta de los repechosde un ribazo, al tupidocarrizal de un bambú; luego a la rocaque se yergue a la entrada de su gruta.Allí lanza un rugido,se agita como locay eriza de placer su piel hirsuta.La fiera virgen ama.Es el mes del ardor. Parece el suelorescoldo; y en el cieloel sol inmensa llama.Por el ramaje oscurosalta huyendo el kanguro.El boa se infla, duerme, se calientaa la tórrida lumbre;el pájaro se sientaa reposar sobre la verde cumbre.Siéntense vahos de horno:y la selva indianaen alas del bochorno,lanza, bajo el serenocielo, un soplo de sí. La tigre ufanarespira a pulmón lleno,y al verse hermosa, altiva, soberana,le late el corazón, se le hincha el seno.Contempla su gran zarpa, en ella la uñade marfil; luego toca,el filo de una roca,y prueba y lo rasguña.Mírase luego el flancoque azota con el rabo puntiagudode color negro y blanco,y móvil y felpudo;luego el vientre. En seguidaabre las anchas fauces, altaneracomo reina que exige vasallaje;después husmea, busca, va. La fieraexhala algo a manerade un suspiro salvaje.Un rugido calladoescuchó. Con prestezavolvió la vista de uno a otro lado.Y chispeó su ojo verde y dilatadocuando miró de un tigre la cabezasurgir sobre la cima de un collado.El tigre se acercaba.Era muy bello.Gigantesca la talla, el pelo fino,apretado el ijar, robusto el cuello,era un don Juan felinoen el bosque. Anda a trancoscallados; ve a la tigre inquieta, sola,y le muestra los blancosdientes; y luego arbolacon donaire la cola.Al caminar se víasu cuerpo ondear, con garbo y bizarría.Se miraban los músculos hinchadosdebajo de la piel. Y se diríaser aquella alimañaun rudo gladiador de la montaña.Los pelos erizadosdel labio relamía. Cuando andaba,con su peso chafabala yerba verde y muelle,y el ruido de su aliento semejabael resollar de un fuelle.Él es, él es el rey. Cetro de orono, sino la ancha garra,que se hinca recia en el testuz del toroy las carnes desgarra.La negra águila enorme, de pupilasde fuego y corvo pico relumbrante,tiene a Aquilón: las hondas y tranquilasaguas, el gran caimán; el elefante,la cañada y la estepa;la víbora, los juncos por do trepa;y su caliente nido,del árbol suspendido,el ave dulce y tiernaque ama la primer luz.Él la caverna.No envidia al león la crin, ni al potro rudoel casco, ni al membrudohipopótamo el lomo corpulento,quien bajo los ramajes de copudobaobab, ruge al viento.Así va el orgulloso, llega, halaga;corresponde la tigre que le espera,y con caricias las caricias paga,en su salvaje ardor, la carnicera.Después, el misteriosotacto, las impulsivasfuerzas que arrastran con poder pasmoso;y, ¡oh gran Pan! el idilio monstruosobajo las vastas selvas primitivas.No el de las musas de las blandas horassuaves, expresivas,en las rientes aurorasy las azules noches pensativas;sino el que todo enciende, anima, exalta,polen, savia, calor, nervio, corteza,y en torrentes de vida brota y saltadel seno de la gran Naturaleza.IIEl príncipe de Gales va de cazapor bosques y por cerros,con su gran servidumbre y con sus perrosde la más fina raza.Acallando el tropel de los vasallos,deteniendo traíllas y caballos,con la mirada inquieta,contempla a los dos tigres, de la grutaa la entrada. Requiere la escopeta,y avanza, y no se inmuta.Las fieras se acarician. No han oídotropel de cazadores.A esos terribles seres,embriagados de amores,con cadenas de floresse les hubiera uncidoa la nevada concha de Citereso al carro de Cupido.El príncipe atrevido,adelanta, se acerca, ya se para;ya apunta y cierra un ojo; ya dispara;ya del arma el estruendopor el espeso bosque ha resonado.El tigre sale huyendo,y la hembra queda, el vientre desgarrado.¡Oh, va a morir!... Pero antes, débil, yerta,chorreando sangre por la herida abierta,con ojo doloridomiró a aquel cazador, lanzó un gemidocomo un ¡ay! de mujer... y cayó muerta.IIIAquel macho que huyó, bravo y zahareñoa los rayos ardientesdel sol, en su cubil después dormía.Entonces tuvo un sueño:que enterraba las garras y los dientesen vientres sonrosadosy pechos de mujer; y que engullíapor postres delicadosde comidas y cenas,como tigre goloso entre golosos,unas cuantas docenasde niño tiernos, rubios y sabrosos. -Veo una mujera través del vidrio.Va abrigaday no hace frío.Intento besarlaa través del vidrio,pero el vidrio,está frío. -Bajé al mercadoy trajetomates diarios aguacerosendivias y envidiasgambas grupas y amenesharina monosílabos jerezinstantáneas estornudos arrozalcachofas y gritosrarísimos silenciospágina en blancoaquí te dejo todohaz lo que quierasespabílateo por lo menos organízateyo me echaré una siestaojalá me despiertescon algo originaly sugestivopara que yo lo firme -Sueño, luego existo.Piensoque sueño tan hondo y ciertoque el sueño me despiertaen mitad del pensamiento.Y me duele este soñar,pensando que es tan sin sueño,que los sueños se me rompen"espumas del pensamiento"en las arenas del maren que soñando, navego.¿Pero existo? ¿Dónde y cómo?Aquí, encerrado, me encuentroen el sueño sin salidaque teje mi pensamiento,preguntándome, doliéndome,de ser, soñándome, cierto.Soledad de soledades:ya ni yo mismo me sueño,pensando que existo y soysueño de mi pensamiento. -Los viernes por la tardeen la autopista de la Y griegasiempre hay colapso.Y ahora han puesto neonesque indican el número demuertos que hubotal día como hoyhace un año.53 MUERTOS EL 15 DE OCTUBREDE 2003"dice un luminoso-.Y me da por pensar,hoy que es viernesy que voy por la autopistade la Y griega,en muchos de esos53 que salieron despedidosde sus coches a travésdel parabrisas,o que se quedaronatrapados entre loshierros, o peor aúntetrapléjicos para siempre. -Alguien limpia la celdade la torturaque no quede la sangreni la amarguraalguien pone en los murosel nombre de ellaya no cabe en la nocheninguna estrellaalguien limpia su rabiacon un consejoy la deja brillantecomo un espejoalguien piensa hasta cuandoalguien caminasuenan lejos las risasuna bocinay un gallo que proponesu canto en horamientras sube la angustiala voladoraalguien piensa en afueraque allá no hay plazopiensa en niños de viday en un abrazoalguien quiso ser justono tuvo suertees difícil la luchacontra la muertealguien limpia la celdade la torturalava la sangre perono la amargura. -Oh tú, cualquiera que entras, peregrino,Si mudo admiras, admirado paraEn esta bien por sus cristales clara,Y clara más por su pincel divino,Tebaida celestial, sacro Aventino,Donde hoy te ofrece con grandeza raraEl cardenal heroico de GuevaraFreno al deseo, término al camino.Del yermo ves aquí los ciudadanos,Del galeón de Pedro los pilotos;El arca allí, donde hasta el día postreroSus vestidos conservan, aunque rotos,Algunos celestiales cortesanos.Guarnécelos de flores, forastero. -Si el hombre tuviera tiempo de sobrases posible que hiciera grandes cosas.Pero tras su espesa piel el tiempo alientauna sutil maraña de trampas y estrategias;tras su espesa piel o en su disperso puzzleocasionalmente brinda adoquín de besospara que torpes como somosnos demos menos cuentade que a través de ajedreces, adioses,inutilidades, esperas y otros juegospoco a poco y sin saberse vaya haciendo teoría confirmadael que la vida nos aplasta(y esto me gusta decirlo con un verbo que suenacomo un saco de patatas).En el momento en que subo en el ascensores una nocturna hora intermedia.El espejo adivina el alcoholy parece decir que tengo airede guardar alguna historiaperdida por algún lado del abrigoy también varias posguerras. (Quizáporque a veces pienso que es probableque yo hubiera sido más leve o más felizen la polvorienta Barcelona de los años cincuenta,y aunque haya procurado no abusar nuncamucho de ellas, este tipo de imágenessiempre me atrajeron con firmeza).La nostalgia realquilada de mi carava a proyectarse ahora en otro espejo,fiel en cumplir ese tácito rito que me he impuestoy que consiste en observarme como un actor retiradomientras fumo y bebo a solasfrente a la pica del lavabo.Y para poblar esta habitual circunstanciavan a cruzarme desamparadas imágeneshechas con recalentadas infancias,recuerdos o posturas que me cansaría escribirpero que si lo hiciera acabarían entercándoseen intentar explicar por qué nuestro amor mereceun lugar señero en la anónima enciclopediade las historias ridículas.Historias que me cansaría escribir,con las que perdería el tiempo.Porque todo es pasado "no sé si cierto-,todo es presente "esta tonta mancha de polvo-y además aquí, en el lavabo de mi cuarto,sobre este ya como ajeno rostro ajadoy con tonadilla de tangosospecho o sé que no he perdido la vida(que eso ya sería algo); que no la he perdido, no,que estúpidamente sólo la voy perdiendoy que tampoco me produce un especial descansoel saber que voy a poder dejar por unas horasmis canosas miserias en suspenso. -¿Fue verdad o mentira?¿Fue realidado fue tan sólo un sueño?¿Fue un sentimiento vago ,indefinible?¿O fue un amor profundo?No sabría decirlo ,pero fue. -Vengada la hermosa Filisde los agravios de Fabioa verle viene al aldeaenfermo de desengaños.A ruego de los pastoresbaja de su monte al prado,que como se ve queridada a entender que la forzaron.Eso mismo que desea,quiere que la estén rogando,que sube al gusto los preciosamor conforme a los años.Huyóse Fabio celoso,pensó Fabio hallar sagrado,pero hay estados de amorque está en el remedio el daño.¡Desdichado del que llegaa tiempo tan desdichadoque le matan los remedioscon que muchos quedan sanos!En fin, a Fabio rendidoviene a ver su dueño ingrato,alegre porque es amoren las venganzas villano.No va sin galas a verle,aunque pudiera escusarlo,que la mayor hermosurano deja en casa el cuidado.Lleva de palmilla verdesaya y sayuelo bizarro,con pasamanos de platasi en ellos pone las manos.No lleva cosa en el cuelloque Fabio le hubiese dado,porque no entienda que vivenmemorias de sus regalos.Joyas lleva que él no ha visto,no porque le ha hecho agravio,mas porque sepan ausenciasque no está seguro el campo.Con una cinta de cifraslleva el cabello apretado,que quien gusta de dar celosse vale de mil engaños.De rebociño le sirvepara mayor desenfadoel capote de los ojosbordado de negros rayos.En argentadas chinelaslistones lleva, admiradosde que quepan tantos bríosen tan pequeños espacios.Llegó Filis al aldea,entró en su casa de Fabio,los pastores la recibencomo al sol los montes altos.Dando perlas con la risaextiende a todos los brazos,que gana mares de amory da perlas de barato.Apenas Fabio la miracuando a un tiempo se bañaronel alma en pura alegría,los ojos en tierno llanto.No hablaron los dos tan presto,aunque los ojos hablaron,Filis porque no quería,Fabio porque quiere tanto.Cuando en esta suspensiónlos dos se encuentran mirandoa un tiempo bajan los ojoscomo que envidian de falso.Habló Filis y tuvieronalma de coral sus labios,que ver humilde al rendidohace piadoso al vengado.A Fabio culpa le poneque es error hacer, amando,con la lengua valentías,si el alma no tiene manos.Él responde y se disculpa,que viendo cerca los brazos,pide perdón ofendidoquien ama desengañado. -Garcilaso y Boscán, siendo llegadosal lugar donde están los trovadoresque en esta nuestra lengua y sus primoresfueron en este siglo señalados,los unos a los otros alteradosse miran, con mudanza de colores,temiéndose que fuesen corredoresespías o enemigos desmandados;y juzgando primero por el traje,pareciéronles ser, como debía,gentiles españoles caballeros;y oyéndoles hablar nuevo lenguajemezclado de extranjera poesía,con los ojos los miraban de extranjeros. -Tengo una soledadtan concurridatan llena de nostalgiasy de rostros de vosde adioses hace tiempoy besos bienvenidosde primeras de cambioy de último vagón.Tengo una soledadtan concurridaque puedo organizarlacomo una procesiónpor colorestamañosy promesaspor épocapor tactoy por sabor.Sin temblor de másme abrazo a tus ausenciasque asisten y me asistencon mi rostro de vos.Estoy lleno de sombrasde noches y deseosde risas y de algunamaldición.Mis huéspedes concurrenconcurren como sueñoscon sus rencores nuevossu falta de candoryo les pongo una escobatras la puertaporque quiero estar solocon mi rostro de vos.Pero el rostro de vosmira a otra partecon sus ojos de amorque ya no amancomo víveresque buscan su hambremiran y mirany apagan mi jornada.Las paredes se vanqueda la nochelas nostalgias se vanno queda nada.Ya mi rostro de voscierra los ojosy es una soledadtan desolada. -Más zafio tranco diariollagánimamasturbiosino oratemás seca sed de móviles carnívorosy mago rapto enlabio de alba albatrosmás sacra carne carmen de hipermelosas púberes vibrátiles de sexotumba góndolaen las fauces del cauce fuera de fértil madre del diosemenaunque el postedio tienda sus cangrejales lechos ante el eunuco olvidomás lacios salmos mudosmanos radas lunarescopas de alasmás ciega busca perra tras la verdad volátil plusramera ineternamás jaguares deseosnimios saldos terráqueos en colapso y panentrega extrema desde las ramas óseas hasta la córnea pánicaa todo huésped sueño del prenoser menguantea toda pétrea esperalato amor gayo natodeliquio tenso encuentro sobre tibias con espasmos adláteresya que hasta el unto enllaga las mamas secas másculasy el mismo pis vertido es un preverso feto si se cogita en fugamás santo hartazgo grávido de papa rica rima de tanto lorosimio implume vaterripiossino hiperhoras truncas dubiengendros acéfalos no piensos e impactos del tan ascoaunque el cotedio azuce sus jaurías sorbentes ventosas de bostezos -A Reinaldo Pérez SóInmóviles mujeres vegetalesen torno al lechomueven sus grandes abanicos.El niño mira el mapadel muro empapelado,cuenta una y otra vez las vigashasta confundirse,hasta perderse y quedarse dormidoentre las húmedas sábanas de su fiebre.Hojas flabeladas, laciniadas.Seis palmeras para el juegoy las enfermedadessuscitan presenciasde vainas caídas, canoaspara las aventuras marítimas;esbeltos talles anillados,altas serpienteserguidas en la selva.Oleaje del patio bajo las palmas,mar de baldosas hasta donde llegael olor de fiera y hormiguerode las selvas nubladas.La desaparecida casa resurge, entera,en cualquier parte del recuerdo. -Las nubes y los árboles se fundeny el sol les trasparenta su honda paz.Tan grande es la armonía del abrazo,que la quiere gozar también el mar,el mar que está tan lejos, que se acerca,que ya se oye latir, que huele ya.El cerco universal se va apretando,y ya en toda la hora azul no hay másque la nube, que el árbol, que la ola,síntesis de la gloria cenital.El fin está en el centro. Y se ha sentadoaquí, su sitio fiel, la eternidad.Para eso hemos venido. (Cae todolo otro, que era luz provisional.)Y todos los destinos aquí salen,aquí entran, aquí suben, aquí están.Tiene el alma un descanso de caminosque han llegado a su único final. -En Santiago de ChileLosdíassoninterminablementelargos:Varias eternidades en un día.Nos desplazamos a lomo de lumaComo los vendedores de cochayuyo:Se bosteza. Se vuelve a bostezar.Sin embargo las semanas son cortasLos meses pasan a toda carreraYlosañosparecequevolaran. -(Seré curioso)En una exactafoto del diarioseñor ministrodel imposiblevi en pleno gozoy en plena euforiay en plena risasu rostro simpleseré curiososeñor ministrode qué se ríede qué se ríede su ventanase ve la playapero se ignoranlos cantegrilestienen sus hijosojos de mandopero otros tienenmirada tristeaquí en la callesuceden cosasque ni siquierapueden decirselos estudiantesy los obrerosponen los puntossobre las íespor eso digoseñor ministrode qué se ríede qué se ríeusté conocemejor que nadiela ley amargade estos paísesustedes duroscon nuestra gentepor qué con otrosson tan servilescómo traicionanel patrimoniomientras el gringonos cobra el triplecómo traicionanusté y los otroslos adulonesy los senilespor eso digoseñor ministrode qué se ríede qué se ríeaquí en la callesus guardias matany los que muerenson gente humildey los que quedanllorando de rabiaseguro piensanen el desquiteallá en la celdasus hombres hacensufrir al hombrey eso no sirvedespués de todousté es el palomayor de un barcoque se va a piqueseré curiososeñor ministrode qué se ríede qué se ríe. -Yo aprendí en el hogar en que se fundala dicha más perfecta...Gabriel y GalánAquí donde no tienen cabida los maricasy a cometer los propios errores se prefierecometer los errores tranquilos de los padres,uno es merecedor de este legado:seguridad y pan,paz y severidad y algún consejo.Y, piénsalo, no es pocosi tras esa ventana miras el mundo hostilen donde los extraños a su vez se amontonanen cómodas colmenas y contraentambién sólidos vínculos frente a ti y a los tuyos.Un modo complicadode sentirnos seguros, la familia.Porque probablemente es cierto todo esode que se hará por ti lo que haga falta,que responder de ti para eso estamosy que en cualquier momento, porque nunca se sabe.Y luego están las fotos, los recuerdos,verano aquí y allá, noches de Reyes,tantos besos ruidosos en mejillas que lloran,cumpleaños, juguetes... Y todo agradecible.No hay duda, te enseñaronmuy bien cómo se juega a la familia:intereses y afectos, en sutil equilibrio,delimitan el campo donde mueves las piezas,y lo que resta al fin es un modeloy una conciencia, un orden de la dicha.Así que nunca cortesun árbol que es más viejo que tú mismoy haz pronto de tus padres abuelos complacientes.¿O vas a aventurarte entre vados ajenosa pecho descubierto, con tu caray ademanes -pardillo-, solamentepor no deber a nadie, a ver, qué logroso cuál identidad que no repitaesa mirada en sepia de cuantos te preceden?Alguna noche ociosa,mientras la porcelana duerme el sueñode las cosas inútiles y adornapara nadie el jarrón y están los cuadroscontentos de ser manchas en la pared del fondo,tú te preguntasde dónde viene esta capacidadde adaptación y si imitamos tantopor puro instinto de supervivencia,si habrá algo esencial que aún ignoramossobre nosotros mismos, otra formade no ofender a nadie y ser distintos.Y si en el mundo queda todavíauna maldita cosa que sea gratis. -Acércate a la Locura de la Españapara que sepas lo que es en el mundoclamar por la pared a golpes de hueso ilíaco usado como llanahasta dejarla en puro pecado original,hacer vibrar por todo el valle de la vidalos quijarazos de hueso afiladohasta el extremo de navaja barbera o cuerda de viola:para que sepas lo que puede ser clamaren el valle multitudinario de la tardey no obtener de nadie más piedadque si tocaras vigüela d'arco cara a la pared,con rayos de sol limónpor toda consolaciónlos ratos que las nubes clementes lo consienten,y no apremiar el arco en esa colofonia:afilar el rencor.(Al fondo del paisajevisto desde la alcobaencalada de música,por cenefa ondulante, este motivo:"Y tenderá la mano la mundanahasta quedarse calva de pedir piedad".) -MÁS tarde levantó la fatigadamano el monarca, y más arribade las frentes de los bandidos,tocó los muros.Allí trazaronla línea colorada.Tres cámarashabía que llenar de oro y de plata,hasta esa línea de su sangre.Rodó la rueda de oro, noche y noche.La rueda del martirio día y noche.Arañaron la tierra, descolgaronalhajas hechas con amor y espuma,arrancaron la ajorca de la novia,desampararon a sus dioses.El labrador entregó su medalla,el pescador su bota de oro,y las rejas temblaron respondiendomientras mensaje y voz por las alturasiba la rueda del oro rodando.Entonces tigre y tigre se reunierony repartieron la sangre y las lágrimas.Atahualpa esperaba levementetriste en el escarpado día andino.No se abrieron las puertas. Hasta la últimajoya los buitres dividieron:las turquesas rituales, salpicadaspor la carnicería, el vestidolaminado de plata: las uñas bandolerasiban midiendo y la carcajadadel fraile entre los verdugosescuchaba el rey con tristeza.Era su corazón un vaso llenode una congoja amarga comola esencia amarga de la quina.Pensó en sus límites, en el alto Cuzco,en las princesas, en su edad,en el escalofrío de su reino.Maduro estaba por dentro, su pazdesesperada era tristeza. Pensó en Huáscar.Vendrían de él los extranjeros?Todo era enigma, todo era cuchillo,todo era soledad, sólo la línea rojaviviente palpitaba,tragando las entrañas amarillasdel reino enmudecido que moría.Entró Valverde con la Muerte entonces."Te llamarás Juan", le dijomientras preparaba la hoguera.Gravemente respondió: "Juan,Juan me llamo para morir",sin comprender ya ni la muerte.Le ataron el cuello y un garfioentró en el alma del Perú. -En Madrid, donde me dieron la noticia de tu muerte,en Sevilla, años después, en una extraña primavera,en Londres, repitiendo tantas vecesel sonido de tu voz, el roce de tu mano.En New York, mirando caer la nieve"junto a aquel cuerpo que tanto quise",y en México, bajo la lluvia, frente a la piedra rajada,que nada guarda sino tu nombre y la ceniza de un recuerdo,has estado conmigo, fantasma de un fantasma.Y esta tarde de Roma "en la casa en que muriera Keats",bajo la luz transparente de principios de otoño,he vuelto a sentir, casi un temblor, tu presencia,la terca pasión de tu memoria,algo remoto y familiar como tu fotografía.Que esa presencia, esa memoria me acompañenhasta el día en que sean reflejo fiel,testimonio inútil de un sueño derrotadoy una mano cierre mis ojos para siempre. -Cien sonetos de amorLa edad nos cubre como la llovizna,interminable y árido es el tiempo,una pluma de sal toca tu rostro,una gotera carcomió mi traje:el tiempo no distingue entre mis manoso un vuelo de naranjas en las tuyas:pica con nieve y azadón la vida:la vida tuya que es la vida mía.La vida mía que te di se llenade años, como el volumen de un racimo.Regresarán las uvas a la tierra.Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo,esperando, lloviendo sobre el polvo,ávido de borrar hasta la ausencia. -Cura que en la vecindadVive con desenvoltura,¿Para qué le llaman cura,Si es la misma enfermedad?El Cura que seglar fue,Y tan seglar se quedó,Y aunque órdenes recibióHoy tan sin orden se ve,Pues de sus vecinas séQue perdió la continencia,No le llamen Reverencia,Que se hace Paternidad.Cura que en la vecindadVive con desenvoltura,¿Para qué le llaman cura,Si es la misma enfermedad?Si una y otra es su comadreDe cuantas vecinas vemos,De hoy más su nombre mudemosDe Cura en el de Compadre:Y si le llamare PadreAlgún rapaz tiernamente,La voz de aquel inocenteMisterio encierra y verdad.Cura que en la vecindadVive con desenvoltura,¿Para qué le llaman cura,Si es la misma enfermedad?Cura que a su barrio enteroTrata de escandalizallo,Ya no es Cura, sino galloDe todo aquel gallinero;Que enfermó por su dineroA las más que toca el presteYa no es cura, sino pestePor tan mala cualidad.Cura que en la vecindadVive con desenvoltura,¿Para qué le llaman cura,Si es la misma enfermedad? -Después de mucho saludar al viento,al jaspe de las piedras, al murmullode la colmena verde de los mares,a la hermosura ajena en su conjunto,dijiste basta, quiero estar muy triste,en esta tarde al menos, un minuto,pues se murió en la acera un pobre hombre;él no cabía en un lugar del mundo.No tuvo más familia que su perro,que lo miraba, desde el hambre, mudo,mas atreviéndose a mover la colacuando cocía un huevo con el humo.No ha sido nadie, como él fue, tan pobre,y sin embargo, reverente y puro,le dio conversación a los gorrionesy a las palomas de cantar nocturno."Un hombre pobre se merece un verso",Neruda dijo al cielo y se dispusodespués de honrar su historia tan anónimacon el silencio largo de un minuto,ponerle un nombre: Juan; juntar rocíoy en él mojar su pluma y su discurso.El hambre encarcelada de aquel hombrese liberó en su muerte y sólo él supo. -Silenciosa la ancianareza en tu cementerio. Corre la niña.El cielo está pendiente de la roca.Aire sobre la muralla,detenido,como un lamento,como una larga frase derrumbada.Guadalaviar torcido, ausente,lames, ceremonioso, la rocaque desciende.Albarracín,quilla de piedra,rojo penacho de cuestas y de arcadas,sobre ti duerme el tiempo,sólo pervive el agua. -¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido?¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando?¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo?¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo?¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan?¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor?¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno?¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí?¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti!¡Y espero con ansiedad la respuesta!Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte.Si pasas hambre, no puedo darte de comer.Así que estoy como fuera del mundo,perdido, como si te hubiese olvidado -ATRAVIESO el otoño siberiano:cada abedul un candelabro de oro.De pronto un árbol negro, un árbol rojo,muestra una herida o una llamarada.La estepa, el rostrode áspera inmensidad, anchura verde,planeta cereal, terrestre océano.Pasé de nocheNovosibirsk, fundadapor la nueva energía.En la extensión sus luces trabajabanen medio de la noche, el hombre nuevohaciendo nueva la naturaleza.Y tú, gran rio Yenisey, me dijistecon ancha voz al pasar, tu palabra:"Ahora no corren en vano mis aguas.Soy sangre de la vida que despierta".La pequeña estación en que la lluviadeja un recuerdo de agua en los rinconesy arriba las antiguas, dulces casasde madera, fragmentos de los bosques,tienen huéspedes nuevos, una hilerade hierro: son los nuevos tractoresque ayer llegaron, rígidos, uniformessoldados de la tierra,armas del pan, ejércitode la paz y la vida.Trigos, maderas, frutosde Siberia, bienvenidosen la casa del hombre:nadie os daba derecho a nacer,nadie podía saber que existíais,hasta que se rompió la nievey entre las alas blancas del deshieloentró el hombre soviéticoa extender las semillas.Oh tierras siberianas,a la luz amarilladel más extenso otoño de la tierra,alegres son las hojas de oro,toda la luz os cubre con su copa volcada!El tren transiberianova devorando el planeta.Cada día una horadesaparece ante nosotros,cae detrás del tren,se hace semilla.Junto a los Uralesdejamos el buen frío del otoñoy antes de Krasnoyarsk, antes de un dia,la primavera invisiblevistió de nuevo su tibio traje azul.En la cabina siguienteviaja el joven geólogocon su mujer y un niño pequeñito.La isla de Sajalin les esperacon sus cuarenta gradosde frío y soledad,pero también esperan los metalesque han dado cita a los descubridores.Adelante, niño soviético!Cómo venceremos la soledad,cómo venceremos el frío,cómo ganaremos la paz,si tú no vas por el transiberianoa fecundar las islas?El tren va repartiendohasta Vladivostok, y aunentre los archipiélagos de color de acero,a los muchachos que cambiarán la vida,que cambiarán frío y soledad y vientoen flores y metales.Adelante, muchachosque en este tren transiberiano,a lo largo de siete días de marchasoñáis sueños precisosde hierro y de cosechas.Adelante, tren siberiano,tu voluntad tranquilacasi da vuelta al globo!Extensión, ancha tierra, recorriéndote,resbalando en el tren días y días,amé tus latitudes esteparias,tus cultivos, tus pueblos, tus usinas,tus hombres reduciéndote a substanciay tu otoño infinito que me cubría de oromientras el tren vencía la luz y la distancia!Desde ahora te llevaré en mis ojos,Siberia, madreamarilla, inabarcableprimavera futura! -No, no me basta, no.Ni ese azul en delirioceleste sobre mí,cúspide de lo azul.Ni esa reiteracióncantante de la ola,espumas afirmando,síes, síes sin fin.Ni tantos irisadosprimeros de las nubes"ópalo, blanco y rosa",tan cansadas de cieloque duermen en las conchas.No, no me bastan, no.Colmo, tensión extrema,suma de la bellezael mundo, ya no más.Y yo más.Más azul que el azulalto. Más afirmaramor, querer, que el síy el sí y el sí.La tarde, ya en el límitede dar, de ser,agota sus reservas:gozos, colores, triunfos;me descubre los fondosde mares y de glorias,se estira, vibra, tiembla,no puede más.Lo sé, se va a rompersi yo le grito estoque ya le estoy gritandoirremisiblementea golpes:«Tú, ya no más; yo, más.» -Cada vez que un dueño de la tierraproclamapara quitarme este patrimoniotendrán que pasarsobre mi cadáverdebería tener en cuentaque a vecespasan. -Madre, madre, tú me besas,pero yo te beso más,y el enjambre de mis besosno te deja ni mirar...Si la abeja se entra al lirio,no se siente su aletear.Cuando escondes a tu hijitoni se le oye respirar...Yo te miro, yo te mirosin cansarme de mirar,y qué lindo niño veoa tus ojos asomar...El estanque copia todolo que tú mirando estás;pero tú en las niñas tienesa tu hijo y nada más.Los ojitos que me disteme los tengo de gastaren seguirte por los valles,por el cielo y por el mar... -SONETOA mi amigo el escultor QuerolVeo brotar de tu fecunda mano,a que tantas creaciones son debidas,la Unidad de las fuerzas conocidas,que la vetusta alquimia buscó en vano.Como para tu genio todo es llano,das cima a las ideas concebidas,y el mundo verá en mármol convertidas,grandes conquistas del saber humano.La unidad celular Haeckel proclama;por la unidad de un Dios, con entereza,van mártires cristianos a la llama;uno es el Arte; una la Belleza;uno es el hilo que las vidas trama,y una, en su variedad, Naturaleza. -Mirarte solo en mi ansiedad espero,solo a mirarte en mi ansiedad aspiro,y más me muero cuanto más te miro,y más te miro cuanto más me muero.El tiempo, pasa por demás ligero,lloro su raudo, turbulento giro,y más te quiero cuanto más suspiro,y más suspiro cuanto más te quiero.Deja a tu talle encadenar mi brazo,y, al blando son con que nos brinda el remo,la mar surquemos en estrecho lazo.Ni temo al viento ni a las ondas temo,que más me quemo cuanto más te abrazo,y más te abrazo cuanto más me quemo. -Esta desnuda playa, esta llanurade astas y rotas armas mal sembrada,do el vencedor cayó con muerte airada,es de España sangrienta sepultura.Mostró el valor su esfuerzo, mas venturanegó el suceso y dio a la muerte entrada,que rehuyó dudosa, y admiradadel temido furor, la suerte dura.Venció otomano al español ya muerto,antes del muerto el vivo fue vencido,y España y Grecia lloran la vitoria,pero será testigo este desiertoque el español muriendo, no rendido,llevó de Grecia y Asia el nombre y gloria. -Te quiero porque tieneslas partes de la mujer en el lugar precisoy estás completa.No te falta ni un pétalo,ni un olor, ni una sombra.Colocada en tu alma,dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,leche de luna en las oscuras hojas.Quizás me ves,tal vez, acaso un día,en una lámpara apagada,en un rincón del cuarto donde duermes,soy la mancha, un punto en la pared,alguna raya que tus ojos, sin ti,se quedan viendo.Quizás me reconocescomo una hora antiguacuando a solas preguntas, te interrogascon el cuerpo cerrado y sin respuesta.Soy una cicatriz que ya no existe,un beso ya lavado por el tiempo,un amor y otro amor que ya enterraste.Pero estás en mis manos y me tienesy en tus manos estoy, brasa, ceniza,para secar tus lágrimas que lloro.¿En qué lugar, en dónde, a qué deshorasme dirás que te amo? Esto es urgenteporque la eternidad se nos acaba.Recoge mi cabeza. Guarda el brazocon que amé tu cintura. No me dejesen medio de tu sangre en esa toalla. -IKornelius, el poeta resfriado,iba para una fiesta.Llevaba un sobretodo sobre el brazoy un sombrero en la testa.Una camisa blanca y una rosaen la solapa negra.IIY Kornelius el altorenombrado poetaal salir a la callesaludó a su colegael famoso Francisco de Quevedo Villegas.Estaba lloviznando"el ciclo sin estrellasmostraba a los humanosuna sonrisa negra"y Kornelius, el altorenombrado poetase resfrió esa nochesin que se diera cuenta.IIIEl salón se alistabatodo para la fiesta.Estaba el rey, la reinay la corte suprema,el señor secretario,el conde de Lucrecia.Ahí llego Konielius,con su rosa y su ciencia,se quitó el sobretodoen la ventana abierta;y cuando le aplaudíatoda la concurrenciapidiendo a grandes vocesuna canción de guerra,él sacudió el vestido,sonrió, bajó la testa,se aflojó la corbata,hizo un gesto a la reinaDijo Dijo (no dijo):Y estornudó un poema! -Yo no creo en la edad.Todos los viejosllevanen los ojosun niño,y los niñosa vecesnos observancomo ancianos profundos.Mediremosla vidapor metros o kilómetroso meses?Tanto desde que naces?Cuantodebes andarhasta quecomo todosen vez de caminarla por encimadescansemos, debajo de la tierra?Al hombre, a la mujerque consumaronacciones, bondad, fuerza,cólera, amor, ternura,a los que verdaderamentevivosflorecierony en su naturaleza maduraron,no acerquemos nosotrosla medidadel tiempoque tal vezes otra cosa, un mantomineral, un aveplanetaria, una flor,otra cosa tal vez,pero no una medida.Tiempo, metalo pájaro, florde largo pecíolo,extiéndetea lo largode los hombres,florécelosy lávalosconaguaabiertao con sol escondido.Te proclamocaminoy no mortaja,escalapuracon peldañosde aire,traje sinceramenterenovadopor longitudinalesprimaveras.Ahora,tiempo, te enrollo,te deposito en micaja silvestrey me voy a pescarcon tu hilo largolos peces de la aurora! -¿Eres un imposible? ¿Una quimera?¿Un sueño hecho carne, hermosa y viva?¿Una explosión de luz? Responde esquivamaga en quien encarnó la primavera.Tu frente es lirio, tu pupila hoguera,tu boca flor en donde nadie libala miel que entre sus pétalos cautivaal colibrí de la pasión espera.¿Por qué sin tregua, por tu amor suspiro,si no habré de alcanzar ese trofeo?¿Por qué llenas el aire que respiro?En todas partes te halla mi deseo:los ojos abro y por doquier te miro;cierro los ojos y entre mí te veo. -Mientras buscamosUn nombre al arte que dará garantíasA esta guerra.Mientras se desvanece nuestro continente.SueñoEn esta tierra y en este barco.Que como yoNo saben adónde vamos. -¿Y si Dios no existiese? ¿Si todo fenecieracon el postrer aliento de la fatal partida?¿Sería razonable que la mujer pusierasus hijos en un mundo que a la muerte convida?Si la existencia fuese fugaz, perecedera,sufriendo siempre en vano, sin encontrar salidani alentar en el alma esperanzada espera:a más hijos y muerte equivaldría la vida.La que tiene conciencia de un niño en las entrañasespere en Dios segura, depurada la mente,sin dudas ni presiones de influencias extrañas,pues quien confía en El, irresistible, sientela Presencia Divina como sublime aserto.Que en Dios sólo se vive para siempre, es lo cierto. -Cuando en sesiones dulces y calladashago comparecer a los recuerdos,suspiro por lo mucho que he deseadoy lloro el bello tiempo que he perdido,la aridez de los ojos se me inundapor los que envuelve la infinita nochey renuevo el plañir de amores muertosy gimo por imágenes borradas.Así, afligido por remotas penas,puedo de mis dolores ya sufridosla cuenta rehacer, uno por uno,y volver a pagar lo ya pagado.Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidasse compensan, y cede mi amargura.(Versión de Alejandro Araoz Fraser) -En Jaén, donde resido,vive don Lope de Sosa,y diréte, Inés, la cosamás brava d'él que has oído.Tenía este caballeroun criado portugués...Pero cenemos, Inés,si te parece, primero.La mesa tenemos puesta;lo que se ha de cenar, junto;las tazas y el vino, a punto;falta comenzar la fiesta.Rebana pan. Bueno está.La ensaladilla es del cielo;y el salpicón, con su ajuelo,¿no miras qué tufo da?Comienza el vinillo nuevoy échale la bendición:yo tengo por devociónde santiguar lo que bebo.Franco fue, Inés, ese toque;pero arrójame la bota;vale un florín cada gotad'este vinillo aloque.¿De qué taberna se trajo?Mas ya: de la del cantillo;diez y seis vale el cuartillo;no tiene vino más bajo.Por Nuestro Señor, que es minala taberna de Alcocer:grande consuelo es tenerla taberna por vecina.Si es o no invención moderna,vive Dios que no lo sé,pero delicada fuela invención de la taberna.Porque allí llego sediento,pido vino de lo nuevo,mídenlo, dánmelo, bebo,págolo y voyme contento.Esto, Inés, ello se alaba;no es menester alaballo;sola una falta le hallo:que con la priesa se acaba.La ensalada y salpicónhizo fin; ¿qué viene ahora?La morcilla. ¡Oh, gran señora,digna de veneración!¡Qué oronda viene y qué bella!¡Qué través y enjundias tiene!Paréceme, Inés, que vienepara que demos en ella.Pues, ¡sus!, encójase y entre,que es algo estrecho el camino.No eches agua, Inés, al vino,no se escandalice el vientre.Echa de lo trasaniejo,porque con más gusto comas;Dios te salve, que así tomas,como sabia, mi consejo.Mas di: ¿no adoras y preciasla morcilla ilustre y rica?¡Cómo la traidora pica!Tal debe tener especias.¡Qué llena está de piñones!Morcilla de cortesanos,y asada por esas manoshechas a cebar lechones.¡Vive Dios, que se podíaponer al lado del Reypuerco, Inés, a toda ley,que hinche tripa vacía!El corazón me revientade placer. No sé de ticómo te va. Yo, por mí,sospecho que estás contenta.Alegre estoy, vive Dios.Mas oye un punto sutil:¿No pusiste allí un candil?¿Cómo remanecen dos?Pero son preguntas viles;ya sé lo que puede ser:con este negro beberse acrecientan los candiles.Probemos lo del pichel.¡Alto licor celestial!No es el aloquillo tal,ni tiene que ver con él.¡Qué suavidad! ¡Qué clareza!¡Qué rancio gusto y olor!¡Qué paladar! ¡Qué color,todo con tanta fineza!Mas el queso sale a plaza,la moradilla va entrando,y ambos vienen preguntandopor el pichel y la taza.Prueba el queso, que es extremo:el de Pinto no le iguala;pues la aceituna no es mala;bien puede bogar su remo.Pues haz, Inés, lo que sueles:daca de la bota llenaseis tragos. Hecha es la cena;levántense los manteles.Ya que, Inés, hemos cenadotan bien y con tanto gusto,parece que será justovolver al cuento pasado.Pues sabrás, Inés hermana,que el portugués cayó enfermo...Las once dan; yo me duermo;quédese para mañana. -Corónate, juventud, de una hoja más agudaSAINT-JOHN PERSEHasta nosotros la infancia de los metales raros,la muchedumbre de la plata que nos pudre en su espuma,su larga espuma larga como una cinta que naciera en uncuaderno de Back el JovenY viniera a morir aquí,en las aves que anidan en los discos,mientras Rainer María ya no es tan joven como en lapágina 38,no es ni siquiera un joven muerto,un infante difunto sin pavana,y yo lo sé,y no desfallecemos entre sexos cerrados como libroscerrados,pero desfallecemos,yo me desmayo,tú te desvaneces,él siente un ligero mareo sin llegar a la náuseaescrita o no escrita.Ay, bostezamos ante tazas de azul de metileno,aspiramos con aire distante el amoníaco,nos hastiamos frente al alto sonido del vitriolo,nos coronamos de veronal,pues no encontramos hoja más aguda.Mi hermano busca el cetro de mil alas de Heliogábalo,aquellos niños prefieren la tiara papel,y estos pequeños cíclopes enfermos del pulmónque bajan de autobuses o de la marihuana,y son hermosos como hermafroditas,se coronan con cipreses de silos color vino:no han encontrado un árbol más agudo.Pero qué más da, el vaivén de sus cuerpos es vano yterrible,y en absoluto excesiva la droga seria que se teje en lasangre,las inyecciones de grave savia,el hierro y el mercurio en las arterias haciendo dearmadura y filtro,el casco negro y la zarza negra de ningún caballero andante.Como en mi medieval historia,cuando ardían las piedras colegialespara las brechas en la frentey el cuerpo me dotaba de opio recién nacido,la hora propia nos confunde,nos hace himnos o hijos del antiguo caballo mitológicoy de una niña triste con la vena extendida,de una aguja levantada por nieve increíble,por amarillo de palomas persas:hablemos de los caballos padres,hagamos alusión a los cascos secretos que nos darán la pazy a las bridas ningunas,a las futuras crines delicadamente angustiadas,hablemos de los caballos padres que nos traerán lamuerte y de la luna de anfetamina,hablemos de la vena madre que nos traerá la dicha del fin,hablemos de la virgen bebida extrema,no hablemos sino del litoral y las vertientes de la locuraque posee a los hombres en los parques y ordena,sino del puñalito que coronará la arteria coronaria comodiadema sumacon la hoja infantil del metal más raro y más agudo delmundo. -Elevados los gemidos al secretoen la fragua abisal, abigarrada,del insomnio que desvelaa los árboles enraizados en el marque a los sueños pertenece.Dime, noche,por qué te ocultas en el fluirde los ovarios de la oscuridad,siempre madre de caballosque se desvían amaneciendopenumbras y amapolas.Como un cisne negroenredas tus alas en el enigmavertical de los lirios mórbidosque te apresan en sus pétalos líquidoscomo nenúfares ardiendoen un océano en llamas.Te elevas como un dragónescupiendo estrellas malabarespor tu boca de helechos y pizarra,niña que las manos posaen el acerado vientre de los cuernosde una luna estéril.Renaces, con el parto de ti misma,como un acordeón que se despliega,como una piel que se desnudaante una eternidad voluble,que ni nos ama ni nos odia. -¿Qué me queda por dar, dada mi vida?Si semilla, aventada a otro surco,si linfa, derramada en todo suelo,si llama, en todo tenebrario ardida.¿Qué me queda por dar, dada mi muertetambién? En cada sueño, en cada día;mi muerte vertical, mi sorda muerteque nadie me la sabe todavía.¡Que me queda por dar, si por dar doy"y porque es cosa mía, y desde ahorasi Dios no me sujeta o no me cortalas manos torpes " mi resurrección...! -No sientas que te falteel don de hablar que te arrebata el cielo,no necesita tu belleza esmalteni tu alma pura más extenso vuelo.No mires, niña mía,en tu mutismo fuente de dolores,ni llores las palabras que te diganni las palabras que te faltan llores.Si brillan en tu faz tan dulces ojosque el alma enamorada se va en ellos,no los nublen jamás tristes enojos,que todas las mujeres de mis labios,no son una mirada de tus ojos... -Largamente he permanecido mirando mis largas piernas,con ternura infinita y curiosa, con mi acostumbrada pasión,como si hubieran sido las piernas de una mujer divinaprofundamente sumida en el abismo de mi tórax:y es que, la verdad, cuando el tiempo, el tiempo pasa,sobre la tierra, sobre el techo, sobre mi impura cabeza,y pasa, el tiempo pasa, y en mi lecho no siento de noche queuna mujer está respirando, durmiendo desnuda y a mi lado,entonces, extrañas, oscuras cosas toman el lugar de laausente,viciosos, melancólicos pensamientossiembran pesadas posibilidades en mi dormitorio,y así, pues, miro mis piernas como si pertenecieran a otrocuerpo:lo enteramente substancial, sin complicado contenidode sentidos o tráqueas o intentinos o ganglios:nada, sino lo puro, lo dulce y espeso de mi propia vida,nada, sino la forma y el volumen existiendo,guardando la vida, sin embargo de una manera completa.Las gentes cruzan el mundo en la actualidadsin apenas recordar que poseen un cuerpo y en él la vida,y hay miedo, hay miedo en el mundo de las palabras quedesignan el cuerpo,y se habla favorablemente de la ropa,de pantalones es posible hablar, de trajes,y de ropa interior de mujer (de medias y ligas de "señora"),como si por las calles fueran las prendas y los trajes vacíospor completoy un oscuro y obsceno guardarropas ocupara el mundo.Tienen existencia los trajes, color, forma, designio,y profundo lugar en nuestros mitos, demasiado lugar,demasiados muebles y demasiadas habitaciones hay en elmundo,y mi cuerpo vive entre y bajo tantas cosas abatido,con un pensamiento fijo de esclavitud y de cadenas.Bueno, mis rodillas, como nudos,particulares, funcionarios, evidentes,separan las mitades de mis piernas en forma seca:y en realidad dos mundos diferentes, dos sexos diferentesno son tan diferentes como las dos mitades de mis piernas.Desde la rodilla hasta el pie una forma dura,mineral, fríamente útil, aparece,una criatura de hueso y persistencia,y los tobillos no son ya sino el propósito desnudo,la exactitud y lo necesario dispuestos en definitiva.Sin sensualidad, cortas y duras, y masculinas,son allí mis piernas, y dotadasde grupos musculares como animales complementarios,y allí también una vida, una sólida, sutil, aguda vidasin temblar permanece, aguardando y actuando.En mis pies cosquillosos,y duros como el sol, y abiertos como flores,y perpetuos, magníficos soldadosen la guerra gris del espacio,todo termina, la vida termina definitivamente en mis pies,lo extranjero y lo hostil allí comienza:los nombres del mundo, lo fronterizo y lo remoto,lo sustantivo y lo adjetivo que no caben en mi corazóncon densa y fría constancia allí se originan.Siempre,productos manufacturados, medias, zapatos,o simplemente aire infinito,habrá entre mis pies y la tierraextremando lo aislado y lo solitario de mi ser,algo tenazmente supuesto entre mi vida y la tierra,algo abiertamente invencible y enemigo. -Todos los indicios adviertenque la que se nos echa encima seráuna tormenta terrible, resplandeciente;una vedija de frío sin carmenar,una cicatriz de gozo,una red para las redes.Sólo cuando no es posible acogerseal sentido práctico de las flores, el aromadeclara su estirpe, y la metáforarellena el vacío que la lluvia ha dejadoentre las hojas.¿De dónde quitasy adónde pones?.Quisieras considerar en esa perspectivatus camisas tendidas, su estruendode sonrisa blanca,de árbol milenario, casi,dispuesto a persuadir imágenes,palabras,que te unan al objeto del entusiasmo.Tal vez, antes de tiempo,un soplo artístico te acerque al sótano,cloaca o cárceldonde tienen origen los fuegos de primavera. -Al compás del socabóncon décimas del Perú,conserva la tradiciónNicomedes Santa Cruz.IDurante el siglo pasadoY comienzos del presenteEra cosa muy frecuenteUn cantar improvisado:Décimas de Pie forzadoLe llamaba la afición,Y sólo en nuestra naciónLa Décima o EspinelaSe acompañó con la vihuelaal compás del socabón.IIUna glosa la interpretancuatro décimas o pies,el verso número diezes uno de la cuarteta;y sin ser un gran poetani nacer con tal virtudcon gusto y solicituden esas noches de inviernopuede llenarse un cuadernocon Décimas del Perú.IIISi rima con mucho esmerola consonancia hará el resto:Décimo, Séptimo y Sexto;Quinto y Cuarto con Primero;versos de igual terminación;para mayor perfecciónrime Octavo con Novenoy con cada verso buenoconserva la tradición.IVOctosilábica, hispana,Fue la décima genuina,Insuperable, divinaEs la décima peruana.Si algún día alguien me ganaO si me llevase Jesús,Que no se extinga la luzEn ese cantar tan nuestro.Lo pide... un servidor vuestro:Nicomedes Santa Cruz. -Vemos el sol girar alrededor de la tierra;pero eso no es el caso,giramos alrededor del sol.Pensamos el espacio tal una gran caja vacíaen que brotamos y crecemos;pero eso no es el caso:el espacio crece.Pensamos el tiempo tal una magnitud existente,una regla graduada deslizándosedesde el mañana, cruzando el ahora hasta el ayer;pero eso no es el caso:el tiempo crece con el espacio espacio-tiempo.Pensamos el mundo un universo invariableque, inmóvil, se ha quedado estáticocon todas sus bolitas esféricas en su precisa posición,todo un árbol de Navidad, y no puede romperse nunca;pero eso no es el caso:todo torna y vuela y choca y estalla.Pensamos a Dios un padre amableque no deja que un gorrión se caiga del tejado,un perfecto que crea perfecciones, un omnipotentecuya omnipotencia se manifiesta en sus criaturas,un existente que existe fuera de todo lo existente;pero eso no es el caso:un cubo esférico no puede existir.Pensábamos que Rijmenamera diferente,pero eso no es el caso:no porque no sea un océano,no porque no sepa lo que es montaña,no porque no sea una isla,no porque no sea inhabitable,no porque no sea polo,no porque no sea ecuador;pero sí porque son todos quarksy todos leptonesdesde todos los tiempos y antes de esoen todo espacio y al lado de eso.Amigos, somos.Pero quién sabe la diferencia. -A José KozerMe decías en tu carta que es bella Kustendjé,cuando los chinos y el viento llegan del Mar Negroy que no lejos de la estación de ómnibushay una piedra donde -te dijeron- se sentaba Ovidiocuando se llamaba Tomis y era su destierro.Nadie, la divinidad, nos salve del favor de los poderosos,que de los cambios no se salva nadie.Que ayer demolieron la última estatua de Leníny que en Tomis él lloraba la Roma nocturna,risueña, la frívola lectura de poemas de amor,la arrepentida resaca del mediodía siguiente,cuando con otros ociosos comentaba licencias,conquistas o rechazos, en los baños o en las callesde un mundo que reía para siempre.Me decías en tu carta que todavía murmuran poco inglésy que mientras hablaba solo y espantaba las gallinascon la voz de sus hexámetros, seguía siendo Ovidioaquel viejo andrajoso, el mismo que otras ropasy cabellos y perfumes presentaron a Augusto.Que ya sabías por qué las piedras y los versoscambian, cuando cambia la mirada, así como-antes de la metamorfosis- Ovidio supopor qué la poesía le interesa a nadie. -Como tantos otros que transitantiene la pena humildey en las sienesun tanto así de la amargura ajena,el casto trébol,perdidamente la aureola del tabaco,las pocas letras con qué acuñarmi nombre.Cedro en sus brazos me carga el horizonte.Tiene montes perdidos en los brazos.Un puñado de mar que lo ha nutridole puso a andar de golpeun barco lleno.El corazón así encumbró su vuelo.Un puñado de mar. Me dio la sedpara cegar mi hastíoy los decenios de la pasión;caracolillos rezumantesme abordan los tobillos.Tiene el trigo la clara esencia.Se parte en partes equiláteras,perfectasy se ofrece. Es el aniversario del júbilo.Me tiembla en cada médula,me asalta poniendo un niñoazultras sus dos ojos.Trajo del oso el gesto, el entrecejo.Es generoso y rojo. Tiñe el díade melancolíaa veces.De cuajo en cuarzo estallay tiñe el día.Como ningunoentre tantos que transitanun aire herrado en oro,un brote alado,el polen de la vida en sus corolaspuso a mi piel.Como ninguno entre tantos que transitan. -¡Ah! Eres tú, eres tú, eterno nombre sin fecha,bravía lucha del mar con la sed,cantil todo de agua que amenazas hundirtesobre mi forma lisa, lámina sin recuerdo.Eres tú, sombra del mar poderoso,genial rencor verde donde todos los peces son como piedras por el aire,abatimiento o pesadumbre que amenazas mi vidacomo un amor que con la muerte acaba.Mátame si tú quieres, mar de plomo impiadoso,gota inmensa que contiene la tierra,fuego destructor de mi vida sin numenaquí en la playa donde la luz se arrastra.Mátame como si un puñal, un sol dorado o lúcido,una mirada buida de un inviolable ojo,un brazo prepotente en que la desnudez fuese el frío,un relámpago que buscase mi pecho o su destino...¡Ah, pronto, pronto; quiero morir frente a ti, mar,frente a ti, mar vertical cuyas espumas tocan los cielos,a ti cuyos celestes peces entre nubesson como pájaros olvidados del hondo!Vengan a mí tus espumas rompientes, cristalinas,vengan los brazos verdes desplomándose,venga la asfixia cuando el cuerpo se crispasumido bajo los labios negros que se derrumban.Luzca el morado sol sobre la muerte uniforme.Venga la muerte total en la playa que sostengo,en esta terrena playa que en mi pecho gravita,por la que unos pies ligeros parece que se escapan.Quiero el color rosa o la vida,quiero el rojo o su amarillo frenético,quiero ese túnel donde el color se disuelveen el negro falaz con que la muerte ríe en la boca.Quiero besar el marfil de la mudez penúltima,cuando el mar se retira apresurándose,cuando sobre la arena quedan sólo unas conchas,unas frías escamas de unos peces amándose.Muerte como el puñado de arena,como el agua que en el hoyo queda solitaria,como la gaviota que en medio de la nochetiene un color de sangre sobre el mar que no existe. -Sobre su caballo venía en una patay ejercitaba la vitalidad del hecho creado.Luego fue el temblor, el crepúsculo y hoy acantilados.No lo duden,fueron naturales obstáculosy la disciplina arbitraria del hombre.Si les parece que comenzó con el instinto,no olviden que aprendió a criticarEn las callesEn los particulares trece o equis charcos del criollismoEn los nuevos éxtasis del tránsito de los cerebristasEn la fragilidad del doble palpitar de las esquinasEn la tranquilidad que se anudan las sombrasEn el sosiego que acecha en la materiaEn la tregua que se funde en la veredaEn el armisticio que acentúa la nieblaEn la pluma flotando en la pozaEn los postes clavados al cieloEn los grillos que atraviesanEn su pecho de adoquinesEn los neones que cambian de rostroEn los silbidos que penetran al sésamoEn los matorrales que se echan en el céspedEn la cintura visible de la versión de los periódicos.Luego,el arte se presentóa las estrellas que tumbaron el hacha de las cigüeñas.Allí encontró un punto, un cabo, una realidad lejanaentre sitios eriazos y rodillas afaroladas.Así,se forjó lentamente el proceso artístico de AméricaPor caminos que son hilos que toman el pulsoPor rutas que sacuden la rodaja de la distanciaPor senderos que rumorean viejas heridasPor los accesos al beneficio propioPor el sueño adiestrado por el miedoPor las formas o los garfios de la monedaSus viajesEstas imágenes Estas apariencias Estas estructuras.Y murmuran,que todo ocurriópara recordar al antiguo ser coloreado de fantasíao en el equipo que ama al maestroo en los escaparates de revistas sin puerta de escape. -Estoy solo. Palabras, apenas, me acompañan,Su sonido crepita en mi interiorcomo ascuas de memoria que cuentan la falsedadde los verbos que alguien grabó sobre mi frente.Han ido muriendo los instantescomo una inútil sucesión de olasque alcanzan sin porqué la orilla.Y se desvanecen.Arena, polvo.Voz, viento.Hay días que se pierden en alta mary no regresan,noches que caminan sobre cristales con los pies descalzosy dejan huellas de sangresobre los nombres.Las palabras, al fin, de nada me protegen.Estoy solo.Mudos han quedado los rostros,como muñecos de trapo que fingen sonrisas. -El ímpetu cruel de mi destino¡cómo me arroja miserablementede tierra en tierra, de una en otra gente,cerrando a mi quietud siempre el camino!¡Oh, si tras tanto mal grave y contino,roto su velo mísero y doliente,el alma, con un vuelo diligente,volviese a la región de donde vino!Iríame por el cielo en compañíadel alma de algún caro y dulce amigo,con quien hice común acá mi suerte.¡Oh, qué montón de cosas le diría,cuáles y cuántas, sin temer castigode fortuna, de amor, de tiempo y muerte! -A Gabriel Celaya y a Amparo Gastón,Que tanto le quiso y le quiere todavía.J.A.G.¿Qué hará con la memoriade esta noche tan claracuando todo termine?¿Qué hacer si cae la sedsabiendo que está lejosla fuente en que bebía?¿Qué hará de este deseode terminar mil vecespor volver a encontrarle?¿Qué hacer cuando un mal airede tristeza la envuelvaigual que un maleficio?¿Qué hará bajo el otoñosi el aire huele a humoy a pólvora y a besos?¿Qué hacer?¿Qué hará? Preguntasa un azar que ya tienelas suertes repartidas. -Videmus nunc per speculumin aenigmate. Tunc autemfacie adfaciem. Nunc cognosco ex parte;tunc autem cognoscam et cognitus sum.San PabloBut if thou live, remember'd not to beDie single, and thine image deads whit thee.W. ShakespeareIEsa gota que cae sobre la luna,¿es dulce,o es salada?Sólo queda,después del claroscuro, ese refugiodel niño en las cortinas,que simula el fantasma del futurocuando arrecia la lluvia;sólo quedaesa mujer de Lot resucitadade espaldas al espejo, con un gustode resaca marina en las pupilas,inmune a la penumbra.Tú dirás:esa gota que cae sobre la luna,¿es salada,o es dulce?Reconocesque no hay tiempo posible en este espaciocomo segunda piel del laberinto,y propones un juego:"Esparcimosradiografías de nuevas metástasiscon las más tiernas fotos de la infancia.Las tiramos al aire.Elegimos¿La ventana, el espejo? ¿Ayer, ahora?¿Hacia fuera, hacia mí?Jano decide.»IILos cristales ahumados del eclipsey el fuego prometeico ante el espejo.No deberé quemarlo "¿mi distancia?",mientras hierva el misterio en las pupilasque intento reflejar como dos pálpitos.No deberé quemarlo para verme,si no existo detrás ni en el reflejo,sino contra lo vivo de las llamas convulsas,contra lo permanente que se está imaginandopara anular el mito de mis ojos.III¿Naturaleza muerta?Por el marco,todo son frutas pútridas o verdes;es la continuidad de ese pasillodonde juego a las idas y las vueltasde lo que soy yo mismo y mi centrífuga;la tabla salvadora de las lenguasque se vuelven de plomo entre lo oscuro.IVMi espejismo tumbado para. acabar,un sustoy un derrame de todos los monólogos.Para acabar...Un salto,y que se alce la carne del milagroen múltiples reflejos hacia arriba.Para acabar...Temblandode no acabarme así, ni atrás, ni muerto.VY, pasando una página al enigma,será tomar los marcos por portadas"inventar su bisagra", para luegoquemarlos en silencio como un libroque se lee en penumbra, con la lluviaque agoniza detrás de los cristalesde las ventanas, todos los reflejosdel espejo anulados y advertidospara encuadrar reflejos de los otrosa mi memoria y siempre sin mi imageno con ésta de ahora en la que escribopara justificar un epitafio.VIEPITAFIOTodo aquel que atraviesa el corredor del Miedollega fatalmente al Ultimo Espejo.L. Mª. PaneroY esto escribió la plata en el cristal:«Le ataron a un espejo, cara a cara.Lo que tardó en soltarsesupuso carne viva en las muñecas,futuras cicatrices. Pero el vidrioconservará el motivo antagonistacomo por un exceso de conciencia.» -¿Adónde te hallaré, Ser Infinito?¿En la más alta esfera? ¿En el profundoabismo de la mar? ¿Llenas el mundoo en especial un cielo favorito?«¿Quieres saber, mortal, en dónde habito?»,dice una voz interna. «Aunque difundomi ser y en vida el universo inundo,mi sagrario es un pecho sin delito.»Cesa, mortal, de fatigarte en vanotras rumores de error y de impostura,ni pongas tu virtud en rito externo;»no abuses de los dones de mi mano,no esperes cielo para un alma impurani para el pensar libre fuego eterno». -El lastimado Belardocon los celos de su ausenciaa la hermosísima Filishumildemente se queja.«"¡Ay, dice, señora mía,y cuán caro que me cuestael imaginar que un horahe de estar sin que te vea!¿Cómo he de vivir sin ti,pues vivo en ti por firmeza,y ésta el ausencia la mudapor mucha fe que se tenga?Sois tan flacas las mujeresque a cualquier viento que llegaliteralmente os volvéiscomo al aire la veleta.Perdóname, hermosa Filis,que el mucho amor me hace fuerzaa que diga desvaríos,por más que después lo sienta.¡Ay, sin ventura de mí!¿qué haré sin tu vista bella?daré mil quejas al airey ansina diré a las selvas:¡Ay triste mal de ausencia,y quien podrá decir lo que me cuestas!No digo yo, mi señora,que estás en aquesta pruebaquejosa de mi partida,aunque sabes que es tan cierta.Yo me quejo de mi suerte,porque es tal, y tal mi estrella,que juntas a mi venturaharán que tu fe sea fuerza.¡Maldiga Dios, Filis mía,el primero que la ausenciajuzgó con amor posible,y dispuso tantas penas!Yo me parto, y mi partirtanto aqueste pecho aprieta,que como en bascas de muerteel alma y cuerpo pelean.¡Dios sabe, bella señora,si quedarme aquí quisiera,y dejar al mayoralque solo a la aldea se fuera!He de obedecerle al fin,que me obliga mi nobleza,y aunque amor me desobliga,es fuerza que el honor venza"».¡Ay triste mal de ausencia,y quien podrá decir lo que me cuestas! -¿Qué veo en esta mesa: tigres, Borges, tijeras, mariposasque no volaron nunca, huesosque no movieron esta mano, venasvacías, tabla insondable?Ceguera veo, espectáculode locura veo, cosas que hablan solaspor hablar, por precipitarsehacia la exigüidad de esta especiede beso que las aproxima, tu cara veo. -Las hadas, las bellas hadas,existen, mi dulce niña,Juana de Arco las vio aladas,en la campiña.Las vio al dejar el mirab,ha largo tiempo, Mahoma.Más chica que una paloma,Shakespeare vio a la Reina Mab.Las hadas decían cosasen la cunade las princesas antiguas:que si iban a ser dichosaso bellas como la luna;o frases raras y ambiguas.Con sus diademas y alas,pequeñas como azucenas,había hadas que eran buenasy había hadas que eran malas.Y había una jorobada,la de profecía odiosa:la llamadaCarabosa.Si ésta llegaba a la cunade las suaves princesitas,no se libraba ningunade sus palabras malditas.Y esa hada era muy fea,como sonfeos toda mala ideay todo mal corazón.Cuando naciste, preciosa,no tuviste hadas paganas,ni la horrible Carabosani sus graciosas hermanas.Ni Mab, que en los sueños anda,ni las que celebran fiestaen la mágica florestade Brocelianda.Y, ¿sabes tú, niña mía,por qué ningún hada había?Porque allíestaba cerca de tiquien tu nacer bendecía:Reina más que todas ellas:la Reina de las Estrellas,la dulce Virgen María.Que ella tu senda bendiga,como tu Madre y tu amiga;con sus divinos consuelosno temas infernal guerra;que perfume tus anhelossu nombre que el mal destierra,pues ella aroma los cielosy la tierra. -Ignorando mi vida,golpeado por la luz de las estrellas,como un ciego que extiende,al caminar, las manos en la sombra,todo yo, Cristo mío,todo mi corazón, sin mengua, entero,virginal y encendido, se reclinaen la futura vida, como el árbolen la savia se apoya, que le nutre,y le enflora y verdea.Todo mi corazón, ascua de hombre,inútil sin Tu amor, sin Ti vacío,en la noche Te busca,le siento que Te busca, como un ciego,que extiende al caminar las manos llenasde anchura y de alegría. -Desenfrenada boca de mujeres.Cabeza de tortuga; promontorioacunando la pena y el jolgorioal compás de miserias o de haberes.Sonríes en verano cuando quieresdemostrar el colmado aunque ilusoriorebullir de peces, premonitoriomensaje de ausencia de placeres.En invierno tu barca en tierra queda;enmudece el rapaz, no te despiertaal alba. La galerna es la monedaque percibes. Escuchas la reyertade marejada y olas. Siempre ruedala ilusión: «Mañana...», si no está muerta. -Cien sonetos de amorHoy es hoy con el peso de todo el tiempo ido,con las alas de todo lo que será mañana,hoy es el Sur del mar, la vieja edad del aguay la composición de un nuevo día.A tu boca elevada a la luz o a la lunase agregaron los pétalos de un día consumido,y ayer viene trotando por su calle sombríapara que recordemos su rostro que se ha muerto.Hoy, ayer y mañana se comen caminando,consumimos un día como una vaca ardiente,nuestro ganado espera con sus días contados,pero en tu corazón el tiempo echó su harina,mi amor construyó un horno con barro de Temuco:tú eres el pan de cada día para mi alma. -En Paraguay prohibieron tu poesía;mas te leí setenta veces cinco.Y dije: "No, señor; ninguna culpa,ninguna prueba cierta de delitoyo encuentro en estos versos remojadosen el sudor con sal del hombre limpio;la culpa, en todo caso, es de nosotros,de nuestro fatuo corazón de vidrio".Y en tanto te prohibían, tu poesíaseguía trajinando los caminos,tocando las aldabas de las puertas,llamando a los transeúntes cual silbido.La sal de tus poemas instalabaen derredor del fuego aquel sentidoprimero de las cosas: el deberde compartir con todos pan y vino.La luz encarcelada se hizo libreen tu palabra suelta como un mirloa la que se sumaban las palabrasde los demás poetas, y fue ríoentonces la canción de toda América.Ya no hubo cuento que quedó sin niño.Y el sol, moneda dura, se hizo gente.Y se lavó la vida con rocío. -Quiero escribir los versos más alegres.Quiero escribir que ella está conmigoY relucen los astros a lo lejos.Quiero escribir los versos más alegres.Quiero escribir palabras de esperanza.Nada de versos tristes esta noche.Sé del dolor que azota el tercer mundoY también el segundo, y el primero.Sé que ha pasado cerca de mi casaY que la noche llega y es precisoRecuperar el ánimo. Por esoQuiero escribir los versos más alegres. -Sólo el amor de una Madre apoyará,cuando todo el mundo deja de hacerlo.Sólo el amor de una Madre confiará,cuando nadie otro cree.Sólo el amor de una Madre perdonará,cuando ninguno otro entenderá.Sólo el amor de una Madre honrará,no importa en qué pruebas haz estado.Sólo el amor de una Madre resistirá,por cualquier tiempo de prueba.No hay ningún otro amor terrenal,más grande que el de una Madre. -Cuando la ira no cabe en el pechouna se vuelve indiferentese vuela de sí mismay rompe todas las cuerdas que la atan.Basta una mochila resistentey unos zapatos confortablespara bajarse del compresor de libertadesy recorrer el mundo sin desgano.Para transfigurar los viernes dolorososen días plenos de esperanzacomo un domingo de resurrección. -66Pasé la mar cuando creyó mi engañoque en él mi antiguo fuego se templara,mudé mi natural, porque mudaranaturaleza el uso, y curso el daño.En otro cielo, en otro reino extraño,mis trabajos se vieron en mi cara,hallando, aunque otra tanta edad pasara,incierto el bien, y cierto el desengaño.El mismo amor me abrasa y atormenta,y de razón y libertad me priva.¿Por qué os quejáis del alma que le cuenta?¿Qué no escriba decís, o que no viva?Haced vos con mi amor que yo no sienta,que yo haré con mi pluma que no escriba. -¡Gloria de tu hallazgo!Bautismo inicial de la primaveraen oleaje de pájaros.Se movieron las selvas inefables.Se deshizo el otoño de sus plumascubriendo inviernos cándidos.Venías tú, gentil criatura,desnudando los ríos a tu paso. -Con sayal de amarguras, de la vida romero,topé, tras luenga andanza, con la paz de un sendero.Fenecía del día el resplandor postrero.En la cima de un álamo sollozaba un jilguero.No hubo en lugar de tierra la paz que allí reinaba.Parecía que Dios en el campo moraba,y los sones del pájaro que en lo verde cantabamorían con la esquila que a lo lejos temblaba.La flor de madreselva, nacida entre bardales,vertía en el crepúsculo olores celestiales;víanse blancos brotes de silvestres rosalesy en el cielo las copas de los álamos reales.Y como de la esquila se iba mezclando el sonal canto del jilguero, mi pobre corazónsintió como una lluvia buena, de la emoción.Entonces, a mi vera, vi un hermoso garzón.Este garzón venía conduciendo el ganado,y este ganado era por seis vacas formado,lucidas todas ellas, de pelo colorado,y la repleta ubre de pezón sonrosado.Dijo el garzón: "¡Dios guarde al señor forastero!"Yo nací en esta tierra, morir en ella quiero,rapaz. "Que Dios le guarde. "Perdiose en el sendero...En la cima del álamo sollozaba el jilguero.Sentí en la misma entraña algo que fenecía,y queda y dulcemente otro algo que nacia.En la paz del sendero se anegó el alma mía,y de emoción no osó llorar. Atardecía. -si mis sábanas hablasen...si un día decidieran contar todo lo quehan visto y oído...contarían por ejemplo lo suave que era mipiel cuando era niño.contarían también la cantidad de vecesque se bañaron en mi agüita amarilla.todos los lloros todos las pesadillas todoslos dientes bajo la almohada contarían.¡la cantidad de cuentos y de oraciones ami jesusito de mi vida que eres niño como yoque han escuchado!mis sábanas han visto unas cuantas mudanzasy paredes de distintos colores.me han visto dormido y despiertoenfermo y sanosolo y acompañado.mis sábanas han sido pisoteadasrecuerdo cuando con mis hermanos saltábamossobre ellasseguro que les partimos algún diente.conocen mi voz y cada uno de los pelos que la adolescenciaquiso regalarme.han sido mi confesor y mi psicólogo.fueron mudas testigos de mis primeros amores de misprimeras borracheras de mis primeras eyaculaciones.nunca protestaban si las despertaba a lascinco de la madrugada.mis sábanas me han visto desnudohan visto todos mis pijamashan visto una lavadora por dentro y tambiénel patio de luces de mi edificio desdeel tendedero.podrían hablar de sudorosas noches de verano yde gélidas mañanas de inviernopodrían cantar todas las melodías que le compuse ala vecina del terceropodrían dirigir diez películas de terror con todaslas pesadillas que he tenido portan sólo una de amortambién podrían dirigir alguna que otra película porno.mis sábanas han leído todos los libros que yo he leídohan escuchado todas las canciones que yo he escuchadohan llorado todas las veces que yo nopude hacerlohan hecho el amor menos veces de las que yo lohe hechoafortunadamente.han pasado noches enteras esperandoa que llegara para darme esebeso de buenas noches.ahora mis sábanas ven como me hagomayorsienten mi piel más áspera.ya no me meo pero aún así las riegoles doy vida.ellas también se hacen viejashace años que no oyen cuentos niescuchan rezos a jesusitoscada vez llevan peor las resacas post-lavadoray las quemaduras de la plancha.yo noto que se cansan por todo.alguna noche que llego tarde están dormidasno han podido aguantar para darme el besono importa yo se lo doy a ellas.me conocen desde siemprelas conozco desde siempreson mis amigas mis amantes incluso algunanoche desesperada han sido mis putas deocasión.si algún día muero quiero hacerlosobre mis sábanas para emprender el viaje alo desconocido con su último beso de buenasnochessi mis sábanas hablasen... -Me cuenta un biógrafo que a través de un resabio de cristalPudo visitar Rusia y tertuliar un ratoCon Marina Tstatieva. Ella lo recibió con su rostro de hambreY el vestido raído y con el vaso de agua desbordado por la vendimia de los añosY le brindó rodajas de salmón desesperadamenteDespués de haber tomadoEl vaho del día y las temibles noticias, de deudasMuertes y encarcelamientos de vecinos y seres queridos.El salmón "eso me cuenta- fue un regalo de PasternakDesde muy lejos, desde su cabaña donde podía ver el solY el hielo que copulaba entre el aire y las cordillerasDe un marasmo, casi mortal, y donde los días solían ser espléndidosAntes de la guerra y de las persecucionesY donde ella afirmaba que si hubiese conocido a Blok ella lo hubiese salvadoDe la muerte, de ese miserable designio que arrancaDe la fertilidad o la esterilidad a los poetasY que afiebrada prosiguió a leerle algunos versosOh MUSA DEL LLANTO, las más bellas de las musasY de ahí en adelante todo fue blanco y todo fue borrasca,Un aguijón de estrellas para beber el café mugrientoLos panes quemados, las raciones lamentables para la apetenciaY siguió leyendo hasta tomar un poco la costuraDejada al descuido sobre el tiempoY afuera los caballos galopaban tratando de rumiar la libertad del horizonteLas esquirlas intocables de las praderas afiebradasEl bastón de ébano que tendían los magos a la tertulia insaciableComo un acertijo de bastos para la ausencia de los troposQue nos hacían caer verticalmente por un ríoDe espesa niebla, eso lo pintaron después algunos caricaturistasCon sus tintas esclavas, aumentándole luego un par de historiasDe romance o de preguntas que nos tocan el labio o el pececito de la espalda.Hasta en las cenizas, nos sublevaríamos en rosa o en poema.Y el biógrafo (que no conozco) y ellaEmpezaron a atravesar la vasta nocheQue era como un solsticioO como un páramoDonde habitaban las especies desterradasDe ese imperio anterior, a lo que sucumbeY no da paso a la vida, tan movida para los que intentanCruzar la alambrada de la imposibilidad;Ella, paloma de tierra, atadas las alas, cacofónicamenteSolía ir hacia las praderas y dejar poemas de protestaEn las ventanas, en los ofertorios del triunfoEn la ceniza,La agilidad mental de su cuerpoQue se balanceaba por las callesY eso era como ser miembro de la joven guardiaCuando los himnos de la guerraEran audibles en todas las esquinasY la nieve era más mortalComo el invierno en las entrañas-Carcomiendo-Todo recuerdo hermosoPara volver cadáverA las primaveras recolectadas en el cestoDonde seguro nacerá un poema,Una rama vertical de oro sobre el asombro. -20 poemas de amor y una canción desesperadaPara mi corazón basta tu pecho,para tu libertad bastan mis alas.Desde mi boca llegará hasta el cielolo que estaba dormido sobre tu alma.Es en ti la ilusión de cada día.Llegas como el rocío a las corolas.Socavas el horizonte con tu ausencia.Eternamente en fuga como la ola.He dicho que cantabas en el vientocomo los pinos y como los mástiles.Como ellos eres alta y taciturna.Y entristeces de pronto, como un viaje.Acogedora como un viejo camino.Te pueblan ecos y voces nostálgicas.Yo desperté y a veces emigran y huyenpájaros que dormían en tu alma. -Estar enamorado, amigos, es encontrarel nombre justo a la vida.Es dar al fin con las palabras que para hacerfrente a la muerte se precisa.Es recobrar la llave oculta que abre la cárcelen que el alma está cautiva.Es levantarse de la tierra con una fuerza quereclama desde arriba.Es respirar el ancho viento que por encima dela carne respira.Es contemplar, desde la cumbre de la persona,la razón de las heridas.Es advertir en unos ojos una mirada verdaderaque nos mira.Es escuchar en una boca la propia vozprofundamente repetida.Es sorprender en unas manos ese calor de laperfecta compañía.Es sospechar que, para siempre, la soledadde nuestra sombra está vencida.Estar enamorado amigos, es descubrir dóndese juntan cuerpo y alma.Es percibir en el desierto la cristalina voz deun río que nos llama.Es ver el mar desde la torre donde ha quedadoprisionera nuestra infancia.Es apoyar los ojos tristes en un paisaje decigüeñas y campanas.Es ocupar un territorio donde conviven losperfumes y las armas.Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiemporecibirla de su espada.Es confundir el sentimiento con una hogueraque del pecho se levanta.Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiemposer esclavo de la llama.Es entender la pensativa conversación delcorazón y la distancia.Es encontrar el derrotero que lleva al reino dela música sin tasa.Estar enamorado, amigos, es adueñarse delas noches y los días.Es olvidar entre los dedos emocionados lacabeza distraída.Es recordar a Garcilazo cuando se siente lacanción de una herrería.Es ir leyendo lo que escriben en el espacio lasprimeras golondrinas.Es ver la estrella de la tarde por la ventana deuna casa campesina.Es contemplar un tren que pasa por la montañacon las luces encendidas.Es comprender perfectamente que no hayfronteras entre el sueño y la vigilia.Es ignorar en qué consiste la diferencia entrela pena y la alegría.Es escuchar a medianoche la vagabundaconfesión de la llovizna.Es divisar en las tinieblas del corazón unapequeña lucecita.Estar enamorado, amigos, es padecer espacioy tiempo con dulzura.Es despertarse una mañana con el secreto delas flores y las frutas.Es libertarse de sí mismo y estar unido conlas otras criaturas.Es no saber si son ajenas o son propias laslejanas amarguras.Es remontar hasta la fuente las aguas turbiasdel torrente de la angustia.Es compartir la luz del mundo y al mismotiempo compartir su noche obscura.Es asombrarse y alegrarse de que la lunatodavía sea luna.Es comprobar en cuerpo y alma que la tareade ser hombre es menos dura.Es empezar a decir siempre, y en adelante novolver a decir nunca.Y es, además, amigos míos, estar seguro detener las manos puras. -Como invento de la mano divina,que se parece al cielo sin llegar a serlo,como bailarín con su danza matutina,que todos los delfines se gozan de tenerlo...así es el mar.Cantando sus hermosas melodías,que se acompañan del atardecer y sus encantosy mezclan sus hermosas sinfonías,envolviéndose en las aguas cual si fueran mantos...así es el mar.Pareja de la luna que vive enamorada,desprendiendo destellos de amor y de esperanza,hogar de los peces y la sirena adornadacon algas de ternura y de confianza...así es el mar.Como espía que no duerme y que vigilaal anochecer que se acerca tiernamente,como escenario que abre sus cortinasy que luego las cierra lentamente...así es el mar. -Caído se le ha un ClavelHoy a la Aurora del seno:¡Qué glorioso que está el heno,Porque ha caído sobre él!Cuando el silencio teníaTodas las cosas del suelo,Y, coronada del yelo,Reinaba la noche fría,En medio la monarquíaDe tiniebla tan cruel,Caído se le ha un ClavelHoy a la Aurora del seno:¡Qué glorioso que está el heno,Porque ha caído sobre él!De un solo Clavel ceñida,La Virgen, Aurora bella,Al mundo se lo dio, y ellaQuedó cual antes florida;A la púrpura caídaSolo fue el heno fïel.Caído se le ha un ClavelHoy a la Aurora del seno:¡Qué glorioso que está el heno,Porque ha caído sobre él!El heno, pues, que fue dino,A pesar de tantas nieves,De ver en sus brazos levesEste rosicler divinoPara su lecho fue lino,Oro para su dosel.Caído se le ha un ClavelHoy a la Aurora del seno:¡Qué glorioso que está el heno,Porque ha caído sobre él! -Me trajo Mara Moriun par de calcetines,que tejió con sus manos de pastora,dos calcetines suaves como liebres.En ellos metí los piescomo en dos estuchestejidos con hebras delcrepúsculo y pellejos de ovejas.Violentos calcetines,mis pies fueron dos pescados de lana,dos largos tiburonesde azul ultramarinoatravesados por una trenza de oro,dos gigantescos mirlos,dos cañones;mis pies fueron honrados de este modopor estos celestiales calcetines.Eran tan hermosos que por primera vezmis pies me parecieron inaceptables,como dos decrépitos bomberos,bomberos indignos de aquel fuego bordado,de aquellos luminosos calcetines.Sin embargo, resistí la tentaciónaguda de guardarlos como los colegialespreservan las luciénagas,como los eruditos coleccionandocumentos sagrados,resistí el impulso furioso de ponerlasen una jaula de oro y darles cadadía alpiste y pulpa de melón rosado.Como descubridores que en la selvaentregan el rarísimo venado verdeal asador y se lo comen con remordimiento,estiré los pies y me enfundélos bellos calcetines, y luego los zapatos.Y es esta la moral de mi Oda:Dos veces es belleza la belleza,y lo que es bueno es doblemente bueno,cuando se trata de dos calcetinesde lana en el invierno. -A José González MarínMira cómo se me ponela piel cuando te recuerdo.Por la garganta me subeun río de sangre frescode la herida que atraviesade parte a parte mi cuerpo.Tengo clavos en las manosy cuchillos en los dedosy en mi sien una coronahecha de alfileres negros.Mira cómo se me ponela piel ca vez que me acuerdoque soy un hombre casaoy sin embargo, te quiero.Entre tu casa y mi casahay un muro de silencio,de ortigas y de chumberas,de cal, de arena, de viento,de madreselvas oscurasy de vidrios en acecho.Un muro para que nuncalo pueda saltar el puebloque anda rondando la llaveque guarda nuestro secreto.¡Y yo sé bien que me quieres!¡Y tú sabes que te quiero!Y lo sabemos los dosy nadie puede saberlo.¡Ay, pena, penita, penade nuestro amor en silencio!¡Ay, qué alegría, alegría,quererte como te quiero!Cuando por la noche a solasme quedo con tu recuerdoderribaría la paredque separa nuestro sueño,rompería con mis manosde tu cancela los hierros,con tal de verme a tu vera,tormento de mis tormentos,y te estaría besandohasta quitarte el aliento.Y luego, qué se me dabaquedarme en tus brazos muerto.¡Ay, qué alegría y qué penaquererte como te quiero!Nuestro amor es agonía,luto, angustia, llanto, miedo,muerte, pena, sangre, vida,luna, rosa, sol y viento.Es morirse a cada pasoy seguir viviendo luegocon una espada de puntasiempre pendiente del techo.Salgo de mi casa al camposólo con tu pensamiento,para acariciar a solasla tela de aquel pañueloque se te cayó un domingocuando venías del puebloy que no te he dicho nunca,mi vida, que yo lo tengo.Y lo estrujo entre mis manoslo mismo que un limón nuevo,y miro tus inicialesy las repito en silenciopara que ni el campo sepalo que yo te estoy queriendo.Ayer, en la Plaza Nueva,"vida, no vuelvas a hacerlo"te vi besar a mi niño,a mi niño el más pequeño,y cómo lo besarías"¡ay, Virgen de los Remedios!"que fue la primera vezque a mí me distes un beso.Llegué corriendo a mi casa,alcé mi niño del sueloy sin que nadie me viera,como un ladrón en acecho,en su cara de amapolamordió mi boca tu beso.¡Ay, qué alegría y qué penaquererte como te quiero!Mira, pase lo que pase,aunque se hunda el firmamento,aunque tu nombre y el míolo pisoteen por el suelo,y aunque la tierra se abray aun cuando lo sepa el puebloy ponga nuestra banderade amor a los cuatro vientos,sígueme queriendo así,tormento de mis tormentos.¡Ay, qué alegría y qué penaquererte como te quiero! -Nos reunimos para ver fotografías de ayer,instantes que la cienciaperdonó el olvido o el destierro.Nos reímos del peinado que lucíamos entonces, de la excesivaformalidad de nuestros gestos.El tiempo se ha posado con rigidezsobre nosotros.Desde la otra orilla,rostros acartonados nos observandetenidos en la distancia de un espejo de alquimia.Conmovidos por la nostalgia,les damos derecho a que jueguen con nuestras entrañasy alboroten, como niños, nuestro sosiego.Al pasarte una a una las fotografíasobservo cómo voy dejando sobre el papellas huellas imborrablesde un asesino. -Sólo eres tú(aquella tú)cuando me hieres. -El griego vencedor que tantos añosvio contra sí constante la fortuna;el que pudo, sagaz, de la importunaCirce vencer los mágicos engaños;El que en nuevas regiones y en extrañosmares temer no supo vez alguna;el que bajando a la infernal lagunalibre volvió de los eternos daños,Los ojos cubre y cierra los oídosde las Sirenas a la vista y cantoy se manda ligar a un mástil duro.Y negando al objeto los sentidos,la engañosa belleza y fuerte encantohuyendo vence, y corta el mar seguro. -Deletreo en tu carnetantos laberintosformas tan distintas de inventarte.En tu piel descubroel por quéde escarabajos y amapolas.Tú y yo lo sabemos:aunque reviente el hielo contra las rocassiempre tendremos pielpara renovar el fuego. -Cien sonetos de amorLa gran lluvia del sur cae sobre Isla Negracomo una sola gota transparente y pesada,el mar abre sus hojas frías y la recibe,la tierra aprende el húmedo destino de una copa.Alma mía, dame en tus besos el aguasalobre de estos mares, la miel del territorio,la fragancia mojada por mil labios del cielo,la paciencia sagrada del mar en el invierno.Algo nos llama, todas las puertas se abren solas,relata el agua un largo rumor a las ventanas,crece el cielo hacia abajo tocando las raíces,y así teje y desteje su red celeste el díacon tiempo, sal, susurros, crecimientos, caminos,una mujer, un hombre, y el invierno en la tierra. -No sé con qué decirlo,porque aún no está hechami callada palabra. -Los muertos están cada día más indóciles.Antes era fácil con ellos:les dábamos un cuello duro una florloábamos sus nombres en una larga lista:que los recintos de la patriaque las sombras notablesque el mármol monstruoso.El cadáver firmaba en pos de la memoria:iba de nuevo a filasy marchaba al compás de nuestra vieja música.Pero qué valos muertosson otros desde entonces.Hoy se ponen irónicospreguntan.Me parece que caen en la cuentade ser cada vez más la mayoría. -Mis funerales serán mañana no te los pierdastrae a los niños si quiereshabrá números para todos los gustoshabrá mimos y magos y payasosy una cantante como nunca has escuchadoVendrá gente de todas partes a celebrar este díaLos estudiantes llegarán con sus globos azuleslos pobladores alzarán sus banderas/a un lado de mi tumbalas hojas bailarán al compás del vientoque también estará presente en este sencillo homenajey una mujer desnuda como nunca has visto antesentrará en mi ataúd y lo sellará por dentroQué más te puedo contarLos vendedores gritarán sus ofertas/apostados en las crucesy ofrecerán retratos míos que no me favoreceny también mis originales que no son originalessino copias que algún vivo imitó con cuidado/para enriquecerseTe pido no compres nadamás bien disfruta el momentoporque a las quince en punto un coro de grillos/dará inicio a la fiestaEntonces se apagará el cielo de golpecuando las nubes lo cubran en señal de respetoy las palomas dibujen mi nombre en pleno vueloy las abejas llenen de miel los recuerdos/y las lágrimasY hacia el final del díacuando todos estén cansados y borrachosun niño que no sabe leer pedirá la palabray dirá el más bello discurso que jamás has escuchadoYa sabes no faltes a esta citano hagas que me levante de mi tumba/para tirarte las orejaso que esconda para siempre las llaves del cementerioy no tengas a quien llevarle flores. -Con la primaveramis sueños se llenande rosas, lo mismoque las escalerasorilla del río.Con la primaveramis rosas se llenande pompas, lo mismoque las torrenterasorilla del río.Con la primaveramis pompas se llenande risas, lo mismoque las ventolerasorilla del río. -Débil mortal no te asustemi oscuridad ni mi nombre;en mi seno encuentra el hombreun término a su pesar.Yo, compasiva, te ofrezcolejos del mundo un asilo,donde a mi sombra tranquilopara siempre duerma en paz.Isla yo soy del reposoen medio el mar de la vida,y el marinero allí olvidala tormenta que pasó;allí convidan al sueñoaguas puras sin murmullo,allí se duerme al arrullode una brisa sin rumor.Soy melancólico sauceque su ramaje dolienteinclina sobre la frenteque arrugara el padecer,y aduerme al hombre, y sus sienescon fresco jugo rocíamientras el ala sombríabate el olvido sobre él.Soy la virgen misteriosade los últimos amores,y ofrezco un lecho de flores,sin espina ni dolor,y amante doy mi cariñosin vanidad ni falsía;no doy placer ni alegría,más es eterno mi amor.En mi la ciencia enmudece,en mi concluye la duday árida, clara, desnuda,enseño yo la verdad;y de la vida y la muerteal sabio muestro el arcanocuando al fin abre mi manola puerta a la eternidad.Ven y tu ardiente cabezaentre mis manos reposa;tu sueño, madre amorosa;eterno regalaré;ven y yace para siempreen blanca cama mullida,donde el silencio convidaal reposo y al no ser.Deja que inquieten al hombreque loco al mundo se lanza;mentiras de la esperanza,recuerdos del bien que huyó;mentiras son sus amores,mentiras son sus victorias,y son mentiras sus glorias,y mentira su ilusión.Cierre mi mano piadosatus ojos al blanco sueño,y empape suave beleñotus lágrimas de dolor.Yo calmaré tu quebrantoy tus dolientes gemidos,apagando los latidosde tu herido corazón. -1Ya no me queda nada por decirTodo lo que tenía que decirHa sido dicho no sé cuántas veces.2He preguntado no sé cuántas vecespero nadie contesta mis preguntas.Es absolutamente necesarioQue el abismo responda de una vezPorque ya va quedando poco tiempo.3Sólo una cosa es clara:Que la carne se llena de gusanos. -¿Sevilla?... ¿Granada?... La noche de luna.Angosta la calle, revuelta y moruna,de blancas paredes y obscuras ventanas.Cerrados postigos, corridas persianas...El cielo vestía su gasa de abril.Un vino risueño me dijo el camino.Yo escucho los áureos consejos del vino,que el vino es a veces escala de ensueño.Abril y la noche y el vino risueñocantaron en coro su salmo de amor.La calle copiaba, con sombra en el muro,el paso fantasma y el sueño madurode apuesto embozado, galán caballero:espada tendida, calado sombrero...La luna vertía su blanco soñar.Como un laberinto mi sueño torcíade calle en calleja. Mi sombra seguíade aquel laberinto la sierpe encantada,en pos de una oculta plazuela cerrada.La luna lloraba su dulce blancor.La casa y la clara ventana florida,de blancos jazmines y nardos prendida,más blancos que el blanco soñar de la luna...?Señora, la hora, tal vez importuna...¿Que espere? (La dueña se lleva el candil).Ya sé que sería quimera, señora, mi sombragalante buscando a la auroraen noches de estrellas y luna, si fueramentira la blanca nocturna quimeraque usurpa a la luna su trono de luz.¡Oh dulce señora, más cándida y bellaque la solitaria matutina estrellatan clara en el cielo! ¿Por qué silenciosaoís mi nocturna querella amorosa?¿Quién hizo, señora, cristal vuestra voz?...La blanca quimera parece que sueña.Acecha en la obscura estancia la dueña.?Señora, si acaso otra sombra, emboscadateméis, en la sombra, fiad en mi espada...Mi espada se ha visto a la luna brillar.¿Acaso os parece mi gesto anacrónico?El vuestro es, señora, sobrado lacónico.¿Acaso os asombra mi sombra embozada,de espada tendida y toca plumada?...¿Seréis la cautiva del moro Gazul?Dijéraislo, y pronto mi amor os diríael son de mi guzla y la algarabíamás dulce que oyera ventana moruna.Mi guzla os dijera la noche de luna,la noche de cándida luna de abril.Dijera la clara cantiga de platadel patio moruno, y la serenataque lleva el aroma de floridas precesa los miradores y a los ajimeces,los salmos de un blanco fantasma lunar.Dijera las danzas de trenzas lascivas,las muelles cadencias de ensueños, las vivascentellas de lánguidos rostros velados,los tibios perfumes, los huertos cerrados;dijera el aroma letal del harén.Yo guardo, señora, en viejo salteriotambién una copla de blanco misterio,la copla más suave, más dulce y más sabiaque evoca las claras estrellas de Arabiay aromas de un moro jardín andaluz.Silencio... En la noche la paz de la lunaalumbra la blanca ventana moruna.Silencio... Es el musgo que brota, y la hiedraque lenta desgarra la tapia de piedra...El llanto que vierte la luna de abril.?Si sois una sombra de la primaverablanca entre jazmines, o antigua quimerasoñada en las trovas de dulces cantores,yo soy una sombra de viejos cantares,y el signo de un álgebra vieja de amores.Los gayos, lascivos decires mejores,los árabes albos nocturnos soñares,las coplas mundanas, los salmos talares,poned en mis labios;yo soy una sombra también del amor.Ya muerta la luna, mi sueño volvíapor la retorcida, moruna calleja.El sol en Oriente reíasu risa más vieja. -Para José Muñoz Millanes¿En qué infierno proclama su dolorla sombra más oscura?Y si lo siente, ¿qué hondura exige,a qué pozo hay que llegar para saciarla sed de amargo vino negroque hiere y emborracha con certeronavajazo las vísceras del sol?Y si la sombra se enamora,¿qué azabache ha de elegirpara adornar sus pechos y su sexo?¿en qué boca de lobo morirá degollada?(dentelladas nupciales de la bestia que en celoexcomulga a la albura con su pezuña atea)¿de qué profunda mina sacará los metalespara hacerse las arras?¿qué príncipe de luto riguroso,en el tablero medieval del tiempo,acuchilla a la dama con su espada de ónixganando la partida a la Edad Media?Coronada de endrino,con collares del más serio carbón,¿no eres tú sombra mía la luz de lo más negro?Al doblar tu esqueletoy descubrir tus ojos en la testuz del alba,¿no es acaso lo que llamamos muerte? -Siete soles formanel solio del príncipede los siete soles.Su cetro de oroes un haz de llamasde mil arreboles.Su rostro, que nadiemiró porque ciega,las nubes esconden.Su imperio, los mundos,Él todo lo puede,todo lo conoce...Y en sus ojos, cuyomirar mata, brillan¡todos los dolores! -a Josefa de los Ríos* 17 de marzo de 1880+ 7 de mayo de 1917Amada, es Primavera.Fuensanta, es que florecela eclesiástica unción de la cuaresma.Hay un alivio dulceen las almas enfermas,porque abril con sus auras les va dandola sensación de la convalecencia.Se viste el cielo del mejor azuly de rosas la tierra,y yo me visto con tu amor... ¡Oh gloriade estar enamorado, enamorado,ebrio de amor a ti, novia perpetua,enloquecidamente enamorado,como quince años, cual pasión primera!Y con la dicha de palomas que huyendel convento en que estaban prisionerasy se ven lejos, bajo la promesaazul del firmamentoy sobre la florida de la tierra,así vuelan a verte en otros climas¡oh santa, oh amadísima, oh enferma!estos versos de infancia que brotaronbajo el imperio de la Primavera. -Qué lástima que duermasy se interrumpa el diálogoy no sientas mi besoen tus ojos cerrados.Qué lástima tu infanciaasí truncada,ese tiempo sin tiempoa medio abrirpor el que ya empezabaa vislumbrarte.Mañana todo habrá cambiado:otra vez hablándonosde lejosdesde nuestras esquivassoledades.Qué lástimalos signos de mi amor,mis apretados círculosde miedoque no sé si entendiste. -Fuensanta: las finezas del Amado,las finezas más finas,han de ser para ti menguada cosa,porque el honor a ti resulta honrado.La corona de espinas,llevándola por ti, es suave rosaque perfuma la frente del Amado.El madero pesadoen que me crucifico por tu amorno pesa más, Fuensanta,que el arbusto en que cantatu amigo el ruiseñory que con una manoarranca fácilmente el leñador.Por ti el estar enfermo es estar sano;nada son para ti todos los cuentosque en la remota infanciadivierten al mortal;porque hueles mejor que la fraganciade encantados jardines soñolientos,y porque eres más diáfana, bien mío,que el diáfano palacio de cristal.Pero con ser así tu poderío,permite que te ofrezca el pobre dondel viejo parque de mi corazón.Está en diciembre, pero con tu cánticotendrá las rosas de un abril romántico.Bella Fuensanta,tú ya bien sabes el secreto: ¡canta! -Saltar de alguna forma el mediodíacrecer en el crepúsculotocar la yemafruncido el llanto. Vernosinmensamente labios desnudosenfrentar tu nombremi nombre, nuestros nombresnunca abandonados en los parques.Acaso el polvo en sus cuatro estacionesnos sepulte. -En torno de una mesa de cantina,una noche de invierno,regocijadamente departíanseis alegres bohemios.Los ecos de sus risas escapabany de aquel barrio quietoiban a interrumpir el imponentey profundo silencio.El humo de olorosos cigarrillosen espirales se elevaba al cielo,simbolizando al resolverse en nada,la vida de los sueños.Pero en todos los labios había risas,inspiración en todos los cerebros,y, repartidas en la mesa, copaspletóricas de ron, whisky o ajenjo.Era curioso ver aquel conjunto,aquel grupo bohemio,del que brotaba la palabra chusca,la que vierte veneno,lo mismo que, melosa y delicada,la música de un verso.A cada nueva libación, las penashallábanse más lejos del grupo,y nueva inspiración llegabaa todos los cerebros,con el idilio roto que veníaen alas del recuerdo.Olvidaba decir que aquella noche,aquel grupo bohemiocelebraba entre risas, libaciones,chascarrillos y versos,la agonía de un año que amargurasdejó en todos los pechos,y la llegada, consecuencia lógica,del "Feliz Año Nuevo"...Una voz varonil dijo de pronto:"Las doce, compañeros;Digamos el "requiéscat" por el añoque ha pasado a formar entre los muertos.¡Brindemos por el año que comienza!Porque nos traiga ensueños;porque no sea su equipaje un cúmulode amargos desconsuelos..."Brindo, dijo otra voz, por la esperanzaque a la vida nos lanza,de vencer los rigores del destino,por la esperanza, nuestra dulce amiga,que las penas mitigay convierte en vergel nuestro camino.Brindo porque ya hubiese a mi existenciapuesto fin con violenciaesgrimiendo en mi frente mi venganza;si en mi cielo de tul limpio y divinono alumbrara mi sinouna pálida estrella: Mi esperanza."¡Bravo! Dijeron todos, inspiradoesta noche has estadoy hablaste bueno, breve y sustancioso.El turno es de Raúl; alce su copaY brinde por... Europa,Ya que su extranjerismo es delicioso..."Bebo y brindo, clamó el interpelado;brindo por mi pasado,que fue de luz, de amor y de alegría,y en el que hubo mujeres seductorasy frentes soñadorasque se juntaron con la frente mía...Brindo por el ayer que en la amarguraque hoy cubre de negrurami corazón, esparce sus consuelostrayendo hasta mi mente las dulzurasde goces, de ternuras,de dichas, de deliquios, de desvelos."Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mentebrote un torrentede inspiración divina y seductora,porque vibre en las cuerdas de mi lirael verso que suspira,que sonríe, que canta y que enamora.Brindo porque mis versos cual saetasLleguen hasta las grietasFormadas de metal y de granitoDel corazón de la mujer ingrataQue a desdenes me mata...¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!Porque a su corazón llegue mi canto,porque enjuguen mi llantosus manos que me causan embelesos;porque con creces mi pasión me pague...¡vamos!, porque me embriaguecon el divino néctar de sus besos.Siguió la tempestad de frases vanas,de aquellas tan humanasque hallan en todas partes acomodo,y en cada frase de entusiasmo ardiente,hubo ovación creciente,y libaciones y reír y todo.Se brindó por la Patria, por las flores,por los castos amoresque hacen un valladar de una ventana,y por esas pasiones voluptuosasque el fango del placer llena de rosasy hacen de la mujer la cortesana.Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.El del bohemio puro,De noble corazón y gran cabeza;Aquél que sin ambages declarabaQue solo ambicionabaRobarle inspiración a la tristeza.Por todos estrechado, alzó la copaFrente a la alegre tropaDesbordante de risas y de contento;Los inundó en la luz de una mirada,Sacudió su melena alborotadaY dijo así, con inspirado acento:"Brindo por la mujer, mas no por ésaen la que halláis consuelo en la tristeza,rescoldo del placer ¡desventurados!;no por esa que os brinda sus hechizoscuando besáis sus rizosartificiosamente perfumados.Yo no brindo por ella, compañeros,siento por esta vez no complaceros.Brindo por la mujer, pero por una,por la que me brindó sus embelesosy me envolvió en sus besos:por la mujer que me arrulló en la cuna.Por la mujer que me enseño de niñolo que vale el cariñoexquisito, profundo y verdadero;por la mujer que me arrulló en sus brazosy que me dio en pedazos,uno por uno, el corazón entero.¡Por mi Madre! Bohemios, por la ancianaque piensa en el mañanacomo en algo muy dulce y muy deseado,porque sueña tal vez, que mi destinome señala el caminopor el que volveré pronto a su lado.Por la anciana adorada y bendecida,por la que con su sangre me dio vida,y ternura y cariño;por la que fue la luz del alma mía,y lloró de alegría,sintiendo mi cabeza en su corpiño.Por esa brindo yo, dejad que llore,que en lágrimas desfloreesta pena letal que me asesina;dejad que brinde por mi madre ausente,por la que llora y sienteque mi ausencia es un fuego que calcina.Por la anciana infeliz que sufre y lloray que del cielo imploraque vuelva yo muy pronto a estar con ella;por mi Madre, bohemios, que es dulzuravertida en mi amarguray en esta noche de mi vida, estrella...El bohemio calló; ningún acentoprofanó el sentimientonacido del dolor y la ternura,y pareció que sobre aquel ambienteflotaba inmensamenteun poema de amor y de amargura. -Milagros de Nuestra Señora - versos 401 a 460IIILeemos de un clérigo que era tiestherido,ennos vicios seglares ferament embevido;peroque era locco, avié un buen sentido,amava la Gloriosa de corazón complido.Comoquiere que era en ál malcostumnado,en saludar a ella era bien acordado;nin irié a la eglesia nin a ningún mandado,que el su nomne ante non fuesse aclamado.Dezir no lo sabría sobre quál ocasiónca nos no lo sabemos si lo buscó o non,diéronli enemigos salto a est varón,ovieron a matarlo: ¡Domne Dios lo perdón!Los omnes de la villa e los sus compannerosesto como cuntiera com non eran certeros,defuera de la villa entre unos riberos,allá lo soterraron, non entre los dezmeros.Pesó'l a la Gloriosa con est enterramiento,que yazié el su siervo fuera de su conviento;apareció'l a un clérigo de buen entendimiento,díssoli que fizieran en ellos fallimiento.Bien avié treinta días que era soterrado:en término tan luengo podié seer dannado;dísso'l Sancta María: «Fizistes desguissado,que yaz el mi notario de vos tan apartado.»Mándote que lo digas: que el mi cancellarionon merecié seer echado del sagrario;dilis que no lo dexen ý otro trentanario,métanlo con los otros en el buen fossalario.»Demandóli el clérigo que yazié dormitado,«¿Quí eres tú que fablas? Dime de ti mandado,ca quando lo dissiero seráme demandadoquí es el querelloso o quí el soterrado.»Díssoli la Gloriosa: «Yo so Sancta Maríamadre de Jesu Christo que mamó leche mía;el que vos desechastes de vuestra compannía,por cancellario mío yo a éssi tenía.»El que vos soterrastes luenne del cimiterio,al que vos non quisiestes fazer nul ministerio,yo por ésti te fago todo est reguncerio:si bien no lo recabdas, tente por en lazerio.»El dicho de la duenna fue luego recabdado,abrieron el sepulcro apriesa e privado;vidieron un miraclo non simple ca doblado,el uno e el otro, fue luego bien notado.Issiéli por la boca una fermosa florde muy grand fermosura, de muy fresca color;inchié toda la plaza de sabrosa olor,que non sentién del cuerpo un punto de pudor.Trobáronli la lengua tan fresca e tan sanaqual parece de dentro la fermosa mazana;no la tenié más fresca a la meredïanaquando sedié fablando en media la quintana.Vidieron que viniera esto por la Gloriosa,ca otri non podrié fazer tamanna cosa;transladaron el cuerpo, cantando «Specïosa»,aprés de la eglesia en tumba más preciosa.Todo omne del mundo fará grand cortesíaqui fiziere servicio a la Virgo María;mientre que fuere vivo verá plazentería,e salvará la alma al postremero día. -Debajo de mi cuerpo seguía el tuyo,y tu boca debajo de mi boca.Antonio GalaLamo la raíz de tu espaldaentretejo el fruto de tu carnea mis glándulas gustativas.Ahí respiro catedraleslas convierto en orgásmicas visiones.Muerdo la alfombra de tus pasosla transformo en libélulasque me trago mientras me sueñas hacerlo.Nos enfrentamos rompemos nuestra piel con espejos de salivadesdibujamos paredesventanas que se levantan en los ojos.Asimilo el ritmo de tu cardinal hermosura.Se condensa el eclipse del sudor. Asimilas la locura de cada párpado.Derribas los castillos de la sonrisalos transformas en pequeños insectosque carcomen nuestras ansiasy nos hacen parte de la galaxia del cuarto. -Música le pidió ayer su albedríoA un descendiente de don Peranzules;Templáronle al momento dos baúlesCon más cuerdas que jarcias un navío.Cantáronle de cierto amigo míoUn desafío campal de dos Gazules,Que en ser por unos ojos entreazulesFue peor que gatesco el desafío.Romance fue el cantado, y que no pudoDejarle de entender, si el muy discretoNo era sordo, o el músico era mudo.Y de que le entendió yo os lo prometo,Pues envió a decir con don Bermudo:«Que vuelvan a cantar aquel soneto». -¿Quieres que hablemos?... Está bien... empieza:Habla a mi corazón como otros días...¡Pero no!... ¿qué dirías?¿Qué podrías decir a mi tristeza?No intentes disculparte... ¡todo es vano!Ya murieron las rosas en el huerto;el campo verde lo secó el verano,y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.Amor arrepentido,ave que quieres regresar al nidoal través de la escarcha y las neblinas;amor que vienes aterido y yerto,¡donde fuiste feliz... ya todo ha muerto!¡No vuelvas... Todo lo hallarás en ruinas!¿A qué has venido? ¿Para qué volviste?¿Qué buscas?... ¡Nadie habrá de responderte!Está sola mi alma, y estoy triste,inmensamente triste hasta la muerte.Todas las ilusiones que te amaron,las que quisieron compartir tu suerte,mucho tiempo en la sombra te esperaron,y se fueron... ¡cansadas de no verte!Cuando por vez primeraen mi camino te encontré, reíaen los campos la alegre primavera...toda esa luz, aromas y armonía.Hoy... ¡todo cuán distinto! Paso a pasoy solo voy por la desierta vía."Nave sin rumbo entre revueltas olas"pensando en las tristezas del ocaso,y en las tristezas de las almas solas.En torno la mirada no columbrasino aspereza y páramos sombríos;los nidos en la nieve están vacíos,y la estrella que amamos ya no alumbrael azul de tus sueños y los míos.Partiste para ignota lontananzacuando empezaba a descender la sombra....¿Recuerdas? Te imploraba mi esperanza,¡pero ya mi esperanza no te nombra!¡No ha de nombrarte!...¿para qué?... Vacíaestá el ara, y la historia yace trunca.¡Ya para que esperar que irradie el día!¡Ya para que decirnos: Todavía!Si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca!Dices que eres la misma; que en tu pechola dulce llama de otros tiempos arde;que el nido del amor no esta desecho,que para amarnos otra vez, no es tarde.¡Te engañas!... ¡No lo creas!... Ya la dudaechó en mi corazón fuertes raíces.Ya la fe de otros años no me escuda...Quedó de sueños mi ilusión desnuda,¡y no puedo creer lo que me dices!¡No lo puedo creer!... Mi fe burlada,mi fe en tu amor perdida,es ansia de una nave destrozada,¡ancla en el fondo de la mar caída!Anhelos de un amor, castos risueños,ya nunca volveréis... Se van... ¡Se esconden!¿Los llamas?... ¡Es inútil!... No responden...¡Ya los cubre el sudario de mis sueños!Hace tiempo se fue la primavera...¡Llegó el invierno, fúnebre y sombrío!Ave fue nuestro amor, ave viajera,¡y las aves se van cuando hace frío! -Amanecí triste el día de tu muerte, tía Chofi,pero esa tarde me fui al cine e hice el amor.Yo no sabía que a cien leguas de aquí estabas muertacon tus setenta años de virgen definitiva,tendida sobre un catre, estúpidamente muerta.Hiciste bien en morirte, tía Chofi,porque no hacías nada, porque nadie te hacía caso,porque desde que murió abuelita, a quien te consagraste,ya no tenías qué hacer y a leguas se mirabaque querías morirte y te aguantabas.¡Hiciste bien!Yo no quiero elogiarte como acostumbran los arrepentidos,porque te quise a tu hora, en el lugar preciso,y harto sé lo que fuiste, tan corriente, tan simple,pero me he puesto a llorar como una niña porque te moriste.¡Te siento tan desamparada,tan sola, sin nadie que te ayude a pasar la esquina,sin quien te dé un pan!Me aflige pensar que estás bajo la tierratan fría de Berriozábal,sola, sola, terriblemente sola,como para morirse llorando.Ya sé que es tonto eso, que estás muerta,que más vale callar,¿pero qué quieres que hagasi me conmueves más que el presentimiento de tu muerte?Ah, jorobada, tía Chofi,me gustaría que cantaraso que contaras el cuento de tus enamorados.Los campesinos que te enterraron sólo teníantragos y cigarros,y yo no tengo más.Ha de haberse hecho el cielo ahora con tu muerte,y un Dios justo y benigno ha de haberte escogido.Nunca ha sido tan real eso en lo que tu creíste.Tan miserable fuiste que te pasaste dando tu vidaa todos. Pedías para dar, desvalida.Y no tenías el gesto agrio de las solteronasporque tu virginidad fue como una preñez de muchos hijos.En el medio justo de dos o tres ideas que llenaron tu vidate repetías incansablementey eras la misma cosa siempre.Fácil, como las flores del campocon que las vecinas regaron tu ataúd,nunca has estado tan bien como en ese abandono de la muerte.Sofía, virgen, antigua, consagrada,debieron enterrarte de blancoen tus nupcias definitivas.Tú que no conociste caricia de hombrey que desjaste que llegaran a tu rostro arrugas antes que besos,tú, casta, limpia, sellada,debiste llevar azahares tu último día.Exijo que los ángeles te tomeny te conduzcan a la morada de los limpios.Sofía virgen, vaso transparente, cáliz,que la muerte recoja tu cabeza blandamentey que cierre tus ojos con cuidados de madremientras entona cantos interminables.Vas a ser olvidada de todoscomo los lirios del campo,como las estrellas solitarias;pero en las mañanas, en la respiración del buey,en el temblor de las plantas,en la mansedumbre de los arroyos,en la nostalgia de las ciudades,serás como la niebla intocable, hálito de Dios que despierta.Sofía virgen, desposada en un cementerio de provincia,con una cruz pequeña sobre tu tierra,estás bien allí, bajo los pájaros del monte,y bajo la yerba, que te hace una cortina para mirar al mundo. -DE tanto amar y andar salen los libros.Y si no tienen besos o regionesy si no tienen hombre a manos llenas,si no tienen mujer en cada gota,hambre, deseo, cólera, caminos,no sirven para escudo ni campana:están sin ojos y no podrán abrirlos,tendrán la boca muerta del precepto.Amé las genitales enramadasy entre sangre y amor cavé mis versos,en tierra dura establecí una rosadisputada entre el fuego y el rocío.Por eso pude caminar cantando. -Un perro camina hacia mí,lento y hambriento.Camina receloso y cabizbajo,clava sus ojos sobre mi miedoy comienza a olerme de norte a sur,de mi infanciaa mi presente.Mueve su hocico frenéticamentecomo si pretendieseextraerme el aromao arrancarme el alma.Me muestra sus dientes,su rabia,su violencia.Me deja temblando y se va.Como la vida. -Ah ¿quién me salvara de existir?Fernando PessoaDijo el fulano presuntuoso /hoy en el consuladoobtuve el habitualcertificado de existenciaconsta aquí que estoy vivode manera que basta de calumniaseste papel soberbio / irrefutableatestigua que existosi me enfrento al espejoy mi rostro no estáaguantaré serenodespejado¿no llevo acaso en la carterami recién adquiridomi flamantecertificado de existencia?vivir / después de todono es tan fundamentallo importante es que alguiendebidamente autorizadocertifique que unoprobadamente existecuando abro el diario y leomi propia necrológicame apena que no sepanqu estoy en condicionesde mostrar dondequieray a quien seaun vigente prolijo y minuciosocertificado de existenciaexistoluego pienso¿cuántos zutanos andan por la callecreyendo que están vivoscuando en rigor carecen del genuinoirremplazablesoberanocertificado de existencia? -Ceñida, si asombrada no, la frenteDe una y otra verde rama obscura,A los pinos dejando de SeguraSu urna lagrimosa, en son doliente,Llora el Betis, no lejos de su fuente,En poca tierra ya mucha hermosura:Tiernos rayos en una piedra duraDe un sol antes caduco que luciente.¡Cuán triste sobre el pórfido se miraCasta Venus llorar su cuarta gracia,Si lágrimas las perlas son que vierte!¡Oh Antonio, oh tú del músico de TraciaPrudente imitador! Tu dulce liraSus privilegios rompa hoy a la muerte. -Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos. -Espacio y tiempo, barrotesde la jaulaen que el ánima, princesaencantada,está hilando, hilando cercade las ventanasde los ojos (las únicasaberturas por dondesuele asomarse, lánguida).Espacio y tiempo, barrotesde la jaula;ya os romperéis, y acasomuy pronto, porque cadames, hora, instante, os mellan,¡y el pájaro de oroacecha una rendija para tender las alas!La princesa, ladina,finge hilar; pero aguardaque se rompa una reja...En tanto, a las lejanasestrellas dice: «Amigastendedme vuestra escalade la luz sobre el abismo.»Y las estrellas pálidasle responden: «¡Espera,espera, hermana,y prevén tus esfuerzos:ya tendemos la escala!» -IEs media noche. "Duerme el mundo ahorabajo el ala de niebla del silenciovagos rayos de lunay el fulgor inciertode lámpara veladaalumbran su aposento.En las teclas del pianovagan aún sus marfilinos dedos,errante la miradadice algo que no alcanza el pensamiento.¡Cómo perfuma el aire el blanco ramomarchito en el florero,cuán suave es el suspiroque vaga entre sus labios entreabiertos!.................................................................................¡Adriana! ¡Adriana! de tan dulces horasguardarán el secretotu estancia, el rayo de la luna, el vagoruïdo de tus besos,la noche silenciosa,¡y en mi alma el recuerdo!...IISi en vosotras algún díase fijan sus ojos bellos,¡pobres estrofas! habladlecon rumor suäve y ledocomo notas de una músicaque oímos ha mucho tiempo,y que impregnada de aromastorna en las alas del viento.Alzada cual leve brisabesad sus blondos cabellosy penetrad en su almay en los espacios perdeoscomo en la santa capillalas espirales de incienso!...IIIComo recuerdo de su amor sincero,recuerdo dulce y únicode aquel amor suave y melancólicocual la luz del crepúsculo,guardo en un cofrecito plateadounas rosas de musgolas contemplo en mis horas de alegría,las beso cuando sufro,¡aún guardan el perfume penetrantede los cabellos suyos!.................................................................................Cuando bajo la tierra muda y fríaduerma, lejos del mundo,cuando el ramaje de movible saucecobije mi sepulcro,sobre la piedra que mis restos veleponed el ramo mustio!IVLa noche en que al dulce besodel amor, se abrió su almacaminando lentamenteiba, en mi brazo apoyada.No había luna. Las estrellasvertían su luz escasa,y sobre el cielo profundonuestros ojos contemplabancomo una bruma ligera,la brillante vía láctea,....................................... suspiró.Con voz muy quedadime, le dije, ¡te cansas!alzó la hermosa cabeza,se iluminó su miraday murmuró. Mira dicenque es grande, inmensa la vagabruma que brilla a lo lejoscomo una niebla de plata,que la forman otros mundosque están a inmensa distancia,que la luz solar inviertesiglos en atravesarla,y si Dios quisiera un díaa ti y a mí darnos alas¡esa distancia infinitafeliz, contigo cruzara!Bajo la noble cabezadesvió la viva miraday dijo paso "¡de nuevome preguntabas "te cansas"!V¡Pobre! junto del hombre aquel, su vidafue como un rayo del estivo sol,que se pierde en un caos de neblinassin forma ni color..................................................................................Las veces en que, en horas de tristeza,las sombras de otros tiempos evocóy el recuerdo feliz y sonrientede su primer amor,las veces en que al beso de la penaquizá lanzó un ¡ay! y murmurócabe la cuna del dormido niñouna dulce canción,las veces en que en luchas interioresdel sentimiento el grito sofocócomo el [humilde] aroma de las rosaslo sabe sólo Dios!VIEncontrarás poesíadijo entonces, sonrïendoen el recinto sagradode los cristianos templos,en los lugares que nuncahumanos pies recorrieron,en los bosques secularesdonde se oculta el silencio,en los murmullos sonorosde las ondas y del viento,en la voz de los follajesdel amor en los recuerdos,de las niñas de quince añosen los blancos aposentos,en las tristezas profundascomo el Cristoen las noches estrelladas,¡...jamás en los malos versos!VIIComo tú sobre la duraroca nativa, parásitatambién he visto en la vidasobre las rocas más áridascriaturas tristes y buenasembellecer...VIII¡La visteis! dulce y serenasu faz retrata su calmay aunque de visiones llenaaún está virgen su alma.Tiene la piel suave y puracual las hojas de las lilas,ensueños de honda ternurarebosan en sus pupilas.Pequeño y la forma arqueadael pie nervioso y brevey pálida y hoyueladala blanca mano de nieve.La mirada traviesacon lumbre vívida brillabajo de la blonda espesade la española mantilla.Y al meditar en sus besosperdiéndose en sus miradasse sueñan locos excesosde frescas carnes rosada[s].Su alegre estancia risueñamedio-templo, medio-nido,conversa al alma que sueñacon un lenguaje escondido.Hacia sus grandes ventanasque velan leves cortinastienden las oscuras ramaslas madreselvas vecinas.De noche mis pensamientosallí van "ruido importunoen las alas de los vientoscon los rayos de la luna.Y al penetrar, a la mesavuelan "do lee o delira"o hacia el Cristo al cual le reza,o al espejo do se mira.¡Y cual una visión vanaque evaporándose crecese salen por la ventanacuando la aurora amanece!IX¡Bajad a la pobre niña,bajadla con mano trémula,y con cuidadoso esmeroentre la fosa ponedlay arrojad sobre su tumbafrías puñadas de tierra!Aún sobre sus labios rojosla sonrisa postrimera,tan joven y tan hermosay descansa helada, yerta,y está marchito el tesorode su dulce adolescencia!Bajad a la pobre niña,¡bajadla con mano trémulay con cuidadoso esmeroentre la fosa ponedlay arrojad sobre su tumbafrías puñadas de tierra!Cavad ahora otra fosa,cavadla con mano trémula,de la sonrïente niñadel triste sepulcro cerca,para que lejos del mundosu sueño postrero duermanmis recuerdos de cariñoy mis memorias más tiernas.Bajadlos desde mi älmabajadlos con mano trémulay arrojad sobre su fosafrías puñadas de tierra!...XA Natalia Tanco A.¿Has visto, cuando amanecelos velos conque la escarchalos vidrios de los balconescubre en la noche callada?Deja que el rayo primerode la luz de la mañanalos hiera, y verás entoncesformarse figuras vagasen la superficie fríahelechos de formas raras,paisajes de sol y nieblade perspectivas lejanaspor donde van los ensueñosa la tierra de las hadasy al fin un caos confusode luz y gotas de aguade ramazones inciertasy perpectivas lejanasque al deshacerse semeja[n]el vago esbozo de un alma.Las neblinas que el espíritullenan en horas amargas,como a los rayos del solde los cristales la escarchasi las hiere tu sonrisase vuelven visiones blancas.XICabe el remanso sombríodel arroyo transparentepalpita y tiembla de fríoy la copia la corriente.El tronco del árbol viejoy las verdeoscuras frondas,como en veneciano espejose retratan en las ondas,suelto el cabello abundososobre el hombro alabastrinosu cuerpo esbelto y airosovela sólo el blanco lino.¡Un rayo de sol!... El tulde las nieblas rompe el día¡aguas, yerbas, cielo azultodo respira alegría!¡Llegó el momento! El cendalque la cubre deja huirdel arroyo en el cristalel cuerpo va a sumergir.¿Mas por qué vuelve asustadalos ojos y busca llenade afán?... Una carcajadaaún en los aires resuena,es que al ir al escondidoarroyo donde se bañadespertó a un silfo dormidoen una tela de araña. -A Artemio de Valle-Arizpe.Sus ventanas floridas,que miran al oriente,llevan buena amistad con las aurorasque, como primicias fúlgidas, esmaltanal campo de victorias de su frente.Aquella madrugadaapareció el Amor tras de su rejay la dejó lavadacon el cristal cerúleo de su pozo...¡Y todavía, adentrode mi alma, hay un gozofluido, de mujer madrugadoraque riega su ventana y la decora!Ventanas que rondéen la alborada de mis mocedades;rejas con caracolesen que Ella gusta de escuchar el sordofragor de las marinas tempestades;rejas depositariasde aquellos soliloquios de noctívagoy de mi donjuanismo adolescente;que yo os mire de nuevo¡oh ventanas abiertas al oriente! -Cien sonetos de amorRecordarás tal vez aquel hombre afiladoque de la oscuridad salió como un cuchilloy antes de que supiéramos, sabía:vio el humo y decidió que venía del fuego.La pálida mujer de cabellera negrasurgió como un pescado del abismoy entre los dos alzaron en contra del amoruna máquina armada de dientes numerosos.Hombre y mujer talaron montañas y jardines,bajaron a los ríos, treparon por los muros,subieron por los montes su atroz artillería.El amor supo entonces que se llamaba amor.Y cuando levanté mis ojos a tu nombretu corazón de pronto dispuso mi camino. -Sentir de una pasión viva ardientetodo el afán, zozobra y agonía;vivir sin premio un día y otro día;dudar, sufrir, llorar eternamente;amar a quien no ama, a quien no siente,a quien no corresponde ni desvía;persuadir a quien cree y desconfía;rogar a quien otorga y se arrepiente;luchar contra un poder justo y terrible;temer más la desgracia que la muerte;morir, en fin, de angustia y de tormento,víctima de un amor irresistible:ésta es mi situación, ésta es mi suerte.¿Y tú quieres, crüel, que esté contento? -El cisne en la sombra parece de nieve;su pico es de ámbar, del alba al trasluz;el suave crepúsculo que pasa tan brevelas cándidas alas sonrosa de luz.Y luego en las ondas del lago azulado,después que la aurora perdió su arrebol,las alas tendidas y el cuello enarcado,el cisne es de plata bañado de sol.Tal es, cuando esponja las plumas de seda,olímpico pájaro herido de amor,y viola en las linfas sonoras a Leda,buscando su pico los labios en flor.Suspira la bella desnuda y vencida,y en tanto que al aire sus quejas se van,del fondo verdoso de fronda tupidachispean turbados los ojos de Pan. -Rindióme al fin el batallar continuode la vida social; en la contienda,envidiaba la dicha del beduinoque mora en libertad bajo su tienda.Hui del mundo a mi dolor extraño,llevaba el corazón triste y enfermo,y busqué, como Pablo el Ermitaño,la inalterable soledad del yermo.Allí moro, allí canto, de la vistadel hombre huyendo, para el goce muerto,y bien puedo decir como el Bautista:¡Soy la voz del que clama en el desierto! -Gallardo pasea Zaidepuerta y calle de su dama,que desea en gran maneraver su imagen y adorarla,porque se vido sin ellaen una ausencia muy larga,que desdichas le sacarondesterrado de Granada,no por muerte de hombre algunoni por traidor a su dama,mas por dar gusto a enemigos,si es que en el moro se hallan,porque es hidalgo en sus cosas,y tanto que al mundo espantansus larguezas, pues por ellasel moro dejó su patria;pero a Granada volvióa pesar de ruin canalla,porque siendo un moro nobleenemigos nunca faltan.Alzó la cabeza y vidoa su Zaida a la ventana,tan bizarra y tan hermosaque al sol quita su luz clara.Zaida se huelga de vera quien ha entregado el alma,tan turbada, y tan alegre,y cuanto alegre turbada,porque su grande desdichale dio nombre de casada,aunque no por eso piensaolvidar a quien bien ama.El moro se regocija,y con dolor de su alma,por no tener más lugar,que el puesto no se le daba,por ser el moro celosode quien es esposa Zaida,y en gozo, contento y penale envió aquestas palabras:«"¡Oh más hermosa y más bellaque la aurora aljofarada,mora de los ojos míos,que otra beldad no te iguala!Dime, ¿fáltate saluddespués que el verme te falta?Mas según la muestra has dadoamor es el que te falta,pues mira, diosa cruello que me cuestas del alma,y cuántas noches dormídebajo de tus ventanas;y mira que dos mil vecesrecreándome en tus faldas,decías: «"El firme amorsólo entre los dos se halla»,pues que por mí no ha quedado,que cumplo por mi desgracialo que prometo una vez,cúmplelo también, ingrata.No pido más que te acuerdes,mira mi humilde demanda,pues en pensar sólo en time ocupo tarde y mañana"».Su prolijo razonarcreo el moro no acabara,si no faltara la lenguaque estaba medio trabada.La mora tiene la suyade tal suerte, que no acabade acabar de abrir la gloriaal moro con la palabra,vertiendo de entrambos ojosperlas con que le aplacaba,al moro sus quejas tristesdijo la discreta Zaida:«"Zaide mío, a Alá prometode cumplirte la palabraque es jamás no te olvidar,pues no olvida quien bien ama;pero yo no me aseguroni estoy de mí confiada,que suele a cuerpo presenteser la vigilia doblada,y más tú que lisonjeas,que ya lo tienes por gala,de ser como aquí lo has dicho,no habiendo en mí bueno nada.Sé muy bien lo que te deboy plugiese a Alá quedarahecho mi cuerpo pedazosantes que yo me casara,que no hay rato de contentoen mí, ni un punto se apartaeste mi moro enemigode mi lado y de mi cama,y no me deja salir,ni asomarme a la ventana,ni hablar con mis amigasni hallarme en fiestas o zambras"».No pudo escuchalla másel moro, y así se apartahechos los ojos dos fuentesde lágrimas que derrama.Zaida, no menos que él,se quita de la ventana,y aunque apartaron los cuerposjuntas quedaron las almas. -Por el East River y el Bronxlos muchachos cantan enseñando sus cinturas,con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocasy los niños dibujaban escaleras y perspectivas.Pero ninguno se dormía,ninguno quería ser el río,ninguno amaba las hojas grandes,ninguno la lengua azul de la playa.Por el East River y el Queensboroughlos muchachos luchaban con la industria,y los judíos vendían al fauno del ríola rosa de la circuncisióny el cielo desembocaba por los puentes y los tejadosmanadas de bisontes empujadas por el viento.Pero ninguno se detenía,ninguno quería ser nube,ninguno buscaba los helechosni la rueda amarilla del tamboril.Cuando la luna salgalas poleas rodarán para turbar el cielo;un límite de agujas cercará la memoriay los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.Nueva York de cieno,Nueva York de alambres y de muerte.¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,he dejado de ver tu barba llena de mariposas,ni tus hombros de pana gastados por la luna,ni tus muslos de Apolo virginal,ni tu voz como una columna de ceniza;anciano hermoso como la nieblaque gemías igual que un pájarocon el sexo atravesado por una aguja,enemigo del sátiro,enemigo de la vidy amante de los cuerpos bajo la burda tela.Ni un solo momento, hermosura virilque en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,soñabas ser un río y dormir como un ríocon aquel camarada que pondría en tu pechoun pequeño dolor de ignorante leopardo.Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,porque por las azoteas,agrupados en los bares,saliendo en racimos de las alcantarillas,temblando entre las piernas de los chauffeurso girando en las plataformas del ajenjo,los maricas, Walt Whitman, te soñaban.¡También ese! ¡También! Y se despeñansobre tu barba luminosa y casta,rubios del norte, negros de la arena,muchedumbres de gritos y ademanes,como gatos y como las serpientes,los maricas, Walt Whitman, los maricasturbios de lágrimas, carne para fusta,bota o mordisco de los domadores.¡También ése! ¡También! Dedos teñidosapuntan a la orilla de tu sueñocuando el amigo come tu manzanacon un leve sabor de gasolinay el sol canta por los ombligosde los muchachos que juegan bajo los puentes.Pero tú no buscabas los ojos arañados,ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,ni la saliva helada,ni las curvas heridas como panza de sapoque llevan los maricas en coches y terrazasmientras la luna los azota por las esquinas del terror.Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,toro y sueño que junte la rueda con el alga,padre de tu agonía, camelia de tu muerte,y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.Porque es justo que el hombre no busque su deleiteen la selva de sangre de la mañana próxima.El cielo tiene playas donde evitar la viday hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.Agonía agonía, sueño, fermento y sueño.Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,los ricos dan a sus queridaspequeños moribundos iluminados,y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.Puede el hombre, si quiere, conducir su deseopor vena de coral o celeste desnudo.Mañana los amores serán rocas y el Tiempouna brisa que viene dormida por las ramas.Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,entra el niño que escribenombre de niña en su almohada,ni contra el muchacho que se viste de noviaen la oscuridad del ropero,ni contra los solitarios de los casinosque beben con asco el agua de la prostitución,ni contra los hombres de mirada verdeque aman al hombre y queman sus labios en silencio.Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,de carne tumefacta y pensamiento inmundo,madres de lodo, arpías, enemigos sin sueñodel Amor que reparte coronas de alegría.Contra vosotros siempre, que dais a los muchachosgotas de sucia muerte con amargo veneno.Contra vosotros siempre,Faeries de Norteamérica,Pájaros de la Habana,Jotos de Méjico,Sarasas de Cádiz,Apios de Sevilla,Cancos de Madrid,Floras de Alicante,Adelaidas de Portugal.¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,abiertos en las plazas con fiebre de abanicoo emboscadas en yertos paisajes de cicuta.¡No haya cuartel! La muertemana de vuestros ojosy agrupa flores grises en la orilla del cieno.¡No haya cuartel! ¡Alerta!Que los confundidos, los puros,los clásicos, los señalados, los suplicantesos cierren las puertas de la bacanal.Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudsoncon la barba hacia el polo y las manos abiertas.Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamandocamaradas que velen tu gacela sin cuerpo.Duerme, no queda nada.Una danza de muros agita las praderasy América se anega de máquinas y llanto.Quiero que el aire fuerte de la noche más hondaquite flores y letras del arco donde duermesy un niño negro anuncie a los blancos del orola llegada del reino de la espiga. -De niño ya te hablabanDe la vida y la muerte.Qué fácil es hablarDe la vida y la muerte.Cuándo sabremos algoDe la vida y la muerte. -SI de tus dones y de tus destrucciones, Océanoa mis manospudiera destinar una medida, una fruta, un fermento,escogería tu reposo distante, las líneas de tu acero,tu extensión vigilada por el aire y la noche,y la energía de tu idioma blancoque destroza y derriba sus columnasen su propia pureza demolida.No es la última ola con su salado pesola que tritura costas y producela paz de arena que rodea el mundo:es el central volumen de la fuerza,la potencia extendida de las aguas,la inmóvil soledad llena de vidas.Tiempo, tal vez, o copa acumuladade todo movimiento, unidad puraque no selló la muerte, verde víscerade la totalidad abrasadora.Del brazo sumergido que levanta una gotano queda sino un beso de la sal. De loscuerposdel hombre en tus orillas una húmedafraganciade flor mojada permanece. Tu energíaparece resbalar sin ser gastada,parece regresar a su reposo.La ola que desprendes,arco de identidad, pluma estrellada,cuando se despeñó fue sólo espuma,y regresó a nacer sin consumirse.Toda tu fuerza vuelve a ser origen.Sólo entregas despojos triturados,cáscaras que apartó tu cargamento,lo que expulsó la acción de tu abundancia,todo lo que dejó de ser racimo.Tu estatua está extendida más allá de las olas.Viviente y ordenada como el pecho y el mantode un solo ser y sus respiraciones,en la materia de la luz izadas,llanuras levantadas por las olas,forman la piel desnuda del planeta.Llenas tu propio ser con tu substancia.Colmas la curvatura del silencio.Con tu sal y tu miel tiembla la copa,la cavidad universal del agua,y nada falta en ti como en el cráterdesollado, en el vaso cerril:cumbres vacías, cicatrices, señalesque vigilan el aire mutilado.Tus pétalos palpitan contra el mundo,tiemblan tus cereales submarinos,las suaves ovas cuelgan su amenaza,navegan y pululan las escuelas,y sólo sube al hilo de las redesel relámpago muerto de la escama,un milímetro herido en la distanciade tus totalidades cristalinas. -Nadie en las puertas.Nadie en los largos corredoresque conducen directoshacia las antiguas plazas y viejos campanarios:Sólo el viento,testigo del naufragio.Nadie en los altozanos.Nadie en las pariderasbatidas por el solque llevan hasta el fondo de la sombra:Sólo el grajotestigo del silencio de la tarde.Nadie en los vestíbulos.Nadie en los mercadosrepletos de amapolaspara sustituir a los difuntos:Sólo el ríotestigo de la sangre de la tierra.Nadie nunca ya.Nadie en ningún lado.Sólo el viento,el grajo,el río,y el camino con piedraserizado. -1Un buhonero ha empleadoEn higas hoy su caudal,Y aunque no son de cristal,Todas las ha despachado;Para mí le he demandado,Cuando verdades no diga,Una higa.2Al necio, que le dan penaTodos los ajenos daños,Y aunque sea de cien años,Alcanza vista tan buena,Que ve la paja en la ajenaY no en la suya dos vigas,Dos higas.3Al otro que le dan jaqueCon una dama atreguada,Y más bien peloteadaQue la Coruña del Draque,Y fiada del zumaqueLe desmiente tres barrigas,Tres higas.4Al marido que es tan llanoSin dar un maravedí,Que le hinche el alholíSu mujer cada verano,Si piensa que grano a granoSe lo llegan las hormigas,Cuatro higas.5Al que pretende más salvasY ceremonias mayoresQue se deben, por señores,A los infantados y Albas,Siendo nacido en las malvasY criado en las ortigas,Cinco higas.6Al pobre pelafustánQue de arrogancia se paga,Y presenta la biznagaPor testigo del faisán,Viendo que las barbas danTestimonio de las migas,Seis higas.7Al que de sedas armadoTal para Cádiz camina,Que ninguno determinaSi es bandera o si es soldado,De su voluntad forzado,Llorado de sus amigas,Siete higas.8Al mozuelo que en cambray,En púrpura y en oloresQuiere imitar sus mayores,De quien hoy memorias hay,Que los sayos de contrayAforraban en lorigas,Ocho higas.9Al bravo que echa de vicio,Y en los corrillos blasonaQue mil vidas amontonaA la muerte en sacrificio,No tiniendo del oficioMás que mostachos y ligas,Nueve higas.10Al pretendiente engañado,Que puesto que nada alcanza,Da pistos a la esperanzaCuando más desesperado,Figurando ya granadoEl fruto de sus espigas,Diez higas. -¿Quién soy? Apenas me conozco orandoa un Dios que dicen que creó las olas.A la mañana me recuerdo ciegalimpiando de arenillas a las rosas.¿Quién soy? A veces me pretendo amandoa un hombre extraño que en mi perra sombraavanza cojeando y distraídoy va a toser su mal de amor a solas.¿Quién soy? Yo soy la bestia perseguidapor asesino lobo que ya rondami casa por el pueblo oscurecida,mi piso frío en que me duermo loca.Soy esa eterna arena de los ríos.Por mi dolor los dioses se apasionany brotan de mis ojos flores ciegas.Y muero sana y perramente a solas. -EN LAS ÚLTIMAS DESGRACIAS DE ESPAÑAAllá del revuelto marTras los secos arenales,Donde sus limpios cristalesLas ondas van a estrellar,Donde en lucha singularDisputando a la FortunaLas ciudades una a una,De sus guerreros el brío,Mostraron su poderíoLa cruz y la media luna;En esa tierra encantada,Que esconde, en perpetuo Abril,Las lágrimas de BoabdilEn las vegas de Granada;Donde el ave enamoradaRepite entre los vergelesEl canto de los gomeles,Y cuelga su frágil nidoDel minarete prendidoEntre ojivas y caireles;Donde soñados ultrajesVengaron fieros zegríes,Regando los alelíes,Con sangre de abencerrajes;donde entre muros de encajesY torres de filigrana,Lloró la hermosa sultanaAmorosos sentimientosA los rítmicos acentosDe una trova castellana;Allá donde nueva luzAlumbró, limpia y serena,Sobre la morisca almenaEl símbolo de la cruz;En ese suelo andaluz,Cuyos cármenes hollando,Y en otro mundo soñando,Cruzaron en su corcelLa magnánima IsabelY el católico Fernando.En esa región que encierraTantos recuerdos de gloria;En ese altar de la Historia;En ese edén de la tierra;No el azote de la guerraInfunde duelo y pavor,Ni causa fiero dolorQue mira asombrado el mundoEl negro contagio inmundo;Allí otra plaga mayor.Surgen allí tempestadesDel suelo entre las entrañas,Y vacilan las montañas,Y se arrasan las ciudadesEscombros y soledadesSon el cortijo y la aldea;La muerte se enseñorea,Y, en medio de tanta ruina,Se ve cual llama divinaLa Caridad que flamea.Con sordo bramido el dueloTodo lo enluta y recorre;Yace la maciza torreEn pedazos sobre el suelo.Salvarse forma el anheloDe los espantados seres,Y hombres, niños y mujeresLas crispadas manos juntan,Y viendo al cielo preguntan."Dinos Dios, ¿por qué nos hieres?"Recordando en sus delitoslas bíblicas amenazas,Van por las calles y plazasConfesándolos a gritos.Los corazones precitosSe niegan a palpitarY todos ven transformarAl golpe del terremoto,El abismo el verde soto,Y en escombros el hogar.Se abate el pesado muroQue adornó silvestre yedraY brotan de cada piedraUna oración y un conjuro.No hay un asilo seguro;Ciérnese el ángel del mal;Cada fosa sepulcralAbrese ante fuerza extraña,Y parece que en EspañaComienza el juicio final.Y entre la nube sombríaQue el denso polvo levanta,El coro terrible espantaDe los gritos de agonía.Y entre aquella vocería,Con rostro desencajado,El padre busca espantado,Con ayes desgarradoresEl nido de sus amores,Entre escombros sepultado.Convulsa, pálida errante,Sobre el suelo que se agitaLa madre se precipitaPor la angustia delirante;Vuela en pos del hijo amante;El rostro al abismo asomaLo llama llorando, y tomaPor voz del hijo querido,La que acompaña al crujidoDe un techo que se desploma.En repentina orfandad,Trémulas las manos tiendenLos niños, que no comprendenSu espantosa soledad.Tan sólo la caridadVelará después por ellos,Curando con sus destellossu miseria y su aflicción:¡Cómo no amarlos, si sonTan inocentes, tan bellos!¿Qué pecho no se conmueveAnte cuadro tan sombrío,Que al corazón más bravíoA contemplar no se atreve?Ante el infortunio aleve¿Quién no es noble? ¿quién no es bueno?¿Quién de piedad no está lleno,Cuando es la virtud mayor,Aun más que el propio dolor,Sentir el dolor ajeno?Manda ¡oh, noble patria mía!La ofrenda de tus piedadesA las hoy tristes ciudadesDe la hermosa Andalucía.No es favor, es hidalguía;Es deber, no vanidad.Llamen otro CaridadEstos óbolos del hombre,Tienen nombre, sólo un nombre;Se llaman Fraternidad.Con tierno entusiasmo santo,Mezcla ¡oh patria amante y buena!Esa pena con tu pena,Ese llanto con tu llanto.Si al mirar ese quebranto,Tu triste historia repasas,Verás que angustias no escasasPasó, entre llantos prolijos,Por amparar a tus hijosBartolomé de las Casas. -Niño, vamos a cantaruna bonita canción;yo te voy a preguntar,tu me vas a responder:Los ojos, ¿para qué son??Los ojos son para ver.?¿Y el tacto? ?Para tocar.?¿Y el oído? ?Para oír.?¿y el gusto? ?Para gustar.?¿Y el olfato? ?Para oler.?¿El alma? ?Para sentir,para querer y pensar. -1Mira Rosario,yo no quiero vivir con tu ausencia.Te lo digo,no quiero pasar el resto de la vidajunto a ella, hacerla mi mujer,pedirle la cena.Tampoco que te escondasen mi memoriay te quedes ahí sin cumplir años,sin darte un beso.Lo que quieroes que vueles ahora mismo,que saltes de inmediatohasta mis brazos.¿Entiendes?Que desaparezcasdel lugar en donde vivesy te vengas a habitarentre mis manos.2Este bueno para nada,este inconsciente,este vengo mañanay no regreso nunca.Infiel,conformista,desgraciado.Este niño que todavía soyesperando a su madreen la esquina de la casa,poseído,inconstante,caprichoso.Este mal pensado,este hijo de Dios,pordiosero,miserable,sospechoso.Pequeño,pequeñito,miope.Este inculto,iletrado,analfabeta.Este salvaje con índice académico,victimario,suicida,revoltoso.Este triste estropajo con camisa.Este hombre con recuerdosque lo muerden,ofendido,humillado,deshonrado,soy yo,el que te quiere,el que te espera. -Melancólica y dulce cual la huellaque un sol poniente deja en el azulcuando baña a lo lejos los espacioscon los últimos rayos de su luzmientras tiende la noche por los cielosde la penumbra el misterioso tul.Süave como el canto que el poetaen un suspiro involuntario da,pura como las flores entreabiertasde la selva en la agreste oscuridaddo detenido en las musgosas ramasno filtra un rayo de la luz solar.Mujer, toda mujer ardiente, castaalumbrada con luz de lo ideal...Radiante de virtud y de bellezacomo mi alma la llegó a soñar,¿en sus sueños de cándida ternuraasí la encontrará? -NO, que la reina no reconozcatu rostro, es más dulceasí, amor mío, lejos de las efigies, el pesode tu cabellera en mis manos, recuerdasel árbol de Mangareva cuyas flores caíansobre tu pelo? Estos dedos no se parecena los pétalos blancos: míralos, son como raíces,son como tallos de piedra sobre los que resbalael lagarto. No temas, esperemos que caiga lalluvia, desnudos,la lluvia, la misma que cae sobre Manu Tara.Pero así como el agua endurece sus rasgos en lapiedra,sobre nosotros cae llevándonos suavementehacia la oscuridad, más abajo del agujerode Ranu Raraku. Por esoque no te divise el pescador ni el cántaro.Sepultatus pechos de quemadura gemela en mi boca,y que tu cabellera sea una pequeña noche mía,una oscuridad cuyo perfume mojado me cubre.De noche sueño que tú y yo somos dos plantasque se elevaron juntas, con raíces enredadas,y que tú conoces la tierra y la lluvia como miboca,porque de tierra y de lluvia estamos hechos.A vecespienso que con la muerte dormiremos abajo,en la profundidad de los pies de la efigie,mirandoel Océano que nos trajo a construir y a amar.Mis manos no eran férreas cuando te conocieron, lasaguasde otro mar las pasaban como a una red; ahoraagua y piedras sostienen semillas y secretos.Ámame dormida y desnuda, que en la orillaeres como la isla: tu amor confuso, tu amorasombrado, escondido en la cavidad de los sueños,es como el movimiento del mar que nos rodea.Y cuando yo también vaya durmiéndomeen tu amor, desnudo,deja mi mano entre tus pechos para que palpiteal mismo tiempo que tus pezones mojados enla lluvia. -Si fueras calva también te amaríame volvería loco besando tu cabezatu pequeña luna doradaSi fueras calva, oh si fueras calvate llevaría por el río de la memoriame sentaría junto al fuego de tus ojos rapadosderramaría un cisne en medio de tu frentePero la larga y ciega cabellerael largo aliento de cristalla larga hebra de ceniza y polen que tú erestodo lo que la vida se guarda para sí en tus cabelloslo que la noche te roba en suspirostodo lo que el color del éxtasis te lamecomo en un vuelo relámpagocomo en un sol prolongadocomo en un juego de luces apiladas en tu cuellotodo eso, amor, y más arriba esta olaesta corriente, este aireeste racimo de algas enjuagadas al vientoeste cordón humano amontonado a tiesta marea, este soploeste susurro que me ata hasta las últimas raícesy lo que nace, y lo que acabay lo que cae al gran abismo de tu sangrelo que no ha sido escrito, amor, todo el misterioporque en la sombra de tu peloyo me ahogo para siempre -Allá en el claro, cerca del montebajo una higuera como un dosel,hubo una choza donde habitabauna familia que ya no es.El padre, muerto; la madre, muerta;los cuatro niños muertos también:él, de fatiga; ella de angustia;¡ellos de frío, de hambre y de sed!Ha mucho tiempo que fui al bohíoy me parece que ha sido ayer.¡Desventurados! Allí sufríanansia sin tregua, tortura cruel.Y en vano alzando los turbios ojos,te preguntaban, Señor, ¿por qué?¡Y recurrían a tu alta graciadispensadora de todo bien!¡Oh Dios! Las gentes sencillas rindenculto a tu nombre y a tu poder:a ti demandan favores lo pobres,a ti los tristes piden merced;mas como el ruego resulta inútilpienso que un día "pronto tal vez"no habrá miserias que se arrodillen,¡no habrá dolores que tengan fe!Rota la brida, tenaz la fusta,libre el espacio ¿qué hará el corcel?La inopia vive sin un halago,sin un consuelo, sin un placer.¡Sobre los fangos y los abrojosen que revuelca su desnudez,cría querubes para el presidioy serafines para el burdel!El proletario levanta el muro,practica el túnel, mueve el taller;cultiva el campo, calienta el horno,paga el tributo, carga el broquel;y en la batalla sangrienta y grande,blandiendo el hierro por patria o rey,enseña al prócer con noble orgullo¡cómo se cumple con el deber!Mas, ¡ay! ¿qué logra con su heroísmo?¿Cuál es el premio, cuál su laurel?El desdichado recoge ortigasy apura el cáliz hasta la hez.Leproso, mustio, deforme, airadosoporta apenas la dura ley,y cuando pasa sin ver al cielo¡la tierra tiembla bajo sus pies! -¿Dónde estará la niñaque en aquel lugarejouna noche de baileme habló de sus deseosde viajar, y me dijosu tedio?Gemía el vals por ella,y ella era un bocetolánguido: unos pendientesde ámbar, y un jazmínen el pelo.Gemían los violinesen el torpe quinteto...E ignoraba la niñaque al quejarse de tedioconmigo, se quejabacon un péndulo.Niña que me dijisteen aquel lugarejouna noche de baileconfidencias de tedio:dondequiera que exhalestu suspiro discreto,nuestras vidas con péndulos...Dos péndulos distantesque oscilan paralelosen una misma brumade invierno. -Amigo, vamos a abordar un tren.Desde la ventanilla miraremosa los lobos cercándole a la luna,y a la lluvia apagando al firmamento.Tomaremos un break en la campiñadonde grazna al Señor, un triste cuervo.Lloverá y volveremos a subir.Me habré marchado de tu abrazo lejos.Sin darme cuenta de que te has quedadodebajo del ciprés que arquea al viento,te contaré las cosas que he callado,y te diré en la boca que te quiero.El tren habrá parado en la comparsaque de esquina en esquina va hasta el puerto.Después de un rato pitará, y entoncesme iré con él para pasar de lejos. -Qué lástima, muchacha,que no te pueda amar...Yo soy un árbol seco que sólo espera el hacha,y tú un arroyo alegre que sueña con la mar.Yo eché mi red al río...Se me rompió la red...No unas tu vaso lleno con mi vaso vacío,pues si bebo en tu vaso voy a sentir más sed.Se besa por el beso,por amar el amor...Ese es tu amor de ahora, pero el amor no es eso;pues sólo nace el fruto cuando muere la flor.Amar es tan sencillo,tan sin saber por qué...Pero así como pierde la moneda su brillo,el alma, poco a poco, va perdiendo su fe.¡Qué lástima muchacha,que no te pueda amar!Hay velas que se rompen a la primera racha,¡y hay tantas velas rotas en el fondo del mar!Pero aunque toda heridadeja una cicatriz,no importa la hoja seca de una rama florida,si el dolor de esa hoja no llega a la raíz.La vida, llama o nieve,es un molino queva moliendo en sus aspas el viento que lo mueve,triturando el recuerdo de lo que ya se fue...Ya lo mío fue mío,y ahora voy al azar...Si una rosa es más bella mojada de rocío,el golpe de la lluvia la puede deshojar...Tuve un amor cobarde.Lo tuve y lo perdí...Para tu amor temprano ya es demasiado tarde,porque en mi alma anochece lo que amanece en ti.El viento hincha la vela, pero la deshilacha,y el agua de los ríos se hace amarga en el mar...Qué lástima muchacha,que no te pueda amar... -Si observáis fijamente comprobaréis laredondez de la tierra,veréis una naranja por la que corren ríos,gacelas, vientos frío y aureolas de héroe.Pero veréis también cuerpos abandonados,cumbres desconocidas para los hombres y lasaves,besos de familia, afectos que una latente polillava carcomiendo todos los días un poco,hasta dejar sólo su recuerdo.Bajo esta superficiecuántas raíces ahogan su felicidad,cuántas aguas nómadas no sospechanel regadío de los pechos sedientos,cuántos árboles y hombres que emergen lo justopara divisar ese cielo que todas las noches rutilavuelven a caer en el abismo silenciososin pensar que todo pasay que lo único eterno es el cielo.Días y noches, ardides del tiempo para los ojos,y sin embargo construimos pirámides,nos embriagamos de amoraliado de otras mejillasy hay algo que nos lleva a la olvidada niñez,pero eso no basta.Somos nosotros los que nos reflejamos en losmareshabitantes de esta naranja desgajada del cielo,que nos vemos vivir,que nos vemos desaparecercomo humo evaporadopara nunca volver, inciertos personajesnacidos al error para borrarse. -Con mis amigastodas juntitas-en los cumpleaños felices-nos bajábamos las bragasy meábamos los tiestos del balcón,meábamos todas las plantas,hasta los infectos geranios.Abajo, en la calle, la gentenos insultaba,nos llamaban guarrasy de todo.Tocaban al portal queriendo subir,y justo en ese momentonos escapábamos a laazotea, dejábamos a laanfitriona sola,medio llorando. Jurábamos nohacerlo más,pero mentíamos, por supuesto.Subíamos a las mesasy tirábamos las patatitas,las aceitunas sin hueso,los restos de coca-cola.Y su madre decía:"hay que emocionarse porquelo dicen en las películas."No entendíamos nada detodo aquello. Hasta queun día la cosa fue de verdad;salió su padre cabreadoy todos nos quedamos en silenciomientras le escuchamos decir:"Sergio, coge tus cosas quevamos a hacerla comunión". -IIDéjame esta tarde solo para mí, que tengo la voluntadperdida en el frío. En olvido inmensocrecen y mueren los pájaros. Hace un sigloque no duermo y tengo las uñas quebradasde peinarme.En el mes de marzo empieza el Otoño en mi tierra;yo nací en el Otoño. De noche, cuando el almase queda sola con su cuerpo. Alguna vez...Y el viento herido se queja como un ramo de floresen un vaso de vino.Si cada almatiene su cuerpo, sus amistades y negocios;si hasta la de los hombres suciostiene su lugar en este mundo y una sonrisaparecida a sus pensamientos, un cuerpo idénticoy compañías que viven sin ruborizarse: iguala los ojos de ellos, a los pies, a las manos,a la boca y dientes de ellos, tú, entonces,tienes un deseosemejante al mío. Yo quiero mezclar un día entre otros,huir de la tierra muerta,hacer un día espléndido sin separación, donde tu perfilme esté mirando, mientras guardo amores perfectosdentro de un sombrero. -Lo que el tiempo se lleveque sea tantocomo aquello que el tiempo nos dio,regalo inmerecido,dejando la memoria en la inocenciade la vida cumplida, porque nadahiere más y más hondo que el recuerdo:mientras dure una noche en la memoria,esa noche es la Nochey esa intensa memoria la Memoria.Llévese el tiempo todolo que quiera llevarse,porque todo fue suyo desde siempre.Que desvanezca el tiempoel oro delincuente del amory la imagen hermética de aquelloque llamabas pasado"y era apenasayer: la fugitivaedad de no teneredad para el pasado.Edad de Baudelaire y de muchachasque adquirían nociones de la vidaen las últimas filas de los cinesy en esos viejos cines de posguerraconvertidosen locales de baile que cerrabancuando el cielo quería amanecer.Amaneceres de domingo,volviendo a casa conun vaso aún en la manoy con tabaco extraño en el bolsillo,a esa hora en que abrían los cafésy las damas de caridad montaban mesascon carteles de niños moribundos.Y era la muerta luz que amanecíala metáfora helada y la exacta ilusión de estar quemandolas naves de la eterna juventud.Pero en su coche fúnebreel tiempo iba admitiendo pasajeros.Y las naves quemadas son ceniza,y muy poco de eternatuvo la juventud.Así que arrastre todo, que se lleveen su vértigo el tiempo la memoria,dejandoun vacío perfecto en el pasado.Porque todo recuerdose acaba corrompiendo en el presente.Y este presente yade poco va a servirnos.De poco va a servirnosel saber que hubo un tiempo en que la vidavalía su peso en oro.Porque la vida ponesu casa en el pasado.Y esta casa sombría no parece la nuestra. -El paciente:Doctor, un desaliento de la vidaque en lo íntimo de mí se arraiga y nace,el mal del siglo... el mismo mal de Werther,de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.Un cansancio de todo, un absolutodesprecio por lo humano... un incesanterenegar de lo vil de la existenciadigno de mi maestro Schopenhauer;un malestar profundo que se aumentacon todas las torturas del análisis...El médico:"Eso es cuestión de régimen: caminede mañanita; duerma largo, báñese;beba bien; coma bien; cuídese mucho,¡Lo que usted tiene es hambre!... -Eternidad, bellezasola, ¡si yo pudiese,en tu corazón único, cantarteigual que tú me cantas en el míolas tardes claras de alegría en paz!¡Si en tus éstasis últimos,tú me sintieras dentroembriagándote toda,como me embriagas todo tú!¡Si yo fuese, inefable,como tú en mi instantánea primavera,olor, frescura, música, revueloen la infinita primavera purade tu interior totalidad sin fin! -Te viy te quedaste en mi retina;navegué en tus oleajesy mi corazón, henchidono supo prolongar esa dichaacuñaba en el poder de la sangre.Te vi...conjugué el verbo en presenteeché por la borda el pasadoy alguien quiso atraparel espacio sublime guardado para ti.Los ríos siguieron su cauceveía las rosas, compilaba sus olorespero era el color púrpurael que aguardaba -receloso-que la cortara y entregara en tus manos. -El alma trémula y solaPadece al anochecer:Hay baile; vamos a verLa bailarina española.Han hecho bien en quitarEl banderón de la acera;Porque si está la bandera,No sé, yo no puedo entrar.Ya llega la bailarina:Soberbia y pálida llega;¿Cómo dicen que es gallega?Pues dicen mal: es divina.Lleva un sombrero toreroY una capa carmesí:¡Lo mismo que un alelíQue se pusiera un sombrero!Se ve, de paso, la ceja,Ceja de mora traidora:Y la mirada, de mora:Y como nieve la oreja.Preludian, bajan la luz,Y sale en bata y mantón,La virgen de la AsunciónBailando un baile andaluz.Alza, retando, la frente;Crúzase al hombro la manta:En arco el brazo levanta:Mueve despacio el pie ardiente.Repica con los taconesEl tablado zalamera,Como si la tabla fueraTablado de corazones.Y va el convite creciendoEn las llamas de los ojos,Y el manto de flecos rojosSe va en el aire meciendo.Súbito, de un salto arranca:Húrtase, se quiebra, gira:Abre en dos la cachemira,Ofrece la bata blanca.El cuerpo cede y ondea;La boca abierta provoca;Es una rosa la boca;Lentamente taconea.Recoge, de un débil giro,El manto de flecos rojos:Se va, cerrando los ojos,Se va, como en un suspiro...Baila muy bien la española,Es blanco y rojo el mantón:¡Vuelve, fosca, a un rincónEl alma trémula y sola! -¿Estás debajo, acaso, de tu tumba?Pues no; aquí no está, no estuvo Pablo,repite con su voz enronquecidala tierra vuelta sombra bajo el árbol.Yo lo sabía: no logró la muertetenerte, como a muchos, hecho barro.Estás en todas partes, tan caliente,tan vivo con tu nombre deshonrado.Quien lee un libro tuyo ve tu rostro,la miel oscurecida de tus manos,el cutis de Matilde Urrutia, el gestocon el que dabas migas a los pájaros.Despierta el hombre a su labor diariay sigue, sin saber, tus mismos pasos.Después de muerto, de la losa encima,quién lo diría , sigues caminando.Y tras de ti camina el fuego rojodel corazón de un hombre enamorado.Cualquiera puede ver tus firmes huellasen tanta blanca playa y verde pasto.Evitas los lugares sin violines.Las copas te reclaman tiritando.Desde el portón del mundo al pueblo sales,alegremente vivo en ebrio canto. -Tejida mariposa, vestiduracolgada de los árboles,ahogada en cielo, derivadaentre rachas y lluvias, sola, sola, compacta,con ropa y cabellera hecha jironesy centros corroídos por el aire.Inmóvil, si resistesla ronca aguja del invierno,el río de agua airada que te acosa. Celestesombra, ramo de palomasroto de noche entre las flores muertas:yo me detengo y sufrocuando como un sonido lento y lleno de fríopropagas tu arrebol golpeado por el agua. -Levanta el hacha este tirano.Esdrújulo, mandril y fiero.Frunce el ceñoy como una rata,se esconde antes de ir al matadero.Con saña y arte de carniceroasesina al alba,a quien llama Rosa "triste-vuelo.A quien despierta a deshora ,atruena y mata.Este orangután despechadolleva por armamento sus garras,se inspira en el terrory no se asusta por nada.Hunde su diabólica energíacomo si de un escarabajo se tratara.Luego se acojona. -De las eternas musas el reino soberanorecorres bajo un soplo de eterna inspiración,como un rajah soberbio que en su elefante indianopor sus dominios pasa de rudo viento al son.Tú tienes en tu canto como ecos de Oceano;se ve en tu poesía la selva y el león;salvaje luz irradia la lira que en tu manoderrama su sonora, robusta vibración.Tú del fakir conoces secretos y avatares;a tu alma dio el Oriente misterios seculares,visiones legendarias y espíritu oriental.Tu verso está nutrido con savia de la tierra;fulgor de Ramayanas tu viva estrofa encierra,y cantas en la lengua del bosque colosal. -Es en la pureza,en la vecindad botánica de las palmeras enanas dondeinvocas difusos conflictos con la métrica y las formasacadémicamente perfectas.En la cuerda floja del equilibrista,donde se juegan el sueño los ángelesdisipados en humo y cenizas exteriores.Pero sobre todo,en la renunciaa un lenguaje que remite al deseo de alimentarteexclusivamente de lirismo.Cielosal rojo vivo,por un territorio exentode reproches en que los grandes astrosse han ido incorporando lenta,muy lentamente... -Con diez cañones por banda,viento en popa a toda vela,no corta el mar, sino vuelaun velero bergantín;bajel pirata que llaman,por su bravura, el Temido,en todo mar conocidodel uno al otro confín.La luna en el mar riela,en la lona gime el vientoy alza en blando movimientoolas de plata y azul;y va el capitán pirata,cantando alegre en la popa,Asia a un lado, al otro Europa,y allá a su frente Estambul;"«Navega velero mío,sin temor,que ni enemigo navío,ni tormenta, ni bonanza,tu rumbo a torcer alcanza,ni a sujetar tu valor.»Veinte presashemos hechoa despecho,del inglés,»y han rendidosus pendonescien nacionesa mis pies.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria la mar.»Allá muevan feroz guerraciegos reyespor un palmo más de tierra,que yo tengo aquí por míocuanto abarca el mar bravío,a quien nadie impuso leyes.»Y no hay playasea cualquiera,ni banderade esplendor,»que no sientami derechoy dé pechoa mi valor.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria la mar.»A la voz de ¡barco viene!es de vercómo vira y se previenea todo trapo a escapar:que yo soy el rey del mar,y mi furia es de temer.»En las presasyo dividolo cogidopor igual:»sólo quieropor riquezala bellezasin rival.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria la mar.»¡Sentenciado estoy a muerte!;yo me río;no me abandone la suerte,y al mismo que me condena,colgaré de alguna entenaquizá en su propio navío.»Y si caigo¿qué es la vida?Por perdidaya la di,»cuando el yugode un esclavocomo un bravosacudí.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria la mar.»Son mi música mejoraquilonesel estrépito y temblorde los cables sacudidos,del negro mar los bramidosy el rugir de mis cañones.»Y del truenoal son violento,y del vientoal rebramar,»yo me duermososegadoarrulladopor el mar.»Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria la mar». -Como en la cumbre ecelsa de Mimante,do en eterna prisión arde y procuraalzar la frente airada y guerra oscuramover de nuevo al cielo el gran gigante,se nota de las nubes, que delantevuelan y encima en hórrida figura,la calidad de tempestad futura,que amenaza con áspero semblante,así de mis suspiros y tristeza,del grave llanto y grande sentimientose muestra el mal, que encierra el duro pecho.Por eso no os ofenda mi flaqueza,bella estrella de amor, que mi tormentono cabe bien en vaso tan estrecho. -No volver a soñar más que en lo mismopara tejer el hilo de los tiemposque tal vez fueron milagrosos.O acaso no existieron,sino en la mente de quien los pensó.Ese arrullo que escuchasno es el del mar de entonces;aquel calló con las ausencias,o bien se hundió lejanoy se perdió en la espuma de otros mares.No son los mismos, nunca.Cada uno se acerca a sus orillas,diversos todos, todos únicosen el rozar del agua con su tierra;y cada tierra con su mar se duermeo al levantar el sol con él se alza.Pero distintas, diferentes,las tierras lejos, las de cerca,tienen su propio mar que las arrullay con diverso pálpito respiran.Como es otra la músicaque en su bajar nos llegadel infinito mar de las constelaciones.Y así vamos de mares y de orillasal límite final que nos espera. -Aramís ordena que los doce MesesFormen en la rueda con las doce Horas.Las Horas sonríen; los doce CondesesHacen reverencias para las señoras.(Beaumarchais se acerca. La Vallière saluda,La Chevreuse camina, Maintenon se sienta;Sévigné pasea su espalda desnuda,Mientras Guiche sonriendo su pasión le cuenta).Luis, Rey de primores, en un grupo alterna,Dando a sus palabras caprichosos giros;(Las enamoradas de su linda piernaLe brindan miradas, risas y suspiros).Comienza la danza. Sus divinos vuelosEmprenden las Horas: un iris de sedaSe cierne en la nube de los terciopelos,Y en mágica urdimbre de flores se enreda.Avispas de raros metales parecen,Que cercan zumbando divinos panales,Y raudas estrellas que saltan y crecen,Siguiendo los ritmos de mil madrigales.Prosigue la danza. Su baile ligeroEmprenden los Meses: una cabalgataDe arqueros celestes cruza el abejeroDe tacos bordados y hebillas de plata.Parecen falenas de volar extraño.Bellos sagitarios de la diosa Iris,Los doce Condeses del Reino del AñoQue rigen las riendas del potro de Osiris.El viejo Patriarcaque todo lo abarcaSe riza la barba de príncipe asirio;Su nívea cabeza parece un gran lirio,Su nívea cabeza de viejo PatriarcaAramís ordena que las danzarinasCuenten sus historias. La orquesta acompaña.(El Rey Luis escucha, tras unas cortinas,El rondó de espuma del vino champaña).La menor, la Una, canta la primera:«Yo he nacido en Grecia, yo he nacido en Nubia:Yo soy negra y blanca, triste o hechicera;Mi cabeza es negra, mi cabeza es rubia.»Los insomnios tristes son de mis imperios,Y mis ojos queman con mirar profundo;Soy la negra bruja de los cementerios,La querida ardiente que ilumina el Mundo.»Soy la Una, una nocturnal sombríaHija de la noche, maga de la Luna;Soy la Una, una lámpara del Día,Soy la negra Una, soy la blanca Una».La Dos: «Soy la hermana de la buena hermanaQue contó su historias, y una es nuestra vida;El sultán del Día me nombró sultana;El cafre nocturno me hizo su querida».La Tres: «Soy el hada que sus oros labraEn la adamantina villa de los astros,Y que adora al negro, raro, abracadabraQue por donde pasa deja negros rastros».La Cuatro: «Yo brillo cuando en los EstíosEl Sol llega a Piscis y en Piscis se escuda;Yo beso y despierto los tiernos rocíos;Yo brillo en Enero cuando el Sol madruga».La Cinco: «Yo luzco, toda engalanada,Al pie del Castillo de prismas aéreos;Yo aclaro, yo azulo la inmensa miradaDe los Capricornios y Acuarios etéreos».La Seis: «Soy el cisne del parque de Urano.Yo las Primaveras del azul enfloro;Yo pinto la mitra del Mago Verano.Y escribo en el cielo madrigales de oro».La Siete: «Yo ostento rodelas y tiarasDe reyes del regio país Fantasía;Yo enseño brocados y túnicas raras,Yo soy la mimosa del Reino del Día».La Ocho: «Yo estrello con blancas avispas,De la bruja noche la oscura caverna;Yo soplo en la fragua de Dios, y mil chispasBailan en el cielo la gavota eterna».La Nueve, la Diez y la Once. "Coro"«Nosotras amamos la sombra y la lumbre;Reinas de azabache, codiciamos oro:Somos alegría; somos pesadumbre».Canta al fin la Doce: «Mi pupila ardienteMira siempre fijo: mi pupila abrasa:Soy la más amante, soy la más vehemente,Soy la que atraviesa, soy la que traspasa.»Soy la silenciaria, la de negras alas,La trasnochadora que las almas roe,La que tiene el brillo de las luces malasEn que se inspiraron Baudelaire y Poe.»El gato que vela y el ave nocturnaTienen mis siniestras vagas harmonías.Soy la que no duerme, soy la taciturna,Y mis ojos brillan las alevosías.»Soy la que levanta las heladas losas,La de los puñales, la de los secretos;La de las macabras dentro de las fosas,La que cena y baila con los esqueletos.»Richepin y Huysmans, los ebrios divinos,Me eligieron diosa de sus borracheras;Maeterlinck y Wilde y otros peregrinos,Me llamaron Reina de sus calaveras.»Soy la Doce blanca: soy la Doce negra;Soy tristeza y sombra, resplandor y goce:La que todo abate, la que todo alegra:Soy la blanca Doce; soy la negra Doce».Un coro de aplausos atruena el espacio.(Richelieu sonriendo se acerca a una dama).Pajes con bandejas llenan el palacio.(Molière por un beso vende un epigrama).Resuenan los coros: «Amemos al Viejo Patriarca,que todo lo abarca;Su frente de viejo ermitañoParece el desierto de todo lo antaño;en ella han carpido la hora y el año,Lo siempre empezado, lo siempre concluso,Lo vago, lo ignoto, lo iluso, lo extraño,lo extraño y lo iluso». -Como atento no más a mi quimerano reparaba en torno mío, un díame sorprendió la fértil primaveraque en todo el ancho campo sonreía.Brotaban verdes hojasde las hinchadas yemas del ramaje,y flores amarillas, blancas, rojas,alegraban la mancha del paisaje.Y era una lluvia de saetas de oro,el sol sobre las frondas juveniles;del amplio río en el caudal sonorose miraban los álamos gentiles.Tras de tanto camino es la primeravez que miro brotar la primavera,dije, y después, declamatoriamente:?¡Cuán tarde ya para la dicha mía!?Y luego, al caminar, como quien sientealas de otra ilusión: ?Y todavía¡yo alcanzaré mi juventud un día! -Cuando tú venías, venías hacia la muerte,porque así son nuestros pasos en los días:hacia las montañas detenidas en los crepúsculos;hacia las ciudades que esperan las noches con luto y alegría,tostando el pan, preparando dramas en los aposentos,derramando rojo vino en las penumbras;hacia los puertos donde la barcasdan descanso a los vagabundos;hacia los pequeños caminos rojos,donde nos duele el cuerpo del asno,donde nos duelen los pies del mendigo,donde nos duele el canto de la triste quinquina;hacia nuestra futura vivienda,con el susurro leve del naranjoa cuya sombra estaremos en la mirada del hijo,como en una hora del cielo,del presentimiento y de la angustia.Tú venías, y el mundo estaba debajo de tus pasos,y debajo de tus noches, y debajo de tus soledades.Sí, tu existencia había creado sus cielos huracanadossus aguas tumultuosas, sus nubladas lejanías,y las tempestades agitaban los mares de tu corazóncon truenos y estrellas caídasen las oscuras soledades del alma,con naufragios y voces de mujeresperdidas en la extensión de las olas y los países.Soñabas con fantasmales buques en la sombra,esos que llevan banderas de lutoy viajan hacia los puertos de podridos aceitesy antiguos desperdicios.Y la furia levantaba ondas en la oscuridad de tu muerte,perseguida por brillos lunares,como una oleaginosa superficie negracon vuelos de lentas aves relucientes,ahí donde los astros gotean sus azules licores,en ese espacio del misterio devorador,con islas iluminadas en nuestra soledad.Tu juventud llamaba a las ciudades del mundo,a los vientos que soplan contra viejas murallas,a la gente que vive en las oscuras minas,a marinos que yacen bajo cruces del mar.Tú, el viajero, el insomne, el descontentoel que levantaba las manos hacia los relámpagos,el que veía pasar las bahíascomo la orilla serena y brumosa de la tristeza.Sabías soportar las lejanías, siempre tan del corazón.Sabías llegar.Y eras ahí el anónimo, el oscuro, el devorado,tendido en la noches calientes,como los sacos, como los barriles,a orilla de los grandes navíos.Un campesino te daba una copa de aguardiente.Y aún era la noche oscura como un tambor,salvaje como las patas, las uñas y los dientes del tigre.La noche, la noche llena de rumores de tamarindos,los cocoteros movidos por una brisaque te devolvía a otro tiempo,al tiempo de tu aldea con campanas,de tus mares del veranocon barracas cerca del amanecer.Tú estabas dormido bajo las estrellas de otro mundo.Padre mío, padre de mi universal angustia.Y de mi poesía. -Cien sonetos de amorQuiénes se amaron como nosotros? Busquemoslas antiguas cenizas del corazón quemadoy allí que caigan uno por uno nuestros besoshasta que resucite la flor deshabitada.Amemos el amor que consumió su frutoy descendió a la tierra con rostro y poderío:tú y yo somos la luz que continúa,su inquebrantable espiga delicada.Al amor sepultado por tanto tiempo frío,por nieve y primavera, por olvido y otoño,acerquemos la luz de una nueva manzana,de la frescura abierta por una nueva herida,como el amor antiguo que camina en silenciopor una eternidad de bocas enterradas. -Me tienes en tus manosy me lees lo mismo que un libro.Sabes lo que yo ignoroy me dices las cosas que no me digo.Me aprendo en ti más que en mi mismo.Eres como un milagro de todas horas,como un dolor sin sitio.Si no fueras mujer fueras mi amigo.A veces quiero hablarte de mujeresque a un lado tuyo persigo.Eres como el perdóny yo soy como tu hijo.¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?¡Qué distante te haces y qué ausentecuando a la soledad te sacrifico!Dulce como tu nombre, como un higo,me esperas en tu amor hasta que arribo.Tú eres como mi casa,eres como mi muerte, amor mío. -Si pudiera de golpearrinconar olvidos y semanasjunto a los nidos de aguade mi secreta cáscara.Si lograra arrojaren las islas neutraleslas cenizas que muerden el árbol y las lágrimas,y pudiera dejar que una ecuación rotundainsertase su atmósfera de pétaloen cada pabellón desamparado;empapada de estrenos sobre un licor tardíobebería las notasde un festival de espigas y de vuelos.Pero apenas soy sangreque retumba en los murosde la piel cotidiana,y en mis hombros fatalesamamanto a una araña de salque desvaría.Mención de Honor Georges Zanun Editores, 2008 -El mar sus millares de olasmece, divino.Oyendo a los mares amantes,mezo a mi niño.El viento errabundo en la nochemece los trigos.Oyendo a los vientos amantes,mezo a mi niño.Dios Padre sus miles de mundosmece sin ruido.Sintiendo su mano en la sombramezo a mi niño. -De ayer estoy hablando, de las flores,de la fuerte agua, transparente y fría,del alma, de la luna abierta, ¡oh mía!,de un ángel dulce y solo en los albores.De tantas noches secas y menores,del perseguido bien sin alegría;del aire, de la sombra y la agonía,de lumbres, cielos y arduos pasadores.De ti, tiempo llegado y desprendido,que vas en mí y me dejas en velada:solitario, desierto y sin sentido.Y encima de ti, vida delicada,cabello suave, quieto y advertido,la muerte sueña y mueve su morada. -XVA María Delgado Rodas...Sueño que fuiste impulso de mi latido,y alas en mi anhelar:Te mata la vida que nutriste,como la flor el fruto nacido de sus galas.Afán que me hechizaste de tan triste,pensamiento clavadoen mis frágiles pulsos; estilete sutil:a esa punta que hincaste pereces, traspasado.Loco sueño disuelto en mi sangre febril:¡esa sangre te ahoga!...Morir te miro, ensueñoque fue yo toda -como fue tronco toda hoguera,y charco toda nube- en un trasvasamientoimperceptible, blando, como un deshojamiento de rosa,en un temblor de atravesada mariposa.Morir te miro, ensueño,como el árbol mirara arder el vicio leñocortado de su rama, o pudrirse la hojade cuyo muerto libre saldrá la yema roja.Morir te miro, ensueño,y tu postrer tristeza es ya casi alegría,¡y tu último suspiro es ya casi esperanza!...Hoja muerta, que vuelves a la tierra madura:¿en qué capullo nuevo, húmedo de ternura,renacerás mañana, ensueño en agonía...?Fuimos, en sueños compañerosFuimos, en sueños, compañeros:la vigilia no nos unió.¡Sólo en los sueños traicionerossu pie a mi paso se ajustó!Labios gemelos en el ansia:¡no unisteis nunca vuestro ardor!Pupilas, astros de constancia:¡nunca rimasteis un fulgor!Jamás la diestras se estrecharon;los labios sedientos no hablaron;pero el juramento existió.Nunca las bocas se besaron;¡de los besos que no quemaron,brasa fue el doble corazón! -Vientos del pueblo me llevan,vientos del pueblo me arrastran,me esparcen el corazóny me aventan la garganta.Los bueyes doblan la frente,impotentemente mansa,delante de los castigos:los leones la levantany al mismo tiempo castigancon su clamorosa zarpa.No soy un de pueblo de bueyes,que soy de un pueblo que embarganyacimientos de leones,desfiladeros de águilasy cordilleras de toroscon el orgullo en el asta.Nunca medraron los bueyesen los páramos de España.¿Quién habló de echar un yugosobre el cuello de esta raza?¿Quién ha puesto al huracánjamás ni yugos ni trabas,ni quién al rayo detuvoprisionero en una jaula?Asturianos de braveza,vascos de piedra blindada,valencianos de alegríay castellanos de alma,labrados como la tierray airosos como las alas;andaluces de relámpagos,nacidos entre guitarrasy forjados en los yunquestorrenciales de las lágrimas;extremeños de centeno,gallegos de lluvia y calma,catalanes de firmeza,aragoneses de casta,murcianos de dinamitafrutalmente propagada,leoneses, navarros, dueñosdel hambre, el sudor y el hacha,reyes de la minería,señores de la labranza,hombres que entre las raíces,como raíces gallardas,vais de la vida a la muerte,vais de la nada a la nada:yugos os quieren ponergentes de la hierba mala,yugos que habéis de dejarrotos sobre sus espaldas.Crepúsculo de los bueyesestá despuntando el alba.Los bueyes mueren vestidosde humildad y olor de cuadra;las águilas, los leonesy los toros de arrogancia,y detrás de ellos, el cieloni se enturbia ni se acaba.La agonía de los bueyestiene pequeña la cara,la del animal varóntoda la creación agranda.Si me muero, que me mueracon la cabeza muy alta.Muerto y veinte veces muerto,la boca contra la grama,tendré apretados los dientesy decidida la barba.Cantando espero a la muerte,que hay ruiseñores que cantanencima de los fusilesy en medio de las batallas. -Todas las tardes en Granada,todas las tardes se muere un niño.Todas las tardes el agua se sientaa conversar con sus amigos.Los muertos llevan alas de musgo.El viento nublado y el viento limpioson dos faisanes que vuelan por las torresy el día es un muchacho herido.No quedaba en el aire ni una brizna de alondracuando yo te encontré por las grutas del vino.No quedaba en la tierra ni una miga de nubecuando te ahogabas por el río.Un gigante de agua cayó sobre los montesy el valle fue rodando con perros y con lirios.Tu cuerpo, con la sombra violeta de mis manos,era, muerto en la orilla, un arcángel de frío. -Cómo has cambiado, pelona,cisco de carbonería.Te has vuelto una negra monacon tanta huachafería.Te cambiaste las chancletaspor zapatos taco aguja,y tu cabeza de brujala amarraste con peinetas.Por no engordar sigues dietasy estás flaca y hocicona.Imitando a tu patronahas aprendido a fumar.Hasta en el modo de andarcómo has cambiado, pelona.Usas reloj de pulseray no sabes ver la hora.Cuando un negro te enamorale tiras con la cartera.¡Qué...! ¿También usas polvera?permite que me sonría¿Qué polvos se pone usía?:¿ocre? ¿rosado? ¿rachel?o le pones a tu pielcisco de carbonería.Te pintaste hasta el meñiqueporque un blanco te miró«¡Francica, botá frifróque son comé venarique...!»Perdona que te critique,y si me río, perdona.Antes eras tan pintonacon tu traje de percalay hoy, por dártela de malate has vuelto una negra mona.Deja ese estilo bellaco,vuelve a ser la misma de antes.Menos polvos, menos guantes,menos humo de tabaco.Vuelve con tu negro flacoque te adora todavíaY si no, la policíate va a llevar de la jetapor dártela de coquetacon tanta huachafería. -Si baylas, no miro miembros tan sueltosen tus ninfas... ribera Gaditana,ni passos hazia Venus tan resueltosBocángelIQuiero acordarme de una ciudad deshecha junto a sus dos ríos sedientos;quiero acordarme de la muerte de los jardines, del agua verde que beben las palomas,ahora que tú cantas y bailas con una voz áspera de campamento;quiero acordarme de la nieve que vuelve con la lluviapara humedecer su boca de viento dormido, su luna abierta entre la yedra.Quiero acordarme de mis amigos, !ay!, de cómo dormirá una mujer que he querido.Baila, aliento triste, alarido oscuro. Lleva tus pies de acero sobre los alacranesque tiemblan por las hojas de la madera,golpeando sus tenazas de polvocerca de tu piel.Baila, amanecida; empuja el aire con el calor del cuello, con la serpiente que conduces rotaen la mano enamorada y dura.Yo estoy pendiente de ti, ensombrecido: tu canto me enfría la cara, me envenena el vello.¡Qué haría para poder estar quieto,abierto en tu garganta llena de barro,hasta resbalarme por tu pecho, como una llama de rocío!Baila sobre el desierto caliente.Nilo de voz, delta de aire perecible.IIQuisiera oír su voz que duerme con su narciso de sangre en el cuello,con su noche abandonada en la tierra.Quisiera ver su cara caída, impaciente sobre el amanecer,junto a su viola de luz insuperable, a su ángel tibio;su labio con su muerte, con su flor deliciosa, sumergida.Así, ofrecido; luna de jardín, perfume de fuente, de amor sin amor;¡ah!, su alto río encerrado vagando por la aurora.IIIRosa de cielo, de espacio melancólico;Orfeo de aire, numeroso, solo. ¿Quién verála tarde que contuvo su cara de hombre muerto?Su soledad esparcida entre los ríos.IVBaila, que él tiene el cuerpo cubierto de vergüenzay la lengua seca, saliéndole por la boca dulce,como una vena perdida.Yo pienso en él, y ya no me duele el silencio,porque nunca estarás más cerca de la luzque en su muerte. Su pobre muerte encadenada.¡Ya se ve su sueño en el desierto!Las altas tardes que van naciendo del mar, los pájaros con los árboles de las colinas, las gentes aún pegadas a las sombras,a los ríos oscuros de la carne.Su muerte, sí, su muerte, un poco de la nuestra,de nuestra muerte sin premura. Ya estás ahí, solo como alguno de nosotros en la vida.Duerme, triste mío, perdido, que yo estoy oyendoel canto del adufe que viene del desierto. -Soñé que era un aladespertécon el tirónde mis raíces. -¿Qué elocuencia, desvaliday casta, hay en tu personaque en un perenne desastrea las lágrimas convida?La frente, Amor, hoy levantohasta tu busto en otoñoque es un vaso de suspirosy una invitación al llanto.Tus hombros son como una araen que la rosa contritade un pésame sin sollozoshúmeda se deshojara.Cuando conmigo estás sola¿qué lágrimas idealeste dan un súbito mantocon una súbita aureola?Te vas entrando al umbríocorazón, y en él imperasen una corte luctuosacon doliente señorío.Tus hombros son buenos paraun llanto copioso y mudo...Amor, suave Amor, Amor,tus hombros son como una ara. -Recuerda: estos frágiles instantesque caminan hacia el olvidono son la vida, somos nosotros.Ella seguirá distante,no va a pedir disculpasni ha de volvernos a ver. -"Tenme junto a ti de mil maneras"IHambrientos y desnudos,van mis brazos en busca de un abrazo,arrastrando abandono,y abiertos en silencio en doble arco.En las mieses maduras del gentío,separan las espigas cuando avanzo.Qué insípida igualdad de multitudes,sin destacarse variedad ni encanto.Roja de sangre, tímida amapola,¿dónde te ocultas, bajo el sol de mayo?Mira que vengo ahogado de infortunio,y te quiero adherir a mi costado.IISentada en mis rodillas, desprovistade palabras, ideas y reclamos,recoge mi hombro el rostro,leve sonrisa y ojos entornados.Flota en el aire la quietud dormida,con auras místicas de epitalamio,y la mente vacía se columpiaen la sombra de un mundo imaginario.Nada se mueve en torno,como el agua tranquila del remanso;detenida la arena en la clepsidra,dormido el viento, inmóviles los pájarosQué abrazo interminablemente dulce;no te muevas, mujer, de mi regazo.IIIEste abrazo, mujer, viste mi cuerpode la túnica azul de tu arrebato,marea de tu mar, contra las rocasfirmes y erectas de mi acantilado.Cúbreme de ti misma, que al ceñirme,tus labios con los míos amordazo,y sólo el alma me hablará en tus ojos,y me transmitirá tus sobresaltos.Estrecha el cerco, que aún no somos uno,que dos es casi tanto como variosDesliza la rodilla entre mis piernas,que a mi tigre despierta como un látigo,y en ímpetu salvaje se abalanzahacia tí incontrolable, incontrolado.Abrazo vertical, exuberante,nudo incondicional, íntimo abrazo.IVSe alejaron las aguas torrencialesque el paisaje arrasaron a su paso;desanudóse la atadura firmey la pasión degeneró en letargo.Mi cómplice, mi amante,yace exhausta a mi lado.,y los brazos que fueran energía,se hallan ahora en descanso.Se despierta la brisa junto al río,coqueteando inquieta entre los álamos,y se percibe el agridulce aromade almendros, limoneros y naranjos.El sol naciente besará tu espalda,y se adormecerá en ella mi mano,y tamborilearán sobre mi pechotus finos dedos largos.Lentas las horas van, y silenciosas,seco el sudor, y el ímpetu apagado,sueña despierta junto a mí, y sonríeal sentir en tus párpados mis labios. -Puede que a ti, sin importancia,desvele cuanto ocultaeste gris uniforme en el que el cieloha desleído la memoriade los arcos, los muelles que aún resisten.Los aljibes rebosan sus mañanasincumplidas en rutas sin razónque algún pavo real hubiese delatado,lo mismo que a las lenguas de este ríoen busca del océano.Pesa el aire, y a varias voces:as gaivotas, o chafariz,as sinais dos eléctricos. -A Rafael AlbertiY qué se me importa a mí,que la helada se deshiele.Y qué se me importa a mí,que los pájaros no vuelen.Y que los barcos mas barcos,solo por la mar naveguen.Si tengo en ciernes un campode margaritas de nieve. -La mano escribe para no morir.O cuenta el mundo en sílabas contadaspara decir: aquí termina el mundo,fuera impera la nochey el frío de la noche,el lento gotear de las estrellasy su terco silencio impenetrable.La mano escribe para no morir.Semeja su hermana, la lengua,envuelta en un temblor que no comprende,ajena a la raíz que la redime.La mano escribe para no morir.O dice el mundo en sílabas contadaspara decir: aquí termina el mundo,fuera impera la nochey el frío de la noche,quietud de lo que nunca vive o muerepues nunca tuvo nombre. -¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día,me admiró tu cariño mucho más;porque lo que hay en mí que vale algo,eso... ni lo pudiste sospechar. -¿Cómo será esta sed constante de venerosfemeninos, de agua que huye y que regresa?¿Será este afán perenne, franciscano o polígamo?Yo no sé si está presami devoción en la altalocura del primerteólogo que soñó con la primera infanta,o si, atávicamente, soy árabe sin cuitasque siempre está de vuelta de la cruel continenciadel desierto, y que en medio de un júbilo de huríes,las halla a todas bellas y a todas favoritas.No sé... Mas que en la hora reseca e impotentede mi vejez, no falte la tónica tibiezamujeril, providentecon los reyes caducos que ligaban las hocesde Israel, y cantabanen salmos, y dormían sobre pieles feroces. -Sabemos que el alma como principio de la vidaes una caduca concepción religiosa e idealistapero que en cambio tiene vigencia en su acepción segundao sea hueco del cañón de las armas de fuegohay que reconocer empero que el lenguaje popular no está rigurosamente al díay que cuando el mismo estudiante que leyó en konstantinov que la idea del alma es fantástica e ingenuabesa los labios ingenuos y fantásticos de la compañerita que no conoce la acepción segunday a pesar de ello le dice te quiero con toda el almaes obvio que no intenta sugerir que la quiere con todo el hueco del cañón. -Así, tan ricamente apoltronadoante una taza de café y con micorona "cómo no" de Rey del Mundo,tan leve, tan voluptuosa, tanen plácida asunción desde estos dedosa los cielos concéntricos de luzy de escayola, miro a diestra,miro a siniestra, al frente, atrás, calculoy son trescientas, cuatrocientas omás caras, las que aquí reunidas,en el bar restaurant de La Fayette,discuten, gesticulan, se sonríen,cabecean o toman sin decirni pío, su canard a l'orangeo aquel potage verdoso del menú.Entonces se me ocurre que seríamagnífico guardar por todos ellos(y también por nosotros, por supuesto)un minuto siquiera de perplejo,de inquietante silencio, en futurorecuerdo de unas almas pronto víctimasde esa lenta hecatombe hacia la que"quedito, pasito, horror" ya vamosvertiginosamente progresando. -Mira, mi bien, cuán mustia y desecadadel sol al resplandor está la rosaque en tu seno tan fresca y olorosapusiera ayer mi mano enamorada.Dentro de pocas horas será nada...No se hallará en la tierra alguna cosaque a mudanza feliz o dolorosano se encuentre sujeta y obligada.Sigue a las tempestades la bonanza:siguen al gozo el tedio y la tristeza...Perdóname si tengo la desconfianzade que dure tu amor y tu terneza:cuando hay en todo el mundo tal mudanza,¿solo en tu corazón habrá firmeza? -Si culpa el concebir, nacer tormento,guerra vivir, la muerte fin humano;si después de hombre, tierra y vil gusano,y después de gusano, polvo y viento;si viento nada, y nada el fundamento,flor la hermosura, la ambición tirano,la fama y gloria, pensamiento vano,y vano en cuanto piensa el pensamiento,¿quién anda en este mar para anegarse?¿De qué sirve en quimeras consumirse,ni pensar otra cosa que salvarse?¿De qué sirve estimarse y preferirse,buscar memoria habiendo de olvidarse,y edificar habiendo de partirse? -Desde la sombra,y en la noche[pero al final te acostumbras a todo]todo es diferente. Me preguntosi alguien me oye.¿Me oís vosotros?¿Estáis ahí?[No soy mas que una voz, una sombra].Si no me oís no soy nada.¿Estáis ahí?[Silencio]Tengo que seguir hablando.Me pagan para seguir hablando,[Que cuanto más corrasmás te duelay que cuando pares revientes].Esto es como trabajar en la radio para siemprey hablary hablary hablary hablary hablar.O como trabajar en un periódico y escribiry escribiry escribiry escribiry escribir.Disecado y con todas las plumas:verde, rojo y amarillo.Protegido del polvo y del aire,silenciosocomo un pájaro muerto. -Sólo veo al inmolado de Concepción que hizo humode su carne y ardió por Chile entero en las gradasde la catedral frente a la tropa sinpestañear, sin llorar, encendido yestallado por un grisú que no es de este Mundo: sóloveo al inmolado.Sólo veo ahí llamear a Acevedopor nosotros con decisión de varón, estrictoy justiciero, pino yadobe, alumbrando el vuelode los desaparecidos a todo loaullante de la costa: sólo veo al inmolado.Sólo veo la bandera alba de su camisaarder hasta enrojecer las cuatro puntasde la plaza, sólo a los tilos porsu ánima veo llorar unnitrógeno áspero pidiendo a gritos alcielo el rehallazgo de un toquique nos saque de esto: sólo veo al inmolado.Sólo al Bío-Bío hondo, padre de las aguas, veo velaral muerto: curanderode nuestras heridas desde Araucoa hoy, casi inmóvil ensu letargo ronco ysagrado como el rehue, acarrearlas mutilaciones del remolinode arena y sangre con cadáveres alfondo, vaticinarla resurrección: sólo veo al inmolado.Sólo la mancha veo del amor quenadie nunca podrá arrancar del cemento, lávenla ono con aguarrás o sosacáustica, escobíllenlacon puntas de acero, líjenlacon uñas y balas, despíntenla, desmiéntanlapor todas las pantallas dela mentira de norte a sur: sólo veo al inmolado. -IDel nicho helado en que los hombres te pusieron,te bajaré a la tierra humilde y soleada.Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,y que hemos de soñar sobre la misma almohada.Te acostaré en la tierra soleada con unadulcedumbre de madre para el hijo dormido,y la tierra ha de hacerse suavidades de cunaal recibir tu cuerpo de niño dolorido.Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,y en la azulada y leve polvareda de luna,los despojos livianos irán quedando presos.Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,¡porque a ese hondor recóndito la mano de ningunabajará a disputarme tu puñado de huesos!IIEste largo cansancio se hará mayor un día,y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguirarrastrando su masa por la rosada vía,por donde van los hombres, contentos de vivir...Sentirás que a tu lado cavan briosamente,que otra dormida llega a la quieta ciudad.Esperaré que me hayan cubierto totalmente...¡y después hablaremos por una eternidad!Sólo entonces sabrás el por qué no madura,para las hondas huesas tu carne todavía,tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;sabrás que en nuestra alianza signo de astros habíay, roto el pacto enorme, tenías que morir...IIIMalas manos tomaron tu vida desde el díaen que, a una señal de astros, dejara su plantelnevado de azucenas. En gozo florecía.Malas manos entraron trágicamente en él...Y yo dije al Señor: ?«Por las sendas mortalesle llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!¡Arráncalo, Señor, a esas manos fataleso le hundes en el largo sueño que sabes dar!»¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!Su barca empuja un negro viento de tempestad.Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor».Se detuvo la barca rosa de su vivir...¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?¡Tú que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor! -IHOY,acurrucado y triste,único, solitario,envilecido por la carne, amargala última residencia de mi corazón,bajo la lona, bajoel alto mundo de la estrella,hundida el alma, rotala hacedura de Dios, corvo, torcidoen el polvo estelar de la memoria,hoy,como un día cualquiera,me he puesto a contemplar sin saber cómoeste río del circo de la vida.IIPor de pronto la luz.Hay que salvarla. Vedque pueden descubrirnosy entonces, nada, todosería preparado a nuestra alturay ella, la elemental,es una dádiva de amor y crea..Por de pronto la luz:Qué bien los tigresvivirían sin ella oteando la sangreen el acecho desde la alta rama a la costumbreantigua del puro, manso ciervo en el arroyo.Los tigres, los feli-ces de Dios, los elegantesconjurados, la rayaindómita, la tierra en pie de fiera.Pero, ahí, ¿qué rugidoeducado, cuáles sombrassin miedo, selva férrea?¿Escuchas? No es el combate,el gamo presto, ¿nadiete disputa la presa?Tú podrías...Alta la luna arrastraselvas en celo, confiadas hembras.¿Quién hijo, tigre, te ha lamido la sangre?IIISiempre pensé que acasofuese la infancia lo primero, loelementariamente necesario.Niños: nuncaos saquen las casillas.Los circos sí, para los hombres tristes,vosotros con mirar o con las tardesde los domingos, todostenéis bastante, sobranlos papelillos de colores, rojo,blanco, azul celeste, orofalso, deshojado verde; y los platillos.Celestial arco, amargo viento barrela vida, soplanaires contrarios. Nadapuede darnos consuelo.IVOh júbilo, oh inocencia,¿esto es el hombre? Enanobullidor mientras se cambianlos tinglados del cerco. Vedleconsolando, perdiéndose,eunuco vil de masas, tan crecidoahora con su engaño,centro mentido... Bullenlos colores del odio, siembrasu falso pan de la alegría.Sí, la inocencia en ese pelotón de mil colorescomo en aquella copla de los pueblos:"Ahora, al fin de la jornada,cuando la tumba me espera,he aprendido que la dichasólo existe en la inocencia."Pero esto no es el fin ni es el principio.Como la tumba, un acto más, un paso máshacia ninguna dicha, aunque uno siemprejamás esté seguro para nada.Más alguien hay, miradlo:diariamente afilasus cuchillos. Y está aquí, con nosotros,entre nuestra aventura, en ella mismapero¿podríamos hacerlo,debíamos jugarnos nuestro pulso?VSólo el alambre: Algopuede ocurrir al hombre, algo que nuncaen peso de balanza esté preciso.Aunque ese ronco zumbode pegadiza música, ¿qué quiere?¿Otra vez miedo?Ya es suficiente. Cumplenlas sombras, alma en vilo, dijeque no bastan figura y apariencia.Sientoque me falla la voz, nadie aseguranada, ¿apuesta alguien?Sin embargo el hilo, aquel varal de acero,es tan sencillo...Un paso al aire, un corte, alguna breveinclinación bastaba.¿Es que será tan sólo musiquilla?¿Es que no hay más? ¿Acasono merece la pena su peligro?Por una vez estoy seguro: Todosiríamos alegres a los cables,desnudos, mansos, porquea favor del silencio es el vacío.VIHubo un tiempo... Naipesy barajas, escamoteo, quién,¿quién asegura? Un sí esno es nos llena, nos engaña y burla.Nosotros lo sabemos, somosengañados, asistimosal juicio final de nuestra muerteque está asentada en esta carne, vivecon nuestras venas, oyenuestra respiración, gusta su triunfoanticipadamente conocido,hasta que un tiempo, en una hora, un díaalza feliz su poderío y mata.Luego un conejo, un gallo, bolas, bolasque él, en nuestro engaño,hace en la gracia de sus dedos ágiles.VIICiega la luz, hiere la luz, avisaque hay selva. Nuevamenteselva. Planta enorme,si polvo y pastizal, amplios senderosde manada, el cosotreme, oh elefante.¿Quién más sujeto, quiénmás seguro en tierra?Nada si no el tan-tán hubiesecomo un aviso hundido la penumbra:lianas, árboles tropicales, plantascarnívoras, insectosmúltiples, todoel perenne forraje, el eternopalpitar vegetal se alza, enorme,como un peso que se desborda en sangre.Un lejano temblor de angustia herida,un hálito, una vaga penumbrade pasto en plenilunio: HayDios. Omnipotente, vengativo, solo:el humano deseo, y sin embargotremendamente temeroso;y ahí, ante el pesado bloquecasi acuñado, mineral, amorfo,ante la bestia, ¿quién es el dios que ruge,¡asombro!, en las tormentas?Música de oropel llena los ámbitos.Después, sin ruido, inertecasi, la paz.VIII...Y la mentira. El circoes clown, sonrisa pálida,vieja nostalgia y clarinete amargo.Como el amor: Mentira,verdad que nadie sabe hasta qué puntopuede ser disfrazada.He aquí el payaso: El hombre,carátula triste, sonde viejo instrumento. Si desnudoapareciera, cómoponer su hombría a traza de nostalgia...Nadie lo sabe. Todosreímos, todosde nuestra propia carne revestida,de nuestro pobre cuerpo puesto a venta.Somos así: tan noblespara vender, comprar nuestra agonía.De vez en cuando, a vecesuna desolación pertinaz, honda,baja, mansa y segura,hacia el lugar del corazón de dondetomó su vida y su experiencia amarga.Es la alegría, en tránsitosiempre de pena oscura y largo cauce,la gran cordialidad que nos aprieta.IXQuién es, decidme:¿dónde se oculta aquél, el que dirigeesta música horrible de charanga?Música sin conciertoruidosa y simple, grave,casi feliz de agilidad nerviosa.Alguiendebe de acompasarla, alguien que nuncase podría mostrar. Sería inútil.A su pesar todo este largo ríotranscurre en el amparode su horrible armonía.Ella, la anunciadora, hace danzar y cuandopor un instante da cabida al silenciouna antigua tristeza, dolorosa y tenaz,nos inunda tranquila los contornos del alma.y XY así pasa la noche,el tiempo, el agua de la muerte, el aguade la vida, el circo amigo.Y hay una dulce dejadez de amorque nos empaña.Afueralas estrellas y el campo duermen, solos,sin luz, sin Dios, sin claridad o ruido.Todoestaba conjurado.Nadiesabía que al entrarse le daría un puesto, una riberadonde el agua y el ser se marchitaran.Y pasa así la troupecomo si ajenos, desentendidos, tristescontempladores fuésemos nosotros.Vienen sombras, carátulas,figuras de oro falso y papel viejo,barras, trapecios, trampolines, pistas,la dulce musiquilla del rugidodel hombre... Todopara un último fin que nadie sabe.Alegres, sonorosen la fraternidad,cobrada la moneda,divertidosde tanto amor y engaño,en masa, en bando, en emociónúnica y sencilla, damoshumildementedesconocidos,cuando el gallo nos llama,término al contemplar, y cesa el circo. -Tu cuerpo dormido me lo dice todo,como el mar de aquella tarde que no volví a ver.Y yo te miro como si te mirara un muerto,como si hoy fuera la noche. La única noche.Yo no quiero que me descubra el sol aquí,como siempre,a la orilla de tu piel,cansado, tembloroso, colgando de la última nota de tu voz,cayendo de la última nota de tu voz.No quiero que sea mañana;no quiero que sea otro día y otro y otro,avanzando, rodando,buscando el camino de uñasque dejamos atráspara intentar volver a nuestra piel.No hay regreso, aurora, todo empuja hacia adelante,y todo lo que somos pertenece a la duda.No quiero que amanezca.No quiero saber si hay algo después de ti;no quiero saber si detrás de tu cuerpo hay otra vida:no es cierto, no la hay.No quiero que amanezca.Esto es lo mismo que la paz.Hace un rato,cuando nuestros ojos eran brazosy nuestros brazos se hundían hasta las raíces,me pedías que hablara.Yo sostenía tu cuello para que supieras.¿No te basta este silencio de mil voces,esta palabra envuelta en piel de niño,este látigo de aire?Ay, aurora,si supieras,si pudiera yo decir esa palabra,esa nota que me trago, que te doy y que tú cantas;si pudiera decir tu voz, tu perfume, tu mirada¿Cuánto dura tu piel en mis manos?Mis manos: he aquí los espejos de tu cuerpo.Pero estás dormida.No quiero despertarte.Dormida eres lo mismo que un árbol,más grande, más alta;caen de tu cuerpo estrellas, hojas de lluvia.Eres como una gran ventana hacia la luz,hacia el milagro,hacia la vida.Dormida eres como la huella de ti mismay estás así, silenciosa, como las huellas.Mientras la noche avanza,te cristalizas másy estoy seguro que de pronto,por los rincones de tu piel,te brotará la luna. -Digamos que te alejas definitivamentehacia el pozo de olvido que prefieres,pero la mejor parte de tu espacio,en realidad la única constante de tu espacio,quedará para siempre en mí, doliente,persuadida, frustrada, silenciosa,quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,tu corazón de una promesa únicaen mí que estoy enteramente solosobreviviéndote.Después de ese dolor redondo y eficaz,pacientemente agrio, de invencible ternura,ya no importa que use tu insoportable ausenciani que me atreva a preguntar si cabescomo siempre en una palabra.Lo cierto es que ahora ya no estás en mi nochedesgarradoramente idéntica a las otrasque repetí buscándote, rodeándote.Hay solamente un eco irremediablede mi voz como niño, esa que no sabía.Ahora que miedo inútil, qué vergüenzano tener oración para morder,no tener fe para clavar las uñas,no tener nada más que la noche,saber que Dios se muere, se resbala,que Dios retrocede con los brazos cerrados,con los labios cerrados, con la niebla,como un campanario atrozmente en ruinasque desandara siglos de ceniza.Es tarde. Sin embargo yo daríatodos los juramentos y las lluvias,las paredes con insultos y mimos,las ventanas de invierno, el mar a veces,por no tener tu corazón en mí,tu corazón inevitable y dolorosoen mí que estoy enteramente solosobreviviéndote. -Esta que admiras fábrica, esta primaPompa de la esculptura, oh caminante,En pórfidos rebeldes al diamante,En metales mordidos de la lima,Tierra sella, quen tierra nunca oprima;Si ignoras cuya, el pie enfrena ignorante,Y esa inscripción consulta, que eleganteInforma bronces, mármoles anima.Generosa piedad urnas hoy bellasCon majestad vincula, con decoro,A las heroicas ya cenizas santasDe los que, a un campo de oro cinco estrellasDejando azules, con mejores plantasEn campo azul, estrellas pisan de oro. -Brujos enseñaron que los gatospueden alojar almas humanas.Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,eres el muerto más perfecto que yo he visto.Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,ya indiferente a cualquier invocación,tu realidad verdadera de hijo del demonio,de locatario esbelto de almas,que estableció para tu antepasado africanola voluntad miedosa de los clanes familiaresy confirmó la impar justicia de la magia.Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonadoladrones de velas,y robarán las tibias, su recatada médula.Porque es sabido que cuando tales huesos despiertendespertarán las almas en ellas internadas,y en un pueblo lejano y caníbal,hombres que trabajan y tienen amores, instantáneamente se convierten enestatuas.Brujos enseñaron que los gatospueden alojar almas humanas,y arañar, si quieren, el corazón del huésped. -Ahora que empecé el díavolviendo a tu mirada,y me encontraste bieny te encontré más linda.Ahora que por finestá bastante clarodónde estás y dónde estoy.Sé por primera vezque tendré fuerzaspara construir contigouna amistad tan piola,que del vecinoterritorio del amor,ese desesperado,empezarán a mirarnoscon envidia,y acabarán organizandoexcursionespara venir a preguntarnoscómo hicimos. -Yo iba contigo. Tú con tristes ojosparecías la tarde en la mañana.Mi amor, al verte triste, atardecía.Atardecía, pero alboreaba.Pues yo te quise más. Para alegrarte,la luz del mundo celebré más ancha.Y mi alma entonces exhaló el perfumeagreste y fresco que madruga y canta.Como el jilguero su garganta oprimeen donde suena una experiencia humana,se escuchaban arrullos, liras, voces,atambores, venturas, violas, arpas.Y el mundo era el sonido no vividoque en mi interior vivía y resonaba. -En el bar, la rancia morenez de les gitanos"mendigos de propinas por su toque y por su cante"quedó pasmada al ver los fragilísimos dedosdel filiforme Félix mimoseando en la guitarra.Bares son en los que el pescador no pesca: simplesradas marginales que enajenan al marino,caldo de cultivo para el ciudadano harto,desfogue del administrativo emancipado,de la hija de papá y del forastero ávido,de protésicos"viajantes"locos"y"mecánicos,de todo aquel, en fin, ansioso de desbordarlos límites hirientes de sus callosas manos,su rígida espalda curva "en la cerviz un clavo"o el molde circunstancial de su conciencia ahormada.Entonces las entrañas maduran gritos, cancionesque las oes boquiabiertas hacen solidariasen un vuelco incierto de galáxicas miradas.Cuando el silencio cundió "un parto del cansancio"como si fueran los zorros pasos de una araña,Félix capturó la sumisión de los gitanosporque sus dedos sapientísimos no tocaban,sino que dúctilmente acariciaban, besaban,amorosaban "eso" las cuerdas de la guitarra. -La noche morada sueñasobre el mar;la voz de los pescadoresmojada en el mar;sale la luna chorreandodel mar.El negro mar.Por entre la noche un sondesemboca en la bahía;por entre la noche un son.Los barcos lo ven pasar,por entre la noche un son,encendiendo el agua fría.Por entre la noche un son,por entre la noche un son,por entre la noche un son. . .El negro mar."Ay, mi mulata de oro fino,ay, mi mulatade oro y plata,con su amapola y su azahar,al pie del mar hambriento y masculino,al pie del mar. -Se iba quedando calladahasta que la sombra espesase hizo cuerpo tuyo.¡Ya te tengo! ¡Ya te tengo!Aquí la sombra del cuarto,piel fina, piel en mis dedos.siente, tiembla. Fina sedaque palpita humanamenteentre mis dedos de nieve.Mis dedos de hielo rizantu delicada quietud,totalidad de este cuarto,corporal y muda, extensasobre la estancia dormida.Para mis ojos azulestu negra forma se entrega,cuajada y pura, inocente,oh soledad de mi cuarto.Pero no quiero mirarte.A oscuras, paredes justas,cámara, entraña, me aprietas;te siento exacta y te amo,cerrazón de vida y muerte,negra posesión del aire,sombra que habito y que sientocontra mi piel semejante.Blancas paredes fronteras,densa presencia estrechada,cuerpo que ciego adivinoen mis sentidos dorados. -¿Y si me amaras?También si me dijeraspalabras que no hablanen esta tarde que se va deprisapor una puerta abierta hacia otro día.¿ Si me quisieras ?O si me permitieras ver tus ojos,más, mucho más de su color de agua,para encontrar en ellos lo que busco:mi corazón,mi propio corazón perdido.Yo me imagino, a veces, convertidasobre tu pecho en medallón de plata.Yo me contemplo,página ya escrita,quemándome en tu cuerpo lentamente,para brotar después,para rehacermeen lágrimas de un rostro maquillado.Si me dijeras,mejor, si no dijeras,y yo supiera igual que tú también... -Me impongo la costosa penitenciade no mirarte en días y días, porque mis ojoscuando por fin te miren, se aneguen en tu esenciacomo si naufragasen en un golfo de púrpura,de melodía y de vehemencia.Pasa el lunes, y el martes, y el miércoles... Yo sufrotu eclipse, ¡oh creatura solar!, mas en mi dueloel afán de mirarte se dilatacomo una profecía; se descorre cual velopaulatino; se acendra como miel; se aquilatacomo la entraña de las piedras finas;y se aguza como el llavínde la celda de amor de un monasterio en ruinas.Tú no sabes la dicha refinadaque hay en huirte, que hay en el furtivo gozode adorarte furtivamente, de cortejartemás allá de la sombra, de bajarse el embozouna vez por semana, y exponer las pupilas,en un minuto fraudulento,a la mancha de púrpura de tu deslumbramiento.En el bosque de amor, soy cazador furtivo;te acecho entre dormidos y tupidos follajes,como se acecha un ave fúlgida; y de estos viajespor la espesura, traigo a mi aislamientoel más fúlgido de los plumajes:el plumaje de púrpura de tu deslumbramiento. -Dios mío, yo te ofrezco mi dolor:¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!Tú me diste un amor, un solo amor,¡un gran amor!Me lo robó la muerte...y no me queda más que mi dolor.Acéptalo, Señor:¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!... -Neoyorquina noche doradaFríos muros de cal morunaRector's champaña foxtrotCasas mudas y fuertes rejasY volviendo la miradaSobre las silenciosas tejasEl alma petrificadaLos gatos blancos de la lunaComo la mujer de Loth¡Y sin embargoes unamismaen New Yorky en BogotáLa Luna...! -In memoriam Ch. D. T.Olvidaré las olas de la playa lejanay las noches orondas como carpas de circo.Olvidaré el espeso aroma del salitrey el ostentoso yate anclado en la bahía.Me pongo las pantuflas y vigilo ese vientoque avanza, bronco y sucio, revolviendo la calle,derrotando las hojas, desatando las nubes,cerrando las ventanas con barrotes de lágrimas...Ya se instalan la ausencia y el silencio. La nochese alarga como un manto que ensaya la caída.La lámpara derrama una lluvia insistentesobre la vieja noria del quehacer cotidiano.Celebraré este otoño, pálido como el miedo,triste como una hoguera que se apaga.Brindaré por las rosas y entonaré bajitouna canción de cuna para las horas muertas. -¡La campiña!Sobre el césped del cortijo va la niñatierna, rubia, frágil, blanca;"bajo el brazo la muñecade cartón rosada y hueca"salta, corre, canta, grita,y sus fúlgidos ojazos copian todala pureza de la bóveda infinita.Vedla: es ritmoy es donaire;sus desnudos pies se agitan y pareceque también tuviesen alascomo el aire.Dulcemente el aura tocael capullo de su bocaque es esencia y es frescuray es panal, húmedo y tibio,de miel pura.Va contenta, retozona,va de prisa;y en sus labios aleteacomo un ave sobre el nido, la sonrisa.Primavera en los jardines,bosques, valles y barrancas,echa rosas, rosas, rosas,rosas blancas.Una crencha rubia mienteun celaje sobre el campo de su frente;frente casta,perla enorme que en el oro de sus rizosarcangélicos se engasta;frente pura que humedeceel sudor, y que parece,bajo el soplo sano y fríode los céfiros, cameliaempapada de rocío.Va la niña; tal vez sueñacon las hadas, y se cuentaella misma, el cuentecillode la pobre Cenicienta.Y sus gritos melodiososen las ráfagas deslíe,juguetona, parlanchina,mientras salta, corre y ríe.Nace el alba; vibra el ortosus espadas de reflejos,y el espacio se sonrosa, y un gran vahode perfumes acres, llegade muy lejos.Primavera en los jardines,bosques, valles y barrancas,echa rosas, rosas, rosas,rosas blancas. -¡Qué revuelo!¡Aire, que al toro torillole pica el pájaro pilloque no pone el pie en el suelo!¡Qué revuelo!Ángeles con cascabelesarman la marimorena,plumas nevando en la arenarubí de los redondeles.La Virgen de los cairelesbaja una palma del cielo.¡Qué revuelo!"Vengas o no en busca mía,torillo mala persona,dos cirios y una coronatendrás en la enfermería.¡Qué alegría!¡Cógeme, torillo fiero!¡Qué salero!De la gloria a tus pitones,bajé, gorrión de oro,a jugar contigo al toro,no a pedirte explicaciones.¡A ver si te las componesy vuelves vivo al chiquero!¡Qué salero!¡Cógeme, torillo fiero!Alas en las zapatillas,céfiros en las hombreras,canario de las barreras,vuelas con las banderillas.Campanillaste nacen en las chorreras.¡Qué salero!¡Cógeme, torillo fiero!Te digo y te lo repito,para no comprometerte,que tenga cuernos la muertea mí se me importa un pito.Da, toro torillo, un gritoy ¡a la gloria en angarillas!¡Qué salero!¡Que te arrastran las mulillas!¡Cógeme, torillo fiero! -¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,tu india virgen y hermosa de sangre cálida,la perla de tus sueños, es una histéricade convulsivos nervios y frente pálida.Un desastroso espirítu posee tu tierra:donde la tribu unida blandió sus mazas,hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,se hieren y destrozan las mismas razas.Al ídolo de piedra reemplaza ahorael ídolo de carne que se entroniza,y cada día alumbra la blanca auroraen los campos fraternos sangre y ceniza.Desdeñando a los reyes nos dimos leyesal son de los cañones y los clarines,y hoy al favor siniestro de negros reyesfraternizan los Judas con los Caínes.Bebiendo la esparcida savia francesacon nuestra boca indígena semiespañola,día a día cantamos la Marsellesapara acabar danzando la Carmañola.Las ambiciones pérfidas no tienen diques,soñadas libertades yacen deshechas.¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,a quienes las montañas daban las flechas! .Ellos eran soberbios, leales y francos,ceñidas las cabezas de raras plumas;¡ojalá hubieran sido los hombres blancoscomo los Atahualpas y Moctezumas!Cuando en vientres de América cayó semillade la raza de hierro que fue de España,mezcló su fuerza heroica la gran Castillacon la fuerza del indio de la montaña.¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactasno reflejaran nunca las blancas velas;ni vieran las estrellas estupefactasarribar a la orilla tus carabelas!Libre como las águilas, vieran los montespasar los aborígenes por los boscajes,persiguiendo los pumas y los bisontescon el dardo certero de sus carcajes.Que más valiera el jefe rudo y bizarroque el soldado que en fango sus glorias finca,que ha hecho gemir al zipa bajo su carroo temblar las heladas momias del Inca.La cruz que nos llevaste padece mengua;y tras encanalladas revoluciones,la canalla escritora mancha la lenguaque escribieron Cervantes y Calderones.Cristo va por las calles flaco y enclenque,Barrabás tiene esclavos y charreteras,y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenquehan visto engalonadas a las panteras.Duelos, espantos, guerras, fiebre constanteen nuestra senda ha puesto la suerte triste:¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,ruega a Dios por el mundo que descubriste! -En el valle que rodean montañas de la infanciaencontramos escritos en la piedra,serpientes cinceladas, astros,en un verano de negras termiteras.En el silencio del tiempo vuelan los gavilanes,cantan cigarras de tristezacomo en una apartada tarde de domingo.Con el verano se desnudan los árboles,se seca la tierra con sus calabazas.Pero volverán las lluviasy de nuevo nacerán las hojasy los pequeños grillos de las praderasbajo el soplo de una misteriosa nostalgia del mundo.Y así para siempreen torno a estos escritos en la piedra,que recuerdan una raza antiguay tal vez hablan de Dios. -Los campos de la patria son una lección retórica de austria-hungría a caballo,una baladronada de schumann cabalgando en un leño,una sabihondez del abate liszt,unos ojos exoftálmicos pidiendo limosna al cielo:la consapevolezzadel mulo que sueñacon nubarrones desde la tibieza de su cuadramientras pasta ante la pesebrera.Los campos de la patriason tener cauce y no tener río al que asomarsecuando se es árbol de la orilla....Como cae del cielola luz en lamparazos misericordiososmedidos a zancadas por los postes y sus cables métricos.Lamparazos de luz:explosiones radiosas a lo lejosque no acierta la vista a distinguirsi es aguacero jubiloso y repentino (como en el porvenir de nuestras vidas)o al cauce abandonado cumplirle la promesade que volverá un día a transitar henchido,con pinos en cantiles por orillas.Los campos de la patria sonnube rampante en cielo de tormenta,cañonazo estrellado en el costado mártirdel mapa en carnes vivassin nombres con los que arroparse.Los campos de la patria son lo que resta deun muro tembloroso de castillo(como corazón de sandía enarbolado) en el aire de tormenta.Los campos de la patria son un piano desmelenado cuandoempieza a llover a latigazos igual que exclamacionesdesatando el olor a pasto fresco en todas las conciencias. -PRIMERA VOZLas ondas tienen vaga armonía,las violetas suave olor,brumas de plata la noche fría,luz y oro el día;yo algo mejor;¡yo tengo Amor!SEGUNDA VOZAura de aplausos, nube radiosa,ola de envidia que besa el pie,isla de sueños donde reposael alma ansiosa,dulce embriaguez:¡la Gloria es!TERCERA VOZAscua encendida es el tesoro,sombra que huye la vanidad.Todo es mentira: la gloria, el oro;lo que yo adorosólo es verdad:¡la Libertad!Así los barqueros pasaban cantandola eterna cancióny, al golpe del remo, saltaba la espumay heríala el sol.?¿Te embarcas?, gritaban; y yo sonriendoles dije al pasar:?Yo ya me he embarcado; por señas que aún tengola ropa en la playa tendida a secar. -Tú, lo grande, anda, descansaen honor de lo pequeño;que su mundo está en su horay tu hora es el universo. -Yo iba orinandocontra los tótems místicos que abundan en el cosmos.Huyendo de un pastor de lobosque anhelaba con frenesími piel de león en la pradera de la galaxia.Escondiéndome en el hedor de las cantinas religiosasen donde el vino era santificadoy todos los feligreses tenían los ojos rojos de la felicidadcomo tus ojos rojos de luna enfermay tenían tu almizcle de zorrabajo las ojeras de la media noche.Yo venía saltando de mata en matadetectando obstáculos como un murciélago drogadobañándome en pozos de ácido lisérgico y arena selenitay ayunando en las condiciones objetivas de cada día estelar...Con mis barbas luminosas y mis virtuales libros,con mi locura a cuestas yo caía.Entoncesen el último peldaño de la escala tierrate vislumbré, no sé si te soñépariendo un ovo-vimana en el desierto,sobre un ramo de girasoles ingrávidosy te vi depositarlos en mi tumba, anterior a otras tumbas,y tus ojos de ámbar egipcio, transparente vino tintosobre mis ojos de cronista caldeo en retirada.Me uní a tu sueño...Caminábamos en caravana hacia la tierra del fértil creciente,tus cabellos claros como ríos contra la sed y la arena,mantenían a raya el desalientoy alegraron los anocheceres de aquellas heladas lunas.Te descubría junto a la hoguerao cuando cantabas con las otras mujeresal ritmo de cuernos de caza y tambores de corteza,/ dulces melodías de esperanza.Varias veces me crucé contigo en el camino,pude sentirme humano cuando tus ojos me miraron.Tus ojos claro lapislázuli, estrella de agua fresca,y comprendí a los que cayeron primero y se mezclaron,y esa extraña palabra, ese vocablo mágico...El amor.una noche nuestras manos se encontraronen un cántaro de aguanuestras miradas contemplaron un ígneo cometa,tu palidez alba desnuda alegró mi despertar en el desierto.Aquella marcha nunca llegaría a su destinoy tú desapareciste el día que murió Ramses Itras las dunas de un solque calcinaba a su pueblo predilecto.Entonces fui convocado por los ángeles rebeldesque luchaban contra el demiurgoen su propio universo ilusorio.Regresé luego durante la primera empresabuscando el secreto de la bomba luminosay escapaba de unos hombres que querían degollar a otros hombres.Llevaba una cruz como mi padre;no era una cruz para la muerteera una cruz para la vida.Anuncié buenas nuevas para la gente nuevaen las plazas de mercado, en los garitos suburbanos, en los puertos de Buenaventuray en los negocios de especias en Maicao.En el cerro de Montserrat y en las cuevas de Sacromonte;Traía en las manos las iniciales de tu nombrey una cadena de oro con las pupilas carcomidas de tu dios.Caminaba con mis sandalias de cuero de bueyy parecía un buey de tanto arar tu esperasobre los caminos enlodados de la tierra.Conocí a Pedro y a Joséy una hermosa hetaira llamada Magdalena;por aquellos días estaban de moda las catapultas y yo con mi rayo láser escondido bajo el sobaco.Las cosas perdieron interéscuando crucificaron a un profetaque había renunciado al reino de este mundo.Pasaron quince siglos...y volví a encontrarte cerca de un castillo,borracha de doce lunas, vestida de seda blanca y un lirio azul silenciando tu boca...Poco después, nos refocilamos sobre una cama olorosa a limón y mermelada y estallaba de la risa cuando tú te comías mis libros sagrados y los pulverizabas para hacer pastelillos del Nilo,mientras nos dábamos a los secretos primordialesde la física del amor.Juramos no repetir la historiay pasábamos las horas del crepúsculo caminando por las playas normandascomiendo langostinos en salsa y bebiendo vinos delicados que aderezaban los perfumes de nuestras pieles castañas.Pero...Las estructuras de los castillos se sacudieron,las ventanas se cayeron de sus marcosllegó la muerte acompañada de peste, de tormenta y de diluvio.Te perdí a ti y a dos de mis mascotas preferidasy me obligaron regresar hasta que bajaran las aguas de aquella furiosa marea atlántica.Después del tiempo aquelregresé con la misma edad 33 años,para ser santificado por tu amory tu amor era un montón de piedra muerta.Una laguna que agonizaba... Tu ciclo había terminado.Entonces me dediqué a recordarte para el bien de mis estrellas, en el puerto bengalí de Ali Banglass,comiendo pescado frutas y algas frescas que traían los pescadores chinos,jugando a las cartas con los estibadores,encantando serpientes venenosas,sacándole los ojos a los mercaderes sefarditas,acostándome con las mujeres de los fariseos,y conocí a Omar Kayam y a su secta de fumadores de amapola.Me hice poner un diente de oroy arrojé al mar mi arete de silicioy ellos perdieron la pista y me olvidaron.Veraneé en las playas de Haití,me amotine en las plazas de Belgrado,conocí los secretos del hachís con Rimbaud en Montparnasse.Participé en la marcha de la sal con Gandhi y en la gran marcha con Mao.Me convertí en un vago intemporal, un voyeur cósmicoque observa con ironía como estos destruyen hoy murallas las mismas que ayer construyeron fervorosos.Me di cuenta un poco tardeque no valía la pena llevar flores a los muertos que danzan eternos sobre el jardín de las delicias. -Pasos de mi primera edad que fuistespor el camino fácil de la muerte,hasta llegarme al tránsito más fuerteque por la senda de mi error pudistes;¿qué basilisco entre las flores vistesque de su engaño a la razón advierte?Volved atrás, porque el temor conciertelas breves horas de mis años tristes.¡Oh pasos esparcidos vanamente!¿qué furia os incitó, que habéis seguidola senda vil de la ignorante gente?Mas ya que es hecho, que volváis os pido,que quien de lo perdido se arrepienteaun no puede decir que lo ha perdido. -¿Qué vale cuanto vee,do nace y do se pone, el sol luciente,lo que el Indio posee,lo que da el claro Orientecon todo lo que afana la vil gente?El uno, mientras curadejar rico descanso a su heredero,vive en pobreza duray perdona al dineroy contra sí se muestra crudo y fiero;el otro, que sedientoanhela al señorío, sirve ciegoy, por subir su asiento,abájase a vil ruegoy de la libertad va haciendo entrego.Quien de dos claros ojosy de un cabello de oro se enamora,compra con mil enojosuna menguada hora,un gozo breve que sin fin se llora.Dichoso el que se mide,Felipe, y de la vida el gozo buenoa sí solo lo pide,y mira como ajenoaquello que no está dentro en su seno.Si resplandece el día,si Éolo su reino turba, ensaña,el rostro no varíay, si la alta montañaencima le viniere, no le daña.Bien como la ñudosacarrasca, en alto risco desmochadacon hacha poderosa,del ser despedazadadel hierro torna rica y esforzada;querrás hundille y crecemayor que de primero y, si porfíala lucha, más florecey firme al suelo invíaal que por vencedor ya se tenía.Esento a todo cuantopresume la fortuna, sosegadoestá y libre de espantoante el tirano airado,de hierro, de crueza y fuego armado;«El fuego "dice" enciende;aguza el hierro crudo, rompe y llegay, si me hallares, prendey da a tu hambre ciegasu cebo deseado, y la sosiega;¿qué estás? ¿no ves el pechodesnudo, flaco, abierto? ¿Oh, no te cabeen puño tan estrechoel corazón, que sabecerrar cielos y tierra con su llave?;ahonda más adentro;desvuelva las entrañas el insanopuñal; penetra al centro;mas es trabajo vano,jamás me alcanzará tu corta mano.Rompiste mi cadena,ardiendo por prenderme: al gran consuelosubido he por tu pena;ya suelto encumbro el vuelo,traspaso sobre el aire, huello el cielo.» -Entre el aura obsesiva del incienso,un rumor de cabezas oscilantes.¿Qué silencioso aceite voluntariome ha traído hasta el templo taoísta?Gota a gota ese aceite me consagrapara otra devoción, de nuevo anónima. -Cuenta Barbey, en versos que valen bien su prosa,una hazaña del Cid, fresca como una rosa,pura como una perla. No se oyen en la hazañaresonar en el viento las trompetas de España,ni el azorado moro las tiendas abandonaal ver al sol el alma de acero de Tizona.Babieca descansando del huracán guerrero,tranquilo pace, mientras el bravo caballerosale a gozar del aire de la estación florida.Ríe la Primavera, y el vuelo de la vidaabre lirios y sueños en el jardín del mundo.Rodrigo de Vivar pasa, meditabundo,por una senda en donde, bajo el sol glorioso,tendiéndole la mano, le detiene un leproso.Frente a frente, el soberbio príncipe del estragoy la victoria, joven, bello como Santiago,y el horror animado, la viviente carroñaque infecta los suburbios de hedor y de ponzoña.Y al Cid tiende la mano el siniestro mendigo,y su escarcela busca y no encuentra Rodrigo.?¡Oh, Cid, una limosna! ?dice el pobrecito.?Hermano,¡te ofrezco la desnuda limosna de mi mano!?dice el Cid; y, quitando su férreo guante, extiendela diestra al miserable, que llora y que comprende.Tal es el sucedido que el Condestable escanciacomo un vino precioso en su copa de Francia.Yo agregaré este sorbo de licor castellano:*Cuando su guantelete hubo vuelto a la mano,el Cid siguió su rumbo por la primaveralsenda. Un pájaro daba su nota de cristalen un árbol. El cielo profundo desleíaun perfume de gracia en la gloria del día.Las ermitas lanzaban en el aire sonorosu melodiosa lluvia de tórtolas de oro;el alma de las flores iba por los caminosa unirse a la piadosa voz de los peregrinosy el gran Rodrigo Díaz de Vivar, satisfecho,iba cual si llevase una estrella en el pecho.Cuando de la campiña, aromada de esenciasutil, salió una niña vestida de inocencia,una niña que fuera una mujer, de francay angélica pupila, y muy dulce y muy blanca.Una niña que fuera un hada, o que surgieraencarnación de la divina Primavera.Y fue al Cid y le dijo: «Alma de amor y fuego,por Jimena y por Dios un regalo te entrego,esta rosa naciente y este fresco laurel».Y el Cid, sobre su yelmo las frescas hojas siente,en su guante de hierro hay una flor naciente,y en lo íntimo del alma como un dulzor de miel. -A Julio Fermoso.Cumplo con informar a usted que últimamente todo es herida: la muchachaes herida, el olora su hermosura es herida, las grandes aves negras, la inmediatezde lo real y lo irreal tramados en el fulgor de un mismo espejogemidor es herida, el siete, el tres, todo, cualquiera de estos números de la danza esherida, la barcadel encantamiento con Maimónides al timón es herida, aqueldiciembre 20 que me cortaron de mi madre es herida, el soles herida, Nuestro Señorsentado ahí entre los mendigos con esa túnica irreconocible por el cauterio del psicoanálisis es herida, elQuijotea secas es herida, el ventarrónabierto del Golfo contra la roca alta esherida, serpientehoradante del Principio, mary más mar de un lado a otro, Kierkegaard ymás Kierkegaard, taladroy por añadidura herida; lapreñez en cuanto preñez en la preciosidad de su copa esherida, el ociodel viejo río intacto donde duermen inmóviles los mismos pecesvelocísimos esherida, la Poesíagrabada a fuego en los microsurcos de mi cerebro de niño es herida, el huecode 1.67 justo en metros de rey es herida, el éxtasisde estar aquí hablando solo en lo bellísimo de este pensamiento denieve esherida, la evaporaciónde la fecha de mármol con el padre adentrobajo los claveles esherida, el carruselpintarrajeado que fluye y fluye como otro río de polvo y otrasmáscarasque vi en Pekín colgando en la vieja calle de Cha Ta"lácuya identidad comercial de 2.500 años de droga y ataúdes rientesno se discute, esherida; la cama en finque allí compré, con dos espejos para navegar, es herida,laperversiónde la palabra nadie que sopla desde las galaxias es herida, el Mundoantes y después de los Urales esherida, la hilerade líneas sin ocurrencia de esta visiónsin resurrección es herida. Cumploentonces con informar a usted que últimamente todo es herida. -Yo, para todo viaje?siempre sobre la maderade mi vagón de tercera?,voy ligero de equipaje.Si es de noche, porque noacostumbro a dormir yo,y de día, por mirarlos arbolitos pasar,yo nunca duermo en el tren,y, sin embargo, voy bien.¡Este placer de alejarse!Londres, Madrid, Ponferrada,tan lindos... para marcharse.Lo molesto es la llegada.Luego, el tren, al caminar,siempre nos hace soñar;y casi, casi olvidamosel jamelgo que montamos.¡Oh, el pollinoque sabe bien el camino!¿Dónde estamos?¿Dónde todos nos bajamos?¡Frente a mí va una monjitatan bonita!Tiene esa expresión serenaque a la penada una esperanza infinita.Y yo pienso: Tú eres buena;porque diste tus amoresa Jesús; porque no quieresser madre de pecadores.Mas tú eresmaternal,bendita entre las mujeres,madrecita virginal.Algo en tu rostro es divinobajo tus cofias de lino.Tus mejillas?esas rosas amarillas?fueron rosadas, y, luego,ardió en tus entrañas fuego;y hoy, esposa de la Cruz,ya eres luz, y sólo luz...¡Todas las mujeres bellasfueran, como tú, doncellasen un convento a encerrarse!...¡Y la niña que yo quiero,ay, preferirá casarsecon un mocito barbero!El tren camina y camina,y la máquina resuella,y tose con tos ferina.¡Vamos en una centella! -Malvarrosa,malvaseda.¡Salud de la primavera!Rosas agrias,sedas férreas.¡O mujer con asperezas!Recojidagracia entera.¡Malvarrosa, malvaseda!Casta sangrede la tierra.¡Virtud de la primavera! -En la cuna sin par nació la airosaNiña de honda mirada y paso leve,Que el padre le tejió de milagrosaMúsica azul y clavellín de nieve.Del sol voraz y de la cumbre andina,Con mirra nueva el séquito de bardosVino a regar sobre la cuna finaOlor de myosotis y luz de nardos.A las pálidas alas del arpegio,Preso del cinto a la trenzada cuna,Colgó liana sutil el bardo regioDe ópalo tenue y claridad de luna.A las trémulas manos de la ansiosaMadre feliz, para el collar primeroVirtió el bardo creador la pudorosaPerla y el iris de su ideal joyero.De su menudo y fúlgido palacioSurgió la niña mística, cual sube,Blanca y azul, por el solemne espacio,Lleno el seno de lágrimas, la nube.Verdes los ojos son de la hechiceraNiña, y en ellos tiembla la miradaCual onda virgen de la mar viajeraPresa al pasar en concha nacarada.Fina y severa como el arte grave,Alísea planta en la existencia apoya,Y el canto tiene y la inquietud del ave,Y su mano es el hueco de una joya.Niña: si el mundo infiel al bardo airosoLas magias roba con que orló tu cuna,Tú le ornarás de nuevo el milagrosoVerso de ópalo tenue y luz de luna. -Ha pasado la siestay la hora del Poniente se avecina,y hay ya frescor en estacosta que el sol del Trópico calcina.Hay un suave alentar de aura marinay el Occidente finge una florestaque una llama de púrpura ilumina.Sobre la arena dejan los cangrejosla ilegible escritura de sus huellas.Conchas color de rosa y de reflejosáureos, caracolillos y fragmentos de estrellasde mar forman alfombrasonante al paso en la armoniosa orilla.Y cuando Venus brilla,dulce, imperial amor de la divina tarde,creo que en la onda suenao son de lira, o canto de sirena.Y en mi alma otro lucero, como el de Venus, arde. -Yo pagaré con lágrimas la risaque tuve en la verdura de mis años,pues con tan declarados desengañosel tiempo, Elisio, de mi error me avisa.