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es exactamente lo que pienso de el exclamó marianne
pero no hagan alarde de ello dijo elinor porque en eso los dos son injustos
en barton park todos lo estiman profundamente y por mi parte nunca lo veo sin hacer todos los esfuerzos posibles para conversar con el
que usted este de su parte replicó willoughby ciertamente habla en favor del coronel pero en lo que toca al aprecio de los demás ello constituye en sí mismo un reproche
quien querría someterse a la indignidad de ser aprobado por mujeres como lady middleton y la señora jennings algo que a cualquiera dejaría por completo indiferente
pero puede que el maltrato de gente como usted y marianne compense por el aprecio de lady middleton y su madre
si la alabanza de estas es censura la censura de ustedes puede ser alabanza porque la falta de discernimiento de ellas no es mayor que los prejuicios e injusticia de ustedes
cuando sale en defensa de su protegido es hasta cáustica
m protegido como usted lo llama es un hombre sensato y la sensatez siempre me será atractiva
sí marianne incluso en un hombre entre los treinta y los cuarenta
ha visto mucho del mundo ha estado en el extranjero ha leído y tiene una cabeza que piensa
he encontrado que puede dar me mucha información sobre diversos temas y siempre ha respondido a mis preguntas con la diligencia que dan la buena educación y el buen carácter
lo que significa exclamó marianne desdeñosamente que te ha dicho que en las indias orientales el clima es cálido y que los mosquitos son una molestia
me lo habría dicho no me cabe la menor duda si yo lo hubiera preguntado pero ocurre que son cosas de las cuales ya había sido informada
quizá dijo willoughby sus observaciones se hayan ampliado a la existencia de nababs mohúres de oro y palanquines
me atrevería a decir que sus observaciones han ido mucho más allá de su imparcialidad señor willoughby
pero por que le disgusta
al contrario lo considero un hombre muy respetable de quien todos hablan bien y en el cual nadie se fija que tiene más dinero del que puede gastar más tiempo del que sabe cómo emplear y dos abrigos nuevos cada año
a lo que se puede agregar exclamó marianne que no tiene ni genio ni gusto ni espíritu
que su mente es sin brillo sus sentimientos sin ardor su voz sin expresión
ustedes decretan cuáles son sus imperfecciones de manera tan general replicó elinor y en tal medida apoyados en la fuerza de su imaginación que los encomios que yo puedo hacer de el resultan por comparación fríos e insípidos
lo único que puedo decir es que es un hombre de buen juicio bien educado cultivado de trato gentil y así lo creo de corazón afectuoso
señorita dashwood protestó willoughby ahora me está tratando con muy poca amabilidad
intenta desarmarme con razones y convencerme contra mi voluntad
descubrirá que mi testarudez es tan grande como su destreza
tengo tres motivos irrefutables para que me desagrade el coronel brandon me ha amenazado con que llovería cuando yo quería que hiciese buen tiempo le ha encontrado fallas a la suspensión de mi calesa y no puedo convencerlo de que me compre la yegua castaña
sin embargo si en algo la compensa que le diga que en mi opinión su carácter es irreprochable en otros aspectos estoy dispuesto a admitirlo
y en pago por una confesión que no deja de darme un cierto dolor usted no puede negarme el privilegio de que el me desagrade igual que antes
poco habían imaginado la señora dashwood y sus hijas cuando recien llegaron a devonshire que al poco tiempo de ser presentadas tantos compromisos ocuparían su tiempo o que la frecuencia de las invitaciones y lo continuo de las visitas les dejarían tan pocas horas para dedicarlas a ocupaciones serias
sin embargo fue lo que ocurrió
cuando marianne se recuperó los planes de diversiones en casa y fuera de ella que sir john había estado imaginando previamente comenzaron a hacerse realidad
se iniciaron los bailes privados en barton park e hicieron tantas excursiones a la costa como lo permitía un lluvioso octubre
en todos esos encuentros estaba incluido willoughby y la soltura y familiaridad que tanta naturalidad prestaba a estas reuniones estaba calculada exactamente para dar cada vez mayor intimidad a su relación con las dashwood para permitirle ser testigo de las excelencias de marianne hacer más señalada su viva admiración por ella y recibir a traves del comportamiento de ella hacia el la más plena seguridad de su afecto
elinor no podía sentirse sorprendida ante el apego entre los jóvenes
tan sólo deseaba que lo mostraran menos abiertamente y una o dos veces se atrevió a sugerir a marianne la conveniencia de un cierto control sobre sí misma