«Hasta la muerte» en la corteza lisade un olmo, a quien dio el Tajo eternos baños,escribí un tiempo, amando los engañosque mi temor con pies de nieve pisa.Mas, ¿qué fuera de mí, si me pidieraesta cédula Dios, y la cobrara,y el olmo entonces el testigo fuera?Pero yo con el llanto de mi caraharé crecer el Tajo de maneraque sólo quede mi vergüenza clara. -Un amor absoluto, para el que no existeprimero ni último, golpea sobre el mundo:en el más humilde y en el más soberbiocanta la canción del hombre.Bajo las máscaras vacías e intermediasun amor absoluto, para el que no existeprimero ni último, resuena escondido,más allá de los gritosy la apretada melodía de la desesperación.Aún más allá. Es el eje íntimo y vivienteel que canta, el que musita las palabrascomo un talismán sonoro,una pedrada en la frentede los desmoronados mundos.Un amor absoluto,para el que no existeprimero ni último,anima estos silencios,estas ficciones que tan sólo intentopor quitarle a la muerte su soberbia. -Es en el alto invierno..., cuando el frío se ensaña,cuando oigo por la radio "¡Ojo a la carretera!,ha nevado en Segovia, se han cerrado San Glorio,El Escudo, El Madero..., por supuesto, En Valira...".En la televisión, postales invernales:carretera de Burgos a Vitoria, nevada;en Teruel y Albacete, el frío de costumbre,pero nevó en Altea..., ¡son palabras mayores!Es en el alto invierno cuando cojo la plumay emborrono las páginas de los viejos cuadernos.Cuando duermen las rosas, hago yo mi rotundoensayo general para la muerte. -Ya lo sabemoses difícildecir que nodecir no quierover que el dinero forma un cercoalrededor de tu esperanzasentir que otroslos peoresentran a saco por tu sueñoya lo sabemoses difícildecir que nodecir no quierono obstantecómo desalientaverte bajar tu esperanzasaberte lejos de ti mismooírteprimero despacitodecir que sídecir sí quierocomunicarlo luego al mundocon un orgullo enajenadoy ver que un díapobre diabloya para siempre pordioseropoquito a pocoabres la manoy nunca máspuedes cerrarla. -Despierto a medianoche. Es un alardede lucidez frugal. Todo respiraa nuestro alrededor, como si fuéramoslos poderdantes de la gracia cósmica.Vuelvo a dormirme, entonces. De seguroen ese lapso se ha acabado el tiempo. -VIIPues dame liçençia, mudable Fortuna,por tal que blasme de ti como devo.Lo que a los sabios non deve ser nuevoinoto a persona podrá ser alguna;e pues que tu fecho así contrapuna,fas a tus casos como se concorden,ca todas las cosas regidas por ordenson amigables de forma más una. -"La tierra en donde vi la luz primeraes vecina del golfo en que suspendeel Po, ya fatigado, su carrera.Amor, que sin sentir el alma prende,a éste prendó del don, que arrebatadome fue de modo que aun aquí me ofende.Amor, que obliga a amar al que es amado,juntónos a los dos con red tan fuerteque para siempre ya nos ha ligado.Amor hiriónos con terrible suerte;y está Caín de entonces esperandoaquí al perverso que nos dio la muerte.Palabras tan dolientes escuchando,incliné sobre el pecho la cabeza,«¿en qué "dijo el Poeta" estás pensando?»Y respondí, movido de tristeza"«¡Ay de mí! ¡Cuánto bello pensamiento,cuánto sueño de amor y de terneza»los condujeron al fatal momento!».Y vuelto a ellos «¡oh, Francesca! "dije",al corazón me llega tu lamento;»y de tal modo tu dolor me aflige,que las lágrimas bañan mi semblante.Pero tu triste voz a mí dirige,»y dime de qué modo, en cuál instante,cuando tan dulcemente suspirabais,y en el fondo del alma, vacilante,»tímido aún vuestro deseo guardabais.¿Dime de qué manera inesperadaos reveló el Amor que os adorabais?»Ella me respondió: «¡Desventurada!¡No hay pena más aguda, más impía,que recordar la dicha ya pasada»en medio de la bárbara agoníade un presente dolor!... Y esa torturala conoce muy bien el que te guía.»Mas ya que tu piedad saber procurael cómo aquel amor rasgó su velo,llorando te diré mi desventura».Leíamos con quietud y grato anhelode Lancelote el libro cierto día,solos los dos y sin ningún recelo.Leíamos... y en tanto sucedíaque dulces las miradas se encontrabany el color del rostro se perdía.Un solo punto nos venció. Pintabancómo de la ventura en el exceso,en los labios amados apagabanlos labios del amante, con un beso,la dulce risa que a gozar provoca.Y entonces éste, que a mi lado presopara siempre estará, con ansia locahizo en su frenesí lo que leía...temblando de pasión besó mi boca...y no leímos más en aquel día. -Nadie sabe en qué noche de octubre solitario,de fatigados duendes que ya no ocurren,puede inmolarse la perdida infanciajunto a recuerdos que se están haciendo.Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,en el pecho, en los muslos impacientessentir cómo los labios se desprendende verbos maravillosos y descuidados,de cifras defendidas en el aire muerto,y cómo otras palabras, nuevas, endurecidasy desde ya cansadas se conjuranpara impedirnos el único fantasma de veras.Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos,un sitio donde asir la larga soledadcon los primeros ojos, sin gastarlas primeras miradas,y si quedan maltrechas de significados,de cáscara de ideales, de puresas inmundas,cómo encontrar un río con los primeros pasos,un río -para lavarlos- que las lleve. -Tegernaria doméstica(Araña común)La Araña gris de tiempo y de distanciatiende su red al mar quieto del aire,pescadora de moscas y tristezascotidianas...Sabe que el amor tieneun solo precio que se pagapronto o tarde: la Muerte.Y Amor y Muerte con sus hilos ata... -Te propongo construirun nuevo canalsin esclusasni excusas que comunique por fintu miradaatlánticacon mi naturalpacífico. -Dicen que soy un ángely, peldaño a peldaño,para alcanzar la luztengo que usar las piernas.Cansado de subir, a veces ruedo(tal vez serán los pliegues de mi túnica),pero un ángel rodando no es un ángelsi no tiene el honor de llegar al abismo.Y lo que yo encontré en mi mayor caídaera blando, brillante;recuerdo su perfume,su malsano deleite.Desperté y ahora quieroencontrar la escalera,para subir sin alaspoco a poco a mi muerte. -En la vieja Colonia, en el oscurorincón de una taberna,tres estudiantes de Alemania un díabebíamos cerveza.Cerca, el Rhin murmuraba entre la bruma,evocando leyendas,y sobre el muerto campo y en las almasflotaba la tristeza.Hablamos de amor, y Franck, el triste,el soñador poeta,de versos enfermizos, cual las hadasde sus vagos poemas:«Yo brindo "dijo" por la amada mía,la que vive en las nieblas,en los viejos castillos y en las sombrasde las mudas iglesias;»Por mi pálida Musa de ojos castosy rubia cabellera,que cuando entro de noche en mi buhardilla en lafrente me besa».Y Karl, el de las rimas aceradas,el de la lira enérgica,cantor del Sol, de los azules cielosy de las hondas selvas,el poeta del pueblo, el que ha narradolas campestres faenas,el de los versos que en las almas vibrancual músicas guerreras:«Yo brindo "dijo" por la Musa mía,la hermosa lorenesa,de ojos ardientes, de encendidos labiosy riza cabellera;»por la mujer de besos ardorososque espera ya mi vueltaen los verdes viñedos donde arrastrasus aguas el Mosela».«¡Brinda tú!»"me dijeron". Yo callabade codos en la mesa,y ocultando una lágrima, alcé el vasoy dije con voz trémula:«¡Brindo por el amor que nunca acaba!»y apuré la cerveza;y entre cantos y gritos exclamamos:«¡Por la pasión eterna!».Y seguimos risueños, charladores,en nuestra alegre fiesta...Y allí mi corazón se me moría,se moría de frío y de tristeza. -Señor, mi queja es ésta,Tú me comprenderás;De amor me estoy muriendo,Pero no puedo amar.Persigo lo perfectoEn mí y en los demás,Persigo lo perfectoPara poder amar.Me consumo en mi fuego,¡Señor, piedad, piedad!De amor me estoy muriendo,¡Pero no puedo amar! -Se salva el alma que asoma a la miradarecién bañada en llanto;se salva el aire recién nacido a la mañana,aún frío de la luna;se salva el niño que llora el hueco de sus sueñosy tiende las manitas de pan blanco;se salva el trinoque astilla soledades y silencios,alanceando el cielo con su arpegio.Nos salva el trino. -Entre las chicas norteamericanasque estudian español en la academiade enfrente de tu casa, hay una gordaque es igual que la Venus de tus sueños.Bajo una camiseta de elefanteque pone «University of Indiana(Jones)» y unos pantalones de hipopótamo,se mueve por el mundo con el arteque le da su ascendencia mitológica.Hace ya varios días que vigilodesde el balcón su cuádruple barbillay el sol dorado de su cabellera.Hace ya varios días que le envío,cuando se pone a tiro de mis ojos,dardos de amor y flechas de deseo.Pero no llegan nunca a su destino. -Dicen que me case yo:no quiero marido, no.Más quiero vivir seguran'esta sierra a mi soltura,que no estar en venturasi casaré bien o no.Dicen que me case yo:no quiero marido, no.Madre, no seré casadapor no ver vida cansada,o quizá mal empleadala gracia que Dios me dio.Dicen que me case yo:no quiero marido, no.No será ni es nacidotal para ser mi marido;y pues que tengo sabidoque la flor ya me la só,dicen que me case yo:no quiero marido, no. -Ah no lo harás en vanose te helarán los dedosy el corazón y los oloresse te helará la nochey la arrogancia y las rodillasse te helará la sangrey los crepúsculos y el humose te helará el bostezoy el ademán y la lujuriase te helarán los ojosla madrugada y el espermase te helará el ritualy las caricias y los signosse te helará la lunay el arbolito y la gargantase te helarán los labiosy los disfrutes y la vidatodo está listono lo harás en vano. -Viajo al corazónen la oscura membrana de la nochedejando algunas cosas sin nombrar.Pulso el botón que enciende las arañasy allí están:crecen violetas en el ático.Viven en el frío del pasadotras el marcodonde mueren las palabras,en los dedos de la otra,la que se sienta a bordar el fuegobajo una franja de soly me intuye en esta brevedadde no ser yoen mi dulce vacíocontemplándola.Las violetas escondidas de la lluviacrecen en el áticohasta quedar a salvo de las murmuraciones. -Vuelvo / quiero creer que estoy volviendocon mi peor y mi mejor historiaconozco este camino de memoriapero igual me sorprendohay tanto siempre que no llega nuncatanta osadía tanta paz dispersatanta luz que era sombra y viceversay tanta vida truncavuelvo y pido perdón por la tardanzase debe a que hice muchos borradoresme quedan dos o tres viejos rencoresy sólo una confianzareparto mi experiencia a domicilioy cada abrazo es una recompensapero me queda / y no siento vergüenza /nostalgia del exilioen qué momento consiguió la genteabrir de nuevo lo que no se olvidala madriguera linda que es la vidaculpable o inocentevuelvo y se distribuyen mi jornadalas manos que recobro y las que dejovuelvo a tener un rostro en el espejoy encuentro mi miradapropios y ajenos vienen en mi ayudapreguntan las preguntas que uno sueñacruzo silbando por el santo y señay el puente de la dudame fui menos mortal de lo que vengoustedes estuvieron / yo no estuvepor eso en este cielo hay una nubey es todo lo que tengotira y afloja entre lo que se añoray el fuego propio y la ceniza ajenay el entusiasmo pobre y la condenaque no nos sirve ahoravuelvo de buen talante y buena ganase fueron las arrugas de mi ceñopor fin puedo creer en lo que sueñoestoy en mi ventananosotros mantuvimos nuestras vocesustedes van curando sus heridasempiezo a comprender las bienvenidasmejor que los adiosesvuelvo con la esperanza abrumadoray los fantasmas que llevé conmigoy el arrabal de todos y el amigoque estaba y no está ahoratodos estamos rotos pero enterosdiezmados por perdones y resabiosun poco más gastados y más sabiosmás viejos y sincerosvuelvo sin duelo y ha llovido tantoen mi ausencia en mis calles en mi mundoque me pierdo en los nombres y confundola lluvia con el llantovuelvo / quiero creer que estoy volviendocon mi peor y mi mejor historiaconozco este camino de memoriapero igual me sorprendo. -CVI«Amores me dieron corona de amorespor que mi nombre por más bocas ande.Entonces non era mi mal menos grandequando me davan plazer sus dolores.Vencen el seso los dulces errores,mas no duran siempre segund luego plazen;pues me fizieron de mal que vos fazen,sabed al amor desamar, amadores. -A María EnriquetaJerezanas, paisanas,institutrices de mi corazón,buenas mujeres y buenas cristianas...Os retrató la señora que dijo:«Cuando busque mi hijoa su media naranja,lo mandaré vendado hasta Jerez».Porque jugando a la gallina ciegacon vosotras, el jugadoratrapa una alma linda y una púdica tez.Jerezanas,os debo mis virtudes católicas y humanas,porque en el otro siglo, en vuestro hogar,en los ceremoniosos estrados me eduqué,velándome de amor, como las frentesse velaban debajo del tupé.Acababan de irsela polisión y la crinolina,pero alcancé las caudalosas colasque alargan el imán del ave femeninade las cinturas hasta las consolas.Así se reveló, por las colas profusas,mi cordial abundancia,y también por los moños enormes que en mi infanciatrocaban a las plantas bizantinasen rodel de palomas capuchinas.Jerezanas,genio y figuradel tiempo en que los ávidos pimpollosteníamos, de pie,la misma clementísima estaturaque tenía, sentada, nuestra Fe.Jerezanas,traslúcidas y beatas dentadurasen que se filtra el sol, creando en cada bocalas atmósferas claroscurasen que el Cielo y la Tierra se dan citay en que es visitada Bernardita.Jerezanas,de quien aprendí a ser generoso,mirando que la mano anacoretaera la propia que en la feria anualaplaudía en el cosoy apostaba columnas de metalen el escándalo de la ruleta.Jerezanas,grito y mueca de azoroa las tres de la tarde, por el humor del toroque en la sala se cuela babeando, y estácomo un inofensivo calaveraante la señorita tumbada en el sofá.Jerezanas,panes benditos,por vosotras, el Miércoles de Ceniza, simulael pueblo una gran frente llena de Jesusitos.Jerezanas,abísmase mi seren las aguas de la misericordiaal evocar la máquina de coserque al impulso de vuestra zapatilla,sobre mi vocación y vuestros linosenhebraba una bastilla.Dios quiera que esté salvadala máquina de acústicos galopes,por la cual fue mi ayer melódica jornaday un sobresalto mi vidaante los pulcros dedos hacendososresbalando a la aguja empedernida.Jerezanas,he visto el menoscabode los bucles que alabo,de los undosos buclesque enjugaron sin mofa mis pucheros,de los bucles rielantes,cabrilleo lunar, blanco de la lloviznay trono de los lápices caseros;he visto revolar la última briznade vuestras gracias proverbiales;he visto deformada vuestra hermosurapor todas las dolencias y por todos los males;he visto el manicomio en que murmuravuestra cabeza rota sus delirios;he visto que os ganáisel pan con las agujas a la luz del quinqué;he sido el centinela de vuestros cuatro cirios;pero ninguna chanza del presentelogra desprestigiaros, porque sois el tupé,los moños capuchinos y la gruta de Lourdesde la boca indulgente.*Jerezanas,colibríes de tápalo y quitasol,que vagabundas en la gloria matutinaparaban junto a mis rejas,por espiar la joyante canción de mi madrinarememorando a Serafín Bemol:«Si soy la causa de lo que escucho,amigo mío, lo siento mucho...»Jerezanas,a cuyos rostros que nimbaba el densovapor estimulante de la sopa,el comensal airado y desairadodisparaba el suspiro a quemarropa.Jerezanas,que al cumplir con la leyde la anual comunión, miráis a la primeragolondrina de marzo en la Casa del Reyde los Reyes; la párvula golondrina que entróa enseñarnos su pecho de mamey.Jerezanas,cuyo heroico destinodesemboca en la iglesia y lucha con el vino,vistiendo santoso desvistiendo ebrios, con la mismacaridad de los cantosque os hinchan las arterias en el cuello.Jerezanas,briosas cual el galope que me llenó de espantosal veros devorar la llanura y el ríosobre el raudo señoríodel albardón de las abuelas;erguidas como la araucaria,y débiles como el futurode un huevecillo de canaria.Jerezanas,cuando el sol vespertino amoratevuestros vidrios, y os heléisen el diario silencio del inútil combate,tomad las flechas de mi vidacomo hilas del pañuelo de un hermanopara curar vuestra heridasegún la vieja usanza,y para abrigar el nidodel pájaro consentido.Jerezanas,yo aspiro a ser el casto reyezuelode los días en que os sentíprobadas por el CieloMarchitas, locas o muertas,sois las ondas del manantialque ondula arriba de lo temporal,y en el eterno friso de mi almacada paisana mía se eslabonacomo la letra de la Virgen:encima de una nube y con una corona. -Cien sonetos de amorEres hija del mar y prima del orégano,nadadora, tu cuerpo es de agua pura,cocinera, tu sangre es tierra vivay tus costumbres son floridas y terrestres.Al agua van tus ojos y levantan las olas,a la tierra tus manos y saltan las semillas,en agua y tierra tienes propiedades profundasque en ti se juntan como las leyes de la greda.Náyade, corta tu cuerpo la turquesay luego resurrecto florece en la cocinade tal modo que asumes cuanto existey al fin duermes rodeada por mis brazos que apartande la sormbra sombría, para que tú descanses,legumbres, algas, hierbas: la espuma de tus sueños. -Viven encadenadosA sus sueños,Escuchando silbidos de montañas,Silencio de cavernas.Son víctimas de sus delirios.Preñada lluvia de melancolía,Esclavos indomables de versos,Sagitarios de miradas,Brasa viva en su propio incendio.Luz fulminanteEn el claroscuro,Vasallos sumisos ante la tórrida lumbre.Náufragos rutilantesEn un mundo al revés.Los ángeles poetas:Enjambre de lo inexistente,Bufones de la muerteDándole voz a la historia.A pesar del olvido,Que algún díaHa de borrar sus nombres. -En todas las eternidadesque a nuestro mundo precedieron,¿cómo negar que ya existieronplanetas con humanidades;y hubo Homeros que describieronlas primeras heroicidades,y hubo Shakespeares que ahondar supierondel alma en las profundidades?Serpiente que muerdes tu cola,inflexible círculo, bolanegra que giras sin cesar,refrán monótono del mismocanto, marea del abismo,¿sois cuento de nunca acabar?... -a Francisco Álvarez VelascoPoeta, tú que escribes, tú que callas,tú que eres hombre y además caminoy vas detrás de algún color y hundesen un amor desnudo tu cuchillo:la pena es casi todo cuanto vale,más que la ebria copa vuelta añicos,más que los rayos de espantado cielosi de él se desmorona lo infinito.Sólo tú cabes dentro de los versos.Un pálido ataúd en ti dormidoes tu poesía, hermano desdichado,y eres también los clavos y el martillo.Tan corta es la distancia entre la viday la piadosa muerte, los domingos.Bebiendo el paso de los años todosel Verbo en ti se vuelve negro vino. -Los emigrantes son actores que abandonanSu memoria viva Su himno universal Su fiestaLos robots Las turbinas Los motoresSu modernidad Su diversidad Su excelenciaY otras dosis de energíaEn las veredas públicas de la culturaO en los caminos de los propietarios de la estructuraDe los rompecielos. -"Hoy será un domingo más que agradableSin duda." Afirma el diario matutino.Para José, quien es aún un niño,No es esta expresión muy razonable.Su padre lo obliga con voz de sableA cubrir la esquina, a que revenda flores.Su madre se ha ido, a huir de doloresQue le hacían la vida insoportable."Deme una moneda, señor, vecino."Cómpreme una solita, sea amable.""Es para el pan y no para el vino."Pero la gente sigue imperturbableSin ver que José carente de amoresEs hoy un niño más que laborable. -No vi tu mar, apenas lo entreveoen la delgada orilla de mi río.No caminé, como si tú, Neruda,por calles rectas en Valparaíso.Mas si supieras, Pablo, cuántos versosen que nombraste a Chile yo he leído.De casa en casa recorrí tu pueblotocando las veredas de tus libros.Alegre canto el tuyo porque traela lluvia primeriza del estío.Juntaste con tu voz la voz del hombreque haciéndose a la mar se ha redimido.Le diste miel al fruto de la tierra.Cargaste sobre el hombro los racimosde las morenas uvas y llevastevendimia de dulzura a los caminos.En tantas ocasiones celebrastela simple excusa de sentirte vivo,y por vivir mejor, te diste, ufano,a compartir con todos rojo vino.De tanta fama tuya, don Neruda,de tanta majestad de ser sencillo,me queda un sólo canto, un verso sólo,hojeado sin cesar: el hombre mismo. -Cien sonetos de amorMe falta tiempo para celebrar tus cabellos.Uno por uno debo contarlos y alabarlos:otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,yo sólo quiero ser tu peluquero.En Italia te bautizaron Medusapor la encrespada y alta luz de tu cabellera.Yo te llamo chascona mía y enmarañada:mi corazón conoce las puertas de tu pelo.Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,no me olvides, acuérdate que te amo,no me dejes perdido ir sin tu cabellerapor el mundo sombrío de todos los caminosque sólo tiene sombra, transitorios dolores,hasta que el sol sube a la torre de tu pelo. -No me gaste las palabrasno cambie el significadomire que lo que yo quierolo tengo bastante clarosi usted habla de progresonada más que por hablarmire que todos sabemosque adelante no es atrássi está contra la violenciapero nos apunta biensi la violencia va y vuelveno se me queje despuéssi usted pide garantíassólo para su corralmire que el pueblo conocelo que hay que garantizarno me gaste las palabrasno cambie el significadomire que lo que yo quierolo tengo bastante clarosi habla de paz pero tienecostumbre de torturarmire que hay para ese viciouna cura radicalsi escribe reforma agrariapero sólo en el papelmire que si el pueblo avanzala tierra viene con élsi está entregando el paísy habla de soberaníaquién va a dudar que usted essoberana porqueríano me gaste las palabrasno cambie el significadomire que lo que yo quierolo tengo bastante clarono me ensucie las palabrasno les quite su sabory límpiese bien la bocasi dice revolución. -Pintada, no vacía:pintada está mi casadel color de las grandespasiones y desgracias.Regresará del llantoadonde fue llevadacon su desierta mesacon su ruinosa cama.Florecerán los besossobre las almohadas.Y en torno de los cuerposelevará la sábanasu intensa enredaderanocturna, perfumada.El odio se amortiguadetrás de la ventana.Será la garra suave.Dejadme la esperanza. -(S. XXIII a. C.)La inderogable forma de la efigiecorrobora la ausencia de unos ojos,el perfil se demora, minucioso,en pulcritud de líneas y se fingeun éxtasis del rey: sólo un instantede belicosa vida congregadoen formas que perduran proclamandode Sargón la presencia memorable.Sé de tan regia efigie, que no cesade reducir el tiempo a sólo un hito.¿Habrá intuido el rey que tantos siglosapenas son un ápice en la inmensaclepsidra original, y que a su gloriadaría el recio ídolo memoria? -¿Versos autobiográficos ? Ahí están mis canciones,allí están mis poemas: yo, como las nacionesventurosas, y a ejemplo de la mujer honrada,no tengo historia: nunca me ha sucedido nada,¡oh, noble amiga ignota!, que pudiera contarte.Allá en mis años mozos adiviné del Artela armonía y el ritmo, caros al musageta,y, pudiendo ser rico, preferí ser poeta.-¿Y después?-He sufrido, como todos, y he amado.¿Mucho?-Lo suficiente para ser perdonado... -ERA dura la patria allí como antes.Era una sal perdida el oro,eraun pez enrojecido y en el terrón coléricosu pequeño minuto trituradonacía, iba naciendo de las uñas sangrientas.Entre el alba como un almendro frío,bajo los dientes de las cordilleras,el corazón perfora su agujero,rastrea, toca, sufre, sube y a la alturamás esencial, más planetaria, llegacon camiseta rota.Hermano de corazón quemado,junta en mi mano esta jornada,y bajemos una vez más a las capas dormidasen que tu mano como una tenazaagarró el oro vivo que quería volaraún más profundo, aún más abajo, aún.Y allí con unas floreslas mujeres de allí, las chilenas de arriba,las minerales hijas de la mina,un ramo entre mis manos, unas floresde Punitaqui, unas rojas flores,geranios, flores pobresde aquella tierra dura,depositaron en mis manos comosi hubieran sido halladas en la mina más honda,si aquellas flores hijas de agua rojavolvieran desde el fondo sepultado del hombre.Tomé sus manos y sus flores, tierradespedazada y mineral, perfumede pétalos profundos y dolores.Supe al mirarlas de dónde vinieronhasta la soledad dura del oro,me mostraron como gotas de sangrelas vidas derramadas.Eran en su pobrezala fortaleza florecida, el ramode la ternura y su metal remoto.Flores de Punitaqui, arterias, vidas, juntoa mi cama, en la noche, vuestro aromase levanta y me guía por los más subterráneoscorredores del duelo,por la altura picada, por la nieve, y aunpor las raíces donde sólo las lágrimasalcanzan.Flores, flores de altura,flores de mina y piedra, floresde Punitaqui, hijasdel amargo subsuelo: en mí, nunca olvidadas,quedasteis vivas, construyendola pureza inmortal, una corolade piedra que no muere. -(Alburquerque, noviembre)Cuando el hombre se extinga,cuando la estirpe humana al fin se acabe,todo lo que ha creadocomenzará a agitarse,a ser de nuevo,a comportarse libremente"comolos niños que se quedansolos en casacuando sus padres salen por la noche.Héctor conseguirá humillar a Aquiles,Luzbel volverá a ser lo que era antes,fornicará Susana con los viejos,avanzará un gran monte hacia Mahoma.Cuando el hombre se acabe"cualquier día",un crepitar de polvo y de papelesproclamará al silenciola frágil realidad de sus mentiras. -Azrael, abre tu ala negra, y honda,cobíjeme su palio sin medida,y que a su abrigo bienechor se escondala incurable tristeza de mi vida.Azrael, ángel bíblico, ángel fuerte,ángel de redención, ángel sombrío,ya es tiempo que consagres a la muertemi cerebro sin luz: altar vacío...Azrael, mi esperanza es una enferma;ya tramonta mi fe; llegó el ocaso,ven, ahora es preciso que yo duerma...¿Morir..., dormir..., dormir...? ¡Soñar acaso! -Solamente es posible envejecerlo mismo que la música, acordetras acorde hasta la nada, el éxtasis,la cumbre. Queda la músicaprendida en la concienciacomo lapa tenaz, como alfilerde sombra, y nuestra cimaes el silencio, el inmóvil paisajede la muerte. La vida, en cambio,espuma diluidaen la breve tarea de latir. -Claro cisne del Betis que, sonoroy grave, ennobleciste el instrumentomás dulce, que ilustró músico acento,bañando en ámbar puro el arco de oro,a ti lira, a ti el castalio corodebe su honor, su fama y su ornamento,único al siglo y a la envidia exento,vencida, si no muda, en tu decoro.Los que por tu defensa escriben sumas,propias ostentaciones solicitan,dando a tu inmenso mar viles espumas.Los ícaros defienda, que te imitan,que como acercan a tu sol las plumasde tu divina luz se precipitan. -Yo tuve el corazón capaz de lluvia.Ocurría febrero con sus alasy el tiempo digital nos puso juntaslas manos y los ojos y los cuerpos:toda la tierra que el amor excusa.Igual que el viento en las banderas altasse comportó en nosotros esta música.Me fui quedando acompañado y cierto,entendido en los bosques de mi jungla,leñador orgulloso de raícesque no debieron nunca estar ocultas.Lo de siempre se puso a ser distinto:el mar entero cupo en una urna,el hielo de los vasos proveníade una lejana nieve, nuestra y única,mis manos migratorias se quedarona vivir en tu tierra más profunday en mi boca, de siempre descontenta,dimitían de pronto las preguntas.Presenciadas por dos cambian las torres,la muerte aplaza sus gestiones últimasy estar vivo se agita y condecora.La muerte debe ser como un espejodonde uno mira y mira sin ver nunca.Ven cerca. Más. Que entre los dos no quepaninguna muerte ni ninguna duda.Te hablo desde febrero y desde siempre:sabemos del amor por lo que alumbra,por lo que tuerce y acrecienta y rige,por su forma de andar en la penumbra...Y así, sobre semanas perseguidasizamos con esfuerzo nuestra alma. -Ya te vemos dormida.Tu barca es de madera por la orilla.Blanca princesa de nunca.¡Duerme por la noche oscura!Cuerpo y tierra de nieve.Duerme por el alba, ¡duerme!Ya te alejas dormida.¡Tu barca es bruma, sueño, por la orilla! -A Manuel AltolaguirreEl gañánve encenderla candela del cielo,al amanecer.Llega a la besanay empieza a devanarel ovillo de la tierra.De vez en cuando canta.Yunto. Yunto.Al abrir el surco,la tierra se besay se queda quieta.Yunto. Yunto.El gañán sigue devanandosu madeja,pero nunca se acaba.De vez en cuando canta.Yunto. Yunto.¡Pero nunca se acaba! -Todos vienen del ghetto,admiran a Selena,quieren sacarse el Lotto,son pesadas sus sombras,grises sus biografías,visten de polyester con ropa made in China,pies ligeros de Adidasy sonríen con dientes en andamios,granos en sus mejillas,grasa sobre su frente.Hoy son cuerpos en marzo,primavera en sus dedos,fuego por su mirada,la agresiva belleza de sólo veinte años,dueños de sus caderas,urgencias por sus lenguas,la insolencia del sexo inundando su ingle,el fulgor de la sangre retrasando relojesy el descarado valle de sus pechosumbrío de semillas.Esto les califica de inmortales.Mañana serán ruina,del Olimpo expulsados para siempre,cuerpos viejos y lentos,oídos destemplados,ojos llenos de tierra,mutilados sus labios con cristales,el olor de la rosa evaporado,su tacto acuchillado,ya la muerte inquilina del pecho pergaminoborrando la escritura de su sangre.Ignorando lo hermoso y fugitivo de su tiempoellos no se dan cuenta cómo el viejo celebrala clave de su piel y el lujo de sus cuerpos,tan cerca de sus manos y a la vez tan lejanos,ansias que le convidan a la vida,trampas que le conducen a la muerte. -Oh maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,y habrás insultado el recuerdo de mi madrellamándola perra podrida y madre de perros,ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecermirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos,mis comidas,sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aúnquejándome del trópico, de los coolíes corringhis,de las venenosas fiebres que me hicieron tanto dañoy de los espantosos ingleses que odio todavía.Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola!He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra veztiro al suelo los pantalones y las camisas,no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en lasparedes.Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.Enterrado junto al cocotero hallarás más tardeel cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocinaacostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,y la espesa tierra no comprende tu nombrehecho de impenetrables substancias divinas.Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernasrecostadas como detenidas y duras aguas solares,y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,y el perro de furia que asilas en el corazón,así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora,y respiro en el aire la ceniza y lo destruido,el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.Daría este viento de mar gigante por tu brusca respiraciónoída en largas noches sin mezcla de olvido,uniéndose a la atmósfera como el látigo a la piel del caballo.y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,y la paloma de sangre que está solitaria en mi frentellamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,substancias extrañamente inseparables y perdidas. -Viendo pasar las nubes fue pasando la vida,y tú, como una nube, pasaste por mi hastío.Y se unieron entonces tu corazón y el mío,como se van uniendo los bordes de una herida.Los últimos ensueños y las primeras canasentristecen de sombra todas las cosas bellas;y hoy tu vida y mi vida son como estrellas,pues pueden verse juntas, estando tan lejanas...Yo bien sé que el olvido, como un agua maldita,nos da una sed más honda que la sed que nos quita,pero estoy tan seguro de poder olvidar...Y miraré las nubes sin pensar que te quiero,con el hábito sordo de un viejo marineroque aún siente, en tierra firme, la ondulación del mar. -a EstherDel ayercinco inviernos han pasadomaduraste a fuerza de los díaste hiciste mujerme enseñaste a vestirme con la lluviamas yo, terco, tomé mi propia senda¡huía de la cotidianidad!y tras mi ocasoen el escampado silenciodejo un vástago en tu vientre. -Una mujer desnuda y en lo oscurogenera un resplandor que da confianzade modo que si sobrevieneun apagón o un desconsueloes conveniente y hasta imprescindibletener a mano una mujer desnuda.entonces las paredes se acuarelanel cielo raso se convierte en cielolas telarañas vibran en su ángulolos almanaques domingueany los ojos felices y felinosmiran y no se cansan de mirar.una mujer desnuda y en lo oscurouna mujer querida o a quererexorcisa por una vez la muerte. -(Francisco Estrello)Tú vas, Señor, desparramando vidaEn la pobre aridez del barro humano;Todo surco regado por tu manoEs viviente canción de rubio grano.Tú conviertes la sed de pozos muertosEn fuentes refrescantes de aguas vivas;Y los desiertos, Cristo, que cultivas,Florecen en tus manos compasivas.Llevas en Tí, Señor, todo el milagroDe los huertos en flor, llenos de trinos;Y cuando pasas tú por los caminos,Se estremecen de cánticos divinos. -1Alta va la luna.Bajo corre el viento.(Mis largas miradas,exploran el cielo.)Luna sobre el agua.Luna bajo el viento.(Mis cortas miradas,exploran el suelo.)Las voces de dos niñasvenían. Sin esfuerzo,de la luna del agua,me fui a la del cielo.2Un brazo de la nocheentra por mi ventana.Un gran brazo morenocon pulseras de agua.Sobre un cristal azuljugaba al río mi alma.Los instantes heridospor el reloj... pasaban.3Asomo la cabezapor mi ventana, y veocómo quiere cortarlala cuchilla del viento.En esta guillotinainvisible, yo he puestola cabeza sin ojosde todos mis deseos.Y un olor de limónllenó el instante inmenso,mientras se convertíaen flor de gasa el viento.4Al estanque se le ha muertohoy una niña de agua.Está fuera del estanque,sobre el suelo amortajada.De la cabeza a sus muslosun pez la cruza, llamándola.El viento le dice "niña",mas no puede despertarla.El estanque tiene sueltasu cabellera de algasy al aire sus grises tetasestremecidas de ranas.Dios te salve. Rezaremosa Nuestra Señora de Aguapor la niña del estanquemuerta bajo las manzanas.Yo luego pondré a su ladodos pequeñas calabazaspara que se tenga a flote,¡ay!, sobre la mar salada. -Señor que sin desprecio me mirasteEl día que encontré una cruz de acero,A Ti no te repugna un cartoneroSi hasta a los pecadores Tú salvaste.Jesús, te juraría que me hablasteY no me digas que no soy sincero.De mi pobreza nunca te burlaste.Sólo dijiste bajo "Yo te quiero".Que a tu Santa María Madre quieroQue le encargues para mí un recado.Que si de pronto sin querer me mueroDespués de por ahí... haber pecado,En la gran puerta del infierno, espero...Que nunca te separes de mi lado. -Recuérdate de mi vida,pues que vistemi partir e despedidaser tan triste.[I]Recuérdate que padescoe padesçílas penas que non meresco,desque vila respuesta non devidaque me diste;por lo qual mi despedidafue tan triste.[II]Pero no cuydes, señora,que por estote fue ni te sea agoramenos presto;que de llaga non fingidame feriste;así que mi despedidafue tan triste. -No hay azar esta vez,sólo fidelidad, sólo constanciaen un lugar que intuyoentre lo conocido y lo desconocido.Mientras crecen los gatos del crepúsculoy el jardín se oscurece, me doy cuentade que estamos allí,uno al lado del otro en la penumbrade una habitación en la que todonos parece cercano: las paredes, los cuadros,el silencioso círculo de la madera.Allí, en el desamparo de las casashabitadas del mundo,vivos en el sigilo de los mueblesy en los cielos abiertos por la imaginación de un hombre,compartimosla caída en el sueño de tu manosobre la inmensidad de otro vacíoque de pronto se colma.Allí, mientras la nochese arrastra lentamente debajo de la mesay los muros se enfrían,alumbrados apenas por las cosas,por su estremecimiento, por su reflejo último,sólo estamos nosotros.A la hora en que un hombre y una mujer desciendenpor la única calle de dos gritos,sólo el tiempo, el murmullode unas cuantas palabras en las profundidadesdel agua de los labios. -Vírgenes con escuadrasy compases, velandolas celestes pizarras.Y el ángel de los números,pensativo, volando,del 1 al 2, del 2al 3, del 3 al 4.Tizas frías y esponjasrayaban y borrabanla luz de los espacios.Ni sol, luna, ni estrellas,ni el repentino verdedel rayo y el relámpago,ni el aire. Sólo nieblas.Vírgenes sin escuadras,sin compases, llorando.Y en las muertas pizarras,el ángel de los números,sin vida, amortajadosobre el 1 y el 2,sobre el 3, sobre el 4... -Corderito mío,suavidad callada:mi pecho es tu grutade musgo afelpada.Carnecita blanca,tajada de luna:lo he olvidado todopor hacerme cuna.Me olvidé del mundoy de mí no sientomás que el pecho vivocon que te sustento.Y sé de mí sóloque en mí te recuestas.Tu fiesta, hijo mío,apagó las fiestas. -Cuánto vive el hombre, por fin?Vive mil días o uno solo?Una semana o varios siglos?Por cuánto tiempo muere el hombre?Qué quiere decir "Para siempre"?Preocupado por este asuntome dediqué a aclarar las cosas.Busqué a los sabios sacerdotes,los esperé después del rito,los aceché cuando salíana visitar a Dios y al Diablo.Se aburrieron con mis preguntas.Ellos tampoco sabían mucho,eran sólo administradores.Los médicos me recibieron,entre una consulta y otra,con un bisturí en cada mano,saturados a aureomicina,más ocupados cada día.Según supe por lo que hablabanel problema era como sigue:nunca murió tanto microbio,toneladas de ellos caían,pero los pocos que quedaronse manifestaban perversos.Me dejaron tan asustadoque busqué a los enterradores.Me fui a los ríos donde quemangrandes cadáveres pintados,pequeños muertos huesudos,emperadores recubiertospor escamas aterradoras,mujeres aplastadas de prontopor una ráfaga de cólera.Eran riberas de difuntosy especialistas cenicientos.Cuando llegó mi oportunidadles largué unas cuantas preguntas,ellos me ofrecieron quemarme:era todo lo que sabían.En mi país los enterradoresme contestaron, entre copas:"-Búscate una moza robusta,y déjate de tonterías".Nunca vi gentes tan alegres.Cantaban levantando el vinopor la salud y la muerte.Eran grandes fornicadores.Regresé a mi casa más viejodespués de recorrer el mundo.No le pregunto a nadie nada.Pero sé cada día menos. -Todavía se aman a pesar de la plagay encuentran en la noche sus torsos alumbradossabiendo que la muerte les acecha celosa.Tiemblan cuando desnudos se miran al cristaly ven alguna mancha que oscurece su piel.Con precaución celebran sus huesos arropadosy con certeza saben éste es tiempo de guerra.Oficiando sus ojos un memorial de sombrasrecuerdan tantos nombres que con pasión se amaron,cuerpos llenos de fuego su coraza encendiday que ahora rescatan del campo de batalla. -Empuña el sol tocando y desparramando su cuerno de fuego, y en los surcos maduros el pan estalla entre gaviotas y vasijas...Todo está hecho así, Luisita: vihuelas y cadenas, y somos materia que habla, materia que llora, materia que canta y enormes categorías de espanto; cae el hombre y se levanta la sociedad huracanada, rompiendo esclavitud adentro y congojas grandes como espigas o como estruendos de eternidades que batallan arrojándose montañas a la cara; amor, aquí estoy cuidando tu sueño como un tigre rojo o un soldado de basalto de centinela en las avanzadas del mundo.Sobre el hambre del régimen levantan los imperios económicos la bandera negra de la piratería internacional, enarbolada por los Caínes y traidores, y el águila de los infiernos desgarra y aplasta vientres de mujeres de miel y niños atroces con la pata macabra de la guerra y la inflación rugiente de cadáveres.Monologando, arañándome el corazón con la cuchara rota de la pena, me arranco el pedazo del alma que representa a cada semana y te contemplo a ti adentro, solita y enorme como un nomeolvides en un abismo; viejo, furioso, tierno, el rescoldo del remoto querer levanta llamas tronchadas y multitudinarias, rajando el hígado anciano del quemado roble, y una perdiz feroz toma y emigra; soy espectáculo y audiencia de un drama eterno, copretérito, en el cual mis entrañas son el personaje latente, el rugiente fusil o caballo desaforado que busca abismos, y un hijo del pueblo, cruzando los pueblos hambrientos con su atado de volcanes gritando en la soledad de los navíos; no volveré a besar nunca jamás tu boca de tierra y mundos; y a la orilla de mí las hienas lluviosas y envenenadas de "Dios" rajan la sábana de luto del tiempo con las ganas quebradas y ensangrentadas.Llorando como el retrato de Balmaceda en la decadencia de la clase-media provincial de hoy, penoso y telarañoso te escribo, circunscrita de amapolas, versos de fuego con hierro rugiendo y tórtolas, para el Correo del Otro Mundo, como un roto infeliz que se lavase solo la puñalada total con el jabón de olor de los recuerdos, encima de la patria caída.Tremendamente poblado de lisiados y ladrones, asesinos y limosneros, peronistas, poetastros, sodomitas, demagogos y literatos-tiburones-cogoteros profesionales, el país de Chile parece un poncho de piojos y lágrimas, y a la opinión pública le llora un muerto en la garganta; inviernos sin braseros ni comida gotearon las últimas habitaciones, y tu ausencia, Winétt, socava la patria que cantaste; floreció el peral un tarro de llanto y las palomas se cubrieron de suicidio y lluvia en las mediaguas abandonadas de antaño, en las que denantes sentí el calofrío del infinito bajando como helado y amargo fantasma, o como obrero sin trabajo o como pasado de antigua familia caída en la prostitución y la miseria.Como un buho en el crepúsculo se derrumban los aterrados demagogos literarios y es horrenda la existencia entre podridas gentes, entre mentiras que roen como ratones rojos la reputación democrática y el don creador, entre Obispos de Mar de la literatura que han hedionda hasta el alma, entre la cháchara radialbestial del compadrón justicialista, que en un aletazo de imbecilidad tenebroso, entre las abejas muertas de tu recuerdo que se manchan las pestañas de oro azul en el pantano de la vida.Comprendo lo serio y tremendo que es ver llorar a un hombre; lo soy entero, definitivamente, rotundo; tu orgullo fui de hombría lleno, y lloro con vergüenza y con grandeza, lloro tal como un rotito chileno botado en las cunetas del camino, por el cual avanza como grande barco el automóvil del latifundista; o como si todo mi llanto fuera el llanto general del mundo; volveré a ser el huaso litoral, el huaso de montura de potro y cuchilla, cacho y lazo de siete corriones, espuelas con rodaja de campana de luto y manta a rayas color bandera y fuego, y el roto completamente solo y entristecido para siempre nunca, o el hacendado menor sublimado en bodeguero-despachero-carnicero de provincia o barrio de antaño y moriré apuñalado en una gran barranca. vociferando de alegría horrible; mi desesperación fusilera se desafía con mi cinturón de balas y he de caer entonces, recordándote a ti que estás presente con todos los pueblos adentro de la canción eterna, oh! dulce calandria de oro...Entre el ilustre mar y tú, la relación de profundidad es enorme; es por aquello que no es tu recuerdo quien va adentro de mí, sino yo mismo íntegro adentro de tu recuerdo porque yo soy tu recuerdo; desde mi congoja llueve tu nombre, y voy como Galvarino con los brazos cortados a la altura del coraz6n.Llora la ojota nacional, y el país hambriento y desesperado aguanta la patada del gran imperio del dó1ar tallada en la bota del patrón, y el peón apenas se puede la miseria; tranco a tranco, empujo mi alma como un carretón viejo; y estos renglones echan humo y pena de gran incendio, como si se quemasen todas las montañas del mundo; sobre las ruinas tremendas alto y retumba el trueno; aguarda un momento Winétt: ¡voy a golpear la Eternidad con la cacha de mi revólver...! -I?Estábamos en el paraíso. En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva, levántate.?Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció?.?Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los árboles. Escucha.?Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti.Adán fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces equivocados les mordían las piernas.II-¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo de¡ medio- día y tus ¿Ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen de un día a otro. Es la tierra la que crece; se hace blanda, verde, flexible. El terrón enmohecido, la costra de los vicios árboles, se desprende, regresa. ¿Lo has visto? Las plantas caminan en el tiempo, no de un lugar a otro: de una hora a otra hora. Esto puedes sentirlo cuando te extiendes sobre la tierra, boca arriba, y tu pelo penetra como un manojo de raíces, y toda tú eres un tronco caído. -Yo quiero sembrar una semilla en el río, a ver si crece un árbol flotante para treparme a jugar. En su follaje se enredarían los peces, y sería un árbol de agua que iría a todas partes sin caerse nunca.IIILa noche que fue ayer fue de la magia. En la noche hay tambores, y los animales duermen con el olfato abierto como'un ojo. No hay nadie en el, aire. Las hojas y las plumas se reúnen en las ramas, en el suelo, y alguien las mueve a veces, y callan. Trapos negros, voces negras, espesos y negros silencios, flotan, se arrastran, y la tierra se pone su rostro negro y hace gestos a las estrellas. Cuando pasa el miedo junto a ellos, los corazones golpean fuerte, fuerte, y los ojos advierten que las cosas se mueven eternamente en su mismo lugar. Nadie puede dar un paso en la noche. El que entra con los ojos abiertos en la espesura de la noche, se pierde, es asaltado por la sombra, y nunca se sabrá nada de él, como de aquellos que el mar ha recogido. -Eva, le dijo Adán, despacio, no nos separemos.IV?Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas?Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquilany tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas.¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles?Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo.Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día.Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. -¡Oh, la saeta, el cantaral Cristo de los gitanos,siempre con sangre en las manos,siempre por desenclavar!¡Cantar del pueblo andaluz,que todas las primaverasanda pidiendo escaleraspara subir a la cruz!¡Cantar de la tierra mía,que echa floresal Jesús de la agonía,y es la fe de mis mayores!¡Oh, no eres tú mi cantar!¡No puedo cantar, ni quieroa ese Jesús del madero,sino al que anduvo en el mar! -Sentada en su balcónmirando al horizontela niña sueña con viajar muy lejos.Europa bajo sus plantaslas luces de París en una manoreconquista del mundo en sentido contrario.La despeina el viento suave de las islasy ella cierra los ojos atisbando a lo lejosmarido rico que mantendrá su ocioy tiendas coloridas donde cubrir su cuerpo.Sentada en el balcón ve pasar los avionesaparatos plateados que atraviesan el mary pisan otras tierrasdonde el verano ha de ser menos calientey la nieve una fiesta de muñecos blanquísimos.Viajes y fiestas imaginamientras las olas se estrellan contra el muroviajes y fiestasy no añoranza de las islasy no morirse soladonde ser extranjero no es ningún privilegioy no deudas y trabajo y centavos contados.Viajes y fiestas y vestidos bonitosy dólares que caen como un milagro.Sentada en su balcónmirando al horizonte,la niña sueña. -20 poemas de amor y una canción desesperadaEs la mañana llena de tempestaden el corazón del verano.Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,el viento las sacude con sus viajeras manos.Innumerable corazón del vientolatiendo sobre nuestro silencio enamorado.Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,como una lengua llena de guerras y de cantos.Viento que lleva en rápido robo la hojarascay desvía las flechas latientes de los pájaros.Viento que la derriba en ola sin espumay sustancia sin peso, y fuegos inclinados.Se rompe y se sumerge su volumen de besoscombatido en la puerta del viento del verano. -Ese tipo pálido y febrilQue estoy mirandoSoy yo.Yo mismo que me miroDe un modo impertinente.Yo mismovestido de primera comunión,Feliz como unas pascuas.Con un poco de suerte,ese infante de la fotose meará en cualquier momento,si nadie se lo impide.Es posible que despuésde enamorarse varias vecesdescubra el modo extravagante del deseo. -Antigüedadmujer hermosacon ojos pompeyanosque lleva cestosde sombrahasta las viñasMarque se miraen un espejoy se serenaantes de quela veanamanecer las navesorgullosasMujerlanceoladacon los pechosen púrpuraque visitalos templosy pestañeanlas lámparasde aceiteCintura de la juventudde la columnasmelancolíade la flor dela manzanillaque te haceaniversariosen latínal ladode las losasMujervestida de cenizay rayo de lunaque en la nochete han visto llorarsobre un mosaicoPasabaslevementelos dedospor la desvanecidasonrisade los padresqueridos. -La cálida o porosa tinta de mis sueñosafónicos pájaros da a un torsosobre el fino papel vegetal de la memoriay esos pájaros pueden igual ser lunas tardíasque el oculto alfabeto con que unas piernassin un solo respiro reelaboran nuevo el mundo.Y mientras reconstruyo de tu amor estos instantes mínimossé que soy legión de vivos, que desiertosy ciudades se hacen nadasi camino poblado por tus rostrosy sé que puedo abrazar en cualquier momentoel exacto gesto con que lanzaba yo al vacío un cigarrillopara dejar que cambiaras los discos dulces de mis ojosy que puedo cuando quiera acompañarme repitiendoel modo en que convertías las esquinasen absolutos azules sin demonios.Y saber que hasta tal puntoera vivir entonces estas cosasque podíamos sin especial esfuerzocreer que el albano era del todo mentirosa.Pero los improbables tiempos de las almasun día se disecan.Ya sólo guardo sombras. -Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,y en tu nada recoge estas mis quejas,Tú que a los pobres hombres nunca dejassin consuelo de engaño. No resistesa nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.Cuando Tú de mi mente más te alejas,más recuerdo las plácidas consejascon que mi ama endulzóme noches tristes.¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grandeque no eres sino Idea; es muy angostala realidad por mucho que se expandepara abarcarte. Sufro yo a tu costa,Dios no existente, pues si Tú existierasexistiría yo también de veras. -Madre, cuando sea grande,¡ay..., qué mozo el que tendrás!Te levantaré en mis brazos,como el zonda al herbazal.O te acostaré en las parvaso te cargaré hasta el maro te subiré las cuestaso te dejaré al umbral.¿Y qué casal ha de hacertetu niñito, tu titán,y qué sombra tan amantesus aleros van a dar?Yo te regaré una huertay tu falda he de cansarcon las frutas y las frutasque son mil y que son más.O mejor te haré tapicescon la juncia de trenzar;o mejor tendré un molinoque te hable haciendo el pan.Cuenta, cuenta las ventanasy las puertas del casal;cuenta, cuenta maravillassi las puedes tú contar... -No sé si alguna vez les ha pasado a ustedespero el Jardín Botánico es un parque dormidoen el que uno puede sentirse árbol o prójimosiempre y cuando se cumpla un requisito previo.Que la ciudad exista tranquilamente lejos.El secreto es apoyarse digamos en un troncoy oír a través del aire que admite ruidos muertoscómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedespero el Jardín Botánico siempre ha tenidouna agradable propensión a los sueñosa que los insectos suban por las piernasy la melancolía baje por los brazoshasta que uno cierra los puños y la atrapa.Después de todo el secreto es mirar hacia arribay ver cómo las nubes se disputan las copasy ver cómo los nidos se disputan los pájaros.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedesah pero las parejas que huyen al Botánicoya desciendan de un taxi o bajen de una nubehablan por lo común de temas importantesy se miran fanáticamente a los ojoscomo si el amor fuera un brevísimo túnely ellos se contemplaran por dentro de ese amor.Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble(también podría llamarlo almendro o araucariagracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)hablan y por lo visto las palabrasse quedan conmovidas a mirarlosya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedespero es lindísimo imaginar qué dicensobre todo si él muerde una ramitay ella deja un zapato sobre el céspedsobre todo si él tiene los huesos tristesy ella quiere sonreír pero no puede.Para mí que el muchacho está diciendolo que se dice a veces en el Jardín Botánicoayer llegó el otoñoel sol de otoñoy me sentí felizcomo hace muchoqué linda estáste quieroen mi sueñode nochese escuchan las bocinasel viento sobre el mary sin embargo aquellotambién es el silenciomírame asíte quieroyo trabajo con ganashago númerosfichasdiscuto con cretinosme distraigo y blasfemodame tu manoahoraya lo sabéste quieropienso a veces en Diosbueno no tantas vecesno me gusta robarsu tiempoy además está lejosvos estás a mi ladoahora mismo estoy tristeestoy triste y te quieroya pasarán las horasla calle como un ríolos árboles que ayudanel cielolos amigosy qué suertete quierohace mucho era niñohace mucho y qué importael azar era simplecomo entrar en tus ojosdejame entrarte quieromenos mal que te quiero.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedespero puedo ocurrir que de pronto uno adviertaque en realidad se trata de algo más desoladouno de esos amores de tántalo y azarque Dios no admite porque tiene celos.Fíjense que él acusa con ternuray ella se apoya contra la cortezafíjense que él va tildando recuerdosy ella se consterna misteriosamente.Para mí que el muchacho está diciendolo que se dice a veces en el Jardín Botánicovos lo dijistenuestro amorfue desde siempre un niño muertosólo de a ratos parecíaque iba a vivirque iba a vencernospero los dos fuimos tan fuertesque lo dejamos sin su sangresin su futurosin su cieloun niño muertosólo esomaravilloso y condenadoquizá tuviera una sonrisacomo la tuyadulce y hondaquizá tuviera un alma tristecomo mi almapoca cosaquizá aprendiera con el tiempoa desplegarsea usar el mundopero los niños que así vienenmuertos de amormuertos de miedotienen tan grande el corazónque se destruyen sin saberlovos lo dijistenuestro amorfue desde siempre un niño muertoy qué verdad dura y sin sombraqué verdad fácil y qué penayo imaginaba que era un niñoy era tan sólo un niño muertoahora qué quedasólo quedamedir la fe y que recordemoslo que pudimos haber sidopara élque no pudo ser nuestroqué másacaso cuando llegueun veintitrés de abril y abismovos donde estésllevale floresque yo también iré contigo.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedespero el Jardín Botánico es un parque dormidoque sólo despierta con la lluvia.Ahora la última nube a resuelto quedarsey nos está mojando como alegres mendigos.El secreto está en correr con precaucionesa fin de no matar ningún escarabajoy no pisar los hongos que aprovechanpara nadar desesperadamente.Sin prevenciones me doy vuelta y siguenaquellos dos a la izquierda del robleeternos y escondidos en la lluviadiciéndose quién sabe qué silencios.No sé si alguna vez les ha pasado a ustedespero cuando la lluvia cae sobre el Botánicoaquí se quedan sólo los fantasmas.Ustedes pueden irse.Yo me quedo. -¿Es eso la vida?Empiezo con ella, cada día de nuevo.Afilo mis cuchillos,cargo revólver y fusil.Y me digo a mí mismo: pobre cabeza,venga, vamos a pasearnos un pocoal sol.Él brillará por siglos. -(Heine)Soñaba yo: mis párpados henchidosde lágrimas sentía;soñé que estabas en la tumba, muerta,y muerta te veía...Era un sueño no más , pero despiertolloraba todavía.Estaba yo soñando, y por la cara,el llanto me corría;soñé que te arrancaba de mi ladoalguno, vida mía...Era un sueño no más, pero despiertolloraba todavía.Soñaba yo... Me ahogaban los sollozos,el llanto me bebía...Estaba yo soñando que me amabas,¡soñando que eras mía!¡Era un sueño no más, no más que un sueño,y lloro, más que nunca, todavía! -El instante es azulEl mar, aquella quietapiedra verde que ocupa la mañanaPalpitanteabierta como un párpadola tentaciónme asalta"Venusemergente en la espuma"muy jovendelgaditay con bañador rojo. -Para Oneida SánchezDe todas las últimas miradasque hemos ido dejando por la vidasin saber que lo eran¿cómo será la última, la mirada final?¿Se quedará pegada a la piel de los ojos?¿Cuundo se seque será raíz del llanto?¿En que región oscura volverá a ser primera?¿Tendrá fuego en su voz si la reconocemoso será como agua si nos llega a traición?¿Se hundirá el peso de su polvoen el aire de la nueva mañanaque nosotros ya ciegos no veremos?Mirar es responder a preguntas vacíasen la primera noche sin respuestas. -El que medita a la sombra de una torre,o el que cantaen la cima de ese Everest moldeado de nieve,puede ver cómo el mundo vuelve hacia atrás susojosy olvida sus cabellos caídos por la historia,puede observar también cómo allá en loprofundoquedan lagos por descubrir, selvasblanquísimasy todo un reino de bondad nativaque iguala ante la ley aves y hombres.Ve cómo el viento suave levanta un murmullode hojas en Manchuria,o mueve una palmera tropical,y todo es así;hay siempre un sudor frío que anega la frentedel tirano,que moja el pecho del coolí dormido entrebambúesy cae sobre la humanidad como lluvia cándidade democracia, de traición y mano blanca.Toda esta frondosa vista deja un pozo de sangreen la memoria,sangre al besar los labios de esa mujery ver que son de humo,destino de desear las dunas de ese pechocomo montones de nostalgia:y de adormecerse entre las brumas de ese paísque nadie ama.Pero el mundo volverá a sonreír,tal vez mañana se ofrezcan a Dios árbolestiernosy dólares de oro,tal vez las armaduras, los fusiles que fulgense oxidarán en los desvanes de la auroracon sequedad de latones o sacos de herrumbreTal vez el que medita o cantaobserva ya mejillas sin cicatrices,insólitas banderasdesplegadas hacia los astros vivosy una claridad purapor occidente, inmóvil sobre el caos -Me tendrás a tu lado. Me besarás. Y luego,como al moreno cántaro que espera al fin del surco,a mi sumiso cuerpo se alargarán tus brazos.Se saciará tu sed: la exigua sed de un hombre.De mi lecho después, en largas madrugadashacer creerás el blanco camino del olvido.Y sin embargo, ciego piloto de mi entraña,conmigo habrás llegado por una noche sola,a la encantada playa donde no está tu muerte.Por el nocturno río caliente de mi sangreirán tus ojos lejos, para jamás volverse,tu voz prenderá en roca para perennes ecos.Tú no lo sabes, hombre, tú no lo piensas, ciego.Esta noche mi cuerpo será, ¡oh antiguo nauta!el puerto de que zarpen las naves de otra aurora.1939 -¿Cómo te llamaré para que entiendasque me dirijo a ti, ¡dulce amor mío!,cuando lleguen al mundo las ofrendasque desde oculta soledad te envío?...... ... ... ... ...Aquí tu barca está sobre la arena;desierta miro la extensión marina;te llamo sin cesar con tu bocina,y no pareces a calmar mi pena.Aquí estoy en la barca triste y sola,aguardando a mi amado noche y día;llega a mis pies la espuma de la ola,y huye otra vez, cual la esperanza mía.¡Blanca y ligera espuma transparente,ilusión, esperanza, desvarío,como hielas mis pies con tu rocíoel desencanto hiela nuestra mente!Tampoco es en el mar adonde él mora;ni en la tierra ni en el mar mi amor existe.¡Ay!, dime si en la tierra te escondiste,o si dentro del mar estás ahora.Porque es mucho dolor que siempre ignoresque yo te quiero ver, que yo te llamo,sólo para decirte que te amo,que eres siempre el amor de mis amores.... ... ... ... ... -Lo no moroso al toqueel consonar a qué la sexta notalos hubieron posesoslos sofocos del bis a bis acoplo de sorbentes subósculoslos erosismos dérmicoslos espiribuceosel ir a qué con metalos refrotes fortuitos del gravitar a qué con cuanta larva en tedio languilate en los cubos del miasmalos tantos otros otrosla sed a quélas equislas instancias del vértigoel gusto a qué desnudolos tententedio tercos del infierneo en familialas idóneas exnúbilesel darse a dar a quéel re la mi sin finlos complejos veladosel decomiso asetolos tejidos tejidos en el diario presidio de la sangre.los necrococopiensos con ancestros de polvoel "to be" a quéo el "not to be" a quéla suma lenta mermala recontralos avernitos íntimosel ascopez paquécualquier a qué cualquierael pluriaquéa quéel pentatotal a quéa quéa quéa quéy sin embargo -Porque el mar se ha quedadoputrefacto en otra orilla,yo inconforme,con mis párpados ceñidos al calor y al verde clarode una isla,de un fulgor,estas plumas que han crecido en míya no me bastan.Lloran también en mítodas las castas-y la ciudad de papeles recortadosparaser lo que no quieroen el destierro de mi mismaen esta calma de mis piesque acampan en el nidode otro mar que no me busca.No soy yo la que mirabaen el cielo, desmembradoel impudor, la costumbreno soy yola que nadaba dormida, ciertamentetoda el aguasin errar un solo pieo un solo brazo en el silencioque me amabahasta saber de memoria mis latidosyo sus polvos y sus marcasen el ruidocon las cuerdas de estos dedos que bordabanlos manteles sin saber de despedidasni nostalgias.Esa voz que ahora me supley su sombra indefinida en la dureza de un adiósluego me canta.Ha llamado inútilmente,en secreto a los fantasmasde la piel que la olvidaron.Y la máscara,que a veces me sonríe con una risa empolvadacon una mueca de niñacon unos ojos lejanosclavados en la playa que fue suya,en la calma,que busca los precipiciospara gritar en silenciocon el eco desdoblandola caricia deseada;de una ola,de una huella,en las agrias baldosas de estos piesque ayer buscabansu justo lugar entre las cosasy hoy desean conciliarsecon sus antiguas pisadas. -Delante está el carmín de la emoción.Y al fondo de la vida,por el suave azul nublado,entre las cobres hojas últimasque se curvan en éstasis de gloria,la eterna plenitud desnuda.(Y el agua una se ve más.El color es más él, más sólo él,el olor solo tiene un ámbito mayor,el calor todo se oye más.Y gritaen el aire, en el agua,sobre el calor, sobre el olor, sobre el color,ante el carmín de la pasión segunda,la esterna plenitud desnuda.)¡Armonía sin fin, gran armoníade lo que se despide sin cuidado,en luz de oro para luego verde,que ha de ver tantas veces todavía,ante el carmín de la ilusión,la interna plenitud desnuda! -Cien sonetos de amorSi muero sobrevíveme con tanta fuerza puraque despiertes la furia del pálido y del frío,de sur a sur levanta tus ojos indelebles,de sol a sol que suene tu boca de guitarra.No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,no quiero que se muera mi herencia de alegría,no llames a mi pecho, estoy ausente.Vive en mi ausencia como en una casa.Es una casa tan grande la ausenciaque pasarás en ella a través de los murosy colgarás los cuadros en el aire.Es una casa tan transparente la ausenciaque yo sin vida te veré viviry si sufres, mi amor, me moriré otra vez. -El vals llora en mi ojalSilencioEn mi hombro se ha posado el sueñoy es del mismo temblor que sus cabellos -A veces, cuando en alta noche tranquila,sobre las teclas vuela tu mano blanca,como una mariposa sobre una lilay al teclado sonoro notas arranca,cruzando del espacio la negra sombrafiltran por la ventana rayos de luna,que trazan luces largas sobre la alfombra,y en alas de las notas a otros lugares,vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,y en gótico castillo donde en las piedrasmusgosas por los siglos, crecen las yedras,puestos de codos ambos en tu ventanamiramos en las sombras morir el díay subir de los valles la noche umbríay soy tu paje rubio, mi castellana,y cuando en los espacios la noche cierra,el fuego de tu estancia los muebles dora,y los dos nos miramos y sonreímosmientras que el viento afuera suspira y llora!¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,cuando sobre las teclas vuelan sus manos! -Fueron jóvenes los viejospero la vida se ha idodesgranando en el espejoy serán viejos los jóvenespero no lo divulguemosque hasta las paredes oyen. -XLIIIEsta cabeza, cuando viva, tuvosobre la arquitectura destos huesoscarne y cabellos, por quien fueron presoslos ojos que mirándola detuvo.Aquí la rosa de la boca estuvo,marchita ya con tan helados besos,aquí los ojos de esmeralda impresos,color que tantas almas entretuvo.Aquí la estimativa en que teníael principio de todo el movimiento,aquí de las potencias la armonía.¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!,¿dónde tan alta presunción vivía,desprecian los gusanos aposento? -Llegué a confundirme con ella,tanto...! Por sus recodosespirituales, yo me ibajugando entre tiernos fresales,entre sus griegas manos matinales.Ella me acomodaba después los lazos negrosy bohemios de la corbata. Y yovolvía a ver la piedraabsorta, desairados los bancos, y el relojque nos iba envolviendo en su carrete,al dar su inacabable molinete.Buenas noches aquellas,que hoy la dan por reírde mi extraño morir,de mi modo de andar meditabundo.Alfeñiques de oro,joyas de azúcarque al fin se quiebran enel mortero de losa de este mundo.Pero para las lágrimas de amor,los luceros son lindos pañuelitoslilas,naranjos,verdes,que empapa el corazón.Y si hay ya mucha hiel en esas sedas,hay un cariño que no nace nunca,que nunca muere,vuela otro gran pañuelo apocalíptico,la mano azul, inédita de Dios! -(El alma)Me la están refregando, alguien la aclara.¡Yo que desde aquel díala eché a lo sucio para siempre, paraya no lavarla más, y me servía!¡Si hasta me está más justa¡ No la he puestopero ahí la veis todos, ahí, tendida,ropa tendida al sol. ¿Quién es? ¿Qué es esto?¿Qué lejía inmortal, y que perdidajabonadura vuelve, qué blancura?Como al atardecer el cerro es nuestra ropadesde la infancia, más y más oscuray ved la mía ahora. ¡Ved mi ropa,mi aposento de par en par! ¡Adentrocon todo el aire y todo el cielo encima!¡Vista la tierra tierra! ¡Más adentro!¡No tenedla en el patio: ahí en la cima,ropa pisada por el sol y el gallo,por el rey siempre!He dicho así a media albaporque de nuevo la hallo,de nuevo el aire libre sana y salva.Fue en el río, seguro, en aquel ríodonde se lava todo, bajo el puente.Huele a la misma agua, a cuerpo mío.¡Y ya sin mancha! ¡Si hay algún valiente,que se la ponga! Sé que le ahogaría.Bien sé que al pie del corazón no es blancapero no importa: un día...¡Qué un día, hoy, mañana que es la fiesta!Mañana todo el pueblo por las callesy la conocerán, y dirán: «Estaes su camisa, aquella, la que erasólo un remiendo y ya no le servía.¿Qué es este amor? ¿Quién es su lavandera?» -No te aferres al pasadoni a los recuerdos tristes.No abras la herida que ya cicatrizó.No revivas los dolores y sufrimientos antiguos.Lo que pasó, pasó...De ahora en adelante,pon tus fuerzas en construir una vida nueva,orientada hacia lo alto, y camina de frente,sin mirar atrás.Haz como el sol que nace cada día,sin pensar en la noche que pasó.Vamos, levántate...porque la luz del sol está afuera! -Poema atribuido a Benedetti, pero cuyo real autor es el cantautor Pablo Milanés.Yo no te pido que me bajesuna estrella azulsólo te pido que mi espaciollenes con tu luz.Yo no te pido que me firmesdiez papeles grises para amarsólo te pido que tú quieraslas palomas que suelo mirar.De lo pasado no lo voy a negarel futuro algún día llegaráy del presentequé le importa a la gentesi es que siempre van a hablar.Sigue llenando este minutode razones para respirarno me complazcas no te nieguesno hables por hablar.Yo no te pido que me bajesuna estrella azulsólo te pido que mi espaciollenes con tu luz. -Dentro todo es silencio y sombra todavía;afuera entre las rejas de los amplios balconesque doran las primeras claridades del díarevuelan bulliciosos y a solas los gorriones.Son bandada, y oyéndolos, acaso, se diríaque de alegres coloquios fueran conversacionesesas músicas locas de tanta algarabíay que en prueba amorosa hasta entonan canciones.Libres, despreocupados en agreste existencia,dichosos visitantes del matinal conciertodan vibrante poesía al ambiente prosaico;pero purgan a veces, también, su independencia,que al abrir la ventana caído en el mosaicosuele encontrarse alguno "abiertas alas" muerto. -Este poema es la trágica historia del olvido de un poema.Brotaron sus palabras como voz que brotaba del sueño.Bellas estrofas perdidas, inquietantes imágenesrezumando silencio, borradas como nombresescritos una tarde de estío en la arena y que la pleamar se llevó.No hay espacio aquí para el desencanto(Yo, como ese poema, también soy silencioso)Tan sólo la reflexión, la terrible constatacióndel final de tantos, tantos versos,y la debilidad con que se asume lo inefablecomo un poso de pureza imposible,semejante a esos días en que el trastornonos desvanece y algo interior,girando donde nada gira, grita ¿dónde estás?para que algo, igualmente interior, descubraen la respuesta un umbral que nunca franquearemos,temerosos de hallar que las palabras son una cortinade humo, fragmentos volátilescomo vilanos en una tempestad.¿Y si cerrara los ojos?¿Y si dejara que el vacío llenase esta páginacomo el agua los huecos de árboles desarraigados?No, no es la palabra escrita sino la ausentela que perdura. Y esa ausencia tiene una forma,y esa forma tiene un color, y ese colortiene, posiblemente, un destino.Ahora es de noche y escribo.Escribo caído en la trampa de la costumbrecomo una ave migratoria que, a ojosde las otras, es sólo un bicho perdido,demasiado confuso para volar. Volar, errardetrás del agua sólo para constatar la sedy darle un rincón,el mismo que a la forma que en el lechoel pensamiento deja de un cuerpo inalcanzable.Sí. Es de noche. Y escribo este poema.Mañana, pájaro de alas rotas, narrará la historiade otro poema sin existenciaLo poseeré mientras surja.Luego será, seré abandonado.¿Cómo podría ser de otro modo? -Aquella voluntad honesta y pura,ilustre y hermosísima María,que en mí de celebrar tu hermosura,tu ingenio y tu valor estar solía,a despecho y pesar de la venturaque por otro camino me desvía,está y estará en mí tanto clavada,cuanto del cuerpo el alma acompañada.Y aún no se me figura que me tocaaqueste oficio solamente en vida;mas con la lengua muerta y fría en la bocapienso mover la voz a ti debida.Libre mi alma de su estrecha rocapor el Estigio lago conducida,celebrándose irá, y aquel sonidohará parar las aguas del olvido.Mas la fortuna, de mi mal no harta,me aflige, y de un trabajo en otro lleva;ya de la patria, ya del bien me aparta;ya mi paciencia en mil maneras prueba;y lo que siento más es que la cartadonde mi pluma en tu alabanza mueva,poniendo en su lugar cuidados vanos,me quita y me arrebata de las manos.Pero por más que en mí su fuerza pruebeno tomará mi corazón mudable;nunca dirán jamás que me remuevefortuna de un estudio tan loable.Apolo y las hermanas todas nueve,me darán ocio y lengua con que hablelo menos de lo que en tu ser cupiere;que esto será lo más que yo pudiere.En tanto no te ofenda ni te hartetratar del campo y soledad que amaste,ni desdeñes aquesta inculta partede mi estilo, que en algo ya estimaste.Entre las armas del sangriento Marte,do apenas hay quien su furor contraste,hurté de tiempo aquesta breve suma,tomando, ora la espada, ora la pluma.Aplica, pues, un rato los sentidosal bajo son de mi zampoña ruda,indigna de llegar a tus oídos,pues de ornamento y gracia va desnuda;mas a las veces son mejor oídosel puro ingenio y lengua casi muda,testigos limpios de ánimo inocente,que la curiosidad del elocuente.Por aquesta razón de ti escuchado,aunque me falten otras, ser merezco.Lo que puedo te doy, y lo que he dado,con recibillo tú yo me enriquezco.De cuatro ninfas que del Tajo amadosalieron juntas a cantar me ofrezco:Filódoce, Dinámene y Climene,Nise, que en hermosura par no tiene.Cerca del Tajo en soledad amenade verdes sauces hay una espesura,toda de yedra revestida y llena,que por el tronco va hasta la altura,y así la teje arriba y encadena,que el sol no halla paso a la verdura;el agua baña el prado con sonidoalegrando la vista y el oído.Con tanta mansedumbre el cristalinoTajo en aquella parte caminaba,que pudieran los ojos el caminodeterminar apenas que llevaba.Peinando sus cabellos de oro fino,una ninfa del agua do morabala cabeza sacó, y el prado amenovido de flores y de sombra lleno.Movióla el sitio umbroso, el manso viento,el suave olor de aquel florido suelo.Las aves en el fresco apartamientovio descansar del trabajoso vuelo.Secaba entonces el terreno alientoel sol subido en la mitad del cielo.En el silencio sólo se escuchabaun susurro de abejas que sonaba.Habiendo contemplado una gran piezaatentamente aquel lugar sombrío,somorgujó de nuevo su cabeza,y al fondo se dejó calar del río.A sus hermanas a contar empiezadel verde sitio el agradable frío,y que vayan las ruega y amonestaallí con su labor a estar la siesta.No perdió en esto mucho tiempo el ruego,que las tres de ellas su labor tomarony en mirando de fuera, vieron luegoel prado, hacia el cual enderezaron.El agua clara con lascivo juegonadando dividieron y cortaron,hasta que el blanco pie tocó mojado,saliendo de la arena el verde prado.Poniendo ya en lo enjuto las pisadas,escurrieron del agua sus cabellos,los cuales esparciendo, cobijadaslas hermosas espaldas fueron de ellos.Luego sacando telas delicadas,que en delgadeza competían con ellos,en lo más escondido se metieron,y a su labor atentas se pusieron.Las telas eran hechas y tejidasdel oro que el felice Tajo envía,apurado después de bien cernidaslas menudas arenas do se cría:y de las verdes hojas reducidasen estambre sutil, cual conveníapara seguir el delicado estilodel oro ya tirado en rico hilo.La delicada estambre era distintade los colores que antes le habían dadocon la fineza de la varia tintaque se halla en las conchas del pescado.Tanto artificio muestra en lo que pintay teje cada Ninfa en su labrado,cuanto mostraron en sus tablas antesel celebrado Apeles y Timantes.Filódoce, que así de aquellas erallamada la mayor, con diestra manotenía figurada la riberade Estrimón, de una parte el verde llano.y de otra el monte de aspereza fiera,pisado tarde o nunca de pie humano,donde el amor movió con tanta graciala dolorosa lengua del de Tracia.Estaba figurada la hermosaEurídice, en el blanco pie mordidaen la pequeña sierpe ponzoñosaentre la hierba y flores escondida;descolorida estaba como rosaque ha sido fuera de sazón cogida,y el ánima los ojos ya volviendo,de su hermosa carne despidiendo.Figurado se vía extensamenteel osado marido que bajabaal triste reino de la oscura gente,y la mujer perdida recobraba;y cómo después de esto él, impacientepor miralla de nuevo, la tornabaa perder otra vez, y del tiranose queja al monte solitario en vano.Dinámene no menos artificiomostraba en la labor que había tejido,pintando a Apolo en el robusto oficiode la silvestre caza embebecido.Mudar luego le hace el ejerciciola vengativa mano de Cupido.que hizo a Apolo consumirse en llorodespués que le enclavó con punta de oro.Dafne con el cabello suelto al viento,sin perdonar al blanco pie corriapor áspero camino, tan sin tientoque Apolo en la pintura parecía que,porque ella templase el movimiento,con menos ligereza la segura.El va siguiendo, y ella huyecomo quien siente al pecho el odioso plomo.Mas a la fin los brazos le crecían,y en sendos ramos vueltos se mostraban.Y los cabellos. que vencer solíanal oro fino, en hojas se tornaban;en torcidas raíces se extendíanlos blancos pies, y en tierra se hincaban;llora el amante, y busca el ser primero,besando y abrazando aquel madero.Climene, llena de destreza y maña,el oro y las colores matizandoiba, de hayas una gran montaña,de robles y de peñas variando;un puerco entre ellas de braveza extraña,estaba los colmillos aguzandocontra un mozo; no menos animoso,con su venablo en mano, que hermoso.Tras esto el puerco allí se vía heridode aquel mancebo por su mal valiente,y el mozo en tierra estaba ya tendido,abierto el pecho del rabioso diente;con el cabello de oro desparcidobarriendo el suelo miserablemente,las rosas blancas por alí sembradastornaba con su sangre coloradas.Adonis este se mostraba que era,según se muestra Venus dolorida,que viendo la herida abierta y fiera,estaba sobre él casi amortecida.Boca con boca coge la postreraparte del aire que solía dar vidaal cuerpo, por quien ella en este sueloaborrecido tuvo al alto cielo.La blanca Nise no tomó a destajode los pasados casos la memoriay en la labor de su sutil trabajono quiso entretejer antigua historia;antes mostrando de su claro Tajoen su labor la celebrada gloria,lo figuró en la parte donde él bañala más felice tierra de la España.Pintado el caudaloso río se vía,que en áspera estrecheza reducido,un monte casi alrededor ceñíacon ímpetu corriendo y con ruido;querer cercallo todo parecíaen su volver, mas era afán perdido;dejábase correr en fin derecho,contento de lo mucho que había hecho.Estaba puesta en la sublime cumbredel monte, y desde allí por él sembradaaquella ilustre y clara pesadumbrede antiguos edificios adornada.De allí con agradable mansedumbreel Tajo va siguiendo su jornada,y regando los campos y arboledascon artificio de las altas ruedas.En la hermosa tela se veíanentretejidas las silvestres diosassalir de la espesura, y que veníantodas a la ribera presurosas,en el semblante tristes, y traíancestillos blancos de purpúreas rosas,las cuales esparciendo derramabansobre una ninfa muerta, que lloraban,Todas con el cabello desparcidolloraban una ninfa delicada,cuya vida mostraba que había sidoantes de tiempo y casi en flor cortada.Cerca del agua en el lugar florido,estaba entre las hierbas degollada,cual queda el blanco cisne cuando pierdela dulce vida entre la hierba verde.Una de aquellas diosas, que en belleza,al parecer, a todas excedía,mostrando en el semblante la tristezaque del funesto y triste caso habíaapartado algún tanto, en la cortezade un álamo estas letras escribíacomo epitafio de la ninfa bella,que hablaban así por parte de ella."Elisa soy, en cuyo nombre suenay se lamenta el monte cavernoso,testigo del dolor y grave penaen que por mí se aflige Nemoroso,y llama ¡Elisa!... ¡Elisa! a boca llenaresponde el Tajo, y lleva presurosoal mar de Lusitania el nombre mío,donde será escuchado, yo lo fío."En fin en esta tela artificiosatoda la historia estaba figurada,que en aquella ribera deleitosade Nemoroso fue tan celebrada;porque de todo aquesto y cada cosaestaba Nise ya tan lnformada,que llorando el pastor, mil veces ellase enterneció escuchando su querella.Y porque aqueste lamentable cuentono sólo entre las selvas se contase,mas dentro de las ondas sentimientocon la noticia desto se mostrase,quiso que de su tela el argumentola bella ninfa muerta señalasey así se publicase de uno en unopor el húmedo reino de Neptuno.Destas historias tales variadaseran las telas de las cuatro hermanas,las cuales con colores matizadasclaras y luces de las sombras vanas,mostraban a los ojos relevadaslas cosas y figuras que eran llanas,tanto, que al parecer el cuerpo vanopudiera ser tomado con la mano.Los rayos ya del sol se trastornaban,escondiendo su luz al mundo caratras altos montes, y a la luna dabanlugar para mostrar su blanca cara;los peces a menudo ya saltaban,con la cola azotando el agua clara,cuando las Ninfas, la labor dejando,hacia el agua se fueron paseando.En las templadas ondas ya metidostenían los pies, y reclinar queríanlos blancos cuerpos, cuando sus oídosfueron de dos zampoñas que tañíansuave y dulcemente, detenidos;tanto, que sin mudarse las oían,y al son de las zampoñas escuchabandos pastores a veces que cantaban.Más claro cada vez el son se oía,de los pastores, que venían cantandotras el ganado, que también veníapor aquel verde soto caminando;y a la majada, ya pasado el día,recogido le llevan, alegrandolas verdes selvas con el son suavehaciendo su trabajo menos grave.Tirreno de estos dos el uno era,Alcino el otro, entrambos estimados,y sobre cuantos pacen la riberadel Tajo con sus vacas enseñados;mancebos de una edad, de una maneraa cantar juntamente aparejadosy a responder, aquesto van diciendo,cantando el uno, el otro respondiendo.TIRRENOFlérida, para mi dulce y sabrosamás que la fruta del cercado ajeno,más blanca que la leche, y más hermosaque el prado por abril de flores lleno:si tú respondes pura y amorosaal verdadero amor de tu Tirreno,a mi majada arribarás primeroque el cielo nos muestre su lucero.ALCINOHermosa Filis, siempre yo te seaamargo al gusto más que la retama,y de ti despojado yo me vea,cual queda el tronco de su verde rama,si más que yo el murciélago deseala oscuridad, ni más la luz desama,por ver ya el fin de un término tamañode este día; para mí mayor que un año.TIRRENOCual suele acompañada de su bandoaparecer la dulce primavera,cuando Favonio y Céfiro soplandoal campo toman su beldad primera,y van artificiosos esmaltandode rojo, azul y blanco la ribera,en tal manera a mi Flérida míaviniendo, reverdece mi alegría.ALClNO¿Ves el furor del animoso vientoembravecido en la fragosa sierraque los antiguos robles ciento a ciento,y los pinos altísimos atierra,y de tanto destrozo aún no contento,al espantoso mar mueve la guerra?Pequeña es esta furia, comparadaa la de Filis, con Alcino airada.TIRRENOEl blanco trigo multiplica y creceproduce el campo en abundancia y tiernopasto al ganado; el verde monte ofrecea las fieras salvajes su gobierno-,a do quiera me miro, me pareceque derrama la copia todo el cuerno;mas todo se convertirá en abrojos,si de ello aparta Flérida sus ojos.ALCINODe la esterilidad es oprimidoel monte, el campo, el soto y el ganado;la malicia del aire corrompidohace morir la yerba mal su grado;las aves ven su descubierto nido,que ya de verdes hojas fue cercado;pero si Fllis por aqui tornare,hará reverdecer cuanto mirare.TIRRENOEl álamo de Alcides escogidofue siempre, y el laurel del rojo Apolo;de la hermosa Venus fue tenidoen precio y en estima el mirto solo;el verde sauce de Flérida es querido,y por suyo entre todos escogiólo:doquiera que de hoy más sauces se hallen,el álamo, el laurel y el mirto callen.ALCINOEl fresno por la selva en hermosurasabemos ya que sobre todos vaya,y en aspereza y monte de espesurase aventaja la verde y alta haya;mas el que la beldad de tu figura,donde quiera mirando, Filis, haya,al fresno y a la haya en su asperezaconfesará que vence tu belleza.Esto cantó Tirreno, y esto Alcinole respondió; y habiendo ya acabadoel dulce son, siguieron su caminocon paso un poco más apresurado.Siendo a las ninfas ya el rumor vecino,juntas se arrojan por el agua a nado;y de la blanca espuma que movieron,las cristalinas ondas se cubrieron. -Pincel divino, venturosa mano,perfecta habilidad única y rara;concepto altivo do la envidia avarasi te piensa enmendar, presume en vano.Delicado matiz que el ser humanonos muestra cual el cielo lo mostrara;beldad cuya beldad se ve tan claraque al ojo engaña el arte soberano.Artífice ingenioso, ¿qué sentistecuando tan cuerdamente contemplabasel subjeto que muestran tus colores?Dime, si como yo la vi, la viste,el pincel y la tabla en que pintabas,y tú, ¿cómo no ardéis, cual yo, de amores? -En este retratohay un niño mirándome con ojos grandes;este niño soy yoy hay una fecha: 1906.Es la primera vez que me miré atentamente.Por supuesto que yo hubiera queridoque ese niño hubiera sido más serio,con esa mano más serena,con esa sonrisa más fotográfica.Esta retrospección no remedia, empero,lo que el fotógrafo, el cumpleaños,mi mamá, yo y hasta tal vez la fisiologíadimos por resultado en 1906. -¿Qué les queda por probar a los jóvenesen este mundo de paciencia y asco?¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?también les queda no decir aménno dejar que les maten el amorrecuperar el habla y la utopíaser jóvenes sin prisa y con memoriasituarse en una historia que es la suyano convertirse en viejos prematuros¿qué les queda por probar a los jóvenesen este mundo de rutina y ruina?¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?les queda respirar / abrir los ojosdescubrir las raíces del horrorinventar paz así sea a ponchazosentenderse con la naturalezay con la lluvia y los relámpagosy con el sentimiento y con la muerteesa loca de atar y desatar¿qué les queda por probar a los jóvenesen este mundo de consumo y humo?¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?también les queda discutir con diostanto si existe como si no existetender manos que ayudan / abrir puertasentre el corazón propio y el ajeno /sobre todo les queda hacer futuroa pesar de los ruines de pasadoy los sabios granujas del presente. -Yo aquí, tan lejos,ocupado en llenar de pielesta cama sin calordesde hace días,odiando sin cesar a esta bombillaque, a veces,amenaza con privarme de luz,como si pudiese con ellocegarme tu recuerdo.Yo aquí, tan solo,deseando "como el sol- amanecerpara que la noche pase pronto,y ahogarme en el bullicio de las calles,de los cafés, de las aceras,para ver si de ese modoel orden de la rutiname arranca, al fin,tu nombrede mis labios. -Instalado en vivencias "ex aequo",jurasy perjurasno dejarte llevar por un entusiasmodemasiado radical.El descenso hacia los fondos del abismo arrastrael hollín, el nácar y la blondade aquellos valores del pasado.(La belleza olvidada en alguna estación).Se sabe que el que anhela el olvidose expone a convertir en normala euforia del fuego.Y no es fácilañadir algún resentimiento nuevocontra el alba,alguna utopía que excluya el parpadeo de los sueñosdefinitivamente rotos.Se puede seguir fingiendo,encerrado en el más estricto espacio pensionista.Se pueden decir muchas cosaspara no dejar cabos sueltos. -CanciónEn el profundo del abismo estabasdel no ser encerrado y detenido,sin poder ni saber salir afuera,y todo lo que es algo en mí faltaba,la vida, el alma, el cuerpo y el sentido;y en fin, mi ser no ser entonces era,y así de esta maneraestuve eternamentenada visible y sin tratar con gente,en tal suerte que aun era muy más buenadel ancho mar la más menuda arena;y el gusanillo de la gente holladoun rey era, conmigo comparado.Estando, pues, en tal tiniebla oscura,volviendo ya con curso presurosoel sexto siglo el estrellado cielo,miró el gran Padre, Dios de la natura,y viome en sí benigno y amoroso,y sacóme a la luz de aqueste suelo,vistióme de este velo,de flaca carne y güeso,mas diome el alma, a quien no hubiera peso,que impidiera llegar a la presenciade la divina e inefable Esencia,si la primera culpa no agravarasu ligereza y alas derribara¡Oh culpa amarga, y cuánto bien quitasteal alma mía! ¡Cuánto mal hiciste!Luego que fue criada y junto infusa,tú de gracia y justicia la privaste,y al mismo Dios contraria la pusiste;ciega, enemiga, sin favor, confusa,por ti siempre rehúsael bien, y la molestala virtud, y a los vicios está presta;por ti la fiera muerte ensangrentada,por ti toda miseria tuvo entrada,hambre, dolor, gemido, fuego, invierno,pobreza, enfermedad, pecado, infierno.Así que en los pañales del pecadofui, como todos, luego al punto envueltoy con la obligación de eterna pena,con tanta fuerza y tan estrecho atado,que no pudiera de ella verme sueltoen virtud propia ni en virtud ajena,sino de aquella (llenade piedad tan fuerte)bondad, que con su muerte a nuestra muertemató, y gloriosamente hubo deshecho,rompiendo el amoroso y sacro pecho,de donde mana soberana fuentede gracia y de salud a toda gente.En esto plugo a la bondad inmensadarme otro ser más alto que tenía,bañándome en el agua consagrada;quedó con esto limpia de la ofensa,graciosísima y bella el alma mía,de mil bienes y dones adornada;en fin, cual desposadacon el Rey de la gloria,¡oh, cuán dulce y suavísima memoria!,allí la recibió por cara Esposa,y allí le prometió de no amar cosafuera de él o por él, mientras viviese.¡Oh, si, de hoy más siquiera, lo cumpliese!Crecí después y fui en edad entrando;llegué a la discreción, con que debieraentregarme a quien tanto me había dado,y, en vez de esto la lealtad quebrando,que en el bautismo sacro prometieray con mi propio nombre había firmado,aún no hubo bien llegadoel deleite viciosodel cruel enemigo venenoso,cuando con todo di en un punto al traste.¿Hay corazón tan duro en sí, que bastea no romperse dentro en nuestro seno,de pena el mío, de lástima el ajeno?Más que la tierra queda tenebrosa,cuando su claro rostro el sol ausentay a bañar lleva al mar su carro de oro;más estéril, más seca y pedregosa,que cuando largo tiempo está sedienta,quedó mi alma sin aquel tesoro,por quien yo plaño y lloro,y hay que llorar contino,pues que quedé sin luz del Sol divino,y sin aquel rocío soberano,que obraba en ella el celestial verano;ciega, disforme, torpe y a la horahecha una vil esclava de señora.¡Oh, Padre inmenso, que inmovible estandodas a las cosas movimiento y vida,y las gobiernas tan süavemente!,¿qué amor detuvo tu justicia, cuandomi alma tan ingrata y atrevida,dejando a ti, del bien eterno fuente,con ansia tan ardienteen aguas detenidasde cisternas corruptas y podridas,se echó de pechos ante tu presencia?¡Oh, divina y altísima clemencia,que no me despeñases al momentoen el largo profundo del tormento!Sufrióme entonces tu piedad divinay sacóme de aquel hediondo cieno,do, sin sentir aún el hedor, estabacon falsa paz el ánima mezquina,juzgando por tan rico y tan serenoel miserable estado que gozaba,que sólo deseabaperpetuo aquel contento;pero sopló a deshora un manso vientodel Espíritu eterno, y, enviandoun aire dulce al alma, fue llevandola espesa niebla que la luz cubría,dándole un claro y muy sereno día.Vio luego de su estado la vileza,en que, guardando inmundos animales,de su tan vil manjar aún no se hartara;vio el fruto del deleite y de torpezaser confusión, y penas tan mortales;temió la recta y no doblada vara,y la severa carade aquel juez sempiterno;la muerte, juicio, gloria, fuego, infierno,cada cual acudiendo por su parte,la cercan con tal fuerza y de tal arte,que, quedando confuso y temeroso,temblando estaba sin hallar reposo.Ya que, en mí vuelto, sosegué algún tanto,en lágrimas bañando el pecho y suelo,y con suspiros abrasando el viento:«Padre piadoso, dije, Padre santo,benigno Padre, Padre de consuelo,perdonad, Padre, aqueste atrevimiento;a vos vengo, aunque siento,de mí mismo corrido,que no merezco ser de vos oído;mas mirad las heridas que me han hechomis pecados, cuán roto y cuán deshechome tienen, y cuán pobre y miserable,ciego, leproso, enfermo, lamentable.Mostrad vuestras entrañas amorosasen recebirme agora y perdonarme,pues es, benigno Dios, tan propio vuestrotener piedad de todas vuestras cosas;y si os place, Señor, de castigarme,no me entreguéis al enemigo nuestro;a diestro y a siniestrotomad vos la venganza,herid en mí con fuego, azote y lanza;cortad, quemad, romped; sin duelo algunoatormentad mis miembros de uno a uno,con que, después de aqueste tal castigo,volváis a ser mi Dios, mi buen amigo».Apenas hube dicho aquesto, cuandocon los brazos abiertos me levantay me otorga su amor, su gracia y vida,y a mis males y llagas aplicandola medicina soberana y santa,a tal enfermedad constituida,me deja sin herida,de todo punto sano,pero con las heridas del tiranohábito, que iba ya en naturalezavolviéndose, y con una tal flaqueza,que, aunque sané del mal y su accidente,diez años ha que soy convaleciente. -Los dineros del SacristánCantando se vienen y cantando se van.Tres hormas, si no fue un par,Fueron la llave maestraDe la pompa que hoy nos muestraUn hidalgo de solar;Con plumajes a volarUn hijo suyo salió,Que asuela lo que él soló,Y la hijuela loquillaDe ámbar quiere la jervillaQue desmienta al cordobán.Los dineros del SacristánCantando se vienen y cantando se van.Dos Troyanos y dos Griegos,Con sus celosas porfías,Arman a Elena en dos díasDe joyas y de talegos;Como es dinero de ciegos,Y no ganado a oraciones,Recibe dueñas con donesY un portero rabicano;Su grandeza es un enano,Su melarquía un truhán.Los dineros del SacristánCantando se vienen y cantando se van.Labra el letrado un RealPalacio, porque sepadesQue interés y necedadesEn piedras hacen señal;Hácelo luego hospitalUn halconero pelón,A quien hija y corazónDio en dote, que ser le plugo,Para la mujer verdugo,Para el dote gavilán.Los dineros del SacristánCantando se vienen y cantando se van.Con dos puñados de solY cuatro tumbos de dadoRepite el otro soldadoPara Conde de Tirol;Fénix le hacen EspañolCollar de oro y plumas bellas;Despidiendo está centellasDe sus joyas; mas la suerteEn gusano le convierte,De pájaro tan galán.Los dineros del SacristánCantando se vienen y cantando se van.Herencia que a fuego y hierroMal logró cuatro parientes,Halló al quinto con los dientesPeinando la calva a un puerro;Heredó por dicha o yerro,Y a su gula no perdona;Pavillos nuevos capona,Mientras francolines ceba,Y al fin en su mesa EvaSiempre está tentando a Adán.Los dineros del SacristánCantando se vienen y cantando se van. -FELIZ año, este año, para ti, para todoslos hombres, y las tierras, Araucanía amada.Entre tú y mi existencia hay esta noche nuevaque nos separa, y bosques y ríos y caminos.Pero hacia ti, pequeña patria mía,como un caballo oscuro mi corazón galopa:entro por sus desiertos de pura geografía,paso los valles verdes donde la uva acumulasus verdes alcoholes, el mar de sus racimos.Entro en tus pueblos de jardín cerrado,blancos como camelias en el agrioolor de tus bodegas, y penetrocomo un madero al agua de los ríos que tiemblantrepidando y cantando con labios desbordados.Recuerdo, en los caminos, tal vez en este tiempo,o más bien en otoño, sobre las casas dejanlas mazorcas doradas del maíz a secarse,y cuántas veces fui como un niño arrobadoviendo el oro en los techos de los pobres.Te abrazo, debo ahoraretornar a mi sitio escondido. Te abrazosin conocerte: dime quién eres, reconocesmi voz en el coro de lo que está naciendo?Entre todas las cosas que te rodean, oyesmi voz, no sientes cómo te rodea mi acentoemanado como agua natural de la tierra?Soy yo que abrazo toda la superficie dulce,la cintura florida de mi patria y te llamopara que hablemos cuando se apague la alegríay entregarte esta hora como una flor cerrada.Feliz año nuevo para mi patria en tinieblas.Vamos juntos, está el mundo coronado de trigo,el alto cielo corre deslizando y rompiendosus altas piedras puras contra la noche; apenasse ha llenado la nueva copa con un minutoque ha de juntarse al río del tiempo que nos lleva.Este tiempo, esta copa, esta tierra son tuyos:conquístalos y escucha cómo nace la aurora. -(En la isla de Margarita en Hungría)Margarita, ¡cuánto sufrimiento empozado en tu alma!Lo pude ver en la ausencia de tus ojosy en la permanente humedad de tu mirada.Yo sé cuán macerada estuvo tu existenciaoí las oraciones que destiló tu iray cómo retorciste tu tristezaEncerrada en esta bella isla del Danubioescuchaste estos mismos pájaros tan librescon sus cantos que nunca se sosiegany estos árboles poblados de silencioatisbaron cada uno de tus días.Y tú, en verdad, nunca entendisteque tu padre dispusiera de tu vidapara dar gracias a los diosespor favores que a ti no te concernían.Yo tampoco entiendo, Margarita,por qué ha sido tan fácil a los hombrestorcer el destino de las mujeres.Aun puedo sentir la urgencia de tu piel adolescentela necesidad inviolable de tu instinto...Y nadie vino en tu auxilioy los rezos, los cantos y los pájarosno fueron suficientes, Margarita...Sí. Lo sé yo que me visto de tu cuerpo...Por eso te entregaste al compresor de lluvias y nostalgiasy te inmolaste apresurándote a morir...Hoy, Margarita, he venido a visitarteconfinada en esta isla, tu desierto,donde sólo el Danubio te devolvióuna fugaz imagen de la vida.Hoy, después de tanto tiempofui al templo del siglo XIII con tu nombrey otra vez me revelaste tu dolor.Por eso te compadezcoy escribo para borrar del presente y el futurola posible clonación de tu trágico destino. -Si no os hubiera mirado,no penara,pero tampoco os mirara.Veros harto mal ha sido,mas no veros peor fuera;no quedara tan perdido,pero mucho más perdiera.¿Qué viera aquél que no os viera?¿Cuál quedara,señora, si no os mirara? -¿Qué putas puedo hacer con mi rodilla,con mi pierna tan larga y tan flaca,con mis brazos, con mi lengua,con mis flacos ojos?¿Qué puedo hacer en este remolinode imbéciles de buena voluntad?¿Qué puedo con inteligentes podridosy con dulces niñas que no quieren hombre sino poesía?¿Qué puedo entre los poetas uniformadospor la academia o por el comunismo?¿Qué, entre vendedores o políticoso pastores de almas?¿Qué putas puedo hacer, Tarumba,si no soy santo, ni héroe, ni bandido,ni adorador del arte,ni boticario,ni rebelde?¿Qué puedo hacer si puedo hacerlo todoy no tengo ganas sino de mirar y mirar? -Desgarrada la nube; el arco irisbrillando ya en el cielo,y en un fanal de lluviay sol el campo envuelto.Desperté. ¿Quién enturbialos mágicos cristales de mi sueño?Mi corazón latíaatónito y disperso....¡El limonar florido,el cipresal del huerto,el prado verde, el sol, el agua, el iris!¡el agua en tus cabellos!...Y todo en la memoria se perdíacomo una pompa de jabón al viento. -Ustedes cuando amanexigen bienestaruna cama de cedroy un colchón especialnosotros cuando amamoses fácil de arreglarcon sábanas qué buenosin sábanas da igualustedes cuando amancalculan interésy cuando se desamancalculan otra veznosotros cuando amamoses como renacery si nos desamamosno la pasamos bienustedes cuando amanson de otra magnitudhay fotos chismes prensay el amor es un boomnosotros cuando amamoses un amor comúntan simple y tan sabrosocomo tener saludustedes cuando amanconsultan el relojporque el tiempo que pierdenvale medio millónnosotros cuando amamossin prisa y con fervorgozamos y nos salebarata la funciónustedes cuando amanal analista vanél es quien dictaminasi lo hacen bien o malnosotros cuando amamossin tanta cortedadel subconsciente piolase pone a disfrutarustedes cuando amanexigen bienestaruna cama de cedroy un colchón especialnosotros cuando amamoses fácil de arreglarcon sábanas qué buenosin sábanas da igual. -Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieronmedio siglo después de su muertecreó una justicia natural para negros zambos indios ycriollos pobrestuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de oncevarasy cojones como para no echarle la culpa a los otrosasí y todo pudo articularnos un destinoinventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedríotres años antes que naciera marxy ciento cincuenta antes de que roñosos diputados laconvirtieran en otro expediente demoradoborroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido elhomenaje catastrallo abandonaron lo jodieron lo etiquetaronpero no fue por eso que se quedó para siempre en tierraextrañapor algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firmeno fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astutocomo riverafue sencillamente un tipo que caminó delante de su gentefue un profeta certero que no hizo públicas sus profecíaspero se amargó profundamente con ellasacaso imaginó a los futurísimos choznos de quienesinauguraban el paisitoesos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener ladisculpa del corajey claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricosestos conductores sin conducta estos proxenetas delrecelo estos tapones de la historiay si decidió quedarse en curuguatyno fue por terco o por necio o resentidosino como una forma penitente e insomne de instalarse en subien ganado desconsuelo. -¿Que me vas a doler, muerte?¿Es que no duele la vida?¿Porqué he de ser más osadopara el vivir esteriorque para el hondo morir?La tierra ¿qué es que no el aire?¿Porqué nos ha de asfixiar,porqué nos ha de cegar,porqué nos ha de aplastar,porqué nos ha de callar?¿Porqué morir ha de serlo que decimos morir,y vivir sólo vivir,lo que callamos vivir?¿Porqué el morir verdadero(lo que callamos morir)no ha de ser dulce y suavecomo el vivir verdadero(lo que decimos vivir?) -Algunos árboles son transparentes y saben hablarvarios idiomas a la vez, otros algebraicosdialogan con el aire al grave modode las estrellas, otrosparecen caballos y relinchan,hayentre todos esos locos tipos increíblespor lo sin madre, les basta el acordede la niebla.De noche pintan lo que ven, generatrizan ydivinizan otro espacio con otro sexo distintoal del Génesis, cantany pintan a la vez más que el oficiode la creación el viejo oficiodel callamientoante el asombro, amarran la redandrógina en la urdimbrede un solo cuerpoarbóreo y animal resurrectocon los diez mil sentidosque perdimos en el parto;entoncessomos otro sol. -A la hora en que el sol se vaEl cielo es de oroEl mar de plataY el puerto más cercanoEs la alcayota podrida de la paciencia colectivaY son los elementos pobres de esta culturaY se inclinanY se arrastranY giranPorque también en esa ciudad el primer verbo es comer.Me sueltoY el barco rompe el aguaY ella su huella. -Yo voy soñando caminosde la tarde. ¡Las colinasdoradas, los verdes pinos,las polvorientas encinas!...¿Adónde el camino irá?Yo voy cantando, viajeroa lo largo del sendero...-la tarde cayendo está-."En el corazón tenía"la espina de una pasión;"logré arrancármela un día:"ya no siento el corazón".Y todo el campo un momentose queda, mudo y sombrío,meditando. Suena el vientoen los álamos del río.La tarde más se oscurece;y el camino que serpeay débilmente blanquease enturbia y desaparece.Mi cantar vuelve a plañir:"Aguda espina dorada,"quién te pudiera sentir"en el corazón clavada". -Era apacible el díaY templado el ambiente,Y llovía, llovíaCallada y mansamente;Y mientras silenciosaLloraba y yo gemía,Mi niño, tierna rosaDurmiendo se moría.Al huir de este mundo, ¡qué sosiego en su frente!Al verle yo alejarse, ¡qué borrasca en la mía!Tierra sobre el cadáver insepultoAntes que empiece a corromp-erse... ¡tierra!Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos,Bien pronto en los terrones removidosVerde y pujante crecerá la yerba.¿Qué andáis buscando en torno de las tumbas,Torvo el mirar, nublado el pensamiento?¡No os ocupéis de lo que al polvo vuelve!...Jamás el que descansa en el sepulcroHa de tornar a amaros ni a ofenderos¡Jamás! ¿Es verdad que todoPara siempre acabó ya?No, no puede acabar lo que es eterno,Ni puede tener fin la inmensidad.Tú te fuiste por siempre; mas mi almaTe espera aún con amoroso afán,Y vendrá o iré yo, bien de mi vida,Allí donde nos hemos de encontrar.Algo ha quedado tuyo en mis entrañasQue no morirá jamás,Y que Dios, porque es justo y porque es bueno,A desunir ya nunca volverá.En el cielo, en la tierra, en lo insondableYo te hallaré y me hallarás.No, no puede acabar lo que es eterno,Ni puede tener fin la inmensidad.Mas... es verdad, ha partidoPara nunca más tornar.Nada hay eterno para el hombre, huéspedDe un día en este mundo terrenal,En donde nace, vive y al fin muereCual todo nace, vive y muere acá. -A Francisco Villaespesa¡Jardín sin jardinero!¡Viejo jardín,viejo jardín sin alma,jardín muerto! Tus árbolesno agita el viento. En el estanque, el aguayace podrida. ¡Ni una onda! El pájarono se posa en tus ramas.La verdinegra sombrade tus hiedras contrastacon la triste blancurade tus veredas áridas...¡Jardín, jardín! ¿Qué tienes?¡Tu soledad es tanta,que no deja poesía a tu tristeza!¡Llegando a ti, se muere la mirada!Cementerio sin tumbas...Ni una voz, ni recuerdos, ni esperanza.¡Jardín sin jardinero!¡Viejo jardín,viejo jardín sin alma! -¿A qué apenarse tanto por las pequeñas cosas?Guardemos el pesar para lo irreversible.Si se olvidan los besos y marchitan las rosas,soportemos la vida, con ánimo apacible.Vistámonos con alas de etéreas mariposas,soñemos en lo alto la cumbre inaccesible,que dejando detrás ideas enojosasla vida cotidiana será más accesible.Aceptemos un mundo que sea conciliable;un solo hecho cuenta carácter trascendente:el hecho de no ser, un día, de repente,y de decir adiós a todo lo mutable,viviendo en armonía, tratando que no estorbenada de lo minúsculo, ante el girar del orbe. -Hundido entre juncales,eludí la pasiónde la mujer sin carne.Eludí la pasión,dentro de mi ramajey sin quererlo yo.Perdida entre arenalesla mujer, ya volómi carne con su carne. -¿Será tu corazón un harpa al viento,que tañe el viento?... Sopla el odio y suenatu corazón; sopla tu corazón y vibra...¡Lástima de tu corazón, poeta!¿Serás acaso un histrión, un mimode mojigangas huecas?¿No borrarán el tizne de tu caralágrimas verdaderas?¿No estallará tu corazón de risa,pobre juglar de lágrimas ajenas?Mas no es verdad... Yo he vistouna figura extraña,que vestida de luto ?¡y cuán grotesca!?vino un día a mi casa.?«De tizne y albayalde hay en mi rostrocuanto conviene a una doliente farsa;yo te daré la gloria del poeta,me dijo, a cambio de una sola lágrima».Y otro día volvió a pedirme risaque poner en sus hueras carcajadas...?«Hay almas que hacen un bufón sombríode su histrión de alegres mojigangas.Pero en tu alma de verdad, poeta,sean puro cristal risas y lágrimas;sea tu corazón arca de amores,vaso florido, sombra perfumada». -Si para recobrar lo recobradodebí perder primero lo perdido,si para conseguir lo conseguidotuve que soportar lo soportado,si para estar ahora enamoradofue menester haber estado herido,tengo por bien sufrido lo sufrido,tengo por bien llorado lo llorado.Porque después de todo he comprobadoque no se goza bien de lo gozadosino después de haberlo padecido.Porque después de todo he comprendidopor lo que el árbol tiene de floridovive de lo que tiene sepultado. -Dulce Jesús de mi vida,¡qué dije!, espera, no os vais:que no es bien que vos seáisde una vida tan perdida.Pero si no sois de mí,yo, mi Jesús, soy de vos,porque quiero hallar en Diosesto que sin Dios perdí.Mas ya vuelvo a suplicarosque de mi vida seáis:que si vos no me la dais,no tendré vida que daros.Deseo daros mi vida,y sin vos no es daros nada,porque con vos va ganada,cuanto sin vos va perdida.Muérome de puro amorpor llamaros vida mía:que la que sin vos perdía,ya no la tengo, Señor.Pues vuestra piedad me adiestracomo a oveja reducida,quiero llamaros mi vida,aunque he sido muerte vuestra.Vida mía, en este díame habréis de hacer un favor;¡oh, qué bien me va, Señor,con llamaros vida mía!Luego que vida os llamé,a pediros me atreví,porque el regalo sentíque en vuestro brazos hallé.Y es que jamás permitáisque otra vida sin vos tenga:que no es bien que a vivir vengavida donde vos no estáis.¡Ay Jesús! ¿Cómo vivísólo un momento sin vos?Porque si la vida es Dios,¿qué vida quedaba en mí?¡Qué cosas tuve por vidatan miserables y tristes!¿Es posible que pudistessufrir cosa tan perdida?Pero sospecho, mi Dios,que fue permitirlo así,para que viesen en míqué sufrimiento hay en vos.Pero no lo habéis perdido,¡oh soberana piedad!,pues conozco mi maldadpor lo que me habéis sufrido.Porque sé de aquel vivir,como si Dios no tuviera:que quien menos que Dios fuerano me pudiera sufrir.¡Qué de veces os neguépor confesar mi locuraa la fingida hermosura,donde no hay verdad ni fe!Si la vuestra en la cruz viera,¡ay Dios y cuánto os amara!¡Qué de lágrimas llorara,qué de amores os dijera!No sé, mi bien, qué os tenéis,que todo me enamoráis,o es que, como abierto estáis,mostráis lo que me queréis.Amenazado de vos,parece que no os temí,y lleno de sangre sí;decid, ¿qué es esto, mi Dios?¡Oh qué divinos coloresos hace esa sangre fría!¡Oh cómo estáis, vida mía,para deciros amores! -Muda la lira en la indolente mano;desceñida la túnica; en el airela flotante abundosa cabellera,que ya no logra sujetar el mustiolaurel de Dafne, sube la Poesíaa paso lento el Léucade riscoso;buscando va la muerte que halló un tiempode Mitylene la poetisa augusta:breve instante reposa; atrás contemplay ve razas y pueblos sucederse;por doquiera se mira reflejada,siempre su luz iluminando el cuadro;jovial sonrisa en las alegres fiestas,lágrima dulce en las luctuosas horas;mira lo porvenir, lo ve sombrío,y prosigue el sendero; al ardua cumbrellega por fin; las aguas acariciacon su mirada virginal, y lanzaa los vientos su canto postrimero:«Sacerdotisa de la cipria Diosa:eolia Musa, de celeste numen;cantora de Eros; en amor maestra;mísera Safo.Faón un día desoyó tus versos;esquívó el beso tu labio ardiente,y tú orgullosa demandaste al ondatumba y olvido.También hoy vengo a que la diva Tetiscabe tu cuerpo reposar me deje;también el mundo mi canción desoye,huye mi halago.Las sacras aras, donde yo oficiaba,por tierra yacen en pedazos rotas;ya de Himeneo a celebrar las fiestasnadie me invita.Ya se ha secado la Castalia fuente;de abierta concha ya no surge Venus:ávido el hombre sólo en ellas buscanítidas perlas.Ya no arrebata Prometeo al cielola luz y el fuego que doquiera brotan;y, en vez de ondinas, codiciosos buzossurcan las aguas.Bella nereida en regolfado río,que el cauce deja para dar impulsoa la rodante maquinaria activa,ya nunca mora.Cupido alado, sin vendar los ojos,con oro trata de llenar su aljaba,para rendir el corazón humanoúnica flecha.Los altos bosques la segur abate,para abrir campo a la ferrada vía;ya del Dios Pan reemplaza al caramillo,silbo estridente.Nuevo Pegaso por los aires vuela,y gañán torpe de pelambre hirsutaabandonada del pastor de Arcadiavive en la choza.Cayó el castillo que albergara al bardo,el son perdióse de la blanda guzla;para escucharle, al ajimez morisconadie se asoma.Dejó el querub la sideral vivienda,que el anteojo escrutador invade,y hacia Otros cielos dirigió las alas,lejos, muy lejos.La gran corriente, que convierte en ruinalo que delicia de las gentes era,mantos no arrastra de fecundo limo,do broten flores.Nada vislumbro que a cantar me inciteen este siglo para mí en tinieblas;cuando la noche su negrura extiendecallan las aves.La indiferencia me atosiga el alma,todos me infligen dolorosa muerte,la más tirana que pudieran darme:la del desprecio.Por eso anhelo que las aguas seanblando Leteo a mi mortal angustia;cual tú sentida, si cual tú celosa,a ellas acudo.Mas ¡cuán distintos los adversos hados!en torno tuyo, en armonioso coro,las condolidas por tu suerte infausta,hijas de Lesbos.En torno mío soledad penosa,y allá a lo lejos zumbador murmulloque, en su fatiga, forma inquieto el sigloque me rechaza.Y tú, Anfitrite, que en la mar dominas,acoge pía mi anhelante queja:a mi contacto las voraces ondasabre, te ruego.No quiero, no, que con sarcasmo el mundoprorrumpa al ver me abandonada y triste:«esa que veis de túnica harapientafue la Poesía.»Un suspiro lanzaron de consunoella y la lira; al agua abalanzóse,cuando"Detente y mi palabra escucha"con voz entre imperiosa y suplicante,gentil matrona de gallardo aspectodijo, tendiendo los desnudos brazos."Diosa o mortal, ¿quién eres que retardasel cumplimiento de marcado sino?"Tu compañera soy, yo soy la Ciencia."¡Minerva tú! ¿Dó el casco refulgente?¿Dó la heridora lanza y el escudo?"No soy la diosa que brotó con armasde la frente de Júpiter Tonante;yo nací del cerebro de los sabios,en nocturnas vigilias engendrada;si al mar quieres bajar, baja conmigo,mas no rompiendo las cerúleas ondas,sino en ictíneo previsor, que encierravital aliento en reducido espacio,y una vez agotado lo fabrica;allí las penatulas luminosas;las estrellas de mar en copia inmensa;el pez-luna asomando en lontananza;la nublosa fosfórea superficiey del torpedo los mortales rayos,te mostrarán que en las verdosas aguas,do los astros nocturnos se reflejan,existe un duplicado firmamento,objeto digno a tu sonante lira.Contemplarás los peces plateadosen los ramajes del coral posarse;las conchas que a la mar las sales robanpara nidal de las variadas perlas;las medusas viajando en las corrientes;las sinuosas oceánicas hondurascorresponderse en armonioso ritmocon las cadenas de los altos montes,que con nubes completan su tocado,el argonauta audaz que enseñó al hombreel arte de nadar; la hidra asombrosaque la de Lerma por modelo tuvo;las islas madrepóricas formarse;y escucharás los peces cantadoresque tomaste por lúbricas sirenas.Pasto hallará tu inspiración sublimedoquier que vuelvas los ansiosos ojos;Colón descubrió un mundo al otro lado,otro resta en el fondo de las aguas.Dejando el regio alcázar de Neptuno,del orbe seguir puedes la raigambrey el Nilo allí explorar de la existencia,hasta su ignoto origen remontando.Merced al telescopio, el alto cieloconmigo escalarás; ebrias de gozo,de los planetas de la tierra hermanosel hálito vital aspiraremos,y, cruzando su atmósfera tranquila,el pie descansaremos breve instante,atraídas, aún más que por su masa,por el fuerte poder de su hermosura.Tu mirada sutil, si desparecena mi soplo las brumas, ¡cuántos, cuántosverá surgir lumbrosos horizontes!¿Qué vale el cielo, cuya ausencia lloras,manto azul que de estrellas salpicadoformaba el techo de la tienda humana,en parangón con el que allí descubras,etéreo mar sin fondo ni riberas,donde flotan los soles a porfía,y en el que es nuestro globo un diminutograno de opaca arena? En moldes nuevosvaciar debes tus obras inmortales;con hilos del telégrafo reemplazalas ya insonoras cuerdas del salterio.Canta la selección de aves y flores,que es un himno entonar a la belleza,copiosa fuente de vital progreso,fecunda ley que hasta el reptil acata.Comienza la epopeya del trabajo,que, a Dios alzando vaporoso incienso,las montañas enrasa con los valles,los cauces endereza tortuosos,y da a beber al arenal enjuto.Canta el hombre, luciérnaga rastreraque con el fuego de su mente alumbra,y a cumplir nace las arcanas leyesde mejorarse, mejorando el mundo.De la Ciencia los mártires ensalza;hora es de que sus cuerpos venerandosdejen las catacumbas del olvido.Canta la edad de piedra y la del hierro;las embrionarias nebulosas canta;canta el beso reciente de dos mares;de los espacios convertida en buzo,sondea sus prodigios; canta el verbopor haces luminosos transportado;la vida amamantándose en la muerte;del piélago y la luna los amores;el horrible tardío nacimientodel Pirene y del Alpe; los suspirosde lava incandescente; el nuevo coroque en su labor las máquinas entonan;la materia radiante que hace galadel nervioso poder del cuarto estado;los núcleos de infusorios tan temiblescomo un día los fieros mastodontes;canta el vapor que absorbe las distancias;el fonógrafo canta, que eternizalos ecos de amorosos juramentos;canta el sol que a los prismas espectralesha confiado el secreto de su esencia;de los átomos canta el oleaje;y el progreso que lento peregrina,quizá influido en su triunfal carrerapor las terreo-magnéticas corrientes,que palpitante brújula señala.En olvido no pongas a esos hombresherederos del don de los milagros,Edison y Graham-Bell; ni al Padre Secchi,que en el cielo vivió desde la tierra,y hoy en la tierra vive desde el cielo:a Nordenskj y a Livingstone no olvides,qué, sólo por mi amor, han recorridodel Polo Norte la cabeza canay el virgen corazón de África ardiente.Yo de ti necesito, amada mía,como la flor los plácidos colorespara atraer la vaga mariposa,que, entre el polvillo de sus tenues alas,lleve a otra flor el polen fecundante.Tú endulzarás mis horas de amargura,cual del pueblo de Dios el cautiverio;tú cubrirás mi desnudez austeracon tus leves cendales, que embellecen,mal velando, los mórbidos contornos;alados nacerán mis pensamientos;encenderás la ardiente fantasía,telescopio del sabio en cuyas sienespondrás el lauro que tus manos tejan,envuelto en los fulgores de tu nimbo,ascenderá a la cumbre de la gloria.Ya la Industria y el Arte se enlazaron,presto sigamos tan fecundo ejemplo:yo seré la materia, tú el espíritu;o el fuego, tú la luz que de él emana;yo el análisis frío, tú la síntesisque con las flores bellas forma el ramo;yo la roca, tú el águila que afirmala planta en ella al remontarse al cielo;yo la raíz y el tronco, tú las ramasdo posen las canoras avecillas.Tú serás la intuición, yo el raciocinio;tú la meta lejana, yo el atletaque al fin la alcanza a su fatiga en premio;tú la hipótesis, lampo fulguroso,yo el caminante que en oscura nochebusca a su luz la suspirada senda.Cual dos abejas en vergel ameno,aunadas volaremos, con harturalibando sus dulzores virginales,para una miel labrar muy más sabrosaque la de Himeto, hasta a los Dioses grata.Los ídolos, por tierra derribados,que formaron tus juegos infantilesconsérvalos en clásico museopero no en el altar; no los invoques,y parcamente a su consejo acude;¡a qué pedir belleza a la mentirasi en campos de verdad brota espontánea!si esos mundos que miras rutilantesson granos de semilla, que contienenla balsámica flor de la hermosura,si el corneta fugaz, y el rayo inquieto,y el arco iris, y la láctea vía,renglones son del inmortal poemaque, festejando la creación naciente,escribió Dios en el inmenso espacio,y que ya deletrear consigue el hombreCalló la Ciencia; con intenso anheloarrojose en sus brazos la Poesía,y, un ósculo al cambiarse cariñoso,la lira muda en la indolente mano,a sonar comenzó, cual arpa eoliadel verde ramo de un laurel colgada. -¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo,el garrote alzando están,canta en el campo un cuclillo,y las estrellas se vanal compás del estribillocon que repica el martillo:¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!El patíbulo destacatrágico, nocturno y gris,la ronda de la petacasigue a la ronda de anís,pica tabaco la facay el patíbulo destacasobre el alba flor de lis.Áspera copla remotaque rasguea un guitarrónse escucha. Grito de jotadel morapio peleón.El cabileño patriotacanta la canción remotade las glorias de Aragón.Apicarada pelambreal pie del garrote vil,se solaza muerta de hambre.Da vayas al alguacil,y con un rumor de enjambreacoge hostil la pelambrea la hostil Guardia Civil.Un gitano vende churrosal socaire de un corral,asoman flautistas burroslas orejas al bardal,y en el corro de baturrosel gitano de los churrosbeatifica al criminal.El reo espera en capilla,reza un clérigo en latín,llora una vela amarilla,y el sentenciado da fina la amarilla tortillade yerbas. Fue a la capillala cena del cafetín.Canta en la plaza el martillo,el verdugo gana el pan,un paño enluta el banquillo.Como el paño es catalán,se está volviendo amarilloal son que canta el martillo.¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! -Por escupir secretos en tu vientre,por el notarioque junt�� nuestros besos con un lápiz,por los paisajes que quedaron presosen nuestra almohada a trinos desplumados,por la pantera aún que hay en un dedo,por tu lenguaque de pronto desprecia superficies,por las vueltas al mundo sin orillasen tu ola con náufragos: tu vientre;y por el lujo que se dan tus senosde que los limpie un perro que te lame,un ángel que te ladra si te vistes,cuatro patas que piensan cuando celan;todo esto me cuesta solamente tu cuerpo,un volumen insólito de sueldos regateados,un ponerme a coser silencios rotos,un ponerme por dentro detectives,cuidarme en las esquinas de tu origen,remendar mi heroísmo de fonógrafo antiguo,todo el año lavando mis bolsillos ingenuos,atrasando el reloj de mi sonrisa,haciendo blanco el día cuando llega visita,poniendo gramática a tus ruidos,poniendo en ordenel manicomio cuerdo de tu sexo;déjame ahoraque le junte mis dudas a la escoba,quiero quedarme limpio como un plato de pobre;tú,que llenaste mi sangre a caballos,tú,que si te miro me relincha el ojo,dobla tu instinto como en una esquinay hablemos allí solos,sin el uso,sin el ruidodel alquilado mueble de tu cuerpo. -¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas?¿Un cuajo entre la boca, las dos sienes vaciadas,las lunas de los ojos albas y engrandecidas,hacia un ancla invisible las manos orientadas?¿O Tú llegas después que los hombres se han ido,y les bajas el párpado sobre el ojo cegado,acomodas las vísceras sin dolor y sin ruidoy entrecruzas las manos sobre el pecho callado?El rosal que los vivos riegan sobre su huesa¿no le pinta a sus rosas unas formas de heridas?¿No tiene acre el olor, sombría la bellezay las frondas menguadas de serpientes tejidas?Y responde, Señor: Cuando se fuga el almapor la mojada puerta de las largas heridas,¿entra en la zona tuya hendiendo el aire en calmao se oye un crepitar de alas enloquecidas?¿Angosto cerco lívido se aprieta en torno suyo?¿El éter es un campo de monstruos florecido?¿En el pavor no aciertan ni con el nombre tuyo?¿O van gritando sobre tu corazón dormido?¿No hay un rayo de sol que los alcance un día?¿No hay agua que los lave de sus estigmas rojos?¿Para ellos solamente queda tu entraña fría,sordo tu oído fino y apretados tus ojos?Tal el hombre asegura, por error o malicia;mas yo, que te he gustado, como un vino, Señor,mientras los otros siguen llamándote Justicia,¡no te llamaré nunca otra cosa que Amor!Yo sé que como el hombre fue siempre zarpa dura;la catarata, vértigo; aspereza, la sierra.¡Tú eres el vaso donde se esponjan de dulzuralos nectarios de todos los huertos de la Tierra! -No existe esponja para lavar el cielopero aunque pudieras enjabonarloy luego echarle baldes y baldes de mary colgarlo al sol para que se sequesiempre faltaría el pájaro en silenciono existen métodos para tocar el cielopero aunque te estiraras como una palmay lograras rozarlo en tus deliriosy supieras al fin como es al tactosiempre te faltaría la nube de algodónno existe un puente para cruzar el cielopero aunque consiguieras llegar a la otra orillaa fuerza de memoria y pronósticosy comprobaras que no es tan dificilsiempre te faltaría el pino del crepusculoeso es por que se trata de un cielo que no es tuyoaunque sea impetuoso y desgarradoen cambio cuando llegue al que te perteneceno lo querrás lavar ni tocar ni cruzarpero estarán el pájaro y la nube y el pino. -Señoras y señoreshoy trataremos del imperialismotema difícil si los hayy a veces engorroso de sitiaren sólo media hora de pésimas noticiasen consecuencia intentaré abordarlotal como en un pasado alegre y misteriosose solía abordar los bajeles piratasquiero decirde un modo irregulardigamos por ejemploque una campana suena a lo lejos mansay purifica el diálogo y se quedacomo el sol en las copas de los árbolesa pesar del calor el horizontese pone su bufanday unos pájaros sueltos y agilísimosla recorreny no son golondrinasnada de eso es el imperialismodigamos por ejemploque una muchacha quiebra la mañanacon sus caderas móvilessus ojos perentoriossus labios de cosechasu paso que no pasay el muchacho espera invencible y modestola incluye en su destino la estudia poro a poroy así centineleándolase atreve o no se atrevetampoco eso es el imperialismodigamos por ejemploque un niño escucha el mundo y decidiéndosele echa su bocanada de candoraprende cómo son sus pies y se los comediscute con el techo y lo convencellora para variar y porque sabeque a su alarido comparece el senocon su promesa láctea y esa pielque le gusta sentir junto a los párpadosy sabe que es feliz aunque no sepaqué precio va a pagar o qué despreciotampoco eso es el imperialismodigamos por ejemploque un viejo está aprendiendo el alfabetoy clave en su memoria los diptongosy las esdrújulas que son tan cómodasporque llevan acento indiscutibletiene rostro de cuáquero este viejopero el alma la tiene de resortey escribe llubia porque en su campitonunca vio que lloviera con ve cortatampoco eso es el imperialismodigamos por ejemploque una máquina late en el deliriodice ruidosamente su productoy las manos lo ayudan lo enderezanlo limpian lo acicalan y lo envasanmanos que se conocen hace añosy hace años se mojan y se secanse dan la bienvenida y los adiosesse preguntan se llaman se respondense apoyan en la máquina maternaque dice su producto y carraspeay cuando las ve juntas veteranassuelta dos o tres lágrimas de aceitetampoco eso es el imperialismodigamos por ejemploque en la serena noche conyugal la parejahizo un hijo porque le dio la ganay le ha dado la gana porque sabeque un hijo es el profeta cotidianoirá anunciándolos de sol a solirá diciendo a todos que es un hijoy se alimentará con insolenteapetito y probará la patriacomo si fuera pan caliente y nuevotampoco eso es el imperialismodigamos por ejemploque la frontera pierde sus aduanasy hasta nos invadimos los unos a los otrosnos prestamos volcanes y arroyitosy cobre y antropólogos y azúcary lana y proteínas y arcoirisy alfabetizadores y durmientesy poetas y prosistas y petróleoy el contrabando queda para el vientoy para los amantes migratoriostampoco eso es el imperialismodigamos por ejemploque la lluvia y el sol nos pertenecentambién el sobrecielo y el subsuelolas provincias de nuestro corazóny el territorio de nuestro trabajosomos iguales ante los igualesen un mundo de pares y sin otrosuna linda locura de los cuerdosy cierta estratagema de justiciavamos poniendo tildes a presagiosque se cumplieron o se están cumpliendoen un comienzo fuimos sólo islasahora somos urgentes archipiélagostampoco eso es el imperialismoy digamos por últimoque tenemos la noche y nuestra casay un reloj que no cuenta hacia la muertela ciencia avanza tanto que ha logradoaislar el virus de la xenofobiay la patria es ahora un salado bautismoque va de mar a mary los abismo siguen existiendoaunque nadie se arroje a su silenciosiempre es duro vivir pero se vivedentro de las esclusas de la viday una vez más afirmonada de esto es el imperialismoconfío no haber sido demasiado sectarioen el enfoque teórico del temaseñoras y señoresacaba de avisarme un compañeroque afuera nos esperan los señores gendarmestal vez para brindarnos alguna clase prácticadeseémonos corajey buena suertehe dichomuchas gracias -Horas serenas del ocaso breve,cuando la mar se abraza con el cieloy se despierta el inmortal anheloque al fundirse la lumbre, la lumbre bebe.Copos perdidos de encendida nieve,las estrellas se posan en el suelode la noche celeste, y su consuelonos dan piadosas con su brillo leve.Como en concha sutil perla perdida,lágrima de las olas gemebundas,entre el cielo y la mar sobrecogidael alma cuaja luces moribundasy recoge en el lecho de su vidael poso de sus penas más profundas. -Carnales tras las últimas casas, ebriasa las tres en un bar, errantesen la marcha de un tren.Quizá alguien busque un petirrojoen la enramada, huellas en el barro,lugares más allá de la distancia.Alguien con otra forma de mirar,otro fondo de escena y la misma sospechade estar equivocado mientras la nochecae y se enciende una luzdejándonos indeciblemente solos. -Por tu vida, Lopillo, que me borresLas diez y nueve torres del escudo,Porque, aunque todas son de viento, dudoQue tengas viento para tantas torres.¡Válgame los de Arcadia! ¿No te corresArmar de un pavés noble a un pastor rudo?¡Oh tronco de Micol, Nabal barbudo!¡Oh brazos Leganeses y Vinorres!No le dejéis en el blasón almena.Vuelva a su oficio, y al rocín aladoEn el teatro sáquenle los reznos.No fabrique más torres sobre arena,Si no es que ya, segunda vez casado,Nos quiere hacer torres los torreznos. -Tersa, pulida, rosada¡cómo la acariciarían,sí, mejilla de doncella!Entreabierta, curva, cóncava,su albergue, encaracolada,mi mirada se hace dentro.Azul, rosa, malva, verde,tan sin luz, tan irisada,tardes, cielos, nubes, soles,crepúsculos me eterniza.En el óvalo de esmalterectas sutiles, primoresde geometría en gracia,la solución le dibujan,sin error, a aquel problemapropuestoen lo más hondo del mar.Pero su hermosura, inútil,nunca servirá. La cogen,la miran, la tiran ya.Desnuda, sola, bellísimala venera, eco de mito,de carne virgen, de diosa,su perfección sin amanteen la arena perpetúa. -Huraña luz de enero, aún recuerdotu resplandor sin nadie,el frío del azul en la garganta,el aliento helador con que el silenciosalía a recibirnos,la equívoca extensión del albacamino de la escuela y el desmonte,entre zanjas y charcos al azarque contenían otro cielohecho de fugas, ráfagas, reflejos,como un río se esconde bajo tierray la cruza o devora,aguas de claridad tumultuosa,secretas desazones que atraviesan los añosy bañan, emergidas, otro enero, otro invierno,mientras vago sin rumbopor las calles de Sheffield, y descubro,o creo descubrir,bajo la tela cárdena del día,la misma luz, la misma sombra huraña,como una geometríade aristas y vacíos que ordenarael ladrillo locuaz de las fachadas,el hormigón cubierto de verdín de los muros,el asfalto de los aparcamientosdonde pasea el niño que fui, que soy aún,rumbo a no sé qué escuelade la que nadie nunca me avisara. -Para qué comprar libros de versossi tengo la poesía en mi casaEs una navidad de palabras no regaladas aúnun verdadero cumpleaños sin velas y sin tortasin invitados a la mesaYo soy el festejadoel importante todos los días del añoDesde mi catre cuelgan apellidossociedades que la tierra inauguray me entrega a pedazosreligiones como serpentinasabrazos fermentados o encubiertosComo accionista mayoritario de la poesíadesayuno, almuerzo y cenoen cada página que escribome bajo los pantalones si deseo entre oda y odame tiro el pelo resucitándomeesperando que las ideas reboten en las ventanasy se amontonen en mi cuerpoRespiro poemas por las orejasmi sudor es poesía cuando abro las piernascuando orino y mojo mis zapatoscuando estornudoLas sillas hicieron mi antologíalas toallas encuadernaron mi obralas hormigas tradujeron a su lengualo que salía de mi bocalas arañas enredaron papel y plumael suelo se preocupó de autografiar cada manchacada punta de ojo derramada y vivaMañana preguntaré mi nombre en las ciudadesen los muelles, en las poblacionesmañana recorreré mercadosy edificios a medio terminarmañana me sentaré a la mesa con todos los verbosy con un libro de versos recién comprado. -[Fragmento]Éste de mis entrañas dulce fruto,con vuestra bendición, oh Rey eterno,ofrezco humildemente a vuestras aras;que si es de todos el mejor tributoun puro corazón humilde y tierno,y el más precioso de las prendas caras,no las aromas rarasentre olores feniciosy licores sabeos,os rinden mis deseos,por menos olorosos sacrificios,sino mi corazón, que Carlos era,que en el que me quedó menos os diera.Diréis, Señor, que en daros lo que es vuestroninguna cosa os doy, y que querríahacer virtud necesidad tan fuerte,y que no es lo que siento lo que muestro,pues anima su cuerpo el alma mía,y se divide entre los dos la muerte.Confieso que de suertevive a la suya asida,que cuanto a la vil tierra,que el ser mortal encierra,tuviera más contento de su vida;mas cuanto al alma, ¿qué mayor consueloque lo que pierdo yo me gane el cielo?[...]Y vos, dichoso niño, que en siete añosque tuvistes de vida, no tuvistescon vuestro padre inobediencia alguna,corred con vuestro ejemplo mis engaños,serenad mis paternos ojos tristes,pues ya sois sol donde pisáis la luna;de la primera cunaa la postrera camano distes sola un horade disgusto, y agoraparece que le dais, si así se llamalo que es pena y dolor de parte nuestra,pues no es la culpa, aunque es la causa, vuestra.Cuando tan santo os vi, cuando tan cuerdo,conocí la vejez que os inclinabaa los fríos umbrales de la muerte;luego lloré lo que ahora gano y pierdo,y luego dije: «Aquí la edad acaba,porque nunca comienza desta suerte».¿Quién vio rigor tan fuerte,y de razón ajeno,temer por bueno y santolo que se amaba tanto?Mas no os temiera yo por santo y bueno,si no pensara el fin que prometía,quien sin el curso natural vivía.Yo para vos los pajarillos nuevos,diversos en el canto y las colores,encerraba, gozoso de alegraros;yo plantaba los fértiles renuevosde los árboles verdes, yo las flores,en quien mejor pudiera contemplaros,pues a los aires clarosdel alba hermosa apenassalistes, Carlos mío,bañado de rocío,cuando marchitas las doradas venasel blanco lirio convertido en hielo,cayó en la tierra, aunque traspuesto al cielo.¿Oh qué divinos pájaros agora,Carlos, gozáis, que con pintadas alasdiscurren por los campos celestialesen el jardín eterno, que atesorapor cuadros ricos de doradas salasmás hermosos jacintos orientales,adonde a los mortalesojos la luz excede?¡Dichoso yo que os veodonde está mi deseoy donde no tocó pesar, ni puede;que sólo con el bien de tal memoriatoda la pena me trocáis en gloria!¿Qué me importara a mí que os viera puestoa la sombra de un príncipe en la tierra,pues Dios maldice a quien en ellos fía,ni aun ser el mismo príncipe compuestode aquel metal del sol, del mundo guerra,que tantas vidas consumir porfía?La breve tiranía,la mortal hermosura,la ambición de los hombrescon títulos y nombres,que la lisonja idolatrar procura,al expirar la vida, ¿en qué se vuelven,si al fin en el principio se resuelven?Hijo, pues, de mis ojos, en buen horavais a vivir con Dios eternamentey a gozar de la patria soberana.¡Cuán lejos, Carlos venturoso, agorade la impiedad de la ignorante gentey los sucesos de la vida humana,sin noche, sin mañana,sin vejez siempre enferma,que hasta el sueño fastidia,sin que la fiera envidiade la virtud a los umbrales duerma,del tiempo triunfaréis, porque no alcanzadonde cierran la puerta a la esperanza!La inteligencia que los orbes muevea la celeste máquina divinadará mil tornos con su hermosa mano,fuego el León, el Sagitario nieve;y vos, mirando aquella esencia trina,ni pasaréis invierno ni verano,y desde el soberanolugar que os ha cabido,los bellísimos ojos,paces de mis enojos,humillaréis a vuestro patrio nido,y si mi llanto vuestra luz divisa,los dos claveles bañaréis en risa.Yo os di la mejor patria que yo pudepara nacer, y agora en vuestra muerte,entre santos dichosa sepultura;resta que vos roguéis a Dios que mudemi sentimiento en gozo, de tal suerteque, a pesar de la sangre que procuracubrir de noche escurala luz de esta memoria,viváis vos en la mía;que espero que algún díala que me da dolor me dará gloria,viendo al partir de aquesta tierra ajena,que no quedáis adonde todo es pena. -1En aquel día de luna azul de septiembreen silencio bajo un joven cirueloestreché a mi pálido amor calladoentre mis brazos como un sueño bendito.Y por encima de nosotros en el hermoso cielo estivalhabía una nube, que contemplé mucho tiempo;era muy blanca y tremendamente altay cuando volví a mirar hacia arriba, ya no estaba.2Desde aquel día muchas, muchas lunasse han zambullido en silencio y han pasado.Los ciruelos habrán sido arrancadosy si me preguntas ¿qué fue de aquel amor?entonces te contesto: no consigo acordarme,pero aun así, es cierto, sé a qué te refieres.Aunque su rostro, de verdad, no lo recuerdo,ahora sé tan sólo que entonces la besé.3Y también el beso lo habría olvidado hace tiempode no haber estado allí aquella nube;a ella sí la recuerdo y siempre la recordaré,era muy blanca y venía de arriba.Puede que los ciruelos todavía florezcany que aquella mujer tenga ya siete hijos,pero aquella nube floreció sólo algunos minutosy cuando miré a lo alto se estaba desvaneciendo en el viento. -En una playa amena,a quien el Turia perlas ofrecíade su menuda arena,y el mar de España de cristal cubría,Belisa estaba a solas,llorando al son del agua y de las olas.«¡Fiero, cruel esposo!»,los ojos hechos fuentes, repetía,y el mar, como envidioso,a tierra por las lágrimas salía;y alegre de cogerlas,las guarda en conchas y convierte en perlas.«Traidor, que estás ahoraen otros brazos y a la muerte dejasel alma que te adora,y das al viento lágrimas y quejas,si por aquí volvieres,verás que soy ejemplo de mujeres.Que en esta mar furiosahallaré de mi fuego la templanza,ofreciendo animosaal agua el cuerpo, al viento la esperanza;que no tendrá sosiegomenos que en tantas aguas tanto fuego.¡Ay tigre!, si estuvierasen este pecho donde estar solías,muriendo yo, murieras;mas prendas tengo en las entrañas míasen que verás que mato,a falta de tu vida, tu retrato».Ya se arrojaba, cuandosalió un delfín con un bramido fuerte,y ella, en verle temblando,volvió la espalda al rostro y a la muerte,diciendo: «Si es tan fea,yo viva, y muera quien mi mal desea». -En llamas, en otoños incendiados,arde a veces mi corazón,puro y solo. El viento lo despierta,toca su centro y lo suspendeen luz que sonríe para nadie:¡cuánta belleza suelta!Busco unas manos,una presencia, un cuerpo,lo que rompe los murosy hace nacer las formas embriagadas,un roce, un son, un giro, un ala apenas;busco dentro mí,huesos, violines intocados,vértebras delicadas y sombrías,labios que sueñan labios,manos que sueñan pájaros...Y algo que no se sabe y dice «nunca»cae del cielo,de ti, mi Dios y mi adversario. -¿Qué estoy haciendo aquí, qué hacemos todoscopa en mano, apurando el indolentepitillo de la fiesta, tan tranquilosy pasándolo bien, como si nadasucediese en el mundo, como situviésemos derecho y fuese lógico?Hagamos una pausa. Considerolas desdichas del prójimo: una guerraremota, la sequía en las regionesdel hemisferio sur, o una explosiónen una calle atónita, rompiendoen mil pedazos cuerpos como el mío.Cosas que causan víctimas, monstruososterremotos, miseria. Y no obstante,¿acáso es justo que la indiferenciasea cifra de culpabilidad?Sabemos que convierte en inocentea la víctima: haber sido la víctima,estar allí en el momento indicado,naciendo, paseando, siendo uno,como si no existiese una inocenciaoriginal, sino sólo complejosresortes del azar que repartieseninocencias terribles.Es asíque el condenado a muerte inspira algunasimpatía. Nos consta que, a su vez,es víctima, instrumento de un designioinescrutable, brazo de otros móviles.Y sobre todo, aquel a quien mató,qué fue sino uno más, otro culpableque cualquier circunstancia expuso un díaa mortal inocencia.Por lo tantola indefensión redime, y al fin somoscada uno de nosotros potencialesvíctimas y posibles inocentes,y ser culpables sólo es un estadode probabilidad, como una espera.Y estamos aquí solos, con la cargade la culpable y frágil salvedad,sabiendo que pudimos ser los otros,nacer allí, pasar en ese instante,pero siendo nosotros y aliviadosy pasándolo bien, que es lo más lógico.Empuñando la copa y el pitillocomo imposible escudo contra el miedo. -Mi vida es un erial,flor que toco se deshoja;que en mi camino fatalalguien va sembrando el malpara que yo lo recoja. -¡Cuánto, Señor, te debo por todos los momentosen que pudiste hacerme sufrir y no lo hiciste!Las horas del dolor suman tiempos tan lentosque más que por la edad se enveceje por triste. -Señora de mis pobres homenajesdébote amor aunque me ultrajes.GóngoraSoñé que te encontrabas junto al muroglacial donde termina la existencia,paseando tu magnífica opulenciade doloroso terciopelo oscuro.Tu pie, decoro del marfil más puro,hería, con satánica inclemencia,las pobres almas, llenas de paciencia,que aún se brindaban a tu amor perjuro.Mi dulce amor, que sigue sin sosiego,igual que un triste corderito ciego,la huella perfumada de tu sombra,buscó el suplicio de tu regio yugo,y bajo el raso de tu pie verdugopuse mi esclavo corazón de alfombra. -«"Ensíllenme el potro ruciodel alcaide de los Vélez,denme el adarga de Fezy la jacerina fuerte;una lanza con dos hierros,entrambos de agudos temples,y aquel acerado cascocon el morado bonete,que tiene plumas pajizasentre blancos martinetes,y garzotas medio pardas,antes que me vista, denme.Pondréme la toca azulque me dio para ponermeAdalifa la de Baza,hija de Zelín Hamete;y aquella medalla en cuadroque dos ramos la guarnecencon las hojas de esmeraldas,por ser los ramos laureles;y un Adonis que va a cazade los jabalíes monteses,dejando su diosa amada,y dice la letra "Muere""».Esto dijo el moro Azarqueantes que a la guerra fuese,aquel discreto y animoso,aquel galán y valiente,Almoralife el de Baza,de Zulema descendiente,caballeros que en Granadapaseaban con los reyes.Trajéronle la medalla,y suspirando mil veces,del bello Adonis mirabala gentileza y la suerte:«"Adalifa de mi alma,no te aflijas ni lo pienses;viviré para gozarte,gozosa vendrás a verme;breve será mi jornada,tu firmeza no sea breve,procura, aunque eres mujer,ser de todas diferente.No le parezcas a Venus,aunque en beldad le pareces,en olvidar a su amantey no respetalle ausente.Cuando sola te imagines,mi retrato te consuele,sin admitir compañíaque me ultraje y te desvele;que entre tristeza y dolorsuele amor entremeterse,haciendo de alegres tristescomo de tristes alegres.Mira, amiga, mi retrato,que abiertos los ojos tiene,y que es pintura encantada,que habla, que vive y siente.Acuérdate de mis ojos,que muchas lágrimas vierten,y a fe que lágrimas suyaspocas moras las merecen"».En esto llegó Gualquemoa decille que se apreste,que daban priesa en la marque se embarcase la gente.A vencer se parte el moro,aunque gustos no le vencen,honra y esfuerzo lo animana cumplir lo que promete. -Verdes juncos del Duero a mi pastoraTejieron dulce generosa cuna;Blancas palmas, si el Tajo tiene alguna,Cubren su pastoral albergue ahora.Los montes mide y las campañas mora,Flechando una dorada media luna,Cual dicen que a las fieras fue importunaDel Eurota la casta cazadora.De un blanco armiño el esplendor vestida,Los blancos pies distinguen de la nieveLos coturnos que calza esta homicida;Bien tal, pues montaraz y endurecida,Contra las fieras sólo un arco mueve,Y dos arcos tendió contra mi vida. -Quizá porque termine nuestro mundo,Quizá porque perdimosUna oportunidad en otro tiempo,Nos llegará la hora del olvido.Escribimos palabras en la arena.Nos llevarán las olas, y tambiénIrán borrando todas las palabras. -A mi querida prima Jacinta White de Llano,en la muerte de su hija¡Pobre Carolina mía!¡Nunca la podré olvidar!Ved lo que el mundo decíaviendo el féretro pasar:Un clérigo. Empiece el canto.El doctor. ¡Cesó el sufrir!El padre. ¡Me ahoga el llanto!La madre. ¡Quiero morir!Un muchacho. ¡Qué adornada!Un joven. ¡Era muy bella!Una moza. ¡Desgraciada!Una vieja. ¡Feliz ella!"¡Duerme en paz!"dicen los buenos."¡Adiós!"dicen los demás.Un filósofo. ¡Uno menos!Un poeta. ¡Un ángel más! -Cómo llenarte, soledad,sino contigo misma...De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,quieto en ángulo oscuro,buscaba en ti, encendida guirnalda,mis auroras futuras y furtivos nocturnos,y en ti los vislumbraba,naturales y exactos, también libres y fieles,a semejanza mía,a semejanza tuya, eterna soledad.Me perdí luego por la tierra injustacomo quien busca amigos o ignorados amantes;diverso con el mundo,fui luz serena y anhelo desbocado,y en la lluvia sombría o en el sol evidentequería una verdad que a ti te traicionase,olvidando en mi afáncómo las alas fugitivas su propia nube crean.Y al velarse a mis ojoscon nubes sobre nubes de otoño desbordadola luz de aquellos días en ti misma entrevistos,te negué por bien poco;por menudos amores ni ciertos ni fingidos,por quietas amistades de sillón y de gesto,por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,por los viejos placeres prohibidoscomo los permitidos nauseabundos,útiles solamente para el elegante salón susurrado,en bocas de mentira y palabras de hielo.Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua personaque yo fui,que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,limpios de otro deseo,el sol, mi dios, la noche rumorosa,la lluvia, intimidad de siempre,el bosque y su alentar pagano,el mar, el mar como su nombre hermoso;y sobre todo ellos,cuerpo oscuro y esbelto,te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,y tú me das fuerza y debilidadcomo el ave cansada los brazos de la piedra.Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,oigo sus oscuras imprecaciones,contemplo sus blancas caricias;y erguido desde cuna vigilantesoy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,por quienes vivo, aún cuando no los vea;y así, lejos de ellos,ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,roncas y violentas como el mar, mi morada,puras ante la espera de una revolución ardienteo rendidas y dóciles, como el mar sabe serlocuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.Tú, verdad solitaria,transparente pasión, mi soledad de siempre,eres inmenso abrazo;el sol, el mar,la oscuridad, la estepa,el hombre y su deseo,la airada muchedumbre,¿qué son sino tú misma?Por ti, mi soledad, los busqué un día;en ti, mi soledad, los amo ahora. -¡Beato sillón! La casacorrobora su presenciacon la vaga intermitenciade su invocación en masaa la memoria. No pasanada. Los ojos no ven,saben. El mundo está bienhecho. El instante lo exaltaa marea, de tan alta,de tan alta, sin vaivén. -Saeta que voladoracruza, arrojada al azar,y que no se sabe dóndetemblando se clavará;hoja que del árbol secaarrebata el vendaval,sin que nadie acierte el surcodonde al polvo volverá;gigante ola que el vientoriza y empuja en el mar,y rueda y pasa, y se ignoraqué playa buscando va;luz que en cercos temblorososbrilla, próxima a expirar,y que no se sabe de elloscuál el último será;eso soy yo, que al acasocruzo el mundo sin pensarde dónde vengo ni a dóndemis pasos me llevarán. -Fierro negro que duerme, fierro negro que gimepor cada poro un grito de desconsolación.Las cenizas ardidas sobre la tierra triste,los caldos en que el bronce derritió su dolor.Aves de qué lejano país desventuradograznaron en la noche dolorosa y sin fin?Y el grito se me crispa como un nervio enroscadoo como la cuerda rota de un violín.Cada máquina tiene una pupila abiertapara mirarme a mí.En las paredes cuelgan las interrogaciones,florece en las bigornias el alma de los broncesy hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos.Y entre la noche negra -desesperadas- correny sollozan las almas de los obreros muertos. -Empuja el corazón,quiébralo, ciégalo,hasta que nazca en élel poderoso vacíode lo que nunca podrás nombrar.Sé, al menos,su inminenciay quebrantado huesode su proximidad.Que se haga noche. (Piedra,nocturna piedra sola.)Alza entonces la súplica:que la palabra sea sólo verdad. -Vienes a mí, te acercas y te anunciascon tan leve rumor, que mi reposono turbas, y es un canto milagrosocada una de las frases que pronuncias.Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,y hay al mirarnos atracción tan fuerte,que lo olvidamos todo, vida y muerte,suspensos en la luz de tus pupilas.Y mi vida penetras y te sientotan cerca de mi propio pensamientoy hay en la posesión tan honda calma,que interrogo al misterio en que me abismosi somos dos reflejos de un ser mismo,la doble encarnación de una sola alma. -Después que no descubren su luceromis ojos lagrimosos noche y día,llevado del error, sin vela y guía,navego por un mar amargo y fiero.El deseo, la ausencia, el carnicerorecelo, y de la ciega fantasíalas olas más furiosas a porfíame llegan al peligro postrimero.Aquí una voz me dice: cobre aliento,señora, con la fe que me habéis dadoy en mil y mil maneras repetido.Mas, "¿cuánto desto allá llevado ha el viento?,respondo: y a las olas entregado,el puerto desespero, el hondo pido. -Debajo de las multiplicacioneshay una gota de sangre de pato.Debajo de las divisioneshay una gota de sangre de marinero.Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;un río que viene cantandopor los dormitorios de los arrabales,y es plata, cemento o brisaen el alba mentida de New York.Existen las montañas, lo sé.Y los anteojos para la sabiduría,lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.He venido para ver la turbia sangre,la sangre que lleva las máquinas a las cataratasy el espíritu a la lengua de la cobra.Todos los días se matan en New Yorkcuatro millones de patos,cinco millones de cerdos,dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,un millón de vacas,un millón de corderosy dos millones de gallosque dejan los cielos hechos añicos.Más vale sollozar afilando la navajao asesinar a los perros en las alucinantes caceríasque resistir en la madrugadalos interminables trenes de leche,los interminables trenes de sangre,y los trenes de rosas maniatadaspor los comerciantes de perfumes.Los patos y las palomasy los cerdos y los corderosponen sus gotas de sangredebajo de las multiplicaciones;y los terribles alaridos de las vacas estrujadasllenan de dolor el valledonde el Hudson se emborracha con aceite.Yo denuncio a toda la genteque ignora la otra mitad,la mitad irredimibleque levanta sus montes de cementodonde laten los corazonesde los animalitos que se olvidany donde caeremos todosen la última fiesta de los taladros.Os escupo en la cara.La otra mitad me escuchadevorando, cantando, volando en su purezacomo los niños en las porteríasque llevan frágiles palitosa los huecos donde se oxidanlas antenas de los insectos.No es el infierno, es la calle.No es la muerte, es la tienda de frutas.Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasiblesen la patita de ese gato quebrada por el automóvil,y yo oigo el canto de la lombrizen el corazón de muchas niñas.óxido, fermento, tierra estremecida.Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?¿Ordenar los amores que luego son fotografías,que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?No, no; yo denuncio,yo denuncio la conjurade estas desiertas oficinasque no radian las agonías,que borran los programas de la selva,y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadascuando sus gritos llenan el valledonde el Hudson se emborracha con aceite. -Más de una hora inquieto,tratando de encontrarla por las calles, apostadoen sitios estratégicos "esquinasen teoría casi inevitables, húmedosbares de tres al cuarto, paradasde autobuses qué se yo"y ahora,ahora estaba ahí,tranquila,tan campante, guapísima, del otrolado del cristal.La había vistode lejos "de muy lejosdiría,para estos ojos miopes con que ando"Ahí estáahí está, pensé,y se agitó mi espíritu lo mismoque se agitan las aguas tristes de los lagoscon la brisa de otoño.Era el momento,esa ocasión que ni pintiparada, única: bastaríacon empujar la puerta,mentirun simple encuentro fortuito,entrarle al quite, buenosdías caramba, vaya unafeliz casualidad, y todo hecho,todo;y luego, ya se sabe, cada unodebe tener su arte de enrollarse, su arsamandi, como ya dijo Ovidio.Era el momentosí.Pero pasé de largoigual que un apestado, como un perrocon pulgasy el rabo bien metido entre las patas,jadeando,sin osar tan siquiera echarle una mirada de reojo:apijotado, vamos.Pasé de largocomo las aves pasan en los cielosy el sol sobre los díasy las floresque quieren reposar en sus cabellosy morirse en sus manos,y no saben. -El corazón,Que tenía en la escuelaDonde estuvo pintadaLa cartilla primera,¿Está en ti,Noche negra?(Frío, frío,Como el aguaDel río.)El primer besoQue supo a beso y fuePara mis labios niñosComo la lluvia fresca,¿Está en ti,Noche negra?(Frío, fríoComo el aguaDel río.)Mi primer verso.La niña de las trenzasQue miraba de frente¿Está en ti,Noche negra?(Frío, frío,Como el aguaDel río,)Pero mi corazónRoído de culebras,El que estuvo colgadoDel árbol de la ciencia,¿Está en ti,Noche negra?(Caliente, caliente,Como el aguaDe la fuente.)Mi amor errante,Castillo sin firmeza,De sombras enmohecidas,¿Está en ti,Noche negra?(Caliente, caliente,Como el aguaDe la fuente.)¡Oh, gran dolor!Admites en tu cuevaNada más que la sombra.¿Es cierto,Noche negra?(Caliente, caliente,Como el aguaDe la fuente.)¡Oh, corazón perdido!¡Réquiem aeternam! -A los campos de Lepe, a las arenasDel abreviado mar en una ría,Extranjero pastor llegué sin guía,Con pocas vacas y con muchas penas.Muro real, orlado de cadenas,A cuyo capitel se debe el día,Ofreció a la turbada vista míaEl templo santo de las dos Sirenas:Casta madre, hija bella, veneradasCon humildad de prósperos vaqueros,Con devoción de pobres pescadores.Si ya a sus aras no les di terneros,Dieron mis ojos lágrimas cansadas,Mi fe suspiros, y mis manos flores. -La luz amortajadasurge con un soplo de árbol.Vamos a bendecir la oscuridadcon ramos de sayales y murciélagos,con velas sarmentosas y guitarrasque dobleguen al ángel de la furia.Pero también vendrá a nuestras casascon un alarido constante y seco,y devorará los panes,y beberá el vino que era aguade nuestros propios labios. -A Ángel del RíoEnhiesto surtidor de sombra y sueñoque acongojas el cielo con tu lanza.Chorro que a las estrellas casi alcanzadevanado a sí mismo en loco empeño.Mástil de soledad, prodigio isleño,flecha de fe, saeta de esperanza.Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,peregrina al azar, mi alma sin dueño.Cuando te vi señero, dulce, firme,qué ansiedades sentí de diluirmey ascender como tú, vuelto en cristales,como tú, negra torre de arduos filos,ejemplo de delirios verticales,mudo ciprés en el fervor de Silos. -Por esa puerta huyó, diciendo: «¡Nunca!»Por esa puerta ha de volver un día...Al cerrar esa puerta, dejó truncala hebra de oro de la esperanza mía.Por esa puerta ha de volver un día.Cada vez que el impulso de la brisa,como una mano débil, indecisa,levemente sacude la vidrierapalpita más aprisa, más aprisami corazón cobarde que la espera.Desde mi mesa de trabajo veola puerta con que sueñan mis antojos,y acecha agazapado mi deseoen el trémulo fondo de sus ojos.¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivohe de aguardar con la mirada inciertaa que Dios me devuelva compasivoa la mujer que huyó por esa puerta?¿Cuándo habrán de temblar esos cristalesempujados por sus manos ducalesy, con su beso ha de llegarme ella,cual me llega en las noches invernalesel ósculo piadoso de una estrella?¡Oh, Señor!, ya la pálida está alerta:¡oh, Señor, cae la tarde ya en mi víay se congela mi esperanza yerta!¡Oh, Señor, haz que se abra al fin la puertay entre por ella la adorada mía!...¡Por esa puerta ha de volver un día! -Costasrompientes del entoncesresacassubvivencias que arenan el ahoracalascaries del tiempoCuanto conjuro laciocepotediosoborraconcubinadasoplosorbo del cerovacíovacío ya vaciado en apócrifos moldes sin acopleQué han de bastar los crótaloslas figuras los pasos de la sangreel veneno de almendras que se expande al destapar un senoo las manos de viajeDónde un índice totemuna amarra que alcanceuna verdad un gesto un camino sin muertealguna cripta madre que incube la esperanzaSólo tumbosretumbos lentas leznas acerbasambivalentes menosporos secosdesbastesfofo hartazgo termita y asco verdeexapoyosmaltruequesSólo esperas que lepran la espera del no tiempo -Tengo miedo de vertenecesidad de verteesperanza de vertedesazones de vertetengo ganas de hallartepreocupación de hallartecertidumbre de hallartepobres dudas de hallartetengo urgencia de oírtealegría de oírtebuena suerte de oírtey temores de oírteo searesumiendoestoy jodidoy radiantequizá más lo primeroque lo segundoy tambiénviceversa. -Vivir ha sido arduo. La lenguade la angustiacomo un áspidsobre la piel enferma. Sobre la pielque tiembla.Contra esa turbiedad,contra la árida rutina de ese légamo,cada nueva palabraes un diluvio de paciencia,una semilla,el resto de un juguete, un aguade cristalque disipa el venenoy convierte la sed en una excusade la supervivencia. -Os miro y os veo desnudasen el rectángulo de la humedad,acariciando el aire vuestros cuerposbajo esos objetos difusosque os protegen del sol.Sombras verdes, agujas de hierbaque hacen cosquillas al alzar los brazos.La escala del blanco al gris, casi azul, es infinita.Lo vertical forma un horizonte de cuerpos.La serpiente lo mira tododesde la negra columna del agua. -Algún día escribiré un poemaque no mencione el aire ni la noche;un poema que omita los nombres de las flores,que no tenga jazmines o magnolias.Algún día te escribiré un poema sin pájarosni fuentes, un poema que eluda el mary que no mire a las estrellas.Algún día te escribiré un poema que se limite a pasarlos dedos por tu piely que convierta en palabras tu mirada.Sin comparaciones, sin metáforas, algún día escribiréun poema que huela a ti,un poema con el ritmo de tus pulsaciones,con la intensidad estrujada de tu abrazo.Algún día escribiré un poema, el canto de mí dicha. -Si ya te ha amado alguna, y luego otraa quien llevaste con su hermana a fiestas,y aquella a cuyo rostro te arrimastedel lado en que asomó la luna llena,¿por qué me distrajiste si me hallabacuando muy sola anduve tan contenta?Era una triste, azul mirada fija.Un beso me quitaste y me entró pena.Que ya no quiero amarte bienamadoporque mejor amante es el poema:rondando como un lobo, si la lunaflorece entre las ramas, me despierta.Que ya no quiero amarte bienamadoporque mejor amante es el poema.Los versos tras las aves alzan vuelo.Mi alma incendiada en el papel gotea. -Cien sonetos de amorEntre los espadones de fierro literariopaso yo como un marinero remotoque no conoce las esquinas y que cantaporque sí, porque cómo si no fuera por eso.De los atormentados archipiélagos trajemi acordeón con borrascas, rachas de lluvia loca,y una costumbre lenta de cosas naturales:ellas determinaron mi corazón silvestre.Así cuando los dientes de la literaturatrataron de morder mis honrados talones,yo pasé, sin saber, cantando con el vientohacia los almacenes lluviosos de mi infancia,hacia los bosques fríos del Sur indefinible,hacia donde mi vida se llenó con tu aroma. -Sobre el monte peladoun calvario.Agua claray olivos centenarios.Por las callejashombres embozados,y en las torresveletas girando.Eternamentegirando.¡Oh pueblo perdido,en la Andalucía del llanto! -Como el clavel del patio estaba seco,yo, entristecido por sus tristes males,bajé al jardín para cavar un hueco,en buena sombra entre dos rosales.Y eran rosales cerca, gajo a gajoen una cercanía indiferente,pero al cavar un poco, vi allá abajosus raíces trenzadas locamente.Así, esta tarde, descubrí el secretode un cariño verdadero, hondo y discreto,transplantando un clavel que se secó.Y, en nuestra indiferente cercanía,qué loco ensueño se descubriríasi alguien cavara un hueco entre tú y yo. -Cada vez resurrectoentrando en agonía y alegría,muriendo de una vezy no muriendo,así es, es así y es otra vez así.El golpe que te dieronlo repartiste alrededor de tu alma,lo dejaste caer de ropa en ropamanchando los vestuarioscon huellas digitalesde los dolores que te destinarony que a ti sólo te pertenecían.Ay, mientras tú caíasen la grieta terrible,la boca que buscabaspara vivir y compartir tus besosallí cayó contigo, con tu sombraen la abertura destinada a ti.Porque, por qué, por qué te destinastecorona y compañía en el suplicio,por qué se atribuyó la flor azul,la participación de tu quebranto?Y un día de dolores como espadasse repartió desde tu propia herida?Sí, sobrevives. Sí, sobrevivimosen lo imborrable, haciendode muchas vidas una cicatriz,de tanta hoguera una ceniza amarga,y de tantas campanasun latido, un sonido bajo el mar. -Culto Jurado, si mi bella dama"En cuyo generoso mortal mantoArde, como en cristal de templo santo,De un limpio amor la más ilustre llama"Tu musa inspira, vivirá tu famaSin invidiar tu noble patria a Manto,Y ornarte ha en premio de tu dulce cantoNo de verde laurel caduca rama,Sino de estrellas inmortal corona.Haga, pues, tu dulcísimo instrumentoBellos efectos, pues la causa es bella;Que no habrá piedra, planta, ni persona,Que suspensa no siga el tierno acento,Siendo tuya la voz, y el canto de ella. -"Hoy me gusta la vida mucho menospero siempre me gusta vivir"...César VallejoDame tu manoamorno dejes que me hundaen la tristezaYa mi cuerpo aprendióel dolor de tu ausenciay a pesar de los golpesquiere seguir viviendo.No te alejesamorencuéntrame en el sueñodefiende tu memoriami memoria de tique no quiero extraviar.Somos la vozy el ecoel espejoy el rostrodame tu manoesperadebo ajustar mi cuerpohasta alcanzarte. -Alguien barrey cantay barre(zuecos en la madrugada).Alguiendispara las puertas.¡Qué miedo,madre!(¡Ay, los que en andas del viento,en un velero a estas horasvayan arando los mares!)Alguien barrey cantay barre.Algún caballo, alejándose,imprime su pie en el ecode la calle.¡Qué miedo,madre!¡Si alguien llamara a la puerta!¡Si se apareciera padrecon su túnica talarchorreando!...¡Qué horror,madre!Alguien barrey cantay barre. -En el silencio estrelladola Luna daba a la rosay el aroma de la nochele henchía ?sedienta boca?el paladar del espíritu,que adurmiendo su congojase abría al cielo nocturnode Dios y su Madre toda...Toda cabellos tranquilos,la Luna, tranquila y sola,acariciaba a la Tierracon sus cabellos de rosasilvestre, blanca, escondida...La Tierra, desde sus rocas,exhalaba sus entrañasfundidas de amor, su aroma...Entre las zarzas, su nido,era otra luna la rosa,toda cabellos cuajadosen la cuna, su corola;las cabelleras mejidasde la Luna y de la rosay en el crisol de la nochefundidas en una sola...En el silencio estrelladola Luna daba a la rosamientras la rosa se dabaa la Luna, quieta y sola. -Mi males volvercada día,por tu boca,al país de lasmaravillas. -Helos allí: junto a la mar bravíacadáveres están, ¡ay!, los que fueronhonra del libre, y con su muerte dieronalmas al cielo, a España nombradía.Ansia de patria y libertad henchíasus nobles pechos que jamás temieron,y las costas de Málaga los vieroncual sol de gloria en desdichado día.Españoles, llorad; mas vuestro llantolágrimas de dolor y sangre sean,sangre que ahogue a siervos y opresores,Y los viles tiranos, con espanto,siempre delante amenazando veanalzarse sus espectros vengadores. -Después de aquella venturaGozada, y no por suerteNi error "mi sino es quererte,Ventura, como maduraRealidad que me saturaSi de veras soy" despuésDe la ráfaga en la miesQue ondeó, que se rindió,Nunca el alma dice: no.¿Qué es ventura? Lo que es. -Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,silencio que habla,tempestades sin viento, mar sin olas,pájaros presos, doradas fieras adormecidas,topacios impíos como la verdad,o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,playa que la mañana encuentra constelada de ojos,cesta de frutos de fuego,mentira que alimenta,espejos de este mundo, puertas del más allá,pulsación tranquila del mar a mediodía,absoluto que parpadea,páramo. -Del color noble que a la piel vellosaDe aquel animal dio naturalezaQue de corona ciñe su cabeza,Rey de las otras, fiera generosa,Vestida vi a la bella desdeñosa,Tal, que juzgué, no viendo su belleza(Según decía el color con su fiereza),Que la engendró la Libia ponzoñosa;Mas viéndola, que Alcides muy ufanoPor ella en tales paños bien podíaMentir su natural, seguir su antojo,Cual ya en Lidia torció con torpe manoEl huso, y presumir que se vestíaDel nemeo león el gran despojo. -Bermejazo Platero de las cumbresA cuya luz se espulga la canalla:La ninfa Dafne, que se afufa y calla,Si la quieres gozar, paga y no alumbres.Si quieres ahorrar de pesadumbres,Ojo del Cielo, trata de compralla:En confites gastó Marte la malla,Y la espada en pasteles y en azumbres.Volvióse en bolsa Júpiter severo,Levantóse las faldas la doncellaPor recogerle en lluvia de dinero.Astucia fue de alguna Dueña Estrella,Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:Febo, pues eres Sol, sírvete de ella. -Para Claudio ArrauGrand sosiego ovieron aquella noche los muertos:ApiádateAgua de ellos por ociososy vueltos al revés, permiteAire que no se envenenen ni se mareenen el vértigo, Fuego acepta como floressus pobres párpados, amamántalosotra vez Tierra con tus viejos pezones.Tierra,Fuego, Aire, Agua, consideren la inmensidad de su hambre.Grand sosiego ovieron aquella noche los muertos. -Por el mar vendránlas flores del alba(olas, olas llenasde azucenas blancas),el gallo alzarásu clarín de plata.(¡Hoy! te diré yotocándote el alma)¡O, bajo los pinos,tu desnudez malva,tus pies en la tiernayerba con escarcha,tus cabellos verdesde estrellas mojadas!(...Y tú me diráshuyendo: Mañana)Levantará el gallosu clarín de llama,y la aurora plena,cantando entre granas,prenderá sus fuegosen las ramas blandas.(¡Hoy! te diré yotocándote el alma)¡O, en el sol nacido,tus sienes doradas,los ojos inmensosde tu cara maga,evitando azulesmis negras miradas!(...Y tú me diráshuyendo: Mañana) -(Málaga, 6 de enero)Duerme la calma en el puertobajo su colcha de laca,mientras la luna en el cieloclava sus anclas doradas.¡Corazón,rema! -Si el engasteel subsobolos trueques toques toposlas malacrasel desovelos topessi el egohueco herniadoel covaciarse a cerolos elencos del ascolas acreenciaslos finitos afines pudiesen menossi no expudieran casi los escarbes vitalesel hartazgo en cadenalo posmascado pálidosi el final torvo sorbo de luz niebla de ahogo no antepudiese tantoahel verdeverel todo ver quizás en libre aleo el serel puro ser sin hojas ya sin costas ni ondas locas ni recontrassólo su ámbito soloreciénquizásrecién entonces -Cien sonetos de amorOh que todo el amor propague en mí su boca,que no sufra un momento más sin primavera,yo no vendí sino mis manos al dolor,ahora, bienamada, déjame con tus besos.Cubre la luz del mes abierto con tu aroma,cierra las puertas con tu cabellera,y en cuanto a mí no olvides que si despierto y lloroes porque en sueños sólo soy un niño perdidoque busca entre las hojas de la noche tus manos,el contacto del trigo que tú me comunicas,un rapto centelleante de sombra y energía.Oh, bienamada, y nada más que sombrapor donde me acompañes en tus sueñosy me digas la hora de la luz. -Subes de ti misma,como un surtidorde una fuente.Nose sabe hasta dondellegará tu amor,porque no se sabedónde está el venerode tu corazón.(Eres ignorada,eres infinita,como el mundo y yo) -Pajarillo cojido, de tu pecho dulcepor el águila negra de la muerte,¡cómo me miras con tu ojito triste!(negro plenor sangriento de luz débil).Desde debajo de la garra inmensa,que para siempre ya le tieney afirmado, mientras la desafíala vasta sombra que su vista emprende.¡Cómo me mira sin pedirme nada,cómo me mira... por si yo pudiese,que ya te está teniendo para siempre! -Enigmade la azucena esquinadaque orna la cadavérica almohada;encimadel soltero dolor empedernidode yacer como imberbe congregantemientras los gatos erizan el ruidoy forjan una patria espeluznante;encimadel apetito nunca satisfechode la calque demacró las conciencias livianas,y del desencanto profesionalcon que saltan del lecholas cortesanas;encimade la ingenuidad casamenteray del descalabro que nada espera;encimade la huesa y del nido,la lágrima salobre que he bebido.Lágrima de infinitoque eternizaste el amoroso rito;lágrima en cuyos maresgoza mi áncora su náufrago bañoy esquilmo los vellones singularesde un compungido rebaño;lágrima en cuya gloria se refractael iris fiel de mi pasión exacta;lágrima en que navegan sin pendoneslos mástiles de las consternaciones;lágrima con que quisomi gratitud, salar el Paraíso;lágrima mía, en ti me encerraría,debajo de un deleite sepulcral,como un vigíaen su salobre y mórbido fanal. -Lluevesobre la arena, sobre el techoel temade la lluvia:las largas eles de la lluvia lentacaen sobre las páginasde mi amor sempiterno,la sal de cada día:regresa lluvia a tu nido anterior,vuelve con tus agujas al pasado:hoy quiero el espacio blanco,el tiempo de papel para una ramade rosal verde y de rosas doradas:algo de la infinita primaveraque hoy esperaba, con el cielo abiertoy el papel esperaba,cuando volvió la lluviaa tocar tristementela ventana,luego a bailar con furia desmedidasobre mi corazón y sobre el techo,reclamandosu sitio,pidiéndome una copapara llenarla una vez más de agujas,de tiempo transparente,de lágrimas. -IRecuerde el alma dormida,avive el seso e despiertecontemplandocómo se passa la vida,cómo se viene la muertetan callando;cuán presto se va el plazer,cómo, después de acordado,da dolor;cómo, a nuestro parescer,cualquiere tiempo passadofue mejor.IIPues si vemos lo presentecómo en un punto s'es idoe acabado,si juzgamos sabiamente,daremos lo non venidopor passado.Non se engañe nadi, no,pensando que ha de durarlo que esperamás que duró lo que vio,pues que todo ha de passarpor tal manera.IIINuestras vidas son los ríosque van a dar en la mar,qu'es el morir;allí van los señoríosderechos a se acabare consumir;allí los ríos caudales,allí los otros medianose más chicos,allegados, son igualeslos que viven por sus manose los ricos.INVOCACIÓNIVDexo las invocacionesde los famosos poetasy oradores;non curo de sus ficciones,que traen yerbas secretassus sabores.Aquél sólo m'encomiendo,Aquél sólo invoco yode verdad,que en este mundo viviendo,el mundo non conociósu deidad.VEste mundo es el caminopara el otro, qu'es moradasin pesar;mas cumple tener buen tinopara andar esta jornadasin errar.Partimos cuando nascemos,andamos mientra vivimos,e llegamosal tiempo que feneçemos;assí que cuando morimos,descansamos.VIEste mundo bueno fuesi bien usásemos délcomo debemos,porque, segund nuestra fe,es para ganar aquélque atendemos.Aun aquel fijo de Diospara sobirnos al cielodescendióa nescer acá entre nos,y a vivir en este suelodo murió.VIISi fuesse en nuestro poderhazer la cara hermosacorporal,como podemos hazerel alma tan glorïosaangelical,¡qué diligencia tan vivatoviéramos toda horae tan presta,en componer la cativa,dexándonos la señoradescompuesta!VIIIVed de cuán poco valorson las cosas tras que andamosy corremos,que, en este mundo traidor,aun primero que muramoslas perdemos.Dellas deshaze la edad,dellas casos desastradosque acaeçen,dellas, por su calidad,en los más altos estadosdesfallescen.IXDezidme: La hermosura,la gentil frescura y tezde la cara,la color e la blancura,cuando viene la vejez,¿cuál se para?Las mañas e ligerezae la fuerça corporalde juventud,todo se torna gravezacuando llega el arrabalde senectud.XPues la sangre de los godos,y el linaje e la noblezatan crescida,¡por cuántas vías e modosse pierde su grand altezaen esta vida!Unos, por poco valer,por cuán baxos e abatidosque los tienen;otros que, por non tener,con oficios non debidosse mantienen.XILos estados e riqueza,que nos dexen a deshora¿quién lo duda?,non les pidamos firmeza.pues que son d'una señora;que se muda,que bienes son de Fortunaque revuelven con su ruedapresurosa,la cual non puede ser unani estar estable ni quedaen una cosa.XIIPero digo c'acompañene lleguen fasta la fuessacon su dueño:por esso non nos engañen,pues se va la vida apriessacomo sueño,e los deleites d'acáson, en que nos deleitamos,temporales,e los tormentos d'allá,que por ellos esperamos,eternales.XIIILos plazeres e dulçoresdesta vida trabajadaque tenemos,non son sino corredores,e la muerte, la çeladaen que caemos.Non mirando a nuestro daño,corremos a rienda sueltasin parar;desque vemos el engañoy queremos dar la vueltano hay lugar.XIVEsos reyes poderososque vemos por escripturasya passadascon casos tristes, llorosos,fueron sus buenas venturastrastornadas;assí, que no hay cosa fuerte,que a papas y emperadorese perlados,assí los trata la muertecomo a los pobres pastoresde ganados.XVDexemos a los troyanos,que sus males non los vimos,ni sus glorias;dexemos a los romanos,aunque oímos e leímossus hestorias;non curemos de saberlo d'aquel siglo passadoqué fue d'ello;vengamos a lo d'ayer,que también es olvidadocomo aquello.XVI¿Qué se hizo el rey don Joan?Los infantes d'Aragón¿qué se hizieron?¿Qué fue de tanto galán,qué de tanta invincióncomo truxeron?¿Fueron sino devaneos,qué fueron sino verdurasde las eras,las justas e los torneos,paramentos, bordadurase çimeras?XVII¿Qué se hizieron las damas,sus tocados e vestidos,sus olores?¿Qué se hizieron las llamasde los fuegos encendidosd'amadores?¿Qué se hizo aquel trovar,las músicas acordadasque tañían?¿Qué se hizo aquel dançar,aquellas ropas chapadasque traían?XVIIIPues el otro, su herederodon Anrique, ¡qué poderesalcançaba!¡Cuánd blando, cuánd halagueroel mundo con sus plazeresse le daba!Mas verás cuánd enemigo,cuánd contrario, cuánd cruelse le mostró;habiéndole sido amigo,¡cuánd poco duró con éllo que le dio!XIXLas dávidas desmedidas,los edeficios realesllenos d'oro,las vaxillas tan fabridaslos enriques e realesdel tesoro,los jaezes, los caballosde sus gentes e atavíostan sobrados¿dónde iremos a buscallos?;¿qué fueron sino rocíosde los prados?XXPues su hermano el innocentequ'en su vida sucesorse llamó¡qué corte tan excellentetuvo, e cuánto grand señorle siguió!Mas, como fuesse mortal,metióle la Muerte luegoen su fragua.¡Oh jüicio divinal!,cuando más ardía el fuego,echaste agua.XXIPues aquel grand Condestable,maestre que conoscimostan privado,non cumple que dél se hable,mas sólo como lo vimosdegollado.Sus infinitos tesoros,sus villas e sus lugares,su mandar,¿qué le fueron sino lloros?,¿qué fueron sino pesaresal dexar?XXIIE los otros dos hermanos,maestres tan prosperadoscomo reyes,c'a los grandes e medianostruxieron tan sojuzgadosa sus leyes;aquella prosperidadqu'en tan alto fue subiday ensalzada,¿qué fue sino claridadque cuando más encendidafue amatada?XXIIITantos duques excelentes,tantos marqueses e condese varonescomo vimos tan potentes,dí, Muerte, ¿dó los escondes,e traspones?E las sus claras hazañasque hizieron en las guerrasy en las pazes,cuando tú, cruda, t'ensañas,con tu fuerça, las atierrase desfazes.XXIVLas huestes inumerables,los pendones, estandartese banderas,los castillos impugnables,los muros e balüartese barreras,la cava honda, chapada,o cualquier otro reparo,¿qué aprovecha?Cuando tú vienes airada,todo lo passas de clarocon tu flecha.XXVAquel de buenos abrigo,amado, por virtuoso,de la gente,el maestre don RodrigoManrique, tanto famosoe tan valiente;sus hechos grandes e clarosnon cumple que los alabe,pues los vieron;ni los quiero hazer caros,pues qu'el mundo todo sabecuáles fueron.XXVIAmigo de sus amigos,¡qué señor para criadose parientes!¡Qué enemigo d'enemigos!¡Qué maestro d'esforçadose valientes!¡Qué seso para discretos!¡Qué gracia para donosos!¡Qué razón!¡Qué benino a los sujetos!¡A los bravos e dañosos,qué león!XXVIIEn ventura, Octavïano;Julio César en vencere batallar;en la virtud, Africano;Aníbal en el sabere trabajar;en la bondad, un Trajano;Tito en liberalidadcon alegría;en su braço, Aureliano;Marco Atilio en la verdadque prometía.XXVIIIAntoño Pío en clemencia;Marco Aurelio en igualdaddel semblante;Adriano en la elocuencia;Teodosio en humanidade buen talante.Aurelio Alexandre fueen desciplina e rigorde la guerra;un Constantino en la fe,Camilo en el grand amorde su tierra.XXIXNon dexó grandes tesoros,ni alcançó muchas riquezasni vaxillas;mas fizo guerra a los morosganando sus fortalezase sus villas;y en las lides que venció,cuántos moros e cavallosse perdieron;y en este oficio ganólas rentas e los vasallosque le dieron.XXXPues por su honra y estado,en otros tiempos passados¿cómo s'hubo?Quedando desamparado,con hermanos e criadosse sostuvo.Después que fechos famososfizo en esta misma guerraque hazía,fizo tratos tan honrososque le dieron aun más tierraque tenía.XXXIEstas sus viejas hestoriasque con su braço pintóen joventud,con otras nuevas victoriasagora las renovóen senectud.Por su gran habilidad,por méritos e ancianíabien gastada,alcançó la dignidadde la grand Caballeríadell Espada.XXXIIE sus villas e sus tierras,ocupadas de tiranoslas halló;mas por çercos e por guerrase por fuerça de sus manoslas cobró.Pues nuestro rey natural,si de las obras que obrófue servido,dígalo el de Portogal,y, en Castilla, quien siguiósu partido.XXXIIIDespués de puesta la vidatantas vezes por su leyal tablero;después de tan bien servidala corona de su reyverdadero;después de tanta hazañaa que non puede bastarcuenta cierta,en la su villa d'Ocañavino la Muerte a llamara su puerta,XXXIVdiziendo: "Buen caballero,dexad el mundo engañosoe su halago;vuestro corazón d'azeromuestre su esfuerço famosoen este trago;e pues de vida e saludfezistes tan poca cuentapor la fama;esfuércese la virtudpara sofrir esta afruentaque vos llama."XXXV"Non se vos haga tan amargala batalla temerosaqu'esperáis,pues otra vida más largade la fama glorïosaacá dexáis.Aunqu'esta vida d'honortampoco no es eternalni verdadera;mas, con todo, es muy mejorque la otra temporal,peresçedera."XXXVI"El vivir qu'es perdurablenon se gana con estadosmundanales,ni con vida delectabledonde moran los pecadosinfernales;mas los buenos religiososgánanlo con oracionese con lloros;los caballeros famosos,con trabajos e afliccionescontra moros."XXXVII"E pues vos, claro varón,tanta sangre derramastesde paganos,esperad el galardónque en este mundo ganastespor las manos;e con esta confiançae con la fe tan enteraque tenéis,partid con buena esperança,qu'estotra vida terceraganaréis."[Responde el Maestre:]XXXVIII"Non tengamos tiempo yaen esta vida mesquinapor tal modo,que mi voluntad estáconforme con la divinapara todo;e consiento en mi morircon voluntad plazentera,clara e pura,que querer hombre vivircuando Dios quiere que muera,es locura."[Del maestre a Jesús]XXXIX"Tú que, por nuestra maldad,tomaste forma servile baxo nombre;tú, que a tu divinidadjuntaste cosa tan vilcomo es el hombre;tú, que tan grandes tormentossofriste sin resistenciaen tu persona,non por mis merescimientos,mas por tu sola clemenciame perdona".FINXLAssí, con tal entender,todos sentidos humanosconservados,cercado de su mujery de sus hijos e hermanose criados,dio el alma a quien gela dio(el cual la ponga en el cieloen su gloria),que aunque la vida perdió,dexónos harto consuelosu memoria. -Deja el monte, garzón bello, no fíesTus años dél, ni nuestras esperanzas;Que murallas de red, bosques de lanzasMenosprecian los fieros jabalíes.En sangre a Adonis, si no fue en rubíes,Tiñeron mal celosas asechanzas,Y en urna breve funerales danzasCoronaron sus huesos de alhelíes.Deja el monte, garzón; poco el lucienteVenablo en Ida aprovechó al mozueloQue estrellas pisa ahora en vez de flores.Cruel verdugo el espumoso diente,Torpe ministro fue el ligero vuelo(No sepas más) de celos y de amores. -Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahoracon aquella locura armoniosa de antaño?Ésos no ven la obra profunda de la hora,la labor del minuto y el prodigio del año.Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:¡dejad al huracán mover mi corazón! -No sé si es que cumplió ya su destino,si alcanzó perfección o si acabadoeste amor a su límite ha llegadosin dar un paso más en su camino.Aún le miro subir, de donde vino,a la alta cumbre donde ha terminadosu penosa ascensión. Tal ha quedadoestático un amor tan peregrino.No me resigno a dar la despedidaa tan altivo y firme sentimientoque tanto impulso y luz diera a mi vida.No es culminación lo que lamento.Su culminar no causa la partida,la causará, tal vez, su acabamiento. -Este tiempo. La lluvia.Nadie venía a verme por la tardey el corazónopuesto a las palabras,rendía su homenaje silencioso.Lejos hablaba el mar, la noche.Siempre los pasajerossienten terror del cieloy nadie representa la comediacon el tono de voz apetecido.Seguía el agua golpeandoy nostálgicos paraguasredimían la aurora.Vengo del aire o nuncadecías con tus labiosy más allá, muy lejos,respiraban los hombres su deseo.Cada encuentro sucedeapetecido. Todos tienen temor,es algo repentino.Y encuentro el horizonte,el sol guillotinado.Nostálgico recuerdo.Ahora y llueve digocomo amor sin palabras:Sucede le pensamiento. -Sacros, altos, dorados capiteles,Que a las nubes borráis sus arreboles,Febo os teme por más lucientes solesY el cielo por gigantes más crueles.Depón tus rayos, Júpiter; no celesLos tuyos, Sol; de un templo son farolesQue al mayor mártir de los españolesErigió el mayor rey de los fieles.Religiosa grandeza del MonarcaCuya diestra real al Nuevo MundoAbrevia, y el Oriente se le humilla.Perdone el tiempo, lisonjee la ParcaLa beldad desta Octava Maravilla,Los años deste Salomón Segundo. -¡Cuán hermosa tú, la desvelada!Te lleva y te moldea dulce vientoencima de jardines y de estatuas.Tu cuerpo es el de Venus en la orillaeternamente mar dentro del alba.Acude siempre a mí, séme propicia.La fiesta de las hojas en sus ramaste rinden los esbeltos soñadoresque en movibles racimos se levantan.No tengo ni una flor... Sólo mi troncoaloja por frutal una campana.Lluvia que contemplo, melancólica:no crezcas para mí. Vivo inundada. -Éstos los sauces son y ésta la fuente,los montes éstos, y ésta la riberadonde vi de mi sol la vez primeralos bellos ojos, la serena frente.Éste es el río humilde y la corriente,y ésta la cuarta y verde primaveraque esmalta el campo alegre y reverberaen el dorado Toro el sol ardiente.Árboles, ya mudó su fe constante,mas, ¡oh gran desvarío!, que este llano,entonces monte, le dejé sin duda.Luego no será justo que me espante,que mude parecer el pecho humano,pasando el tiempo que los montes muda. -Ni soledad Ni muerte Ni culpablePorque nacemos para distinguirnosPorque nos resbalan las influencias impersonalesDe nuestros anteriores manuscritosY las viejas aclaraciones que creímos nuevas:"La poesía no es a la palabraNi rito Ni culto Ni ruina".Las bravas mezquindades Los bravos necesitadosSerán los errores de ortografía en esta futura cimaEn esta escalera de la estructura que conduce al dolor. -Cierto galán a quien París aclama,petimetre del gusto más extraño,que cuarenta vestidos muda al añoy el oro y plata sin temor derrama,celebrando los días de su dama,unas hebillas estrenó de estaño,sólo para probar con este engañolo seguro que estaba de su fama.«¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!»,dijo la dama, «¡viva el gusto y numendel petimetre en todo primoroso!»Y ahora digo yo: «Llene un volumende disparates un autor famoso,y si no le alabaren, que me emplumen». -Tiemblan sus manos. Ve qué dura ha sidoLa vida que le dieron. Como pocas.Y ahora que empezaba a disfrutarDe un poco de descanso, se le exigeEl crimen execrable. Sufre y calla.Ha sido siempre fiel a su concienciaY su Señor. Ha sido todo un hombreAunque tan sólo un hombre. Vacilando,Se yergue tembloroso sobre el hijo.Con los ojos cerrados, cobra impulsoY en vano intenta dar la puñalada.Nunca sabremos bien qué le detuvo,Por qué quedó sin fuerzas,Por qué bajó su brazo lentamente. -Recuerdo a todos y acada uno de mis vecinos.No sé sus nombrespero sé cómo pisan.Sé que tienen miedo,sé que son unos cabronesque llevan una vidamiserable, yque no salen de casa.Que tienen un trabajoembrutecedor, y mientencuando dicen queles encanta.Mis vecinos sonuna condena permanente.Sé que cuchichean amis espaldas tratando deaveriguar cómo vivo.Sé que me vigilancuando salgo del portal,que fisgan por lamirilla para sabersi vengo acompañada.Que pegan el oídoa la pared del salóny me oyen cuandohablo sola.¿Cuántas veces habrémandado a la mierdaa mis vecinos?Sé que sus vidasse han acabado- por completo-y yo,no voy a hacer nadapara cambiarlas. -DOLORA(IMITACIÓN)Goza, goza, niña pura,Mientras en la infancia estás;Goza, goza esa venturaQue dura lo que una rosa."¿Qué?, ¿tan poco es lo que dura?"Ya verás niña graciosa,ya verás.Hoy es un vergel risueñoLa senda por donde vas;Pero mañana, mi dueño,Verás abrojos en ella."¿Pues qué?, ¿sus flores son sueño?"Sueño nada más, mi bella,Ya verás.Hoy el carmín y la granaColoran tu linda faz;Pero ya verás mañanaQue el llanto sobre ella corra..."¿Qué?, ¿los borra cuando mana?"Ya verás cómo los borra,ya verás.Y goza mi tierna Elmira,Mientras disfruta de paz;Delira, niña, deliraCon un amor que no existe¿Pues qué?, ¿el amor es mentira?"Y una mentira muy triste,Ya verás.Hoy ves la dicha delanteY ves la dicha detrás;Pero esa estrella brillanteVive y dura lo que el viento."¿Qué?, ¿nada más dura un instante?"Sí, nada más un momento,ya verás.Y así, no llores mi encanto,Que más tarde llorarás;Mira que el pesar es tanto,Que hasta el llanto dura poco."¿Tampoco es eterno el llanto?"¡Tampoco, niña, tampoco,ya verás! -No preguntó por ti ningún día, salidode los dientes del alba, del estertor nacido,no buscó tu coraza, tu piel, tu continentepara lavar tus pies, tu salud, tu destrezaun día de racimos indicados?No nació para ti solo,para ti sola, para ti la campanacon sus graves circuitos de primavera azul:lo extenso de los gritos del mundo, el desarrollode los gérmenes fríos que tiemblan en la tierra, el silenciode la nave en la noche, todo lo que vivió lleno de párpadospara desfallecer y derramar?Te pregunto:a nadie, a ti, a lo que eres, a tu pared, al vientosi en el agua del río ves a ti corriendouna rosa magnánima de canto y transparencia,o si en la desbocada primavera agredidapor el primer temblor de las cuerdas humanascuando canta el cuartel a la luz de la lunainvadiendo la sombra del cerezo salvaje,no has visto la guitarra que te era destinada,y la cadera ciega que quería besarte?Yo no sé: yo sólo sufro de no saber quién eresy de tener la sílaba guardada por tu boca,de detener los días más altos y enterrarlosen el bosque, bajo las hojas ásperas y mojadas,a veces, resguardado bajo el ciclón, sacudidopor los más asustados árboles, por el pechohoradado de las tierras profundas, entumecidopor los últimos clavos boreales, estoycavando más allá de los ojos humanos,más allá de las uñas del tigre, lo que a mis brazos llegapara ser repartido más allá de los días glaciales.Te busco, busco tu efigie entre las medallasque el cielo gris modela y abandona,no sé quién eres pero tanto te deboque la tierra está llena de mi tesoro amargo.Qué sal, qué geografía, qué piedra no levantasu estandarte secreto de lo que resguardaba?Qué hoja al caer no fue para mí un libro largode palabras por alguien dirigidas y amadas?Bajo qué mueble oscuro no escondí los más dulcessuspiros enterrados que buscaban señalesy sílabas que a nadie pertenecieron?Eres, eres tal vez, el hombre o la mujero la ternura que no descifró nada.O tal vez no apretaste el firmamento oscurode los seres, la estrella palpitante, tal vezal pisar no sabías que de la tierra ciegaemana el día ardiente de pasos que te buscan.Pero nos hallaremos inermes, apretadosentre los dones mudos de la tierra final. -Guitarra llama a cajón,Cajón a la voz primera.Escuchen con atención,¡aquí está la Marinera...!La Marinera de Limatiene influencia afro-hispana,la "primera de jarana"en copla o cuarteta rima.Inicia el toque la primapero es más lindo un bordón.Aún no entra la canciónporque, como requisito,antes que el cantor dé un gritoguitarra llama a cajón.Los que escuchan hacen palmasy se cuadran las parejas,por lo general son viejas"mejor aún si son zambas".Tan sólo mueven las gamasy un poquito la cadera.Todo esto mientras se esperapues nadie baila sin canto.Sigue llamando entretantocajón a la voz primera.El canto inicia el paseocon un saludo en el cruce,media vuelta los conducea otro cruce y al careo.Tras lateral contoneovuelta y trocar posición...Como dicha operaciónse da al fin de cada estrofa,en vez de bailar por mofaescuchen con atención.Como quien sudor enjugaun momento se reposa,prosigue la Resbalosay viene después la Fuga:El bailarín se apechuga,ella sube la pollera.Como peruana banderablanco y rojo, dos pañuelosdicen en airosos vuelos¡aquí está la Marinera...! -Es una hermosa noche de verano.Tienen las altas casasabiertos los balconesdel viejo pueblo a la anchurosa plaza.En el amplio rectángulo desierto,bancos de piedra, evónimos y acaciassimétricos dibujansus negras sombras en la arena blanca.En el cénit, la luna, y en la torre,la esfera del reloj iluminada.Yo en este viejo pueblo paseandosolo, como un fantasma. -Pico de limón y garfio.¿Por qué tan recelosa de lo humano?Miro su testa curva y blanca, gris o pardacon laterales ojos avizores.Se inquieta ante el supuesto dañoy en su soledad permanece taciturna y quieta.Tragona; huraña; insolidaria.Sobre la cúpula de la capilla :vital, monjil veleta.Cochina blanqueadora de tejados.Movediza geometría"en aleteo vespertino y lento"hacia el dudoso mar incierto.Esta ave comedora de despojosque a veces en la turbia agua del muellesu curvatura flota,"o sobre una boya se mece"es la gaviota. -Ir y quedarse, y con quedar partirse,partir sin alma, y ir con alma ajena,oír la dulce voz de una sirenay no poder del árbol desasirse;arder como la vela y consumirse,haciendo torres sobre tierna arena;caer de un cielo, y ser demonio en pena,y de serlo jamás arrepentirse;hablar entre las mudas soledades,pedir prestada sobre fe paciencia,y lo que es temporal llamar eterno;creer sospechas y negar verdades,es lo que llaman en el mundo ausencia,fuego en el alma, y en la vida infierno. -Dos partes tiene el mundo, según cuento,dos partes nada más;una donde estás tú, mi dulce aliento,otra donde no estás. -Mi cabeza inclinada sobre el airemiraba su cabeza hecha amor por mis ojoscuando de sus cabellossaltaban las abejas para dejar su mielen los labios resecos y sin esperanzasen los labios hundidos bajo las palabrasllenas de amor y sangre.Nuestras cabezas acaban por perderseenvueltas en las nubesla mía inclinada sobre el airela suya hecha amor por mis ojos. -En el caudaloso ríoDonde el muro de mi patriaSe mira la gran coronaY el antiguo pie se lava,Desde su barca AlciónSuspiros y redes lanza,Los suspiros por el cieloY las redes por el agua,Y sin tener mancillaMirábale su Amor desde la orilla.En un mismo tiempo salenDe las manos y del almaLos suspiros y las redesHacia el fuego y hacia el agua.Ambos se van a su centro,Do su natural les llama,Desde el corazón los unos,Las otras desde la barca,Y sin tener mancillaMirábale su Amor desde la orilla.El pescador, entre tanto,Viendo tan cerca la causa,Y que tan lejos estáDe su libertad pasada,Hacia la orilla se llega,Adonde con igual pausaHieren el agua los remosY los ojos de ella el alma,Y sin tener mancillaMirábale su Amor desde la orilla.Y aunque el deseo de verla,Para apresurarle, armaDe otros remos la barquilla,Y el corazón de otras alas,Porque la ninfa no huya,No llega más que a distanciaDe donde tan solamenteEscuche aquesto que canta:«Dejadme triste a solasDar viento al viento y olas a las olas.»Volad al viento, suspiros,Y mirad quién os levantaDe un pecho que es tan humildeA partes que son tan altas.Y vosotras, redes mías,Calaos en las ondas claras,Adonde os visitaréCon mis lágrimas cansadas,«Dejadme triste a solasDar viento al viento y olas a las olas.»Dejadme vengar de aquéllaQue tomó de mi venganzaDe más leales serviciosQue arenas tiene esta playa;Dejadme, nudosas redes,Pues que veis que es cosa claraQue más que vosotras nudosTengo para llorar causas.«Dejadme triste a solasDar viento al viento y olas a las olas.» -El ferry zarpó rumbo a la Perdiguera.Un grupo de niños jugaba en cubiertaa lanzarse un flotador sin mucho acierto.Terminaba el verano. Éramos, sin saberlo,el último grupo de turistas.El mar menor brillaba como un desierto de platafrente a las terrazas vacías, desencajadascomo trajes que visten esqueletos.Cubierto de soledadme fumé el último pitillo.No te esperé, como dijiste.Juro que jamás quise tocar la costa. -En tu frente descansa el color de las amapolas,el luto de las viudas halla eco, oh apiadada:cuando corres detrás de los ferrocarriles, en los campos,el delgado labrador te da la espalda,de tus pisadas brotan temblando los dulces sapos.El joven sin recuerdos te saluda, te pregunta por su olvidada voluntad,las manos de él se mueven en tu atmósfera como pájaros,y la húmedad es grande a su alrededor:cruzando sus pensamientos incompletos,queriendo alcanzar algo, oh, buscándote,le palpitan los ojos pálidos en tu redcomo instrumentos perdidos que brillan de súbito.O recuerdo el día perdido de la sed,la sombra apretada contra los jazmines,el cuerpo profundo en que te recogíascomo una gota temblando también.Pero acallas los grandes árboles, y encima de la luna, sobrelejos,vigilas el mar como un ladrón.Oh noche, mi alma sobrecogida te preguntadesesperadamente a ti por el metal que necesita. -Durante aquella hora, quien se halle en el terradono retorne a buscar sus muebles bajo el techo,pues "de dos en un campo" uno será libradoy el otro abandonado. (O de dos en el lecho.)Dos mujeres moliendo, bien que trabajen juntas,una será elegida, la otra rechazada.Huelgan disquisiciones e inútiles preguntasporque el Señor lo ha dicho: Su Palabra está dada.(Soñamos el milagro: la que elige el Señorapresa de la mano "por llevarla consigo"a la otra en abandono, y pone tal fervoren librar aquel ser del eterno castigo,que Dios, al verla, dice: "La ha salvado tu amor.Puedes venir con ella. Y ella venir contigo.) -Aquí se baila al ritmo de las estufasse canta como los grillos más desesperadosse aprende a desnudar al vientoque nunca nos muestra su traseroy en noches de luna llena jugamos a ser felicesmidiéndonos los colmillosPorque en mi casa ocurre de todoy los pocos ratones que existenestán condenados a seguirnos la corrienteunos vestidos de superhéroesotros haciendo gárgarascon los bigotes de un gato muertoY así como las ampolletas aportan lo suyolas sábanas también observanmás allá de sus naricesy ven miles de piojos sentados en el patioy pulgas tomando solentre las patas de una gallinay caracoles reunidos en una gota de champagnecuando la tarde estira sus piernaspor encima de los vivosPero nos faltan aún las bisagrasy algunas flores que no han sido entrevistadasy están las escaleras y el baúl de los recuerdosy aquella hormiga pacifistacon sus dotes de gran oradoraY no se asusten si a ratos quedamos a oscurasson los zancudos que apagan la luzy vuelan con su coreografía hacia otra partePorque en mi casa ocurre de todoy todos tienen derecho a voz y votodesde el baño a la cocinadesde mi cama al hueco dejado por las arañasantes de hacer sus maletasTodos sonríen de alguna maneray se conforman con lo poco y nada que poseenPorque en definitiva aquí pueden estar tranquilosy saben que es peligroso cambiar de domiciliocuando han logrado el respeto de este pobre poetaque bien los tiene en su Santo Reino. -Julio, después que me partí llorandode quien jamás mi pensamiento parte,y dejé de mi alma aquella parteque al cuerpo vida y fuerza estaba dando,de mi bien a mí mismo voy tomandoestrecha cuenta, y siento de tal artefaltarme todo el bien, que temo en parteque ha de faltarme el aire sospirando;y con este temor mi lengua pruebaa razonar con vos, oh dulce amigo,del amarga memoria de aquel díaen que yo comencé como testigoa poder dar, del alma vuestra, nuevay a saberla de vos del alma mía. -Mi peor enemigo, tú que me amascomo una ciega lluvia que al caerescampa, arrecia, escampa. Mi enemigo,yo te corono amante, pueblo y rey.Con una hiedra mis cabellos atasy sabes del lunar que es mi clavel.Cuando el jazmín de su rocío cuelgay huele a flor pisada antes de ayer,con la ronda impaciente de tus pasosbajo tu sombra vengo a florecer.Si no te amara, nunca te odiaría.No te vaya, enemigo, yo a perder.¿Quién me perdonará? ¿Por quién mis versoscaerán de mi tristeza en el papel?Tú, mi enemigo. Yo, enemiga tuya.La muerte no helará nuestro querer. -Mediodía, pero sombrío el aire.Hay tormenta, la lluvia retumba yel relámpago hiende.De pronto estamos siglos atrás.La tierra humea, se arremolina, hierve.Titanes de agua en ráfagas,el aire resuena cuando el fuegoquema la cortina.La evolución ha comenzado apenasaquí, yo, en Rijmenam.¡Dios!, ¡Dios!, pudiera mañana encontrarse unos milesde quintillones de eones y más tarde aún,quiero escribir: el cumplimientode los esfuerzos,de tanto esfuerzola solución, por fin,el resultado más consumado. -Aquí estoy...En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperandoa que me llamen...Muchas veces he querido escaparme por la puerta malditay condenaday siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombroy me ha dicho severo:No, no es la hora todavía... hay que esperar...Y aquí estoy esperando...con el mismo traje viejo de ayer,haciendo recuentos y memoria,haciendo examen de conciencia,escudriñando agudamente mi vida...¡Qué desastre!... ¡Ni un talento!... Todo lo perdí.Sólo mis ojos saben aún llorar. Esto es lo que me queda...Y mi esperanza se levanta para decir acongojada:Otra vez lo haré mejor, Señor,porque... ¿no es cierto que volvemos a nacer?¿No es cierto que de alguna manera volvemos a nacer?Creo que Dios nos da siempre otra vida,otras vidas nuevas,otros cuerpos con otras herramientas,con otros instrumentos... Otras cajas sonorasdonde el alma inmortal y viajera se mueva mejorpara ir corrigiendo lentamente,muy lentamente, a través de los siglos,nuestros viejos pecados,nuestros tercos pecados...para ir eliminando poco a pocoel veneno original de nuestra sangreque viene de muy lejos.Corre el tiempo y lo derrumba todo, lo transforma todo.Sin embargo pasan los siglos y el alma está, en otro sitio...¡pero está!Creo que tenemos muchas vidas,que todas son purgatorios sucesivos,y que esos purgatorios sucesivos, todos juntos,constituyen el infierno, el infierno purificador,al final del cual está la Luz, el Gran Dios, esperándonos.Ni el infierno... ni el fuego y el dolor son eternos.Sólo la Luz brilla sin tregua,diamantina,infinita,misericordiosa,perdurable por los siglos de los siglos...Ahí está siempre con sus divinos atributos.Sólo mis ojos hoy son incapaces de verla...estos pobres ojos que no saben aún más que llorar. -Yo dije siempre, y lo diré, y lo digo,que es la amistad el bien mayor humano;mas ¿qué español, qué griego, qué romanonos ha de dar este perfeto amigo?Alabo, reverencio, amo, bendigoaquel a quien el cielo soberanodio un amigo perfeto, y no es en vano;que fue, confieso, liberal conmigo.Tener un grande amigo y obligallees el último bien, y por querelle,el alma, el bien y el mal comunicalle;mas yo quiero vivir sin conocelle;que no quiero la gloria de ganallepor no tener el miedo de perdelle. -Yo me acerqué hasta tu veracon miedo, ¿por qué negarlo?En las sienes me latíancincuenta y dos desengaños;gris de paisaje en los ojos,risas sin sol en los labios,y el corazón jadeantecomo un pájaro cansado.Yo me acerqué hasta tu veracon miedo, ¿por qué negarlo?Te reventaba en la bocaun clavel de veinte añosy en la mejilla un süavemelocotón sonrosado.Cuando dijistes: «Te quiero»fue tu voz igual que un cañode agua fresca en una tardecalurosa de verano.Se me echó encima el cariñolo mismo que un toro bravoy quedé sobre la arenamuerto de amor y sangrandopor cuatro besos lentísimosque me brindaron tus labios.De la sien a la cintura,de la garganta al costado.¡Qué boda sin requiloriossobre la hierba del campo!¡Qué marcha nupcial cantabael viento sobre los álamos!¡Qué luna grande y redondailuminó nuestro abrazo,y qué olor el de tu cuerpoa trigo recién cortado!El pueblo, a las dos semanashizo lengua en los colmados,en las barandas del río,en la azotea, en los patios,en las mesas del casinoy en los surcos del arado:«Un hombre que peina canasy que le dobla los años».Es cierto que peino canaspero en cambio, cuando abrazosoy lo mismo que un olivo,igual que un ciprés sonámbulo,Cristobalón de aguas purasque atraviesa el río a nadosi ve en la orilla unos ojoso una boca hecha de nardos,para cortarle el suspirocon el calor de mis labios.Que me escupan en la frente,que me pregonen en bandos,que vayan diciendo y digan.Tú conmigo; yo a tu ladorespirando de tu aliento,yendo al compás de tus pasos,refrescándome las sientesen la palma de tu mano.Centinela de tus sueños,hombro para tu descanso,Cirineo de tus penasY San Juan de tu calvariopara quererte y tenerteen la noche de mis brazos.¡¿Qué importa que haya cumplidocincuenta y pico de años?!¿En qué código de amores,en qué partida de cargos,hay leyes que determinenla edad del enamorado?En cariños no hay fronteras,ni senderos, ni vallados,que el cariño es como un montecon un letrero en lo altoque dice sólo: «Te quiero»Y colorín colorado. -Me gusta cuando sales de paseoa ver escaparates "simplemente-y te fijas en detalles inocentesque nadie ha visto: esas mediasrojas llenas de arabescos, esosguantes de lana tejidos con mis huesos.Me gusta cuando explotas de alegría-¡y yo sin entenderte!- -La rosa muerta miraa través del cristal el grávido paisajeLa rosa viva observaa través del cristal la estancia sola.La rosa muerta sigue vivaen la cruz de las nubes.La rosa viva está encerradaen la celosa paz del tiempo.La rosa muerta sueña con su fuerza viviente.La rosa viva asume la devoción del salmo.Porque ambas son la misma rosa. -Abro la puerta, y el olor del aguaal horadar la tierra entra en la sala:lento vapor que liga el aire y dejauna semilla de alegríaen la piel:pasan las horas,la lluvia no remite,la semilla se ha vuelto talloy se enrosca en torno a mi cuerpo;afuera llueve, pero un sol se alzaante mis ojos, que ya olvidanel gris vencido de la lluvia:árbol que ofrece luz, no sombra,bajo sus ramassonrío, sin saber por qué sonrío. -Era un poeta lírico, grandioso y sibilinoque le hablaba a la tierra una tarde de invierno,frente a una posada y al volver de un camino:"¡Oh madre, oh tierra! "díjole", en tu girar eternonuestra existencia efímera tal parece que ignoras.Nosotros esperamos un cielo o un infierno,sufrimos o gozamos en nuestras breves horas,e indiferente y muda tú, madre sin entrañas,de acuerdo con los hombres no sufres y no lloras.¿No sabes el secreto misterioso que entrañas?¿Por qué las noches negras, las diáfanas auroras?Las sombras vagarosas y tenues de unas cañasque se reflejan lívidas en los estanques yertos,¿no son como conciencias fantásticas y extrañasque les copian sus vidas en espejos inciertos?¿Qué somos? ¿A do vamos? ¿Por qué hasta aquí vinimos?¿Conocen los secretos del más allá los muertos?¿Por qué la vida inútil y triste recibimos?¿Hay un oasis húmedo después de estos desiertos?¿Por qué nacemos, madre, dime, por qué morimos?¿Por qué? "Mi angustia sacia y a mi ansiedad contesta.Yo, sacerdote tuyo, arrodillado y trémulo,en estas soledades aguardo la respuesta.La tierra, como siempre, displicente y callada,al gran poeta lírico no le contestó nada. -Si en tus jardines, cuando yo muera,cuando yo muera, brota una flor;si en un celaje ves un lucero,ves un lucero que nadie vio;y llega una ave que te murmura,que te murmura con dulce voz,abriendo el pico sobre tus labios,lo que en un tiempo te dije yo:aquel celaje y el ave aquella,y aquel lucero y aquella florserán mi vida, que ha transformado,que ha transformado la ley de Dios.Serán mis fibras con otro aspecto,ala y corola y ascua y vapor;mis pensamientos transfigurados,perfume y éter y arrullo y sol.Soy un cadáver ¿cuándo me entierran?Soy un viajero ¿cuándo me voy?Soy una larva que se transforma¿cuándo se cumple la ley de Diosy soy entonces, mi blanca niña,celaje y ave, lucero y flor? -Se ha de cruzar el puentepara alcanzar la orilladonde la vida arde,se ha de matar la sombracon la espada del labio...¡Y te nombro cobarde!Se ha de cegar la nochepara alumbrar el albadonde el amor se expande,se ha de cubrir el llantocon ternura infinita...¡Y te nombro cobarde!Se ha de mirar la vida,para vencer la muerte,con los ojos muy grandes,con azules de cieloy el asombro de un niño...¡Y te nombro cobarde!Se ha de tender la manocon la sonrisa blancacomo el batir de un ave,se ha de luchar de frente,a corazón abierto...¡Y me nombro cobarde! -Camina Don Boysomañanita fríaa tierra de morosa buscar amiga.Hallóla lavandoen la fuente fría.?¿Qué haces ahí, mora,hija de judía?Deja a mí caballobeber agua fría.?Reviente el caballoy quien lo traía,que yo no soy morani hija de judía.Soy una cristianaque aquí estoy cativa.?Si fueras cristiana,yo te llevaríay en paños de sedayo te envolvería,pero si eres morayo te dejaría.Montóla a caballopor ver qué decía;en las siete leguasno hablara la niña.Al pasar un campode verdes olivaspor aquellos pradosqué llantos hacía.?¡Ay, prados! ¡Ay, prados!prados de mi vida.Cuando el rey, mi padre,plantó aquí esta oliva,él se la plantara,yo se la tenía,la reina, mi madre,la seda torcía,mi hermano, Don Boyso,los toros corría.?¿Y cómo te llamas??Yo soy Rosalinda,que así me pusieronporque al ser nacidauna linda rosan'el pecho tenía.?Pues tú, por las señas,mi hermana serías.Abre la mi madrepuertas de alegría,por traerla nuerale traigo su hija. -Hermosas ninfas, que, en el río metidas,contentas habitáis en las moradasde relucientes piedras fabricadasy en columnas de vidrio sostenidas;agora estéis labrando embebecidaso tejiendo las telas delicadas,agora unas con otras apartadascontándoos los amores y las vidas:dejad un rato la labor, alzandovuestras rubias cabezas a mirarme,y no os detendréis mucho según ando,que o no podréis de lástima escucharme,o convertido en agua aquí llorando,podréis allá despacio consolarme. -"Hay un lugar que yo me séen este mundo, nada menos..."VallejoSe le fueron los zapatos a perecer en el afány por el uso perdieronpor el uso no encontraron señales, y en la ruina,un solo parque que afilaba el rastro con dolor de vidaseñalaba el sitio a donde nunca llegaremos.Muerte andada, andada muerte, a tranco sobre el pavimento...ese lugar en que se abreuna gran boca de miedo.Ya la luz que no recuerda a nadie, vino,desde el fondo de tus zapatos niños a traerte,a colocar peldaños a la sombra de tus pies.Como un caballo sin más metáfora que el torso rotouna maqueta de su anatomía salió de los espejos;bebió la brevedad, el límite para buscar el blanco.No hay lugar en el mundo para tus pies que fuerondesde mis pies cansados a buscarteen la fuente del temor a la luz para ninguno;luz unigénita del que ya me abandonaba desde siempre,esa que bañaba las preguntas, los cuartos vacíos, el acaso.Crecieron las raíces de tus pasos, buscaron el sueñoentre los muertos sin rostro en el sosiego buscaron,bebieron de la sed, de las razonessubieron la escalera de la lágrimarompieron, ¡ay de ti!, sombra de mi sombra,la máscara en que tu ojo se apagaba.El sol que no sabía de nosotrosque no supo de ti ante mi, encontró tu boca,mi boca esquiva en un rincón sin violencia,tu rígida inocencia paseada por la noche hasta tu yoen la pacífica muerte, en la muerte inequívocaen que no tenían cabida más que tu ojo y tus zapatoscon el afán de buscar y buscar la calle.Bajo el llanto permeable de tu lágrima,mi lágrima hueca por el cristal del fuegomataba la lumbre, la vida que soñaba, quemaba el sol,rajaba las cometas, y la fuente donde no había aguacaía sin vida ante nosotros.Yo que no soy la misma que miraba,desde el sueño partir el tren de tus zapatosseñalaba con el índice tronchado por la filantropíatu alma helada,huyendo -Acuérdate de cuando fuimos niñoslos turbios niñosde cuando fuimos vivospor pura complacencia del destino.Mudos.Turbios niñosCalladoscuando fuimos niñosCreciendosilenciosamente educados.Nuncafuimos realmente niñosen mitad del dolor amargode las guerras.¿Y ahora?nunca seremos nadaNuncaes imposible asícon este aire de injusticiabrutal acometidaante los ojos.Acuérdate de cuando turbiosniños fuimos despoblados.Nada como entoncesa pesar de todo. -Este brazo de fuegoquemaba mi costadorecubierto de brotesplenos de savia verdecuando tu cabellerafue de piedra en el vientoy mis sueños se abríanen pétalos de carne.Estos aires de fuegoderretirán la nievelejana de los polosal cuajar en el árbolnuestros dos corazones. -IVe a rezar, hija mía. Ya es la horade la conciencia y del pensar profundo:cesó el trabajo afanador y al mundola sombra va a colgar su pabellón.Sacude el polvo el árbol del camino,al soplo de la noche; y en el sueltomanto de la sutil neblina envuelto,se ve temblar el viejo torreón.¡Mira su ruedo de cambiante nácarel occidente más y más angosta;y enciende sobre el cerro de la costael astro de la tarde su fanal.Para la pobre cena aderezado,brilla el albergue rústico; y la tardavuelta del labrador la esposa aguardacon su tierna familia en el umbral.Brota del seno de la azul esferauno tras otro fúlgido diamante;y ya apenas de un carro vacilantese oye a distancia el desigual rumor.Todo se hunde en la sombra; el monte, el valle,y la iglesia, y la choza, y la alquería;y a los destellos últimos del día,se orienta en el desierto el viajador.Naturaleza toda gime: el vientoen la arboleda, el pájaro en el nido,y la oveja en su trémulo balido,y el arroyuelo en su correr fugaz.El día es para el mal y los afanes.¡He aquí la noche plácida y serena!El hombre, tras la cuita y la faena,quiere descanso y oración y paz.Sonó en la torre la señal: los niñosconversan los niñosconversan con espíritus alados;y los ojos al cielo levantados,invocan de rodillas al Señor.Las manos juntas, y los pies desnudos,fe en el pecho, alegría en el semblante,con una misma voz, a un mismo instante,al Padre Universal piden amor.Y luego dormirán; y en leda tropa,sobre su cuna volarán ensueños,ensueños de oro, diáfanos, risueños,visiones que imitar no osó el pincel.Y ya sobre la tersa frente posan,ya beben el aliento a las bermejasbocas, como lo chupan las abejasa la fresca azucena y al clavel.Como para dormirse, bajo el alaesconde su cabeza la avecilla,tal la niñez en su oración sencillaadormece su mente virginal.¡Oh dulce devoción que reza y ríe!¡De natural piedad primer aviso!¡Fragancia de la flor del paraíso!¡Preludio del concierto celestial!IIVe a rezar, hija mía. Y ante todo,ruega a Dios por tu madre: por aquellaque te dio el ser, y la mitad más bellade su existencia ha vinculado en él;que en su seno hospedó tu joven alma,de una llama celeste desprendida;y haciendo dos porciones de la vida,tomó el acíbar y te dio la miel.Ruega después por mí, más que tu madrelo necesito yo... Sencilla, buena,modesta como tú, sufre la pena,y devora en silencio su dolor.A muchos compasión, a nadie envidia,la vi tener en mi fortuna escasa.Como sobre el cristal la sombra, pasasobre su alma el ejemplo corruptor.No le son conocidos...¡ni lo seana ti jamás! ... los frívolos azaresde la vana fortuna, los pesaresceñudos que anticipan la vejez;de oculto oprobio el torcedor, la espinaque punza a la conciencia delincuente,la honda fiebre del alma, que la frentetiñe con enfermiza palidez.Mas yo la vida por mi mal conozco,conozco el mundo, y sé su alevosía;y tal vez de mi boca oirás un díalo que valen las dichas que nos da.Y sabrás lo que guarda a los que rifanriquezas y poder, la urna aleatoria,y que tal vez la senda que a la gloriaguiar parece, a la miseria va.Viviendo, su pureza empaña el alma,y cada instante alguna culpa nuevaarrastra en la corriente que la llevacon rápido descenso al ataúd.La tentación seduce; el juicio engaña;en los zarzales del camino, dejaalguna cosa cada cual: la ovejasu blanca lana, el hombre su virtud.Ve, hija mía, a rezar por mí, al cielopocas palabras dirigir te baste;"Piedad, Señor, al hombre que criaste;eres Grandeza; eres Bondad; ¡perdón!Y Dios te oirá que cuál del ara santasube el humo a la cúpula eminente,sube del pecho cándido, inocente,al trono del Eterno la oración.Todo tiende a su fin: a la luz puradel sol, la planta; el cervatillo atado,a cervatillo atado,a la libre montaña; el desterrado,al caro suelo que lo vio nacer;y la abejilla en el frondoso valle,de los nuevos tomillos al aroma;y la oración en alas de palomaa la morada del Supremo Ser.Cuando por mí se eleva a Dios tu ruego,soy como el fatigado peregrino,que su carga a la orilla del caminodeposita y se sienta a respirar;porque de tu plegaria el dulce cantoalivia el peso a mi existencia amarga,y quita de mis hombros esta carga,que me agobia de culpa y de pesar.Ruega por mí, y alcánzame que vea,en esta noche de pavor, el vuelode un ángel compasivo, que del cielotraiga a mis ojos la perdida luz.Y pura finalmente, como el mármolque se lava en el templo cada día,arda en sagrado fuego el alma mía,como arde el incensario ante la cruz.IIIRuega, hija, por tus hermanos,los que contigo crecieron,y en un mismo seno exprimieron,y un mismo techo abrigó.Ni por los que te amen sóloel favor del cielo implores;por justos y pecadores,Cristo en la cruz expiró.Ruega por el orgullosoque ufano se pavonea,y en su dorada librea,funda insensata altivez;y por el mendigo humildeque sufre el ceño mezquinode los que beben el vinoporque le dejen la hez.Por el que de torpes viciossumido en profundo cieno,hace aullar el canto obscenode nocturna bacanal.Y por la velada virgenque en su solitario lechocon la mano hiriendo el pecho,reza el himno sepulcral.Por el hombre sin entrañas,en cuyo pecho no vibrauna simpática fibraal pesar y a la aflicción.Que no da sustento al hambre,ni a la desnudez vestido,ni da la mano al caído,ni da a la injuria perdón.Por el que en mirar se gozasu puñal de sangre rojo,buscando el rico despojo,o la venganza cruel.Y por el que en vil libelodestroza una fama pura,y en la aleve mordeduraescupe asquerosa hiel.Por el que surca animosola mar de peligros, llena;por el que arrastra cadena,y por su duro señor.Por la razón que leyendo,en el gran libro, vigila;por la razón que vacila:por la que abraza el error.Acuérdate en fin, de todoslos que penan y trabajan;y de todos los que viajanpor esa vida mortal.Acuérdate aun del malvadoque a Dios blasfemando irrita.La oración es infinita:nada agota su caudal.IV¡Hija! reza también por los que cubrela soporosa piedra de la tumba,profunda sima adonde se derrumbala turba de los hombres mil a mil:abismo en que se mezcla polvo a polvo,y pueblo a pueblo; cual se ve a la hojade que el añoso bosque Abril despoja,mezclarla suya otro y otro Abril.Arrodilla, arrodíllate en la tierradonde segada en flor yace mi Lola,coronada de angélica aureola;do helado duerme cuanto fue mortal;donde cautivas almas piden precesque las restauren a su ser primero,y purguen las reliquias del groserovaso, que las contuvo, terrenal.¡Hija! cuando tú duermes, te sonríes,y cien apariciones peregrinas,sacuden retozando tus cortinas:travieso enjambre, alegre, volador.Y otra vez a la luz abres los ojos,al mismo tiempo que la aurora hermosaabre también sus párpados de rosa,y da a la tierra el deseado albor.¡Pero esas pobres almas!...¡si supierasque sueño duermen!... su almohada es fría;duro su lecho; angélica armoníano regocija nunca su prisión.No es reposo el sopor que las abruma;para su noche no hay albor temprano;y la conciencia, velador gusano,les roe inexorable el corazón.Una plegaria, un solo acento tuyo,hará que gocen pasajero alivio,y de que luz celeste un rayo tibiologre a su oscura estancia penetrar;que el atormentador remordimientouna tregua a sus víctimas conceda,y del aire, y el agua, y la arboleda,oigan el apacible susurrar.Cuando en el campo con pavor secretola sombra ves, que de los cielos baja,la nieve que las cumbres amortaja,y del ocaso el tinte carmesí:en las quejas de aura y de la fuente¿no te parece que una voz retiña?una doliente retiña?una doliente voz que dice: "Niña,cuándo tú reces, ¿rezarás por mí?"Es la voz de las almas. A los muertosque oraciones alcanzan, no escarneceel rebelado arcángel, y florecesobre su tumba perennal tapiz.Más ¡ay! los que yacen olvidadoscubren perpetuo horror, hierbas extrañasciegan su sepultura; a sus entrañas¡árbol funesto enreda la raíz!Y yo también, (no dista mucho el día)huésped seré de la morada oscura,y el ruego invocaré de un alma pura,que a mi largo penar consuelo dé.Y dulce entonces me será que vengas,y para mí la eterna paz implores,y en la desnuda loza esparzas flores,simple tributo de amorosa fe.¿Perdonarás a mi enemiga estrella,si disipadas fueron una a unalas que mecieron tu mullida cunaesperanzas de alegre porvenir?Sí, le perdonarás; y mi memoriate arrancará una lágrima, un suspiroque llegue hasta mi lóbrego retiro,y haga mi helado polvo rebullir. -Al fin, una pulmoníamató a don Guido, y estánlas campanas todo el díadoblando por él: ¡din-dan!Murió don Guido, un señorde mozo muy jaranero,muy galán y algo torero;de viejo, gran rezador.Dicen que tuvo un serralloeste señor de Sevilla;que era diestroen manejar el caballoy un maestroen refrescar manzanilla.Cuando mermó su riqueza,era su monomaníapensar que pensar debíaen asentar la cabeza.Y asentólade una manera española,que fue casarse con unadoncella de gran fortuna;y repintar sus blasones,hablar de las tradicionesde su casa,escándalos y amoríosponer tasa,sordina a sus desvaríos.Gran pagano,se hizo hermanode una santa cofradía;el Jueves Santo salía,llevando un cirio en la mano?¡aquel trueno!?,vestido de nazareno.Hoy nos dice la campanaque han de llevarse mañanaal buen don Guido, muy serio,camino del cementerio.Buen don Guido, ya eres idoy para siempre jamás...Alguien dirá: ¿Qué dejaste?Yo pregunto: ¿Qué llevasteal mundo donde hoy estás?¿Tu amor a los alamaresy a las sedas y a los oros,y a la sangre de los torosy al humo de los altares?Buen don Guido y equipaje,¡buen viaje!...El acáy el allá,caballero,se ve en tu rostro marchito,lo infinito:cero, cero.¡Oh las enjutas mejillas,amarillas,y los párpados de cera,y la fina calaveraen la almohada del lecho!¡Oh fin de una aristocracia!La barba canosa y laciasobre el pecho;metido en tosco sayal,las yertas manos en cruz,¡tan formal!el caballero andaluz. -El ave azul del sueñosobre mi frente pasa:tengo en mi corazón la primaveray en mi cerebro el alba.Amo la luz, el pico de la tórtola,la rosa y la campánula,el labio de la virgeny el cuello de la garza.!Oh, Dios mío, Dios mío!...Sé que me ama...Cae sobre mi espíritula noche negra y trágica;busco el seno profundo de sus sombraspara verter mis lágrimas.Sé que en el cráneo puede haber tormentas,abismos en el almay arrugas misteriosassobre las frentes pálidas.¡Oh, Dios mío, Dios mío!...Sé que me enga��a... -Donde habite el olvido,En los vastos jardines sin aurora;Donde yo sólo seaMemoria de una piedra sepultada entre ortigasSobre la cual el viento escapa a sus insomnios.Donde mi nombre dejeAl cuerpo que designa en brazos de los siglos,Donde el deseo no exista.En esa gran región donde el amor, ángel terrible,No esconda como aceroEn mi pecho su ala,Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,Sometiendo a otra vida su vida,Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.Donde penas y dichas no sean más que nombres,Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,Disuelto en niebla, ausencia,Ausencia leve como carne de niño.Allá, allá lejos;Donde habite el olvido. -En medio a mis congojas, en mitad de mi hastío,tu recuerdo lejano, tu recuerdo clemente,vino, desde las sombras, a posarse en mi frentey a decirme que aún vive nuestro amor, amor mío.¡Perdóname! La culpa del injusto desvíofue del hombre que sueña, no del hombre que siente.Mira: puede en su rumbo desviarse la corrientepero la imagen sigue reflejada en el río.Tu recuerdo en mi alma se nubló como aquellalumbre de los luceros que en la noche calladase eclipsa si las nubes se detienen ante ella.Mi olvido fue una nube que ya va de partida,y tu amor es la estrella que un momento eclipsadasigue irradiando inmóvil en lo azul de mi vida. -Buscando raíces de alasla frentese le desplazaa derechae izquierda.Y sobre el remolinode la carase le fija,telón del más allá,comba y ancha.Una alimañale grita en la narizque intenta aplastárseleenfurecida...Irrumpe un griegopor sus ojos distantes.Un griegoque sofocan de enredaderaslas colinas andaluzasde sus pómulosy el valle trémulode su boca.Salta su gargantahacia afuerapidiendola navaja lunadade aguas filosas.Cortádsela.De norte a sud.De este a oeste.Dejad volar la cabeza,la cabeza sola,herida de ondas marinasnegras...Y de caracolas de sátiroque le caencomo campánulasen la carade máscara antigua.Apagadlela voz de madera,cavernosa,arrebujadaen las catacumbas nasales.Libradlo de ella,y de sus brazos dulces,y de su cuerpo terroso.Forzadle sólo,antes de lanzarloal espacio,el arco de las cejashasta hacerlos puentesdel Atlántico,del Pacífico...Por donde los ojos,navíos extraviados,circulensin puertosni orillas... -IApoyá en er quisio de la mansebíamiraba ensenderse la noche de mayo;pasaban los hombres y yo sonreíahasta que a mi puerta paraste el caballo.«Serrana, ¿me das candela?»Y yo te dije: «Gaché,ven y tómala en mis labiosque yo fuego te daré».Dejaste er caballoy lumbre te di,y fueron dos verdes luceros de mayotus ojos pa mí.Ojos verdes, verdes como la albahaca.Verdes como el trigo verdey el verde, verde limón.Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,que están clavaítos en mi corazón.Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,no hay más que unos ojos que mi vía son.Ojos verdes, verdes como la albahaca.Verdes como el trigo verdey el verde, verde limón.IIVimos desde el cuarto despertar el díay sonar el alba en la Torre la Vela.Dejaste mis brazos cuando amanecíay en mi boca un gusto de menta y canela.«Serrana, para un vestíoyo te quiero regalá».Yo te dije: «Estás cumplío,no me tienes que dar na».Subiste ar caballo,te fuiste de míy nunca una nochemás bella de mayohe vuelto a viví.Ojos verdes, verdes como la albahaca.Verdes como el trigo verdey el verde, verde limón.Ojos verdes, verdes, con brillo de faca,que están clavaítos en mi corazón.Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna,no hay más que unos ojos que mi vía son.Ojos verdes, verdes como la albahaca.Verdes como el trigo verdey el verde, verde limón. -1Quién hubiera creído que se hallabasola en el aire, oculta,tu mirada.Quién hubiera creído esa terribleocasión de nacer puesta al alcancede mi suerte y mis ojos,y que tú y yo iríamos, despojadosde todo bien, de todo mal, de todo,a aherrojarnos en el mismo silencio,a inclinarnos sobre la misma fuentepara vernos y vernosmutuamente espiados en el fondo,temblando desde el agua,descubriendo, pretendiendo alcanzarquién eras tú detrás de esa cortina,quién era yo detrás de mí.Y todavía no hemos visto nada.Espero que alguien venga, inexorable,siempre temo y espero,y acabe por nombrarnos en un signo,por situarnos en alguna estaciónpor dejarnos allí, como dos gritosde asombro.Pero nunca será. Tú no eres ésa,yo no soy ése, ésos, los que fuimosantes de ser nosotros.Eras sí pero ahorasuenas un poco a mí.Era sí pero ahoravengo un poco a ti.No demasiado, solamente un toque,acaso un leve rasgo familiar,pero que fuerce a todos a abarcarnosa ti y a mí cuando nos piensen solos.2Hemos llegado al crepúsculo neutrodonde el día y la noche se funden y se igualan.Nadie podrá olvidar este descanso.Pasa sobre mis párpados el cielo fácila dejarme los ojos vacíos de ciudad.No pienses ahora en el tiempo de agujas,en el tiempo de pobres desesperaciones.Ahora sólo existe el anhelo desnudo,el sol que se desprende de sus nubes de llanto,tu rostro que se interna noche adentrohasta sólo ser voz y rumor de sonrisa.3Puedes querer el albacuando ames.Puedesvenir a reclamarte como eras.He conservado intacto tu paisaje.Lo dejaré en tus manoscuando éstas lleguen, como siempre,anunciándote.Puedesvenir a reclamarte como eras.Aunque ya no seas tú.Aunque mi voz te esperesola en su azarquemandoy tu dueño sea eso y mucho más.Puedes amar el albacuando quieras.Mi soledad ha aprendido a ostentarte.Esta noche, otra nochetú estarásy volverá a gemir el tiempo giratorioy los labios diránesta paz ahora esta paz ahora.Ahora puedes venir a reclamarte,penetrar en tus sábanas de alegre angustia,reconocer tu tibio corazón sin excusas,los cuadros persuadidos,saberte aquí.Habrá para vivir cualquier huiday el momento de la espuma y el solque aquí permanecieron.Habrá para aprender otra piedady el momento del sueño y el amorque aquí permanecieron.Esta noche, otra nochetú estarás,tibia estarás al alcance de mis ojos,lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.He conservado intacto tu paisajepero no sé hasta dónde está intacto sin ti,sin que tú le prometas horizontes de niebla,sin que tú le reclames su ventana de arena.Puedes querer el alba cuando ames.Debes venir a reclamarte como eras.Aunque ya no seas tú,aunque contigo traigasdolor y otros milagros.Aunque seas otro rostrode tu cielo hacia mí. -Recoge ya en el senoel campo su hermosura, el cielo aojacon luz triste el amenoverdor, y hoja a hojalas cimas de los árboles despoja.Ya Febo inclina el pasoal resplandor egeo; ya del díalas horas corta escaso;ya Éolo al mediodía,soplando espesas nubes nos envía;ya el ave vengadoradel Íbico navega los nubladosy con voz ronca llora,y, el yugo al cuello atados,los bueyes van rompiendo los sembrados.El tiempo nos convidaa los estudios nobles, y la fama,Grial, a la subidadel sacro monte llama,do no podrá subir la postrer llama;alarga el bien guiadopaso y la cuesta vence y solo ganala cumbre del colladoy, do más pura manala fuente, satisfaz tu ardiente gana;no cures si el perdidoerror admira el oro y va sedientoen pos de un bien fingido,que no ansí vuela el viento,cuanto es fugaz y vano aquel contento;escribe lo que Febote dicta favorable, que lo antiguoiguala y pasa el nuevoestilo; y, caro amigo,no esperes que podré atener contigo,que yo, de un torbellinotraidor acometido y derrocadodel medio del caminoal hondo, el plectro amadoy del vuelo las alas he quebrado. -[1]Enraizada la costumbre confluye sin reposoen ti, en mi, en nosotros verso adentrono te busca el letargo en otro cuerpoen lo que ha quedado de todo en tien lo que ha quedado de tien lo que ha quedadosin ti.[2]desde el tiempo imperdonableno saben cómo mis manoscosen gris a la costumbreablandando la huidadesde entoncesdesde el gritodesabridomuerto.[3]Velasombra en lunijunta sangrede tu sangre que es mi sangrecerrada cumplida perfectaamarilla inevitablecostumbre de tide ti sin tite lleva[4]Lo que no emplea siquiera costumbrelo que guarda tibio reposo dentrodentro dentro adentroque esconde el día dentrola noche dentro, todoese camino cerradopadecido, mustioúltimo. -Desmodus rufus(Murciélago Común)Recortado del raso con que forranlas cajas de los muertos;gustador de óleos místicosy sangre de corderos.Tú sabes los caminos de la nochey en tu menudo cuerpocaben dos glorias que jamás se unenen otro ser: alas y pecho. -A Jesús VillalpandoMi madrina invitaba a mi prima Águedaa que pasara el día con nosotros,y mi prima llegabacon un contradictorioprestigio de almidón y de temibleluto ceremonioso.Águeda aparecía, resonantede almidón, y sus ojosverdes y sus mejillas rubicundasme protegían contra el pavorosoluto...Yo era rapazy conocía la o por lo redondo,y Águeda que tejíamansa y perseverante en el sonorocorredor, me causabacalosfríos ignotos...(Creo que hasta le debo la costumbreheroicamente insana de hablar solo).A la hora de comer, en la penumbraquieta del refectorio,me iba embelesando un quebradizosonar intermitente de vajillay el timbre cariciosode la voz de mi prima.Águeda era(luto, pupilas verdes y mejillasrubicundas) un cesto policromode manzanas y uvasen el ébano de un armario añoso. -¡Cuántas veces, al pie de las musgosasparedes que la guardan,oí la esquila que al mediar la nochea los maitines llama!¡Cuántas veces trazó mi siluetala luna plateada,junto a la del ciprés, que de su huertose asoma por las tapias!Cuando en sombras la iglesia se envolvía,de su ojiva calada,¡cuántas veces temblar sobre los vidriosvi el fulgor de la lámpara!Aunque el viento en los ángulos oscurosde la torre silbara,del coro entre las voces percibíasu voz vibrante y clara.En las noches de invierno, si un medrosopor la desierta plazase atrevía a cruzar, al divisarmeel paso aceleraba.Y no faltó una vieja que en el tornodijese a la mañana,que de algún sacristán muerto en pecadoacaso era yo el alma.A oscuras conocía los rinconesdel atrio y la portada;de mis pies las ortigas que allí crecenlas huellas tal vez guardan.Los búhos, que espantados me seguíancon sus ojos de llamas,llegaron a mirarme con el tiempocomo a un buen camarada.A mi lado sin miedo los reptilesse movían a rastras;hasta los mudos santos de granitocreo que me saludaban. -Entre los agostadoreslos que mantienen abiertos los ojos del cuchillo,entre los crueles, los monstruos del relámpago,entre los animales humanos de la guerra,entre las patas, heridas, llamas, alaridos,brotando de la sangre, despunta al fin Bolívar.Más joven que su muerte andante y próximatan joven para los años que le esperantan lleno de furor puro, de esperanzas,tocado por el crimen, como todos,ebrio de un fuego por vencer la muertepero también capaz de detenersepara aspirar la flor gratuita, vana,para soñar algún sueño en que se miracon los pies en el lodo, con la frente en la estrella.Bolívar peleaba por su pan de Independenciacon frenéticas hambres de iluminadocaía al fondo de sus irasensuciaba sus alas juvenilesse arrastraba sobre esponjas de barrolleno de costras, de escamas, de hojarasca,sacaba su garfio, su zarpa, su hocico de hombre de guerratatuado tenía el cuerpo de presidiario de la muertede matador de canarios y españolesde gran sembrador ensangrentado.Rachas de pánico le cruzaroncuando quiso contener las crecientes, el diluvio,las tribus retemblantes de los hombres caballos..Nadó entre corrientes fragorosasentre torbellinos de rebaños acuáticosalcanzó alguna orilla batida por las olasse derrumbaban las montañas del truenollovía un crepúsculo, un ejército en derrotacaía ceniza funeraria de las fugas, de los éxodos,subía el nivel del agua de la muerte.Clarea sobre el mundo a pesar de la guerraamanece a pesar de la derrotaun ave con alas de palmera realvuela en la aurora a pesar del exilio.Entonces Bolívar se levantó de su sueñolo despertó, profundamente, a la mañana en cierneslo soñó, por primera vez, lúcido y despiertoatravesó su cristal sin quebrarlofue traspasado por el rayo de imágenes.Visión y visionario fueron un mismo hombrecompartiendo un mismo desayuno frugalen ese primer día insular del destierroen esa jornada de juntar los pasos,de pisar firme sin aplastar la nube,de recorrer lo andado hacia el futuro.Boves en Urica se quebró como una lanza.Bolívar saltará la bocado sus palabras sueltaslas arrojará al voleo sobre las turbas revueltascabalgará los enlutados caballos solaresganará un ejército de vástagos verdes,de raíces viudas, de h humus, de libertos en armas.Mudará de piel en el tórrido verano guerrerodejará entre los helechos su casaca mantuanasu capa quebradiza y seca, su uniforme vacíole vestirá una luz matinal de victorias.Bajarán lentamente las aguas tenebrosasaflorarán las cimas lucientes y chorreantescomo lentas tortugas marinas,aún no habrá cruzado la paloma ni crecido el arco iris.Su voluntad de fundación le irá quemando.Sufrirá por sí mismo y por los otrospor el presente ciego y el porvenir heridopor su visión de paz y su verdad de guerra;llorará alguna vez sobre una piedra,creerá haber arado un mar de lágrimas pétreaspero las fieras regresarán a su guaridase ocultarán en su espesura de libertadorse amansarán un tiempo al influjo de su cantoempezará a verdecer el yermo, a ser de todos la esperanzaresplandecerán los territorios emergidosy entre las ramazones de la guerraen la extremidad de sus disparossurgirá un firmamento de yemas delicadas.¡Bolívar, ay, Bolívar tan mentido!En este tiempo de prisionesde ejércitos voraces salidos de su cauce-revueltos espadones, creciente agostadora-nadie labora tus campos estelaresnadie vela tu insomnio que palpitade viento a viento como una llamaradanadie oye crujir tu impacienciaen las maderas nocturnas, en los bosquesnadie bebe tus palabras sangradasen tu exilio, en tu isla y en tu asfixiacuando pensaste con peso de huerto de agoníade planeta de plomo tenebrosoy hablaste de una imposible mano abiertade un pueblo sonreídode un tiempo de estatua consagradode un ala de laurel constantede un rayo de aire libre.Acabó tu violencia amando sin remedio.Repartiste entre todos la victoriay un sueño de países tomados de la mano.Quisiste armar la paz con letras, librosquemar la guerra con su propio fuego;quisiste hacernos hombres¡no soldados!¡Bolívar, ay Bolívar! ¿Quién te cumple?¡Cuánta historia rebotando de eco en sombra!¡Cuánto nombre arrojado a los cerdos!¡Cuánto Bolívar invocado en vano!*De la guerra brotará un cielo de verduraque se convertirá en guerrade la que brotará un nuevo cielo verdeque agostará la guerrahasta que reine un día el verde eterno.Ahondando en la bruma, en el vacío, en el fuegobajaron a la muerte los soturnos caciqueslos conquistadores tiznados por hogueras auríferaslos reyes negros con los ojos en blancoy en su sitio terreno, bajo el sol clamoroso,quedaron los hijos repitiendo sus gestos,los hijos que bajaron también a la muerteahondando en el vacío, los incendios, la nieblay dejando en su sitio terreno, repitiendo sus gestosa los hijos, a sus hijos mortalesque bajaron también a la muerte dejando a sus hijosquienes siguieron cavando las minas de la muertemientras sus hijos cambiaban granos y monedasalzaban torres, hollaban los caminosy bajaban a la muerte dejando a sus hijosbajo el sol clamoroso, repitiendo sus gestos...Los hijos de todas las razasde todos los metales y materias terrenastejen los hilos de un bordado inacabablede una indetenible danza de cintasensartan un collar de rostros y de calaverasse extienden, de hijo en hijo, los dominios de la muertelas comarcas de grutas, cascadas y estrellas pétreaslas galerías de sales y de fuegos fríosel imperio de los resurgimientos y de las fuentes,hasta el día perfecto de la eternidad. -Vino primero tenue y acarició su pelo,nube de mariposas rozando sus mejillas;era el beso de un ángel flotando en las orillasde sus ojos azules con reflejos de cielo.Y se agitó en ligeros y suaves remolinostrepando dulce y ágil en torno a su figura,cubriendo en un abrazo la flor de su cintura,llevando su perfume por todos los caminos.Llegó por las esquinas borracho y pendenciero,y sacudió su blusa con empuje atrevido.Era intenso y robusto, rebelde y encendido,y la apretó con fuertes tentáculos de acero.Se transformó en violento ciclón desesperado,arrancando la falda con sus múltiples manos,invadiendo los fondos recónditos y arcanos,y arrebatando el fuego de su cuerpo azotado.Gentil soplo de viento crecido sin medida,tierno beso de amigo transformado en amante,leve caricia alzada en pasión dominante,sueños nunca vividos de una ocasión perdida. -A caballo en el quicio del mundoun soñador jugaba al sí y al noLas lluvias de coloresemigraban al país de los amoresBandadas de floresFlores de síFlores de noCuchillos en el aireque le rasgan las carnesforman un puenteNoCabalgaba el soñadorPájaros arlequinescantan el sícantan el no -Recorto pedazos de paisajeen el tiempo precisopara darlesesa emoción del avede alegre corola que aleteabaperdida en el tronco de aquel árbolcuajado de majaguaseste juego de volverY la serena composturade esos pájaros de ayerposados en el aguaperfectas criaturasque soñaronsus vuelos de hoyen la tempranaluz que los aromacautivos del tiempo aquel. -A la cálida vida que transcurre canoracon garbo de mujer sin letras ni antifaces,a la invicta belleza que salva y que enamora,responde, en la embriaguez de la encantada hora,un encono de hormigas en mis venas voraces.Fustigan el desmán del perenne hormigueoel pozo del silencio y el enjambre del ruido,la harina rebanada como doble trofeoen los fértiles bustos, el Infierno en que creo,el estertor final y el preludio del nido.Mas luego mis hormigas me negarán su abrazoy han de huir de mis pobres y trabajados dedoscual se olvida en la arena un gélido bagazo;y tu boca, que es cifra de eróticos denuedos,tu boca, que es mi rúbrica, mi manjar y mi adorno,tu boca, en que la lengua vibra asomada al mundocomo réproba llama saliéndose de un horno,en una turbia fecha de cierzo gemebundoen que ronde la luna porque robarte quiera,ha de oler a sudario y a hierba machacada,a droga y a responso, a pabilo y a cera.Antes de que deserten mis hormigas, Amada,déjalas caminar camino de tu bocaa que apuren los viáticos del sanguinario frutoque desde sarracenos oasis me provoca.Antes de que tus labios mueran, para mi luto,dámelos en el crítico umbral del cementeriocomo perfume y pan y tósigo y cauterio. -¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuelloal paso de los tristes y errantes soñadores?¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,tiránico a las aguas e impasible a las flores?Yo te saludo ahora como en versos latinoste saludara antaño Publio Ovidio Nasón.Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,y en diferentes lenguas es la misma canción.A vosotros mi lengua no debe ser extraña.A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...Soy un hijo de América, soy un nieto de España...Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez...Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescasden a las frentes pálidas sus caricias más purasy alejen vuestras blancas figuras pintorescasde nuestras mentes tristes las ideas oscuras.Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas,casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,y somos los mendigos de nuestras pobres almas.Nos predican la guerra con águilas feroces,gerifaltes de antaño revienen a los puños,mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.Faltos del alimento que dan las grandes cosas,¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?A falta de laureles son muy dulces las rosas,y a falta de victorias busquemos los halagos.La América española como la España enterafija está en el Oriente de su fatal destino;yo interrogo a la Esfinge que el porvenir esperacon la interrogación de tu cuello divino.¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?¿Callaremos ahora para llorar después?He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotrosque habéis sido los fieles en la desilusión,mientras siento una fuga de americanos potrosy el estertor postrero de un caduco león......Y un cisne negro dijo: «La noche anuncia el día».Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal! ¡La auroraes inmortal!» ¡Oh tierras de sol y de armonía,aún guarda la Esperanza la caja de Pandora! -Y para acá o alláy desde aquí otra vezy vuelta a ir de vuelta y sin alientoy del principio o término del precipicio íntimohasta el extremo o medio o resurrecto resto de éste a aquello o de lo opuestoy rueda que te roe hasta el encuentroy aquí tampoco estáy desde arriba abajo y desde abajo arriba ávido asqueadopor vivir entre huesoso del perpetuo estéril desencuentroa lo demásde máso al recomienzo espeso de cerdos contratiempos y destiemposcuando no al burdo sino de algún complejo herniado en pleno vuelocálido o heladoy vuelta y vueltaa tanta terca tuercapara entregarse entero o de tres cuartosharto ya de mitadesy de cuartosal entrevero exhausto de los lechos deshechoso darse noche y día sin descanso contra todos los nervios del misteriodel más alláde acámientras se rota quedo ante el fugaz aspecto sempiterno de lo aparente o lo supuestoy vuelta y vuelta hundido hasta el pescuezocon todos los sentidos sin sentidoen el sofocatediocon uñas y con piensos y pellejoy porque sí nomás -Me has escrito Fabián esta mañanapreguntando por los viejos camaradas.Yo te he dicho,viejo colega,que nada sé del Pigarra,ya sabes,el pope del partido.Mis hijos,sobre todo el mayor,se parte de risacon estas batallitas.Ya sabes que soy de pocas palabras.Tengo,eso sí,cierta retranca,cuando hablo del pesoe.Nada sé de Lydia,La maligna.Sé que estaba dolida contigoy conmigoy con todos.Bien conoces su disgusto por los versosque escribimos en el wáterhablando de sus tetas.Pedro está en Bosniacon la boina de sargento de paracas.Yolanda es banquerao bancaria,no sé muy bien cómo se dice. Gana una pasta.Santi está en Dinamarca.Es diputado de la extrema derecha.Y a mí,ya ves,eso me hace gracia.De Amanda nada te cuento.Sólo te diré que se casó con Horacio,el quiosquero,y no he vuelto a verle el pelode su pubis-el de Amanda me refiero-.Ahora he vuelto a Misacomo en los viejos tiempos.Comulgo casi a diarioy me confiesopecadorde mis pecados.Me han nombrado presidentede escalera. Por algo se empieza.Tengo,tú bien lo sabes,afán por superarmey estoy estudiando esperanto. Nunca se sabe.Acabo de comprarmeuna escopeta de cazay un pantano abrupto en las afuerasde mi barrio.Cualquier día me mato. No sé.Lo estoy pensando. -Ello es que hay animales muy científicosen curarse con varios específicosy en conservar su construcción orgánica,como hábiles que son en la botánica,pues conocen las hierbas diuréticas,catárticas, narcóticas, eméticas,febrífugas, estípticas, prolíficas,cefálicas también y sudoríficas.En esto era gran práctico y teóricoun gato, pedantísimo retórico,que hablaba en un estilo tan enfáticocomo el más estirado catedrático.Yendo a caza de plantas salutíferas,dijo a un lagarto: «¡Qué ansias tan mortíferas!Quiero por mis turgencias semi-hidrópicas,chupar el zumo de hojas heliotrópicas».Atónito el lagarto con lo exóticode todo aquel preámbulo estrambótico,no entendió más la frase macarrónicaque si le hablasen lengua babilónica;pero notó que el charlatán ridículode hojas de girasol llenó el ventrículo,y le dijo: «Ya, en fin, señor hidrópico,he entendido lo que es zumo heliotrópico».¡Y no es bueno que un grillo, oyendo el diálogo,aunque se fue en ayunas del catálogode términos tan raros y magníficos,hizo del gato elogios honoríficos!Sí; que hay quien tiene la hinchazón por mérito,y el hablar liso y llano por demérito.Mas ya que esos amantes de hiperbólicascláusulas y metáforas diabólicas,de retumbantes voces el depósitoapuran, aunque salga un despropósito,caiga sobre su estilo problemáticoeste apólogo esdrújulo-enigmático. -Abra casade gris lava cefálicay confluencias de cúmulos recuerdos y luzlatido cósmicocasa de alas de noche de rompiente de enlunados espasmose hipertensos tantanes de impresenciacasa cábalacalaabracadabramédium lívida en trance bajo el yeso de sus cuartos de huéspedes difuntos trasvestidos de soplometapsíquica casa multigrávida de neovoces y ubicuos ecosecos de circuitos ahogadosclave demonodea que conoce la muerte y sus compasessus tambores afásicos de gasasus finales compuertasy su asfalto -Melancolía: el sauce sin sepulcros,la tierra que no alcanza a ser magnolia,los ojos del crepúsculo, el adiósde aquel borroso marinero a solas.Y qué melancolía aquella ramasin flores, sin hormigas, sin alondra.Mi corazón desesperado buscaal extranjero infiel que no me nombra.La tarde se ha poblado de distancia.Por un amor se apagan seis farolasy ladran siete perros vagabundos.Transcurre en los jazmines el aromade toda la palabra enternecidaque nadie me decía en dulces horas.Me quiso mensajera. Él se llevóatada a su silbido mi paloma. -Barcos como olas, como alas.Barcos que buscan barcoscomo labios, como besos.Barcos que regresancomo infancias, como ayerescomo pinceles de nuevo colorsobre el pasado.Barcos que zarpan y que se alejan,que derriten en los ojossu distancia.Barcos que naufragan y se hunden,que doblan sus huesossobre una roca.Barcos, siempre barcosque zarpan, que atracan,que se van y que regresan.Como olas, como alas. -a Patrícia, en ese día9 de enero de 2001si quieres llorar sobremi hombrono te preocupeslloraasí trasvasaremos el marde tus ojosal estanque de micorazón -Sí, más verdad,Objeto de mi gana.Jamás, jamás engaños escogidos.¿Yo escojo? Yo recojoLa verdad impaciente,Esa verdad que espera a mi palabra.¿Cumbre? Sí, cumbreDulcemente continua hasta los valles:Un rugoso relieve entre relieves.Todo me asombra junto.Y la verdadHacia mí se abalanza, me atropella.Más sol,Venga ese mundo soleado,Superior al deseoDel fuerte,Venga más sol feroz.¡Más, más verdad! -Puede una gota de lodosobre un diamante caer;puede también de este modosu fulgor oscurecer;pero aunque el diamante todose encuentre de fango lleno,el valor que lo hace buenono perderá ni un instante,y ha de ser siempre diamantepor más que lo manche el cieno. -A Ricardo de AlcázarI¡Qué prueba de la existenciahabrá mayor que la suertede estar viviendo sin vertey muriendo en tu presencia!Esta lúcida concienciade amar a lo nunca vistoy de esperar lo imprevisto;este caer sin llegares la angustia de pensarque puesto que muero existo.IISi en todas partes estás,en el agua y en la tierra,en el aire que me encierray en el incendio voraz;y si a todas partes vasconmigo en el pensamiento,en el soplo de mi alientoy en mi sangre confundida,¿no serás, Muerte, en mi vida,agua, fuego, polvo y viento?IIIsi tienes manos, que seande un tacto sutil y blando,apenas sensible cuandoanestesiado me crean;y que tus ojos me veansin mirarme, de tal suerteque nada me desconcierteni tu vista ni tu roce,para no sentir un goceni un dolor contigo, Muerte.IVPor caminos ignorados,por hendiduras secretas,por las misteriosas vetasde troncos recién cortados,te ven mis ojos cerradosentrar en mi alcoba oscuraa convertir mi envolturaopaca, febril, cambiante,en materia de diamanteluminosa, eterna y pura.VNo duermo para que al vertellegar lenta y apagada,para que al oír pausadatu voz que silencios vierte,para que al tocar la nadaque envuelve tu cuerpo yerto,para que a tu olor desiertopueda, sin sombra de sueño,saber que de ti me adueño,sentir que muero despierto.VILa aguja del instanterorecorrerá su cuadrante,todo cabrá en un instantedel espacio verdaderoque, ancho, profundo y señero,será elástico a tu pasode modo que el tiempo ciertoprolongará nuestro abrazoy será posible, acaso,vivir después de haber muerto.VIIEn el roce, en el contacto,en la inefable deliciade la suprema cariciaque desemboca en el acto,hay un misterioso pactodel espasmo deliranteen que un cielo alucinantey un infierno de agoníase funden cuando eres míay soy tuyo en un instante.VIII¡Hasta en la ausencia estás viva!Porque te encuentro en el huecode una forma y en el ecode una nota fugitiva;porque en mi propia salivafundes tu sabor sombrío,y a cambio de lo que es míome dejas sólo el temorde hallar hasta en el saborla presencia del vacío.IXSi te llevo en mí prendiday te acaricio y escondo,si te alimento en el fondode mi más secreta herida;si mi muerte te da viday goce mi frenesí,¡qué será, Muerte, de ticuando al salir yo del mundo,deshecho el nudo profundo,tengas que salir de mí?XEn vano amenazas, Muerte,cerrar la boca a mi heriday poner fin a mi vidacon una palabra inerte.¡Qué puedo pensar al verte,si en mi angustia verdaderatuve que violar la espera;si en vista de tu tardanzapara llenar mi esperanzano hay hora en que yo no muera! -Gentes de las esquinasde pueblos y naciones que no están en el mapacomentaban."Ese hombre está muertoy no lo sabe.Quiere asaltar la banca,robar nubes, estrellas, cometas de oro,comprar lo más difícil:el cielo:Y ese hombre está muerto.Temblores subterráneos le sacuden la frente.Tumbos de tierra desprendida,ecos desvariados,sones confusos de piquetas y azadas,los oídos.Los ojos,luces de acetileno,húmedas, áureas galerías.El corazón,explosiones de piedras, júbilos, dinamita.Sueña con las minas. -¿Qué barco viene allá?¿Es un farol o una estrella?¿Qué barco viene allá?Es una linterna tan bella¡y no se sabe adónde va!¡Es Venus, es Venus la bella!¿Es un alma o es una estrella?¿Qué barco viene allá?Es una linterna tan bella...¡y no se sabe adónde va!¡Es Venus, es Venus, es Ella!Es un fanal y es una estrellaque nos indica el más allá,y que el Amor sublime sella,y es tan misteriosa y tan bella,que ni en la noche deja la huella¡y no se sabe adónde va! -Así, en pretérito pluscuamperfecto y futuro absolutovoy hablando del trozo de universo que yo era,de subcutáneas estrellas de sangrecazadas por el ángel de la anemiaen el cielo arterial,diciendo leucocitos del alba y rio de linfa,o bien de lo que quise:el ligero Mediterráneo,la prohibición de envejecer,la gavilla del sueño barbitúrico,y sobre todo, sobre todas las cosas,Mozart anfetamínico preámbulo de pájaros,Mozart en ala y aeropuerto,arco de violín principe o piloto: Mozart el Músico. -Sacudimiento extrañoque agita las ideas,como huracán que empujalas olas en tropel.Murmullo que en el almase eleva y va creciendocomo volcán que sordoanuncia que va a arder.Deformes siluetasde seres imposibles;paisajes que aparecencomo al través de un tul.Colores que fundiéndoseremedan en el airelos átomos del irisque nadan en la luz.Ideas sin palabras,palabras sin sentido;cadencias que no tienenni ritmo ni compás.Memorias y deseosde cosas que no existen;accesos de alegría,impulsos de llorar.Actividad nerviosaque no halla en qué emplearse;sin riendas que le guíen,caballo volador.Locura que el espírituexalta y desfallece,embriaguez divinadel genio creador...Tal es la inspiración.Gigante voz que el caosordena en el cerebroy entre las sombras hacela luz aparecer.Brillante rienda de oroque poderosa enfrenade la exaltada menteel volador corcel.Hilo de luz que en haceslos pensamientos ata;sol que las nubes rompey toca en el zenít.Inteligente manoque en un collar de perlasconsigue las indócilespalabras reunir.Armonioso ritmoque con cadencia y númerolas fugitivas notasencierra en el compás.Cincel que el bloque muerdela estatua modelando,y la belleza plásticaañade a la ideal.Atmósfera en que girancon orden las ideas,cual átomos que agruparecóndita atracción.Raudal en cuyas ondassu sed la fiebre apaga,oasis que al espíritudevuelve su vigor...Tal es nuestra razón.Con ambas siempre en luchay de ambas vencedor,tan sólo al genio es dadoa un yugo atar las dos. -Hoy la tierra y los cielos me sonríen,hoy llega al fondo de mi alma el sol,hoy la he visto... La he visto y me ha mirado...¡Hoy creo en Dios! -El papel en blanco jamás es sólo el papel en blanco:hablar de eso es hablar fácil, mas no el decir "y es cierto-que la página en la soledad más profunda consumidaes la vida sin versos o llena de los poemas que nadie,de los que eres tú, ha de poder escribir nunca.Porque puede quedarme un amor, una sombra y un olvido,y más que eso ha de quedarme un modode hacerme daño, hasta el fin y en la nocheun modo de afilar la punteríapara arruinarme y perseguirmea través de la agotadora y muy extraña caceríaen que soy arma, a la vez presa. -Cien sonetos de amorOh amor, oh rayo loco y amenaza purpúrea,me visitas y subes por tu fresca escalerael castillo que el tiempo coronó de neblinas,las pálidas paredes del corazón cerrado.Nadie sabrá que sólo fue la delicadezaconstruyendo cristales duros como ciudadesy que la sangre abría túneles desdichadossin que su monarquía derribara el invierno.Por eso, amor, tu boca, tu piel, tu luz, tus penas,fueron el patrimonio de la vida, los donessagrados de la lluvia, de la naturalezaque recibe y levanta la gravidez del grano,la tempestad secreta del vino en las bodegas,la llamarada del cereal en el suelo. -Cada cuerpo tienesu armonía ysu desarmonía.En algunos casosla suma de armoníaspuede ser casiempalagosa.En otrosel conjuntode desarmoníasproduce algo mejorque la belleza. -Cuando el instante mismo se diluyeen su propia amarguray ya no quedacielo de qué color, nubea qué rumbo,toda la pena salta a la mirada,la incertidumbre salta a la mirada,la soledad sin nombre a la mirada,la desnuda tristeza a la mirada,y el asombro también, todo el asombro,el cansancio del mundo, la agoníade no saber por qué ni en qué caminoestamos,llueve,lluevedolor y más dolor en la mirada,¡qué preguntas sin fin, a qué la vidapara tanto morir, en la mirada!Se inunda de neblina la miraday no encuentra sosiego ni respuestaa tanto desamor que amarga el mundo.Y cuando el llanto llena los aljibes,se deshojan los ojos...desbordados. -¿Qué ceguedaz me trujo a tantos daños?¿Por dónde me llevaron desvaríos,que no traté mis años como míos,y traté como propios sus engaños?¡Oh puerto de mis blancos desengaños,por donde ya mis juveniles bríospasaron como el curso de los ríos,que no los vuel[v]e atrás el de los años!Hicieron fin mis locos pensamientos,acomodóse al tiempo la edad mía,por ventura en ajenos escarmientos.Que no temer el fin no es valentía,donde acaban los gustos en tormentos,y el curso de los años en un día. -Dame la palabra para llegara la belleza de tu crin crispadaal universo que sale de tu piel en vuelopara arriesgar un minuto de felicidaden la certeza decisiva de tu paso.Libera de bridas tus afanesY tu corazón brillará como sol íntimo en tu carneporque no hay tiempo ni espaciopara los que no saben jugarsela vida en un instante.No hay otra opción en este hipódromoaunque el sudor sofoque tu piely tengas que masticar ese duro acero que molesta.Con la certeza de la aventura nuevaasomarás la cabeza entre tus contendorescomo la luz del cometa que viaja entre la noche.Sigue trotando, amo de horizontesy no vuelvas la mirada atrásapura tú paso hacia la metacomo se apura el río para llegar a su mar. -Al brillar un relámpago nacemos,y aún dura su fulgor cuando morimos;¡tan corto es el vivir!La Gloria y el Amor tras que corremossombras de un sueño son que perseguimos;¡despertar es morir! -¿A quién me quejaré de mi enemiga?¿Al tiempo? No es razón, que me ha burlado.¿Al cielo? No es juez de mi cuidado.Ni al fuego, pues el fuego me castiga.¿Al viento? Ya no escucha mi fatiga,que está en mis esperanzas ocupado.¿A Amor? Es mi enemigo declaradoy en condenarme piensa que me obliga.Ya, pues ninguno de mi parte siento,Filis ingrata, a ti de ti me quejo;juzguen tus ojos, reos y testigos.Y el tiempo, el cielo, el fuego, Amor y el vientolloren mi muerte, pues mi causa dejoen manos de mis propios enemigos. -Animal de piedra me miro.Animal de piedra me miradesde un espejo rayadopor la luz de una mañana porteña.Agua fría dentro de las manosÁspera la barba, dura la sonrisa.En el espejo de la pensiónveo al viejo animal de piedraque acaba de bajar del insomniode la piel de mulata de treinta dólaresdel sudor, escozor y cigarrillo muerto.Mi piel es blanca como vientre de tiburón y la barba de algunos días parece casi nostálgica.Mis ojos inyectados de un sueño comprometido en la caídamiran desde la plata viejala casaca azul raída y la camisa amarilla deblanco hueso, y afuera ese cielo que espera como una red tendida,sobre una presa en la ciudad sitiada.La casera me dice que es el último día,Como si se fuera acabar el mundo, como si el barco fuera a zarparComo si el marinera no tuviera negro el corazón, curtido de tanto partir sin horizonte.Ayer estuvo una mulata de Abisinia entre mis sabanas, le di lo último que me quedaba,y ella me regaló, lo único que podía regalarme.Así que no le pague a la casera.Un derrier azul, unos senos grandes y pesadosDe manatí del amazonas, mamé como un torpe crío de los cañaduzales y los manglares hastasentir elestertor en medio de la nada.Es lo que recuerdoy luego su cara sin una sonrisasin ganas de imitar la alegría del animal recompensado.Me estoy haciendo viejo; ya las putas no me alaban ni me dicen que regrese,con sus camándulas alrededor del cuellocon sus movimientos lascivos cuando se ponen sus medias blancas o rojas, y sus zapatos ordinarios, cansados de atropellar la luz amarillenta y fría de las noches, con sus culos pesados sobre el catre.Soy un marinero de piedra y la ciudad ya me llega con su fuego,con su sabor de tabaco y Sangre seca,con su ruido de mañana agónica.La ciudad es una ramera que se muestra en la mañana con lagañas y rubor descosidoy sus ojeras desconchadas de pulpo negro y pútrido.La ciudad en la mañana, es una puta francesa pasada de tragosy revolcada contra el catre del odio.Soy un marinero de piedra,mi barco es de piedra VerdeMi cabeza de fuego marineroOndula, brilla y se contorsionaComo una bailarina de Benin.Como un zafir del kurdinstan.Como un Buda de Budapest.Mi casaca de mar y de tormentaAzul, gruesa, dura y rotundaespera la tramontana y la tormenta.Tomo mi café negro,es un momento de respiro, una condición de fuego agnóstico,un nuevo despertar para salir del laberinto hacia el azul del maren donde danzan versátiles dragones plateados.En el puerto los hombres esperan la salidaHay un carguero que lleva azúcar a Liverpool, otro que lleva flores y trigo a Estambul y aquel que parte hacia el Egipto cargado de bombas y azufre.Hace un sol que se deteriora hacia el medio díaen el meridiano de una carcajada extendida como un arco de mongol mongólico.De shaman pasado de visiones.De yagué plagado de shamanes.Pago con un tiquete; marco con una ficha; sello con un trago; dejo atrás la pensión de barro y mugre,esa grosera caja de moribundos ebriosy zarpocon mi corazónde obsidiana reluciente.Con mi navajatoledana afilada al albaen tinta fresca,como si acabase de enterrarse en lacostilla de un poeta simbolista."El marinero de piedra va con su equipaje,no tiene un futuro cercano, solo una estrella, solo una estrella".Me dicen que solo pagan 300 francos por mes,pero la comida es buena.Yo cojo mi tula y la tiropor la borda.Mi corazón parece un albatros.Ya liviano.Ya blanco.Próximo a alzar el vuelo.""Firme aquí" ". Me dijo el capitán.Y me regaló un poco de tabaco. -Siento que algo solemne va a llegar a mi vida.¿Es acaso la muerte? ¿Por ventura el amor?Palidece mi rostro, mi alma está conmovida,y sacude mis miembros un sagrado temblor.Siento que algo sublime va a encarnar en mi barroen el mísero barro de mi pobre existir.Una chispa celeste brotará del guijarro,y la púrpura augusta va el harapo a teñir.Siento que algo solemne se aproxima, y me hallotodo trémulo; mi alma de pavor llena está.Que se cumpla el destino, que Dios dicte su fallo,para oír la palabra que el abismo dirá. -Te escribo Fabián nuevamentesorprendidopor tu ultima carta.En ella me preguntas,-ya sé que molesto- ,por Aurora,la abogada.Y no sé que decirte,viejo amigo.No sé si Aurora se ha muerto.Lo cierto es que está perdida,desaparecida de mi vida por completo.Ya sabes, Fabián, que nunca la he echado de menos.Es más, te digo , que casi la desprecio.No soportaba más sus guisos, su potajes, sus anhelos.La última vez que cenamoscasi me indigesto con sus besos,-ya ni te cuentoel mal sabor de boca que me dejaron sus versos-.Sé que tú la quieres.Sabes que yo la temo.Me alegro,por tanto ,de verla pocas veces,-las menos que puedo, lo confieso-.Aun así te digoque, de vez en cuando, aún me acuerdode su cara,de sus pechos,de sus pubis pelado como un huevo.Y te aseguro , viejo amigo, que tengo arcadascada vez que lo pienso.Creo que exageras cuando dicesque Aurora era una ninfa, una diosa, una delicia.El tiempo-tan tenaz-pone las cosas en su sitioy no encuentro razones suficientesque me hagan pensar que me equivococuando invocosu desidia,su risa petulante,su mal carácter,su perfil desnudo,indefinido.Al hilo de estas cosasse me ocurre que deberías buscarlasi es que tanto te enamora.Nunca es tarde,amigo Fabián.Tú verás lo que haces.Yo te advierto,amigo mío ,que es mejor el onanismo a cualquier horaque una tarde de domingo con Aurora.De todos modos ya sabes que yo toleropoco las mentiras, los engañosy ya no soportaba por más tiempotanta estridencia nutritiva,tantos apaños que ella hacía por parecerse a Marilín,la peluquera.No aguantaba ni un minutosus eructos,su desgana,su compostura inútil.su cara de aceituna y su arrogancia.Esperaba verla muerta cualquier díay ganar así la recompensade su pésima filosofía.No fue posible.No sabes cuánto lo lamento. -Una mujer se hace así: sobre las espinas del sueño,con un poco de luna y como escogida cárceldonde la luz se amanse. Una mujer se hace así,y si no debería hacerse de un modo parecido. -Déjate enseñar, déjate mandar, déjate sujetary despreciar y serás perfecta.S. Juan de la Cruz, "Dichos de Luz y Amor""El amor es un miedo: una moneda,un bien de cambio" -susurraba su vozde borracho creíble, y sonriendoañadía: "Cualquier amante es sóloun chantajista".Y en las noches aquellas, como extraños libertos,dejábamos atrás mi trabajo y sus librospara beber, beber.Hicimos el amoren calles y portales.Cuando hablábamos,hablábamos los dos a cuchilladas.De él sé decir que era un producto típicode su ciudad y de sus años: fríoy gregario. Su raza:jóvenes ilustrados y poetas,cansados de un dinero que no tieneny una seguridad. Yo estaba sola,iba de paso: una bala perdida.Él ya se castigaba -su costumbre-haciendo daño a todos.Tenía que dar con él.Me dijo que las chicas como yotenemos el valor de una experiencia,somos útiles. "Tú eres muy conscientede estar representando el papel que te toca.Pudiste estar con otro, ¿no es así?Si eres lista puedes aprender algo,pero recuerda siempre que yo te necesito".¿Soy injusta? También me quiso un poco,a su modo. Perdonó mis mentiras,y no era culpa suya no saber del amorsino lo que le habían enseñadoen su impreciso mundo de palabras a mediasy de fáciles gestos.Admirabaesa capacidad-para-encajar-los-golpesque yo he llegado a ser,ese estar siempre dispuesta.Y me daba su tiempo a manos llenas.Hoy sé perfectamente que me usópara sembrar recelos en su grupo.Yo le he visto humillar a alguien que le quería,ignorarle y marcharse conmigo, y disfrutarlo.O exhibirme como a una vaca sanaen su circo de locas, sin recato, triunfante.Me empujóen otros brazos; eso fue un pretextopara nuevos reproches -"Puta, puta".Cuando pude dejarle,tuvo el talento -y la complicidad de sus amigos-para hacer de mí la única culpable."Nos ha engañado a todos" (y quizáél tenía razón).A menudo estoy sola y pienso en él,ya sin rencor, pero escucho de nuevoesa voz en mi oído, amable, lenta:"Eres producto mío. Tú, ¿quién eres?Un apellido y un trabajo tristey unos padres lejanos. Sin talentoni belleza, no eres inteligente...No tienes perspectivas, bobita, saltarásde un amante a otro amante. Como muchoeres la novedad, tan sólo un coño.Yo te he querido siempre. Quédate.Imagina que ahora te murieses:el recuerdo romántico, tan frágil, de esos tontosy quizá un mal poema -Aquella chica...-,y nada más. Te quiero, no te marches,qué voy a hacer sin ti, vuelve conmigo...".Si alguna vez hemos sido inocentescomo mascotas, puros igual que las manzanas,nosotros hemos visto pudrirse las manzanas. -Es simple nuestro amorsin estallidoscomo una de esas casascon helechosy alguna que otra ranaintempestiva. -Una mirada a vecesun gesto entorpecidouna fraseun olorel beso que al unirnosnos separa. -Estimado señor:Esta carta la escribo en mi cumpleaños.Recibí su regalo. No me gusta.Siempre y siempre lo mismo.Cuando niña, impaciente lo esperaba;me vestía de fiestay salía a la calle a pregonarlo.No sea usted tenaz.Todavía lo veojugando ajedrez con el abuelo.Al principio eran sueltas sus visitas;se volvieron muy pronto cotidianasy la voz del abuelofue perdiendo su brillo.Y usted insistíay no respetaba la humildadde su carácter dulcey sus zapatos.Después me cortejaba.Era yo adolescentey usted con ese rostro que no cambia.Amigo de mi padrepara ganarme a mí.Pobrecito el abuelo.En su lecho de muerteestaba usted presente,esperando el final.Un aire insospechadoflotaba entre los mueblesParecían más blancas las paredes.Y había alguien más,usted le hacía señas.El le cerró los ojos al abueloy se detuvo un rato a contemplarmeLe prohibo que vuelva.Cada vez que los veome recorre las vértebras el frío.No me persiga más,se lo suplico.Hace años que amo a otroy ya no me interesan sus ofrendas.¿Por qué me espera siempre en las vitrinas,en la boca del sueño,bajo el cielo indeciso del domingo?Sabe a cuarto cerrado su saludo.Lo he visto con los niños.Reconocí su traje:el mismo tweed de entoncescuando era yo estudiantey usted amigo de mi padre.Su ridículo traje de entretiempo.No vuelva,le repito.No se detenga más en mi jardín.Se asustarán los niñosy las hojas se caen:las he visto.¿De qué sirve todo esto?Se va a reír un ratocon esa risa eternay seguirá saliéndome al encuentro.Los niños,mi rostro,las hojas,todo extraviado en sus pupilas.Ganará sin remedio.Al comenzar mi carta lo sabía. -Soy el tigre.Te acecho entre las hojasanchas como lingotesde mineral mojado.El río blanco crecebajo la niebla. Llegas.Desnuda te sumerges.Espero.Entonces en un saltode fuego, sangre, dientes,de un zarpazo derribotu pecho, tus caderas.Bebo tu sangre, rompotus miembros uno a uno.Y me quedo velandopor años en la selvatus huesos, tu ceniza,inmóvil, lejosdel odio y de la cólera,desarmado en tu muerte,cruzado por las lianas,inmóvil, lejosdel odio y de la cólera,desarmado en tu muerte,cruzado por las lianas,inmóvil en la lluvia,centinela implacablede mi amor asesino. -Al final caemos solitariosjunto a otros solitarios.Sobre el puente levadizo de la nochecruza la luna y parece escondersu cara de exilio y contrabando;cruza la luna y se lleva tus ojos,y de repente tus ojosson disparos al aire, pero yo,que ya soy apenas nada másque aire, no muero.Áspera ciudad de angustia,inventaré esta nocheuna forma de melancolíaen tus húmedos lagos,donde beben nebulosasy yo tiemblo.Y caeré en tus brazospara que me rescate el fríoy apriete mi abandonoa su pertinaz respiración boca a boca. -¿Quién es aquel pajarilloque canta sobre el limón?Anda y dile que no cante,Que me duele el corazón...(Folklore)Surge mi voz, y el inviernose convierte en primavera:florece la enredaderay brota el narciso tierno.Baja mi voz al avernoy el fuego se torna frío.Al Dios del Cielo le envíounas décimas de amory dice Nuestro Señor:"¿Quién es aquel pajarillo...?Ilumina el horizonteel fuego de mi palabray piensa el pastor de cabrasque se está incendiando el monte:Trunca su vuelo el sisonte,quiebra su nota el gorrión;enardecido el halcóngrazna con ruido agoreroy queda mudo el jilgueroque canta sobre el limón.Luego, mi canto sonorobajo la tierra se internaperforando una cavernaque termina en un tesoro:Queda descubierto el oro,el platino y el diamante.Ruge Júpiter tonante,luchan Neptuno y Eoloy Orfeo le dice a Apolo:"¡Anda y dile que no cante...!Entonces calla mi vozy hay un silencio profundocomo si no hubiera mundoo ya no existiera Dios.Nadie cosecha el arroz,nadie apaña el algodón.Y tirado en un rincóncuando termina mi canto,derramo tan triste cantoque me duele el corazón... -El hombre es una cosa vana, variable y ondeante...MONTAIGNEHay días en que somos tan móviles, tan móviles,como las leves briznas al viento y al azar.Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,como en abril el campo, que tiembla de pasión:bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,el alma está brotando florestas de ilusión.Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,como la entraña obscura de oscuro pedernal:la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,y hasta las propias penas nos hacen sonreír.Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,que nos depara en vano su carne la mujer:tras de ceñir un talle y acariciar un seno,la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,como en las noches lúgubres el llanto del pinar.El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...en que levamos anclas para jamás volver...Un día en que discurren vientos ineluctables¡un día en que ya nadie nos puede retener! -Lihn sangra demasiado todavía para hablarde Lihn ido Lihn, «defunctusadhuc loquitur», preferibleel cuerpo que no hay de su figura, noimporta lo del sepelio ni la parábolade la corrupción del sepelio: algoque no más él y yo,cada unoen su U-Bahnc bajo otro Spreeirreal,cada féretroen su corteza,cada nadieen su nadie, desaceitadocomo voy en el chillidode las gaviotas de Berlín sinmás allá nimás acá salvo en el surhacia el oeste Adrianala tristísima, Andreabajo la llovizna, lo quelo confirmatodo:"Ahora Lihntiene la palabra;muroy muro. -Un día puro, alegre, libre quiero.Fray Luis de LeónNo me dejéis así:Sorbido por la tierrahondísima y vibrante como el clamor penúltimo;con este olor maduro de soles y horizontesabriéndome en el pecho un surco luminoso.No es que el cuerpo me suene a cristal derramadoni que diez corazones me alanceen las yemas,ni que cielos redondos agolpen sus rebañosa mis ojos mastines, ladradores de cimas.Es que un mar fugitivo rinde velas y senosy pétalos y espumas en la gozosa playadonde el rumor se atreve a mancillar la sombra.¡Y se me ciegan labios y gritos y pupilas!Es que siento que el aire es de carne dulcísimay la luz sólo luz. Que el contorno me huyea bandadas blanquísimas de palomas y liriosy me abandonan manos y dientes y melenas.¡No! ¡No me dejéis así! Moriría desnudosin sentirme morir.Y mi pobre vestido, con su sangre caliente,se hundiría, esperando mi imposible retorno. -Sí, esta tarde no es imajen,las nubes son rosas, sí,las rosas son vida, sí.Esta tarde tú eres tú,no es nube el amor en mí,es vida la rosa en mí. -Zarparon un día hacia el gran sol. En el muellelas mujeres encendieron una enorme luminariacon cajas de pescado y cartonespara despedir a los marineroscon un poco de luz que llevarse a los ojos.Partículas de ceniza se elevaban como gaviotasy luego se dejaban caer sobre nuestras ropas humedecidas.Memoria del fuego para un regreso.Zarparon un día hacia el gran soly no volvieron.Un golpe de mar quebró su barco.Un golpe de mar: el agua.Cómo detener desde entoncesesta lluvia de cenizas que caeeternamente. -Restituye a tu mundo horror divino,Amiga Soledad, el pie sagrado,Que captiva lisonja es del pobladoEn hierros breves pájaro ladino.Prudente cónsul, de las selvas dino,De impedimentos busca desatadoTu Claustro verde, en valle profanadoDe fiera menos que de peregrino.¡Cuán dulcemente de la encina viejaTórtola viuda al mismo bosque inciertoApacibles desvíos aconseja!Endeche el siempre amado esposo muertoCon voz doliente, que tan sorda orejaTiene la soledad como el desierto. -HIMNOPara y óyeme ¡oh sol! yo te saludoy extático ante ti me atrevo a hablarte:ardiente como tú mi fantasía,arrebatada en ansia de admirarteintrépidas a ti sus alas guía.¡Ojalá que mi acento poderoso,sublime resonando,del trueno pavorosola temerosa voz sobrepujando,¡oh sol! a ti llegaray en medio de tu curso te parara!¡Ah! Si la llama que mi mente alumbradiera también su ardor a mis sentidos;al rayo vencedor que los deslumbra,los anhelantes ojos alzaría,y en tu semblante fúlgido atrevidos,mirando sin cesar, los fijaría.¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente!¡Con qué sencillo anhelo,siendo niño inocente,seguirte ansiaba en el tendido cielo,y extático te víay en contemplar tu luz me embebecía!De los dorados límites de Orienteque ciñe el rico en perlas Oceano,al término sombroso de Occidente,las orlas de tu ardiente vestiduratiendes en pompa, augusto soberano,y el mundo bañas en tu lumbre pura,vívido lanzas de tu frente el día,y, alma y vida del mundo,tu disco en paz majestuoso envíaplácido ardor fecundo,y te elevas triunfante,corona de los orbes centellante.Tranquilo subes del cénit doradoal regio trono en la mitad del cielo,de vivas llamas y esplendor ornado,y reprimes tu vuelo:y desde allí tu fúlgida carrerarápido precipitas,y tu rica encendida cabelleraen el seno del mar trémula agitas,y tu esplendor se oculta,y el ya pasado díacon otros mil la eternidad sepulta.¡Cuántos siglos sin fin, cuántos has vistoen su abismo insondable desplomarse!¡Cuánta pompa, grandeza y poderíode imperios populosos disiparse!¿Qué fueron ante ti? Del bosque umbríosecas y leves hojas desprendidas,que en círculos se mecen,y al furor de Aquilón desaparecen.Libre tú de la cólera divina,viste anegarse el universo entero,cuando las hojas por Jehová lanzadas,impelidas del brazo justicieroy a mares por los vientos despeñadas,bramó la tempestad; retumbó en tornoel ronco trueno y con temblor crujieronlos ejes de diamante de la tierra;montes y campos fueronalborotado mar, tumba del hombre.Se estremeció el profundo;y entonces tú, como señor del mundo,sobre la tempestad tu trono alzabas,vestido de tinieblas,y tu faz engreías,y a otros mundos en paz resplandecías,y otra vez nuevos siglosviste llegar, huir, desvanecerseen remolino eterno, cual las olasllegan, se agolpan y huyen de Oceano,y tornan otra vez a sucederse;mientras inmutable tú, solo y radiante¡oh sol! siempre te elevas,y edades mil y mil huellas triunfante.¿Y habrás de ser eterno, inextinguible,sin que nunca jamás tu inmensa hoguerapierda su resplandor, siempre incansable,audaz siguiendo tu inmortal carrera,hundirse las edades contemplandoy solo, eterno, perenal, sublime,monarca poderoso, dominando?No; que también la muerte,si de lejos te sigue,no menos anhelante te persigue.¿Quién sabe si tal vez pobre destelloeres tú de otro sol que otro universomayor que el nuestro un díacon doble resplandor esclarecía!!!Goza tu juventud y tu hermosura,¡oh sol!, que cuando el pavoroso díallegue que el orbe estalle y se desprendade la potente manodel Padre soberano,y allá a la eternidad también descienda,deshecho en mil pedazos, destrozadoy en piélagos de fuegoenvuelto para siempre y sepultado;de cien tormentas al horrible estruendo,en tinieblas sin fin tu llama puraentonces morirá. noche sombríacubrirá eterna la celeste cumbre:ni aun quedará reliquia de tu lumbre!!! -92Sentirás una noche de repentetibio temblor que sobre ti resbala.No es el roce de un ángel con el ala,sino mis labios al besar tu frente.97¡Cómo me sorprendió la mansedumbrede tus manos rozando mis mejillas!Haz de esa iniciativa una costumbre,yo seré el río, y tú las dos orillas.100Me acercaré a tu espalda con ternuraReclinando en el hombro mi barbilla,rozaré suavemente tu mejilla,y anudarán mis brazos tu cintura.106Me esperabas con alma descubierta,y el alma entera con pasión te di.Me entreabriste tu más secreta puerta,y mi puerta secreta yo te abrí.Mi vida estaba estéril y desierta,y entraste en ella cuando entré yo en ti.Y sólo quiero al verme en tu mirada,tenerte para siempre penetrada.123Déjame entrar en ti por las esquinas,tocándote la mano con la mano,el brazo en la cintura si caminas,o el beso del amigo o del hermano.Pero ábrete también a mis deseos,con impulsos desnudos y humedades,sin escrúpulos y sin titubeos,con invasiones y voracidades.149Derrámate en la hierba innumerable,húmeda y fresca alfombra,déjame que te cubra con mi sombra,que mi boca te bese, y no te hable.El viento arrullará los arrayanes,y su perfume te saldrá al encuentro,mientras en ti me adentroinundándote el alma de huracanes.153No he de ser en tu vida el alfareroque pueda moldear tu roja arcilla;debo absorber tu espíritu primeropara que en mí germine tu semilla;mas quiero ser el único veleroque en tu mar trace estelas con su quilla.Tú serás tú, sin modificaciones,susurrando en mi oído tus canciones.167Amordaza el impulso del sollozoy suelta la gaviota de la risaque en el azul del mar y de la brisaalzará la blancura de su gozo.Mas si el dolor no duerme su gemido,no cierres los oídos ni le ignores,mejor será que en la tristeza llores,porque el dolor no entiende del olvido.177Lejos estás de mí, pero tan dentrote llevo que jamás podré perderte.Y tan presente estás en mí que encuentroimposible mirar algo sin verte.199Hay lágrimas en mí cuando tú lloras,y habrá sonrisas cuando tú sonrías;permíteme que arranque de tus díasun ramillete de olvidadas horas,para alargar tus noches, y las mías,retrasando la luz de las auroras.200Cuántas veces mi cuerpo ha percibidola magia y el calor de tu contacto,y cuántas en el alma he recibidotu entrega, sin haber firmado un pacto.Tu impulso, generoso y decidido,fue un estado de amor, no un sólo acto;y habrá de prolongarse en permanenciacon cada beso y cada confidencia.206Despierta mis estímulos de amante,sal del letargo que ata tus sentidos;te quiero frente a frente, cimbreante,no espalda contra espalda, ambos dormidos.242Te vas, me voy, qué fría es la distancia,qué largo es el camino que divide:Que tu amor permanezca en vigilancia,me sueñe cada noche, y no me olvide.247Me has llevado a tu sueño, amada ausente,y en ti perdido me encontró la aurora.No despiertes, que aún no llegó tu hora:Suéñame, amor, interminablemente.270El muro de Berlín que te rodeadebe ser abatido pieza a pieza;yo colaboraré en esa tarea,pero el desmantelar tu fortalezadebe empezar por rechazar la ideade que es debilidad la gentileza.Eres frágil y ¿qué? Así es la rosa,y entre las flores es la más hermosa.278Introduce tus dedos en mi pelo,introduce tus labios en mi boca,introdúcete en mí con furia loca,aquí, de pie o rodando por el suelo.308Fui temeroso del amor un día,por su dolor, quizá, y sus desengaños;pero en el tiempo aquel no comprendíalo que aprendí al correr de tantos años:Miedo al amor es miedo a la alegría,miedo a la vida en todos sus peldaños;y quienes tienen miedo de la vida,la consideran ya medio perdida.313Bajo los pliegues semitransparentesde la bata adivino tu figura;deslizando mi mano en la aberturaflorecerán deseos inminentesal rodear mi brazo tu cintura.332Dedos de fina seda tiene el viento,e impulsos de callado atrevimiento;rondándote la blusa le sentí.Percibí sus caricias en tus senos,y cuanto más le dejas, tanto menosparece ser que queda para mí.343Si acaso temes o si acaso dudas,piensa en la vida que se desperdicia;acaricia la piel que te acaricia,mira en silencio las miradas mudas.Ríe con el que ríe, y al que olvidaolvídale sin más, pero a quien amaámale con pasión, y que esa llamadesvanezca las sombras de tu vida.368Alza tu falda juguetón el vientocon sus mil dedos de invisible amanteacariciando el vientre con su aliento,y pintando de rojo tu semblante,pero no te defiendes de su intento,tan atrevido como estimulante.Si el camino del viento yo siguiera,cómo te haría mía a mi manera.353Muerde tus muslos al pasar el ríoy lúbrico se apropia tu figura;yo te contemplo oculto en la espesura,y percibo un ligero escalofríoanudándose en torno a tu cintura.374Tu beso ha recorrido mis sentidos,serpiente de calor y de humedades,vertiendo su veneno en mis oídos,indagando en el vientre oscuridades,ya en juegos silenciosos y prohibidos,ya bordeando en las frivolidades;y de la rigidez a lo flexible,no halló lugar que fuera inaccesible.391Si te abrazara el aire, si la lluvia lo hiciera,si la luz, si la nube, si la sombra, si el fuego,no sería un abrazo tan total como fuerami abrazo por ti mudo, y por ti sordo y ciego.398Con los ojos cerrados, con los brazos abiertos,con sonrisa elocuente sobre labios callados,y en doble ofrecimiento los senos descubiertos,y los ojos abiertos, y los brazos cerrados,ven a mí con la audacia que ni duda ni niega,vestida de ilusiones, desnuda de temor,exhibiendo en el gesto definitiva entrega,que te estoy esperando para hacer el amor.413Recogeré en otoño tus sonrisasbajo los olmos desnudando el llantode las hojas, que flotan indecisas,y al fin descansan en crujiente manto.Sobre esta alfombra te hallaré tendida,bajo diáfana cúpula de ramas,sólo de tus deseos revestida,y ofreciendo lo mismo que reclamas. -Llégate a mí, sombra segura, anunciala postrera conjunción. Polvo dócil seré en tu senoinfinito, mudo polvo. Acógeme: te esperaré sin pánicoen el umbral que elijas, te miraré a los ojoscon el temblor prendido en la humedaddel gesto. No hallarás lamentos en mi rostro,ni perdón, ni un aleteo de mi mano vibrarácontra el ansia de tu pecho.Sacia tu sed, bebe la médula del cuencode mis huesos. Acumúlame a ti.Siembra tu sal sobre mi clara grieta:prometo ser un muerto silencioso. -La verdad es quegrietasno faltanasí al pasar recuerdolas que separan a zurdos y diestrosa pequineses y moscovitasa présbites y miopesa gendarmes y prostitutasa optimistas y abstemiosa sacerdotes y aduanerosa exorcistas y mariconesa baratos e insobornablesa hijos pródigos y detectivesa Borges y Sábatoa mayúsculas y minúsculasa pirotécnicos y bomberosa mujeres y feministasa acuarianos y taurinosa profilácticos y revolucionariosa vírgenes e impotentesa agnósticos y monaguillosa inmortales y suicidasa franceses y no francesesa corto o a larguísimo plazotodas son sin embargoremediableshay una sola grietadecididamente profunday es la que media entre la maravilla del hombrey los desmaravilladoresaún es posible saltar de uno a otro bordepero cuidadoaquí estamos todosustedes y nosotrospara ahondarlaseñoras y señoresa elegira elegir de qué ladoponen el pie. -En el lecho vacío de Diostodas las putas son vírgenespor última vez -Cada uno de nosotros encierra un barcoque sueña travesías y playas y un puerto cercanodonde pasar la noche.Hay latitudes que recogen nuestra infanciay curan nuestra piel de salitrecon devoción de madre,hay otras latitudes que aguardan nuestra visitacon piel desconocida.Hay travesías que nos conducen al horizonteque se extiende infinito ante nuestros ojosy hay otras que, sin solicitar permiso, nos regresan.Hay puertos que nos muestran la ciudad que fuimosy nos reciben con verbos que dimos por perdidosy una sonrisa,y hay puertos que nos aguardan llenos de futuro,con calles viejas y ruido de burdelesy una habitación fría y oscuraque acogerá sin preguntasnuestro cansancio. -¡Día de dolor,aquel en que vuela para siempre el ángeldel primer amor! -Soñar, soñar la noche, la calle, la escaleray el grito de la estatua desdoblando la esquina.Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,querer tocar el grito y sólo hallar el eco,querer asir el eco y encontrar sólo el muroy correr hacia el muro y tocar un espejo.Hallar en el espejo la estatua asesinada,sacarla de la sangre de su sombra,vestirla en un cerrar de ojos,acariciarla como a una hermana imprevistay jugar con las flechas de sus dedosy contar a su oreja cien veces cien cien veceshasta oírla decir: «estoy muerta de sueño». --¿Papá, verdad que la luna está llena?-Sí, mi amor, la luna está llena.-¿Será por eso que no podemos entrar?- -Claro es que no tengo en las manosel derecho a morirmeni siquiera en las abandonadas tardes de los domingos.Por otra parte se debe comprender que la muertees una manufactura inoficiosay que los suicidassiempre tuvieron una mortal perezade sufrir.Además, debola cuenta de la luz -No escribo sin vivir,por eso cuando escribo"si es que se forma en verso lo vivido"verso de vida esque no lo escribo.Mas en la esencia finaque mana de la florsobre la espigaya no está la raízque le dio vida. -Esto de imaginar si está en su casa,si salió, si la hablaron, si fue vista;temer que se componga, adorne y vista,andar siempre mirando lo que pasa;temblar del otro que de amor se abrasa,y con hacienda y alma la conquista;querer que al oro y al amor resista,morirme si se ausenta o si se casa;celar todo galán rico y mancebo,pensar que piensa en otro si en mí piensarondar la noche y contemplar el día,obliga, Marcio, a enamorar de nuevo;pero saber cómo pasó la ofensa,no sólo desobliga, mas enfría. -Un año más. El sembrador va echandola semilla en los surcos de la tierra.Dos lentas yuntas aran,mientras pasan la nubes cenicientasensombreciendo el campo,las pardas sementeras,los grises olivares. Por el fondodel valle del río el agua turbia lleva.Tiene Cazorla nieve,y Mágina, tormenta,su montera, Aznaitín. Hacia Granada,montes con sol, montes de sol y piedra. -Mi corazón emprendede mi cuerpo a tu cuerpo último viaje.Retoño de la luz,agua de las edades que en ti, perdida, nace.Ven a mi sed. Ahora.Después de todo. Antes.Ven a mi larga sed entretenidaen bocas, escasos manantiales.quiero esa arpa honda que en tu vientrearrulla niños salvajes.Quiero esa tensa humedad que te palpita,esa humedad de agua que te arde.Mujer, músculo suave.La piel de un beso entre tus senosde oscurecido oleajeme navega en la bocay mide sangre.Tú también. Y no es tarde.Aún podemos morirnos uno en otro:es tuyo y mío ese lugar de nadie.Mujer, ternura de odio, antigua madre,quiero entrar, penetrarte,veneno, llama, ausencia,mar amargo y amargo, atravesarte.Cada célula es hembra, tierra abierta,agua abierta, cosa que se abre.Yo nací para entrarte.Soy la flecha en el lomo de la gacela agonizante.Por conocerte estoy,grano de angustia en corazón de ave.Yo estaré sobre ti, y todas las mujerestendrán un hombre encima en todas partes. -Nunca perseguí la gloriani dejar en la memoriade los hombres mi canción;yo amo los mundos sutiles,ingrávidos y gentilescomo pompas de jabón.Me gusta verlos pintarsede sol y grana, volarbajo el cielo azul, temblarsúbitamente y quebrarse. -Algo de ti, aun cambiado, queda conmigo.Viene con el mar, en el idioma extrañode personas que desconozcoy sin embargo cada día me rodean,tras el repetido batir de lo vivoy el deseo de vivirlo.Tal vez también algo de mí quede contigo.Si es así, como un perro que husmea callejones,podré seguir el rastro y hallarte al finalde estos días, recibir la luz y el brillodel mundo que llevas contigo,o al menos sus pecios de materia encantada -IX¿Pues, cómo, Fortuna, regir todas cosascon ley absoluta sin orden te plaze?¡Tú non farías lo qu'el cielo faze,e fazen los tiempos, las plantas e rosas?O muestra tus hobras ser siempre dañosas,o prósperas, buenas, durables, eternas;non nos fatigues con vezes alternas,alegres agora e agora enojosas. -AHORA ES CUBAY luego fue la sangre y la ceniza.Después quedaron las palmeras solas.Cuba, mi amor, te amarraron al potro,te cortaron la cara,te apartaron las piernas de oro pálido,te rompieron el sexo de granada,te atravesaron con cuchillos,te dividieron, te quemaron.Por los valles de la dulzurabajaron los exterminadores,y en los altos mogotes la cimerade tus hijos se perdió en la niebla,pero allí fueron alcanzadosuno a uno hasta morir,despedazados en el tormentosin su tierra tibia de floresque huía bajo sus plantas.Cuba, mi amor, qué escalofríote sacudió de espuma la espuma,hasta que te hiciste pureza,soledad, silencio, espesura,y los huesitos de tus hijosse disputaron los cangrejos. -No cojas la cuchara con la mano izquierda.No pongas los codos en la mesa.Dobla bien la servilleta.Eso, para empezar.Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.Eso, para seguir.¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.Eso, para vivir.No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.No bebas. No fumes. No tosas. No respires.¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.Y descansar: morir. -De ríos soy el Duero acompañadoEntre estas apacibles soledades,Que despreciando muros de ciudades,De álamos camino coronado.Este, que siempre veis alegre, pradoTeatro fue de rústicas deidades,Plaza ahora, a pesar de las edades,Deste edificio, a Flora dedicado.Aquí se hurta al popular rüidoEl Sarmiento real, y sus cuidadosParte aquí con la verde Primavera.El yugo desta puente he sacudidoPor hurtarle a su ocio mi ribera.Perdonad, caminantes fatigados. -Siempre las cabalgatas me pillaronyendo hacia alguna parte y en constantelucha con el gentío. Verbigracia:en el 92 quedé con Cuestacerca de Riego, en el 91iba a la biblioteca, en el 90algo en la calle Uría..., y siempre el mismomolesto rebrincar y los ahogosentre niños pasmados y vejetesque tienen frío y padres de iracundamirada y los camellos y los pajes.¿Será esa sensación de que están todosperdidos menos yo, de que van todosen dirección contraria, lo que sientetambién un niño al dejar de creer?No lo recuerdo. Pienso que los niñosdistinguen mal el interés comúnde sus propios deseos. Les engañanlos negros de mentira y las coronasdoradas de cartón; bailan la músicaque les toca la orquesta, tan contentos.Pero no de verdad. Luego los añosse encargan de enseñarles el caminoque no transitan padres ni camellos.Siempre hay algo que hacer (eso les gusta)y van hacia algún sitio en direccióncontraria en cada nueva cabalgata,chocando y entre ahogos, sin creerselas mentiras ni el negro. Y no sonríeny los padres les temen.Imaginoque así se explica todo: las miradasoscuras, el asombro de los niñosy el frío de los viejos, que distraeun Rey Mago arrojando caramelos. -Juntas, bajo el cristal, amoroso capricho,la Virgen de la Linda Vidriera de Colores,atavío en azul sobre encarnado nicho,como ascuas centelleantes los vivos resplandores;Nefertiti, la reina, que muestra de perfiltan alargado cuello "por fino, más esbelto",y que el rostro parece esculpido en marfil,el cabello invisible en ceñidor envuelto.Y a más, La Sirenita, esperando en la rocalos barcos que se acercan hasta el puerto danés.Así la azul imagen, Nefertiti y su toca,y el ser de sortilegio que aguarda en Copenhague,alimentan la antorcha, para que no se apague,ésa que en el espíritu arde con ellas tres. -Áspero cuero de tigre,estrellada lentitud de arqueado lomo,fuerte cabeza insomne,dientes detenidos en la sombra.El viento vegetal lame las peñas,húmedas lumbres vagan por el río,y tensos pasos hundenlas flores de la noche en la memoria. -Al tramontar del Sol, la ninfa mía,De flores despojando el verde llano,Cuantas troncaba la hermosa mano,Tantas el blanco pie crecer hacía.Ondeábale el viento que corríaEl oro fino con error galano,Cual verde hoja de álamo lozanoSe mueve al rojo despuntar del día.Mas luego que ciñó sus sienes bellasDe los varios despojos de su falda(Término puesto al oro y a la nieve),Juraré que lució más su guirnaldaCon ser de flores, la otra ser de estrellas,Que la que ilustra el cielo en luces nueve. -Nunca de amor estuve tan contento,que en su loor mis versos ocupase:ni a nadie consejé que se engañasebuscando en el amor contentamiento.Esto siempre juzgó mi entendimiento,que deste mal todo hombre se guardase;y así porque esta ley se conservase,holgué de ser a todos escarmiento.¡Oh! vosotros que andáis tras mis escritos,gustando de leer tormentos tristes,según que por amar son infinitos;mis versos son deciros: «¡Oh! benditoslos que de Dios tan gran merced hubistes,que del poder de amor fuésedes quitos». -A Rubén DaríoLa hora cárdena... La tardelos velos se va quitando...El velo de oro..., el de plata.La hora cárdena...«Aún es temprano».«Nada veo sino el polvodel camino...»«Aún es temprano».«¿Gritaron, madre?»«No, hija;nadie habló... ¿Lloras?...»«Lo blancodel camino que contemplolas lágrimas me ha saltado...»«No es eso...»«Yo no sé, madre».«Él vendrá, que aún es temprano».«Madre, el humo se está quieto,las nubes parecen mármol...,y los árboles diríase,que tienden abiertos brazos».Un mendigo horrible pasa,y hacia el castillo ha mirado.Una negra mariposarevolotea en el cuarto.La hora cárdena... La tardelos velos se va quitando...El velo de oro, el de plata...,el de celajes violados.... Y el sol va a caer allá lejos,guerrero herido en el campo.¡Mal hayan los servidoresque sin su señor tornaron,los que con él se partierony traen, sin él, su caballo! -¡No pruebes tú los licores!¡Tú no bebas!¡Marineros, bebedores,los de las obras del puerto,que él no beba!¡Qué él no beba, pescadores!¡Siempre sus ojos despiertos,siempre sus labios abiertosa la mar, no a los licores!¡Que él no beba! -Armonía primera allí te vi, no era necesariomirar las partes de tu reino entero pero allí te viy no quise detenerme en tu orilla, tu orillaque está en las simples cosas llenas de tu ondulante sombra.Qué delicadamente, luz en la luz, centro del día,te corporizas o elijes una sencilla forma cuando nos prestas tus ojosy cómo un eterno amor nos lleva de la manoa tus criaturas, allí donde eres sí,en lo animado, la infinita danza,la queja misma de cuanto existe.Alta serenidad todo es tu vaso y cada unodeclara tuyo un color nuevo. Es abrilde un año que para ti no cuenta y sin embargoun dulce calor te trajo aquí a mi lado. Era yo apenasuna certeza esta mañana y la espuma del sueñoy los lados del día se apagaban en mí.Bastó pedir, correr a tu contagio,para que un soplo sobre las cenizas que empolvaban las cosasencendiera de nuevo el mundo de carbunclos,las amatistas del aire... ¿las múltiples facetasde tus brillantes vidrieras, de dónde vienen,de qué sima profunda o de qué cima pública y expuesta,de qué otro tiempo apenas visitado,apenas entrevisto en el fuego del fuego?Peor ayuno no hay, que el que hay de ti. -Los que tenéis en tantola vanidad del mundanal ruïdo,cual áspide al encantodel Mágico temido,podréis tapar el contumaz oído.Porque mi ronca musa,en lugar de cantar como solía,tristes querellas usa,y a sátira la guíadel mundo la maldad y tiranía.Escuchen mi lamentolos que, cual yo, tuvieren justas quejas,que bien podrá su acentoabrasar las orejas,rugar la frente y enarcar las cejas.Mas no podrá mi lenguasus males referir, ni comprehendellos,ni sin quedar sin menguala mayor parte dellos,aunque se vuelven lenguas mis cabellos.Pluguiera a Dios que fueraigual a la experiencia el desengaño,que daros le pudiera,porque, si no me engaño,naciera gran provecho de mi daño.No condeno del mundola máquina, pues es de Dios hechura;en sus abismos fundola presente escritura,cuya verdad el campo me asegura.Inciertas son sus leyes,incierta su medida y su balanza,sujetos son los reyes,y el que menos alcanza,a miserable y súbita mudanza.No hay cosa en él perfecta;en medio de la paz arde la guerra,que al alma más quietaen los abismos cierra,y de su patria celestial destierra.Es caduco, mudable,y en sólo serlo más que peña firme;en el bien variable,porque verdad confirmey con decillo su maldad afirme.Largas sus esperanzasy, para conseguir, el tiempo breve;penosas las mudanzasdel aire, sol y nieve,que en nuestro daño el cielo airado mueve.Con rigor enemigolas cosas entre sí todas pelean,mas el hombre consigo;contra él todas se emplean,y toda perdición suya desean.La pobreza envidiosa,la riqueza de todos envidiada;mas ésta no reposapara ser conservada,ni puede aquélla tener gusto en nada.La soledad huidaes de los por quien fue más alabada,la trápala seguiday con sudor compradade aquellos por quien fue menospreciada.Es el mayor amigoespejo, día, lumbre en que nos vemos;en presencia testigodel bien que no tenemos,y en ausencia del mal que no hacemos.Pródigo en prometernosy, en cumplir tus promesas, mundo, avaro,tus cargos y gobiernosnos enseñan bien claroque es tu mayor placer, de balde, caro.Guay del que los procura,pues hace la prisión, a do se quedaen servidumbre dura,cual gusano de seda,que en su delgada fábrica se enreda.Porque el mejor es cargo,y muy pesado de llevar agora,y después más amargo,pues perdéis a deshorasu breve gusto que sin fin se llora.Tal es la desventurade nuestra vida, y la miseria della,que es próspera venturanunca jamás tenellacon justo sobresalto de perdella.¿De dó, señores, naceque nadie de su estado está contento,y más le satisfaceal libre el casamiento,y al que es casado el libre pensamiento?«¡Oh, dichosos tratantes!»,ya quebrantado del pegado hierro,escapado denantespor acertado yerro,dice el soldado en áspero destierro,«que pasáis vuestra vidamuy libre ya de trabajosa pena,segura la comiday mucho más la cena,llena de risa y de pesar ajena».«¡Oh, dichoso soldado!»,responde el mercader del espaciosomar en alto llevado,«que gozas de reposocon presta muerte o con vencer glorioso».El rústico villanola vida con razón invidia y amadel consulto tirano,que desde la su camaoye la voz del consultor que llama;el cual, por la fianzadel campo a la ciudad por mal llevado,llama, sin esperanzadel buey y corvo arado,al ciudadano bienaventurado.Y no sólo sujetoslos hombres viven a miserias tales,que por ser más perfetoslo son todos sus males,sino también los brutos animales.Del arado quejoso,el perezoso buey pide la silla,y el caballo brioso(mirad qué maravilla)querría más arar que no sufrilla.Y lo que más admira,mundo cruel, de tu costumbre mala,es ver cómo el que aspiraal bien, que le señalasu misma inclinación, luego resbala.Pues no tan presto llegaal término por él tan deseado,cuando es de torpe y ciegavoluntad despreciado,o de fortuna en tierno agraz cortado.Bastáranos la pruebaque en otros tiempos ha la muerte hecho,sin la funesta nueva,de don Juan, cuyo pechoalevemente della fue deshecho.Con lágrimas de fuego,hasta quedar en ellas abrasadoo, por lo menos, ciego,de mí serás llorado,por no ver tanto bien tan malogrado.La rigurosa muerte,del bien de los cristianos invidiosa,rompió de un golpe fuertela esperanza dichosa,y del infiel la pena temerosa.Mas porque de cumplidagloria no goce "de morir tal hombre"la gente descreída,tu muerte les asombrecon sólo la memoria de tu nombre.Sientan lo que sentimos;su gloria vaya con pesar mezclada;recuérdense que vimosla mar acrecentadacon su sangre vertida y no vengada.La grave desventuradel Lusitano, por su mal valiente,la soberbia bravurade su bisoña gente,desbaratada miserablemente,siempre debe llorarse,si, como manda la razón, se llora;mas no podrá jactarsela parte vencedora,pues reyes dio por rey la gente mora.Ansí que nuestra penano les pudo causar perpetua gloria,pues, siendo toda llenade sangrieta memoria,no se pudo llamar buena vitoria.Callo las otras muertesde tantos reyes en tan pocos días,cuyas fúnebres suertesfueron anatomías,que liquidar podrán las peñas frías.Sin duda cosas tales,que en nuestro daño todas se conjuran,de venideros malesmuestras nos asegurany al fin universal nos apresuran.¡Oh, ciego desatino!,que llevas nuestras almas encantadaspor áspero camino,por partes desusadas,al reino del olvido condenadas.Sacude con prestezadel leve corazón el grave sueñoy la tibia pereza,que con razón desdeño,y al ejercicio aspira que te enseño.Soy hombre piadosode tu misma salud, que va perdida;sácala del penosotrance do está metida:evitarás la natural caída,a la cual nos inclinala justa pena del primer bocado;mas en la rica minadel inmortal costado,muerto de amor, serás vivificado. -Este vetusto monasterio ha visto,secos de orar y pálidos de ayuno,con el breviario y con el Santo Cristo,a los callados hijos de San Bruno.A los que en su existencia solitariacon la locura de la cruz, y al vuelomísticamente azul de la plegaria,fueron a Dios en busca de consuelo.Mortificaron con las disciplinasy los cilicios la carne mortal,y opusieron, orando, las divinasansias celestes al furor sexual.La soledad que amaba Jeremías,el misterioso profesor de llanto,y el silencio, en que encuentran armoníasel soñador, el místico y el santo,fueron para ellos minas de diamantesque cavan los mineros serafines,a la luz de los cirios parpadeantesy al son de las campanas de maitines.Gustaron las harinas celestialesen el maravilloso simulacro,herido el cuerpo bajo los sayales,el espíritu ardiente en amor sacro.Vieron la nada amarga de este mundo,pozos de horror y dolores extremos,y hallaron el concepto más profundoen el profundo «De morir tenemos».Y como a Pablo e Hilarión y Antonio,a pesar de cilicios y oraciones,les presentó, con su hechizo, el demoniosus mil visiones de fornicaciones.Y fueron castos por dolor y fe,y fueron pobres por la santidad,y fueron obedientes porque fuesu reina de pies blancos la humildad.Vieron los belcebúes y satanesque esas almas humildes y apostólicastriunfaban de maléficos afanesy de tantas acedias melancólicas.Que el Mortui estis del candente Pabloles forjaba corazas arcangélicasy que nada podía hacer el diablode halagos finos o añagazas bélicas.¡Ah!, fuera yo de esos que Dios quería,y que Dios quiere cuando así le place,dichosos ante el temeroso díade losa fría y Resquiescat in pace!Poder matar el orgullo perversoy el palpitar de la carne maligna,todo por Dios, delante el Universo,con corazón que sufre y se resigna.Sentir la unción de la divina mano,ver florecer de eterna luz mi anhelo,y oír como un Pitágoras cristianola música teológica del cielo.Y al fauno que hay en mí, darle la cienciaque al Ángel hace estremecer las alas.Por la oración y por la penitenciaponer en fuga a las diablesas malas.Darme otros ojos; no estos ojos vivosque gozan en mirar, como los ojosde los sátiros locos medio-chivos,redondeces de nieve y labios rojos.Darme otra boca en que queden impresoslos ardientes carbones del asceta;y no esta boca en que vinos y besosaumentan gulas de hombre y de poeta.Darme otras manos de disciplinanteque me dejen el lomo ensangrentado,y no estas manos lúbricas de amanteque acarician las pomas del pecado.Darme otra sangre que me deje llenaslas venas de quietud y en paz los sesos,y no esta sangre que hace arder las venas,vibrar los nervios y crujir los huesos.¡Y quedar libre de maldad y engaño,y sentir una mano que me empujaa la cueva que acoge al ermitaño,o al silencio y la paz de la Cartuja! -Hermosas alamedasdeste prado floridopor donde entrar el sol pretende en vano;fuentes puras y ledas,que con manso rüidoa las aves lleváis el canto llano;monte de nieve cano,a quien te mira plata,hasta que el sol en agua te desata;con diferentes ojosos miran mis cuidados,pareciéndome espejos diferentes,pues veo los enojosde los tiempos pasados,para llorar que los perdí presentes;montes, árboles, fuentes,estadme un rato atentos;veréis que he puesto en paz mis pensamientos.En gran lugar se puso,¡oh, santas soledades!,quien goza el bien que vuestro campo encierray libre del confusorumor de las ciudades,es dueño de sí mismo en poca tierra,adonde ni la guerrasus paces interrompe,ni ajeno yugo su silencio rompe.Ni por oficio graveque el más indigno tenga,la envidia o lisonja le lastima,ni espera que la navedel indio a España vengapreñada del metal que el mundo estima:ya el duro mar la oprima,o ya segura quede,ni le puede quitar, ni darle puede.Ni amor con blando sueñode imaginar süaveal suyo dio solícitos desvelos,ni adora tierno dueño,ni se queja del grave,ni sus méritos puso contra celos;que si a los mismos cielosno toca el señorío,¿por qué ha de ser esclavo el albedrío?Agradecida mirala planta, que a su mano,porque la puso, le rindió tributo;y contento, se admirade ver que el cortesanode tantas esperanzas pierda el fruto;que no hay rey absolutocomo el que por sus leyesconoce desde lejos a los reyes.Siempre el hombre discretodonde el poder alcanzael apariencia del vivir limita;dichoso el que este efetoha dado a su esperanza,y del caer las ocasiones quita;si en la tierra que habitalos ojos pone atentos,aun no pasa de allí los pensamientos.Quien no sirve ni ama,ni teme ni desea,ni pide ni aconseja al poderoso,y con honesta famaen su aumento se emplea,sólo puede llamarse venturoso.¡Oh mil veces dichosoquien no tiene enemigoy todos le codician por amigo! -Hoy llevo puestomi vestido tierno.Y la casa está doradacomo un jarro de miel.Hoy,cuando el cielo ascendía de nuevosobre mi árbolhe arrancado de un soploel único pájaro que tenía.Cuando se alejaba,parecía que el alma se me llenaba de plumas.Y un solo pájaro atravesó la mañana.Debe de estar desangrándoseen el tejado oscuro de tu casa.Esta mañana el único pájaroque me quedabase ha roto hasta apagarse,aurora que se desgarra.Esta mañana,cuando el solsembraba de margaritastodos los rincones."Tu puerta estaba cerrada" -Esta noche, Francesca,tus ojos son dos pájaros y vanen vuelo delicadohacia un silencio verde de hondas ramassin nadie.Vuelo quieto del ibis impasible,del ibis mayestático sobre un Nilo ya apócrifo.Ojos en los que siempre siempre estásoñando cosas rarasuna esmeralda líquida en peligro.Esta noche, Francesca, nuestra nocheúltima (fiel venenoen el tímpano joven de un príncipe durmiente)se derrama despacio, gota a gota,en tus manos desnudas.Manos que entre las mías eran (son)dos palomas torcaces en su nido.Nido de piedra verde y crepúsculos rojoscomo espadas después de la batalla.O labios entreabiertosPalpitantesLabiosque, como el mar, gimen de brucesen las tibias arenas de tu cuerpo.¡Ah, Francesca!: tus labios, de tan fríos,pronuncian los oráculosde esa muerte incesante que nos une.Tácita Celestina, muda virgen que celanuestro amoren las complicidades de la sombra.¿Qué es el amor, Francesca?¿Qué diantre es el amor?Unos ojos que el tiempo ha dibujadoen el cristal preciso de otros ojos.La tarde que no fue lazo ni cárcel.Esta muerte incesante que nos une.Que nos une, Francesca.Vaga rosa imprevista reposandosus pétalos valientesen las húmedas fauces del invierno.Una muerte dantesca, sí: la solaque merece la pena de vivirse. -Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,el aroma del azahar, la noche de orquídeasen las calas olvidadas.Sólo permanecer viendo el ave que pasay no regresa; quedaresperando a que el cielo amarilloarda y se limpie de relámpagosque llegarán saltando de una isla a otra isla.O contemplar la nube blancaque, no siendo nada, parece ser feliz.Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,sobre las olas que pasan,como un remo perdido.O seguir, como los delfines,la dirección de un tiempo sentenciado.Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,que se adormecen entre narcisos y faros.Dejadme, no con la luz del conocimiento(que nació y se alzó de este mar),sino simplemente con la luz de este mar.O con sus muchas luces:las de oro encendido y las de frío verdor.o con la luz de todos los azules.Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,a los días tensos, a las ideas como cuchillos.Ser como olivo o estanque.Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.O de luz.Cerrar los ojos en el silencio del aromapara que el corazón "al fin" pueda ver.Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.Dejadme compartiendo el silencioy la soledad de los porches,la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadmecon el plenilunio de los ruiseñores de junio,que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.Dejadme con la libertad que se pierdeen los labios de una mujer. -A Federico García LorcaLas barcas de dos en dos,como sandalias del vientopuestas a secar al sol.Yo y mi sombra, ángulo recto.Yo y mi sombra, libro abierto.Sobre la arena tendidocomo despojo del marse encuentra un niño dormido.Yo y mi sombra, ángulo recto.Yo y mi sombra, libro abierto.Y más allá, pescadorestirando de las maromasamarillas y salobres.Yo y mi sombra, ángulo recto.Yo y mi sombra, libro abierto. -Qué es un antipoeta:Un comerciante en urnas y ataúdes?Un sacerdote que no cree en nada?Un general que duda de sí mismo?Un vagabundo que se ríe de todoHasta de la vejez y de la muerte?Un interlocutor de mal carácter?Un bailarín al borde del abismo?Un narciso que ama a todo el mundo?Un bromista sangrientoDeliberadamente miserableUn poeta que duerme en una silla?Un alquimista de los tiempos modernos?Un revolucionario de bolsillo?Un pequeño burgués?Un charlatán?un dios?un inocente?Un aldeano de Santiago de Chile?Subraye la frase que considere correcta.Qué es la antipoesía:Un temporal en una taza de té?Una mancha de nieve en una roca?Un azafate lleno de excrementos humanosComo lo cree el padre Salvatierra?Un espejo que dice la verdad?Un bofetón al rostroDel Presidente de la Sociedad de Escritores?(Dios lo tenga en su santo reino)Una advertencia a los poetas jóvenes?Un ataúd a chorro?Un ataúd a fuerza centrífuga?Un ataúd a gas de parafina?Una capilla ardiente sin difunto?Marque con una cruzLa definición que considere correcta. -Es la sombra del aguay el eco de un suspiro,rastro de una mirada,memoria de una ausencia,desnudo de mujer detrás de un vidrio.Está encerrada, muerta -dedodel corazón, ella es tu anillo-,distante del misterio,fácil como un niño.Gotas de luz llenaronojos vacíos,y un cuerpo de hojas y alasse fue al rocío.Tómala con los ojos,llénala ahora, amor mío.Es tuya como de nadie,tuya como el suicidio.Piedras que hundí en el aire,maderas que ahogué en el río,ved mi corazón flotandosobre su cuerpo sencillo. -87Pasando el mar el engañoso toro,volviendo la cerviz, el pie besabade la llorosa ninfa, que mirabaperdido de las ropas el decoro.Entre las aguas y las hebras de oro,ondas el fresco viento levantaba,a quien con los supiros ayudabadel mal guardado virginal tesoro.Cayéronsele a Europa de las faldaslas rosas al decirle el toro amores,y ella con el dolor de sus guirnaldas,dicen que lleno el rostro de colores,en perlas convirtió sus esmeraldas,y dijo: «¡Ay triste yo!, ¡perdí las flores!». -EN las arenas de Magallanes te recogimos cansadanavegante, inmóvilbajo la tempestad que tantas veces tu pecho dulcey dobledesafió dividiendo en sus pezones.Te levantamos otra vez sobre los mares del Sur,pero ahorafuiste la pasajera de lo oscuro, de los rincones,igualal trigo y al metal que custodiasteen alta mar, envuelta por la noche marina.Hoy eres mía, diosa que el albatros giganterozó con su estatura extendida en el vuelo,como un manto de música dirigida en la lluviapor tus ciegos y errantes párpados de madera.Rosa del mar, abeja más pura que los sueños,almendrada mujer que desde las raícesde una encina poblada por los cantoste hiciste forma, fuerza de follaje con nidos,boca de tempestades, dulzura delicadaque iría conquistando la luz con sus caderas.Cuando ángeles y reinas que nacieron contigose llenaron de musgo, durmieron destinadosa la inmovilidad con un honor de muertos,tú subiste a la proa delgada del navíoy ángel y reina y ola, temblor del mundo fuiste.El estremecimiento de los hombres subíahasta tu noble túnica con pechos de manzana,mientras tus labios eran oh dulce! humedecidospor otros besos dignos de tu boca salvaje.Bajo la noche extraña tu cintura dejabacaer el peso puro de la nave en las olascortando en la sombría magnitud un caminode fuego derribado, de miel fosforescente.El viento abrió en tus rizos su caja tempestuosa,el desencadenado metal de su gemido,y en la aurora la luz te recibió temblandoen los puertos, besando tu diadema mojada.A veces detuviste sobre el mar tu caminoy el barco tembloroso bajó por su costado,como una gruesa fruta que se desprende y cae,un marinero muerto que acogieron la espumay el movimiento puro del tiempo y del navío.Y sólo tú entre todos los rostros abrumadospor la amenaza, hundidos en un dolor estéril,recibiste la sal salpicada en tu máscara,y tus ojos guardaron las lágrimas saladas.Más de una pobre vida resbaló por tus brazoshacia la eternidad de las aguas mortuorias,y el roce que te dieron los muertos y los vivosgastó tu corazón de madera marina.Hoy hemos recogido de la arena tu forma.Al final, a mis ojos estabas destinada.Duermes tal vez, dormida, tal vez has muerto,muerta:tu movimiento, al fin, ha olvidado el susurroy el esplendor errante cerró su travesía.Iras del mar, golpes del cielo han coronadotu altanera cabeza con grietas y rupturas,y tu rostro como una caracola reposacon heridas que marcan tu frente balanceada.Para mí tu belleza guarda todo el perfume,todo el ácido errante, toda su noche oscura.Y en tu empinado pecho de lámpara o de diosa,torre turgente, inmóvil amor, vive la vida.Tú navegas conmigo, recogida, hasta el díaen que dejen caer lo que soy en la espuma. -Diez años vivió BelermaCon el corazón difuntoQue le dejó en testamentoAquel francés boquirrubio.Contenta vivió con él,Aunque a mí me dijo algunoQue viviera más contentaCon trescientas mil de juro.A verla vino doña Alda,Viuda del conde Rodulfo,Conde que fue en NormandíaLo que a Jesu Cristo plugo;Y hallándola muy tristeSobre un estrado de luto,Con los ojos que ya eranOrinales de Neptuno,Riéndose muy despacioDe su llorar importuno,Sobre el muerto corazónEnvuelto en un paño sucio,Le dice: «Amiga Belerma,Cese tan necio diluvio,Que anegará vuestros añosY ahogará vuestros gustos.Estése allá DurandarteDonde la suerte le cupo;Buen pozo haya su alma,Y pozo que esté sin cubo.Si él os quiso mucho en vida,También le quisistes mucho,Y si tiene abierto el. pecho,Queréllese de su escudo.¿Qué culpa tuviste vosDe su entierro, siendo justoQue el que como bruto muere,Que le entierren como a bruto?Muriera él acá en ParísA do tiene su sepulcro,Que allí le hicieran lugarLos antepasados suyos.Volved luego a MontesinosEse corazón que os trujo,Y enviadle a preguntarSi por gavilán os tuvo.Descosed y desnudadLas tocas de lienzo crudo,El mongilón de bayetaY el manto basto peludo;Que aun en las viudas más viejas,Y de años más caducosLas tocas cubren a eneroY los monjiles a julio;Cuánto más a una muchachaQue le faltan días algunosPara cumplir los treinta años,Que yo desdichada cumplo.Seis hace, si bien me acuerdo,El día de Santiñuflo,Que perdí aquel mal logradoQue hoy entre los vivos busco.Holguéme de cuatro y ochoHaciéndoles dos mil hurtos,A las palomas de besosY a las tórtolas de arrullos.Sentí su fin, pero másQue muriese sin ver fruto,Sin ver flujo de mi vientre,Porque siempre tuve pujo;Mas no por eso ultrajéMi buena tez con rasguños,Cabal me quedó el cabello,Y los ojos casi enjutos.Aprended de mí, Belerma,Holguémonos de consuno,Llévese el mar lo llorado,Y lo suspirado el humo.No hiléis memorias tristesEn este aposento oscuro,Que cual gusano de sedaMoriréis en el capullo.Haced lo que en su fin haceEl pájaro sin segundo,Que nos habla en sus cenizasDe pretérito y futuro.Llorad su muerte, mas seaCon lagrimillas al uso;De lo mal pasado nazcaLo por venir más seguro.Pongámonos a la parDos toquitas de repulgo,Ceja en arco, y manos blancas,Y dos perritos lanudos.Yedras verdes somos ambas,A quien dejaron sin murosDe la Muerte y del AmorBaterías e infortunios.Busquemos por do trepar,Que a lo que de ambas presumoNo nos faltarán en FranciaPared gruesa, tronco duro.La iglesia de San DionísCanónigos tiene muchos,Delgados, cariaguileños,Carihartos y espaldudos.Escojamos como perasDos déligos capotuncios,De aquestos que andan en mulas,Y tienen algo de mulos;Destos Alejandros Magnos,Que no tienen por disgustoPor dar en nuestros broqueles,Que demos en sus escudos.De todos los Doce ParesY sus nones abrenuncio,Que calzan bragas de malla,Y de acero los pantuflos.¿De qué nos sirven, amiga,Petos fuertes, yelmos lucios?Armados hombres queremos,Armados, pero desnudos.De vuestra Mesa RedondaFrancos paladines huyo,Donde ayunos os sentáisY os levantáis más ayunos.La de cuatro esquinas quiero,Que la ventura me pusoEn casa de un cuatro picos,De todos cuatro picudo;Donde sirven la CuaresmaSabrosísimos besugos,Y turmas en el Carnal,Con su caldillo y su zumo».Más iba a decir doña Alda,Pero a lo demás dio un nudo,Porque de don MontesinosEntró un pajecillo zurdo. -Sólo cuando me amasse me cae esta máscara puliday mi sonrisa es míay la luna la lunay estos mismos árbolesde ahoraeste cieloesta luzpresencias que se abrenhasta el vértigoy acaban de nacery son eternosy tus ojos tambiénnacen con ellostu miradatus labios que al nombrarmeme descubren.Sólo cuando te amosé que no acabo en míque es tránsito la viday que la muerte es tránsitoy el tiempo un carbúnculo encendidosin ayeres gastadossin futuro. -¡Su desnudez y el mar!Ya están, plenos, lo igualcon lo igual.La esperaba,desde siglos el agua,para poner su cuerposolo en su trono inmenso.Y ha sido aquí en Iberia.La suave playa célticase la dio, cual jugando,a la ola del verano.(Así va la sonrisa¡amor! a la alegría)¡Sabedlo, marineros:de nuevo es reina Venus! -Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? -La desgracia del forzado,Y del corsario la industria,La distancia del lugarY el favor de la Fortuna,Que por las bocas del vientoLes daba a soplos ayudaContra las cristianas crucesA las otomanas lunas,Hicieron que de los ojosDel forzado a un tiempo huyanDulce patria, amigas velas,Esperanzas y ventura.Vuelve, pues, los ojos tristesA ver cómo el mar le hurtaLas torres, y le da nubes,Las velas, y le da espumas.Y viendo más aplacadaEn el cómitre la furia,Vertiendo lágrimas, dice,Tan amargas como muchas:¿De quién me quejo con tan grande extremo,Si ayudo yo a mi daño con mi remo?«Ya no esperen ver mis ojos,Pues ahora no lo vieron,Sin este remo las manos,Y los pies sin estos hierros,Que en esta desgracia míaFortuna me ha descubiertoQue cuantos fueron mis añosTantos serán mis tormentos.¿De quién me quejo con tan grande extremo,Si ayudo yo a mi daño con mi remo?Velas de la Religión,Enfrenad vuestro denuedo,Que mal podréis alcanzarnosPues tratáis de mi remedio.El enemigo se os va,Y favorécele el tiempoPor su libertad no tantoCuanto por mi captiverio.¿De quién me quejo con tan grande extremo,Si ayudo yo a mi daño con mi remo?Quedáos en aquesa playa,De mis pensamientos puerto;Quejáos de mi desventuraY no echéis la culpa al viento.Y tú, mi dulce suspiro,Rompe los aires ardiendo,Visita a mi esposa bella,Y en el mar de Argel te espero.»¿De quién me quejo con tan grande extremo,Si ayudo yo a mi daño con mi remo? -Con el círculo ecuatorialceñido a la cintura como a un pequeño mundo,la negra, la mujer nueva,avanza en su ligera bata de serpiente.Coronada de palmascomo una diosa recién llegada,ella trae la palabra inédita,el anca fuerte,la voz, el diente, la mañana y el salto.Chorro de sangre jovenbajo un pedazo de piel fresca,y el pie incansablepara la pista profunda del tambor. -Leyendo un claro díamis bien amados versos,he visto en el profundoespejo de mis sueñosque una verdad divinatemblando está de miedo,y es una flor que quiereechar su aroma al viento.El alma del poetase orienta hacia el misterio.Sólo el poeta puedemirar lo que está lejosdentro del alma, en turbioy mago sol envuelto.En esas galerías,sin fondo, del recuerdo,donde las pobres gentescolgaron cual trofeoel traje de una fiestaapolillado y viejo,allí el poeta sabeel laborar eternomirar de las doradasabejas de los sueños.Poetas, con el almaatenta al hondo cielo,en la cruel batallao en el tranquilo huerto,la nueva miel labramoscon los dolores viejos,la veste blanca y purapacientemente hacemos,y bajo el sol bruñimosel fuerte arnés de hierro.El alma que no sueña,el enemigo espejo,proyecta nuestra imagencon un perfil grotesco.Sentimos una olade sangre, en nuestro pecho,que pasa... y sonreímos,y a laborar volvemos. -Verdinegra es la piedra, como siempre.Transparente es el agua, como nunca.¿Podría imaginarse algún riachueloque se olvidara en la sed del día?Entre el nunca y el siempre hay una alianza.Entre el siempre y el nunca está el abismo. -Dejadme dormir en estas laderassobre las piedras del tiempo,las piedras de la sangre helada de mis antepasados:la piedra-musgo, la piedra-nieve, la piedra-lobo.Que mis ojos se cierren en el ocaso salvajede los palomares en ruinas y de los encinares de hierro.Sólo quiero poner el oído en la piedrapara escuchar el sonido de la montañapreñada de sueños seguros,el latido de la pasión de los antiguos,el murmullo de las colmenas sepultadas.Qué feliz ascensión por el senderode las vasijas pisoteadas por los caballosun siglo y otro siglo.Y en la cima, bravo como un espino, el vientohaciendo sonar el arpa de las rocas.Es como el aliento de un diospropagando armonía entre mis pestañas y las nubes.Un águila planea lentamente en los límites,se incendian las sierras de las peñas negras,mas no veo las llamas,las llamas que crepitan aquí abajo enterradasbajo el monte de sueños aromados,bajo la viga de oro de los celtas,junto al curso del agua del olvidoque jamás "en vida" podremos contemplar,pero que habrá de arrastrarnos tras el último suspiro.¡Cómo pesan los párpados con la música del tiempo!¡Cómo se embriagan de adolescencia perdida las venas!Dejadme dormir en la laderade los infinitos sacrificios,en donde arados y rebaños se han petrificado,en donde el frío ha hecho florecer cenizales y huesos,en donde las espadas han segado los labios del amor.Dejadme dormir sobre la música de la piedra del monte,pues ya sólo soy un nogal junto a una fuente ferrosa,la vela que ilumina una bodega de mostos morados,un trigal maduro rodeado de fuego,una zarza que cruje de estrellas imposibles. -Quizás estando sola, de noche, en tu aposentooirás que alguien te llama sin que tu sepas quiény aprenderás entonces, que hay cosas como el vientoque existen ciertamente, pero que no se ven...Y también es posible que una tarde de hastíocomo florece un surco, te renazca un afány aprenderás entonces que hay cosas como el ríoque se estan yendo siempre, pero que no se van...O al cruzar una calle, tu corazón risueñorecordará una pena que no tuviste ayery aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...Por más que tu prefieras ignorar estas cosassabrás por qué suspiras oyendo una cancióny aprenderás entonces que hay cosas como rosas,cosas que son hermosas, sin saber que lo son...Y una tarde cualquiera, sentirás que te has idoy un soplo de ceniza regará tu jardíny aprenderás entonces, que el tiempo y el olvidoson las únicas cosas que nunca tienen fin. -Yo lo noto: cómo me voy volviendomenos cierto, confuso,disolviéndome en airecotidiano, burdojirón de mí, deshilachadoy roto por los puños.Yo comprendo: he vividoun año más, y eso es muy duro.¡Mover el corazón todos los díascasi cien veces por minuto!Para vivir un año es necesariomorirse muchas veces mucho. -Buda se equivocó.La causa del dolor no es el deseosino la carencia que motiva el deseo.JUAN EDUARDO CIRLOT¡Sí! es necesidad, por eso tan real,surtiendo adentro,recreando lo creado,persistencia indefinible juntandoexpectación y carencia,algo abstracto, fuera de consumo,inconsumible, llamada confundidacon la costumbre de respirar.Tan sólo cuando un hecho en brutoaltera la perfecta maquinaria del soplose oye, de pronto, la respuesta. -El que eligió en el jardínel jazmín, no fue discreto,que no tiene olor perfetosi se marchita el jazmín.Mas la rosa hasta su fin,porque aun su morir se alabe,tiene olor más dulce y suave,fragancia más olorosa:luego mejor es la rosay el jazmín menos süave.Tú, que rosa y jazmín ves,eliges la pompa brevedel jazmín, fragante nieve,que un soplo al céfiro es;mas conociendo despuésla altiva lisonja hermosade la rosa, cuidadosala antepondrás en tu amor;que es el jazmín poca flor,mucha fragancia la rosa. -Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,lámparas y la línea de Durero,las nueve cifras y el cambiante cero,debo fingir que existen esas cosas.Debo fingir que en el pasado fueronPersépolis y Roma y que una arenasutil midió la suerte de la almenaque los siglos de hierro deshicieron.Debo fingir las armas y la pirade la epopeya y los pesados maresque roen de la tierra los pilares.Debo fingir que hay otros. Es mentira.Sólo tú eres. Tú, mi desventuray mi ventura, inagotable y pura. -¡Cuánto infinito abarcadodesde esta piedra del mundo!No estoy en el «desde aquí»,sino en el «ya de lo último». -Esta agua medrosa y triste,como un niño que padece,antes de tocar la tierradesfallece.Quieto el árbol, quieto el viento,¡y en el silencio estupendo,este fino llanto amargocayendo!El cielo es como un inmensocorazón que se abre, amargo.No llueve: es un sangrar lentoy largo.Dentro del hogar, los hombresno sienten esta amargura,este envío de agua tristede la altura.Este largo y fatigantedescender de aguas vencidas,hacia la Tierra yacentey transida.Llueve... y como un chacal trágicola noche acecha en la sierra.¿Qué va a surgir, en la sombra,de la Tierra?¿Dormiréis, mientras afueracae, sufriendo, esta agua inerte,esta agua letal, hermanade la Muerte? -Bajo las rotas columnas,entre la nada y el sueño,cruzan mis horas insomneslas sílabas de tu nombre.Tu largo pelo rojizo,relámpago del verano,vibra con dulce violenciaen la espalda de la noche.Corriente oscura del sueñoque mana entre rüinasy te construye de nada:amargas trenzas, olvido,húmeda costa nocturnadonde se tiende y golpeaun mar sonámbulo, ciego. -¿Qué tendrá la hijadel sepultureroque con asco la miran los mozos,que las mozas la miran con miedo?Cuando llega el domingo a la plazay está el bailoteocomo el Sol de alegre,vivo como el fuego,no parece sino que una nubese atraviesa delante del cielo;no parece sino que se anuncia,que se acerca, que pasa un entierro...Una ola de opacos rumoressustituye al febril charloteo,se cambian miradasque expresan recelos,el ritmo del bailese torna más lentoy hasta los repiquesalegres y secosde las castañuelascallan un momento...Un momento no más duró todo;mas ¿qué será aquelloque hasta da falsas notas la gaitapor hacer un gestocon sus gruesos labiosel tamborilero?No hay memoria de amores manchados,porque nunca, a pesar de ser bellos,«Buenos ojos tienes»le ha dicho un mancebo.Y ella sigue desdenes rumiando,y ella sigue rumiando desprecios;pero siempre acercándose a todos,siempre sonriendo,presentándose en fiestas y bailesy estrenando más ricos pañuelos...¿Qué tendrá la hijadel sepulturero?... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...Me lo dijo un mozo:¿Ve usted esos pañuelos?pues se cuenta que son de otras mozas...¡De otras mozas que están ya pudriendo!...Y es verdad, que parece que güelen,que güelen a muerto... -LA DANZA DE LOS MESES Y DE LAS HORAS GALANTERÍAS ETERNASDecoración: La sala semeja una florestaUnos faunos sensuales persiguen a una driada,Cantos de aves sinfónicas hace vibrar la orquesta.(Pajes, Arqueros, Duendes y gente uniformada.)Los Dioses del Olympo todos se hallan presentes.(Emblemas, jeroglíficos, toisons, panoplias, cuernos)Inmensa muchedumbre de silenciosas gentes;Santos del Paraíso, reyes de los Infiernos.El viejo Tiempo se halla sentado en su gran solio.(Heraldos y sirenas, dragones, sagitarios)A un lado el Laberinto y al otro el Capitolio.La Parca está rezando sus credos funerarios.Alcen contempla a Diana. Pan toca su bocina;Un centauro y un sátiro se cuentan sus lujurias;Hidras, peces biformes. (Plutón y Proserpina).Tritones y Oceánidas y Náyades y Furias.Lohengrin y el Cisne. Cadmo transformando una piedra;(Pontífices, Mikados, Sultanes, Caballeros)Margarita en su rueca, Minos hiriendo a Fedra.(Damas de corte, brujas, nobles y mosqueteros).Cristo y Mahoma charlan de asuntos de la tierra;(Se alzan el Vaticano, la Alhambra, Meka y Roma)Millones de esqueletos surgen en son de guerra,Etcétera... Posdata: la Esfinge se desploma.Aramis el noble, gentil bastonero,Le pide su cetro magnífico a Ulises;(Adornan la sala lujosas cariátides,Regios artesones y un áureo floreroEn el que hay hortensias, anémonas, lises,Adelfas, orquídeas, lotos y clemátides)Y ordena la danza. Las Hadas del Día,Que son doce, se ponen en rueda.(Hay espejos, luces, cuadros, pedrería,Bibelots, Cupidos, oro, mármol, seda...)Un reloj semeja la alfombra bordada;(Ornan los tapices regias hipsipilas;La Venus de Ictinius se muestra enflorada:Lucen crisantemos, nelumbos y lilas).Hay aves exóticas. Exóticos frescosMuestran con sus barbas a los Viejos Siglos.(Hay fou-kousas, pieles, jaspes, arabescos,Biscuits, kakemonos, dioses y vestiglos).Aramís sonríe con una señoraDe ciertos remilgos de unas soberanas.(Hay cenefas, biombos, telas de Bassora,Consolas, estatuas, joyas, porcelanas).Las arañas forman chispeantes burbujas,Burbujas inquietas de vinos dorados.(Hay regios encajes de Chantilly y Brujas,Panneaux deslumbrantes y flordelisados).Las damas ostentan aigrettes elegantes,De plumas que fingen rizos de flambeau(Los regios joyeles y polvos brillantesQue ostentan las reinas de un bello Wateau).Hechiza en las faldas la seda argentada,Y nieva la red de las finas puntillas.(Las caladas medias de seda rosadaBrillan de celosas en las pantorrillas).Un bouquet de estrellas sus fulgores quiebraEn el encendido sol de los aceros;Valiers recamados de ojos de culebraOrnan la elegancia de los caballeros.Irisados peces, raros colorines,Fingen las soberbias condecoraciones;Y gardenias blancas son los brodequines,Y serpientes de oro son los cinturones.Un obispo cuenta las cuentas de espumaQue hay en una copa de fino Bohemia.(Hay lacas, mosaicos, jarras de SatsumaDivanes de Persia, sillas de Academia).Las Horas ostentan primorosos trajes,Grandes abanicos, mágicas pelucas.(Hay platos chinescos, cisnes y paisajes,Gente armada, pajes y doncellas cucas).(Se oyen pasos). Entran con largos turbantes,Emires, profetas y viejos Kalifas.(Los pajes alcanzan sorbetes, picantes,Café, arroz, tabaco, pipas y alcatifas). -He vuelto ahora sin saber por quéa estar triste más triste que un tinteroTriste no soy o si lo soy no séla maldita razón porque no quieroHe vuelto ahora sin saber por quéa estar triste en las calles de mi razaHe vuelto a estar más triste que un quinquémás triste que una tazaEstoy sentado ahora en un caféy mi alma late latede sed de no sé quétal vez de chocolateNo quiero esta tristeza medularque nos da un golpe traidor en una tardePide cerveza y basta de pensarEl cerebro está oscuro cuando arde -Cien sonetos de amorAy de mí, ay de nosotros, bienamada,sólo quisimos sólo amor, amarnos,y entre tantos dolores se dispusosólo nosotros dos ser malheridos.Quisimos el tú y yo para nosotros,el tú del beso, el yo del pan secreto,y así era todo, eternamente simple,hasta que el odio entró por la ventana.Odian los que no amaron nuestro amor,ni ningún otro amor, desventuradoscomo las sillas de un salón perdido,hasta que se enredaron en cenizay el rostro amenazante que tuvieronse apagó en el crepúsculo apagado. -Madre, madre, tú me besas,pero yo te beso más,y el enjambre de mis besosno te deja ni mirar...Si la abeja se entra al lirio,no se siente su aletear.Cuando escondes a tu hijitoni se le oye respirar...Yo te miro, yo te mirosin cansarme de mirar,y qué lindo niño veoa tus ojos asomar...El estanque copia todolo que tú mirando estás;pero tú en las niñas tienesa tu hijo y nada más.Los ojitos que me disteme los tengo que gastaren seguirte por los valles,por el cielo y por el mar... -20 poemas de amor y una canción desesperadaJuegas todos los días con la luz del universo.Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.Eres más que esta blanca cabecita que aprietocomo un racimo entre mis manos cada día.A nadie te pareces desde que yo te amo.Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.El cielo es una red cuajada de peces sombríos.Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.Se desviste la lluvia.Pasan huyendo los pájaros.El viento. El viento.Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.El temporal arremolina hojas oscurasy suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.Tú estás aquí. Ah tú no huyes.Tú me responderás hasta el último grito.Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,y tienes hasta los senos perfumados.Mientras el viento triste galopa matando mariposasyo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojosy sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.Hasta te creo dueña del universo.Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.Quiero hacer contigolo que la primavera hace con los cerezos. -Nos volvemos ciegosel día que no nace para nosotrosy en la oscuridad de ese incierto amanecerla sed y el agua seránla misma cosa.Habrán de saberse por un igualla pasión y la agonía,la huella y el pie que traza rutas en cada paso,se perderán tambiéntu blusa y mis manos, mi boca y tu risa.Amaneceremos en a memoria de un nombresin nosotros.Añadiremos nuestros cuerposa lo ya perdido. -Cinco poemas para abdicar,para que sean un destello terrestre en mi tránsitomientras el vaivén de mi cuerpo me dote de viejo sueñoy tenga un altar adornado,mientras mis ojos suspendan la aspersión del líquido más breve,abandonen su aire lacustre y la ligereza de la lágrima cóncavaen donde beben grullasy otras zancudas con pie de bailarina,mientras mis manos sean hangares en las salinas negraspara aviones de turbios vuelos,mientras el súcubo murciélago diga en mi oído espumay diga oscuridaden las marineras negras.Cinco poemas para la marcha en el paisaje de sábana de hilo,un páramo es encaje antepasado,iniciales bordadas hace ya tres mil díasy alguna mancha de amor.Cinco poemas como cinco frutos cifradoso como cinco velas para la travesía:el primero hacia aquella a la que nadie ve en la vaga veladadel lago:un resquicio de abril para Virginia, porque amó a las mujeres.El segundo para mi amor:sé bien que encima de mis heridas busco la alondrade tus heridas,sé bien que encima de mis heridas una cigüeña pone sus huevos.Encima de tus heridas las ramas de los nervios se han dormidoy ahora son alas, páginas, oleaje, seres verdes.Encima de mis heridas yo descubro una tela desventuraday ocre,rasgada de enemigos,o una palabra emborrachada por el lacre.Pero cuando me duermaya no te querré.El tercero para la casa que cae y el álamo vihuela o jardín bello,para el ángel que guarda a la lombriz,para todo lo que es pueril o leve y que clavasubmarinos anzuelos en los ojos adultos.El tercero es para el corazón de la raízy para la cerrada tierra de los estambres,para la lluvia seria de las siestas del norte,mala como una institutriz.Dile que no se meta en los salonesy los llene de gafas estrujadas.Ay, dile que no espante los espejos de mirada niña.Había tres balcones sangrantes,había tres balcones como tres heridas incurables del muro,había tres balcones y siete temblorosos escabeles.Ay, dile que no asuste las palabras palomas,que no deje que vayan batiendo un aire usado conalas de cuchillo.Las palabras apátridas de mi tercer poemaque no me muerdan las mejillasy las sonatas que yo no toqué nunca, que no cesen,ni el pequeño cuaderno de Ana Magdalena.Yo no dije: ¡silencio!,y ahora el réquiem se teje con seres y desastres consanguíneos.Dejadme las hortensias vestidas de pupilas, con traje de mirada,esa campana vegetal que ya no suena y llora un zumo epílogo,y las magnolias catalejos,y aquel sillar tan grande como el siglo más cíclope.Yo no dije: ¡silencio!pero me fui bebiendo vino de exilio en la boca de piedra,bebiendo fermentado líquido migratorio,los ramos de las tórtolas de agosto y el eco de la casaque se cae.Veo que no sobrevive el alma alta del muro,la espuma voladora borracha de gaviotas,el ángel que cuidaba la cucaracha de uva y la lombriz,ni ningún pájaro como lágrima póstuma y celeste,ni la resina tañendo su ámbar triste,ni tampoco las malvas, las violentas, las verdes partituras.El cuarto es para mi amor.Amor mío,sé bien que no te escupirá mi sueño y que tu cuellono será sajadopor el filo último de mi sueño,que no te insultará el hiriente corazón de mi sueño,porque si duermo ya no te querré.Sé bien que busco encima de mis heridasel escorpión de oro de tus heridas.Sé bien que encima de mis heridas sólo habitala imagen encalada de mi muerte.Y por eso voy a asesinarcon la virgen cuchilla barbitúricola muchedumbre de heroicos locos que entonan para míla pesadilla y el bostezo,amor mío, sin asomar por la ventanafuegos viejos, frescas cenizas,familias errantes de soles.Mi amor para la imagen encalada de mi muerte,para la cal que se come a los niños,para mi último caballo, oro, sobre asfalto celeste y el huleastral de abril.Sé bien que galoparé en negroporque negro es el color de los sueños,negras las manos de la intimidad,y sin espuelas, y sin bridas,porque las espuelas son el poder, la aberración,estrellas de tijera y abismo.El quinto para mi caballo,para cuando ya estemos sucediendocomo dos estacioneso dos días iguales. -Corral de muertos, entre pobres tapias,hechas también de barro,pobre corral donde la hoz no siega,sólo una cruz, en el desierto camposeñala tu destino.Junto a esas tapias buscan el amparodel hostigo del cierzo las ovejasal pasar trashumantes en rebaño,y en ellas rompen de la vana historia,como las olas, los rumores vanos.Como un islote en junio,te ciñe el mar doradode las espigas que a la brisa ondean,y canta sobre ti la alondra el cantode la cosecha.Cuando baja en la lluvia el cielo al campobaja también sobre la santa hierbadonde la hoz no corta,de tu rincón, ¡pobre corral de muertos!,y sienten en sus huesos el reclamodel riego de la vida.Salvan tus cercas de mampuesto y barrolas aladas semillas,o te las llevan con piedad los pájaros,y crecen escondidas amapolas,clavelinas, magarzas, brezos, cardos,entre arrumbadas cruces,no más que de las aves libres pasto.Cavan tan sólo en tu maleza brava,corral sagrado,para de un alma que sufrió en el mundosembrar el grano;luego sobre esa siembra¡barbecho largo!Cerca de ti el camino de los vivos,no como tú, con tapias, no cercado,por donde van y vienen,ya riendo o llorando,¡rompiendo con sus risas o sus llorosel silencio inmortal de tu cercado!Después que lento el sol tomó ya tierra,y sube al cielo el páramoa la hora del recuerdo,al toque de oraciones y descanso,la tosca cruz de piedrade tus tapias de barroqueda, como un guardián que nunca duerme,de la campiña el sueño vigilando.No hay cruz sobre la iglesia de los vivos,en torno de la cual duerme el poblado;la cruz, cual perro fiel, ampara el sueñode los muertos al cielo acorralados.¡Y desde el cielo de la noche, Cristo,el Pastor Soberano,con infinitos ojos centelleantes,recuenta las ovejas del rebaño!¡Pobre corral de muertos entre tapiashechas del mismo barro,sólo una cruz distingue tu destinoen la desierta soledad del campo! -Un buen día, las cosasse fueron por otros derroteros,y el vientre se te quedótapizado de polvo y de desidia.Las circunstancias que envolvierontu embelesamientote colocan en el umbral de un prodigiosoy complejo retablo, donde las palabrascuran la pasióncomo cualquier otra deformación profesional.Acaso la extraña actitud,tu gallardía de entonces,se debiera principalmente a los efectos benéficosde la brisa serena y celosasobre su busto.Ya está.Aclaradas las cosas,no hace falta ir más adelante. -Tira la piedra de hoy,olvida y duerme. Si es luz,mañana la encontrarásante la aurora, hecha sol. -¿Faltar a mi deber? Jamás, amado,pues si te fuera infiel ¿con cuál maridotendría yo las bodas más hermosas,que no sean ésas que pasé contigo?He puesto petición en boca mía,y tú con pronto sí me has respondidoaquella noche en que cayó el serenoy había un cielo, y un primer rocío.Fue desde entonces nuestro amor la casadonde jamás llegó a nacer un hijo,ni mundo pasajero techo halló,aunque la mala gente a vernos vino.Si bella todavía me encontraranes porque en buena tú me has convertido.Queriéndonos la vida es dulce día.Amándonos la muerte es lar divino. -¿Te acuerdas de la vida, la otra vidade pasos espantados, de los huesosde aquel ciprés creciendo con nosotros?¡Cuán niños en la niebla de otros reinos!Volver a aquella edad, reír a costade nuestro susto en tantos cementerios.Hallar morada en boca de aquel lobo,que aquella nana de imposibles cuentos,para dormir, a veces, nos contaba.Las flores de los vivos y los muertosen mis costillas crecen. Al rugirel árbol del adiós, con sus pañuelos,el último paseo me propongo.Yo sudo. Llena estoy de rojo duelo.La luz del pueblo apaga los crepúsculosy por sus puertas entra el universo. -Hay algo de inexacto en los recuerdos:una línea difusa que es de sombra,de error favorecido.Y si la vidaen algo está cifrada,es en esos recuerdosprecisamente desvaídos,quizás remodelados por el tiempocon un arte que implica ficción, pues verdaderano puede ser la vida recordada.Y sin embargoa ese engaño debemos lo que al finserá la vida cierta, y a ese engañodebemos ya lo mismo que a la vida. -Adonde el viento, impávido, sublevatorres de luz contra la sangre mía,tú, billete, flor nueva,cortada en los balcones del tranvía.Huyes, directa, rectamente liso,en tu pétalo un nombre y un encuentrolatentes, a ese centrocerrado y por cortar del compromiso.Y no arde en ti la rosa, ni en ti privael finado clavel, si la violetacontemporánea, viva,del libro que viaja en la chaqueta. -Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa.No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.Prefiero ser de piedra, estar oscuro,a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreíra diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio.No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdaden mitad de la calle y hacia todos los vientos:la verdad de estar vivo, únicamente vivo,con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo.¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinasa la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamoscon volar más allá del infinitosi seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivirfuera del tiempo oscuro?Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada.Pero respiro, y como, y hasta duermopensando que me faltan unos diez o veinte años para irmede bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser,pero no puedo ver cajones y cajonespasar, pasar, pasar, pasar cada minutollenos de algo, rellenos de algo, no puedo vertodavía caliente la sangre en los cajones.Toco esta rosa, beso sus pétalos, adorola vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimentode abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil,porque yo mismo soy una cabeza inútillista para cortar, pero no entender qué es esode esperar otro mundo de este mundo.Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me ríode ir a buscar tan lejos la explicación del hambreque me devora, el hambre de vivir como el solen la gracia del aire, eternamente. -¿Cómo era, Dios mío, cómo era?"¡Oh corazón falaz, mente indecisa!"¿Era como el pasaje de la brisa?¿Como la huida de la primavera?Tan leve, tan voluble, tan lijeracual estival villano... ¡Sí! Imprecisacomo sonrisa que se pierde en risa...¡Vana en el aire, igual que una bandera!¡Bandera, sonreír, vilano, aladaprimavera de junio, brisa pura...¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!Todo tu cambiar trocóse en nada"¡memoria, ciega abeja de amargura!"¡No sé cómo eras, yo qué sé qué fuiste! -La lágrima fue dicha.Olvidemosel llantoy empecemos de nuevo,con paciencia,observando a las cosashasta hallar la menuda diferenciaque las separade su entidad de ayery que defineel transcurso del tiempo y su eficacia.¿A qué llorar por el caídofruto,por el fracasode ese deseo hondo,compacto como un grano de simiente?No es bueno repetir lo que está dicho.Después de haber hablado,de haber vertido lágrimas,silencio y sonreíd:nada es lo mismo.Habrá palabras nuevas para la nueva historiay es preciso encontrarlas antes de que sea tarde. -Margarita está linda la mar,y el viento,lleva esencia sutil de azahar;yo sientoen el alma una alondra cantar;tu acento:Margarita, te voy a contarun cuento:Esto era un rey que teníaun palacio de diamantes,una tienda hecha de díay un rebaño de elefantes,un kiosko de malaquita,un gran manto de tisú,y una gentil princesita,tan bonita,Margarita,tan bonita, como tú.Una tarde, la princesavio una estrella aparecer;la princesa era traviesay la quiso ir a coger.La quería para hacerladecorar un prendedor,con un verso y una perlay una pluma y una flor.Las princesas primorosasse parecen mucho a ti:cortan lirios, cortan rosas,cortan astros. Son así.Pues se fue la niña bella,bajo el cielo y sobre el mar,a cortar la blanca estrellaque la hacía suspirar.Y siguió camino arriba,por la luna y más allá;más lo malo es que ella ibasin permiso de papá.Cuando estuvo ya de vueltade los parques del Señor,se miraba toda envueltaen un dulce resplandor.Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?te he buscado y no te hallé;y ¿qué tienes en el pechoque encendido se te ve?».La princesa no mentía.Y así, dijo la verdad:«Fui a cortar la estrella míaa la azul inmensidad».Y el rey clama: «¿No te he dichoque el azul no hay que cortar?.¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...El Señor se va a enojar».Y ella dice: «No hubo intento;yo me fui no sé por qué.Por las olas por el vientofui a la estrella y la corté».Y el papá dice enojado:«Un castigo has de tener:vuelve al cielo y lo robadovas ahora a devolver».La princesa se entristecepor su dulce flor de luz,cuando entonces aparecesonriendo el Buen Jesús.Y así dice: «En mis campiñasesa rosa le ofrecí;son mis flores de las niñasque al soñar piensan en mí».Viste el rey pompas brillantes,y luego hace desfilarcuatrocientos elefantesa la orilla de la mar.La princesita está bella,pues ya tiene el prendedoren que lucen, con la estrella,verso, perla, pluma y flor.* * *Margarita, está linda la mar,y el vientolleva esencia sutil de azahar:tu aliento.Ya que lejos de mí vas a estar,guarda, niña, un gentil pensamientoal que un día te quiso contarun cuento. -Aquí yacen de Carlos los despojos:la parte principal volvióse al cielo,con ella fue el valor; quedóle al suelomiedo en el corazón, llanto en los ojos. -Pastor que con tus silbos amorososme despertaste del profundo sueño,Tú que hiciste cayado de ese leño,en que tiendes los brazos poderosos,vuelve los ojos a mi fe piadosos,pues te confieso por mi amor y dueño,y la palabra de seguirte empeño,tus dulces silbos y tus pies hermosos.Oye, pastor, pues por amores mueres,no te espante el rigor de mis pecados,pues tan amigo de rendidos eres.Espera, pues, y escucha mis cuidados,pero ¿cómo te digo que me esperes,si estás para esperar los pies clavados? -Cosas, Celalba mía, he visto extrañas:Cascarse nubes, desbocarse vientos,Altas torres besar sus fundamentos,Y vomitar la tierra sus entrañas;Duras puentes romper, cual tiernas cañas;Arroyos prodigiosos, ríos violentos,Mal vadeados de los pensamientos,Y enfrenados peor de las montañas;Los días de Noé, gentes subidasEn los más altos pinos levantados,En las robustas hayas más crecidas.Pastores, perros, chozas y ganadosSobre las aguas vi, sin forma y vidas,Y nada temí más que mis cuidados. -de Emilio GastónHoy me he dado de brucescon tu ángel,borracho en una tasca:Olivitas rellenas, chorizo riojano,tinto de Cariñena.Burocráticamente hablando,tu ángel se ha hecho fichade señor que revienta en los tranvías,mientras tú, soldado de hace años,marivioleas por el campo con tus hijos.Duélete todo, lo sé.Duélete el mar, la torpe hipocresía,los mansos ciudadanos, la agoníade tanto pobre hombre. Yo lo séy por eso te tengo entre mis labios.Tu ángel juvenil se ha puesto gordode hacer con tu bondad su melodía. -Me encontré a este niñocuando al campo iba:dormido lo he halladoen unas espigas...O tal vez ha sidocruzando la viña:al buscar un pámpanotopé su mejilla...Y por eso temo,al quedar dormida,se evapore comola helada en las viñas... -En todos los puertos habitauna prolongación de mí "ojos,piel,sístole,diástole,labios para un beso-que nace o muere cada día.Son ojos,piel,puerto,travesía,de los pequeños dioses indígenas,blancos y negros,que habitan la isla que soyayer,hoy,mañana.Lógica insensata que encierra el universo mar;zarpa un barcosu futuro es regreso. -Ya para dormir,Rubén ha puesto sus sueñossobre la cama y, muy serio,me ha dicho:-Papá, cuídelos, que nadie me los toque,mire que aún no los termino.Yo, ya vengo, sólo voy a tomarun poco de agua,porque esta noche,les he prometido,llevarlos a conocer el mar.- -1La caricia es un lenguajesi tus caricias me hablanno quisiera que se callen2La caricia no es la copiade otra caricia lejanaes una nueva versióncasi siempre mejorada3Es la fiesta de la piella caricia mientras duray cuando se aleja dejasin amparo a la lujuria4Las caricias de los sueñosque son prodigio y encantoadolecen de un defectono tiene tacto5Como aventura y enigmala caricia empieza antesde convertirse en caricia6Es claro que lo mejorno es la caricia en sí mismasino su continuación -Por un largo camino en donde el viento aúlla,hace tiempo que arrastro el fardo de los sueñosrotos y apolillados, que me eché sobre el hombrocomo un viejo mantón de enmarañados flecos.Aunque ya hinchado, engrosa sin cesardevorando tesoros, locuras y proyectosque nunca se alzarán hasta la alturade la ola inestable del deseo.Confundidos, se caen, se precipitan,en pugna sorda por llegar al suelo,los cantos saltarines en la acera,los amargos librotes del colegio,las palabras valientes de la mañana joveny las copas nocturnas, aromadas de besos.Se van perdiendo al hilo del camino,las charlas y paseos por los jardines yertos-los libros bajo el brazo y el mirar de reojoal muchacho de turno en la tarde de invierno-.Se esfuman con las luces del lento atardecerlos rostros de los viejos compañeros,se me enfría la cálida mano de la amistad,me abandonan las voces amadas de los muertos.Desde hace muchos años me entorpece en la marcha,por el arduo camino que ya llega a su término,este fardo cargado de alegrías perdidas,de tanta fiera lágrima y de tan locos sueños.Pero aún sonrío a/penas en el ámbito últimoen donde la ternura tomó el cetro,y avanzo tanteando hacia el final sombríocon el cuerpo inclinado por el peso. -Es la oscuridadasentada por los resquiciosde la sombra,con esos pecesque siembranpan de pétalos noctámbulos.Los peces rodean el istmode las manos candentes.Extrañan la ausencia de los cuerpos. -Todo el proscenio fuera de Rijmenam,por todas partes salpicones,proyectil de flores taladradoras, luminosas,sacacorchos hecho de estallido tras estallido,cielo lleno de piel restallante,salpicadura de sangre.Bala, cohete, misil,alto, más alto, altísimo,a codazos y patadas encarnaestridentemente el cliché: combate es la vida.En verdad, no sirve para nada.Después se hace el silencioen Rijmenam y todo el prosceniose hunde en las tinieblas, el sol se quema,el universo se encoge hacia el nuevo big bangy nadie después, nadie sabrási alguna vez ha existido Rijmenam aquí,o Tierra, o sistema solar, o galaxia. -NUESTRA tierra, ancha tierra, soledades,se pobló de rumores, brazos, bocas.Una callada sílaba iba ardiendo,congregando la rosa clandestina,hasta que las praderas trepidaroncubiertas de metales y galopes.Fue dura la verdad como un arado.Rompió la tierra, estableció el deseo,hundió sus propagandas germinalesy nació en la secreta primavera.Fue callada su flor, fue rechazadasu reunión de luz, fue combatidala levadura colectiva, el besode las banderas escondidas,pero surgió rompiendo las paredes,apartando las cárceles del suelo.El pueblo oscuro fue su copa,recibió la substancia rechazada,la propagó en los límites marítimos,la machacó en morteros indomables.Y salió con las páginas golpeadasy con la primavera en el camino.Hora de ayer, hora de mediodía,hora de hoy otra vez, hora esperadaentre el minuto muerto y el que nace,en la erizada edad de la mentira.Patria, naciste de los leñadores,de hijos sin bautizar, de carpinteros,de los que dieron como un ave extrañauna gota de sangre voladora,y hoy nacerás de nuevo duramentedesde donde el traidor y el carcelerote creen para siempre sumergida.Hoy nacerás del pueblo como entonces.Hoy saldrás del carbón y del rocío.Hoy llegarás a sacudir las puertascon manos maltratadas,con pedazosde alma sobreviviente, con racimosde miradas que no extinguió la muerte,con herramientas hurañasarmadas bajo los harapos. -Madre, ¿puedo pintar la luna de escarlata?¿O con vestido rosa, orlado de violeta?¡Pues, noche a noche, sale insulsa y timorata,sin nada de color que la avive, coqueta!¿Por qué será la luna, siempre luna de plata,camafeo de hielo, el pálido planeta,la doncella de nieve a la que se retrataen blanco, si pintor, o argento, si poeta?Quisiera iluminarla con cálido amaranto,encendidos reflejos carmín o solferino,inventarla morena, con luminoso manto,y no alba y exangüe, con veste de platino.¡Quiero pintar la luna de tono colorado,en creciente o menguante, de cara y de costado! -Clarísimo marqués, en quién derramael cielo cuanto bien conoce el mundo;si el gran valor en que el sujeto fundo,y al claro resplandor de nuestra llamaarribare mi pluma, y do la llamala voz de vuestro nombre alto y profundo,seréis vos solo eterno y sin segundo,y por vos inmortal quien tanto os ama.Cuanto del largo cielo se desea,cuanto sobre la tierra se procura,todo se halla en vos de parte a parte;y, en fin, de solo vos formó naturauna extraña y no vista al mundo idea.y hizo igual al pensamiento el arte. -Undosa tumba da al farol del díaQuien ya cuna le dio a la hermosura,Al Sol que admirará la edad futura,Al esplendor augusto de María.Real, pues, ave, que la región fríaDe Arcturo corona, esta luz puraSolicita no sólo, más seguraA tanta lumbre vista y pluma fía.Bebiendo rayos en tan dulce esfera,Querrá el Amor, querrá el cielo, que cuandoEl luminoso objeto sea consorte,Entre castos afectos verdaderaDivina luz su ánimo inflamado,Fénix renazca a Dios, si águila al Norte. -Mientras tú existas,mientras mi miradate busque más allá de las colinas,mientras nadame llene el corazón,si no es tu imagen, y hayauna remota posibilidad de que estés vivaen algún sitio, iluminadapor una luz"cualquiera...Mientrasyo presienta que eres y te llamasasí, con ese nombre tuyotan pequeño,seguiré como ahora, amadamía,transido de distancia,bajo ese amor que crece y no se muere,bajo ese amor que sigue y nunca acaba. -¿Qué es lo que esperan? ¿No me llaman?¿Me han olvidado entre las yerbas,mis camaradas más sencillos,todos los muertos de la tierra?¿Por qué no suenan sus campanas?Ya para el salto estoy dispuesta.¿Acaso quieren más cadáveresde sueños muertos de inocencia?¿Acaso quieren más escombrosde más goteadas primaveras,más ojos secos en las nubes,más rostro herido en las tormentas?¿Quieren el féretro del vientoagazapado entre mis greñas?¿Quieren el ansia del arroyo,muerta en mi muerte de poeta?¿Quieren el sol desmantelado,ya consumido en mis arterias?¿Quieren la sombra de mi sombra,donde no quede ni una estrella?Casi no puedo con el mundoque azota entero mi conciencia?¡Dádme mi número! No quieroque hasta el amor se me desprenda?(Unido sueño que me siguecomo a mis pasos va la huella.)¡Dádme mi número, porque si no,me moriré después de muerta! -Para B. H.El último vagón ha matado al cisneSu mayor enemigo fue la mancha de barroy he aquí que hoy sus estertores anegande suciedad los trajes de los traseúntes.Los niños ríen y traen varitas agudaspara rematarlo a estocadas. -Deja para mañanalo que podrías haber hecho hoy(y comenzaste ayer sin saber cómo).Y que mañana sea mañana siempre;que la pereza deje inacabadolo destinado a ser perecedero;que no intervenga el tiempo,que no tenga materia en que ensañarse.Evita que mañana te deshagatodo lo que tu mismopudiste no haber hecho ayer. -Las aguas pasan bajo el puente,sin recordar a Heráclito.Han fluido así desde que el río es río,sin cesar de medirsecon la fatalidad del mar que las aguarda.Desde lo alto del puente,un niño de la mano de un ancianocontempla el tránsito del agua.El anciano imaginaque son las mismas aguas de su infancia.El niño sueña con el mar. -Jesús, incomparable perdonador de injurias,óyeme; Sembrador de trigo, dame el tiernopan de tus hostias; dame, contra el sañudo infierno,una gracia lustral de iras y lujurias.Dime que este espantoso horror de la agoníaque me obsede, es no más de mi culpa nefanda,que al morir hallaré la luz de un nuevo díay que entonces oiré mi «¡Levántate y anda!» -Alguien dijo que recuerdasun niñito de Murillo,y en verdad que lo parecespor tu gracia y por tus rizos.Tienes cabellos castaños,ensortijados y finoscon algo de oro en las sienes,como si fuera rocío.La tez pálida y morena,negros ojos expresivosque miran llenos de asombro,como miran los del niño.Estabas con tus juguetes,de pie sobre el ancho piso,cuando te vi de repentejunto al blanco corderillo;y al mismo tiempo la imagenque tuviera en el olvidoapareció viva y fuerte,tan clara como un prodigio.Sin perder un solo instante,entré de un salto al recintoy trepando como pudesaqué el Cristo de su sitio,colocándolo a tu ladosegún era mi designio.Y después, en un arranquede ternura y de cariño,orgullosa más que nuncade mi hijo y de mi niño,exclamé dándote un besoen ese rostro tan lindo:«¡Eres el San Juan Bautistamás delicioso que he visto!» -La muerte es sólo un reposo,más que el sueño. De ella, un día"¡aurora augusta y completa!",saldremos fuertes, exactos,para un vivir tan eternocomo ella,para un trabajo inmortal. -Y es que aunque nada puededetenerse,he sido tan feliz que es suficiente. Bajola tarde, aquí, recuerdoahorala vida transcurriendocomo fruta brillante. Las fieles golondrinasgirando hasta la cuadra y el olorde la hierba.-Mi madre era tan joven...-Existió todo en mí. El cariño y la infanciacomo un pan abundante,los rayos del verano entrandohasta la siesta. El nombre de los pájaros,su canto. Las luciérnagas,su silencio encendido sobre las nocheslargas.Ha sido tan verdad que ya es bastante.Más allá, los postes de la luz,los maizales,y el mundo se acababa. -A las cinco de la tarde.Eran las cinco en punto de la tarde.Un niño trajo la blanca sábanaa las cinco de la tarde.Una espuerta de cal ya prevenidaa las cinco de la tarde.Lo demás era muerte y sólo muertea las cinco de la tarde.El viento se llevó los algodonesa las cinco de la tarde.Y el óxido sembró cristal y níquela las cinco de la tarde.Ya luchan la paloma y el leopardoa las cinco de la tarde.Y un muslo con un asta desoladaa las cinco de la tarde.Comenzaron los sones de bordóna las cinco de la tarde.Las campanas de arsénico y el humoa las cinco de la tarde.En las esquinas grupos de silencioa las cinco de la tarde.¡Y el toro solo corazón arriba!a las cinco de la tarde.Cuando el sudor de nieve fue llegandoa las cinco de la tardecuando la plaza se cubrió de yodoa las cinco de la tarde,la muerte puso huevos en la heridaa las cinco de la tarde.A las cinco de la tarde.A las cinco en Punto de la tarde.Un ataúd con ruedas es la camaa las cinco de la tarde.Huesos y flautas suenan en su oídoa las cinco de la tarde.El toro ya mugía por su frentea las cinco de la tarde.El cuarto se irisaba de agoníaa las cinco de la tarde.A lo lejos ya viene la gangrenaa las cinco de la tarde.Trompa de lirio por las verdes inglesa las cinco de la tarde.Las heridas quemaban como solesa las cinco de la tarde,y el gentío rompía las ventanasa las cinco de la tarde.A las cinco de la tarde.¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!¡Eran las cinco en todos los relojes!¡Eran las cinco en sombra de la tarde! -Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,sola en tu espejo, libre de marido, desnudacon la exacta y terrible realidad del gran vértigoque te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el airepara decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismoque nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca,aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,y quémame en el último cigarrillo del miedoal gran amor, y vete descalza por el aire que vinistecon la herida visible de tu belleza. Lástimade la que llora y llora en la tormenta.No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpagotal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisaque me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismode la noche, y me besas lo mismo que una ola.Enigma fuiste. Enigma serás. No volarásconmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura. -Lo que eres me distrae de lo que dices.PEDRO SALINASLo descubrí hace años en Ibiza: no eresla que habla conmigo como las profesoras,la que dice palabras como estratigrafía,sobredimensionar y propósitos lúdicos,sino la que recorre mis recovecos tibioscon una mano sabia y amable siempre húmeda,la que impregna mi lengua con sus zumos secretos,la que gime muy suave, la que grita muy fuerte. -Alza, toro de España: levántate, despierta.Despiértate del todo, toro de negra espuma,que respiras la luz y rezumas la sombra,y concentras los mares bajo tu piel cerrada.Despiértate.Despiértate del todo, que te veo dormido,un pedazo del pecho y otro de la cabeza:que aún no te has despertado como despierta un torocuando se le acomete con traiciones lobunas.Levántate.Resopla tu poder, despliega tu esqueleto,enarbola tu frente con las rotundas hachas,con las dos herramientas de asustar a los astros,de amenazar al cielo con astas de tragedia.Esgrímete.Toro en la primavera más toro que otras veces,en España más toro, toro, que en otras partes.Más cálido que nunca, más volcánico, toro,que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.Desencadénate.Desencadena el raudo corazón que te orientapor las plazas de España, sobre su astral arena.A desollarte vivo vienen lobos y águilasque han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.Yérguete.No te van a castrar: no dejarás que lleguehasta tus atributos de varón abundanteesa mano felina que pretende arrancártelosde cuajo, impunemente: pataléalos, toro.Víbrate.No te van a absorber la sangre de riqueza,no te arrebatarán los ojos minerales.La piel donde recoge resplandor el lucerono arrancarán del toro de torrencial mercurio.Revuélvete.Es como si quisieran arrancar la piel al sol,al torrente la espuma con uña y picotazo.No te van a castrar, poder tan masculinoque fecundas la piedra; no te van a castrar.Truénate.No retrocede el toro: no da un paso hacia atrássi no es para escarbar sangre y furia en la arena,unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñasabalanzarse luego con decisión de rayo.Abalánzate.Gran toro que en el bronce y en la piedra has mamado,y en el granito fiero paciste la fiereza:revuélvete en el alma de todos los que han vistola luz primera en esta península ultrajada.Revuélvete.Partido en dos pedazos, este toro de siglos,este toro que dentro de nosotros habita:partido en dos mitades, con una mataríay con la otra mitad moriría luchando.Atorbellínate.De la airada cabeza que fortalece el mundo,del cuello como un bloque de titanes en marcha,brotará la victoria como un ancho bramidoque hará sangrar al mármol y sonar a la arena.Sálvate.Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate.Levanta, toro: truena, toro, abalánzate.Atorbellínate, toro: revuélvete.Sálvate, denso toro de emoción y de España.Sálvate. -no sé que me da máspenala muerteola pena de muerte -¿En perseguirme, mundo, qué interesas?¿En qué te ofendo, cuando sólo intentoponer bellezas en mi entendimientoy no mi entendimiento en las bellezas?Yo no estimo tesoros ni riquezas,y así, siempre me causa más contentoponer riquezas en mi entendimientoque no mi entendimiento en las riquezas.Y no estimo hermosura que vencidaes despojo civil de las edadesni riqueza me agrada fementida,teniendo por mejor en mis verdadesconsumir vanidades de la vidaque consumir la vida en vanidades. -A Miguel LodeiroNavegosobre trigo celesteentre hierbas azules por los campos marinos.Aquí son gaviotas las tórtolasy el mirlo, cormorán.Los que labran estos húmedos surcosde color verde o índigorecogen platasi siembransueñoso deseosde volver al hogar. -HOY que es el cumpleaños de mi hermana, no tengonada que darle, nada. No tengo nada, hermana.Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos.A veces hasta mi alma me parece lejana.Pobre como una hoja amarilla de otoñoy cantor como un hilo de agua sobre una huerta:los dolores, tú sabes cómo me caen todoscomo al camino caen todas las hojas muertas.Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita,y mi dolor es ése, no te las puedo dar:vinieron como pájaros a posarse en mi vida,una palabra dura las haría volar.Pienso que también ellas me dejarán un día,que me quedaré solo, como nunca lo estuve.Tú lo sabes, hermana, la soledad me llevahacia el fin de la tierra como el viento a las nubes!Pero para qué es esto de pensamientos tristes!A ti menos que a nadie debe afligir mi voz!Después de todo nada de esto que digo existe...No vayas a contárselo a mi madre, por Dios!Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno.Piensa que tengo el alma toda llena de risas,y no te engañarás, hermana, te lo juro. -Si tú a morir te fueras, si las mantasmuy frías se quedaran en tu lecho,yo no te llevaría flores tristesen donde estés. Le pediré a los cuervosy al ruiseñor que no me condenarana ir desolada y pálida a tu encuentro.Pañuelo de cenizas cubriríala forma sin color de mis cabellos.Llegabas a la cita apresuradoen busca de las uvas de mis besos,y mi pezón mordías, vengativo.Si tú a morir te fueras, hombre necio,querré saber por qué te hiciste piedra,helada luz, distancia, sal, espejo,ternura fría. Yo querré saberpor qué y con qué intención te hiciste muerto. -Para Susana Reisz...es un querer saber todo lo tuyoX. VillaurrutiaLo más que acertarán,después de haber sabido de este amor,será que hubo dos nombres que se amabanmordisco y dentellada, nieve y niebla floridas,dos cuerpos belicosos en constante batalla por ser uno,tu pupila cazando mi cadera,asaetando con su flecha de líquenel torso acorazado de mi gozo;otros envidiarán la urna de tu noche,el rosetón de tu mirada en fuego,tus medidas, el filo de tus uñas,la lenta madrugada de tu fusta;los menos tratarán, gozosamente,de dormir nuestra siesta anárquica y salvaje,copiar nuestras posturas, nuestros ritos y acentos,usar nuestros juguetes, oler la primavera de tu ingley entrar en el recinto amuralladodespués de resolver los códigos sagrados de tu sangre.Todos ignorarán mi miedo de perderte,de esta incesante lucha por poseer tu espacio,ser dueño de tu boca, perro fiel de tu tumba,propietario del bosque de tu pechoy depender de ti, esclavo de tu aliento,devoto siervo de tu antiguo nombre,molde para tu oro, tierra para tus flores de cilicios.Y así, mientras ahondas los muros de mi bocacon la lenta carroza de tu lengua,saliva enajenada, plomo que me envenena la garganta,y me unges con el óleo caliente de tu muerte,unido al arbotante de tu piedraser el arco sumiso que defiende tu ojiva. -No era bueno quererla; por los ojosle pasaban a veces como nieblasde otros paisajes: No teníancolor sus ojos; eranfríos y turbios como ventisqueros...No era bueno quererla...Adormecía con su voz lejana,con sus palabras quietasque caían sin ruido, semejantesa escarcha ligerade marzo en las primerasrosas, sin deshojarlos pétalos...Alguien por retenerlaquiso hacer de toda su vidaun lazo...Un solo lazo fuerte y duro...Ellacon sus frágiles manos rompió el lazoque era lazo de vida...(A veces, nieblasde otro país pasaban por sus ojos...)No era bueno quererla. -Un gran salón. Un trono. Cortinas. Graderías.(Adonis ríe con Eros de algo que ha visto en Aspasia)Las lunas de los espejos muestran sus pálidos días,Y hay en el techo y la alfombra mil panoramas de Asia.Las lámparas se consumen en amarillas lujurias,Y las estufas se encienden en pubertades de fuego;(Entran Sátiros, Gorgonas, Ménades, Ninfas y Furias;Mientras recita unos versos el viejo patriarca griego).Unos pajes a la puerta visten dorado uniforme;Cruzan la sala doncellas ornadas con velos blancos.(Anuncian: están Goliat y una señora biformeQue tiene la mitad pez, Barba Azul y sus dos zancos).Un buen Término se ríe de un efebo que se baña.Todos tiemblan de repente. (Entra el Hércules nervudo)Grita Petronio: ¡Falerno! Grita Luis Once: ¡Champaña!(Grita un pierrot: ¡Menelao con un cuerno y un escudo!)Todos ríen, sólo guardan seriedad Juno y Mahoma,El gran César y Pompeyo, Belisario y otros noblesQue no fueron muy felices en el amor. Se oyen doblesFunerarios: es la Parca que se asoma...(Todos tiemblan) los más viejos rezan, se esconden, murmuran.Safo le besa la mano. Se oye de pronto un gran ruido,Es Venus que llega: todos se desvisten, tiemblan, juran,Se arrojan al suelo y sólo se oye un inmenso rugidoDe fiera hambrienta: los hombres se abalanzan a la diosa,(Ya no hay nadie que esté en calma, todos perdieron el juicio)Todos la besan, la muerden, con una furia espantosa,Y Adonis llora de rabia... En medio de ese desquicioEl Papa Borgia está orando (mientras pellizca a una niña),Tan sólo un bardo protesta: Lamartine, con voz airada;Para restaurar el orden se llamó a Marat. La niñaDuró un minuto y la escena vino a terminar en nada.Con el ala en un talón entra Mercurio; profundoSilencio halló el mensajero. El gran Voltaire guiñó un ojoComo queriendo decir: ¡cuánto pedante en el mundoQue piensa con los talones! (Juan lo miró de reojo.Y un periodista que había se puso serio y muy rojo).Entra Aladino y su lámpara. Entran Cleopatra y Filipo.Entra la Reina de Saba. Entran Salomón y Creso.(Con las pupilas saltadas se abalanzó un burgués rico,Un banquero perdió el habla y otro se puso muy tieso)."Mademoiselle Pompadour", anuncia un paje. Mil notasVibran de pronto; los hombres aparecen con peluca,(Un calvo aplaude, y de gozo brinca una vieja caduca)Comienza el baile: pavanas, rondas, minués y gavotas.Bailan Nemrod y Sansón, Anteo, Quirón y Eurito;Bailan Julieta, Eloísa, Santa Teresa y Eulalia,Y los centauros: Caumantes, Grineo, Medón y Clito;(Hércules no; le ha prohibido bailar la celosa Onfalia).Entra Baco, de repente; todos gritan: ¡Vino, Vino;(Borgoña, Italia y Oporto, Jerez, Chipre, Cognac, Caña,Ginebra y hasta Aguardiente), viva el pámpano divino,Vivan Noé y Edgard Poe, Byron, Verlaine y el Champaña!Esto dicho, se abalanzan a un tonel. Un fraile obesoCayó, debido, sin duda (más que al vino) al propio peso.Como sintieran calor Apuleyo y AnacreonteSe bañaron en un cubo. Entra de pronto Caronte.(Todos corren a ocultarse). No faltó algún moralistaEspañol (ya se supone) que los tratara de beodos,El escándalo tomaba una proporción no vista,Hasta que llegó Saturno, y, gritando de mil modos,Dijo que de buenas ganas iba a comerlos a todos.Hubo varios incidentes; (entra Atila y se hunde el piso;Eolo apaga unas bujías; habla Dantón; se oye un trueno).En el vaso en que GalenoY Esculapio se sirvieron, ninguno servirse quiso.Un estoico de veinte años, atacado por el asma,Se hallaba lejos de todos. «Denle pronto este jarabe».Dijo Hipócrates, muy serio. Byron murmuró, muy grave:«Aplicadle una mujer en forma de cataplasma».Una risa estrepitosa sonó en la sala. De rojoVestido un dandy gallardo, diole la mano al poetaQue tal ocurrencia tuvo. (El gran Byron que era cojo,Tanto como presumido, no abandonó su banqueta,Y tuvo para Mefisto la inclinación más discreta).En esto hubo discusiones sobre cuál de los suicidasEra más digno de gloria. Dijo Julieta; yo he sidoUna reina del Amor; hubiera dado mil vidasPor juntarme a mi Romeo. Dijo Werther: yo he cumplidoCon un impulso sublime de personal arrogancia.Hablaron Safo y Petronio, y hasta Judas el ahorcado,Por fin habló el cocinero del famoso Rey de Francia,El bravo Vatel: yo, dijo, con valor me he suicidadoPor cosas más importantes, ¡por no encontrar un pescado!Todos soltaron la risa. (Grita un paje: está Morfeo).Todos callan, de repente... todos se quedan dormidos.Se oyen profundos ronquidos.(Entra en cuclillas un loco que se llama Devaneo). -DOLORAA LolaIba llorando la Ausenciacon el semblante abatidocuando se encontró en presenciadel Olvido,que al ver su faz marchitada,le dijo con voz turbada:sin colores,"«Ya no llores niña bella,ya no llores,que si tu contraria estrellate oprime incansable y ruda,yo te prometo mi ayudacontra tu mal y contra ella».Oyó la Ausencia llorandola propuesta cariñosa,y los ojos enjugandoruborosa,"«Admito desde el momento,buen anciano»"le dijo con dulce acento"«admito lo que me ofrecesy que en vanohe buscado tantas veces,yo que triste y sin ventura,la copa de la amargurahe apurado hasta las heces».Desde entonces, Lola bella,cariñosa y anhelantevive el Olvido con ella,siempre amante;y la Ausencia ya ni gime,ni dolienterecuerda el mal que la oprime;que un amor ha concebidotan ardientepor el anciano querido,que si sus penas resiste,suspira y llora muy tristecuando la deja el Olvido. -Bonito el color del pelo de esta señorita, bonito el olora abeja de su zumbido, bonita la calle,bonitos los pies de lujo bajo los doszapatos áureos, bonito el maquillajede las pestañas a las uñas, lo fluvialde sus arterias espléndidas, bonita la physisy la metaphysis de la ondulación, bonito el metrosetenta de la armazón, bonito el pactoentre hueso y piel, bonito el volumende la madre que la urdió flexible y ladurmió esos nueve meses, bonito el ocioanimal que anda en ella. -Azules, de bárbaro. Hoy cantan para tilos suaves trinos y en el taller literarioadelgaza la voz el papagayo: conmovidaendulza las Grandes Miradas su lección de confitero.De este lado rezamos por ti hincados ante un lobo:que la bella ciencia es una habitación que da a lo oscuroy el hombre, ese acertado inconstante,es apenas unos pocos pasos que por ella van y vienen.Hoy que las profesoras de letras olvidaron todolo que saben de ti los presidiariosy el vago que, a riesgo de ser aplastado por los automóviles,detiene la metáfora de su paso por recoger el milagrode una hoja, sin alcanzar a explicárselo;hoy que apenas los ascensoristasse levantan de entre los demás,hoy que esta loca materia aparece ahogada y vencida,como lo estuvo siempre, como va a estarlo siempre,flotando sobre las aguas de los números;hoy que en tusa selvas vírgenes arraigaron los casinosy suena música disco en todas las Áfricas tonantes,hoy que en la calle 88 y Broadway una horrible fulana te paseaimpreso en su remera, sonriente con toda la Gloria Americana,hoy que encuadernado en cuero y con letras doradaste exhiben los dentistas en sus huecas bibliotecasy te honran a su modo, repartiendo venenos por las callesdel mundo los ágiles traficantes,hoy que caen los muros y todas las posteridades se desploman,hoy que la Historia, esa vieja enemiga,se ríe de nosotros diciendo que no existe,como en tu tiempo repetía el Diablo;hoy que los blandos músculos de los diputadospueden arrojar al mar, si quieren, a miles de forzudos extranjeros,hoy que la tímida democracia probó ser más efectiva que los reyes,hoy que todos por fin somos buenosy alza su copa radiante el rosado, negro, amarillo y cobrizobanquete de la vida, más alláde los caritativos grupos que intentan el soneto,a través de las bibliotecas barridas por el polvo y las secretarias,sin dactilografía ni voz ni esperanza ni objeto,cruzan las geografías dos luces gruesas y potentesanillando la Tierra. No por el símbolo sino por la miradaeres como el dios de plástico que cuelga de su pared el asustado,para que esos Ojos le sigan por la casa. Para nosotroslos mínimos, para nosotros los pocos, para nosotros los débiles,que sólo queremos estar ociosos, tus párpados estánsiempre abiertos, hermano desdeñoso,Jesucristo el Terrible,hoy que es una vergüenza tener hambresiguen mirando lo mismo tus fanales salvajes. -Ah, las manos, tus manos, cómo extrañola suavidad, la firme contextura,su roce de caderas y cintura,y los sondeos íntimos del baño.Intento duplicar cada peldañotrepando palmo a palmo mi estatura,y al ver que no eres tú quien lo procurame siento causa de mi propio engaño.Vuelvan tus manos, ráfagas febriles,a alborotar mis senos juveniles,a suscitar sobre mi piel temblores.Toca, acaricia, explora, roza, exprime,que el cuerpo clama cuando el alma gime,y mis gemidos son desgarradores. -(1884)En dulce charla de sobremesa,mientras devoro fresa tras fresa,y abajo ronca tu perro Bob,te haré el retrato de la duquesaque adora a veces al duque Job.No es la condesa de Villasanacaricatura, ni la poblanade enagua roja, que Prieto amó;no es la criadita de pies nudosos,ni la que sueña con los gomososy con los gallos de Micoló.Mi duquesita, la que me adora,no tiene humos de gran señora:es la griseta de Paul de Kock.No baila Boston, y desconocede las carreras el alto gocey los placeres del five o'clock.Pero ni el sueño de algún poeta,ni los querubes que vio Jacob,fueron tan bellos cual la coquetade ojitos verdes, rubia griseta,que adora a veces el duque Job.Si pisa alfombras, no es en su casa;si por Plateros alegre pasay la saluda madam Marnat,no es, sin disputa, porque la vista,sí porque a casa de otra modistadesde temprano rápida va.No tiene alhajas mi duquesita,pero es tan guapa, y es tan bonita,y tiene un perro tan v'lan, tan pschutt;de tal manera trasciende a Francia,que no la igualan en eleganciani las clientes de Hélene Kossut.Desde las puertas de la Sorpresahasta la esquina del Jockey Club,no hay española, yanqui o francesa,ni más bonita ni más traviesaque la duquesa del duque Job.¡Cómo resuena su taconeoen las baldosas! ¡Con qué meneoluce su talle de tentación!¡Con qué airecito de aristocraciamira a los hombres, y con qué graciafrunce los labios "¡Mimí Pinsón!Si alguien la alcanza, si la requiebra,ella, ligera como una cebra,sigue camino del almacén;pero, ¡ay del tuno si alarga el brazo!¡Nadie se salva del sombrillazoque le descarga sobre la sien!¡No hay en el mundo mujer más linda!Pie de andaluza, boca de guinda,sprint rociado de Veuve Clicquot,talle de avispa, cutis de ala,ojos traviesos de colegialacomo los ojos de Louise Theo.Ágil, nerviosa, blanca, delgada,media de seda bien restirada,gola de encaje, corsé de crac,nariz pequeña, garbosa, cuca,y palpitantes sobre la nucarizos tan rubios como el coñac.Sus ojos verdes bailan el tango;nada hay más bello que el arremangoprovocativo de su nariz.Por ser tan joven y tan bonita,cual mi sedosa, blanca gatita,diera sus pajes la emperatriz.¡Ah! Tú no has visto cuando se peina,sobre sus hombros de rosa reinacaer los rizos en profusión.Tú no has oído que alegre canta,mientras sus brazos y su gargantade fresca espuma cubre el jabón.Y los domingos, ¡con qué alegría!,oye en su lecho bullir el día¡y hasta las nueve quieta se está!¡Cuál se acurruca la perezosabajo la colcha color de rosa,mientras a misa la criada va!La breve cofia de blanco encajecubre sus rizos, el limpio trajeaguarda encima del canapé.Altas, lustrosas y pequeñitas,sus puntas muestran las dos botitas,abandonadas del catre al pie,Después, ligera, del lecho brinca,¡oh quién la viera cuando se hincablanca y esbelta sobre el colchón!¿Qué valen junto de tanta gracialas niñas ricas, la aristocracia,ni mis amigas del cotillón?Toco; se viste; me abre; almorzamos;con apetito los dos tomamosun par de huevos y un buen beefsteak,media botella de rico vino,y en coche, juntos, vamos caminodel pintoresco Chapultepec.Desde las puertas de la Sorpresahasta la esquina del Jockey Club,no hay española, yanqui o francesa,ni más bonita ni más traviesaque la duquesa del duque Job. -Dulce Señor, mis vanos pensamientosfundados en el viento me acometen,pero por más que mi quietud inquietenno podrán derribar tus fundamentos.No porque de mi parte mis intentosseguridad alguna me prometenpara que mi flaqueza no sujeten,ligera más que los mudables vientos.Mas porque si a mi voz, Señor, se inclinatu defensa y piedad, ¿qué humana guerracontra lo que Tú amparas será fuerte?Ponme a la sombra de tu cruz divina,y vengan contra mí fuego, aire, tierra,mar, yerro, engaño, envidia, infierno y muerte. -En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimensin respirar siquiera para que nada turbe mi muerteen esta soledad sin paredesal tiempo que huyeron los ángulosen la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangrepara salir en un momento tan lentoen un interminable descensosin brazos que tendersin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisiblesin más que una mirada y una vozque no recuerdan haber salido de ojos y labios¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios?Y mi voz ya no es míadentro del agua que no mojadentro del aire de vidriodentro del fuego lívido que corta como el gritoY en el juego angustioso de un espejo frente a otrocae mi vozy mi voz que maduray mi voz quemaduray mi bosque maduray mi voz quema duracomo el hielo de vidriocomo el grito de hieloaquí en el caracol de la orejael latido de un mar en el que no sé nadaen el que no se nadaporque he dejado pies y brazos en la orillasiento caer fuera de mí la red de mis nerviosmas huye todo como el pez que se da cuentahasta ciento en el pulso de mis sienesmuda telegrafía a la que nadie respondeporque el sueño y la muerte nada tienen ya que decirse. -Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,al borde del abismo, estoy clamandoa Dios. Y su silencio, retumbando,ahoga mi voz en el vacío inerte.Oh Dios. Si he de morir, quiero tenertedespierto. Y, noche a noche, no sé cuándooirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablandosolo. Arañando sombras para verte.Alzo la mano, y tú me la cercenas.Abro los ojos: me los sajas vivos.Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.Esto es ser hombre: horror a manos llenas.Ser "y no ser" eternos, fugitivos.¡Ángel con grandes alas de cadenas! -Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro,y la cándida víctima levanto,de mi atrevida indignidad me espantoy la piedad de vuestro pecho admiro.Tal vez el alma con temor retiro,tal vez la doy al amoroso llanto,que arrepentido de ofenderos tantocon ansias temo, y con dolor suspiro.Volved los ojos a mirarme humanos,que por las sendas de mi error siniestrasme despeñaron pensamientos vanos;no sean tantas las miserias nuestrasque a quien os tuvo en sus indignas manosvos le dejéis de las divinas vuestras. -¡Borinquen!, nombre al pensamiento gratocomo el recuerdo de un amor profundo;bello jardín de América el ornato,siendo el jardín América del mundo.Perla que el mar de entre su concha arrancaal agitar sus ondas placenteras;garza dormida entre la espuma blancadel níveo cinturón de tus riberas.Tú que das a la brisa de los maresal recibir el beso de su alientola garzota gentil de tus palmares;Qué pareces en medio de la brumaal que llega a tus playas peregrinas,una ciudad fantástica de espumasque formaron jugando las ondinas;Un jardín encantadosobre las aguas de la mar que domas;un búcaro de flores columpiadoentre espuma y coral, perlas y aromas;Tú, que en las tardes sobre el mar derramas,con los colores que tu ocaso viste,otro océano de flotantes llamas;Tú que me das el aire que respiroy vida al ritmo que en mi lira brota,cuando la inspiración en raudo girocon sus alas flamígeras azotala frente del cantor, ¡Oye mi acento!El santo amor que entre mi pecho guardote pintará su rústica armonía;por ti lo lanzo a la región del viento,tu amor lo dicta al corazón del bardoy el bardo en él su corazón de envía.¡Óyelo, patria! El último sonidoserá, tal vez, de mi laúd; muy prontopartiré a las regiones del olvido.Mi juventud efímera se mermay ya en su carcel habitar no quiereel alma melancólica y enferma.Antes que llegue mi postrero díay mi cantar se extinga con mi aliento,toma ¡Patria!, mi última poesía;¡Ella es de mi amor el testamento!¡Ella el adiós que tu cantor te envía! -Me han hablado del poetaque se arroja ácido a la cara durante los recitalesy escribe en el cielo preprogramado de Californiacon humo de aeroplanosy me impresiona la calidad de esta ética laboraltan a la alturade nuestros tiempos de paleocapitalismo posmoderno:todo por la patriapor el patrónpor el poderpor la poesía...pero me temoque ni siquiera con tanto sacrificioconsigue durar más de diez segundos en los telediarios.Prefierootra estrategia lateral, contraria:escribir en la arenay hablar en voz muy bajapara que tú me oigas.Borrar las huellas. -En nuestro Aniversario de Bodasen reconocimientoa ti, mi Amor:Por ser asítan especial para mí.Por llenar mi existencia de dicha.Por enseñarme que el verdadero amorse compone de tristezas y alegrías.Tú eres y serás siempreel verdadero amor de mi vida. -La tarde caíatriste y polvorienta.El agua cantabasu copla plebeyaen los cangilonesde la noria lenta.Soñaba la mula¡pobre mula vieja!,al compás de sombraque en el agua suena.La tarde caíatriste y polvorienta.Yo no sé qué noble,divino poeta,unió a la amargurade la eterna ruedala dulce armoníadel agua que sueña,y vendó tus ojos,¡pobre mula vieja!...Mas sé que fue un noble,divino poeta,corazón madurode sombra y de ciencia. -¡Qué sorpresa tu cuerpo, qué inefable vehemencia!Ser todo esto tuyo, poder gozar de todosin haberlo soñado, sin que nuncaun ligero esperar prometiera la dicha.Esta dicha de fuego que vacía tu testa,que te empuja de espaldas,te derriba a un abismoque no tiene medida ni fondo.¡Abismo y solo abismode ti hasta la muerte!¡Tus brazos!Son tus brazos los mismos de otros días,y tiemblan y se cierran en torno de su cuerpo.Tu pecho, el que suspira, ajeno, estremecidode cosas que tú ignoras,de mundos que lo mueven...¡Oh pecho de tu cuerpo, tan firme y tan sensibleque un vaho lo pone turbioy un beso lo traspasa!¡Si nunca nadie dijo que así se amaba tanto!¿Podías tú esperar que ardieran tus cabellos,que toda cuanta eres cayeras como lumbreen un grito sin cifra,desde una cordillera gritada por la aurora?¿Ceniza tú algún día? ¿Ceniza esta locuraque estrenas con la vida recién brotada al mundo?¡Tú no te acabas nunca, tú no te apagas nunca!Aquí tenéis la lumbre, la que lo coge todopara quemar el cielo subiéndole la tierra. -El viento es un caballo:óyelo cómo correpor el mar, por el cielo.Quiere llevarme: escuchacómo recorre el mundopara llevarme lejos.Escóndeme en tus brazospor esta noche sola,mientras la lluvia rompecontra el mar y la tierrasu boca innumerable.Escucha como el vientome llama galopandopara llevarme lejos.Con tu frente en mi frente,con tu boca en mi boca,atados nuestros cuerposal amor que nos quema,deja que el viento pasesin que pueda llevarme.Deja que el viento corracoronado de espuma,que me llame y me busquegalopando en la sombra,mientras yo, sumergidobajo tus grandes ojos,por esta noche soladescansaré, amor mío. -Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,y tú, inocente, duermes bajo el cielo.Tú por tu sueño, y por el mar las naves.En cárceles de espacio, aéreas llaveste me encierran, recluyen, roban. Hielo,cristal de aire en mil hojas. No. No hay vueloque alce hasta ti las alas de mis aves.Saber que duermes tú, cierta, segura"cauce fiel de abandono, línea pura",tan cerca de mis brazos maniatados.Qué pavorosa esclavitud de isleño,yo, insomne, loco, en los acantilados,las naves por el mar, tú por tu sueño. -Si una guitarra triste me dijeraque no quiere morir entristecida,me pondría a rezar sobre su heridacon tal de recobrar su primavera.Si un triste trovador hoy me pidieraun poquito de luz para su vida,toda la selva en fuego convertidapara su corazón yo le ofreciera.Mas, de poco valió la proclamadapujanza de mi anhelo, si calladala muerte te llevó, Daniel Reguera.Pasa tu zamba por la noche oscura,y el eco de tu voz en la llanurasigue buscando luz y primavera. -Torerillo en Triana,frente a Sevilla.Cántale a la sultanatu seguidilla.Sultana de mis penasy mi esperanza.Plaza de las Arenasde la Maestranza.Arenas amarillas,palcos de oro.Quién viera a las mulillasllevarme el toro.Relumbrar de farolespor mí encendidos.Y un estallido de olesen los tendidos.Arenal de Sevilla,Torre del Oro.Azulejo a la orilladel río moro.Azulejo bermejo,sol de la tarde.No mientas, azulejo,que soy cobarde.Guadalquivir tan verdede aceite antiguo.Si el barquero me pierdeyo me santiguo.La puente no la paso,no la atravieso.Envuelto en oro y rasono se hace eso.Ay, río de Triana,muerto entre luces,no embarca la chalanalos andaluces.Ay, río de Sevilla,quién te cruzasesin que mi zapatillase me mojase.Zapatilla escotadapara el estribo.Media rosa estiraday alamar vivo.Tabaco y oro. Fajasalmón. Montera.Tirilla verde bajapor la chorrera.Capote de paseo.Seda amarilla.Prieta para el toreola taleguilla.La verónica cruje.Suenan caireles.Que nadie la dibuje.Fuera pinceles.Banderillas al quiebro.Cose el mihurael arco que le enhebrocon la cintura.Torneados en rueda,tres naturales.Y una hélice de sedacon arrabales.Me perfilo. La espada.Los dedos mojo.Abanico y mirada.Clavel y antojo.En hombros por tu orilla,Torre del Oro.En tu azulejo brillasangre de toro.Si salgo en la Maestranza,te bordo un manto,Virgen de la Esperanza,de Viernes Santo.Adiós, torero nuevo,Triana y Sevilla,que a Sanlúcar me llevotu seguidilla. -Por la calle brinca y correcaballo de larga cola,mientras juegan o dormitanviejos soldados de Roma.Medio monte de Minervasabre sus brazos sin hojas.Agua en vilo redorabalas aristas de las rocas.Noche de torsos yacentesy estrellas de nariz rotaaguarda grietas del albapara derrumbarse toda.De cuando en cuando sonabanblasfemias de cresta roja.Al gemir, la santa niñaquiebra el cristal de las copas.La rueda afila cuchillosy garfios de aguda comba.Brama el toro de los yunques,y Mérida se coronade nardos casi despiertosy tallos de zarzamora.IIEL MARTIRIOFlora desnuda se subepor escalerillas de agua.El Cónsul pide bandejapara los senos de Olalla.Un chorro de venas verdesle brota de la garganta.Su sexo tiembla enredadocomo un pájaro en las zarzas.Por el suelo, ya sin norma,brincan sus manos cortadasque aún pueden cruzarse en tenueoración decapitada.Por los rojos agujerosdonde sus pechos estabanse ven cielos diminutosy arroyos de leche blanca.Mil arbolillos de sangrele cubren toda la espalday oponen húmedos troncosal bisturí de las llamas.Centuriones amarillosde carne gris, desvelada,llegan al cielo sonandosus armaduras de plata.Y mientras vibra confusapasión de crines y espadas,el Cónsul porta en bandejasenos ahumados de Olalla.IIIINFIERNO Y GLORIANieve ondulada reposa.Olalla pende del árbol.Su desnudo de carbóntizna los aires helados.Noche tirante reluce.Olalla muerta en el árbol.Tinteros de las ciudadesvuelcan la tinta despacio.Negros maniquíes de sastrecubren la nieve del campoen largas filas que gimensu silencio mutilado.Nieve partida comienza.Olalla blanca en el árbol.Escuadras de níquel juntanlos picos en su costado.*Una Custodia relucesobre los cielos quemadosentre gargantas de arroyoy ruiseñores en ramos.¡Saltan vidrios de colores!Olalla blanca en lo blanco.Ángeles y serafinesdicen: Santo, Santo, Santo. -Cuando entre la sombra oscura,perdida una voz murmuraturbando su triste calma,si en el fondo de mi almala oigo dulce resonar,dime: ¿es que el viento en sus girosse queja, o que tus suspirosme hablan de amor al pasar?Cuando el sol en mi ventanarojo brilla a la mañana,y mi amor tu sombra evoca,si en mi boca de otra bocasentir creo la impresión,dime: ¿es que ciego deliro,o que un beso en un suspirome envía tu corazón?Y en el luminoso díay en la alta noche sombría,si en todo cuanto rodeaal alma que te desea,te creo sentir y ver,dime: ¿es que toco y respirosoñando, o que en un suspirome das tu aliento a beber? -ARAUCANÍA, rosa mojada, divisoadentro de mí mismo o en las provincias del aguatus ra��ces, las copas de los desenterrados,con los alerces rotos, las araucarias muertas,y tu nombre reluce en mis capítuloscomo los peces pescados en el canasto amarillo!Eres también patria patleada y hueles mal,a rencor, a borrasca, a escalofrío.Hoy que un día creció para ser anchocomo la tierra o más extenso aún,cuando se abrió la luz mostrando el territoriollegó tu lluvia y trajo en sus espadasel retrato de ayer acribillado,el amor de la tierra insoportable,con aquellos caminos que me llevanal polo Sur, entre árboles quemados. -Estancia soleada:¿Adónde vas, mirada?A estas paredes blancas,clausura de esperanza.Paredes, techo, suelo:gajo prieto de tiempo.Cerrado en él, mi cuerpo.Mi cuerpo, vida, esbelto.Se le caerán un díalímites. ¡Qué divinadesnudez! Peregrinaluz. ¡Alegría, alegría!Pero estarán cerradoslos ojos. Derribadosparedones. Al raso,luceros clausurados. -La canción que me pediste,la compuse y aquí está;cántala bajito y triste:ella duerme (para siempre); la canción la arrullará.Cántala bajito y triste,cántala... -De poblado en pobladoLa modelada El mundillo El furor de vivirExtiende la divertida mezcla social.Por un libro Por el periódicoO por el tendido eléctrico recibimos la noticia:Un españolQue vivió en AméricaHa traducidoAl castellanoA poetas románticos ingleses. -Arriba, un atrevimiento de águilas, abajo, el pecho del pueblo y en la línea definitiva, entre los altos y anchos candelabros de la Humanidad, y las trompetas que braman como vacas, entre naranjos y duraznos y manzanos que, como caballos, relinchan, entre barcos y espadas, rifles y banderas en flor, al paso de parada negro y fundamental de los héroes, tú y tu ataúd de acero.La multitud descomunal y subterránea, abate en oleaje su ímpetu de serpiente y ataca su fantasma y su palabra, como un toro la estrella ensangrentada.Caemos de rodillas en el gran crepúsculo universal, y lloran las sirenas de todos los barcos del mundo, como perritas sin alojamiento; se acabó la comida en los establos contemporáneos y el último buey se destapa los sesos, gritando; el bofetón del huracán, partiendo los terciopelos del Oriente, araña el ocaso y le desgarra el corazón a puñaladas, cuando el fusil imperial de la burguesía pare un lirio de pólvora y se suicida.Al quillay litoral le desgarran la pana los relámpagos de las montañas, y tremendamente da quejidos de potrillo recién nacido en el estercolero, porque su conciencia vegetal naufraga en el aroma a sangre.Canto de estatuas, grito de coronas, llanto de corazas y bahías, y el discurso funeral de los cipreses que persiguen eternamente lo amarillo, te rodean; nosotros, entre lenguas de perro y lágrimas elementales, no somos sino sólo fantasmas en vigencia; lo heroico, lo definitivo, la ley oscura de la materia en la cual todas las cosas se levantan y se derrumban con el único fin de engendrar padecimiento, emerge de ti, porque de ti, porque tú eres la realidad categórica; y cuando los pollitos nuevos del mar a cuya orilla enorme te criaste, pían al asesinato general del ocaso, los huesos de Tamerlán echan grandes llamas; escucho el funeral de Beethoven ejecutado por setecientos maestros de orquesta, frenar la tempestad, sujetándola, como el desnudo adolescente los caballos rojos de Fidias y el cielo está negro lo mismo que mi corazón; las espadas anchas, las anchas espadas que abrieron los surcos profundos que no cavaron los arados, las espadas embanderadas de historia, se te someten y te lamen como el perro del mendigo; cuadrigas y centurias, haciendo estallar el sol sonoro, al golpear la tierra hinchada con el eslabón de la herradura, levantan polvaredas de migración y el bramido de las lanzas es acusatorio y terrible debajo de la lluvia oscura como la mala intención o un cobarde; adentro de las campanas choca la luciérnaga rota con su farol a la espalda, llorando; huyendo del incendio general, leones y chacales se arrojan a la mar ignota y las serpientes repletas de furor se rompen los colmillos en las antiguas lanzas; un gran caballo azul se suicida; borrachos de sol y parición en generaciones del Dios pánico y dionysíaco, los sacerdos-escarabajos están gritando la maternidad aterradora en miel de pinares y resinas de gran potencial alcohólico, que debaten entre ramajes la violencia tremenda de la naturaleza; el Clarín del Señor de los Ejércitos empuña la espuela de oro de la gran alarma y los soldados.Cargado por nosotros, marcha el féretro como una rosa negra o un pabellón caído, con espanto aterrador de fusilamiento; rajados a hachazos los pellines encadenados al huracán aúllan; tú eres lo único definitivo, hundida en tu belleza de pretéritos y de crepúsculos totales, caída en todo lo solo, herida por el resplandor de la eternidad deslumbradora, mientras errados, nos arrinconamos adentro de nuestras viejas negras chaquetas de perros.Por el camino real que va a la nada marcharé (caballo de invierno), en las milenarias edades; hoy, mi espada está quebrada, como el mascarón de proa del barco que se estrelló contra lo infinito y soy el animal abandonado en la soledad del bramadero; perteneces al granero humano, tétrico de matanza en matanza, y te robaron de mis besos terribles; braman las campanas pateando la atmósfera histórica en la cual se degüellan hasta las dulces violetas que son como copitas de vino inmortal; la tinaja de las provincias echa un ancho llanto de parrones descomunales, gritando desde el origen.Arde tu alma grande y deslumbradora como un fusil en botón y a la persona muerta la secunda la ciudadanía universal otorgándole la vida épica como a una guitarra el sonido; como un solo animal, acumular la eternidad, triste y furioso a tus orillas, es mi ocupación de suicida; como ola de sombra, el comercio-puñal de la literatura nos ladra al alma cansada y los cuatreros, los cuchilleros, los aventureros y el gran escorpión de la bohemia nos destinan su sonrisa de degolladores, echada en sus ojos de cerdo.Sobre el instante, la polvareda familiar gravita y empuña el pabellón de los antiguos clanes; tu eres el escudo popular de los de Rokha: tronchados, desorientados, conmigo a la cabeza de la carreta grande, tirada por dos inmensos toros muertos, hijos e hijas, nietos y nietas, yernos y nueras dan la batalla contra la mixtificación tenebrosa y estupenda de los viejos payasos convertidos en asesinos; a miel envenenada hiede el ambiente o a calumnia y perro; los chacales se ríen furiosamente y tremendamente arañan la casa sola como sombra en el arrabal del mundo, allá en donde remuelen el pelele y la maldición, tierra de escupos y demagogia, llena de lenguas quemadas; porque mi desesperación se retuerce las manos como un reo que enfrenta los inquisidores, a cuya espalda chilla, furiosa la Reacción, como negra perra vieja en celo; andando por abajo, los degenerados nos aceitan y nos embarran el camino, a fin de que el cegado por las lágrimas dé el resbalón mortal y definitivo del que se desploma en el mar rabioso que solloza echando espuma y se derrumbe horriblemente.Juramos pelear hasta derrotar al enemigo enmascarado en el enemigo del pueblo, al calumniador y al difamador con ojo pequeño de ofidio y las setenta lenguas ajenas de los testigos falsos, a la rana-pulpo-sapo del sabotaje; juramos solemnemente cortarnos y comernos la lengua antes de lanzarle al olvido; juramos los látigos de la venganza, porque es mentira la misericordia y no tememos atacar la eternidad frente a frente, ensangrentados como pabellones.Tranco a tranco en el pantano del horror, vi destruir a la naturaleza en ti el esquema total de lo bello y lo bueno; como un niño loco, el espanto se ensañó en tu figura incomparable, que no volverá a lograr nunca jamás la línea de la Humanidad, y caíste asesinada y pisoteada por lo infinito, tú, que representabas lo infinito en la vida humana, y el sol de "Dios" en la gran tiniebla del hombre; caías, pero caía contigo el significado de lo humano, y en este instante todas las cosas están sin sentido, gritando, boca abajo, solas, y es fea la tierra; como a aquel infeliz cualquiera a quien le revuelven la puñalada en el corazón, el perro idiota de la literatura, vestido de obispo o caracol, levanta la pata y orina mi tragedia de macho, porque como todo lo hermoso, todo lo vertical, todo lo heroico se hundió contigo en el abismo, yo soy el viudo terrible, y acaso la bestia arcaica sublimándose en el intelectual acusatorio que da lenguaje a las tinieblas; como la naturaleza es descomunal y sólo lo monstruoso le incumbe íntegramente, su injusticia fue tenebrosa con tu régimen floral de copa y el destino te cavó de horror como a una montaña de fuego; sin embargo, como soy humano, no acepto tu muerte, no creo en tu muerte, no entiendo tu muerte y el andrajo de mi corazón se retuerce salvajemente y se avalanza contra la muralla inmortal, contra la muralla desesperada, contra la muralla ensangrentada, contra la muralla despedazada, que se incendia entre las montañas y sudando y bramando y sangrando, me revuelco como un toro con tu nombre sagrado entre los dientes, mordido como el puñal rojo del pirata; a la espalda aúllan las desorbitadas máscaras gruñendo entre complejos de buitre aventurero y trajes vacíos, en los que respiran las épocas demagógicas.Entre los grandes peñascos apuñalados por el sol, sudando como soldados de antaño, roídos por inmenso musgo crepuscular y lágrimas de antiguas botellas, tú y la paloma torcaz de los desiertos lloran; mar afuera, en el corazón de flor de las mojadas islas oceánicas, en las que la eternidad se agarra como entraña de animal vacuno a la soledad de la materia y el gemido de los orígenes gravita en la gran placenta del agua, tú das la majestad al huracán por cuyos látigos ruge la muerte su secreto total, tremendo; encima de los carros de topacio del crepúsculo, tirados por siete caballos amarillos, cruzados de llamas como Jehová, tú eres el balido azul de los corderos; aquí, a la orilla de tu sepulcro que ruge, terrible, en su condición de miel de abejas y de pólvora, haciendo estallar el huracán sobre los viejos túmulos que tu vencidad obliga a relampaguear, tú empuñas una gran trompeta de oro, tal como se empuña una gran bandera de fuego y convocas a asamblea general de muertos, a fin de arrojar la eternidad contra la eternidad, como dos peñascos; emerges de entre toneles, como la voz de las vasijas, y la gran humedad del pretérito, que huele a fruta madura y a caoba matrimonial, enarbola su pabellón en el corazón de las bodegas, cuando yo recuerdo tu virginidad resplandeciente...Condiciona sus muchedumbres la mar-océano del Sur y tu multitud le responde terriblemente; yo estoy sentado a la orilla del que tanto amabas mar, y la oceanidad da la tónica al gigante dolor que requiere inmensidades para manifestarse y el lenguaje de la masa humana o la montaña incendiándose; remece sus instintos la inmensa bestia oceánica y el crepúsculo ensangrienta la bandera de los navíos y el cañón funeral del puerto; el mar y yo bramamos, el mar, el mar, y crujen los huesos tremendos de Chile, cuando con mi caballo nos bañamos solos en la gran soledad del mar y el mar prolonga mi relincho con su bramido por todas las costas, desde las tierras protervas de Babilonia al Mediterráneo celestial de las tuyas glicinas y a los sangrientos mares vikingos, o arrastra mi voz tronchada y sangrienta como un capitel roto y mi lenguaje de campanario que se derrumba en la gran campana del mar, con tu recuerdo gimiendo adentro; rememoro nuestro matrimonio provincial-marino y la carrera desenfrenada, desnudos, sobre la arena y el sol; es la mar soberbia, la mar oscura, la mar grandiosa en la cual gravita el estupor horizontal de humanidad que azota los vientres de las madres y relumbran las panoplias huracanadas de los viejos guerreros de hierro, que ascienden y descienden por las arboladuras como un tigre a una antigua catedral caída; lagrimones de acordeones, de leones y fantasmas dan al pirata el relumbrón de los atardeceres y el tajo del rostro atrae el sable crepuscular hacia la figura agigantada; el ron furioso da gritazos y mordiscos de alcohol degollado a la tiniebla aventurera y la pólvora roja es rosa de llamas rugiendo con perros y espadas entre la matanza histórica, adentro de la cual nosotros dos rajamos el cuaderno de bitácora sobre el acero acerbo del pecho, que es pluma y rifle, Luisita; asomándome a la descomunal profundidad heroica, veo lo eterno y tu cara en todo lo hondo; naufragios y guitarras y el lamento del destierro en los archipiélagos sociales del Tirreno y el Egeo, se revuelve a la bencina cosmopolita de los grandes Imperios de hoy, con sus navíos y sus aviones sembrando la sangre en los mares: pero el tam-tam de los tambores ensangrentados me desgarra el cerebro; sin embargo, hay dulzuras maravillosas, y te vuelvo a encontrar en esta gran agua salada por el origen y el olor animal del mundo, con tu melena de sirena clásica y tu pie marino de conchaperla y aventura.Braman las águilas del amor eterno en nosotros...El huracán del amor nos arrasó antaño, y ahora tu belleza de plenilunio con duraznos, como llorando en la grandeza aterradora, contiene todo el pasado del ser humano; truenan las grandes vacas tristes del amanecer y tú rajas la mañana con tu actitud, que es un puñal quebrado; fuiste "mi dulce tormento" y ahora, Winétt, como el Arca de la Alianza o como Dionysos, medio a medio de los estuarios mediterráneos y el de los sargazos mar, entre el régimen del laurel y el dolorido asfodelo diluído en la colina acumulada de los héroes, hacia la cual apunta el océano su fusilería y desde la que emergen los pinos solarios, tú, lo mismo exacto que a una gran diosa antigua de Asia, la eternidad bravía te circunda; galopan los cuatro caballos del Apocalipsis, se derrumban las murallas de Jericó al son de las trompetas que ladran como alas en la degollación y el Sinaí embiste como el toro egipcio, cuando tu paso de tórtola hiende los asfaltos ensangrentados de la poesía, gran poetisa-Continente; y las generaciones de todos los pobres, entre todos los pobres del mundo, te levantan bajo los palios llagados del sudor popular en el instante en que tu voz se distiende, creciendo y multiplicándose como el oleaje de los grandes mares desconocidos, a cuya ribera los hombres crearon los dioses barbudos del agro y los sentaron y los clavaron en las regiones acuarias, que eran el llanto de fuego de los volcanes; como fuiste tremendamente dulce, graciosamente fuerte, pequeñamente grande con lo oscuro y descomunal del genio en un régimen de corolas, el hijo del pueblo te entiende; tenías la divina atracción del átomo, que, al estallar, incendia la tierra, por eso, adentro del silencio mundial, yo escucho exactamente a la multitud romana o babilónica, arreada y gobernada a latigazos, a las muchedumbres grecolatinas que poblaron Marsella de gentes que huelen a ajo, a prostitución, a guitarra, a conspiración, a sardina y a cuchilla, a tabaco y a sol mojado y caliente como sobaco, a presidio, a miseria, a heroicidad, a flojera o a tristeza, al vikingo ladrón, guerrero, viril y sublime en gran hombría y a los beduinos enfurecidos por el hambre y los desiertos del simoum, áspero y trágico, y te adoro como a una antigua y oscura diosa en la cual los pueblos guerreros practicaban la idolatría de lo femenino definitivo y terrible; forrado en cueros de fuego, montado un caballo de asfalto, yo voy adentro de la multitud, como una maldición en el cañón del revólver.Románico de cúpulas y óperas el atardecer de los amantes desventurados me encubre, y cae una paloma negra, Luisita-azúcar.Soplan las ráfagas del dolor su chicotazo vagabundo y la angustia se clava rugiendo, en fijación tremenda, como un ojo enorme que quemase, como una gran araña, como un trueno con el reflejo hacia adentro y la quijada de Caín en el hocico; es entonces cuando arde el colchón con sudor oscuro de légamo, cuando la noche afila su cuchilla sin resplandor, cuando el volcán destripa a la montaña y se parte el vientre terrible, que arroja un caldo de llamas horrendo y definitivo, cuando lloran todas las cosas un llanto demencial y lluvioso, cuando el paisaje, que es la corbata de la naturaleza, se raja el corazón de avena y pan y se repleta de leones; sin embargo, medio a medio de la catástrofe, se me reconstituye el ser a objeto de que el padecimiento se encarne más adentro y la llaga, quemada por el horror, se agrande; con tu ataúd al hombro, resuenan mis trancos en la soledad del siglo, en la cual gravita el cadáver de Stalin, que es enorme y cubre el Oriente en mil leguas reales a la redonda, encima de un carro gigante que arrastran doscientos millones de obreros; semejante a una inmensa cosechadora de granjeros, la máquina viuda de los panteones degüella las cabezas negras y la Humanidad brama como vaca en el matadero; yo arrastro la porquería maldita de la vida como la pierna tronchada un idiota y espero el veneno del envenenador, la solitaria puñalada literaria por la espalda, en el minuto crucial de los crepúsculos, el balazo del hermano en la literatura, como quien aguarda que le llegue un cheque en blanco desde la otra vida; me da vergüenza ser un ser humano desde que te vi agonizar defendiéndote, perseguida y acosada por la Eternidad como una dulce garza por una gran perra sarnosa; como con asco de existir, duermo como perro solo encima de una gran piedra tremenda, que bramara en el desierto, hablo con espanto de cortarme la lengua con la cuchilla de la palabra y quisiera que un dolor físico enorme me situase a tu altura, medio a medio de este gigante y negro desfile de horror del cual estalla mi cabeza incendiándose como antigua famosa posada de vagabundos; no deseo el sol sino llorando y la noche maldita con la tempestad en el vientre; por degüellos y asesinatos camino, y ando en campos de batalla, estoy mordido por buitres de negrura, y es de pólvora y de lágrimas, Luisita-Amor, el gran canasto de violetas, con el cual me allego a tu sepulcro humildemente; a mi desesperación se le divisa la cacha del arma de fuego, Luisita-Amor, cuyos grandes frutos caen...Éramos Filemón y Baltis de Frigia y el grito conyugal del mundo, pero se desgarró una gran cadena en la historia y yo cruzo gritando a la siga del mí mismo que se fue contigo para siempre nunca, esta gran sonata fúnebre de héroes caídos... -Todo en ella encantaba, todo en ella atraíasu mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...El ingenio de Francia de su boca fluía.Era llena de gracia, como el Avemaría.¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!Ingenua como el agua, diáfana como el día,rubia y nevada como Margarita sin par,el influjo de su alma celeste amanecía...Era llena de gracia, como el Avemaría.¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!Cierta dulce y amable dignidad la investíade no sé qué prestigio lejano y singular.Más que muchas princesas, princesa parecía:era llena de gracia como el Avemaría.¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!Yo gocé del privilegio de encontrarla en mi víadolorosa; por ella tuvo fin mi anhelary cadencias arcanas halló mi poesía.Era llena de gracia como el Avemaría.¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diez años fue mía;pero flores tan bellas nunca pueden durar!¡Era llena de gracia, como el Avemaría,y a la Fuente de gracia, de donde procedía,se volvió... como gota que se vuelve a la mar! -No me inquieta no contestarA quien no solicito pregunta o respuestaPorque siempre trabajo alguna representaciónO porque cuido los textosQue me llevanDe ferrocarril en ferrocarrilDe festival en festivalDe farfullador en farfulladorDe fe en feDe clan en clanY porque los hombres de este fin de sigloSe diferencianSólo por el periódico que cargan bajo el brazo. -París, y esto es un día del 59 en el aire.Por lo visto es el mismo día radiante desde entonces.La primavera sabe lo que hace con sus besos. Todavía te buscoen ese taxi urgente, y el gentío. Está escrito que esta nochedormiré con tu cuerpo largamente, y el tren interminable.París, y éste es el fósforo de la maravilla violenta.Todo es en el relámpago y ardemos sin parar desde el principioen el hartazgo. Amémonos estos pobres minutos.De trenes y más trenes y de aviones errantes nos cosieron los dioses,y de barcos y barcos, esta red que nos une en lo terrestre.París, y esto el oleaje de la eternidad de repente.Allí nos despedimos para seguir volando. No te olvidesde escribirme. La pérdida de esta piel, de estas manos,y esas ruedas terribles que te llevan tan lejos en la noche,y este mundo que se abre debajo de nosotros para seguir naciendo.París, y vamos juntos en el remolino gozosode esto que nace y nace con la revolución de cada día.A tus pétalos altos encomiendo la estrella del que viene en los meses de tu sangre,y te dejo dormir en la sábana. Pongo mi mano en la hermosurade tu preñez, y toco claramente el origen. -Con la esperanza.Que, venga lo que venga,Mejor que no te amargue las mañanas.Con la alegría.Incluso en ese instanteEn que los días dejen de ser días. -Almendros en flor.La primaverase acerca.Cerezos en flor.La primaveraestá plena.Granados en flor.Ya se alejala primavera. -Virgen, que el sol más pura,gloria de los mortales, luz del cielo,en quien la piedad es cual la alteza:los ojos vuelve al sueloy mira un miserable en cárcel dura,cercado de tinieblas y tristeza.Y si mayor bajezano conoce, ni igual, juicio humano,que el estado en que estoy por culpa ajena,con poderosa manoquiebra, Reina del cielo, esta cadena.Virgen, en cuyo senohalló la deidad digno reposo,do fue el rigor en dulce amor trocado:si blando al rigurosovolviste, bien podrás volver serenoun corazón de nubes rodeado.Descubre el deseadorostro, que admira el cielo, el suelo adora:las nubes huirán, lucirá el día;tu luz, alta Señora,venza esta ciega y triste noche mía.Virgen y madre junto,de tu Hacedor dichosa engendradora,a cuyos pechos floreció la vida:mira cómo empeoray crece mí dolor más cada punto;el odio cunde, la amistad se olvida;si no es de ti validala justicia y verdad, que tú engendraste,¿adónde hallará seguro amparo?Y pues madre eres, bastepara contigo el ver mi desamparo.Virgen, del sol vestida,de luces eternales coronada,que huellas con divinos pies la Luna;envidia emponzoñada,engaño agudo, lengua fementida,odio crüel, poder sin ley ninguna,me hacen guerra a una;pues, contra un tal ejército maldito,¿cuál pobre y desarmado será parte,si tu nombre bendito,María, no se muestra por mi parte?Virgen, por quien vencidallora su perdición la sierpe fiera,su daño eterno, su burlado intento;miran de la riberaseguras muchas gentes mi caída,el agua violenta, el flaco aliento:los unos con contento,los otros con espanto; el más piadosocon lástima la inútil voz fatiga;yo, puesto en ti el llorosorostro, cortando voy onda enemiga.Virgen, del Padre Esposa,dulce Madre del Hijo, templo santodel inmortal Amor, del hombre escudo:no veo sino espanto;si miro la morada, es peligrosa;si la salida, incierta; el favor mudo,el enemigo crudo,desnuda, la verdad, muy proveídade armas y valedores la mentira.La miserable vida,sólo cuando me vuelvo a ti, respira.Virgen, que al alto ruegono más humilde sí diste que honesto,en quien los cielos contemplar desean;como terrero puesto"los brazos presos, de los ojos ciego"a cien flechas estoy que me rodean,que en herirme se emplean;siento el dolor, mas no veo la mano;ni me es dado el huir ni el escudarme.Quiera tu soberanoHijo, Madre de amor, por ti librarme.Virgen, lucero amado,en mar tempestuoso clara guía,a cuvo santo rayo calla el viento;mil olas a porfíahunden en el abismo un desarmadoleño de vela y remo, que sin tientoel húmedo elementocorre; la noche carga, el aire truena;ya por el cielo va, ya el suelo toca;gime la rota antena;socorre, antes que emviste en dura roca.Virgen, no enficionadade la común mancilla y mal primero,que al humano linaje contamina;bien sabes que en ti esperodende mi tierna edad; y, si malvadafuerza que me venció ha hecho indinade tu guarda divinami vida pecadora, tu clemenciatanto mostrará más su bien crecido,cuanto es más la dolencia,y yo merezco menos ser valido.Virgen, el dolor fieroañuda ya la lengua, y no consienteque publique la voz cuanto desea;mas oye tú al dolienteánimo, que contino a ti vocea. -Con su retroscopio.En Montreal vive el pasajero clandestino,que inventó su Winnipeg. -Viendo el Amor un díaque mil lindas zagalashuían de él medrosaspor mirarle con armas,dicen que de picadoles juró la venganzay una burla les hizo,como suya, extremada.Tornóse en mariposa,los bracitos en alasy los pies ternezuelosen patitas doradas.¡Oh! ¡qué bien que parece!¡Oh! ¡qué suelto que vaga,y ante el sol hace alardede su púrpura y nácar!Ya en el valle se pierde,ya en una flor se para,ya otra besa festivo,y otra ronda y halaga.Las zagalas, al verle,por sus vuelos y graciamariposa le juzgany en seguirle no tardan.Una a cogerle llega,y él la burla y se escapa;otra en pos va corriendo,y otra simple le llama,despertando el bulliciode tan loca algazaraen sus pechos incautosla ternura más grata.Ya que juntas las mira,dando alegres risadassúbito amor se muestray a todas las abrasa.Mas las alas ligerasen los hombros por galase guardó el fementido,y así a todas alcanza.También de mariposale quedó la inconstancia:llega, hiere, y de un pechoa herir otro se pasa. -Ojos indefinibles, ojos grandes,como el cielo y el mar hondos y puros,ojos como las selvas de los Andes:misteriosos fantásticos y oscuros.Ojos en cuyas místicas ojerasse ve el rastro de incógnitos pesares,cual se ve en la aridez de las riberasla huella de las ondas de los mares.Miradme con amor, eternamente,ojos de melancólicas pupilas,ojos que semejáis bajo su frente,pozos de aguas profundas y tranquilas.Miradme con amor, ojos divinos,que adornáis como soles su cabeza,y, encima de sus labios purpurinos,parecéis dos abismos de tristeza.Miradme con amor, fúlgidos ojos,y cuando muera yo, que os amo tantoverted sobre mis lívidos despojos,el dulce manantial de vuestro llanto. -Suspiros tristes, lágrimas cansadas,Que lanza el corazón, los ojos llueven,Los troncos bañan y las ramas muevenDe estas plantas, a Alcides consagradas;Mas del viento las fuerzas conjuradasLos suspiros desatan y remueven,Y los troncos las lágrimas se beben,Mal ellos y peor ellas derramadas.Hasta en mi tierno rostro aquel tributoQue dan mis ojos, invisible manoDe sombra o de aire me le deja enjuto,Porque aquel ángel fieramente humanoNo crea mi dolor, y así es mi frutoLlorar sin premio y suspirar en vano. -Milagros de Nuestra Señora - versos 877 a 940IXEra un simple clérigo pobre de clerecíadicié cutiano missa de la Sancta María;non sabié decir otra, diciéla cada día,más la sabié por uso que por sabiduría.Fo est missacantano al bispo acusado,que era idïota, mal clérigo provado;Salve Sancta Parens sólo tenié usado,non sabié otra missa el torpe embargado.Fo durament movido el Obispo a sanna,dicié: «Nunqua de preste oí atal hazanna.»Disso: «Diçit al fijo de la mala putannaque venga ante mí, no lo pare por manna.»Vino ante el obispo el preste peccador,avié con el grand miedo perdida la color,non podíe de vergüenza catar contra'l sennor,nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.Díssoli el obispo: «Preste, dime la verdat,si es tal como dizen la tu necïedat.»Díssoli el buen omne: «Sennor, por caridat,si disiesse que non, dizría falsedat».Díssoli el obispo: «Quando non as cïenciade cantar otra missa, nin as sen nin potencia,viédote que non cantes, métote en sentencia,vivi como merezes por otra agudencia.»Fo el preste su vía triste e dessarrado,avié muy grand vergüenza, el danno muy granado;tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,que li diesse consejo ca era aterrado.La madre pïadosa que nunqua fallecióa qui de corazón a piedes li cadió,el ruego del su clérigo luego gelo udió:no lo metió por plazo, luego li acorrió.La Virgo glorïosa, madre sin dición,aparecio'l al obispo luego en visïón;díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón,descubrióli en ello todo su corazón.Díxoli brabamientre: «Don Obispo lozano,¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?Yo nunqua te tollí valía de un grano,e tú ásme tollido a mí un capellano.»El que a mí cantava la missa cada día,tú tovist que facié yerro de eresía;judguéstilo por bestia e por cosa radía,tollisteli la orden de la capellanía.»Si tú no li mandares decir la missa míacomo solié decirla, grand querella avría,e tú serás finado hasta el trenteno día,¡Desend verás qué vale la sanna de María!»Fo con estas menazas el bispo espantado,mandó envïar luego por el preste vedado;rogó'l que'l perdonasse lo que avié errado,ca fo él en su pleito durament engannado.Mandólo que cantasse como solié cantar,fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;si algo li menguasse en vestir o calzar,él gelo mandarié del suyo mismo dar.Tornó el omne bueno en su capellanía,sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;finó en su oficio de fin qual yo querría,fue la alma a gloria, a la dulz cofradía.Non podriemos nos tanto escrivir nin rezar,aun porque podiéssemos muchos annos durar,que los diezmos miraclos podiéssemos contar,los que por la Gloriosa denna Dios demostrar. -Esta noche al oído me has dicho dos palabrasComunes. Dos palabras cansadasDe ser dichas. PalabrasQue de viejas son nuevas.Dos palabras tan dulces que la luna que andabaFiltrando entre las ramasSe detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabrasQue una hormiga pasea por mi cuello y no intentoMoverme para echarla.Tan dulces dos palabras?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?Tan dulces y tan mansasQue aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.Tan dulces y tan bellasQue nerviosos, mis dedos,Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.Oh, mis dedos quisieranCortar estrellas. -Llevaba en la cabezauna Lechera el cántaro al mercadocon aquella presteza,aquel aire sencillo, aquel agrado,que va diciendo a todo el que lo advierte«¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»Porque no apetecíamás compañía que su pensamiento,que alegre la ofrecíainocentes ideas de contento,marchaba sola la feliz Lechera,y decía entre sí de esta manera:«Esta leche vendida,en limpio me dará tanto dinero,y con esta partidaun canasto de huevos comprar quiero,para sacar cien pollos, que al estíome rodeen cantando el pío, pío.»Del importe logradode tanto pollo mercaré un cochino;con bellota, salvado,berza, castaña engordará sin tino,tanto, que puede ser que yo consigaver cómo se le arrastra la barriga.»Llevarélo al mercado,sacaré de él sin duda buen dinero;compraré de contadouna robusta vaca y un ternero,que salte y corra toda la campaña,hasta el monte cercano a la cabaña».Con este pensamientoenajenada, brinca de maneraque a su salto violentoel cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.¡Oh loca fantasía!¡Qué palacios fabricas en el viento!Modera tu alegría,no sea que saltando de contento,al contemplar dichosa tu mudanza,quiebre su cantarillo la esperanza.No seas ambiciosade mejor o más próspera fortuna,que vivirás ansiosasin que pueda saciarte cosa alguna.No anheles impaciente el bien futuro;mira que ni el presente está seguro. -Como el penitenteque masca su cigarro amargo e íntimovoy por estas callesen estos transportes colectivoscruzando estos desolados parques,las fechas no tienen importanciahoy es otro día y el sol no da espera,hay que salir y ver recorrer los rebaños...,como una fieraacecho a la sombra de sus rituales fabriles.De vez en cuandoun golpe fuerte y ágil para saciar mis apetitos.Y de nuevo me interno en el bosquehasta mi burbuja acerada de flautista solitarioY desde allí hago música en la alta nocheCuando las fieras cantan y comprenden mi extraña tonada. -Canta en la noche, canta en la mañana,ruiseñor, en el bosque tus amores;canta, que llorará cuando tú lloresel alba perlas en la flor temprana.Teñido el cielo de amaranta y grana,la brisa de la tarde entre las floressuspirará también a los rigoresde tu amor triste y tu esperanza vana.Y en la noche serena, al puro rayode la callada luna, tus cantareslos ecos sonarán del bosque umbrío.Y vertiendo dulcísimo desmayo,cual bálsamo süave en mis pesares,endulzará tu acento el labio mío. -Fue un amor a distancia, absorbente y profundo,que vertió luz intensa sobre mi estéril mundo.Fue el clamor estentóreo de vibrante campana,resucitando el eco de una pasión temprana.Vino como una musa, recitando cantares,filtrándose en mi arena, subiendo a mis altares.La percibí a mi lado como una frágil rosaabriéndome sus pétalos, ingenua y temblorosa.Se me adentró en el alma, y navegó en mis venas,arrasando a su paso mi muro y mis almenas.Galvanizó mi entraña con la encendida furiade una sed insaciable de candente lujuria.La contemplé desnuda, dulce y acogedora,agresiva y violenta, crepúsculo y aurora.Depositó en mis labios sus labios, entregadosa amar con besos tenues y besos prolongados.Y al acercar mi boca a los duros pezonessentí el salvaje instinto de tigres y leones.Sus muslos me ofrecían la invitación calladade atravesar su carne al filo de mi espada.Palpé su piel vibrante, su vientre estremecido,y la humedad ardiente del recóndito nido.Era un canto a la vida, manojo de temblores,estallido en la sombra de ocultos interiores.Y era el rumor alegre del agua entre las rocas,y el clarín que se anuncia con esperanzas locas.Y un firmamento cálido, envolviendo en su senoel murmullo del aire y el rugido del trueno.Y una lluvia ligera su ternura incesante,y un huracán furioso sus pasiones de amanteY al despertar del sueño que soñaba despierto,sin haber recogido las rosas de su huerto,abrumado del peso sentido en el instante,maldije los amores del amante distante. -Cien sonetos de amorCorazón mío, reina del apio y de la artesa:pequeña leoparda del hilo y la cebolla:me gusta ver brillar tu imperio diminuto,las armas de la cera, del vino, del aceite,del ajo, de la tierra por tus manos abiertade la sustancia azul encendida en tus manos,de la transmigración del sueño a la ensalada,del reptil enrollado en la manguera.Tú con tu podadora levantando el perfume,tú, con la dirección del jabón en la espuma,tú, subiendo mis locas escalas y escaleras,tú, manejando el síntoma de mi caligrafíay encontrando en la arena del cuadernolas letras extraviadas que buscaban tu boca. -CVIII»E bien como quando algund malfechor,al tempo que fazen de otro justicia,temor de la pena le pone cobdiciade allí adelante bivir ya mejor,mas desque passado por él el temor,vuelve a sus vicios como de primero,así me bolvieron a do desesperodesseos que quieren que muera amador.» -Debo cuidarme de los gusanoscuando me entierrenlo más seguroes que hablen mal de míque escupan sobre mis poemasy orinen las flores frescasque adornarán mi tumballegado sea el casoque hasta devoren mis huesosme arranquen los intestinoso en el colmo de la injusticiase roben mi diente de oroy todo esto porque en vidajamás escribí sobre ellos -Que esta noche me duerma bajo un manto de olvido,ajena al desamor, al encono y la saña,considerando a aquel que nunca me ha querido,sorda a la mezquindad y a la torcida maña.Que el corazón regule cadencioso el latidopara que no lo alteren mentiras o patraña;que el alma, dadivosa con los que no lo han sido,se entregue por entero, aun a la gente extraña.Que todo sentimiento impropio me abandone,y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie,hasta la misma ofensa más infame perdone,quedando desde entonces en beatífica paz,y que un plácido sueño redimidor me anuncieque la pasión humana no ha de vencerme más. -para reconocer en la sed mi emblemapara significar el único sueñopara no sustentarme nunca de nuevo en el amorhe sido toda ofrendaun puro errarde loba en el bosqueen la noche de los cuerpospara decir la palabra inocente -Cien sonetos de amorCuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,en regiones contrarias, en un mediodía quemante:eras sólo el aroma de los cereales que amo.Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copaen Angol, a la luz de la luna de Junio,o eras tú la cintura de aquella guitarraque toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.Pero yo ya sabía cómo era. De prontomientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino. -Aunque en ricos montoneslevantes el cautivo inútil oro;y aunque tus posesionesmejores con ajeno daño y lloro;y aunque cruel tiranooprimas la verdad, y tu avaricia,vestida en nombre vano,convierta en compra y venta la justicia;aunque engañes los ojosdel mundo a quien adoras: no por tantono nacerán abrojosagudos en tu alma; ni el espantono velará en tu lecho;ni huirás la cúita y agonía,el último despecho;ni la esperanza buena en compañíadel gozo tus umbralespenetrará jamás; ni la Meguera,con llamas infernales,con serpentino azote la alta y fieray diestra mano armada,saldrá de tu aposento sola una hora;y ni tendrás clavadala rueda, aunque más puedas, voladoradel Tiempo hambriento y crudo,que viene, con la muerte conjurado,a dejarte desnudodel oro y cuanto tienes más amado;y quedarás sumidoen males no finibles y en olvido. -Yo pronuncio tu nombreEn las noches oscurasCuando vienen los astrosA beber en la lunaY duermen los ramajesDe las frondas ocultas.Y yo me siento huecoDe pasión y de música.Loco reloj que cantaMuertas horas antiguas.Yo pronuncio tu nombre,En esta noche oscura,Y tu nombre me suenaMás lejano que nunca.Más lejano que todas las estrellasY más doliente que la mansa lluvia.¿Te querré como entoncesAlguna vez? ¿Qué culpaTiene mi corazón?Si la niebla se esfuma¿Qué otra pasión me espera?¿Será tranquila y pura?¡¡Si mis dedos pudieranDeshojar a la luna!! -IYa no es mágico el mundo. Te han dejado.Ya no compartirás la clara lunani los lentos jardines. Ya no hay unaluna que no sea espejo del pasado,cristal de soledad, sol de agonías.Adiós las mutuas manos y las sienesque acercaba el amor. Hoy sólo tienesla fiel memoria y los desiertos días.Nadie pierde (repites vanamente)sino lo que no tiene y no ha tenidonunca, pero no basta ser valientepara aprender el arte del olvido.Un símbolo, una rosa, te desgarray te puede matar una guitarra.IIYa no seré feliz. Tal vez no importa.Hay tantas otras cosas en el mundo;un instante cualquiera es más profundoy diverso que el mar. La vida es cortay aunque las horas son tan largas, unaoscura maravilla nos acecha,la muerte, ese otro mar, esa otra flechaque nos libra del sol y de la lunay del amor. La dicha que me distey me quitaste debe ser borrada;lo que era todo tiene que ser nada.Sólo que me queda el goce de estar triste,esa vana costumbre que me inclinaal Sur, a cierta puerta, a cierta esquina. -Amor con tan honesto pensamientoarde en mi pecho, y con tan dulce pena,que haciendo grave honor de la condena,para cantar me sirve de instrumento.No al fuego, al celestial atento,en alabanza de Amarilis suenacon esta voz, que el curso al agua enfrena,mueve la selva y enamora el viento.La luz primera del primero día,luego que el sol nació, toda la encierra,círculo ardiente de su lumbre pura,y así también, cuando tu sol nacía,todas las hermosuras de la tierraremitieron su luz a tu hermosura. -Atalaya, cima cimera,de la ola marinera.Desde ti se atalayabael oleaje en blanca geometría;hoy, un destacamento militarrompe tu armonía peceracon alambres, uniformesy voces de: «¡Fuera, fuera!»Atalaya,aún sirves para cobijar amor,y para que a los niños les nazcanlos dientes de la inquietud aventurera,tan aventurera como la ya lejanade los playos cuando ibana la caza "y no pesca" ballenera."¿ Vienes a l' Atalaya? "Pregunta la Filo a Rosa.Van allá. Parlotea unapara que la otra cosamientras la tarde triste o rosa calla. -Infrecuentes (pero también inmerecidas)Instantáneas (pero es verdad que el tiempo no se mideHay instantes que estallan y son astrosOtros son un río detenido y unos árboles fijosOtros son ese mismo río arrasando los mismos árboles)InfrecuentesInstantáneas noticias favorablesDos o tres nubes de cristal de rocaHoras altas como la mareaEstrépito de plumas blancas en el cielo nocturnoIslas en llamas en mitad del PacíficoMundos de imágenes suspendidos de un hilo de arañaY entre todos la muchacha que avanza partiendo en dos las altas aguasComo el sol la muchacha que se abre paso como la llama que avanzaComo el viento partiendo en dos la cortina de nubesBello velero femeninoBello relámpago partiendo en dos al tiempoTus hombros tienen la marca de los dientes del amorLa noche polar ardeInfrecuentesInstantáneas noticias del mundo(Cuando el mundo entreabre sus puertas y el ángel cabecea a la entrada del jardín)Nunca merecidas(Todo se nos da por añadiduraEn una tierra condenada a repetirse sin treguaTodos somos indignosHasta los muertos enrojecenHasta los ciegos deletrean la escritura del látigoRacimos de mendigos cuelgan de las ciudadesCasas de ira torres de frente obtusa)InfrecuentesInstantáneasNo llegan siempre en forma de palabrasBrota una espiga de unos labiosUna forma veloz abre las alasImprevistasInstantáneasComo en la infancia cuando decíamos «ahí viene un barco cargado de...»Y brotaba instantánea imprevista la palabra convocadaPezÁlamoColibríY así ahora de mi frente zarpa un barco cargado de inicialesÁvidas de encarnar en imágenesInstantáneasImprevistas cifras del mundoLa luz se abre en las diáfanas terrazas del mediodíaSe interna en el bosque como una sonámbulaPenetra en el cuerpo dormido del aguaPor un instante están los nombres habitados. -Nunca entendí lo que es un laberintohasta que cara a cara con mi mismoperfil hurgara en el espejo matutinocon que me lavo el polvo y me preciso.Porque así somos más de lo que fuimosa la orilla del sol alado y fino:de sangre reja y muro bien vestidosde moho y vaho y rata amados hijos. -Te mataré mañana cuando la luna salgay el primer somormujo me diga su palabrate mataré mañana poco antes del albacuando estés en el lecho, perdida entre los sueñosy será como cópula o semen en los labioscomo beso o abrazo, o como acción de graciaste mataré mañana cuando la luna salgay el primer somormujo me diga su palabray en el pico me traiga la orden de tu muerteque será como beso o como acción de graciaso como una oración porque el día no salgate mataré mañana cuando la luna salgay ladre el tercer perro en la hora novenaen el décimo árbol sin hojas ya ni saviaque nadie sabe ya por qué está en pie en la tierrate mataré mañana cuando caiga la hojadecimotercera al suelo de miseriay serás tú una hoja o algún tordo pálidoque vuelve en el secreto remoto de la tardete mataré mañana, y pedirás perdónpor esa carne obscena, por ese sexo oscuroque va a tener por falo el brillo de este hierroque va a tener por beso el sepulcro, el olvidote mataré mañana cuando la luna salgay verás cómo eres de bella cuando muertatoda llena de flores, y los brazos cruzadosy los labios cerrados como cuando rezabaso cuando me implorabas otra vez la palabrate mataré mañana cuando la luna salga,y así desde aquel cielo que dicen las leyendaspedirás ya mañana por mí y mi salvaciónte mataré mañana cuando la luna salgacuando veas a un ángel armado de una dagadesnudo y en silencio frente a tu cama pálidate mataré mañana y verás que eyaculascuando pase aquel frío por entre tus dos piernaste mataré mañana cuando la luna salgate mataré mañana y amaré tu fantasmay correré a tu tumba las noches en que ardande nuevo en ese falo tembloroso que tengolos ensueños del sexo, los misterios del semeny será así tu lápida para mí el primer lechopara soñar con dioses, y árboles, y madrespara jugar también con los dados de nochete mataré mañana cuando la luna salgay el primer somormujo me diga su palabra. -Yo no vine a llevarme nada.Soy turista de pasosin cámara, sin mapa, sin equipaje,que sufre con fastidio vuestras aduanas moralespero que mete onírica de contrabandoal país de los mercaderes y las efigies.Porque no soy el enviadoel recomendado,el postulado,el indicado,el supremo...Tan solo soy un exiliado del camino del opioque tiene por estigma una flor en el desierto de su frente.Dejadme pasar tranquilodentro de la oscura liturgia que bostezoembozado en mi capa de luna llena...Y aunque nadie me espera,pueden desesperar por mí los fantasmas.Entonces...¿Quién dará cuenta de mi historia? -No estoy triste porque ya te vaspues me dediqué a quererte,unidos y abrazados más y máshaciendo nuestro amor más fuerte.Acaricie tus suaves manosy bien besé tus tiernos labioscontemplé tus lindos ojos negrosy vi contigo el pasar de los años.Me entregué a tu terso cuerpome dediqué a quererte,y ese fue mi gran acierto:estar contigo hasta la muerte. -Tierno saúz,Casi otro, casi ámbar,Casi luz...Por nada los gansosTocan alarmaEn sus trompetas de barro.Pavo real, largo fulgor,Por el gallinero demócrataPasas como una procesión...Aunque jamás se muda,A tumbos, como carro de mudanza,Va por la senda la tortuga."¡Devuelve a la desnuda rama,Nocturna mariposa,Las hojas secas de tus alas!Recorriendo su telaEsta luna clarísimaTiene a la araña en vela. -Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente,en el surco, en el viento, en la arena, en el mar...Sembrar, sembrar, sembrar, infatigablemente:En mujer, surco o sueño, sembrar, sembrar, sembrar...Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;siembra el amor y el odio, y sonríe al pasar...La arena del desierto y el vientre de la hembrabajo tu gesto próvido quieren fructificar...Desdichados de aquellos que la vida maldijo,que no soñaron nunca ni supieron amar...Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.Porque la vida es eso: ¡Sembrar, sembrar, sembrar! -Ven, madre, a descansar de todos tus trabajoshasta el jardín umbroso que cultivo en mis sueños,a la luz de luciérnagas y áureos escarabajosy la mágica ayuda de esos seres pequeños,los gnomos, que se visten con trajes escarlatay brotan cuando alumbran las primeras estrellas,que usan zapatitos con hebillas de platasin dejar en el musgo la marca de sus huellas.Cantarán para ti la cigarra y el grillo,ocultos entre hiedras, glicinas o jazmines.Y con las hojas muertas haremos un castillocon muros almenados en oro y amarillo,hasta que se deshaga por sobre los jardines(en tanto la cabeza sobre mi hombro inclines). -Rosa de Alberti allá en el rodapiédel mirador del cielo se entreabría,pulsadora del aire y prima mía,al cuello un lazo blanco de moaré.El barandal del arpa, desde el piehasta el bucle en la nieve, la cubría.Enredando sus cuerdas, verdecía,alga en hilos, la mano que se fue.Llena de suavidades y carmines,fanal de ensueño, vaga y voladora,voló hacia los más altos miradores.¡Miradla querubín de querubines,del vergel de los aires pulsadora.Pensativa de Alberti entre las flores! -MÉXICO, de mar a mar te viví, traspasadopor tu férreo color, trepando montessobre los que aparecen monasteriosllenos de espinas,el ruido venenosode la ciudad, los dientes solapadosdel pululante poetiso, y sobrelas hojas de los muertos y las gradasque construyó el silencio irreductible,como muñones de un amor leproso,el esplendor mojado de las ruinas.Pero del acre campamento, hurañosudor, lanzas de granos amarillos,sube la agricultura colectivarepartiendo los panes de la patria.Otras veces calcáreas cordillerasinterrumpieron mi camino,formasde los ametrallados ventisquerosque despedazan la corteza oscurade la piel mexicana, y los caballosque cruzan como el beso de la pólvorabajo las patriarcales arboledas.Aquellos que borraron bravamentela frontera del predio y entregaronla tierra conquistada por la sangreentre los olvidados herederos,también aquellos dedos dolorososanudados al sur de las raícesla minuciosa máscara tejieron,poblaron de floral jugueteríay de fuego textil el territorio.No supe qué amé más, si la excavadaantigüedad de rostros que guardaronla intensidad de piedras implacables,o la rosa creciente, construidapor una mano ayer ensangrentada.Y así de tierra a tierra fui tocandoel barro americano, mi estatura,y subió por mis venas el olvidorecostado en el tiempo, hasta que un díaestremeció mi boca su lenguaje. -Cargado voy de mí doquier que ando,y cuerpo y alma, todo me es pesado;sin causa vivo, pues que estó apartadode do el vivir su causa iba ganando.Mi seso está sus obras desechando;no me queda otra renta, ni otro estado,sino pasar pensando en lo pasado,y cayo bien en lo que voy pensando.Tanto es el mal, que mi corazón sienteque sola la memoria de un momentoviene a ser para mí crudo accidente.¿Cómo puede vivir mi pensamientosi el pasado placer y el mal presentetienen siempre ocupado el sentimiento? -ISalen los niños alegresDe la escuela,Poniendo en el aire tibioDel abril, canciones tiernas.¡Que alegría tiene el hondoSilencio de la calleja!Un silencio hecho pedazospor risas de plata nueva.IIVoy camino de la tardeEntre flores de la huerta,Dejando sobre el caminoEl agua de mi tristeza.En el monte solitarioUn cementerio de aldeaParece un campo sembradoCon granos de calaveras.Y han florecido cipresesComo gigantes cabezasQue con órbitas vacíasY verdosas cabellerasPensativos y dolientesEl horizonte contemplan.¡Abril divino, que vienesCargado de sol y esenciasLlena con nidos de oroLas floridas calaveras! -El árbol que verdecea cada primavera,no es más feliz que yo,de nuevo verdiflor.Las amarillas hojascayeron, y en mi troncovuelven los novios trémulosa entrelazar sus cifras,y hay corazones fijospor flechas traspasados,vivos en esa muerte.Cuando digo «te amo»,mi voz repite el vientoy en mi alta copa juegacon tu nombre y un pájarohijo de abril y marzo. -Ella sacó a pasear las palabrasy las palabras mordieron a los niñosy los niños le contaron a sus padresy los padres cargaron sus pistolasy abrieron fuego sobre las palabrasy las palabras gimieron, aullaronlamieron lentamente sus ciegas heridashasta que al fin cayeron de brucessobre la tierra desangradaY vino la muerte entoncesvestida con su mejor atuendoy detúvose en la casa del poetapara llamarlo con gritos desesperadosy abrió la puerta el poetasin sospechar de qué se tratabay vio a la muerte colgada de su sombray sollozando"Acompáñame", le dijo aquella"porque esta noche estamos de duelo""Y quién ha muerto", preguntó el poeta"Pues tú", respondió la muertey le extendió los brazospara darle el pésame -No se lo muestres nunca a nadie,ni se lo digasa tu mejor amigohaciéndole jurar con muchas copasque nunca contará.Escucha:ya maduró la luzen la primera fruta del parraly quiero que te asombres.Ni siquierate nombro,y sin embargo,sus versos que poseen el color de mis venaste cuentana través de los vientos y del aguaque a ti me lleva el blancode la virginidadque te debí en las noches consteladas,el verde de las hojas de tu pueblodonde fueron a misa los vestidos,y el rosado prudentede la amante que fingeser la esposa en la fiesta. -¿Adónde te escondiste,Amado, y me dexaste con gemido?Como el ciervo huystehaviéndome herido;salí tras ti clamando, y eras ydo.Pastores, los que fuerdesallá por las majadas al otero,si por ventura vierdesaquél que yo más quiero,decilde que adolezco, peno y muero.Buscando mis amores,yré por esos montes y riberas;ni cogeré las flores,ni temeré las fieras,y passaré los fuertes y fronteras.¡O bosques y espesuras,plantadas por la mano del Amado!,¡o prado de verduras,de flores esmaltado!,dezid si por vosotros ha passado.Mil gracias derramandopasó por estos sotos con presura;y, yéndolos mirando,con sola su figuravestidos los dejó de hermosura.¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?Acaba de entregarte ya de vero;no quieras embiarmede oy más ya mensajeroque no saben dezirme lo que quiero.Y todos quantos vagande ti me van mil gracias refiriendo,y todos más me llagan,y déxame muriendoun no sé qué que quedan balbuziendo.Mas, ¿cómo perseveras,¡o vida!, no viviendo donde vives,y haziendo porque mueraslas flechas que recivesde lo que del Amado en ti concives?¿Por qué, pues as llagadoaqueste coraçón, no le sanaste?Y, pues me le as robado,¿por qué assí le dexaste,y no tomas el robo que robaste?Apaga mis enojos,pues que ninguno basta a deshazellos,y véante mis ojos,pues eres lumbre dellos,y sólo para ti quiero tenellos.Descubre tu presencia,y máteme tu vista y hermosura;mira que la dolenciade amor, que no se curasino con la presencia y la figura.¡O christalina fuente,si en esos tus semblantes plateadosformases de repentelos ojos deseadosque tengo en mis entrañas dibuxados!¡Apártalos, Amado,que voy de buelo!.Buélvete, paloma,que el ciervo vulneradopor el otero asomaal aire de tu buelo, y fresco toma.Mi Amado las montañas,los valles solitarios nemorosos,las ínsulas estrañas,los ríos sonorosos,el silbo de los ayres amorosos,La noche sosegadaen par de los levantes del aurora,la música callada,la soledad sonora,la cena que recrea y enamora.Caçadnos las raposas,questá ya florescida nuestra viña,en tanto que de rosashazemos una piña,y no parezca nadie en la montiña.Detente, cierzço muerto;ven, austro, que recuerdas los amores,aspira por mi huerto,y corran sus olores,y pacerá el Amado entre las flores.¡Oh ninfas de Judea!,en tanto que en las flores y rosalesel ámbar perfumea,morá en los arrabales,y no queráis tocar nuestros humbrales.Escóndete, Carillo,y mira con tu haz a las montañas,y no quieras dezillo;mas mira las compañasde la que va por ínsulas estrañas.A las aves ligeras,leones, ciervos, gamos saltadores,montes, valles, riberas,aguas, ayres, ardores,y miedos de las noches veladores:Por las amenas lirasy canto de sirenas os conjuroque cessen vuestras yras,y no toquéis al muro,porque la esposa duerma más siguro.Entrado se a la esposaen el ameno huerto desseado,y a su sabor reposa,el cuello reclinadosobre los dulces braços del Amado.Debajo del mançano,allí conmigo fuiste desposada;allí te di la mano,y fuiste reparadadonde tu madre fuera violada.Nuestro lecho florido,de cuevas de leones enlazado,en púrpura tendido,de paz edifficado,de mil escudos de oro coronado.A çaga de tu huellalas jóvenes discurren al camino,al toque de centella,al adobado vino,emissiones de bálsamo divino.En la interior bodegade mi Amado beví, y, quando salíapor toda aquesta bega,ya cosa no sabía,y el ganado perdí que antes seguía.Allí me dio su pecho,allí me enseñó sciencia muy sabrosa,y yo le di de hechoa mí, sin dexar cosa;allí le prometí de ser su esposa.Mi alma se a empleado,y todo mi caudal, en su servicio;ya no guardo ganado,ni ya tengo otro officio,que ya sólo en amar es mi exercicio.Pues ya si en el egidode oy más no fuere vista ni hallada,diréis que me e perdido,que, andando enamorada,me hice perdediza y fui ganada.De flores y esmeraldas,en las frescas mañanas escogidas,haremos las guinaldas,en tu amor florescidasy en un cabello mío entretexidas.En solo aquel cabelloque en mi cuello volar consideraste,mirástele en mi cuelloy en él presso quedaste,y en uno de mis ojos te llagaste.Quando tú me miravas,su gracia en mí tus ojos imprimían;por esso me adamavas,y en esso merecíanlos míos adorarlo que en ti vían.No quieras despreciarme,que si color moreno en mí hallaste,ya bien puedes mirarme,después que me miraste,que gracia y hermosura en mí dexaste.La blanca palomicaal arca con el ramo se a tornado,y ya la tortolicaal socio desseadoen las riberas verdes a hallado.En soledad vivía,y en soledad a puesto ya su nido,y en soledad la guíaa solas su querido,también en soledad de amor herido.Gozémonos, Amado,y vámonos a ver en tu hermosuraal monte y al collado,do mana el agua pura;entremos más adentro en la espesura.Y luego a las subidascabernas de la piedra nos yremosque están bien escondidas,y allí nos entraremos,y el mosto de granadas gustaremos.Allí me mostraríasaquello que mi alma pretendía,y luego me daríasallí tú, vida mía,aquello que me diste el otro día.El aspirar de el ayre,el canto de la dulce filomena,el soto y su donayreen la noche serena,con llama que consume y no da pena.Que nadie lo mirava,Aminadab tampoco parescía,y el cerco sosegava,y la cavalleríaa vista de las aguas descendía. -ISeñor, me cansa la vida,tengo la garganta roncade gritar sobre los mares,la voz de la mar me asorda.Señor, me cansa la viday el universo me ahoga.Señor, me dejaste solo,solo, con el mar a solas.IIO tú y yo jugando estamosal escondite, Señor,o la voz con que te llamoes tu voz.IIIPor todas partes te buscosin encontrarte jamás,y en todas partes te encuentrosólo por irte a buscar. -Habréis de conocer que estuve vivopor una sombra que tendrá mi frente.Sólo en mi frente la inquietud presenteque hoy guardo en mí, de mi dolor cautivo.Blanca la faz, sin el ardor lascivo,sin el sueño prendiéndose a la mente.Ya sobre mí, callado eternamente,la rosa de papel y el verde olivo.Qué sueño sin ensueños torcedores,abierta el alma a trémulas cariciasy sobre el corazón fijas las manos.Qué lejana la voz de los amores.Con qué sabor la boca a las deliciasde todos los serenos oceanos. -No viéramos el rostro al padre Eternoalegre, ni en el suelo al Hijo amadoquitar la tiranía del infierno,ni el fiero Capitán encadenado;viviéramos en llanto sempiterno,durara la ponzoña del bocado,serenísima Virgen, si no hallaratal Madre Dios en vos donde encarnara.Que aunque el amor del hombre ya había hechomover al padre Eterno a que enviaseel único engendrado de su pecho,a que encarnando en vos le reparase,con vos se remedió nuestro derecho,hicistes nuestro bien se acrecentase,estuvo nuestra vida en que quisistes,Madre digna de Dios, y ansí vencistes.No tuvo el Padre más, Virgen, que daros,pues quiso que de vos Cristo naciese,ni vos tuvistes más que desearos,siendo el deseo tal, que en vos cupiese;habiendo de ser Madre, contentarospudiérades con serlo de quien fuesemenos que Dios, aunque para tal Madre,bien estuvo ser Dios el Hijo y Padre.Con la humildad que al cielo enriquecistesvuestro ser sobre el cielo levantastes;aquello que fue Dios sólo no fuistes,y cuanto no fue Dios, atrás dejastes;alma santa del padre concebistes,y al Verbo en vuestro vientre le cifrastes;que lo que cielo y tierra no abrazaron,vuestras santas entrañas encerraron.Y aunque sois Madre, sois Virgen entera,hija de Adán, de culpa preservada,y en orden de nacer vos sois primera,y antes que fuese el cielo sois criada.Piadosa sois, pues la seriente fierapor vos vio su cabeza quebrantada;a Dios de Dios bajáis del cielo al suelo,del hombre al hombre alzáis del suelo al cielo.Estáis agora, Virgen generosa,con la perpetua Trinidad sentada,do el Padre os llama Hija, el Hijo Esposa,y el Espíritu Santo dulce Amada.De allí con larga mano y poderosanos repartís la gracia, que os es dada;allí gozáis, y aquí para mi pluma,que en la esencia de Dios está la suma. -Lo último que dijo fue esto: «La vida es un dolor»Ojos que vitan llenos de doloren el último día, cuando faltaba pocopara morir,y desde el lechoél recordaba triste,lejos, muy lejos, y un poquito borroso,cuando con sus amigos,allá en su niñez,divirtiéndose mucho,inmortal aún la vida,iban al huerto, o al pinar, o al altopalpitar de la luz.Correr luego escondiéndosetras unos matorrales,un momento,por que no los llamasendesde la casa aún.«Un poco más, un pocomás tan sólo.La última vez, y ya.»Y cuando le pusieronuna corona como rey del mundoel día en que cumplíasiete años de rey,siete de dueñode todo, el universo: el aire, el mar.Respiraba. Fatigae imposibilidad. La vida, la corona,cartón pintado, alegre,luego el amor, la compañíahonda, felicidad. Años sin duda, y todo fueun instante tan sólo:amarga pesadumbrereal.Y ahora las lágrimasque no lloró jamás vinieron a sus ojos,resbalaban despaciopor sus mejillas pálidas,humedecían la piel,la boca,y seguían bajandocuando estaba ya muerto.Las lágrimas durabanmás que sus ojos tristes,másque su propio dolor. -La carrera del mar sobre mi puertaes sensación azul entre mis dedos,y tu salto impetuoso por mi espíritues no menos azul, me nace eterno.Todo el color de aurora despertadael mar y tú lo nadan a mi encuentro,y en locura de amarme hasta el naufragiovan rompiendo los puertos y los remos.