pero marianne aborrecía todo disimulo cuando la franqueza no iba a conducir a un mal real y empeñarse en reprimir sentimientos que no eran en sí mismos censurables le parecía no sólo un esfuerzo innecesario sino tambien una lamentable sujeción de la razón a ideas erróneas y ramplonas
willoughby pensaba lo mismo y en todo momento el comportamiento de ambos era una perfecta ilustración de sus opiniones
cuando el estaba presente ella no tenía ojos para nadie más
todo lo que el hacía estaba bien
todo lo que decía era inteligente
si sus tardes en la finca concluían con partidas de cartas el se hacía trampas a sí mismo y al resto de los comensales para darle a ella una buena mano
si el baile constituía la diversión de la noche formaban pareja la mitad del tiempo y cuando se veían obligados a separarse durante un par de piezas se preocupaban de permanecer de pie uno junto al otro y apenas hablaban una palabra con nadie más
por supuesto tal conducta los exponía a las constantes risas de los otros pero el ridículo no los avergonzaba y apenas parecía molestarlos
la señora dashwood celebraba todos sus sentimientos con una ternura que la privaba de todo deseo de controlar el excesivo despliegue de ellos
para ella tal abundancia no era sino la consecuencia natural de un intenso afecto en espíritus jóvenes y apasionados
esta fue la epoca de felicidad para marianne
su corazón estaba consagrado a willoughby y los encantos que su compañía le conferían a su hogar actual parecían debilitar más de lo que antes había creído posible el sentimental apego a norland que había traído consigo desde sussex
la felicidad de elinor no llegaba a tanto
su corazón no estaba tan en paz ni era tan completa su satisfacción por las diversiones en que tomaban parte
no le habían procurado compañía alguna capaz de compensar lo que había dejado atrás o de llevarla a recordar norland con menos añoranza
ni lady middleton ni la señora jennings podían ofrecerle el tipo de conversación que le hacía falta aunque la última era una conversadora infatigable y la cordialidad con que la había acogido desde un comienzo le aseguraba que gran parte de sus comentarios estuvieran dirigidos a ella
ya le había repetido su propia historia a elinor tres o cuatro veces y si la memoria de elinor hubiera estado a la altura de los medios que la señora jennings desplegaba para incrementarla podría haber sabido desde los primeros momentos de su relación todos los detalles de la última enfermedad del señor jennings y lo que le dijo a su esposa minutos antes de morir
lady middleton era más agradable que su madre únicamente en que era más callada
elinor necesitó observarla muy poco para darse cuenta de que su reserva era una simple placidez en todos sus modales que nada tenía que ver con el buen juicio
con su esposo y su madre era igual que con ella y su hermana en consecuencia la intimidad no era algo deseado ni buscado
nunca tenía algo que decir que no hubiera dicho ya el día antes
su insulsez era inalterable porque incluso su ánimo permanecía siempre igual y aunque no se oponía a las reuniones que organizaba su esposo con la condición de que todo se desarrollara con distinción y sus dos hijos mayores la acompañaran esas ocasiones no parecían ofrecerle más placer que el que experimentaría quedándose en casa y era tan poco lo que su presencia agregaba al placer de los demás a traves de alguna participación en las conversaciones que a veces lo único que les recordaba que estaba entre ellos eran los afanes que desplegaba en torno a sus fastidiosos hijos
tan sólo en el coronel brandon entre todos sus nuevos conocidos encontró elinor una persona merecedora de algún grado de respeto por sus capacidades cuya amistad interesara cultivar o que pudiera constituir una compañía placentera
con willoughby no podía contarse
tenía el toda su admiración y afecto incluso como hermana pero era un enamorado sus atenciones pertenecían por completo a marianne e incluso un hombre mucho menos entretenido que el podría haber sido en general más grato
el coronel brandon para su desgracia no había sido alentado de la misma forma a pensar sólo en marianne y en sus conversaciones con elinor encontró el mayor consuelo a la total indiferencia de su hermana
la compasión de elinor por el se hizo cada día mayor pues tenía motivos para sospechar que ya había conocido las miserias de un amor desengañado
se originó esta sospecha en algunas palabras que accidentalmente salieron de su boca una tarde en barton park cuando por propia elección estaban sentados juntos mientras los otros bailaban
miraba el fijamente a marianne y tras un silencio de algunos minutos dijo con una casi imperceptible sonrisa
su hermana entiendo no aprueba las segundas uniones
no replicó elinor sus opiniones son completamente románticas
o más bien según creo considera imposible su existencia
pero cómo se las ingenia para ello sin pensar en el carácter de su propio padre que tuvo dos esposas es algo que no se