¡Si tuviera yo un barco de gaviotas,para sólo un instante detenerlos,y gritarle mi voz a que se batanen un sencillo duelo de misterio!Que uno en el otro encuentren su voz propia,que entrelacen sus sueños en el viento,que se ciñan estrellas en los ojospara que den, unidos, sus destellos.Que sea un duelo de música en el airelas magnolias abiertas de sus besos,que las olas se vistan de pasionesy la pasión se vista de veleros.Todo el color de aurora despertadael mar y tú lo estiren en un sueñoque se lleve mi barco de gaviotasy me deje en el agua de dos cielos. -Pienso en la fría mañana en que te fui a ver,allá donde La Habana quiere irse en busca del campo,allá en tu suburbio claro.Yo con mi botella de rony el libro de mis poemas en alemán,que al fin te regalé.(¿O fue que te quedaste con él?)Perdóname, pero aquel díame pareciste una niñita sola,o quizás un pequeño gorrión mojado.Tuve ganas de preguntarte:¿Y tu nido? ¿Y tus padres?Pero no habría podido.Desde el abismo de tu blusa,como dos conejillos caídos en un pozo,me ensordecían tus senos con sus gritos. -La mamadre viene por ahí,con zuecos de madera. Anochesopló el viento del polo, se rompieronlos tejados, se cayeronlos muros y los puentes,aulló la noche entera con sus pumas,y ahora, en la mañanade sol helado, llegami mamadre, doñaTrinidad Marverde,dulce como la tímida frescuradel sol en las regiones tempestuosas,lamparitamenuda y apagándose,encendiéndosepara que todos vean el camino.Oh dulce mamadre"nunca pudedecir madrastra",ahorami boca tiembla para definirte,porque apenasabrí el entendimientovi la bondad vestida de pobre trapo oscuro,la santidad más útil:la del agua y la harina,y eso fuiste: la vida te hizo pany allí te consumimos,invierno largo a invierno desoladocon las goteras dentrode la casay tu humildad ubicuadesgranandoel ásperocereal de la pobrezacomo si hubieras idorepartiendoun río de diamantes.Ay mamá, ¿cómo pudevivir sin recordartecada minuto mío?No es posible. Yo llevotu Marverde en mi sangre,el apellidodel pan que se reparte,de aquellasdulces manosque cortaron del saco de la harinalos calzoncillos de mi infancia,de la que cocinó, planchó, lavó,sembró, calmó la fiebre,y cuando todo estuvo hecho,y ya podíayo sostenerme con los pies seguros,se fue, cumplida, oscura,al pequeño ataúddonde por primera vez estuvo ociosabajo la dura lluvia de Temuco. -Este gran don Ramón de las barbas de chivo,cuya sonrisa es la flor de su figura,parece un viejo dios, altanero y esquivo,que se animase en la frialdad de su escultura.El cobre de sus ojos por instantes fulguray da una llama roja tras un ramo de olivo.Tengo la sensación de que siento y que vivoa su lado una vida más intensa y más dura.Este gran don Ramón del Valle-Inclán me inquieta,y a través del zodíaco de mis versos actualesse me esfuma en radiosas visiones de poeta,o se me rompe en un fracaso de cristales.Yo le he visto arrancarse del pecho la saetaque se lanzan los siete pecados capitales. -Cien sonetos de amorEspléndida razón, demonio clarodel racimo absoluto, del recto mediodía,aquí estamos al fin, sin soledad y solos,lejos del desvarío de la ciudad salvaje.Cuando la línea pura rodea su palomay el fuego condecora la paz con su alimentotú y yo erigimos este celeste resultado!Razón y amor desnudos viven en esta casa.Sueños furiosos, ríos de amarga certidumbredecisiones más duras que el sueño de un martillocayeron en la doble copa de los amantes.Hasta que en la balanza se elevaron, gemelos,la razón y el amor como dos alas.Así se construyó la transparencia. -Era de granizo el verde derramadojunto a la blancura el pájaro de hielo.El cielo nace al hombre atentoque mueve el pan nerviosamente,lanza migas, borra la preguntay atado a su parque ya es carámbano.Digan lo que digan no te importeel canario comprimido que no muerdeni que crezcan retoños a la ausencia.La bisagra engrasada ya no cantay el sol, que se hizo viejo allá en sus puntasesperando que cayerala palabra en el escaque justo,ahora chorrea otros fractalescon mazmorra en el poniente.Desde ayer media naranja es una flechao puede ser la luna, una mujer la puertaun perro el laberinto en que se pierde un hijoun fulgor la hora en que los hombres muerenmadera de pluma el sacrificio,el ojo una inquietud por donde dueleun fósforo la búsquedaun pez la buena o mala suerte.No hay piedad en el labio que se ofreceni color en el secreto que no nace.Oh! Dios, que nunca se te ocurra celebrarcon los brazos en alto como arqueropesar las espaldas convertidasy allí donde tu fuego esperano encuentre ritmo nuevo.¿Qué hacer con el polvo amontonado?¿días como rayos relucientes?Las flores se chorrean, no hay sonrisaque se anime a salir de entre las hojas.La noche mueve su perfil sobre los mueblesla luna presagia desembarcostu cuerpo sideral respirapor la boca en que el amor se pierde.Váyase usted amargo sol que ya no hay formade rascarnos donde no nos duele.Las vidas que han pasado ya no chocan,¿que labios van a darnos vida y muerte?Los hijos de la sed desesperadosse tragan las cortinas y deshojanalguna margarita sin que nazcanviolines rumiándole al oídoIsla de mis islas solacáliz de arena este domingo. -ADIÓS, pero conmigoserás, irás adentrode una gota de sangre que circule en mis venaso fuera, beso que me abrasa el rostroo cinturón de fuego en mi cintura.Dulce mía, recibeel gran amor que salió de mi viday que en ti no encontraba territoriocomo el explorador perdidoen las islas del pan y de la miel.Yo te encontré despuésde la tormenta,la lluvia lavó el airey en el aguatus dulces pies brillaron como peces.Adorada, me voy a mis combates.Arañaré la tierra para hacerte una cuevay allí tu Capitánte esperará con flores en el lecho.No pienses más, mi dulce,en el tormentoque pasó entre nosotroscomo un rayo de fósforodejándonos tal vez su quemadura.La paz llegó también porque regreso.a luchar a mi tierra,y como tengo el corazón completocon la parte de sangre que me distepara siempre,y comollevolas manos llenas de tu ser desnudo,mírame,mírame,mírame por el mar, que voy radiante,mírame por la noche que navego,y mar y noche son los ojos tuyos.No he salido de ti cuando me alejo.Ahora voy a contarte:mi tierra será tuya,yo voy a conquistarla,no sólo para dártela,sino que para todos,para todo mi pueblo.Saldrá el ladrón de su torre algún día.Y el invasor será expulsado.Todos los frutos de la vidacrecerán en mis manosacostumbrados antes a la pólvora.Y sabré acariciar las nuevas floresporque tú me enseñaste la ternura.Dulce mía, adorada,vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpoporque en mi corazón viven tus besoscomo banderas rojas,y si caigo, no sólome cubrirá la tierrasino este gran amor que me trajistey que vivió circulando en mi sangre.Vendrás conmigo,en esa hora te espero,en esa hora y en todas las horas,en todas las horas te espero.Y cuando venga la tristeza que odioa golpear a tu puerta,dile que yo te esperoy cuando la soledad quiera que cambiesla sortija en que está mi nombre escrito,dile a la soledad que hable conmigo,que yo debí marcharmeporque soy un soldado,y que allí donde estoy,bajo la lluvia o bajoel fuego,amor mío, te espero,te espero en el desierto más duroy junto al limonero florecido:en todas partes donde esté la vida,donde la primavera está naciendo,amor mío, te espero.Cuando te digan "Ese hombreno te quiere", recuerdaque mis pies están solos en esa noche, y buscanlos dulces y pequeños pies que adoro.Amor, cuando te diganque te olvidé, y aun cuandosea yo quien lo dice,cuando yo te lo diga,no me creas,quién y cómo podríancortarte de mi pechoy quién recibiríami sangrecuando hacia ti me fuera desangrando?Pero tampoco puedoolvidar a mi pueblo.Voy a luchar en cada calle,detrás de cada piedra.Tu amor también me ayuda:es una flor cerradaque cada vez me llena con su aromay que se abre de prontodentro de mí como una gran estrella.Amor mío, es de noche.El agua negra, el mundodormido, me rodean.Vendrá luego la auroray yo mientras tanto te escribopara decirte: "Te amo".Para decirte "Te amo", cuida,limpia, levanta,defiendenuestro amor, alma mía.Yo te lo dejo como si dejaraun puñado de tierra con semillas.De nuestro amor nacerán vidas.En nuestro amor beberán agua.Tal vez llegará un díaen que un hombrey una mujer, igualesa nosotros,tocarán este amor, y aún tendrá fuerzapara quemar las manos que lo toquen.Quiénes fuimos? Qué importa?Tocarán este fuegoy el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombrey el mío, el nombreque tú sola supiste porque tú solasobre la tierra sabesquién soy, y porque nadie me conoció como una,como una sola de tus manos,porque nadiesupo cómo, ni cuándomi corazón estuvo ardiendo:tan sólotus grandes ojos pardos lo supieron,tu ancha boca,tu piel, tus pechos,tu vientre, tus entrañasy el alma tuya que yo despertépara que se quedaracantando hasta el fin de la vida.Amor, te espero.Adiós, amor, te espero.Amor, amor, te espero.Y así esta carta se terminasin ninguna tristeza:están firmes mis pies sobre la tierra,mi mano escribe esta carta en el camino,y en medio de la vida estarésiemprejunto al amigo, frente al enemigo,con tu nombre en la bocay un beso que jamásse apartó de la tuya. -Han venido.Invaden la sangre.Huelen a plumas,a carencia,a llanto.Pero tú alimentas al miedoy a la soledadcomo a dos animales pequeñosperdidos en el desierto.Han venidoa incendiar la edad del sueño.Un adiós es tu vida.Pero tú te abrazascomo la serpiente loca de movimientoque sólo se halla a sí mismaporque no hay nadie.Tú lloras debajo de tu llanto,tú abres el cofre de tus deseosy eres más rica que la noche.Pero hace tanta soledadque las palabras se suicidan. -Sin saber por qué, has vuelto,y miras la tarde soleada: la misma enredadera verde,las flores junto al muro, la verja de hierro carcomido,el amarillo pálido de la pared gastada.Has vuelto como si estuvieras todavíabajo el antiguo hechizo,como si en algo te parecierastodavía a ti (hubo un tiempo de minuciosa eternidaden el que tu corazón, alborozado huéspedde la vida, nada sabía de lo que hoy sabe).Arrastrando la hojarascade los años pisados, los errores, el cansancioy el dolor de páginas ciegas, has vueltopara descubrir cuánto dura lo que creías eternoy encontrar un raro consuelo; soñar que ni siquiera existesa la orilla de esta tarde sin sentido y perfecta. -No he sido nunca linda "tal vez quise ser alta"y la piel de mis hombros se acentúa morena(al decir esto, claro, una verdad resalta:que tampoco mi espalda ha de ser de azucena).No tuve grandes ojos, y ahora aún me faltael gracioso caer de ondulada melena;tampoco es mío el rosa que reanima y esmaltalas mejillas y labios, con tono de verbena.Se dice que subyuga por lo manso mi acento"puede que a fuer de cauto alcance a ser ternura",un eco susurrante del jardín bajo el viento,pero quien describiese con justeza mi trazaverá cómo responde toda la arquitecturaal tobillo delgado de la mujer de raza. -En trenes poseídos de una pasión errantepor el carbón y el hierro que los provoca y mueve,y en tensos aeroplanos de plumaje tajanterecorro la nación del trabajo y la nieve.De la extensión de Rusia, de sus tiernas ventanas,sale una voz profunda de máquinas y manos,que indica entre mujeres: Aquí están tus hermanas,y prorrumpe entre hombres: Estos son tus hermanos.Basta mirar: se cubre de verdad la mirada.Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas.De cada aliento sale la ardiente bocanadade tantos corazones unidos por parejas.Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigoshas hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente,y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos,como a un inmenso esfuerzo le cabe: inmensamente.De unos hombres que apenas a vivir se atrevíancon la boca amarrada y el sueño esclavizado:de unos cuerpos que andaban, vacilaban, crujían,una masa de férreo volumen has forjado.Has forjado una especie de mineral sencillo,que observa la conducta del metal más valioso,perfecciona el motor, y señala el martillo,la hélice, la salud, con un dedo orgulloso.Polvo para los zares, los reales bandidos:Rusia nevada de hambre, dolor y cautiverios.Ayer sus hijos iban a la muerte vencidos,hoy proclaman la vida y hunden los cementerios.Ayer iban sus ríos derritiendo los hielos,quemados por la sangre de los trabajadores.Hoy descubren industrias, maquinarias, anhelos,y cantan rodeados de fábricas y flores.Y los ancianos lentos que llevan una huellade zar sobre sus hombros, interrumpen el paso,por desplumar alegres su alta barba de estrellaante el fulgor que remoza su ocaso.Las chozas se convierten en casas de granito.El corazón se queda desnudo entre verdades.Y como una visión real de lo inaudito,brotan sobre la nada bandadas de ciudades.La juventud de Rusia se esgrime y se agigantacomo un arma afilada por los rinocerontes.La metalurgia suena dichosa de garganta,y vibran los martillos de pie sobre los montes.Con las inagotables vacas de oro yacenteque ordeñan los mineros de los montes Urales,Rusia edifica un mundo feliz y trasparentepara los hombres llenos de impulsos fraternales.Hoy que contra mi patria clavan sus bayonetaslegiones malparidas por una torpe entraña,los girasoles rusos, como ciegos planetas,hacen girar su rostro de rayos hacia España.Aquí está Rusia entera vestida de soldado,protegiendo a los niños que anhela la trilitade Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,y que del vientre mismo de la madre los quita.Dormitorios de niños españoles: zarpazosde inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,la vida que destruyen manchados de inocencia.Frágiles dormitorios al sol de la luz clara,sangrienta de repente y erizada de astillas.¡Si tanto dormitorio deshecho se arrojarasobre las dos cabezas y las cuatro mejillas!Se arrojará, me advierte desde su tumba vivaLenin, con pie de mármol y voz de bronce quieto,mientras contempla inmóvil el agua constructivaque fluye en forma humana detrás de su esqueleto.Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas,fuerza serán que cierre las fauces de la guerra.Y sólo se verá tractores y manzanas,panes y juventud sobre la tierra. -Aquella tarde, en la alameda, locade amor, la dulce idolatrada míame ofreció la eglantina de su boca.Y el Buda de basalto sonreía...Otro vino después, y sus hechizosme robó; dile cita, y en la umbríanos trocamos epístolas y rizos.Y el Buda de basalto sonreía...Hoy hace un año del amor perdido.Al sitio vuelvo y, como estoy rendidotras largo caminar, trepo a lo altodel zócalo en que el símbolo reposa.Derrotado y sangriento muere el día,y en los brazos del Buda de basaltome sorprende la luna misteriosa. -Poco después que su cristal dilata,Orla el Dauro los márgenes de un Soto,Cuyas plantas Genil besa devoto,Genil, que de las nieves se desata.Sus corrientes por él cada cual trataLas escuche el Antípoda remoto,Y el culto seno de sus minas roto,Oro al Dauro le preste, al Genil plata.Él, pues, de rojas flores coronado,Nobles en nuestra España por ser Rojas,Como bellas al mundo por ser flores,Con rayos dulces mil de Sol templadoAl mirto peina, y al laurel las hojas,Monte de musas ya, jardín de amores. -Oye, hijo mío, el silencio.Es un silencio ondulado,un silencio,donde resbalan valles y ecosy que inclina las frenteshacia el suelo. -Tus ojos, dos secretos que me observan.Mas, ¿qué dolor es éste que en mi frentetan pálida, parece algún lunar?Si están los astros pocos, si la muerteechó la puerta, si las hojas secasen viento malo al rato se convierten,si cruje ya el paisaje y van los muertosen busca de las gotas de la fiebre,yo sé que estás adentro, horrorizada.Conciencia que te aferras a mi suertey abrazas fuertemente a mi existencia,no sé qué hacer contigo pues me duelescon un dolor sin pausa de pregunta.La tarde cae fría y muy terrestre.Mi nombre lloran pájaros azules.Melancolía, deja de morderme. -Un sincero homenaje, como exigeLa muerte de un poeta que nos deja tan joven :Hagámosle. Que brille el epitafioPara aquel cuyo nombre se escribió sobre el agua.Pero eso sí. Quemad todas sus ropas,Papeles y demás. Arrancad las ventanasY rascad las paredes de esta casa maldita.Que la tuberculosis se aleje de nosotros.Que no vuelva a venir otro poeta. -Este espejo colgado a la pared,donde a veces me miro de pasada...es un estanque muerto que han traídoa la casa.Cadáver de un estanque es el espejo:Agua inmóvil y rígida que guardadentro de ella colores todavía,remembranzasde sol, de sombra... "filos de horizontesmovibles, de la vida que arde y pasaen derredor y vuelve y no se quemanunca... "Vagareminiscencia que cuajó en el vidrioy no puede volverse a la lejanatierra donde arrancaron el estanque,aún blancasde luna y de jazmín, aún temblorosasde lluvias y de pájaros, sus aguas...Esta es agua amansada por la muerte:Es fantasmade un agua viva que brillara un día,libre en el mundo, tibia, soleada...¡Abierta al viento alegre que la hacíabailar...! No bailamás el agua; no copiará los solesde cada día. Apenas si la alcanzael rayo mustio que se filtra porla ventana.¿En qué frío te helaron tanto tiempoestanque vertical, que no derramastu chorro por la alfombra, que no vuelcasen la salatus paisajes remotos y tu luzespectral? Agua gris cristalizada,espejo mío donde algunas vecestan lejaname vi, que tuve miedo de quedarmeallí dentro por siempre...Despegadade mí misma, perdida en ese légamode ceniza de estrellas apagadas... -Los arqueros oscurosa Sevilla se acercan.Guadalquivir abierto.Anchos sombreros grises,largas capas lentas.¡Ay, Guadalquivir!Vienen de los remotospaíses de la pena.Guadalquivir abierto.Y van a un laberinto.Amor, cristal y piedra.¡Ay, Guadalquivir! -Qué pura eres de sol o de noche caída,qué triunfal desmedida tu órbita de blanco,y tu pecho de pan, alto de clima,tu corona de árboles negros, bienamada,y tu nariz de animal solitario, de oveja salvajeque huele a sombra y a precipitada fuga titánica.Ahora, qué armas espléndidas mis manos,digna su pala de hueso y su lirio de uñas,y el puesto de mi rostro, y el arriendo de mi almaestán situados en lo justo de la fuerza terrestre.Qué pura mi mirada de nocturna influencia,caída de ojos oscuros y feroz acicate,mi simétrica estatua de piernas gemelassube hacia estrellas húmedas cada mañana,y mi boca de exilio muerde la carne y la uva,mis brazos de varón, mi pecho tatuadoen que penetra el vello como ala de estaño,mi cara blanca hecha para la profundidad del sol,mi pelo hecho de ritos, de minerales negros,mi frente, penetrante como golpe o camino,mi piel de hijo maduro, destinado al arado,mis ojos de sal ávida, de matrimonio rápido,mi lengua amiga blanda del dique y del buque,mis dientes de horario blanco, de equidad sistemática,la piel que hace a mi frente un vacío de hielosy en mi espalda se torna, y vuela en mis párpados,y se repliega sobre mi más profundo estimulo,y crece hacia las rosas en mis dedos,en mi mentón de hueso y en mis pies de riqueza.Y tú como un mes de estrella, como un beso fijo,como estructura de ala, o comienzos de otoño,niña, mi partidaria, mi amorosa,la luz hace su lecho bajo tus grandes párpados,dorados como bueyes, y la paloma redondahace sus nidos blancos frecuentemente en ti.Hecha de ola en lingotes y tenazas blancas,tu salud de manzana furiosa se estira sin límite,el tonel temblador en que escucha tu estómago,tus manos hijas de la harina y del cielo.Qué parecida eres al más largo beso,su sacudida fija parece nutrirte,y su empuje de brasa, de bandera revuelta,va latiendo en tus dominios y subiendo temblando,y entonces tu cabeza se adelgaza en cabellos,y su forma guerrera, su círculo seco,se desploma de súbito en hilos linealescomo filos de espadas o herencias de humo. -Yo vivo encadenado a tu hermosura,lo mismo que a su roca, Prometeo;sin poder quebrantar la ligaduraque me une a ti... por más que forcejeo.¿De qué delito bárbaro fui reo,para tener que soportar tan duray a la vez dulce pena? Mi deseoes un placer que llega a la tortura.Me atraes como abismo luminoso;lucho, por arrancarme de tu lado,con las fuerzas terribles de un coloso.¡Inútil! A vivir siempre abrazadoa tu cuerpo flexible y armoniosoparece que estuviera condenado. -Qué más quisiera yoque ver desde los montesel animal del tiempo.Ser el reverso de la sombra.El huésped más agraz de las luciérnagas.El viaje más fundible de los túneles.El ritmo artesanal del corazón.El invertebrado rojo de la llama.Qué más quisiera yoque ser el viejo perro del corajey asustar a la muertecuando viene a buscaros. -Porque vivir no basta al hombre, porque la cárcelinjusta de los días hace que se pudrala pequeña carne de los sueñoso porque no me quedan calles ya que guardenalguna risa dentro, o algún nombre,sobre mi mesita de noche tengo preparadoel final cianuro silencioso. Pues sé que el dolorcabe en un vaso, aunque no cuándo apurarlo;será, quizá, la semana que viene, de aquí dos días,o más pronto acaso. Ante cualquier balcón,desde cualquier minuto. Cuando los ojosno soporten más sus látigos y tarde seacuando adivinéis el modo en que la sombraes lobo y me devora.Pero aunqueno haya dicho adiós a nadie, aunquepara todo ahora sea tardesí hubiera querido que cuando leyerais estoninguno de vosotros fuera necio y pensaraque aún es un poema. Porque esto no es un poema,esto ni siquiera es un testamento,yo nada tengo y nada dejo y asíesto quizá no es más que una memoria o un anunciode aquello para lo que ya no hay viento. -Blanda en mi entraña, como tibia lluvia,beso aplastado corazón a vena;tiembla en mis ojos, como sol en ríotañe en mis pulsos dolorida plata.Pincel que te dibuja estremecidarama en el agua azul de mis anhelospasa por mí, y se lleva mi dulzuracomo un rayo de luz que fuese abeja.Ave a quien le nací con viento y nido,su ala sabe el curso de mi arroyo,y en el ángulo agudo de su vuelo-punta de corazón hiriendo en flecha-una gota de sangre nueva siemprerecarmina las rosas del deseo.1939 -Sol espledente de primavera,a cuyo beso, fresca y lozana,la flor se yergue, la mariposaviola el capullo, la yema estalla;sol espledente de primavera:¡yo te aborrezco! porque desgarraslas brumas leves, que me circundancomo rizado crespón de plata.A mí me gustan las tardes grises,las melancolías, las heladas,en que las rosas tiemblan de frío,en que los cierzos gimiendo pasan,en que las aves, entre las hojas,el pico esconden bajo del ala.A mí me gustan esas penumbrasindefinibles de la enramada,a cuyo amparo corren las fuentes,surgen los gnomos, las hojas charlan...Sol espledente de primavera,cede tu gloria, declina, pasa:deja las brumas que me rodeancomo rizado crespón de plata.Bellas mujeres de ardientes ojos,de vivos labios, de tez rosada,¡os aborrezco! Vuestros encantosni me seducen ni me arrebatan.A mí me gustan las niñas tristes,a mí me gustan las niñas pálidas,las de apacibles ojos obscurosdonde perenne misterio irradia;las de miradas que me acaricianbajo el alero de las pestañas...Más que las rosas, amo los liriosy las gardenias inmaculadas;más que claveles de sangre y fuego,la sensitiva mi vista encanta...Bellas mujeres de ardientes ojos,de vivos labios, de tez rosada:pasad en ronda vertiginosa;vuestros encantos no me arrebatan...*Himnos vibrantes de las victorias,notas triunfales, bélicas marchas,¡os aborrezco! porque, al oíros,trémulas huyen mis musas blancas.A mí me gustan las notas leves...las notas leves... las notas lánguidas,las que parecen suspiros hondos...suspiros hondos de almas que pasan...Chopin: delirio por tus nocturnos;Beethoven: sueño con tus sonatas:Weber: adoro tu PensamientoSchubert: me arroba tu Serenata.¡Oh! Cuántas veces, bajo el imperiode vuestra música apasionada,Ella me dice: ¿Me quieres mucho?y yo respondo: ¡Con toda el alma!Himnos vibrantes de las victorias,notas triunfales, bélicas marchas:¡chit! porque huyen al escucharos,trémulas todas, mis musas blancas...Sol espledente de primavera,lindas mujeres de faz rosada,himnos triunfales...; ¡dejadme a solascon mis ensueños y mis nostalgias!Pálidas brumas que me rodeancomo rizado crespón de plata,vagas penumbras, niñas enfermasde ojos obscuros y tez de nácar,notas dolientes: ¡venid, que os amo!¡Venid, que os amo! ¡Tended las alas! -Madrid, castillo famosoque al rey moro alivia el miedo,arde en fiestas en su coso,por ser el natal dichosode Alimenón de Toledo.Su bravo alcaide Aliatar,de la hermosa Zaida amante,las ordena celebrar,por si la puede ablandarel corazón de diamante.Pasó, vencida a sus ruegos,desde Aravaca a Madrid.Hubo pandorgas y fuegoscon otros nocturnos juegosque dispuso el adalid.Y en adargas y colores,en las cifras y libreas,mostraron los amadores,y en pendones y preseas,la dicha de sus amores.Vinieron las moras bellasde toda la cercanía,y de lejos muchas de ellas,las más apuestas doncellasque España entonces tenía.Aja de Getafe vinoy Zahara la de Alcorcón,en cuyo obsequio muy finocorrió de un vuelo el caminoel moraicel de Alcabón.Jarifa de Almonacid,que de la Alcarria en que habitallevó a asombrar a Madrid,su amante Audalla, adaliddel castillo de Zorita.De Adamuz y la famosaMeco, llegaron allídos, cada cual más hermosa,y Fátima, la preciosahija de Alí el Alcadí.El ancho circo se llenade multitud clamorosaque atiende a ver en su arenala sangrienta lid dudosa,y todo en torno resuena.La bella Zaida ocupósus dorados miradoresque el arte afiligranó,y con espejos y floresy damascos adornó.Añafiles y atabales,con militar armonía,hicieron salva y señalesde mostrar su valentíalos moros más principales.No en las vegas de Jaramapacieron la verde gramanunca animales tan fieros,junto al puente que se llama,por sus peces, de Viveros,como los que el vulgo vioser lidiados aquel día,y en la fiesta que gozó,la popular alegríamuchas heridas costó.Salió un toro del torily a Tarfe tiró por tierra,y luego a Benalguacil,después con Hamete cierra,el temerón de Conil.Traía un ancho listóncon uno y otro matizhecho un lazo por airón,sobre la inhiesta cervizclavado con un arpón.Todo galán pretendíaofrecerle vencedora la dama que servía;por eso perdió Almanzorel potro que más quería.El alcaide, muy zambrero,de Guadalajara, huyómal herido al golpe fiero,y desde un caballo overoel moro de Horche cayó.Todos miran a Aliatar,que aunque tres toros ha muerto,no se quiere aventurar,porque en lance tan inciertoel caudillo no ha de entrar.Mas viendo se culparía,va a ponérsele delante;la fiera le acometía,y sin que el rejón la plantele mató una yegua pía.Otra monta acelerado;le embiste el toro de un vuelo,cogiéndole entablerado;rodó el bonete encarnadocon las plumas por el suelo.Dio vuelta hiriendo y matandoa los que a pie que encontrara,el circo desocupando,y emplazándose, se para,con la vista amenazando.Nadie se atreve a salir;la plebe grita indignada;las damas se quieren ir,porque la fiesta empezadano puede ya proseguir.Ninguno al riesgo se entregay está en medio el toro fijo,cuando un portero que llegade la Puerta de la Vegahincó la rodilla y dijo:«Sobre un caballo alazano,cubierto de galas y oro,demanda licencia urbanopara alancear a un toroun caballero cristiano».Mucho le pesa a Aliatar;pero Zaida dio respuestadiciendo que puede entrar,porque en tan solemne fiestanada se debe negar.Suspenso el concurso enteroentre dudas se embaraza,cuando en un potro ligerovieron entrar por la plazaun bizarro caballero.Sonrosado, albo color,belfo labio, juvenilesalientos, inquieto ardor,en el florido verdorde sus lozanos abriles.Cuelga la rubia guedejapor donde el almete sube,cual mirarse tal vez dejadel sol la ardiente madejaentre cenicienta nube.Gorguera de anchos follajes,de una cristiana primores,por los visos y celajesen el yelmo los plumajes,vergel de diversas flores.En la cuja gruesa lanzacon recamado pendón,y una cifra a ver se alcanzaque es de desesperación,o a lo sumo de venganza.En el arzón de la sillaancho escudo reverberacon blasones de Castilla,el mote dice a la orilla:Nunca mi espada venciera.Era el caballo galán,el bruto más generoso,de más gallardo ademán:cabos negros, y brioso,muy tostado, y alazán;larga cola recogidaen las piernas descarnadas,cabeza pequeña, erguida,las narices dilatadas,vista feroz y encendida.Nunca en el ancho rodeoque da Betis con tal frutopudo fingir el deseomás bella estampa de brutoni más hermoso paseo.Dio la vuelta al rededor;los ojos que le veíanlleva prendados de amor.«Alá te salve», decían,«déte el Profeta favor».Causaba lástima y grimasu tierna edad floreciente;todos quieren que se eximadel riesgo, y él solamenteni recela, ni se estima.Las doncellas, al pasar,hacen de ámbar y alcanforpebeteros exhalar,vertiendo pomos de olor,de jazmines y azahar.Mas cuando en medio se para,y de más cerca le mirala cristiana esclava Aldara,con su señora se encaray así la dice, y suspira:«Señora, sueños no son;así los cielos, vencidosde mi ruego y aflicción,acerquen a mis oídoslas campanas de León,»como ese doncel que ufanotanto asombro viene a dara todo el pueblo africano,es Rodrigo de Vivar,el soberbio castellano».Sin descubrirle quién es,la Zaida desde una almena,le habló una noche cortés,por donde se abrió despuésel cubo de la Almudena.Y supo que, fugitivode la corte de Fernando,el cristiano, apenas vivo,está a Jimena adorandoy en su memoria cautivo.Tal vez a Madrid se acercacon frecuentes correríasy todo en torno la cerca;observa sus saetíasarroyadas, y ancha alberca.Por eso le ha conocido,que en medio de aclamaciones,el caballo ha detenidodelante de sus balcones,y la saluda rendido.La mora se puso en piey sus doncellas detrás;el alcaide que lo ve,enfurecido ademásmuestra cuán celoso esté.Suena un rumor placenteroentre el vulgo de Madrid:«No habrá mejor caballero»,dicen, «en el mundo entero»,y algunos le llaman Cid.Crece la algazara, y éltorciendo las riendas de oro,marcha al combate crüel;alza el galope, y al torobusca en sonoro tropel.El bruto se le ha encaradodesde que le vio llegar,de tanta gala asombrado,y al rededor le ha observadosin moverse de un lugar.Cual flecha se disparódespedida de la cuerda,de tal suerte le embistió;detrás de la oreja izquierdala aguda lanza le hirió.Brama la fiera burlada;segunda vez acomete,de espuma y sudor bañada,.y segunda vez la metesutil la punta acerada.Pero ya Rodrigo esperacon heroico atrevimiento,el pueblo mudo y atento;se engalla el toro y altera,y finge acometimiento.La arena escarba ofendido,sobre la espalda la arrojacon el hueso retorcido;el suelo huele y le mojaen ardiente resoplido.La cola inquieto menea,la diestra oreja mosquea,vase retirando atrás,para que la fuerza seamayor, y el ímpetu más.Él que en esta ocasión vierade Zaida el rostro alterado,claramente conocieracuánto la cuesta cuidadoel que tanto riesgo espera.Mas, ¡ay que le embiste horrendoel animal espantoso!Jamás peñasco tremendodel Cáucaso cavernosose desgaja, estrago haciendo,ni llama así fulminantecruza en negra obscuridadcon relámpagos delanteal estrépito tronantede sonora tempestad,como el bruto se abalanzaen terrible ligereza;mas rota con gran pujanzala alta nuca, la fierezay el último aliento lanza.La confusa voceríaque en tal instante se oyófue tanta que parecíaque honda mina reventó,o el monte y valle se hundía.A caballo como estaba,Rodrigo el lazo alcanzócon qué el toro se adornaba;en su lanza le clavóy a los balcones llegaba.Y alzándose en los estribos,le alarga a Zaida, diciendo:«Sultana, aunque bien entiendoser favores excesivos,mi corto don admitiendo,si no os dignáredes sercon él benigna, advertidque a mí me basta saberque no le debo ofrecera otra persona en Madrid».Ella, el rostro placentero,dijo, y turbada: «Señor,yo le admito y le venero,por conservar el favorde tan gentil caballero».Y besando el rico don,para agradar al doncel,le prende con aficiónal lado del corazón,por brinquiño y por joyel.Pero Aliatar el caudillode envidia ardiendo se ve,y trémulo y amarillo,sobre un tremacén rosillolozaneándose fue.Y en ronca voz, «Castellano»,le dice, «con más decorossuelo yo dar de mi manosi no penachos de toros,las cabezas del cristiano.»Y si vinieras de guerracual vienes de fiesta y gala,vieras que en toda la tierra,al valor que dentro encierraMadrid, ninguno se iguala».«Así», dijo el de Vivar,«respondo», y la lanza al ristrepone y espera a Aliatar;mas sin que nadie administreorden, tocaron a armar.Ya fiero bando con gritossu muerte o prisión pedía,cuando se oyó en los distritosdel monte de Leganitosdel Cid la trompetería.Entre la Monclova y Sototercio escogido emboscó,que viendo cómo tardó,se acerca, oyó el alboroto,y al muro se abalanzó.Y si no vieran salirpor la puerta a su señory Zaida a le despedir,iban la fuerza a embestir,tal era ya su furor.El alcaide, recelandoque en Madrid tenga partido,se templó disimulando,y por el parque floridosalió con él razonando.Y es fama que a la bajadajuró por la cruz el Cidde su vencedora espada,de no quitar la celadahasta que gane a Madrid. -De la ciudad morunatras las murallas viejas,yo contemplo la tarde silenciosa,a solas con mi sombra y con mi pena.El río va corriendo,entre sombrías huertasy grises olivares,por los alegres campos de BaezaTienen las vides pámpanos doradossobre las rojas cepas.Guadalquivir, como un alfanje rotoy disperso, reluce y espejea.Lejos, los montes duermenenvueltos en la niebla,niebla de otoño, maternal; descansanlas rudas moles de su ser de piedraen esta tibia tarde de noviembre,tarde piadosa, cárdena y violeta.El viento ha sacudidolos mustios olmos de la carretera,levantando en rosados torbellinosel polvo de la tierra.La luna está subiendoamoratada, jadeante y llena.Los caminitos blancosse cruzan y se alejan,buscando los dispersos caseríosdel valle y de la sierra.Caminos de los campos...¡Ay, ya, no puedo caminar con ella! -Le poète est semblable aux oiseaux de passage,Qui ne batissent point leur nid sur le rivage.LamartineVoz pavorosa en funeral lamento,desde los mares de mi patria vuelaa las playas de Iberia; tristementeen son confuso la dilata el viento;el dulce canto en mi garganta hiela,y sombras de dolor viste a mi mente.¡Ay!, que esa voz doliente,con que su pena América denotay en estas playas lanza el océano,«Murió "pronuncia" el férvido patriota...»«Murió "repite" el trovador cubano»;y un eco triste en lontananza gime,«¡murió el cantor del Niágara sublime!»¿Y es verdad? ¿Y es verdad?... ¿La muerte impíaapagar pudo con su soplo heladoel generoso corazón del vate,do tanto fuego de entusiasmo ardía?¿No ya en amor se enciende, ni agitadode la santa virtud al nombre late?...Bien cual cede al embatedel aquilón el roble erguido,así en la fuerza de su edad lozanafue por el fallo del destino herido...Astro eclipsado en su primer mañana,sepúltanle las sombras de la muerte,y en luto Cuba su placer convierte.¡Patria! ¡Numen feliz! ¡Nombre divino!¡Ídolo puro de las nobles almas!¡Objeto dulce de su eterno anhelo!Ya enmudeció tu cisne peregrino...¿Quién cantará tus brisas y tus palmas,tu sol de fuego, tu brillante cielo?...Ostenta, sí, tu duelo;que en ti rodó su venturosa cuna,por ti clamaba en el destierro impío,y hoy condena la pérfida fortunaa suelo extraño su cadáver frío,do tus arroyos, ¡ay!, con su murmullono darán a su sueño blando arrullo.¡Silencio!, de sus hados la fierezano recordemos en la tumba heladaque lo defiende de la injusta suerte.Ya reclinó su lánguida cabeza"de genio y desventuras abrumada"en el inmóvil seno de la muerte.¿Qué importa al polvo inerte,que torna a su elemento primitivo,ser en este lugar o en otro hollado?¿Yace con él el pensamiento altivo?...Que el vulgo de los hombres, asombradotiemble al alzar la eternidad su velo;mas la patria del genio está en el cielo.Allí jamás las tempestades braman,ni roba al sol su luz la noche oscura,ni se conoce de la tierra el lloro...Allí el amor y la virtud proclamanespíritus vestidos de luz pura,que cantan el hosanna en arpas de oro.Allí el raudal sonorosin cesar corre de aguas misteriosas,para apagar la sed que enciende al alma"sed que en sus fuentes pobres, cenagosas,nunca este mundo satisface o calma".Allí jamás la gloria se mancilla,y eterno el sol de la justicia brilla.¿Y qué, al dejar la vida, deja el hombre?El amor inconstante; la esperanza,engañosa visión que lo extravía;tal vez los vanos ecos de un renombreque con desvelos y dolor alcanza;el mentido poder; la amistad fría;y el venidero día"cual el que expira breve y pasajero"al abismo corriendo del olvido...Y el placer, cual relámpago ligero,de tempestades y pavor seguido...Y mil proyectos que medita a solas,fundados, ¡ay!, sobre agitadas olas.De verte ufano, en el umbral del mundoel ángel de la hermosa poesíate alzó en sus brazos y encendió tu mente,y ora lanzas, Heredia, el barro inmundoque tu sublime espíritu oprimía,y en alas vuelas de tu genio ardiente.No más, no más lamentedestino tal nuestra ternura ciega,ni la importuna queja al cielo suba...¡Murió!... A la tierra su despojo entrega,su espíritu al Señor, su gloria a Cuba;¡que el genio, como el sol, llega a su ocaso,dejando un rastro fúlgido su paso! -Encima de las corrientesque en Babilonia hallavaallí me senté llorandoallí la tierra regavaacordándome de ti¡o Sión! a quien amavaera dulce tu memoria,y con ella más llorava.Dexé los traxes de fiestalos de trabaxo tomavay colgué en los verdes sauzesla música que llevabapuniéndola en esperançade aquello que en ti esperava.Allí me hyrió el amory el coraçón me sacava.Díxele que me matasepues de tal suerte llagavayo me metía en su fuegosabiendo que me abrasavadesculpando el avezicaque en el fuego se acababaestávame en mí muriendoy en ti solo respiravaen mí por ti me moríay por ti resucitavaque la memoria de tidaba vida y la quitava.Gozábanse los estrañosentre quien cautivo estava.Preguntávanme cantaresde lo que en Sión cantava"Canta de Sión un hynnoveamos cómo sonava."Dezid, ¿cómo en tierra ajenadonde por Sión lloravacantaré yo la alegríaque en Sión se me quedava?Echaríala en olbidosi en la ajena me gozava.Con mi paladar se juntela lengua con que hablavasi de ti yo me olbidareen la tierra do morava.Sión por los verdes ramosque Babilonia me davade mí se olbide mi diestraque es lo que en ti más amavasi de ti no me acordareen lo que más me gozavay si yo tuviere fiestay sin ti la festejava.¡O hija de Babiloniamísera y desventurada!Bienaventurado eraaquel en quien confiavaque te a de dar el castigoque de tu mano llevavay juntará sus pequeñosy a mí, porque en ti esperavaa la piedra que era Christopor el qual yo te dexaba.Debetur soli gloria vera Deo -Las flechas, rotas, y el jardín, seguro.El humo nada entre los aires vagos.¡Traedme el vino, y dejaré que caigasobre el tapete la verdad inerme!Ya tengo más de un muerto en el almario,más de un cadáver bajo el alfombrado-de hierbas y de flores- triste suelo.Mi memoria, que os llama inútilmente,anda vagando por los cementeriosvestida de fantasma. Mi memoria,brindando con la muerte. -Como horribles batracios a la atmósfera,suben visajes lúgubres al labio.Por el Sahara azul de la Sustanciacamina un verso gris, un dromedario.Fosforece un mohín de sueños crueles.Y el ciego que murió lleno de vocesde nieve. Y madrugar, poeta, nómada,al crudísimo día de ser hombre.Las Horas van febriles, y en los ángulosabortan rubios siglos de ventura.¡Quién tira tanto el hilo: quién descuelgasin piedad nuestros nervios,cordeles ya gastados, a la tumba!¡Amor! Y tú también. Pedradas negrasse engendran en tu máscara y la rompen.¡La tumba es todavíaun sexo de mujer que atrae al hombre! -Puedes entrar. He dejado la puertaabierta, la luz, la calefacciónencendidas. Hay un poco de vinoen la alacena, el café está recientepor si me demoro y te vence el sueño.Acaso estés aquí cuando regrese,arropada en el sofá con mi mantade viaje, reconfortada, quizácomplacida del mundo en su belleza,sabiendo que hay una técnica puraen esta maravilla de estar vivo.Y si no estás, bendito sea el tiempoen que estuviste. Sólo he de abrirlos postigos para que fluya el aguallovida en la memoria. La luz, pronto,dejará en las paredes una sombraque llamará en sus labios con tu nombre,contenta de estar en casa de nuevo. -DE endurecer la tierrase encargaron las piedras:prontotuvieron alas:las piedrasque volaron:las que sobrevivieronsubieronel relámpago,dieron un grito en la noche,un signo de agua,una espada violeta,un meteoro.El cielosuculentono sólo tuvo nubes,no sólo espacio con olor a oxigeno,sino una piedra terrestreaquí y allá, brillando,convertida en paloma,convertida en campana,en magnitud, en vientopenetrante:en fosfórica flecha, en sal del cielo. -En el fondo de ti vuela la mariposapersonal ¡Salta en el vacío!Nada suplanta la experiencia diestra¿Qué haces en la ribera lamentándote?momento piloto del ser monumentoEstar en el espacio santísimo y divinolas dos pupilas diarias y el órgano pinealy mirar las estrellas con ojo tercoEn la época dorada saber poner las manossobre la Nada no coger ya nadaLa mixtificación no te rodea -El sur como una larga,lenta demolición.El naufragio solar de las cornisasbajo la putrefacta sombra del jazmín.Rigor oscuro de la luz.Se desmorona el aire desde el aireque disuelve la piedra en polvo al fin.Sombra de quién, preguntas,en las callejas húmedas de sal.No hay nadie.La noche guarda ciegas,apagadas ruinas, mohosde sumergida luz lunar.La noche.El sur. -Excelso monte do el romano estragoeterna mostrará vuestra memoria;soberbios edificios do la gloriaaún resplandece de la gran Cartago;desierta playa, que apacible lagolleno fuiste de triunfos y victoria;despedazados mármoles, historiaen quien se ve cuál es del mundo el pago;arcos, anfiteatros, baños, templo,que fuistes edificios celebradosy agora apenas vemos las señales;gran remedio a mi mal es vuestro ejemplo:que si del tiempo fuistes derribados,el tiempo derribar podrá mis males. -La plaza sola (gris el aire,negros los árboles, la tierramanchada por la nieve),parecía, no realidad, mas copiatriste sin realidad. Entonces,ante el umbral, dijiste:viviendo aquí seríasfantasma de ti mismo.Inhóspita en su adornoparsimonioso, porcelanas, bronces,muebles chinos, la casaoscura toda era,pálidas sus ventanas sobre el río,y el color se escondíaen un retablo español, en un lienzofrancés, su brío amedrentado.Entre aquellos despojos,proyecto, el dueño estabasentado junto a su retratopor artista a la moda en años idos,imagen fatua y fácildel dilettante, divertido entoncescomprando lo que una fe crearaen otro tiempo y otra tierra.Allí con sus iguales,damas imperativas bajo sus afeites,caballeros seguros de sí mismos,rito social cumplía,y entre el diálogo moroso,tú oyendo alguien me dijo: "Me ofrecieronla primera edición de un poeta raro,y la he comprado", tu emoción callaste.Así, pensabas, el poetavive para esto, para estonoches y días amargos, sin ayudade nadie, en la contiendaadonde, como el fénix, muere y nace,para que años después, siglosdespués, obtenga al fin el displicentefavor de un grande en este mundo.Su vida ya puede excusarse,porque ha muerto del todo;su trabajo ahora cuenta,domesticado para el mundo de ellos,como otro objeto vano,otro ornamento inútil;y tú cobarde, mudote despediste ahí, como el que asiente,más allá de la muerte, a la injusticia.Mejor la destrucción, el fuego. -No pierda más quien ha tanto perdido,bástate, amor, lo que ha por mí pasado;válgame agora jamás haber probadoa defenderme de lo que has querido.Tu templo y sus paredes he vestidode mis mojadas ropas y adornado,como acontece a quien ha ya escapadolibre de la tormenta en que se vido.Yo había jurado nunca más meterme,a poder mío y mi consentimiento,en otro tal peligro, como vano.Mas del que viene no podré valerme;y en esto no voy contra el juramento;que ni es como los otros ni en mi mano. -A Enrique González MartínezHoy, como nunca, me enamoras y me entristeces;si queda en mí una lágrima, yo la excito a que lavenuestras dos lobregueces.Hoy, como nunca, urge que tu paz me presida;pero ya tu garganta sólo es una sufridablancura, que se asfixia bajo toses y toses,y toda tú una epístola de rasgos moribundoscolmada de dramáticos adioses.Hoy, como nunca, es venerable tu esenciay quebradizo el vaso de tu cuerpo,y sólo puedes darme la exquisita dolenciade un reloj de agonías, cuyo tic-tac nos marcael minuto de hielo en que los pies que amamoshan de pisar el hielo de la fúnebre barca.Yo estoy en la ribera y te miro embarcarte:huyes por el río sordo, y en mi alma destilasel clima de esas tardes de ventisca y de polvoen las que doblan solas las esquilas.Mi espíritu es un paño de ánimas, un pañode ánimas de iglesia siempre menesterosa;es un paño de ánimas goteando de cera,hollado y roto por la grey astrosa.No soy más que una nave de parroquia en penuria,nave en que se celebran eternos funerales,porque una lluvia terca no permitesacar el ataúd a las calles rurales.Fuera de mí, la lluvia; dentro de mí, el clamorcavernoso y creciente de un salmista;mi conciencia, mojada por el hisopo, es unciprés que en una huerta conventual se contrista.Ya mi lluvia es diluvio, y no miraré el rayodel sol sobre mi arca, porque ha de quedar rotomi corazón la noche cuadragésima;no guardaba mis pupilas ni un matiz remotode la lumbre solar que tostó mis espigas;mi vida sólo es una prolongación de exequiasbajo las cataratas enemigas. -Es el vaivén cíe la ciudadamigable escaparatede una vida que parece lo que es;suave roce de ricas telas,delicioso goteo de sutiles aromas,café, conversaciones, risas,libros tan buenos que emocionana esos huéspedes contentos de una vidaque no parece lo que es;horas malpagadas,grisácea letanía de siempresy de nuncas,inalcanzables las cosas más cercanas,para aquelque lejos de sí mismoy de todostiende la manoa la distraída felicidad. -"Todos mis huesos son ajenos "VallejoMe ata otro dolor surcando ese dolor de siempreSi no estuvierami dolor cuajado de otro que ahora parte de ti,de ustedes todos caminos; encerrados, abiertosblancos, negros, grises, temerarios, pusilánimes, insomnesSi no tuviera el valor de retener la vida en este juego de ser;ser tú, ser ellostodos los que apenas logran vivir después del pan,del gilvo de la lumbre que brilla en los ojos de la muerte;tu muerte mía, apenas encontrada en ocasiones.Mi sed apenas tuya, mi rostro el tuyo apenasaparcado dentro del automóvil.Si no estuviera ese clamor de siempre pinchado por la aguja de la vida,vida que rodea una vida; la de ahora, la de ayer, la de nosotros siemprecolmando la verdad: mi única, tu única, nuestra única vida,no conduciría el timón de mi esperpento para llegar a alguna parte,querría sencillamente volarme el parabrisas como en otro tiempo,caducar todos los plazos, ser semilla,dejar mi apartamentovacíode pensar en todo. -Id por camino estrecho que lleva a puerta angosta"ésa que sólo niños atravesar consiguen,perfumada de nardos donde un ángel se aposta"y no al portal mayor que los grandes persiguen.En haciéndoos pequeños ya seréis inocentes,que para tales es el reino de los cielos;así oiréis la palabra que a sabios y prudentesDios oculta y revela sólo a los pequeñuelos.Porque el reino celeste es de las almas puras:los humildes y pobres, simples de corazón.Sed como ellos y así "con candor de criaturas"traspasaréis seguros la reducida puertaque a los mansos espíritus estará siempre abierta,camino de la vida, suprema bendición. -En el derruido murode la huerta del convento,en un agujero oscurodonde, al pasar, silba el viento,y, como una doloridaqueja a las piedras arranca,hay, en el fondo, escondidauna calavera blanca.De algún fraile soñadorde vida ejemplar y bellay dedicada al Señor,en el mundo única huella.Abre los ojos, sin fondo,como a visiones extrañas,y del vacío en lo hondoforjan telas las arañas.Húmedo musgo grisosorecubre la antigua grieta,donde, en supremo reposo,descansa ignorada y quieta.Pero hasta aquella escondidamansión la brisa ligeralleva murmullos de viday olores de primavera.Golondrinas, que en sus marchasdejaron el patrio río,huyendo de las escarchas,de las brumas y del frío,cuando la luz del Ponientefiltra por el hondo huecoy hace parecer vivienteel cráneo rígido y seco,desde las negras ruïnas,alzan sosegado vuelo,en sus vueltas peregrinastocan las ramas y el suelo,como buscando en el prado,ya por la tarde, sombrío,el espíritu elevadoque habitó el cráneo vacío. -Tus ojos son el luto incandescenteque se derrama al envolver las manoscon la cera caída de los cirios,la mirada de estrellas expectantes.Como un barco velero y silenciosoque rodea al vaivén del aire el istmoyacente de la península inmóvil,con sus crespones negros desplegadosal roce de las nieves y los vientos,así transita la oscuridad tardía.Como si fuera llama, un fuego oscuro,que consumiera todos los reproches,esas pequeñas guerras cotidianasde pan y sal, lechugas y pimientos,incinera su mismo vientre inmóvilen cada amanecer, en cada casaque acoge sus sueños lujuriosos.Mas vienen la mañana y los relojes,con la luz traicionera del deshielo,para usurpar la absenta de las flores. -¿Surgió de bajo tierra?¿Se desprendió del cielo?Estaba entre los ruidos,herido,malherido,inmóvil,en silencio,hincado ante la tarde,ante lo inevitable,las venas adheridasal espanto,al asfalto,con sus crenchas caídas,con sus ojos de santo,todo, todo desnudo,casi azul, de tan blanco.Hablaban de un caballo.Yo creo que era un ángel. -Es una calle larga y silenciosa.Ando en tinieblas y tropiezo y caigoy me levanto y piso con pies ciegoslas piedras mudas y las hojas secasy alguien detrás de mí también las pisa:si me detengo, se detiene;si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.Todo está oscuro y sin salida,y doy vueltas y vueltas en esquinasque dan siempre a la calledonde nadie me espera ni me sigue,donde yo sigo a un hombre que tropiezay se levanta y dice al verme: nadie. -Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,como en tu rostro y en tus acciones víaque con palabras no te persuadía,que el corazón me vieses deseaba.Y Amor, que mis intentos ayudaba,venció lo que imposible parecía,pues entre el llanto que el dolor vertía,el corazón deshecho destilaba.Baste ya de rigores, mi bien, baste,no te atormenten más celos tiranos,ni el vil recelo tu quietud contrastecon sombras necias, con indicios vanos:pues ya en líquido humor viste y tocastemi corazón deshecho entre tus manos. -Telefonear. Quería telefonear,escuchar al otro lado su vozquedamente desgranar las palabras,un faro frente a un marinseguro, descubriren su tono una rada,refugio contra la inquietudo el abandono.Mas, ¿cómo tomar el teléfono, blandirloante sí mismo sin dejarinerme en el airetodo, definitivamente todo,el oro vivo del día? -Con ánimo de hablarle en confianzade su piedad entré en el templo un día,donde Cristo en la cruz resplandecíacon el perdón de quien le mira alcanza.Y aunque la fe, el amor y la esperanzaa la lengua pusieron osadía,acordéme que fue por culpa míay quisiera de mí tomar venganza.Ya me volvía sin decirle naday como vi la llaga del costado,paróse el alma en lágrimas bañada.Hablé, lloré y entré por aquel lado,porque no tiene Dios puerta cerradaal corazón contrito y humillado. -Tres árboles caídosquedaron a la orilla del sendero.El leñador los olvidó, y conversanapretados de amor, como tres ciegos.El sol de ocaso ponesu sangre viva en los hendidos leños¡y se llevan los vientos la fraganciade su costado abierto!Uno torcido, tiendesu brazo inmenso y de follaje trémulohacia el otro, y sus heridascomo dos ojos son, llenos de ruego.El leñador los olvidó. La nochevendrá. Estaré con ellos.Recibiré en mi corazón sus mansasresinas. Me serán como de fuego.¡Y mudos y ceñidos,nos halle el día en un montón de duelo! -Lirio divino, lirio de las Anunciaciones;lirio, florido príncipe,hermano perfumado de las estrellas castas,joya de los abriles.A ti las blancas dianas de los parques ducales;los cuellos de los cisnes,las místicas estrofas de cánticos celestesy en el sagrado empíreo la mano de las vírgenes.Lirio, boca de nieve donde sus dulces labiosla primavera imprime:en tus venas no corre la sangre de las rosas pecadoras,sino el ícor excelso de las flores insegnes.Lirio real y líricoque naces con la albura de las hostias sublimes,de las cándidas perlasy del lino sin mácula de las sobrepellices:¿Has visto acaso el vuelo del alma de mi Stella,la hermana de Ligera, por quien mi canto a veces es tan triste? -La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.Duros suspiros rotos, quimeras calcinadas.Lentamente va viniendo tu cuerpo.Llegan tus manos en su órbitade aguardiente de caña;tus pies de lento azúcar quemados por la danza,y tus muslos, tenazas del espasmo,y tu boca, sustanciacomestible, y tu cinturade abierto caramelo.Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;de pronto entran tus ojos traicionados;tu piel tendida, preparadapara la siesta:Tu olor a selva repentina; tu gargantagritando "no sé, me lo imagino", gimiendo"no sé, me lo figuro", quejándose "no sé, supongo, creo"tu garganta profundaretorciendo palabras prohibidas.Un río de promesasbaja de tus cabellos,se demora en tus senos,cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,viola tu carne firme de nocturno secreto.Carbón ardiente y piedra de hornoen esta tarde fría de lluvia y de silencio. -Sucede que mi carne se deshojaporque ella es desde antes mi enemiga.Morir o envejecer. La tarde quieta,la noche tan callada en mis mejillas,me ocurren. Y me ocurre la penumbradel corazón. De niña no sabía...Me hablaban de muñecas de cristal,de la importancia de las blancas cintasen el cabello verde, o me llevabanal cine. Me contaban las mentirasque a ellas les dijeron, y yo, buenay sana fui instalada en una esquinadel tiempo hasta que ahora, a la horade aquel reloj que marca el mediodía,me digo, finalmente, que en mi rostroel sol se puso ya. Cuán largo día... -No tengo sólo un Ángelcon ala estremecida:me mecen como al marmecen las dos orillasel Ángel que da el gozoy el que da la agonía,el de alas tremolantesy el de las alas fijas.Yo sé, cuando amanece,cuál va a regirme el día,si el de color de llamao el color de ceniza,y me les doy como algaa la ola, contrita.Sólo una vez volaroncon las alas unidas:el día del amor,el de la Epifanía.¡Se juntaron en unasus alas enemigasy anudaron el nudode la muerte y la vida! -CUCHARA,cuencadela más antiguamano del hombre,aúnse ve en tu formade metal o maderael moldede la palmaprimitiva,en dondeel aguatrasladófrescuray la sangresalvajepalpitaciónde fuego y cacería.Cucharapequeñita,en lamanodel niñolevantasa su bocael másantiguobesode la tierra,la herencia silenciosade las primeras aguas que cantaronen labios que despuéscubrió la arena.El hombreagregóal hueco desprendidode su manoun brazo imaginariode maderaysalióla cucharapor el mundocadavezmásperfecta,acostumbradaa pasardesde el plato a unos labios clavelinoso a volardesde la pobre sopaa la olvidada boca del hambriento.Sí,cuchara,trepastecon el hombrelas montañas,descendiste los ríos,llenasteembarcaciones y ciudades,castillos y cocinas,peroel difícil caminode tu vidaes juntartecon el plato del pobrey con su boca.Por eso el tiempode la nueva vidaqueluchando y cantandoproponemosserá un advenimiento de soperas,una panoplia purade cucharas,y en un mundosin hambreiluminando todos los rincones,todos los platos puestos en la mesa,felices flores,un vapor oceánico de sopay un total movimiento de cucharas. -Apollinaireyateníala cabeza rota. -Ahora cuando escribo sin certezami bionotabibliográficaa petición de alguien que desea excluirmede favor y por nadaen consabida antologíade la sempiternamente joven senescentepoesía española de posguerra(de qué guerra me habla esta mañana,delicado Giocondo, entre tenues olvidos,de la guerra de quién con quiény cuándo)cuando escribomi bioesquelonotabibliográficacompruebo minucioso la fecha de mi muertey escasa es, digo con gentil tristeza,la ya marchita gloria del difunto. -Holadije mirando tu retratoy se pasmó el saludoentre mis labios.Otra vez la punzada,el saber que es inútil;el calcinado climade tu ausencia. -Ojalá que la noche sea esto únicamente:la pesada respiración del marcomo un animal torpe y hechizado,un pañuelo de cuentas negras bajo tu frente,la dulce sensación de estar a la derivacontigo, de espaldas a la ciudad,turbados por el pulso de un amorque es siempre recomienzo.Así me rindo a la evidencia:lentamente, el reclamo de las aguascon que el silencio nos acoge,sencillo, hospitalario, se desplazapara dar paso al frágil territorio del tactoy remediar con él la insuficienciacon que la soledad y la separaciónnos obsequiaron tantos días.Apenas hay sorpresa en nuestros ojos,en nuestras bocas poco acostumbradasal amor. Sólo tú, reencontrado,recién llegado cuerpo,podías franquear tan sin esfuerzola distancia que lleva a mis sentidos,podías recibir la plenitudque en este corazón cansadodibuja la pasión, el instante más dulce. -Cuando murieron los poetas ingleses y francesesla rosa florecía.Cuando murieron los húmedos poetas alemanesla rosa florecía.Cuando murió Montale y el cielo se llenó de diamantes asmáticosla rosa florecía.La rosa florecíacuando murió también Whitman el núbil.Verde siempre el vestido de este aire.Yo vivo con la rosa que no muere. -Un antipoetaSe detiene en la entrada de un rompecielosA ver pasarNiños Niñas Mujeres HombresY otras dosis de energíaE intenta distinguirSus árbitros Sus dirigentes Sus semáforosY un poetaObserva y escribe. -Si muero,dejad el balcón abierto.El niño come naranjas.(Desde mi balcón lo veo).El segador siega el trigo.(Desde mi balcón lo siento).¡Si muero,dejad el balcón abierto! -Sabes que no soy amigo de juramentos ni promesaspero sí me has oído decir con insistenciaque el día menos pensado voy a procurarolvidarme la inocencia y la ternurasobre el mostrador de cualquier casa de empeño.Pero jamás conseguí inquietarte, o así lo sospecho.Porque sabes que soy terco y mucho másen lo que concierne a mis defectos.Entre esos dos aún sigo viviendo. -Cuando al quererlo la suertese mezclan a nuestras vidas,de la ausencia o de la muerte,las penas desconocidas,y, envueltos en el misteriovan, con rapidez que asombra,amigos al cementerio,ilusiones a la sombra,la intensa voz de ternuraque vibra en el alma amantecomo entre la noche oscurauna campana distante,saca recuerdos perdidosde angustias y desengañosque tienen ocultos nidosen las ruinas de los años.Y que al cruzar aleteandopor el espacio sombríovan en el ser derramandosueños de angustia y de fríohasta que alguna lejana,idea consoladora,que irradia en el alma humanacomo con lumbre de aurora,en su lenguaje difusoentabla con nuestros duelosel gran diálogo confusode las tumbas y los cielos. -A un tiempo dejaba el SolLos colchones de las ondas,Y el orinal de mi almaLa vasera de su choza;Él porque tres veces quiereEn las tres lucientes bolasDe la torre de MarruecosVer su caraza redonda;Y ella porque sus corderos,En tanto que el Alba llora,Se longanicen las tripasDe esmeraldas y de aljófar,A cuenta de los poetasQue baratan estas joyasEntre los que en avellanasLes pagan a «qué quiés, boca».De luz, pues, y de ganadoSe cubre la vega toda,Y el aire de la armoníaQue despide una zampoña,Profundamente tañidaDe un cuitado que la sopla,Quizá tan profundamenteQue no hay Judas que la oya.Guarda el pobre unas ovejas,Si el que se las deja solasLas guarda, y a sus redilesNo las vuelve, o vuelve pocas;Culpa de un Dios que, aunque ciego,Clava una saeta en otra,Y calienta, aunque desnudo,El muro helado de Troya(Cuando criminante y bellaSalió ministrando aljófar),Del sacro Betis la NinfaQue vio España más hermosa;Tan celada de su padre,Que el lado aún no le perdona,Y si hay sombras de cristal,La Ninfa se ha vuelto sombra.Viola en las selvas un díaEn una virginal tropaDe secuaces de Diana,Saeteando una corza.Nunca la viera el cuitado,Y no dejara en mal horaPor el campo su hacienda,Por el río su memoria.Desde entonces los carnerosVan perdiendo sus esposas,Y de lanas de bayetaLes va el lobo haciendo lobas.Río abajo, río arriba,Pasos gasta, viento compra,Que se venden por suspirosY valen misericordia.Tantos días, tantas vecesOyó su voz lagrimosoEl río desde su urna,Que un día sacó la cholla,Y le halló entre unos carrizosVentoseando unas coplas,En favor a lo que dicenDe su húmida señora,Que lo oía entre unos saucesHaciendo desdén y pompaDel pastor y de sus versos,Zahareña y gloriosa.De las plumas de una mimbreCortó el viejo dos garzotas,Y en el envés de la NinfaMe las desnudó de hojas.Cansado, pues, el pastorDe invocar piedad tan sorda,De mi bella pastorcillaEl dulce favor implora.Un rato le ruega humildeQue su lira sonorosaAl aire haga y al ríoCualque suave lisonja.Condescendió con sus ruegosCloris, y luego a la horayerba y flores a porfíale tejieron una alfombra.Pulsó las templadas cuerdas,y al punto el cielo se escombra,el aire se purifica,la ribera se convoca.Las Ninfas que de aquel sotolos muchos árboles honran,vistiéndose miembros bellosdesnudan cortezas toscas.A un verde arrayán floridoSe casaron dos palomas,Blancas señas de que el aireLa madre de Amor corona.Un dulce lascivo enjambreDe hijuelos de la Diosa,Vertiendo nubes de floresJazmines llueven y rosas.Sofrenó el Sol sus caballosPara oír a mi pastora,Tanto, que besó algún signoLas caderas luminosas;Y fue tal la sofrenada,Que con las lucientes colasEnsuciaron y aun barrieronDos tachones de la zona.Su verde cabello el BetisDescubrió, y su barba undosa,Y el húmido cuerpo luegoVestido de juncos y ovas.La hija aguarda que el padreTodo el campo reconozca,Y a las detenidas aguasfla luego la persona.Salió de espumas vestida,y por lo que es vergonzosa,calzada una celosíade caracoles y conchas.¡Oh, lo que diera el pastorpor ser aquel día babosade algún caracol de aquellos!...Mas quédese aquí esta historia. -a ambrosio y silviaLos árboles¿serán acaso solidarios?¿digamos el castaño de los campos elíseoscon el quebrancho de entre ríoso los olivos de jaéncon los sauces de tacuarembó?¿le avisará la encina de westfaliaal flaco alerce de tirolque administre mejor su trementina?y el caucho de paráo el baobab en las márgenes del cuanza¿provocarán al fin la verde angustiade aquel ciprés de la mission doloresque cabeceaba en friscocalifornia?¿se sentirá el ombú en su pampa de rocíocasi un hermano de la ceiba antillana?los de este parque o aquella floresta¿se dirán de copa a copa que el muérdagootrora tan sagrado entre los galosahora es apenas un parásitocon chupadores corticales?¿sabrán los cedros del líbanoy los caobos de corintoque sus voraces enemigosno son la palma de camagüeyni el eucalipto de tasmaniasino el hacha tenaz del leñadorla sierra de las grandes madererasel rayo como látigo en la noche? -Noble señora de provincia: unidosen el viejo balcón que ve al poniente,hablamos tristemente, largamente,de dichas muertas y de tiempos idos.De los rústicos tiestos florecidosdesprendo rosas para ornar tu frente,y hay en los fresnos del jardín de enfrenteun escándalo de aves en los nidos.El crepúsculo cae soñoliento,y si con tus desdenes amortiguasla llama de mi amor, yo me contentocon el hondo mirar de tus arcanosojos, mientras admiro las antiguasjoyas de las abuelas en tus manos. -Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quieroponer un dulce salmo sobre mi viejo atril.Acordaré las notas del órgano severoal suspirar fragante del pífano de abril.Madurarán su aroma las pomas otoñales,la mirra y el incienso salmodiarán su olor;exhalarán su fresco perfume los rosales,bajo la paz en sombra del tibio huerto en flor.Al grave acorde lento de música y aroma,la sola y vieja y noble razón de mi rezarlevantará su vuelo suave de paloma,y la palabra blanca se elevará al altar. -¡Ese día, ese díaen que yo mire el mar "los dos tranquilos",confiado a él; toda mi alma"vaciada ya por mí en la Obra plena"segura para siempre, como un árbol grande,en la costa del mundo;con la seguridad de copa y de raízdel gran trabajo hecho!"¡Ese día, en que seanavegar descansar, porque haya yotrabajado en mí tanto, tanto, tanto!¡Ese día, ese díaen que la muerte "¡negras olas!" ya no me corteje"y yo sonría ya, sin fin, a todo",porque sea tan poco, huesos míos,lo que le haya dejado yo de mí! -Todos estos señores estaban dentrocuando ella entró completamente desnudaellos habían bebido y comenzaron a escupirlaella no entendía nada recién salía del rioera una sirena que se había extraviadolos insultos corrían sobre su carne lisala inmundicia cubrió sus pechos de oroella no sabía llorar por eso no llorabano sabía vestirse por eso no se vestíala tatuaron con cigarrillos y con corchos quemadosy reían hasta caer al suelo de la tabernaella no hablaba porque no sabía hablarsus ojos eran color de amor distantesus brazos construídos de topacios gemelossus labios se cortaron en la luz del coraly de pronto salió por esa puertaapenas entro al rio quedó limpiarelució como una piedra blanca en la lluviay sin mirar atrás nadó de nuevonadó hacia nunca más hacia morir. -Hacia Roma caminandos pelegrinos,a que los case el Papa,mamita,porque son primos,niña bonita,porque son primos,niña.Sombrerito de hulelleva el mozuelo,y la peregrinita,mamita,de terciopelo,niña bonita,de terciopelo,niña.Al pasar por el puentede la Victoria,tropezó la madrina,mamita,cayó la novia,niña bonita,cayó la novia,niña.Han llegado a Palacio,suben arriba,y en la sala del Papamamita,los desaniman,niña bonita,los desaniman,niña.Les ha preguntado el Papacómo se llaman.El le dice que Pedromamita,y ella que Ana,niña bonita,y ella que Ana,niña.Le ha preguntado el Papaque qué edad tienen.Ella dice que quince,mamita,y él diecisiete,niña bonita,y él diecisiete,niña.Le ha preguntado el Papade dónde eran.Ella dice de Cabra,mamita,y él de Antequera,niña bonita,y él de Antequera,niña.Le ha preguntado el Papaque si han pecado.El le dice que un beso,mamita,que le había dado,niña bonita,que le había dado,niña.Y la peregrinita,que es vergonzosa,se le ha puesto la cara,mamita,como una rosa,niña bonita,como una rosa,niña.Y ha respondido el Papadesde su cuarto:¡Quién fuera pelegrino,mamita,para otro tanto,niña bonita,para otro tanto,niña!Las campanas de Romaya repicaronporque los pelegrinos,mamita,ya se casaron,niña bonita,ya se casaron,niña. -Máquina de muerte,máquina de muerte:Sonríe.Sólo puedo ver mis ojos,reflejados en el cristal de la máquina,segundos antes del chispazo que me ciega.Quiero gritarpor el puro placer de gritar"¿y por qué no?Pero no voy a darles el placer de gritar"a los otros, o a vosotros,que atentamente, como lechuzas,y agazapados como lagartijas pacientes y al acechoesperáis mis gritoso más bien algo parecido a mis gritos:un cierto nerviosismo, crispación apenas perceptible,movimiento de la mano "ya sabes, cualquier cosaque por pequeña que fuera sabrían descifrar.Pero no les voy a dar ese placer.Yo sé gritar en silencio,comer en silencio,sufrir en silencio,vomitar en silencio,menospreciar en silencio,fornicar en silencio,sonreír y acariciar en silencio.Mi silencio no tiene precio:nunca sabrán si es el silenciode la muerte o el silenciodel amor (yo tampoco). -Sospechas, que en mi triste fantasíapuestas, hacéis la guerra a mi sentido,volviendo y revolviendo el afligidopecho, con dura mano noche y día;ya se acabó la resistencia míay la fuerza del alma; ya rendidovencer de vos me dejo, arrepentidode haberos contrastado en tal porfía.Llevadme a aquel lugar tan espantable,que, por no ver mi muerte allí esculpida,cerrados hasta aquí tuve los ojos.Las armas pongo ya, que concedidano es tan larga defensa al miserable;colgad en vuestro carro mis despojos. -Es la tarde gris y triste.Viste el mar de terciopeloy el cielo profundo vistede duelo.Del abismo se levantala queja amarga y sonoraLa onda, cuando el viento canta,llora,Los violines de la brumasaludan al sol que muere.Salmodia la blanca espuma:¡Miserere!La armonía el cielo inunda,y la brisa va a llevarla canción triste y profundadel mar.Del clarín del horizontebrota sinfonía rara,como si la voz del montevibrara.Cual si fuese lo invisible...cual si fuese el rudo sónque diese al viento un terribleleón. -Fingiendo realidadescon sombra vana,delante del Deseova la Esperanza.Y sus mentiras,como el fénix, renacende sus cenizas. -Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,y algo en tu sangre late y no reposay en tu tallo de agua, temblorosa,la fuente es una líquida de armonía.Si alguien llama a tu puerta y todavíate sobra tiempo para ser hermosay cabe todo abril en una rosay por la rosa desangra el díaSi alguien llama a tu puerta una mañanasonora de palomas y campanasy aún crees en el dolor y en la poesíaSi aún la vida es verdad y el verso existe.Si alguien llama a tu puerta y estás triste,abre, que es el amor, amiga mía. -NO hay pura luzni sombra en los recuerdos:éstos se hicieron cárdena cenizao pavimento suciode calle atravesada por los pies de las gentesque sin cesar salía y entraba en el mercado.Y hay otros: los recuerdos buscando aún qué mordercomo dientes de fiera no saciada.Buscan, roen el hueso último devoraneste largo silencio de lo que quedó atrás.Y todo quedó atrás, noche y aurora,el día suspendido como un puente entre sombras,las ciudades, los puertos del amor y el rencor,como si al almacén la guerra hubiera entradollevándose una a una todas las mercancíashasta que a los vacíos anaquelesllegue el viento a través de las puertas deshechasy haga bailar los ojos del olvido.Por eso a fuego lento surge la luz del día,el amor, el aroma de una niebla lejanay calle a calle vuelve la ciudad sin banderasa palpitar tal vez y a vivir en el humo.Horas de ayer cruzadas por el hilode una vida como por una aguja sangrientaentre las decisiones sin cesar derribadas,el infinito golpe del mar y de la duday la palpitación del cielo y sus jazmines.Quién soy Aquél? Aquel que no sabíasonreír, y de puro enlutado moría?Aquel que el cascabel y el clavel de la fiestasostuvo derrocando la cátedra del frío?Es tarde, tarde. Y sigo. Sigo con un ejemplotras otro, sin saber cuál es la moraleja,porque de tantas vidas que tuve estoy ausentey soy, a la vez soy aquel hombre que fui.Tal vez es éste el fin, la verdad misteriosa.La vida, la continua sucesión de un vacíoque de día y de sombra llenaban esta copay el fulgor fue enterrado como un antiguo príncipeen su propia mortaja de mineral enfermo,hasta que tan tardíos ya somos, que no somos:ser y no ser resultan ser la vida.De lo que fui no tengo sino estas marcas crueles,porque aquellos dolores confirman mi existencia. -Cuando a su nido vuela el ave pasajeraA quien amparo disteis, abrigo y amistadEs justo que os dirija su cántiga postrera,Antes que triste deje, vuestra natal ciudad.Al pájaro viajero que abandonó su nidoLe disteis un abrigo, calmando su inquietud;¡Oh! tantos beneficios, jamás daré al olvidodurable cual mi vida será mi gratitud.En prueba de ella os dejo lo que dejaros puedo,Mis versos, siempre tristes, pero los dejo así;Porque pienso, a veces que entre sus letras quedo,Porque al leerlos creo que os acordáis de mí.Voy, pues, a referiros una sencilla historia,Que en mi alma desolada, honda impresión dejó;Me la contaron... ¿Dónde?... es frágil mi memoria...Acaso el héroe de ella... o bien, la soñé yo.Era una linda rosa, brillante enredadera,Tan pura, tan graciosa, espléndida y gentil.Que era el mejor adorno de la feliz pradera,La joya más valiosa del floreciente abril.Al pie de ella crecía un pobre pensamiento,Pequeño, solitario, sin gracia ni color;Pero miró a la rosa y respiró su alientoY concibió por ella el más profundo amor.Mirando a su querida pasaba noche y día.Mil veces ¡ay! le quiso su pena declarar;Pero tan lejos siempre, tan lejos la veía,Que devoraba a solas su pena y su pesar.A veces le mandaba sus tímidos olores,Pensando que llegaba hasta su amada flor;Pero la brisa, al columpiar las flores,Llevábase muy lejos la pena de su amor.El pobre pensamiento mil lágrimas vertía,Desoladoras lágrimas, de acíbar y de hiel,Mientras la joven rosa, sin ver a otras crecía,Y mientras más crecía, más se alejaba de él.Llega un jazmín en tanto a la pradera bella,También él a la rosa al punto que la vio;Pero él fue mas dichoso, pudo llegar hasta ella,Le declaró su pena, y al fin la rosa amó...¿Comprenderéis ahora al pobre pensamiento,Al ver correspondido a su feliz rival?¿No comprendéis su horrible, su bárbaro tormentoAl verse condenado a suerte tan fatal?Después lo transplantaron; vivió en otras praderasIndiferiencia, olvido y hasta placer fingió:Miraba flores lindas, brillantes y hechiceras,Pero su amor constante y fiel compareció.Por fin una mañana, estando muy distante,El céfiro contóle las bodas del jazmín;Él escuchó sonriente, y ciego y delirante,loco placer fingiendo, creyó olvidar al fin.Pero al siguiente día con lágrimas le vieronlas flores, e ignorando su oculto padecer,«Tú lloras, pensamiento, tú lloras», le dijeron:«No es nada, contestóles, es llanto de placer»....................................................Ved la sencilla historia que os ofrecí contaros,acaso os entristezca pero la dejo así;adiós, adiós, ya parto; me atrevo a suplicarosque la leáis a solas y os acordéis de mí. -Lilio siempre real nascí en MedinaDel Cielo, con razón, pues nascí en ella;Ceñí de un Duque excelso, aunque flor bella,De rayos más que flores frente dina.Lo caduco esta urna peregrina,Oh peregrino, con majestad sella;Lo fragrante, entre una y otra estrella,Vista no fabulosa determina.Estrellas son de la guirnalda griegaLisonjas luminosas, de la míaSeñas oscuras, pues ya el Sol corona.La suavidad que expira el mármol (llega)Del muerto lilio es; que aun no perdonaEl santo olor a la ceniza fría. -(Quinteto de la luna y del mar)PIANOUn poco de cielo y un poco de lagodonde pesca estrellas el grácil bambú,y al fondo del parque, como íntimo halago,la noche que mira como miras tú.Florece en los lirios de tu poesíala cándida luna que sale del mar,y en flébil delirio de azul melodía,te infunde una vaga congoja de amar.Los dulces suspiros que tu alma perfumante dan, como a ella, celeste ascensión.La noche.... tus ojos.... un poco de Schuman...y mis manos llenas de tu corazón.PRIMER VIOLÍNLargamente, hasta tu piese azula el mar ya desierto,y la luna es de oro muertoen la tarde rosa té.Al soslayo de la lunarecio el gigante trabaja,susurrándote en voz bajalos ensueños de la luna.Y en lenta palpitación,más grave ya con la sombra,viene a tenderte de alfombrasu melena de león.SEGUNDO VIOLÍNLa luna te desamparay hunde en el confín remotosu punto de huevo rotoque vierte en el mar su clara.Medianoche van a dar,y al gemido de la ola,te angustias, trémula y sola,entre mi alma y el mar.CONTRABAJODulce luna del mar que alargas la horade los sueños de amor; plácida perlaque el corazón en lágrima atesoray no quiere llorar por no perderla.Así el fiel corazón se queda grave,y por eso el amor, áspero o blando,trae un deseo de llorar, tan suave,que sólo amarás bien si amas llorando.VIOLONCELODivina calma del mardonde la luna dilatalargo reguero de plataque induce a peregrinar.En la pureza infinitaen que se ha abismado el cielo,un ilusorio pañuelotus adioses solicita.Y ante la excelsa quietud,cuando en mis brazos te estrechoes tu alma, sobre mi pecho,melancólico laúd. -Cien sonetos de amorTu casa suena como un tren a mediodía,zumban las avispas, cantan las cacerolas,la cascada enumera los hechos del rocío,tu risa desarrolla su trino de palmera.La luz azul del muro conversa con la piedra,llega como un pastor silbando un telegramay entre las dos higueras de voz verdeHomero sube con zapatos sigilosos.Sólo aquí la ciudad no tiene voz ni llanto,ni sin fin, ni sonatas, ni labios, ni bocinasino un discurso de cascada y de leones,y tú que subes, cantas, corres, caminas, bajas,plantas, coses, cocinas, clavas, escribes, vuelves,o te has ido y se sabe que comenzó el invierno. -Manitas de los niños,manitas pedigüeñas,de los valles del mundosois dueñas.Manitas de los niñosque al granado se tienden,por vosotros las frutasse encienden.Y los panales llenosde su carga se ofenden.¡Y los hombres que pasanno entienden!Manitas blancas, hechascomo de suave harina,la espiga por tocarosse inclina.Manitas extendidas,piñón, caracolitos,bendito quien os colme,¡bendito!Benditos los que oyendoque parecéis un grito,os devuelvan al mundo:¡benditos! -¡Qué lejos, azul, el cielo,de la tierra pobre! Perolos dos son el día bueno. -Los poetas se reúnen por la noches.Beben vino y comen versos.Buscan sentido a las palabras.Los poetas dan un giro a los sonetos.En este tiempo hostil, propicio al odio,los poetas conspiran a crédito.Rastrean en lo barroco de sus versos.Están tan distantes de la vidaque han caído en un hondo onanismo sin remedio. -a A. de W.Tú no lo sabes... mas yo he soñadoentre mis sueños color de armiño,horas de dicha con tus amoresbesos ardientes, quedos suspiroscuando la tarde tiñe de öroesos espacios que juntos vimos,Cuando mi alma su vuelo emprendea las regiones de lo infinitoaunque me olvides, aunque no me amesaunque me odies, ¡sueño contigo! -CUANDO me conocisteis,volvía.Mi historia viene de más lejosque mis días primeros.y cuando me hayáis visto marcharme, para siempre,seguiré todavía,sin tiempo ya, la historia comenzada.Como un día en el tiempo, como el árbolen la brisa que cruza, yo no me pertenezco,ni me termino. Es gracias a la muertepor lo que soy posible todavíahacia un siempre de rectificaciones,de referencias. Si no fuerapor esa muerte implícita, ¿qué haríade tanto amor como me sobra ? -20 poemas de amor y una canción desesperadaPensando, enredando sombras en la profunda soledad.Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes,enterrando lámparas.Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,molinero taciturno,se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.El grito frente al mar, entre las piedras,corriendo libre, loco, en el vaho del mar.La furia triste, el grito, la soledad del mar.Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varillade ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.Y mi alma baila herida de virutas de fuego.Quien llama? Qué silencio poblado de ecos?Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,hora mía entre todas!Bocina en que el viento pasa cantando.Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.Sacudida de todas las raíces,asalto de todas las olas!Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.Quién eres tú, quién eres? -(Zaida C. de Ramón)Paz, virtud divina, la que el mundo anhelaLa que con sus fuerzas trata de obtenerlaPor más que te esmeres, por mas que lo intentesJamás de esa forma podrás poseerla.La paz no es palabras, ni ausencia de guerraLa paz no se crea, tampoco se inventa.Con todo el dinero que existe en la tierra,Ni aun con tu vida, podrás obtenerla.Paz que sobrepasa todo entendimientoAun para los sabios la paz es misterio.No es con la razón, no es el intelectoJamás con tu mente podrás comprenderlo.La paz la da Dios, regalo del cieloPor gracia infinita que no merecemosPara los humildes, para los honestosDádiva divina que no tiene precio.Busca la justicia, cree al VerdaderoEntra en amistad con el Dios eternoSolo hay un camino, único sendero,Príncipe de paz, Jesús, el Cordero.Nuevas de gran gozo te traemos hoyEsa paz que anhelas; es la paz de Dios.Es la paz que sacia, es la paz que llenaRecibe y disfruta ? La paz verdadera. -(Lentísimo)LA tarde sobre los tejadoscaey cae...Quién le dio para que vinieraalas de ave?Y este silencio que lo llenatodo,desde qué país de astrosse vino solo?Y por qué esta brurna-plúmula trémula-beso de lluvia-sensitiva-cayó en silencio -y para siempre-sobre mi vida? -No, no fue tan efímera la historiade nuestro amor: entre los folios tersosdel libro virginal de tu memoria,como pétalo azul está la gloriadoliente, noble y casta de mis versos.No puedes olvidarme: te condenoa un recuerdo tenaz. Mi amor ha sidolo más alto en tu vida, lo más bueno;y sólo entre los légamos y el cienosurge el pálido loto del olvido.Me verás dondequiera: en el inciertoanochecer, en la alborada rubia,y cuando hagas labor en el desiertocorredor, mientras tiemblan en tu huertolos monótonos hilos de la lluvia.¡Y habrás de recordar! Esa es la herenciaque te da mi dolor, que nada ensalma.¡Seré cumbre de luz en tu existencia,y un reproche inefable en tu concienciay una estela inmortal dentro de tu alma! -A la ausencia, al olvido, a la nostalgiami corazón les pone letra y músicade tango algunas noches, tú lo sabes:veinte años no es nada. Aunque, a las claras,bien sabe a quién engaña pretendiendoengañar, como a un necio, a la tristeza. -¿Eva era rubia? No. Con negros ojosvio la manzana del jardín: con labiosrojos probó su miel; con labios rojosque saben hoy más ciencia que los sabios.Venus tuvo el azur en sus pupilas,pero su hijo no. Negros y fieros,encienden a las tórtolas tranquilaslos dos ojos de Eros.Los ojos de las reinas fabulosas,de las reinas magníficas y fuertes,tenían las pupilas tenebrosasque daban los amores y las muertes.Pentesilea, reina de amazonas;Judith, espada y fuerza de Betulia;Cleopatra, encantadora de coronas,la luz tuvieron de tus ojos, Julia.La negra, que es más luz que la luz blancadel sol, y las azules de los cielos.Luz que el más rojo resplandor arrancaal diamante terrible de los celos.Luz negra, luz divina, luz que alegrala luz meridional, luz de las niñas,de las grandes ojeras, ¡oh luz negraque hace cantar a Pan bajo las viñas! -Apoyada en mi hombroeres mi ala derecha.Como si desplegarastus suaves plumas negras,tus palabras a un cieloblanquísimo me elevan.Exaltación. Silencio.Sentado estoy a mi mesa,sangrándome la espalda,doliéndome tu ausencia. -Con el "illo perfectum" de la versorreaCon la historia de la musa que roba el textoCon el curso 501 de Identidad ModernaCon el sanguíneo terminal del turisteo socialCon el eterno mal de envoltorioCon libros hechos para que nos pensemosMuy pero muy y más inteligente.Y desde que Macarena quebró la escobaEscupió sobre el brillo del pisoMetió la plancha al hornoy se liberó del corazón espinado.Intenta desesperadamente integrarsea los vegetales de la izquierda multifacética. -Lo opuesto busca su opuestoY en lo blanco la gota que hay de negroCreceHasta hacer lo blanco negroY así en lo contrario hace la gota blancaTodos deseamos lo opuestoQue encarna frente a tiDe tanto en tantoY trae su exótica religión su idea del asuntoSus distracciones sus aparentes crueldadesEl poco cuidado con que trata los más preciados donesLas ofrendas y regalos que destinábamosAntesA nuestro propio feticheTal nuestra donaciónLos bárbaros poseen la ingenuidad de lo que fuimosAquello que en ellos no ha crecido nuncaO bien nunca lo ha hecho en esta direcciónSon lo que fue posible que fuéramos hoy y no prosperóPor eso la ternura el celo el interés que sentimosPor su aparente torpezaSu falta constante de consideraciónNuestro consuelo cuando nos matan sus actoses mirarlos benignamenteY acariciar o al menos intentar hacerloLa brutalidad que destroza y queCuando se les reprochaSinceramente no comprendenComo no comprenderían si llorásemos delante de ellosEl porqué de todas esas lágrimas se sienten inocentesLo son nuestra es la tragedia de entenderloY de entender que nada podemos hacerNi por amor ni por odio para redimir a la criaturaDe su condición de bárbaraEste de todos los dones es quizás el más extrañoQue nos dieron nuestros diosesNuestros dioses que no existenTambién están esos bárbaros que se nos parecenPero no son nosotros cuídate sobre todo de ellosSon los más peligrosos son los que realmenteLlegan a tu corazónCon sus similitudesSus engaños de los que son desde luegoTotalmente inocentesPero nadie cambia a los bárbarosY cuando aparece su barbarie expresa su "bajeza"Su "violencia" su "impiedad" su fastidiosa negligencia extremaYa están dentro de nosotros y es tardeMuy tarde para todoY no se van jamás de aquelloQue conquistó su impericia su malicia inconscienteY también su destrezaLargamente adquiridaEn combate contra otros bárbarosSeremos su triunfo la gota de alegría infantilQue dura un díaLa jactancia a solas que pronto se disipaNuestras serán las ruinas las veneradas estatuasRotas que vendimos por ellos a precio de mercadoNada o casi nada vale algo nuestro entre los bárbarosY nuestra será la noche donde algo se incendiaráEternamente para siempre en llamasPor amor a los bárbaros -A quien nos justifica nuestra desconfianzallamamos enemigo, ladrón de una esperanza.Jamás perdona el necio si ve la nuez vacíaque dio a cascar al diente de la sabiduría. -Madre, acaricie a sus niños.Padre, abrácelos firmemente.Permita que ellos sepan que los amanpor la mañana, al mediodía, y por la noche.Ponga sus brazos alrededor de ellos,sosténgalos cerca suyo,sienta el latir de sus corazones,la vida nueva que Usted hizo.Ruede por el suelo con ellos,bromee, ría y juegue,escuche lo que tienen que decirle,ellos tienen mucho para contarle.Tome tiempo para conocerlos,vea el color en sus ojos.Aprecie a esa persona tan profundadentro de sus pequeñas mentiras.Permita que corran sus dedos por sus cabellos,doble su cabeza,llene sus corazones con palabras de alabanza,haga de su hogar su lugar favorito.Abrácelos estrechamente en el sofáy mire un programa de televisión,cante con ellos o comparta la lectura de un libroy ayúdelos a crecer en su mundo.Tome un tiempo para caminar en el parque,sosténgase de la mano,huela las flores, alimente los patos,construya castillos en la arena.Madre, acaricie a sus niños,Padre, abrácelos firmemente,Muéstreles que ellos son un regalo,ámelos para que se sientan bien. -Este poeta Con otros ¿ En otro centro ?Sin la libertad y la igualdadQue también nos azotaron.Con el país de la retrospectivaCon la obligación de tomar posiciónCon rimaEn los versos colgantes de la memoria.Entre uno u otroLectorPara compartir con ellosEste continente donde hemos cumplidoCinco siglosLos transterrados. -Ayer pasó el pasado lentamentecon su vacilación definitivasabiéndote infeliz y a la derivacon tus dudas selladas en la frenteayer pasó el pasado por el puentey se llevó tu libertad cautivacambiando su silencio en carne vivapor tus leves alarmas de inocenteayer pasó el pasado con su historiay su deshilachada incertidumbre/con su huella de espanto y de reprochefue haciendo del dolor una costumbresembrando de fracasos tu memoriay dejándote a solas con la noche. -Estoy buscando ahora, en las cenizasde aquella tarde rota, su contrariaforma, que no pasó. Sé que me acechadesde cualquier esquina. La imaginocasi casi feliz (Un poco triste.) -Al pasar me saluda y tras el vientoque da al aliento de su voz tempranaen la cuadrada luz de una ventanase empaña, no el cristal, sino el alientoEs tempranera como una campana.Cabe en lo inverosímil, como un cuentoy cuando corta el hilo del momentovierte su sangre blanca la mañana.Si se viste de azul y va a la escuela,no se distingue si camina o vuelaporque es como la brisa, tan livianaque en la mañana azul no se precisacuál de las tres que pasan es la brisa,cuál es la niña y cuál es la mañana. -Montañoso, abrumado, indescifrable,rojo como la brasa que se apaga,anda fornido y lento por la vagasoledad de su páramo incansable.El armado testuz levanta. En esteantiguo toro de durmiente ira,veo a los hombres rojos del Oestey a los perdidos hombres de Altamira.Luego pienso que ignora el tiempo humano,cuyo espejo espectral es la memoria.El tiempo no lo toca ni la historiade su decurso, tan variable y vano.Intemporal, innumerable, cero,es el postrer bisonte y el primero. -Prepara ufano a César victoriosoel tirano de Menfis inclementela temida cabeza que al Orientetuvo al son de sus armas temeroso.No pudo dar el corazón piadosoenjutos ojos ni serena frenteal don funesto; mas gimió impacientede tal crueldad, y repitió lloroso;«Tú, gran Pompeyo, en la fatal caídaserás ejemplo de la humana gloriay cierto aviso de su fin incierto.»¡Cuánto se debe a tu virtud crecida!¡Cuán costosa en tu muerte es mi victoria!Vivo te aborrecí, y te lloro muerto». -¿Qué haré, que por quererosmis extremos son tan claros,que ni soy para miraros,ni puedo dejar de veros?Yo no sé con vuestra ausenciaun punto vivir ausente,ni puedo sufrir presente,señora, tan gran presencia.De suerte que, por quereros,mis extremos son tan claros,que ni soy para miraros,ni puedo dejar de veros. -Permanece el trote aquí,Entre su arranque y mi mano.Bien ceñida queda asíSu intención de ser lejano.Porque voy en un corcelA la maravilla fiel:Inmóvil con todo brío.¡Y a fuerza de cuánta calmaTengo en bronce toda el alma,Clara en el cielo del frío! -Tras el pasillo al fresco, la escaleray el sol que nos bañaba de repente.Entonces en la hierba el barro se secabay no dejaba rastro que no llevase al río.¿Tú crees que un río nace en cualquier sitio?Anda tonta -decías.Y yo no contestaba, sonriendo.Pues tantas hojas verdes, tanto musgo,y el sonido del agua entre los chopos,las voces apagadas bajo el cielo,el sol en las espaldas y aquella luz tan alta.Luego acechar la casa desde el puente,como quien está lejos y recuerda,mientras la vieja casa subsistíay yo soy una niña que no existe. -FORMÓde tierra y de saliva un hueco, el únicoque pudo al cabo contener la luz.(Materia) -Del otro lado de la puerta un hombredeja caer su corrupción. En vanoelevará esta noche una plegariaa su curioso dios, que es tres, dos, uno,y se dirá que es inmortal. Ahoraoye la profecía de su muertey sabe que es un animal sentado.Eres, hermano, ese hombre. Agradezcamoslos vermes y el olvido. -TEPITO-TE-HENÚA, ombligo del mar grande,taller del mar, extinguida diadema.De tu lava escorial subió la frentedel hombre más arriba del Océano,los ojos agrietados de la piedramidieron el ciclónico universo,y fue central la mano que elevabala pura magnitud de tus estatuasTu roca religiosa fue cortadahacia todas las líneas del Océanoy los rostros del hombre aparecieronsurgiendo de la entraña de las islas,naciendo de los cráteres vacíoscon los pies enredados al silencio.Fueron los centinelas y cerraronel ciclo de las aguas que llegabandesde todos los húmedos dominios,y el mar frente a las máscaras detuvosus tempestuosos árboles azules.Nadie sino los rostros habitaronel círculo del reino. Era calladocomo la entrada de un planeta, el hiloque envolvía la boca de la isla.Así, en la luz del ábside marinola fábula de piedra condecorala inmensidad con sus medallas muertas,y los pequeños reyes que levantantoda esta solitaria monarquíapara la eternidad de las espumas,vuelven al mar en la noche invisible,vuelven a sus sarcófagos de sal.Sólo el pez luna que murió en la arena.Sólo el tiempo que muerde los moais.Sólo la eternidad en las arenasconocen las palabras:la luz sellada, el laberinto muerto,las llaves de la copa sumergida. -No levantes la voz; el niño está dormido.Contén el paso, espera, aguarda en cauto acecho;que no se mueva el aire, ni se oiga el menor ruido,para que en tierna paz, te aproximes al lecho.Mírale sonriente al almohadón asido,el oso de su vida apretándole el pecho,en la mano, seguro, tiene un hilo prendidodel globo de colores que oscila bajo el techo.Alrededor su mundo "juegos de construcciones,trompos, libros, muñecos, autos, trenes, camiones";todo goza en el cuarto sueño de maravillasalvo el tic-tac cadente del reloj de la abuela.Déjale que descanse: mañana irá a la escuela;cuanto más, con los labios rózale la mejilla. -A mi madre y a mis hermanasCuando me sobrevengael cansancio del fin,me iré, como la grulladel refrán, a mi pueblo,a arrodillarme entrelas rosas de la plaza,los aros de los niñosy los flecos de seda de los tápalos.A arrodillarme en mediode una banqueta herbosa,cuando sacramentandoal reloj de la torre,de redondel de lutoy manecillas de oro,al hombre y a la bestia,al azar que embriagay a los rayos del sol,aparece en su estufa el Divínisimo.Abrazado a la luzde la tarde que borda,como el hilo de unaapostólica araña,he de decir mi prezhumillada y humilde,más que las herradurasde las mansas acémilasque conducen al Santo Sacramento.«Te conozco, Señor,aunque viajas de incógnito,y a tu paso de aromasme quedo sordomudo,paralítico y ciego,por gozar tu balsámica presencia.»Tu carroza sonoraapaga repentinael breve movimiento,cual si fueran las callesuna jugueteríaque se quedó sin cuerda.»Mi prima, con la agujaen alto, tras sus vidrios,está inmóvil con un gesto de estatua.»El cartero aldeano,que trae nuevas del mundo,se ha hincado en su valija.»El húmedo corpiñode Genoveva, puestoa secar, ya no bailaarriba del tejado.»La gallina y sus pollospintados de granizointerrumpen su fábula.»La frente de don Blaspetrificóse juntoa la hinchada baldosaque agrietan las raíces de los fresnos.»Las naranjas cesaronde crecer, y yo apenassi palpito a tus ojospara poder vivir este minuto.»Señor, mi temerariocorazón que buscabaarrogantes quimeras,se anonada y te gritaque yo soy tu juguete agradecido.»Porque me acompasasteen el pecho un imánde figura de tréboly apasionada tinta de amapola.»Pero ese mismo imánes humilde y oculto,como el peine imantadocon que las señoritaslevantan alfileresy electrizan su pelo en la penumbra.»Señor, este juguetede corazón de imán,te ama y te confiesacon el íntimo ardorde la raíz que empujay agrieta las baldosas seculares.»Todo está de rodillasy en el polvo las frentes;mi vida es la amapolapasional, y su tallodoblégase efusivopara morir debajo de tus ruedas». -Era un suspiro lánguido y sonorola voz del mar aquella tarde... El día,no queriendo morir, con garras de orode los acantilados se prendía.Pero su seno el mar alzó potente,y el sol, al fin, como en soberbio lecho,hundió en las olas la dorada frente,en una brasa cárdena deshecho.Para mi pobre cuerpo dolorido,para mi triste alma lacerada,para mi yerto corazón herido,para mi amarga vida fatigada...¡el mar amado, el mar apetecido,el mar, el mar y no pensar en nada!... -No las francesas armas odïosas,en contra puestas del airado pecho,ni en los guardados muros con pertecholos tiros y saetas ponzoñosas;no las escaramuzas peligrosas,ni aquel fiero rüido contrahechode aquel que para Júpiter fue hecho,por manos de Vulcano artificiosas,pudieron, aunque más yo me ofrecíaa los peligros de la dura guerra,quitar una hora sola de mi hado.Mas infición del aire en sólo un díame quitó el mundo, y me ha en ti sepultado,Parténope, tan lejos de mi tierra. -El telediario; la voz cansina del presentadoragonizando por la 2.Y las vocecitas de los muñecos infantilesque dan las buenas nochesa los niños menores de doce años.Que esta noche, como todas lasdemás, volverán a tener pesadillas.Se agitarán sudorosos ensus camas soñando con arañasde 15 patas que atraviesan la habitaciónremando en una canoacon indios medio borrachos,o en pozos, donde al finalsiempre espera un dinosaurio.Y a unos metros más alláen la habitación de al ladolos vecinos discuten:-Tú, te quedas con los niños, y yo, me quedo sola.¿No te gusta esa idea, verdad? "dice ella.Y siguen hablando del poco tiempo libre,y del trabajo, y de la colada que se acumula.Después ellase echa a llorar, como exhausta.Oigo un portazoque hace temblartoda la casa.Enciendo la televisión,aparece el presentador del telediario,con su voz cansinaagonizando por la 2.Pero esta vez me quedo helada cuandole oigo decir queSuperman,el auténtico Superman,ha muerto. -Habré de levantar la vasta vidaque aún ahora es tu espejo:cada mañana habré de reconstruirla.Desde que te alejaste,cuántos lugares se han tornado vanosy sin sentido, igualesa luces en el día.Tardes que fueron nicho de tu imagen,músicas en que siempre me aguardabas,palabras de aquel tiempo,yo tendré que quebrarlas con mis manos.¿En qué hondonada esconderé mi almapara que no vea tu ausenciaque como un sol terrible, sin ocaso,brilla definitiva y despiadada?Tu ausencia me rodeacomo la cuerda a la garganta,el mar al que se hunde. -Busqué, en la espesa niebla,un rayo cristalino.Laceraron mis pieslas piedras del camino.Rasgué la oscuridaden busca del destino ,y sólo hallé la nada.Entonces -ya cansada-quise oír el latidode tu pecho de hombre;y al hurgar en el fondode mi mente obcecada,sentí que me quemaba el eco de tu nombre! -De una Virgen hermosacelos tiene el sol,porque vio en sus brazosotro sol mayor.Cuando del Orientesalió el sol dorado,y otro sol heladomiró tan ardiente,quitó de la frentela corona bella,y a los pies de la estrellasu lumbre adoró,porque vio en sus brazosotro sol mayor.«Hermosa María,dice el sol vencido,de vos ha nacidoel sol que podíadar al mundo el díaque ha deseado».Esto dijo humilladoa María el sol,porque vio en sus brazosotro sol mayor. -La puerta está abierta,el grillo cantando.¿Andas tú desnudapor el campo?Como un agua eterna,por todo entra y sale.¿Andas tú desnudapor el aire?La albahaca no duerme,la hormiga trabaja.¿Andas tú desnudapor la casa? -Hay en tus pies descalzos: graves amaneceres.(Ya no podrán decir que es un siglo pequeño.)El cielo se derrite rodando por tu espalda:húmeda de trabajo, brillante de trabajo,pero oscura de sueldo.Yo no te vi dormido... Yo no te vi dormido...aquellos pies descalzosno te dejan dormir.Tú ganas diez centavos, diez centavos por día.Sin embargo,tú los ganas tan limpiostienes manos tan limpias,que puede que tu casa sólo tenga.Ropa sucia,catre sucio,carne sucia,pero lavada la palabra: Hombre. -Riéndose, burlándose con claridad del día,se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.No quise más la luz. ¿Para qué? No saldríamás de aquellos silencios y aquellas lobregueces.Quise ser... ¿Para qué?... Quise llegar gozosoal centro de la esfera de todo lo que existe.Quise llevar la risa como lo más hermoso.He muerto sonriendo serenamente triste.Niño dos veces niño: tres veces venidero.Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre.Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quierosalir donde la luz su gran tristeza encuentre.Regreso al aire plástico que alentó mi inconsciencia.Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.En una sensitiva sombra de transparencia,en un íntimo espacio rodar de octubre a octubre.Vientre: carne central de todo lo existente.Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.Noche final en cuya profundidad se sientela voz de las raíces y el soplo de la altura.Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.Mi cuerpo en una densa constelación gravita.El universo agolpa su errante resonanciaallí, donde la historia del hombre ha sido escrita.Mirar, y ver en torno la soledad, el monte,el mar, por la ventana de un corazón enteroque ayer se acongojaba de no ser horizonteabierto a un mundo menos mudable y pasajero.Acumular la piedra y el niño para nada:para vivir sin alas y oscuramente un día.Pirámide de sal temible y limitada,sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía.Mas, algo me ha empujado desesperadamente.Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.Me arrojan de la noche. Y ante la luz hirientevuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado. -Cese, señora, el duelo en vuestro canto,¿Qué fuera nuestra vida sin enojos?¡Vivir es padecer! ¡sufrir es santo!¿Cómo fueran tan bellos vuestros ojosSi alguna vez no los mojara el llanto?Romped las cuerdas del amargo duelo.Quien sufre como vos sufrís, señora:Es más que una mujer, algo del cielo,Que de él huyó y entre nosotros mora. -Si yo fuese un niño,si yo fuese un niño, redondo, quieto y sumergido.Sumergido, no; sacado a la luz, estallado hacia fuera, exhibido en esa otra Creación donde un niño es un niño en su reino.Pero si sumergido estuve antaño, bajo las aguas de la luz que eran cielo y sus ondas,hoy no puedo sino decirlo, tomar nota, procurar explicarlo,prohibiéndome al mismo tiempo la confusión de lo que veo con lo que fue y ha sido.Todavía el hombre a veces intenta explicar un sueño, dibujando la presencia del amor,el límite del corazón y su centro justísimo.Aún intentar decir: «Amo, soy feliz; me conformo.»Que es tanto como decir: «Soy real.» Pero cuando las hojas todas se han caído:primero las flores, luego los mismos frutos, más tarde el humo, el halode persuasión que rodea a la copa como su mismo sueñoentonces no hay sino ver aparecer la verdad, el tronco último, eldespojado ramaje fino que ya no tiembla.La desnudez suprema del árbol quedadoque finísimamente acaba en la casi imposible ramilla,tronquito extremo sin variación de hoja,superación sin música de la inquietante rueda de las estaciones.Entonces llega el conocimiento, y allá dentro en el nudo del hombre,si todavía existe un centro que tiene nombre y que yo no quiero mencionar;si aún persiste y exige y golpea imperiosamente, porque nadie quiere morir,puedes sonreír de buena gana, y burlarte, y mirándolo con desdén quiere morir,decir con voz muy baja, de modo que todo el mundo te oiga:«Amigo...: todo está consumado.» -A ella Todo le es extranjero.Hubieron días en que creyó lo que se le dijo...En los tontos sentidos del sueñoEn los dormidos instintos de la madrugadaY loca como es Sale a la calleCorre Canta Salta SaludaTodo lo que la ciudad arrastra.Ella La que no se queda EscribeAcerca de la necesidad de reinventarEl mundo A medidaQue las rodea Que las aplastaY que recrean un espacio. -Siempre te encuentro, oigo tu voz,en mis horas más secretas, cuando refulgen las gemas del alma,como heridas por la luz de los sentidos,cuando el tiempo me convoca a los acordes del día,y enciende en torno a mi ser flores silvestres;cuando la noche viene impulsando colores densos por el cielo,como batallas del paraíso o anunciaciones sagradas;cuando el campo se lamenta en sus animales;cuando la madre llora y sobre su cabezala noche derrama su pesadumbre y el querer estar a solas;cuando siento entrar por la ventana,a la quieta soledad de la tristeza,el aire de los árboles cercanos.Tu vida y tu muerte, tuyas para siempre,como es para sí el sueño que se ahoga en un pozo perdido,en mí se juntan y me difunden en la tierra,en ese instante que se detiene iluminando la memoria,igual al relámpago que enciende un horizonte sagrado,en el momento en que el día y la noche se juntan,plenos de profundidades de lo eterno,en una densa agitación de oscuros caballos celestesque se agigantan para el engendro de un poderoso enigma,sobre las montañas, sobre las ciudadesy las frentes pensativas.Padre de mi soledad.Y de mi poesía. -Las siluetas de las grandes capitales cantanUn período de precalentamientoSilbatos Pataleos Aplausos.La ejecución del repertorioEl vigor El estilo La tradiciónY algunas notas de espectáculos anteriores.Cada político envía la copiaDe otro canto De otro hombreAplausos Aplausos AplausosY hay un ritmoPara que cada boca beba en una mano. -Urnas plebeyas, túmulos realesPenetrad sin temor, memorias mías,Por donde ya el verdugo de los díasCon igual pie dio pasos desiguales.Revolved tantas señas de mortales,Desnudos huesos y cenizas frías,A pesar de las vanas, si no pías,Caras preservaciones orientales.Bajad luego al abismo, en cuyos senosBlasfeman almas, y en su prisión fuerteHierros se escuchan siempre, y llanto eterno,Si queréis, oh memorias, por lo menosCon la muerte libraros de la muerte,Y el infierno vencer con el infierno. -A veces me dan ganas de llorar,pero las suple el mar. -Aquí, proa de Europa preñadamente en punta;aquí, talón sangrante del bárbaro Occidente;áspid en piedra viva, que el mar dispersa y junta;pánica Iberia, silo del sol, haza crujiente.Tremor de muerte, eterno tremor escarnecido,ávidamente orzaba la proa hacia otra vida,en tanto que el talón, en tierra entrometido,pisaba, horrible, el rostro de América adormida.¡Santiago y cierra España! Derrostran con las uñasy con los dientes rezan a un Dios de infierno en ristre,encielan a sus muertos, entierran las pezuñasen la más ardua historia que la Historia registre.Alángeles y arcángeles se juntan contra el hombre.Y el hambre hace su presa, los túmulos su agosto.Tres años y cien caños de sangre Abel, sin nombre...(Insoportablemente terrible es su arregosto.)Madre y maestra mía, triste, espaciosa España,he aquí a tu hijo. Úngenos, madre. Hazhabitable tu ámbito. Respirable tu extrañapaz. Para el hombre, Paz. Para el aire, madre, paz. -En una tierra que amasan potros de cinco añosel olor de tu piel hace llorar a los adolescentes.Yo sé que tu cielo es redondo y azul como los huevos de perdizy que tus mañanas tiemblan,¡gotas pesadas en la flor del mundo!Yo sé cómo tu voz perfuma la barba de los vientos...Por tus arroyos los días descienden como piraguas.Tus ríos abren canales de música en la noche;y la luna es un papagayo más entre bambúeso un loto que rompen a picotazos las cigüeñas.En un país más casto que la desnudez del agualos pájaros beben en la huella de tu pie desnudo...Te levantarás antes de que amanezcasin despertar a los niños y al alba que duerme todavía.(El cazador de pumas dice que el sol brota de tu morteroy que calzas al día como a tus hermanitos).Pisarás el maíz a la sombra de los ancianosen cuyo pie se han dormido todas las danzas.Sentados en cráneo de bueytus abuelos fuman la hoja seca de sus días:chisporrotea la sal de sus refranesen el fuego creciente de la mañana.(Junto al palenque los niñoshan boleado un potrillo alazán...)En una tierra impúber desnudarás tu cantojunto al arroyo de las tardes.Tú sabes algún signo para pedir la lluviay has encontrado yerbas que hacen soñar.Pero no es hora, duermenen tu pie los caminos.Y danzas en el humo de mi pipadonde las noches arden como tabacos negros... -¡Perla del mar! ¡Estrella de occidente!¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielola noche cubre con su opaco velo,como cubre el dolor mi triste frente.¡Voy a partir!... La chusma diligente,para arrancarme del nativo suelolas velas iza, y pronta a su desvelola brisa acude de tu zona ardiente.¡Adiós, patria feliz, edén querido!¡Doquier que el hado en su furor me impela,tu dulce nombre halagará mi oído!¡Adiós!... Ya cruje la turgente vela...el ancla se alza... el buque, estremecido,las olas corta y silencioso vuela. -Al despertar de un sueño, buscasTu juventud, como si fuera el cuerpoDel camarada que durmieseA tu lado y que al alba no encuentras.Ausencia conocida, nueva siempre,Con la cual no te hallas. Y aunque acasoHoy tú seas más de lo que eraEl mozo ido, todavíaSin voz le llamas, cuántas veces;Olvidado que de su mocedad se alimentabaAquella pena aguda, la concienciaDe tu vivir de ayer. Ahora,Ida también, es sóloUn vago malestar, una inconscienciaAcallando el pasado, dejando indiferenteAl otro que tú eres, sin pena, sin alivio. -Sólo éste ahora es míoeste momentoel pasado escapóy no vislumbro el rostrodel futuro. -El que posee el oro añora el barro.El dueño de la luz forja tinieblas.El que adora a su dios teme a su dios.El que no tiene dios tiembla en la noche.Quien encontró el amor no lo buscaba.Quien lo busca se encuentra con su sombra.Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.El dueño de la rosa sueña con laberintos.Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.El que no lo halló nuncaes un desdichado.Aquel que cifró el mundo con palabrasdesprecia las palabras.Quien busca las palabras lo cifrenhalla sólo palabras.Nunca la posesión está cumplida.Errático el deseo, el pensamiento.Todo lo que se tiene es una nieblay las vidas ajenas son la vida.Nuestros tesoros son tesoros falsos.Y somos los ladrones de tesoros. -a Víctor JaraMás allá de la guitarraestán las manos separadas de la patriaun sonido de alas que ardey quema mis zapatosuna invitación a orinar sobre la tierracon la semilla pura del cantoMás allá de la guitarrala sangre dibuja una música violentay la cabeza del cantor se llena de agujerosy de besos con olor a muerteMás allá de la guitarralos caminos lloranla lluvia llora y cae de rodillasporque el hijo de la tierrano completará sus pasosMás allá de la guitarramás allá del estallidoque apagó los corazonesmás allá de este poemay con la herida inolvidablede un tiempo inolvidablelos ojos buscan a Víctormás allá de la guitarray de la patria -Cuando bajo la comba de la nave,del vasto templo, rezas con fervor,y tu oración se eleva, como un ave,del órgano al gemido vibrador,desde un rincón oscuro te contemplo,fijos los ojos en el viejo altar,en tanto que en los ámbitos del temploel órgano parece sollozar.Mientras se va tu espíritu del mundo,de la infinita claridad en pos,exclamo a solas con dolor profundo:¡ah, si me amara a mí... como ama a Dios! -Mi ser fluye en tu música,bosque dormido en el tiempo,rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.¿cómo olvidar que soy oculta melodíay tu adusta penumbra voz de los misterios?He interrogado los aires que besan la sombra,he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,y todo eleva mis sueños a músicas celestes.Voy con las primaveras que te visitan de noche,que dan vida a las flores en tus sombras azulesy me revelan el vago sufrir de tus secretos.Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomíaque gira en mi susurro de follaje en el vientoy alas da a los suspiros de las almas que escondes.¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,el cazador nostálgico por tu magia embriagado?Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades¿adonde va en la noche el hondo suspirar? -Cien sonetos de amorÉsta es la casa, el mar y la bandera.Errábamos por otros largos muros.No hallábamos la puerta ni el sonidodesde la ausencia, como desde muertos.Y al fin la casa abre su silencio,entramos a pisar el abandono,las ratas muertas, el adiós vacío,el agua que lloró en las cañerías.Lloró, lloró la casa noche y día,gimió con las arañas, entreabierta,se desgranó desde sus ojos negros,y ahora de pronto la volvemos viva,la poblamos y no nos reconoce:tiene que florecer, y no se acuerda. -Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.No sé si me quisiste... No sé si te quería...O tal vez nos quisimos demasiado los dos.Este cariño triste, y apasionado, y loco,me lo sembré en el alma para quererte a ti.No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;pero sí sé que nunca volveré a amar así.Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,y el corazón me dice que no te olvidaré;pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,mi más hermoso sueño muere dentro de mí...Pero te digo adiós, para toda la vida,aunque toda la vida siga pensando en ti. -Entre el discorde estruendo de la orgíaacarició mi oído,como nota de música lejana,el eco de un suspiro.El eco de un suspiro que conozco,formado de un aliento que he bebido,perfume de una flor que oculta creceen un claustro sombrío.Mi adorada de un día, cariñosa,?¿En qué piensas?? me dijo.?En nada... ?En nada, ¿y lloras? ?Es que tengoalegre la tristeza y triste el vino. -Ya cantan los gallos,amor mío. Vete:cata que amanece.AnónimoEn esta cama donde el sueño es llanto,no de reposo, sino de jornada,nos ha llegado la alta noche. ¿El cuerpoes la pregunta o la respuesta a tantadicha insegura? Tos pequeña y seca,pulso que viene fresco ya y apagala vieja ceremonia de la carnemientras no quedan gestos ni palabraspara volver a interpretar la escenacomo noveles. Te amo. Es la hora malade la cruel cortesía. Tan presentete tengo siempre que mi cuerpo acabaen tu cuerpo moreno por el que unauna vez mas me pierdo, por el que mañaname perderé. Como una guerra sinhéroes, como una paz sin alianzas,ha pasado la noche. Y yo te amo.Busco despojos, busco una medallarota, un trofeo vivo de este tiempoque nos quieren robar. Estás cansaday yo te amo. Es la hora. ¿Nuestra carneserá la recompensa, la metrallaque justifique tanta lucha purasin vencedores ni vencidos? Calla,que yo te amo. Es la hora. Entra y un trémuloalbor. Nunca la luz fue tan temprana.II( Sigue marzo )Para Clara MirandaTodo es nuevo quizá para nosotros.El sol claro-luciente, el sol de puesta,muere; el que sale es más brillante y altocada vez, es distinto, es otra nuevaforma de luz, de creación sentida.Así cada mañana es la primera.Para que la vivamos tú y yo solos,nada es igual ni se repite. Aquellacurva, de almendros florecidos suave,¿tenía flor ayer? El ave aquella,¿no vuela acaso en más abiertos círculos?Después de haber nevado el cielo encuentraresplandores que antes eran nubes.Todo es nuevo quizá. Si no lo fuera,Si en medio de esta hora las imágenescobraran vida en otras, y con ellaslos recuerdos de un día ya pasadovolvieran ocultando el de hoy, volvieranaclarándolo, sí, pero ocultandosu claridad naciente, ¿qué sorpresale daría a mi ser, qué devaneo,qué nueva luz o qué labores nuevas?Agua de río, agua de mar; estrellafija o errante, estrella en el reposonocturno. Qué verdad, qué limpia escenala del amor, que nunca ve en las cosasla triste realidad de su apariencia. -Es la mansión de ayer, la de la infancia mía,con ternura hogareña y calidez de seno,que aún levanta la frente, a punto de agonía,entre tanto derrumbe al que nada es ajeno.Muéstrase melancólica el ala solariegadel loco enjambre antiguo "hoy con seres distantes"y a la sombra de madre, amorosa, se agregael tono protector, los ojos vigilantes.Los niños la vivían, encanto de morada;aromas de su patio, tímida madreselvacon los albos jazmines en la azul enramada.Y guardamos silencio para que el alma vuelvaa recordar imágenes de los dichosos años,sintiéndonos ahora como intrusos o extraños. -Señor, siempre te veo con los ojos de niña:primero en el pesebre, aureolado de ovejas;en lo alto, la estrella, que sus reflejos guiñasobre el burro y el buey al mover las orejas.Hombre, vas por montaña, y por valle y campiña,curando enfermos graves que bordan las callejas,la triste multitud que al oírte se apiña,y encima de las aguas caminando te alejas.Al final, te imagino, arriba, entre las nubes,centro de los arcángeles con extendidas alas;en macizo de flores "azucenas y calas"se abren las estrellas, por donde al Cielo subes.Aunque me ves en casa, jugando sobre el pisoy sonriendo desciendes hacia mí, de improviso. -Esta de flores, cuando no divina,Industrïosa unión, que ciento a cientoLas abejas, con rudo no argumento,En ruda sí confunden oficina,Cómplice Prometea en la rapinaDel voraz fue, del lúcido elemento,A cuya luz suave es alimentoCuya luz su recíproca es ruina.Esta, pues, confusión hoy coronadaDel esplendor que contra sí fomenta,Por la salud, oh Virgen Madre, erijoDel mayor Rey, cuya invencible espadaEn cuanto Febo dora o Cintia argentaTrompa es siempre gloriosa de tu Hijo. -Para que yo me llame Ángel González,para que mi ser pese sobre el suelo,fue necesario un ancho espacioy un largo tiempo:hombres de todo el mar y toda tierra,fértiles vientres de mujer, y cuerposy más cuerpos, fundiéndose incesantesen otro cuerpo nuevo.Solsticios y equinoccios alumbraroncon su cambiante luz, su vario cielo,el viaje milenario de mi carnetrepando por los siglos y los huesos.De su pasaje lento y dolorosode su huida hasta el fin, sobreviviendonaufragios, aferrándoseal último suspiro de los muertos,yo no soy más que el resultado, el fruto,lo que queda, podrido, entre los restos;esto que veis aquí,tan sólo esto:un escombro tenaz, que se resistea su ruina, que lucha contra el viento,que avanza por caminos que no llevana ningún sitio. El éxitode todos los fracasos. La enloquecidafuerza del desaliento... -Quiso el niño CutufatoDivertirse con un gato;Le ató piedras al pescuezo,Y riéndose el impíoDesde lo alto de un cerezoLo echó al río.Por la noche se acostó;Todo el mundo se durmió,Y entró a verlo un visitanteEl espectro de un amigo,Que le dijo: ¡Hola! al instante¡Ven conmigo!Perdió el habla; ni un saludoCutufato hacerle pudo.Tiritando y sin resuelloSe ocultó bajo la almohada;Mas salió, de una tiradaDel cabelloResistido estaba el chico;Pero el otro callandico,Con la cola haciendo un nudoDe una pierna lo amarró,Y, ¡qué horror! casi desnudoLo arrastró.Y voló con él al río,Con un tiempo oscuro y frío,Y colgándolo a maneraDe un ramito de cerezaLo echó al agua horrenda y fieraDe cabeza¡Oh! ¡qué grande se hizo el gato!¡qué chiquito el Cutufato!¡Y qué caro al bribonzuelosu barbarie le costó!Más fue un sueño, y en el sueloDespertó. -El cantor va por todo el mundosonriente o meditabundo.El cantor va sobre la tierraen blanca paz o en roja guerra.Sobre el lomo del elefantepor la enorme India alucinante.En palanquín y en seda finapor el corazón de la China;en automóvil en Lutecia;en negra góndola en Venecia;sobre las pampas y los llanosen los potros americanos;por el río va en la canoa,o se le ve sobre la proade un steamer sobre el vasto mar,o en un vagón de sleeping-car.El dromedario del desierto,barco vivo, le lleva a un puerto.Sobre el raudo trineo trepaen la blancura de la estepa.O en el silencio de cristalque ama la aurora boreal.El cantor va a pie por los prados,entre las siembras y ganados.Y entra en su Londres en el tren,y en asno a su Jerusalén.Con estafetas y con malas,va el cantor por la humanidad.En canto vuela, con sus alas:Armonía y Eternidad. -Digo amory lacera mi cuerpoel desamparo. -El mar lleva en las sienes un peso porfiado y terrible, el golpede una voz de sal afila su arpón en el oído; una gota de salitreen el ojo soñoliento, desnuda el cielo que brilla en la gargantade los peces y el paso escurridizo de los vientos enjugaimágenes más allá de la geometría donde breves fantasmasdestilan el pavor de los buques olvidados sobre blancas hojasde papel que beben con interminable sed, plisándose arrasadaspor el eco perpetuo de las olas. El mar clava sus colmillos deintervalos, atraviesa la memoria hasta el borde movedizo,arrastra sus moluscos hasta encontrar palabras de quebradasombra y por allí, escurre todos sus arpegios, su furia, subelleza, su dolor , ahora y en la hora. -Si ya el griego orador la edad presente,O el de Arpinas dulcísimo abogadoMerecieran gozar, más enseñadoÉste quedara, aquél más elocuente,Del bien decir bebiendo en la alta fuente,Que en tantos ríos hoy se ha desatadoCuantos en culto estilo nos ha dadoLibros vuestra Retórica excelente.Vos reducís, oh Castro, a breve sumaEl difuso canal desta agua viva;Trabajo tal el tiempo no consuma,Pues de laurel ceñido y sacra oliva,Hacéis a cada lengua, a cada pluma,Que hable néctar y que ambrosía escriba. -I¿Quieres, Cándida sabercuál es la niña mejor?Pues medita con amorlo que ahora vas a leer.La que es dócil y obediente,la que reza con fe ciega,con abandono inocente.la que canta, la que juega.La que de necias se aparta,la que aprende con anhelocómo se borda un pañuelo,cómo se escribe una carta.La que no sabe bailary sí rezar el rosarioy lleva un escapularioal cuello, en vez de un collar.La que desprecia o ignoralos desvaríos mundanos;la que quiere a sus hermanos;y a su madrecita adora.La que llena de candorcanta y ríe con nobleza;trabaja, obedece y reza...¡esa es la niña mejor!II¿Quieres saber, Candidita,tú, que aspirarás al cielo,cuál es perfecto modelode cristiana jovencita?La que a Dios se va acercando,la que, al dejar de ser niña,con su casa se encariñay la calle va olvidando.La que borda escapulariosen lugar de escarapelas;la que lee pocas novelasy muchos devocionarios.La que es sencilla y es buenay sabe que no es desdoro,después de bordar en oroponerse a guisar la cena.La que es pura y recogida,la que estima su decorocomo un preciado tesoroque vale más que su vida.Esa humilde jovencita,noble imagen del pudor,es el modelo mejorque has de imitar, Candidita.III¿Y quieres, por fin, sabercuál es el tipo acabado,el modelo y el dechadode la perfecta mujer?La que sabe conservarsu honor puro y recogido:la que es honor del maridoy alegría del hogar.La noble mujer cristianade alma fuerte y generosa,a quien da su fe piadosafortaleza soberana.La de sus hijos fiel prenday amorosa educadora;la sabia administradorade su casa y de su hacienda.La que delante marchando,lleva la cruz más pesaday camina resignadadando ejemplo y valor dando.La que sabe padecer,la que a todos sabe amary sabe a todos llevarpor la senda del deber.La que el hogar santifica,la que a Dios en él invoca,la que todo cuanto tocalo ennoblece y dignifica.La que mártir sabe sery fe a todos sabe dar,y los enseña a rezary los enseña a crecer.La que de esa fe a la luzy al impulso de su ejemploerige en su casa un temploal trabajo y la virtud...La que eso de Dios consigaes la perfecta mujer,¡y así tienes tú que serpara que Dios te bendiga! -Primer amor, tú vences la distancia.Fuensanta, tu recuerdo me es propicio.Me deleita de lejos la fraganciaque de noche se exhala de tus tiestos,y en pago de tan grande beneficiote canonizo en estosendecasílabos sentimentales.A tu virtud mi devoción es tantaque te miro en el altar, como la santaPatrona que veneran tus zagales,y así es como mis versos se han tornadoendecasílabos pontificales.Como risueña advocación te he dadola que ha de subyugar los corazones:permíteme rezarte, novia ausente,Nuestra Señora de las Ilusiones.¡Quién le otorgara al corazón dolientecristalizar el infantil anhelo,que en su fuego romántico me abrasa,de venerarte en diáfano capeloen un rincón de la nativa casa!Tanto se contagió mi vida todadel grave encanto de tus ojos místicos,que en vano espero para nuestra bodaalguna de las horas de purezaen que se confortó mi gran tristezacon los primeros panes eucarísticos. -Relumbra el aire, relumbra,el mediodía relumbra,pero no veo al sol.Y de presencia en presenciatodo se me transparenta,pero no veo al sol.Perdido en las transparenciasvoy de reflejo a fulgor,pero no veo al sol.Y él en la luz se desnuday a cada esplendor pregunta,pero no ve al sol. -Ángel desnudo, mujer inacabable,demonio mineral que llevó hasta mis labiosel fruto más sabroso, la deliciaardiente de su beso.(Volvería a nacer sólo por apresarel fulgor encendido de aquel cuerpo).Como un eco de diosa inmarcesible,la memoria, como un mar de infatigables gozos,me ha traído el fantasma de aquel beso.Beso redondo y blanco, frontera de otro beso,hasta hacer un anillo de sus labiosque precipite mi boca en el silencio.Y mi palabra sea su beso redimido,renovado más allá del límite del beso,la promesa cumplida en la cadenasin final de su boca en los espejos.Que ya no habrá más besos me decía,que ya no habrá para el amor más tiempo. -Yace pintado Amante,De amores de la Luz muerta de amores,Mariposa eleganteQue vistió rosas y voló con flores;Y codicioso el fuego de sus galasArdió dos primaveras en sus alas.El aliño del pradoY la curiosidad de PrimaveraAquí se han acabado,Y el Galán breve de la Cuarta EsferaQue con dudoso y divertido vueloLas lumbres quiso amartelar del Cielo.Clementes hospedaronA duras Salamandras llamas vivas;Su vida perdonaron,Y fueron rigurosas, como esquivas,Con el galán idólatra que quisoMorir como Faetón, siendo Narciso.No renacer hermosa,Parto de la ceniza y de la muerte,Como Fénix gloriosaQue su linaje entre las llamas vierte,Quien no sabe de amor y de ternezaLo llamará desdicha, y es fineza.Su tumba fue su Amada,Hermosa sí, pero temprana y breve;Ciega y enamorada,Mucho al Amor y poco al Tiempo debe;Y pues en sus amores se deshace,Escríbase: Aquí goza, donde yace. -A nadie golpeamosy fuimos, al contrario, empujados,hasta caer de bruces en la yerba.A nadie hicimos dañoy fuimos juzgados,silenciados, hundidos, una y otra vez.No tuvimos valor de levantar la manode poner la mejilla, el otro rostro ladopara recibir un nuevo golpe.Nada hicimos.Enjugamos las lágrimas, el miedo,arrinconamos nuestras dudaslos odiosy seguimos intentando vivir -¿vivir?-amargamente unidos al espacio vitalque nos ofrecen.Ahora, luego, ya nadiese preguntequé hacer, qué caminamos.Estamos todavía absorbidos por la tierrabrutal, seca, infinitaque nos tiene apresados. -Los labios impacientes de la noche te sanan mientras abrenel olor de la piedrate conducen si acosan el alma de la piedrasi el tierno corazón mineral bebenes tu hora es la nocheasí, dirás que te han robado como un vino novicioy te harás piedra aguda como un líquido agudolimpia como opio de oroy será s tregua tuyay alianzaasí, dirás que la que es contigo y lleva un aire desigual abalanza entre estrellasla idéntica más favorabletu obra nocturna raraes la que muestra sonrisa y griteríopalabras como estrellasy escucha un piano terso como una estrella, estrellas. -«Me desconozco», dices; mas mira, ten por ciertoque a conocerse empieza el hombre cuando clama«me desconozco», y llora;entonces a sus ojos el corazón abiertodescubre de su vida la verdadera trama;entonces es su aurora.No, nadie se conoce, hasta que no le tocaLa luz de un alma hermana que de lo eterno llegay el fondo le ilumina;tus íntimos sentires florecen en mi boca,tu vista está en mis ojos, mira por mí, mi ciega,mira por mí y camina.«Estoy ciega», me dices; apóyate en mi brazoy alumbra con tus ojos nuestra escabrosa sendaperdida en lo futuro;veré por ti, confía; tu vista es este lazoque a ti me ató, mis ojos son para ti la prendade un caminar seguro.¿Qué importa que los tuyos no vean el camino,si dan luz a los míos y me lo alumbran todocon su tranquila lumbre?Apóyate en mis hombros, confíate al Destino,Veré por ti, mi ciega, te apartaré del lodo,te llevaré a la cumbre.Y allí, en la luz envuelta, se te abrirán los ojos,Verás cómo esta senda tras de nosotros lejos,se pierde en lontananzay en ella de esta vida los míseros despojos,y abrírsenos radiante del cielo a los reflejoslo que es hoy esperanza. -Así que me balearon la izquierda, ¡lo que anduvecon esta pierna izquierda por el mundo! Ni un árbolpara decirle nada, y víboras, y víboras,víboras como balas, y agárrenlo y reviéntenlo,y el asma, y otra cosa,y el asma, y son las tres. Y el asma, el asma, el asma.Así que son las tres, o ya no son las tres,ni es el ocho, ni octubre. Así que aquí terminala quebrada del Yuro, así que la Quebradadel Mundo, y va a estallar. Así que va a estallarla grande, y me balearon en octubre.Así que daban cinco mil dólares por esto, o eran cincuenta mil,sangre mía, por esto que fuimos y que somos,¡y todo lo que fuimos y somos! Cinco milpor mis ojos, mis manos, cincuenta mil por todo,con asma y todo. Y eso, roncos pulmones míos,que íbamos a cumplir los cuarenta cantando.Cantando los fatídicos mosquitos de la muerte:arriba, arriba, arriba los pobres, la conductade la línea de fuego, bienvenida la ráfagasi otros vienen después. Vamos, vamos veloces,vamos veloces a vengar al muerto.Lo mío "¿qué es lo mío?": esta rosa, esta Américacon sus viejas espinas. Toda la madrugadame juzgan en inglés. ¿Qué es lo mío y lo míosino lo tuyo, hermano? La cosa fue de golpey al corazón. Aquíva a empezar el origen, y cómanse su miedo.Así que me carnearon y después me amarraron.A Vallegrande "a qué" ¡y en helicóptero!Bueno es regar con sangre colorada el oxígenoaunque después me quemen y me corten las manos,las dos manos."Dispara sin pararmientras voy con Bolívar, pero vuelvo. -Qué hubiera ocurridosi todas esasniñas biende apellidoscompuestos,de cabellosclaros y ojosazulesse hubierandado cuentaa tiempode queningún hombrelas salvaría.Ahora no estaríanllorando por lasesquinas,ni sentadas enlos bancos delparqueen mitad delinviernodando demerendara sus hijoscon ese ridículocorte de pelo.No las vería-como las veo-acobardadaspor la calle-decepcionadas-mirando trasel cristal de un vulgarescaparateaquéllos zapatosde tacón negros.Tienen que seraquellos -reclamanal dependiente,que les vuelve a sacarun 38.O en el supermercadoarrastrandoel mismo carropor tercera vezesta semana,y la lista de lacompra,casi desgastada,colgando de lo quefueron sus manos blancas.O mientras esperanel semáforoy cruzan la calleocultando sudespreciablevida,haciendo tiempoen la peluquería...Qué hubierasucedido sino se hubierancreído lasSupernenaspersuadidaspor cuentos de hadaso por las finas revistasde papel couché.¿Qué fuede todas ellasde sus pequeños diosesde sus altaresprefabricados? -recuerdas amor mío el largo adióssubdividido las innumerables salas como sigloscomo millones de años cada vitrina absortay en el centro de donde emanaba la extensa arquitecturael dinosaurioenorme la fiera extintala cabeza más grande que el cuerpoel bocado feroz todavía tendido hacia la carneasimismo evaporadalos cónicos dientes las fauces en el solo huesocomo la crueldad de dos que se amany se hieren profundamente en una fraseun gesto debajo de la apariencia de inmovilidaddebajo de los huesos debajo del almael gran animal insomne que reina todavíapasea por nosotros el reptil tan hondoy tú y yo callamosante el conflicto escamosoque arrastra su cola amargapor ese jurásico escondidotan suyo fue como nuestro esaquel pantanoes estemalignamente te amomalignamente te espera esta carne desnudaque el tiempo no evaporaporque sabe que vence a la fauceindefensa -Para hacer esta muralla,tráiganme todas las manos:Los negros, su manos negras,los blancos, sus blancas manos.Ay,una muralla que vayadesde la playa hasta el monte,desde el monte hasta la playa, bien,allá sobre el horizonte."¡Tun, tun!"¿Quién es?"Una rosa y un clavel..."¡Abre la muralla!"¡Tun, tun!"¿Quién es?"El sable del coronel..."¡Cierra la muralla!"¡Tun, tun!"¿Quién es?"La paloma y el laurel..."¡Abre la muralla!"¡Tun, tun!"¿Quién es?"El alacrán y el ciempiés..."¡Cierra la muralla!Al corazón del amigo,abre la muralla;al veneno y al puñal,cierra la muralla;al mirto y la yerbabuena,abre la muralla;al diente de la serpiente,cierra la muralla;al ruiseñor en la flor,abre la muralla...Alcemos una murallajuntando todas las manos;los negros, sus manos negras,los blancos, sus blancas manos.Una muralla que vayadesde la playa hasta el monte,desde el monte hasta la playa, bien,allá sobre el horizonte... -Nada turba mi ser, pero estoy triste.Algo lento de sombra me golpea,aunque casi detrás de esta agonía,he tenido en mi mano las estrellas.Debe ser la caricia de lo inútil,la tristeza sin fin de ser poeta,de cantar y cantar, sin que se rompala tragedia sin par de la existencia.Ser y no querer ser? esa es la divisa,la batalla que agota toda espera,encontrarse, ya el alma moribunda,que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas.¡Perdóname, oh amor, si no te nombro!Fuera de tu canción soy ala seca.La muerte y yo dormimos juntamente?Cantarte a ti, tan sólo, me despierta. -Imaginé mi horror por un momentoque Dios, el solo vivo, no existiera,o que, existiendo, sólo consistieraen tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.Y que la muerte, oh estremecimiento,fuese el hueco sin luz de una escalera,un colosal vacío que se hundieraen un silencio desolado, liento.Entonces ¿para qué vivir, oh hijosde madre, a qué vidrieras, crucifijosy todo lo demás? Basta la muerte.Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.O si no, déjanos precipitarnossobre Ti "ronco río que revierte. -1Dormir. ¡Todos duermen solos,madre! Penas trae el día,pero ¡ay! ninguna,ninguna como la mía.2No tengo cielo prestadoni ojos que vuelvan a mípor un descanso de flores,sin dormir.3Amigo, qué mal me sientael aire solo,el aire solo, perdido,de Extremadura. Aire solo.Piedra muda.4Qué bien te pega la sombrasobre el cabello. La sombraobscura. Oh, el verde pinoque mira el cielo. El pino,señora hermosa, en la orilladel mar portugués. Orillade prado, de flor lejana.5Nunca más la he de ver.Aguas llevará el río.¡Aguas lleva el río Tajo!Pero mi sed no la consuela el río.6Déjame dormir esta nochesobre tu mano. Dormir,si pudiera. La adelfacrece de noche,como la pena.7Envidia le tengo al vientoporque baila entre las hojas,envidia de prisioneroque se ahoga.Mándame un brazo de vientocon una siempreviva entre los dedos.8Mi dolor tiene los ojoscastigados. Si pudierahablarte. Sí, si pudierahablar contigo río alto,paloma fría! Qué tristeanda el aire! Dime, tristepensamiento, qué sueñomuere a tu lado, perdido.¡Paloma fría, río alto!Luna de piedra entre lirios. -Reconozco, alma mía, tu candidez.Sé que malherida mientesdetrás de una sonrisapor no devolverle al mundosu verdad y su miseria.Pero reconozco también tu pereza,tu desprecio, tu indiferencia;sonríen cuando tú sonríesy dejan creer que creesque tus amigos son, al fin y al cabo,tus amigos, que tus amoreste quieren según dicen, vamos,que te quieren, que esta vida, en fin,es la vida, más o menos. --Por vos, mi pobre inocente,vendrá un día la montada...-La montada ya no existe;no empieces con tus macanas.-Da lo mismo, ya me acuerdo,le dicen la guardia urbanapero igual, a garrotazos,harán charque de tu espalda.A arrancarte de este ranchoun día vendrá, sin falta.-Y yo les daré un buendíacon este cabo de nácar.-No te hagas ilusiones.¡No te servirán de nada,hijo mío, esas sonserasque en la cabeza te bailan!-No es cierto, mamá, en el mundola nueva idea está en marcha.-Soy una pobre burreracon mi burro y mi burjaca.La banda es para los ricos,para los pobres la guacha.¡Soy una triste burrerabebiendo en jarro de latalas lágrimas de mi gentey las mías más amargas!Desde Ysaty hasta Asunciónes larga la caminatay a punta de bayonetaresulta mucho más larga.Maniatado con alambrey a empellones de culatasdesde Ysaty, por Dos Bocas,lo repunta la canalla.-Un rojo pañuelo al cuelloserá el premio a tus pureadas,pero no será de traposino de sangre barata.Sobre el óleo de los charcospatinan las carcajadasy un pipuu alcohólico y largose clava en La Salamanca.Un degüello de yuyalesasustado el viento ensayay ganan los albañalesrápidamente las ratas.Como un cíclope mareadoun tuerto el ojo se palpay los horrores del mundotan increíbles repasa.Asunción, sucia y artera,sin azahares, sin nadaque no sea la insolenciade tus cobardes mesnadas.-¡Suéltenme las manos, perros,y así sabrán quién les habla!¡Ese trapo coloradoles meteré en la garganta!-Emboty nde pichaíre ñemboayura pytáta.-Dios te salve y tu abogado,ápente ya reikopáma... -Yo me pregunto, madre: ¿No se gasta la pilaque la sutil luciérnaga para alumbrarse tiene?¿Y tampoco concluye "cuando la araña hila"el misterioso ovillo que encubierto mantiene?¿En qué forma se ensartan anillos las orugas;bolitas coloradas "por ojos" los conejos;abrigos con recuadros se buscan las tortugas,y en lerda marcha atrás se mueven los cangrejos?¡Saber! ¡Saber! ¡Saber! Si es cuello de algodónel que se anuda el cóndor o si usa de almidón;si el parlanchín lenguaje de la locuaz cotorraes remedo del nuestro; si la pícara zorraes tan inteligente como sabio mi padre"aunque calla", y tú cuentas cuánto pregunto, madre! -¡Quién volviese a tener, para que nos cubriera,una madre "de noche, los párpados febriles",quién un rozar de labios en la frente sintieradespejando el fantasma de temores pueriles!¡Quién tuviese, otra vez, sobre la cabeceraun rostro de ternura "en pálidos marfiles"y quién bajo una mano que al fin nos bendijerasintiese disipar las penas infantiles!Habría que tornar a la distante infanciaa los antiguos días de los alegres años,esos tiempos de ayer en los que la fraganciaera toda de miel, bálsamo y ambrosía,en los cuales la cura de los mayores dañosse lograba con sólo tu beso, madre mía! -Well, old spylook like Iled you down some prettyblind alleys.Ray DuremSeñor molusco caballero lapaya sabés en qué malos pasos andoconocés mis esquinas y mis fobiasmis bares mis amores mi bufandaconocés las puteadas que rezo despacitocuando pasan los verdes apuntandoconocés cómo escupo al cielo ajenocuando me hace sombra el helicópteroconocés bien a qué mujeres miroy vos también mirás degeneradoes el único acuerdo entre nosotrosy dura lo que un lirio o una ráfagaconocés qué porfiada dulzura me atragantacuando caen los mejores los más tiernoslos que podrían levantar de a pocola feroz inocencia que nos salveconocés que conozco que hay algunosque cayeron por vos hijo de putaquiero decir molusco pobre lapaya ves que andás en pasos mucho peoresconocés a qué juego y a qué apuestosabés que apuesto a que desaparezcasno el fulano que sos sono el mohosoherrumbrado tornillo de cadalsome seguís por mis calles por mis tangospor mis lluvias y mis noches de arenavigilás mis gaviotas y mi cédulami casilla postal y mi resfríoconocés mis abrazos y mis postresmi bigote mi vino mi teléfonomi libretita con las direccionesmi mujer mi paraguas mis bolsilloses decir que sabés todo de afueratodo de superficie de exterioresdelatarás mi sobra y mi pellejoy eso no alcanza para hacer la fichadonde no podés ver donde no llegantus antenas en la aurícula izquierdatengo mi berretín inexpugnablea pruebas de derrotas y de olvidoallí el destino o no sé quién carajosarmó el amor y almacenó los odiospero es ahí donde perdés la pistaes ahí donde vamos a joderteseñor molusco caballero lapa. -(Homenaje a Octavio Paz)Haber estado fuera de ti mismo, un viaje vertiginoso, y despuésla quietud, pordioserode tu conciencia, eremitaen el yermo de la inacción, creyendosolamente en el cardo, en la excesiva piedra,sin pozo donde beber, sin comida, sin pan,mísero y sin arboladura,como un barco después de la tempestad,pero una tempestad no vivida, sin la grandeza de esa experiencia suma,barco en un mar, monótono y sin fin, monocromo, con agua gris,o, mejor dicho, sin ella, navegando en el no colornavegando en la no agua, con sequedad en aquella monotomía;o en medio de las ruinas, tras un terremotodesolador,mas en un sitio donde no existieron casas ni se erigieron monumentos,ni el suelo se resquebrajó, ni hubo grietas;allí, desterrado, sin el recuerdo de un perdido país,mudo, sin la noción de un lenguaje ido,quitado todo brillo, toda persuasión, toda queja,irremediablemente solo, pero sin soledad,pues no había tampoco memoria de ninguna anterior compañía;allí, donde la evocación no puede alcanzar,ya que para eso fuera precisa la previa enunciación,allí, allí estuviste, de espaldas a tu propio ser,sin ver, sin verte,auqnue a veces sucedía lo opuesto y comenzabas a observar con gran nitidez,quién sabe si por su condición principalmente ósea,tu rodilla,que pasaba, en ese trance, a ocuparla totalidad de la atención y crecía (percibida entonces como de cerca) con ella;tu enorme rodilla, tu extraordinario pie, tu pie magno,pisando la estepa con resonancia, con estruendo, como de tambor,tu pie gigantesco, tu piernaalevosa, rotunda.... Tu pierna, sí, que se alargaba, solitaria y autónoma, hasta donde nadie pudo nunca llegar,y tras ella, pero sólo después,tu cuerpo entero de desmesurada materia, de ruido, tu esqueleto sin par,tu esqueleto terrible, avanzando a grandes zancadashacia nadie, hacia nada...... Y luego, tu meditación solitaria, tras aquel singular engrandecimiento de su óseo objeto inicial,saltaba, sin contemplaciones, como inesperado tigre en la selva,hasta el momento inmediatamente posterior al final de tu vida,y así, no sólo cuanto había de exageradamente grande en la visión anterior comenzaba de pronto, en su tamaño, a disminuir, volviendo poco a poco a su primera configuración natural,sino que, incluso, en esa vía de pérdida y reducciónde la desproporcionada, contundente, genial osamenta,cada trozo de tu cuerpo, normalizado ya (al ser visto ahora en su conjunto y sin aquella despreciativa y obsesiva parcelación que agigantaba la porción contemplada)procedía, con mucha lentitud, eso sí, a ausentarse:pero ahora la carne y la piel, en un primer instante, aún no desaparecían,y se respetaba, por supuesto, tal vez, además, a causa de su enorme realidad(enorme precisamente por impúdica e innombrable),incluso a tu propio sexo, que acaso manifiestamente erguido aún,se ofrecía entonces, en el féretro, de un modo sin duda ostentosamente inoportuno,desafiante, competente,impenitente, risible(cómo más de una vez, según dicen, ha ocurrido, en la efectiva realidad,con grave escándalo y vergüenza de las familias);y, en fin (¿para qué seguir?), resumamos el asunto diciendo,de un modo llano y más abarcador,que todo, pese a las apariencias, se estaba viniendo abajo, bien que, por el contrario,las uñas seguían, con indiferencia y escepticismo, creciendo,atentas exclusivamente a su labor, con una extraña avidez hacia más;y lo mismo los pelos, la barba, sin hacer caso alguno de cuantoparsimoniosamente se iba.Pero enseguida, aquello incluso que se hallaba sometido a tan curiosa enajenaciónse aniquilaba, y la inercia inmovilizadora llegaba, con puntualidad, a las más renuentes partículas,esto es, surgía, por fin, en el tramo último del proceso,el triunfo de la generalización, de la escrupulosa obediencia,o sea, paradójicamente (y ello con toda precisión, sin excepción alguna ni dejar una mota de polvo en la pulida superficie del mueble), se desencadenabael desorden,el caos de no ser visto, el escándalo de la invisibilidad, de la confusión,allí, en el revés de la verdad, en el otro lado de la mentira,en la frontera que no fuera dado trazar,ese lugar sin localización donde verdad, mentira aparecíancomo la misma respuesta a la interrogación que no hiciste,¡oh pordiosero de tu conciencia, oh escrutador, oh minucioso explorador,oh celebrador de lo infausto! -En cada uno de ellos era muchos un hombre.Eran más todavía. Traían la industria de las armasy el reno rojo, como un bosque ondulantey detrás el lobo que, en una mañana ya añejo,sería el perro de la hoguera y de las sobras,el sirviente blanco.Eran muchos, no un hombre.Vagos sus nombresse referían al viento y a los tótems,a un hecho que pasó en un nacimiento,el deshielo que ahogóo el meteoro fugaz que ardió en la tundrao la muchacha audaz que en mar abierto,salvó a su hijo de la cólera brutal de la ballena.Sus dioses eran el salmónque cada año retorna como el añoy que va al mar y el oso pardo,una montaña que mugey que el filo de lanza abate,y el pesado bisonte y el tigre rayado,que se quedó en Siberiay que la manta del navajo evoca:extranjeros, ellos serían América,la múltiple figura que no supo Balboa y que Pizarroabandonó a la imaginación de un franciscano.De hueso, no de madera y de nocheserían sus dioses ni de la piedraque labran los pueblos de una tierra supuesta,entre la niebla de sus transmigraciones.Eran crueles y antiguos como el Asia;fundarían imperios en la aurora y en México,reinos en Bolivia, fortalezasdonde un signo inequívoco mostrarala voluntad de estos dioses:un águila en el aire arrebatando la serpiente,un árbol singular, como un recuerdode las llanuras heladas y el Mar Blanco,que ya sólo evocaban los viejos moribundosy el Sueño, que es eterno.Alzarían Tenochtitlán, el Cuzcoy el enigma silencioso, Tiahuanaco,en la isla de Pascua graves rostrosque contemplan todavía su gran marcha;otros, sin embargo, volveríanal corazón de las selvas y al olvido,como los muertos al pasado,al país de la cuna y de las tumbas.Mañana, todavía, aún faltaba,nuevos extranjeros alzaríanferrocarriles, calles, edificios,calendarios regidos por el sol y no la luna,venidos de otros Beherings y otras fechas,en nuestras claras ciudades, oh ingenuas tierras,seremos siempre dobles:uno solo y muchos, hombres de ninguna parte. -Yo he visto el mar. Pero no erael mar retórico con mástilesy marineros amarradosa una leyenda de cantares.Ni el verde mar cosmopolita-mar de Babel- de las ciudades,que nunca tuvo unas ventanaspara el lucero de la tarde.Ni el mar de Ulises que teníasiete sirenas musicales cual siete islas rodeadasde música por todas partes.Ni el mar inútil que regresacon una carga de paisajespara que siempre sea octubreen el sueño de los alcatraces.Ni el mar bohemio con un puertoy un marinero deliranteque perdiera su corazónen una partida de naipes.Ni el mar que rompe contra el[muelleuna canción irremediableque llega al pecho de los díassin emoción, como un tatuaje.Ni el mar puntual que siempre tieneun puerto para cada viajedonde el amor se vuelve vidacomo en el vientre de una madre.Que era mi mar el mar eterno,mar de la infancia, inolvidable,suspendido de nuestro sueñocomo una Paloma en el aire.Era el mar de la geografía,de los pequeños estudiantes,que aprendíamos a navegaren los mapas elementales.En el mar de los caracoles,mar prisionero, mar distante,que llevábamos en el bolsillocomo un juguete a todas partes.El mar azul que nos miraba,cuando era nuestra edad tan frágilque se doblaba bajo elpeso de los castillos en el aire.Y era el mar del primer amoren unos ojos otoñales.Un día quise ver el mar-mar de la infancia- y ya era tarde. -Sal tú, bebiendo campos y ciudades,en largo ciervo de agua convertido,hacia el mar de las albas claridades,del martín-pescador mecido nido;que yo saldré a esperarte, amortecido,hecho junco, a las altas soledades,herido por el aire y requeridopor tu voz, sola entre las tempestades.Deja que escriba, débil junco frío,mi nombre en esas aguas corredoras,que el viento llama, solitario, río.Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,vuélvete a tus montañas trepadoras,ciervo de espuma, rey del monterío. -Cien sonetos de amorMatilde, nombre de planta o piedra o vino,de lo que nace de la tierra y dura,palabra en cuyo crecimiento amanece,en cuyo estío estalla la luz de los limones.En ese nombre corren navíos de maderarodeados por enjambres de fuego azul marino,y esas letras son el agua de un ríoque desemboca en mi corazón calcinado.Oh nombre descubierto bajo una enredaderacomo la puerta de un túnel desconocidoque comunica con la fragancia del mundo!Oh invádeme con tu boca abrasadora,indágame, si quieres, con tus ojos nocturnos,pero en tu nombre déjame navegar y dormir. -(Zaida C. de Ramón)¡Qué hermoso es obedeceral Dueño del universo!No merecemos tal honra¡Es un grande privilegio!Nuestro Dios en las alturases Soberano y Supremo,es grande Su MajestadSu gloria cuentan los cielos.Todo aquello que creócon Su palabra y con celo,lo colocó en su lugar ?Él vio que todo era bueno.Mas aún, algo faltaba,no podía obviar el resto,Quería ser Padre de hijosque le guardaran respeto.Que caminaran con Él,Le confiaran sus secretos,Como al Padre que les ama,Como Amigo en todo tiempo.Entonces determinócomo Propósito Eternoel darnos lo más preciado,lo más valioso y perfecto:Al que con sangre pagópor tí y por mí ?¡Gran Misterio!No menosprecies tal donNo ignores Su mandamiento¡Obedecer al Señores un grande privilegio! -Cien sonetos de amorSi no fuera porque tus ojos tienen color de luna,de día con arcilla, con trabajo, con fuego,y aprisionada tienes la agilidad del aire,si no fuera porque eres una semana de ámbar,si no fuera porque eres el momento amarilloen que el otoño sube por las enredaderasy eres aún el pan que la luna fraganteelabora paseando su harina por el cielo,oh, bienamada, yo no te amaría!En tu abrazo yo abrazo lo que existe,la arena, el tiempo, el árbol de la lluvia,y todo vive para que yo viva:sin ir tan lejos puedo verlo todo:veo en tu vida todo lo viviente. -Hundimientos de la costumbre.Brotes. El viento construye ciudades(quien las ve no las ha visto).Silencio: súbita elocuencia.Y una luz inmediataque no deja tomar aliento.*No es el tiempo el que corresomos nosotros quienes pasamosiluminados por un lado o en sombrasahogados o clamorosos.Somos la referencia del tiempola irremediable certidumbre de destrucciónlas ruinas por venir las contingenciasy la memoria que de pronto cesase expanden la ausencia el vacíopalpita el recuerdo entre los que nos miran morirempiezan el despojolas liturgias del lutolos vestigios devorados día a día por el olvidolas descomposiciones activasel polvoel pasaje desconocido hacia el enigma.*Debe haber algún lugar en nosotros mismosdonde cesa el combate de los contrariosy no se juega más a cara o cruzdonde las cosas brillan con propia lumbrey la mirada resplandece en el silenciodominios de doble blancodonde se unen el agua y el fuego sin violenciay nieva en el trópico sin cambiar de climay los hielos eternos calientan el cuerpoy podemos vernos nacer y moriren un movimiento de duna que se deslizao viajar en constantes de años-luzhacia ayer para corregir las desgraciaso hacia mañana para anticipar los trabajosdetener los vencimientosantes de hundirnos en algún núcleoen algún hervor en alguna inmanenciasustraídos al tiempomáscara de la eternidad. -Te juro que de noche vienen a verme todosaquellos que he engañado a lo largo del tiempo.Me miran con los ojos terribles de tristeza,seguro que no saben que me alegro de verles.Mis amigos y víctimas. No es tan malo en el fondoestar aquí sentado recibiendo visitas.Mis víctimas de cuando y por qué. Si pudierayo les explicaría que no soy responsable.Con la noche muy alta oigo lejos los trenesy a menudo me pierdo en las luces del fondo.Una ventana sola, con una luz muy triste,me distrae un momento con preguntas absurdas.Quién vela en ese cuarto y si vendrán a verlefantasmas de los vivos que tratamos un día;también estos -me digo- le recordarán hechosdel pasado, secretos, graves conversacionesde adolescentes, sombras de una tarde de solcon adornos de fiesta y una banda tocando,o un café en una vieja cafetería del centro,copas a medianoche, gente que dice cosas...Darán otras versiones, cambiarán un detalle.Él se esfuerza en hacerles comprender que no siemprevarios puntos de vista vienen a coincidir,pero con un esfuerzo, de buena fe podríamossituar el contexto y ponernos de acuerdoen lo más esencial.Pero ellos me respondenque es demasiado tarde para pasar por altotantas malas jugadas como he hecho en mi vida,las pequeñas traiciones, las infidelidades,y con razón me dicen que, si soy inocente,por qué les dejo franco el paso de mi cuarto,y preguntan si tengo la conciencia tranquila.Y te juro que entonces ya no sé contestary aventuro tardías disculpas que no escuchan.Empiezan a dar mueras para matarme pocode esas muertes pequeñas que causan tanto daño,y me quedo pequeño yo también y desnudoy en mi rincón de siempre me abrazo a mis rodillassin encontrar tu mano para apretarla fuertemientras llueven los golpes, y te llamo, te llamo,dónde estarás tú sola con tus propios fantasmas.Algunas noches vienen a visitarme todaslas personas que he amado a lo largo del tiempo.Ojalá que una noche me encontrasen dormido.No querrían entonces que yo les visitase. -LOMO de buey, pesadocargador, sistemáticolibro espeso:de jovente ignore, me vistióla suficienciay me creí repleto,y orondo como unmelancólico sapodictaminé: "Recibolas palabrasdirectamentedel Sinaí bramante.Reducirélas formas a la alquimia.Soy mago".El gran mago callaba.El Diccionario,viejo y pesado, con su chaquetónde pellejo gastado,se quedó silenciososin mostrar sus probetas.Pero un día,después de haberlo usadoy desusado,despuésde declararloinútil y anacrónico camello,cuando por largos meses, sin protesta,me sirvió de sillóny de almohada,se rebeló y plantándoseen mi puertacreció, movió sus hojasy sus nidos,movió la elevación de su follaje:árbolera,natural,generosomanzano, manzanar o manzanero,y las palabras,brillaban en su copa inagotable,opacas o sonorasfecundas en la fronda del lenguaje,cargadas de verdad y de sonido.Aparto unasola desuspáginas:CaporalCapuchónqué maravillapronunciar estas sílabascon aire,y más abajoCápsulahueca, esperando aceite o ambrosía,y junto a ellasCaptura Capucete CapuchinaCaprario Captatoriopalabrasque se deslizan como suaves uvaso que a la luz estallancomo gérmenes ciegos que esperaronen las bodegas del vocabularioy viven otra vez y dan la vida:una vez más el corazón las quema.Diccionario, no erestumba, sepulcro, féretro,túmulo, mausoleo,sino preservación,fuego escondido,plantación de rubíes,perpetuidad vivientede la esencia,granero del idioma.Y es hermosorecoger en tus filasla palabrade estirpe,la severay olvidadasentencia,hija de España,endurecidacomo reja de arado,fija en su límitede anticuada herramienta,preservadacon su hermosura exactay su dureza de medalla.O la otrapalabraque allí vimos perdidaentre renglonesy que de prontose hizo sabrosa y lisa en nuestra bocacomo una almendrao tierna como un higo.Diccionario, una manode tus mil manos, unade tus mil esmeraldas,unasolagotade tus vertientes virginales,un granodetusmagnánimos granerosen el momentojustoa mis labios conduce,al hilo de mi pluma,a mi tintero.De tu espesa y sonoraprofundidad de selva,dame,cuando lo necesite,un solo trino, el lujode una abeja,un fragmento caídode tu antigua madera perfumadapor una eternidad de jazmineros,unasílaba,un temblor, un sonido,una semilla:de tierra soy y con palabras canto. -Él dijo: sé práctica, nivela la euforiay la flaqueza, mesura el vértigode las cumbres y las simas.Él, que nunca entendió por qué Sísifono se zafó de la piedra.Que gustaba de largos horizontesy del clima calmo del invierno.Imágenes del sosiego y la eternidad.Lo dijo. Y un instante despuéshabría de venirse abajo, sobre un suelomovedizo, bajo una luz más ciega.Contuso, vacilante, exhausto,con una mano aferra las raíces.Con la otra enciende su mechero.Y cuanto más le vence el vértigo,más sujeta la esperanza. ¿Será vana?Nunca se sabe. -¿Cómo era Dios mío, cómo era?JUAN R. JIMÉNEZLa puerta, franca.Vino queda y suave.Ni materia ni espíritu. Traíauna ligera inclinación de navey una luz matinal de claro día.No era de ritmo, no era de armoníani de color. El corazón la sabe,pero decir cómo era no podríaporque no es forma, ni en la forma cabe.Lengua, barro mortal, cincel inepto,deja la flor intacta del conceptoen esta clara noche de mi boda,y canta mansamente, humildemente,la sensación, la sombra, el accidente,mientras ella me llena el alma toda. -Double virginitéCorps où rien n'est immondeAme où rien n'est impure.VICTOR HUGO, Feuilles d'automne.Noble como la cándida adoradadel inmortal poeta florentino,corona de la frente inmaculadael dorado cabelloque sobre el hombro flota en blondos rizos,perdida en el espacio la miradacomo se pierde en su conjunto bellola de aquél que contempla sus hechizos.Hay infinita luz que reverberaen el azul de sus divinos ojoscual de limpio zafiro en los cristales.Una expresión de majestad serenade pudor y recato virginalesvela la gracia de sus labios rojos,¡y es a la vez misterïoso encanto,lumbre, murmullo, vibración y canto!Su voz tiene las notas armoniosasde la del ave que en blando nidode su impotencia de volar se queja,llena de suavidad, llena de calmasu cariñosa frase siempre dejauna estela de perlas en el alma.Tiene la delicada transparenciade las húmedas hojas de las lilasy ni una leve mancha en la concienciay ni una leve sombra en las pupilas.Es una reunión encantadorade lo más dulce que la vida encierraa los rosados rayos de la aurorahecha, del aire en los azules velos,¡con lo más delicado de la tierray lo más delicado de los cielos! -Cuando el presidente, cualquier presidentese preocupa tantopor los derechos humanosparece evidente que en ese casoderecho no significa facultado atributoo libre albedríosino diestroo antizurdoo flanco opuesto al corazónlado derecho en finen consecuencia¿no sería horade que iniciáramosuna amplia campaña internacionalpor los izquierdos humanos? -¡Mueran los gachupines!Mi padre es gachupín,el profesor me mira con odioy nos cuenta la Guerra de Independenciay cómo los españoles eran malos y cruelescon los indios "él es indio",y todos los muchachos gritan que mueran los gachupines.Pero yo me rebeloy pienso que son muy estúpidos:Eso dice la historiapero ¿cómo lo vamos a saber nosotros? -LOS OJOSICuando murió su amadapensó en hacerse viejoen la mansión cerrada,solo, con su memoria y el espejodonde ella se miraba un claro día.Como el oro en el arca del avaro,pensó que no guardaríatodo un ayer en el espejo claro.Ya el tiempo para él no correría.IIMas, pasado el primer aniversario,¿Cómo eran ?preguntó?, pardos o negros,sus ojos? ¿Glaucos?... ¿Grises?¿Cómo eran, ¡Santo Dios!, que no recuerdo?...IIISalió a la calle un díade primavera, y paseó en silenciosu doble luto, el corazón cerrado...De una ventana en el sombrío huecovio unos ojos brillar. Bajó los suyosy siguió su camino... ¡Como ésos! -¿Quién llama en el silencio de la tarde?¿Son las horas, tal vez, al deslizarsesobre tu cuerpo como el agua,como el agua que anhelas y te anhelabajo el oscuro nudo de la luz?¿O es acaso esa luz, que se debateen el aire inflamado,en el aire sin pulso ni reflejo que humea?No, te equivocas.Es tu cuerpo, el latido de tu cuerpo,tan cerca de su centroque la vida lo aturde,como el arco y la dianason uno y se confundentras la mano de sangre, tras el golpe de sangrecon que el asombro se dispara:esplendor del sucesoque eres a cada instante. -No creo en vosmordazapero voy a decirtepor qué no creota vesahora no digono hoyni ayy sin embargoigual destapo el verborespiro el gritoy armo la blasfemiapiensoluego insistohago inventariode tu alegre pálpito de la miseriade tu crueldad sin muchas ilusionesde tu ira lustradade tu miedoporque mordazavossos muchísimo más que un trapo suciosos la mano tembleque que te ayudasos el dueño flamante de esa manoy hasta el dueño canalla de tu dueñoporque mordazasos muchisimo más que un trapo suciocon gusto a boca libre y a puteadasos la ley malviviente del sistemasos la flor bienmuriente de la infamiapiensoluego insistoa tu custodia quedan mis labios apretadosquedan mis incisivoscolmillosy molaresqueda mi lenguaqueda mi discursopero no queda en cambio mi gargantaen mi garganta empiezopor lo prontoa ser librea veces trago la saliva amargapero no trago mi rencor sagradomordaza bárbaramordaza ingenuacrees que no voy a hablarpero sí hablosolamente con sery con estarpiensoluego insistoqué me importa callarsi hablamos todospor todas partes las paredesy por todos los signosqué me importa callarsi ya sabésoscuraqué me importa callarsi ya sabésmordazalo que voy a decirteporquería. -Me ha engañado el espejo, dulce engaño,devolviendo una imagen que no es mía;mi desnudez le ofrezco cada díaenvuelta sólo en el vapor del baño.Nunca me devolvió un reflejo extraño,sólo a mí, en mi tristeza o mi alegría,pero hoy vi que tu rostro aparecíabajo mi pelo de color castaño.Y al mirarme tus ojos fijamente,mi piel mojada te sintió presente,y me abrazó un ligero escalofrío.Y no sabré decir si mi deliciavino de tu caricia o mi caricia,mías tus manos, y tu rostro mío. -VIIILa orden del cielo exemplo te sea:guarda la mucha costancia del Norte;mira el Trión, que ha por deporteser inconstante, que siempre rodea;e las siete Pleyas que Atlas otea,que juntas parescen en muy chica suma,siempre s'esconden venida la bruma;cada qual guarde qualquier ley que sea. -Me quieres por ser triste y por mayor.Me quieres pues no tienes aún edadpara llevar a una mujer a misa.Te permito morder, lamer, sanar.Tú bebes de los ríos de mis senosel agua de las rocas frente al mar.Me pides que te muerda, y al besarte,te pinte mi boquita de labial.Te dejo susurrarme en el oídolo que otro día a otra le dirás:"¡ Ay, triste mía, mía, sólo mía !"El amor como el vino habla demás.Ninguno como tú, entre todos dios.Te enseño a ser varón y te me das.Aprende niño hermoso que el amorlleva en su tibia sangre la maldad. -Lo he meditado mucho, Señor, aunque no esperovisión de corcel blanco o de espada en tu boca,estrella o mar de vidrio "ni menos, candelero":quiero de Ti otra gracia y mi labio la invoca.Quiero sí un nuevo nombre: el que nadie conoce,únicamente sólo aquel que lo recibe,para perfeccionar en infinito gocelo que apenas el alma en sus ansias concibe.Un nuevo nombre escrito en blanca piedrecita.«¿Cuál será?», me pregunto. Inútil respondermepues lo susurra sólo el ángel que visitalas almas que Tú eliges para esta recompensa.(Mientras se cumple el término, el espíritu aduermey la mente imagina, discurre, trama, piensa...) -¿Te acuerdas, Louis Armstrong,del día en que viajamos por un corredor de sonidosque amábamos hasta la muerte?¿Recuerdas la onomatopeya que no salió al pasoy que nos dio un trono de un solo golpe?Parece mentira, Louis, amor mío,que hayamos compartido tantas cosas,tantas ramasy tan gran número de espumas.Parece imposible, Louis,que entre nosotros se deshaganlas formas del azul que nos acompañaban;que tú, dardo, arma del ángel vivo,te lances a donde nadie podrá reconocerte sino por tu alegría,por tu voz de durazno,por tu manera de prolongarte en la luzy crecer en el aire.No creo que haya desaparecido del mundola manada de resplandores que nos seguía.Más bien creo que se ocultan en el tiempoy que no será consumidos.Tú, continuación del fuego,pedestal de la nube,desinencia de mariposa,andas hoy al garete entre harinasy entre otras materias incorruptibles que te guardancomo guardan a todos los justos,a todos los hermososcuya hermosura viene de lejos y no se va nunca,y se incendia cada díaigual que la altura.Satchmo, querido hasta la música,soñado hasta el arpegio,las arpas de David y sus graves de cobrete están tocando el almay los clavicémbalos el cabello sin fin.Ricardo Wagner está de pie, aguardándote en una azotea tetralógica,lleno de flores que andan y crecen continuamente.Ricardo Wagner está en sí mismoviendo que llegas al dominio de los cristales,armado de la trompeta bastarda y de la bajatocando un son del viento,sonando como un truenorecién nacido, y húmedo y perfecto.Y yo, sombra sonora del futurotambién estoy allí,soñada por dos cuerpos transparentesque se besan y funden y confundenen la gran azotea tetralógicadonde todo es tan claro como Diosy el amory los árboles. -Albert Samain diría Vallejo diceGerardo Diego enmudecido dirá mañanay por una sola vez Piedra de estupory madera dulce de establo querido amigohermano en la persecución gemela de lossombreros desprendidos por la velocidad de los astrosPiedra de estupor y madera noble de establoconstituyen tu temeraria materia primaanterior a los decretos del péndulo y a lacreación secular de las golondrinasNaciste en un cementerio de palabrasuna noche en que los esqueletos de todos los verbos intransitivosproclamaban la huelga del te quiero para siempre siempre siempreuna noche en que la luna lloraba y reía y llorabay volvía a reír y a llorarjugándose a sí misma a cara o cruzY salió cara y tú viviste entre nosotrosDesde aquella noche muchas palabras apenas nacidas fallecieron repentinamentetales como Caricia Quizás Categoría Cuñado CataclismoY otras nunca jamás oídas se alumbraron sobre la tierra,así como Madre Mira Moribundo Melquisedec Milagroy todas las terminadas en un rabo inocenteVallejo tú vives rodeado de pájaros a gatasen un mundo que está muerto requetemuerto y podridoVives tú con tus palabras muertas y vivasY gracias a que tú vives nosotros desahuciados acertamos a levantar los párpadospara ver el mundo tu mundo con la mula yel hombre guillermosceundario y la tiernísima niña ylos cuchillos que duelen en el paladarPorque el mundo existe y tú existes y nosotros probablementeterminaremos por existirsi tú te empeñas y cantas y voceasen tu valiente valle Vallejo -Yacen de un home en esta piedra duraEl cuerpo yermo y las cenizas frías:Médico fue, cuchillo de natura,Causa de todas las riquezas mías.Y ahora cierro en honda sepulturaLos miembros que rigió por largos días;Y aun con ser Muerte yo, no se la diera,Si dél para matarle no aprendiera. -"¿Qué quiere decir glauco?""Muy simplemente, verde.""Y añil, ¿qué significa?""Azul; es bien sencillo.""¿Y el escarlata, madre? Di, para que me acuerde,como siempre recuerdo que el gualdo es amarillo.""Del latín scarlatum deriva el carmesí,o más preciso el rojo, el de Caperucita,y ya más definidos, los tonos de rubí:encarnado, bermejo, sin que el punzó se omita.""Colores y colores, colores, madre mía,en variedad constante que todo lo renuevapara dar a las cosas infantil alegría.Por eso Dios se afana derramando coloresy, para que tengamos siempre alegría nueva,borda ese paraíso, prisma de resplandores." -Han perdido los sueños las señas de mi casao quizá se olvidaron de acudir a la cita.Lo que me prometieron se salvó, pero, en cambio,quedó, solo y desnudo, sentado en el camino,sin que nadie acudiera a remediar el caso.Mientras espero el tren de madrugada,cubren el horizonte tropas vociferantes,uniformadas de oropel. Caminantras de su viejo dios -ese becerro-... -Las ropas desceñidas,desnudas las espaldas,en el dintel de oro de la puertados ángeles velaban.Me aproximé a los hierrosque defienden la entrada,y de las dobles rejas en el fondola vi confusa y blanca.La vi como la imagenque en leve ensueño pasa,como rayo de luz tenue y difusoque entre tinieblas nada.Me sentí de un ardientedeseo llena el alma;como atrae un abismo, aquel misteriohacia sí me arrastraba.Mas ¡ay! que, de los ángeles,parecían decirme las miradas:"¡El umbral de esta puertasólo Dios lo traspasa!" -"Llueve en este poema"Eduardo Carranza.Llueve. La tarde es unahoja de niebla. Llueve.La tarde está mojadade tu misma tristeza.A veces viene el airecon su canción. A vecesSiento el alma apretadacontra tu voz ausente.Llueve. Y estoy pensandoen ti. Y estoy soñando.Nadie vendrá esta tardea mi dolor cerrado.Nadie. Solo tu ausenciaque me duele en las horas.Mañana tu presencia regresará en la rosa.Yo pienso "cae la lluvia"nunca como las frutas.Niña como las frutas,grata como una fiestahoy esta atardeciendotu nombre en mi poema.A veces viene el aguaa mirar la ventanaY tú no estásA veces te presiento cercana.Humildemente vuelvetu despedida triste.Humildemente y todohumilde: los jazmineslos rosales del huertoy mi llanto en declive.Oh, corazón ausente:qué grande es ser humilde! -No son más silenciosos los espejosni más furtiva el alba aventurera;eres, bajo la luna, esa panteraque nos es dado divisar de lejos.Por obra indescifrable de un decretodivino, te buscamos vanamente;más remoto que el Ganges y el poniente,tuya es la soledad, tuyo el secreto.Tu lomo condesciende a la morosacaricia de mi mano. Has admitido,desde esa eternidad que ya es olvido,el amor de la mano recelosa.En otro tiempo estás. Eres el dueñode un ámbito cerrado como un sueño. -¡Qué miedo el azul del cielo!¡Negro!¡Negro de día en agosto!¡Qué miedo!¡Qué espanto en la siesta ardiente!¡Negro!¡Negro en las rosas y el río!¡Qué miedo!¡Negro con sol en mi tierra(¡negro!)sobre las paredes blancas!¡Qué miedo! -Sabesgustavo adolfoen cualquier año de éstosya no van a volverlas golondrinasni aún las pertinaceslas del balcónlas tuyases lógicoestán hartasde tanto y tanto alardemigratoriode tanto y tanto crucesobre el mar y retóricay pretextosy alcoressu tiempo ya pasólo reconoceny a mitad de su idao de su vueltaoscurascursilíneastiernitas de alas largasse dejarán caercomo buscandocada una su olaterminal. -Cien sonetos de amorMi fea, eres una castaña despeinada,mi bella, eres hermosa como el viento,mi fea, de tu boca se pueden hacer dos,mi bella, son tus besos frescos como sandías.Mi fea, dónde están escondidos tus senos?Son mínimos como dos copas de trigo.Me gustaría verte dos lunas en el pecho:las gigantescas torres de tu soberanía.Mi fea, el mar no tiene tus uñas en su tienda,mi bella, flor a flor, estrella por estrella,ola por ola, amor, he contado tu cuerpo:mi fea, te amo por tu cintura de oro,mi bella, te amo por una arruga en tu frente,amor, te amo por clara y por oscura. -En las pálidas tardesyerran nubes tranquilasen el azul; en las ardientes manosse posan las cabezas pensativas.¡Ah los suspiros! ¡Ah los dulces sueños!¡Ah las tristezas íntimas!¡Ah el polvo de oro que en el aire flota,tras cuyas ondas trémulas se miranlos ojos tiernos y húmedos,las bocas inundadas de sonrisas,las crespas cabellerasy los dedos de rosa que acarician!En las pálidas tardesme cuenta un hada amigalas historias secretasllenas de poesía;lo que cantan los pájaros,lo que llevan las brisas,lo que vaga en las nieblas,lo que sueñan las niñas.Una vez sentí el ansiade una sed infinita.Dije al hada amorosa:?Quiero en el alma míatener la aspiración honda, profunda,inmensa: luz, calor, aroma, vida.Ella me dijo: ?¡Ven!? con el acentocon que hablaría un arpa. En él habíaun divino aroma de esperanza.¡Oh sed del ideal!Sobre la cimade un monte, a medianoche,me mostró las estrellas encendidas.Era un jardín de orocon pétalos de llama que titilan.Exclamé: ?Más...La auroravino después. La aurora sonreía,con la luz en la frente,como la joven tímidaque abre la reja, y la sorprenden luegociertas curiosas, mágicas pupilas.Y dije: ?Más...? Sonriendola celeste hada amigaprorrumpió: ?¡Y bien! ¡Las flores!Y las floresestaban frescas, lindas,empapadas de olor: la rosa virgen,la blanca margarita,la azucena gentil y las volúbilesque cuelgan de la rama estremecida.Y dije: ?Más...El vientoarrastraba rumores, ecos, risas,murmullos misteriosos, aleteos,músicas nunca oídas.El hada entonces me llevó hasta el veloque nos cubre las ansias infinitas,la inspiración profunday el alma de las liras.Y los rasgó. Allí todo era aurora.En el fondo se víaun bello rostro de mujer.¡Oh; nunca,Piérides, diréis las sacras dichasque en el alma sintiera!Con su vaga sonrisa:?¿Más?... ?dijo el hada.Y yo tenía entoncesclavadas las pupilasen el azul; y en mis ardientes manosse posó mi cabeza pensativa... -Conservo un frasco azul,dentro de él una oreja y un retrato:cuando la noche obligaa las plumas del búho,cuando el ronco cerezose destroza los labios y amenazacon cáscaras que el viento del océano a menudo perfora,yo sé que hay grandes extensiones hundidas,cuarzo en lingotes,cieno,aguas azules para una batalla,mucho silencio, muchasvetas de retrocesos y alcanfores,cosas caídas, medallas, ternuras,paracaídas, besos.No es sino el paso de un día hacia otro,una sola botellaandando por los mares,y un comedor adonde llegan rosas,un comedor abandonadocomo una espina: me refieroa una copa trizada, a una cortina, al fondode una sala desierta por donde pasa un ríoarrastrando las piedras. Es una casasituada en los cimientos de la lluvia,una casa de dos pisos con ventanas obligatoriasy enredaderas estrictamente fieles.Voy por las tardes, llegolleno de lodo y muerte,arrastando la tierra y sus raíces,y su vaga barriga en donde duermencadáveres con trigo,metales, elefantes derrumbados.Pero por sobre todo hay un terrible,un terrible comedor abandonado,con las alcuzas rotasy el vinagre corriendo debajo de las sillas,un rayo detenido de la luna,algo oscuro, y me buscouna comparación dentro de mí:tal vez es una tienda rodeada por el mary paños rotos goteando salmuera.Es sólo un comedor abandonado,y alrededor hay extensiones,fábricas sumergidas, maderasque sólo yo conozco,porque estoy triste y viajo,y conozco la tierra, y estoy triste. -A Rosario¡Pues bien!, yo necesito decirte que te adoro,decirte que te quiero con todo el corazón;que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro,que ya no puedo tanto, y al grito en que te imploro,te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos díasestoy enfermo y pálido de tanto no dormir;que están mis noches negras, tan negras y sombrías,que ya se han muerto todas las esperanzas mías,que ya no sé ni dónde se alzaba el porvenir.De noche, cuando pongo mis sienes en la almohaday hacia otro mundo quiero mi espíritu volver,camino mucho, mucho, y al fin de la jornada,las formas de mi madre se pierden en la nada,y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer.Comprendo que tus besos jamás han de ser míos,comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás;y te amo y en mis locos y ardientes desvaríos,bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos,y en vez de amarte menos te quiero mucho más.A veces pienso en darte mi eterna despedida,borrarte en mis recuerdos y huir de esta pasión;mas si es en vano todo y el alma no te olvida,¿qué quieres tú que yo haga, pedazo de mi vida,qué quieres tú que yo haga con este corazón?Y luego que ya estaba concluido el santuario,tu lámpara encendida, tu velo en el altar,el sol de la mañana detrás del campanario,chispeando las antorchas, humeando el incensario,y abierta allá a lo lejos la puerta del hogar...¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo,los dos unidos siempre y amándonos los dos;tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho,los dos una sola alma, los dos un solo pecho,y en medio de nosotros mi madre como un Dios!¡Figúrate qué hermosas las horas de esa vida!¡Qué dulce y bello el viaje por una tierra así!Y yo soñaba en eso, mi santa prometida;y al delirar en eso con alma estremecida,pensaba yo en ser bueno por ti, no más por ti.Bien sabe Dios que ese era mi más hermoso sueño,mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placer;¡bien sabe Dios que en nada cifraba yo mi empeño,sino en amarte mucho en el hogar risueñoque me envolvió en sus besos cuando me vio nacer!Esa era mi esperanza... mas ya que a sus fulgoresse opone el hondo abismo que existe entre los dos,¡adiós por la vez última, amor de mis amores;la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores;mi lira de poeta,mi juventud, adiós! -Ante mí estás, sí.Mas me olvido de ti,pensando en ti. -Dame algo más que silencio o dulzuraAlgo que tengas y no sepasNo quiero regalos exquisitosDame una piedraNo te quedes quieto mirándomecomo si quisieras decirmeque hay demasiadas cosas mudasdebajo de lo que se diceDame algo lento y delgadocomo un cuchillo por la espaldaY si no tienes nada que darme¡dame todo lo que te falta! -¡Qué blandos ojossobre tu falda!No sé. Pero teníasde todas partes, largasmujeres, negras aguas.Quise decirte: hermana.Para incestar contigorosas y lágrimas.Duele bastante, es cierto,todo lo que se alcanza.Es cierto, dueleno tener nada.¡Qué linda estás, tristeza:cuando así callas!¡Sácale con un besotodas las lágrimas!¡Que el tiempo, ah,te hiciera estatua! -Cuando miro el azul horizonteperderse a lo lejos,al través de una gasa de polvodorado e inquieto,me parece posible arrancarmedel mísero sueloy flotar con la niebla doradaen átomos levescual ella deshecho.Cuando miro de noche en el fondooscuro del cielolas estrellas temblar como ardientespupilas de fuego,me parece posible a do brillansubir en un vueloy anegarme en su luz, y con ellasen lumbre encendidofundirme en un beso.En el mar de la duda en que bogoni aun sé lo que creo;sin embargo estas ansias me dicenque yo llevo algodivino aquí dentro. -Abre el agujeroenfrenta el desabrigo, tiemblael poema tiembla como un ángel recién nacidofrente a los bancos alineados que aguardan fríamenteSe lo lleva una ausencia repentinacomo de sombras, como de miedos con rostro desnudohabitando otras bocas desprovistas de palabra y cielo.El poema siente el compromisola incertidumbre de salir a escenacon la luz en los brazoscon las alas abiertasUn crepitar de la palabrapróxima al llanto le oprime el pechoduele en cada versoen el hueso endeble del momento.Con la púa clavada en el costadosin maquillar el vuelosale del vientresaltaarriesga su sendero en la cuerda de una hojaYa no tiemblaA su pasopiedra terrible el silencio...Como un ángel muertoel poema cae como un ángel muerto. -Eh vostatacombosoy yono me oyestataconcosoy yo sin vossin vozaquí yollandocon mi yo sólo solo que yolla y yolla y yollaentre mis subyollitos tan nimios micropsíquicoslo sélo sé y tantodesde el yo mero mínimo al verme yo harto en todojunto a mis ya muertos y revivos yoes siempre siempre yollando y yoyollando siemprepor quési sospor qué díeh vosno me oyestatatodopor qué tanto yollarrespondey hasta cuándo -Está el jardín chiquito en la laderade un monte hostil y largo. El panoramaes tan desolador como la flechaque se lanza imparable hacia el oeste.Ramilletes de flores y blancas superficies,letras doradas y ángeles sin vuelo;algún árbol sumiso y desmedrado,y caleados muros de tierra pedregosa.Con la falsa alegría del fregoteo inútil,brillos sin proyección y colores inanes.Sólo las lagartijas dibujan un caminointencionado. Lo demás es muerte. -Kikirikí,estoy aquí,decía el galloColibrí.El gallo Colibríera pelirrojo,y era su trajede hernoso plumaje.Kikirikí.Levántate campesino,que ya está el solde camino."Kikirikí.Levántate labrador,despierta con alegría,que viene el día."Kikiriki.Niños del pueblodespertad con el ole,que os esperan en el «cole».El pueblo no necesita reloj,le vale el gallo despertador. -La armonía es un río transitable.Cada aurora embarcamoscorriente abajo, en ceremonia inédita.No recordamos nuncalas estaciones en las que paramosayer o antes de ayer o antes de siempre.En el viaje que a diario se repiteen una barca nunca vista.Y aunque escribamos cotidianamentelas minuciosas obras del trayecto,mañana la aventura será virgen. -Yo no sé de pájaros,no conozco la historia del fuego.Pero creo que mi soledad debería tener alas. -Abro la cajay se dispara un olor a colegio de monjas,olor a cedro, a mina clausurada,a lápiz encerradocon una sombra en su interior.La Hermana Aurora,la confesión, el ayuno, el rosario,los nueve primeros viernesy el mes de mayo a María.Y esa otra mina dentro de mídel pecado mortal, la carne, el deseo,el "cuántas veces, hijo mío" del confesor.Miro los doce lápices ahora que ya es tarde,rectos, serios, puntiagudos,doce apóstoles en la última cena de la línea,doce peces ahumados en un mar de latón,Faber-Castell del curso de dibujodonde por vez primera tracé una curva.Elijo el lápiz 7B para aclarar mi imageny en una hoja de papel prestadaenciendo las tinieblas.Lo más difícil en el trazo de mi vida siempre ha sidoque la sombra parezca verdaderano una mancha adheridaal boceto de lo que fue mi infancia. -Bajo los playeros las mismas rocas,cubiertas de pétalos y ramas;desde ellas asciendes y me alcanzas,oscura hiedra de las tardes perdidas.Debajo corre el agua.Seguiré adelantecon el jersey atado a la cinturacomo entonces,saltaré de piedra en piedrasobre el frío secreto de los musgos.Tal vez resbale. -Ruge el mar, y se encrespa y se agiganta;la luna, ave de luz, prepara el vueloy en el momento en que la faz levanta,da un beso al mar, y se remonta al cielo.Y aquel monstruo indomable, que respiratempestades, y sube y baja y crece,al sentir aquel ósculo, suspira...y en su cárcel de rocas... se estremeceHace siglos de siglos que, de lejostiemblan de amor en noches estivales;ella le da sus límpidos reflejos,él le ofrece sus perlas y corales.Con orgullo se expresan sus amoresestos viejos amantes afligidos;Ella le dice «¡te amo!» en sus fulgores,y él responde «¡te adoro!» en sus rugidos.Ella lo aduerme con su lumbre pura,y el mar la arrulla con su eterno gritoy le cuenta su afán y su amarguracon una voz que truena en lo infinito.Ella, pálida y triste, lo oye y subepor el espacio en que su luz desploma,y, velando la faz tras de la nube,le oculta el duelo que a su frente asoma.Comprende que su amor es imposible,que el mar la copia en su convulso seno,y se contempla en el cristal movibledel monstruo azul en que retumba el trueno.Y, al descender tras de la sierra fría,le grita el mar: «¡en tu fulgor me abraso!»¡No desciendas tan pronto, estrella mía!¡Estrella de mi amor, detén el paso!Un instante mitiga mi amargura,ya que en tu lumbre sideral me bañas¡No te alejes!... ¿no ves tu imagen pura,brillar en el azul de mis entrañas?"Y ella exclama, en su loco desvarío:«Por doquiera la muerte me circunda,¡Detenerme no puedo monstruo mío!¡Compadece a tu pobre moribunda!Mi último beso de pasión te envío;mi postrer lampo a tu semblante junto!»y en las hondas tinieblas del vacío,hecha cadáver, se desploma al punto.Entonces, el mar, de un polo al otro polo,al encrespar sus olas plañideras,inmenso, triste, desvalido y solo,cubre con sus sollozos las riberas.Y al contemplar los luminosos rastrosdel alba luna en el oscuro velo,tiemblan, de envidia y de dolor, los astrosen la profunda soledad del cielo.Todo calla... el mar duerme, y no importunacon sus gritos salvajes de reproche;y sueña que se besa con la lunaen el tálamo negro de la noche. -Aquí está la moneda de hierro. Interroguemoslas dos contrarias caras que serán la respuestade la terca demanda que nadie no se ha hecho:¿Por qué precisa un hombre que una mujer lo quiera?Miremos. En el orbe superior se entretejanel firmamento cuádruple que sostiene el diluvioy las inalterables estrellas planetarias.Adán, el joven padre, y el joven Paraíso.La tarde y la mañana. Dios en cada criatura.En ese laberinto puro está tu reflejo.Arrojemos de nuevo la moneda de hierroque es también un espejo magnífico. Su reversoes nadie y nada y sombra y ceguera. Eso eres.De hierro las dos caras labran un solo eco.Tus manos y tu lengua son testigos infieles.Dios es el inasible centro de la sortija.No exalta ni condena. Obra mejor: olvida.Maculado de infamia ¿por qué no han de quererte?En la sombra del otro buscamos nuestra sombra;en el cristal del otro, nuestro cristal recíproco. -Silencio de cal y mirto.Malvas en las hierbas finas.La monja borda alhelíessobre una tela pajiza.Vuelan en la araña gris,siete pájaros del prisma.La iglesia gruñe a lo lejoscomo un oso panza arriba.¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!Sobre la tela pajiza,ella quisiera bordarflores de su fantasía.¡Qué girasol! ¡Qué magnoliade lentejuelas y cintas!¡Qué azafranes y qué lunas,en el mantel de la misa!Cinco toronjas se endulzanen la cercana cocina.Las cinco llagas de Cristocortadas en Almería.Por los ojos de la monjagalopan dos caballistas.Un rumor último y sordole despega la camisa,y al mirar nubes y montesen las yertas lejanías,se quiebra su corazónde azúcar y yerbaluisa.¡Oh!, qué llanura empinadacon veinte soles arriba.¡Qué ríos puestos de pievislumbra su fantasía!Pero sigue con sus flores,mientras que de pie, en la brisa,la luz juega el ajedrezalto de la celosía. -EL futuro es espacio,espacio color de tierra,color de nube,color de agua, de aire,espacio negro para muchos sueños,espacio blanco para toda la nieve,para toda la música.Atrás quedó el amor desesperadoque no tenía sitio para un beso,hay lugar para todos en el bosque,en la calle, en la casa,hay sitio subterráneo y submarino,qué placer es hallar por fin,subiendoun planeta vacío,grandes estrellas claras como el vodkatan transparentes y deshabitadas,y allí llegar con el primer teléfonopara que hablen más tarde tantos hombresde sus enfermedades.Lo importante es apenas divisarse,gritar desde una dura cordilleray ver en la otra puntalos pies de una mujer recién llegada.Adelante, salgamosdel río sofocanteen que con otros peces navegamosdesde el alba a la noche migratoriay ahora en este espacio descubiertovolemos a la pura soledad. -Una lágrima caesobre la cal del suelo, ardebajo mis pies, abrasa en soledadmi soledad. -Hasta que se me fue no he descubiertotodo lo que la quise;yo creía quererla; no sabíalo que es de amor morirse.Era como algo mío entonces, eracostumbre..., que se dice...;pero hoy soy suyo yo, soy de la muertea quien nadie resiste.Al irse nació en mí... ¡no!, que en torturasen ella nací al írseme;lo que creí yo sueño era la vela;he nacido al morirme.Por fin ya sé quién soy... no lo sabía...¿Lo sé? ¿Quién sabe en este mundo triste?¿Hay quién sepa lo que es saber y entiendalo que la nada dice?Mi madre nació en mí en aquel díaque se me fue Teresa... Madre, dimede dónde vine, adónde voy perdido,por qué al amor me diste... -Como un ave que cruza el aire claroSiento hacia mí venir tu pensamientoY acá en mi corazón hacer su nido.Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramasComo los labios frescos de un manceboEn su primer abrazo a una hermosura:Cuchichean las hojas: tal parecenLenguaraces obreras y envidiosas,A la doncella de la casa ricaEn preparar el tálamo ocupadas:Ancho es mi corazón, y es todo tuyo:Todo lo triste cabe en él, y todoCuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!De hojas secas, y polvo, y derruidasRamas lo limpio: bruño con cuidadoCada hoja, y los tallos: de las floresLos gusanos del pétalo comidoSeparo: oreo el césped en contornoY a recibirte, oh pájaro sin manchaApresto el corazón enajenado! -Verdor nuevo los espinostienen ya por la colina,toda de púrpura y nieveen el aire estremecida.Cuántos cielos florecidosles has visto; aunque a la citaellos serán siempre fieles,tú no lo serás un día.Antes que la sombra caiga,aprende cómo es la dichaante los espinos blancosy rojos en flor. Vé. Mira. -Gracias al cielo doy que ya del cuellodel todo el grave yugo ha desasido,y que del viento el mar embravecidoveré desde lo alto sin temello;veré colgada de un sutil cabellola vida del amante embebecidoen su error, en engaño adormecido,sordo a las voces que le avisan dello.Alegrárame el mal de los mortales,y yo en aquesto no tan inhumanoseré contra mi ser cuanto parece:alegraréme , como hace el sano,no de ver a los otros en los males,sino de ver que dellos él carece. -Ella confunde la piel con algún ríoy al corazón con la ciudad de enfrenteF. A. DopicoElla confunde la piel con un estanquecanta junto a mi oído su vieja melodía.Yo le traía el aguavaciaba la botija en sus arenasmitigaba su sed.La sed mi corazón en la ciudad de enfrenteun río subterráneo para mis pies cansados.Yo ganaba su sedy me iba a buscar frutas al pie de la montañapara escanciar el néctar sobre sus dientes nuevos.Un día no volvíal pie de la montaña era el abismopozo donde caer agua que hierve.Ella confunde el corazón con una espera largacanta junto a la fuenteespera por las aguas que no llegan.Oh mi ciudad dormidaqué silbido recuerda a las aguas de antañoque corriente vendrá de nuevo a tus orillas. -El mariquita se peinaen su peinador de seda.Los vecinos se sonríenen sus ventanas postreras.El mariquita organizalos bucles de su cabeza.Por los patios gritan loros,surtidores y planetas.El mariquita se adornacon un jazmín sinvergüenza.La tarde se pone extrañade peines y enredaderas.El escándalo temblabarayado como una cebra.¡Los mariquitas del Sur,cantan en las azoteas! -Del nicho helado en que los hombres te pusieron,te bajaré a la tierra humilde y soleada.Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,y que hemos de soñar sobre la misma almohada.Te acostaré en la tierra soleada con unadulcedumbre de madre para el hijo dormido,y la tierra ha de hacerse suavidades de cunaal recibir tu cuerpo de niño dolorido.Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,y en la azulada y leve polvareda de luna,los despojos livianos irán quedando presos.Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,¡porque a ese hondor recóndito la mano de ningunabajará a disputarme tu puñado de huesos! -Andrés, aunque te quitas la boina cuando pasoy me llamas «señor», distanciándote un poco.reprobándome "veo" que no lleve corbata,que trate falsamente de ser un tú cualquiera,que cambie los papeles "tú por tú, tú barato",que no sea el que exiges "el amo respetableque te descansaría",y me tiendes tu mano floja, rara, asustacomo un triste estropajo de esclavo milenario,no somos dos extraños.Tus penas yo las sufro. Mas no puedo aliviartede las tuyas dictando qué es lo justo y lo injusto.No sé si tienes hijos.No conozco tu casa, ni tus intimidades.Te he visto en mis talleres, día a día, durando,y nunca he distinguido si estabas triste, alegre,cansado, indiferente, nostálgico o borracho.Tampoco tú sabías cómo andaban mis nervios,ni que escribía versos "siempre me ha avergonzado",ni que yo y tú, directos,podíamos tocarnos, sin más ni más, ni menos,cordialmente furiosos, estrictamente amargos,anónimos, fallidos, descontentos a secas,mas pese a todo unidos como trabajadores.Estábamos unidos por la común tarea,por quehaceres viriles, por cierto ser conjunto,por labores sin duda poco sentimentales"cumplir este pedido con tal costo a tal fecha;arreglar como sea esta máquina hoy mismo"y nunca nos hablamos de las cóleras frías,de los milagros machos,de cómo estos esfuerzos serán nuestra sustancia,y el sueldo y la familia, cosas vanas, remotas,accesorias, gratuitas, sin último sentido.Nunca como el trabajo por sí y en sí sagradoo sólo necesario.Andrés, tú lo comprendes. Andrés, tú eres un vasco.Contigo sí que puedo tratar de lo que importa,de materias primeras,resistencias opacas, cegueras sustanciales,ofrecidas a manos que sabían tocarlas,apreciarlas, pesarlas, valorarlas, herirlas,orgullosas, fabriles, materiales, curiosas.Tengo un título bello que tú entiendes: Madera,Pino rojo de Suecia y Haya brava de Hungría,Samanguilas y Okolas venidas de Guinea,Robles de Slavonía y Abetos del Mar Blanco,Pinoteas de Tampa, Mobile o Pensacola.Maderas, las maderas humildemente nobles,lentamente crecidas, cargadas de pasado,nutridas de secretos terrenos y paciencia,de primaveras justas, de duración callada,de savias sustanciadas, felizmente ascendentes.Maderas, las maderas buenas, limpias, sumisas,y el olor que expandían,y el gesto, el nudo, el vicio personal que teníana veces ciertas rollas,la influencia escondida de ciertas tempestades,de haber crecido en esta, bien en otra ladera,de haber sorbido vagas corrientes aturdidas.Hay gentes que trabajan el hierro y el cemento;las hay dadas a espartos, o a conservas, o a granos,o a lanas, o a anilinas, o a vinos, o a carbones;las hay que sólo charlan y ponen telegramasmas sirven a su modo;las hay que entienden mucho de amiantos o de grasas,de prensas, celulosas, electrodos, nitratos;las hay, como nosotros, dadas a la madera,unidas por las sierras, los tupis, las machihembras,las herramientas fieras del héroe prometeicoque entre otras nos concretanla tarea del hombre con dos manos, diez dedos.Tales son los oficios. Tales son las materias.Tal la forma de asalto del amor de la nuestra,la tuya, Andrés, la mía.Tal la oscura tarea que impone el ser un hombre.Tal la humildad que siento. Tal el peso que acepto.Tales los atrevidos esfuerzos contra un mundoque quisiera seguirse sin pena y sin cambio,pacífico y materno,remotamente manso, durmiendo en su materia.Tales, tercos, rebeldes, nosotros, con dos manos,transformándolo, fieros, construimos un mundocontra naturaleza, gloriosamente humano.Tales son los oficios. Tales son las materias.Tales son las dos manos del hombre, no ente abstracto.Tales son las humildes tareas que precisanla empresa prometeica.Tales son los trabajos comunes y distintos;tales son los orgullos, las rabias insistentes,los silencios mortales, los pecados secretos,los sarcasmos, las llamas, los cansancios, las lluvias;tales las resistencias no mentales que, brutas,obligan a los hombres a no explicar lo que hacen;tales sus peculiares maneras de no hablarsey unirse, sin embargo.Mira, Andrés, a los hombres con sus manos capaces,con manos que construyen armarios y dínamos,y versos y zapatos;con manos que manejan furiosas herramientas,fabrican, eficaces, tejidos, radios, casas,y otras veces se quedan inmóviles y abiertassobre ese blanco absorto de una cuartilla muerta.Manos raras, humanas;manos de constructores, manos de amantes fieleshechas a la medida de un seno acariciado;manos desorientadas que el sufrimiento muevea estrechar fuertemente, buscando la una en la otra.Están así los hombrescon sus manos fabriles o bien sólo dolientes,con manos que a la postre no sé para qué sirven.Están así los hombres vestidos, con bolsillospara el púdico espanto de esas manos desnudasque se miran a solas, sintiéndolas extrañas.Están así los hombres y, en sus ojos, cambiadas,las cosas de muy dentro con las cosas de fuera,y el tranvía, y las nubes, y un instinto "un hallazgo",todo junto, cualquiera,todo único y sencillo, y efímero, importante,como esas cien nonadas que pasan o no pasan.Mira, Andrés, a los hombres, ya sentados, ya andando,tan raros si nos miran seriamente callados,tan raros si caminan, trabajan o se matan,tan raros si nos odian, tan raros si perdonanel daño inevitable,tan raros que si ríen nos enseñan los dientes,tan raros que si piensan se doblan de ironía.Mira, Andrés, a estos hombres.Míralos. Yo te miro. Mírame si es que aguantas.Dime que no vale la pena de que hablemos,dime cuánto silencio formó tu ser obrero,qué inútilmente escribo, qué mal gusto despliego.Mira, Andrés, cómo estamos unidos pese a todo,cómo estamos estando, qué ciegamente amamos.Aunque ya las palabras no nos sirven de nada,aunque nuestras fatigas no puedan explicarsey se tuerzan las bocas si tratamos de hablarnos,aunque desesperados,bien sea por inercia, terquedad o cansancio,metafísica rabia, locura de existentesque nunca se resignan, seguimos trabajando,cavando en el silencio,hay algo que conmueve y entiendes sin ideassi de pronto te estrecho febrilmente la mano.La mano, Andrés. Tu mano, medida de la mía. -84Encaneció las ondas con espumaArgos, primera nave, y sin temellasosó tocar la gavia las estrellas,y hasta el cerco del sol volar sin pluma.Y aunque Anfitrite airada se consuma,dividen el cristal sus ninfas bellas,y hasta Colcos Jasón pasa por ellas,por más que el viento resistir presuma.Más era el agua que el dragón y el toro,mas no le estorba que su campo arasela fuerte proa entre una y otra sierra.Rompióse al fin por dos manzanas de oro,para que el mar cruel no se alabase,que por lo mismo se perdió la tierra. -Si he perdido la vida, el tiempo, todolo que tiré, como un anillo, al agua,si he perdido la voz en la maleza,me queda la palabra.Si he sufrido la sed, el hambre, todolo que era mío y resultó ser nada,si he segado las sombras en silencio,me queda la palabra.Si abrí los labios para ver el rostropuro y terrible de mi patria,si abrí los labios hasta desgarrármelos,me queda la palabra. -Si la esmeralda se opacara,si el oro perdiera su color,entonces, se acabaríanuestro amor.Si el sol no calentara,si la luna no existiera,entonces, no tendríasentido vivir en esta tierracomo tampoco tendría sentidovivir sin mi vida,la mujer de mis sueños,la que me da la alegría...Si el mundo no girarao el tiempo no existiese,entonces, jamás moriríaJamás moriríastampoco nuestro amor...pero el tiempo no es necesarionuestro amor es eternono necesitamos del solde la luna o los astrospara seguir amándonos...Si la vida fuera otray la muerte llegaseentonces, te amaríahoy, mañana...por siempre...todavía. -No te apiades de mí, luz cenicienta.Dame tu oscura hostia, tu último pan...Un sueño sin retorno y sin recuerdo.Déjame hundirme en ese pozo negro,más abajo del limo y de la larva...Donde la vida es un fantasma verdeque nadie vio jamás. -El corazón sobre los hombrospor la tristeza de las adensadas nubesy el monótono entrechocar de hierros;por la alta pesadumbre en el todo muelleen el cargador,en el marinero,y tanta en mí;en el cielo y en el suelo.Tú, muelle,muelle solo y mañanero,iza bandera, hiéndeme tu arpón,aviva la politoníade tus panzudos barcos:negro mortuorio, blancosucio, rojo de macelo,casi verde en el fondo.Muelle,agua puerca de turbia gelatinaen sucísimo balanceo;gaviotas sombras deslizándose"carroña en los picos curvosy alas escoradas geometrizando el aire ";olor a pinos,a carbón,podrido olor;sabor a red salada,a grúa;olor con sabor;gustoso asco podrido. -Cien sonetos de amorVienes de la pobreza de las casas del Sur,de las regiones duras con frío y terremotoque cuando hasta sus dioses rodaron a la muertenos dieron la lección de la vida en la greda.Eres un caballito de greda negra, un besode barro oscuro, amor, amapola de greda,paloma del crepúsculo que voló en los caminos,alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.Muchacha, has conservado tu corazón de pobre,tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:en su cielo tu madre sigue lavando ropacon mi madre. Por eso te escogí, compañera. -El verso es un vaso santo. ¡Poned en él tan sólo,un pensamiento puro,en cuyo fondo bullan hirvientes las imágenescomo burbujas de oro de un viejo vino oscuro!¡Allí verted las flores que en la continua luchaajó del mundo el frío,recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven,y nardos empapados de gotas de rocíopara que la existencia mísera se embalsamecual de una esencia ignotaquemándose en el fuego del alma enternecidade aquel supremo bálsamo basta una sola gota! -Ya el agua se despliega por tu cuerpocon sus redes de espuma y su tenue perfume,que es el perfume de tu piel desnuda,de tu piel que revive con el aguamás acá de este día. Desde el vano,a la confusa luz del despertar(porque al sueño le cuesta irse a dormir),te veo enjabonarte muy despacio,con morosidad casi,serena en el detalle y la inspección.Has detenido el tiempo al ignorarlo,y sólo yo lo advierto,parado en el umbral que te destaca.Contemplo el agua algodonosafluir sin pausa por tus muslos:dos regueros que llegan al esmaltey forman un arroyo improvisado.Van también, con el agua, algún cabello,las íntimas heridas de la piely sus fríos rescoldos.Se van, como el agua, a ningún sitio,sin duda reprochando mi insolencia,mi pie junto a la puerta y este silencio fijo,que te acoge.Amanece,y es tu cuerpo también el que amanecebajo el agua lustral de la complicidad.No sabías que estoy, y ahora lo sabes,y te gusta saberlo.En mis ojos sorprendes un refugio,la imagen de un deseo que te afirma(porque el sí que no enlaza no es un sí),y nada falta en ella,como en la vida. -Romerico, tú que vienesDe donde mi vida está,Las nuevas de ella me da,Dame nuevas de mi vidaAsí Dios te dé placer,Si tú me quieres hacerAlegre con tu venida.Que después de mi partidaDe mal en peor me va.Las nuevas de ella me da. -Tu recuerdo esun hilo del que cuelga mi vida.Sólo cinco dedos me sujetan.Qué dulce y dolorosa es, amor,la caída. -La lluvia, el cielo gris.Pas de téléphonelejos de ti.(Me duele el corazón).¿Qué hacer para sabersi ahora, en esta horade lluvia y cielo gris,te duele el corazóncomo me duele a mí?Pas de téléphonelejos de ti.Ay, en Parísmejoraría la situaciónun pneumatique.Oh mi adorada, pero aquíno existe el pneumatique,y pas de téléphonelejos de ti.Tus ojos de ámbar quierosentir cerca de mí;saber si en esta tardede lluvia y cielo griste duele el corazóncomo me duele a mí.Pas de téléphonelejos de ti. -Quien dice que la ausencia causa olvidomerece ser de todos olvidado.El verdadero y firme enamoradoestá, cuando está ausente, más perdido.Aviva la memoria su sentido;la soledad levanta su cuidado;hallarse de su bien tan apartadohace su desear más encendido.No sanan las heridas en él dadas,aunque cese el mirar que las causó,si quedan en el alma confirmadas,que si uno está con muchas cuchilladas,porque huya de quien lo acuchillóno por eso serán mejor curadas. -LOS carniceros desolaron las islas.Guanahaní fue la primeraen esta historia de martirios.Los hijos de la arcilla vieron rotasu sonrisa, golpeadasu frágil estatura de venados,y aun en la muerte no entendían.Fueron amarrados y heridos,fueron quemados y abrasados,fueron mordidos y enterrados.Y cuando el tiempo dio su vuelta de valsbailando en las palmeras,el salón verde estaba vacío.Sólo quedaban huesosrígidamente colocadosen forma de cruz, para mayorgloria de Dios y de los hombres.De las gredas mayoralesy el ramaje de Sotaventohasta las agrupadas coralinasfue cortando el cuchillo de Narváez.Aquí la cruz, aquí el rosario,aquí la Virgen del Garrote.La alhaja de Colón, Cuba fosfórica,recibió el estandarte y las rodillasen su arena mojada. -Estoy en Rijmenam pensando:quieren parecer grandes en la opinión del otro;se arrastran por la escala siempre más alto,siempre más dinero y más honor,siempre más cabildeo, alzando el gallo más y más;y yo con gran asombro estoy mirando aquí.De vez en cuando ruido llega a mí,desaprobación, por supuesto, estoy antisocial;cada pensamiento, cada profundidad,descuella en hombros y cabeza sobre ellos,seguros de enfrentarse solos a la jauría. -Yo he visto su cara en otra parte le dijecuando entró en el Café BerliozSoy de otra dimensión contestó sonriendoy avanzó hacia el fondo del salónElla finge escribir en su mesa de mármolpero me observa de reojoDesde mi mesa veo su cuello desnudoComo un aerolito cruzó mi menteel rostro de Muriel mi amante muertaUsted es zurda le dije acercándomeHacemos la pareja perfectaTomé su lápiz y escribí «te amo»con mi mano derecha en la servilletaRey del lugar común respondió sin mirarmemientras le echaba azúcar al téMe ha clavado una estaca en el corazónMe ha lanzado una bala de plataMe ha ahorcado con una trenza de ajoVolví confundido a mi mesacon la cola de diablo entre las piernasEn este punto las sombras de los clientespagaron y se fueron del Café BerliozVáyanse espíritus les dije furiosoagitando mi paraguas chamuscado¿Hay alguna Muriel aquí?gritó la mesera desde el umbralCuando ella caminó hacia la puertavi que tenía una rosa en la manoPor favor tráiganme la cuentaque ya está por salir el solLa lluvia penetra por los agujeros de mi memoriaMuriel Muriel¿por qué me has abandonado? -Te dejo con tu vidatu trabajotu gentecon tus puestas de soly tus amaneceres.Sembrando tu confianzate dejo junto al mundoderrotando imposiblessegura sin seguro.Te dejo frente al mardescifrándote solasin mi pregunta a ciegassin mi respuesta rota.Te dejo sin mis dudaspobres y malheridassin mis inmadurecessin mi veteranía.Pero tampoco creasa pie juntillas todono creas nunca creaseste falso abandono.Estaré donde menoslo esperespor ejemploen un árbol añosode oscuros cabeceos.Estaré en un lejanohorizonte sin horasen la huella del tactoen tu sombra y mi sombra.Estaré repartidoen cuatro o cinco pibesde esos que vos mirásy enseguida te siguen.Y ojalá pueda estarde tu sueño en la redesperando tus ojosy mirándote. -Ningún padre de la iglesiaha sabido explicarpor qué no existeun mandamiento onceque ordene a la mujerno codiciar al hombrede su prójima. -Ni el tiempo que al pasar me repetíaque no tendría fin mi desventuraserá capaz con su palabra obscurade resistir la luz de mi alegría,ni el espacio que un día y otro díaconvertía distancia en amargurame apartará de la persona puraque se confunde con mi poesía.Porque para el Amor que se prolongapor encima de cada sepulturano existe tiempo donde el sol se ponga.Porque para el Amor omnipotente,que todo lo transforma y transfigura,no existe espacio que no esté presente. -Poesía leída en la velada literaria que celebró la Sociedad "El Porvenir" la noche del 3 de mayo de 1873.Pues, señor, dije yo, ya que es precisopuesto que así lo han dicho en el programa,que rompa ya la bendecida prosaque preparado para el caso había,y que escriba en vez de ella alguna cosaasí, que parezca poesía,pongámonos al punto,ya que es forzoso y necesario, en obra,sin preocuparnos mucho del asunto,porque al fin el asunto es lo que sobra.Así dije, y tomandono el arpa ni la lira,que la lira y el arpano pasan hoy de ser una mentira,sino una pluma de avecon la que escribo yo generalmente,violenté las arrugas de mi frentehasta ponerla cejijunta y gravey pensando en mi novia, en la adoradapor quien suspiro y lloro sin sosiego,mojé mi pluma en el tintero, y luegopuse ocho letras: «A mi amada».Su retrato, un retratofirmado por Valleto y compañía,se alzaba junto a mí plácido y grato,mostrándome las gracias y recatoque tanto adonran a la amada mía;y como el verlo sólobasta para que mi alma se emocione,que Apolo me perdonesi, dije aquí que me sentí un Apolo.Ella no es una rosani un ser ideal, ni cosa que lo valga;pero en verso o en prosano seré yo el estúpido que salgacon que mi novia es fea,cuando puedo decir que es muy hermosapor más que ni ella misma me lo crea;así es que en mi pinturahecha en rasgos por cierto no muy fieles,aumenté de tal modo su hermosuraque casi resultaba una figuradigna de ser pintada por Apeles.Después de dibujarla como he dicho,faltando a la verdad por el capricho,iba yo a colocar el fondo negrode su alma inexorable y desdeñosa,cuando al hacerlo me ocurrió una cosaque hundió mi plan, y de lo cual me alegro;porque, en último caso,como pensaba yo entre las paredesde mi cuarto sombrío,¿qué les importa a ustedesque mi amada me niegue sus mercedes,ni que yo tenga el corazón vacío?Si mi vida vegeta en la tristezay el yugo del dolor ya no soporta,caeré de referirlo en la simplezapara que alguien me diga en su franqueza:«¡¿si viera usted que a mí nada me importa?!»No, de seguro, que antesprefiero verme loco por tres días,que imitar a ese eterno Jeremíasque se llama el señor de Cervantes.Y convencido de esto,ya que era conveniente y necesario,borré el título puesto,y buscando a mi lira otro pretextoescrbí este otro título: «El santuario».¡El santuario!... exclamé; pero y ¿qué cosapuedo decir de nuevo sobre el caso,cuando en cada volumen de poesías,en versos unos malos y otros buenos,sobre templos, santuarios y abadías?Para entonar sobre esto mis cantares,a más de que el asunto vale poco,¿Qué entiendo yo de claustros ni de altares,ni que sé yo de sacristán tampoco?No, en la naturalezahay asuntos más dignos y mejores,y más llenos de encantos y de belleza,y que he de escribir, haré una piezaque se llame: Los prados y las flores.Hablaré de la incauta mariposaque en incesante y atrevido vuelo,ya abandona el cielo por la rosa;ya abandona la rosa por el cielo,del insecto pintado y sorprendenteque de esconderse entre las hierbas trata,y de el ave inocente que lo mata,lo cual prueba que no es tan inocente;hablaré... pero y luego que haya habladosacando a luz el boquirrubio Febo,me pregunto, señor, ¿qué habré ganado,si al hacerlo no digo nada nuevo?...Con que si esto tampoco es un asuntodigno de preocuparme una sola hora,dejemos sus inútiles detalles,ya que no hay ni un señor ni una señoraque no sepa muy bien lo que es la auroray lo que son las flores y los valles...Coloquemos a un lado estas materiasque valen tan poco para el caso,y pues esto se ofrece a cada pasohablemos de la vida y sus miserias.Empezaré diciendo desde luego,que no hay virtud, creencias ni ilusiones;que en criminal y estúpido sosiegoya no late la fe en los corazones;que el hombre imbécil, a la gloria ciego,sólo piensa en el oro y los doblones,y concluiré en estilo gemebundo:¡Que haya un cadáver más qué importa al mundo!Y me puse a escribir, y así en efecto,lo hice en ciento cincuenta octavas reales,cuyo único defecto,como se ve por lo que dicho queda,era que en vez de ser originalesno pasaba de un plagio de Espronceda.Como era fuerza, las rompí en el actodesesperado de mi triste suerte,viendo por fin que en esto de poesíano hay un solo argumento ni una ideaque no peque de fútil, o no seatan vieja como el pan de cada día.En situación tan tristey estando la hora ya tan avanzada,¿qué hago, dije yo, para salvarmede este grave y horrible compromiso,cuando ningún asunto puede darmeni siquiera un adarmede novedad, de encanto, o de un hechizo?¿Hablaré de la guerra y de la genteque enardecida de las cumbres bajadesafiando al contrario frente a frente,y habré de convertirme en un valiente,yo que nunca he empuñado una navaja?No, señor, aunque estudio medicinay pertenezco a esa importante claseque no hay pueblo y lugar en donde no pasepor ser la mas horrible y asesina,aparte de que en esto hay poco cierto,como lo prueba y mucho la experiencia,yo, a lo menos hasta hoy, me hallo a cubiertode que se alce la sombra de algún muertoa turbar la quietud de mi conciencia.Sobre los libros santos, se podríacon meditar y con plagiar un poco,arreglar o escribir una poesía;pero ni esto es muy fácil en un díani para hablar sobre esto estoy tampoco;porque en fiestas como esta,donde el saber está en su templo,salir con el Diluvio, por ejemplo,fuera casi querer aguar la fiesta;y como yo no quiero que se digaque he venido a tal cosa,ya que en mi numen agotado me halloel asunto y el plan a que yo aspirorompo mi humilde cítara, me callo,y con perdón de ustedes me retiro. -"Esto es el hoy todavía, y es el mañana aún, pasar de casa en casadel teatro de los siglos, a lo largo de la humanidad toda."(Juan Ramón Jiménez)La conciencia del fuego es toda la tristeza,frontera arrebatadade los altivos tránsitos que fueronuna causa perdida,una ambición de edadesque en derrota poblaron las claras primaveras,un eco de los díasprisioneros de luzmás allá de las calles apresadas,un coraje de sangre enarbolada hasta el cielo más alto,un ser de juventud,frontera arrebatada caída contra el tiempo,contra las tardes mudasde una historia cobardeque en esferas de lodonos arrancó la luna de las miradas dulces,el extravío cándido del círculo perfecto,la flor de una bellezaque en corazones puros ardía fieramente,voces en la avenida,carreras en la arena contra un cercoque aleteaba en temblor de adolescencia,golpes sordos de nievey el brutal desafíode aquéllos que contemplan desde el murola sed de una vergüenza arrinconada,un ser de juventud,humillacionesadvertidas e inútiles de pronto entre los brazos muertos,los dedos derramados al costado de un pasoatrás, un eco de los díasmás allá de las calles,un coraje de sangre arrebatadacaída contra el tiempo,contra el amor que armaba las cancionesde alas de enredadera,de silenciosa y mágica caricia,de encuentro aventuradoque venturosoreunía fauces contra el dolor del mundo,y convocaba abrigos y refugiostan dentrode nosotros como un alba resuelta, una mañanalimpia de recelos, un mediodía estrictode ilusiones, la flor de una bellezaque en corazones puros ardía fieramente,abrazos en portales oscurosdonde los gestostorpes se confunden,entresuelos de cine americanoen tardes somnolientas de lunes otoñales,senderos de los parques contra el fríoy la soledad azul de los inviernos,espigones de muelles absolutos para la fiel memoria,un eco de los díasprisioneros de sombrassin espejo más allá de estas calles,más allá de las mismas palabrasque la vida elegíapara hacerse brutalen los domingos quietos de verano,en la morada absurda de los bares que fueronnuestra aula feliz,nuestra montañamágica de ademanes ansiosos,la mano en el cigarro, los labios en la copavertidahacia el deseo de una imagenmás claray casi ya sabernos, sin engaños,condenados al viento de otro nortemás allá de estas calles,más alláde estas sombras que la vida elegíapara ocultarnoslos restos del camino,los caídos al límite de todas las banderas,los hambrientos sin sueño, los ferocescontra la siembra turbia de una historiamaldita de antemano,un ser de juventud, fronteraarrebatada caída contra el tiempo,detenida en sí mismapara no contemplarlas imposturas de un engaño baldío,las coincidencias lúcidas que aclamantantas verdades muertaspor el cielo, tantas verdades muertaspor llorarnosentre la lluvia gris y sin decoro,entre los ríos lívidos del fiero desamparo,las estrellas caídas,los ángeles remotosaleteando en temblor de buena nueva,encuentro aventuradoque venturosoreunía fauces sobre el dolor del mundo,sobre la soledadde esta historiaque en círculosregresa como un engaño más,mientras transcurren días, horas, callesmás allá de estas calles,y nada se transformaal ritmo cansino de esta nostalgia nuestraque desemboca en gestosal fin reconocibles,en códigos ritualesde una noria imprevista, en alusiones torpesa los cuerpos remotos perdidos para siempre,como un amargo despertar del ansiaque nadie perpetúa,edificios velados del humo y la ceniza:la conciencia del fuego es toda la tristeza,un ser de juventud,frontera arrebatada caída contra el tiempo,una generación perdida entre dos mundos,viento y azar que al aire convocadonos desnudó de esencia para vernoscorrer en desconsuelo tras la esteladel último vagón,aquél prohibidode los últimos ecos de una guerra ignorada,de una palabra que en unión crecíapara hacersepasajera de un mundocontra el mundo del odio y las palabras grandes,cuando nosotros éramos los últimos esbozos,aluviones inútilesllegados a una tierra sin salida,corazones sobrantesde una crisis por nadie imaginada,adulteradas bocasgimiendo en estaciones durísimas sin trenes,sin ambición ni estelas,sin máquinasde sangre por los raíles tensosde una bandera ajena a nuestro mundo,con la esperanza rota en flor de juventud,labrado desencantoque peleó nostalgias de otras vocesque fueron la mentira,amado desencantoque recorrió las calles transitadasde una generación desprevenida, una generaciónperdida entre dos mundos,odiado desencanto tras la sombradel último vagón,aquél llegado para nuncaa otra frontera vieja y sin retorno,frontera arrebatada y sin retorno,frontera sin retorno:la conciencia del fuego es toda la tristezapero nosotros somos la tristezafinal del pensamiento,nosotros somosel pensamiento muerto que nunca retuvimosen los ojos mansísimos que amaban,en este otoño,pasiones de un invierno revivido ya en nadie,nosotros somos la tristeza final,tristeza muerta,las masas rebeladas sin retornohacia un mundo que esclavo es de codiciafinal del pensamientode occidente, babélicacodicia sin retorno, acumuladaesfera de despojos inútiles, baldíosademanes que no vienen ni vansino transcurren,hoy ciegos para ayer, por una tierraincierta y demudada, infielde soledad,acumulada tierra de despojos inútiles,agria de soledad,desesperada tierra que las almas asola,fría de soledad,de soledad que en vértigoaceleralos caminos sin margen de estos cuerposopacos, de estos ardidos cuerpos, su arrebatode historias tan pequeñas que nadie creería,sin ninguna importancia,sin tiempo para ideas enormes e inmortales,nosotros somos la tristezafinal del pensamiento muerto,una generación perdidaentre dos mundos vacíos,entre los hombres huecos de ayery de mañana,un ser de desamora lo largo de la humanidad toda,un ser en desconsuelotras la estela del último vagón,un ser herido más allá de estas calles,de otro norte,los caídos al límite de todas las banderas,los ferocescontra la tierra turbia maldita de más sangre,una generación perdida y sin retorno:la conciencia del fuego es toda la tristeza,una ambición de edadesque en derrota poblaron los silencios,acallaron latidos,no dijeron del mar tanta nostalgiacomo se acumulaba por sus venas,tanta palabra rotaque en corazones puros ardía fieramente,tanta pasión perdida en un rincón de nadie,pasión perdida y sin retorno,nostalgia y sin retorno,palabra sin retorno:la conciencia del fuego es toda la tristezapero nosotros somos la tristeza,ahora que nos queda tan sóloreunirnos de amorcontra la soledad de un mal invierno,permanecer sin máscontra la orilla de los supervivientes,añorar los naufragiosy recordar unidos las derrotas del tiempo,aquellos laberintos en los que la memoriaderramadallovía cuerpo a cuerpoentre el umbral del sueño y la noticiade un ámbito feliz,ahora que nos queda tan sólopermanecer sin máscontra la orilla de los afortunados,los seguros,los fuertes,contra los hombres huecos de ayer y de mañana,contra la soledad de un mal comienzo,aquellos laberintos sin destinoen los que la memoria arrebatadacaíacontra el tiempo más allá de estas sombras,más allá de las causas perdidasque poblaron las claras primaveras,los refugios del almaque vencía condenación y tedio, nubeamarga de un bosque desolado,de una certeza insólita,de una canción de luna y abandonopor los altos senderos de todas las conciencias,nosotros somos la tristeza finalahora que nos queda tan sólo reunirnosarrebatadamente,convocarnosa la voz de los principios, la vozestricta del origen,y entonar un canto de derrota insalvable,el vértigo en lamentode una generación perdida entre los mundos,sobre las avenidas,bajo el arco atronadordel ruido y las palabras,más allá de la tierra y de los edificios,contra la siembra turbia de una historia cobardeque desembocaen gestos al fin reconocibles,amargo desencanto de una generación desprevenida,ahora que nos queda tan sólopermanecer sin máscontra la orilla de los supervivientes,la costa que no oculta los despojos culpablesde alguna esperanzada maniobra,los símbolosde algún otro destino,los poderosos cauces de otras lágrimasque en puro amor llenarande este sueño su más fugaz quietudsin desamparo:el horror es el límite,concisa soledad, huella que en huella advierteel cortejo del hambre y ya no gime,silencio de miseriaque en pantallas de tediose finge gratitud, socorro apresurado,falsa imagen del horror,soledad que no gime:la conciencia del fuego es toda la tristezapero nosotros somos la conciencia,el remedio de un mal despertar,la tregua simuladaen la que nadieconfía, esa banderablanca por el puente del odiocomo un viento frío sobre el agua quieta,un viento helado sobre el agua quieta,flores de pergamino entre las uñas,como un volcán cansado de llorarse del martanto abandono,tanta furtiva súplica,el otoño celoso de los tiempos duros,aquellos tiempos de fatiga inermepor los que aún volvemos a las cosas,al sentido,a las preces,esta misma inconstante luz del canto,este dolor de hombre por la muerte:la verdad es el límite, profecíade un engaño cruel que repta cautamentepor las sombras ya alertade una esperanzatenue, la torre de las formas intangibles,las calles abatidas por amorde silencio, falsaimagen de la verdad, sombra sin límite:la conciencia del fuego es toda la tristezapero nosotros somos la conciencia de toda la tristeza,la profunda concienciade los labios heridossin fortuna, los que caminan callespor un tiempo sin suerte, cansanciodel cansancio, con las manos dispuestasa negar la evidencia de un díasin fatiga,los que caminan callessin sorpresasporque un aire de hielo ha traspasadolos billetes de banco contra un mundosin cartas hoy propicias,mientras bailanmillones sobre el alma y el cetro de los que todo saben,de los que reconocen la voz,la fiel moneda de los años que vienencuando se tuerce el gesto y nadie es nadie,ni los vencidos nadie,ni nadie es derrotado,desventura de azar inconmovible mientras transcurrendías, años, calles más allá de estas callesy nada se transforma,tantas verdades muertas por el cielo:el horror a la verdad es el límite,prodigioso, consternadopor ecos sin deseo de luz, transparenciaque abate la rebelión de un mágicoretorno, boca pequeña y dulceque no nos sobreviveni en la dócilcaricia de estas manos, condena y arrebatopor los que aún volvemos a las cosas,el horror es el límite,verdad sin límite:la conciencia del fuego es toda la tristeza,un ser de juventud, frontera arrebatadacaída contra el tiempo,una generación perdida entre dos mundoscondenados al viento de otro norte,las mareas que fluyensobre un haz de tinieblaque estremece la costa, las arenas tendidasde todos los recuerdosque no hemos conservado,tal vez tambiénde los que permanecen en nosotrosfieles a la palabra sin promesa,sin voz,sin juramento,amargo desencanto que recorrió las callestransitadas de una generación desprevenida,tras la estela del último vagón,tras la tierra baldía de esta nostalgiaeterna, el desarraigoferoz de nuestra sombra,mundofeliz, residual coordenada de unos astrosque huyen del terror, calladageometría que cuartea el aceroy es imagen del cosmos,absoluta falacia que nos brindaporvenires edénicos en sistema binario,muerte y horror del hambre,los jinetes de la última batalla,la química del fuego contra el fuego:la conciencia del fuego es toda la tristezapero nosotros somos el silencio,la palabraque oculta un insomnio de maresmás allá de esta vida,un bosquesin retorno más allá de este sueño,un rumbohacia la luna de las miradas dulcescomo alguna canciónque nos dará tristeza,ahora que nos queda tan sóloreunirnos de amor,ahora que nos quedatan sólo reunirnosarrebatadamente,convocarnos a la voz de los principiosy entonar un canto como entonces,sobre las avenidas,más allá de la tierra y de los edificios,una música vivacomo la pura luz,sin ceremonias, tomando de la manoa los instantesque en la historia volvieron,mientras el marrecoge las redes de este andar:la conciencia del fuego es toda la tristezapero nosotros somosla conciencia del fuegoy toda la tristeza. -En cierta calle hay cierta firme puertacon su timbre y su número precisoy un sabor a perdido paraíso,que en los atardeceres no está abiertaa mi paso. Cumplida la jornada,una esperada voz me esperaríaen la disgregación de cada díay en la paz de la noche enamorada.Esas cosas no son. Otra es mi suerte:Las vagas horas, la memoria impura,el abuso de la literaturay en el confín la no gustada muerte.Sólo esa piedra quiero. Sólo pidolas dos abstractas fechas y el olvido. -Tú no puedes volver atrásporque la vida ya te empujacomo un aullido interminable.Hija mía es mejor vivircon la alegría de los hombresque llorar ante el muro ciego.Te sentirás acorraladate sentirás perdida o solatal vez querrás no haber nacido.Yo sé muy bien que te diránque la vida no tiene objetoque es un asunto desgraciado.Entonces siempre acuérdatede lo que un día yo escribípensando en ti como ahora pienso.La vida es bella, ya veráscomo a pesar de los pesarestendrás amigos, tendrás amor.Un hombre solo, una mujerasí tomados, de uno en unoson como polvo, no son nada.Pero yo cuando te hablo a ticuando te escribo estas palabraspienso también en otra gente.Tu destino está en los demástu futuro es tu propia vidatu dignidad es la de todos.Otros esperan que resistasque les ayude tu alegríatu canción entre sus canciones.Entonces siempre acuérdatede lo que un día yo escribípensando en ticomo ahora pienso.Nunca te entregues ni te apartesjunto al camino, nunca digasno puedo más y aquí me quedo.La vida es bella, tú veráscomo a pesar de los pesarestendrás amor, tendrás amigos.Por lo demás no hay eleccióny este mundo tal como esserá todo tu patrimonio.Perdóname no sé decirtenada más pero tú comprendeque yo aún estoy en el camino.Y siempre siempre acuérdatede lo que un día yo escribípensando en ti como ahora pienso. -Al pie de una cuesta olvidada o llovida,al pie de una ajena infancia acaso, detrás de la tierray muchísimos años después de que tuviera nombre todoolvidado o llovido sólo pide en su entierro el mendigoque en monedas le sean dadas las limosnas, pocas o muchas.En monedas. De cobre o de espanto y, a veces, con el sonidode los abrazos perdidos, en monedas siempre, en monedas raídas.Pues si alguien se olvidó de los relojesy otra noche aquí aún llegase las pondrá en los ojos, para no ver,una por una. Para no ver -noche vacía-,para no ver o para recordar sabersetan muerto como su sonido. -No tendrá Buenos Aires un río de cobaltoni en sus cofres tesoros de vivas esmeraldas,pero el cielo celeste es bandera en lo altoy extensa pampa verde se brinda a sus espaldas.Falto de Budas de oro o faroles de piedra,alminares curiosos o jardines alados,mas es rica en paredes apretadas de hiedray jazmines, aromos y ceibos colorados.Posee todavía trepadoras glicinas,trémulas madreselvas, vocingleros gorriones,cuando no el aleo perspicaz de golondrinaspercutiendo cristales, revolando balcones.Y el sol, siempre con sol en patios y terrazas,tejiendo entre los árboles de las umbrías plazas. -De un azul cielo, y leve, y perezoso,pasean al atardecer, entre el día y la nochecomo entre dos delicadezas.Sonríen mientras leen, y en sus pupilashay algo transparente, tan dulce,tan nunca sabré cómo ni por qué...Desde las sillas verdesque salpican los jardines,apacibles ancianas me regalanun instante de su serenidad,sonríen al vernos pasar; jóvenes viajeroscon grandes mochilas y sin paz. -Por entre unas matas,seguido de perros,no diré corría,volaba un conejo.De su madriguerasalió un compañeroy le dijo: «Tenteamigo, ¿qué es esto?».«¿Qué ha de ser?», responde;«sin aliento llego...;dos pícaros galgosme vienen siguiendo».«Sí», replica el otro,«por allí los veo,pero no son galgos».«¿Pues qué son?» «Podencos».«¿Qué? ¿podencos dices?Sí, como mi abuelo.Galgos y muy galgos;bien vistos los tengo».«Son podencos, vaya,que no entiendes de eso».«Son galgos, te digo».«Digo que podencos».En esta disputallegando los perros,pillan descuidadosa mis dos conejos.Los que por cuestionesde poco momentodejan lo que importa,llévense este ejemplo. -Quiero agradecerteque estés en mi vida.Sé que puedo contar contigoen momentos difíciles,sé que contigo puedocompartir mis alegrías,y sé que nuestra amistadse sustenta en mutuo amor.Que seas mi MAMA y mi AMIGAes el más preciado tesoro,que agradeceré a DIOS eternamente.Gracias por llenar mi vidacon tanta felicidad.Te Amo Mamá! -La luna y el niño jueganun juego que nadie ve;se ven sin mirarse, hablanlengua de pura mudez.¿Qué se dicen, qué se callan,quién cuenta una, dos y tres,y quién, tres, y dos, y unoy vuelve a empezar después?¿Quién se quedó en el espejo,luna, para todo ver?Está el niño alegre y solo:la luna tiende a sus piesnieve de la madrugada,azul del amancer;en las dos caras del mundo"la que oye y la que ve"se parte en dos el silencio,la luz se vuelve al revés,y sin manos, van las manosa buscar quién sabe qué,y en el minuto de nadiepasa lo que nunca fue...El niño está solo y juegaun juego que nadie ve. -Al cabo de un tiempoEl pasado sumiso gira sin morder la colaEl espino se corona de cuarzo de sienLos relámpagos de tejidos mudosLas hojas son aire que se estremeceEl espanto quiebra el báculo de la huellaLas patas de conejos raspan espejosEl trópico pierde en sus mandíbulasLos frutos arrastran el tronco al monteCenan las piedras en el pozo de los niñosLas uñas de las plumas hacen cortacircuitoEl arco del verbo pasa por el filo del clavelLas bocas piden un bien a los traspiésLas guaridas entregan los ríos perdidosLos colores gimen en los polosEl bostezo cava la sed en la iguanaEl celo galopa en el sol.Se cumple la profecía de las 9.01 horas.Sin poesía, la humanidad agoniza.Primero mueren los poetas.Tardíos y solitarioslos dioses se echan al hombrolas máscaras.Sin poesía,la humanidad agonizay la mujer que amamos da a luz otro amor. -Tus manos son mi cariciamis acordes cotidianoste quiero porque tus manostrabajan por la justiciasi te quiero es porque sosmi amor mi cómplice y todoy en la calle codo a codosomos mucho más que dostus ojos son mi conjurocontra la mala jornadate quiero por tu miradaque mira y siembra futurotu boca que es tuya y míatu boca no se equivocate quiero porque tu bocasabe gritar rebeldíasi te quiero es porque sosmi amor mi cómplice y todoy en la calle codo a codosomos mucho más que dosy por tu rostro sinceroy tu paso vagabundoy tu llanto por el mundoporque sos pueblo te quieroy porque amor no es aureolani cándida moralejay porque somos parejaque sabe que no está solate quiero en mi paraísoes decir que en mi paísla gente viva felizaunque no tenga permisosi te quiero es porque sosmi amor mi cómplice y todoy en la calle codo a codosomos mucho más que dos. -Dormimos, soñé la Tierradel Sur, soñé el Valle entero,el pastal, la viña crespa,y la gloria de los huertos.¿Qué soñaste tú mi Niñocon cara tan placentera?Vamos a buscar chañareshasta que los encontremos,y los guillaves prendidosa unos quioscos del infierno.El que más coge convidaa otros dos que no cogieron.Yo no me espino las manosde niebla que me nacieron.Hambre no tengo, ni sed ysin virtud doy o cedo.¿A qué agradecerme asífruto que tomo y entrego? -Gala, no alegues a Platón o alegaalgo más corporal lo que alegares,que esos cómplices tuyos son vulgaresy escuchan mal la sutileza griega.Desnudo al sol y al látigo navegamás de un amante tuyo en ambos maresque te sabe los íntimos lunaresy quizá es tan honrado que lo niega.Y tú, en la metafísica elevada,dices que unir las almas es tu intento,ruda y sencilla en inferiores cosas;pues yo sé que Apuleyo más te agradacuando rebuzna en forma de jumentoque en la que se quedó comiendo rosas. -Si te toman pensativa los desastres de las hojasque revuelan crepitando por el amplio bulevar;si los cierzos te insinúan no sé qué vagas congojasy nostalgias imprecisas y deseos de llorar;si el latido luminoso de los astros te da frío;si incurablemente triste ves al Sena resbalar,y el reflejo de los focos escarlatas sobre el ríose te antoja que es la estela de algún trágico navíodonde llevan los ahogados de la Morgue a sepultar;¡Pobrecita! ven conmigo: deja ya las puentes yermas.Hay un alma en estas noches a las tísicas hostil,y un vampiro disfrazado de galón que busca enfermas,que corteja a las que tosen y que, a poco que te duermas,chupará con trompa inmunda tus pezones de marfil. -Lloraba la niña(Y tenía razón)La prolija ausenciaDe su ingrato amor.Dejóla tan niña,Que apenas creo yoQue tenía los añosQue ha que la dejó.Llorando la ausenciaDel galán traidor,La halla la LunaY la deja el Sol,Añadiendo siemprePasión a pasión,Memoria a memoria,Dolor a dolor.Llorad, corazón,Que tenéis razón.Dícele su madre:«Hija, por mi amor,Que se acabe el llanto,O me acabe yo.»Ella le responde:«No podrá ser, no:Las causas son muchas,Los ojos son dos.Satisfagan, madre,Tanta sinrazón,Y lágrimas llorenEn esta ocasión,Tantas como dellosUn tiempo tiróFlechas amorosasEl arquero dios.Ya no canto, madre,Y si canto yo,Muy tristes endechasMis canciones son;Porque el que se fue,Con lo que llevó,Se dejó el silencio,Y llevó la voz.»Llorad, corazón,Que tenéis razón. -Estás alicaído, estás dudando,no te alcanzan las pruebas ni las preces,cada Dónde te ofusca, y cada CuándoRecorres el confort, las estrechecesque quedaron atrás y es razonableque reclames la vida que mereces,las ventanas en paz, el techo estable.Pero yo, te confieso, prefería(¿cómo querés hermano, que te hable?)cuando tu vieja angustia estaba al díacon la amgustia del mundo, cuando todoséramos parte en tu melancolía.Sé qué polvos trajeron estos lodospero saberlo no es la mejor suerte.Invetaré quién sos. De todos modos,inventarte es mi forma de creerte. -Tengo miedo a perder la maravillade tus ojos de estatua y el acentoque de noche me pone en la mejillala solitaria rosa de tu aliento.Tengo pena de ser en esta orillatronco sin ramas; y lo que más sientoes no tener la flor, pulpa o arcilla,para el gusano de mi sufrimiento.Si tú eres el tesoro oculto mío,si eres mi cruz y mi dolor mojado,si soy el perro de tu señorío,no me dejes perder lo que he ganadoy decora las aguas de tu ríocon hojas de mi otoño enajenado. -He poblado tu vientre de amor y sementera,he prolongado el eco de sangre a que respondoy espero sobre el surco como el arado espera:he llegado hasta el fondo.Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,esposa de mi piel, gran trago de mi vida,tus pechos locos crecen hacia mí dando saltosde cierva concebida.Ya me parece que eres un cristal delicado,temo que te me rompas al más leve tropiezo,y a reforzar tus venas con mi piel de soldadofuera como el cerezo.Espejo de mi carne, sustento de mis alas,te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,ansiado por el plomo.Sobre los ataúdes feroces en acecho,sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosate quiero, y te quisiera besar con todo el pechohasta en el polvo, esposa.Cuando junto a los campos de combate te piensami frente que no enfría ni aplaca tu figura,te acercas hacia mí como una boca inmensade hambrienta dentadura.Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,y defiendo tu vientre de pobre que me espera,y defiendo tu hijo.Nacerá nuestro hijo con el puño cerradoenvuelto en un clamor de victoria y guitarras,y dejaré a tu puerta mi vida de soldadosin colmillos ni garras.Es preciso matar para seguir viviendo.Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,y dormiré en la sábana de almidón y de estruendocosida por tu mano.Tus piernas implacables al parto van derechas,y tu implacable boca de labios indomables,y ante mi soledad de explosiones y brechasrecorres un camino de besos implacables.Para el hijo será la paz que estoy forjando.Y al fin en un océano de irremediables huesostu corazón y el mío naufragarán, quedandouna mujer y un hombre gastados por los besos. -En sombra, este ramajedispone celdas, redecillas,calladas oquedadesde una penumbraque la escarcha humedece apenascon lengua terca y desprendida.A espaldas de la luzprincipiante,mientras ladran los perros a lo lejosy el íntimo rumor del aireaviva los matojos de las lindes,cuánta noche se anuda aúnen su corteza atentacomo una palabra no dicha,como una sílaba prohibidaque el alba sólo atina a remedarcon voz y cuerpo largode calina.Grávida, la mañanadesciende, se detiene junto al troncocomo enhebrada a su perfilnegro, fijo,nocturno,de dueño que reclamasin prisa a su lebrel.También sin prisa, yo los miroabsorto en la terraza, con palabrasque el silencio proponecomo ciñe el ramajeesa luz que despierta y, breve, se desperezatras la primera nube fugitiva. -Alma son de mis cantares,tus hechizos...Besos, besosa millares. Y en tus rizos,besos, besos a millares.¡Siempre amores! ¡Nunca amor!Los placeresvan de prisa:una risay otra risa,y mil nombres de mujeres,y mil hojas de jazmíndesgranadasy ligeras...Y son copas no apuradas,y miradaspasajeras,que desfloran nada más.Desnudeces,hermosuras,carne tibia y morbideces,elegancias y locuras...No me quieras, no me esperes...¡No hay amor en los placeres!¡No hay placer en el amor! -Todo lo consumado en el amorno será nunca gesta de gusanos.Los despojos del mar roen apenaslos ojos que jamás"porque te vieron",jamásse comerá la tierra al fin del todo.Yo he devorado túme has devoradoen un único incendio.Abandona cuidados:lo que ha ardidoya nada tiene que temer del tiempo. -A Luis Buñuel¿Dónde se acaba el mar?¿Dónde comienza el cielo?Los barcos van flotando.o remontan el vuelo?Se perdió el horizonte,en el juego miméticodel cielo y de las aguas.Se fundió el movimiento,en un solo colorazul, el azul quieto.Se funden los colores;se apaga el movimiento.Un solo color queda;no existe barlovento.¿Dónde se acaba el mar?¿Dónde comienza el cielo? -De láminas un libro yo hojeaba,Y en un extremo de la sala, Lola,Junto a su madre "que también cosía"Cosía silenciosa.De pronto «¡Watherloo!» dije en voz alta;«¡Aquí Napoleón... éstas sus hordas!...Lola, acércate, ¡ven! que raras vecesSe ven tan bellas cosas».Dejó la niña su costura al punto,Juntó a la mía su cabeza blonda,Y de un beso el calor sintió extendersePor su frente marmórea.Y mirando a su madre de soslayo,Dijo quedo: ¡qué lámina preciosa!Y añadió cabizbaja y sonriente:Oh !muéstramelas todas! -No os dejéis seducir:no hay retorno alguno.El día está a las puertas,hay ya viento nocturno:no vendrá otra mañana.No os dejéis engañarcon que la vida es poco.Bebedla a grandes tragosporque no os bastarácuando hayáis de perderla.No os dejéis consolar.Vuestro tiempo no es mucho.El lodo, a los podridos.La vida es lo más grande:perderla es perder todo. -En esas doce horas que somos la espalda del mundoen aquel diario eclipseeclipse de pueblosecllipse de montes y páramoseclipse de humanoseclipse de marel negro le tiñe a la Tierra mitad de la carapor más que se ponga luz artificialnegrura de sombrasombra de negruraque a nadie le asombray a todo perduraobscura la Españay claro Japónobscura Caracasy claro Cantóny siempre girando hacia el Esteaquí está tiznandoallá está celesteesa sombra inmensaesa sombra eternaque tuvo comienzo al comienzo del comienzorotativo eclipseeclipse totalpide a los humanos un solemne ritoque es horizontaly cada doce horas que llega me alegroporque medio mundo se tiñe de negroy en ello no cabe distingo racial -Muerta en rigores de mármolel aire se te rendíay en ángulos te quebrabaSoladesceñida de las aguasPistas de sueño y naufragiosimantadas de clavelesen el mundo sin distanciasLa luz te resucitabay el silencio te escondíaen paréntesis de nievesin pestañas y sin hojas -Dan ritmo a la faena los trozos musicales;combate la tristeza la suave melodía;cuando preocupaciones asedian, habituales,cantares apaciguan la mente, todavía.La música es así, remedio de los males,inagotable fuente a escanciar cada día;sosiego de palacios, templanza de arrabales,y placidez del alma, armonizante guía.Si acaso preguntaras, qué en la hora postreraansío oír de nuevo, mi gusto no vacila:Aurora, de Panizza "Canción a la Bandera",y la muerte de Isolda, el aria de Dalila,también de Mefistófeles el dantesco monólogoo el Coro de los Angeles, divinizando el Prólogo. -Mi querido Odiseo:Ya no es posible másesposo míoque el tiempo pase y vueley no te cuente yode mi vida en Itaca.Hace ya muchos añosque te fuistetu ausencia nos pesóa tu hijoy a mí.Empezaron a cercarmepretendienteseran tantostan tenaces sus requiebrosque apiadándose un diosde mi congojame aconsejó tejeruna tela sutilinterminableque te sirviera a ticomo sudario.Si llegaba a concluirlatendría yo sin moraque elegir un esposo.Me cautivó la ideaque al levantarse el solme ponía a tejery destejía por la noche.Así pasé tres añospero ahora, Odiseo,mi corazón suspira por un joventan bello como tú cuando eras mozotan hábil con el arcoy con la lanza.Nuestra casa está en ruinasy necesito un hombreque la sepa regirTelémaco es un niño todavíay tu padre un ancianopreferible, Odiseoque no vuelvaslos hombres son más débilesno soportan la afrenta.De mi amor hacia tino queda ni un rescoldoTelémaco está bienni siquiera pregunta por su padrees mejor para tique te demos por muerto.Sé por los forasterosde Calipsoy de Circeaprovecha Odiseosi eliges a Calipsorecuperarás la juventudsi es Circe la elegidaserás entre sus chanchosel supremo.Espero que esta cartano te ofendano invoques a los diosesserá en vanorecuerda a Menelaocon Helenapor esa guerra locahan perdido la vidanuestros mejores hombresy estas tú donde estas.No vuelvas, Odiseote suplico.Tu discreta Penélope -Soy el Año Nuevo, vengo a ti puro e inmaculado; acabo de salir de las manos de Dios. Cada día es una perla de gran precio que te es concedida para que la ensartes en el hilo de plata de la vida. Una vez ensartada, ya no puede desenhebrarse jamás; queda allí como un testimonio inmortal de tu fe y de tu destreza. Debes fundir entonces, cada minuto, como eslabón dorado a la cadena eterna de las horas.En tus manos te han sido entregados riqueza y poder para hacer de tu vida lo que quieras. Te doy, libremente y sin reservas, doce meses gloriosos de lluvia refrescante como una caricia y de luz de sol con fulgores de oro. Los días, para trabajar y recrearte en la belleza de las cosas; las noches, para que duermas con un sueño tranquilo. Todo lo que tengo te lo doy con amor que no puede definirse.Todo lo que te pido es que no permitas que nadie profane tu fe ni oscurezca tu visión. -Yo sé cuál el objetode tus suspiros es;yo conozco la causa de tu dulcesecreta languidez.¿Te ríes?... Algún díasabrás, niña, por qué.Tú acaso lo sospechas,y yo lo sé.Yo sé cuándo tú sueñas,y lo que en sueños ves;como en un libro, puedo lo que callasen tu frente leer.¿Te ríes?... Algún díasabrás, niña, por qué.Tú acaso lo sospechas,y yo lo sé.Yo sé por qué sonríesy lloras a la vez;yo penetro en los senos misteriososde tu alma de mujer.¿Te ríes? ... Algún díasabrás, niña, por qué;mientras tú sientes mucho y nada sabes,yo, que no siento ya, todo lo sé. -Prohibido hacer comentarios sobre el difunto. -Podría ser esta ciudad,todos los edificios muestranel mismo rostro de abandonobajo la lluvia.Podría ser Buenos Aires o París o Roma.Podría ser Madrido Valencia bajo un aguacero.O podrían ser tus ojosmientras me observas,la luz de la mañanaal reírte,el contacto casual de tus manosbajo las sábanas.Pero también podría ser esta ciudad,esta lluvia indecisa que quisiera ser ríoy arrastrarme como una hoja sin voluntadal mar de tu presencia,o esta absurda calleque se abre ante mívacía de memoria.Podría serel peso de la distanciacuando lleva tu nombre. -Nosotros somos quien somos.¡Basta de Historia y de cuentos!¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.Ni vivimos del pasado,ni damos cuerda al recuerdo.Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.Somos el ser que se crece.Somos un río derecho.Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.Somos bárbaros, sencillos.Somos a muerte lo iberoque aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.De cuanto fue nos nutrimos,transformándonos crecemosy así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.¡A la calle! que ya es horade pasearnos a cuerpoy mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.No reniego de mi origenpero digo que seremosmucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.Españoles con futuroy españoles que, por serlo,aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.Recuerdo nuestros errorescon mala saña y buen viento.Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.Vuelvo a decirte quién eres.Vuelvo a pensarte, suspenso.Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.No quiero justificartecomo haría un leguleyo,Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.España mía, combateque atormentas mis adentros,para salvarme y salvarte, con amor te deletreo. -LA sombra que indagué ya no me pertenece.Yo tengo la alegría duradera del mástil,la herencia de los bosques, el viento del caminoy un día decidido bajo la luz terrestre.No escribo para que otros libros me aprisionenni para encarnizados aprendices de lirio,sino para sencillos habitantes que pidenagua y luna, elementos del orden inmutable,escuelas, pan y vino, guitarras y herramientas.Escribo para el pueblo, aunque no puedaleer mi poesía con sus ojos rurales.Vendrá el instante en que una línea, el aireque removió mi vida, llegará a sus orejas,y entonces el labriego levantará los ojos,el minero sonreirá rompiendo piedras,el palanquero se limpiará la frente,el pescador verá mejor el brillode un pez que palpitando le quemará las manos,el mecánico, limpio, recién lavado, llenode aroma de jabón mirará mis poemas,y ellos dirán tal vez: "Fue un camarada".Eso es bastante, ésa es la corona que quiero.Quiero que a la salida de fábricas y minasesté mi poesía adherida a la tierra,al aire, a la victoria del hombre maltratado.Quiero que un joven halle en la durezaque construí, con lentitud y con metales,como una caja, abriéndola, cara a cara, la vida,y hundiendo el alma toque las ráfagas que hicieronmi alegría, en la altura tempestuosa. -A Jules SupervielleAbría las salasprofundas el sueñoy voces delgadascorrientes de aireentrabanDel barco del cielodel papel pautadocaía la escalapor donde mi cuerpobajabaEl cielo en el suelocomo en un espejola calle azogadadobló mis palabrasMe robó mi sombrala sombra cerradaQuieto de silenciooí que mis pasospasabanEl frío de aceroa mi mano ciegaarmó con su dagaPara darme muertela muerte esperabaY al doblar la esquinaun segundo largomi mano aceradaencontró mi espaldaSin gota de sangresin ruido ni pesoa mis pies clavadosvino a dar mi cuerpoLo tomé en los brazoslo llevé a mi lechoCerraba las alasprofundas el sueño -¿Dónde empieza la niebla que te esconde?ignoro dónde¿cómo puedes andar con pies de plomo?ignoro cómo¿cuánto cuesta vecer a tu quebranto?ignoro cuántoiba a cambiar seña por santomas después de vivir lo que se sueñaprefiero permutar santo por señaaunque no sepa dónde cómo o cuanto -Mi corazón oprimidoSiente junto a la alboradaEl dolor de sus amoresY el sueño de las distancias.La luz de la aurora llevaSemilleros de nostalgiasY la tristeza sin ojosDe la médula del alma.La gran tumba de la nocheSu negro velo levantaPara ocultar con el díaLa inmensa cumbre estrellada.¡Qué haré yo sobre estos camposCogiendo nidos y ramasRodeado de la auroraY llena de noche el alma!¡Qué haré si tienes tus ojosMuertos a las luces clarasY no ha de sentir mi carneEl calor de tus miradas!¿Por qué te perdí por siempreEn aquella tarde clara?Hoy mi pecho está resecoComo una estrella apagada. -IMorir es... Una flor hay, en el sueño"que, al despertar, no está ya en nuestras manos",de aromas y colores imposibles...Y un día sin aurora la cortamos.IIDichoso es el que olvidael porqué del viajey, en la estrella, en la flor, en el celaje,deja su alma prendida.IIIY yo había dicho: «¡Vive!»Es decir: ama y besa,escucha, mira, toca,embriágate y sueña...Y ahora suspiro: «¡Muérete!»Es decir: calla, ciega,abstente, para, olvida,resígnate... y espera.IVEra un agua que se secó,un aroma que se esfumó,una lumbre que se apagó...Y ya es sólo la aridez,la insipidez,la hez...VLa Vida se aparece como un sueñoen nuestra infancia... Luego despertamosa verla, y caminamosel encanto buscándole risueñoque primero soñamos;... y, como no lo hallamos,buscándolo seguimos,hasta que para siempre nos dormimos.VI¡Y Ella viene siempre! Desde que nacemos,su paso, lejano o próximo, huellael mismo sendero por donde corremoshasta dar con Ella.VIILleno estoy de sospechas de verdadesque no me sirven ya para la vida,pero que me preparan dulcementea bien morir...VIIIMi pensamiento, como un sol ardiente,ha cegado mi espíritu y secadomi corazón ...IXEl cuerpo joven, pero el alma helada,sé que voy a morir, porque no amoya nada. -Los carceleros se bebentranquilos su tereréy Humberto nervioso esperasu libertad a las tres.En el sucio moriderode una mazmorra cruelcuenta los fríos barrotespor la centésima vez.De la cárcel de Asunciónexactamente a las tressaldría Humberto Garcetepor gracia de un coronel.-No te fíes de esos perrosporque te van a vender.-Es palabra de un amigo,palabra de un coronel.-No te fíes, compañero,que el polvo te harán morder.-Es palabra de un soldado,palabra de un coronel.-Deciles que no, Garcete,porque te van a vender.-De un soldado, de un amigo,promesa de un coronel...-¡La promesa de un esbirrono corre ni en un burdel!Giró en la torre el reloj,sonó la una, las dos;pero tenía que serexactamente a las tres.Sangrienta rueda de horrorla Catedral dio las dos;pero tenía que serexactamente a las tres.Seca la media sonó,dura y escueta golpeócontra la alta pared,tan tensa para las tres.El viento libre de Dioscuando sonara el relojal fin saldría a beberexactamente a las tres.-Carcelero, tengo sed...-Ya en su casa ha de beber.(Con vil sonrisa y de usteddisimula su doblez).-¿Y eso que gime?-Es el tren.-¿Y afuera hay luna?-Así es.-¡Dichosos los que la ven!-Sólo un minuto y la ve...(Y siempre atento al relojHumberto le sonrió).-Si todo saldrá tan bien...-Alta luna del laurel,¡hermosa estará en su tez!(La sonrisa del furriello confirma a su vez).-La cama le han de tendercon sábanas de satén...Sobre el yunque de la nocheVulcano oscuro golpeóy nunca tan dura fueaquella hora postrer.A la noche en la gargantalos grillos le remachó,como tenía que serexactamente a las tres.Tres martillazos de muerteVulcano oscuro golpeó,tres golpes de muerte,tres, ni más ni menos que tres.Sobre goznes de silenciola puerta muda se abrió,como tenía que serexactamente a las tres.Se abrió la puerta y la nochesiniestramente cerró,como tenía que serexactamente a las tres.Una ráfaga de plomosu salida rubricócomo tenía que serexactamente a las tres.En la bahía temblandolargo el silencio quedó,[como] tenía que serexactamente a las tres.Cuatro livianas troncharonaquella palmera en flor,como tenía que serexactamente a las tres.Por la espalda asesinadode boca Humberto cayó,como tenía que serexactamente a las tres.Y aquel lucero de ensueñospara siempre se apagó,como tenía que serexactamente a las tres. -Soldado, aprende a tirar:Tú no me vayas a herir,que hay mucho que caminar.¡Desde abajo has de tirar,si no me quieres herir!Abajo estoy yo contigo,soldado amigo.Abajo, codo con codo,sobre el lodo.Para abajo, no,que allí estoy yo.Soldado, aprende a tirar:Tú no me vayas a herir,que hay mucho que caminar. -He aquí que tú estás sola y que estoy solo.Haces tus cosas diariamente y piensasy yo pienso y recuerdo y estoy solo.A la misma hora nos recordamos algoy nos sufrimos. Como una droga mía y tuyasomos, y una locura celular nos recorrey una sangre rebelde y sin cansancio.Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,se me caerá la carne trozo a trozo.Esto es lejía y muerte.El corrosivo estar, el malestarmuriendo es nuestra muerte.Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidadoquién eres, dónde estás, cómo te llamas.Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,una mitad apenas, sólo un brazo.Te recuerdo en mi boca y en mis manos.Con mi lengua y mis ojos y mis manoste sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.En mis labios te sé, te reconozco,y giras y eres y miras incansabley toda tú me suenasdentro del corazón como mi sangre.Te digo que estoy solo y que me faltas.Nos faltamos, amor, y nos morimosy nada haremos ya sino morirnos.Esto lo sé, amor, esto sabemos.Hoy y mañana, así, y cuando estemosen nuestros brazos simples y cansados,me faltarás, amor, nos faltaremos. -(Terpsícore puede más que Morfeo)Saludando cortésmente a la buena Mamá Juno(Son las XII de la noche, del mes doce a 31)Entran: Junio, Julio, Agosto, Setiembre, Octubre y Noviembre.Enero, Marzo y Abril, Mayo, Febrero y Diciembre.Síguelos el Viejo Tiempo, con traje de soberano.(El Patriarca de los Siglos a quien ninguno conoce).Y tomadas de la mano,Formando rueda y bailando la vieja danza del brinco:La seis, la ocho, la nueve, la diez, la once, la doce,La una, la dos, la cuatro, la tres, la siete y la cinco.(Anuncian: está Terpsícore.) Todos despiertan y ríen:El gran salón se ilumina con mil resplandores blancos;Barba Azul corre en sus zancos;Raras macabras armónicas los instrumentos deslíen,Y sin que haya espiritistas saltan las mesas y bancos.Byron, Tirteo y Quevedo se olvidan de que son cojos,Rabelais y el gran Leopardi no saben ya sus defectos;Homero y Milton se muestran, ambos, con grandes anteojos;los cuerdos se vuelven locos y arlequines los proyectos.(Por bailar a misia Parca también se le van los ojos). -La gallinita,en el gallinero,dice a su amiga-Cuánto te quiero.Gallinita rubiallorará luego,ahora canta:-Aqui te espero..."Aqui te espero,poniendo un huevos",me dio la tosy puse dos.Pensé en mi ama,¡qué pobre es!Me dio penita...¡y puse tres!Como tardaste,esperé un ratoponiendo huevos,¡y puse cuatro!Mi ama me vendea doña Luz.¡Yo con arroz!¡qué ingratitud! -¡No ya la guerra de brillantes ojos,La que aventando plumas y corcelesDejó un escalofrío de broquelesEn los frutales mediodías rojos!Si el orgullo velaba sus despojosY el corazón dormía entre laureles,¡Mal pude, Amor, llegarme a tus canceles,Tocar aldabas y abolir cerrojos!¡Armaduras de sol, carros triunfales,Otros dirán la guerra y sus metales!Yo he desertado y cruzo la fronteraDetrás de mi señora pensativa,Porque, a la sombra de la verde oliva,Su bandera de amor es mi bandera. -Pasando el mar Leandro el animoso,en amoroso fuego todo ardiendo,esforzó el viento, y fuese embraveciendoel agua con un ímpetu furioso.Vencido del trabajo presuroso,contrastar a las ondas no pudiendo,y más del bien que allí perdía muriendo,que de su propia muerte congojoso,como pudo, esforzó su voz cansada,y a las ondas habló desta maneramas nunca fue su voz de ellas oída:«Ondas, pues no se excusa que yo muera,dejadme allá llegar, y a la tornadavuestro furor ejecutad en mi vida». -Lo han cubierto de afiches /de pancartasde voces en los murosde agravios retroactivosde honores a destiempolo han transformado en pieza de consumoen memoria trivialen ayer sin retornoen rabia embalsamadahan decidido usarlo como epilogocomo última thule de la inocencia vanacomo anejo arquetipo de santo o satanásy quizás han resuelto que la única formade desprenderse de élo dejarlo al garetees vaciarlo de lumbreconvertirlo en un héroede mármol o de yesoy por lo tanto inmóvilo mejor como mitoo silueta o fantasmadel pasado pisadosin embargo los ojos incerrables del chemiran como si no pudieran no mirarasombrados tal vez de que el mando no entiendaque treinta años después sigue bregandodulce y tenaz por la dicha del hombre -PATRIA, mi patria, vuelvo hacia ti la sangre.Pero te pido, como a la madre el niñolleno de llanto.Acogeesta guitarra ciegay esta frente perdida.Salí a encontrarte hijos por la tierra,salí a cuidar caídos con tu nombre de nieve,salí a hacer una casa con tu madera pura,salí a llevar tu estrella a los héroes heridos.Ahora quiero dormir en tu substancia.Dame tu clara noche de penetrantes cuerdas,tu noche de navío, tu estatura estrellada.Patria mía: quiero mudar de sombra.Patria mía: quiero cambiar de rosa.Quiero poner mi brazo en tu cintura exiguay sentarme en tus piedras por el mar calcinadas,a detener el trigo y mirarlo por dentro.Voy a escoger la flora delgada del nitrato,voy a hilar el estambre glacial de la campana,y mirando tu ilustre y solitaria espumaun ramo litoral tejeré a tu belleza.Patria, mi patriatoda rodeada de agua combatientey nieve combatida,en ti se junta el águila al azufre,y en tu antártica mano de armiño y de zafirouna gota de pura luz humanabrilla encendiendo el enemigo cielo.Guarda tu luz, oh patria!, manténtu dura espiga de esperanza en mediodel ciego aire temible.En tu remota tierra ha caído toda esta luz difícil,este destino de los hombresque te hace defender una flor misteriosasola, en la inmensidad de América dormida. -Pino esbelto y tranquilo,soledad de la tarde,tan concreto en la libredesolación del aire,tan alto cuando todose confunde y abatey huye el sol a tu copatibio y agonizante.Cómo me fortalecela paz de tu combate,ascensión sin fatiga,raíz honda y constante.Tu majestad envuelveel cielo sin celajey en tu recio sosiegola tierra se complace.Mis ojos educadosen tu sediento mástilascienden y divisanla soledad más ágil,mientras sueña el silenciosin astros y sin avescomo el solo decorode tu verde ramaje.Pino esbelto y tranquilo,tu soledad te guarde,y consagre la míadesunida y errante,segada de su tierra,extraña de su aire,cuando aún es oro virgenla cumbre de la tardey tú clamas e invocasel tiempo de mi carney otro vuelo sin tiempoque se sueña y se hace. -Querido Vinyoli, en esta tardede violenta tramontana, oscuro azul de mar,miro las Islas Medas, remolinos de gaviotas,alada espuma sobre la espuma blanca,y me llega, imagen persistente, su recuerdo,en el día final del año de su muerte.Golpe y crujido de árboles y viento,terca madera, ramas furiosas,frío que corta tras el cristal cerradoy la pesada sombra de la noche que viene.De pronto, salvado, un último rayo de solilumina, entre nubes, rocas salvajes,levantadas olas, gaviotas en su vuelo,luz venciendo a la nocheen un dorado fugitivo.A sus palabras, a las que oí y a las que leo,a su recuerdo, asocio esta imagen sin tiempo de la vida. -Suben por la callelos cuatro galanes.Ay, ay, ay, ay.Por la calle abajovan los tres galanes.Ay, ay, ay.Se ciñen el talleesos dos galanes.Ay, ay.¡Cómo vuelve el rostroun galán y el aire!Ay.Por los arrayanesse pasea nadie. -Dejé por ti mis bosques, mi perdidaarboleda, mis perros desvelados,mis capitales años desterradoshasta casi el invierno de la vida.Dejé un temblor, dejé una sacudida,un resplandor de fuegos no apagados,dejé mi sombra en los desesperadosojos sangrantes de la despedida.Dejé palomas tristes junto a un río,caballos sobre el sol de las arenas,dejé de oler la mar, dejé de verte.Dejé por ti todo lo que era mío.Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,tanto como dejé para tenerte. -En tu día de bodas, niño mío,arrancaré las flores de tu herida.Tu cutis sobre el mío hará caerdel cielo en esa noche lozanía.Te limpiaré a la aurora con mi lenguay me odiarás fielmente cada día.Mi nombre harás rodar del río al mar.No le amarás aunque su amor le pidasa la mujer que dejará alargarpor ti su cabellera de llovizna,y a la otra también, que trenzarásus bucles con malezas y gramillas.Deja niño que sea yo quien causeel mal irreparable en ti. Que digasque te he querido y que te quise másde lo que por quererte me querías. -Veo tu sentimientoa través del cristal de tu ventana,que abriste en la mañanapara ver salir el sol.Veo tu pasióna través del ojal de tu vestuario,que escogiste del armariopara lucirlo hoy.Veo tu amora través de tus escritos,que los haces tan bonitospara que los lea yo.A través de las cosasyo a ti, puedo verte,porque eres tú mi suertey porque eres mi razón. -El otro día,dije tu nombreen mediode mis piernas. -Tan rubia es la niña queque cuando hay sol, no se la ve.Parece que se difundeen el rayo matinal,que con la luz se confundesu silueta de cristal,tinta en rosas, y pareceque en la claridad del díase desvanecela niña mía.Si se asoma mi Damianaa la ventana, y colorala aurora su tez lozanade albérchigo y terciopelo,no se sabe si la auroraha salido a la ventanaantes de salir al cielo.Damiana en el arrebolde la mañanita sediluye y, si sale el sol,por rubia... no se la ve. -Ya son las altas horas de la noche.Un pájaro espectral el vuelo alza.Se hunden sus graznidos como piedrasen las heladas aguas de mi alma.Al monte me llevaba algunas tardesmi amante, y tras su sombra aleteaba.¡Los besos como llaves diferentespara mi amor de enero y rosas blancas!Después aquel aliento de desdichao el odio en su guarida de palabras.Ahora esta afición de no vivir,de ir a mi entierro y ser las dos campanastocando en el oído de las floresque caen como plumas de las ramas.Soy luna enamorada que obedeceal lobo que le aúlla en ambas caras. -Salí del hotel, tomé un taxi,tuve que huir con helada locurade la ciudad que amaba.No volverían a detenerse en ellalos pasos de la felicidad,nunca más en el aireiba a encontrar su risa, nunca másla palma de su mano, su voz, su boca...Pasaban las últimas callespor mi cuerpo vacíoy mi alma sólo era espanto.Mas el dolor anda y desandatodos sus caminos,y al cabo vale la pena un recuerdo;el del amor perdido,la delicia de las costumbresque su ternura me regalaba. -Yo también, cual los héroes medievalesque viven con la vida de la fama,luché por tres divinos ideales:¡por mi Dios, por mi Patria y por mi Dama!Hoy que Dios ante mí su faz esconde,que la Patria me niega su ternurade madre, y que a mi acento no respondela voz angelical de la Hermosura,rendido bajo el peso del destinoesquivando el combate, siempre rudo,heme puesto a la vera del camino,resuelto a descansar sobre mi escudo.Quizá mañana, con afán contrario,ajustándome el casco y la loriga,de nuevo iré tras el combate diario,exclamando: ¡Quién me ame que me siga!...Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,dormir en paz sobre mi escudo roto;dejad qu'en mi redor el ruido cese,que la brisa noctívaga me besey el Olvido me de su flor de Loto... -Cada día se abre de par en parigual que una puerta.Aquel que ya la ha cruzadoclava sus ojos en otros y vuelvea sentir el milagro y tomarparte en la vida.¿Quién diría, al verlo, que ese hombreduerme mal en la noche y quisiera dormirsecomo la tierra reseca tras jornadas de lluvia?Nadie, entre aquellos que van y los que vienen,percibe que ese hombre es adicto.Adicto a imaginarte en su vigilia.Adicto a tu voz y tus silencios.Adicto a tu cercanía y tu distancia.Adicto al cuerpo que acercas o rehuyes.Adicto a tu dulzor y tu amargura.Adicto a tu boca y tu saliva.Adicto a tu sabor, adicto a tu aroma.Adicto a ti y a ser adicto.Y a querer que su adicción no tenga cura. -FRAGANCIAde lilas...Claros atardeceres de mi lejana infanciaque fluyó como el cauce de unas aguas tranquilas.Y después un pañuelo temblando en la distancia.Bajo el cielo de seda la estrella que titila.Nada más. Pies cansados en las largas erranciasy un dolor, un dolor que remuerde y se afila....Y a lo lejos campanas, canciones, penas, ansias,vírgenes que tenían tan dulces las pupilas.Fraganciade lilas... -He quemado el pañuelo por si acasose pudiera tejer de nuevo el lino.Le sobra la mitad del vaso al vinoy más de media noche al cielo raso.Tenía que pasar esto. Y el casoes que estando yo siempre de caminoy estando tú parada, no te vi y nome ha cogido el amor nunca de paso.Puede que salga a relucir la historiaporque nunca se acaba lo que acaba,que se queda a vivir en la memoria.Echa a andar el amor que te he tenidoy se va no sé dónde. Donde estaba.De donde no debiera haber salido. -Cuando el amor se va,parece que se inmensa.¡Cómo le aumenta el almaa la carne la pena!Cuando se pone el sollo ahondan las estrellas. -¡Qué alegre, en primavera,ver caer de la carnedel invierno el vestido,dejándola en erranteamistad con las rosas,también de carne amable!Ahora, en el otoño,¡qué alegre es ver cuál caela carne del estío,del espíritu, dándolepor amigas las hojassecas inmateriales! -Tan sólo cinco panes, tenemos, y dos peces"exclaman los discípulos mientras Jesús observa",son cinco mil las gentes, hasta más que otras veces."No importa, que se sienten allí, sobre la hierba;y ya panes y peces multiplica su arte.Y son peces y panes lo que se distribuyepara que cada uno saboree su parte,que el refrigerio al fin en saciedad concluye.Después que se recogen con prontitud los restos,en verdad, esparcidos, no parecían tanto;llenos hasta los bordes se colman doce cestosy al obrar diligentes al Maestro recuerdan,que cauto les ha dicho, previsor entretanto:"Recoged los pedazos, cuidad que no se pierdan,el pan de Dios por siempre será alimento santo. -Verte desnuda es recordar la Tierra.La Tierra lisa, limpia de caballos.La Tierra sin un junco, forma puracerrada al porvenir: confín de plata.Verte desnuda es comprender el ansiade la lluvia que busca débil talleo la fiebre del mar de inmenso rostrosin encontrar la luz de su mejilla.La sangre sonará por las alcobasy vendrá con espada fulgurante,pero tú no sabrás dónde se ocultanel corazón de sapo o la violeta.Tu vientre es una lucha de raíces,tus labios son un alba sin contorno,bajo las rosas tibias de la camalos muertos gimen esperando turno. -El coche en sombra bajo el tendejóny flecos de maleza parda junto a las ruedas.El sol de mediodía percute en el asfaltoy siembra el arenal de transparencias.Dos muros desdentados,una señal de tráfico,restos de chapa y neumáticos rotosson cuanto evocael tiempo de los hombres, su transcurso.La botella de agua y tus gafas veladas.Estar de paso es de repenteeste paisaje alucinado,esta incredulidad de diez minutosque es otro modo de distanciay convierte la vida en memoria precoz.Dejas caer el agua por tu frentey el pelo se te encrespa, más oscuro.Has vuelto a abrir los ojosy una sonrisa rompe el maleficio,este breve paréntesis de insidiaque tiembla con el aire, como humo.La mueca de tu alivio es una calmay sé reconocer su contundencia.Veloz hacia un destinoque nos llama sin conocernos,el coche arranca y deja surcos en el arcén.Queda sólo esta luz,la aguja fiel de agostoque horada cuanto toca,más allá de nosotros. -Ya sabes. Es tan bello este ostracismo,tenderme junto a ti, sentir tus dedosrodarme por la piel en esta alcobacaliente y apartada del vacío...Lo sabes cuando beso, cuando hierotu boca con torrentes de amapolas,lo sabes cuando busco tu salivay toco tus pezones como almendras.La carne hecha canela, el aire enterodehesas de ambarinas deliciosas.Lo sabes que me huelen tus cabelloscual huelen las higueras en septiembre,cual huelen los geranios en los patiosy el aire de las huertas tras la lluvia.Es bello estar tendido, acostumbradoal musgo de las ingles delicadas,que sólo el tragaluz sea blanca orilladel mundo que ahí afuera nos pretende. -Este funeral trono, que luciente,A pesar de esplendores tantos, piensaFragrante luto hacer la nube densaDe los aromas que lloró el Oriente,Avaro, niega con rigor decente,Y ponderoso oprime sin ofensaEn breve, mas real polvo la inmensaJurisdicción de un cetro, de un tridente.Ley de ambos mundos, freno de ambos mares,Rey, pues, tanto, que en África dio almenasA sus pendones, y a su Dios, altares;Que las reliquias expelió agarenasDe nuestros ya de hoy más seguros lares,Rayos ciñe en regiones más serenas. -La gente dice:«Pobres tiene que haber siempre»y se quedan tan anchostan estrechos de miras,tan vacíos de espíritu,tan llenos de comodidad.Yo asegurocon emociónque en un próximo futurosólo habrá pobres de vocación. -Al ver mis horas de fiebree insomnio lentas pasar,a la orilla de mi lecho,¿quién se sentará?Cuando la trémula manotienda, próximo a expirar,buscando una mano amiga,¿quién la estrechará?Cuando la muerte vidríede mis ojos el cristal,mis párpados aún abiertos,¿quién los cerrará?Cuando la campana suene(si suena en mi funeral)una oración, al oírla,¿quién murmurará?Cuando mis pálidos restosoprima la tierra ya,sobre la olvidada fosa,¿quién vendrá a llorar?¿Quién en fin, al otro día,cuando el sol vuelva a brillar,de que pasé por el mundoquién se acordará? -Yo no seré yo, muerte,hasta que tú te unas con mi viday me completes así todo;hasta que mi mitad de luz se cierrecon mi mitad de sombra"y sea yo equilibrio eternoen la mente del mundo:unas veces, mi medio yo, radiante;otras, mi otro medio yo, en olvido".Yo no seré yo, muerte,hasta que tú, en tu turno, vistasde huesos pálidos mi alma. -Quiero pedirte perdonpor esta decepciónde no poder amartecon todo mi corazónno puedo creerque aquel amorque me quisiste daracabara con nuestra amistadde esa manera tan brutalLlegaste a mi pensamientoy un poco más que esopero nunca tocasteadentro de mi pecho...Me duele decirque me quisistepues desgraciadamenteyo nunca lo hice...pero en mi recuerdosiempre serásaquella personaque me dio su amistadpero desgraciadamentetrato de llegar a más. -Yo no quiero más que una mano;una mano herida, si es posible.Yo no quiero más que una manoaunque pase mil noches sin lecho.Sería un pálido lirio de cal.Sería una paloma amarrada a mi corazón.Sería el guardián que en la noche de mi tránsitoprohibiera en absoluto la entrada a la luna.Yo no quiero más que esa manopara los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.Yo no quiero más que esa manopara tener un ala de mi muerte.Lo demás todo pasa.Rubor sin nombre ya. Astro perpetuo.Lo demás es lo otro; viento triste,mientras las hojas huyen en bandadas. -¿Cuál es la niñaque coge las floressi no tiene amores?Cogía la niñala rosa florida.El hortelanicoprendas le pedía,si no tiene amores. -Ellos aquí trajeron los fusiles repletosde pólvora, ellos mandaron el acerboexterminio,ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,un pueblo por deber y por amor reunido,y la delgada niña cayó con su bandera,y el joven sonriente rodó a su lado herido,y el estupor del pueblo vio caer a los muertoscon furia y con dolor.Entonces, en el sitiodonde cayeron los asesinados,bajaron las banderas a empaparse de sangrepara alzarse de nuevo frente a los asesinos.Por esos muertos, nuestros muertos,pido castigo.Para los que de sangre salpicaron la patria,pido castigo.Para el verdugo que mandó esta muerte,pido castigo.Para el traidor que ascendió sobre el crimen,pido castigo.Para el que dio la orden de agonía,pido castigo.Para los que defendieron este crimen,pido castigo.No quiero que me den la manoempapada con nuestra sangre.Pido castigo.No los quiero de embajadores,tampoco en su casa tranquilos,los quiero ver aquí juzgadosen esta plaza, en este sitio.Quiero castigo. -Durante muchos siglosla costumbre fue ésta:aleccionar al hombre con historiasa cargo de animales de voz docta,de solemne ademán o astutas tretas,tercos en la maldad y en la codiciao necios como el ser al que glosaban.La humanidad les debeparte de su virtud y su sapienciaa asnos y leones, ratas, cuervos,zorros, osos, cigarras y otros bichosque sirvieron de ejemplo y moraleja,de estímulo también y de escarmientoen las ajenas testas animales,al imaginativo y sutil griego,al severo romano, al refinadoeuropeo,al hombre occidental, sin ir más lejos.Hoy quiero "y perdonad la petulancia"compensar tantos bienes recibidosdel gremio irracionaldescribiendo algún hecho sintomático,algún matiz de la conducta humanaque acaso pueda ser educativopara las aves y para los peces,para los celentéreos y mamíferos,dirigido lo mismo a las amebasmás simplescomo a cualquier especie vertebrada.Ya nuestra sociedad está madura,ya el hombre dejá atrás la adolescenciay en su vejez occidental bien puedeservir de ejemplo al perropara que el perro seamás perro,y el zorro más traidor,y el león más feroz y sanguinario,y el asno como dicen que es el asno,y el buey más inhibido y menos toro.A toda bestia que pretendaperfeccionarse como tal"ya seacon fines belicistas o pacíficos,con miras financieras o teológicas,o por amor al arte simplemente"no cesaré de darle este consejo:que observe al homo sapiens, y que aprenda. -Yacen aquí los huesos sepultadosDe una amistad que al mundo será una,O ya para experiencia de fortunaO ya para escarmiento de cuidados.Nació entre pensamientos, aunque honrados,Grave al amor, a muchos importuna;Tanto que la mataron en la cunaOjos de invidia y de ponzoña armados.Breve urna los sella como huesos,Al fin, de malograda criatura,Pero versos los honran inmortales,Que vivirán en el sepulcro impresos,Siendo la piedra Felixmena dura,Daliso el escultor, cincel sus males. -Hay en la casa un Árbolque no planto la madre ni riegan los abuelos:solo es visible al niño, al poeta y al perro.Su primavera no es la que fundan las rosas:no es la vaca encendida ni el huevo de paloma.Su otono no es el tiempo que trae desde el marcaballos irascibles, por tierras de azafran.Al Árbol suben otras primaveras e inviernos:el enigma es del niño, del poeta y del perro.Cuando la primavera sube al Árbol-sin-nombre,vestidos de cordura florecen los varones;y Amor, en pie de guerra, se deslizade pronto a la sabrosa soledad de las hijas.Entonces el sabor de algún cielo perdidodesciende con el llanto de los recien nacidos.Pero cuando el invierno lo desnuda y oprime,sobre los techos llueven sus hojas invisibles,y, horizontal, cruza las altas puertasalguien que por el cielo desaprendio la tierra.Hay en la casa un Árbol que los grandes no vieron:el enigma es del niño, del poeta y del perro. -En mi ostracismo acerbo me alegré esta mañanacon el encuentro súbito de una hermosa paisanaque tiene un largo nombre de remota novela:la hija del enjuto médico del lugar.Antaño íbamos juntos de la casa a la escuela;las tardes de los sábados, en infantil asueto,por las calles del pueblo solíamos vagar,y jugando aprendimos los dos el alfabeto.Me saludó, y en medio de graciosos cumplidos,su armonioso lenguaje me hizo reconoceren ella a la cuentista de las horas de ayeren la Plaza de Armas de musicales nidos.¡Pobre amiga de entonces, pobre flor provincianaque en metrópolis andas en ruidoso paseo;pobre flor casadera, rosa que eres hermanade las que se desmayan en humilde cacharroesperando que vuelvas del viaje de recreo!Para que no se manche tu ropa con el barrode ciudades impuras, a tu pueblo regresa;y sólo pido, en nombre de mi tristeza extáticaque oyó con voz ingenua, que en la nocturna pláticahagas de mí un recuerdo jovial de sobremesa. -Someramentequeda devastada y amarga la memoriacomo el interior de una flordonde un sátiroha descubierto los rápidos pespuntes del agua.Un silencio dramáticocamina por los vasos comunicantes del exterminio,por los senderosdonde nuevos amantes desarrollansu lenguaje de ruina, escarnio y trance.La palabra, por las capas infinitas,-inmóviles- de los acontecimientosencarna la subversión de una anécdota atractiva,una pausa en la zona de peaje,la formulamagistral de una monotonía exacta.Ligeramente/someramente cocidao cruda, la apariencia(sinónimo de sinfonía)puede engañarte mucho. -Sólo sé que estoy en míy nunca sabré quién soy,tampoco sé adónde voyni hasta cuándo estaré aquí.Vestido con vida o muerteo desnudo sin morir,en los muros de este fuertecastillo de mi vivir,o libre por los confinessepulcrales de los cielos,desgarrando grises velos,ignorante de mis fines,no sé qué cárcel esperani la libertad que ansío,ni a qué sueño dará el ríode mi vida cuando muera. -Nosotros esperábamos jinetes, jinetes no sabíamos de quién,jinetes quizá de nadie. Alguien tenía que enviar jinetes,eso nos dijeron, por eso los esperábamos. En calmar llagascon vendas de silenciomatábamos el tiempo. Asíesperábamos jinetes. Peroya no esperamos. Porque en estose nos fue la vida, puedenreírse, en esta escena.Todoera un engaño. -En la cumbre de mis ansiedadesSe va tejiendo un volcán de orugas.Las telarañas inquietasSe mecen en tu ausencia.Y tu corazón de alas,Ignora cuándo vendrás.La soledad es un batir ardiente,Que se arrastra en las madrugadas,Manchando una alfombraDe lívidos pensamientos. -No recordar nada...Que me hunda la noche callada,como una bandadablanda y acabada.(Que no quede nada...Que pase la mujer amadapor una dejadaestancia soñada)No desear nada...Perderse en la idea sagrada,como una doradasombra en la alborada. -Mi reino es de los astros misteriosos,del fuego que susurra en el ocaso.Se me figura milagrosa telael cielo con su azul iluminado.Conmigo no es el hombre sino el ángel.Su sombra se hace mies en mi costado.Él busca de mi luz el santo nortecomo la brisa cuando es mi rebaño.Mi reino es de las olas de la marque nunca al pensamiento dan descanso,de las estrellas fijas en los ojospues son criaturas de un querer muy manso.Si llueve es porque lluevo lentamentey si amanece es porque ya me aclaro.Cuando anochece y no aparece el cieloel viento de mi reino está callado. -Quiero entrar a la muertecon los ojos abiertosabiertos los oídossin máscarassin miedosabiendo y no sabiendoenfrentarme serenaa otras vocesa otros airesa otros caucesolvidar mis recuerdosdesprendermenacer de nuevointacta. -Ya besando unas manos cristalinas,Ya anudándome a un blanco y liso cuello,Ya esparciendo por él aquel cabelloQue Amor sacó entre el oro de sus minas,Ya quebrando en aquellas perlas finasPalabras dulces mil sin merecello,Ya cogiendo de cada labio belloPurpúreas rosas sin temor de espinas,Estaba, oh claro Sol invidïoso,Cuando tu luz, hiriéndome los ojos,Mató mi gloria y acabó mi suerte.Si el cielo ya no es menos poderoso,Por que no den los tuyos más enojos,Rayos, como a tu hijo, te den muerte. -Detrás de cada noche se esconde una amenazay ante una amenaza sólo queda el balcón abiertoo sus labios eran juncos que por un momento deteníanel incesante llover de la tristezao nuestra historia es tan pequeña y además ya tiene tanto fríoque en su único verso ahogadoresume por entero al mundoo no debemos olvidarnos de recordar a la mañanaque para que sigamos viviendo es del todo imprescindibleque se refleje alguna vezen los sueños del estanque.A veces quizá mejor un "a pesar de todo tú y yo tendremosuna casa sólo que de aire", y en caso de que tengamosque volver a casa y que olvidadas mamásvayan a reñirnos por llegar tan tardeprobablemente será más acertado algo así como "cualquier nombreque escribamos tendrá forma de ausencia o de ceniza"y después, con vocación de final, y más simplemente:"herejías del fuego, sobre una estrella un amor se ha disecado,no puede ser más triste la menopausia de la espera, la memoriasin espinas no es de nadie, ahora sí que no han de llegar los barcos".Y, ya por último: "dedos de sombra sobre naipes huérfanos".Sí. Lo diremos así, a la fuerza tendremos nosotrosque vivir así esta tarde, hasta el fin del tiempo.Y si entonces alguien a quien hubiéramos engañado o perdido,alguien antiguo que volviera como de un olvidado sueño se vuelvenos preguntara por todo esto, nada más podríamos decirle,como excusa torpe temblando en manos huecas:"Señor, tendréis que perdonarnos,pero no es ningún secreto. Aquí,en esta inútil tierra que nos dieron,todos somos poetas (con más o con menos tretas)". -IIIHúndete en la ceniza, perra de hielo,Que te trague la noche, que te corrompaLa oscuridad; nosotros, hombres de lágrimas,Maldecimos tu paso por nuestras horas.Más que las sombras francas, como las minasDe un campo abandonado, furia alevosa;La luz no te conoce, por eso estamosDoblemente ofendidos de lo que escombras.Por la sangre en el viento, no entre las venas,Donde nazcas, violencia, maldita seas.Caminamos desnudos hacia el destino,Nos juntamos en valles de ardiente idiomaY si la estrella olvida su edad sin mancha,Si el fuego se abalanza con sed inhóspita,Si el rencor enarbola ciegas repúblicas,Cómo hablarán los días de justas formas.¡Ah silencio infranqueable de los violentos,nunca seremos altos si nos dominas,nunca seremos dignos del aire inmune,nunca seremos ojos llenos de vida,sino que en lava inmunda vegetaremos,entre un sol de gusanos que se descuelgan,mientras la sangre brota de mil espejos,oscureciendo el agua con sangre muerta.Por la sangre en el agua, no entre las venas,Donde nazcas, violencia, maldita seas.No, no intentes doblarnos sobre otro polvo,No sacudas las hojas de nuestras puertas,Te lanzamos, hirviente, todo lo vivo,Todo lo humano y puro que nos preserva.No, no confundiéramos savia y vinagre;Los ojos se te pudran, te ahogue el humo,Las ciudades se cierren igual que floresInviolables al solo recuerdo tuyo.Roja peste, violencia, nada ni nadieSerá habitante claro donde tú reines;Desdichada agonía del hombre falso,Húndete en la ceniza, sorda serpiente.Las espaldas, los pechos te den la espalda;Cierren tu paso frentes, ojos, ideas.Es tiempo de sonidos que instalen música.No, no asomes tu río de manos negras.Por la sangre en el polvo, no entre las venas,Donde nazcas, violencia, maldita seas.Ah si el violento asume la ley del aire,Si aprieta en hierro impuro vidas y haciendas,Si desala sus pozos de hambre sin dueño,Si desenfunda el cáncer de su inconsciencia.Por el mundo, qué huida de espesos pájaros,Qué castillo de savias que se derrumban;En el río revuelto, redes sin nombre,Y en la tierra apagada fieras que triunfan.¡Pero no! Estamos hechos de sangre viva,y de huesos más hondos que el desatino;no hay vigilias que rompan alma de humanos,ni cinceles, ni látigos, ni colmillos.Húndete en la ceniza, perra de hielo,Que te trague la noche que te procrea;Por la sangre en el viento, no en su recinto,Dondequiera que nazcas, ah dondequiera,Sin descanso de estirpes, años y mares,Sin descanso, violencia, maldita seas. -El viento de la estación, el viento verde,cargado de espacio y agua, entendido en desdichas,arrolla su bandera de lúgubre cuero,y de una desvanecida substancia, como dinero de limosna:así, plateado, frío, se ha cobijado un díafrágil como la espada de cristal de un gigante,entre tantas fuerzas que amparan su suspiro que teme,su lágrima al caer, su arena inútil,rodeado de poderes que cruzan y crujen,como un hombre desnudo en una batallalevantando su ramo blanco, su certidumbre incierta,su gota de sal trémula entre lo invadido.Qué reposo emprender, qué pobre esperanza amar,con tal débil llama y tan fugitivo fuego?Contra qué levantar el hacha hambrienta?De qué materia desposeer, huir de qué rayo?Su luz apenas hecha de longitud y temblorarrastra como cola de traje de novia tristeaderazada de sueño mortal y palidez.Porque todo aquello que la sombra tocó y ambicionó eldesordengravita, líquido, suspendido, desprovisto de paz,indefenso entre espacios, vencido de muerte.Ay, y es el destino de un día que fue esperado,hacia el que corrían cartas, embarcaciones, negocios,morir, sedentario y húmedo sin su propio cielo.Dónde está su toldo de olor, su profundo follaje,su rápido celaje de brasa, su respiración viva?Inmóvil, vestido de un fulgor moribundo y una escama opaca,verá partir la lluvia sus mitadesy al viento nutrido de aguas atacarlas. -Como se arranca el hierro de una heridasu amor de las entrañas me arranqué;aunque sentí al hacerlo que la vida¡me arrancaba con él!Del altar que le alcé en el alma mía,la voluntad su imagen arrojó;y la luz de la fe que en ella ardíaante el ara desierta se apagó.Aún para combatir mi firme empeñoviene a mi mente su visión tenaz...¡Cuánto podré dormir con ese sueñoen que acaba el soñar! -Desde la ventana de un casucho viejoabierta en verano, cerrada en inviernopor vidrios verdosos y plomos espesos,una salmantina de rubio cabelloy ojos que parecen pedazos de cielo,mientas la costura mezcla con el rezo,ve todas las tardes pasar en silenciolos seminaristas que van de paseo.Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,marchan en dos filas pausados y austeros,sin más nota alegre sobre el traje negroque la beca roja que ciñe su cuello,y que por la espalda casi roza el suelo.Un seminarista, entre todos ellos,marcha siempre erguido, con aire resuelto.La negra sotana dibuja su cuerpogallardo y airoso, flexible y esbelto.Él, solo a hurtadillas y con el recelode que sus miradas observen los clérigos,desde que en la calle vislumbra a lo lejosa la salmantina de rubio cabellola mira muy fijo, con mirar intenso.Y siempre que pasa le deja el recuerdode aquella mirada de sus ojos negros.Monótono y tardo va pasando el tiempoy muere el estío y el otoño luego,y vienen las tardes plomizas de invierno.Desde la ventana del casucho viejosiempre sola y triste; rezando y cosiendouna salmantina de rubio cabellove todas las tardes pasar en silenciolos seminaristas que van de paseo.Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,su seminarista de los ojos negros;cada vez que pasa gallardo y esbelto,observa la niña que pide aquel cuerpomarciales arreos.Cuando en ella fija sus ojos abiertoscon vivas y audaces miradas de fuego,parece decirla: "¡Te quiero!, ¡te quiero!,¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!A la niña entonces se le oprime el pecho,la labor suspende y olvida los rezos,y ya vive sólo en su pensamientoel seminarista de los ojos negros.En una lluviosa mañana de invernola niña que alegre saltaba del lecho,oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;por la angosta calle pasaba un entierro.Un seminarista sin duda era el muerto;pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,con la beca roja por cima cubierto,y sobre la beca, el bonete negro.Con sus voces roncas cantaban los clérigoslos seminaristas iban en silenciosiempre en dos filas hacia el cementeriocomo por las tardes al ir de paseo.La niña angustiada miraba el cortejolos conoce a todos a fuerza de verlos...tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...el seminarista de los ojos negros.Corriendo los años, pasó mucho tiempo...y allá en la ventana del casucho viejo,una pobre anciana de blancos cabellos,con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,mientras la costura mezcla con el rezo,ve todas las tardes pasar en silenciolos seminaristas que van de paseo.La labor suspende, los mira, y al verlossus ojos azules ya tristes y muertosvierten silenciosas lágrimas de hielo.Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdodel seminarista de los ojos negros... -Yo que sentí el horror de los espejosno sólo ante el cristal impenetrabledonde acaba y empieza, inhabitable,un imposible espacio de reflejossino ante el agua especular que imitael otro azul en su profundo cieloque a veces raya el ilusorio vuelodel ave inversa o que un temblor agitaY ante la superficie silenciosadel ébano sutil cuya tersurarepite como un sueño la blancurade un vago mármol o una vaga rosa,Hoy, al cabo de tantos y perplejosaños de errar bajo la varia luna,me pregunto qué azar de la fortunahizo que yo temiera los espejos.Espejos de metal, enmascaradoespejo de caoba que en la brumade su rojo crepúsculo disfumaese rostro que mira y es mirado,Infinitos los veo, elementalesejecutores de un antiguo pacto,multiplicar el mundo como el actogenerativo, insomnes y fatales.Prolonga este vano mundo inciertoen su vertiginosa telaraña;a veces en la tarde los empañael Hálito de un hombre que no ha muerto.Nos acecha el cristal. Si entre las cuatroparedes de la alcoba hay un espejo,ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejoque arma en el alba un sigiloso teatro.Todo acontece y nada se recuerdaen esos gabinetes cristalinosdonde, como fantásticos rabinos,leemos los libros de derecha a izquierda.Claudio, rey de una tarde, rey soñado,no sintió que era un sueño hasta aquel díaen que un actor mimó su feloníacon arte silencioso, en un tablado.Que haya sueños es raro, que haya espejos,que el usual y gastado repertoriode cada día incluya el ilusorioorbe profundo que urden los reflejos.Dios (he dado en pensar) pone un empeñoen toda esa inasible arquitecturaque edifica la luz con la tersuradel cristal y la sombra con el sueño.Dios ha creado las noches que se armande sueños y las formas del espejopara que el hombre sienta que es reflejoy vanidad. Por eso nos alarman. -Acaso está lloviendo también en tu ventana;Acaso esté lloviendo calladamente, así.Y mientras anochece de pronto la mañana,yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,sintiendo que despierta tu ternura de ayer.Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover. -Señor: yo sé que en la mañana purade este mundo, tu diestra generosahizo la luz antes que toda cosaporque todo tuviera su figura.Yo sé que te refleja la seguralínea inmortal del lirio y de la rosamejor que la embriagada y temerosamúsica de los vientos en la altura.Por eso te celebro yo en el fríopensar exacto a la verdad sujetoy en la ribera sin temblor del río:por eso yo te adoro, mudo y quieto:y por eso, Señor, el dolor míopor llegar a Ti se hizo soneto. -Noche ni con más noche se consuela. Despuésque un árbol arrancado probó a con sussombras congraciarse ofreciendo a las pequeñas,diarias muertes caramelos exiliode nadie se ha hecho el verso:hasta el estúpido oficio de leerle al tiempolas líneas crueles de su mano se ha perdido. -El cielo se serenaSalinas cuando suenaCantan los verbos en vacacionesjaculatorias y conjugacionesYo seré tú serás él seráLa imagen de ayer mañana volveráLa imagen duplica el presagio¿Rezas cuando truena el trisagio?El mundo se envenenaSalinas cuando no suenaLa música más extremadaes el silencio de la boca amadaAmar amar y siempre amarhaber amado haber de amarY de la media de la abuelacaen las onzas oliendo a canelaEl cielo se enrojeceSalinas cuando te meceEra tu reino el del ruborTanta hermosura alrededorRosa y azul azul y rosaCuidado que no se te rompaY por tus ojos la borrascay la ventisca y el miedo a las hadasEl cielo se aceitunaSalinas cuando te acuna¿No habéis visto en flor el olivo?Sí no sí no azar del subjuntivo¿Nunca visteis el otoño del ciervono habéis sabido deshojar un verbo?Llega diciembre y llora el robley el cocotero de PuertopobreEl mundo se espantaSalinas cuando no cantaCantan los verbos en la escuelaRedondo está el cielo a toda vela¿Pedro Salinas Serrano? FaltaY los niños de pronto se callanUnos en otros buscan amparoTodo más claro mucho más claroEl cielo quiere querermeSalinas cuando te duerme -Siento el dolor menguarme poco a poco,no porque ser le sienta más sencillo,más fallece el sentir para sentillo,después que de sentillo estoy tan loco.Ni en sello pienso que en locura toco,antes voy tan ufano con oíllo,que no dejaré el sello y el sufrillo,que si dejo de sello, el seso apoco.Todo me empece, el seso y la locura;prívame éste de sí por ser tan mío;mátame estotra por ser yo tan suyo.Parecerá a la gente desvaríopreciarme de este mal, do me destruyo:y lo tengo por única ventura. -A Miguel de UnamunoYo soy como las gentes que a mi tierra vinieron"soy de la raza mora, vieja amiga del Sol",que todo lo ganaron y todo lo perdieron.Tengo el alma de nardo del árabe español.Mi voluntad se ha muerto una noche de lunaen que era muy hermoso no pensar ni querer...Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...;y la rosa simbólica de mi única pasiónes una flor que nace en tierras ignoradasy que no tiene aroma, ni forma, ni color.Besos ¡pero no darlos! Gloria.... ¡la que me deben!¡Que todo como un aura se venga para mí!¡Que las olas me traigan y las olas me lleven,y que jamás me obliguen el camino a elegir!¡Ambición! No la tengo. ¡Amor! No lo he sentido.No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido.Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud.De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.No se ganan, se heredan, elegancia y blasón...Pero el lema de casa, el mote del escudo,es una nube vaga que eclipsa un vano sol.Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí...¡Que la vida se tome la pena de matarme,ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...Mi voluntad se ha muerto una noche de lunaen que era muy hermoso no pensar ni querer...De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.¡El beso generoso que no he de devolver! -Este canto de pájaros entre la nievelo atraviesan balas y misilescamino al medio oriente.Surcan el cielo helicópterosque vigilan nuestros pasosy en la tienda nos saludael mercader de la guerracon máscaras de gas,equipos de emergenciacintas adhesivas para puertas y ventanasy vacunas contra las imaginarias "armas de destrucción masiva"...Ya adentro en la casatodo se me olvidaporque la vida sigue. -Cada minuto de este oro¿no es toda la eternidad?El aire puro lo mecesin prisa, como si yafuera todo el oro quetuviera que acompasar.(¡Ramas últimas, divinas,inmateriales, en paz;ondas del mar infinitode una tarde sin pasar!)Cada minuto de este oro¿no es un latido inmortalde mi corazón radiantepor toda la eternidad? -Porque ya no sufroni sueñocon ella.Porque tantas veces nunca,tantas veces nadie,tantas veces nada...(y porquea mi edad ya no soportodespertarme en mitadde una mentira)empiezo a perderleel respetoa la vida. -Tengo caído el sueño,y la voz suspendida de mariposas muertas.El corazón me sube amontonado y soloa derrotar auroras en mis párpados.Perdida va mi risapor la ciudad del viento más triste y devastada.Mi sed camina en ríos agotados y turbios,rota y despedazándose.Amapolas de luz, mis manos fueron fértilestentaciones de incendio.Hoy, cenizas me tumban para el nido distante.¡Oh mar, no esperes más!Casi voy por la vida como gruta de escombros.Ya ni el mismo silencio se detiene en mi nombre.Inútilmente estiro mi camino sin luces.Como muertos sin sitio se sublevan mis voces.¡Oh mar, no esperes más!Déjame amar tus brazos con la misma agoníacon que un día nací. Dame tu pecho azul,y seremos por siempre el corazón del llanto? -Desde tu ausenciallamode tu exiliodesde este viento surque te convocay se asemeja a ti. -No me fío de la rosade papel,tantas veces que la hiceyo con mis manos.Ni me fío de la otrarosa verdadera,hija del sol y sazón,la prometida del viento.De ti que nunca te hice,de ti que nunca te hicieron,de ti me fío, redondoseguro azar. -Cantastes, Rufo, tan heroicamenteDe aquel César novel la augusta historia,Que está dudosa entre los dos la gloriaY a cuál se deba dar ninguno siente.Y así la Fama, que hoy de gente en genteQuiere que de los dos la igual memoriaDel tiempo y del olvido haya victoria,Ciñe de lauro a cada cual la frente.Debéis con gran razón ser igualados,Pues fuistes cada cual único en su arte:Él solo en armas, vos en letras solo,Y al fin ambos igualmente ayudados:Él de la espada del sangriento Marte,Vos de la lira del sagrado Apolo. -Prepara los puñalesy alfileres:voy a quitarle vigilancia al corazón. -Este a Pomona, cuando ya no seaEdificio al silencio dedicado,Que si el cristal le rompe desatado,Suave el ruiseñor le lisonjea,Dulce es refugio, donde se paseaLa quïetud, y donde otro cuidadoDespedido, si no digo burlado,De los términos huye desta aldea.Aquí la Primavera ofrece floresAl gran pastor de pueblos, que enriqueceDe luz a España y gloria a los Venegas.¡Oh peregrino, tú, cualquier que llegas,Paga en admiración las que te ofreceEl huerto frutas y el jardín olores! -El gallo soy de la veleta rojaque mira al Norte porque Norte soy.A mi pueblo lo barre el mismo pueblo:un viento malo con que al río voy.La saeta del Este cuando girada vuelta al pueblo, al lirio y al convoydel caballo al que subo al ser el díapara saber al irme en dónde estoy.He plantado una estrella en el Oesteque bajará a la noche. Te la doyporque subes al Este cada tarde.Yo te amaría, mas veleta soy.El gallo fui de la veleta rojaque al Sur apunta pues al Sur me voy.En su frío se templa mi poesía:la rosa dura que ha de abrirse hoy. -En vez de las Helíades, ahoraCoronan las Pïérides el Pado,Y tronco la más culta levantado,Suda electro en los números que llora.Plumas vestido ya las aguas moraApolo, en vez del pájaro nevadoQue a la fatal del Joven fulminadoAlta rüina, voz debe canora.¿Quién, pues, verdes cortezas, blanca plumaLes dio? ¿Quién de Faetón el ardimiento,A cuantos dora el Sol, a cuantos bañaTérminos del océano la espuma,Dulce fía? Tú métrico instrumento,Oh Mercurio del Júpiter de España. -Yo sueño con los ojosAbiertos, y de díaY noche siempre sueño.Y sobre las espumasDel ancho mar revuelto,Y por entre las crespasArenas del desiertoY del león pujante,Monarca de mi pecho,Montado alegrementeSobre el sumiso cuello,?Un niño que me llamaFlotando siempre veo! -Porque fuiste reto desmedidoa esta alegríaque no me terminaba de nacery no teniendo a la vistaotra vidasino la que desgastanmis pasos y mis horaste designo albaceade mi último suspiro -20 poemas de amor y una canción desesperadaCuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,te pareces al mundo en tu actitud de entrega.Mi cuerpo de labriego salvaje te socavay hace saltar el hijo del fondo de la tierra.Fui solo como un túnel. De mí huían los pájarosy en mí la noche entraba su invasión poderosa.Para sobrevivirme te forjé como un arma,como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.Pero cae la hora de la venganza, y te amo.Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,y la fatiga sigue, y el dolor infinito. -Dentro de mí hay un león enfrenado:De mi corazón he labrado sus riendas:Tú me lo rompiste: cuando lo vi rotoMe pareció bien enfrenar a la fiera.Antes, cual la llama que en la estera prende,Mi cólera ardía, lucía y se apagaba:Como del león generoso en la selvaLa fiebre se enciende; lo ciega y se calma.Pero, ya no puedes: las riendas le he puestoY al juicio he subido en el león a caballo:La furia del juicio es tenaz: ya no puedes.Dentro de mí hay un león enfrenado. -Je serai ton cercuil,aimable pestilence!...Noche de tenues suspirosplatónicamente ilesos:vuelan bandadas de besosy parejas de suspiros;ebrios de amor, los cefiroshinchan su leve pulmón,y los sauces en montónobseden los camalotescomo torvos hugonotesde una muda emigración.Es la divina hora azulen que cruza el meteoro,como metáfora de oropor un gran cerebro azul.Una encantada Estambulsurge de tu guardapeloy llevan su desconsuelohacía vagos ostracismosfloridos sonambulismosy adioses de terciopelo.En este instante de esplín,mi cerebro es como un pianodonde un aire wagnerianotoca el loco del esplín.En el lírico festínde la ontológica altura,muestra la luna su duracalavera torva y secay hace una rígida muecacon su mandíbula oscura.El mar, como gran anciano,lleno de arrugas y canas,junto a las playas lejanastiene rezongos de anciano.Hay en acecho una manodentro del tembladeral;y la supersustancialvía láctea se me fingela osamenta de una Esfingedispersada en un erial.Cantando la tartamudafrase de oro de una flauta,recorre el eco su pautade música tartamuda.El entrecejo de Budahinca el barranco sombrío,abre un bostezo de hastíola perezosa campaña,y el molino es una arañaque se agita en el vacío.¡Deja que incline mi frenteen tu frente subjetiva,en la enferma, sensitivamedia luna de tu frente,que en la copa decadentede tu pupila profundabeba el alma vagabundaque me da ciencias astralesen las horas espectralesde mi vida moribunda!¡Deja que rime unos sueñosen tu rostro de gardenia,Hada de la neurastenia,trágica luz de mis sueños!Mercadera de beleñosllévame al mundo que encanta;¡soy el genio de Atalantaque en sus delirios evocael ecuador de tu bocay el polo de tu garganta!Con el alma hecha pedazos,tengo un Calvario en el mundo;amo y soy un moribundo,tengo el alma hecha pedazos:¡cruz me deparan tus brazos,hiel tus lágrimas salinas,tus diestras uñas espinasy dos clavos luminososlos aleonados y briososojos con que me fascinas!¡Oh mariposa nocturnade mi lámpara suicida,alma caduca y torcida,evanescencia nocturna;linfática taciturnade mi Nirvana opioso,en tu mirar sigilosome espeluzna tu erotismoque es la pasión del abismopor el Ángel Tenebroso!(Es media noche.) Las ranastorturan en su acordeónun "piano" de Mendelssohnque es un gemido de ranas;habla de cosas lejanasun clamoreo sutil;Y con aire acrobatil,bajo la inquieta laguna,hace piruetas la lunasobre una red de marfil.Juega el viento perfumado,con los pétalos que arranca,una partida muy blancade un ajedrez perfumado;pliega el arroyo en el pradosu abanico de cristal,y genialmente anormalfinge el monte a la distanciauna gran protuberanciadel cerebro universal.¡Vengo a ti, serpiente de ojosque hunden crímenes amenos,la de los siete venenosen el iris de sus ojos;beberán tus llantos rojosmis estertores acerbos,mientras los fúnebres cuervos,reyes de las sepulturas,velan como almas oscurasde atormentados protervos!¡Tú eres póstuma y marchitamisteriosa flor erótica,miliunanochesca, hipnótica,flor de Estigia ocre y marchita,tú eres absurda y maldita,desterrada del Placer,la paradoja del seren el borrón de la Nada,una hurí desesperadadel harem de Baudelaire!¡Ven, reclina tu cabezade honda noche delincuentesobre mi tétrica frente,sobre mi aciaga cabeza;deje su indócil rarezatú numen desolador,que en el drama inmoladorde nuestros mudos abrazosyo te abriré con mis brazosun paréntesis de amor! -Ella alzaba el martilloy lo dejaba caer una vez y otra vez sobre mi frenteluego abría las piernasy yo volvía a entrar en un mundo cercano a la esperanza.Decía las manzanas la luz el precipicioy dejaba mi cuerpo enlodarse en la pendiente.Mentira tras mentiralevantamos la casa y acunamos al hijosoñamos un futuro que supimos incierto.Yo cortaba la leñay encendía la hoguera que me consumiríayo le decía amory esperaba anhelante la primera patadao el beso más certero.Oteaba la llanura desde lo altoveía con envidia a las ovejas descarriarsey regresaba manso al calor de su falda.Lloré todas las nochesun llanto recalentado y torpey así la vi partirsin voltearse a mirar el humo de la choza. -Triste estoy como un cajón vacíoEl mutuo sueño de mis ojos ruedaMe acuesto en los valles a ver el tiempoAgrando con mi cansancio el espacioEl sol todavía me persigue ¡oh dioses!Sigo ciego y en mis manos mis manos pongoDeseo conducirme a espaldas de la vidacomo un cuerpo que al alma sus horas disminuyeVen triste ve tú ven y ve soloSopla allá en el portal del infinitoLa alborada metódica de la existencia saleNo encuentro puro territorio en nadaUn plagado único dolor perdido acudea la desierta esfera blanca de los misteriosLa sed santa la fe secreta roza el ánimo¡Me asisten seres de fatales alas!Ni voluntad ni empleo en el celeste finSólo brillos comparten las altas apetenciasTriste sigo lo mismo que el hórreoabandonado en la tormenta aladaVen triste ve tú ven y ve solo. -Al llegar la medianochey al romper en llanto el Niño,las cien bestias despertarony el establo se hizo vivo.Y se fueron acercando,y alargaron hasta el Niñolos cien cuellos anhelantescomo un bosque sacudido.Bajó un buey su aliento al rostroy se lo exhaló sin ruido,y sus ojos fueron tiernoscomo llenos de rocío.Una oveja lo frotaba,contra su vellón suavísimo,y las manos le lamían,en cuclillas, dos cabritos...Las paredes del establose cubrieron sin sentirlode faisanes, y de ocas,y de gallos, y de mirlos.Los faisanes descendierony pasaban sobre el Niñola gran cola de colores;y las ocas de anchos picos,arreglábanle las pajas;y el enjambre de los mirlosera un velo palpitantesobre del recién nacido...Y la Virgen, entre cuernosy resuellos blanquecinos,trastocada iba y veníasin poder coger al Niño.Y José llegaba riendoa acudir a la sin tino.Y era como bosque al vientoel establo conmovido... -Descalza peregrino debajo de la lluvia.Lloro por dentroun agua de oro.Cuéntame, bienamado.¿Dónde tu reino, tus lacayos,tu ángel de la guarda, y tu bufón?Mas, ¿dónde tu victoria,tu cicatriz profunda,tu esclava, tu corona,y tu cabeza amada?Mi corazón en llamases la señal callada de que aún vivo. -Con razón, gloria excelsa de Velada.Te admira Europa, y tanto, que celosoSu robardor mentido pisa el coso,Piel este día, forma no alterada.Buscó tu fresno, y extinguió tu espadaEn su sangre su espíritu fogoso:Si de tus venas ya lo generosoPoca arena dejó calificada.Lloró su muerte el Sol, y del segundoLunado signo su esplendor vistiendo,A la satisfacción se disponía;Cuando el monarca deste y de aquel mundoDejar te mandó el circo, previniendoNo acabes dos planetas en un día. -No es tu sexo lo que en tu sexo buscosino ensuciar tu alma:desflorarcon todo el barro de la vidalo que aún no ha vivido. -20 poemas de amor y una canción desesperadaAh vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,lento juego de luces, campana solitaria,crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,caracola terrestre, en ti la tierra canta!En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huyecomo tú lo desees y hacia donde tú quieras.Márcame mi camino en tu arco de esperanzay soltaré en delirio mi bandada de flechas.En torno a mí estoy viendo tu cintura de nieblay tu silencio acosa mis horas perseguidas,y eres tú con tus brazos de piedra transparentedonde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y doblaen el atardecer resonante y muriendo!Así en horas profundas sobre los campos he vistodoblarse las espigas en la boca del viento. -Nada cambia.BajoMe detengoEn una población en blancoEn uno de esos caseríos marcados con un nombreEn una ciudad que soportaInvitaciones Desembarcos AterrizajesDe demasiados paísesO en una de las astillas del encanto de la naturaleza.Cruzo la calle Culmina una trayectoria.Meto la mano al bolsillo y entrego propinaA los movimientos imaginariosQue en las esquinas Agradecen y envidian. -No cabe duda. Ésta es mi casaaquí sucedo, aquíme engaño inmensamente.Ésta es mi casa detenida en el tiempo.Llega el otoño y me defiende,la primavera y me condena.Tengo millones de huéspedesque ríen y comen,copulan y duermen,juegan y piensan,millones de huéspedes que se aburreny tienen pesadillas y ataques de nervios.No cabe duda. Ésta es mi casa.Todos los perros y campanariospasan frente a ella.Pero a mi casa la azotan los rayosy un día se va a partir en dos.Y yo no sabré dónde guarecermeporque todas las puertas dan afuera del mundo. -Las líneas serpentinasde las cosasdel invernadero.Caen,sobre nuestras rosas. -Nuestras vidas son los ríos,que van a dar a la mar,que es el morir. ¡Gran cantar!Entre los poetas míostiene Manrique un altar.Dulce goce de vivir:mala ciencia del pasar,ciego huir a la mar.Tras el pavor del morirestá el placer de llegar.¡Gran placer!Mas ¿y el horror de volver?¡Gran pesar! -Recabarren, en estos díasde persecución, en la angustiade mis hermanos relegados,combatidos por un traidor,y con la patria envuelta en odio,herida por la tiranía,recuerdo la lucha terriblede tus prisiones, de tus pasosprimeros, tu soledadde torreón irreductible,y cuando, saliendo del páramo,un hombre y otro a ti vinierona congregar el amasijodel pan humilde defendidopor la unidad del pueblo augusto. -Pudo quitarte el nuevo atrevimiento,bello hijo del Sol, la dulce vida;la memoria no pudo, qu'extendidadejó la fama de tan alto intento.Glorioso aunque infelice pensamientodesculpó la carrera mal regida;y del paterno carro la caídasubió tu nombre a más ilustre asiento.En tal demanda al mundo asegurasteque de Apolo eras hijo, pues pudistealcanzar dél la empresa a que aspiraste.Término ponga a su lamento tristeClimente, si la gloria ganasteexcede al bien que por osar perdiste. -Herido el blanco pie del hierro breve,Saludable si agudo, amiga mía,Mi rostro tiñes de melancolía,Mientras de rosicler tiñes la nieve.Temo (que quien bien ama, temer debe)El triste fin de la que perdió el día,En roja sangre y en ponzoña fríaBañado el pie que descuidado mueve.Temo aquel fin, porque el remedio para,Si no me presta el sonoroso OrfeoCon su instrumento dulce su voz clara.¡Mas ay, que cuando no mi lira, creoQue mil veces mi voz te revocara,Y otras mil te perdiera mi deseo! -Ella estaba con él... A su frentepensativa y pálida,penetrando al través de las rejasde antigua ventanade la luna naciente veníanlos rayos de plata,él estaba a sus pies, de rodillas,¡perdido en las vagasvisiones que cruzan en horas feliceslos cielos del alma!Con las trémulas manos asidas,con el mudo fervor de los que aman,palpitanto en los labios los besos,entrambos hablabanel lenguaje mudosin voz ni palabrasque en momentos de dicha suprema,tembloroso el espíritu habla...El silencio que crece... la brisaque besa las ramas,dos seres que tiemblan, la luz de la lunaque el paisaje baña,¡amor un instante detén allí el vuelo,murmura tus himnos de triunfo y recoge las alas!Unos meses después, él dormíabajo de una lápidael último sueño de que nadie vuelveel último sueño de paz y de calma.Anoche, una fiestacon su grato bullicio animabade ese amor el tranquilo escenario.¡Oh burbujas del rubio champaña!¡Oh perfume de flores abiertas!¡Oh girar de desnudas espaldas!¡Oh cadencias del valse que muevetorbellinos de tules y gasas!Allí estuvo, más linda que nunca,por el baile tal vez agitadase apoyó levemente en mi brazo,dejamos las salasy un instante después penetramosen la misma estanciaque un año antes no más la había vistotemblando callada,¡cerca de él!......Amorosos recuerdos,tristezas lejanas,cariñosas memorias que vibran,como sones de arpa,tristezas profundasdel amor, que en sollozos estallan,presión de sus manos,són de sus palabras,calor de sus besos,¿por qué no volvisteis a su alma?...A su pecho no vino un suspiroa sus ojos no vino una lágrimani una nube nubló aquella frentepensativa y páliday mirando los rayos de lunaque al través de la reja llegaban,murmuró con su voz donde vibran,como notas y cantos y músicas de campanas vibrantes de plata:¡qué valses tan lindos!¡qué noche tan clara! -Admiróse un portuguésde ver que en su tierna infanciatodos los niños en Franciasupiesen hablar francés.«Arte diabólica es»,dijo, torciendo el mostacho,«que para hablar en gabachoun fidalgo en Portugalllega a viejo, y lo habla mal;y aquí lo parla un muchacho». -Aquíderramandosobre mi vasta marnegro sobre blancodelineo mi destinopescando en el tinterovoces que nada dicenestrujo las palabrassin poder hallarel sentido de mi pasar.Busco un asideroen esa frágil telarañadonde día a día muero.Entonces,dónde estoya dónde voyme atraen los imanes de la muertey me rescata la vidaen su juego rutinario.No quiero morirmesin ver la explosión de mis volcanesel nuevo cráter que quedarádespués de la ceniza y de la lavacuando el fuego sea el fuego sosegadoque sólo yoadentro lo atestigüe. -¿Vos sois Valladolid? ¿Vos sois el valleDe olor? ¡Oh fragrantísima ironía!A rosa oléis, y sois de Alejandría,Que pide al cuerpo más que puede dalle.Serenísimas damas de buen talle,No os andéis cocheando todo el día,Que en dos mulas mejores que la míaSe pasea el estiércol por la calle.Los que en esquinas vuestros corazonesAsáis por quien, alguna noche clara,Os vertió el pebre y os mechó sin clavos,¿Pasáis por tal que sirvan los balcones,Los días a los ojos de la cara,Las noches a los ojos de los rabos? -A Artemio de Valle-ArizpeTus ventanas, con pájaros y flores,tus ventanas que miran al oriente,están esclarecidas con la graciade la aurora rienteque con primicias de su luz decorala virtud de tu frente.Tus ventanas de antigua arquitecturaen que el canario, a trinos, alborotala paz de tu silencio provinciano;ventanas en que flota,para embriaguez de los amantes fieles,la desmayada ofrenda del perfumede rosas y claveles...Tus ventanas, Amor, de cuya clavequise colgar la jaula de mi dichapara que la cuidaras como una ave;ventanas de maderaen que en vano soñé dejar prendidami devoción como una enredadera...Tus ventanas que miran al orientey madrugan, fragantes, de limpieza¿esperaron una alba,de cándida belleza,o el regreso del novioque anda en tierras de olvido,o esperaron, acaso,el milagro de un sol desconocido?Ventanas que rondéen la alborada de mis mocedades,rejas con agua, y luz, y caracolesen que Ella gusta de escuchar el sordofragor de las marinas tempestades;rejas dignas de célebres idilios,rejas de mi noviazgo adolescente,que yo os mire de nuevo¡oh ventanas, abiertas al oriente! -5 (después)El futuro no esuna página en blancoes una féde erratas.8 (previsión)De vez en cuando es buenoser conscientede que hoyde que ahoraestamos fabricandolas nostalgiasque descongelaránalgún futuro.9 (plurales)Hayayeresy mañanaspero no hayhoyes. -Si (como afirma el griego en el Cratilo)el nombre es arquetipo de la cosaen las letras de 'rosa' está la rosay todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.Y, hecho de consonantes y vocales,habrá un terrible Nombre, que la esenciacifre de Dios y que la Omnipotenciaguarde en letras y sílabas cabales.Adán y las estrellas lo supieronen el Jardín. La herrumbre del pecado(dicen los cabalistas) lo ha borradoy las generaciones lo perdieron.Los artificios y el candor del hombreno tienen fin. Sabemos que hubo un díaen que el pueblo de Dios buscaba el Nombreen las vigilias de la judería.No a la manera de otras que una vagasombra insinúan en la vaga historia,aún está verde y viva la memoriade Judá León, que era rabino en Praga.Sediento de saber lo que Dios sabe,Judá León se dio a permutacionesde letras y a complejas variacionesy al fin pronunció el Nombre que es la Clave,la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,sobre un muñeco que con torpes manoslabró, para enseñarle los arcanosde las Letras, del Tiempo y del Espacio.El simulacro alzó los soñolientospárpados y vio formas y coloresque no entendió, perdidos en rumoresy ensayó temerosos movimientos.Gradualmente se vio (como nosotros)aprisionado en esta red sonorade Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.(El cabalista que ofició de numena la vasta criatura apodó Golem;estas verdades las refiere Scholemen un docto lugar de su volumen.)El rabí le explicaba el universo"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."y logró, al cabo de años, que el perversobarriera bien o mal la sinagoga.Tal vez hubo un error en la grafíao en la articulación del Sacro Nombre;a pesar de tan alta hechicería,no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.Sus ojos, menos de hombre que de perroy harto menos de perro que de cosa,seguían al rabí por la dudosapenumbra de las piezas del encierro.Algo anormal y tosco hubo en el Golem,ya que a su paso el gato del rabinose escondía. (Ese gato no está en Scholempero, a través del tiempo, lo adivino.)Elevando a su Dios manos filiales,las devociones de su Dios copiabao, estúpido y sonriente, se ahuecabaen cóncavas zalemas orientales.El rabí lo miraba con ternuray con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)'pude engendrar este penoso hijoy la inacción dejé, que es la cordura?''¿Por qué di en agregar a la infinitaserie un símbolo más? ¿Por qué a la vanamadeja que en lo eterno se devana,di otra causa, otro efecto y otra cuita?'En la hora de angustia y de luz vaga,en su Golem los ojos detenía.¿Quién nos dirá las cosas que sentíaDios, al mirar a su rabino en Praga? -Como enjambre de abejas irritadas,de un oscuro rincón de la memoriasalen a perseguirme los recuerdosde las pasadas horas.Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!Me rodean, me acosan,y unos tras otros a clavarme vienenel agudo aguijón que el alma encona. -Cuando el deseo de alegría con sus dientes de rosaescarba los azufres caídos durante muchos mesesy su red natural, sus cabellos sonandoa mis habitaciones extinguidas con ronco paso llegan,allí la rosa de alambre malditogolpea con arañas las paredesy las uñas del cielo se acumulan,de tal modo que no se puede salir, que no se puede digerirun asunto estimable,es tanta la niebla, la vaga nieba cagada de los pájaros,es tanto el humo convertido en vinagrey el agrio aire que horada las escalas:en ese instante en que el día se cae con las plumas deshechas,no hay sino llanto, nada más que llanto,porque sólo sufrir, solamente sufrir,y nada más que llanto.El mar se ha puesto a golpear por años una pata de pájaro,y la sal golpea y la espuma devora,las raíces de un árbol sujetan una mano de niña,más grande que una mano del cielo,y todo el año trabajan, cada día de lunasube sangre de niña hacia las hojas manchadas por la luna,y hay un planeta de terribles dientesenvenenando el agua en que caen los niños,cuando es de noche, y no hay sino la muerte,solamente la muerte, y nada más que el llanto.Como un grano de trigo en el silencio, peroa quién pedir piedad por un grano de trigo?Ved cómo están las cosas: tantos trenes,tantos hospitales con rodillas quebradas,tantas tiendas con gentes moribundas:entonces, cómo?, cuándo?,a quién pedir por unos ojos del color de un mes frío,y por un corazón del tamaño del trigo que vacila?No hay sino ruedas y consideraciones,alimentos progresivamente distribuidos,líneas de estrellas, copasen donde nada cae, sino sólo la noche,nada más que la muerte.Hay que sostener los pasos rotos.Cruzar entre tejados y tristezas mientras ardeuna cosa quemada con llamas de humedad,una cosa entre trapos tristres como la lluvia,algo que arde y solloza,un síntoma, un silencio.Entre abandonadas conversaciones y objetos respirados,entre las flores vacías que el destino corona y abandona,hay un río que cae en una herida,hay el océano golpeando una sombra de flecha quebrantada,hay todo el cielo agujereando un beso.Ayudadme, hojas que mi corazón ha adorado en silencio,ásperas travesías, inviernos del sur, cabellerasde mujeres mojadas en mi sudor terrestre,luna del sur del cielo deshojado,venid a mí con un día sin dolor,con un minuto en que pueda reconocer mis venas.Estoy cansado de una gota,estoy herido en solamente un pétalo,y por un agujero de alfiler sube un río de sangre sin consuelo,y me ahogo en las aguas del rocío que se pudre en la sombra,y por una sonrisa que no crece, por una boca dulce,por unos dedos que el rosal quisieraescribo este poema que sólo es un lamento,solamente un lamento. -Del útero a la tumba un sueño te llevará,desnudo, el escarpín y la mortaja hechos de la misma seda.Un sueño con mejillas de pétalos que martillea en tu mente,un beso helado, un golpe en la nuca dadopor un desconocido con guanteletes de hierro,sonando tras tu puerta en el cerrojo.Fantasma de metal tu cuerpo,desde los cortos pantalones al bastón del viejotransitado por extranjeros que se acercan a escrutar tus víscerasy las señales del cielo con sus dedos de muerte,verás asombrado cómo la cuchara colmadadeposita por igual besos y mordiscos en tu alma cóncava.Del útero a la tumba,clavado a la tierra que sólo se abre dos veces,tus ojos noviando con las fotografíasverán al niño libre de pecado y cicatrices,diáfano, aunque su llanto presientay al hierro del amor marcándote la ingley al molino del olvido girando, por un viento de huesos.Del útero a la tumba un sueño te llevará,las riendas hechas trizas en ese torbellino,en dos segundos de setenta años,sólo una muesca, en un reloj enorme. -No te engañes: no hay más que dos caminos.Mas puedes escoger, así que dejatu estameña y el cuenco de las gachasy cúbrete en silencio de orgullosapúrpura, suave lino, azul diadema,o de húmedas guirnaldas palpitantes,y avanza como un rey o como un toroque inmolaran los flámines a Júpiter.No te engañes: no hay más que dos caminos.Y por los dos irás al matadero. -Cien sonetos de amorAntes de amarte, amor, nada era mío:vacilé por las calles y las cosas:nada contaba ni tenía nombre:el mundo era del aire que esperaba.Yo conocí salones cenicientos,túneles habitados por la luna,hangares crueles que se despedían,preguntas que insistían en la arena.Todo estaba vacío, muerto y mudo,caído, abandonado y decaído,todo era inalienablemente ajeno,todo era de los otros y de nadie,hasta que tu belleza y tu pobrezallenaron el otoño de regalos. -Es importante hacerloquiero que me relatestu último optimismoyo te ofrezco mi últimaconfianzaaunque sea un truequemínimodebemos cotejarnosestás solaestoy solopor algo somos prójimosla soledad tambiénpuede seruna llama. -Agora con la aurora se levantami Luz; agora coge en rico nudoel hermoso cabello; agora el crudopecho ciñe con oro, y la garganta;agora vuelta al cielo, pura y santa,las manos y ojos bellos alza, y pudodolerse agora de mi mal agudo;agora incomparable tañe y canta.Ansí digo y, del dulce error llevado,presente ante mis ojos la imagino,y lleno de humildad y amor la adoro;mas luego vuelve en sí el engañadoánimo, y conociendo el desatino,la rienda suelta largamente al lloro. -Me quité de en mediopor no estorbar,por no gritarmás versos quejumbrosos.Me pasé muchos días sin escribir,sin veros,sin comer más que llanto. -A esta hora en que todos duermenen que nada se oyerebozante de ti danza la noche.El deseo deslíe las entrañasdesandando del otoñopromesas que bostezan.La piel juega a la nochehospedando astros rojosde destronados ecosy no logra olvidarte.Cómo hiere las manospalpar en las mortajas...Cómo duele allá adentroabstenerse del aire que segundo a segundola sangre solicita...Sigue tus pasos ...vestida de tialojada en tu cuerpotu imagen así se atacomo abeja al panal o araña a su telar...En el río Amazonas te invita a nadary te enseña el secretodel dominio del agua:déjate llevar por su corrientecara al cielo.Aliméntate de vida boca arribabebe la semilla del vientoy olvida tus umbrales.Con la fuerza del truenodesaloja tus miedosy entrégate a las aguasque palmo a palmo lamentus carnes maceradas.Flota en sus recodos y reposamientras velan tu sueñocomo a un dios olvidado.Como fugaz estrellacon el río se van lejos...ella intenta despedirsey tú invocas el miedode perderte en el mary gritas que no sabes nadar...ella te salva a leguas de distanciadel punto original.Contigo en tierrapor la orilla del ríoel sendero es fácily corto el recorrido.Mas llega el día,noche más nocheque todas las noches juntas...no estás... no hay río...sólo queda tu voz dulceal pronunciar su nombrey persigue las sombrasmaldiciendo la manoque acaricia tu frentey esa cómoda tumbadonde día a día mueresese profundo abismodonde tú la sepultas...Abre sus manosy salta amor intactolas fuerzas contenidasen su casa cerradabullen sin encontrar salida.Su corazón estallarelumbroso de fuego¡tantos deseos rojosque sólo es llama viva!Y se quema en sus ansiassu ser es una estrellade puntas infinitasy fosforecen todaslas costuras del alma.Se estremece su pielse iluminan sus nerviosy su cuerpo relumbracomo un árbol de luz. -El pinceles la lengua.Los labios apretadoscolocan el pelo de la mujer desnuda.Quietudes en la piel:reposo inverosímil.El temblor pequeñoes el fragmento infinitesimaldel estallido.Me gustaría saberquién se ha comido la manzana(pues creoque de haber sido yome acordaría). -ILa tierra se hace madrastrasi tu alma vende a mi alma.Llevan un escalofríode tribulación las aguas.El mundo fue más hermosodesde que me hiciste aliada,cuando junto de un espinonos quedamos sin palabras¡y el amor como el espinonos traspasó de fragancia!Pero te va a brotar víborasla tierra si vendes mi alma;baldías del hijo, rompomis rodillas desoladas.Se apaga Cristo en mi pecho¡y la puerta de mi casaquiebra la mano al mendigoy avienta a la atribulada!IIBeso que tu boca entreguea mis oídos alcanza,porque las grutas profundasme devuelven tus palabras.El polvo de los senderosguarda el olor de tus plantasy oteándolas como un ciervo,te sigo por las montañas...A la que tú ames, las nubesla pintan sobre mi casa.Ve cual ladrón a besarlade la tierra en las entrañas;que, cuando el rostro le alces,hallas mi cara con lágrimas.IIIDios no quiere que tu tengassol si conmigo no marchas;Dios no quiere que tu bebassi yo no tiemblo en tu agua;no consiente que te duermassino en mi trenza ahuecada.IVSi te vas, hasta en los musgosdel camino rompes mi alma;te muerden la sed y el hambreen todo monte o llamaday en cualquier país las tardescon sangre serán mis llagas.Y destilo de tu lenguaaunque a otra mujer llamaras,y me clavo como un dejode salmuera en tu garganta;y odies, o cantes, o ansíes,¡por mí solamente clamas!VSi te vas y mueres lejos,tendrás la mano ahuecadadiez años bajo la tierrapara recibir mis lágrimas,sintiendo cómo te tiemblanlas carnes atribuladas,¡hasta que te espolvoreenmis huesos sobre la cara! -sublime Carlo, el bárbaro africano,y el bravo horror del ímpetu otomanola altiva frente humilla quebrantada.Italia en propia sangre sepultada,el invencible, el áspero germano,y el osado francés con fuerte manoal yugo la cerviz trae inclinada.Alce España los arcos en memoriay en colosos a una y otra parte,despojos y coronas de vitoria,que ya en la tierra y mar no queda parteque no sea trofeo de tu gloria,ni le resta más honra al fiero Marte. -Con la primaveraViene la canción,La tristeza dulceY el galante amor.Con la primaveraViene una ansiedadDe pájaro presoQue quiere volar.No hay cetro más nobleQue el de padecer:Sólo un rey existe:El muerto es el rey. -El mar, lleno de urgencias masculinas,bramaba en derredor de tu cintura,y como un brazo colosal, la oscuraribera te amparaba. En tus retinas,y en tus cabellos, y en tu astral blancurarieló con decadencias opalinasesa luz de las tardes mortecinasque en el agua pacífica perdura.Palpitando a los ritmos de tu senohinchóse en una ola el mar sereno;para hundirte en sus vértigos felinossu voz te dijo una caricia vaga,y al penetrar entre tus muslos finosla onda se aguzó como una daga. -Déjame que te cuente las palabras.Somos los hijos de los rojos versosque vuelan cuando está la noche encima.Qué pálidos amantes, pues nos vemossólo a través de los rocíos fríosque salen a morir por un momento.Está la hoguera presta. Y ya la sangrede la poesía corre por los huecosde nuestras manos blancas y apretadascontra las piedras y los malos vientos.Yo vengo desde el fondo de tus letraspara que en mí te veas. Y te muerdo,amante, cada día con dulzura.Porque imposible es todo yo te quiero.Ya escribes en mi alma los poemascon que me abrazas desde tu silencio,me sueltas y me vuelves a abrazar.¿Escuchas cómo va pasando el cielo? -Cien sonetos de amorNo te amo como si fueras rosa de sal, topacioo flecha de claveles que propagan el fuego:te amo como se aman ciertas cosas oscuras,secretamente, entre la sombra y el alma.Te amo como la planta que no florece y llevadentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpoel apretado aroma que ascendió de la tierra.Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,te amo directamente sin problemas ni orgullo:así te amo porque no sé amar de otra manera,sino así de este modo en que no soy ni eres,tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño. -El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?Pasado el llano verde, en la florida loma,acaso está el cercano final de tu camino.Tú no verás del trigo la espiga sazonaday de macizas pomas cargado el manzanar,ni de la vid rugosa la uva aurirrosadaha de exprimir su alegre licor en tu lagar.Cuando el primer aroma exhalen los jazminesy cuando más palpiten las rosas del amor,una mañana de oro que alumbre los jardines,¿no huirá, como una nube dispersa, el sueño en flor?Campo recién florido y verde, ¡quién pudiera soñar aúnlargo tiempo en esas pequeñitascorolas azuladas que manchan la pradera,y en esas diminutas primeras margaritas! -La vida, el mar, tumulto y honda seda inmóvilCERVANTESGuerreaste en mar sedoso,te hiciste, te rehiciste,te creciste en el acoso,y, al luchar, te malheriste.Y luego, ¿qué es lo que queda?En la memoria crueldel lector, el verso aquelque hablaba de aquella seda. -Una en mí maté:yo no la amaba.Era la flor llameandodel cactus de montaña;era aridez y fuego;nunca se refrescaba.Piedra y cielo teníaa pies y a espadasy no bajaba nuncaa buscar «ojos de agua».Donde hacía su siesta,las hierbas se enroscabande aliento de su bocay brasa de su cara.En rápidas resinasse endurecía su habla,por no caer en lindapresa soltada.Doblarse no sabíala planta de montaña,y al costado de ella,yo me doblaba...La dejé que muriese,robándole mi entraña.Se acabó como el águilaque no es alimentada.Sosegó el aletazo,se dobló, lacia,y me cayó a la manosu pavesa acabada...Por ella todavíame gimen sus hermanas,y las gredas de fuegoal pasar me desgarran.Cruzando yo les digo:?Buscad por las quebradasy haced con las arcillasotra águila abrasada.Si no podéis, entonces,¡ay!, olvidadla.Yo la maté. ¡Vosotrastambién matadla! -Quien viere el sumptuosotúmulo al alto cielo levantado,de luto rodeado,de lumbres mil copioso,si se para a mirar quién es el muerto,será desde hoy bien ciertoque no podrá en el mundo bastar nadapara estorbar la fiera muerte airada.Ni edad, ni gentileza,ni sangre real antigua y generosa,ni de la más gloriosacorona la belleza,ni fuerte corazón, ni muestras clarasde altas virtudes raras,ni tan gran padre, ni tan grande abuelo,que llenan con su fama tierra y cielo.¿Quién ha de estar seguro,pues la fénix que sola tuvo el mundo,y otro Carlos segundo,nos lleva el hado duro?Y vimos sin color su blanca cara,a su España tan cara,como la tierna rosa delicada,que fue sin tiempo y sin razón cortada.Ilustre y alto mozo,a quien el cielo dio tan corta vida,que apenas fue sentida,fuiste breve gozoy ahora luengo llanto de tu España,de Flandes y Alemaña,Italia y de aquel mundo nuevo y rico,con quien cualquier imperio es corto y chico.No temas que la muertevaya de tus despojos vitoriosa;antes irá medrosade tu espíritu fuerte,las ínclitas hazañas que hicieras,los triunfos que tuvieras;y vio que a no perderte se perdía.y ansí el mismo temor le dio osadía. -la muerte está en todas partesen los avionesen las carreterastras un árbolen los pasos de cebradentro de un wateren los campos de maízen las botellasen los combates de boxeodentro de una olaen los parkings subterráneosen las jeringuillasen los casinostras un rayoen la bombona de butanoacurrucada en un cocheen las pistolasen los baños públicosen tus manosdentro de un furgón blindadoen la nochela muerte no hace distincionesde sexo raza o religiónse lleva a tu padrea tu madreal repartidor de pizzasa la portera de la calle 14al tres veces campeón de tenisa los aztecasromanosfenicioscontemporáneosal cantante de modaal derviche de turnoal pobreal más pobreal ricoa mi abuelaa los jugadores de fútbolal muchacho de colory al blanquitoa las modelosa los camellosgualtrapassanturronesy filósofos de ocasióna los tres reyes magosal vecino de arribay también al de debajoa tia míante la inminencia de la muerteno es necesario precipitarseen hacer esas cosas que uno siempre quisoy nunca pudoteñirse el pelomatar a un hombrefollarse a la mujer de tu hermanorobar un bancoir a un concierto de leonard cohenmeterse un picotener un gatocomer iguanabañarse en champagnevisitar egiptoser políticotocar el pianotener un hijoo doscomprarse un cochenadar cien metroscasarsedonar un riñonver la teleamarante la muerte sólo nosqueda morirnos -¿Quién es aquel Caballeroherido por tantas partes,que está de expirar tan cerca,y no le socorre nadie?«Jesús Nazareno» diceaquel rétulo notable.¡Ay Dios, que tan dulce nombreno promete muerte infame!Después del nombre y la patria,Rey dice más adelante,pues si es rey, ¿cuándo de espinashan usado coronarse?Dos cetros tiene en las manos,mas nunca he visto que clavena los reyes en los cetroslos vasallos desleales.Unos dicen que si es Rey,de la cruz descienda y baje;y otros, que salvando a muchos,a sí no puede salvarse.De luto se cubre el cielo,y el sol de sangriento esmalte,o padece Dios, o el mundose disuelve y se deshace.Al pie de la cruz, Maríaestá en dolor constante,mirando al Sol que se poneentre arreboles de sangre.Con ella su amado primohaciendo sus ojos mares,Cristo los pone en los dos,más tierno porque se parte.¡Oh lo que sienten los tres!Juan, como primo y amante,como madre la de Dios,y lo que Dios, Dios lo sabe.Alma, mirad cómo Cristo,para partirse a su Padre,viendo que a su Madre deja,le dice palabras tales:Mujer, ves ahí a tu hijoy a Juan: Ves ahí tu Madre.Juan queda en lugar de Cristo,¡ay Dios, qué favor tan grande!Viendo, pues, Jesús que todoya comenzaba a acabarse,Sed tengo, dijo, que tienesed de que el hombre se salve.Corrió un hombre y puso luegoa sus labios celestialesen una caña una esponjallena de hiel y vinagre.¿En la boca de Jesúspones hiel?, hombre, ¿qué haces?Mira que por ese cielode Dios las palabras salen.Advierte que en ella pusocon sus pechos virginalesuna ave su blanca lechea cuya dulzura sabe.Alma, sus labios divinos,cuando vamos a rogarle,¿cómo con vinagre y hieldarán respuesta süave?Llegad a la Virgen bella,y decirle con el ángel:«Ave, quitad su amargura,pues que de gracia sois Ave».Sepa al vientre el fruto santo,y a la dulce palma el dátil;si tiene el alma a la puertano tengan hiel los umbrales.Y si dais leche a Bernardo,porque de madre os alabe,mejor Jesús la merece,pues Madre de Dios os hace.Dulcísimo Cristo mío,aunque esos labios se bañenen hiel de mis graves culpas,Dios sois, como Dios habladme.Habladme, dulce Jesús,antes que la lengua os falte,no os desciendan de la cruzsin hablarme y perdonarme. -En la playa he encontrado un caracol de oromacizo y recamado de las perlas más finas;Europa le ha tocado con sus manos divinascuando cruzó las ondas sobre el celeste toro.He llevado a mis labios el caracol sonoroy he suscitado el eco de las dianas marinas,le acerqué a mis oídos y las azules minasme han contado en voz baja su secreto tesoro.Así la sal me llega de los vientos amargosque en sus hinchadas velas sintió la nave Argoscuando amaron los astros el sueño de Jasón;y oigo un rumor de olas y un incógnito acentoy un profundo oleaje y un misterioso viento...(El caracol la forma tiene de un corazón.) -Por tus ojos verdes yo me perdería,sirena de aquellas que Ulises, sagaz,amaba y temía.Por tus ojos verdes yo me perdería.Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,brillar suele, a veces, la melancolía;por tus ojos verdes tan llenos de paz,misteriosos como la esperanza mía;por tus ojos verdes, conjuro eficaz,yo me salvaría. -Amado, desenrédame las trenzas.Escucha a las reidoras golondrinasque pueblan mis susurros confesartemi amor donde gotea la llovizna.En esta tarde con olor a martú tocas a mi puerta. El lobo avisasu amor voraz. A mi casona llegasy bebes de mi boca bien servida.¿Escuchas? ¿Son las olas o los árboles?¿Ves las gaviotas vueltas dando al día?Mis dedos te recorren pues se atreven.De golpe todo el cielo. Por las víasde un tren nocturno que a los astros parte,yo voy tras una estrella, si me miras.Amado desenrédame las trenzasy cúbreme los senos con tu vida. -Te besara en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besara,mi vergonzosa, en esos muslosde individua blanca, tocara esos piespara otro vuelo más aire que ese airefelino de tu fragancia, te dijera españolamía, francesa mía, inglesa, ragazza,nórdica boreal, espumade la diáspora del Génesis, ¿qué máste dijera por dentro?¿griega,mi egipcia, romanapor el mármol?¿fenicia,cartaginesa, o loca, locamente andaluzaen el arco de morircon todos los pétalos abiertos,tensala cítara de Dios, en la danzadel fornicio?Te oyera aullar,te fuera mordiendo hasta las últimasamapolas, mi posesa, te todavíaenloqueciera allí, en el frescorciego, te nadaraen la inmensidadinsaciable de la lascivia,rierafrenético el frenesí con tus dientes, mearrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneode otra pureza, oyera cantar a las esferasestallantes como Pitágoras, telamiera,te olfateara como el leóna su leona,parara el sol,fálicamente mía,¡te amara! -Amparo¡qué sola estás en tu casavestida de blanco!(Ecuador entre el jazmíny el nardo).Oyes los maravillosossurtidores de tu patio,y el débil trino amarillodel canario.Por la tarde ves temblarlos cipreses con los pájaros,mientras bordas lentamenteletras sobre el cañamazo.Amparo,¡qué sola estás en tu casa,vestida de blanco!Amparo,¡y qué difícil decirte:yo te amo! -Palpita el astillero frente al puente de las Pías.Llueve.Ferrol bosteza su última tormentay pone al aire húmedo de la ríasu vestimenta gris, su negra sombra.Cuando era joven, mi padre trabajaba en el astillero.Recorría veinte kilómetros con los pies descalzos.Por entonces, no presentía el futuro y sus declives,el caminar y sus llagas;el mundo se abría como un vientre azulfrente a las vías de ASTANO.Cuando el Entreprise rompió en dos el puente de las Pías,Ferrol lamió su piel de huérfana,su ciega distancia.Bajo esta triste luz de Otoñoque oscurece de lluvia los pasosFerrol parece un barco de hambreque aguarda, infinito, su botadura. -Dos veces al añoflorecen tus rosas,y dos vecesla ceniza en el cacto,las fases de la lluvia.¿Te importaráque deseche tal imagen,modelo, verso heredado,para que nuestros ojos bendiganel equilibrio,y urda en cambio, al tocarte,un desafío a lo perdido, el fantasmade tu opulencia, la sombrahelénica que viene del mar, trae el fuego,la profecía, el templo, la sórdida apoteosisdel comercio y del arte?¿Te modifica, rompeel quieto, eternizado paisajede arbustos,el alientodel que sin dejarse detenerpor la dorada promesa del veranoatisba en tus facciones,despojoscuya gloriaduerme al sol, obstinada,inmune al incendio?Dos veces al añomi hogar entre rosas, oh presenciade un hogar que tus dioses borraron.Dos vecesla nostalgiaensombreciendo, aplastando rosas.¿Te disminuye, tibia Paestum,que este sea mi pago? ¿Tomarás el poomacomo algo menos efímeroque el momeneo de dejarte? -La mar en medio y tierras he dejadode cuanto bien, cuitado, yo tenía;y yéndome alejando cada día,gentes, costumbres, lenguas he pasado.Ya de volver estoy desconfiado;pienso remedios en mi fantasía;y el que más cierto espero es aquel díaque acabará la vida y el cuidado.De cualquier mal pudiera socorrermecon veros yo, señora, o esperallo,si esperallo pudiera sin perdello;mas no de veros ya para valerme,si no es morir, ningún remedio hallo,y si éste lo es, tampoco podré habello. -Anacreonte español, no hay quien os tope,Que no diga con mucha cortesía,Que ya que vuestros pies son de elegía,Que vuestras suavidades son de arrope.¿No imitaréis al terenciano Lope,Que al de Belerofonte cada díaSobre zuecos de cómica poesíaSe calza espuelas, y le da un galope?Con cuidado especial vuestros antojosDicen que quieren traducir al griego,No habiéndolo mirado vuestros ojos.Prestádselos un rato a mi ojo ciego,Porque a luz saque ciertos versos flojos,Y entenderéis cualquier gregüesco luego. -De un tiempo a esta parteel corazón elude, con astucia,ese don de la tierra: el roce de los cuerpos.A qué volver a mendigarel fulgor inexperto de unos labios fértilespero inconstantes,derrotados de antemano por la siega del tiempo.Cada beso olvidado es una espiga seca,una lengua de ceniza que habita y desbaratala grieta de la lengua, la vencida humedad. -Cayó la torre que en el viento hacíanmis altos pensamientos castigados,que yacen por el suelo derribadoscuando con sus extremos competían.Atrevidos al sol llegar querían,y morir en sus rayos abrasados,de cuya luz contentos y engañados,como la ciega mariposa ardían.¡Oh, siempre aborrecido desengaño,amado al procurarte, odioso al verte,que en lugar de sanar abres la herida!¡Plugiera a Dios duraras, dulce engaño,que si ha de dar un desengaño muerte,mejor es un engaño que da vida! -Deja llevarme mi última aventura.Déjame ser mi propio testimonio,y dar fe de mi propiadesmemoria.Déjame diseñar mi último rostro,apretar en mi oído los pasos de la lluviaborrándome el adiós definitivo.Déjame naufragar asidaa un paisaje, una nube,al vuelo humilde de un gorrión,a un brote renaciente,o siquiera al relámpagoque abra en dos mi último cielo.Sujétame los brazos.engrilla mis tobillos,empareda mis párpados.Pero tatuada una flor en la pupila,crucificada un alba debajo de la frente,acurrucado un beso en la raíz de la lengua,déjame ser mi propio testimonio. -Jadeantesinquietostercos púgilesde cristalApenas unas cuantasgaviotas colocadasaquí y allácon graciaLas desnudasrodillas en la arenade una jovenigual quedospecadosCuatrodetalles bastanpara dejar la playa en esta hoja. -1Debajo de la hojade la verbenatengo a mi amante malo.¡Jesús, qué pena!2Debajo de la hojade la lechugatengo a mi amante malocon calentura.3Debajo de la hojadel perejiltengo a mi amante maloy no puedo ir. -Qué trasparente amor,en la cálida tarde tranquila,el del azul y yo.Mi pena viene y va.Mas la mira una estrella suavey se pone a cantar. -A VECES EL MAR TIENE un extraño sosiegoque las aves imitan, una incierta concienciade la vida que pasa inútilmente bella,hermosamente vana, calladamente quieta.Es el mudo deseo de ser hoja en la brisalo que emulan las aves. A veces el mar tieneuna cierta tristeza que las aves imitan,el rotundo vacío de un poniente sin ecosde veranos antiguos. Es la blanca nostalgiade la infancia sin prisas lo que emulan las aves.A veces el mar tiene las ventanas abiertasy el batir de visillos que las aves imitan,un aroma de fruta otoñal y maduraen el cesto dormido. Es el lento destinoen espejos de agua lo que emulan las aves.A veces el mar tiene reflejos de mis alas. -Sobre el musgo peinado,sobre la losa negraque confirma tus pasos,mira el tendón del agua,el relieve fluyenteque tira de la orilla y de los juncospalidecidos, donde el aguahuye de sí, en el umbraldel remanso, de su negruratibiamente limosa. Vanpor el río tus ojos, por su piel ocelada,entre motas de luzque enmadejan el aire,y su fluir revelalas formas de la calma, el molinillode plegarias del día, el hila que te hilade la contemplación más pura,cuando nada se espera,cuando mirar es sólosubida a otro mirar, ahora,en un tiempo anterior a la mirada. -En un trozo de papelcon un simple lapiceroyo tracé una escalerita,tachonada de luceros.Hermosas estrellas de oro.De plata no había ninguna.Yo quería una escalerapara subir a la Luna.Para a subir a la Lunay secarle sus ojitos,no me valen los luceros,como humildes peldañitos.¿Será porque son doradosen un cielo azul añil?Sólo sé que no me sirvenpara llegar hasta allí.Estrellitas y luceros,pintados con mucho amor,¡quiero subir a la Lunay llenarla de color! -Tu cuerpo está a mi ladofácil, dulce, callado.Tu cabeza en mi pecho se arrepientecon los ojos cerradosy yo te miro y fumoy acaricio tu pelo enamorado.Esta mortal ternura con que callote está abrazando a ti mientras yo tengoinmóviles mis brazos.Miro mi cuerpo, el musloen que descansa tu cansancio,tu blando seno oculto y apretadoy el bajo y suave respirar de tu vientresin mis labios.Te digo a media vozcosas que invento a cada ratoy me pongo de veras triste y soloy te beso como si fueras tu retrato.Tú, sin hablar, me mirasy te aprietas a mí y haces tu llantosin lágrimas, sin ojos, sin espanto.Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosasse ponen a escuchar lo que no hablamos. -He venido para ver semblantesAmables como viejas escobas,He venido para ver las sombrasQue desde lejos me sonríen.He venido para ver los murosEn el suelo o en pie indistintamente,He venido para ver las cosas,Las cosas soñolientas por aquí.He venido para ver los maresDormidos en cestillo italiano,He venido para ver las puertas,El trabajo, los tejados, las virtudesDe color amarillo ya caduco.He venido para ver la muerteY su graciosa red de cazar mariposas,He venido para esperarteCon los brazos un tanto en el aire,He venido no sé por qué;Un día abrí los ojos: he venido.Por ello quiero saludar sin insistenciaA tantas cosas más que amables:Los amigos de color celeste,Los días de color variable,La libertad del color de mis ojos;Los niñitos de seda tan clara,Los entierros aburridos como piedras,La seguridad, ese insectoQue anida en los volantes de la luz.Adiós, dulces amantes invisibles,Siento no haber dormido en vuestros brazos.Vine por esos besos solamente;Guardad los labios por si vuelvo. -Te escribo desde un puerto.La mar salvaje llora.Salvaje, y triste, y solo, te escribo abandonado.Las olas funerales redoblan el vacío.Los megáfonos llaman a través de la niebla.La pálida corola de la lluvia me envuelve.Te escribo desolado.El alma a toda orquesta,la pena a todo trapo,te escribo desde un puerto con un gemido largo.¡Ay focos encendidos en los muelles sin gente!¡Ay viento con harapos de música arrastrada,campanas sumergidas y gargantas de musgo!Te escribo derrotado.Soy un hombre perdido.Soy mortal. Soy cualquiera.Recuerdo la ceniza de su rostro de nardo,el peso de tu cuerpo, tus pasos fatigosos,tu luto acumulado, tu montaña de acedia,tu carne macilenta colgando en la butaca,tus años carcelarios.Caliente y sudorosa,obscena, y triste, y blanda,la butaca conserva, femenina, aquel asco.La pesadumbre bruta, la pena sexual, dulce,las manchas amarillas con su propio olor acre,esa huella indecente de un hombre que se entrega,lo impúdico: tu llanto.Viviendo, viendo, oyendo,sucediéndote a ciegas,lamiendo tus heridas, reptabas por un fangode dulces linfas gordas, de larvas pululantes,letargos vegetales y muertes que fecundan.Seguías, te seguías sin vergüenza, viviendo,¡oh blando y desalmado!Tú, cínico, remoto,dulce, irónico, triste;tú, solo en tu elemento, distante y desvelado.No era piedad la anchura difusa en que flotabascon tu sonrisa ambigua. Fluías torpemente,pasivo, indiferente, cansado como el mundo,sin un yo, desarmado.Estaciones, transcursos,circunstancias confusas,oceánicos hastíos, relojes careados,eléctricos espartos, posos inconfesables,naufragios musicales, materias espumosasy noches que tiritan de estrellas imparciales,te hicieron más que humano.Allí todo se funde.Los objetos no objetan.Liso brilla lo inmenso bajo un azul paradoy en las plumas sedantes la luz del mundo escapa,sonríe, tú sonríes, remoto, indiferente,bestial, grotesco, triste, cruel, fatal, adoradocomo un ídolo arcaico.Sin intención, sin nombre,sin voluntad ni orgullo,promiscuo, sucio, amable, canalla, nivelado,capaz de darte a todo, común, diseminabaspodrido las semillas amargas que revientanen la explosión brillante de un día sin memoria.No eras ni alto ni bajo.La doble ala del fénix:furor, melancolía,el temblor luminoso de la espira absorbente;la lluvia consentida que duerme en los pianos;las canciones gangosas lentamente amasadas;los ojos de paloma sexuales y difuntos;cargas opacas; pactos.Caricias o perezas,extensiones absortasen donde a veces somos tan tercamente abstractosy otras veces los pelos fosforecen sexuales,y fría, dulce, ansiosa, la lisa piel de siempre,serpiente, silba, sorbe y envuelve en sus anillosun triste cuerpo amado.No hay clavo último ardiendo,no hay centro diamantino,no hay dignidad posible cuando uno ha visto tantoy está triste, está triste, sencillamente triste,se entrega atribulado y en lo efímero sabeser otro con los otros, de los otros, en otros:seguir, seguir flotando.¡Oh inmemorial, oh amigoamorfo, indiferente!Deslizándote denso de plasmas milenarios,tardío, legamoso de vidas maceradas,cubierto de amapolas nocturnas, indolente,por tu anchura sin ojos ni límites, acuosa,te creía acabado.Mas hoy vuelves, proclamas,constructor, la alegría;te desprendes del caos; determinas tus actoscon voluntad terrena y aliento floral, joven.Ni más ni menos que hombre, levantas tu estatua,recorres paso a paso tu más acá, lo afirmas,llenas tu propio espacio.Los jóvenes obreros,los hombres materiales,la gloria colectiva del mundo del trabajoresuenan en tu pecho cavado por los siglos.Los primeros motores, las fuerzas matinales,la explotación consciente de una nueva esperanzaordenan hoy tu canto.Contra tu propia pena,venciéndote a ti mismo,apagando, olvidando, tú sabes cuánto y cuánto,cuánta nostalgia lenta con cola de gran lujo,cuánta triste sustancia cotidiana amasadacon sudor y costumbres de pelos, lluvias, muertes,escuchas un mandato.Y animas la confianzaque en ti quizá no existe;te callas tus cansancios de liquen resbalado;te impones la alegría como un deber heroico.¡Por las madres que esperan, por los hombres que aún ríen,debemos de ponernos más allá del que somos,sirviéndolos, matarnos!Con rayos o herramientas,con iras prometeicas,con astucia e insistencia, con crueldad y trabajo,con la vida en un puño que golpea la huecacultura de una Europa que acaricia sus muertos,con todo corazón que, valiente, aún insiste,del polvo nos alzamos.Cantemos la promesa,quizá tan solo un niño,unos ojos que miran hacia el mundo asombrados,mas no interrogan; claros, sin reservas, admiran.¡Por ellos combatimos y a veces somos duros!¡Bastaría que un niño cualquiera así aprobarapara justificarnos!Te escribo desde un puerto,desde una costa rota,desde un país sin dientes, ni párpados, ni llanto.Te escribo con sus muertos, te escribo por los vivos,por todos los que aguantan y aún luchan duramente.Poca alegría queda ya en esta España nuestra.Mas, ya ves, esperamos. -Yo meditaba absorto, devanandolos hilos del hastío y la tristeza,cuando llegó a mi oído,por la ventana de mi estancia, abiertaa una caliente noche de verano,el plañir de una copia soñolienta,quebrada por los trémolos sombríosde las músicas magas de mi tierra.... Y era el Amor, como una roja llama...?Nerviosa mano en la vibrante cuerdaponía un largo suspirar de oroque se trocaba en surtidor de estrellas?.... Y era la Muerte, al hombro la cuchilla,el paso largo, torva y esquelética.?Tal cuando yo era niño la soñaba?.Y en la guitarra, resonante y trémula,la brusca mano, al golpear, fingíael reposar de un ataúd en tierra.Y era un plañido solitario el soploque el polvo barre y la ceniza avienta. -Líquidas convergencias en la tardematizan los perfiles cotidianos.Pasan coches y gentes. Pasa el tiempo.Pero no han de volver rosas ni soles. -Abrí los párpados en medio de la nochey tú estabas allí, insomne, aguardandola lenta aparición, la inminente presenciade la luz, del alba que no llega (del fuegoque regresa de una estación desierta)y tú estabas allí, profunda y blanca,tendida sobre la multitud de los instantes,apartando la turbiedad confusa de mi sueño,labrando el tiempo firme, inmóvil, de la muerte(la edad remota de insectos transparentesy arroyos escondidos) con su amargurade mano inalcanzable, de boca detenidasobre la frente nueva, de beso que separael porvenir, y lo devuelve al seno de la tierra,al estallido ciego de otra edad. Abrí los ojosy tú estabas allí, mirándome, en medio de la muerte. -no creo en la vía violentame gustaría creeren algo "pero no creocreer es creer en Dioslo único que yo hagoes encogerme de hombrosperdónenme la franquezano creo ni en la Vía Láctea. -Hoy te escribo porque sé que estás solay oyes la radio en una habitaciónsin vistas al mar y lees librosque leíste hace tiempo.Porque sientescomo si fuera a llegar la noche de inmediato,la inquietud de una tarde de esperaen la aséptica sala de un dentista.Hoy te escribo porque sé que estás solay se han roto tus sueños,y tus mitos murieron,y la tarde está fría y no hay nadie en la calle.Y menuda miseria asumir los erroresy los golpes al aire, el olor del fracaso,las arrugas del tiempo y los días perdidos.Trazas en el espejocon el lápiz de labios el mapatrashumante de la vida y lo vuelvesa borrar por retomar de nuevoel mismo camino que reiniciastemil veces. Con el lápiz de labios.Quién conoce la senda que buscaste,quién tieneen la mano la llave que perdistemuchacha de vaqueros y suéter.El mar sigue rompiendo en la orilla,en la misma orillapor donde andabas descalzay mirabas "pezones agracesy alma incendiada-al horizonte y la bruma.Hoy te escribo un poemaque tal vez nunca leas,que tal vez nunca llegue a tu cuarto de humodonde suena la radioesta tarde de otoño. -La paloma está llena de papeles caídos,su pecho está manchado por gomas y semanas,por secantes más blancos que un cadávery tintas asustadas de su color siniestro.Ven conmigo a la sombra de las administraciones,al débil, delicado color pálido de los jefes,a los túneles profundos como calendarios,a la doliente rueda de mil páginas.Examinemos ahora los títulos y condiciones,las actas especiales, los desvelos,las demandas con sus dientes de otoño nauseabundo,la furia de cenicientos destinos y tristes decisiones.Es un relato de huesos heridos,amargas circunstancias e interminables trajes,y medias repentinamente serias.Es la noche profunda, la cabeza sin venasde donde cae el día de repentecomo de una botella rota por un relámpago.Son los pies y los relojes y los dedosy una locomotora de jabón moribundo,y un agrio cielo de metal mojado,y un amarillo río de sonrisas.Todo llega a la punta de dedos como flores,y uñas como relámpagos, a sillones marchitos,todo llega a la tinta de la muertey a la boca violeta de los timbres.Lloremos la defunción de la tierra y el fuego,las espadas, las uvas,los sexos con sus duros dominios de raíces,las naves del alcohol navegando entre navesy el perfume que baila de noche, de rodillas,arrastrando un planeta de rosas perforadas.Con un traje de perro y una mancha en la frentecaigamos a la profundidad de los papeles,a la ira de las palabras encadenadas,a manifestaciones tenazmente difuntas,a sistemas envueltos en amarillas hojas.Rodad conmigo a las oficinas, al inciertoolor de ministerios, y tumbas, y estampillas.Venid conmigo al día blanco que se mueredando gritos de novia asesinada. -Estoy tumbado aquí con toda mi filosofíaen mi sillón en Rijmenam.Fuera, la niebla flota. Grisse desliza por la ventana, gris pálido.La calefacción susurra un murmullo.Poco a poco hace maravilloso por aquí.Cruzo los brazos sobre mi vientre,cierro los ojos. Y bajo.Al pie de la escalerase abren puertas en las tinieblasdonde el bienestar a mí y a todo,para siempre, completamente... -a Pepe Sanchis y Magüi, que conmigoconocieron Belchite.Hemos ido otra vez, entre las piedras,a través del partido panorama de la adobay el cierzo venteando en los rincones,a aquel lugar "abandonado hoy-donde papá mamó de nuestra abuela.Hemos ido de yerbajo hasta la tumba,de bóveda caída hasta la fuentey nadie presenció nuestra presencia.Está todo batido por la yedra.Todo se hace cielo abierto hasta la entraña.Todo se hace paisaje,todo se hace monte,solitario matojo, viento y horizonte.Los recuerdos anidan entre el polvo,la tapia derrumbada y el ocaso del cielo.Un día y otro día los abaten,los rompen, los trituran,y al final ni tumbas, ni páramos ni yedra:Sólo olvido. -Mis ojos espantos han visto,tal ha sido mi triste suerte;cual la de mi Señor Jesucristo,mi alma está triste hasta la muerte.Hombre malvado y hombre listoen mi enemigo se convierte;cual la de mi Señor Jesucristo,mi alma está triste hasta la muerte.Desde que soy, desde que existo,mi pobre alma armonías vierte.Cual la de mi Señor Jesucristo,mi alma está triste hasta la muerte. -Se diría que las calles fluyen dulcemente en la noche.Las luces no son tan vivas que logren desvelar el secreto,el secreto que los hombres que van y vienen conocen,porque todos están en el secretoy nada se ganaría con partirlo en mil pedazossi, por el contrario, es tan dulce guardarloy compartirlo sólo con la persona elegida.Si cada uno dijera en un momento dado,en sólo una palabra, lo que piensa,las cinco letras del DESEO formarían una enorme cicatriz luminosa,una constelación más antigua, más viva aún que las otras.Y esa constelación sería como un ardiente sexoen el profundo cuerpo de la noche,o, mejor, como los Gemelos que por vez primera en la vidase miraran de frente, a los ojos, y se abrazaran ya para siempre.De pronto el río de la calle se puebla de sedientos seres,caminan, se detienen, prosiguen.Cambian miradas, atreven sonrisas,forman imprevistas parejas...Hay recodos y bancos de sombra,orillas de indefinibles formas profundasy súbitos huecos de luz que ciegay puertas que ceden a la presión más leve.El río de la calle queda desierto un instante.Luego parece remontar de sí mismodeseoso de volver a empezar.Queda un momento paralizado, mudo, anhelantecomo el corazón entre dos espasmos.Pero una nueva pulsación, un nuevo latidoarroja al río de la calle nuevos sedientos seres.Se cruzan, se entrecruzan y suben.Vuelan a ras de tierra.Nadan de pie, tan milagrosamenteque nadie se atrevería a decir que no caminan.¡Son los ángeles!Han bajado a la tierrapor invisibles escalas.Vienen del mar, que es el espejo del cielo,en barcos de humo y sombra,a fundirse y confundirse con los mortales,a rendir sus frentes en los muslos de las mujeres,a dejar que otras manos palpen sus cuerpos febrilmente,y que otros cuerpos busquen los suyos hasta encontrarloscomo se encuentran al cerrarse los labios de una misma boca,a fatigar su boca tanto tiempo inactiva,a poner en libertad sus lenguas de fuego,a decir las canciones, los juramentos, las malas palabrasen que los hombres concentran el antiguo misteriode la carne, la sangre y el deseo.Tienen nombres supuestos, divinamente sencillos.Se llaman Dick o John, o Marvin o Louis.En nada sino en la belleza se distinguen de los mortales.Caminan, se detienen, prosiguen.Cambian miradas, atreven sonrisas.Forman imprevistas parejas.Sonríen maliciosamente al subir en los ascensores de los hotelesdonde aún se practica el vuelo lento y vertical.En sus cuerpos desnudos hay huellas celestiales;signos, estrellas y letras azules.Se dejan caer en las camas, se hunden en las almohadasque los hacen pensar todavía un momento en las nubes.Pero cierran los ojos para entregarse mejor a los goces de su encarnación misteriosa,y, cuando duermen, sueñan no con los ángeles sino con los mortales. -Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,hay ojos que ríen -risa placentera,hay ojos que lloran -con llanto de pena,unos hacia adentro -otros hacia fuera.Son como las flores -que cría la tierra.Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,los que están haciendo -tu mano de hierba,me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,me ríen rientes -risa placentera,me lloran llorosos -con llanto de pena,desde tierra adentro, -desde tierra afuera.En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,en tus ojos muero, -mi casa y vereda,tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra. -Tres poetas en uno / semillerode tantos más / tu ánima insumisase topó con la muerte en su pesquisay la puso a cuidar tu invernaderoespecialista en empezar de cerodetonaste la bomba de la risasin Dios, sin espejismos y sin prisaperro viejo / filósofo / ingenierofiel a tu gente / a Amparo / y a ti mismoa pesar de tus ráfagas de tristete encaraste jovial con el abismohombre en medio del mundo y hombre a solasjunto al mar fuiste humilde y escribistesimplemente / las olas son las olas. -Llegué a este Monte fuerte, coronadoDe torres convecinas a los cielos,Cuna siempre real de tus abuelos,Del Reino escudo, y silla de su estado.El templo vi a Minerva dedicado,De cuyos geométricos modelos,Si todo lo moderno tiene celos,Tuviera invidia todo lo pasado.Sacra erección de príncipe glorioso,Que ya de mejor púrpura vestidoRayos ciñe de luz, estrellas pisa.¡Oh, cuánto deste monte imperiosoDescubro! Un mundo veo. Poco ha sido,Que seis orbes se ven en tu divisa. -Ahora ocultas con cremasy ungüentos extranjeroslas heridas que el tiempoha dejado en tu cuerpoy muestras orgullosolas oscuras y densas cicatrices del alma.Se ve que eres novicioen el arte de tal ocultamientoe ignoras que es difícil esconder la vejez,que las arrugas se ven aunque tapadascomo también se ve la decadencia,la sombra por tus ojosy el delicado olor a viejo que nace de tu aliento.A nadie le interesan las lesiones del almasi el cuerpo apuntalado carece de equilibrio. -"Téngoos, señora tela, gran mancilla."Dios la tenga de vos, señor soldado."¿Cómo estáis acá afuera? "Hoy me han echado,Por vagabunda, fuera de la Villa."¿Dónde están los galanes de Castilla?"¿Dónde pueden estar, sino en el Prado?"¿Muchas lanzas habrán en vos quebrado?"Más respecto me tienen: ¡ni una astilla!"Pues ¿qué hacéis ahí? "Lo que esa puente,Puente de anillo, tela de cedazo:Desear hombres, como ríos ella,Hombres de duro pecho y fuerte brazo."Adiós, tela, que sois muy maldiciente,Y ésas no son palabras de doncella. -Abre sus pétalos de terciopeloMientras la cubre gélido rocío,Hecho de lágrimas que forman río,De los que sufren sin tener consuelo.Rosa el fulgor ya desvanece el fríoDe su color bajo un celeste cielo.Ya ni el dolor, el miedo o el flageloSobreviven ante su aroma pío.Quiere darnos paz bajo un sol dorado,Esmeralda el cáliz, la faz sedosa...Sentir que al fin el mundo está cambiado...Flor que nos da su fruto, generosa...¡Debería crecer sobre este prado!¡En vez de muerte vil y guerra odiosa! -Que no me quiera Fabio al verse amadoes dolor sin igual, en mi sentido;mas que me quiera Silvio aborrecidoes menor mal, mas no menor enfado.¿Qué sufrimiento no estará cansado,si siempre le resuenan al oído,tras la vana arrogancia de un querido,el cansado gemir de un desdeñado?Si de Silvio me cansa el rendimiento,a Fabio canso con estar rendida:si de éste busco el agradecimiento,a mí me busca el otro agradecida:por activa y pasiva es mi tormento,pues padezco en querer y ser querida. -Se ha muerto la tiniebla en mis pupilas,desde que hallé tu corazónen la ventana de mi rostro enfermo.¡Oh pájaro de amor,que trinas hondo, como un clarín total y solitario,en la voz de mi pecho!No hay abandono...ni habrá miedo jamás en mi sonrisa.¡Oh pájaro de amor,que vas nadando cielo en mi tristeza...!Más allá de tus ojosmis crepúsculos sueñan con bañarse en tus luces...¿Es azul el misterio?Asomada en mí misma contemplando mi rescate,que me vuelve a la vida en tu destello... -Los ponientes y las generaciones.Los días y ninguno fue el primero.La frescura del agua en la gargantade Adán. El ordenado Paraíso.El ojo descifrando la tiniebla.El amor de los lobos en el alba.La palabra. El hexámetro. El espejo.La Torre de Babel y la soberbia.La luna que miraban los caldeos.Las arenas innúmeras del Ganges.Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.Las manzanas de oro de las islas.Los pasos del errante laberinto.El infinito lienzo de Penélope.El tiempo circular de los estoicos.La moneda en la boca del que ha muerto.El peso de la espada en la balanza.Cada gota de agua en la clepsidra.Las águilas, los fastos, las legiones.César en la mañana de Farsalia.La sombra de las cruces en la tierra.El ajedrez y el álgebra del persa.Los rastros de las largas migraciones.La conquista de reinos por la espada.La brújula incesante. El mar abierto.El eco del reloj en la memoria.El rey ajusticiado por el hacha.El polvo incalculable que fue ejércitos.La voz del ruiseñor en Dinamarca.La escrupulosa línea del calígrafo.El rostro del suicida en el espejo.El naipe del tahúr. El oro ávido.Las formas de la nube en el desierto.Cada arabesco del calidoscopio.Cada remordimiento y cada lágrima.Se precisaron todas esas cosaspara que nuestras manos se encontraran. -Sobre la losa del estanquela nieve echa raíces, aposentasus zapatos de vidrio y muerdecon sus afilados dientesal frío terciopelo de la tarde.Protegidos bajo el palio del solviaja un colegio de pájaros de invierno;sus sombras, carbones liberadosdel oscuro silencio de la tierra,quedan petrificadas sobre el hieloy se graban, en el marmóreo cuerpo del estanque,las huellas dactilares de la noche.Se doblega la tarde cediendo territorioal enemigo y el vientova afilando el cuchillo vidriosode sus labios, borrando lentamenteel débil maquillaje en el rostro del sol.Perdido en la malezasiente la puñalada de la noche sembrando confusiónen el itinerario de su sangre,se sabe herido al sentir el cuchilloy se apresura a abandonar el laberinto.Bien sabe él que hace tiempo se cerró la salida. -Cantan, cantan.¿Dónde cantan los pájaros que cantan?Llueve y llueve. Aún las casasestán sin ramas verdes. Cantan, cantanlos pájaros. ¿En dónde cantanlos pájaros que cantan?No tengo pájaros en jaula.No hay niños que los vendan. Cantan.El valle está muy lejos. Nada...Nada. Yo no sé dónde cantanlos pájaros (y cantan, cantan)los pájaros que cantan. -¡Piedad, piedad, Dios mío!¡Que tu misericordia me socorra!Según la muchedumbrede tus clemencias, mis delitos borra.De mis iniquidadeslávame más y más; mi depravadocorazón quede limpiode la horrorosa mancha del pecado.Porque, Señor, conozcotoda la fealdad de mi delito,y mi conciencia propiame acusa y contra mí levanta el grito.Pequé contra Ti solo;a tu vista obré mal; para que brilletu justicia, y vencido,el que te juzgue tiemble y se arrodille.Objeto de tus irasnací, de iniquidades mancillado,y en el materno senocubrió mi ser la sombra del pecado.En la verdad te gozasy para más rubor y más afrenta,tesoros me mostrastede oculta celestial sabiduría.Pero con el hisopome rociarán, y ni una mancha levetendré ya; lavárasme,y quedaré más blanco que la nieve.Sonarán tus acentosde consuelo y de paz en mis oídos,y celeste alegríaconmoverá mis huesos.Aparta, pues, apartatu faz, ¡oh, Dios!, de mi maldad horrendarastro de culpa por tu enojo encienda.En mis entrañas críaun corazón que con ardiente afectote busque; un alma pura,enamorada de lo justo y recto.De tu dulce presencia,en que al lloroso pecador recibes,no me arrojes airadoni de tu santa inspiración me prives.Restáurame en tu gracia,que es del alma salud, vida y contento;y al débil pecho infundede un ánimo real el noble aliento:haré que el hombre injustode su razón conozca el extravío;le mostraré tu senda,y a tu ley santa volverá al impío.Mas líbrame de sangre,¡mi Dios, mi Salvador! ¡Inmensa fuentede piedad! Y mi lengualoará tu justicia eternamente.Desatarás mis labios,si santo un pecador que llora alcanza,y gozosa a las gentesanunciará mi lengua tu alabanza.Que si víctima fuerangratas a Ti, las inmolará luego;pero no es sacrificioque te deleita el que consume el fuego.Un corazón dolientees la expiación que a tu justicia agrada:la víctima que aceptases un alma contrita y humillada.Vuelve a Sión tu benignorostro primero y tu piedad amantey sus muros humildeJerusalén, Señor, al fin levante.Y de puras ofrendasse colmarán tus aras y propiciorecibirás un díael grande inmaculado sacrificio. -No habrá pellín comparable, hasta la eternidadno habrá pellín comparable al Macho Anciano que nos dio el fundamentodel instrumento, sin cuyo furorlúcido no andan los volcanes, no crecenportentosos en su turquesa los grandes ríos, nadiepudiera nunca haber llegado al alumbramientocon desenfado así diciéndole túal peligro; nadieque no fuera él tocadopor el rayo delno Dios, ninguno que no fuera su coraje para el abordajedel vaticinio hasta el estremecimiento soplándonos lo queni el ojo vio antes ni la oreja oyó, la inmensidadde la Herida el 58 con todo lo cruelde su premonición en lavalíquida: La repúblicaasesinada, en ese cuadernode tapas negras que él mismo fue voceando consu vozarrón por los caminos como un auriga encimade lo destartalado de un carruaje viejo tiradopor cuatro jamelgos yendo y viniendo en la nochefantasmal por lo polvoriento del polvo; ¡nadie, yrenadie, ni antes ni después, ningúnmortal del aire así tan entero, tanpellín y hombre, tan unimientoprimordial como nuestro padre violento!Se nace rokhiano, con amarditamiento* y lozaníase nace rokhiano, sin estridencia, pensandopiedra y dignidad se nace rokhiano, comiendo esapobrezaacomodada que es la pobreza más pobrezade todas las pobrezas, nadandomundo, germinandomujer, hablandode hombre a hombre con el callamiento, apartado ala órbita única de sersílaba en el Mundo, vertiente. De Rokhafue vertiente.Átomo de todos desde el vagido de Los gemidos el22, mismo al tiempoque Vallejo el otro apaleado apostó Trilce allenguaje lejosde cuanto aplauso, hasta el velorio de Valladolid 106, desmesuracontra impostura. ¡Délvinimos! No haya foto de esto. Y nadade liviandades con el muerto. Si se matóse mató, nada de Sic transit gloria mundi,con mortadela o algo así. No amó la gloria.Desparramó por el suelo el mitode sus sesos. Latinajo del carajo: "In propria venitet sui eum non receperunt. Vino a su propia casay los suyos no lo recibieron. -Yo vi romper aquestas vegas llanas,y crecer vi y romper en pocos mesesestas ayer, Sorino, rubias meses,breves manojos hoy de espigas canas.Estas vi, que hoy son pajas, más ufanassus hojas desplegar para que viesesvencida la esmeralda en sus enveses,las perlas en su haz por las mañanas.Nació, creció, espigó y granó un díalo que ves con la hoz hoy derrocado,lo que entonces tan otro parecía.¿Qué somos pues, qué somos? Un trasladodesto, una mies, Sorino, más tardía;y ¡a cuántos sin granar, los ha segado! -En una sola mano cupo mi pobre ajuarcuando partí una tarde de la ciudad de piedra.En esta tierra seca, ajena y hostigante,se ha ido engrosando el parco patrimonio.Ahora ya cuento por docenas sábanas-para enjugar el llanto- y vasos en que beboel odio a tragos y el dolor a sorbos.Se cubren las paredes de cuadros y se apilan,apagando los ecos, los libros resignados...Pero, en cuatro mil tomos, no hay ningunoque diga en dónde hallar la paz perdida. -Q.E.P.D.( ¿Quién lo duda? ) -El agua del río va huyendo de sí misma: Tiene miedo de eternidad. -A la memoria de GabrielEn abril de este año hablé con Bioy Casares.Le recordé al maestro que en un prólogo suyo de hace cincuenta añosllamó pesado a Proust,y que en una Postdata al mismo prólogo,escrita veinticinco años después,cantó la palinodia:«¿Qué es eso de matar a quienes más queremos?Bioy me dijo que, de pequeño, aborrecía a Proust,pero que luego se hizo mayor y aprendió a amarlo.Yo le dije que Proust me aburría,que no me interesaba, ni antes ni ahora, en absoluto.Bioy entonces me dijo que leyera Albertine Disparuecomo si fuera una novela policíaca,que a lo mejor así empezaba a gustarme A la recherche du temps perdu,como a todo el mundo sensato.No he seguido el consejo de A.B.C.Él se había mostrado irreverente con Proust cuando era joven,que es cuando se dice la verdad.Yo no quiero dejar de ser joven.No soporto la idea de que cualquier enciclopediadedique siete páginas a Marcel Proust y siete líneas a Marcel Schwob.No es justo lo que han hecho con los dos Marcelos. -Pienso que, al fin,no sería tan difícildespojarme de tu voz,de tus manos entrelazadas en las míascomo buscando entre mis dedosuna promesa que nunca te hice.No resultaría tan difícil olvidarla urgencia nocturna de las sábanas,tu cuerpo y el mío como frases agitadasaguardando unos labios que las nombren,buscándonos entre sujeto y predicadoun verbo que nos hiciera imprescindibles.Pienso que, al fin,no sería tan difícil dejar las cosastal como fueron;tú y yo,en una habitación sin muebles ni pasado,aguardando el alba,desnudos,sin hacernos daño. -Retornarás, total, jamás te fuiste,y te querré otra vez porque yo llevomi sueño ya amarrado a los cometas,mi corazón vengado por el cielo.Un día no pensado, cuando vengas,me encontrarás quejándome en mi lechoy sin poder, criatura, defendertedel hilo de mi abrazo y de mis besos.Como el otoño, mi nostalgia ruge.En esta ausencia tuya todo es hueco.¿Qué es la mujer sino quebrada hoguera,violeta que jamás levanta vuelo?Trajinan por las horas las hormigas.Aún no dan señal las viejas llamas.Ya convertida en soledad marinala constelada noche me apuñala. -¿ . . . . . . . . . . . .-Si te amara... qué sería?-Una orgía!-Y si él te amara?Seríatodo rituario, pero menos dulce.Y si tú me quisieras?La sombra sufriríajustos fracasos en tus niñas monjas.Culebrean latigazos,cuando el can ama a su dueño?-No; pero la luz es nuestra.Estás enfermo... Vete... Tengo sueño!( Bajo la alameda vesperalse quiebra un fragor de rosa ) .-Idos, pupilas, pronto...Ya retoña la selva en mi cristal! -con dulce flecha un corazón cuitado,y que para encender nuevo cuidadosu fuerza toda contra mí pusieron.Yo vi que muchas veces prometieronremedio al mal, que sufro no cansado,y que cuando esperé vello acabado,poco mis esperanzas me valieron.Yo veo que se asconden ya mis ojosy crece mi dolor y llevo ausenteen el rendido pecho el golpe fiero.Yo veo ya perderse los despojosy la membrana de mi bien presentey en ciego engaño de esperanza muero. -Eres un brote más para la muerte,qué esperabas de tu parva finitud.Acéptalo. Contempla el rostro sin luzque nada explicará porque es de piedra.Resuelve la duda que atormentatus días, abrígate,húndete en el turbio lamedalque destruye tus noches, profiereen alta vozel ancestral gruñido que redimaa la especie o que la enfanguepara siempre. Pero anega de una vezel cerco que postergatu vigor, y recuerda: no convienemencionar el dolor a cada pasocomo si fuese un dios. -Cuando mi blanda Niselasciva me rodeacon sus nevados brazosy mil veces me besa,cuando a mi ardiente bocasu dulce labio aprieta,tan del placer rendidaque casi a hablar no acierta,y yo por alentarlacorro con mano inquietade su nevado vientrelas partes más secretas,y ella entre dulces ayesse mueve más y alternaternuras y suspiroscon balbuciente lengua,ora hijito me llama,ya que cese me ruega,ya al besarme me muerde,y moviéndose anhela,entonces, ¡ay!, si algunocontó del mar la arena,cuente, cuente, las gloriasen que el amor me anega. -Cien sonetos de amorNo tengo nunca más, no tengo siempre. En la arenala victoria dejó sus pies perdidos.Soy un pobre hombre dispuesto a amar a sus semejantes.No sé quién eres. Te amo. No doy, no vendo espinas.Alguien sabrá tal vez que no tejí coronassangrientas, que combatí la burla,y que en verdad llené la pleamar de mi alma.Yo pagué la vileza con palomas.Yo no tengo jamás porque distintofui, soy, seré. Y en nombrede mi cambiante amor proclamo la pureza.La muerte es sólo piedra del olvido.Te amo, beso en tu boca la alegría.Traigamos leña. Haremos fuego en la montaña. -Jamás con mi recuerdo estarás sola:viviré sin cesar en tu presencia,mientras el lago aquél tenga una ola;mientras el bosque aquél... guarde una esencia.Mientras que de tu pecho en los ardoresdes a mi imagen cariñoso abrigo;mientras reces por mí, mientras me implores,mientras me quieras, estaré contigo.¿Sabes cuándo, en la vida, estarás sola?¿Cuándo no me verás en tu presencia?Cuando en el lago aquél no haya una ola.Cuando el bosque aquél no haya una esencia.¡Ay...! Cuando de tu pecho en los ardoresa mi imagen no des cálido abrigo,cuando por mí no reces, ni me implores,ni me quieras, tú, sí estarás conmigo. -El rosal en su inquieto modo de florecerva quemando la savia que alimenta su ser.¡Fijaos en las rosas que caen del rosal:Tantas son que la planta morirá de este mal!El rosal no es adulto y su vida impacientese consume al dar flores precipitadamente. -Daba sustento a un pajarillo un díaLucinda, y por los hierros del portillofuésele de la jaula el pajarilloal libre viento en que vivir solía.Con un suspiro a la ocasión tardíatendió la mano, y no pudiendo asillo,dijo (y de las mejillas amarillovolvió el clavel que entre su nieve ardía):¿Adónde vas por despreciar el nido,al peligro de ligas y de balas,y el dueño huyes que tu pico adora?».Oyóla el pajarillo enternecido,y a la antigua prisión volvió las alas,que tanto puede una mujer que llora. -Señores Corteggiantes, ¿quién sus díasDe cudicioso gasta o lisonjeroCon todos estos príncipes de aceroQue me han desempedrado las encías?Nunca yo tope con Sus Señorías,Sino con media libra de carnero,Tope manso, alimento verdadero,De Jesuítas sanctas Compañías.Con nadie hablo, todos son mis amos,Quien no me da, no quiero que me cueste;Que un árbol grande tiene gruesos ramos.No me pidan que fíe ni que preste,Sino que algunas veces nos veamos,Y sea el fin de mi soneto éste. -Yo canto lo que tú amabas, vida mía,por si te acercas y escuchas, vida mía,por si te acuerdas del mundo que viviste,al atardecer yo canto, sombra mía.Yo no quiero enmudecer, vida mía.¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?Soy la misma que fue tuya, vida mía.Ni lenta ni trascordada ni perdida.Acude al anochecer, vida mía;ven recordando un canto, vida mía,si la canción reconoces de aprendiday si mi nombre recuerdas todavía.Te espero sin plazo ni tiempo.No temas noche, neblina ni aguacero.Acude con sendero o sin sendero.Llámame a donde tú eres, alma mía,y marcha recto hacia mí, compañero. -Mi saldo disminuye cada díaqué digo cada díacada minuto cadabocanada de airemuevo mis dedos como si pudieranatrapar o atraparmepero mi saldo disminuyemuevo mis ojos como si pudieranentender o entendermepero mi saldo disminuyemuevo mis pies cual si pudieranacarrear o acarrearmepero mi saldo disminuyemi saldo disminuye cada díaqué digo cada díacada minuto cadabocanada de airey todo porque esecompinche de la muerteel ceroestá esperando -Pequeña del amor, tú no lo sabes,tú no puedes saberlo todavía,no me conmueve tu vozni el ángel de tu boca fría,ni tus reacciones de sándaloen que perfumas y expiras,ni tu mirada de virgencrucificada y ardida.No me conmueve tu angustiatan bien dicha,ni tu sollozar calladoy sin salida.No me conmueven tus gestosde melancolía,ni tu anhelar, ni tu espera,ni la heridade que me hablas afligida.Me conmueves toda túrepresentando tu vidacon esa pasión tan torpey tan limpia,como el que quiere matarsepara contar: soy suicida.Hoja que apenas se mueveya se siente desprendida:voy a seguirte queriendotodo el día. -De lo profundo llega débil ruido(Oro en polvo volátil, leve vida.)La vista abajo como desvaídaDe este hombre, fuego fatuo engreído.Mordiendo el odio rueda enardecido.Por una pendiente se va en caída.Existe el consejo pero desoído.Hay conciencia pero está dormida.Retumban guerras de dolor constante,¡Qué idea hueca en cerebros vacíos!Algo de locas y algo de ignorantes.Digamos basta y le pongamos brío,Que de portarnos mal ya fue bastanteY que el Bien gobierne a nuestros albedríos. -No es suficiente dar, ni dar con alegría;ni tampoco es bastante dar con renunciamiento;menos, dar con dolor, un poco cada día,esperando de otros el reconocimiento.Y no basta "siquiera" el dar por ser virtuoso,aunque el alma egoísta, aleccionada, calle;hay que dar, simplemente, como el mirto olorosoque esparce, sin saberlo, su fragancia en el valle.Más aún: es forzoso merecer ser donante,que a través de esas manos diga Dios lo que piensay sonría dichoso detrás de la mirada.El poeta oriental nos pone por delantela sola realidad de la íntima conciencia,testigos, como somos, sin ser dueños de nada. -A Conchita PiquerEl día trece de julioyo me tropecé contigo.Las campanas de mi frente,amargas de bronce antiguo,dieron al viento tu nombreen repique de delirio.Mi corazón de maderamuerto de flor y de nidos,floreció en un verde nuevode naranjos y de gritos,y por mi sangre corrióun toro de escalofrío,que me dejó traspasadoen la plaza del suspiro.¡Ay trece, trece de julio,cuando me encontré contigo!¡Ay, tus ojos de manzanay tus labios de cuchilloy las nueve, nueve letrasde tu nombre sobre el míoque borraron diferenciasde linaje y apellido!¡Bendita sea la madre,la madre que te ha parido,porque sólo te pariópara darme a mí un jacinto,y se quedó sin jardinesporque yo tuviera el mío!¿Quieres que me abra las venaspara ver si doy contigo?¡Pídemelo y al momentoseré un clavel amarillo!¿Quieres que vaya descalzollamando por los postigos?¡Dímelo y no habrá aldabónque no responda a mi brío!¿Quieres que cuente la arenade los arroyos más finos?Haré lo que se te antoje,lo que mande tu capricho,que es mi corazón cometay está en tu mano el ovillo;que es mi sinrazón campanay tu voluntad sonido.Nunca quise a nadie así;voy borracho de cariño,desnudo de convenienciasy abroquelado de ritmoscomo un Quijote de lunacon armadura de lirios.Te quiero de madrugada,cuando la noche y el trigohablan de amor a la sombramorena de los olivos;cuando se callan los niñosy las mocitas esperanen los balcones dormidos;te quiero siempre: mañana,tarde, noche... ¡por los siglos,de los siglos! ¡Amén! Tequerré constante y sumiso,y cuando ya me haya muertoantes que llegue tu olvido,por la savia de un cipréssubiré delgado y lírico,hecho solamente vozpara decirte en un grito:¡Te quiero! ¡Te quiero muertoigual que te quise vivo! -¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,y cuántas con vergüenza he respondido,desnudo como Adán, aunque vestidode las hojas del árbol del pecado!Seguí mil veces vuestro pie sagrado,fácil de asir, en una cruz asido,y atrás volví otras tantas, atrevido,al mismo precio en que me habéis comprado.Besos de paz os di para ofenderos,pero si fugitivos de su dueñohierran cuando los hallan los esclavos,hoy que vuelvo con lágrimas a veros,clavadme vos a vos en vuestro leño,y tendréisme seguro con tres clavos. -¡Ya se arreglarán los sueños,mañana se arreglarán!¡Hoy, a soltar y a gozar!Hoy para encontrar el amigo,para olearse en los dos ríos,para hablar con duras mujeres;hoy para irisarse de césped,para ventear a caballo,para silbear en el árbol,para acerarse en las montañas,para huir por las luces anchasperdido entre glorias ruidosas...Hoy para la gran tensión frescade un vivir sin casa ni venda.¡Ya se ordenarán los sueños,mañana se ordenarán!¡Hoy, a romper y a cantar! -Anda sin rumbo y achicando llantos,tensando trapos con la mano herida,pues decidió marchar por espacios sombríosdonde juegan los monstruos con las cartas marcadas.Se ha dejado arrastrar por las corrientesque socavan, silentes, el misterio.Mejor así. Sin duda, es conveniente y justoque a quien eligió el viaje se le convierta el sueloen continuo temblor, en fluyente camino,en tremante marea que, salobre y rizada,le recuerde que tiene vocación andariegaentre hielos y espumas.Navega, pues, desde que la memoriarepobló sus absortas galerías,ahítas de rencor, con los difuntosque, ambulantes, esquivan el descansobajo la fría sombra de la piedra.Pero es mejor así. Y, aunque grite socorro,desea navegar entre viejos fantasmasy no piensa en volver a tierra firme nunca,pues ¿cómo marcharía por plazas y jardines,cómo, por los salones, quien viene chorreante,náufraga de la furia de los mares del norte,mordida por las sombras, cubierta de salitre,sin sextante ni brújula,perdidos el timón y la bitácora...? -Buscas en Roma a Roma ¡oh peregrino!y en Roma misma a Roma no la hallas:cadáver son las que ostentó murallasy tumba de sí proprio el Aventino.Yace donde reinaba el Palatinoy limadas del tiempo, las medallasmás se muestran destrozo a las batallasde las edades que Blasón Latino.Sólo el Tíber quedó, cuya corriente,si ciudad la regó, ya sepulturala llora con funesto son doliente.¡Oh Roma en tu grandeza, en tu hermosura,huyó lo que era firme y solamentelo fugitivo permanece y dura! -Jorge Amadofue enterradobajo un palo de mangos.Entonces, ya no será un cadáver,sino, una fruta que provengade la carne. -De los hombres lanzado al desprecio,de su crimen la víctima fui,y se evitan de odiarse a sí mismos,fulminando sus odios en mí.Y su rencoral poner en mi mano, me hicieronsu vengador;y se dijeron«Que nuestra vergüenza común caiga en él;se marque en su frente nuestra maldición;su pan amasado con sangre y con hiel,su escudo con armas de eterno baldónsean la herenciaque legue al hijo,el que maldijola sociedad.»¡Y de mí huyeron,de sus culpas el manto me echaron,y mi llanto y mi voz escucharonsin piedad!Al que a muerte condena le ensalzan...¿Quién al hombre del hombre hizo juez?¿Que no es hombre ni siente el verdugoimaginan los hombres tal vez?¡Y ellos no venQue yo soy de la imagen divinacopia también!Y cual dañinafiera a que arrojan un triste animalque ya entre sus dientes se siente crujir,así a mí, instrumento del genio del mal,me arrojan el hombre que traen a morir.Y ellos son justos,yo soy maldito;yo sin delitosoy criminal:mirad al hombreque me paga una muerte; el dinerome echa al suelo con rostro altanero,¡a mí, su igual!El tormento que quiebra los huesosy del reo el histérico ¡ay!,y el crujir de los nervios rompidosbajo el golpe del hacha que cae,son mi placer.Y al rumor que en las piedras rodandohace, al caer,del triste saltandola hirviente cabeza de sangre en un mar,allí entre el bullicio del pueblo ferozmi frente serena contemplan brillar,tremenda, radiante con júbilo atrozque de los hombresen mí respiratoda la ira,todo el rencor:que a mí pasaronla crueldad de sus almas impía,y al cumplir su venganza y la míagozo en mi horror.Ya más alto que el grande que altivocon sus plantas hollara la leyal verdugo los pueblos miraron,y mecido en los hombros de un rey:y en él se hartó,embriagado de gozo aquel díacuando espiró;y su alegríasu esposa y sus hijos pudieron notar,que en vez de la densa tiniebla de horror,miraron la risa su labio amargar,lanzando sus ojos fatal resplandor.Que el verdugocon su enconosobre el tronose asentó:y aquel puebloque tan alto le alzara bramando,otro rey de venganzas, temblando,en él miró.En mí vive la historia del mundoque el destino con sangre escribió,y en sus páginas rojas Dios mismomi figura imponente grabó.La eternidadha tragado cien siglos y ciento,y la maldadsu monumentoen mí todavía contempla existir;y en vano es que el hombre do brota la luzcon viento de orgullo pretenda subir:¡preside el verdugo los siglos aún!Y cada gotaque me ensangrienta,del hombre ostentaun crimen más.Y yo aún existo,fiel recuerdo de edades pasadas,a quien siguen cien sombras airadassiempre detrás.¡Oh! ¿por qué te ha engendrado el verdugo,tú, hijo mío, tan puro y gentil?En tu boca la gracia de un ángelpresta gracia a tu risa infantil.!Ay!, tu candor,tu inocencia, tu dulce hermosurame inspira horror.¡Oh!, ¿tu ternura,mujer, a qué gastas con ese infeliz?¡Oh!, muéstrate madre piadosa con él;ahógale y piensa será así feliz.¿Qué importa que el mundo te llame cruel?¿mi vil oficioquerrás que siga,que te maldigatal vez querrás?¡Piensa que un díaal que hoy miras jugar inocente,maldecido cual yo y delincuentetambién verás! -Anhelo el paisaje de mi infancia,el aire ahogado en humedad,el salitre,los días de lluvia en que nunca amanece,el óxido del astillero,la morriña anclada en los puertoscomo olas esperando mareasy esa voz huérfana y lejanaque recuerda que el marsiempre es distancia.Anhelo ese paisajecomo un barco anhela travesías,como se anhelan los besos que nos aguardanen el umbral de esos cuerposque jamás nos pertenecen. -Cien sonetos de amorEspinas, vidrios rotos, enfermedades, llantoasedian día y noche la miel de los felicesy no sirve la torre, ni el viaje, ni los muros:la desdicha atraviesa la paz de los dormidos,el dolor sube y baja y acerca sus cucharasy no hay hombre sin este movimiento,no hay natalicio, no hay techo ni cercado:hay que tomar en cuenta este atributo.Y en el amor no valen tampoco ojos cerrados,profundos lechos lejos del pestilente herido,o del que paso a paso conquista su bandera.Porque la vida pega como cólera o ríoy abre un túnel sangriento por donde nos vigilanlos ojos de una inmensa familia de dolores. -Estrella Ogden acompáñamecomo ella a él, enjámbramecomo a Darío las estrellas, piénsameórfica, acostúmbrame aser de aire alrededor deesos aviones ciegos que van rápido enlo esdrújulo de New Yorka Philadelphia, adivínameen un Tarot al revés conNephertitis sangrando bajola hermosura dela nube de habrá sido la pielde oírte, lapeligrosa pielde hoy lunes de Berlín con ángeles,estésdonde estés, concuérdamecon otra cítara altísima de certezacuya hipotenusa sea Dios. -(EL DÍA Y ROBERT BROWNING)El chamariz en el chopo"¿Y qué más?El chopo en el cielo azul"¿Y qué más?"El cielo azul en el agua"¿Y qué más?"El agua en la hojita nueva"¿Y qué más?"La hojita nueva en la rosa"¿Y qué más?La rosa en mi corazón"¿Y qué más?¡Mi corazón en el tuyo! -De sombra, sol y muerte, volanderagrana zumbando, el ruedo gira heridopor un clarín de sangre azul torera.Abanicos de aplausos, en bandadas,descienden, giradores, del tendido,la ronda a coronar de los espadas.Se hace añicos el aire, y violento,un mar por media luna gris mandadoprende fuego a un farol que apaga el viento.¡Buen caballito de los toros, vuela,sin más jinete de oro y plata, al pradode tu gloria de azúcar y canela!Cinco picas al monte, y cinco olassus lomos empinados convirtiendoen verbena de sangre y banderolas.Carrusel de claveles y mantillasde luna macarena y sol, bebiendo,de naranja y limón, las banderillas.Blonda negra, partida por dos bandas,de amor injerto en oro la cintura,presidenta del cielo y las barandas,rosa en el palco de la muerte aún viva,libre y por fuera sanguinaria y dura,pero de corza el corazón, cautiva.Brindis, cristiana mora, a ti, volando,cuervo mudo y sin ojos, la monteradel áureo espada que en el sol lidiandoy en la sombra, vendido, de puntillas,da su junco a la media luna fiera,y a la muerte su gracia, de rodillas.Veloz, rayo de plata en campo de oronacido de la arena y suspendido,por un estambre, de la gloria, al toro,mar sangriento de picas coronado,en Dolorosa grana convertido,centrar el ruedo manda, traspasado.Feria de cascabel y percalina,muerta la media luna gladiadora,de limón y naranja, remolinade la muerte, girando, y los toreros,bajo una alegoría voladorade palmas, abanicos y sombreros. -¡Cómo insiste Khayyam con los muertos! ¡La arcilla!La arcilla de las ánforas, la arcilla de la copa,diciendo que allí están, y que, al rozar la orilla,al beber, nuestros labios, se encuentran con su boca.Que henchiremos la cámara que otrora ellos llenaran,yendo a complementar nuestra capa en la tierracon profetas, sultanes y sabios que pasaran.(¡Yo sólo pienso en Dios, que nuestros ojos cierra!)¡Ah, mi Dios! ¡Tú, el Unico que todo lo dispones!¿Será cierto, tal vez, lo que Khayyam arguyepuesto que polvo somos y a polvo volveremos?Pero no convirtamos, en la vida que huyey en lo perecedero, las solas obsesiones,sino en el alma eterna y en los goces supremos. -Rijmenam, penumbra, noche.Sosas, las noticias en la tele:exterminación étnica en los Balcanes, en África, en Timor,medio millón de muertos, cadáveres, calaveras.En mi propio país un asesino violador de niñosy su mujer. ¡Venga ya! ¿Es verdad?Noticia internacional: un futbolistaque acaba de jugar. ¿Quiénse lo imagina?A continuación un reportaje sobredeportación, gitanos, judíos,holocausto. De pronto se te aprieta el gaznate;mira, mientras son filmados,los niños sonríen a la cámaray una chica seductoramente guapaentra en la cámara de gas.¿Qué demonios estamos haciendo?Conversamos por redes superpobladas,apresurados y siempre demasiado tarde.La creación, pienso, ¿ha empezado?Dale marcha atrás, Dios, corrige, recomienza.¿Quién me oye? ¿Quién en Auschwitzescuchó la oración de millones?Es Navidad 1996 en Rijmenam,enviamos felicitaciones de año nuevo,Creemos apenas en nuestra esperanzay seguimos trabajando, muy mudos. -Cállate, corazón, son tus pesaresde los que no deben decirse, dejase pudran en tu seno; si te aquejaun dolor de ti solo no acíbaresa los demás la paz de sus hogarescon importuno grito. Esa tu queja,siendo egoísta como es, reflejatu vanidad no más. Nunca separestu dolor del común dolor humano,busca el íntimo aquel en que radicala hermandad que te liga con tu hermano,el que agranda la mente y no la achica;solitario y carnal es siempre vano;sólo el dolor común nos santifica. -Dichoso el que un buen día sale humildey se va por la calle, como tantosdías más de su vida, y no lo esperay, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo altoy ve, pone el oído al mundo y oye,anda, y siente subirle entre los pasosel amor de la tierra, y sigue, y abresu taller verdadero, y en sus manosbrilla limpio su oficio, y nos lo entregade corazón porque ama, y va al trabajotemblando como un niño que comulgamas sin caber en el pellejo, y cuandose ha dado cuenta al fin de lo sencilloque ha sido todo, ya el jornal ganado,vuelve a su casa alegre y siente que alguienempuña su aldabón, y no es en vano. -agua. cae. mucha.millones de gotas que formanuna húmeda cortina transparente.noche. silencio. incesante repicarde lágrimas divinas en las terrazas.yo, desde dentro, bajo techo, soy sujetopasivo.tú, proyectil de hidrógeno oxigenado,allí fuera, eres sujeto activo.el señor saltamontes esel cristobal colón surcadorde mares yjacques cousteau tomaforma de lombriz.mucha. agua. cae. -Yo que crecí dentro de un árboltendría mucho que decir,pero aprendí tanto silencioque tengo mucho que callary eso se conoce creciendosin otro goce que crecer,sin más pasión que la substancia,sin más acción que la inocencia,y por dentro el tiempo doradohasta que la altura lo llamapara convertirlo en naranja. -Magdalena, conozco que te amoen que la más trivial de tus accioneses pasto para mí, como la migaes la felicidad de los gorriones.Tu palabra más fútiles combustible de mi fantasía,y pasa por mi espíritu feudalcomo un rayo de sol por una umbría.Una mañana (en que la misma prosadel vivir se tornaba melodiosa)te daban un periódico en el treny rehusaste, diciendo con voz cálida:«¿Para qué me das esto?» Y estas cincobreves palabras de tu boca pálidafueron como un joyel que todo el díaen mi capilla estuvo manifiesto:y en la noche, sonaba tu pregunta:«¿Para qué me das esto?»Y la tarde fugaz que en el teatrorepasaban tus dedos, Magdalena,la dorada melenade un chiquillo... Y el prócer ademáncon que diste limosna a aquel anciano...Y tus dientes que vanen sonrisa ondulante, cual resúmenesdel sol, encandilando la insegurapupila de los viejos y los párvulos...Tus dientes, en que están la travesuray el relámpago de un pueril espejoque aprisiona del sol una saetay clava el rayo férvido en los ojosdel infante embobadoque en su cuna vegeta...También yo, Magdalena, me deslumbroen tu sonrisa férvida; y mis horasvan a tu zaga, hambrientas y canoras,como va tras el ama, por la holgurade un patio regional, el cortesanoséquito de palomas que codiciala gota de agua azul y el rubio grano. -Cien sonetos de amorDesde hace mucho tiempo la tierra te conoce:eres compacta como el pan o la madera,eres cuerpo, racimo de segura sustancia,tienes peso de acacia, de legumbre dorada.Sé que existes no sólo porque tus ojos vuelany dan luz a las cosas como ventana abierta,sino porque de barro te hicieron y cocieronen Chillán, en un horno de adobe estupefacto.Los seres se derraman como aire o agua o fríoy vagos son, se borran al contacto del tiempo,como si antes de muertos fueran desmenuzados.Tú caerás conmigo como piedra en la tumbay así por nuestro amor que no fue consumidocontinuará viviendo con nosotros la tierra. -Yo sé un himno gigante y extrañoque anuncia en la noche del alma una aurora,y estas páginas son de ese himnocadencias que el aire dilata en las sombras.Yo quisiera escribirle, del hombredomando el rebelde, mezquino idioma,con palabras que fuesen a un tiemposuspiros y risas, colores y notas.Pero en vano es luchar, que no hay cifracapaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,si, teniendo en mis manos las tuyas,pudiera, al oído, cantártelo a solas. -Cantando la cigarrapasó el verano enterosin hacer provisionesallá para el invierno;los fríos la obligarona guardar el silencioy a acogerse al abrigode su estrecho aposento.Viose desproveídadel precioso sustento:sin mosca, sin gusano,sin trigo y sin centeno.Habitaba la hormigaallí tabique en medio,y con mil expresionesde atención y respetola dijo: «Doña hormiga,pues que en vuestro granerosobran las provisionespara vuestro alimento,prestad alguna cosacon que viva este inviernoesta triste cigarra,que, alegre en otro tiempo,nunca conoció el daño,nunca supo temerlo.No dudéis en prestarme,que fielmente prometopagaros con ganancias,por el nombre que tengo».La codiciosa hormigarespondió con denuedo,ocultando a la espaldalas llaves del granero:«¡Yo prestar lo que ganocon un trabajo inmenso!Dime, pues, holgazana,¿qué has hecho en el buen tiempo?».«Yo», dijo la cigarra,«a todo pasajerocantaba alegremente,sin cesar ni un momento».«¡Hola! ¿con que cantabascuando yo andaba al remo?Pues ahora, que yo como,baila, pese a tu cuerpo». -¿Cómo será el encuentro?Descarnados los dossin tu miradasin mis labiosposándose en los tuyos.Partículas de luz quizá seremosque se atraense buscanse amalgaman. -No sois vosotras, ricas aguasde oro, las que corréispor el helecho, es mi alma.No sois vosotras, frescas alaslibres, las que os abrísal iris verde, es mi alma.No sois vosotras, dulces ramasrojas las que os mecéisal viento lento, es mi alma.No sois vosotras, claras, altasvoces las que os pasáisdel sol que cae, es mi alma. -A plena luz de sol sucede el día,el día sol, el silencioso selloextendido en los campos del camino.Yo soy un hombre luz, con tanta rosa,con tanta claridad destinadaque llegaré a morirme de fulgor.Y no divido el mundo en dos mitades,en dos esferas negras o amarillassino que lo mantengo a plena luzcomo una sola uva de topacio.Hace tiempo, allá lejos,puse los pies en un país tan claroque hasta la noche era fosforescente:sigo oyendo el rumor de aquella luz,ámbar redondo es todo el cielo:el azúcar azul sube del mar.Otra vez, ya se sabe, y para siempresumo y agrego luz al patriotismo:mis deberes son duramente diurnos:debo entregar y abrir nuevas ventanas,establecer la claridad invictay aunque no me comprendan, continuarmi propaganda de cristalería.No sé por qué le toca a un enlutadode origen, a un producto del invierno,a un provinciano con olor a lluviaesta reverberante profesión.A veces pienso imitar la humildady pedir que perdonen mi alegríapero no tengo tiempo: es necesariollegar temprano y correr a otra partesin más motivo que la luz de hoy,mi propia luz o la luz de la noche:y cuando ya extendí la claridaden ese punto o en otro cualquierame dicen que está oscuro en el Perú,que no salió la luz en Patagonia.Y sin poder dormir debo partir:para qué aprendería a transparente!Hoy, este abierto mediodía vuelacon todas las abejas de la luz:es una sola copa la distancia,al territorio claro de mi vida.Y brilla el sol hacia Valparaíso. -Es una lástima que no estés conmigocuando miro el reloj y son las cuatroy acabo la planilla y pienso diez minutosy estiro las piernas como todas las tardesy hago así con los hombros para aflojar la espalday me doblo los dedos y les saco mentiras.Es una lástima que no estés conmigocuando miro el reloj y son las cincoy soy una manija que calcula intereseso dos manos que saltan sobre cuarenta teclaso un oído que escucha como ladra el teléfonoo un tipo que hace números y les saca verdades.Es una lástima que no estés conmigocuando miro el reloj y son las seis.Podrías acercarte de sorpresay decirme "¿Qué tal?" y quedaríamosyo con la mancha roja de tus labiostú con el tizne azul de mi carbónico. -A cocachos aprendími labor de colegialen el Colegio Fiscaldel barrio donde nací.Tener primaria completaera raro en mi niñez(nos sentábamos de a tresen una sola carpeta).Yo creo que la palmetala inventaron para mí,de la vez que una rompíme apodaron "mano´e fierro",y por ser tan mataperroa cocachos aprendí.Juguetón de nacimiento,por dedicarme al recreosacaba Diez en Aseoy Once en Aprovechamiento.De la Conducta ni cuentopues, para colmo de malera mi voz general"¡chócala pa la salida!"dejando a veces perdidami labor de colegial.¡Campeón en lingo y bolero!¡Rey del trompo con huaraca!¡Mago haciéndome "la vaca"y en bolitas, el primero...!En Aritmética, Cero.En Geografía, igual.Doce en examen oral,Trece en examen escrito.Si no me "soplan" repitoen el Colegio Fiscal.Con esa nota mezquinaterminé mi Quinto al tranco,tiré el guardapolvo blanco(de costalitos de harina).Y hoy, parado en una esquinalloro el tiempo que perdí:los otros niños de allíalcanzaron nombre egregio.Yo no aproveché el Colegiodel barrio donde nací... -Atraviesas el cierzo y la desdichade un ulular hambriento y desangradoque emerge al despuntar la madrugada.Amanecen los pechos florecidospor el ámbar, la luz de las farolas,que reflejan los cuencos y canastos.Están vacíos, cual daga sin sangre,mordidos por dolor en sus extremos,cuadrados por el ángel de la furia.Todo es cálido alrededor del caos,un fuego castrador y permanente,un verano, con dientes por destino.Dónde estará la nieve salvadora,el frío baile de los tallos vírgenes,el trovador alivio del invierno. -Llora el sol el camino hacia la nochecon sus párpados huidizos,cerrando los ojos ante el díaque ambiciona el salitre del mary perpetuarse ciegamenteante la noche.El día queda devastado.Imponente, el mástil nocturno se avecina,con el caudal de las rosas oscurasque transpiran el olor aciagode los besos de una luz inmóvil.Estudia la rotunda circunferenciade una esfera inviolable y pura,que abriga el cielo con un resplandorde horas transidas de desvelo.La noche venceen el aquilatado rumor sombríode los pasos gigantes de la urbe,donde dormimos sin mirar atrásensueños de penumbra dilatada. -¡Oh niebla del estado más sereno,Furia infernal, serpiente mal nacida!¡Oh ponzoñosa víbora escondidaDe verde prado en oloroso seno!¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,Que en vaso de cristal quitas la vida!¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,De la amorosa espuela duro freno!¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,Vuélvete al lugar triste donde estabas,O al reino (si allá cabes) del espanto;Mas no cabrás allá, que pues ha tantoQue comes de ti mesmo y no te acabas,Mayor debes de ser que el mismo infierno. -(Spheniscus Magellanicus)NI bobo ni niño ni negroni blanco sino verticaly una inoncencia interrogantevestida de noche y de nieve.Ríe la madre al marinero,el pescador al astronauta,pero no ríe el niño niñocuando mira al pájaro ni��oy del océano en desordeninmaculado pasajeroemerge de luto nevado.Fui yo sin duda el niño pájaroallá en los fríos archipiélagos:cuando él me miró con sus ojos,con los viejos ojos del mar:no eran brazos y no eran alas,eran pequeños remos duroslos que llevaba en sus costados:tenía la edad de la sal,la edad del agua en movimientoy me miró desde su edad:desde entonces sé que no existo,que soy un gusano en la arena.Las razones de mi respetose mantuvieron en la arena:aquel pájaro religiosono necesitaba volar,no necesitaba cantary aunque su forma era visiblesangraba sal su alma salvajecomo si hubieran cercenadouna vena del mar amargo.Pingüino, estático viajero,sacerdote lento del frío:saludo tu sal verticaly envidio tu orgullo emplumado. -Por esa puerta huyó diciendo :«¡nunca!»Por esa puerta ha de volver un día ...Al cerrar esa puerta dejo truncala hebra de oro de la esperanza mía.Por esa puerta ha de volver un día.Cada vez que el impulso de la brisa,como una mano débil indecisa,levemente sacude la vidriera,palpita más aprisa, más aprisa,mi corazón cobarde que la espera.Desde mi mesa de trabajo veola puerta con que sueñan mis antojosy acecha agazapando mi deseoen el trémulo fondo de mis ojos.¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivo,he de aguardar con la mirada inciertaa que Dios me devuelva compasivoa la mujer que huyó por esa puerta?¿Cuándo habrán de temblar esos cristalesempujados por sus manos ducales,y, con su beso ha de llegar a ellas,cual me llega en las noches invernalesel ósculo piadoso de una estrella?¡Oh Señor!, ya la pálida está alerta;¡oh Señor, cae la tarde ya en mi víay se congela mi esperanza yerta!¡Oh, Señor, haz que se abra al fin la puertay entre por ella la adorada mía!...¡Por esa puerta ha de volver un día! -Secreta noche herida de menguantecae donde no hay agua ni tierra.Marcha a cortar el filo de la luna,mis raíces, que están donde no estuve....Traerán mi corazón, negra violetaque se durmió en la orilla de otro sueño.Lo he de llamar y no sabrá su nombre.Me ha de cantar, y no he de comprenderle.Y llevaré, camino en mediodíade veinte cielos con opuestos soles,mi angustia en veinte voces sin mi sangre.He de llorar mil años sin mi llantoy he de dormir mil años sin mis ojosnoche con veinte pétalos de luna.1938 -Noctivozmusgo insomnedel yo más yo refluido a la gris ya desieta tan médano evidenciagorgogoteando noes que plellagan el piensocontra las siempre contras de la posnáusea obesatan plurinterroído por noctívagos yoes en rompiente ante la afauce angustiacon su soñar rodado de hueco sino dado de dado ya tan dadoy su yo solo oscuro de pozo lodo adentro y microcosmos tinto por la total gristenia -Oscura la noche que vigilasenderos de nostalgia y de añoranza,con la luna de plata que iluminaal buho que no duerme y sí descansa.Radiantes las estrellas danzarinasbailando con el cántico del viento,oleadas de hermosas golondrinasnutriendo de belleza el firmamento.Imagen nocturna tan divina,fachada de misterios y confianza,amor que se desprende cual neblina,zurcido de pasión y de esperanza. -Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,rostro amado donde contemplo el mundo,donde graciosos pájaros se copian fugitivos,volando a la región donde nada se olvida.Tu forma externa, diamante o rubí duro,brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,cráter que me convoca con su música íntima, con esaindescifrable llamada de tus dientes.Muero porque me arrojo, porque quiero morir,porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuerano es mío, sino el caliente alientoque si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.Deja, deja que mire, teñido del amor,enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,deja que mire el hondo clamor de tus entrañasdonde muero y renuncio a vivir para siempre.Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugienteque regando encerrada bellos miembros extremossiente así los hermosos límites de la vida.Este beso en tus labios como una lenta espina,como un mar que voló hecho un espejo,como el brillo de un ala,es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,un crepitar de la luz vengadora,luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo. -Con ansia extrema de mirar qué tienevuestro pecho escondido allá en su centro,y ver si a lo de fuera lo de dentroen apariencia y ser igual conviene,en él puse la vista: mas detienede vuestra hermosura el duro encuentromis ojos, y no pasan tan adentroque miren lo que el alma en sí contiene.Y así se quedan tristes en la puertahecha, por mi dolor, con esa manoque aun a su mismo pecho no perdona;donde vi claro mi esperanza muerta.y el golpe, que os hizo amor en vanonon esservi passato oltra la gona. -Florecen los almendrosen Mallorcay no estás para verlos.De mi balcón anochelos vi fosforecer.Te llamé por tu nombre,conjuré tu fantasma,te perfilé de pétalos caídosy una ráfaga de airete rasgo. -Nada de lo que digaPuede desviar la caída de una hoja.Una palabra noFrenará la otra.Es inútil que a éstosQue me escuchan dediqueUna verdad: la harán pedazos.De sus pedazos nacerá Lao-Tsé. -Vendrán los besos, y traerán silencio,y nos preguntaremos quiénes somos,dónde nos conocimos, qué buscamos,y tal vez nos respondan nuestros ojos,ignorantes del miedo a la palabra,pues la verdad les grita desde el fondo.Y al mirarnos, habrá una luz recónditade tibio colorido melancólico,que abrirá perspectivas imprevistas,y que será en sí misma testimoniode algo que fue, que ya es insostenible,tan quimérico como el unicornio.Ayer los besos, aunque amortiguados,llevaban un clamor de intenso gozo,entretejían lágrimas y risasen verdes primaveras y en otoños,calendario de pétalos dormidos,dormido el tiempo sobre nuestros rostros.¿Qué sucedió? Tal vez una mañana,a la orilla del río, entre los olmos,se despertó la niebla del cansancio,y repobló el paisaje de abandono.Y los besos se fueron marchitando,sin casi percibirlo, sin sollozos.Y hoy sólo son costumbre, su arrebatoen retirada triste, sin retorno.Es hora de partir; se fue la magia,el temblor está en calma, el amor prófugo,los besos silenciosos, tan dormidosque no despertarán..., como nosotros. -Dame la mano y danzaremos;dame la mano y me amarás.Como una sola flor seremos,como una flor, y nada más...El mismo verso cantaremos,al mismo paso bailarás.Como una espiga ondularemos,como una espiga, y nada más.Te llamas Rosa y yo Esperanza;pero tu nombre olvidarás,porque seremos una danzaen la colina y nada más... -Me ha herido recatándose en las sombras,sellando con un beso su traición.Los brazos me echó al cuello y por la espaldapartióme a sangre fría el corazón.Y ella prosigue alegre su camino,feliz, risueña, impávida. ¿Y por qué?Porque no brota sangre de la herida.Porque el muerto está en pie. -Nervioso, pero sin dueloA toda la concurrenciaPor la mala voz suplicoPerdón y condescendencia.Con mi cara de ataúdY mis mariposas viejasYo también me hago presenteEn esta solemne fiesta.¿Hay algo, pregunto yoMás noble que una botellaDe vino bien conversadoEntre dos almas gemelas?El vino tiene un poderQue admira y que desconciertaTransmuta la nieve en fuegoY al fuego lo vuelve piedra.El vino es todo, es el marLas botas de veinte leguasLa alfombra mágica, el solEl loro de siete lenguas.Algunos toman por sedOtros por olvidar deudasY yo por ver lagartijasY sapos en las estrellas.El hombre que no se bebeSu copa sanguinolentaNo puede ser, creo yoCristiano de buena cepa.El vino puede tomarseEn lata, cristal o gredaPero es mejor en copihueEn fucsia o en azucena.El pobre toma su tragoPara compensar las deudasQue no se pueden pagarCon lágrimas ni con huelgas.Si me dieran a elegirEntre diamantes y perlasYo elegiría un racimoDe uvas blancas y negras.El ciego con una copaVe chispas y ve centellasY el cojo de nacimientoSe pone a bailar la cueca.El vino cuando se bebeCon inspiración sinceraSólo puede compararseAl beso de una doncella.Por todo lo cual levantoMi copa al sol de la nocheY bebo el vino sagradoQue hermana los corazones. -20 poemas de amor y una canción desesperadaNiña morena y ágil, el sol que hace las frutas,el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojosy tu boca que tiene la sonrisa del agua.Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebrasde la negra melena, cuando estiras los brazos.Tú juegas con el sol como con un esteroy él te deja en los ojos dos oscuros remansos.Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.Todo de ti me aleja, como del mediodía.Eres la delirante juventud de la abeja,la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.Mariposa morena dulce y definitivacomo el trigal y el sol, la amapola y el agua. -IYo, tú, los árboles perfectamentejuiciosos entre el día y la nochelas calles blancas largas dócilesdesatándonosllenas de ti, llenas de míquitándonos el polvo.IIDejé de besarde silbar al lunajero de tus piespara que nadainterrumpa, me interrumpatu carrera tantas veces proscritaEquivocadas entre sexta y nonaemigran ocasionesllevándonos de en mediolo que más queríamos.IIINo desentrañamosaquellas vertientes que trajeron la salcuando pensabas, cuando pensabasembrar sembrar sembrareternamentepasajeros felices, trenes novísimoscaminos, tildes, radios, señales;dibujos olorosos a jabón, paisajessin límitesy la espina en el naranjo de tu pieldoliéndole a la lluvia. -Después de todo -pero después de todo-sólo se trata de acostarse juntos,se trata de la carne,de los cuerpos desnudos,lámpara de la muerte en el mundo.Gloria degollada, sobrevivientedel tiempo sordomudo,mezquina paga de los que mueren juntos.A la miseria del placer, eternidad,condenaste la búsqueda, al injustofracaso encadenaste sed,clavaste el corazón a un muro.Se trata de mi cuerpo al que bendigo,contra el que lucho,el que ha de darme todoen un silencio robustoy el que se muere y mata a menudo.Soledad, márcame con tu pie desnudo,aprieta mi corazón como las uvasy lléname la boca con su licor maduro. -De algún modo soy tu cuerpo,Me designo en él, me quemaEn la mentira útil como un remo,En la desgracia y la amorosa luchaAbriendo Los huecos de su máscara.Pero no me lo permitas,No me dejes ser sólo tu cuerpo.De algún modo soy tu cuerpo,Cuando la rica, inexplicable sangre,Transcurre en medio de representaciones.Y lo seré hasta que cenizasAcaricien tu prestada, última parcela.Pero no me lo permitas,No me dejes ser sólo tu cuerpo.De algún modo soy tu cuerpo,La opresión que difunde me sostiene,Y no en otro descienden las palabras,Urde la disculpa el vejado sermónPor nuestras pasadas facciones.Pero no me lo permitas,No me dejes ser sólo tu cuerpo.De algún modo soy tu cuerpoY si en atención a su dañina menguaMe cuido bien de mirarlo como esencia,¿Con qué prodigio, incisivo milagro,Percibiré tu pasión cuando lo excluya?Pero no me lo permitas,No me dejes ser sólo tu cuerpo. -Frontera de lo puro, flor y fría.Tu blancor de seis filos, complemento,en el principal mundo, de tu aliento,en un mundo resume un mediodía.Astrólogo el ramaje en demasía,de verde resultó jamás exento.Ártica flor al sur: es necesariotu desliz al buen curso del canario. -Una mirada, un gesto,cambiarán nuestra raza. Cuando actúa mi mano,tan sin entendimiento y sin gobierno,pero con errabunda resonancia,y sondea, buscandocalor y compañía en este espacioen donde tantas otrashan vibrado, ¿qué quieredecir? Cuántos y cuántos gestos comoun sueño mañanero,pasaron. Como esacasera mueca de las figurillasde la baraja: aunquedejando herida o beso, sólo azar entrañable.Más luminoso aún que la palabra,nuestro ademán, como ellaroído por el tiempo, viejo como la orilladel río, ¿quésignifica?¿Por qué desplaza el mismo aire el gestode la entrega o del robo,el que cierra una puerta o el que la abre,el que da luz o apaga?¿Por qué es el mismo el giro del brazo cuando siembraque cuando siega,el de amor que el de asesinato?Nosotros, tan gesteros pero tan poco alegres,raza que sólo supotejer banderas, raza de desfiles,de fantasías y de dinastías,hagamos otras señas.No he de leer en cada palma, en cadamovimiento, como antes. No puedo ahora frenarla rotación inmensa del abrazopara medir su órbitay recorrer su emocionada curva.No, no son tiemposde mirar con nostalgiaesa estela infinita del paso de los hombres.Hay mucho que olvidary más aún que esperar. Tan silenciosocomo el vuelo del búho, un gesto claro,de sencillo bautizo,dirá, en un aire nuevo,su nueva significación, su nuevouso. Yo solo, si es posible,pido, cuando me llegue la hora mala,la hora de echar de menos tantos gestos queridos,tener fuerza, encontrarloscomo quien halla un fósil(acaso una quijada aún con el beso trémulo)de una raza extinguida. -¡Ay mama,si tú me vieras...Estoy perdido en BrasilEntre cimbreantes palmeras!Palmeras de talle largo,Palmas mulatasEndulzan mi paso amargoY alegran mis caminatas.¡Ay mama,si tú me vieras...!Me muero al verlas venir,Me mata verlas pasar.No sé si debo reírO llorar.¡Ay mama...!A la sombra de una palmaQuise librarme del sol,Quise libarme del solY me estoy quemando el alma...Estoy perdido en BrasilEntre cimbreantes palmeras.¡Ay mama,si tú me vieras,si tú me vieras,si tú me vieras...!¡Ay mama! -A vecespienso en tien lo que pudo seren tu ternura presaen las deshoras. -Esa tierna piel que me ofrecesviene a mí como un trozo de viento:te respiro en silencio,voy a ti atraído por tus ojos. --¿Verdad, papá,verdad que esos niños sólo están muertosen la pantalla del televisor?--No, mi amor, esas criaturasya no existen en la realidad; se han ido,ya no están, sus cuerpospronto serán unos esqueletos--Ya sé papá, ya sé:apaguemos el telepara que la muerte se detengao cambiemos de canalpara que se vayaa otro lado.- -No decía palabras,acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,porque ignoraba que el deseo es una preguntacuya respuesta no existe,una hoja cuya rama no existe,un mundo cuyo cielo no existe.La angustia se abre paso entre los huesos,remonta por las venashasta abrirse en la piel,surtidores de sueñohechos carne en interrogación vuelta a las nubes.Un roce al paso,una mirada fugaz entre las sombras,bastan para que el cuerpo se abra en dos,ávido de recibir en sí mismootro cuerpo que sueñe;mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.Auque sólo sea una esperanzaporque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe. -Me inspiroLas estaciones son el sueloLos puertos el agua y la tierraLos aeropuertos ¡oh! Los aeropuertosPorque cuando voy en el aireMis sentidosDespeganDe un viejo pobladoY de cultosA nuevas Escuelas Filosóficas. -Oh, bien haya Jaén, que en lienzo prietoDe luces mil de sebo salpicadoSu túmulo paró, y de pie quebradoEn dos antiguas trovas sin conceto.Écija se ha esmerado, yo os prometo,Que en bultos de papel y pan mascadoGastó gran suma, aunque no han acabadoEntre catorce abades un soneto.Todo es obras de araña con Baeza,Donde el fiel vasallo el regimientoPinos corta, bayetas solicita:Hallaron dos, y toman una piezaPara el tumbo real o monimento¡Nunca muriera doña Margarita! -[I]Moça tan fermosanon vi en la frontera,como una vaquerade la Finojosa.[II]Faziendo la víadel Calatraveñoa Santa María,vençido del sueño,por tierra fragosaperdí la carrera,do vi la vaquerade la Finojosa.[III]En un verde pradode rosas e flores,guardando ganadocon otros pastores,la vi tan graciosa,que apenas creyeraque fuese vaquerade la Finojosa.[IV]Non creo las rosasde la primaverasean tan fermosasnin de tal manera,fablando sin glosa,si antes supierade aquella vaquerade la Finojosa.[V]Non tanto mirarasu mucha beldad,porque me dexaraen mi libertad.Mas dixe: "Donosa(por saber quién era),¿aquella vaquerade la Finojosa?..."[VI]Bien como riendo,dixo: "Bien vengades,que ya bien entiendolo que demandades:non es desseosade amar, nin lo espera,aquessa vaquerade la Finojosa". -¿El lado hermoso de la vida?Que tenga su complementoen el otro lado abominable;en nada lo hace más hermosoaunque no lo aniquila.Los dos estánincomprehensibles el uno al lado del otro.Es particularmente difícildesde los momentos oscuros ver algoque de cualquier manera podría ser luz.Francamente, no sabría dóndeen Rijmenam, dónde en el universoencontraría consuelo.Pero lo que deploro más:no sé nada con quepudiera consolarRijmenam o el universo.Eso pone pena sobre pena.Pienso. Inclino la cabeza,sigo trabajando. Y callo. -A los colibríes decadentes¡Rítmica Reina lírica! Con venusinoscantos de sol y rosa, de mirra y lacay polícromos cromos de tonos miloye los constelados versos mirrinos,escúchame esta historia Rubendariaca,de la Princesa verde y el paje Abril,Rubio y sutil.El bizantino esmalte do irisa el rayolas purpuradas gemas; que enflora Juniosi Helios recorre el cielo de azul edén,es lilial albura que esboza Mayoen una noche diáfana de pleniluniocuando las crisodinas nieblas se ven¡A tutiplén!En las vívidas márgenes que espuma el Caucaáureo pico, ala ebúrnea, currucuqueade sedeñas verduras bajo el doseldo las perladas ondas se esfuma glauca¿es paloma, es estrella o azul idea?...Labra el emblema heráldico de áureo broquelRóseo rondel.Vibran sagradas liras que ensueña Psiquisson argentados cisnes hadas y gnomosy edenales olores, lirio y jazmíny vuelan entelechias y tiquismiquisde corales, tritones, memos y momosdel horizonte lírico nieve y carmínHasta el confín.Liliales manos vírgenes al son aplaudeny se englaucan los líquidos y cabrilleancon medievales himnos al abedul,desde arriba Orión, Venus, que Secchis laudenmiran como pupilas que cintilleanpor los abismos húmedos del negro tulDel cielo azul.Tras de las cordilleras sombras, la blancaSelene, entre las nubes ópalo y tetrassurge como argentífero tulipány por entre lo negro que se espernancahuyen los bizantinos de nuestras letrashasta el Babel Bizancio, do llegaránCon grande afán.¡Rítmica Reina lírica! Con venusinoscantos de sol y rosa, de mirra y lacay polícromos cromos de tonos mil,éstos son los caóticos versos mirrinosésta es la descendencia, Rubendariaca,de la Princesa verde y el paje Abril,¡Rubio y sutil! -El agua deslíe la conciencia, una a unaempapa las imágenes, se agitan sus reflejos,tiemblan sólo un instante sobre la herida. Nuncaacabará la lluvia. En la memoria llueve,vuelvo a ver los charcos de la infancia, una mantaempapada sobre vagas cabezas, y un rostromuy fugaz de mujer. Siempre estuvo lloviendo,los pájaros perdidos buscaban entibiarseen nuestra sangre. Aquella boca de tibia lunaenmudecida y fría, sobre la yerba húmeda...¿A dónde lleva el agua esas semillas?, ¿en qué mardesembocan?, ¿en qué madre germinan?, ¿acasoel alma es tierra y luego, ya en sazón, fructificanbajo el temblor de la memoria? Tocar el mundocon nuestras manos ciegas, y luego, en el recuerdo,otro mundo renace más intenso. Aquellamano posada sobre el tiempo, aquella frentecon su gesto de arcilla, y este turbio afándel hombre por alzar su casa derruidabajo la tempestad, esta inquietud de abriren las ondas de todos los regatos la entrañaencendida del musgo. Sí, ¿en qué océanoen qué lecho se vierten las palabras?, ¿qué muellesrefugian a sus barcos? El cielo es agua quieta,y el polvo, y los vestigios que espejean y abrasanen su luz la conciencia. Náufragos todos bajoidéntico aguacero, peregrinos del sueño,creciendo sobre el pecho del tiempo, sosteniéndonossobre la mano incierta de un dios que nos ignora. -Quería darleuna sorpresa,así que para sucumpleaños leregaló un seat850, año 73.Mi amiga estabaentusiasmada ycomo agradecimientosacó el carnet deconducir y sevolvió dócil.Ahora sedejaba follar porlas mañanas,justo alamanecer, aunquedetestabaesas ereccionesmatutinas, ylos tipos de esecalibre quedespiertan alas chicas enmitad de unsueño.Pero miamiga-normal-se hartó decopular porlas mañanasy devolvióel Seat 850del año 73.Pero antes deeso lavó elcoche, lodejó relucientey se lo puso en lapuerta,en la mismísimapuerta, asu dueño.Desde entoncesmi amiga supo queno habría másereccionesmatutinas deindividuosde esecalibre, ni tampocomás Seats850, del año73. -Invocando el poder de Lisístratahago escarnio de los asalariados de la guerrapara defender a mi Atenas de Esparta.Convoco a la mujer de delantalla de taconesla doméstica y la reinala obrera y la madrela joven y la ancianaa todas llamoa desertar de las camas de sus amadoshasta que todos regresen de la guerray se nieguen a ofrecer sus vidaspara que unos pocos sobrevivancon más riqueza de la que pueden usarsi vivieran diez mil vidas.Con el mismo poder de Lisístrata,se los juro,terminaremos con las guerrasy los poderosos de turnocaerán de su caballo con todo y sus morrales.No más madres con niños heridos en sus brazosni piernas amputadas con espadasni hombres muertos en ajenas batallas.Mandaré a las cabezas de faunosa morder la soledadal ayuno sexualy no más carneros desolladosni familias a la esperadesplazadas por la guerra.Por el poder que tuvo Lisístratatodos los ejércitosse detendrán en secovencidos por el aireque enfurecido llamaa la verdadera paloma de la paz. -A veces era domingoy llovía.A veces oscurecía de repentey las casas encendían sus lucesal fondo de la noche.En una de aquellas lucesyo te imaginaba;imaginaba tu habitaciónllena de peluches,tus juegos de cartas con olores,te imaginaba tendida sobre tu camaescribiéndome cartas de amor,dibujando corazones rosadosque contenían mi nombre,y como la imaginación es perversay no sabe de derrotas,te imaginaba a tiimaginándome a mídel mismo modo.A veces era domingoy llovía.Por las noches emitíanun programa de radiode canciones dedicadas;"Música y Estrellas".Al principio de cada canción,la locutora leíalas dedicatorias.Nunca escuché mi nombre.Y aún así, programa tras programa,derrota tras derrota,yo te imaginabaescribiendo apasionadas cartas de amorque contenían mi nombre,y albergaba la esperanzade que algún díala locutoralas leyera.A veces era domingoy llovía.A veces el desánimo me hundíaen la más oscura certeza.Entonces,miraba desde mi ventanalas luces encendidas que brillabanal fondo de la noche,y te imaginaba en tu habitaciónllena de peluches,escribiendo apasionadas cartas de amorque contenían mi nombre,y como la imaginación es perversay no sabe de años y de derrotasaún me imagino a míimaginándote a tidel mismo modo. -XIIEl amor realizado es un sorbo de muerteque nos pasa los labios, que se filtra en las venas.El alma que nos cambia es más ancha y vacía:más triste y más sedienta, la boca que nos deja.Dentro del corazón, alárgase una sombracada vez que los labios su antiguo vaso llenan.El amor realizado aguza en nuestros ojosdel imposible anhelo la trémula saeta,y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,ante la planta laxa la cansadora meta...Amor: perfecto guía para ir al encuentrodel dolor apostado al fin de cada senda... -A veces,cuando atardece el cielo en primaverasurge como un sobrecogido y mágicoclarinazo en todo el barriorasgando la alegría prisionera.Es que el seno de las barcasllegó pleno, fúlgido de coletazosy boqueadas agónicamente ávidas.(En las callesreinaba aún el vacío de la espera.El vasto vocerío enmudecíay sólo los niños en sus juegosmodelaban su inconsciente voz de fresa.Era la amada hora de la precena.)Los hombres que descansen o que beban.Las mujeres...Un oloroso, cocineril humo"vaharadas de peces fritos"brisea por las ventanaso se comba denso fuera de las chimeneas.Cuando se vaya "hoy"el liviano sol que alivia penas,la noche remunerada de las personasserá una hoguera.A veces, en primavera... -Tristeza, escarabajode siete patas rotas,huevo de telaraña,rata descalabrada,esqueleto de perra:Aquí no entras.No pasa.Ándate.Vuelveal sur con tu paraguas,vuelveal norte con tus dientes de culebra.Aquí vive un poeta.La tristeza no puedeentrar por estas puertas.Por las ventanasentra el aire del mundo,las rojas rosas nuevas,las banderas bordadasdel pueblo y sus victoria.No puedes.Aquí no entras.Sacudetus alas de murciélago,yo pisaré las plumasque caen de tu mano,yo barreré los trozosde tu cadáver hacialas cuatro puntas del viento,yo te torceré el cuello,te coseré los ojos,cortaré tu mortajay enterraré, tristeza, tus huesos roedoresbajo la primavera de un manzano.Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:quiero la luz y el trigo de tus manos amadaspasar una vez más sobre mí su frescura:sentir la suavidad que cambió mi destino.Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,que huelas el aroma del mar que amamos juntosy que sigas pisando la arena que pisamos.Quiero que lo que amo siga vivoy a ti te amé y canté sobre todas las cosas,por eso sigue tú floreciendo, florida,para que alcances todo lo que mi amor te ordena,para que se pasee mi sombra por tu pelo,para que así conozcan la razón de mi canto. -A ti que siempre has estado ahí,aún en los peores momentos.Tú que siempre tienes la palabra precisaen el momento preciado.Eres quien compartela mayoría de mis pensamientos.Por ti he conocido el verdadero sentidode lo que es la amistady quiero agradecértelo.Es increíble pensar que son tan fuertes,aunque extraños, los lazos que nos unen.Y aunque no he visto tu rostro;ni hayas visto el mío,ambos sabemos que nos tenemos.No importa el momento, así sea de grandezao debilidad, tú... eres mi amigo sin rostropero con mucho corazón!Quien te quiere mucho, tu amigo sincero... -Señor, me has dado un hijoy te pido la piedadme le concedas el donde ser un hombre de paz.Que nunca forme barreraspara hacer la caridady sea legal consigo mismoy que viva en hermandad.Y dale a su pensamientoluz para comprendery lo lleves por caminosiluminados de fe.Que nunca pueda la irahasta sus manos llegary le acompañe tu amorpara librarlo del mal.Y que oiga en su concienciala voz de su corazón.Y líbralo de la avariciainfamia, odio y traición.Concédele la providenciay que sea hombre cabal.Gracias, Señor, graciasDios de inmensa bondad. -Yo no soy Pedro,Juan,ni Segismundo.Yo no soy pura sangre,ni mestizo,ni natural del valle o de la estepa.Mi pensamiento es un pequeño mundo.Un mundo de orfandad de pura cepa.Vine de no sé dónde,un día en que unas manosse estrecharon a medias.Y tú "poesía, viento"ni lo haces más atroz,ni lo remedias.Yo no soy Gran Collar,ni estoy triste,ni creo en la derrota.Admiro el rostro inmenso del océano,pero prefiero el brillode una gota.Me gusta la verdad de los que esperan,y el amorhecho vida.Y creo en el retorno de los tiempos,en otra dimensióndesconocida.Recuerdo vagamente algunos signos,algún destello de mitología,alguna forma gris de echar la suerte.Y no le tengo miedo a lo que venga:ni al ojo solapado de la vida,ni al párpado sincero de la muerte.o no soy la bandera,ni el perdón,ni el cayado.No soy el que descubre,ni el que salvao reclama ser salvado.Yo no soy Pedro,Juan,ni Segismundo.Yo soy un soplo de aire.Un sonido que pasa.El sonido fugaz de un milagro profundo.pues soy más que la carne misteriosaen que alguien "una vez"me trajo al mundo. -Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,botón de pensamiento que busca ser la rosa;se anuncia con un beso que en mis labios se posael abrazo imposible de la Venus de Milo.Adornan verdes palmas el blanco peristilo;los astros me han predicho la visión de la Diosa;y en mi alma reposa la luz como reposael ave de la luna sobre un lago tranquilo.Y no hallo sino la palabra que huye,la iniciación melódica que de la flauta fluyey la barca del sueño que en el espacio boga;y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,el sollozo continuo del chorro de la fuentey el cuello del gran cisne blanco que me interroga. -Cerca de cincuenta añoscaminandocontigo, Poesía.Al principiome enredabas los piesy caía de brucessobre la tierra oscurao enterraba los ojosen la charcapara ver las estrellas.Más tarde te ceñistea mí con los dos brazos de la amantey subisteen mi sangrecomo una enredadera.Luegote convertisteen copa.Hermosofueir derramándote sin consumirte,ir entregando tu agua inagotable,ir viendo que una gotacaída sobre un corazón quemadoy desde sus cenizas revivía.Pero no me bastó tampoco.Tanto anduve contigoque te perdí el respeto.Dejé de verte comonáyade vaporosate puse a trabajar de lavandera,a vender pan en las panaderías,a hilar con las sencillas tejedoras,a golpear hierros en la metalurgia.Y seguiste conmigoandando por el mundo,pero tú ya no erasla floridaestatua de mi infancia.Hablabasahoracon voz férrea.Tus manosfueron duras como piedras.Tu corazónfue un abundantemanantial de campanas,elaboraste pan a manos llenas,me ayudaste a no caer de bruces,me buscastecompañía,no una mujer,no un hombre,sino miles, millones.Juntos, Poesía,fuimosal combate, a la huelga,al desfile, a los puertos,a la mina,y me reí cuando salistecon la frente manchada de carbóno coronada de aserrrín fragantede los aserraderos.Y no dormíamos en los caminos.Nos esperaban gruposde obreros con camisasrecién lavadas y banderas rojas.Y tú, Poesía,antes tan desdichadamente tímida,a la cabezafuistey todosse acostumbraron a tu vestidurade estrella cotidiana,porque aunque algún relámpago delató tu familiacumpliste tu tarea,tu paso entre los pasos de los hombres.Yo te pedí que fuerasutilitaria y útil,como metal o harina,dispuesta a ser arado,herramienta,pan y vino,dispuesta, Poesía,a luchar cuerpo a cuerpoy a caer desangrándote.Y ahora,Poesía,gracias, esposa,hermana o madreo novia,gracias, ola marina,azahar y bandera,motor de música,largo pétalo de oro,campana submarina,graneroinextinguible,gracias,tierra de cada unode mis días,vapor celeste y sangrede mis años,porque me acompañastedesde la más enrarecida alturahasta la simple mesade los pobres,porque pusiste en mi almasabor ferruginosoy fuego frío,porque me levantastehasta la altura insignede los hombres comunes,Poesía,porque contigomientras me fui gastandotú continuastedesarrollando tu frescura firme,tu ímpetu cristalino,como si el tiempoque poco a poco me convierte en tierrafuera a dejar corriendo eternamentelas aguas de mi canto. -Entre armas, guerra, fuego, ira y furores,que al soberbio francés tienen opreso,cuando el aire es más turbio y más espeso,allí me aprieta el fiero ardor de amores.Miro el cielo, los árboles, las flores,y en ellos hallo mi dolor expreso,que en el tiempo más frío y más aviesonacen y reverdecen mis temores.Digo llorando: «¡Oh dulce primavera,cuándo será que a mi esperanza veaver de prestar al alma algún sosiego!»Mas temo que mi fin mi suerte fieratan lejos de mi bien quiere que sea,entre guerra y furor, ira, armas, fuego. -Niebla sin luz ,y luz entre la niebla,emergiendo en forma subrepticia;existencia que brota -como gema-del milagro que engendra una caricia.El seno fecundado pone a pruebala caricia,que en feto se perfila ,y se transmuta en lámpara votivaen el instante en que la hora llega! -La tranquila insistencia del agua en mi ventanaes también, esta noche, la calma del lector,la intriga del que ha entrado en el secreto.Cartas a sus amigos: el arco de una viday su diana invisible, inalcanzable;los pasos bailarines de la arañasobre la red que teje y es el tiempo;el debe y el haber de cada díaen un libro de cómplices y amigosque acoge al visitante y no se cierra.Conocemos los años que estas cartasno predijeron:los libros enlazados, los disturbiosdel cuerpo y de la edad,la compañera muerta y el compañero muerto,los planes que planean su retrasoy se llaman sosiego, deber, resignación.Los cartas no sabían el futuropero su voz, tan plena, algo avistaba,segura de su rumbo y de su estela.Mi sonrisa no es tanto de alegríacomo un gesto cortés o de benevolencia...Un arte de la contención, quizá,entre el orgullo y la elegancia,o el sesgo con que dice lo que dice,el hálito tenaz de lo que calla,no abundan los oídos finos...El círculo de fuego de los íntimosera un modo de conversar a solas,de compartir su soliloquio estricto.Lo que resuena en estas páginascon un tenue chasquido de hojarasca"sus pasos al azar sobre la hierba"es la necesidad de la concienciay la conciencia de lo necesario,el peso de los hechos que nos haceny son historia y son fidelidad,no la ley excluyente de la sangresino el tiempo del fruto y de la herencia,la cadena central de las generaciones.Leer es despertar a otra existencia.Yo regreso esta noche al invierno de Mainey sus flores de hielo en las ventanas,plana vegetación que alienta, prisionera,sobre la fina nieve del jardín,imagen del cristal de la memoriay su rigor indescifrable.Me guía el eco de un retrato,el pañuelo que envuelve un rostro inquisitivoy es un cetro de luz sobre la frente alzada.La pienso en su retiro, en su fluir discreto:un techo de rutinas, una isla de viento,soy hijo de la tierra y del cielo estrellado,la doble dependencia que fue su lema tácitoy puso en equilibrio su vida y sus palabras...Cierro el libro y mis ojos;la tinta de la noche se disuelvey deja al retirarse un gesto, una silueta:es su sombra que teje nuevas frases,que palpa sus fetiches y sonríe con Buda. -Phocás el campesino, hijo mío, que tienesen apenas escasos meses de vida, tantosdolores en tus ojos que esperan tantos llantospor el fatal pensar que revelan tus sienes...Tarda a venir a este dolor adonde vienes,a este mundo terrible en duelos y en espantos;duerme bajo los Ángeles, sueña bajo los Santos,que ya tendrás la Vida para que te envenenes...Sueña, hijo mío, todavía, y cuando crezcas,perdóname el fatal don de darte la vidaque yo hubiera querido de azul y rosas frescas;pues tú eres la crisálida de mi alma entristecida,y te he de ver, en medio del triunfo que merezcasrenovando el fulgor de mi psique abolida. -Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!Medrosas tiritan tus hojas menguadas.Naranjo en la corte, ¡qué pena da vertecon tus naranjitas secas y arrugadas!.Pobre limonero de fruto amarillocual pomo pulido de pálida cera,¡qué pena mirarte, mísero arbolillocriado en mezquino tonel de madera!De los claros bosques de la Andalucía,¿quién os trajo a esta castellana tierraque barren los vientos de la adusta sierra,hijos de los campos de la tierra mía?¡Gloria de los huertos, árbol limonero,que enciendes los frutos de pálido oro,y alumbras del negro cipresal austerolas quietas plegarias erguidas en coro;y fresco naranjo del patio querido,del campo risueño y el huerto soñado,siempre en mi recuerdo maduro o floridode frondas y aromas y frutos cargado! -A...Después de que el destinome ha hundido en las congojasdel árbol que se muerecrujiendo de dolor,truncando una por unalas flores y las hojasque al beso de los cielosbrotaron de mi amor.Después de que mis ramasse han roto bajo el pesode tanta y tanta nievecayendo sin cesar,y que mi ardiente saviase ha helado con el besoque el ángel del inviernome dio al atravesar.Después... es necesarioque tú tambien te alejesen pos de otras florestasy de otro cielo en pos;que te alces de tu nido,que te alces y me dejessin escuchar mis ruegosy sin decirme adiós.Yo estaba solo y tristecuando la noche te hizoplegar las blancas alaspara acogerte a mí,entonces mi ramajedoliente y enfermizobrotó sus flores todastan solo para ti.En ellas te hice el nidorisueño en que dormíasde amor y de venturatemblando en su vaivén,y en él te hallaban siemprelas noches y los díasfeliz con mi cariñoy amándote también...¡Ah! nunca en mis delirioscreí que fuera eternoel sol de aquellas horasde encanto y frenesí;pero jamás tampocoque el soplo del inviernollegara entre tus cantos,y hallándote tú aquí...Es fuerza que te alejes...rompiéndome en astillas;ya siento entre mis ramascrujir el huracán,y heladas y temblandomis hojas amarillasse arrancan y vacilany vuelan y se van...Adiós, paloma blancaque huyendo de la nievete vas a otras regionesy dejas tu árbol fiel;mañana que terminemi vida oscura y breveya solo tus recuerdospalpitarán sobre él.Es fuerza que te alejesdel cántico y del nidotu sabes bien la historiapaloma que te vas...El nido es el recuerdoy el cántico el olvido,el árbol es el siemprey el ave es el jamás.Adiós mientras que puedesoír bajo este cieloel último ¡ay! del himnocantado por los dos...Te vas y ya levantasel ímpetu y el vuelo,te vas y ya me dejas,¡paloma, adiós, adiós! -La cuerda cortada puede volver a anudarse,vuelve a aguantar, peroestá cortada.Quizá volvamos a tropezar, pero allídonde me abandonaste novolverás a encontrarme. -Yo no lo quiero:Ni rey de bolsaNi posaderosTienen del vinoQue yo deseo;Ni es de cristalesDe cristalerosLa dulce copaEn que lo bebo.Mas está ausenteMi despensero,Y de otro vinoYo nunca bebo. -Por cauce horizontal y paralelo,mi mano, cabalgando en tu figura,baja de la cadera a la cintura,ronda los senos y ensortija el pelo.Tu intimidad sensual levanta el vuelodescubriendo vibrante una estructuracon ansiedad de entrega y de aventuray la agresión de una leona en celo.He de hacer de tu cuerpo una mordaza,y formarán tus labios un caminode humedad, arrastrándose en mi piel.Verás mi círculo de amor que abrazatu temblor en furioso torbellino,y plantaré mi flor en tu vergel. -Amarillas las fachadas,amarillas las barandas,las terrazas y las pérgolas,las janelas amarillas.Amarillos los toldos,el blando acantilado,el sol en el Algarve,el banco en que te escribo.Amarillo tu vestido,los manteles y los pórticos,los zócalos, los caminos:amarillos, amarillos.Amarillas las playas,la hamaca, las retamas,las velas por el agua,las barcas amarillas.Amarillos los limones,amarillas las sombrillas,el jarrón, los veladores,las mimosas amarillas. -PasarPor uno de esos caseríosMarcados con un nombreDe alguienDe un sueñoDe un héroeDe un santoDe un errorDe una esperanzaDe una visión de otro mundoO con una palabra en la lengua del pueblo vencido.SoyUno de los que pasaPor encima de esos bautizos. -HABLA EL RÍO¡Quítenme aquesta puente que me mata,señores regidores de la villa,miren que me ha quebrado una costilla,que aunque me viene grande me maltrata!De bola en bola tanto se dilata,que no la alcanza a ver mi verde orilla;mejor es que la lleven a Sevilla,si cabe en el camino de la Plata.Pereciendo de sed en el estío,es falsa la causal y el argumentode que en las tempestades tengo brío.Pues yo con la mitad estoy contento,tráiganle sus mercedes otro ríoque le sirva de huésped de aposento. -Es preciso romperel tabú de la intangibilidad de la poesía,ungir con óleo amarillentosus llagas tendidas, inmediatas,y que cese el goteo de las horasen el patio.Versosentendidos como un arte de seducciónindisoluble de sus paisajes, extraviadospor el mapamundi de los acontecimientos.Palabras de fusteque han quedado varadasen el lodo del camino.Poemasque tiemblan del mismo modocon que nos crece dentro la enredadera de un viaje,o el óxido descalzo de los hijos muertos. -Al sol peinaba Clori sus cabellosCon peine de marfil, con mano bella;Mas no se parecía el peine en ellaComo se obscurecía el sol en ellos.Cogió sus lazos de oro, y al cogellos,Segunda mayor luz descubrió aquellaDelante quien el Sol es una estrellaY esfera España de sus rayos bellos.Divinos ojos, que en su dulce OrienteDan luz al mundo, quitan luz al cielo,Y espera idolatrallos Occidente.Esto Amor solicita con su vuelo,Que en tanto mar será un arpón lucienteDe la Cerda inmortal mortal anzuelo. -Terribles son las palabras de los amantes,aunque estén bañadas de falsa alegría,cuando llega la desolada hora de la separación.Fuera la lluvia galopa tercamentey su eco retumba tras la ventana.Los poderosos pájaros de la dichaun breve instante anidaron en sus brazosy dorados plumajes cubrieron los cabellosque ahora sudor y hastío sólo guardan.La estatua que quiso ser eternaherida de reproches tiembla y cae.Ya el combate de anhelo ha terminadoy húmedos restos las sábanas acogen.Hombre y mujer en traje y documentoceremoniosamente se despiden.Sus manos por costumbre se enlazany banales sonrisas desfiguran sus labios.Terribles son las palabras de los amantescuando llega la desolada hora de la separación.Esqueletos de amor buscan nuevo refugioy un jirón de ternura cuelga del viejo y gris perchero. -Eras como el agua:No te detenías ante la piedray rodeabas jardines y vientospara llegar a la rama o al canto.Igual que las niñasjugabas al filo de las ventanas,peligrosa,desnuda,estrella que brinca descalza.Tu alma era tu redy caíste en ella tantas veces que aprendiste mi nombre."He vuelto a caer", me decías.Eras el pie que tropezaba con la misma huellay te buscabas en mi piel cada noche(¿En qué parte de mis latidos entraba tu risa,en qué lugar de mi voz erraba tu nombre,a qué hora decidías venir que mis brazos se abrían antes de verte?)Besabas como buscando salidas,como un ciego que salta de una avioneta y espera.Después me mirabas con la mirada cerraday sólo tú sabes lo que mirabas por dentro.Caías directa a mi tierrabuscando raíces como la lluvia:llovías entre niebla, caricias y rayosy te ibas azul, transparente y lejana.Soñabas lo que soñó la poesíay te dio miedo que se cumplieran las palabras entre tus piernas.Dijiste que nunca te di nada.Es verdad,yo sólo te rodeé con tus brazos,te rodeé con tu alma,para que no te pasara nadamientras te dabas.Eras ritmo, mujer, música.Yo sólo abrí la puerta,acerqué la sillay me senté a escucharte. -¿De dónde vengo?... El más horrible y ásperode los senderos busca;las huellas de unos pies ensangrentadossobre la roca dura;los despojos de un alma hecha jironesen las zarzas agudas,te dirán el caminoque conduce a mi cuna.¿Adónde voy? El más sombrío y tristede los páramos cruza,valle de eternas nieves y de eternasmelancólicas brumas;en donde esté una piedra solitariasin inscripción alguna,donde habite el olvido,allí estará mi tumba. -Su mano entre mis manos,sus ojos en mis ojos,la amorosa cabezaapoyada en mi hombro,Dios sabe cuántas vecescon paso perezosohemos vagado juntosbajo los altos olmosque de su casa prestanmisterio y sombra al pórtico.*Y ayer... un año apenas,pasado como un soplo,con qué exquisita gracia,con qué admirable aplomo,me dijo al presentarnosun amigo oficioso:?¡Creo que en alguna partehe visto a usted! ¡Ah, bobos,que sois de los salonescomadres de buen tono,y andabais allí a cazade galantes embrollos:qué historia habéis perdido,qué manjar tan sabrosopara ser devoradosotto voce en un corodetrás del abanicode plumas y de oro...!*Discreta y casta luna,copudos y altos olmos,paredes de su casa,umbrales de su pórtico,callad, y que el secretono salga de vosotros.Callad, que por mi parteyo lo he olvidado todo;y ella... ella, no hay máscarasemejante a su rostro. -Ha sido hermoso verte en la ventana,pegada al cristal como quien contemplaun amanecer y recibe el solclemente del invierno.He movido los ojos hacia ticomo ahora mismo muevo mis palabras.Es extraño: tu imagen sale de un lienzopintado por tu ausencia..La oscuridad se cierne lentamentey dentro de poco será ya noche.Con la fatiga se disolveránlas luces y las cosas.Todo excepto aquello que es inmunea las sombras y a las llamas,vivo como tu imagen empañandoel cristal esta mañana y ahora. -Del fondo de mi alma oscuravan hasta ti mis dolorescomo una sarta de floresen empobrecida blancura.Del ensueño a la luz pura,en capilla de colores,comulgué con tus amoresen un cáliz de amargura.Al reír mis quince añosde los pesares huraños,tu amor imposible vinoa traerme la tristezadel monje que oculto rezaen el claustro capuchino.La muerte ama con el vagoamor y las ansias purascon que ama las alburasde las estrellas, el lago.Del invierno al frío halago,en las gavetas oscurasbesan a las sepulturaslas flores del jaramago.Y con afán imposibleama la yedra flexible,en el cálido misteriode las paredes ruinosas,las ramazones musgosasdel vetusto monasterio.Así también, alma mía,en una muerte profunda,de mi pasión moribunda,la yerta melancolía.Te adoro en la sombríanostalgia meditabundaque en el recuerdo se inundade tu pasada alegría.Se consume tu existenciacomo el dolor de una esencia;y en el litúrgico llanto,como responso de muerte,tan solo puedo querertecon amor de camposanto.Conservas, mustios despojosde la pretérita gracia,tus palideces de acaciay el carmín de tus sonrojos.Fui, al besar tus labios rojos,claveles de aristocracia,alumno de la desgraciaen la escuela de tus ojos.En el dulce misticismode un simbólico bautismoinundaron mi cabezatus manos espiritualescon los divinos raudalesde tu inefable tristeza. -Yo me arrimé a un pino verdepor ver si la divisaba,y sólo divisé el polvodel coche que la llevaba.Anda jaleo, jaleo:ya se acabó el alborotoy vamos al tiroteo.No salgas, paloma, al campo,mira que soy cazador,y si te tiro y te matopara mí será el dolor,para mí será el quebranto,Anda, jaleo, jaleo:ya se acabó el alborotoy vamos al tiroteo.En la calle de los Muroshan matado una paloma.Yo cortaré con mis manoslas flores de su corona.Anda jaleo, jaleo:ya se acabó el alborotoy vamos al tiroteo. -Ahora estoy con el árbolBesador de la brisaCazador de los pólenes viajerosMano en caricia abiertade hojas hacia el cielodesde su mundo exactocircunscrito al rumor.Sobre la superficie inmensade este mundo"plantapiedra y ceniza"cuán pequeño el espacio del árbolY qué alto de ramasy verdad y poesíaY de Dios...Y raícesdónde acunó en tersura la semillay arraigó de la entraña de la tierrasu proyectado mundo de frescuraSi casi cabría el corazón del hombrecon su semilla de trémula esperanzacon la raíz incierta de su pie descalzoPero... el hombreEl pobre hombre no es como el árbolEl árbol no conoce el dolor,de la espera y la dudaCrece sin prisahacia la flor y el frutoA esperar la hermosura. -Yo la encontré por mi destino,de pie a mitad de la pradera,gobernadora del que pase,del que le hable y que la vea.Y ella me dijo: "Sube al monte.Yo nunca dejo la pradera,y me cortas las flores blancascomo nieves, duras y tiernas."Me subí a la ácida montaña,busqué las flores donde albean,entre las rocas existiendomedio dormidas y despiertas.Cuando bajé, con carga mía,la hallé a mitad de la pradera,y fui cubriéndola frenética,con un torrente de azucenas.Y sin mirarse la blancura,ella me dijo: "Tú acarreaahora sólo flores rojas.Yo no puedo pasar la pradera."Trepe las penas con el venado,y busqué flores de demencia,las que rojean y parecenque de rojez vivan y mueran. -Quisiera estar de acuerdo con la ley de la vida"tal vez, la de la selva, al instinto fiada",según la cual se vive de acuerdo a la comida:la bestia menos fuerte ha de ser devorada.Y quisiera también aceptar la partida"ya que sin consentirlo nos viene la llegada",sufrir, sin execrar al que odia u olvida,como al rico que abruma a quien no tiene nada.Y tan profunda siento la triste disidenciaque rechazo reacia tan duras condiciones:mas vivir no es posible opuesta a la existencia,las manos temblorosas apretando las sienes,pese al compás armónico de nuestros corazonesy al amor que te tengo y que también me tienes. -Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua.(Arriba y abajo, se me abre el alma.)Entre dos melodías la columna de plata.Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua.Entre dos conmociones la columna de plata.(Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja.(Abajo y arriba, me tiembla el alma.) -Mi laberinto es circularvoy cavando en el airecon los ojos clavadosen la muerteque me bebey me bebeen cada vuelta. -Juan Lanas, el mozo de esquina,es absolutamente igualal Emperador de la China:los dos son el mismo animal.Juan Lanas cubre su pelajecon nuestra manta nacional;el gran magnate lleva un trajede seda verde excepcional.Del uno cuidan cien dragonesde porcelana y de cristal;Juan Lanas carga maldicionesy gruesos fardos por un real,pero si alguna mandarinasiguiendo el instinto sexualal Emperador se avecinaen el traje tradicionalque tenía nuestra madre Evaen aquella tarde fatalen que se comieron la brevadel árbol del Bien y del Mal,y si al mismo Juan una Juanase entrega por modo brutaly palpita la bestia humanaen un solo espasmo sexual,Juan Lanas, el mozo de esquina,es absolutamente igualal Emperador de la China:los dos son el mismo animal. -Muchacha imperfecta busca hombre imperfectode 32, exige lecturade Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma,b) toda su piel livianapara los besos, c) miradaverde para desafiar el infortuniode las tormentas;no va a las casasni tiene teléfono, aceptaimantación por pensamiento. No es Venus;tiene la voracidad de Venus. -Aquí, solo en la noche, ya es posible la muerte.Morir es poca cosa si tu amor está lejos.Puedo cerrar los ojos y apagar las estrellas.Puedo cerrar los ojos y pensar que ya he muerto.Puedo matar tu nombre pensando que no existes.Ahora, solo en la noche, sé que todo lo puedo.Puedo extender los brazos y morir en la sombra,y sentir el tamaño del mundo en mi silencio.Puedo cruzar los brazos mirándote desnuda,y navegar por ríos que nacen en tu sueño.Sé que todo lo puedo porque la noche es mía,la gran noche que tiembla de un extraño deseo.Sé que todo lo puedo, porque puedo olvidarte:Sí. En esta sombra, solo, sé que todo lo puedo.Y ya ves: me contento con cerrar bien los ojosy apagar las estrellas y pensar que me he muerto. -Señora mía, si yo de vos ausenteen esta vida turo y no me muero,paréceme que ofendo a lo que os quiero,y al bien de que gozaba en ser presente;tras éste luego siento otro accidente,que es ver que si de vida desespero,yo pierdo cuanto bien bien de vos espero;y ansí ando en lo que siento diferente.En esta diferencia mis sentidosestán, en vuestra ausencia y en porfía,no sé ya que hacerme en tal tamaño.Nunca entre sí los veo sino reñidos;de tal arte pelean noche y día,que sólo se conciertan en mi daño. -Atiborrado de filosofía,por culpa del afán que me devora,yo, que ya me sabíados gramos del vivir, nada sé ahora.De tanto preguntarel camino a los sabios que pasaban,me quedé sin llegar,mientras tantos imbéciles llegaban... -Inspira nuevo canto,Calíope, en mi pecho aqueste día,que de los Borjas canto,y Enríquez, la alegríadel rico don que el cielo les invía.Hermoso sol luciente,que el día das y llevas, rodeadode la luz resplandecientemás de lo acostumbrado,sal y verás nacido tu traslado;o, si te place agoraen la región contraria hacer manida,detente allá en buen hora,que con la luz nacidapodrá ser nuestra esfera esclarecida.Alma divina, en velode femeniles miembros encerrada,cuando veniste al suelo,robaste de pasadala celestial riquísima morada.Diéronte bien sin cuentocon voluntad concorde y amorosaquien rige el movimientosexto con la diosa,de la tercera rueda poderosa.De tu belleza rarael envidioso viejo mal pagadotorció el paso y la cara,y el fiero Marte airadoel camino dejó desocupado.Y el rojo y crespo Apolo,que tus pasos guiando descendíacontigo al bajo polo,la cítara heríay con divino canto ansí decía:«Deciende en punto bueno,espíritu real, al cuerpo hermoso,que en el ilustre senote espera, deseosopor dar a tu valor digno reposo.Él te dará la gloriaque en el terreno cerco es más tenida,de agüelos larga historia,por quien la no hundidaNave, por quien la España fue regida.Tú dale en cambio destode los eternos bienes la nobleza,deseo alto, honesto,generosa grandeza,claro saber, fe llena de pureza.En tu rostro se veande su beldad sin par vivas señales;los tus dos ojos seandos luces inmortales,que guíen al sumo bien a los mortales.El cuerpo delicado,como cristal lucido y transparente,tu gracia y bien sagrado,tu luz, tu continente,a sus dichosos siglos represente.La soberana agüela,dechado de virtud y hermosura,la tía, de quien vuelala fama, en quien la duramuerte mostró lo poco que el bien dura,con todas cuantas preciode gracia y de belleza hayan tenido,serán por ti en desprecio,y puestas en olvido,cual hace la verdad con lo fingido.