unos pocos años más sin embargo sentará sus opiniones sobre la razonable base del sentido común y la observación y puede que entonces se las pueda definir y defender mejor que hoy cuando sólo ella lo hace
probablemente es lo que ocurrirá replicó el pero hay algo tan dulce en los prejuicios de una mente joven que uno llega a sentir pena de ver cómo ceden y les abren paso a opiniones más comunes
no puedo estar de acuerdo con usted en eso dijo elinor
sentimientos como los de marianne presentan inconvenientes que ni todos los encantos del entusiasmo y la ignorancia habidos y por haber pueden redimir
todas sus normas tienen la desafortunada tendencia a ignorar por completo los cánones sociales y espero que un mejor conocimiento del mundo sea de gran beneficio para ella
tras una corta pausa el reanudó la conversación diciendo
no hace ninguna distinción su hermana en sus objeciones a una segunda unión le parece igualmente descalificable en cualquier persona por el resto de su vida deberán mantenerse igualmente indiferenciados aquellos que se han visto desilusionados en su primera elección ya sea por la inconstancia de su objeto o la perversidad de las circunstancias
le aseguro que no conozco sus principios en detalle
sólo se que nunca la he escuchado admitir ningún caso en que sea perdonable una segunda unión
eso dijo el no puede durar pero un cambio un cambio total en los sentimientos
no no no debo desearlo
porque cuando los refinamientos románticos de un espíritu joven se ven obligados a ceder cuán a menudo los suceden opiniones demasiado comunes y demasiado peligrosas hablo por experiencia
conocí una vez a una dama que en temperamento y espíritu se parecía mucho a su hermana que pensaba y juzgaba como ella pero que a causa de un cambio impuesto debido a una serie de desafortunadas circunstancias
aquí se interrumpió bruscamente pareció pensar que había dicho demasiado y con la expresión de su rostro generó conjeturas que de otra manera no habrían entrado en la cabeza de elinor
la dama mencionada habría pasado de largo sin despertar sospecha alguna si el no hubiera convencido a la señorita dashwood de que nada concerniente a ella debía salir de sus labios
tal como ocurrió no se requirió sino el más ligero esfuerzo de la imaginación para conectar su emoción con el tierno recuerdo de un amor pasado
elinor no fue más allá
pero marianne en su lugar no se habría contentado con tan poco
su activa imaginación habría elaborado rápidamente toda la historia disponiendo todo en el más melancólico orden el de un amor desgraciado
a la mañana siguiente mientras elinor y marianne paseaban esta última le contó algo a su hermana que a pesar de todo lo que sabía acerca de la imprudencia e irreflexibilidad de marianne la sorprendió por la extravagante manera en que testimoniaba ambas características
marianne le dijo con el mayor de los placeres que willoughby le había regalado un caballo uno que el mismo había criado en sus propiedades de somersetshire pensado exactamente para ser montado por una mujer
sin tomar en cuenta que los planes de su madre no contemplaban mantener un caballo que si fuera a cambiarlos tendría que comprar otra cabalgadura para el sirviente mantener a un mozo para que lo montara y además construir un establo para guardarlos no había vacilado en aceptar el presente y se lo había contado a su hermana en medio de un extasis total
piensa enviar a su mozo de inmediato a somersetshire para que lo traiga agregó y cuando llegue cabalgaremos todos los días
imagínate mi querida elinor el placer de galopar en alguna de estas colinas
no se mostró en absoluto deseosa de despertar de un sueño tal de felicidad para admitir todas las tristes verdades de que estaba rodeado y durante algún tiempo rehusó someterse a ellas
en cuanto a un sirviente adicional el gasto sería una bagatela estaba segura de que mamá nunca lo objetaría y cualquier caballo estaría bien para el en todo caso siempre podría conseguir uno en la finca y en lo referente al establo bastaría con cualquier cobertizo
elinor se atrevió entonces a dudar de lo apropiado de recibir tal presente de un hombre al que conocían tan poco o al menos desde hacía tan poco tiempo
estás equivocada elinor dijo acaloradamente al suponer que se poco de willoughby
es cierto que no lo he conocido durante mucho tiempo pero me es más cercano que ninguna otra criatura del mundo excepto tú y mamá
no es el tiempo ni la ocasión los que determinan la intimidad es sólo el carácter la disposición de las personas
siete años podrían no bastar para que dos seres se conocieran bien y siete días son más que suficientes para otros
me sentiría culpable de una mayor falta a las convenciones si aceptara un caballo de mi hermano que recibiendolo de willoughby