¡Ay tristes! ¡ay dichososlos ojos que te vieren! huyan luego,si fueren poderosos,antes que prenda el fuego,contra quien no valdrá ni oro ni ruego.Ilustre y tierna planta,dulce gozo de tronco generoso,creciendo te levantaa estado el más dichosode cuantos dio ya el cielo venturoso.» -Amo las gaviotas que se alejancon una rosa inmóvil en su espacio.Más allá de todo diosansío esta quietudde líneas paralelas.Adivino otro mar,otra arena de azoguesen el hueco del alma.Como la rosaque se vierte a sí misma,siempre así.Siempre así,sobre la línea ciegaque se eleva hasta el sol.Así,bebiendo en cada agua,temblando en cada labio. -Ven aquí, olvida el decorado,siluetea mi cuerpo con tus ojos.Voy a restregar estas floresen tu barba de dos días.Y aunque pienso que antes debieras afeitarte,trataré de olvidar el daño que me harás.Me imagino los pétalos rojos en tu boca,mis uñas en tus nalgas,tus dientes en mi lengua,tus ojos tan abiertosen el tiempo compartidoy séque vas a despeinarme. -Debajo de los parkings hay mundos subterráneosque muy pocos conocen. Los habita una razade príncipes y reyes, de bardos y de brujos.¡Subsuelo de las calles de Velázquez y Goya!¡Océanos secretos de aguas centelleantesbajo Lista y Serrano, Jorge Juan y Hermosilla!¡Cúpulas, altas torres de ciudades de plata!¡Palacios encantados, templos de mármol negrodebajo de la calle Don Ramón de la Cruz!¡Odaliscas ocultas bajo las tuberíasdel gas, en el asiento de la calle de Ayala!Conozco a una doncella de ese mundo perdidoque me envía señales de humo por teléfono.No consigue olvidar la ciencia de mis manos. -Hermosas damas, si la pasión ciegaNo os arma de desdén, no os arma de ira,¿Quién con piedad al andaluz no mira,Y quien al andaluz su favor niega?En el terrero, ¿quién humilde ruega,Fiel adora, idólatra suspira?¿Quién en la plaza los bohordos tira,Mata los toros, y las cañas juega?En los saraos, ¿quién lleva las más vecesLos dulcísimos ojos de la sala,Sino galanes del Andalucía?A ellos les dan siempre los jüeces,En la sortija, el premio de la gala,En el torneo, de la valentía. -Cirio, candil,farol y luciérnaga.La constelaciónde la saeta.Ventanitas de orotiemblan,y en la aurora se mecencruces superpuestas.Cirio, candil,farol y luciérnaga. -¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?Llegas, silenciosa, secreta, armada,tal los guerreros a una ciudad dormida;quemas mi lengua con tus labios, pulpo,y despiertas los furores, los goces,y esta angustia sin finque enciende lo que tocay engendra en cada cosauna avidez sombría.El mundo cede y se desplomacomo metal al fuego.Entre mis ruinas me levanto,solo, desnudo, despojado,sobre la roca inmensa del silencio,como un solitario combatientecontra invisibles huestes.Verdad abrasadora,¿a qué me empujas?No quiero tu verdad,tu insensata pregunta.¿A qué esta lucha estéril?No es el hombre criatura capaz de contenerte,avidez que sólo en la sed se sacia,llama que todos los labios consume,espíritu que no vive en ninguna formamas hace arder todas las formascon un secreto fuego indestructible.Pero insistes, lágrima escarnecida,y alzas en mí tu imperio desolado.Subes desde lo más hondo de mí,desde el centro innombrable de mi ser,ejército, marea.Creces, tu sed me ahoga,expulsando, tiránica,aquello que no cedea tu espada frenética.Ya sólo tú me habitas,tú, sin nombre, furiosa sustancia,avidez subterránea, delirante.Golpean mi pecho tus fantasmas,despiertas a mi tacto,hielas mi frentey haces proféticos mis ojos.Percibo el mundo y te toco,sustancia intocable,unidad de mi alma y de mi cuerpo,y contemplo el combate que combatoy mis bodas de tierra.Nublan mis ojos imágenes opuestas,y a las mismas imágenesotras, más profundas, las niegan,ardiente balbuceo,aguas que anega un agua más oculta y densa.En su húmeda tiniebla vida y muerte,quietud y movimiento, son lo mismo.Insiste, vencedora,porque tan sólo existo porque existes,y mi boca y mi lengua se formaronpara decir tan sólo tu existenciay tus secretas sílabas, palabraimpalpable y despótica,sustancia de mi alma.Eres tan sólo un sueño,pero en ti sueña el mundoy su mudez habla con tus palabras.Rozo al tocar tu pechola eléctrica frontera de la vida,la tiniebla de sangredonde pacta la boca cruel y enamorada,ávida aún de destruir lo que amay revivir lo que destruye,con el mundo, impasibley siempre idéntico a sí mismo,porque no se detiene en ninguna formani se demora sobre lo que engendra.Llévame, solitaria,llévame entre los sueños,llévame, madre mía,despiértame del todo,hazme soñar tu sueño,unta mis ojos con aceite,para que al conocerte me conozca. -Como soy reina y fui mendiga, ahoravivo en puro temblor de que me dejes,y te pregunto, pálida, a cada hora:«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»Quisiera hacer las marchas sonriendoy confiando ahora que has venido;pero hasta en el dormir estoy temiendoy pregunto entre sueños: «¿No te has ido?». -¡Ay, petenera gitana!¡Yayay petenera!Tu entierro no tuvo niñasbuenas.Niñas que le dan a Cristo muertosus guedejas,y llevan blancas mantillasen las ferias.Tu entierro fue de gentesiniestra.Gente con el corazónen la cabeza,que te siguió llorandopor las callejas.¡Ay, petenera gitana!¡Yayay petenera! -No recuerdo...(Ya no viene el cavadorque cavaba en el venero)No recuerdo...(Sobre la mina han caídomil siglos de suelos nuevos)No recuerdo...(El mundo se acabará.No volverá mi secreto) -Clara fuente de luz, nuevo y hermoso,rico de luminarias, patrio Cielo,casa de la verdad sin sombra o velo,de inteligencias ledo, almo reposo:¡oh cómo allá te estás, cuerpo glorioso,tan lejos del mortal caduco velo,casi un Argos divino alzado a vuelo,de nuestro humano error libre y piadoso!¡Oh patria amada!, a ti sospira y lloraesta en su cárcel alma peregrina,llevada errando de uno en otro instante;esa cierta beldad que me enamorasuerte y sazón me otorgue tan beninaque, do sube el amor, llegue el amante. -Entré en la casa blanca con mi inciertallave de cristal frío,la memoria.Se mecíael toldo sobre el patiocomo un jirón de niebla. Se mecíael caballo "qué roto" de cartónen el cuarto de juego.Y nada eranítido allí ni vago, pues los ojosmiran con lente propia los dominiosdel cadáver del tiempo,y nada para el ojo es tan real como la nada,esa nada que vuelacomo un ave enjaulada por la casa vacía,llena de eternidad agonizante.La vida que allí estuvo no parecesino una densidad de desamparoante la mano helada del tiempo, engalanadacon anillos que arrojanel veneno veloz de la melancolíaen la copa que estamos apurando.Esa mano que pasapor los juguetes rotos y los muebles,por el globo terráqueo de marfily por los trajes de los muertos,hieráticos y huecos como estatuas de nadie.Extraño en ese mundo clausurado,oí el tiempo moverse.Su paso de reptil en los espejos.Y fui abriendo las puertas,palpando oscuridades ostentosasexhibidas allí como un resplandor negro,y supe que era el huéspedde una rancia tinieblaoculta en mi memoria como un borrón de espanto.Y andaban por la casa mis vampiros,rugían por la casa mis monstruos siderales,velaban como arañas de cenizalas brujas de los cuentos,los licántroposmostraban sus colmillos como puntas de estrella.Y andaban por allí, vacías sus miradas, los difuntoscon rostros congelados en el hielode las fotografías.Y supe que era el dueño de la niebla.Y tomé posesión de mi memoria.Cerré la casa blanca con mi llave"tan fría" de cristal, y ahora no tengoun lugar en que pueda morirrodeado de aquellos que me tienden sus manosdesde la orilla turbia que empiezo a divisar. -Quisiera que mi vidase cayera en la muerte,como este chorro alto de agua bellaen el agua tendida matinal;ondulado, brillante, sensual, alegre,con todo el mundo diluido en él,en gracia nítida y feliz. -Si cuarenta mil niños sucumben diariamenteen el purgatorio del hambre y de la sedsi la tortura de los pobres cuerposenvilece una a una a las almasy si el poder se ufana de sus cuarentenaso si los pobres de solemnidadson cada vez menos solemnes y más pobresya es bastante graveque un solo hombreo una sola mujercontemplen distraídos el horizonte neutropero en cambio es atrozsencillamente atrozsi es la humanidad la que se encoge de hombros. -ISiempre la claridad viene del cielo;es un don: no se halla entre las cosassino muy por encima, y las ocupahaciendo de ello vida y labor propias.Así amanece el día; así la nochecierra el gran aposento de sus sombras.Y esto es un don. ¿Quién hace menos creadoscada vez a los seres? ¿Qué alta bóvedalos contiene en su amor? ¡Si ya nos llegay es pronto aún, ya llega a la redondaa la manera de los vuelos tuyosy se cierne, y se aleja y, aún remota,nada hay tan claro como sus impulsos!Oh, claridad sedienta de una forma,de una materia para deslumbrarlaquemándose a sí misma al cumplir su obra.Como yo, como todo lo que espera.Si tú la luz te la has llevado toda,¿cómo voy a esperar nada del alba?Y, sin embargo "esto es un don", mi bocaespera, y mi alma espera, y tú me esperas,ebria persecución, claridad solamortal como el abrazo de las hoces,pero abrazo hasta el fin que nunca afloja. -Hay palabras que ya no decimos,que se quedan varadas entre el deseoy los labios,que se arrastran por nuestro cansancioy son espuma.Van cayendo los días sobre nosotroscomo una tormenta de costumbresque ha empapado de inviernosel libro que guardanuestra ruta de regreso. -ODA¡Dó estás! ¡Por qué te ocultascon pertinacia tanta,y en sudarios de hielo te sepultas,que dique ponen a la humana planta!¡Acaso, al descubierto, en ti se apoyael sabio mecanismo,labrado por la mano de Dios mismo,al que imprimió perpetuo movimientoun leve soplo de su puro aliento!¡Eres, por suerte, diamantina joyacon que remata el eje de la tierra,y temes que, en su ardiente afán de robo,sobre ti caiga el hombre, como loboque a la presa se aferra!¡Surge en tu faz algún volcán de nieve,que, arrojando glacial lava copiosa,al nauta que a tus ámbitos se atrevecubre con fría losa!¡Recelas por venturaque la Industria, incitada por la Ciencia,aproveche tan rara coyunturade mostrar su titánica potencia,forjando recio cableque a ti sujete la movible esfera,y, en el hondo misteriode la noche sombría,sepulto un hemisferio,la clara luz de prolongado díabrille en el otro con potente imperio!¡O que, aplicando fuerza incontrastableal eje de la tierra,la remueva en su asiento,de su faz despidiendo cuanto encierra;cuanto por sus arrugas peregrina,cuanto, al impulso del solar aliento,vigoroso germina;cual con forzuda manoel labriego sacude,para que suelte el nutritivo grano,el duro tronco de la añosa encina!No, no temas; el hombre,que encontrarte desea,sólo dama por escribir su nombreen un muro del templo de la Fama.Permítele llegar; deja que vealas irisadas tintas caprichosas,y las fiestas hermosasque celebra en tu honor la luz febea;déjale ver los témpanos flotantes,puntiagudos gigantesque, ansiosos de llegar en tiempo breve,resbalan azorados por la nieve;columnas que en su seno el mar abisma,que tienen de la roca la dureza,de la nube fugaz la ligereza,a refracción del prisma;déjale ver dó anidan esas aves,que, blancas, inocentes y ligeras,salen siempre al encuentro de las naves,creyéndolas aladas compañeras;que vea cómo enérgicas su brocherompen, tras meses de enlutada noche,esas flores enanas,que tienen por hermanaslas que sufren también glacial oreoen las cumbres del Alpe y Pirineo;tus auroras boreales celebradas,donde bullen reunidaslas luces divididasde nuestras cotidianas alboradas;el falso luminar que en noche oscuradisipa de las sombras el beleño,y aparece radiante de hermosura,como imagen fantástica de un sueño;tus eléctricas lluvias que desciendenpausadas a la tierra que las llama,que el aire vago con su lumbre encienden,mas sin que cuaje su terrible flamaen rayo centellanteque, ciego y deslumbrante,en nosotros la muerte desparrama.Déjale ver la misteriosa citaque el brillo tenue de la clara aurorada a la luz del ocaso moribundo,a la que ambos acuden a deshora,con belleza infinitay en que se besan con amor profundo;tu noche que se alarga y que se acorta,cual sombra giganteaque al fulgor de la teacontempla un niño con mirada absorta;esos diversos solesque, cual reyes en guerra,con corona y con manto de arreboles,pretenden todos alumbrar la tierra;enséñale si es ciertoque hay un lazo de unión entre tus mares;o dile que no existe claramente,que él, con brazo potente,ahondando en los témpanos polares,un canal abrirá,como el que ha abiertoen las rojas arenas del desierto.Dile dó están las útiles ballenasque, en pos de las ritinas y narvales,abandonaron de Spitzberg las rocas,huyendo los arpones criminales;dónde las pardas focasque, por sus voces de ternura llenas,tomara el argonauta por sirenas,y hoy en tus playas a solaz se tienden,do incautas las sorprendencual sátiros, los rudos esquimales.Dile dó arranca la encubierta víabuscada en vano por el frágil leñoque a tus sólidas aguas se confía;y si el mar libre que con tanto empeñojura Belcher que descubrió asimismo,fue de su mente fugitivo ensueñoo engañosa visión del espejismo.Cesa ya de oponer a su bravura,como piedras de celta monumento,cual trozos de vetustas catedrales,heridores carámbanos glaciales,que, navegando al ímpetu del viento,le dan, al par que muerte, sepultura:ríndete al ver los ínclitos varones,los sabios y esforzados campeonesque han sucumbido al pie de tu muralla,cual fuertes escuadronesque, en desigual batalla,salvar intentan gigantesca valla.«No hay más allá», decíanlas antiguas columnas, que existíanen el estrecho hercúleo;«no hay más allá», falaces repetían,señalando el inmenso mar cerúleo.Colón, con sólo el aire de las velasde sus raudas famosas carabelas,derribó las columnas seculares,y, con pasmo profundo,hizo brotar un mundode la rizosa espalda de los mares.¡Quién sabe si, en un día no lejano,las del polo mortíferas barrerascaerán del hombre a la industriosa mano,que ha dado realidad a las quimeras!¡Quién sabe si, con rumbo ya seguro,salvará en globo el invencible muro!¡Quién sabe si, por premio a tanto arrojo,y en pos de tanto sufrimiento y luto,el mar de hielo cruzará a pie enjuto,como el pueblo de Dios cruzó el mar Rojo;y, teniendo cual él segura egida,seguirá con sosiegode aurora boreal el vivo fuego,que le lleve a la tierra prometida.Y tú, mortal dichoso,que del Polo has de ser Colón glorioso,si alientas ya, si escuchas el murmuriolejano de la Famaque anhelosa hacia ti las alas bate,si el corazón te late,como infalible augurio,al fuego sacro de la heroica llama,ven, y quedo al oídopronúnciame tu nombre,hoy oscuro, mañana esclarecido,que mi pobre poesíaal propalarlo asombre,ufana con el don de profecía:mi mente arrebatadate imagina ya al fin de la jornada,cuando tu pie de atleta,tras lucha denodada,huelle triunfante la escondida meta.De tu alta gloria al esplendente rayo,fundiranse de hielo las montañas,cayendo con desmayode la mar en las líquidas entrañas.Inmóvil tú en el eje,en torno tuyo girará la tierra,cual el coro de ninfas danza tejeen torno al Dios que terminó la guerra;sin fuerza ya para causar estrago,flotarán por la undosa superficienevados copos con gentil molicie,cual blancos cisnes en tranquilo lago.Colosales ballenasasomarán en grupos seductores,y al aire lanzarán, de asombro llenas,copiosos y variados surtidores.Contemplarán los ojos,a tus pies, en glaciales ataúdeslabrados en gigánticos aludes,de Franklin y otros nautas los despojos;descarnado -y escueto,alzarase de Hall el esqueleto,y de su mano pasará a tu manola gloriosa bandera[15],que, según vera crónica nos dice,en nombre de su patria recibiera,cuando lanzose al férvido Oceanobandera que en cien mares desplegada,y por brisas australes agitada,sirviole de sudarioal hallar ¡infelice!en un monte de nieve su calvario.Por corrientes marinas removidos,caerán con roncos retumbantes sones,imitando el tronar de los cañones,los témpanos erguidos.Del cielo las erráticas estrellasse entregarán a misteriosa danza,la blanca nieve guardará tus huellas,y del sepulto sol las luces bellasasomarán, por verte, en lontananza.Bandadas de palomas mensajeras,por caminos radiales,el ancho espacio cruzarán ligeras,para llevar las nuevas lisonjerasa sus tierras natales.En homenaje las abiertas flores,y las plantas balsámicas de suyo,perfumarán el virginal ambiente,y lanzarán vivísimos fulgoresla Aurora Boreal en torno tuyoy la Estrella Polar sobre tu frente. -Soledad, soledad siempre soñada... Te amo tanto, que temoa veces que Dios me castigue algún día llenándome la vidade ti... -Los caballos negros son.Las herraduras son negras.Sobre las capas relucenmanchas de tinta y de cera.Tienen, por eso no lloran,de plomo las calaveras.Con el alma de charolvienen por la carretera.Jorobados y nocturnos,por donde animan ordenansilencios de goma oscuray miedos de fina arena.Pasan, si quieren pasar,y ocultan en la cabezauna vaga astronomíade pistolas inconcretas.*¡Oh ciudad de los gitanos!En las esquinas banderas.La luna y la calabazacon las guindas en conserva.¡Oh ciudad de los gitanos!¿Quién te vió y no te recuerda?Ciudad de dolor y almizcle,con las torres de canela.*Cuando llegaba la noche,noche que noche nochera,los gitanos en sus fraguasforjaban soles y flechas.Un caballo malherido,llamaba a todas las puertas.Gallos de vidrio cantabanpor Jerez de la Frontera.El viento, vuelve desnudola esquina de la sorpresa,en la noche platinochenoche, que noche nochera.*La Virgen y San Joséperdieron sus castañuelas,y buscan a los gitanospara ver si las encuentran.La Virgen viene vestidacon un traje de alcaldesa,de papel de chocolatecon los collares de almendras.San José mueve los brazosbajo una capa de seda.Detrás va Pedro Domecqcon tres sultanes de Persia.La media luna, soñabaun éxtasis de cigüeña.Estandartes y farolesinvaden las azoteas.Por los espejos sollozanbailarinas sin caderas.Agua y sombra, sombra y aguapor Jerez de la Frontera.*¡Oh ciudad de los gitanos!En las esquinas banderas.Apaga tus verdes lucesque viene la benemérita.¡Oh ciudad de los gitanos!¿Quién te vio y no te recuerda?Dejadla lejos del mar,sin peines para sus crenchas.*Avanzan de dos en fondoa la ciudad de la fiesta.Un rumor de siemprevivasinvade las cartucheras.Avanzan de dos en fondo.Doble nocturno de tela.El cielo, se les antoja,una vitrina de espuelas.*La ciudad libre de miedo,multiplicaba sus puertas.Cuarenta guardias civilesentran a saco por ellas.Los relojes se pararon,y el coñac de las botellasse disfrazó de noviembrepara no infundir sospechas.Un vuelo de gritos largosse levantó en las veletas.Los sables cortan las brisasque los cascos atropellan.Por las calles de penumbrahuyen las gitanas viejascon los caballos dormidosy las orzas de monedas.Por las calles empinadassuben las capas siniestras,dejando detrás fugacesremolinos de tijeras.En el portal de Belénlos gitanos se congregan.San José, lleno de heridas,amortaja a una doncella.Tercos fusiles agudospor toda la noche suenan.La Virgen cura a los niñoscon salivilla de estrella.Pero la Guardia Civilavanza sembrando hogueras,donde joven y desnudala imaginación se quema.Rosa la de los Camborios,gime sentada en su puertacon sus dos pechos cortadospuestos en una bandeja.Y otras muchachas corríanperseguidas por sus trenzas,en un aire donde estallanrosas de pólvora negra.Cuando todos los tejadoseran surcos en la tierra,el alba meció sus hombrosen largo perfil de piedra.*¡Oh, ciudad de los gitanos!La Guardia Civil se alejapor un túnel de silenciomientras las llamas te cercan.¡Oh, ciudad de los gitanos!¿Quién te vio y no te recuerda?Que te busquen en mi frente.juego de luna y arena. -Suspenso en el polvillo de la luz,madura el escenario de la tarde,su armoniosa maraña(tejados y jardines, el curso del canalcon árboles al fondo,el parque abandonado)que implica al que lo miraen un mapa de ausencias,donde ceden las formasal lento escamoteo de sí mismas.En la frontera ingrávidaque junta día y noche, lo que existejuega a la inexistencia,se aventura, tal vez, en el caminode su disolución. Es una disciplina,un trato entre el mirar y lo mirado.Todo aparenta, entonces,aligerarse, como si en la sombralatiera aún la levedad del tránsito,el vuelo irreversible de la luz.Al fondo, refulgente, la arboledadestila una vez más esa humedadque desdibuja el mundo:coronando sus copasvuelan los estorninos, se detiene la brisa,el cielo es un estuario amoratadoque fluye hacia la noche. Todo callabajo la fiel marea de la desposesión.Y éste que ahora se asoma a la terraza,llevado de la intriga y el asombro,sabe que en su interiorvuelve a brotar la luz, indescifrable,lección de permanenciaque enciende la memoriaal apagar el mundo. -Todo mandato es minuciosoy cruelme gustanlas frugales transgresionesPor ejemplo inventar el buenamoraprenderen los cuerpos y en tu cuerpoOír la noche y no deciraméntrazarcada uno el mapa de su audaciaAunque nos olvidemosde olvidarseguroque el recuerdo nos olvidaObedecer a ciegas dejaciegocrecemossolamente en la osadíaSolo cuando transgredo algunaordenel futurose vuelve respirableTodo mandato es minuciosoy cruelme gustanlas frugales transgresiones. -Es una historia conocida, amigos,todos la recordamos,"viento del pueblo se perdió en el pueblo"pero no ha terminado.Hace tiempo hubo un hombre entre nosotros,alegre, iluminado,que amó y vivió, cantaba hasta en la muerte,libre como los pájaros.¡Qué bonito sería! Nace, escribe,muere desamparado.Se estudian sus poemas, se le cita,y a otra cosa, muchachos.Pero su nombre continúa, sigue,como nosotros, esperandoel día en que este asunto, y otros muchos,se den por terminado.¡Qué bonito sería! Nace, escribe,muere desamparado. -Fue un veintisiete de mayodel año sesenta y cinco.La novia, blanca, venía,con su escotado vestido.Montaba un negro caballoque dio un peligroso brincoemparejando cabezacon otro del monaguillopara dejar rezagadoal potro de su marido.Jinetes de recia estampalanzaban al viento tirosde sus lustrosos revólveresamedrentando a un mendigoque confundía a la noviacon la madona en el limbo.Algún disparo con armafue de ladrido en ladridode perros que no cedíanel paso a aquel recorridode los caballos ansiososde zambullirse en el río.Fue un veintisiete de mayodel año sesenta y cinco.¡Jamás mujer más hermosayendo a su boda yo he visto! -A Tórtola ValenciaNo merecías las loas vulgaresque te han escrito los peninsulares.Acreedora de prosas cual doblonesy del patricio verso de Lugones.En el morado foro episcopaleres el Árbol del bien y del mal.Piensan las señoritas al mirarte:con virtud no se va a ninguna parte.Monseñor, encargado de la Mitra,apostató con la Danza de Anitra.Foscos mílites revolucionariostruecan espadas por escapularios,aletargándose en la melodíade tu imperecedera teogonía.Tu filarmónico Danubio bañael colgante jardín de la patraña.La estolidez enreda sus hablillascabe tus pitagóricas rodillas.En el horror voluble del inciensose momifica tu rostro suspenso,mas de la momia empieza a transcendersanguinolento aviso de mujer.Y vives la única vida segura:la de Eva montada en la razón pura.Tu rotación de ménade aniquilala zurda ciencia, que cabe en tu axila.En la honda noche del enigma ingratose enciende, como un iris, tu boato.Te riegas cálida, como los vinos,sobre los extraviados peregrinos.La pobre carne, frente a ti, se alzacomo brincó de los dedos divinos:religiosa, frenética y descalza. -Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,y un huerto claro donde madura el limonero;mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;mi historia, algunos casos que recordar no quiero.Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido?ya conocéis mi torpe aliño indumentario?,más recibí la flecha que me asignó Cupido,y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,pero mi verso brota de manantial sereno;y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.Adoro la hermosura, y en la moderna estéticacorté las viejas rosas del huerto de Ronsard;mas no amo los afeites de la actual cosmética,ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.Desdeño las romanzas de los tenores huecosy el coro de los grillos que cantan a la luna.A distinguir me paro las voces de los ecos,y escucho solamente, entre las voces, una.¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisierami verso, como deja el capitán su espada:famosa por la mano viril que la blandiera,no por el docto oficio del forjador preciada.Converso con el hombre que siempre va conmigo?quien habla solo espera hablar a Dios un día?;mi soliloquio es plática con ese buen amigoque me enseñó el secreto de la filantropía.Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.A mi trabajo acudo, con mi dinero pagoel traje que me cubre y la mansión que habito,el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.Y cuando llegue el día del último vïaje,y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,me encontraréis a bordo ligero de equipaje,casi desnudo, como los hijos de la mar. -I.En esta lengua que hablo, en estas frases de un ecocuántas voces viven, cuánto eres la inmortalidad,lengua de plurales que siendo una eresmetáfora de aquello que siendo uno es lo diverso.El todo te contiene y tú contienes esa palabra: Universo.Porque de qué otro modo podrían vivir en estos verbos,en estas sonoridades, en estos silencios y alturas,tantas sombras que fueron y tantas que serán mañana:de las que serán ya están las palabras en las bocasy estuvieron en la luna sangrienta de Quevedo,en la mañana en que Díaz de Vivar tomó una ciudadya muerto, en la impávida marinería que otra mañana,de octubre, vio una costa (sueño dentro de un sueño),y estaba hecha de dolor, de hambre y de coraje.Oh lengua donde cabalgan hombres y dondetantas lenguas han desembocado,ancho río de España que ha salido al mar,es cierto que no conservaste para nosotrosla gracia leve de las declinaciones,pero del sólido latín vienen tus huesos,la carne somos hoy los que te hablamos(el centurión que rige en la provincialejana de su imperio, no comprendeque al pedir el vino pide a la historia que conserveunos distintos matices, unos cambios que no seránfugaces como su humana sombra,sino el futuro del habla de Virgilio).El fenicio que apoyaba su balanza en su lanzay desde lo conjeturable a cambionos dejó su sangre y sus palabras.El doctor que en la Torá canta al Dios de Abraham,el duro visigodo que bautiza a su hijocon trabajosas frases que ya no son exactamente las sajonascon que fue nombrado. El victorioso muslín,que bajo el verde triángulo de sus banderasno sabe que fue él el conquistado.El probable griego que lejos de Bizanciosumó a sus ciencias el arte de vivir en el exilio.El capitán de hombres, asturiano,que juró sobre la espada de hierro tomar esa colinay en la colina duerme desde entonces.El fraile que en la celda deleita las horas y las horas,al resguardo del muro y de su tiempo,inclinado sobre el tomo y que transcribesiglos después el porvenir de esos ecos,las frases de Aristóteles y los dobles sueños de Plutarco,no conoce que en lo que ara su plumaotro rumbo se ha abierto.Lo supo el triste, el alto, el soloque soñó en la cárcel que era Miguel de Cervantesy que escribía el Quijote.Ni el judío ni el moro ni el cristianoque disputan y entremezclan sus sangresen tu sonoro ancestro lo comprenden:de qué miles de hombres y de historiashas salido, lengua de Gracián y las Américas.II.Veo en ti. No estás hecha de sonidos solamente,ni de ideas solamente ni de conceptos. Fuiste hechatambién para nombrar esas penumbras de las imprecisiones,la ambigua senda que entre la palabra y los hechosdeclara su dominio. Otra proeza tuya, castellano.Que la eternidad tenga un cuerpo y que podamospalpar el peso de una hora en la palabra.En Persia ciertas oraciones podían mover los astros;sólo tú, ahora, puedes convocarlos. Que yo diga praderay la pradera se extienda, como una alfombra sin árboles,amarillento cielo derramado de aquí hasta el horizonte.Que yo diga volcán y que éste brote en la habitación sonora,arrancando los pisos e hirviendo los aires y el aliento.Que diga mar y pise el légamo del fondocon los cabellos sacudidos por las olas, todo venido en tornosueño líquido, blando peso en movimiento, inconmensurable.Que diga aire y me eleve o todo hacia algún allá descienda,como si cayera la tierra y en el mismo lugar me quedara, solo.De alguna forma, en millones de bocas,lo has abarcado todo, lo has devorado todo:¿qué otras palabras, como gentes del futuro,en ti, lengua infinita, allá adelante esperan por nosotros?Cuáles habrá para nombrar lo que no ha nacido nunca,como no habían nacido antes éstas que hablamos.Si presente es eso que al nombrarlo en ties lo que ha sido, más el mañana de lo mismo, incluso,lengua que has sido la de Góngora y es mía,usando tus palabras yo te sueño tan eternacomo la tierra y el aire. A ti, que abarcas por igualel fuego y el agua y la tierra y el aire. -Barca, aunque tu quilla quebró el agua,hoy varada permanecesporque el tiempo imperturbablepasa.Mientras el patrón que estrenasembadurna la comba a estribor de tu cadera,evidencias en la ramblatu suciedad destartalada.Fíjate, hay a tu verahombresque te ofrendan sus miradasy palabras elogiandotus venturosos días,"cuando volabas".Ponte seria y vanidosaporque trasciendes importanciapesea tu valor misérrimo en monedas,a tu borda mordiscadaya las ranuras "cuchillos de luz"que agrietan la curva de tu panza.Sin toletes, sin timón. ..pero con corazón y alma.Residual barca en pazque alimentas la esperanzade tu casi mendigo nuevo dueño,mereces "aunque no pesques, aunque naufragues"una oda nerudiana;dada tu inevitable muerte(si el patrón quisiera ververía que es evidente),¿hallarás quién te la haga? -Sábado fue, y capricho el beso dado,capricho de varón, audaz y fino,mas fue dulce el capricho masculinoa este mi corazón, lobezno alado.No es que crea, no creo, si inclinadosobre mis manos te sentí divino,y me embriagué. Comprendo que este vinono es para mí, mas juega y rueda el dado.Yo soy esa mujer que vive alerta,tú el tremendo varón que se despiertaen un torrente que se ensancha en río,y más se encrespa mientras corre y poda.Ah, me resisto, más me tiene toda,tú, que nunca serás del todo mío. -Regreso a la casa del tiempomis pies desnudos se llenan de nostalgiaya no está Sultán -el perro de la casa-y a la enredadera se secó a causa de tu ausenciapienso en cuantas horas perdidas entre cigarrosel minuto aquel en que nos dijimos adiós y no estás¿que fue de ti?hoy te evocomientras una tenue lloviznabaña mi pielel canto de Silvio me trajo tu recuerdo... -Cien sonetos de amorTu mano fue volando de mis ojos al día.Entró la luz como un rosal abierto.Arena y cielo palpitaban como unaculminante colmena cortada en las turquesas.Tu mano tocó sílabas que tintineaban, copas,alcuzas con aceites amarillos,corolas, manantiales y, sobre todo, amor,amor: tu mano pura preservó las cucharas.La tarde fue. La noche deslizó sigilosasobre el sueño del hombre su cápsula celeste.Un triste olor salvaje soltó la madreselva.Y tu mano volvió de su vuelo volandoa cerrar su plumaje que yo creí perdidosobre mis ojos devorados por la sombra. -Te quiero decir muchas cosas por medio de esta cartay sinceramente te las mereces...TU AMISTAD VALE MUCHO!Te quiero decir que si mañana dejo de existir,te observaré en el cielo, te cuidaré y, sobre todo,abogaré por aminorar tu sufrimiento.Te quiero decir que si dejas este mundo,Dios no lo quiera, te recordaré y siempre te voy a querer,cada noche hablaré contigo.Quiero que sepas que te quiero muchoy eso es algo muy importante para mí,ya que hay veces que uno creeque no es conveniente decirlo por cualquier razón.Sé que debí decirte antes cuánto te aprecio,pero si por alguna razón no nos volvemos a ver,te dejo esta nota para que sepas lo mucho que te quiero.Y si no alcanzaste a decírmelo y yo dejo de existir,no te preocupes, que por el simple hecho de nuestra amistadsabré que me aprecias.Recuerda que nunca sabemos cuándo dejamos de existir,por eso quiero decirte hoy con esto¡Que te aprecio mucho! -Ausente! La mañana en que me vayamás lejos de lo lejos, al Misterio,como siguiendo inevitable raya,tus pies resbalarán al cementerio.Ausente! La mañana en que a la playadel mar de sombra y del callado imperio,como un pájaro lúgubre me vaya,será el blanco panteón tu cautiverio.Se habrá hecho de noche en tus miradas;y sufrirás, y tomarás entoncespenitentes blancuras laceradas.Ausente! Y en tus propios sufrimientosha de cruzar entre un llorar de broncesuna jauría de remordimientos! -Antonio MachadoDefinitivamente he comprendido.Todo el que bulle o hace ruido o gritay gesticula y queda, unos instantes,en la primera página de un mundoinútil, locuaz mudez de muerterepresenta. Paso fugaz, ira fugazes en el amplio conocer que olvida,máscara, son, viento de una mañana.Pero aquel que se sabe poderoso,encauzado en el mar, llamado dentrode una mortal entrega, de una lentalabor, en la que vida o muerte sóloes material de arquitectura o tránsito,aquél que sufre y calla, acepta y tomasu herramienta, derrumba y edifica,desnuda y viste, y multiplica el únicoinstante concedido, siendo humildepenetra victorioso, pues conoceque su ámbito es la luz y allí es su triunfo -En el borde de una tarde poco propiciaal escándalo de la mentira,cuando nadie vigila los síntomas del tedioque te cerca, entregado a la rumiade una melancolía espesa y sin origen,tu cuerpo se desvanece en el incierto placerde deshojar el tiempo transcurrido.Abres tu corazón al reconocimiento del fracaso,absorbes su enigmática dulzura,dejas el hueso al airemientras hilvanas, hechizado,un cigarro tras otro frente al papel en blancode las horas venideras, las más ruines.Ni siquiera te concedesla añagaza de la misericordia.Insistes, con la solemnidad venial de la costumbre,en la vieja manía adquirida en la infancia:agregar el fulgor de lo sublimea la rutina de los días,hacer veraces las palabrasque han perdido prestigio entre los hombres.Cede la tarde como el lento parpadeo del faroen los veranos de tu memoria.Te fascinael vigor de su penumbra.Todo cobra sentido bajo el manto que la niebladerrama sobre el mundo. Sólo te restauna humilde derrota que administrar en paz,una vida sin brillo, un tranquilo vagarhacia el edén del silencioy un rescoldo de emoción,casi una brasa: elegirentre dos sueños paralelos,dos aludes, dos fuegos apagados,dos cuerpos de mujer en la aspereza de tu piel.Como los dos labios muertos de la misma herida. -En la isla en que detiene su esquife el argonautadel inmortal Ensueño, donde la eterna pautade las eternas liras se escucha ?isla de oroen que el tritón elige su caracol sonoroy la sirena blanca va a ver el sol? un díase oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía.Son los Centauros. Cubren la llanura. Les sientela montaña. De lejos, forman són de torrenteque cae; su galope al aire que reposadespierta, y estremece la hoja del laurel-rosa.Son los Centauros. Unos enormes, rudos; otrosalegres y saltantes como jóvenes potros;unos con largas barbas como los padres-ríos;otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos,y robustos músculos, brazos y lomos aptospara portar las ninfas rosadas en los raptos.Van en galope rítmico, Junto a un fresco boscaje,frente al gran Océano, se paran. El paisajerecibe de la urna matinal luz sagradaque el vasto azul suaviza con límpida mirada.Y oyen seres terrestres y habitantes marinosla voz de los crinados cuadrúpedos divinos.QUIRÓNCalladas las bocinas a los tritones gratas,calladas las sirenas de labios escarlatas,los carrillos de Eolo desinflados, digamosjunto al laurel ilustre de florecidos ramosla gloria inmarcesible de las Musas hermosasy el triunfo del terrible misterio de las cosas.He aquí que renacen los lauros milenarios;vuelven a dar su lumbre los viejos lampadarios;y anímase en mi cuerpo de Centauro inmortalla sangre del celeste caballo paternal.RETOArquero luminoso, desde el Zodíaco llegas;aun presas en las crines tienes abejas griegas;aun del dardo herakleo muestras la roja heridapor do salir no pudo la esencia de tu vida.¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sanade la verdad que busca la triste raza humana:aun Esculapio sigue la vena de tu ciencia;siempre el veloz Aquiles sustenta su existenciacon el manjar salvaje que le ofreciste un día,y Herakles, descuidando su maza, en la harmoníade los astros, se eleva bajo el cielo nocturno...QUIRÓNLa ciencia es flor del tiempo: mi padre fue Saturno.ABANTESHimnos a la sagrada Naturaleza; al vientrede la tierra y al germen que entre las rocas y entrelas carnes de los árboles, y dentro humana forma,es un mismo secreto y es una misma norma,potente y sutilísimo, universal resumende la suprema fuerza, de la virtud del Numen.QUIRÓN¡Himnos! Las cosas tienen un ser vital; las cosastienen raros aspectos, miradas misteriosas;toda forma es un gesto, una cifra, un enigma;en cada átomo existe un incógnito estigma;cada hoja de cada árbol canta un propio cantary hay un alma en cada una de las gotas del mar;el vate, el sacerdote, suele oír el acentodesconocido; a veces enuncia el vago vientoun misterio; y revela una inicial la espumao la flor; y se escuchan palabras de la bruma;y el hombre favorito del Numen, en la linfao la ráfaga encuentra mentor ?demonio o ninfa.FOLOEl biforme ixionida comprende de la altura,por la materna gracia, la lumbre que fulgura,la nube que se anima de luz y que decorael pavimento en donde rige su carro Aurora,y la banda de Iris que tiene siete rayoscual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayosen la fragante tierra llenos de ramos bellos,y el Polo coronado de cándidos cabellos.El ixionida pasa veloz por la montañarompiendo con el pecho de la maleza hurañalos erizados brazos, las cárceles hostiles;escuchan sus orejas los ecos más sutiles:sus ojos atraviesan las intrincadas hojasmientras sus manos toman para sus bocas rojaslas frescas bayas altas que el sátiro codicia;junto a la oculta fuente su mirada acaricialas curvas de las ninfas del séquito de Diana;pues en su cuerpo corre también la esencia humanaunida a la corriente de la savia divinay a la salvaje sangre que hay en la bestia equina.Tal el hijo robusto de Ixión y de la Nube.QUIRÓNSus cuatro patas bajan; su testa erguida sube.ORNEOYo comprendo el secreto de la bestia. Malignosseres hay y benignos. Entre ellos se hacen signosde bien y mal, de odio o de amor, o de penao gozo: el cuervo es malo y la torcaz es buena.QUIRÓNNi es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo:son formas del Enigma la paloma y el cuervo.ASTILOEl Enigma es el soplo que hace cantar la lira.NESO¡El Enigma es el rostro fatal de Deyanira!MI espalda aun guarda el dulce perfume de la bella;aun mis pupilas llaman su claridad de estrella.¡Oh aroma de su sexo! ¡O rosas y alabastros!¡Oh envidia de las flores y celos de los astros!QUIRÓNCuando del sacro abuelo la sangre luminosacon la marina espuma formara nieve y rosa,hecha de rosa y nieve nació la Anadiomena.Al cielo alzó los brazos la lírica sirena,los curvos hipocampos sobre las verdes ondaslevaron los hocicos; y caderas redondas,tritónicas melenas y dorsos de delfinesjunto a la Reina nueva se vieron. Los confinesdel mar llenó el grandioso clamor; el universosintió que un nombre harmónico sonoro como un versollenaba el hondo hueco de la altura; ese nombrehizo gemir la tierra de amor: fue para el hombremás alto que el de Jove; y los númenes mismoslo oyeron asombrados; los lóbregos abismostuvieron una gracia de luz. ¡VENUS impera!Ella es entre las reinas celestes la primera,pues es quien tiene el fuerte poder de la Hermosura.¡Vaso de miel y mirra brotó de la amargura!Ella es la más gallarda de las emperatrices;princesa de los gérmenes, reina de las matrices,señora de las savias y de las atracciones,señora de los besos y de los corazones.EURITO¡No olvidaré los ojos radiantes de Hipodamia!HIPEAYo sé de la hembra humana la original infamia.Venus anima artera sus máquinas fatales;tras sus radiantes ojos ríen traidores males;de su floral perfume se exhala sutil daño;su cráneo obscuro alberga bestialidad y engaño.Tiene las formas puras del ánfora, y la risadel agua que la brisa riza y el sol irisa;mas la ponzoña ingénita su máscara pregona:mejores son el águila, la yegua y la leona.De su húmeda impureza brota el calor que enervalos mismos sacros dones de la imperial Minerva;y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte,hay un olor que llena la barca de Caronte.ODITESComo una miel celeste hay en su lengua fina;su piel de flor aun húmeda está de agua marina.Yo he visto de Hipodamia la faz encantadora,la cabellera espesa, la pierna vencedora;ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto;ante su rostro olímpico no habría rostro adusto;las Gracias junto a ella quedarían confusas,y las ligeras Horas y las sublimes Musaspor ella detuvieran sus giros y su canto.HIPEAElla la causa fuera de inenarrable espanto:por ella el ixionida dobló su cuello fuerte.La hembra humana es hermana del Dolor y la Muerte.QUIRÓNPor suma ley un día llegará el himeneoque el soñador aguarda: Cenis será Ceneo;claro será el origen del femenino arcano:la Esfinge tal secreto dirá a su soberano.CLITONaturaleza tiende sus brazos y sus pechosa los humanos seres; la clave de los hechosconócela el vidente; Homero con su báculo,en su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo.CAUMANTESEl monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe,en el Centauro el bruto la vida humana absorbe,el sátiro es la selva sagrada y la lujuria,une sexuales ímpetus a la harmoniosa furia.Pan junta la soberbia de la montaña agresteal ritmo de la inmensa mecánica celeste;la boca melodiosa que atrae en Sirenusaes de la fiera alada y es de la suave musa;con la bicorne bestia Pasifae se ayunta,Naturaleza sabia formas diversas junta,y cuando tiende al hombre la gran Naturaleza,el monstruo, siendo el símbolo, se viste de belleza.GRINEOYo amo lo inanimado que amó el divino Hesiodo.QUIRÓNGrineo, sobre el mundo tiene un ánima todo.GRINEOHe visto, entonces, raros ojos fijos en mí:los vivos ojos rojos del alma del rubí;los ojos luminosos del alma del topacioy los de la esmeralda que del azul espaciola maravilla imitan; los ojos de las gemasde brillos peregrinos y mágicos emblemas.Amo el granito duro que el arquitecto labray el mármol en que duermen la línea y la palabra...QUIRÓNA Deucalión y a Pirra, varones y mujereslas piedras aun intactas dijeron: "¿Qué nos quieres?"LÍCIDASYo he visto los lemures florar, en los nocturnosinstantes, cuando escuchan los bosques taciturnosel loco grito de Atis que su dolor revelao la maravillosa canción de Filomela.El galope apresuro, si en el boscaje miromanes que pasan, y oigo su fúnebre suspiro.Pues de la Muerte el hondo, desconocido Imperio,guarda el pavor sagrado de su fatal misterio.ARNEOLa Muerte es de la Vida la inseparable hermana.QUIRÓNLa Muerte es la victoria de la progenie humana.MEDÓN¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustiani ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia.Es semejante a Diana, casta y virgen como ella;en su rostro hay la gracia de la núbil doncellay lleva una guirnalda de rosas siderales.En su siniestra tiene verdes palmas triunfales,y en su diestra una copa con agua del olvido.A sus pies, como un perro, yace un amor dormido.AMICOLos mismos dioses buscan la dulce paz que vierte.QUIRÓNLa pena de los dioses es no alcanzar la Muerte.EURITOSi el hombre ?Prometeo? pudo robar la vida,la clave de la muerte serále concedida.QUIRÓNLa virgen de las vírgenes es inviolable y pura.Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura,ni beberá en sus labios el grito de la victoria,ni arrancará a su frente las rosas de su gloria...* * *Mas he aquí que Apolo se acerca al meridiano.Sus truenos prolongados repite el Oceano.Bajo el dorado carro del reluciente Apolovuelve a inflar sus carrillos y sus odres Eolo.A lo lejos, un templo de mármol se divisaentre laureles-rosa que hace cantar la brisa.Con sus vibrantes notas de Céfiro desgarrala veste transparente la helénica cigarra,y por el llano extenso van en tropel sonorolos Centauros, y al paso, tiembla la Isla de Oro. -La guerra tiene labios azulados,ojos de soledad, carne de frío,campos de noche eterna, gesto airado,inviernos sin otoño y sin estío,la guerra...tiene niños asombrados,manitas de miseria y extravío,cierzos que cortan vidas y sembrados,grises atardeceres, sol sombrío,la guerra...tiene dientes afilados,cuchillos de acerado desafío,boquitas de hambre triste y rostro helado,inmensa podredumbre hacia el vacío,la guerra...tiene el ceño ensangrentado,harapos y negrura de atavío,alaridos sin nombre y sin soldado,desbordadas las venas, turbios ríos.La guerra...,sal en la herida abierta de la tierra -Con nuevos lazos, como el mismo Apolo,hallé en cabello a mi Lucinda un día,tan hermosa, que al cielo parecíaen la risa del alba, abriendo el polo.Vino un aire sutil, y desatólocon blando golpe por la frente mía,y dije a amor que para qué tejíamil cuerdas juntas para un arco solo.Pero él responde: «Fugitivo mío,que burlaste mis brazos, hoy aguardode nuevo echar prisión a tu albedrío».Yo triste, que por ella muero y ardo,la red quise romper, ¡qué desvarío!,pues más me enredo mientras más me guardo. -Cien sonetos de amorTengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu peloy por las calles voy sin nutrirme, callado,no me sostiene el pan, el alba me desquicia,busco el sonido líquido de tus pies en el día.Estoy hambriento de tu risa resbalada,de tus manos color de furioso granero,tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,quiero comer tu piel como una intacta almendra.Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,la nariz soberana del arrogante rostro,quiero comer la sombra fugaz de tus pestañasy hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculobuscándote, buscando tu corazón calientecomo un puma en la soledad de Quitratúe. -Tienen las ramas esta madrugadael bienvenido aliento de las rosas.Las blancas mariposas de mis manosnadie las ve ¡y cómo te devoran!Donde tú estás, allí, mi amor te llama.Yo quiero que me escuches. Es ahorael tiempo del encuentro. ¿No percibescómo se buscan, sin saber, las cosas?Amigo, amante, déjame decirtey dime tú también. Llegó la hora.Las lágrimas con luces del rocío,el soplo de cristal, las altas olasnos buscan, llameando, desde ayer.Abren caminos, árboles, auroras.Amado, nuestros besos, tantos besosy un beso yo los supe de memoria.Debajo del rojizo sol de floreste aguardo siempre dentro de mi sombra. -Ser necio y tener trabajo:eso es la felicidad.Gottfried BennNos enseñaba a odiar la poesía,y estas fueron sus víctimas: tantísimostontos de facultad, muy licenciadosen cháchara semiótica.Los logrosconseguidos (menos lectores, menoscompetencia) aseguran el relevoen la especie académica (o el pinchode las 12 entre clase y seminario).Suya no fue la culpa si le hicieron,en un rapto de olvido, indispensable. -Tu muerte te congelaestás inmóvilmi vida en cambiofluyey me acerca velozhacia el encuentro. -Rey de los otros, río caudaloso,Que en fama claro, en ondas cristalino,Tosca girnalda de robusto pinoCiñe tu frente, tu cabello undoso,Pues dejando tu nido cavernosoDe Segura en el monte más vecinoPor el suelo andaluz tu real caminoTuerces soberbio, raudo y espumoso,A mí, que de tus fértiles orillasPiso, aunque ilustremente enamorado,Tu noble arena con humilde planta,Dime si entre las rubias pastorcillasHas visto, que en tus aguas se ha mirado,Beldad cual la de Clori, o gracia tanta. -Lleno de mí, sitiado en mi epidermispor un dios inasible que me ahoga,mentido acasopor su radiante atmósfera de lucesque oculta mi conciencia derramada,mis alas rotas en esquirlas de aire,mi torpe andar a tientas por el lodo;lleno de mí "ahíto" me descubroen la imagen atónita del agua,que tan sólo es un tumbo inmarcesible,un desplome de ángeles caídosa la delicia intacta de su peso,que nada tienesino la cara en blancohundida a medias, ya, como una risa agónica,en las tenues holandas de la nubey en los funestos cánticos del mar"más resabio de sal o albor de cúmuloque sola prisa de acosada espuma.No obstante "oh paradoja" constreñidapor el rigor del vaso que la aclara,el agua toma forma.En él se asienta, ahonda y edifica,cumple una edad amarga de silenciosy un reposo gentil de muerte niña,sonriente, que desfloraun más allá de pájarosen desbandada.En la red de cristal que la estrangula,allí, como en el agua de un espejo,se reconoce;atada allí, gota con gota,marchito el tropo de espuma en la garganta¡qué desnudez de agua tan intensa,qué agua tan agua,está en su orbe tornasol soñando,cantando ya una sed de hielo justo!¡Mas qué vaso "también" más providenteéste que así se hinchecomo una estrella en grano,que así, en heroica promisión, se enciendecomo un seno habitado por la dicha,y rinde así, puntual,una rotunda florde transparencia al agua,un ojo proyectil que cobra alturasy una ventana a gritos luminosossobre esa libertad enardecidaque se agobia de cándidas prisiones!¡Más que vaso "también" más providente!Tal vez esta oquedad que nos estrechaen islas de monólogos sin eco,aunque se llama Dios,no sea sino un vasoque nos amolda el alma perdidiza,pero que acaso el alma sólo advierteen una transparencia acumuladaque tiñe la noción de Él, de azul.El mismo Dios,en sus presencias tímidas,ha de gastar la tez azuly una clara inocencia imponderable,oculta al ojo, pero fresca al tacto,como este mar fantasma en que respiran"peces del aire altísimo"los hombres.¡Sí, es azul! ¡Tiene que ser azul!Un coagulado azul de lontananza,un circundante amor de la criatura,en donde el ojo de agua de su cuerpoque mana en lentas ondas de estaturaentre fiebres y llagas;en donde el río hostil de su conciencia¡agua fofa, mordiente, que se tira,ay, incapaz de cohesión al suelo!en donde el brusco andar de la criaturaamortigua su enojo,se redondeacomo una cifra generosa,se pone en pie, veraz, como una estatua.¿Qué puede ser "si no" si un vaso no?Un minuto quizá que se enardecehasta la incandescencia,que alarga el arrebato de su brasa,ay, tanto más hacia lo eterno mínimocuanto es más hondo el tiempo que lo colma.Un cóncavo minuto del espírituque una noche impensada,al azary en cualquier escenario irrelevantecon el vuelo del pájaro,estalla en él como un cohete heridoy en sonoras estrellas precipitasu desbandada pólvora de plumas.Mas en la médula de esta alegría,no ocurre nada, no;sólo un cándido sueño que recorrelas estaciones todas de su rutatan amorosamenteque no elude seguirla a sus infiernos,ay, y con qué miradas de atropina,tumefactas e inmóviles, escrutael curso de la luz, su instante fúlgido,en la piel de una gota de rocío;concibe el ojoy el intangible aceiteque nutre de esbeltez a la mirada;gobierna el crecimiento de las uñasy en la raíz de la palabra escondeel frondoso discurso de ancha copay el poema de diáfanas espigas.Pero aún más "porque en su cielo impíonada es tan cruel como este puro goce"somete sus imágenes al fuegode especiosas torturas que imagina"las infla de pasión,en la prisma del llanto las deshace,las ciega con el lustre de un barniz,las satura de odios purulentos,rencores zánganoscomo una mala costra,angustias secas como la sed del yeso.Pero aún más "porque, inmune a la mácula,tan perfecta crueldad no cede a límites"perfora la substancia de su gozocon rudos alfileres;piensa el tumor, la úlcera y el chancroque habrán de festonar la tez pulida,toma en su mano etérea a la criaturay la enjuta, la hincha o la demacra,como a un copo de cera sudorosa,y en un ilustre hallazgo de ironíala estrecha enternecidocon los brazos glaciales de la fiebre.Mas nada ocurre, no, sólo este sueñodesorbitadoque se mira a sí mismo en plena marcha;presume, pues, su término inminentey adereza en el actoel plan de su fatiga,su justa vacaciónsu domingo de gracia allá en el campo,al fresco albor de las camisas flojas.¡Qué trebolar mullido, qué parasol de nieblase regala en el ánimopara gustar la miel de sus vigilias!Pero el ritmo es su norma, el solo paso,la sola marcha en círculo, sin ojos;así, aun de su cansancio, extrae¡hop!largas cintas de cintas de sorpresasque en un constante perecer enérgico,en un morir absorto,arrasan sin cesar su bella fábricahasta que "hijo de su misma muerte,gestado en la aridez de sus escombros"siente que su fatiga se fatiga,se erige a descansar de su descansoy sueña que su sueño se repite,irresponsable, eterno,muerte sin fin de una obstinada muerte,sueño de garza anochecido a plomoque cambia sí de pie, mas no de sueño,que cambia sí la imagen,mas no la doncellez de su osadía¡oh inteligencia, soledad en llamas!que lo consume todo hasta el silencio,sí, como una semilla enamoradaque pudiera soñarse germinando,probar en el rencor de la moléculael salto de las ramas que aprisionay el gusto de su fruta prohibida,ay, sin hollar, semilla casta,sus propios impasibles tegumentos.¡Oh inteligencia, soledad en llamasque todo lo concibe sin crearlo!Finge el calor del lodo,su emoción de substancia adolorida,el iracundo amor que lo embellecey lo encumbra más allá de las alasa donde sólo el ritmode los luceros llora,mas no le infunde el soplo que lo pone en piey permanece recreándose a sí misma,única en Él, inmaculada, sola en Él,reticencia indecible,amoroso temor de la materia,angélico egoísmo que se escapacomo un grito de júbilo sobre la muerte"oh inteligencia, páramo de espejos!helada emanación de rosas pétreasen la cumbre de un tiempo paralítico;pulso sellado;como una red de arterias temblorosas,hermético sistema de eslabonesque apenas se apresura o se retardasegún la intensidad de su deleite;abstinencia angustiosaque presume el dolor y no lo crea,que escucha ya en la estepa de sus tímpanosretumbar el gemido del lenguajey no lo emite;que nada más absorbe las esenciasy se mantiene así, rencor sañudo,una, exquisita, con su dios estéril,sin alzar entre ambosla sorda pesadumbre de la carne,sin admitir en su unidad perfectael escarnio brutal de esa discordiaque nutren vida y muerte inconciliables,siguiéndose una a otracomo el día y la noche,una y otra acampadas en la célulacomo en un tardo tiempo de crepúsculo,ay, una nada más, estéril, agria,con Él, conmigo, con nosotros tres;como el vaso y el agua, sólo unaque reconcentra su silencio blancoen la orilla letal de la palabray en la inminencia misma de la sangre.¡ALELUYA, ALELUYA!Iza la flor su enseña,agua, en el prado.¡Oh, qué mercaderíade olor alado!¡Oh, qué mercaderíade tenue olor!¡cómo inflama los airescon su rubor!¡Qué anegado de gritosestá el jardín!«¡Yo, el heliotropo, yo!»«¿Yo? El jazmín.»Ay, pero el agua,ay, si no huele a nada.Tiene la noche un árbolcon frutos de ámbar;tiene una tez la tierra,ay, de esmeraldas.El tesón de la sangreanda de rojo;anda de añil el sueño;la dicha, de oro.Tiene el amor ferocesgalgos morados;pero también sus mieses,también sus pájaros.Ay, pero el agua,ay, si no luce a nada.Sabe a luz, a luz fría,sí, la manzana.¡Qué amanecida frutatan de mañana!¡Qué anochecido sabes,tú, sinsabor!¡cómo pica en la entrañatu picaflor!Sabe la muerte a tierra,la angustia a hiel.Este morir a gotasme sabe a miel.Ay, pero el agua,ay, si no sabe a nada.[BAILE]Pobrecilla del agua,ay, que no tiene nada,ay, amor, que se ahoga,ay, en un vaso de agua.En el rigor del vaso que la aclara,el agua toma forma"ciertamente.Trae una sed de siglos en los belfos,una sed fría, en punta, que ara caucesen el sueño moroso de la tierra,que perfora sus miembros florecidos,como una sangre cáustica,incendiándolos, ay, abriendo en ellosdesapacibles úlceras de insomnio.Más amor que sed; más que amor, idolatría,dispersión de criatura estupefactaante el fulgor que blande"germen del trueno olímpico" la formaen sus netos contornos fascinados.¡Idolatría, sí idolatría!Mas no le basta el ser un puro salmo,un ardoroso incienso de sonido;quiere, además, oírse.Ni le basta tener sólo reflejos"briznas de espumapara el ala de luz que en ella anida;quiere, además, un tálamo de sombra,un ojo,para mirar el ojo que la mira.En el lago, en la charca, en el estanque,en la entumida cuenca de la mano,se consuma este rito de eslabones,este enlace diabólicoque encadena el amor a su pecado.En el nítido rostro sin faccionesel agua, poseída,siente cuajar la máscara de espejosque el dibujo del vaso le procura.Ha encontrado, por fin,en su correr sonámbulo,una bella, puntual fisonomía.Ya puede estar de pie frente a las cosas.Ya es ella también, aunque por artede estas limpias metáforas cruzadas,un encendido vaso de figuras.El camino, la barda, los castaños,para durar el tiempo de una muertegratuita y prematura, pero bella,ingresan por su impulsoen el suplicio de la imagen propiay en medio del jardín, bajo las nubes,descarnada lección de poesía,instalan un infierno alucinante.Pero el vaso en sí mismo no se cumple.Imagen de una deserción nefasta¿qué esconde en su rigor inhabitado,sino esta triste claridad a ciegas,sino esta tentaleante lucidez?Tenedlo ahí, sobre la mesa, inútil.Epigrama de espuma que se espigaante un auditorio anestesiado,incisivo clamor que la sorderatenaz de los objetos amordaza,flor mineral que se abre para adentrohacia su propia luz,espejo ególatraque se absorbe a sí mismo contemplándose.Hay algo en él, no obstante, acaso un alma,el instinto augural de las arenas,una llaga tal vez que debe al fuego,en donde le atosiga su vacío.Desde este erial aspira a ser colmado.En el agua, en el vino, en el aceite,articula el guión de su deseo;se ablanda, se adelgaza;ya su sobrio dibujo se le nubla,ya embozado en el giro de un reflejo,en un llanto de luces se liquida.Mas la forma en sí misma no se cumple.Desde su insigne trono faraónico,magnánima,deífica,constelada de epítetos esdrújulos,rige con hosca mano de diamante.Está orgullosa de su orondo imperio.¡En las augustas pituitarias de óniceno juega, acaso, el encendido aromacon que arde a sus pies la poesía?¡Ilusión, nada más gentil narcóticoque puebla de fantasmas los sentidos!Pues desde ahí donde el dolor emite¡oh turbio sol de podre!el esmerado brillo que lo embosca,ay, desde ahí, presume la materiaque apenas cuaja su dibujo estrictoy ya es un jardín de huellas fósiles,estruendoso fanal,rojo timbre de alarma en los crucerosque gobierna la ruta hacia otras formas.La rosa edad que esmalta su epidermis"senil recién nacida"envejece por dentro a grandes siglos.Trajo puesta la proa a lo amarillo.El aire se coagula entre sus poroscomo un sudor profusoque se anticipa a destilar en ellosuna esencia de rosas subterráneas.Los crudos garfios de su muerte suben,como musgo, por grietas inasibles,ay, la hostigan con tenues mordedurasy abren hueco por fin a aquel minuto"¡miradlo en la lenteja del reloj,neto, puntual, exacto,correrse un eslabón cada minuto!"cuando al soplo infantil de un parpadeo,la egregia masa de ademán ilustrepodrá caer de golpe hecha cenizas.No obstante "¿por qué no?" también en ellatiene un rincón el sueño,árido paraíso sin manzanadonde suele escaparse de su rostro,por el rostro marchito del espectroque engendra aletargada, su costilla.El vaso de agua es el momento justo.En su audaz evasión se transfigura,tuerce la órbita de su destinoy se arrastra en secreto hacia lo informe.La rapiña del tacto no se ceba"aquí, en el sueño inhóspito"sobre el templado nácar de su vientre,ni la flauta Don Juan que la requiebramusita su cachonda serenata.El sueño es cruel,ay, punza, roe, quema, sangra, duele.Tanto ignora infusiones como ungüentos.En los sordos martillos que la afligenla forma da en el gozo de la llagay el oscuro deleite del colapso.Temprana madre de esa muerte niñaque nutre en sus escombros paulatinos,anhela que se hundan sus cimientosbajo sus plantas, ay, entorpecidaspor una espesa lentitud de lodo;oye nacer el trueno del derrumbe;siente que su materia se derramaen un prurito de ácidas hormigas;que, ya sin peso, flotay en un claro silencio se deslíe.Por un aire de espejos inminentes¡oh impalpables derrotas del delirio!cruza entonces, a velas desgarradas,la airosa teoría de una nube.En la red de cristal que la estrangula,el agua toma forma,la bebe, sí, en el módulo del vaso,para que éste también se transfigurecon el temblor del agua estranguladaque sigue allí, sin voz, marcando el pulsoglacial de la corriente.Pero el vaso"a su vez"cede a la informe condición del aguaa fin de que "a su vez" la forma misma,la forma en sí, que está en el duro vasososteniendo el rencor de su durezay está en el agua de aguijada espumacomo presagio cierto de reposo,se pueda sustraer al vaso de agua;un instante, no más,no más que el mínimoperpetuo instante del quebranto,cuando la forma en sí, la pura forma,se abandona al designio de su muertey se deja arrastrar, nubes arriba,por ese atormentado remolinoen que los seres todos se replieganhacia el sopor primero,a construir el escenario de la nada.Las estrellas entonces ennegrecen.Han vuelto al dardo insomnea la noche perfecta de su aljaba.Porque en el lento instante del quebranto,cuando los seres todos se replieganhacia el sopor primeroy en la pira arrogante de la formase abrasan, consumidos por su muerte"¡ay, ojos, dedos, labios,etéreas llamas del atroz incendio!"el hombre ahoga con sus manos mismas,en un negro sabor de tierra amarga,los himnos claros y los roncos trenoscon que cantaba la belleza,entre tambores de gangoso idiomay esbeltos címbalos que dan al airesus golondrinas de latón agudo;ay, los trenos e himnos que loabanla rosa marineraque consuma el periplo del jardíncon sus velas henchidas de fragancia;y el malsano crepúsculo de herrumbre,amapola del aire laceradoque se pincha en las púas de un gorjeo;y la febril estrella, lis de calosfrío,punto sobre las íesde las tinieblas;y el rojo cáliz del pezón macizo,sola flor de granadoen la cima angustiosa del deseo,y la mandrágora del sueño amigoque crece en los escombros cotidianos"ay, todo el esplendor de la bellezay el bello amor que la concierta todaen un orbe de imanes arrobados.Porque el tambor rotundoy las ricas bengalas que los címbalostremolan en la altura de los cantos,se anegan, ay, en un sabor de tierra amarga,cuando el hombre descubre en sus silenciosque su hermoso lenguaje se le agosta,se le quema "confuso" en la garganta,exhausto de sentido;ay, su aéreo lenguaje de colores,que así se jacta del matiz estrictoen el humo aterrado de sus sienaso en el sol de sus tibios bermellones;él, que discurre en la ansiedad del labiocomo una lenta rosa enamorada;él, que cincela sus celos de palomay modula sus látigos feroces;que salta en sus caídascon un ruidoso síncope de espumas;que prolonga el insomnio de su brasaen las mustias cenizas del oído;que oscuramente reptae hinca enfurecido la palabrade hiel, la tuerta frase de ponzoña;él que labra el amor del sacrificioen columnas de ritmos espirales,sí, todo él, lenguaje audaz del hombre,se le ahoga "confuso" en la gargantay de su gracia original no quedasino el horror de un pozo desecadoque sostiene su mueca de agonía.Porque el hombre descubre en sus silenciosque su hermoso lenguaje se le agostaen el minuto mismo del quebranto,cuando los peces todosque en cautelosas órbitas discurrencomo estrellas de escamas, diminutas,por la entumida noche submarina,cuando los peces todosy el ulises salmón de los regresosy el delfín apolíneo, pez de dioses,deshacen su camino hacia las algas;cuando el tigre que huellala castidad del musgocon secretas pisadas de resortey el bóreas de los ciervos presurososy el cordero Luis XV, gemebundo,y el león babilónicoque añora el alabastro de los frisos"¡flores de sangre, eternas,en el racimo inmemorial de las especies!"cuando todos inician el regresoa sus mudos letargos vegetales;cuando la aguda alondra se deslíeen el agua del alba,mientras las aves todasy el solitario búho que meditacon su antifaz de fósforo en la sombra,la golondrina de escritura hebreay el pequeño gorrión, hambre en la nieve,mientras todas las aves se disipanen la noche enroscada del reptil;cuando todo "por fin" lo que anda o reptay todo lo que vuela o nada, todo,se encoge en un crujir de mariposas,regresa a sus orígenesy al origen fatal de sus orígenes,hasta que su eco mismo se reinstalaen el primer silencio tenebroso.Porque los bellos seres que transitanpor el sopor añoso de la tierra"¡tragos de sangre, libres,en la pantalla de su sueño impuro!"todos se dan a un frenesí de muerte,ay, cuando el sauceacumula su llantopara urdir la substancia de un delirioen que "¡tú! ¡yo! ¡nosotros!" de repente,a fuerza de atar nombres destemplados,ay, no le queda sino el tronco prieto,desnudo de oración ante su estrella;cuando con él, desnudos, se sonrojanel álamo temblón de encanecida barbay el eucalipto rumoroso,témpano de follajey tornillo sin fin de la estaturaque se pierde en las nubes, persiguiéndose;y también el cerezo y el duraznoen su loca efusión de adolescentesy la angustia espantosa de la ceibay todo cuanto nace de raíces,desde el heroico roble hasta la impúberamenta de boca helada;cuando las plantas de sumisas plantasretiran el ramaje presuntuoso,se esconden en sus ásperas raícesy en la acerba raíz de sus raícesy presas de un absurdo crecimientose desarrollan hacia la semilla,hasta quedar inmóviles¡oh cementerios de talladas rosas!en los duros jardines de la piedra.Porque desde el anciano roble heroicohasta la impúberamenta de boca helada,ay, todo cuanto nace de raícesestablece sus tallos paralíticosen los duros jardines de la piedra,cuando el rubí de angélicos melindresy el diamante iracundoque fulmina a la luz con un reflejo,más el ario zafir de ojos azulesy la geórgica esmeralda que se anegaen el abrilde su robusta clorofila,una a una, las piedras delirantes,con sus lindas hermanas cenicientas,turquesa, lapislázuli, alabastro,pero también el oro prisioneroy la plata de lengua fidedigna,ingenuo ruiseñor de los metalesque se ahoga en el agua de su canto;cuando las piedras finasy los metales exquisitos, todos,regresan a sus nidos subterráneospor las rutas candentes de la llama,ay, ciegos de su lustre,ay, ciegos de su ojo,que el ojo mismo,como un siniestro pájaro de humo,en su aterida combustión se arranca.Porque raro metal o piedra rara,así como la roca escueta, lisa,que figura castilloscon sólo naipes de aridez y escarcha,y así la arena de arrugados pechosy el humus maternal de entraña tibia,ay, todo se consumecon un mohíno crepitar de gozo,cuando la forma en sí, la forma pura,se entrega a la delicia de su muertey en su sed de agotarla a grandes lucesapura en una llamael aceite ritual de los sentidos,que sin labios, sin dedos, sin retinas,sí paso a paso, muerte a muerte, locos,se acogen a sus túmidas matrices,mientras unos a otros se devoranal animal, la plantaa la planta, la piedraa la piedra, el fuegoal fuego, el maral mar, la nubea la nube, el solhasta que todo este fecundo ríode enamorado semen que conjuga,inaccesible al tedio,el suntuoso caudal de su apetito,no desemboca en sus entrañas mismas,en el acre silencio de sus fuentes,entre un fulgor de soles emboscados,en donde nada es ni nada está,donde el sueño no duele,donde nada ni nadie, nunca, está muriendoy solo ya, sobre las grandes aguas,flota el Espíritu de Dios que gimecon un llanto más llanto aún que el llanto,como si herido "¡ay, Él también!" por un cabellopor el ojo en almendra de esa muerteque emana de su boca,hubiese al fin ahogado su palabra sangrienta.¡ALELUYA, ALELUYA!¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,es una espesa fatiga,un ansia de trasponerestas lindes enemigas,este morir incesante,tenaz, esta muerte viva,¡oh Dios! que te está matandoen tus hechuras estrictas,en las rosas y en las piedras,en las estrellas ariscasy en la carne que se gastacomo una hoguera encendida,por el canto, por el sueño,por el color de la vista.¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,ay, una ciega alegría,un hambre de consumirel aire que se respira,la boca, el ojo, la mano;estas pungentes cosquillasde disfrutarnos enterosen sólo un golpe de risa,ay, esta muerte insultante,procaz, que nos asesinaa distancia, desde el gustoque tomamos en morirla,por una taza de té,por una apenas caricia.¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,es una muerte de hormigasincansables, que pululan¡oh Dios! sobre tus astillas,que acaso te han muerto allá,siglos de edades arriba,sin advertirlo nosotros,migajas, borra, cenizasde ti, que sigues presentecomo una estrella mentidapor su sola luz, por unaluz sin estrella, vacía,que llega al mundo escondiendosu catástrofe infinita.[BAILE]Desde mis ojos insomnesmi muerte me está acechando,me acecha, sí, me enamoracon su ojo lánguido.¡Anda putilla del rubor helado,anda, vámonos al diablo! -Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita de junco y capulí;ahora que me asfixia Bizancio, y que dormitala sangre, como flojo cognac, dentro de mí.Dónde estarán sus manos que en actitud contritaplanchaban en las tardes blancuras por venir;ahora, en esta lluvia que me quitalas ganas de vivir.Qué será de su falda de franela; de susafanes; de su andar;de su sabor a cañas de mayo del lugar.Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»y llorará en las tejas un pájaro salvaje. -En la eropsiquis plena de húespedes entonces meandros de espera ausenciaenlunadados muslos de estival epicentrotumultos extradérmicosexcoriaciones fiebre de noche que burmúay aola aola aolaal abrirse las venascon un pezlampo inmerso en la nuca del sueño hay que buscarloal poemaHay que buscarlo dentro de los plesorbos de ociodesnudodesquejidosin raíces de amnesiaen los lunihemisferios de reflujos de coágulos de espuma de medusas de arena de los senos o tal vez en andenes con aliento a zorrinoy a rumiante distancia de santas madres vacashincadassin aureolaante charcos de lágrimas que cantancon un pezvelo en trance debajo de la lengua hay que buscarloal poemaHay que buscarlo ignífero superimpuro lesolúcido beodoinobvioentre epitelios de alba o resacas insomnes de soledad en crecienteantes que se dilate la pupila del ceromientras lo endoinefable encandece los labios de subvoces que brotan del intrafondo eufónicocon un pezgrifo arco iris en la mínima plaza de la frente hay que buscarloal poema -¿Yo en justa injusta expuesto a la sentenciaDe un positivo padre azafranado?Paciencia, Job, si alguna os han dejadoProlijos los escritos de su Encia.Consuelo me daréis, si no paciencia,Porque en suertes entré, y fui desgraciado,En el mes que perdió el apostoladoUn Justo por divina providencia.¿Quién justa do la tela es pinavete,Y no muy de Segura, aunque sea pino,Que ayer fue pino, y hoy podrá ser vete?No más judicatura de teatino,Cofre, digo, overo con bonete,Que tiene más de tea que de tino. -Como en una ciudaddonde los poetas bohemiossaliesen a comprar mandarinas y manzanasdespués de la borrachera,con el sol rompiendo tímidamente el frío del invierno,fumándose el último cigarrillo del gabán negro.Con sus bufandassobre los cuellos calientes y sudorosos de caballos empapados de bruma,pensando en despedirse para siempre de la noche,la de los labios rojos con pinturas acrílicas y fosforescentes,la de las medias negrasde seda china,falda de Bangladesh y pequeño tatuaje sobre el lomo elástico de la perra asiria.Pensando en olvidarse para siempre de la noche, está el hombre..."Así se mueve este corazónsin paisaje ni background.Solo la tela roja de una bufanda que rueda sobre los senos de una poetisa eslava con pequeñas heridas en las pantorrillas.Una poetisa que gritaba como Lilith, el día de su acoplamiento con Adán kadmón, bajo el árbol de la ciencia.Una poetisa que venía de la última manifestación contra la globalización en Viena".Así entre esa nomenclatura de nombres ibéricos, o de garitos caribeños con gendarmes socialistas... Así como huyendo desde el puerto de Nueva York,hasta los burdeles de Amsterdam. Así va entre el extraño tumulto que brota de los tunelvanags, de los subways de los metros y garés de la babilonia terrestre.Como si en las ciudadesde ojos rojos, ojeras azulesy alientos de tabaco, estuviesen escritoslos símbolos de una revelación mesiánica.Así va ese hombre.Escribe y trata desde hace tres años de decir algo que conmueva a su lucidezy la invite a sentarse en el sillón turco de una placidez elemental.O algo que cause pánico o risa,pero lo único que consigue esaterrarse ante el famélico espejo de sus noches, rayar sobre la pizarra de su alma símbolos de yeso y nieve,decir chistes crueles sobre la condición del exilio,y fumar, como fuman los condenados a muerte.De vez en cuando, saca de su chistera un conejo rojo y lo prepara a las finas hierbas orientales, con un sabor que le deja una risa saltarina en el estómago.¿Qué buscaba en las palabras ese hombre, desde niño?¿Qué mito de papel le asaltó y le enfermó?Él se aplicó con puntualidad, su dosis de fe y de locura,inoculado con el poema venenosocomo una pequeña hidra de brazos metálicosque se retorcía en sus neuronas,recorrió los puertosy las callescercanas a los templos de Afrodita.Y profanó las criptas de los adoradores de Lilith.Sabe que en su cabeza baila un demonio.Que en su corazónla danza será a muerte, que no podrá escapar de la noche,a no serque se refugie en el asilo,en donde irán a visitarle y a llevarle arenosos chocolates de Estambul, mutantes persas con caras de camellosparanoico-perversos.Que en su pecho el humo del cigarro en la madrugada le irritará las palabras,le resecará la prosa y enanitos de barro cuarteadodanzarán ruidosamente sobre sus cuartillas...Que ese otro rostrode muchacha ligera tomando café y comiendo manzanas serátan solo una imagen más,ajada postal del extranjero,callejuela empedrada...Piedra negra, sobre piedra blanca,casas antiguas, sin puertas ni ventanas,y vías que no conducen a ningún lado.Las cartas que envió no obtuvieron respuesta...Seguramente se perdieronen las compuertas de los aviones o en los pasillos azulespor donde transcurrensomnolientos y salitrosos los burócratas de los correos.Sabe que no puede mirar atrás.Que nunca podrá regresar.Que nunca podrá despertar del sueño de las ciudades agonizantes.Ahora está metido en su madriguerala luz acuchilla los cristales sucioscon las cagadas de las moscas.Sobre la mesade madera y metal,la dosis...El torniquete de caucho,la jeringa penetrala vena dejándole un río de volcán caliente en la piel...Ya, la felicidad helada con su beso boreal,la pared en blanco, el nudo del zapato,la mancha de la manzana transgénicaque se desdoblacomo una mariposa vegetalcontra una cortina raída,sobre la que se empantanala mañana de Madrid.El zen de la heroína es una forma elástica de la muerte.Detrás de la cortina,...afuera, en la calle,...la ciudad aúllacomo una zorra herida,desangrándose en la trampa. -Lo que tuve y lo que no tuve y acaso aquello que mi manosolitariamente asilaba,todo lo que ahora escucho maldecir y llamear.Del mismo modo que escucho tu nombre golpeando fraguamítica,sonando en metal de saga,en herrería blanca que aún me quema. -IAl Museo de Sevillaiba a diario Juan Miguela copiar la maravillasde Murillo y Rafael.Y por las tardes, como una rosade los jardines que hay en la entrá,pintaba a Trini, pura y hermosa,como si fuera la Inmaculá.Y decía el chavalillo:«Pa que voy a entrar ahí,si es la Virgen de Murillola que tengo frente a mí».Triniá, mi Triniá,la de la Puerta Real,carita de nazarena,con la Virgen Macarenayo te tengo compará;algo tu vida envenena,qué tienes en la miráque no me pareces buena,Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá.IIEl Museo sevillanoun mal día visitóun banquero americanoque de Trini se prendó.Y con el brillo de los diamantesla sevillana quedó cegáy entre los brazos de aquel amantehuyó de España la Triniá.Y ante el cuadro no acabaoasí decía el pintor:«Tú me has hecho desgraciao,sin ti qué voy a hacer yo».Triniá, mi Triniá,la de la Puerta Real,carita de nazarena,con la Virgen Macarenayo te tengo compará;algo tu vida envenena,qué tienes en la miráque no me pareces buena,Triniá, mi Trini, ay... mi Triniá. -¿Que adónde voy con esas caras tristesy un borbotón de venas heridas en mi frente?Voy a despedir rosas al mar,a deshacerme en olas más altas que los pájaros,a quitarme caminos que ya andaban en mi corazón como raíces...Voy a perder estrellas,y rocíos,y riachuelitos breves donde amé la agonía que arruinómis montañasy un rumor de palomasespecial,y palabras...Voy a quedarme sola,sin canciones, ni piel,como un túnel por dentro, donde el mismo silenciose enloquece y se mata. -Cuando me paro a contemplar mi estado,y a ver los pasos por donde he venido,me espanto de que un hombre tan perdidoa conocer su error haya llegado.Cuando miro los años que he pasado,la divina razón puesta en olvido,conozco que piedad del cielo ha sidono haberme en tanto mal precipitado.Entré por laberinto tan extraño,fiando al débil hilo de la vidael tarde conocido desengaño;mas de tu luz mi escuridad vencida,el monstro muerto de mi ciego engaño,vuelve a la patria, la razón perdida. -Cien sonetos de amorDel mar hacia las calles corre la vaga nieblacomo el vapor de un buey enterrado en el frío,y largas lenguas de agua se acumulan cubriendoel mes que a nuestras vidas prometió ser celeste.Adelantado otoño, panal silbante de hojas,cuando sobre los pueblos palpita tu estandartecantan mujeres locas despidiendo a los ríos,los caballos relinchan hacia la Patagonia.Hay una enredadera vespertina en tu rostroque crece silenciosa por el amor llevadahasta las herraduras crepitantes del cielo.Me inclino sobre el fuego de tu cuerpo nocturnoy no sólo tus senos amo sino el otoñoque esparce por la niebla su sangre ultramarina. -Vamos hacia los árboles... el sueñoSe hará en nosotros por virtud celeste.Vamos hacia los árboles; la nocheNos será blanda, la tristeza leve.Vamos hacia los árboles, el almaAdormecida de perfume agreste.Pero calla, no hables, sé piadoso;No despiertes los pájaros que duermen. -Más que la noche,en el abandono de cada segundo,en el dolordonde el silenciodestila sus ardides.más que la noche, el yugo,desconsuelo cavando sus diques,veranos detenidos en el claustro,entre fiebres,para el ejercicio de una fecha cualquiera(ya perdidaen el piso de los meses).como si antañoen la difícil elección de existir,aún fuera posible esa fugaque se evapora de la noche(en ese cuarto)y para siemprede la memoria. -Cien sonetos de amorUna vez más, amor, la red del día extinguetrabajos, ruedas, fuegos, estertores, adioses,y a la noche entregamos el trigo vacilanteque el mediodía obtuvo de la luz y la tierra.Sólo la luna en medio de su página purasostiene las columnas del estuario del cielo,la habitación adopta la lentitud del oroy van y van tus manos preparando la noche.Oh amor, oh noche, oh cúpula cerrada por un ríode impenetrables aguas en la sombra del cieloque destaca y sumerge sus uvas tempestuosas,hasta que sólo somos un solo espacio oscuro,una copa en que cae la ceniza celeste,una gota en el pulso de un lento y largo río. -Si yo fuese Diosy tuviese el secreto,haría un ser exacto a ti;lo probaría(a la manera de los panaderoscuando prueban el pan, es decir:con la boca),y si ese sabor fueseigual al tuyo, o seatu mismo olor, y tu manerade sonreír,y de guardar silencio,y de estrechar mi mano estrictamente,y de besarnos sin hacernos daño"de esto sí estoy seguro: pongotanta atención cuando te beso";entonces,si yo fuese Dios,podría repetirte y repetirte,siempre la misma y siempre diferente,sin cansarme jamás del juego idéntico,sin desdeñar tampoco la que fuistepor la que ibas a ser dentro de nada;ya no sé si me explico, pero quieroaclarar que si yo fueseDios, haríalo posible por ser Ángel Gonzálezpara quererte tal como te quiero,para aguardar con calmaa que te crees tú misma cada díaa que sorprendas todas las mañanasla luz recién nacida con tu propialuz, y corrasla cortina impalpable que separael sueño de la vida,resucitándome con tu palabra,Lázaro alegre,yo,mojado todavíade sombras y pereza,sorprendido y absortoen la contemplación de todo aquelloque, en unión de mí mismo,recuperas y salvas, mueves, dejasabandonado cuando "luego" callas...(Escucho tu silencio.Oigoconstelaciones: existes.Creo en ti.Eres.Me basta). -LA TORTUGA queanduvotanto tiempoy tanto vioconsusantiguosojos,la tortugaque comióaceitunasdel más profundomar,la tortuga que nadósiete siglosy conociósietemilprimaveras,la tortugablindadacontrael calory el frío,contralos rayos y las olas,la tortugaamarillay plateada,con severoslunaresambarinosy pies de rapiña,la tortugase quedóaquídurmiendo,y no lo sabe.De tan viejase fueponiendo dura,dejóde amar las olasy fue rígidacomo una plancha de planchar.Cerrólos ojos quetantomar, cielo, tiempo y tierradesafiaron,y se durmióentre las otraspiedras. -Por el verde, verdeverdería de verde marRr con Rr.Viernes, vírgula, virgenenano verdeverdularia cantáridaRr con Rr.Verdor y verdínverdumbre y verduraverde, doble verdede col y lechuga.Rr con Rren mi verde limónpájara verde.Por el verde, verdeverdehalago húmedoextiéndome. "Extiéndete.Vengo del Mundodolidoy en Verdehalago me estoy. -El metal animado,a quien mano atrevida, industrïosa,secretamente ha dadovida aparente en máquina preciosa,organizando atentosonora voz a docto movimiento;en quien, desconocidoespíritu secreto, brevementeen un orbe ceñido,muestra el camino de la luz ardiente,y con rueda importunalos trabajos del sol y de la luna,y entre ocasos y auroraslas peregrinaciones de las horas;máquina en que el artífice, que pudocontar pasos al sol, horas al día,mostró más providencia que osadía,fabricando en metal disimuladasadvertencias sonoras repetidas,pocas veces creídas,muchas veces contadas;tú, que estás muy preciadode tener el más cierto, el más limado,con diferente oído,atiende a su intención y a su sonido.La hora irrevocable que dio, llora;prevén la que ha de dar; y la que cuentas,lógrala bien, que en una misma horate creces y te ausentas.Si le llevas curioso,atiéndele prudente,que los blasones de la edad desmiente;y en traje de reloj llevas contigo,del mayor enemigo,espía desvelada y elegante,a ti tan semejante,que, presumiendo de abreviar ligerala vida al sol, al cielo la carrera,fundas toda esta máquina admiradaen una cuerda enferma y delicada,que, como la salud en el más sano,se gasta con sus ruedas y su mano.Estima sus recuerdos,teme sus desengaños,pues ejecuta plazos de los años,y en él te da secreto,a cada sol que pasa, a cada rayo,la muerte un contador, el tiempo un ayo. -¿Qué es aquello que relucepor los altos corredores?Cierra la puerta, hijo mío,acaban de dar las once.En mis ojos, sin querer,relumbran cuatro faroles.Será que la gente aquéllaestará fregando el cobre.*Ajo de agónica platala luna menguante, ponecabelleras amarillasa las amarillas torres.La noche llama temblandoal cristal de los balcones,perseguida por los milperros que no la conocen,y un olor de vino y ámbarviene de los corredores.*Brisas de caña mojaday rumor de viejas voces,resonaban por el arcoroto de la media noche.Bueyes y rosas dormían.Solo por los corredoreslas cuatro luces clamabancon el fulgor de San Jorge.Tristes mujeres del vallebajaban su sangre de hombre,tranquila de flor cortaday amarga de muslo joven.Viejas mujeres del ríolloraban al pie del monte,un minuto intransitablede cabelleras y nombres.Fachadas de cal, poníancuadrada y blanca la noche.Serafines y gitanostocaban acordeones.Madre, cuando yo me muera,que se enteren los señores.Pon telegramas azulesque vayan del Sur al Norte.Siete gritos, siete sangres,siete adormideras dobles,quebraron opacas lunasen los oscuros salones.Lleno de manos cortadasy coronitas de flores,el mar de los juramentosresonaba, no sé dónde.Y el cielo daba portazosal brusco rumor del bosque,mientras clamaban las lucesen los altos corredores. -Primero es un albor trémulo y vago,raya de inquieta luz que corta el mar;luego chispea y crece y se dilataen ardiente explosión de claridad.La brilladora lumbre es la alegría,la temerosa sombra es el pesar.¡Ay! En la oscura noche de mi alma,¿cuándo amanecerá? -Libre nací y en libertad me fundo.CERVANTESTostada cima de una madurez,Esplendiendo la tarde con su espírituVisible nos envuelve en mocedad.Así te yergues tú, para mis ojosForma en sosiego de ese resplandor,Trasluz seguro de la luz versátil.Si aquellas nubes tiemblan a merced,Un día, de un estrépito enemigo,Mescolanza de súbito voraz,Oscurecidos y desordenadosPenaremos también. Y no habrá aludQue nos alcance en la ternura nuestra.Esos árboles próceres se ahíncanDedicando sus troncos al cénit,A un cielo sin crepúsculos de crimen.Si tal fronda perece fulminada,Rumoroso otra vez igual verdorSe alzará en el olvido del tirano.Y pasará el camión de los feroces.Castaños sin Historia arrojaránSu florecilla al suelo "blanquecino.Un ámbito de tarde en perfecciónTan desarmada humildemente opone,Por fin venciendo, su fragilidadA ese desbarajuste sólo humanoQue a golpes lucha contra el mismo azulImpasible, feroz también, profundo.Fugaz la Historia, vano el destructor.Resplandece la tarde. Yo contigo.Eterna al sol la brisa juvenil. -La que duerme ahí, la sagrada,la que me besa y me adivina,la translúcida, la vibrante,la locade amor, la cítaraalta:tú,nadiesino flexiblementetú,la alta,en el aire altodel aceiteoriginalde la Especie:tú,la que hilaen la velocidadciegadel sol:tú,la eleganciade tu presencianaturaltan próxima,mi vertientede diamante, miarpa,tan portentosamente mía:tú,paraísoonadie,cuerdapara oírel vientosobre el abismosideral:tú,páginade piel más alládel aire:tú,manosque amé,piesdesnudosdel ritmode marfildonde pusemis besos:tú,volcány pétalos,llama;lenguade amorviva:tú,figuraespléndida, orquídeacuyo carácter aéreome permitevolar:tú,muchachamortal, fraganciade otra músicade nievesigilosamenteandina:tú,hija del marabierto,áureo,tú que danzasinmóvilparadaahíen la transparenciadesdelo hondodel principio:tú,cordillera, tú,crisálidasonámbulaen el fulgorimpalpablede tu corola:tú,nadie: tú:Tú,Poesía,tú,Espíritu,nadie:tú,que soplasal vientoestasvocalesoscuras,estosacordespausadosen el enigmade lo terrestre:tú. -Huele a soledad el campotan breve, tan sin sentido,bajo un firmamento abiertode par en par.¡Apetitode tierra sola, de tierradesterrada, de caminosque nunca llegan a Roma!La carretera es un ríoenjuto que no se acabay que no tiene principio.Pero la esperanza enseñaa creer lo que no vimos;el aire, la luz, la música,la palabra...Desistimosde andar mirando las cosas,descubriendo los registrosconcretos.El alto cielonos orienta con sus guiñosfulgurantes.Levantamosla mirada y transcribimossu fausta telegrafía:«¡Para el amor no hay caminos!» -Y al fin reina el silencio.Pues siempre, aún sin quererlo,guardamos un secreto. -Cerrar podrá mis ojos la postreraSombra que me llevare el blanco día,Y podrá desatar esta alma míaHora, a su afán ansioso lisonjera;Mas no de esotra parte en la riberaDejará la memoria, en donde ardía:Nadar sabe mi llama el agua fría,Y perder el respeto a ley severa.Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,Venas, que humor a tanto fuego han dado,Médulas, que han gloriosamente ardido,Su cuerpo dejará, no su cuidado;Serán ceniza, mas tendrá sentido;Polvo serán, mas polvo enamorado. -Siempre hay una jornada fuera de serieen que uno logra sentirse serenopero está lejos de ser una canonjíaya que la serenidad no es el mejorde los estados posibles e imposibleshoy por ejemplo tomo distanciacon respecto a las cosas y a mi mismoy no por eso echo al olvidoqué joda era qué bueno eraestar adentro del entreverodespués de todo la famosaserenidad es una islaautorizada comonóy legalaunque rodeada inexorablementepor emociones clandestinastodavía me siento un poco incómodoen mis primicias de serenocomo quien entra en un traje nuevoque tiene bajas las hombreraspero el cuerpo y el alma sonanimalitos de costumbresmañana la incomodidaserá menor y en pocos díasme habré habituado a estar serenoeso me llena a veces de alegríaes claro que se trata de una alegría serenay en consecuencia uno no sale a dar abrazosni pega gritos ni le canta al cieloa lo sumo archiva caricias y otros prólogospor estricto orden cronológicotambién llega a invadirme el desconsuelopero se trata de un sereno desconsueloy por lo tanto nadie sollozani dice mierdani puteasencillamente como un modesto magode rojo circo de domingoo de feriatomo los naipes del amorlos bajajo con parsimoniay en las narices del viejo públicoque es como hacerlo en mis naricesmágicamente los transformoen nuevos naipes de amistadlo único extraño viene a la nochepues se presume que un serenoha de dormir serenamentepero yo paso horas y horasmirando el techoo sea queno sé hasta cuando estaré serenoporque la calma ya no da abastohay que confiar y yo confioque no hay mal que durecien años -Pobre barquilla mía,entre peñascos rota,sin velas desvelada,y entre las olas sola:¿Adónde vas perdida?¿Adónde, di, te engolfas?Que no hay deseos cuerdoscon esperanzas locas.Como las altas naveste apartas animosade la vecina tierra,y al fiero mar te arrojas.Igual en las fortunas,mayor en las congojas,pequeño en las defensas,incitas a las ondas.Advierte que te llevana dar entre las rocasde la soberbia envidia,naufragio de las honras.Cuando por las riberasandabas costa a costa,nunca del mar temistelas iras procelosas.Segura navegabas;que por la tierra propianunca el peligro es muchoadonde el agua es poca.Verdad es que en la patriano es la virtud dichosa,ni se estimó la perlahasta dejar la concha.Dirás que muchas barcascon el favor en popa,saliendo desdichadas,volvieron venturosas.No mires los ejemplosde las que van y tornan,que a muchas ha perdidola dicha de las otras.Para los altos maresno llevas cautelosani velas de mentiras,ni remos de lisonjas.¿Quién te engañó, barquilla?Vuelve, vuelve la proa,que presumir de navefortunas ocasiona.¿Qué jarcias te entretejen?¿Qué ricas banderolasazote son del vientoy de las aguas sombra?¿En qué gabia descubresdel árbol alta copa,la tierra en perspectiva,del mar incultas orlas?¿En qué celajes fundasque es bien echar la sonda,cuando, perdido el rumbo,erraste la derrota?Si te sepulta arena,¿qué sirve fama heroica?Que nunca desdichadossus pensamientos logran.¿Qué importa que te ciñanramas verdes o rojas,que en selvas de coralessalado césped brota?Laureles de la orillasolamente coronannavíos de alto bordeque jarcias de oro adornan.No quieras que yo seapor tu soberbia pompafaetonte de barqueros,que los laureles lloran.Pasaron ya los tiemposcuando, lamiendo rosas,el céfiro bullíay suspiraba aromas.Ya fieros huracanestan arrogantes soplan,que, salpicando estrellas,del sol la frente mojan.Ya los valientes rayosde la vulcana forja,en vez de torres altas,abrasan pobres chozas.Contenta con tus redes,a la playa arenosamojado me sacabas;pero vivo, ¿qué importa?Cuando de rojo nácarse afeitaba la aurora,más peces te llenabanque ella lloraba aljófar.Al bello sol que adoro,enjuta ya la ropa,nos daba una cabañala cama de sus hojas.Esposo me llamaba,yo la llamaba esposa,parándose de envidiala celestial antorcha.Sin pleito, sin disgusto,la muerte nos divorcia:¡Ay de la pobre barcaque en lágrimas se ahoga!Quedad sobre el arena,inútiles escotas;que no ha menester velasquien a su bien no torna.Si con eternas plantaslas fijas luces doras,¡oh dueño de mi barca!,y en dulce paz reposas,merezca que le pidasal bien que eterno gozasque adonde estás me llevemás pura y más hermosa.Mi honesto amor te obligue;que no es digna vitoriapara quejas humanasser las deidades sordas.Mas ¡ay, que no me escuchas!Pero la vida es corta:viviendo, todo falta;muriendo, todo sobra. -Traiga cuentos la guitarrade cuando el fierro brillaba,cuentos de truco y de taba,de cuadreras y de copas,cuentos de la Costa Bravay el Camino de las Tropas.Venga una historia de ayerque apreciarán los más lerdos;el destino no hace acuerdosy nadie se lo reprocheya estoy viendo que esta nochevienen del Sur los recuerdos.Velay, señores, la historiade los hermanos Iberra,hombres de amor y de guerray en el peligro primeros,la flor de los cuchillerosy ahora los tapa la tierra.Suelen al hombre perderla soberbia o la codicia:también el coraje enviciaa quien le da noche y díael que era menor debíamás muertes a la justicia.Cuando Juan Iberra vioque el menor lo aventajaba,la paciencia se le acabay le fue tendiendo un lazole dio muerte de un balazo,allá por la Costa Brava.Así de manera fielconté la historia hasta el fin;es la historia de Caínque sigue matando a Abel. -En nombre del vueloPiso la losa del aeropuerto y no la beso.No existe bandera Himno IndependenciaPaís Constitución LiberalismoNi antídoto culturalQue se dispute mi opción.Aquí (Voy a hablar del boleto del respeto)Como en la Córdoba natal de GóngoraUtilizar el lenguaje es introducirse en la soledad.Los poetas somos una creación de poco fiarY sólo la muerte trata nuestros pies con delicadeza. -Al que de la consciencia es del TerceroFilipo digno oráculo prudente,De una y otra saeta impertinenteSi mártir no le vi, le vi terrero.Tanto, pues, le ceñía ballestero,Cuanta le estaba coronando gente,Dejándole el concurso el despidienteHecho pedazos, pero siempre entero.Hortensio mío, si esta llamo audiencia,¿Cuál llamaré robusta montería,Donde cient flechas cosen un venado?Ponderé en nuestro dueño una paciencia,Que en la atención modesta fue alegríaY en la resolución sucinto agrado. -Vengo de tu jardín de altos aromas,con esta flor que embriaga como un vino.Quizás por eso fue que en el caminome siguió una bandada de palomas.Y ahora, en mi huerto, en esta entristecidapaz del que nada odia y nada ama,me tropiezan los pies con una ramaseca y rota, lo mismo que mi vida.Y, como quien regresa del olvidoy se hermana al dolor de otra derrota,pongo la flor sobre la rama rotapara hacerle creer que ha florecido. -Que este poema te proteja de la soledady te sirva de refugio, incluso contra mí mismo.Es mi conjuro, aunque la poesía no valgapara alterar las leyes del sentimiento o la materia.Pero, si durante un solo minuto,poco más se tarda en leerlo, velase por ticomo una lámpara encendida en la alcoba,si te diera el calor con que tras un cristalse mira la nieve en la calle,entonces por fin la poesía tendrá un sentido,aunque ya sé que a tu edadno se cree en los fantasmas,o se cree demasiado. -...por hacerme placer, me vino a darel idolillo, el cual hice echar luego en un río.SANTA TERESA: VidaLos ídolos de cobre sobre el ríopusiste en obra del amor llagado.Su casta fuera, redoble enamoradotuerce la mueca de inhumano brío.Cuando la imagen balbuciente al fríolastima su rostro, espejo despreciado,y demonio alado disfraza el poderíoque es menester para no ser penado.Navega el ídolo y no se cierra,flor especial en noche eterna crece,cerca al rocío, ángel de la tierra.Y así en enojos al barro se decrece.Sólo el fuego libera si se encierray sin buscar el fuego, palidece. -El fiero deslizar de la penumbraacentúa los rasgos invernalesde los besos que nunca sucedieron.¿Dónde van esos besos que son aguamarchita por el ulular del ángel?¿Dónde rezan los árboles hundidos?Si se apaga el poder de la memoriaa los pies del cordero devastado¿dónde sollozarán las madreselvas?Recuerdos de la soledad, la angustia,en un último valle de tinieblasescindidas del paso de las horas.Catalejos insomnes las estudiancon una servilleta en el espejo.Ansían conquistar la madrugada. -Zarparé, al alba, del Puerto,hacia Palos de Moguer,sobre una barca sin remos.De noche, solo, ¡a la mar!y con el viento y contigo!Con tu barba negra tú,yo barbilampiño. -Eres uno con Dios, porque le amas.¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria,eres uno con Dios, porque le amas!Le buscaste en los libros,le buscaste en los templos,le buscaste en los astros,y un día el corazón te dijo, trémulo:«aquí está», y desde entonces ya sois uno,ya sois uno los dos, porque le amas.No podrían separarosni el placer de la vidani el dolor de la muerte.En el placer has de mirar su rostro,en el dolor has de mirar su rostro,en vida y muerte has de mirar su rostro.«¡Dios!» dirás en los besos,dirás «Dios» en los cantos,dirás «¡Dios!» en los ayes.Y comprendiendo al fin que es ilusoriotodo pecado (como toda vida),y que nada de Él puede separarte,uno con Dios te sentirás por siempre:uno solo con Dios, porque le amas. -Juanilla, por tus pies andan perdidosmás poetas que bancos, aunque hay tantos,que tus paños lavando entre unos cantososcureció su nieve a los tendidos.Virgilio no los tiene tan medidos,las musas hacen con la envidia espantos;que no hay picos de rosca en Todos Sa[n]toscomo tus dedos blancos y bruñidos.Andar en puntos nunca lo recelas,que no llegan a cuatro tus pies bellos,ni por calzar penado te desvelas.Que es tanta la belleza que hay en ellos,que pueden ser zarcillos tus chinelascon higas de cristal pe[n]dientes dellos. -Mujer de inteligencia peregrinay corazón sublime de cristiana,fue más divina cuanto más humanay más humana cuanto más divina.Hasta el impío ante tu fe se inclinay adora la grandeza soberanade la egregia doctora castellana,de la santa mujer y la heroína.¡Oh mujer! Te dará la humana historiala gloria que por sabia merecieres;mas con el mundo acabará esa gloria,que por ser terrenal no es sempiterna.¡Tú, Teresa de Ahumada, al cabo mueres!¡Teresa de Jesús, tú eres eterna! -Hoy trece de octubre de este año azulen Sarajevo ha muerto un niño.Podría ser el hijo que no tengoo esa niña que mira y que no entiendey toma notas cuando explico a Manriquey luego, cuando al fin suena el timbre,mira con otros ojos la luzde un compañero que espera en el pasillo.En Sarajevo ha muerto un niñoque podría ser aquél que en la vozprofunda de la noche llama a su madrey tiembla contra el miedoy se protege cubriendo su cabezacon la almohada aguardandoese gesto necesario de una manoque aquiete la negrura.Podría ser aquél que sueña en este otoñocon crecer como todos los demásde su equipo y que nadie se ríacuando sale a la cancha el últimominuto sólo si van ganando,como un premio a su espera en el banquillo,pero nadie le pasa los balonesaunque al llegar a casa vaya y digaa su padre: hoy jugué el segundotiempo y ganamos por mucho.Podría ser el niño que en la callesde Arcos espera haciéndose unas risasa los guiris para sacarse los durosque nadie puede darle en su casa encaladay cuando vuelve su madre le da un besoy le dice: cada día te pareces mása tu padre, anda para dentro.También podría ser aquella niñaque encontré hace ya muchos años,en el dulce verano del setenta nueveo del ochenta, en un bar de Melillay que no mendigaba y sonreíay a la que su madre, seguro que su madre,le había puesto unos cordeles en lugarde pendientes para que no se le cerraranlos agujeros de las orejas.O su hermano pequeño, el inválidoque se arrastraba por el sueloy te tiraba del pantalón ofreciéndosea limpiarte los zapatos por la voluntad,y al que aquellos cabrones le dabanun duro o despreciaban o simplementepasaban de él porque parecía mediogitano o medio moro. Sólo yo séla vergüenza que sentí ante sus ojoscuando le di cincuenta pesetas y creyóver el cielo, y se humillaba y me dabalas gracias en lugar de clavarme un cuchillo.Podría ser aquella otra niña que ensayabasu baile en las fiestas del colegioy se acercó a pedirme hablarpor el micrófono y me preguntó quién eracon los ojos más puros que yo he visto en mi vida.O la sombra de Angel que murió de leucemia.En Sarajevo ha muerto un niño al que pocos podrán llorar.En su caja pequeña de madera el padre de su madrecolocará su cuerpo con cuidado y rezaráuna oración sin atreverse a maldecir al cielo.Las vecinas abrazarán a la madre durantetoda la noche con ese valor que sólo poseen las mujeres.Esta misma noche los corresponsales extranjerostomarán sus copas como siempreen el bar del Holiday Inn y yo veréuna película por televisión antes de dormir tranquilo.Pero, ¿qué estarán haciendo los generales?Hoy catorce de octubre de este año azulen Sarajevo ha muerto un niño.Podría ser el hijo que no tengoo ese niño grandote que se emborracha los viernescuando se siente libre y grita por las calles y vomitala maldita ginebra de garrafa que algúndesgraciado le vende como si fuera buenaaunque sea un menor, y todavía se justificadiciendo que con los impuestos no puedemantener el bar ni contratar camareros fijos,cuando lo que de verdad le preocupaes cambiar de coche y que sus amigosvean que prospera.En Sarajevo ha muerto un niñoque podría ser aquél al que nadieescucha, al que todos ponemos los suspensosy su padre le atiza cuando llegan las notasy él sólo sabe que no entiende la vida,y poco a poco sin saberloen su corazón ya no queda ni el odio.Podría ser aquél que sueña en este otoñocon que su hermano grande lo protejaen el patio y que nadie se meta con élque sólo quiere jugar con los mayores.Podría ser el niño que en las callesde Oporto me ofrecía botellasde Chivas a buen precio y relojestan falsos como su voz de adultoque finge su misterio de comerciantehábil y que, al caer la tarde,volvía hacia su barrio andando por callejasinmundas y silbando una canciónde negros que caminan por callejasinmundas y que ofrecen botellasa buen precio y relojes robados.También podría ser aquella niñaque en un mes de septiembre caluroso,a la pura luz del mediodía en Granada,malvendía claveles tan resecosque en sus manos sucias no parecíanflores, y sonreía imitandolas gracias de su madre y sus ojosya no eran de niña.O su hermano pequeño, el que observabael negocio sentado al pie de la verjade aquel restaurante caminode la Alhambra, y daba palmasy corría para advertirme de un espacioen el parking y tendía la manoy me decía: no se preocupe, señor,yo se lo cuido. Sólo yo séla vergüenza que sentí ante sus ojoscuando aquel madrileño que bajabadel Patrol con la rubia teñidacon aires de marquesale gritó desde el alma: niño, quita de ahíque te doy una hostia.Podría ser aquella otra niña que agitabasu manita dulce sin conocermedesde los hombros de su padrejugando a los saludos y ocultándose luegoentre risas pequeñascon los ojos más limpios que yo he visto en mi vida.O la sombra de Victoria que murió de silencio.En Sarajevo ha muerto un niño al que pocosguardarán en su memoria. La madre de su padrerecordará a su hijo que se encuentra en el frentey rezará sin palabras maldiciendo a los cielos.Los vecinos beberán sin descanso durantetoda la noche con ese dolor que sólo poseen los que tiemblan.Esta misma noche los soldados de las colinascantarán como siempre y yo seguiréleyendo una novela antes de dormir tranquilo.Pero, ¿dónde estarán los generales?Hoy quince de octubre de este año azulen Sarajevo ha muerto un niño.Podría ser el hijo que no tengoo esa niña que espera en la Casa de Campoa que un hombre cualquiera se detengaante ella, la mire con lascivia, la sopese,la huela y le diga que cuánto por un francéssin goma, y ella dude y se pienseque mil duros son muchos por un riesgopequeño y se suba con miedoy se pierda en la noche.En Sarajevo ha muerto un niñoque podría ser aquél al que todos coreanporque es tonto desde su nacimiento y no sabeescribir y apenas lee, y casi habla gangosopara colmo de tantas carcajadasque le caen encima cada vez que pisa las callesde su pueblo, y al que los de la últimaquinta dejaron en pelota y atarona un árbol de la plaza hasta que, al alba,sus llantos despertaron a su madre que viveen una mala casa casi a más de dos leguas.Podría ser aquél que sueña en este otoñocon la niña que ha visto en el quioscodel parque comprándose unas pipas con su corrode amigas y que mira a los grandes,y aunque él ni siquiera reconoce su nombreentre los nombres todos que se oyen a vecessabe ya que es la suya, la que aguardaen su sueño de las noches felicesy se acerca y le besay le dice: soy Carmen; no me dejes, Antonio.Podría ser el niño que en las callesde Cádiz me ofreció chocolate y me guiñabacómplice enseñándome el costoen un papel de plata desgastado en su mano,y después de unas horas me contabalos cuentos de sus viajes en barca con su padrey su tío, y su madre en la playay su abuela y sus primas descargandolos fardos en las noches sin lunay ganándose el hambre.También podría ser aquella niñaque encontré hace poco en un abril de lluviay de nostalgia en una acera de Valençado Minho pidiéndome pesetasy no escudos: español, español, ¿tienespesetas?, y sonreía con su vestido roto,descosido y escaso, empapadadel agua que nos caía encima.O su hermano pequeño, refugiadoen el quicio de una puerta, que esperabay cogía la moneda y corría cruzandopor el parque al pie de la muralla, y llegabariendo y enseñaba a su padre sus manosy entre ambos contabanel salario del día. Sólo yo séla vergüenza que sentí ante sus ojoscuando aquel guardia inútil se dirigió hacia ellosante el dedo extendido de una turista infamey se quedaron quietos,y el pequeño lloraba.Podría ser aquella otra niña que esperabaen la fuente y que buscómi ayuda para llegar al aguacon los ojos más claros que yo he visto en mi vida.O la sombra de Luis que murió de otra muerte.En Sarajevo ha muerto un niño al que pocosdedicarán un pensamiento. Sus hermanosaguardan en el cuarto del fondoa que todo se cumpla y alguien digaes la hora de bajarlo a la tierra.Sus primos y sus primas se abrazarán con rabiay jurarán venganza contra el mundoasesino. Mientras tanto, su imagen atraviesasatélites, se disuelve en el día comúnde nuestra vida, se desvanece solofrente a lo más urgente y en este mismo aireque sin él respiramos y en esta misma noche,contemplando la luna como en tantos octubres,los corresponsales extranjeros, los soldadosde las colinas y yo tomaremos una copaantes de dormir tranquilos.Pero, ¿dónde se ocultan los generales?Hoy dieciséis de octubre de este año azulen Sarajevo ha muerto un niño.Podría ser el hijo que no tengoo ese niño que pasa por las callesriéndose de todo, insultandoa los viejos, torciendo en un mal gestosu jeta endurecida que roba bicicletasy en cada noche larga recorre las ciudadesa lomos de la prisa buscándoseun mal rollo que lo lleve hasta el albay lo ayude y le diga soy el amode todo hasta de mis pies pequeños.En Sarajevo ha muerto un niñoque podría ser aquél que ha vistomás allá de la vida lo que no ha vistonadie y en cada noche larga ya ni rezasiquiera porque su padre lleguey no pegue a su madre.Podría ser aquél que sueña en este otoñocon buscarse la vida y ser mayory hacerse una casa muy grande y tenermuchos perros y millares de amigosy no perderse nada de lo que el mundoofrece y en cada noche largasentarse a contemplarlo.Podría ser el niño que en las callesde Londres me señaló a su madretendida en los cartones de un portal de oficinasy me llevó después, por la acerade enfrente, de San Martín al ríoy sin volverse nunca ni siquiera lloraba,y en cada noche larga se me viene la imagende esa mujer perdida entre aquelloscartones al pie del edificio señorialque ostentaba en un cartel pequeñosu oferta de futuro: se vendepor un millón de libras.También podría ser aquella niñaque me encontré un verano distanteya en el tiempo por la playade Biarritz recogiendo papeles, buscandoentre los restos que los demás tirabanatenta a cada olvidoy que tenía prisa por crecer y olvidarnosy perderse y huirsey vestirse con lujo y mirarnos de lejos.O su hermano pequeño, que parecíaloco y chillaba imitando la vozde las gaviotas y sacabala lengua y escupía en el suelodel paseo marítimo riéndosedel aire. Sólo yo séla vergüenza que sentí ante sus ojoscuando aquellos don nadie que bebíansu cola sentados con su padreen una de las mesas de la terraza bajalo echaron a patadas.Podría ser aquella otra niña que jugabaen la calle a la cuerday reía a mi pasocon los ojos más ciertos que yo he visto en mi vida.O la sombra de Marcos que murió sin pulmones.En Sarajevo ha muerto un niño al que pocos podrán llorar.Pero, ¿qué estarán haciendo los generales?Hoy diecisiete de octubre de este año azulen Sarajevo ha muerto un niño.Podría ser el hijo que no tengoo ese niño que llora en este instanteen que tú lees y yo escribo, el niñodesnutrido, el niñosin palabras, el que huyó de su casao el que no tiene a nadie, el que no tieneraza ni nombre ni misterioni siquiera una sombra para llegara alto y decirnos que gimey que no nos perdona.En Sarajevo ha muerto un niñoque podría ser aquél que ha bajadoa la playa y juega con la arenay se acerca a la orilla, y respiraagitado y se pierde en sus silenciosde niño frente a la mar enorme.En Sarajevo ha muerto un niño al que pocosguardarán en su memoria.Pero, ¿dónde estarán los generales?Podría ser aquél que sueña en este otoñocon la vida más larga que un hombrehaya soñado, y se paraen la noche y en su cuarto de niñose sonríe y se crece.Podría ser el niño que en las callesdel tiempo corría en el pasillolos miles de kilómetros del mundo,estaba una vez don gatosentadito en su tejado, el sillónde la reina, el gordo que se comióel huevo, el que lo encontróy el que fue por leña, el aserríny el aserrán, la m con la a "ma".En Sarajevo ha muerto un niño al que pocosdedicarán un pensamiento.Pero, ¿dónde se ocultan los generales?También podría ser aquella niñaque golpeaba los ríos de la oscuridad,procesiones en niebla brotandoentre temblores a lo largo del muroy la banda de clarín y los soldados firmesy aquellos penitentes ocultosen toda su negrura amenazante.O su hermano pequeño, sentadoen el pupitre, qué ansiedad cada día,la sucesión de vómitos al piede tanta infancia maldita de silencios,el ruido de la vara brutalmenteen el aire, rezad conmigocon los cuerpos dulcísimos de todaslas mañanas heladoras, los niñosmártires con la cara sin sol en la habitaciónsombría, la maldad original de los cuerposdulcísimos, la sucesión de vómitosal pie de nuestra infancia. Sólo yo séla vergüenza que sentí ante sus ojos.Podría ser aquella otra niña que corríaen la calle de camino a su casay se paró un momento para saber la horacon los ojos más libres que yo he visto en mi vida.O la sombra de Paula que murió del pasado.En Sarajevo ha muerto un niño al que pocos podrán llorar.En su caja pequeña de madera el padre de su madrecolocará su cuerpo con cuidado y rezaráuna oración sin atreverse a maldecir al cielo.La madre de su padre recordará a su hijoque se encuentra en el frente y rezará sin palabrasmaldiciendo a los cielos. Sus hermanosaguardarán en el cuarto del fondoa que todo se cumpla y alguien digaes la hora de bajarlo a la tierra.Pero, ¿qué estarán haciendo los generales?En Sarajevo ha muerto un niño al que pocosguardarán en su memoria. Las vecinasabrazarán a la madre durante todala noche con ese valor que sólo poseen las mujeres.Los vecinos beberán sin descanso durante todala noche con ese dolor que sólo poseen los que tiemblan.Sus primos y sus primas se abrazarán con rabiay jurarán venganza contra el mundo asesino.Pero, ¿dónde estarán los generales?En Sarajevo ha muerto un niño al que pocosdedicarán un pensamiento. Mientras tanto, su imagenatraviesa satélites, llega a todos nosotrosen este mismo aire que sin él respiramosy esta misma noche, al filo de su ausencia,los corresponsales extranjeros tomarán sus copascomo siempre en el bar del Holiday Inn,los soldados de las colinas cantarán como siemprey yo veré una película por televisióny seguiré leyendo una novela y tomaré una copapreguntándome: ¿dónde se ocultan los generales?,¿por qué no mueren nunca los generales? -Amo tu delicioso alejandrinocomo el de Hugo, espíritu de España;éste vale una copa de champañacomo aquél vale «un vaso de bon vino».Mas a uno y otro pájaro divinola primitiva cárcel es extraña;el barrote maltrata, el grillo daña,que vuelo y libertad son su destino.Así procuro que en la luz resaltetu antiguo verso, cuyas alas doroy hago brillar con mi moderno esmalte;tiene la libertad con el decoroy vuelve, como al puño el gerifalte,trayendo del azul rimas de oro. -Dos de la madrugada. En trémula zozobra;los silencios, vivientes; la oscuridad sin borde;cuando la fuerza falta y la tristeza sobra,en soledad infinita para estar más acorde.De improviso resuena el son de un benteveocon tono tan alegre que regocija el alma,y es tal la donosura de su simple gorjeoque sonrío, infantil, renacida la calma.Y digo: Dios existe; es El quien me conversacomo a niña medrosa perdida en la espesura,para que no me queje sintiéndome en olvido.La breve melodía, al viento se dispersa.Y me quedo pensando por tierna conjetura:¿en qué rincón de cielo habrá colgado un nido? -Señoras y señoresÉsta es nuestra última palabra."Nuestra primera y última palabra"Los poetas bajaron del Olimpo.Para nuestros mayoresLa poesía fue un objeto de lujoPero para nosotrosEs un artículo de primera necesidad:No podemos vivir sin poesía.A diferencia de nuestros mayores"Y esto lo digo con todo respeto"Nosotros sostenemosQue el poeta no es un alquimistaEl poeta es un hombre como todosUn albañil que construye su muro:Un constructor de puertas y ventanas.Nosotros conversamosEn el lenguaje de todos los díasNo creemos en signos cabalísticos.Además una cosa:El poeta está ahíPara que el árbol no crezca torcido.Éste es nuestro mensaje.Nosotros denunciamos al poeta demiurgoAl poeta BarataAl poeta Ratón de Biblioteca.Todos estos señores"Y esto lo digo con mucho respeto"Deben ser procesados y juzgadosPor construir castillos en el airePor malgastar el espacio y el tiempoRedactando sonetos a la lunaPor agrupar palabras al azarA la última moda de París.Para nosotros no:El pensamiento no nace en la bocaNace en el corazón del corazón.Nosotros repudiamosLa poesía de gafas obscurasLa poesía de capa y espadaLa poesía de sombrero alón.Propiciamos en cambioLa poesía a ojo desnudoLa poesía a pecho descubiertoLa poesía a cabeza desnuda.No creemos en ninfas ni tritones.La poesía tiene que ser esto:Una muchacha rodeada de espigasO no ser absolutamente nada.Ahora bien, en el plano políticoEllos, nuestros abuelos inmediatos,¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!Se refractaron y se dispersaronAl pasar por el prisma de cristal.Unos pocos se hicieron comunistas.Yo no sé si lo fueron realmente.Supongamos que fueron comunistas,Lo que sé es una cosa:Que no fueron poetas populares,Fueron unos reverendos poetas burgueses.Hay que decir las cosas como son:Sólo uno que otroSupo llegar al corazón del pueblo.Cada vez que pudieronSe declararon de palabra y de hechoContra la poesía dirigidaContra la poesía del presenteContra la poesía proletaria.Aceptemos que fueron comunistasPero la poesía fue un desastreSurrealismo de segunda manoDecadentismo de tercera mano,Tablas viejas devueltas por el mar.Poesía adjetivaPoesía nasal y guturalPoesía arbitrariaPoesía copiada de los librosPoesía basadaEn la revolución de la palabraEn circunstancias de que debe fundarseEn la revolución de las ideas.Poesía de círculo viciosoPara media docena de elegidos:«Libertad absoluta de expresión».Hoy nos hacemos cruces preguntandoPara qué escribirían esas cosas¿Para asustar al pequeño burgués?¡Tiempo perdido miserablemente!El pequeño burgués no reaccionaSino cuando se trata del estómago.¡Qué lo van a asustar con poesías!La situación es ésta:Mientras ellos estabanPor una poesía del crepúsculoPor una poesía de la nocheNosotros propugnamosLa poesía del amanecer.Éste es nuestro mensaje,Los resplandores de la poesíaDeben llegar a todos por igualLa poesía alcanza para todos.Nada más, compañerosNosotros condenamos"Y esto sí que lo digo con respeto"La poesía de pequeño diosLa poesía de vaca sagradaLa poesía de toro furioso.Contra la poesía de las nubesNosotros oponemosLa poesía de la tierra firme"Cabeza fría, corazón calienteSomos tierrafirmistas decididos"Contra la poesía de caféLa poesía de la naturalezaContra la poesía de salónLa poesía de la plaza públicaLa poesía de protesta social.Los poetas bajaron del Olimpo. -A veces cae el velo de la nochey nos muestra su faz incuestionable,sus pozos, su espiral, el latido últimode un palpitar de fuegos pavorosos.A veces somos noche sin disfraz,cuerpo oscuro que clama el sacrificio,y es ella quien pronuncia nuestro nombredesleído en las gotas del lenguaje.A veces somos carne de penumbra,soliloquio enterrado por la nieveque afirma el devenir de los espectrosa la senda más íntima del alma.A veces ella duerme en la sinuosacavidad de un islote mercenario,y así se prostituye en pesadillasque muestran el temor a los herejes.A veces se despierta en la ventiscacon un insomnio pleno de sentido,y está en su corazón el mandamientoque nos lleva a la más leve esperanza.Y siempre nos conduce por los larescurvos de sus espaldas pudorosas,y en su brea está el nido del saberque acontece mirándola a los ojos. -Amiga que te vas:quizá no te vea más.Ante la luz de tu alma y de tu tezfui tan maravillosamente castocual si me embalsamara la vejez.Y no tuve otro arteque el de quererte para aconsejarte.Si soltera agonizas,irán a visitarte mis cenizas.Porque ha de llegar un ventarróncolor de tinta, abriendo tu balcón.Déjalo que trastorne tus papeles,tus novenas, tus ropas, y que apaguela santidad de tus lámparas fieles...No vayas, encogido el corazón,a cerrar tus vidrierasa la tinta que riega el ventarrón.Es que voy en la rachaa filtrarme en tu paz, buena muchacha. -El alma traigo ebria de aroma de rosalesy del temblor extraño que dejan los caminos...A la luz de la luna las vacas maternalesdirigen tras mi sombra sus ojos opalinos.Pasan con sencillez hacia la cumbre,rumiando simplemente las hierbas del vallado;o bien bajo los árboles con clara mansedumbrese aduermen al arrullo del aire sosegado.Y en la quietud augusta de la noche mirífica,como sutil caricia de trémulos pinceles,del cielo florecido la claridad magníficafluye sobre la albura de sus lustrosas pieles.Y yo discurro en paz, y solamente piensoen la virtud sencilla que mi razón impetra;hasta que, en elación el ánimo suspenso,gozo la sencillez que viene y me penetra.Sencillez de las bestias sin culpa y sin resabio;sencillez de las aguas que apuran su corriente;sencillez de los árboles... ¡Todo sencillo y sabio,Señor, y todo justo, y sobrio, y reverente!Cruzando las campiñas, tiemblo bajo la graciade esta bondad augusta que me llena...¡Oh dulzura de mieles! ¡Oh grito de eficacia!¡Oh manos que vertisteis en mi espíritula sagrada emoción de la noche serena!Como el varón que sabe la voz de las mujeresen celo, temblorosas cuando al amor incitan,yo sé la plenitud en que todos los seresviven de su virtud, y nada solicitan.Para seguir viviendo la vida que me restahaced mi voluntad templada, y fuerte y noble,oh virginales cedros de lírica floresta,oh próvidas campiñas, oh generoso roble.Y haced mi corazón fuerte como vosotrosdel monte en la frecuencia.Oh dulces animales que, no sabiendo nada,bajo la carne sabéis la antigua cienciade estar oyendo siempre la soledad sagrada. -Esta novia del alma con quien soñé en un díafundar el paraíso de una casa risueñay echar, pescando amores, en el mar de la vidamis redes, a la usanza de la edad evangélica,es blanca como la hostia de la primera misaque en una azul mañana miró decir la tierra,luce negros los ojos, la túnica sombríay en un ungir las heridas las manos beneméritas.Dormir en paz se puede sobre sus castos senosde nieves, que beatos se hinchan como frutasen la heredad de Cristo, celeste jardinero;tiene propiedades hondas y los labios de azúcary por su grave porte se asemeja al excelsoretrato de la Virgen pintado por San Lucas. -Melancolía, saca tu dulce pico ya;no cebes tus ayunos en mis trigos de luz.Melancolía, basta! Cuál beben tus puñalesla sangre que extrajera mi sanguijuela azul!No acabes el maná de mujer que ha bajado;yo quiero que de él nazca mañana alguna cruz,mañana que no tenga yo a quién volver los ojos,cuando abra su gran O de burla el ataúd.Mi corazón es tiesto regado de amargura;hay otros viejos pájaros que pastan dentro de él...Melancolía, deja de secarme la vida,y desnuda tu labio de mujer...! -¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,es altanera y vana y caprichosa;antes que el sentimiento de su alma,brotará el agua de la estéril roca.Sé que en su corazón, nido de sierpes,no hay una fibra que al amor responda;que es una estatua inanimada..., pero...¡es tan hermosa! -A M...En el dulce reposo de la tardecuando al ponerse el sol en occidentesu luz dorada, de la vida fuente,como una hoguera en los espacios arde,o de la noche en el silencio umbríocuando la luna con fulgor de plataalumbra a trechos el sonante ríoy en sus límpidas ondas se retrata,entre las sombras de la vida hay horasen que la realidad que nos circuyea detener el ímpetu no alcanzade nuestra alma que a lo lejos huyey a la región de lo ideal se lanza...Y entonces cuando pienso en tus amoresnuestras dos vidas deslizarse veono cual la realidad que aja sus floressino cual la ilusión de tu deseo.No por las conveniencias separados,soñando tú conmigo, yo en tus sueños,sino juntos los dos en los collados&nbps; de la Arcadia risueños;asidos por las manos a lo lejosbuscando el fin de la campiña amenaa los pálidos rayos de la luna.O del ardiente sol a los reflejos,dejando transcurrir una por unalas no contadas horas venturosasque no mancha la sombra de una penalibando amor... y deshojando rosas...Del verdor y del musgo en lo sombríoocultos en lo ignoto del boscajeradiante aún de gotas de rocíode virgen fuerza y de vigor salvaje;sentados a la orilla del torrentetú escuchando los ecos del follajeyo acariciando "trémula la mano"tus rizos al caer sobre tu frente...Otras veces trayendo a la memorialos fantasmas de un tiempo ya pasadojunto con ellos cual sencilla historialos ideales de tu amor soñado.Y es entonces un gótico castillode altivas torres de musgosas piedrasen cuyo muro gris crecen las hiedrasteatro de nuestro amor santificado.Y en reducida y perfumada estanciacuyos tapices abrillanta y dorael fuego de la antigua chimenea,juntos los dos oímos a distanciadiciéndonos protestas de ternurala voz del agua que al perderse lloray el viento que en los árboles cimbreaentre el silencio de la noche oscura.O en frágil barca en plácida mañanade lago azul flotando en los cristalescon la mirada errantes contemplamosel cielo, la ribera, los juncales,y las nieblas que inciertas, vaporosas,van a perderse en la región lejanacomo se pierda la esperanza humanao el postrimer aroma de las rosas.Mas cuando el alma en sus ensueños flota,la realidad asoma de improvisono más resuena la encantada nota...Brotan espinas do la rosa brota,y en crüel se torna el paraíso.Vuelvo a mirar... y pienso que nacimospara vivir por siempre separados,que no es una la senda que seguimosy que la lumbre que cercana vimosfue visión de tu amor y tus cuidados.Y al comparar la realidad penosacon los paisajes de ideal que miroen el fondo del alma lastimosapara tu dulce amor "niña piadosa"para tu dulce amor surge un suspiro. -¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,que habría que llegar hasta ti, Cazador!Primitivo y moderno, sencillo y complicado,con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.Eres los Estados Unidos,eres el futuro invasorde la América ingenua que tiene sangre indígena,que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.Y domando caballos, o asesinando tigres,eres un Alejandro-Nabucodonosor.(Eres un profesor de energía,como dicen los locos de hoy.)Crees que la vida es incendio,que el progreso es erupción;en donde pones la balael porvenir pones.No.Los Estados Unidos son potentes y grandes.Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblorque pasa por las vértebras enormes de los Andes.Si clamáis, se oye como el rugir del león.Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».(Apenas brilla, alzándose, el argentino soly la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;y alumbrando el camino de la fácil conquista,la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.Mas la América nuestra, que tenía poetasdesde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;que consultó los astros, que conoció la Atlántida,cuyo nombre nos llega resonando en Platón,que desde los remotos momentos de su vidavive de luz, de fuego, de perfume, de amor,la América del gran Moctezuma, del Inca,la América fragante de Cristóbal Colón,la América católica, la América española,la América en que dijo el noble Guatemoc:«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa Américaque tiembla de huracanes y que vive de Amor,hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.Tened cuidado. ¡Vive la América española!Hay mil cachorros sueltos del León Español.Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,el Riflero terrible y el fuerte Cazador,para poder tenernos en vuestras férreas garras.Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios! -LIBROhermoso,libro,mínimo bosque,hojatras hoja,hueletu papela elemento,eresmatutino y nocturno,cereal,oceánico,en tus antiguas páginascazadores de osos,fogatascerca del Mississippi,canoasen las islas,más tardecaminosy caminos,revelaciones,pueblosinsurgentes,Rimbaud como un heridopez sangrientopalpitando en el lodo,y la hermosurade la fraternidad,piedra por piedrasube el castillo humano,dolores que entretejenla firmeza,acciones solidarias,libroocultode bolsilloen bolsillo,lámparaclandestina,estrella roja.Nosotroslos poetascaminantesexploramosel mundo,en cada puertanos recibió la vida,participamosen la lucha terrestre.Cuál fue nuestra victoria?Un libro,un libro llenode contactos humanos,de camisas,un librosin soledad, con hombresy herramientas,un libroes la victoria.Vive y caecomo todos los frutos,no sólo tiene luz,no sólo tienesombra,se apaga,se deshoja,se pierdeentre las calles,se desploma en la tierra.Libro de poesíade mañana,otra vezvuelvea tener nieve o musgoen tus páginaspara que las pisadaso los ojosvayan grabandohuellas:de nuevodescríbenos el mundolos manantialesentre la espesura,las altas arboledas,los planetaspolares,y el hombreen los caminos,en los nuevos caminos,avanzandoen la selva,en el agua,en el cielo,en la desnuda soledad marina,el hombredescubriendolos últimos secretos,el hombreregresandocon un libro,el cazador de vueltacon un libro,el campesino arandocon un libro. -Soy felizPorque mi cuerpo busca su centro interiorPorque cambian de voz y los reconozcoPorque no soy de vuestras arengasPorque nací en la inexactitudPorque estorboEntre las máquinas de este fin de sigloEn esta década que lleva al crematorioAl Homo cum industria Oh presenteSoy nada Soy nadie Polifemo UlisesVengan a mí los navíosQue ya no se acusa por traicionar a la tierra. -Hay modos de marcharse de la vida:poco a pocose van de tu memorialos versos más hermosos de Rimbaud.Te ocurren dos fatalidades juntas:se te muere la rosaque al mirarla quisistecon suspenso de niño,con el amor de Dios,y se entierran, también, en el jardín,las hojas amarillas de tu alma.Para llenar las horas de la tardevas y vienes del tiempoen que quedó el recuerdode aquella boca tibia ayer besada.Hay modos de marcharsede la vida:poco a pocose van de tu memorialos versos más hermosos de Rimbaud. -Ahora sí que eres Bola de Sebo, sí.Diez años que te conozco,y sin poseerte tres.«Ya no me acuesto con hombres;soy la dueña de la casa.»Bola de Seboen la redondez espesa de tus brazos,en tu vientre sin línea y muelle,en tu torso macizo e inabarcable ;mas casi no Bola de Seboen tus manuables pechos duros,en tus muslos de V suave.«Pero contigo es diferente;tú me caíste bien.»Y ojos boca manos cuerpovuélcanse sin imágenes.La premonitoria lluvia de palabrashuye, se hunde lejísimosporque aquímanda el sentir sobre la voz.Ahora sí que eres Bola de Sebo, sí.Maupassant, te presento a:Bola de Sebo bis. -Pasan hombres que descriptan la historiaDe nuestra gente... Que la clasificanEn magia inspirada del indígenaEn tradición condecoradora del conquistadorEn caudillos de las retiradasEn portugueses encantados por la creación de una raza tropicalEn blancos que inventaron la carta blancaEn negros que construyeron el aporte africanoEn Patriotiquement Correct que soñaron la mort de su francésY en libertadores y tiranos que se estudian como elementos.Qué saben esos sedentariosSi no se equivocaron jamásDe paraíso. -¿Ves el sol, apagando su luz puraen las ondas del piélago ambarino?Así hundió sus fulgores mi venturapara no renacer en mi camino.Mira la luna: desgarrando el velode las tinieblas, a brillar empieza.Así se levantó sobre mi cieloel astro funeral de la tristeza.¿Ves el faro en la peña carcomidaque el mar inquieto con su espuma alfombra?Así radia la fe sobre mi vida,solitaria, purísima, escondida:¡como el rostro de un ángel en la sombra! -Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acostécon una en Cádiz bellísimay no supe de mi horóscopo hastamucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigirmás y más oleaje; remandohacia atrás llegué casi exhausto a laduodécima centuria: todo era blanco, las aves,el océano, el amanecer era blanco.Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No haypura, pensé, que no diga palabrasdel tamaño de esa complacencia. 50 dólarespor ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.50, o nada. Lloróconvulsa contra el espejo, pintóencima con rouge y lágrimas un pez: "Pez,acuérdate del pez.Dijo alumbrándome con sus grandes ojos líquidos deturquesa, y ahí mismo empezó a bailar en la alfombra elrito completo: primero puso en el aire un disco de Babilonia yle dio cuerda al catre, apagó las velas: el catresin duda era un gramófono milenariopor el esplendor de la música; palomas, derepente aparecieron palomas.Todo eso por cierto en la desnudez más desnuda consu pelo rojizo y esos zapatos verdes, altos, que laesculpían marmórea y sacra comocuando la rifaron en Tiro entre las otras lobasdel puerto, o en Cartagodonde fue bailarina con derecho a sábana a losquince; todo eso.Pero ahora, ay, hablando en prosa seentenderá que tantoespectáculo angélico hizo de golpe crisis en miespinazo, y lascivo yseminal la violé en su éxtasis comosi eso no fuera un templo sino un prostíbulo, labesé áspero, lalastimé y ella igual mebesó en un exceso de pétalos, nosmanchamos gozosos, ardimos a grandes llamaradasCádiz adentro en la noche ronca en unaceite de hombre y mujer que no está escritoen alfabeto púnico alguno, si la imaginación de laimaginación me alcanza.Quedeshím qudeshóth*, personaja, teólogaloca, bronce, aullidode bronce, ni Agustínde Hipona que también fue liviano ypecador en África hubierahurtado por una noche el cuerpo a ladiáfana fenicia."Yopecador me confieso a Dios. -De noche, bajo el cielo desolado,pienso en tu amor y pienso en tu abandono,y miro, en mi interior, deshecho el tronoque te alcé como a un ídolo sagrado.Al ver mi porvenir despedazadopor tu infidelidad, crece mi encono;mas, como sé que sufres, te perdono.¡Oh!... ¡Tú, jamás me hubieras perdonado!Mis lágrimas, en trémulo derroche,ruedan al fin.. y al punto, en inauditoarranque, a Dios elevo mi reproche.Pero se pierde, entre el negror mi gritoy sólo escucho, en medio de la noche,del silencio el monólogo infinito. -Tu aldea en la colina redonda bajo el aire del trigo,frente al mar con pescadores en la aurora,levantaba torres y olivos plateados.Bajaban por el césped los almendros de la primavera,el labrador como un profeta joven,y la pequeña pastora con su rostro en medio de un pañuelo.Y subía la mujer del mar con una fresca cesta de sardinas.Era una pobreza alegre bajo el azul eterno,con los pequeños vendedores de cerezas en las plazoletas,con las doncellas en torno a las fuentesmovidas rumorosamente por la brisa de los castaños,en la penumbra con chispas del herrero,entre las canciones del carpintero,entre los fuertes zapatos claveteados,y en las callejuelas de gastadas piedras,donde deambulan sombras del purgatorio.Tu aldea iba sola bajo la luz del día,con nogales antiguos de sombra taciturna,a orillas del cerezo, del olmo y de la higuera.En sus muros de piedra las horas deteníansus secretos reflejos vespertinos,y al alma se acercaban las flautas del poniente.Entre el sol y sus techos volaban las palomas.Entre el ser y el otoño pasaba la tristeza.Tu aldea estaba sola como en la luz de un cuento,con puentes, con gitanos y hogueras en las nochesde silenciosa nieve.Desde el azul sereno llamaban las estrellas,y al fuego familiar, rodeado de leyendas,venían las navidades,con pan y miel y vino,con fuertes montañeses, cabreros, leñadores.Tu aldea se acercaba a los coros del cielo,y sus campanas iban hacia las soledades,donde gimen los pinos en el viento del hielo,y el tren silbaba en lontananza, hacia los túneles,hacia las llanuras con búfalos,hacia las ciudades olorosas a frutas, hacia los puertos,mientras el mar daba sus brillos lunares,más allá de las mandolinas,donde comienzan a perderse las aves migratorias.Y el mundo palpitaba en tu corazón.Tú venías de una colina de la Biblia,desde las ovejas, desde las vendimias,padre mío, padre de trigo, padre de la pobreza.Y de mi poesía. -He cometido el peor de los pecadosque un hombre puede cometer. No he sidofeliz. Que los glaciares del olvidome arrastren y me pierdan, despiadados.Mis padres me engendraron para el juegoarriesgado y hermoso de la vida,para la tierra, el agua, el aire, el fuego.Los defraudé. No fui feliz. Cumplidano fue su joven voluntad. Mi mentese aplicó a las simétricas porfíasdel arte, que entreteje naderías.Me legaron valor. No fui valiente.No me abandona. Siempre está a mi ladoLa sombra de haber sido un desdichado. -Aurora,¿qué sube por tu rostro hasta tus ojos?¿Qué muerte blanda comienza a agitarse en ellos?¿Por qué miras como un río?No dejes que sus ondas tiemblen.No dejes que las piedras lleguen hasta el agua.No dejes que las luces de sal sequen tu rostro.¿Por qué sigues mirando como un río, aurora?No hagamos esto.No dejemos que tiemblen nuestros cuerposa pesar de nosotros mismos.Después la vida es dura, y la llamarada de hielo arde.Adiós se dice sólo por costumbre.Adiós.Me llevaré tus alas, aurora,para poderte amar desde cualquier nube. -Padre y maestro mágico, liróforo celesteque al instrumento olímpico y a la siringa agrestediste tu acento encantador;¡Panida! Pan tú mismo, con coros condujistehacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste,¡al son del sistro y del tambor!Que tu sepulcro cubra de flores Primavera,que se humedezca el áspero hocico de la fierade amor si pasa por allí;que el fúnebre recinto visite Pan bicorne;que de sangrientas rosas el fresco abril te adorney de claveles de rubí.Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo,ahuyenten la negrura del pájaro protervoel dulce canto de cristalque Filomela vierta sobre tus tristes huesos,o la armonía dulce de risas y de besosde culto oculto y florestal.Que púberes canéforas te ofrenden el acanto,que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,sino rocío, vino, miel:que el pámpano allí brote, las flores de Citeres,¡y que se escuchen vagos suspiros de mujeresbajo un simbólico laurel!Que si un pastor su pífano bajo el frescor del haya,en amorosos días, como en Virgilio, ensaya,tu nombre ponga en la canción;y que la virgen náyade, cuando ese nombre escuchecon ansias y temores entre las linfas luche,llena de miedo y de pasión.De noche, en la montaña, en la negra montañade las Visiones, pase gigante sombra extraña,sombra de un Sátiro espectral;que ella al centauro adusto con su grandeza asuste;de una extrahumana flauta la melodía ajustea la armonía sideral.Y huya el tropel equino por la montaña vasta;tu rostro de ultratumba bañe la Luna castade compasiva y blanca luz;y el Sátiro contemple sobre un lejano monteuna cruz que se eleve cubriendo el horizonte¡y un resplandor sobre la cruz! -¡Qué tristeza este pasarel caudal de cada día(¡vueltas arriba y abajo!),por el puente de la noche(¡vueltas abajo y arriba!),al otro sol!¡Quién supieradejar el manto, contento,en las manos del pasado;no mirar más lo que fue;entrar de frente y gustoso,todo desnudo, en la librealegría del presente! -Solo en el mundo con mi media orejay una cortada flor en el semblantebajo a la mina honda del diamanteque no tiene raíz ni tiene reja.Mas como soy del odio tenue abejamanada de algún duende nigromantepeinaré de mi espalda el monte amantey con heces de concha de la almeja.Mi paranoia de Iolao y Averno¡hola pato de oro hola mareadonde la mar merece su medusa!Y creo que de cebra tengo un cuernoy de llama una pata panaceaque se gasta en mi alma y que se usa -Hoy no ha venido nadie a preguntar;ni me han pedido en esta tarde nada.No he visto ni una flor de cementerioen tan alegre procesión de luces.Perdóname, Señor: qué poco he muerto!En esta tarde todos, todos pasansin preguntarme ni pedirme nada.Y no sé qué se olvidan y se quedamal en mis manos, como cosa ajena.He salido a la puerta,y me da ganas de gritar a todos:Si echan de menos algo, aquí se queda!Porque en todas las tardes de esta vida,yo no sé con qué puertas dan a un rostro,y algo ajeno se toma el alma mía.Hoy no ha venido nadie;y hoy he muerto qué poco en esta tarde! -La tinta verde crea jardines, selvas, prados,follajes donde cantan las letras,palabras que son árboles,frases que son verdes constelaciones.Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubrancomo una lluvia de hojas a un campo de nieve,como la yedra a la estatua,como la tinta a esta página.Brazos, cintura, cuello, senos,la frente pura como el mar,la nuca de bosque en otoño,los dientes que muerden una brizna de yerba.Tu cuerpo se constela de signos verdescomo el cuerpo del árbol de renuevos.No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa:mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas. -IICierto, no estarás desnuda por ruinas y hospitales, ni dejarás que se lleven al mar tus revelaciones en el espejo de tu carne, mortalmente edificada por arquitectos dantescos o por guerreros y ancianos egregios, que quemaron sus barbas y alzaron las naves para huir de su pueblo y dar saltos de eclosión o de miserableza, tanto fuego reunido sirvió para consumar un cadáver, es decir un cuerpo,una sangre una noche o un aullido no fue suficiente,para tanta moral escrita, para tanto orgasmo petrificado en los esqueletos de la ciudad, que aún se alzan como dentelladas,como saxofones viejos, actos de fe, pianos rotos, poemas inválidos y ciegos que murmuran frases delante de los semáforos.He llorado por cada clavo que crucifica la generación,la violación de la rosa, los párpados de Cristo y las imágenes obscenas de los figurines, el hambriento alucinado, la tez del vidrio y las canciones semienterradas. He llorado aquí,junto a ti he lloradograndes desiertos, sabanas, montañas, colinas, volcanes, penínsulas, cabos, golfos, cayos, islas, océanos, mares vivos o muertos, cantidades de accidentes geográficos no fueron los tantos para mi llanto accidental de tierra! Diríase mi llanto poético,mi llanto prosaico, cuando lo habla con su lengua muerta el tesalonicense, o con los dialectos ocultos de las cerámicas que recibirán mis huesos, la estrella colocada,tú, la constelación que ofrezcas, el rebaño limpio de las probetas de luz, el racimo de meteoros que colocarás cada año en aniversario de mi nacimiento o en el aborto de mi muerte.Tanta sangre fue necesaria para que colocaras tus ríos en las tierras y dejaras fecundar tus ovarios con la lluvia de polen y de otros insectos incendiarios que plantaron un bosque y se dejaron llevar por los sonidos y las onomatopeyas de la creación, tanto nombre pusiste a las cosas creadas y te faltó nombrar a los males que saldrían de tu centro-mundo, de tu centro-alma, de tu centro-carne. -Los marineros son las alas del amor,son los espejos del amor,el mar les acompaña,y sus ojos son rubios lo mismo que el amorrubio es también, igual que son sus ojos.La alegría vivaz que vierten en las venasrubia es también,idéntica a la piel que asoman;no les dejéis marchar porque sonríencomo la libertad sonríe,luz cegadora erguida sobre el mar.Si un marinero es mar,rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,no quiero la ciudad hecha de sueños grises;quiero sólo ir al mar donde me anegue,barca sin norte,cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia. -Vender el alma al Diabloo vender el alma a Dios.Vender el alma y que ella llegue alguna tardea ponerme su almíbar en los labiosa dejarme danzar descalza en esta alfombra.Su almíbar o su furia sobre mis tristes huesosque esperan por la muerte o la felicidad.Vender el alma el cuerpo y que ella diga síque me ponga en los labios el pedazo de dolor que tenga vivotoda su indecisión o su perfume.Margarita esta tarde con su frío mosaicoMargarita y mis manos tanteándole la furia y los almíbaresMargarita y el miedo de que dijera no. -Vino el que yo queríael que yo llamaba.No aquel que barre cielos sin defensas.luceros sin cabañas,lunas sin patria,nieves.Nieves de esas caídas de una mano,un nombre,un sueño,una frente.No aquel que a sus cabellosató la muerte.El que yo quería.Sin arañar los aires,sin herir hojas ni mover cristales.Aquel que a sus cabellosató el silencio.Para sin lastimarme,cavar una ribera de luz dulce en mi pechoy hacerme el alma navegable. -Como la ola pero no como la mar inacabablecomo la ola solamente que nace y se derrumbacomo la ola que muere de su propio impulsoque se expande rugiente y se estrella espumea destellahasta abolirse en la ribera o regresar a su origencomo la ola que es un temblor del tiempotú y yo sobre la playafrente a las olasen el tiempo que nos destruye y nos repite.Más tardedespuéscuando no estemos¿verán otros ojo este mismo movimientocon los ojos de quienes lo contemplamos ahora?¿podremos asomarnos a aquella mirada?¿tendrá la nostalgia en otros labiossabor a salitrecomo ahora la tiene en tus labios?¿Despedirán las aguas descendenteseste profundo macerado olor sulfurosolevemente carnal y carnívoroque evoca despojos de líquenes de algas de mariscos?si así fuese: ¿los sabrán nuestros polvoslo sabrá nuestra muerte?Desde lo profundo del otoño marinote invito a subir hacia el día futuro clarísimoen que alguna pareja enlazadasemejante a la nuestraal contemplar las olas que rompen destellan espumean se abolenpensará en la muerte uniforme generalpensará en la suya y en quienes más tardepodrán perpetuar la mirada con que se aman ahorala mirada con que también ven moverse las olasen el tiempo sien duración que las repite y las destruye.Acaso sientan ellos entonces vivir su eternidad.Acaso la sentirán como si fuera el firmamenteacaso empiecen a ascender hacia su nebulosacomo las aguas vivas del mar en tiempos de equinoccio. -(Sephanoides II)EL COLIBRí de siete luces,el picaflor de siete flores,busca un dedal donde vivir:son desgraciados sus amoressin una casa donde irlejos del mundo y de las flores.Es ilegal su amor, señor,vuelva otro día y a otra hora:debe casarse el picaflorpara vivir con picaflora:yo no le alquilo este dedalpara este tráfico ilegal.El picaflor se fue por fincon sus amores al jardíny allí llegó un gato feroza devorarlos a los dos:el picaflor de siete flores,la picaflora de colores:se los comió el gato infernalpero su muerte fue legal. -¡Y si dijeran que soy como devastado crepúsculodonde ya las tristezas se durmieron!Sencillo espejo donde recojo el mundo.Donde enternezco soledades con mi mano feliz.Han llegado mis puertos idos tras de los barcoscomo queriendo huir de su nostalgia.Han vuelto a mi destello las lunas apagadasque dejé con mi nombre vociferando dueloshasta que fueran mías todas las sombras mudas.Han vuelto mis pupilas amarradas al sol de su amor alba.¡Oh amor entretenido en astros y palomas,cómo el rocío feliz cruzas mi alma!¡Feliz! ¡Feliz! ¡Feliz!Agigantada en cósmicas gravitaciones ágiles,sin reflexión ni nada... -YO fui cantando errante,entre las uvasde Europay bajo el viento,bajo el viento en el Asia.Lo mejor de las vidasy la vida,la dulzura terrestre,la paz pura,fui recogiendo, errante,recogiendo.Lo mejor de una tierray otra tierrayo levanté en mi bocacon mi canto:la libertad del viento,la paz entre las uvas.Parecían los hombresenemigos,pero la misma nochelos cubríay era una sola claridadla que los despertaba:la claridad del mundo.Yo entré en las casas cuandocomían en la mesa,venían de las fábricas,reían o lloraban.Todos eran iguales.Todos tenían ojoshacia la luz, buscabanlos caminos.Todos tenían boca,cantabanhacia la primavera.Todos.Por esoyo busqué entre las uvasy el vientolo mejor de los hombres.Ahora tenéis que oírme. -La primera vezno te conocí.La segunda, sí.Dimesi el aire te lo dice.Mañanita fríayo me puse triste,y luego me entraronganas de reírme.No te conocía.Sí me conociste.No me conociste.Ahora entre los dosse alarga impasible,un mes, como unbiombo de días grises.La primera vezno te conocí.La segunda, sí. -Ven conmigosubamos al volcánpara llegar al cráterhay que romper la nieblaallí adentroen el cráterburbujea la historia:AtlacatlAlvaradoMorazány Martíy todo ese gran puebloque hoy apuesta.Desciende por las nubeshacia el juego de verdesque cintila:los amantesla ceibael cafetalmira los zopilotesesperando el festín.«Yo estuve mucho ratoen el chorro del río.»explica la mujer«un niño de cinco añosme pedía salir.Cuando llegó el ejércitohaciendo la barbarienosotros tratamos de arrancar.Fue el catorce de mayocuando empezamos a correr.Tres hijos me mataronen la huidaal hombre míose lo llevaron amarrado.»Por ellos llora la mujerllora en silenciocon su hijo menorentre los brazos.«Cuando llegaron los soldadosyo me hacía la muertatenía miedo que mi cipoteempezara a llorary lo mataran.»Consuela en susurrosa su niñolo arrulla con su llantoarranca hojas de un árboly le dice:«mira hacia el solpor esta hoja»y el niño sonríey ella se cubre el rostro de hojaspara que él no llorepara que vea el mundoa través de las hojas y no lloremientras pasan los guardiasrastreando.Cayó heridaentre dos peñasjunto al río Sumpulallí quedó botadacon el niño que quieresalir del aguay con el suyo.Las hormigas le subenpor las piernasse tapa las piernascon más hojasy su niño sonríey el otro calladola contemplaha visto a los guardiasy no se atreve a hablara preguntar.La mujer junto al río esperaba la muerteno la vieron los guardiasy pasaron de largolos niños no lloraronfue la Virgen del Carmense repite en silencioun zopilote arribahace círculos lentoslo mira la mujery lo miran los niñosel zopilote bajay no los vees la Virgen del Carmenrepite la mujerel zopilote vuelafrente a elloscon su carga de cohetes y los niños lo mirany sonríenda dos vueltasy empieza a subirme ha salvado la Virgenexclama la mujery se cubre la heridacon más hojasse ha vuelto transparentese confunde su cuerpo con la tierray las hojases la tierraes el aguaes el planetala madre tierrahúmedarezumando ternurala madre tierra heridamira esa grieta hondaque se le abrela herida está sangrandolanza lava el volcánuna lava rabiosaamasada con sangrese ha convertido en lavanuestra historiaen pueblo incandescenteque se confunde con la tierraen guerrilleros invisiblesque bajan en cascadastransparenteslos guardiasno los venni los ven los pilotosque calculan los muertosni el estratega yanquique confía en sus zopilotesartilladosni los cinco cadáveresde lentes ahumadosque gobiernan.Son ciegos a la lavaal pueblo incandescentea los guerrilleros disfrazadosde ancianos centinelasy de niños correode responsables de tuguriosde seguridadde curas conductoresde cuadros clandestinosde pordioseros suciossentados en las gradasde la iglesiaque vigilan la guardia.La mujer de Sumpulestá allí con sus niñosuno duerme en sus brazosy el otro camina.Cuénteme lo que viole dice el periodista.«Yo estuve mucho ratoen el chorro del río.» -Yo no soy yo.Soy esteque va a mi lado sin yo verlo,que, a veces, voy a ver,y que, a veces olvido.El que calla, sereno, cuando hablo,el que perdona, dulce, cuando odio,el que pasea por donde no estoy,el que quedará en pie cuando yo muera. -Cien sonetos de amorPero olvidé que tus manos satisfacíanlas raíces, regando rosas enmarañadas,hasta que florecieron tus huellas digitalesen la plenaria paz de la naturaleza.El azadón y el agua como animales tuyoste acompañan, mordiendo y lamiendo la tierra,y es así cómo, trabajando, desprendesfecundidad, fogosa frescura de claveles.Amor y honor de abejas pido para tus manosque en la tierra confunden su estirpe transparente,y hasta en mi corazón abren su agricultura,de tal modo que soy como piedra quemadaque de pronto, contigo, canta, porque recibeel agua de los bosques por tu voz conducida. -Poderoso caballeroes don Dinero.Madre, yo al oro me humillo;él es mi amante y mi amado,pues, de puro enamorado,de contino anda amarillo:que, pues, doblón o sencillo,hace todo cuanto quiero,Poderoso caballeroes don Dinero.Nace en las Indias honrado,donde el mundo le acompaña;viene a morir en Españay es en Génova enterrado.Y pues quien le trae al ladoes hermoso, aunque sea fiero,Poderoso caballeroes don Dinero.Es galán y es como un oro,tiene quebrado el color,persona de gran valor,tan cristiano como moro;pues que da y quita el decoroy quebranta cualquier fuero,Poderoso caballeroes don Dinero.Son sus padres principalesy es de noble descendiente,porque en la venas de Orientetodas las sangres son reales;y pues es quien hace igualesal duque y al ganadero,Poderoso caballeroes don Dinero.Mas, ¿a quién no maravillaver su gloria sin tasaque es lo menos de su casadoña Blanca de Castilla?Pero pues da al baxo sillay al cobarde hace guerrero,Poderoso caballeroes don Dinero.Sus escudos de armas noblesson siempre tan principales,que sin sus escudos realesno hay escudos de armas dobles;y pues a los mismo roblesda codicia su minero,Poderoso caballeroes don Dinero.Por importar en los tratosy dar tan buenos consejos,en las casas de los viejosgatos le guardan de gatos.Y pues él rompe recatosy ablanda al juez más severo,Poderoso caballeroes don Dinero.Y es tanta su majestad(aunque son sus duelos hartos),que con haberle hecho cuartosno pierde su autoridad:pero pues da calidadal noble y al pordiosero,Poderoso caballeroes don Dinero.Nunca vi damas ingratasa su gusto y afición,que a las caras de un doblónhacen sus caras baratas.Y pues las hace bravatasdesde una bolsa de cuero,Poderoso caballeroes don Dinero.Más valen en cualquier tierra,(mirad si es harto sagaz),sus escudos en la paz,que rodelas en la guerra.Y pues al pobre lo entierray hace propio al forastero,Poderoso caballeroes don Dinero. -Bien sabes que estos años pasarán,que todo acabará en literatura:la imagen de las noches, la leyendade la triunfante juventud y las ciudadesvividas como cuerpos.Que estos añospasarán ya lo sabes, pues son tuyoscomo una posesión de nieve y niebla,como es del mar la bruma o es del aireel color de la tarde fugitivo:pertenencias de nadie y de la nadasurgidas, que hacia la nada van:ni el mismo mar, ni el aire, ni esa bruma,ni un crepúsculo igual verán tus ojos.Un dibujo en el agua es la memoria,y en sus ondas se expresa el cadáver del tiempo.Tú harás ese dibujo.Y de repentetendrás la sombra muertadel tiempo junto a ti. -Verdinegras, las aguas estancadasQuietas están como un espejo oscuro.Súrcalas blanco cisne sin apuro.Suave, en silencio, las alas plegadas.Margaritas, al verlo alborotadasLo saludan detrás de verde muroDejándose caer abandonadasAl embrujo del blancor tan puro.De pronto al cisne espanta cruel sonidoDejando a sus amigas sin amado.Huye, blanco de miedo, estremecido.Así el hombre deja al mundo devastadoY yo doy testimonio consabidoDel horror de éste, su mortal reinado. -¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblodonde mi pobre gente se morirá de nada!Aquel viejo notario que se pasa los díasen su mínima y lenta preocupación de rata;este alcalde adiposo de grande abdomen vacuochapoteando en su vida tal como en una salsa;aquel comercio lento, igual, de hace diez siglos;estas cabras que triscan el resol de la plaza;algún mendigo, algún caballo que atraviesatiñoso, gris y flaco, por estas calles anchas;la fría y atrofiante modorra del domingojugando en los casinos con billar y barajas;todo, todo el rebaño tedioso de estas vidasen este pueblo viejo donde no ocurre nada,todo esto se muere, se cae, se desmorona,a fuerza de ser cómodo y de estar a sus anchas.¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo!Sobre estas almas simples, desata algún canallaque contra el agua muerta de sus vidas arrojela piedra redentora de una insólita hazaña...Algún ladrón que asalte ese banco en la noche,algún Don Juan que viole esa doncella casta,algún tahur de oficio que se meta en el puebloy revuelva estas gentes honorables y mansas.¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblodonde mi pobre gente se morirá de nada! -Tus penas eran mis penas,las mías, tuyas.Si no estabas tú contenta,yo no lo estaba. -Con mi razón apenas, con mis dedos,con lentas aguas lentas inundadas,caigo al imperio de los nomeolvides,a una tenaz atmósfera de luto,a una olvidada sala decaída,a un racimo de tréboles amargos.Caigo en la sombra, en mediode destruidas cosas,y miro arañas, y apaciento bosquesde secretas maderas inconclusas,y ando entre húmedas fibras arrancadasal vivo ser de substancia y silencio.Dulce materia, oh rosa de alas secas,en mi hundimiento tus pétalos subocon pies pesados de roja fatiga,y en tu catedral dura me arrodillogolpeándome los labios con un ángel.Es que soy yo ante tu color de mundo,ante tus pálidas espadas muertas,ante tus corazones reunidos,ante tu silenciosa multitud.Soy yo ante tu ola de olores muriendo,envueltos en otoño y resistencia:soy yo emprendiendo un viaje funerarioentre tus cicatrices amarillas:soy yo con mis lamentos sin origen,sin alimentos, desvelado, solo,entrando oscurecidos corredores,llegando a tu materia misteriosa.Veo moverse tus corrientes secas,veo crecer manos interrumpidas,oigo tus vegetales oceánicoscrujir de noche y furia sacudidos,y siento morir hojas hacia adentro,incorporando materiales verdesa tu inmovilidad desamparada.Poros, vetas, círculos de dulzura,peso, temperatura silenciosa,flechas pegadas a tu alma caída,seres dormidos en tu boca espesa,polvo de dulce pulpa consumida,ceniza llena de apagadas almas,venid a mi, a mi sueño sin medida,caed en mi alcoba en que la noche caey cae sin cesar como agua rota,y a vuestra vida, a vuestra muerte asidme,a vuestros materiales sometidos,a vuestras muertas palomas neutrales,y hagamos fuego, y silencio, y sonido,y ardamos, y callemos, y campanas. -Mi lengua va por do el dolor la guía;ya yo con mi dolor sin guía camino;entrambos hemos de ir, con puro tino;cada uno a parar do no querría;yo, porque voy sin otra compañía,sino la que me hace el desatino,ella, porque la lleve aquel que vinoa hacerla decir más que querría.Y es para mí la ley tan desigual,que aunque inocencia siempre en mí conoce,siempre yo pago el yerro ajeno y mío.¿Qué culpa tengo yo del desvaríode mi lengua, si estoy en tanto mal,que el sufrimiento ya me desconoce? -Voy contra mi interés al confesarlo;no obstante, amada mía,pienso, cual tú, que una oda sólo es buenade un billete del Banco al dorso escrita.No faltará algún necio que al oírlose haga cruces y diga:?Mujer al fin del siglo diecinueve,material y prosaica... ¡Boberías!Voces que hacen correr cuatro poetasque en invierno se embozan con la lira;¡Ladridos de los perros a la luna!Tú sabes y yo sé que en esta vidacon genio es muy contado el que la escribe,y con oro cualquiera hace poesía. -Esa palabra que jamás asomaa tu idioma cantado de preguntas,esa, desfalleciente,que se hiela en el aire de tu voz,sí, como una respiración de flautascontra un aire de vidrio evaporada,¡mírala, ay, tócala!¡mírala ahora!en esta exangüe bruma de magnolias,en esta nimia floración de vahoque "ensombrecido en luz el ojo agónicoy a funestos pestillosanclado el tenue ruido de las alas"guarda un ángel de sueño en la ventana.¡Qué muros de cristal, amor, qué muros!Ay ¿para qué silencios de agua?Esa palabra, sí, esa palabraque se coagula en la gargantacomo un grito de ámbar¡Mírala, ay, tócala!¡mírala ahora!Mira que, noche a noche, decantadaen el filtro de un áspero silencio,quedóse a tanto enmudecer desnuda,hiriente e inequívoca"así en la entraña de un reloj la muerte,así la claridad en una cifra"para gestar este lenguaje nuestro,inaudible,que se abre al tacto insomneen la arena, en el pájaro, en la nube,cuando negro de oráculos retruenael panorama de la profecía.¿Quién, si ella no,pudo fraguar este universo insigneque nace como un héroe en tu boca?¡Mírala, ay, tócala,mírala ahora,incendiada en un eco de nenúfares!¿No aquí su angustia asume la inocenciade una hueca retórica de lianas?Aquí, entre líquenes de orfebreríaque arrancan de minúsculos canales¿no echó a tañer al airesus cándidas mariposas de escarcha?Qué, en lugar de esa fe que la consumehasta la transparencia del destino¿no aquí "escapada al dardotenaz de la estatura"se remonta insensata una palmerapara estallar en su ficción de cielo,maestra en fuegos no,mas en puros deleites de artificio?Esa palabra, sí, esa palabra,esa, desfalleciente,que se ahoga en el humo de una sombra,esa que gira "como un soplo" cautasobre bisagras de secreta lama,esa en que el aura de la voz se astilla,desalentada,como si rebotaraen una bella úlcera de plata,esa que baña sus vocales ácidasen la espuma de las palomas sacrificadas,esa que se congela hasta la fiebrecuando no, ensimismada, se calcinaen la brusca intemperie de una lágrima,¡mírala, ay, tócala!¡mírala ahora!¡mírala, ausente toda de palabra,sin voz, sin eco, sin idioma, exacta,mírala cómo trazaen muros de cristal amores de agua! -Que este celeste pan del firmamentome alimente hasta el último suspiro.Que estos campos tan fieros y tan purosme sean buenos, cada día más buenos.Que si en tiempo de estío se me encienden las manoscon cardos, con ortigas, que al llegar el inviernolos sienta como escarcha en mi tejado.Que cuando me parezca que he caído,porque me han derribado,sólo esté arrodillándome en mi centro.Que si alguien me golpea muy fuertesólo sienta la brisa del pinar, el murmullode la fuente serena.Que si la vida es un acabar,cual veleta, chirriando en lo más alto,allá arriba me calme para siempre,se disuelva mi hierro en el azul.Que si alguien, de repente, vino para arrancarmecuanto sembré y planté llorando por las nubes,me torne en nube yo, me torne en planta,que sean aún semillas mis dos ojosen los ojos sin lágrimas del perro.Que si hay enfermedad sirva para curarme,sea sólo el inicio de mi renacimiento.Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,amor venza a la muerte en ese beso.Que si rindo mi mente y detengo mis pasos,que si cierro la boca para decirte todo,y dejo de rozar tu carne ya sembrada,que si cierro los ojos y venzo sin luchar(victoria en la que nada soy ni obtengo),te tenga a ti, silencio de la cumbre,o a ese sol abatido que es la nieve,donde la nada es todo.Que respirar en paz la música no oídasea mi último deseo, pues sabedque, para quien respiraen paz, ya todo el mundoestá dentro de él y en él respira.Que si insiste la muerte,que si avanza la edad, y todo y todosa mi alrededor parecen ir marchándose deprisa,me venza el mundo al fin en esa luzque restalla.Y su fuego me vaya deshaciendo como llamade vela: con dulzura, despacio, muy despacio,como giran arriba extasiados los planetas. -No destrozada nave en roca duraTocó la playa más arrepentida,Ni pajarilla de la red tendidaVoló más temeroso a la espesura;Bella ninfa la planta mal seguraNo tan alborotada ni afligidaHurtó de verde prado, que escondidaVíbora regalaba en su verdura,Como yo, Amor, la condición airada,Las rubias trenzas y la vista bellaHuyendo voy, con pie ya desatado,De mi enemiga en vano celebrada.Adiós, ninfa crüel; quedaos con ella,Dura roca, red de oro, alegre prado. -Dame la noche que no intercede,la noche migratoria con cifras de cigüeña,con la grulla celeste y su alamar guerrero,palafrén de la ola oscuridad.Dame tu parentesco con una sombra de oro,dame el mármol y su perfilleve y ciervo,como de estrofa antigua.Dame mis manos degolladas por la noche que no intercede,palafrén de las más altas mareas,mis manos degolladas entre los altos cepos y las llamas lunares,mis manos migratorias por el cielo de agosto.Dame mis manos degolladas por el antiguo oficio de la infancia,mis manos que sajaron el cuello de la noche,el destello del sueño con metáforas verdes,el vino blasonado que se quedó dormido.Amor de los incendios y de la perfección,amor entre la gracia y el crimen,como medio cristal y media viña blanca,como vena furtiva de paloma:sangre de ciervo antiguo que perfumelas cerraduras de la muerte. -Al través de las brumas y la nieve,En el rostro el dolor, la vista inquieta,El pie cansado vacilante mueve...Allá va, ¿no lo veis? ¡Pobre poeta!Sobre el herido corazón colocaLa lira meliodosa, y macilento,Sentado al pie de la desnuda roca,Así prorrumpe en desmayado acento:«Ved las hojas marchitas, ved el ave,Envueltas van en raudo torbellino...¿A dónde van? ¿A dónde voy? ¡Quién sabe!¡Yo también soy como ellas peregrino!»Huyendo voy del tráfago mundanoCon el rostro en las manos escondido.Mudable y débil corazón humano,¡Hasta dónde, hasta dónde has descendido!»Ya a Dios los necios hombres escarnecenY alzan al dios del interés loores.¡Sus almas sin amor ni fe parecenNidos sin aves, fuentes sin rumores!»Jamás la ola aunque con furia lucheConmoverá las rocas; ¡e imposibleQue el triste grito del alción se escucheDe la tormenta entre el fragor terrible!»La Poesía morirá en la lucha,El destino cruel sus horas cuenta;¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,¡Sois el alción de la social tormenta!»Yo vi en mis sueños de poeta un díaDe laurel en mi lira una corona;Hoy triste siento que en la frente míaUn gajo de ciprés se desmorona.»Yo quise alzar el vuelo a las ignotasFuentes de eterna luz, ¡al infinito!Y hoy en el mundo, con las alas rotas,Cual ave sola en su prisión me agito.»Como una clara estrella vi en mi anheloSonreír en mi cielo la esperanza.Hoy cubren negras sombras ese cielo,¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!»Huyendo el mundo y su incesante ruido,Vengo a esta soledad sombría y honda.Ella por siempre mi último gemido,¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,Y del campo inmortal de las ideasEl himno del trabajo se levantaY dice al porvenir: ¡Bendito seas!»¡La indiferencia con su ceño graveMe relega al silencio y al olvido!Pobre y triste poeta ¡Soy un aveQue al fin se muere sin hallar un nido!»Dijo, y rompió la lira melodiosaDo entonaba sus cantos y querellas...Y al cielo levantó la faz llorosa,¡Y en el cielo brotaban las estrellas! -20 poemas de amor y una canción desesperadaAquí te amo.En los oscuros pinos se desenreda el viento.Fosforece la luna sobre las aguas errantes.Andan días iguales persiguiéndose.Se desciñe la niebla en danzantes figuras.Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.A veces una vela. Altas, altas estrellas.O la cruz negra de un barco.Solo.A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.Suena, resuena el mar lejano.Este es un puerto.Aquí te amo.Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.Te estoy amando aún entre estas frías cosas.A veces van mis besos en esos barcos graves,que corren por el mar hacia donde no llegan.Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.Pero la noche llega y comienza a cantarme.La luna hace girar su rodaje de sueño.Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre. -Con las piedras sagradasde los templos caídosgrava menuda hicieronlos martilloslargosde los picapedreros analíticos.Después,sobre esta grava, se ha vertidoel asfalto negro y viscosode los pesimismos.Y ahora... Ahora, con esta mezcla extraña,se han abierto calzadas y caminospor donde el cascabel de la esperanzaacelera su ritmo. -Cuando pienso que todo cuanto crecedura en su perfección un breve instante,como de la mañana el sol radianteque, al avanzar la tarde, se oscurece;cuando miro que todo se envejececomo flor mañanera y rozaganteque pronto se deshoja, agonizante,y al morir el crepúsculo perece;se aflige mi alma y por tu suerte llora;mas todo cuanto pierdes en frescura,con sus matices el ensueño dora,y a medida que el tiempo tu hermosuracon implacable saña decolora,con desquite, mi amor te transfigura. -Sólo la amistad es un hecho consumadoSully PrudhommeNos vemos a menudo. Cenamos mucho juntos.A veces, a la hora peor, cogiendo el taxi,los miro como a extraños. Despedirsey sonreirnos tanto son muecas del alcohol. ¿Quiénes son estos?O a la vuelta del viaje -se ha pasado muy bien-,súbitamente singularizadospor el próximo lunes de estupor y tareas sin amigos,mientras se da por hecho la siguientey yo siento ese vértigo de volver a ser yo tras un nosotrosdemasiado compacto y comprensible.Hemos hablado tanto... No me acuerdo de nada.Eh, vayamos por partes. Si recuerdocon un pequeño esfuerzo, copa en mano,al que dice en plural de pareja la frasede moda entre nosotros: Os queremos,aún se puede salvar la noche de parejas sin hijos que se quierenunas a otras, cenan civilizadamentey toman copas juntas.Es curioso:los amigos que tengo ya tengo que salvarloscon arduos subterfugios de la benevolencia.A ver. Tiempos de crisis: alguien te da la manocon un pequeño alivio, dos mil duros.Confidencias: nos dimos la ocasión unos a otrosde parecer a un tiempo complicadosy vulnerables. Se puede querer muchoe inteligentemente a alguien así.Qué más. Las vacaciones: nos bañamos desnudos y era rabiosamentebello y salvaje.Una hermosa victoria -pero no muy secreta (imprescindible)-sobre los bebedores de café.Como follamos todos, es un placer el préstamo de cuartos, sin pre-guntas:connivencia de iguales. No cambiamos las sábanas.Canciones boquiabiertas en fotos sonrientes,esa mirada grave de padecer-con cuando algún problema,postales -os queremos- y postales,diminutivos cómplices, etcétera y etcétera.Pues la verdad:nos vamos a morir de amor de amigos.Pero entonces, ¿por qué tanta extrañezay el vértigo inquietante de no saber a quién, por qué, qué tanto, al des-pedirnos?Será que amar es eso, que nos quieran-susurra el generoso corazón-después de los mil duros y bañarse y las fotos y demás,como una consecuencia: todo es lógico.Y quizá es que me asustan innecesariamentelas cosas que entendemos con esa claridad rotunda de que dos y dossean cuatroen un mundo tan cómodo, tan fácilcomo pasarlo bien con los amigos en una noche ociosa y solidaria.Desprevenidos, tontosde puro no saber ni preguntarse,con la intoxicación amable de quererse sin culpas, no temiendoque el día menos pensado nos estalle en las manos el engaño aritmé-tico de la felicidad.El hecho consumado no precisa razones.Sin embargo, lo siento, esto es muy raroy yo aún no sé qué coño pintamos todos juntos. -La noche, deseosa, apenumbrada,te quitó sin pensar las zapatillas...y "por sentirse blanca y alumbrada"desnudó blancamente tus rodillas.Luego "por diversión, sin decir nada"la noche se llevó tu blusa largay te arrancó la falda ensimismadacomo una cosa tímida y amarga.Después te colocaste travesura:desnudaste tus pechos por ternuray "hablando de un amor vago, inconexo"Porque si y porque no, a medio reproche,desnudaste también, entre la noche,la noche pequeñita de tu sexo. -No sabes como necesito tu voz;necesito tus miradasaquellas palabras que siempre me llenaban,necesito tu paz interior;necesito la luz de tus labios!!! Ya no puedo... seguir así !!!...Ya... No puedomi mente no quiere pensarno puede pensar nada más que en ti.Necesito la flor de tus manosaquella paciencia de todos tus actoscon aquella justicia que me inspiraspara lo que siempre fue mi espinami fuente de vida se ha secadocon la fuerza del olvido...me estoy quemando;aquello que necesito ya lo he encontradopero aun !!!Te sigo extrañando!!! -No hay tiempo en el instante del asombro,sino el cruce tal vez de muchos tiempos,baraja ensimismada en un abismocon fondo en el imán de lo indecible.Hacia esa lumbre miran tus palabras.Hacia esa tea que sostiene, alerta,el ávido crupier de los sentidos.Desenreda sus hilos el instante:la ingrávida sorpresa, el resplandor,la feliz aprensión con que una puertainvita a completar nuestra existenciaIgnoras que esa luz no te consiente.Tiempo palpable en el umbral incierto,tu afán es un enjambre de palabrasque esculpen en el aire su derrota. -Azul loco y verde locodel lino en rama y en flor.Mareando de oleadasbaila el lindo azuleador.Cuando el azul se deshoja,sigue el verde danzador:verde-trébol, verde-olivay el gayo verde-limón.¡Vaya hermosura!¡Vaya el Color!Rojo manso y rojo bravo?rosa y clavel reventón?.Cuando los verdes se rinden,él salta como un campeón.Bailan uno tras el otro,no se sabe cuál mejor,y los rojos bailan tantoque se queman en su ardor.¡Vaya locura!¡Vaya el Color!El amarillo se vienegrande y lleno de fervory le abren paso todoscomo viendo a Agamenón.A lo humano y lo divinobaila el santo resplandor:aromas gajos doradosy el azafrán volador.¡Vaya delirio!¡Vaya el Color!Y por fin se van siguiendoal pavo-real del sol,que los recoge y los llevacomo un padre o un ladrón.Mano a mano con nosotrostodos eran, ya no son:¡El cuento del mundo muereal morir el Contador! -Un viento misionero sacude las persianasno sé qué jueves traeno sé qué noche llevani siquiera el dialecto que proponecreo reconocer endechas rotastrocitos de hurrasy batir de palmaspero todo se mezcla en un aullidoque también puede ser deleite o salmoel viento bate franjas de aluminiollega de no sé dónde a no sé dóndey en ese rumbo enigma soy apenasuna escala precaria y momentáneano abro hospitalidadno ofrezco resistenciasimplemente lo escuchoarrinconadomientras en el recinto vuelan nombrespapeles y cenizasdespués se posarán en su baldosaen su alegre centímetroen su lástimaahora vuelan cómo barriletescomo murciélagos como hojaslo curioso lo absurdo es que a pesarde que aguardo mensajes y pregonesde todas las memorias y de todoslos puntos cardinaleslo raro lo increíble es que a pesarde mi desamparada expectativano sé qué dice el viento del exilio. -I - OCASO¡Cómo suena en mi alma la ideade una noche completa en tus brazosdiluyéndome toda en cariciasmientras tú te me das extasiado!¡Qué infinito el temblor de miradasque vendrá en la emoción del abrazo,y qué tierno el coloquio de besosque tendré estremecida en tus labios!¡Cómo sueño las horas azulesque me esperan tendida a tu lado,sin más luz que la luz de tus ojos,sin más lecho que aquel de tu brazo!¡Cómo siento mi amor floreciendoen la mística voz de tu canto:notas tristes y alegres y hondasque unirán tu emoción a tu rapto!¡Oh la noche regada de estrellasque enviará desde todos sus astrosla más pura armonía de reflejoscomo ofrenda nupcial a mi tálamo!II - MEDIA NOCHESe ha callado la idea turbadoray me siento en el sí de tu abrazo,convertida en un sordo murmulloque se interna en mi alma cantando.Es la noche una cinta de estrellasque una a una a mi lecho han rodado;y es mi vida algo así como un soploensartado de impulsos paganos.Mis pequeñas palomas se salende su nido de anhelos extrañosy caminan su forma tangiblehacia el cielo ideal de tus manos.Un temblor indeciso de trópiconos penetra la alcoba. ¡Entre tanto,se han besado tu vida y mi vida...y las almas se van acercando!¡Cómo siento que estoy en tu carnecual espiga a la sombra del astro!¡Cómo siento que llego a tu almay que allá tú me estás esperando!Se han unido, mi amor, se han unidonuestras risas más blancas que el blanco,y ¡oh milagro! en la luz de una lágrimase han besado tu llanto y mi llanto...¡Cómo muero las últimas millasque me ataban al tren del pasado!¡Qué frescura me mueve a quedarmeen el alba que tú me has brindado!III - ALBA¡Oh la noche regada de estrellasque envió desde todos sus astrosla más pura armonía de reflejoscomo ofrenda nupcial a mi tálamo!¡Cómo suena en mi alma la claravibración pasional de mi amado,que se abrió todo en surcos inmensosdonde anduve mi amor, de su brazo!La ternura de todos los surcosse ha quedado enredando en mis pasos,y los dulces instantes vividossiguen, tenues, en mi alma soñando...La emoción que brotó de su vida-que fue en mí manantial desbordado-,ha tomado la ruta del albay ahora vuela por todos los prados.Ya la noche se fue; queda el veloque al recuerdo se enlaza, apretado,y nos mira en estrellas dormidasdesde el cielo en nosotros rondando...Ya la noche se fue; y a las nuevasemociones del alba se ha atado.Todo sabe a canciones y a frutos,y hay un niño de amor en mi mano.Se ha quedado tu vida en mi vidacomo el alba se queda en los campos;y hay mil pájaros vivos en mi almade esta noche de amor en tres cantos. -El eco de tu voz,que me persigue en mis horas de insomnio,es un lamentoY pienso:"Quizá estás triste ,quizá estás solo bajo el firmamento."Tu soledad se funde en mi presente.Con las manos crispadas,intento, en vano, atrapar el vientoque se lleva el eco de tu vozY un suspiro me dice:"No podrás; se disolvió , lo siento!" -tenía el tiempo metidoen una botella de vinolo agitabalo emborrachabadespués me lo bebíay me sentía mejortenía mi vida metidaen una botella de vinola agitabala emborrachabadespués me la bebíay me sentía peor(a la mañana siguienteclaro) -Halcón que se atrevecon garza guerrera,peligros espera.Halcón que se vuelacon garza a porfíacazarla queríay no la recela.Mas quien no se velade garza guerrera,peligros espera.La caza de amores de altanería:trabajos de día,de noche dolor.Halcón cazadorcon garza tan fiera,peligros espera. -Aquí,sin novia y con hermanocasado hace muy poco (con problemaslaborales pequeños y prolijos detallessobre el piso), tú eresel convidado menos importante.Se te recuerda apenas que has de sentirte soloen la casa ya grande, con tus padres,o quizá te pregunten para cuándoserá lo tuyo (peroa Lo Tuyo hoy no la han invitado).Mientras,tu hermano fuma y bebe con confianza,esgrimiendo el pitillo como un bastón de mando.Sabe tal vez que son copa y pitillosignos de alguna cosa,mínimos correlatosde la Declaración, de los Permisos,de las Letras del Coche y de la Esposa.Te queda tu papel: ser invisibley atento, sonreír y tomar notade los temas viriles.Aprender.Seguro que el futuro te reservaa ti también mejor puesto en el clan,banquete con familia que aconseja,pitillo no casual, copa sin freno.Y a quién desplazarán tus asuntos domésticos? -Voz que soledad sonandopor todo el ámbito asola,de tan triste, de tan sola,todo lo que va tocando.Así es mi voz cuando digo"de tan solo, de tan triste"mi lamento, que persistebajo el cielo y sobre el trigo."¿Qué es eso que va volando?"Sólo soledad sonando. -¡Qué lástimaque yo no pueda cantar a la usanzade este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!¡Qué lástimaque yo no pueda entonar con una voz engoladaesas brillantes romanzasa las glorias de la patria!¡Qué lástimaque yo no tenga una patria!Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasadesde una tierra a otra tierra, desde una razaa otra raza,como pasanesas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.¡Qué lástimaque yo no tenga comarca,patria chica, tierra provinciana!Debí nacer en la entrañade la estepa castellanay fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.Después... ya no he vuelto a echar el ancla,y ninguna de estas tierras me levantani me exaltapara poder cantar siempre en la misma tonadaal mismo río que pasarodando las mismas aguas,al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.¡Qué lástimaque yo no tenga una casa!Una casa solariega y blasonada,una casaen que guardara,a más de otras cosas raras,un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada(que me contaranviejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala)y el retrato de un mi abuelo que ganarauna batalla.¡Qué lástimaque yo no tenga un abuelo que ganarauna batalla,retratado con una mano cruzadaen el pecho, y la otra en el puño de la espada!Y, ¡qué lástimaque yo no tenga siquiera una espada!Porque..., ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,ni una tierra provinciana,ni una casasolariega y blasonada,ni el retrato de un mi abuelo que ganarauna batalla,ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?¡Qué voy a cantar si soy un pariaque apenas tiene una capa!Sin embargo...en esta tierra de Españay en un pueblo de la Alcarriahay una casaen la que estoy de posaday donde tengo, prestadas,una mesa de pino y una silla de paja.Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se hallaen una salamuy ampliay muy blancaque está en la parte más bajay más fresca de la casa.Tiene una luz muy claraesta salatan ampliay tan blanca...Una luz muy claraque entra por una ventanaque da a una calle muy ancha.Y a la luz de esta ventanavengo todas las mañanas.Aquí me siento sobre mi silla de pajay venzo las horas largasleyendo en mi libro y viendo cómo pasala gente a través de la ventana.Cosas de poca importanciaparecen un libro y el cristal de una ventanaen un pueblo de la Alcarria,y, sin embargo, le bastapara sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasacuando pasanese pastor que va detrás de las cabrascon una enorme cayada,esa mujer agobiadacon una cargade leña en la espalda,esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana,y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventanasiempre y se queda a los cristales pegadacomo si fuera una estampa.¡Qué graciatiene su caraen el cristal aplastadacon la barbilla sumida y la naricilla chata!Yo me río mucho mirándolay la digo que es una niña muy guapa...Ella entonces me llama¡tonto!, y se marcha.¡Pobre niña! Ya no pasapor esta calle tan anchacaminando hacia la escuela de muy mala gana,ni se paraen mi ventana,ni se queda a los cristales pegadacomo si fuera una estampa.Que un día se puso mala,muy mala,y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.Y en una tarde muy clara,por esta calle tan ancha,al través de la ventana,vi cómo se la llevabanen una cajamuy blanca...En una cajamuy blancaque tenía un cristalito en la tapa.Por aquel cristal se la veía la caralo mismo que cuando estabapegadita al cristal de mi ventana...Al cristal de esta ventanaque ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella cajatan blanca.Todo el ritmo de la vida pasapor el cristal de mi ventana...¡Y la muerte también pasa!¡Qué lástimaque no pudiendo cantar otras hazañas,porque no tengo una patria,ni una tierra provinciana,ni una casasolariega y blasonada,ni el retrato de un mi abuelo que ganarauna batalla,ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,y soy un pariaque apenas tiene una capa...venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia! -Tú, Fuensanta, me libras de los lazos del mal;queman mi boca exangüe de Isaías los carbones;por ti me dan los cielos profundas contricionesy el ensueño me otorga su gracia episcopal.Para comer las viandas del convite nupcialen que se han desposado nuestros dos corazones,tomo el báculo y ciño mis pies y mis riñonescual se hacía en las fiestas del Cordero Pascual.Las llaves con que he abierto tu corazón, mis llavessagradas son las mismas de Pedro el Pescador;y mis alejandrinos, por tristes y por graves,son como los versículos proféticos de un canto,y hasta las doce horas de mis días de amorserán los doce frutos del Espíritu Santo. -Alguien supo desde el primer momentoque sólo soy un muerto que ha venidoa aprender ese estupor,un pobre muerto que no puede dormir,un muertoque ausculta con pacienciala rumia de vivir.Vana ambición,sin duda, cuando la ejerce un muerto. -Mirateasíqué cangrejo monstruoso atenazó tu infanciaqué paliza paterna te generó cobardequé tristes sumisiones te hicieron despiadadono escapes a tus ojosmirateasíónde están las walkirias que no pudistela primera marmita de tus sañaste metiste en crueldades de once varasy ahora el odio te sigue como un buitreno escapes a tus ojosmirateasíaunque nadie te matesos cadáveraunque nadie te pudraestás podridodios te ampareo mejordios te reviente. -Ayer murióAgustín Laray hoy mi papá hace filapara ver su féretro.Mañana, yo, voy a nacer. -El pueblo alumbra noches muy serenas,mas fiada de tus ojos, Jesucristo,mejor contemplo el viejo firmamento,el árbol bajo el astro y los caminos.En noches de neblina yo te veo.Qué paz, Señor, teniéndote conmigo,pues eres tú la puerta que me guardadel mundo que aun afuera es un peligro.Mas cuánta es mi orfandad si con consejoso enfados me abandonas. Me encaprichocon tu querer y enojo. Soy la enfermaque sana con la voz del prometido.Tu pan y tu agua busco noche y día.Tan sólo en tu belleza ya persisto.Por eso, apasionada, en ti me lloroy en ti me alegro si me crucifico. -Duélete de esa puente, Manzanares;Mira que dice por ahí la genteQue no eres río para media puente,Y que ella es puente para muchos mares.Hoy, arrogante, te ha brotado a paresHúmedas crestas tu soberbia frente,Y ayer me dijo humilde tu corrienteQue eran en marzo los caniculares.Por el alma de aquel que ha pretendidoCon cuatro onzas de agua de chicoriaPurgar la villa y darte lo purgado,Me dí ¿cómo has menguado y has crecido?¿Cómo ayer te vi en pena, y hoy en gloria?"Bebióme un asno ayer, y hoy me ha meado. -Finaliza Septiembre. Es hora de decirtelo difícil que ha sido no morir.Por ejemplo, esta tardetengo en las manos griseslibros hermosos que no entiendo,no podría cantar aunque ha cesado ya la lluviay me cae sin motivo el recuerdodel primer perro a quien amé cuando niño.Desde ayer que te fuistehay humedad y frío hasta en la música.Cuando yo muera,sólo recordarán mi júbilo matutino y palpable,mi bandera sin derecho a cansarse,la concreta verdad que repartí desde el fuego,el puño que hice unánimecon el clamor de piedra que eligió la esperanza.Hace frío sin ti. Cuando yo muera,cuando yo mueradirán con buenas intencionesque no supe llorar.Ahora llueve de nuevo.Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuartocomo hoy.Siento unas ganas locas de reíro de matarme. -¿Es inhumano lo que quiero?La vida me muestra las frutasy la sociedad dice: ¡déjalas!Es inhumano lo que la vidaY la sociedad me hacen.Sólo cuando me refugio -se llama resignación eso,eso es humano, dicen-después de un rato ya no sientocómo el cuchillo talla mi carney ellos roban -inhumanos- la libra entera.Míralas: chicas de veinte;son humanas en su piel lisa que yono puedo tocar, cada año;tienen veinte años, y tiemblo.En mi cuerpo, el anhelo;en mi cabeza, la idea;en mi corazón, un universoy yo; todo eso junto en Rijmenam-inhumano- un hombre que no sabequé hacer conmigo. -«Tras vos un Alquimista va corriendo,Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?Vos os volvéis murciégalo sin duda,Pues vais del Sol y de la luz huyendo.»Él os quiere gozar a lo que entiendoSi os coge en esta selva tosca y ruda,Su aljaba suena, está su bolsa muda,El perro, pues no ladra, está muriendo.»Buhonero de signos y Planetas,Viene haciendo ademanes y figurasCargado de bochornos y Cometas.»Esto la dije, y en cortezas durasDe Laurel se ingirió contra sus tretas,Y en escabeche el Sol se quedó a oscuras. -Yo tuve un ideal, ¿en dónde se halla?Albergué una virtud, ¿por qué se ha ido?Fui templario, ¿do está mi recia malla?¿En qué campo sangriento de batallame dejaron así, triste y vencido?¡Oh, Progreso, eres luz! ¿Por qué no llenasu fulgor mi conciencia? Tengo miedoa la duda terrible que envenena,y me miras rodar sobre la arena¡y, cual hosca vestal, bajas el dedo!¡Oh!, siglo decadente, que te jactasde poseer la verdad, tú que haces galade que con Dios, y con la muerte pactas,devuélveme mi fe, yo soy un Chactasque acaricia el cadáver de su Atala...Amaba y me decías: «analiza»,y murió mi pasión; luchaba fierocon Jesús por coraza, triza a triza,el filo penetrante de tu acero.¡Tengo sed de saber y no me enseñas;tengo sed de avanzar y no me ayudas;tengo sed de creer y me despeñasen el mar de teorías en que sueñashallar las soluciones de tus dudas!Y caigo, bien lo ves, y ya no puedobatallar sin amor, sin fe serenaque ilumine mi ruta, y tengo miedo...¡Acógeme, por Dios! Levanta el dedo,vestal, ¡que no me maten en la arena! -Tan chico el almoradujy... ¡cómo huele!Tan chico.De noche, bajo el lucero,tan chico el almoradujy, ¡cómo huele!Y... cuando en la tarde llueve,¡cómo huele!Y cuando levanta el sol,tan chico el almoraduj¡cómo huele!Y, ahora, que del sueño vivo¡cómo huele,tan chico, el almoraduj!¡Cómo duele!...tan chico el almoradujTan chico. -Hambre y sed padezco: Siempre me he negadoa satisfacerlas en los turbadoresgozos de ciudades "flores de pecado".Esta hambre de amores y esta sed de ensueñoque se satisfagan en el ignoradogrupo de muchachas de un lugar pequeño.Vasos de devoción, arcas piadosasen que el amor jamás se contamina;jarras cuyas paredes olorosasdan al agua frescura campesina...Todo eso sois muchachas cortijerasamigas del buen sol que os engalana,que adivináis las cosas veniderascual hacerlo pudiese una gitana.Amo vuestros hechizos provincianos,muchachas de los pueblos y mi vidagusta beber del agua contenidaen el hueco que forman vuestras manos.Pláceme en los convites campesinos,cuando la sombra juega en los manteles,veros dar la locura de los vinos,pan de alegría y ramos de claveles.En el encanto de la humilde callesois a un tiempo, asomadas a la reja,el son de esquilas, la alternada quejade las palomas, y el olor del valle.Buenas mozas: no abrigo más empeñosque oír vuestras canciones vespertinas,llegando a confundirme en las esquinasentre el grupo de novios lugareños.Mi hambre de amores y mi sed de ensueñoque se satisfagan en el ignoradogrupo de doncellas de un lugar pequeño. -I¿Cuentos quieres, niña bella?Tengo muchos que contar:de una sirena de mar,de un ruiseñor y una estrella,de una cándida doncellaque robó un encantador,de un gallardo trovadory de una odalisca mora,con sus perlas de Bassoray sus chales de Lahor.IICuentos dulces, cuentos bravos,de damas y caballeros,de cantores y guerreros,de señores y de esclavos;de bosques escandinavosy alcázares de cristal;cuentos de dicha inmortal,divinos cuentos de amoresque reviste de coloresla fantasía oriental.IIIDime tú: ¿de cuáles quieres?Dicen gentes muy formalesque los cuentos orientalesles gustan a las mujeres;así, pues, si eso prefieresverás colmado tu afán,pues sé un cuento musulmánque sobre un amante versa,y me lo ha contado un persaque ha venido de Hispahán.IVEnfermo del corazónun gran monarca de Oriente,congregó inmediatamentelos sabios de su nación;cada cual dio su opinión,y sin hallar la verdaden medio de su ansiedad,acordaron en consejollamar con presura a un viejoastrólogo de Bagdad.VEmprendió viaje el anciano;llegó, miró las estrellas;supo conocer en ellaslas cuitas del soberano;y adivinando el arcanocomo viejo sabidor,entre el inmenso estuporde la cortesana grey,le dijo al monarca: ?!Oh Rey!Te estás muriendo de amor.VILuego, el altivo monarca,con órdenes imperiosasllama a todas las hermosasmujeres de la comarcaque su poderío abarca;y ante el viejo de Bagdad,escoge su voluntadde tanta hermosura en medio,la que deba ser remedioque cure su enfermedad.VIIAllí ojos negros y vivos;bocas de morir al verlas,con unos hilos de perlasen rojo coral cautivos;allí rostros expresivos;allí como una áurea lluvia,una cabellera rubia;allí el ardor y la gracia,y las siervas de Circasiacon las esclavas de Nubia.VIIIUnas bellas, adornadascon diademas en las frentes,con riquísimos pendientesy valiosas arracadas;otras con telas preciadascubriendo su morbidez;y otras, de marmórea tez,bajas las frentes y mudas,completamente desnudasen toda su esplendidez.IXEn tan preciada revista,ve el Rey una linda persade ojos bellos y piel tersa,que al verle baja la vista;el alma del Rey conquistacon su semblante la hermosa,y agitada y ruborosatiembla llena de temorcuando el altivo Señorle dice: ?Serás mi esposa.XAsí fue. La joven bellade tez blanca y negros ojos,colmó los reales antojosy el Rey se casó con ella.¿Feliz, dirás, tal estrella,Emelina? No fue así:no es feliz la Reina allíla linda persa agraciada,porque ella está enamoradade Balzarad el rawí.XIBalzarad tiene en verdaduna guzla en la garganta,guzla dúlcida que encantacuando canta Balzarad.Vióle un día la beldady oyó cantar al rawí;de sus labios de rubíbrotó un suspiro temblante...Y Balzarad fue el amantede la celestial hurí.XIIPor eso es que triste se hallasiendo del monarca esposa,y el tiempo pasa quejosaen una interior batalla.Del Rey la cólera estalla,y así le dice una vez:?Mujer llena de doblez:di si amas a otro, falaz.?Y entonces de ella en la fazsurgió vaga palidez.XIII?Sí ?le dijo?, es la verdad;de mi destino es la ley:yo no puedo amarte, ¡Oh Rey!porque adoro a Balzarad.?El Rey, en la intensidad,de su ira, entonces, calló;mudo, la espalda volvió;mas se vía en su miradadel odio la llamarada,la venganza en que pensó.XIVAl otro día la hermosade parte de él recibióuna caja que la envióde filigrana preciosa;abrióla presto curiosay lanzó, fuera de sí,un grito; que estaba allíentre la caja, guardada,lívida y ensangrentadala cabeza del rawí.XVEn medio de su locuray en lo horrible de su suerte,avariciosa de muerteponzoñoso filtro apura.Fue el Rey donde la hermosura,y estaba allí la beldadfría y siniestra, en verdad,medio desnuda y ya muerta,besando la horrible y yertacabeza de Balzarad.XVIEl Rey se puso a pensaren lo que la pasión es,y poco tiempo despuésel Rey se volvió a enfermar. -Río Duero, río Duero,nadie a acompañarte baja;nadie se detiene a oírtu eterna estrofa de agua.Indiferente o cobarde,la ciudad vuelve la espalda.No quiere ver en tu espejosu muralla desdentada.Tú, viejo Duero, sonríesentre tus barbas de plata,moliendo con tus romanceslas cosechas mal logradas.Y entre los santos de piedray los álamos de magiapasas llevando en tus ondaspalabras de amor, palabras.Quién pudiera como tú,a la vez quieto y en marcha,cantar siempre el mismo versopero con distinta agua.Río Duero, río Duero,nadie a estar contigo baja,ya nadie quiere atendertu eterna estrofa olvidada,sino los enamoradosque preguntan por sus almasy siembran en tus espumaspalabras de amor, palabras. -En el balcón, un instantenos quedamos los dos solos.Desde la dulce mañanade aquel día, éramos novios."El paisaje soñolientodormía sus vagos tonos,bajo el cielo gris y rosadel crepúsculo de otoño."Le dije que iba a besarla;bajó, serena, los ojosy me ofreció sus mejillas,como quien pierde un tesoro."Caían las hojas muertas,en el jardín silencioso,y en el aire erraba aúnun perfume de heliotropos."No se atrevía a mirarme;le dije que éramos novios,...y las lágrimas rodaronde sus ojos melancólicos. -Esa sombraLa veréis alargarse cada vez como un agua vertidasin remediocomo un manto cayendo despacio de sus hombroscomo si fuese él mismo arrepentido que quisieravolver sobre sus pasos-reptil de limpia muerte sin cadáver-La veréis ahilar su arroyosobre un suelopor siempre horizontal a la aventuraY será también la única10que dormirá con él reconciliadacon la sombra totalde que se desgajóenemiga de todos los espejos un día. -Recuerdo con amoroso dolorla dilapidación tontadel obrero sonriendo"sábado y domingo"la miseria de su sueldo.Me apenan los nueve durossemanales"por el año treinta"de mi padre.Si unos quisieranver su desvergüenzay otros comprenderel sentido de su miseria...Cuando las adormiderasson rotas"hirviente el corazón y cálida la garganta"es consecuente que la sangre corra.A veces en Cimadevillavive un obrero que no es marinero -Era muy tarde ya desde el comienzoy la luz se enfriaba tras la lluvia.Era muy tarde cuando la sonrisaluchaba con la sombra.Siempre fue tarde. Siempre fue la lluvia.Fue oscuro el día y vacilante el paso.Pero en la noche trazan las estrellasmágicas convergencias.Y los caminos, rectos. -¿El pájaro? ¿Los pájaros?¿Hay sólo un solo pájaro en el mundoque vuela con mil alas, y que cantacon incontables trinos, siempre solo?¿Son tierra y cielo espejos? ¿Es el aireespejeo del aire, y el gran pájaroúnico multiplicasu soledad en apariencias miles?(¿Y por esole llamamos los pájaros?)¿O quizá no hay un pájaro?¿Y son ellos,fatal plural inmenso, como el mar,bandada innúmera, oleaje de alas,donde la vista busca y quiere el almadistinguir la verdad del solo pájaro,de su esencia sin fin, del uno hermoso? -Muerte, si otra muerte hubieraQue de ti me libertaraa esa muerte pagaraporque a ti, muerte te diera.(Anónimo)La Señora Silenciosa,La Veterana Infalible.La Muerte, cosa terrible,La Muerte... ¡tremenda cosa!Qué fuerza tan misteriosa,implacable, traicionera:Llegas al que no te espera,huyes del que te reclama,ríes del pobre que clama:¡Muerte, si otra muerte hubiera...!Quisiera librar al mundode tu macabra misión.Quisiera darte prisiónen un abismo profundo.Quisiera, por un segundo,contemplarte cara a caray que el Cosmos me dotarade indestructible poderconjugando un verbo Serque de ti me libertara.Muerte, yo te desafío,tu presencia no me extraña,me burlo de tu guadañay de tus huesos me río.Muerte, no le temo al fríoQue los corazones para.Muerte, si otra te matara,al saberte ya destruida,con la prenda más queridaa esa Muerte pagara.Muerte que todo lo callasestás en todo lugar,en las nubes, en el mar,en los campos de batalla.Cada bala de metrallaes tu palabra certera...Si de otra muerte muriera,si otra muerte me llevasea esa Muerte pagaseporque a ti, muerte te diera. -Una mujer me ha envenenado el alma,otra mujer me ha envenenado el cuerpo;ninguna de las dos vino a buscarme,yo de ninguna de las dos me quejo.Como el mundo es redondo, el mundo rueda;si mañana, rodando, este venenoenvenena a su vez ¿por qué acusarme?¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron? -Tanto tiempo buscándola y ella estaba aquí,en mis ojos cerrados,en la noche sola;aquí,detrás de lo visible,en la edad antigua de la niebla.La amé ese día por toda la eternidad.Yo llevaba un ramo de palabras cuando caminé hacia ella.-No las pondré en agua -me dijo-, ni he de secarlas para el recuerdo. Se morirán cuando las toque el aire.Nos vestimos con fuegoy levantamos nuestros cuerpos con el viento.- Te haré un vestido de tierra -le dije-,con la humedad del mar lo zurciré y con la piel de cielo.- Aquí no existen las palabras "insistió-.- ¿Y en dónde sí?-le pregunté-.- Allá, en la mentira.La amé ese día, todo el día,en la niebla, en la nada.Quise hablar,en verdad deseaba curar mi voz en su alma.- Silencio- me dijo-, en mis ojos están todas las cartas de amor que se han escrito sobre la tierra.La amé ese día,y era mía como la vida misma,pero me atreví a preguntarle su nombre.-¿Eres mío, y no sabes que mi nombre es el tuyo?¡Despiértate! No me volverás a ver. -No sé por qué piensas tú,soldado, que te odio yo,si somos la misma cosayo,tú.Tú eres pobre, lo soy yo;soy de abajo, lo eres tú;¿de dónde has sacado tú,soldado, que te odio yo?Me duele que a veces túte olvides de quién soy yo;caramba, si yo soy tú,lo mismo que tú eres yo.Pero no por eso yohe de malquererte, tú;si somos la misma cosa,yo,tú,no sé por qué piensas tú,soldado, que te odio yo.Ya nos veremos yo y tú,juntos en la misma calle,hombro con hombro, tú y yo,sin odios ni yo ni tú,pero sabiendo tú y yo,a dónde vamos yo y tú...¡no sé por qué piensas tú,soldado, que te odio yo! -Entre siempre y jamásel rumbo el mundo oscilany ya que amor y odionos vuelven categóricospongamos etiquetasde rutina y tanteo-jamás volveré a verte-unidos para siempre-no morirán jamás-siempre y cuando me admitan-jamás de los jamases-(y hasta la fe dialécticade) por siempre jamás-etcétera etcéterade acuerdopero en tantoque un siempre abre un futuroy un jamás se hace un abismomi siempre puede serjamás de otros tantossiempre es una mesetacon borde con finaljamás es una oscuracaverna de imposiblesy sin embargo a vecesnos ayuda un indicioque cada siempre llevasu hueso de jamásque los jamases tienenarrebatos de siempresasíincansablementeinsobornablementeentre siempre y jamásfluye la vida insomnepasan los grandes ojosabiertos de la vida. -ENTRE las muchas cosasen que mi olvido medrano estás tú, laboriosa y oscura ciudadcorroída del humo.Escorias y algas te reconstruyenen un remiso amanecer continuo.Mas la memoria permanece informemientras yo no la toco;que yo quiero el recuerdo en su tiempoy no en el mío.El tiempo mío es verdad y se debe a la muerte.¿Dónde ya los patachesque dejé en plenitud de arboladura?Fue un triste otoño el suyo: eran los últimoscaballos de la fuga de aquel mundo.En la memoria flotan llevando aquellos díasen sus bodegas, vienen hacia mísin esperar jamás el abordaje.Inmensas arpas frente al sol temeroso,siguen sonando, salvadas del ocio fataly empapan el reseco aire de ahoracon su viejo salitre.Aún recuerdo mi luz de amanecery soy el dique gris, la ensenada sombríacruzada largamente de gaviotas.Si aquella muerte os dieron los días del recuerdoresucitáis en esta realidad que os deparo.Mis manos tienen fechay envejecen la luz.Todo sigue con riesgo de perdersepero aquí estáis: Os reconozco.Vais a dejar la carga más atrássalvado el arrecife de los ojos(que asoma en vuestras aguas hoy crecidas).A carbonear de amanecida y encender vuestras lámparasgigantes y amarillasen la parte de sombra que aún resiste,mientras al fondo "como en un establoespesos bueyes dóciles",se mecen los colmados madereros.Todo está como estaba. Sólo yoconvencional, jugando con ventajadevuelvo el tiempo al tiempoy escondiendo la muerte por mis manossalvo audaz la partida. -Ánsares de MengaAl arroyo van:Ellos visten nieve,Él corre cristal.El arroyo esperaLas hermosas aves,Que cisnes suavesSon de su ribera;Cuya Venus eraHija de Pascual.Ellos visten nieve,Él corre cristal.Pudiera la plumaDel menos bizarroConducir el carroDe la que fue espuma.En beldad, no en suma,Lucido caudal,Ellos visten nieve,Él corre cristal.Trenzado el cabelloLos sigue Minguilla,Y en la verde orillaDesnuda el pie bello,Granjeando en elloMarfil orientalEllos -(los que)- visten nieve,Él corre cristal.La agua apenas trataCuando dirás queSe desata el pie,Y no se desata,Plata dando a plataCon que, liberal,Los viste de nieve,Le presta cristal -«"Di, Zaida, ¿de qué me avisas?¿Quieres que muera y que calle?No des crédito a mujeresno fundadas en verdades;que si pregunto en qué entiendeso quién viene a visitarte,son fiestas de mi tormentover qué visitas te aplacen.Si dices que estás corridade que Zaide poco sabe,no sé poco, pues que supeconocerte y adorarte.Si dices son por mi causalas que en el rostro te salen,por la tuya con mis ojostengo regada tu calle.Confiesas que soy valiente,que tengo otras muchas partes;pocas tengo, pues no puedode una mentira vengarme.Mas si ha querido mi suerteque ya el quererte te canse,no pongas inconvenientesmas de que quieres dejarme.No entendí que eras mujera quien novedad aplace,mas son tales mis desdichas,que en mí lo imposible hacen;hánme puesto en tal extremoque el bien tengo por ultraje:alabasme para hacermela nata de los galanes.Yo soy quien pierdo en perdertey gano mucho en ganarte,y aunque hablas en mi ofensano dejaré de adorarte.Dices que si fuera mudofuera posible adorarme;si en tu daño no lo he sido,enmudezca el desculparme.Si te ha ofendido mi vida,quieres señora matarme,basta decir que hablé [e]para que el pesar me acabe.Es mi pecho calabozode tormentos inmortales,mi boca la del silencio,que no ha menester alcaide.Que el hacer plato y banqueteses de hombres principales,mas dalles de sus favoressólo pertenece a infames.Zaida cruel, que dijisteque no supe conservarte,mejor te supe obligarque tú has sabido pagarme.Mienten los moros y moras,miente el infame de Tarfe,que si yo le amenazarabastara para matarle.A ese perro mal nacidoa quien yo mostré el turbante,no fío yo dél secretos,que en bajos pechos no caben.Yo le he de quitar la viday he de escribir con su sangrelo que tú Zaida replico:Quien tal hizo, que tal pague"». -Tres veces de Aquilón el soplo airadoDel verde honor privó las verdes plantas,Y al animal de Colcos otras tantasIlustró Febo su vellón dorado,Después que sigo (el pecho traspasadoDe aguda flecha) con humildes plantas,(¡Oh bella Clori!) tus pisadas sanctasPor las floridas señas que da el prado.A vista voy (tiñendo los alcoresEn roja sangre) de tu dulce vuelo,Que el cielo pinta de cient mil colores,Tanto, que ya nos siguen los pastoresPor los extraños rastros que en el sueloDejamos, yo de sangre, tú de flores. -Este buitre voraz de ceño torvoque me devora las entrañas fieroy es mi único constante compañerolabra mis penas con su pico corvo.El día en que le toque el postrer sorboapurar de mi negra sangre, quieroque me dejéis con él solo y señeroun momento, sin nadie como estorbo.Pues quiero, triunfo haciendo mi agoníamientras él mi último despojo traga,sorprender en sus ojos la sombríamirada al ver la suerte que le amagasin esta presa en que satisfacíael hambre atroz que nunca se le apaga. -La niebla empaña mi miraday al pasar por el lagove dos cisnes felicesque escriben en el aguaun mensaje secretocon mala ortografía y tinta secaque yo puedo leer y tú no puedes.Tú crees que son dos patosque volando hacia el Surhacen tiempo en el lagocebándose de panque les dan los vecinos.Dentro de poco ya no estaránmis cisnes ni tus patos,yo seguiré nublado con la nieblay tú verás más claro cada día. -Si Dios me diese la oportunidadde regresar a mi pasado,no guardaría tantas lágrimasni tantos besos.Salpicaría todas las mañanas con un verso nuevoque llevarme a los labios,me dejaría navegar salvajedonde antes me atenazaba el miedo,no amagaría aquel abrazoque se perdió por siempreen lo más profundo del reproche.Invadiría más a menudo tus nochesy tus sábanas,asaltaría tu sonrisapara instalar mi bandera.No te dejaría marchar jamásde mis sueños, de mis miedos, de mis derrotas.Si Dios me diese la oportunidadde regresar a mi pasado,correría hacia él con más fuerzapara que el tiempo,el siempre tiempo,no pudiese reconocerme,para que yo, al fin,no pudiese recordarme. -A Miguel SawaSe perdió en las vagasselvas de un ensueño,y sólo de espaldasla vi desde lejos...Como una cariciadorada, el cabello,tendido, sus hombroscubría. Y, al verlo,siguióla mi almay fuese muy lejos,dejándome solo,no sé si dormido o despierto.Se fue hasta el castillodel burgrave fiero,que está en la alta roca:los puentes cayerony se despertaronlos sones del hierro.Pasamos... Mi alma,tras ella corriendo,dejándome solo,no sé si dormido o despierto.Se fue hasta las verdesllanuras de Jonia; y el templocruzó de Partenes.Del mármol eternodejó las regiones...Y se fue más lejoscon mi alma, dejándome solo,no sé si dormido o despierto.Oro y negras piedras,y muros inmensos,y tumbas enormes"sepulcro de un puebloque mira hacia Orientecon sus ojos muertos".Siguió... Y arrastrabami alma más lejos,dejándome solo,no sé si dormido o despierto.Siguió; entre menhirespasamos y horrendosdespojos de fieras...Siguió; y a lo lejos,perdióse en las selvasoscuras del sueñodejándome solo,no sé si dormido o despierto. -Cien sonetos de amorY esta palabra, este papel escritopor las mil manos de una sola mano,no queda en ti, no sirve para sueños,cae a la tierra: allí se continúa.No importa que la luz o la alabanzase derramen y salgan de la copasi fueron un tenaz temblor del vino,si se tiñó tu boca de amaranto.No quiere más la sílaba tardía,lo que trae y retrae el arrecifede mis recuerdos, la irritada espuma,no quiere más sino escribir tu nombre.Y aunque lo calle mi sombrío amormás tarde lo dirá la primavera. -En la tarde, en las horas del divinocrepúsculo sereno,se pueblan de tinieblas los espaciosy las almas de sueños.Sobre un fondo de tonos nacaradosla silueta del templolas altas tapias del jardín antiguoy los árboles negros,cuyas ramas semejan un encajemovidas por el vientose destacan oscuras, melancólicascomo un extraño espectro!En estas horas de solemne calmavagan los pensamientosy buscan a la sombra de lo ignotola quietud y el silencio.Se recuerdan las caras adoradasde los queridos muertosque duermen para siempre en el sepulcroy hace tanto no vemos.Bajan sobre las cosas de la vidalas sombras de lo eternoy las almas emprenden su viajeal país del recuerdo.También vamos cruzando lentamentede la vida el desiertotambién en el sepulcro helada simamás tarde dormiremos.Que en la tarde, en las horas del divinocrepúsculo serenose pueblan de tinieblas los espaciosy las almas de sueños! -Canta Amarilis, y su voz levantami alma desde el orbe de la lunaa las inteligencias, que ningunala suya imita con dulzura tanta.De su número luego me trasplantaa la unidad, que por sí misma es una,y cual si fuera de su coro alguna,alaba su grandeza cuando canta.Apártame del mundo tal distancia,que el pensamiento en su Hacedor termina,mano, destreza, voz y consonancia.Y es argumento que su voz divinaalgo tiene de angélica sustancia,pues a contemplación tan alta inclina. -por este campo estéril y ascondido;todo calla y no cesa mi gemidoy lloro la desdicha de mi estado.Crece el camino y crece mi cuidado,que nunca mi dolor pone en olvido;el curso al fin acaba, aunque estendido,pero no acaba el daño dilatado.¿Qué vale contra un mal siempre presenteapartarse y huir, si en la memoriase estampa y muestra frescas las señales?Vuela Amor en mi alcance y no consiente,en mi afrenta, que olvide aquella historiaque descubrió la senda de mis males. -Esas marcas de salitre que dejan las olassobre la arenason como nosotros;restos de espuma que el mar,impreciso,no supo pronunciar en futuro. Y el sol las desvanece. -De consumida sal y garganta en peligroestán hechas las rosas del océano solo,el agua rota sin embargo,y pájaros temibles,y no hay sino la noche acompañadadel día, y el día acompañadode un refugio, de unapezuña, del silencio.En el silencio crece el vientocon su hoja única y su flor golpeada,y la arena que tiene sólo tacto y silencio,no es nada, es una sombra,una pisada de caballo vago,no es nada sino una ola que el tiempo ha recibido,porque todas las aguas van a los ojos fríosdel tiempo que debajo del océano mira.Ya sus ojos han muerto de agua muerta y palomas,y son dos agujeros de latitud amargapor donde entran los peces de ensangrentados dientesy las ballenas buscando esmeraldas,y esqueletos pálidos caballeros deshechospor las lentas medusas, y ademásvarias asociaciones de arrayán venenoso,manos aisladas, flechas,revólveres de escama,interminablemente corren por sus mejillasy devoran sus ojos de sal destituida.Cuando la luna entrega sus náufragos,sus cajones, sus muertoscubiertos de amapolas masculinas,cuando en el saco de la luna caenlos trajes sepultados en el marcon sus largos tormentos, sus barbas derribadas,sus cabezas que el agua y el orgullo pidieron para siempre,en la extensión se oyen caer de rodillashacia el fondo del mar traídas por la lunaen su saco de piedra gastado por las lágrimasy por las mordeduras de pescados siniestros.Es verdad, es la luna descendiendocon crueles sacudidas de esponja, es, sin embargo,la luna tambaleando entre las madrigueras,la luna carcomida por los gritos del agua,los vientres de la luna, sus escamasde acero despedido: y desde entoncesal final del Océano desciende,azul y azul, atravesada por azules,ciegos azules de materia ciega,arrastrando su cargamento corrompido,buzos, maderas, dedos,pescadora de la sangre que en las cimas del marha sido derramada por grandes desventuras.Pero hablo de una orilla, es allí donde azotael mar con furia y las olas golpeanlos muros de ceniza. Qué es esto? Es una sombra?No es la sombra, es la arena de la triste república,es un sistema de algas, hay alas, hayun picotazo en el pecho del cielo:oh superficie herida por las olas,oh manantial del mar,si la lluvia asegura tus secretos, si el viento interminablemata los pájaros, si solamente el cielo,sólo quiero morder tus costas y morirme,sólo quiero mirar la boca de las piedraspor donde los secretos salen llenos de espuma.Es una región sola, ya he habladode esta región tan sola,donde la tierra está llena de océano,y no hay nadie sino unas huellas de caballo,no hay nadie sino el viento, no hay nadiesino la lluvia que cae sobre las aguas del mar,nadie sino la lluvia que crece sobre el mar. -Señora doña puente segoviana,Cuyos ojos están llorando arena,Si es por el río, muy enhorabuena,Aunque estáis para viuda muy galana.De estangurria murió. No hay castellanaLavandera que no llore de pena,Y fulano sotillo se condenaDe olmos negros a loba luterana.Bien es verdad que dicen los doctoresQue no es muerto, sino que del estíoLe causan parasismos los calores;Que a los primeros del diciembre frío,De sus mulas harán estos señoresQue los orines den salud al río. -Te he encontrado en la calley, luego, hemos cenado juntos.Te lo he dicho otra vez:mi vida quiere ser lo que llamaba Bowra"the pursuit of honour through risk".Y tu sonrisa se transformaen una mueca obscena,y sigues sin saber qué es el pudor.Antes de medianocheestabas muerta ya, amor mío. -Hace unosañosno pudeser comunista,porque estabaocupadotratandode ser un niño. -Ya habías alcanzadoal ratón de tus axiomasahora detenido en el relojAh!, mi amigoque tu no creas quererme a la hora del bañoque te asusteque en tu calidaddesaparezcascompañeroy apaciblemente debajo de un arcoquede la blancura del gato que fuistereclinado en la sombratenue y combada de tus miedos-nueva pistaque presume la elipsissin sentir que te llaman-que atentamente descubresel tiempo bajo el arcogolpeando el mármol que eraspresencia embelesadaque ya no me acompañaAhora en tu mejor posturaeres redondo y felizcomo la novia de tus sueños. -De lo sonoro salen números,números moribundos y cifras con estiércol,rayos humedecidos y relámpagos sucios.De lo sonoro, creciendo, cuandola noche sale sola, como reciente viuda,como paloma o amapola o beso,y sus maravillosas estrellas se dilatan.En lo sonoro la luz se verifica:las vocales se inundan, el llanto cae en pétalos,un viento de sonido como una ola retumba,brilla y peces de frío y elástico la habitan.Peces en el sonido, lentos, agudos, húmedos,arqueadas masas de oro con gotas en la cola,tiburones de escama y espuma temblorosa,salmones azulados de congelados ojos.Herramientas que caen, carretas de legumbres,rumores de racimos aplastados,violines llenos de agua, detonaciones frescas,motores sumergidos y polvorienta sombra,fábricas, besos,botellas palpitantes,gargantas,en torno a mí la noche suena,el día, el mes, el tiempo,sonando como sacos de campanas mojadaso pavorosas bocas de sales quebradizas.Olas del mar, derrumbes,uñas, pasos del mar,arrolladas corrientes de animales deshechos,pitazos en la niebla roncadeciden los sonidos de la dulce auroradespertando en el mar abandonado.A lo sonoro el alma ruedacayendo desde sueños,rodeada aún por sus palomas negras,todavía forrada por sus trapos de ausencia.A lo sonoro el alma acudey sus bodas veloces celebra y precipita.Cáscaras del silencio, de azul turbio,como frascos de oscuras farmacias clausuradas,silencio envuelto en pelo,silencio galopando en caballos sin patasy máquinas dormidas, y velas sin atmósfera,y trenes de jazmín desalentado y cera,y agobiados buques llenos de sombras y sombreros.Desde el silencio sube el almacon rosas instantáneas,y en la mañana del día se desploma,y se ahoga de bruces en la luz que suena.Zapatos bruscos, bestias, utensilios,olas de gallos duros derramándose,relojes trabajando como estómagos secos,ruedas desenrollándose en rieles abatidos,y water-closets blancos despertandocon ojos de madera, como palomas tuertas,y sus gargantas anegadassuenan de pronto como cataratas.Ved cómo se levantan los párpados del mohoy se desencadena la cerradura rojay la guirnalda desarrolla sus asuntos,cosas que crecen,los puentes aplastados por los grandes tranvíasrechinan como camas con amores,la noche ha abierto sus puertas de piano:como un caballo el día corre en sus tribunales.De lo sonoro sale el díade aumento y grado,y también de violetas cortadas y cortinas,de extensiones, de sombra recién huyendoy gotas que del corazón del cielocaen como sangre celeste. -Al maestro Nicolás GuillénUna voz ancestral,un tambor africanoy un verso elementalperuano.El negro en el Perúactualmente no sufre,ya no hay esclavitudni azufre.Le dieron tibio bañoen tina de jabónporque en su ama dio el germenque no tuvo el patrón.Del seno de mi abuelaa mi madre brindó,el hijo del amitomamó, mamó, mamó.Y mi abuelo con su amoen la Casa ´e Jaranacantujaron de alirio,cantujaron replana.Y en la casa ´e jarana-con el Amito Viejo-bailaron mis hermanaszamacueca y festejo.El padre de mi amitode mi abuela gustóy mi abuelo a su amita burló.Yo le dijera "primo"a ese blanco traviesode cabello enrizaoy de labio muy grueso...El negro en el Perúactualmente no sufre,ya no hay esclavitudni azufre.Más ha sufrido el negronuestro hermano de Cubadescendiente directonagó, yoruba.Más ha sufrido el negromuerto en Santo Domingopor los diarios abusos del gringo.Más ha sufrido el negrocantor de Panamáque el negro jaranistade acá.Más ha sufrido el negrolabrador de Haitíque el zambo guaragüerode aquí.Más ha sufrido el negrodel morro y la favelaque mi padre y mi madrey mi abuela.En fin, más sufre el negrode Harlem a Lousianaque nuestra gente negraperuana...Y al "problema del negro""segregación racial"el mundo permaneceneutral.Quiero aguda mi rimacomo punta de lanza.Que otra mano la esgrimasi alcanza.Yo jamás con voz hurgoperentoria.Yo ja... ¡Johanesburgo!¡Pretoria!Cuando en Johannesburgollegue el "Día de Sangre"yo quiero estar allí,compadre.Cuando en Johannesburgollegue el "Día de Sangre"debemos estar todos¡Hijos de negra madre!Con la voz ancestralel machete en la manoy el verso elementalhermano. -...Un cerrarse de puertas,a derecha e izquierda;un cerrarse de puertas silenciosas,siempre a destiempo,siempre un poco anteso un momento demasiado tarde;hasta que solo queda abierta una,la única puntual,la única oscura,la única sin paisaje y sin mirada. -Del cerro de bella vista a un puerto del PacíficoDel puerto a la fría capitalDe la capital a la eterna primaveraDe la primavera a nuestras viejas bananerasDe las bananeras a las tempestades de nieveDe la nieve al territorio del hieloY en hielo En su frontera Vivir QuebecNuevo Como América Que naceCon su pasado tan presenteY que hoy integro al Canto General. -A Leopoldo Panero¿Adónde va esa mujer,arrastrándose por la acera,ahora que ya es casi de noche,con la alcuza en la mano?Acercaos: no nos ve.Yo no sé qué es más gris,si el acero frío de sus ojos,si el gris desvaído de ese chalcon el que se envuelve el cuello y la cabeza,o si el paisaje desolado de su alma.Va despacio, arrastrando los pies,desgastando suela, desgastando losa,pero llevadapor un terroroscuro,por una voluntadde esquivar algo horrible.Sí, estamos equivocados.Esta mujer no avanza por la acerade esta ciudad,esta mujer va por un campo yerto,entre zanjas abiertas, zanjas antiguas, zanjas recientes,y tristes caballones,de humana dimensión, de tierra removida,de tierraque ya no cabe en el hoyo de donde se sacó,entre abismales pozos sombríos,y turbias simas súbitas,llenas de barro y agua fangosa y sudarios harapientos del color de la desesperanza.Oh sí, la conozco.Esta mujer yo la conozco: ha venido en un tren,en un tren muy largo;ha viajado durante muchos díasy durante muchas noches:unas veces nevaba y hacía mucho frío,otras veces lucía el sol y sacudía el vientoarbustos juvenilesen los campos en donde incesantemente estallan extrañas flores encendidas.Y ella ha viajado y ha viajado,mareada por el ruido de la conversación,por el traqueteo de las ruedasy por el humo, por el olor a nicotina rancia.¡Oh!:noches y días,días y noches,noches y días,días y noches,y muchos, muchos días,y muchas, muchas noches.Pero el horrible tren ha ido parandoen tantas estaciones diferentes,que ella no sabe con exactitud ni cómo se llamaban,ni los sitios,ni las épocas.Ellarecuerda sóloque en todas hacía frío,que en todas estaba oscuro,y que al partir, al arrancar el trenha comprendido siemprecuán bestial es el topetazo de la injusticia absoluta,ha sentido siempreuna tristeza que era como un ciempiés monstruoso que le colgara de la mejilla,como si con el arrancar del tren le arrancaran el alma,como si con el arrancar del tren le arrancaran innumerables margaritas, blancas cual su alegría infantil en la fiesta del pueblo,como si le arrancaran los días azules, el gozo de amar a Dios y esa voluntad de minutos en sucesión que llamamos vivir.Pero las lúgubres estaciones se alejaban,y ella se asomaba frenética a las ventanillas,gritando y retorciéndose,solopara ver alejarse en la infinita llanuraeso, una solitaria estación,un lugarseñalado en las tres dimensiones del gran espacio cósmicopor una cruzbajo las estrellas.Y por fin se ha dormido,sí, ha dormitado en la sombra,arrullada por un fondo de lejanas conversaciones,por gritos ahogados y empañadas risas,como de gentes que hablaran a través de mantas bien espesas,sólo rasgadas de improvisopor lloros de niños que se despiertan mojados a la media noche,o por cortantes chillidos de mozas a las que en los túneles les pellizcan las nalgas,...aún mareada por el humo del tabaco.Y ha viajado noches y días,sí, muchos días,y muchas noches.Siempre parando en estaciones diferentes,siempre con una ansia turbia, de bajar ella también, de quedarse ella también,ay,para siempre partir de nuevo con el alma desgarrada,para siempre dormitar de nuevo en trayectos inacabables....No ha sabido cómo.Su sueño era cada vez más profundo,iban cesando,casi habían cesado por fin los ruidos a su alrededor:sólo alguna vez una risa como un puñal que brilla un instante en las sombras,algún cuchillo como un limón agrio que pone amarilla un momento la noche.Y luego nada.Solo la velocidad,solo el traqueteo de maderas y hierrodel tren,solo el ruido del tren.Y esta mujer se ha despertado en la noche,y estaba sola,y ha mirado a su alrededor,y estaba sola,y ha comenzado a correr por los pasillos del tren,de un vagón a otro,y estaba sola,y ha buscado al revisor, a los mozos del tren,a algún empleado,a algún mendigo que viajara oculto bajo un asiento,y estaba sola,y ha gritado en la oscuridad,y estaba sola,y ha preguntado en la oscuridad,y estaba sola,y ha preguntadoquién conducía,quién movía aquel horrible tren.Y no le ha contestado nadie,porque estaba sola,porque estaba sola.Y ha seguido días y días,loca, frenética,en el enorme tren vacío,donde no va nadie,que no conduce nadie....Y esa es la terrible,la estúpida fuerza sin pupilas,que aún hace que esa mujeravance y avance por la acera,desgastando la suela de sus viejos zapatones,desgastando las losas,entre zanjas abiertas a un lado y otro,entre caballones de tierra,de dos metros de longitud,con ese tamaño precisode nuestra ternura de cuerpos humanos.Ah, por eso esa mujer avanza (en la mano, como el atributo de una semidiosa, su alcuza),abriendo con amor el aire, abriéndolo con delicadeza exquisita,como si caminara surcando un trigal en granazón,sí, como si fuera surcando un mar de cruces, o un bosque de cruces, o una nebulosa de cruces,de cercanas cruces,de cruces lejanas.Ella,en este crepúsculo que cada vez se ensombrece más,se inclina,va curvada como un signo de interrogación,con la espina dorsal arqueadasobre el suelo.¿Es que se asoma por el marco de su propio cuerpo de madera,como si se asomara por la ventanillade un tren,al ver alejarse la estación anónimaen que se debía haber quedado?¿Es que le pesan, es que le cuelgan del cerebrosus recuerdos de tierra en putrefacción,y se le tensan tirantes cables invisiblesdesde sus tumbas diseminadas?¿O es que como esos almendrosque en el verano estuvieron cargados de demasiada fruta,conserva aún en el invierno el tierno vicio,guarda aún el dulce álabede la cargazón y de la compañía,en sus tristes ramas desnudas, donde ya ni se posan los pájaros? -Yo he sabido ver el misterio del versoque es el misterio de lo que a sí mismo nombrael anzuelo hecho de la nadaprometido al pez del tiempocuya boca sin dientes muestra el origen del poemaen la nada que flota antes de la palabray que es distinta a la nada que el poema cantay también a esa nada en que expira el poema:tres son pues las formas de la nadaparecidas a cerdos bailando en torno del poemajunto a la casa que el viento ha derrumbadoy ay del que dijo una es la nadafrente a la casa que el viento ha derrumbado:porque los lobos persiguen el amanecer de las formasese amanecer que recuerda a la nada;triple es la nada y triple es el poemaimaginación escrita y lecturay páginas que caen alabando a la nadala nada que no es vacío sino amplitud de palabraspeces shakespearianos que boquean en la playaesperando allí entre las ruinas del mundoal señor con yelmo y con espadaal señor sin fruto de la nada.Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poemade que nada se ha escrito ni se escribió nuncay ésta es la cuádruple forma de la nada. -Por el arco de Elviraquiero verte pasarPara saber tu nombrey ponerme a llorar.¿Qué luna gris de las nuevete desangró la mejilla?¿Quién recoge tu semillade llamarada en la nieve?¿Qué alfiler de cactus breveasesina tu cristal?Por el arco de Elviravoy a verte pasarpara beber tus ojosy ponerme a llorar.¡Qué voz para mi castigolevantas por el mercado!¡Qué clavel enajenadoen los montones de trigo!¡Qué lejos estoy contigo!¡qué cerca cuando te vas!Por el arco de Elviravoy a verte pasarpara sufrir tus muslosy ponerme a llorar. -Retorno a mi país y llego a otro.Soy el condenado a buscar...Esa tierra que especifica mi almaEsa raíz que no cambia de personalidadEse azote de los ojos al cerebroEse tiempo testimonial Esa gente que existe en míY mi desesperaciónPasa por calles que tienen su sirena y sirenas. -Por fin creo en algoGritó el mortalY se formó un movimiento en su cabeza.Con élTodos los inventos del exilio bajaban del cieloLos técnicos Los estilos Las reglas generalesLa artesanía El arte Las características propiasEl certificado auténtico y la memoria tergiversadora.Gritaba como hombre imaginado que no se arrepienteMientras destrozaba el pasaporte y el retorno. -Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.Al primer muerto nunca lo olvidamos,aunque muera de rayo, tan aprisaque no alcance la cama ni los óleos.Oigo el bastón que duda en un peldaño,el cuerpo que se afianza en un suspiro,la puerta que se abre, el muerto que entra.De una puerta a morir hay poco espacioy apenas queda tiempo de sentarse,alzar la cara, ver la horay enterarse: las ocho y cuarto.Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.La que murió noche tras nochey era una larga despedida,un tren que nunca parte, su agonía.Codicia de la bocaal hilo de un suspiro suspendida,ojos que no se cierran y hacen señasy vagan de la lámpara a mis ojos,fija mirada que se abraza a otra,ajena, que se asfixia en el abrazoy al fin se escapa y ve desde la orillacómo se hunde y pierde cuerpo el almay no encuentra unos ojos a que asirse...¿Y me invitó a morir esa mirada?Quizá morimos sólo porque nadiequiere morirse con nosotros, nadiequiere mirarnos a los ojos.Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.Al que se fue por unas horasy nadie sabe en qué silencio entró.De sobremesa, cada noche,la pausa sin color que da al vacíoo la frase sin fin que cuelga a mediasdel hilo de la araña del silencioabren un corredor para el que vuelve:suenan sus pasos, sube, se detiene...Y alguien entre nosotros se levantay cierra bien la puerta.Pero él, allá del otro lado, insiste.Acecha en cada hueco, en los repliegues,vaga entre los bostezos, las afueras.Aunque cerremos puertas, él insiste.Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.Rostros perdidos en mi frente, rostrossin ojos, ojos fijos, vaciados,¿busco en ellos acaso mi secreto,el dios de sangre que mi sangre mueve,el dios de yelo, el dios que me devora?Su silencio es espejo de mi vida,en mi vida su muerte se prolonga:soy el error final de sus errores.Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.El pensamiento disipado, el actodisipado, los nombres esparcidos(lagunas, zonas nulas, hoyosque escarba terca la memoria),la dispersión de los encuentros,el yo, su guiño abstracto, compartidosiempre por otro (el mismo) yo, las iras,el deseo y sus máscaras, la víboraenterrada, las lentas erosiones,la espera, el miedo, el actoy su reverso: en mí se obstinan,piden comer el pan, la fruta, el cuerpo,beber el agua que les fue negada.Pero no hay agua ya, todo está seco,no sabe el pan, la fruta amarga,amor domesticado, masticado,en jaulas de barrotes invisiblesmono onanista y perra amaestrada,lo que devoras te devora,tu víctima también es tu verdugo.Montón de días muertos, arrugadosperiódicos, y noches descorchadasy amaneceres, corbata, nudo corredizo:"saluda al sol, araña, no seas rencorosa..."Es un desierto circular el mundo,el cielo está cerrado y el infierno vacío. -Esta noche de desposadasoy mi balcón.Ventana soysin otro atuendo que el del amor.Y cuando el díagolpee en el vidrio de mi ventanahe de vestirme con mi sábana de desposada.Que balcón soy.Para mostrar el paño blancotan blanco por la ventana,tras esta noche de desposada.Sin una sola nervadura de la amargura,sin alfileres púrpuras,sin una isla ni un algodónen que alojarse pueda el dolor.Que blanca y purasoy mi balcón.Adiós la sangre.Adiós la sangre, la sangre y su tiniebla.Que así desnuda y cubiertacon mi sábana de desposadayo estoy armada.Y por las calles de Españay a mi América cansada voy,para mostrar mi blanca tela,vagina blanca. Blanco el amor.Porque esta noche de desposada soy mi balcón. -Nos hundimosen un paraíso de oropéndolascaminamosa guisa de buen cuberoen los arrecifesdesnudamos a una mariposadesde entoncesconfabulamos en el néctar de las flores... -Muerdes la última fruta de mi espaldasu jugo me recorre como piel de transparencia.Floto entonces por tus paraísos y enredaderasentre el musgo y los eclipses.Muerdes los agujeros de mi locura hasta el éxtasis de su cansancio.Pueblo de carreteras y algodones cada paso de tu vuelocada aletear de tu camino.Emergen pequeños cristales del vientobañados de minutos y colibríes.Muerdo la última fruta de tu espalday la magia se repite. -Recuerdo un pueblo triste y una noche de fríoy las iluminadas ventanillas de un tren.Y aquel tren que partía se llevaba algo mío,ya no recuerdo cuándo, ya no recuerdo quién.Pero sí que fue un viaje para toda la viday que el último gesto, fue un gesto de desdén,porque dejó olvidado su amor sin despedidaigual que una maleta tirada en el andén.Y así, mi amor inútil, con su inútil reproche,se acurrucó en su olvido, que fue inútil también.Como esos pueblos tristes, donde llueve de noche,como esos pueblos tristes, donde no para el tren. -Cien sonetos de amorSi alguna vez tu pecho se detiene,si algo deja de andar ardiendo por tus venas,si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,si tus manos se olvidan de volar y se duermen,Matilde, amor, deja tus labios entreabiertosporque ese último beso debe durar conmigo,debe quedar inmóvil para siempre en tu bocapara que así también me acompañe en mi muerte.Me moriré besando tu loca boca fría,abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,y buscando la luz de tus ojos cerrados.Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazoiremos confundidos en una sola muertea vivir para siempre la eternidad de un beso. -IYo aprendí en el hogar en qué se fundala dicha más perfecta,y para hacerla míaquise yo ser como mi padre eray busqué una mujer como mi madreentre las hijas de mi hidalga tierra.Y fui como mi padre, y fue mi esposaviviente imagen de la madre muerta.¡Un milagro de Dios, que ver me hizootra mujer como la santa aquella!Compartían mis únicos amoresla amante compañera,la patria idolatrada,la casa solariega,con la heredada historia,con la heredada hacienda.¡Qué buena era la esposay qué feraz la tierra!¡Qué alegre era mi casay qué sana mi hacienda,y con qué solidez estaba unidala tradición de la honradez a ellas!Una sencilla labradora, humilde,hija de oscura castellana aldea;una mujer trabajadora, honrada,cristiana, amable, cariñosa y seria,trocó mi casa en adorable idilioque no pudo soñar ningún poeta.¡Oh, cómo se suavizael penoso trajín de las faenascuando hay amor en casay con él mucho pan se amasa en ellapara los pobres que a su sombra viven,para los pobres que por ella bregan!¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,y cuánto por la casa se interesan,y cómo ellos la cuidan,y cómo Dios la aumenta!Todo lo pudo la mujer cristiana,logrólo todo la mujer discreta.La vida en la alqueríagiraba en torno a ellapacífica y amable,monótona y serena...¡Y cómo la alegría y el trabajodonde está la virtud se compenetran!Lavando en el regato cristalinocantaban las mozuelas,y cantaba en los valles el vaquero,y cantaban los mozos en las tierras,y el aguador camino de la fuente,y el cabrerillo en la pelada cuesta...¡Y yo también cantaba,que ella y el campo hiciéronme poeta!Cantaba el equilibriode aquel alma serenacomo los anchos cielos,como los campos de mi amada tierra;y cantaba también aquellos campos,los de las pardas, onduladas cuestas,los de los mares de enceradas mieses,los de las mudas perspectivas serias,los de las castas soledades hondas,los de las grises lontananzas muertas...El alma se empapabaen la solemne clásica grandezaque llenaba los ámbitos abiertosdel cielo y de la tierra.¡Qué placido el ambiente,qué tranquilo el paisaje, qué serenala atmósfera azulada se extendíapor sobre el haz de la llanura inmensa!La brisa de la tardemeneaba, amorosa, la alameda,los zarzales floridos del cercado,los guindos de la vega,las mieses de la hoja,la copa verde de la encina vieja...¡Monorrítmica música del llano,qué grato tu sonar, qué dulce era!La gaita del pastor en la colinalloraba las tonadas de la tierra,cargadas de dulzuras,cargadas de monótonas tristezas,y dentro del sentidocaían las cadenciascomo doradas gotasde dulce miel que del panal fluyeran.La vida era solemne;puro y sereno el pensamiento era;sosegado el sentir, como las brisas;mudo y fuerte el amor, mansas las penasausteros los placeres,raigadas las creencias,sabroso el pan, reparador el sueño,fácil el bien y pura la conciencia.¡Qué deseos el almatenía de ser buena,y cómo se llenaba de ternuracuando Dios le decía que lo era!IIPero bien se conoceque ya no vive ella;el corazón, la vida de la casaque alegraba el trajín de las tareas,la mano bienhechoraque con las sales de enseñanzas buenasamasó tanto pan para los pobresque regaban, sudando, nuestra hacienda.¡La vida en la alqueríase tiñó para siempre de tristeza!Ya no alegran los mozos la besanacon las dulces tonadas de la tierra,que al paso perezoso de las yuntasajustaban sus lánguidas cadencias.Mudos de casa salen,mudos pasan el día en sus faenas,tristes y mudos vuelven;y sin decirse una palabra cenan;que está el aire de casacargado de tristezay palabras y ruidos importunanla rumia sosegada de las penas.Y rezamos, reunidos, el Rosario,sin decirnos por quién..., pero es por ella.Que aunque ya no su voz a orar nos llama,su recuerdo querido nos congrega,y nos pone el Rosario entre los dedosy las santas plegarias en la lengua.¡Qué días y qué noches!¡Con cuánta lentitud las horas ruedanpor encima del alma que está solallorando en las tinieblas!Las sales de mis lágrimas amarganel pan que me alimenta;me cansa el movimiento,me pesan las faenas,la casa me entristecey he perdido el cariño de la hacienda.¡Qué me importan los bienessi he perdido mi dulce compañera!¡Qué compasión me tienen mis criadosque ayer me vieron con el alma llenade alegrías sin fin que rebosabany suyas también eran!Hasta el hosco pastor de mis ganados,que ha medido la hondura de mi pena,si llego a su majadabaja los ojos y ni hablar quisiera;y dice al despedirme: «Ánimo, amo;haiga mucho valor y haiga pacencia...»Y le tiembla la voz cuando lo dice,y se enjuga una lágrima sincera,que en la manga de la áspera zamarratemblando se le queda...¡Me ahogan estas cosas,me matan de dolor estas escenas!¡Que me anime, pretende, y él no sabeque de su choza en la techumbre negrale he visto yo escondidala dulce gaita aquellaque cargaba el sentido de dulzurasy llenaba los aires de cadencias!...¿Por qué ya no la toca?¿Por qué los campos su tañer no alegra?Y el atrevido vaquerillo sanoque amaba a una mozuelade aquellas que trajinan en la casa,¿por qué no ha vuelto a verla?¿Por qué no canta en los tranquilos valles?¿Por qué no silba con la misma fuerza?¿Por qué no quiere restallar la honda?¿Por qué esta muda la habladora lengua,que al amo le contaba sus sentirescuando el amo le daba su licencia?«¡El ama era una santa!...»,me dicen todos, cuando me hablan de ella.«¡Santa, santa!», me ha dichoel viejo señor cura de la aldea,aquel que le pedíalas limosnas secretasque de tantos hogares ahuyentabanlas hambres, y los fríos, y las penas.¡Por eso los mendigosque llegan a mi puertallorando se descubreny un padrenuestro por el ama rezan!El velo del dolor me ha oscurecidola luz de la belleza.Ya no saben hundirse mis pupilasen la visión serenade los espacios hondos,puros y azules, de extensión inmensa.Ya no sé traducir la poesía,ni del alma en la médula me entrala intensa melodía del silencioque en la llanura quietaparece que descansa,parece que se acuesta.Será puro el ambiente, como antes,y la atmósfera azul será serena,y la brisa amorosamoverá con sus alas la alameda,los zarzales floridos,los guindos de la vega,las mieses de la hoja,la copa verde de la encina vieja...Y mugirán los tristes becerrillos,lamentando el destete, en la pradera,y la de alegres recentales dulces,tropa gentil, escalará la cuestabalando plañiderosal pie de las dulcísimas ovejas;y cantará en el monte la abubillay en los aires la alondra mañaneraseguirá derritiéndose en gorjeos,musical filigrana de su lengua...Y la vida solemne de los mundosseguirá su carreramonótona, inmutable,magnífica, serena...Mas ¿qué me importa todo,si el vivir de los mundos no me alegra,ni el ambiente me baña en bienestares,ni las brisas a música me suenan,ni el cantar de los pájaros del monteestimulan mi lengua,ni me mueve a ambición la perspectivade la abundante próxima cosecha,ni el vigor de mis bueyes me envanece,ni el paso del caballo me recrea,ni me embriaga el olor de las majadas,ni con vértigos dulces me deleitanel perfume del heno que maduray el perfume del trigo que se encera?Resbala sobre mí sin agitarmela dulce poesía en que se impregnanla llanura sin fin, toda quietudes,y el magnífico cielo, todo estrellas.Y ya mover no puedenmi alma de poeta,ni las de mayo auroras nacarinascon húmedos vapores en las vegas,con cánticos de alondra y con efluviosde rocïadas frescas,ni éstos de otoño atardeceres dulcesde manso resbalar, pura tristezade la luz que se muerey el paisaje borroso que se queja...,ni las noches románticas de julio,magníficas, espléndidas,cargadas de silencios rumorososy de sanos perfumes de las eras;noches para el amor, para la rumiade las grandes ideas,que a la cumbre al llegar de las alturasse hermanan y se besan...¡Cómo tendré yo el alma,que resbala sobre ellala dulce poesía de mis camposcomo el agua resbala por la piedra!Vuestra paz era imagen de mi vida,¡oh, campos de mi tierra!Pero la vida se me puso tristey su imagen de ahora ya no es ésa:en mi casa, es el frío de mi alcoba,es el llanto vertido en sus tinieblas;en el campo, es el árido caminodel barbecho sin fin que amarillea.... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...Pero yo ya sé hablar como mi madre,y digo como ellacuando la vida se le puso triste:«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!» -Entre las hojas cinco generosa,Si verde pompa no de un campo de oro,Prendas sin pluma a ruiseñor canoroDegolló muda sierpe venenosa;Al culto padre no con voz piadosa,Mas con gemido alterno y dulce lloro,Armonïosas lágrimas al coroDe las aves oyó la selva umbrosa.Lloró el Tajo cristal, a cuya espumaDio poca sangre el mal logrado terno,Terno de aladas cítaras suaves.Que rayos hoy sus cuerdas, y su plumaBrillante siempre luz de un Sol eterno,Dulcemente dejaron de ser aves. -Verso ajeno:Virgen pura, si el Sol, Luna y estrellas.GLOSASi ociosa no, asistió NaturalezaIncapaz a la tuya, oh gran Señora,Concepción limpia, donde ciega ignoraLo que muda admiró de tu pureza.Díganlo, oh Virgen, la mayor bellezaDel día, cuya luz tu manto dora,La que calzas nocturna brilladora,Los que ciñen carbunclos tu cabeza.Pura la Iglesia ya, pura te llamaLa Escuela, y todo pío afecto sabioCultas en tu favor da plumas bellas.¿Qué mucho, pues, si aun hoy sellado el labio,Si la naturaleza aun hoy te aclamaVirgen pura, si el Sol, Luna y estrellas? -Los suspiros son aire y van al aire.Las lágrimas son agua y van al mar.Dime, mujer, cuando el amor se olvida,¿sabes tú adónde va? -Cuando ya de la vidael alma tenga, con el cuerpo, rota,y duerma en el sepulcroesa noche, más larga que las otras,mis ojos, que en recuerdodel infinito eterno de las cosas,guardaron sólo, como de un ensueño,la tibia luz de tus miradas hondas,al ir descomponiéndoseentre la oscura fosa,verán, en lo ignorado de la muerte,tus ojos, ... destacándose en las sombras. -ya comprendo la verdadestalla en mis deseosy en mis desdichasen mis desencuentrosen mis desequilibriosen mis deliriosya comprendo la verdadahoraa buscar la vida -Que el verso sea como una llaveque abra mil puertas.Una hoja cae; algo pasa volando;cuanto miren los ojos creado sea,y el alma del oyente quede temblando.Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;el adjetivo, cuando no da vida, mata.Estamos en el ciclo de los nervios.El músculo cuelga,como recuerdo, en los museos;mas no por eso tenemos menos fuerza:el vigor verdaderoreside en la cabeza.Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!hacedla florecer en el poema.Sólo para nosotrosviven todas las cosas bajo el sol.El poeta es un pequeño Dios. -De tu pueblo a tu hacienda te llevabasla cabellera en libertad y el pechoguardado por cien místicas aldabas.Metías en el coche los canarios,la máquina de Singer, la maceta,la canasta del pan... Y en el otoñote ibas rezando leguas de rosarios.René, el gigante perro del pastor,en un galope como si nadara,te escoltaba, buscándote la cara.Y detrás del René blanco y giganteen aquel mapamundi de ilusióncabalgaba sin brida el estudiante.René hacía tres veces el caminoyendo y viniendo desde ti hasta mí,ladrando porque no y porque si.René, acróbata de tu portezuela,venía a hacer brincar su corazónescandaloso, arriba de mi arzón.Luego mordía a las mulas; pero ellas,al peligroso paso de tu río,sólo pedían, por sacarte salva,transfigurarse en un tiro de estrellas.A ti la voz confidencial del campode mañana llamábate la hijamayor de la comarca, y en la tardede todo lo creado la idea fija.Del mapamundi del amor, no másyo en estas vacaciones sobrevivo;pero fuera del mundo van un coche,un estudiante de Santo Tomásy un perro que les ladra sin motivo. -La amistad es uno de los regalos de la vida,y en ti encuentro una de las buenas.Nos une el nexo que hemos compartidodurante los años desde que nos conocimos.Cada año transcurrido, nos ha acercado más.Nos hemos querido en momentos de enfermedad,de desconsuelo, y de tantas cosas más.Juntos celebramos nuestra juventud.Contigo, aprendí a reirme de mí.Has llenado mi corazón y mi mentecon recuerdos para toda una vida.Mi afecto por ti ya no cabe en una amistad;eres parte de mi familia.Que el futuro nos traiga la alegría del éxitoy una eterna amistad que nos ayudeen los momentos difíciles que el destino nos depare. -El diamante de una estrellaHa rayado el hondo cielo,Pájaro de luz que quiereEscapar del universoY huye del enorme nidoDonde estaba prisioneroSin saber que lleva atadaUna cadena en el cuello.Cazadores extrahumanosEstán cazando luceros,Cisnes de plata macizaEn el agua del silencio.Los chopos niños recitanLa cartilla. Es el maestroUn chopo antiguo que mueveTranquilo sus brazos viejos.Ahora en el monte lejanojugarán todos los muertosa la baraja. ¡Es tan tristela vida en el cementerio!¡Rana, empieza tu cantar!¡Grillo, sal de tu agujero!Haced un bosque sonoroCon vuestras flautas. Yo vueloHacia mi casa intranquilo.Se agitan en mi recuerdoDos palomas campesinasY en el horizonte, lejos,Se hunde el arcaduz del día.¡Terrible noria del tiempo! -Mío es el mundo: como el aire libre,otros trabajan porque coma yo;todos se ablandan si doliente pidouna limosna por amor de Dios.El palacio, la cabañason mi asilo,si del ábrego el furortroncha el roble en la montaña,o que inunda la campañaEl torrente asolador.Y a la hoguerame hacen ladolos pastorescon amor.Y sin penay descuidadode su cenaceno yo,o en la ricachimenea,que recreacon su olor,me regalocodiciosodel banquetesuntüosocon las sobrasde un señor.Y me digo: el viento brama,caiga furioso turbión;que al son que cruje de la seca leña,libre me duermo sin rencor ni amor.Mío es el mundo como el aire libre...Todos son mis bienhechores,y por todosa Dios ruego con fervor;de villanos y señoresyo recibo los favoressin estima y sin amor.Ni preguntoquiénes sean,ni me obligoa agradecer;que mis rezossi desean,dar limosnaes un deber.Y es pecadola riqueza:la pobrezasantidad:Dios a veceses mendigo,y al avaroda castigo,que le nieguecaridad.Yo soy pobre y se lastimantodos al verme plañir,sin ver son mías sus riquezas todas,qué mina inagotable es el pedir.Mío es el mundo: como el aire libre...Mal revuelto y andrajoso,entre haraposdel lujo sátira soy,y con mi aspecto asquerosome vengo del poderoso,y a donde va, tras él voy.Y a la hermosaque respiracien perfumes,gala, amor,la persigohasta que mira,y me gozocuando aspirami punzantemal olor.Y las fiestasy el contentocon mi acentoturbo yo,y en la bullay la alegríainterrumpenla armoníamis haraposy mi voz:Mostrando cuán cerca habitanel gozo y el padecer,que no hay placer sin lágrimas, ni penaque no traspire en medio del placer.Mío es el mundo; como el aire libre...Y para mí no hay mañana,ni hay ayer;olvido el bien como el mal,nada me aflige ni afana;me es igual para mañanaun palacio, un hospital.Vivo ajenode memorias,de cuidadoslibre estoy;busquen otrosoro y glorias,yo no piensosino en hoy.Y do quieravayan leyes,quiten reyes,reyes den;yo soy pobre,y al mendigo,por el miedodel castigo,todos hacensiempre bien.Y un asilo donde quieray un lecho en el hospitalsiempre hallaré, y un hoyo donde caigami cuerpo miserable al espirar.Mío es el mundo: como el aire libre,otros trabajan porque coma yo;todos se ablandan, si doliente pidouna limosna por amor de Dios. -Quiero seguir a ti, flor de las flores,siempre decir cantar de tus loores;non me partir de te servir,mejor de las mejores.Grand fianza he yo en ti, Señora,la mi esperanza en ti es toda hora;de tribulación sin tardanza,venme librar agora.Virgen muy santa, yo paso atribulado,pena tanta, con dolor atormentado,en tu esperanza coita atantaque veo, mal pecado.Estrella de la mar, puerto de folgura,de dolor complido e de tristura,venme librar e conortar,Señora del altura.Nunca fallesce la tu merced complida,siempre guareces de coitas e das vida;nunca parece nin entristecequien a ti non olvida.Sufro grand mal sin merecer, a tuerto,esquivo tal, porque pienso ser muerto;más tú me val, que non veo ál,que me saque a puerto. -Todo lo que ahora abarca la mirada,la memoria, los momentos perdidos,todo aquelloque ignoré de la vida,que apenas reconozco, bajo su lentitud, en este huecoque conforman mis manos.Ese rumor que intuyo cuando escribo esta página,este presentimiento, esta insistenciaque después me conduce, más allá de mí mismo,hasta un lugar cercanoal de mi nacimiento, al de mi muerte.Nada a mi alrededor, sólo la leverespiración pausadade un animal que mira con la cabeza vuelta.Bastará con mis ojos,con esta mano antigua que aproximo a su boca,para que se levante y huya. -Luciérnaga celeste, humilde estrellade navegante guía: la Boquillade la Bocina que a hurtadillas brilla,violeta de luz, pobre centelladel hogar del espacio; ínfima huelladel paso del Señor; gran maravillaque broche del vencejo en la gavillade mies de soles, sólo ella los sella.Era al girar del universo quiciobasado en nuestra tierra; fiel contrastedel Hombre Dios y de su sacrificio.Copérnico, Copérnico, robastea la fe humana su más alto oficioy diste así con su esperanza al traste. -Mi amigoque es un poetaconvocó a los poetas.Hay que escribir un poemasobre la bomba atómicaes un horror,nos dijo,un horror horroroso,es el fin es la nada,es la muerte.Nos dijo,no es que te mueras sóloen tu cama,rodeadodel llanto y la familia,del techo y las paredes.No es que llegue una balaperdida o encontradaa cortarte el aliento,a meterse en tu sueño.No es que el cáncer te marquete perfore,te borre.No es tu muerte,la tuya,la nada que ganaste,es el aire viciado,es la ruina de todolo que existe,de todo.Nadie llorará a nadie,nadie tendrá sus lágrimas.Y eso es lo más horrible,la muerte sin testigos,sin últimas palabrasy sin sobrevivientes.La muerte toda muerte,toda muerte.¿Me entienden?Hay que escribir un poemasobre la bomba atómica.Quedamos en silenciocon las bocas abiertas,tragamos el terrorcomo saliva helada,luego nos fuimos todosa cumplir la consigna.Juro que lo he intentadoque lo estoy intentando,pero pienso en la bombay el lápiz se me caede la mano.No puedo.A mi amigo el poeta,le dire que no puedo. -Cuál es cuál, cuál es el cómo?Quién sabe cómo conducirse?Qué naturales son los peces!Nunca parecen inoportunos.Están en el mar invitadosy se visten correctamentesin una escama de menos,condecorados por el agua.Yo todos los días pongono sólo los pies en el plato,sino los codos, los riñones,la lira, el alma, la escopeta.No sé qué hacer con las manosy he pensado venir sin ellas,pero dónde pongo el anillo?Qué pavorosa incertidumbre!Y luego no conozco a nadie.No recuerdo sus apellidos."Me parece conocer a usted."No es usted un contrabandista?"Y usted señora no es la amantedel alcohólico poetaque se paseaba sin cesar,sin rumbo fijo por las cornisas?"Voló porque tenía alas."Y usted continúa terrestre."Me gustaría haberla entregadocomo india viuda a un gran brasero,no podríamos quemarla ahora?Resultaría palpitante!Otra vez en una Embajadame enamoré de una morena,no quiso desnudarse allí,y yo se lo increpé con dureza:estás loca, estatua silvestre,cómo puedes andar vestida?Me desterraron duramentede ésa y de otras reuniones,si por error me aproximabacerraban ventanas y puertas.Anduve entonces con gitanosy con prestidigitadores,con marineros sin buque,con pescadores sin pescado,pero todos tenían reglas,inconcebibles protocolosy mi educación lamentableme trajo malas consecuencias.Por eso no voy y no vengo,no me visto ni ando desnudo,eché al pozo los tenedores,las cucharas y los cuchillos.Sólo me sonrío a mí solo,no hago preguntas indiscretasy cuando vienen a buscarme,con gran honor, a los banquetes,mando mi ropa, mis zapatos,mi camisa con mi sombrero,pero aún así no se contentan:iba sin corbata mi traje.Así para salir de dudasme decidí a una vida honradade la más activa pereza,purifiqué mis intenciones,salí a comer conmigo soloy así me fui quedando mudo.A veces me saque a bailar,pero sin gran entusiasmo,y me acuesto solo, sin ganas,por no equivocarme de cuarto.Adiós porque vengo llegando.Buenos días, me voy de prisa.Cuando quieran verme ya saben:búsquenme donde no estoyy si les sobra tiempo y bocapueden hablar con mi retrato. -Las olas que vinieron a morir a mis pies cada verano, desdemil novecientos cuarenta y seis.El cigarrillo roto del cenicero azul.Mi mano con la pluma que no entiendo.La rosa inalcanzable de Jorge Luis Borges.La amistad de unos pocos.El clavel amarillo que ignoré esta mañana en una tienda de flores.La piedra con la que tropecé el pasado mes de julio en Puente Viesgo.El salto delicado de los gatos.Los payasos del Price que yo miraba atónito, a los cinco o seis años.La cara muerta de mi abuelo que se me está borrando.Paulina en el Gran Canal de Venecia, un día de mil novecientossetenta y uno.El grano que ahora tengo en la mejilla.José Luis García Martín camino de Oliver con un puñado de libros yrevistas bajo el brazo.Mis hijas que jugaban junto a la gran roca que hay en la playa deBiarritz.Mis hijos que todavía juegan en el mismo lugar.La mala leche con que pago a Hacienda.El capot de mi coche tragándose impertérrito la larga cinta gris de lacarretera.Los ojos que no ven más que otros ojos que pasan junto al mar cadamañanay que, como las olas, se estremecen, azules y cambiantes.El sabor de un café, rayando el alba,en el barrio Latino de París.La angustia de saber que tan sólo me salvan unas cuantaslíneas vacilantes.Los cincuenta años que cumpliré, dentro de once meses y medio.Esta leve lumbalgia al levantarme de la silla -Por un agua de hastío voy moviendo estos remos,que pasan tanto al irme y tan poco al volver;pero quizá un día no nos separaremos,mujer mía y ajena, como el amanecer.No importa que me quede ni importa que me vaya,mientras pasan las nubes sin dejar de pasar,porque tu corazón es igual que una playa,que, pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar.Tu amor nunca responde cuando mi amor te nombra;tu amor, que sin ser mío, tantas veces perdí;y yo empuño los remos y viajo hacia las sombras,pues todo se hace sombra si estoy lejos de ti.Filibustero loco tras el botín de un beso,viajo por aguas tristes que me entristecen más;pero tu amor es siempre camino de regreso,mujer que nunca llegas y que nunca te vas.Tu amor es un remoto país desconocido,más allá del mañana, más allá del ayer;y ya sólo recuerdo las veces que me he idorecordando las veces que tuve que volver.Hay virtudes tan tristes, que es mejor ser culpable,y más si es una culpa de amor amarte así;pero, si en nuestras vidas hay algo inevitable,inevitable tú serás para mí.Ya me duelen las manos de remar en mi hastío;pero yo sé que un día dejaré de remar,y he de mirar el mundo como si fuera mío,y romperé los remos en la orilla del mar... -Tu torpe Ich komme aus salva la tardede un día atroz. Pronunciasencantadoramentemal todas las palabras. Te has dejadoel libro en casa y yo te lo agradezcosin decir nada. Lluevetras el cristal oscuro que duplicanuestras cabezas juntas. Soy felizy durante un instante son felicesla vida, los idiomas y las clases nocturnas,la lluvia, las ventanas, los inviernos...Mas, ¿qué será de mí mañana? Siguesalvándome. No te marches a casa.Durmamos en la Escuela. Yo te enseñoa pronunciar ich heisse y noch einmal.De repente, una noche, nada importa.Los gestos son los mismos tiernos gestos de siemprey podemos jurarnos lo que quieras.Pon tus ojos en mí, mira mis manos.Repetiremos juntos un curso y luego otro.Si es verdad que los hombres se mueren de sí mismosyo no me moriré. Tú no te mueras.Vamos a recorrer estos pasillos.Nunca me dejes solo. No te vayasa casa cuando el timbre suene y suene... -Tal vez la dicha sea, entre otras cosascotidiana y hermosamente simples,venir, como esta tarde, a recogerte,a la salida del colegio, ¿sabes?,y bajo el sol dorándose en tu pelo,llevarte de la mano y sorprenderme,como si del olvido regresara,de ver que ya me llegas justo al pechoy de lo mucho que a ella te pareces;y al aire nuevo de la primavera,pasear por el parque y de palomasllenarme el corazón y la miradacuando alegre me cuentas que sacasteun siete en Naturales y que Beate ha invitado a su fiesta de cumpleaños.Acaso sea la dicha, como tú,una niña traviesa que se escondedetrás de una caricia o de la puertade esta cafetería donde estoymerendando contigo mientras LauraPausini, tu cantante preferida,se pregunta en estéreo ¿POR QUÉ NO? -Si era toda en tu verso la armonía del mundo,¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,corazón asombrado de la música astral,¿te ha llevado Dionysos de su mano al infiernoy con las nuevas rosas triunfantes volverás?¿Te han herido buscando la soñada Florida,la fuente de la eterna juventud, capitán?Que en esta lengua madre la clara historia quede;corazones de todas las Españas, llorad.Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,esta nueva nos vino atravesando el mar.Pongamos, españoles, en un severo mármol,su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan. -La luna era ese párpado cerradoque flotaba en el circo de la nada"y el niño retenía la miradasu hipnótico vagar de astro cegado.La noche es un jardín narcotizadocon esencias de alquimia y sombra helada"y tu infancia una estrella disecadaen el taller de niebla del pasado.La luna vive ahora en los relojesque lanzan sus saetas venenosassobre la esfera blanca de este sueño.De este sueño sin fin del que recogesla ceniza dorada de esas cosasde las cuales un día fuiste dueño. -Quiero ser todo en el amorel amantela amadael vértigola brisael agua que reflejay esa nube blancavaporosaindecisaque nos cubre un instante. -Cuando me lo contaron sentí el fríode una hoja de acero en las entrañas;me apoyé contra el muro, y un instantela conciencia perdí de dónde estaba.Cayó sobre mi espíritu la noche,en ira y en piedad se anegó el alma.¡Y entonces comprendí por qué se llora,y entonces comprendí por qué se mata!Pasó la nube de dolor.... Con penalogré balbucear breves palabras...¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...Me hacía un gran favor... Le di las gracias. -Sobre tu frentelos lirios mal heridos.Si de un racimo tersocomo agosto,al leño duro vas y vienes¿qué me queda?Acuno tu vehemencia,la sosiego,un pecho y otro doya tu embestida. Cristalesme acoracen. ¿Qué me queda?La luna por almohadaha de lavartela pena calcinada de la nuca.La hilacha fierade la angustiatraza tristes telares,tiende un ovillo persistenteen tus pupilas.He de zurcir en tu iris gramos brillantes.Tanta faena. ¿Qué más yo puedo,qué dos brazos cruzados,qué nada que me asista, ni qué nadie? ¿Y así?Sobre tu frenteestos lirios mal heridos:pues hierbabuena y mi fe.¡Bebe el milagro! -Igual que las fotografías, los abrazos o recuerdos,el sexo es poco más que un miedo, uno másentre los tantísimos trucosque trabajosamente acunamos, para seguir viviendo.Un cansancio necesario, una sabida pero inconfesada tretaque nos permita sentarnos en un barhasta que sin quemar se consuman las colillas de la lluviay abrazar después en ellas aquellos anticuados fantasmasque fueron nuestros o que, simplemente,a nuestro vacío nombre respondieron.Un cansancio, una azucarada daga, cinco o parecidas tretasy total para poder decir este pecho es mío,en sábanas así ha de palpitar el mundo,o risibles cosas de este estilo;para engañarnos aún y hacer ver que somos nuestros,que somos en la desgarrada soledad de alguien,que no me abandones, amor, que cuánto nos queremosy sino mira cómo conservamos adolescentes trucoscon los que aún fingimos creerestar haciendo feliz al otro. -VLa gran Babilonia, que uvo cercadola madre de Nino de tierra cozida,si ya por el suelo nos es destruida,¡Quánto más presto lo mal fabricado!E si los muros que Febo a travadoargólica fuerça pudo subverter,¿qué fábrica pueden mis manos fazerque no faga curso segund lo passado? -Besa el aura que gime blandamentelas leves ondas que jugando riza;el sol besa a la nube en occidentey de púrpura y oro la matiza;la llama en derredor del tronco ardientepor besar a otra llama se desliza;y hasta el sauce, inclinándose a su peso,al río que le besa, vuelve un beso. -Van a fusilara un hombre que tiene los brazos atados.Hay cuatro soldadospara disparar.Son cuatro soldadoscallados,que están amarrados,lo mismo que el hombre amarrado que vana matar."¿Puedes escapar?"¡No puedo correr!"¡Ya van a tirar!"¡Qué vamos a hacer!"Quizá los rifles no estén cargados..."¡Seis balas tienen de fiero plomo!"¡Quizá no tiren esos soldados!"¡Eres un tonto de tomo y lomo!Tiraron.(¿Cómo fue que pudieron tirar?)Mataron.(¿Cómo fue que pudieron matar?)Eran cuatro soldadoscallados,y les hizo una seña, bajando su sable,un señor oficial;eran cuatro soldadosatados,lo mismo que el hombre que fueronlos cuatro a matar. -Apacentando un Joven su ganado,gritó desde la cima de un collado:«¡Favor!, que viene el lobo, labradores».Éstos, abandonando sus labores,acuden prontamente,y hallan que es una chanza solamente.Vuelve a clamar, y temen la desgracia;segunda vez los burla. ¡Linda gracia!Pero ¿qué sucedió la vez tercera?Que vino en realidad la hambrienta fiera.Entonces el Zagal se desgañita,y por más que patea, llora y grita,no se mueve la gente escarmentada,y el lobo le devora la manada.¡Cuántas veces resulta de un engaño,contra el engañador el mayor daño! -A S. PEDRO, EN UNA BORRASCA, VINIENDO DE ROMAPescador soberano, en cuyas redeslos monarcas mayores han estadodichosamente presos, y cambiadoen gloria sus prisiones y en mercedes;tú que abrir y cerrar el çielo puedes,con poderosa llave, a tu ganado,y alcaçar en la tierra has alcançadocon colunas de pórfido y paredes:los ojos vuelve al mar enfureçido,y pues tal vez osó mojar tu plantaaun siendo 'ollado de tu fee animosa,su 'inchazón rompe, acalla su rüido,y enseñado dicípulo, levantami fee y mis pies con mano poderosa. -Amor mío, mira mi boca de vitrioloy mi garganta de cicuta jónica,mira la perdiz de ala rota que carece de casa y muerepor los desiertos de tomillo de Rimbaud,mira los árboles como nervios crispados del díallorando agua de guadaña.Esto es lo que yo veo en la hora lisa de abril,también en la capilla del espejo esto veo,y no puedo pensar en las palomas que habitan la palabraAlejandríani escribir cartas para Rilke el poeta. -Las cariátides andan sobre piedrascomo cisnes que anhelan otros cisnesen los puertos surgidos de la luna.Las cariátides y Pigmaliónconversan ateridos y distantessobre el cruel simulacro de la vida.Mientras, transcurre la hora oscuracon el temblor añadido del invierno,con la carne manchada por las flores.Las cariátides quieren ser la noche,esponjarse en sus húmedos lugares,y brillar como grillos antropófagos.Pigmalión se deslíe y sus palabrasconstelan el aire, los madrigales,y envenenan los besos terroríficos. .¿Cómo no temer el tiempo impíoen que arden las crines ya salvajesde las estatuas frías como un solapagado en la soledad del cosmos?¿Cómo no amar el sortilegioque cubre de sombras y de escamasla tiniebla eterna que fluctúaentre luces novas y saltamontes?Las cariátides tocadas por el verbovuelven a ser mármol, a ser cisnetallado en un litoral de isla. -Ay, cómo abrirte este dolor de llaves,en soledad de pulso amurallado.Lo que ya se llevaron, cómo darte,sueño, renunciación, ausencia, olvido.Cómo franquear a tu claror las puertastras las cuales murió crucificadocada latido virgen de tu nombre,desposado no obstante de tu imagen.Cómo agotar la senda de la ausencia,el rumbo del viaje jamás hecho,las jornadas cautivas del suspiro.Ay, cómo en ascua recobrar ceniza,y de la piedra absorta hacer el nardoque se encienda a la orilla de tu sangre...1953 -El hombre no ha nacidopara tener las manosamarradas al poste de los rezos.Dios no quiere rodillas humilladasen los templos,sino piernas de fuego galopando,manos acariciando las entrañas del hierro,mentes pariendo brasas,labios haciendo besos.Digo que yo trabajo,vivo, pienso,y que esto que yo hago es un buen rezo,que a Dios le gusta muchoy respondo por ello.Y digo que el amores el mejor sacramento,que os amo, que amoy que no tengo sitio en el infierno. -No es él el que me lleva?Es mi vida que en su vida palpita.Es la llamada tibia de mi almaque se ha ido a cantar entre sus rimas.Es la inquietud de viaje de mi espírituque ha encontrado en su rumbo eterna vía.El y yo somos uno.Uno mismo y por siempre entre las cimas;manantial abrazando lluvia y tierra;fundidos en un soplo ola y brisa;blanca mano enlazando piedra y oro;hora cósmica uniendo noche y día.El y yo somos uno.Uno mismo y por siempre en las heridas.Uno mismo y por siempre en la conciencia.Uno mismo y por siempre en la alegría.Yo saldré de su pecho a ciertas horas,cuando él duerma el dolor en sus pupilas,en cada eco bebiéndome lo eterno,y en cada alba cargando una sonrisa.Y seré claridad para sus manoscuando se vuelquen a trepar los días,en la lucha sagrada del instintopor salvarse de ráfagas suicidas.Si extraviado de senda, por los locosenjaulados del mundo, fuese un día,una luz disparada por mi espíritule anunciará el retorno hasta mi vida.No es él el que me lleva?Es su vida que corre por la mía.Se recogió la vida para verme pasar.Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carney fui resbalándome poco a poco al alma.Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante.Me prolongué en el rumbo de aquel camino erranteque se abría en mi interior,y me llegué hasta mí, íntima.Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempoy me hice paisaje lejos de mi visión.Me conocí mensaje lejos de la palabra.Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas.Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el hombre.* * * *Ha sonado un reloj la hora escogida de todos.¿La hora? Cualquiera. Todas en una misma.Las cosas circundantes reconquistan color y forma.Los hombres se mueven ajenos a sí mismospara agarrar ese minuto índiceque los conduce por varias direcciones estáticas.Siempre la misma carne apretándose muda a lo ya hecho.Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión.Sigo siendo mensaje lejos de la palabra.La forma que se aleja y que fue mía un instanteme ha dejado íntima.Y me veo claridad ahuyentando la sombravaciada en la tierra desde el hombre. -Cien sonetos de amorDiego Rivera con la paciencia del osobuscaba la esmeralda del bosque en la pinturao el bermellón, la flor súbita de la sangrerecogía la luz del mundo en tu retrato.Pintaba el imperioso traje de tu nariz,la centella de tus pupilas desbocadas,tus uñas que alimentan la envidia de la luna,y en tu piel estival, tu boca de sandía.Te puso dos cabezas de volcán encendidaspor fuego, por amor, por estirpe araucana,y sobre los dos rostros dorados de la gredate cubrió con el casco de un incendio bravíoy allí secretamente quedaron enredadosmis ojos en su torre total: tu cabellera. -Otro círculoamorque hemos cumplido¿será este el últimoen cerrarse? -En este enterradero todos tenemos epitafioUna oscura canción que nos persigue desde el pasado hasta el presenteComo una guirnalda de pobres vegetales,Estos muertos que me habitan a veces, que tanto cargoQue corrijo en sus posturas, en sus gestos, en sus hábitos,Que corren detrás de mí como el niño tras el llanto amargo del aguaSe van navegando junto a mi sangreComo se va escapando el invierno en su fragata.¿A dónde se fue quedando el ropaje de nuestros primeros abuelosY el disfraz de loca y pordiosera de mi abuelaCon su legajo estival después de pasar por los chamuscadosTelares del viento, si eso dicen que la locura entra por el aireA su viento, donde todos hemos de ir con el primer himno o la campanadaTerrena de esta suerte, de ser huérfano en la luz,En la territorialidad y en el polvo?¿A dónde está ella y el cruel abueloQue fue dispersando sus hijos por la tierra(Vitervo, Bredio, Janeth)Como las cuentas prófugas de un collarQue halamos con la rabia del tiempo, con esa sacudidaDe los animales que vuelven del espasmoCuando la noche se posa sobre nosotrosComo un gigantesco amaranto o como un pulpoQue se ha sacado partituras con el orgasmo pétreo de su tinta?Oh, mis primeros muertos que el chubasco del inviernoMe trae en desordenadas imágenesDonde se contemplan el bestiario de las musasSi no he podido contemplar la levadura de sus huesos¿Dónde está su tumba, abuela inmemorial de maíz y gredaMarcaria Espinoza la que se fue sin ataúdSólo con la mortaja de llanto de sus hijos ausentesEn su humildad y en su locura?Nosotros abandonaremos estos cuerpos, habitaremos estas burbujasQue el invierno escupe.Habrá tumbas desde el cielo a la fragata,Nos hospedaremos en tu casa y seremos todos tan reales y desconocidos.Éste es tu enterradero de El Ciprián, donde todos tendremos epitafio. -ah los terrores que nos visitan de nocheque no se ocultan del díalos que no inspira ninguna cosa grandeningún desconocido continente pisado recién elbordeni tampoco un leal enemigofrancamente buscado en una tapiani el asombroso eclipse que deja el mediodía ensombrani un terrible Señor de los Ejércitosen desiertos abrasados por el sol de los pueblosaventurerosah los miedos los pequeños miedos de pequeñoshombresno los miedos que eran a su modo honra de unanimaldesnudo en la enorme extensión de cosas que notenían nombreno a estar solo y de pieentre un inmenso campo y un inmenso cielono a la sombra adornada de ojos fosforescentesa la muerte de nocheentre los dientes del animal más bello de la tierrauna muerte de hombreno a la caída propiciada por el rayoal torrente al alud al fuego de la tierrani al otro fuego prometido debajo de la tierraah los miedos que no originaun dios terrible salido de la forestani un pariente medieval con su cohorte de brujasy de fetosno el sudor frío frente a frente espada contraespadaflecha contra winchester dardo contra lanzaha cambiado la muerte de palabrasno es la certeza de una lluvia ardienteni el pronóstico que un insecto lleva entre raícesal fin también una buena causa como la antiguapesteah los miedos que tú conocesy que son los míos exactamente ésosno se ocultan debajo de la camano precisan el crujir de la madera el aullido denadapueblan nuestros sueños de rostros y de notasellos duermen y caminan con nosotrosbeben se alimentan vuelven siempre. -Un pastel en los labios, un olvidocon nata en la memoria de la frente.De chocolate y oro la pendientedel seno, las ardillas del vestido.La bizarra silueta de un bandidoen los ojos. La imagen balbucientedel aquel primer amor, su negligenteporte de adolescente forajido.Fresas y soledad en las mejillas,celofán de los hombros, tulipanesde brisa y risa y mar y tierna vedade minúsculos tigres, o abubillasal acecho de fieros gavilanes.El cremoso susurro de la seda. -Alma región luciente,prado de bienandanza, que ni al hieloni con el rayo ardientefallece; fértil suelo,producidor eterno de consuelo:de púrpura y de nieveflorida, la cabeza coronado,y dulces pastos mueve,sin honda ni cayado,el Buen Pastor en ti su hato amado.Él va, y en pos dichosasle siguen sus ovejas, do las pacecon inmortales rosas,con flor que siempre nacey cuanto más se goza más renace.Y dentro a la montañadel alto bien las guía; ya en la venadel gozo fiel las baña,y les da mesa llena,pastor y pasto él solo, y suerte buena.Y de su esfera, cuandola cumbre toca, altísimo subido,el sol, él sesteando,de su hato ceñido,con dulce son deleita el santo oído.Toca el rabel sonoro,y el inmortal dulzor al alma pasa,con que envilece el oro,y ardiendo se traspasay lanza en aquel bien libre de tasa.¡Oh, son! ¡Oh, voz! Siquierapequeña parte alguna decendieseen mi sentido, y fuerade sí la alma pusiesey toda en ti, ¡oh, Amor!, la convirtiese,conocería dóndesesteas, dulce Esposo, y, desatadade esta prisión adondepadece, a tu manadaviviera junta, sin vagar errada. -HORIZONTE cuadrado para el signoque, sin quebrar la transparencia,escribe el nombre de la noche.Lo incapaz de ser cantoallí se vara, signo muerto. El dedoseñala a oscuras la misión precisadel ser que somos y de la hora que es.Nunca el cristal, sabiéndose frontera,sufrió tan gran dolor de ser cristal.¿A qué parte lo externo? Llanto abstracto,testamento sin muerto ni herederos.El dedo aquí señala paraíso:Lo que no es noche, y sin eternidades,ve lo eterno nocturno y lo señala.Como un doctrino, el corazón despiertolee lo escrito y piensa que la nochetoda es consciente de su sueño;que las estrellas son, también, cristales. -Me das tu cuerpo patria y yo te doy mi ríotú noches de tu aroma / yo mis viejos acechostú sangre de tus labios / yo manos de alfarerotú el césped de tu vértice / yo mi pobre ciprésme das tu corazón ese verdugoy yo te doy mi calma esa mentiratú el vuelo de tus ojos / yo mi raíz al soltú la piel de tu tacto / yo mi tacto en tu pielme das tu amanecida y yo te doy mi ángelustú me abres tus enigmas / yo te encierro en mi azarme expulsas de tu olvido / yo nunca te he olvidadote vas te vas te vienes / me voy me voy te espero -Cien sonetos de amorA ti te hiere aquel que quiso hacerme daño,y el golpe del veneno contra mí dirigidocomo por una red pasa entre mis trabajosy en ti deja una mancha de óxido y desvelo.No quiero ver, amor, en la luna floridade tu frente cruzar el odio que me acecha.No quiero que en tu sueño deje el rencor ajenoolvidada su inútil corona de cuchillos.Donde voy van detrás de mí pasos amargos,donde río una mueca de horror copia mi cara,donde canto la envidia maldice, ríe y roe.Y es ésa, amor, la sombra que la vida me ha dado:es un traje vacío que me sigue cojeandocomo un espantapájaros de sonrisa sangrienta. -Enero. Sus últimasestancias. El solestá más alto.Alguna lagartija asomaentre los setos.Brotan ya los narcisoscon la misma pasión que un díasentí sobre mi cuerpo.Respiro hondo. Rejuvenezcoun poco y siento-qué contradicción dulce-que envejezco. -Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.Me engañan y yo debo ser la mentira.Me incendian y yo debo ser el infierno.Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.Mi alimento es todas las cosas.El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.Debo justificar lo que me hiere.No importa mi ventura o mi desventura.Soy el poeta. -Cuando estés perdido bajo un cielo triste y grisy nada, nada te haga felíz,pon tu pensamiento en mí y nómbrame sin más,recuerda que siempre tendrás mi amistad.Háblame, búscame y al lugar que quieras iré,a tu lado, allí estaré.Todo lo que tienes que hacer es sentir que no te olvidé,soy tu amiga, sí, tu amiga fiel.Cuando estés vencido y en ti no encuentres pazy al dolor te entregues por los demás,mira dentro tuyo y allí me encontrarás,soy esa pequeña luz de amistad.Háblame, búscame, y al lugar que quieras iré,a tu lado siempre, allí estaré.La distancia no existirá para este cariño jamássoy tu amiga, sí, tu amiga.Ya sabes que en mi alma tienes lugarun puerto donde llegar, abierto para tus sueños,tus penas y sentimientos, y yo te lo ofrezco.Háblame, búscame, y al lugar que quieras iré,a tu lado siempre, allí estaré.Todo lo que tienes que hacer es sentir que no te olvidé,soy tu amiga, sí, tu amiga fiel. -Colegio del Estado. Primer Grado Inferior.Niñitas y varones con delantales blancos.Las niñas con su moño, en mariposa o flor.Los niños, ya se sabe, desbordando los bancos.La Señorita Elisa, al frente de la clase,con su dulce mirada, redondas las mejillas:"El que se porte mal, solía decir, que pase.Y era la penitencia, sentarlo en sus rodillas.Entre vivos recuerdos, evoco un compañeromayor y pelirrojo, que me enseñaba el puñoal salir a la calle, con gesto de camorra;y que, al verme en la plaza, se acercaba ligero,me tomaba la mano con loco refunfuño,lanzando alegremente a los aires la gorra. -IEn una noche oscuracon ansias en amores inflamada¡oh dichosa ventura!salí sin ser notadaestando ya mi casa sosegada,a oscuras y segurapor la secreta escala disfrazada,¡oh dichosa ventura!a oscuras y en celadaestando ya mi casa sosegada.En la noche dichosaen secreto que nadie me veíani yo miraba cosasin otra luz y guíasino la que en el corazón ardía.Aquesta me guiabamás cierto que la luz del mediodíaadonde me esperabaquien yo bien me sabíaen sitio donde nadie aparecía.¡Oh noche, que guiaste!¡Oh noche amable más que la alborada!¡Oh noche que juntasteamado con amada,amada en el amado transformada!En mi pecho florido,que entero para él solo se guardabaallí quedó dormidoy yo le regalabay el ventalle de cedros aire daba.El aire de la almenacuando yo sus cabellos esparcíacon su mano serenay en mi cuello heríay todos mis sentidos suspendía.Quedéme y olvidémeel rostro recliné sobre el amado;cesó todo, y dejémedejando mi cuidadoentre las azucenas olvidado.II¡Oh llama de amor viva,que tiernamente hieresde mi alma en el más profundo centro!pues ya no eres esquiva,acaba ya si quieres;rompe la tela de este dulce encuentro.¡Oh cauterio suave!¡Oh regalada llaga!¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,que a vida eterna sabey toda deuda paga!,matando muerte en vida la has trocado.¡Oh lámparas de fuegoen cuyos resplandoreslas profundas cavernas del sentidoque estaba oscuro y ciegocon extraños primorescalor y luz dan junto a su querido!¡Cuán manso y amorosorecuerdas en mi senodonde secretamente solo morasy en tu aspirar sabrosode bien y gloria llenocuán delicadamente me enamoras! -En el cristal de tu divina manoDe Amor bebí el dulcísimo veneno,Néctar ardiente que me abrasa el seno,Y templar con la ausencia pensé en vano.Tal, Claudia bella, del rapaz tiranoEs arpón de oro tu mirar sereno,Que cuanto más ausente dél, más peno,De sus golpes el pecho menos sano.Tus cadenas al pie, lloro al rüidoDe un eslabón y otro mi destierro,Más desviado, pero más perdido.¿Cuándo será aquel día que por yerro,Oh serafín, desates, bien nacido,Con manos de cristal nudos de hierro? -Galerías del alma... ¡El alma niña!Su clara luz risueña;y la pequeña historia,y la alegría de la vida nueva...¡Ah, volver a nacer, y andar camino,ya recobrada la perdida senda!Y volver a sentir en nuestra manoaquel latido de la mano buenade nuestra madre... Y caminar en sueñospor amor de la mano que nos lleva.*En nuestras almas todopor misteriosa mano se gobierna.Incomprensibles, mudas,nada sabemos de las almas nuestras.Las más hondas palabrasdel sabio nos enseñanlo que el silbar del viento cuando soplao el sonar de las aguas cuando ruedan. -El 2 de septiembre del año 31 antes de CristoOctavio (aún no era Augusto"lo seríaen enero del 27)borra del mar de Actium,bajo un sol impasible,el gran sueño imperial de Cleopatra.En Mühlberg, Carlos V, el 25de abril de 1547,desde el lecho doliente de un ataque de gota,humilla al luteranoJuan Federico de Sajonia,y Wittemberg"patria de la Reforma"vuelve a poder católico.El 21de octubre de 1805, Nelsonherido ya de muerte,derrota en Trafalgar y simultánea-mente a las dos armadasenemigas.El 5 de junio de 1942, el almirantejaponés Yamamoto, ante el desastreinevitable, ordenacambiar rumbo a sus navesde Midway, entre golpesde mar y espuma y viento.El miércoles 6 de abril de 1994,en un lugar tan trivial como lo es una cafetería,una mujer y un hombre se enredaronen tácito combate de miradas.Quién me dierano haber sido aquel hombre. -Menos rodante dadodeliquio sumo psíquico que mana del gozondosed vivaencelo ebriochupónchupalma ogro de mil fauces que draganpero ese sí más llagapor no decir llagónde rojo vivo cráter y lava en ascua vivapocónsopoco íntegromenos en mermaa piquesin hábitos de corchohacia el estar no estando -Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.Tu delicada mano silente. A veces cierromis ojos y toco leve tu mano, leve toqueque comprueba su forma, que tientasu estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro huesoinsobornable, el triste hueso adonde no llega nuncael amor. Oh carne dulce, que sí se empapa del amor hermoso.Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,para rodar por ellas en tu escondida sangre,como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besarapor dentro, recorriendo despacio como sonido puroese cuerpo, que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas,oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole.Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsami amor "el nunca incandescente hueso del hombre".Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,mientras tu carne entera llega un instante lúcidoen que total flamea, por virtud de ese lento contacto de tu mano,de tu porosa mano suavísima que gime,tu delicada mano silente, por donde entrodespacio, despacísimo, secretamente en tu vida,hasta tus venas hondas totales donde bogo,donde te pueblo y canto completo entre tu carne. -Boca de pájaroen tus ojos de hierro hoy se oxida el dolor.En la mañana que tiemblay en el sol que la entibiaen el final de la noche con garras de muertoen todos los lugares comunes a saber:lunalluviaestrellasestá tu origen y el origen de tu nombre.Eres el cuchillo que corta el pan de los pobresy la mano que enciende el cigarro del triste.Bienvenida gritan mis cosas mi pasadojuguetes lápices caricias bienvenidamis años verdes y mis años grisesla alegría de los hombres que ahora puedo ver.Mi amada con boca de diosa paganaborracha en su manto que sonríemi amada con promesas de espantomi amada una y mil veces viva y definitiva. -¿Quién o quiénesDesde el continente observan este barco?.¿Con quién o con qué hombresEstoy disputándomeEl horizonte?. -A Octavio PazAlzan la voz cruelquienes no vieron el paisaje,los que empujaron por el declive pedregosola carne ajena,quienes debieron ser almas de todosy se arrancaban de ellos mismoscuerpos parásitospara despeñarlos.Mil muertos de sus vidas brotaban,mil muertos solitariosque miraban desde el suelo,durante el último viaje,la colosal estatua a la injusticia.No eran muertos,eran oprimidos,seres aplastados,ramas cortadas de un amante o de un padre,seres conducidos por un deseo imposible,topos de vicioque no hallarán la luzpor sus turbias y blandas galerías.Alzan la voz cruelquienes no vieron el paisaje,los que triunfaronpor la paz interior de sus mentiras.¡Oh mundo desigual!Mis ojos llorenel dolor, la maldad:la verdad humana. -Llegaste temprano al buen humoral amor cantadoal amor decantadollegaste tempranoal ron fraternoa las revolucionescada vez que te arrancaban del mundono había calabozo que te viniera bienasomabas el alma por entre los barrotesy no bien los barrotes se afojaban turbadosaprovechabas para librar el cuerpousabas la metáfora ganzúapara abrir los cerrojos y los odioscon la urgencia inconsolable de quien quiereregresar al asombro de los libresle tenías ojeriza a lo prohibidoa las desgarraduras para ínfula y orquestaal dedo admonitorio de algún colega exentoalgún apócrito buen samaritanoque desde europa te quería enseñara ser un buen latinoamericanole tenías ojeriza a la purezaporque sabías cómo somos de impuroscómo mezclamos sueños y vigiliacómo nos pesan la razón y el riesgopor suerte eras impuroevadido de cárceles y ceposno de responsabilidades y otros gocesimpuro como un poetaque eso erasademás de tantas otras cosasahora recorro tramo a tramonuestros muchos acuerdosy también nuestros pocos desacuerdosy siento que nos quedan diálogos inconclusosrecícrocas preguntas nunca dichasmalentendidos y bienentendidosque no podremos barajar de nuevopero todo vuelve a adquirir su sentidosi recuerdo tus ojos de muchachoque eran casi un abrazo casi un dogmael hecho es que llegastetemprano al buen humoral amor cantandoal amor decantadoal ron fraternoa las revolucionespero sobre todo llegaste tempranodemasiado tempranoa una muerte que no era la tuyay que a esta altura no sabrá que hacercontantavida. -De las más hondas raíces se me alargan tus manos,y ascienden por mis venas como cegadas lunasa desangrar mis sienes hacia el blancor postreroy tejer en mis ojos su ramazón desnuda.En mi carne de estío, como en hamaca lenta,ellas la adolescente de tu placer columpian.-Tus manos, que no son. Mis años, que ya han sido.Y un sueño de rodillas tras la palabra muda-....Dedos sabios de ritmo, unánimes de gracia.Cantaban silenciosos la gloria de la curva:cadera de mujer o contorno de vaso.Diez espinas de beso que arañan mi garganta,untadas de agonía las diez pálidas uñas,yo los llevo en el pecho como ramos de llanto.1939 -TODO el día una línea y otra línea,un escuadrón de plumas,un navíopalpitaba en el aire,atravesabael pequeño infinitode la ventana desde donde busco,interrogo, trabajo, acecho, aguardo.La torre de la arenay el espacio marinose unen allí, resuelvenel canto, el movimiento.Encima se abre el cielo.Entonces así fue: rectas, agudas,palpitantes, pasaronhacia dónde? Hacia el Norte, hacia el Oeste,hacia la claridad,hacía la estrella,hacia el peñón de soledad y saldonde el mar desbarata sus relojes.Era un ángulo de avesdirigidasaquella latitud de hierro y nieveque avanzabasin treguaen su camino rectilíneo:era la devorante rectitudde una flecha evidente,los números del cielo que viajabana procrear formadospor imperioso amor y geometría.Yo me empeñé en mirar hasta perderlos ojos y no he vistosino el orden del vuelo,la multitud del ala contra el viento:vi la serenidad multiplicadapor aquel hemisferio transparentecruzado por la oscura decisiónde aquellas aves en el firmamento.No vi sino el camino.Todo siguió celeste.Pero en la muchedumbre de las avesrectas a su destinouna bandada y otra dibujabanvictoriastriangularesunidas por la voz de un solo vuelo,por la unidad del fuego,por la sangre,por la sed, por el hambre,por el frío,por el precario día que llorabaantes de ser tragado por la noche,por la erótica urgencia de la vida:la unidad de los pájarosvolabahacia las desdentadas costas negras,peñascos muertos, islas amarillas,donde el sol dura más que su jornaday en el cálido mar se desarrollael pabellón plural de las sardinas.En la piedra asaltadapor los pájarosse adelantó el secreto:piedra, humedad, estiércol, soledad,fermentarán y bajo el sol sangrientonacerán arenosas criaturasque alguna vez regresarán volandohacia la huracanada luz del frío,hacia los pies antárticos de Chile.Ahora cruzan, pueblan la distanciamoviendo apenas en la luz las alascomo si en un latido las unieran,vuelan sin desprendersedel cuerpomigratorioque en tierra se dividey se dispersa.Sobre el agua, en el aire,el ave innumerable va volando,la embarcación es una,la nave transparenteconstruye la unidad con tantas alas,con tantos ojos hacia el mar abiertosque es una sola paz la que atraviesay sólo un ala inmensa se desplaza.Ave del mar, espuma migratoria,ala del Sur, del Norte, ala de ola,racimo desplegado por el vuelo,multiplicado corazón hambriento,llegarás, ave grande, a desgranarel collar de los huevos delicadosque empolla el viento y nutren las arenashasta que un nuevo vuelo multiplicaotra vez vida, muerte, desarrollo,gritos mojados, caluroso estiércol,y otra vez a nacer, a partir, lejosdel páramo y hacia otro páramo.Lejosde aquel silencio, huid, aves del fríohacia un vasto silencio rocallosoy desde el nido hasta el errante número,flechas del mar, dejadmela húmeda gloria del transcurso,la permanencia insigne de las plumasque nacen, mueren, duran y palpitancreando pez a pez su larga espada,crueldad contra crueldad la propia luzy a contraviento y contramar, la vida. -La lengua es un sistema de signos que procede como eljuego de ajedrezSaussureLa dejadez, la intemporalidadsubsiste como el humo,inaugura conjuras de silenciode fe sin ficcionescomo vanas sombras de juventud.Hay claves indecibles de secuencias,textos de libros gnósticos,ocres perdidos en la creación incesante delalbaricoque.A veces un ruiseñor se extingue en el airecomo un reflejo,pero nadie ha visto su esquemaen la delgada frontera de abril y octubreni su didáctica en el horizonte del gozo.Ignoramos siempre si se acaba o se empieza,inexorable palíndromo del canto,ecuación sin aristas,sin propósito últimoavezado al cansancio de quererteen plena crisis de la niebla que subey levanta un mausoleo al amor.Belleza equivocadade mirar la lluviamientras sueño con mis estadísticasy el tiempo me impulsamás allá de los accidentes imprevistos. -Cuando tengas dinero regálame un anillo,cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,cuando no sepas qué hacer vente conmigo"pero luego no digas que no sabes lo que haces.Haces haces de leña en las mañanasy se te vuelven flores en los brazos.Yo te sostengo asida por los pétalos,como te muevas te arrancaré el aroma.Pero ya te lo dije:cuando quieras marcharte esta es la puerta:se llama Ángel y conduce al llanto. -El día es el eclipse de la noche.Como un sarcófagoque se abre para recoger a un muerto,respira la mañana antropomorfa.Como un luto, reviven las ventiscasinsoladas, sollozan los escombros,se atreven a llorar los papagayos.En la tierra baldía se desnudael pavor, la terrible calaveradisfrazada de sol, un azar puro.Qué comen los caimanes, qué luz comenpara poder dormir cuando amanece.Aletargados, piensan en el aire,conjuran, para eliminar el día,con el sueño avivado por la pústula.Caerán los jazmines en sus bocascomo nudos y pergaminos tristesque sólo flor darán en sus estómagos. -Como el pez al agua,como el agua a la tierra,como la tierra al sol,como el sol al árbol,como el árbol a la lluvia:forma creada con las manos,fuegos y alas en los ojos:fulgor de forma que se cruzacon otro haz de luz en el cerebro:creando saltos de la sangre en las venasy reposos de arterias en los huesos. -Diga pamplinas sobre la lengua exterior e interior,me voy al huerto, voy a cavar,Añés prefiere puerro este invierno,preparo un bancal para plantarlo,acaso mañana ya.Adiós, Merleau-Ponty, Lacan,Wittgenstein y compañía,hombres letrados todos juntos,que sólo filosofanporque la criada lava sus calzoncillos,plancha sus camisas, hierve sus sopas.Señores, he hablado con ustedes;es decir, les he oído a ustedes,su palmadita y su risa sardónica.Ninguno de ustedesescuchó al otro o a mí.Juntos seguían simultáneamentesu ininterrumpida charla.Con asombro atento he calladoy riendo entre dientes -pero eso no lo pueden saber-ahuyenté su relincho hacia el armario , ¡atrás!, digo. -Bacía, Yelmo, Halo.Este es el orden, Sancho.De aquí no se va nadie.Mientras esta cabeza rotadel Niño de Vallecas exista,de aquí no se va nadie. Nadie.Ni el místico ni el suicida.Antes hay que deshacer este entuerto,antes hay que resolver este enigma.Y hay que resolverlo entre todos,y hay que resolverlo sin cobardía,sin huircon unas alas de percalinao haciendo un agujeroen la tarima.De aquí no se va nadie. Nadie.Ni el místico ni el suicida.Y es inútil,inútil toda huida(ni por abajoni por arriba).Se vuelve siempre. Siempre.Hasta que un día (¡un buen día!)el yelmo de Mambrino"halo ya, no yelmo ni bacía"se acomode a las sienes de Sanchoy a las tuyas y a las míascomo pintiparado,como hecho a la medida.Entonces nos iremos todospor las bambalinas.Tú, y yo, y Sancho, y el Niño de Vallecas,y el místico, y el suicida. -Como cenizas, como mares poblándose,en la sumergida lentitud, en lo informe,o como se oyen desde el alto de los caminoscruzar las campanadas en cruz,teniendo ese sonido ya parte del metal,confuso,pesando, haciéndose polvoen el mismo molino de las formas demasiado lejos,o recordadas o no vistas,y el perfume de las ciruelas que rodando a tierrase pudren en el tiempo, infinitamente verdes.Aquello todo tan rápido, tan viviente,inmóvil sin embargo, como la polea loca en sí misma,esas ruedas de los motores, en fin.Existiendo como las puntadas secas en las costuras del árbol,callado, por alrededor, de tal modo,mezclando todos los limbos sus colas.Es que de dónde, por dónde, en qué orilla?El rodeo constante, incierto, tan mudo,como las lilas alrededor del convento,o la llegada de la muerte a la lengua del bueyque cae a tumbos, guardabajo, y cuyos cuernos quieren sonar.Por eso, en lo inmóvil, deteniéndose, percibir,entonces, como aleteo inmenso, encima,como abejas muertas o números,ay, lo que mi corazón pálido no puede abarcar,en multitudes, en lágrimas saliendo apenas,y esfuerzos humanos, tormentas,acciones negras descubiertas de repentecomo hielos, desorden vasto,oceánico, para mí que entro cantando,como con una espada entre indefensos.Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomasque hay entre la noche y el tiempo, como una barranca húmeda?Ese sonido ya tan largoque cae listando de piedras los caminos,más bien, cuando sólo una horacrece de improviso, extendiéndose sin tregua.Adentrp del anillo del veranouna vez los grandes zapallos escuchan,estirando sus plantas conmovedoras,de eso, de lo que solicitándose mucho,de lo lleno, oscuros de pesadas gotas. -«"Mira, Zaide, que te digoque no pases por mi calle,no hables con mis mujeres,ni con mis cautivos trates,no preguntes en qué entiendoni quien viene a visitarme,qué fiestas me dan contentoni qué colores me aplacen;basta que son por tu causalas que en el rostro me salen,corrida de haber miradomoro que tan poco sabe.Confieso que eres valiente,que hiendes, rajas y partes,y que has muerto más cristianosque tienes gotas de sangre;que eres gallardo ginete,que danzas, cantas y tañes,gentilhombre, bien criadocuanto puede imaginarse;blanco, rubio por extremo,señalado entre linajes,el gallo de los bravatos,la nata de los donaires;que pierdo mucho en perdertey gano mucho en ganarte,y que si nacieras mudofuera posible adorarte;mas por ese inconvinientedetermino de dejarte,que eres pródigo de lenguay amargan tus liviandades;habrá menester ponertela que quisiere llevarteun alcázar en los pechosy en los labios un alcaide.Mucho pueden con las damaslos galanes de tus partes,porque los quieren briosos,que hiendan y que desgarren;mas con esto, Zaide amigo,si algún banquete les hacendel plato de sus favoresquieren que coman y callen.Costoso me fue el que heciste;que dichoso fueras, Zaide,si conservarme supierascomo supiste obligarme.Mas no bien saliste apenasde los jardines de Atarfe,cuando heciste de la míay de tu desdicha alarde.A un morillo mal nacidohe sabido que enseñastela trenza de mis cabellosque te puse en el turbante.No quiero que me la vuelvas,ni que tampoco la guardes,mas quiero que entiendas, moro,que en mi desgracia la traes.También me certificaroncómo le desafiastepor las verdades que dijo,que nunca fueran verdades.De mala gana me río;¡qué donoso disparate!no guardaste tu secreto¿y quieres que otro lo guarde?No puedo admitir disculpa,otra vez torno [a] avisarteque ésta será la postreraque te hable y que me hables"».Dijo la discreta Zaidaal gallardo Abencerraje,y al despedirse replica«Quien tal hace, que tal pague». -Cien sonetos de amorLa luz que de tus pies sube a tu cabellera,la turgencia que envuelve tu forma delicada,no es de nácar marino, nunca de plata fría:eres de pan, de pan amado por el fuego.La harina levantó su granero contigoy creció incrementada por la edad venturosa,cuando los cereales duplicaron tu pechomi amor era el carbón trabajando en la tierra.Oh, pan tu frente, pan tus piernas, pan tu boca,pan que devoro y nace con luz cada mañana,bienamada, bandera de las panaderías,una lección de sangre te dio el fuego,de la harina aprendiste a ser sagrada,y del pan el idioma y el aroma. -Desconocidos entre desconocidos,Un extraño me espía en los espejos.J. L. García MartínITodas las sensaciones de este cuerpopor un tiempo y espacio,y el modo de encauzar tantas visionessin perder estos ojos,me convierten en símbolo de mí"de mi esencia mostrada"en carne temblorosa de una estatuaque me voy descubriendo, poco a poco,en mi propio retrato progresivodibujado de pronto en el espejo.IIEl mismo que recibe su miradacon la caricaturade un cómplice abandono.El que inventalas arrugas futuras en un rostroque creyó transcurrido en negativo.Te tocas,y te encuentras primero con el frío,con la piel del cristal.Tú estás adentro,al fondo de esa imagen: impacientepor saberte presente en el deseo,a pesar del azar de la memoria.IIIEl espejo de mano,del indolente vidrio del tocador,arrancalos perfiles de aquel que sólo buscasorprender a su antigua vanidad.Así yo lo traiciono,porque mis propios ojosno pueden reprocharse, frente a frente,lo inútil de seguir con ese juego,como el adivinar los contrafuertesque sostienen mi forma obsesionada.Sin embargo,mi intimidad tendrá el doble reflejode lo superficial y lo profundo,de lo comprometido y lo distante,a expensas del espejo;y este mismocompensará mi olvido de aquel ritoinfantil, añadiendosu mano al tocador de mis perfiles,arrancando su propia vanidaddel espejo que ahora lo refleja,cuando yo ya me olvide de mi forma,cuando sea disculpa de su causapor mis viejos motivos,y terminen por verse, cara a cara,los espejos que yo solo reflejo.IVEl humo de las voces del salónfue adquiriendo mis rasgos, con mi fuga.Yo lo olí desde lejos,como el que sabe que posee el fuego,la dirección del viento, y su desnudo.Masticaban mi máscara de cera,mi postura estudiada, y aun los cuerposespontáneos que había criticado.Sin embargo, era un preciomuy barato el que tuve que abonarpor contemplar mi rostro sin palabras,asumir ese espectro,y, con su misma falsa ingenuidad,corregir el discurso, y ese humo.que ya eran sus rostros en presencia. -A José D. FríasSonámbula y picante,mi voz es la gemelade la canela.Canela ultramontanae islamita,por ella mi experienciasigue de señorita.Criado con ella,mi alma tomó la formade su botella.Si digo carne o espíritu,paréceme que el diablose ríe del vocablo;mas nunca vacilómi fe si dije «yo».Yo, varón integral,nutrido en el panalde Mahomay en el que cuida Romaen la Mesa Central.Uno es mi fruto:vivir en el cogollode cada minuto.Que el milagro se haga,dejándome aureolao trayéndome llaga.No porto insigniasde masónni de Caballerode Colón.A pesar del moralistaque la asediay sobre la comediaque la traiciona,es santa mi persona,santa en el fuego lentocon que dora el altary en el remordimientodel día que se me fuesin oficiar.En mis andanzas callejerasdel jeroglífico nocturno,cuando cada muchachaentorna sus maderas,me deja atribuladosu enigma de no serni carne ni pescado.Aunque toca al poetaroerse los codos,vivo la formidablevida de todas y de todos;en mí late un pontíficeque todo lo poseey todo lo bendice;la dolorosa Naturalezasus tres reinos amparadebajo de mi tiara;y mi papal instintose conmueveson la ignorancia de la nievey la sabiduría del jacinto. -Al olmo viejo, hendido por el rayoy en su mitad podrido,con las lluvias de abril y el sol de mayoalgunas hojas verdes le han salido.¡El olmo centenario en la colinaque lame el Duero! Un musgo amarillentole mancha la corteza blanquecinaal tronco carcomido y polvoriento.No será, cual los álamos cantoresque guardan el camino y la ribera,habitado de pardos ruiseñores.Ejército de hormigas en hilerava trepando por él, y en sus entrañasurden sus telas grises las arañas.Antes que te derribe, olmo del Duero,con su hacha el leñador, y el carpinterote convierta en melena de campana,lanza de carro o yugo de carreta;antes que rojo en el hogar, mañana,ardas de alguna mísera caseta,al borde de un camino;antes que te descuaje un torbellinoy tronche el soplo de las sierras blancas;antes que el río hasta la mar te empujepor valles y barrancas,olmo, quiero anotar en mi carterala gracia de tu rama verdecida.Mi corazón esperatambién, hacia la luz y hacia la vida,otro milagro de la primavera. -(McLean Hospital, 1953)Puedo sentir el mar, o un fondo de campanas.El ruido de gaviotas me reconforta, aliviamis ataques. De vez en cuando una enfermeraajusta la almohada o despliega las sábanashasta que siento un peso en mi barbillay no hay frío. Los gritos que escucho en la distanciason eco y droga. Me visitan madres, parientes,pero me canso pronto y ellos dudan. Los díassisean como ancianas y un instinto de solagita las cortinas: es agrio como el alma,y desmedido, y turbio. Hay una hoja al pairoen mis venas, y cada noche se abre caminohasta el nudo preciso de mi piel. Y si atiendosiento el rumor del agua y de una quillapartiendo el espinazo de la lengua. -(Atribuido a Borges. Autor: Gustavo Alejandro Castiñeiras. Nombre original: Poema de un Recuerdo)Dime por favor donde no estásen qué lugar puedo no ser tu ausenciadónde puedo vivir sin recordarte,y dónde recordar, sin que me duela.Dime por favor en que vacío,no está tu sombra llenando los centros;dónde mi soledad es ella misma,y no el sentir que tú te encuentras lejos.Dime por favor por qué camino,podré yo caminar, sin ser tu huella;dónde podré correr no por buscarte,y dónde descanzar de mi tristeza.Dime por favor cuál es la noche,que no tiene el color de tu mirada;cuál es el sol, que tiene luz tan solo,y no la sensación de que me llamas.Dime por favor donde hay un mar,que no susurre a mis oídos tus palabras.Dime por favor en qué rincón,nadie podrá ver mi tristeza;dime cuál es el hueco de mi almohada,que no tiene apoyada tu cabeza.Dime por favor cuál es la noche,en que vendrás, para velar tu sueño;que no puedo vivir, porque te extraño;y que no puedo morir, porque te quiero. -A Vicente AleixandreYo misma reclamando a los arcángeles,¿qué soy más que una voz descompasada?La tierra suma tierras sin raíces,oscuros vendavales de tormentas...Los cuerpos van sin alma, son tan sólolos pozos del instinto desatado.¡Qué triste mi yantar de pan sombrío,mi oscuro acontecer por el trascielo!Ni lloro ni sonrío, que la risa,el llanto, son de vivos, y no soyni viva ni tan muerta que no sepaque me puedo morir dentro de poco.Hablar de lo celeste imaginado.Latir los estertores de la dicha.Sentirme delirar, acongojadapor tanto goce limpio en el amor.¿Acaso todo ello no es posible,temiendo, como temo, que la vidase acabe para mí sin prolongarlaen vida de la eterna persistencia?¡Oh carnes de dolor, hombres funestos;mujeres de placer, viejos sin lumbre;criaturas del descuido irresponsable!Penando por vosotros yo arrebatomis pulsos en amarga calentura.A nadie importa nadie. Que asesinosde otros que serían matadorescomponen la corteza de la tierra.Delatan lenguas frías sus venganzas,y un pueblo universal ulula odiosencima de la sangre derramada.¿Qué puedo yo crear; quién hace lirios,de no ser Dios potente, de este cieno?¿Quién puede remediar mi incertidumbre,de no ser Dios eterno, en esta charca?¡Soñar mis sueños yo, aquellos sueñosde esbeltos palmerales levantinos;beber brisas salobres, yo, sedienta,oyendo sollozar por los alcores!¡Mis años de ilusión, mi fuerza ardientelibrada de mi cuerpo dominado;mis sueños del amor que nunca llegacolmando aquel soñar de tanto espíritu!¿Qué hacemos ahora aquí, quién nos requieresi no es para colmar nuestro fracaso?¡Oh tristes del llorar, sumad mi quejaal negro de la noche sin orillas!Muy largo es el dormir sin esperanzas.Muy largo y muy profundo, despertarse.Y busco entre vosotros, los ajenos,la calma de inefables beatitudes."Hay hombres que no quieren ser el ecode tales resonancias dolorosas.Mujeres sin dolor, cuerpos de sexoque empapan su animal perseverancia".¿Quién dijo que la voz del que clamarapodría desnudar indiferencias?¡Que clama mi dolor por lo que sufren,y estoy sola en amor por cuantos lloran!¡Decir mis sueños yo, la más dolienteque puso en este mundo sus pisadas!Contaros que en el sueño de mis ojosanidan las augustas majestadesde almas sin temblor, sin una sombra,cubiertas por la flor de mis canciones!Dormir y no saber; dormirme today nunca despertar de mi distancia...¿Qué puedo yo ofrecer, qué luna dulcehabría de alumbrar por mis palabras?Volvedme a mis fronteras, nieblas frías;volvedme a mi no ser; al gran seguro.Están sin luz las sendas; los atajosbañándose en la sangre derrochada.En dientes sin blancor gimen pedazosde carnes en agraz. Balan su iralos castos y en temor, que nada impiden.Transcurre todo así; bilis y sangredebajo de los puentes lujuriosos.Codicias y ruindad, grandes altezasimperan bien aquí, donde yo clamo.¡Abridme como res que todos matan,sacad mi sangre entera, destruidme,que quiero deshacerme entre vosotros!"¿Soñar mis sueños ya..., decir mis sueñosen este mismo idioma de lamento?¡No voz del mundo y mía; voz humanaque entiendan y desprecien los humanos!Celeste y misterioso oído mío,augusta majestad que me responde:¿en qué pozo de luz, en qué cavernade minas sin hollar puedo decirtela enorme angustia mía, mi ternura,inútiles las dos? ¡Cómo las sientosecándome la fe de mi destino! -¿Imaginas acaso la amarguraque hay en no convivirlos episodios de tu vida pura?Me está vedado conseguir que el vientoy la llovizna sean comedidoscon tu pelo castaño.Me está vedado oír en los latidosde tu paciente corazón (sagrariode dolor y clemencia),la fórmula escondidade mi propia existencia.Me está vedado, cuando te fatigasy se fatiga hasta tu mismo traje,tomarte en brazos, como quien levantaa su propia ilusión incorruptiblehecha fantasma que renuncia al viaje.Despertarás una mañana grisy verás, en la luna de tu armario,desdibujarse un puñoesquelético, y ante el funerarioaviso, gritarás las cinco letrasde mi nombre, con voz pávida y floja,¡Y yo me hallaré ausentede tu final congoja!¿Imaginas acasomi amargura impotente?Me estás vedada tú... Soy un fracasode confesor y médico que sienteperder a la mejor de sus enfermasy a su más efusiva penitente. -No siempre es poderosa,Carrero, la maldad, ni siempre atinala envidia ponzoñosa,y la fuerza sin ley que más se empinaal fin la frente inclina;que quien se opone al cielo,cuando más alto sube, viene al suelo.Testigo es manifiestoel parto de la Tierra mal osado,que, cuando tuvo puestoun monte encima de otro, y levantado,al hondo derrocado,sin esperanza gimedebajo su edificio que le oprime.Si ya la niebla fríaal rayo que amanece odiosa ofendey contra el claro díalas alas oscurísimas estiende,no alcanza lo que emprende,al fin y desparece,y el sol puro en el cielo resplandece.No pudo ser vencida,ni la será jamás, ni la llanezani la inocente vidani la fe sin error ni la pureza,por más que la fierezadel Tigre ciña un lado,y el otro el Basilisco emponzoñado;por más que se conjurenel odio y el poder y el falso engaño,y ciegos de ira apurenlo propio y lo diverso, ajeno, estraño,jamás le harán daño;antes, cual fino oro,recobra del crisol nuevo tesoro.El ánimo constante,armado de verdad, mil aceradas,mil puntas de diamanteembota y enflaquece y, desplegadaslas fuerzas encerradas,sobre el opuesto bandocon poderoso pie se ensalza hollando;y con cien voces suenala Fama, que a la Sierpe, al Tigre fierovencidos los condenaa daño no jamás perecedero;y, con vuelo ligeroveniendo, la Vitoriacorona al vencedor de gozo y gloria. -Los que huyen Los emigrantes Los expatriadosLos refugiados Los desterrados Los transmigradosY sus inventosHacen su aparición en el Viejo MundoEn el Nuevo Mundo En el Nuevo Orden MundialY en el año 90.000 después de J.C.Un habitante subdesarrolladoDe esa naturaleza Analítica o cientifistaInsistirá en las coincidenciasEntre ellos y nosotros.Que nuestra cabeza es altaQue nuestro cráneo está dividido en pequeñecesDe pómulos sobresalientesDe superciliar marcadoY por la mandíbula y dientes de nuestro períodoEspeculará en la semejanzaCon las necesidades vitales de su sacerdocio. -Hermanadas la furia y la blasfemiaen el sino mortal del sacrificio,se derrite el incienso de los talloscon un rito de ancestros y pulgares.El umbral del dolor, que galvanizael recuerdo de un Dios inmóvil, rotopor las balas, la noche, la memoria,acude a cizañar las madreselvas.Caídos de las torres de los salmosen una vieja letanía amarga,vienen a incinerar la madrugada.Clama el amor la melodía impune,el canto de las horas desteñidasque irrumpen en la lacra de los días.¿Desearán los huesos descarnadosel sigiloso don de los amantesque confunden las horas con los labios?Llegará el madrigal de las sospechasal campo del honor y los relojescimbreando el dolor de las estrellas. -Cuatro o seis desnudos hombrosDe dos escollos o tresHurtan poco sitio al mar,Y mucho agradable en él.Cuánto lo sienten las ondasBatido lo dice el pie,Que pólvora de las piedrasLa agua repetida es.Modestamente sublimeCiñe la cumbre un laurel,Coronando de esperanzasAl piloto que le ve.Verdes rayos de una palma,Si no luciente, cortés,Norte frondoso, conducenEl derrotado bajel.Este ameno sitio breve,De cabra, apenas montésProfanado, escaló un díaMal agradecida fe;Joven, digo, ya esplendorDel Palacio de su Rey,El hueco anima de un troncoNueve meses habrá o diez,A quien, si lecho no blando,Sueño le debe fiel,Brame el Austro, y de las rocasHaga lo que del ciprés.Arrastrando allí eslabonesDe su adorado desdén,Hierbas cultiva no ingratasEn apacible vergel.¡Oh, cuán bien las solicitaSudor fácil, y cuán bienÉmulas responden ellasDel más valiente pincel!Confusas entre los liriosLas rosas se dejan ver,Bosquejando lo admirableDe su hermosura cruelTan dulce, tan natural,Que abejuela alguna vezSe caló a besar sus labiosEn las hojas de un clavel.Sierpe de cristal, vestidaEscamas de rosicler,Se escondía ya en las floresDe la imaginada tez,Cuando velera paloma,Alado, si no bajel,Nubes rompiendo de espuma,En derrota suya un mes,Le trajo, si no de oliva,En las hojas de un papel,Señas de serenidad,Si el arco de Amor se cree. -De una recia calentura,de un amoroso accidente,con el frío de los celosBelardo estaba a la muerte.Pensando estaba en la causa,que quiso hallarse presentepara mostrar que ha podidohallarse a su fin alegre.De verle morir la ingratani llora ni se arrepiente,que quien tanto en vida quisohoy en la muerte aborrece.Empezó el pastor sus mandasy dice: «"Quiero que heredeel cuerpo la dura tierra,que es deuda que se le debe;sólo quiero que le saquenlos ojos y los entreguen,porque los llamó su dueñola ingrata Filis mil veces.Y mando que el corazónen otro fuego se queme,y que las cenizas mismasdentro de la mar las echen;que por ser palabras suyasen la tierra do cayerenpodrán estar bien segurasde que el viento se las lleve.Y pues que muero tan pobreque cuanto dejo me deben,podrán hacer mi mortajade cartas y papeles;y de lo demás que quedaquiero que a Filis se entregueun espejo por que tengaen qué se mire y contemple.Contemple que su hermosuraes rosa cuando amanece,y que es la vejez la nochea cuya sombra se prende;y que sus cabellos de orose verán presto de nieve,y con más contento y gustogoce las horas que duerme"». -86Atada al mar Andrómeda lloraba,los nácares abriéndose al rocío,que en sus conchas cuajado en cristal frío,en cándidos aljófares trocaba.Besaba el pie, las peñas ablandabahumilde el mar, como pequeño río,volviendo el sol la primavera estío,parado en su cénit la contemplaba.Los cabellos al viento bullicioso,que la cubra con ellos le rogaban,ya que testigo fue de iguales dichas,y celosas de ver su cuerpo hermoso,las nereidas su fin solicitaban,que aún hay quien tenga envidia en las desdichas. -1.Ayer fue yesterdaypara buenos colonosmas por fortuna nuestromañana no es tomorrow2.Tengo un mañana que es mioy un mañana que es de todosel mío acaba mañanapero sobrevive el otro. -Se ha colocado tu nombre junto al astaen la bandera de lo absurdo y lo real;no quería recordar entonces la frase esperada,ni los días encapotados en que solíamos salira mendigar unas cuantas profecías de lluvia.Tu nombre era real o supuestose te desmoronaban los dedos de tierracon solo palpar la imagen, de algún santo o de algún Cristopuesto sobre el vidrio. Era tan lejano aquel recintouna plegaria de luz y un ojo de vidente extraño;podíamos llamarle Utopía a ese fuego que descansabaencima de las velas y que se desvanecía con el auguriode la noche cuarteada, envejecida quizás con el cuencode una sombra o con el diamante de una joya conocida.Tenía miedo a despertarme, lo reconozcodaba vueltas mi cabeza amarrada a la boca del reloj,los habitantes de mi pueblo se alimentaban de falsas provisionesy se atrevían a realizar una especie de trueque con la muerte.No podían vivir de la pesca, el mar era un bocado para los ojosdel augur, el río una ensoñación de musgo retirada a las piedrasque condujimos para construir una alcoba para amortajar el fuego;La agricultura era una pesadilla,pues nos volvíamos vegetales con el tiempo.Alguien al leer este texto podrá confundirlo como surrealista.Aquí en la mañana puede suceder la vida, allá en el despertarpuede nacer la estrella con su nodriza a los diez días del partoy con el sepulturero unas horas despuéspara enterrar el pensamiento del que sueña.En igual sustancia podía atravesarte a contraluz,suicidar algunos pájaros y luego dejarlos volarpor los dedos de tus manos,o dejar sus cantos colgados de tu cuellocon un collar de espinas sangrando con la sangre del vino y de otros sapos.Así podía merodear por las aceras del ser,creerme el nómada de una especie recolectando poemasen una cesta desvencijada que me arrojó el verano.Así podía llamarse tu nombre junto al soly derretirme lentamentehasta ser la cerade tuplegariay tu caída. -Cuando la luna es de melón una tajada en la ventanay en redor es la calina cerrada la puerta y la casa encantadapor las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fríay la nieve del paño y arde una bujía de ceratal que en la niñez, mariposas zumbanla calma, que no oye mi palabra, retumbaentonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de prontoy se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera...la soledad en sus redes me hizo prisionerael gato negro el alma me mira, como ojos centenariosy en el espejo mi doble es tal vez mi contrario.Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche. -Algunas veces encuentras en la vidauna amistad especial:ese alguien que al entrar en tu vidala cambia por completo.Ese alguien que te hace reir sin cesar;ese alguien que te hace creer que en el mundoexisten realmente cosas buenas.Ese alguien que te convencede que hay una puerta listapara que tú la abras.Esa es una amistad eterna...Cuando estás tristey el mundo parece oscuro y vacío,esa amistad eterna levanta tu ánimoy hace que ese mundo oscuro y vacíode repente parezca brillante y pleno.Tu amistad eterna te ayudaen los momentos difíciles, tristes,y de gran confusión.Si te alejas,tu amistad eterna te sigue.Si pierdes el camino,tu amistad eterna te guía y te alegra.Tu amistad eterna te lleva de la manoy te dice que todo va a salir bien.Si tú encuentras tal amistadte sientes feliz y lleno de gozoporque no tienes nada de qué preocuparte.Tienes una amistad para toda la vida,ya que una amistad eterna no tiene fin. -Por no deciren el momento exacto:"Tú bien sabes que siempre te he querido "perdí la perspectiva de la vida,y la felicidad tan perseguidase escapópor las calles del silencio.Por un orgullo necio ,¡qué fastidio!hoy pronunciofrases huecas y faltas de sentido,mientras vivo el final de un entreacto.Y todo,por no decir, en el momento exacto:"Tú bien sabes que siempre te he querido!" -«Cada palabra es una herida mortal.Debo tener cuidado».Jorge DíazNoche, palabra mía henchida de sucesosLa aflicción, el vacío, la muerte, la tinieblaavivan en tus sílabas sus temores y ansias.Extenuado nombre, fatigada corola,para caer de ti como cansino pétalo,o hundirse en tus confines, abiertos, afilados,beso ardiente, última sensación,locura extrema.Noche, noche, amor mío,¿es que acaso me atreveré a saltartraspasada de ti hasta la muerte?Lengua: nupcial espada.Apenas te mencione, convocadas estrellasinsistirán solícitas mostrando el desvaríode tus ojos vibrátiles.Oh noche, qué incitante, qué turbadora eres;madre devoradora, acercas tu regazo,y cómo quiero huir, cómo desertar quierode tus lágrimas ávidas, cómo intento escondermede tus manos, oh noche, mi tristeza.Y quizás seas la única, la palabra finalque todo amor explique. Y el estremecimiento.Y el magnífico instante que ni aún la memoriamás fiel y enamorada consiente en repetir.Noche, tristeza mía, todavía es posibleque te llame, y me abreve en el láudano amargoque destilan tus letras. Que a tu herida entreguey a tu abismo, mi tristeza, mi noche,todavía es posible.Oh noche mía, acaso... acaso te amaría.A James Forestal, que se arrojó alvacío antes de terminar de escribirla palabra "ruiseñor", es decir,"NIGHTingale" -De noche, el oroes plata.Plata muda el silenciode oro de mi alma. -No soporto la voz humana,mujer, tapa los gritos delmercado y que no vuelvaa nosotros la memoria delhijo que nació de tu vientre.No hay más corona deespinas que los recuerdosque se clavan en la carney hacen aullar comoaullabanen el Gólgota los dos ladrones.Mujer,no te arrodilles más antetu hijo muerto.Bésame en los labioscomo nunca hicistey olvida el nombremaldito deJesucristo.Así arderá tu cuerpoy del Sabbath quedarátan sólo una lágrimay tu aullido. -Se ha vuelto llanto este dolor ahoray es bueno que así sea.Bailemos, amemos, Melibea.Flor de este viento dulce que me tiene,rama de mi congoja:desátame, amor mío, hoja por hoja,mécete aquí en mis sueños,te arropo con mi sangre, ésta es tu cuna:déjame que te bese una por una,mujeres tú, mujer, coral de espuma.Rosario, sí, Dolores cuando Andrea,déjame que te llore y que te vea.Me he vuelto llanto nada más ahoray te arrullo, mujer, llora que llora. -Lo quiero con la sangre, con el hueso,con el ojo que mira y el aliento,con la frente que inclina el pensamiento,con este corazón caliente y preso,y con el sueño fatalmente obsesode este amor que me copa el sentimiento,desde la breve risa hasta el lamento,desde la herida bruja hasta su beso.Mi vida es de tu vida tributaria,ya te parezca tumulto, o solitaria,como una sola flor desesperada.Depende de él como del leño durola orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,que solo en él respira levantada. -Más que verte, sentirte en las entrañasy asistir al galope de tu voz en mis venas,y rehogar el alma en tu aceite y tu lumbremientras los dientes mascan tu resollar de tierra.Pero no basta tu nombre, aunque me azotecomo un bosque de espadas violentas;ni tu aliento abrasado, aunque derrumbemis tristes huesos de arena.Que tu nombre, o tu aliento, o tu miradacaminos son que al corazón te llegan;partes crujientes de tu ser más hondo,sosegados perfiles que te muestran.(Así el redondo son, lejano y tímido,no es la campana misma, ni la fiesta;sino tu voz tan sólo,su musical presencia).Te necesito a ti España, toda;cuarzo gigante, macizo bosque o piedra;cielo total de corazonesen pena.Te necesito Españaunánime y enteracomo el clamor del vientosobre la mar inmensa.No España tuya o mía.¡España nuestra!Geografía íntegra, trasvasada en halagode materna entereza.Porque todos son hijos de tu carne y tu sangre,sueños de tu vigilia, cuchillos de tu vela... -Allí se reclinó el cuerpo cansadode aquel que buscó y no halló la absoluta belleza,verde jardín que refresca el surtidor,no más, no más sino dormir eternamente.Filósofo abúlico o dacio mílite,noble patricio o emperador divinizado,en tan deslumbrador rectángulo de mármolrosado mineral, tal si de Paros,con luz lunar iluminada lucevegetal o animado relieve caliente e inmortalen cuya puerta, innominada, resquicio cierto incitaa traspasar el dudoso dintel ignoto.Puerta indecisa que separasucio mundo presente de un más dichoso prometido;Hades funesto así lo aceptas sin pavor alguno,senda de luz y silencio abierta ante tus pies,niebla acogedora te envuelve en tu mortal deceso,esplendor evanescente que hace traslúcido el frío alabastro.Sarcófago de Córdoba que en ti mismo devorascruel ciudad desdichada a la vulgaridad entregada con desidia.Descansa ahora y luego resucites,corta fusión perecedera,para de ti volver, alta realeza,polvo o aire, del agua, triunfal de nuevo en ti reconvertirme. -Horas de pesadumbre y de tristezapaso en mi soledad. Pero Cervanteses buen amigo. Endulza mis instantesásperos, y reposa mi cabeza.Él es la vida y la naturaleza,regala un yelmo de oros y diamantesa mis sueños errantes.Es para mí: suspira, ríe y reza.Cristiano y amoroso y caballeroparla como un arroyo cristalino.¡Así le admiro y quiero,viendo cómo el destinohace que regocije al mundo enterola tristeza inmortal de ser divino! -José Ramón Cantaliso,¡canta liso!, canta liso,José Ramón.Duro espinazo insumiso:por eso es que canta lisoJosé Ramón Cantaliso,José Ramón.En bares, bachas, bachatas,a los turistas a gatas,y a los nativos también,a todos, el son precisoJosé Ramón Cantalisoles canta liso, muy liso,para que lo entiendan bien.Voz de cancerosa entraña.humo de solar y caña,que es nube prieta después:son de guitarra madura,cuya cuerda ronca y durano se enreda en la cintura,ni prende fuego en los pies.El sabe que no hay trabajo,que el pobre se pudre abajo.y que tras tanto luchar,el que no perdió el resuello,o tiene en la frente un sello,o está con el agua al cuellosin poderlo remediar.Por eso de fiesta en fiestacon su guitarra protesta,que es su corazón también,y a todos el son preciso,José Ramón Cantalisoles canta liso, muy liso,para que lo entiendan bien. -Y que yo me la llevé al ríocreyendo que era mozuela,pero tenía marido.Fue la noche de Santiagoy casi por compromiso.Se apagaron los farolesy se encendieron los grillos.En las últimas esquinastoqué sus pechos dormidos,y se me abrieron de prontocomo ramos de jacintos.El almidón de su enaguame sonaba en el oído,como una pieza de sedarasgada por diez cuchillos.Sin luz de plata en sus copaslos árboles han crecido,y un horizonte de perrosladra muy lejos del río.*Pasadas las zarzamoras,los juncos y los espinos,bajo su mata de pelohice un hoyo sobre el limo.Yo me quité la corbata.Ella se quitó el vestido.Yo el cinturón con revólver.Ella sus cuatro corpiños.Ni nardos ni caracolastienen el cutis tan fino,ni los cristales con lunarelumbran con ese brillo.Sus muslos se me escapabancomo peces sorprendidos,la mitad llenos de lumbre,la mitad llenos de frío.Aquella noche corríel mejor de los caminos,montado en potra de nácarsin bridas y sin estribos.No quiero decir, por hombre,las cosas que ella me dijo.La luz del entendimientome hace ser muy comedido.Sucia de besos y arenayo me la llevé del río.Con el aire se batíanlas espadas de los lirios.Me porté como quien soy.Como un gitano legítimo.Le regalé un costurerogrande de raso pajizo,y no quise enamorarmeporque teniendo maridome dijo que era mozuelacuando la llevaba al río. -La muerteentra y salede la taberna.Pasan caballos negrosy gente siniestrapor los hondos caminosde la guitarra.Y hay un olor a saly a sangre de hembra,en los nardos febrilesde la marina.La muerteentra y sale,y sale y entrala muertede la taberna. -Se querían.Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,labios saliendo de la noche dura,labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.Se querían como las flores a las espinas hondas,a esa amorosa gema del amarillo nuevo,cuando los rostros giran melancólicamente,giralunas que brillan recibiendo aquel beso.Se querían de noche, cuando los perros hondoslaten bajo la tierra y los valles se estirancomo lomos arcaicos que se sienten repasados:caricia, seda, mano, luna que llega y toca.Se querían de amor entre la madrugada,entre las duras piedras cerradas de la noche,duras como los cuerpos helados por las horas,duras como los besos de diente a diente solo.Se querían de día, playa que va creciendo,ondas que por los pies acarician los muslos,cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,mar altísimo y joven, intimidad extensa,soledad de lo vivo, horizontes remotosligados como cuerpos en soledad cantando.Amando. Se querían como la luna lúcida,como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,donde los peces rojos van y vienen sin música.Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,metal, música, labio, silencio, vegetal,mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo. -(de Carta a Rubén)Yo recuerdo, Darío, que allá en mi adolescencia,yo decía estas cosas llenas de transparencia.Estas mismas que ahora tienen otra fragancia,a pesar de aquel vaho de tus bueyes de infancia.Mas por entre la niebla de mis barbas de lomame salen los recuerdos, frescos como palomas.Así, Rubén, lo mismo que una mano da trigo,el pasado se cae de mis labios, y digo:Era el tiempo en que teníapiececitos-avionesante el fantasma de la policía.Y madrugaba nuestra fantasíapara robar centavos,antes que la mañanatras la fragancia tibia de la panadería,fuese de puerta en puertapor la calle aldeana.Blanca de mundo y de cuidados vanoste me fugabas cuanto más crecía,igual que el globo que se me rompíasi mucho le aventaba entre mis manos.Y tú, como aquel globo, te pusiste a crecer.Hoy ya no puedo, infancia, correr como corría.Me pesa tanto el hombre que no puedo correr.Ya ves Rubén, aquello, fue siempre manso, bueno:corría con la lluvia, temblaba con el trueno.¿Tú también lo recuerdas?La barriga desnuda se chorreaba de miel,mientras los astilleros dedotes del abueloa ratos fabricaban barquitos de papel.Era un juguete el tiempo. Pero, luego a la cosa,como tú ya lo sabes, le pusieronmás espina que rosa.Yo no te estoy diciendo que hoy existe un Atila,pero tiene parientes... Los que ven mis pupilas.¿No sientes un caballo, y la gran negra capade un jinete que corre pisoteando este mapa?Esto pone a la infancia a crecer de repente,lo mismo que de súbito crece un agua de fuente.¿Y qué pueden los Sócrates? ¿Qué pueden los Darío,cuando como temblores subterráneospasan patas equinas que hacen brotar un ríode venas de llantos sobre campos de cráneos?Mientras en las esquinas, de una ciudad remota,la novela de un brazo que alza una mano rota,dando cuerdas a un débil monótono organillo,le regala a la infancia su sonoro castillo,algo que ya no tienen los hombres de la tierra,hoy que haciendo las paces, es que hacemos la guerraMañana pelearemos sin ir a la batalla,pues es la que nos mata, la guerra que se calla,y sólo encontraremos "si algo encontramos hecho",a la muerte perfecta como un odio en el lecho.Pero ahora no quiero seguir estos detalles,déjame que te hable de nuevo de mis cosas,tal como si de pronto te hallaras por la calleunos zapatos rotos...donde un canario tiene su más cómodo nidode poeta remoto...Así, Rubén, ayer, y quizá con razón,le dije cosas raras a mi Compadre Mon.Por ejemplo:Óyeme, Mon, un día, me enseñó a ser poetael retazo de cielo de un viejo callejón,que siendo tan pequeño, me ensanchó el corazón.Limpio como los vientos del molino aldeanohe salido desnudo en carne de conciencia,y parece que tengo la mañana en la mano.Hoy puede verme el hombre por mi abierta ventana.Me hallará transparente como el agua con cielo.¡Me enseñó a hacer mi casa la mañana!Ya ves, Rubén, ya ves. Estas cosas las pudosólo escribir la mano de una vida que tieneaún todo desnudo.¿Cómo me haré contigo, infancia, que de nuevo,como un traje ya viejo, pero querido, uso?Nunca dejé de usarte. Todavía te llevo.Lloras un agua tan clara,que no parece dolor.Hoy está triste tu cara.Pero no tu corazón.Mira un niño que corre por la playa, pareceque el otro niño, el mar, habla con él, y crece.Allí llena de cosmos su voz la caracola,donde nos habla en seco sólo Dios, de la ola.Allí, también, oh mar, tú solos, ¡sin nacer!Porque al nacer tan grandesno te vimos crecer.Oh tú que no te pudres, primavera del gnomo:suma sólo del cuándo, secreto fiel del cómo.Así, Rubén, tú rondas, tan transparente y fuerteque de pie ya te vemos, tú velando a la Muerte. -Poesía dulce y místicabusca a la blanca cubanaque se asomó a la ventanacomo una visión artística.Misteriosa y cabalística,puede dar celos a Diana,con su faz de porcelanade una blancura eucarística.Llena de un prestigio asiático,roja, en el rostro enigmático,su boca púrpura finge,Y al sonreírse vi en ellael resplandor de una estrellaque fuese alma de una esfinge. -Me miré en tus ojospensando en tu alma.Adelfa blanca.Me miré en tus ojospensando en tu boca.Adelfa roja.Me miré en tus ojos.¡Pero estabas muerta!Adelfa negra. -Esparcido el cabello por la espaldaque fue del sol desprecio y maravilla,Silvia cogía por la verde orilladel mar de Cádiz conchas en su falda.El agua entre el hinojo de esmeralda,para que entrase más, su curso humilla;tejió de mimbre una alta canastilla,y púsola en su frente por guirnalda.Mas cuando ya desamparó la playa,«Mal haya, dijo, el agua, que tan pocacon su sal me abrasó pies y vestidos».Yo estaba cerca y respondí: «Mal hayala sal que tiene tu graciosa boca,que así tiene abrasados mis sentidos». -La mesa, hijo, está tendidaen blancura quieta de nata,y en cuatro muros azulea,dando relumbres, la cerámica.Ésta es la sal, éste el aceitey al centro el Pan que casi habla.Oro más lindo que oro del Panno está ni en fruta ni en retama,y da su olor de espiga y hornouna dicha que nunca sacia.Lo partimos, hijito, juntos,con dedos duros y palma blanda,y tú lo miras asombradode tierra negra que da flor blanca.Baja la mano de comer,que tu madre también la baja.Los trigos, hijo, son del aire,y son del sol y de la azada;pero este Pan «cara de Dios»(*)no llega a mesas de las casas.Y si otros niños no lo tienen,mejor, mi hijo, no lo tocaras,y no tomarlo mejor seríacon mano y mano avergonzadas.Hijo, el Hambre, cara de mueca,en remolino gira las parvas,y se buscan y no se encuentranel Pan y el hambre corcovada.Para que lo halle, si ahora entra,el Pan dejemos hasta mañana;el fuego ardiendo marque la puerta,que el indio quechua nunca cerraba,¡y miremos comer al Hambre,para dormir con cuerpo y alma! -Amor mueve mis alas, y tan altolas lleva el amoroso pensamiento,que de hora en hora así subiendo sientoquedar mi padescer más corto y falto.Temo tal vez mientra mi vuelo exalto,mas llega luego a mí el conoscimientoy pruébase que es poco en tal tormentopor inmortal honor un mortal salto.Que si otro puso al mar perpetuo nombredo el soberbio valor le dio la muerte,presumiendo de sí más que podía,de mí dirán: «Aquí fue muerto un hombreque si al cielo llegar negó su suerte,la vida le faltó, no la osadía.» -Cien sonetos de amorDe pena en pena cruza sus islas el amory establece raíces que luego riega el llanto,y nadie puede, nadie puede evadir los pasosdel corazón que corre callado y carnicero.Así tú y yo buscamos un hueco, otro planetaen donde no tocara la sal tu cabellera,en donde no crecieran dolores por mi culpa,en donde viva el pan sin agonía.Un planeta enredado por distancia y follajes,un páramo, una piedra cruel y deshabitada,con nuestras propias manos hacer un nido duro,queríamos, sin daño ni herida ni palabra,y no fue así el amor, sino una ciudad locadonde la gente palidece en los balcones. -Plaza de Armas, plaza de musicales nidos,frente a frente del rudo y enano soportal;plaza en que se confunden un obstinado aromalírico y una cierta prosa municipal;plaza frente a la cárcel lóbrega y frente al lúcidohogar en que nacieron y murieron los míos;he aquí que te interroga un discípulo, fiela tus fuentes cantantes y tus prados umbríos.¿Qué se hizo, Plaza de Armas, el coro de chiquillasque conmigo llegaban en la tarde de asuetodel sábado, a tu kiosko, y que eran actricesde muñeca excesiva y de exiguo alfabeto?¿Qué fue de aquellas dulces colegas que rieronpara mí, desde un marco de verdor y de rosas?¿Qué de las camaradas de los juegos impúberes?¿Son vírgenes intactas o madres dolorosas?Es verdad, sé el destino casto de aquella pobrepálida, cuyo rostro, como una indulgenciaplenaria, miré ayer tras un vidrio lloroso;me ha inundado en recuerdos pueriles la presenciade Ana, que al tutearme decía el «tú» de antañocomo una obra maestra, y que hoy me habló conceremonia forzada; he visto a Catalina,exangüe, al exhibir su maternal fortunacuando en un cochecillo de blondas y de rasolleva el fruto cruel y suave de su idiliopor los enarenados senderos...Más no séde todas las demás que viven en exilio.Y por todas quiero. He de saber de todaslas pequeñas torcaces que me dieron el gustode la voz de mujer. ¡Torcaces que cantabanpara mí, en la mañana de un día claro y justo!Dime, plaza de nidos musicales, de lasactrices que impacientes por salir a la escenadel mundo, chuscamente fingían gozosos líosde noviazgos y negros episodios de pena.Dime, Plaza de Armas, de las párvulas lindasy bobas, que vertieron con su mano inconscienteun perfume amistoso en el umbral del almay una gota del filtro del amor en mi frente.Mas la plaza está muda, y su silencio trágicose va agravando en mí con el mismo dolordel bisoño escolar que sale a vacacionespensando en la benévola acogida de Abel,y halla muerto, en la sala, al hermano menor. -Nunca reclines un ángel oh bellísima de estíohacia el violín sibaritaHay que dejar caer la vozpara hacer pie sobre las amapolas.Bien sé que una mejillaes tan mortal como las pompas de jabónBien sé que los transeúntesestán hallando el área de las floresPor eso te ruego ruiseñorque te adhieras a la caída de la hojaAlista tu materia prima para las talas de amorDisfrázate de ciervo descalzo y sin autoridadsobre el mary rescatarás su alma de las traidorasgolondrinas -En tu cumpleaños y siempre...Un mensaje de cumpleañosque para ti he escogidoy en cuyas lineas deseoque llegue a ti mi cariñoy con él mi felicitacióny mis votos más sincerospor tu dicha en el día de hoyy en los años venideros. -Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,De mí murmuran y exclaman:"Ahí va la loca soñandoCon la eterna primavera de la vida y de los campos,Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado."Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,Con la eterna primavera de la vida que se apagaY la perenne frescura de los campos y las almas,Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos? -De tu rostro purísimo y resplandecientesurge una luz silenciosaque todo lo desnuda, descubreparaísos y mares de ceniza,oculta sombras con su bella campanay vuela como un pájaro.Olvidar tu rostro es ahogar el corazón,tratar de ignorarlo es vivira ciegas, dando tumbos;no es necesario volver a decirque tu rostro nos promete un reinoen un universo inmóvil y destruido. -A CherintoNo te engañe el doradovaso ni, de la puesta al bebederosabrosa miel, cebado;dentro al pecho ligero,Cherinto, no traspases el postreroasensio; ten dudosala mano liberal, que esa azucena,esa purpúrea rosa,que el sentido enajena,tocada, pasa al alma y la envenena.Retira el pie; que ascondesierpe mortal el prado, aunque floridolos ojos roba; adondeaplace más, metidoel peligroso lazo está, y tendido.Pasó tu primavera;ya la madura edad te pide el frutode gloria verdadera;¡ay! pon del cieno brutolos pasos en lugar firme y enjuto,antes que la engañosaCirce, del corazón apoderada,con copa ponzoñosael alma trasformada,te ajunte nueva fiera a su manada.No es dado al que allí asienta,si ya el cielo dichoso no le mira,huir la torpe afrenta;o arde oso en irao, hecho jabalí, gime y suspira.No fíes en viveza:atiende al sabio rey Solimitano;no vale fortaleza:que al vencedor Gazanocondujo a triste fin femenil mano;imita al alto Griego,que sabio no aplicó la noble antenaal enemigo ruegode la blanda Serena,por do por siglos mil su fama suena;decía comoviendoel aire en dulce son: «La vela inclina,que, del viento huyendo,por los mares camina,Ulises, de los Griegos luz divina;allega y da reposoal inmortal cuidado, y entretantoconocerás curiosomil historias que canto,que todo navegante hace otro tanto;Todos de su caminotuercen a nuestra voz y, satisfechocon el cantar divinoel deseoso pecho,a sus tierras se van con más provecho.Que todo lo sabemoscuanto contiene el suelo, y la reñidaguerra te cantaremosde Troya, y su caída,por Grecia y por los dioses destruida.»Ansí falsa cantabaardiendo en crueldad; mas él prudentea la voz atajabael camino en su gentecon la aplicada cera suavemente.Si a ti se presentare,los ojos sabio cierra; firme atapala oreja, si llamare;si prendiere la capa,huye, que sólo aquel que huye escapa. -¡Dime qué dices, mar, qué dices, dime!Pero no me lo digas; tus cantaresson, con el coro de tus varios mares,una voz sola que cantando gime.Ese mero gemido nos redimede la letra fatal, y sus pesares,bajo el oleaje de nuestros azares,el secreto secreto nos oprime.La sinrazón de nuestra suerte abona,calla la culpa y danos el castigo;la vida al que nació no le perdona;de esta enorme injusticia sé testigo,que así mi canto con tu canto entona,y no me digas lo que no te digo. -Se suicidóla estatua del dictador.La estatua vivía en el centro del estanque.Una noche de vientola estatua se lanzó al agua.La estatua del dictadormurió ahogada.Sólo las gaviotas la echaron de menos. -¡A mí n'ámas me gustaque dali gustu al cuerpo!Si yo fuera bien rico,jacía n'ámas eso:jechalmi güenas siestasembajo de los fresnos,jartalmi de gaspachoscon güevos y poleos,cascalmi güenos fritiscon bolas y pimientos,mercal un güen caballo,tenel un jornaleroque to me lo jicierapa estalmi yo bien quieto,andal bien jateao,jechal cá instanti medio,fumal de nuevi perrasy andalmi de paseolo mesmo que los curas,lo mesmo que los médicos...Si yo fuera bien rico,jacía n'ámas eso,¡que a mí n'ámas me gustaque dali gustu al cuerpo! -Una copa con alas: quién la ha vistoantes que yo? Yo ayer la vi. Subíacon lenta majestad, como quien vierteóleo sagrado: y a sus bordes dulcesmis regalados labios apretaba:?Ni una gota siquiera, ni una gotadel bálsamo perdí que hubo en tu beso!Tu cabeza de negra cabellera?Te acuerdas?? con mi mano requería,porque de mí tus labios generososno se apartaran. ?Blanda como el besoque a ti me transfundía, era la suaveatmósfera en redor: La vida enterasentí que a mí abrazándote, abrazaba!Perdí el mundo de vista, y sus ruidosy su envidiosa y bárbara batalla!Una copa en los aires ascendíay yo, en brazos no vistos reclinadotras ella, asido de sus dulces bordes:Por el espacio azul me remontaba!Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista:en rueda o riel funde el herrero el hierro:una flor o mujer o águila o ángelen oro o plata el joyador cincela:Tú sólo, sólo tú, sabes el modode reducir el Universo a un beso! -Si a vuestra voluntad yo soy de cera,y por sol tengo sólo vuestra vista,la cual a quien no inflama o no conquistacon su mirar, es de sentido fuera;¿de do viene una cosa, que, si fueramenos veces de mí probada y vista,según parece que a razón resista,a mi sentido mismo no creyera?Y es que yo soy de lejos inflamadode vuestra ardiente vista y encendidotanto, que en vida me sostengo apenas;mas si de cerca soy acometidode vuestros ojos, luego siento heladocuajárseme la sangre por las venas. -Después de tantos años,La lluvia te ha calado hasta los huesosY tú sigues en pie bajo la lluvia.Con la esperanza, al menosDe hallar en las palabrasNo tan sólo hermosura, sino ánimo,Aunque a veces encuentres el desánimo,Aunque a veces encuentres la tristeza. -Grata la voz del aguaa quien abrumaron negras arenas,grato a la mano cóncavael mármol circular de la columna,gratos los finos laberintos del aguaentre los limoneros,grata la música del zéjel,grato el amor y grata la plegariadirigida a un Dios que está solo,grato el jazmín.Vano el alfanjeante las largas lanzas de los muchos,vano ser el mejor.Grato sentir o presentir, rey doliente,que tus dulzuras son adioses,que te será negada la llave,que la cruz del infiel borrará la luna,que la tarde que miras es la última. -A Antonio MachadoSentado en el columpioel ángelus dormitaEnmudecen los astros y los frutosY los hombres heridospasean sus surtidorescomo delfines líricosOtros más agobiadoscon los ríos al hombroperegrinan sin llamar en las posadasLa vida es un único verso interminableNadie llegó a su finNadie sabe que el cielo es un jardínOlvido.El ángelus ha fallecidoCon la guadaña ensangrentadaun segador cantando se alejaba. -Poeta provinciano,pajarero,vengo y voy por el mundo,desarmado,sin otrosí, silbando,sometidoal sol y su certeza,a la lluvia, a su idioma de violín,a la sílaba fría de la ráfaga.Sí sí sí sí sí sí,soy un desesperado pajarero,no puedo corregirmey aunque no me convidenlos pájaros a la enramada,al cieloo al océano,a su conversación, a su banquete,yo me invito a mí mismoy los acechosin prejuicio ninguno:jilgueros amarillos,tordos negros,oscuros cormoranes pescadoreso metálicos mirlos,ruiseñores,vibrantes colibríes,codornices,águilas inherentesa los montes de Chile,loicas de pecho puroy sanguinario,cóndores iracundosy zorzales,peucos inmóviles, colgados del cielo,diucas que me educaron con su trino,pájaros de la miel y del forraje,del terciopelo azul o la blancura,pájaros por la espuma coronadoso simplemente vestidos de arena,pájaros pensativos que interroganla tierra y picotean su secretoo atacan la corteza del giganteo abren el corazón de la maderao construyen con paja, greda y lluviala casa del amor y del aromao jardineros suaveso ladroneso inventores azules de la músicao tácitos testigos de la aurora.Yo, poetapopular, provinciano, pajarero,fui por el mundo buscando la vida:pájaro a pájaro conocí la tierra;reconocí dónde volaba el fuego:la precipitación de la energíay mi desinterés quedó premiadoporque aunque nadie me pagó por esorecibí aquellas alas en el almay la inmovilidad no me detuvo. -tanto que desprecié el temor cobarde;subí a do el fuego más me enciende y ardecuanto más la esperanza se desvía.Gasté en error la edad florida mía,ahora veo el daño, pero tarde,que ya mal puede ser que el seso guardea quien se entrega ciego a su porfía.Tal vez prüebo "mas, ¿qué me vale?" alzarmedel grave peso que mi cuello oprime,aunque falta a la poca fuerza el hecho.Sigo al fin mi furor, porque mudarmeno es honra ya, ni justo que se estimetan mal de quien tan bien rindió su pecho. -Ya que con más regalo el campo mira(Pues del hórrido manto se desnuda)Purpúreo el Sol y, aunque con lengua muda,Suave Filomena ya suspira,Templa, noble garzón, la noble lira,Honren tu dulce plectro y mano agudaLo que al son torpe de mi avena rudaMe dicta Amor, Calíope me inspira.Ayúdame a cantar los dos extremosDe mi pastora, y cual parleras avesQue a saludar al Sol a otros convidan,Yo ronco, tú sonoro, despertemosCuantos en nuestra orilla cisnes gravesSus blancas plumas bañan y se anidan. -20 poemas de amor y una canción desesperadaEn su llama mortal la luz te envuelve.Absorta, pálida doliente, así situadacontra las viejas hélices del crepúsculoque en torno a ti da vueltas.Muda, mi amiga,sola en lo solitario de esta hora de muertesy llena de las vidas del fuego,pura heredera del día destruido.Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro.De la noche las grandes raícescrecen de súbito desde tu alma,y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas,de modo que un pueblo pálido y azulde ti recién nacido se alimenta.Oh grandiosa y fecunda y magnética esclavadel círculo que en negro y dorado sucede:erguida, trata y logra una creación tan vivaque sucumben sus flores, y llena es de tristeza. -Il vostro passo di vellutoE il vostro sguardo di vergine violata.Dino CampanaSimonetta,por tu delicadezala tarde se hace lágrima,funeral oración,música detenida.Simonetta Vespucci,tienes el alma frágilde virgen o de amante.Ya Judith despeinadao Venus húmedatienes el alma fina de mimbrey la asustada inocenciadel soto de olivos.Simonetta Vespucci,por tus dos ojos verdesSandro Boticellite ha sacado del mar,y por tus trenzas largasy por tus largos muslos,Simonetta Vespuccique has nacido en Florencia. -A la memoria de Héctor Marqués, capitán de la Marina mercante española, que murió en alta mar y lo enterraron en Nueva York.Marineros,¿por qué le dais a la tierra lo que no es suyoy se lo quitáis al mar?¿Por qué le habéis enterrado, marineros,si era un soldado del mar?Su frente encendida, un faro;ojos azules, carne de iodo y de sal.Murió allá arriba, en el puente,en su trinchera, como un soldado del mar;con la rosa de los vientos en la manodeshojando la estrella de navegar.¿Por qué le habéis enterrado, marineros?¡Y en una tierra sin conchas! ¡¡En la playa negra!! ... Allá,en la ribera siniestradel otro mar;¡Nueva York!"piedra, cemento y hierro en tempestad".Donde el ojo ciclópeo del gran faroque busca a los ahogados no puede llegar;donde se acaban las torres y los puentes;donde no se ve yala espuma altiva de los rascacielos;en los escombros de las calles sórdidasque rompen en el último arrabal;donde se vuelve la culebra sombría de los elevadosa meterse otra vez en la ciudad...Allí, la arcilla opaca de los cementerios, marineros,allí habéis enterrado al capitán.¿Por qué le habéis enterrado, marineros,por qué le habéis enterrado,si murió como el mejor capitán,y su alma "viento, espuma y cabrilleo"está ahí, entre la noche y el mar...? -¿Por qué?¿De dónde vienes?¿ Y quién te trae a perturbarel tecleo de esta computadoraen la última tarde de este año?Llegas como volandoentre las alas de las cacatúasy entre las voces de las cigarrasque gritan tu nombre al río Potomac.¿Quién te desliza hasta mis predios secretosdonde planto semillas que germinarán más lejos?¿Quién arranca de mi gargantaeste quejido roncoque sale con un sondistinto al de mi vozzigzagueando en las callescomo onda sideralque se lleva tu nombre?¿De qué sortilegio soy objeto?O es acaso la magiatejida entre las notasque viaja de tu pianoa mi computadora...Mi corazón sale a encontrartepor las calles que conducen a tu casa,en el aire que da luz a tus ojosy mi garganta grita con la materiaque hace la garganta de los cóndoresy la lluvia mojay la lluvia persisteen las plazasa la orilla de mi marojo que se quedó abiertomirando a la nada infinita.Cuatro letrasen mi corazóngritan tu nombrecuatro letras ahogan mi gargantacuatro letras humedecen mi piely mis sueñoscuatro letras:Amor. -Helada en el susto verdete soñélatiendo en las claridadesVientos sin rumbo alumbrabantu sangre viva en la nievecrucificada en las venasPor tu candor de aluminioclaveles degollaríaen invisibles licoresY en transparencias vacíasgalopando en los confineste raptaré nadadora -Despierta de caricias,aún siento por mi cuerpo corriéndome tu abrazo.Estremecido y tenue sigo andando en tu imagen.¡Fue tan hondo de instintos mi sencillo reclamo...!De mí se huyeron horas de voluntad robusta,y humilde de razones, mi sensación dejaron.Yo no supe de edades ni reflexiones yertas.¡Yo fui la Vida, amado !La vida que pasaba por el canto del avey la arteria del árbol.Otras notas más suaves pude haber descorrido,pero mi anhelo fértil no conocía de atajos:me agarré a la hora loca,y mis hojas silvestres sobre ti se doblaron.Me solté a la pureza de un amor sin ropajesque cargaba mi vida de lo irreal a lo humano,y hube de verme toda en un grito de lágrimas,¡en recuerdo de pájaros!Yo no supe guardarme de invencibles corrientes¡Yo fui la Vida, amado !La vida que en ti mismo descarriaba su rumbopara darse a mis brazos. -El lagarto está llorando.La lagarta está llorando.El lagarto y la lagartacon delantalitos blancos.Han perdido sin querersu anillo de desposados.¡Ay, su anillito de plomo,ay, su anillito plomado!Un cielo grande y sin gentemonta en su globo a los pájaros.El sol, capitán redondo,lleva un chaleco de raso.¡Miradlos qué viejos son!¡Qué viejos son los lagartos!¡Ay cómo lloran y lloran,¡ay!, ¡ ay!, cómo están llorando! -Tú no habías nacido. Todo eraentonces diferente: los armariosinmensos y más dulcesy encendidas las frutas. Hubo nochesen blanco y temerosas, en que pudoser resumen del mundo aquella manosobre mi frente húmeda. (Ahoralo está siendo esa risa con que sacaspunta a la situación, mientras en vanotrato de imaginarme qué paredeste tocará mirar en la agonía.) -Con pie de pluma recorrí tu esfera,Mundo gracioso del esparcimiento;Y no fue raro que jugara el vientoCon la mentira de mi primavera.Dormido el corazón, extraño fueraQue hubiese dado lumbre y aposentoAl suplicante Amor, cuyo lamentoLlama de noche al corazón y espera.Si, fría el alma y agobiado el lomo,Llegué a tu soledad reveladoraCon pie de pluma y corazón de plomo,¡Deja que un arte más feliz asuma,Gracioso mundo, y que te busque ahoraCon pie de plomo y corazón de pluma! -Hoy las nubes me trajeron,volando, el mapa de España.¡Qué pequeño sobre el río,y qué grande sobre el pastola sombra que proyectaba!Se le llenó de caballosla sombra que proyectaba.Yo, a caballo, por su sombrabusqué mi pueblo y mi casa.Entré en el patio que un díafuera una fuente con agua.Aunque no estaba la fuente,la fuente siempre sonaba.Y el agua que no corríavolvió para darme agua. -Levanta tu edificio. Planta un árbol.Combate si eres joven. Y haz el amor, ¡ah, siempre!Mas no olvides al fin construir con tus triunfoslo que más necesitas: Una tumba, un refugio. -Dónde estará la Guillermina?Cuando mi hermana la invitóy yo salí a abrirle la puerta,entró el sol, entraron estrellas,entraron dos trenzas de trigoy dos ojos interminables.Yo tenía catorce añosy era orgullosamente oscuro,delgado, ceñido y fruncido,funeral y ceremonioso:yo vivía con las arañashumedecido por el bosqueme conocían los coleópterosy las abejas tricolores,yo dormía con las perdicessumergido bajo la menta.Entonces entró la Guillerminacon dos relámpagos azulesque me atravesaron el peloy me clavaron como espadascontra los muros del invierno.Esto sucedió en Temuco.Allá en el Sur, en la frontera.Han pasado lentos los añospisando como paquidermos,ladrando como zorros locos,han pasado impuros los añoscrecientes, raídos, mortuorios,y yo anduve de nube en nube,de tierra en tierra, de ojo en ojo,mientras la lluvia en la fronteracaía, con el mismo traje.Mi corazón ha caminadocon intransferibles zapatos,y he digerido las espinas:no tuve tregua donde estuve:donde yo pegué me pegaron,donde me mataron caíy resucité con frescuray luego y luego y luego y luego,es tan largo contar las cosas.No tengo nada que añadir.Vine a vivir en este mundo.Dónde estará la Guillermina? -Descaminando, enfermo, peregrinoEn tenebrosa noche, con pie inciertoLa confusión pisando del desierto,Voces en vano dio, pasos sin tino.Repetido latir, si no vecino,Distincto oyó de can siempre despierto,Y en pastoral albergue mal cubiertoPiedad halló, si no halló camino.Salió el sol, y entre armiños escondida,Soñolienta beldad con dulce sañaSalteó al no bien sano pasajero.Pagará el hospedaje con la vida;Más le valiera errar en la montaña,Que morir de la suerte que yo muero. -Dentro quiero vivir de mi fortunay huir los grandes nombres que derramacon estatuas y títulos la Famapor el cóncavo cerco de la luna.Si con ellos no tengo cosa algunacomún de las que el vulgo sigue y ama,bástame ver común la postrer cama,del modo que lo fue la primer cuna.Y entre estos dos umbrales de la vida,distantes un espacio tan estrecho,que en la entrada comienza la salida,¿qué más aplauso quiero, o más provecho,que ver mi fe de Filis admitiday estar yo de la suya satisfecho? -Madre, yo al oro me humillo,Él es mi amante y mi amado,Pues de puro enamoradoAnda continuo amarillo.Que pues doblón o sencilloHace todo cuanto quiero,Poderoso caballeroEs don Dinero.Nace en las Indias honrado,Donde el mundo le acompaña;Viene a morir en España,Y es en Génova enterrado.Y pues quien le trae al ladoEs hermoso, aunque sea fiero,Poderoso caballeroEs don Dinero.Son sus padres principales,Y es de nobles descendiente,Porque en las venas de OrienteTodas las sangres son Reales.Y pues es quien hace igualesAl rico y al pordiosero,Poderoso caballeroEs don Dinero.¿A quién no le maravillaVer en su gloria, sin tasa,Que es lo más ruin de su casaDoña Blanca de Castilla?Mas pues que su fuerza humillaAl cobarde y al guerrero,Poderoso caballeroEs don Dinero.Es tanta su majestad,Aunque son sus duelos hartos,Que aun con estar hecho cuartosNo pierde su calidad.Pero pues da autoridadAl gañán y al jornalero,Poderoso caballeroEs don Dinero.Más valen en cualquier tierra(Mirad si es harto sagaz)Sus escudos en la pazQue rodelas en la guerra.Pues al natural destierraY hace propio al forastero,Poderoso caballeroEs don Dinero. -La arena de otra orilla,la noche de otro cielo,una silenciosa madrugadacon el mar al fondocomo un sueño.Otras manos en mis manos.Otras calles y no éstas.Mi vidaes una cita a ciegasa la que nunca llegas tú,o de la que ya te has idopara siempre. -Las manos de mi cariñote están bordando una capacon agremán de alhelíesy con esclavina de agua.Cuando fuiste novio mío,por la primavera blanca,los cascos de tu caballocuatro sollozos de plata.La luna es un pozo chico,las flores no valen nada,lo que valen son tus brazoscuando de noche me abrazan,lo que valen son tus brazoscuando de noche me abrazan. -Te marcharás un día.Tan sólo, en este tiempo,Demoras la partida.¿ A qué lugar ? Lo ignoras.Allí donde te dejenVivir de alguna forma.Olvida tu pasado,Tus errores, y guardaUn poco de entusiasmoPara salir indemne,Para andar por la vidaY retrasar la muerte. -De mi sastre en el hurtarla mano es tan singular,que si cae la tela en ellacuando la empieza a doblar,ya puedo doblar por ella.Y cuando pasa a trazarla tela ya referida,no hay como verle sacarla medida para hurtar,cuando él hurta sin medida. -Lo escuchas desde la orilla remotísimade la lluvia, aunque la pielestremecida se te levanta en llantoy las palabras danzanen el vértigo herido de tu esqueleto.Lo oyes con los ojos,como algo antiguo y perenne que es,por sí sólo,un sistema válido de correspondenciasentre la calidez de la piedray la distancia del sentimiento.Que a lo mejor son amargas circunstancias,pero configuran una personalidad compleja. -(Cantata)1954¡Patria de las perfectas luces, tuyala ingenua, agraria y melodiosa fiesta,campos que cubren hoy brazos de cruces!¡Patria de los perfectos lagos, altosespejos que tu mano acerca al cielopara que vea Dios tantos estragos!¡Patria de los perfectos montes, caudade verdes curvas imantando auroras,hoy por cárcel te dan tus horizontes!¡Patria de los perfectos días, horasde pájaros, de flores, de silencioque ahora, ¡oh dolor!, son agonías!¡Patria de los perfectos cielos, dueñade tardes de oro y noches de luceros,alba y poniente que hoy visten tus duelos!¡Patria de los perfectos valles, tiendende volcán a volcán verdes hamacasque escuchan hoy llorar casas y calles!¡Patria de los perfectos frutos, pulpade paraíso en cáscara de luces,agridulces ahora por tus lutos!¡Patria del armadillo y la luciérnagadel pavoazul y el pájaro esmeralda,por la que llora sin cesar el grillo!¡Patria del monaguillo de los monos,el atel colilargo, los venados,los tapires, el pájaro amarilloy los cenzontles reales, fuego en plumasdel colibrí ligero, juego en vocesde la protesta de tus animales!Loros de verde que a tu oído gritanno ser del oro verde que ambicionanlos que la libertad, Patria, te quitan.Guacamayas que son tu plusvalíapor el plumaje de oro, cielo y sangre,proclamándote va su gritería...¡Patria de las perfectas aves, librevive el quetzal y encarcelado muere,la vida es libertad, Patria, lo sabes!¡Patria de los perfectos mares, tuyosde tu profundidad y ricas costas,más salóbregos hoy por tus pesares!¡Patria de las perfectas mieses, antesque tuyas, júbilo del pueblo, gentecon la que ahora en el pesar te creces!¡Patria de los perfectos goces, hechosde sonido, color, sabor, aroma,que ahora para quién no son atroces!¡Patria de las perfectas mieles, llantosalado hoy, llanto en copa de amargura,no la apartes de mí, no me consueles!¡Patria de las perfectas siembras, calzancon hambre de maíz sus pies desnudos,los que huyen hoy, tus machos y tus hembras! -Feliz, feliz cumpleañosdeseo para tique Dios omnipotentete quiera bendecir.A Dios le doy graciasque con su amor sin para fin de otro año hermosote permitió llegar.Feliz, feliz cumpleañosque Dios en su bondadte dé más larga vida,salud, felicidad. -Llévame hacia el surde tus caderasdonde la humedadenvuelve los árbolesque brotan de tu cuerpoLlévame a la tierra profundaque asoma entre tus piernasa ese pequeño norte de tus senosLlévame al desierto fríoque amenaza tu bocaal desterrado oasis de tu ombligoLlévame al oeste de aquellos piesque fueron míosde aquellas manos que encerraronel mar y las montañasLlévame a otros puebloscon el primer besoa la región interminablede lengua y floresa ese camino genitala ese río de ceniza que derramasLlévame a todas partes, amory a todas partes conduce mis dedoscomo si tú fueras la patriay yo, tu único habitante -"Um não sei quê, que nasce não sei onde.vem não sei como, e doi não sei porquê"LUIS DE CAMÕESYo fui feliz un mediodíarobado a la tarifa del invierno.Crucé los sellos del deber y tuveen postigos del Surel ocio imponderable de otro marabriéndome las venas.La belleza alisaba las costurasdel luego en otra parteo por si acaso,embebía la dimensión del huecoque la historia reparte en las esquinasde las plazas minúsculas.Hilé los pasadizos, los túneles sin fechasuspendido en el hombro del número perfecto.Rocé las crines,la calma súbita,la botella de luzcon que acoge el reloj de los vestíbulos.Corren por mí las calles del encuentro.Las uvas del futuro endulzanel puerto que entretuve,tan propiamente cómplices,la vez que fui feliz y posesivo. -Ved: sentado lo llevoSobre mi hombro:Oculto va, y visiblePara mí solo!Él me ciñe las sienesCon su redondoBrazo, cuando a las fierasPenas me postro:?Cuando el cabello hirsutoYérguese y hosco,Cual de interna tormentaSímbolo torvo,Como un beso que vuelaSiento en el toscoCráneo: su mano amansaEl bridón loco!?Cuando en medio del recioCamino lóbrego,Sonrío, y desmayadoDel raro gozo,La mano tiendo en buscaDe amigo apoyo,?Es que un beso invisibleMe da el hermosoNiño que va sentadoSobre mi hombro. -El acusado es pálido y lampiño.Arde en sus ojos una fosca lumbre,que repugna a su máscara de niñoy ademán de piadosa mansedumbre.Conserva del obscuro seminarioel talante modesto y la costumbrede mirar a la tierra o al breviario.Devoto de María,madre de pecadores,por Burgos bachiller en teología,presto a tomar las órdenes menores.Fue su crimen atroz. Hartóse un díade los textos profanos y divinos,sintió pesar del tiempo que perdíaenderezando hipérbatons latinos.Enamoróse de una hermosa niña,subiósele el amor a la cabezacomo el zumo dorado de la viña,y despertó su natural fiereza.En sueños vio a sus padres ?labradoresde mediano caudal? iluminadosdel hogar por los rojos resplandores,los campesinos rostros atezados.Quiso heredar. ¡Oh guindos y nogalesdel huerto familiar, verde y sombrío,y doradas espigas candealesque colmarán las trojes del estío!.Y se acordó del hacha que pendíaen el muro, luciente y afilada,el hacha fuerte que la leña hacíade la rama de roble cercenada.................................................Frente al reo, los jueces con sus viejosropones enlutados;y una hilera de obscuros entrecejosy de plebeyos rostros: los jurados.El abogado defensor perora,golpeando el pupitre con la mano;emborrona papel un escribano,mientras oye el fiscal, indiferente,el alegato enfático y sonoro,y repasa los autos judicialeso, entre sus dedos, de las gafas de oroacaricia los límpidos cristales.Dice un ujier: «Va sin remedio al palo».El joven cuervo la clemencia espera.Un pueblo, carne de horca, la severajusticia aguarda que castiga al malo. -Tras la bermeja Aurora el Sol doradoPor las puertas salía del Oriente,Ella de flores la rosada frente,Él de encendidos rayos coronado.Sembraban su contento o su cuidado,Cuál con voz dulce, cuál con voz doliente,Las tiernas aves con la luz presenteEn el fresco aire y en el verde prado,Cuando salió bastante a dar LeonoraCuerpo a los vientos y a las piedras alma,Cantando de su rico albergue, y luegoNi oí las aves más, ni vi la Aurora;Porque al salir, o todo quedó en calma,O yo (que es lo más cierto), sordo y ciego. -Despidióse el francés con grasa buena,(Con buena gracia digo, señor Momo),Hizo España el deber con el Vandomo,Y al pagar le hará con el de Pena.Reales fiestas le impidió al de HumenaLa ya engastada Margarita en plomo,Aunque no hay toros para Francia comoLos de Guisando, su comida y cena.Estrellóse la gala de diamantesTan al tope, que alguno fue topacio,Y aun don Cristalïán mintió finezas.Partióse al fin, y tan brindadas antesNos dejó las saludes de Palacio,Que otro día enfermaron Sus Altezas. -Lo que queráis, señor;y sea lo que queráis.Si queréis que entre las rosasría hacia los matinalesresplandores de la vida,que sea lo que queráis.Si queréis que entre los cardossangre hacia las insondablessombras de la noche eterna,que sea lo que queráis.Gracias si queréis que mire,gracias si queréis cegarme;gracias por todo y por nada,y sea lo que queráis.Lo que queráis, señor;y sea lo que queráis. -Caña de voz y gesto,una vez y otra veztiembla sin esperanzaen el aire de ayer.La niña suspirandolo quería coger;pero llegaba siempreun minuto después.¡Ay sol! ¡Ay luna, luna!Un minuto después.Sesenta flores grisesenredaban sus pies.Mira cómo se meceuna vez y otra vez,virgen de flor y rama,en el aire de ayer. -Íbamos de camino.Mi cariño en sus brisas te oreaba.Tu cabello llevado entre los céfirosera también como brisa del alma.Eras también como brisa en la brisa.¡Qué claridad rumorosa mis ansias!¡Oh transparencia vital que encendíatoda mi vida cual fuego en luz blanca!De mi alma entonces salía silvestreel aire fresco de la madrugada.Allá dentro, por dentro, ¡qué purala caricia amorosa del alba!¡Qué delicadas nubes se encendíany qué irisadas aguas!El mundo era el sonidoy en mi interior sonaba. -Cierra, cierra la puerta,como a ella le gustaba...¡Que se encuentre a su gustosu recuerdo! -Son las gaviotas, amor.Las lentas, altas gaviotas.Mar de invierno. El agua grismancha de frío las rocas.Tus piernas, tus dulces piernas,enternecen a las olas.Un cielo sucio se vuelcasobre el mar. El viento borrael perfil de las colinasde arena. Las tediosascharcas de sal y de fríocopian tu luz y tu sombra.Algo gritan, en lo alto,que tú no escuchas, absorta.Son las gaviotas, amor.Las lentas, altas gaviotas. -Para María JoséTe quiero porque hay nubes amarillastu vestido en la lluviacampanillas azules en los piesse quieren cuando entra lentamente la luzTe quiero cuando llegan los piratasy la luna y la arena son todo mi tesoroy acabo de lavar la ropa de los niñosy he perdido un recuerdolos he visto quererse flotando sobre el mundoY ella tuvo la espuma yo la quise en el airey cogió él la luz cuando os besabaisnos queremos callando se quisieron a gritosy las islas subieron y tocaron el solsí la quiso desnuda te he querido y dormíasen un mar infinito y un planeta naranja -¡Pradera, feliz día! Del regio Buenos Airesquedaron allá lejos el fuego y el hervor;hoy en tu verde triunfo tendrán mis sueños vida,respiraré tu aliento, me bañaré en tu sol.Muy buenos días, huerto. Saludo la frescuraque brota de las ramas de tu durazno en flor;formada de rosales, tu calle de Floridamira pasar la Gloria, la Banca y el Sport.Un pájaro poeta rumia en su buche versos;chismoso y petulante, charlando va un gorrión;las plantas trepadoras conversan de política;las rosas y los lirios del arte y del amor.Rigiendo su cuadriga de mágicas libélulas,de sueños millonarios, pasa el travieso Puck;y, espléndida sportwoman, en su celeste carro,la emperatriz Titania seguida de Oberón.De noche, cuando muestra su medio anillo de orobajo el azul tranquilo, la amada de Pierrot,es una fiesta pálida la que en el huerto reina,toca en la lira el aire su do-re-mi-fa-sol.Curiosas las violetas a su balcón se asoman.Y una suspira: «¡lástima que falte el ruiseñor!»Los silfos acompasan la danza de las brisasen un walpurgis vago de aromas y de visión.De pronto se oye el eco del grito de la pampa;brilla como una puesta del argentino sol;y un espectral jinete como una sombra cruza,sobre su espalda un poncho; sobre su faz, dolor.?¿Quién eres, solitario viajero de la noche??Yo soy la Poesía que un tiempo aquí reinó:Yo soy el primer gaucho que parte para siempre,de nuestra vieja patria llevando el corazón. -Soy araña feliz sobre la telaen el ir y venir de las agujashasta sentirme olvidadade las flor mistificada y de los parques.Que no me engulla el sol y el aguapara luego segarme.Soy feliz cuando las puertasse convierten en perros guardianesy me siento protegida de la lluvia.Es mejor cerrar los ojosque no sepan del color, ni los oídos escuchenla facundia de las viejas cotorras.Que las paredes aprendana amoldarse al silencio de la piedra,que el maleficio no llegueporque hay muertos que suelen repetirsey nada hay de extraordinarioen que otro día sin suertedejen de una vez la puerta abiertate arrebaten de nuevo el mismo muertoy se te vaya dos veces, o tres, o cien¿quién sabe cuántas veces?Soy feliz cuando las puertas no permitenque salgan los de adentrocuando los que aún no lleganse pierden sin saber si han de llegarporque hay muertos que suelen repetirsey nada hay de extraordinario en que se te vaya de nuevo¿quién sabe cuántas veces?Nada sé de colocar alfombraspara dar la bienvenida a los extraños;que se vayan con sus risas de cristal partido,con sus cofres de badanay sus cajitas de músicaQue se vallanmuy lejos de mis puertasque saben guarecer de la inútil profecía.¡Olvídense de mí!viejos doctores de los presentimientosQuiero ser feliz convertida en araña.Déjenme a solas custodiada por mis puertasporque hay muertos que suelen repetirsey ya no quiero ver pasaruna y otra vez el mismo féretro. -A usted le doy una flor,si me permite,un gato y un micrófono,un destornillador totalmente en desuso,una ventana alegre.Agítelos.Haga un poemao cualquier otra cosa.Léasela al vecino.Arrójela feliz al sumidero.Y buenos días,no vuelva nunca más, saludea cuantos aún recuerdenque nos vamos pudriendo de impotencia. -¡Hoja verdecon sol rico,carne míacon mi espíritu! -Miré al sentarme a la mesa,bañado en la luz del díael retrato de María,la cubana japonesa.El aire acaricia y besa,como un amante lo haría,la orgullosa bizarríade la cabellera espesa.Diera un tesoro el Mikadopor sentirse acariciadopor princesa tan gentil,digna de que un gran pintorla pinte junto a una floren un vaso de marfil. -El siglo veinte desfila.Lenin delante con páteracon sangre de proletas . Stalin luego,bailando la danza macabra sobre el cuerpo de Trotski.Siguen el canalla Hitler y su manada,perros llenos de desprecio de sí mismospara quienes el hombre era ficción.Detrás de orgullo cerrado gateaHiro Hito, de la misma calaña.El sol naciente se hundióen sangre.Roosevelt, Truman, Bush.¿Creí en ellos? Cada uno de ellosera una desilusión.¿Qué otro guasón triste desfilaráen América después del siglo veinte?Los conocí sólo de nombre,a los poderosos de la tierra.No los reconocíporque no conocen otro derechoque el del perro más fuerte,porque no conocen otro amorque el del perro más apasionado,porque no conocen otra vidaque la de de perros.Cuando considero que gobiernanel mundo, que Rijmenamno escapa de su abrazo,aprieto los labios,mi corazón se retuerce ycon indecisión meneo la cabeza.No, pienso, no, no lo conozco a él,Chirac, Yeltsin, Milosevich,Bill Clinton.No lo conozco a él, Mobutu,Assad, Papa Doc,pequeño renacuajo de mal mayor.No lo niegues, cada uno de ellostiene sus cualidades.Exactamente esas no me gustan.No pienso que nosotros-ellos y yo, quiero decir-podemos ser amigos.Tengo una falta absoluta de respetopara quien solamente evoca la aparienciade ejercer el podery por consiguiente abusa del poder. -Por niñear, un picarillo tierno,Hurón de faltriqueras, subtil caza,A la cola de un perro ató por maza(Con perdón de los clérigos) un cuerno.El triste perrinchón en el gobiernoDe una tan gran carroza se embaraza;Grítale el pueblo, haciendo de la plaza(Si allá se alegran) un alegre infierno.Llegó en esto una viuda mesurada,Que entre los signos, ya que no en la gloria,Tiene a su esposo, y dijo: «Es gran bajezaQue un gozque arrastre así una ejecutoriaQue ha obedecido tanta gente honrada,Y se la ha puesto sobre su cabeza.» -Hoy me he tendido junto a una joven puracomo a la orilla de un océano blanco,como en el centro de una ardiente estrellade lento espacio.De su mirada largamente verdela luz caía como un agua seca,en transparentes y profundos círculosde fresca fuerza.Su pecho como un fuego de dos llamasardía en dos regiones levantado,y en doble río llegaba a sus pies,grandes y claros.Un clima de oro maduraba apenaslas diurnas longitudes de su cuerpollenándolo de frutas extendidasy oculto fuego. -Quisiera saber por qué esta muerteal verte, adolescente rumoroso,mar dormido bajo los astros ciegos,aún constelado por escamas de sirenas,o seda que despliegancambiante de fuegos nocturnosy acordes palpitantes,rubio igual que la lluvia,sombrío igual que la vida es a veces.Aunque sin verme desfiles a mi lado,huracán ignorante,estrella que roza mi mano abandonada su eternidad,sabes bien, recuerdo de siglos,cómo el amor es luchadonde se muerden dos cuerpos iguales.Yo no te había visto;miraba los animalillos gozando bajo el sol verdeante,despreocupado de los árboles iracundos,cuando sentí una herida que abrió la luz en mí;el dolor enseñabacómo una forma opaca, copiando luz ajena,parece luminosa.Tan luminosa,que mis horas perdidas, yo mismo,quedamos redimidos de la sombra,para no ser ya másque memoria de luz;de luz que vi cruzarme,seda, agua o árbol, un momento. -Somos amantes. Suelen los poetascon infantiles coplas y sonetoscelebrar el tañir de las campanascomo la hora nupcial de nuestro encuentro.Dirían más, pero se callan porquese abrevia así el relato en dulce cuento.Es la sombra que atiende el buen negocio,madama de aire triste; los dinerospagados por el cuarto azul agrandansus ojos apagados, mas los juegosde los amantes en las escalerasno la dejan dormir. Se siente el cielocuando en la calle oscura y sin un ánimaya somos de la acera dos silenciospor una tos la culpa de un ladrido.¡ Qué accidente ! ¿Quién más irá a saberlo? -Oh agua.Mientras por ella avanzoA ella alabo. -Creo en la vida todopoderosa,en la vida que es luz, fuerza y calor;porque sabe del yunque y de la rosacreo en la vida todopoderosay en su sagrado hijo, el buen Amor.Tal vez nació cual el vehemente sueñodel numen de un espíritu genial;brusca la senda, el porvenir risueño,nació tal vez cual el vehemente sueñode un apóstol que busca un ideal.Padeció, la titán, bajo los yugosde una falsa y mezquina religión;veinte siglos se hicieron sus verdugosy aun padece, titán, bajo sus yugosesperando la luz de la razón.Fue en la humana estultez crucificada;murió en el templo y resurgió en la luz...¡Y, desde alli, vendra como una espada,contra esa Fe que germino en la nada,contra ese dios que enmascaro la cruz!Creo en la carne que pecando sube,creo en la Vida que es el Mal y el Bien;la gota de agua del pantano es nube.Creo en la carne que pecando subey en el Amor que es Dios.¡Por siempre amén! -El pastor que en el monte anduvo al hielo,al pie del mismo, derribando un pino,en saliendo el lucero vespertinoenciende lumbre y duerme sin recelo.Dejan las aves con la noche el vuelo,el campo el buey, la senda el peregrino,la hoz el trigo, la guadaña el lino,que al fin descansa cuando cubre el cielo.Yo solo, aunque la noche con su mantoesparza sueño y cuanto vive aduerma,tengo mis ojos de descanso faltos.Argos los vuelve la ocasión y el llanto,sin vara de Mercurio que los duerma,que los ojos del alma están muy altos. -Sentada ante la ruecaHelena piensa en Paris.Sus hijos creceny Menelao dormita entre las mantasen un rincón desde donde la mira a veces.Ella hilando la ruecaestá pensando en Parisla hermosura y el pánicoy tal vez una lágrima o un pálpitomientras el hilo corre entre sus dedosy Menelao dormitay sus hijos persiguen mariposasy Paris es un sueño que el tiempo le devuelve detenidoengalanado vencedor de nadaen esta dulce tarde en que Helena está hilando su recuerdocon una limpia lágrima o un pálpito. -Mesianismo leninismofetichismo leninismoexitismo leninismomoralismo leninismoheroísmo leninismoy machismo leninismocontinuismo leninismocristianismo leninismoreumatismo leninismooptimismo leninismoexorcismo leninismoy marxismo leninismomal que bienno son lo mismo -A la orilla de la carreterahay amapolasy campesinos recogiendo fresasen una huerta cercana.Hay gravilla y margaritas,cristales rotos.Hay líneas continuas y discontinuas-a la orilla de la carretera-,hay amigos por llegar, días futuros,hay distancia y vacaciones en el mar y regresos con regalos.Hay un ramo de flores, hay amapolas.Hay líneas continuas y discontinuas,días futuros.Hay amigos que nunca llegan. -Quiero morir cuando decline el día,en alta mar y con la cara al cielo,donde parezca sueño la agoníay el alma un ave que remonta el vuelo.No escuchar en los últimos instantes,ya con el cielo y con el mar a solas,más voces ni plegarias sollozantesque el majestuoso tumbo de las olas.Morir cuando la luz triste retirasus áureas redes de la onda verde,y ser como ese sol que lento expira;algo muy luminoso que se pierde.Morir, y joven; antes que destruyael tiempo aleve la gentil corona,cuando la vida dice aún: «Soy tuya»,aunque sepamos bien que nos traiciona. -Yavé se complació en Abel y su ofrenda, mientrasque le desagradó Caín y la suya. Caín entonces seencolerizó y su rostro se descompuso. Yavé le dijo:¿Por qué te encolerizas y te muestras malhumorado?Gén. 4, 4-6Me he pasado la vida malgastando favores en personas que nunca mequisieron.Yo sólo deseaba ser del grupo.Tratado como un corruptor de sueños,mantenido a distancia de niños y mascotas, como a quien por extrañono se recibe en casa,he tenido que oír ya demasiadas veces que soy un impostor.Tarde para los besos, para estrechar las manos,tarde para las lágrimas y el arrepentimiento,tarde para cualquier palabra.Tarde:por lo visto yo siempre llego tarde.Y de noche, en la casa en donde todos duermen,mientras fumo asomado a la ventana,o en la mañana sórdida de cafés y cristales empañados, a solas con elmundo,o en la blancura estéril de una página,he comprendido -tarde- que es inútil querer ser otra cosa que elfantasma embustero que habéis hecho de mí,un no-muerto cortado a la medida de todo lo que nunca quise ser,alguien a quien sin duda me parezco, como un hombre a su máscara:el hipócrita, el sucio y el que no es de fiar,a un paso del ridículo (el cantante de moda o el bachiller con granos),a un paso del horror (el buen chico que sale en los sucesos).Soy el que traicionó tus confidencias.El que maltrató al tonto de la clase.El que lo enredó todo cuando los dos amigos disputaban la mismachica idiota.El que habló mal de ti cuando no estabas y trató de poner en contratuya al grupo.El que usó del chantajesentimental (es fácil entre amigos)para ahuyentar del grupo a los extraños,vuestros otros amigos, que eran más ocurrentes, más experimentadosy, qué pena,más incautos.El que juró y juró, "podéis creerme..." y "no sabía...", y sísabía y consiguió que le creyeran.Soy el que habló al oído de una chica asustada y -aún me acuerdo-le imaginó un futuro más honorable, una salida digna, "hazlo, mujer",y durante un momento era todo posible, matar con una frase, aquelhorror...Mi máscara lo ha dicho, que soy ese:agazapado, sórdido,al que puedes tumbar con un buen puñetazo y zumba en torno tuyo,pero nadie es al fin tan peligroso -piensas- cuando puedes tumbarlocon un buen puñetazo,y luego es tarde, mira, ya te tengo.Todos llegamos tarde alguna vez.¿Y nada más? ¿Acaso os preguntasteis un instante qué oculta la máscarade un monstruo?Me acuerdo de esa infancia interminable,a caballo en la rama más valiente del árbol de los juegos.Eso era algo; noel paraíso exactamente, pero-ternura pronta, cándido heroísmo y la avidez legítima del cachorrointocado-allí existía el orden. Y es curiosoque a la luz de una infancia ideal los enemigos sean menos enemigos.También ellos tuvieron ese miedo indefenso que redimey una conmovedora propensión al llanto.¿Sabéis quién soy a solas? El que escuchacanciones tristes.He soñado a menudo redimir mi egoísmo con un gesto, dar mi vidaa cambio de otra vida,ser el súbito héroe que muere en el incendio.Pensad en mí lejano, la cabeza inclinada.Toda esa gente afuera, tanto frío, las calles se bifurcan y el camino quelleva a la casa segura no se termina nunca.Yo he pensado en la muerte y a menudo he ensayado una muerteinofensiva, de poca sangre y mucho, mucho miedo,sólo para ahuyentar de mí todo el ridículo y el asco de mí mismo,cuchilla en las muñecas, quemadura en los brazos para seguir viviendo,porque al fin el dolor es la consciencia, es el ruido del mundo que atu alrededor chilla y te agita los hombros.Te aferras a esa vida con desesperación y, sin embargo,eres adolescente: nunca sabes qué hacer ni qué decir, dónde poner lasmanos y los ojos.Tu cuerpo ya es grotesco y esas chicas se ríen. No te gusta tu cara.Estás enamorado. Más allá de las fórmulas, los libros te insinúan unavida más fácil en cualquier otra parte.Los libros te consuelan en todo lo esencial.Y tú en tu jaula estéril te revuelves, inútil, sudoroso, como en la nocheinsomne cuando el calor te ahoga.Dando palos de ciego. La novia de tu amigo. Matarías con gustocualquier signo de amor.Usa de ese poder, usa los libros,porque luego el perdón de Dios es una fórmulay tú eres el no-muerto que debe defenderse, el hipócrita, el sucio y elcorruptor de sueños.Dolorosa esta edad en que siempre estás soloy a tu alrededor nacela flor limpia de un mundo que nunca es para ti. -Hurtas mi vulto y cuanto más le debeA tu pincel, dos veces peregrino,De espíritu vivaz el breve linoEn los colores que sediento bebe,Vanas cenizas temo al lino breve,Que émulo del barro le imagino,A quien (ya etéreo fuese, ya divino)Vida le fió muda esplendor leve.Belga gentil, prosigue al hurto noble;Que a su materia perdonará el fuego,Y el tiempo ignorará su contextura.Los siglos que en sus hojas cuenta un roble,Árbol los cuenta sordo, tronco ciego;Quien más ve, quien más oye, menos dura. -Cercada está mi alma de contrarios;la fuerza, flaca; el castellano, loco;el presidio, infïel, bisoño y poco,ningunos los pertrechos necesarios.Los socorros que espero, voluntarios,porque ni los merezco ni provoco;tan desvalido, que aun a Dios no invocoporque mis consejeros andan varios.Los combates, continuos, y la ofensa;los enemigos, de ánimo indomable;rota por todas partes la muralla.Nadie quiere acudir a la defensa...¿qué hará el castellano miserableque en tanto estrecho y confusión se halla? -Tú querías que yo te dijerael secreto de la primavera.Y yo soy para el secretolo mismo que es el abeto.Árbol cuyos mil deditosseñalan mil caminitos.Nunca te diré, amor mío,por qué corre lento el río.Pero pondré en mi voz estancadael cielo ceniza de tu mirada.¡Dame vueltas, morenita!Ten cuidado con mis hojitas.Dame más vueltas alrededor,jugando a la noria del amor.¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera,el secreto de la primavera. -Tómame ahora que aún es tempranoy que llevo dalias nuevas en la mano.Tómame ahora que aún es sombríaesta taciturna cabellera mía.Ahora que tengo la carne olorosay los ojos limpios y la piel de rosa.Ahora que calza mi planta ligerala sandalia viva de la primavera.Ahora que en mis labios repica la risacomo una campana sacudida aprisa.Después..., ¡ah, yo séque ya nada de eso más tarde tendré!Que entonces inútil será tu deseo,como ofrenda puesta sobre un mausoleo.¡Tómame ahora que aún es tempranoy que tengo rica de nardos la mano!Hoy, y no más tarde. Antes que anochezcay se vuelva mustia la corola fresca.Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no vesque la enredadera crecerá ciprés? -¡Ay qué nadar de alma es este mar!¡Qué bracear de náufrago y qué hundirsey hacerse a flote y otra vez hundirse!¡Ay qué mar sin riberas ni horizonte,ni barco que esperar! Y qué agarrarsea esta blanda tiniebla, a este vacíoque da vueltas y vueltas... A esta aguanegra que se resbala entre los dedos...¡Qué tragar sal y muerte en esta ausenciainfinita de ti! -Tú piensas que eres distintoporque te dicen poeta,y tienes un mundo apartemás allá de las estrellas.De tanto mirar la lunaya nada sabes mirar,eres como un pobre ciegoque no sabe adónde va...Vete a mirar los mineros,los hombres en el trigal,y cántale a los que luchanpor un pedazo de pan.Poeta de tiernas rimas,vete a vivir a la selva,y aprenderás muchas cosasdel hachero y sus miserias.Vive junto con el pueblo,no lo mires desde afuera,que lo primero es ser hombre,y lo segundo, poeta. -Creí pasar mi tiempoamandoy siendo amadacomienzo a darme cuentaque lo pasé despedazandomientras era a mi vezdespedazada. -Dulcissime vanus HomemsAl amor de la lumbre cuya llamacomo una cresta de la mar ondea.Se oye fuera la lluvia que goteasobre los chopos. Previsora el amasupo ordenar se me temple la camacon sahumerio. En tanto la Odiseamontes y valles de mi pecho oreade sus ficciones con la rica tramapreparándome el sueño. Del castañoque más de cien generaciones de hojacriara y vio morir, cabe el escañoabrasándose el tronco con su rojabrasa me reconforta. ¡Dulce engañola ballesta de mi inquietud afloja! -a Ángeles DalúaUna lluvia ancestral cae de los álamos,convierte en breve espejo cada hoja.Es un árbol callado que se elevade la raíz hasta la línea firmede la luz, y corren sus hogueraspor la carne profunda. Y si caminase estremece igual que una muchachaque se alza también hacia lo incierto.(En mis pulmones siento cómo alientael aire que se interna y vivifica,la ternura de algún sexo escondidoque aguarda la belleza, el cumplimiento,su perfecto equilibrio sobre el mundo.)He tomado su piel, siento en la bocala savia perfumada de los álamos. -Está en la sala familiar, sombría,y entre nosotros, el querido hermanoque en el sueño infantil de un claro díavimos partir hacia un país lejano.Hoy tiene ya las sienes plateadas,un gris mechón sobre la angosta frente,y la fría inquietud de sus miradasrevela un alma casi toda ausente.Deshójanse las copas otoñalesdel parque mustio y viejo.La tarde, tras los húmedos cristales,se pinta, y en el fondo del espejo.El rostro del hermano se iluminasuavemente. ¿Floridos desengañosdorados por la tarde que declina?¿Ansias de vida nueva en nuevos años?¿Lamentará la juventud perdida?Lejos quedó -la pobre loba- muerta.¿La blanca juventud nunca vividateme, que ha de cantar ante su puerta?¿Sonríe el sol de orode la tierra de un sueño no encontrada;y ve su nave hender el mar sonoro,de viento y luz la blanca vela hinchada?Él ha visto las hojas otoñales,amarillas, rodar, las olorosasramas del eucalipto, los rosalesque enseñan otra vez sus blancas rosasY este dolor que añora o desconfíael temblor de una lágrima reprime,y un resto de viril hipocresíaen el semblante pálido se imprime.Serio retrato en la pared clareatodavía. Nosotros divagamos.En la tristeza del hogar golpeael tictac del reloj. Todos callamos. -Ciprés.(Agua estancada.)Chopo(Agua cristalina.)Mimbre.(Agua profunda.)Corazón.(Agua de pupila.) -Escribo casi a oscuras,en las habitacionespequeñas de la casa, donde difícilmentepodría caber un hombre.Me obstino en la palabra que se dice al oído,que empaña los cristales,que humedece los bordes de la página.Presiento que un poemaes un ruido que se intuye a lo lejos,la puerta que se abre al otro ladode una misma ciudad.Por eso cada noche,después de que el cansancioconsigue disuadirme, dejo sobre la mesauna vela encendida:la lámpara votiva de una iglesia sin culto,desprovista de imágenes. -Salir al sol, estornudar tres veces.Que este acto sencillo, tan común,tan nuestro, repita su mecánicacada mediodía, casi a las tres,de este verano que aún, comonosotros o el verde de la hierba,o el calor o las rosas,no se ha cumplido del todo.Y así, no importa el lugar,en qué plaza, con qué otra gente,eso que , bien mirado,no pasa de ser una alergia,sea un aviso, el rezo, la llamadade algo que en el interiorse mueve, agita, se rebelaporque quiere crecer,porque quiere salir,porque desea, desea y deseaverdecer con el césped,abrirse en las rosas,estallar al calor pleno de julioen cada julio, en cada eneroy a tu lado. -Nosotros no dormimos. Hay un gestode araña en cada sombra amenazantey el silencio se llena de presagios.No dormimos. Quemamoslas horas como extraños cigarrillos.Sabemos que ahí afuera la vida es deseable,las chicas huelen bien,y nada de eso es nuestro.No podemos dormir, no hemos dormido nunca.A veces alguien mira, de perfil, preguntándosecon dolor qué esperamosdesde hace tanto tiempo. Las arañas,las arañas. No hemos dormido nunca.Y pasamos los días con los ojos abiertoscomo esos tragaluces que miran desde un sótano.Ya nos duelen los párpadosy alguien dice palabras,el mundo está bien hecho, simplementenuestra vida es así.Ojalá nos muriésemos como quien no ha vivido,que un soplo nos borrase la arena de los labios,sin huellas y sin humo, apagando la luz.Ah, si por fin durmiéramos, no puedo imaginarlo.Tus labios cantarían una canción de cuna.Más también las arañas... Hay un gestode mosca en cada sombra. Oh, Señor de las Moscas,la vida es un infierno.Nosotros no dormimos, igual que las arañas,cristales y arenilla bajo la nuca insomne.Ellas tejen sus redes.Por si las moscas. -A causa de mis vestidos rotosde mis estrellas fracturadasde mis paisajes eternamente cosidos al recuerdoalunizan tus avispas de seda buscadas en el airelo que no nace adentrocapitombe tuyo y mío, tocanos toca, tocamos sus floressu rodante cielo aburridoahora nuestro tomados de la mano.La boca no tiene pesosi reparte ideas sin mentirantes antes antes.Que no se diga nuncaque mi boca, que tu bocasin palabra mentidaelige tarde un algo, un besomuerde.Morder lo brevelo nuestro mordible, queribleen cremalleras, en bastillasen los botones estampados de las blusasen la seda silenciosa del bostezoCuando nadie, cuando nada quedemuerde muerde muerde mis atadossin siquiera tornar algo de vidaa tu vida que es mi vida devuelta sin vivirvida de avispas en el aireseda de vestido no buscadojamás encontrado al finen la carrera de vivir en tu carreramía, tuya y mía. -La muerte regresa a tientas con su barcoEscupe sus negros esclavos, sus piezas de mercaderíaRegresa desde los sueños en forma de galeón o de canoaEs en nosotros que vive con su llanto sumergidoA veces me pregunto a quien llaman mis padresDesde la senilidad con sus tantas voces;Por qué se repiten mis abuelos en los mismos hábitosDe hablar con la nadaO de esparcir sus fotografíasEn el garabato de la niebla?Aún no se esconden las cosas presentes y los veoJugar con los nietos, que permanecerán cantando para siempreCuando hay brea sobre estos puertosO gaviotas confusas que se posan en los mástiles y en las cuerdasA diatribar con los gallotes.No hay más misterios nivelados que observar el marY su llanto sumergido,Esos dioses gemebundosQue bostezan despacio o que se llenan la boca con fabulacionesDe foca o de ballena.Es este miedo a respirar las sales que ya conozcoA visitar esos puertos donde se quedó mi cuerpo de tritónO de almirante,Escribir los mismos poemasQue circularon con las estrellas de la espuma, o recordarEsa balada que va en la boca de los longorongosQue gritan sus orgasmos repletos de fiebre;Vegetar en mi espejo que se vuelve un caracol henchidoO una furia oceánica que se repite como un triste maremoto.Por eso atestiguo el recolectar con mi caña de pescar estas imágenes.Estas verdades que tiemblan y se agitan en el fondoDe todas las nadas como peces que resguardan la tranquilidad del aireO como burbujas secas que se quedan vacilandoEn mis manos como medusas.La muerte me llevará a todos los puertosE irá doblando mis pantalones y mis restos de equipaje.Seré más oscuro o luminoso cuando recorraLas huestes y las epopeyas de otros mares, seré joven o viejoO quizás oblicuo como todo resplandor que nace.A veces creo que cada díaLa muerte nos prepara para entrar en su barco. -Brilla el aguaen mi piely no la sientocorre a chorros el aguapor mi espaldano la sientome froto con la toallame pellizco en un brazono me sientocomienzo a vestirmea tropezonesde los rincones brotanrelámpagos de gritosojos desorbitadosratas que correndientesaún no siento nadame extravío en las calles:niños con caras suciaspidiéndome limosnamuchachas prostitutasque no tienen quince añostodo es llaga en las callestanques que se aproximanbayonetas alzadascuerpos que caenllantopor fin siento mi brazodejé de ser fantasmame dueleluego existovuelvo a mirar la escena:muchachos que correndesangradosmujeres con pánicoen el rostroesta vez duele menosme pellizco de nuevo y ya no siento nadasimplemente reflejolo que pasa a mi ladolos tanquesno son tanquesni los gritosson gritossoy un espejo planoen que nada penetrami superficiees duraes brillantees pulidame convertí en espejoy estoy descarnadaapenas si conservouna memoria vagadel dolor. -Ves que apenas te quedanAlgunas esperanzas por cumplir.Has quemado los años de la vidaMejores para ti.Hablemos del presente, lo que importaEn este día grisEn que todo parece haberle dadoLa espalda al porvenir.Dentro de algunos años, será tardePara empezar a hablar.Si de poco nos sirven las palabras,De poco servirán.No pierdas la esperanza, acepta siempreLa vida como va.Porque quizá cambiemos de destino,Como puede cambiarseDe nombre y de ciudad. -Todo nos amenaza:el tiempo, que en vivientes fragmentos divideal que fuidel que seré,como el machete a la culebra;la conciencia, la transparencia traspasada,la mirada ciega de mirarse mirar;las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba,el agua, la piel;nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,ni el delirio y su espuma profética,ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.Más allá de nosotros,en las fronteras del ser y el estar,una vida más vida nos reclama.Afuera la noche respira, se extiende,llena de grandes hojas calientes,de espejos que combaten:frutos, garras, ojos, follajes,espaldas que relucen,cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,de tanta vida que se ignora y se entrega:tú también perteneces a la noche.Extiéndete, blancura que respira,late, oh estrella repartida,copa,pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida. -Cuando un padre afligidole dice a su hijo acuéstate pequeñoy duérmete seguidoes que quiere a la par hacerse dueñodel hijo y de su sueño -Mi patria es altísima.No puedo escribir una letra sin oírel viento que viene de su nombre.Su forma irregular la hace más bellaporque dan deseos de formarla, de hacerlacomo a un niño a quien se enseña a hablar,a decir palabras tiernas y verdaderas,a quien se le muestran los peligros del mundo.Mi patria es altísima.Por eso digo que su nombre se descomponeen millones de cosas para recordármela.Lo he oído sonar en los caracoles incesantes.Venía en los caballos y en los fuegosque mis ojos han visto y admirado.Lo traían las muchachas hermosas en la vozy en una guitarra.Mi patria es altísima.No puedo imaginármela bajo el maro escondiéndose bajo su propia sombra.Por eso digo que más allá del hombre,del amor que nos dan en cucharadas,de la presencia viva del cadáver,está ardiendo el nombre de la patria. -[Segunda versión]Credibile est illi numen ineste loco.(OVIDIO)Desde el oculto y venerable asilo,do la virtud austera y penitentevive ignorada, y del liviano mundohuida, en santa soledad se esconde,Jovino triste al venturoso Anfrisosalud en versos flébiles envía.Salud le envía a Anfriso, al que inspiradode las mantuanas Musas, tal vez sueleal grave son de su celeste cantoprecipitar del viejo Manzanaresel curso perezoso, tal süavesuele ablandar con amorosa lirala altiva condición de sus zagalas.¡Pluguiera a Dios, oh Anfriso, que el cuitadoa quien no dio la suerte tal venturapudiese huir del mundo y sus peligros!¡Pluguiera a Dios, pues ya con su barquillalogró arribar a puerto tan seguro,que esconderla supiera en este abrigo,a tanta luz y ejemplos enseñado!Huyera así la furia tempestuosade los contrarios vientos, los escollosy las fieras borrascas, tantas vecesentre sustos y lágrimas corridas.Así también del mundanal tumultolejos, y en estos montes guarecido,alguna vez gozara del reposo,que hoy desterrado de su pecho vive.Mas, ¡ay de aquel que hasta en el santo asilode la virtud arrastra la cadena,la pesada cadena con que el mundooprime a sus esclavos! ¡Ay del tristeen cuyo oído suena con espanto,por esta oculta soledad rompiendo,de su señor el imperioso grito!Busco en estas moradas silenciosasel reposo y la paz que aquí se esconden,y sólo encuentro la inquietud funestaque mis sentidos y razón conturba.Busco paz y reposo, pero en vanolos busco, oh caro Anfriso, que estos dones,herencia santa que al partir del mundodejó Bruno en sus hijos vinculada,nunca en profano corazón entraron,ni a los parciales del placer se dieron.Conozco bien que fuera de este asilosólo me guarda el mundo sinrazones,vanos deseos, duros desengaños,susto y dolor; empero todavíaa entrar en él no puedo resolverme.No puedo resolverme, y despechado,sigo el impulso del fatal destino,que a muy más dura esclavitud me guía.Sigo su fiero impulso, y llevo siemprepor todas partes los pesados grillos,que de la ansiada libertad me privan.De afán y angustia el pecho traspasado,pido a la muda soledad consueloy con dolientes quejas la importuno.Salgo al ameno valle, subo al monte,sigo del claro río las corrientes,busco la fresca y deleitosa sombra,corro por todas partes, y no encuentroen parte alguna la quietud perdida.¡Ay, Anfriso, qué escenas a mis ojos,cansados de llorar, presenta el cielo!Rodeado de frondosos y altos montesse extiende un valle, que de mil deliciascon sabia mano ornó Naturaleza.Pártele en dos mitades, despeñadode las vecinas rocas, el Lozoya,por su pesca famoso y dulces aguas.Del claro río sobre el verde margencrecen frondosos álamos, que al cieloya erguidos alzan las plateadas copaso ya sobre las aguas encorvados,en mil figuras miran con asombrosu forma en los cristales retratada.De la siniestra orilla un bosque ombríohasta la falda del vecino montese extiende, tan ameno y delicioso,que le hubiera juzgado el gentilismomorada de algún dios, o a los misteriosde las silvanas dríadas guardado.Aquí encamino mis inciertos pasosy en su recinto ombrío y silencioso,mansión la más conforme para un triste,entro a pensar en mi crüel destino.La grata soledad, la dulce sombra,el aire blando y el silencio mudomi desventura y mi dolor adulan.No alcanza aquí del padre de las lucesel rayo acechador, ni su reflejoviene a cubrir de confusión el rostrode un infeliz en su dolor sumido.El canto de las aves no interrumpeaquí tampoco la quietud de un triste,pues sólo de la viuda tortolillase oye tal vez el lastimero arrullo,tal vez el melancólico trinadode la angustiada y dulce Filomena.Con blando impulso el céfiro suave,las copas de los árboles moviendo,recrea el alma con el manso ruido;mientras al dulce soplo desprendidaslas agostadas hojas, revolando,bajan en lentos círculos al suelo;cúbrenle en torno, y la frondosa pompaque al árbol adornara en primavera,yace marchita, y muestra los rigoresdel abrasado estío y seco otoño.¡Así también de juventud lozanapasan, oh Anfriso, las livianas dichas!Un soplo de inconstancia, de fastidioo de capricho femenil las talay lleva por el aire, cual las hojasde los frondosos árboles caídas.Ciegos empero y tras su vana sombrade contino exhalados, en pos de ellascorremos hasta hallar el precipicio,do nuestro error y su ilusión nos guían.Volamos en pos de ellas, como suelevolar a la dulzura del reclamoincauto el pajarillo. Entre las hojasel preparado visco le detiene;lucha cautivo por huir y en vanoporque un traidor, que en asechanza atisba,con mano infiel la libertad le robay a muerte le condena, o cárcel dura.¡Ah, dichoso el mortal de cuyos ojosun pronto desengaño corrió el velode la ciega ilusión! ¡Una y mil vecesdichoso el solitario penitente,que, triunfando del mundo y de sí mismo,vive en la soledad libre y contento!Unido a Dios por medio de la santacontemplación, le goza ya en la tierra,y retirado en su tranquilo albergue,observa reflexivo los milagrosde la naturaleza, sin que nuncaturben el susto ni el dolor su pecho.Regálanle las aves con su cantomientras la aurora sale refulgentea cubrir de alegría y luz el mundo.Nácele siempre el sol claro y brillante,y nunca a él levanta conturbadossus ojos, ora en el oriente raye,ora del cielo a la mitad subiendoen pompa guíe el reluciente carro,ora con tibia luz, más perezoso,su faz esconda en los vecinos montes.Cuando en las claras noches cuidadosovuelve desde los santos ejercicios,la plateada luna en lo más altodel cielo mueve la luciente ruedacon augusto silencio; y recreandocon blando resplandor su humilde vista,eleva su razón, y la disponea contemplar la alteza y la inefablegloria del Padre y Criador del mundo.Libre de los cuidados enojosos,que en los palacios y dorados techosnos turban de contino, y entregadoa la inefable y justa Providencia,si al breve sueño alguna pausa pidede sus santas tareas, obedienteviene a cerrar sus párpados el sueñocon mano amiga, y de su lado ahuyentael susto y las fantasmas de la noche.¡Oh suerte venturosa, a los amigosde la virtud guardada! ¡Oh dicha, nuncade los tristes mundanos conocida!¡Oh monte impenetrable! ¡Oh bosque ombrío!¡Oh valle deleitoso! ¡Oh solitariataciturna mansión! ¡Oh quién, del altoy proceloso mar del mundo huyendoa vuestra eterna calma, aquí segurovivir pudiera siempre, y escondido!Tales cosas revuelvo en mi memoria,en esta triste soledad sumido.Llega en tanto la noche y con su mantocobija el ancho mundo. Vuelvo entoncesa los medrosos claustros. De una escasaluz el distante y pálido reflejoguía por ellos mis inciertos pasos;y en medio del horror y del silencio,¡oh fuerza del ejemplo portentosa!,mi corazón palpita, en mi cabezase erizan los cabellos, se estremecenmis carnes y discurre por mis nerviosun súbito rigor que los embarga.Parece que oigo que del centro oscurosale una voz tremenda, que rompiendoel eterno silencio, así me dice:«Huye de aquí, profano, tú que llevasde ideas mundanales lleno el pecho,huye de esta morada, do se albergancon la virtud humilde y silenciosasus escogidos; huye y no profanescon tu planta sacrílega este asilo.»De aviso tal al golpe confundido,con paso vacilante voy cruzandolos pavorosos tránsitos, y llegopor fin a mi morada, donde ni halloel ansiado reposo, ni recobranla suspirada calma mis sentidos.Lleno de congojosos pensamientospaso la triste y perezosa nocheen molesta vigilia, sin que lleguea mis ojos el sueño, ni interrumpansus regalados bálsamos mi pena.Vuelve por fin con la risueña aurorala luz aborrecida, y en pos de ellael claro día a publicar mi llantodar nueva materia al dolor mío. -PREGUNTARÉIS: Y dónde están las lilas?Y la metafísica cubierta de amapolas?Y la lluvia que a menudo golpeabasus palabras llenándolasde agujeros y pájaros?Os voy a contar todo lo que me pasa.Yo vivía en un barriode Madrid, con campanas,con relojes, con árboles.Desde allí se veíael rostro seco de Castillacomo un océano de cuero.Mi casa era llamadala casa de las flores, porque por todas partesestallaban geranios: erauna bella casacon perros y chiquillos.Raúl, te acuerdas?Te acuerdas, Rafael?Federico, te acuerdasdebajo de la tierra,te acuerdas de mi casa con balcones en dondela luz de junio ahogaba flores en tu boca?Hermano, hermano!Todoeran grandes voces, sal de mercaderías,aglomeraciones de pan palpitante,mercados de mi barrio de Argüelles con su estatuacomo un tintero pálido entre las merluzas:el aceite llegaba a las cucharas,un profundo latidode pies y manos llenaba las calles,metros, litros, esenciaaguda de la vida,pescados hacinados,contextura de techos con sol frío en el cualla flecha se fatiga,delirante marfil fino de las patatas,tomates repetidos hasta el mar.Y una mañana todo estaba ardiendoy una mañana las hoguerassalían de la tierradevorando seres,y desde entonces fuego,pólvora desde entonces,y desde entonces sangre.Bandidos con aviones y con moros,bandidos con sortijas y duquesas,bandidos con frailes negros bendiciendovenían por el cielo a matar niños,y por las calles la sangre de los niñoscorría simplemente, como sangre de niños.Chacales que el chacal rechazaría,piedras que el cardo seco mordería escupiendo,víboras que las víboras odiaran!Frente a vosotros he visto la sangrede España levantarsepara ahogaros en una sola olade orgullo y de cuchillos!Generalestraidores:mirad mi casa muerta,mirad España rota:pero de cada casa muerta sale metal ardiendoen vez de flores,pero de cada hueco de Españasale España,pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,pero de cada crimen nacen balasque os hallarán un día el sitiodel corazón.Preguntaréis por qué su poesíano nos habla del sueño, de las hojas,de los grandes volcanes de su país natal?Venid a ver la sangre por las calles,venid a verla sangre por las calles,venid a ver la sangrepor las calles! -¡Juego mi vida!¡Bien poco valía!¡La llevo perdidasin remedio!Erik Fjordsson.Juego mi vida, cambio mi vida,de todos modosla llevo perdida...Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,la dono en usufructo, o la regalo...La juego contra uno o contra todos,la juego contra el cero o contra el infinito,la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,en una encrucijada, en una barricada, en un motín;la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,a todo lo ancho y a todo lo hondo"en la periferia, en el medio,y en el sub-fondo..."Juego mi vida, cambio mi vida,la llevo perdidasin remedio.Y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,la dono en usufructo, o la regalo...:o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:todo, todo me da lo mismo:lo eximio y lo rüin, lo trivial, lo perfecto, lo malo...Todo, todo me da lo mismo:todo me cabe en el diminuto, hórrido abismodonde se anudan serpentinos mis sesos.Cambio mi vida por lámparas viejaso por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil:"por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil:por los colgajos que se guinda en las orejasla simiesca mulata,la terracota nubia;la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia:cambio mi vida por una anilla de hojalatao por la espada de Sigmundo,o por el mundoque tenía en los dedos Carlomagno: "para echar a rodar la bola...Cambio mi vida por la cándida aureoladel idiota o del santo;la cambio por el collarque le pintaron al gordo Capeto;o por la ducha rígida que llovió en la nucaa Carlos de Inglaterra;la cambio por un romance, la cambio por un soneto;por once gatos de Angora,por una copla, por una saeta,por un cantar;por una baraja incompleta;por una faca, por una pipa, por una sambuca...o por esa muñeca que lloracomo cualquier poeta.Cambio mi vida "al fiado" por una fábrica de crepúsculos(con arreboles);por un gorila de Borneo;por dos panteras de Sumatra;por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra"o por su naricilla que está en algún Museo;cambio mi vida por lámparas viejas,o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas...¡o por dos huequecillos minúsculos"en las sienes" por donde se me fugue, en grises podres,la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres...!Juego mi vida, cambio mi vida.De todos modosla llevo perdida... -Con toda la cabeza de Medusatiranamente trata mi firmeza;muéstrame su rigor, y su belleza,por quien de mil tramas armas usa.Miro de transformados la confusapesadumbre que infaman su dureza;quiero escusar mi mal, y la perezadel encanto crüel mi intento escusa.Quedo de mármol simulacro eternoa su templo terrible consagrado,como los que atrevidamente vieron;y hecho despojo del tirano tierno,no escusando poder tiranizado,me ofende como a aquellos que ofendieron. -¡Ve! si en oriente la graciosa luzsu cabeza flamígera levanta,los ojos de los hombres, sus vasallos,con miradas le rinden homenaje.Y mientras sube al escarpado cielo,como un joven robusto en su edad media,lo siguen venerando las miradasque su dorada procesión escoltan.Pero cuando en su carro fatigadodeja la cumbre y abandona al día,apártanse los ojos antes fieles,del anciano y su marcha declinante.Así tú, al declinar sin ser mirado,si no tienes un hijo, morirás. -¡Yo lo que tengo, amigo, es un profundodeseo de dormir!... ¿Sabes?: el sueñoes un estado de divinidad.El que duerme es un dios... Yo lo que tengo,amigo, es gran deseo de dormir.El sueño es en la vida el solo mundonuestro, pues la vigilia nos sumergeen la ilusión común, en el océanode la llamada «Realidad». Despiertosvemos todos lo mismo:vemos la tierra, el agua, el aire, el fuego,las criaturas efímeras... Dormidoscada uno está en su mundo,en su exclusivo mundo:hermético, cerrado a ajenos ojos,a ajenas almas; cada mente hilasu propio ensueño (o su verdad: ¡quién sabe!)Ni el ser más adoradopuede entrar con nosotros por la puertade nuestro sueño. Ni la esposa mismaque comparte tu lechoy te oye dialogar con los fantasmasque surcan por tu espíritumientras duermes, podría,aun cuando lo ansiara,traspasar los umbrales de ese mundo,de tu mundo mirífico de sombras.¡Oh, bienaventurados los que duermen!Para ellos se extingue cada noche,con todo su dolor el universoque diariamente crea nuestro espíritu.Al apagar su luz se apaga el cosmos.El castigo mayor es la vigilia:el insomnio es destierrodel mejor paraíso...Nadie, ni el más feliz, restar querríahoras al sueño para ser dichoso.Ni la mujer amadavale lo que un dormir manso y serenoen los brazos de Aquel que nos sugieresantas inspiraciones. ..«El día es de los hombres; mas la noche,de los dioses», decían los antiguos.No turbes, pues, mi paz con tus discursos,amigo: mucho sabes;pero mi sueño sabe más... ¡Aléjate!No quiero gloria ni heredad ninguna:yo lo que tengo, amigo, es un profundodeseo de dormir... -La voz oscura prende soledades,aísla el sueño,perturba a los insomnes.La lluvia, la palabra de la noche,también roza el día con su alientode fuerza estremecida por las nubesque lavan el círculo polarcon las ablaciones de la nieve.El agua, perdida, se confunde,se alía con la niebla derrotada,goza del estertor de los rosalesque no pueden soportarel firme aullido de las sombras.El agua se inmiscuye entre los setospara averiguar la blasfemia de sus gotas,y el rictus amargo de una esperaque pide ser oída en la catarsisde esa misma agua derramada.La noche dice, canta sus pesares,alivia su dolor, su desconsuelocon frascos de alquitrán, fosas comunes,donde reposa la osamenta de un pasadopreso en los avatares del murmullo.La noche se desprende de su piel,minada por el paso de la lluviaque desciende a la losa de la tierra. -A Juan GelmanPorque aprendí a querermepuedo sangrarcon tus heridas. -MULTITUD de la abeja!Entra y saledel carmín, del azul,del amarillo,de la más suavesuavidad del mundo:entra enuna corolaprecipitadamente,por negocios,salecon traje de oroy cantidad de botasamarillas.Perfectadesde la cintura,el abdomen rayadopor barrotes oscuros,la cabecitasiemprepreocupaday lasalasrecién hechas de agua:entrapor todas las ventanas olorosas,abrelas puertas de la seda,penetra por los tálamosdel amor más fragante,tropiezaconunagotade rocíocomo con un diamantey de todas las casasque visitasacamielmisteriosa,rica y pesadamiel, espeso aroma,líquida luz que cae en goteroneshasta que a supalaciocolectivoregresay en las góticas almenasdepositael productode la flor y del vuelo,el sol nupcial seráfico y secreto!Multitud de la abeja!Elevaciónsagradade la unidad,colegiopalpitante!Zumbansonorosnúmerosque trabajanel néctar,pasanvelocesgotasde ambrosía:es la siestadel verano en las verdessoledadesde Osorno. Arribael sol clava sus lanzasen la nieve,relumbran los volcanes,anchacomolos mareses la tierra,azul es el espacio,perohay algoque tiembla, esel quemantecorazóndel verano,el corazón de mielmultiplicado,la rumorosaabeja,el crepitantepanalde vuelo y oro!Abejas,trabajadoras puras,ojivalesobreras,finas, relampagueantesproletarias,perfectas,temerarias miliciasque en el combate atacancon aguijón suicida,zumbad,zumbad sobrelos dones de la tierra,familia de oro,multitud del viento,sacudid el incendiode las flores,la sed de los estambres,el agudohilode olorque reúne los días,y propagadla mielsobrepasandolos continentes húmedos, las islasmás lejanas del cielodel Oeste.Sí:que la cera levanteestatuas verdes,la mielderramelenguasinfinitas,y el océano seaunacolmena,la tierratorre y túnícade flores,y el mundouna cascada,cabellera,crecimientoincesantede panales! -Anoche, unos abriles granas capitularonante mis mayos desarmados de juventud;los marfiles histéricos de su beso me hallaronmuerto; y en un suspiro de amor los enjaulé.Espiga extraña, dócil. Sus ojos me asediaronuna tarde amaranto que dije un canto a suscantos; y anoche, en medio de los brindis, me hablaronlas dos lenguas de sus senos abrasadas de sed.Pobre trigueña aquella; pobres sus armas; pobressus velas cremas que iban al tope en las salobresespumas de un mar muerto. Vencedora y vencida,se quedó pensativa y ojerosa y granate.Yo me partí de aurora. Y desde aquel combate,de noche entran dos sierpes esclavas a mi vida. -Sombra hecha de luz,que templando repele,es fuego con nieveel andaluz.Enigma al trasluz,pues va entre gente solo,es amor con odioel andaluz.Oh hermano mío, tú.Dios, que te crea,será quién comprendaal andaluz. -Hay cementerios solos,tumbas llenas de huesos sin sonido,el corazón pasando un túneloscuro, oscuro, oscuro,como un naufragio hacia adentro nos morimos,como ahogarnos en el corazón,como irnos cayendo desde la piel del alma.Hay cadáveres,hay pies de pegajosa losa fría,hay la muerte en los huesos,como un sonido puro,como un ladrido de perro,saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.Yo veo, solo, a veces,ataúdes a velazarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,con panaderos blancos como ángeles,con niñas pensativas casadas con notarios,ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,el río morado,hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.A lo sonoro llega la muertecomo un zapato sin pie, como un traje sin hombre,llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.Sin embargo sus pasos suenany su vestido suena, callado como un árbol.Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,de violetas acostumbradas a la tierra,porque la cara de la muerte es verde,y la mirada de la muerte es verde,con la aguda humedad de una hoja de violetay su grave color de invierno exasperado.Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,lame el suelo buscando difuntos;la muerte está en la escoba,en la lengua de la muerte buscando muertos,es la aguja de la muerte buscando hilo.La muerte está en los catres:en los colchones lentos, en las frazadas negrasvive tendida, y de repente sopla:sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,y hay camas navegando a un puertoen donde está esperando, vestida de almirante. -A Enrique Fernández Ledesma.INVITACIÓNDe tu magnífico trajerecogeré la basquiñacuando te llegues, o niña,al estribo del carruaje.Esperando para el viajela tarde tiene desmayosy de sus últimos rayosla luz mortecina ondeaen la lujosa libreade los corteses lacayos.No temas: por los senderospolvosos y desolados,te velarán mis cuidados,galantes palafreneros.Y cuando con mil lucerosen opulento derrochese venga encima la noche,obsequiará tus oídoscon sus monótonos ruidosLa serenata del coche.EN CAMINOAl fin te ve mi fortunair, a mi abrigo amoroso,al buen terruño olorosoen que se meció tu cuna.Los fulgores de la luna,desteñidos oropeles,se cuajan en tus broquelesy van por la senda larga,orgullosos de su carga,los incansables corceles.De la noche en el arcanollega al éxtasis la mentesi beso devotamentelos pétalos de tu mano.En la blancura del llanouna fantasía raralas lagunas comparara,azuladas y tranquilas,con tus azules pupilasen la nieve de tu cara.La aurora su lumbre vivamanda al cárdeno celajey al empolvado carruajeun rayo de luz furtiva.Surge la ciudad nativa:en sus lindes, un bohíoparece ver que del ríoel cristal rompen las ruedas,y entre mudas alamedasse recata el caserío.Como níveo relicarioque ocultan los naranjales,del coche por los cristales¿no distingues el Santuario?Del esbelto campanariosalen y rayan los cieloslas palomas con sus vuelos,cual si las torres, mi vida,te dieran la bienvenidaagitando sus pañuelos.LLEGADAPor las tapias la verduradel jazmín cuelga a la calle,y respira todo el vallemelancólica ternura.Aromarán la frescurade tus carrillos sedeñoslos jardines lugareños,y en las azules mañanasllegarán a tus ventanas,en enjambre, los ensueños.Escucharás, amor mío,girando en eterna danzala interminable romanzade las hojas... Y en el fríomes de diciembre sombrío,en el patriarcal sosiegodel hogar, mi dulce ruegoha de loar tu bellezacabe la muda tristezadel caserón solariego.Esparcirán sus oloreslas pudibundas violetasy habrá sobre tus macetaslas mismas humildes flores:la misma charla de amoresque su diálogo desgranaen la discreta ventana,y siempre llamando a misael bronce, loco de risa,de la traviesa campana.A tus plácidos hogaresirán las venturas viejascomo vienen las abejasa buscar los colmenares.Y mi cariño en tus laresverás cómo se acurrucalibre de pompa caduca,al estrecharte mi abrazoen el materno regazode la aromosa tierruca. -Una casa vacía, otra derrumbada,un niño muerto al que le cuentan cuentos,despedidos fantasmas que se desvanecen,ceniza y hueso, piedras derrotadas.Cuartos alquilados, repetidos espacios fugaces,las huellas de los cuerpos en las sábanas,una pesada resaca sin destino,voces que nadie escucha, imágenes de sueños.Innecesarias páginas, gaviotas en la ventana,mar o desierto, blancos despojos,signos y rostros en la pared de la memoria.Sucias pupilas de sol en México, tercoslos ojos redondos de la calaveracontemplan pasado, presente, futuro,sombras tenaces, metáforas gastadas.Miro sin ver lo que ya he visto,humo disforme que se esfuma,invisible mortaja bajo nubes fugaces.Humo en la noche y la nada instantánea. -Cuando el arroz retira de la tierralos granos de su harina,cuando el trigo endurece sus pequeñas caderas y levanta surostro de mil manos,a la enramada donde la mujer y el hombre se enlazan acudo,para tocar el mar innumerablede lo que continúa.Yo no soy hermano del utensilio llevado en la mareacomo en una cuna de nácar combatido:no tiemblo en la comarca de los agonizantes despojos,no despierto en el golpe de las tinieblas asustadaspor el ronco pecíolo de la campana repentina,no puedo ser, no soy el pasajerobajo cuyos zapatos los últimos reductos del viento palpitany rígidas retornan las olas del tiempo a morir.Llevo en mi mano la paloma que duerme reclinada en la se-millay en su fermento espeso de cal y sangrevive Agosto,vive el mes extraído de su copa profunda;con mi mano rodeo la nueva sombra del ala que crece:la raíz y la pluma que mañana formarán la espesura.Nunca declina, ni junto al balcón de manos de hierro,ni en el invierno marítimo de los abandonados, ni en mi pasotardío,el crecimiento inmenso de la gota, ni el párpado que quiereser abierto:porque para nacer he nacido, para encerrar el pasode cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho golpea como unnuevocorazón tembloroso.Vidas recostadas junto a mi traje como palomas paralelas,o contenidas en mi propia existencia y en mi desordenadosonidopara volver a ser, para incautar el aire desnudo de la hojay el nacimiento húmedo de la tierra en la guirnalda: hastacuándodebo volver y ser, hasta cuándo el olorde las más enterradas flores, de las olas más trituradassobre las altas piedras, guardan en mí su patriapara volver a ser furia y perfume?Hasta cuándo la mano del bosque en la lluviame avecina con todas sus agujaspara tejer los altos besos del follaje?Otra vezescucho aproximarse como el fuego en el humonacer de la ceniza terrestre,la luz llena de pétalos,y apartando la tierraen un río de espigas llega el sol a mi bocacomo vieja lágrima enterrada que vuelve a ser semilla. -Sí, la noche sostenida en las grandes hojas espesas,en las lianas que bajan hasta las aguas negras,como lentas serpientes encantadas por los brujos,en los brillos que huyen como soplos azules,dando un temblor fugaz a las ocultas flores,te dio el secreto antiguo de mi ardorosa tierra.Tocaste las raíces, las piedras y las frutas,abrazando los árboles, corriste por pantanos,penetraste en las cuevas, heriste el armadillo,que semeja un cruzado de bruñidas corazas,perdido en las penumbras de la selva y el río.Viste las madrugadas de las lluvias calientesy oíste el murmurar de árboles y animales,ese reclamo eterno de la tierra en la nocheque a veces llora y grita y ronca en la pantera.Y viste el estallido de las grandes semillas,y el nacer de la hoja y el abrir de la flor.Y hablaste, circundado por venados atónitos:"¡Ampárame, oh tierra maravillosa!Yo me estaré contigo adorando tus peñasque en las penumbras tienen rostros de nuevos dioses.Yo vengo de los puertos, de las casas oscuras,donde el viento de enero destruye niños pobres,donde el pan ha dejado de ser pan para los hombres.Yo vengo de la guerra, del llanto y de la cruz.¡Ampárame, oh tierra maravillosa!" -Un helado en el banco de un parque,un café cada recreo,un cigarro a todas horas,la sopa, el filete, la ensalada,el agrio del ayer,el ron porque sí,la soledad porque no.Sabores amargos,fríos sabores,sabores que no sabena vida.La boquilla y el humodel cigarro compartido,el agua, el zumo y el alcoholque a mi boca trasiegas de la tuya,tu cuello, tu lengua,tus pechos y tu ombligo,tu ano, tu vagina.Sabores urgentes,vivos sabores,sabores inacabadostodavía. -Supongo que por ser casi lo único que estaba abierto los domingosen el acuario municipal que están estos días derribandohabíamos pasado no sé qué desmesurado número de tardes,y recuerdo cómo sólo llegar nos dirigíamosa saludar a tío Alfonso convertido en un besugo,aquel besugo afable, exacto a él y que creíamosque a la fuerza tenía ya que conocernos.El tiempo del que hablo era entonces tan extrañoque aún no se habían inventadoesas modernas variantes del los parkingsque creo que se llaman guarderías, y si me esforzarapodría de mañanas y tardes trazar una prolija geografía-la catedral y los paseos, la feria de belenes y de libros,jardines cerca de las autopistas o autos de choqueo museos infinitos: calles, rosas y cuadrosprobablemente más hermosos pero tambiénun poquitín más aburridos que el besugo-.Pero no me interesa y entonces no me esfuerzo.Porque más que eso son los pequeños y diarios infiernosque salpican lo que se dice una vida de familia,ese modo de estar siempre un cazador oculto y fiero en casay los insoportable ritos de la estupidez y de la histeriade los que muy pronto tuve que aprendera huir íntimamente, para seguir viviendo,lo que siempre recuerdo y lo que me hace pensar siempreque puede no haber modo más titánico de ganarse a pulso el cieloni oficio más gravoso que el buen oficio de ser madrey pensar también que cuando pienso eso mejor es que me callesino quiero acabar enhebrando una con otra las cursileríasy más que nada estar convencido de que si algún día consiguieracifrar en un cuadro, en media página o en cualquier otraimposible forma del tiempo o de la músicaalguna sombra de mi despedazada vidasólo un nombre podría llevar la dedicatoria. -No enfrene tu gallardo pensamientoDel animoso joven mal logradoEl loco fin, de cuyo vuelo osadoFue ilustre tumba el húmido elemento.Las dulces alas tiende al blando viento,Y sin que el torpe mar del miedo heladoTus plumas moje, toca levantadoLa encendida región del ardimiento.Corona en puntas la dorada esferaDo el pájaro real su vista afina,Y al noble ardor desátese la cera;Que al mar, do tu sepulcro se destina,Gran honra le será, y a su ribera,Que le hurte su nombre tu ruina. -Cultivo una rosa blancaen junio como en eneropara el amigo sinceroque me da su mano franca.Y para el cruel que me arrancael corazón con que vivo,cardo ni ortiga cultivo;cultivo la rosa blanca. -Fantasmas de la noche, niñas tristesque escriben con las luces apagadas.Dragones del infierno las vigilany en un castillo mueren encerradas.Sus nombres se pronuncian como lirios.Las miro cada tarde atareadasbuscando el verso de hoja gris que digaaquel dolor de mar que no se acaba.Y un duelo, un no sé qué lejano, inmenso,como una horca entonces cierra mi alma.Mis niñas, la costumbre de buscarangustias como agujas mal se paga.Si hubieran hecho caso a sus madrastras.¡Si no hubieran salido de sus casas!Sus senos se deshojarán. Tan sóloel frío irá a crecer en sus entrañas. -Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve;porque nos hablas ya con voz escura,y, aunque dudoso, el bozo a tu blancurasobre ese labio superior se atreve.Y en ti, oh Drusila, de sutil relieveel pecho sus dos bultos apresura,y en cada cual sobre su cumbre puravivo forma un rubí su centro breve.Sienta vuestra amistad leyes mayores:que siempre Amor para el primer venenobusca la inadvertencia más sencilla.Si astuto el áspid se escondió en lo amenode un campo fértil, ¿quién se maravillade que pierdan el crédito sus flores? -Dales la vuelta,cógelas del rabo (chillen, putas),azótalas,dales azúcar en la boca a las rejegas,ínflalas, globos, pínchalas,sórbeles sangre y tuétanos,sécalas,cápalas,písalas, gallo galante,tuérceles el gaznate, cocinero,desplúmalas,destrípalas, toro,buey, arrástralas,hazlas, poeta,haz que se traguen todas sus palabras. -Un libro de amores,de floresfragantes y bellas,de historias de lirios que amasen estrellas;un libro de rosas tempranasy espumasde mágicos lagos en tristes jardines,y enfermos jazmines,y brumaslejanasde montes azules...Un libro de olvido divinoque dice fragancia del alma, fraganciaque puede curar la amargura que da la distancia,que sólo es el alma la flor del camino.Un libro que dice la blanca quimerade la Primavera,de gemas y rosas ceñida,en una lejana, brumosa praderaperdida... -Como me siento lejos de donde estoyO porque me empujan hacia donde no iréCaminoY con un hábil golpe del lápizQue resume las imágenes Que lleva de viajeSubo al tren.Me devuelvo donde no deben ignorarmeRetorno porque lo anterior va conmigoRegreso a mi ciudad y llego a otra. -(Loto)-¿Quién eres tú, misteriosapaloma vegetal de las aguasperfumada estrella viviente?-Cuando alza el azafrán como un monarcasu morada coronay hace brillar su pistilo escarlatadel color de unos labios diciendo: "cosechadme"y las lentejas de aguay las castañas de aguaabren sus verdes ojos y pasean por el lagoyo lanzo mis raícesa las profundidadesnavegopor debajoen un viaje de muertecomo el amor terribleatravieso el olvidoy llego hasta la tierra sub-acuáticacomo a un palacio negroy allí entrosombrío, soberanoa comenzar mi historiay entoncesvivo contra las aguasdesde la tierra al cielocomo el amor realy majestuososubode la savia a la flory entonces soycorazón blanco en las manos del ríosoy nube ancladade salvajes raícessoy el suavecorderode las lagunas:la rosa de Siddhartha. --Desde aquí arriba -¡se lo aseguro, suban!-resulta impresionante el panorama.Al fondo -allá, donde huye el horizonte-,nubes rojas se enlazan con la tarde.La ciudad se retrepa contra el cerro-como un viejo, cansado, en su poltrona-y sonríe en las cúpulas que brillanal herirlas el sol con sus rayos dorados.-¡Olvídame, mostrenco cicerone!Desde aquí arriba -¡te lo aseguro, sube!-desolación es todo el panorama...Las nubes son un mar. El sol, un pozo.El viento barre el corazón vacío.Y, cerrada la puerta de la torre,bajar en caída libre es la sola salida. -Velero bosque de árboles poblado,Que visten hojas de inquieto lino;Puente inestable y prolija, que vecinoEl Occidente haces apartado:Mañana ilustrará tu seno aladoSoberana beldad, valor divino,No ya el de la manzana de oro finoGriego premio, hermoso, mas robado.Consorte es generosa del prudenteModerador del freno mexicano.Lisonjeen el mar vientos segundos;Que en su tiempo (cerrado el templo a Jano,Coronada la paz) verá la genteMultiplicarse imperios, nacer mundos. -de antiguos pensamientos molestado,huyendo el resplandor del sol dorado,que de sus puros rayos me destierra.El paso a la esperanza se me cierra,de una ardua cumbre a un cerro vo enriscado,con los ojos volviendo al apartadolugar, sólo principio de mi guerra.Tanto bien representa la memoriay tanto mal encuentra la presencia,que me desmaya el corazón vencido.¡Oh crueles despojos de mi gloria!desconfïanza, olvido, celo, ausencia,¿por qué cansáis a un mísero rendido? -Iocurrea veces que sentadoa mi propia mesa mientras alzola copa más amarga por vosotrosllegáis abrís de golpe os atrevéisa invadir mi casa sus cimientosla puerta que da al sol lo que he guardadoen el cuarto trastero con sigilopara hablar de lo mucho que nos duelesubir por la palabra hasta el asombroal encuentro a la verdad a las alturasy dejarse caer sobre la vidaIIsucedecon frecuencia que la nochenos sorprende con un pan entre las manosy lloramos la muerte de un amigosu entera dimensión lo que solíaentregarnos a cambio de un abrazode una estrella capturada por la espaldacuando piedra sobre piedra fuimos nubesorpresa compartida aire precisocuando un dios a nuestro paso declinabasu oscura fiereza y nos sabíamás cercanos que nunca a sus dominiosIIIaconteceen fin que nos miramosal fondo de los ojos y hay un hombreque regresa hasta nosotros que maldiceel pan sobre la mesa la palabraque nadie ha pronunciado todavíay es entonces sabedlo sólo entoncescuando toda la casa se derrumbapor mucho que gritemos o amanezca -Y tú quieres oír, tú quieres entender.Y yo te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni para los iniciados.Es para la niña que nadie saca a bailar,es para los hermanos que afrontan la borracheray a quienes desdeñan los que se creen santos, profetas o poderosos. -Boca de llanto, me llamantus pupilas negras,me reclaman. Tus labiossin ti me besan.¡Cómo has podido tenerla misma mirada negracon esos ojosque ahora llevas!Sonreíste. ¡Qué silencio,qué falta de fiesta!¡Cómo me puse a buscarteen tu sonrisa, cabezade tierra,labios de tristeza!No lloras, no lloraríasaunque quisieras;tienes el rostro apagadode las ciegas.Puedes reír. Yo te dejoreír, aunque no puedas. -Volverán las oscuras golondrinasen tu balcón sus nidos a colgar,y otra vez con el ala a sus cristalesjugando llamarán.Pero aquellas que el vuelo refrenabantu hermosura y mi dicha a contemplar,aquellas que aprendieron nuestros nombres...¡esas... no volverán!.Volverán las tupidas madreselvasde tu jardín las tapias a escalar,y otra vez a la tarde aún más hermosassus flores se abrirán.Pero aquellas, cuajadas de rocíocuyas gotas mirábamos temblary caer como lágrimas del día...¡esas... no volverán!Volverán del amor en tus oídoslas palabras ardientes a sonar;tu corazón de su profundo sueñotal vez despertará.Pero mudo y absorto y de rodillascomo se adora a Dios ante su altar,como yo te he querido...; desengáñate,¡así... no te querrán! -Sólo mi frente y el cielo.Los únicos universos.Mi frente, sólo, y el cielo.(Entre ellos, la brisa pura,caricia fiel, mano únicapara tales plenitudes.La brisa, que baja y sube).Arriba, todo el ser vivo,todo el sueño en mi sentido,rozando a aquel con las alasque a su armonía él le baja.Nada más.(¿Acaso erestú la brisa que va y vienedel cielo, amor, a mi frente?) -La Tarara, sí;la tarara, no;la Tarara, niña,que la he visto yo.Lleva la Tararaun vestido verdelleno de volantesy de cascabeles.La Tarara, sí;la tarara, no;la Tarara, niña,que la he visto yo.Luce mi Tararasu cola de sedasobre las retamasy la hierbabuena.Ay, Tarara loca.Mueve, la cinturapara los muchachosde las aceitunas. -El velero lustroso de la muertepasea tu silencio por mis mares sombríosentre brillos de un agua negra en ondas,donde cantan marinos de otro tiempo,ahogados en la noche, rendidos a las algasque transportan las sombras.Y siempre vienes a mí desde el olvido,aventurero terrestre de barbas seculares.Tus zapatos aún suenan sobre los ladrillosy sobre las arenas de bahías desiertas,con baúles desenterrados y monedas,y con rocas lejanas donde los astros caen,donde avanzan temblando las auroras,en medio de las sombras de los fríos,y de pinos del mar,y signos y colores espectrales,y las sombras de madres de barqueros,llamando entre sus paños y sus cabellos,y sus voces confundidas,y sus lágrimas perdiéndose en la arena,y gaviotas en fila, volando hacia otro mundo,hacia distancias cárdenas y negras,hacia un día del misterio,donde grita el hombre a su muerte.Te sigue un perro grande,el perro fiel y lento de nuestra lejanía.En tu penumbra brillan barcas abandonadas.Con las ráfagas gimen tus hondas soledadesy entre las algas tiembla el grave amanecer.Te alejas en tu viaje como llovizna leve,como el rumor del mar en los caracoles.En mi soledad guardo tus hondas soledades.De ti vienen los díasdonando en las guitarras del olvido.Por ti yo soy el hombre, el portador del fuego.Por ti mi mano levanta el espejo que refleja la montaña.Hacia mí venían tus huellas, tu fábula y tu clima,y aún te veo llegar desde la muerte,padre del remo, padre del pesado saco,padre de la cólera y el canto. -¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar!Velat, aljama de los judíos,¡eya, velar!,que non vos furten al Fijo de Díos.¡Eya, velar!Ca furtárvoslo querrán,¡eya, velar!,Andrés e Peidro et Johán.¡Eya, velar!Non sabedes tanto descanto,¡eya, velar!,que salgades de so encanto.¡Eya, velar!Todos son ladronciellos,¡eya, velar!,que assechan por los pestiellos.¡Eya, velar!Vuestra lengua tan palabrera,¡eya, velar!,havos dado mala carrera.¡Eya, velar!Todos son omnes plegadizos,¡eya, velar!,rioaduchos mescladizos.¡Eya, velar!Vuestra lengua sin recabdo,¡eya, velar!,por mal cabo vos ha echado.¡Eya, velar!Non sabedes tant de engaño,¡eya, velar!,que salgades ende este año.¡Eya, velar!Non sabedes tanta razón,¡eya, velar!,que salgades de la prisión.¡Eya, velar!Tomaseio e Matheo,¡eya, velar!,de furtarlo han gran deseo.¡Eya, velar!El discípulo lo vendió,¡eya, velar!,el Maestro non lo entendió.¡Eya, velar!Don Philipo, Simón e Judas,¡eya, velar!,por furtar buscan ayudas.¡Eya, velar!Si lo quieren acometer,¡eya, velar!,¡oy es día de parescer!¡Eya, velar!¡Eya, velar! ¡Eya, velar! ¡Eya, velar! -De todos mis amigosyo tuve la muerte más extraña:con el alma dislocadafui silencio por la página.¿DE PARTE DE QUIÉN?En nombre de Dios abandonamos las señales en el aire.Nos quedaba el vivir, el vivir sin trabas,en nombre de nadie. No apostamos por él(nosotros, jamás apostamos), pero éramos jóveneso tenían aún luz las palabrasde unos versos extrañosque el corazón cifraba.La tarde era una niña a quien abrazábamosriendo en la mañana falsa, y el alcoholy su excitante plata, que luego fatiga y araña,nos hacía andar sin camino, mas fuera de prisa.Era dulce no tener principio y menos aún destino.Era dulce estar en el aire, atravesar el tiempo,ser el vivir que no sabe o sólo nacecultivando cuerpos que dormían como naranjas buenastras los ojos.Pero llegó la noche, última, terrible y sin aviso,para segarnos las miradas y del amor dejar asfalto.Fueron las ciudades un insomnio y cualquier almase hacía pequeña en sus estanques. Adiós y sangre,adiós continuo los gestos, los verbos y los días.No teníamos nada: ni cornisas torpes, ni palabras caducas,sólo ciudad e insomnio, un cartón sin colorespara recortarnos en él y no tener padre.Entonces mordimos el cartón y miramos al aire.Qué buscábamos pájaros muertos lo saben:un olor de mañana sobre una risa afable.Quizá no debíamos, nosotros, los perdidos.Pero lo hicimos, e intentamos que una lluvia volvierasobre las derrotadas estancias, y para vivir nomás,para vivir sin tener que hacerlo en nombre de nadie.Hablo en plural para fingir no estar tan solo,o quizá es que en esta noche ya soy todos. -Al tronco Filis de un laurel sagradoReclinada, el convexo de su cuelloLamía en ondas rubias el cabello,Lascivamente al aire encomendado.Las hojas del clavel, que había juntadoEl silencio en un labio y otro bello,Violar intentaba, y pudo hacello,Sátiro mal de hiedras coronado;Mas la invidia interpuesta de una abeja,Dulce libando púrpura, al instantePrevino la dormida zagaleja.El semidiós, burlado, petulante,En atenciones tímidas la dejaDe cuanto bella, tanto vigilante -...existen los barrotesnos rodeantambién existe el catrey sus ángulos durosy el poema ríoque nos sostiene a todosy es tan substantivocomo el catreel poema que todos escribimoscon lágrimasy uñasy carbón. -En esta escalera que conduce al dolorDecimos que somos testigos de la gloriaDe las grandes ciudades que influyeronLas muy pequeñas Con sus brevesCastillos Iglesias MansionesDe delgadas y femeninas columnas jónicasO con el macizo y angular orden dórico.América TrabajoPara ser leído:Ahora que mi poesía conoce tu oceánica majestuosidadAhora que vi al pescador en la rada ocuparse de sus remosAhora que la humedad y el frío de tus aldeas me conmueven.Llevo este poema al libro para que se le honre. -(Dedicado a Pablo Neruda)Gallipavo senil y cogoterode una poesía sucia, de macacos,tienes la panza hinchada de dinero.Defeca en el portal de los maracos,tu egolatría de imbécil famosotal como en el chiquero los verracos.Legas a ser hediondo de baboso,y los tontos te llaman: ¡«gran podeta»!en las alcobas de lo tenebroso.Si fueras un andrajo de opereta,y únicamente un pajarón flautista,¡sólo un par depatadas en la jeta!...Pero tu índole sadomasoquista,un tiburón de las cloacas sumaa la carroña del oportunista.Y si eres infantil como la espuma,eres absurdo Cacaseno oscuro,si el escribir con menstruación te abruma.Granburgués, te arrodillas junto al murodel panteón de la Academia Sueca,a mendigar... ¡dual amoral impuro!Y emerge el delincuente hacia la plecade la carátula facinerosa,que exhibe al sol la criadilla seca.Astuto, ruin, tarado, voz gangosa,saqueas a la U.R.S.S, envilecido,con la tremenda mano estropajosa.Flojo arribista, tonto y bien comido,dijiste de este norme pueblo ardiente:«Chile, país de cafres», ¡gran bandido!Eres la negra cabeza de puentede la horrorosa corrupción burguesaen el filo-marxismo decadente.Avido como pájaro de presa,refleja tu persona a un mar de idiotas,y es su retrato, en ti, lo que interesa.Por eso no caminas, y rebotascontra la parte más noble y sufrientede tu partido, y te ladran las botas.¡Tú, el discriminador impenitente,burócrata y plutócrata racistaque insulta a herida, a eterna, a heroica gente!...Es que tienes costumbres de alquimistade fiambrería, y es que estás vendido,todo, al gran criminal imperialista.Es que tienes costumbres de alquimistade fiambrería, y es que estás vendido,todo, al gran criminal imperialista.La baba oscura del hampón, hundidoen la maldad oblicua del plagiario,te chorrea del corazón podrido.Y las pelotas del «estravagario»,juegan al campeonato del canallaen el gran orinal «crepusculario».Eres el «jefe» de una tal morralla,tan desleal como todo cobarde,y mereces escupos, no metralla.Calumniador e infamador, tu alardede apropiarte de un muerto es de demente,que se ahoga en los mares de la tarde.Abominando del hombre valiente,echas en cara la desgracia humana,y, al insultar, muestras la bestia ingente.¡Es tan abyecta tu actitud marranay es tan de amoral tu ejecutoria...¡debiste ser hijo de puto y rana!...Chillas por eso pidiendo euforianecio-anormal de «un puntapié en el culo»,y el ser pro-imperialista es tu victoria.Tu condición de Judas y de Chulo,corrompe con dinero mal habido,y a quien explotas, lo declaras nulo.Tu verso inmoral se ha «enriquecido»de un mil de pederastas de prontuario:cantas por paga, en tu rabel transido.Estafándola, alzando su calvario,a aquella fiel humilde «hormiguita»,formas la roña del prostibulario.Por tu gran colección hermafroditasin que falte una loca Concha sola,la Reacción mundial te felicita.la miendo por debajo de la colaal ladrón del Viet Nam, al asesino,eres el héroe de la coca-cola.Gran comensal del Wall Street ladinomiras a Cuba como los «gusanos»,y su martirio te importa un comino.Tu comunismo es farsa de Casi Anosemputacidos y escandalosos,que vende, como reses, sus hermanos.Ceñido de mugrientos y roñosos,tinterillo de latifundistas,yo te comparo a los perros tiñosos.Defiendes, pisoteando comunistas,a los patrones contra los peones,y los dueños de fundo son tus pistas.Ladroneando, eres tú flor de bribones,y como vives de seres dudosos,auspicias guardaespaldas maricones.Insultador de héroes grandiosos,como Mao Tse-tung y su Partido,entregas sangre ajena alos golosos.Tu «pedosita» es pacotilla, heridode vanidad añeja de ramera,«gozas» de «fama», pero estás vencido.A la siniestra mafia aventurerade la chacota en la literaturatu camarilla le dio pedorrera.¡Oh! mixtificador, tu sinecurade atorrante político, «escruchante»poético, es un tarro de basura.Engañas a «las musas», y el cantantede prostíbulo que hay en tus muletas,en las ideas es un comerciante.Sodomitas, rufianes, proxenetas,pacotilleros y filibusteros,te corretean entre cuchufletas.Bohemio y metafísico, en uslerosde material confuso estás sentado,como en grandes divanes de braseros.De «Derecha» y de «Izquierda» te has timbradoy oscilas de entre alones y loyolas,manoseando para lado y lado.Como te arrastran las sesenta bolasde las antologías criminales,te balanceas en las carambolas.Un rebizno mundial de homosexuales,monta la máquina cosmopolitade tus negocios internacionales.Y hasta el cura pronazi araneditallorando se arremanga las pollerasen honor de tu gran guata «bendita».Yegua de arreo, riega las praderasde la bohemia tu meada de piojofuneral, corroído de goteras.Los de Hernanes, el negro y el rojo,son los sucios eunucos amarillosde tu harem: Cardenal y Matapiojo.Ellos te chupan de los calzoncillosla bazofia, con lengua de lacayos:pían sin pico, aunque son pajarillos.Tal como dos esclavos, dos cipayosenmascarados en su podredumbre,sirvientes del verdugo y papagayos.Los «capos» de la antigua servidumbrete abandonaron por ingrato e inmundocomo a un cuchillo mordido de herrumbe.Hoy por hoy, solo, en el hoyo del mundochillas y gritas, espantosamente,lo mismo que un zapato moribundo.Y aunque manchas tu patria, impunemente,contrbandeando éxito por mérito,te escupe un gran gargajo frente a frente.Vendido a Norteamérica, el pretéritode tus engaños al proletariado,da vuelta la chaqueta al benemérito.Traidor y desertor calificado,te burlaste de los trabajadoresyendo de negociado en negociado.Tu frenesí es corruptor de menoresintelectuales, «regolucionario»a lo Mansilla, «Rey» de embaucadores.«La araña negra» y «el patibulario»te llamó Juan de Luigi, al cual echabasen cara la ceguera... ¡oh!, mal corsario.Telarañoso y mercantil, alabaslo que negaste, como equilibrista,y al Premio Nobel lo llenas de babas.De país en país, gran arribista,tu gonorrea literaria has idovendiendo como egregio pendolista.Tu «reconciliación» de forajidocon el imperialismo, es lo más lógico:se van de corrompido a corrompido.Como un bruto o eunuco patológicoestás sobre las clases defecandoy a tu estiércol lo estimas antológico.Un viejo perro muerto anda aullandoen tus quejidos de gran roña ahitay, al vomitar, te vas desintegrando...Toda tu obra mal robada, imita:«Macchu-Picchu» es Ramponi, el argentino,a quien plagiaste su «Piedra Infinita».Tagore, Baudelaire, Vallejo, (vinoy mito), te encubren, y te aterrahaber transado tu alma de cochino.El fosil colonial de Inglaterraentre biblias y whiskyes y serpientesengendró «Residencia en la Tierra».Si hablando a gentes proletarias, mientes,mientes cantando y llorando y, mintiendo,mientes a delincuentes y a inocentes.Como lo heroico no lo estás viviendo,tú frenas la potencia de las masascon tu veneno «poético» horrendo.Por tus siete maletas, sobrepasasel equipaje multimillonario,cuando el botín repleta tus tres casas.A alguna menopáusica de acuario,«tu Farewell» ¡de Blomberg!, le produjoalteraciones en su calendario.Sabat Ercasty te dejó con pujosangriento, y «El Hondero Entusiasta»,es la baraja y el moco del brujo.Siendo un feto, te das de iconoclasta,y a mí me has estafado desde el nombrea esta línea de fuego, que te aplasta.No eres un hombre pobre un pobre hombrecondecorado como a un espíadel anticomunismo, cobre a cobre.«Punta de lanza» de la porqueríacapitalista, porque no batallas,en la agonía de la burguesía.Ni Trujillo agregó a tantas medallastanta asquerosa maldad engañosa,y «Chapitas» fue ejemplo de canallas.El gran oficialismo es tu ruidosapantalla, adulas a cualquier Gobiernoy le cambias por plata, verso o prosa.«Gran mal poeta», (engendro del infierno),te llamó Juan Ramón en «Españolesde Tres Mundos», Caín de mas de un cuerno.¡Y tú, coleccionando caracoleso mascarones en que te defines!...«Radio La Habana» baleó tus controles...Entre los más rosados querubines,te «canonizarán» de comunistacon la trompeta de los malandrines.Un Belaúnde pronacifascistay asesinador de guerrilleroscoronó tu cinismo de pancista.Como a chancha «matada», los culeroste lastiman el lomo y las berijas,(dos instrumentos de los marulleros).Es decir, las ambiguas sabandijasde la retórica y de la poética,ya sólo en los sobacos las prohijas.Porque como eres «loco» de la estéticay el robot parroquial de un clan idiota,hasta tus cómplices piden genética.¿Tú revolucionario? La pelotadel trotzquismo te cuelga del hocico,enmascarándote. Y Lenin te azota.Con tu conducta de sapo y de micoofendes a la inmensa clase obrera,y a costillas del pueblo eres tan rico.Además, el Pentágono reiteraen dólares sonantes y contantes,su amor a la canalla aventurera.Y la CIA procura resonanteséxitos al carajo «bien portado»y condecoraciones y diamantes.Y un horrendo esplendor prefabricadoy queso y pan y vino, todo de oro,y los difraces del enmascarado.La gritería universal, el torode cartón rojo, el Caballo de Troya,la gran máquina-jaula para el loro.Turbia gran bruja macabra de Goyaes tu aflicción de «Toribio Gallina,el Náufrago», colgando de una bo... ya.A tu «realismo» échale formalinaen el tronco esencial de la macana,porque muestra su lengua femenina.La épica social americanala escribo yo, rugiendo pueblo adentro,con mi pluma-fusil, (gran hacha humana).Y tu canción de amor es epicentrode mistificadores, y bolinade maricas, con punto y como al centro.Lo bautizaste como «Guillermina»al «Mascarón», que oculta tus «apremios»de bailarín de la Tía Carlina.Y si aún deseas premios y más premios,te ofrezco el premio a la sirvengüenzuracolosal y feroz de los bohemios,que se cavan la propia sepultura:no importas tú, ¡importa tu impostura!... -NAZIM, de las prisionesrecién salido,me regaló su camisa bordadacon hilos de oro rojocomo su poesía.Hilos de sangre turcason sus versos,fábulas verdaderascon antigua inflexión, curvas o rectas,como alfanjes o espadas,sus clandestinos versoshechos para enfrentarsecon todo el mediodía de la luz,hoy son como las armas escondidas,brillan bajo los pisos,esperan en los pozos,bajo la oscuridad impenetrablede los ojos oscurosde su pueblo.De sus prisiones vinoa ser mi hermanoy recorrimos juntoslas nieves estepariasy la noche encendidacon nuestras propias lámparas.Aquí está su retratopara que no se olvide su figura:Es altocomo una torrelevantada en la paz de las praderasy arribados ventanas:sus ojoscon la luz de Turquía.Errantesencontramosla tierra firme bajo nuestros pies,la tierra conquistadapor héroes y poetas,las calles de Moscú, la luna llenafloreciendo en los muros,las muchachasque amamos,el amor que adoramos,la alegría,nuestra única secta,la esperanza total que compartimos,y más que todouna luchade pueblosdonde son una gota y otra gota,gotas del mar humano,sus versos y mis versos.Perodetrás de la alegría de Nazimhay hechos,hechos como maderoso como fundaciones de edificios.Añosde silencio y presidio.Añosque no lograronmorder, comer, tragarsesu heroica juventud.Me contabaque por más de diez añosle dejaronla luz de la bombilla eléctricatoda la noche y hoyolvida cada noche,deja en la libertadaún la luz encendida.Su alegríatiene raíces negrashundidas en su patriacomo flor de pantanos.Por esocuando rie,cuando ríe Nazim,Nazim Hikmet,no es como cuando ríes:es más blanca su risa,en él ríe la luna,la estrella,el vino,la tierra que no muere,todo el arroz saluda con su risa,todo su pueblo canta por su boca. -Cien sonetos de amorAmor mío, al cerrar esta puerta nocturnate pido, amor, un viaje por oscuro recinto:cierra tus sueños, entra con tu cielo en mis ojos,extiéndete en mi sangre como en un ancho río.Adiós, adiós, cruel claridad que fue cayendoen el saco de cada día del pasado,adiós a cada rayo de reloj o naranja,salud oh sombra, intermitente compañera!En esta nave o agua o muerte o nueva vida,una vez más unidos, dormidos, resurrectos,somos el matrimonio de la noche en la sangre.No sé quién vive o muere, quién reposa o despierta,pero es tu corazón el que reparteen mi pecho los dones de la aurora. -Poeta ayer, hoy triste y pobrefilósofo trasnochado,tengo en monedas de cobreel oro de ayer cambiado.Sin placer y sin fortuna,pasó como una quimerami juventud, la primera...la sola, no hay más que una:la de dentro es la de fuera.Pasó como un torbellino,bohemia y aborrascada,harta de coplas y vino,mi juventud bien amada.Y hoy miro a las galeríasdel recuerdo, para haceraleluyas de elegíasdesconsoladas de ayer.¡Adiós, lágrimas cantoras,lágrimas que alegrementebrotabais, como en la fuentelas limpias aguas sonoras!¡Buenas lágrimas vertidaspor un amor juvenil,cual frescas lluvias caídassobre los campos de abril!No canta ya el ruiseñorde cierta noche serena;sanamos del mal de amorque sabe llorar sin pena.Poeta ayer, hoy triste y pobrefilósofo trasnochado,tengo en monedas de cobreel oro de ayer cambiado. -Yo tuve, en tierra adentro, una novia muy pobre:ojos inusitados de sulfato de cobre.Llamábase María; vivía en un suburbio,y no hubo entre nosotros ni sombra ni disturbio.Acabamos de golpe: su domicilio estabacontiguo a la estación de los ferrocarriles,y ¿qué noviazgo puede ser duradero entrecampanadas centrífugas y silbatos febriles?El reloj de su sala desgajaba las ocho;era diciembre, y yo departía con ellabajo la limpidez glacial de cada estrella.El gendarme, remiso a mi intriga inocente,hubo de ser, al fin, forzoso confidente.María se mostraba incrédula y tristona:yo no tenía traza de una buena persona.¿Olvidarás acaso, corazón forastero,el acierto nativo de aquella señoritaque oía y desoía tu pregón embustero?Su desconfiar ingénito era ratificadopor los perros noctívagos, en cuya algarabíareforzábase el duro presagio de María.¡Perdón, María! Novia triste, no me condenes;cuando oscile el quinqué y se abatan las ocho,cuando el sillón te mezca, cuando ululen los trenes,cuando trabes los dedos por detrás de tu nuca,no me juzgues más pérfido que uno de los silbatosque turban tu faena y tus recatos. -Pero entonces la sangre fue escondidadetrás de las raíces, fue lavaday negada(fue tan lejos), la lluvia del Sur la borróde la tierra(tan lejos fue), el salitre la devoró en lapampa:y la muerte del pueblo fue como siempreha sido:como si no muriera nadie, nada,como si fueran piedras las que caensobre la tierra, o agua sobre el agua.De Norte a Sur, adonde triturarono quemaron los muertos,fueron en las tinieblas sepultados,o en la noche quemados en silencio,acumulados en un piqueo escupidos al mar sus huesos:nadie sabe dónde están ahora,no tienen tumba, están dispersosen las raíces de la patriasus martirizados dedos:sus fusilados corazones:la sonrisa de los chilenos:los valerosos de la pampa:los capitanes del silencio.Nadie sabe dónde enterraronlos asesinos estos cuerpos,pero ellos saldrán de la tierraa cobrar la sangre caídaen la resurrección del pueblo.En medio de la Plaza fue este crimen.No escondió el matorral la sangrepuradel pueblo, ni la tragó la arena de lapampa.Nadie escondió este crimen.Este crimen fue en medio de la Patria. -IA la asomada primera tras la cumbre,cuando bajaba el ballenato placenteroentretenido en curvas de merienda y uvasy fortín soñoliento,el gong del mar se pone en pie de un saltodando con la cabeza en el pavés del cielo;esparce de ceniza las recámaras,vibran las entretelas, y hasta Algherono tendrá paz la tarde.II(Capo Falcone)Hizo sus cálculos trigono-métricos, cuadraron y es feliz, mientras aún sudapor las axilas la raíz cuadradaun rocío radioso de reloj de sol.Entretanto,algunos farallones más dichososse enjugaban el porvenir aceitunadoen cortinas de sombra. -Serán videntes demasiado nadiecolindantes opacosorígenes del tedio al ritmo gotatopes digo que ingieren el desgano con distinta aparienciaSon borra viva cato descompases tirito de la sangreUn poco nubecosa entre sienes de ensayoy algo mucho por cierto indiscernible esqueleteando el airedados ay en derrumbe hacia el final desvío de ya herbosos durmientes paralelosson estertores malacordes óleos espejismos terrenosmilagro intuyo vermescasi llanto que remade la sangreSus remordidas grietaslaxas fibras orates en desparpada fiebre musito por mi dobleson pedales sin olashuecos intransitivos entre burbujas madresgrifosones infiero aunque me duelaislas sólo de sangre -No temas, o bellísimo troyano,viendo que arrebatado en nuevo vuelocon corvas uñas te levanta al cielola feroz ave por el aire vano.¿Nunca has oído el nombre soberanodel alto Olimpo, la piedad y el celode Júpiter, que da la pluvia al sueloy arma con rayos la tonante mano;A cuyas sacras aras humilladogruesos toros ofrece el Teucro en Ida,implorando remedio a sus querellas?El mismo soy. No al'águila eres dadoen despojo; mi amor te trae. Olvidatu amada Troya y sube a las estrellas. -¿Qué fue de ese poemaque no pude atraparel que pasó rengueandofrente a mícon las alitas rotas? -La vida paga sus cuentas con tu sangrey tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.Cógele el cuello de una vez, desnúdala,túmbala y haz en ella tu pelea de fuego,rellénale la tripa majestuosa, préñala,ponla a parir cien años por el corazón.Pero con lindo modo, hermano,con un gestopropicio para la melancolía. -A Rafael CadenasSe hizo tarde.La lucidez protegede la desolación.Se hizo tardepara emprender el viajehacia el conocimiento liberador.Somos siervosde los artificios inventadospor nosotros mismos.Siervos de máquinas,de imágenes sustitutivasdel mundo,de raudales energéticos hurtadosal cosmos.Nos infecta el afán de poder,el ansia de dominarsin merecimiento.Sin embargo... a veces...se oyen llamadas truncas,ecos de grandes luces,anuncios de desgarraduras celestes.Adviene la nostalgia inexplicablede lo perdido sin haberlo tenido,de lo nunca vivido.La multiplicidad ahoga.Se pertenece a la multitud,a lo relativo, a lo virtual,a lo ilusorio.Sin embargo...se escucha, de pronto,fluir en uno mismo el manantial secreto,se respira un súbito perfume,se aprende, mirando las olas,la fuerza de alzarse, de rompery volver a levantarse intacto.¡Buscar la piedra ardiente,seguir el árbol caminante,cantar a las torres del vientollenándose de los helechos colgantes!Pero¿no será muy tarde? -Primero fue el amor, pero partió de viajehacia una meta oculta en la región del viento.Así siguió vagando por un amplio dominiohasta fijar los límites con áspera alambrada.Primero fue el amor. Desconcertado y tímido,marchó siguiendo un vuelo difuso y disconforme.Cuando quiso tornar al punto de partidaya se alzaban las sombras contra el cielo estrellado.Como torres, mejor, como gigantes fierosaspaventando el aire con afanes torcidos,figurones informes -tristes, malditos monstruos-recorrían en pelo los pasillos de casa. -Ignorante eres al decir que mi pluma,si se yergue no es más que un filazoel que da y luego se agazapa; ella es unaque a las dádivas huye y también al abrazo.No es que no sepa donde cae el estocazo,ni la cizaña que todo lo destruye;sucede que mejor se resguarda y huyedel que finge amistad y pronto da el zarpazo;del que agita sus alas y te extiende una manopero con la otra, como ya lo hizo Judas,hace señas para delatar al hermano.Por eso, acostumbrado estoy a sus deslicesy a las prebendas les huyo; sí, es mudami pluma, pero no achato mis narices.Luis Antonio ChávezDiciembre 8 de 2006(8:40 a.m.) -Un poquito, como una mañana cuando sale el sol,esquiva la penumbra la niebla de tus ojos.Ves iluminarse los colores,la luz te levanta el corazón y la esperanzate envuelve en una ola. Hoy.Todavía un momento y todo será posible hoy.Puede que haya primavera en el invierno,verano y sol y sonrisa y gritamosy oímos gritar: '¡Llego, llego!'Nos miraremos a los ojosy diremos y oiremos decir:«Te amo, amor, tanto... Tanto te amo...»Como la mañana cuando sale el sol.Quienes están delante de las puertas -nosotros estamosdelante de las puertas, todos nosotros estamos aquí-ven ceder sus hojas por el mundo enteroante el deseo, la buena voluntad.'¡Llego!' Por las puertas afluyenlas muchedumbres como luz, comoagua, como tiempo y eternidad,un sueño como el año nuevo de dos milque en ningún aspectodifiere de hoyen Rijmenam el universo,cada mañana cuando sale el sol. -Pronto "y entre nosotros" hablaremosy nuestra voz se perderá en el vacíode palabras como silencios;las miradas y los gestos: todo;y el tiempo, suspendido como un soplo de brisa,y solos,hasta que otra voz se aproxime y nos digalo que somos "una mota de polvo", y nos diga:"podéis hablar ahora, es vuestro turno.No más tarde ni antes: ahora"; y hablaremos"con prisa y con melancolía.Nuestras propias palabras parecerán extrañas,como las voces de otros. -De nada vale deciraquí estoy yo,gobierno y mando,si al pasar por Castillay ver el sol crujiendo traslos olmos,uno no sabe dar gracias a Machado.De nada sirvemontar revoluciones, modernizarlas leyes,si al entrar en Moguer y abrir sus murosblancos,uno no escucha, como un geranio púrpura,la voz en los balcones de Juan RamónJiménez.Muy poco importamarcharse tan de prisa a tantas partesa todas a ninguna,sin pararse una vez, y al coger nuevoaliento y mirar el camino,sentir sobre la piel: Palabraspara Julia.Sin duda alguna,España no va bien, como el restodel mundo y el fondo de la vida.Necesitamos agua, pan, un pocode esperanza. Y poesía. -La muchacha del óleo me ha miradode su pincel renazco sin saberlodos manchas sobre el lienzotinta negra.El pincel es mi dedo dibujado en su espaldasu dedo en mi narizla caricia en la nuca.El lienzo es esta camay la ciudad enteracorazón que se abre sin confianzablanco y negro en el lienzoesa muchacha y yo. -Ya no vale la excusa del perfil abiertopara sepultar la carne arracimada,ni someterse al ritualsalvaje de las evidencias.Sobre todo cuando es ociosocumplimentar los expedientes de crisisen la mañana intacta,y el escorzo infantil con que olvidarla nieve se te ha quedado soloen el bolsillo.El puro rigor literariose te muestra más bien desnudo,hoy,mientras planea la luz invernalsobre la mesa revuelta de trabajo. -Reeducas la mirada y te aproximasa lo que significanlos reflejos del sol sobre el trapecio.Miradade testigo directo,que no se atreve a recortar una realidaddeliberadamente contenida en las llamas de marzo,su inclinación revolucionaria.(Se apoyan unas en otras:se convierten en una especie de voladurasque contribuyen a intensificar la atmósfera,sus interioridades).Sobre el humus del último bosque hayojos que aguardan ser olvidados. -Llamar al pan y que aparezcasobre el mantel el pan de cada día;darle al sudor lo suyo y darle al sueñoy al breve paraíso y al infiernoy al cuerpo y al minuto lo que piden;reír como el mar ríe, el viento ríe,sin que la risa suene a vidrios rotos;beber y en la embriaguez asir la vida,bailar el baile sin perder el paso,tocar la mano de un desconocidoen un día de piedra y agoníay que esa mano tenga la firmezaque no tuvo la mano del amigo;probar la soledad sin que el vinagrehaga torcer mi boca, ni repitamis muecas el espejo, ni el silenciose erice con los dientes que rechinan:estas cuatro paredes ?papel, yeso,alfombra rala y foco amarillento?no son aún el prometido infierno;que no me duela más aquel deseo,helado por el miedo, llaga fría,quemadura de labios no besados:el agua clara nunca se detieney hay frutas que se caen de maduras;saber partir el pan y repartirlo,el pan de una verdad común a todos,verdad de pan que a todos nos sustenta,por cuya levadura soy un hombre,un semejante entre mis semejantes;pelear por la vida de los vivos,dar la vida a los vivos, a la vida,y enterrar a los muertos y olvidarloscomo la tierra los olvida: en frutos...Y que a la hora de mi muerte logremorir como los hombres y me alcanceel perdón y la vida perdurabledel polvo, de los frutos y del polvo. -«Fifteen men on the Dead Man's Chest.Yahoo! And a bottle of rum!»Canción pirataFumo mucho. Demasiado.Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,y oigo pasar la vida como quien pone la radio.Fumo mucho. En el cenicero hayideas y poemas y vocesde amigos que no tengo. Y tengola boca llena de sangre,y sangre que sale de las grietas de mi cráneoy toda mi alma sabe a sangre,sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,en toda mi alma acuchillada por mujeres y niñosque se mueven ingenuos, torpes, enesta vida que ya sé.Me palpo el pecho de pronto, nervioso,y no siento un corazón. No hay,no existe en nadie esa cosa que llaman corazónsino quizá en el alcohol, en esasangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,la única sangre en este mundo que no existeque es como el mal programado, ocomo fábrica de vida o un sastreque ha olvidado quién es y sigue viviendo, oquizá el reloj y las horas pasan.Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordode la mano lo meto en el ojo, y estoy sucioy mi vida oliendo.Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modoy que este cuento es cierto, esteabsurdo que delatan mis ojos,este delirio en Veracruz, y que estepaís es cierto este lugar parecido al Infierno,que llaman España, he oídoa los muertos que el Infiernoes mejor que esto y se parece más.Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,me digo que estar borracho es no estarlotoda la vida, esestar borracho de vida y no de muerte,es una sangre distinta de esa otraespesa que se cuela por los tejados y por las paredesy los agujeros de la vida.Y es que no hay otra comuniónni otro espasmo que este del vinoy ningún otro sexo ni mujerque el vaso de alcohol besándome los labiosque este vaso de alcohol que llevo en elcerebro, en los pies, en la sangre.Que este vaso de vino oscuro o blanco,de ginebra o de ron o lo que sea"ginebra y cerveza, por ejemplo"que es como la infancia, y no eshuida, ni evasión, ni sueñosino la única vida real y todo lo posibley agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuentoa algún ser que es probable que estéahí la vida de los diosesy unos días soy Caín, y otrosun jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otrosun cazador de dotes que por otra parte he sidopero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,un asesino tímido y psicótico, y otrosalguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos merecuerdan, dicencon la copa en la mano, hablando mucho,hablando para poder existir de queno hay nada mejor que decirsea sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras subela marea del vino en la sangre y el alma.O bien alguien perdido en las galerías del espejobuscando a su Novia. Y otras vecessoy Abel que tiene un plan perfectopara rescatar la vida y restaurar a los hombresy también a veces lloro por no ser un esclavonegro en el sur, llorandoentre las plantaciones!Es tan bella la ruina, tan profundasé todos sus colores y escomo una sinfonía la música del acabamiento,como música que tocan en el más allá,y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,tengo sangre en los ojos de borrachoy el alma invadida de sangre como de una vomitona,y vomito el alma por las mañanas,después de pasar toda la noche jurandofrente a una muñeca de goma que existe Dios.Escribir en España no es llorar, es beber,es beber la rabia del que no se resignaa morir en las esquinas, es beber y maldecir, blasfemar contra Españacontra este país sin dioses pero conestatuas de dioses, esbeber en la iglesia con música de órganoes caerse borracho en los recitales y manchas de vinotinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmontcaerse húmedo babeante y tonto yderrumbarse como un árbol ante los farolillosde esta verbena cultural. Escribir en España es tenerhasta el borde en la sangre este alcohol de locura que yano justifica nada ni nadie, ninguna sombrade las que allí había al principio.Y decir al morir, cuando tengaya en la boca y cabeza la baba del suicidiogritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmasen este paraíso para espectrosy también a los ciervos que he visto en el bosque,y a los pájaros y a los lobos en la calle yacechando en las esquinas«Fifteen men on the Dead Man's ChestFifteen men on the Dead Man's ChestYahoo! And a bottle of rum!» -1¡Viva Sevilla!Llevan las sevillanasen la mantillaun letrero que dice:¡Viva Sevilla!¡Viva Triana!¡Vivan los trianeros,los de Triana!¡Vivan los sevillanosy sevillanas!2Lo traigo andado.La Macarena y todolo traigo andado.Lo traigo andado;cara como la tuyano la he encontrado.La Macarena y todolo traigo andado.3Ay río de Sevilla,qué bien pareceslleno de velas blancasy ramas verdes. -Un silencio de aire, luz y cielo.En el silencio transparenteel día reposaba:la transparencia del espacioera la transparencia del silencio.La inmóvil luz del cielo sosegabael crecimiento de las yerbas.Los bichos de la tierra, entre las piedras,bajo la luz idéntica, eran piedras.El tiempo en el minuto se saciaba.En la quietud absortase consumaba el mediodía.Y un pájaro cantó, delgada flecha.Pecho de plata herido vibró el cielo,se movieron las hojas,las yerbas despertaron...Y sentí que la muerte era una flechaque no se sabe quién disparay en un abrir los ojos nos morimos. -Duérmete, mi niño,duérmete sonriendo,que es la ronda de astrosquien te va meciendo.Gozaste la luzy fuiste feliz.Todo bien tuvisteal tenerme a mí.Duérmete, mi niño,duérmete sonriendo,que es la Tierra amantequien te va meciendo.Miraste la ardienterosa carmesí.Estrechaste al mundo:me estrechaste a mí.Duérmete, mi niño,duérmete sonriendo,que es Dios en la sombrael que va meciendo. -Hay un tiempo de echarse a pensar y un tiempo de ardery días de caer rendidos bajo techoUn tiempo de amarhasta el fondoy días de herrumbre inmersos en nuestras cosasHay un tiempo de tender la mano y un tiempo de golpeary un recuerdo que naufraga en nosotros y un rostro que acaso hemos visto o no. -Minuciosamente sueño a Dios durante el díapara por la noche poder creer que me perdona.Desde la culpa de no ser feliz, de no haberlo sido,desencuaderno mis ojos huecos y de sobras séque no dormir es un rastro del infierno. -A mi cazadorSoy la gacela enamorada ¡Dios!de mi nocturno cazador que vieneal bosque con las ansias de mis astas,mis ancas, mis rodillas y mis hombros.Si están los cielos vistos, si los astrosasoman su hermosura de universo,si el cierzo va soltando ya a las avesy mi nocturno cazador no llega,los ojos se me vuelven aguas mustias.Yo advierto aquella fuerza de su lanza,su afán sin pausa alguna de mi carne,su prisa por volcarme sobre el suelo,por malherir mi vientre y voy a prisaa aquel encuentro con mi propia suerte.Me ofrezco a su lanzazo. Yo le pidoque me abra entera a la caliente muerte. -La cobra toda ojos,bulto echado la tarde (baja, nube),bulto entre hojas secas,rodeada de corazones de súbito parados.Relojes como pulsosen los árboles quietos son pájaros cuyas gargantas cuelgan,besos amables a la cobra bajacuya piel es sedosa o fría o estéril.Cobra sobre cristal,chirriante como navaja fresca que deshace a una virgen,fruta de la mañana,cuyo terciopelo aún está por el aire en forma de ave.Niñas como lagunas,ojos como esperanzas,desnudos como hojascobra pasa lasciva mirando a su otro cielo.Pasa y repasa el mundo,cadena de cuerpos o sangres que se tocan,cuando la piel entera ha huido como un águilaque oculta el sol. ¡Oh cobra, ama, ama!Ama bultos o naves o quejidos,ama todo despacio, cuerpo a cuerpo,estre muslos de frío o entre pechosdel tamaño de hielos apretados.Labios, dientes o flores, nieves largas;tierra debajo convulsa derivando.Ama al fondo con sangre donde brillael carbunclo logrado. -La muerte es el reposo,del día de la vida;para que despertemos descansadosen el día total del infinito. -¡Qué sola estabas por dentro!Cuando me asomé a tus labiosun rojo túnel de sangre,oscuro y triste, se hundíahasta el final de tu alma.Cuando penetró mi beso,su calor y su luz dabantemblores y sobresaltosa tu carne sorprendida.Desde entonces los caminosque conducen a tu almano quieres que estén desiertos.¡Cuántas flechas, peces, pájaros,cuántas caricias y besos! -La mujer que tiene los pies hermososnunca podrá ser feamansa suele subirle la bellezapor totillos pantorrillas y muslosdemorarse en el pubisque siempre ha estado más allá de todo canonrodear el ombligo como a uno de esos timbresque si se les presiona tocan para elisareivindicar los lúbricos pezones a la esperaentreabir los labios sin pronunciar salivay dejarse querer por los ojos espejola mujer que tiene los pies hermosossabe vagabundear por la tristeza. -Las fuerzas, Peregrino celebrado,afrentará del tiempo y del olvidoel libro que, por tuyo, ha merecidoser del uno y del otro respetado.Con lazos de oro y yedra acompañado,el laurel con tu frente está corridode ver que tus escritos han podidohacer cortos los premios que te ha dado.La invidia su verdugo y su tormentohace del nombre que cantando cobras,y con tu gloria su martirio crece.Mas yo disculpo tal atrevimiento,si con lo que ella muerde de tus obrasla boca, lengua y dientes enriquece. -El mal, que en sus recursos es proficuo,jamás en vil parodia tuvo empachos:Mefistófeles es un cristo oblicuoque lleva retorcidos los mostachos.Y tú, que eres unciosa como un ruegoy sin mácula y simple como un nardo,tienes trágica crin dorada a fuegoy amarillas pupilas de leopardo. -Después que te conocí,Todas las cosas me sobran:El Sol para tener día,Abril para tener rosas.Por mi bien pueden tomarOtro oficio las Auroras,Que yo conozco una luzQue sabe amanecer sombras.Bien puede buscar la nocheQuien sus Estrellas conozca,Que para mi AstrologíaYa son oscuras y pocas.Gaste el Oriente sus minasCon quien avaro las rompa,Que yo enriquezco la vistaCon más oro a menos costa.Bien puede la MargaritaGuardar sus perlas en conchas,Que Búzano de una RisaLas pesco yo en una boca.Contra el Tiempo y la FortunaYa tengo una inhibitoria:Ni ella me puede hacer triste,Ni él puede mudarme un hora.El oficio le ha vacadoA la Muerte tu persona:A sí misma se padece,Sola en ti viven sus obras.Ya no importunan mis ruegosA los cielos por la gloria,Que mi bienaventuranzaTiene jornada más corta.La sacrosanta MentiraQue tantas Almas adoran,Busque en Portugal vasallos,En Chipre busque Coronas.Predicaré de maneraTu belleza por Europa,Que no haya Herejes de Gracias,Y que adoren en ti sola. -De pie como un cerezo sin cáscara ni flores,especial, encendido, con venas y saliva,y dedos y testículos,miro una niña de papel y luna,horizontal, temblando y respirando y blancay sus pezones como dos cifras separadas,y la rosal reunión de sus piernas en dondesu sexo de pestañas nocturnas parpadea.Pálido, desbordante,siento hundirse palabras en mi boca,palabras como niños ahogados,y rumbo y rumbo y dientes crecen naves,y aguas y latitud como quemadas.La pondré como una espada o un espejo,y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,y morderé sus orejas y sus venas,y haré que retroceda con los ojos cerradosen un espeso río de semen verde.La inundaré de amapolas y relámpagos,la envolveré en rodillas, en labios, en agujas,la entraré con pulgadas de epidermis llorandoy presiones de crimen y pelos empapados.La haré huir escapándose por uñas y suspiros,hacia nunca, hacia nada,trepándose a la lenta médula y al oxígeno,agarrándose a recuerdos y razonescomo una sola mano, como un dedo partidoagitando una uña de sal desamparada.Debe correr durmiendo por caminos de pielen un país de goma cenicienta y ceniza,luchando con cuchillos, y sábanas, y hormigas,y con ojos que caen en ella como muertos,y con gotas de negra materia resbalandocomo pescados ciegos o balas de agua gruesa. -Éste es el corrido del caballo blancoque en un día domingo feliz arrancara.José Alfredo JiménezSólo bajó del tren,atravesó solo la ciudad desierta,solo entró en el hotel vacío,abrió su solitaria habitacióny escuchó con asombro el silencio.Dicen que descolgó el teléfonopara llamar a alguien,pero es falso, completamente falso.No había nadie a quien llamar,nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo.Bebió el vaso, las pequeñas pastillas,y esperó la llegada del sueño.Con cierto miedo a su valor"por vez primera había afirmado su existencia",tal vez curioso, con cansado gesto,sintió el peso de sus párpados caer.Horas después "una extraña sonrisa dibujaba sus labios"se anunció a sí mismo, tercamente,la única certidumbre que al fin había adquirido:jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel. -Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,porque nunca me diste ni esperanza fallida,ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;porque veo al final de mi rudo caminoque yo fui el arquitecto de mi propio destino;que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:cuando planté rosales, coseché siempre rosas....Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!Hallé sin duda largas las noches de mis penas;mas no me prometiste tan sólo noches buenas;y en cambio tuve algunas santamente serenas...Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! -Nadie comprendía el perfumede la oscura magnolia de tu vientre.Nadie sabía que martirizabasun colibrí de amor entre los dientes.Mil caballitos persas se dormíanen la plaza con luna de tu frente,mientras que yo enlazaba cuatro nochestu cintura, enemiga de la nieve.Entre yeso y jazmines, tu miradaera un pálido ramo de simientes.Yo busqué, para darte, por mi pecholas letras de marfil que dicen siempre.Siempre, siempre: jardín de mi agonía,tu cuerpo fugitivo para siempre,la sangre de tus venas en mi boca,tu boca ya sin luz para mi muerte. -"«La torre, madre, más altaes la torre de aquel pueblo,la torre de aquella iglesiahunde su cruz en el cielo.»Dime, madre, ¿hay otra torremás alta en el mundo entero?»"«Esa torre sólo es alta,hijo mío, en tu recuerdo». -¿No me ves sumergida en el silencio,y amordazada en soledad y olvido?Al pasar por la sombra de mi vida,dame la mano y llévame contigo.Te esperé tantos años sin saberlo,perdida dentro de mi laberintoahora que me has abierto la salida,dame la mano y llévame contigo.No quiero abrir el libro del pasado,porque detesto cuanto en él he escrito;uno en blanco abriré para tu pluma;dame la mano y llévame contigo.Llena mis hojas de apretada letra,yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,enrojeciéndome de sangre y fuego;dame la mano y llévame contigo.Dondequiera que vayas, te acompaño,porque haré tu camino mi camino;déjame despertar en tus mañanas;dame la mano y llévame contigo.No he de mirar atrás, sólo adelante;perdí el pasado, y el futuro es mío;no te quiero perder; dame la mano,dame la mano y llévame contigo. -De una carta sin fecha a César VallejoOlvidaba decirte que madre sigue repartiendo cada tarde, en la sala de arriba, aquellas hostias de tiempo con que pretendíamos saciar el hambre de los siglos y aliviar la resaca de todo lo sufrido. Tú ya sabes: los noes, los síes, los todavías pronunciados al borde de la duda; el labio difunto -aquel que quiso y no pudo crucificarse en el madero curvado del beso-, la pupila incapaz de ver más allá de la luz impuesta, el mentón en retirada, la palmada sin hombro, el tímpano sin eco, la lágrima indefensa, la muela del olvido, las férulas que suenan... Y es entonces cuando madre -tahona estuosa, tierna dulcera de amor, muerta inmortal-, con su inacabable pan entre las manos, pregunta por ti, por Miguel, por las dos hermanas últimas, por el mendigo que canta, por la enfermera que llora, por el sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas, por el que no tiene cumpleaños, por el que lleva zapato roto bajo la lluvia, por el que ni siquiera recuerda su niñez, por todos, en fin, los que un día se fueron sin saber para quién era la amargura... Y todos, has de saber, acuden en una sola boca, en un solo diente, en un único alveolo para hacer del hambre eucaristía y ayudarnos a pasar aquella migaja que tan inexplicablemente se nos ató al cuello cuando creíamos ser dueños exclusivos del dolor.Ayer, incluso, vino Pedro Rojas -¿lo recuerdas?, aquel que nació muy niñín y mirando al cielo cuando el mundo aún no estaba español hasta la muerte- y se pasó media tarde escribiendo con su dedo gordo en el aire la uve mayúscula de Vida -que ni él mismo recuerda dónde pudo haberla aprendido- y otra media buscando afanosamente en el desván la cuchara que le mataron en el año del balazo. ¿Querrás creer que estaba allí, en el mismo baúl en el que padre creía tener los broches del sonido, en el mismo baúl en el que guardábamos el juguete del niño y el bastón del sabio, las gradas del alfabeto y la letra en que nació la pena?Lo peor es cuando, al caer la noche, regreso a casa y, solo como ahora, sujeto a tenderme como objeto, los húmeros se me ponen a la mala y no sé qué alondra se me pudre en el corazón, qué honda caída se está oficiando en mi alma, e irremisiblemente me da por pensar -¡quién lo diría!- que el mundo, a pesar de madre, es un pan redondo, muy redondo, que se le está quemando a Dios a la puerta del horno, y que, tarde o temprano, aquellos que no conocen con qué levadura se amasan las hostias del tiempo acabarían por comérselo todo para que no nos quedase ni siquiera el consuelo. Entonces, como puedes suponer, ni palabra. -Esta blanca noche de veranose desvanece lentamente hacia la nada;se desvanece y yano volverá a ser nunca.Apenas el recuerdo podráderribar una puerta,esculpir un espejo de sombrassobre el que dibujar-equivocadamente-tu rostro y tus manos,el acantilado aqueldonde nos hicimos mar,el preciso instante en que,jóvenes y nerviosos,nos supimos,pero no retornará con élel aroma cálido de tu piel,la quietud de tus huellassobre mis huellas,el vértigo húmedo de tus labios sobre mi boca.Ya no quedará nada;el día de mañanase alimentará de las cenizas de hoy.Mudos quedarán los veranos venideros,como un soplo de fríoestancado en mitad de mis sábanas.Intentaré esculpir tus ojosa golpe de recuerdos y fotografías,intentaré recuperartedesde esta lejana derrota de labios muertos,de versos muertos,de palabras y besossin retorno. -Ser pudiera tu pira levantada,De aromátcos leños construida,Oh Fénix en la muerte, si en la vidaAve, aun no de sus pies desengañada.Muere en quietud dichosa y consoladaA la región asciende esclarecida,Pues de más ojos que desvanecidaTu pluma fue, tu muerte es hoy llorada.Purificó el cuchillo, en vez de llama,Tu ser primero, y glorïosamenteDe su vertida sangre renacido,Alas vistiendo, no de vulgar fama,De cristiano valor sí, de fe ardiente,Más deberá a su tumba que a su nido. -Sevilla es una torrellena de arqueros finos.Sevilla para herir.Córdoba para morir.Una ciudad que acechalargos ritmos,y los enroscacomo laberintos.Como tallos de parraencendidos.¡Sevilla para herir!Bajo el arco del cielo,sobre su llano limpio,dispara la constantesaeta de su río.¡Córdoba para morir!Y loca de horizonte,mezcla en su vinolo amargo de Don Juany lo perfecto de Dioniso.Sevilla para herir.¡Siempre Sevilla para herir! -Oh tú que das vuelta a la rueda y miras a barlovento.T.S. EliotMás allá de la torre que siempre se agrietabaante tantos impulsos tan diversoscarne de ciudades leídas una a unaJerusalén Lisboa Alejandría ParísContra los muros de Jericóse debaten los muchachosen manos de la esperanzapero nada permanece ni siquierase transforma en el año ochenta y cuatrollegado de otro ayer huido al cielovergonzososin tierra El agua muertacuando desafiaba al último ácido puropara no sobrevivir sino en el cuencode unas manosinútilesPreciosa insensatez de la bellezaruidopoderoso demoliendo un vacío de amapolasjunto al jardín de los tigres no besaréa Teseo ni cantarédel pámpano su alegría de abrilporque ya el gesto se oculta en los rinconesmalditosla carta sin derrota se ocultaen la madera de una cámara mudacerrada a los principiosNavegación fallida en los meandros azulesque un nuevo ser gobiernaprecisión de la máquinajusticia de lo eléctrico que se abandonaal acto mecánico del ritocomo una tonelada de residuos mortalesllegados de occidentepara morir sin paz al nuevo ordenHijos de Saddaireconfortaoscon mi palabra duna en el desiertomovediza inconstancia del sentidodestino cruel en llagas de la nocheno volverán los dioses a habitar vuestra sangrede tibiezagemidos ya del último silencioúltima Thuleruego de la vidaCon el viento de agosto arrancarásel velo blanquísimo del gritoy quedarédespués del exterminiollorando en sombra ruinas del naufragiola vela rota de los desconsuelosaquel adiós y el lirio de una nubeel cerrado trovar de la memoriasin otra feque un ámbito desnudola arquitectura cálida del sueñoel simulacro del sueño cinceladoen ardientes madrugadashoy lacias de vaporEn aquel tiempo crecíandiremoslas batallas del hombrelos combates sin duelo hasta la nadael genocidio innumerablesacralmente temidopor los árboles tensospor las enredaderas caídas y sin vientreVolcanes de una lucha derramadaconstantemente en ciernesde un ocaso certeroVertiginosas almas de aluviónsinceridadestristes de fatiga en la dudano admirarán la boca de un abrazo felizni el resplandor antiguo de una noche estrelladamas vagarán errantespor el espacio absurdo de un planetaacabadoy yo ya no estarémientras el abanico de la luz se derramano estarán ni tus ojos ni tu asombrosobre la hilera firmede los fríos cadáveresno habrá nadie detráscarne de ciudades leídas una a unamás allá de la tierra y de los edificiosmás allá de esta vidapreciosa insensatez de la bellezanavegación fallidadestino cruel más allá no habrá nadiesimulacro del sueño entra en lo eternomás allá. -María Teresa, ahoravira el viento, viene el viento, zumbaen mi frente, traesólo sonora soledad rumbasonora, míseramateria del olvido, y bisbisea, abre la urnadel corazón, irrumpelento, ciego, como si fuese un silbosolo o como unasolaluzgastada. Crece. Luzrecobrada fluye, choca, tumbael presente, hacepurala vida, pasacomo una horrible tolvanera oscurasobre antiguos legajos, viejashistorias tristes, trastosque fueron, puyasdolorosas,desvaídas vaguadas, cerros, dunasque remueve, y encuentraallá en el fondo de mi vida idauna pequeña paz:la de tu nombre. -Cien sonetos de amorAl golpe de la ola contra la piedra indócilla claridad estalla y establece su rosay el círculo del mar se reduce a un racimo,a una sola gota de sal azul que cae.Oh radiante magnolia desatada en la espuma,magnética viajera cuya muerte florecey eternamente vuelve a ser y a no ser nada:sal rota, deslumbrante movimiento marino.Juntos tú y yo, amor mío, sellamos el silencio,mientras destruye el mar sus constantes estatuasy derrumba sus torres de arrebato y blancura,porque en la trama de estos tejidos invisiblesdel agua desbocada, de la incesante arena,sostenemos la única y acosada ternura. -Y resbaló el amor estremecidopor las mudas orillas de tu ausencia.La noche se hizo cuerpo de tu esenciay el campo abierto se plegó vencido.Un ayer de tus labios en mi oído,una huella sonora, una cadencia,hizo flor de latidos tu presenciaen el último borde del olvido.Viniste sobre un aire de amapolas.Como suspiros estallando rojos,bajo el ardor de las estrellas plenas,los labios avanzaron como olas.Y sumiso en el sueño de tus ojosmurió el dolor en las floridas venas. -Tuntún de pasa y griferíay otros parejeros tuntunes.Bochinche de ñañigueríadonde sus cálidos betunesfunde la congada bravía.Con cacareo de maracay sordo gruñido de gongo,el telón isleño destacauna aristocracia macacaa base de funche y mondongo.Al solemne papalúa haitianoopone la rumba habanerasus esguinces de hombro y cadera,mientras el negrito cubanodoma la mulata cerrera.De su bachata por las pistasvuela Cuba, suelto el velamen,recogiendo en el caderamensu áureo niágara de turistas.(Mañana serán accionistasde cualquier ingenio cañeroy cargarán con el dinero...)Y hacia un rincón "solar, bahía,malecón o siembre de cañas"bebe el negro su pena fríaalelado en la melodíaque le sale de las entrañas.Jamaica, la gorda mandinga,reduce su lingo a gandinga.Santo Domingo se endomingay en cívico gesto imponentesu numen heroico respingacon cien odas al Presidente.Con su batea de ajonjolíy sus blancos ojos de magiahacia el mercado viene Haití.Las antillas barloventeraspasan tremendas desazones,espantándose los ciclonescon matamoscas de palmeras.¿Y Puerto Rico? Mi isla ardiente,para ti todo ha terminado.En el yermo de un continente,Puerto Rico, lúgubremente,bala como un cabro estofado.Tuntún de pasa y grifería,este libro que va a tus manoscon ingredientes antillanoscompuse un día...... y en resumen, tiempo perdido,que me acaba en aburrimiento.Algo entrevisto o presentido,poco realmente vividoy mucho de embuste y de cuento. -Sí. Cuando quiera yola soltaré. Está presa,aquí arriba, invisible.Yo la veo en su clarocastillo de cristal, y la vigilan"cien mil lanzas" los rayos"cien mil rayos" del sol. Pero de noche,cerradas las ventanaspara que no la vean"guiñadoras espías" las estrellas,la soltaré. (Apretar un botón.)Caerá toda de arribaa besarme, a envolvermede bendición, de claro, de amor, pura.En el cuarto ella y yo no más, amanteseternos, ella mi iluminadoramusa dócil en contrade secretos en masa de la noche"afuera"descifraremos formas leves, signos,perseguidos en mares de blancurapor mí, por ella, artificial princesa,amada eléctrica. -INo, nada llega tarde, porque todas las cosastienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.No, amor no llegas tarde. Tu corazón y el míosaben secretamente que no hay amor tardío.Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.IIAmor, el niño loco de la loca sonrisa,viene con pasos lentos igual que viene aprisa;pero nadie está a salvo, nadie, si el niño locolanza al azar su flecha, por divertirse un poco.Así ocurre que un niño travieso se divierte,y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde,y ni siquiera entonces el amor llega tarde.IIINo, yo no diré nunca qué noche de veranome estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.No diré que esa noche que sólo a ti te digose me encendió en la sangre lo que soñé contigo.No, no diré esas cosas, y, todavía menos,la delicia culpable de contemplar tus senos.Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,que era como la llave de una puerta cerrada.Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,y ni siquiera entonces llegó tarde el amor. -Debo morir. Y sin embargo, nadamuere, porque nadatiene fe suficientepara poder morir.No muere el día,pasa;ni una rosa,se apaga;resbala el sol, no muere.Sólo yo que he tocadoel sol, la rosa, el día.y he creído,soy capaz de morir. -Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felicespor la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,mas otras apenas vemos entre un paso y otro.A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,que nos muestra lo que es la vida.Después vienen los amigos hermanos,con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.Mas el destino nos presenta a otros amigos,los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.Son sinceros, son verdaderos.Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazóny entonces es llamado un amigo enamorado.Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,durante el tiempo que estamos cerca.Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,aquellos que están en la punta de las ramasy que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,alimentando nuestra raíz con alegría.Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.Habrá los que se llevarán mucho,pero no habrán de los que no nos dejarán nada.Esta es la mayor responsabilidad de nuestra viday la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad. -Estaba solo entre las cosascomo una estrella única en el cieloy un muerto en el centro de la tierra.A su alrededor los hombres traficaban collares de alambrey la vida elevaba su babel,como una araña exacta y silenciosa.Años y años; los hilos de las estacioneslo ataban a sus nudos con la soga de la muertemientras el silencio le firmaba la boca.Porque huía entre gritos de horribles alaridos,de la mano que golpea la mesa hambrienta en el centro del alma.Y en todas las cosas y en todos los hombresel signo de la muerte que reluce en la sombra. -Vámonos,derrotando afrentas.ERNESTO "CHE" GUEVARAAsí estamosconsternadosrabiososaunque esta muerte seauno de los absurdos previsiblesda vergüenza mirarlos cuadroslos silloneslas alfombrassacar una botella del refrigeradorteclear las tres letras mundiales de tu nombreen la rígida máquinaque nuncanuca estuvocon la cinta tan pálidavergüenza tener fríoy arrimarse a la estufa como siempretener hambre y comeresa cosa tan simpleabrir el tocadiscos y escuchar en silenciosobre todo si es un cuarteto de Mozartda vergüenza el conforty el asma da vergüenzacuando tú comandante estás cayendoametralladofabulosonítidoeres nuestra conciencia acribilladadicen que te quemaroncon qué fuegovan a quemar las buenaslas buenas nuevasla irascible ternuraque trajiste y llevastecon tu toscon tu barrodicen que incinerarontoda tu vocaciónmenos un dedobasta para mostrarnos el caminopara acusar al monstruo y sus tizonespara apretar de nuevo los gatillosasí estamosconsternadosrabiososclaro que con el tiempo la plomizaconsternaciónse nos irá pasandola rabia quedaráse hará mas limpiaestás muertoestás vivoestás cayendoestás nubeestás lluviaestás estrelladonde estéssi es que estássi estás llegandoaprovecha por fina respirar tranquiloa llenarte de cielo los pulmonesdonde estéssi es que estássi estás llegandoserá una pena que no exista Diospero habrá otrosclaro que habrá otrosdignos de recibirtecomandante. -En el mar halla el agua su paraíso ansiadoy el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.El sudor es un árbol desbordante y salado,un voraz oleaje.Llega desde la edad del mundo más remotaa ofrecer a la tierra su copa sacudida,a sustentar la sed y la sal gota a gota,a iluminar la vida.Hijo del movimiento, primo del sol, hermanode la lágrima, deja rodando por las eras,del abril al octubre, del invierno al verano,áureas enredaderas.Cuando los campesinos van por la madrugadaa favor de la esteva removiendo el reposo,se visten una blusa silenciosa y doradade sudor silencioso.Vestidura de oro de los trabajadores,adorno de las manos como de las pupilas.Por la atmósfera esparce sus fecundos oloresuna lluvia de axilas.El sabor de la tierra se enriquece y madura:caen los copos del llanto laborioso y oliente,maná de los varones y de la agricultura,bebida de mi frente.Los que no habéis sudado jamás, los que andáis yertosen el ocio sin brazos, sin música, sin poros,no usaréis la corona de los poros abiertosni el poder de los toros.Viviréis maloliendo, moriréis apagados:la encendida hermosura reside en los talonesde los cuerpos que mueven sus miembros trabajadoscomo constelaciones.Entregad al trabajo, compañeros, las frentes:que el sudor, con su espada de sabrosos cristales,con sus lentos diluvios, os hará transparentes,venturosos, iguales. -En la capilla estoy, y condenadoA partir sin remedio desta vida;Siento la causa aun más que la partida,Por hambre expulso como sitïado.Culpa sin duda es ser desdichado;Mayor, de condición ser encogida.De ellas me acuso en esta despedida,Y partiré a lo menos confesado.Examine mi suerte el hierro agudo,Que a pesar de sus filos me prometoAlta piedad de vuestra excelsa mano.Ya que el encogimiento ha sido mudo,Los números, Señor, deste sonetoLenguas sean y lágrimas no en vano. -El lagarto está llorando.La lagarta está llorando.El lagarto y la lagartacon delantalitos blancos.Han perdido sin querersu anillo de desposados.¡Ay, su anillito de plomo,ay, su anillito plomado!Un cielo grande y sin gentemonta en su globo a los pájaros.El sol, capitán redondo,lleva un chaleco de raso.¡Miradlos qué viejos son!¡Qué viejos son los lagartos!¡Ay, cómo lloran y lloran,¡ay! ¡ay! cómo están llorando! -Andando, andando.Que quiero oír cada granode la arena que voy pisando.Andando.Dejad atrás los caballos,que yo quiero llegar tardando(andando, andando)dar mi alma a cada granode la tierra que voy rozando.Andando, andando.¡Qué dulce entrada en mi campo,noche inmensa que vas bajando!Andando.Mi corazón ya es remanso;ya soy lo que me está esperando(andando, andando)y mi pie parece, cálido,que me va el corazón besando.Andando, andando.¡Que quiero ver el fiel llantodel camino que voy dejando! -Yo vi, joven señora,su bello cuerpoentre las piedrascomo una orquídea.No había fuego entoncesal servicio del hombre,ni dúctiles metalesmostraban al asombrodel primitivo sersus formas.Ándabamos descalzoscomo niños,desnudos como pecesen el aguay corríamos librescomo ágiles leopardosEra el año dos milo cuatro milantes de Jesucristo.Las tribus combatíancon pedernales,con piedrasy cuchillos.Antes de ir al combatepinto estos signosen la pared antiguade una cálida cueva,junto a otros símbolosque mis antepasadosen ocasiones similaresescribieron.Ignoro quién recogeráestas frases.Es posible que entoncesno seamos, tú y yo,ni estática cenizani barro sumergido.Desde mi monarquíacompartida, te recuerdo.Y si volvieras a nacerte prometo que siempreserías, como ahora lo eres,mi mujer y mi reina.IIEn la mesa veo frutas,agua en los cántaros,peces con los ojos abiertosen las cuerdas del patio,el maíz calentándose en los cuartos.El cazador soy yo,el cazador que saleen la noche a buscarel alimento diario,las hojas para el lecho,la fibra para el manto,la flor para tu pelo,la piel para el zapato.Hoy te traigo una florselvática, una luna caída,un perfume barato,yo quiero que la pongasen tu pecho blanquísimo,en tu seno cubiertocon cuero de venado.Eso te traigo ahora,compañera mía, ojopara mi llanto.IIIPara ti las fúlgidas naranjas,la dura came de las ciruelas,el azúcar mojado de la piña,la suavísima daga del plátano,la invicta blancura de la caña,el agua limpia del cocotero,el vello niño del durazno,la división de la guanábana,la aristocracia de la manzanay la tristeza de la guayaba.Para ti todo eso con la manoque recoge en el monte la fruta,la deja en la mesa de cedroy la corta todas las mañanas. -Te pierdo.A cada segundoel olvido me borra un poco más de ti,como un ejército de cenizas que invadieseel mapa de tu rostro,nublándome con su estéril mantocada una de las palabrasque un día me dijiste,hasta que, al fin,no queda más que un frágil susurrode lo que fue tu vozen mi memoria.Te pierdo,y cada segundo sin time duele una hora,y cada hora,la vida entera.Tu rostro se desvanece,y ya no queda ni un trozo de pielsobre el que aferrarme en sueños,y al irte así,tan lentamente,tan gota a gota,me dejas, al fin,unos besos sin boca,un cielo sin alas. -El verso debe ser claro y sonorocomo el agua del mar y como el oro.El verso debe ser firme y radiante,lo mismo que el acero y el diamante.Debe ceñir inmarcesibles galas,subyugar o abatir... y tener alas.Trabajo es gloria: ¡trabajad, poeta,mellad vuestro buril en la faceta!Si queréis oficiar en el santuariode la fama, triunfar en la tarea,cread... y sed orfebre y lapidario:haced un luminar de cada ideay haced de cada verso un solitario. -Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema,que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer;Quería aprisionar un alma en un poema,y que viviera siempre... Pero no pudo ser.Mi corazón, un día, silenció su latido,y en plena lozanía se sintió envejecer;Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvidoy morir recordando... Pero no pudo ser.Mi corazón, un día, soñó un sueño sonoro,en un fugaz anhelo de gloria y de poder;Subió la escalinata de un palacio de oroy quiso abrir las puertas... Pero no pudo ser.Mi corazón, un día, se convirtió en hoguera,por vivir plenamente la fiebre del placer;Ansiaba el goce nuevo de una emoción cualquiera,un goce para él solo... Pero no pudo ser.Y hoy llegas tú a mi vida, con tu sonrisa clara,con tu sonrisa clara, que es un amanecer;y ante el sueño más dulce que nunca antes soñara,quiero vivir mi sueño... Pero no puede ser.Y he de decirte adiós para siempre, querida,sabiendo que te alejas para nunca volver,Quisiera retenerte para toda la vida...¡Pero no puede ser! ¡Pero no puede ser! -Superpones la calma,una calma geométrica.Desnivelas remansosde terraza en estanque,de boj en escalera.Acordonas las formas de los diosesy das principioal libro en los estantes,al estuco y los mármoles,a las victorias.Agrietas la madera de un pasillo.La penumbra conducespor azules y blancosy, en silencio, filtraslas diez en la capilla,las cinco en las alfombras.En el hueco de un banco predisponesun pájaro con cara de marqués,um macaco que toca la trompeta,un gato, otro gato.Ordenas las coronas en sus nichos,las musas clasificas,los ángeles, las diosas,...a cada cual le das su balaustrada.Subrayas de azulete los refugios,cubres de parra el cenador.Las janelas orientas a los árboles,a las huertas que zumban,al cuerno del que caza, a la saudade.Amalgamas retiro y elegancia,destino y aureola,intimidad,batalla, portugués, ruta y colonia.Asumes la quietud de cada flancoy aún resultadifícil no sangrar por su azulejo. -Me he decidido a viviry creo afirmar que mis latidos se convencieron de elloHe tenido ofrecimientos sinceros para cohabitar/la extremidad de una telarañao para servir como testigo de matrimonio forzadoEs más he sido amante de la noche con sólo cantos/y bostezos repetidosNo me gustan los aviones porque menosprecian/a las avesTampoco soy creyente incondicional de las pasas/en las empanadasde las secretarias con dos idiomas o de la crema/humectantecomo único remedio para las arrugasMe he decidido a viviry creo afirmar que mi nariz se ha convencido de elloEscojo la corbata que hace juego con el mundoelijo los zapatos que le vienen a mi sombra/y a mis sueños gastadosNo miento al decir que lavo detalladamente/la fruta que ingieropor temor a la hepatitislo mismo hago con los espárragos y las botellasMe encanta encadenarme a los parquímetrosy anclar en una esquina y detenerla con la frentey avanzar por el cemento entre ruedas venenosasluego frenar tenderme en línea rectaen perspectiva en ángulos de piedra y de maderaEscupo el largo y viejo ceremonial de los santossobre sus fieles devotos sobre sus libros/desahuciadosY a cada cual lo suyo a cada camisa su cuelloa cada pierna de mujer y a cada cadera su vestidoa cada misa su vino y su pan de miga inconclusaNada escribo sobre los ascensoresEs de mala educación eructar al desayuno/o en la cena?Me he decidido a viviry creo afirmar que mi poesía se ha convencido de elloMe he decidido a vivir a la manera de los gorriones/y de las aves sencillasa la manera de una lluvia que me hace estornudara la manera de entender lo poco que entiendo. -Como gustéis, igual es,que nunca me hago esperar.Pues, señor, yo desde aquí,buscando mayor espaciopara mis hazañas, disobre Italia, porque allítiene el placer un palacio.De la guerra y del amorantigua y clásica tierra,y en ella el Emperador,con ella y con Francia en guerra,díjeme: «¿Dónde mejor?Donde hay soldados hay juego,hay pendencias y amoríos».Di, pues, sobre Italia luego,buscando a sangre y a fuegoamores y desafíos.En Roma, a mi apuesta fiel,fijé entre hostil y amatorio,en mi puerta este cartel:Aquí está don Juan Tenoriopara quien quiera algo de él.De aquellos días la historiaa relataros renuncio;remítome a la memoriaque dejé allí, y de mi gloriapodéis juzgar por mi anuncio.Las romanas caprichosas,las costumbres licenciosas,yo gallardo y calavera,¿quién a cuento redujeramis empresas amorosas?Salí de Roma por fincomo os podéis figurar,con un disfraz harto ruiny a lomos de un mal rocín,pues me quería ahorcar.Fui al ejército de España;mas todos paisanos míos,soldados y en tierra extraña,dejé pronto su compañatras cinco o seis desafíos.Nápoles, rico vergelde amor, de placer emporio,vio en mi segundo cartel:Aquí está don Juan Tenorio,y no hay hombre para él.Desde la princesa altivaa la que pesca en ruin barca,no hay hembra a quien no suscriba,y cualquier empresa abarcasi en oro o valor estriba.Búsquenle los reñidores;cérquenle los jugadores;quien se precie que le ataje,a ver si hay quien le aventajeen juego, en lid o en amores.Esto escribí; y en medio añoque mi presencia gozóNápoles, no hay lance extraño,no hubo escándalo ni engañoen que no me hallara yo.Por dondequiera que fui,la razón atropellé,la virtud escarnecí,a la justicia burléy a las mujeres vendí.Yo a las cabañas bajé,yo a los palacios subí,yo los claustros escaléy en todas partes dejémemoria amarga de mí.Ni reconocí sagrado,ni hubo razón ni lugarpor mi audacia respetado;ni en distinguir me he paradoal clérigo del seglar.A quien quise provoqué,con quien quiso me batí,y nunca consideréque pudo matarme a míaquel a quien yo maté.A esto don Juan se arrojó,y escrito en este papelestá cuanto consiguió,y lo que él aquí escribió,mantenido está por él. -Es una intensísima corrienteun relámpago ser de lechouna dona mórbida olaun reflujo zumbo de anestesiauna rompiente ente florescenteuna voraz contráctil prensil corola entreabiertay su rocío afrodisíacoy su carnalesencianatalletalalveolo beodo de violoes la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes queestrellan y disgreganaunque Dios sea su vientrepero también es la crisálida de una inalada larva de la nadauna libélula de médulauna oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotesun chupochupo súcubo moluscoque gota a gota agota boca a bocala mucho mucho gozola muy total sofocola toda ¡shock! tras ¡shock!la íntegra colapsoes un hermoso síncope con fosoun ¡cross! de amor pantera al plexo trópicoun ¡knock out! técnico dichososi no un compuesto terrestre de líbido edén infiernoel sedimento aglutinante de un precipitado de labiosel obsesivo residuo de una solución insolubleun mecanismo radioanímicoun terno bípedo bullenteun ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirioy espasmos lírico-dramáticosaunque tal vez sea un espejismoun paradigmaun eromitouna apariencia de la ausenciauna entelequia inexistentelas trenzas náyades de Ofeliao sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitableuna despótica materiael paraíso hecho carneuna perdiz a la crema. -"¿Por qué cuando dices Vancouver palideces?"Agua donde un rostro se diluyeimborrable luz en los cristalessu transparencia me llamacomo faro a la extraviada.Señora del mar y la montañapoblada de enigmas y sonrisasen mi cuerpo de recuerdos se levantaculebreando un remolino de nostalgias.Ciudad donde los soles se derritencon la lluvia sobre pinos centenariosvine a robarle a sus bosques silenciososuna estrella desierta que me alumbre.Ahora, cuando la tarde es pátina de luzy cansada me debato en la mitad de mi vidaregresa puntualy transparente.Hoy, precisamente, me salva su recuerdo. -Muerto se quedó en la callecon un puñal en el pecho.No lo conocía nadie.¡Cómo temblaba el farol!Madre.¡Cómo temblaba el farolitode la calle!Era madrugada. Nadiepudo asomarse a sus ojosabiertos al duro aire.Que muerto se quedó en la calleque con un puñal en el pechoy que no lo conocía nadie. -HAGO girar mis brazos como dos aspas locas...en la noche toda ella de metales azules.Hacia donde las piedras no alcanzan y retornan.Hacia donde los fuegos oscuros se confunden.Al pie de las murallas que el viento inmenso abraza.Corriendo hacia la muerte como un grito hacia el eco.El lejano, hacia donde ya no hay más que la nochey la ola del designio, y la cruz del anhelo.Dan ganas de gemir el más largo sollozo.De bruces frente al muro que azota el viento inmenso.Pero quiero pisar más allá de esa huella:pero quiero voltear esos astros de fuego:lo que es mi vida y es más allá de mi vida,eso de sombras duras, eso de nada, eso de lejos:quiero alzarme en las últimas cadenas que me aten,sobre este espanto erguido, en esta ola de vértigo,y echo mis piedras trémulas hacia este país negro,solo, en la cima de los montes,solo, como el primer muerto,rodando enloquecido, presa del cielo oscuroque mira inmensamente, como el mar en los puertos.Aquí, la zona de mi corazón,llena de llanto helado, mojada en sangres tibias.Desde él, siento saltar las piedras que me anuncian.En él baila el presagio del humo y la neblina.Todo de sueños vastos caídos gota a gota.Todo de furias y olas y mareas vencidas.Ah, mi dolor, amigos, ya no es dolor de humano.Ah, mi dolor, amigos, ya no cabe en mi vida.Y en él cimbro las hondas que van volteando estrellas!Y en él suben mis piedras en la noche enemiga!Quiero abrir en los muros una puerta. Eso quiero.Eso deseo. Clamo. Grito. Lloro. Deseo.Soy el más doloroso y el más débil. Lo quiero.El lejano, hacia donde ya no hay más que la noche.Pero mis hondas giran. Estoy. Grito. Deseo.Astro por astro, todos fugarán en astillas.Mi fuerza es mi dolor, en la noche. Lo quiero.He de abrir esa puerta. He de cruzarla. He de vencerla.Han de llegar mis piedras. Grito. Lloro. Deseo.Sufro, sufro y deseo. Deseo, sufro y canto.Río de viejas vidas, mi voz salta y se pierde.Tuerce y destuerce largos collares aterrados.Se hincha como una vela en el viento celeste.Rosario de la angustia, yo no soy quien lo reza.Hilo desesperado, yo no soy quien lo tuerce.El salto de la espada a pesar de los brazos.El anuncio en estrellas de la noche que viene.Soy yo: pero es mi voz la existencia que escondo.El temporal de aullidos y lamentos y fiebres.La dolorosa sed que hace próxima el agua.La resaca invencible que me arrastra a la muerte.Gira mi brazo entonces, y centellea mi alma.Se trepan los temblores a la cruz de mis cejas.He aquí mis brazos fieles! He aquí mis manos ávidas!He aquí la noche absorta! Mi alma grita y desea!He aquí los astros pálidos todos llenos de enigma!He aquí mi sed que aúlla sobre mi voz ya muerta!He aquí los cauces locos que hacen girar mis hondas!Las voces infinitas que preparan mi fuerza!Y doblado en un nudo de anhelos infinitos,en la infinita noche, suelto y suben mis piedras.Más allá de esos muros, de esos límites, lejos.Debo pasar las rayas de la lumbre y la sombra.Por qué no he de ser yo? Grito. Lloro. Deseo.Sufro, sufro y deseo. Cimbro y zumban mis hondas.El viajero que alargue su viaje sin regreso.El hondero que trice la frente de la sombra.Las piedras entusiastas que hagan parir la noche.La flecha, la centella, la cuchilla, la proa.Grito. Sufro. Deseo. Se alza mi brazo, entonces,hacia la noche llena de estrellas en derrota.He aquí mi voz extinta. He aquí mi alma caída.Los esfuerzos baldíos. La sed herida y rota.He aquí mis piedras ágiles que vuelven y me hieren.Las altas luces blancas que bailan y se extinguen.Las húmedas estrellas absolutas y absortas.He aquí las mismas piedras que alzó mi alma en combate.He aquí la misma noche desde donde retornan.Soy el más doloroso y el más débil. Deseo.Deseo, sufro, caigo. El viento inmenso azota.Ah, mi dolor, amigos, ya no es dolor de humano!Ah, mi dolor, amigos, ya no cabe en la sombra!En la noche toda ella de astros fríos y errantes,hago girar mis brazos como dos aspas locas. -I¡Valtellina aprendida de memoriahace diez años, sobre los papeles,en figura cambiante de lo que nunca fuiste!:ni pergamino casi transparente,ni ternilla de un blanco repulsivoni trémula cuajada para fauces.IIValtellina bufanda sin sombrero,malhumor ascendente desde el amanecer,humor agrio de sol entre las barbas,minuto centelleante carretera abajo.IIIY cuando nada importas a tirios ni a troyanos,y trescientos deshielos han comidola melena de piedra del león de tu historia,y cuando ya tus hombresno queman, ya no breganni obedecen a Dios ni se sublevan"a lo sumo, sesteanante un vaso de blancoy dicen en dialecto que regalan un gatoal español que pasa y curiosea",entonces encontrar el pecho de San Pabloen tu valle zurrado de peleas,ya sólo cicatrices recubiertas de hierba.IVDescubrirlo esta tarde, cuando nadie hace caso;descubrirlo pulidopor la lluvia, entre el barro resbalado.Y entonces abrazarsecontra el pecho de tabla de San Pabloen figura de pueblo y desconcierto de animales mojadosentre establos cerradosy bombilla penosa y apenadaen el marco febril de la ventana. -Mil veces callo, que romper deseoel cielo a gritos, y otras tantas tientodar a mi lengua voz y movimiento,que en silencio mortal yacer la veo.Anda cual velocísimo correopor dentro el alma el suelto pensamiento,con alto, y de dolor, lloroso acento,casi en sombra de muerte un nuevo Orfeo.No halla la memoria o la esperanzarastro de imagen dulce y deleitablecon que la voluntad viva segura.Cuanto en mí hallo es maldición que alcanza,muerte que tarda, llanto inconsolable,desdén del cielo, error de la ventura. -Ya no quiero más bien que sólo amaros,ni más vida, Lucinda, que ofrecerosla que me dais, cuando merezco veros,ni ver más luz que vuestros ojos claros.Para vivir me basta desearos,para ser venturoso, conoceros,para admirar el mundo, engrandeceros,y para ser Eróstrato, abrasaros,La pluma y lengua, respondiendo a coros,quieren al cielo espléndido subiros,donde están los espíritus más puros;que entre tales riquezas y tesoros,mis lágrimas, mis versos, mis suspiros,de olvido y tiempo vivirán seguros. -Uno quisiera siempre tener su mano amiga,su buen pan compañero, su dulce café, suamigo inseparable para cada momento.Quisiera no encontrar un solo fruto amargo,una casa sangrando, un niño abandonado,un anciano caído debajo del fracaso.Pero a veces los días se ponen grises,nos miran con miradas enemigas,y se ríen de nosotros,se burlan de nosotros,nos enseñan cadáveres de jornaleros tristes,de muchachas vencidas, de niños sin tinero.Se mira uno las uñas, como haciéndose viejo,encoge las rodillas para no perecer,y nada, nada bueno agita las campanas,nada bueno florece en los hombros del mundo.Entonces es que uno llama al apio y le dice,llama al rábano amargo y le dice tambiénque esta corteza de hombre debe ser un castigo,un paisaje maldito donde el hombre no quiere,no soporta vivir porque le sorben sangre,porque le chupan sangre hasta dejarlo ciego. -Entre los gestos del mundorecibí el que me dan las puertas.En la luz yo las he vistoo selladas o entreabiertasy volviendo sus espaldasdel color de la vulpeja.¿Por qué fue que las hicimospara ser sus prisioneras?Del gran fruto de la casason la cáscara avarienta.El fuego amigo que gozana la ruta no lo prestan.Canto que adentro cantamoslo sofocan sus maderasy a su dicha no convidancomo la granada abierta:¡Sibilas llenas de polvo,nunca mozas, nacidas viejas!Parecen tristes moluscossin marea y sin arenas.Parecen, en lo ceñudo,la nube de la tormenta.A las sayas verticalesde la Muerte se asemejany yo las abro y las pasocomo la caña que tiembla.«¡No!», dicen a las mañanasaunque las bañen, las tiernas.Dicen «¡No!» al viento marinoque en su frente palmoteay al olor de pinos nuevosque se viene por la Sierra.Y lo mismo que Casandra,no salvan aunque bien sepan:porque mi duro destinoél también pasó mi puerta.Cuando golpeo me turbanigual que la vez primera.El seco dintel da lucescomo la espada despiertay los batientes se avivanen escapadas gacelas.Entro como quien levantapaño de cara encubierta,sin saber lo que me tienemi casa de angosta almendray pregunto si me aguardami salvación o mi pérdida.Ya quiero irme y dejarel sobrehaz de la Tierra,el horizonte que acabacomo un ciervo, de tristeza,y las puertas de los hombresselladas como cisternas.Por no voltear en la manosus llaves de anguilas muertasy no oírles más el crótaloque me sigue la carrera.Voy a cruzar sin gemidola última vez por ellasy a alejarme tan gloriosacomo la esclava liberta,siguiendo el cardumen vivode mis muertos que me llevan.No estarán allá rayadospor cubo y cubo de puertasni ofendidos por sus muroscomo el herido en sus vendas.Vendrán a mí sin embozo,oreados de luz eterna.Cantaremos a mitadde los cielos y la tierra.Con el canto apasionadoheriremos puerta y puertay saldrán de ellas los hombrescomo niños que despiertanal oír que se descuajany que van cayendo muertas. -Puesto que no puedo reír como antesPermítaseme esta formade mostrar los dientescomo se debe. -Me colmó el sol del ponienteel corazón de onzas doradas.Me levanté por la nochea verlas.¡No valían nada!De onzas de plata la lunadel alba me llenó mi alma.Cerré mi puerta en el díapor verlas.¡No valían nada! -Son de abril las aguas mil.Sopla el viento achubascado,y entre nublado y nubladohay trozos de cielo añil.Agua y sol. El iris brilla.En una nube lejana,zigzagueauna centella amarilla.La lluvia da en la ventanay el cristal repiqueteo.A través de la neblinaque forma la lluvia fina,se divisa un prado verde,y un encinar se esfumina,y una sierra gris se pierde.Los hilos del aguacerosesgan las nacientes frondas,y agitan las turbias ondasen el remanso del Duero.Lloviendo está en los habaresy en las pardas sementeras;hay sol en los encinares,charcos por las carreteras.Lluvia y sol. Ya se oscureceel campo, ya se ilumina;allí un cerro desparece,allá surge una colina.Ya son claros, ya sombríoslos dispersos caseríos,los lejanos torreones.Hacia la sierra plomizavan rodando en pelotonesnubes de guata y ceniza. -Cuando vuelvascuando cansado te sientes al borde del caminoy contemples el marcomo una luz venciday el otoño te traigael amargo sabor de los días agrestesRECUERDA,como si nada fuese a suceder,tus infinitos pasoshuellas sobre las yerbas de otros días.Luego crececrece hasta sucumbir como un gigantecomo una hormiga inútilTú y yoy el celeste paisaje de las nocheshabremos sido vientopalabras apresadasmiedo vencidoinútil NADA. -Cuando a regiones, cuando a sacrificiosmanchas moradas como lluvias caen,el vino abre las puertas con asombro,y en el refugio de los meses vuelasu cuerpo de empapadas alas rojas.Sus pies tocan los muros y las tejascon humedad de lenguas anegadas,y sobre el filo del día desnudosus abejas en gotas van cayendo.Yo sé que el vino no huye dando gritosa la llegada del invierno,ni se esconde en iglesias tenebrosasa buscar fuego en trapos derrumbados,sino que vuela sobre la estación,sobre el invierno que ha llegado ahoracon un puñal entre las cejas duras.Yo veo vagos sueños,yo reconozco lejos,y miro frente a mí, detrás de los cristales,reuniones de ropas desdichadas.A ellas la bala del vino no llega,su amapola eficaz, su rayo rojo,mueren ahogados en tristes tejidos,y se derrama por canales solos,por calles húmedas, por ríos sin nombre,el vino amargamente sumergido,el vino ciego y subterráneo y solo.Yo estoy de pie en su espuma y sus raíces,yo lloro en su follaje y en sus muertos,acompañado de sastres caídosen medio del invierno deshonrado,yo subo escalas de humedad y sangretanteando las paredes,y en la congoja del tiempo que llegasobre una piedra me arrodillo y lloro.Y hacia túneles acres me encaminovestido de metales transitorios,hacia bodegas solas, hacia sueños,hacia betunes verdes que palpitan,hacia herrerías desinteresadas,hacia sabores de lodo y garganta,hacia imperecederas mariposas.Entonces surgen los hombres del vinovestidos de morados cinturones,y sombreros de abejas derrotadas,y traen copas llenas de ojos muertos,y terribles espadas de salmuera,y con roncas bocinas se saludancantando cantos de intención nupcial.Me gusta el canto ronco de los hombres del vino,y el ruido de mojadas monedas en la mesa,y el olor de zapatos y de uvasy de vómitos verdes:me gusta el canto ciego de los hombres,y ese sonido de sal que golpealas paredes del alba moribunda.Hablo de cosas que existen, Dios me librede inventar cosas cuando estoy cantando!Hablo de la saliva derramada en los muros,hablo de lentas medias de ramera,hablo del coro de los hombres del vinogolpeando el ataúd con un hueso de pájaro.Estoy en medio de ese canto, en mediodel invierno que rueda por las calles,estoy en medio de los bebedores,con los ojos abiertos hacia olvidados sitios,o recordando en delirante luto,o durmiendo en cenizas derribado.Recordando noches, navíos, sementeras,amigos fallecidos, circunstancias,amargos hospitales y niñas entreabiertas:recordando un golpe de ola en cierta rocacon un adorno de harina y espuma,y la vida que hace uno en ciertos países,en ciertas costas solas,un sonido de estrellas en las palmeras,un golpe del corazón en los vidrios,un tren que cruza oscuro de ruedas malditasy muchas cosas tristes de esta especie.A la humedad del vino, en las mañanas,en las paredes a menudo mordidas por los días de inviernoque caen en bodegas sin duda solitarias,a esa virtud del vino llegan luchas,y cansados metales y sordas dentaduras,y hay un tumulto de objeciones rotas,hay un furioso llanto de botellas,y un crimen, como un látigo caído.El vino clava sus espinas negras,y sus erizos lúgubres pasea,entre puñales, entre medianoches,entre roncas gargantas arrastradas,entre cigarros y torcidos pelos,y como ola de mar su voz aumentaaullando llanto y manos de cadáver.Y entonces corre el vino perseguidoy sus tenaces odres se destrozancontra las herraduras, y va el vino en silencio,y sus toneles, en heridos buques en donde el aire muerderostros, tripulaciones de silencio,y el vino huye por las carreteras,por las iglesias, entre los carbones,y se caen sus plumas de amaranto,y se disfraza de azufre su boca,y el vino ardiendo entre calles usadasbuscando pozos, túneles, hormigas,bocas de tristes muertos,por donde ir al azul de la tierraen donde se confunden la lluvia y los ausentes. -Jesús no vino del mundo de «los cielos».Vino del propio fondo de las almas;de donde anida el yo: de las regionesinternas del Espíritu.¿Por qué buscarle encima de las nubes?Las nubes no son el trono de los dioses.¿Por qué buscarle en los candentes astros?Llamas son como el sol que nos alumbra,orbes, de gases inflamados... Llamasnomás. ¿Por qué buscarle en los planetas?Globos son como el nuestro, iluminadospor una estrella en cuyo torno giran.Jesús vino de dondevienen los pensamientos más profundosy el más remoto instinto.No descendió: emergió del océanosin fin del subconsciente;volvió a él, y ahí está, sereno y puro.Era y es un eón. El que se adentraosado en el abismosin playas de sí mismo,con la luz del amor, ese le encuentra. -En una tarde clara y amplia como el hastío,cuando su lanza blande el tórrido verano,copiaban el fantasma de un grave sueño míomil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,era un cristal de llamas, que al infinito viejoiba arrojando el grave soñar en la llanura...Y yo sentí la espuela sonora de mi pasorepercutir lejana en el sangriento ocaso,y más allá, la alegre canción de un alba pura. -Sólo la nieve sabela grandeza del lobola grandeza de Satánvencedor de la piedra desnudade la piedra desnuda que amenaza al hombrey que invoca en vano a Satánseñor del verso, de ese agujeroen la páginapor donde la realidadcae como agua muerta. -Los amantes se tienden en el lechoy suavemente van ocultando las palabras y los besos.Están desnudos como niños desvalidosy en sus sentidos se concentra el mundo.No hay luz y sombra para sus ojos apagadosy la vida no tiene para ellos forma alguna.La hermosa cabellera de la mujer puede ser una rosa,el agua tibia o un surtidoe enamorado.El fuego es solamente un golpe oscuro.Los amantes están tendidos en el lecho. -Soy el objeto que soyy a veces también soy otro y estoy lejossentado en agua y tierray en el eco de las lenguas ardientesY duermo, sí, duermo la colosal aventurade la palabra humana acuchillada y ebriasangrante en el recuerdo de los muertosque parecieran venir de adentroy sollozaran al verme escribir sus nombresY ahora, cuando sale de mi bocaesa tonada de lluvia y sol mojadome recuesto por todas partes y respiro cicatricesy recojo las migajas que le sobran a mi almay tengo fríoy me despierto en medio de las rosassin entender quien vive o ama todavíaPor eso es que mi ombligo no tiene edady sigo esperando el día de los besos perdidosaún cuando mis uñas no tienen ganasy mi cabeza está más triste y oscura que nuncaaún cuando mis sueños son anónimosy mis huesos ya no encuentranel murmullo de los siglosY vuelvo a deletrear cenizasy vuelvo a perseguir mi sombray a este árbol que agoniza entre mis dedoslo enterraré conmigoy volaremos en espiralcomo los dientes de algún resortey moriremos juntos, sin ataúdcomo las cuerdas de una guitarra olvidaday moriremos por siempre y será un premioun premio a nuestros pies y a nuestra médulaun premio a nuestra antología de vidrioY lloraremos gusanos y lloraremos ratasy lloraremos hormigas sin fecha y gatos de lutoy lloraremos sonrisas en los ojos ajenosy negros bosquesdonde una flor se arrancará los cabellosPorque este cielo aún no me conoceaún no oye el acorde que llevo en los sesosno me conoce, y soy el objeto que soyy a veces también soy otro y estoy lejosy me extiendo por muros y callesy pueblo estrellasy dejo la luna en la mesa, sin avisary me emborracho a la salud de nadiey me despierto en medio de las crucescon una vigilia de arañay con un beso dedicado a cada muertoy a cada muerto un abrazo y un latido de tumbay a cada muerto un suspiroun trozo de mi antiguo corazónque se derrama como un río de gemidos. -A Blas TaracenaEra en Numancia, al tiempo que declinala tarde del agosto augusto y lento,Numancia del silencio y de la ruina,alma de libertad, trono del viento.La luz se hacía por momentos minade transparencia y desvanecimiento,diafanidad de ausencia vespertina,esperanza, esperanza del portento.Súbito, ¿dónde?, un pájaro sin lira,sin rama, sin atril, canta, delira,flota en la cima de su fiebre aguda.Vivo latir de Dios nos goteaba,risa y charla de Dios, libre y desnuda.Y el pájaro, sabiéndolo, cantaba. -¡Ay qué trabajo me cuestaquererte como te quiero!Por tu amor me duele el aire,el corazóny el sombrero.¿Quién me compraría a míeste cintillo que tengoy esta tristeza de hiloblanco, para hacer pañuelos?¡Ay qué trabajo me cuestaquererte como te quiero! -Sigo, silencio, tu estrellado manto,de transparentes lumbres guarnecido,enemiga del sol esclarecido,ave noturna de agorero canto.El falso mago Amor, con el encantode palabras quebradas por olvido,convirtió mi razón y mi sentido,mi cuerpo no, por deshacelle en llanto.Tú, que sabes mi mal, y tú, que fuistela ocasión principal de mi tormento,por quien fui venturoso y desdichado,oye tú solo mi dolor, que al tristea quien persigue cielo violentono le está bien que sepa su cuidado. -La rosano buscaba la aurora:Casi eterna en su ramobuscaba otra cosa.La rosano buscaba ni ciencia ni sombra:Confín de carne y sueñobuscaba otra cosa.La rosano buscaba la rosa:Inmóvil por el cielo¡buscaba otra cosa! -En la imponente navedel templo bizantino,vi la gótica tumba a la indecisaluz que temblaba en los pintados vidrios.Las manos sobre el pecho,y en las manos un libro,una mujer hermosa reposabasobre la urna, del cincel prodigio.Del cuerpo abandonado,al dulce peso hundido,cual si de blanda pluma y raso fuerase plegaba su lecho de granito.De la sonrisa últimael resplandor divinoguardaba el rostro, como el cielo guardadel sol que muere el rayo fugitivo.Del cabezal de piedrasentados en el filo,don ángeles, el dedo sobre el labio,imponían silencio en el recinto.No parecía muerta;de los arcos macizosparecía dormir en la penumbra,y que en sueños veía el paraíso.Me acerqué de la naveal ángulo sombríocon el callado paso que llegamosjunto a la cuna donde duerme un niño.La contemplé un momento,y aquel resplandor tibio,aquel lecho de piedra que ofrecíapróximo al muro otro lugar vacío,en el alma avivaronla sed de lo infinito,el ansia de esa vida de la muertepara la que un instante son los siglos ...*Cansado del combateen que luchando vivo,alguna vez me acuerdo con envidiade aquel rincón oscuro y escondido.De aquella muda y pálidamujer me acuerdo y digo:?¡Oh, qué amor tan callado, el de la muerte!¡Qué sueño el del sepulcro, tan tranquilo! -Cien sonetos de amorTal vez no ser es ser sin que tú seas,sin que vayas cortando el mediodíacomo una flor azul, sin que caminesmás tarde por la niebla y los ladrillos,sin esa luz que llevas en la manoque tal vez otros no verán dorada,que tal vez nadie supo que crecíacomo el origen rojo de la rosa,sin que seas, en fin, sin que vinierasbrusca, incitante, a conocer mi vida,ráfaga de rosal, trigo del viento,y desde entonces soy porque tú eres,y desde entonces eres, soy y somos,y por amor seré, serás, seremos. -Con la luna has llegado hasta el umbralsin que a tu voz ladraran mis mastines.Segura y fácilmentehas abierto la puertade mis ojos,como si siempre hubieran sido tuyos.Luego, en silencio -mientras ibancayendounaa unatodas tus prendas en el suelo-el lóbrego pasillo que sube al corazón.Y, por fin, has entradodesnuda, como lumbre.Con las manos abiertasyo te esperaba en sombra,solo en la soledad de mi vigilia.Y encendiste la luz con sólo un beso. -Estuvo allí, un pesadofragmento fugitivo,cuando murió la navela dejaronallí, sobre la arena,ella no tiene muerte:polvo de sal en su esqueleto,tiempo en la cruz de su esperanza,se fue oxidando como la herraduralejos de su caballa,cayó el olvido en su soberanía.La bondad de un amigola levantó de la perdida arenay creyó de repenteque el temblor de un navíola esperaba,que cadenas sonorasla esperabany a la ola infinita,al trueno de los mares volvería.Atrás quedó la luz de Antofagasta,,ella iba por los mares pero herida,no iba atada a la proa,no resbalaba por el agua amarga.Iba, herida y dormidapasajera,iba hacia el Sur, errantepero muerta,no sentía su sangre,su corriente,no palpitaba al beso del abismo.Y al fin en San Antoniobajó, subió colinas,corrió un camión con ella,era en el mes de octubre, y orgullosacruzó sin penetrarseel río,el reino de la primavera,el caudaloso aromaque se ciñe a la costacomo la red sutil de la fragancia,como el vestido claro de la vida.En mi jardín reposade las navegacionesfrente al perdido océanoque cortó como espada,y poco a poco las enredaderassubirán su frescurapor los brazos de hierro,y alguna vez florecerán clavelesen su sueño terrestre,porque llegó para dormiry ya no puedo restituirla al mar.Ya no navegará nave ninguna.Ya no anclará sino en mis duros sueños. -Por nómadas caminos secundariosse llega siempre al sur, piedras abajo,hasta encontrar los rastros del origen.En estas tierras bajas se aglomeranvestigios de extraviados manantiales,basureros gemelos del crepúsculo,serenas maquinarias desterradas,y también las familias de los diosesque como enjambres fértilessiguen goteando mielpor las truncas proezas del enigma. -Te da en la frente el sol de la mañanarecién nacido, pálida doncella,misteriosa visión, fugaz estrella,que te derrites en la luz. Hermanade la que nace cuando la campanatocando a la oración doliente sellala fatiga de un día más, la mellaque sume el alma en la mortal desgana.El alba y el ocaso cruzan manos,y así, a la silla de la reina, al díaya la noche, rendidos soberanos,Los llevan a enterrar. Triste seríaque al despertar de nuestros sueños variosluz y sombra lucharán a porfía. -Pronto se romperá la cadenciaque sostienen mis días lunaresencanecerán mis venasmi talle tendrá vozde verano acabadocálidos destellosllevarán el paso a mis horas"no agobies el gestomi universo rebasalos límites de mi cuerpo"Despéñate en el tiempoque me bebemuerde esta vidaque me corre sin frenoreparte tus dedosen la plenitud de mi tactoLa lumbre de mi lento atardecerserá faro de recios brazosen las arrugas de tu aliento -LAPOESÍAMORIRÁSI NOSE LAOFENDEhayque poseerlay humillarla en públicodespués se verálo que se hace -FLORESA Ramón del Valle InclánAntonio, en los acentos de Cleopatra encantado,la copa de oro olvida que está de néctar llena.Y, creyente en los sueños que evoca la sirena,toda en los ojos tiene su alma de soldado.La reina, hoja tras hoja, deshojando sus flores,en la copa de Antonio las deja dulcemente...Y prosigue su cuento de batallas y amores,aprendido en las magas tradiciones de Oriente...Detiénese... Y Antonio ve su copa olvidada...Mas pone ella la mano sobre el borde de oro,y, sonriendo, lenta hacia sí la retira...Después, siempre a los ojos del guerrero asomada,sella sus gruesos labios con un beso sonoro...Y da la copa a un siervo, que la bebe y expira... -Si a vuestra voluntad yo soy de cera,¿cómo se compadece que a la míavengáis a ser de piedra dura y fría?De tal desigualdad, ¿qué bien se espera?Ley es de amor querer a quien os quiera,y aborrecerle, ley de tiranía:mísera fue, señora, la osadíaque os hizo establecer ley tan severa.Vuestros tengo riquísimos despojos,a fuerza de mis brazos granjeados:que vos, nunca rendírmelos quisistis;y pues Amor y esos divinos ojoshan sido en el delito los culpados,romped la injusta ley que establecistis. -Yo me muero de amor, que no sabía,aunque diestro en amar cosas del suelo,que no pensaba yo que amor del cielocon tal rigor las almas encendía.Si llama la moral filosofíadeseo de hermosura a amor, receloque con mayores ansias me desvelocuanto es más alta la belleza mía.Amé en la tierra vil, ¡qué necio amante!¡Oh luz del alma, habiendo de buscaros,qué tiempo que perdí como ignorante!Mas yo os prometo agora de pagaroscon mil siglos de amor cualquiera instanteque por amarme a mí dejé de amaros. -Pero chiquilla, te recomiendoalgo de seducción en los grititos:carnal me gusta el almay con alma la carne.La castidad no puede rebajar la lujuria;si estuviese hambriento me gustaría saciarme.Me apetece que la virtud tenga traseroy que el trasero tenga sus virtudes.Desde que el dios aquel cabalgó al cisnea más de una chica le da miedo,aunque también sufra con gustoque él se aferre al canto del cisne. -Como duerme la chispa en el guijarroy la estatua en el barro,en ti duerme la divinidad.Tan sólo en un dolor constante y fuerteal choque, brota de la piedra inerteel relámpago de la deidad.No te quejes, por tanto, del destino,pues lo que en tu interior hay de divinosólo surge merced a él.Soporta, si es posible, sonriendo,la vida que el artista va esculpiendo,el duro choque del cincel.¿Qué importan para ti las horas malas,si cada hora en tus nacientes alaspone una pluma bella más?Ya verás al cóndor en plena altura,ya verás concluida la escultura,ya verás, alma, ya verás... -A Luis BuñuelLos árboles negros,cruzansus ramas,pidiendoun poco de agua.Los árboles negros,clavansu mirada,en el cielo.A los árboles negros,no les cae agua,y casi secos,fijan sus ojosen la tierra sin jugoy sin aliento. -Mi táctica esmirarteaprender como sosquererte como sosmi táctica eshablartey escucharteconstruir con palabrasun puente indestructiblemi táctica esquedarme en tu recuerdono sé cómo ni sécon qué pretextopero quedarme en vosmi táctica esser francoy saber que sos francay que no nos vendamossimulacrospara que entre los dosno haya telónni abismosmi estrategia esen cambiomás profunda y mássimplemi estrategia esque un día cualquierano sé cómo ni sécon qué pretextopor fin me necesites. -El remanso del airebajo la rama del eco.El remanso del aguabajo fronda de luceros.El remanso de tu bocabajo espesura de besos. -Por las calles, ¿quién aquél?¡El tonto de Rafael!Tonto llovido del cielo,del limbo, sin un ochavo.Mal pollito colipavo,sin plumas, digo, sin pelo.¡Pío-pic!, pica, y al vuelotodos le pican a él.¿Quién aquél?¡El tonto de Rafael!Tan campante, sin carrera,no imperial, sí tomatero,grillo tomatero, perosin tomate en la grillera.Canario de la fresquera,no de alcoba o mirabel.¿Quién aquél?¡El tonto de Rafael!Tontaina tonto del higo,rodando por las esquinasbolas, bolindres, pamplinasy pimientos que no digo.Mas nunca falta un amigoque le mendigue un clavel.¿Quién aquél?¡El tonto de Rafael!Patos con gafas, en fila,lo raptarán tontamenteen la berlina inconscientede San Jinojito el lila.¿Qué runrún, qué retahílasube el cretino eco fiel?¡Oh, oh, pero si es aquélel tonto de Rafael! -Porque nació frente al albay en el sitio de la brisa,le dieron un nombre clarode flor o de lluvia fina.Un nombre para decirloen medio de la sonrisa,enamorados los ojosy el corazón: ¡Barranquilla!Porque nació frente al alba¡y el alba es buena madrina!Con lino de sol y sombratejieron años los díasy una mañana sin nubesdespertó moza la niña.Con los cabellos al viento,la dulce piel encendida,y el andar sin descansotal aire de gallardíaque el alma de las palmerasarrodillóse vencida...Porque nació frente al alba¡y el alba es buena madrina!Breves jazmines alados-casi de luz detenida-crecen con gracia delgadacuando sus pasos atisban...La tarde cuida su gozo,la noche su sueño cuida,y ella se viste con sedade flores amanecidassobre la cumbre del árboltan solo para vestirla...Seda dorada del roblecon hebras de melodía,seda de la acacia roja,seda de las campanillasque tienen fugaz el airey como el aire palpitan...Rodea sus altas sienesun vuelo de golondrinasy abre jacintos de orosu diestra mano clarísima.Porque nació frente al alba¡Y el alba es buena madrina!El mar de gritos azules,el mar del habla encendida,le trae canciones remotasy barcas de otras orillas.El río, tenaz viajero,con largo asombro la mira,y le regala blancurade garzas estremecidasque suben a la comarcadonde la estrella se inicia.Y el viento pirata, el vientode clara estirpe marina,le ciñe el talle redondocon brazos de lejanía,¡y se la lleva consigodonde la tierra limitacon el batir de campanasde la triunfal alegría!Porque nació frente al alba,y porque el alba madrina,le dio aquel nombre que pide,para decirlo, sonrisa...El nombre que puede serde flor o de lluvia fina,y que también lleva el Ángelde júbilo: ¡Barranquilla! -Estaba un ratoncillo aprisionadoen las garras de un león; el desdichadoen la tal ratonera no fue presopor ladrón de tocino ni de queso,sino porque con otros molestabaal león, que en su retiro descansaba.Pide perdón, llorando su insolencia;al oír implorar la real clemencia,responde el rey en majestuoso tono"no dijera más Tito": «Te perdono».Poco después cazando el león tropiezaen una red oculta en la maleza:quiere salir, mas queda prisionero;atronando la selva ruge fiero.El libre ratoncillo, que lo siente,corriendo llega: roe diligentelos nudos de la red de tal manera,que al fin rompió los grillos de la fiera.Conviene al poderosopara los infelices ser piadoso;tal vez se puede ver necesitadodel auxilio de aquel más desdichado. -Por que duermas, hijo mío,el ocaso no arde más:no hay más brillo que el rocío,más blancura que mi faz.Por que duermas, hijo mío,el camino enmudeció:nadie gime sino el río;nada existe sino yo.Se anegó de niebla el llano.Se encongió el suspiro azul.Se ha posado como manosobre el mundo la quietud.Yo no sólo fui meciendoa mi niño en mi cantar:a la Tierra iba durmiendoel vaivén del acunar... -El varón que tiene corazón de lis,alma de querube, lengua celestial,el mínimo y dulce Francisco de Asís,está con un rudo y torvo animal,bestia temerosa, de sangre y de robo,las fauces de furia, los ojos de mal:el lobo de Gubbia, el terrible lobo,rabioso, ha asolado los alrededores;cruel ha deshecho todos los rebaños;devoró corderos, devoró pastores,y son incontables sus muertes y daños.Fuertes cazadores armados de hierrosfueron destrozados. Los duros colmillosdieron cuenta de los más bravos perros,como de cabritos y de corderillos.Francisco salió:al lobo buscóen su madriguera.Cerca de la cueva encontró a la fieraenorme, que al verle se lanzó ferozcontra él. Francisco, con su dulce voz,alzando la mano,al lobo furioso dijo: ?¡Paz, hermanolobo! El animalcontempló al varón de tosco sayal;dejó su aire arisco,cerró las abiertas fauces agresivas,y dijo: ?¡Está bien, hermano Francisco!¡Cómo! ?exclamó el santo?. ¿Es ley que tú vivasde horror y de muerte?¿La sangre que viertetu hocico diabólico, el duelo y espantoque esparces, el llantode los campesinos, el grito, el dolorde tanta criatura de Nuestro Señor,no han de contener tu encono infernal?¿Vienes del infierno?¿Te ha infundido acaso su rencor eternoLuzbel o Belial?Y el gran lobo, humilde: ?¡Es duro el invierno,y es horrible el hambre! En el bosque heladono hallé qué comer; y busqué el ganado,y en veces comí ganado y pastor.¿La sangre? Yo vi más de un cazadorsobre su caballo, llevando el azoral puño; o correr tras el jabalí,el oso o el ciervo; y a más de uno vimancharse de sangre, herir, torturar,de las roncas trompas al sordo clamor,a los animales de Nuestro Señor.Y no era por hambre, que iban a cazar.Francisco responde: ?En el hombre existemala levadura.Cuando nace viene con pecado. Es triste.Mas el alma simple de la bestia es pura.Tú vas a tenerdesde hoy qué comer.Dejarás en pazrebaños y gente en este país.¡Que Dios melifique tu ser montaraz!?Está bien, hermano Francisco de Asís.?Ante el Señor, que todo ata y desata,en fe de promesa tiéndeme la pata.El lobo tendió la pata al hermanode Asís, que a su vez le alargó la mano.Fueron a la aldea. La gente veíay lo que miraba casi no creía.Tras el religioso iba el lobo fiero,y, baja la testa, quieto le seguíacomo un can de casa, o como un cordero.Francisco llamó la gente a la plazay allí predicó.Y dijo: ?He aquí una amable caza.El hermano lobo se viene conmigo;me juró no ser ya vuestro enemigo,y no repetir su ataque sangriento.Vosotros, en cambio, daréis su alimentoa la pobre bestia de Dios. ?¡Así sea!,contestó la gente toda de la aldea.Y luego, en señalde contentamiento,movió testa y cola el buen animal,y entró con Francisco de Asís al convento.*Algún tiempo estuvo el lobo tranquiloen el santo asilo.Sus bastas orejas los salmos oíany los claros ojos se le humedecían.Aprendió mil gracias y hacía mil juegoscuando a la cocina iba con los legos.Y cuando Francisco su oración hacía,el lobo las pobres sandalias lamía.Salía a la calle,iba por el monte, descendía al valle,entraba en las casas y le daban algode comer. Mirábanle como a un manso galgo.Un día, Francisco se ausentó. Y el lobodulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,desapareció, tornó a la montaña,y recomenzaron su aullido y su saña.Otra vez sintióse el temor, la alarma,entre los vecinos y entre los pastores;colmaba el espanto los alrededores,de nada servían el valor y el arma,pues la bestia fierano dio treguas a su furor jamás,como si tuvierafuegos de Moloch y de Satanás.Cuando volvió al pueblo el divino santo,todos lo buscaron con quejas y llanto,y con mil querellas dieron testimoniode lo que sufrían y perdían tantopor aquel infame lobo del demonio.Francisco de Asís se puso severo.Se fue a la montañaa buscar al falso lobo carnicero.Y junto a su cueva halló a la alimaña.?En nombre del Padre del sacro universo,conjúrote ?dijo?, ¡oh lobo perverso!,a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?Contesta. Te escucho.Como en sorda lucha, habló el animal,la boca espumosa y el ojo fatal:?Hermano Francisco, no te acerques mucho...Yo estaba tranquilo allá en el convento;al pueblo salía,y si algo me daban estaba contentoy manso comía.Mas empecé a ver que en todas las casasestaban la Envidia, la Saña, la Ira,y en todos los rostros ardían las brasasde odio, de lujuria, de infamia y mentira.Hermanos a hermanos hacían la guerra,perdían los débiles, ganaban los malos,hembra y macho eran como perro y perra,y un buen día todos me dieron de palos.Me vieron humilde, lamía las manosy los pies. Seguía tus sagradas leyes,todas las criaturas eran mis hermanos:los hermanos hombres, los hermanos bueyes,hermanas estrellas y hermanos gusanos.Y así, me apalearon y me echaron fuera.Y su risa fue como un agua hirviente,y entre mis entrañas revivió la fiera,y me sentí lobo malo de repente;mas siempre mejor que esa mala gente.y recomencé a luchar aquí,a me defender y a me alimentar.Como el oso hace, como el jabalí,que para vivir tienen que matar.Déjame en el monte, déjame en el risco,déjame existir en mi libertad,vete a tu convento, hermano Francisco,sigue tu camino y tu santidad.El santo de Asís no le dijo nada.Le miró con una profunda mirada,y partió con lágrimas y con desconsuelos,y habló al Dios eterno con su corazón.El viento del bosque llevó su oración,que era: Padre nuestro, que estás en los cielos... -ALLÍ germinaban los toquis.De aquellas negras humedades,de aquella lluvia fermentadaen la copa de los volcanessalieron los pechos augustos,las claras flechas vegetales,los dientes de piedra salvaje,los pies de estaca inapelable,la glacial unidad del agua.Arauco fue un útero frío,hecho de heridas, machacadopor el ultraje, concebidoentre las ásperas espinas,arañado en los ventisqueros,protegido por las serpientes.Así la tierra extrajo al hombre.Creció como una fortaleza.Nació de la sangre agredida.Amontonó su cabelleracomo un pequeño puma rojoy los ojos de piedra durabrillaban desde la materiacomo fulgores implacablessalidos de la cacería. -Y el gusano mordió mi cuerpoy dando graciaslo repartió entre los suyos diciendo"Hermanoseste es el cuerpo de un poetatomad y comed todos de élpero hacedlo con respetocuidad de no dañar sus cabelloso sus ojos o sus labioslos guardaremos como reliquiay cobraremos entrada por verlos"Mientras esto ocurríaalgunos arreglaban las floresotros medían la hondura de la fosay los más osados insultaban a los deudoso simplemente dormían a la sombra de un espinoPero una vez acabado el banqueteel mismo gusano tomó mi sangrey dando gracias tambiénla repartió entre los suyos diciendo"Hermanosesta es la sangre de un poetasangre que será entregada a vosotrospara el regocijo de vuestras almasbebamos todos hasta caer borrachosy recuerdenel último en quedar de piereunirá los restos del difunto"Y el último en quedar de pieno solamente reunió los restos del difuntolos ojos, los labios, los cabellosy una parte apreciable del estómagoy los muslos que no fueron devoradosjunto con las ropasy uno que otro objeto de valorsino que además escribió con sangrecon la misma sangre derramadaescribió sobre la lápida"Aquí yace Mario Meléndezun poetalas palabras no vinieron a despedirlodesde ahora los gusanos hablaremos por él" -«La única tristeza» "insinúa Clotilde"«es la de no ser santo», añadiendo, «aquí abajo».¿Pues no basta, me digo, un corazón humildeni el espíritu hecho a piadoso trabajo?¿Tampoco es suficiente tolerar la injusticia,eludir el halago con natural modestia,desconocer a un tiempo altivez y codiciao cumplir los deberes sin acusar molestia?No; que el ser sobrehumano, aquel que a sí renuncia,el mismo que se niega y carga con su cruz,el que calla dolores y alegrías anunciapara alentar al prójimo con el amor debido,es el que alcanza "único" áureo nimbo de luz,el santo que Clotilde lamenta no haber sido. -No lo creo todavíaestás llegando a mi ladoy la noche es un puñadode estrellas y de alegríapalpo gusto escucho y veotu rostro tu paso largotus manos y sin embargotodavía no lo creotu regreso tiene tantoque ver contigo y conmigoque por cábala lo digoy por las dudas lo cantonadie nunca te reemplazay las cosas más trivialesse vuelven fundamentalesporque estás llegando a casasin embargo todavíadudo de esta buena suerteporque el cielo de tenerteme parece fantasíapero venís y es seguroy venís con tu miraday por eso tu llegadahace mágico el futuroy aunque no siempre he entendidomis culpas y mis fracasosen cambio sé que en tus brazosel mundo tiene sentidoy si beso la osadíay el misterio de tus labiosno habrá dudas ni resabioste querré mástodavía. -Cuando uno se enamora las cuadrillasdel tiempo hacen escala en el olvidola desdicha se llena de milagrosel miedo se convierte en osadíay la muerte no sale de su cuevaenamorarse es un presagio gratisuna ventana abierta al árbol nuevouna proeza de los sentimientosuna bonanza casi insoportabley un ejercicio contra el infortuniopor el contrario desenamorarsees ver el cuerpo como es y nocomo la otra mirada lo inventabaes regresar más pobre al viejo enigmay dar con la tristeza en el espejo. -He vencido al ángel del sueño, el funesto alegórico:su gestión insistía, su denso paso llegaenvuelto en caracoles y cigarras,marino, perfumado de frutos agudos.Es el viento que agita los meses, el silbido de un tren,el paso de la temperatura sobre el lecho,un opaco sonido de sombraque cae como trapo en lo interminable,una repetición de distancias, un vino de color confundido,un paso polvoriento de vacas bramando.A veces su canasto negro cae en mi pecho,sus sacos de dominio hieren mi hombro,su multitud de sal, su ejército entreabiertorecorren y revuelven las cosas del cielo:él galopa en la respiración y su paso es de beso:su salitre seguro planta en los párpadoscon vigor esencial y solemne propósito:entra en lo preparado como un dueño:su substancia sin ruido equipa de pronto,su alimento profético propaga tenazmente.Reconozco a menudo sus guerreros,sus piezas corroídas por el aire, sus dimensiones,y su necesidad de espacio es tan violentaque baja hasta mi corazón a buscarlo:él es el propietario de las mesetas inaccesibles,él baila con personajes trágicos y cotidianos:de noche rompe mi piel su ácido aéreoy escucho en mi interior temblar su instrumento.Yo oigo el sueño de viejos compañeros y mujeres amadas,sueños cuyos latidos me quebrantan:su material de alfombra piso en silencio,su luz de amapola muerdo con delirio.Cadáveres dormidos que a menudodanzan asidos al peso de mi corazón,qué ciudades opacas recorremos!Mi pardo corcel de sombra se agiganta,y sobre envejecidos tahúres, sobre lenocinios de escalerasgastadas,sobre lechos de niñas desnudas, entre jugadores de foot-ball,del viento ceñidos pasamos:y entonces caen a nuestra boca esos frutos blandos del cielo,los pájaros, las campanas conventuales, los cometas:aquel que se nutrió de geografía pura y estremecimiento,ése tal vez nos vio pasar centelleando.Camaradas cuyas cabezas reposan sobre barriles,en un desmantelado buque prófugo, lejos,amigos míos sin lágrimas, mujeres de rostro cruel:la medianoche ha llegado y un gong de muertegolpea en torno mío como el mar.Hay en la boca el sabor, la sal del dormido.Fiel como una condena, a cada cuerpola palidez del distrito letárgico acude:una sonrisa fría, sumergida,unos ojos cubiertos como fatigados boxeadores,una respiración que sordamente devora fantasmas.En esa humedad de nacimiento, con esa proporción tenebrosa,cerrada como una bodega, el aire es criminal:las paredes tienen un triste color de cocodrilo,una contextura de araña siniestra:se pisa en lo blando como sobre un monstruo muerto:las uvas negras inmensas, repletas,cuelgan de entre las ruinas como odres:oh Capitán, en nuestra hora de repartoabre los mudos cerrojos y espérame:allí debemos cenar vestidos de luto:el enfermo de malaria guardará las puertas.Mi corazón, es tarde y sin orillas,el día, como un pobre mantel puesto a secar,oscila rodeado de seres y extensión:de cada ser viviente hay algo en la atmósfera:mirando mucho el aire aparecerían mendigos,abogados, bandidos, carteros, costureras,y un poco de cada oficio, un resto humilladoquiere trabajar su parte en nuestro interior.Yo busco desde antaño, yo examino sin arrogancia,conquistado, sin duda, por lo vespertino. -El estandarte ved que en Ceriñolael gran Gonzalo desplegó triunfante,la noble enseña ilustre y españolaque al indio domeñó y al mar de Atlante;regio pendón que al aire se tremola,don de CRISTINA, enseña relumbrante,verla podremos en la lid reñidarasgada sí, pero jamás vencida. -En volandas,como si no existiera el avispero,aquí me tienes con los ojos desnudos,ignorando las piedras que lastiman,ignorando la misma suavidad de la muerte.¿Te acuerdas? He vivido dos siglos, dos minutos,sobre un pecho latiente,he visto golondrinas de plomo triste anidadas en ojosy una mejilla rota por una letra.La soledad de lo inmenso mientras media la capacidad de una gota.Hecho pura memoria,hecho aliento de pájaro,he volado sobre los amaneceres espinosos,sobre lo que no puede tocarse con las manos.Un gris, un polvo gris parado impediría siempre el beso sobre la tierra,sobre la única desnudez que yo amo,y de mi tos caída como una piezano se esperaría un latido, sino un adiós yacente.Lo yacente no sabe.Se pueden tener brazos abandonados.Se pueden tener unos oídos pálidosque no se apliquen a la corteza ya muda.Se puede aplicar la boca a lo irremediable.Se puede sollozar sobre el mundo ignorante.Como una nube silenciosa yo me elevaré de mí mismo.Escúchame. Soy la avispa imprevista.Soy esa elevación a lo altoque como un ojo heridose va a clavar en el azul indefenso.Soy esa previsión triste de no ignorar todas las venas,de saber cuándo, cuándo la sangre pasa por el corazóny cuándo la sonrisa se entreabre estriada.Todos los aires azules...No.Todos los aguijones dulces que salen de las manos,todo ese afán de cerrar párpados, de echar oscuridad o sueño,de soplar un olvido sobre las frentes cargadas,de convertirlo todo en un lienzo sin sonido,me transforma en la pura brisa de la hora,en ese rostro azul que no piensa,en la sonrisa de la piedra,en el agua que junta los brazos mudamente.En ese instante último en que todo lo uniforme pronuncia la palabra:ACABA. -Sonidos y perfumes, Claudio Aquiles,giran al aire de la noche hermosa.Tú sabes dónde yerra un son de rosa,una fragancia rara de añafilescon sordina, de crótalos sutilesy luna de guitarras. Perezosatu orquesta, mariposa a mariposa,hasta noventa te abren sus atriles.Iberia, Andalucía, España en sueños,lentas Granadas, frágiles Sevillas,Giraldas tres por ocho, altas Comares.Y metales en flor, celestes leñoselevan al nivel de las mejillaslágrimas de claveles y azahares. -Los juegos de agua brillan a la luz de la lunacomo si fueran largos collares de diamantes:Los juegos de agua ríen en la sombra...Y se enlazany cruzan y cintilan dibujando radiantesgarabatos de estrellas...Hay que apretar el aguapara que suba fina y alta...Un temblor de espumasla deshace en el aire; la vuelve a unir...desciendeluego, abriéndose en lentos abanicos de plumas...Pero no irá muy lejos...Esta es agua sonámbulaque baila y que camina por el filo de un sueño,transida de horizontes en fuga, de paisajesque no existen...Soplada por un grifo pequeño.¡Agua de siete velos desnudándote y nuncadesnuda! ¡Cuándo un chorro tendrás que rompa el brochede mármol que te ciñe, y al fin por un instantealcance a traspasar como espada, la Noche! -Ícaro de bayeta, si de pinoCíclope no, tamaño como el rollo,¿Volar quieres con alas a lo pollo,Estando en cuatro pies a lo pollino?¿Qué Dédalo te induce peregrinoA coronar de nubes el meollo,Si las ondas que el Betis de su escolloDesata han de infamar tu desatino?No des más cera al Sol, que es bobería,Funeral avestruz, máquina alada,Ni alimentes gacetas en Europa.Aguarda a la ciudad, que a mediodía,Si mase Duelo no en capirotada,La servirá mase Bochorno en sopa. -Cuando sale la lunase pierden las campanasy aparecen las sendasimpenetrables.Cuando sale la luna,el mar cubre la tierray el corazón se sienteisla en el infinito.Nadie come naranjasbajo la luna llena.Es preciso comerfruta verde y helada.Cuando sale la lunade cien rostros iguales,la moneda de platasolloza en el bolsillo. -La España de charanga y pandereta,cerrado y sacristía,devota de Frascuelo y de María,de espíritu burlón y de alma quieta,ha de tener su marmol y su día,su infalible mañana y su poeta.En vano ayer engendrará un mañanavacío y por ventura pasajero.Será un joven lechuzo y tarambana,un sayón con hechuras de bolero,a la moda de Francia realistaun poco al uso de París paganoy al estilo de España especialistaen el vicio al alcance de la mano.Esa España inferior que ora y bosteza,vieja y tahúr, zaragatera y triste;esa España inferior que ora y embiste,cuando se digna usar la cabeza,aún tendrá luengo parto de varonesamantes de sagradas tradicionesy de sagradas formas y maneras;florecerán las barbas apostólicas,y otras calvas en otras calaverasbrillarán, venerables y católicas.El vano ayer engendrará un mañanavacío y ¡por ventura! pasajero,la sombra de un lechuzo tarambana,de un sayón con hechuras de bolero;el vacuo ayer dará un mañana huero.Como la náusea de un borracho ahítode vino malo, un rojo sol coronade heces turbias las cumbres de granito;hay un mañana estomagante escritoen la tarde pragmática y dulzona.Mas otra España nace,la España del cincel y de la maza,con esa eterna juventud que se hacedel pasado macizo de la raza.Una España implacable y redentora,España que alboreacon un hacha en la mano vengadora,España de la rabia y de la idea. -Le he encontrado en el sendero.No turbó su ensueño el aguani se abrieron más las rosas;abrió el asombro mi alma.¡Y una pobre mujer tienesu cara llena de lágrimas!Llevaba un canto ligeroen la boca descuidada,y al mirarme se le ha vueltograve el canto que entonaba.Miré la senda, la halléextraña y como soñada.¡Y en el alba de diamantetuve mi cara con lágrimas!Siguió su marcha cantandoy se llevó mis miradas...Detrás de él no fueron másazules y altas las salvias.¡No importa! Quedó en el aireestremecida mi alma.¡Y aunque ninguno me ha heridotengo la cara con lágrimas!Esta noche no ha veladocomo yo junto a la lámpara;como él ignora, no punzasu pecho de nardo mi ansia;pero tal vez por su sueñopase un olor de retamas,¡porque una pobre mujertiene su cara con lágrimas!Iba sola y no temía;con hambre y sed no lloraba;desde que lo vi cruzar,mi Dios me vistió de llagas.Mi madre en su lecho rezapor mí su oración confiada.Pero ¡yo tal vez por siempretendré mi cara con lágrimas! -¡Qué miedo el azul del cielo!¡Negro!¡Negro de día, en agosto!¡Qué miedo!¡Qué espanto en la siesta azul!¡Negro!¡Negro en las rosas y el río!¡Qué miedo!¡Negro, de día, en mí tierra-¡negro!-sobre las paredes blancas!¡Qué miedo! -Y sin embargo, amor, a través de las lágrimas,yo sabía que al fin iba a quedarmedesnudo en la ribera de la risa.Aquí,hoy,digo:siempre recordaré tu desnudez en mis manos,tu olor a disfrutada madera de sándaloclavada junto al sol de la mañana;tu risa de muchacha,o de arroyo,o de pájaro;tus manos largas y amantescomo un lirio traidor a sus antiguos colores;tu voz,tus ojos,lo de abarcable en ti que entre mis pasospensaba sostener con las palabras.Pero ya no habrá tiempo de llorar.Ha terminadola hora de la ceniza para mi corazón.Hace frío sin ti,pero se vive. -Prisión del nácar era articuladoDe mi firmeza un émulo luciente,Un dïamante, ingenïosamenteEn oro también él aprisionado.Clori, pues, que a su dedo apremïadoDe metal aun precioso no consiente,Gallarda un día, sobre impacïente,Lo redimió del vínculo dorado.Mas ay, que insidïoso latón breveEn los cristales de su bella manoSacrílego divina sangre bebe:Púrpura ilustró menos indïanoMarfil; invidïosa sobre nieve,Claveles deshojó la Aurora en vano. -Crear el habitáculo propiciopara la recepción de lo sublime.Reservar un espaciopara la música inaudita,paraíso del tiempo.Contener el alientoante la perspectiva inalcanzabley ser capacesde seguir viviendo. -Iban los dos vestidos con descaro"minifalda, melenas"cogidos de la mano,tan jóvenes que casi daban miedo,tan absortos en un ceroque, aunque no se veían, les unía absolutosalgo fieramente puro.Iban a cualquier parte cogidos de la mano.Se amaban sin tristeza,ni alegría, ni nada.Y a veces se miraban, pero no se veían.Y luego se sentaban en un banco cualquiera.Pero no se veían.Ella era muy bonita; parecía aturdida;él, feroz y esmirriado.No hablaban. No tenían ya nada que decirse.Ya no se deseaban.Pero seguían juntos, cogidos de la mano,frente a algo que espantaba.Mientras el transistor seguía sonando. -Un culto Risco en venas hoy suavesConcetüosamente se desata,Cuyo néctar, no ya líquida plata,Hace canoras aun las piedras graves.Tú, pues, que el pastoral cayado sabesCon mano administrar al cielo grata,De vestir, digno, manto de escarlata,Y de heredar a Pedro en las dos llaves,Éste, si numeroso dulce, escucha,Torrente, que besar desea la playaDe tus ondas, oh mar, siempre serenas.Si armonïoso leño silva muchaAtraer pudo, vocal Risco atrayaun Mar, dones hoy todo a sus arenas. -Pisó las calles de Madrid el fieroMonóculo galán de Galatea,Y cual suele tejer bárbara aldeaSoga de gozques contra forastero,Rígido un bachiller, otro severo,(Crítica turba al fin, si no pigmea)Su diente afila y su veneno empleaEn el disforme cíclope cabrero.A pesar del lucero de su frente,Le hacen oscuro, y él en dos razones,Que en dos truenos libró de su Occidente:«Si quieren», respondió, «los pedantonesLuz nueva en hemisferio diferente,Den su memorïal a mis calzones». -De cuando en cuando soy feliz!,opiné delante de un sabioque me examinó sin pasióny me demostró mis errores.Tal vez no había salvaciónpara mis dientes averiados,uno por uno se extraviaronlos pelos de mi cabellera:mejor era no discutirsobre mi tráquea cavernosa:en cuanto al cauce coronarioestaba lleno de advertenciascomo el hígado tenebrosoque no me servia de escudoo este riñón conspirativo.Y con mi próstata melancólicay los caprichos de mi uretrame conducían sin apuroa un analítico final.Mirando frente a frente al sabiosin decidirme a sucumbirle mostré que podía ver,palpar, oír y padeceren otra ocasión favorable.Y que me dejara el placerde ser amado y de querer:me buscaría algún amorpor un mes o por una semanao por un penúltimo día.El hombre sabio y desdeñosome miró con la indiferenciade los camellos por la lunay decidió orgullosamenteolvidarse de mi organismo.Desde entonces no estoy segurode si yo debo obedecera su decreto de morirmeo si debo sentirme biencomo mi cuerpo me aconseja.Y en esta duda yo no sési dedicarme a meditaro alimentarme de claveles. -PRIMERA PARTEIDéjame reposar,aflojar los músculos del corazóny poner a dormitar el almapara poder hablar,para poder recordar estos días,los más largos del tiempo.Convalecemos de la angustia apenasy estamos débiles, asustadizos,despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueñopara verte en la noche y saber que respiras.Necesitamos despertar para estar más despiertosen esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.Tú eres el tronco invulnerable y nosotros las ramas,por eso es que este hachazo nos sacude.Nunca frente a tu muerte nos paramosa pensar en la muerte,ni te hemos visto nunca sino como la fuerza y laalegría.No lo sabemos bien, pero de pronto llegaun incesante aviso,una escapada espada de la boca de Diosque cae y cae y cae lentamente.Y he aquí que temblamos de miedo,que nos ahoga el llanto contenido,que nos aprieta la garganta el miedo.Nos echamos a andar y no paramosde andar jamás, después de medianoche,en ese pasillo del sanatorio silenciosodonde hay una enfermera despierta de ángel.Esperar que murieras era morir despacio,estar goteando del tubo de la muerte,morir poco, a pedazos.No ha habido hora más larga que cuando nodormías,ni túnel más espeso de horror y de miseriaque el que llenaban tus lamentos,tu pobre cuerpo herido.IIDel mar, también del mar,de la tela del mar que nos envuelve,de los golpes del mar y de su boca,de su vagina obscura,de su vómito,de su pureza tétrica y profunda,vienen la muerte, Dios, el aguacerogolpeando las persianas,la noche, el viento.De la tierra también,de las raíces agudas de las casas,del pie desnudo y sangrante de los árboles,de algunas rocas viejas que no pueden moverse,de lamentables charcos, ataúdes del agua,de troncos derribados en que ahora duerme el rayo,y de la yerba, que es la sombra de las ramas del cielo,viene Dios, el manco de cien manos,ciego de tantos ojos,dulcísimo, impotente.(Omniausente, lleno de amor,el viejo sordo, sin hijos,derrama su corazón en la copa de su vientre.)De los huesos también,de la sal más entera de la sangre,del ácido más fiel,del alma más profunda y verdadera,del alimento más entusiasmado,del hígado y del llanto,viene el oleaje tenso de la muerte,el frío sudor de la esperanza,y viene Dios riendo.Caminan los libros a la hoguera.Se levanta el telón: aparece el mar.(Yo no soy el autor del mar.)IIISiete caídas sufrió el elote de mi manoantes de que mi hambre lo encontrara,siete veces mil veces he muertoy estoy risueño como en el primer día.Nadie dirá: no supo de la vidamás que los bueyes, ni menos que las golondrinas.Yo siempre he sido el hombre, amigo fiel del perro,hijo de Dios desmemoriado,hermano del viento.¡A la chingada las lágrimas!,dije,y me puse a llorarcomo se ponen a parir.Estoy descalzo, me gusta pisar el agua y las piedras,las mujeres, el tiempo,me gusta pisar la yerba que crecerá sobre mi tumba(si es que tengo una tumba algún día).Me gusta mi rosal de ceraen el jardín que la noche visita.Me gustan mis abuelos de Totomostey me gustan mis zapatos vacíosesperándome como el día de mañana.¡A la chingada la muerte!, dije,sombra de mi sueño,perversión de los ángeles,y me entregué a morircomo una piedra al río,como un disparo al vuelo de los pájaros.IVVamos a hablar del Príncipe Cáncer,Señor de los Pulmones, Varón de la Próstata,que se divierte arrojando dardosa los ovarios tersos, a las vaginas mustias,a las ingles multitudinarias.Mi padre tiene el ganglio más hermoso del cánceren la raíz del cuello, sobre la subclavia,tubérculo del bueno de Dios,ampolleta de la buena muerte,y yo mando a la chingada a todos los soles del mundo.El Señor Cáncer, El Señor Pendejo,es sólo un instrumento en las manos obscurasde los dulces personajes que hacen la vida.En las cuatro gavetas del archivero de maderaguardo los nombres queridos,la ropa de los fantasmas familiares,las palabras que rondany mis pieles sucesivas.También están los rostros de algunas mujereslos ojos amados y solosy el beso casto del coito.Y de las gavetas salen mis hijos.¡Bien haya la sombra del árbolllegando a la tierra,porque es la luz que llega!VDe las nueve de la noche en adelante,viendo televisión y conversandoestoy esperando la muerte de mi padre.Desde hace tres meses, esperando.En el trabajo y en la borrachera,en la cama sin nadie y en el cuarto de niños,en su dolor tan lleno y derramado,su no dormir, su queja y su protesta,en el tanque de oxígeno y las muelasdel día que amanece, buscando la esperanza.Mirando su cadáver en los huesosque es ahora mi padre,e introduciendo agujas en las escasas venas,tratando de meterle la vida, de soplarleen la boca el aire...(Me avergüenzo de mí hasta los pelospor tratar de escribir estas cosas.¡Maldito el que crea que esto es un poema!)Quiero decir que no soy enfermero,padrote de la muerte,orador de panteones, alcahuete,pinche de Dios, sacerdote de penas.Quiero decir que a mí me sobre el aire...VITe enterramos ayer.Ayer te enterramos.Te echamos tierra ayer.Quedaste en la tierra ayer.Estás rodeado de tierradesde ayer.Arriba y abajo y a los ladospor tus pies y por tu cabezaestá la tierra desde ayer.Te metimos en la tierra,te tapamos con tierra ayer.Perteneces a la tierradesde ayer.Ayer te enterramosen la tierra, ayer.VIIMadre generosade todos los muertos,madre tierra, madre,vagina del frío,brazos de intemperie,regazo del viento,nido de la noche,madre de la muerte,recógelo, abrígalo,desnúdalo, tómalo,guárdalo, acábalo.VIIINo podrás morir.Debajo de la tierrano podrás morir.Sin agua y sin aireno podrás morir.Sin azúcar, sin leche,sin frijoles, sin carne,sin harina, sin higos,no podrás morir.Sin mujer y sin hijosno podrás morir.Debajo de la vidano podrás morir.En tu tanque de tierrano podrás morir.En tu caja de muertono podrás morir.En tus venas sin sangreno podrás morir.En tu pecho vacíono podrás morir.En tu boca sin fuegono podrás morir.En tus ojos sin nadieno podrás morir.En tu carne sin llantono podrás morir.No podrás morir.No podrás morir.No podrás morir.Enterramos tu traje,tus zapatos, el cáncer;no podrás morir.Tu silencio enterramos.Tu cuerpo con candados.Tus canas finas,tu dolor clausurado.No podrás morir.IXTe fuiste no sé a dónde.Te espera tu cuarto.Mi mamá, Juan y Jorgete estamos esperando.Nos han dado abrazosde condolencia, y recibimoscartas, telegramas, noticiasde que te enterramos,pero tu nieta más pequeñate busca en el cuarto,y todos, sin decirlo,te estamos esperando.XEs un mal sueño largo,una tonta película de espanto,un túnel que no acaballeno de piedras y de charcos.¡Qué tiempo éste, maldito,que revuelve las horas y los años,el sueño y la conciencia,el ojo abierto y el morir despacio!XIRecién parido en el lecho de la muerte,criatura de la paz, inmóvil, tierno,recién niño del sol de rostro negro,arrullado en la cuna del silencio,mamando obscuridad, boca vacía,ojo apagado, corazón desierto.Pulmón sin aire, niño mío, viejo,cielo enterrado y manantial aéreovoy a volverme un llanto subterráneopara echarte mis ojos en tu pecho.XIIMorir es retirarse, hacerse a un lado,ocultarse un momento, estarse quieto,pasar el aire de una orilla a nadoy estar en todas partes en secreto.Morir es olvidar, ser olvidado,refugiarse desnudo en el discretocalor de Dios, y en su cerradopuño, crecer igual que un feto.Morir es encenderse bocabajohacia el humo y el hueso y la calizay hacerse tierra y tierra con trabajo.Apagarse es morir, lento y aprisatomar la eternidad como a destajoy repartir el alma en la ceniza.XIIIPadre mío, señor mío, hermano mío,amigo de mi alma, tierno y fuerte,saca tu cuerpo viejo, viejo mío,saca tu cuerpo de la muerte.Saca tu corazón igual que un río,tu frente limpia en que aprendí a quererte,tu brazo como un árbol en el fríosaca todo tu cuerpo de la muerte.Amo tus canas, tu mentón austero,tu boca firme y tu mirada abierta,tu pecho vasto y sólido y certero.Estoy llamando, tirándote la puerta.Parece que yo soy el que me muero:¡padre mío, despierta!XIVNo se ha roto ese vaso en que bebiste,ni la taza, ni el tubo, ni tu plato.Ni se quemó la cama en que moriste,ni sacrificamos un gato.Te sobrevive todo. Todo existea pesar de tu muerte y de mi flato.Parece que la vida nos embisteigual que el cáncer sobre tu omóplato.Te enterramos, te lloramos, te morimos,te estás bien muerto y bien jodido y yermomientras pensamos en lo que no hicimosy queremos tenerte aunque sea enfermo.Nada de lo que fuiste, fuiste y fuimosa no ser habitantes de tu infierno.XVPapá por treinta o por cuarenta años,amigo de mi vida todo el tiempo,protector de mi miedo, brazo mío,palabra clara, corazón resuelto,te has muerto cuando menos falta hacías,cuando más falta me haces, padre, abuelo,hijo y hermano mío, esponja de mi sangre,pañuelo de mis ojos, almohada de mi sueño.Te has muerto y me has matado un poco.Porque no estás, ya no estaremos nuncacompletos, en un sitio, de algún modo.Algo le falta al mundo, y tú te has puestoa empobrecerlo más, y a hacer a solastus gentes tristes y tu Dios contento.XVI(Noviembre 27)¿Será posible que abras los ojos y nos veasahora?¿Podrás oírnos?¿Podrás sacar tus manos un momento?Estamos a tu lado. Es nuestra fiesta,tu cumpleaños, viejo.Tu mujer y tus hijos, tus nueras y tus nietosvenimos a abrazarte, todos, viejo.¡Tienes que estar oyendo!No vayas a llorar como nosotrosporque tu muerte no es sino un pretextopara llorar por todos,por los que están viviendo.Una pared caída nos separa,sólo el cuerpo de Dios, sólo su cuerpo.XVIIMe acostumbré a guardarte, a llevarte lo mismoque lleva uno su brazo, su cuerpo, su cabeza.No eras distinto a mí, ni eras lo mismo.Eras, cuando estoy triste, mi tristeza.Eras, cuando caía, eras mi abismo,cuando me levantaba, mi fortaleza.Eras brisa y sudor y cataclismo,y eras el pan caliente sobre la mesa.Amputado de ti, a medias hechohombre o sombra de ti, sólo tu hijo,desmantelada el alma, abierto el pecho,Ofrezco a tu dolor un crucifijo:te doy un palo, una piedra, un helecho,mis hijos y mis días, y me aflijo.SEGUNDA PARTEIMientras los niños crecen, tú, con todos los muertos,poco a poco te acabas.Yo te he ido mirando a través de las nochespor encima del mármol, en tu pequeña casa.Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas,otro día sin garganta,la piel sobre tu frente agrietándose, hundiéndose,tronchando obscuramente el trigal de tus canas.Todo tú sumergido en humedad y gaseshaciendo tus desechos, tu desorden, tu alma,cada vez más igual tu carne que tu traje,más madera tus huesos y más huesos las tablas.Tierra mojada donde había tu boca,aire podrido, luz aniquilada,el silencio tendido a todo tu tamañogerminando burbujas bajo las hojas de agua.(Flores dominicales a dos metros arribate quieren pasar besos y no te pasan nada.)IIMientras los niños crecen y las horas nos hablantú, subterráneamente, lentamente, te apagas.Lumbre enterrada y sola, pabilo de la sombra,veta de horror para el que te escarba.¡Es tan fácil decirte "padre mío"y es tan difícil encontrarte, larvade Dios, semilla de esperanza!Quiero llorar a veces, y no quierollorar porque me pasascomo un derrumbe, porque pasascomo un viento tremendo, como un escalofríodebajo de las sábanas,como un gusano lento a lo largo del alma.¡Si sólo se pudiera decir: "papá, cebolla,polvo, cansancio, nada, nada, nada"!Si con un trago te tragara!¡Si con este dolor te apuñalara!¡Si con este desvelo de memorias-herida abierta, vómito de sangre-te agarrara la cara!Yo sé que tú ni yo,ni un par de valvas,ni un becerro de cobre, ni unas alassosteniendo la muerte, ni la espumaen que naufraga el mar, ni -no- las playas,la arena, la sumisa piedra con viento y agua,ni el árbol que es abuelo de su sombra,ni nuestro sol, hijastro de sus ramas,ni la fruta madura, incandescente,ni la raíz de perlas y de escamas,ni tío, ni tu chozno, ni tu hipo,ni mi locura, y ni tus espaldas,sabrán del tiempo obscuro que nos corredesde las venas tibias a las canas.(Tiempo vacío, ampolla de vinagre,caracol recordando la resaca.)He aquí que todo viene, todo pasa,todo, todo se acaba.¿Pero tú? ¿pero yo? ¿pero nosotros?¿para qué levantamos la palabra?¿de qué sirvió el amor?¿cuál era la murallaque detenía la muerte? ¿dónde estabael niño negro de tu guarda?Ángeles degollados puse al pie de tu caja,y te eché encima tierra, piedras, lágrimas,para que ya no salgas, para que no salgas.IIISigue el mundo su paso, rueda el tiempoy van y vienen máscaras.Amanece el dolor un día tras otro,nos rodeamos de amigos y fantasmas,parece a veces que un alambre estirala sangre, que una flor estalla,que el corazón da frutas, y el cansanciocanta.Embrocados, bebiendo en la mujer y el trago,apostando a crecer como las plantas,fijos, inmóviles, girandoen la invisible llama.Y mientras tú, el fuerte, el generoso,el limpio de mentiras y de infamias,guerrero de la paz, juez de victorias-cedro del Líbano, robledal de Chiapas-te ocultas en la tierra, te remontasa tu raíz obscura y desolada.IVUn año o dos o tres,te da lo mismo.¿Cuál reloj en la muerte?, ¿qué campanaincesante, silenciosa, llama y llama?¿qué subterránea voz no pronunciada?¿qué grito hundido, hundiéndose, infinitode los dientes atrás, en la gargantaaérea, flotante, pare escamas?¿Para esto vivir? ¿para sentir prestadoslos brazos y las piernas y la cara,arrendados al hoyo, entretenidoslos jugos en la cáscara?¿para exprimir los ojos nochea noche en el temblor obscuro de la cama,remolino de quietas transparencias,descendimiento de la náusea?¿Para esto morir?¿para inventar el alma,el vestido de Dios, la eternidad, el aguadel aguacero de la muerte, la esperanza?¿morir para pescar?¿para atrapar con su red a la araña?Estás sobre la playa de algodonesy tu marca de sombras sube y baja.VMi madre sola, en su vejez hundida,sin dolor y sin lástima,herida de tu muerte y de tu vida.Esto dejaste. Su pasión enhiesta,su celo firme, su labor sombría.Árbol frutal a un paso de la leña,su curvo sueño que te resucita.Esto dejaste. Esto dejaste y no querías.Pasó el viento. Quedaron de la casael pozo abierto y la raíz en ruinas.Y es en vano llorar. Y si golpeaslas paredes de Dios, y si te arrancasel pelo o la camisa,nadie te oye jamás, nadie te mira.No vuelve nadie, nada. No retornael polvo de oro de la vida. -Hablamos y reímos.Por dentro de la pieltambién lloramos.El mar quedósalpicado de palabras.Era inútil ahogar tanto pasadoen la brevedad tan frágilde aquel instante.Pasaron las horas,y, al fin, no fue el tiempo quién venciósino el alma.Era hermosa la tarde,era hermosa la travesía y el mar,y era hermoso navegarcon tu sangre a mi sangretan cercana. -Ay del sueñosi sobrevivo es ya borrándomeya desconfiado y permantey tantas veces me hundo y sueñomuslo a tu musloboca a tu bocanunca sabré quién sosahora que estoy insomnecomo un sagradoy permanezcoquiero morir de siestamuslo a tu musloboca a tu bocapara saber quién sosAy del sueñocon esta poca alma a destajosoñar a nado tiernamenteasí me llamen permanezcomuslo a tu musloboca a tu bocaquiero quedarme en vos -Es el mar mi ropaje: así desnudacomo una enorme ola a ti yo llego.Mi ocasión la tormenta y los relámpagos,y es la montura de mi amor el viento.No retorno: yo voy pues son mis pasoscomo a la hierba la pasión del fuego.Soy la bestia de larga cabelleraque lame la otra lengua que es el beso.En la forma de piedra me hallo a gustoporque es así tan duro mi silencioque no lo vencerá el dolor del mundo,ni del odio la gota de veneno.Es el mar mi ropaje: así desnudacomo una enorme ola a ti yo llego.Brotaron en mis manos de agua sucialas flores venenosas de estos versos. -Cubierto de jiras,al ábrego hirsutasal par que las mechascrecidas y rubias,el pobre chiquillose postra en la tumba,y en voz de sollozosrevienta y murmura:«Mamá, soy Paquito;no haré travesuras».Y un cielo impasibledespliega su curva.«¡Qué bien que me acuerdo!La tarde de lluvia;las velas grandotasque olían a curas;y tú en aquel catretan tiesa, tan muda,tan fría, tan seria,y así tan rechula!Mamá, soy Paquito;no haré travesuras».Y un cielo impasibledespliega su curva.«Buscando comida,revuelvo basura.Si pido limosna,la gente me insulta,me agarra la oreja,me dice granuja,y escapo con miedode que haya denuncia.Mamá, soy Paquito;no haré travesuras».Y un cielo impasibledespliega su curva.«Los otros muchachosse ríen, se burlan,se meten conmigo,y a poco me acusande pleito al gendarmeque viene a la bulla;y todo, porque andocon tiras y sucias.Mamá, soy Paquito;no haré travesuras».Y un cielo impasibledespliega su curva.«Me acuesto en rinconessolito y a obscuras.De noche, ya sabes,los ruidos me asustan.Los perros divisanespantos y aúllan.Las ratas me muerden,las piedras me punzan...Mamá, soy Paquito;no haré travesuras».Y un cielo impasibledespliega su curva.«Papá no me quiere.Está donde juzgay riñe a los hombresque tienen la culpa.Si voy a buscarlo,él bota la pluma,se pone muy bravo,me ofrece una tunda.Mamá, soy Paquito;no haré travesuras».Y un cielo impasibledespliega su curva. -Teatro espacïoso su riberaEl Manzanares hizo, verde muroSu corvo margen, y su cristal puroUndosa puente a Calidonia fiera.En un hijo del Céfiro la esperaGarzón real, vibrando un fresno duro,De quien aun no estará Marte seguro,Mintiendo cerdas en su quinta esfera.Ambiciosa la fiera colmilluda,Admitió la asta, y su más alta gloriaen la deidad solicitó de España.Muera feliz mil veces, que sin dudaSiglos ha de lograr más su memoriaQue frutos ha heredado la montaña. -En ti me he silenciado...El corazón del mundoestá en tus ojos, que se vuelanmirándome.No quiero levantarme de tu frente fecundaen donde acuesto el sueño de seguirme en tu alma.Casi me siento niña de amor que llega hasta los pájaros.Me voy muriendo en mis años de angustiapara quedar en ticomo corola recién en brote al sol...No hay una sola brisa que no sepa mi sombrani camino que no alargue mi canción hasta el cielo.¡Canción silenciada de plenitud!En ti me he silenciado...La hora más sencilla para amarte es éstaen que voy por la vida dolida del alba. -Igual que el ballesterotahúr de la cantiga,tuviera una saeta el hombre iberopara el Señor que apedreó la espigay malogró los frutos otoñales,y un "gloria a ti" para el Señor que granacentenos y trigalesque el pan bendito le darán mañana.«Señor de la ruïna,adoro porque aguardo y porque temo:con mi oración se inclinahacia la tierra un corazón blasfemo.»¡Señor, por quien arranco el pan con pena,sé tu poder, conozco mi cadena!»¡Oh dueño de la nube del estíoque la campiña arrasa,del seco otoño, del helar tardío,y del bochorno que la mies abrasa!»¡Señor del iris, sobre el campo verdedonde la oveja pace,Señor del fruto que el gusano muerdey de la choza que el turbión deshace,»tu soplo el fuego del hogar aviva,tu lumbre da sazón al rubio grano,y cuaja el hueso de la verde oliva,la noche de San Juan, tu santa mano!»¡Oh dueño de fortuna y de pobreza,ventura y malandanza,que al rico das favores y perezay al pobre su fatiga y su esperanza!»¡Señor, Señor: en la voltaria ruedadel año he visto mi simiente echada,corriendo igual albur que la monedadel jugador en el azar sembrada!»¡Señor, hoy paternal, ayer cruento,con doble faz de amor y de venganza,a ti, en un dado de tahúr al vientova mi oración, blasfemia y alabanza!»Este que insulta a Dios en los altares,no más atento al ceño del destino,también soñó caminos en los maresy dijo: es Dios sobre la mar camino.¿No es él quien puso a Dios sobre la guerramás allá de la suerte,más allá de la tierra,más allá de la mar y de la muerte?¿No dio la encina iberapara el fuego de Dios la buena rama,que fue en la santa hoguerade amor una con Dios en pura llama?Mas hoy... ¡Qué importa un día!Para los nuevos laresestepas hay en la floresta umbría,leña verde en los viejos encinares.Aún larga patria esperaabrir al corvo arado sus besanas;para el grano de Dios hay sementerabajo cardos y abrojos y bardanas.¡Qué importa un día! Está el ayer alertoal mañana, mañana al infinito,hombres de España, ni el pasado ha muerto,no está el mañana ?ni el ayer? escrito.¿Quién ha visto la faz al Dios hispano?Mi corazón aguardaal hombre ibero de la recia mano,que tallará en el roble castellanoel Dios adusto de la tierra parda. -O´HIGGINS, para celebrartea media luz hay que alumbrar la sala.A media luz del sur en otoñocon temblor infinito de álamos.Eres Chile, entre patriarca y huaso,eres un poncho de provincia, un niñoque no sabe su nombre todavía,un niño férreo y tímido en la escuela,un jovencito triste de provincia.En Santiago te sientes mal, te miranel trajé negro que te queda largo,y al cruzarte la banda, la banderade la patria que nos hiciste,tenía olor de yuyo matutinopara tu pecho de estatua campestre.Joven, tu profesor Inviernote acostumbró a la lluviay en la Universidad de las calles de Londres,la niebla y la pobreza te otorgaron sus títulosy un elegante pobre, errante incendiode nuestra libertad,te dio consejos de águila prudentey te embarcó en la Historia."Cómo se llama usted?", reíanlos "caballeros" de Santiago:hijo de amor, de una noche de invierno,tu condición de abandonadote construyó con argamasa agreste,con seriedad de casa o de maderatrabajada en su Sur, definitiva.Todo lo cambia el tiempo, todo menostu rostro.Eres, O'Higgins, reloj invariablecon una sola hora en tu cándida esfera:la hora de Chile, el único minutoque permanece en el horario rojode la dignidad combatiente.Así estarás igual entre los mueblesde palisandro y las hijas de Santiago,que rodeado en Rancagua por la muerte yla pólvora.Eres el mismo sólido retratode quien no tiene padre sino patria,de quien no tiene novia sino aquellatierra con azaharesque te conquistará la artillería.Te veo en el Perú escribiendo cartas.No hay desterrado igual, mayor exilio.Es toda la provincia desterrada.Chile se iluminó como un salóncuando no estabas. En derroche,un rigodón de ricos substituyetu disciplina de soldado ascético,y la patria ganada por tu sangresin ti fue gobernada como un baileque mira el pueblo hambriento desde fuera.Ya no podías entrar en la fiestacon sudor, sangre y polvo de Rancagua.Hubiera sido de mal tonopara los caballeros capitales.Hubiera entrado contigo el camino,un olor de sudor y de caballos,el olor de la patria en primavera.No podías estar en este baile.Tu fiesta fue un castillo de explosiones.Tu baile desgreñado es la contienda.Tu fin de fiesta fue la sacudidade la derrota, el porvenir aciagohacia Mendoza, con la patria en brazos.Ahora mira en el mapa hacia abajo,hacia el delgado cinturón de Chiley coloca en la nieve soldaditos,jóvenes pensativos en la arena,zapadores que brillan y se apagan.Cierra los ojos, duerme, sueña un poco,tu único sueño, el único que vuelvehacia tu corazón: una banderade tres colores en el Sur, cayendola lluvia, el sol rural sobre tu tierra,los disparos del pueblo en rebeldíay dos o tres palabras tuyas cuandofueran estrictamente necesarias.Si sueñas, hoy tu sueño está cumplido.Suéñalo, por lo menos, en la tumba.No sepas nada más porque, como antes,después de las batallas victoriosas,bailan los señoritos en palacioy el mismo rostro hambrientomira desde la sombra de las calles.Pero hemos heredado tu firmeza,tu inalterable corazón callado,tu indestructible posición paterna,y tú, entre la avalancha cegadorade húsares del pasado, entre los ágilesuniformes azules y dorados,estás hoy con nosotros, eres nuestro,padre del pueblo, inmutable soldado. -¿Mi secreto? ¡Es tan triste! Estoy perdidode amores por un ser desaparecido,por un alma liberta,que diez años fue mía, y que se ha ido...¿Mi secreto? Te lo diré al oído:¡Estoy enamorado de una muerta!¿Comprendes -tú que buscas los visiblestransportes, las reales, las tangiblescaricias de la hembra, que se plasmaa todos tus deseos invencibles-ese imposible de los imposiblesde adorar a un fantasma?¡Pues tal mi vida es y tal ha sidoy será!Si por mí sólo ha latidosu noble corazón, hoy mudo y yerto,¿he de mostrarme desagradecidoy olvidarla, no más porque ha partidoy dejarla, no más porque se ha muerto? -Tú flotas sobre todo,Hijo del alma!De la revuelta nocheLas oleadas,En mi seno desnudoDéjante el alba;Y del día la espumaTurbia y amarga,De la noche revueltasTe echan las aguas.Guardancillo magnánimo,La no cerradaPuerta de mi hondo espírituAmante guardas;Y si en la sombra ocultasBúscanme avaras,De mi calma celosas,Mis penas varias,?En el umbral oscuroFiero te alzas,Y les cierran el pasoTus alas blancas!Ondas de luz y floresTrae la mañana,Y tú en las luminosasOndas cabalgas.No es, no, la luz del díaLa que me llama,Sino tus manecitasEn mi almohada.Me hablan de que estás lejos:¡Locuras me hablan!Ellos tienen tu sombra;¡Yo tengo tu alma!Ésas son cosas nuevas,Mías y extrañas.Yo sé que tus dos ojosAllá en lejanasTierras relampaguean,?Y en las doradasOlas de aire que batenMi frente pálida,Pudiera con mi mano,Cual si haz segaraDe estrellas, segar hacesDe tus miradas!¡Tú flotas sobre todo,Hijo del alma! -Tú cuya carne, hoy dispersión y polvo,pesó como la nuestra sobre la tierra,tú cuyos ojos vieron el sol, esa famosa estrella,tú que viniste no en el rígido ayersino en el incesante presente,en el último punto y ápice vertiginoso del tiempo,tú que en tu monasterio fuiste llamadopor la antigua voz de la épica,tú que tejiste las palabras,yú que cantaste la victoria de Brunanburhy no la atribuiste al Señorsino a la espada de tu rey,tú que con júbilo feroz cantaste,la humillación del viking,el festín del cuervo y del águila,tú que en la oda militar congregastelas rituales metáforas de la estirpe,tú que en un tiempo sin historiaviste en el ahora el ayery en el sudor y sangre de Brunanburhun cristal de antiguas auroras,tú que tanto querías a tu Inglaterray no la nombraste,hoy no eres otra cosa que unas palabrasque los germanistas anotan.Hoy no eres otra cosa que mi vozcuando revive tus palabras de hierro.Pido a mis dioses o a la suma del tiempoque mis días merezcan el olvido,que mi nombre sea Nadie como el de Ulises,pero que algún verso perdureen la noche propicia a la memoriao en las mañanas de los hombres. -Ya hay un español que quierevivir y a vivir empieza,entre una España que muerey otra España que bosteza.Españolito que vienesal mundo te guarde Dios.una de las dos Españasha de helarte el corazón. -Dame un poema de hierro que restalle sobre las vacías cabezasy una mano firme en la muesca de la antorcha,un poema de sangre y de huesos impacientesy la pluma de carne firmando sentenciasen las culposas mentes de los jinetes locos;que convierta en sal a los cobardes, un poema de hierrooxidado y torvo pateando en el estanque aBuenos Airesmedianoche,cuando ni los muertos sueñan con la aurora.Un martillo de palabras para dejar al mundo con lasBuenos Airescuencas vacías,rabioso ademán, piedra encendida en la boca de losBuenos Airesque duermenmientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,idiota, paciente humanidad,que no ve, que no oye,sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos. -La Carmen está bailandopor las calles de Sevilla.Tiene blancos los cabellosy brillantes las pupilas.¡Niñas,corred las cortinas!En su cabeza se enroscauna serpiente amarilla,y va soñando en el bailecon galanes de otros días.¡Niñas,corred las cortinas!Las calles están desiertasy en los fondos se adivinan,corazones andalucesbuscando viejas espinas.¡Niñas,corred las cortinas! -Estar cansado tiene plumas,tiene plumas graciosas como un loro,plumas que desde luego nunca vuelan,mas balbucean igual que loro.Estoy cansado de las casas,prontamente en ruinas sin un gesto;estoy cansado de las cosas,con un latir de seda vueltas luego de espaldas.Estoy cansado de estar vivo,aunque más cansado sería el estar muerto;estoy cansado del estar cansadoentre plumas ligeras sagazmente,plumas del loro aquel tan familiar o triste,el loro aquel del siempre estar cansado. -IMañana que ya no puedanencontrarse nuestros ojos,y que vivamos ausentes,muy lejos uno del otro,que te hable de mí este librocomo de ti me habla todo.IICada hoja es un recuerdotan triste como tiernode que hubo sobre ese árbolun cielo y un amor;reunidas forman todasel canto del invierno,la estrofa de las nievesy el himno del dolor.IIIMañana a la misma horaen que el sol te besó por vez primera,sobre tu frente pura y hechiceracaerá otra vez el beso de la aurora;pero ese beso que en aquel orientecayó sobre tu frente solo y frío,mañana bajará dulce y ardiente,porque el beso del sol sobre tu frentebajará acompañado con el mío.IVEn Dios le exiges a mi fe que crea,y que le alce un altar dentro de mí.¡Ah! ¡Si basta no más con que te veapara que yo ame a Dios, creyendo en ti!VSi hay algún césped blandocubierto de rocíoen donde siempre se alcedormida alguna flor,y en donde siempre puedashallar, dulce bien mío,violetas y jazminesmuriéndose de amor;yo quiero ser el céspedflorido y matizadodonde se asienten, niña,las huellas de tus pies;yo quiero ser la brisatranquila de ese pradopara besar tus labiosy agonizar después.Si hay algún pecho amanteque de ternura llenose agite y se estremezcano más para el amor,yo quiero ser, mi vida,yo quiero ser el senodonde tu frente inclinespara dormir mejor.Yo quiero oír latiendotu pecho junto al mío,yo quiero oír qué dicenlos dos en su latir,y luego darte un besode ardiente desvarío,y luego... arrodillarmemirándote dormir.VILas doce... ¡adiós...! Es fuerza que me vayay que te diga adiós...Tu lámpara está ya por extinguirse,y es necesario."Aún no".Las sombras son traidoras, y no quieroque al asomar el sol,se detengan sus rayos a la entradade nuestro corazón. . ."Y, ¿qué importan las sombras cuando entre ellasqueda velando Dios?"¿Dios? ¿Y qué puede Dios entre las sombrasal lado del amor?"Cuando te duermas ¿me enviarás un beso?"¡Y mi alma!"¡Adiós...!"¡Adiós...!VIILo que siente el árbol secopor el pájaro que cruzacuando plegando las alasbaja hasta sus ramas mustias,y con sus cantos alegralas horas de su amargura;lo que siente pro el díala desolación nocturnaque en medio de sus angustias,ve asomar con la mañanade sus esperanzas una;lo que sienten los sepulcrospor la mano buena y puraque solamente obligadapor la piedad que la impulsa,riega de flores y de hojasla blanca lápida muda,eso es al amarte mi almalo que siente por la tuya,que has bajado hasta mi invierno,que has surgido entre mi angustiay que has regado de floresla soledad de mi tumba.Mi hojarasca son mis creencias,mis tinieblas son la duda,mi esperanza es el cadáver,y el mundo mi sepultura...Y como de entre esas hojasjamás retoña ninguna;como la duda es el cielode una noche siempre oscura,y como la fe es un muertoque no resucita nunca,yo no puedo darte un nidodonde recojas tus plumas,ni puedo darte un espaciodonde enciendas tu luz pura,ni hacer que mi alma de muertopalpite unida a la tuya;pero si gozar contigono ha de ser posible nunca,cuando estés triste, y en el almasientas alguna amargura,yo te ayudaré a que llores,yo te ayudaré a que sufras,y te prestaré mis lágrimascuando se acaben las tuyas.VIII1Aún más que con los labioshablamos con los ojos;con los labios hablamos de la tierra,con los ojos del cielo y de nosotros.2Cuando volví a mi casade tanta dicha loco,fue cuando comprendí muy lejos de ellaque no hay cosa más triste que estar solo.3Radiante de ventura,frenético de gozo,cogí una pluma, le escribí a mi madre,y al escribirle se lo dije todo.4Después, a la fatigacediendo poco a poco,me dormí y al dormirme sentí en sueñosque ella me daba un beso y mi madre otro.5¡Oh sueño, el de mi vidamás santo y más hermoso!¡Qué dulce has de haber sido cuando aun muertogozo con tu recuerdo de este modo!IXCuando yo comprendí que te queríacon toda la lealtad de mi corazón,fue aquella noche en que al abrirme tu almamiré hasta su interior.Rotas estaban tus virgíneas alasque ocultaba en sus pliegues un crespóny un ángel enlutado cerca de ellaslloraba como yo.Otro tal vez, te hubiera aborrecidodelante de aquel cuadro aterrador;pero yo no miré en aquel instantemás que mi corazón;y te quise tal vez por tus tinieblas,y te adoré, tal vez, por tu dolor,¡que es muy bello poder decir que el almaha servido de sol...!XLas lágrimas del niñola madre enjuga,las lágrimas del hombrelas seca la mujer...¡Qué tristes las que brotany bajan por la arruga,del hombre que está solo,del hijo que está ausente,del ser abandonadoque llora y que no sienteni el beso de la cuna,ni el beso del placer!XI¡Cómo quieres que tan prontoolvide el mal que me has hecho,si cuando me toco el pechola herida me duele más!Entre el perdón y el olvidohay una distancia inmensa;yo perdonaré la ofensa;pero olvidarla... ¡jamás!XII¡Ah, gloria! ¡De qué me sirvetu laurel mágico y santo,cuando ella no enjuga el llantoque estoy vertiendo sobre él!¡De qué me sirve el reflejode tu soñada corona!¡cuando ella no me perdonani en nombre de ese laurel!XIIILa que a la luz de sus ojosdespertó mi pensamiento,la que al amor de su acentoencendió en mí la pasión;muerta para el mundo enteroy aun para ella misma muerta,solamente está despiertadentro de mi corazón.XIVEl cielo muy negro, y como un velolo envuelve en su crespón la oscuridad;con una sombra más sobre ese cieloel rayo puede desatar su vueloy la nube cambiarse en tempestad.XVOye, ven a ver las naves,están vestidas de luto,y en vez de las golondrinasestán graznando los búhos. . .El órgano está callado,el templo solo y oscuro,sobre el altar... ¿y la virgenpor qué tiene el rostro oculto?¿Ves?... en aquellas paredesestán cavando un sepulcro,y parece como que alguiensolloza allí, junto al muro.¿Por qué me miras y tiemblas?¿Por qué tienes tanto susto?¿Tú sabes quién es el muerto?¿Tú sabes quién fue el verdugo? -En el precio, el favor; y la ventura,venal; el oro, pálido tirano;el erario, sacrílego y profano;con togas, la codicia y la locura;en delitos, patíbulo la altura;más suficiente el más soberbio y vano;en opresión, el sufrimiento humano;en desprecio, la sciencia y la cordura,promesas son, ¡oh Roma!, dolorosasdel precipicio y ruina que previenesa tu imperio y sus fuerzas poderosas.El laurel que te abraza las dos sienesllama al rayo que evita, y peligrosasy coronadas por igual las tienes. -Tú eras el huracán, y yo la altatorre que desafía su poder.¡Tenías que estrellarte o que abatirme...!¡No pudo ser!Tú eras el océano; y yo la enhiestaroca que firme aguarda su vaivén.¡Tenías que romperte o que arrancarme...!¡No pudo ser!Hermosa tú, yo altivo; acostumbradosuno a arrollar, el otro a no ceder;la senda estrecha, inevitable el choque...¡No pudo ser! -Dichoso tú, que alegre en tu cabaña,Mozo y viejo espiraste la aura pura,Y te sirven de cuna y sepultura,De paja el techo, el suelo de espadaña.En esa soledad que libre bañaCallado Sol con lumbre más segura,La vida al día más espacio dura,Y la hora sin voz te desengaña.No cuentas por los Cónsules los años;Hacen tu calendario tus cosechas;Pisas todo tu mundo sin engaños.De todo lo que ignoras te aprovechas;Ni anhelas premios ni padeces daños,Y te dilatas cuanto más te estrechas. -¡Qué cabrónera Mick!Decía que noquería acostarseconmigo porqueestaba gorda.No estaba gorda,Mick,estaba embarazada. -Dos atletas saltan de un lado a otro de mi almalanzando gritos y bromeando acerca de la vida:y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siemprecómo se balancean los trapecios. Dosatletas saltan de un lado a otro de mi almacontentos de que esté tan vacía.Y oigooigo en el espacio sonidosuna y otra vez el chirriar de los trapeciosuna y otra vez.Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,mi alma, mi alma: y repito esa palabrano sé si como un niño llamando a su madre a la luz,en confusos sonidos y con llantos, o bien simplementepara hacer ver que no tiene sentido.Mi alma. Mi almaes como tierra dura que pisotean sin verlacaballos y carrozas y pies, y seresque no existen y de cuyos ojosmana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seressin cabeza cantarán sobre mi tumbauna canción incomprensible.Y se repartirán los huesos de mi alma.Mi alma. Mihermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí. -4Algo hace quien pasa de una luza menos claridad, quien surca oscuroel transitar del aire a menos aire.Quien se encomienda a algún anochecer.Quien trata realidades con el nombreque en la noche, sin más, le sale al paso.Quien vive en transición. A cada pasose insinúa el instante de una luzde la que nadie sabe aún el nombre.Tan sólo sé que late ahí en lo oscuro,como la hoguera del anochecerentabla un parloteo con el aire.Hasta que apaga el fuego el mismo airey es desnudez la estela de su paso:aflora entonces el anochecerque la llama ocultaba entre la luzcomo si, brusca dueña de lo oscuro,tomara decisiones en su nombre.Vivir es intentar ponerle nombrea las cosas que marchan a su aire.Y nos acoge un indagar oscuroen el que es inseguro cada paso.Las palabras son una escueta luzque tiembla hasta que vuelve a anochecer.Anochece tras cada anochecery sólo sé nombrarlo con tu nombre,tú la única certeza, tú la luz;la melodía que le robo al aire.Tú, senda sin temor. Contigo pasopor la alegría de un camino oscuro.Si vamos tú y yo juntos no es oscuro,no es tan grávido el simple anochecer.La soledad es así un rito de pasoque se disuelve al pronunciar tu nombre:se abre una ventana y entra el airey es casi el movimiento de la luz.La luz encuentra luz entre lo oscuro.Respiro el aire de este anochecer.Lleva tu nombre y anda con tu paso.(De 'Caída', 2002) -¡Ay de Dios, que tu palabrame tiene embrujadael alma!mi líricaadolescenciay tu existenciagitanase dicen en la ventanacosasde amor y buenaventuraen estas noches lluviosas.Juran por Cristo, venerables dueñas,que quien llora en el vientre de la madreconoce del futuro; tú gemisteantes de que nacieras, y por esotus artes de gitana me iluminanen los discursos de tu voz profética.Me haces la caridad de tu palabray por oírte hablar quedan las cosasenmudecidas religiosamente,y yo me maravillo del conceptoque en tu boca, Fuensanta, se hace música,y me quedo pendiente de tus labioscomo quien se divierte con cristales.Me embelesa el decoro de tu plática,y ante tu vista escrutadora extiendola palma de las manos, y predicesmi destino en lenguaje milagroso.Y sigues conversando, eres la clavedel dolor y del gozo; abarca todaslas horas venideras, la miradade tus ojos sintéticos, bien mío.Y con tu rostro ecuánime subyugas¡oh tú, la bienpensada que conversascual si hubieses venido del misterio!¡Si me quitan el regalode tus proféticos labios,me muero de desencanto!Dios quieraque se conserve el prodigiode tu palabra hechicera,para decirme en voz bajacosasde amor y buenaventuraen estas noches lluviosas.Y nuestro dulce noviazgoserá, Fuensanta, una florcon un pétalo de enigmay otro pétalo de amor.¡Tú me dirás del enigma,yo te diré del amor!¡Ay de Dios, que tu palabrame tiene embrujadael alma! -Cuando no reste ya ni un solo granode mi existencia en el reloj de arena,al conducir mi gélido cadáver,no olvidéis esta súplica postrera:no lo encerréis en los angostos nichosque llenan la pared formando hileras,que en la lóbrega, angosta galeríajamás el sol de mi país penetra.El campo recorred del cementerio,y en el suelo cavad mi pobre huesa;que el sol la alumbre y la acaricie el aura,y que broten allí flores y hierbas.Que yo pueda sentir, si allí se siente,a mi alrededor y sobre mí, muy cerca,el vivo rayo de mi sol de fuegoy esta adorada borinqueña tierra. -me jode confesarlopero la vida es también un bandoneónhay quien sostiene que lo toca diospero yo estoy seguro que es troiloya que dios apenas toca el arpay malfuere quien fuere lo cierto esque nos estira en un solo ademán purísimoy luego nos reduce de a poco a casi naday claro nos arranca confesionesquejas que son clamoresvértebras de alegríaesperanzas que vuelvencomo los hijos pródigosy sobre todo como los estribillosme jode confesarloporque lo cierto es que hoy en díapocosquieren ser tangola natural tendenciaes a ser rumba o mambo o chachacháo merengue o bolero o tal vez casinoen último caso valsecito o milongapasodoble jamáspero cuando dios o pichuco o quien seatoma entre sus manos la vida bandoneóny le sugiere que llore o regocijeuno siente el tremendo decoro de ser tangoy se deja cantar y ni se acuerdaque allá esperael estuche. -A través de los astures fluye el río Melsos; un poco más lejos está la ciudad de Noega, y después, muy cerca de ella, un abra del océano que señala la separación entre los astures y los cántabros.EstrabónEntre el litoral de los astures se halla la ciudad de Noega y tres altares llamados Aras Sestianas, consagradas al nombre de Augusto, en una península cuya región, antes nada noble, recibe de ellos fama hoy día.Pomponio MelaTransido por la lluvia,así enredadoen el oro mortal de los amantes,inciensos y perfumes, escalerasque van a dar al mar, eresun hombre,una cúpula solaentre guarismos,tu corazón bebióselos tragos de la angustiay el otoño,pálida siempreviva, servidumbredel cuerpo, eres hoguerade tu alta ventana,solo un hombreencendido, solo un hombre,la noche te descubreen medio del cemento,un llantosube,feliz, sin ceremonias,tomando de la mano a los instantesque en la historia cuajaron,nada queda,y de pronto,solícito, invencible,un resplandor de yemas y de pechosen el ara te habita, te posee,toma de ti las gotasde sudor y esmeraldasque tu frente produceparacrear un himnodestinado a los cielos, una músicaviva, total, desenlazadade todo lo terrestre, solo nota,tan ciegaprofundidad de abismocomo la pura luz, el grisacero de las calles oscuras,alba blanca, poderosa se mece,huele a olvidoen la triste amplitud de las mareas,perfumes, inciensos y escalerasque van a dar al mar,eres un hombre,un hombre de Noega,elegido en los días de las largas batallas,tu piel es de cristal,tu sombra humoque al enemigo prendeen su tristeza,solo un hombre,tan solo un solo hombre,qué hermosura de lirios y montañas,tu corazón bebióse los tragosde la angustia y ya lo eternodesciende sobre ti, eres espuma,venerado, elegidoen los días larguísimosde las largas batallas,vuelve ahoraque tu pueblo ha caídoal fondo del silenciocomo una nube densade traición y engaño, vuelveahora y repitela hazaña de aquel tiempo,la aventura de entonces,vuelve ahora y apagalos extranjeros cánticosque habitan en nosotros,sea así tu deseo nuestra perfectaley,la ley de nuestra arena, la ley,al fin, de nuestra tierra nuestra,no la tierra de aquellosque injuriaron, violaron,destruyeronla vida nacida en nuestros ojos,no la tierra de aquellos que robaronpor siempre la alegría y el viento,vuelve ahora a Noega,eresun hombre solo, mas un hombreencendido, la noche te descubre,un llanto sube, feliz, sin ceremonias,tomando de la mano a los instantesque en la historia volvieron, mientrasel mar recoge las redes de tu andar. -Cómo era el instante, dígalo la musaque las dichas trae, que las penas lleva:la tristeza pasa, velada y confusa;la alegría, rosas y azahares nieva.Era en un amable nido de soltero,de risas y versos, de placer sonoro;era un inspirado cada caballero,de sueños azules y vino de oro.Un rubio decía frases sentenciosas:negando y amando las musas eternasun bruno decía versos como rosas,dos sonantes rimas y palabras tiernas.Los tapices rojos, de doradas listas,cubrían panoplias de pinturas y armas,que hablaban de bellas pasadas conquistas,amantes coloquios y dulces alarmas.El verso de fuego de D'Annunzio eracomo un son divino que en las saturnalesguiara las manchadas pieles de panteraa fiestas soberbias y amores triunfales.E iban con manchadas pieles de pantera,con tirsos de flores y copas paganaslas almas de aquellos jóvenes que vieraVenus en su templo con palmas hermanas.Venus, la celeste reina que adivinaen las almas vivas alegrías francas,y que les confía, por gracia divina,sus abejas de oro, sus palomas blancas.Y aquellos amantes de la eterna Dea,a la dulce música de la regia rimaoyen el mensaje de la vasta Ideapor el compañero que recita y mima.Y sobre sus frentes, que acaricia el lauro,Abril pone amable su beso sonoro,y llevan gozosos, sátiro y centauro,la alegría noble del vino de oro. -Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,y más la piedra dura porque esa ya no siente,pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,ni mayor pesadumbre que la vida consciente.Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,y el temor de haber sido y un futuro terror...Y el espanto seguro de estar mañana muerto,y sufrir por la vida y por la sombra y porlo que no conocemos y apenas sospechamos,y la carne que tienta con sus frescos racimos,y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,¡y no saber adónde vamos,ni de dónde venimos!... -ESTEpresentelisocomo una tabla,fresco,esta hora,este díalimpiocomo una copa nueva"del pasadono hay unatelaraña",tocamoscon los dedosel presente,cortamossu medida,dirigimossu brote,está viviente,vivo,nada tienede ayer irremediable,de pasado perdido,es nuestracriatura,está creciendoen estemomento, está llevandoarena, está comiendoen nuestras manos,cógelo,que no resbale,que no se pierda en sueñosni palabras,agárralo,sujétaloy ordénalohasta que te obedezca,hazlo camino,campana,máquina,beso, libro,caricia,corta su deliciosafragancia de maderay de ellahazte una silla,trenzasu respaldo,pruébala,o bienescalera!Si,escalera,subeen el presente,peldañotras peldaño,firmeslos pies en la maderadel presente,hacia arriba,hacia arriba,no muy alto,tan sólohasta que puedasrepararlas goterasdel techo,no muy alto,no te vayas al cielo,alcanzalas manzanas,no las nubes,ésasdéjalasir por el cielo, irsehacia el pasado.erestu presente,tu manzana:tómalade tu árbol,levántalaen tumano,brillacomo una estrella,tócala,híncale el diente y ándatesilbando en el camino. -Al distinguido poeta mejicano Justo Sierra.Al porvenir con paso giganteoAvanza ¡oh Juventud! ¡Sonó la hora!Potente, de la sombra enervadora,El pensamiento se alza como Anteo.Los dioses ya se van, y erguirse veoLa Ciencia en sus altares vencedora.¡Ya irradia en las tinieblas luz de aurora!¡Ya rompe sus cadenas Prometeo!La augusta voz de redención se escucha,Y la Razón alumbra el limbo oscuroEn donde esclava la conciencia lucha.¡Adelante! El combate ha comenzado:¡Entonemos el himno del FuturoDe pie sobre las ruinas del pasado! -Al rendirse tu intacta adolescencia,emergió, con ingenuo desaliño,tu delicado cuello, del corpiñoanchamente floreado. En la opulencia,del salón solitario, mi cariñote brindaba su equívoca indulgenciasintiendo muy cercana la presenciadel duende familiar, rosa y armiño.Como una cinta de cambiante faya,tendía su color sobre la playala tarde. Disolvía tus sonrojos,en insidiosas mieles mi sofisma,y desde el cielo fraternal, la mismaestrella se miraba en nuestros ojos. -Ya están ambos a diestra del Padre deseado,los dos santos varones, el chantre y el cantado,el Grant Santo Domingo de Silos veneradoy el Maestre Gonzalo de Berceo nommado.Yo veo al Santo como en la sabida prosafecha en nombre de Christo y de la Gloriosa:la color amariella, la marcha fatigosa,el cabello tirado, la frente luminosa...Y a su lado el poeta, romeo peregrino,sonríe a los de ahora que andamos el camino,y el galardón nos muestra de su claro destino:una palma de gloria y un vaso de buen vino. -Cien sonetos de amorPlena mujer, manzana carnal, luna caliente,espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,qué oscura claridad se abre entre tus columnas?Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:amar es un combate de relámpagosy dos cuerpos por una sola miel derrotados.Beso a beso recorro tu pequeño infinito,tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,y el fuego genital transformado en deliciacorre por los delgados caminos de la sangrehasta precipitarse como un clavel nocturno,hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra. -Fue corto el viaje:un instante, una eternidad, un mundo;la vida entera.Alguien me acompañabay se alejó después.En soledad, no pudesoportar aquella dulcetierra prometida,y como alma que lleva el diablo,hui. -Miro tus ojos cansadostu faz que agostó la vida;miro la nieve caídaen tus cabellos dorados.Eres la misma que fuiste,toda tú en manos y cara.Antes Noemí y ahora Mara,la misma, mucho más triste.Te ves como en un espejoen mi mirada cansada,y piensas, sin decir nada,que yo también estoy viejo.Si no paz, y si no olvido,espero algo, y tú también.Estamos en un andéndespués que el tren ha partido. -Leo filosofía,un pavo disecado,la enfermedad de lujo,teorizante con un chorro de ron,vanidad con una gota de nata,el gusto una lengua gorda.¿Qué es verdad de toda estabien revuelta prueba rociada con salsa?No superas la estructura,no pasarás de unos ismos;en mi cinturón, diez cabecitasdel tamaño de un puño.Sal al mundo, hombre.Con un paso estoyentre las amapolasy de rojo encendido florezcohasta el fin de todos mis tiemposen este único instante en Rijmenamy nunca nunca nuncadespués. -Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;desclava mi tensión nerviosa y mi dolor...Desclava, amada eterna, mi largo afán y losdos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!Regreso del desierto donde he caído mucho;retira la cicuta y obséquiame tus vinos:espanta con un llanto de amor a mis sicarios,cuyos gestos son férreas cegueras de Longinos!Desclávame mis clavos ¡oh nueva madre mía!¡Sinfonía de olivos, escancia tu llorar!Y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta,cuál cede la amenaza, y la alondra se va!Pasas... vuelves... Tus lutos trenzan mi gran ciliciocon gotas de curare, filos de humanidad,la dignidad roquera que hay en tu castidad,y el judithesco azogue de tu miel interior.Son las ocho de una mañana en crema brujo...Hay frío... Un perro pasa royendo el hueso de otroperro que se fue... Y empieza a llorar en mis nerviosun fósforo que en cápsulas de silencio apagué!Y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiáticaun dionisíaco hastío de café...! -Llegaron mis amigos de colegioY absortos vieron mi cadáver frío;«¡Pobre!» exclamaron, y salieron todos...Ninguno de ellos un adiós me dijo.Todos me abandonaron. En silencioFui conducido al último recinto;Ninguno dio un suspiro al que partía,Ninguno al cementerio fue conmigo.¡Cerró el sepulturero mi sepulcro...Me quejé, tuve miedo y sentí frío,Y gritar quise en mi cruel angustia,Pero en los labios espiró mi grito!El aire me faltaba, y luché en vanoPor destrozar mi féretro sombrío.Y en tanto.., los gusanos devoraban,Cual suntuoso festín, mis miembros rígidos.¡Oh mi amor! dije al fin, ¿y me abandonas?Pero al llegar su voz a mis oídosSentí latir el corazón de nuevo,Y volví al triste mundo de los vivos.Me alcé y abrí los ojos. ¡Cómo hervíanLas copas de licor sobre los libros!El cuarto daba vueltas, y dichososBebían y cantaban mis amigos. -Wowww!!! ¡ ¡Qué rápido se nos va un año! El tiempo pasa volando y no nos damos cuenta. Ayer era otro año pero hoy es otro, aunque no parece haber ninguna diferencia, pero hoy es Año Nuevo. ¿Y qué tiene hoy de diferente? Nada, todo sigue igual, el mismo sol, los días iguales, el mismo aire, el mismo ambiente, la misma semana, solo el número del año es diferente. Pero... tú puedes hacerlo diferente, no solamente tu vida, sino la de tu familia, la de tu comunidad, tu pueblo, tu país, el mundo...Poniendo un granito de arena, cada cual podemos hacerlo. Lo importante no es si ayer era otro año y hoy ya es otro. Lo que verdaderamente importa es que lleguemos al nuevo día haciendo una diferencia. ¿Cómo? Buscando la paz, amor, teniendo fe, esperanzas, modificando actitudes, ayudando y sirviendo a los demás, acercándote a Dios para caminar de su mano... -Una gotade agua,engendra un sol,sobre las hojasdel pegujal,después de la rociada.Una gota de agua,qué poco esy qué pronto se acaba. -Que no sea en otoño, ni en verano.Yo querría que fuese en primavera;dará setiembre entonces sus primiciasy los jazmines abrirán las rejas.Caerán besos de adiós en mis mejillas.Mis ojos como lágrimas abiertasse cerrarán en boca de mi amado.¡ Que no será velorio, sino fiesta !Un tocador con mar confeccionadohará rodar sobre mi sien realeza.En la brumosa esquina del salón,cualquier pedido tocará la orquesta.Y sonarán las notas de Gardel.Se oirá este coro: "El día que me quieras..."Me iré a casar. Empezará a llovery los jazmines cerrarán las rejas. -Era un pequeño Tiburónasilado en este océanode concreto,que respiró nuestro airey ya no vivió.Nadó panza arribahacia el cielo,fue a encontrarsecon Diosantes que nosotros.Imagínatelo,ahora mismo está contándolesus experiencias,dándole graciaspor las aletas.Pero su muerte me pareciótan triste:él, amo y señorde todos los mares,muerto así, sin honores,solo,en aquella pecera,flotando en la nada,frente a nosotros,como un alga con cabeza. -¡Y si después de tántas palabras,no sobrevive la palabra!¡Si después de las alas de los pájaros,no sobrevive el pájaro parado!¡Más valdría, en verdad,que se lo coman todo y acabemos!¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!¡Levantarse del cielo hacia la tierrapor sus propios desastresy espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!¡Más valdría, francamente,que se lo coman todo y qué más da...!¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,no ya de eternidad,sino de esas cosas sencillas, como estaren la casa o ponerse a cavilar!¡Y si luego encontramos,de buenas a primeras, que vivimos,a juzgar por la altura de los astros,por el peine y las manchas del pañuelo!¡Más valdría, en verdad,que se lo coman todo, desde luego!Se dirá que tenemosen uno de los ojos mucha penay también en el otro, mucha penay en los dos, cuando miran, mucha pena...Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra! -¿ Qué somos...La autobiografía de AméricaSu memoria institucionalLa palabra de sus chozasO el discurso del abrazo electrónico?.Con el olvido que me es permitidoNo sé cuanto llovió anocheNi los meses que nevó este año en tu paísO la razón de la sequía de la tierra que no he leídoO si mis sentidos y los actos son efectos de un finalO si el hombre que pasa a mi lado dejó su origen.Sólo séQue anoche escribí pateando un tapón de botella. -Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partirmi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,cuando el viento y la lluvia me mecían, lo sientocomo una arteria más entre mis sienes y mi almohada.Es él. Está lloviendo.Es él. Mi padre viene mojado. Es un olora caballo mojado. Es Juan AntonioRojas sobre un caballo atravesando un río.No hay novedad. La noche torrencial se derrumbacomo mina inundada, y un rayo la estremece.Madre, ya va a llegar: abramos el portón,dame esa luz, yo quiero recibirloantes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vinopara que se reponga, y me estreche en un beso,y me clave las púas de su barba.Ahí viene el hombre, ahí vieneembarrado, enrabiado contra la desventura, furiosocontra la explotación, muerto de hambre, allí vienedebajo de su poncho de Castilla.Ah, minero inmortal, ésta es tu casade roble, que tú mismo construiste. Adelante:te he venido a esperar, yo soy el séptimode tus hijos. No importaque hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,porque tú y ella estáis multiplicados. Noimporta que la noche nos haya sido negrapor igual a los dos."Pasa, no estés ahímirándome, sin verme, debajo de la lluvia. -Para nacerte otra vez,quiero que vayas delantede mis pasos por la tierra,que, aunque pequeña, es muy grande.Aquí estás acompañadacon mi presencia diaria,pero huérfana de tiyo sería, si quedaras.Por esto quiero que andes,pasito a pasito paso,delante y siempre delante,sin prisas y sin descanso.Así, cuando yo me asomeal otro lado de aquí,estarás tú preparadapara volverme a parir. -A Amparitxu, a Gabriel.Yo sé que es vida esto que se mueveentre estas venas rotas y cansadas.No hay célula que tienda a resistirse.No quiero ser inmune a nadie, a nada.Yo sé, porque me duele cuando escribo,que Amparitxu se acuerda de Celaya.La poesía es un arma cargada de mercurio,a casi todo el mundo se le escapa.Y no sé por qué insisto en estos tiempos,se nos van los poetas en silencio,y luego el homenaje-navajada.Hago trenzas de versos, me despeino.Cuando se hace un milagro hay que dar caña.Yo sé que es vida esto que se mueveentre estas venas rotas y cansadas.La poesía es un arma cargada de mercurio,"hay una minoría que la atrapa".Los demás que se apañen con la nómina,con el vídeo, la coca, o la esperanza. -Ayer sentí que la odano subía del suelo.Era hora, debíapor lo menosmostrar una hoja verde.Rasqué la tierra: "Sube,hermana oda-le dije-te tengo prometida,no me tengas miedo,no voy a triturarte,oda de cuatro hojas,oda de cuatro manos,tomarás té conmigo.Sube,te voy a coronar entre las odas,saldremos juntos, por la orilladel mar, en bicicleta.Fue inútil.Entonces,en lo alto de los pinos,la perezaapareció desnuda,me llevó deslumbradoy soñoliento,me descubrió en la arenapequeños trozos rotosde sustancias oceánicas,maderas, algas, piedras,plumas de algas marinas.Busqué sin encontrarágatas amarillas.El marllenaba los espaciosdesmoronando torres,invadiendolas costas de mi patria,avanzandosucesivas catástrofes de espuma.Sola en la arenaabría un rayouna corola.Vi cruzar los petreles plateadosy como cruces negraslos cormoranesclavados en las rocas.Liberté una abejaque agonizaba en un velo de araña,metí una piedrecitaen un bolsillo,era suave, suavísimacomo un pecho de un pájaro,mientras tanto en la costa,toda la tarde,lucharon sol y niebla.A vecesla niebla se impregnabade luzcomo un topacio,otras veces caíaun rayo de sol húmedodejando caer gotas amarillas.En la noche,pensando en los deberes de mi odafugitiva,me saqué los zapatosjunto al fuego,resbaló arena de ellosy pronto fui quedándomedormido. -Crepusculaba amenazas y con fingidos jazminescarne daba a miserias o batallaspor conseguir ponerse nombrea través de papeles o misterios sepultados:cinturas con livianas mordeduras de hambre,martillos, rojos, clavados adioses y ojoscon demasiadas tortugas como para ser fotografiados:crepusculaba, del cielo precisamente huérfanonostalgias de sí o de nadacrepusculaba. -A recorrer me dediqué esta tardeLas solitarias calles de mi aldeaAcompañado por el buen crepúsculoQue es el único amigo que me queda.Todo está como entonces, el otoñoY su difusa lámpara de niebla,Sólo que el tiempo lo ha invadido todoCon su pálido manto de tristeza.Nunca pensé, creédmelo, un instanteVolver a ver esta querida tierra,Pero ahora que he vuelto no comprendoCómo pude alejarme de su puerta.Nada ha cambiado, ni sus casas blancasNi sus viejos portones de madera.Todo está en su lugar; las golondrinasEn la torre más alta de la iglesia;El caracol en el jardín, y el musgoEn las húmedas manos de las piedras.No se puede dudar, éste es el reinoDel cielo azul y de las hojas secasEn donde todo y cada cosa tieneSu singular y plácida leyenda:Hasta en la propia sombra reconozcoLa mirada celeste de mi abuela.Estos fueron los hechos memorablesQue presenció mi juventud primera,El correo en la esquina de la plazaY la humedad en las murallas viejas.¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabeUno apreciar la dicha verdadera,Cuando la imaginamos más lejanaEs justamente cuando está más cerca.Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me diceQue la vida no es más que una quimera;Una ilusión, un sueño sin orillas,Una pequeña nube pasajera.Vamos por partes, no sé bien qué digo,La emoción se me sube a la cabeza.Como ya era la hora del silencioCuando emprendí mi singular empresa,Una tras otra, en oleaje mudo,Al establo volvían las ovejas.Las saludé personalmente a todasY cuando estuve frente a la arboledaQue alimenta el oído del viajeroCon su inefable música secretaRecordé el mar y enumeré las hojasEn homenaje a mis hermanas muertas.Perfectamente bien. Seguí mi viajeComo quien de la vida nada espera.Pasé frente a la rueda del molino,Me detuve delante de una tienda:El olor del café siempre es el mismo,Siempre la misma luna en mi cabeza;Entre el río de entonces y el de ahoraNo distingo ninguna diferencia.Lo reconozco bien, éste es el árbolQue mi padre plantó frente a la puerta(Ilustre padre que en sus buenos tiemposFuera mejor que una ventana abierta).Yo me atrevo a afirmar que su conductaEra un trasunto fiel de la Edad MediaCuando el perro dormía dulcementeBajo el ángulo recto de una estrella.A estas alturas siento que me envuelveEl delicado olor de las violetasQue mi amorosa madre cultivabaPara curar la tos y la tristeza.Cuánto tiempo ha pasado desde entoncesNo podría decirlo con certeza;Todo está igual, seguramente,El vino y el ruiseñor encima de la mesa,Mis hermanos menores a esta horaDeben venir de vuelta de la escuela:¡Sólo que el tiempo lo ha borrado todoComo una blanca tempestad de arena! -Me moriré en París con aguacero,un día del cual tengo ya el recuerdo.Me moriré en París ?y no me corro?tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.Jueves será, porque hoy, jueves, que prosoestos versos, los húmeros me he puestoa la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,con todo mi camino, a verme solo.César Vallejo ha muerto, le pegabantodos sin que él les haga nada;le daban duro con un palo y durotambién con una soga; son testigoslos días jueves y los huesos húmeros,la soledad, la lluvia, los caminos... -Cien sonetos de amorPor las montañas vas como viene la brisao la corriente brusca que baja de la nieveo bien tu cabellera palpitante confirmalos altos ornamentos del sol en la espesura.Toda la luz del Cáucaso cae sobre tu cuerpocomo en una pequeña vasija interminableen que el agua se cambia de vestido y de cantoa cada movimiento transparente del río.Por los montes el viejo camino de guerrerosy abajo enfurecida brilla como una espadael agua entre murallas de manos minerales,hasta que tú recibes de los bosques de prontoel ramo o el relámpago de unas flores azulesy la insólita flecha de un aroma salvaje. -¡Qué ardor hierve en mis venas!¡Qué embriaguez! ¡Qué delicia!¡Y en qué fragante aromase inunda el alma mía!Éste es de Amor un templo:doquier torno la vistamil gratas muestras hallodel numen que lo habita.Aquí el luciente espejoy el tocador, do unidascon el placer las Graciasse esmeran en servirla,y do esmaltada de orola porcelana ricadel lujo preparadosperfumes mil le brinda,coronando su adornodos fieles tortolitas,que entreabiertos los picosse besan y acarician.Allí plumas y flores,el prendido y la cintaque del cabello y frentevistosa en torno gira,y el velo que los rayoscon que sus ojos brillan,doblándoles la gracia,emboza y debilita.Del cuello allí las perlas,y allá el corsé se miray en él de su albo senola huella peregrina.¡Besadla, amantes labios...!¡besadla...! Mas tendidala gasa que lo cubremis ojos allí fija.¡Oh, gasa...! ¡qué de veces...!El piano...Ven, querida,ven, llega, corre, vuela,y mi impaciencia alivia.¡Oh!¡cuánto en la tardanzapadezco! ¡Cuál palpitami seno! ¡En qué zozobrasmi espíritu vacila!En todo, en todo te hallami ardor... Tu voz divinaoigo feliz... Mi bocatu suave aliento aspira;y el aura que te halagacon ala fugitiva,de tus encantos llena,me abraza y regocija.Mas... ¿si serán sus pasos...?Sí, sí; la melodíaya de su labio oyendo,todo mi ser se agita.Sigue en tus cantos, sigue;vuelve a sonar de Armidalos amenazantes gritos,las mágicas caricias.Trine armonioso el piano;y a mi rogar benigna,cual ella por su amante,tú así por mí delira.Clama, amenaza, gime;y en quiebros y ansias rica,haz que ardan nuestros pechosen sus pasiones mismas,que tú cual ella anhelesciega de amor y de iray yo rendido y dóciltu altiva planta siga.Y tú sosténme, ¡oh Venus!sosténme, que la vidaentre éxtasis tan gratosdébil sin ti peligra. -Un perro ladra en la tormentay su aullido me alcanza entre relámpagosy al son de los postigos en la lluviayo sé lo qu convoca noche adentroesa clamante voz en la casonatal vez deshabitadadice sumariamente el desconciertola soledad sin vueltasun miedo irracional que no se avienea enmudecer en pazy tanto lo comprendoa oscuras / sin mi sombraincrustado en mi pánicopobre anfitrión sin huéspedesque me pongo a ladrar en la tormenta. -A Hugo Guerrero Marthineitz.Tengo tu mismo colorY tu misma procedencia.Somos aroma y esenciaY amargo es nuestro sabor.Tú viajaste a Nueva YorkCon visa en Bab-el-Mandeb,Yo mi Trópico crucéDe Abisinia a las Antillas.Soy como ustedes semillas.Son un grano de café.En los tiempos colonialesTú me viste en la espesuraCon mi liana a la cinturaY mis abóreos timbales.Compañero de mis males,Yo mismo te trasplanté.Surgiste y yo progresé:En los mejores hotelesTe dijeron ¡qué bien hueles!Y yo asentí "¡uí, mesié!".Tú: de porcelana fina,Cigarro puro y cognac.Yo de smoking, yo de frac,Yo recibiendo propina.Tú a la Bolsa, yo a la ruina;Tú subiste, yo bajé...En los muelles te encontré,Vi que te echaban al marY ni lo pude evitarNi a las aguas me arrojé.Y conocimos al PeónCon su "café carretero",Y hablando con el ObreroRecorrimos la nación.Se habló de revoluciónEntre sorbos de café:Cogí el machete... dudé,¡Tú me infundiste valorY a sangre y fuego y sudorMi libertad conquisté...!Después vimos al Poeta:Lejano, meditabundo,Queriendo arreglar el mundoCon una sola cuarteta.Yo, convertido en peseta,Hasta sus plantas rodé:¡Qué ojos los que iluminé,Que trilogía formamosLos pobres que limosneamosEl Poeta y su café...!Tengo tu mismo colorY tu misma procedencia,Somos aroma y esenciaY amargo es nuestro sabor...¡Vamos hermanos, valor,El café nos pide fe;Y Changó y Ochún y AguéPiden un grito que vibrePor nuestra América Libre,Libre como su café! -Insistiré en la rosa y su perfume.En la blanca cerúlea y en la roja de sangre,en la que abre sus pétalos como estrella agresivay en la que, replegada, se arropa en su misterio.Insistiré en el fuego de la rosa,en su tallo bordado por uñas turbulentasy en sus llamas alzadas contra el día,revestidas de un suave dolor adormecido.Antes de que anochezca, antes del cierrede persianas y luces, antes de que la copase acabe, volveré de nuevo por mis fueros...Retornaré a la rosa y a su aroma rampante,antes de sucumbir en la pelea. -Los invisibles átomos del aireen derredor palpitan y se inflaman,el cielo se deshace en rayos de oro,la tierra se estremece alborozada.Oigo flotando en olas de armonías,rumor de besos y batir de alas;mis párpados se cierran... ?¿Qué sucede?¿Dime??¡Silencio! ¡Es el amor que pasa! -En lo más abrupto y altode un gran peñón de basalto,detuvo un águila el vuelo:miró hacia arriba, hacia arriba,y se quedó pensativaal ver que el azul del cielosiempre alejándose iba.Escrutó la enorme alturay, con intensa amargura,sintió cansancio en las alas.(En la glacial lejaníael sol moría, moríaentre sus sangrientas galasbajo la pompa del día).Y del peñón por un tajo,miró hacia abajo, hacia abajo,con desconsuelo profundo;el ojo vivo y redondoclavó luego en lo más hondo...y asco sintió del mundo¡vio tanto cieno en el fondo!Si huía el azul del cielo,si hervía el fango en el suelo,¿cómo aplacar su tristeza?Ah, fue tanta su aflicciónque, en su desesperaciónse destrozó la cabezacontra el siniestro peñón. -"«¿Por qué te miro así tan abatida,pobre flor?¿En dónde están las galas de tu viday el color?»Dime, ¿por qué tan triste te consumes,dulce bien?»"«¿Quién?, ¡el delirio devorante y locode un amor,que me fue consumiendo poco a pocode dolor!Porque amando con toda la ternurade la fe,a mí no quiso amarme la criaturaque yo amé.»Y por eso sin galas me marchitotriste aquí,siempre llorando en mi dolor maldito,¡Siempre así!»"¡Habló la flor!...Yo gemí... era igual a la memoriade mi amor. -La gracia de tu rama verdecidaANTONIO MACHADOÁrbol, buen árbol, que tras la borrascate erguiste en desnudez y desaliento,sobre una gran alfombra de hojarascaque removía indiferente el viento...Hoy he visto en tus ramas la primerahoja verde, mojada de rocío,como un regalo de la primavera,buen árbol del estío.Y en esa verde puntaque está brotando en ti de no sé dónde,hay algo que en silencio me preguntao silenciosamente me responde.Sí, buen árbol; ya he visto como truecasel fango en flor, y sé lo que me dices;ya sé que con tus propias hojas secasse han nutrido de nuevo tus raíces.Y así también un día,este amor que murió calladamente,renacerá de mi melancolíaen otro amor, igual y diferente.No; tu augurio risueño,tu instinto vegetal no se equivoca:Soñaré en otra almohada el mismo sueño,y daré el mismo beso en otra boca.Y, en cordial semejanza,buen árbol, quizá pronto te recuerde,cuando brote en mi vida una esperanzaque se parezca un poco a tu hoja verde... -¡Oh! Trae el vino negro,que lleva su bosque, la tierra con muertos y vírgenes cegadorasen un caudal desesperado hasta mi boca,él mezcla la sangre y el semen del hombre para darle un hijo de mirada turbia.Quiero los ojos de fuego y de mareas,que no dejan entrar la muerte a mis palabras,pero me acercan con alas de mojados papelesa la risa hueca de mis huesos,compañeros únicos y fieles en los años navegantesque bajaron del útero conmigo, a este mundo de chinches y desgracias.Trae el vino negro con tapón de seca calaveraque me hace oír en los cuartos vecinospianos tocados por mi espectro,mientras el tiempo transcurre despacio entre los dedosy puedo jugar con él y con sus rudos templos bailarines.Sólo así puedo mirar tranquilo el mundo de la noche,mientras el seco rostro del amorme apaga lentamente cigarrillos sobre el estómagoy la garganta que pronunció su nombre se hace una cisterna,donde chapotean ranas, triángulos, confusos centauros en desorden.Trae el vino negro.Esta noche quiero a todos mis fantasmas en las venas.Ellos despertarán con sus besos,la gloria, en nuestros entristecidos corazones. -Dormido Manzanares discurríaen blanda cama de menuda arena,coronado de juncia y de verbena,que entre las verdes alamedas cría;cuando la bella pastorcilla mía,tan sirena de Amor como serena,sentada y sola en la ribera amena,tanto cuanto lavaba nieve hacía.Pedíle yo que el cuello me lavase,y ella sacando el rostro del cabello,me dijo que uno de otro me quitase;pero turbado de su rostro bello,al pedirme que el cuello le arrojase,así del alma, por asir del cuello. -Subo con tan gran peso quebrantadopor esta alta, empinada, aguda sierra,que aun no llego a la cumbre cuando yerrael pie y trabuco al fondo despeñado.Del golpe y de la carga maltratado,me alzo a pena y a mi antigua guerravuelvo ¿mas qué me vale? Que la tierramesma me falta al curso acostumbrado.Pero aunque en el peligro desfallescono desamparo el paso; que antes tornomil veces a cansarme en este engaño.Crece el temor y en la porfía cresco,y sin cesar, cual rueda vuelve en torno,así revuelvo a despeñarme al daño. -Verano, ya me voy. Y me dan penalas manitas sumisas de tus tardes.Llegas devotamente; llegas viejo;y ya no encontrarás en mi alma a nadie.Verano! Y pasarás por mis balconescon gran rosario de amatistas y oros,como un obispo triste que llegarade lejos a buscar y bendecirlos rotos aros de unos muertos novios.Verano, ya me voy. Allá, en setiembretengo una rosa que te encargo mucho;la regarás de agua bendita todoslos días de pecado y de sepulcro.Si a fuerza de llorar el mausoleo,con luz de fe su mármol aletea,levanta en alto tu responso, y pidea Dios que siga para siempre muerta.Todo ha de ser ya tarde;y tú no encontrarás en mi alma a nadie.Ya no llores, Verano! En aquel surcomuere una rosa que renace mucho... -Cien sonetos de amorDe tanto amor mi vida se tiñó de violetay fui de rumbo en rumbo como las aves ciegashasta llegar a tu ventana, amiga mía:tú sentiste un rumor de corazón quebradoy allí de la tinieblas me levanté a tu pecho,sin ser y sin saber fui a la torre del trigo,surgí para vivir entre tus manos,me levanté del mar a tu alegría.Nadie puede contar lo que te debo, es lúcidolo que te debo, amor, y es como una raíznatal de Araucanía, lo que te debo, amada.Es sin duda estrellado todo lo que te debo,lo que te debo es como el pozo de una zona silvestreen donde guardó el tiempo relámpagos errantes. -¡Qué hueco tan robadoel de este vano cieloque nada al alma pone,ni nada quita al cuerpo! -Consagróse el seráfico Mendoza,Gran dueño mío, y con invidia dejaAl bordón flaco, a la capilla vieja,Báculo tan galán, mitra tan moza.Pastor que una Granada es vuestra choza,Y cada grano suyo vuestra oveja,Pues cada lengua acusa, cada oreja,La sal que busca, el silbo que no goza,Sílbelas desde allá vuestro apellido,Y al Genil, que esperándoos peina nieve,No frustéis más sus dulces esperanzas;Que sobre el margen, para vos florido,Al son alternan del cristal que mueveSus ninfas coros, y sus faunos, danzas. -IRuth moabita a espigar va a las eras,aunque no tiene ni un campo mezquino.Piensa que es Dios dueño de las praderasy que ella espiga en un predio divino.El sol caldeo su espalda acuchilla,baña terrible su dorso inclinado;arde de fiebre su leve mejilla,y la fatiga le rinde el costado.Booz se ha sentado en la parva abundosa.El trigal es una onda infinita,desde la sierra hasta donde él reposa,que la albundancia ha cegado el camino...¡Y en la onda de oro la Ruth moabitaviene, espigando, a encontrar su destino!IIBooz miró a Ruth, y a los recolectadoresdijo: «Dejad que recoja confiada...»Y sonrieron los espigadores,viendo del viejo la absorta mirada...Eran sus barbas dos sendas de flores,su ojo dulzura, reposo el semblante;su voz pasaba de alcor en alcores,pero podía dormir a un infante...Ruth lo miró de la planta a la frente,y fue sus ojos saciados bajando,como el que bebe en inmensa corriente...Al regresar a la aldea, los mozosque ella encontró la miraron temblando.Pero en su sueño Booz fue su esposo...IIIY aquella noche el patriarca en la eraviendo los astros que laten de anhelo,recordó aquello que a Abraham prometieraJehová: más hijos que estrellas dio al cielo.Y suspiró por su lecho baldío,rezó llorando, e hizo sitio en la almohadapara la que, como baja el rocío,hacia él vendría en la noche callada.Ruth vio en los astros los ojos con llantode Booz llamándola, y estremecida,dejó su lecho, y se fue por el campo...Dormía el justo, hecho paz y belleza.Ruth, más callada que espiga vencida,puso en el pecho de Booz su cabeza. -La Morena que yo adoroY más que a mi vida quiero,En Verano toma el aceroY en todos tiempos el oro.Opilóse, en conclusión,Y levantóse a tomarAcero para gastarMi hacienda y su opilación.La cuesta de mi bolsónSube, y nunca menos cuesta;Mala enfermedad es ésta,Si la ingrata que yo adoroY más que mi vida quiero,En verano toma el aceroY en todos tiempos el oro.Anda por sanarse a sí,Y anda por dejarme en cueros;Toma acero, y muestra acerosDe no dejar blanca en mí.Mi bolsa peligra aquí,Ya en la postrer boqueada;La suya nunca cerradaPara chupar el tesoroDe mi florido dinero,Tomando en verano aceroY en todos tiempos el oro.Es niña que por tomarMadruga antes que amanezca,Porque en mi bolsa anochezca;Que andar tras esto es su andar.De beber se fue a opilar;Chupando se desopila,Mi dinero despabila.El que la dora es Medoro;El que no, pellejo y cuero:En verano toma el aceroY en todos tiempos el oro. -La muerte debe ser vencidaLa miseria echadaQue haya pájaros en cada pecho. -(en su último retorno a Europa, 1911)Todo está en el mismo sitio,similar, nuevo, atrapadocon deslumbre de albor, con claridad desconcertante,un viajero solo en cubiertafrasea notas truncadas con motivos de espuma.Un sanatorio en Viena, la voz alta de quien ya no oye nada,a proa la extinción, la renuncia, el fingimiento.¿Quién completará las obras que sólo para el viento quiso?Es un velo la quietud que envuelve su rostrocomo un mar de repente en suspenso,un emblema destinado a enseñaraquello que no dice.La brisa desordena la paz fijada de un instanteen que el aroma es tan sutilcomo pueda serlo su concepto.Desde la proa observa la fiebreque acerca glisandoun violonchelo azul sobre las olas.No está desplegado el tiempo,futuro y presente apenas se distinguen.¿Habrá música, mar, habrá canciones?Sólo de lejos se siente la progresión de la vida,el hechizo de evocar los presentimientos.¡Si pudiera sustraer de la muerte un día más,siquiera un día!Las dudas, los contrastes, la decadencia,el mundo con su oropel, su eterna risa,los bosques, el mar, la melodía que ya tenía soñada.¿Qué será de ello cuando falte?La costa, un puerto, una mujer que saluda.El viajero solo, interminablemente solo,la voz crecida de quien nada percibe,contempla el pasado como un náufrago la playa.Quieto todo, varado en el sitio de siempre,atrapado con sonido de sombra y silencio duro.Un tren, el paisaje al fin detenido,mudo definitivamente, muerto, entelado.El tiempo se ha escindido en dos mitades.Que no figure en la tumba nada salvo mi nombre,quienes vengan sabrán que la músicaahora está sosegada bajo las lilas abiertas.Del libro "Los Días Rotos", Ed. El Toro de Barro, 2000 -Hablemos de poesía. Se me ocurreque Dios no sabe sus palabras tristes.Y yo tampoco sé por qué las tardesen sus lejanos ojos se hacen griseso sus primeros versos callan distraídosen el instante de morir un cisne.Decir la mar es pronunciar poesía.Decir poesía es no sé qué mentirse.Ella soplando el corazón del hombrecon fuego amargo en el papel escribe.Si está la rama próxima a romperseporque la luna loca al mar lo riñe,yo sé que la poesía se desatacon grandes olas en poetas tristes.No buscan pájaros ni luz sus versos.Persiguen la razón por qué morirse. -Si tú y yo, Teresa mía, nuncanos hubiéramos visto,nos hubiéramos muerto sin saberlo:no habríamos vivido.Tu sabes que morirse, vida mía,pero tienes sentidode que vives en mí, y viva aguardasque a ti torne yo vivo.Por el amor supimos de la muerte;por el amor supimosque se muere; sabemos que se vivecuando llega el morirnos.Vivir es solamente, vida mía,saber que se ha vivido,es morirse a sabiendas dando graciasa Dios de haber nacido. -Hembra continental vestida para un viaje sin palabrasla sombra del espejo donde mueren las miradasse parece a titiene las mismas grietas esparcidas en un mar amargola misma historia adolorida en el balcóndonde la raza asomaOye a los jinetes adherirse al gran imán de los recuerdossiente a la manada desgarrar las armaduras de los dioseshuele al primogénito del viento galopar de nochemientras sangran a lo lejos las encíasy la muerte entra en la herida de la muertedeshuesando el bien y el malSube en el latido del cultrúnhasta donde el cóndor sacude su cabellera intratablesu túnica de plumas ancestralessu vuelo matrimonial de alas sonámbulasY bailabaila junto a los hijos que no vendrán a consolartebaila entre los guerreros que degollará el olvidobaila con tu pueblo el rito de la flecha sudorosael rito de la flecha sin piedadel rito de la flecha sin sonrisael rito de la flecha humedecidapor el llanto de las calaveraspor el llanto de los coihues y de los sueños castradosY aún asícuando la sangre mueva los piespara hablar con los espíritusy tú la veas venir hacia tu propia sangrehacia tu propio piehacia tu propio origencuando el musgo tape las sobrasde la gran ira de Araucoy los pájaros queden con la servilleta puestamalhumorados por no haber llegado antescuando los ríos se ahoguen de ardory el queltehue amontone los gestosdel último de los caídosluchalucha para que el pan se desmigue en tu mesalucha para que el maíz recupere su orgullolucha para que la flecha sonría de nuevopara que el ciervo te enseñe a beberpara que el miedo no roa tu almaLucha hasta que el luto anestesie tu edadporque estás destinada a hacerte llagay en ti mamarán las estrellas -Yo tenía una sola ilusión: era un mansopensamiento: el río que ve próximo el mary quisiera un instante convertirse en remansoy dormir a la sombra de algún viejo palmar.Y decía mi alma: turbia voy y me cansode correr las llanuras y los diques saltar;ya pasó la tormenta; necesito descanso,ser azul como antes y, en voz baja cantar.Y tenía una sola ilusión, tan serenaque curaba mis males y alegraba mi penacon el claro reflejo de una lumbre de hogar.Y la vida me dijo: ¡Alma ve turbia y sola,sin un lirio en la margen ni una estrella en la ola,a correr las llanuras y perderte en el mar! -Del centro puro que los ruidos nuncaatravesaron, de la intacta cera,salen claros relámpagos lineales,palomas con destino de volutas,hacia tardías calles con olora sombra y a pescado.Son las venas del apio! Son la espuma, la risa,los sombreros del apio!Son los signos del apio, su saborde luciérnaga, sus mapasde color inundado,y cae su cabeza de ángel verde,y sus delgados rizos se congojan,y entran los pies del apio en los mercadosde la mañana herida, entre sollozos,y se cierran las puertas a su paso,y los dulces caballos se arrodillan.Sus pies cortados van, sus ojos verdesvan derramados, para siempre hundidosen ellos los secretos y las gotas:los túneles del mar de donde emergen,las escaleras que el apio aconseja,las desdichadas sombras sumergidas,las determinaciones en el centro del aire,los besos en el fondo de las piedras.A medianoche, con manos mojadas,alguien golpea mi puerta en la niebla,y oigo la voz del apio, voz profunda,áspera voz de viento encarcelado,se queja herido de aguas y raíces,hunde en mi cama sus amargos rayos,y sus desordenadas tijeras me pegan en el pechobuscándome la boca del corazón ahogado.Qué quieres, huésped de corsé quebradizo,en mis habitaciones funerales?Qué ámbito destrozado te rodea?Fibras de oscuridad y luz llorando,ribetes ciegos, energías crespas,río de vida y hebras esenciales,verdes ramas de sol acariciado,aquí estoy, en la noche, escuchando secretos,desvelos, soledades,y entráis, en medio de la niebla hundida,hasta crecer en mí, hasta comunicarmela luz oscura y la rosa de la tierra. -Un rayo destruyóla esfera en que te apoyas,sólo queda la basepor donde juegan niños que no te conocierony meditan lagartos prisioneros de plomo.El campus, a finales de curso,es un río de cuerposque con el torso heridoestudian en el césped luminoso.Pasan cometas tristes suspendidas de lluviay pájaros alegres aprobados de viento.La luz moja tu cara en luna llena,pelo liso con un brillo cansado,tus manos enlazadas reposando en tus muslos,pantalones bombachosy dos escarabajos en tus ojosmirando la retina de la tarde.Sonríe, Federico, no te muevas.Aunque se queda inmóvil,la imagen sale turbia.Se distingue una mano clarísima y heladaque se posa con fuerza en otra mano en fuego.La lente invierte la foto de Manhattany Harlem se amotinaen la cámara oscura de la noche. -El también te esperabadesde diciembre.Harto como estaba de tu ausenciase fue con mujeres malas,-casi todas de derechas-.Anduvo en todas las pesquisas policiales.Delincuente común,intransigente,ladrón de aves submarinas y de besosse hizo un ser solitario, huidizo.Dejaba como estela unos labios sutilesy el eco de sus rezos mahometanos.Paso de cientos a miles de millones de altercadoscon las bandas enemigas de tu barrio.Mareado por los ruidos de sirenasse hizo nadie en naday ahora es imposible borrarlo. -Panamá en esta calle y en este tiempo que nos falta,Antes de mis días y mis noches(Y del poema) fluctuando entre los lirios como el agua,Con sus gruesas murallas y sus edificiosQue le dan color de tacto a los espejos,A las criaturas del mar que se advienen a mi fondo,A mi lámpara de niño y a mi mano afiebrada de poeta.Nunca antes por siglos volví a ver el mismo díaEn que abrí los ojos tanteando la tierraY el polvo del lugar donde ocurrió mi nacimiento,Donde me convertía en talingo y en estatuaCon peces de aire entrando por el mármol.Panamá fue una musa entrando-vena a vena-Un arcoíris en la boca,El tamaño de una brújula en el eros y en la gnosis.Una ciudad en mi piel, como algo corpóreoComo la música en una temporada de lluviaO como un tamborito en una oleada de calor.Siempre llego a ella aunque por otros caminos vayaDejando fuego, dejando amor, coloquios,Algo de poesía. Mi talón siempre regresa al milagroDe su musgo, a sus piedras temerarias,A su selva donde nunca he ido, donde nunca vuelvo,Donde respiro la verdad del mundoEnsalinada al borde de sus playas.¿A dónde dejar el muro, el trapecioY las marcas de la reniñez como una mariposa en el sombrero,El desnudo campoPor donde persigo duendes y espejismos de luciérnaga,Imágenes de Dios o de un caballo que atesoraLas caminatas imaginadas por el tucán en la tormenta?PanamáEn el Pacifico, en el Atlántico,¿En dónde está?, ¿en dónde estuvo?,¿En dónde me encuentra el mar con su CanalY su memorial dolido? Panamá la que siempreEncuentro aunque por otros caminos vayaDonde silbo a las criaturas que se advienen a mi fondo,Con mi lámpara de niño y mi mano afiebrada de poeta. -Aunque parezca ciertoQuienes mandan aquí no son las vacas. -Viéndose en un fiel cristalya antigua Lice, y que el arteno hallaba en su rostro partesin estrago natural,dijo: «Hermosura mortal,pues que su origen lo fue,aunque el mismo Amor le désus flechas para rendir,viva obligada a morir,pero a envejecer, ¿por qué?» -Dentro de ti tu edadcreciendo,dentro de mí mi edadandando.El tiempo es decidido,no suena su campana,se acrecienta, camina,por dentro de nosotros,aparececomo un agua profundaen la miraday junto a las castañasquemadas de tus ojosuna brizna, la huellade un minúsculo rio,una estrellita secaascendiendo a tu boca.Sube el tiemposus hilosa tu pelo,pero en mi corazóncomo una madreselvaes tu fragancia,viviente como el fuego.Es bellocomo lo que vivimosenvejecer viviendo.Cada diafue piedra transparente,cada nochepara nosotros fue una rosa negra,y este surco en tu rostro o en el m��oson piedra o flor,recuerdo de un relámpago.Mis ojos se han gastado en tu hermosura,pero tú eres mis ojos.Yo fatigué tal vez bajo mis besostu pecho duplicado,pero todos han visto en mi alegríatu resplandor secreto.Amor, qué importaque el tiempo,el mismo que elevó como dos llamaso espigas paralelasmi cuerpo y tu dulzura,mañana los mantengao los desgraney con sus mismos dedos invisiblesborre la identidad que nos separadándonos la victoriade un solo ser final bajo la tierra. -Un hombre sale al patio trasero de su casa(ahí no llega nunca el duro viento del otoño)tiene en sus manos una pequeña copa de aguardientey se mesa con cariño el cabelloaquí las canas del hambreaquí las de aquel día en que fue héroeentre miles de héroesaquí las huellas del ascolas señales de quien tocó con dedos jóvenes la grandezalas del temorla de la inmensa alegríalas del todopoderoso conocimientoEn el fondo del cielo luce una estrellaque él llama esperanzael hombre alza su copay bebe. -Gota del mar donde en naufragio lentose hunde el navío negro de una pena;gota que, rebosando, nubla y llenalos ojos olvidados del contento.Grito hecho perla por el desalientode saber que si llega a un alma ajena,ésta, sin escucharlo, le condenapor vergonzoso heraldo del tormento.Piedad para esa gota, que es cual llamade la que el corazón se desahogacual desahoga espinas una rama.Piedad para la lágrima que azogael dolor, pues si así no se derrama,el alma, en esa lágrima se ahoga... -La maestra era pura. «Los suaves hortelanos»,decía, «de este predio, que es predio de Jesús,han de conservar puros los ojos y las manos,guardar claros sus óleos, para dar clara luz».La maestra era pobre. Su reino no es humano.(Así en el doloroso sembrador de Israel.)Vestía sayas pardas, no enjoyaba su manoy era todo su espíritu un inmenso joyel!La maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.Por sobre la sandalia rota y enrojecida,era ella la insigne flor de su santidad.¡Dulce ser! En su río de mieles, caudaloso,largamente abrevaba sus tigres el dolor.Los hierros que le abrieron el pecho generoso¡ más anchas le dejaron las cuencas del amor!¡Oh labriego, cuyo hijo de su labio aprendíael himno y la plegaria, nunca viste el fulgordel lucero cautivo que en sus carnes ardía:pasaste sin besar su corazón en flor!Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendistesu nombre a un comentario brutal o baladí?Cien veces la miraste, ninguna vez la viste¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!Pasó por él su fina, su delicada esteva,abriendo surcos donde alojar perfección.La albada de virtudes de que lento se nievaes suya. Campesina, ¿no le pides perdón?Daba sombra por una selva su encina hendidael día en que la muerte la convidó a partir.Pensando en que su madre la esperaba donnida,a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.Y en su Dios se ha dorrnido, como en cojín de luna;almohada de sus sienes, una constelación;canta el Padre para ella sus canciones de cuna¡y la paz llueve largo sobre su corazón!Como un henchido vaso, traía el alma hechapara dar ambrosía de toda eternidad;y era su vida humana la dilatada brechaque suele abrirse el Padre para echar claridad.Por eso aún el polvo de sus huesos sustentapúrpura de rosales de violento llamear.¡ Y el cuidador de tumbas, como aroma, me cuenta,las plantas del que huella sus huesos, al pasar! -Ante estas piedras súbitasmojadas por los sigloslos hisoposy también por la lluviame pareceescuchar voces muertascánticosgregorianosla fatiga-da tos de los canteros. -Bulle en mis entrañas un suceso reciente.Debe de ser Eloísa cultivando su conciencia.De vez en cuando recuerdo las marismas,el agua salada,el sol quemándome la espalda.Eloísa está leyendo,tumbada en la arena,ya digo,cultivando su conciencia.Boca arriba.Las piernas abiertas.Desnuda.Sudorosa. Coqueta.Enfrente hay un negro inmenso,cabezón,azorado.Mira sus pechos ardientes.No distingo muy bien si hay regocijo o bullicioen su mirada.No sé si lo que espera Eloisa es que la miren o la sueñen.Debe de ser muy excitantemirar a Eloísa cultivando sus entrañas. -Yo te digo: «Alma mía, tú salistecon vestido nupcial de la plomizaeternidad, como saldría una aladel nimbus que se erizade rayos; y una mañana has de volveral metálico nimbus,llevando, entre tus velos virginales,mi ánima impolutay mi cuerpo sin males».Mas mi labio, que osadecir palabras de inmortalidad,se ha de pudrir en la húmedatiniebla de la fosa.Mi corazón te dice: «Rosa intacta,vas dibujada en mí con un dibujoincólume, e irradias en mi sombracomo un diamante en un raso de lujo».Mi corazón olvidaque engendrará al gusanomayor, en una asfixia corrompida.Siempre que inicio un vuelopor encima de todo,un demonio sarcástico maúllay me devuelve al lodo.Tú misma, blanca ala que te elevasen mi horizonte, con la composturabeata de las palomas de los púlpitos,y que has compendiado en tu blancuraun anhelo infinito,sólo serás en breveun lacónico gritoy un desastre de plumas, cual rizaday dispersada nieve. -SONETOQuien desea encontrar substancia puranunca la busca en el revuelto cieno,ni en el hierro en fusión, de escorias lleno,sino bajo una armónica figura.En cristales de mágica tersura,que claro muestran de la forma el freno,cual hija predilecta de su seno,nos la brinda la próvida Natura.También del verbo la más alta fase,la que revela intrínseca pureza,es la que tiene, como firme base,del geométrico modo la fijeza;que el contorno y el ritmo de la frasehacen que cristalice su belleza. -KeatsA OcañaEra esta vez el fuego.Esta vez cresta azul, creciente e inflamada,dilatado ropaje erizado de picas,suave lengua.Todo es pronto arrugado papel.Arrugado papel, cuerpo.Vestido, antes resplandeciente,yesca ahora.Antes fiesta, grito de horrorapenas un instante.Y la estallante palma, que en la tela prendiósu broche de luciérnagas,ahora, pavo real que plegara su cola,su abanico. -Alegre y sola en el recodo blandoque forma entre los árboles el ríoal fresco abrigo del ramaje umbríose está la niña de mi amor bañando.Traviesa con las ondas jugueteandoel busto saca del remanso frío,y ríe y salpica el glacial rocíoel blanco seno, de rubor temblando.Al verla tan hermosa, entre el follajeel viento apenas susurrando gira,salta trinando el pájaro salvaje,el sol más poco a poco se retira;todo calla... y Amor, entre el ramaje,a escondidas mirándola, suspira. -Cae del aire la florTan leve amadade ese trémulo espaciodonde viaja su huelladeslizandoaroma de su imagenal amor...Un pedazo de cieloy una rama...Nada máscayó al aire la flor.¡Qué solos nos quedamossobre el mundomi corazón y yo! -Las ventanas se apagarán un día;hagamos cuenta que hasta aquílo habías previsto, lo había previstopolvo polvo el polvolunijunto de barrancosblancos palacios de huesocal y arena que se muevenprolongado flujoesperándote, esperándomeesperándonos. -Dejo en la nave de la rosala desición del herbolario:si la estima por su virtudo por la herida del aroma:si es intacta como la quiereo rígida como una muerta.LA breve nave no dirácuál es la muerte que prefiere:si con la proa enarboladafrente a su fuego victoriosoardiendo con todas las velasde la hermosura abrasadorao secándose en un sistemade pulcritud medicinal.El herbolario soy, señores,y me turban tales protestasporque en mí mismo no convengoa decidir mi idolatría:la vestidura del rosalquema el amor en su banderay el tiempo azota el esqueletoderribando el aroma rojoy la turgencia perfumada:después con una sacudiday una larga copa de lluviano queda nada de la flor.Por eso agonizo y padezcopreservando el amor furiosohasta en sus últimas cenizas. -¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.Mi amante besóme las manos, y en ellas,¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.Y voy por la senda voceando el encantoy de dicha alterno sonrisa con llantoy bajo el milagro de mi encantamientose aroman de rosas las alas del viento.Y murmura al verme la gente que pasa:«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.¡Dice que en las manos le han nacido rosasy las va agitando como mariposas!»¡Ah, pobre la gente que nunca comprendeun milagro de éstos y que sólo entiende,que no nacen rosas más que en los rosalesy que no hay más trigo que el de los trigales!que requiere líneas y color y forma,y que sólo admite realidad por norma.Que cuando uno dice: «Voy con la dulzura»,de inmediato buscan a la criatura.Que me digan loca, que en celda me encierren,que con siete llaves la puerta me cierren,que junto a la puerta pongan un lebrel,carcelero rudo, carcelero fiel.Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen.Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen».¡Y toda mi celda tendrá la fraganciade un inmenso ramo de rosas de Francia! -Celebró de Amarilis la hermosuraVirgilio en su bucólica divina,Propercio de su Cintia, y de CorinaOvidio en oro, en rosa, en nieve pura;Catulo de su Lesbia la esculturaa la inmortalidad pórfido inclina;Petrarca por el mundo, peregrina,constituyó de Laura la figura;yo, pues Amor me manda que presuma,de la humilde prisión de tus cabellos,poeta montañés, con ruda pluma,Juana, celebraré tus ojos bellos,que vale más de tu jabón la espumaque todas ellas, y que todos ellos. -VINO color de día,vino color de noche,vino con pies de púrpurao sangre de topacio,vino,estrellado hijode la tierra,vino, lisocomo una espada de oro,suavecomo un desordenado terciopelo,vino encaracoladoy suspendido,amoroso,marino,nunca has cabido en una copa,en un canto, en un hombre,coral, gregario eres,y cuando menos, mutuo.A veceste nutres de recuerdosmortales,en tu olavamos de tumba en tumba,picapedrero de sepulcro helado,y lloramoslágrimas transitorias,perotu hermosotraje de primaveraes diferente,el corazón sube a las ramas,el viento mueve el día,nada quedadentro de tu alma inmóvil.El vinomueve la primavera,crece como una planta la alegría,caen muros,peñascos,se cierran los abismos,nace el canto.Oh tú, jarra de vino, en el desiertocon la sabrosa que amo,dijo el viejo poeta.Que el cántaro de vinoal beso del amor sume su beso.Amor mio, de prontotu caderaes la curva colmadade la copa,tu pecho es el racimo,la luz del alcohol tu cabellera,las uvas tus pezones,tu ombligo sello puroestampado en tu vientre de vasija,y tu amor la cascadade vino inextinguible,la claridad que cae en mis sentidos,el esplendor terrestre de la vida.Pero no sólo amor,beso quemanteo corazón quemadoeres, vino de vida,sinoamistad de los seres, transparencia,coro de disciplina,abundancia de flores.Amo sobre una mesa,cuando se habla,la luz de una botellade inteligente vino.Que lo beban,que recuerden en cadagota de oroo copa de topacioo cuchara de púrpuraque trabajó el otoñohasta llenar de vino las vasijasy aprenda el hombre oscuro,en el ceremonial de su negocio,a recordar la tierra y sus deberes,a propagar el cántico del fruto. -Con la incertidumbre contenidaen las manosguardo en mi maletacamisas de invierno, un par de vaqueros desgastados,ropa interior, un cepillo, algo de mi miedoa las distancias.Una ciudad sin memoriase dilatará ante mí, desconocida,como un paisaje que nos abre caminosque no evocan ni el beso ni el mar ni la caricia.Tras el viaje, cansado,una cama de hotel acoge mi cuerpo.Al abrir mi maletaobservo en su interiorobjetos que la distanciaparece haber impregnadocon el sudor de otro. -Yo observo al hombre trabajar la tierray al ave que en el hueco de la ramade un tibio limonero se acomoda.En su holgazanería así se cansa.Su trino es el diamante del deseo.Y tú, mi prójimo que mueres, habla:¿por qué la misma piedra así te encorvaal convertirse la creación en albay la razón del tiempo en un reloj?Ah... yo. Si llega el día ya me afananun raro oficio, una encorvada pena:lavar de enormes piedras las palabras,buscar un verso donde estuvo un grillo.Nadie tan triste como algún poeta.Para dudar, después, de su juicio,¿qué Dios oirá esta noche mi poema? -Caperucita Roja visitará a la abuelaque en el poblado próximo sufre de extraño mal.Caperucita Roja, la de los rizos rubios,tiene el corazoncito tierno como un panal.A las primeras luces ya se ha puesto en caminoy va cruzando el bosque con un pasito audaz.Sale al paso Maese Lobo, de ojos diabólicos.«Caperucita Roja, cuéntame adónde vas».Caperucita es cándida como los lirios blancos.«Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastely un pucherito suave, que se derrama en juego.¿Sabes del pueblo próximo? Vive en la entrada de él».Y ahora, por el bosque discurriendo encantada,recoge bayas rojas, corta ramas en flor,y se enamora de unas mariposas pintadasque la hacen olvidarse del viaje del Traidor...El Lobo fabuloso de blanqueados dientes,ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor,y golpea en la plácida puerta de la abuelita,que le abre. (A la niña ha anunciado el Traidor.)Ha tres días la bestia no sabe de bocado.¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender!... Se la comió riendo toda y pausadamentey se puso en seguida sus ropas de mujer.Tocan dedos menudos a la entornada puerta.De la arrugada cama dice el Lobo: «¿Quién va?»La voz es ronca. «Pero la abuelita está enferma»la niña ingenua explica. «De parte de mamá».Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.Le tiemblan en la mano gajos de salvia en flor.«Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho».Caperucita cede al reclamo de amor.De entre la cofia salen las orejas monstruosas.«¿Por qué tan largas?», dice la niña con candor.Y el velludo engañoso, abrazado a la niña:«¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor».El cuerpecito tierno le dilata los ojos.El terror en la niña los dilata también.«Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes ojos?»«Corazoncito mío, para mirarte bien...»Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negratienen los dientes blancos un terrible fulgor.«Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes dientes?»«Corazoncito, para devorarte mejor...»Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos,el cuerpecito trémulo, suave como un vellón;y ha molido las carnes, y ha molido los huesos,y ha exprimido como una cereza el corazón... -A M. ValenzuelaCual la naturalezade la que forma parte y es fiel copiael alma humana tiene ocultas fuerzassilencios, luces, músicas y sombras.Vagas nieblas también... las ilusionesque el paisaje embellecen cuando brillany que desaparecen cuando asomas,sol de la realidad que las disipas...Y como en sucesión jamás turbadatodo nace en la tierra y todo muere,en el mundo ideal de los espíritusrigen eternas, semejantes leyes:brotan sobre las tumbas de los muertoslas flores, mensajeras de alegría;sobre la tumba de un amor lloradobrotan ensueños de tristeza mística. -El tiempo ayuda al mito de lo que no sucede.Él vendrá o ha venido, no se sabe a fe cierta,abundan los rumores mas no hay pruebas,pudo ser aquel viejo de la capa raídao el callado extranjero que no salió del cuartodurante días, ¿quién podría asegurarlo?Mejor no decir nada, mantener la vigilia,dar órdenes precisas a guardias y aduaneros,dibujar en el sueño el rostro de quien nuncadio señales de vida ni declaró su nombre,en la espera y deseo de que alguna mañanase anuncie en una vuelta del camino,incorpore su rostro a nuestro asombrotan sólo por hallar a sus creadores,por saber que fue cierta nuestra imaginación. -Cuando mi error y tu vileza veo,contemplo, Silvio, de mi amor errado,cuán grave es la malicia del pecado,cuán violenta la fuerza de un deseo.A mi misma memoria apenas creoque pudiese caber en mi cuidadola última línea de lo despreciado,el término final de un mal empleo.Yo bien quisiera, cuando llego a verte,viendo mi infame amor poder negarlo;mas luego la razón justa me advierteque sólo me remedia en publicarlo;porque del gran delito de querertesólo es bastante pena confesarlo. -No es increíble cuanto ven mis ojos:nieva sobre el almendro florido,nieva sobre la nieve.Este invierno mi ánimoes como una primavera temprana,es como un almendro floroidobajo la nieve.Hay demasiado fríoesta tarde en el mundo.Pero abro la puerta a mi perroy con él entra en casa calor,entra la humanidad. -Me han dicho que por aquí vive un poetaque a fuer de humano ha llegado a celestial, dije.Y añadí: si cree que es broma, ahora viene lo bueno:lo digo totalmente en serio. En antiguas hojascrepitaba el silencio. Completé rompiéndolo:nombre no tiene, porque viveprecisamente en su busca. !Ah, ese!,contestó el mesonero. Dicen que se hizo unos andamioscon sonetos celestes, pero la verdad es que nadiesabe bien dónde para. Probaré si hay suerte, dije.Y así vi sujetos, telarañas trenzadas por elloscon sus misterios y cómo entre todos reuníanla leña de los verbos para irse juntosal fuego del Gran Verbo. Pero no. Nohe podido verlo: está ya muy lejos,y ha llegado a ciudad extraña, una ciudadfundada por él o sus sueños y dondeyo me pierdo porque en ella las callestrazan su cara. Algunos sí que tienenbuenas artes poéticas, pensé al saberlo,y al pensarlo sentí al momentoque a mí me quedaban derrotadaslas noches, sus imbéciles desiertos. -Tu comba en puro croquis de sirenalate en el lirio del usted primeroy en catarata azul de marineroregula la oración mensual de arenaMujer elaborada en la verbenaa sol y sombra del paisaje al cero"cauta sonrisa de papel solteroque disciplina el labio y la cadena"Tu banderín subasta y equivocael gato limpio que al fluir te invocaen un alga nacida bailarinaDime la situación de tu pañueloy en el esquí dormido de tu vueloabre el cilicio en ascensión de harina -Cien sonetos de amorOtros días vendrán, será entendidoel silencio de plantas y planetasy cuántas cosas puras pasarán!Tendrán olor a luna los violines!El pan será tal vez como tú eres:tendrá tu voz, tu condición de trigo,y hablarán otras cosas con tu voz:los caballos perdidos del Otoño.Aunque no sea como está dispuestoel amor llenará grandes barricascomo la antigua miel de los pastores,y tú en el polvo de mi corazón(en donde habrán inmensos almacenes)irás y volverás entre sandías. -Anticipó la púrpura olorosaun temprano clavel; Fabio admiradodijo a Fenisa que bajaba al prado:«Corta su breve vida, Parca hermosa».«Lástima fuera», respondió piadosa,y dejóle con vida y enojado,y Fabio de sus labios engañadodejó el clavel y respetó la rosa.¡Ay, necio Fabio! La siguiente aurora,de un etiope vil la negra mano,en el jardín entrándose a deshora,cortó el clavel y le gozó tirano.Así perdida la ocasión se lloray al más indigno se defiende en vano. -Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravasque aman las tempestades, los Oceanos;las pesadas tizonas, las férreas clavas,son las armas forjadas para tus manos.Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;del Arte, recorriendo montes y llanos,van tus rudas estrofas, jamás esclavas,como un tropel de búfalos americanos.Lo que suena en tu lira lejos resuena,como cuando habla el bóreas, o cuando truena.¡Hijo del Nuevo Mundo! la humanidadoiga, sobre la frente de las naciones,la hímnica pompa lírica de tus cancionesque saludan triunfantes la Libertad. -Luna! Corona de una testa inmensa,que te vas deshojando en sombras gualdas!Roja corona de un Jesús que piensatrágicamente dulce de esmeraldas!Luna! Alocado corazón celeste¿por qué bogas así, dentro la copallena de vino azul, hacia el oeste,cual derrotada y dolorida popa?Luna! Y a fuerza de volar en vano,te holocaustas en ópalos dispersos:tú eres talvez mi corazón gitanoque vaga en el azul llorando versos!... -Ya no me gusta cumplir año, lo confieso, pero siempre que se acerca el día de mi cumpleaños, me siento inquieta, contenta y quisiera que todos los supieran porque "es mi día"... Cuando llega el día y abro los ojos al levantarme, lo primero que pienso es: "¡Wow! Un año más sobre las espaldas... ¿Me pesará, podré levantarme? Ayyy, gracias Señor, por dejarme llegar hasta aquí." =)No siempre digo las primeras oraciones, pero lo que sí siempre hago es agradecer a Dios el día de mi cumpleaños. Cumplir un año más es simplemente una bendición del Señor. No hay mejor definición. Y mientras más años tenemos, significa que... hemos sido más bendecidos... -La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?Los suspiros se escapan de su boca de fresa,que ha perdido la risa, que ha perdido el color.La princesa está pálida en su silla de oro,está mudo el teclado de su clave sonoro,y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.Parlanchina, la dueña dice cosas banales,y vestido de rojo piruetea el bufón.La princesa no ríe, la princesa no siente;la princesa persigue por el cielo de Orientela libélula vaga de una vaga ilusión.¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,o en el que ha detenido su carroza argentinapara ver de sus ojos la dulzura de luz?¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,o en el que es soberano de los claros diamantes,o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosaquiere ser golondrina, quiere ser mariposa,tener alas ligeras, bajo el cielo volar;ir al sol por la escala luminosa de un rayo,saludar a los lirios con los versos de mayoo perderse en el viento sobre el trueno del mar.Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,ni los cisnes unánimes en el lago de azur.Y están tristes las flores por la flor de la corte,los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,de Occidente las dalias y las rosas del Sur.¡Pobrecita princesa de los ojos azules!Está presa en sus oros, está presa en sus tules,en la jaula de mármol del palacio real;el palacio soberbio que vigilan los guardas,que custodian cien negros con sus cien alabardas,un lebrel que no duerme y un dragón colosal.¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!(La princesa está triste. La princesa está pálida.)¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,(La princesa está pálida. La princesa está triste.)más brillante que el alba, más hermoso que abril!-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;en caballo, con alas, hacia acá se encamina,en el cinto la espada y en la mano el azor,el feliz caballero que te adora sin verte,y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,a encenderte los labios con un beso de amor». -La dulce boca que a gustar convidaUn humor entre perlas distilado,Y a no invidiar aquel licor sagradoQue a Júpiter ministra el garzón de Ida,Amantes, no toquéis, si queréis vida;Porque entre un labio y otro coloradoAmor está, de su veneno armado,Cual entre flor y flor sierpe escondida.No os engañen las rosas que a la AuroraDiréis que, aljofaradas y olorosasSe le cayeron del purpúreo seno;Manzanas son de Tántalo, y no rosas,Que pronto huyen del que incitan horaY sólo del Amor queda el veneno. -No es agua ni arenala orilla del mar.El agua sonorade espuma sencilla,el agua no puedeformarse la orilla.Y porque descanseen muelle lugar,no es agua ni arenala orilla del mar.Las cosas discretas,amables, sencillas;las cosas se juntancomo las orillas.Los mismo los labios,si quieren besar.No es agua ni arenala orilla del mar.Yo sólo me miropor cosa de muerto;solo, desolado,como en un desierto.A mí venga el lloro,pues debo penar.No es agua ni arenala orilla del mar. -Dos pájaros que bebenen una sola gota de rocío.Dos lágrimas de lluviaque caen juntas desde un solo alero.Dos hojas que se duermenen un solo recodo del follaje.Dos manos que descubren el destinoen una sola rosa.Dos mástiles que inventan la distanciaen una sola imagen.Y así tú y yo en poder de la unidad. -Las mujeres tienen fuerzas que asombran a los hombres.Ellas cargan niños, penas, y cosas pesadas;sin embargo, tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría.Ellas sonríen cuando quieren gritar.Cantan cuando quieren llorar.Lloran cuando están contentas y ríen cuando están nerviosas.Las mujeres esperan una llamada por teléfono avisando que llegó a casa sano y salvoun amigo o pariente que salió en tiempo de tormenta.Las mujeres tienen cualidades especiales.Se ofrecen para las causas buenas.Ellas son voluntarias en hospitales, llevan comida a los necesitados.Ellas trabajan como niñeras, ejecutivas, abogadas, amas de casa,y solucionan disputas entre niños y también entre sus vecinos.Usan trajes, vaqueros y uniformes.Luchan por lo que ellas creen.Se enfrentan ante la injusticia.Ellas votan por quien creen que hará lo que más beneficie a las familias.Las mujeres hablan y recorren largos caminos para conseguirla mejor escuela para sus niños y la mejor atención para la salud de su familia.Ellas escriben a los editores, diputados y al "poder que sea"para lograr beneficios que hagan la vida mejor.Ellas no aceptan un "no" por respuesta cuando están convencidas que hay alguna solución.Las mujeres logran que sus niños puedan tener zapatos nuevos.Acompañan a algún amigo preocupado al doctor.Ellas aman incondicionalmente.Las mujeres son honradas, fieles, y saben perdonar.Son inteligentes y conocen su poder; sin embargo,saben usar su lado más suave cuando quieren conseguir algo.Las mujeres quieren lo mejor para su familia, sus amigos, y ellas mismas.Lloran cuando sus niños sobresaleny se alegran cuando sus amigos obtienen premios.Las mujeres se alegran (o lloran) cuando se enteran de un nacimiento o un nuevo matrimonio.Sus corazones se rompen cuando fallece algún amigo.Sufren ante la pérdida de un familiar, pero todavíasacan fuerzas cuando el resto ya no la tiene.El toque de una mujer puede curar alguna dolencia.Saben que un abrazo y un beso pueden sanar un corazón roto.Una mujer puede lograr que una tarde sea romántica, inolvidable.Las mujeres vienen en todos los tamaños, colores y formas.Viven en casas, apartamentos y cabañas.Ellas manejan, vuelan, caminan, corren o usan el e-mail para demostrarte cuánto se preocupan por vos.El corazón de una mujer es lo que hace girar al mundo!Las mujeres hacen más que solo dar la vida.Ellas traen alegría y esperanza.Comparten ideales y reparten compasión.Dan apoyo moral a su familia y amigos.Todo lo que ellas quieren es un abrazo,una sonrisa para que vos puedas hacer lo mismo con otras personas.Las mujeres tienen mucho que decir y mucho para dar.La belleza de una mujer no está en la ropa que lleve,la figura que tenga, o la manera en que se peine.La belleza de una mujer debe verse en sus ojos,porque esa es la puerta a su corazón,el lugar donde el amor reside.La belleza de una mujer no está en un lunar facial,la verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma.Es el cuidado que ella amorosamente da,la pasión que ella muestra.La belleza de una mujer con el pasar de los años crece! -(CÓMO VAS MURIENDO)Cuéntame cómo vives;dime sencillamente cómo pasan tus días,tus lentísimos odios, tus pólvoras alegresy las confusas olas que te llevan perdidoen la cambiante espuma de un blancor imprevisto.Cuéntame cómo vives.Ven a mí, cara a cara;dime tus mentiras (las mías son peores),tus resentimientos (yo también los padezco),y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).Cuéntame cómo mueres.Nada tuyo es secreto:la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);la locura imprevista de algún instante vivo;la esperanza que ahonda tercamente el vacío.Cuéntame cómo mueres,cómo renuncias "sabio",cómo "frívolo" brillas de puro fugitivo,cómo acabas en naday me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo. -A veces melancólico me hundoen mi noche de escombros y miserias,y caigo en un silencio tan profundoque escucho hasta el latir de mis arterias.Más aún: oigo el paso de la vidapor la sorda caverna de mi cráneocomo un rumor de arroyo sin salida,como un rumor de río subterráneo.Entonces presa de pavor y yertocomo un cadáver, mudo y pensativo,en mi abstracción a descifrar no aciertoSi es que dormido estoy o estoy despierto,si un muerto soy que sueña que está vivoo un vivo soy que sueña que está muerto. -¡El mar, el mar!Dentro de mí lo siento.Ya sólo de pensaren él, tan mío,tiene un sabor de sal mi pensamiento. -Una inmensa agua gris, inmóvil, muerta,sobre un lúgubre páramo tendida:a trechos, de algas lívidas cubierta,ni un árbol, ni una flor, todo sin vida,todo sin alma en la extensión desierta.Un punto blanco sobre el agua muda,sobre aquella agua de esplendor desnudase ve brillar en el confín lejano:es una garza inconsolable, viuda,que emerge como un lirio del pantano.¿Entre aquella agua, y en lo más distante,esa ave taciturna en qué medita?No ha sacudido el ala un solo instante,y allí parece un vivo interroganteque interroga a la bóveda infinita.Ave triste, responde: ¿Alguna tardeen que rasgabas el azul de enerocon tu amante feliz, haciendo alardede tu blancura, el cazador cobardehirió de muerte al dulce compañero?¿O fue que al pie del saucedal frondoso,donde con él soñabas y dormías,al recio empuje de huracán furiosorodó en las sombras el alado espososobre las secas hojarascas frías?¿O fue que huyó el ingrato, abandonandonido y amor, por otras compañeras,y tú, cansada de buscarlo, amandocomo siempre, lo esperas sollozando,o perdida la fe... ya no lo esperas?Dime ¿bajo la nada de los cielos,alguna noche la tormenta impíacayó sobre el juncal, y entre los velosde la niebla, sin vida tus polluelosflotaron sobre el agua... al otro día?¿Por qué ocultas ahora la cabezaen el rincón del ala entumecida?¡Oh, cuán solos estamos! Ves, ya empiezaa anochecer. Qué iguales nuestras vidas...Nuestra desolación... Nuestra tristeza.¿Por qué callas? La tarde expira, lluevey la lluvia tenaz deslustra y mojatu acolchonado plumón de raso y nieve,¡huérfano soy...!La garza no se mueve...y el sol, ha muerto entre su fragua roja. -Te desnudas igual que si estuvieras solay de pronto descubres que estás conmigo.¡Cómo te quiero entoncesentre las sábanas y el frío!Te pones a flirtearme como a un desconocidoy yo te hago la corte ceremonioso y tibio.Pienso que soy tu esposoy que me engañas conmigo.¡Y como nos queremos entonces en la risade hallarnos solos en el amor prohibido!(Después, cuando pasó, te tengo miedoy siento un escalofrío.) -Cruzas por el crepúsculo.El airetienes que separarlo casi con las manosde tan denso, de tan impenetrable.Andas. No dejan huellastus pies. Cientos de árbolescontienen el aliento sobre tucabeza. Un pájaro no sabeque estás allí, y lanza su silbidolargo al otro lado del paisaje.El mundo cambia de color: es como el ecodel mundo. Eco distanteque tú estremeces, traspasandolas últimas fronteras de la tarde. -¿Vienes? Me llega aquí, pues que suspiras,un soplo de las mágicas fraganciasque hicieron los delirios de las lirasen las Grecias, las Romas y las Francias.¡Suspira así! Revuelen las abejas,al olor de la olímpica ambrosía,en los perfumes que en el aire dejas;y el dios de piedra se despierta y ría.Y el dios de piedra se despierte y cantela gloria de los tirsos florecientesen el gesto ritual de la bacantede rojos labios y nevados dientes:En el gesto ritual que en las hermosasNinfalias guía a la divina hoguera,hoguera que hace llamear las rosasen las manchadas pieles de pantera.Y pues amas reír, ríe, y la brisalleve el son de los líricos cristalesde tu reír, y haga temblar la risala barba de Términos joviales.Mira hacia el lado del boscaje, mirablanquear el muslo de marfil de Diana,y después de la Virgen, la Hetaíradiosa, blanca, rosa y rubia hermana.Pasa en busca de Adonis; sus aromasdeleitan a las rosas y los nardos;síguela una pareja de palomas,y hay tras ella una fuga de leopardos.* * *¿Te gusta amar en griego? Yo las fiestasgalantes busco, en donde se recuerde,al suave son de rítmicas orquestas,la tierra de la luz y el mirto verde.(Los abates refieren aventurasa las rubias marquesas. Soñolientosfilósofos defienden las ternurasdel amor, con sutiles argumentos,mientras que surge de la verde grama,en la mano el acanto de Corinto,una ninfa a quien puso un epigramaBeaumarchais, sobre el mármol de su plinto.Amo más que la Grecia de los griegosla Grecia de la Francia, porque Francia,al eco de las Risas y los Juegos,su más dulce licor Venus escancia.Demuestran más encantos y perfidias,coronadas de flores y desnudas,las diosas de Glodión que las de Fidias;unas cantan francés, otras son mudas.Verlaine es más que Sócrates; y ArsenioHoussaye supera al viejo Anacreonte.En París reinan el Amor y el Genio.Ha perdido su imperio el dios bifronte.Monsieur Prudhomme y Homais no saben nada.Hay Chipres, Pafos, Tempes y Amatuntes,donde el amor de mi madrina, un hada,tus frescos labios a los míos juntes).Sones de bandolín. El rojo vinoconduce un paje rojo. ¿Amas los sonesdel bandolín, y un amor florentino?Serás la reina en los decamerones,la barba de los Términos joviales.(Un coro de poetas y pintorescuenta historias picantes. Con malignasonrisa alegre aprueban los señores.Clelia enrojece, una dueña se signa).¿O un amor alemán??que no han sentidojamás los alemanes?: la celesteGretchen; claro de luna; el aria; el nidodel ruiseñor; y en una roca agreste,la luz de nieve que del cielo llegay baña a una hermosa que suspirala queja vaga que a la noche entregaLoreley en la lengua de la lira.Y sobre el agua azul el caballeroLohengrín; y su cisne, cual si fueseun cincelado témpano viajero,con su cuello enarcado en forma de S.Y del divino Enrique Heine un canto,a la orilla del Rhin; y del divinoWolfang la larga cabellera, el manto;y de la uva teutona el blanco vino.O amor lleno de sol, amor de España,amor lleno de púrpuras y oros;amor que da el clavel, la flor extrañaregada con la sangre de los toros;flor de gitanas, flor que amor recela,amor de sangre y luz, pasiones locas;flor que trasciende a clavo y a canela,roja cual las heridas y las bocas.* * *¿Los amores exóticos acaso...?Como rosa de Oriente me fascinas:me deleitan la seda, el oro, el raso.Gautier adoraba a las princesas chinas.¡Oh bello amor de mil genuflexiones:torres de kaolín, pies imposibles,tasas de té, tortugas y dragones,y verdes arrozales apacibles!Ámame en chino, en el sonoro chinode Li-Tai-Pe. Yo igualaré a los sabiospoetas que interpretan el destino;madrigalizaré junto a tus labios.Diré que eres más bella que la Luna:que el tesoro del cielo es menos ricoque el tesoro que vela la importunacaricia de marfil de tu abanico.* * *Ámame japonesa, japonesaantigua, que no sepa de nacionesoccidentales; tal una princesacon las pupilas llenas de visiones,que aun ignorase en la sagrada Kioto,en su labrado camarín de plataornado al par de crisantemo y loto,la civilización del Yamagata.O con amor hindú que alza sus llamasen la visión suprema de los mitos,y hacen temblar en misteriosas bramasla iniciación de los sagrados ritos.En tanto mueven tigres y panterassus hierros, y en los fuertes elefantessueñan con ideales bayaderaslos rajahs, constelados de brillantes.O negra, negra como la que cantaen su Jerusalén al rey hermoso,negra que haga brotar bajo su plantala rosa y la cicuta del reposo...Amor, en fin, que todo diga y cante,amor que encante y deje sorprendidaa la serpiente de ojos de diamanteque está enroscada al árbol de la vida.Ámame así, fatal cosmopolita,universal, inmensa, única, solay todas; misteriosa y erudita:ámame mar y nube, espuma y ola.Sé mi reina de Saba, mi tesoro;descansa en mis palacios solitarios.Duerme. Yo encenderé los incensarios.Y junto a mi unicornio cuerno de oro,tendrán rosas y miel tus dromedarios. -Nada es memoria: todo es invención.Lo que recuerdo es lo que más invento,porque es obra interior inesperada,que no admite proyecto. Soy el últimoretoque de mí mismo sin cesar.Y eso me lo ha enseñado la memoria. -Felicidad: Muy dentro de tí.Serenidad: En cada amanecer.Exito: En cada faceta de tu vida.Amigos: Muy cercanos y pendientes de tí.Amor: Que siempre fluya de tu interior.Conocimiento: De la gracia y el amor de Dios.Recuerdos especiales: De todo el ayer.Un brillante hoy: Con mucho por lo cual agradecer.Un camino: Que te lleve a un hermoso mañana.Sueños: Para que se conviertan en realidad.Y gratitud: Por todas las maravillosas cosas a tu alrededor. -Mis manosabren las cortinas de tu serte visten con otra desnudezdescubren los cuerpos de tu cuerpoMis manosinventan otro cuerpo a tu cuerpo. -Y ahora danosuna muerte honorable,viejamadre prostituida,Musa.